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Relatos y poemas premiados en el Certamen literario
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1
DEPARTAMENTO
LENGUA/ LITERATURA
EL LOBO GRISACEO
1
Tras unos segundos abro
los ojos, tratando de no presionar
con mis brazos el cuello del
grisáceo lobo que parece haber
decidido acompañarme. Gruñe
ligeramente para darme a entender
que él también está despierto y
hambriento. Suspiro y me levanto
sacudiéndome la ropa para
deshacerme de la nieve que se ha
adherido a mi grueso abrigo. Ando
hasta lo que la noche anterior había
sido una fogata que ahora se había
transformado en cuatro palos
2
unidos por el hielo; me giro para
mirar al lobo de nieve y lo veo
fuera, sentado sobre sus patas
traseras aúlla con ferocidad al cielo.
Sé que es mi única oportunidad
para huir, pero la maestría del
animal me atrae, como si su
presencia escondiera algo más que a
una simple pero hermosa bestia.
Regresa junto a mí y me lame la
mano, señalando con el hocico la
salida, abarrotada de la nieve de la
noche anterior. Suspiro y sin más
remedio echo a andar, pero al ver
que no se mueve corro para
alejarme de él porque mi instinto
3
de supervivencia me lo grita.
No avanzo mucho, ya que el animal,
rápido de reflejos, muerde mi abrigo
por la manga para frustrar mi
inminente huida del lugar. Le miro a
los ojos, son verde esmeralda y parecen
hablarme, pero no soy capaz de oírlo.
Me relajo y por fin lo oigo: “No me
dejes.”
Entonces, libera mi manga para elevar
el hocico hacia mí, me agacho y le
abrazo, murmurando en su oído: “No
te dejaré.”
Pero ambos sabemos que para que el
otro sobreviviera, uno tenía que morir
y como era de imaginar, los instintos
animales despertaron en el lobo que
acabó con mi vida, manteniéndonos
juntos eternamente no sin un gran
pesar mostrado en una lágrima de
cristal.
Irene Rodríguez Escobar (3º ESO B)
1
PREMIOS 2011/2012
22
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1
Era una noche de
primavera, la más fría que la
gente de aquel pueblo, tan
apartado y remoto, hubiese
experimentado jamás. Había
llegado al pueblo una mujer
extraña y asustada, que corría sin
cesar, cargada con algo envuelto
entre sábanas. La mujer miró
hacia atrás y no había nadie, ni
nada capaz de envolver con tanto
terror a una persona. De repente,
una anciana abrió rápidamente la
puerta de su casa ofreciéndola
cobijo, a pesar de que las gentes
del pueblo habían acordado no
acoger a nadie desconocido
después de lo sucedido. La mujer,
sin decir palabra, le entregó a una
niña envuelta entre mantas.
Cuando la anciana fue a
replicar algo, la mujer ya había
salido corriendo, y lo que quisiera
que fuese lo que la perseguía,
2
también se había marchado. Lo último que se oyó, fue un grito ahogado
y terrorífico en la espesura del bosque que rodeaba el pueblo.
Toda la gente del pueblo salió de sus casas para hacer recordar, a
la humilde y amable anciana Aisel, que acababa de condenar a todo el
pueblo. Pero en cuanto vieron a la niña, un extraño sueño, les hizo
dormir profundamente. Aisel puso expresión como de extrañeza y a la
vez de emoción incontrolable pero, sobre todo, de terror. Así que,
reprimió el impulso de ponerse a dar saltos y guardó un silencio
sepulcral.
Al día siguiente de aquel suceso, se realizó una junta en la que se
descubrió un trozo de madera escrito en el que la madre se disculpaba
por las molestias, decía que su hija se llama Kishat y que la cuidasen bien
pasase lo que pasase, que era especial. Todo el pueblo decidió que lo
mejor era sacrificarla pero Aisel les convenció diciéndoles que tal vez
más adelante les podría ayudar y, por ello, decidieron que la acogiera
ella. Ya que todos menos Aisel, temían a la niña.
