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¡¡PPuurrooss ccuueennttooss!! Original de Jorge Alberto Silva Alanís
Personajes:
Hada de los cuentos
Bosy, un duende
Caperucita Roja
Mamá de Caperucita
Lobo
Bruja de la Casa de Dulce
Hansel
Gretel
Blanca Nieves
Vendedor
Príncipe
Pinocho
Bruja Helga
Rapunzel
Reporteros
Príncipe Rana
Cartero
Armando Querellas, abogado
Secretaria de la Corte
Juez
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Acto Único
A telón cerrado. La obra da inicio con un tema musical que da pie a la entrada
del Hada. Ella va arrastrando un enorme libro que lleva por título “Puros cuentos”.
Tras algunos esfuerzos, el Hada logra colocar el libro en medio del escenario. Lo
observa complacida y suspira. Invadida por la música, comienza a hacer torpemente
algunos pasos de ballet. En algún momento cae al suelo y se levanta apresurada
sacudiéndose el vestido y sonriendo avergonzada. Carraspea y se acerca al público. En
un extremo del escenario entran algunos actores vestidos de árboles; algunos platican,
otros leen revistas, y uno de ellos escucha música con sus audífonos. La música cesa.
El Hada se dirige al público con una actitud infantil.
HADA: Hola, chiquitines, ¿cómo les va? Bienvenido sean a este hermoso bosque.
(Voltea alrededor y se percata de que el bosque - los árboles – no están
donde deben; carraspea y luego lanza un grito). ¡Dije: bienvenidos sean a
este hermoso bosque!
Los árboles caen en cuenta de que es su turno y corren a sus lugares. El árbol
del radio con audífonos no escucha así que otro árbol lo jala a su lugar.
HADA: Mucho mejor. (Al espectador) Yo soy el Hada de los Cuentos y estoy aquí
precisamente para contarles un cuento. (Abre el libro y en sus páginas
interiores vemos dibujado un bosque) Se trata de la maravillosa historia de
Caperucita Roja, cuyos autores son los hermanos Grimm. Ahora pongan
mucha atención para que toda la magia de las hadas los envuelva. (Hace un
movimiento con su varita). Érase una vez una dulce y gentil pequeñita a
quien le encantaba llevar puesta una caperuza que su abuela le había
regalado; la caperuza era de color rojo, por eso a nuestra amiguita le
llamaban: ¡Caperucita Roja!
Entra a escena Caperucita Roja.
HADA: Caperucita vivía en una pequeña casita a orillas del bosque, junto con su
mamá. Un buen día, la mamá de Caperucita le pidió un favor a su hija.
Entra la mamá de Caperucita con una canasta. Durante la secuencia, el Hada
pronunciará los diálogos de Caperucita y de su mamá, mientras que ellas sólo
moverán los labios como si los pronunciaran.
HADA: “¡Caperucita!” -le dijo la mamá a su pequeña-“llévale estos panecillos a tu
abuelita que vive del otro lado del bosque. “Sí, mami”, contestó
entusiasmada Caperucita, a quien le encantaba visitar a su abuelita.
La mamá le entrega a Caperucita la canasta y la pequeña empieza a saltar
rumbo al bosque
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HADA: Cuando ya Caperucita se disponía a entrar en el bosque, su madre le lanzó
una advertencia.
La mamá hace un gesto como si le hablara a Caperucita, ella se detiene.
HADA: “Hijita, tienes que tener mucho cuidado cuando atravieses el bosque.
Recuerda que no debes hablar con desconocidos, y menos con el lobo que
vive ahí, es muy malo”. Caperucita le dijo a su madre que no se preocupara y
así reanudó la marcha.
Empieza una melodía. Caperucita mueve las piernas como si caminara, pero
permanece en el mismo lugar. Los árboles detrás de ella se moverán haciendo el efecto
de desplazamiento de la niña. El lobo feroz hace su entrada por un extremo del
escenario. Se acerca a Caperucita, acechándola.
HADA: De pronto, Caperucita se topó con el lobo feroz.
El lobo intercepta a Caperucita de forma amenazadora. La niña y los árboles, a
excepción de uno de ellos quedan congelados en un gesto de terror. El lobo ruge y se
congela. Su rugido no se escucha como tal, es más bien una expresión de asco que hace
el árbol no congelado.
HADA: (Indignada) ¿Quién hizo ese sonido?
El árbol se quita el disfraz y descubrimos al duende Bosy.
BOSY: Fui yo, ¿algún problema?
HADA: ¿Quién te crees que eres para interferir en mi cuento?
BOSY: Me llamo Bosy. Interrumpí tu cuento porque me parece una tontería.
HADA: (Más indignada aún) ¿Cómo...cómo te atreves, duendecillo? ¿No ves que yo
soy el Hada de los Cuentos? ¿Quién te da derecho a decir que mi cuento es
una tontería?
BOSY: No es tanto el cuento. Eso está bien. La estructura es sólida, los personajes
contundentes... tiene momentos en donde la tensión está excelentemente
lograda. Solo hay un problema… y es quién lo cuenta... o sea tú.
HADA: Pues yo no le veo lo malo a mi manera de contar cuentos.
BOSY: Es que lo haces de una forma tan tradicional. Digo, los niños de ahora ya se
saben todos los cuentos. Ellos prefieren algo nuevo... más moderno, ¿sí me
entiendes?
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HADA: No, y no me interesa hacerlo. Ahora, si me permites, continuaré con el
cuento.
Hada toma aire para volver a empezar. Bosy la interrumpe.
BOSY: ¿Para qué te tomas la molestia? Todos sabemos cómo va a terminar.
HADA: ¡Déjame en paz!
BOSY: Apuesto a que yo podría contarlo mucho mejor.
HADA: ¿Ah sí? Pues vamos a ver si eres tan bueno como dices. Continúa tú con el
cuento.
BOSY: (Abraza al Hada y le da un beso) ¡Trato hecho!
HADA: (Se limpia la mejilla) Verás que vas a comerte cada una de tus palabras,
duendecillo rastrero.
BOSY: Bueno... primero que nada, el cuento debe empezar de otra forma. (A los
personajes congelados) ¡A sus puestos!
Los personajes salen corriendo de escena.
BOSY: (Al público) Luego de que la mamá de Caperucita le encomendó a su hija la
tarea de llevarle los panecillos a la abuela, la pequeña se aventuró por el
bosque.
HADA: ¿Qué tiene eso de diferente a mi versión?
BOSY: Que aquí Caperucita se fue montada en su patín de diablo.
Caperucita entra a escena montada en su patín. Se mueve de un lugar a otro
del escenario. El lobo aparece y asume la postura amenazadora de hace unos
momentos.
BOSY: De pronto apareció el lobo.
El lobo lanza un largo rugido que se torna un alarido de dolor cuando es
arrollado por Caperucita.
BOSY: Pero Caperucita ni siquiera lo vio.
Caperucita se detiene y voltea a ver al lobo, quien rápidamente se pone de pie.
CAPERUCITA: Señor lobito, lo siento no lo vi.
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LOBO: Hola, Caperucita, ¿a dónde vas?
CAPERUCITA: Lo siento, pero mi mamá me dijo que no hablara con extraños.
LOBO: Yo no soy ningún extraño. Soy el lobo del bosque, todos me conocen.
Bastará con que estrechemos las manos para ya no ser extraños.
CAPERUCITA: Pues sí, ¿verdad?
Estrechan las manos. El lobo contempla hambriento el brazo de Caperucita, se
acerca a él con la intención de morderlo. Caperucita no repara en ello ya que observa
el camino que le falta por recorrer. Cuando el lobo está a punto de morder el brazo de
Caperucita, la niña mueve el brazo para colocarse la mano como visera. El lobo se
muerde la mano y la saborea creyendo que es la de Caperucita; cuando se da cuenta
de la verdad está a punto de lanzar un grito de dolor, pero lo ahoga.
CAPERUCITA: Un gusto, lobito, pero tengo que seguir el camino a casa de mi abue.
Caperucita continúa su camino.
BOSY: El lobo, que deseaba devorarse a Caperucita a la hora de la cena, inventó
rápidamente un plan para llevarse a la niña al plato.
El lobo intercepta a Caperucita.
LOBO: Pero, Caperucita. No me digas que vas a tomar ese camino para ir a la casa
de tu abuelita.
CAPERUCITA: Sí, señor lobito, es el único que conozco.
LOBO: Pues si te vas por aquel otro camino... (Apunta hacia otra dirección)...
llegarás más rápido.
CAPERUCITA: ¿De verdad?
LOBO: Claro, te lo dice alguien que conoce el bosque a la perfección. Ese camino es
más corto.
CAPERUCITA: Gracias, señor lobito. Tomaré ese.
