Patricia Noriega Rivera - culturaenecuador.org · Patricia Noriega Rivera 8 Palabra de Dragón 9 Patricia Noriega Rivera Palabra de Dragón III Detrás de mis labios cosidos, muerdo

Patricia Noriega Rivera

Palabra de Dragón

Directorio 2008 - 2012

PRESIDENTE:Gabriel Cisneros Abedrabbo

VOCALES:Guillermo MontoyaXimena IdroboGustavo MeythalerDaniel EscobarJacqueline CostalesIván PazmiñoIvonne RonquilloCristian Aguirre

CONSEJO EDITORIAL:Franklin CárdenasGabriel Cisneros

EDITOR PARA ESTE NÚMERO:Victor Vimos Vimos

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DIAGRAMACIÓN:Danny F. Pinto H.

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IMPRESIÓN:

(593-3) 296 4063 / 294 5648Riobamba - Ecuador

Contenido

Vientre de salPájaro ebrio

Carne silentePalabra de dragón

Triste y antigua damaOración al jaguar

VIENTRE DE SAL

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I

Mientras canto, mi voz se quiebra.Canto para quemar en la hoguera una vida,una pluma,un pie,para volver al caos,al inicio.Canto para abandonar mi cabeza en la cascada de Peguche,para enterrar mi corazón en Tulabug,para dejar esta carne manchada con la malasangre del vino y del suicidio.

8Patricia Noriega Rivera

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III

Detrás de mis labios cosidos,muerdo la hoja de un cuchillo.Se silencian las palabras sucias que le grité en la cama.Solo suena el tambor construido con el pellejo de un guerrero,mientras aparece, en el centro del fuego, un hombre vestido de blanco.Su palabra es aldaba abierta,llave que abre el equinoccio;su palabra sacrificará mi nombre para siempre.

II

Se me rompió la risa contra el asfalto:vientre de sal de la ciudad dormida.Llevo de la mano a una mano cortaday deambulo por la tumba de espinazosal fondo de mis ojos.


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V

No soy yo la que está en la piedra,es una nuez vacía.Tuve miedo,por eso canté al jaguary me permitió asesinarlo.Y empezó el dolor, la tiniebla.Ahora mi cuerpo es carne inmóvil.

IV

La noche es un embrión herido. Adentro de mi cabeza hay otra cabeza pensando dos veces.Hay un cuervo devorando mi médula gris.Está mi pueblo, mi niñez con su vestido negro,están las lágrimas que alimentaron la vertientedonde los domingos hago el ritual de lanzar mi nombre.Está mi corazón adentro de un pez asfixiado.Al fondo de mi cabeza, un museo de angustiasy estoy yo golpeando hacia afueratratando de escapar de mí.Ese es un museo oscuro y estoy yo, parada en medio de fantasmas.Adentro de mi cabeza hay dos corazones que quieren olvidarse de hacer magia.Hay una voz de ocarina invitándome a bailar un yaraví con la muerte.


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VII

Huele a muerte, aunque estoy sentada en la hierba,que no es hierba sino sábana de sangrey los dos morimos.El dolor es más punzante que un canto de ópera.

VI

Una larva sale de mi oído, mientras no aguanto el frío.El gato ha empezado a maullar en este agosto.Sus gritos se tuercen desde mi vientre congelado, áspero,nido del cadáver.


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IX

Alejen esa vela de mis labios morados¡No tengo salvación!¡Tampoco la quiero!La liana de mis antepasados ya acaricia mi cuello.El polvo y el jaguar han empezado a bailar.

VIII

Juro que grabaré tu nombre con las uñas,aunque la tierra de mi camino se hace cada vez más compacta,impenetrable. Me voy en un hilo rojo que me sale del vientre,me voy en pedazos,en pólipos.