Kishat era una niña bastante lista, expresiva, de carácter fuerte y
racional, muy guapa, alta y con el pelo muy largo y tan negro como el
ala de un cuervo. Pero también era muy solitaria y distante. Se decía que
era poco sociable e incluso esquiva con la gente, pero para la anciana era
la alegría que llenaba su vida.
Kishat cumplía hoy doce años y había pensado ir, de buena
mañana y como todos los días, al bosque con su único amigo, un lobo de
hermoso pelaje negro ,blanco y con destellos grisáceos, al que llamó
tiempo atrás Elkhas que, significa: “protector de la naturaleza”. Pero
LA SOMBRA
3
3
antes, se dispuso a ir a desayunar con su abuela que estaba cocinando y esta,
pronto se acordó de que ya era hora de que le explicase muchas cosas a su
nieta. Le contó todo lo que ocurrió aquella noche; lo que sabía de aquel
extraño sueño que les invadió a los pueblerinos; lo que podría hacer cuando
creciese; y... todo lo que tenía que haberla contado hace tiempo pero que,
por miedo a creer que no lo asimilaría, no dijo hasta esa misma mañana.
Pero desearía no haberlo hecho.
No podía pensar con claridad pero daba igual, por mucho que le
doliese a su supuesta abuela que hubiera salido corriendo, a ella le había
dolido muchísimo más escuchar la verdad pero, sobre todo, le asustaba y
atormentaba el hecho de que todo aquello que estaba viviendo, fuese
cierto. No se había dado cuenta pero había llegado a un lugar del bosque
que no conocía y pronto se empezó a asustar: oía ruidos extraños, veía
sombras moverse, hacía un frío helador y la preocupaba su abuela, por que
en el fondo sabía que era la única persona que la apreciaba, o mejor dicho,
que se daba cuenta de que existía. Pronto se puso a llorar, con las rodillas
encogidas y la cabeza apoyaba sobre ellas, pero cesó cuando vio que Elkhas
aparecía entre la maleza.
Habían pasado ya dos años y nadie del pueblo recordaba a Kishat, a
excepción de su abuela, que todos los días miraba por la ventana, con
expresión distante, para ver si ella volvía. Kishat había logrado sobrevivir
gracias a su destreza con el arco y a su fiel amigo y había construido una
especie de casa de madera que, para las circunstancias, era bastante
acogedora. Un día paseando por el bosque buscando agua, encontró a un
chico de aproximadamente su edad, rubio y alto. Fue a conocerle, a
preguntarle que hacía por aquel lugar... Y que no le contase a nadie que la
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había visto, ni nada que pudiese
revelar su paradero ni su
existencia. Él la contestó diciendo
que se llamaba Jack y prometió
que no diría nada si al día
siguiente se encontraban en el
mismo lugar y Kishat aceptó, pues
no tenía otra opción. Sentía algo
extraño y fantástico por aquel
chico, amor.
Ella contenta de haber
encontrado al chico de su vida se
fue a su casa, pero de pronto, le
vino una sensación escalofriante:
¿Y si era cierto que se convertiría
en aquello que le contó su abuela,
y mataría a aquel chico? Este
pensamiento la atormentó esa
noche, pues sus sueños o mejor
dicho, pesadillas, trataban de
como con sus propias manos
mataría a Jack.
Lorem Ipsum
Pero desechó esos pensamientos y decidió pensar en que aquello era
ridículo e imposible.
Al día siguiente fue al lugar acordado junto a su amigo Elkhas y
Jack apareció, pero no precisamente como ella esperaba, iba corriendo
cargado con un zurrón y con una espada afilada y desenvainada.
Jack agarró a Kishat por el brazo, tiró fuertemente hacia él y
ambos empezaron a correr como si la vida les fuese en ello. Siguieron
corriendo durante bastante tiempo y Kishat seguía sin saber de qué
huían, si es que eso hacían. Pasaron cerca de un río y Jack tiró de ella
haciéndola entender que se sumergiera en él. Después de un rato una
sombra pasó por delante del río ágil y veloz y, entonces, salieron del río.