Caperucita toma el camino que le indicó el lobo, éste se frota maliciosamente
las manos.
BOSY: El camino que le señaló el lobo a Caperucita era más largo. Lo que el muy
malvado pretendía era...
LOBO: Me desharé de la abuelita y luego me disfrazaré como ella...
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El Hada interrumpe a Bosy, que estaba a punto de continuar con el cuento. El
lobo sigue abriendo la boca, pero de ella no sale ningún sonido.
HADA: Así cuando Caperucita llegue a la casa fingiré que soy la abuelita, y en un
descuido... me la comeré.
Hada lanza un aullido, el lobo hace ese gesto y sale de escena.
HADA: ¿Y qué tiene tu versión de diferente? Salvo el detalle del patín y el
atropellamiento del lobo, todo es igual a mi versión.
BOSY: Es que apenas viene lo bueno...
Finalmente se abre el telón, y descubrimos un escenario repleto de árboles.
Justo al centro la fachada de una casa adornada como si estuviera hecha de dulce.
Esta fachada tendrá dos lados, uno será el recién descrito y el otro será de madera. El
libro es acomodado en un extremo del escenario.
BOSY: Caperucita siguió el camino que le indicó el lobo y llegó a una casita muy
bonita.
Caperucita entra montada en el patín y se detiene admirada al ver la casita.
BOSY: Algo particular notaba en aquella casita, y es que estaba hecha de dulce y
caramelo, de turrón y chocolate, de algodón de azúcar y mazapán.
Caperucita comienza a comer algodón de azúcar que sale de una maceta que
adorna la casita.
CAPERUCITA: (Maravillada) ¡Una casita de dulce! Y a mí que me encantan las golosinas.
BOSY: Caperucita pensó que la casita era deliciosa...
HADA: (Interrumpe) Y después supo que estaba en otro cuento: “Hansel y Gretel”.
(A Bosy) Eres un tramposo, no se vale mezclar los cuentos.
BOSY: ¿Por qué no? ¿Acaso hay alguna ley que lo prohíba?
HADA: Simplemente no se vale. Son dos cosas muy distintas.
BOSY: Mira, acompáñame. Voy a demostrarte que sí se puede.
HADA: (Escéptica) A ver...
Bosy conduce al Hada hasta el libro gigante. Le señala algo escrito dentro.
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BOSY: Mira, ahí dice, ¿lo ves?
HADA: ¿Dónde no lo veo?
BOSY: Acércate más.
HADA: Está bien.
El Hada se acerca más al libro. Bosy la empuja hacia el interior y luego lo
cierra.
HADA: (Desde adentro del libro) ¿Qué es esto? ¡Sácame de aquí!
BOSY: Proseguiré. Caperucita saboreaba las deliciosas golosinas de las que estaba
hecha la casa, cuando de pronto escuchó una terrible voz.
BRUJA: (Desde el interior de la casa) ¿Quién se come mi casa?
HADA: (Desde el libro) ¡Era la bruja! ¡La malvada bruja!
La Bruja entra a escena por la puerta de la casa.
CAPERUCITA: Lo siento no fue mi intención.
BRUJA: (Quién no ha reparado en Caperucita) ¿Cómo están mis peque...? (Ve que es
Caperucita y la mira con extrañeza) Un momento, ¿dónde está tu hermano?
CAPERUCITA: ¿Mi hermano? Pero si yo no tengo hermanos.
BRUJA: Yo vi en mi caldero mágico que dos hermanitos se dirigían para acá.
CAPERUCITA: Pues yo vine sola, espero que pueda servirle para algo.
BRUJA: Tú no me sirves para nada. Las niñas son de carne dura, sólo sirven para el
caldo; y en verano, ¡ni pensarlo!
CAPERUCITA: ¿Qué cosa?
BRUJA: ¿No tienes algún amiguito que quiera venir para acá? Hay muchos dulces
para que coma hasta que se harte y se ponga bien gordito.
CAPERUCITA: Lo siento, creo que no puedo ayudarle.
BOSY: Caperucita recordó algo en ese momento. La casita de dulce y la bruja que
vivía en ella le habían resultado familiares, y es que alguien en algún
momento le había contado el cuento de Hansel y Gretel.
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El Hada asoma la cabeza fuera del libro.
HADA: ¡Eso es lo más absurdo que he escuchado!
Bosy mete al Hada de regreso al interior del libro.
CAPERUCITA: ¿Sabe una cosa? Usted debe cuidarse de esos niños que dice que vienen
para acá.
BRUJA: ¿Por qué? ¿crees que me indigeste con el niño?
CAPERUCITA: Mire, voy a contarle lo que le va a suceder si recibe a esos niños en su
casita.
Caperucita empieza a contarle a la Bruja el cuento de “Hansel y Gretel”. Ella
escucha con atención, primero complacida, y después horrorizada.
BOSY: Caperucita le contó a la Bruja qué le sucedería según el cuento tradicional.
CAPERUCITA: Y ella la avienta a usted al horno donde se cuece hasta quedar hecha
galleta.
BRUJA: (Alarmada) ¿Galleta? ¡y yo que no como harinas!
CAPERUCITA: Así que le recomiendo que tenga mucho cuidado si esos niños se aparecen
por aquí.
BRUJA: Sí, sí, niña... gracias.
CAPERUCITA: Bueno, yo tengo que seguir mi camino. Hasta luego.
Caperucita sale de escena. La Bruja permanece angustiada.
BRUJA: (A sí misma) Ay, ¿y si vienen esos niños? ¡¿qué voy a hacer?!
Entran a escena Hansel y Gretel. Se les nota desorientados. Al ver la casita la
contemplan maravillados, luego voltean con la bruja, quien no ha reparado aún en
ellos y se dirigen a ella.
HANSEL: Buenas tardes, señora. ¿Puede ayudarnos? Mi hermana y yo estamos
perdidos.
BRUJA: (Nerviosa) ¿De casualidad ustedes se llaman Hansel y Gretel?
GRETEL: Así es, señora. ¿Cómo supo nuestros nombres?
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La Bruja lanza un alarido de terror, retrocede asustada.
BRUJA: Ay, no se me acerquen, no se me acerquen.
HANSEL: Señora, ¿se siente bien?
GRETEL: ¿Podemos ayudarle en algo?
BRUJA: No, no me puede ayudar, sino todo lo contrario. Llévense todo, si quieren;
los dulces de mi casita, mis plantas de algodón de azúcar. Es más... (va hasta
la casa y saca un par de morrales repletos de monedas de oro) llévense mis
riquezas, pero, por favor... no me hagan daño.
La Bruja se derrumba. Hansel y Gretel la observan, primero espantados, luego
se encogen de hombros y se entusiasman sobremanera.
HANSEL: Muchas gracias, señora.
BOSY: Y así la Bruja conservó su vida y Hansel y Gretel se hicieron ricos de forma
instantánea. Pero en eso, llegó al lugar su papá.
Entra a escena el Papá de Hansel y Gretel.
PAPÁ: Hijos míos, pensé que no los encontraría.
HANSEL Y GRETEL: ¡Papito!
Padre e hijos se abrazan.
PAPÁ: Perdónenme, no debía abandonarlos en el bosque.
GRETEL: Papá, ¿y nuestra malvada madrastra, la que te obligó a abandonarnos?
PAPÁ: Me di cuenta de que era mala, así que la metía una caja y la mandé por
correo a Zimbabwe.
HANSEL: ¿Dónde queda eso?
PAPÁ: Eso no importa. Lo que importa es que nunca más los abandonaré.
El Papá abraza de nuevo a sus hijos. Ellos corresponden el gesto. Pero la
escena se difumina cuando el Padre ve a la Bruja y se acerca a ella completamente
cautivado.
PAPÁ: Pero, ¿quién es esta belleza?
BRUJA: (Pasmada) ¿Se refiere a mí?
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PAPÁ: Usted es lo que necesito para ser feliz. Acepte casarse conmigo, por favor.
BRUJA: Pero, ¿no es demasiado rápido?
PAPÁ: No, el tiempo apremia. Cada segundo sin ti es una eternidad.
BRUJA: Está bien, acepto. Pero tendrás que abandonar aquí a los niños porque ellos
podrían convertirme en galleta.
PAPÁ: Como quieras. Niños: la casita de caramelo es de ustedes, ¡qué tengan
suerte!
El Papá toma a la Bruja de la mano y ambos salen corriendo.
GRETEL: Papá volvió a abandonarnos, Hansel.
HANSEL: Sí, Gretel. Pero no importa, tenemos el dinero de la Bruja y podremos
empezar nuestro negocio.
Hansel saca algunas de las monedas de oro. La Bruja vuelve a entrar.
