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1 PÉRDIDA AUDITIVA PROVOCADA POR RUIDO DE ORIGEN OCUPACIONAL PRESENTADO POR: LUZ ANGELA AGUDELO QUINTERO LUIS MIGUEL HINCAPIÉ RUBIO CURSO: SEMINARIO DE INVESTIGACIÓN II DOCENTE SONIA MARIN-FACULTAD DE MEDICINA FACULTAD DE MEDICINA DIVISIÓN DE POSGRADOS EN SALUD PÚBLICA ESPECIALIZACIÓN EN SEGURIDAD Y SALUD EN EL TRABAJO GRUPO Y LÍNEA DE INVESTIGACIÓN EN SALUD OCUPACIONAL MEDELLÍN, 3 DE AGOSTO DE 2021

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PÉRDIDA AUDITIVA PROVOCADA POR RUIDO DE ORIGEN OCUPACIONAL

PRESENTADO POR:

LUZ ANGELA AGUDELO QUINTERO

LUIS MIGUEL HINCAPIÉ RUBIO

CURSO:

SEMINARIO DE INVESTIGACIÓN II

DOCENTE

SONIA MARIN-FACULTAD DE MEDICINA

FACULTAD DE MEDICINA

DIVISIÓN DE POSGRADOS EN SALUD PÚBLICA

ESPECIALIZACIÓN EN SEGURIDAD Y SALUD EN EL TRABAJO

GRUPO Y LÍNEA DE INVESTIGACIÓN EN SALUD OCUPACIONAL

MEDELLÍN, 3 DE AGOSTO DE 2021

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Tabla de contenido

Contenido ................................................................................................................................... 2

FORMULACIÓN DEL PROBLEMA ........................................................................................... 3

PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA ................................................................................... 3

JUSTIFICACIÓN DE LA PROPUESTA ................................................................................. 5

PREGUNTA DE TRABAJO ................................................................................................... 7

MARCO TEÓRICO .................................................................................................................... 8

Definiciones ........................................................................................................................ 8

Introducción ...................................................................................................................... 11

Epidemiología ................................................................................................................... 12

Ocupaciones de riesgo ..................................................................................................... 13

Fisiopatología ................................................................................................................... 14

Manifestaciones clínicas .................................................................................................. 16

Diagnóstico ....................................................................................................................... 20

Tratamiento ....................................................................................................................... 25

Prevención ........................................................................................................................ 26

Pronóstico ......................................................................................................................... 28

Perspectiva ....................................................................................................................... 28

Conclusiones .................................................................................................................... 29

Recomendaciones ............................................................................................................ 31

DISEÑO METODOLÓGICO .................................................................................................... 35

Tipo de estudio ................................................................................................................. 35

Población de referencia .................................................................................................... 35

Población de estudio ........................................................................................................ 35

Descripción de la estrategia de búsqueda ....................................................................... 35

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ........................................................................................ 38

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FORMULACIÓN DEL PROBLEMA

PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

La pérdida auditiva provocada por ruido es la causa prevenible más frecuente de

hipoacusia a nivel mundial. Se constituye esta como un problema de salud pública

puesto que afecta la población trabajadora de todos los países, con prevalencias que

varían entre el 7 y el 21%, dependiendo del tipo de trabajo, las condiciones y el lugar

donde se desarrolla (1, 2), estimándose que aproximadamente 600 millones de

personas padecen de esta patología (3).

Las consecuencias de esta entidad son múltiples (4), alterando el continuo del

individuo, la sociedad y el estado, lo que ocasiona dificultades para la comunicación

de deseos y necesidades de los afectados, pérdida de oportunidad de acceder a un

trabajo donde la audición sea un punto crítico (2), problemas en las relaciones

interpersonales (5), años de vida ajustados por discapacidad (6, 7) y costos directos

e indirectos por atención médica.

Se trata de una entidad prevenible, que ha sido reconocida como una enfermedad de

origen ocupacional desde la industrialización, lo que llevó a diferentes estados a

formular estrategias para la disminuir su ocurrencia (2, 8). A pesar de estos esfuerzos

y de décadas de investigación, sigue siendo una enfermedad con alta incidencia y

prevalencia (9), que a su vez no dispone de tratamiento efectivos.

En el caso particular de Colombia, la resolución 8321 de agosto de 1983 (10) del

entonces llamado Ministerio de Salud, dicta la normatividad sobre protección y

conservación de la audición de la salud y el bienestar de las personas, por causa de

la producción y emisión de ruidos. Se trata de una resolución antigua y que no

contempla gran parte de la problemática descrita, y que además no se sustenta en la

suficiente evidencia científica, por lo que, en la práctica de la seguridad y salud en el

trabajo, se opta por utilizar normatividad extranjera, aun cuando esta no tiene un

sustento legal (11). Sumado a esto, la falta de estudios nacionales limita las posibles

estimaciones de la prevalencia e incidencia a nivel local, haciendo difícil la

determinación real de la magnitud del problema.

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Ya que la severidad del compromiso depende de la interacción entre factores

exposicionales y componentes individuales (4), no es posible predecir quiénes

presentan un riesgo mayor al usual con el fin de evitar su exposición a ambientes

potencialmente nocivos, por lo que toma fundamental importancia el papel del

personal de seguridad y salud en el trabajo en el diseño y vigilancia de los programas

de protección auditiva, así como en la formulación, diseño y aplicación de proyectos

de investigación que respondan a los vacíos en el conocimiento actualmente

existentes (5). Por las razones anteriormente expuestas, se desarrollará entonces, y

como una fase previa al diseño de esos proyectos, un capítulo de libro que busque

recopilar la evidencia existente, para a partir de esta soportar las preguntas de

investigación a responder.

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JUSTIFICACIÓN DE LA PROPUESTA

La hipoacusia neurosensorial producida por el ruido ocupacional es una enfermedad

de origen laboral, que afecta principalmente a trabajadores de la minería,

manufacturas de productos de madera, agricultura, metalmecánica, textiles,

transporte y construcción civil, y también a personal de las fuerzas armadas.

El ruido es un factor de riesgo físico y constituye un contaminante tanto ambiental

como ocupacional. Su definición, siendo muy subjetiva, es la de un sonido

desagradable, y en el campo científico y clínico también está representado por

cualquier sonido excesivamente alto que tenga el potencial de dañar la audición. Los

efectos deletéreos del ruido en la audición dependen de la intensidad del sonido y del

tiempo de exposición.

La pérdida auditiva provocada por ruido de origen ocupacional es un problema de

salud pública a nivel mundial, ya que se trata de una enfermedad prevenible con un

factor de riesgo identificado y medidas de control establecidas, por lo que es

preocupante que aún existan trabajadores expuestos a niveles de ruido dañinos, y

que la cifra de afectados por esta patología vaya en aumento progresivo.

Parte de esta problemática, está fundamentada en que ha faltado mayor rigurosidad

para aplicar las medidas de control y normas vigentes, pero debe tenerse en cuenta,

además, que el uso inadecuado de los elementos de protección auditiva por parte de

los empleados o la no entrega de estos por parte de los empleadores, la falta y/o

inadecuada implementación de los sistemas de vigilancia y control de contaminación

auditiva al interior de las empresas, pueden explicar también gran parte de la

ocurrencia de éste fenómeno.

Por los motivos previamente expuestos, se pretende elaborar una revisión de la

literatura científica sobre pérdida auditiva provocada por ruido, orientada a la práctica

clínica de los profesionales en seguridad y salud en el trabajo, brindándoles

información actualizada para realizar una adecuada promoción y prevención de la

enfermedad, en sus componentes primario, secundario y terciario.

El desarrollo de este proyecto es factible debido a que el sujeto de estudio serán

fuentes secundarias de información, por lo que el riesgo de este es mínimo, y se

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propenderá por respetar los derechos de autor y la propiedad intelectual a quien

corresponda. Así mismo, se dispone de suficientes recursos, como bases de datos

institucionales, para la adquisición del material de consulta.

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PREGUNTA DE TRABAJO

¿Cuál es el estado actual de la pérdida auditiva provocada por ruido de origen

ocupacional, y cuál es el papel del especialista en seguridad y salud en el trabajo con

relación a este?

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MARCO TEÓRICO

Definiciones

A continuación, se presentan varias definiciones operativas con el fin de dar una

mayor claridad al tema:

▪ Audición: es el proceso por el cual las ondas sonoras que se propagan por el

espacio son percibidas a través del oído externo, trasformadas en vibración al

chocar la membrana timpánica, haciéndola vibrar, produciendo el movimiento de

la cadena de huesecillos del oído medio, que a su vez conducen estas vibraciones

hacia la perilinfa del caracol. Dichas vibraciones mueven las cilias de las células

ciliadas del órgano de Corti, estimulando a su vez las terminaciones nerviosas del

nervio auditivo, ya que las vibraciones se transforman en impulsos nerviosos,

siendo estos últimos los que viajan a la corteza, lugar donde se interpreta en la

corteza auditiva.

