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Dr. Daniel Rivas Torres Ingeniero Forestal Arborista Certificado International Society of Arboriculture (ISA) _______________________________________________________________________________ 1/8 PLAN DE GESTIÓN DEL AHUEHUETE DE TEXCOCO INTRODUCCIÓN El sabino o ahuehuete de Texcoco (Taxodium mucronatum) es un árbol monumental de 23 metros de altura y 2.6 metros de diámetro normal, debe ser apreciado y protegido por su gran valor histórico, ecológico y cultural para los texcocanos; probablemente es vestigio y hasta testigo de la cultura lacustre de la Gran Tenochtitlán de hace 600 años 1 . Está localizado en las coordenadas 19° 30’ 21” Norte y 98° 52’ 50” Oeste, a 2,254 metros de altura sobre el nivel del mar. Este “viejo de agua”, junto con otros vecinos de su misma especie que a duras penas sobreviven, constituía la protección de las riveras de las muchas corrientes que aportaban sus aguas al Lago de Texcoco. Hoy los ríos Texcoco, Chapingo, San Bernardino, Coatlinchán, etc. están muertos, han sido entubados para la construcción de vialidades; más arriba sus cauces son letrinas y vertederos de aguas negras. Los ahuehuetes en esta zona en su mayoría están muertos en pie o se encuentran moribundos en pésimas condiciones sanitarias. 1 No se consideró apropiado, ni es pertinente, insertar el taladro de Pressler u otro mecanismo agresivo con el argumento de conocer la edad del árbol. más ahuehuetes

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Dr. Daniel Rivas Torres Ingeniero Forestal Arborista Certificado International Society of Arboriculture (ISA) _______________________________________________________________________________

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PLAN DE GESTIÓN DEL AHUEHUETE DE TEXCOCO

INTRODUCCIÓN

El sabino o ahuehuete de Texcoco (Taxodium mucronatum) es un árbol monumental de 23 metros de altura y 2.6 metros de diámetro normal, debe ser apreciado y protegido por su gran valor histórico, ecológico y cultural para los texcocanos; probablemente es vestigio y hasta testigo de la cultura lacustre de la Gran Tenochtitlán de hace 600 años1. Está localizado en las coordenadas 19° 30’ 21” Norte y 98° 52’ 50” Oeste, a 2,254 metros de altura sobre el nivel del mar.

Este “viejo de agua”, junto con otros vecinos de su misma especie que a duras penas sobreviven, constituía la protección de las riveras de las muchas corrientes que aportaban sus aguas al Lago de Texcoco. Hoy los ríos Texcoco, Chapingo, San Bernardino, Coatlinchán, etc. están muertos, han sido entubados para la construcción de vialidades; más arriba sus cauces son letrinas y vertederos de aguas negras. Los ahuehuetes en esta zona en su mayoría están muertos en pie o se encuentran moribundos en pésimas condiciones sanitarias.

1 No se consideró apropiado, ni es pertinente, insertar el taladro de Pressler u otro mecanismo agresivo con el argumento de conocer la edad del árbol.

más ahuehuetes

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El ahuehuete de Texcoco es el primero aguas arriba, de poniente a oriente, en lo que eran las márgenes del río del mismo nombre; está completamente aislado, a la orilla de la antigua carretera y de la vía del ferrocarril México-Texcoco-Veracruz; naufraga en una pequeña isla dentro de un mar de cemento en la confluencia de muchas vialidades. Allí también se encontraba la Plaza de Toros “Silverio Pérez”; quizá por esta ubicación tan importante se le ha llamado el “Ahuehuete de Texcoco”.

Con buenas o malas intenciones, pero casi todas las veces con absoluto desconocimiento de la ciencia y arte de la arboricultura, en forma sistemática el árbol ha sido objeto de desmoches y vejaciones que lo han aislado y afectado dramáticamente. Sus raíces, su tronco, sus ramas son claras evidencias de los daños que ha recibido. Se le ha tratado como una cosa más, no como un ser vivo, muchas veces como un estorbo que impide la construcción de vialidades y el paso de líneas aéreas. La imagen y la impresión que daba el árbol eran deprimentes: gran cantidad de puntas y ramas secas, otras desgajadas, con cortes de desmoches en todas partes.

