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San Juan de los Lagos, Jal. Abril de 1998 Nº 189 BOLETIN BOLETIN BOLETIN BOLETIN BOLETIN de de de de de BOLETIN BOLETIN BOLETIN BOLETIN BOLETIN de de de de de PASTORAL PASTORAL PASTORAL PASTORAL PASTORAL PASTORAL PASTORAL PASTORAL PASTORAL PASTORAL Revista Diocesana Mensual Juan Diego 25 Beatos mártires Sebastián de Aparicio Bartolomé Díez Laurel Bartolomé Gutiérrez Elías del Socorro Nieves Miguel Agustín Pro Vicenta Chávez Orozco San Felipe de Jesús Fco. Orozco y Jiménez Junípero Serra Fray Antonio Alcalde Anacleto Glez. Flores y 7 Mártires Rafael Guizar y Valencia Antonio Margil de Jesús Mártires de Tlaxcala Agustín Ramírez Pablo de Anda Sor Ma. de Jesús Sacramentado

PASTORAL - diocesisdesanjuan.orgSocorro Nieves, Mons. Rafael Guízar y Valencia, Miguel Agustín Pro, la Madre Vicenta Dorotea Chávez Orozco, Francisco Orozco y Jiménez, Sebastián

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San Juan de los Lagos, Jal. Abril de 1998 Nº 189

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Presentación ............................................................................................................ 1San Felipe de Jesús.................................................................................................. 2Beato Juan Diego .................................................................................................... 4Beato Junípero Serra ............................................................................................ 11Beato Bartolomé Díez Laurel .............................................................................. 13Beato Bartolomé Gutiérrez Rodríguez ............................................................... 13Venerable Antonio Margil de Jesús .................................................................... 14

Beato Jacinto Orfanell. ........................................................................................ 16Beato Fray Sebastián de Aparicio ....................................................................... 16Beatos Cristobalito, Antonio y Juan ................................................................... 18Siervo de Dios Fray Antonio Alcalde ................................................................. 20

MARCO HISTORICO SOBRE LOS MARTIRES MEXICANOSY DEL ARZ. FRANCISCO OROZCO Y JIMENEZ ...................................... 29

25 Mártires mexicanos en la Cristiada ............................................................... 53Siervo de Dios Francisco Orozco y Jiménez ..................................................... 54Rafael Guizar y Valencia ..................................................................................... 57Beata María de Jesús Venegas ............................................................................. 59Beata Ma. Vicenta Chávez Orozco..................................................................... 65Beato Miguel Agustín Pro Juárez ........................................................................ 69Beato Elías del Socorro Nieves ........................................................................... 71

Siervo de Dios Pbro. Dn. Agustín Ramírez B. ................................................... 72Siervo de Dios Pbro. Dn. Pablo de Anda ........................................................... 73Siervo de Dios Mons. Silviano Carrillo Cárdenas ............................................. 74Siervo de Dios Mons. Ramón Ibarra González ................................................. 76Sierva de Dios Magdalena de la Reparación Vargas Galeana ......................... 78

Cumpleaños y Aniversarios de Ordenación....................................................... 80Agenda de Abril .................................................................................. Contraportada

Responsable:Diócesis de San Juan de los Lagos

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PRESENTACIÓNPRESENTACIÓNPRESENTACIÓNPRESENTACIÓNPRESENTACIÓNPRESENCIA SANTIFICADORA DE DIOS EN NUESTRA PATRIA

Dice nuestro Tercer Plan Diocesano de Pastoral:

3.2.2 Iglesia convocada a la santidad

230. Confesamos que Jesús es «el Santo de Dios». Es urgente continuar promoviendo entrenosotros una espiritualidad centrada en su persona, en sus palabras, en sus obras, ensu muerte y resurrección. Sólo así pasaremos por esta vida haciendo el bien a los demás.

231. Estamos convencidos de que «el mejor evangelizador es el santo, el hombre de lasbienaventuranzas» y que solamente la santidad de vida alimentará y orientará unaverdadera promoción humana y cultura cristiana.

232. Profesamos que debemos evangelizar con el fervor de los santos, porque entendemosque sólo en la santidad podemos responder a la necesidad del mundo y a la exigenciade la Iglesia: la Nueva Evangelización.

233. Somos conscientes que sólo en Jesucristo podemos dar los frutos de santidad queel Padre espera de nosotros. Y que sólo participando de su Espíritu, podremos transmitira los hombres la auténtica palabra de Dios.

Pocos mexicanos han sido elevados a los altares, pero cada día son más los que están en camino. Elúnico santo canonizado es el protomártir San Felipe de Jesús. De ahí sigue una lista: Los Mártiresde Tlaxcala, Cristóbal Magallanes y Compañeros Mártires, Juan Diego, Sebastián de Aparicio,

Bartolomé Díez Laurel, Bartolomé Gutiérrez, Sor María de Jesús Sacramentado Venegas, Elías delSocorro Nieves, Mons. Rafael Guízar y Valencia, Miguel Agustín Pro, la Madre Vicenta Dorotea ChávezOrozco, Francisco Orozco y Jiménez, Sebastián de Aparicio, Junípero Serra, Fray Antonio Alcalde,Anacleto González Flores y 7 Mártires, Pablo de Anda, Agustín Ramírez, Antonio Margil de Jesús y otros.

La Comisión Mexicana para las Causas de Canonización continúa impulsando estos mexicanos quesobresalieron por sus virtudes y son dignos de ser propuestos como modelos para todos los fieles. Algunosya son Venerables, otros han sido declarados Siervos de Dios, otros Beatos, y a otros se les han reconocidosus virtudes en grado heroico y su fama de santidad.

En la Arquidiócesis de Guadalajara, desde hace algunos años, se han iniciado las causas de beatificaciónde otras personas como la de Sor María Guadalupe García Zavala, la Madre Librada Orozco de SantaDorotea y las causas de los muy recordados Sr. Arz. D. Francisco Orozco y Jiménez, el Ilmo. Sr. ObispoFray Antonio Alcalde y Barriga y la de los laicos Anacleto González Flores y 7 compañeros mártires. EnMéxico existen otras causas, algunas muy avanzadas.

En la interpretación de un personaje ilustre de Guadalajara, el canónigo José Ruiz Medrano, se puededecir que «¡Así paga México las rosas que la Virgen de Guadalupe trajo!». Con esta expresión se referíaal protomártir San Felipe de Jesús; hoy se puede aplicar a los frutos de santidad que en México siguenbrotando. Unos podrán florecer en el claustro o en el sacerdocio, otros en el mundo, en las actividadessencillas de cada día, otros en el martirio; pero todos en pos de Jesús.

El mismo Sr. Canónigo, tan recordado, afirmaba: «Que la cruz empieza por ser temida y acaba por seramada; que si somos débiles, Cristo es fuerte; que si es hora de prima, de tercia, de sexta, o de nona, noimporta: el camino está abierto y Cristo llama».

Entonces, siguiendo tan bella interpretación, se puede confiar en que las rosas que florecieron en elTepeyac, seguirán motivando el florecimiento de la santidad de los mexicanos. Si Dios ha sembrado tantoamor, se le ha de pagar con la misma moneda.

Que el ejemplo heroico de estos hermanos mexicanos, sea un motivo más que nos impulse a «ser Santos,porque el Señor nuestro Dios es Santo» (Lv. 19, 1).

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SAN FELIPE DE JESUS

Xavier Escalada, S.J.

La orden de Taiko Sama quería que los cuerpospermanecieran en las cruces para que se corrompie-ran, los cuervos los destruyeran y el asco y el escarniofueran mayores. Pero ni se co-rrompieron ni los tocaron las aves,quedando durante siete meses, losmás calientes del año, tan bellos yagradables como el día en quefueron crucificados.

Fue en Nagasaki, el 5 de febre-ro de 1597, hace cuatro siglos, enla pequeña loma «Tayetama», queestá a la entrada de la Ciudad,asomándose al mar, desde dondesaludaban a los mártires los mari-nos japoneses, allí anclados.

Es nuestro único Santo mexi-cano, personalidad exuberante,rica en los dones de Dios. Muriólibremente, en el grupo de misio-neros que predicaban la fe; murióalegremente, cantando sobre lacruz; un nuevo estilo de dar lavida.

En el convento de Santa Maríade los Angeles de Kyoto, a dondehabía llegado inesperadamente,creían que al amanecer del nueve de diciembre de1596 los matarían a todos. Escribe san Pedro Bautis-ta, el superior:

«Nuestros cristianos me tienen robado el corazónde ver el ánimo y pecho que tienen de morir porCristo; y de otras partes han venido cristianos a morircon éstos, sabiendo que los tenían condenados amuerte...».

El deseo de Taiko Sama era que se hiciera unescarmiento tan grande y sonado que nadie despuésquisiera hacerse cristiano y que, los que se hubieranhecho, renunciaran a la fe, al ver la muerte ignominio-sa que sufrían los convertidos. Por eso multiplicó lasocasiones de desprestigio y espectáculo bochornoso,exhibiendo a los prisioneros con pregón escrito ygritado, con mucho aparato de guardias y con prolon-gada infamia, porque ordenó que murieran, no enKyoto donde estaban, sino en Nagasaki, extremo surdel Japón, a mil kilómetros de distancia.

El efecto fue contrario al pretendido; cuando orde-nó que se presentaran los que eran cristianos, con la

sospecha de que nadie se había de atrever, por temora la muerte:

«Salían por las calles diciendo a voces que erancristianos, sin temor ninguno.Fue tanto el número de los que seinscribieron en sólo Kyoto, asíde gente popular como de genteprincipal, que los Gobernado-res, viendo la multitud de loscristianos que se inscribían, noosaron llevarlos al Shogún».

El tres de enero, primer vier-nes del año, fue día de particularafrenta y gozo. Existía en Japónla costumbre de «marcar» a losque estaban destinados a la muer-te; diversas marcas, que los se-ñalaban ante el suplicio final.Para nuestro grupo fue decreta-do el corte de la nariz y las dosorejas, que luego fue mitigado,en atención a que habían sidoembajadores ante Taiko Sama, ala mutilación del lóbulo inferiorde la oreja izquierda.

La primera sangre, si biensintieron el dolor de la herida,

no les intimidó ni hizo mella en sus espíritus. Alcontrario, fue a su vista cuando Felipillo prorrumpióen un grito de seguridad y alegría: «Ya dimos laprimera sangre; ya nadie nos quitará el gozo de darlatoda por la Fe».

«Marcados», sintiendo en el cuello el calor de lasangre que les caía de sus orejas mal restañadas,fueron puestos de tres en tres para la pública vergüen-za, paseados en carretas, atados por la espalda, deforma que diesen la cara al público, que no se cansa-ban de mirarlos. En los rostros había compasión;porque aquel grupo no era como el de otros condena-dos; seis extranjeros y veinte japoneses de toda edady condición Samurais algunos, como Pablo Miki, quecontinuamente predicaba con elocuencia superior yconmovedora.

Sobre todo los tres niños se ganaban las simpatías:Tomás, de 14 años, a quien encontraron luego demorir una emotiva carta a su madre, tinta en su propiasangre; Antonio, de 13 años, natural de Nagaski, yLuis Ibaraki de nada más 12 a quien el Gobernador

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trataba de convencer para que abandonara la fe acambio de muchas riquezas y honras que le había dedar. Luis le calló la boca con una sola pregunta:«¿Puedes también darme al cielo?» Como el gober-nador no supo responderle, se fue gozoso a buscar sucruz, la más pequeña de todas.

Hay una extraña semejanza entre Felipillo y Cris-to, aun en detalles mínimos, que impresionan a losque captan las delicadezas del espíritu. Cristo seentrega libremente a sus verdugos; Felipillo pide,insiste y urge ser puesto en las listas de los que debíanmorir. Cristo amó la cruz y la «deseó con gran deseo».Felipillo se escapó de los guardias para abrazar losleños de la suya. A Cristo lo azotaron antes decrucificarlo; Felipillo, en el dolor de su primerasangre, exclama: «ya nada ni nadie nos quitará elgozo de darla toda por la Fe».

Cristo recorre un camino doloroso; Felipillo pare-ce transformado en los mil kilómetros lentos, entreKyoto y Nagaski. A Cristo lo crucificaron en elGólgota, una colina pequeña, a las afueras de Jerusa-lén. A Felipillo en el Tateyama, otra colina a la puertade la ciudad. Cristo murió perdonando a los que locrucificaban; Felipillo cantaba de gozo al ver desdesu cruz el inmenso mundo que ayudaba a redimir. AFelipillo le alancearon el pecho, que reventaba por elmás puro amor a los hombres sus hermanos.

Cuando vio venir a los lanceros, abrió sus limpiosojos, en los que se reflejaba el cielo azul de suMéxico, y llamó con gozo a su Maestro: «Jesús,Jesús, Jesús». ¡Qué extraña semejanza la de Felipillocon Cristo...!

Todo el mes de enero se les fue en su caminodoloroso a Nagasaki. Cristóbal de Mercado, el Alfé-rez del Galeón que trajo a Felipillo, atestigua en malespañol: «y en este camino los vido por sus ojos pasarmuchos trabajos, trayéndoles las manos atadas atrásy, en no queriendo o no pudiendo andar tan aprisacomo quería el Japón que los llevaba, les daba empu-jones, que algunas veces los hacían caer de ojos; yeste testigo ayudó a levantar algunas veces los hacíancaer de ojos; y este testigo ayudó a levantar algunasveces al Padre Fray Pedro Bautista; y a la sazón queesto pasaba, hacía mucho frío y nevaba...».

A Felipillo no se le quitaba el miedo de que Matíasde Landecho fuera a conseguir su liberación y learrancara de las manos la palma del martirio que yaalcanzaba a empuñar. Por eso temía no fuese élexcluido, al faltar dos cruces para los 26 que lasdeseaban. De aquí que la distancia entre Urakami(última noche, pasada en vela, sin poder dormir) y la

loma del Tateyama, la hicieron más aprisa, para veren qué había de parar el número de los elegidos.Cuando llegaron al trigal, se acabó el susto, puescontaron las cruces y vieron gozosos que eran 26, unapara cada uno de los peregrinos de la muerte. A estetemor responde el hecho de que Felipillo y LuisIbaraki, cuando reconocieron cada uno su propiacruz, se arrancaron de los guardias y corrieron, nopara huir sino para abrazarse con ellas y decirlesrequiebros que sólo un grande amor dicta. Sus leñoseran duros; pero se les antojaban lechos de rosas opedestal inmejorable para su triunfo y salto a laeternidad.

La forma de crucificar que usaban era distinta a laromana. Esto desconcertó un tanto a fray PedroBautista, que pidió al jefe Fazamburo ser sujeto a lacruz con clavos, por mejor imitar a Cristo. El ruego nofue atendido y se le fijó, como a todos ellos, con cincoargollas, dos en las manos, dos en los pies y una en elcuello. La finalidad de las argollas no era sostener elcuerpo en vilo, sino mantenerlo fijo a la cruz. El pesodel cuerpo descansaba sobre un asiento o sedil quesobresalía del palo vertical y en el que se apoyaba elcrucificado.

Parece que a san Felipe –colocado en la cruznúmero trece, la del centro, como se ve en el Monu-mento de bronce que hoy conmemora tanto heroís-mo– la argolla del cuello lo oprimía demasiado, porestar muy bajo su sedil. Fue notado esto por losoficiales que todo lo estaban inspeccionando; laorden del jefe fue precisa: El mexicano sería elprimero en morir, para que lo hiciese alanceado y nopor efectos de la asfixia. El último en llegar a Japóny el primero en morir, para que no quedara duda de lavoluntad del Señor. Con lo cual, una sola lanzada lohacía: Protomártir del Japón, Protomártir de Américay México, y santo del Continente Norteamericano.

La semejanza de Felipillo con Cristo continúa aúndespués de la muerte, en la misma maravillosa glori-ficación. Ambos, muriendo, vencieron y Dios mani-festó esa victoria con señales que sólo El puede dar.La orden de Taiko Sama quería que permanecieran enlas cruces los cuerpos, para que se corrompieran, loscuervos los destruyeran y el asco y escarmientofueran mayores. Pero ni se corrompieron ni los toca-ron las aves, quedando durante siete meses, aun losmás calientes del estío, tan bellos y agradables comoel día en que fueron crucificados.

Por ser este prodigio nuevo en Japón y tan patente,corrió su fama por los valles y campiñas; viniendopor millares a comprobarlo con sus propios ojos. Con

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lo que el efecto fue contrario y los mártires, apagadassus voces por el silencio de la muerte, seguían sinembargo predicando el mismo sermón jubiloso consu inexplicable incorrupción.

¿Y en México? La nana moría de pesar y de dichaal saber que su Felipillo era un mártir. Su madreAntonia tuvo el privilegio, rara vez concedido, de vera su propio hijo en los altares y postrarse ante él en lasFiestas de su beatificación, el 5 de febrero de 1639.No pudo sobrellevar tantas emociones y a los pocosdías murió de amores y de ganas de reunirse con suprimogénito.

Este es Felipillo, travieso hasta para ser santo, quese ganó el corazón de Dios y que quiere volverse aganar el corazón de sus compatriotas mexicanos.Ojalá que lo miremos como a lo mejor de nuestropatrimonio, como el modelo e intercesor que dio elcielo a nuestra Patria, para que seamos mejores ylleguemos a donde él supo llegar.

Que este Cuarto Centenario vuelva a prender enlos corazones del pueblo, y vuelva san Felipe a ser loque fue, como el hermano mayor de la gran familiamexicana, que reunió santa María de Guadalupe.

(Tomado de «Actualidad litúrgica»)

BEATO JUAN DIEGO

Cuauhtlatohuac - Juan Diego

Si Juan Diego nació en 1474 y se bautizó en 1524,significa que le tocó vivir conscientemente desdeCuauhtitlán, su terruño, todo aquel períodohistórico crítico, moldearse con el sistemade valores culturales que se ibangestando en su pueblo.

En la estratificación social se en-contraban los gobernantes (teachcau-tin), divididos en cuatro clases de no-bleza: tlaloques, tectecuchtzin, calup-llec y pipiltzin. Había un grupo socialintermedio integrado por los comer-ciantes (pochteca) y la gente del pue-blo que eran los macehuatin omacelhuales. Más abajo estaban losmayeques (agricultores en tierras leja-nas) o tlamatitl y, finalmente, los másbajos, los esclavos.

Cuautlatóhuac pertenecía a losmacehuales.

El calpulli era una organizaciónpolítico-social que consistía en un gru-po cultural que tenía su fundamento enlos lazos de sangre y territorio.

El alma indígena sintonizaba consu paisaje: el zumo de los magueyes, laherencia del maíz donada por los dio-ses, el sabor del cacao, imprimían unafisonomía especial al pueblo azteca.

Esta alma se modelaba en las es-cuelas. Había dos tipos de escuela: elcalmecac, para los nobles, y el telpochcalli, para losmacehuales. En esta última se preparaba a los mucha-

chos para la guerra y se les impartían conocimientosde religión, historia, costumbres, danza, canto, ense-

ñanza moral e instrucción cívica.Había un telposhcalli en cada calpulli.

Cuautlatóhuac nació en el período deMoctezuma I (1449-1477); le tocó par-ticipar de la educación en el período deTizoc (1477-1481); vivió el impactoreligioso de Ahuizotl (1492-1503). Du-rante ese mismo reinado entró a la es-cuela tepochcalli. Se ejercitó como gue-rrero, se desarrolló como hombre, secasó (con María Lucía) en el período deMoctezuma II (1503), sintiendo todaslas incertidumbres de una religión ame-nazada que bailoteaba con profecías ypeligros de la llegada de nuevas gentes.Vivió la zozobra de la llegada de losespañoles. Fue testigo de la conquista deMéxico, cuando dos emperadores inter-vinieron en la defensa heroica de sunación: Cuitláhuac y Cuauhtémoc.

De niño le tocó vivir la expansión delos tlatoani: Moctezuma I, Axayacatl yTizoc. Probablemente tuvo que partici-par en las mismas guerras, sobre todo, enlas floridas: xochiyaoótl. Presenció, conreligiosidad escalofriante, el culto quecada cuatro años se celebraba enCuauhtitlán, en honra del fuego, en elque sacrificaban dos esclavas desollán-

dolas, y con cuya piel se ataviaban los sacerdotes.Cuando Cuauhtlatóhuac era niño, de unos ocho años,

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se realizaba en México una transformación espiritualinterna que tocó la fisonomía y mística con que seinspiraban los aztecas en Quetzalcóatl, por la influen-cia de un filósofo, pensador, y consejero de los reyes:Tlacaelel, quien «decidió consolidar por medio deuna reforma ideológica el poderío azteca».

Y después de las Cuatro Edades que habían vivi-do y que habían pasado, tocaba ahora participar de laQuinta Edad, o Quinto Sol. Para los toltecas esto eraconcebido en un plano personal: «con un rostro sabioy un corazón firme» llegará el Tloque Nahuaque».

Ya con responsabilidad, Cuauhtlatóhuac pudopresenciar emotivamente en 1487, a los trece años, laconstrucción del templo de Huitzilopochtli, con uncortejo imponente de sacrificios que desde hacíadoscientos años se venían realizando. Vivió el estru-jamiento que para los mexicas significaba el cambiode año (1506), en que se encendía el Fuego Nuevo.

Al mismo tiempo impactaba la pirámide del Tem-plo Mayor, que contenía los dos adoratorios gemelosde Huitzilopochtli, dios de la guerra, y de Tláloc, diosde la lluvia, con el culto de Axayacatl (que habíamuerto en 1481), que se tributaba recientemente alTloque Nahuaque, que es la Divinidad de la cual todolo existente procede y está por encima de los propiosdioses creadores, pues es inmaterial e intemporal.

Este edificio monumental (la pirámide) reflejabala convicción mística y teogónica de los aztecas,expresión también de su mística guerrera y de supoderío conquistador.

Cuauhtlatóhuac sentiría el orgullo de todo mance-bo que vivía una religiosidad sensible con sus dioses.

La ferocidad de Huitzilopochtli -sol que desapare-cía al sentir que luchaba con la noche-, y de laaportación que se le diera con la sangre (chalchihuatl)y la guerra florida (xoshiyaótl) se sostenía el univer-so. Entre sanguinario y protector, estaría Tezcaltlipoca,Tláloc, el dios de la lluvia, y luego todo aquel cortejode dioses que en su conjunto formaban una redmisteriosa de grandeza y protección: Tonantzin,Coatlicue, Tlalzectl, que sin embargo, se vaciaríanante la magnificencia del dios de la dualidad Ometéotly Omecihuatl, o llanamente se anegarían en el TloqueNahuaque y en el Ipalmenoani, a donde también laespiritualidad de Cuautlatoóhuac se desbordaba.

Total, Cuauhtlatoóuac recogió en su alma la mís-tica belicista de Tlacaelel, el Tloque Nahuaque deNetzahualcóyotl, la flor y el canto de los poetas(tlatimine) de Huexotzingo. Finalmente ya Juan Die-go porque es cristiano, saboreó la intimidad de Jesu-cristo siguiendo los consejos evangélicos con la pre-

dicación de Motolinía y llegó a la cumbre de lacontemplación guadalupana.

Juan Diego, natural de Cuauhtitlán, nació depadres humildes

Cuauhtitlán, cuya fundación por las primeras co-rrientes nahoas se pierde en el tiempo, se llamabaHuehuecuahtitlán, o sea vieja o antigua ciudad.

Las tribus colhuas, nonoalcas y chichimecas quefueron llegando a través de los siglos, se incorporarona ella, y fue en el 691 de nuestra era cuando se fundóel extenso señorío, según se asienta en los Anales deCuauhititlán o Códice Chimalpopoca; por tanto estaciudad es una de las más antiguas del Valle deMéxico.

Fue conquistada por los toltecas y más tarde porlos texcocanos. Por los aztecas entre 1396 y 1417,con los que hicieron alianza, y también en el año de1439 fue dominada por los tecpanecas de Azca-potzalco, según los mismos Anales de Cuauhitlán.

Los temibles caballeros águila (cuauhtli) y loscaballeros tigre (ocelot), formaban parte de las órde-nes militares, muy distinguidas en la guerra.

Los cronistas consideran también a Cuauhtitláncomo una ciudad de mucha importancia en la anti-güedad, con numerosa población y con magníficas ynotables arboledas, sitio de agricultura y principal-mente de las industrias de alfarería y tejidos.

Su jeroglífico significa «junto», «cerca de» o «en-tre los árboles»; en su composición presenta un árbol,con sus raíces y sus ramas, cuyo tronco está siendomordido por una quijada abierta (entre); se nota unafranja diagonal (cultivos agrícolas) y la cabeza de ladiosa Tlazolteotl colgante (la diosa de los tejedores),y dos husos o malacates de hilar con los grumos ehilos de algodón (industria de hilados y tejidos).

Ciudad religiosa, adoraba al gran Tonatiuh, elPadre sol y astro del día; a la brillante Maxtli oplateada luna; a las luminosas estrellas y a la tierramadre; ciudad que por su sencillez mostraba buenasdisposiciones para recibir la luz de la verdad eterna.

Esta ciudad, capital del Señorío de su nombre, fuela patria del mensajero de las rosas del prodigioguadalupano, la cuna del confidente de María, elbenjamín de la Madre de Dios en América.

En este Cuauhtitlán escogido del mundo de Co-lón, bajo el reinado de Ayactzin, uno de los últimosreyes, nació en el año de 1474 el héroe de nuestraespiritualidad indígena, el ciudadano más digno denuestra patria. Así lo afirma claramente D. LuisBecerra Tanco, en su «Felicidad de México» (4a.

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edición 1785, p. 568), y el gran investigador autócto-no D. Fernando de Alba Ixtlilxóchitl, historiógrafodel siglo XVI, en su Nican Motecpana.

El nombre que llevó en la gentilidad fue Cuauhtla-toatzin. La partícula desinencial «tzin» es diminutivao reverencial. Eliminándola queda el nombre:Cuaultlatoahutaoc, el cual se descompone en lossiguientes elementos «Cuautli»: águila; «tlatoa»:hablar y «huac»: como. Así, etimológicamente, signi-fica: El que habla como águila. El nombre azteca loconocemos por el veraz y autorizado historiógrafoPbro. D. Carlos de Sigüenza y Góngora, quien loconsigna en su Piedad Heroica de Don HernandoCortés, cap. IX.

Cuando Juan Diego nació, ya Cuauhtitlán forma-ba parte del gran señorío azteca, por la conquistallevada a cabo por el tlacatecutli Huitzilihuitzin, porlos años 1396 a 1417. Así vemos que la ciudad estádividida en calpullis o barrios.

El calpulli de Tlayacac, después llamado de SantaMaría de Tlayacac, fue uno de ellos.

Estas tierras no eran propiedad privada de nadie enparticular, sino del calpulli, en común, y el que lasposeía no las podía enajenar, sino que gozaba de ellasde por vida y las podía dejar a sus hijos y herederos.Si todos los de una casa se acababan, entonces lastierras del calpulli y el chinancallec pasaban a quie-nes las necesitaran dentro del mismo barrio.

Por eso Juan Diego y Juan Bernardino tenían en elcalpulli de Tepeyac sus casas y tierras que recibieronen herencia de sus padres y abuelos, como lo afirmaDon Fernando de Alba Ixtlixochitl en su NicanMotecpana.

Juan Diego, Juan Bernardino y sus ascendientesfueron tributarios. Con el descubrimiento de su casa,y la confirmación hecha el día 14 de octubre de 1963,y con los utensilios de trabajo, de cocina y para el cultoencontrados en su casa, sabemos con certeza que sededicaban no sólo al cultivo de la tierra con la siembradel maíz, el frijol, el chile, etc., sino que también eranartesanos, especialmente alfareros, tejedores dedica-dos a la apicultura y al tejido de petates.

Sus productos los llevaban a los tianguis para eltrueque, con lo que también eran comerciantes. Losgrandes tianguis de Tlaltelolco, Texcoco, Xochimilcoy Cuauhtitlán seguramente fueron muy frecuentadospor ellos.

Su forma de vivir, sus actividades y sus propieda-des, particularmente examinada su casa, que no erauna simple choza, sino una casa con seis cuartos, uno

de ellos dedicado a la artesanía, con un pasillo dedistribución y un temazcal, nos indican que no erande la clase más pobre en la organización social.

Todo lo referente a Cuauhtitlán se encuentra en elCódice Chimalpopoca o Anales de Cuauhtitlán, ade-más es sabido que la Huehuecuauhtitlan es muyanterior a los pueblos arcaicos del Valle de México,como son Tlatilco, Cuicuilco, Ticomán, Zacatenco yotros.

En cuanto a la geografía del Valle de México en1531, todos sabemos que México-Tenochtitlán erauna isla aún, con otra más pequeña a su lado noroeste,y que estas islas estaban comunicadas con tierra firmepor medio de tres calzadas: la del sur que conducía aIxtapalapa, bifurcándose en el punto de Xoloc haciaCoyoacán; la del poniente o de Tlacopan (Tacuba), yla del norte o de Tepeaquilla que llevaba a la punta delcerro o Tepeyac.

Como Cuauhtitlán está al norte de la ciudad deMéxico, era necesario localizar el camino queentroncaba con dichas calzada de Tepeaquilla.

La tradición de Cuauhtitlán dice que sus peregri-naciones parroquiales seguían el «camino de JuanDiego» hasta principios de este siglo XX.

El tiempo que se necesita para recorrerlo hasta elTepeyac, saliendo de Santa María Tlayacac,Cuauhtilán, a las 4 de la mañana, es de 3 y media horas,como así se ha constatado haciendo el estudio sobreeste asunto en el año de 1967, un 12 de diciembre.

La «Estrella del Norte», escrita en 1688, dice en sucapítulo XVIII refiriéndose a Juan Diego: se bautizócon su mujer en 1524, adoctrinados por Fray Toribiode Benavente, a quien por su extrema pobreza y porlo mucho que la ensalzaba, lo llamaban Motolinia,que quiere decir «el pobre».

Virtudes de Juan DiegoUn testigo de las Informaciones de 1666, Gabriel

Juárez, de 110 años, originario de Cuauhtitlán, dijo:que él había nacido en el barrio de San JoséTequesquinahua, contiguo precisamente al barrio deTlayacac, donde nació Juan Diego, cuyas ruinas de sucasa aún existían.

Que su padre, Mateo Juárez, le había dicho quehabía conocido a Juan Diego y que no sólo sus padres,sino también a muchas personas había oído decir queJuan Diego «había sido un indio cristiano, temerosode Dios y de su conciencia, y que siempre le vieronvivir quieta y honestamente sin dar nota ni escándalode su persona, que siempre le veíán ocupado enministerios del servicio de Dios Nuestro Señor, acu-

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diendo muy puntual a la doctrina y divinos oficios,ejercitándose en ellos muy ordinariamente, porque atodos los indios de aquel tiempo oía este testigodecirles era un varón santo, y que le llamaban elPeregrino, porque siempre lo veían andar solo; seiba a la iglesia de Tlatelolco». Informaciones de1666. Amecameca. 1889, págs. 23-29.

Los historiadores antiguos y modernos están deacuerdo en que la esposa de Juan Diego se llamóMalintzin y que al bautizarse tomó el nombre deMaría Lucía.

En un documento que lleva la fecha del 12 demarzo de 1559 se lee: «... y así como yo he salido deaquí en este pueblo de Cuautitlán y barrio de San JoséMilla de la milpa o heredad de San José, aquí se crióel mancebo Juan Diego, el cual después se fue a casarallá en Santa Cruz Tlacpac junto a San Pedro, se casócon una doncella que se llamaba María, y prontomurió la doncella, quedó sólo Juan Diego; despuéspasando algún tiempo... por medio de él se hizo elmilagro allá en el Tepeyac, en donde apareció laamada Señora Santa María...».

Para que tengamos una idea del año en que secelebró el matrimonio, debemos tomar en considera-ción lo que nos dice Motolinia en su Historia de losIndios de Nueva España, capítulo VII: dice que «elSacramento del matrimonio en esta tierra del Anáhuacse comenzó en Texcoco. En el año 1526, domingo 14de octubre, se dispuso y casó pública y solamente donHernando...».

Así concluimos que el matrimonio de Juan Diegoy María Lucía fue después del 14 de octubre de 1526y antes del año 1529 en que murió esta última.

La unánime tradición cuenta que, oyendo predicara Fray Toribio de Benavente (Motolinia), sobre laexcelencia de la virginidad cristiana, y de cómo Diosy su Santísima Madre tenían una gran predilecciónpor todos aquellos que la guardaban por amor al reinode los cielos, Juan Diego y su esposa Lucía hicieronel propósito de guardarla íntegramente.

Después de que Lucía murió en 1529, Juan Diegopasó a vivir como piadoso hijo, con un tío suyollamado Juan Bernardino, en el barrio de Santa MaríaTlayacac, y posteriormente en Tulteplac, siempre enla vecindad de Cuautitlán.

Juan Diego tenía devoción por escuchar la Palabrade Dios y se sentía atraído por el culto divino, que losfrailes franciscanos celebraban en Tlaltelolco.Durante las apariciones, Juan Diego se muestra:Atrevido: luego se atrevió a ir donde le llamaban.

Intermediador: muy expresivo en el relato del NicanMopohua.

Trabajador: el trabajo y fatiga no lo importan nada.Esforzado: como le dijo la Virgen: «anda y pon todo

tu esfuerzo».Cumplidor: «fui donde me mandaste a cumplir tu

mandato».Delicado y respetuoso: había sido recibido de mala

gana y no tomado en consideración, pero dice: «elobispo me recibió benignamente y me oyó conatención».

Perspicaz: «en cuanto me respondió, pareció que nolo tuvo por cierto».

Dispuesto: «no te cause aflicción, de muy buena ganairé a cumplir tu mandato... de ninguna maneradejaré de hacerlo, ni tengo por penoso el camino...iré a hacer tu voluntad».

Realista: está dispuesto a todo, y alcanzar a percibir:«pero acaso no seré oído con agrado; o si fuese oídoquizás no se me creerá».

Consecuente: «Señor, mira cuál ha de ser la señal queme pides, que luego iré a pedírsela a la Señora delCielo que me envió acá».

Firmeza: viendo el obispo que ratificaba todo sindudar ni retractar nada.

Gran fe: «Aunque yo sabía bien que la cumbre delcerrillo no es lugar en que se den flores, porque sólohay muchos riscos, abrojos, espinas, nopales ymezquites, ni por eso dudé...».Juan Diego, Profeta de la VirgenLa teología contemporánea se ha complacido tam-

bién en revalorar el carisma de «profeta». Este es unapersona que autorizadamente habla en nombre deDios. En esta perspectiva, después del Concilio Va-ticano II, el ritual renovado del bautismo subraya lamisión profética de todo cristiano.

Según los datos tradicionales de la Biblia, unprofeta es un hombre elegido personal y gratuitamen-te por Dios, que recibe una palabra para comunicarlaa la comunidad o a sus dirigentes. Habla, en definitivaen nombre de Dios. Es su mensajero, su heraldo, suembajador. Pensemos en Amós, Oseas, Isaías (Am 7,14-15; Os1, 2-9; Is 6, 1-13). Y a veces, cuando elescogido siente su incapacidad para trasmitir con éxitoel mensaje, rehusa, se intimida, resiste (Jr 1, 4-10).

Pero la gracia conforma la naturaleza y el profeta,al fin, cumple la misión. En ocasiones el profeta esperseguido e inexplicablemente desaparece; ese fueel caso de Elías (1R 18,12; 2R 2, 11). El profeta estambién un siervo; y un siervo que recibe un mandato,

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una orden que tiene que cumplir. El siervo entoncesdebe simplemente obedecer. Así lo declara en elNuevo Testamento Pablo de Tarso, siervo de CristoJesús (Rm 1, 1) y profeta del Espíritu (Hch 13,1.4),que se lanza a predicar el Evangelio para cumplir conla orden recibida (1 Co 9,16-18).

¿Quién no descubre en Juan Diego los clarosperfiles de un profeta?

Todo profeta es un «enviado» y la Virgen le diceexpresamente: «Yo te envío para que le descubrascómo deseo mucho que aquí me hagan una casa...».

El profeta es un «siervo»; y Juan Diego comosiervo obediente y fiel, acepta al punto:

«Señora mía, Niña, ya voy a realizar tu venerablealiento, tu venerable palabra; por ahora de ti meaparto, yo, tu pobre indito».

El profeta es consciente de su «indignidad y pe-queñez»; y Juan Diego, ante el asomo de un fracasoen la misión, confiesa su impotencia y con humildady sencillez busca sustraerse:

«Mucho te suplico, Señora mía, Reina, Mucha-chita mía, que alguno de los nobles, estudiados, quesea conocido, respetado, honrado, le encargues queconduzca, que lleve tu amable aliento, tu amablepalabra para que le crean.

Porque en verdad yo soy un hombre del campo,soy mecapal, soy parihuela, soy cola, soy ala; yomismo necesito ser conducido, llevado a cuestas, noes lugar de mi andar, ni de mi detenerme allá dondeme envías, Virgencita mía, Hija mía menor, Señora,Niña. Por favor dispénsame; afligiré con pena turostro, tu corazón; iré a caer en tu enojo, en tudisgusto, Señora, Dueña mía».

Pero la vocación de Dios es irrevocable (Rm 11,29), y nadie sino el profeta elegido es quien debecumplir la misión.

«Escucha, el más pequeño de mis hijos, ten porcierto que son escasos mis servidores, mis mensaje-ros, a quienes encargué que lleven mi aliento, mipalabra, para que efectúen mi voluntad; pero es muynecesario que tú personalmente vayas, ruegues, quepor tu intercesión se realive, se lleve a efecto miquerer, mi voluntad. Y mucho te ruego, hijo mío elmenor, y con rigor te mando, que otra vez vayasmanaña a ver al obispo».

Es de notar que el pobre es el sujeto intransferible,esencial: «es del todo punto preciso que tú misma mesolicites y ayudes y que con tu mediación se cumplami voluntad». Se aclara definitivamente que el pobre,Juan Diego, es el mediador; por eso se requiere

enunciar la acción con tres palabras: Ipantitlatoz,más que «ayudes» significa favorezcas-apoyes, esdecir la Virgen pide el apoyo de Juan Diego para suempresa. Huelmomatica, traducido por mediación,propiamente significa «con tus manos»; o sea que elpobre tiene que manejar esta misión, moldearla, darleforma. A lo que Juan Diego responde:

«Señora mía, Reina, Muchachita mía, que noangustie yo con pena tu rostro, tu corazón; con todogusto iré a poner por obra tu aliento, tu palabra; deninguna manera lo dejaré de hacer, ni estimo pormolesto el camino».

Un rasgo pintoresco asemeja a Juan Diego a losprofetas antiguos: es seguido por los servidores delObispo y, en un instante, en el momento más intere-sante, desaparece a sus miradas (84).

El Nican Motecpana o Libro de los milagros de laVirgen, de D. Fernando de Alva Ixtlixóchitl, dice: «AJuan Diego, por haberse entregado enteramente a suama, la Señora del Cielo, le afligía mucho queestuviera tan distantes su casa y su pueblo, paraservirle diariamente y hacer el barrido; por lo cualsuplicó al Señor Obispo poder estar en cualquierparte que fuera, junto a las paredes del templo, yservirle. Accedió a su petición y le dio una casitajunto al templo de la Señora del Cielo; porque lequería mucho el señor Obispo. Inmediatamente secambió y abandonó su pueblo y partió, dejando sucasa y su pueblo a su tío Juan Bernardino... «Y másadelante dice: «Viendo su tío Juan Bernardino queaquel servía muy bien a Nuestro Señor y a su precio-sa madre, quería seguirle, para estar ambos juntos;pero Juan Diego no accedió. Le dijo que conveníaque estuviera en su casa, para conservar las casas ytierras que sus padres y abuelos les dejaron; porqueasí había dispuesto la Señora del Cielo que él soloestuviera».

En todo esto se mostró un servidor silencioso,puntual, seguro, eficaz, desprendido. No busca bri-llo, ni aprecio, cumple simplemente con la garantíaimpecable de su fidelidad y sencillez, pero todo lohace con un gran amor y entrega.

Juan Diego vivió y se dedicó a su ermita. Y allí,entre el servicio de la Señora y de su pueblo, ejercióuna influencia callada durante 17 años. Imprimió unaespiritualidad guadalupana caracterizada por: la va-loración del humilde, el resplandor de su culturaautóctona, la irradiación de su bondad, el señalartareas de colaboración y complementariedad en losdiferentes sectores sociales, el armonizar las fuerzasde la sociedad.

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Juan Diego era ejemplo de oración, recogimiento,vida cristiana y evangelización guadalupana paratodos los indígenas, sus paisanos, que mucho loquisieron y apreciaron.

Y cuando bendecían a sus hijos les decían: «QueDios te haga como Juan Diego».

El recorrido de su vida mortal: Cuautitlan-Tulpetlac-Tlatelolco-Tepeyac, le dio una espirituali-dad original: crecimiento íntimo de amor a Dios pormedio de la Virgen de Guadalupe y saborear el gozode la intimidad divina. Juan Diego, en las informacio-nes de 1666, fue captado con esta graduación: elhombre cristiano, el ejercicio de virtudes, el modelo,el intercesor.

Algunos establecen un paralelismo entre San Juanel Evangelista, que vio a la Virgen circundada por elsol, con la luna a sus pies y doce estrellas aureolandosu cabeza, con Juan Diego que vio a la SantísimaVirgen rodeada de los rayos del sol y sobre la medialuna.

A San Juan Evangelista se le llama el Aguila dePatmos, a Juan Diego podemos llamarlo el Aguila delTepeyac.

Grafía de Juan Diego en la Tira de TepechpanEl Códice llamado Tira de Tepechpan proviene

del Valle de México, del lugar llamado Santa MaríaMagdalena Tepechpan. Pintado sobre papel de amate(ficus) relata los principales sucesos del Señorío deTepechpan, en la parte superior, y de México-Tenochtitlan en la inferior. Comprende hechos histó-ricos corroborados por otros códices coloniales, apartir de los años de 1300, hasta alrededor de 1590.

Se considera que puede haberse hecho por variosautores, en épocas sucesivas y terminado a fines delsiglo XVI. Al parecer perteneció a la colección de F.Alva Ixtlixochitl, y después a varios propietarios.

Se encuentra en la actualidad en la Colección deDocumentos Mexicanos de la Biblioteca Nacional deFrancia en París, con los números 13 y 14.

Entre las pictografías que corresponden a losaños 1530-1531, aparecen tres personajes que elPbro. Mariano Cuevas, en el Album HistóricoGuadalupano, págs. 39-43, interpreta como la pro-cesión encabezada por Fray Juan de Zumárraga yHernán Cortés en la cual se llevó la Imagen de laGuadalupana a la ermita primitiva. Esto ha sidodiscutido por varios historiadores que comentanque las figuras corresponden a la llegada de Cortésde España a la partida de Zumárraga y al arribo de lasegunda audiencia del mismo lugar.

Sin embargo hacia la pictografía de 1531, seencuentra la figura de un águila, en el registroTenochca, de cuyo pico sale una voluta azul turquesacon unos puntos dorados en su interior y cuyo signi-ficado no ha sido aclarado hasta el momento. Sólo seha establecido por las personas que han interpretadoel códice, que la lectura glífica puede corresponder aCuauhtlatoa o Cuauhtlatoani que significaría «el quehabla como águila» o «el que manda varonilmente».

Se ha venturado por vez primera otra hipótesis:Cuauhtlatoa es el nombre nauhuatl de Juan Diego ypor lo tanto esta pictografía es testimonio de supresencia en 1531, y su participación en algún sucesosumamente importante, ya que en el códice sólo estánregistrados hechos históricos de gran relevancia. Porotra parte, la voluta que sale del pico del águila estápintada de color azul, con puntos que parecen joyasen su interior, lo cual indica que el «águila que habla»está relatando un suceso precioso. Por último, eltamaño del águila en relación al resto de las figurashumanas resalta la importancia del suceso del que setrata de dejar constancia. En efecto, no hay en el añode 1531 algún rey del mismo nombre y que la tardan-za en ligar el glifo con el suceso Guadalupano obede-ce al hecho de relacionar a Juan Diego con Cuautlatoa,su verdadero nombre nahuatl. En todo caso la presen-cia de esta figura en este sitio equivale a que encastellano se hubiera escrito «Juan Diego» (Tomadode la Tira de Tepechpan-Códice Colonial procedentedel Valle de México. Edición Xavier Noguez, pre-sentado por Fernando Horcasitas y publicado por laBiblioteca Enciclopédica del Estado de México.1978).

Juan Bernardino: En 1544 hubo peste y JuanBernardino enfermó y murió el 15 de mayo. Fuetraído al Tepeyac, para ser sepultado dentro deltemplo de la Señora del Cielo; lo que se hizo de ordendel Obispo. Murió de 86 años.

El Obispo Zumárraga nació en 1476 en la Villa deTabira de Durango, España. Los escasos datos de subiografía en esta época señalan lo siguiente: Carlos Vvisita el convento de Abrojo donde Zumárraga era elguardián. El Emperador regala una fuerte suma dedinero al convento, que es rechazada por su guardián;pero forzado a recibir el dinero, lo reparte íntegra-mente entre los pobres.

El obispo en México realizó una obra gigante:«Misioneros, escuelas, colegios, imprenta, libros,asilo y hospitales para enfermos; dotes y limosnas ahuérfanos y pobres; trabajo y nuevas industrias alpueblo; al Estado aumentó sus rentas; lustre a la

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Iglesia y al culto; luz a los idólatras; paz, concordia,justicia y caridad para todos...» así resume la biogra-fía D. Joaquín García Izcabalceta. Se nota en estasíntesis la proyección de la Guadalupana.

