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LA HUELLA HISTORICO-LITERARIA DE ROLDAN u EN LOS TEXTOS ESPAÑOLES DE LA EDAD MEDIA Y EN LOS ROMANCES by Juana Roldan Loris A Dissertation Presenteted to the FACULTY OF THE GRADUATE SCHOOL UNIVERSITY OP SOUTHERN CALIPORNIA In Partial Pulfillment of the Requirements for the Degree DOCTOR OF PHILOSOPHY (Spanish) January 1968

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chanson du roland

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LA HUELLA HISTORICO-LITERARIA DE ROLDANuEN LOS TEXTOS ESPAÑOLES DE LA EDAD MEDIA

Y EN LOS ROMANCESby

Juana Roldan Loris

A Dissertation Presenteted to the FACULTY OF THE GRADUATE SCHOOL

UNIVERSITY OP SOUTHERN CALIPORNIA In Partial Pulfillment of the Requirements for the Degree

DOCTOR OF PHILOSOPHY (Spanish)

January 1968

UMI Number: DP31582

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T h is d issertation, w r i t te n by

........................ Juana-Roldan-l£9.í*.Í.?......................

unde r the d irec t io n o f h . . ^ . . D isse rta t ion Com - m ittee, and app ro ved by a l l its members, has been presented4o and accepted by the G radúate Schoo l, in p a r t ia l f u l f i l lm e n t o f requ irem ents f o r the degree o f

DOCTOR OF PHILOSOPHY

Dean

Date ............ J.annar.y . .19.6 8.

DISSERTATION C O M M ITTEE

-Aj2 «Tw,p Chairman

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...

PREFACIO

Esta disertación tiene por objeto el estudio de la figura de Roldan a través de los textos de la Edad Media española y de los Romances.

Como Roldan es al mismo tiempo una figura lite­raria e histórica, hemos seguido su huella no solo en textos de la primera clase sino también en las crónicas. Para un español resulta curioso que haya sido su figura literaria, la que haya creado su razón de ser histórica, porque en España el caso contrario suele ser la regla general. Históricamente, Roland es un oscuro prefecto de la marca de Bretaña que acompañaba al ejército de Car lomagno en su malograda expedición a Zaragoza el año 778. Su nombre habría sido olvidado por el paso inexo­rable de los siglos, si la musa popular admirada de su extraordinario arrojo en la batalla de Roncesvalles, no lo hubiera escogido como al protagonista del mas perfec­to de los cantos é p i c o s de la Europa Medieval — la Chan- son de Roland•

Esta Cbanson como un maravilloso Pentecostés — a decir del maestro Menéndez Pidal— se extendió por toda Europa y no hubo país que no produjera su corres-

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pondiente versión. España no podía quedarse fuera de su influjo, máxime cuando los hechos en ella cantados se habían desarrollado sobre su suelo y contra su gente. El fragmento del Cantar de Roncesvalles del siglo trece es un resto de lo que probablemente constituyó un ciclo completo dedicado a la batalla pirenaica.

Mi Ínteres en el tema ha sido triple. Como na­cida en el alto Aragón en región limítrofe con la pro­piamente rolandiana, los restos materiales de las proe­zas del Par como f,el salto de Roldan” o la peña partida por el golpe de su espada, formó parte del folklore y la geografía de mis años formativos.

Como historiadora, Carlomagno y su Marca Hispá­nica, Roldan y Roncesvalles me interesaron desde mis primeros estudios en la Universidad española.

Por ultimo, como amante de la literatura, los romances rolandianos — algunos bellísimos— y las cons­tantes alusiones que Cervantes hace en su libro inmor­tal al que para entonces ya no es más que un ”caballero andante,” han ejercido sobre mí atracción tan fuerte, que me han llevado al empeño de estudiar paso a paso la huella de Roldan en su doble aspecto histórico y li­terario en los textos españoles de la Edad Media y en los Romances.

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Deseo expresar mi gratitud a la Dra. Pauline B. Deuel y a los miembros de mi comité, Dra. Dorothy McMa- hon, Dr. Everett W. Hesse y Dr. Rene F. Bella que de un modo tan acertado han sabido guiar mis pasos en dicha tarea hasta llevarla a término feliz.

CONTENIDOPágina

PREFACIO.................. . .................... iii

PARTE I. EN LA EDAD MEDIAI. INTRODUCCION........................ 2II. EL ROLDAN HISTORICO DE LAS PRIMERASCRONICAS • . . . ...................... . 6

Historia Silense Crónica Na.ferense CrSnica de Alfonso III

III. ROLDAN EN LOS PRIMEROS TEXTOS LITERARIOS . . 20

La Nota Emilianense El Poema_de Almería ■23- óodex CalixtlñusIV. EL CANTAR DE RONCESVALLES................... 43V. ROLDAN EN LAS ULTIMAS CRONICAS

MEDIEVALES.................... 59La leyenda de Bernardo del Carpió El Chronicon Mundl Las dronicas Generales

VI. LOS ULTIMOS TEXTOS LITERARIOSDE LA EDAD MEDIA .................... 8?

Vida de San MilianPoema de^fernan GonzálezPoema de Alfonso XILibro de las bienandanzas y fortunas

vi

PARTE II. EN LOS ROMANCESPágina

VII. ROLDAN EN LOS ROMANCES 99VIII- ROMANCES DE RONCESVALLES................ 103

Romances de Roldan Romances de Bernardo

IX. ROMANCES CABALLERESCOS.................. 125X. ROMANCES DE TEMA VARIO.................. 163

XI. APENDICE A LOS R OMANCES................ 1?5PARTE III

EPILOGO . . . . . . . .......................... 182BIBLIOGRAFIA............................ 189

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PARTE I

EN LA EDAD MEDIA

CAPITULO I

INTRODUCCION

Seguir la huella histprico-literaria de Roldan a lo largo de la Edad Media española es empresa que se com­plica o se simplifica según que busquemos al hombre — histórico o legendario— o al hecho que lo inmortalizo.

El hecho, como todos sabemos, es el descalabro de la retaguardia dél ejercito de Carlomagno al atravesar, camino de Francia, las cumbres de los Pirineos el día 15 de agosto del 778. Apremiado por las noticias que le llegaban de su tierra de que los sajones se habían su­blevado, el emperador, que acampaba en la región de Za­ragoza, decide regresar apresuradamente. El regreso se hace por la parte de Pamplona, donde los vascos airados por la destrucción de dicha fortaleza, se alian con los musulmanes que querrán libertar a los rehenes que los franceses habían tomado consigo, y preparan una embosca­da a la retaguardia del ejército en retirada. Aunque los

A éstos no los citan las fuentes históricas fran­cesas, pero lo sabemos por las fuentes arabes. Véase Ramón Menéndez Pidal, La Chanson de Roland y el neotradi­cionalismo (Madrid: Espasa-Calpe, 155577 PP* 4-65-71*

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3franceses pelean con gran denuedo, les infringen una cruenta derrota donde mueren la mayor parte de los magna­tes áulicos# Los Anales regios hasta el 829 dicen: "Elenemigo bien conocedor del terreno, se disperso en todas

2direcciones#" Es decir, no hubo, no pudo haber venganza# Vita Karoli de Eginhardo, que es un poco posterior,

añade que en este combate murieron "Eggihardo, prefecto de la mesa regia, Anselmo, conde de palacio, Bodlando, prefecto de la marca de Bretaña, con otros muchos nobles.'^

La inclusión de estos tres nombres en la Vita Ka­roli , especialmente el de Rodlando, que no era uno de los áulicos, le parece indicio a Menéndez Pidal de que el historiador francés se sirve de fuentes orales contempo­ráneas que cantaban el extraordinario arrojo del prefec­to de la marca de Bretaña.

Estas fuentes orales cantaron durante varios si­glos en versos vulgares la gesta de Roncesvalles y desta­caron el papel primordial que en ella realizo el hasta entonces oscuro prefecto# Siguiendo a Menéndez Pidal en su obra mencionada, el poema más antiguo que de dicha Chanson se conserva, no es más que el resultado de una

^Citados por Menéndez Pidal, Ibid., p# 192.

3Ibid.

4-sueesiva aportación de juglares anónimos# Con ello man­tiene y, a nuestro juicio, prueba de manera exhaustiva que la teoría individualista del poeta único y genial

, ¿Ldefendida por Joseph Bedier carece de apoyos serios. La Chanson de 1100 encontrada en Oxford y atribuida a Turol- do, no es sino un jalón más en la larga sucesión de poemas que en todas las lenguas y en todas las naciones han ve­nido exaltando la actuación del hfroe francas Roland aquel desventurado día, quince de agosto.

En España el tema de Roncesvalles tenia que inte­resar desde los primeros momentos. Su asunto la concer­nía de un modo directo (la batalla se da en su mismo sue­lo) y en la lucha entran en juego elementos nacionalistas y religiosos, profundamente complejos y sugeridores.

Es de suponer que para los juglares españoles, Rol­dan no presentaba la misma apariencia de héroe sin tacha que para los franceses. En primer lugar, aunque victo­rioso según el poema francés, la escueta verdad es que muere frente a un enemigo que se retira con sus objeti­vos logrados. X no es hasta más tarde que los juglares inventan la victoria del sol parado y el episodio de Ba- ligant que, ya con el héroe muerto, permitirán al maltre­cho Carlomagno vengar la pérdida total de la retaguardia

4- . .Les legendes epiques: Recherches sur la formationdes chansons~c[e geste voTs.; París: ÜEampion, 1929) •

C|

y la terrible humillación sufrida. Pero como decimos, Roldan ya está muerto y estas dos victorias contra los paganos no hacen sino restar al héroe su apoteosis final y convertir su Chanson en una Chanson de Carlomagno. Ade­más los ¿juglares franceses, en su afán de engrandecer la figura del paladín, acumulan sobre su persona tal canti­dad de sucesos? y circunstancias sobrehumanas que, virtual­mente, la deshumanizan. Tal deshumanización no podía si­no chocar violentamente con el concepto realista y mesura­do del juglar español. La consecuencia no se hace esperar: Roldán queda convertido en una apariencia de hombre con el que cualquier libertad estará permitida.

Podría aducirse que las libertades tomadas por los juglares franceses eran exaltadoras, pero tan definitiva­mente falsas que el juglar castellano, que hubiera respe­tado a un heroe de carne y hueso como el Cid, se va in­clinando más y más a hacer una devaluación progresiva del héroe, tan absoluta, que cuando en el siglo diez y siete se componen los últimos romances, Roldán no es más que un pobre loco del que el mismo don Quijote se ríe.

CAPITULO II

EL ROLDAN HISTORICO DE LAS PRIMERAS CRONICAS

Hasta hace pocos años se creía que la primera refe­rencia al hecho de Roncesvalles conservada en un texto de la Península pertenecía a la llamada Crónica o Historia Silense del siglo doce. Después del descubrimiento de la Nota Emilianense (que veremos en el capítulo siguiente), la Silense sigue siendo la primera crónica que recoge el dato, pero ha perdido el primer puesto cronológico absolu­to, ya que dicha Nota, en que sucintamente se relata la batalla, es un siglo anterior.

Aunque las tres crónicas que estudiaremos a conti­nuación y los textos literarios que van en el siguiente capítulo, están escritos en latín y como tal caen fuera de la literatura española propiamente dicha, los inclui­mos en nuestro análisis por ser cruciales en la forma­ción de un estado de opinión que.en ellos se origina y que sin ellos carecería de explicación lógica.

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Historia Silense

La edición que hemos manejado es la publicada en Madrid en 1959 por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas*^ En el prólogo los autores de la edicipn crítica señalan que la crónica rezuma sentimientos anti­franceses; y añaden que a su juicio tales sentimientos radican en que al monje silense "le molestaba • • • la petulancia con que la gente de ultrapuertos encomiaban sus hazañas guerreras, y en especial las que pretendían

oque habían realizado en España*11Pensemos que la Silense fue escrita en los prime­

ros: años del siglo doce, esto es en pleno periodo de ajus­tamiento y asimilación a las reformas de signo francés inspiradas por la Orden cluniacense y patrocinadas por Alfonso VI, el mismo rey al que el monje de Silos con­sagra su historia.

^Ed. Justo Pérez de, ürbel y Atilano González Ruiz- Zorrilla.2Ibid., p. 50.

^Los señores Pérez ürbel y González Ruiz-Zorrilla citan dos casos extremos: (1) los monjes de Sahagún "porno doblar la cerviz ante el extranjero abandonan el claus­tro," (2) en el monasterio de San Pedro de Cardeña hubo "verdaderas batallas campales*" Ibid., p. 50*

En un ambiente lleno de suspicacias y recelos lle­ga a manos de; este monje erudito y gramático más que his­toriador, a decir de sus comentaristas, dos libros de his­toria del país vecino: los Anales y la Vita Karoli de Eginhardb. Menendez Pidal en su estudio de" la Chanson de Roland, aludido líneas arriba, es de opinión que en lo re­ferente a Roncesvalles, el monje semianense, con algunasinterpolaciones muy interesantes, sigue el relato del

. 4-cronista francés. Precisamente es en la naturaleza de tales interpolaciones, donde, radica el sentimiento fran- cófobo que los críticos señalan en el cronista castellano.

Cuál sea el origen de esta francofobia hace a di­chos críticos diferir en sus opiniones. Para Perez de ürbel y González Ruiz-Zorrilla, lo que desencadena la ira del castellano es la afirmación de que los franceses de Carlomagno habían tomado a los paganos ciertas ciudades bajo los montes Pirineos. El Silense, hablando de las desgracias de España, puntualiza: f,Sed ñeque Carolus,quem infra Pireneos montes quasdem civitates a manibus paganorum eripuisse Pranci falso asserunt.” (Ni aun Car­los, de quien aseguran los franceses falsamente que tomo

tza los paganos ciertas ciudades bajo los montes Pirineos.)

40p. cit., pp. 139-40•cHistoria Silense, p• 129*

9Menéndez Pidal opina de manera diferente: para $1

el monje de nuestra crónica alude a relatos poéticos fran­ceses. Le parece improbable que un erudito historiador negara la realidad de la Marca Hispánica ”y más cuando los condes catalanes fechaban todavía sus documentos por los años de los reyes de P r a n c i a . L o que le parece de­cisivo es que Mel monje para nada se refiere a la Marcai Hispánica, cuyas conquistas se realizarán más tarde, y además sin el concurso personal de Carlos; piensa soloen la única entrada, de Carlos en España, en la frustrada

#■ *7expedición sobre Pamplona y Zaragoza.Por su parte Bédier abunda en la opinión de Menén­

dez Pidal en este punto y opina también que el cronistaode la Silense se refiere a la Chanson de Roland.

Así parece deducirse si estudiamos las interpola­ciones que el cronista añade a la Vita Karoli y a los Anales citados más arriba, fodas ellas muestran una vio­lenta reaccipn a noticias que no figuran en las crónicas francesas y que por lo tanto le tenían que haber llegado por otras vías al monje que escribe en keón.

60p. cit., p. 141.7Ibid.. p. 142.

8légendes. III, 285, 379; IV, 450.

10Ya hemos dicho que por aquellos años los franceses

abundaban en España. Nada más lógico que con ellos hubie­ran llegado noticias de la nueva Chanson de Boland que atribuía a Carlomagno la conquista de toda España. Es ante esta noticia desaforada y a todas luces falsa, que el monje reacciona con violencia. Si en su reacción pa­sa los límites de la verdad histórica negando la existen­cia de la Marca Hispánica o simplemente se refiere a las conquistas fabulosas de los primeros versos de la Chan­son de Roland es asunto que no interfiere directamente con nuestro estudio.

Hemos visto en la página 8 de qué manera categóri­ca niega la ayuda que los franceses falsamente aseguran haber prestado a la atribulada España después de la rui­na que sobre ella cayó con la invasión de los moros. Des­pués sigue a las fuentes francesas indicadas, cuando es­cribe cpmo Carlos llegó a un acuerdo con el reyezuelo de Zaragoza, que quería independizarse de Abdérrahman, y juntando sus ejércitos se dirige a atravesar las desier­tas cumbres de los Pirineos y llega incólume ante la fortaleza de Pamplona. Es en este punto donde de nuevo el Silense hace una de sus interpolaciones que, a nues­tro parecer, no procede de, una fuente francesa sino del buen sentido del monje historiador, es cuando dice:"Quem ubi Pampilonensis vident, magno cum gaudio susci-

qpium* eran enim undique Maurorum rabie coangustiati* *’■Es decir trata de justificar la buena acogida de las gen­tes de la fortaleza a un extranjero que se presenta como libertador de la furia de los moros y que ademas les ofre cía la garantía de ser cristiano*

Los Anales siguen* diciendo que Carlos se dirige a Zaragoza y que a la. vuelta se propone destruir a Pam­plona* fortaleza de los navarros. El Silense interpola su explicación a la retirada: "More Prancorum auro co­rruptas* absque ullo sudore pro eripienda a barbarorum dominatione santa, ecclesia* ad propia revertitur.11

Para el monje castellano unas gentes capaces de dejarse sobornar por el oro y abandonar la empresa de li­berar la santa Iglesia de la dominación de los barbaros* no podían representar los ideales del héroe cristiano*X por eso* ahondando mas su desprecio* nos dice que los guerreros franceses de ninguna manera podían ser compa­rados con los fuertes de la batalladora España. Iodo lo que aquéllos buscaban era llegar cuanto antes a Aquis- grán para bañarse en las deliciosas termas que allí ha­bía: "anelabat etenim Carolas in termis illis citas la-

qHistoria Silense, p . 130. 10Ibid*

1211vari, quas Grani ad hoc opus delitiose construxerat."

Recuérdese que para los rudos cristianos españoles de la época el recrearse en los placeres acuáticos, a los quetan inclinados eras sus enemigos los musulmanes, pod^a

✓ 12 representar una debilitación del vigor guerrero*Carlomagno se retira, pues, con sus tropas camino

del Pirineo y como se propusiese destruir a Pamplona su­fre la mayor parte de su ejercito fuerte castigo: "Parsmaxima exercitus suy in ipso Pirineo iugo magnas exolvit

13penas." El Silense se recrea anotando que los navarros acometieron a la retaguardia, y mataron a todos sin dejar uno:

Consertoque cum eis prelio, usque ad unum omnes in- terficiunt. In quo bello Eggihardus, mensi Caroli re- gi prepositus, Anselmus, sui palatii comes, et Rotho- landus, Britanicus prefectus, cum aliis comploribus ceciderunt• ^

En ello no hace sino seguir la Vita Karoli» pero en el remate del párrafo, mientras las fuentes francesas que sigue se limitan a decir que el revés quedé sin ven­ganza, el cronista español apostilla "hasta el día de

11 Ibid.^Según el !Tudense, Alfonso VI hab|a prohibido el

uso de los baños después de la derrota de Saei’alias. Ibid., p. 5213Ibid., p. 130.

^ Ibid., pp. 130-31.

13hoy" ("Quod. factum usque in hodiernum diem insultum perman- sit.")15

Con ello el Silense no parece dirigir su dardo a la fuente que sigue, Vita Karoli, sino a otra latente que no reconoce o identifica pero que se transparente en la apostilla* Dicha fuente no podía ser más que el canto épico de una batalla de Roncesvalles adicionado con la do­ble venganza de la derrota del sol parado y el aniquila­miento del ejercito de Baligant; es decir, una Chanson del tipo de la de Oxford, en la cual la muerte de Roldán y la de los doce Pares es vengada al final, con la derrota del ejercito pagano del señor de Babilonia por el ejército del emperador cristiano Carlomagno.

Si el Silense tenía presente cuando redacta su cró­nica una Chanson de este tipo, como parece deducirse de algunas de las interpolaciones anotadas, se apresura a contrarrestar el impacto que su influencia pudiera ejercer en cronistas o juglares posteriores y con su autoridad, sale al paso de hechos falsos y claramente exagerados.Que una persona en su sano juicio pudiera admitir, por ejemplo, que los ejércitos de Carlomagno hubieran conquis­tado en siete años lo que en cuatro siglos los reyes de la Península no habían hecho sino iniciar, tenía que pa-

14recerle demencial* Responde a las alabanzas de la heroi­cidad desplegada por la retaguardia francesa luchando en un terreno impropio, diciendo que los franceses eran mas guerreros togados que fuertes y que su mayor anhelo era bañarse en las termas de Aquisgrán. Por otra parte los compatriotas de Roldan emergen de la crónica como falsos, propicios a la corrupción por el oro, inclinados a des­truir fortalezas cristianas rn s que a tomar ciudades pa­ganas y, para remate del negro cuadro, se dejan vencer

16por los navarros de un modo tan absoluto que perece to­da la retaguardia. Y el desastre, no lo olvidemos, que­do sin venganza.

Si tenemos en cuenta que la Silense es la prime­ra fuente histórica que registra la batalla de Roncesva­lles y con una reacción tan fuertemente antifrancesa, com­prenderemos mejor cómo a través de los siglos, Roldan, que es por definición el heroe absoluto y perfecto del poema francés, vaya recargándose del lado de acá de los Pirineos de todas las taras que los juglares españoles se complacen en acumular en el pueblo, rival.

^ ^ L a Chanson de Roland habla sólo de musulmanes.Las crónicas francesas solo lo hacen de vascones.

15

Crónica Hatj erense

Esta crónica fue publicada por Georges Cirot bago el titulo de Crónica Leonesa.^ En opinión de SánchezAlonso la crónica es del siglo doce, de hacia 1160, y elmanuscrito en que esta contenida — el célebre códice A189

18de la Real Academia de la Historia, es un poco posterior.Cronológicamente viene después de la Historia Si­

lense cuyo texto sigue. El Silense no es su $nica refe­rencia y Sánchez Alonso señala, igualmente como fuentes las crónicas de Alfonso III, Sampiro, Felayo y otras, pe­ro indica que la Natj erense tiene también su parte propia.

En lo referente a Roncesvalles el párrafo ofrece variaciones literarias al del Silense, pero su sustancia histórica es la misma: la retaguardia fue aniquilada en­tre lo abrupto del terreno y hubo una mortandad general. Entre los muertos figuran igualmente Eggihardo, Anselmo y Rotolano.

La nota más destacada del párrafo es que al alu­dir al terreno donde se da la batalla lo nombra como MRuscidis vallibus.” Esto hace pensar a Jules Horrent

1^Bulletin Hispanique, Janvier-March, 1916, p. 1.18íPuentes de la historia española e hispano america-

na (2da. ed.; Madrid: Centro de esEudios históricos, T527X I, 58.

16d

que esta crónica pudiera tener un eco lejano de un cantar19de Roldán anterior a la primera mitad del siglo doce*

Pérez Urbel y González Ruiz-Zorrilla abundan en esta opi­nión cuando señalan que el cronista sigue en su texto no sólo crónicas anteriores sino también las "gestas popu-

# 0 20lares que corren por la región que el escribe*” Efe ser esto cierto, las hazañas de Roldán que pudieran relatarse en tales gestas no parecen haber impresionado al cronista de la Najerense hasta el punto de haberle hecho añadir al­guna frase o, al menos, algún adjetivo elogioso a la se­ca enumeración de los tres muertos en el Pirineo. Pero bien pudieran tenerse como responsables por la contención en los sentimientos antifranceses que muestra si los com­paramos con los del cronista anterior. Habla también de que los franceses auro corruptas se retiran de Zaragoza pero suprime todas las otras acusaciones de falsos y flo­jos en el combate. T, lo que también es interesante, no insiste, como lo hace el Silense, en que el desastre que­dó sin venganza "hasta el día de hoy".

^ La "Chanson de Roland" dans les littératures fran-» caise et espagnole au moyen ageTParxs: Bes Belles Le-ttF£i7~T9?TTr

Historia Silense, p. 65•

17

Crónica de Alfonso III

La Crónica de Alfonso III en su cuarta redaccipn tiene varias interpolaciones que "están sacadas unas del cronicón Albeldense, otras del Silense, otras son pecu-

2iliares del interpolador. nPor lo que respecta a Roncesvalles, el cronista

sigue punto por punto al de la crónica anterior:Sed quoddan castrum in reditu suis, qui ultimi venie- bant, expugnare molientibus, multis in ruscidis valli- bus corruerunt: egiardus scilicet, mense caroli regi prepositus, Anselmus sui palatii comes, rotolanus pp britanicus comes et alii, quos longum est numerare.

Notamos en seguida el nombre Ruscidis vallibus y la omisión de todos los párrafos antifranceses de la Silense, excepto el de la corrupción por el oro: "Indecesaraugusta veniens, auro corruptus, rediit" que prece­de inmediatamente a lo anterior.

