paseos y escapadas irrepetibles

litoral portugués

paseos y escapadas irrepetibles

litoral portugués

Jorge Nunes

Paseos y escapadas irrepetibles por el Litoral Portugués

Diseño: Indi Estudio CreativoCartografía: Gradual Map

© Texto y fotografías: Jorge NunesRealización: Juan Ignacio GarcíaPrimera edición: junio de 2009

ISBN: 978-84-96434-24-0Depósito legal: B-20682-2009

Impreso en España por Gráficas Viking, S.A.

© Alhena MediaC/ Rabassa, 54, bajo08024 BarcelonaTel.: 934 518 437alhenamedia@alhenamedia.infowww.alhenamedia.info

Ningún contenido de este libro podrá ser reproducido, ni total ni parcialmente, sin la autorización previa y por escrito del editor. Reservados todos los derechos.

Índice

7 Prólogo 10 Cómo usar esta guía 12 Introducción 15 Paisajes costeros 19 Apuntes sobre el clima 21 Hábitats naturales, flora y fauna 27 Puntos clave para la observación de fauna salvaje 29 Equipamiento y preparación 31 Fotografía de naturaleza 36 La ética ambiental en el senderismo 38 Rutas 166 A modo de lectura 168 Pinceladas históricas 175 Leyendas, costumbres y tradiciones 180 Gastronomía del litoral portugués 182 Información práctica 200 Índice toponímico

La posición mundial de Portugal, situado frente al mar omnipre-

sente y considerado durante siglos como el finisterre del Viejo Mundo, hizo de los portugueses un pueblo de marineros y creó las condiciones favorables para que ésta fuese la pri-mera nación europea en iniciar la expansión marítima, sirviendo de muelle de partida hacia otros mares, tierras y pueblos. Su situación geo-gráfica privilegiada influenció la his-toria, pero, igualmente, la diversi-dad y la organización del paisaje lusitano. La tierra portuguesa reve-ló, desde tiempos inmemoriales, una simbiosis permanente con el océa-no Atlántico, que moldeó su fisono-mía y marcó su destino. Como bien explica el historiador José Hermano Saraiva, se podría decir que Portu-gal pudo nacer de cualquier playa lusa, ya que esta nación tiene sus raí-ces en el mar. La «pequena casa lu-sitana», como la llamó Camões, com-pensa sus modestas dimensiones en el contexto europeo con la grande-za de su historia y patrimonio, prin-cipalmente, pero también de sus va-lores naturales y paisajísticos. Ésta, que es una de las naciones más an-tiguas de Europa, sorprende por la multiplicidad de sus rostros y por la riqueza y variedad de sus paisajes, entre los que destacan sus arrebata-dores escenarios marítimos.

Para el gran poeta andariego Mi-guel Torga, el litoral portugués «di-vidido en lonchas para satisfacer la gula del Miño, de la Beira, de Extre-madura, del Alentejo y el Algarve […] siempre Atlántico, playa… y pescado-res […] debía formar una provincia a

un mismo tiempo elegante, fresca y ale-gre, sólo de arena y espuma». Sin em-bargo, para el viajero, que la reco-rrió de cabo a rabo a lo largo de más de ciento cuarenta leguas buscando sus encantos, más que una provincia, demostró ser un reino maravilloso, en el que la aparente monotonía del paisaje marítimo y la amplitud de los horizontes esconden, al final, moti-vos de sobra para constantes e ines-perados descubrimientos.

Si bien es cierto que sólo desde el aire, a vuelo de pájaro, se puede abarcar toda la grandeza de la «oci-dental praia lusitana», no es menos verdad que sólo desde el suelo, en la ociosidad de las caminatas, uno consigue descubrir destinos olvida-dos, contemplar paisajes de rara be-lleza, saborear la abundante gastrono-mía, admirar las especies vegetales y animales más emblemáticas y cono-cer las pequeñas comunidades pes-queras, donde no faltarán leyendas, costumbres y tradiciones que ofre-cen nuevas vivencias y momentos irrepetibles.