Murió en México el domingo 3 de junio de 1548.Juan Diego muere el 12 de junio de 1548 (a la edad de74 años, mismo año y mes que el obispo) después deconsagrarse a servir a la Señora del Tepeyac durante17 años.

En espera de la glorificación de Juan DiegoLa primera expresión pública en favor de la causa

de Juan Diego fue hecha por el Obispo Manríquez yZárate en abril de 1939, en una Carta Pastoral. Cuan-do publicó esta Carta, el Obispo de Huejutla vivíadesterrado en San Antonio, Texas. En su pastoraldecía: «Juan Diego es grande por haber fijado en élsus ojos la excelsa Madre de Dios, y por haberquerido que él y no otro de los miembros de la familiamexicana fuera el portador de su mensaje de amor ala naciente Iglesia».

El gobierno mexicano también ha rendido home-naje al ciudadano más venerado de su historia. En1957 erigió una gran estatua en los jardines de laBasílica de Guadalupe, estatua en la que se admira sugran nobleza y carácter. En 1963 el gobierno embe-lleció la explanada que rodea la capilla de Cuauhtitlány allí erigió también otra estatua de grandes propor-ciones en honor a Juan Diego. En este tiempo tambiénautorizó la excavación arqueológica de la capilla quefue la casa de Juan Diego y María Lucía.

En Roma existe una Congregación que discutiólas causas de beatificación y canonización; allí llegande todas las partes del mundo los procesos hechos enlas más diversas Diócesis, sobre la vida apostólica ocontemplativa, sobre las virtudes o milagros de losSiervos de Dios que se pretende elevar al honor de losaltares.

Es necesario conocer perfectamente la vida delSiervo de Dios que se quiere llevar a los altares; porlo tanto es indispensable escudriñarla cuidadosa-mente para decidir si realmente su virtud es de verasheroica.

Esta Congregación examina atentamente toda ladocumentación. Después de una experiencia secular,se ha establecido un procedimiento de búsqueda yanálisis judiciario, puesto que este sistema es el quelleva a conocer más profunda y objetivamente loshechos.

El Promotor general de la fe, alto prelado quepresenta sus conclusiones directamente al Santo Pa-

dre, llamado vulgarmente «el abogado del Diablo»,examina todo esto con las explicaciones y aclaracio-nes que le da, nada menos, que el Abogado de lacausa.

Así se llegan a conocer exacta y claramente la viday las virtudes que después son examinadas tambiénpor numerosos jueces, prelados consultores y carde-nales, y finalmente por el mismo Santo Padre, quienda su fallo por medio de una declaración que definelas virtudes como heroicas, las curaciones comomilagrosas y que inscribe al siervo de Dios en elCatálogo de los beatos y de los santos.

Siervo de Dios es un título que se da en la Iglesiaa un cristiano que ha muerto en fama de santidad, ycuya vida, misión y ejemplos, despiertan en el pue-blo de Dios una devoción y un atractivo especial,aunque la Iglesia no se defina todavía sobre susantidad.

El examen es tan cuidadoso y profundo que noslleva a una certeza moral absoluta de cuanto va adeclarar el Sumo Pontífice. Todos los estudios pidenmucho tiempo, primero porque el Código de DerechoCanónico establece sabiamente que el examen seinicie después de algunos decenios de la muerte delsiervo de Dios para precaverse de una llamaradaefímera de entusiasmo (llamarada de petate); sinoque se confirme con el tiempo una verdadera fama desantidad.

Piden mucho tiempo porque su discusión necesitala colección completa de testimonios, documentos yexámenes que a veces se llevan lustros de estudio ytrabajo.

La canonización es un acto supremo e importantedel Sumo Pontífice. La Iglesia es una institución quetiene vida por el Espíritu Santo. Una realidad huma-na, pero penetrada, encendida y animada por el mis-mo Espíritu de Dios.

Por eso la llamamos la «Santa Madre Iglesia».Ahora bien, un miembro de esta Iglesia que se dejapenetrar o impregnar de este Espíritu Divino, setransforma en un hombre lleno de virtud, de gracia, debondad, de celo; éste es un cristiano cabal: es unsanto. Un ejemplar, un modelo que la Iglesia proponepara que todos lo imitemos.

Entre las numerosas causas de beatificación quellegan continuamente a la Santa Sede, se prefierenaquellas que responden más a las necesidades urgen-tes de los fieles, en el sentido de que los siervos deDios que se estudian y proponen son siempre unarespuesta a las necesidades del momento.

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En nuestros días, que constatan una más amplia yactiva participación de los laicos en la vida de laIglesia, son numerosos los Siervos de Dios que traba-jaron en el campo apostólico y vivieron una vidaperfecta de laicos.

La Iglesia mexicana, que tiene en estudio ante laCongregación de las Causas de los Santos variosmártires y confesores que nacieron y trabajaron enMéxico, se interesa particularmente por esta grandí-sima figura del laico, que responde perfectamente alos tiempos actuales y sirve de ejemplo y de impulsoa cuantos viven en familia.

Juan Diego fue casado y nos muestra también queen este estado propio de la vida seglar se puede vivirplenamente la vida cristiana y llegar a la perfeccióncultivando las virtudes en grado heroico.

La memoria de este aborigen llega hasta Roma ensu presencia de intercesor y de amigo, porque es elfeliz protagonista de las Apariciones de Santa Maríade Guadalupe en el Tepeyac.

Pero, además, Juan Diego llega para ser inscrito enel Catálogo de los Santos con una presentación muyespecial y particular: la de las palabras de la Celestial

Señora: «Y ten por seguro que mucho lo agradeceréy lo pagaré. Que por ello te enriqueceré, te glorifica-ré». Y puesto que María es la que habló, no se trataciertamente de gloria humana, sino de la glorifica-ción más grande que puede existir en la tierra: el serelevado a los altares.

Y ya que Juan Diego cumplió perfectamente sumisión, ella no dejará de cumplir sus promesas.

La nobleza del alma mexicana quiere encontrar enJuan Diego un punto de referencia amigo y cercano.Reconocemos que en la cuna misma de la nacionali-dad de México está Juan Diego, mediador e interme-diario entre la Santísima Virgen y su pueblo.

Juan Diego a los AltaresPor fin, la patria entera está de fiesta, porque

durante la segunda visita del Papa Juan Pablo II aMéxico, tuvo lugar la beatificación de Juan Diego eldomingo 6 de mayo en la Basílica de Guadalupe, y sufiesta se celebrará todos los años el día 9 de diciem-bre. Se espera su pronta canonización en la visita quehará el Papa Juan Pablo II a México, D.M. en febrerode 1999, para la entrega del Documento del Sínodo delas Américas.

BEATO JUNIPERO SERRA, O.F.M.

(APOSTOL DE CALIFORNIA 1713-1784).

«Siempre adelante, nunca hacia atrás». Estefue el lema de Junípero Serra, cuyas dotesintelectuales, celo misionero, bondad ypaciencia produjeron sus frutos en sunativa Mallorca, en México y en losEstados Unidos.

Nacido en Petra (MallorcaEspaña) el 24 de noviembrede 1713, Miguel José fue hijode Antonio Serra y MargaritaFerrer, agricultores. Despuésde la enseñanza primaria conlos franciscanos de Petra,Miguel marchó a Palma, lacapital, e ingresó en la Ordende Frailes Menores en 1730,tomando el nombre de Juní-pero en honor de uno de losprimeros seguidores de SanFrancisco. Ordenado sacerdo-te en 1737, Serra fue destinadoa enseñar filosofía. Entre sus alum-

nos hubo dos que fueron sus últimos cola-boradores en el Nuevo Mundo, FranciscoPalou y Juan Crespi. Tras doctorarse enteología en la Universidad del BeatoRamón Lull en 1742, Serra continuó en-

señando filosofía y teología, y adqui-rió gran fama como predicador.

En 1749, en unión de Palou,partió para el Colegio de SanFernando, en la ciudad de México.Temiendo comunicar a sus padressu próxima partida, Serra pidió aun fraile compañero suyo que lesinformara sobre el particular. «Yoquisiera poder infundirles la granalegría que llena mi corazón –de-cía–, si yo pudiera hacer esto, segu-ro que ellos me instarían a seguiradelante y no retroceder nunca».Les pedía que comprendieran suvocación misionera y prometía re-cordarlos en la oración.

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Poco después de su llegada a México, Serra sufrióla picadura de un insecto que le provocó la hinchazónde un pie y una úlcera en la pierna, de la que le resultóuna cojera para el resto de su vida. Tras unos mesesen el Colegio de San Fernando, Serra fue destinado alas misiones de Sierra Gorda, al noreste de la ciudadde México. Allí trabajó durante ocho años, tres deellos como presidente de las misiones. Llamado a laciudad de México, fue maestro de novicios durantenueve años y continuó su predicación en las zonasalrededor de la capital. En 1767 los jesuitas fueronexpulsados de México y sus misiones de BajaCalifornia fueron encomendadas al Colegio de SanFernando. Serra fue nombrado presidente de estasmisiones, cuya cabecera estaba en la misión de Loreto.

En 1769 la Corona de España decidió colonizar laAlta California (hoy estado de California en los Esta-dos Unidos). Serra fue nombrado nuevamente presi-dente; supervisó la fundación de las nueve misiones:San Diego (1769), San Carlos Borromeo (1770), SanAntonio de Padua (1771), San Gabriel Arcángel (1771),San Luis Obispo (1772), San Francisco de Asís (1776),San Juan Capistrano (1776), Santa Clara de Asís(1777) y San Buenaventura (1782).

En 1773 Junípero fue a la ciudad de México paraentrevistarse con el virrey Bucareli y tratar de resol-ver los problemas que habían surgido entre los misio-neros y los representantes del rey en California. Larepresentación de Serra (1773) ha sido llamada «Car-ta de los Derechos» de los indios; una parte decretabaque «el gobierno, el control y la educación de losindios bautizados pertenecía exclusivamente a losmisioneros». Durante esta visita a la ciudad de Méxi-co, Serra escribió a su sobrino, el padre MiguelRiobot Serra, diciéndole: «En California está mi viday allí, si Dios quiere, espero morir».

Ni siquiera el martirio del padre Luis Jaime, de lamisión de San Diego (1775), apagó el deseo de Serrade añadir nuevas misiones a la cadena de las yaexistentes a lo largo de la costa de California. En todaslas misiones, Junípero y los frailes enseñaron a losindios métodos de cultivo más eficaces y el modo dedomesticar a los animales necesarios para la alimenta-ción y el transporte. Cuando fue capturado el indio quedirigía a los rebeldes en la misión de San Diego, Serraescribió al virrey, pidiéndole que perdonara la vida delindio. Los que fueron capturados, eventualmente fue-ron perdonados. En la misma carta al virrey, Serrapedía que «en el caso de que los indios, tanto paganoscomo cristianos, quisieran matarme, deberían ser per-donados». Serra explicaba: «Debe darse a entender al

asesino, después de un moderado castigo, que ha sidoperdonado, y así cumpliremos la ley cristiana que nosmanda perdonar injurias y no buscar la muerte delpecador, sino su salvación eterna».

Serra pasó los últimos años de su vida ocupadocon la administración, la necesidad de escribir mu-chas cartas a las otras misiones, a la Iglesia y a losoficiales del gobierno en la ciudad de México, y conel ansia de fundar las misiones necesarias. Sin embar-go, trabajó con gran fe y tenacidad aunque le ibanfaltando las fuerzas. Los indios le pusieron de apodo«el viejo», porque tenía 56 años cuando llegó a la AltaCalifornia, pero Serra trabajó constantemente hastasu muerte, el 28 de agosto de 1784, en la misión deSan Carlos Borromeo, que había sido su cuartelgeneral y se convirtió en el lugar de su descansodefinitivo.

Los indios y los soldados lloraron la muerte deSerra y lo llamaban «Bendito Padre». Muchos sellevaban un trozo de su hábito como recuerdo; otrostocaban medallas y rosarios a su cuerpo.

Poco tiempo después de la muerte de Serra, elguardián del Colegio de San Fernando escribía alprovincial de los franciscanos en Mallorca: «Muriócomo un justo, en tales circunstancias que todos losque estaban presentes derramaban tiernas lágrimas ypensaban que su bendita alma subió inmediatamenteal Cielo a recibir la recompensa de su intensa eininterrumpida labor de 34 años, sostenido por nues-tro amado Jesús, al que siempre tenía en su mentesufriendo aquellos inexplicables tormentos por nues-tra redención. Fue tan grande la caridad que manifes-taba, que causaba admiración no sólo en la genteordinaria, sino también en personas de alta posición,proclamando todos que ese hombre era un santo y susobras las de un apóstol».

El 14 de septiembre de 1987, el Papa Juan PabloII tuvo un encuentro con los indios nativos america-nos en Fénix, Arizona, durante el cual alabó losesfuerzos de Serra para proteger a los indios contra laexplotación. Tres días más tarde el Papa visitó latumba de Serra en la misión de San Carlos Borromeoy recordó su representación en 1773 en favor de losindios de California. Juan Pablo II dijo que FrayJunípero y sus misioneros compartían la convicciónde que el Evangelio es un asunto de vida y desalvación. Ellos estimaban que, al ofrecer a Jesucris-to a la gente, estaban haciendo algo de un valor,importancia y dignidad inmensos. Esta convicciónlos sostenía «frente a cualquier vicisitud, desazón yoposición».

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Junípero Serra llevó a los pueblos nativos haciaCristo

«En Fray Junípero Serra, sacerdote de la Orden delos Frailes Menores, encontramos un ejemplo lumi-noso de las virtudes cristianas y del espíritu misione-ro. Su gran objetivo fue llevar el Evangelio a losnativos de América, de forma que, también ellos,fueran «consagrados en la verdad». Durante muchosaños se dedicó a esta tarea en México, en Sierra Gorday en California. Sembró las semillas de la fe cristianaen medio de los cambios del momento provocadospor la llegada de conquistadores europeos al NuevoMundo. Era un campo de esfuerzo misionero querequirió paciencia, perseverancia y humildad, asícomo visión y valentía. Confiado en el poder divinodel mensaje que proclamaba, el padre Serra llevó alos pueblos nativos hacia Cristo. Era bien conscientede las heroicas virtudes de estos pueblos, como porejemplo en el caso de la vida de la Beata CatalinaTekakwitha, y puso su mira en promover su auténticodesarrollo humano, sobre la base de la fe que acaba-

ban de recibir como personas creadas y redimidas porDios. Tuvo también que amonestar a los poderosos,según el espíritu de nuestra segunda lectura tomadade Santiago, para que no abusaran y explotaran a lospobres y a los débiles. Cumpliendo este ministerio elpadre Serra se mostró como verdadero hijo de SanFrancisco. Hoy su ejemplo inspira, de manera parti-cular, a tantos Clubs Serra de todo el mundo, cuyosmiembros hacen tanta labor con la oración por elfortalecimiento de las vocaciones.

Fray Junípero Serra, modelo ejemplar de evange-lizador abnegado, es una gloria para la gran familiafranciscana como también lo es para Mallorca, sutierra nativa, que le venera y tiene como hijo ilustre.Que la filial devoción a la Virgen Madre de Dios,apoyada en la espiritualidad franciscana propia deeste mallorquín universal, dé fuerza para incrementarla vida cristiana del pueblo fiel de la isla que lo vionacer».

(Juan Pablo II, homilía en la Misa de beatificaciónde Fray Junípero Serra). 25 de septiembre de 1988.

El 17 de agosto de 1627 fue quemado vivo enNagasaki Bartolomé Díez, que había nacido enAcapulco, México en 1599.

Cuando muchacho, Bartolomé trabajaba comotejedor. Entró de hermano lego en la comunidad delos franciscanos en 1615; se retiró de ella y reingresóal año siguiente. En 1617 hizo su profesión religiosaen Querétaro y trabajó como enfermero, carpinteroy barrendero. De él se decía que tenía «corazón de

madre, serenidad de médico y paciencia de santo».Se ponderaba también su devoción a la VirgenMaría.

En 1619 fue designado para las misiones delJapón. Allí realizó su apostolado como catequistahasta que, delatado y aprehendido, fue condenado amorir, cuando apenas tenía 28 años. El Papa Pío IX lobeatificó junto con otros 205 mártires el 7 de mayo de1867, por la baula «Martyrium rigata sanguine».

Este beato fue bautizado el 4 de septiembre de1580 en la ciudad de México, en donde había nacido.

Estudió en Yuririapúndaro, y a los 15 años ingresócomo novicio en la Orden de los Agustinos. En esacomunidad realizó su profesión religiosa el 1° dejunio de 1597 y fue ordenado de presbítero. Como tal,trabajó en Puebla.

De él se cuenta que cuando le hacían bromas,porque era muy robusto, replicaba: «mejor así, por-que cuando muera habrá más reliquias para repartir».

En febrero de 1606 el Padre Guiérrez fue designa-do para la misión de Filipinas, y en 1608 llegó aManila como Maestro de Novicios. Cuatro añosdespués le enviaron al Japón y en 1613 fue nombradosuperior del convento de Osaka.

Cuando estalló la persecución, los amigos aconse-jaron al Padre Gutiérrez que huyera, pero en vez dehacerlo, se dedicó a preparar catequistas. En 1614 fuepreso y desterrado, mas en 1617 retornó disfrazado asu misión. Ya para entonces había desaparecido su

BEATO BARTOLOME DIEZ LAUREL

BEATO BARTOLOME GUTIERREZ RODRIGUEZ

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antigua obesidad, y su cuerpo agotado parecía cons-truido de raíces.

En noviembre de 1629 el padre Bartolomé fueaprehendido nuevamente en Isapay, y permaneciódurante dos años en la cárcel. Mientras tanto debiópadecer la tortura de ser bañado con agua calienteacidulada, que brota del volcán Unsen. Cuando su

piel se llagaba, lo curaban para repetirle luego elmismo tormento. Esto lo hicieron por 33 días.Finalmente, encadenado le llevaron a Nagasakidonde, le condenaron a la hoguera el 3 de septiem-bre de 1632.

Fue beatificado por el Papa Pío IX el 7 de mayo de1867.

Un apóstol de Cristocomo Pablo de Tarso, nopudo menos de exclamar:«El amor de Dios nos apre-mia» (2 Cor. 5, 14). Quienpondera todo lo que hahecho por nosotros Cris-to, nuestro Señor, desdesu anonadamiento en laencarnación y natividad,hasta su muerte en la cruz,no puede menos que sen-tirse hondamente urgido acorresponder a tan grandeamor con todo el sacrifi-cio de que es capaz.

Así lo entendió plena-mente fray Antonio Margilde Jesús, quien viajóapostólicamente desde Es-paña hasta la ciudad deMéxico; desde aquí hastaCosta Rica; desde allí hasta Zacatecas y Texas, enbusca de hombres y mujeres a quienes revelar losinfinitos tesoros del amor de Cristo.

Nació Antonio en la ciudad de Valencia (España),el año de 1657. Muy joven ingresó en la ordenfranciscana y recibió el presbiterado el año 1682,cuando contaba 25 años de edad. Al año siguiente sealistó en un grupo de misioneros españoles, destina-dos a fundar el Colegio Misionero de la Santa Cruz deQuerétaro (México), cuyo propósito era formar mi-sioneros para los indígenas aún no convertidos.

El año de 1684, el fraile emprendió su primeragran misión en la cual evangelizó durante año ymedio extensas regiones de Yucatán, Tabasco,Chiapas y Guatemala. De allí partió a trabajar entrelos indígenas talamancas y borucas, que nunca hastaentonces se habían doblegado ante la cruz.

Juntamente con fray Melchor López, fundó unasveinte misiones, desde Cartago en Costa Rica hastalos límites de la misma con el actual Panamá.

El año 1691 los superiores le confiaron nuevasmisiones entre los choles, en cooperación con losdominicos.

Pretendió evangelizar a los ariscos lacandones,aunque en vano, y cooperó de buen grado en laapertura de un camino que comunicara Guatemalacon Yucatán.

El año 1697 fue instituido guardián del ColegioMisionero de Querétaro, a donde hubo de dirigirse apie desde Guatemala. Permaneció ahí hasta 1701 yregresó otra vez a Centro América, en donde cooperóactivamente a la fundación del colegio de Misionerosde Cristo Crucificado de Guatemala, del que fue elprimer superior, elegido por sus entusiastas compa-

VENERABLE ANTONIO MARGIL DE JESUS, O.F.M.

(1657-1726) Apóstol del Norte y Centroamérica

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ñeros, los cuales contemplaron en él a un gigante delapostolado.

Mientras ejercía el cargo de guardián, siempreanhelaba salvar más y más almas; misionó en Nicara-gua, fundó un hospicio o semillero de vocacionesmisioneras en Granada y misionó especialmente enSuchitepec. Desligado al fin del oficio de superior oguardián, regresó nuevamente entre sus amadostalamancas, pero los superiores le encomendaron lafundación de un nuevo Colegio Apostólico en la villade Guadalupe (Zacatecas), a más de dos mil kilóme-tros de distancia de donde entonces se hallaba. Encompañía de otros misioneros realizó esa fundacióny el año de 1707 fue elegido primer superior de lamisma. Mientras cuidaba amorosamente del nuevoinstituto, no dejaba de predicar misiones enGuadalajara, Durango, San Juan del Río, Lagos deMoreno, San Luis Potosí, etc.

El año de 1714 se consagró a la evangelización delas aguerridas tribus de Texas y, tras algunos fracasoslogró establecer la misión de Guadalupe cerca deNacogdoches y dos más en la vecindad de Nachitoshes,ya en los límites de Texas con Luisiana. Pero su princi-pal fundación fue la de San José en la proximidad de SanAntonio, Texas, hoy conocida y populosa ciudad.

En una palabra, fray Antonio Margil de Jesús no sedaba un punto de reposo para extender el Reino deDios: siempre se sentía impulsado por el amor deCristo.

Expiró santamente el 6 de agosto de 1726, en laciudad de México. El Papa Gregorio XVI, el 31 dejulio de 1836, declaró la heroicidad de sus virtudes ylo honró con el título de venerable y entre tanto setrabaja con fervor en el proceso de su beatificación.

Se inicia la misión del Nayarit (1711)Inmediatamente después de su llegada a

Guazamota, el 9 de mayo de 1711 le envió al jefe delos nayaritas dos indios embajadores –uno de loscuales, llamado Pablo Felipe, hablaba la lengua cora-para que le leyesen la real cédula que autorizaba laconquista por medios pacíficos, más una carta suyallena de bondades, que decía: No nos lleva a vuestratierra interés alguno, humano, sino sólo sacar vues-tras almas de la mano del demonio... y dar, si fueremenester, nuestra vida. También le envió un rosarioy una imagen de Cristo; pero ni la cédula ni la cartallegaron a manos del Tecuat o señor de los coras. Alos cinco días de haber salido los embajadores recibióMargil un mensaje que decía: Llegamos al ranchollamado Coaxata: alli nos atajaron... Les entrega-mos su carta para su Huey Tacat y los títulos: no

obedecieron; siempre están en su ser: lo que respon-dieron fue que no querían ser cristianos. Tres vecesles rogamos y ellos dijeron que no quieren: que así lodijo su rey que es el primer Nayarit: No se cansen lospadres misioneros. Sin los padres y los alcaldesmayores estamos en quietud, y si quieren matarnosque nos maten, que no nos hemos de dar para que noshagan cristianos.

No obstante este mal principio, Margil decidióinsistir, y con fray Luis y cuatro indios guías se fue alpueblecillo de San Lucas, todavía en territorio de laNueva Vizcaya, y el 19 de mayo por la tarde, despuésde cantar una letanía y de tomar la bendición delministro del lugar, salieron para San Juan Peyotán, yel 21 entraron en la sierra, fray Margil y fray Luisportando crucifijos y los guías unas cruces de madera.

Habían caminado sólo dos leguas cuando les salióun indio pintado de negro y almagre y les preguntó siiban armados. Dijéronle que no y le enseñaron lascruces. Los dejó seguir, y más adelante, en el últimopaso del Río Guazamota, vieron a otros bárbaros y losllamaron con demostraciones de cariño; mas elloscontestaron con burlas y risas. Ya casi al ponerse elsol, bajaron de un cerro, como dispuestos a atacarlos,más de treinta arqueros y macheteros dando saltos ylanzando gritos. Margil y fray Luis, arrimados a unárbol, veían aquel amago sin inmutarse. Al cabo de unrato avanzaron hacia donde estaban los indios. Margilles habló dulcemente y luego se puso de rodillas y encruz para que lo flecharan. Lo mismo hizo fray Luis,y entonces los indios bajaron sus arcos. Margil selevantó y llegándose al que los capitaneaba lo estre-chó en sus brazos y le dijo a lo que iba; pero por másque luchó no pudo ganarle el corazón, pues conmucha altivez le dijo al intérprete Pablo Felipe:Decid a esos padres que no se cansen; que de aquíno han de pasar; que somos enviados de los viejosy principales para aseguraros lo mismo que yaoísteis de su boca: que no quieren ser cristianos...Y dicho esto se marchó con su gente a un cerroinmediato, desde el cual les aventó a los padres unzorro empajado, diciéndoles: ¡Tomad eso para co-mer! Con aquella burla pagaban el amor, la dulcecaridad de Margil.

Cuando esto acaeció ya había entrado la noche yestaba la sierra toda en un silencio triste. Mientras elintérprete Pablo fue a tener una última plática con eljefe cora, Margil y fray Luis se recogieron bajo unaramada, y al clarear el día cmprendieron el regreso aPeyotán y a San Lucas por el mismo camino. Margiliba triste, muy triste, porque aquella era su primeraderrota como conquistador de corazones.

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BEATO FRAY SEBASTIANDE APARICIO

Cuando Sebastián de Aparicio, en su tierra de la GudinaEspaña, aprendió a rezar, lo hacía como sus padres, comoaquella gente campesina de la región. No sabían de teolo-gías, pero sí del Evangelio de Jesucristo. Sebastián escuchóde labios de su párroco que el maestro había dicho quecomunicarse con Dios no se lograba con largos rezos yargumentaciones sofisticadas. Jesús enseñó que era necesa-rio el silencio, colocarse en la presencia de Dios, y Diosmismo acudiría a nuestro corazón y sabría de nuestra vida,de nuestras debilidades, de nuestra conversión y de nuestrosideales. Dios estaba comprometido a fortalecernos y aacompañarnos en las bregas diarias.

Aparicio también había oído en los sermones que pro-nunciaba el sacerdote, que Jesucristo había subrayado que la

MARTIRESMARTIRESMARTIRESMARTIRESMARTIRESQUE VIVIERON EN MEXICOQUE VIVIERON EN MEXICOQUE VIVIERON EN MEXICOQUE VIVIERON EN MEXICOQUE VIVIERON EN MEXICO

BEATOJACINTO ORFANELL.

Nació en Castellón el 18 de noviembre de1578 y murió el 10 de septiembre de 1622 enNagasaki. En México estuvo en 1607, y en1608 llegó a Japón. Escribió una historia de lasmisiones dominicanas, que sirvió para cono-cer la vida de muchos mártires. Murió en lahoguera, a fuego lento. Después de 10 horas desuplicio, todavía se le oía balbucear los nom-bres de Jesús y de María.

Beato Luis Flórez, nació en Gante, Bélgica.En México ingresó a la Orden Dominicana.Enviado a Filipinas, trabajó allí de 1592 a1598, cuando pasó al Japón. Murió martiriza-do en el año de la gran masacre 1622.

Beato Pedro Manrique de Zúñiga, hijo delMarqués de Villa Manrique, Virrey de México.En 1617 fue designado para trabajar en Filipi-nas y luego en Japón, de donde fue desterrado.Intentó regresar en 1620 pero naufragó enTaiwan; rescatado por un buque holandés, fueentregado a los japoneses, que lo apalearon ylo quemaron vivo en 1622.

El 25 de agosto de 1624 murieron los bea-tos Pedro Vásquez, Luis Sotelo, Luis Baba yLuis Sasanda.

El Beato Pedro Vásquez, dominico, habíanacido en Verin, España, en 1591, se hizoreligioso en 1609, seis años después llegó aFilipinas y en 1621 fue designado VicarioProvincial de su comunidad en el Japón. Presoen Nagasaki en 1622, fue martirizado 2 añosdespués. El Beato Luis Sotelo, franciscano,trabajaba en Japón desde 1603. En 1614 unShogún lo envió a Europa, al frente de unaembajada de 250 japoneses. Esto irritó alemperador y desató la persecución. De pasopara España e Italia los numerosos embajado-res fueron bautizados en México, el SábadoSanto. Al retornar de Europa el beato Sotelo,permaneció de nuevo en México hasta 1622,cundo regresó al Japón y a la muerte.

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oración requería de soledad. De lo contrario ¿cómoentender aquello de entrar en el propio cuarto, cerrarla puerta y, en silencio, iniciar el diálogo con elCreador?

Cuando Sebastián de Aparicio, ya fraile francisca-no y con el oficio de recolector de semillas, de leña yde cuanto era menester para alimentar a los más dedoscientos religiosos que poblaban el convento deSan Francisco en Puebla (México), jamás olvidó suoración, más bien, vivía de ella.

Fray Sebastián, dado éste su trabajo, no hallaba losmomentos para acudir a los llamados actos de comu-nidad entre los religiosos. Así que eligió un árbol conmucha fronda y lo convirtió en capilla.

Sebastián frecuentemente no contaba con el hora-rio dispuesto por el Superior para la Comunidadfranciscana de Puebla. Muchas veces, tal vez lamayoría de las ocasiones, le era imposible participaren la oración comunitaria. Esta circunstancia lo llevóa refugiarse a un lugar solitario en donde lograba lacomunicación con Dios.

Acerca de su oración, dice Escobar que oraba deesta manera: «De su pecho hacía un templo; de sucorazón un cielo; y el Dios del gran poder ymagestad venía y se encerraba en él y lo absorbíatodo».

El mismo Escobar prosigue: «Aparicio se trans-formaba en esas horas; el fraile silencioso y deademanes cortos entonces respondía con fuertesexclamaciones a las exigencias de su Dios; le roga-ba e intercedía en altavoz; se golpeaba el pecho yextendía las manos al cielo como para exponer lomás posible a las insaciables exigencias del ardordivino».

Fray Sebastián no sólo adquiría fuerzas para con-tinuar con sus carretas y con sus bueyes, sino queexperimentaba fortaleza para proseguir cumpliendocon su vida cristiana, con su vida de religioso, con suexistencia pobre, con la obediencia y con su celibato.Dios, a través de todo esto, extendía su Reino ennuestras tierras.

Fray Sebastián de Aparicio, religioso e hijo ejem-plar de Francisco, era considerado por cuanta gente loconocía como un amigo de Dios. Dios lo atendía ynada le negaba.

Los frailes franciscanos utilizan un cordón quecuenta con tres nudos. El primero simboliza la pobre-za; el segundo, la obediencia; el tercero, la virtud dela castidad. Narran los biógrafos de Sebastián que enalguna ocasión una mujercita embarazada que corría

el peligro de perder a su niño, recurrió a Fray Sebastiánde Aparicio para pedirle que intercediera ante Diospara que su criatura naciera bien. Sebastián retiró elcordón de su cintura y lo entregó a esta buena señora.Testifican los hagiógrafos de Sebastián que nació unniño sin problemas de salud.

Al costado izquierdo de la urna que contiene elcuerpo incorrupto del Beato Fray Sebastián deAparicio se encuentra una libreta con 240 páginas. Sutamaño es de 34.5 por 24 centímetros. Cada mes (yhasta con anterioridad) los devotos del Beato FraySebastián de Aparicio escriben en las libretas que sonrenovadas permanentemente, sus agradecimientospor los favores que juzgan haber recibido a través dela intercesión de Fray Sebastián.

Las páginas 209, 211, 212, 213, 214, contienen lostestimonios de madres que rogaron a Dios por inter-cesión del Beato Fray Sebastián de Aparicio, que susniños vinieran al mundo con salud. Agradecen a Diosque así fue.

Asunción Alvarado testifica en la página 216 que,junto con su amigo Armando Cuadrayo y en viaje aSaltillo Coahuila, sufrieron un accidente. La camio-neta en la que viajaban dio, por causa de una llantaque se desprendió, más de cinco volteretas. Al iniciarsu recorrido se habían encomendado a Dios y rogadoa Fray Sebastián de Aparicio que los llevaran y losregresaran con bien. Así sucedió.

Pasos hacia la canonizaciónFray Francesco Antonelli fue nombrado Vice-

Postulador General para las Causas de los Santosdentro de la Orden Franciscana. Antonelli es Decanode los Consultores de la Congregación para las Cau-sas de los Santos. Labora, además, en las Congrega-ciones para los Institutos de Vida Apostólica y deVida Consagrada. Mirará seguramente por la canoni-zación del Beato Fray Sebastián de Aparicio.

Pidamos por la canonización del Beato FraySebastián de Aparicio

Mi Dios y mi Todo. Creo en tu poder infinito,espero en tu bondad. Te adoro y amo. Concédeme, Teruego, por los méritos del Beato Sebastián deAparicio, fiel amigo tuyo, la salud del alma y cuerpoy el remedio de esta aflicción que pesa sobre mi. Tales mi único anhelo, obtener esta gracia para queredunde en honor de tu Nombre y rinda testimonioen favor de la Canonización de aquel Bienaventura-do que, por amor a Ti, jamás negó ayuda a los pobresde Jesucristo. Así sea (con licencia eclesiástica 29-1-64). Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

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Estos tres niños se educaron en la primera EscuelaFranciscana.

Cristobalito, tradicionalmente llamado así, reci-bió el martirio en Atlihuetzía, Tlax., por su cruelpadre Axotecatl, quien lo arrastró, lo apaleó y loquemó vivo en 1527.

Antonio, nieto deXicohténcatl, y Juanmurieron a palos enCuahutinchán, Pue., en1529.

Tlaxcala «Cuna dela Evangelización»

Con Hernán Cortésllegaron los primerosevangelizadores quepisaron tierras tlaxcal-tecas, Fray Bartoloméde Olmedo, merceda-rio, y el clérigo JuanDíaz, los cuales en for-ma incipiente sembra-ron las primeras semi-llas del Evangelio.

En 1524 llegaronlos doce misionerosenviados por el Minis-tro General de la Or-den, Fray Francisco delos Angeles, trayendocomo superior a Fray Martín de Valencia, varónmuerto en olor de santidad. El paso obligado para ira Tenochtitlán era Tlaxcala.

Distribuídos los franciscanos en los cuatro prime-ros conventos del siglo XVI: México, Texcoco,Huejotzingo y Tlaxcala, comenzaron decididamentela Evangelización, tratando de convertir a los nativosa la religión cristiana. Tlaxcala, como los demáspueblos, era demasiado religioso. Contaba con unamultitud de dioses, practicaba la poligamia, especial-mente entre los caciques. Los misioneros tuvieron lafeliz idea de reunir a los hijos de los caciques, sinexcluir a los plebeyos para evangelizarlos.

En estas primeras escuelas franciscanas enseña-ban las principales verdades de la religión cristiana,

además la gramática, el canto y algunos oficios.Dichas escuelas fueron de grande utilidad tanto paralos niños como para los misioneros, pues éstos apren-dieron las lenguas nativas, y aquéllos sirvieron deheraldos de la Evangelización.

MARTIRIO DECRISTOBALITO

(1527)Cristóbal, a quien

Fray Toribio de Bena-vente (Motolinía), lla-ma repetidas vecescon el diminutivo deCristobalito, nació enAtlihuetzía, Tlax., ha-cia 1514-15. Fue hijode Acxotécatl, caci-que principal, y deTlapaxilotzin; el cualmandó a tres hijos su-yos a la escuelafranciscana de Tlax-cala, cuyos nombresson Bernardino y Luis,el tercero ignoramoscómo se llamó.Acxotécatl no quisoenviar a Cristobalito,hijo predilecto, futuroheredero de sus bie-nes.

El niño hizo rápidos progresos en el aprendizajede la doctrina cristiana; él mismo pidió el bautismo,el cual le fue administrado. Desde aquel momentoquedó convertido en un pequeño Heraldo del Evan-gelio. Evangelizar a los suyos fue el ideal que sepropuso. Todo cuanto aprendía y oía predicar a losfrailes, él repetía y exhortaba a su padre y los vasallosde éste para que abandonaran el culto a los ídolos, laembriaguez y otros pecados graves contra Dios.Acxotécatl creyó al principio que se trataba de unasimple repetición y no le dio importancia, sin embar-go la predicación del niño era constante y persuasiva,y viendo que su padre no le hacía caso comenzó a tirary romper los ídolos que hallaba en su casa y aderramar el pulque.

BEATOS CRISTOBALITO, ANTONIO Y JUAN(NIÑOS MARTIRES TLAXCALTECAS 1527-1529)

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Acxotécatl le perdonó las primeras veces, peroviendo la insistencia de su hijo determinó quitarle lavida.

Para llevar a cabo su plan, Acxotécatl fingiócelebrar una fiesta familiar. Mandó traer a sus hijosque se educaban en la escuela de los franciscanos.Cuando llegaron a la casa ordenó que saliesen, excep-to Cristobalito, a quien tomó de los cabellos, loarrastró por el suelo, le dio puntapiés y con un palogrueso de encina lo apaleó hasta quebrarle los brazosy las piernas. La sangre corría por todo su cuerpo.

En semejante situación Cristobalito invocaba aDios diciendo: «Dios mío, ten misericordia de mí, ysi tú quieres que yo muera, muera yo; y si tú quieresque viva, líbrame de este cruel de mi padre».Acxotécatl, viendo que el niño no podía morir, loarrojó a una hoguera. En medio de tan intensostormentos seguía invocando a Dios y a la VirgenMaría, durante las horas que sobrevivió. Al día si-guiente llamó a su padre y le dijo: «Padre, no piensesque estoy enojado, yo estoy muy alegre, y sábete queme has hecho más honra que no vale tu Señorío».Poco despues murió.

MARTIRIO DE ANTONIO Y JUAN (1529)Antonio y Juan, nacieron en Tizatlán, Tlax., hacia

1516-1517. El primero fue nieto de Xicohtencatl,Señor de Tizatlán, y heredero del Señorío. Juan, encambio, fue de condición humilde, servidor de Anto-nio. Ambos se educaban en la escuela franciscana deTlaxcala. En 1529 los dominicos se propusieronevangelizar Oaxaca. De paso por Tlaxcala FrayBernardino Minaya, con otro dominico compañerosuyo, suplicó a Fray Martín de Valencia que le dieraunos niños, que voluntariamente quisieran acompa-ñarlos en su misión evangelizadora. Fray Martín hizopública la petición de los dominicos. Inmediatamentese ofrecieron Antonio, con su criado Juan y Diego(que no murió mártir), niños nobles.

Antes de emprender el viaje Fray Martín les dijo:«Hijos míos, mirad que habéis de ir fuera de vuestratierra, y váis entre gente que no conoce aún a Dios, ycreo que os veréis en muchos trabajos, y aún tengotemor que os maten por esos caminos, por eso antesque os determinéis miradlo bien». Ellos contestaron:«Padre, para eso nos has enseñado lo que toca a laverdadera fe. Nosotros estamos dispuestos para ircon los padres y para recibir de buena voluntad todotrabajo por Dios: y si fuere servido, de nuestrasvidas»; y añadieron: «¿No mataron a San Pedrocrucificándole y degollaron a San Pablo, y SanBartolomé no fue desollado por Dios?».

Llegados a Tepeaca, Pue., los niños les ayudabana recoger ídolos; poco después se fueron aCuauhtinchán, Pue., para continuar la misma enco-mienda de los misioneros. Al llegar a una casa, Juanse quedó en la puerta y Antonio entró a recoger losídolos y estando allí, vinieron unos indios armadoscon palos y descargaron terribles golpes sobre el niñoJuan, quien murió al instante. Llegó Antonio y viendola crueldad de los malhechores no huyó, sino congrande ánimo les dijo: «¿Por qué matáis a mi compa-ñero, que no tiene la culpa, sino yo que os quito losídolos, porque sé que son diablos y no dioses? Enseguida los naturales dieron fuertes golpes a Antonio,el cual allí murió también.

Breve historia del proceso de beatificación- La idea y el deseo de presentar a la niñez y a la

juventud de Tlaxcala y de México un modelo quepudiesen imitar, nació del Excmo. Sr. Obispo Dioce-sano Dr. Dn. Luis Munive Escobar.

- El 7 de enero de 1982, por medio del RescriptoNúm. 1324-9/982, la Congregación para las causasde los Santos dió el «nihil obstat» (nada obsta, nadaimpide) para la introducción de la Causa, con apro-bación expresa de nuestro Santísimo Padre JuanPablo II, en audiencia especial concedida al Prefec-to de la Congregación, Excmo. Sr. Cardenal PedroPalazzini.

- Con tal motivo la Congregación facultó al Sr.Obispo diocesano para que instituyera el ProcesoCognicional Histórico Diocesano, por medio de unTribunal compuesto por un Presidente, dos Conjue-ces, un Notario-Actuario y el Defensor de la Doctrinade la Fe. Nombró además una Comisión Históricaintegrada por tres sacerdotes.

- El 8 de noviembre de 1985, la CognicionalHistórico Congregación dio el Decreto sobre la vali-dez del Proceso realizado en Tlaxcala.

- El 21 de junio de 1988 seis consultores históri-cos, profesores de distintos centros de estudios deRoma, examinaron el aspecto histórico y dieron suvoto por escrito. Dos de ellos hicieron algunas obser-vaciones. Se contestaron. Se imprimió esta discusióny se anexó a la Posición Histórica.

El 24 de Noviembre de 1989 tuvo lugar la Discu-sión Teológica; nueve teólogos examinaron el aspec-to doctrinal, misma que quedó aprobada. También seimprimió y se anexó a la Causa.

El 6 de Febrero de 1990 se hizo la DiscusiónCardenalicia. El 3 de Marzo de 1990 se dio el Decretoformal sobre la validez del Martirio.

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Los niños mártires, primicias de la evangeliza-ción, modelos para la niñez y la juventud de hoy.

Los niños mártires, modelos de santidad.El santo es el testimonio más espléndido de la

dignidad conferida al discípulo de Cristo. Es urgentehoy más que nunca, que todos los cristianos vuelvana emprender el camino de la Santidad.

El grado supremo de amor es el martirio por el cualse da la vida por el ser amado. Mártir significa testigo.

Destrucción de los ídolosComo parte del trabajo evangelizador de aquel

tiempo, los Niños Mártires destruían los ídolos pre-sentes en su tierra y en su cultura. Esto nos invita a ladesmitificación de los ídolos contemporaneos delmaterialismo, del secularismo, y de un cristianismofácil sin riesgo alguno. Los ídolos del tener, del placery del poder ponen en tela de juicio los valores de lapersona humana, su trascendecia y su dignidad.

Los niños mártires, modelos de laicos evangeli-zadores

El trabajo evangelizador y catequético que reali-zaron los tres Niños Mártires, a pesar de sus pocosaños, pero llenos de amor por extender el Reino deDios en estas tierras y sin temor a las dificultades ypeligros que encontraron, nos muestra la seriedadque tal compromiso comporta para los bautizados dehoy. Evangelizados para Evangelizar.

Todos estamos llamados a trabajar en la Viña del Señor.Al acercarnos a la celebración del tercer milenio

de la Historia Cristiana, el extraordinario aconteci-miento de la Beatificación, nos invita a dar gracias aDios por este regalo y al mismo tiempo a renovarnuestro compromiso misionero y evangelizador de lalínea de la nueva evangelización.

«Nueva Evangelización» no como una palabra demoda, sino como un espítritu, una actitud, un granprograma misionero.

Nació en la villa de Cigales, Obis-pado de Valladolid y provincia deCastilla la Vieja, el 14 de marzo de1701. Sus padres fueron JosephAlcalde Hervás e Isabel Barri-ga Balboa, de condición hu-milde y escasos recursos pecu-niarios, aunque muy ricos enhonradez y virtudes, contraje-ron matrimonio en la iglesiaparroquial de Santiago Após-tol, de Cigales, el 29 de abril de1691. De este matrimonio na-cieron cuatro hijos: Fernando,Pedro, Inés y Antonio.

Doña Isabel murió enCigales el 19 de julio de 1701,dejando huérfano a su hijoAntonio, de cuatro meses ymedio de vida. Su padre murióel 24 de abril de 1754, tambiénen Cigales, a la edad de 90años de edad.

Fray Antonio fue bautizadoel 3 de abril de 1701 en la iglesia

parroquial de Santo Santiago, de Cigales.Le bautizó un tío suyo, llamado tam-

bién Antonio Alcalde, licenciado,Cura y Preste de dicha iglesia pa-

rroquial. Fueron sus padrinosSantiago Cubillas y FranciscaCubillas.

El año de 1716 ingresó comoestudiante en el Convento deSan Pablo, de Valladolid. Yadesde niño ofrecía pruebas desu capacidad para el estudio ypara la vocación religiosa: inte-ligencia, bondad, seriedad, do-cilidad, constancia, obediencia,sacrificio, sociabilidad, piedad,religiosidad.

El año de 1718 tomó el hábi-to de Santo Domingo en dichoConvento de San Pablo, dondecontinuó estudiando y prepa-rándose para cumplir lo mejor

posible la misión de la Orden dePredicadores. El año de 1725 reci-

bió el orden sagrado del presbiterado.

SIERVO DE DIOS: FRAY ANTONIO ALCALDE

(Obispo de Guadalajara)

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De 1727-1759 se dedicó a la enseñanza de Artes,Filosofía y Teología en varios Conventos. No seconocen fechas exactas de sus nombramientos ni loslugares donde ejercitó su magisterio. En el año 1736era Maestro de Estudiantes en el Convento dominicode la ciudad de Santiago.

En 1744 es nombrado Prior del Convento de SantoDomingo, de Zamora. En el Capítulo Provincialcelebrado el 27 de abril de 1749, en el Convento deSan Ildefonso el Real, se postula al título de Lector deTeología. Pérez Verdía afirma que Fray Antonio fuegraduado maestro de Filosofía en 1751.