PÁJARO EBRIO


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I

Fuimos al hotel, luego de vernos apenas tres veces,traía su único baúl colmado de rabia y deseo.Yo llevaba mi corazón en el interior de un pájaro ebrio. El espejo del techoera un caracol que su mano reventó contra el muro.Era yo deshecha en sus mandíbulas.Abrió la nuez y conocí su lengua atravesada de alfileres,y surcó también mi lengua, cosiéndose a mí.

Separó sus labios,dejó en el aire un pedazo de sol, como el suicida que deja caer el arma, cuando revienta su cráneo en el asfalto gris de la ausencia.

En el espejo del techo miré mis botas negras cayendo hacia un costado.Pensé:¿podré aferrarme de una vez y para siempre a su cadencia?¿podrá mi carne paladear su otoño?Entonces empezó a serpenteary danzamos en medio del vino.Mi brazo en su espalda y su mano en mis ojos.Nos arrogamos de inmortalidad al ver nuestros cuerpos en el techo, cuando conocimos la libertad de los animales desnudos.


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II

Para mí, conejo,párate tranquilo sobre tus piernas, no respires.intuye mi mano ponderando tu cuerpo. Te he mirado durante horas o siglos.Sé que quieres danzar el amor imposibleque quieres ser presa de mi boca. Aguanta un poco hasta que mi brazo no tiemble,mis ojos ya han hundido en tu entraña la daga de la muerte. Ahora,gira lentamente, muéstrame el lado de tu corazón y espérame contento.

Yo fui la visita que esperaba, antes de ser polvo.La que, desde esa noche, lleva un puñal en cada mano, para ampararlo, para salvarlo.Aunque él tenga los ojos abiertos antes de nacer.


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IV

Me mira, sus ojos atraviesan la cesta,mientras sigilosa contorneo mi cuerpoa fin de sorprender su actitud de espía.¡Salta!Lanza la tapay cíclope menea su cabeza seductora. Nadie más para ser mi víbora

Mi respiración se acelera,viene arrastrándose,trepando y tumbando lo que profana su camino.Destruye la seda que desvestí de mis piernas,se acerca al tapizen que me revuelco minina para avivar su licor,para mojarme en su néctar. Serpentea en las piernas,me aterciopela, me humedece, me muerde con el fantasma de mi hembro.Le crecen manos y dedos para torturarme,para abrirme vehementepara alcanzar mis entrañas. Tropieza con la carne endurecida de mis pechosy se estremece lastimero y húmedo, quejándose de gozo,en mis ojos que veneran su luz, que recogen mi olor adragonado,mi místico y perverso pubis,mis nalgas de bebé con piel de seda helada.

III

Debo escapar del eco para devastar su cuento.Apareció,antes de atarme de pies y manos y lanzarme al vino, para morir ahí. Su efigie me estigmatizó, y me postré, pájaro inmóvil en su corazón. ¿En qué rito tempestuoso, lo avizoré huérfano de mí?¿En el viento lastimero del animal ausente?¿En los silicios que retiraba uno a uno de mi piel? Quijote helado,cruzó el espejo de mi alcoba, y conocí al dios protervo de sus dedos, al dios perverso de sus labios sobre un infante pedazo de mi cuerpo. Yo, la mujer del nunca,lanas de lobo, pies de cordero,dejé que devorara mis entrañas,me convertí en huésped de su piel. Y cuando la luna dejó de sangrar,los búhos pusieron su mejor rostro, mi arlequín de la ventana, sin decir nada,me concibió bufones. Aunque nunca habla, ronronea vidas para mí. Él, de gato callado, no descansa.


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VI

Vete, descuélgate de mis poros, de la daga que te preparé con calma.Busca un nuevo asilo que pueda cantar tus vicios. Salta de mis pechos,deja de beber mi cáliz que desde hoy se envenena,de lamer la hiel de mi cuerpo.Deja de pedir perdón,esa es la palabra más torpe que conozco.

