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Para reírse de miedoFantasmas, monstruos y aparecidos

Graciela Falbo

Ilustraciones deMaría Jesús Álvarez

Interior_Falbo_final.indd 3 27/05/2013 14:02:20Cian de cuatricromíaMagenta de cuatricromíaAmarillo de cuatricromíaNegro de cuatricromía

© 2013 | Homo Sapiens EdicionesSarmiento 825 (S2000CMM) RosarioSanta Fe | ArgentinaTelefax: 54 341 4406892 | 4253852E-mail: [email protected]ágina web: www.homosapiens.com.ar

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ISBN: 978-950-808-761-4

Coordinación editorial: Laura Di LorenzoDiseño editorial: Lucas Mililli

Este libro se terminó de imprimir en junio de 2013 en Gráfica Amalevi SRL | Mendoza 1851/532000 Rosario | Santa Fe | Argentina

Falbo, Graciela Para reírse de miedo: fantasmas, monstruos y aparecidos. - 1a ed. - Rosario: Homo Sapiens Ediciones, 2013. 80 p.: il.; 20x14 cm. - (La Flor de la Canela / Beatriz Actis)

ISBN 978-950-808-761-4

1. Narrativa Infantil Argentina. I. Título. CDD A863.928 2



¿ Cuántos son los fantasmas? ................................................. 7 El fantasma del cañaveral ...................................................................... 9

- Entre la realidad y la ficción ............................................................... 13- Mi pueblo ............................................................................................ 14- Canción con fantasma ......................................................................... 18- El cuento de fantasmas más corto del mundo ................................................ 22

¿ De dónde vienen los monstruos? ........................ 31Un mojado miedo verde ....................................................................... 33

- Otros monstruos argentinos ............................................................... 36- El lobo, de Petronio ............................................................................. 39

Un monstruo en el gallinero ................................................................ 40Los juegos secretos de Abelarda ......................................................... 45

- Hablando de zapallos… ...................................................................... 50

¿ Encuentros con Otros MundosNo Tan Conocidos ................................................................................. 53El dinosaurio ........................................................................................... 55

- Estas cosas ocurren ........................................................................ 58El eclipse ................................................................................................. 60

- Los murciélagos tienen año ............................................................... 66- Secretos de murciélagos ...................................................................... 67- Hablando de ecos ................................................................................. 67

El gigante en el cielo .............................................................................. 71- ¿Quién dijo que no existen los universos múltiples? ......................... 74

¿ Leer para creer! .......................................................................................... 75Lista de fantasmas universales famosos ............................................ 76Otros monstruos conocidos ................................................................. 77

Índice

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PARA REÍRSE DE MIEDO

ay alguien atragantado de miedo, metido hasta el cuello en las aguas quietas de Laguna Verde.

Hoy, precisamente hoy, empieza la Gran Fiesta del Pescado Frito y, como todos los años, Laguna Verde se llena de pescadores que llegan desde lugares lejanos, alegres, con sus tanzas, sus cañas, sus anzuelos. Si supieran lo que está pasando no se meterían con sus frágiles botes en las aguas, en apariencia tranquilas, de la laguna, ni remarían, buscando peces, hasta el centro mismo de las mansas aguas…

Tampoco las parejas de enamorados se perde-rían entre los juncos para besarse al sol. Porque… hay un monstruo verde en la Laguna Verde. No existe en el mundo nada más horripilante que este monstruo lagunoso. Tiene dos pares de patas que terminan en sólidas garras afiladas. Su cuerpo es verde mate co cido, como el agua de la laguna. Su piel, rugosa y ás pera, y también viscosa por el lado de atrás. Sus ojos son amarillos pero, cuando empieza a oscurecer, se vuelven rojos como la san-gre… Y, además, tiene una cola oblicua llena de púas que hace cimbrar, como una serpiente negra.

H

Un mojadomiedo verde


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De la cabeza a las patas el monstruo mide casi cuatro metros. Sin embargo, nadie lo ha visto nunca porque su piel verde se confunde conel agua verde de la laguna.

Nadie sabe que está ahí.Nadie, no… Alguien sí lo sabe. Alguien que,

su mergido hasta el cuello en el agua, está viendo algo que lo deja mudo, algo que lo paraliza de terror…

Los botecitos de los pescadores comienzan a deslizarse por la laguna, livianos como mosquitas de colores. Avanzan lentamente, sigilosos,para no alertar a los peces. Todo está ligeramente envuelto en un tran quilo silencio; apenas si se escucha el chapoteo suave de los remos al cortar el agua, y el alegre canto de las chicharras.