BRUJA: Ah, por cierto, las monedas de oro no son precisamente de oro, sino de
chocolate. ¿Con qué otra cosa podría mantener una casita de caramelo?
PAPÁ: (Desde afuera) Deprisa, querida. Hawai nos espera.
HANSEL: Gretel, creo que ahora sí estamos perdidos.
Hansel y Gretel se abrazan y salen de escena. El Hada logra salir del libro y se
acerca amenazadoramente a Bosy.
BOSY: Pero la vida no tardó en sonreírles a Hansel y a Gretel. Rápidamente
pusieron a trabajar su capital y en poco tiempo establecieron una fábrica de
dulces que hasta la fecha les deja cuantiosas ganan...
El Hada salta salvajemente sobre Bosy y le impide terminar el diálogo.
HADA: ¿Qué estás haciendo, grandísimo mequetrefe?
BOSY: Estoy contando la historia a mi manera
HADA: Estás destruyendo el cuento a tu manera.
Bosy logra quitarse al Hada de encima. Ella termina en el suelo.
HADA: ¿Quién te crees que eres para decidir así por los personajes?
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BOSY: Bueno, los niños fueron felices al final, ¿no?
HADA: No se trata de eso. Tienes que ser fiel a la historia. ¿Sabes qué? Será mejor
que te vayas y me dejes terminar.
Bosy se encoge de hombros. Hace un gesto dándonos a entender que se le ha
ocurrido una idea y corre hacia atrás de la casa.
HADA: (Al público) Como recordarán, pequeñines, el lobo tomó el camino corto a la
casa de la abuela. Y en el trayecto tuvo la precaución de conseguirse una
caperuza idéntica a la de Caperucita.
Para este momento, el libro gigante ya habrá salido de escena y la casa deberá
mostrar la otra faz. Entra a escena el lobo. Lleva puesta una caperuza roja. Se acerca
a la puerta de la casa.
HADA: “Con esta caperuza puesta” – pensó el lobo- “lograré engañar a la abuelita
haciéndole creer que soy Caperucita. Así entraré a la casa, me desharé de
ella y esperaré a la niña disfrazado de abuela”. (Pausa breve) El lobo llamó a
la puerta: “toc, toc”.
El lobo toca la puerta y de ésta sale Bosy.
BOSY: La puerta se abrió. ¿Y cuál sería la sorpresa del lobo al ver que quien atendía
no era la abuelita, sino una bella joven.
HADA: Oye, te dije que no te metieras.
El Hada se lanza sobre Bosy.
BOSY: Aquella joven era Blanca Nieves.
HADA: (Al público) No lo escuchen.
Bosy y Hada forcejean. Ella empuja al duende fuera de escena, Ambos salen.
Blanca Nieves aparece en el dintel de la puerta.
BLANCA NIEVES: Hola, amiguita. ¿Puedo ayudarte?
LOBO: (Sorprendido, habla normalmente) ¿Qué tal... abue ... (recuerda que debe
hablar como niña y rectifica) ¿Qué tal, abuelita? Te ves muy bien el día de
hoy. ¡Muy conservada!
BLANCA NIEVES: Ah, buscas a la abuelita. De seguro eres Caperucita Roja, ¿verdad?
LOBO: Sí, yo soy Caperucita Roja, pero... ¿tú no eres mi abuelita?
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BLANCA NIEVES: No, yo sólo estoy aquí por un tiempo. Me llamo Blanca Nieves.
Blanca Nieves y el lobo estrechan los manos.
LOBO: Mucho gusto, pero... ¿y mi abuelita?
BLANCA NIEVES: Fue al gimnasio a hacer pesas. Ya sabes lo que le gusta el
levantamiento de pesas. Por cierto, ya calificó para las próximas olimpiadas.
LOBO: ¿De verdad?
BLANCA NIEVES: Sí, estoy segura que hará un gran papel. Ella es tan buena. Fíjate, me
hizo el favor de recibirme un par de meses en su casa. Yo vivo aquí cerca
con siete enanitos muy buenos, pero como no ha habido suficiente trabajo
tuvieron que irse a buscar al otro lado del bosque, pasando el río.
LOBO: ¡Ah, qué bien!
Hada y Bosy vuelven a entrar. Siguen forcejeando.
BOSY: El lobo pensó que Blanca Nieves también sería un platillo delicioso, así que
decidió cambiar un poco sus planes.
HADA: Blanca Nieves y el lobo no tienen nada que ver entre sí.
El lobo se queda pensando. Hada y Bosy vuelven a salir de escena.
BLANCA NIEVES: (Al lobo) Te quedaste callada, ¿en qué piensas?
LOBO: En nada... en nada... Eres muy bonita, Blanca Nieves.
BLANCA NIEVES: Gracias, Caperucita, tú... (se detiene) tú también lo eres... (buscando
arreglar la frase)... de cierta forma. Aunque si te quitaras todo ese cabello de
la cara mejoraría mucho tu aspecto. Es más, tengo unas cremas faciales que
son fabulosas.
LOBO: ¿Cremas faciales?
BLANCA NIEVES: Sí, para tu rostro. Después de que te las ponga vas a quedar lindísima.
Rápidamente Blanca Nieves entra a la casa por unos tarros de crema y por un
banquito, donde sienta al lobo.
LOBO: (Nervioso) Pero... Blanca Nieves... no tienes por qué molestarte. Yo así de
feíta me siento bien.
BLANCA NIEVES: No digas eso. No existen mujeres feas, sólo descuidadas.
LOBO: Pero...
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BLANCA NIEVES: (Lo interrumpe abruptamente al tiempo que unta la crema en el rostro
del lobo. Nada de peros. (Pausa breve) Y dime, Caperucita, ¿no tienes
hambre?
LOBO: No sabes cuánta.
BLANCA NIEVES: (Saca de su delantal una manzana) ¿Quieres una manzana? Me la
trajo a regalar una ancianita hace rato.
LOBO: (Feliz)Sí, gracias.
El lobo intenta tomar la manzana, Blanca Nieves la aparta.
BLANCA NIEVES: Pero primero tengo que ponerte la mascarilla.
LOBO: (Fastidiado) Está bien, está bien.
Blanca Nieves continúa untando la crema en el rostro del lobo. Hada y Bosy
vuelven a entrar. Está vez, Bosy aparece atado de pies y manos y amordazado. Hada
lo arrastra.
HADA: Ya ha sido demasiado. Es hora de que ponga orden en este cuento. (Pausa
breve) Después del encuentro con la bruja; Caperucita siguió su camino
hacia casa de la abuela... y después... después... (Sin saber cómo continuar).
Caperucita entra a escena y se detiene ante la falta de palabras del Hada. Bosy
se acerca a al Hada y escupe la mordaza.
BOSY: ¿No que muy buena?
HADA: Sé exactamente qué sucede después. Este retardo es para dar un efecto
dramático.
BOSY: A ver, ¿qué pasa después?
HADA: (Embrollada) Pasa... eh... pues... este... Caperucita se... se... ¿cómo se dice?
Se... se topó a un vendedor de libros.
Un vendedor de libros entra con una carretilla repleta de libros y casi arrolla al
Hada y a Bosy.
VENDEDOR: ¡Libros! ¡libros! ¡se venden libros! ¡Fomente la lectura con sus hijos, amigos
y familiares! ¡Tenemos las más recientes novedades editoriales! ¡Acérquese,
señor, acérquese, señora! (Se topa con Caperucita) Niña, ¿quieres
comprarme un libro?
CAPERUCITA: Lo siento, señor, pero no tengo dinero.
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VENDEDOR: ¡Qué lástima! (Sigue su camino) ¡libros, libros! ¡No se quede con ganas de
leerlos!
En la salida del vendedor, se cae un libro cae de la carretilla; éste no lo nota.
Caperucita ve el libro cuando el vendedor ya está fuera de escena y lo recoge.
CAPERUCITA: Señor, vendedor, se le cayó un libro.
El vendedor no responde. La niña se encoge de hombros.
CAPERUCITA: No me escuchó. Bueno... supongo que puedo conservarlo. (Lee la cubierta
del libro) “Cuentos de Hadas”; suena interesante. (Empieza a hojear el libro
y se detiene ante algo que llama su atención) Vaya... aquí hay un cuento que
se llama como yo.
HADA: Caperucita empezó a leer el libro y se dio cuenta de que se trataba de su
historia. Por eso al llegar al final supo que tenía que acudir en ayuda de su
abuela.
CAPERUCITA: Ese malvado lobo me tendió una trampa. Tengo que ir a ayudar a mi
abuelita.
Caperucita sale de escena.
HADA: Caperucita corrió a través del bosque a fin de que el lobo le hiciera daño a su
abuelita. Pero él en ese momento estaba enfrascado en otra actividad.