V

Ingrata vida sin magnolias.Un ave multicolor la atraviesa. No me oye.Cómo puede ser hermoso el marsi su carne salada no busca la míasi no soy más que huesos atravesados por su espada. Duerme, más que cualquier criatura.Yo acompaño sus sueños con actitudes criminales. Si tuviera un puñal, todo habría acabado,haría rasgos impresionistas en su lomo huérfano, degollaría su piel muerta, se la daría a comer al ave. Me da pena de mi cuerpo, carnada de moscos.El mar lo desprecia con furia. Uno de los dos debe morir.


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VIII

Tengo miedo de mi mano recorriendo mi carne, no es una mano de veintiséis años, sino de ocho. Adónde fue el tiempo, dónde subsistió.

Todos los relojes me han señalado la hora del dolor, pero hoy veo mis manos blancas y alargadas, sin su estampa habitual.Miedo de la lágrima orgullosa, pedazo lúcido, cobija de hospicio.

Anoche abandoné mi máscara y mis dedos. No conseguí desclavarme de su cama, moverme de la lluvia. Desde el techo me ojea y aunque estoy desnuda, no intento cubrirme.

Sé que le duele la cara porque llora, piedra que se suelta y se convierte en beso. Tampoco respira el polvo de la alcoba, pero demuestra su infamia.

Tengo miedo que el polvo vuelva y esta vez alguien más que yo llegue a borrarlo.

VII

¿Qué pasará mañana en mi carne?Obstinado ser de la tristeza.Me dices palabras del rezo, injuria que destroza el acero.

Estás orando, concediéndome la tumba,palabras hoz en mi lecho.

Soy la misma de ayer, pero sin párpados.No me resisto a morir.

CARNE SILENTE


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He venido a la montaña a suplicar, porque tú que eres vida, estás en este verde.Siento que respiras, veo tus ojos del tamaño de la eternidad, hurgando en mi dolor.

Siempre te he amado, me he arrastrado como un perro, pero no he visto más que precipicios, los agujeros más negros que el vacío.

Te he llorado, he aullado al ver tu rostro en la luna, he pedido una migaja de felicidad y de amor. Te he buscado y he encontrado, adentro mío, pero tus tímpanos solo parecen escucharte a ti.

Dijiste que darías tu vida por mí.Solo imploro que me mires, que comprendas que mis noches son un infernal martirio, que no lo hallo en la niebla que me invade, que no está.

Me duele desvestirme de mi ser, para convertirme en su aposento maltrecho, para sentir su lejanía. Me rompo cada vez que tengo que ultrajarme, cada vez que mis manos se convierten en su espina.

Ahora mi voz se ahoga, se apaga frente al agua que sacia tu egoísmo. Nunca he estado tan cercana de la muerte, porque amo.Estoy al filo de una inmunda tentación del suicidio, que es lo mismo.

Tengo vergüenza de mi carne, he caído, de esta carne silente, sarcófago que esconde el delirio, este vitral que se derrumbó de tu iglesia, porque siento que sangro igual que tu frente y tu costado.

Él me habita, tú también me habitas, Dios, pero no hallo tu señal retozando en mi aire.A veces quisiera intimidarte, dejar esta vida que te pertenece, abandonarte.

Pero tú eres la luz, eres los cuatro elementos de la vida, moviéndose en mi cosmos, por eso te invoco a mi desierto, te suplico que me dejes comer del árbol del mal.

Olvida ya mi karma, devuélveme el pulso y el reposo, zurce los ojos de los muertos y cuécelos en la vasija del olvido. Son el áspid, el dolor de mi nuca, el miedo.

Te amo violentamente con todos mis poros, con mi lengua triangular, con mis pleuras más íntimas. No me revelaré ante ti, me quedaré sentada en medio de serpientes, entre desperdicios de odio, me quedaré dormida a tus pies, en la cima de este monte, donde te crucificaré con mi necedad y con mi espera.