En esta crónica que según García Villada debió serescrita entre el 877 y el 885 en Asturias y probablemente

23 *por el mismo rey Alfonso III, su autor no considero im­portante hacer referencia al hecho de Roncesvalles distan­ciado nada más que un siglo del momento en que fue escri­ta.

^ Crónica de Alfonso III, ed. Zacarías García ti­llada (Madrid: Sucesores Rivadeneyra, 1918), p. 141.

22Ibld., pp. 14.3-44-. 23Ibid., pp. 7-12.

18En la segunda redacción interpolada de la crónica

que estamos examinando tal como se contiene en el Códice Rotense, entre los reinados de Aurelio (768-774-) y Silo (774—783)* hay una nota al margen que dice: "Xn eraDCCCXI (DCCCXT) venit Carolus rex ad Cesaraugusta.Según García Tillada el códice donde esta incluida esta segunda redacción de la crónica es del siglo doce. No sería aventurado suponer, por tanto, que la influencia de la Silense se dejara sentir en la interpolación. Pero tal interpolación es tan escuetamente analítica que no nos ayuda a determinar si la posición antifrancesa del monje de Silos era compartida o ignorada por este otro cronista castellano.

En la cuarta versión de la crónica, la llamada "cuarta redacción interpolada" por García Tillada, la se­ca noticia analítica — señalando la llegada de Carlos a Zaragoza— se amplía, basta formar un párrafo exactamen­te igual que el de la Najerense visto en la página ante­rior. En opinión del editor crítico el mejor de los dos manuscritos que de dicha redacción se conservan, muestra letra del siglo trece y "según todos los indicios proce­de de León.

?¿lIbid., p. 119» n. 25Ibld.. p. 139.

19Su francofobia no es tan acusada como la del Silen-

se. El redactor de la cuarta redacción interpolada acusa también a los franceses de abandonar la conquista de Za­ragoza comprados por el oro pagano, la tan repetida fra­se Mauro corruptas" y aunque no niega que Carlomagno hu­biera tomado ciudades en España, tampoco asegura que lo hiciera. Como el cronista de la Ha.jerense suprime la úl­tima frase por la que el monje de Silos dejaba bien senta­do que la gran derrota de Roncesvalles habia quedado sin venganza.

Quiza no fuera aventurado señalar que en este si­glo trece, al que pertenece la cuarta redacción interpo­lada, la ola de indignación levantada por la aparición en tierras españolas de una Chanson de Roland del tipo de la de Oxford, había ido perdiendo su virulencia. A ello podría haber ayudado el hecho de que para entonces Ron- cesvalles había entrado de lleno en la épica castellana y Roldan, sin haberse españolizado completamente, era cantado por los juglares como un héroe — si no de prime­ra magnitud';— al menos digno de que sus hazañas se cele­brasen en versos épicos.

CAPITULO III

ROLLAN EN LOS PRIMEROS TEXTOS LITERARIOS

La Nota Emilianense

La huella literaria de Roldan en textos españoles hasta el siglo trece viene dada — como en el caso de las jcrónicas— por textos latinos pero que incluimos en nues­tro estudio por ser de la mayor importancia* Especial­mente la Nota Emilianense, el primer resumen completo del •asunto de la Ghanson de Roland en cualquier país.

El descubrimiento de dicha Nota es asunto recien­te y novelesco. Un amigo del erudito español L&maso Alon­so compro en 1953 un lote de papeles viejos. Entre dicho lote se encontraban las ultimas hojas de un manuscrito que que debidamente examinadas demostraron ser las fina- Les perdidas del códice 39 de la Real Academia de la His­toria. Entre las diversas materias que en las referidas aojas se hallaron, se encuentra la Nota que vamos a exa­minar, llamada Emilianense porque el manuscrito procede del Monasterio de San Millpn de la Rioja.

20

21La Nota despertó inmediatamente la atención de Dá­

maso Alonso que publicó al año siguiente un detallado es­tudio sobre la misma*^ La primera cuestión que se plan­teó fue la de determinar su antigüedad para lo cual con­sultó a los dos máximos expertos en letra visigoda — Milla res y García Villada— y llegó a la conclusión de que la letra pertenece ”a la última parte del tercer cuarto del

O'siglo XI*” Menéndez Pidal puntualiza la fecha entre1054 y 1076.3

El paso siguiente fue el demostrar que la Nota resume en forma prosística un tema poético — el de la Chanson de Roland— y que no se trataba de una mera nota histórica* Para ello se apoya en el estudio de algunas palabras que muestran un resto de versificación y en el examen de hechos conocidos de la historia cantada en for­ma épica y desconocidos de la historia escrita*

Entre las palabras, merece la pena que destaque­mos la de "Rodlane” que escrita de esta forma muestra una avanzada romanización a la que sólo falta la metáte­sis -Id- para convertirse en el Roldan de nuestras cró-

r,La primitiva épica francesa a la luz de una no ta emilianense,” Revista de Filología Española,. XXXVII (Madrid: 1954), pp.^PJS.

2Ibid.. pp. 1-3.30p. cit., p. 355*

22nicas y romances posteriores* Por otra parte la -e final de la terminación -ane* como en Bertlane (otro de los nom­bres que en la Nota aparecen) no puede ser más que la -e paragogica que se observa exclusivamente en los textos épicos españoles.

Además la Nota aunque solo tiene diez y seis lí­neas, se refiere a varios hechos desconocidos para la his­toria escrita y comunes en las canciones posteriores de­dicadas a Roldán. La mayoría de tales hechos proceden de las canciones francesas pero hay algunos donde apunta el modo original en que el tema fue tratado en tierras es­pañolas. Ello unido a la forma castellanizada que los nombres propios presentan no hace creíble que la materia poética que en la Nota se resume procediera directamente de una Chanson francesa, incluso aunque el Monasterio de San Millán estuviera alejado solo unos catorce kilómetros de la ruta de Santiago por donde pasaban tantos peregri­nos franceses.

Si la Nota Emilianense resume una gesta donde se cantaban las hazañas de Roldán, tendremos que admitir que la tal gesta tenía que ser anterior a los años en que la Nota fue escrita. Ello nos lleva a la considera­ción de que el desastre de Roncesvalles había interesado a los juglares castellanos en fecha tan temprana como el siglo diez o, como mucho, principios del siglo once, ya que la referida Nota pertenece a la segunda mitad de es-

23te siglo#

¿’Cuál podría ser la forma de este primitivo Cantar de Roldán anterior a todos los conservados? Indudable­mente era mucho más histórico y menos elaborado que los que han llegado a nuestras, manos* Sus fuentes lógicamen­te tenían que ser las francesas, tradiciones orales o es­critas que, como más cercanas en el tiempo al hecho que narraban, contendrían muchos menos detalles fantásticos y seguirían mucho más fielmente la realidad histórica, humana y geográfica de los sucesos y personajes envueltos. Por eso no observamos en el anotador español ninguna reac­ción del tipo de la observada en el Silense cuando es confrontado con las exageraciones de la Chanson del si­glo doce#

Lo qué nos dice en resumen la nota es que Carlo- magno acampaba en Zaragoza y que en su ejercito formabanparte sus doce "sobrinos” que servían al rey cada uno de

4- - * €los doce meses del año. La Nota continua así:Nomina ex his Rodlane, Bertlane, Oggero Spata curta, Ghigelmo Álcorbitunas, Olibero et episcopo domini lorpini. St unusquisque singulos menses serviebat ad regem cum scolicis suis* Contigit ut regem cum suis ostis pausabit in Cesaragusta, Post aliquantulum temporis, suis dederunt consilium ut numera acciperet multa, ne a ffamis periret exercitum, sed ad propriam rediret. Quod factum est. Deinde placuit ad regem,

4 #•Respecto a la confusión de. llamar "sobrinos” alos doce Pares, vease la explicación ofrecida por Menén-dez Pidal, G&# cit#, pp. 364-66#

24pro salutem hominum exercituum, ut Rodlane, belligera- tor fortis, cum suis posterum ueniret. At ubi exerci- tum portum de Sicera transiret, in Rozaballes a genti- bus sarrazenorum fuit Rodlane occisa»

Donde la canción tradicional establece que el empe­rador decide abandonar el sitio de Zaragoza, instigado por los consejos del traidor Ganelon, el cantar que nuestra Nota resume da una explicación mucho m|is verosímil si bien menos espectacular: Carlomagno levanta el sitiopara evitar a su ejercito el hambre que lo amenazaba y al mismo tiempo, siguiendo el consejo de los suyos, acep- ta de los sitiados una buena recompensa*

En el momento de la retirada se le plantea al em­perador el problema de la protección del grueso de sus tropas en un territorio hostil. El arte militar aconse­ja que con el enemigo a la espalda la retaguardia sea confiada a los mas esforzados y diestros. La elección recae de un modo natural en Roldán, ^belligerator for- tis,11 y en ello actúa el deseo del rey sin que para nada intervenga el consejo traicionero de Ganelón. La Nota en su brevedad nada nos dice de la reacción del hj|roe ante la designación que le honraba, pero faltando el bus­cado efecto de su muerte fijada de antemano por la cons­piración de su padrastro con los musulmanes, es de supo­ner que aceptase de buen grado el puesto da: honor. La

5Lo que motivara el "auro corruptasM de las crp-nicas españolas.______ '_______________________________ _

25

Nota termina diciendo que cuando el ejército atravesaba el puerto de Sicera los musulmanes mataron a Roldán en Roncesvalles.

En este final notamos dos discrepancias con las no­ticias que hasta ahora hemos visto en las crónicas:(1) siguiendo la forma cantada en forma épica Roldán mue­re a manos de los musulmanes, (2) de los tres muertos que hasta ahora las crónicas latinas españolas, siguien­do a las francesas, han anotado — Eggiardo, Anselmo y Roldán— el vínico conservado es el dado en tercer lugar. Mucho tuvo que destacarse aquel aciago día quince de agosto el oscuro prefecto de Bretaña para que la musa popular lo destacara sobre los áulicos que acompañaban a Carlomagno considerándolo digno de mención especial.

En el Cantar que la Rota Emilianense resume, el papel de Roldán designado por su calidad de ■‘belligera- tor fortis” para hacerse cargo de la retaguardia, esta­ría valorado en su justo medio, sin los añadidos de en­cantado y sobrehumano que tan poco atractivo lo hacen a los ojos de los juglares posteriores castellanos acos­tumbrados a sus héroes de carne y hueso, capaces de ges­tas grandes y heroicas pero no sobrehumanas. Por eso nos interesa señalar que en este siglo diez, cuando las hazañas rolandianas no habían superado el límite de ve­rosimilitud que puede atribuirse a un mortal, España par­ticipa en el coro de países que consagran su musa épica

26

a cantar al héroe francés por excelencia, Roldan* Y es­ta Nota Emilianense, como nos dice Menéndez Pidal, ,fes la primera noticia que aparece de toda la leyenda de Roland en su conjunto. Ninguna otra noticia de totalidad exis­te en Francia ni fuera de Francia hasta muchos años des-

* i»6pues. u

El Poema de Almería

El segundo texto latino que vamos a considerar es el Poema de Almería, también conocido con el nombre de Ohronica de Adefonsi Imperatoris*

Cuando en 1951 Horrent publica su importante li­bro La "Chanson de Rolland” dans les lltteratures fran- caise et espagnole au moyen agre, todavía faltaban dos años para que se descubriera del modo fortuito que hemos dicho la Nota Emilianense. Esto, unido a la creencia que sustenta de que la Historia Silense no hace referen­cia a textos literarios sino a la Vita Karoli y a los Anales, le lleva a decir:

Le seul fait positif qui nous reste est la Chroni­ca Adefonsi Imperatoris dés environs 1150. Avant~~ cFélle, pas de temoignage sérieux de l'existence d ’une tradition rolandienne en Espagne. Mais celle- ci existe cependdand: la forme Roldan le preuve et 1 ’utilisation qu*en fait le poete de la Ohronica Adefonsi Imperatoria permet de suposer que7 vers 1150, la tradition sfetait imposé en Espagne depuis

^Qp. cit., p. 35^.

2?# 7"quelques temps deja.r

Esa misma opinión había sostenido casi un sigloantes Gastón Paris al hablar de la Chanson de Roland:

La preuve de la connaissance qu'on en avait des le douziéme sieele en Espagne se trouve dans un un poema latin composé h la louange du roi AlfonseoVII peu de temps apres la mort de ce prince (1157)*

Vemos, pues, que antes de la aparición de la No­ta Emilianense, el Poema de Almeria ostentaba la prio­ridad de los textos literarios escritos en España que mencionaban a Roldan* Aunque hoy día dicha prioridad ha desaparecido, su importancia es aún considerable por el tono y la forma en que el poema en alabanza del rey castellano menciona al héroe francés.

Esta crónica anónima compuesta en versos latinos, conmemora la conquista de Almería por Alfonso VII (de aquí el nombre de Poema de. Almería que le ha dado Me- néndez Pidal). Teniendo en cuenta que dicha conquista se efectúa en 1147 y el rey muere diez años mas tarde, ha sido supuesto por casi todos los críticos que el poe­ma se compuso alrededor de 1150, unos cuarenta años después, por tanto, de la Historia Silense. Pero el poe-

70p. cit«» pp. 445-46.^Histoire poétique de Charlemagne (2da. ed. rev.;

Paris: Emile Bouillon¿ 19057, p. 203.Le la misma opinión es M. Mila y Eontanals, Le la poe-

sía heroico-popular castellana. (Barcelona: Verdaguer, 1S757, p. 143.

28ma no muestra los sentimientos antifranceses del monje de Silos. Ya en el comienzo alaba al rey castellano compa­rándolo con Carlomagno y después, al enumerar a los capi­tanes que van a la conquista del puerto mediterráneo, al llegar a un nieto de Alvar Fáñez, Hel brazo diestro del Cid,11 hace un inciso en alabanza del castellano, dicien­do:

Tempore Roldani, si tertius Alvarus esset post Oliuerum fateor, sine crimine verum, sub juga Francorum fuerat gens Agarenorum, nec socii chari aicuissent morte perempti, q nullaque sub coelo melior fuit hasta sereno.

(e. 215)Horrent nota que en esta estrofa — al igual que

en la Chanson de díuroldo— Oliveros ocupa el segundo lu­gar en importancia después de Roldán sin que se nombre para nada a Reinaldo de Montalbán que aparece muy pron­to en las versiones españolas de la gesta de Roncesva- lles asociado a Roldán y como su segundo en importancia. Esto le lleva a pensar que la tradición que influye en el anónimo poeta cuando redacta la estrofa 215 es fran­cesa y, de aquí, la simpatía que muestra por los "com-

QSin temor a equivocarme, confieso lo cierto: Si Alvaro hubiera vivido en tiempo de Roldán sería el terce­ro después de Oliveros: La raza de los agarenos habría estado bajo el yugo de los francos y los compañeros ama­dos no yacerían vencidos por la muerte. Chronica Adefon­si Imperatoris. ed. Luis Sánchez Belda (Madrid: Cons. Sup. Invest• ~Cierít7, 1950), p. 198.

2910paneros amados" vencidos por la muerte.

Menéndez Pidal, por el contrario, observa muy jus­tamente que el poeta mira "la acción de Roldan y Olive­ros como un heroísmo totalmente infortunado por la falta

H *del concurso español*" El cree que el poeta anónimo te­nía en la memoria cuando escribió esta estrofa un canto español mucho más mesurado y fiel a la realidad históri­ca que la Chanson de Roland de tipo tradicional francés, con su fantástica conquista de España en siete años y las dobles venganzas finales del milagro astronómico del sol parado y de Baligant. En una palabra que lo que in­fluye al poeta es la Canción de Roldán que se resume en la Nota Emilianense.

Nosotros creemos su tesis plenamente justificada. De la estrofa se desprende por una parte respecto y ad­miración por Roldán al que se recuerda para compararlo con un héroe que ya había sido primero equiparado con el Cid --"Mió Cid primus fuit, Alvarus, atque secundus"— pero al mismo tiempo el poeta es sumamente parco en ala­banzas. Propiamente no hay ninguna sino lo es el pensar que para un escritor de esta época, el nombre de Roldan acudía fácilmente a la pluma cuando se trataba de hacer una relación de capitanes ilustres.

10Horrent, op. cit.. p. 449. ^1Op. cit., p . 154__________

30

El Codex Qalixtinus

^ Qoáex Qalixtinus comienza con una carta prolo­go del "Santo Papa Calixto" en la que se establece apó­crifamente que el papa Calixto XI es el autor de la obra. Consta dicho Codex de cinco libros dedicados a promover las peregrinaciones y el culto de Santiago.

«i pPor eso Bedier lo llama Libro de Santiago. El libro se conoce también con el título de Codex Compostellanus porque el más antiguo y valioso de los varios manuscri­tos que en Europa existen es el que fue donado en 1140 a la iglesia de Santiago de Compostela por Aimerico Pi- caud, de Poitou, y en ella ha permanecido desde enton­ces. Le dicho manuscrito fue hecha la traducción que manejamos.

Le los cinco libros en que el Codex Calixtinus está dividido, el que nos interesa para nuestro estudio es el cuarto donde predominan las acciones épicas y donde aparece Roldan. Se le conoce con el título del Pseudo Turpin y es el tercero de los textos literarios en latín que nos ayudará a establecer la tradición rolandiana de

12L|gendes, III, 75.13•'Xiber Sancti Jacobi Codex Calixtinus, ed. A. Mo-

ralejo, C7 Torres y J.*~Peo"TSantiago de Compostela: Cons. Sup. Invest. Cient., 195*1 )•

España en los primeros siglos. Menéndez y Peíayo dijo de $1:

Es uno de los libros apócrifos más famosos del mundo, y sin genero de duda el primer libro de caballerías en prgsa, aunque no vulgar, sino latina y de clere­cía .

De los veintiséis capítulos de que consta el li­bro, los veintitrés primeros están narrados en primera persona por el arzobispo Turpín;"1 en el veinticuatro se relata su muerte, y los dos últimos insisten en la necesidad de continuar la cruzada iniciada por Carlomag­no para liberar a España del poder sarraceno.

Moralejo al hablar del libro cuarto, el Pseudo Turpin, dice de él que es “una mezcla de temas legenda-

r s í ¿rrios y elementos histéricos.“ Su juicio nos parece extremadamente amable en cuanto a la parte histérica se refiere porque el libro es más fantático que el más fantástico de los libros de caballerías. Apariciones, milagros, gigantes, resitencias sobrehumanas, golpe de espada increíbles, pureza absoluta de los buenos cris­tianos a los que se eleva a la categoría de santos mar-

\

tires y condenación eterna de los malos infieles. Todo

ALl , tMarcelino Menendez y Pelayo, Orígenes de la no­vela (Madrid: fíailly Bailliere, 19051^E1 verdadero Turpín, arzobispo de Seims, murió

hacia el año ochocientos.16_________ Codex Calistitus, p. ix._____ __________________

32ello mezclado con tan poca substancia de hecho real his­tórico que tuvo que provocar, como provocó, una violenta reacciqn contra las supuestas campañas de Carlomagno en España y contra los Pares que en ellas le acompañaban, especialmente Roldan.

En la Chanson de Roland de 1100 furpín, el arzo­bispo de Reims que acompaño a las tropas de Carlos en su desgraciada expedición a España, muere en Roncesvalles ¿junto con Roldan y todos los demás que estaban en la re­taguardia. Su importancia heroica en el poema viene en tercer lugar: después de la de Roldán y Oliveros. Como tal compañero de los Pares y héroede la batalla inter­viene también desde el principio en la tradición españo­la de la leyenda. Así lo veremos morir en Roncesvalles, el cantar de gesta español del siglo trece, e interve­nir con variada, fortuna en muchos de nuestros romances de tema francés.

En este libro cuarto del Codex Calistinus, Tur- pín no muere en la batalla., sino algo después en Viena como consecuencia de las heridas sufridas en la misma.Al comienzo, se. inserta una carta del mismo Turpín a

, - 17Luitprando, deán de Aquisgran, . en la que le dice que

17 *'Luitprando es personaje imaginario. VéaseIbid., p. 403, n.

33"el famosísimo Carlomagno, liberó del poder de los sarra-

'18ceños la tierra española y gallega” (p. 4-03) y que "los principales de sus admirables hechos y sus laudables triunfos sobre los sarracenos españoles, [los] he visto con mis propios ojos.” (p. 4-04-)

La razón de; la venida del emperador francés es un sueño milagroso, que se repite tres veces, en el cual el Apóstol Santiago le insta para, que siguiendo el camino de las estrellas vaya a visitar su basílica y sarcófago y con un gran ejército combata ”a las pérfidas gentes paganas11 y libere ”mi camino y mi tierra.” (p.408)

Carlos encuentra su primer obstáculo en Pamplona que no puede tomar después de tres meses de asedio hasta que por intercesión del Apóstol las murallas caen quebra­das. Después de llegar a Galicia, donde convierte a unos y acuchilla o esclavida a los otros, recorre toda España, de una punta a otra. En este recorrido reúne un inmenso botín y aunque parte de él lo emplea en enrique­cer la basílica de. Santiago, la mayor proporción se lo lleva a Francia donde — nos dice piadosamente el libro— levantó muchas iglesias.

La segunda venida de Carlomagno a España — según

*18 *Citaremos a partir de ahora según la ed. delCodex Calistinus reseñada en la nota 13 de este capítulo.

34el libro— se origina cuando "cierto rey pagano de Africa, llamado Agiolando con sus ejércitos conquisto las tie­rras de España. . . . Oídas estas noticias, de nuevo Car­lomagno con muchos ejércitos volvió a España.11 (p.418)

Esta segunda entrada de Carlos esta llena de su­cesos milagrosos y fantásticos. Ya en los primeros en­cuentros, las lanzas de los caballeros que iban a morir en la batalla reverdecieron en una noche cuando las de­jaron clavadas en el suelo preparadas para el combate del día siguiente. Entre los que recibieron este favor.del cielo y alcanzaron la palma del martirio estaba el

19duque Milon de Anglers, padre de Rolando.El libro enumera a continuación los ejércitos

que vienen en auxilio de Agiolando — fantásticos tanto por los países de donde proceden como por los jefes que los acaudillan. Después de algunos éxitos iniciales que los llevan hasta Francia, Agiolando retrocede hasta Pamplona y desde allí reta a Carlomagno.

A partir de este momento es cuando Roldán apare­ce de verdad en escena. Primeramente le vemos formar parte del ejército de ciento treinta mil guerreros que marchan a España contra Agiolando. Se le nombra en se­gundo lugar después de furpín y precede inmediatamente

19'La primera vez que se nombra a Rolando en el li­bro.

35a Oliveros.^ Otros nombres de capitanes de este ejérci­to comunes en las leyendas españolas de este tema, son: Gaiferos, Balduino, Ogier (al que hemos visto citado en la Nota Emilianense) y Reinaldo de Montalbán.^

Este inmenso ejército reunido en las landas de Bur­deos "cubría aquella tierra en dos jornadas a la redonda” (p. 436)* Cuando se pone en marcha tarda "ocho días en atravesar; los puertos** (p. 437)* Llegado a Pamplona de­rrota fácilmente a Agiolando con todos los suyos y, de la matanza general, solo escapan el rey de Sevilla y Almanzor de Córdoba#

Después de haber tomado toda la tierra navarra, le anuncian a Carlos que en Nájera hay ”un gigante del linaje de Goliath, llamado Perragut” que no necesita em­plear armas porque "poseía la fuerza de cuarenta forzu­dos.” Ogier, Reinaldo y varios otros caballeros que se ofrecen a luchar contra él, son inmovilizados con un so­lo brazo de este espantoso monstruo que "medía casi do-

POEl libro da a Roldan lios títulos de conde de Le Mans y señor de Blaye.2A El Valdovinos del Romancero, en quien^se han fun­

dido dos personajes de las gestas francesas. Véase Ibid., p. 4-33* n.

2 2Reinaldus de Alba Spina en el texto latino, pero Moralejo, al igual que otros críticos, cree que es el fa­moso Reinaldo de las producciones posteriores.