BLANCA NIEVES: ¡Ya está! Sólo hay que esperar a que se seque la mascarilla y después
tendrás un rostro perfecto.
LOBO: Luego me dices dónde las compraste porque quiero seguir el tratamiento.
BLANCA NIEVES: ¡Es buenísimo! Ni sabes. (Pausa) Por cierto, ahorita que te puse la
mascarilla no pude evitar ver tus ojos... son muy grandes.
LOBO: Son para verte mejor.
BLANCA NIEVES: Y tus orejas también están bastante grandes...
LOBO: Son para oírte mejor.
BLANCA NIEVES: Tu nariz también... pero eso se arregla fácil con una buena cirugía
plástica. Te puedo recomendar uno que le dio una estiradita a mi madrastra.
LOBO: (Indignado) Mi nariz me gusta así de grande... además es para olerte mejor.
BLANCA NIEVES: Y tu boca... tu boca es enorme...
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LOBO: Es para comerte mejor.
El lobo salta sobre Blanca Nieves quien lanza un grito de susto, después se echa
a reír ante la mirada atónita del lobo.
BLANCA NIEVES: Ay, Caperucita. Me asustaste. ¡Qué fea, grosera!
Entra corriendo Caperucita.
CAPERUCITA: ¡Cuidado! ¡Es el lobo!
Blanca Nieves grita asustada y corre hasta donde está Caperucita; la abraza. El
lobo se acerca amenazadoramente a ellas.
LOBO: Me fue mejor. Ahora voy a comer doble ración.
HADA: Pero el pobre lobo jamás sospechó que Blanca Nieves era cinta negra en
karate.
BLANCA NIEVES: A mí nadie me va a comer. Y menos un lobo pulgoso.
Blanca Nieves le lanza una patada al lobo que le saca por completo el aire.
LOBO: Toma esto! ¡y esto! ¡y esto!
Blanca Nieves asesta una serie de golpes al lobo que lo dejan tirado en el suelo.
CAPERUCITA: ¡Eso! Le diste al lobo su merecido.
BLANCA NIEVES: Eso se saca por sinvergüenza. Soy Blanca Nieves.
CAPERUCITA: Caperucita Roja, mucho gusto.
Las dos se dan la mano. El lobo se levanta, pero una patada de Blanca Nieves lo
saca de escena.
BLANCA NIEVES: Debes estar hambrienta, ¿quieres manzana?
CAPERUCITA: Sí, gracias.
Caperucita muerde la manzana y hace un gesto de desagrado.
CAPERUCITA: Sabe raro.
Caperucita se desvanece y cae en un profundo sueño. Blanca Nieves la auxilia.
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BLANCA NIEVES: Caperucita, ¿te encuentras bien? ¿qué te pasa?
HADA: La manzana que Blanca Nieves le dio a Caperucita estaba envenenada. La
celosa madrastra de Blanca Nieves quería quitar a su hijastra del camino para
así ser la más bella. Por eso preparó una poción que le puso a la manzana y
que haría dormir eternamente a quien la mordiera. Eso dice la historia
original.
Blanca Nieves ve el libro y lo toma.
BLANCA NIEVES: ¿Qué es esto? (Empieza a hojearlo) ¿Blanca Nieves y los siete
enanos? ¿quién escribió esto?
Blanca Nieves, sorprendida, lee su historia en silencio.
HADA: Blanca Nieves se dio cuenta de que necesitaban que un joven príncipe besara
a Caperucita en la mejilla para que así pudiera despertar.
BOSY: ¿No tenía que ser en los labios?
HADA: Oye, Caperucita es sólo una niña.
BOSY: Está bien, ¡en la mejilla!
BLANCA NIEVES: (Abandona la lectura) Necesitamos buscar a un joven príncipe para
que te saque de tu sueño, Caperucita. ¡Vámonos!
Blanca Nieves se pone de pie tratando de levantar a Caperucita. Se quedan
congeladas. Hada se acerca a Bosy.
HADA: ¿Y bien? ¿Conque no podía contar la historia, duendezucho de novena?
Bosy ríe con cinismo.
HADA: ¿De que te ríes?
BOSY: Tanto que pregonabas que por nada del mundo cambiarías una historia... y
mira lo que has hecho.
El Hada medita unos instantes, después hace una expresión de angustia.
HADA: ¡Dios mío! Tienes razón. No me di cuenta, me dejé llevar.
BOSY: ¿Lo ves? No tiene nada de malo que cambies el rumbo de las historias.
HADA: ¿Qué dirá el Sindicato de Hadas sobre esto? De seguro me correrán, me
llamarán traidora, anti-profesional, ¡improvisada! Escucha, Bosy... este
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cuento de Caperucita Roja y Blanca Nieves, tiene que quedar en el olvido,
¿sí? Ya vamos a dejar de destruir cuentos sin razón.
BOSY: (Luego de un silencio) No.
HADA: ¡Bosy!
BOSY: Aún tenemos que saber que pasó con Caperucita.
HADA: Pues... ¿qué pasó? Se quedó dormidita.
Caperucita se descongela.
CAPERUCITA: (Enojada) No pensarás dejarme así, ¿verdad?
HADA: ¿Caperucita?
CAPERUCITA: ¡Mira qué bonito! Primero me hace morder una manzana envenenada y
después la señorita no quiere cargar con la responsabilidad.
HADA: Perdón, fue lo único que se me ocurrió.
CAPERUCITA: Pues ahora que se te ocurra algo para despertarme. (Truena los dedos) ¡Y
que sea rápido!
HADA: ¡Cómo no, Caperucita!
BLANCA NIEVES: (Se descongela) Si no es mucha molestia, ¿no será posible que me
faciliten una carretilla para llevar a Caperucita?
BOSY: Al instante, Blanca Nieves.
Bosy lanza un silbido y aparece una carretilla.
BLANCA NIEVES: Gracias.
Caperucita sube a la carretilla y al instante vuelve al sueño. Blanca Nieves
conduce la carretilla fuera de escena.
HADA: Bosy, ¿ahora qué hago? Tengo que continuar con la historia y no se me
ocurre nada. Estoy acostumbrada a contar cuentos que me sé de memoria,
pero ahora debo inventarlos.
BOSY: No es muy complicado. Sólo echa a volar tu imaginación; ya lo hiciste antes.
HADA: Se dice fácil.
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BOSY: Mira, te voy a ayudar. Piensa: ¿qué es lo que Caperucita necesita?
HADA: Un beso
BOSY: Un beso de...
HADA: De un príncipe.
BOSY: ¿Y dónde encuentras un príncipe?
HADA: (Se queda pensando) Pues en un atienda de príncipes.
BOSY: ¡Buena idea!
Aparece el mostrador de una tienda de príncipes y un letrero con la leyenda:
“Príncipes al 50% por cambio de temporada”. Tras el mostrador vemos vendedor
hojea un catálogo.
BOSY: ¿Qué más se te ocurre?
HADA: (Haciendo un esfuerzo) Mmhh... Blanca Nieves y Caperucita llegaron a la
tienda de Príncipes con al esperanza de conseguir a uno que sacara a
Caperucita de su sueño.
Entra a escena Blanca Nieves empujando la carretilla donde yace dormida
Caperucita Roja. Se dirige al vendedor.
BLANCA NIEVES: Disculpe, ¿tiene príncipes?
VENDEDOR: ¡Cómo no! (Le muestra el catálogo) tenemos estos modelos a mitad de
precio por cambio de temporada. Éstos de acá cuestan un poquito más
porque son importados. ¿Cómo qué cosa andaba buscando?
BLANCA NIEVES: Pues uno que le pueda dar un beso a mi amiga para que pueda
despertar de su sueño. Y además que no sea muy caro porque no contamos
con mucho capital.
VENDEDOR: Me acaba de llegar un modelo bastante económico... pero sale bueno.
Silba y entra a escena un príncipe que empieza a modelar.
VENDEDOR: Éste trae garantía por cinco meses. Su certificado de realeza está en regla.
Sabe montar a caballo, rescata doncellas en peligro, maneja la espada, ya
demás es un completo caballero. Si se lo lleva ahorita le incluyo la corona,
¿qué dice?
BLANCA NIEVES: Pues parece bien, ¿cuánto cuesta?
19
VENDEDOR: (Empieza a hacer operaciones con la calculadora) Bueno... el precio de lista
es de... más el impuesto real, más el seguro médico, más gastos de papelería,
más mi comisión, da un total de...
Le muestra a Blanca Nieves la cifra de la calculadora. Ella se sobresalta.
BLANCA NIEVES: ¿Tanto?
VENDEDOR: Señorita, le estoy vendiendo un príncipe, no un lacayo cualquiera.
BLANCA NIEVES: Pero, ¿de dónde voy a sacar tanto dinero?