▪ Hipoacusia (CIE-10: H919): es la disminución de la capacidad auditiva por encima

de los niveles definidos de normalidad. Se ha graduado el nivel de pérdida auditiva

con base al promedio de respuestas en decibeles (11):

• <25 dB Audición normal.

• 26-40 dB Hipoacusia leve.

• 41-55 dB Hipoacusia moderada.

• 56-70 dB Hipoacusia moderada a severa.

• 71-90 dB Hipoacusia severa.

• >90 dB Hipoacusia profunda.

▪ PTA (Pure Tone Average – Promedio de Tonos Puros) (11): es el promedio de los

umbrales de 500, 1000 y 2000 Hz. Para salud ocupacional se recomienda

adicionar las frecuencias de 3000, 4000 y 6000 Hz dada la afectación de dichas

frecuencias en la hipoacusia inducida por ruido. Se recomienda así reportar el PTA

colocando en paréntesis las frecuencias tenidas en cuenta para calcular el

promedio. Ej. PTA (512) para 500, 1000 y 2000 Hz.

▪ Hipoacusia conductiva (CIE-10: H90.0, H90.1, H90.2) (11): disminución de la

capacidad auditiva por alteración a nivel del oído externo o del oído medio que

impide la normal conducción del sonido al oído interno.

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▪ Hipoacusia neurosensorial (CIE-10: H90.3-H90.4, H90.5) (11): disminución de la

capacidad auditiva por alteración a nivel del oído interno, del octavo par craneal o

de las vías auditivas centrales. Las alteraciones más frecuentes se relacionan con

las modificaciones en la sensibilidad coclear.

▪ Hipoacusia mixta (CIE-10: H90.6-H90.7, H90.8) (11): disminución de la capacidad

auditiva por una mezcla de alteraciones de tipo conductivo y neurosensorial en el

mismo oído.

▪ Hipoacusia neurosensorial inducida por ruido de origen ocupacional (HNIR) (CIE-

10: H83.3, H90.3-H90.4, H90.5) (11): hipoacusia neurosensorial producida por la

exposición prolongada a niveles peligrosos de ruido en el trabajo.

▪ Trauma acústico (CIE-10: H83.3) (11): es la disminución auditiva producida por la

exposición a un ruido único de alta intensidad (mayor a 120 dB).

▪ Cambio del Umbral Auditivo Temporal (CUAT) (CIE-10: H83.3) (11): es el

descenso encontrado en los umbrales auditivos, relacionado con la exposición

reciente a ruido, que desaparece en las horas o días siguientes a la exposición,

para retornar a los umbrales de base.

▪ Cambio del Umbral Auditivo Permanente (CUAP) (CIE-10: H83.3) (11): es el

descenso encontrado en los umbrales auditivos, relacionado con la exposición a

ruido, que se mantiene en el tiempo sin retornar a los umbrales de base.

▪ Audiometría tonal (11): es la medición de la sensibilidad auditiva de un individuo

mediante el registro del umbral de percepción de tonos puros calibrados.

▪ Audiometría de base (11): es la audiometría tonal contra la cual se comparan las

audiometrías de seguimiento. Será en principio la preocupacional o de ingreso,

pero podrá ser cambiada si se confirma un cambio permanente en los umbrales

auditivos.

▪ Audiometría de confirmación (11): es la audiometría tonal realizada bajo las

mismas condiciones de reposo auditivo que la de base, y que se realiza para

confirmar un descenso de los umbrales auditivos encontrado en una audiometría

de seguimiento.

▪ Nivel TWA (Time Weighted Average): nivel de ruido ponderado en el tiempo,

expresado en dB, representativo de la exposición ocupacional. Está dado por la

siguiente expresión. TWA = 85 + 10 log D/100. Donde D es el porcentaje de la

dosis de exposición.

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▪ Protector auditivo (11): elemento de uso individual que disminuye la cantidad de

ruido que ingresa por el conducto auditivo externo.

▪ Ruido estable (11): es el ruido que presenta variaciones de presión sonora como

una función del tiempo iguales o menores de 2 decibeles A.

▪ Ruido impulsivo o impacto (11): ruido caracterizado por una caída rápida del nivel

sonoro y que tiene una duración de menos de un segundo. La duración entre

impulsos o impactos debe ser superior a un segundo, de lo contrario se

considerará ruido estable.

▪ Ruido intermitente (11): es el ruido que presenta variaciones de presión sonora

como una función del tiempo mayores de 2 decibeles A.

▪ Tasa de intercambio (11): es un incremento en decibeles que requiere que el

tiempo de exposición sea reducido a la mitad. También, la disminución en

decibeles que requiere que el tiempo de exposición pueda ser duplicado.

▪ Tasa de reducción de ruido (NRR - por sus siglas en inglés: Noise Reduction

Rating) (11): número asignado a los protectores auditivos y que representa la

reducción global media del ruido, en decibeles que un protector auditivo lograra.

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Introducción

El ser humano a través de su evolución ha desarrollado diferentes maneras para

relacionarse con su entorno. La audición, hace parte de los sentidos u órganos

sensoriales que le permite a este desenvolverse de manera eficaz en el medio que lo

rodea, permitiéndole a su vez establecer pautas de comunicación socialmente

estructuradas y, por ende, interrelacionarse con otros individuos.

Dada la importancia que supone el poder discriminar adecuadamente los sonidos, así

como de las cualidades inherentes que lo componen, hace que la pérdida de la

capacidad para percibirlos adecuadamente o por completo, situaciones médicamente

denominadas hipoacusia o anacusia respectivamente, se convierta en un desafío

para las personas que lo padecen, así como para sus familias, amigos, comunidades,

empleadores, legisladores y los estados en sí mismos, reconociéndose este

problema, independiente de su origen, como la tercera causa de años vividos con

discapacidad a nivel mundial (3).

La hipoacusia neurosensorial, hace referencia a la pérdida parcial o completa de la

habilidad para escuchar por uno o ambos oídos, y que se produce por daño sobre los

elementos nerviosos de la cóclea, nervio auditivo y/o de las vías centrales que

conducen la información (12). En el caso de la hipoacusia neurosensorial inducida por

ruido (HNIR), el daño de estas estructuras se explica por la exposición, mayormente

repetidas y prolongadas, a fuentes nocivas de sonido/ruido (4), originadas de fuentes

ocupacionales, recreacionales y/o ambientales (2, 3, 13).

La HNIR es la segunda causa en frecuencia de hipoacusia solo por detrás de la

presbiacusia (pérdida auditiva relacionada con la edad) (14) siendo a su vez, la

principal causa prevenible de pérdidas auditivas en el mundo (2), estimándose que

un tercio de todos los casos se deben a la exposición a fuentes nocivas de ruido (15),

especialmente en los lugares de trabajo, lo que da cuenta de aproximadamente el

16% (7-21% dependiendo de la región) de las pérdidas auditivas en adultos(3),

existiendo una prevalencia generalmente más alta en las zonas menos desarrolladas

(16).

Al tratarse de una enfermedad con el potencial de alterar el continuo entre el individuo,

la sociedad y el estado, así como de suponer altos costos humanos, sociales y

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económicos (3, 16, 17), con el agravante de ser una entidad completamente

prevenible (4), se hace menester el contar con unas bases fundamentales sólidas que

permitan realizar actividades de prevención y diagnóstico temprano, con el fin de

establecer pautas de intervención y rehabilitación que permitan mejorar la calidad de

vida de los afectados (7).

Epidemiología

A pesar de haberse identificado el agente causal, establecerse la posibilidad de

prevención y otorgársele el estatus de enfermedad ocupacional desde la

industrialización (2, 8, 18), la incidencia y prevalencia de la HNIR sigue en aumento

en todo el mundo (3).

En la actualidad se estima que unos 1500 millones de personas, equivalente al 20%

de la población mundial, padecen de algún grado de pérdida auditiva; de estos,

aproximadamente 430 millones tienen pérdidas auditivas moderadas a graves. Al

tratarse de una enfermedad que no amenaza la vida (19), la carga de enfermedad ha

ido en aumento progresivo como se demuestra en el hecho de que en 1990 los años

vividos con discapacidad (AVD) atribuibles a pérdidas auditivas a nivel mundial fue de

25,0 millones, mientras que en 2019 fue de 43,5 millones, cifras que denotan un

incremento del 73%. De acuerdo con estimaciones epidemiológicas y demográficas,

se prevé que para el año 2050, 2500 millones de personas serán afectadas por esta

patología, lo que equivaldrá al 25% de la población a nivel mundial estimada para esta

fecha (3).

