Upload
buicong
View
223
Download
3
Embed Size (px)
Citation preview
Políticas y prácticas en el comercio menudo Segundas Jornadas de Historia Económica (AMHE)
1
Políticas y prácticas en el comercio menudo1
Victor Hugo González Cruz Universidad Nacional Autónoma de México
[email protected] Precio, dinero, signos y medidas
Los pesos, medidas y monedas novohispanas no deben considerarse un elemento
superfluo de las tiendas, sino como una parte fundamental para entender las
distintas dinámicas económicas que se presentaban en el comercio menudo, pues
son el reflejo de un determinado contexto cultural, económico y social.2
Este trabajo tiene la finalidad de explicar la relación directa que existió entre
precios, medidas, mercancías y dinero, analizando las diferentes transacciones
que se desarrollaban en el comercio menudo, con la finalidad de comprender la
importancia de las tiendas misceláneas, tanto para la Corona como para sus
habitantes. Por tal motivo, se utilizaron las Cédulas Reales sobre pesos y medidas
de 1573 y 1581; Las ordenanzas: de Fiel de pesos (1574), de pesos, pesas,
marcos, romanas y medidas (1621), de la Fiel Ejecutoria (1724) y para el común
de los tenderos de pulperías (1750); además de los inventarios de las tiendas de
Don José Palacios (1776) y Don Luis Montesinos (1783).
Con base en la teoría desarrollada por Marx sobre la mercancía y el dinero,
pues se ha considerado que su interpretación sobre estos aspectos contribuyen a
1 El presente trabajo forma parte del último capítulo de mi tesis de licenciatura titulada: “La distribución de las tiendas misceláneas y sus transacciones mercantiles. El comercio menudo de la ciudad de México, 1750-1804”, realizada en el Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, bajo la dirección de la Dra. Enriqueta Quiroz y con los comentarios de la Dra. Matilde Souto y la Dra. Gisela Moncada. 2 Sobre la construcción y uso social de pesos y medidas en Europa, ver: Kula, Medidas, 1980. Para el caso de Nueva España ver: García Acosta, “Medidas”, 2011, pp. 79-99.
Políticas y prácticas en el comercio menudo Segundas Jornadas de Historia Económica (AMHE)
2
explicar las dinámicas comerciales que ocurrían en el virreinato novohispano.3
Comenzaremos a explicar como se calculaban los precios de los productos en
Nueva España.
El oro y la plata fueron mercancías que desempeñaron la función de dinero
en el periodo novohispano. Fueron la medida general de todas las cosas y su
relación con ellas hacían posible la materialización de los precios. Por ejemplo,
dos arrobas de cacao valían un real de plata: el dinero sirvió de material (plata)
para darle una expresión al precio del cacao, un valor relativo, pero que al utilizar
las medidas propias del dinero (real de plata) se pudo calcular.4
El cálculo de los precios novohispanos involucraba por un lado a los
productos, que se medían dependiendo su naturaleza o utilidad, y por otra parte
involucraba a otro producto que servía de espejo, este era el dinero, el cual
contaba con un soporte material mesurable, que servía de base para calcular el
precio de todos los productos.
Ya aclarado este punto, comenzaremos analizando la importancia de las
medidas en el periodo novohispano; luego a través de tres ejemplos
observaremos como la Corona influyó en los precios de algunos alimentos, para
finalizar con el análisis de algunas prácticas de comerciantes y clientes, que
funcionaban paralelamente a las normas estipuladas por la Corona, lo que nos
revelará algunas dinámicas que se presentaban en las transacciones menudas.
Reglamentar las medidas tenía gran importancia para la Corona, ya que
reafirmaba el orden organizativo del antiguo régimen. El Rey mediante sus
políticas fijaba y modificaba los precios de las mercancías para el bien de los
habitantes de sus reinos, así aseguraba un buen abasto y precios justos. De la
misma forma, aseguraba la recaudación de impuestos en dos sentidos: al verificar
las diferentes piezas de medición de la ciudad, cada año y siendo el fundamento
para calcular que cantidad de mercancía debía pagar la alcabala.
3 Sobre el valor de uso, valor, valor de cambio, precio, dinero y circulación de mercancías ver la primera sección del libro primero: Marx, Capital, 2000. Para ver la interpretación de estos conceptos en el caso peruano del siglo XVI, ver: Assadourian, “Producción”, 1979, pp. 223-292. 4 Marx, Capital, 2000, p. 63.
Políticas y prácticas en el comercio menudo Segundas Jornadas de Historia Económica (AMHE)
3
La moneda, las medidas y los envases son producto de ciertas necesidades
específicas de los diferentes grupos de personas. En el caso novohispano,
encontramos monedas y medidas reglamentadas por la Corona (oficiales),
además de tlacos y pilones (informales) que fueron utilizados por los vendedores y
clientes en el intercambio comercial.
La preocupación sobre qué medidas se debían utilizar en Nueva España, se
remonta hasta 1524, cuando el conquistador Hernán Cortés decretó el uso de la
arroba, el cuartillo y el medio cuartillo, como medidas oficiales en la ciudades.5
Más tarde, en los años de 1573 y 1581, la Corona emitió dos cédulas que
involucraron a todos los reinos. La fechada en 1573 ordenó que los virreyes
dejaran a disposición pesos reales para que los vendedores y compradores
pudieran pesar lo que quieran. Por su parte, la cédula de 1581 expresó gran
preocupación, pues los “pacificadores y pobladores de las Indias” ponían pesos y
medidas a su arbitrio, lo que resultaba en muchos pleitos, por lo que se decidió, se
utilice la medida Toledana y la vara Castellana.6 A primera vista, las cédulas
responden a una mala práctica que afecta a toda la población y es por eso que el
rey determinó con fundamento en la idea del bien común, poner fin a las malas
prácticas: colocando padrones reales (pesas y medidas oficiales que estaban a
disposición de la gente con el fin de que sus instrumentos se ajustarán a éstas) y
unificando las medidas en todos los reinos.
El 12 de julio de 1574 se emitió la Ordenanza de Fiel de pesos para la
ciudad de México, en la que se especifica que el Fiel ganará medio real por cada
peso correspondiente al marcar las pesas y balanzas.7 Es decir, que en las dos
visitas anuales que realizaba el Fiel de pesos, ganaba un real por cada peso
cobrado al momento de verificar las balanzas, pesas y medidas de los
comerciantes de la ciudad. Esto insinúa que evitar las malas prácticas causadas
por los diferentes pesos y medidas que existían en las ciudades significó un
ingreso constante para la Real Hacienda.
5 Carrera Stampa, “Evolution”, 1949, p.3. 6 Recopilación de los reinos de las indias, Libro IV, Titulo XVIII, p. 118. 7 Barrio Lorenzot, Ordenanzas, 1920, pp. 277-278.