El 12 de septiembre de 1749 se le concede en Romael título de Lector de Teología. Título que es aceptadoen el Capítulo Provincial celebrado el 13 de mayo de1753, en el Convento de San Ildefonso el Real.

En el Capítulo Provincial del 13 de mayo de 1753celebrado en Toro se le nombra Vicario de JesúsMaría, de Valverde, con el título de Prior. Durante suministerio en este Convento de Valverde tuvo lugarla inesperada y fortuita visita del rey Carlos III. Secuenta que un domingo del mes de julio de 1760,estando el rey Carlos III de cacería se detuvo adescansar en el Convento. No se sabe la razón ni dequé modo, pero el rey se dirigió a la celda de FrayAntonio. ¿Qué vio Carlos III en esa celda? Una tarimaque servía de cama, un cilicio colgado en la pared,una silla y una mesa sobre la que había unos libros, uncrucifijo y una calavera. ¿Qué observó el rey en lapersona de Fray Antonio? Dice Carrillo Ancona alhablar de esta visita histórica: «el ejemplar másperfecto del hombre extraordinario, que se desprendede sí mismo y del mundo, para consagrarse a Dios yal servicio de la humanidad en la austera regla de lavida religiosa».

Muy clavada debió quedar aquella calavera en losojos y en la memoria de Carlos III y muy profundadebió ser la impresión que la figura y la personalidadde Fray Antonio le produjo, porque cuando pocosdías después, informado el Rey de la muerte delObispo de Yucatán, D. Fray Ignacio Padilla y Estrada,dijo a su primer ministro: «Nombre Vd. al fraile de lacalavera».

En el Capítulo Provincial celebrado el 20 de abrilde 1755 en el Convento de Santo Domingo, deBenavente, se le postula para el título de Maestro deTeología.

En el Capítulo Provincial celebrado el 1 ° de mayode 1757, en el Convento de San Ildefonso el Real, deToro, al volver a nombrar a Fray Antonio Prior delconvento de Jesús María de Valverde, se le añade,

detrás del apellido, la palabra «Magister», lo queprueba que en 1757 ya era Maestro de Teología.Carrillo Ancona afirma que Fray Antonio enseñó enla facultad de Teología durante veintiséis años.

Pérez Verdía afirma que Fray Antonio, habiendosido graduado Maestro en Filosofía en el año de 1751,pasó luego al Convento de Zamora con el nombra-miento de Prior. Este Convento de los Dominicos deZamora fue de los primitivos y de los de mayorimportancia que hubo en España y tuvo siempre ungran prestigio.

Nueve años permaneció Fray Antonio en el Con-vento de Valverde, ejercitando las virtudes cristia-nas, cumpliendo con austeridad los deberesmonásticos.

En el verano de 1761 Fray Antonio fue elegido, enun Capítulo Provincial de su Orden, Prior del Con-vento de Santa Cruz de Segovia. Fue confirmado sunombramiento, pero cuando se preparaba a partir a sunuevo domicilio recibió la Real Cédula de Carlos III,de fecha 18 de septiembre de 1761, en la que se lenombraba Obispo de Yucatán. Por este motivo sequedó en Valverde y no tomó posesión del nuevoPriorato.

Fray Antonio consultó a su Superior el Rvmo. P.Ministro General Fray Juan Tomás de Boxaders,quien le comunica que acepte el Obispado y le mandarenunciar al Priotato de Segovia.

Con esta respuesta Fray Antonio acepta el nom-bramiento, siendo consciente de la carga que estosignificaba dada su edad avanzada (setenta años), loexigente que era consigo evangélicamente y la lejaníadel destino.

Se tienen que gestionar varios trámites, siendo elprimero el interrogatorio y respuestas de los testigospara el Proceso Justificativo e Informativo que habíaque enviar a Roma con el fin de que la presentacióny nombramiento como Obispo sea aceptada por suSantidad el Papa.

Las respuestas al interrogatorio practicado fueronestas: Tenía recibidas las siete Ordenes Sagradas; havivido siempre católicamente, permaneciendo en losdogmas y pureza de la fe; le acompañan las cualida-des de ejemplar vida, de santa comunicación, buenafama, loables costumbres; es y ha sido reputado ytenido por uno de los Religiosos Doctos de estaProvincia mereciendo los respetuosos grados de laReligión Dominicana; es experimentado en materiasde importancia; está graduado de Maestro en SagradaTeología.

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Recibido en Roma el Proceso Justificativo e Infor-mativo, el Papa Clemente XIII, el 29 de enero de1762, expide las bulas por las que confirma comoObispo de la Iglesia de Mérida, Yucatán a FrayAntonio, presentado y nombrado por Carlos III. Endichas bulas figura el decreto de instituir una Cátedrade Teología y de erigir un Monte de Piedad.

El día 8 de mayo de 1763, en Cartagena de Indias,recibía la consagración episcopal de manos del Obis-po de dicha ciudad D. Manuel de Sosa y Bethencourt,asistido por dos dignidades de la Catedral, D. AgustínMoncajo, deán, y D. Francisco Navarro, chantre. Elmismo día de su consagración episcopal hace porescrito y firma el Juramento de fidelidad al Papa,como previamente había hecho y firmado el Jura-mento de fidelidad al Rey.

El día 1° de agosto de 1763 tomó posesión comoObispo de la diócesis de Yucatán. Tenía entoncessetenta y dos años de edad. Le acompañaban como«familiares» dos religiosos de su orden, venidos deEspaña: el P. Fray Rodrigo Alonso y el lego FrayAgustín de Soto.

El obispado de Yucatán fue erigido en 1519. EnMérida estaba la Catedral y la residencia del Obispo;tenía en 1761 cinco iglesias parroquiales, tres con-ventos de varones y un monasterio de monjas. ElCabildo Catedralicio constaba de cuatro dignidades ydos canonicatos. El valor anual del fruto de la mesaepiscopal ascendía a siete mil pesos.

La impresión de su llegada a Mérida está recogidapor Pérez Verdía: «Medio siglo después recordabantodavía en Mérida los que presenciaron su llegada,que al ver a aquel anciano sexagenario consumidopor el trabajo y la severidad de su vida, se le vio comoa un pastor que, próximo a la muerte, no podíadesempeñar trabajo alguno, y dejaría su silla muy enbreve. Justos temores que Dios tuvo la bondad dedesmentir».

La actuación de Fray Antonio en Yucatán no dejóobras visibles y externas que ahora pudiéramos con-templar, como años más tarde realizó en Guadalajara.Su actuación fue preferentemente pastoral, espiri-tual, evangélica. En los siete años que permaneciócomo obispo, visitó dos veces su diócesis, siendo unaverdadera hazaña, si se toma en cuenta su edadavanzada, el clima, el idioma, los peligros de desier-tos, mares y piratas y la gran extensión de la diócesis,que era casi la mitad de España. La diócesis deYucatán en aquella época estaba formada por losactuales estados de México: Campeche, Tabasco,Yucatán, Quintana Roo; y por los actuales departa-

mentos de Guatemala: Petén y Belice. Se incluíanlas islas adyacentes de la península yucateca:Cozumel, Carmen, Laguna de Términos, Isla Muje-res, Isla Cancún, Banco Chinchorrón, Islas Turneffey otras.

Durante los años 1769 y 1770 la langosta asoló loscampos destruyendo por completo las mieses, y fuepor semejante causa tal la escasez de maíz que pue-blos enteros quedaron abandonados, viéndose loscaminos sembrados de cadáveres de los que moríana millares a consecuencia del hambre. Los indiosmorían a millares después de buscar inútilmentehasta las raíces de los árboles para alimentarse. FrayAntonio hizo comprar la mayor cantidad posible decereal y mandó abrir los graneros distribuyendo dia-riamente raciones a los pobres; envió limosnas a losCuras para que las repartiesen; envió a comprarvíveres en Jamaica por la cantidad de 64,000 pesos enplata. El mismo Fray Antonio cuenta los efectoscausados por la langosta en carta dirigida desdeMérida el 26 de febrero de 1770 al Excmo. Sr. D.Julián de Arriaga: «Las circunstancias en que aquínos hallamos son tan deplorables y universales quecomprimen mi corazón y por todas partes me cercancomo dolores de infierno sin el menor consuelo. Lamultitud de langostas obscurece el sol, y va para seisaños esta plaga; el hambre crece, las enfermedadesaumentan, empieza la peste, especialmente en Tabascodonde los cadáveres no caben en los templos; y lamayor parte de estas Provincias se retiran a losmontes en busca de frutas para sustento».

El 20 de mayo de 1771, Carlos III, en Real Cédula,nombra para Obispo de Guadalajara a Fray Antonio.El 6 de agosto de 1771 Fray Antonio se obligaexpresamente y por escrito en carta dirigida al Rey ala reserva de pensión de la tercera parte de los frutosde la mesa episcopal de Guadalajara. El 6 de diciem-bre de 1771, desde Madrid, el Rey Carlos III, pormedio de su ministro interino en la Corte de Roma,presenta un real despacho ante su Santidad el PapaClemente XIV, para que acepte y conscienta la realpresentación y nombramiento para Obispo deGuadalajara. El 27 de enero de 1772 (no 1771 comopone por error la Bula) Su Santidad el Papa ClementeXIV firma la Bula.

El 19 de agosto de 1771 toma posesión comoObispo de la Santa Iglesia Catedral de Guadalajaray su Obispado, por poder dado al Sr. Dr. D. ManuelColón, Maestreescuela de dicha Catedral. Una vezmás tiene que repetir el doble juramento de fideli-dad al Papa y al Rey. En la Bula Papal se le manda

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hacer la profesión de fe y erigir un Monte dePiedad. Al hacerse cargo, sabe que pesa sobre losfrutos de su mesa episcopal la carga de una reservade pensión de 8,000 pesos, que ha de enviar a lapersona señalada por S.M. el Rey, en este caso alPríncipe de Sajona.

El 12 de diciembre de 1771 hace su entradasolemne como Obispo, en la ciudad de Guadalajara,de Nueva Galicia. Fray Antonio, que salió de Méridapara asistir en la ciudad de México al IV ConcilioProvincial Mexicano, ya no volvió a su sede episcopalyucateca, sino que desde México marchó aGuadalajara.

En 1771 la diócesis de Guadalajara comprendía elterritorio ocupado hoy por los Estados de Jalisco,Aguascalientes (parte), Alta California, BajaCalifornia Norte, Baja California Sur, Coahuila,Nayarit, Nuevo León (gran parte), San Luis Potosí,Colima, Zacatecas, Texas, Luisiana (parte), Sinaloa(algo), Guanajuato (algo), Golfo de México (parte).La extensión en kilómetros cuadrados sería 1’719,516.Tres veces y media la extensión de España.

En su actuación pastoral en Guadalajara puso sutalento, su dinero, su amor. Reflejan su actuaciónpastoral en todos los campos: culto, sanidad, cultu-ra, educación, vivienda, trabajo, defensa, apostola-do, urbanismo, libertad, moralidad, asistencia ele-mental y primaria en la pobreza, seminario, asilos,hospitales, hambre, sequía, misiones, ciencia, edu-cación de la mujer, beaterios, conventos, iglesias,artes, oficios, industria, obras morales, mejorasmateriales, fiestas.

Realizó las siguientes obras: Hospital Real de SanMiguel de Belén, Universidad, Santuario de NuestraSeñora de Guadalupe, Sagrario Metropolitano, Con-vento de Capuchinas, Beaterio de Santa Clara, Casade recogidas, Pavimentación de calles, Construcciónde navíos, Escuela de Primeras Letras en el barrio deNtra. Señora de Guadalupe, Creación de industrias,Asistencia a las víctimas del hambre en la peste de1786.

Aunque era imposible visitar toda la diócesis dadasu enorme extensión, sus intransitables caminos, suentrincado terreno, no obstante intentó visitar lo quepudo. Uno de los medios empleados para gobernar sudiócesis y ejercer su oficio de Padre y pastor fue el delos edictos, cartas, informes pastorales, en dondetrataba múltiples temas.

Su personalidad, cualidades y virtudes puedenconcluirse de la lectura de sus actividades, obras ydocumentos.

Su personalidad está marcada por su vocaciónreligiosa y por su caridad evangélica. Por ser religio-so dominico vivió la austeridad, el estudio y laoración; por tener caridad fue un hombre de Dios y unservidor de los hombres a quienes hizo siempre elbien, dándoles de lo que era suyo propio, llegando amorir en la pobreza total, organizando lo comunita-rio, consolando, animando, enseñando, instruyendo,visitando.

Fue inteligente sin destacar grandemente; fue sa-bio, pero con la sabiduría cristiana; fue maestro, perocon la ciencia de Santo Tomás; fue hombre bueno porsu bondad natural; religioso observante, cristianoejemplar, obispo eficaz.

La práctica y el ejercicio de cada una de lasvirtudes depende mucho de las circunstancias en quese vive y se actúa. En la vida de Fray Antonio hay dosetapas muy claras: la de religioso dominico en Espa-ña (1717-1762) y la de obispo (1763-1792). Engeneral se sabe muy poco sobre su actuación durantesu etapa de vida como religioso. Parece ser que erabuen dominico cumplidor con sus deberes y un buencristiano que vivía el evangelio desde el retiro de unconvento, practicando la austeridad, la soledad, laobservancia estricta de la regla dominicana, el silen-cio, la pobreza, la enseñanza, la oración, la humildad,el culto litúrgico.

El autor del Extracto del IV Concilio Mexicanodice que Fray Antonio Alcalde es un «hombre santo,humilde, humano, compasivo».

Repasando su actuación se observan en él lassiguientes cualidades y virtudes:

Destaca, por encima de todas, la caridad. Concre-ta, aplicada, útil, en servicio práctico del necesitado.Todas sus rentas episcopales fueron empleadas enlimosnas, donativos, hospitales, escuelas, universi-dades, pobres, conventos necesitados.

Muy unida a la caridad están la austeridad, lapobreza evangélica y el desprendimiento. Si pudodar tanto dinero para obras, limosnas, donativos yfundaciones es debido a su vida austera, pobre ydesprendida. Lo que recibía con una mano lo entrega-ba con la otra, sin dejar nada para él. El mismo FrayAntonio en su libro privado de Apuntes escribió:«Declaramos que ni al presente ni jamás tuvimos nitenemos alhaja alguna de oro, vajilla alguna de plata,ni láminas, ni ropa más que la precisa y ésa muypobre».

Su vestido interior era de manta, fabricada en elpaís, y la cama de que se servía era una zalea a raíz del

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suelo, y una tarima de cabecera en lugar de almohada,a la que añadía en la estación de invierno una toscafrazada, por único abrigo. La pobreza de su mesa fuesiempre la misma que cuando era simple Religioso;ayunaba escrupulosamente los siete meses del añoque prescribía la Regla de la Orden Dominicana, y nocomía otra cosa que legumbres y una que otra carnesimplemente cocida.

Quizá por haber estado dedicado tantos años a laenseñanza o porque comprendió la urgente necesidadde ello, o por auténtica caridad o celo pastoral,manifestó su preocupación por el estudio, la educa-ción y la cultura. Reformó su Seminario aumentan-do y mejorando la dotación de Cátedras. Envió a susseminaristas a adquirir títulos de bachiller, licencia-do, maestro y doctor a centros docentes competentes.Cooperó eficazmente en la erección de la Universi-dad de Guadalajara aportando 60,000 pesos. Para unaescuela pública de Primeras Letras en el barrio deGuadalupe, de Guadalajara, dio 11,000 pesos. Paradotación de diez plazas en los colegios de San Diegoy Santa Clara 10,000 pesos. Para cátedras en elColegio de San Juan Bautista 14,000 pesos. Animó ainstalar la primera imprenta en Guadalajara.

Otra de sus grandes virtudes es el cuidado pasto-ral. A sus 62 años, recorrer dos veces en seis años,toda su extensa diócesis de Yucatán, supone unenorme celo apostólico y pastoral. Administró elsacramento de la Confirmación a más de 250,000personas.

Otra de las virtudes practicadas es la sencillez.Basta que tomemos como ejemplo el modo de hacerla Visita General Pastoral de los distintos Curatos.Dice textualmente en su edicto de Guadalajara del 30de diciembre de 1775: «Advertimos a todos que no haycosa más reprobada en los sagrados cánones y conci-lios que las visitas sumptuosas e interesadas... estandoadvertidos nuestros Curas que no se excedan en algoen nuestro recibimiento, pues quedamos gustosos quesea con lo mismo que se sirven, sin solicitar colgadu-ras, como ni otros adornos de esta ciudad».

Una gran cualidad de que gozó es la ciencia queadquirió, demostró y transmitió. C. Carrillo le llama«distinguido filósofo, gran escriturario, profundo teó-logo». Sierra NavaLasa dice que es tomistísimo quegoza de fama de catequista, y le presenta entre losPrelados del Concilio como el de más alta talla enciencia eclesiástica.

Ciencia tuvo que tener ya que en el CapítuloProvincial de Toro es aceptado como Lector de

Teología y en el Capítulo Provincial de Benavente sele postula para el título de Maestro de Teología. El P.Fray Joseph Villas O.P., en las respuestas al Procesojustificativo e informativo para que el Papa le confir-mara como obispo, afirma: «es y ha sido reputado ytenido por uno de los Religiosos Doctos de estaProvincia (España entera) y como tal ha merecido losrespectivos grados de la Religión (dominicana)».

Otro valor moral es el sentido de justicia, delibertad y de dignidad humana. El proporcionarescuelas y universidades es uno de los mejores me-dios para hacer libres a las personas, a los pueblos, alas naciones, ya que el mejor campo para la esclavitudes la ignorancia.

Se quejó ante el Virrey de las vejaciones quesufrían los indios en la provincia de Tabasco y de quemuchos españoles tenían abandonadas a sus esposasen España.

En 1780 murió el deán de la Catedral de Guadala-jara, D. Baltasar Colomo y dejó a la Iglesia comoheredera de sus bienes. Cuando tuvo noticia FrayAntonio Alcalde que entre sus bienes se contaba conunos esclavos, propuso al Cabildo que inmediata-mente se les pusiera en libertad. Esto demuestra elrespeto a la dignidad de la persona que tenía. Hay quehacer notar que en aquella época se veía la esclavitudcomo una cosa natural.

Hay que hacer notar el valor humano de la cortesíaque para él se convertía en un detalle concreto de lacaridad.

Fray Antonio demostró su gran devoción a laVirgen María y, por hallarse en México, bajo laadvocación de Nuestra Señora de Guadalupe. Esco-gió esta festividad para consagrar en Mérida la SantaIglesia Catedral, el 12 de diciembre de 1763. Escogióesta fiesta para hacer su entrada como nuevo Obispode Guadalajara, el 12 de diciembre de 1771. Constru-yó el templo del Santuario de Guadalupe, inaugurán-dolo el 7 de enero de 1781. Todos los días rezaba elsanto rosario con los que convivían con él en supalacio episcopal.

Gozaba del sentido del humor y ejercitó el retiroy soledad propios del santo que durante el día entregasu tiempo, sus energías, su capacidad y su persona alprójimo y se reserva la noche para él y para Dios. Supalacio episcopal tenía siempre abiertas las puertasdurante el día para recibir a todos los que a élllegaban, pero a partir de las ocho de la noche, cuandolas campanas de Catedral daban el toque de ánimas,se cerraban las puertas del edificio al público y Fray

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Antonio se entregaba a la penitencia, a la oración, a lareflexión, al estudio.

Poseía dotes de adaptación, de saber estar, dediplomacia práctica. Siempre se llevó bien con todossus superiores, religiosos, eclesiásticos y civiles. Conlas autoridades civiles observó relaciones corteses ycordiales, teniéndole los Virreyes en buen conceptocomo Obispo.

Practicó durante toda su vida la virtud de la Fide-lidad. Fiel a la regla de Santo Domingo, fiel a ladoctrina tomista, procuró que siempre se conservarala ortodoxia católica, fiel alevangelio viviendo la pobre-za, la caridad, la limpieza decorazón, la paz, la justicia, lamansedumbre, la misericordia,la preocupación por los de-más, el luchar por extender elReino de Dios, fiel a la SantaMadre Iglesia con obedienciaciega al Papa.

Un componente de su ca-rácter era su connatural inge-nuidad.

La actividad de Fray An-tonio fue ejercida en dos eta-pas de su vida: la de religiosoen España y la de Obispo enAmérica. Como religioso suactividad tuvo tres campos: do-cencia, predicación y gobier-no de Conventos.

Como Obispo en Américahay que distinguir dos perío-dos: el de Yucatán y el deGuadalajara. Comparados en-tre sí, Guadalajara aventaja encuanto obra externa. Algunasobras eran de nueva fundación, otras eran ayuda a lasya creadas. En ocasiones aportaba sólo dinero, perocasi siempre ponía su trabajo personal dirigiendo,consolando, animando, sugiriendo, estimulando.

Toda la vida de Fray Antonio fue un continuohacer el bien, dejando muchas de sus obras de caridadperfectamente dotadas. Los efectos de sus obras erande gran alcance, no sólo en su presente sino parafuturas generaciones.

En el I Centenario de la muerte de Fray Antoniolos escritores y conferencistas dedicaron grandeselogios a su persona y a su obra. Se le llamó padre de

los huérfanos, providencia de los pobres y los enfer-mos. Se le reconoce como iniciador de la época másfloreciente de Guadalajara.

Hospital Real de San Miguel de Belén, enGuadalajara

Conmovido profundamente por tantos males cau-sados por la peste de 1786 y más apenado por la faltade recursos sanitarios para evitarlos, Fray Antoniopensó remediarlos con una generosidad admirable ypropuso al Sr. Presidente de la Real Audiencia deGuadalajara, Sr. Sánchez Pareja, construir a sus ex-

pensas y sin perjuiciodel Real Patronato unnuevo Hospital extra-muros de la ciudad,más sólido y más am-plio que el actual, ca-paz de alojar cómo-damente más de milenfermos de ambossexos. Además ofre-ció edificar iglesia, yconvento para los Re-ligiosos, y un campo-santo capaz de conte-ner cuantos cadáve-res ocurrieran en elHospital y en toda laciudad.

El 12 de febrerode 1788 Fray AntonioAlcalde en escriturapública hizo dona-ción de 154,000 pe-sos para la construc-ción de dicho Hospi-tal de Belén. Más tar-de daría más. El Ca-

bildo Secular cedió a Fray Antonio todo el terrenosuficiente para que se levantara el Hospital en quepudiera caber todo lo planeado.

El 27 de febrero de 1787 se comenzaron a abrir loscimientos del nuevo Hospital que comprendía 635metros de largo por 484 de ancho

El 3 de mayo de 1794, terminada la construcción,tuvo lugar la traslación del antiguo hospital al nuevo.Constaba el Hospital de siete salas, dispuestas enforma radial, dos nosocomios, uno para los hombresy otro para las mujeres, un departamento para labotica, un gran número de habitaciones para los

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empleados, celdas para los Religiosos, la iglesia y uncementerio

El costo total del Hospital ascendió a 275,000pesos, cantidad que pagó totalmente Fray AntonioAlcalde.

Universidad de GuadalajaraLa participación de Fray Antonio en la fundación

de la Universidad de Guadalajara es triple: de infor-mación, de animación y de colaboración económica.

El 3 de noviembre de 1774 dirigía el Rey una realcédula a Fray Antonio rogándole y encargándolerinda el informe sobre la fundación de la Universidadde Guadalajara, pedido a uno de sus antecesores.

El 17 de marzo de 1775 desde Guadalajara, envia-ba Fray Antonio el informe pedido por el Rey. Endicho informe expone la utilidad de fundar una Uni-versidad en Guadalajara apoyado en tres razones:muchos jóvenes dejaban de graduarse; otros arruinansus casas por los crecidos gastos de su viaje a Méxicoy su manutención en dicha ciudad; los aventajados porsu talento se quedan en México a ejercer su profesiónal terminar los estudios, ocasionando con ello granperjuicio a Guadalajara. Se ofrece como sitio para lapara la pretendida Universidad el Seminario Tridentino,también llamado Colegio de San José.

Con sólo informes no se hace una Universidad.Hacen falta personas capacitadas y animadas. Hacefalta un motor que anime y mueva voluntades yrecursos. Este fue Fray Antonio Alcalde.

La Universidad de México «se había opuestodecididamente a la proyectada fundación por consi-derar inútil, supuesto que ella bastaba para satisfacerlas necesidades intelectuales del país entero».

A Fray Antonio le tocó animar a aquel puñado depersonas que podían poner en marcha toda la maqui-naria necesaria para la fundación primero, y el fun-cionamiento después. El era consciente de los esfuer-zos realizados para intentar lograrla y de los resulta-dos nulos. Observó que el principal obstáculo era lafalta de dinero. La fundación de la Universidad costó95,298 pesos de los cuales Fray Antonio aportó60,000 pesos, 10,000 pesos el Cabildo Eclesiástico,10,000 el Sr. Arreola, 14,000 el Cango. Ruiz Conejeroy 1,298 por el rédito de todos ellos. Casi dos terceraspartes del costo total lo aportó Fray Antonio.

El 3 de noviembre de 1792 tuvo lugar la inaugu-ración de la Universidad. Todos los tapatíos estabangozosos de contar con ella. La alegría era inmensa ydesbordante. Faltaba a la inauguración el que la hizoposible: Fray Antonio Alcalde que había fallecido el

7 de agosto de 1792. Por sólo tres meses no pudo verla obra en que tanto celo intelectual manifestó y tantagenerosidad demostró.

Santuario de Nuestra Señora de GuadalupeMovido por su devoción a Nuestra Señora de

Guadalupe y deseando el crecimiento de la ciudadpor la parte norte, decidió construir un templo dedi-cado a ella. Fray Antonio bendijo y colocó la primerapiedra el 7 de enero de 1777. Cuatro años duró laconstrucción del Santuario, costando 240,835 pesos.El 7 de enero de 1781 bendecía el Santuario deNuestra Señora de Guadalupe con toda solemnidad,diciendo la primera misa el P. Fray Rodrigo Alonso,uno de los dominicos que siempre le acompañarondesde España. Anexo al Santuario hizo un camposan-to que bendijo e inauguró.

Sagrario metropolitano de GuadalajaraLos sucesos motivaron a Fray Antonio a dar 80,000

pesos para la construcción del Sagrario Metropolita-no de la Catedral de Guadalajara. Había una pequeñacapilla situada en el interior de la torre de la Catedralque estaba al norte de la fachada, que hacía las vecesde esta parroquia central de la ciudad y «que solocontaba con una miserable pieza para vivienda de unteniente de Cura, todo en tal mal estado que habiendocaído sobre el techo de este último recinto una almenade las que superaban las bóvedas de la Catedral, lohundió y puso el cuarto en estado inhabitable... al veresa necesidad, con fecha 12 de abril (1785) se dirigióal Cabildo, manifestándole que había un bienhechorque se ofrecía a construir a su costa una capilladecente, propia para el destino que tenía el Sagrario.La necesidad se hizo más apremiante cada día al verque amenazaba derrumbarse la torre de San Miguel,sobre la capilla construida en su hueco... Atendiendo,pues, a esa urgencia, el providente Fray AntonioAlcalde extendió escritura de donación de 80,000pesos a favor de esta construcción parroquial el 13 demayo de 1785, descubriéndose entonces la incógnitadel modesto benefactor».

Pero no pudo ver ni siquiera el comienzo de estaobra, que se inició en 1843, bajo la dirección delarquitecto D. Manuel Gómez.

Convento de CapuchinasEn Guadalajara siempre hubo necesidad de en-

contrar un convento donde pudieran ingresar aque-llas jóvenes que sintiéndose con vocación monásticacarecieran de bienes económicos con que pagar ladote reglamentaria. Doña Ana María Díaz, rica seño-ra de Guadalajara aportó cierta cantidad, y el Sr.

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FRUTOS DE SANTIDAD EN MEXICO

Obispo Martínez de Tejada prometió dar en cada añode su vida 4,000 pesos, pero solo llegó a dar en total6,900 pesos por su pronta muerte. La construccióndel Convento de Capuchinas bajo la regla de SantaClara tuvo lugar el año 1761.

La falta de recursos económicos produjo al Conven-to una situación angustiada. Afortunadamente llegó atiempo Fray Antonio Alcalde para socorrer a las nuevasreligiosas, «invirtiendo hasta 24,797 pesos en la fábricadel convento y en la manutención de las religiosas.Parece que la mayor parte de esa suma se empleó enlevantar el templo adscrito a ese monasterio».

En una estancia limítrofe con la parte delanteraizquierda de la iglesia, separado por una gran verjaque da al presbiterio, está el Coro de las MonjasCapuchinas. En este Coro, en la parte de la pared quesepara el Coro de la Iglesia, en una alacenita, existe unrecipiente cilíndrico de zinc de unos dieciséis centí-metros de alto por doce centímetros de radio. Dentrode él está el corazón de Fray Antonio Alcalde. En lapuerta de la alacena hay esta leyenda:

AQUÍ YACE EL CORAZÓN DEL ILUSTRISIMO Y REVERENDÍSIMOSEÑOR MAESTRO DON FRAY ANTONIO ALCALDE, Y BARRI-GA, DEL SAGRADO ORDEN DE PREDICADORES, DIGNÍSIMOOBISPO DE ESTA CIUDAD DE GUADALAJARA, EN DONDEFALLECIÓ A 7 DE AGOSTO DE 1792; Y SU CADÁVER ESTÁSEPULTADO EN LA PARROQUIA DE NUESTRA SEÑORA DEGUADALUPE DE ESTA MISMA CIUDAD.

El Beaterio de Santa ClaraBeaterio es una casa donde viven comunitaria-

mente y trabajan mujeres y doncellas que aspiran confrecuencia a la vida religiosa, las cuales, o por debi-lidad de su natural complexión, o por edad avanzada,o por no sentirse inclinadas a practicar las asperezasy penitencias corporales, no pueden entrar en lasreligiones en que se les obliga a esto.

Al llegar Fray Antonio fue informado de la exis-tencia de un beaterio, en que sin permiso ni requisitosdebidos, vivían en comunidad y ayudadas por sutrabajo cierto número de doncellas pobres para quie-nes colectaba limosna Marcos Flores. Fray Antoniomandó llamar a éste y le ordenó disolviera aquellacongregación que no se había fundado canónicamente.Pero Marcos le expuso sus razones y la necesidad deuna casa de recogimiento que no fuera colegio niconvento como los que ya había, sino un beaterio dejóvenes que queriendo vivir en clausura, no se consi-deraban capaces de soportar las austeridades de lavida religiosa ni la perpetuidad de sus votos, por loque Fray Antonio consintió que quedara como esta-

ba, dejando en libertad a Marcos Flores de seguirsosteniendo la casa como pudiera.

El establecimiento iba prosperando y el día 1° deenero de 1778 se abrió un colegio de internas, que sellamó más tarde de Santa Teresa. Se veía el Beateriode tanta utilidad pública que Fray Antonio no volvióa tratar de extinguirlo, sino que comenzó a proteger alas beatas o congregantes, enviándoles desde el 1 deenero de 1780, cada año, cien pesos como obsequiode pascua.

Con el fin de ver aumentada la barriada del San-tuario, Fray Antonio decidió que el Beaterio se muda-ra a finca frontera al Santuario. Se trasladaron el 26 deagosto de 1784: 40 hermanas y 44 colegialas. Desdeese día Fray Antonio les dio el nombre de «Congre-gación de Maestras de la Caridad y Enseñanza de laVisitación de Nuestra Señora de Guadalupe».

Otras ObrasOtras obras fueron: la creación de salas en el

hospital de San Juan de Dios para afectados porviruela que causó una terrible mortandad a fines de1779 y principios de 1780; la escuela de primerasletras en el barrio del Santuario.

El año de 1784 se distinguió por las pocas lluviaslo que ocasionó la pérdida de la mayor parte de lascosechas de maíz, y el 27 de agosto de 1785, despuésde una copiosa lluvia vino una helada tan intensa quehizo perder todas las sementeras. El 1785 comenza-ron a escasear los víveres pero en 1786 fue cuandomás se sintió el hambre, ya que subió tanto el preciode los alimentos que no estaban al alcance de lostrabajadores, de los indígenas y de los pobres.

El Ayuntamiento de Guadalajara, en noviembrede 1785, envió comisionados a todas partes paraproveer de maíz a la ciudad. Fray Antonio facilitó alAyuntamiento la cantidad de 100,000 sin rédito, sinplazo determinado y sin garantía de ninguna especiepara que comprase maíz y lo vendiese a los pobres aprecio moderado. También repartió 50,000 pesos alos Curas foráneos para que hiciesen siembras conobjeto de distribuir las cosechas entre tantos necesi-tados.

Los biógrafos describen a Fray Antonio en aque-llos azarosos días, a pie y con los ojos humedecidospor el llanto recorriendo los barrios; personalmenteasistía a los enfermos sin temor al contagio, y seacercaba a los moribundos o repartía alimentos, me-dicinas, abrigos y vestidos. Hizo que se abriera elHospicio de los pobres; que se instalara en el Colegiode San Juan; sostuvo en gran parte el gasto de las

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cocinas públicas abiertas en los barrios del Santuario,Analco y del Carmen.

En la década de los años 1780 Fray Antoniomandó construir en el barrio del Santuario 158 casas,que componía 16 manzanas, para entregarlas en rentaa las familias más necesitadas.

Ultimos díasEl 11 de julio de 1792 Fray Antonio ya debía

encontrarse muy mal puesto que la circular de esamisma fecha no la firma personalmente él, sino elVicario General.

El 21 de julio recibió el Sagrado Viático y laExtremaunción con asistencia del M.I. y V. Cabildo.La enfermedad fue agravándose cada día.

El 7 de agosto de 1792, a las cuatro de la mañana,en Guadalajara, Jal., entregaba su alma a Dios, des-pués de vivir en este mundo 91 años, 4 meses y 22días. En estos momentos estuvo acompañado porFray Agustín Soto, el fiel religioso dominico familiary mayordomo que siempre estuvo a su lado desde quesalió de España.

La fatal noticia de su muerte se dio al público lamisma mañana. El día 8, embalsamado el cadáver yrevestido con las sagradas vestiduras pontificales,puesto en el salón de su Palacio Episcopal, converti-do en capilla ardiente, bajo el rico dosel de terciopelosobre cojines de lo mismo con todo el aparato ypompa, comenzaron las comunidades de Religiosos,por turnos, a cantar cada una su oficio y Misa deRéquiem, celebrándose igualmente muchas misasrezadas al mismo tiempo en el propio Salón estamañana y la siguiente.

«Una hilada continua de doloridos fieles llenódurante varios días el salón principal y los corredoresdel palacio episcopal». «Los últimos sufragios ante elcadáver en la capilla ardiente fueron el 9 del mismomes, en la tarde».

El día 9 de agosto, por la tarde, concluido el Oficiode Difuntos por el Venerable Cabildo y Coro de laCatedral, se ordenó el acompañamiento o conduc-ción del cadáver desde el Palacio Episcopal hasta eltemplo parroquial y Santuario de Nuestra Señora deGuadalupe.

La comitiva funeraria se dirigió por la calle SantoDomingo al Santuario. Encabezaban las Cofradíasseguidas de las Terceras Ordenes de Santo Domingoy San Francisco con sus estandartes y cruces y vela enmano; iban a continuación las comunidades de Reli-giosos de Belén, San Juan de Dios, la Merced, elCarmen, San Agustín, San Francisco y Santo

Domingo; seguía el Colegio Seminario Conciliar,con su Rector y Catedráticos, luego el numerosoClero de la diócesis con sobrepelliz y los familiaresde Fray Antonio Alcalde, los Oficiales de la Curia conluto riguroso, el Coro de la Catedral; terminando elcuerpo eclesiástico con el venerable Cabildo quellevaba el cadáver en un rico féretro de terciopelonegro, alternándose a cargarlo el Clero y SagradasReligiones. Por detrás iba el M.I. Ayuntamiento de laCiudad con sus mazas enlutadas y un crecido númerode personas distinguidas; seguían los Sres. Ministrosde la Real Hacienda y de la Real Audiencia presididospor el Oidor Decano, todos con hachas de cera en lamano, yendo a continuación las Milicias Provincialescon cajas y armas a la funerala, cerrando el cortejofúnebre la carroza (estufa) de su Ilustrísima conve-nientemente enlutada y tirada por cuatro caballosnegros llevados por palafreneros.

Todas las calles adyacentes veíanse llenas dedolientes, que con verdadero pesar tributaban unúltimo homenaje de despedida y estimación al ancia-no respetable que bajaba a la tumba en medio delllanto de su grey.

Llegado el cadáver al Santuario se hizo el OficioExequial y terminado éste se colocaron los restosmortales en un nicho excavado en la pared del pres-biterio, al lado del evangelio. En el nicho figura elsiguiente epitafio, traducido del latín:

AQUI YACEN EN PAZ LAS CENIZAS DE QUIEN, PARA SIAUSTERO, PARA LOS DEMAS GENEROSO, LARGAMENTEPREPARO PARA DIOS CULTO, PARA LOS ENFERMOS MEDI-CINA, PARA NINOS Y NIÑAS EDUCACION, PARA LAS VIRGE-NES TUTELA, PARA EL PUEBLO VIVIENDAS, PARA TODOSCONSUELO EFICAZ. EL VENERABLE OBISPO I . D . D . F .ANTONIO ALCALDE. MURIO EL 7 DE AGOSTO DE MDCCXCII.

Las honras fúnebres y los solemnes funerales secelebraron en la Catedral de Guadalajara en los días9 y 10 de noviembre del mismo año 1792.

En los últimos años del siglo XVIII todavía eracostumbre que los señores Obispos dejaran al morirel corazón, la lengua, los ojos y el hígado a alguno delos templos, conventos o casas de misericordia quedurante su vida habían sido objeto de especial predi-lección.

La lengua estuvo algún tiempo en el templo deSanta Teresa. Los ojos en 1977 ya no se sabe dóndeestarían. El corazón se conserva en el templo deCapuchinas.

Parte del hígado, por donación expresa de FrayAntonio hecha días antes de morir, fue a parar alBeaterio de Santa Clara. �

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MARCO HISTORICO

El presente marco histórico general sobre losmártires mexicanos: Cristóbal Magallanes y 24 com-pañeros, ha sido elaborado de manera sintética en lorelativo a las circunstancias históricas que rodearonla vida y muerte de nuestros 25 mártires, pero seacompaña de estudios documentales anexos en loscuales se puede ampliar, fundamentar o profundizarmás en todo cuanto brevemente se va exponiendo enel antes dicho marco histórico.

Se abre con una cronología general de la historiacivil de México a partir de 1910, hasta 1938, etapaprincipal y la más grave del conflicto religioso en estepaís. Viene enseguida el presente Marco Históricogeneral, acompa-ñado de tres mar-cos históricos re-gionales, ya quesiendo Méxicoun país de casidos millones dekilómetros cua-drados, y organi-zado en Estadoso regiones autó-nomas, es obvioque el conflictoreligioso y la mis-ma persecucióntuvo matices di-versos, según elEstado de la República en que se estaba.

CRONOLOGIA GENERAL DE LAHISTORIA CIVIL DE MEXICO (1910-1938)

15 de abril de 1910: Siendo presidente constitucionalde la República Mexicana D. Porfirio Díaz, elpartido antirreelecionista se reune y nombrancomo Presidente a Francisco I. Madero, y comoVicepresidente a Francisco Vázquez Gómez.

7 de junio de 1910: Francisco I. Madero es aprehen-dido en Monterrey N. L., por orden del juez dedistrito de San Luis Potosí, S. L P., por azuzar alpueblo a la rebelión.

22 de julio de 1910: Francisco I. Madero queda librebajo fianza por 10,000 pesos y se convierte así enel caudillo de la Revolución.

6 de octubre de 1910: Sale Francisco I. Maderorumbo a Laredo, Texas, USA; días más tarde, enSan Antonio Texas, USA, difunde el «Plan deSan Luis».

20 de noviembre de 1910: Francisco I. Madero orga-niza el movimiento armado contra el presidenteconstitucional D. Porfirio Díaz.

14 de febrero de 1911: Es derrotado Francisco I.Madero por el general Samuel García, al querer

tomar la plaza de Casas Grandes, Chih.1 de abril de 1911: Dn. Porfirio Díaz, presidente de

México, en el Congreso de la Unión, anuncia quemandará a las Cámaras una iniciativa de ley parahacer efectivo el voto e implantar el principio deno reelección.

21 de mayo de 1911: Convenio de Ciudad Juárez,Chih.; Dn. Porfirio Díaz renunciaría, y el Presi-dente provisional sería el Lic. Francisco de Leónde la Barra.

15 de mayo de 1911: Renuncia a la presidencia de laRepública Mexicana el General Porfirio Díaz.

MARCO HISTORICO SOBRELOS MARTIRES MEXICANOS

Y DEL ARZ. FRANCISCO OROZCO Y JIMENEZCango. Lic. J. Jesús Jiménez. R. P. Dr. Luis Medina Ascencio S. J. Pbro. Lic. Armando González E.

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MARCO HISTORICO

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26 de mayo de 1911: Francisco León de la Barra tomala presidencia de la República Mexicana.

7 de junio de 1911: Francisco I. Madero llega a lacapital (México, D.F.).

10 de junio de 1911: Entrevista de Francisco I.Madero con el General Bernardo Reyes, en elCastillo de Chapultepec, México D.F.

27 de agosto de 1911: El Partido ConstitucionalistaProgresista designa como candidato a la Presi-dencia de la República a Francisco I. Madero ycomo Vicepresidente al Abogado José MaríaPino Suárez.

1 de octubre de 1911: Se efectúan las eleccionespresidenciales y triunfa Francisco I. Madero.

6 de noviembre de 1911: Francisco I. Madero asumeel poder.

28 de noviembre de 1911: Emiliano Zapata hacefirmar el «Plan de Ayala», por el cual, desconocea Francisco I. Madero.

9 de marzo de 1912: En Chihuahua, Chih., el «Plan dela Empacadora» acusa a Francisco I. Madero dehaber falseado el «Plan de San Luis» S.L.P:; lodesconoce y convoca a una revolución de princi-pios.

4 de julio de 1912: Caen las fuerzas de BernardoOrozco.

9 de febrero de 1913: Comienza la llamada «Decenatrágica», en la ciudad de México, D.F.

15 de febrero de 1913: El Embajador de USA enMéxico; Sr. Henry Lane Wilson y varios diplo-máticos exigen a Francisco I. Madero la renun-cia. El los rechaza.

18 de febrero de 1913: Primer intento para asesinar aFrancisco I. Madero.

19 de febrero de 1913: Renuncian a la presidencia deMéxico, Francisco I. Madero y José María PinoSuárez.

22 de febrero de 1913: Muerte de Francisco I. Maderopor intrigas de Victoriano Huerta, Félix Diaz yHenry Lane Wilson.

Marzo de 1913: Victoriano Huerta asume el podercomo Presidente de la República Mexicana.

26 de marzo de 1913: Venustiano Carranza se levantaen armas y da a conocer el «Plan de Guadalupe»por el que desconoce a Victoriano Huerta.

2 de diciembre de 1913: El Presidente Wilson, deU.SA, anuncia que no hay perspectivas de paz enAmérica hasta que Victoriano Huerta renuncie.

9 de abril de 1914: Un buque de guerra americano seaproxima a la playa de Tampico, Tamps.,infraccionando sus tripulantes la soberanía mexi-cana.

21 de abril de 1914: Desembarcan tropas norteame-ricanas en Veracruz, Ver.

15 de julio de 1914: Victoriano Huerta renunciacomo Presidente y marcha al extranjero.

13 de agosto de 1914: Se firman los «Tratados deTeoloyocan» que ponen fin a la usurpación.

1 de octubre de 1914: Convención Revolucionaria.10 de octubre de 1914: Comienzan las sesiones.17 de octubre de 1914: Francisco (Pancho) Villa

asiste personalmente al Teatro Morelos.26 de octubre de 1914: Se presenta la caravana

zapatista, y al día siguiente entran al TeatroMorelos.

Abril-Julio 1915: Fuertes batallas entre Alvaro Obre-gón y Pancho Villa en Celaya, Gto., León, Gto.,y Aguascalientes, Ags.

1915-1916: Pancho Villa invade territorio norteame-ricano, atacando Columbus, Nuevo México,USA.

14 de septiembre de 1916: Venustiano Carranzadecreta la elección de diputados para el CongresoConstituyente.

30 de noviembre de 1916: Queda instalada la Mesadirectiva del Congreso Constituyente, presididopor el Lic. Luis Manuel Rojas en el teatro Iturbi-de de Querétaro, Qro.

1 de diciembre de 1916: Apertura del período desesiones del Congreso Constituyente en la ciu-dad de Mexico, D.F.

5 de febrero de 1917: En Querétaro, Qro., se promul-ga la Constitución de la República Mexicana porDn. Venustiano Carranza.

11 de marzo de 1917: Venustiano Carranza resultaelecto Presidente Constitucional de México.

1 de mayo de 1917: En la ciudad de México toma elpoder Venustiano Carranza como Presidente deMéxico.

10 de abril de 1919: Es asesinado Emiliano Zapata alacudir a la entrevista con Guajardo, en la Hacien-da de Chinameca, Mor.

1 de junio de 1919: Alvaro Obregón lanza su candi-datura para la presidencia de la República Mexi-cana en Nogales, Son.

21 de marzo de 1920: Se inicia la campaña «Bonillista»

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MARCO HISTORICO

23 de abril de 1920: Estalla la lucha, al firmarse el«Plan de Agua Prieta» que acusa a VenustianoCarranza de impositivo y de violar la soberaníade los Estados, y se designa como Presidente aAdolfo de la Huerta.

7 de mayo de 1920: Venustiano Carranzase desplaza a Veracruz, Ver.

