S E M A N A R I O FARMACÉUTICO.

BIBLIOGRAFIA FARMACEUTICA.

PRÁCTICA DE OPERACIONES F A R M A C E U T I C A S 0 E O M Z A DE LABORATORIO, por

Don Ricardo de Sádaba y García del Real,

Catedrático en la Universidad Central, Licenciado en Derecho- c ivi l y c a n ó n i c o , etc., etc.

Segunda edición: 2 tomos de 1633 p á g i n a s M a d r i d , 1879.

No registran los anales científicos de la Farmacia española, en los modernos tiempos, un acontecimiento de más importancia ni de mayor utilidad que la publicación de la obra cuyo título sirve de epígrafe á estas líneas. Lo han reconocido así nuestros colegas en sus artículos bibliográficos, y ban hecho justicia al mérito del l i ­bro el ilustre Colegio de Farmacéuticos de Madrid premiando á su autor con una medalla de oro laureada, y la Real Academia de Me­dicina nombrándole socio correspondiente después de haber emi­tido un informe brillantísimo acerca del valor científico que enal­tece la obra del Sr. Sádaba.

E l trabajo de este autor es efectivamente superior á todo enca­recimiento, así por las novedades que introduce en el orden cientí­fico al exponer con suma brevedad y concisión el concepto y plan de la enseñanza de la práctica de operaciones farmacéuticas, como por la seguridad con que marcha por el hasta ahora difícil é intrin­cado laberinto de los procedimientos operatorios. En todas partes se descubre el dominio que el Sr. Sádaba tiene sobre la materia que versa su libro, y por doquier resplandecen el vigor del método, la claridad y corrección del lenguaje, la sencillez del estilo, la exactitud de las descripciones y el precioso artificio que caracteriza esta obra, y que seduce al lector ménos dispuesto á consagrarse á estas tareas.

La práctica de operaciones farmacéuticas se divide en dos partes: la primera, denominada introducción, abarca cuestiones importan­tísimas acerca del medicamento, de las preparaciones medicinales y de las formas farmacéuticas de los medicamentos; en ella se fija el verdadero sentido de las voces preparación, método, procedi­miento, operación, etc., se estudian las operaciones en general, di­vidiéndolas en físicas y químicas, señálanse las condiciones que han de tener los laboratorios, y se describen los modernos aparatos de vapor adoptados con ventaja en el extranjero.

OCTUBRE 8 DE 1 8 8 2 . - A Ñ O X I , NÚM. 2 2

Í0 SKMANARIÜ F A R M A C E U T I C O .

En la segunda parte, destinada á la obtención y preparación de los medicamentos, la más extensa de la obra y también la de ma­yor provecho, es donde se ve la novedad del artificio adoptado por el Sr. Sádaba para hacer completas las descripciones, y para su­ministrar al práctico una g-uía segura en la ejecución de las opera­ciones farmacéuticas. Cada artículo lleva por epígrafe, en los com­puestos definidos, el nombre sistemático, el símbolo ó formula, peso atómico y molecular, equivalente y sinonimia, y á continuación sigue el estudio monográfico completo, describiéndose minuciosa­mente los procedimientos de obtención, la práctica de las opera­ciones, los fenómenos normales y los extraordinarios ó accidentales, las condiciones que ha de reunir el producto en ensayo ó reconoci­miento, y, por fin, la crítica del método y los usos del medica­mento.

De buen grado transcribiríamos algunos de estos artículos para que nuestros lectores apreciasen la utilidad é importancia del libro que examinamos; pero la falta de espacio contiene nuestro deseo y no permite que hagamos ese trabajo. Hay algunos artículos tan acabados y tan discretamente escritos, que no sabemos qué admirar más, si el profundo estudio y el perfecto conocimiento que el autor posee de la ciencia, ó la habilidad suma con que ha sabido presen­tar libres de toda hojaresca y de circunloquios los problemas más intrincados y confusos. Los artículos del Mrmes mineral, hidratos férricos, aconitina, digitalina, etc., son primorosos.

E l tratado de los medicamentos no definidos que viene á conti­nuación, tiene, si cabe, más mérito que el anterior por la originali­dad del método que emplea en la exposición. Estudia las prepara­ciones en general y utiliza uno para detallar la operación, mencio­nando las excepciones más notables del grupo de que se trata. De este modo y clasificándolos en tres clases, que denomina ^ro^wc-tos inmediatos (féculas, azúcares, etc.), preparaciones medicinales y

formas farmacéuticas de los medicamentos, el autor ha conseguido trazar un cuadro completo de las operaciones farmacéuticas, ha­ciendo pública una obra provechosa é indispensable á los alumnos de Farmacia y de reconocida utilidad á los farmacéuticos prácticos.