Políticas y prácticas en el comercio menudo Segundas Jornadas de Historia Económica (AMHE)
4
El 13 de marzo de 1621 se aprobaron las Ordenanzas de pesos, pesas,
marcos, romanas y medidas para la ciudad de México, en donde se fijaron los
costos por verificar (fielar) los pesos y las medidas que debían utilizarse en el
comercio de la ciudad, también se especificaban las multas por no cumplir con las
ordenanzas.8 Entre las medidas más pequeñas que se debían verificar,
encontramos marcos de pesas de 8 onzas (peso); medidas de a cuartillo
(volumen); y medidas de longitud como la vara con sus puntos de media, tercia y
hasta media ochava.
De las Ordenanzas de pesos, pesas, marcos, romanas… tres cosas llaman
la atención: 1) No se encontró en estas medidas peso o medida de a pilón o tlaco
2) No se permitían romanas de medias libras, y pesas nones de tres o cinco libras,
y 3) Los comerciantes, regularmente suelen guardar las pesas prohibidas en las
visitas oficiales, por lo que era necesario visitas particulares.
La práctica de esconder las pesas en el momento de las visitas se aprecia
en la tienda mestiza de Don José Palacios (ver cuadro 1), pues en su inventario
notamos una romana fina de medias libras, debemos recordar que el inventario de
esta tienda fue realizado entre particulares, por lo tanto, no fue necesario ocultar la
roma, esto sugiere que la practica de “guardar” que describe la ordenanza fue
cierta.
Cuadro 1 Pesos y medidas de las tiendas de Don José Palacios y Don Joaquín
Palacios
Tienda de pulpería de Don Joaquín Tienda mestiza de Don José
Peso de cruz grande
Pesa de arroba
Pesa de ½ arroba
2 Pesas de ¼ arroba
8 Pesas de libra.
Peso de cruz grande que llega a 14
arrobas
Peso de cruz mediano
Peso de cruz chiquito
Romana fina de medias libras
8 Ibid., p. 214-217
Políticas y prácticas en el comercio menudo Segundas Jornadas de Historia Económica (AMHE)
5
Romana con pilón que llega a 12
arrobas y libras
Media Fanega
Cuartillo y ½ cuartillo
4 Embudos grandes y chicos
3 Pesas de arroba
21 Pesas de libra
Cuartillo y ½ cuartillo
5 Embudos grandes y chicos
Fuente: AGN, Consulado, Volumen 127, 1786, Expediente. 1. AGN, Indiferente Virreinal, Caja 1845, 1776, Expediente 1.
Witold Kula afirma que la fijación de medidas es un atributo de poder, que
tiende a unificar y hacer obligatorias las medidas, asimismo castiga la
desobediencia de las normas.9 En este sentido, las reales cédulas y ordenanzas
analizadas dan argumentos para apoyar esta afirmación, pues unificaron, hicieron
obligatorias y fijaron castigos para aquellos que no usaron los pesos y medidas
estipulados por la Corona, sin embargo, al observar el inventario de la tienda de
Don José se advierte que existieron prácticas que coexistían con las normas y
eran cotidianas para los habitantes de la ciudad, como el uso de la romana fina de
medias libras para las ventas al menudeo, que posiblemente fue escondida en las
visitas oficiales para evitar multas y castigos. El “guardar” o “esconder” fue una
práctica común de los comerciantes dedicados al menudeo, posiblemente tolerada
por las autoridades, pues como se demostrará más adelante, el uso de estas
pesas en las tiendas aumentaba el ingreso de la Real Hacienda.
Las Ordenanzas de la Fiel Ejecutoria,10 emitidas en 1718 y aprobadas en
1724, brindan a nuestra investigación valiosos datos sobre los tiempos y las
formas en que se fijaban los precios de algunos productos, recordemos que fueron
realizadas según tiempos y producciones ideales, pues dependiendo de diferentes
circunstancias como la especulación, los cambios climáticos y las guerras, fue
posible alterar lo estipulado en la ordenanza.
Al parecer las semillas debían ser manifestadas en la Diputación al
momento que entraban a la ciudad y se expidieron según la postura vigente. Las
frutas fueron traídas por los indios y se vendieron en primer lugar a la gente y 9 Kula, Medidas, 1980, p. 22. 10 Barrio Lorenzot, Ordenanzas, 1920, pp. 201-209.
Políticas y prácticas en el comercio menudo Segundas Jornadas de Historia Económica (AMHE)
6
después a los tenderos que tenían prohibido, bajo pena de 30 pesos, comprar
frutas antes de las 12 del día. Las posturas de semillas y frutas se realizaba cada
lunes, sin embargo al emitirse las Ordenanzas de la Fiel Ejecutoria, pasó a ser
anual, en caso de que existiera una alza o baja de los precios por diferentes
factores, los fieles ejecutores en sus visitas a los establecimientos hacían llegar un
bando impreso a los comerciantes para que tuvieran conocimiento de las nuevas
posturas. Por su parte los géneros de Castilla debían ser manifestados pero no
tenían postura.11
Las políticas de abasto y precio justo pretendía procurar la paz social y una
recaudación regular de impuestos. El tribunal de Fiel Ejecutoria se encargaba de
fijar un precio justo (postura) a las mercancías para que los habitantes del reino
tuvieran acceso a ellas, en teoría esto mantendría una oferta constante de
productos y aseguraba un buen abasto, ya que al tener un mercado con alta
demanda, los comerciantes transportarían sus mercancías a la ciudad, puesto que
la venta estaba asegurada. Igualmente, la demanda beneficiaba directamente las
arcas de la Real Hacienda, pues la introducción de más productos a la ciudad
aumentaba los ingresos a consecuencia del impuesto de alcabala.
Fijar el precio de un producto en el periodo novohispano seguía diferentes
dinámicas dependiendo de la naturaleza de la mercancía, en algunos casos la
Corona no podía fijar directamente el precio (postura) y tenía que valerse de otras
prácticas para modificar los precios. Se han seleccionado tres productos, que no
se vendían en las tiendas misceláneas, pero que nos permiten estudiar estas
prácticas y que servirán de referente para posteriores investigaciones sobre las
mercancías que se vendían en las pulperías y tiendas mestizas.
Virginia García Acosta estudió las experiencias y posturas de pan en la
ciudad de México durante el siglo XVIII, llegando a la conclusión de que su precio
no sufrió modificaciones, siendo durante todo el periodo de medio real, sin
embargo, al observar las onzas de harina de trigo que debían llevar los panes, se
dio cuenta de las modificaciones constantes que sufría y así llegó a la conclusión
11 Ibid., p. 207.
Políticas y prácticas en el comercio menudo Segundas Jornadas de Historia Económica (AMHE)
7
de que el precio del pan se modificó usando su peso y no su representación en
monedas de plata.12
La investigación de Enriqueta Quiroz sobre los precios de la carne en la
ciudad de México en la segunda mitad del siglo XVIII, demuestra que explicar las
fluctuaciones de los precios de la carne de res y carnero con base en su valor es
un error, ya que durante todo el siglo XVIII el precio de la carne no sufrió cambios,
aunque, si se mira las distintas cantidades de carne que se daba por 1 real de
plata durante el periodo, se hace posible la reconstrucción de la expresión
matemática llamada precio, que involucra un valor y una cantidad.13
La Corona no sólo modificó el peso de las mercancías, dependiendo del
producto y la circunstancia, implementaba diferentes prácticas y políticas para
modificar el precio, tal es el caso del trigo. Sin embargo, la intervención del
gobierno era vista con buenos ojos por los habitantes de los reinos, pues los
precios tenían sentido social.
