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Para introducir el efecto-de-formación. Jacques-Alain Miller (París) A. Extracción del efecto El título del próximo Congreso de la AMP en Bruselas destaca como tal el efecto-de-formación. ¿Qué valor darle a esa extracción del efecto? 1-. Se admite que algo como un efecto-de-formación se produce, y se lo admite como algo dado de hecho; se supone un sujeto operando como analista porque se ha vuelto apto para hacerlo, dicho de otra manera, se supone que es posible poner un sujeto en condición de operar como analista. 2-. De este efecto admitido como algo dado de hecho se quiere ceñir la causa, es decir, las causas. Es por eso que el subtítulo con el cual se completa el título elegido, indica: "sus causas". Destacar el efecto tiene por consecuencia separarlo de lo que lo determina. Cuando se pone en exergo un efecto, es que se admite que hay una hiancia entre él y su causa, que el efecto conserva algo de sorpresa, que no es del mismo orden que su causa, que no se sigue de ésta linealmente, y sin solución de continuidad. Nosotros admitimos el efecto como empíricamente constatable, nosotros buscamos ahí las causas como hipotéticas, sin prejuzgar lo que ellas son. Destacar el efecto-de-formación es admitir implícitamente que no hay automatismo de la formación analítica; no encontraremos un mecanismo; no lo buscamos; damos su lugar a la contingencia. Es la razón por la cual el sub-título indica no solamente "sus causas", sino también "sus lugares", dejando abierta la cuestión de saber dónde, en qué lugares, se efectúa la formación. La contingencia como la multiplicidad de causas y de lugares de formación, la complejidad de sus articulaciones dejan presagiar que se encontrará en el efecto un carácter paradojal: es la razón por la que nosotros mencionamos igualmente en el subtítulo: "sus paradojas". B. Equívoco de la Causa

Para Introducir El Efectode Formacion Miller

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Para introducir el efecto-de-formacin

Para introducir el efecto-de-formacin. Jacques-Alain Miller (Pars)

A. Extraccin del efecto

El ttulo del prximo Congreso de la AMP en Bruselas destaca como tal el efecto-de-formacin. Qu valor darle a esa extraccin del efecto?

1-. Se admite que algo como un efecto-de-formacin se produce, y se lo admite como algo dado de hecho; se supone un sujeto operando como analista porque se ha vuelto apto para hacerlo, dicho de otra manera, se supone que es posible poner un sujeto en condicin de operar como analista.

2-. De este efecto admitido como algo dado de hecho se quiere ceir la causa, es decir, las causas. Es por eso que el subttulo con el cual se completa el ttulo elegido, indica: "sus causas". Destacar el efecto tiene por consecuencia separarlo de lo que lo determina. Cuando se pone en exergo un efecto, es que se admite que hay una hiancia entre l y su causa, que el efecto conserva algo de sorpresa, que no es del mismo orden que su causa, que no se sigue de sta linealmente, y sin solucin de continuidad. Nosotros admitimos el efecto como empricamente constatable, nosotros buscamos ah las causas como hipotticas, sin prejuzgar lo que ellas son.

Destacar el efecto-de-formacin es admitir implcitamente que no hay automatismo de la formacin analtica; no encontraremos un mecanismo; no lo buscamos; damos su lugar a la contingencia. Es la razn por la cual el sub-ttulo indica no solamente "sus causas", sino tambin "sus lugares", dejando abierta la cuestin de saber dnde, en qu lugares, se efecta la formacin.

La contingencia como la multiplicidad de causas y de lugares de formacin, la complejidad de sus articulaciones dejan presagiar que se encontrar en el efecto un carcter paradojal: es la razn por la que nosotros mencionamos igualmente en el subttulo: "sus paradojas".

B. Equvoco de la Causa

Si destacamos "el efecto-de-formacin", es que la causalidad en juego en la formacin analtica nos aparece de entrada como no siendo unvoca. Nosotros no tratamos de detallar un mtodo de formacin. Cmo se forman los analistas? La respuesta ser dada a nivel de la descripcin. La prescripcin en esta materia podra bien no ser ms que una utopa.

Si es necesario, sin embargo, llegar a la prescripcin, que sea en el espritu de Renan ("Vida de Jess"): "Para obtener menos de la humanidad, es necesario pedirle ms".