HADA: (A Bosy) ¿De dónde va a sacar tanto dinero?
BOSY: No sé, inventa algo.
HADA: (Hace un esfuerzo) Mhhh... el vendedor le hizo a Blanca Nieves una
sugerencia.
VENDEDOR: ¿Por qué no vas al programa de televisión de Pinocho?
BLANCA NIEVES: ¿A un programa de televisión? ¿Para qué?
HADA: El vendedor le explicó a Blanca Nieves que al programa de Pinocho asistían
personas a hablar de sus problemas, y por ello recibían una buena cantidad.
VENDEDOR: Y si le pegas a alguien creo que te dan más.
BLANCA NIEVES: Me parece una buena idea.
VENDEDOR: Yo te separo a este príncipe, pero vuelve pronto por él.
BLANCA NIEVES: Muchas gracias, iré al programa de Pinocho.
Blanca Nieves saca a Caperucita de escena. El vendedor sale con su mostrador.
Se instalan dos sillas de tamaño normal y una pequeña al centro del escenario.
BOSY: ¿Ves? Después de todo no eres tan mala para inventar historias.
HADA: Esto empieza a gustarme Bosy.
BOSY: Bueno, pero ahora es mi turno de continuar con al historia.
HADA: ¿Ya? ¿tan pronto? Déjame hacerlo un poco más, ¿sí?
BOSY: Veamos... Blanca Nieves contactó a los productores del programa de
Pinocho para ser una de las panelistas.
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HADA: Bosy, déjame seguir contando la historia, te lo ruego.
BOSY: (Ignora al Hada) Por fortuna la situaron en un tema que no sería difícil para
ella: “una bruja destruyó mi vida”.
Empieza la música del programa de Pinocho. Entra el conductor entre
aplausos y porras. En las sillas normales se sientan Rapunzel con su larga cabellera en
un a trenza y Blanca Nieves, quien se nota nerviosa. Un miembro de seguridad del
programa sienta a una pequeña muñeca –que será Pulgarcita- en la silla de en medio,
la más pequeña.
PINOCHO: Amable teleauditorio, les doy la más cordial bienvenida a mi programa;
donde expongo problemas reales con el afán de llegar a la solución d e los
mismos. (Pinocho verifica nervioso si su nariz ha crecido. (Aliviado,
descubre que no es así) El tema del día de hoy es: “una bruja destruyó mi
vida”. Tengo a tres invitadas: Rapunzel, Pulgarcita y Blanca Nieves. Vamos
a ver nuestro primer caso: Rapunzel. (Se dirige a Rapunzel) tengo en mis
notas que la malvada bruja Helga te arrebató del lado de tus padres cuando
eras niña.
RAPUNZEL: Así es, Pinocho. Y encima de eso, me tiene encerrada en lo alto de una torre
y no me deja salir.
PINOCHO: Y si no es indiscreción, ¿cómo lograste escapar de la torre para venir hasta
acá?
RAPUNZEL: Muy fácil: amarré mi cabello a una viga y salté por la ventana. Como es tan
largo pude tocar el suelo sin ningún problema.
PINOCHO: ¿Y entonces cuál es tu queja?
RAPUNZEL: Quiero que la bruja me deje salir por la puerta, como la gente civilizada. De
tanto usar mi cabello para escapar de la torre ya se me maltrató. ¡Hasta me
salió orzuela!
PINOCHO: Pues, ¿qué te parece, Rapunzel, si eso se lo dices a la bruja en su cara?
Damas y caballeros: ¡la bruja Helga!
Rapunzel pone cara de angustia. Entre abucheos entra la bruja y se va sobre
Rapunzel. Intenta ahorcar a la chica con su propio cabello. Los guardias de seguridad
la detienen y la hacen sentarse en la silla pequeña... justo donde estaba sentada
Pulgarcita.
PINOCHO: Tranquila, Helga, por favor. ¿Qué tienes qué decir?
HELGA: Mira, Pinocho, esta niña está diciendo puras mentiras.
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RAPUNZEL: No son mentiras. ¡Acéptalo! ¡dilo! Me encierras en la torre y no me dejas
salir. Me tengo que escapar por la ventana y se me maltrata el cabello. Y ni
creas que me da para el shampoo, Pinocho. Hasta eso que es una avara.
HELGA: Mira, niña, ni pan ni agua te han faltado.
PINOCHO: Helga, dinos ya sinceramente: ¿encierras a Rapunzel en la torre?
HELGA: (Vacila en contestar) Pues sí, la encierro. Pero yo no tengo la culpa de que se
le maltrate el cabello.
RAPUNZEL: ¡Eres una cínica!
Rapunzel comienza a golpear a Helga con su trenza, pero la bruja atrapa la
trenza y la jala. Rapunzel aúlla de dolor. El miembro de seguridad interviene, pero
también recibe un golpe. Pinocho detiene a las rivales con un fuerte grito.
PINOCHO: ¡Ya basta! Debería darles vergüenza. En lugar de estar gritándose de cosas
como viles verduleras, deberían poner de su parte para hacer las paces.
HELGA: (Avergonzada) Pinocho tiene razón, Rapunzel. Estoy equivocada. De hoy en
adelante te dejaré salir de la torre.
RAPUNZEL: (Igual que Helga) No, Helga: Sé que me mantienes encerrada en la torre por
mi bien. No debí escaparme. En primer lugar porque te desobedecí, y en
segundo porque se maltrata mi cabello.
HELGA: No te culpes, Rapunzel. Soy yo la que está mal.
RAPUNZEL: No, Helga, yo estoy mal.
HELGA: (Empieza a perder la paciencia) Entiende que soy yo la que está mal.
RAPUNZEL: (Cae en la misma situación) Tú no estás mal, yo estoy mal.
HELGA: Yo estoy mal.
RAPUNZEL: Yo estoy mal.
Nuevamente comienzan a agredirse. Pinocho pone cara de fastidio y vuelve a
detenerlas con un rito.
PINOCHO: ¡Cállense y siéntense!
Las oponentes paran la pelea y avergonzadas vuelven a sus lugares.
22
PINOCHO: Las dos están mal, ¿entendido?
HADA: Todo iba muy bien hasta que tocó presentar el siguiente caso; Pulgarcita.
BOSY: Oye, yo estaba contando la historia.
Hada le propina un golpe en el estómago a Bosy, que lo manda al suelo.
HADA: Algo terrible estaba por suceder.
PINOCHO: Ahora pasemos a nuestro siguiente caso: Pulgarcita. (Busca con la mirada a
Pulgarcita) ¿Alguien de pura casualidad vio a Pulgarcita?
RAPUNZEL: (Indica la silla de Helga sin voltear a verla) Estaba aquí sentada antes de que
llegara Hel... (no termina la frase cuando voltea y ve a Helga sobre la silla,
alarmada se lleva las manos a la boca)
HELGA: (Sin saber qué sucede) ¿Qué?
PINOCHO: Helga, ¿podrías levantarte de tu asiento, por favor?
Helga se levanta lentamente. Todos observan atentamente el lugar de la bruja y
horrorizados corroboran que aplastó a Pulgarcita.
HADA: Así es. Helga se sentó sobre Pulgarcita. La muy pobrecita estaba
completamente sofocada.
PINOCHO: Hay que llevarla a una sala de urgencias, ¡de inmediato!
HELGA: Perdón, no la vi. Es que es tan chiquita.
RAPUNZEL: ¿Lo ves? Arruinas la vida de todos.
PINOCHO: ¿Qué esperan? Llamen a una ambulancia. (Al público) Amigos, por hoy
tenemos que terminar el programa. Mañana no dejen de sintonizarnos, tengo
un tema escabroso: “mi príncipe azul, resultó ser una princesa rosa”. Bueno,
nos vemos.
Rapunzel y Helga salen. Pinocho toma a Pulgarcita y se dispone a hacer lo
mismo pero Blanca Nieves lo detiene.
BLANCA NIEVES: ¿Y yo? ¿no voy a hablar?
PINOCHO: Linda, si le pasa algo a la chaparra me cancelan el programa. Lo dejamos
para la próxima, ¿no?
BLANCA NIEVES: Pero necesito el dinero
23
PINOCHO: Yo sé, yo sé. Por mí, te lo daría.
Antes de salir de escena, Pinocho se toca la nariz para verificar que no ha
crecido. Constata que no y sale de escena.
HADA: Fue entonces cuando Pinocho...
Bosy le tapa la boca al Hada.
BOSY: Pinocho decidió regresar para hacerle una confesión a Blanca Nieves.
Pinocho vuelve a escena.
PINOCHO: Blanca Nieves, ya no aguanto más. Debo confesarte que... ¡te amo!
HADA: (Empuja a Bosy) Pero esa era una mentira que al instante se descubrió.