Durante el siglo XVIII el precio del trigo no fue controlado directamente por
la Corona, sólo en una ocasión (1771) y por causa de una crisis agrícola.14 Sin
embargo, las políticas de abasto, precio justo y proteccionismo se reflejaron en
otras acciones: como la compra de granos para abastecer la demanda de la
ciudad de México, con lo que se mantenían un buena cantidad de mercancía y los
precios del grano se mantenían estables; también se fijaba la calidad del grano,
cosa que influía directamente en el precio del producto, puesto que algunas
calidades de granos no podían utilizarse para hacer pan y se destinaban para el
ganado, por lo que su precio disminuía.15
El sistema con que se establecía y modificaba el precio del pan, en el cual
el precio en moneda fue fijo, mientras lo que se modificaba era el peso,16 sólo
puede ser válido para algunos productos en los que se utilizaban pesas para su
medición, ya que esta característica daba la facilidad de cambiar las posturas
12 García Acosta, “Medidas”, 2011, p. 82. 13 Quiroz, Entre, 2005, p. 99. 14 Artís Espriu, Regatones, 1986, p. 62. 15 Ibid., pp.38-39. 16 Kula, Medidas, 1980, p. 95.
Políticas y prácticas en el comercio menudo Segundas Jornadas de Historia Económica (AMHE)
8
rápida y gradualmente según las circunstancias del mercado. En el caso de la
ciudad de México se tenían pesas de onzas, de libras y de arrobas, que
permitieron variaciones graduales a las posturas.17
La diferencia con los granos radica en que para fijar el precio de éstas
mercancías, la cantidad de producto para su intercambio se calculaba con base en
su volumen. Las medidas que se utilizaron en la ciudad fueron el medio cuartillo, el
cuartillo, la fanega y la carga, que no resultaban cómodas para modificar
gradualmente el precio de las mercancías, así que para modificar su precio se
utilizó la moneda de real y medio real que tenía la ventaja de proporcionar un
cambio paulatino a la postura, además de que fue de uso común. Con esto no se
pretende formular una teoría, sino evidenciar que la Corona tuvo diferentes
formas, la mayoría graduales, para influir en el mercado novohispano dependiendo
de las mercancías y las circunstancias.
Pero no hay que perder de vista el tema que nos interesa, en los dos casos
observamos que la Corona modificaba los precios con base a su moneda y
medidas, lo que nos llevaría a pensar que las transacciones menudas se
realizaban con las proporciones más pequeñas del sistema, pensamiento lógico
pero equivocado.
Los comerciantes y clientes a raíz de la falta de una moneda que
materializara los precios menores a medio real, decidieron poner precio a ciertos
signos y mercancías que cumplieron funciones muy parecidas a la mercancía-
dinero, estos signos y mercancías eran los tlacos, los pilones y los granos de
cacao, los cuales cumplieron con la función de calcular un precio menor en plata,
permitiendo los intercambios en cantidades menores. Para fines de nuestro
estudio, sólo hablaremos de los tlacos y pilones que se emitieron en las tiendas
misceláneas, pues como lo advierte Covarrubias, existieron tlacos que fueron
emitidos por municipalidades y de hacienda.18
17 García Acosta nombró a este sistema de “precio fijo-peso variable” ver: García Acosta, “Medidas”, 2011. 18 Covarrubias, Moneda, 2000, pp. 42.
Políticas y prácticas en el comercio menudo Segundas Jornadas de Historia Económica (AMHE)
9
El real de plata novohispano sirvió de espejo para que las cosas
materializaran su precio, por su naturaleza y con base al pensamiento de una
época, la plata tenía distintas formas de medición (monedas). En el periodo
novohispano, el cálculo de los precios se representaba en las monedas
novohispanas, cuando decimos que los tlacos, granos de cacao y pilones tenían
un precio debemos pensar que éste se materializaba en la moneda de plata (real
de plata).
Las cantidades de plata (mercancía-dinero) fijadas por la Corona, se
limitaban a monedas de un peso (ocho reales), cuatro reales, dos reales, un real,
medio real y sólo hasta 1794-1795 se acuñaron algunas monedas de ¼ de real.19
La plata como mercancía es mesurable en medidas más pequeñas que medio
real, por lo que en Nueva España fue posible calcular precios con cantidades
menores, tal es el caso del tlaco que tenía el valor de 1/8 de real y el pilón de 1/16
de real,20 claro que los precios de estos signos eran imaginados, pues no existía la
moneda correspondiente que materializara su precio y pudiera realmente efectuar
su cambio en alguna transacción.
El pilón, además de servir como signo monetario, contaba con ciertos
instrumentos y pesas para su medición, característica que se deduce al observar
el cuadro 2, en donde encontramos que la pulpería de Don Luis contó con
cucharas de a pilón (medida), lamentablemente no se encontraron más
referencias en los archivos para poder realizar una equivalencia con alguna
medida de la época; también pilón se le nombró al pequeño pan de azúcar que se
regalaba al cliente en la compra de medio real,21 estas dos características sugiere
que el pilón se utilizó como medida informal y que fue de una magnitud ínfima.
19 Ibíd., pp. 21-22. 20 Ibíd., pp.41-42. 21 Ibíd., p.42.
Políticas y prácticas en el comercio menudo Segundas Jornadas de Historia Económica (AMHE)
10
Cuadro 2 Pesos, medidas y envases de la tienda de pulpería de Don Luis Montesinos
Pesos y medidas Envases
Peso de cruz mediano
Peso de cruz chico
Pesa de arroba
6 pesas de libra
11 pesas de onza
6 medidas de almud de palo
7 embudos chicos
2 frascos criollos de 5 a 6 quartillos
1 frasco de 3 quartillos
5 frascos chicos
1 botija
54 ½ docenas de cucharas de a pilón
8 frascos medianitos de hoja de lata
Fuente: AGN, Consulado, Volumen 244, 1783-1784, Expediente 30.
Con respecto al tlaco no se ha encontrado pesa o medida, por lo que
pensamos que sólo se utilizaba como signo de cambio, su valor era de 1/8 de real
y se entregaba al cliente como cambio de alguna compra o empeño, su valor era
menor a lo que se tenía contemplado en las posturas, por lo que su utilización
requirió de onzas y pilones (medida) para ajustar la cantidad de producto que se
intercambiaba.
¿Por qué decimos que el uso de estos signos modificó el comercio de la
ciudad de México? Las posturas oficiales estaban en función de la moneda de un
real y medio real. En este sentido, un peón de construcción que ganaba tres reales
diarios en 1790,22 podía en el mejor de los casos, con los precios oficiales, adquirir
seis productos diferentes, esto si la postura había sido calculada con la moneda
de medio real. Esto cambió radicalmente con la utilización de tlacos, pues por los
mismos tres reales se podían adquirir hasta 24 productos diferentes.
