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Año 1. No. 52 1 julio 2018 Palabra Dominical XIII Domingo del tiempo Ordinario Antífona de entrada Sal 46,2 Pueblos todos, aplaudan; aclamen al Señor con gritos de júbilo. Se dice Gloria. Oración Colecta Señor Dios, que mediante la gracia de la adopción filial quisiste que fuéramos hijos de la luz, concédenos que no nos dejemos envolver en las tinieblas del error, sino que permanezcamos siempre vigilantes en el esplendor de la verdad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Por envidia del diablo entró la muerte en el mundo Del libro de la Sabiduría: 1, 13-15; 2, 23-24 Dios no hizo la muerte, ni se recrea en la destrucción de los vivientes. Todo lo creó para que subsistiera. Las creaturas del mundo son saludables; no hay en ellas veneno mortal. Dios creó al hombre para que nunca muriera, porque lo hizo a imagen y semejanza de sí mismo; mas por envidia del diablo entró la muerte en el mundo y la experimentan quienes le pertenecen. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor. Del salmo 29. R. Te alabaré, Señor, eternamente. Te alabaré, Señor, pues no dejaste que se rieran de mí mis enemigos. Tú, Señor, me salvaste de la muerte y a punto de morir, me reviviste. R. Alaben al Señor quienes lo aman, den gracias a su nombre, porque su ira dura un solo instante y su bondad, toda la vida. El llanto nos visita por la tarde; por la mañana, el júbilo. R. Escúchame, Señor, y compadécete; Señor, ven en mi ayuda. Convertiste mi duelo en alegría, te alabaré por eso eternamente. R. Que la abundancia de ustedes remedie la necesidad de sus hermanos pobres De la segunda carta del apóstol san Pablo a los corintios: 8, 7. 9. 13-15 Hermanos: Ya que ustedes se distinguen en todo: en fe, en palabra, en sabiduría, en diligencia para todo y en amor hacia nosotros, distínganse también ahora por su generosidad. Bien saben lo generoso que ha sido nuestro Señor Jesucristo, que siendo rico, se hizo pobre por ustedes, para que ustedes se hicieran ricos con su pobreza. No se trata de que los demás vivan tranquilos, mientras ustedes están sufriendo. Se trata, más bien, de aplicar durante nuestra vida una medida justa; porque entonces la abundancia de ustedes remediará las carencias de ellos, y ellos, por su parte, los socorrerán a ustedes en sus necesidades. En esa forma habrá un justo medio, como dice la Escritura: Al que recogía mucho, nada le sobraba; al que recogía poco, nada le faltaba. Palabra de Dios. Te alabamos Señor. Aclamación Antes del Evangelio 2 Tim 1, 10 R. Aleluya, aleluya. Jesucristo, nuestro Salvador, ha vencido la muerte y ha hecho resplandecer la vida por medio del Evangelio. R. ¡Óyeme, niña, levántate! + Del santo Evangelio según san Marcos: 5, 21-43 En aquel tiempo, cuando Jesús regresó en la barca al otro lado del lago, se quedó en la orilla y ahí se le reunió mucha gente. Entonces se acercó uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo. Al ver a Jesús, se echó a sus pies y le suplicaba

Palabra Dominical XIII Domingo del tiempo Ordinario · Entonces se acercó la mujer, asustada y temblorosa, al comprender lo que había pasado; se postró a sus pies y le confesó

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Page 1: Palabra Dominical XIII Domingo del tiempo Ordinario · Entonces se acercó la mujer, asustada y temblorosa, al comprender lo que había pasado; se postró a sus pies y le confesó

Año 1. No. 52 1 julio 2018

Palabra Dominical

XIII Domingo del tiempo Ordinario

Antífona de entrada Sal 46,2

Pueblos todos, aplaudan; aclamen al Señor con gritos de júbilo.

Se dice Gloria.

Oración Colecta

Señor Dios, que mediante la gracia de la adopción filial quisiste que fuéramos hijos de la luz, concédenos que no nos

dejemos envolver en las tinieblas del error, sino que permanezcamos siempre vigilantes en el esplendor de la verdad.

Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos

de los siglos.

Por envidia del diablo entró la muerte en el mundo

Del libro de la Sabiduría: 1, 13-15; 2, 23-24

Dios no hizo la muerte, ni se recrea en la destrucción de los vivientes. Todo lo creó para que

subsistiera. Las creaturas del mundo son saludables; no hay en ellas veneno mortal.

Dios creó al hombre para que nunca muriera, porque lo hizo a imagen y semejanza de sí mismo;

mas por envidia del diablo entró la muerte en el mundo y la experimentan quienes le pertenecen.

Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Del salmo 29.

R. Te alabaré, Señor, eternamente.

Te alabaré, Señor, pues no dejaste que se rieran de mí mis enemigos. Tú, Señor, me salvaste de la muerte y a punto de

morir, me reviviste. R.

Alaben al Señor quienes lo aman, den gracias a su nombre, porque su ira dura un solo instante y su bondad, toda la

vida. El llanto nos visita por la tarde; por la mañana, el júbilo. R.

Escúchame, Señor, y compadécete; Señor, ven en mi ayuda. Convertiste mi duelo en alegría, te alabaré por eso

eternamente. R.

Que la abundancia de ustedes remedie la necesidad de sus hermanos pobres

De la segunda carta del apóstol san Pablo a los corintios: 8, 7. 9. 13-15

Hermanos: Ya que ustedes se distinguen en todo: en fe, en palabra, en sabiduría, en

diligencia para todo y en amor hacia nosotros, distínganse también ahora por su

generosidad. Bien saben lo generoso que ha sido nuestro Señor Jesucristo, que siendo

rico, se hizo pobre por ustedes, para que ustedes se hicieran ricos con su pobreza. No

se trata de que los demás vivan tranquilos, mientras ustedes están sufriendo. Se trata,

más bien, de aplicar durante nuestra vida una medida justa; porque entonces la

abundancia de ustedes remediará las carencias de ellos, y ellos, por su parte, los

socorrerán a ustedes en sus necesidades. En esa forma habrá un justo medio, como dice

la Escritura: Al que recogía mucho, nada le sobraba; al que recogía poco, nada le

faltaba. Palabra de Dios. Te alabamos Señor.

Aclamación Antes del Evangelio 2 Tim 1, 10

R. Aleluya, aleluya.

Jesucristo, nuestro Salvador, ha vencido la muerte y ha hecho resplandecer la vida por medio del Evangelio. R.

¡Óyeme, niña, levántate!

+ Del santo Evangelio según san Marcos: 5, 21-43

En aquel tiempo, cuando Jesús regresó en la barca al otro lado del lago, se quedó en la orilla y ahí se le reunió mucha

gente. Entonces se acercó uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo. Al ver a Jesús, se echó a sus pies y le suplicaba

Page 2: Palabra Dominical XIII Domingo del tiempo Ordinario · Entonces se acercó la mujer, asustada y temblorosa, al comprender lo que había pasado; se postró a sus pies y le confesó

con insistencia: "Mi hija está agonizando. Ven a imponerle las manos para que se cure y

viva". Jesús se fue con él, y mucha gente lo seguía y lo apretujaba.

Entre la gente había una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años. Había

sufrido mucho a manos de los médicos y había gastado en eso toda su fortuna, pero en vez

de mejorar, había empeorado. Oyó hablar de Jesús, vino y se le acercó por detrás entre la

gente y le tocó el manto, pensando que, con sólo tocarle el vestido, se curaría.

Inmediatamente se le secó la fuente de su hemorragia y sintió en su cuerpo que estaba

curada.

Jesús notó al instante que una fuerza curativa había salido de él, se volvió hacia la gente y

les preguntó: "¿Quién ha tocado mi manto?". Sus discípulos le contestaron: "Estás viendo

cómo te empuja la gente y todavía preguntas: ¿Quién me ha tocado?' ". Pero él seguía mirando alrededor, para descubrir

quién había sido. Entonces se acercó la mujer, asustada y temblorosa, al comprender lo que había pasado; se postró a

sus pies y le confesó la verdad. Jesús la tranquilizó, diciendo: "Hija, tu fe te ha curado. Vete en paz y queda sana de tu

enfermedad".