Como se mencionó previamente, la exposición ocupacional a ruido da cuenta del 16%

de los casos de HNIR (6, 20), cifra que ha permanecido estable en las últimas tres

décadas (1, 21). No obstante, se estima que entre el 25-33% de la fuerza laboral en

países desarrollados podría estar expuesta a fuentes nocivas de ruido durante al

menos una cuarta parte de la jornada laboral (3), cifras que podrían provocar un

incremento la proporción de afectados por esta causa. Actualmente, la HNIR de

origen ocupacional, ocasiona 4 millones de años de vida ajustados por discapacidad

(AVAD) (3).

La prevalencia de la HNIR ocupacional es mayor en hombres que en mujeres en los

diferentes grupos estudiados, tratando de explicarse este hallazgo por la diferencia

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en la exposición a mayores niveles de ruido en el trabajo, así como por la historia

ocupacional (15, 22); no obstante, se ha teorizado que diferencias en las hormonas

sexuales pudieran jugar un papel protector importante en el caso de las mujeres (16,

23, 24).

En Colombia la HNIR relacionada con el trabajo se ha consolidado como una de las

patologías de origen laboral más frecuentes (10, 25), aunque la distribución

epidemiológica real, al igual que en otros países (3) es desconocida puesto que no se

cuenta con estudios poblacionales adecuados y suficientes para realizar dichas

estimaciones. Así mismo, la tasa de empleo informal en Colombia es muy alta, por lo

que las estimaciones difícilmente reflejarán la realidad de esta entidad en nuestro país

(26). La evidencia sugiere que, en países en vías de desarrollo, los niveles de ruido

generalmente son superiores a los recomendados, situación crítica si se tiene en

cuenta que, no de manera infrecuente, la exposición a ruido se efectúa de manera

desprotegida (3).

Ocupaciones de riesgo

Desde su reconocimiento como enfermedad profesional, diferentes ocupaciones han

presentado mayores prevalencias de HNIR. A través de diversos estudios

epidemiológicos se ha demostrado consistentemente que las labores de minería,

construcción, fabricantes de barcos, agricultura, conversión de productos de madera,

manufactura, confección, forjado, mecánica, transporte, operarios de aeropuertos, los

miembros de las fuerzas armadas y músicos presentan un riesgo superior de provocar

HNIR que otros oficios (1, 3, 16, 27, 28).

Estas ocupaciones mencionadas hacen parte de las que tradicionalmente han sido

reconocidas como de riesgo. A pesar de esto, diferentes oficios “emergentes” como

los teleoperadores (29), trabajadores de la industria del entretenimiento (bármanes,

meseros en discotecas, etcétera) (30), e incluso aquellos que desarrollan su trabajo

en las calles (ej. Vendedores ambulantes) (3), podrían estar expuestos a niveles de

ruido con intensidades superiores a los permitidos.

Dicho lo anterior, en el mundo real podrían ser muchos más los individuos expuestos

a fuentes de nocivas de ruido en sus ambientes de trabajo, especialmente en países

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en vías de desarrollo, si se tiene en cuenta el subregistro (3) y la alta tasa de empleo

informal en estos (26).

Fisiopatología

La HNIR es una enfermedad compleja que resulta de la interacción entre factores

genéticos y ambientales, pero que es generalmente determinada por la extensión (en

tiempo e intensidad) del daño ocasionado por la exposición al ruido (4). Existen dos

mecanismos fisiopatológicos que explican la ocurrencia de daño de las ondas sonoras

al órgano de la audición, siendo estos de carácter mecánico y metabólico (15, 20, 31).

Desde el punto de vista mecánico, los sonidos de alta intensidad, puede provocar

fluctuaciones violentas de la endolinfa y la perilinfa, lo que tiene el potencial de

producir desacoplamiento reversible entre las células ciliadas externas (CCE) y de la

membrana tectoria. Con exposiciones repetidas y prolongas a niveles nocivos de

ruido, deja de haber una separación reversible de las cilias, y pasa a haber una

pérdida de dicha estructura, así como un daño estructural interno de las cilias

restantes. Esto se traduce en una menor densidad ciliar y en disfunción de la CCE

(15, 20, 31).

Se creía anteriormente que este fenómeno mecánico afectaba de manera mínima a

las células ciliadas internas (CCI). Esta concepción ha sido reevaluada de manera

reciente, ya que parece ser que el daño mecánico producido por el sonido puede

también generar lesiones en las CCI, alterando la interfaz entre las CCI y las neuronas

del nervio auditivo (sinapsis en cinta), representando una disminución en la traducción

de las señales hacia las vías centrales, situación denominada sinaptopatía coclear

(15, 20, 31). Esta sinaptopatía coclear, explica la ocurrencia de pérdidas auditivas

ocultas (15, 30, 32, 33), situación que se detallará más adelante.

En condiciones normales, la activación de los mecanorreceptores en el oído interno

por el sonido genera la liberación de neurotransmisores, que traducirán estos

estímulos mecánicos en impulsos eléctricos. Con la exposición a niveles elevados de

sonido, se produce excitotoxicidad celular por glutamato. De manera semejante, el

ruido genera vasoconstricción de los vasos cocleares, lo que, a su vez, induce la

formación de radicales libres y especies reactivas de oxígeno. La sobreestimulación

por el sonido puede también provocar la liberación directa de calcio a partir fuentes

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intracelulares. Todas estas sustancias tienen la capacidad de señalizar vías de

muerte celular en las células del oído interno mediante la apoptosis (15, 20).

Exposiciones de suficiente intensidad y duración, pueden producir también, daño en

el órgano de Corti como estructura anatómica completa. Este daño se origina por los

mismos procesos mecánicos y metabólicos ya descritos. Cuando ocurre este, puede

haber mezcla de la endolinfa y la perilinfa, lo que produce mayores alteraciones

metabólicas por la diferencia en la composición de ambos líquidos, lo que amplificará

y perpetuará el daño (15, 20).

La lesión mecánica y/o metabólica, pueden alterar también estructuras del sistema

nervioso (degeneración de neuronas en ganglios espirales, daño en el nervio y vías

auditivos centrales), empeorando la pérdida auditiva (5).

De todo lo anterior, pueden derivarse dos tipos de compromiso auditivo (15, 20, 31) :

1. Cambio en el umbral auditivo temporal (CUAT): resulta de exposiciones

transitorias a ruido de intensidades moderadas a altas. Es “característica” la

recuperación manifiesta de la audición luego de 24 a 48 horas en las pruebas

auditivas, específicamente la audiometría tonal pura, donde al transcurrir el

periodo estipulado, no quedan rastros evidentes de un daño.

2. Cambio en el umbral auditivo permanente (CUAP): con exposiciones

repetitivas y prolongas a niveles nocivos de ruido, deja de haber posibilidad de

reversión, instaurándose un daño permanente.

Es importante tener en cuenta que las células ciliadas son células altamente

diferenciadas y que no poseen capacidad de regenerarse, situación que explica la

característica de irreversibilidad del daño auditivo (15).

Clásicamente se ha visto a los CUAT como eventos sin mayor trascendencia basados

en la recuperación teórica de la función evidente en las pruebas audiométricas (15).

Muy a pesar de esto, información reciente apunta a lo contrario, produciendo la ya

mencionada sinaptopatía coclear que da cuenta de las pérdidas auditivas ocultas. Por

otra parte, independiente de este tipo de daño, los CUAT parecen acelerar el

envejecimiento celular del órgano de la audición incluso en ausencia de CUAP, por lo

que, no correspondería a una situación inocua. Incluso, es posible que se traten de

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dos entidades clínicas diferentes y que las explicaciones dadas correspondan a una

sobre-simplificación de los fenómenos subyacentes (31).

Por otra parte, el hecho de que ciertos individuos sean más susceptibles que otros a

los efectos producidos por el ruido, ha planteado la posible existencia de variaciones

genéticas tanto en los genes que determinan las características estructurales de la

cóclea, como aquellos que se relacionan con el metabolismo de antioxidantes,

reciclaje de electrolitos y otras funciones intracelulares afectadas por el ruido,

conociéndose hasta la fecha que algunas de estas hipótesis tienen una correlación

de importancia clínica (2, 15, 20). Así mismo, es posible que cambios epigenéticos

den también cuenta de las diferencias interindividuales, aunque hacen falta estudios

que lo comprueben de manera inequívoca (34, 35).

Finalmente, es necesario resaltar que existen otros factores relacionados como la

edad y las pérdidas auditivas preexistentes que podrían afectar la evolución natural

de la enfermedad. Conjuntamente, diversos problemas médicos como la diabetes

mellitus y la hipertensión arterial, la exposición a ototóxicos como el tabaco,

contaminantes ambientales y diversos medicamentos, así como la exposición a

vibración, podrían predisponer, acentuar, magnificar o perpetuar el daño provocado

por el ruido (15, 16, 20, 31).