Pinocho se lleva las manos a la nariz y comienza a quejarse. Mientras tanto,
Bosy extrae un hacha de sus ropas.
BLANCA NIEVES: Pinocho, ¿qué te pasa?
Pinocho le da la espalda al público y al volverse, vemos que de su nariz ha
brotado una rama de árbol. Blanca Nieves, indignada, le da la espalda.
PINOCHO: Tengo una explicación para esto.
BOSY: (Le pega al Hada con el hacha y se dirige a Pinocho) Y al siguiente instante
se arregló. (Bosy corta la rama con el hacha)
Blanca Nieves se vuelve de frente a Pinocho. Lo toma de las manos. Bosy y
Hada pelean frenéticamente por continuar la historia.
HADA: En eso, Blanca Nieves recordó que era alérgica a la madera.
Blanca Nieves estornuda.
BOSY: Pero Pinocho se graduó de médico y le recetó unas cápsulas anti-alergias que
le resultaron efectivas.
Pinocho le acerca a Blanca Nieves un frasco con pastillas.
HADA: Entonces, Blanca Nieves se convirtió en una gallina.
Blanca Nieves comienza a cacaraquear y a comportarse como gallina.
24
BOSY: Y Pinocho le dio unos granos de maíz mágico que la convirtieron de nuevo
en mujer.
Blanca Nieves “come” granos de la mano de Pinocho.
HADA: Justo en ese momento, Pinocho recordó que tenía que viajar a Eslovaquia a
comprar un abanico de techo.
Pinocho comienza la salida de escena. Blanca Nieves corre y lo intercepta. Le
muestra un estuche con un anillo dentro. Bosy y Hada se gritan frente a frente.
BOSY: Pero Blanca Nieves se le adelantó y allá le propuso matrimonio.
HADA: Sólo que la boda no se podría llevar a cabo porque Pinocho era menor de
edad y estaba hecho de pino.
BOSY: Por fortuna Blanca Nieves se hizo presidente de Eslovaquia y cambió las
leyes.
Blanca Nieves y Pinocho ponen cara de fastidio ante la riña de Hada y Bosy.
Pinocho sale de escena, mientras que Blanca Nieves se acerca a ellos conteniendo el
coraje.
HADA: Entonces Pincho se convirtió en... en... en una hoja de papel. Y el viento se
lo llevó.
BOSY: Pero Blanca Nieves lo atrapó y en él escribió un poema.
BLANCA NIEVES: (Explota) ¡Deténganse!
Bosy y Hada abandonan la pelea y observan incrédulos a Blanca Nieves.
BLANCA NIEVES: ¿Qué se supone que están haciendo?
HADA: Estamos contando la historia.
BLANCA NIEVES: Están armando un relajo, eso es lo que están haciendo. Deben
ponerse de acuerdo, porque esto no va a ninguna parte.
Caperucita se levanta de la carretilla.
CAPERUCITA: Oigan, ya se tardaron mucho con mi príncipe. Lo mandaron a hacer, ¿o
qué?
BOSY: Perdón, es que...
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BLANCA NIEVES: Es que nada. SI queremos salvar a Caperucita, hay que ponernos las
pilas.
CAPERUCITA: Así se habla, amiga (Y vuelve a dormir)
HADA: Es cierto, Bosy: Debemos organizarnos para que la historia fluya como debe.
BLANCA NIEVES: Ah, no. Ustedes ya se piraron lo suficiente. Yo voy a seguir contando
la historia.
BOSY: Tú no puedes seguir contando la historia.
BLANCA NIEVES: Claro que puedo.
BOSY: Pero eres uno de los personajes.
BLANCA NIEVES: ¿Y eso qué?
HADA: Pues... no se puede. Es extraño.
BLANCA NIEVES: ¿Y acaso no lo es la sarta de tonterías que han estado diciendo?
(Melodramática) Me están discriminando. Eso es todo.
BOSY: No, no lo tomes así.
BLANCA NIEVES: No me creen capaz de contar una historia.
HADA: Blanca Nieves, es que...
BLANCA NIEVES: (Interrumpe tajantemente) ¡Cállense y observen! (Empieza a contar)
Pinocho volvió y le dijo a Blanca Nieves, o sea a mí, que tenía una llamada
telefónica.
Pinocho entra de nuevo, lleva en la mano un teléfono celular que le entrega a
Blanca Nieves.
PINOCHO: Blanca Nieves, tienes una llamada telefónica.
BLANCA NIEVES: Gracias. (Al público) Pinocho aún mantenía la esperanza de ser mi
novio.
PINOCHO: Blanca Nieves, aún tengo la esperaza de ser tu novio.
BLANCA NIEVES: Blanca Nieves, o sea yo, le dije que: (A Pinocho) “Lo siento,
Pinocho, los niños de madera no son mi tipo. Vuelve cuando el Hada Azul te
haya convertido en un niño de verdad”. (De nuevo al público) Pinocho se fue
llorando desconsolado.
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PINOCHO: (Llora mientras sale de escena) ¡Buaaaa! Me voy llorando desconsolado.
BLANCA NIEVES: Después tomé el teléfono y contesté la llamada. ¿Bueno? Era un
agente de una disquera. Me vieron en el programa y pensaron que sería una
cantante estupenda.
BOSSY: ¿Cantante? Pero en el programa ni siquiera hablaste.
BLANCA NIEVES: (Sin reparar en Bosy) Esto es lo que necesito para juntar el dinero
para el príncipe de Caperucita, pensé. Y acepté ser cantante.
Empieza la música y entran dos bailarines. Blanca Nieves baila y canta. Al
término de la canción, los bailarines se ponen gabardinas y sombreros de reporteros.
Hay flashazos y un tumulto en torno a Blanca Nieves. Alguien le entrega una bolsa
que lleva impreso un signo de pesos.
BLANCA NIEVES: (Al público) La fama y la fortuna no tardaron en aparecer.
Los reporteros asedian a Blanca Nieves.
REPORTERO 1: Blanca Nieves, Blanca Nieves, ¿cómo te sientes con tanto éxito?
¿cuáles son tus planes
BLANCA NIEVES: Muy contenta. Estoy súper agradecida con mi disquera y con mis
fans por todo el apoyo que me han brindado.
REPORTERO2: ¿Cuáles son tus planes a futuro?
BLANCA NIEVES: Pues promocionar mi primer disco. Hacer dos películas, tres
telenovelas, dos obras de teatro, otro disco con mariachi, otro en inglés y uno
más con banda.
CAPERUCITA: (Se levanta de su sueño) Y conseguir un príncipe para mí, ¡qué no se te
olvide!
BLANCA NIEVES: Ah, espero que no te moleste, Caperucita, pero voy a tardarme un
poquito en conseguirte al príncipe. Es que voy a salir de gira.
CAPERUCITA: (Molesta) ¡Conque de gira!
BLANCA NIEVES: Sí, ya sabes, como soy tan famosa.
CAPERUCITA: Entonces…tendré que tomar cartas en el asunto.
BOSY: Ay no, ahora Caperucita se va a poner a contar la historia.
HADA: Hay que hacer algo antes de que esto se ponga feo.
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Hada y Bosy salen de escena. En un extremo del escenario se coloca una noria
que simulara el pozo.
CAPERUCITA: (Al público) Por alguna razón inexplicable, la fama de Blanca Nieves se
cayó a un pozo.
Los reporteros se van corriendo y se tiran al pozo.
BLANCA NIEVES: ¡No! Mi fama cayó en un pozo.
CAPERUCITA: También su fortuna.
Una mano sale de la noria y le arrebata a Blanca Nieves la bolsa con el dinero.
BLANCA NIEVES: Caperucita, ese dinero era para tu príncipe.
CAPERUCITA: No te preocupes, “amiga”. Yo pienso en todo. (Al público) Del pozo salió
una rana.
Un muñeco de guiñol de rana aparece al borde del pozo.
RANA: Croac. (Ve a Blanca Nieves) Hola, linda.
BLANCA NIEVES: ¡Una rana! ¡qué asco! (Recapacita) Un momento…ella me puede
ayudar a sacar mi fama y mi fortuna del pozo. (Dulcemente) Ranita, ¿me
harías un favor?
RANA: No.
Rápidamente la rana se mete al pozo.
BLANCA NIEVES: (A Caperucita) Por lo visto no quieres despertar.
CAPERUCITA: La rana volvió a aparecer.
La rana sale de nuevo.
BLANCA NIEVES: Ranita, volviste. Te decía que si podías hacerme un favor. Mi fama y
mi fortuna cayeron a este pozo. La fortuna para comprar un principie que
despierte a Caperucita y mi fama para continuar con mi exitosa carrera de
cantante.
RANA: Lo siento. No puedo ayudarte a sacarlas porque se hundieron en lo más
profundo de este pozo.