Todavía estaba hablando Jesús, cuando unos criados llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle a éste: "Ya se

murió tu hija. ¿Para qué sigues molestando al Maestro?". Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la

sinagoga: "No temas, basta que tengas fe". No permitió que lo acompañaran más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano

de Santiago.

Al llegar a la casa del jefe de la sinagoga, vio Jesús el alboroto de la gente y oyó los llantos y los alaridos que daban.

Entró y les dijo: "¿Qué significa tanto llanto y alboroto? La niña no está muerta, está dormida". Y se reían de él.

Entonces Jesús echó fuera a la gente, y con los padres de la niña y sus acompañantes, entró a donde estaba la niña. La

tomó de la mano y le dijo: "¡Talitá, kum!", que significa: "¡Óyeme, niña, levántate!". La niña, que tenía doce años, se

levantó inmediatamente y se puso a caminar. Todos se quedaron asombrados. Jesús les ordenó severamente que no lo

dijeran a nadie y les mandó que le dieran de comer a la niña. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Se dice Credo

Creo en un solo Dios Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un solo

Señor, Jesucristo, Hijo Único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz Dios verdadero

de Dios verdadero engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros,

los hombres, y por ,nuestra salvación bajó del cielo (en las palabras que siguen, hasta se hizo hombre; todos se inclinan) y

por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos

de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la

derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu

Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y

gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo

bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.

Plegaria Universal.

Con el mismo Espíritu de Jesús, que quería la vida y la felicidad para todos, presentemos nuestras plegarias al

Padre.

Después de cada petición diremos: Padre, escúchanos.

Por el Papa Francisco, sucesor del apóstol Pedro, llamado por Dios para conducir a la Iglesia por el camino de la

fe, la esperanza y el amor. Oremos.

Por los cristianos que viven en países en los que son perseguidos. Oremos.

Por los gobernantes de las naciones, especialmente en nuestra patria. Oremos.

Por las elecciones que hoy se llevan a cabo en el país, que todos participen activamente y sea respetada la voluntad

popular. Oremos.

Por los que trabajan en la atención a los pobres, tanto en instituciones civiles como instituciones de la Iglesia.

Oremos. Por los que nos hemos reunido hoy en esta iglesia convocados por Jesucristo, para escuchar su palabra y

alimentarnos de su Cuerpo y su Sangre. Oremos.

Escucha, Padre, nuestra oración y condúcenos siempre con tu amor, hasta que lleguemos a la vida plena de tu

Reino. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Oración sobre las Ofrendas

Señor Dios, que bondadosamente realizas el fruto de tus sacramentos, concédenos que seamos capaces de servirte

como corresponde a tan santos misterios. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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Antífona de la Comunión Jn 17, 20-21

Padre, te ruego por ellos, para que sean uno en nosotros y el mundo pueda creer que tú me has enviado, dice el Señor.

Oración después de la Comunión

Que la víctima divina que te hemos ofrecido y que acabamos de recibir, nos vivifique, Señor, para que, unidos a ti con

perpetuo amor, demos frutos que permanezcan para siempre. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Reflexión:

Dios no ha hecho la muerte (Sab 1, 13). No temas; basta que tengas fe (Mc 5, 36). La enfermedad y la muerte, he ahí dos problemas de fondo en la experiencia humana. Hay que

afirmar, sin embargo, el hombre es un ser para la vida y la felicidad, y que Dios no hizo la muerte, como nos dice el libro de la Sabiduría. En todo caso,