Ninguno imagina que, a pocos metros, alguien, paralizado por el terror, con el agua hasta el cuello, tirita de miedo.

El monstruo de la laguna verde es carnívoro.Su larguísima lengua roja actúa como un

látigo de acero que atrapa, tritura y muele, igual que una multiprocesadora. Gracias a su vertiginosa lengua, el monstruo sería capazde devorarse hasta un buey y digerirlo comoa una aceituna.

En la oscuridad de la noche, sus ojos rojo-sangre parecen dos estigmas de fuego, capaces de aterrar al más valiente.

Pero ahora es de día, y alguien tiembla enla laguna; tiembla sin poder gritar, sin atinara moverse. Sin sentirse capaz de abrir la bocapara pedir ayuda siquiera.

Los pescadores ya tiraron sus hilos(las carnadas flotan apenas unos centímetros bajo el agua…) y se disponen a esperar. Algunos toman mate para pasar el tiempo. En medio del silencio, de los juncos, del sol, el día tiene la paz


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Un mojado miedo verde

de esos paisajes de almanaque. ¿Quién, mecido por la serenidad del lugar, podría suponer que, en ese mismo momento, hay alguien que desmaya de terror en la laguna?

El monstruo pesa como doscientos treinta kilos; su cuerpo está semienterrado en el barro. Sus garras traseras tienen una poderosa muscu-latura, como un resorte capaz de permitirleun salto mortal de más de veinte metros.Sin embargo, su mejor arma, la invencible, es mimetizarse con el agua hasta casi desaparecer. Cualquiera, des prevenido, podría pasar por encima de él sin advertir que su gran bocaza oscura, con sus setenta y ocho colmillos, afilados como estiletes, podría estar abierta, a la espera de que un cuerpo o dos o cincuenta y seis le penetren hasta el fondo de la garganta para… ¡ÑÑÑÑAMM!, cerrarse de golpe, como una poderosa compactadora de metales.

Los pescadores lo ignoran y solo sueñan con sus botes desbordando de pescados y con la her-mosa copa que adornará la vitrina del campeón de La Gran Fiesta Anual del Pescado Frito.

Ajenas a todo, las parejas de enamorados siguen felices abrazadas entre los juncos…

Sólo alguien, con el alma en un hilo, ya al borde del pánico en la Laguna Verde, ve quela situación se vuelve cada vez más difícil,ingobernable, inminente…

Las embarcaciones se van acercando perezosa mente; buscando peces, se acercan más y más hacia el centro de la laguna, dondeel monstruo se confunde con el agua.

Se acercan sin imaginar lo que hay allí;ya rozan con los remos, sin querer, la horrible piel viscosa, la gruesa piel verde del monstruo verde de la laguna.


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Y el monstruo, que ya hace rato los ha estado viendo aproximarse, con sus cañas, sus tanzas y sus anzuelos, no puede evitarlo y tirita de miedo, se hace pis del terror. Trata de hacerse chiquito, de desaparecer, mientras se pregunta por qué su mamá se fue y lo dejó tan solito en ese horrible lugar.

Otros monstruos argentinos

El basilisco El basilisco es un bicho parecido al sapo, pero completamente distinto. Lo que más los diferencia es que —que se sepa— al basilisco nunca nadie lo vio.

Aunque nadie lo haya visto ni siquiera por televisión en vivo y en directo, todo el mundo lo describe como si lo viera cara a cara cada día, así que no hay quien dude de su existencia. Y si nadie duda, la cosa existe. Dicen que es de un tamaño va riable y con cuerpo cilíndrico; no está muy claro todavía si se parece más a una serpiente chica o a un gusano gigante. Lo que se sabe es que tiene un solo ojo en la frente, y ese ojo es la cosa más peligrosa que existe. Si sobreviene una muerte o enfermedad de síntoma dudoso, la causa casi seguro puede ser la mirada del basilisco.

Esa mirada pertinaz lo vuelve un bicho sospechoso de nacimiento. Según cuentan, nace de gallina vieja. Cuando en un gallinero queda alguna gallina vieja de esas que tienen pesado el caminar, todo el mundo está alerta revisando las nidadas para ver si puso algún huevo; lo dice el refrán: “Huevo de gallina vieja, amenaza de basilisco”.

Algunos comentan también que, en ocasiones, es un gallo viejo el que pone el terrorífi co huevo, pero esto ya es menos creíble.

Encontrado el huevo, se cava un pozo pro fundo y se lo entierra lo más hondo que se puede. Luego se apisona la tierra, lo sufi ciente como para asegu rarse de que quede bien aplastado y, encima, se coloca un cuchillo y un palo en forma de cruz. Hay algunos miedosos que además rocían la tumba con agua bendita por pura precaución (se sabe que cualquier cosa fea que ande por ahí puede ser el mismísimo demonio).