21 de mayo de 1920: Es asesinadoVenustiano Carranza en un pobladode Tlaxcalantongo, Pue., por solda-dos del general Rodolfo Herrero.

24 de mayo de 1920: Se reúne en México,D.F. el Congreso de la Unión pararatificar el nombramiento de Presi-dente substituto de la República Mexi-cana al Sr. Adolfo de la Huerta.

1 de junio de 1920: En México D.F. tomaposesión del cargo de Presidente deMéxico el Sr. Adolfo de la Huerta.

28 de julio de 1920: Rendición de PanchoVilla gracias a la mediación del Ing.Elías L. Torres.

5 de septiembre de 1920: Es elegido Pre-sidente Constitucional de México elGeneral Alvaro Obregón.

1 de diciembre de 1920: Alvaro Obregónen México D.F. inicia su gestión pre-sidencial y coloca como Secretario deGobernación a Plutarco Elías Calles.

14 de noviembre de 1921: Explota unabomba en el altar de la Basílica de Guadalupe deMéxico, D.F. Bomba que colocó Luciano Pérez.Esto agitó al pueblo.

11 de enero de 1923: Mons. Ernesto Filippi, Delega-do Apostólico, coloca la primera piedra del mo-numento a Cristo Rey en el cerro del Cubilete,Silao, Gto., lo cual le gana la expulsión del país.

26 de julio de 1923: Asesinato de Pancho Villa en laCalle Gabino Barreda en Hidalgo de Parral,Chih.

1 de diciembre de 1924: Asume la presidencia deMéxico Plutarco Elías Calles.

21 de febrero de 1925: Plutarco Elías Calles ponecomo Patriarca de la Iglesia Católica Mexicana alpadre Joaquín Pérez, con sede en la Iglesia de laSoledad, México D.F.

Enero de 1926: El Arz. de México, José Mora y delRío, decreta la suspensión de cultos para laciudad de México, D.F.

15 de agosto de 1926: Se produce el primer hechoviolento en Chalchihuites, Zac. contra el Gobier-no de México.

28 de octubre de 1926: Enrique Gorostieta es designa-do primer jefe del Ejército Nacional Libertador.

23 de junio de 1927: El partido Nacional Antirre-eleccionista designa como candidato a la presi-dencia Arnulfo R. Gómez, que se rebela contra elgobierno.

6 de noviembre de 1927: Arnulfo R. Gómez esfusilado en el cementerio de Teocelo, Ver.

1 de julio de 1928: Alvaro Obregón es elegido comoPresidente de México. Debería tomar posesión el1º de diciembre de 1928.

18 de julio de 1928: En el restaurante «La Bombilla»,en San Angel, D.F., es asesinado Alvaro Obre-gón por José de León Toral.

28 de septiembre de 1928: El Congreso se reúne paraelegir un Presidente provisional de México. Eselegido Emilio Portes Gil.

1 de diciembre de 1928: Emilio Portes Gil inicia sugobierno como Presidente de la República.

4 de marzo de 1929: Emilio Portes Gil apoya lainiciativa de constituir el partido político más

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MARCO HISTORICO

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poderoso: «El Partido Nacional Revoluciona-rio». Convenios entre Emilio Portes Gil y lalglesia Católica Mexicana representada por losExcmos. Sres. Arzobispos Pascual Diaz yLeopoldo Ruiz.

21 de julio de 1929: Se reanudan los servicios de laIglesia en la mayor parte de los Estados.

5 de febrero de 1930: Pascual Ortiz Rubio asume laPresidencia de la República Mexicana.

28 de agosto de 1931: Se expide la ley federal deltrabajo.

3 de septiembre de 1932: El Congreso elige, deacuerdo con Plutarco Elías Calles, al GeneralAbelardo Luján Rodríguez como Presidente dela República.

30 de noviembre 1934: Lázaro Cárdenas toma elpoder como Presidente Constitucional de México.

8 de enero de 1935: Ley sobre la educación socialistaen las escuelas.

1937: El Excmo. Sr. D. Luis Ma. Martínez es promo-vido al Arzobispado de México, fue él quienllega a pacificar México.

MARCO HISTORICO GENERAL SOBRE LOSMARTIRES MEXICANOS: CRISTOBALMAGALLANES Y 24 COMPAÑEROS1.- Antecedentes de la persecución religiosa en

México (1821-1910).En 1821 el virreinato de la Nueva España se

convirtió en un país independiente, que ya en 1823elegía como sistema político el de RepúblicaDemocrática.

En la naciente República se constataban diver-sos grupos, así: la población civil toda ella católi-ca; el clero de la Iglesia, decidido a conservar elcarácter cristiano de la sociedad; los activistaspolíticos que comenzaban a dividirse según lastendencias que seguían; los representantes deintereses extranjeros, especialmente de Europa yNorteamérica, que a través de la masonería,influían en las capas altas de la sociedad mexica-na, sobre todo en las dirigentes.

De 1823 a 1830 la Legislación fue favorable a lasituación de la Iglesia, la cual vivía incluso en unrégimen de privilegio. Pronto, sin embargo, las ten-dencias políticas se fueron fortaleciendo, cristalizán-dose en dos grupos crecientemente antagonistas: LosLiberales y los Conservadores. Diversas razones oca-sionaron que el Clero, en su mayoría, siguiera la

causa de los políticos Conservadores, en la medidaque respondía mejor a la realidad concreta de laNación y a los derechos de la Iglesia.

Esta postura hizo de los Liberales, enemigos de laIglesia, quienes trabajaron insistentemente en treslíneas: a) Reducir la Iglesia a una situación servildesde la legislación; b) Suprimir la base económicade la Iglesia; c) Debilitar hasta donde fuera posible suinfluencia social.

Después de varios años de inestabilidad general,de luchas civiles, guerras y contingencias, triunfó elpartido liberal en 1867, gracias al apoyo recibido deNorteamérica, imponiéndose al país una legislaciónque, en materia religiosa, era en verdad persecutoriay la cual venía sólo a justificar por el derecho lo queya de hecho se había realizado a saber, el expolio detodos los bienes eclesiásticos y la supresión de losderechos legales de la comunidad católica; en cuantoa debilitar su influencia en la sociedad, la tarea seríaaún muy extensa, pero ya se hallaban en el país losprimeros misioneros Protestantes.

No obstante la situación de la Nación, urgía labúsqueda de la pacificación, la cual no se lograríamanteniendo a la Iglesia bajo presión. Paulatinamentelas leyes antirreligiosas dejaron de aplicarse producién-dose la situación que, de hecho, aún hoy perdura (1987),una Iglesia legalmente perseguida, pero de hecho no.

Esta tendencia se fortaleció ampliamente durante elPorfiriato, en que, si no de derecho, si de hecho laIglesia gozó de amplias libertades, y hasta privilegios,robusteciendo su situación de manera proverbial.

2.- La Revolución Mexicana (1910-1938).La Dictadura Porfirista logró un gran progreso

material a costa del empobrecimiento de obreros ycampesinos, y de la supresión de factores del régimendemocrático del país, circunstancias que, a la larga,produjeron una fuerte reacción opositora que crista-lizó en la llamada Revolución Mexicana (1910-1930).El origen del movimiento fue, pues, de carácterinminentemente social, pero no así su desarrollo;distingamos sus etapas.

3.- Etapa de Francisco I. Madero (1910-1913).Francisco I. Madero substituyó a Porfirio Díaz en

la presidencia del país; si bien era espiritista, no eraanticatólico. Afiliado a la masonería en Norteaméricapor intereses políticos, nunca mostró enemistad paracon la Iglesia. Fue asesinado en 1913 por un generalambicioso que aprovechó el descontento y la desilu-sión del pueblo ante la ineptitud de Francisco I.Madero para cumplir con sus promesas.

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4.- Etapa de Victoriano Huerta (1913-1915).Victoriano Huerta fue el general que asesinó a

Francisco I. Madero con diversos pretextos, estable-ciendo un llamado «gobierno de transición», comple-tamente caótico; esta circunstancia desató una nuevaguerra civil y una época llamada del «Caudillismo».Victoriano Huerta tampoco mostró enemistad paracon la Iglesia.

5.- Etapa del Caudillismo (1913-1938).Es la etapa más larga y conflictiva de la Revolu-

ción Mexicana. A la cabeza de ella se halla la figurade Venustiano Carranza, que ya planeaba derrocar aFrancisco I. Madero. Se le adelantó Victoriano Huerta,y entonces contra éste lanzó su movimiento desde elNorte de la República. Otros caudillos convergieronen esta lucha que, de la reivindicación de los idealesde Francisco I. Madero se convirtió en una lucha porel poder. Esta nueva guerra necesitaba, además, de«culpables», es decir, de pretextos para el saqueo y lavenganza; entraron en acción numerosos ideólogosque durante el Porfiriato se habían ido formando ycuyo signo era el carácter «jacobino», férreamenteanticlericales. Se debe notar, por otra parte, que notodos los caudillos de esta etapa se dejaron influir portales ideólogos, así en el caso de Emiliano Zapata,uno de los líderes más puros de la revolución, GeneralPascual Orozco, y General Francisco Villa.

6.- Etapa de Venustiano Carranza (1915-1920).Muy otro fue el caso de Venustiano Carranza que,

aunque católico, fue más fuerte en él la ambición delpoder y el manejo político. Venustiano Carranzaencabeza un movimiento contra Victoriano Huerta,como ya se ha dicho, que pronto catalizó las diversasfuerzas operantes en el país. Triunfante, se vió en-cumbrado a la cima del poder, y como primer respon-sable de dar a la nación una nueva carta constitutiva.Esta situación le hizo el blanco de todos los interesesen torno, que buscaban influir en él para lograr finesde facciones o elevar a rango constitucional suspropias ideologías. Se han destacado, en lo que alproblema religioso se refiere, tres corrientes de in-fluencia sobre Venustiano Carranza y sobre el am-biente político en México entre 1915-1917:

a) El liberalismo jacobino que, aletargado un tantodurante el Porfiriato, había venido adquiriendo cadavez mayor incremento, especialmente bajo la in-fluencia del ideólogo Gabino Barreda.

b) El protestantismo norteamericano, que ofrecíaabundantes recursos económicos a condición de po-der penetrar en el país, y llevaba aparejada por otra

parte la oferta del reconocimiento diplomático deVenustiano Carranza por parte de Norte Américacosa muy estimada por todos los caudillos que sediscutían el poder.

c) La Masonería, que ya desde 1823 venía traba-jando en México a nivel de la política hasta adquirirun verdadero poder de decisión y promoción de susafiliados, y siempre en actitud hostil para la Iglesia.

Venustiano Carranza, el político, debía conciliaren su gobierno estos movimientos, utilizarlos para suprovecho y controlarlos. Debía evitar que malosentendidos con estos agentes le produjeran conflictosy la eventual pérdida del poder.

Por otra parte, la conducta permisiva de VenustianoCarranza durante los años de lucha contra VictorianoHuerta (1913-1915) le había dado la provechosafama de anticlerical y perseguidor, por más que en suforo interno estuviese muy lejos de serlo por convic-ción.

Este juego de Venustiano Carranza traerá comoconsecuencia el que los legisladores, avocados aestablecer una nueva Constitución política, actúenlibremente ya desde la composición misma de losConstituyentes, entre los cuales, la voz dirigente latendrán los anticlericales y acabarán rebasando lasmismas «prudencias políticas» de VenustianoCarranza que debió finalmente firmar esa nuevaconstitución, la más anticlerical que había tenidoMéxico y que en este punto para nada respondía a losintereses de la comunidad mexicana ni tenía que vercon los ideales originales del movimiento revolu-cionario.

La publicación de esta Constitución inició unanueva etapa de la persecución religiosa, si hasta ahorala persecución había sido más bien caótica y anárqui-ca, ahora tendrá visos de legalidad, no se tratará, diránlos políticos, de «perseguir ninguna religión, sinosimplemente de hacer respetar la Constitución».

7.- Etapa de Alvaro Obregón (1920-1924).Como era de suponerse, en la difícil guerra de los

caudillos, pronto se eclipsó la estrella de VenustianoCarranza, quien fue asesinado cuando huía de México(Mayo de 1920). El nuevo triunfador fue el GeneralAlvaro Obregón y sus «obregonistas». Como resulta-do de unas muy dudosas «elecciones», Alvaro Obre-gón ocupó la presidencia del país de 1920 a 1924.Alvaro Obregón era un hombre práctico y sagaz, noquería desempeñar el papel de perseguidor. Pero porotra parte, para llevar adelante el plan de las logiasmasónicas, del protestantismo norteamericano y del

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liberalismo jacobino, se dio a la tarea de preparar elcamino para una persecución dura e implacable. Paraello empleó dos medios: a) Fortalecer en todos losEstados de la República el poderío de las organiza-ciones obreras y campesinas, que en sus manos signi-ficaría un gran poder político y una gran fuerza en lafutura persecución. b) El otro medio fue seguir unapolítica tortuosa para conocer a fondo la fuerza realde los católicos. Por lo indicado pudieron PlutarcoElías Calles y Luis N. Morones dar un gran auge a losorganismos obreros.

La llamada política tortuosa, algunos la han llama-do «política de buscapiés». Esto significa que sesuelta una acción y se espera a ver las consecuencias.No se trataba aún de una persecución abierta y directacontra la Iglesia, para ello se necesitaba codificarpenalmente los artículos persecutorios de la Consti-tución, seguir pues un proceso jurídico que se pensa-ba era todavía prematuro, antes había que «tantear» elterreno.

La Iglesia por su parte, a través del Episcopado,había expresado abiertamente su inconformidad conlas leyes de la Constitución de 1917, ya que atentabancontra su misma existencia, provocando una fuertereacción por parte del gobierno, que en principio nopasó de declaraciones agresivas, a la aplicación in-mediata y general de las controvertidas leyes. Enprevisión de lo futuro, también la Iglesia buscó elfortalecimiento de la feligresía, alentando las organi-zaciones laicales, especialmente los organismos de laAcción Católica, promoviendo aún más el fervorreligioso, organizando congresos eucarísticos,congresos agrícolas, semanas sociales. festivi-dades religiosas, iniciativas para robustecer elalma cristiana del pueblo y su fidelidad. A cadauna de estas medidas el gobierno siempre res-pondió con acciones tortuosas, especialmente enaquellas regiones donde el catolicismo era másfuerte y compacto, como era el caso de los Esta-dos de Jalisco, Colima, Michoacán, México yGuanajuato.

Abandonados los primeros intentos de reglamen-tar las leyes persecutorias, durante el gobierno deVenustiano Carranza, el período de Alvaro Obregónfue el de ensayos aquí y allá, agresiones a la vida dela Iglesia, boicoteos a la iniciativa de los fieles y suspastores. Iniciado ya el período presidencial de Alva-ro Obregón, el primer acto religioso que provocó granentusiasmo y fervor, y al que asistió un numerosocontingente de obispos y arzobispos, fue la corona-ción pontífica de la imagen de Nuestra Señora de

Zapopan, en la Catedral de Guadalajara, celebrada el18 de febrero de 1921; ya durante la preparación, el6 de febrero, estalló una bomba en la puerta delArzobispado de México D.F., y poco después delevento, estalló otra en el Arzobispado de GuadalajaraJal. Alvaro Obregón, que bien sabía el origen de estosatentados, los atribuyó a la intemperancia de loscatólicos y nada hizo.

El 11 de mayo de 1921, obreros pro-comunistassubieron a las torres de la Catedral de Morelia, capitaldel Estado de Michoacán, e izaron la bandera rojinegra;luego entraron a la Iglesia y apuñalaron una imagende la Virgen de Guadalupe. Los fieles organizaronuna manifestación pacífica de protesta la cual fuedisuelta a tiros. Hubo muertos y heridos. AlvaroObregón culpó a los manifestantes.

El 21 de noviembre de ese mismo año 1921 sepuso una bomba en el altar de la Virgen de Guadalupeen su Santuario de México, D.F. Se comprobó lacomplicidad de las autoridades políticas, pero nadase hizo para castigar a los culpables.

El lº de mayo de 1922, una turba de socialistasatacó la casa de la A.C.J.M., en la ciudad de México,D.F., cometiendo diversos atropellos. Alvaro Obre-gón culpó de nuevo a los mismos católicos.

El 13 de enero de 1923 se bendijo la primerapiedra del Monumento Nacional de Cristo Rey, en elcerro del Cubilete, en el estado de Guanajuato. Lahizo el Delegado Apostólico, Mons. Ernesto Filippi.Alvaro Obregón lo expulsó inmediatamente del país.

El 12 de septiembre del mismo año 1923, ellíder Luis N. Morones hizo celebrar, en la capitalde México el primer matrimonio socialista. Secelebró en presencia de los dirigentes de la CROM(Confederación Revolucionaria de Obreros Mexi-canos). Al acto se le hizo una enorme propagan-da. Los obreros asistentes portaban banderasrojinegras.

Se entendió cómo el manejo que hacía el gobiernode las organizaciones obreras estaba dando el resul-tado esperado.

(MEYER J., La Cristiada, T.2, Avatares de unconflicto, Ed. Siglo XXI, México 1974).

Ya para terminar el período gubernamental deAlvaro Obregón, en octubre de 1924, se celebró, congran entusiasmo del pueblo católico, el Primer Con-greso Eucarístico Nacional. Fue solemnísimo y llenode fervor. Se hostilizó su celebración. Se prohibió elque la procesión final con el Santísimo se sacara fuerade la catedral de México, D.F. y en la fiesta de

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clausura, en la que se presentaba el «Divino Narciso»de Sor Juana Inés de la Cruz, se cortó la energíaeléctrica, de manera que no se pudo llevar a cabo. Alterminar el Congreso, Alvaro Obregón ordenó alProcurador de Justicia de la República, D. EduardoDelhumeau, consignar el Congreso íntegro; es decir:a prelados y asistentes al Congreso, ordenó, además,la destitución de todos los empleados públicos quehubieran tomado parte en el Congreso. Por todas lasmanifestaciones hostiles presentadas por el gobier-no, el pueblo hizo manifestaciones de protesta.

Quedaba comprobado que podían golpear impu-nemente al catolicismo mexicano, pues las protestaspacíficas para nada le interesaban al gobierno. Asíse presentó la política tortuosa contra la Iglesia delPresidente Alvaro Obregón. Habían conocido lareacción de los católicos. Habían ido preparándosepara la embestida fuerte, con que intentarían des-truir la Iglesia Católica en México, la que se llevaríaa cabo en el período gubernamental de PlutarcoElías Calles.

8.- Etapa de Plutarco Elías Calles (1924-1928).Al llegarse el tiempo de cambio de gobierno, por

terminar el período de Alvaro Obregón, se presentó lacandidatura del General Plutarco Elías Calles. Lostres hombres fuertes de Sonora Adolfo de la Huerta,Alvaro Obregón y Plutarco Elías Calles, habían de-terminado ir ocupando la presidencia. La había ocu-pado Alvaro Obregón, le tocaba ahora a PlutarcoElías Calles.

Era el hombre decidido a llevar a cabo los planesde destrucción de la Iglesia en México. Desde elprincipio, para engañar, echó mano de la ilógicadistinción entre clero y religión. En su campañaelectoral, en el teatro Ocampo de Morelia, Mich.,decía Plutarco Elías Calles, el 11 de mayo de 1924:«Dicen mis enemigos que soy enemigo de las religio-nes y de los cultos, y que no respeto las creenciasreligiosas. Yo soy un liberal de espíritu amplio, quedentro de mi cerebro me explico todas las creenciasy las justifico, porque las considero buenas por elprograma moral que encierran. Yo soy enemigo de lacasta sacerdotal, del cura intrigante, del cura explota-dor, del cura que pretende tener sumido a nuestropueblo en la ignorancia, a merced del explotador deltrabajador. Yo declaro que respeto todas las religio-nes y todas las creencias, mientras los ministros delculto no se mezclen en nuestras contiendas políticascon desprecio a nuestras leyes, ni sirvan de instru-mento a los poderosos para explotar a los desvali-dos».

Es evidente, según lo manifiestan los hechos, queel presidente Plutarco Elías Calles había determinadoacabar con la Iglesia Católica en México. Así lovieron los contemporaneos: Lo proclama, con brío, elprimer Obispo de Huejutla, Excmo. Sr. D. JoséManríquez y Zárate, en su sexta Carta Pastoral, del 6de marzo de 1926: ... «La intención (del Gobierno) esacabar, de una vez y para siempre, con la ReligiónCatólica en México». «...El jacobismo mexicano hadecretado dar muerte a la Iglesia Católica en nuestropaís, arrancar de cuajo, si posible fuera, de la socie-dad mexicana toda idea católica».

Un autor contemporaneo de los acontecimientos,afirma: «...El Tirano odia a Jesucristo: de ello seufana... Quiere raer del suelo mexicano el nombre deCristo». También es claro, que ese propósito no nacióen el curso de su administración, sino que llegaba a lapresidencia con él ya bien arraigado. De inmediato sedio a la tarea de llevarlo a cabo, lo que apareceevidente por los sucesos.

9.- Intento de Cisma (1925).Un poco más de dos meses después de haber

tomado posesión de la presidencia, las autoridadesciviles favorecieron la formación de una Iglesia Cis-mática en México, una Iglesia separada de Roma. Eraun golpe mortal, sin duda, para la Iglesia Católica enMéxico. Así debieron calcularlo; sólo que fracasó. El21 de febrero de 1925, un grupo de hombres armados,tomó el templo de La Soledad, en la capital del país,uno de los templos más antiguos de la ciudad deMéxico, D.F. El grupo arrojó fuera al sacristán y losfieles que estaban con él. Poco después llegabaun sacerdote acompañado de policías vestidos deciviles y se apoderaba del templo, proclamándose«Patriarca de la Iglesia Católica Mexicana». Elllamado Patriarca era en verdad un sacerdote, depoco talento y dudosa conducta, llamado JoaquínPérez. Con la toma del templo de La Soledad,daban él y otros dos sacerdotes que se le asociaron,por fundada la Iglesia Cismática. Como era nacional,al establecerse en el templo católico, dieron aviso alPresidente Plutarco Elías Calles para que los confir-mara en lo actuado. Cuando los fieles supieron que eltemplo de La Soledad había sido entregado a sacerdo-tes cismáticos, lo defendieron como les fue posible,arrojando fuera a los intrusos. Ningún fiel los aceptó.

Aún cuando se hicieron proposiciones halagüeñasa los sacerdotes del país, ninguno se les agregó. ElGobierno, para aparentar una conducta imparcial,clausuró el templo al ver el comportamiento de loscristianos. A los cismáticos les dio otro templo, el de

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Corpus Cristi (México, D.F.). Los fieles hicieron elvacío a los cismáticos. Ni uno sólo se les paró en eltemplo. Los dos sacerdotes que se habían asociado alllamado «Patriarca Pérez», Agustín Mojica y ManuelMonge, se arrepintieron después y lo abandonaron.El empeño de establecer una Iglesia Cismática enMéxico fracasó rotundamente.

Temiendo los fieles que otros templos fueran acaer en manos de los cismáticos, los defendieron.Montaron guardias, tanto en la Capital como en losEstados, frente a los principales templos para evitar-lo.

10.- Acusaciones contra los Señores Obispos(1925)

En el mismo mes de febrero de 1925, un reporterodel periódico «El Universal», pidió al Excmo. Sr.Arzobispo de México, D. José Mora y del Río, unaentrevista. El Prelado la concedió y el reporterointerrogó sobre la Constitución de 1917. El Arzobis-po manifestó que el Episcopado Mexicano sosteníala misma opinión que habían manifestado los obisposcontemporaneos de dicha Constitución: Que era unaConstitución, en varios artículos, antricristiana y porello impracticable e inaceptable en México. En elperiódico se publicó la entrevista alterando radical-mente las declaraciones y haciendo decir al Arzobis-po mexicano que «Los obispos y los católicos engeneral combatirían determinados artículos de laConstitución».

Lo publicado, quizás maliciosamente alterado,violentó al Presidente Plutarco Elías Calles, quienconsignó el Arzobispo al Procurador General deJusticia, bajo el cargo de «haber injuriado a las leyesdel país para excitar a la revuelta». El cargo desoliviantar a los fieles era por el verbo «combatir»,aparecido en el reportaje, pero no lo había usado elPrelado. El Excmo. Sr. Mora y del Río fue procesado,asignándole por cárcel su palacio episcopal. Pocodespués, el Procurador de Justicia declaró que nohabía delito que perseguir, en el caso del Arzobispo.Se ve que el presidente Plutarco Elías Calles buscabalos menores motivos para perseguir a los preladoscatólicos, aún con falsas atribuciones.

11.- Expulsión de sacerdotes extranjeros (1925-1926).

Bajo la proclama de hacer cumplir la Constitu-ción, prosiguió la persecución de varias maneras. Unprimer paso fue contra los sacerdotes extranjeros. LaConstitución de 1917 pide que «para ejercer en Méxicoel ministerio de cualquier culto, se necesita ser mexi-

cano por nacimiento». Por ello se dio el Gobierno a latarea de encontrar sacerdotes extranjeros y, sin mira-miento alguno, arrojarlos fuera del país, con la mayorviolencia. Para comprobar, en lo posible lo anterior,basta leer la siguiente relación contemporanea de lossucesos: «En el templo de San Hipólito de México,D.F., oían a los fieles en confesión tres sacerdotesespañoles, Misioneros del Corazón de María. En losámbitos del templo se escucha, de pronto, ruido dearmas. Los fieles aterrorizados se encuentran frente ala fuerza armada, que en el mismo recinto sagradocoge a los sacerdotes y, sin permitirles siquiera ir a lasacristía a dejar los sobrepellices, sin darles tiempopara sacar de sus casas, ni un libro, ni un papel, nisiquiera el sombrero, los sacan de la lglesia, los hacensubir en un automóvil, los hunden en los encharcadossótanos de la inspección de policía, de ahí al ferroca-rril a Veracruz, a un vapor, y al extranjero...! Estapesadilla se realizó también con otros sacerdotes».(Como escribe el historiador Negueruela en su estu-dio sobre la persecución religiosa en México, yacitado).

La violenta persecución contra el clero extranjerose llevó a cabo sin reposo. En abril de 1926 habíandesterrado de México a más de doscientos sacerdo-tes, la mayor parte españoles.

12.- Reglamentación de las leyes persecutorias,especialmente de educación (1926).

El siguiente paso de la acción persecutoria delpresidente Plutarco Elías Calles fue contra la obraeducativa de la Iglesia, como también contra su obrasocial ejercida en favor de los necesitados. En julio de1926 se publicó la Reglamentación de la ley sobreColegios Particulares. Reglamentación que se enca-minaba a normar la vigilancia para que fuera laica laeducación, entendiéndose esto por anticatólica; queno se tuviera en los edificios y nombre de Colegios,señal alguna religiosa; que los directores y maestrosno fueran ministros de culto. Era para hostilizar lapoca ingerencia que había logrado la Iglesia Católicaen el campo educativo. La reglamentación autorizabaque si no se obedecía los artículos de ella, los colegiosparticulares, podían ser clausurados. El gobierno sededicó a eso sin previa averiguación sobre irregulari-dades y de la manera más violenta. Se ve que el planera cerrar los colegios. «Unas horas después (dehaberse dado el decreto) -nos informa un testigo-,más de cincuenta colegios de la capital de la Repúbli-ca, que trabajaban sujetos al programa oficial y coninspección, se encontraron con la fuerza armada a lapuerta de las aulas. Al frente de aquellos soldados

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amenazadores, iba un agente confidencial de Gober-nación, quien, sin presentar orden ninguna, ni menosdictada por juez ninguno, sin identificarse siquiera,imponía la clausura del establecimiento».

Sobre la manera de proceder, en la clausura, bastacitar un caso de muchísimos que se dieron: «En elColegio de la Visitación, de Coyoacán, (Mexico,D.F.) en el que la Superiora era la Madre Ma. Sampley estaban otras religiosas norteamericanas, se ordenala rápida evacuación del edificio. Las profesoras,sorprendidas, buscan desoladas mozos de cuerda quesaquen el mobiliario posible. Los agentes del gobier-no prohiben terminantemente la entrada de varones aledificio. Entonces las alumnas y otras distinguidasdamas, se dedican, en medio de sollozos, a la rudatarea de cargar muebles, mientras los jefes de laescolta, impasibles se solazan frente a sus víctimas.La prensa de México, D.F. publicó fotografías delatropello. En plena calle quedan hacinados las escul-turas religiosas, escritorios, sillas, estantes, colcho-nes y batería de cocina que las débiles alumnas nopueden transportar más lejos. Entretanto, el agenteprepara burlescamente los sellos que ha de fijar en laspuertas».

El mismo autor informa: «En el término de unoscuantos días iban ya cerrados a viva fuerza cuarentay nueve colegios, en la sola ciudad de México, D.F.,y una semana después, de todas las principales ciuda-des de la República, llegaban mensajes de angustia enque se denunciaban los atropellos cometidos contrala ley, en el afán de hacerla cumplir; (...) se habíanclausurado 157 colegios hasta el 17 de febrero (de1927)».

13.- Contra las obras de beneficencia (1926).Después de los colegios católicos, la acción

persecutoria se extendió también, sin que de ellotrataran las leyes, contra algunas obras de beneficen-cia. Se clausuraron algunos asilos católicos, con lamisma arbitrariedad y violencia que se había hechocon los colegios.

14.- «La Ley Calles». Las reformas del códigopenal (14 junio 1926).

El acto persecutorio definitivo contra la Iglesia enMéxico, lo constituyó la promulgación de «las refor-mas al Código Penal», también llamada «Ley Ca-lles», decretada el 14 de junio de 1926 y que sepondría en ejecución el 31 del mismo mes. Esta ley,expedida bajo el número 515, establecía graves san-ciones a los infractores de los artículos, 3, 5, 27 y 130de la Constitución. Consta de 33 artículos, ordenadoscontra la Iglesia. No siendo posible incluir aquí todo

el texto de esa ley por su extensión, ofrecemos unbreve resumen que nos parece suficiente.

Los delitos penados son:- Ejercer actos de culto sin ser de nacionalidad mexi-

cana (Art.1º).- Realizarlos sin autorización de la autoridad civil (Se

indica lo que se considera acto de culto) (Art. 2º).- Enseñar religión en la escuela primaria, aunque la

escuela sea particular (Art.3º).- Que un ministro de culto abra escuela o enseñe en

ella (Art.4º).- Establecer escuelas primarias particulares no suje-

tas a vigilancia oficial (Art. 5º).- Emitir votos religiosos (Art.6º).- Inducir a votos religiosos (Art.7º)- Incitar en acto de ministerio al desconocimiento de

leyes o instituciones políticas (Art. 8º).- Emplear la amenaza o la fuerza contra la autoridad

pública o sus agentes (Art.9º).- Críticas hechas por un ministro de culto (Art. 10º).- Asociación de ministros de culto con fines políticos

(Art. l1º).- Revalidar estudios confesionales (Art. 12º).- Comentarios de asuntos políticos hechos por prensa

religiosa (Art.13º y 14º).- Emplear palabras de confesión religiosa en la for-

mulación de agrupaciones políticas (Art.l5º).- Reuniones de carácter político en los templos

(Art.16º).- Actos religiosos fuera de los templos (Art.17º).- Usar, fuera de los templos, sotana o hábito religioso

(Art. 18º).- Descuido de avisar al gobierno haberse hecho cargo

de un templo (Art. 19º).- Se concede acción pública para denunciar las faltas

y delitos a que se refiere la presente ley (Art.20º).- Que las asociaciones religosas, denominadas igle-

sias, adquieran, posean o administren, por sí o porinterpósita persona, bienes rústicos o capitales so-bre los mismos (Art.21º).

- Destruir, menoscabar o causar perjuicios a templos,obispados, casas curales, seminarios, conventos ocualquier otro edificio de procedencia religiosa,pues todos son propiedad de la Nación (Art.22º),cuyas autoridades (federales, estatales o municipa-les) deben vigilar el cumplimiento de los artículosprecedentes o exponerse a las penas correspondien-tes (Arts. 25º-33º).

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Por esta «Ley Calles», no sólo se prohibía a lossacerdotes extranjeros ejercer el ministerio, sino tam-bién a los nacidos en México se les ponía trabas,siendo los aceptados por la Constitución. Determina-ba esta «Reforma al Código Penal», que las autorida-des de los Estados debían indicar el número deministros de culto, según las necesidades locales, quedebía haber; igualmente quienes lo podían ejercer.Por consiguiente, todo el clero debía registrarse yluego esperar la aprobación de la autoridad civil paraejercer su ministerio. Los sacerdotes eran considera-dos como profesionistas sujetos en su ejercicio sacer-dotal al parecer del Gobierno. Para el cumplimientode esta disposición, se ordenaba que todos los tem-plos se pusieran bajo la vigilancia de una junta devecinos, que harían cumplir las anteriores disposicio-nes. La misma autoridad civil podía substraerlos delservicio para el que los fieles habían construído lostemplos, según le pareciera.

Ciertamente, todas las anteriores disposicioneshacían imposible la vida de la Iglesia. Igualmente ladestruían. Con ellas se hacía inútil la presencia delObispo; él también tenía que esperar la aprobación deun sacerdote por la autoridad civil, para destinarlocomo responsable de una comunidad católica. No senecesitaba la Jerarquía. La Iglesia se desfiguraba, esdecir, se destruía.

15.- Reacción de los Obispos (1926).Frente a situación tan difícil, el Episcopado

Mexicano se veía precisado a tomar alguna decisiónextrema. Las protestas quedaban en el aire, sin que elgobierno las tomara en cuenta, a no ser para presionarmás. El Arzobispo de Morelia, Mich., protestó contrael cierre de escuelas. Nadie hizo caso. El Obispo deTacámbaro, Mich. levantó la voz al clausurarse suSeminario. Tampoco se atendió. Todo el Episcopadomandó una carta pastoral colectiva, haciendo ver alos fieles los injustos procedimientos del gobiernocontra sacerdotes extranjeros y escuelas particulares,orientándolos frente a la situación persecutoria de lalglesia. (Tenía fecha de 21 de abril de 1926). ElGobierno se enfureció y la Carta fue denunciadaa la autoridad judicial, lo mismo que los diarios yperiódicos que la publicaron. Se consideraba crimi-nal. De ninguna manera tomó en cuenta el Gobiernosu verdadero contenido.

Ahora había que tomar algún camino máspresionante que la sola protesta o las solas palabras.Con autorización del Santo Padre Pio XI, el caminoque encontraron los Obispos Mexicanos para protes-tar, fue la suspensión del culto público. Con una

nueva Carta Pastoral Colectiva, los Obispos Mexica-nos comunicaron al pueblo fiel, la decisión tomada.Se firmó el 25 de julio de 1926, cinco días antes deque entrara en vigor la Ley Calles que sería la mismafecha asignada para iniciar la suspensión de cultos.

Citamos algunos párrafos de esa Carta PastoralColectiva:

«...Ante la Humanidad Civilizada, ante la Patria yante la Historia, protestamos contra ese decreto.Contando con el favor de Dios y con vuestra ayuda,trabajaremos para que ese Decreto y los artículosantirreligiosos de la Constitución sean reformados yno cejaremos hasta haberlo conseguido...».

«En la imposibilidad de continuar ejerciendo elministerio sacerdotal sagrado según las condicionesimpuestas por el Decreto citado, después de haberconsultado a Nuestro Santísimo Padre, Su SantidadPio XI, y obteniendo su aprobación, ordenamos quedesde el día treinta y uno de julio del presente año,hasta que dispongamos otra cosa, se suspenda entodos los templos de la República el culto público queexija la intervención del sacerdote».

«Os advertimos, amados hijos, que no se trata deimponeros la gravísima pena del entredicho; sino deemplear el único medio de que disponemos al presen-te, para manifestar nuestra inconformidad con losartículos antirreligiosos de la Constitución y lasleyes que los sancionan».

«No se cerrarán los templos, para que los fielesprosigan haciendo oración en ellos. Los sacerdotesencargados de ellos se retirarán de los mismos, paraeximirse de las penas que les impone el Decreto delEjecutivo, quedando por lo mismo exento de dar elaviso que exije la ley».

«Dejamos los templos al cuidado de los fieles, yestamos seguros que ellos conservarán con toda soli-citud los santuarios que heredaron de sus mayores, olos que, a costa de sacrificios, construyeron y consa-graron ellos mismos para adorar a Dios».

«...Doloroso es por demás para nuestro paternalcorazón, vernos obligados a tomar disposiciones tangraves, de las cuales asumimos la exclusiva respon-sabilidad. Mas, por lo dicho hasta aquí, comprende-réis que no podemos observar otra línea de conducta.Confiad en nosotros, amados hijos, como nosotrosconfiamos en vuestra lealtad inquebrantable, y todosconfiamos en Dios».

16.- La suspensión de cultos (31 julio 1926).Todos los sacerdotes obedecieron la determina-

ción de sus Obispos. El 31 de julio de 1926, por

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primera vez en México, después de más de cuatro-cientos años, se suspendió el culto público en todoslos templos del país. Los sagrarios se quedaron vacios;los templos desolados sin sacerdotes. Se sentía yvivía un duelo nacional, puesto que más del noventapor ciento de la población era católica. El primero deagosto, era domingo, no se celebraron misas en todoel país.

17.- Discusión con el Gobierno (1926).Habían dicho los Obispos Mexicanos que trabaja-

ban con empeño para que el Decreto de Calles y lasleyes anticatólicas fueran reformadas. Así fue. Elprimero de septiembre de ese año de 1926 se abrieronlas sesiones de la Cámara de Diputados. El 6 delmismo mes, los Obispos Mexicanos enviaron a ellasun Memorial, forjado con sólidas reflexiones enapoyo de la demanda para que se reformaran las leyesanticatólicas de la Constitución y los decretos dima-nados de las mismas leyes. El Memorial iniciaba así:

«En ejercicio del derecho de petición garantizadopor el artículo 80 constitucional y atendiendo a lainvitación que se ha servido hacernos al efecto el C.Presidente de la República, venimos a demandar ennombre del pueblo católico de México, la derogaciónde algunas disposiciones de la Constitución Generalvigente, y la reforrna de otras, con el propósito deponer término al actual conflicto religioso; deobtener para los católicos mexicanos la libertadde su Iglesia; de purgar la Constitución de preceptoscontradictorios e injustos que, por una parte declaranque el Estado ignora la realidad religiosa de nuestropaís, y, por otra, la limitan y organizan con normas deesclavitud; y de poner de acuerdo, en bien de México,la ley constitucional y los postulados de la civiliza-ción».

El memorial pasó a una comisión del Congresopara que lo estudiara, cuyo fallo fue presentado el 21de septiembre del mismo año. Este era, que no teníalugar la petición y, por consiguiente, debía desecharse.Lo anterior por la razón siguiente: Los Excmos.Señores D. José Mora y del Río y D. Pascual Diaz,que firmaban el Memorial en nombre del EpiscopadoMexicano y del pueblo católico, no eran ciudadanos.Por consiguiente, no podían presentar petición algu-na al Congreso, ya que esta facultad la concede el Art.80. constitucional sólo a los ciudadanos. No gozabande la ciudadanía porque la habían perdido, puesto queésta se pierde, conforme al Artículo 37, párrafo III dela misma Constitución, por comprometerse, en cual-quier forma, ante ministros de algún culto, o antecualquier otra persona, a no observar la presente

Constitución o las leyes que de ella emanen. Con-cluían los diputados de la Comisión Dictaminadora:Los Señores Mora y Díaz, se encuentran en este caso,pues han declarado públicamente, haciendo alarde deello, que no observan, ni observarán la presenteConstitución, de acuerdo con el Pontífice Romano.Han caído, pues, bajo la sanción citada, perdiendo sucalidad de ciudadanos mexicanos.

Además, insistían los dictaminadores, deberechazarse la petición, porque, no sólo se pide lareforma de algunos artículos constitucionales, sinoque ataca la base misma liberal de la Constitución.Por consiguiente, «la sóla naturaleza de la solicitudindica la necesidad de desecharla de plano».

No obstante el anterior fallo, aparentando impar-cialidad, pero en el fondo con deseos de manifestarmás pasionalmente su pensamiento, se llevó la discu-sión a la Cámara de Diputados. Se discutió en lassesiones del 22 y 23 del mismo septiembre de 1926.Fue una discusión llena de gritos, siseos, aplausos yun sinúmero de vituperios a la Iglesia Católica y susministros. Nada de reflexión profunda. En ello quedóel Memorial de los Obispos Mexicanos. El Periódico«Excelsior» hacía el siguiente comentario sobre lasesión del Congreso que lo había discutido: «... Nossentimos obligados a protestar contra semejanteespectáculo que por su intemperancia nos llenade vergüenza».

18.- La Liga Defensora de la Libertad Religiosa(1925-1928).

Era evidente que, ni los obispos, ni los sacerdotes,por la vía legal, alcanzarían algo frente al Gobierno.Los católicos seglares de México, tomaron entoncesel puesto que les correspondía para actuar en defensade su Iglesia. Las circunstancias eran difíciles, sinduda.

Desde el 14 de marzo de 1925, cuando aparecíanlos primeros síntomas persecutorios, se estableció, aimpulso y propuesta de los seglares católicos mexica-nos, sin que directamente interviniera la autoridadeclesiástica, una organización que se denominó LigaDefensora de la Libertad Religiosa. Fue extendién-dose en todo el país y aglutinando en sus filas algunasotras organizaciones que había en México entonces.Se formó un Comité Central para unificar y regir suactividad y se fueron estableciendo, en cada Estadode la República, un Delegado Regional, y en cadaciudad un Jefe Urbano. Desde el primer momento laLiga Defensora de la Libertad Religiosa, se dispuso aluchar. En su primera proclama, afirmaba: «Se nos hallamado al combate, se nos obliga a ello con persecu-

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ciones ingentes y tiránicas; lamentamos la guerra,pero nuestra dignidad ultrajada y nuestra fe persegui-da nos obliga a acudir para la defensa al mismoterreno en que se desarrolla el ataque. Esta es la únicamanera de que obtengamos libertad y de que se noshaga justicia; y para esto, precisamente, se funda laLiga Nacional de Defensa Religiosa».

Cuando el Memorandum de los Obispos, pidien-do la reforma de los artículos constitucionales y leyesanticatólicas fue rechazado por la Cámara de Diputa-dos, basados en que los solicitantes habían perdido laciudadanía, los seglares juzgaron ser el momento deintervenir ellos. Prepararon un Memorial solicitandolas mismas reformas a la Cámara de Diputados, elcual, no obstante la acción persecutoria contra lospromotores, fue firmado por más de dos millones deciudadanos. Los firmantes no eran mujeres, ni jóve-nes menores de veintiún años, sino hombres adultos.En pocos días, en todo el país, había podido la Ligarecabar ese alto número de firmas.

El Memorandum, con todas las firmas, fue a pararal sesto de los papeles, sin que los representantes delpueblo, prestaran atención a lo solicitado por elmismo pueblo.

19.- El bloqueo económico (31 de julio a noviem-bre 1926).

Los fracasos no desalentaban a los católicosmexicanos. Infundíales, por el contrario, brío nuevo.Los dirigentes de la Liga determinaron tomar uncamino presionante para que el Gobierno abandonarasu actitud persecutoria contra la Iglesia Católica. Esamedida fue un bloqueo económico, que se llamóboycot. La naturaleza y método del bloqueo lo mani-festaba la misma Liga, en una circular, dada el 14 dejulio de 1926.

Vamos a transcribir algunos párrafos de ese docu-mento: «El propósito de esta campaña es crear, en lanación entera, un estado de intensa crisis económica,que obligue al Gobierno a hacer cesar la situación deopresión legal en que vive la Iglesia Católica ennuestra patria».

Marcaba el programa de acción de la manerasiguiente: «Este bloqueo consistirá en la paralizaciónde la vida social y económica, por los medios gene-rales siguientes:A) «Abstención de dar anuncios y comprar aquellos

periódicos que se opongan a esta acción o no lepresten su apoyo. Se entenderá como falta deapoyo el silencio. Por lo que respecta a losperiódicos de la ciudad de México, no se proce-

derá contra ellos, sino por determinación expresade la Liga».

B) «Abstención de hacer compras que no sean indis-pensables para la subsistencia de cada día, porejemplo, no comprar artículos de lujo y en loposible de vestir; suprimir lo superfluo, comoson golosinas, frutas, nieve, refrescos, etc., y aúnen artículos de primera necesidad, no adquirirsino lo indispensable».

C) «La mayor abstención posible del empleo devehículos, especialmente de los particulares, yen caso indispensable, elegir los menos costo-sos».

D) «Abstención de concurrir a toda clase de diversio-nes, tanto públicas como privadas: teatros, cines,bailes, paseos, etc».

E) «Limitación del consumo de energía eléctrica».F) «Abstención completa de comprar billetes de

lotería».G) «Abstención total de concurrir a las escuelas

laicas».

No obstante las medidas tomadas por el Gobiernocontra los promotores del bloqueo económico, éste sepudo dar a conocer en todo el país. Se puso a caminary tuvo buenos resultados, sobre todo en los munici-pios y en la capital del país y ciudades másgrandes. Mas se aflojó después. Se dice que elpueblo no estaba preparado para soportar lasprivaciones y sacrificios que el boycot exigía. Así queno fue tan eficaz como se planeaba y al poco tiempose dejó de insistir en él.

Fue entonces cuando el mismo pueblo fiel, sinque interviniera directamente el clero, decidiódefender su libertad religiosa, por medio de lasarmas y se levantó una guerra de guerrillas quellamaron movimiento cristero.

20.- La Jerarquía Eclesiástica ante la resisten-cia armada (desde fines 1926 a 1929).