Terminamos, pues, nuestro trabajo felicitando, aunque tarde, al laureado autor del tratado de Práctica de operaciones farmacéuticas, y haciendo un llamamiento á los compañeros para que se apresu­ren á adquirir este libro^ en la seguridad que ha de reportarles no poco beneficio. Es lo ménos que puede hacerse en obsequio del autor. Cuando, como en este caso, la ciencia y el arte patrio se ele­van á grande altura, cualquier elogio parece pequeño y faltan pa­labras para tributarles el que merecen; pero no les faltará ni la ad­miración ni el respeto de los amantes del progreso de la Farmacia, entre los que nos lisonjeamos de encontrarnos.

S E M A N A R I O F A R M A C E U T I C O 11

SOCIEDAD FARMACEUTICA ESPAÑOLA.

/• (Cont inuac ión . ) N ú m e r o

de acciones.

Sociedad / . Formignera y Compañía, en representación de D. Cárlos F. Bellido y Alminaa, dos 2

Idem de D. Francisco Campoamor y Pérez, dos. . . . 2 Idem de D. Demetrio Ferrán é Hiran, dos 2 Idem de D. Bartolomé Juaneda y Camps,. tres. . . . . 3 Idem de D. Salustiano Orive y Otero, cinco 5 Idem de D. Adolfo Royo y Llovat, dos 2 Idem de Antonio Rodríguez y Carmena, cuatro. . . 4 Idem de D. Francisco Salazar y Quintana, dos . . . . 2 Idem de D. Juan Sureda y Rodríguez, tres. . . . o . 3 D . Pedro Geno vé y Colomer, cincuenta 50 E l mismo, en representación de D. Juan Yalenzuela y A l -

carin, una 1 D. Raimundo Gilí y Soler, tres. . . . . . . . . 3 E l mismo, en representación de D, Joaquín Ametller y V i ­

ñas, dos. 2 D. Santiago Lluciá y Más, una 1 D. Ramoa Marqués y Mata, diez 10 E l mismo, en representación de D. Deogracias Ainciburu

y Escolar, dos 2 Idem de D. Félix Apellaniz y Martínez, dos. . . . . 2 Idem de D. Francisco Carrasco de la Sagra, una. . . . 1 Idem de D. José Diaz Cardenal, una. 1 Idem de D. Pablo Fernandez é Izquierdo, dos, . . . . 2 Idem de Ü. Jaime Pisa y Reselló, dos 2 Idem de D. Sebastian Ramonell y Terrasa, cinco, . . . 5 Idem de D. Vicente Segura é Isidro, dos 2 Idem de D. Juan Ball y Boronat, cinco, 5 D. José María Mimer hermanos, dos 2 E l mismo, en. representación de D. Antonio Armero é Hidal­

go, cinco . 5 Idem de D. Antonio Carrasco y Meseguer, tres . . . . 3 Idem de D. Gabriel Campólo y Oroña, dos 2 Idem de I ) . Miguel Escuder y Sempere, dos. . . . . . 2 Idem de D. Germán Latorre y Pezel, tres 3 Idem de D. Luis de Piada y Estrada, dos 2 Idem de D. Marcelino Pinto y Aguado, una 1 Idem de Rafael Rojas y Zambrano, una 1 Idem deD. Manuel Rodríguez y Hernández, dos . . . . 2

.D. José Martí y Artigas, cincuenta. 50

12 SBMAJNAKIU F A R M A C E U T I C O

Número de

acciones.

E l .mismo, en representación de D. Narciso Soler y Bus­quéis, una 1

D. Francisco Poquet y Pamiés, cincuenta 50 El mismo, en representación de D, Eduardo Fabrés y Fe-

liú, cinco 5 Idem de ü , Bartolomé Muntaner y Font, una 1 Idem de D. Rafael Sánchez y Berbiela, dos 2 Idem de D. Manuel Cuchí y Viediella, dos 2 D. Pedro Obrer, dos. . . 2 D. Fidel Raurich y Cañellas, tres 3 D. Miguel Ros y Denlouder, dos . 2 El mismo, en representación de D. Deogracias Fisac y Oro-

vio, tres. 3 D. Juan Texidor y Cás, dos 2 E l mismo, en representación de D. Casimiro Azcoag-a y