C. Panormica

Demos un fondo a la cuestin, extendmosla.

1 - La formacin no concierne sino al psicoanalista. Se forma en numerosas prcticas especializadas, tanto en las del profesor como en las del bombero del psiquiatra. Se forma en un gran nmero de prcticas. Estas formaciones han evolucionado con el curso del tiempo, tienen su historia, algunas son susceptibles ms que otras de esclarecer lo que hace el propsito de la formacin del psicoanalista.

2 - En segundo trmino, se encuentra igualmente la cuestin de la educacin como tal, desde los cuidados hasta las formas ms elevadas de la cultura. Podemos convocar "Paidea" y "Bildung".

3 - La formacin es funcin de la civilizacin: es decir, si la encuesta histrica es vasta.

D. De la formacin a la "trans-formacin"

La cuestin de la formacin es siempre ms sutil cuando su fin no es solamente obtener la adquisicin de saberes, sino tambin la aparicin de ciertas condiciones subjetivas, una transformacin del ser del sujeto. Esta se presenta tanto cuando se trata del psicoanalista, como del operador religioso, el cura, o an del mago, del brujo.

Conviene tambin incluir la formacin en la sabidura tanto en sus formas antiguas, grecoromanas como en sus modalidades orientales. Hay, por ejemplo, una formacin Zen, acssis dirigida por un maestro donde se trata esencialmente de obtener una transformacin subjetiva, sin transmisin de algn saber especializado (bajo el signo de S1, el bastn, no de S2).

E. El punto de fuga

Se distinguir siempre, en la formacin, contenidos epistmicos y mutacin "psquica". Cuando una formacin exige la mutacin psquica, ella comporta un punto de fuga.

Hay formacionescon punto de fuga, hay formaciones sin. La transmisin epistmica es verificable por los exmenes, las pruebas estandarizadas, mientras que la verificacin de las formaciones con punto de fuga es ms problemtica.

Asimismo las formaciones comunes, es decir, las ms comunes, comportan siempre la idea de que la formacin transmite una manera, un espritu, se realiza en el surgimiento de una nueva naturaleza del individuo: ser un "verdadero" (x).

La obtencin de una mutacin psquica por formacin supone siempre poner a distancia contenidos epistmicos. Es un gran "topos" de la tradicin humanista.

F. Releamos a Sneca

Tomemos la carta 88 de Sneca a Lucilius: "Deseas, -le escribe a Luicilius-, saber lo que pienso de los estudios liberales: esas artes deben ser nuestros estudios elementales y no nuestros verdaderos trabajos. Ya ves porqu fueron llamados estudios liberales: porque son dignos del hombre libre. Por lo dems, slo hay uno que sea verdaderamente liberal, el que hace libre: el de la sabidura, estudio elevado, fuerte, magnnimo. Todos los otros son pequeeces y puerilidades."

Una nota de mi edicin precisa que las artes liberales tienen para Sneca una definicin ms estrecha que aqulla comn de su tiempo: son para l las artes del razonamiento. Y precisa an: "El gramtico maestro de escuela es a menudo un liberado, es decir, un esclavo que da una enseanza liberal". Ella seala muy alegremente: "Esos maestros de pobre origen eran considerados como seductores de los muchachitos a ellos confiados. Encontrar un maestro no pederasta era un problema para las familias. En sus epitafios, ciertos maestros se jactaban de haber sido castos. Ellos tenan entonces una escuela para las familias distinguidas".

Sneca enumera en esta larga carta las artes y las ciencias, para descalificarlas respecto de la sabidura: "Todos esos saberes que t puedes aprender, Lucilius, no cuentan respecto de aquello que slo vale verdaderamente, la adquisicin de la sabidura, y saber distinguir el bien y el mal, y mantenerse como es necesario en la vida".

Sneca dice ahora una muy bella frase, que inspira la problemtica humanista, y en la cual se encuentra la paradoja en las enunciadas por Lacan sobre la formacin del analista: "Todos esos saberes, no debemos aprenderlos, sino haberlos aprendido. Es una condicin previa. Es siempre en pasado, siempre se dice de los clsicos que se los relee, jams que se los lee. Es una actividad sin primera vez; la formacin que vale comienza siempre despus. El aprendizaje no es la formacin; l la precede; la formacin verdadera consiste siempre en saber ignorar lo que se sabe (cf. "Ecrits", p.349).