Para quien busca huir de los iti-nerarios habituales, este jardín plan-tado a la orilla del mar tiene todavía muchos espacios naturales que vale la pena descubrir. Déjese guiar por el aroma de la marea y del pescado fres-co y prepárese para componer el ál-bum fotográfico más colorido de su vida. Llegó la hora de partir porque, como dicen los adagios populares, «una gran caminata comienza por un pequeño paso» y «las mareas y el tiem-po no esperan a ningún hombre».

El autor

Prólogo

Para Márcia, Beatriz y Mariana,que soportaron mis ausencias.

10

11

10

Elección de las rutasHan sido elegidas para facilitar la to-ma de contacto con las unidades am-bientales más significativas, ya que recorren sus espacios más valiosos y mejor dotados por la naturaleza.

Descripción de los itinerariosComienza cada ruta en un punto de partida siempre bien señalizado y visible sobre el terreno. Se trata casi siempre de lugares a los que se puede acceder en coche, con el fin de facilitar el transporte y para que

el recorrido a pie coincida realmente con el itinerario descrito. Después se presta especial atención a los cambios de dirección, intersecciones y desvíos que hay que tomar, sobre todo si no están indicados. Igualmente, se des-tacan los elementos más relevantes que aparecen durante el trayecto. To-do para que el caminante pueda se-guir la ruta con la mayor seguridad y sin riesgo de extravío. El objetivo del libro es transmitir un conjunto de sensaciones, de forma que el via-jero pueda identificarse con el soni-do, olor o visión descritos.

Cómousarestaguía

Junto a la descripción del itinerario aparece una escueta fichatécnica en la que se abordan aspectos básicos de la ruta como la distancia que

hay que recorrer, el grado de dificultad, la duración, el desnivel, el tipo de itinerario (para distinguir entre los lineales —de ida y vuelta por el mismo recorrido— y los circulares) e incluso la época más recomendable para realizarlos.

Distanciaskilométricas: tanto para el total del recorrido como

para los tramos señalados, se trata de aproximaciones a las cifras reales. Estas distancias han sido medidas con un podómetro y cotejadas en los mapas con un escalímetro.

La duracióndelositinerarios ha sido establecida con el siguiente

criterio: rutas de media jornada y rutas de jornada completa. Entre las primeras se incluyen aquellas cuyo planteamiento permite ir y volver, o incluso perder un poco de tiempo observando la flora y la fauna, en un máximo de seis horas. Las de jornada completa son todas las que superan esas seis horas. Para llevarlas a cabo recomendamos comenzar siempre al amanecer, para poder retornar al punto de partida antes del anochecer —como norma de seguridad de obligado cumplimiento—.

11

Las rutas seleccionadas cuentan con un componente fotográfico importante,

lo que se traduce en la posibilidad de señalar aquellas localizaciones en las que podemos dar rienda suelta a nuestro espíritu creativo y sacar un mayor partido a la cámara fotográfica. Se explican además algunos consejosprácticos para poder conseguir las mejores instantáneas.

El apartado Porlosalrededores quiere convertirse en la mejor

sugerencia para ocupar el tiempo libre a lo largo del fin de semana. Se indican así otros espacios naturales cercanos y también los pueblos con valores históricos o arquitectónicos dignos de interés. Para ello se ha marcado un radio de accción no superior a los cien kilómetros, de forma que el desplazamiento no suponga un inconveniente. Con el objeto de orientar al lector, se indican las distancias kilométricas hasta los distintos lugares sugeridos tomando como referencia el pueblo más cercano al punto de inicio de la ruta.

A l final del libro se incluye un bloque con informacionesprácticas.

Para cada itinerario se incluyen algunos contactos útiles (Turismo, Bomberos, Puesto de Socorro, Hospital, etc.) y diversas sugerencias de alojamento y restaurantes (en los que no se ha olvidado la gastronomía regional).