Azurmendi, dos 2 Idem de D. Miguel Antón y del Saz, una 1 Idem de I ) . Jaime Bofill y Suñer, diez 10 Idem de D. José Cardona Llolús, una. 1 Idem de D. Agustín Carralda y Calvo, una 1 Idem de D. Ricardo Fernandez y Arellano, tres . . . . 3 Idem de D. Juan Antonio Goicoechea, una I Idem de D. Florencio Martin y Castro, cinco 5 Idem de D. Fermin Mola y Gallego, dos 2 Idem de ü . Ruperto Martin y Vargas, una . . . . . , 1 Idem de D. José Maqueda y Jiménez, dos 2 Idem de D. Pedro Perora y Bestard, diez 10 Idem de D. Nicolás Perora y Bestard, diez 10 Idem de D. Pedro Ruiz y Ortega, dos 2 Idem de D. Salvador Termes y Pujáis, una 1 Idem de D. Ramón Vila y Narniol, dos 2 Idem de D. Domingo Zulieta y García, dos 2 D. Luis Viader y Ganer, diez 10 El mismo, en representación de D. Joaquín Botet y Floru,

una 1 Idem de D. Jaime Balbey y Martorell, cinco 5 Idem de D. Arturo Llobet y Ballabriga, dos 2 Idem de D. Antonio Viader y Ganer, cinco 5 D Julio Valldosera y Roig, cinco. . 5 E l mismo, en representación de D. Ensebio Sentís y Gran,

dos 2 Idem de D. Juan Surroca y Viñeta, dos. 2 D. Enrique Vilaseca y Tock, dos 2 D. Agustín Yañez y Font, una 1

[Se continuará.)

S E M A N A R I O K A H M A C É U T I C O . Í 3

A s u n t o s c i e n t í ñ c o s .

L A E M I S I O N D E L H I D R Ó G E N O P O R L A S P L A N T A S

Y L A R E S P I R A C I O N V E G E T A L

por A . Pavía.

(Conclusioi).)

También la materia es susceptible de transformación análoga. Por esto de las sustancias cristalizables del reino mineral, paso

á las formas propias y complejas de la materia albuminóidea, y de estas á la forma celular propia de la sustancia organizada; todo es­te tránsito se efectúa mediante una sencilla condensación molecu­lar. Si poruña parte aún la fuerza de tan singular naturaleza es in­discutible y transformable en otra, y por otra la materia goza de la misma facultad, puedo concluir de aquí que los séres vivos (vegeta­les y animales) son una mezcla de materia y de fuerza, son asimis­mo indestructibles, por lo que sostengo el principio general de la transformación de la materia, á igual manera precisamente como ocurre en las sustancias minerales; así es como el concepto de la na­turaleza y de la materia va simplificándose y terminará por redu­cirse á la mayor simplicidad posible (1). El estudio de la metamor-

(1) Aludo aquí á cuanto dije en mi precedente trabajo sobre La ¿.somería de tos áto­mos con las moléculas.

En él hice ver que el calcio (metal) es isómero con el óxido de magnesio anhidro. Con relación á su estructura molecular puede expresarse, me parece á mi , de la ma­nera siguiente:

Mg. 1 I I , I 0 0—

(Oxido de magnesio.) (Calcio.) En la química orgánica se conocen un infinito número de radicales, los que aun­

que compuestos, funcionan las m á s veces como si fueran cuerpos simples. Uno de dicbos compuestos que presenta una notable analogía con el calcio por con­

tener un elemento metál ico; es el que designan los químicas con el nombre Ferricia-núgeno, el cual deriva de la condensación de dos molécu las de otro radical compuesto, lamado Ferrocianógeno, s e g ú n lo indica la siguiente fórmula;

(Cy6Pe)IV •+- {Cy6 F e ) I V = (cy6 F e - C y 6 F e ) V I , ó sea (Cy6 Fe)111 ( C y 6 F e ) i n . Con la particularidad de funcionar como cuerpo simple, lo cual es una prueba

significativa en favor de la idea de la naturaleza compuesta del metal. Por lo cual , s egún he dicho, de esto se deduce que con sólo los elementos vienen á formarse to­dos los compuestos orgánicos que se conocen, á lo cual puede añadirse que todos los metales y, metaloides debek estar sometidos á las mismas leyes, y de aquí el con­cepto de que la materia tiende siempre á simplificarse m á s , como se tendrá ocasión de ver cuando se ampl íe este important ís imo estudio.