El movimiento cristero fue una protesta desespe-rada de los católicos mexicanos contra la acciónpersecutoria de la Iglesia, emprendida por el gobier-no del Presidente Plutarco Elías Calles. Ese movi-miento no fue promovido por la Jerarquía; fue total-mente emprendido por los laicos. Estos buscaron elapoyo de los pastores, el que se dio en parte, y de muydistinta manera, lo que produjo división dentro de laJerarquía, en el asunto del apoyo a la lucha armada.Aún cuando todos, prelados y sacerdotes, estaban deacuerdo en resistir las leyes impías contra la Iglesia,tenían diversas posiciones frente a la situación y,

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sobre todo, frente a una defensa armada. Eso los hacíadisentir sobre el modo de resistir la acción persecutoriadel Gobierno. Este sabía bien la fuerza que significa-ba la acción de los sacerdotes, por su influencia en elpueblo. Por ello, el Gobierno puso en acción medidasencaminadas a desmembrar la Iglesia, como el cismay la misma Ley Calles. Pero fracasó del todo. Lossacerdotes permanecieron fieles y unidos a sus obis-pos. Cuando entró en vigor la Ley Calles y losobispos, como resistencia extrema, determinaronsuspender el culto público, todos los sacerdotes acep-taron la determinación y se unieron a sus obispos. Semenciona sólo una excepción, la del Padre DimasAnguiano, párroco de Alvarado, Ver., que se sometióa la Ley Calles, mandó una carta de aceptación alPresidente y este le envió una felicitación.

Durante la resistencia pacífica, a la acciónpersecutoria del Gobierno, todo el clero la apoyó. Lohizo respecto del boycot, ya que había sido aprobadopor los obispos. Algunos sacerdotes participaronabiertamente en su promoción, aunque desde la clan-destinidad. Nadie del clero se opuso. El comporta-miento de los sacerdotes, se pone en claro en unvolante, de fines de 1926, repartido por la LigaNacional Defensora de la Libertad Religiosa, dondese decía: «Se trató de hacer apóstatas a nuestrossacerdotes, de hacerlos cismáticos, de apartarlosde la obediencia del Papa; prefirieron todo, aúnquedar en la miseria y ser perseguidos. ¡Cuántosmotivos de acción de gracias!».

En cuanto a la actitud que tomaron los sacerdotes,frente al movimiento armado de los fieles, contra elgobierno, hubo muy diversas posiciones. De ellas seofrece el siguiente cuadro:

Los Sacerdotes en tiempo de la Cristiada:De los cuatro mil sacerdotes que había entonces en

México, se pueden hacer los siguientes cálculos delas diversas posiciones que tomaron:

a) Sacerdotes activamente hostiles a loscristeros: 100

b) Abandonaron sus parroquias rurales yse fueron a vivir a las ciudades: 3745

c) No abandonaron el campo, por lo quesu cura de almas favoreció a loscristeros ocasionalmente: 110

d) Activamente favorables a los cristeros:40

e) Combatientes: 5

a) Los sacerdotes hostiles al movimiento arma-do, fueron pocos, y trabajaron de distinta manera paraimpedirlo. De ellos se quejaba el General Gorostieta,jefe militar del movimiento: «El principal problemaha sido y sigue siendo, eludir la acción nociva y fatalque en el ánimo del pueblo provocan los actos cons-tantes de nuestros obispos y la más directa y desorien-tada que realizan algunos señores curas y presbíteros,siguiendo los lineamientos que a ellos señalan susprelados». Estos sacerdotes hablaban contra el movi-miento armado o hablaban a los fieles para disuadirlosa levantarse en armas, la mayor parte de las veces, conefectos eficaces.

b) Abandonaron sus parroquias rurales y sefueron a vivir a las ciudades.

Al multiplicarse los levantamientos armados, te-miendo el Gobierno el influjo de los sacerdotes entrelos campesinos, tomó la política de limpiar el campode sacerdotes. Les ordenó, entonces, que se concen-traran en las ciudades. Todo sacerdote encontrado enel ambiente rural se consideraba como sedicioso, ycomo tal, se castigaba y hasta se ejecutaba. Estoaclara la razón por la cual la mayor parte del clerorural dejó el campo y se refugió en las ciudadess yalgunos se fueron al extranjero; en las grandes ciuda-des se concentró más del 90% de los sacerdotes. Estossacerdotes, si bien no se oponían claramente al movi-miento armado, tampoco lo favorecían. Permane-cían ajenos al movimiento cristero.

c) No abandonaron el campo, por lo que su curade almas favorecía a los cristeros ocasionalmente.

«Mons. Francisco Orozco y Jiménez, Arzobispode Guadalajara, aunque estaba en desacuerdo con lalucha armada, había pedido a sus sacerdotes quepermanecieran en sus puestos para no abandonar asus feligreses. Pero después de la muerte de variossacerdotes y habiéndose intensificado la persecu-ción, les permitió marcharse a quienes quisieran. Encambio, él mismo les dió el ejemplo de amor a surebaño, metiéndose en el campo a seguir atendiendola diócesis, sin mezclarse con el movimiento armado.Alrededor de 80 sacerdotes siguieron su ejemplo ypermanecieron en el campo, a pesar de la orden delGobierno de abandonarlo.

Se calcula en 110 los sacerdotes que permanecie-ron en el campo, firmes en su ejercicio sacerdotal.Estaban escondidos, celebraban la Santa Misa y ad-ministraban los sacramemos en diversas casas parti-culares, por la noche o en la madrugada. Los fieles loscustodiaban. Acudían en busca de servicios religio-sos caravanas de fieles. Estos sacerdotes vivían con-

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tinuamente amenazados por el Gobierno, en constan-te peligro de ser ejecutados, y muchos de ellos paga-ron con su vida el atrevimiento de permanecer con losfieles y ejercer su ministerio. No favorecían directa-mente el movimiento cristero. Algunos prestaronauxilios sacramentales a los cristeros cuando lo soli-citaban.

d) Sacerdotes activamente favorables a loscristeros.

Fueron los capellanes del movimiento y algunossacerdotes que intervinieron en la promoción y orga-nización de levantamientos armados.

Alrededor de quince sacerdotes, voluntariamente,sirvieron de capellanes a los cristeros. Otros sacerdo-tes desempeñaron un papel importante en la promo-ción y organización del movimiento armado, pero nofueron numerosos.

e) Sacerdotes combatientes.Los sacerdotes alistados en el ejército cristero

fueron muy pocos. Dos párrocos alcanzaron un altogrado militar y fueron jefes; ellos fueron el PadreAristeo Pedroza, Párroco de Ayo el Chico, Jal., quellegó a General y el Padre José Reyes Vega, Párrocode Tototlán, Jal., Teniente Coronel. Ambos llegarona esos grados por sus propias habilidades militares.Otros tres sacerdotes fueron combatientes, el P.Carranza, Párroco de Tlachichila, quien dirigía ungrupo de diez hombres y los Padres LeopoldoGálvez y Pérez Aldape, que eran simples solda-dos. Fueron los únicos, en todo el país, en tomar lasarmas.

Los obispos en la Cristiada:Los obispos mexicanos, aún cuando no promovie-

ron el movimiento armado, tampoco lo condenaron;manifestaron a los fieles el derecho que les asistía,según la doctrina católica, a rechazar, aún con lafuerza, al injusto opresor. Se dieron distintas posicio-nes de los obispos mexicanos frente al movimientoarmado. Estas fueron:

a) Favorables al movimiento.De los 38 Obispos que había entonces en México,

tres fueron, clara y abiertamente, favorables al movi-miento armado. De varias maneras lo manifestaron ypublicaron. Ellos fueron el Excmo. Sr. D. José Ma.González Valencia, Arzobispo de Durango, Dgo.;Mons. D. Leopoldo Lara y Torres, Obispo deTacámbaro, Mich. y Mons. D. José de Jesús Manríquezy Zárate, Obispo de Huejutla, Hgo.

Hubo otros Obispos que, aunque abierta y directa-mente no favorecieron el movimiento armado, defen-dieron su licitud y hablaban de ello siempre que habíaoportunidad. Los principales fueron: Mons. JoséMora y del Río, Arzobispo de México, D.F.; Mons.Miguel de la Mora, Obispo de San Luis Potosí,S.L.P.; y Mons. Emeterio Valverde y Tellez, Obispode León, Gto.

b) Neutrales frente al movimiento.Algunos de los Prelados se conservaron indiferen-

tes, sin manifestarse a favor o en contra del movi-miento armado. Reprobaban la persecución y mani-festaban el convencimiento de que una verdaderasolución no resultaría de la guerra fratricida.

c) Posición de pastores a toda costaDos de los Prelados, Mons. D. Francisco Orozco

y Jiménez, Arzobipo de Guadalajara, Jal. y Mons. D.Amador Velasco, Obispo de Colima, Col. manifesta-ron apego a una resistencia pasiva y a la resistenciaactiva no violenta. Su manera de reaccionar frente almovimiento armado, manifiesta una conducta clarade pastores. No porque los demás prelados no latuvieran, sino porque en éstos es clara y nítida.

d) Opuestos al movimiento.Algunos obipos mexicanos se opusieron clara-

mente al movimiento armado. Trabajaron en susdiócesis para evitarlo.

Se dieron grados en la oposición que no fuecompletamente uniforme. Los Prelados que se opu-sieron fueron: Mons. Antonio Guizar Valencia, Obis-po de Chihuahua, Chih.; Mons. Francisco BanegasGalván, Obispo de Querétaro, Qro.; y Mons. OthónNuñez, Arzobispo de Oaxaca, Oax.

Aparece tal oposición en la Carta Pastoral delExcmo. Sr. Obispo de Querétaro, Qro. expedida en1926; ideas que repitió en otros documentos: «Ruegoencarecidamente a los católicos que, cualquiera quesean los acontecimientos que ocurran, relacionadoscon el orden religioso, se abstengan en lo absoluto detoda manifestación y de formar cualquier grupo oreunión que pudiera considerarse como tal. La defen-sa de los derechos, que juzgaren que se les violen,pueden hacerla legalmente por escrito y guardando eldecoro debido a las autoridades». Algunos otrosobispos mexicanos tomaron la misma línea de oposi-ción, aunque menos radical. Tales fueron Mons. JoséMaría Echeverría, Obispo de Saltillo, Coah.; MonsUranga, Obispo de Cuernavaca, Mor.; Mons. RafaelGuízar, Obispo de Veracruz, Ver.; Mons. Corona,Obispo de Papantla, Ver.; y Mons. Fulcheri, Obispo

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de Zamora, Mich. «Todos estos prelados no cambia-ron de opinión; desde el principio se opusieron a laacción armada, y su posición se fue reforzando en elcurso de los acontecimientos».

Aquí termina el «Cuadro Histórico General co-mún de los Mártires Mexicanos», hecho por los tresperitos en Historia de la Arquidiócesis de Guadalajara(P. Medina Ascencio S. J; Cango J. Jesús Jiménez; P.Armando González). La principal fuente de datos esel trabajo del perito en Historia Pbro. Félix MartínezDomínguez en su escrito presentado en la Sess. XVdel Proceso P. Chihuahua del 16 de julio de 1987, pp.419-445, intitulado: «Resumen histórico de la perse-cución religiosa en Chihuahua» 1910-1937.

Para continuar la cronología de los hechos locompletamos hasta 1937, para explicar en qué senti-do «mejoró» la situación de la Iglesia en México, almenos parcialmente, y también en favor de la causadel S. de D. 21: Pedro Maldonado, sacrificado el 11de febrero de 1937.

21.- La muerte violenta de Alvaro Obregón (17de Julio 1928)

Con el levantamiento de los cristeros tuvieron quevenir las represalias de parte del Gobierno, y la saña delos perseguidores se recrudeció. Los Obispos se vierondesterrados, los sacerdotes proscritos e inumerablesmártires (sacerdotes, religiosos y laicos) atestiguancon su sangre su fidelidad a Cristo y a su Iglesia.

Esta situación se vio recrudecida cuando al finali-zar el período presidencial de Plutarco Elías Calles, elgeneral Alvaro Obregón lanzó su candidatura a lapresidencia de la República; hecho que motivó aalgunos a pensar que la solución al problema estabaen la eliminación de los principales oponentes a laIglesia: Plutarco Elías Calles y Alvaro Obregón. Asíel 13 de noviembre de 1927, Alvaro Obregón sufre unatentado y el 17 de julio de 1928, siendo ya presidenteelecto, es asesinado. Con esta situación PlutarcoElías Calles queda como jefe máximo y continúadesplegando su fuerza brutal contra la Iglesia.

22.- El Período presidencial de Emilio PortesGil. Los «Arreglos» (1° de diciembre 1928 al 5 deenero 1930).

Al desaparecer Alvaro Obregón, es designadopresidente provisional de la República el Lic. EmilioPortes Gil que toma posesión el 1° de diciembre de1928.

En marzo de 1929 estalló en el noroeste de laRepública la rebelión que encabezaba el General JoséGonzalo Escobar (Rebelión Escobarista); inmediata-

mente se designó como Secretario de Guerra al Gene-ral Plutarco Elías Calles. Escobar se apoderó deMonterrey N.L, pero pronto declinó la rebelión.

En junio de 1929 se iniciaron las pláticas con elEpiscopado Mexicano, que culminaron con «el arre-glo» del conflicto religioso.

Este estado de cosas, pues, continuó hasta el 21 dejunio de 1929 en que se hace la firma de los tandiscutidos «Arreglos» en que supuestamente se con-cedía amnistía general a los grupos levantados enarmas; se prometía la devolución de todos los tem-plos y demás bienes pertenecientes a la Iglesia y sedaban garantías para el ejercicio de la libertad religio-sa. No obstante esto, como veremos después, losgobernantes civiles faltaron a sus compromisos casiinmediatamente. No hubo tal amnistía general ycontinuó la animadversión contra la Iglesia.

Al momento de los «Arreglos», figura principalsegun varios autores, fue Mons. Antonio Guizar yValencia, Obispo de Chihuahua, quien será el almade la pacificación y de buscar llegar a un acuerdo conel Gobierno que permita la paz y la libertad a la Iglesiapara ejercer su misión y que era la línea propuesta porRoma. En la primavera de 1929 marchó a Roma,donde contribuyó para que la Comisión Episcopalque estaba en Roma se decidiera a negociar, y alparecer, de sus entrevistas con el Papa y los Obispos,resultó la venida de Mons Leopoldo Ruiz y Floresa México y la conclusión de los «Arreglos».

Algunos autores, sobre todo los defensores de laresistencia armada, como es el caso de Jean Meyer ensu libro «La Cristiada», afirman que este gesto deMons. Guizar Valencia le valió la estimación delgobierno y le permitió desempeñar un papel impor-tante en el Vaticano para conseguir los famosos«Arreglos» de 1929.

Ciertamente la postura de Mons. Guizar Valenciaante el conflicto armado fue la de mediar en lapacificación. Era un hombre pacifista y por lo mismo,dadas las circunstancias, su postura será siemprediscutida según sea la óptica del problema.

23.- Período Presidencial de Pascual Ortiz Ru-bio (5 de enero 1930 al 2 septiembre 1932).

Emilio Portes Gil durante su administración con-vocó a elecciones presidenciales para concluir elperíodo que él había iniciado. El 5 de enero de 1930entregó la presidencia de la República el Ing. PascualOrtiz Rubio.

El presidenre Pascual Ortiz Rubio estuvo rodeadode partidarios adictísimos a Plutarco Elías Calles.

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Este período fue, desde el punto de vista económico,de crisis muy grave. Fue también la época en la que eldesdén del pueblo hacia sus dirigentes alcanzó su másalto grado, ya que en medio de la miseria general, elilícito enriquecimiento de los burócratas llegaba alímites insoportables. Los caudillos militares se con-vertían de la noche a la mañana en advenedizos ricoshacendados. En esta situación, el grupo de la presiónanticlerical tuvo su apogeo de 1930 a 1934 y enalgunos estados como en Chihuahua se prolongóhasta 1937. El general Joaquín Amaro, jefe del ejér-cito y el general Cristóbal Rodríguez atacaron violen-tamente a la Iglesia e impulsaron al gobierno a romperla tregua de los «Arreglos».

De 1929 a 1931 pudo creerse que el modus vivendientre la Iglesia y el Estado iba a ser viable. Es más, setrataba de facilitar las cosas, condenando a los cató-licos opuestos al modus vivendi, así como a todomovimiento armado que utilizara pretextos religio-sos; se pretendía que del armisticio se pasara a la paz.Cuando surgieron las primeras dificultades, la Iglesiacallaba o se defendía pidiendo a los seglares quepasaran a la acción legal. En enero de 1932 Mons.Francisco Orozco y Jiménez fue expulsado de lanación por protestar por los abusos en contra de laIglesia. En febrero Mons. Leopoldo Ruiz y Flores(Delegado Apostólico) publicó una pastoral conde-nando todo recurso a la violencia. En mayo, junio,julio y agosto los obispos multiplicaron las pastoralesprohibiendo a los sacerdotes y a los fieles mantenerrelaciones con los aún rebeldes. A toda costa sequería evitar una nueva insurrección que llevara auna catástrofe mayor. Pero todo era inútil, y no habíala respuesta esperada en el Gobierno. Así siguieronlas cosas hasta que Pascual Ortiz Rubio fue práctica-mente depuesto por el jefe máximo el 2 de septiembrede 1932.

Desde la muerte del general Alvaro Obregón en1928, hasta el distanciamiento entre Plutarco ElíasCalles y Lázaro Cárdenas en 1934, México vivió unestado de crisis permanente. Plutarco Elías Calles,jefe máximo de la revolución, poseía en realidad elpoder, y no lo abandonaba a los presidentes que elpueblo llamaba «peleles»: Emilio Portes Gil, PascualOrtiz Rubio y Abelardo L. Rodríguez.

24.- El Período presidencial de Abelardo L.Rodríguez (2 de septiembre 1932 a 1° de Diciembre1934).

Ante la renuncia del presidente Pascual OrtizRubio, fue designado para completar su período elGral. Abelardo L. Rodríguez, del 2 de septiembre de

1932 a 1° de diciembre de 1934. En el aspectoreligioso continuará adelante la obra de su antecesor.

El 29 de septiembre de 1932 el Papa Pio XI escribea los católicos de México la encíclica «Acerba Animi»(La preocupación que nos embarga), en ella expresaque habiendo concebido esperanzas de remedio, ha-bía consentido en los arreglos religiosos del mes dejunio de 1929; pero que su pena era intensa al ver quelas molestias continuaban, que había encarcelamien-tos y malos tratos; y que los templos, seminarios yedificios sagrados no habían sido todavía devueltos,a pesar de las explícitas promesas hechas en estesentido. Reclamaba también el hecho de que no teníaen cuenta a las autoridades eclesiásticas al designar alos sacerdotes autorizados. Exhortaba al pueblo a laoración, a la penitencia y a la prudencia. Decíatambién que las leyes son ciertamente inicuas e im-pías. Si los obispos y sacerdotes se someten a ellas, noes que las aprueben ni acepten sino que tratan deevitar males mayores.

El presidente Abelardo Rodríguez se manifestóinmediatamente condenando este modo de hablar yentregó unas declaraciones a la prensa que decían:«México no permitirá que se inmiscuya en asuntosdel Estado una entidad a la que no se reconoceexistencia dentro de nuestros principios legislativos,que establecen la separación absoluta de la Igle-sia y el Estado. Respondiendo a la abierta incitaciónque se hace al Clero para provocar agitación, declaroque a la menor manifestación de desorden, el Gobier-no procederá con toda energía... Estoy dispuesto aque si continúa la actitud altanera y desafiante queprovoca la reciente Encíclica, se convertirán los tem-plos en escuelas y talleres para beneficio de las clasesproletarias del país».

Al otro día el Arzobispo Leopoldo Ruiz y Florespublicó el texto completo de la Encíclica y puso demanifiesto que el Presidente se había equivocadoexagerando las causas. Como respuesta a esto, el 4 deoctubre una comisión del Congreso pidió al Presiden-te la expulsión del Delegado Apostólico, quiencomisionó al subsecretario de gobernación para quepersonalmente se encargara del cumplimiento dedicha orden.

También, bajo el gobierno del Presidente AbelardoRodríguez, se comenzó a preparar la imposición de lallamada educación sexual. Este plan de educación erael mismo del Presidente Plutarco Elías Calles, por loque observamos que seguía gobernando trasbambalinas. En 1934 en Guadalajara, Jal. declarabaque había que apoderarse de la niñez mexicana. Poco

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después, el Partido Nacional Revolucionario en suconvención de Querétaro, Qro. propuso la implanta-ción de la enseñanza socialista en todas las escuelas.Así, el 26 de septiembre de 1934 se aprobaba unproyecto de ley por la que se hacía obligatoria dichaeducación en los planteles oficiales; también se ex-cluía toda enseñanza religiosa alegando que se debíacombatir el fanatismo y los prejuicios religiosos.«Sólo el Estado puede ser rector de la educación enlas primarias, secundarias y normales». Por lo que lasescuelas católicas tuvieron que cerrarse o llevar unavida totalmente raquítica.

Lógicamente tenía que venir una protesta conti-nua de parte del Episcopado Mexicano, por lo queen una reunión de la Cámara de Diputados del 19 deoctubre de 1934 se presentó una moción para que elPresidente expulsara del país a todos los Preladoscatólicos. La aprobación no se hizo esperar, lo cualfue ratificado por el Presidente y el general PlutarcoElías Calles. Mons. Pascual Díaz contestó, por laprensa, defendiendo a la Iglesia y a los Obispos delos ataques lanzados por la Cámara. Por lo que seacusó nuevamente al Comite Episcopal Mexicano yal Delegado apostólico Mons. Leopoldo Ruiz yFlores de estar preparando una rebelión en EstadosUnidos.

El estira y afloja de estos tiempos en asuntosreligiosos, dependía en gran parte de la actitud yconsideraciones de los gobernadores de los Estados,por lo que la aplicación de las leyes variaría según lasdistintas entidades federativas.

25.- Período presidencial de Lázaro Cárdenas(1° de diciembre 1934 a 1° de diciembre 1940).

Así las cosas, el 30 de noviembre de ese año de1934 el Presidente Abelardo Rodríguez hizo la trans-misión del poder al General Lázaro Cárdenas que consus ideas de índole socialista dan origen a un afán porlas reivindicaciones del proletariado; de tal formaque la atención pública durante este gobierno seconcentra en las aspiraciones populares del progresosocial y económico del país; además de promover lademocracia permitiendo la creación de nuevos parti-dos. Los juicios sobre la persona y actuación delPresidente Lázaro Cárdenas siempre serán cuestio-nados y matizados por las opiniones de quien, y desdela perspectiva con que se estudie.

En el aspecto religioso la presidencia de LázaroCárdenas continuará la línea de oposición sistemáti-ca a la Iglesia Católica. En el mismo mes de su entradaal gobierno, el 30 de diciembre sucedía en Coyoacán,D.F. el ataque contra un grupo de católicos que se

dirigían a Misa, habiendo cuatro muertos y un grannúmero de heridos. El gobierno nada hizo para casti-gar a los culpables.

Al año siguiente, en 1935 cuando Lázaro Cárde-nas y Plutarco Elías Calles se disputaban el poderpresidencial (efectivo), andaba suelto el más desen-frenado anticlericalismo. El segundo movimientocristero contaba con 7,500 hombres levantados enarmas. Eran 305 los sacerdotes autorizados en todo elpaís; 17 Estados no toleraban ni un sólo Sacerdote ensu territorio. Cerca de 500 Iglesias y edificios ecle-siásticos fueron confiscados y 264 Iglesias retiradasdel culto.

El 8 de enero de ese año (1935), se dio el decretopor el que se disponía que todas las escuelas particu-lares y por supuesto las oficiales, debían impartir laenseñanza socialista. Y poco después, el 12 de febre-ro se dio la Ley General de Vías de Comunicación, enla que se establecía la censura previa y la violación decorrespondencia de escritos que implicaran propa-ganda o difusión de alguna doctrina religiosa. ElArzobispo de México Mons. Pascual Díaz, protestóinmediatamente denunciando la persecución y decla-rando que era peor que la de Plutarco Elías Calles;como respuesta del Gobierno, se le tomó preso el 7 demarzo, aunque al día siguiente fue puesto enlibertad. Dos días después, Mons. Leopoldo Ruiz yFlores dirigió una severa carta abierta de protesta, lacual quedó relegada.

Cuando en junio, Lázaro Cárdenas se deshizo dePlutarco Elías Calles exiliándolo del país, Mons.Leopoldo Ruiz y Flores y Mons. Pascual Díaz hicie-ron un llamamiento a los católicos para que orasenpor la libertad religiosa diciendo: «la hora de latranquilidad ha llegado».

Pero distaba mucho de ello, mientras el Congresose declaraba abiertamente bolchevique al grado deque hubo una propuesta de querer cambiar la banderanacional por la de los colores roji-negro, además decontinuar la tendencia de imponer la enseñanza so-cialista.

Hubo manifestaciones de protesta de los católi-cos, las cuales terminaban siendo disueltas por laviolencia y en ocasiones a tiros; llegándose a crear unclima de violencia e inseguridad.

Otra manifestación de la tendencia anticlerical fuela Ley de Nacionalización de bienes (de la Iglesia) yla reglamentación de la misma promulgadas el 30 deagosto y el 13 de septiembre de ese año de 1935; porellas se consideraban bienes de la Nación todos lostemplos y sus anexos, los obispados, los colegios y

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demás edificios destinados a la administración, pro-paganda o enseñanza de la Religión. Con esta nuevaley se recrudeció el furor oficial por la expropiaciónde los bienes de la Iglesia.

La Iglesia, por su parte, pidió ese mismo mes deseptiembre una revocación de la ley y una reformaconstitucional que le fue totalmente negada. Ante lanegativa contestó en enero 12 de 1936 con unapastoral colectiva condenando la educación socialis-ta y sexual y después con una carta abierta a LázaroCárdenas pidiendo nuevamente reformas constitu-cionales.

En febrero de 1936 aparecieron en algunos puntosdel país algunos signos de moderación, pero en otros,el anticlericalismo continuaba pertinaz; lo cual noshabla nuevamente, que la aplicación de las leyesdependían en gran parte de los sentimientos y actitu-des de los gobernadores de los distintos Estados,donde eran señores absolutos.

No va a ser sino a finales del período presidencialde Lázaro Cárdenas cuando la situación tiende asuavizarse en toda la República, y más cuando elcandidato a la presidencia D. Manuel Avila Camachopronuncia su discurso: «Yo soy creyente». Y efecti-vamente, a partir de 1940, con Manuel AvilaCamacho y los gobiernos subsiguientes se han ma-nifestado tolerantes, porque de hecho ni aún hoy sepuede decir que hay verdadera libertad religiosa yno podrá haber mientras sigan vigentes los artículosdiscriminatorios de la Iglesia que aparecen en laConstitución.

(Tomado del escrito del Perito HistoriadorPbro. Félix Martínez Domínguez,

Proc. P. Chihuahua, 16 de Julio 1987, pp. 419 445)

26.- Marco Histórico Regional del Estado deJalisco.

La revolución, levantada contra el régimen delpresidente Gral. Porfirio Díaz, principalmente en suetapa llamada constitucionalista, con el Gral. D.Venustiano Carranza, como jefe, había mostrado unodio crecido a la Iglesia Católica. Por ello no es deextrañar que un espíritu adverso a la Iglesia Católicaesté presente en la Constitución, llevada a término en1917 por el Congreso formado en tiempos del presi-dente Venustiano Carranza.

Tal aversión aparece en el artículo 3º, que prohibea la Iglesia intervenir en la tarea educativa. En losartículos 24, donde se veta todo acto religioso fueradel recinto de los templos, y en el 27, en el que sedespoja a la Iglesia del derecho de poseer.

En el artículo 130 se priva a la Iglesia de persona-lidad y se la somete a la autoridad civil. Aparece en elartículo 5º, donde se prohibe la existencia de lasOrdenes Religiosas.

Una simple lectura de los anteriores ordenamientoshace ver la difícil situación en que se colocaba a lasiglesias. Se habla en la Constitución de Iglesias, peroel odio que sus regulaciones contiene va dirigidocontra la Iglesia Católica, quien era la que teníasignificado en México.

El espíritu anticatólico que inspiró la Constituciónde 1917, se iría reafirmando y teniendo manifestacio-nes, al mismo tiempo que engendraba un agudoanticlericalismo, repercutiendo en los Estados de laRepública.

En lo relativo al Estado de Jalisco, que formabaparte de la Diócesis de Guadalajara, la situación fuemuy crítica y la persecución tan enconada como enotros Estados del occidente y centro de México,particularmente señalados por su fervor religioso y suadhesión a la Iglesia.

Concretamente la Diócesis de Guadalajara pre-ocupaba al Gobierno, tanto nacional como estatal,pues desde comienzos del siglo había adquirido unacreciente vitalidad manifestada en campos de la ma-yor importancia, así en el sector obrero, en el sectorcampesino y en el popular. De hecho el sindicalismoobrero y el campesino de Jalisco era de inspiracióncatólica. En el campo democrático, el Partido Católi-co, de existencia efímera, había triunfado arrolla-doramente en el Estado. Por otra parte, las persecu-ciones religosas desatadas a resultas de la RevoluciónMexicana, habían despertado el fervor religioso, nosólo en el aspecto emotivo, sino suscitando líderes,tanto seglares como eclesiásticos, dispuestos a lasalvaguarda de la fe por medio de una poderosaorganización seglar.

Los temores del Gobierno se confirmaron muypronto. El 3 de julio de 1918, el gobernador deJalisco, Manuel Bouquet, publicó el decreto 1919 delCongreso Estatal, por el cual el Gobierno reglamen-taba el número de sacerdotes que podían oficiar en laentidad, previa inscripción del Gobernador. La pro-testa fue general. La Iglesia de Guadalajara mostró,en ese momento, su potencial espiritual y organizativo.Los movimientos seglares actuaron en tal forma y contal eficacia que la ciudad y el Estado se paralizaronpor un boycot pacífico, pero efectivo, que incluyó lasuspención de cultos. Ni diversiones públicas, nigastos superfluos, ni uso de transportes. Manifesta-ciones silenciosas, discursos ante el palacio de Go-

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bierno, apelaciones legales a la Cámara de Diputa-dos. Fue un movimiento compacto, firme, como si setratara de un sólo hombre. Y el Gobierno tuvo queceder y, por las vías legales que sirvieron a la ilegali-dad, se restableció la justicia. El 4 de febrero de 1919,el Gobierno abolió el decreto persecutorio.

A partir de esa fecha, constantes manifestacionesde fervor religioso reafirmaron al pueblo en su fe y alGobierno en su odio a esa misma fe, singularmenteexpresado en su enconado anticlericalismo. La abo-lición del decreto 1919, primero, el regreso del des-tierro del Sr. Arzobispo D. Francisco Orozco y Jiménezen agosto de ese mismo año, y la coronación de laSma. Virgen de Zapopan en enero de 1921, habíansido ocasión de grandiosas manifestaciones religio-sas que no pasaron desapercibidas para el Gobierno,e incluso suscitaron atentados de todo tipo. De cual-quier modo resultaba claro que de estallar una perse-cución abierta, Jalisco sería un punto clave.

El primero de diciembre de 1924 tomaba el mandode la República el Presidente Plutarco Elías Calles,masón connotado que odiaba a la Iglesia hasta elfanatismo. Este fue uno de sus mayores errores.

El Presidente Plutarco Elías Calles, bajo la in-fluencia de masones y protestantes comenzó una olade ataques a la Iglesia que fueron desde la creación deuna iglesia cismática hasta la medida extrema dereglamentar el artículo 130 constitucional. El 14 dejunio siguiente se publicaban también modificacio-nes al Código Penal, respectivas. Con ambas modifi-caciones se perseguía a la Iglesia abiertamente. Lossacerdotes tenían que registrarse como profesionalesy el Gobierno determinaría quiénes y cuántos ejerce-rían el ministerio sacerdotal. A la Iglesia no se lereconocía personalidad alguna. Se le sometía al arbi-trio de las autoridades.

Ante el recrudecimiento de la persecución legal, elEpiscopado mexicano entendió luego que en talsituación era imposible el desempeño de la tareaespiritual que le competía; someterse a esos manda-tos era colaborar en la destrucción de la estructuramisma de la Iglesia. Se tomó la decisión de dejar lostemplos en manos de los fieles y suspender en ellostodo acto de ministerio sacerdotal a partir de agostode ese año 1926.

Plutarco Elías Calles vigilaba de cerca y conpasión el desarrollo de los hechos. La Iglesia, por suparte, interpretando un párrafo de la misma legisla-ción, aprobada por el gobierno de Plutarco ElíasCalles, refugió la acción pastoral en casas particula-

res. Mas no lo permitió el Gobierno. La policía sededicó a catear casas donde privadamente se celebra-ban los sacramentos. Los sacerdotes fueron persegui-dos y buscados como malhechores. Obispos y sacer-dotes eran expulsados del país. Ni duda cabe que elgobierno de Plutarco Elías Calles tenía el propósitode acabar con la fe católica del país.

En lo relativo a Jalisco y al territorio de laArquidiócesis de Guadalajara, el Gobernador J.Guadalupe Zuno perseguía con perversidad a la Igle-sia ya desde 1924, año en que nuevamente el Sr.Arzobispo Francisco Orozco y Jiménez se vio obliga-do a dejar el país.

Al ponerse en práctica la reglamentación del artí-culo 130 y sabiendo el Presidente Plutarco ElíasCalles que no se actuaba con la necesaria energía enla represión del culto, ahora llamado clandestino,envió un telegrama al nuevo Gobernador de Jalisco,D. Silvano Barba González, en el mismo mes deagosto de 1926, instándolo a reprimir cualquier actode este tipo.

En efecto, Jalisco y su capital se habían de nuevoparalizado. Guadalajara era una ciudad enlutada,una ciudad de peatones, una ciudad paralizada eco-nómica y socialmente... incluso 800 maestros ha-bían renunciado a sus plazas por no servir al Gobier-no.

En cuanto a los sacerdotes, el Gobierno habíadispuesto su concentración en las ciudades capitales.El Sr. Arzobispo Francisco Orozco y Jiménez, denuevo entre sus fieles, deja su presbiterio en absolutalibertad para refugiarse en la capital o continuaratendiendo a sus fieles en las circunstancias en quepudiera. El propio Prelado atendió su diócesis ocultoen cerros y barrancas, disfrazado y perseguido converdadero odio. Ya lo había sentenciado el diputadoMacías cuando, en el Congreso de Jalisco se regla-mentaba la Constitución, en materia de sacerdotes:«Para nadie de vosotros es desconocido el malgravísimo que el clero de todas las edades ha ocasio-nado». «... que cuando estos hombres están perfecta-mente identificados como nocivos a la sociedad,deben estar bajo la dominación del Gobierno actualde la República».

En la imposibilidad de hacerse oir y atender susreclamos, de respeto a sus derechos fundamentales eindispensable libertad, algunos cristianos recurrie-ron a las armas, sobre todo en la región de los Altosde Jalisco. Se levantaron en guerrillas contra elGobierno déspota.

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El Gobierno envió, entonces, al Ejército parasometer a los cristianos sublevados. Ese ejército semostró con el mismo odio a la Iglesia con queprocedía el Gobierno. Los hechos siguientes mani-fiestan lo anterior:

El 7 de noviembre de 1926, al entrar unos solda-dos del 74 Regimiento de Caballería a San Juan delos Lagos, Jal., se encontraron un niño de siete años,que jugaba canicas. En su sombrero traía un letrero de«¡Viva Cristo Rey!». Los soldados pretendieron qui-társelo, pero al resistirse con energía le dieron muertea tiros.

En Valparaíso, Zac., en enero de 1927, el MayorJosé Contreras dio órdenes, bajo «penas severísi-mas», de que los letreros con la frase «¡Viva CristoRey!», que los fieles habían puesto en las puertas desus casas, fueran quitados.

Odio contra la vida cristiana manifiestan tambiénlos datos siguientes: el 19 de septiembre de 1927, lossoldados que se encontraban en el poblado de SanMiguel el Alto. Jal. bajaron violentamente, hicieronpedazos y luego quemaron una cruz que habíancolocado en el atrio de la parroquia los religiososMisioneros del Espíritu Santo, como memoria de unaMisión que allí se había celebrado algunos añosantes. El 21 de octubre del mismo año, los soldadosdestrozaron el Sagrario del templo de la PurísimaConcepción, del mismo pueblo.

Más odio a la religión, manifiesta el hecho de queen el poblado de Valle de Guadalupe, Jal., haya sidoahorcado un señor llamado Juan, por el sólo hecho deque rezaba el rosario con los fieles en el templo. Juntoa él, por la sola circunstancia de estar en el templo,fueron ahorcados tres individuos.

Tocó al General Joaquín Amaro encargarse de lasoperaciones militares de Jalisco. Ante sus repetidosfracasos, ordenó la concentración también de la po-blación civil en las principales cabeceras, fijando unplazo, a veces restringido, para esos traslados infa-mes. Terminado el plazo se bombardeaba la zonapara luego registrarla y fusilar a quien quiera que enella se encontrase. Estas deportaciones injustas, sevolvían doblemente dolorosas por el trato que elejército daba a la pobre gente ofendida, vejada,expoliada y escarnecida por mantenerse fiel a su fe. Siasí se trataba a los civiles ¿qué trato se esperaría a lossacerdotes descubiertos en el ejercicio de su ministe-rio?

En esas circunstancias encontraron el martirionumerosos sacerdotes y fieles de la Arquidiócesis de

Guadalajara. Así fueron sacrificados los padresGenaro Sánchez en la conflictiva región de Tecolotlán,Jal.; Julio Alvarez y J. Isabel Flores, en la todavíamás perseguida región de los Altos. Jal., etc.

Las actividades de los Cristeros:En su vida religiosa la misa era cosa normal, la

Eucaristía daba todo su sentido a la resistencia comoa la vida, era la acción de Gracias al día siguiente deuna victoria y por el descanso eterno de todas lasalmas de los difuntos en la que todos los soldadosrendían homenaje al Santísimo Sacramento, celebra-ban fiestas cristológicas y la principal era la de CristoRey. En los campamentos cristeros, cuando era posi-ble, el Santísimo estaba expuesto y los soldados, porgrupos de quince o veinte, practicaban la adoraciónperpetua. La comunión frecuente era la regla. Duran-te la celebración de la cuaresma hacían grandespenitencias mientras rezaban los vía crucis. Los cán-ticos y el rosario acompañaban todos los instantes dela vida, en la marcha, o en el campamento. Loscristeros oraban y cantaban a altas horas de la noche,rezando colectivamente el rosario, de rodillas y can-tando alabanzas a la Virgen o a Cristo entre lasdecenas. Pero a pesar de todas estas devocionestenían una dificultad, que era la bebida; y como notenían quién les diera formalmente de comer, ellos seaprovechaban de los primeros animales que veían porlas rancherías robando lo primero que veían, saquea-ban las casas y les exigían raciones de maíz para suabastecimiento.

Los cristeros de los destacamentos se trasforma-ban en soldados labradores, vivían dispersos con susfamilias cultivando la tierra bajo la dirección de susjefes y reuniéndose para partir en expedición o recha-zar los ataques del ejército federal.

Los cristeros obraban en consecuencia, requisan-do las cosechas y las bestias, secuestrando a lospropietarios y ejecutando a los enemigos pregona-dos. Las represalias económicas (incendios sobretodo) y las imposiciones forzosas vinieron a añadirsea los estragos causados por la guerra para arruinarnumerosas explotaciones.

Decretos Nº 1913 y 1927 del Gobierno delEstado de Jalisco:Legislación elaborada para reglamentar en el esta-

do de Jalisco el artículo 130 de la ConstituciónMexicana. Este decreto anticlerical motivó la resis-tencia civil encabezada en 1918 por el Siervo de DiosAnacleto González Flores, de la que resultó la dero-

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se determinarán los templos que han de tener a sucargo, y en cuanto a los segundos, se expresarán lascircunscripciones eclesiásticas en que hayan de pres-tar sus servicios, atendiendo al censo oficial de pobla-ción más recientemente practicado.

Art. 2°. Para efectuar las inscripciones a que serefiere el artículo anterior, se acompañarán a los datosque deben comprender el acta de nacimiento, y tresretratos de los interesados, en busto, y de forma oval,de tamaño 7 centímetros por 5 cmtrs., a fin de conser-var uno en el registro, y fijar los otros en dos ejempla-res de las autorizaciones que se expiden para ejercerel ministerio sacerdotal; uno de cuyos ejemplares seentregará a cada uno de dichos interesados, y otro seremitirá a la autoridad municipal de la circunscrip-ción en que ellos tendrán que residir.

Art. 3°. Los Presidentes de los Ayuntamientoscuidarán de que los ministros de todas las religionesgocen de plenas garantías para desempeñar sus labo-res, y de que ninguno tenga a su cargo un templo uoficio sin la autorización respectiva; debiendo, cuan-do esto suceda, dar cuenta del caso sin demora alGobierno, a fin de que el mismo acuerde lo quejuzgue procedente.

Art. 4°. De cualquier cambio que desee hacerse,ya de encargados u oficiantes, ya de los templosque deban regir los primeros, o lugares en quedeban funcionar los segundos, se dará aviso alEjecutivo del Estado para que se hagan las co-rrespondientes anotaciones en el Registro; pueslas autorizaciones sólo serán válidas para el tem-plo o lugar para el que se hubieren expedido, si notienen anotación de cambio, templo o lugar para elque se hubieren expedido, si no tienen anotación decambio.

Transitorios:1°. Ningún ministro de culto religioso podrá tener

a su cargo un templo, ni oficiar sin la licencia delGobierno, en esta ciudad, desde el 1° de agostopróximo, y en el resto del Estado, desde el primero deseptiembre del año en curso.

2°. Las infracciones de este Reglamento se casti-garán conforme a lo dispuesto por el Código Penal, ensu Cap. IX, título octavo del Libro Tercero.

Constitución y Reformas.Palacio de Gobierno, en Guadalajara, a los tres

días del mes de Julio de mil novecientos dieciocho.M. BOUQUET, JR. T. LOPEZ LINARESSrio. de Gobierno

gación de ambos textos. La transcripción que sereproduce está tomada de dos ejemplares de losbandos originales, depositados en la sección de ma-nuscritos del fondo Cornejo Franco, bajo el rubroGuerra Cristera, de la biblioteca de El Informador,periódico de Guadalajara.

Decreto:MANUEL BOUQUET, Jr., Gobernador Substitu-

to del Estado Libre y Soberano de Jalisco, a loshabitantes del mismo, hago saber:

Que la Legislatura Local, ha tenido a bien decretarlo siguiente:

NUM. 1913.- El Congreso del Estado decreta:Artículo 1°. Habrá en el Estado un ministro por

cada templo abierto al servicio de cualquier culto;pero sólo podrá oficiar uno por cada cinco mil habi-tantes o fracción.

Artículo 2°. El reglamento de esta Ley será expe-dido por el Ejecutivo del Estado.

Artículo 3°. Esta Ley surtirá sus efectos, el díasiguiente de su publicación.

Guadalajara, 31 de Mayo de 1918.J. V. Torres. R. P. RAMON DELGADO, D. S. - C.

Galindo, D. S. Por tanto, mando se imprima, publi-que, circule y se le dé el debido cumplimiento.

Dado en el Palacio de Gobierno del Estado, enGuadalajara, a los tres días del mes de julio de 1918.

M. BOUQUET, JR.T. LOPEZ LINARES

Srio. de GobiernoPoder Ejecutivo.

Reglamento del precedente decreto:MANUEL BOUQUET, Jr. Gobernador Substitu-

to del Estado Libre y Soberano de Jalisco, a loshabitantes del mismo, hago saber:

«Que en virtud de la autorización concedida alEjecutivo de mi cargo, por el H. Congreso Local,según decreto núm. 1913, de 31 de mayo del presenteaño, he tenido a bien expedir el siguiente:

Reglamento:Art. 1°. En la Secretaría de Gobierno del Estado

habrá un registro, en el cuál se harán constar lasgenerales de los ministros de cultos religiosos que losrespectivos superiores designen para regir los tem-plos como encargados, o para oficiar en el Estado,bajo el concepto de que, tratándose de los primeros,

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Se determina el número de ministrosreligiosos que podrá haber en Jalisco

(Poder Legislativo)Decreto N° 1927MANUEL BOUQUET Jr., Gobernador Substitu-

to del Estado Libre y Soberano de Jalisco, a loshabitantes del mismo, hago saber:

Que la Legislatura Local ha tenido a bien decretarlo siguiente: Número 1927. El Congreso del Estado,decreta:

Artículo único.- Se adiciona el Decreto 1913expedido por esta Legislatura el 31 de mayo último,el cual quedará redactado en la siguiente forma:

ARTICULO 1°. Habrá en el Estado un ministropor cada templo abierto al servicio de cualquier culto;pero sólo podrá oficiar uno por cada cinco mil habi-tantes o fracción. El número máximo de ministros decultos que podrán oficiar en el Estado se determinarátomando en cuenta el censo oficial más reciente.

ARTICULO 2°. El Reglamento de esta Ley seráexpedido por el Ejecutivo del Estado.

ARTICULO 3°. Las infracciones a este Decreto ya su Reglamento, se castigarán con las penas de unoa once meses de arresto y multa de $ 10.00 a$ 200.00.

ARTICULO 4°. Esta ley surtirá sus efectos al díasiguiente de su publicación.

Salón de sesiones del Congreso del Estado.Guadalajara, Julio 25 de 1918.

Rafael Sedano, D. P. Ramón Delgado, D. S. J. W.Torres, D. S.

Por tanto mando se imprima, publique, circule y sele de el debido cumplimiento.

Dado en el Palacio de Gobierno del Estado, enGuadalajara, a los veinticinco días del mes de julio demil novecientos dieciocho.

M. BOUQUET, Jr.T. LOPEZ LINARES

Srio. de Gobierno.