Si, al revisar la nidada, alguien encuentra un huevo partido y vacío, enseguida avisa al telediario para que dé la noticia: el basilisco ya nació y anda suelto.


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La primera medida sanitaria es aplastar a todos los gusanos que se pueda y rápido; no conviene dejar la tarea para el día siguiente. Porque ni bien sale del huevo, sin la menor dilación, el bicho se encamina directamente a las casas y tiene muy claro cuál es su objetivo. De forma clandestina, es decir, sin que nadie lo vea (porque nace bien entrada la noche), trepa por las paredes y se mete en las rendijas de los techos. Una vez oculto, selecciona a sus víctimas. No las toca ni las muerde, solo las mira fi jo. Su mirada es tan poderosa que ni el mismísimo basilisco la soporta, por eso hay quienes se defi enden poniendo espejos en los techos y, de ese modo, lo sorprenden. El basilisco se ve y queda destruido ahí mismo por su fatal mirada.

El lobizón El lobizón es persona de día y monstruo de noche. No cualquier joven puede aspirar a lobizón, es decir, a convertirse así como así en uno de los monstruos más renombrados de los campos argentinos. Ante todo, para ser lobizón es necesario ser el séptimo hijo varón de la familia, sin interrupción provocada por el nacimiento de mujer alguna en el medio. Luego de eso, hay que haber nacido un día de luna llena cuando Marte, Júpiter y Venus están completamente alineados y la estrella Sirio se encuentra a 32 grados de longitud a la derecha del Sol en la elipsis que va para el norte. Para que nadie se preocupe en forma anticipada, hay que saber que una conjunción planetaria de ese tipo se da una vez cada quichicientos años. Que se sepa, no nacieron muchos lobizones en el siglo XX, pero la gente que vio uno alguna vez se asustó tanto que se empezó a correr la voz de que los lobizones nacían a cada rato. Eso es imposible por la conjunción planetaria que, como ya expliqué, nunca cambia de un día para el otro.

La verdad es que no quiero asustar a nadie pero el personaje es para temer; se lo considera un bicho más endemoniado que hincha exaltado cuando le ganan por goleada a su equipo favorito. Lo único, que el lobizón solo tiene dos noches de locura por semana: martes y viernes a la madru-gada, y siempre que haya luna llena. Esos días se transforma de persona común a lobizón, solamente durante esas horas nocturnas. Tampoco es que salga tanto. El resto de los días puede ser cualquier cosa: empleado bancario, vendedor de autos usados, fabricante de tractores. Pero cuando la luna está llena y es martes o viernes de madrugada, a la persona que es lobizón le


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crecen los pelos en todo el cuerpo, algunos dicen que hasta en la lengua, le crecen los colmillos en la boca, le crecen las fauces y las uñas como garras espeluznantes, y sale a atacar.

Para una persona tradicional es difícil ver a un lobizón, hay que estar muy preparado y aguzar los sentidos. Es decir, es fácil verlo de pasada, como un refl ejo en el vidrio, como esas cosas que a uno le parece ver pero que en realidad no está seguro de si las vio o no las vio. Hasta que un noticiero dice que ellos lo vieron y ahí uno empieza a estar seguro de que también lo vio aunque nunca jamás lo haya visto.

La cuestión es que por culpa de los lobizones a veces ocurren cosas disparatadas que parecen cuento.

Por ejemplo, una es esta: dicen que una vez un lobizón atacó a una señora en el medio de la noche metiéndose en su casa, nunca se supo cómo. La agredió mordiéndola en varios lugares del cuerpo y ella se defen-dió como pudo con el palo de amasar, le pegó unos cuantos golpes, lo empujó hasta la salida y le cerró la puerta en la cara. Trancó por fi n la puerta con dos troncos y así se salvó de una mordedura fatal. Cuentan que al rato llegó el marido y la mujer, muerta del susto, le contó lo que había sucedido. El marido la tranquilizó y le dijo que no se preocupara, que al día siguiente él mismo iba a dar cuenta del bicho. Enseguida se acostó y se durmió lo más pancho. Al rato nomás empezó a roncar y con los ronquidos despertó a la mujer. Entonces ella se acercó para pedirle que no roncara y al mirar la boca abierta vio que tenía enredados en los dientes hilos de su vestido roto por las mordeduras del lobizón.