36ce codos de estatura . • • sus brazos y piernas cuatro codos, y los dedos tres palmos” (p. 44?)♦

Es contra este desaforado gigante que las hazañas, asi mismo desaforadas, de Roldan comienzan. La lucha de ambos dura dos dias, con treguas para el descanso y el sueño siempre pedidas por el gigante y nunca por Rol­dan, que se muestra incansable. En el segundo día tie­nen una conversación en español f,lengua que Rolando en­tendía bastante bien” (p.449) sobre las verdades de sus respectivas religiones. Como las palabras de su rival cristiano no le convencen, Perragut decide que lo mejor es dejar a las armas la pítima palabra para que ellasdigan cuál religión es la verdadera. Roldán con agili-

podad y astucia e invocando en su auxilio al MHijo de la Santa Virgen María y, gracias a Dios,” lo mato.(p- 4-53)*

Una vez derrotado el gigante, el ejercito del em­perador francés se dirige a Córdoba donde se habían re­fugiado su rey Almanzor y el rey de Sevilla, que ya in­dicamos más arriba habían escapado cuando la derrota de Agiolando. El rey de,Sevilla muere y Almanzor se some­te y promete; bautizarse. Después hay un fantástico re-

23 # +-\Le había sonsacado a lo largo de la conversaciónque tan^sólo en el ombligo era vulnerable, y allí es don­de Roldán le clava el puñal.

parto de tierras españolas, algunas de las cuales esta­ban todavía sin reconquistar cuando se escribe el Pseudo Turpin»

Pos capítulos más adelante, el libro nos da una relación sucinta de la Chanson de Roland con un enfoque especial en que se subraya lo milagroso y divino» Como en el cantar tradicional, Zaragoza está en poder de los sarracenos, si bien estos “estaban sometidos al imperio de Carlomagno y le servían gustosamente en todo, pero con lealtad fingida1* (p» 462). Existe igualmente la traición de Ganelón y el inmenso tributo pagado por los moros. En este tributo hay una variante que no aparece en ningún otro de los textos examinados: junto con el tesoro, los paganos envían “cuarenta caballos cargados de vino dulcísmo y puro para beber sus caballeros, y cien hermosas doncellas para su deleite“ (p. 464). Con estos goces — añade unas líneas más abajo— muchos se acarrearon la muerte.**

La designación de Bollan para mandar la retaguar­dia no se debe, como en la Nota Emilianense, a la con­fianza que en él tenía Carlos, sino al consejo traicio­nero de Ganelón. Cuando las tropas emboscadas de los sa­rracenos atacan mueren todos los cristianos excepto Bol-

4 4 24dan, Valdovinos, Turpm, Tedrico y Ganelón.

24 Que aparentemente formaba parte de la retaguar-

38Roldán con ayuda de su trompa, consigue reunir cien cris­tianos, que andaban perdidos, y ataca a los morosa en reti­rada • Aunque debe estar bien fatigado después de una cruenta batalla que ha durado desde la madrugada hasta media mañana, pronto se recupera:

Recobradas las fuerzas con la ayuda de Dios, con los que tenía consigo se lanzo de pronto sobre los sarra­cenos y vio entre ellos uno que era de mayor estatu­ra que los otros, y de un solo tajo con su propia es­pada lo partió por la mitad a él y a su caballo de arriba a abajo, de forma que una parte del sarraceno y de su caballo cayo a la derecha y la otra a la iz­quierda (p. 463)*

Seguidamente alcanza a Marsilio, que huía, y lo mata* Mueren igualmente los cien que acompañaban ahora a Roldán y él mismo resulta herido "de cuatro lanzadas y gravemente golpeado a piedras” (p. 465)* Es entonces cuando "fatigado por tan gran batalla, lamentando la muerte de los cristianos y de tantos héroes, angustia­do por las grandes heridas y golpes recibidos por él de los sarracenos . • . "(p. 466), decide pedir auxilio a la vanguardia del ejercito y toca su trompa. Lo hace con tanta fuerza, a pesar de la fatiga y de las heridas,"que la trompa se rejo por la mitad" y a él "se le rom-

dia, aunque luego lo vemos aparecer junto á Carlomagno en la vanguardia.25Al contrario que en el poema, no hay ninguna re­

ferencia a que Oliveros le instara a hacerlo.

■ 39i

!pieron Xas venas y los nervios del cuello’1 (p.467).SI sonido es llevado milagrosamente por los ange­

les ocho millas hasta los oídos de Carlomagno a quien el traidor Ganelón convence de que sería locura volver, ya que Roldán Acostumbraba a tocar la trompa todos los días por cualquier cosa” (p. 468) y probablemente en ese mo­mento estaba cazando alguna fiera.

Ba agonía de Roldán en el Pseudo-Turpín todavíase prolonga varias páginas en que le vemos sufrir de

26sed y prepararse para una buena muerte. Por tres veces se insiste que Roldán es un mártir de Cristo y también dice que su alma ”fu@ transportada por los ángeles al eterno descanso" (p. 470).

Cuando Carlomagno descubre el cadáver de su sobri— ¡no el panegírico que le dedica hace de él más un santotque un héroe:! -i Oh I brazo derecho de mi cuerpo, barba la mejor,! prez de los galos, espada de la justicia,lanza inflexi-f ble, loriga incorruptible, escudo de salvación, com- ¡j parable en virtud a ¿Tudas Macabeo, parecido a Sansón, |semejante a Saúl y Jonatán por la fortuna de tu jus- j ta muerte, aguerrido paladín, el más diestro en el ¡I combate, el más fuerte entre los fuertes, de linaje ¡

real, destructor de los sarracenos, defensor de los

26Desde el Roland rimado se consideraba que morir de sed era morir la muerte de Roland. Babelais lo emplea. Horrent, Op. cit., p. 522.

40i

cristianos, muralla de los clérigos, báculo de los huérfanos, sostén de las viudad, apoyo de pobres y ricos, alivio de las iglesias, lengua incapaz de men­tir nunca, jefe de los galos, capitán de los ejérci­tos cristianos, ¿por que te traje a estas tierras?; por qué te veo muerto? . . • " (p. 472).

Al día siguiente se descubren los cadáveres de losotros combatientes en Roscesvalles y Carlomagno, antela magnitud de la catástrofe, Jura que no descansará has*

ita tomar venganza* La venganza del sol parado, milagro 1 astronómico del poema, dura en nuestro libro casi tres dias, pero en cambio no hay venganza sobre el emir de Ba­bilonia.

El capítulo se termina con el Juicio de Ganelón que, comprobado culpable, es descuartizado por cuatro ca- ballos, y con el entierro de Roldán en la iglesia de San Román de Blaye; "para honor de Cristo y de su honro-jsa miliacia" cuelgan "su espada a la cabecera y su trom-I'pa de marfil a los pies” (p. 475)• *I f

Be los tres capítulos restantes hasta la termina- cion del libro, solamente; el veintxtres se consagra de nuevo a Roldán y en él se narra "un magnífico caso que, ¡jsegún se dice, le aconteció al bienaventurado Rolando ¡[durante su vida antes de entrar en España" (p* 485). ,iMas que un caso de heroismo y virtudes militares, se tra- ¡ ta de un milagro en que la intervención divina transfor-

' ima un asedio infructuoso de la ciudad de Grenoble, que había durado siete años, en una sorprendente victoria

de tres días para premiar los ayunos y oraciones del bien-iaventurado Roldan*

Mucho se ha discutido entre los eruditos la in­fluencia que el Pseudo-lurpín pudo tener entre los letra­dos y juglares españoles a partir del siglo doce-* Para Gastón Paris, la confusión nacida del libro con sus di­versas expediciones de Carlomagno a España es la raízde la contraria actitud de los cronistas españoles a par- j

27 * ^tir del Pudense* Para Horrent, no es solo el éxitodel Purpín, sino el de un Cantar de Roldan a la france­sa los que irritaron a más de uno:

Qui se refusait á goúter des mensonges aussi outra- geants pour leur pays* D*oü l*aparition au ciel de l*épopée d*une noüvelle étoile purement espagnole, Bernardo del Carpió* Magnifigugoinvention d'un pa- triotisme ardent et passionne\

j El libro es tan groseramente contrario a la ver-jdad histórica que forzosamente tuvo que crear no sóloiconfusión sino repulsa en los cronistas y juglares pos- ,teriores que se apresuraron a negar una y otra vez el pa- ||pel liberador de Carlomagno en tierras españolas. Por Ii „ I!lo que se refiere al papel de Roldan en particular, ya li * * 'ihemos visto que los tres capítulos que le están dedica-i

^Paris, Op. cit., p. 259*^Horrent, Qp. cit*, p. 4-61*

i

;dos — combate con el gigante, batalla de Roncesvalles y conquista milagrosa de Grenoble— insisten en las condi­ciones religiosas y sobrehumanas del héroe , mucho mas que en su valoración de hombre real de carne y hueso. Una y otra vez le vemos exaltar las verdades de la religión; pronunciar auténticos sermones tratando de convertir a sus contrarios; invocar el auxilio divino para vencer a.¡sus enemigos casi como por arte de magia, y, por último, morir en olor de santidad.

Cosa curiosa, nada de esta aureola religiosa de Roldán en el Pseudo-lurpin pasará a los textos posterio;- res. Los escritores españoles que vienen después, parece que tomaron a 1§ ligera, al héroe religioso creado por jel libro cuarto del Codez Calixtinus. Lo único que per- ¡manecion de él, es una reacción contraria que venía in­cubándose desde las primeras protestas de la Historia 'Silense y que vendría a concretarse en un héroe español jinventado, pero mucho más real en su apariencia y haza­ñas, que el distorsionado paladín francés. Nos referi­mos, desde luego, a Bernardo del Carpió.

| CAPITULO IVt

EL CANTAR LE RONCESVALLESi

Como es sabido, la literatura fpica española só-1 4jlo posee dos muestras de lo que se cree fue su magnificoi[florecimiento en la Alta Edad Media. Estas dos mués- ¡tras conservadas son el Cantar de Mío Cid, casi en su i integridad, y un fragmento del Cantar de Boncesvalles. Todos los otros poemas de la epopeya castellana han sido estudiados y, a veces, reconstruidos, a partir de su prosificaeión en las crónicas y de su desarrollo poste­rior en los romances. ¡Í i

Para nuestro estudio, es sumamente interesante [hacer notar que, conservándose tan pocos restos mate­riales de poemas épicos, que llevó a Gastón Paris en elsiglo pasado a decir: "L'Espagne n*a pas eu d'épopée,”^

¡ i

'haya llegado hasta nosotros precisamente un fragmento 1I * * 2 Isobre el tema francés de Roldan en Roncesvalles. '

Qp* cit♦> P ♦ 203•2Sobre las razones dadas para explicar la falta de poemas épicos en España, véanse: Carola Reig, El can­

tar de Sancho II y el cerco de Zamora (Madrid: Anejo a

¡ 44Por una parte, sin forzar los argumentos, podría­

mos deducir que, habiendo sido numerosos los cantares que sobre el tema de la Chanson original circulaban por los reinos peninsulares, las posibilidades eran mayores de que se conservara alguno o, al menos, algún fragmen­to, como ha sido el caso. Por otra parte el hecho de tener a nuestra disposición un manuscrito en que se can-ita parte de lo ocurrido en Roncesvalles, nos permite ¡observar de primera mano los sentimientos y reacciones !de los juglares españoles ante la mas popular (en poe-j

isqa) y la única real (en historia) de las entradas de ^Carlomagno en España.| El descubrimiento del fragmento del Cantar deRoncesvalles « si no tan moderno como el de la Nota Emi-i ¿lianense, no se remonta a muchos anos atras. En 1917i

y en la Revista de Filología Española se publico un artículo de aproximadamente cien paginas en que se daba cuenta de las circunstancias del hallazfgo en el Archi­vo Provincial de Pamplona de los dos folios en que el< . *3fragmento se contiene. En el artículo se insertaban

la Revista de Filología Española, 1947); Menéndez Pidal, ,0p. cit., p. 75; Horrent , Op. cit. , pp. 422-23.oRamón Menendez Pidal, ”'Roncesvalles ', un nuevo

(cantar de gesta del siglo XIII,11 Revista de Filología Española, IV (Madrid: 1917), pp. 105-514. “i

: 4-5;igualmente una trsuiscripcipn diplomática del texto, unaI

.edición crítica del mismo, un estudio del lenguaje y de la métrica empleados y un comentario literario acer­ca de los varios problemas que el cantar plantea* Mené.n- dez Pidal hace hincapié en las variaciones típicamente

ILespañolas que el fragmento ofrece.t¡ ha fecha del fragmento oscila, en la apreciaciónI;de los eruditos, unos cincuenta años. Para MenéndezPidal, que se basa en comparaciones con la versión rii

mada de la Qhanson de Roland y con el hecho que el ver­so 75 del fragmento se aluda a Carlomagno abriendo el camino de Santiago — lo mismo que hace el arzobispo to­ledano don Rodrigo en su crónica de 1243— Roncesva­lles fue compuesto en el primer tercio del siglo trece.jComo fecha límite da los comienzos del siglo catorce

* * 5basándose en un estudio de la métrica. El investiga-¡ 6dor americano Francis J. Carmody, lo cree de la se-

1 ¿L , ,¡ Años después, Horrent publicp un estudio sobreel fragmento que, a nuestro juicio, no altera o añade 'gran cosa a lo dicho por el maestro español veinticuatro ¡años antes: Roncesvalles; étude sur le fragment de can­tar de gesta conserve^ 1*Archive de Navarra ¡C^ampelune) '^Paris: Les Belles"*Lettres, 1951*7* - — —

Franco-Italian Sources of Roncesvalles (New York: Columbia üniversity, 197^7*

| 46igunda mitad' del siglo trece porque tiene el carácter com- Ipilatorio de las obras de Alfonso X* Horrent lo com­para con otras versiones rolandianas y llega a la con­clusión de que no puede ser anterior al fin del siglo trece. Valbuena Brat sigue la opinión del maestro espa­ñol y lo cree de hacia 1220.^

En cuanto a la región donde se originó el cantar, Menendez Pidal y Horrent tampoco están de acuerdo. Mien­tras el primero, siguiendo el dictado de su maestro Me­nendez y Pelayo que dijo: "Castilla es la región épica

Qpor excelencia'1 lo cree castellano, Horrent, apoyándo­se en que Navarra es por su situación la región rolan- diana de España, lo cree navarro. Los argumentos que aduce Menendez Pidal nos parecen de mas peso que los |expuestos por su contrincante. Claro que otra cosa es ¡si consideramos la copia que se conserva del Cantar:ii los dos folios encontrados pertenecen a un manuscrito¡navarro de hacia 1310, coetáneo, por tanto, al del

* 9Cantar de Mío Cid.

7'Angel Valbuena Prat, Historia de la literatura española (2da. ed. ; Barcelona: Gustavo"~Gili, 1*94677I, 34.

8 , fMarcelino Menendez y Pelayo, Antología de poetaslíricos castellanos (Santander: Aldus, 1944 y 4577 VI,_ _

^Menéndez Pidal, "Roncesvalles", p. 108.

4-7*

En lo que sí concuerdan arabos eruditos es en co­locar el Cantar de Roncesvalles dentro de la tradición francesa, sin rastro de interferencia con la leyenda de Bernardo del Carpió, que ya en este siglo trece — como veremos al estudiar las crónicas del siglo— había hecho su aparición.

Sin embargo la influencia francesa se manifies­ta atenuada en muchos de los caracteres externos e in­ternos del Cantar:i» La versificación, por ejemplo, es irregular y mucho más próxima al modelo español del Can­tar de Mío Cid que a la versión rimada de la Chanson de Roland que algunos de los episodios --como el del cami­no de Santiago abierto por Carlomagno— hacen pensar

'10 9 que sea su antecedente inmediato. El tono es mucho masIi|narrativo y sobrio en la poetización que en sus mode- ¡los franceses, como es siempre el caso que se comparanii los poemas épicos españoles con los deiL país vecino.! Como el fragmento encontrado abarca splo cienversos y todos pertenecen a la misma escena, la recons-

i|trucción de lo perdido es arriesgada, bien que no impo-¡ ■ .isible. Tal reconstrucción ha sido hecha por Menendez iPidal y Horrent en sus obras respectivas sobre Ronces-

10 Cfcanson de Turoldo de 1100 nada sabe de es­ta devoción del emperador francés.

48valles citadas más arriba. Nosotros prescindiremos de toda especulación y nos limitaremos al examen de la es­cena recuperada.

Esta* representa el campo de batalla de Bonces- valles después de la muerte de los Pares y en el momento de la llegada de Carlomagno. El emperador encuentra pri­meramente el cadáver del arzobispo Turpín y se lamentaide la perdida de tan buen consejero en un momento detanta responsabilidad y peligro:

¿Mas quién aconseyará a este viejo mesquino que finca en grant cuita con moros en periglo!(w. 5-6)Descubre seguidamente el cadáver de Oliveros y

como si estuviera vivo comienza a preguntarle por Rol- !dán. Parece que la vista de este buen ”cavallero natu-irale” le avivara la urgencia de encontrar a su sobrino. El, que los hizo compañeros, sabe la amistad que los unía. Si nunca en vida se habían de separar, la muer­te los habrá llevado juntos. La angustia del empera­dor crece ante la certeza del fatal desenlace y todavía la tensión se aviva cuando sus ojos caen sobre un gran golpe ”que fizo don Roldane” con la espada: nadie sino él podía haberlo hecho tan grande.! SI emperador ”cató” m$s adelante y por fin ffvidoja don Roldánacostado a un pilare” (v. 28). El dolor ¡de Carlos se desborda. Los otros dos cadáveres no han

! 49hecho sino preparar su explosión. Contrariamente a lo que ha hecho en los dos casos anteriores, el emperador ahora recurre al gesto para mejor mostrar sus pesar y se tira de las barbas hasta hacerse sangre.

El panegírico que dirige al cadáver de Roldan no es como el que hemos visto en el Fseudo-Turpjn: desa­parecen las comparaciones sagradas y mantiene el tono del que debe dirigirse a un guerrero. Aquí conviene que notemos que si bien el cantar, como hemos dicho m^s arriba, esta dentro de la tradición francesa, abunda en rasgos de la epopeya española. En el caso de la ora­ción fúnebre de Carlos ante el cadáver de su sobrino apenas hay alusiones a lo maravilloso — fantástico o cristiano. En lugar de los ángeles llevando al cielo !el alma del mártir Rotolando — como hemos visto en el iFseu do- Tur pin— el verso 41 habla solo de la salvaciqn :del alma del héroe según la creencia de Carlomagno:11 Que la vuestra alma bien se, que es en buen logarerfy el 45 alude, sin insistir en su invulnerabilidad:I - • ¡"Non vos veo colpe ni lanqada por que oviesedes male”i!y el buen sentido del juglar españolpone en boca del ^emperador las palabras del verso siguiente: "Por essonon vos creo que muerto sodes, don Rellane.n

A continuación vienen unos versos en que Carlos trata de justificarse por la designación de Roldán para

mandar la retaguardia. Esto es quizá lo que hace pensar ¡: t

f'a Menendez Pidal que en el Cantar de Roncesvalles espa­ñol podía haber existido la traiciqn de Ganelqn como en

1 *1los modelos franceses. En todo caso, Carlomagno no dice si la designación de Roldan para el puesto de honor y de peligro que representaba el de la retaguardia conel enemigo a la espalda, se debió a su deseo de honrar- j

1 * * ^.lo como a belligerator fortis — según expresión de la j

Mota Emilianense— o sencillamente seguía en ello el ¡consejo de sus barones reforzado por el traicionero de Ganelón — como atestigua la tradición poética más exten­dida. Pero lo que sí hay en el cantar español es una evidente nota de disculpa cuando el emperador preguntaial cadáver de Roldan:| \¡ Sobrino, ¿por esso non me queredes fablare?j (v. 50)i Seguidamente viene un momento de recuerdo a lajuventudvde Carlos en Toledo y de cómo allí ganó la es-ipada Durandarte que mas tarde entregó a su sobrino yi|que ahora este, acaba de perder en tierra de moros. No ,hay sin embargo recriminación en el verso cierra el ¡* I

iepisodio:iI

LDios vos perdone, que non pudiestes máesl(v. 62)

, p . 1 9 0 .

Lo que viene a continuación es un recuerdo direc-’to al día en que Roldan fue armado caballero. El ¿juglari

español, con gran precisión, fija incluso su edad:Naciestes, mi sobrino; a diezesiete annos de

edade,fizvos cavallero a un preqio tan grande.(w. 68-69)cosa, que a decir ,de Horrent no se encuentra en ningúntexto francés, si siquiera en aquellos referentes a "les

12enfances de Roland.MUna vez armado caballero, Roldan puede acompañar

al emperado en sus empresas allende los mares; llegan ta, Jerusalén y recorren "las tierras della e della par­te" (v. 71)* conquistan Turquía y s e apoderan de Roma.■En la relación de estas fantásticas conquistas, Garlo- !magno deja bien claro que el concurso de su sobrino, en las empresas fue pieza decisiva: "corriemos las tierrasdella e della parte," dice el verso 71; en el 72, agre-

i

,ga: "Con vos conquís Turquía e Roma a priesa dava."| Cuando llega el momento de repasar las conquis-jtas en España, la precisión en el nombre de las ciuda- ¡des y castillos ganados, que es tan frecuente en los textos franceses, desaparece en el Cantar español. Tam­poco hay ninguna referencia a la conquista total de ¡España como hemos visto en el Pseudo Turpín. Lo uni-

12Roncesvalles, pp. 194-9 6 .

co que el juglar español pone en boca del emperador esel hecho cierto de que "entramos en Espanna" (v. 73) yuna imprecisa alusión a las conquistas hechas por Roldanen las tierras al sur de los Pirineos:

Matastes los moros e las tierras ganavas,(v. 74)

Ese "tierras ganavas" era un compromiso entre ilo que decían las canciones francesas y lo que los ju­glares y el público español conocía de la realidad. Ad­mitir las conquistas ilusorias glorificadas por los poetas franceses y recogidas, como hemos visto, en el Codéx Calixtino, tenía que resultar altamente repulsivo, lo mismo a los juglares españoles que a sus oyentes que, incluso en poesía, estaban acostumbrados a la ver-i¡dad histórica y sobre todo en materia que no sólo les afectaba, directamente sino que conocían tan bien. ¿Que público español por inculto que fuera podía admitir enIel siglo trece que cinco siglos antes un emperador ^extranjero hubiera liberado de los infieles unas tierras 'que estaban todavía en manos de los enemigos de su fe?i; En el verso 75 Caniomagno se precia de haberabierto el camino de las peregrinaciones a Santiago.iEsta es una afirmación desconocida del Roland tradicio­nal pero corriente en otros textos contemporáneos al Cantar español y que, por lo tanto, no presentaba mayo:-, res problemas a la credulidad de sus oyentes.

53Á continuación viene un verso altamente signifi­

cativo :Non conquís a Qaragoqa, ont me ferió tal

lanzada.(v. 76)Es la primera vez que en un texto poético de es­

te tema se admite el fracaso de la expedición a Zarago- |za.v* Y Carlomagno la refuerza con el lamento del dolor sufrido — Mont me ferió tal lanzada.” Horrent ve la tal lanzada como una herida real sufrida por el empera­dor, y la explica por el deseo bien español "de; malmener1lempereur fran<?ais.M Menendez Pidal no ve en la fra-

* 14se mas que la referencia a una herida moral: como elemperador no ha podido conquistar la ciudad regresa asu tierra con una lanzada impresa en el corazón» LaI¡frase es lo suficientemente estereotipada para que la Explicación del español nos parezca mucho más verosímil’ , 15ique la del investigador francés»i

j Carlomagno termina su largo lamente ante el cadá­ver de Roldan, afirmando su deseo de morir para estar juntos de nuevo. Seguidamente se desmaya» El desmayo

l 1 4! Ibid., p» 61. Roncesvalles, p. 151»1 5 - ' ' 1[ ^Ános mas tarde, después del Roncesvalles de Ho­

rrent, añade algunas pruebas suplementarias. Vease su 'Chanson de Rol and, pp. 155-56.

54del emperador permite al ¿juglar un cambio de escena que se desarrolla en los últimos versos del fragmento conser­vado. Estos últimos veros — del 83 al 96— contienen la novedad mas interesante del Cantar español. En ellos tiene lugar la introducción en la batalla de Roncesva­lles de "don Rinalte." Ahora no cabe preguntarse como en el Pseudo-Turpín si se trata del héroe francés Reinal-ijdo de Montalban protagonista de la canción de gesta IIfrancesa de finales del siglo doce, Ranaud de Montauban,i — — —

porque nuestro poema es tan explícito que incluso in­troduce a su padre el duque Aymon.

La inclusión de Reinaldo es sumamente interesan­te por varias razones. En primer lugar, España es el primer país europeo que lo hace morir en Roncesvalles.iPor otra parte la rivalidad que opone a los dos héroes, no es amorosa, como la italiana, sino heroica, como lai'francesa. Pero a diferencia de ésta no se ha originadoi

por la muerte de un primo de Roland a manos de Renaud,y en la que por tanto, es aquél el que tiene algo queperdonarle a éste, sino que de acuerdo con las palabraspuestas en boca del duque Aymon en el verso 91 — "Por i ,que mas me conuerto por que perdonaste a Roldare"— se ha producido el caso inverso: Reinaldo tiene algo que ¡perdonar a Roldan. Tal situación no tiene precedente Jen los poemas franceses.