Reglamento del precedente decreto:(Poder Ejecutivo)

MANUEL BOUQUET, Jr. Gobernador Substitu-to del Estado Libre y Soberano de Jalisco, a loshabitantes del mismo, hago saber:

Que en virtud de las facultades de que el Ejecutivoa mi cargo se halla investido; y tomando en conside-ración que la forma en que aparecen redactados los

artículos del Reglamento del Decreto 1913, expedidocon fecha 3 del mes en curso, ha dado lugar a diversasinterpretaciones que pudieran en algo entorpecer sudebida aplicación; he tenido a bien reformar dichoReglamento en los términos adecuados, quedando enconsecuencia comprendidas sus totales disposicio-nes en los siguientes preceptos:

Artículo 1°. En la Secretaría de Gobierno delEstado habrá un registro en el cual se harán constar lasgenerales de los Ministros de cultos religiosos que deacuerdo con el Decreto 1913, fecha 31 de mayo de1918 de la Legislatura, oficiarán en los templosabiertos al público. Para efectuar la inscripción a quese refiere este artículo, el Ministro que deseare ofi-ciar, presentará en la misma Secretaría una solicitud,a la que acompañará su acta de nacimiento, tresejemplares de su retrato en busto, de forma oval ytamaño de siete centímetros por cinco centímetros.De dichos retratos, un ejemplar se adherirá al Regis-tro, otro en la constancia escrita que de este se dé alinteresado, y el tercero quedará agregado a la solici-tud.

Articulo 2°. El registro de que habla el artículoanterior, se llevará en uno o más libros sellados entodas sus fojas y autorizado en la primera y última,con designación de las que contengan, por elGobernador del Estado. Las inscripciones se asen-tarán por riguroso orden cronológico de solicitu-des, numerándolo sucesivamente y haciendo la rela-ción correspondiente sin abreviaturas, enmendaduraso raspaduras, pues los errores que en ellas se notarenserán testados y salvados debidamente. Dichas ins-cripciones serán autorizadas por el Secretario deGobierno o quien haga sus veces; y de ellas, tantocomo de las anotaciones pertinentes que se harán dela misma manera expresada, podrán expedirse copiascertificadas.

Articulo 3°. Los Presidentes Municipales, espe-cialmente, y las demás autoridades en general, cuida-rán de que ningún ministro de cualquier culto oficiesin haber llenado los requisitos a que se refieren losartículos anteriores; debiendo, en caso de infracción,dar aviso, sin demora, con todos los datos que com-prueban aquella, al Ejecutivo del Estado, para queeste proceda como corresponda.

Articulo 4°. Para los efectos del artículo anterior,los ministros de cultos religiosos están obligados apresentar a las autoridades, cuando verbalmente opor escrito, sean requeridos para ello, la constanciadel registro que acredite han cumplido con las dispo-siciones antedichas.

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Articulo 5°. Ningún ministro de culto religiosopodrá oficiar sin haber llenado los requisitos queestablece este reglamento, desde el día primero deseptiembre del corriente año, en el resto del Estado.

Transitorios:1°. Queda derogado el Reglamento expedido por

el Ejecutivo con fecha tres del presente Julio.

Constitución y reformas:Palacio de Gobierno, Guadalajara, julio 25 de

1918.M. BOUQUET.

El Srio. de GobiernoT. LOPEZ LINARES

La resistencia civil:Tomado de la obra Apocalypse et Revolution Au

Mexique, La guerre des Cristeros (1926-1929)présentée par Jean Meyer, Collection Archives dirigéepar Pierre Nora et Jacques Revel, EditionesGallimardi/Julliard, France, 1974; pp. 244; pp. cit.140-144. El autor, profundo conocedor de la materia,sintetiza en este apartado de su obra la resistenciapresentada por algunos católicos, entre ellos, el Sier-vo de Dios Miguel Gómez Loza.

La résistante civileDans les Altos, région renfermant les deus tiers de

la population de l’Etat du Jalisco, le gouvernementCristero, Miguel Gómez Loza (1927-1928), fait del’Union populaire l’appareil du gouvernement civil.Toujours par mont et par vaux, il organise et inspectesans cesse les autorités qui lui fournissent des rapportshebdomadaires par la voie hiérarchique. Instructionsconfiées aux administrateurs. Dès septembre 1927,son gouvernement se remet des coups terribles portéspar la répression, et le gouverneur adresse la circularesuivante à ses hommes:

Les chefs civils lacaux du governement deLiberation nationale dans 1’Etat de Jalisco, qui serontpresque toujours les chefs de 1’U.P. auront lesattributions et obligations suivantes:

1.- Maintenir fort et vif l’enthoisiasme pour lemouvement;

2.- Aider le chef civil de la zone à lever les impôts;3.- Aider nostre armée à faire des recrues, à rassembler

les munitions et le ravitaillement;4.- Surveiller de près nos soldats et nos dèserteurs

pour empêcher que se perdent armes et munitions;

5.- Surveiller les armes et les munitions aux mains departiculiers;

6.- Maintenir un espionnage constat et informer desmouvements de 1’ennemi;

7.- Organiser et diriger le service des courriers denotre gouvernement et de nostre anmée;

8.- Veiller à ce que nostre armèe, lorsqu’elle traversevotre juridiction ne manque de rien;

9.- Prêter tous le secours possibles aux familles denos soldats, aux veuves et aux orphelins;

10.- Consigner les délits commis soit aux autoritésmilitares soit aux tribunaux, suivant les cas, pourque justice soit faite;

11.- Souveiller de très près la condute de seux quisecondent le travail de Calles.

Un peu après, le gouverneur provisoire précise:Vive le Christ-Roi, pour toujours dans notre Patrie,

dans notre maison, dans coeur, Christ vainc, Christtriomphe, Christ régne dans les siècles.

A tous les chefs civils et à ceuxs de l’U.P.Au moment où le gouvernement mal nommé lance

une offensive contre la région chrétienne et héroiquedes Altos, région qui avec l’aide de Dieu est devenuele berceau de la Liberté religieuse pour l’admirationdu monde et la nôstre même, quand nous vayons quenous avons pu tenir presqu’un an; en ce momentdonc, puisque nous avons eu de manière miraculeusel’aide puisque nous avons eu de manière miraculeusel’aide de Dieu, nous devons avoir la confiance la pluseveugle en Dieu qui nous donnera son aide.

C’est pourquoi, pour tirer le meilleur parti de cettesituation nouvelle, les chefs et ceux de l’U.P. doivent,et ceci est un odre, réaliser les tâches et suivre la lignemaintenant définies:

1.- Maintenir par tous les moyens possibles le plusgrand esprit chrétien et la confiance en Dieu,quant au résultat de l’offensive; suivre de près leversions hostiles pour les combattre au moyen detracts.

2.- Que sous aucum prétexte les chefs, qui’ils soientcivils ou le l’U.P., de village ou de chameau,n’abandonnent leurs postes. Si pour une raison ilsne pouvaient continuer, ils doivet aviser aussitôtpour qu’on les remplace.

3.- Tous les chefs de chameau doivent remplir de lamanière la plus stricte leur de voir d’espion et decourrier, pour que, sous leur étroite responsabilité,avis soit transmis à leur supérieurs et à nos focesmilitaires, de tous les mouvements de l’ennemi.

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4.- Que l’on nomme de toute urgence et avecdiscernement des commissions qui rassembleronttoutes les munitions, perdues, vendues par lessoldat ou livrées par les soldats au livrèes par lesdéserteurs.

5.- Que l’on travaille tout spécialement à provoquerles désertions; que l’on donne toutes garanties etl’argent nécessaire pour que le déserteur puisses’éloigner, à condition qu’il laisse son arme.

6.- Transmettre toutes les nouvelles, moubements del’ennemi, crimes commis par ses trupes, etc.,pour qu’on le fasse savoir à la presse étrangère.

7.- Que sous aucun prètexte le contact ne soit perduentre nous; améliorer les itinéraries des courriers.

8.- A l’avenir toute ma correspondance sera signée del’un de ces noms: Juan Antonio Cervantes,Felciano Gutiérrez, Agustín Salcido et ApolinarCovarrubias. On m’écrira sous le même nom,sans titre.

9.- Les affaires délicates s’écritont à l’encre invisible.Dieu et mon drioit.29 de novembre 1927

L’organisation insurrectionnelleUn an plus tard, dans la même zone, le

gouvernement provisoire et clandestin, sérieusement

implanmté malgré toutes les offiensives de l’armée,redouble d’activitè:

Programme d’activitès durant mon absence:1.- Traiter er résoudre tous les problèmes qui

surgissent.2.- Impôts: a) activer la perception là où elle tarde

encore; b) étudier le cas des personnes qui n’ont paspayé, pour voir ce qu’il convient da faire; auxpersonnes de bonne volonté, on permettra desmodalités de paiement commodes; les autres aurontaffaire à l’autorité militaire.

3.- Organisation: on profitera des services desfemmes venues de Guadalajara pour organiser desgroupes féminins auxiliares dans tous les endroits.

4.- On complétera les 25 000 pesos destinés àl’achat de munitions à l’entranger et on achètera leplus possible à México.

5.- Ateliers: activer les travaus pour récupérer lesmunitions, réparer les armes, faire des bombes.

Propagande: activer les travaux de telle sorte queles tracts et le journal ne cesent pas de paraître unefois.

Miguel Gomez Loza19 novembre 1928

Manifestación cristera en San Juan de los Lagos, Jal.

FOTOManifestación cristera

en San Juan de los LagosBoletín 180 edición especial

de la parroquiade San Juan Bautista

Administrador
Sello
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MARCO HISTORICO

(Nota: Se indica el número del boletíny las páginas donde aparecen los artículos)

1.- BEATO CRISTOBAL MAGALLANES JARA: 124, 31;180, 3-5.

2.- BEATO AGUSTIN. S. CALOCA CORTES: 124, 31;180, 5-8.

3.- BEATO JOSE MARIA ROBLES HURTADO: 124, 30;180, 8-10.

4.- BEATO DAVID GALVAN BERMUDEZ: 124, 29; 130,10-13.

5.- BEATO JUSTINO ORONA MADRIGAL: 82, 16-19;124, 33-34, 180, 13-14.

6.- BEATO ATILANO CRUZ ALVARADO: 82, 16-19; 124,33-34; 180, 14-16.

7.- BEATO ROMAN ADAME ROSALES: 82, 26-27; 124,30; 180, 16-20; III P.D.P. 66-67; EDPIP 62.

8.- BEATO JULIO ALVAREZ MENDOZA: 82, 20-24; 124,30; 180, 20-22; III P.D.P. 68-69; EDPIP 63.

9.- BEATO PEDRO ESQUEDA RAMIREZ: 82, 11-12; 124,32; 180, 22-25; III P.D.P. 70-71; EDPIP 60.

10.- BEATO RODRIGO AGUILAR ALEMAN: 124, 34-35;180, 26-28.

11.- BEATO TRANQUILINO UBIARCO ROBLES: 82, 5-10; 180, 28-31; III P.D.P. 77-81; EDPIP 65.

12.- BEATO JENARO SANCHEZ DELGADILLO: 124, 30;180, 31-33.

13.- BEATO JOSE ISABEL FLORES VARELA: 124, 31;180, 33-36.

14.- BEATO SABAS REYES SALAZAR: 82, 13-15; 124,30; 180, 36-39. III P.D.P. 72-74; EDPIP 74.

15.- BEATO TORIBIO ROMO GONZALEZ: 82, 28-32;124, 32-33; 180, 39-43; III P.D.P. 75-56; EDPIP 61.

16.- BEATO LUIS BATIS SAINZ: 124, 30; 180, 43-45.17.- BEATO MANUEL MORALES: 124, 29; 180, 45-46.18.- BEATO SALVADOR LARA PUENTE: 124, 29. 180,

46-47.19.- BEATO DAVID ROLDAN LARA: 124, 29; 180, 47-49.20.- BEATO MATEO CORREA MAGALLANES: 124, 30;

180, 49-52.21.- BEATO PEDRO DE JESUS MALDONADO MIN-

SOREZ: 124, 35-36. 180, 52-55.22.- BEATO JESUS MENDEZ MONTOYA: 124, 29. 180,

55-57.

23.- BEATO DAVID URIBE VELASCO: 124, 30. 180, 57-60.

24.- BEATO MARGARITO FLORES GARCIA: 124, 31-32; 180, 61-63.

25.- BEATO MIGUEL DE LA MORA DE LA MORA: 124,31; 180, 63-65.

SEGLARES MARTIRES1.- SIERVO DE DIOS ANACLETO GONZALEZ FLORES:

82, 34-46; 180, 81-86; III P.D.P. 82-83.2.- SIERVO DE DIOS MIGUEL GOMEZ LOZA: 82, 47-54.3.- SIERVO DE DIOS LUIS MAGAÑA SERVIN: 180, 87-

90.4.- SIERVO DE DIOS JORGE Y5.- SIERVO DE DIOS RAMON VARGAS GONZALEZ:

180, 68-71.6.- SIERVO DE DIOS LUIS PADILLA GOMEZ: 180, 71-

74.7.- SIERVO DE DIOS EZEQUIEL HUERTA GUTIERREZ

180, 74-77.8.- SIERVO DE DIOS SALVADOR HUERTA GUTIERREZ:

180, 77-81.

SACERDOTES CRISTEROS:1.- PABLO GARCIA: 180, 25.2.- JOSE ARISTEO PEDROZA: 180, 33.

SEGLARES CRISTEROS:1.- ENRIQUE GOROZTIETA VELARDE: 82, 55.2.- LEONARDO PEREZ: 82, 56-57.3.- NIÑO MARTIR JOSE NATIVIDAD GUERRERA: 82, 58-

59; III P.D.P. 84-86.

OTROS ARTÍCULOS:1.- Alteños muertos en la cristiada: 180, 94-99.2.- Los primeros evangelizadores: 124, 15-19.3.- Nuestros orígenes cristianos: 124, 20-27.4.- Actas de los mártires mexicanos: 124, 29-36.5.- Nueva Ley de Asociaciones religiosas: 124, 37-40.6.- Homilía del Papa en la beatificación de los 25

mártires mexicanos: 180, 2.

2525252525 MARTIRES MEXICANOS MARTIRES MEXICANOS MARTIRES MEXICANOS MARTIRES MEXICANOS MARTIRES MEXICANOSEN LA CRISTIADAEN LA CRISTIADAEN LA CRISTIADAEN LA CRISTIADAEN LA CRISTIADA

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FRUTOS DE SANTIDAD EN MEXICO

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Nació en Zamora, Mich., el 19 de noviembre de1864. Hijo de Dn. José Ma. Orozco y Zepeda y DoñaMariana Jiménez y Quiroz. A los siete años hizo suprimera comunión. Quedó huérfano de madre a los 9años de edad.

Inició sus estudios en su tierranatal en 1870, los prosiguió enJacona, Mich. Fue enviado aRoma, al Colegio Pío LatinoAmericano y en la UniversidadGregoriana obtuvo los mayoresgrados en Filosofía. Tuvo granfacilidad para aprender idiomas yalcanzó a dominar cuatro len-guas: italiano, francés, portuguése inglés. También estudió doslenguas indígenas: Tzotzil ycachiquel.

En los inviernos de 1885, 86recibió las sagradas órdenes delsubdiaconado y diaconado. El 17de noviembre de 1887 recibió enRoma la ordenación sacerdotal.Recibió la borla de doctor en Sa-grada Teología en la PontificiaUniversidad de México en 1896.

El 30 de mayo de 1902 fuepreconizado Obispo de Chiapaspor Su Santidad León XIII. Su consagración episcopaltuvo lugar en la Basílica de Nuestra Señora deGuadalupe el 15 de agosto de 1902. Reconstruyó laCatedral; reedificó el Seminario conciliar; aumentóel personal eclesiástico; fundó el colegio de NuestraSeñora de Guadalupe, una casa de religiosas Brígidas,un orfanatorio para niños y niñas, un hospital o casade salud y cedió varias iglesias a distintas órdenesreligiosas; edificó el templo del Sagrado Corazón deJesús, reparó y decoró varias capillas. De su propiopecunio levantó en la plaza principal un monumentoa la menoria de Fray Bartolomé de las Casas, cuyaestatua de mármol adquirió en Génova y dotó a laciudad de alumbrado eléctrico y muchas otras funda-ciones y obras, que lo señalaron como extraordinarioe inquieto creador y realizador.

El 2 de diciembre de 1912 fue preconizado Arzo-bispo de Guadalajara, en donde es recibido el 9 defebrero de 1913 . En las calles de Alcalde se levanta-ron arcos triunfales y fueron adornados los edificios.

Uno de los actos más notablesde la primera época de su go-bierno fue la fundación de laAsociación de Damas Católi-cas de Guadalajara el 26 deabril de 1913.

Una serie de interminableshechos en su largo episcopa-do lo presentaron como padre,pastor y maestro. La tragediahizo madurar su alma y con élcrecieron y se fortalecieron sushijos que, con valentía y de-terminación adulta, defendíansu fe y fortalecían su adhesióna la Iglesia.

En 1913 el EpiscopadoMexicano se prepara paraconsagrar a la RepúblicaMexicana al Sagrado Cora-zón de Jesús, para pedirle lagracia de la paz en la Naciónentera, agitada por incesantesdiscordias. Se fijó el día 6 de

enero de 1914 para la solemne consagración. ElExcmo. Sr. Orozco había expedido su SegundaCarta Pastoral el 18 de diciembre de 1913, ordenan-do los cultos que deberían practicarse en toda laArquidiócesis. Todas las solemnidades se efectua-ron con gran éxito.

Para dar gracias a Dios por el suceso, con granoptimismo y con la esperanza de días mejores, seacordó hacer una manifestación pública de alabanzay honor al Sagrado Corazón de Jesús por todo elpueblo católico. Monseñor Orozco envió una circu-lar en la que invitaba a todos los fieles para el día 18.Se corrió el trámite de petición de permiso ante elGobernador del Estado y se hicieron todos los prepa-rativos. A las 3 de la tarde, hora de la cita, losmanifestantes llenaban las calles de Alcalde y Pedro

FRANCISCO OROZCOY JIMENEZ

ARZOBISPO DE GUADALAJARA (1864-1936)

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FRUTOS DE SANTIDAD EN MEXICO

Loza, así como las transversales. A las 4 de la tardeuna ola humana invadía la plaza de la Catedral yllegaban hasta el Santuario de Guadalupe, esperandola orden del desfile. De pronto llegó una orden delGobernador para impedir la manifestación, con elpretexto de que se llevaban insignias religiosas, cosaenteramente falsa.

Entonces el Prelado formó una comisión de 100damas para entrevistar al Gobernador, quien sola-mente recibió a cuatro. Después de mucho hablar, sepermitió que desfilaran solamente las mujeres. A1volver la comisión ante el Prelado se ordena quedesfilen las mujeres; pero los esposos desean cuidara sus esposas y también desfilan; los hermanos cui-dan a sus hermanas y también desfilan; los hijossiguen a sus madres y también desfilan; los obrerossiguen a sus hijos y también desfilan. Cuando llega elmomento, el mismo Prelado se echa a la calle seguidode sus sacerdotes. Alguien inició el Himno al SagradoCorazón de Jesús y luego estalló vibrante en aquellacolumna humana, se dirigió a la Catedral que se llenóde fieles, siendo imposible que entraran todos los queiban en la manifestación. El Prelado entonó el TeDeum solemne. Cerca de las nueve de la noche sedesparramó por toda la ciudad aquella muchedum-bre, que con vano empeño había tratado de disolverun grupo de anticlericales.

Pasada la manifestación el Gobernador del Esta-do, atemorizado por las amenazas de los liberales,consignó al Sr. Orozco a los tribunales acusado derebelión. El proceso dilató algunos años y al final fueabsuelto.

En 1916, en contra de la prohibición terminante deCarranza que impedía a los Obispos entrar al país,toma la determinación de regresar a México. Estandoen Roma notificó al Papa Benedicto XV su deseo;quien comprendiendo el peligro que corría su vida,accede a ello y con su bendición puede regresar hastasu diócesis con el nombre de Jesús Quiroz. Estuvoentre mil peligros desde que su presencia fue adver-tida y de un lugar a otro anduvo desempeñando suministerio episcopal. Visitó parroquias asoladas porel tifo y personalmente auxilió moribundos. El cora-zón del Sr. Orozco se templó entonces para susheroicidades y sus sacrificios, y adquirió la fortalezaque lo sostuvo en todas las persecuciones.

El 5 de julio de 1918 después de celebrar misa antela imagen de la Virgen de San Juan de los Lagos, sedirigió a Lagos de Moreno, donde fue capturado porlas fuerzas federales y fue llevado misteriosamenteentre soldados y maltratos, violando los amparos

judiciales que se interpusieron, hasta llegar al puertode Tampico, Tam., en donde lo tuvieron preso algu-nos días; hasta que las hábiles gestiones hechas por elDelegado Apostólico en los Estados Unidos, Monse-ñor Bonzano dieron por resultado que Carranza ce-diera, escapándose el Sr. Orozco de la muerte, quetodos juzgaban inminente, pero no del destierro quese prolongó por un año en los Estados Unidos (1918-1919).

El 14 de octubre del año siguiente, 1919, volvió desu destierro y se dedicó a organizar importantísimoseventos, como el Curso social agrícola, el PrimerCongreso Provincial Franciscano, la JornadaEucarística Diocesana, etc. En 1922 encabezó elCongreso Nacional Obrero.

El 2 de mayo de 1924 se despidió de su grey, yhasta mayo de 1925 consiguió autorización del go-bierno para volver

El Excmo. Sr. Orozco levantó el nivel de ilustra-ción y buena formación de su clero. Su lema era:«Muchos y buenos». Escogía a los mejores del Semi-nario y los mandaba a Roma, al Pontificio ColegioPío Latino Americano. Pronto fue Guadalajara unade las diócesis de la República que contaba conmayor porcentaje de laureados en Filosofía, Teologíay Derecho; y el Seminario, a su vez, con un profeso-rado a la altura de las naciones más cultas del mundo.Llegó a ordenar sacerdotes en las profundas barran-cas o en pueblecitos pequeños o ranchos de Jalisco,exponiendo a cada paso la vida por la fiera persecu-ción religiosa. Cuando ya fue imposible ocultar yasegurar la vida a los seminaristas, hizo que la mayorparte de ellos fuera a España. En Bilbao vivió elseminario de Guadalajara desde 1928 a 1930.

Después de una tregua, que duró muy poco, elGobierno volvió a tomar las instalaciones del semi-nario así como los cuatro edificios anteriores.

Después del quinto destierro, la presencia de Mons.Orozco en Guadalajara fue oculta para todos, menospara su seminario. Los jóvenes recibían leccionesobjetivas e indelebles de cómo el ministro de Cristodebe cumplir las obligaciones de su oficio. ¡Qué biencomprobaba con hechos, de que era el Buen Pastorque da la vida por sus ovejas, que cuando ve que vieneel lobo, no huye, sino que le hace frente y defiendecon su cuerpo su rebaño!

El general Plutarco Elías Calles publicó la Ley deCultos del 16 de junio de 1926. Era una ley humillan-te, por lo que el Episcopado Mexicano decidió decre-tar la suspensión del culto público.

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(En este asunto tan delicado, Mons. Orozco escri-bió en el Memorandum del mes de octubre de 1929:«El Comité Episcopal estuvo reuniéndose con fre-cuencia, y yo, como miembro permanente del mismo,tuve que hacer varios viajes a la capital. El criterioque alli se sostuvo al principio fue de cierta condes-cendencia con el Gobierno. Por mi parte estuve porla resistencia, y al final se tomó el acuerdo unánimede suspender el culto público si lo aprobaba el SantoPadre; obtenida su augusta aprobación, se suspen-dió en toda la República. Se suplirian las necesida-des del pueblo fiel con el culto privado, aunquehostilizado. A la vez se llevó a cabo el boicot, en elsentido de no comprarse en el comercio sino loindispensable y nada a los comerciantes anticatólicos.Se atirantaron las cosas de parte del Gobierno quecomenzó a llevar por la fuerza a los obispos a lacapital, además de tomar otras represalias»).

El 25 de octubre de ese mismo año, 1926, elMinistro de Gobernación giró orden de aprehensiónen su contra, por lo que Monseñor Orozco optó porocultarse. Tuvo un cuidado exquisito por ocultarseen regiones no dominadas por los «cristeros» y decambiar su refugio cuando éstos llegaban a donde élestaba. Quiso de esta suerte con duro riesgo de sutranquilidad y de su vida probar el propósito pacífico,pastoral, de su heroico escondimiento. Empleó te-nazmente los medios persuasivos y conminatorios asu alcance, para hacer que volvieran sobre sus pasoslos pocos sacerdotes que empuñaron las armas.

Durante tres años estuvo oculto. Sufrió extrema-da pobreza, privaciones y enfermedades graves. Noabandonó a los creyentes; los fortaleció con supresencia personal y con cartas pastorales. En juniode 1929 voluntariamente salió de su escondite conmotivo de la reanudación del culto público en todoel país, de acuerdo con el «modus vivendi» firmadoel 21 del mismo mes. Mons. Orozco se dirigió a lacapital de la República, pero fue conminado a aban-donar el país. Su destierro se prolongó hasta marzode 1930.

Mons. Orozco se hizo famoso en todo el mundopor haberle sido concedido el honor, por parte delPapa, de celebrar junto con él, la misa pontifical,honor que está reservado a los cardenales, para cele-brar el 25o. Aniversario de la extensión del PatronatoGuadalupano en América Latina. Fomentó el cultoguadalupano en Roma y en Lourdes, en la temporadaque permaneció en destierro. Fue un egregio propa-gandista de la devoción a la Santísima Virgen deGuadalupe, con los ingeniosos recursos que presta el

amor. Su propaganda revestía todas las formas, desdelas sencillas recomendaciones y palabras de aliento,hasta los altos ejemplos de amplia trascendencia. Enel ejercicio de su autoridad, propagó el amor a laVirgen en pastorales, edictos, circulares, etc.

Cuando comprendió que se acercaba su fin resol-vió volver de incógnito a su arquidiócesis, como lohabía hecho 20 años antes. Salvó la frontera, «sinmiedo en el corazón o vergüenza en el rostro». Tuvoel consuelo de verse de nuevo en su sede el 18 deagosto de 1934. Vivía oculto pero se declaraba enalgunos documentos diocesanos. El 28 de octubre de1935 fue sitiada su residencia de Tlaquepaque. peroMons. Orozco no se encontraba allí.

A instancias hechas ante el Presidente de la Repú-blica, por su coadjutor y vicario, se le concedierongarantías para salir libremente a la calle y tomar parteen las solemnidades religiosas. Su estado de agota-miento era tal, que al estar confiriendo el sacramentode la confirmación a varios niños, tuvo que interrum-pir la ceremonia y recostarse en una banca.

El día 3 de febrero sufrió un ataque al corazón. Noobstante ello, siguió celebrando algunas misas ytodavía expidió el día 4 una circular sobre la campañaespiritual por la niñez mexicana. Murió el 18 defebrero de 1936.

En sus casi 34 años de vida episcopal realizó unaenorme y variada labor no solamente religiosa sinotambién científica y literaria; perteneció a diversasagrupaciones y recibió muchas distinciones del ex-tranjero.

Lo más notable fue el entusiasmo con que elevóa su máximo esplendor el culto divino en todo elarzobispado. Para hablar de su guadalupanismosería necesario un libro, así como su actuación enpro de los seminarios; a la ayuda que dio a la prensacatólica; a la instrucción pública; a la enseñanza dela doctrina cristiana; a las obras de beneficencia ytantas otras.

Casi la totalidad de los habitántes de la ciudad,profundamente conmovidos, asistieron a su funeral yhonores póstumos. Se calcula que no menos de 40,000personas desfilaron ante el féretro colocado en lacatedral.

Su vida fue una larga vida de persecución ypadecimientos sufridos honda y virilmente en defen-sa de la Iglesia. Fue uno de los Prelados más insignes;figura central del florecimiento religioso de laarquidiócesis de Guadalajara. Fue sometido cincoveces a destierro por su inquebrantable energía en la

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FRUTOS DE SANTIDAD EN MEXICO

defensa de los intereses de la religión. Le tocó gober-nar Guadalajara en una de las épocas mas tormento-sas que se registra en la historia de México, en la quefueron más frecuentes los choques entre las autorida-des civiles y eclesiásticas.

Como hombre asombró por su inquebrantablevirilidad; como sacerdote trabajó con edificante vir-tud; como arzobispo gobernó con prudente acierto;como testigo de Cristo sufrió con heroica firmeza.

¡Fue espiritualmente un arzobispo mártir!

Nació Rafael, en Cotija, Michoacán, diócesis deZamora, el 26 de abril de 1878. Fue el quinto de diezhermanos. Sus cristianos padres que formaban una delas familias pudientes de la lo-calidad, eran don PrudencioGuízar González y Dña. Nati-vidad Valencia de Guízar, quebrindaron a sus hijos, ademásde una sólida educación, unclarísimo testimonio en su vidacristiana. Baste decir que deentre sus diez hijos, dos fueronobispos, dos padres de familiacatólicos convencidos, dos res-petables señoras casadas, unasoltera y tres monjas teresianas.Nuestro biografiado estudió ensu tierra natal las primeras le-tras. A los 9 años de edad per-dió a su madre, y así empezó eldolor a fraguar el ánimo dequien sería, más tarde, un ver-dadero padre para tantos huér-fanos espirituales.

El año de 1890, inició Rafael sus estudios en elcolegio de San Estanislao, regenteado por los padresjesuitas. Allí empezó a destacar la personalidad quellegaría ser un notable hombre de acción aunque, apesar de que sólo contaba 12 años de edad, ya teníauna buena disposición al amor de Dios en gradoheroico una pureza de costumbres a toda prueba,fruto, sin duda de su esmerada educación materna, yuna notable reciedumbre de carácter, digna de supadre y de su ambiente michoacano.

Con estas virtudes no debe extrañarnos que sur-giera magnífica la planta de la vocación sacerdotal,que pronto habría de transformarse en un robustoárbol de santidad y celo por la salvación de loshombres. Rafael inició sus estudios eclesiásticos en

el seminario auxiliar de Cotija, en 1891; los interrum-pió un año para dedicarse a las labores del campo y loscontinuó con más decisión, en el seminario mayor de

Zamora, para coronarlos conla ordenación sacerdotal en lacatedral de Zamora, el lo. dejunio de 1901.

Desde aquel momento, has-ta su muerte, aún en medio detoda clase de persecuciones y apesar de las gravísimas res-ponsabilidades de su cargoepiscopal, el anhelo por la glo-ria de Dios y el bien de suprójimo se cristalizaron en suvida, en su actividad netamenteapostólica: la evangelizaciónde los pueblos por medio delas misiones. En favor de estaactividad, entraña de su alma,sacrificó la herencia que supadre y sus hermanos habíancolocado a su disposición; esmás, ofrendó su salud, sus co-

modidades, su porvenir eclesiástico y hasta su propiapaz interior. A este trabajo agobiador pronto se sumóotro de graves responsabilidades para la Iglesia: des-de 1903, fue nombrado director del seminario. Sepropuso fundar una nueva congregación religiosaque siguiera su espíritu y sus actividades. Pronto fuenombrado misionero apostólico por Su Santidad LeónXIII.

Tanto éxito en sus actividades apostólicas nopodía pasar inadvertido a esos espíritus pequeños yruines, envidiosos por naturaleza, que logran sobre-vivir dentro de un hábito eclesiástico al amparo de lossantuarios; personas como ésas, valiéndose de laenfermedad mental de Mons. Cázares y Martínez,obispo de Zamora, tanto intrigaron en contra del

RAFAEL GUIZAR Y VALENCIA,

obispo de Veracruz, (1878-1938)

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FRUTOS DE SANTIDAD EN MEXICO

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padre Rafael que, finalmente, lograron una fulminan-te «suspensio a divinis» (prohibición de ejercer cual-quier acto de culto como sacerdote) en su contra. Suvirtud y santidad descollaron en medio de la ponzoñade sus detractores. Durante los 16 meses que duró tanabsurdo e injusto castigo, jamás se le oyó una palabrade protesta, de queja o de deseo de cambiar dediócesis. El P. Guízar fue plenamente rehabilitadopor el sucesor de Mons. Cázares. La suspensión fuelevantada en seguida.

Como si nada hubiera ocurrido, el P. Rafael volvióa sus actividades normales. Llegó con sus misioneshasta el estado de Tabasco. Allí, en plena actividadapostólica, le llegó la noticia de la insurrección deMadero: el comienzo de la Revolución Mexicana quetanto iba a influir en la vida del P. Guízar. En 1913,a pesar de su nombramiento como canónigo de lacatedral de Zamora, lo encontramos misionando en-tre los soldados, en México, D. F., Puebla y Morelos.Pronto se inició la persecución contra el clero católi-co y el P. Guízar tuvo que salir desterrado a EstadosUnidos, Guatemala y la isla de Cuba. En todas partesdejó una estela de admiración, por sus virtudes nadacomunes y por su inquebrantable celo apostólico.Oigamos el testimonio de Mons. Enrique PérezSerrantes, obispo de Camagüey, en Cuba: «La gloriade Dios lo absorbía todo entero; a la salvación de lasalmas dedicaba todo el tiempo disponible; con elejemplo y con la palabra, iba encendiendo en estosdos amores a los sacerdotes de ambos cleros a quienesencontraba a su paso».

En agosto de 1919, fue elegido obispo de Veracruzpor el Papa Benedicto XV; el 30 de noviembre delmismo año, recibió en La Habana, Cuba, la consagra-ción episcopal, llegando a Veracruz el 3 de enero de1920. Su labor pastoral fue obstaculizada por elambiente anticlerical del gobierno oficial; a pesar detodo, no solamente atendió espiritual y materialmen-te a los damnificados de un reciente terremoto ocurri-do en su diócesis, sino que reconstruyó el seminarioestableciéndolo en Jalapa, para trasladarlo después aMéxico, D. F., cuando las tropas sectarias se apode-raban de los inmuebles de la Iglesia.

Tuvo el honor de ser el único que conservó dentrodel territorio mexicano, a pesar de las persecucionesgenerales, el seminario para bien de sus amadosfeligreses. Al estallar nuevamente la persecución,bajo el gobierno del presidente Plutarco Elías Calles,por segunda vez fue obligado a salir de su diócesis;pasó de los Estados Unidos a Cuba, Guatemala yColombia y regresó al país en 1929. Al iniciar su

visita pastoral a la diócesis, tan duramente probada,el gobernador de Veracruz, D. Adalberto Tejeda, consu intransigencia y su espíritu jacobino, pretendió, dehecho, convertir toda la diócesis en un departamentoreligioso de su gobierno. Mons. Guízar no podíatransigir con aquellas ingerencias del poder civil; loscultos se volvieron a suspender y el pastor volvió asalir desterrado de su diócesis, por tercera vez, paradirigirla, en medio de mil penalidades, desde laciudad de México.

Durante seis años, el anciano pastor sufrió calla-damente la repulsa de propios y extraños por defen-der, ante los hombres y ante la Iglesia, la dignidadhumana pisoteada, y los derechos de las concienciasvilmente escarnecidos por los poderes civiles. Siem-pre veló por esas conciencias y, de su seminario,salieron los hombres que atendieron las urgentesnecesidades de la diócesis.

Quiso la divina providencia que aquel nuevo«Atanasio» regresara, en las postrimerías de su vida,en medio de sus feligreses para cerrar, con broche deamor, la profunda entrega característica de su vida.

Muy enfermo, organizó nuevas misiones hastaque la muerte lo detuvo en la ciudad de México, el 6de junio de 1938. Su cadáver fue trasladado a Jalapa,Ver., donde se le dio sepultura.

El 28 de mayo de 1950 se procedió a exhumar sucadáver que fue encontrado incorrupto. Fuereinhumado en la catedral de Jalapa, Ver., en esperadel juicio de nuestra madre la Iglesia católica, sobrela heroicidad de sus virtudes.

ApéndiceLa Comisión Episcopal de Instrucción de Proce-

sos de Beatificación, presenta la valerosa carta queMons. Guízar dirigió al Gobernador Tejeda. Es unDocumento que prueba de manera contundente sufortaleza de ánimo y su ardentísimo celo por lasalmas.

Señor Gobernador de Veracruz, Adalberto Tejeda.(Extracto).

«Muy respetable Sr. Gobernador:Hoy llegó a mis manos el oficio que dirigió usted,

con fecha diez del mes que cursa (año 1931), a lossacerdotes católicos del Estado de Veracruz, median-te el cual les exige que se reduzca a trece el númerode ministros que han de ejercer su ministerio en losucesivo.

Todos los sacerdotes católicos de mi Diócesis, deacuerdo conmigo, juzgan del todo anticonstitucionalla Ley que usted pretende aplicarles, por lo que

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estamos dispuestos a defender nuestros derechos, asícomo los del pueblo católico veracruzano, amparán-donos en la Justicia Federal.

Yo ruego a usted, atentamente, reconsidere losterribles efectos de la Ley referida, si llega a seraplicada.

Ella coloca a más de un millón de habitantes delEstado de Veracruz que profesan el credo católico, enla imposibilidad de recibir los santos Sacramentos yde practicar la religión que profesan...

Si amar a Dios con toda las fuerzas del alma yprocurar tenazmente la salvación eterna de nuestroshermanos es fanatismo, yo quiero ser el más fanático,y deseo que se llenen de ese santo fanatismo, no sólolos habitantes del Estado de Veracruz, sino de toda lahumanidad...

Señor Gobernador, mi altísima misión, en la Dió-cesis de Veracruz, así como la de mis sacerdotes es

incendiar corazones en el amor de Dios y conducir lasalmas al cielo, y de ello me he ocupado, durante onceaños, con todas las fuerzas de mi alma; en cambiousted y la H. Legislatura del Estado a pretendenarrancar de mis manos y de las de los ministros deCristo, las almas que Dios nos ha encomendado.

Este procedimiento es injusto; está en oposicióncon la voluntad santísima de Dios; ataca la libertadsagrada del hombre y esclaviza a todo un pueblo, sinque redunde, en lo más mínimo, en beneficio de laPatria; por lo que pido a usted una vez más que no nosaplique una Ley tan funesta.

Si se tratara de cosas puramente temporales yhumanas, todo lo sacrificaría en obvio de mayoresmales; mas cuando va de por medio el amor quedebemos a Dios y la salvación de los pueblos, jamáscederé, aunque me viese en la necesidad de sacrificarmi vida una y mil veces...».

BEATA MARIA DE JESUS VENEGAS«LA MADRE NATI»

Nació en un pequeño caserío de la jurisdicción deZapotlanejo, Jalisco, el día 8 de septiembre de 1868;siendo la décima segunda hija del matrimonio cons-tituido por don DoroteoVenegas Nuño y María Nie-ves de la Torre Jiménez. Fuebautizada el día 13 del mismomes por el señor Cura deZapotlanejo, don José Maríade Anda y le llamaron MaríaNatividad.

Su padre, el señor VenegasNuño, era un hombre adorna-do con grandes virtudes cris-tianas; estudiaba Leyes enGuadalajara, pero advirtiendoen sus últimos años de estudioque su fe se debilitaba y sufervor se extinguía, resolvióabandonar su carrera.

Fue hombre de profundosconocimientos en HistoriaSagrada; lo tenían por católi-co práctico y temeroso deDios. Su característica prin-cipal, fue su caridad extrema,a tal grado que dado su des-

prendimiento a causa de donativos y firmas de créditoque nunca negó a quienes lo solicitaban, acabó consus bienes, viéndose en la grave necesidad de dejar su

tierra natal para ir a vivir avarios poblados de Nayarit:San Leonel, Las Varas,Mecatán, San PedroLagunillas y luego a Com-postela.

Fue en San Pedro Lagu-nillas donde María Nativi-dad aprendió las primerasletras. Felizmente, de losconocimientos que poseíael señor su padre participóella, aumentando así su cul-tura en general. Cuando te-nía nueve años hizo la Pri-mera Comunión.

Mueren sus padresEn ese mismo lugar, con

cuarenta y dos años de edadmurió su señora madre, que-dando ella al cuidado de unabuena sirvienta y con el ca-riño de su padre y de suhermano mayor, Mónico.

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Cuando cumplió dieciséis años, regresó la familiaal Estado de Jalisco, estableciéndose en Los Zorrillos,municipio de Zapotlanejo; permaneciendo en Tepic,Nayarit, el señor Venegas Nuño donde tres añosdespués falleció.

María Natividad y Adelaida su hermana, queda-ron con su tío don Donaciano Venegas y su esposa.En los aledaños de Zapotlanejo se desarrolla la vidade María Natividad; aquí el Divino Maestro, la lleva-rá paso a paso de la inocencia, niñez y juventud, alclaustro y a fundadora.

Sigamos en cuanto nos sea posible, esta vida senci-lla y humilde, de la cual posteriormente el IlustrísimoMonseñor Macario Velázquez, afirma con su puño yletra: «En el confesionario, entre todas las almas queconocí espiritualmente, en ese venerable convento,ésta fue el alma más hermosa en todo sentido».

Para poder describir las virtudes y el carácter de laMadre Natividad, sería necesaria una pluma autori-zada y tiempo para ir recorriendo el velo de esa alma,e ir encontrando los veneros de fe, esperanza yardiente amor a Dios y a las almas.

Para esto nos ayudaremos de las personas contem-poráneas de la Madre, que aún viven, siendo una deellas Sor Inés de la Cruz, quien conoció íntimamentea la Madre y guardó como precioso legado todo lo quea ella se refería; los apuntes de la misma Madre MaríaNatividad, lo que nos dicen sus escritos y cartas.

Vinieron para la joven María Natividad, días dedolor y martirio ya que, pues después de haber que-dado huérfana, se comprende el dolor inmenso quesentiría al cerciorarse, estando en Zorrillos, de lamuerte de su querido padre, mas en los planes de laDivina Providencia, éste era el camino para acercarlamás y más al Señor, que llenaría totalmente su corazón.

Cuando vivía en Zorrillos, se reunieron los padresde familia y fueron a suplicarle diera clases escolaresa sus hijitos; María Natividad amaba grandemente alos niños y pensó desde luego en aceptar el compro-miso, pero Adelaida su hermana la advertía argumen-tando que los niños eran traviesos y ruidosos, mas ellallegó a convencerla diciendo: «Pobrecitos, no sabenleer, déjalos que vengan, mira, yo los enseño y tú losregañas...».

Al contemplar a un pequeñito caminando, comen-taba admirando la omnipotencia de Dios; pues cre-ciendo llegaría a ser toda una «persona».

Ven y síguemeCambió el escenario yéndose a vivir a Zapotlanejo

al lado de su tía paterna doña Crispina Venegas. En

esta fervorosa población alteña, tendría su cita defi-nitiva con el esposo celestial.

Pasaron ahí los años de su juventud. Aquí se iba aplasmar en su alma el sello inconfundible de supersonalidad. Aquí la esperaba el «Ven y sígueme»del Divino Maestro. Pudo entonces dedicarse delleno a sus devociones, pues fue siempre atraída porlas cosas celestiales. Ya desde en vida de su padre,Natividad se dedicaba a leer historietas sagradas yejemplos escogidos, pues sus aficiones eran escribir,leer y rezar, mientras que su buena hermana, teníamás a su cargo el cuidado de aquel escogido hogar.Tanto que, Adelaída se lamentaba con su padre y ledecía: «Papá, dile a Natividad que me ayude, ellanomás está rezando y escribiendo, mientras que a míme deja todo el cuidado de la casa», a lo que el padrerespondía con tono profético: «Déjala hija, ella llevael oficio de María y tú el de Marta».

Natividad encontró en la devoción el refugio de susoledad; comulgaba todos los días; se le veía largosratos en el templo de rodillas ante el Sagrario sinpoder saciar su hambre de Eucaristía.

Leía libros devotos, asistía a todos los actos piado-sos de la parroquia, pero el hecho más importante enestos años que marcará el derrotero de su vida, fue elhaber ingresado a la Asociación de Hijas de María,entonces muy floreciente en Zapotlanejo. Esta mun-dial y benemérita sociedad de almas puras y limpias,que en el amor de María se consagran perpetuamentea la pureza angelical, fue el ideal apetecido de MaríaNatividad.

Ingresó a la asociación, pasó las pruebas de rigory dando muestras satisfactorias de piedad, equilibrioy madurez, fue solemnemente admitida el día 8 dediciembre de 1898, por el entonces director, muyejemplar sacerdote don Luis Soriano; fecha felicísimapara María Natividad. Impresiones imborrables que-daron en ella del día en que se consagró perpetuamen-te como lirio purísimo, bajo la mirada maternal de suMadre la Virgen María. Natividad había perdido a sumadre en la tierra, ahora encontraba a su Madrecitadel cielo, de la que sintió sus caricias especiales en tansignificativo acontecimiento.

Por todo esto, Adelaida su hermana, volvía areconvenirla pues la dejaba largos ratos sola en lostrabajos domésticos, pero Natividad, sin replicar,seguía su camino de alma escogida, por la invitaciónincesante del Señor y la aprobación de su directorespiritual don Antonino González, quien fue probán-dola poco a poco en lo que se refería a la virtud. Como

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sabio director de almas, se dio cuenta a tiempo, queesa alma debía ser trasplantada a los jardines delSeñor, antes de que el oropel engañoso del mundo laencandilara y desviara, porque nunca le faltaroninsistentes invitaciones para fiestas y matrimonio alas que ella rechazaba de inmediato.

Anhelaba vivamente María Natividad, consagrarsu vida entera al servicio «del amado y más hermosohijo de los hombres» y aunque se veía atraída a la vidareligiosa, no acababa de ver claro cuál era para ella lavoluntad divina. Esta idea la había comunicado sola-mente a su director espiritual, quien llevando paso apaso y con gran prudencia a esta alma escogida delSeñor y siguiendo las mociones del Espíritu Santo, sehabía propuesto conocer en este caso la Divina Vo-luntad.