Ver los hilos y darse cuenta de quién era su marido fue todo uno. Ense-guida llamó a la policía. Pero cuando el sargento llegó a la casa para detenerlo, el supuesto lobizón, que estaba tomando mate en la cocina, se había tragado los hilos y así nunca pudieron probar su culpabilidad. Igual, como el pueblo entero estaba asustado, el sargento dio la orden de que los policías salieran a buscar al monstruo durante las madrugadas, todos los martes y viernes de luna llena. Pero el monstruo se escondía tan bien que nunca lo encontraban. Sin embargo, cada vez atacaba con más y más furia escabulléndose en las narices de la policía. Hasta que un día al sargento se le ocurrió una idea: les pidió a los del noticiero que por un tiempo no hablaran más del lobizón, para


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ver si se olvidaba de que lo estaban buscando y así se descuidaba. Desde ese día en que la tele dejó de nombrarlo nunca más volvió a aparecer. El sar-gento comentó después lo que él sabía por experiencia: a estos bichos los pierde el éxito, cuando no son más noticia, desaparecen.

Hay que decir que el lobizón tiene una larga tradición de atacar en el planeta, no es que apareció por primera vez en la Argentina, como muchos creen. Las historias que tienen al lobizón como protagonista llegan desde la noche de los tiempos. Miren si no la fecha, el lugar y el autor que escribió la historia que sigue.

El lobo, de Petronio “Logré que uno de mis compañeros de hostería —un soldado más valiente que Plutón— me acompañara. Al primer canto del gallo emprendimos la marcha; brillaba la luna como el sol a mediodía. Llegamos a unas tumbas. Mi hombre se para, em pieza a conjurar astros; yo me siento y me pongo a contar las columnas y a canturrear. Al rato me vuelvo hacia mi compañero y lo veo desnudarse y dejar la ropa al borde del camino. De miedo se me abrieron las carnes; me quedé como muerto: lo vi orinar alrededor de su ropa y convertirse en lobo.

Lobo rompió a dar aullidos y huyó al bosque. Fui a recoger su ropa y vi que se había transformado en piedra. Desenvainé la espada y temblando llegué a casa. Melisa se extrañó de verme llegar a tales horas. ‘Si hubieras llegado un poco antes’, me dijo, ‘hubieras podido ayudarnos: un lobo ha penetrado en el redil y ha matado las ovejas; fue una verdadera carnicería; logró escapar, pero uno de los esclavos le atravesó el pescuezo con la lanza’.

Al día siguiente volví por el camino de las tumbas. En lu gar de la ropa petrifi cada había una mancha de sangre.

Entré en la hostería; el soldado estaba tendido en un lecho. Sangraba como un buey; un médico estaba curándole el cuello.

Satiricón, Cap. LXII, Petronio2

2. Cayo Petronio Arbitro, el supuesto autor de esta historia, vivió y murió en el siglo I del Imperio Romano.


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fa! ¡Ya me aburrí de esto! —protestó Leo—. ¡No ves que no pasa nada! ¡Esas burbujas

se revientan enseguida! —dijo. Dejó su taza con agua jabonosa en el piso

y se fue con los otros chicos que jugaban en el fondo, por las cañas.

Memo se quedó solo. Ni siquiera miró que el otro se iba. Se habían ido yendo todos, de a uno.

A él le parecía fascinante hacer burbujas de jabón. Las burbujas, flotando en el aire, pare-cían pequeños planetas transparentes. Siguió soplan do despacito en el centro del círculo de alambre. Pero la película de agua jabonosa se volvió a romper antes de que su soplido consi-guiera hincharle la panza.

Cada vez que se deshacía era igual: como si no hubiera habido nada, apenas la sensación de unas pequeñísimas gotitas que le salpicaban la cara,

Quería una burbuja que se desprendiera y empezara a volar. Memo tenía paciencia. O no era paciencia, le daba placer pescar con el alambre el agua jabonosa y ver cómo en los bordes de la pelí-cula extendida se formaba un arco iris diminuto.

– U!

El gigante en el cielo


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Una y otra vez agitaba el agua jabonosa y repetía la ceremonia del soplido suave.

Una de las veces, cuando la burbuja empezaba a formarse, miró el pequeño arco iris y vio algo más. En el fondo de la burbuja vio el reflejo azul del cielo y la copa verde de un árbol que estaba detrás de su cabeza. La copa del árbol se había achicado hasta caber en el círculo de agua y se veía tan nítida que parecía un árbol de verdad, un árbol diminuto den-tro de la burbuja. La copa del árbol se movía con el viento y el mismo viento también parecía haber entrado en la burbuja que se estaba formando.

Siguió soplando suavemente. La película de agua transparente se hundió más y más, formando por el otro lado una panza curva.