Introducción

Paisajes costeros 15Apuntes sobre el clima 19Hábitats naturales, flora y fauna 21Puntos clave para la observación de fauna salvaje 27Equipamiento y preparación 29Fotografía de naturaleza 31La ética ambiental en el senderismo 36

15

introducción

Paisajes costeros

El perfil litoral del Portugal conti-nental, con sus 848 kilómetros de longitud, es alargado, casi rectilíneo, poco accidentado y bastante diversi-ficado. Esta linealidad, «un trazo que se puede seguir, casi sin interrupción, desde el Miño hasta el Guadiana», en palabras de Orlando Ribeiro, só-lo se ve interrumpida por las desem-bocaduras de los grandes ríos por-tugueses e ibéricos, como el Miño, el Limia, el Duero, el Mondego, el

Tajo, el Sado y el Mira, que vacían sus aguas en la margen continental del oeste portugués.

La diversidad del paisaje coste-ro ofrece un enorme potencial y un importante atractivo, principalmente para fines turísticos. Para poder en-tender su dinámica y complejidad, resulta fundamental el conocimien-to de las formas del terreno (geofor-mas), que evolucionan o se generan actualmente, y de las paleogeoformas, que se originaron en un pasado más o menos reciente (Pleistoceno y Holo-

Azenhas do Mar.

16

paisajescosteros

ceno, es decir, hace cerca de 150.000 años). La variedad de las geoformas costeras de Portugal continental ex-plica la multiplicidad de paseos inolvi-dables que se pueden realizar y que se proponen a lo largo de esta guía: pla-yas arenosas continuas (como las de la costa de Aveiro), playas enca jadas (como muchas de la costa alenteja-na y vicentina), playas de grava (cos-ta miñota), playas en laderas (como las de la Quarteira), restingas areno-sas (como Cabedelo en la desembo-cadura del río Duero), cuerpos duna-res litorales (como los de Tróia), islas barrera (sistema lagunar de la ría For-mosa), cantiles recortados de forma-ciones poco consolidadas (como las de Quarteira), cantiles verticales de formaciones carbonatadas bien con-solidadas (Sagres), cantiles verticales de formaciones esquisto-grauváquicas (costa alentejana y vicentina), cantiles verticales de cuerpos dunares (Mace-da), cantiles verticales de rocas volcá-nicas (Almadena), litoral bajo rocoso (como en diversos tramos del Miño), islas arenosas en las márgenes de ríos

(como el Bugio), istmos arenosos (Pe-niche), cuerpos lacustro-estuarinos (laguna de Albufeira), albuferas cos-teras de barrera (ría Formosa), estua-rios (como el de río Tajo), albuferas costeras tipo haff-delta (Aveiro), en-tre otras. Estas estructuras geológi-cas están en constante evolución de-bido a causas naturales (subida del nivel del mar, alteraciones climáti-cas, tempestades, acción de los vien-tos, deformación neotectónica, etc.), que se están viendo fuertemente am-plificadas por los impactos resultan-tes de las actividades antrópicas, de las que son ejemplos la urbanización descontrolada y el pisoteo de la cu-bierta vegetal.

El contorno de la margen conti-nental de Portugal, muy poco recor-tado, se fue moldeando al ritmo de las repetidas fluctuaciones que el ni-vel oceánico conoció en los períodos geológicos más recientes, durante los cuales los avances (transgresiones) y retrocesos (regresiones) del mar fue-ron dejando sus marcas. La principal evidencia de las transgresiones mari-

Playa en los bajos de un acantilado (Algarve).

17

nas son los cantiles «muertos», como es el caso del cantil fósil de Costa de Caparica, que se extiende a lo largo de más de trece kilómetros, desde Trafaria hasta la laguna de Albufei-ra. En esa región, el mar hace mucho que dejó de ejercer su efecto erosi-vo, estando en la actualidad el can-til mucho más retirado con respec-to a la línea de costa.