La formacin tiene siempre por objeto una perfeccin; la formacin estoica tiene por objeto la perfeccin del alma: "La nica cosa que puede conducir al alma a la perfeccin, es la inmutable ciencia del bien y del mal. Ahora, ningn otro arte tiene la bsqueda de los bienes y los males por objeto, sino la filosofa entendida como sabidura".

El rechazo de todos los saberes respecto de la sabidura no es un escepticismo; Sneca no rechaza menos el saber de aquellos que ensean que el saber no es nada: "Relegar ese frrago en la pila de las cosas intiles que ensean las artes liberales". Sneca no slo ensea que l no tiene nada a saber, sino que el saber no es nada en comparacin con la sabidura.

G. La zona xtima

No se trata aqu de extravagancias. No es una de esas sabiduras orientales de las que tanto nos cuesta captar el exacto funcionamiento. Es el "mainstream" (corriente principal) del humanismo occidental, tomado en la Roma Imperial en un punto donde la doctrina de la formacin est ya formalizada.

La misma lgica se encuentra en la doctrina ms aceptada de Lacan, que pone en el centro de la formacin del analista su propio anlisis. Es una zona donde desfallecen los saberes que se ensean por la va exterior.

Para situar las cosas, tracemos un crculo. Coloquemos en el centro un crculo ms pequeo representando la zona xtima, que es aquella del anlisis, con su trmino, llamado "pase".

Sobre su permetro, inscribamos los saberes que son susceptibles de ser adquiridos por los medios comunes. Entre los saberes perifricos a la zona xtima, estn tambin "las ciencias afines" al saber analtico (si se entiende por eso los textos que nos quedan de la aventura psicoanaltica, o la literatura que sigue producindose todos los das). Es un frrago, expulsando en la zona exterior a la zona xtima.

H. Antinomia y combinatoria

Cuando se trata de la formacin analtica, ya sea en las versiones sofisticadas que Lacan nos ha presentado o en las versiones borrosas, groseras, hay siempre -entre las dos regiones del esquema- una tensin que puede ir hasta la antinomia.

Eso puede ser la puesta en cuestin, la depreciacin, el rebajamiento, la suspensin, es decir, la anulacin de los saberes especficos respecto de la operacin de transformacin subjetiva efectuada en la cura.

En el momento preciso, enero 1975, en que comenzaba la epopeya del Departamento de Psicoanlisis del que yo me converta en director, es lo que me haba inspirado para marcar discretamente que nosotros no ramos incautos del ideal de la formacin, ilustrando la cubierta del nmero 1 de Ornicar?, con un grabado de Hogarth representando un pequeo mono malicioso regando los retoos raquticos y muertos en sus macetas.

Un comentario de Wittkover aparecido en el nmero 2 daba la clave: es una burla de la educacin, de la gramtica, madre de las artes liberales, representada tradicionalmente bajo las especies de una bella persona regando los jvenes brotes. Como la carta 88 lo muestra, la distancia tomada del frrago formativo no es menos clsica que la reverencia que se le hace a la formacin.

La antinomia puede jugar en sentido inverso, en beneficio de los saberes de la zona perifrica, lo que reduce por lo tanto el valor formador del anlisis del sujeto hasta volverlo secundario, es decir inesencial. El acento puesto sobre el "cursus" en la tradicin procedente del Instituto de Berln, y del cual el inventor fue el curioso Max Eitingon, va en ese sentido. Notemos al pasar la reticencia de Freud a instalar en Viena un Instituto de ese tipo; despus l cedi.

La antinomia desaparece y la tensin se atena si se tiene en cuenta que los saberes existentes bajo el modo exotrico son susceptibles de encontrar una nueva gravitacin, es decir, de conocer una transformacin indita en funcin del anlisis del sujeto. Es la misin que Lacan asignaba en 1975 al Departamento de Psicoanlisis, en un texto que Uds. encontrarn en la pgina 313 de Otros Escritos: "Acaso en Vincennes se admitirn las enseanzas que Freud formul como aquellas en las cuales el analista deba tomar apoyo, confrontar all lo que resulta de su propio anlisis: es decir, no tanto para qu ha servido (su propio anlisis) sino de qu se ha servido ste."