De la enramada salieron volando dos pájaros de largas colas verdes. El chico escuchó el aleteo a su espalda pero vio el reflejo de los pájaros volando dentro de su burbuja. Volaron hasta una pequeña chimenea y se posaron sobre un techito gris. En la chimenea había dos huecos azules y uno de los pájaros desapareció dentro de uno de ellos. Todo se veía en el círculo de agua.

—¡Miren! ¡Vengan a ver esto! —avisó Memo, impresionado, a sus amigos—. ¡Hay un mundo chiquito aquí dentro!

Pero los otros no escucharon.Memo sopló más. La burbuja ya casi estaba a

punto de desprenderse.Entonces vio que, junto a la chimenea que

se veía en el centro de la burbuja, algo se movía. Siguió soplando sin dejar de mirar, como si el soplido y lo que veía fueran una sola cosa. Detrás del follaje verde, entre el árbol y la chimenea, vio una torre. Al lado de la torre había una callecita empedrada. Uno de los pájaros salió de la chimenea, voló alto y se posó en el mástil de una bandera


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El gigante en el cielo

blanca. Lo que vio a continuación fue sorpren-dente: unos seres, pequeñitos como moscas, caminaban por el fondo de la calle empedrada.

—¡Miren, chicos, miren! No se pierdan esto, es increíble —llamó Memo.

Los demás chicos jugaban entre las cañas, estaban muy lejos para escuchar.

La burbuja tembló. Ahora que no se fuera a reventar. Volvió a soplar con cuidado. El aire de su soplido le rozó la cara.

Memo vio cómo uno de los pequeñitos que caminaban por la calle empedrada se desprendía del grupo y corría hacia la torre.

El chico que corría por la calle empedrada se detuvo frente a la entrada de la torre y miró hacia arriba. Donde terminaba el muro vio una bandera blanca.

De lejos la torre no le había parecido tan alta. Escuchó un aleteo fuerte. Junto al mástil de la bandera se posó una bandada de pájaros de colas verdes. Del bosque llegaba la melodía dulce de una flauta. El viento ese, que había empezado a la mañana, era cada vez más fuerte.

Esa mezcla de sonidos de flauta y de viento le dio una impresión rara, de estar solo, como lle-gando por primera vez a un planeta desconocido. Esa sensación lo hizo estremecer y deseó que sus amigos, que se habían demorado atrás, jugando en la callecita, llegaran de una buena vez.

Entonces fue cuando miró hacia el cielo y vio algo extraordinario. Entre las nubes vio una cara que lo estaba mirando a él. El gigante tenía las mejillas infladas como si estuviera soplando. ¿Eran las nubes las que dibujaban esa cara en el cielo? Como había nubes más claras y más oscuras, con luz y con sombra, el dibujo era perfecto. Parecía un chico de verdad. Llamó a los gritos a sus amigos que


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jugaban en el fondo de la callecita, pero el viento ese tan fuerte se llevaba su voz.

No paraba de soplar ese viento. Le pareció que ese gigante que había aparecido en el cielo estaba soplando y que el viento era su soplido.

Si sus amigos no llegaban enseguida se iban a perder el fenómeno, con un viento como ése el dibujo en el cielo no podía durar.

Y así fue. No tuvo tiempo de volver a llamarlos.La cara en el cielo desapareció de golpe, igual

que cuando estalla una burbuja de jabón.

¿Quien dijo que no existenlos universos múltiples? 4

Muchas veces la ciencia avanza corriendo carreras con la fi cción. Los cien-tífi cos que trabajan en disciplinas duras como física y matemáticas han realizado comprobaciones teóricas que muchas veces superan cualquier invención. Lo que está en duda ahora es, por ejemplo, la concepción del Universo. Etimológicamente, Universo signifi ca “hecho uno, convertido en uno, proveniente del latín universum, el conjunto de todas las cosas”.

Pero los científi cos actuales hipotetizan que nuestro universo podría ser únicamente un islote aislado en el seno de un inmenso “multiverso”. ¿Es nuestro universo en su conjunto una pequeña isla contenida dentro de un metamundo infi nitamente vasto y diversifi cado?

La idea en sí misma no es nueva; desde Anaximandro hasta David Lewis, los fi lósofos han considerado a fondo este hecho incierto: la suposición de que nuestro universo es sólo una pequeña parte de un vasto multiverso, en el que las diferentes regiones presentan leyes distintas. En una situación así, cualquier cosa posible (por ejemplo, compatible con las leyes de la física tal y como las conocemos) podría ocurrir. Esto es verdadero porque un acontecimiento con una probabilidad no desvanecida tiene que darse en algún lugar, si el espacio es infi nito.

4. Esta información se encuentra en varios blogs en internet.


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