El uso de signos de cambio beneficiaba a los clientes, ya que se tenían
acceso a una mayor variedad de productos; favorecía a los comerciantes con
constantes y numerosas ventas menudas, dándoles buenas ganancias, y
aumentaba los ingresos de la Real Hacienda por el concepto de alcabala, pues la
22 Quiroz, Entre, 2005, p.241.
Políticas y prácticas en el comercio menudo Segundas Jornadas de Historia Económica (AMHE)
11
demanda de productos aumentaba con las numerosas transacciones mercantiles
al menudeo, es posible que por esta razón, el uso de tlacos, pilones y granos de
cacao fuera tolerado por la Corona.
Las Ordenanzas para el común de los tenderos de pulperías… aprueban el
uso de los tlacos como moneda, pero prohíbe con penas que van desde $50
pesos hasta la prohibición del trato, el uso del pilón como moneda.23 Por otra
parte, las ordenanzas aprueban el uso del pilón como medida y mandan respetar
“…sin disminución, lo que corresponda a los reales, medios, cuartillas y tlacos.”24
Las multas impuestas por la Fiel Ejecutoria a dos tiendas que utilizaban pilones-
moneda en 1778, comprueban lo citado por las Ordenanzas para el común de los
tenderos de pulperías…25
En los años de 1779 y 1780 no se tiene registrado ningún caso de uso de
pilones-moneda por parte de las tiendas, algo que puede insinuar que la Corona
toleraba esta práctica y que el “ocultar” los pilones en el momento de las visitas
por parte de los comerciantes fue una buena forma de continuar utilizando estos
signos. Hay que destacar que las ordenanzas toleran el uso del pilón como
medida pero no fijan su magnitud.
Se han observado pocas multas registradas por la Fiel Ejecutoria con
respecto a medidas faltas de peso en las tiendas misceláneas, tan sólo en 1780
no se tiene registro de alguna multa que involucrara el mal uso, falta de peso o
medida en las balanzas, pesas y medidas de las tiendas misceláneas, 26 esto es
sorprendente en una ciudad que para 1790 tenía más de 100 000 habitantes. No
dudamos que las acciones de la Corona influyeron en mantener en orden las
medidas de la ciudad, unida a la práctica de “ocultar” los pesos y medidas faltas
en el momento de la revisión. Sin embargo, creemos que el uso de envases por
parte de los clientes aseguraba un buen peso y medida de las mercancías.
En el cuadro 2 observamos los envases que se vendían en la tienda de
pulpería ubicada en la esquina de Buena Vista, que perteneció a Don Luis 23 Fonseca y Urrutia, Historia, 1851, vol. IV, p. 343. 24 Ibid., p. 338. 25 Espinoza Peregrino, “Tribunal”, p. 175. 26 Ibid., p. 176.
Políticas y prácticas en el comercio menudo Segundas Jornadas de Historia Económica (AMHE)
12
Montesinos en el año de 1783: frascos criollos de cinco a seis cuartillos, un frasco
de tres cuartillos, frascos “chicos” y “medianos”, fueron los padrones informales
que utilizaron la gente para comprobar las cantidades que compraban. En los
inventarios analizados, no observamos una gran cantidad de envases o al menos
los necesarios para vender sus productos, lo que sugiere que el cliente al
momento de ir a una tienda miscelánea y comprar productos, llevaba consigo un
envase. Algunos recipientes eran chicos, otros medianos o se aproximaban a las
medidas establecidas, sin embargo, los clientes observaban la medición de los
productos en las balanzas de las tiendas al momento de realizar sus compras, con
el tiempo, los clientes con base a su experiencia, identificaban la medida correcta
que solicitaban a los comerciante y la comprobaban en sus envases.27
Los recipientes raramente eran desechados por sus propietarios, pues
estaban hechos de plata, cristal, latón y cobre. Que los clientes tuvieran la
oportunidad de observar el momento de la medición de su mercancía, es una
característica de las tiendas misceláneas y permite entender la importancia de
tener una accesoria con entrada a la calle. Está práctica también explica, porque
las denuncias por falta de peso, fueron tan bajas en el periodo de nuestro estudio.
Transacciones mercantiles en las tiendas misceláneas Para finalizar nuestra investigación, este apartado tiene la finalidad de observar y
explicar las diferentes transacciones que se presentaban en las tiendas
misceláneas, puesto que fueron de gran importancia para la Corona y los
habitantes de la ciudad de México.
Para facilitar el análisis, hemos dividido en tres las transacciones que se
efectuaban en las tiendas misceláneas: a) Ventas b) Préstamos, y c) Empeños
a) Ventas: Las ventas en las tiendas misceláneas pueden dividirse por sus
características en simples, con cambio y con tlacos. En conjunto y con múltiples 27 Para el uso de envases y envolturas como padrón informal en Santiago de Chile y el cliente como parte activa del comercio, ver la investigación: Ramón y Larraín, “Una”, 1979.
Políticas y prácticas en el comercio menudo Segundas Jornadas de Historia Económica (AMHE)
13
combinaciones entre estos tipos de ventas, es posible observar el complejo
sistema de intercambios comerciales menudos y dar otra mirada al tan comentado
problema de la moneda y su circulación en Nueva España.28
La venta simple se realizaba cuando un cliente llegaba a la tienda con
cualquier moneda y la intercambiaba al comerciante por un determinado volumen
de mercancía o mercancías que igualaban su valor.
Por ejemplo, un peón de construcción que ganaba tres reales diarios, iba a
la tienda con una moneda de medio real y compraba garbanzo con valor
equivalente.
En otro caso, el peón iba a la tienda con la moneda de medio real, pero esta
vez decidió intercambiarla por diferentes productos: garbanzo con valor de un
tlaco, chile pasilla con valor de un tlaco y lentejas con valor de dos tlacos, en su
conjunto estas mercancías correspondían al valor de la moneda de medio real,
puesto que medio real fue equivalente a 4 tlacos.
El primer ejemplo, es un intercambio de mercancía por dinero, mientras que
el segundo ejemplo plantea una forma diferente de pensar los intercambios, que
sólo se puede considerar al descomponer las partes de las que estaba compuesto
un tlaco. Este fue un signo que representó dinero en sus dos partes: material
(plata) y magnitud (1/8 de real). El precio de las cosas fue un proceso imaginativo
que no necesitaba físicamente cantidades de plata para ser calculado, entonces
imaginar el precio: 1/8 de real de chile pasilla, no suponía ninguna dificultad para
los comerciantes y los clientes, pues la misma operación se realizaba a la inversa
cuando el precio de las mercancías se fijaba en un real y se vendían cantidades
más grandes, por ejemplo, el precio de la carne se fijó en un real, pero se podía
vender real y medio de carne sin ninguna dificultad. Es decir, las ventas por
cuartillas y tlacos que mencionó Revillagigedo,29 podían ser efectuadas con o sin
la presencia material de los tlacos. La suma de precios calculados en tlacos podía
28 Sobre la moneda, tlacos y su circulación ver: Muñoz, Tlacos, 1976; Romano, Moneda, 1998; Covarrubias, Moneda, 2000; Quiroz, “Moneda”, 2006. 29 Fonseca y Urrutia, Historia, 1851, vol. IV, p. 362.
