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Un millón y medio de razones Pedro Cayuqueo 03 Abril, 2013 Varios se desayunaron con la cifra. Más de un millón quinientos mil mapuche en Chile. Para ser exacto; 1.508.722. Es la cifra que arrojó el Censo 2012. Sorprendente. Maravilloso. Morrocotudo. Un golpe al mentón a todos quienes, desde una u otra trinchera ideológica, insisten en que los mapuche no existimos. Don Sergio Villalobos en la extrema derecha y don Alejandro Saavedra en la vereda marxista contraria. El primero debe estar con ataque. Lo imagino tecleando en su vieja Underwood una furibunda carta al director de El Mercurio. “Censo 2012; Errores y Horrores Ancestrales” o “Censo 2012; El neoindigenismo del INE”, los títulos probables. A Saavedra, quien afirmó que los mapuche no somos más que una “subcultura campesina chilena”, lo imagino releyendo el Manifiesto Comunista. Y atormentado. “Aquí nada se dice de los indígenas, menos aun de los mapuche, por tanto, no existen… ¿Pudo acaso equivocarse don Carlos?”. Pobre Saavedra. Debiera dejar los clásicos alemanes o rusos y releer un rato al peruano José Carlos Mariátegui. O las cartas del Subcomandante Marcos. O al crédito local Alejandro Lipschutz, que algo teorizó sobre la “cuestión indígena” en el Chile de los 70’. Los tres, créanme, se leen de un tirón. Más de un millón y medio. Sublime. La cifra revela varias cosas. Por una parte, un incremento notable de la autoafirmación identitaria mapuche. Esto es, personas que teniendo origen étnico mapuche declararon serlo y no solo parecerlo. El arribo de los Payacan y el adiós a los Paya. Es una de las paradojas del conflicto sureño; mientras más represión, más autoafirmación. Y es que jugar con la solidaridad étnica es cosa seria. La sangre tira, dicen los que saben. Ha sucedido en todos los conflictos étnicos desde que el mundo es mundo. Rodrigo Hinzpeter, de origen judío, debió sospecharlo en su minuto.

Pedro Cayuqueo Un Millón y Medio de Razones

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Un milln y medio de razones

Pedro Cayuqueo03 Abril, 2013Varios se desayunaron con la cifra. Ms de un milln quinientos mil mapuche en Chile. Para ser exacto; 1.508.722. Es la cifra que arroj el Censo 2012. Sorprendente. Maravilloso. Morrocotudo. Un golpe al mentn a todos quienes, desde una u otra trinchera ideolgica, insisten en que los mapuche no existimos. Don Sergio Villalobos en la extrema derecha y don Alejandro Saavedra en la vereda marxista contraria. El primero debe estar con ataque. Lo imagino tecleando en su vieja Underwood una furibunda carta al director de El Mercurio. Censo 2012; Errores y Horrores Ancestrales o Censo 2012; El neoindigenismo del INE, los ttulos probables. A Saavedra, quien afirm que los mapuche no somos ms que una subcultura campesina chilena, lo imagino releyendo el Manifiesto Comunista. Y atormentado. Aqu nada se dice de los indgenas, menos aun de los mapuche, por tanto, no existen Pudo acaso equivocarse don Carlos?. Pobre Saavedra. Debiera dejar los clsicos alemanes o rusos y releer un rato al peruano Jos Carlos Maritegui. O las cartas del Subcomandante Marcos. O al crdito local Alejandro Lipschutz, que algo teoriz sobre la cuestin indgena en el Chile de los 70. Los tres, cranme, se leen de un tirn.

Ms de un milln y medio. Sublime. La cifra revela varias cosas. Por una parte, un incremento notable de la autoafirmacin identitaria mapuche. Esto es, personas que teniendo origen tnico mapuche declararon serlo y no solo parecerlo. El arribo de los Payacan y el adis a los Paya. Es una de las paradojas del conflicto sureo; mientras ms represin, ms autoafirmacin. Y es que jugar con la solidaridad tnica es cosa seria. La sangre tira, dicen los que saben. Ha sucedido en todos los conflictos tnicos desde que el mundo es mundo. Rodrigo Hinzpeter, de origen judo, debi sospecharlo en su minuto.

Pero hizo caso omiso a su intuicin. Reprimi cuanto pudo y dispar a mansalva acusaciones de terrorismo por doquier. De la mayora de sus querellas nunca ms se supo. Como la interpuesta en Carahue por el incendio que acab con la vida de aquellos brigadistas forestales. Termin enterrada con tierra, como el fuego que acab con la vida de aquellos jvenes. Mala cosa esto de aprovechar la muerte de otros para sacar dividendos polticos. Volvi a pasar con el sargento Albornoz y la emboscada mapuche que jams existi. El crimen del sargento sigue en la impunidad. Lo ha denunciado su viuda en das recientes, al cumplirse su triste primer aniversario. Su reclamo de justicia es tambin el nuestro, que nadie se confunda.