BLANCA NIEVES: ¿Y no puedes ir hasta allá?
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RANA: Sí, pero me a flojera.
BLANCA NIEVES: Oh, ranita, por favor. Eres mi ultima esperanza.
RANA: Bella princesa, debes saber que yo soy un príncipe.
BLANCA NIEVES: (Incrédula) Claro que no, eres una rana.
RANA: Una malvada bruja me hechizó y me convirtió en una rana. La única forma
de romper con el hechizo es que una bella princesa me dé un beso, así que tal
vez tú...
BLANCA NIEVES: No, ¡ni loca!
RANA: Si me convierto en príncipe, ayudare a tu amiga.
BLANCA NIEVES: Por mí, Caperucita puede seguir dormida. Yo a ti no te beso.
CAPERUCITA: Blanca Nieves aceptó gustosa la propuesta de la rana.
BLANCA NIEVES: (A Caperucita) ¿Qué? ¡Estás loca!
CAPERUCITA: Blanca Nieves se inclinó..
Una fuerza desconocida empieza a jalar a Blanca Nieves hacia la rana. Ella se
resiste.
BLANCA NIEVES: ¿Qué pasa? No me harás besar a esa asquerosa rana.
CAPERUCITA: Se acercó lento a la rana.
BLANCA NIEVES: Detente, Caperucita.
CAPERUCITA: Y la besó.
Blanca Nieves besa a la rana.
BLANCA NIEVES: (Asqueada, se lleva las manos a la boca) Me las vas a pagar,
Caperucita.
La rana vuelve al pozo.
CAPERUCITA: Así fue como la rana se convirtió en un apuesto príncipe.
Del pozo emergen Bosy y el Hada.
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BOSY: Bueno, chicas, es hora d e ponerle un alto a esto.
BLANCA NIEVES: ¿Qué? ¿Besé a una rana para que aparecieran ustedes?
CAPERUCITA: No se metan en esto, es entre Blanca Nieves y yo.
HADA: Guarda silencio, niña. Tú estás dormida.
Hada truena los dedos, Caperucita vuelve a dormir.
BOSY: Hay que terminar este cuento antes de que alguien salga lastimado.
HADA: ¿Y de dónde vamos a sacar un príncipe?
Ambos se quedan pensando unos instantes.
BOSY: ¡Ya lo tengo! Blanca Nieves, ¿de casualidad compras la revista Mundo Real?
BLANCA NIEVES: Sí, de hecho aquí traigo el último ejemplar.
BOSY: ¡Perfecto!
Blanca Nieves le da a Bosy la revista. Bosy la hojea y le arranca un cupón,
empieza a llenar algunos datos.
HADA: ¿Qué vas a hacer?
BOSY: En esta revista hay un cupón para el sorteo de un príncipe.
HADA: Oye, necesitamos hacer esto rápido. Además, ¿y si no ganas el sorteo?
BOSY: No te preocupes, Hada. Tengo todo bajo control.
Entra a escena un cartero y recoge el cupón de Bosy para después salir de
escena. Inmediatamente vuelve a entrar junto al príncipe.
CARTERO: ¡Felicidades! Ganaron el sorteo de la revista Mundo Real.
El cartero sale de escena.
BLANCA NIEVES: (Inspecciona al príncipe) Oye, está muy bien el premio.
HADA: Ya tenemos el príncipe, ahora hay que despertar a Caperucita. (Al Príncipe)
Bien, príncipe, necesitamos que beses a Caperucita para que despierte de su
sueño.
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BOSY: El beso es en la mejilla, ¿eh?
El príncipe no hace el más ligero movimiento.
HADA: ¿Qué no entendiste? Necesitamos que beses a la niña.
El Príncipe continúa igual.
BOSY: Algo extraño está pasando.
PRINCIPE: I’m sorry, but I dont’t speak spanish.
HADA: Ay, no; lo que nos faltaba: no habla español. ¡Es importado!
BOSY: Le daré un curso express de español. (Al príncipe) My friend, listen
carefully: Pollito-chicken…repeat.
PRÍNCIPE: Pollito-chicken.
BOSY: Gallina-hen, repeat.
PRÍNCIPE: Gallina-hen.
BOSY: Lápiz-pencil.
PRÍNCIPE: Lápiz-pencil.
BOSY: Pluma-pen.
PRÍNCIPE: Pluma-pen.
BOSY: ¡Listo!
HADA: Por favor, Bosy. ¿Qué pudo haber aprendido con eso?
PRÍNCIPE: Será un verdadero placer el arrebatar de las manos del sueño a esta
encantadora muchachita. (Se acerca a Caperucita) Se hinca frente a
Caperucita. Bella mozuela, os ruego que con el piadoso beso que recibiréis
de éste, tu humilde ciervo, logréis dejar atrás el nebuloso mundo en el que te
hallas sumergida.
El Príncipe besa a Caperucita. Ella lentamente se despierta. Empieza a
escucharse música majestuosa como para cerrar el cuento.
HADA: Y así el príncipe sacó a Caperucita de su sueño y vivieron juntos para…
BLANCA NIEVES: (Interrumpe) Momento, ¿ya van acabar el cuento?
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BOSY: Sí, ¿por qué?
BLANCA NIEVES: ¿Y yo? ¿Me piensan dejar en el olvido?
HADA: Es verdad, tenemos que decidir tu final.
BLANCA NIEVES: Si me permiten una observación, el príncipe debería quedarse
conmigo. Recuerden que yo compré la revista con el cupón ganador.
PRÍNCIPE: Sí, pero según el “Manual Real del Príncipe de Cuento de Hadas”: una vez
que el príncipe haya despertado con un beso a la princesa deberá casarse con
ella y vivirán felices para siempre. (A Blanca Nieves) Y pues…a ti no te
besé.
BLANCA NIEVES: Eso se arregla fácil.
Blanca Nieves saca la manzana que había mordido Caperucita y la muerde.
Inmediatamente cae dormida al suelo.
HADA: Ahí vamos otra vez.
PRÍNCIPE: ¿Qué hago? ¿la despierto?
Del pozo sale el príncipe que antes era una rana.
PRÍNCIPE RANA: Eso no será necesario, yo la despertaré.
CAPERUCITA: ¿Y tú quién eres?
PRÍNCIPE RANA: Soy el príncipe que antes fue una rana, pero un beso de Blanca
Nieves me devolvió a mi forma original. Y ahora yo la sacaré de su sueño.
HADA: Bosy, ¿tú inventaste esa parte del cuento?
BOSY: No, yo pensé que tú lo habías hecho.
HADA: ¿Entonces quién?
Ambos voltean a ver a Blanca Nieves.
AMBOS: ¡Blanca Nieves!
BLANCA NIEVES: Ustedes habrían hecho lo mismo, ¿no? Mi beso, príncipe.
El Príncipe Rana le da un beso a Blanca Nieves. Ella finge despertar.
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BLANCA NIEVES: Ahora sí pueden acabar el cuento, muchachos.
BOSY: Hada, te cedo el honor.
HADA: Y así, Blanca Nieves y Caperucita junto a sus respectivos príncipes fueron
felices para siem…
Entra a escena el abogado Armando Querellas, interrumpe al Hada.
ARMANDO: ¡Alto! Necesito hablar con el duende Bosy y con el Hada de los Cuentos.
BOSY: Somos nosotros, ¿en qué podemos servirle?
ARMANDO: Mi nombre es Armando Querellas. Soy el representante legal de los
Hermanos Jacobo y Guillermo Grimm.
BOSY: ¿Y esos quiénes son?
HADA: (Nerviosa) Los autores originales de los cuentos de Hansel y Gretel.
ARMANDO: Cuentos que ustedes dos destruyeron sin piedad. Es por eso que mis
representados han entablado una demanda en su contra.
HADA: ¿Una demanda?
BOSY: Oiga, pero no hicimos nada malo. Sólo jugamos un poco con las historias
para hacerlas más divertidas.
ARMANDO: A mí no me den explicaciones, eso díganselo al Juez.
HADA: ¿Juez?
ARMANDO: Así es. Si hay una demanda en su contra, lo más lógico es que haya un
juicio, ¿o no?
BOSY: ¿Y ese juicio cuándo sería?
ARMANDO: Ahora mismo.
Se oye un fuerte ruido. Bosy y Hada se estremecen. Blanca Nieves, Caperucita
y los príncipes salen de escena. Se colocan un par de sillas frente a un pódium. Y un
escritorio pequeño para la secretaria. Entra la secretaria de la corte con una libreta
para tomar apuntes y un libro que les acerca a Hada y A Bosy.
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SECRETARIA:Pongan la mano sobre el libro, por favor. (Hada y Bosy titubean en hacer lo
que se les indica, pero lo hacen) ¿Juran solemnemente decir la verdad, sólo
la verdad y nada más que la verdad?