PALABRA DE DRAGÓN


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I

Sigues guardando tu olor de minotauro de madera.Intuyo tu anzuelo magnánimo,que al imaginarme se eriza.Es entonces que la luz revienta, se posa la ceguedad, soledad divina.Soy yo entre las cuatro paredes habituales de mi debilidad.Vuelves a mostrarme el umbral.Te huelo,estás en el centro en que fuimos,esta cama que ahora me recibe en posición de feto desamparado de ti.


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II

En mi niñez, los girasoles que desprendían de mi espíritume atribuían una ternura místicafuera de un semblante ordinario.Llegaba a pensar que era más que otros. Mis ademanes tenían afanes morbosos de grandeza.Ahora, este es el canto del mundo,acompañado de bocinas unísonas,triste vestidura que rasgaste del espejo del páramo.Cae el telón y tu piel sigue figurada al lado de la mía.Estamos solos contra todos.

III

El desierto muestra sus señales de peligro inminente. No fue espejismo.No su espejismo solo.He caído, hemos entrado en una penumbra azulosa peor que la sombra,estamos condenados al apego,estamos separados por siglos.


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IV

Busco tu rostro, pero se torna oscuro, indefinido como tu pensamientoy no me queda conciencia de nada.El universo que me rodea está desintegrándoseporque huyes,te defiendes de la tristeza de mi música,de mi palabra de dragón.

V

Salgo, camino debajo de los puentes, porque en uno de ellos estarás como un búho arrancado a la oscuridad de la nochey arrojado por la irrisión,en medio de unos fuegos artificiales,te veré resurgir sin necesidad de mis pestañas.Ahí estarán tus ensueños encarnados,estarán todos los tuyos.


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VI

Claro que despertaré con el sonido del saxo, apenas podré escucharlo,pero su esencia será verde, será eterna,porque nunca seremos los mismosdesde que intercambiamos su fonema.

VII

Yo te di Serú y tú, Paco Ibáñez,como tú, piedra pequeña, me dijiste, y ahora soy guijarro hecho de carne clandestina. Contigo me pierdo en medio del cinismo, así como en la escritura, que es la soledad total,es uno devorándose a sí mismo, es el eco del grito.


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VIII

Necesito un zapato que me recuerde el camino,un papel viejo,un diarioque me remonte al caos,a la partitura que no busca el azar. Pero no, nunca dejaremos de amarnos sobre el pedestal de la escultura,somos semidioses en los párpados de Rodin, somos la casualidad en pleno Barrio Gótico,encontrándonos entre la multitud.

IX

Quiero seguir jugando con las uñas de tus pies,seguir como amapola en tu camisa azul, en tu paso por París y por la historia.


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X

¿Recuerdas las casitas de Camogli?,una de ellas hasta ahora nos alberga. Estamos ahí, en un eterno presente,riendo de verano.Por eso ya no importa que no vivas conmigo,no importa que hoy estés en otra cama,porque me sigues llamandocomo me llama la muerte,me seduces,me tientasy siempre caigo, me dejo encantar.

XI

Entre tu sol y el mío,el pequeño gato de luz alimenta nuestro espíritu,nuestra esperanza de encender fuego con los dedos,de incinerar la flor de paraíso,flor de espinas, para quedar libres de la estupidez del mundo.


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XII

San Pedrito llora,se lamentan todos los aliados, las cenizas que brillan en un cartel publicitario,y tu cuento interminable hallaré en la espada que se hunde en la piel del arcano.

XIII

En este texto no hallarás sangre,encontrarás siempre espejos que reflejan un barco que se aleja,y en él estás tú con luna adentro,con nubes de terciopelo rosa. Un barco que se aleja y en que estás túo cualquier otro grano de mostaza.