Políticas y prácticas en el comercio menudo Segundas Jornadas de Historia Económica (AMHE)
14
dar como resultado su equivalente en reales de plata y el intercambio sólo
involucraría mercancías y monedas.
La venta con cambio involucró dinero que fue intercambiado por un
volumen de mercancía menor a su valor. El comerciante para igualar el valor de la
moneda, utilizó monedas de menor denominación o signos monetarios como
tlacos, bolsas de granos de cacao o pilones para efectuar el intercambio.
Por ejemplo, el peón de construcción por diferentes circunstancias sólo
podía gastar la cantidad de medio real en la tienda miscelánea, compró chile
pasilla con valor de medio real y pagó al comerciante un real de plata; el
comerciante entregó a cambio: chile pasilla con valor de medio real y una moneda
de medio real.
En otro caso, el peón de construcción sólo podía permitirse comprar dos
tlacos de chile pasilla y pagó con una moneda de un real; el comerciante entregó a
cambio: chile pasilla con valor de dos tlacos, dos tlacos en forma material y una
moneda de medio real, que en conjunto igualaron el valor de la moneda de un
real.
El primer ejemplo plantea un intercambio entre mercancías y dinero que se
iguala utilizando dinero de menor denominación; mientras que el segundo ejemplo
involucra mercancías, dinero y signos monetarios, pues la falta de monedas
menores a medio real, involucró un problema para los comerciantes y los clientes,
que para efectuar sus operaciones menudas, inventaron signos monetarios.
El uso de tlacos suponía un acuerdo entre los clientes y el comerciante, no
se puede pensar que el comerciante sometía a los clientes con estos signos
obligándolos a regresar una y otra vez a su tienda, pues como lo podemos
observar en los ejemplos, los tlacos en su primera función necesariamente
involucraba el uso de monedas, con lo que “ …el comprador adelantaba dinero
constante y sonante al tendero a cambio de recibir artículos.”30
El uso de monedas por parte de los clientes sugiere que no fueron actores
pasivos, puesto que podían intercambiar su dinero en las numerosas tiendas
30 Silva Riquer, “Organización”, 2004, pp. 289-290.
Políticas y prácticas en el comercio menudo Segundas Jornadas de Historia Económica (AMHE)
15
misceláneas que para 1804 eran más de 200, las cuales estaban distribuidas por
toda la ciudad de México. Aceptar los tlacos de una tienda suponía cierto grado de
confianza entre el cliente y el comerciante, pues al brindar crédito al comerciante
el cliente tenía que estar seguro de que se respetaría el valor por el cual se emitió
el signo para utilizarlo en futuras compras. En cierta forma es cierto que el cliente
quedaba sujeto a la tienda, sin embargo, hay datos que revelan el uso de los
tlacos emitidos por tiendas misceláneas en mercados, panaderías y otras tiendas.
La venta simple por tlacos tiene el mismo funcionamiento que la venta
simple, sólo cambia en el sentido de que involucra tlacos y su intercambio por
mercancías.
Verbigracia, el peón de construcción recibió a cambio dos tlacos de una
tienda miscelánea ubicada en una plaza, después se dirigió a un puesto de la
misma y cambió esos dos tlacos con un indio que vendía fruta, el indio conoce la
tienda y acepta los tlacos, poco después va con los dos tlacos a la tienda y los
cambia por garbanzo con valor de dos tlacos, el dueño revisa las marcas de los
tlacos para verificar su autenticidad y acepta.
En este ejemplo observamos que se plantea un intercambio directo entre
tlacos y mercancías, lo que nos indica que el uso de los signos monetarios no
frenaba los intercambios comerciales. El indio con los tlacos puede comprar en la
tienda miscelánea y el comerciante aumentó sus ventas. Pero dejemos los
ejemplos ideales y veamos lo que dice un expediente de 1768 sobre el uso de
tlacos que hace referencia a esta práctica:
Este hecho no es absolutamente cierto, porque los clacos de una tienda los reciben las Indias que están en las esquinas inmediatas, que venden atole, tortillas de maíz, fruta, etc. Y aún en las tiendas inmediatas también se reciben los clacos de las otras por buena correspondencia y porque les tiene mucha cuenta: la razón es porque si en la tienda A no hay canela y va el marchante por cuartilla de clavo, y logra coger aquel medio real, le da dos clacos de alguna de las tiendas inmediatas para que se surta de la canela, y por este motivo a todos los vecinos les tiene cuenta el seguir armonía entre sí, y recibir las señales de su vecino. De modo que es esto tan común y asentado que si el marchante no le cuadra el aceite de la tienda en donde dejo el medio real, y compró claco de pan, le dice con libertad a el tendero, deme Ud. los tres clacos vueltos de la tienda de Pedro que tiene aceite bueno, porque el de Ud. está malo. Y esto es tan cierto que muchas veces se verifica haber en una tienda más
Políticas y prácticas en el comercio menudo Segundas Jornadas de Historia Económica (AMHE)
16
señales de las vecinas que de las suyas. Y sobre todo en cualquier parte cambian los clacos por cacao, y con este se compra generalmente en el mercado de México…31
Párrafos de lo más reveladores que hay que tomar con reserva como lo ha
demostrado Covarrubias,32 pero que nos dan elementos para creer que los tlacos
no sólo funcionaron entre el comerciante y el cliente, sino que tuvo un mayor
rango de circulación. En este sentido la accesoria y la ubicación de las tiendas
tiene que ver directamente con el grado de confianza que podían tener los clientes
hacia los comerciantes. Las tiendas que contaban con una accesoria fija brindaba
la seguridad de que no desaparecerían de un día para otro, además estaban
ubicadas en casas con patios y múltiples habitaciones, plazas llenas de puestos
itinerantes y calles en donde centenares de individuos transitaban. Estos
habitantes, día con día al realizar sus actividades fueron ligando a los dueños con
las tiendas, lo que al momento de la compra aseguraba que los tlacos recibidos
servirían en futuras compras.
Según el diccionario de autoridades la confianza: “…es tener seguridad en
alguna persona o cosa.”33 Una definición del siglo XXI, que algunos han llamado
elemental, nos indica que la confianza puede ser definida como un conjunto de
expectativas positivas sobre las acciones de los demás.34 Dicha definición sumada
a la teoría sobre la pertenencia socio-territorial, nos brinda una explicación sobre
la confianza que los clientes y los comerciantes desarrollaban en la segunda mitad
del siglo XVIII. La tienda se convirtió en un espacio que en su memoria de
relaciones tenía como característica principal las transacciones que estamos
analizando, tal memoria fue ligada al dueño y a sus trabajadores, lo que brindó
seguridad a los diferentes habitantes, dando como resultado un buen grado de
confianza que se reflejó en el uso de signos monetarios llamados, tlacos y pilones; 31 La cita fue consultada en: Quiroz, Entre, 2005, p.77. El expediente completo se puede consultar en: AGN, Archivo Histórico de Hacienda, Leg. 1152, Expediente 1. 32 Sobre este informe y su comparación con el realizado por Agustín de Coronas ver: Covarrubias, Moneda, 2000, pp. 41-52. 33 Real Academia Española. Diccionario de la lengua castellana, en que se explica el verdadero sentido de las voces, su naturaleza y calidad, con las phrases o modos de hablar, los proverbios o refranes, y otras cosas convenientes al uso de la lengua […], Madrid, Imprenta de la Real Academia Española, por los herederos de Francisco del Hierro, 1729, 2tt, p. 498. 34 Luna y Velasco, “Confianza”, 2005, p. 129.