Estaban empapados, la noche caería pronto y hacía un frío helador así
que buscaron un árbol hueco y, cuando encontraron uno, vieron que
Elkhas había logrado encontrarles y se había tumbado al pie del árbol
para descansar, Kishat y Jack pusieron espalda contra espalda y se
durmieron.
Nada más aparecieron las luces del alba, Elkhas despertó a los
dos jóvenes. Como la ropa seguía mojada, Jack sacó de su zurrón dos
vestimentas y un poco de pan para comer, se cambiaron de ropa y
comieron relajadamente. Después guardó las ropas mojadas y se puso en
pie. Intentó volver a echar a correr agarrando a Kishat, pero esta clavó
bien fuerte los pies al suelo y no logró moverla. Él miró hacia atrás y
descubrió, por la mirada de Kishat, que esta no se movería hasta que no
la diese una explicación sobre todo aquello. Ambos se sentaron a la
sombra del árbol y Jack comenzó a contar una historia:
—Hay en algún lugar desconocido una
especie de portal que comunica dos
dimensiones paralelas, la tuya y la mía.
En ambas dimensiones hay el mismo
pueblo, pero con algún cambio.
Cuando tu madre te trajo al pueblo
huía, te protegía de La Sombra, un ser
extraño y muy veloz que como nadie
sabe realmente que es, lo llaman La
Sombra. Cada sesenta años nace en
una dimensión, en tu caso, una niña
que tiene un don que le permite hacer
cosas increíbles y convertirse en seres
que creías inexistentes. Todas las
madres van a ese pueblo cargadas con
un bebé que, cuando en una
dimensión es una niña, en la otra es un
niño y La Sombra nota cuando un niño
de estos nace porque en ese año
resurgen dos de esos dones y, cuando
ya lo sabe, se despierta de su profundo
1
sueño y esa noche acecha al pueblo.
Cuando la madre entra en el pueblo
tiene cinco minutos para dejar al
niño o niña y salir del pueblo o si no
La Sombra puede entrar en él y ya
te puedes imaginar lo que ocurriría.
Una vez que la madre sale La
Sombra..., bueno, caza. Si alguien a
partir de ese día sale del pueblo, La
Sombra lo extermina, por tanto,
cuando el niño tiene catorce años
hay escasez de alimentos y entonces
echan al niño del pueblo, le dejan
expuesto al peligro y la mayoría no
sobreviven.
—Y si puede localizarnos, ¿por qué
no fue a mi casa?— preguntó
intrigada Kishat.
—Dijiste que tu lobo se llamaba
Elkhas así que es precisamente por
ello. Elkhas es tu protector del
elemento de la naturaleza, de la vida
y, como te protege, La Sombra no
te ha podido encontrar. ¡Ah! Como
no tienes armas, toma este arco así
podrás defenderte. Y ahora en
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marcha, vamos a la ciudadela,
seremos bien venidos. Jack agarró de
nuevo a Kishat por el brazo y
empezaron a correr de nuevo,
seguidos de Elkhas que no se
separaba de su protegida ni un
segundo.
Después de casi un día
corriendo, llegaron por fin a la
ciudadela y, como dijo Jack, eran
bien venidos. Cuando llegaron, en la
gran puerta había un ser extraño
mitad hombre mitad caballo. Kishat
le preguntó a Jack, entre susurros,
que clase de ser era ese y Jack la
contestó diciendo que era un
centauro guardián de la ciudadela y
por eso, iba armado con una lanza.
—¡Deteneos, viajeros! —gritó una
voz profunda y grave que provenía
del centauro. Los observó durante un
rato y después mencionó: —Os
estábamos esperando. Pasad y
esperar a que llegue el señor.