Se tiene aqu el principio de una combinatoria que va de la anulacin de los saberes especficos para liberar el efecto xtimo, hasta la reduccin de lo xtimo en beneficio de la transmisin de saberes efectivos. Notemos que es justamente cuando lo esencial de la formacin es xtimo que se abre voluntariamente los seminarios al pblico, mientras que se los cierra tanto ms cuando la transmisin ah es ms playa, banal. Es cuando no hay nada que ocultar que se oculta; se divulga sin reticencias cuando lo que es ocultado lo es por estructura y que nada vale respecto de eso.

Entre los dos extremos, hay lugar para todos los matices, las dosificaciones, todas las finas articulaciones entre la parte xtima y la parte exotrica de la formacin.

I. Esotrico versus exotrico

Esta reparticin no es sin relacin con el clivaje ms tradicional cuando se trata del acceso a la sabidura: de un lado, la iniciacin esotrica; del otro, la enseanza exotrica.

J. "Mianlisis" y "miprctica"

Este clivaje elemental reparte tambin la experiencia del analizante y su prctica analtica La prctica analtica de la cual se es el agente (las curas que se conducen), lo que se aprende de eso, se sita en la zona exterior. Es por eso que Lacan no lo toma en consideracin en el pase.

De donde se produce un clivaje entre dos trminos: de un lado "mianlisis", y del otro "miprctica". No hay un acuerdo maravilloso, una armona entre "mianlisis" y "miprctica", sino singularmente una tensin.

Segn Lacan, lo que "mianlisis" ha enseado al sujeto, una vez llegado al fin del anlisis, lo pona no solamente en condicin de practicar el anlisis, sino tambin en condicin de ensearlo y hacerlo progresar, es decir, de analizar la comunidad misma de la Escuela que ha soportado y consagrado su trayectoria. Depreciaba la funcin formacin de "miprctica", se burlaba, vea all rutina, amortizacin, olvido.

K. Control y clnica

Ensayemos ahora introducir en la zona exterior las diferenciaciones que responden a lo que es nuestra prctica de hecho en esta Escuela.

Hay una zona prxima a lo xtimo: es el control. Ella hace litoral entre lo xtimo y la zona exterior.

Se tiene el saber clnico como prximo al control.

El resto de los saberes son susceptibles de repartirse segn diversas clasificaciones.

La Escuela, si ella es otra cosa que una utopa, deber tomar en cuenta sus crculos, sus articulaciones.

Una ltima palabra

Vasto programa para el seminario del ao prximo. No quisiera dar la sensacin de que nos implicamos en una reflexin intemporal. Si nosotros la abordamos hoy, es que tenemos prisa, tanto por nuestro Congreso 2002 como por la actualidad.

En los aos 60, Lacan deploraba la negligencia de los poderes pblicos respecto del Psicoanlisis, y lamentaba que ellos no se pusieran en contacto para pedirle a los psicoanalistas justificar su prctica. Esta poca es lejana; sin duda se poda tanto ms llamar al control del Estado cuanto que no estaba muy lejos de ejercerse; ahora que estamos ms cerca de eso se afligen aqu o all por las reglamentaciones que afectarn el medio psi.

Esta perspectiva hace estremecer a nuestros colegas de la nebulosa lacaniana; se adivina su lamento por haber sido cigarras cuando nosotros ramos hormigas. Pero por sentirse ms desprovistos que nosotros, se los ve tal vez ms alertas. Algunos han querido reunir antecedentes a propsito de la formacin.

La nebulosa no es la nica en conmoverse. Las instituciones establecidas estn tambin en movimiento: ellas toman contacto con los gabinetes ministeriales; el presidente de la Sociedad Psicoanaltica de Pars se propulsa en la nebulosa. Al mismo tiempo que l demuestra una apertura tanto ms loable cuanto que ella es indita, su asociacin parece trabajada por otras fuerzas, a juzgar por un artculo recientemente aparecido, que avanza sobre "los lacanismos". Se censura ah tanto ms severamente la formacin que nosotros dispensamos cuanto que se lo ignora todo; se nos imputa de poner al pblico en peligro por nuestra impericia; se juega a los fariseos.

Esta agitacin es vana. Nosotros tenemos mejores cosas para hacer: reflexionar seriamente, y no solamente para nuestro beneficio: para aquel del movimiento psicoanaltico en su conjunto porque no hay nadie ms para hacerlo.