Políticas y prácticas en el comercio menudo Segundas Jornadas de Historia Económica (AMHE)
17
en el crédito recíproco entre comerciantes y clientes, pues al igual que los
integrantes de la tienda, los clientes fueron ligados a sus espacios, y en menor
medida de confianza en los empeños, los cuales dejaban una prenda en garantía.
b) Préstamos: Los préstamos tuvieron relación directa con la confianza que existía entre
los clientes y los comerciantes, a diferencia de las ventas, el crédito lo otorgaba el
comerciante y podía ser en mercancías o en moneda.
El inventario de la tienda de pulpería de Don Joaquín Palacios (1786) y el
libro de cuentas de la tienda mestiza de Don José Palacios (1778) nos ayudaran a
explicar los préstamos. Después de nombrar los géneros y aperos que contenía la
tienda, los inventarios contenían las dependencias de varias personas a las casas,
estas se clasifican como préstamos, porque no se deja prenda alguna por la
mercancía o dinero y se basa en la confianza de los involucrados, más adelante
en los inventarios otro apartado detalla las cosas empeñadas, pero de eso se
hablara más adelante.
Entre los deudores de la tienda de Don Joaquín encontramos a Don José
Manuel Galindo con una deuda de 193 pesos, a Don Francisco Castro con una
deuda de 37 pesos, también se encuentra la cocinera con una deuda de 12 pesos
3 ½ reales y la señora del Estanquillo de los Parados con una deuda de 30
pesos.35 Lamentablemente los inventarios no especifican si el préstamo se realizó
con dinero en efectivo o se dieron mercancías por ese valor, sin embargo, el libro
de cuentas de la tienda mestiza de Don José nos brinda con detalle la forma en
que se dieron los préstamos y lo más probable es que se presentaron los mismos
casos en las tiendas misceláneas.
El 26 de febrero de 1779 Don José prestó un tercio de sebo con valor de 17
pesos a Doña Anastasia de Vergara dueña de velería y que tenía como fiadora a
la Señora Doña Lugarda. El día 1 de marzo de 1779 Doña Anastasia abonó a su
35 AGN, Consulado, Volumen 127, 1786, Expediente 1.
Políticas y prácticas en el comercio menudo Segundas Jornadas de Historia Económica (AMHE)
18
deuda la cantidad de nueve pesos y cuatro días después, el 5 de marzo abonó la
cantidad de ocho pesos para liquidar su deuda.36
Observamos que este préstamo fue por una mercancía y que la forma de
pago se realizó en abonos de pesos en efectivo, además se necesitó un fiador
para que se otorgara el préstamo, lo que indica el grado de confianza que tenía
Don José con respecto a Doña Anastasia.
Más adelante, el día 15 de junio de 1779, Don José prestó en reales la
cantidad de 310 pesos a Don Nicolás dueño de una chilería.37 No se especifica la
forma en que se pagó este préstamo, sin embargo observamos que fue en
efectivo y no se necesitó de algún fiador para concederlo, aún cuando la cantidad
del préstamo superaba al de Doña Anastasia.
Un préstamo que ha llamado nuestra atención fue el que Don José realizó
el día 17 de julio de 1779 al padre de Juan, un mozo de la tienda, por la cantidad
de ocho reales.38 Y aunque no se específica la forma de pago, sugiere que la
seguridad era la clave en los préstamos, pues al ser el padre de un empleado,
tenía diversas formas de recuperar su dinero.
Al observar los ejemplos de préstamos, nos damos cuenta que las tiendas
misceláneas no sólo eran lugares en donde se podían adquirir mercancías a
crédito o en efectivo, sino que la gente podía acceder a monedas para cubrir
diferentes necesidades, tal es el caso del padre de Juan que recibió 8 reales en
efectivo.
c) Empeño: Las tiendas misceláneas, además de ser lugares de abasto, también
servían como casas de empeño. Las pulperías tenían una serie de ordenanzas
que dictaban las formas para llevar acabo los empeños; por su parte, las tiendas
mestizas carecían de regulación, sin embargo creemos que en la práctica no se
distinguían de las pulperías.
36 AGN, Indiferente Virreinal, Caja 1106, Expediente 22, 1778, Foja 6. 37 Ibid., Foja 5v. 38 Ibid., Foja 13v.
Políticas y prácticas en el comercio menudo Segundas Jornadas de Historia Económica (AMHE)
19
¿Qué prendas empeñaba la gente? Para contestar esta pregunta tenemos
que mirar, una vez más, en el inventario de las tienda de Don José Palacios
(1776) y Don Luis Montesinos (1783).
Entre las prendas del inventario de la tienda de Don José, encontramos un
salero de Don Tadeo Flores, con valor de tres pesos un ½ reales; un par de
medias doradas de la Señora Rita, valuadas en tres pesos; un plato de plata del
Maestro Suárez con valor de seis pesos; dos relicarios de la Chata valuados en
dos pesos, además de estas prendas también encontramos tenedores, cigarreras,
paños de rebosos de tela, entre otras cosas, el total invertido en los empeños es
de 154 pesos con cinco reales.39
En la tienda de Don Luis Montesinos encontramos empeñados: un reboso
perteneciente a Andrade, valuado en cuatro ½ reales y varias prendas menudas
que por ser de poco valor sumaron un total de 11 pesos 4 ½ reales, la inversión en
empeños de esta tienda fue de 14 pesos con cuatro reales.40
Es decir, que las tiendas admitían cualquier tipo de prendas y que la riqueza
de los dueños determinaba las prendas que se podían empeñar en su tienda: La
tienda de Don José con una inversión de más de 40 mil pesos podía recibir
prendas con alto valor, mientras que la tienda de Don Luis con una inversión de
147 pesos con siete ½ reales, recibía prendas menudas con precios ínfimos.
Las Ordenanzas para el común de los tenderos de pulperías…41 en su
punto ocho dictaba que por las prendas se podían dar mercancías, pero quedaba
prohibido dar tlacos. Con respecto a este punto, se ha evidenciado que los
tenderos no respetaban la norma y que se daban tlacos por prendas, sin embargo
el tlaco no limitaba los intercambios comerciales, pues podían ser utilizados en
diferentes establecimientos, lo que en cierta medida podía beneficiar a los dueños
de las prendas, que podían solicitar una parte en dinero, otra en mercancías y el
restante en signos de cambio.