Sabida es ántes de ahora la h ipótes i s de que las combinaciones minerales se efec­túan con poquís imos elementos, cual en los compuestos orgánicos , como si estuvie­sen regidos por iguales leyes los tres reinos de la naturaleza, existiendo entre ellos perfecta correlación.

14 S E M A N A K I O F A R M A C E U T I C O .

fósis de las'sustancias minerales es importantísimo, será fecundo y útil, empezando por el oxíg-eno y el de la multiplicidad y varie­dad de los séres vivientes.

Pasteur al basar su teoría, emitió la hipótesis de que en el aire existen gérmenes organizados, los cuales, hallándose en condicio­nes oportunas, se desarrollan, produciendo las diferentes fermenta­ciones que se conocen.

Recientemente el profesor Maccagno de Aspi, basándose en ex­periencias propias, seguidas con la mayor cautela y exactitud po­sible, ha hecho conocer que produciendo de todos los modos posi­bles el acceso del aire portador de gérmenes en aparato apropiado, y calentándole á 100° para destruir cualquier organismo viviente, así como los líquidos, en una solución de albúmina de huevo per­fectamente pura y azúcar intervertido, pudo comprobar pasados nueve dias en el líquido sometido al exámen la formación micros­cópica de filamentos como de musgos, y pasados otros cuatro dias un notable acrecentamiento de estos filamentos y la presencia de muchísimos vihriones [vibrio baccillus) y muchas granulaciones elementales, y algunos cuerpos transparentes de aspecto celular y ovóideo, algunos délos cuales eran apiculados.

He sido conducido á deducir de citadas experiencias que no hay necesidad (1) de la intervención de estos gérmenes para producirse la fermentación de los líquidos fermentescibles. Dicho profesor de­muestra con fuertes y sólidas razones la falacia é inexistencia de la Pauspermia.

Entiendo oportuno hacer una ligera observación, la cual sirva de excusa al presente trabajo.

Las experiencias de Maccagno dejan fuera de duda que la fer­mentación ha ocurrido sin la intervención de gérmenes organiza­dos: ¿quiere decir esto que en todos los casos debe suceder lo mis­mo? me parece insuficiente para excluir una grande teoría en vir­tud de ser limitado el númeru de hechos.

Convengo y soy el primero en admitir que la materia albu-minóidea es fácilmente transformable en gérmenes organizados, y por esto, de desempeñar el oficio de fermento; pero ¿hay seguridad de que siempre debe ocurrir una fermentación sin el concurso de gérmenes organizados? Como el fermento alcohólico en contacto de la glucosa se halla en condición oportuna para su desarrollo fisió-lógico (siendo la fermentación una acción fisiológica), así la ma­teria albuminóidea en contacto de la misma glucosa se hallará en las condiciones más oportunas para transformarse en gérmenes ór-gánicos.

Lo que quiere decir que el gérmen de Pasteur, siendo ya or­ganizado, se transforma mediante la fermentación en un sér ó gér­men de organización más complicada, cuanto que siempre micros­cópico, la sustancia albuminóidea siendo sustancia orgánica (ó por

(1) Guzzetta Chimiea, Anno i V , 1874 .—Fasc ícu lo 4, págs 197-198,

8 KM ANA (110 ^AkMACE ÜT l fc O. ih

mejor decir el intermedio entre la sustancia orgánica cristalizada y la sustancia organizada), con la fermentación se transforma en séres organizados de la más sencilla estructura, como si fueran iguales á las primeras granulaciones elementales.

Para conciliar ahora tan opuestas opiniones, añadiré que los

f érmenes organizados de Pasteur, que pueden hallarse en el aire, erivan de la fermentación precedente, y los infusorios de todas

las observaciones derivan también de la materia albuminóidea, los cuales introducidos en los jugos vegetales en contacto con la glucosa, se transforman primero en gérmenes organizados, de igual modo que se generaron los encontrados por Maccagno en el líqui­do que sometió á la experiencia arriba mencionada.

Réstame todavía dar cuenta de un modo de ver particular mió sobre la fermentación, en la esperanza de no ser de resultados in­diferentes para el estudio de esta importantísima rama de la quí­mica moderna. Admitiendo ante todo el principio de la transforma-bilidad de la materia mineral en materia orgánica y esta en mate­ria organizada, según mi acuerdo, no son solamente las materias albuminóideas las que en virtud de metamorfosis particulares dan origen á los microorganismos; yo admito que también los hidratos de carbono, y señaladamente la glucosa, son susceptibles de trans­formarse en séres organizados (célula).