Pasado el tiempo y com-partiendo la opinión de otrossacerdotes, conociendo más ymás el alma de María Nativi-dad, llegó a decirle estas pro-féticas palabras que serán elindicio claro de Dios: «Es in-dudable, Natividad, tienes queterminar tu vida en el claus-tro».

Por ese tiempo estaba enauge, en la ciudad de Gua-dalajara, la Casa de EjerciciosEspirituales de San Sebastiánde Analco. Se organizabancontinuamente tandas de ejer-cicios de San Ignacio para to-das las clases sociales; no sólopara la ciudad episcopal sinopara las parroquias foráneas yasí en noviembre de 1905, severificó una exclusiva para Hi-jas de María predicada por elPadre Sotero Mireles.

Por sugerencia del Padredon Antonio González, vinie-ron a tomar parte en esa tanda, cuatro señoritas de lomejor en el terreno espiritual de la parroquia deZapotlanejo, almas escogidas y auxiliares importan-tísimas en el apostolado. Entre ellas estaba MaríaNatividad. Era la hora de Dios.

Precisamente al terminar estos ejercicios espiri-tuales, María Natividad decidió entrar de religiosa.Recibió varias invitaciones para ingresar a comuni-dades ya aprobadas canónicamente, como las «Car-

melitas Descalzas de Santa Teresa», las «Salesas» ocon las «Siervas de los Pobres» fundadas reciente-mente en el Hospital de la Santísima Trinidad, peroDios tenía determinado que habría de tomar partemuy principal en la fundación de un nuevo instituto:el de las «Hijas del Sagrado Corazón de Jesús» y asíla Providencia Divina llevó delicadamente a MaríaNatividad hasta las puertas del Hospital del SagradoCorazón, de Guadalajara.

Fundación del hospitalAntes de seguir la trayectoria de la futura fundado-

ra, hagamos un poco de historia sobre el Hospital delSagrado Corazón.

Cierto día del año 1885, yendo la señora doñaMaría Guadalupe Villaseñorde Pérez Verdía, de caminoentre Guadalajara y San PedroTlaquepaque, al pasar la Gari-ta y al pie de un pequeño ar-busto, vio un espectáculo quela conmovió, una escenadesgarradora: un pordioseroenfermo y moribundo, se en-contraba en la más espantosasoledad. Ahí concibió la bon-dadosa señora, la idea de fun-dar un hospital e invertir suscuantiosos bienes en favor delos enfermos necesitados.

Al efecto, siendo ella pre-sidenta de la Conferencia delSagrado Corazón de Jesús,rama derivada de las Confe-rencias de San Vicente dePaul, reconocidas mundial-mente y establecida ésta en laparroquia de San José deAnalco, se dirigió al párrocode ese lugar, don Ignacio DíazMorales, en demanda de ayu-da. El señor Cura acogió con

beneplácito la idea y a su vez, la comunicaron al señorcanónigo doctor don Atenógenes Silva y AlvarezTostado, director general entonces de las citadasconferencias, quien se manifestó desde luego decidi-do colaborador, proponiendo él mismo la construc-ción del edificio.

Mientras ésto se realizaba, se alquiló una modestacasa en donde provisionalmente; se abrió el hospitalitoel día 2 de febrero de 1886, con diez enfermos.

Hospital del Sagrado Corazón, cuna de la Congregación

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Quedaron al cuidado de los enfermos cinco piado-sas señoritas invitadas por el Muy Ilustre señor Silva,de entre las muchas almas que dirigía espiritualmen-te, quienes aceptaron gustosas, pues al hacerles lasugerencia les ofreció su apoyo y un reglamentoelaborado por él mismo para iniciar desde luego unacongregación religiosa, llamándolas desde entonces«Hijas del Sagrado Corazón de Jesús». Ellas fueron:Isaura Cuevas, Sofía Aguirre, Emilia Rodríguez, Fe-lipa Durán y Anacleta Hernández.

Aprobado después el proyecto de la construccióndel hospital en junio de 1889, colocada la primerapiedra el 27 de diciembre del mismo año, el 2 de mayode 1893 celebró la primera Misa en la capilla delhospital aún no concluida, el ya entonces Obispo deColima y Padre fundador don Atenógenes Silva.

Ingreso a la vida religiosaVolviendo al relato de la Madre fundadora, consta

que el 8 de diciembre de 1905, al terminar susejercicios como describimos anteriormente, llegó aformar parte de las «Hijas del Sagrado Corazón deJesús», grupo que al llegar ella aumentó a seis.

La señorita Sofía Aguirre (después MadreDoloritas) fungía como Superiora y al ingresar nues-tra biografiada se perdió con la humildad de una santaen aquella casa llena de paz y concordia donde seoraba y se sacrificaba por los demás.

En 1908, como se mostrara tan activa y recta, fueencargada además de su oficio propio, de organizarlos libros de contabilidad en el hospital. Ella abrió elprimero.

En sus apuntes personales leemos que hizo votosprivados el día de Corpus, en junio de 1910.

En 1912, la Madre Nati, como la llamaban todospor cariño, fue nombrada Vicaria, cargo que desem-peñó hasta 1921 cuando la eligieron Superiora.

Con fecha 28 de junio de 1915, vuelve a escribir:«Hice mis votos de castidad» por cuatro años.

De estas fechas, son sus apuntes privados los quenos aseguran su espíritu de oración, sus fervorososactos de amor y peticiones que hace al Señor, ejem-plo: «Oh dulcísimo Jesús mío, crucifícame contigoen la cruz, clava en ella mi cuerpo y mi corazón conel tuyo».

Y como siempre fue devotísima de la Pasión deJesús, a cuantas personas podía, hacía que aprendie-ran esto: «Jesús mío, grabad en mi corazón los tor-mentos de vuestra pasión, para que yo lea en ellosvuestro amor y vuestro dolor, para que os ame más yjamás me separe de Vos».

Quizá por gracias especiales que haya recibido enesa ocasión, también escribe: «La Hora Santa el día10 de agosto: empecé a la media noche». 1915.

Debemos suponer que desde 1905 hasta 1921,siguió su curso ordinario el hospital. De las primerasfundadoras que aún perseveraban (porque algunasdejaron la congregación) y las de nuevo ingreso, seadaptaban a la forma de vida aprobada por el Exce-lentísimo señor Arzobispo don Pedro Loza y Pardavé,según consta en el reglamento impreso (que aúnexiste) de fecha 10 de enero de 1895.

Viviendo en ese ambiente de recogimiento, laMadre Nati fue abnegada y dedicadísima enfermeraen el servicio del hospital y presentándose muylimpia en su porte exterior, nunca se le vio afectaciónalguna. Los enfermos que atendía le guardaban espe-cial cariño y mucha gratitud.

Electa Superiora GeneralLa congregación naciente sigue tomando cuerpo y

así, el 25 de enero de 1921, se realizan las primeraselecciones canónicas. Es día de la conversión de SanPablo y ante la presencia de un Delegado de laSagrada Mitra, queda electa Superiora General laMadre Natividad.

Con este nombramiento, no aumentó, sino quecontinuó su esmerada fidelidad al reglamento; y esto,cuando ya era de edad avanzada y agobiada por lasenfermedades, impresionaba su constancia y puntua-lidad en las prescripciones regulares.

Un hecho al parecer sencillo vino a dar orientacióndefinitiva a la futura fundación y es el siguiente: en elmismo año de 1921, por recomendación del padrecapellán del hospital don Luciano González, se inter-nó como enferma la señorita Gracia, hermana delseñor Arzobispo de Durango don José María GonzálezValencia, entonces párroco de Morelia.

Cierto día, estando el señor González Valencia,acompañando a su hermana enferma, vino a visitarloel señor Obispo de San Luis Potosí, don Miguel de laMora y durante la cena, enterándose el señor De laMora de la incipiente congregación, sugirió a laseñorita Natividad, la idea de escribir las Constitu-ciones y pedir la aprobación diocesana para dichoInstituto.

La Madre Nati por su humildad se negaba ahacerlo, alegando ignorancia para esa gran empre-sa, pero el señor De la Mora, con palabras convin-centes y alentadoras, le infundió tal ánimo y entu-siasmo que, confiando en Dios, puso luego manosa la obra.

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La señorita Natividad trató de documentarse, apro-vechando desde luego las experiencias vividas en elreglamento hasta ahí observado; instrucción de librosespirituales de autores muy reconocidos en la época;consejo de varios sacerdotes virtuosos y hasta orien-taciones tomadas de otras Constituciones ya elabora-das, que la misma Sagrada Mitra le proporcionó.

En su redacción personal supo plasmar su espíritude sencillez y de humildad, legado precioso que dejóen heredad al Instituto.

Los primeros ensayos y correcciones constituye-ron el primer original que se presentó a las oficinasdel Arzobispado.

El 27 de agosto de 1924, el Muy Ilustre señorVicario General, don Manuel Alvarado, en comuni-cación firmada por el entonces secretario presbítero,don Antonio Correa, devolvió este documento yaque, según el censor oficial, Muy Ilustre señor canó-nigo don Luis Radillo, debían hacerse varias correc-ciones antes de presentar dicho original al Excelentí-simo señor Arzobispo don Francisco Orozco yJiménez, para lograr una aprobación definitiva.

Después de las debidas modificaciones, consul-tas, y frecuentes oraciones que hizo la comunidad,llegó felizmente la tan deseada aprobación del na-ciente Instituto, el 26 de julio de 1930, documentooficial firmado por el Excelentísimo señor Arzobispodon Francisco Orozco y Jiménez. Al recibirlo, laMadre Natividad, profundamente conmovida, dispu-so tocaran la campana y que en la capilla se reunierala comunidad. Sabedoras las Hermanas de tan gratanoticia entre lágrimas y frases de gratitud todas pues-tas de rodillas y en cruz rezaron el Magníficat.

Llegó después al hospital el Padre don Felipe deJesús Betancourt, S. J., a celebrar la Santa Misa yencontró a las Hermanas con esta agradable sorpresa.Este sacerdote celosísimo de la gloria de Dios, ayudógrandemente en la elaboración de las Constitucionesy a sostener la vida espiritual de la congregación todoel tiempo de la persecución religiosa que hacía pocoterminara, es por eso que, emocionado y compartien-do alegría y gratitud al Señor, leyó el documento quedice así:

«Nos, el Doctor y Maestro don Francisco Orozcoy Jiménez, por la gracia de Dios y de la Santa SedeApostólica, Arzobispo de Guadalajara.

«Por cuanto nos consta que las Hermanas llama-das del ‘Sagrado Corazón de Jesús’ ya hace muchosaños han llevado laudablemente y con plena satisfac-ción de la Sagrada Mitra, vida de comunidad, cum-

pliéndose con el reglamento que se habían propuesto,no obstante las muchas dificultades que han tenidoque sufrir, constándonos asimismo según el juicio delCensor por Nos nombrado, que sus Constitucionesestán acomodadas a los fines que se propone elInstituto y están conformes con las prescripciones delDerecho Canónico, en uso de las facultades que a Nosconcede el Canon 492, consultada la Sede Apostóli-ca, erigimos y declaramos erigido el Instituto ‘Hijasdel Sagrado Corazón’, como Congregación de De-recho Diocesano, aprobando asimismo sus Constitu-ciones. Por tanto, gozarán de todos los privilegios ytendrán las obligaciones y derechos contenidos en losCánones respectivos del Derecho.

«Dado en la ciudad de Guadalajara, a los 24 díasdel mes de julio de 1930.

(Sello) FRANCISCOARZOBISPO DE GUADALAJARA.

Pbro. Luis Radillo

Pro-Secr.»

Oportunamente y con agrado de toda la comuni-dad, se fijó la fecha para solemnizar este aconteci-miento, y llenas de fervor esperaron con anhelo el día8 de septiembre siguiente para realizarlo; fiesta de laNatividad de María y aniversario del natalicio denuestra biografiada.

A cada Hermana le permitieron escoger el nombreque tomarían al hacer sus votos religiosos, sustitu-yendo al de pila, en la ceremonia alusiva, pero en esono encontró dificultad alguna la Madre Natividad,pues estando consagrada del todo al Divino Corazóny sedienta siempre de estar frente al Sagrario, que lohizo cuantas horas le era posible, halló fácil el suyo,pues luego dijo que ella se llamaría hasta su muerte:Sor María de Jesús Sacramentado.

Su cargo de Superiora General habría de durartreinta y tres años consecutivos, proporcionándoleuna verdadera crucifixión dados los múltiples sacri-ficios a los que se enfrentaría, pues son constantes enestos casos. La misma Madre, de su puño y letra en1954 anotó en un cuadernito que se conserva: «Hoyentregué la dirección después de treinta y tres años enque la recibí en enero 25 de 1921».

Desarrollo del InstitutoEn esta bien trabajada jornada, como se hizo

realidad la inspirada frase del Excelentísimo señorArzobispo don José María González Valencia, cuan-do en amistoso diálogo le dijo: «Sí, Madre Nati, ustedserá Madre de muchas almas», pues vemos que el

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Instituto fue desarrollándose admirablemente, bajosu mirada y cuidado, y mucho habría que decir delcrecimiento de aquella pequeña semilla que a lo largode los años fue extendiendo sus ramas vigorosas,logrando el establecimiento de varias casas locales.

Entre las muchas fundaciones que solicitaban, sólopudo realizar durante su gobierno, las siguientes:

1a. en 1934 «Sanatorio Mazatlán», en el puerto de MazatlánSinaloa.

2a. en 1937 «Sanatorio San Vicente», en La Barca, Jalisco.3a. en 1939 «Hospital Municipal», en Guaymas, Sonora.4a. en 1940 «Asilo de Nuestra Señora de Santa Anita», en

Santa Anita, Jalisco.5a. en 1940 «Sanatorio Rodarte», en Durango, Durango.6a. en 1943 «Puesto de Socorro Cruz Roja Mexicana», en

Guadalajara, Jalisco.7a. en 1944 «Sanatorio de Tepic», en Tepic, Nayarit.8a. en 1947 «Asilo del Corazón de María», en Guadalajara,

Jalisco.9a. en 1948 «Sanatorio San Vicente», (para tuberculosos) en

Guaymas, Sonora.10a. en 1949 «Hospital Civil», en Cananea, Sonora.11a. en 1949 «Puesto de Socorro Cruz Roja Mexicana», en

Mazatlán, Sinaloa.12a. en 1950 «Sanatorio Licona», en Hermosillo, Sonora.13a. en 1950 «Clínica Obrera», en Cananea, Sonora.14a. en 1953 «Hospital Regional», en Salvatierra, Guanajuato.15a. en 1954 «Clínica Torreón», en Torreón, Coahuila.16a. en 1954 «Sanatorio Sagrado Corazón», en Los Mochis,

Sinaloa.

Con ésto aparece aquí de nuevo realizada la pará-bola del «grano de mostaza»...

De la fundación «Sanatorio Mazatlán» hay unaanécdota: terminados los trámites necesarios en am-bas Mitras y médicos con quienes se formuló contra-to, reunió la Reverendísima Madre María de Jesús atoda la comunidad y así preguntó: ¿Quién quiere ir afundar la primera Casa en Mazatlán? Todas las Her-manas se quedaron calladas. Insistió la ReverendísimaMadre: «Levante el dedo la que quiera ir...» peroninguna lo levantó. Luego ella añadió: «¿Quién quie-re obedecer?», entonces, como movidas por un resor-te, unánimemente se pusieron de pie. Conmovida laMadre y con las palabras que siempre había en suslabios para levantar el ánimo y dar valor en la abne-gada labor de enfermeras, y hacer dulce el cumpli-miento de un reglamento diario, nombró a las Herma-nas que irían a la primera fundación.

Entrega la dirección del InstitutoAl correr de los años, llégase una vez más en el

Instituto el Capítulo General de Elecciones y confecha 12 de septiembre de 1954, quedó electa Supe-riora General la Reverendísima Madre María delSagrado Corazón Ortiz Santana.

Este cambio en el gobierno de la congregación noestuvo exento de dificultades, aunque debemos afir-mar que la Reverendísima Madre María Ortiz es unaexcelente persona de gran espíritu religioso, perotodas las Hermanas estaban acostumbradas al tratoverdaderamente maternal que les prodigaba laReverendísima Madre María de Jesús, porque lomanifestaba ya en el cuidado que de cada una de ellastenía así como de sus familiares; lo expresaba siem-pre en sus visitas oficiales a las casas filiales y en lascartas que a todas dirigía; aunque hay que advertirtambién en ella no sólo había dulzura, si era compren-siva e infundía confianza, tenía negativas concretascuando el caso lo exigía, pues con su cargo en milocasiones demostró firme entereza haciendo se eje-cutaran las disposiciones del Consejo; sin embargo...con qué cariño, con qué delicadeza llamaba a lasHermanas «mis muchachitas»...

El cambio naturalmente debió haberse sentido entodas y cada una de sus religiosas, pero Dios, que ensu Providencia dirige los destinos de todos y de cadauno en particular y de las instituciones, permitió estoscambios, pues sin que la comunidad sospechara elpor qué de ellos, el l l de febrero de 1956 sufrió laMadre María de Jesús una embolia cerebral, es decir,diecisiete meses después de haber entregado el cargode Superiora.

De esta gravedad, se recuperó casi del todo(pues sólo después de tres años volvieron aacentuarse sus males) con lo que se deduce que elSeñor todo misericordia quería que bajo la miradade la misma fundadora se fuera fraguando según elmodo y el espíritu de ella misma, la nueva Superio-ra General.

Su muerteAsí continuó como súbdita, su vida ordinaria

dando ejemplo de sumisión religiosa a la MadreSuperiora General, fortaleciendo y consolando a quie-nes le presentaban sus penas, hasta tanto que susmales reincidieron y así llegó el 25 de julio de 1959en que nuevamente se agravó.

El día 29 sufrió un síncope a las 4:00 de la tarde,del que se recuperó un poco y con fervor pudo recibirlos últimos Sacramentos y con lo que realiza esta

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gracia divina, murió llena de paz el día 30 a las 6:45de la mañana como fiel operario en la viña del Señor.

El día 31, fiesta de San Ignacio de Loyola, de quienera gran devota, tuvo verificativo el solemne funeral.

Con la confianza puesta en el Señor y la alegría desaberse amadas por El, continúan la obra de sufundadora, las religiosas: «Hijas del Sagrado Cora-zón de Jesús».

BEATA MA. VICENTA CHAVEZ OROZCO«MADRE VICENTITA»

Nació el 6 de febrero de 1867, en Cotija, Michoa-cán, Mex.

Sus padres fueron: El Sr. Luis Chávez y la Sra.Benigna de Jesús Orozco. Fue la menor de treshermanos. En la Parroquia de Cotija, recibió lossacramentos de iniciacióncristiana.

Durante su infanciadestacó por su devociónal Niño Jesús, haciendoaltarcitos e invitando alos niños a rezar.

Recibió escolaridadbásica particular por suhermano Eligio que eramaestro. A los 8 años encompañía de su familia,emigró a Cocula y poste-riormente a Guadalajara,Jal. Méx., en busca demejores condiciones devida.

La familia ChávezOrozco se estableció enel barrio de Mexical-tzingo, poblado en esaépoca por obreros, gente menesterosa y de oficioshumildes.

Los feligreses eran atendidos espiritualmente y enotras necesidades por el Padre Agustín Béas, quienejercía su ministerio sacerdotal con verdadero celoapostólico en esta Parroquia de Mexicaltzingo, pre-ocupándose sobre todo por los enfermos pobres.

Para atender esta necesidad, improvisó el inci-piente Hospital de la Sma. Trinidad con seis camas,los enfermos eran atendidos por las Sras. Socias de laConferencia de San Vicente de Paul.

En este ambiente de sencillez y piedad familiar,vive Dorotea su adolescencia, cultivando los valorescristianos y humanos en la más absoluta normalidad.

El 20 de febrero de 1892, ingresa al Hospital de laSma. Trinidad por obediencia a su director espiritual,el Padre Eusebio González, para atenderse de unaPleuresía. Es en este momento en el cual recibe lainspiración de consagrar su vida a Dios. «En verdad

os digo: el que escucha la pala-bra y cree en el que me haenviado, vive de vida eterna...»(Jn 5,24).

Ella misma confiesa: «Porseñalado favor de Dios Nues-tro Señor, el mismo día queingresé en el Hospital concebíla idea y tomé la resolución dededicarme al servicio de DiosNuestro Señor y Salvador Je-sucristo, en la persona de lospobrecitos enfermos».

En este momento nace parala Iglesia y el mundo un nuevocarisma. Desde su experienciavital de la inhabitación de laSma. Trinidad, la urgencia dela caridad ejercida en sencillezy humildad.

Dorotea creyó en Jesucris-to como el funcionario real de Cafarnaún y ya recu-perada vuelve al Hospital de la Sma. Trinidad, el 19de julio de 1892.

En este lugar fundaría la nueva CongregaciónReligiosa, «Siervas de los Pobres», título que secambia con autorización de la Santa Sede, por el de:«Siervas de la Sma. Trinidad y de los Pobres», el día22 de septiembre de 1987.

El 25 de diciembre de 1895 en compañía de Cata-lina Velasco y de Juana Martín del Campo, Doroteahace votos privados en el Templo de Jesús María, enel centro de la ciudad de Guadalajara, Jal. México.

Recibió el hábito Religioso el 10 de febrero de1908.

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El 15 de agosto de 1910 al emitir votos simples,cambia su nombre por el de Ma. Vicenta de Sta.Dorotea. Después sería llamada cariñosamente, ma-dre Vicentita.

Profesó canónicamente el 3 de diciembre de 1911.El 8 de septiembre de 1913, fue electa Superiora

General de la Congregación, servicio que ejerciódurante 30 años, siendo el alma y guía de su Institutopor su indiscutible autoridad moral, con auténticacaridad y calidez humana, siendo modelo de superio-ra y de súbdita, tuvo la sabiduría de saber combinar laenergía con la dulzura. Exhortaba a sus hijas a depo-sitar su vida en manos del Señor y preocuparse nosólo de la salud física de los enfermos, sino tambiénde la salud espiritual.

En el seguimiento de Cristo mediante los VotosReligiosos de Castidad, Pobreza y Obediencia, apren-dió a morir a sí misma y a realizar su entrega total.Encontrando verdaderamente el valor de su existir,ocultándose como el grano de trigo.

Para quien ha conocido y cree en el amor de Dios(Cfr. 1 Jn 4,16), lo único es el amor, tanto viviendocomo muriendo, siendo esto el sentido pleno y autén-tico que es «Dar la vida» por las ovejas. (Cfr. Jn 10, 10).

Su muerte constituyó el sello de una vida consa-grada totalmente a Dios y al prójimo.

Toda su vida estuvo movida por la fe. Fundó suactividad en la esperanza de recibir el premio queDios prepara para aquellos que lo aman. Inflamadadel amor de Dios, tomó como propósito de vida desde1904 «No debo desear otra cosa en el mundo sino aDios y vivir siempre según su santa voluntad».

También buscó la salvación de las almas: «Debosoportar en silencio las enfermedades y ofrecerlas alPadre Celestial, juntamente con los sufrimientos delSalvador por la conversión de las almas».

Su sólida vida espiritual, nutrida de la profundavida Eucarística, por la penitencia (ayunaba y usabainstrumentos de penitencia, tales como los cilicios)expiadora y reparadora.

La Santa Misa era la raíz y el centro de su vidainterior, la devoción al Verbo Encarnado y a la Madredel Divino Salvador, la lleva a imitarla en sus virtu-des. Por esta tierna devoción a la Santísima VirgenMaría, se inspiraba para consolar a los pobres yenfermos de la misma forma que Ella consoló a suHijo, sobre todo en la Pasión.

En la oración, en las horas de silencio e interiori-dad con Dios, parecía que el tiempo no le interesaba.Meditaba profundamente en la Pasión del Señor y

anhelaba que la buena nueva llegara a todos loshombres y oraba para que se convirtieran.

«Mi Jesús Crucifijado por tu pasión y tus llagas,te pido Señor que me hagas humilde y mortificada».

(Madre Vicentita)

La intención de la Sierva de Dios era agradarlo entodo, desde su tierna edad y toda su vida se esforzópor corregir sus defectos y adquirir virtudes. Sutemperamento colérico, ahora transformado en fir-meza mezclado con paciencia y bondad.

Tenía gran devoción al Sagrado Corazón de Jesús,al Angel de la Guarda, a Sr. San José, San FranciscoJavier y a San Vicente de Paul.

Su ahínco era pasar desapercibida a los ojos delmundo. Consagrada totalmente al Dios Trino y Uno.Proclamaba constantemente «El Credo» como signode adoración a la Santísima Trinidad. Su adhesión fuevital de corazón a este Misterio en el que se centra suespiritualidad.

Según los testimonios procesuales de los censo-res: su actitud orante era admirable y digna de imitar-la. Ante la presencia de Jesús Sacramentado decíacon mucha frecuencia «Deseo se cumpla siempre enmí la santísima voluntad de Dios».

En la lectura de la Palabra de Dios, era constante;y en su ancianidad, cuando empezó a perder la vista,una hermana le daba lectura y ella escuchaba conferviente devoción.

Realizaba sus prácticas de piedad con fervor ydevoción. En las solemnidades era fiel a la Liturgia.

Estimó la obediencia como el camino más cortopara llegar a la perfección; estaba convencida que eraun holocausto mayor que cualquier otro sacrificio.Obedecía con prontitud, sin replicas, sin angustias ysin hacer juicios.

A las hermanas les decía: «Nunca olvidemos queprometimos pobreza».

Vivió constante y plenamente su castidad consa-grada.

Practicó heroícamente las virtudes teologales ymorales, sobresaliendo en la caridad, sencillez yhumildad.

APOSTOLADOLa frase Paulina «La Caridad de Cristo nos

urge», constituyó el ideal de su vida. Con caridad sinlímites, teniendo por origen, modelo y finalidad aCristo, presente en quienes servía.

Un testigo declara que la Sierva de Dios era «Unalma privilegiada», todos eran acogidos sin diferen-cias, pecadores, pobres y miserables.

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Si ayudas a los que sufren, muéstrate sonriente(Cfr. Rom. 12,7)

Con su característica sonrisa mostraba ternura,comprensión y compasión. Tenía el corazón abiertoa todas las necesidades no sólo la salud del cuerposino también la paz del alma; era su preocupación.

En sus visitas a los enfermos y cuando ella perso-nalmente los atendía, les enseñaba el sentido cristia-no del sufrimiento «Sigan con ánimo generoso lasenda de la Cruz, recibiéndolo como venido de laDivina Voluntad» y les hablaba del amor del Padreque da su propio Hijo para la salvación del mundo.

¡Así amó Dios al mundo! Le dio al Hijo único,para que quien cree en El no se pierda, sino que tengavida eterna. (Cfr. Jn 3,16).

Ten fe, te protege el poder de Dios, por medio dela fe, con miras a la salvación que nos tiene preparadapara los últimos tiempos.

Por esto estén alegres, aunque por un tiempotengan que ser afligidos con diversas pruebas. (Cfr. 1Pe 1,5-6).

En este tiempo en que la Iglesia Católica fueduramente perseguida por los Carrancistas en 1914,las tropas revolucionarias ocuparon Guadalajara, ins-talándose en la misma Catedral, aprisionando religio-sos y sacerdotes. La Congregación Religiosa de las«Siervas de los Pobres», vivían en constante zozobra.

En 1926 el Hospital de San Vicente en Zapotlán setransforma en militar por los carrancistas. Las Siervasde los Pobres, aquí como en otros lugares de laRepública, asistirán con gran dedicación a los heri-dos, aunque fueran enemigos de la Iglesia.

En una ocasión mientras que las hermanas asusta-das huyeron a casas vecinas, la madre Vicentita sequedó con una sola postulante en su lugar, sufriendoultrajes y también amenazas de muerte. El coman-dante que llegó al puesto más tarde, reprendió a lossoldados por su indigno comportamiento y exaltandoasí implicitamente la grandeza de la religiosa intrépi-da, los enfermos que se hospitalizaban la mayoría seconfesaba y se convertía.

El «servicio» era, en suma, para ella motivo paraglorificar al Señor. «Aparece inflamada por esteamor, por el amor de Dios. Busca el bien espiritual delprójimo».

El Instituto promovido por ella, con una biendefinida perspectiva de la total donación a los enfer-mos, particularmente a los que más sufrían, los máspobres y los abandonados.

En la Casa Central (Hospital de la Sma. Trinidad),recibió a una huerfanita que al tener la edad requeri-

da, decide posteriormente consagrarse a Dios y pasaa ser miembro de nuestra Congregación Religiosa,fundado y dirigido sabia y prudentemente por laSierva de Dios.

El Señor bendijo abundantemente con nuevasvocaciones y nuevas fundaciones. Por esto la madreVicentita como alma que plenamente confiaba enDios que todo lo puede, esperaba este amanecer de laIglesia de Dios.

Llamaba la atención de que aunque las religiosaspermanecieran ocultas y en ocasiones no portaban elhábito religoso por ser tiempo de la persecuciónmexicana, había jóvenes nuevas que llegaban a soli-citar su ingreso al Instituto, lo que habla claramentede la acción divina sobre la Congregación fundadapor la Sierva de Dios.

La madre Vicentita sufría heroícamente las adver-sidades de la vida manteniendo su gran ecuanimidadde espíritu, serenidad, mansedumbre, fortaleza y paz;porque estaba unida a Cristo Crucificado. Por suactividad, su actitud orante, la asiduidad en su trabajoapostólico y la fidelidad al Señor; infundía confianzay valor.

En estos tiempos de los movimientos revoluciona-rios de México, se reveló su espíritu de caridad en elcuidado integral también de los fanáticos, enemigos dela Iglesia. El amor a Cristo la impulsaba a servir a todoscon amor como imágenes del mismo Cristo.

La Sierva de Dios fue sumamente generosa, dabaalimentos, ropa, servicios y asistencia gratuita a losnecesitados.

Recibió de Dios especial acto de gracia para con-solar a las almas afligidas o turbadas... la vimosinvariablemente con su rostro sonriente y muy alegre.

Sentía uno la impresión de encontrarse ante unalma que está en paz con Dios y con los hombres y queha logrado un perfecto orden en su interior por lo quecomunicaba santa alegría en su semblante siempreamable, declara uno de las innumerables personasque acudían a ella para pedirle su bendición, comuni-carle sus problemas y encomendarse a sus fervientesoraciones. Ella le decía: «Ten confianza plena en elDios providente».

La Sierva de Dios, manifestó su amor a Dios congran intensidad y de muchas formas, exclamaba: «MiDios y mi todo...».

Amaba heroícamente a su prójimo y se preocupa-ba de que a las religiosas no les faltara nada, nimaterial ni espiritual. Trataba de que todas estuviéra-mos pendientes de la Divina Providencia. Cuando se

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experimentaban los efectos de la pobreza, ella decíaa sus hijas espirituales: «Tenemos que confiar siem-pre en Dios».

La Sierva de Dios, era exigente con las hermanasen el cumplimiento de sus deberes religiosos comoson sus votos, buscaba sobrenaturalizar todo; acepta-ba y procuraba solucionarles los casos difíciles; espe-cialmente con las hermanas de carácter difícil, lesaconsejaba con prudencia, fortaleza y caridad, conmaternal amor, buscando el bienestar de sus hijas.

«No sigan la corriente del mundo en que vivimos,sino más bien transfórmense a partir de una renova-ción interior, así sabrán distinguir cual es la voluntadde Dios, lo que es bueno, lo que le agrada, lo que esperfecto». (Cfr. Rm. 12,2).

Hagan todo lo posible por vivir en paz con todos.(Cfr. Rm. 12,18).

No te dejes vencer por el mal, más bien derrota elmal con el bien. (Cfr. Rm. 12,21).

Dio a sus hijas ejemplo heroico de perdón y buentrato a las personas que le ofendían. Oraba intensa-mente por los pecadores.

La Sierva de Dios nunca se mostró áspera, siempredulce y amable; aún cuando debía llamar la atención,lo hacía tratando de convencer para el cumplimientode «Amaos los unos a los otros, como yo os heamado».

En la Sierva de Dios, desde el principio hasta elfin, se contempla el deseo de tender hacia la perfec-ción; su vida de observancia religiosa y el cuidadointegral de los enfermos en el cuerpo y en el espíritusin distinción de raza, credo o clase social. Tenía elcorazón abierto a todas las necesidades.

«En verdad les digo que, cuando lo hicieron conalguno de los más pequeños de estos mis hermanos,me lo hicieron a mí». (Mt. 25,40).

Un japonés gravemente enfermo antes de morir,se convirtió y recibió el Bautismo, al admirar la granmisericordia y dulzura de la Sierva de Dios.

Los testigos refieren muchas conversiones obra-das por intercesión de la Sierva de Dios.

«Es necesario tener fe en Dios y pedirla, El nos ladará».

Invitaba a las religiosas a nutrir su vida espiritualcon la lectura de la Sagrada Escritura por ser Palabrade Dios y les recomendaba leerla a los enfermos,sobre todo los contenidos evangélicos de la acciónsanante de Jesús, que pasó por el mundo haciendo elbien y curando toda enfermedad.

En su biografía titulada «Historia de un Corazónde Amabilísima Dulzura». Escrita por el Padre ChanalS.J. Dedicó varios capítulos para dar a conocer a lareligiosa dotada de todas las virtudes religiosas, «mo-delo de observancia» «ejemplo de humildad»:

Caridad sin límites, espíritu de servicio y abnega-ción; celo por la salvación de las almas, «inmolacióntotal». Su dotación orgánica es muy rica en virtudeshumanas, cristianas y las propias de las almas consa-gradas a Dios por los votos de castidad, pobreza yobediencia.

La vida de la madre Vicentita es una respuesta dealtísimo nivel espiritual a las exigencias de la sociedadMexicana de hoy y en un sentido general de la sociedaden su globalidad. Por tal motivo, puede constituir unapreciosa guía para la Vida Consagrada Hoy.

«Venid y veréis» (Jn 1,39).En su vida se verificó con plenitud el lema «La

Caridad de Cristo nos Urge».Es modelo de Vida Consagrada, hoy especialmen-

te en el Ministerio de la Salud, impulsó al Profesionalde Enfermería a vivir el Evangelio y a servir al estilodel buen samaritano. Todos eran tratados con amor ybondad.

Era modelo de penitencia y mortificación quepuede impresionar a quienes ya se han habituado alestilo moderno de las comodidades y de todo meca-nismo que puede atenuar las fatigas y las privaciones.

Al celebrar su Beatificación nos permite especial-mente a los creyentes palpar la realidad de una vidaque perdura, más aún que cree en cierto modo másallá de la muerte. Para el cristiano el acto de morirrepresenta la coronación de la vida de su vocación yde su misión.

Incluso después de su muerte quiere dar algo más,intercede al Todopoderoso para que los pobres cura-dos y evangelizados, sufriendo unidos a Jesucristo ypor El, alcancen la salvación. «Que todos los hom-bres se salven». (1Tim. 2,4).

«Ay de mí si no proclamo el Evangelio»(1Co. 9,16).

«Yo estaré con vosotros todos los díashasta el fin del mundo» (Mt. 28,20).«No os dejaré huérfanos» (Jn. 14,18).

«Y os enviaré un consolador» (Jn. 16,7).

SUS GRANDES PREOCUPACIONESLa santificación del Nombre de Dios y la exten-

sión de su Reino.La conversión de los pecadores.

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Orar por el Sumo Pontífice.La salud espiritual y física de los enfermos.La integración de los matrimonios, trataba de que

se consolidará su unión con el vínculo Sacramental.La Catequesis.La perseverancia y progreso espiritual de las reli-

giosas.Deseaba ardientemente que Jesús Eucaristía fuera

adorado en todos los Tabernáculos del mundo ydesagraviado por los ultrajes a este lugar santo.

Gracia, salud y fortaleza a los misioneros para quelleven la buena nueva al mundo entero.

Por la santificación de los sacerdotes... etc.Por la unidad de la Iglesia «Porque la unidad

manifiesta la venida de Cristo». (Jn. 13,35-17,21).Y de ella brota un dinamismo apostólico, «Pues

donde están dos o tres reunidos en mi Nombre, allíestoy yo, en medio de ellos». (Mt. 18,20).

La Santidad es un llamado Universal, el Bautismonos incorpora a Jesucristo y los dones recibidos en él,son expresión de Dios al hombre. Estos dones sonreflejo de la gloria de Dios. Cuando la Sta. Iglesia losreconoce en forma canónica, se procede a la Beatifi-

cación de sus siervos para la gloria de Dios y motiva-ción de sus fieles para vivir su vida cristiana confidelidad y amor a Dios, Cumpliendo sus Manda-mientos.

Las enseñaba a superar con fe y confianza lasadversidades de la vida en el contexto social nacionalde la persecución religiosa que asoló en ese tiempo aMéxico.

Por su pureza de vida y santidad heroica y extraor-dinaria, gozó de gran aprecio y falleció con fama desantidad en la Cd. de Guadalajara, Jal. México, el 30de julio de 1949.

El Excmo. Sr. Arzobispo Don José Garibi Rivera,exclamó en el momento de su muerte: «la madreVicentita, ha volado al cielo».

A través de la maternidad espiritual, la Venerablemadre Vicentita, supo admirablemente encarnar lafeminidad en respeto de todos, sin distinciones: ex-presión de esta maternidad que es connotación pri-maria de la Iglesia.

Por mediación de Ntro. Santo Padre el Papa JuanPablo II, fue Beatificada la madre Vicentita ChávezOrozco, el día 9 de noviembre de 1997, en la BasílicaPatriarcal de San Pedro en Roma.

Nació el 13 de junio de 1891 en la poblaciónminera de Guadalupe, Zac., y fue el tercero de 11hermanos. Su padre sellamaba Miguel y sumadre Josefa. Vivió dechico en las ciudades deMéxico, Monterrey yConcepción del Oro,Zac.; su educación sedesarrolló en México ySaltillo, y llegó a saberlo que de ordinario seaprende en los estudiosde primaria. A partir de1906 los dio por termi-nados y empezó a ayu-dar a su padre en la agen-cia Minera de Concep-ción del Oro. Soportócomo muchos jóvenesde su edad las crisis de

noviazgos y mal carácter, y después de unos Ejerci-cios hechos con los jesuitas siente el acicate de la

vocación religiosa. Ma-dura lentamente su deci-sión con altibajos de fer-vor y tibieza y, siguien-do el ejemplo de sus doshermanas mayores ya re-ligiosas, decide entrar alnoviciado de El Llano,Mich., el 19 de agostode 1911.

Estudia letras huma-nas, para las que teníaespecial facilidad. El 25de agosto de 1914 salehuyendo hacia Zamora,Mich. cuando las fuer-zas hostiles de Carranzamerodeaban por los al-rededores de la hacien-

BEATO MIGUELAGUSTÍN PRO JUÁREZ

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da. Continúa estudiando en Los Gatos, California,hace retórica y filosofía en Granada, España, desem-peña el oficio de profesor en el Colegio de Nicaraguay finalmente termina la teología en Sarriá y Enghien(Bélgica).

Su carrera religiosa fue la de muchos jóvenesjesuitas que ocultan bajo una apariencia despreocu-pada y juguetona un serio fondo de pureza, de piedady generosidad, que luego manifiestan en las circuns-tancias graves de la vida. Enfermedades neurovege-tativas y la gracia del sacerdocio acabaron de puli-mentar su carácter.

Un juicio imparcial sobre la vida del padre Miguelnos inclina a decir que gozaba en alto grado de talentopráctico, pero que carecía de facilidad para los estu-dios especulativos quizá debido a la deficiente ense-ñanza de sus primeros años.

El vapor Cuba, en el que venía de Europa sin haberpresentado el examen final de teología y sin haberhecho tercera probación, atracó en el puerto deVeracruz el 6 de julio de 1926. El P. ProvincialCamilo Cricelli le había indicado anteriormente quetrabajaría una vez ordenado sacerdote entre los obre-ros de Orizaba, Ver. para lo cual venía preparado ymostraba singulares deseos; pero el nuevo Provin-cial, Luis Vega, le modificó los planes, y por lo prontolo asignó a la ciudad de México.

La labor del P. Pro en México se reducía alcuidado espiritual de los fieles, privados desde el 31de julio de los auxilios de la religión, a la celebraciónde la Misa cada día en un sitio diferente, a la distribu-ción de comuniones en diversos centros, y a la asis-tencia de los moribundos. Daba también retiros cor-tos, principalmente a obreros, para lo que le ayudabano poco su natural buen humor y talento. Andabacontinuamente disfrazado, y mientras daba sus reti-ros unas veces vestía pantalón de mecánico con gorracalada hasta los ojos, hablando el lenguaje acomoda-do a sus oyentes, otras se presentaba como catrín,fumando cigarrillos en elegante boquilla. Así trabajódurante todo un año, siempre burlando al enemigoque lo buscaba para encarcelarlo, escapando de susgarras a veces en circunstancias muy chuscas.

El 18 de noviembre de 1927 el P. Pro y sus doshermanos, Humberto y Roberto, fueron aprehendi-dos por la policía bajo el cargo de complicidad en unatentado contra el general Alvaro Obregón.

El autor intelectual y ejecutor del plan del atentadohabía sido el valeroso ingeniero Luis Segura Vilchis,quien serenamente pudo escaparse y cubrir su retira-da en sana paz. Pero resultó que Roberto, hermano

del P. Miguel Agustín, aparecía como propietario delautomóvil Essex decomisado por la policía, y por estarazón se inculpaba a los Pro como autores del crimen.Cuando supo Segura Vilchis que los hermanos Proiban a ser castigados sin tener culpa, pidió audienciaal general Roberto Cruz, inspector de policía, yconfesó que él había planeado, dirigido y consumadoel delito.

El 23 de noviembre, cuando se había anunciado enlos periódicos que el ingeniero Segura Vilchis y losotros detenidos iban a ser consignados a las autorida-des judiciales competentes, fueron sin proceso judi-cial alguno, fusilados con gran publicidad en elcentro mismo de la capital. Además del ingenieroSegura Vilchis y del obrero Tirado, que habían toma-do parte en el atentado, fueron ejecutados el padreMiguel Agustín y su hermano Humberto que eraninocentes, como quedó comprobado por el acta le-vantada el 19 de noviembre de 1927 y cuyos origina-les se conservan.

A las ocho de la mañana del 23 de noviembre, elgeneral Roberto Cruz mandó formar la tropa en lainspección de policía e hizo venir fotógrafos y repor-teros de la prensa.

Un detective se le acerca al padre y le dice:«Perdóneme, Padre». Con la mayor naturalidad delmundo el padre Pro inclina la cabeza como cuandoescuchaba confesiones de alguno de sus penitentes, yresponde: «No sólo te perdono, hermano, sino que telo agradezco».

Entra al cuadro de fusilamiento. Da la cara alpelotón. El jefe de los soldados le pregunta si deseaalgo. Responde: «Rezar». Se arrodilla, baja la cabezay se santigua, besa el pequeño crucifijo que lleva enla mano derecha y el rosario que trae en la izquierda.Ora por unos instantes. Se levanta, se vuelve a colo-car en el sitio de muerte y espera con los ojossemicerrados. Abre los brazos en cruz y grita: «¡VivaCristo Rey!». Una descarga rubrica la exclamación.Son las diez y treinta minutos de la mañana.

Miguel Agustín Pro, S.J., ejemplo de celo apostó-lico y de amor eucarístico (Extracto de la homilía delPapa en la Beatificación)

Su vida de apóstol sacrificado e intrépido estuvoinspirada siempre por un incansable afán evangeliza-dor. Ni los sufrimientos de sus graves enfermedades,ni la agotadora actividad ministerial, ejercida fre-cuentemente en circunstancias penosas y arriesga-das, pudieron sofocar el gozo irradiante y comunica-tivo que nacía de su amor a Cristo, y que nadie le pudoquitar (cf. Jn 16, 22).

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En efecto, la raíz más honda de su entrega abne-gada a los demás fue su amor apasionado a Jesucris-to y su ardiente deseo de configurarse con El, inclusoen su muerte. Este amor lo expresó de un modoparticular en el culto eucarístico. La celebracióndiaria de la Santa Misa era el centro de su vida, asícomo fuente de fortaleza y fervor para los fieles. Elpadre Pro organizó las llamadas «estaciones euca-rísticas» en los domicilios particulares, donde dia-riamente se podía recibir ocultamente el Cuerpo delSeñor durante los años de persecución.

Roma, 25 de Septiembre de 1988.

Mensaje del Padre Pro:«Debemos hablar,gritar contra las injusticias,tener confianza,pero no miedo.Proclamemos los principiosde la Iglesia,el reinado del amor,sin olvidar,como sucede algunas veces,el de la justicia...»

Miguel Agustín Pro, S.J.

Sacerdote agustino, mártir durante la persecu-ción religiosa de México

Mateo Elías Nieves del Castillo nació en la Isla deSan Pedro, Yuriria (Guanajuato, México) el 21 deseptiembre de 1882. Era hijo de Ramón y Rita, unmatrimonio de modestosagricultores, de religiosidadprofunda.

Muy pronto manifestó eldeseo de ser sacerdote, perolas circunstancias de la vidase lo impidieron. A la edadde 12 años la tuberculosisle puso a las puertas de lamuerte, y meses más tardesu padre moría asesinadopor unos salteadores. Tuvoque abandonar los estudiospara poder contribuir almantenimiento de la fami-lia.

En 1904, apenas abrió lacasa de formación agus-tiniana de Yuriria, no obs-tante su escasa preparacióny su edad adulta, fue admi-tido. Las comprensibles di-ficultades en los estudiosseminarísticos, dado que había iniciado los estudioseclesiásticos a los 21 años y acababa de abandonarlas faenas del campo, las superó con increíble tesóny esfuerzo. A causa de la carencia de recursoseconómicos y de su débil constitución física –estu-

vo a punto de perder la vista– nunca faltó quien lediera una mano. En reconocimiento de la ayuda dela Providencia en tantos momentos de su vida, alprofesor en 1911 cambió el nombre de Mateo Elíaspor el de Elías del Socorro.