Manifestaciones clínicas

Independientemente del tipo de fuente sonora, la exposición a niveles nocivos de

sonido puede originar no sólo déficits auditivos, sino también otros problemas en el

oído interno y en otros órganos (33).

El principal síntoma de la HNIR es la disminución progresiva de la audición, tanto en

frecuencias altas, como en rangos conversacionales, especialmente en ambientes

ruidosos. Como se expuso previamente, exposiciones transitorias a niveles

moderados a altos de ruido pueden conducir a CUATs, mientras que exposiciones

sostenidas (TWA elevados), tienen la capacidad de generar CUAPs (4), con las

inconvenientes también descritos previamente sobre esta separación (31).

El tipo de pérdida es típicamente bilateral y simétrico, se caracteriza por tener un inicio

insidioso, curso progresivo y ser de carácter irreversible. A pesar de esto, se reconoce

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que puede haber cierta asimetría en la pérdida auditiva, particularmente si existe una

exposición diferente al sonido entre los dos oídos (2). Este hecho se demuestra al

comparar la población general, donde la incidencia de una diferencia en el límite

interaural de 15 dB o más es del 1%, mientras que en personas expuestas a ruido

varía entre el 4,7 y el 36% (15). Cuando existe una discrepancia, la HNIR ocupacional

suele ser más grave en el oído izquierdo, aunque las causas de esto son

desconocidas (2).

A este respecto, es importante diferenciar la HNIR asimétrica o unilateral, ya que

puede ser un síntoma o signo característico de lesiones retrococleares (ej.

Schwannomas vestibulares), por lo tanto, en estos casos, se requieren estudios

adicionales a menos que la persona presente una causa conocida de la asimetría

(15).

Existe un fenómeno que ocurre generalmente inadvertido y que recibe el nombre de

“pérdida auditiva oculta” o “sinaptopatía coclear”, que se caracteriza por una dificultad

para escuchar claramente en ambientes ruidosos, sin existir pérdidas auditivas

evidentes a nivel audiométrico (4). Los mecanismos fisiopatológicos que lo explican

no están del todo esclarecidos, aunque hay evidencia que sugiere que podría deberse

a un daño selectivo de las células ciliadas internas y/o las fibras del nervio auditivo,

es decir, que no se afectan los umbrales pero si el procesamiento supra-umbral (33).

Es de fundamental importancia identificar tempranamente este momento en la

evolución de la enfermedad, ya que permitiría realizar intervenciones tempranas y

prevenir el daño subsecuente (19, 30).

El ruido al ser un agente de riesgo físico puede desencadenar otro tipo de déficits en

el órgano de la audición, especialmente tinnitus e hiperacusia, siendo también posible

encontrar reclutamiento y diplacusia (31).

El tinnitus es la percepción auditiva de un sonido que no tiene una fuente externa. Se

describe de manera variable por los afectados, siendo común la denominación como

un tonal (pitido), un zumbido, silbido, rugido o un chillido semejante al de una cigarra.

Puede ser unilateral o bilateral, continuo o intermitente, pulsátil o no pulsátil, y

percibirse dentro o fuera de la cabeza. También puede ser subjetivo (solo percibido

por el afectado), u objetivo en el que el examinador puede reconocer la ocurrencia del

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síntoma (36, 37). Puede aparecer después de una exposición a ruido excesivo

(episódica o recurrente), así como por muchas otras causas (37). La prevalencia es

mayor en personas expuestas a ruido ocupacional, 10% a 15%, en comparación con

trabajadores no expuestos a ruido ocupacional (5%) (33).

La hiperacusia corresponde a una tolerancia anormalmente baja (disminución en el

umbral) a los sonidos (38). A diferencia del tinnitus, corresponde a una respuesta a

una fuente externa y casi siempre es bilateral y continua (39). La causa más

frecuentemente asociada es la exposición crónica a ruidos de alta intensidad, sean

ocupacionales o recreacionales, mientras que la asociación con HNIR ha sido

documentada, pero la evidencia es discordante (38). También se ha encontrado una

alta correlación entre la presencia de tinnitus en personas afectadas por hiperacusia

(33, 39).

El reclutamiento hace referencia al incremento rápido de la percepción sonora a

medida que el nivel de un tono se incrementa (40), es decir, el “volumen incrementa

rápidamente” con cambios bajos en la presión sonora de un tono. Se relaciona

frecuentemente con pérdidas auditivas (31), y es un fenómeno puramente coclear

(40). Puede también coexistir con disminuciones en la tolerancia del sonido

(hiperacusia o misofonía), pero no parece haber un enlace funcional entre ambas (40).

La diplacusia, es la percepción anormal del sonido, sea en tiempo o en tono, que hace

que este se perciba como dos (diplacusia) o más (poliacusia), puede representar una

afectación del oído interno por la exposición a ruido (40). Existen varios tipos de

diplacusia (monoaural, binaural, disarmónica, ecoica), y su manifestación depende de

la frecuencia del sonido que la evoca, así como de su intensidad; a mayor intensidad,

menor grado de diplacusia (40).

Tanto la hiperacusia y la diplacusia son especialmente importantes en los músicos,

ya que pareciera tener una mayor prevalencia en este grupo, particularmente la

diplacusia por el entrenamiento en diferenciación de tonos de estas personas (40).

Finalmente, cada vez existe más evidencia de que la exposición a ruido puede

ocasionar alteraciones del equilibrio, por daños directos en las cilias vestibulares y/o

las vías del reflejo sacculocólico (15). La relevancia clínica es desconocida (15),

incluso algunos reportes solo evidencian daños subclínicos (31). Lo anterior hace

Page 19: PÉRDIDA AUDITIVA PROVOCADA POR RUIDO DE ORIGEN …

19

necesario el disminuir el umbral diagnóstico y/o incrementar el rigor para evaluar las

funciones vestibulares en personas expuestas de manera crónica a ruido de

moderada a alta intensidad.

Como se mencionó previamente, los efectos del ruido no se limitan al oído interno.

Diversos estudios han demostrado de manera contundente, un incremento en el

riesgo de diversas enfermedades cardiovasculares, cefalea, estrés, insomnio,

aislamiento social, ansiedad, depresión, disminución del apetito y deterioro cognitivo,

especialmente demencia (16, 20, 33, 34, 41, 42).

Las manifestaciones clínicas anteriormente descritas corresponden a exposiciones

crónicas a fuentes sonoras. En cambio, si la intensidad del ruido es muy alta (≥ 140

dB(A)) y la duración de la exposición es corta (ej. Explosión), puede originarse un

daño agudo y severo en el sistema auditivo denominado trauma acústico. Las

personas con traumas acústicos pueden presentarse con sordera severa y acufenos

(tinnitus) de forma inmediata. Este evento se acompaña frecuentemente de

perforación de la membrana timpánica, dolor y sangrado por el conducto auditivo

externo (4).

En las últimas dos décadas se ha descrito una nueva entidad relacionada con la

exposición a fuentes sonoras, denominada “shock acústico” (29, 43). La descripción

de estos incidentes ha sido limitada a teleoperadores. Los síntomas descritos por los

afectados han consistido primordialmente de otalgia, sensibilidad auditiva, tinnitus,

alteraciones auditivas y mareo. Las evaluaciones audiométricas no han logrado, de

manera consistente, demostrar deficiencias relacionadas con el evento. En la

actualidad y tras evaluarse la evidencia disponible hasta la fecha, en la que se incluye

el hecho de que los dispositivos de telecomunicaciones poseen limitadores de

intensidad sonora, la variación entre las situaciones desencadenantes y los síntomas

descritos por los pacientes, así como el hecho de que la enfermedad se ha limitado a

zonas específicas donde se ha descrito la enfermedad, se sugiere que tiene un

componente psicógeno importante, aunque más información es necesaria para

dilucidar esta situación (29, 37, 43).

Page 20: PÉRDIDA AUDITIVA PROVOCADA POR RUIDO DE ORIGEN …

20

Diagnóstico

Los umbrales para la determinación de normalidad o anormalidad auditiva han ido

modificándose de acuerdo con la evidencia científica disponible. En la actualidad, la

estandarización de pérdida auditiva contempla los siguientes niveles (44):

▪ Audición normal: menos de 20 dB(A).

▪ Pérdida leve: 20 a < 35 dB(A).

▪ Pérdida moderada: 35 a < 50 dB(A).

▪ Pérdida moderadamente severa: 50 a < 65 dB(A).

▪ Pérdida severa: 65 a < 80 dB(A).

▪ Pérdida profunda: 80 a < 95 dB(A).