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XIV

Te llevas tu tiempo, pero vuelves diáfanoa reconstruirme,a levantarme los brazos de polen.Vuelves a recoger tus pasos de conejito herido de morir,a tratar de borrar la mancha de mi lecho, pero sabes que estás maldito y perdido para siempre en mis caderas, cadenas.

XV

Todos nuestros amigos nos esperan a la entrada del cine,aun sabiendo que nunca llegaremos,que preferimos sentarnos solos en la banquetajunto a Lennon, en La Habana,para mirar pasar un cortejo de dos mujeres que se aman. Jaques Brel sigue regando pétalos cuando cae la niebla.Esta ciudad,que no es París,sino una cama en la que he saboreado todas los signos del pecado,es ahora más grande y fría,aunque Serrat, como venado o reno se acople a este invierno.Es él el que conoce todos tus retazos,le conté tus palmos, tus vicios con mi cuerpo. Sabe también que le temes a la lluvia y al tiempo,que te escondes bajo la piel de un servatillo,y que cada día renaces, te llevas mi alma de aceituna,después de crear cielos,entre mis senos y tus pies desnudos, después de sonreír tu arena porque soy una iguana que se entrega en dos grafismos.Porque sigo siendo tu puta alada que nace de un sol que pronto aniquilará mi desnudez trémula.


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XVI

Quiero ofrecerte mis alas de cóndor,mis miedos,la guitarra con que me rompiste el pensamiento.Fue en el Perú tristísimo de Vallejo, éramos entonces el vino y todas nuestras cicatrices se mostraban cautas.Era entre las locuras de Cisneros y esa mujer, esa.

Nunca te he dicho que padezco de obsesión maniática contigoy que los celos son dermestos devorando mi carne.La señal fue: miles de gatas seductoras mostrándonos el cementerio de Pére Lachaise en nuestra desolada visita a Morrison.

XVII

He aquí la hija del martirio,la que cose los ojos,la que tritura los cráneos de los perros,después de haber triturado el suyo. He aquí la palabra estranguladala lengua bala que parte la corteza,la cuchilla que solo quiere mostrar su limbo.


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XVIII

Ves, ya yo te lo decía,cuando logro encontrar la realidad, no vivo en ese instante,la sustraigo hacia la naday luego esgrimo el fragmento de una letra que aspira a ser retorcida.

XIX

Pero cómo volver al principio,cómo partir del puntoo del número,cómo rebobinar el tiempo para vivir todo de nuevo, exacto.


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XX

Al final del pasillo, se enciende una flecha circularpara medir lo interminablepara fijarte en la espiral del tiempo, para atarte a los cuatro pilares,por los siglos de los siglosde tus siglos.

TRISTE Y ANTIGUA DAMA

• Pastoral. Rock folk argentino

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I

Ahora que estás lejos,entre espejos blancos y casas deshabitadashe creído imprescindible escribirme,mantenerme despierta por las dudas. Convertirme en una bala que se aloja en Jim Morrison,mientras él se desangra con el grito final de Riders on the stone,despertarme a fuego lento de esta ausencia voluntaria y correr a fumarme tu recuerdo, tu furia contenida,tu llanto inválido.

II

Acaricio tu distancia, como único pretexto entre esos brazos recortados y mi entrega en jueves.Reconozco esta fuga programadaen el fondo color menta de mi monte de infancia,donde aprendí a distinguir el azul tiza de la sangre. No sé aún cuándo dejaron de ladrarme los perros,desconozco esos restos de metralla fermentando mi cuerpo,no hay quién cuente qué pasó con mis juguetes,con ese zaguán donde dibujé un avión que me llevara al cielo.


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No me dueles tanto, pero quisiera escuchar los pasos unísonos de nuestros corazones,persiguiendo a Rimbaud.Ahora que estás lejos,me pintaré los labios de dorado, a juego con tus alas.