HADA Y BOSY: Sí.
SECRETARIA: De lo contrario que se los chupe la bruja.
La secretaria se retira a su escritorio.
HADA: Vaya problema en el que nos metiste, Bosy. Y todo por no hacer las cosas
como se deben.
BOSY: Ahora resulta que el de la culpa soy yo. Tú también cambiaste los cuentos,
¡no te hagas!
HADA: Tú me mal influenciaste. ¿Qué van a decir de mí, las otras hadas?
SECRETARIA: Tomen asiento por favor.
Hada y Bosy se sientan en sus respectivas sillas, pero inmediatamente la
secretaría anuncia:
SECRETARIA: De pie para recibir al señor Juez.
Hada y Bosy se paran. Aparece en escena el Juez, un enorme individuo de dos
cabezas. Bosy y hada lo miran horrorizados. El personaje será interpretado por dos
actores en un mismo vestuario.
JUEZ 1: ¿Quién ha osado cometer una acción contraria a lo establecido?
JUEZ 2: ¿Quién? ¿quién?
ARMANDO: Señoría, los hermanos Jacobo y Guillermo Grimm acusan al Hada de los
cuentos y al duende Bosy de haber modificado sin autorización sus cuentos
de Blanca Nieves, Caperucita Roja y otros con la clara intención de
desacreditarlos y restarles valor.
JUEZ 2: (Indignado)¡Qué infamia!
JUEZ 1: ¿Qué pueden decir los acusados al respecto?
BOSY: Mire... señoría o señorías... en efecto cambiamos los cuentos pero todo fue
en aras de hacer algo diferente y divertido.
JUECES: ¡Pues no lo consiguieron!
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JUEZ 1: Deberían saber que los cuentos pertenecen a sus creadores y nadie...
JUEZ 2: ...pero nadie...
JUEZ 1: Tiene el derecho de modificarlos
BOSY: ¿Ni siquiera tantito?
JUEZ 1: Han incurrido en un crimen terrible y por ello...
JUECES: ¡Serán castigados!
BOSY: Usted no tiene derecho de limitar nuestra imaginación, ni de impedirnos que
inventemos nuevas historias.
HADA: Técnicamente sí, Bosy.
JUEZ 2: Tenemos todo el derecho así que cállate...
BOSY: No me callo.
JUEZ 1: ¡Cállate!
BOSY: No me callo.
JUECES: (Gritan) ¡Cállate!
BOSY: ¡Cállenme!
JUEZ 1: Si así lo prefieres...
BOSY: Ay... ni que fueran a quitarme la... (Bosy sigue moviendo la boca pero sus
palabras no son audibles...)
HADA: Bosy.
Bosy mueve los labios diciendo: “¿qué?” Ahí se da cuenta que no puede hablar.
HADA: Bosy... ¿qué te hicieron?
JUEZ 1: Y a usted, Hada, debería darle vergüenza. En lugar de seguir las reglas para
contar cuentos, decidió hacer caso a un duende rebelde.
JUEZ 2: Ay, esta juventud descarriada.
HADA: Permítame decirle una cosa.
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JUEZ 1: Le permito.
JUEZ 2: Yo también.
HADA: En todo el tiempo que tengo contado cuentos nunca me sentí mejor hasta
ahora que pude aportar mis ideas. Y los Hermanos Grimm no tienen por que
enojarse... si sólo le cambiamos un poquito a sus cuentos... además ni que
fueran de ellos.
ARMANDO: ¡Claro que lo son!
En eso entran Rapunzel, Blanca Nieves, Caperucita y los príncipes a escena.
Llevan cartelones con leyendas como “Los cuentos son de todos” “Dejen volar
nuestra imaginación”, etc.
RAPUNZEL: Ah no, no lo son.
JUEZ 2: ¿Y estos de dónde salieron?
JUEZ 1: ¿Qué es lo que dices?
RAPUNZEL: Que los cuentos de hadas no son propiedad exclusiva de los Hermanos
Grimm, ni de otros cuentistas.
JUEZ 2: Entonces... ¿de quién son?
RAPUNZEL: De todos nosotros.
ARMANDO: ¡Eso es ridículo!
RAPUNZEL: Ustedes saben bien que los cuentos de Hadas son leyendas y mitos que la
gente cuenta por generaciones. Existen muchas versiones de un mismo
cuento. Como "Cenicienta” que fue escrita por los Hermanos Grimm, por
Charles Perrault y en el lejano oriente existen otras versiones.
Todos hacen una exclamación de asombro.
RAPUNZEL: Es lo bueno de estar encerrada en la torre... tengo tiempo para leer.
JUEZ 1: ¿A dónde quieres llegar, jovencita?
RAPUNZEL: A decirle que los Hermano Grimm escribieron cuentos muy bellos, pero los
verdaderos creadores de los cuentos fueron todos aquellos que los pasaron de
generación tras generación, agregándoles y quitándoles cosas. Cada quien
contó su historia según le dictaba su imaginación... por eso Bosy y el Hada
no han cometido ningún crimen... sino todo lo contrario, han hecho una gran
aportación.
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Todos aplauden.
JUEZ 1: Ni creas que me vas conmover con tu discurso.
JUEZ 2: (Llorando) Ay, ¡qué bello discurso!
JUEZ 1: (Le pega en la cabeza al juez 2) Voy a dictar la sentencia ahora mismo.
RAPUNZEL: Señor Juez... no nos deja otra alternativa. Muchachos ¡plan b!
BLANCA NIEVES: Una vez observada la negativa del Juez de declarar inocentes a Bosy
y al hada de los Cuentos, el muy malvado sufrió un ataque de risa.
Los Jueces empiezan a reír.
JUEZ 1: ¿Qué? ¿qué hacen? Deténganse o se van a arrepentir.
ARMANDO: Yo mejor me voy de aquí.
Armando Querellas sale brevemente de escena.
CAPERUCITA: Pero en su huida... Armando Querellas se convirtió en un cerdito.
Armando Querellas vuelve a aparecer comportándose como un cerdito y
portando una máscara del mismo animal.
RAPUNZEL: Y a lobo feroz se le hizo justicia.
Aparece el lobo con una servilleta al cuello y con cubiertos en las manos.
Contempla a Querellas.
LOBO: Mhhh. ¡Qué rico! ¡Cochinita pibil!
Armando huye. El Lobo sale tras él
.
BLANCA NIEVES: Después la secretaria recordó que había llegado una carta para el Juez
y le dio lectura.
SECRETARIA: (Se para y empieza a leer) Estimado señor Juez: a través de esta carta nos
permitimos exculpar al duende Bosy y al Hada de los Cuentos de haber
modificado nuestras historias, e incluso les estamos profundamente
agradecidos ya que contribuyen a nuestra misión de crear un mundo mágico
dónde todo puede ser posible…el mundo de la imaginación. Firman Jacobo
y Guillermo Grimm.
RAPUNZEL: Así que al señor Juez no le quedó otra más que…
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JUEZ 1: (Aún riendo) Bosy y el Hada de los cuentos son...
JUECES. ¡Inocentes!
JUEZ 2: Y libres de contar sus cuentos como a ellos les plazca.
Todos celebran.
BLANCA NIEVES: Bosy logró recuperar su voz.
CAPERUCITA: Y el Hada de los Cuentos consiguió el respecto de todas sus colegas.
BOSY: Bueno…creo que ahora sí podemos decir que al final todos seremos felices
para siempre.
HADA: ¿Y realmente lo seremos?
BOSY: Eso depende de lo que decidamos.
HADA: O de lo que contemos.
BLANCA NIEVES: Yo por lo pronto retomaré mi carrera como cantante…. ¡Música!
Comienza la música. Todos bailan y celebran. El libro gigante entra a mitad de
la canción. Los personajes lo abren y lo encuentran en blanco. Comienzan a escribir
en é y luego se escuchan voces en off intercaladas.
VOZ 1: Érase una vez…
VOZ 2: …la princesa más hermosa…
VOZ 3: …un inmenso bosque…
VOZ 4: …el apuesto príncipe montado en su caballo…
VOZ 5: …pero la bruja era perversa…
VOZ 6: ….y el hada le dijo al duende…
VOZ 7: ….todos fueron felices para siempre…
VOZ 8: …esto sucedió una vez en la imaginación de un niño.
Las luces comienzan a extinguirse conforme se escuchan voces en off y los
personajes plasman las historias en el libro. Telón.
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©Jorge Alberto Silva Alanís
Obra estrenada en 2001 bajo la dirección del autor en Escobedo, N.L. México.
Publicada en la antología ¡Puro Teatro! En 2012 por Avia Wes Ediciones.