▪ Pérdida completa/anacusia/sordera/cofosis: ≥ 95 dB(A).

Se incluye a su vez una definición estandarizada para las pérdidas auditivas

unilaterales en las que deberá haber una audición normal (< 20 dB(A)) en el mejor

oído, y un umbral auditivo ≥ 35 dB(A) en el peor (44). Este concepto puede

extrapolarse a su vez para referirse al concepto de pérdidas asimétricas.

Debe aclararse que la determinación del umbral auditivo de un oído se fundamenta

en el uso del promedio de tonos puros (PTA) en las frecuencias 500, 1000, 2000 y

4000 Hz (44). Así mismo, que esta estandarización fue diseñada para la presbiacusia,

pero que su uso se ha ampliado a pérdidas originadas por otras causas (3).

Con relación a la HNIR, se han descrito usualmente pérdidas no mayores a 75 dB(A)

y 40 dB(A) en las frecuencias altas y bajas respectivamente. Recientemente se han

reevaluado estos conceptos puesto que se ha evidenciado que algunos individuos

podrían tener pérdidas profundas, posiblemente por diferencias en la fuente de

emisión de ruido, exposición a contaminantes/tóxicos u otras condiciones genéticas

particulares (15).

Desde el reconocimiento del potencial que tiene la exposición a ruido para ocasionar

daños a nivel auditivo, y la descripción del patrón de pérdida audiométrica específico

de la HNIR, el abordaje diagnóstico se ha establecido mediante la aplicación de

audiometrías tonales puras (ATP) de manera sistemática en aquellos expuestos a

fuentes nocivas de este agente.

Page 21: PÉRDIDA AUDITIVA PROVOCADA POR RUIDO DE ORIGEN …

21

Demuestra la ATP en fases tempranas o moderadamente avanzadas de la HNIR, un

patrón típico de hendidura en 4000 Hz, que puede extenderse a frecuencias vecinas

en 3000 y 6000 Hz, con alguna recuperación auditiva en los 8000 Hz. Con mayores

TWA, la hendidura puede llegar a volverse más profunda y amplia, comprometiendo

incluso las frecuencias de 2000, 1000 y 500 Hz (15). Pareciera ser que la afectación

ocurre en 4000 Hz a causa de propiedades intrínsecas de resonancia del conducto

auditivo y el oído medio (15).

Desafortunadamente la estrategia descrita carece de la capacidad para realizar

diagnósticos tempranos de la enfermedad dada su baja sensibilidad (45). Si se tiene

en cuenta que el daño se establece por completo tras 5-15 años de exposición a

niveles nocivos de ruido (46), y que es este permanente (20), se hace evidente que

no se ha logrado (30), en más de 60 años desde el establecimiento de los primeros

programas de conservación auditiva (8, 20), el objetivo real de estos, es decir, la

prevención (30).

Al tratarse de una enfermedad sin tratamiento efectivo, se hace crítico el diseño y

adopción de nuevas metodologías que permitan identificar tempranamente cualquier

descenso en la discriminación auditiva con el fin de intervenir tempranamente para

evitar un daño permanente (30).

Para lo anterior se han planteado diferentes modalidades diagnósticas entre las que

destacan el uso de pruebas de emisiones otoacústicas, la realización de audiometrías

tonales de alta frecuencia y, recientemente, se ha replanteado la posibilidad de

monitorizar los CUAT para prevenir el daño, aunque la realidad es que no se dispone

de un método definitivo para la identificación, monitorización y seguimiento en la fase

preclínica de la enfermedad (15, 30, 33).

Con respecto a las emisiones otoacústicas (EOA), se consideran evaluaciones que

tienen las características necesarias de objetividad, repetitividad, sensibilidad y

facilidad de aplicación para el diagnóstico de HNIR (15). Diferentes protocolos de

investigación han demostrado una adecuada discriminación entre personas con

audición normal y con HNIR, a la vez de una buena correlación entre la reducción en

las amplitudes de las EOA y la presencia de CUAP en las ATP (15), aunque otros

apuntan a la no existencia de un beneficio del uso del uso de esta metodología (47),

Page 22: PÉRDIDA AUDITIVA PROVOCADA POR RUIDO DE ORIGEN …

22

lo que tal vez representa diferencias en los métodos utilizados entre diferentes

autores.

Una de las mayores dificultades para el uso de las EOA como método de

monitorización, es la necesidad de “espacio para el deterioro”, es decir, que no haya

habido un daño; en caso de deficiencias preexistentes o cuando las señales de las

EOA sean bajas o están ausentes, deberán utilizarse audiometrías convencionales

para el seguimiento (45). No obstante, más que una dificultad, podría interpretarse

esto como una oportunidad para la implementación precoz de esta metodología, dada

su mayor sensibilidad para el diagnóstico (48).

Finalmente, pareciera ser que las EOA poseen la capacidad de demostrar un daño

coclear secundario a ruido antes de sea evidente en la ATP (15). Dicho lo anterior y

sumado a otras ventajas inherentes al procedimiento (ej. No necesidad de

colaboración voluntaria del examinado), podrían constituirse las EOA como el método

de tamización de elección para la HNIR, como lo es en la actualidad en los Países

Bajos (45), pero deberán desarrollarse protocolos de aplicación que homogenicen los

resultados y sus interpretaciones antes de su uso masivo (15).

Por otra parte, se ha hipotetizado que la exposición a ruido podría afectar la audición

en frecuencias superiores a las históricamente descritas. La evidencia actual,

demuestra, de manera contundente, que el desenvolverse en ambientes con

intensidades sonoras elevadas reduce la capacidad de discriminar sonidos por

encima de los 8000 Hz de manera más temprana y confiable que las audiometrías

convencionales (AC) (41).

Las audiometrías de alta frecuencia (AAF), son pruebas que permiten evaluar la

discriminación auditiva en frecuencias que oscilan entre los 8000 y los 20000 Hz (41).

Si se tiene en cuenta que el oído humano tiene la capacidad de percibir frecuencias

entre los 20 y los 20000 Hz, y que esta capacidad va disminuyendo con el paso de

los años, habría que formular la estandarización de las pruebas y sus resultados de

acuerdo con el grupo etario correspondiente al individuo (49).

Mucha información ha sido recolectada en las últimas décadas con relación al uso de

las AAF en personas expuesta a ruido. Los hallazgos descritos hasta el momento

sugieren que:

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23

▪ Los cambios auditivos en frecuencias altas son atribuibles no solo a la edad

sino también a la exposición a ruido (50).

▪ Las AAF son más sensibles que las AC y las EOA para la identificación de

HNIR (48).

▪ Puede utilizarse para la identificación temprana de la HNIR (48, 51), incluso en

frecuencias conversacionales (52), contribuyendo de esta manera a la

prevención.

▪ Hay una alta correlación entre la duración de la exposición y los umbrales

auditivos en todas las frecuencias (53).

▪ El incremento en el umbral auditivo de alta frecuencia aparece de manera

acelerada en los primeros años de exposición, lo que sugiere que su utilidad

sería mayor en trabajadores jóvenes, especialmente menores de 30 años (50).

▪ Las frecuencias más consistentemente afectadas son 14000 y 16000 Hz (48).

▪ Al estratificar a los expuestos por grupos eterios, se han descrito las siguientes

frecuencias como las más sensibles para la identificación de HNIR:

▪ 14 y 16 kHz en el grupo de 20-29 años (54).

▪ 16 kHz en el grupo de 30-39 años (55).

▪ 11,2 y 12,5 kHz en el grupo de 40-49 años (54).

▪ 10, y 11,2 kHz en el grupo de 50-59 años (54).

▪ Otras frecuencias sugeridas pueden encontrarse en (56).

▪ Las pérdidas en 16000 Hz son superiores que los cambios en 4000 Hz para el

diagnóstico de HNIR (41, 49).

Dos limitantes fundamentales con relación al uso de las AAF sobre las AC existen. La

primera es la no disponibilidad comercial de equipos y la falta de criterios de

estandarización para la calibración, situación que ha mejorado en los últimos años

dados los avances tecnológicos que han permitido la reducción de costos y una mayor

distribución de equipos (41). La segunda es la mayor variabilidad en los resultados en

la AAF comparado con la AC (41, 49). Al igual que con las EOA, es necesario

estandarizar una metodología de aplicación previo a la tamización con AAF (41).

Otra de las estrategias planteadas mencionadas, corresponde a la reintroducción de

una metodología estudiada hace ya 40 años para la prevención de la HNIR. En las

décadas de 1970 y 1980 se estudió la posibilidad de monitorizar los CUATs para

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24

predecir pérdidas auditivas derivadas de exposiciones a fuentes sonoras (30). Si bien

los resultados en su momento no demostraron beneficios (30), información publicada

recientemente sobre el seguimiento longitudinal de una cohorte sugiere lo contrario

(57), lo que lo convertiría en un método con el potencial de prevención esperado de

los programas de conservación auditiva.