Vaya en beneficio de Hinzpeter que sus antecesores tampoco lo hicieron mejor. Cuando menos dej La Moneda sin sangre mapuche entre sus manos. Algo es algo. No pas lo mismo con Prez Yoma, Toh, Harboe o el seor Rosende, el mismo que hoy se inmola por su jefa en el juicio por el 27F. Manos con sangre en todos ellos. Sangre de Matas y de Jaime. En qu momento pedir perdn a los mapuche la candidata Bachelet? Lo exigi la lonko Juana Calfunao. Sera un gesto potente, de una calidad tica incuestionable.

Yo en su lugar lo ira pensando desde ya. Y preparando la puesta en escena. Un milln y medio de votantes mapuche lo agradecera. Muchos, supongo, con el voto en las elecciones de noviembre. Y es que de eso trata la solidaridad tnica. Puede que muy pocos de aquel milln y medio hayan compartido la lucha de Matas y de Jaime. Puede incluso que la rechazaran. Pero asesinarlos por la espalda los convirti en smbolos. Smbolos del racismo con que muchos mapuche, en el campo o la ciudad, han debido lidiar por generaciones. Tras esas balas policiales, ambos dejaron de ser los activistas o los radicales que el gobierno pretenda vender por los medios. Pasaron a ser los primos, hermanos, sobrinos, cuados o tos de cualquiera de nosotros. No verlo era estar ciego. Necesitar lentes el prximo gobierno chileno?

Junto a la autoafirmacin, lo segundo que revela el Censo 2012 es el incremento notable de la autoadscripcin como mapuche de muchos chilenos. Esto es, de personas que sin tener el origen tnico mapuche se autoidentificaron sin embargo como tales. Esto ltimo es innegable. Solo as se explica el explosivo crecimiento demogrfico de los mapuche respecto de la medicin anterior, acontecida el ao 2002. Ms de un 14o%! Yo al menos lo encuentro notable. Y una seal de esperanza. Y es que Chile, todos lo dicen, incluso los candidatos, no es el mismo de hace cinco aos. O el de hace una dcada. Chile est cambiando. La sociedad chilena est cambiando. Ya no teme, al parecer, mirarse al espejo por las maanas y reconocer como propia esa morenidad que le aflora, literalmente, por los poros. Algo ya venan reflejando las encuestas de opinin. De varios sondeos posibles de revisar, fjense como el respaldo ciudadano a la demanda mapuche crece ao tras ao. Las razones? Irrupcin de nuevas generaciones crticas del Chile discriminatorio de sus padres y abuelos; un mayor acceso a informacin fuera del monopolio de los grandes medios; el posicionamiento de un discurso mapuche de nuevo tipo y liderazgos transversales; todas las anteriores, quin sabe. Pega para socilogos. Y politlogos.

Tiempo atrs habl de mapuchizar a los chilenos. Hasta un ministro de Estado tom prestada la cua, cosa que agradezco. Mucho antes, Elicura Chihuailaf llamaba a los chilenos a reconocer que la morenidad era tan bella como la rubiedad. Lo hizo en su Recado Confidencial, un libro maravilloso que debiera ser lectura obligatoria en escuelas y universidades. Mapuchizar a los chilenos. Bellos desafo, pendiente an entre muchos mapuche que a ratos confunden nacionalismo con nazionalismo. Y es que la lucha mapuche, en la medida que no se ciudadanice y se transforme en una invitacin abierta para todos, sin exclusiones odiosas, poco futuro tiene por delante. Es lo que nos revelan las sorprendentes cifras del Censo 2012. Un camino. Un futuro a construir. Se puede ser chileno y mapuche a la vez?, me preguntaron hace poco en un foro universitario. Por supuesto, respond. Yo lo soy. Y tambin latino y terrcola. Mltiples identidades.

Por ah debiera transitar el siglo XXI. La identidad mapuche no como una carga. Ms bien como una oportunidad. Es el llamado de atencin a la sociedad de ambos pueblos. El llamado a la clase poltica? El mismo que ya venamos realizando y a ratos de forma majadera. El Chile unitario, monocultural y monolinge de las elites del siglo XIX es hoy una excentricidad histrica. No resiste ms. El Chile real es el Chile Plurinacional que nos revela el Censo 2012. Bachelet, Golborne, MEO y todos los otros candidatos ya no podrn hacerse los lesos. Un nuevo Pacto Social es lo que demanda el Chile del siglo XXI. Quien tenga dudas que visite la web del INE. Un milln y medio de razones.

http://www.theclinic.cl/2013/04/03/un-millon-y-medio-de-razones/