Hasta las obras que supuestamente buscan el ensalzamiento del árbol, como la construcción de una plazuela hace aproximadamente 4 años, no han hecho más que destruir y ahogar su sistema de raíces dejándolo aún más sitiado, imposibilitado de obtener agua, aire y minerales.

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El diseño del paisaje no estudió ni consideró el rescate del ambiente ecológico en que se desarrolla este árbol: se instalaron ejemplares propios de áreas desérticas y otras especies exóticas, cuando es posible disponer de plantas y árboles nativos.

La última torpeza, apenas a mediados de este mes de febrero de 2011, a sabiendas que se está trabajando por su rehabilitación, fue la construcción de una gran mole de cemento por parte de la Dirección de Obras Públicas,¡bajo su copa!, ¡muy cerca del tronco!, con el objeto de instalar una placa del Club Rotario. ¡Vaya manera de “rescatar” la ciudad de Texcoco!

Sin embargo, existe un interés público para mejorar la condición de salud del Ahuehuete de Texcoco y prolongar su permanencia entre nosotros.

Por esta razón, la División de Preparatoria Agrícola de la Universidad Autónoma Chapingo, la Asociación Mexicana de Arboricultura, A. C. y la Dirección de Ecología del Municipio de Texcoco suscribieron un proyecto de servicio para la realización de los trabajos de rehabilitación2.

CUIDADO DE LA COPA

Con el propósito de rescatar el Ahuehuete de Texcoco, en el mes de enero de 2011, se hizo el diagnóstico de su estado de salud y seguridad que concluyó en un dictamen y un plan de gestión con las prácticas arboriculturales que deben llevarse a cabo para lograrlo3, una de ellas es el cuidado de la copa, realizada en el mes de febrero.

Más que una poda en el sentido clásico del término, cuando la mayoría de las veces se cortan ramas verdes, en este caso, para el “viejo de agua” noble y maltratado, se habla del “cuidado de la copa”; porque se trata de quitar únicamente aquellas partes ya muertas, principalmente las que pudiesen ser un riesgo para los transeúntes en el caso de caer. El trabajo consistió en la remoción de ramas muertas y el despunte de otras puntisecas,

2 Rivas, T.D. 2011. Rescate y rehabilitación del ahuehuete de Texcoco. Proyecto de Servicio. Universidad Autónoma Chapingo. México. 3 Rivas, T.D. 2011. Diagnóstico y Dictamen del Ahuehuete de Texcoco. Universidad Autónoma Chapingo. México.

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igual que la eliminación de muñones de otras que cayeron o fueron cortadas inapropiadamente.

No fue necesario el empleo de “jirafas”, canastillas hidráulicas o grúas. Al contrario, la cuerda, el guardacambio y el arnés de trepa, sin emplear espuelas, junto con las técnicas de cordaje, son más amables con el árbol; además resultan mucho más prácticas, fáciles y económicas para trabajar en la copa y realizar con seguridad las cortas y el apeo de las grandes ramas.

A diferencia de las podas en otros árboles, en este caso se tuvo especial atención de no eliminar o remover los denominados “chupones”: rebrotes indicadores de regresiones en el crecimiento de las ramas que deben dejarse con el propósito de contribuir a un mejor desarrollo de la copa y la salud del árbol. Aquí se pusieron en práctica los principios botánicos de la arboricultura geriátrica y no los típicos de la forestería, la fruticultura o la

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horticultura ornamental4. También se quitaron anuncios, alambres y mecates que estrangulaban algunas ramas.

No se aplicaron productos químicos o pinturas para “tratar” las cavidades, tampoco se realizaron en ellas trabajos de limpieza o “cirugía forestal”. Igualmente, aunque en una gran cavidad se encuentra un enjambre de abejas y ante la dificultad que se presentaba para acceder a esa parte del árbol, no se aplicaron productos de ningún tipo para intentar combatirlas; los trepadores se protegieron utilizando repelentes para trabajar en esa zona; otras cavidades son refugio y anidación de aves, principalmente palomas. Casi todos los cortes fueron hechos con serrote curvo; para las ramas de un grosor mayor a 10 cm se empleó una motosierra chica.