Finalmente, se ha planteado el uso de logoaudiometrías, audiometrías con ruido de

fondo y pruebas de reconocimiento del habla en ambientes ruidosos como

indicadores de funcionalidad auditiva. La utilización de estas pruebas se fundamenta

en que, en la vida cotidiana y el mundo real, las conversaciones y el desarrollo de las

personas se hace en ambientes con diferentes fuentes sonoras compuestas de

sonidos complejos que involucran diversas frecuencias auditivas (incluso en una

misma palabra, las diferentes letras que componen esta pueden emitirse en diferentes

frecuencias, incluso muchas superiores a lo que normalmente se ha establecido como

“frecuencias conversacionales”), mientras que las ATP evalúan frecuencias

específicas que se encuentran solo de manera esporádica y no representan el

funcionamiento global de la audición de un individuo (15, 32).

Tanto la monitorización de los CUATs, como la evaluación de la percepción del habla

en ambientes ruidosos apuntan a la identificación de la sinaptopatía coclear (pérdidas

ocultas), por lo que teóricamente encontrar deficiencias de este tipo tempranamente,

permitiría tomar acciones correctivas de forma rápida y eficaz.

Es importante al momento de evaluar una posible HNIR, tener en cuenta que la

presbiacusia puede comprometer frecuencias altas, convirtiéndose en un confusor en

el momento de realizar un posible diagnóstico. Para este inconveniente, se han

desarrollado diferentes índices y protocolos que buscan corregir el grado de pérdida

por edad y/o sexo, para luego estimar la posible contribución al daño generado por el

ruido. Entre estos índices destaca el “Early Loss Index” (ELI), mientras que protocolos

como el Coles, Lutman y Buffin (CLB) o el Lutman, Buffin y Coles (LBC) (58).

Desafortunadamente, las correcciones por estos métodos son una generalización que

no toman en cuenta el contexto individual y, como se expondrá más adelante, no se

tiene en cuenta el tipo de ruido al que se expuso el individuo, por lo que podría

ocasionar infraestimaciones (58). Actualmente en Colombia, la “Guía de Atención

Integral Basada en la Evidencia para Hipoacusia Neurosensorial Inducida por Ruido

Page 25: PÉRDIDA AUDITIVA PROVOCADA POR RUIDO DE ORIGEN …

25

en el Lugar de trabajo” (GATI-HNIR), se decanta por la no corrección por presbiacusia

(11).

A pesar de que las descripciones del compromiso han argüido a las no diferencias en

el patrón de compromiso derivado de la exposición a ruido dependiente del origen,

ocupacional o no ocupacional (recreacional/ambiental) (2, 13), evidencia reciente

apunta a que sí podría haber discrepancias entre los patrones audiométricos con

relación a si se trata de un ruido estable o un ruido de impacto (58, 59). También se

ha demostrado que en aquellos expuestos a ruido de impacto, las pérdidas auditivas

son más tempranas que en aquellos con ruido continuo (1, 58), e incluso que el daño

podría seguir avanzando una vez cese la exposición a la noxa (59).

Muchos son los avances efectuados en las últimas décadas con relación al

diagnóstico de la HNIR. Independientemente de la metodología que se utilice, siempre

deberán correlacionarse los hallazgos de las pruebas auditivas con una historia

detallada que busque reconstruir posibles exposiciones a fuentes nocivas de ruido en

el sitio de trabajo, así como a otras fuentes de ruido no relacionadas con el trabajo, a

ototóxicos, a vibración, antecedentes de traumatismos craneales y/o patologías

previas o concomitantes que expliquen, en conjunto, el grado de compromiso de la

persona como un todo.

Tratamiento

Diferentes aproximaciones farmacológicas fundamentadas en los principios

fisiopatológicos previamente expuestos han sido propuestas en los últimos años.

Estas intervenciones buscan disminuir la ocurrencia y/o magnitud de los eventos que

teóricamente explican la enfermedad, pero hasta la fecha, la evidencia sigue siendo

insuficiente para realizar recomendaciones y mucho menos tratamientos en individuos

expuestos (15, 60).

Investigaciones apuntan a que la vitamina B12, el ácido fólico y la N-acetilcisteina,

pueden tener un efecto protector como antioxidantes, si se tiene en cuenta que el

estrés oxidativo es uno de los principales mecanismos fisiopatológicos de la HNIR, la

disminución de la oxidación y formación de especies reactivas de oxígeno, podría

ayudar en la reducción en la incidencia de la HNIR (60), coenzima Q10, vitaminas (A,

C y E), diversas neurotrofinas, magnesio y estatinas (15, 60). Por lo anterior, en un

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26

futuro podría llegar a considerarse el consumo regular de antioxidantes como

profilaxis para la HNIR en la población expuesta (61).

A pesar de estos avances, en la actualidad el tratamiento se sustenta en el uso de

audífonos o de implantes cocleares. Se estima que del 2-20% de los usuarios de

implantes cocleares han requerido de esta intervención debido a una HNIR, aunque

podría ser esta una infraestimación, dado que entre el 40-50% del total de portadores

de estos dispositivos no tienen una causa claramente reconocida de su sordera,

pudiendo pertenecer en gran medida al grupo de HNIR (15).

Existen a su vez estrategias complementarias que, si bien no hacen parte del

tratamiento específico de la enfermedad, generan impacto en la calidad de vida de

las personas afectadas. Múltiples modalidades se han desarrollado, entre las que se

incluyen: el uso de tecnologías de asistencia auditiva como los sistemas de

modulación de frecuencia, sistemas infrarrojos, bucles de inducción auditiva y

sistemas cableados, los cuales mejoran el uso y la adherencia de los usuarios de

audífonos o implantes cocleares al uso de estos. También se dispone de métodos de

comunicación alternativos como el lenguaje de señas, la lectura del habla (lectura de

labios), la señalización de objetos, el deletrear con los dedos, el Braille o el Tadoma,

así como de sistemas de alerta para personas en condición de discapacidad por

deficiencias auditivas, sistemas de telecomunicación alternativa (ej. Lectores de

lenguaje escrito), uso de subtítulos, interpretación en lenguaje de señas (traducción

de lenguaje hablado a lenguaje de señas en tiempo real) y adaptaciones ambientales

(3).

Tanto las modalidades terapéuticas como el uso de estrategias complementarias,

deberán ir acompañadas siempre del mejoramiento de las habilidades perceptivas y

de comunicación lingüística de los pacientes, procesos que se logran mediante el uso

de terapias de rehabilitación auditiva (3).

Prevención

La HNIR es una condición completamente prevenible puesto que depende

únicamente de la exposición a una noxa (4). La industrialización y desarrollo de

nuevos oficios dependientes del uso de maquinaria, entre otros hitos históricos, han

hecho que las personas estén cada vez más expuestas a fuentes sonoras de alta

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27

intensidad (7, 8). Es por esto por lo que la prevención se constituye como el pilar

fundamental para disminuir la incidencia y prevalencia de la enfermedad (19, 30), lo

que se ve reforzado por la ausencia de tratamientos efectivos a la fecha (1, 20).

Generalmente se utilizan los estándares de la Occupational Health and Safe

Administration (OHSA) o de la National Institute for Occupational Safety and Health

(NIOSH) para establecer en quienes debe proveerse un programa de conservación

auditiva (programa de prevención de pérdida auditiva) (5, 9).

Se considera que los estándares proporcionados por la NIOSH tienen una mejor

evidencia de respaldo y tienden a ser más restrictivos. Se propone entonces que toda

persona expuesta a niveles de ruido iguales o superiores a 85 dB(A) durante 8 horas

al día o 40 horas por semana, con una tasa de intercambio de 3 dB(A), debería hacer

parte de estos programas y debería otorgársele los elementos necesarios para su

protección (2). Debe recordarse que la tasa de intercambio hace referencia al cambio

en la intensidad del ruido ante el que debe disminuirse la exposición a la mitad o

viceversa; es decir, con 85 dB(A) son 8 horas y con 88 dB(A) 4 horas.

En este sentido se propone realizar controles en orden jerárquico, y sólo en aquellos

casos en los que, a pesar de llevarlos a cabo, no se logre disminuirla emisión sonora

desde la fuente de manera efectiva, deberá otorgarse protección auditiva a los

trabajadores (2, 9). No obstante, lo que se observa en la mayoría de las empresas,

es que se entrega protección auditiva a los trabajadores sin hacerse controles de

ingeniería o administrativos (5, 9), posiblemente por las diferencias en costos

inmediatos que supone cada tipo de control.