39 AGN, Indiferente Virreinal, Caja 1845, 1776, Expediente 1. 40 AGN, Consulado, Volumen 244, 1783-1784, Expediente 30. 41 Fonseca y Urrutia, Historia, 1851, Vol. IV, pp. 339-342.
Políticas y prácticas en el comercio menudo Segundas Jornadas de Historia Económica (AMHE)
20
Importante es que el empeño involucró una prenda que brindó confianza al
comerciante de recuperar su dinero, cosa que no pasaba con el préstamo. Por su
parte, el cliente podía elegir entre las más de 200 tiendas misceláneas que
existían en la ciudad de México para realizar su empeño.
Conclusiones Las transacciones mercantiles que recurrieron al uso de tlacos y pilones brindaron
la posibilidad de realizar ventas menudas que los habitantes aprovecharon para
satisfacer sus necesidades, esto permitió un mayor número de ventas que fue
benéfico para los comerciantes, sin embargo, la utilización de estos signos
monetarios, como hemos analizado, implicó forzosamente dos aspectos: 1)
confianza 2) moneda metálica. El uso de tlacos y pilones fue permitido por las
autoridades, pues mantenía el aparato gubernamental: por una parte, se cobraba
el uso de los pesos y las medidas; por otra, el aumento de ventas menudas fueron
directamente proporcional a lo recaudado por el impuesto de alcabala, que para la
segunda mitad del siglo XVIII estaba en control de la Corona.
En este sentido, el uso de tlacos y pilones en el intercambio comercial se ha
explicado en la investigación, sin embargo, no se ha enfatizado su utilidad como
medida social, puesto que en cada transacción comercial, la medida de los tlacos
y pilones cambiaba dependiendo el producto, el cliente y el comerciante, por tal
motivo, concluyo que la medida cambiaba pero la forma en que se calculaba fue
constante: tlaco 1/8 y pilón 1/16 de real de plata.
El fiado y el empeño, de la misma manera, involucraban moneda por lo que
podemos presumir que la gente tenía acceso a los reales de plata, para cumplir
con sus obligaciones. Esto sugiere que existía un stock monetario suficiente para
realizar las transacciones comerciales, sin embargo, en la presente investigación
no fue posible adentrarnos completamente en esta dinámica o descifrar los
tiempos de circulación lo cual nos invita a seguir investigando los diferentes
procesos del comercio menudo en el periodo novohispano y considerarlo una
Políticas y prácticas en el comercio menudo Segundas Jornadas de Historia Económica (AMHE)
21
parte esencial de la articulación comercial de Nueva España, el cual involucró
directamente a los clientes de las tiendas, es decir, a los habitantes de la ciudad
que carecían de grandes riqueza en comparación a los grandes mercaderes y que
como hemos demostrado modificaron en gran medida el comercio novohispano.
Políticas y prácticas en el comercio menudo Segundas Jornadas de Historia Económica (AMHE)
22
Fuentes
Fondos documentales Archivo Histórico del Distrito Federal (AHDF) Panaderías y pulperías
Archivo General de la Nación (AGN) Abasto y Panaderías
Archivo Histórico de Hacienda
Consulado
Indiferente Virreinal
Archivo de la Biblioteca Nacional (BN) Fondo Reservado. Manuscritos
Bibliografía Artís Espriu, Regatones y maquileros. El mercado de trigo en la ciudad de México
(siglo XVIII), México, CIESAS, 1986.
Assadourian, Carlos Sempat, “La Producción de la mercancía dinero en la
formación del mercado interno colonial. El caso del espacio peruano, siglo XVI” en
Enrique Florescano (coord.), Ensayos sobre el desarrollo económico de México y
América Latina, 1500-1975, México, FCE, 1979, pp. 223-292.
Barrio Lorenzot, Francisco del, Ordenanzas de gremios de la Nueva España,
México, Talleres Gráficos, 1920.
Políticas y prácticas en el comercio menudo Segundas Jornadas de Historia Económica (AMHE)
23
Birrichaga Gardida, Diana, “Distribución del espacio urbano en la ciudad de
México en 1790” en Manuel Miño Grijalva y Sonia Pérez Toledo (coords.), La
población de la ciudad de México en 1790, México, UAM-
Iztapalapa/COLMEX/CONACyT, 2004, pp. 311-374.
Carrera Stampa, Manuel, Los gremios mexicanos. La organización gremial en
Nueva España, 1521-1861, México, EDIAPSA, 1954.
_____________________, “The Evolution of Weights and Measures in New
Spain”, The Hispanic American Historical Review, Duke University, vol. 29, núm. 1,
febrero 1949, USA, pp. 2-24.
Censo de población de la ciudad de México, 1790: Censo de Revillagigedo [Cd-
Rom], México, INEGI/COLMEX, 2003.
Chevalier, Francois, La formación de los latifundios en México, México, FCE,
1976.
Covarrubias, José Enrique, La moneda de cobre en México, 1760-1842. Un
problema administrativo, México, UNAM/Instituto Mora, 2000.
Espinoza Peregrino, Martha Leticia, “El tribunal de Fiel Ejecutoria de la ciudad de
México, 1724-1790. El control del Cabildo en el comercio urbano”, tesis de
licenciatura en Etnohistoria, México, Escuela Nacional de Antropología e Historia,
2002.
Fernández, Martha, “De puertas adentro: la casa habitación” en Antonio Rubial
García (coord.), Historia de la vida cotidiana en México. La ciudad Barroca,
México, FCE/COLMEX, 2005, t.2, pp. 47-80.
Políticas y prácticas en el comercio menudo Segundas Jornadas de Historia Económica (AMHE)
24
Florescano, Enrique, Precios del maíz y crisis agrícolas en México (1708-1810),
México, COLMEX, 1969.
Fonseca, Fabián de y Carlos de Urrutia, Historia general de la Real Hacienda,
México, Imprenta de Vicente García Torres, 1849-1853, vol. 2 y 4.
Francois, Marie, “Prendas and pulperías: the fabric of the neighborhood credit
business in Mexico City, 1780-1830”, Estudios de Historia Mexicana, UNAM, vol.
20, núm. 20, 1999, México, pp. 67-106.
García Acosta, Virginia, Las panaderías, sus dueños y trabajadores. Ciudad de
México. Siglo XVIII, México, CIESAS, 1989.
___________________, Los precios del trigo en la historia colonial de México,
México, CIESAS, 1988.
___________________, “Medidas de antiguo régimen: medidas con sentido
social”, en Héctor Vera y Virginia García Acosta (coords.), Metros, Leguas y
mecates. Historia de los sistemas de medición en México, México,
CIESAS/CIDESI, 2011, pp. 79-100.
Giménez, Gilberto, “Territorio, cultura e identidades. La región socio-cultural”,
Estudios sobre las Culturas Contemporáneas, Universidad de Colima, vol. 5, núm.
9, junio, 1999, México, pp. 25-57.
Heckscher, Eli F., La época mercantilista. Historia de la organización y las ideas
económicas desde el final de la Edad Media hasta la Sociedad Liberal, México,
FCE, 1943.