Una vez ordenado sa-cerdote en 1916, practicósu ministerio en diversaslocalidades del Bajío, has-ta que en 1921 fue nom-brado vicario parroquial deLa cañada de Caracheo(Gto.), un poblado con cer-ca de tres mil habitantes,situado en las estribacionesdel monte «Culiacán». Eneste centro entonces malcomunicado, de escasos re-cursos económicos, des-provisto de servicios sani-tarios, escuela pública yenergía eléctrica, el minis-terio del p. Nieves no selimitó a la asistencia espi-ritual de su pequeña grey.Habiendo conocido desdeniño lo que significaba eltrabajo manual y la indi-

gencia, no le pesaron ni las privaciones ni la pobreza,compartidas con ánimo generoso, jovial disponibili-dad y confianza en la Providencia.

Fue precisamente durante estos años cuando sur-gió el movimiento de los «cristeros», como reacción

ELÍAS DEL SOCORRO NIEVES

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popular ante la persecución religiosa. El siervo deDios, a pesar de su carácter tímido, en vez de obede-cer la orden del Gobierno de residir en los grandesnúcleos urbanos, se estableció en una cueva delcercano cerro de «La Gavia», asegurando así a susfieles la asistencia religiosa, ejercida normalmentedurante la noche. En los 14 meses que perduróaquella situación, no faltó quien les administrase lossacramentos o celebrase diariamente la misa.

Esta clandestinidad forzada tuvo fin la mañana enque un destacamento de soldados lo descubrió mien-tras iba de camino para ejercer su ministerio pastoral.Interrogado, declaró su condición de sacerdote, y fuearrestado junto con dos rancheros –los hermanosSierra– que se ofrecieron a acompañar al padre.Conducido a la Cañada, se opuso a las gestiones derescate por parte de alguno de sus feligreses. Tuvotambién ocasión de discutir temas de religión con losdos oficiales que le custodiaban, pero su suerte estaba

decidida. Ya uno de ellos había manifestado enpúblico su deseo de matarlo.

Al amanecer del 10 de marzo de 1928 militares yprisioneros se pusieron en camino hacia el pequeñocentro urbano de Cortazar, del que dependía LaCañada. En el primer alto, el capitán que iba al frentedel destacamento dio la orden de pasar por las armasa los dos acompañantes del padre, quienes, despuésde confesarse con él, murieron valientemente gritan-do: ¡Viva Cristo Rey! En la siguiente parada, junto aun frondoso mezquite, ya próximos al poblado, elcapitán se dirigió al p. Nieves, diciéndole: «Ahora letoca a usted, a ver si morir es como decir misa»; a loque respondió el siervo de Dios». Pidió unos momen-tos para recogerse; después, entregó su reloj al capi-tán, dio la bendición a los soldados, y en voz altacomenzó a recitar el credo, mientras preparaban lasarmas que debían dispararle. Sus últimas palabrasfueron: «Viva Cristo Rey».

El Siervo de Dios, AGUSTINRAMIREZ BARBA, nació en SanMiguel el Alto, Jal., el 27 deagosto de 1881. Fueron sus pa-dres el Sr. José GuadalupeRamírez y la Sra. Sabina Barba.

Recibió el bautismo el si-guiente día a su nacimiento, díaen que la Iglesia honra a SanAgustín por lo cual recibió estenombre.

Junto con un grupo numerosode niños, hizo su primera comu-nión en la Parroquia de su pue-blo, el día 19 de marzo de 1889.

Cursó la instrucción primariaen la escuela municipal de SanMiguel del Alto.

De 1894 a 1896 trabajó comoescribiente en el Registro Civil yOficina de Rentas de su pueblo.

En 1897 ingresó al Instituto de San Ignacio deLoyola en Guadalajara en el que cursó la secundariay dos años de preparatoria. Durante este tiempo,estudió además Teneduría de libros y trabajó como

empleado en un comercio pu-diendo así sostener sus estudiosy a su madre y una hermana.

En abril de 1901 ingresó alSeminario de Guadalajara. El 31de enero de 1904 recibió lasórdenes menores, el 7 de abril de1907 el Subdiaconado, el 2 defebrero de 1908 el Diaconado y,el 2 de agosto de 1908 el OrdenSacerdotal. Todos los ministe-rios los recibió de manos del Sr.Arzobispo Dn. José de JesúsOrtiz. Cantó su primera misa el28 de agosto del mismo año en eltemplo de San Agustín enGuadalajara. Estuvo destinadocomo profesor del Seminario deGuadalajara, como vicario en laParroquia de Usmajac, Jal.

Durante la persecución reli-giosa permaneció en Las Huer-

tas, de la comprensión de Nochistlán, Zac. y el 27 deseptiembre de 1916 llegó como vicario a la Parroquiade Tepatitlán. Tuvo varios nombramientos en lamisma Parroquia. En junio de 1923 fue nombrado

SIERVO DE DIOS PBRO. DN. AGUSTIN RAMIREZ BARBA

(SACERDOTE FUNDADOR)

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capellán del Santuario del Señor de la Misericordia enla misma ciudad de Tepatitlán, Jal., cargo que desem-peñó hasta su muerte.

Trabajó con empeño en la catequesis, fomentó elculto a la Santísima Eucaristía; dedicaba largas horasal confesionario y a la dirección de almas. Su predi-lección por los pobres y los niños era característica entodas sus actividades, sobre todo en lo referente a laeducación cristiana. Su adhesión a la Iglesia y a sussuperiores fue notable, así como su preocupación porla conversión de los pecadores y los problemas delmundo de su época.

Fundó la Cruzada Eucarística y de mil manerasdifundió la sólida devoción a la Santísima Virgen.Los que conocimos y tratamos al Padre AgustínRamírez, lo juzgamos edificante por la santidad de susacerdocio. Si juntáramos la multitud de testimoniosde quienes nos comunicamos con él, veríamos tansólo un esbozo de la obra de Dios en su alma. Su vidafue un misterio de amor y dolor en un cúmulo de

contrastes: un gran talento y una profunda humildad;un espíritu profundamente contemplativo y una mul-titud de obras que llevó a cabo para bien de sushermanos; una grandeza de alma en un físico débil yenfermizo.

Lo que más fuertemente lastimó su corazón fueronlos sacrilegios, ofensas y descuidos de que es objetola Sagrada Eucaristía, especialmente de las almasconsagradas y en su anhelo de desagravio permanecíahoras ante el sagrario.

En síntesis, su acción vital estuvo cualificada porla fe y el amor. Coronó su vida sacerdotal con lafundación de la Congregación de Religiosas SIER-VAS DEL SEÑOR DE LA MISERICORDIA, la cons-trucción de la CASA DE EJERCICIOS DE TEPA-TITLAN, y la edificación del COLEGIO JUAN XXIII.

Su muerte acaeció el día 4 de julio de 1967 en laCasa de Ejercicios del Señor de la Misericordia y susúltimas palabras fueron de amorosa aceptación deldesignio de Dios.

El Siervo de Dios Sr. Pbro. D. Pablo deAnda Padilla nació en San Juan de los Lagos,Jal., el 5 de Julio de 1830. Fue bautizado a otrodía en la Parroquia de San Juan Bautista; hijolegítimo de Mariano de Anda y SanjuanaPadilla.

Hizo los primeros estudios en su pueblo natal;sus padres se trasladaron a León, Gto., para queiniciara los estudios eclesiásticos con los PadresPaúles, hasta incardinarse en la diócesis de SanLuis Potosí. Fue ordenado sacerdote el 24 deagosto de 1856 en la parroquia de Venado, S.L.P.,y su cantamisa lo realizó en León, Gto. Al erigirsela diócesis de León (6 de marzo de 1865), seincardinó en esta nueva diócesis.

Construyó el Santuario de Guadalupe en Leóny una Casa de Ejercicios a partir de 1870. El 25 demarzo de 1886 fundó con 4 señoritas la Congre-gación de las Hijas Mínimas de MaríaInmaculada. Murió el 29 de junio de 1904 sin veraprobada su congregación, aprobación que reci-bieron el 21 de enero de 1941 por el Papa Pío XII.La introducción de su causa de beatificación fueen Roma el 2 de diciembre de 1978.

SIERVO DE DIOSPABLO DE ANDA

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Nació en Pátzcuaro, Mich. el 4 de mayo de 1861.Sus padres, Don Juan Carrillo Zarco y Doña LibradaCárdenas Ramírez, cristianos de firmes conviccio-nes, llevaron a bautizar a su primogénito, al díasiguiente de su nacimiento en la parroquia del San-tuario de Nuestra Señora de laSalud en la misma ciudad.

Su infancia transcurrió enmedio de peligros, cambios dedomicilio y pobreza a causa dela guerra de Reforma (1858-1862) y de la intervención fran-cesa (1862-1867). Sus padrestuvieron que trasladarse a:Calderón, Gto., Puruándiro,Mich. y regresaron nuevamen-te a Pátzcuaro. Allí inició susprimeros estudios.

Cuando Silviano tenía sie-te años de edad se fueron aradicar a Zamora, Mich. y con-tinuó su instrucción primaria.Sintiendo la vocación al sa-cerdocio, ingresó al seminarioy cursó su primer año de latín(1871).

En agosto de l872 su fami-lia se fue a vivir a Guadaladara;Silviano continuó sus estudiosen el Seminario Diocesano.

El joven seminarista Carri-llo se distinguió por su dedica-ción al estudio, su humildad,su gran piedad, su trabajo ama-ble. Perdió a sus padres antesde ver coronado su anhelo deser sacerdote.

Para ayudar económica-mente a su familia pintabaóleos religiosos y los vendía.

El día 26 de diciembre de 1884, fue ordenadosacerdote por el Excmo. Sr. D. Pedro Loza y Pardavé,Arzobispo de Guadalajara, en la capilla del palacioarzobispal. Al día siguiente, celebró su primera Misaen la sacristía del Seminario.

SIERVO DE DIOSSILVIANO CARRILLO CARDENAS

(OBISPO Y FUNDADOR)

Ejerció su ministerio en Guadalajara por brevetiempo, en el templo de la Soledad y en la Parroquiade Jesús.

En agosto de 1885 fue destinado como ministro aCocula, Jal., y allí con todo el entusiasmo de su

juventud, se entregó a la cate-quesis de los niños y los adul-tos y a formar a los fieles en elejercicio de la caridad pormedio de las Conferencias deSan Vicente de Paul. Cons-truyó un templo a San Pedro,acondicionó el edificio desti-nado a hospital y mejoró laCasa de los Ejercicios. Eraincansable en el confesiona-rio, en la predicación y en ladedicación a los pobres. Siem-pre amable y cariñoso, risue-ño y accesible con instruidoso ignorantes: ricos o pobres,ancianos o niños, hombres omujeres, amigos y enemigos.Era un sacerdote según elCorazón de Cristo.

E1 16 de Julio de 1895 fuenombrado párroco de CiudadGuzmán (Zapotlán el Gran-de, Jal.) con un corazón depadre y pastor se entregó delleno al bien de su parroquia.Fue un hermano generoso yabierto a sus compañeros sa-cerdotes, un guía y protectorpara los estudiantes del semi-nario auxiliar de Zapotlán.Promovió entre los indígenasla vocación sacerdotal y va-rios de esos jóvenes llegaronal sacerdocio.

Sembrador de la paz y la justicia, defendió a losobreros, indígenas y campesinos para que organiza-ran sociedades mutualistas, escuelas y talleres deartes y oficios donde aprendían: zapatería, herrería,platería y fundición de metales, carpintería y reloje-ría. Trabajó sin descanso por unir a las clases sociales

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y hacer de su feligresía una verdadera comunidadcristiana.

Vivió pobremente y fue un padre para los pobres.Cuanto regalo recibía era para los más necesitados,llegando a desprenderse aún de sus pertenenciaspersonales en favor de los pobres.

Amigo de los presos estaba pendiente de llevarlesconsuelo espiritual y con ayuda de varias familias, lesproporcionaba comida diaria.

Los niños fueron la porción predilecta de suparroquia y para ellos fundó y sostuvo escuelas,esforzándose porque fueran ante todo, centros deevangelización y respondieran a las necesidades cul-turales de la época. Las dotó de los mejores maestros,edificios, métodos y material escolar. El mismo seconstituyó en maestro de religión y en forma práctica,les educaba en la caridad hacia el prójimo.

Predicador constante y lleno de fe, catequistaabnegado y piadoso, promotor del culto, especialmen-te de la Eucaristía, a la Santísima Virgen a quienamaba con ternura, y al Señor San José, Patrono de suParroquia. El ministerio de la reconciliación le lleva-ba largas horas en el confesionario y los fieles seacercaban a él con gran confianza.

En 1as grandes calamidades que sufrió CiudadGuzmán, provocadas por el Volcán Colima, como elterremoto del 7 de Junio de 1911 y la lluvia de arenavolcánica acaecida el 20 de enero de 1913 Don SilvianoCarrillo se manifestó como el verdadero sacerdote deCristo que hace presente el amor de Dios, atendiendosin descanso a los agonizantes y heridos, y organizan-do la ayuda, para todos los damnificados.

El 18 de julio de l901 un ladrón robó del sagrariode la parroquia un vaso sagrado con algunas hostiascansagradas. Este sacrilegio le fue particularmentedoloroso y fue el llamado definitivo del EspírituSanto para que se convirtiera en el fundador de unaCongregación religiosa cuyas hermanas se dedica-rían a amar y adorar a Jesús Sacramentado y a darloa conocer y hacerlo amar por medio de la educacióncristiana de la niñez y la juventud. El 25 de noviembrede 1904 nació la Congregación de Hermanas «Sier-vas de Jesús Sacramentado», con la autorización delExcmo. Sr. J. Jesús Ortiz que pronto se extendió porMéxico y más allá de las fronteras, siempre al serviciode la Iglesia en el campo escolar.

Se valió del periodismo para llevar la BuenaNueva a todos los rincones de su parroquia. Editabavarios periódicos, entre los que sobresalieron: «UniónCatólica» y «La Luz de Occidente». Frente a las leyes

anticlericales y las leyes impías, el Sr. Cura SilvianoCarrillo, como hijo amoroso y fiel, con sus artículosvalientes salió en defensa de la Iglesia y de la verdad.

Durante la persecución religiosa iniciada en 1914,fue perseguido a muerte, y tuvo que permaneceroculto por más de dos años. El sufrimiento lo uniómás a Cristo.

El Excmo. Sr. D. Francisco Orozco y Jiménez,Arzobispo de Guadaladara, nombró al Sr. Cura Carri-llo Canónigo del Cabildo de Guadalajara, en noviem-bre de 1916. Nuevamente pudo dedicarse a su minis-terio, en especial al de la confesión y la direcciónespiritual de sus religiosas que también habían sufri-do, a causa de la persecución, la exclaustración, yotras mil penalidades. El padre fundador fue señalan-do la espiritualidad eucarística que debía ser la heren-cia de las Siervas de Jesús Sacramentado.

Su Santidad, el Papa Benedicto XV, lo preconizócomo V Obispo de Sinaloa y el 24 de febrero de 1921recibió la Ordenación Episcopal en la ciudad deGuadalajara. Antes de partir para su diócesis sedespidió de sus religiosas y de sus queridos fieles deCiudad Guzmán. A todos les dejó como testamentoespiritual estas palabras: «Amaos unos a otros...Vivid siempre unidos, conservad vuestra fe y vuestroamor a Cristo, venerad y respetad a vuestros obispos,obedeced a las autoridades civiles en todo lo que nocomprometa vuestra conciencia Cumplid el preceptoesencial de Jesucristo: Amaos unos a otros».

Como obispo y pastor de Sinaloa inició unarenovación cristiana, centrada en la Eucaristía. Re-abrió el seminario diocesano y trató paternalmente alos seminaristas, con quienes compartía lo poco querecibía para proporcionarles ropa, alimentos, y hastagolosinas.

Su última labor pastoral, consagrada también ala Virgen Santísima, solo duró seis meses. Tras unabreve enfermedad que rápida y misteriosamente seagravó, el Señor, su Dios, lo llamó para hacerlopartícipe del gozo definitivo, el 10 de septiembre de1921 en Culiacán, Sin., sede de su diócesis.

Silviano Carrillo, Obispo de Sinaloa, como sier-vo fiel, sigue alabando a su Dios con las palabras quefueron la expresión de su vida: «¡BENDITO SEADIOS!».

El domingo 12 de octubre, por la mañana, en laplaza de San Pedro, el Santo Padre Juan Pablo IIbeatificó a cinco siervos de Dios; entre ellos almexicano Elías del Socorro Nieves, presbítero ymártir, agustino.

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Dijo el Papa en la homilía de beatificación:«A los discípulos, asombrados ante las dificulta-

des para entrar en el Reino, Jesús les advierte: «Esimposible para los hombres, no para Dios. Dios lopuede todo» (Mc 10, 27). Acogió este mensaje elpadre Elías del Socorro Nieves, sacerdote agustino,que hoy sube a la gloria de los altares como mártir dela fe. La total confianza en Dios y en la Virgen delSocorro, de quien era muy devoto, caracterizó toda suvida y su ministerio sacerdotal, ejercido con abnega-ción y espíritu de servicio, sin dejarse vencer por losobstáculos, los sacrificios o el peligro. Este fiel reli-gioso agustino supo transmitir la esperanza en Cristoy en la Providencia divina».

La vida y el martirio del padre Nieves, que noquiso abandonar a sus fieles a pesar del riesgo quecorría, son por sí misas una invitación a renovar la feen Dios que todo lo puede. Afrontó la muerte conentereza, bendiciendo a sus verdugos y dando testi-monio de su fe en Cristo. La Iglesia en México cuenta

hoy con un nuevo modelo de vida y poderoso inter-cesor que le ayudará a renovar su vida cristiana; sushermanos agustinos tienen un ejemplo más que imi-tar en su constante búsqueda de Dios en fraternidady en el servicio al pueblo de Dios; para toda la Iglesiaes una muestra elocuente de los frutos de santidad queel poder de la gracia de Dios produce en su seno. Ensu ministerio sacerdotal sirvió con humildad a lasgentes sencillas, compartiendo sus preocupaciones ysu suerte, en vez de soñar con grandes obras. En lapersecución no abandonó a sus feligreses, porque«todo sacerdote –decía él– que predica la palabra deDios en tiempo de persecución, no tiene escapatoria,morirá como Cristo»; a semejanza de Jesús, murióperdonando y bendiciendo a sus ejecutores.

El Vicario de Cristo pronunció la fórmula debeatifiación y estableció que de ahora en adelante sepueda celebrar su fiesta en los lugares y del modo queestablece el derecho: el beato Elías del Socorro Nie-ves, el 11 de octubre.

El 22 de Octubre de 1853en Olinalá, Guerrero, nacióRamón y fue bautizado a losdos días de nacido con losnombres de José RamónSalomé. Sus padres MiguelIbarra y Ma. del RefugioGonzález. Su situación eco-nómica era muy desahoga-da.

A causa de la guerra, lafamilia se trasladó a Izúcarde Matamoros, Puebla, don-de inició Ramón sus estu-dios primarios. Al pocotiempo la familia se trasladóa la capital de Puebla, ahícontinuó Ramón sus estu-dios primarios. Un tiempodespués se volvieron a lahacienda.

Ramón tenía 13 añoscuando murió su padre. Laviuda preocupada por losestudios de su hijo se fue a

vivir a la Villa de Acatitlán,al sur de Puebla. El Cura dela Parroquia inició a Ramónen el Latín. Desde entoncesempezó Ramón a sentir lainclinación al estado sacer-dotal.

En 1868 se fueron a vi-vir a Puebla y Ramón entrócomo alumno al SeminarioPalafoxiano. Más tarde seinscribió al colegio Carol-ingio, para estudiar Física.

En 1875 recibió el títulode pasante de Teología. Sedistinguió siempre comoalumno excelente.

En 1877 muere su mamáy fue entonces que aceptóirse a Roma; se inscribió enel Colegio Pio Latino Ame-ricano.

En la Universidad Gre-goriana siguió estudiando

MONSEÑOR RAMON IBARRA GONZALEZ(ARZ. DE PUEBLA)

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Teología y Derecho Canónico. Obtuvo varios Docto-rados.

A los 26 años fue ordenado Sacerdote en la Basí-lica de San Juan de Letrán.

En 1883 se presentó para ejercer su sacerdocio alas órdenes del Obispo Francisco de Paula Verea.

Aún siendo presbítero, desempeñó varios puestosimportantes.

Al quedar vacante la diócesis de Puebla, por lamuerte del obispo Mora y Daza, fue nombrado Vica-rio Capitular en Sede Vacante.

En 1889 fue a Roma y se entrevistó con el PadreGeneral de los Jesuitas para ser admitido en la Orden.Estando en Loyola haciendo los ejercicios de SanIgnacio, le llegó un telegrama de Roma en donde elPapa León XIII lo nombraba 4o. Obispo de Chilapa,Guerrero.

Fue consagrado Obispo por el Cardenal LúcidoParicchi, Vicario del Papa.

Muy fecundo fue su apostolado en Chilapa;maravillaba su catequesis Cristocéntrica y Mariana.Unidos al amor de Jesús y de María, poseía un granamor a la Cruz y el 3 de mayo de 1896 instituyó enChilapa el Apostolado de la Cruz; y el día 11 dejunio siguiente, por edicto establece que se extien-da a todas las parroquias de la Diócesis. Teníapredilección por los más pobres y marginados de ladiócesis.

Promovió con éxito la venida de España de losPadres Operarios de la diócesis.

Trabajó muy eficazmente en favor de la Iglesia.En 1902 fue trasladado a Puebla, que recibió con

júbilo a su nuevo Pastor.Una de sus primeras tareas fue la reconstrucción

del Seminario Palafoxiano y en 1906 dió impulso a laeducación de la niñez y juventud masculina, trayendode Europa a los Hermanos de las Escuelas Cristianasque fundaron cuatro colegios.

En diciembre de 1913 obtuvo personalmente delPapa Pio X la fundación de los Religiosos de la Cruz,que cambiaron el nombre por Misioneros del EspírituSanto.

Monseñor Ibarra trabajó incansablemente a pesarde su enfermedad; la diabetes le produjo una llaga enun pie.

En Lyon, Francia, visitó al superior de los PadresMaristas, al cual pidió a nombre del Santo Padre yobtuvo después de varias negativas que el P. Felix de

Jesús Rougier, regresara a México como maestro denovicios de los Misioneros del Espíritu Santo.

El contacto de Monseñor con la señora Armida,marcó profundamente su espiritualidad y trabajoapostólico; después de cerciorarse de la legitimidaddel espíritu de ésta le dió su apoyo incondicionalcomo Director espiritual y se constituyó en padre delas obras de la Cruz.

Monseñor Ibarra desde 1885, siendo sacerdotehabía soñado con hacerse religioso, al enterarse porConchita de que los religiosos de la Cruz debían serfundados, él hizo los tres votos el 15 de agosto de1909 pensando ya en la futura fundación y en 1910 elPapa Pio X le aprobó los votos como religioso de laCruz, pero sin consentirle que dejara el arzobispadode Puebla.

En 1914, debido a la Revolución Carrancista,Mons. Ibarra tuvo que esconderse; lo hizo en la casade las Religiosas de la Cruz.

Por no sentirse seguro, en 1916 se fue a la Casa dela Sra. Concepción Cabrera de Armida. Ahí pasó losúltimos meses de su vida.

Fueron días muy difíciles, tanto por la enfermedadde Mons. (tenía el pie perforado), como por lasnoticias que tenía de Puebla.

Dos días antes de su muerte, presintiendo el final,les dijo a los sacerdotes que llegaron a visitarlo: «Yavoy a morir, que se cumpla en mí absolutamente lavoluntad de Dios. Quiero morir en Comunión con laIglesia romana, en contínua adhesión al Sumo Pontí-fice, acatando y reverenciando todas sus enseñanzasy supremas disposiciones, quisiera que llegara esto alos oídos del Santo Padre.

Finalmente quiero y así lo pido al Señor, que elúltimo latido de mi alma, la última palpitación de micorazón, sea un acto de amor a Jesús, fuera del cualninguna cosa atrae mis afectos en este mundo. Que secumpla en mí lo que fuere de su agrado. No siento queeste día sea mi muerte, pero si así fuese voluntad deDios que hoy muera, que venga la muerte en buenahora. ¡Bendito sea el Señor! Estaba, dice Conchita,rodeado del P. Felix de Jesús y otros sacerdotes. Entróen agonía el 1° de febrero y murió a las 7:30 p.m. Yala Iglesia cantaba los Maitines de la Purificación de laSma. Virgen. Fue sepultado en el Panteón del Tepeyacy en 1931 sus restos fueron exhumados y llevados ala Catedral de Puebla.

En 1990 el Sto. Padre Juan Pablo II promulgó laheroicidad de sus virtudes declarándolo VENERA-BLE.

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SEMBLANZA DE LA SIERVA DE DIOSMAGDALENA DE LA REPARACION

VARGAS GALEANA

Josefa Brígida de Jesús Vargas Galeana (nombreque recibió al ser bautizada; y como religiosa, Mag-dalena de la Reparación). Nació en Irapuato, Gto.,México, el 8 de octubre de 1866; hija del matrimonioformado por Don Juan Vargas Machuca y DoñaFrancisca Galeana Amaro.

Fue bautizada al día siguiente de su nacimiento(día 9) en la Parroquia de San Marcos y de NuestraSeñora de la Soledad, por el Sr. Pbro. Agustín Liceay Licea.

Su familia se caracterizó por una profunda vidacristiana basada en la Eucaristía, devoción al Cora-zón de Jesús y a la Santísima Virgen.

Su hogar fue la primera escuela donde recibióesmerada educación, especialmente por sus padres ydonde inició y fortaleció sus virtudes humanas, mo-rales, sociales y religiosas.

Desde muy pequeña manifestó ser una niña piado-sa, dedicada al cumplimiento de sus deberes a pesarde su precaria salud. A los 5 años ya contaba condirector espiritual y fue a esa edad que se consagró ala Sma. Virgen, recibiendo la cinta de la Asociaciónde los Angeles; años más tarde precidió estaAsociación.

Adolescencia y juventud. Siendo apenas unaadolescente, su ardor misionero se palpa en todas susexpresiones: alegre, sencilla, con gran entrega y cari-dad con los más necesitados especialmente con losniños.

Fue ejemplo para varias de sus amigas, que unidasa ella se dedicaron a hacer vida la caridad, amabilidady atención solícita.

A los 14 años, recibe varias manifestaciones delSagrado Corazón de Jesús, las que habían de ser elpilar de sus obras espirituales.

Magdalena fue una joven transparente en su trato,educada con alma de artista, resaltando la pintura,bordado, tejido, teatro, arte culinario y la música através del violín, piano y flauta.

Con plena convicción de su vocación a la vidareligiosa, en 1900 solicita ingresar a dos Congrega-ciones religiosas y no es admitida por su delicadasalud. Joven decidida, se propone y forma con sushermanas una orquesta con el fin de honrar a su

Madre del Cielo, así llamó a la Sma. Virgen durantetoda su vida.

En 1901 pide permiso para portar un vestidoespecial, y con sus compañeras en su casa inicia vidacomunitaria y momentos fuertes de oración. En octu-bre de 1902 solicita al Excmo. Sr. Obispo de LeónDon Leopoldo Ruiz y Flores, permiso de fundar unaCongregación; el Prelado le ordena que funde prime-ro un Colegio y el 19 de enero de 1903 funda elColegio del Sagrado Corazón.

El 25 de enero de 1903, recibe la aprobación de lafundación, profesando los Consejos Evangélicos el 2de febrero de 1903, y los votos perpetuos el 2 defebrero de 1905. Con oración y penitencia constantesy con una contínua e incondicionada entrega a lavoluntad de Dios, amor y obediencia a la iglesia guióa su amada Congregación.

Debido a su postrera enfermedad se trasladó a laciudad de México en octubre de 1916 y muere en esamisma ciudad, el 20 de enero de 1917. Fueron sepul-tados sus restos en el panteón Francés y con autoriza-ción del Excmo. Sr. Obispo de León DonEmeterioValverde Tellez; fueron exhumados en ene-ro de 1924. Su Mausoleo se encuentra en la Capilla dela Casa Central en Irapuato, Gto. sede de la «FAMI-LIA DE CORDE JESU».

Su espiritualidad. Profesó un ardentísimo amor alCorazón de Jesús, aprendiendo de El la lección de:Amor, Mansedumbre y Humildad. Delicada y fuertedevoción a la Sma. Virgen en su advocación de laInmaculada Concepción y Santa María de Guadalupe,que le movía a buscar en todo la más completa identi-ficación con Cristo su esposo escogido entre millares.

Vivió radicalmente el Carisma de Amor y Repara-ción; profunda y delicada devoción a la meditaciónde la pasión del Señor.

Ofreció su vida y sus obras en expiación por lospecados del mundo, especialmente por los de lasalmas a El consagradas en el sacerdocio y la vidareligiosa.

Llena de celo por la salvación de las almas, seofreció como víctima de amor para desagraviar alCorazón de Jesús por tanto que se le ofende. En 1916se consagra al Espíritu Santo. En 1917 escribe su

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juramento de amor. «Que el mundo se salve y muerayo, si mi vida o mi muerte pueden servir para aplacaros,que no sufra ya más mi Jesús, no más maldad».

La Eucaristía fue la raíz y el centro de su vidainterior, manteniendo una contínua presencia de DiosUno y Trino.

En la Iglesia y para la Iglesia. La trascendenciade la Madre Magdalena de la Reparación es amplísi-ma, reflejando en cada etapa de su vida la caridad,bondad, mansedumbre y sencillez, virtudes que lacaracterizaron, así como un profundo amor y adhe-sión a la Iglesia; celo por la salvación de las almas yservicio a los más necesitados. Patrimonio que dejó asus hijas a través de sus obras.

Estableció la obra de los Tavernáculos; solicitó lapresencia de las religiosas Siervas del Sagrado Cora-zón de Jesús y de los pobres. (Puebla) Fundó yauspicio el Asilo de Guadalupe para niñas pobres yhuérfanas el 12 de diciembre de 1902. Fundó elColegio del Sagrado Corazón, actualmente Colegio«Irapuatense», para la educación de las niñas de clasemedia el 19 de enero de 1903.

En esta misma fecha funda la Congregación Reli-giosa; «FAMILIA DE CORDE JESU», y recibió suaprobación oficial por el Excmo. Sr. Obispo DonLeopoldo Ruiz y Flores Obispo de León el 25 de

enero de 1903. Escribió las Constituciones y le fue-ron aprobadas el 25 de abril de 1905.

El 5 de agosto de 1907 establece la AlianzaExpiatoria, agrupación de laicos que en su propiohogar y trabajo ordinario viven el Espíritu de: Amory Reparación, carisma propio de la Congregación. En1916 establece en el templo de San Francisco dePaula un ejercicio expiatorio a través del Salmo 50.

Dejó a la Congregación un proyecto para que seestablezca si Dios lo permite la rama Contemplativade la misma. Trazó un amplio horizonte en la obraevangelizadora y la misión «ADGENTES» porqueamplio es el Carisma y la Espiritualidad, teniendocomo único modelo al mismo Cristo Jesús.

Es sin duda esta fundación la obra más grande queel Sagrado Corazón de Jesús le confió a la MadreMagdalena de la Reparación. La Congregación hademostrado gozar de la fuerza y bendición de Diosdesde su nacimiento.

Actualmente sus obras se hacen presentes en: MEXI-CO, ECUADOR, PERU, ROMA Y CIUDAD DELVATICANO. La misión de la Madre Magdalena es unavida completa dedicada a su fin específico; la realiza-ción del reino que Cristo vino a establecer en la tierra conespíritu apostólico de Expiación e inmolación y lavivencia del Carisma: AMOR Y REPARACION.

NUESTRA GRATITUD

A las personas e instituciones que hicieron posible esta edición:Arq. de Guadalajara (Causas de los Santos)III Plan diocesano de San Juan de los LagosDioc. de TlaxcalaArq. de Puebla.Arq. de Jalapa, Ver.P. Ramiro ValdezP. Guillermo Ma. HaversActualidad litúrgicaL’ Osservatore RomanoSiervas de la Sma. Trinidad y de los PobresSiervas de Jesús SacramentadoSiervas del Sr. de la MisericordiaHijas del Sagrado CorazónFamilia de «Corde Jesu»y otras más.

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CUMPLEAÑOS1 Abril 1962 ... SR. PBRO. MIGUEL ARIZAGA OCEGUEDA

1968 ... SR. PBRO. EFRAIN FLORIDO ANTIMO3 Abril 1964 ... SR. PBRO. VICTOR LIZARDE RODRIGUEZ5 Abril 1936 ... SR. PBRO. VICENTE GUTIERREZ PADILLA

968 ... SR. DIACONO JUAN GUILLEN RODRIGUEZ6 Abril 1964 ... SR. PBRO. GUILLERMO HUERTA MURO

1966 ... SR. PBRO. MIGUEL DELGADO CEDILLO1967 ... SR. PBRO. SERGIO GUTIERREZ VAZQUEZ

7 Abril 1963 ... SR. PBRO. J. GUADALUPE PRADO GUEVARA9 Abril 1943 ... SR. PBRO. JOSE HUGO OROZCO SANTOYO

1954 ... SR. PBRO. FRANCISCO ESTRADA RIOS16 Abril 1962 ... SR. PBRO. RODOLFO MORALES PEDROZA

17 Abril 1929 ... SR. PBRO. ELIAS SANCHEZ GARCIA1946 ... SR. PBRO. MIGUEL AGUIRRE SANCHEZ1963 ... SR. PBRO. JOSE ANTONIO ANGEL GONZALEZ

19 Abril 1955 ... SR. CURA GERARDO OROZCO ALCALA20 Abril 1949 ... SR. CURA J. JESUS MELANO GONZALEZ21 Abril 1964 ... SR. PBRO. GONZALO OLIVA HERNANDEZ

1964 ... SR. PBRO. J. JESUS ROCHA RAMOS1969 ... SR. DIACONO LUIS ENRIQUE SOTELO BARRERA

25 Abril 1922 ... SR. PBRO. ANASTACIO AGUAYO ZARAGOZA1961 ... SR. PBRO. RAUL HERNANDEZ HERNANDEZ

27 Abril 1970 ... SR. DIACONO FELIPE HERNANDEZ ALCALA

ANIVERSARIOSDE ORDENACION

2 abril 1945 ... SR. PBRO. IGNACIO MONTOYA MALACARA1949 ... SR. PBRO. MANUEL DIAZ DIAZ1949 ... SR. PBRO. AGUSTIN SORIA DELGADO

5 abril 1947 ... SR. PBRO. FRANCISCO JIMENEZ GUTIERREZ6 abril 1957 ... SR. CANGO. J. GUADALUPE BECERRA BARAJAS

1957 ... SR. PBRO. ADOLFO GARCIA RIZO1957 ... SR. CURA AGUSTIN MONTES SEGURA

7 abril 1928 ... SR. CANGO. IGNACIO GUTIERREZ DE LA TORRE8 abril 1989 ... SR. CURA JUAN CASILLAS PLASCENCIA

1989 ... SR. PBRO. ALFREDO GARCIA GUZMAN1989 ... SR. PBRO. MANUEL MARTIN ALCALA1989 ... SR. CURA JOSE GUADALUPE VAZQUEZ GONZALEZ

10 abril 1977 ... SR. PBRO. LUIS GUTIERREZ VELAZQUEZ12 abril 1941 ... SR. CANGO. LUIS NAVARRO ROMERO

1971 ... SR. PBRO. VICENTE GUTIERREZ PADILLA15 abril 1979 ... SR. CURA MIGUEL CHAVEZ GONZALEZ

1979 ... SR. CURA SALVADOR GONZALEZ RUIZ1979 ... SR. PBRO. HELIODORO GUILLEN DELGADILLO1979 ... SR. CURA JUAN MANUEL OROZCO BARBA1979 ... SR. CURA PEDRO VAZQUEZ VILLALOBOS

16 abril 1974 ... SR. CURA JOSE LUIS MUÑOZ DIAZ17 abril 1971 ... SR. CURA J. GUADALUPE RODRIGUEZ RUIZ19 abril 1997 ... SR. PBRO. ANDRES GONZALEZ GONZALEZ

1997 ... SR. PBRO. JESUS MARIA AGUIÑAGA FERNANDEZ 1997 ... SR. PBRO. JOSE RAMON FLORES CONTRERAS1997 ... SR. PBRO. EFRAIN FLORIDO ANTIMO1997 ... SR.PBRO. ERMINIO GOMEZ GONZALEZ1997 ... SR. PBRO. JOEL HERNANDEZ DIAZ1997 ... SR. PBRO. CARLOS ROCHA HERNANDEZ

20 abril 1946 ... SR. PBRO. FELICIANO MACIAS MENDOZA1991 ... SR. PBRO. MIGUEL ARIZAGA OCEGUEDA1991 ... SR. PBRO. PASCUAL AVELAR MARQUEZ1991 ... SR. PBRO. JOSE LUIS DELGADO CARRION1991 ... SR. CURA SANTIAGO LOPEZ VAZQUEZ1991 ... SR. PBRO. RAMON MAGAÑA CURIEL1991 ... SR. PBRO. TARCISIO MARTIN MARTIN1991 ... SR. PBRO. J. GUADALUPE PRADO GUEVARA1991 ... SR. PBRO. JAVIER RODRIGUEZ OROZCO

22 abril 1947 ... SR. PBRO. JOSE INES RODRIGUEZ SANCHEZ23 abril 1983 ... SR. PBRO. J. JESUS ARELLANO HERNANDEZ

1983 ... SR. CURA JUAN ROBERTO CHAVEZ BOTELLO1983 ... SR. PBRO. FRANCISCO ESCOBAR MIRELES1983 ... SR. CURA RAUL GOMEZ GONZALEZ1983 ... SR. PBRO. ESPIRIDION GUTIERREZ LIMON1983 ... SR. PBRO. RAMON PEREZ MATA1983 ... SR. CURA RAFAEL VILLALOBOS ORTEGA1994 ... SR. PBRO. AGUSTIN ACEVES HERNANDEZ1994 ... SR. PBRO. IGNACIO BARBA PALOS1994 ... SR. PBRO. ALBERTO ESCOBAR GOMEZ1994 ... SR. PBRO. LUIS FLORES VILLA1994 ... SR. PBRO. JUAN DE JESUS FUENTES HERNANDEZ1994 ... SR. PBRO. RAUL HERNANDEZ HERNANDEZ1994 ... SR. PBRO. CELEDONIO MARTINEZ SOTELO1994 ... SR. PBRO. RODOLFO MORALES PEDROZA1994 ... SR. PBRO. LUIS TORRES GONZALEZ1994 ... SR. PBRO. MARTIN VAZQUEZ MUÑOZ1994 ... SR. PBRO. ALBERTO VILLASEÑOR JIMENEZ1994 ... SR. PBRO. JOSE ANTONIO ANGEL GONZALEZ

24 abril 1943 ... SR. PBRO. JUAN PEREZ GALLEGOS27 abril 1996 ... SR. PBRO. LEOPOLDO ANAYA MORENO

1996 ... SR. PBRO. JUAN FRANCISCO GARCIA FLORES1996 ... SR. PBRO. JUAN CARLOS GONZALEZ OROZCO1996 ... SR. PBRO. VICTOR LOPEZ ARRAÑAGA1996 ... SR. PBRO. FRANCISCO JAVIER MACIEL ESTRADA1996 ... SR. PBRO. TRINIDAD ANTONIO MARQUEZ GUERRERO1996 ... SR. PBRO. MIGUEL ANGEL PADILLA GARCIA1996 ... SR. PBRO. ANTONIO RAMIREZ MARQUEZ1996 ... SR. PBRO. MAURO SAMUEL RODRIGUEZ GARCIA1996 ... SR. PBRO. RAUL RODRIGUEZ HERNANDEZ1996 ... SR. PBRO. JOSE RODRIGUEZ PARADA1996 ... SR. PBRO. ANDRES SAINZ MARQUEZ1996 ... SR. PBRO. JUAN JOSE SALDAÑA VALADEZ1996 ... SR. PBRO. JUAN TAVARES RAMIREZ

28 abril 1990 ... SR. PBRO. ANTONIO CAMARENA VALADEZ1990 ... SR. PBRO. MIGUEL FRANCO GONZALEZ1990 ... SR. PBRO. JUAN MARTIN GONZALEZ DAVALOS1990 ... SR. PBRO. GABRIEL GONZALEZ PEREZ1990 ... SR. PBRO. FRANCISCO GUTIERREZ VAZQUEZ1990 ... SR. PBRO. GERARDO JIMENEZ MORONES1990 ... SR. PBRO. MIGUEL MARTIN RIOS1990 ... SR. PBRO. JOSE BRIGIDO PEREZ GUTIERREZ

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AGENDA DE ABRIL

L. 6 Reunión Decanato Arandas. Josefino de Allende. Pastoral Social.Reunión Decanato Ayotlán. Betania. Retiro espiritual.

Ma. 7 MISA CRISMAL. PLENARIA DE SACERDOTES. BODAS DE ORO DEL SEÑOR OBIS-PO. Catedral. San Juan.Reunión Equipo Diocesano de Pastoral.

Mi. 8-12 Pascua Juvenil en cada ParroquiaJ. 9-12 Equipo Diocesano de Jóvenes-Adolescentes: Jornada en Arandas y Tepatitlán.

D. 12 Resurrección. Termina la Campaña de la Caridad en la Diócesis.12 a 4 de Mayo. Visita de la Imagen Peregrina Ntra. Sra. de San Juan al Decanato de

Yahualica.L. 13 Reunión Decanato San Juan. San Sebastián. Catequesis.

Reunión Decanato Tepatitlán. Santa Cruz. Catequesis decanal.Reunión Decanato Capilla de Guadalupe. San Francisco de Asís. Adolescentes-Jóvenes.Fiesta Patronal. Capellanía San Antonio (Tepatitlán), San Antonio

J. 16 Reunión Decanato Lagos. El Cuarenta. Catequesis.S. 18 Equipo Diocesano de Jóvenes-Adolescentes: Reunión de Coordinadores de Jorna-

das. Lagos.

D. 19 Equipo Diocesano de Marginados: Convivencia de Pastoral de la Salud. San Juan.Mi. 21 Reunión del Equipo Diocesano de Campesinos para preparar Semana y Día del

Campesino. Tepatitlán.J. 23 Pastoral de Medios de Comunicación Social: Taller de Verano. Tototlán.

Reunión Decanato Yahualica. La Cantera. Semana del Campesino.V. 24 - S. 25 REUNIÓN DEL CONSEJO DIOCESANO DE PASTORAL.S. 25 XI Aniversario del fallecimiento del Sr. López Lara.

L. 27 Reunión del Equipo Diocesano de Marginados: Situaciones críticas referentes alcomportamiento sexual. Jalostotitlán.

Ma. 28 Equipo Diocesano de Sacerdotes: Reunión para preparar Encuentro de Párrocos yEncargados de Comunidad. Tepatitlán.

J. 30 Decanato Tepatitlán: Santuario del Sr. de la Misericordia. Celebración-Convivencia.Fiesta Patronal. Capellanía Sr: de la Misericordia (Tepatitlán) Sr. de la Misericordia

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MISA DE LOS6 BEATOS MARTIRES ALTEÑOS

ANTIFONA DE ENTRADA.

Estos son los mártires que regaron nuestra tierra con su sangrey dieron testimonio de fidelidad a Cristo Rey.

ORACION COLECTA.

Dios todopoderoso, que quisiste regar esta tierra con la sangre de nuestros hermanos:Pedro, Tranquilino, Sabás, Toribio, Román y Julio, sacerdotes, concédenos que su sangresea semilla de verdaderos cristianos comprometidos en el establecimiento del Reino de tuHijo Jesucristo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por lossiglos de los siglos.

PRIMERA LECTURA Rom. 8, 31-39

SALMO RESPONSORIAL (Del salmo 123)

R. El auxilio nos viene del Señor

Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte, que lo diga Israel, si el Señor no hubieraestado de nuestra parte, cuando los hombres nos asaltaron, nos habría devorado vivos elfuego de su cólera. R.

Las aguas nos hubieran sepultado, un torrente nos hubiera llegado al cuello, un torrente deagua encrespada. Bendito sea el Señor, que no nos hizo presa de sus dientes. R.

Nuestra vida se escapó, como un pájaro de la trampa de los cazadores. La trampa se rompióy nosotros escapamos. El auxilio nos viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra. R.

ACLAMACION ANTES DEL EVANGELIO

R/. Aleluya, Aleluya

El coro de los mártires te alaba, Señor. R.

EVANGELIO Jn. 12, 24-26

ORACION SOBRE LAS OFRENDAS.

Recibe, Señor, la ofrenda de tu pueblo en honor de tus mártires, y ya que la celebraciónde la Eucaristía les dio fortaleza en la persecución, a nosotros nos dé entereza en lasadversidades. Por Jesucristo nuestro Señor.

ANTIFONA DE LA COMUNION.

Vosotros sois los que habéis perseverado conmigo en mis pruebas y yo os preparo unReino, dice el Señor, para que en él comáis y bebáis en mi mesa. (Lc. 22, 28-30).

ORACION DESPUES DE LA COMUNION.

Te rogamos, Señor, que nada pueda separarnos del amor de Cristo a quienes hemos sidoalimentados con su Cuerpo y que, a ejemplo de tus mártires, suframos valerosamente todaslas adversidades, por tu Hijo que nos ama y vive y reina por los siglos de los siglos.