Esta primera aparición de Reinaldo como la partetofendida parece apuntar a la evolución que observaremos mas adelante, al estudiar los Romances. En muchos de ellos los dos paladines luchan en campos opuestos y casi sin excepción, cuando esto ocurre, Reinaldo lucha al la­do de los buenos, mientras que Roldan apoya el campo de los malos. En cierto modo, pudiéramos decir, que la de­generación del máximo héroe de la epopeya francesa, co­mienza en España tan pronto como aparece en escena.

Esta degeneración de Roldan como héroe indiscu­tible, se inicia con su descentralización. Es verdad que en el Cantar de Roncesvalles, todavía es Roldan elultimo en morir, como se desprende de las palabras quele dirige su tío el emperador:i; E*aquestos muertos que aquí tengo conmigo¡ dizir me ias las nuevas cada uno como fizo.! (vv. 78 y 81)i t\ Pero Roldan ya no es el único en merecer el honori¡de que Carlomagno descubra su cadáver y llore sobre susirestos. Como ya hemos visto, Carlos se detiene nrimero¡ante los del arzobispo Turpín y Oliveros. Podría adu-\

¡cirse que el panegírico que dirige a su sobrino se ex­tiende por casi la mitad de los versos encontrados (del 30 al 81), pero éste no falta, aunque sea mucho mas cor­to, al encontrar los restos del arzobispo y los del pru­dente compañero de Roldan.

! 56 ' Con todo, la deteriorización mas significativa,.insistimos, reside en la aparición de Reinaldo en Ronces-

,valles. Pudiéramos especular, que el juglar español in­trodujo a Reinaldo movido por admiración ante este gran rebelde de la autoridad imperial. Pero en este caso ¿por que enfrentarlo con Roldan mencionando una ofensa desconocida mas alia de los Pirineos? ¿Qué tenía que perdonarle Reinaldo a Roldan? El juglar alude sin duda alguna a un suceso ocurrido antes de la batalla ya que el duque Aymon, que no ha asistido a la misma, la cono­ce. El hecho de que el perdón parta de Reinaldo hace de éX el ofendido y presupone que la ofensa partió de Roldan. ¿Podía ser ofensa derivada de una acción contra­ria a la recta conducta de un noble guerrero? No se tos dice, pero la frase inquietante "perdonaste a Rolda-iI¡ne" permanece y al echar una sombra sobre la integridad ,del paladín en el momento cumbre de su muerte, nos pre-ipara el camino para comprender la evolución del carac- ¡ter de Roldan que observaremos mas adelante en los res-iiitantes textos de la Edad Media y en los Romances.I Ji Antes de pasar al estudio de las crónicas en es-i.pañol que empiezan a florecer en este mismo siglo tre­ce y en las que un héroe totalmente español, Bernardodel Carpió, se va afianzando como rival victorioso de \ 0[Roldan, queremos resaltar que desde muy pronto y preci-

'sámente en la tradición española de origen francés, la ¡supremacía indiscutible del sobrino de Carlomagno en Ron­cesvalles, se vio discutida por una serie de héroes que unas veces se le agregan y otras, se le oponen* Así ve­remos que a los tres muertos citados por la Historia Si- lense siguiendo a Eginhardo, se van alargando con los nombres de los protagonistas o participantes de otras canciones de gestas francesas. Lo que en el país fran­co tiene este hecho de valoración de Roncesvalles y por lo tanto de su figura maxima, al reunir en torno a Ro-land la flor y nata de los caballeros franceses sacri- 1 *ficados en la mas grande de las batallas — Roncesvalles— y en torno al héroe sumo por excelencia — Roldan— , en ¡España va apuntanto mas y mas a una desvalorizacion ¡de ese mismo héroe.j Los Juglares españoles comienzan por verlo como¡vencido, no como vencedor en Roncesvalles. El segundo paso se da naturalmente: a Roldan habran de agregarseen la derrota el mayor número de nombres gloriosos fran­ceses; de esta manera la humillación del país vecino ¡sera mas completa. Después el orgullo nacional inven­tara la figura de Bernardo del Carpió para que personi­fique a los anónimos vascones que acabaron con la reta­guardia del poderoso ejército francés.

Pero el paso mas definitivo en la distorsión del

;carácter de Roldan en las letras españolas, el que iba¡a hacer de pl una figura incierta y a veces sospechosa!

en sus motivos, amigos y acciones, se inicia en el Cantar español cuando el ¿juglar pone en boca del duque Aymán, padre de Reinaldo, las palabras que revelan esa ofensa misteriosa que su hijo, magnánimamente ha perdonado a Roldan antes de morir.

CAPITULO V

ROLDAN EN LAS ULTIMAS CRONICAS MEDIEVALES

La leyenda de Bernardo del Carpió

Antes de empezar a examinar la huella rolandia- na en las crónicas que se suceden a partir del siglo trece, tenemos que hacer un inciso para estudiar, si­quiera sea de pasada, una figura que aparece en escena casi al mismo tiempo que empiezan a difundirse por los ^reinos cristianos de la Península los cantares dedicados

i a Roldan. Nos referimos a Bernardo del Carpió.: Críticos tan renombrados como Gastón Paris, Milsly Pontanals, Gautier, Menendez y Pelayo, Defourneaux yiHorrent, entre otros, han investigado y estudiado eli‘nacimiento de este heroe de leyenda. Por lo tanto no ¡es nuestra intención volver a repetir los datos y refe- ¡rencias manejados por tan ilustres autores; nos limita-i;remos a hacer un breve resumen del problema- tal comoise presenta en el momento actual.

Desde que Gastón Paris en su libro Ilistoire poeí

59

tique de Charlema&ne establece el origen francés del ,que después se convertiría en un héroe español por exce-ilencia, ningún investigador ha mantenido una actitud de­finitivamente contraria a la suya. Para el investiga­dor galo, el orgullo nacional español herido por las na­rraciones de fantásticas conquistas de Carlomagno en ¡España, inventa a un conde, Bernardo, destinado a ven- ¡cer a Roldan en Roncesvalles.^

Este Bernardo del principio tiene un origen me­dio francés — hasta su nombre de pila es m§s galo que hispano— como hijo ilegítimo de doña (Tibor, hermana de Carlomagno, y de un conde español.

En la subsiguiente evolución de la leyenda, la (parte francesa de Bernardo se olvida, y muy pronto loi!vemos convertido en sobrino del rey español Alfonso II el Casto, como hijo — también ilegítimo— de su hermana¡doña Jimena y de un conde español. Be aquí a lo queI!se ha llamado el drama de familia con Bernardo en fran- ¡ca rebeldía contra su tío y rey en busca de la libertad de su padre, no hay más que. un paso. Un paso largo, podríamos añadir, en la vida del personaje: en efecto¡lo que empieza en el siglo octavo durante el reinado de Alfonso el Casto de Asturias, se contimia un siglo des-

¡ 61 pues bago el de Alfonso III el Magno de León.

Desde luego, las mismas crónicas que recogen el!anacronismo notaron esta notable longevidad del señor del Carpió y trataron de dar una explicación. Asi don Lucas de Tuy en su Chronicon Mundi registra dos victo­rias de Bernardo contra los franceses en los montes Piri­neos muy separadas en el tiempo. Pues bien, inmediata­mente de relatarnos la segunda, el buen obispo, añade:

Mas es de catar diligentemente aver seydo tres Car­los emperadores de los romanos: el primero fue Caro­lo Magno, en tiempo de Alfonso rey Casto ... el se­gundo fue Carolo, so el reverendo papa Juan, al quesucedió este terqero que se dixo Carolo Martelo, onde muchas vezes en las asterias na<?e dubda y el fecho de uno se atribuye a otro•

Iodos los críticos concuerdan en que dos Bernar­dos se suceden sin solución de continuidad en las leyen­das y en las crónicas españolas. El primero, es un oscu­ro conde carolingio sobrino de Carlomagno:

E algunos dizen en sus cantares de gesta que fue ese don Bernardo fijo de donna Tibor, hermana de Car- ; los el grande de Francia, e que vino aquella donnaTibor en romería a Santiago; e de su tornada que lacombidó el conde don Sandias de Saldañaj e que la llevó consigo para su logar, e hovo allí con ella su fabra, e ella otorgol cuanto quiso, e hovo enton- ! ces este fijo de ella.3

oCrónica de España por Lucas, obispo de Tuy: Pri­mera edición de texto romanceado, ed. Julio Puyol (Madrid: ¡Tipografía de la "Revista de Archivos, bibliotecas y mu­seos,” 1926), pp. 300-301.

% ! ^Crónica General (Valladolid, 1604), folio 30, vuel-*

62I El segundo Bernardo es el protagonista del dramade familia; el que se revela contra su rey Alfonso III el Magno para conseguir la libertad de su padre. Este segundo Bernardo esta completamente españolizado: su ma­dre es doña Jimena, hermana del rey Magno, y su historia se centra sobre todo alrededor de los reinos peninsula­res occidentales, donde erige el castillo del Garpio, funda Zamora, etc. Gomo tal no nos interesa, ya que no tiene nada que ver con la batalla de Roncesvalles y la muerte de Roldan. Por otra parte, no es solamente el segundo Bernardo cronológicamente sino que es también una mera derivación del primero. Es como si una vez calmado el orgullo nacional con la invención de un Ber- nardo encargado de la derrota y exterminación de la re-

|

¡taguardia imperial en Roncesvalles, los ¿juglares españo­les se aprestaran a rodearlo de una serie de circunstan-!

cias completamente nacionales, que hicieran de su figura un héroe completamente nacional y sólo nacional, sin |mezcla ninguna de sangre francesa. Durante varios si­glos, las crónicas y los romances anotan y cantan sus 'glorias. Como ha dicho Menendez Pidal, Bernardo es des-jpues del Cid y de Fernán González el tercer héroe nacio-f 4nal de nuestra epopeya.

4 r rI Ramón Menendez Pidal, La epopeya castellana a tra­vés de la literatura española r2da. ed.; Madrid: Espasa- !Oalpe, 195977 P- 34.

Es precismente por ello que podemos señalar sin (temor a equivocarnos la extraordinaria influencia que en ¡el orden literario tiene la figura de Roldan en tierras ^españolas. Sin ól, Bernardo del Garpio no habría exis­tido, y con ello una de las figuras literarias mas inte­resantes de la Edad Media con proyección incluso poste­rior al Renacimiento, no habría llegado a formarse* ¡

Podríamos hacer valer también la influencia de Roldan en la creación del Bernardo histórico. En un prin­cipio su valor está tan sólidamente cimentado como el del Cid$ después que don Lucas de Tuy y, sobre todo, don Rodrigo Jiménez de Rada — con su inmenso prestigio— lo acogen en sus respectivas crónicas, no hay ningún histo­riador hasta el siglo diez y siete que ponga en entre- idicho su existencia* En este siglo, un erudito historia-j

kor pone fin científicamente a la historia de Bernardo5como vencedor de la batalla de Roncesvalles#

: Prescindiendo de otras muchas de menor importan-icia que no hacen sino repetir los datos de las principa-1 * ■ 1 les, las crónicas que hablan de Bernardo como participan- Ii |te directo en aquella batalla, son:

Ohronicon Mundi de Lucas de luy (1236).2• Historia Gothica» Rerum in Hispania gestarum

^Pedro Mantuano, Advertencias a la Historia del Padre Mariana (Milán: 16il),~p. 87 |

64

0 33e Rebus Hispaniae de Rodrigo Jiménez de Rada (1243).

3• Crónicas Generales (1289-1460) •

EX Cñronicon Mundi

I Conocido también como El Tudense, es la obra deijdon Lucas, obispo de la ciudad gallega de Tuy de 1239 a1 # #1249. No abarca mas alia de 1236 y en muchos de sus episodios recibe la influencia directa de la Historia Silense. Don Lucas escribió su obra en latín, que era la lengua culta de la época, pero debido al creciente prestigio que el castellano iba adquiriendo día a día,

Chronicon pronto se traduce al castellano; a decirde algunos críticos tan pronto como aquel mismo siglotrece o, cuando mas, en el primer tercio del siglo ca-‘ 7¡torce.

Precisamente es esta versión en lengua romanceila que nosotros hemos manejado. Ha sido publicada por

3 0 f i! Crónicas Generales de España, ed. Ramón Menendez \¡Pidal^(3ra. ed.; Madrid: Sucesores de Rivadenéyra, 1918). ■Después de la publicación de este trabajo, no es posible ¡hablar de una Crónica General, sino de una serie de refma­ldiciones que se van sucediendo desde aproximadamente 1289 en que aparece la Primera, hasta 1460 en que se fija, més o menos, la aparicioir~de la Cuarta.

^Amador de los Ríos, Historia crítica de la Lite- ! ratura española (Madrid: Imprenta J. Ro'^ríguez,“’“lBüT),III, 413.

Julio* Puyol (como hemos reseñado en la nota 2 de este ¡capítulo) que fija la fecha de redacción de la crónica original en latín» apoyándose en las palabras de don Lu­cas en su prologo de que la compone por orden de doña Berenguela, esposa de Alfonso IX de León. Como el matri­monio de estos monarcas duro entre 1197 y 1204, en esos siete años debemos colocar la fecha de iniciación del Chronicon. Bu terminación se ha fijado aproximadamen­te en 1236.®

En cuanto a la fecha de la versión romanceada, su establecimiento resulta mucho más incierto y Puyol va exponiendo las diversas teorías existentes sobre el caso, así como sobre quien fue el autor de la versión castella-

Qna que albinos piensan que pudo ser el mismo don Lucas. i' !¡ Pero dejando aparte problemas de traductor y fe-¡ chas de manuscritos que no atañen directamente a nu.es- I tro estudio, el Tudense nos resulta sumamente intere-iIsante porque al adoptar: un estilo en su redacción muchoi ii menos seco y lacónico que el de las crónicas anteriores , i! ial mismo tiempo que embellece el género literario de las crónicas, da cabida en sus páginas a una serie de

8 ,Crónica de España por Lucas .... p v.9Ibid., pp.xxiii-xxv.

66leyendas poéticas que sin su inclusión en la suya y en historias posteriores, probablemente se habrían perdido*

i

Hasta el momento en que don lucas inicia su Chro­nicon Mundi, las íinicas alusiones a fuentes poéticas habían sido meramente negativas. Por ejemplo, ya indi­camos al hablar de la Historia Silense que su rechazo jde las conquistas francesas al sur de los Pirineos en¡tiempos de Carlomagno, es mas una reacción a la intro-¡

¡ducción de la materia poética del Cantar de Roldan en tierras españolas que a las fuentes históricas france­sas, que el monje de. Silos, como erudito e historiador, respeta.

En lo referente a Bernardo del Carpió, es el Lú­danse el primero de nuestros cronistas que acude a 1 10fuentes juglarescas. Estas fuentes le suministran da- ,tos que, en su mayor parte, resultan contradictorios,|inciertos y disparatados. La longevidad de Bernardo, :como ya indicamos anteriormente, es tan increíble queiI el mismo don Lucas expone sus dudas en el párrafo de ¡los tres Carlos emperadores que hemos reproducido lí­neas arriba.

1 oB. Sánchez Alonso, Historia de la Historiogra- fía española (Madrid: Publicación de la Revista de Filo- TogxaEspanóla, 194-1), I, 133-13?.

i

En la segunda aparición de Bernardo — que ya diji mos que no tiene nada que ver con el drama de Roncesva­lles— todavía conserva un resto de su primera razón de ser: la victoria sobre Roldan* Por eso a, este segundo Bernardo protagonista del drama de familia y cuyos inte­reses se centran en tierras de León y en su lucha con­tra el rey para conseguir la libertad de su padre, apni¡lo vemos luchar contra los franceses en tierras pirenai­cas# Los franceses han invadido a España de nuevo y sus^intenciones son las de "combatir tan bien a los chris-

1 tianos como a los moros#M Ante el enemigo común, Ber­nardo se alia de nuevo con los moros# Su aliado es, co-Imo lo fue antes, el rey de Zaragoza que ya no es Marsil jsino Muqa; y otra vez las huestes de: los españoles, tan-i

to cristianas como musulmanas, prevalecen contra- losfifranceses invasores. La batalla tiene lugar también eniél Pirineo y después de ella, como en el caso anterior, el rey francés — ahora Carolo III— ofrece su amistadial rey Alfonso III, visita Santiago ny pacificamente se[tornó & Francia levándose consigo los suyos que avian

12seydo tomados en la batalla."j

i _____

11 #Crónica! de España por Lucas ♦ * * , p# 300# 12Ibid.. p . 301.

68

Esta repetición casi punto por punto de la pri- (mera victoria de Bernardo sobre los franceses, aunque la recoge en su crónica, inquieta el espíritu crítico del obispo de Tuy; por eso, cuando acaba con la exposición de los hechos, muestra su perplejidad y nos ofrece su disculpa en el párrafo ya citado: "Mas es de catar ...aver sido tres Garios ... onde muchas vezes en las esto-

1 3rias na<|e dubda y el fecho de uno se atribuye a otro*11 El capítulo 15 de la versión romanceada del Ghro-

nicon Mundi relata la batalla de Roncesvalíes* Aunque don Lucas, como hemos indicado en un principio, utiliza como una de sus fuentes principales la Historia Silense, no muestra frente a las supuestas o reales victorias del ejército de Carlomagno, la misma hostilidad desple­gada por el monje de Silos. Quizá, el tiempo transcu- jrrido — algo más de dos siglos— habían limado a muchas |de ellas de todo peligro de verosimilitud y su rechazo global ya no se considera necesario. Por eso su ver- ¡sion del papel de Garlos contra los infieles es comoisigue:, Corto el pueblo ysmaelitico con mortal tratamiento1 fe] restituyo a la honrra christiana, echando a losí sarracinos, a Borgoña, Eitauia y Galia fasta los

13Ibid.. pp. 300-301.

Jl

69montes Pireneos. Onde también, passando los montes de Roncesvalles, (y) sometió al su señorio los godos y españoles que eran.en Cataluña y en los montes de Gas­cuña y en Navarra.™

Impresionado por tales éxitos, Alfonso el Casto le escribe ofreciéndosele como vasallo* lal ofrecimiento despierta las iras de su sobrino Bernardo que seguidamen­te se dispone a atacar al ejército imperial en aquel ocu­pado con el sitio de lúdela y el ataque a Najera y Monte Jardín. He aquí como la crónica, en su versión romancea­da, relata la batalla de Roncesvalles:

Marsil, rey de los barbaros, que era señor de la cib- dad de <Jaragoqa, llamando ynumerables de sarracines y el dicho Bernaldo acompañado consigo y algunos na­varros, travada la pelea con los franceses, fueron muertos por los peccados de los nuestros Roldan y Britinaldo y Anselmo conde, y Giraldo maestresala de Cario, con otros muchos nobles franceses. Avia ya Cario passado las Aspias de Roncesvalles con la pri­mera compaña de los suyos, dexando en la reguarda de la hueste la mano de los mas esforeados, y aquéstos mató Bernaldo postpuesto el temor de Dios* acursado muy agrámente sobre ellos con los m o r o s . *5

Como vemos el relato es escueto y el nombre de Roldan — citado ahora el primero en la enumeración de los muertos— no aparece acompañado de ningún adjetivo encomiástico o derogativo. Nos parece más significativo el que ya no sean navarros o vascos anónimos los que de­rrotan a los "mas esforeados,” sino que a partir de este momento, una personalidad creada por los juglares españo­les sea la encargada de asumir el papel de héroe de la

14Ibid., p. 287. 1^Ibld.. pp. 487-88

70resistencia peninsular contra una invasipn exterior por;muy acompañada que venga del signo cristiano.

Pero repetimos que no se transparenta en don Lucasla fobia francesa que observábamos en el Silense. Paranada hace alusión al "auro corruptus" o los placeresacuáticos que esperaban a los franceses en Aquisgrán.¡Es más, en las frases "fueron muertos por los pecados ljde los nuestros Roldan y Britinaldo ... " y "aquestos mató Bernaldo postpuesto el temor de Dios," parece jtransparentarse un sincero dolor por la destrucción de tan "esfocados" cristianos.

Por otra parte, el hincapié que el monje de Si­los pone en que la derrota de la retaguardia de Garlos ¡en Roncesvalles y la muerte de Roldan quedaron sin ven­ganza hasta el dia de hoy, no es sustentado por el {Dúden­se que, inmediatamente después de las líneas citadas más arriba, añade:i

\ Mas después el muy christiano Cario reparq su hues- ¡ te y vengo aqueste fecho varonilmente con vitorioso | vencimiento, matando muchedumbre sin cuento de los ¡ nobles de los moros.ií Lres hechos se desprenden a nuestro parecer deliiChronicon Mundl de don Lucas de Tuy por lo que respectaia Roldán en las crónicas españolas:

1. La historia a partir de este momento, lo en-

16Ibid.. p. 4-88.

frentará con un rival español, cristiano y victorioso, que acabara con su fama de invencible.

2. Al admitir que el emperador francés había ob­tenido una gran victoria sobre los infieles, posteriora la muerte delhasfca entonces invicto paladín, se roba al muerto en Roncesvalles una gran parte de su gloria, y lo que había empezado como proeza personal de Roldan, acaba como realización final de Oarlomagno.

3. Roldan es presentado como un invasor exte­rior, ante el cual la alianza con los enemigos de la fe, pero hermanos en nacionalidad, se ofrece como alta­mente ¿justificable.

Con estas tres circunstancias en mente, lo que va a ocurrir con el Roldan histórico en las crónicas sucesivas es sumamente lógico. El héroe francés va per­diendo mas y más el papel estelar que las primeras ver-1jsiones del Cantar le concedían. Al acumular en torno suyo una serie de grandes nombres franceses muertos con él en Roncesvalles, las crónicas españolas van dividien-rdo su gloria en porciones cada vez mas pequeñas. Al ^enfrentarlo con Bernardo, que lo derrota, muestran cuánf

•insignificante puede resultar una victoria — la canta­da por los ¿juglares franceses— que en definitiva, ter­mina en muerte y destrucción total de toda una retaguar­dia. Y al desviar su atención hacia otros héroes fran-

ceses, como en el caso de Reinaldo que hemos visto en el ;Cantar de Roncesvalles, lo llevan a una distorsión de carácter tan grande que muy pocos o ninguno de sus ras­gos heroicos, se mantendrán en los siglos posteriores*

Historia Gothica■¡ij Don Rodrigo Jiménez de Rada, de origen navarro j¡y arzobispo de Toledo, es una de las personalidades más j robustas y polifacéticas del siglo trece español. Des­tacó en la política, en la erudición y en la enseñanza# Después de. haber estudiado en las Universidades de Pa­rís y Bolonia, fundó en Falencia los primeros "Estudiós generales*” Fue consejero del rey castellano Alfonso j'VIII y tomó parte activa en la preparación y realizaciónde la victoria de las Navas de Tolosa.

Como historiador adopta, un punto de vista dis­tinto del de sus antecesores. Estos se limitaron a I transmitir las noticias recibidas de los cronistas pre- Icedente y, cuando más, aventuraban un juicio favorable ,!o adverso ante un hecho conocido; incluso don Lucas de j

fuy, cuando abre camino, como hemos indicado, a la adop-f

ción de tradiciones juglarescas en las páginas de la historia, no altera su método de exposición, si bien éste quede embellecido por el soplo de vida que aportan ilas leyendas literarias a la historia escrita. Pero el ¡

arzobispo toledano, m|ts ambicioso, no se limita a dar |una mera noticia de. los hechos, "quiera sacar de todo lo que escribe profundas enseñanzas.” A decir de su bió­grafo Ballesteros, busca realizar con su obra ”una ver­dadera historia filosófica.

Aunque en lo concerniente a Bernardo y al drama de Roncesvalles se inspira en don Lucas de Tuy, sigue ¡ un punto de vista distinto en algo que nos atañe direc­tamente. Quiza su origen navarro — no olvidemos que Navarra es la región rolandiana por excelencia— y tam­bién se creencia de que la historia debe ser una fuen­te de enseñanza, le llevan a enfocar el problema de ma­nera diferente. El caso es que en su Historia Gothicaencontramos un eco de la antigua desconfianza contra ¡I¡las noticias francesas que habla iniciado la Historia Silense. En el libro IV, capítulo 10 de su crpnica arremete contra las fábulas de los "histriones” y nie­ga que los ejércitos de Carlomagno hubieran conquista- |do toda España, aunque concede que "ferunt Carolum civi- j'tates plurimas castra et oppida in Hispania acquisisse.” ;! Estas líneas parece un rechazo directo de los ¡

1 *7'Manuel Ballesteros Oaibrois, Don Rodrigo Jimé­nez de Rada (2da. ed.; Madrid, Pro Ecclesia y Patria,194-3), p. 207.