En resumen, solamente dos personas turnándose para trepar fueron capaces de realizar todo el trabajo en cinco jornadas de 8 horas. Se calcula en 3 metros cúbicos el volumen de ramas y troncos resultantes. De haberse cobrado, el costo de esta obra hubiese sido el equivalente a $1,000.00 dólares.

¡El efecto es sorprendente!, puede observarse en el vigor general del árbol, con un follaje de un color verde más intenso. Además, la copa y el tronco limpios dan una mejor imagen, exaltan su importancia, ennoblecen el lugar, atraen la vista y acrecientan la impresión de que se está dando el cuidado apropiado al árbol.

ACOLCHADO

En el mes de marzo fueron removidas todas las plantas dentro de la jardinera. Una vez expuesto el suelo se elaboraron varias “calas” o excavaciones de 0. 027 m³ con el fin de conocer el estado de las raíces del árbol.

4 Drénou, C. La taille des arbres d’ornement. Du pourquoi au comment. 2002. Institut pour le Développement Forestier. France. 258 p.

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Se encontró que existen gran cantidad de raíces adventicias de mayor a menor grado de densidad a medida que se alejan del tronco. Por lo anterior, se decidió hacer zanjas radiales dentro de la jardinera para favorecer la aireación. Luego se taparon y el viernes 25 de marzo se trajo material triturado seco con el cual se cubrió con una capa de 10 cm de grosor todo el suelo. Se necesitaron 10 metros cúbicos de triturado.

Para nuestra fortuna, el domingo 27 de marzo llovió de tal manera que se saturó el acolchado y el suelo.

A inicios del mes de abril se realizó la fertilización con abono orgánico de estiércol seco de borrego. Aproximadamente se colocaron 5 metros cúbicos de este abono en una capa encima del triturado. La razón de colocarlo encima es por que es la primera experiencia con este

material y se tiene la idea que es demasiado fuerte y podría “quemar” las raíces del árbol. De esta manera se deja más expuesto y al descomponerse permite que más lentamente entre en contacto con el suelo mineral.

De acuerdo con las normas de la arboricultura un árbol debe tener una zona de protección de sus raíces equivalente a un área circular cuyo diámetro sea de 20 a 25 veces el diámetro del tronco. Si el diámetro normal del ahuehuete de Texcoco es 2.6 metros, quiere decir que el área

para sus raíces debe ser aproximadamente de 2,000 metros cuadrados. Sin embargo, la pequeña jardinera ocupa una extensión de 200 metros cuadrados, ¡tan solo la décima parte de lo recomendado! El árbol requiere una mayor superficie de exploración para sus raíces.

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¿QUÉ SIGUE?

De acuerdo con el Plan de Gestión del Ahuehuete de Texcoco (op.cit) restan los siguientes trabajos y actividades:

1. Conectar el sistema de raíces del árbol con las áreas verdes de la plazuela. Para esto es

necesario romper parte de las guarniciones de la jardinera; luego abrir y rellenar dos zanjas de por lo menos 1 metro de ancho y 50 cm de profundidad que se extiendan hasta las áreas abiertas del pequeño parque. Lo anterior se hace con el fin de promover la producción de raicillas y una mayor área de exploración. Enseguida se diseñarían y colocarían encima de las zanjas sendas parrillas metálicas de aireación.

2. Una segunda práctica, que aunque no se especifica en el Plan ahora se ve como necesaria es la restitución de los arbolitos de ficus de la plazuela que fueron afectados por las heladas del mes de enero: murieron unos y otros están moribundos. Lo ideal es remplazarlos por especies nativas como el encino, aile, jarilla, madroño, zacatón, tejocote, capulín, tepozán y otras disponibles que mejor se adapten al diseño del paisaje.

3. Divulgar entre la población lo que se está realizando: para impulsar la admiración y el respeto por este apreciable ejemplar, para promover la gestión de trabajos semejantes con otros árboles valiosos y también para fomentar la cultura del cuidado apropiado del árbol.

DOCTOR DANIEL RIVAS TORRES

www.rivasdaniel.com

[email protected]

Chapingo, mayo 20 de 2011.