estamos ante el gran interrogante de todos los tiempos: el “¿por qué la muerte?” Ciertamente que las lecturas que acabamos de hacer no nos proporcionan la “solución”, como nosotros querríamos, por mucha fe que tengamos en Cristo Jesús, pero sí nos iluminan para que sepamos aceptarla desde la fe en Dios. Veamos, pues. El libro de la Sabiduría responde a la pregunta formulada, inspirándose en el libro del Génesis, afirmando que Dios no ha querido la muerte sino la vida. No dijo “hágase la enfermedad” o “hágase la muerte”, sino hágase la vida” (Cf. Gén 1, 11-27). Dios es el Dios de la vida. Según su plan, el destino del hombre es vivir para siempre: lo hizo a imagen de su propio ser (Cf. Gén 27), que es todo vida eterna. Ahora bien, el autor del libro de la Sabiduría, fiel a la mentalidad del pueblo de Israel, atribuye la existencia de la muerte al pecado, que trastornó el plan de Dios e introdujo el mal en el mundo. Más concretamente lo atribuye al Maligno: Dios creó al hombre incorruptible y lo hizo a imagen de su propio ser; mas, por la envidia del diablo entró la muerte en el mundo (Sab 2, 23-24). Importa subrayar la verdadera perspectiva cristiana que, inspirada en estos pasajes bíblicos, nos permite afirmar que: el dolor, la enfermedad, la muerte no son criaturas de Dios. El mundo iba saliendo de la nada y Dios veía que cada cosa era buena, como también lo era el hombre, corona de la creación. Lo que Dios no dijo fue: “hágase el dolor”, “exista la enfermedad”, “la muerte o el pecado”. Ésas tienen que ser criaturas del hombre, al que Dios había dotado de un precioso don que lo hacía ser tal: la libertad. En el plan de Dios, el hombre no era un “ser para la muerte”; él era un “ser para la vida”. En el mal uso del don que lo hacía ser tal está la causa. Así las cosas, es en el evangelio donde vamos a encontrar una

perspectiva más esperanzadora. Cristo vino a dar vida: Yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante (Jn 10, 10). Muestra Él su poder sobre la

enfermedad humana, curando a la mujer, y su poder sobre la muerte resucitando a la hija de Jairo. Desde la perspectiva de Cristo, la muerte no es definitiva: La niña no está muerta; está dormida (Mc 5, 30). Es una muerte transitoria. En el plan de Dios la muerte no es la última palabra, sino el paso a la existencia definitiva. Él mismo, Jesús, resucitará del sepulcro a una nueva vida.

El Cristo que curó a la mujer y que devolvió la vida a la niña es el mismo que triunfó de la muerte, experimentándola en su misma carne. Es el mismo que ahora sigue, desde su existencia gloriosa, estando a nuestro lado

para que, tanto en los momentos de debilidad y dolor como en el trance de la muerte, sepamos dar a ambas experiencias un sentido pascual, incorporándonos a Él en su dolor y en su destino de victoria y de vida. Otro momento bien diferente será el que pueda vivir quien ha renunciado a esta esperanza. También la Iglesia debe ser “dadora de vida” y transmisora de esperanza, cuidando a los enfermos como ha hecho a lo largo de dos mil años, poniendo remedio a la incultura y defendiendo la vida contra todos los ataques del hambre, de las guerras, de las escandalosas injusticias de este mundo, del terrorismo, así como de todo atentado contra la vida en sus comienzos (aborto) o en sus finales con la eutanasia. El hombre que no es ni siquiera dueño de su propia vida mucho menos lo será de las vidas de los demás y esto no porque lo diga la Iglesia sino porque así lo dicta la propia ley natural. Por otra parte, también en este domingo estamos asistiendo a dos milagros realizados por Jesús con los que revela

progresivamente su condición divina. Si antes era la tempestad del lago la que calmaba, hoy aparece como señor de la enfermedad y de la muerte. ¿Qué más se puede pedir,