I

i 74t 9iprimeros versos de la Chanson de fíoland según la ver- |sión de Oxford, pero el hecho de que líneas mas abajo niegue igualmente el "adobamiento” de los caminos de San­tiago, de lo que nada sabía la Chanson primera, hace pen­sar que don Rodrigo se refiere a la versión rimada del poema que, al igual que el Cantar de Roncesvalles, alude ja esta devoción del emperador.

En cuanto a la batalla en sí misma, el Toledano cambia un poco la disposición tradicional, ya que Rol­dan marcha ahora en la vanguardia. Don Rodrigo, mas cortesano que los cronistas anteriores, no se contenta con que sea meramente Bernardo el que derrote a Roldan, sino que hace intervenir al mismo rey Alfonso el Casto íen la pelea. Son ahora, pues, dos españoles de la más ¡alta estirpe, los responsables por la derrota en Ronces-avalles y de la muerte de Roldan. El Toledano, más na-iIcionalista que ninguno de los cronistas anteriores oi'posteriores, no admite la colaboración ■,de las tropasti musulmanas de Marsilio en la derrota francesa de Ronces-\I¡valles.i| Al contrario que el Tudense, don Rodrigo sigueel parecer de la Historia Silense de que el terrible insulto infligido al ejercito francés y la pérdida de su caballería no fueron vengados, es decir, que Carlo- magno se retiró a su tierra sin haber reparado el daño

sufrido*, Eos doctos argumentos y la gran cantidad de da-Jtos que el arzobispo Jiménez de Rada aporta para susten­tar sus opiniones, arrastran la de los historiadores posteriores, y sus versiones sobre la historia de Bernar­do, sobre Roncesvalles y sobre Roldan serán, desde 1243[en que fiie publicada su crónica, las oficiales.i; Las grandes historias que siguen a la suya, vie­nen ya escritas en castellano y, en muchos casos, no harán más que traducir del latín sus palabras. Algunas preces, cuando su Historia Gothica y el Ohronicon Mundi jde don Lucas discrepan, las historias en castellano se 'limitan a reseñan las dos versiones, citando la fuente jde origen. Pero en general las opiniones de don Rodrigo L-el arzobispo, el hombre de estado, el erudito— mere­cerán más crédito que las de don Lucas, mero obispo dei'Tuy, y a la larga, la opinión claramente antifrancesa,iy por tanto antirolandiana, de la Historia Gothica, he--

redera directa de la francofobia del monje de Silos,prevalecerá.ii Las Crónicas Generales

La más interesante para nuestro estudio es la Primera, pues las versiones posteriores no hacen sino repetir su texto con algunas variantes en lo que se re-

a Roldan en Roncesvalles.tSabemos que la Primera Crónica General se comen­

zó a redactar en 1270 y que para 1289 estaba ya en curso. En su versión de la historia de Bernardo y de Roncesvalles sus fuentes principales con el Tudense y el Toledano. Como ambos autores latinos, la Primera Crónica utiliza también fuentes literarias, pero de un modo mas hábil que sus antecesoras, porque entremezcla pequeñas escenas y detalles pintorescos que animan y

y t Odan color al relato. Esto no es óbice para que en oca­siones, como veremos, rechace las "fablas" de los ju­glares, sobre todo si dichas f,fablasw son groseramente ¡contrarias a la verdad histórica y se oponen, al mismo ¡tiempo, al orgullo nacional de los españoles.: ka Brimera Crónica fue publicada por Menéndez;Pidal a principios del presente siglo. Modernamente ;la editorial Credos de Madrid ha hecho una nueva edi­ción de la misma. Esta reciente versión ha sido la ma-i 19‘nejada por nosotros.

‘i Ramón Menéndez Pidal, Estudios literarios (4ta. ed.; Buenos Aires, Espása-Calpe,“T933"J, p. 17J.

^^Primera Crónica General, ed. Ramón Menéndez, Pidal (2 vols.; Madrid, Credos, 1956)•

77En Xo que se refiere a la historia de Bernardo

del Carpió y a la batalla de Roncesvalles, la Primera Crónica General sigue la redacción del Tudense y del To­ledano. Como ambas historias difieren en algunos de sus puntos, el redactor de la General expone ambas opinio­nes con bastante imparcialidad, si bien al final su po­sición se inclina a sustentar la de don Rodrigo Jiménezijde Rada.i

Como en el caso de la crónica del Tudense, nues­tro primer encuentro es con un Alfonso el Casto tan im­presionado por las victorias del gran emperador fran­cés que le escribe ofreciéndosele como vasallo. Los asturianos se enfurecen por ello, de tal ,manera que ame- ,nazan al rey con buscarse otro señor:i

Ca mas querien morir libres que ser mal andantes en i servidumbre de los franceses. Et el que mas fuerte! et mas rezio era en esta cosa su sobrino Bernaldo: fue; ca en aun en todo esto non sabie Bernaldo decomo el rey lepnrendiera el padre, ca gelo no osava

ninguno dezir.¿i ,¡ Asustado ante la reacciqn,de sus subditos, Alfon-1 so se retracta de su ofrecimiento, y entonces es Carlos ; el que "ffue mucho yrado ... et menazol muy fuerte.”, Ante el peligro que el poderoso ejército francés repre­sentaba, el rey asturiano envía a su sobrino Bernardo

20Ibid.. p. 353.

78I

a Zaragoza en busca de alianza con el rey Mar sil n,con ¡quien avia el rey Carlos guerral" Los cristianos penin-isulares en este momento — como en otros muchos a lo lar­go de la Reconquista;— siguen la política de olvidar razones religiosas cuando las territoriales se presentan mas urgentes.

La crónica sigue diciendo:El rey Carlos dexo estonce de guerrear los moros

et enderezo su hueste contra esos pocos espannoles que fincaran. Et dize don Lucas de Luy que en ve- niendo, que cerco a Lúdela, et oviérala presa synon fuese por la traycion que fizo un conde que andava en su companna, que auia; nombre Calaron, que era de conseio con los moros. Et quando llego a las mon- tannas de Espanna o morauan unos pocos cristianos que escaparon de la espada de los moros, con el grant miedo et el grant espanto que ouieron del emperador, pedieron merced a Dios llorando, que les defendiese del, ca non cuydauan beuir mas: lo uno por que eran I pocos et lazrados por la destroycion de los moros,

i lo al porque venie sobre ellos tan grant sennor et| tan poderoso como aquel. Mas quando lo sopieron enAsturias, en Alaua en Vizcaya, en Nauarra et en Ru- conia — esta es Gasconna— et en Aragón, dixieron

todos de un coraron que mas querien morir que non entrar en seruidumbre de franceses.¿

iI En este largo párrafo tenemos la explicación dei

idos cosas:I 1# Le cómo existían fuera de la sumisión del reyjcristiano de Asturias, así como de los moros de Zarago­za, unos pocos españoles que, aunque constantemente ame­nazados por el poder musulmán, habían sabido conservar su independencia.

2y|Ibid.. p. 353

79* * *2. Que en estos pequeños núcleos pirenaicos habíalatente un espíritu, no solo de independencia, sino tam­bién de identificación hispana que surgía y buscaba la alianza nacional ante un enemigo exterior.

Por eso, si bien la crónica en el párrafo Justa­mente citado utiliza fuentes de origen literario — como ^claramente lo muestra la alusión a "Calaron” (el Gane-I fIon de la tradición poética)— su motivación histórica jes tan Ipgica, que podemos comprender cómo durante siglos la historia de Bernardo del Garpio fue altamente respeta­da en España, contrariamente a lo ocurrido a las leyen­das hiperbólicas e históricamente increíbles derivadas de los Juglares franceses.¡ En la narración de la batalla de Roncesvalles, la¡Primera Crónica General es mucho mas explícita y detallis­ta que las crónicas latinas anteriores. El movimiento 'de las tropas, la utilización de uno u otro paso de losiPirineos, la colocación de los combatientes, pueden se­guirse claramente:i

Et allegáronse todos al rey don Alfonso et salieron contra el emperador Carlos. El emperador dexo una partida de su hueste al pie de los montes Pirineos,; que son los de Ron$asvalles, que guardasen la <?aga;

| et el fuese por un val que oy dia es llamado "el vali de Carlos," e guio por alli su hueste, por que erala mas llana sobida de todos los montes Pirineos; et

sobieron asi sus azes paradas fasta en somo del puer- ¡ to. Et en las primeras azes venie Roldan, que eraI adelantado de Bretanna, et el cuende Anselmo, etGuiralte, adelantado de la mesa de Carlos, et otros

I 80i

; muchos et poderosos omnes. El rey don Alfonso de la| otra parte con los pueblos que dixiemos llego a ellos

alli otrosy. ¿i

Vemos por este párrafo que, como en el caso de la Historia Gothica de don Rodrigo, el rey Alfonso es el caudillo de las huestes que se dirigen contra los fran­ceses, y que Roldan forma igualmente parte de la van­guardia* La participación de Marsil y de Bernardo enila batalla, la continua el cronista de la siguiente ma­nera:

En tpdo esto Marsil, rey de Qaragopa guiso su hues­te muy grande de moros y de navarros yaquantos erancon el; et venieron y estonces el et Bernaldo envno contra el emperador Carlos et allegáronse allitodos. Et Bernaldo tollio de si aquella hora el te­mor de Dios, et fue ferir en vno con los moros enlos franceses. Et el rey don Alfonso de la su partecon aquellos que con el eran otrosi entro en la fa- ! zienda; et boluieronse alli los vnos con los otros,| et fu'e la fazienda muy fuerte et muy ferida ademas,1 et murieron y muchos de cada parte. Mas pero al cabo venció el rey don Alfonso con ayuda de Dios.¿:iI Con estas palabras, el cronista oficial de la Pri­mera Crónica General, sigue fiel a la narración del To­ledano que atribuye la victoria definitiva, mas a los cristianos que a los moros — meros aliados— y mas al ¡rey que a su sobrino Bernardo, si bien no deja de desta- jcar el arrojo del joven conde en la batalla: "Bernaldo (tollio de si aquella hora el temor de Dios.”

22Ibid. 23 Ibid.

81! A continuación, la Primera Crónica vuelve susojos a don Lucas de 0?uy, y en la enumeración de los muer-itos franceses se limita a los tres citados por aquel:

Et dize don Lucas de 3?uy que morieron en aquella ba­talla don Roldan, et el conde Anselmo, et Guiralte el de la mesa del emperador, et otros muchos ornes de los altos ornes de Francia.d

Seguidamente viene un párrafo en que las fuentest

son tan varias y contradictorias que el cronista salva j

la situación citando en cada caso el punto de origen o dejándonoslo adivinar sin mucho esfuerzo. ü?al es el caso de la "bozina11 tañida por Garlos para reunir sus fuerzas dispersas, que claramente transparente el cuer­no tañido por Roldan en la tradición poética.

En todo esto venie aun Garlos por el ualle que di- xiemos, et quando vio venir los suyos fuyendo de la ! montanna ayuso, tanxo vna bozina que se el traye. Et j1 algunos de los suyos que fuxieran et andauan erra-í dios acogiéronse a el al son de la bozina, et aunI los que guardauan la caga, por miedo de Bernaldo et 1¡ de Marssil, can oyeran dezir que venien por el puer­to dAspa et de Secóla para ferir en la qaga, acogie- ! t ronse otrosi a el. Pero dize el arzobispo don Rodri­go que Bernaldo siempre souo en la delantera o los ¡ franceses venqidos asi como dixiemos. Mas dize donLucas de 3?uy que en la Qaga fizieron el et Marsil.¡ Carlos quando uio su hueste desbaratada, los vnosI muertos, los otros feridos et foydos, et toda su gen-! te desacordada, et que los espannoles le tenien elpuerto, et que no podrie llegar a ellos sin muy grant danno, con pesar et quebranto de su gente que perdiera, tornóse para Ggrmania pora guisarse otra vez et venir a E s p a n n a . ^ 5

24Ibld. 25Ibld., pp. 353-54.

En la terminación de este párrafo el cronista ;nos presenta un emperador derrotado y ansosioso de des­canso que se retira a su tierra sin tomar venganza de la derrota sufrida y de la muerte de Roldan. En ello sigue el dictado del Toledano donde, como hemos visto, las tropas francesas se r-etiran después del descalabro de Roncesvalles sin intentar el castigo de los enemigosijBien es verdad, que unas lineas más adelante, la Prime-|ra Crónica adopta una posición diferente y, siguiendoen este caso al Tudense, nos dice:

Pero dize don Lucas de Tuy en su estoria que quando el allego Alemania, desbaratado de la batalla, que se aguiso et se apodero et dio tornada a Qaragoqa, et cerco y el rey Marsil. Et aun dize ese don Lucas de Tuy que fue y con el en su ayuda Bernaldo.^

: En esta vuelta de Carlomagno a España, los fran­ceses vengan el deshonor sufrido en Roncesvalles y ello -con la ayuda de Bernardo, infatigable guerrero que pri-I¡mero ocasiona la muerte de? Roldan y después venga su¡muerte con la de Marsilio. Ro es de extrañar que con tan distinguidos servicios, Carlomagno le invite a sus¡estados de mas allá de los Pirineos donde le "fizo mu-!

¡cha onrra.1fEl eronista se pregunta seguidamente cpmo todo

esto pudo ser (lo referente a Bernardo) cuando las his­torias hablan de él de nuevo en tiempo de Alfonso III

26Ibid., p. 354.

el Magno. Es el viejo problema que ya había preocupado a don Eucas, según vimos al hablar de su crónica, y que

j

ino será resuelto hasta el siglo diecisiete cuando la crítica de Mantuano acabe con la leyenda histórica del señor del Carpió.

Como vemos, la Primera Crónica en lo que respec- ita al problema rolandiano, expone las diversas versiones,1 0¡cita sus fuentes y no adopta una posición clara y defi-!

¡nitiva. Claro que no siempre sigue este camino, porque de vez en cuando encontramos algunos párrafos en que abandona esta posición intermedia y adopta sus propios puntos de vista. Al hablar, por ejemplo, de la tumba de Carlos en Aquisgran dice que en su sepulcro pintaron las batallas en que venciera; "mas en aquella parte del sepulcro que estaua contra los montes Pireneos de Ron­cesvalles o el fuera desbaratado et vencido de los es-

27pannoles, non auxe y pintura ninguna. 'i Ea frase "desbaratad© y vencido1* por los españo-ilies en Roncesvalles es suficientemente contundente co­mo para no dejar duda ninguna respecto a la opinión final del siglo trece sobre la victorial moral de Roldan ¡en Roncesvalles. Un poco más adelante refuerza la mis-

27Ibid.. p. 355

: 84ima idea cuando, rechazando las conquistas atribuidasja Carlos en España por los cantares y los fablistas,dice; ”Ca cierta cosa es que si quier de moros (comosostenía la tradición poética) , si quier de cristianos'

28Carlos con su hueste fue vencido en Roncesvalles.M El cronista le niega incluso que abriera el camino de San­tiago, cosa que en general la tradición histórica había jaceptado de mejor grado: r,Ca luengo tiempo después del,por muchas lides et muchas faziendas et por grant tra-

29bajo, fue abierto.” J

En la frase, anterior nos parece digna de desta­carse la frase “Carlos con su hueste fue vencido en Ron- cesvalles." El remachamiento de la frase con su hueste,>a todas luces innecesario no tratándose de un duelo 'personal como el cronista y sus lectores muy bien sabían,i 1iIno puede ser; más que una alusión a Roldan y a sus con- 1;pañeros muertos en el desastre.

Por lo demás, la ^ ^ e ra_Gronica_General ignora i al héroe carolingio con su siléncio; lo cita únicamente !i " ;dos veces, y en ninguna de las dos acompaña su nombre !de algún adjetivo que pudiera revelarnos su punto de i vista. Tampoco se lamenta de su muerte como hemos vis­to que hacía el Tudense cuando se condolía por la muer­te de tan “esforzados” cristianos.

28Ibid., p. 356. 29Ibid.

j 85Las otras versiones de la crónica son cuatro. M@-

,nendez Pidal, en su obra anotada Crónicas Generales dei .España, las separa asi:

1. La llamada copia L de la Primera Crónica, con­servada en la Biblioteca Nacional de Madrid, manuscri­to 1298 (antiguo P-S8); perteneciente a la segunda mi­tad del siglo catorce.j 2. La Segunda Crónica general o Crónica de 1344,i¡de la que se conservan varios manuscritos, entre otros,@1 10.814 y 10815 de la Biblioteca Nacional de Madrid.

3* La bercera Crónica General de 1390, de laque existen bastantes manuscritos, entre ellos el 10.203(antiguo It-115) del siglo quince y el 828 (antiguo P-21)

30■del siglo catorce.| 4, La Cuarta Crónica General de bacia 1460. Los|manuscritos de esta crónica son numerosos. Puede cónsul-i tarse en la Colección de documentos inéditos para lai 31;Historia de España.! En estas cuatro versiones de la Crónica Generali|las variedades más interesantes que encontramos respec-

30 .Florián de Ocampo, cronista del emperador, Las quatro partes enteras de la Crónica de España (Zamora: 15417. ~ ~ ~

31 * *Marquesado Puesanta del Valle (ed.), Colecciónde documentos inéditos para la Historia de España (Madrid:| J. Perales y Martínez, 1893)* ~

I 86i

a nuestro asunto, se refieren al aumento de guerre­ros franceses compañeros de Roldan en Roncesvalles. Es como si los diferentes refundidores hubieran querido destacar el brillo de la victoria española en la batalla, haciendo cada vez mayor el número de heroes franceses sacrificados en el desastre pirenaico de las armas galas. i Á este respecto la Tercera es la más interesante,ino solo por lo mucho — que al igual que la Cuarta— alar- !ga la lista de los compañeros de Roldan, sino porqueiademás, como el Cantar de Roncesvalles, coloca a Reinal­do, "Reynalte," entré los muertos, cosa, ya dijimos, desconocida en la tradición francesa:.

CAPITULO VI

LOS ULTIMOS TEXTOS LITERARIOS LE LA EDAD MEDIA

iii

\ Antes de entrar en el estudio de los romances,donde la figura de Roldan sufre su última y definitiva transformación en las letras españolas, vamos a exami­nar tres textos literarios correspondientes a los siglos trece y catorce. Los tres pertenecen a la escuela cul­ta del mester de clerecía y aunque ninguno de ellos es­ta consagrado a la batalla de Roncesvalles, en general,lilo a Roldan, en particular, las alusiones que en los mis-Imos se hacen a nuestro personaje pueden servirnos paraIjcomprender el estado de opinión del ambiente culto es­pañol de aquel entonces respecto a nuestro héroe.

Al final del capítulo veremos el Libro de las ■bienandanzas y fortunas del siglo quince que se balan-icea entre la historia y la fantasía novelada por lo|que a nuestro tema se refiere, dando acogida en su pa­ginas a numerosas leyendas literarias españolas, fran­cesas e italianas.

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88

Vida de San Millán

Este texto de Gonzalo de Berceo en su estrofa412, al hablar del rey don Ramiro, dice;

El Rey Don Ramiro, un noble caballeroQue nol venzrien de esfuerzo Roldan nin Olivero,Quando sopo estas nuevas, el message certero,Sovo mal espantado en el dia primero. 'ilj El hecho de que el. nombre de Roldan aparezca uni-

¡do directamente al de “Olivero" — su constante compañe-|jro en la tradición poética francesa— y no a Reinaldo,icomo es el caso más frecuente en la española, hace pen­sar que el poeta de la Rio«ja estaba influido por las versiones del poema francés de Roland que desde muy pron­to fueron conocidas en tierras españolas como vimos ali¡ 4hablar de la Nota Emilianense en el capitulo III.i

Esta influencia de la tradición rolandiana a la francesa, se refuerza si observamos el tono elogioso pn que Berceo usa el nombre del paladín francés y eniuna forma, pudiéramos decir, completamente gratuita.Ii En efecto, en estos primeros años del siglo tre­ce en los que el poeta escribe su libro en honor deiSan Millén, no le hubieran faltado al riojano un buen numero de nombres gloriosos de caballeros españoles

^Gonzalo de Berceo, Vida de San Milián, ed. Flo­rencio Janer (Madrid; Rivadeneyra7 18557, p. 77*

capaces de sustentar una honrosa comparación con el rey don Ramiro. Si Berceo utiliza los de Roldan y Oliveros

ii es porque son lo suficientemente conocidos de sus lec­tores para que el efecto buscado rinda la eficacia ape­tecida, y también porque sus indiscutibles cualidades heroicas los hacen dignos parangones de virtudes caballe-!rescas.Iii

Foema de Fernán González

Un poco mas tarde, alrededor de 1250, un monje del monasterio de San Pedro de Arlanza escribe un poema de tema épico tradicional en el que por primera vez se Utiliza el metro erudito de la cuaderna vía en una obra de este tipo.ij Para Horrent, el Poema de Fernán González es unai:prueba de la gran influencia que Fseudo-Turpin ejercía ¡por aquel entonces en todo lo referente a los asuntos rolandianos en los medios cultos españoles. Basa su | opinión en que en la copla 352 del Poema el monje de Ar- 'lanza al dar la lista de los doce Pares compañeros dei

Roldan, no hace sino seguir la establecida por el falso Turpín.^

Ahora bien, si el anónimo poeta no hubiera teni-

^Horrent, La flChanson de Roland" ..., pp. 4-59-60.

Ido --por Id que respecta a la parte rolandiana de su poe­ma— otra fuente de inspiración que el Fseudo-üirpin, nos resultaría imposible explicar el espíritu anti fran­cés que se desprende de la obra*

En una de sus coplas, haciéndose eco de los "sie­te años” en que los ¿juglares franceses se jactaban que había empleado Carlomagno en conquistar "toda España”, el poeta pone en boca de Alfonso el Casto las siguien­tes palabras;

Dixo que mas quería como estava estar que el reygno de Espanna a Francia sojuzgar, que non se podrían deso los franceses alabar, i Que mas la querían ellos en Qinco annos ganar!Por otra parte, en la sección de poema dedicado

a las hazañas de Bernardo del Carpió, su punto de vis­ta es idéntico al sustentado por los cronistas: Bernar­do se alia con el rey de Zaragoza Marsil y derrota a la¡vanguardia del ejército emperial en el puerto de Aspa*!

I Así pues, el espíritu del Fernán González, por! . .

lio que respecta a Boldán, es contrario al ofrecido por Berceo en su alabanza del rey don Ramiro en la Vida de San Millán* Quizá por tratarse de un tema épico dedi- 'cado a un héroe nacional de la talla de Fernán González, el monje de Arlanza es mucho menos propenso que Berceo en dejarse deslumbrar por las cantadas hazañas del Par francés* Para él, el nombre de Roldán no es nada más 'que el de uno del de los Pares. Ni siquiera, cosa sig-

¡ 91nificativa, le reserva el primer puesto en la lista de (los doce compañeros, a pesar de que ya para esta época era tradicional, tanto en los escritos histéricos como en los literarios, que su nombre encabezara la lista cop­ulo el primero y el mas importante de los caballeros de Carlomagno* La copla 352 del poema, dice así:

Carlos fe] Yaldouinos, Rroldan e don 0«jero,Terryn e Gualdabuey, e Árnald e Oliuero,Torpyn e don Rreynaldos, el el gascón Angelero, Estol e Salomón e el otro su c o m p a n n e r o . 3

Poema de Alfonso XI

A mediados del siglo catorce aparece un poema atribuido a Rodrigo Yañez en que se narran los sucesos del reinado de Alfonso XI, con especial lugar dedicado !a su campaña al sur de la Península, la batalla del Sa­llado y el sitio de Algeciras. Tanto Menéndez y Pelayoi ■''como Menéndez Pidal han estudiado los problemas rela- :clonados con la identificación del posible autor del ¡mismo que el uso de muchos galleguismos en su redacción ¡suscitan.^

^E1 poema de Pernán González, ed. C.C. Marden (Baltimore, The Johns“üop’EIns Tress, 1904), p. 172.4 *■Ménendez y Pelayo, Orígenes novela, I, 279; Anto­logía poetas ... , I, 318. “ . ~ _ i

~ Ramón Menéndez Pidal, Poesía juglaresca y fjugla-res (Buenos Aires: Espasa-Calpe, 19zf277 P* 353*

92Para nosotros, es interesante notar que este poe­

ma escrito en honor de un rey castellano por un poeta alejado de la región propiamente rolandiana, el espíri­tu de la tradición francesa reaparece y*se muestra casi idéntico al manifestado por el poeta riojano Berceo un siglo antes.