En presencia de la glucosa, la materia albuminóidea dará orí-gen á ciertos pequeños organismos celulares que se encuentran en la fermentación, y al mismo tiempo también la glucosa en pre­sencia de aquella es capaz de dar origen espontáneamente á peque­ños organismos de carácter particular.

Quiero decir que las materias albuminóideas darán origen á pe­queños organismos de naturaleza animal (microzoorganismos), y en uno y otro caso, sin el concurso ó sea sin la presencia en el aire de gérmenes organizados.

Y esto es una prueba del lazo que une á los hidratos de carbo­no y las materias albuminóideas.

En el seno del vegetal encontramos siempre hidratos de carbo­no y entre ellos glucosa, y al mismo tiempo materias albuminói­deas; ahora bien, es lícito admitir que por su contacto durante un tiempo dado y las condicioneá oportunas, la glucosa dará origen á la célula vegetal por un proceso idéntico que el contacto de la al­búmina del huevo con el azúcar interventido da en primer lugar origen d la formación celular ve(/etal observada, por el profesor Mac­cagno en su experiencia.

{Bolletino Farmacéutico.)

N o t i c i a s v a r i a s .

INAUGURACIÓN DEL CURSO DE 1882 i 1883 EN IA ÜNIVERSIDAD CENTRAL.—El domingo 1.° del actual tuvo lugar este solemne acto,

16 5 ! E M A K A R I O FARMACÉUTICO.

presidiendo el Excmo. Sr, Ministro de Fomento; el catedrático de' la Facultad de Farmacia D. Fausto Garag-arza leyó un notabilísimo discurso sobre E l desarrollo del método experimental de las ciencias, que fué escuchado con grande interés y muy aplaudido. Después se efectuó la distribución de premios, y el Sr. Ministro pronunció un breve discurso apropiado al acto declarando abierto el curso académico.

La concurrencia fué numerosa y distinguida, tanto en los es­trados como en la parte destinada al público.

A permitirlo el espacio de que podamos disponer daremos á conocer el discurso del Sr. Garagarza, interesante por muchos con­ceptos y muy especialmente á los padres de familia.

LA VERDAD EN SÜ LUGAR.—Nuestro apreciable colega La Cor­respondencia Médica censura á la Diputación provincial de Madrid por haber anunciado la subasta del suministro de drogas y sus­tancias medicinales á las oficinas de Farmacia de la Beneficencia municipal. Cree nuestro colega que es aplicable á este caso cierta Real órden de 1861/ y no está en lo cierto La Correspondencia Mé­dica. No se trata de subastar el suministro de medicamentos á los hospitales y demás asilos benéficos que la Diputación provincial sostiene, sino que el anuncio aludido se refiere á las drogas y p r i ­meras materias que se emplean para la preparación de los medica­mentos, casos bien distintos. En el primero cabe el abuso y el per­juicio gravísimo que la citada Eeal órden condena con tanta dureza; en el segundo los profesores de Farmacia examinan, ensayan, y en su caso analizan los materiales medicamentosos, del propio modo que lo hacen todos los farmacéuticos al adquirir en el co­mercio esos materiales. Queda á su cargo la preparación y despa­cho de los medicamentos, y ellos son responsables de la bondad y buenas condiciones de los productos.

No es, pues, aplicable á este caso la Real órden de 1861, y desde luégo puede asegurarse que el ilustrado colega no se ha fijado bien en el anuncio, pues de otra manera no hubiera censurado á la Di­putación provincial.

Ya que con tanta frecuencia se presenta motivo para la censura, justo es rechazarla cuando, como en este caso, no es realmente me­recida.

REUNIÓN.—El viérnes 22 del mes de Setiembre pasado se re­unieron las comisiones central y provincial de la Exposieion farma­céutica para dar posesión á los delegados de los centros ministe­riales. Después de esto se nombraron varias comisiones, se acordó imprimir en tiempo oportuno la Memoria y el catálogo y que la comisión central se reúna todos los lúnes á las ocho y inedia de la noche para dar impulso á los trabajos.

Presidió la sesión el Sr. Garagarza y acudieron casi todos los profesores que forman parte de las comisiones referidas.