Estudios realizados han demostrado que los controles de ingeniería (cambio de

maquinaria, segregación de las fuentes de ruido o instalación de paneles/cortinas

alrededor de las fuentes), logran reducir la exposición a ruido entre 11,1 a 19,7 dB(A).

A pesar de esto, no se realizó seguimiento a largo plazo por lo que no pudo analizarse

el efecto (5).

Diferentes investigaciones han encontrado que el uso de protectores auditivos

disminuye la exposición 20 dB(A) en promedio. La correcta instrucción del personal

sobre la inserción y mantenimiento de los tapones logró una reducción de 8,5 dB(A)

mayor que en aquellos a quienes no se le dio instrucción a corto plazo (no hay datos

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28

a largo plazo). Pareciera además que no existe diferencia entre el uso de protectores

auditivos completos (copas) en versus tapones de espuma a largo plazo con

ambientes que superan los 89 dB(A) de ruido (OR 0.8, 95% CI 0.63–1.03). No

obstante, el uso de protección auditiva más frecuentemente disminuye las pérdidas

auditivas con el muy largo plazo (5).

Aparentemente no existe diferencia entre realizar educación y entrenamiento en el

lugar de la exposición en comparación con sólo dar información a los trabajadores

para disminuir la exposición al ruido. Así mismo, parece incierto que dar información

en contraste con no darla, otorgue algún beneficio (5).

Con relación a los programas de prevención de pérdida de la audición, el único

parámetro que ha demostrado algún beneficio es aquel en el que se hace seguimiento

al uso de protectores auditivos. La educación y entrenamiento de los trabajadores no

ha mostrado ningún beneficio a largo plazo (5).

Pronóstico

La HNIR es una enfermedad de carácter irreversible en sus etapas avanzadas, por lo

que el pronóstico dependerá del momento, durante la evolución natural de la

enfermedad, en el que se diagnostique, así como de las intervenciones que sean

realizadas a partir de ese momento (4).

Perspectiva

Desde las descripciones iniciales, la funcionalidad del afectado se ha evaluado con

relación al reconocimiento de sonidos en frecuencias clásicamente denominadas

“conversacionales”. Desafortunadamente, la audición es una función compleja que no

solo es necesaria para la comunicación verbal, sino que es también relevante para

otras funciones que permiten el adecuado desenvolvimiento del individuo en la vida

cotidiana.

La evidencia actual refleja otras consecuencias de la exposición al ruido, como lo son

la dificultad para el reconocimiento de palabras en ambientes ruidosos, problemas

para la localización de la fuente emisora de un sonido y escuchar algunos ruidos

ambientales (62), así como un incremento en el índice de accidentalidad laboral (63),

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29

por lo que debería evaluarse la audición de forma holística y no solo en función del

reconocimiento de palabras en frecuencias conversacionales (62).

Si bien, la literatura médica relacionada con HNIR se ha volcado en su mayoría a

explicar los efectos del sonido en el espectro audible, son cada vez más frecuentes

las exposiciones a fuentes de ultrasonido que pudieran, de igual manera, tener

repercusiones en la salud auditiva (64). A pesar de las descripciones del daño

potencial de este tipo de ondas, poco es lo que se ha estudiado hasta la fecha, lo que

limita la adopción de medidas preventivas.

Otro punto pobremente estudiado es la exposición sostenida a fuentes sonoras (ej.

Navegantes), incluso dentro de los límites permisibles y sus efectos en la salud, como

también es poca la información relacionada con las presiones sonoras en los sitios de

descanso/reposo auditivo (65).

Nuevas terminologías como “HNIR de alta frecuencia” y la adopción de nomogramas

para el diagnóstico precoz, podrían tener efectos beneficiosos a nivel preventivo (22).

También, la integración de métodos de inteligencia artificial (66) como el aprendizaje

de máquinas (67, 68), el análisis de datos de personas expuestas a ambientes

ruidosos complejos (que no siguen una distribución Gaussiana) (22), entre otras,

propenderán por la prevención de identificación precoz de la HNIR, disminuyendo de

esta manera la carga de enfermedad atribuible a esta patología (19).

Conclusiones

A pesar de décadas de investigación y su carácter prevenible, la incidencia y

prevalencia de la HNIR va en aumento, por lo que deben incrementarse todos los

esfuerzos posibles para su prevención dada la alta morbilidad explicada por esta

entidad.

Aspectos médico-legales inherentes a la compensación relacionada con el daño

ocurrido por exposiciones en el ambiente de trabajo, han sido y continúan siendo uno

de los grandes desafíos de esta enfermedad, como se expone a profundidad en Le

Prell, et al (31). Lo que queda claro es que la legislación no implica aplicación de las

leyes y mucho menos prevención, por lo que deberían replantearse estas estrategias.

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30

Nuevos modelos preventivos y diagnósticos se han desarrollado en las últimas

décadas, lo que, en conjunto con las nuevas tecnologías en el análisis de datos,

debería ayudar a prevenir la ocurrencia de la HNIR.

Finalmente, apunta la evidencia a la posibilidad de prevención y/o reversión del daño

mediante el uso de diversos fármacos, lo que teóricamente permitirá cambiar el curso,

hasta ahora, natural de la enfermedad.

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31

Recomendaciones

A continuación, se exponen varias recomendaciones extraídas de la GATI-HNIR (11)

con aplicabilidad en el contexto colombiano:

1. Como estrategia para mantener vigilada la exposición de los trabajadores a ruido

se recomienda: conformar grupos que tengan similar exposición (GES) o que

desarrollen actividades laborales similares, aplicando los métodos y criterios de

referencia estandarizados para la evaluación de los GES a los factores de riesgo.

2. De preferencia se recomienda utilizar dosímetros personales, para la medición de

la exposición a ruido en los ambientes de trabajo. Solo se recomienda el uso de

sonómetros integradores cuando el ruido sea estable, con escasas variaciones de

nivel sonoro y siempre y cuando el trabajador permanezca estacionario en su sitio

de trabajo. Estos instrumentos deben disponer de sistema de integración de

niveles de ruido para un rango entre 80 y 140 dB(A).

3. Las mediciones de la exposición a ruido deben realizarse cada 2 años si los niveles

ponderados de ruido (TWA) son iguales o superiores a 95 dB(A) (1000% de la

dosis) y cada 5 años si los niveles ponderados de ruido TWA son inferiores a 95

dB(A). Además, cada vez que se presenten cambios en los procesos de

producción, adquisición de equipos, mantenimiento, reubicación laboral y en

general cuando se sospeche que los niveles de ruido han variado.

4. Se recomienda tener en cuenta el estándar que para el momento sea el más

actualizado en la definición de los métodos y procedimientos para la evaluación

de la exposición ocupacional a ruido en los sitios de trabajo.

5. Se recomienda aplicar un nivel de referencia de 85 dB(A) como límite permisible

de exposición ponderada para 8 horas laborables/día (TWA), con una tasa de

intercambio de 3 dB.

6. Se recomienda la aplicación de métodos administrativos y de control técnico o de

ingeniería en la fuente de generación de la contaminación por ruido y/o en el medio

de transmisión para el control de la exposición a ruido en los sitios de trabajo.

7. Se recomienda implementar un programa de vigilancia médica que incluya a todos

los trabajadores expuestos a niveles iguales o superiores a 80 dB(A) TWA, o su

equivalente durante la jornada laboral en todas las empresas que se ha

demostrado tienen altos niveles. Los programas deben contener evaluaciones

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32

médicas, aplicación de cuestionarios tamiz, y pruebas audiológicas, como la

audiometría.

8. Los programas de conservación auditiva deben incluir estrategias educativas y de

motivación para la aplicación de las medidas de control dirigidas al empleador y a

los trabajadores.

9. Los EPP son una medida provisional mientras se asegura el control en la fuente o

el medio y para su utilización debe aplicárseles un ajuste en las tasas de

protección proporcionadas por los fabricantes.

10. Se recomienda realizar evaluación auditiva preocupacional, de seguimiento y

postocupacional, que explore adicionalmente las condiciones individuales

relacionadas con hipoacusias, y otras actividades asociadas con los hobbies y

hábitos personales, así como la exposición a sustancias químicas y a vibración.

11. Para la evaluación auditiva se indica audiometría tonal realizada por personal

calificado y en cumplimiento de los estándares de calidad. Deben examinarse las

frecuencias de 500, 1000, 2000, 3000, 4000, 6000 y 8000 Hz en cada uno de los

oídos.

12. Las audiometrías pre y postocupacionales se realizan bajo las mismas

condiciones, con reposo de mínimo 12 horas, no sustituido por uso de protectores

auditivos. Las de seguimiento deben ser realizadas al terminar la jornada laboral

o bien adelantada la misma, con el fin de detectar descensos temporales en los

umbrales auditivos. Es indispensable disponer de la evaluación audiométrica

preocupacional, para determinar cambios en los umbrales.