Las circunstancias son muy similares. El autordel poema en honor de Alfonso XI usa los nombres Turpín,¡Oliveros y Roldan cuando quiere rendir homenaje a la¡bravura de un guerrero. Las coplas 1737-1739 dicen así:

Las ordenes bien sin miedo Lidiauan con su freyria,El arcobispo de Toledo,Con honrrada cleresiaEn los moros derribando, Pasiendo grand mortandat, Los Xristianos lo loando E preciando su bondat.

Horrent ha señalado acertadamente que la tradi­ción que se transparente en el Poema de Alfonso XI e s

francesa sin interferencias españolas. Basa su puntode vista en que el nombre de Reinaldo — prácticamente

Nin fue mejor cauallero El arzobispo Torpin Ni el cortes Obruero,Ni el Roldan pala^in.^

5Florencio Janer (ed.), Poetas castellanos ante­riores al siglo XV (Madrid: Rivadeneyra, 1864), p. 529*

inseparable al de Roldan en los textos españoles— no se menciona en el poema, y sí en cambio el de Oliveros, su

c.compañero permanente en los poemas franceses*Podemos decir, en conclusión, que en los siglos

trece y catorce existían tres corrientes de opinión en los medios cultos españoles concernientes a Eoldán:■ 1* Corriente puramente francesa* En ella el nombrede Roldan es utilizado sólo como alto ejemplo de virtu­des heroicas; cuando aparece asociado al de otros caba- lleros, estos son los tradicionales en los poemas fran­ceses: ODurpín y Oliveros principalmente*

2. La que pudiéramos llamar tradición francesa a la española* Aunque en ella no faltan los nombres de gue­rreros franceses, la novedad más notable en ella es Rei-jnaldo que, desde el Cantar de Roncesvalles, aparece casii¡siempre al lado de Roldan y que, poco a poco, va robán­dole sus cualidades positivas hasta llegar un momento -en algunos textos— en que le despoja de su condición lestelar, le relega a un segundo plano y le fuerza, en muchas ocasiones, a tomar el partido de los malos, mien- ¡tras que el, Reinaldo, permanece al lado de los buenos.

3* La tercera corriente en las letras hispanas es

¿rHorrent, La flChanson de Rol and11 * *. , p* 4-57

la mas hostil a Eoldán* En ella el héroe indiscutible ;es Bernardo del Carpió que, al ocasionar la muerte de Eoldán en Eoncesvalles, acaba con los últimos vestigios de excelencia que le restaban al prefecto de la marca de Bretaña en las tierras al sur de los Pirineos.

Libro de las bienandanzas y fortunas

La narración en prosa más extensa de la batalla de Koncesvalles en las letras españolas de la Edad Me­dia — descontadas la del Fseudo-Turpin y la traducción de la misma hecha por Juan Fernández de Heredia en el libro XIII de su t1Crónica de los Conqueridores” (Biblio­teca Nacional de Madrid, MS 10134- bis)— es la hechapor Lope García de Balazar en su Libro de las bienandan-

7zas y fortunas acabado en 1471 •La descripción hecha por García Salazar, tanto

!

jd© la batalla como de sus preliminares, es una curiosa, ¡mezcla de materia poética francesa, rolandiana y de tex- ¡tos españoles relativos a la leyenda de Bernardo delij Carpió.ij Como en las crónicas españolas, Alfonso II el Casito, deslumbrado por el poderío del emperador francés,

7'Citado por Menéndez Pidal, Eoncesvalles. pp. 201-203. “ “ ”

95decide ofrecerle su reino en vasallaje. Pero en el li- ií3ro de Garc^a Salazar los motivos que impulsan alrey asturiano, son mas complejos y humillantes. Alfon­so aparece como un ser débil y resentido que contrasta fuertemente con ”el rey Carlos de Francia, que ala sazpn lera el mejor et mas poderoso del mundo. i Esta falta de simpatía por el rey Casto contras­ta con la historia oficial establecida desde que don !B.M e o «. Bada d.l „oa„o.j— junto con su sobrino Bernardo— el vencedor de la ba­talla dé Roncesvalles. En el libro de García de Sala- zar^ el rey Alfonso rehúsa ponerse al frente de sus ca­balleros cuando éstos le ruegan que impida la entrada jde los franceses en España. Entonces acuden a "Vernal-!dos del Carpió, su sobrino, que era mancebo, e el que I 0 'Qmas pesaba de su venida.*”7 Bernardo comprende que su me- i jor oportunidad para vencer a los franceses es aliarse ¡con Marsil:i

I Vino ... en ayuda de los dichos moros e se puso en| pelada con ellos en un monte que agora se llama lacasa e solar de Uredaureta. Gomo los dichos franqe-

" ses pasaron con los pares, sus caudillos enlos dichos j puertos, descuydados^por la dicha paz tratada poraquel malvado Gallaron dieron eneldos por todas par­tes, así moros como cristianos, e fezieron grand ma­tanza enellos, especialmente este Vernaldos con aquellos *11* de cauallo, que fizo maravillosos fe- fechos de armas e mucha matanza enlos dichos france­ses.

8Ibid., p. 20 1 . 9Ibid., p. 202. 10Ibid.

96El gran vencedor de la batalla es por lo tanto

Bernardo, pero el autor del Libro de las bienandanzas y fortunas no olvida el papel que Roldan desempeña en la lucha* Como en el poema francés él es el último en mo­rir, no sin antes haber acudido a todos los lugares de peligro "faziendo grandes fechos en armas e esforzando ¡alos suyos que vibos avían quedado, e seyendo ferido de! q-imuchos golpes mortales en su persona.”i Pero a diferencia de lo que ocurre en los textosfranceses, las hazañas de Roldan están dentro de las posibilidades humanas, sin que en ningún momento le vea­mos recurrir a recursos más propios de caballeros encan­tados que de personas de carne y hueso, j En general, el libro es imparcial. No hay nii sobrevaloración ni desvalorización de los combatientes ¡franceses o españoles. Que éstos ganen y aquéllos pier-i

dan responde a causas completamente lógicas y naturales: los franceses han sido traicionados por uno de los su- ¡yos y el terreno les es hostil; los españoles, por suiIparte se han aliado con los moros, el terreno les es !familiar y preparan la emboscada en el lugar y el momen­to más conveniente. La matanza y derrota de los fran­ceses era inevitable, y Carlos, fatigado después de la

11Ibid.. p. 203-

97i, humillación sufrida, se retira a Francia sin pensar pa­ra nada en una venganza que con la desaparición de to­dos los Pares y en especial de Roldan "adelantado de la (Tabla" de los mismos, se presentaba altamente problemá­tica.

Guando termina la lucha en la narración de Gar­cía de Salazar, pensamos que su autor ha sabido hacer más ¿justicia a Roldán que la misma Chanson francesa que ostenta su nombre: ésta al añadir las dos victorias

i del emperador sobre los infieles una vez muerto el hé­roe, relega a un segundo término al muerto en Roneesva- lles, y convierte su Chanson, como ya di¿jimos, en una Chanson de Oarlomagno.

i ii

PARTE II

EN LOS ROMANCES

I

CAPITULO VII

ROLDAN EN LOS ROMANCES

I| Menéndez y Pelayo en su obra Origines de la no­vela, dice:

Después de los temas nacionales, ningunos más divulgados en la vieja literatura española que los del ciclo carolingio, como lo atestiguan los nume­rosos romances, algunos bellísimos, que nos cuentan las andanzas de sus principales héroes, muy españo­lizados a veces y tratados con tanto amor como si fueran compatriotas.

El hecho de que escribiese antes de que se hubie­ra descubierto el fragmento del Cantar de Roncesvalles ;(que como se recordará no fue hasta 1917)» le hace su­poner que los romances del ciclo carolingio respondían al estímulo de nuevos fragmentos de libros de caballe­rías y de cantares franceses que habían entrado recien­temente en la Península. Destaquemos que el polígrafoijespañol, con su clara percepción, no deja de señalar que los héroes del ciclo carolingio estaban Hmuy espa­ñolizados. ”

1p. 128.

99

! iooMenéndez Pidal, el primero que estudió el Gantar

de Roncesvalles» va muclio mas lejos que su maestro alseñalar la "continuidad prodigiosa" del tema rolandianoen España. Mirando hacia los llamados por Bedier "siglos

2 ’oscuros,11 saca a la luz que el resumen de un cantar de este temar fue recogido por la Nota Emilianense ya en el siglo once.^

Nosotros podemos añadir que desde esa primera irrupción del tema rolandiano en la literatura españo­la, su vitalidad no decae. Lo hemos visto aparecer en las crónicas — tanto latinas como castellanas— , en la epopeya y en diversos textos literarios que se suceden hasta el siglo quince. Pues bien, como veremos ahora,i@l tema no desaparecerá del Ínteres de los escritores\

españoles hasta bien entrado el siglo diecisiete.En el siglo quince los juglares comienzan a com­

poner unos nuevos romances, los llamados "romances ju­glarescos. " El mismo Menéndez Pidal, en otra de sus obras, nos da la razón del porqué en aquel punto, los'juglares prefirieron a los asuntos de la epopeya caste-illana "los temas de pura invención novelesca, y en par-

Refiriéndose a la falta de textos poéticos ante­riores a la aparición de la Chanson de furoIdo de 1100. Legendas, IV, 450. “I! ^Menéndez Pidal, La Chanson de Roland, p. 432.

; ioi|ticular ... los asuntos de la epopeya earolingia france-

4 ,sa,” pero tratándolos con tal independencia que los per­sonajes que los pueblan son, en muchos casos, completa­mente ajenos a la tradición francesa.

X todavía, lo más sobresaliente de este uso de ¡temas caballerescos franceses en nuestra literatura es su extensión a todos los géneros literarios: la crónica y la épica ya estudiadas; los romances que veremos a con-

, loa poe.„, xa nov.l. 7 ,1 1,1 SI-glo de Oro. Por lo que respecta al caso concreto de!Boldan, es interesante señalar que, mientras en Prancia ya a finales del siglo catorce los autores habían olvi-

al gran héroe de la tradición heroica, su figura1permanece en las letras españolas, aunque despojada de los atributos que habían hecho de $1 el héroe medieval por excelencia de las letras galas, hasta el final deli

periodo barroco.i

SI puente que une la tradición medieval con los tiempos modernos, lo constituye en España los romancest

que, poseyendo en sí un alto valor artístico, son acep-iitados por los escritores del Renacimiento y sus temas y en muchos casos, el texto completo, utilizado por los

lL ;Menendez Pidal, La epopeya castellana, pp. 145-46.

dado

102

grandes poetas, novelistas y dramaturgos.Indudablemente Carlomagno y sus doce Bares ejer-i

cían una atracción manifiesta en las mentes del lado sur de los Pirineos. No en balde la batalla de Ronces- valles, donde pereció su retaguardia, era asunto nacional por su localización y por parte de sus protagonistas — los vencedores.ii En los romances que veremos ahora, como en lasotras manifestaciones literarias que hemos examinado anteriormente, observaremos que ¿junto a los grandes rasgos de la tradición francesa, se entremezclan puntos de vista, situaciones y personajes, nacidos de condicio­nes puramente peninsulares. Conforme avanzan los siglos, a esta mezcla franco-española, viene a interferir la |¡tradición italiana que aporta al drama.de Roncesvalles ¡y d e sus principales protagonistas un punto de vista — como ha dicho Horrent-- "de 1 ‘ironie et du romanes- que. u

Con objeto de que nuestro análisis resulte más !iclaro hemos dividido los romances que atañen a Roldán ;i:en cuatro grupos asignando a cada uno de ellos el co- ¡rrespondiente capítulo.

I>a "Chanson de Rol and" ... , p. 534

CAPITULO VIII

ROMANCES BE RONCESVALLES

En nuestros romances carolingios referentes a ,Roldan, lo primero que debemos señalar es que el temairolandiano por excelencia, el de Roncesvalles, no compren­de sino una pequeña parte del gran todo. Claro es que hemos limitado nuestro estudio a aquellos romances re­lacionados, no solo con Roncesvalles sino también con Roldan. Prescindimos, por ejemplo, de todos aquellos, como los del ciclo de don Beltrán (En los campos de Al­entosa, Cuando partimos de ffrancia, etc.) que tanto Horrent como Dámaso Alonso estudian dentro de la tradi­ción del Roland, pero que caen fuera de nuestro estudio porque no proyectan la figura de nuestro heroe*

Dentro de nuestros romances de Roncesvalles, ba­leemos una distinción entre los que, derivados en su la-i||yoría de los cantares de gesta tienen como principal [protagonista a Roldan, y aquellos otros pertenecientes

1 /•Veanse Horrent, La "Chanson de Roland" ... , pp. 508-517 y Dámaso Alonso"La primitiva épica francesa •••, p. 59, n.

103

104a la leyenda de Bernardo del Oarpio cuyas fuentes se en­cuentran ante todo en la Crónica General» Tanto Menéndez Pelayo como Menéndez Pidal, consideran estos últimos, tar­díos, cargados de erudición e influidos por las corrientes de Renacimiento y, por lo tanto, con abundantes rasgos de la tradición italiana.^

Son diez los romances de la batalla de Roncesva­lles que cuentan a Roldan como protagonista o como anta­gonista# Los cinco primeros no presentan interferencias con la tradición de Bernardo, pero aun así, el papel que en ellos desempeña Roldan no es precisamente el del héroe indiscutible e indiscutido de la tradición poética fran­cesa, sino más bien el de un Roldan a la española dismi­nuido, vacilante y derrotado. Dos de ellos, por referir­se a su esposa doña Alda, los incluimos en este grupo aunque no proyentan directamente la figura de Roldan si­no a través del dolor que ocasionan con su muerte.

Romances de RoldanDichos romances son los siguientes:1# "Romance del rey Marsin"2. "Batalla contra Marsin"

o ■Antología poetas #,# , VI, 179-32. Ramón Menéndez Pidal, Flor~nueva de romances vie«1os (2da. 2d.; Madrid: Ti-j pografía de la^Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos,1! p* 85. i

105; Estos dos primeros los estudiamos juntos porque.están íntimamente relacionados. Menéndez Pidal ha vis­to en el segundo de ellos nada más que "una forma más breve y más lírica derivada de la forma más narrativa” del primero.^

El 1. es indudablemente una derivación del Cantar de Roncesvalles. Menéndez y Pe3,ayo, como hemos dicho, antes de que se descubriese el fragmento, lo veía como if,no el principio, sino el fin de una canción de Ronces-valles que, mutilada y todo como está, es un eco de la

iL fChanson de Roland»” El romance, descubierto por el enijun pliego suelto de la Biblioteca Nacional de Madrid don­de se conserva (Raros 1388), fue publicado en el tomo :IX de su Antología de poetas líricos castellanos con el numero 50 (pp* 6?~8).¡ Tanto Menéndez Pidal como Horrent en sus respee-itivos estudios sobre Roncesvalles dedican varias pági­nas al análisis del mismo.^ T lo mismo hace Carmody

6en su obra citada.

io<ha Chanson de Roland» p. 440.4 #Antología poetas ... , VII, 261.^Menéndez Pidal, pp. 171-7S; Horrent, pp. 93-95•6Pranco-Italian sources . . . , pp. 20-24.

| 106 ; El romance nos presenta el campo de batalla de¡Roncesvalles cuando los franceses, superados numérica­mente por los moros, empiezan a preguntarse si no sería más prudente pedir auxilio a las tropas del emperador que marchan delante. La petición en el cantar tradicio­nal francés es hecha por Oliveros, que representa la prudente sabiduría, a Roldan, encarnación de la heroici-i!dad temeraria. En el romance, las peticiones las hacenj * vmammm m m i ■ — n . . . . ■

¡Baldovinos y probablemente también Oliveros, aunque no se le nombra. En lo que más sé aparta nuestro romance de la tradición francesa es en el hecho de que el que con más furia se opone a la pedida de auxilio es ífRei- naldos”:i -Oh mal oviesen franceses - de Erancia la natural,1 que a tan pocos moros como estos - el cuerno mandantocar,que si me toman lo corajes - que me solían tomar,i por estos y otros tantos - no me daré solo un pan.

La escena está llena de vida y hay un flujo yreflujo continuo de avances franceses y moros. Una dei¡las veces es el arzobispo Turpín el que anima a los ¡franceses que huyen a la desbandada:I -Vuelta, vuelta, los franceses - con corazón a la lid,¡ más vale morir con honra - que con deshonra vivir.I

Como un verdadero fragmento de una composición más larga, el romance no nos da un climax de terminación absoluta. En sus últimos versos vemos huyendo al rey Marsín que ha perdido su brazo cortado por Roldán y que,

renegando de sus ídolos, quiere ir a Sosa a hacerse cristiano.

Lo primero que nos llama la atención en el roman­ce es que Roldan no representa en él al protagonista.Por una parte, las figuras que se mueven alrededor suyo son numerosas — Baldovinos, Beltrán, Reinaldo, Turpín— lo que le roba gran parte de su función estelar. Por otra, Reinaldo, aquí mas que en el fragmento de Ronces- valles, acapara gran parte de la atención del lector cuando se alude de un modo brutal a la enemistad que lo separaba del sobrino de Garlos. Dice Roldan cuando Baldovinos le pide que taña el cuerno:

-No me lo rogueis, mis primos - que ya rogado m*es­teva,| mas rogaldo a don Reinaldos - que a mí no me lo ^ i

retraiga, * ¡¡ ni me lo retraiga en villa - ni me lo retraiga enFrancia,ni en cortes del emperador - estando comiendo a la

tabla,; que más querría ser muerto - que sufrir tal sobarbada. ' Pero ya hemos visto cual ha sido la respuesta de

!Reinaldo a esta petición indirecta de Roldan. Y no con- ¡!tentó con ello, Reinaldo arremete a las filas paganas iI 1;con más ímpetu que nunca:

Ya^le toman los corajes - que le solían tomar;así se entra por los moros - como segador por pan,

7fttRetraigan, esto es, no me lo eche en cara

así derribaba cabeza - como peras de un peral; por Roncesvalles arriba - los moros huyendo van.

En todo el romance no hay una descripción como ésta, que nos describa la acción de Roldan y que desta­que de un modo tan vivido su ardor en la batalla. Inclu­so su acto de cortar el brazo al rey pagano, pierde su valor cuando Marsin alude a las fuerzas sobrenaturales que protegían al paladín:

Y aun mi brazo derecho, - Mahoma,^lo trayo aquí,! cortóme!© el encantado - ese- Roldan paladín^que si encantado no fuera - no se me fuera el así.

Podemos clasificar este romance como neutral enlo que atañe a la valoración de Roldan. Bien es verdadque éste consigue poner en fuga al rey Marsin, al quecorta el brazo, pero la batalla, cuando el romance ter-ijmina, permanece indecisa, y en ningún momento de ella .vemos al sobrino de Oarlomagno asumir el papel de líder indiscutible de sus tropas, insuflándoles el impulso heroico que en aquel momento de confusión y derrota ne­cesitaban.1 8 ' 2. “Batalla contra Marsin”

Esta versión abreviada del romance anterior, sim­plifica y aligera la acción. La disputa del cuerno se

Q #Agustín Duran (ed.), Romancero general o_Colec- cipn de Romances castellanos anteriores al siglo T 7 T 1 T X 2 vols.; Madrid: Rivadeneyra, 1851 y 1877)* I» ^62-§3. Este romance, como la mayoría de los que citamos, es ianónimo.

j 109|elimina y con ella todos los personajes que en la misma intervenían. La única acción conservada es la de la fuga del rey Marsin; tampoco aparece para nada el arzo­bispo Turpín y corresponde ahora a Soldán el animar a las tropas cuando estas empiezan a desmayar:

ÍOh cuán bien los esforzaba - ese Roldan paladin! iVuelta, vuelta, los franceses - con corazón a lalid!| íMas vale morir por buenos, - que deshonrados vivir!i Ya volvian los franceses - con corazón a la lid;a los encuentros primeros - mataron sesenta mil.

En esta versión abreviada, el papel de Roldán se destaca corno la del héroe indiscutible de la acción. Parece que el juglar que la copió o el pueblo que retu­vo la variante, se sintieron atraídos por el trágico sino del héroe carolingio y le reservaron todas sus simpatías.

q3* "Doña Alda llora la muerte de Roldan” Ji 4-. "Doña Alda llora la muerte de don Roldan" (de10■ Lucas Rodríguez)i! Gomo en el caso anterior se conservan dos roman-jjces con el mismo tema. El primero, es anónimo y el se- ¡gundo, de Lucas Rodríguez. Menéndez y Pelayo opina que ■el primero es una "joya de nuestra poesía popular," pe­ro para el del "hinchado y pedantesco" debido a la plu-

W . , I, 264-65. 10Ibid., I, 265.^ Antología poetas ... , VII, 264.

11 oma de Lucas Rodríguez, su punto de vista es muy diferen-. 12 te •

El primero, bien conocido para cualquier amante de las letras españolas desde sus versos iniciales (lfEn París esta doña Alda - la esposa de don Roldan11), tiene la sencillez y el lirismo de una acción trágica presen­tada con patetismo pero sin insistir en la descripción de gestos desordenados y gesticulantes que, como en el caso del de Lucas Rodríguez, en lugar de añadir signifi­cado, roban expresividad al dolor que tratan de reflejar.

En dicho romance, doña Alda tiene un sueño fatí­dico, Mun sueño de gran pesar,n del que sus doncellas tratan de consolarla interpretándolo de un modo favora­ble. Pero cuando el romance termina, el exquisito poe­ta anónimo del siglo quince, nos dice:

Otro día de mañana - cartas de fuera le traen;tintas venian de dentro, - de fjaera escritas consangre,que su Roldan era muerto - en la caza de Roncesvalles.

Anotemos como caso interesante, que en la Chan­son original el episodio de doña Alda ocupa muy pocos versos. Solo se la cita una vez en la copla 3705 de la versión de Oxford, y en dicha copla no hay nada si­milar al sueño y premonición de la joven desposada. Ra-

12Ibid.. VI, 184

111

ida más una narración escueta en que Carlomagno, con gran pesar, le comunica la muerte de su prometido. Doña Al­da pierde el color y cae muerta a sus pies.^

El caso de la composición de Lucas Rodríguez es diferente. Por una parte existía ya el romance ante­rior; todo lo que en él se adivina y siente, Lucas Ro­dríguez lo convierte en una manifestación gesticulante |y desordenada. Veamos a doña Alda:i

Lágrimas vivas ardientes - por su pecho derramando, torciendo sus blancas manos - su lindo rostro ras­gando •

Doña Alda llega incluso a echar la culpa a Car­lomagno de la muerte de su marido, y le increpa duramen­te :

fOh falso, maldito viejoí - iOh emperador Carlo- j Magno,| el alto Dios te destruya, - pues tanto mal has cau­sado ,i por tomar aquel consejo - que Galalon te habie dado!

| Como es natural tratándose de un panegírico ento­nado por su prometida, las simpatías están claramente al lado de Roldán, al que se elogia sin reservas:i

De todos los paladines, - eras defensa y amparo, y entre toda la morisma - grande honra habies ganado; que jamas fuiste vencido - ni caiste del caballo.

13| Menéndez Pidal ha probado, sin lugar a dudas, quenuestro juglar tuvo que inspirarse en las versiones poste­riores rimadas del poema de Oxford, aunque el escenario y ÍLas circunstancias que rodean la acción no sean exactamen­te iguales. Roncesvalles, pp. 184-88.

Dichas simpatías vienen compensadas por las inven ¡tivas que se dirigen contra el emperador francés que, como ¿jefe del ejército que había intentado conquistar a España, podía ser el depositario de la animosidad na­cional que en otros casos vemos reflejada sobre Roldán*

3* "Roldan espira viendo herido y fugitivo en14Roncesvalles a Carlo-Magno"! '

| Este romance, lo mismo que el de doña Alda, tie-Ine una segunda versión debida a Lucas Rodríguez. Peroen éste, el de Lucas Rodríguez ofrece diferencias toda­vía más grandes con el modelo, ya que en la muerte del francés tiene una intervención decisiva el héroe español Bernardo del Carpió.

El romance, que es muy corto, ofrece el acierto¡de "renovar de un modo bello, interesante y hasta gran-¡dioso, una situación poética que parecía agotada.11 La situación es, desde luego, la de la muerte de Roldan. Erente a las muerte incruentas, maravillosas, sangrien­tas o fantásticas de los viejos textos, Roldan muere ¡aquí sencillamente de dolor. No se puede al mismo tiem-Ijpo humanizar mas la figura de. un heroe que Hno podia seri

A ¿L ,Duran, Cp. clt•, I, 264•

Antología poetas ... , VII, 73•

113jherido - ni su sangre derramada” (como dice el mismo romance), y envilecer más su condición de super-héroe.

