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El Archivo de la Frontera es un proyecto del Centro Europeo para la Difusión de las Ciencias Sociales (CEDCS), bajo la dirección del Dr. Emilio Sola. www.cedcs.org [email protected]
Peter Linebaugh
Ned Ludd y la Reina Mad. Destrucción de máquinas, Romanticismo
y los Comunales de 1811-12 Barcelona, 2018, Moai-Descontrol
Colección: E-Libros – La Conjura de Campanella Fecha de Publicación: 09/07/2007 Número de páginas: 10
Colección: Bibliografía recomendada Fecha de Publicación: 03/03/2019 Número de páginas: 8 I.S.B.N. 978-84-690-5859-6
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Peter Linebaugh
Ned Ludd y la Reina Mad. Destrucción de máquinas, Romanticismo
y los Comunales de 1811-12
Barcelona, 2018, Moai-Descontrol
Una pieza maestra, clásico mínimo, de historia global, de literatura histórica
de interés global, tal vez mejor, con una fórmula que pudiera parecerse
por alguno de sus perfiles a la, en un tiempo de moda, microhistoria,
al ceñirse a un periodo histórico mínimo, el bienio 1811-1812,
si no al año 1811 sin más… Entre esos dos polos ambiguos y relativos
– microhistoria e historia global –
los doce breves capítulos que conforman el breve ensayo de Linebaugh
se comportan como versos de hermoso poema, como versículos de salmo sacro
o como glosa histórica medida a texto literario significativo; en este caso
el poema de Percy Bysshe Shelley titulado “La Reina Mab”,
un verdadero manifiesto de optimismo ilustrado
abriendo la puerta al Romanticismo dramático que asciende
desde una realidad mezquina y aviesa a la esperanza de una futura Edad de Oro.
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He aquí el fragmento de Shelley recogido en la contraportada:
El ensayo se plantea, como arranque, en una suerte de homenaje a Edward P. Thompson
y a su proyecto, señalado en el libro maestro La formación de la clase obrera en
Inglaterra, de resaltar el papel de los ludditas – los destructores de máquinas del
capitalismo inicial maquinista – como un potente símbolo de la resistencia obrera y de
más allá. Pero el análisis modélico que atraviesa todo el ensayo como un hilo rojo, es la
identificación de los ideales socio-económicos ludditas con los de los defensores del
común frente a los privatizadores de esas tierras comunales por medio de los
cercamientos – las enclosures modernas, tan estudiadas para Inglaterra.
“La expropiación del común y la mecanización del trabajo
funcionan juntas y se retroalimentan” (p.30).
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Ese año de 1811 Shelley es expulsado de Oxford acusado de ateísmo, e inicia su
revolución personal política y filosófica en el tiempo de los disturbios ludditas. En Una
Declaración de Derechos que redacta por entonces, de 31 artículos, el XVIII resuena
con una fuerza potente, aún actual: “Ningún hombre tiene el derecho de monopolizar
más de lo que puede disfrutar; lo que el rico da al pobre, mientras millones se mueren de
hambre, no es un favor perfecto sino un derecho imperfecto”. Es el tiempo de escritura,
también, del poema “La Reina Mab”:
La Reina Mab, concebida en 1811, publicada en privado en 1813
y frecuentemente pirateada después, se convirtió en la biblia
de la clase trabajadora para las dos próximas generaciones.
Sus objetivos fueron la religión organizada, la tiranía política,
la guerra, el comercio, el matrimonio y la prostitución. (p.86).
Reina Mab recupera la discusión radical de los años 1790
con una gran influencia del anarquismo teórico de William Goldwin
y de la elocuente fábula de Constantin Volney sobre la destrucción
del comunal en la historia de la humanidad.
Con Goldwin encuentra que el principio de tiranía del poder
permeabiliza todas las instituciones.
Con Volney encuentra que el pasado humano contiene todo el potencial
de la consecución del sueño de libertè, egalitè y fraternitè. (p.87).
***
Pero más allá de los ludditas y del poema de Shelley, del maquinismo y de la
privatización de los bienes comunes en Inglaterra, en torno a 1811 otros fenómenos
globales parecen ir en ese mismo sentido: el 5 de julio fue declarada la independencia
de Venezuela por Miranda y Bolívar; Muhammad Ali toma el mando de los mamelucos
en Egipto, se privatizan tierras comunales y el trigo egipcio se integra en el mercado
europeo protegido por la armada inglesa; Raffles invade Java e “introduce el sistema
monetario de alquiler de la tierra que amenazó el sistema de derechos comunales”
campesinos; Hidalgo y Morelos dan el grito de la independencia mexicana; en enero de
1811, en Lousiana, cedida por España a Francia en 1800 y vendida por Napoleón a los
Estados Unidos en 1803, se rebelaron los esclavos de las plantaciones de azúcar y río
Mississippi abajo fueron “hacia Nueva Orleans decididos a matar a los blancos y
establecer una república negra”, a la manera de Haití, blandiendo sus instrumentos de
trabajo; Hidalgo, en México, destruía maquinaria minera, y “se oponían a la usurpación
del comunal y la tierra del pueblo por las haciendas destinadas al mercado” (p.73); el
jefe indio Tecumseh pronunciaba por entonces un célebre discurso denunciando la
cesión de tierra para venta a particulares: “¿Por qué no vender el aire, o el gran mar,
igual que la tierra?”, y en octubre de 1811 intenta renovar una federación indígena que
evite su destrucción…
Todo ello en el marco o perfil de los nuevos tiempos que avanzan hacia el imparable
capitalismo devorador amoral que todo lo convierte en mercancía, y desde ese punto de
partida clásico inglés tan estudiado: “Realmente el sistema de cercamientos que se
aplicó a la tierra la convirtió en mercancía” (p.22). Es ese nuevo sistema el que Europa
llevará con su expansión colonial global, con su envenenada disculpa civilizadora:
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“La política de Jefferson fue la de civilizar la naturaleza,
donde ‘civilizar’ significaba tierras públicas medidas y a la venta
–o el tratamiento de la tierra como mercancía y capital constante –,
y donde ‘naturaleza’ significaba posesión comunal y uso
por parte de los pueblos Choctaw, Chicksaw y Creek” (p.63).
Hoy sabemos con certeza que todo eso fue la causa principal u origen de esa Naturaleza
Amenazada, si no moribunda ya, que a su vez, como reacción natural, nos amenaza…
***
Pero todo esto no es más que un detalle mínimo de la riqueza y belleza de este breve
ensayo clarificador y emocionante. Tempestades y volcanes parecían acompañar a
aquellos tiempos – aquel año aquí glosado, 1811 – como metáfora también de la
agitación social, de esa gente indignada y encabronada que tras un fabuloso o fantástico
Ned Ludd o Capitán Ludd “empuñaba el martillo de la rectificación para destruir
máquinas” (p.22).
Por ello, y aprovechando esa cortesía absoluta de Moai/Descontrol de Licencia Creative
Commos, no nos resistimos a reproducir el último capítulo del ensayo, el XII, como
botón de muestra, como verso final de tan bello poema.
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FIN
![The Luddites: 1811-1816 Ned Ludd [a mythical figure supposed to live in Sherwood Forest] Attacks on the “frames” [power looms]](https://img.dokumen.tips/doc/110x75/56649f3f5503460f94c5f91e/the-luddites-1811-1816-ned-ludd-a-mythical-figure-supposed-to-live-in-sherwood.jpg)