En el litoral portugués se distin-guen tres grandes tipos de costa que alternan de manera bastante irregular y, aparentemente, al azar: los cantiles

altos, con más de cincuenta metros (lo que equivale a un edificio de dieciséis pisos), desde los que se obtienen pa-norámicas deslumbrantes que dejan sin respiración hasta al visitante más experto; los cantiles medios (con me-nos de cincuenta metros) o sólo ro-cosos, riquísimos desde el punto de vista biológico; y el litoral bajo, gene-ralmente arenoso, que forman apete-cibles playas, muy buscadas por los veraneantes. La uniformidad de las amplias extensiones arenosas se ve in-terrumpida, aquí o allá, por los majes-

Laguna de Óbidos.

18

paisajescosteros

tuosos macizos rocosos que, debido a sus características litológicas y ca-rácter imponente, merecen ser des-tacados: el cabo Mondego, el norte de Figueira da Foz; los cantiles que se extienden desde Nazaré hasta a la laguna de Óbidos; los hostiles peñas-cos de cabo Carvoeiro, en las inme-diaciones de Peniche; el cabo de Ro-ca, perteneciente a la sierra de Sintra y considerado el punto más occiden-tal de Europa; el cabo Espichel, termi-nación oriental de la sierra de Arrábi-da, donde los 380 metros de desnivel forman el cantil más alto de Portugal y una de los más elevados de Europa; el cabo de Sines, debido a sus terrenos plutónicos; y el cabo de São Vicente y Punta de Sagres (que junto con los cabos de Roca y Espichel forman la lista de cantiles altos).

Las vastas extensiones de dunas, de las que la franja costera de la re-gión Centro es un ejemplo, con un arenal continuo de más de 140 ki-lómetros, sólo interrumpido por los acantilados de la sierra de Boa Via-gem (cabo Mondego) y de San Pedro

de Moel, constituyen otra caracterís-tica importante del litoral portugués, dado que más de 1.000 km2 de la ori-lla de mar están cubiertos por dunas. Estas mantas arenosas constituyen sis-temas de elevada fragilidad y forman importantes depósitos de arena que funcionan como sistema defensivo de reconocida eficacia contra los avances del mar, sobre todo cuando los azo-tan los grandes temporales.

El litoral sur del Algarve se divi-de fisiográficamente en dos regiones distintas: una oriental, denominada Sotavento, donde imperan las playas arenosas que se extienden desde Vila Real de Santo António hasta Quar-teira; y otra occidental, llamada de Barlovento, en la que predominan las playas rocosas con acantilados, a menudo interrumpidas por peque-ñas playas en la ladera de los canti-les, que se extienden desde Quarteira hasta el cabo de São Vicente.

La diversidad geomorfológica de la costa portuguesa determinó la ocu-pación del territorio por el hombre (que allí estableció, sobre todo en la

El clima del litoral es propicio para la práctica de diferentes deportes náuticos como el surf.

19

desembocadura de los grandes ríos, las principales ciudades portuguesas) y por las especies animales y vegeta-les, que hicieron de los bonitos pai-sajes costeros sus hogares.

Apuntes sobre el clima

El clima del Portugal continental se divide en dos regiones: una de cli-ma templado con invierno lluvio-so y verano seco y caliente (de cariz Mediterráneo), que se localiza, esen-cialmente, al sur del río Tajo y que incluye toda la costa sur, desde La-gos hasta Vila Real de Santo Antó-nio; y otra, de clima templado con invierno lluvioso y verano seco y po-co caliente (de cariz Atlántico), lo-calizada, sobre todo, al norte de río Tajo y que incluye toda la franja li-toral, desde Caminha hasta las in-mediaciones de Lagos.

Uno de los factores que condicio-na las temperaturas a lo largo de la franja costera es el rumbo de los vien-tos. Cuando la circulación del aire es

de componente W, SW o NW, las temperaturas máximas son más ba-jas debido al efecto de la humedad que transportan. Si los flujos de ai-re son de componente E, SE o NE, el viento es muy caliente y seco, pro-piciando el registro de temperaturas más elevadas.