Entraron por un gran pasillo
oscuro pero, de repente, se cerró la
3
puerta tras ellos y se encendieron
un montón de antorchas que
dejaban ver todo el esplendor de
una gran sala color esmeralda
decorada con todo tipo de plantas
trepadoras y Kishat, con expresión
de extrañeza, le dijo a Jack que las
plantas estaban muertas. Jack se
giró para prestar atención a lo que
Kishat decía, pero esta no pudo
continuar ya que alguien
encapuchado bajaba por unas
escaleras haciendo un gesto y
diciendo unas palabras muy
extrañas que, al instante, los dejó
paralizados. Aquel hombre volvió a
hacer un gesto aunque este era
diferente y, de repente,
aparecieron un montón de seres de
forma antropomórfica, aunque no
parecían humanos pero tampoco
podían saberlo con certeza ya que
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y así, hacer que las plantas la
escuchasen y obedeciesen. Estas se
enrollaron alrededor de los seres
asfixiándolos y Jack aprovechó esa
oportunidad para derrotarlos y una
vez lo hizo, el encapuchado
simplemente, desapareció.
Cuando todo terminó,
Kishat sintió una extraña sensación
y cuando quiso darse cuenta, tenía
los dos brazos rodeados de verdes
tallos de plantas, en las palmas de
las manos tenía dibujado un símbolo
extraño sobre un árbol y tenía en la
muñeca derecha un brazalete hecho
de telas marrones y más plantas.
Elkhas también estaba
experimentando ese fenómeno ya
que sus colmillos se habían hecho
más largos y afilados. Asustada le
preguntó a Jack que era aquel
fenómeno, pero Jack estaba
distraído con sus propios
problemas. La espada de Jack había
empezado a brillar y tenía una
empuñadura con forma de dragón
de color rojo. Una vez todos estos
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alguien encapuchado bajaba por
unas escaleras haciendo un gesto y
diciendo unas palabras muy
extrañas que, al instante, los dejó
paralizados. Aquel hombre volvió
a hacer un gesto aunque este era
diferente y, de repente,
aparecieron un montón de seres de
forma antropomórfica, aunque no
parecían humanos pero tampoco
podían saberlo con certeza ya que
estaban cubiertos con una gran
capa negra y una máscara haciendo
imposible la visión de cualquier
parte de sus cuerpos. Aquellos
seres comenzaron a rodearles pero
Jack consiguió, concentrando toda
su fuerza, deshacerse de la parálisis
y poder empuñar su espada para
combatir. Había logrado vencer a
siete pero por cada uno que
mataba, dos más aparecían y
Kishat frustrada por no poder
ayudarle, comenzó a emanar algo
de su cuerpo provocando la
resurrección de las plantas de
aquel lugar. Al ver lo que estaba
logrando decidió concentrarse más
3
sucesos habían acabado, Jack
explicó las cosas:
—Ya te había contado que
tenemos un don y un don está
formado por tres fases: tu
elemento, tu cargo en la sociedad y
tu naturaleza, es decir, el ser que
eres. El elemento es lo que acabas
de experimentar, todo eso que
llevas por los brazos y en las manos
representa tu don: la naturaleza, la
vida. A mi lo que me ha ocurrido
es que con la mejora de mi espada
acabo de descubrir que mi cargo en
la sociedad, es que soy un
guerrero— explicó Jack alegre—.
Y a tu lobo le ha ocurrido lo
mismo, como es tu protector, si tu
mejoras él también tiene que
hacerlo para protegerte mejor.
Una vez descubras tu don, tendrás
un poder adicional.
1
Una vez aclarado todo,
empezaron a buscar alguna salida ya
que la puerta estaba cerrada y no había
manera de abrirla. Decidieron que lo
mejor era subir las escaleras por donde
había bajado el encapuchado y así
hicieron. Era una escalera de caracol la
cual parecía no llevar a ningún lado, es
decir, que aquel edificio era una torre
y muy alta. Después de un buen rato
subiendo escalones, por fin vieron una
salida al final de las escaleras. Cuando
salieron, estaban en un gran balcón
desde donde se podía ver que la
ciudadela estaba abandonada. Jack
encontró un pergamino en el suelo en
el que ponía: “Habéis logrado
vencerme, pero solo habéis ganado una
batalla. En la guerra que está apunto de
estallar os dejaré moribundos y le
dejaré el honor de mataros a mi señor,
La Sombra. La guerra tendrá lugar
dentro de seis días en las montañas
cercanas al Bosque de los Lamentos.