IV

Respira hondo que voy a oler a Quito,con la nueva gracia de por fin volver a verte.Como quien canta una canción de Pastoral,astillada, atragantada, aplastada y silente,como la Triste y antigua dama que tantas veces te canté a capela.Porque al beberte la pielhe acariciado tu corazón de sueños rotos por el tiempo,pero esta distancia no se mide, se presiente.Y me topé con tu sonrisa lúcida que todavía baila en algún desfile:ángel borracho.


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Ayer supe que podría morir de reflexión,en los brazos amarillos de un libro que no existeo que no alcancé a encontrarlo.No es bueno abandonarse a lo probable,porque hoy Cortázar despliega su temblor en mi almay al jugar a la Rayuela con la magaes como acariciarte por encima de este nylon.

He empezado de nuevo Las flores del malpienso seguir leyendo en pleno barrio frío,esas palabras ebrias, esas palabras rotas,fugaces lenguas que no me alcanzan a llenar. Te evoco porque sé que estás mirando el cielo de tu barrioy en él hay un graffiti escrito con mis vestidos rojos,y porque queda en las risas de ayerun cenicero lleno de dolor.

VI

El tejado es un sonido inclemente y amarillo, me cuesta ahora pensar en cosas trascendentes.No es fácil hoy detenerme en tus manosmodelando mi espalda como si fueran espirales de seda. Riobamba gira y sube,pero se muestra ingrata, porque me anega la soledad¿Le gustará a Janis Joplin tu historia familiar?Léesela muy despacio, muy hondo,que se note, que ruede la tinta, la sangre de tu pluma.


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VII

No estás y yo fumo en pipa los libros que he leído.El humo es turbio, oloroso a lacrimales vivos.Muy al fondo, Jimmy Page gime en seis cuerdas.No estás y no lo piensopero Riobamba esta noche es una cabellera,le bailan las cicatrices a mi cacique con hielo.

VIII

He pensado en prescribirte una vacuna,porque cuando no estamos en apego,hay una epidemia de desidia.No, no voy a encender la radio,porque el azar es doloroso eligiéndome canciones.El silencio está lleno de arrecifes, de huecos. Quizá encienda una vela para citar a Nietzsche,ya que la nieve es aquí la estela de vivos ausentes.Aquí nada es real salvo el reloj que me dejaste,ya todas las canciones que nunca hemos bailado,son manchas en una pared que no se deja lavar.


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Tu casa está también vacíaHe abierto brazos y ventanasy ni siquiera el mar me inunda este abandono.Voy oliendo tus huellas en los mapas antiguos que cuelgan del pasillo. Ahora me tomo unos hervidos.Primero los acaricio,te sirvo a ti también en un vaso de humo. Quiero saludar contigo, para que esta distancia sea pequeña,para que tú seas feliz en esa casa, tan diferente a la mía,para que nunca me muera de ti, como se muere de cáncer o de pájaro.

ORACIÓN AL JAGUAR


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Miro al águila salir de mi ombligo,me aferro a sus plumas.Mi piel toma su formay salto al vacío.Vuelo hacia el Ilaló,a rastrear mi última muerte. Aparece una cruz clavada en pleno páramo,estoy torturada en la niebla.¡Cuántas veces olvidaste mi cuerpo en el agua!,¡Cuántas veces me volviste a parir,mitad dios, mitad jaguar!Me volviste viciosa del veneno,me sumergiste en el carnaval del escarnio. Estoy cansada de guardar perdones en mi boca.El gato negro me espía desde una hendija,en la madrugada de un sábado, de 1976,cuando mi madre me alumbró frente a un cacique blanco llamado Chimborazo. El gato negro calla.Mira mi hospicio, deshecho otra vez.

Este libro se terminó de imprimir en Editorial Pedagógica

Freire, el xx de xxxxxx de 2011, bajo el sello editorial de la

Casa de la Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión Núcleo de

Chimborazo, en la presidencia del escritor Gabriel Cisneros

Abedrabbo, con un tiraje de 1.000 ejemplares.

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