La temperatura del agua en la su-perficie del mar tiene igualmente gran influencia sobre las condiciones cli-máticas de la orla costera. En la cos-ta occidental, en invierno, esa tem-peratura aumenta gradual mente de norte a sur, mientras que en la costa meridional, es, por regla general, su-perior, aumentando progresivamen-te de poniente a naciente. Los valo-res medios anuales varían entre los 14,5º C y los 16º C en la costa oc-cidental (aumentando de N a S), y entre los 17º C y los 17,5º C en la costa sur. Los valores más elevados se registran en los meses de septiem-bre y octubre (donde las máximas alcanzaron los 22,4º C) en el lito-ral Oeste y durante los meses de ju-

Ínsua (Caminha).

20

apuntessobreelclima

lio a septiembre (con máximas de 25,2º C) en la costa de El Algarve. Los valores más bajos (con mínimas de 10º C) se dan en los meses de di-ciembre a marzo a lo largo de toda la franja costera.

La precipitación en el litoral por-tugués, debido a la inexistencia de obstáculos en la penetración del aire húmedo proveniente del océano At-lántico, se da en forma de lluvia, llo-vizna, aguaceros, granizo y, muy ra-ramente, de nieve. Exceptuando las variaciones locales debidas al efec-to orográfico, la frecuencia y la can-tidad media de las precipitaciones en la costa decrece de N a S, sien-do los valores anuales de 1.444 mm en Viana do Castelo, 483 en Sagres y 523 en Faro. Los valores medios mensuales alcanzan sus cotas máxi-mas en los meses de enero y diciem-bre (con 216 mm en Viana do Cas-telo, 81 en Sagres y 94 en Faro) y sus mínimos en julio y agosto (con 24 mm en Viana do Castelo y 1 en Sagres y Faro).

La temperatura y la humedad del aire se ven influenciadas por la proxi-midad del gigantesco mosaico de agua que es el océano Atlántico. La elevada humedad relativa, sobre to-do por la noche, impide que el aire se enfríe tanto como sucede un poco más hacia el interior del país, donde la influencia de la brisa marítima ya no se hace sentir con tanta intensi-dad. Este aspecto hace que, junto a la costa, las temperaturas sean agra-dables en invierno, aunque, a veces, bastante elevadas en verano (la cos-ta sur presenta, generalmente, tem-peraturas más altas que el flanco oc-cidental). Las temperaturas más elevadas se registran en verano (con máximas de 41,9º C en la costa occi-dental y de 39,8º C en el litoral sur), asociadas a situaciones de calma o viento de componente E, mientras que las temperaturas más bajas (con mínimas de -6,9º C en la costa occi-dental y -2º C en la costa sur) se dan en invierno, con viento del E o del NE, asociado al desarrollo del antici-

Anémona de mar.

21

clón continental. El valor medio anual de la temperatura del aire es de cer-ca de 15,1º C (en la costa occiden-tal), de 16,8º C (en la costa sur), 12,8º C (en invierno) y 17,6º C (en verano). Los valores medios mensua-les alcanzan valores máximos en los meses de julio y agosto (con 20,3º C en Viana do Castelo, 19,8º C en Sa-gres y 23,3º C en Faro) y los mínimos en diciembre, enero y febrero (con 9,4º C en Viana do Castelo, 12,9º C en Sagres y 11,9º C en Faro).

Hábitats naturales, flora y fauna

El paisaje costero, zona de transición entre los medios terrestre y marino, es un recurso natural no renovable, constituido por geoformas muy dis-tintas sobre las que se instalaron eco-sistemas variados y únicos que contri-buyen a la gran riqueza y diversidad biológica del litoral portugués. Las características medioambientales de este mundo único y fascinante don-de se confunden los límites entre el mar y la tierra, así como la elevada salinidad del aire y del agua, los vien-tos fuertes, la reducida capacidad de retención del agua del suelo areno-so, aliada a su intensa movilidad, el impacto de las partículas sólidas so-bre los organismos, con elevado ries-go de enterramiento por las arenas móviles y de sumersión por el mar, la fuerte insolación y calentamien-to del suelo y las elevadas amplitu-des térmicas diarias y anuales, condi-cionan la vida vegetal y animal, que presenta adaptaciones específicas y aspectos singulares.