Haber si sois capaces de reunir un
ejército para la batalla”.
Kishat le preguntó que ahora
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que harían y Jack la contestó
diciendo que tenían que separarse.
Elkhas la llevaría al Bosque de las
Ninfas donde tendría que
perfeccionar su poder de la planta,
descubrir su cargo, el ser que es e
intentar convencer a ninfas, tritones,
dragones del bosque, elfos... todo
ser que pudiera combatir, de que la
guerra era real y reclutarlos. Jack iría
al consejo para hacer lo mismo y para
ello, hicieron dos copias del
pergamino y de un mapa para que
Kishat no se perdiese. Jack la dijo
que al quinto día se encontrarían en
el claro Bosque de los Lamentos con
la legión preparada.
Kishat se subió a lomos de
Elkhas y este echó a correr a través
de los árboles mientras Kishat
miraba, con lágrimas en los ojos,
como cada vez estaba más alejada de
Jack, que ya había empezado a correr
en el sentido contrario. Después de
unas horas, Kishat y Elkhas llegaron
al Bosque de las Ninfas. Toda la
gente que vivía en aquel lugar les
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acogieron muy alegres, por la
llegada de uno de los elegidos y
su protector, les dieron una casa
amplia de madera encima de un
árbol, comida y a Kishat la
vistieron con una blusa de media
manga verde y unos pantalones
cortos negros. Les llevaron ante
la reina, que era un hada joven
con un vestido azul y unas alas
enormes y hermosas. La reina se
llamaba Sanhy y fue la única
persona que leyó el pergamino y
con la que durante un largo rato
Kishat mantuvo una
conversación. Sanhy creyó a
Kishat y dijo que en tres días
tendría dispuesto el ejército y
como se tarda un día en ir hasta
el lugar de la batalla, al cuarto
día partirían. Estuvieron
hablando sobre su don y Sanhy
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pensó que la mejor forma de averiguar
su cargo era poniéndola de centinela
en las afueras del bosque, la asignaron
una zona y se subió a un árbol, probó
todo tipo de armas pero al usar el arco
descubrió que su cargo era el de
arquera. Su arco se llenó de plantas al
igual que sus flechas y más tarde
aprendió a envenenarlas. Sin que ella
se diese cuenta, los demás centinelas la
estaban poniendo a prueba para
descubrir que ser era. Comprobaron
su agilidad, su destreza, su
inteligencia, su velocidad...
Descubrieron que era una excelente
elfa. Había llegado el cuarto día,
prepararon a todos los animales que se
podían montar, organizaron a los
guerreros y los objetos necesarios y
marcharon.
Cuando llegaron al Bosque de
los Lamentos, Kishat y Elkhas fueron
corriendo a ver a Jack y este traía una
legión de ángeles, grifos, fénix,
golems de fuego y hielo... y caballeros
de la corte. Todos se estaban
preparando para luchar: Kishat se
2
vistió con una camiseta verde de un
solo tirante, la cual dejaba realizar
cualquier movimiento, y un pantalón
corto, también verde pero más
oscuro e iba descalza. También
llevaba un carcaj lleno de flechas y su
arco. Elkhas llevaba una armadura
ligera y Jack llevaba una armadura de
caballero y su espada, aunque esta
tenía un brillo diferente, el elemento
de Jack era el fuego y era un mago
del Fuego Fatuo. Al día siguiente
comenzaría la guerra. Ya era el día y
la legión avanzó veloz y, una vez
llegaron, estalló la batalla.
Estuvieron casi todo el día luchando a
muerte las dos legiones pero Kishat
se dio cuenta de que la sombra no
estaba combatiendo si no que había
subido a la Montaña del Olvido y
quiso intentar seguirle pero el
encapuchado de la otra vez la cortó el
paso, mientras el encapuchado hacía
hechizos Kishat usaba unas dagas ya
que estaba a poca distancia y, cuando
el hechicero estaba a punto de
matarla, Elkhas le mordió en el
3
cuello matándolo. Kishat llamó
a Jack y juntos subieron por la
Montaña del Olvido y al llegar
a una cueva, descubrieron que
La Sombra estaba abriendo un
portal para que la otra
dimensión que era como una
copia y que estaba capitaneada
por otra Sombra, entrase en la
real. Jack y Kishat lucharon
contra La Sombra mientras los
guerreros del bando contrario
al de La Sombra, gritaban de
alegría haciendo ver que habían
ganado. Kishat no paraba de
lanzar flechas envenenadas,
pero La Sombra era demasiado
ágil y Jack intentaba clavarle la
espada pero tampoco pudo.