Horrent cree que en ninguna otra parte la franco- fobia francesa llega más lejos que en esta composición.^ Primeramente sé presenta al emperador en estado de> derro­ta total:

Por muchas partes herido - sale el viejo Garlo-Magno, huyendo de los de España - porque le han desbaratado*Esto en sí ya es cosa insólita porque ni la tra­

dición literaria ni la histórica sitúan a Carlomagno en la batalla de Roncesvalles.

Pero el ensañamiento del juglar se centra sobre todo en Roldán. El paladín es el único que ha escapado de la matanza de los doce Pares. Claro que el verboItiene dos acepciones, y en el verso puede significarIi sencillamente que sus cualidades excepcionales le ha-¡

bían permitido escapar de la matanza:Que nunca ningún guerrero - 13ego a su esfuerzo

sobrado,y no podia ser herido - ni su sangre derramado.! Oyendo el monólogo que así mismo se dirige el des-Igraciado sobrino de Carlomagno, un poco más adelante,i'sabremos a que atenernos sobre el significado que eliijjuglar ha elegido en el verbo escapar:

16La "Chanson de Roland" ... , p . 522•

-Animoso corazón - cómo te has acobardado en salir de Boncesvalles - sin ser muerto ó bien

vengado?i Ay amigos y señores! - i Cómo os estaréis quejando que os acompañé en la vida, - y en la muerte os hedejado!-

No se puede presentar una figura más lamentable de guerrero derrotado* A sus tribulaciones viene a sumar­se la aparición ante sus ojos de su emperador ”triste, solo y sin corona - con el rostro ensangrentado," y el corazón de Baldan se inunda de dolor* El gran hallaz- !go del poeta español es hacerle morir en este punto* Esiverdad que roba al héroe carolingio de una muerte glo­riosa, pero nos lo acerca como ser humano, embargado por los remordimientos de su huida, su propia cobardía (11 cómo te has acobardado1*) y el espectáculo lamentable de su propio emperador en derrota*

Todavía podemos añadir dos romances más a los cinco principales de los que hablábamos en un principio. Se refieren también a la batalla de Boncesvalles y es­tán fuera de la leyenda de Bernardo del Carpió. Dichos ¡romances, son:| 1. MDurandarte moribundo recomienda á MontesinoI que lleve su corazón á Belerma11 (de Lucas Bo-

driguez) f

^ ^Durán, Qp. cit*, I, 260.

11518, 2. "El almirante Guarinos"i

El primero de ellos no hace mas que una alusión a Roldán pero alusión importante, ya que, prescindiendo de los miles de muertos en la batalla, Durandarte desta- taca la importancia de la derrota sufrida, sólo porque ha perecido en ella Roldan* Estando a punto de expirar, i encarga a su primo Montesinos que lleve su corazón a suiseñora Belerma, y añade:

-ÍOh mi primo Montesinos! - iMal mal nos fue en estabatalla!pues murió en ella Roldan - el marido de Doña Alda.

En el segundo romance no se menciona siquierael nombre del paladín, pero por su evidente tono anti-

19francés, y por la popularidad de su cuarteta inicial, ' ¡vale la pena que lo citemos. Es un romance de tono mas! ¿juglaresco que los anteriores y se refiere a la cauti- ,IIvidad del conde Guarinos, "almirante de la mar." Los ¡i ?¡primeros versos, de matiz claramente ofensivo, dicen : asi:I iMala la visteis, franceses, - la caza de Roncesva- l # # lies,Don Garlos perdió la honra, - murieron los doce : Pares. !

18Ibid., I, 265-66.19 *'Cervantes la incluyo en el capitulo IX de la

segunda parte del Quijote.

¡ 1 1 6ii EX ¿juglar no se contenta con de¿jar constanciade la derrota francesa sino que afirma que en ella los franceses perdieron la honra. No hay duda que el fuerte matiz antifrancés que los versos encierran coadyudaron a su popularidad y permanencia en las letras españolas.

Romances de Bernardo

Los romances que vamos a examinar a continuación» aunque rolandianos, presentan un rasgo que los diferen­cia fundamentalmente de los anteriores; el hecho de que en ellos el protagonista es siempre Bernardo del Garpio.Si bien en varios de los anteriores hemos visto que laderrota de Roncesvalles» a los o¿jos de los españoles, había perdido la sublime heroicidad de los textos tradi­cionales galos, en los romances a lo Bernardo, cualquier

i

¡simpatía o comprensión que pudiera haberse deslizadoide la pluma del poeta (como es el caso en el primero de ,Doña Alda), desaparece ahora por completo.i He aquí los cinco de este tipo:

1# "Los franceses se preparan confiados a la2obatalla de Roncesvalles"Las cortas líneas de este romance — tiene sólo

veintisiete versos— encierran un gran desprecio de los

20 r! Duran, Op• cit.% I, 452.iL . _____________________-_________ ___

117

alardes franceses. Para ello, destaca en primer lugar la enorme maquina militar de que disponen, y de este modo, consigue hacer mas efectivo el aniquilamiento que los espera:

Blasonando está el francés - contra el ejército his­pano ,por ver que cubre su gente, - sierra, monte, campo

y llano.Dice Roldan que ha de ver - si es tan valiente Ber­nardocomo lo pinta su España, - por león feroz y bravo.

Hay en Roldán un claro desprecio por la valentíadel "león" español; desprecio que comparte con Garlos*y con los doce Pares:

Van los doce de la fama — con el viejo Garlo-Magno haciendo alarde de reinos, - que en poco tiempo hanganado•

Otra vez, como en el gerundio "Blasonando" con 'el que empieza el romance, como en la frase condicionali,"si es tan valiente Bernardo” usada por Roldán, el ju­glar juega a contrastar la realidad de la derrota que les espera, con sus "alardes" sobre conquistas fantásti­cas anteriores. La realidad, amarga en verdad, del mo-imentó presente no va a hacerse esperar. Pero el juglaride este romance — muy corto como hemos dicho— , prefie-fre dejarnos adivinar su desenlace en los versos finales pie, como en los anteriores, hacen hincapié en la con­fianza ilimitada; de los franceses en su propio poder.| Ho piensan que hay en la tierra - quien les iguale

en el campo,

y esperan que en Roncesvalles - darán fin á sus cui­dados •

2» "Muerte de Roldan" (de Lucas Rodríguez)*^Este romance, como ya hemos dicho, no es mas que

una variante del que hemos visto en la sección de este capítulo Romances de Roldan marcado con el numero 5. Uno y otro, como dice Duran, pueden considerarse como de la última década del siglo dieciséis.

El estilo del de Lucas Rodríguez es más artificial y elaborado que el del anónimo visto anteriormente so­bre el mismo asunto. La diferencia principal en ambos, en cuanto al tema, es que en éste, la causa de la derro­ta francesa se atribuye al del Carpió y no, como en el otro, a los españoles en general.

Aunque Roldán no admite, como lo hacía en el an­terior, que haya, huido acobardado y abandonado a sus compañeros de armas, confiesa práticamente haber sido derrotado por Bernardo, cuando exclama:

¡Mala la hubistes, franceses, - con el que dicendel Carpió,pues que no hubo paladin - que le resistiese elcampo¡

El romance muestra claras señales de influencia italiana: Roldán dirigiéndose a sí mismo se llama Orlan­do y emplea el nombre de Durindana hablando de su espa­da.

_______ 21Ibid. , I, 264.________________________________ _

119La escena está también más narrada e insiste en

detalles descriptivos de los que había prescindido el ju­glar anterior:

Los filos de Burindana - no mellan al castellano,ni este fuerte y duro acero - pudo resistir su brazo.Al final del romance, Roldán, como en el otro, al

ver salir huyendo a Carlomagno "solo, triste y sin coro­na," "muerto cayo del caballo.”

Pudiéramos anotar como final comentario que, a diferencia de los restantes romances rolandianos a lo Bernardo, la muerte del paladín francés se le escamotea al español de entre las manos, ya que Roldan muere en éste también de dolor, ante el patético espectáculo de su emperador "en sangre todo bañado.”

223* "Bernardo vence y mata a Roldan"En este romance la influencia italiana es todavía

mas fuerte que en el anterior. No solo es que se empleeel nombre de Orlando, sino que las referencias a episo­dios del Orlando enamorado de Boiardo y del Orlando fu­rioso de; Ariosto, son abundantes. Empieza el romance por hacer al sobrino de. Garlos "fuerte senador romano,"

aquel que al bravo Agrican - le venció y torno cris­tiano ,y ganó del fiero Almonte - el fiero cuerno preciado,

22Ibid.. I, 434-

con el que hizo desafíos - que al mundo dieron es­panto saquel que en Abraca solo - venció todo un campo ar-~ mado,y nunca siendo vencido - venció las hadas y el hado*

No contento con su alusión a las hadas y al hadoel romance establece como razón suprema de la derrotadel paladín, a la Fortuna inconstante:

El cielo que a Orlando espera, - Fortuna que se ha*“ cansadodan y quitan la victoria - de un francés k un cas­tellano.3?odo el romance tiene un aire exageradamente fic­

ticio y caballeresco. Aunque el escenario presentado por el poeta es el campo de batalla de Roncesvalles, las figuras se disponen de manera que dan más bien la sen­sación de caballeros luchando en un torneo:

Los mas bravos corazones - que humano pecho ha en­cerradojuntos a batalla vienen - con fuerza y animo osa­do.Para verla se suspende - la de uno y otro campo, entre la esperanza y miedo - los corazones temblan­do.

4. "Bernardo, vencedor en Roncesvalles, con la muerte de Roldan y de los doce Pares de Fran- cia,, (de Gabriel Lobo Laso de la Vega)^

Este romance está lleno de un patriotismo hiper­bólico y discursivo. La batalla de Roncesvalles se des­cribe como una ocasión impar en la que queda humillado ,

23Ibid.. X, 433.

121sin paliativos, el orgullo nacional francés y exaltado al máximo el heroísmo de Bernardo. En la lucha partici­pan igualmente las tropas sarracenas de Marsilio, "pode­roso rey de Aragón,” y el mismo rey Alfonso el Gasto figura al frente de sus huestes; pero ambos no ocupan sino un segundo lugar:

Y por principal caudillo, - de acuerdo todos nom­brabanal valeroso Bernardo, - la honra y la prez de Es­paña.No le interesa al poeta rebajar el mérito de la

victoria española disminuyendo la acometividad de Carlos y de sus doce Pares:

iodos con valor pelean, - no se conoce ventaja;si el uno al otro retira, - su dueño en breve res­taura:

ansí el feroz español, - y el francés valiente an­daban :mas tanto Bernardo hizo - y Bravonel , por las lan­

zas,qu© en breve espacio cantaron - victoria, victoriaEspaña.

El final no puede ser más desastroso para los franceses; y Laso de la Vega, de acuerdo con la tenden­cia cada vez mayor de considerar insuficiente la derro­ta de la retaguardia mandada por Roldán, hace parte de la misma al propio Carlomagno, al que nos Lo presenta huido y avergonzado:

Murió Roldan y Oliveros - con toda la flor de Fran­cia,

y Garlo-Magno lloroso - huye y deja la campaña,con la pérdida mayor - que Jamas tuvo en batalla.

1225. “Bernardo resiste la cesión que hizo el rey

a Carlo-Magno; de sus estados, y parte a opo­nerse al ejército francés” (de Lorenzo de Se- pulveda)^

Lorenzo de Sepúlveda sigue muy de cerca lo que nos cuentan las crónicas de la cesión hecha por Alfonso el Gasto a Carlomagno. Gomo en ellas, el que mas sañudamen­te se opone a que se convierta España en una parte más del imperio carolingio, es su sobrino Bernardo. Amena­zado por sus subditos, Alfonso se retracta de la palabra dada, lo que motiva la expedición belicosa de los fran-íceses:

Carlos que oyera el mensaje - luego se habia apa­rejado :mucha gente trae consigo, - Roldan qu*es muy esti­mado ,y otros muchos caballeros - que los pares han lla­

mado.El choque es inevitable y se produce en Roncesva­

lles, aunque sin el concurso de las tropas de Marsilio como en el romance anterior. Revocada la “manda” por Alfonso “aunque no fue de su agrado,” se pone al frente de sus tropas y es oficialmente el vencedor, pero merced ”al esfuerzo sobrado” de su sobrino Bernardo. Para sub­rayar la importancia de dicho esfuerzo, razón y clave de la victoria española, Lorenzo de Sepúlveda termina

24Ibid.. I. 428

el romance diciendo:Matp Bernardo por sí - a Roldan el esforzado y á otros muchos capitanes - de Francia muy esti­

mados*Aparte de estos cinco romances principales de la

tradición rolandiana a lo Bernardo, podemos citar otros dos que por sus especiales características vienen a pro­bar la permanencia del tema en las letras españolas.

1. Este primero, marca la tendencia iniciada ya en el Cantar de Roncesvalles y sobre todo en las cróni­cas, de no considerar la derrota de Roldán hecho sufi­ciente en sí como para exaltar la gloria de Bernardo.Vimos al hablar del fragmento de Roncesvalles* que el juglar español incluía a Reinaldo entre, los muertos en la batalla; y respecto de las crónicas, a partir de las Generales* el número de caballeros franceses muertos en la pelea pirenaica aumenta sin cesar. Nuestro roman­ce es curioso, porque en él, Bernardo vence en un tor­neo celebrado en León, a Ogier Mle plus illustre des

25paladins apres lui,11 y no contento con la victoria caba­lleresca, en Roncesvalles le corta la cabeza:

Así quedo vencedor, - y el francés fue deshonrado 25 y después en Roncesvalles - la cabeza le ha cortado.2* En éste, el tema es amoroso, por ello la alu-

^Está hablado de Roldán. Paris, Op. cit*, p. 208. ^Menéndez y Pelayo, Antología ... , VIII, 100.

sión a la victoria de Bernardo en Roncesvalles, por lo mismo que es completamente gratuita, resulta mas signi­ficativa para mostrar la permanencia del asunto en las letras española* El romance reproduce un diálogo entre Cupido y su madre Venus. El dios del amor quiere entrar en unas fiestas de los moros en Granada, y para mejor hacer valer sus triunfos, enumera sus armas, entre las que cuenta la lanza y la adarga del héroe castellano:

De Bernardo el Castellano - llevo la lanoa y laadarga,con que en la de Roncesvalles - rompio a los doce^ode Francia. '

^Durán, Qp. cit., II, 438.

CAPITULO IX

ROMANCES CABALLERESCOS

En'este capítulo hemos agrupado todos aquellos romances que utilizando la figura de Roldán, algunas ve­ces como protagonista y las más, como segundo en impor­tancia o como mero personaje de fondo, no rozan para na­da la batalla de Roncesvalles.

En el siglo anterior, el erudito francés Paris, al estudiar la huella poética de Carlomagno en España,idijo:

Le veritable contingent de l'Espagne, dans l'his- toire poétique de Charlemagne, ce sont les romances. Si ©lies ont souvent bien altere les faits ©t par- fois méme l'esprit des poemes francaises, elles ont du moins conservé k la légende caroligienne une vie qui n'est pas encore éteinte; leur poesie sobre et frappante, leur passion contenue, leur forme éminem- ment chantante, ont maintenu dans le coeur du peuple les récits qu*elles ont transformes. ... Et encore aujourd'hui l'Espagne est le seul pays ou le peuple chante^avec foi et amour Charlemagne et ses douze pairs.

Be los doce Pares de que nos habla Paris, noso­tros nos limitaremos a aquellos cuyas acciones vinieron

^Op. cit♦. p. i26*

a interferir con más o menos fuerza con las de nuestro héroe *

En todos estos romances el tono es fundamentalmente caballeresco, 7 aunque en varios de ellos se mencionan acciones de guerra, éstas no son sino meras derivaciones de empresas propias de caballeros en busca de amor y de aventuras.

En ellos, al contrario de lo que sucede con los derivados de la epopeya castellana, encontraremos ¿junto con una mayor ornamentación en las descripciones, mayor ¡arrebato y sentimentalismo en las escenas, lío faltaráni •

|tampoco rasgos maravillosos, lo mismo de lo maravillo- ¡so cristiano que de lo meramente fantástico, con flencan-

árboles prodigiosos, hi¿jos malditos, ...De todos los países europeos que sucumbieron a

la avalancha de temas carolingios, España e Italia fue­ron los más aptos para la asimilación nacional de estos héroes foráneos, a los que dotaron de características nacionales como si de héroes propios se tratase. Y bue­no será que antes de entrar de lleno en el estudio de

2 *Menendez Fidal, Epopeya castellana, p. 147

cada uno de los romances españoles en que Roldán y sus compañeros aparecen, advirtamos que muchas de las carac­terísticas que en ellos notaremos — contrarias en todo a la pura tradición francesa— no son de creación españo­la propiamente dicha, sino que han sido modificadas por la corriente italiana que se deja sentir en nuestros tex­tos carolingios desde el siglo quince, concretamente, desde el Libro de las bienandanzas y fortunas de Lope García de Salazar, visto en el capítulo VI*

Be los Bares y caballeros carolingios que compar­ten con Roldán nuestra atención en los romances de este ciclo, ninguno más destacado que Reinaldo. La tradi­ción rolandiana de Reinaldo es en su origen bien españo­la, como ya vimos al tratar del fragmento del Cantar de Roncesvalles. Indicábamos que por primera vez un texto fpico colocaba al señor de Montalbán entre los muertos en la batalla. lambién hemos visto en el primer roman­ce referente al rey Marsín que Reinaldo, no solamente está presente en la lucha, sino que en ella desempeña un papel decisivo; tanto, que prácticamente roba al so­brino de Carlomagno su posición de heroe indiscutible otorgado por los textos poéticos franceses.^

3vOtra es la opinión de Horrent a este respectó. Roncesvalles, p. 149; La "Chanson de Roland” ... , pp. ¡488-89.

128Bebido a su mayor número, los romances en que apa­

rece Reinaldo los citaremos en primer lugar. Los hemos agrupado de manera que las simpatías que claramente se manifiestan hacia Roldán en los dos primeros, van desli­zándose cada vez con más fuerza hacia Reinaldo. Llega un plinto en que la rivalidad heroica apuntada en los tex­tos citados más arriba — Roncesvalles y el romance de Marsín— degenera en un antagonismo especial que al ha­cerles adoptar distintos puntos de vista en cada una de las circunstancias que su vida en la Corte y sus re­laciones con los otros Pares suscitan, van glorifincan- do cada vez más a Reinaldo, como al sostenedor de los derechos del partido de los buenos e, inversamente, res-i

tando a Roldán todas la simpatías, como defensor del par­tido de los malos.

1* "Roldan desterradoEn este largo romance, Roldan demuestra una cla­

ra simpatía por Reinaldo que, acusado por Ganalón de no haber asistido a las fiestas convocadas por Carlomagno en París en honor de San Jorge, "patrón de Aragón llama­do," es declarado traidor. Esto es más de lo que puede sufrir el fuerte temperamento de Roldán. El paladín se

^Burán, Op. cit., I, pp. 229-232.

presenta ante el emperador y le reprocha duramente el mal pago que está dando a Reinaldo, que en muchas ocasio­nes no dudó poner "la vida por vos - hasta haberos reme­diado*” La entrevista termina mal para nuestro héroe , porque Garlos le pega una bofetada, al mismo tiempo que exclama:

-Mal caballero, - vos habéis de ser osadoen la presencia del rey - hablar tan desmesurado.Perdido el favor real, Roldán decide desterrarse

y buscar sus aventuras en tierras de moros. Al llegar a España se encuentra con un morisco (que asi lo denomi­na el romance) que tiene por misión la guarda de un puen­te. Se entabla una lucha entre ambos y, como es fácil de adivinar, Roldán vence, pero no sin que la fuerte re­sistencia del adversario le sirva al juglar para desta­car la destreza y la resistencia a los golpes del gue­rrero francés. Roldán imagina seguidamente un ardid in­genioso para conseguir la vuelta propia, y la de su ami­go Reinaldo, al favor real: despoja al moro de sus ves­tiduras y lo viste con las suyas propias. Al "pajecico”5 que lo acompañaba, lo envía a París con el cuerpo, para:

Que le dijese a su esposa - que era su esposoRoldan,y que muy solemnemente - le hiciese enterrar.

Hay que oír entonces las lamentaciones que lios doce, con Oarlomagno a la cabeza, hacen ante los despo­jos del que ellos creen ser el cuerpo del "esforzado”

130Roldan. Mientras tanto, este en España, actuando como el morisco» convence al rey moro de que le preste una hueste para ir a París a desafiar a los doce Pares* El rey que era mancebo y "ganoso de pelear,” pronto se de­ja convencer* Cuando los moros capitaneados por Roldán llegan a la capital francesa, Carlos comprende después de los primeros desastrosos encuentros entre los suyos y los infieles, que la única esperanza de salvar el ho­nor de sus caballeros, es pedir auxilio a Reinaldo. (To­dos sus consejeros abundan en la misma opinión porque

... bastarla él sol© - para á Paris descercar, y que le haga mercedes - y le haya de perdonar.

Reinaldo acude y... consigo lleva a Doña Alda - la esposa de Don Rol­

dan.Aun antes de enfrentarse con aquel moro esforza­

do que ha matado a Roldán (como creen en París) y humi­llado a tantos de; sus compañeros, Reinaldo sabe la ver­dad. Y aquí entra lo que dijimos al principio de este capítulo respecto de los elementos maravillosos en los romances del ciclo francés*.

Que aquel moro tan valiente - era su primo Roldan, que un su tio que tenia - le dijera la verdad: por arte de nigromancía - el fuera luego á hallar, que Don Roldan era vivo - y qu*estaba en el real.

^Supra, p. 125.

131El romance termina, como era de esperar, con la

derrota de los moros que una vez enterados de la verdade­ra personalidad del que hasta aquel momento han creído su capitán, vuelven sus armas contra él. Ello da oca­sión al ¿juglar para presentarnos a los dos paladines lu­chando fieramente: hombro con hombro. Todo termina a gusto y designio de la ingeniosa maquinación ideada por Roldan:

Cuando el#Emperador supo - toda la certenidad, sale los a recebir - con mucha solemnidad.Abrazaba a Don Reinaldos, - abrazaba a Don Roldan, diciendo: que tales dos - en el mundo no hay supar,y de esta manera entraron - con gran fiesta en laciudad.

2. "Ro1dan desterradoEste romance ostenta el mismo título que el ante­

rior y sigue idéntico asunto: Roldan defiende a Reinal­do y se destierra voluntariamente después del bofetón que recibe del emperador. Prácticamente se repiten uno a uno todos los acontecimientos citados anteriormen­te. Según Burén — que lo imprime precediendo al otro-- ambos muestran ser del mismo autor que, sin duda enamo­rado del asunto, después de la rústica improvisación primera, produce el segundo (estudiado por nosotros an-

^Burán, Op. cit., I, 227-29.

teriormente) con más cuidado y artificio.Menéndez y Pelayo siguiendo a Gastón Paris, esta­

blece que ambos romances proceden de la Leandra innamo- rata, libro italiano publicado hacia 1580. Pero como señala el polígrafo español, "en la Beandra, los papeles están trocados, haciendo Reinaldos el del fugitivo y ma­tador del moro, con lo cual resulta más racional y cohe­rente la a v e n t u r a . A esto se podría añadir que la le­yenda de Reinaldo en España, si bien muy influida por la italiana en la época de los romances, no por eso de­jaba de tener una raíz autóctona que se remonta, como hemos indicado varias veces, a nuestro Roncesvalles. Por eso no debe asombrarnos que en el tratamiento del asun­to de estos dos romances, la independencia del juglar español se hiciera ver, y prefiriese hacer a Roldán el héroe directo de la aventura, y reducir en cierto modo a un segundo plano el papel de Reinaldo.

Podemos adelantar desde ahora que esto no volve­rá a ocurrir. En los restantes romances en que inter­vienen los dos paladines, solamente los dos primeros que examinaremos a continuación, mantienen un equilibrio entre las figuras del sobrino de Carlomagno y el hijo

^Antología ... . VII, 322

133de Aymqn — Reinaldo. Los restantes son francamente favo­rables a este ultimo; bien porque en ellos Roldán quede reducido a mero comparsa — un nombre que se cita de pasa­da— , bien porque sean francamente negativos en la pre­sentación de sus motivos y acciones.

o3. "Reinaldos y la infanta Celidonia"El romance, como nos dice Menéndez y Pelayó, "co­

mienza con una lozana, pero muy inoportuna introducción, de carácter lírico y género trovadoresco."^ Duran la va­lora como "muy bella, sencilla y bucólica” y no cree que desmerezca del sentimiento total que emana del con­junto de la composición, toda llena de nobles sentimien-

10tos caballerescos.La historia que en él se relata es la de la des­

graciada infanta Celidonia, hija del rey moro Aliarde. el protagonista es Reinaldo, que un buen día decide sa­lirse de su tierra y marchar a la de los infieles en bus­ca de aventuras. Solicita la compañía de Roldán, el cual "codicioso - de fama y honra ganar,” acepta en se-

^Durán, Op. cit.» I, 232-3% ^Antología ... . VII, 322.