Las costas rocosas y arenosas, debido a sus distintas características edafoclimáticas, presentan una fauna

y flora bastante desigual. Las playas de arena, a pesar de ser hábitat uni-forme, constituyen sustratos inesta-bles, sujetos a las permanentes altera-ciones provocadas por el movimiento del agua del mar, la fuerza del viento, y en los que sólo es posible encontrar una flora dispersa, con adaptaciones morfofisiológicas únicas que les per-miten sobrevivir en este medio agres-te, al cual está igualmente asociada una fauna relativamente pobre, co-mo poliquetos, pequeños crustáceos y algunos bivalvos a los que se aña-den, esporádicamente, insectos, aves y mamíferos procedentes de la zona terrestre. Las playas rocosas, aunque también se encuentren barridas por el perpetuo movimiento de las olas y fustigadas por las tempestuosas bri-sas marítimas, ofrecen una superfi-cie dura que facilita la fijación de

Llorón (planta exótica invasora).

22

hábitatsnaturales,florayfauna

las algas, plantas y animales, posibi-litando una alta biodiversidad, que encuentra un refugio seguro en sus múltiples prominencias, rendijas, fi-suras y grutas.

Las zonas húmedas litorales son verdaderos edenes que destacan en-tre todos los restantes paisajes y há-bitats costeros, dado que presentan una elevada productividad a la que no es ajena una enorme riqueza y va-riedad biológica. De entre las zonas húmedas más representativas de la orla costera merecen ser destacados: los estuarios (como el del Miño, Li-mia, Cávado, Duero, Vouga, Mon-dego, Guadiana, Tajo y Sado, siendo estos dos últimos los más importantes a nivel nacional y internacional); las albuferas costeras (como la Barrinha de Esmoriz, las lagunas de Óbidos, Albufeira, Santo André y Sancha, es-tas últimas clasificadas como Reserva Natural; las lagunas y charcas tem-porales (como las de Mira, Teixoei-

ros, Vela, Brazas y Ervedeira, locali-zadas en la región Centro).

La indiscutible importancia de varios paisajes, hábitats naturales y especies de flora y fauna de la cos-ta portuguesa, llevó a la creación de diversas áreas protegidas, que inclu-yen una parte significativa de la fran-ja costera: Parque Natural del Litoral Norte, Reserva Natural de las Du-nas de São Jacinto, Reserva Natural de Berlenga, Parque Natural de Sin-tra-Cascais, Paisaje Protegido de la Arriba Fósil de la Costa da Capari-ca, Parque Natural de Arrábida, Re-serva Natural del Estuario del Sado, Reserva Natural de las Lagunas de Sancha y de Santo André, Parque Natural del Suroeste Alentejano y de la Costa Vicentina, Parque Natu-ral de Ría Formosa y Reserva Natural de las Marismas de Castro Marim y Vila Real de Santo António.

La cubierta vegetal, influencia-da por las condiciones geoclimáticas, varía a lo largo del litoral portugués de acuerdo con las dos regiones bio-geográficas existentes en el Portugal continental: la Atlántica, que corres-ponde al noroeste del país, y la Me-diterránea, mayoritaria, que ocupa el resto del territorio. Mientras que en la primera predominan las especies arbóreas y arbustivas caducifolias, ge-neralmente asociadas a los robledales galaico-portugueses de roble albar y roble negral, en la segunda sobresa-len las especies de hoja perenne co-mo el alcornoque, la encina, el pino piñonero, el laurel, el madroño y la jara, a las que se suman especies cul-tivadas como el algarrobo, el olivo, la higuera o el almendro, entre otras. El pino negral es uno de los árboles más frecuentes en todo el país, sien-do también muy común en la fran-

Sabina negral, especie característica de los acantilados.

