POLÍTICA INTERNA DE MÉXICO SIGLO XIXDÉCADA DE LOS 30’S

BANDOS PRESIDENCIALES

1830-1832 ANSTASIO BUSTAMANTE

1833 Enero-Marzo GÓMEZ PEDRAZA (INTERINATO)

1833-1835 ANTONIO LÓPEZ DE SANTA ANNA FUNGE COMO PRESIDENTE INTERINO VALENTÍN GÓMEZ FARÍAS

1835 y 1837 ANTONIO LÓPEZ DE SANTA ANNA

1837-1841 SEGUNDO PERIODO PRESIDENCIAL DE ANASTASIO BUSTAMANTE, SE ESTABLECE EL PERÍODO PRESIDENCIAL DE 8 AÑOS

La década de los 30’s se inserta en el llamado período formativo de la historia de México. Comienza con la toma de posesión presidencial del general Anastasio Bustamante, a quien describe la historia oficial como un hombre incapaz de hacer nada. Antonio López de Santa Anna hace caer a Bustamante con un levantamiento. Sube Gómez Pedraza al gobierno de México, quien lo ocupó en forma interina en escasos tres meses, para que posteriormente se eligiera como presidente de la República Mexicana a Santa Anna y como vicepresidente a Don Valentín Gómez Farías.

En el primer gobierno de Bustamante, asesorado por Lucas Alamán, pone como metas crear; el Banco del Avio, reajustar la Hacienda pública, disciplinar al ejercito, pedir la reconciliación con España y el Vaticano, y también puso las aduanas y fortines en la zona norte del país.

La década de los 30’s se caracterizó por un gobierno donde imperaba el abuso de poder, donde no existían garantías individuales y con gobernantes centralistas que tuvo una duración de 11 años. Las múltiples apariciones y desapariciones de Santa Anna, rayaban en la ilegalidad, sino fueron benéficas, si eran necesarias. La situación del fisco era tal que se multiplicaron las contribuciones en algún tiempo de esta década. Aumentaron los impuestos, se decretaron préstamos forzosos y se llegaron a vender bienes del clero en una desesperada solución de recaudar fondos para el gobierno.

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En 1833 la clase media letrada, agrupada alrededor de Gómez Farías y con asesoría de Dr. José María Luis Mora, tomaron en sus manos el gobierno del país. Santa Anna ocupaba la presidencia de la República y la clase media liberal que había surgido de las Logias Yorkinas y de los institutos de enseñanza superior impulsaron la vicepresidencia de Gómez Farías.

Los liberales se encontraban divididos en dos grupos: el primer grupo sustentaba el principio de “libertad y progreso ” mientras que el segundo grupo pugnaba por “orden público y religión ”.

En el año de 1833 se presentó un intento de reforma con una política ilustrada y liberal española. Estas reformas que se intentaban aplicar y se venían practicando en los estados de la República mexicana en forma parcial a partir del año de 1823.

La iglesia y el ejército, quienes eran los más afectados, se opusieron a esta obra reformista de los liberales y con el apoyo de Santa Anna frustraron la consumación de este programa social y jurídico.

La iglesia defendía sus doscientos millones de capital, de aquella época, que le dejaban ocho millones de renta al año, es decir, una tercera parte de por lo menos toda la riqueza productiva de la República. El ejército, era sin duda un instrumento al servicio de los grupos reaccionarios del país, por lo tanto constituía una fuerza sin control que se hacía necesario someter a la autoridad del poder civil.

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En el Estado de México el gobernador Lorenzo Zavala, ignaguró el período de reformas al confiscar los bienes raíces de las misiones de Filipinas. Y también realizó un proyecto sobre desamortización de los bienes del clero. Proponía en dicho proyecto una nacionalización y el sostenimiento gubernamental de una catedral en cada estado. Una tras otra, van siendo expedidas las leyes destinadas a destruir las instituciones y los privilegios de las clases que significaban un obstáculo a la marcha del país en sentido de progreso. Su propósito consistía en extirpar de raíz la teocracia y el pretorianismo de los jefes militares, y convertir al país en otra nación, obra que no pudo hacerse por la oposición enérgica del clero y de la milicia privilegiada y sólo se llegó a consumar, tiempo después hasta el año de 1867.

Contra los institutos monásticos se dictó una de las leyes que más han afectado los intereses políticos y espirituales del clero: la que suprimió la coacción civil, directa o indirecta, para el cumplimiento de los votos monásticos, ley firmada por el mismo Santa Anna y que declaraba libres para continuar o no en los conventos, a todos los religiosos de ambos sexos, obligándose el Gobierno a proteger la justa libertad de los individuos que voluntariamente quisieran abandonar los claustros.

Otras tantas acciones se tomaron para dar paso a una reforma que no se aplicó pero que ejerció fuertes atentados contra las instituciones eclesiásticas: para destruir el

monopolio que del crédito tenía la iglesia, a fines de 1833 se dictó la ley que declaraba libre la usura, sin restricción de ninguna clase; y para destruir el ejercito permanente, aliado al clero, se creó una milicia nacional formada por individuos surgidos del pueblo. Esta sin embargo, no era lo suficientemente fuerte para asegurar la soberanía del país.