13. La periodicidad recomendada para el seguimiento de la vigilancia médica es: cada

5 años para trabajadores expuestos a niveles de ruido entre 80-<82 dB(A) TWA;

anuales para los trabajadores expuestos a niveles de ruido de 82 a 99 dB(A) TWA

y semestrales para los expuestos a niveles de 100 dB(A) TWA o más.

14. Si en la audiometría se encuentra un desplazamiento de 15 dB o más, en al menos

una de las frecuencias evaluadas en cualquiera de los oídos, se recomienda

repetir inmediatamente la audiometría, verificando que se han controlado todas

las posibles causas de error. Si persiste descenso de 15 dB en alguna de las

frecuencias evaluadas, se indicará audiometría tonal de confirmación de cambio

de umbral auditivo dentro de los siguientes 30 días, bajo las mismas condiciones

de toma de la audiometría preocupacional.

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33

15. La recuperación de los umbrales es considerada un Cambio de Umbrales

Auditivos Temporal (CUAT), lo cual indica reforzar el cumplimiento del programa

de conservación auditiva. Ante persistencia de descenso de umbrales se

considera puede haber un Cambio de Umbrales Auditivos Permanente (CUAP),

para lo cual la empresa reevaluará el nivel de exposición y las medidas de control

implementadas y se realizará remisión para valoración clínica por medicina laboral

u otorrinolaringología. Si no se tiene duda con respecto a los umbrales se

procederá a realizar un registro cambio de los umbrales para las siguientes

audiometrías de seguimiento.

16. Se indica el uso de ayudas diagnósticas auditivas complementarias cuando se

presentan dudas al respecto de los umbrales auditivos reportados por el paciente

en la audiometría tonal, sea preocupacional, de confirmación de cambio del umbral

auditivo o postocupacional.

17. Se recomienda asegurar una exposición por debajo de los 80 dB(A) dentro del

programa de control e higiene industrial en aquellos trabajadores en los cuales se

han identificado algunos antecedentes, que pueden estar relacionados con un

riesgo discretamente mayor de presentar hipoacusia (mediada por condiciones

diferentes y que no han mostrado tener asociación con la exposición laboral a

ruido)

18. La indicación de tratamiento quirúrgico con implante coclear para pacientes post-

linguales es la presencia de hipoacusia neurosensorial bilateral de severa a

profunda, con una capacidad de discriminación en contexto abierto de frases del

30% o menos, bajo las mejores condiciones posibles de amplificación auditiva.

19. Algunos trabajadores presentarán indicación de rehabilitación auditiva, la cual no

difiere de indicaciones para las pérdidas neurosensoriales de otro origen. Se

apoya tanto en los hallazgos audiológicos como en las limitaciones referidas por

el paciente desde el punto de vista comunicativo.

20. La hipoacusia inducida por ruido ocupacional se caracteriza por ser principalmente

neurosensorial, afectando las células ciliadas del oído interno. Casi siempre

bilateral, simétrica y casi nunca produce una pérdida profunda. Una vez que la

exposición a ruido es descontinuada no se observa progresión adicional por la

exposición previa a ruido. La pérdida más temprana se observa en las frecuencias

de 3000, 4000 y 6000 Hz, siendo mayor usualmente en 4000 Hz. Las frecuencias

más altas y las bajas tardan mucho más tiempo en verse afectadas. Dadas unas

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34

condiciones estables de exposición, las pérdidas en 3000, 4000 y 6000 Hz

usualmente alcanzan su máximo nivel a los 10 a 15 años y decrece el riesgo de

mayor pérdida en la medida en que los umbrales auditivos aumentan. Los casos

que no se ajustan a los elementos caracterizadores de una pérdida por exposición

a ruido deben ser evaluados individualmente.

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35

DISEÑO METODOLÓGICO

Tipo de estudio

Escritura de un capítulo de un libro sobre pérdida auditiva provocada por ruido de

origen ocupacional y el rol del médico especialista en seguridad y salud en el trabajo

para la promoción y prevención de esta patología.

Población de referencia

Trabajadores con pérdida auditiva provocada por ruido de origen ocupacional y

médicos especialistas en seguridad y salud en el trabajo.

Población de estudio

Fuentes secundarias de información (artículos científicos, capítulos de libros y tesis),

sobre pérdida auditiva provocada por ruido de origen ocupacional y el rol del médico

especialista en seguridad y salud en el trabajo para la promoción y prevención de esta

entidad.

Descripción de la estrategia de búsqueda

Se realizó una búsqueda de literatura científica (artículos científicos, capítulos de

libros y tesis) relacionada con hipoacusia neurosensorial provocada por ruido de

origen ocupacional publicadas en bases de datos indizadas y en Google Scholar en

los últimos cinco años. En los casos en que existía bibliografía de referencia fuera del

periodo estipulado para la consulta, se hizo una revisión específica de estos

documentos para extraer la información pertinente.

Se efectuó una lectura sobre la legislación pertinente y aplicable a Colombia,

independientemente de la fecha de publicación, con el fin de obtener la información

apropiada y aplicable a los objetivos específicos del proyecto. Esta se comparó con

los estatutos de organizaciones no gubernamentales como la Organización

Internacional del Trabajo (OIT) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).

La búsqueda bibliográfica se llevó a cabo mediante el uso de las palabras clave de

forma individual o en combinación mediante uso de términos Booleanos.

Adicionalmente se utilizaron filtros en los buscadores para que los documentos

arrojados cumplieran con el periodo especificado, que fueran escritos en inglés,

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36

español o portugués, con estudios en humanos y/o trabajos en animales presentados

en forma de revisiones sistemáticas o metaanálisis.

Las bases de datos donde se realizaron las consultas para la obtención de los

documentos fueron:

▪ MEDLINE.

▪ Scopus.

▪ EBSCO.

▪ Trip Data Base.

▪ Lilacs.

▪ Bireme.

▪ Google Scholar.

Las palabras clave con las que se buscó la información fueron:

▪ MeSH: hearing loss, hearing loss sensorineural, noise-induced hearing loss,

noise occupational, occupational health, occupational diseases, occupational

exposure.

▪ DeSC: pérdida auditiva, pérdida auditiva sensorineural, pérdida auditiva

provocada por ruido, ruido en el ambiente de trabajo, salud laboral,

enfermedades profesionales, exposición profesional.

La finalidad de esta revisión fue la redacción de un capítulo de un libro sobre

seguridad y salud en el trabajo, en el que se pretende dar una puesta al día para los

profesionales de esta área del conocimiento, con el fin de brindar las herramientas

pertinentes para su práctica diaria, buscando a su vez a través de estos, promover la

conservación de la salud y el bienestar de la población trabajadora, buscando

disminuir la proporción de personas afectadas por esta patología. De igual manera,

es necesario ajustar la legislación nacional vigente, de forma tal que se logre este

mismo fin.

Los temas que se desarrollaron fueron una breve introducción, la epidemiología actual

de la enfermedad, los procesos fisiopatológicos que explican la ocurrencia de esta,

así como las manifestaciones clínicas auditivas y extra auditivas que esta ocasiona,

con el respectivo abordaje diagnóstico clínica y paraclínico, la sensibilidad de las

pruebas diagnósticas, las modalidades terapéuticas, así como el uso de estrategias

Page 37: PÉRDIDA AUDITIVA PROVOCADA POR RUIDO DE ORIGEN …

37

complementarias y las pautas para su aplicación. Por último, se hizo una descripción

detallada de las estrategias de prevención, buscando establecer unos parámetros que

hayan demostrado beneficios, y que sean fácilmente aplicables, medibles y

replicables.

La población objeto de estudio fueron los documentos científicos que cumplían con

los criterios de inclusión y las características de los criterios de exclusión.

Los criterios de inclusión de la bibliografía seleccionada son:

▪ Literatura a partir de 2016.

▪ Literatura previa a 2016 cuya información se considere indispensable o en su

defecto, que no exista más reciente relacionada con el tema específico.

▪ Literatura de referencia independientemente del año de publicación.

▪ Literatura publicada en inglés, español y portugués.

▪ Literatura publicada en bases de datos indexadas y Google Scholar.

▪ Documentación de OIT/OMS, legislación publicada en gaceta oficial.

Los criterios de exclusión:

▪ Estudios originales con un diseño metodológico que no responda a la pregunta

de investigación propuesta por los autores.

▪ Estudios con resultados no concluyentes.

▪ Estudios con pérdida del seguimiento de los sujetos de estudio, que hayan

ocasionado una pérdida del poder de la muestra.

▪ Documentos de los que no se pueda acceder al texto completo.

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38

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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