23

ja litoral del norte y el centro, don-de forma extensas matas, de las que constituye un ejemplo mayor el pi-nar de Leiría. Los contrastes de la ve-getación a lo largo de la orla coste-ra se encuentran también marcados por la presencia de numerosas espe-cies exóticas invasoras de las que son ejemplo: las acacias (ocho especies), algunas de las cuales se cultivaron en el pasado como especies forestales y para fijación de los suelos; el sauce llorón, introducido para fines orna-mentales y cultivado frecuentemen-te para fijación de dunas y taludes; y el eucalipto, árbol originario de Tas-mania y de Australia, de enorme im-portancia económica, ya que supo-ne la principal materia prima de la industria celulósica.

La vegetación denominada du-nar, exclusiva del litoral arenoso, adaptada a un medio agreste de sus-trato inestable, merece ser destaca-da por sus peculiaridades biológicas y por el inestimable papel que desem-peña en la estabilización de las arenas y en la formación de los sistemas du-

nares que, permanentemente mode-lados por brisas y tempestades, cons-tituyen la mejor protección contra la erosión costera. En un curioso via-je desde las arenas móviles de la zo-na superior de la pleamar hasta los suelos firmes del interior, se pueden distinguir diferentes comunidades de plantas que, conforme aumenta la distancia con respecto al mar y se van calmando vientos y arenas, se hacen cada vez más complejas y variadas. En la primera línea vegetal, llamada «duna embrionaria», donde el riesgo de inundación por el agua del mar y de enterramiento por las arenas es elevado, sólo algunas plantas anuales altamente resistentes consiguen so-brevivir: el lastón, la honquenia, la oruga marítima, la barrilla y la co-rrehuela marina. Más allá, en la de-nominada «duna primaria» o «duna blanca», surgen comunidades herbá-ceas vivaces dominadas por el barrón, acompañado por un gran número de otras especies como el carretón, la algodonosa, el cardo marítimo, la leche trezna de playa o la azucena de

El cabracho (o rascacio) es un pez del litoral rocoso (cuidado con las púas venenosas de su aleta dorsal).

24

hábitatsnaturales,florayfauna

mar, entre otras. En las arenas esta-bilizadas de la duna secundaria, tam-bién llamada duna gris, en la que do-mina la ontina, aparecen también la espigadilla de mar, el carretón, la azu-cena de mar, el barrón y el alhelí de mar. Más hacia el interior surgen ya el jaguarzo morisco y algunos ende-mismos de flora dunar como la Ja-sione lusitanica (que sólo se da en las costas del noroeste peninsular) y la camarina (endemismo ibérico). Por último, sobre las arenas consolidadas encontramos antiguos poblamien-tos de pino negral, bajo los cuales se desarrollan tojales dominados por el tojo arnal. Como se puede ver, to-da la sucesión ecológica y dinámica de los sistemas dunares depende en gran medida de la cubierta vegetal, por lo que se debe evitar su pisoteo (en la medida de lo posible, utilice

los pasos elevados que atraviesan las zonas de dunas), dado que esto cons-tituye la principal causa de destruc-ción de las dunas.

A pesar de su importancia, no de-be pensarse que los cordones dunares son los únicos en albergar una flo-ra fuera de lo común, donde abun-dan las especies amenazadas y endé-micas raras, ya que el litoral rocoso posee igualmente un elevado inte-rés botánico.

La colorida y variada manta de retales formada por la vegetación de la orla costera portuguesa se encuen-tra íntimamente relacionada con una igualmente vasta diversidad faunís-tica, que va desde los pequeños or-ganismos que habitan las pequeñas pozas de agua dejadas al descubierto durante la bajamar hasta los mamí-feros acuáticos, pasando por un sin-

número de anfibios, repti-les y aves.

El litoral portugués se encuentra organizado en zonas o niveles, ya que existen conjuntos de ani-males y plantas caracterís-ticos que se corresponden con determinadas condi-ciones ecológicas, sensible-mente constantes en fun-ción de la distancia con respecto al nivel del mar y que permiten definir el es-pacio correspondiente a ca-da nivel. La zona litoral se puede dividir así en cua-tro zonas diferentes: la su-pralitoral, la mediolitoral, la infralitoral y la circali-toral. Los primeros pobla-mientos marinos, en las proximidades del medio terrestre, sobre estratos ro-

La vegetación de la franja costera es colorida y variada.