cuando los testigos de los milagros reconocen admirados que Dios está presente en las actuaciones de Jesús? Efectivamente, el reino de Dios está presente y va actuando en nuestro mundo. El proyecto de Dios es proyecto de vida, no de enfermedad ni de muerte. Eso se ve en el poder liberador que muestra Jesús, su Hijo predilecto. Si en los domingos anteriores aparecía como “el más fuerte” (Mc 3, 27) que lucha contra las fuerzas del mal y como dominador de las fuerzas de la naturaleza, hoy quiere comunicarnos, también a los cristianos del siglo XXI, su poder liberador sobre la enfermedad y la muerte. Por todo ello queremos decirle: Dios amigo de la vida, te bendecimos porque vemos a Cristo resucitando a aquella niña y devolviendo la salud a aquella mujer enferma. Con ello anunciaba la presencia del reino de Dios entre los hombres y anticipaba el triunfo definitivo de su propia resurrección. Ayúdanos, Señor, a entender que el único camino válido para tener y dar vida en plenitud fecunda es el estilo que tú nos enseñaste con tu palabra y ejemplo: Si el grano de trigo no cae en tierra y muere en el surco, queda infecundo (Jn 12, 24). Con tu Espíritu transfórmanos, Señor, en testigos de tu amor que crea vida, difunde tu reino y rejuvenece nuestros corazones.

Teófilo Viñas, O.S.A.

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Avisos parroquiales: Cada jueves 4º de cada mes se tendrá la celebración de la misa por los familiares y amigos de Sacerdotes y

vida consagrada, en la cual se pedirá por su vocación sacerdotal y vida consagrada, a las 8pm.

Tu oración es muy importante para el buen desarrollo de la construcción de la capilla del Santísimo, sigamos

orando y ofreciendo nuestra Eucaristía para que se llegue a buen término.

En la oficina parroquial les ofrecemos misales mensuales del mes de julio y agosto, cirios pascuales, veladoras

a la divina providencia, oración de los 5 minutos del mes de julio, veladoras, vino para consagrar, Hostias

para consagrar, para el servicio del altar.

¿Eres titular de una gaveta en el área de criptas de la Parroquia, conoces el reglamento del derecho de uso de

las gavetas que emitió el Sr. Obispo en el año 2006, tienes actualizados tus datos, sabes qué procedimiento debes

seguir si vas a hacer uso de una gaveta? Pasar a la oficina Parroquial con tu recibo de titular, para que recibas

toda esta información.

Cápsula litúrgica Sabías que …

¿Qué elementos principales hay en una iglesia? El Evangeliario y objetos litúrgicos para el ornato del altar: el Mantel, la Cruz, los candeleros y velas, las flores, el atril de altar El Evangeliario ¿Qué es?

El libro de los Evangelios o Evangeliario es el elemento principal de la Liturgia de la Palabra. Después del cáliz y la patena, figura en primer lugar entre los objetos litúrgicos. ¿Qué significa? Es un signo visible de Jesucristo, Palabra de Dios. Por eso se suele encuadernar con metales preciosos de valor artístico.

El Mantel Mantel de altar Cubriendo el altar, que es mesa festiva donde Jesús se nos ofrece como alimento, se coloca el Mantel. En la tradición occidental el mantel del altar es de color blanco y largo, llegando incluso hasta el suelo. Puede estar adornado con bordados que realcen la dignidad del altar. Está prescrito cubrir el altar al menos con un mantel "por reverencia a la celebración del memorial del Señor y al banquete en el que se distribuye el Cuerpo y la Sangre del Señor". OGMR, 268. No se deja el mantel sin altar, ya que el altar desnudo es un signo distintivo del Viernes Santo. Por eso suele cubrirse con un cubremantel, para mantenerlo limpio en todo momento. Frontal de altar El mantel es distinto del frontal de color, con telas de buena calidad, que puede ponerse para realzar la dignidad del altar y no es obligatorio. La Cruz El primer testimonio de la cruz sobre el altar es del griego Narsai (450). Puede ser una cruz de estilos muy variados,

dentro de la dignidad del culto. Si está sobre el altar, no debe ocultar al celebrante. No es algo para la devoción personal del celebrante, sino un signo que anuncia delante de la asamblea litúrgica que la misma es el mismo sacrificio del Calvario. Está establecido que "sobre el altar o junto a él se coloque una cruz que sea bien visible para la comunidad reunida". Puede estar sobre el altar, junto a él, justo detrás, o suspendida sobre el mismo. En ese último caso no debe ser muy grande Se pone la cruz -y no una figura de Cristo resucitado, por ejemplo- porque la cruz recuerda el

sentido sacrificial de la Eucaristía, que es la renovación incruenta del sacrificio de la Cruz.

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