Políticas y prácticas en el comercio menudo Segundas Jornadas de Historia Económica (AMHE)
25
Hiernaux N., Daniel y Alicia Lindon, “El concepto de espacio y el análisis regional”,
Secuencia. Revista de Historia y Ciencias Sociales, Instituto Mora, núm. 25, enero-
abril, 1993, México, pp. 89-110.
Hocquet, Jean-Claude, “Pesos y medidas y la historia de los precios en México.
Algunas consideraciones metodológicas” en Virginia García Acosta (coord.), Los
precios de alimentos y manufacturas novohispanos, México, CIESAS/IIH-
UNAM/Instituto Mora, 1995, pp. 72-88.
Jaiven, Ana Lau, “Casas y formas de vida en los alrededores, 1750-1850” en
Verónica Zárate Toscano (coord.), Política, casas y fiestas en el entorno urbano
del Distrito Federal. Siglos XVIII-XIX, México, Instituto Mora, 2003, pp. 77-128.
Kicza, John E., Empresarios Coloniales. Familias y negocios en la ciudad de
México durante los borbones, México, FCE, 1986.
Kinsbruner, Jay, Petty Capitalism in Spanish America. The pulperos of Puebla,
Mexico City, Caracas and Buenos Aires, USA, Westview Press/Boulder and
London, 1987.
Kula, Witold, Las medidas y los hombres, México, Siglo XXI, 1980.
Luna, Matilde y José Luis Velasco, “Confianza y desempeño en las redes
sociales”, Revista Mexicana de Sociología, IIS-UNAM, núm. 1, enero-marzo, 2005,
México, pp. 127-162.
Marx, Carlos, El capital: crítica de la economía política, México, FCE, 3ª ed. 1999,
t. 1.
Mayo, Carlos, Pulperos y pulperías de Buenos Aires 1740-1830, Mar del Plata,
Universidad Nacional de Mar del Plata, 1996.
Políticas y prácticas en el comercio menudo Segundas Jornadas de Historia Económica (AMHE)
26
___________, Mostradores, clientes y fiado. Fuentes para el estudio de las
pulperías de Buenos Aires y la pampa (Siglo XIX), Mar del Plata, Ediciones
Suárez, 2007.
Miño Grijalva, Manuel, “La población de la ciudad de México en 1790. Variables
económicas y demográficas de una controversia” en Manuel Miño Grijalva y Sonia
Pérez Toledo (coords.), La población de la ciudad de México en 1790, México,
UAM-Iztapalapa/COLMEX/CONACyT, 2004, pp. 75-114.
Moncada González, Gisela, “Entre el proteccionismo y la libertad comercial: el
abasto de alimentos y el ayuntamiento de la ciudad de México, 1810-1835”, tesis
de doctorado en Historia Moderna y Contemporánea, México, Instituto Mora, 2010.
Morales, María Dolores, “Estructura urbana y distribución de la propiedad de la
ciudad de México en 1813” en Alejandra Moreno Toscano (coord.), Ciudad de
México: construcción de una Historia, México, SEP/INAH, 1978, pp. 71-96.
Muñoz, Miguel L., Tlacos y Pilones. La moneda del Pueblo de México, México,
Fomento Cultural Banamex, A.C., 1976.
Ramón, Armando de y José Manuel Larraín, “Una metrología colonial para
Santiago de Chile: de la medida castellana al sistema métrico decimal”, Historia,
Pontifica Universidad Católica de Chile, núm. 14, 1979, Santiago, pp. 5-70.
Real Academia Española. Diccionario de la lengua castellana, en que se explica el
verdadero sentido de las voces, su naturaleza y calidad, con las phrases o modos
de hablar, los proverbios o refranes, y otras cosas convenientes al uso de la
lengua […], Madrid, Imprenta de la Real Academia Española, por los herederos de
Francisco del Hierro, 1729 y 1737, ts. 2 y 5.
Políticas y prácticas en el comercio menudo Segundas Jornadas de Historia Económica (AMHE)
27
Quiroz, Enriqueta, Entre el lujo y la subsistencia. Mercado, abastecimiento y
precios de la carne en la ciudad de México, 1750-1812, México, COLMEX/Instituto
Mora, 2005.
_______________, “La moneda menuda en la circulación monetaria de la ciudad
de México. Siglo XVIII”, Estudios Mexicanos, Universidad de California, vol. 22,
núm. 2, verano 2006, USA, pp. 219-249.
_______________, “Prácticas políticas en torno al bien común: humanismo y
mercantilismo en el abasto de carne de la ciudad de México, 1708-1716” en María
del Carmen Collado y María Esther Pérez Salas (coords.), Tres décadas de hacer
historia, México, Instituto Mora, 2011, pp. 31-52.
Recopilación de los reinos de las indias. Mandadas imprimir y publicar por la
majestad católica del rey Don Carlos II, nuestro señor, Madrid, 1681, libro 4.
Rojas, Beatriz, “Los privilegios como articulación del cuerpo político. Nueva
España, 1750-1821” en Beatriz Rojas (coord.), Cuerpo político y pluralidad de
derechos. Los privilegios de las corporaciones novohispanas, México,
CIDE/Instituto Mora, 2007, pp. 45-84.
Romano, Ruggiero, Moneda, seudomonedas y circulación monetaria en las
economías de México, México, FCE/COLMEX, 1998.
Sánchez Santiró, Ernest, “La población de la ciudad de México en 1777”,
Secuencia. Revista de historia y Ciencias Sociales, Instituto Mora, núm. 60,
septiembre-diciembre, 2004, México, pp. 31-58.
Santos Medina, Mayra, “Las pulperías de la Ciudad de México (1786-1810)”, tesis
de maestría en Historia, México, UNAM, 2008.
Políticas y prácticas en el comercio menudo Segundas Jornadas de Historia Económica (AMHE)
28
Silva Riquer, Jorge, “Estructura y dinámica del comercio menudo en Valladolid,
1790-1800”, tesis de licenciatura en Sociología, México, UNAM, 1984.
________________, “La organización de las tiendas pulperas en la ciudad de
México, siglo XVIII” en Manuel Miño Grijalva y Sonia Pérez Toledo (coords.), La
población de la ciudad de México en 1790, México, UAM-
Iztapalapa/COLMEX/CONACyT, 2004, pp. 281-310.
________________, “Precios y mercancías menudas en las pulperías de la ciudad
de México, 1784-1794” en Alicia Hernández Chávez y Manuel Miño Grijalva
(coords.), Cincuenta años de Historia en México. En el Cincuentenario del Centro
de Estudios Históricos, México, COLMEX, 1991, vol. 1, pp. 403-432.
Suárez, Clara Elena, La política cerealera y la economía novohispana: el caso del
trigo, CIESAS, 1985.
Souto Mantecón, Matilde, “De la cocina a la mesa” en Anne Staples (coord.),
Historia de la vida cotidiana en México. Bienes y vivencias. El siglo XIX, México,
FCE/COLMEX, 2005, 4 t., pp. 15-49.
Thompson, Edward Palmer, Costumbres en común, Barcelona, Crítica, 1995.
Viera, Juan de, Breve y compendiosa narración de la ciudad de México, México,
Instituto Mora, 1992