La base económica que debía sustentar la estabilidad del Estado, lejos de reforzarse, se debilitaba cada día, cosa que dificultaba todo intento de rehacer el orden interior.

*** En 1834 se estableció el congreso para elaborar otra constitución. Pero es a fines de 1835 y durante 18 meses de discusiones públicas y secretas, donde se arrojaron los resultados de lo que se dio en llamarse “las siete leyes”.

El nuevo estatuto era un documento complicado que convertiría a los estados en departamentos, con juntas electivas responsables ante el congreso general, y gobernadores nombrados por el supremo poder ejecutivo. El gobierno, que era central, estaba constituido por los tres poderes tradicionales, más otro que estaba inspirado, según parece, en Bemjamín Constant: el supremo poder conservador, que debía nada menos que evitar los abusos ejercidos en la práctica de los poderes ejecutivo y legislativo. Por esta misma época se extendió el período presidencial a ocho años.

En la práctica política, las siete leyes, hicieron aún más difícil la labor del gobierno. La República Democrática Federal establecida en la Constitución de 1824 fue sustituida por una República Democrática Central. Por lo tanto a partir de 1836 se promulgaron la Siete Leyes Constitucionales que establecían un régimen de centralización gubernativa y administrativa. Ya estaba, la primera República Centralista en México, que sin embargo, duraría un sólo período presidencial, el de Anastasio Bustamante, de ocho años, pero con sus múltiples interrupciones.

En esencia de su contenido “las siete leyes” se conciben de la siguiente manera:

La primera ley constitucional contenía las disposiciones relativas a los derechos y deberes de los mexicanos y habitantes de la República, estableciendo su obligación de “ profesar la religión de su patria ”

La segunda ley constitucional introducía en nuestro régimen político un cuarto poder, el Supremo Poder Conservador con facultades totales, depositadas en cinco individuos de los que se revocarían uno cada dos años, por sorteo que realizaría el Senado.

La tercera ley constitucional organiza el Poder Legislativo y fija el procedimiento de formación de leyes.

La cuarta ley constitucional organiza el Supremo Poder ejecutivo que se depositaba en un Presidente de la República. Este duraría ocho años y sería elegido por las Juntas Departamentales.

La quinta ley constitucional se refería a la organización del Poder Judicial y a la administración de justicia en lo civil y criminal.

La sexta ley constitucional establecía la división del territorio de la República y el gobierno interior de los pueblos. Los Departamentos se dividirían en distritos y estos en partidos, los primeros gobernados por un prefecto y los segundos por un subprefecto nombrado por el anterior.

La séptima y última ley señalaba el tiempo y modo de hacerse las reformas constitucionales.

Lo anterior suscito diversas inconformidades que se manifestaron de muy diferentes formas:

El estado de Puebla se dirigió al presidente de la República, proponiendo la reforma del pacto fundamental, sin destruir la organización federal de la nación

El estado de Michoacán solicita que la Constitución de 1824 sufra las reformas convenientes sin que por ello varíe el gobierno representativo popular federal

Zacatecas es el estado más rico y poderoso en esa época, y se levanta en armas dispuesto a defender el sistema federal

Al estado de Yucatán se le había garantizado un régimen de excepción dentro del gobierno centralista, pero Antonio López de Santa Anna no lo respetó y con ello provocó la autonomía del estado, que permaneció separado entre 1837-1843

***México no solamente se enfrentaba a estas leyes de política interna, sino que también existieron acontecimientos de otra índole:

1835 apareció el cometa Halley y parecía que seguiría patrocinando calamidades En 1836 se firmaban los acuerdos de paz con España También en 1836 Texas declaraba su independencia de México En 1837, los Estados Unidos de América, reconoce la independencia de Texas Francia lo hace en 1839 Y Gran Bretaña hace lo mismo en 1840 En 1838 Francia declaraba la guerra a México ( lo que dio en llamarse la Guerra de los

asteles) Los federalistas acordaron con Francia la organización de una convención en Laredo y

constituyeron la República del Río Grande en 1839 En 1840 Gutiérrez de Estrada se hace escuchar señalando que el gobierno centralista

no daba la solución a los problemas más apremiantes y claramente abogaba por una monarquía con un príncipe extranjero

Fuente de consulta:

Cué Canovas, Agustín, Historia política, social y económica de México, 3ª ed., Trillas, México, 1963.

Cosio Villegas, Daniel, Coordinador, Historia general de México, Vol. 2, 4ª edición, El Colegio de México, México, 1998.

Mora, José María Luis, Revista política de las diversas administraciones que ha tenido la república hasta 1837, UNAM, Coordinador de Humanidades/ Porrúa, México, 1986.

Miscelánea, obras completas, Vol. 1 y 8, SEP/ Instituto Mora, 2ª edición, México, 1994.