Pero gracias a un descuido,
Kishat pudo retenerlo entre un
montón de ramas y cuando
1
Jack iba a clavarle la espada La Sombra habló:
—Malditos elegidos, os creéis que por derrotarme la puerta se cerrará y todo acabará, ¿no? Ja, ja,
ingenuos —exclamó una voz grave, profunda y tranquila pero sobre todo siniestra.
—¿Qué quieres decir? ¡Responde, sucia cucaracha!— gritó Jack.
—Quiero decir que uno de los dos debe morir. Si queréis destruir esta dimensión tendrá que ser...
¡Ella!—dijo La Sombra, la cual sabía que Jack también sentía algo por Kishat—. Y si queréis destruir la
tuya Jack, serás tu quien debe morir.— explicó La Sombra divertida.
Jack clavó la espada en el corazón de La Sombra lleno de ira y frustración.
—Mátame.— dijo Jack.
—¿Qué? ¡No! Tiene que haber otra manera...— dijo Kishat con lágrimas en los ojos.
—No la hay. ¡Mátame!— gritó Jack apunto de ponerse a llorar.— Mi dimensión es la copia y además
oye a los guerreros celebrando la victoria, no puedes sacrificarlos. Hazlo... Por favor.
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Y entre lágrimas Jack besó intensamente a Kishat clavándose a la
vez el puñal de ella y así morir, entre sus brazos.
Susana Mayenco Marco (1º ESO A)
1
Una tarde de tormenta
en la que el sol no brillaba
el cielo se estremecía,
las estrellitas lloraban.
En tan grande inmensidad
un lucero se encendió;
vio las estrellas llorando
y entonces les preguntó:
—Estrellitas, estrellitas,
decidme por qué lloráis
en esta noche tan ciega.
Qué solitarias estáis.
2
—Oh, lucerito mío,
es por eso nuestro llanto.
En este cielo sombrío
tristes estamos brillando.
En estas noches tan negras
no podemos descansar,
pues tenemos pesadillas
y no podemos brillar.
—Estrellitas, estrellitas,
no debéis de llorar más,
esa tristeza tan grande
que desaparezca ya.
Caminos de fuego ardiente
agua pura habéis llevado,
ESTRELLAS MENSAJERAS
1
Un mundo abarrotado,
lleno de vacíos, lleno de nadas.
Un mundo conectado,
lleno de seres inconexos.
Entre ellos hay vacíos.
Aislados, infinitos y olvidados…
Las olas mueren anónimas en la arena,
y la luz avanza sin saber como parar,
y los árboles viven con la quietud en sus venas.
El mundo está repleto de huecos sin llenar.
2
Como esos ojos que preguntan sin tener respuesta,
y el río que fluye, sin saber donde acaba,
y las gotas de lluvia que caen con fuerza,
para quebrarse y no ser nada.
Y tú, que te vas sin poder sostenerte,
¿o soy yo quien se aleja mientras tú no me sostienes?
Y al final, en un vaivén constante hasta la muerte,
espero y me esperas, pero ni yo voy,
ni tú vienes.
David Cables Chozas (3º ESO B)
VACÍOS
3
gente que estaba perdida
su camino habéis guiado.
El viento sopla con fuerza,
vosotras estáis arriba,
hacéis que las travesías
se crucen con alegría.
Las estrellas están contentas,
la luz que dan es eterna,
la luna las acompaña
brillando sobre la tierra.
Si miras por la ventana
las verás allá a lo lejos,
y si las miras de cerca
recordarás sueños viejos.
Esther Melgarejo Castillo (2º ESO D)