^Durán, Op. cit.» I, 23% n.

134-:guida, y juntos parten vestidos de peregrinos para mejor engañar a los moros.

Llegan a un lugar donde van a celebrarse unos famosos torneos y los dos paladines tienen ocasión de contemplar la belleza de la princesa Celidonia. La vis­ta de tan hermosa sarracena está a punto de crear un con­flicto entre ambos, ya que Roldán con gran impudicia, exclama:

-iOh Dios, y que linda dama! - IfBn el mundo no haysu par,sin ofender á Doña Alda! - Yo la quisiera gozar.-

La ofensiva frase despierta la ira de Reinaldo que, altivamente, le contesta:

-Primo, excusado os fuera - de tal suerte blasonar,porque Celidonia es mia, - yo la entiendo de ganar.Si no me sois enemigo, - en ello no habéis de ha­blar.

Este choque de palabras no pasa a mayores y los dos nobles caballeros llenos de generosidad son pronto reconciliados en la empresa común. Luchan en el torneo tan bien que se ganan la admiración y el respeto del rey moro. Cuando el traidor Ganalpn manda un mensaje a este, revelándole la personalidad de los dos falsos peregrinos, el rey, rivalizando en nobles sentimientos caballerescos, no quiere anular el salvoconducto que ya les había otorgado y decide esperar al siguiente día para que las armas sean las que decidan la suerte que

135les espera. Eos dos franceses luchan de nuevo tan arro­jadamente que están a punto de conseguir robar a la prin­cesa y. volverse con ella a su tierra. El asunto se ma­logra, porque un hermano de la princesa, la mata cuando ella ya estaba en brazos de Reinaldo. Después de los desgarradores lamentos de éste, lo único que les queda por hacer a los dos caballeros es abrirse camino entre los enemigos que los cercan y volverse "para la noble de Francia, - llevando muy gran pesar ... hasta ver a Galalon - que tanto mal fue a causar.H

4. "Conquista del reino de Trapisonda por Reinaldos”^

En la narración, verdaderamente curiosa de este romance, son varios y diversos los sentimientos y las influencias que se superponen y, las más de las veces, se contradicen.

Reinaldo aparece al principio como un vulgar la­drón y como a tal, se le va a ahorcar por orden del

>ipemperador. Seguidamente llega el "valiente Roldan*" italianizado en todo menos en el nombre (su caballo es

11Xbid., I, 240-42.

Recuérdese que así se le presenta en algunas no- velas, como Espejo de caballerías, condenada al fuego en el escrutinio del capítulo IV de la primera parte del Quijote.

"Briador,11 su espada "Durindana y él aparece "vestido dei 3fuertes armas - y con ellas encantado.H Con arro­

gancia y fuertes amenazas para todos, defiende la causadel señor de Montalbán, y no contento con atemorizar alos cortesanos, se llega ante el mismo emperador y, sin descender del caballo, le echa en cara la sinrazón de su justicias con frases descomedidas y altaneras que finaliza recordándole los invaluables servicios que Rei­naldo le habla prestado:

i Si a todos pagas así, - tu serás harto afamado!ipe excelente pagador - rica fama habrás ganado!No escucha cuando Carlos le arguye que Reinaldo

se ha convertido en un vulgar salteador de caminos, y de que son muchos los despojados que piden justicia contra él. Roldán, sin abandonar el tono arrogante y amenazador, le contesta que no otra cosa podia hacer Reinaldo, siempre olvidado de las mercedes que el empe­rador reparte entre otros caballeros, por cierto mucho menos merecedores del favor real. Con brutal justicia señorial, Roldán comenta:

¿De que habia de vivir - andando contino armado?En definitiva, si las razones que expone: no bas­

^13E1 encantamiento de Roldán, para la mayoría de los críticos, tiene un origen italiano.

137tan, allí esta su fuerte brazo para defender la verdaderacausa de la justicia:

No consienta nadie, no - tan gran tuerto ser pasado, que juro por Sant Dionis, - y al Eterno soberano, que en lo tal yo no consienta, - ni tal serf ejecu­tado ,o todo mundo se guarde - de mi espada y de mi mano.

Finalmente, Carlos “algún tanto ya amansado,1’ per­dona la vida a Reinaldo con la condición de que se vaya de tierras francesas y en hábito de peregrino se dirija a Jerusalén, de donde no ha de volver sin su permiso.

Todavía Roldán no abandona su actitud rebelde, y cuando ya el peregrino se ha puesto en camino, le sale al encuentro y le incita a la rebelión. Reinaldo, que en este romance representa el espíritu de cordura y su­misión frente a la arrogancia feudal de Roldán, se con­tenta con tomar ”la rica espada - que Roldan le había lle­vado,” y se dirige a las tierras del gran Can. En auxi­lio de éste, derrota al emperador de. Trapisonda y obtie­ne su corona. Desde sus nuevos dominios envía ricos presentes a Carlos.

Mas tal odio le tenia - el ya dicho Carlo-Magnoque se niega a permitir que se le reúnan otros caballo-

14ros cristianos, ni tampoco su mujer, hijos y hermanos.

Da reacción que ajuí se describe es similar a ladel Cid y Alfonso VI después de la toma de Valencia por el|primeroj pero Carlos la prolonga y despierta una fuerte j

antipatía a lo largo del romance. ;

! 138 En comparación con la actitud cerrada y francamen-»

jte hostil de Carlos, Roldán — aunque pintado como arro­gante, fanfarrón y rebelde— presenta en su personalidad algunos rasgos simpáticos: lealtad al amigo en desgra­cia y defensor de la justicia primitiva y feudal (más propia en verdad de tiempos posteriores a los de la épo­ca carolxngia). Pero es que como dice Menéndez y Pelayo, el romance deriva de una novela francesa de caballerías de mediados del siglo quince; dicha obra debida a ,fun ingenio de la corte de Borgoña, • • • consta de cinco vo­lúmenes o partes, de las cuales solo la última llego a

15imprimirse.11 Don Marcelino no cree que el romance pro­ceda del original, sino de una imitación italiana — de aquí los rasgos italianizantes observados— del siglo |quince hecha por Francisco Troba y conocida con el nom- ¡í¡ bre de la frabisonda historiada. Cualquiera que sea |su fuente directa, el polígrafo español juzga al roman­ce "prosaico y detestable • tj

ií 5. "Roldan y Reinaldos conquistan los reinos ¡¡ 17i del moro Aliarle"1 , , ¡ Este romance, procede como el titulado "Roldan !

Antología ... , VTI, 319 16Ibid., VII, 322.

^Burán, Op. cit., I, 235-37»

13918desterrado,” del poema Leandra innamorata. Como en el

caso de aquél, entre la composición española y su fuente italiana, el juglar ha introducido grandes alteraciones. He aquí como resume su asunto Menéndez y Pelayos

Sabedor Reinaldos, por las artes de su primo Mal- gesí, de que la mujer más linda del mundo es la hija del rey moro Aliarde, va disfrazado a su corte y lo­gra^ su amor; pero avisado el moro por el traidor Ga- lalón ... le condena a muerte, pena que se conmuta en la de destierro, por intervención de la infanta.Al torneo que manda publicar Aliarde, para que acu­dan los pretendientes^a la mano de su hija, concu-^ rren disfrazados Roldán y Reinaldos, y éste, después de varias aventuras, logra robar a la infanta.

Realmente en el romance, contrariamente a lo que dice el título, no hay más conquista que la de la infan­ta. El papel de Roldán está completamente desdibujado jy en segundo plano. La gran estrella de la narración es Reinaldo, del que se insiste en varias ocasiones que de los doce, él era el principal y ”que en Paris ni en to­da Francia*- nadie le puede igualar.” Sin embargo, aun no ha llegado el momento de que los juglares le retiren a Roldán todas sus simpatías; por eso en esta composción lo vemos acudir en ayuda de Reinaldo en cuanto éste se lo solicita:

Y mucho rogó á su primoj - á su primo Don Roldan que se quisiera ir con el - por mayor honra llevar.

18Supra, p. 130.

^ Antología poetas ... , VII, 319.

140Los dos juntos, una vez robada la infanta, “mata­

ron tantos de moros, - no tienen cuento ni par." Vuel­tos a París, el mismo emperador acompañado de toda su corte sale a recibirlos:

Si hasta allí eran esforzados - después lo eranmucho mas*

A partir de este romance, los demás que aluden a Reinaldo y a Roldan, abandonan el espíritu conciliatorio e insisten más y más en la enemistad que los separa; las tintas negras las cargan contra Roldán. Es, como si di­jéramos un eco de la antigua ofensa recibida por Reinal­do, y a la que hacía alusión su padre, el conde Aymón, en el antiguo fragmento del Cantar de Roncesvalles.

En los tres romances que vienen a continuación, ni Roldán, ni Reinaldo ostentan el papel de protagonis­tas. El primero de los tres se refiere al conde Birlos y los otros dos a Valdovinos.

6. “El Conde Dirlos“El asunto de este romance

* *. es una odisea en miniatura^ que repite el eter­no, pero siempre humano y simpático tema de la vuel-

20Durán, Op. cit., I, 198-207.Como dice Menéndez y Felayo, este romance es el

más largo de los juglarescos; consta de más de 680 ver­sos de dieciséis sílabas. Antología poetas ... , VII,

141ta del esposo ausente, por largos años, a quien se suponía perdido o muerto. "

A nosotros nos interesa destacar que en la larga odisea sufrida por el conde Dirlos y su fiel esposa, la glorificación de Reinaldo a consta de Boldán, se inicia desde los primeros versos. Cuando la Corte se reúne pa­ra despedir al conde que parte a tierras de infieles, se mencionan a una serie de caballeros que rodean al empera­dor, y al único que se destaca — si bien sea con frase esteriotipada— es a Reinaldo;

El Emperador que lo supo - a recibir se los sale.Con él sale Oliveros, - con él sale Ron Roldane, con él Ron Darderin d'Ardeña - y Urgel de la fuer­

za grande;con el salia Guarinos, - almirante de la mare; con él sale el esforzado?2 - Renaldos de Monta!vane.

Para Horrent, Reinaldo en este romance, como en otros varios, no es el protagonista sino una figura en •la retaguardia. Por ello lo cree producto de Ea tradi­ción española sin mezcla del influjo italiano,^ que lo proyectaba, como hemos visto en los romances anteriores,.a un primer plano en que brillaban sus ardores caballe­rescos y amorosos. Aunque comparsa, las simpatías que

21Ibid., VII, 316.22 « € *Este epíteto honorífico se repite pra.cticamentecada vez- que a lo largo de; la composición se nombra al

señor de Montalbán.

I ^ Roncesvalles« p. 149.

142hacia él se muestran lo elevan a un plano de relieve, so­bre todo comparándolo con el papel desempeñado por Rol­dan. En el caso de este romance, las simpatías que el juglar siente por Reinaldo se muestran con toda claridad cuando éste abraza la causa de Lirios, a punto de verse despojado de sus estados y de su esposa, por las maquina­ciones de una banda de enemigos capitaneados por Roldán.

La larga narración nos cuenta cómo Calinos, elinfante, aspira a la mano de la Condesa en ausencia de%•su marido; ella se resiste y si al fin cede, lo hace con­tra su voluntad r,y a porfia de Roldane," y también por los ruegos del emperador que quiere casar bien a Celinos. Le todas maneras el matrimonio se celebra en condiciones tales que no puede ser consumado. Cuando Lirios, des­pués de nueve años de ausencia, vuelve a su tierra, bus­ca la protección de Reinaldo, seguro de que, a falta de otras razones, la enemistad con Roldán hará de él su más seguro aliado.

En una escena llena de dramatismo en que el des­pojado Lirios se enfrenta con el emperador, éste quie­re disculpar la mala acción de Celinos (que fingió car­tas de que Lirios había muerto) en su poca edad, pero el despojado conde le contesta:

-ICalle , calle vuestra Alteza! - i Buen señor nodiga tale!Que no cabe quejar de Celinos - por ser de tanpoca edade,

143que con tales caballeros - yo no me acostumbro a

honrare.Por él esta aquí Oliveros, - por él esta. Pon Rol­dan©,que son buenos caballeros - y los tengo yo por tales.íConsentir ellos tal cartaí - íConsentir tan gran

maldade iAquí ya no se trata como en el tantas veces cita­

do caso del fragmento de Roncesvalles, de una ofensa no especificada que Reinaldo perdona a Roldan, sino de una concreta y determinada, que el conde Birlos no tiene em­pacho de calificar delante del emperador y de los mismos a quienes acusa, de, "gran maldade." El viejo resenti­miento de los escritores españoles contra el sobrino de Carlomagno, adquiere en estas palabras del conde Birlos su fuerza mas dramática. Aunque para Horrent la razón de ello pudiera residir en la intención de glorificar a Reinaldo en el viejo conflicto que opone a los dos ca-

* P4balleros, "tan arraigado en la tradición española," no­sotros creemos que realmente esta glorificación provie­ne, no tanto de la intención de alabar a Reinaldo (al fin y al cabo otro extranjero), como en la de rebajar a Roldan. Por eso en este tipo de romances que nada tienen que ver con Roncesvalles, el viejo resentimiento espa­ñol persigue al sobrino de Carlomagno e interfiere en

24Ibid., p. 148.

144cualquier leyenda o tradición que se le achaque.

Oomo prueba de lo que decimos, ahí esta el caso en este mismo romance en el que existen otros caballeros tan opustos y contrarios a Roldan como el mismo Reinal­do; y que no se muerden la lengua tampoco. Don Gayferos le dice:

-Calledes, di¿jo Gayferos, - Roldan, no digáis vostale;por ser soberbio y descortes - mal vos quieren losdoce Pares.

El largo romance termina con un compromiso en que las partes acuerdan olvidar las diferencias. Pero aun­que veamos al final que Roldan ¿junto con Reinaldo sir­ve de "mestresala" a la mesa del emperador, las negras tintas que el canto ha ido acumulando sobre su figura, no se borran fácilmente de la mente del lector que a lo largo de más de seiscientos versos le ha visto desempe­ñar un papel, muchas veces, dudoso y otras, francamen­te traicionero.

7. "Val devino s " ^8. "Sentencia dada contra Garloto"Ambos romances pertenecen al grupo de los Valdo-

vinos que en la colección de. Duran suman un total de sie-

^Durán, Qp. cit., I, 215-16.

26Ibid., I, 216-17-

145te. Roldan no figura más que en tres de ellos, y en uno(el titulado "Valdovinos y el Marques de Mantua")» deuna forma tan leve — un mero nombre exclamativo entre otros muchos; "i Oh buen paladin Roldana!”— - que no hemos creído necesario incluirlo en nuestro estudio.

Menéndez y Pelayo en su estudio de los romances caballerescos carolingios, deslinda la doble personalidad de este Valdovinos español como producto de dos tradicio­nes de índole muy diversa. Como el problema no nos ata­ñe, remitimos al lector a las páginas de su libro.^Perono debemos pasar por alto que el Valdovinos de una delas tradiciones — el hermano uterino de Roldán según el Pseudo-furoín— no es el que figura en los dos romances que vamos a examinar-. El Valdovinos de nuestros roman­ces es el sobrino del Marques de Mantua.

Como ya dijo Gastón Paris y repite Menéndez y Pe- layo, el Marqués de Mantua de nuestro romancero es el nombre español del héroe franco Ogien le Danois. En las leyendas francesas, Baudouinet, hijo natural de aquél, y no su sobrino, es muerto por Carioto ”á coup d'échi-

poquier.” En los romances, Carioto asesina a Valdovinos en la caza. Paris se basa en el episodio de la Caza,

i

^ Antología poetas ... « VII, 285-92.OR IG. Paris, Op. cit., p. 210. j! _ I

146para ver en los romances españoles una influencia italia­na que Menéndez y Pelayo no admite totalmente.

Prácticamente, núestros dos romances — en la co­lección de Duran numerados como "Valdovinos II” y "Val­dovinos III"— son uno mismo dividido en dos partes# En el primero de ellos, puesto que Valdovinos ha sido ase­sinado por Carioto y encontrado por su tio el de Mantua

en un bosque tan espeso - que no podia caminare, dos familiares del marqués se dirigen a París a pedir ¿justicia al emperador. Desde el primer momento sentimos que los agraviados apuntan hacia Boldan cuando piden a Carlos:

Mandad salir todos fuera - no quede sino Roldane* Aunque también la frase puede tomarse en el sentido po­sitivo de que siendo Roldan el mas importante

de los doce que é la mesa - redonda comian pane, los enviados desean que permanezca presente en la entre­vista como- testigo de excepcipn.

Cuando dichos enviados comunican a Carlos el agra­vio inferido, el emperador no muestra ninguna reluctan­cia a que la justicia sea aplicada. Pero no todos en la corte ven el asunto de la misma manera. Muchos de los grandes señores, por amistad hacia Carioto, sienten gran pesar ante lo que se avecina; Roldan es entre ellos el mps reacio a que se cumpla la ¿justicia:

147

Sobre todos le pesaba - a ese paladin Holdane.El romance no carga, sin embargo, las tintas so­

bre Roldan; apunta nada mas a que quizá por enemistad hacia Reinaldo, con el que este, "puesto en bandos," y que apoya la causa del de Mantua, se apreste a defender el partido del asesino.

En el segundo romance — tercero de la serie de los Valdovinos en Duran— , la actitud contraria a la Jus­ticia sostenida por Roldan en el anterior, se hace más clara. Una vez que los Jueces han dictado la sentencia de que Carioto sea ajusticiado, que hacen por cierto con un lujo de detalles crueles que choca con nuestra mentalidad moderna:

Condenamos a Carioto: - primero, á ser arrastrado por el campo y por la arena - por un rocin mal do­mado:después de lo cual queremos - que sea descabezado en un alto cadahalso, i do pueda ser bien miradoDespués de lo cual cumplido - y aquesto ser acaba­

do ,le corten manos y pies, - porque quede mas pagado, y después de aquesto hecho - que sea descuartizado.Roldan se prepara, ya en franca rebeldía, en le­

vantar armas para liberar al infante. Sin embargo, el Juglar sabe presentárnoslo, no como un rebelde sin causa, sino como un ser humano que se debate entre dos deberes | contrapuestos, por eso lo vemos doloroso y pensativo: j

El amor dice que haga, - el temor teme el mandado |i¡

148d'ese sumo Emperador - que al Marques ha asegura-mas al fin quiere la sangre - perder por la san­

gre estado•Su dilema se soluciona cuando la postrera deci­

sión escapa de sus manos, porque cuando llegan a oídos del Emperador que Eoldán esta juntando gente para oponer­se a la sentencia dictada,

manda poner a Carioto - apercibido recaudoy envía a decir a Roldán que no ponga los pies en Paríshasta que pase un año

so pena de ser traidor - por traidor publicado*Al final del romance, es su rival Reinaldo el en­

cargado de que se cumpla la sentencia, y llevando a Car-loto en medio de toda su gentte:

Delante toda Paris - fue todo ejecutado,según que por la sentencia - fue proveído y man-, dado.Así murió Don Carioto, - quedando alevosado, y Valdovinos viviendo, - aunque murió, muy hon­rado .

Añadamos como colofón a la trágica historia de Valdovinos — en que se arrastra la rivalidad de Eoldán y Reinaldos iniciada en nuestras letras en el siglo tre­ce— que su popularidad es tanta en tierras españolas que, como Menéndez y Pelayo hace constar, estos tres ro­mances — "Valdovinos I, II y III" en la colección de

29 * * *'No olvidemos que según la tradición poética, Sol­dán era primo carnal de Carioto.

149Duran— "han continuado imprimiéndose ¿juntos, y su popu­laridad ha llegado hasta nuestros días en la forma de

30pliegos de c o r d e l . T de las comedias del Siglo de Oro construidas a base de personajes carolingios y en las que intervenga Roldán, BI Marqués de Mantua de Lope de Vega llevó a los escenarios el sino desgraciado del jo­ven Valdovinos.

Aparte dé estos romances caballerescos que acabamos de ver, en que Reinaldo aparece unas veces como amigo y las más como enemigo de Roldán, tenemos otros en que intervienen otros personajes de la leyenda carolingia al lado del sobrino de Carlos. Ello no significa que Reinaldo desaparezca totalmente de la escena, pero no ocupa ya en ella el primer plano. Tal es el caso de los dos siguientes:

9* f,El moro Calaynos*'^o p10. f,Romance de los doce pares de Francia"^

Ambos se refieren al mismo asunto, aunque en el segundo Calaynos cambia su nombre por el de flBramanten; en los dos, el moro enamorado de la infanta Sevilla, hi-

455-58.

^ Antología poetas . , VII, 289.^ Duran, Op. cit., I, 243-46

-^Menéndez y Pelayo, Antología poetas ... , VIII,

150ja del rey moro de Sansueña,-^ se dirige a París enbusca de las tres cabezas que la infanta le ha pedidocomo arras de su amor:

La una es de Oliveros, - la otra de Don Roldan, la otra del esforzado - Reinaldos de Montalvan.

Llegado el moro a París, desafía a los doce Pares y al mismo emperador. Este se apresura a llamar a Rol­dan, como el mas idóneo para luchar con el atrevido in­fiel que ha venido a retarlos a su propia tierra. Rol­dan, cuya actitud en la primera parte del romance no es muy belicosa, se niega a luchar con Calaynos y expone sus razones para ello de un modo arrogante a Carlos:

-Excusado es ya, señor, - de enviarme a pelear, porque teneis caballeros - a quien podéis enviar, que cuando son entre damas - bien se saben alabarj que aunque vengan dos mil moros-- uno’ los esperara, y al mirarse en la batalla - véolos volver atrás.-

Entonces interviene Valdovinos — que en este ro­mance es sobrino de Roldán— y se ofrece a pelear en de­fensa del mal parado honor en que a todos han dejado por igual el desafío del moro y las palabras de Roldán. Pe­ro Valdovinos, como bien lo temía Carlos, es derrotado y apresado por Calaynos. Esto es suficiente para deci­dir a Roldán que sin más dilación se dirige a matar al

33 *^Nombre que usan a veces los romances, refirién­dose a Zaragoza.

151moro. Una vez que lo tiene rendido a sus pies, movidopor la curiosidad, le pregunta:

¿Como tú fuiste osado - de en todo Francia parar, ni al buen viejo Emperador, - ni á los doce desa­fiar?

Cuando Calaynos le responde que traía el encargo de su señora de volver de París con las tres cabezas de Oliveros, Roldan y Reinaldo, don Roldan le contesta so­bria y acertadamente:

-¡Mujer que tal te pedia - cierto te queria mal, porque esas no son cabezas - que tú las puedascortar I-

E1 romance es francamente favorable a Roldan en su conjunto, porque aunque al principio lo presenta co­mo indisciplinado cuando se niega a pelear según le or­dena Carlos, las razones que aduce para ello no dejan de tener lógica; y una vez que ve a Valdovinos en peli­gro, se apresura en ir a liberarlo. El romance implica también que entre los doce Pares no hay ninguno que le sobrepase en fuerza, arrojo y destreza y por todo ello la muerte de Calaynos se inscribe sin reservas a su fa­vor:

Así murió Calaynos - en Francia la natural, por manos del esforzado - el buen paladin Roldan.

En el segundo romance, Calaynos ha cambiado su nombre y ahora se llama Bramante, pero como dice Menén­dez y Pelayo "no cabe duda que se refiere al mismo asun-

152O/L ,to que el anterior."^ En el se suprime toda la primera

parte del dialogo con la mora incitando a su enamorado a que vaya a Francia. La escena se inicia con la apari­ción del moro ante la corte francesa que esta oyendo mi­sa en San Juan de Letrán. Las circunstancias se repiten casi idénticamente, y otra vez Roldan se niega a pelear, aunque las razones que ahora alega están cargadas de un interés monetario que no aparecía en el anterior:

Mas caballeros conozco - que hacéis servir y hon­rar,y les dais el mesmo sueldo - que dais a mi DonRoldan.

El final, sin embargo, difiere grandemente del del anterior. En este último, Roldán magnánimamente perdo­na la vida al moro ya derribado del caballo, y al inter­ceder en su favor cerca de Carlomagno, insiste de nuevo en el aspecto pecunario:

-iOh señor Emperador! - yo os quiero ahora rogar,que este moro que aquí viene - le hagais serviry honrar,y le deis el mesmo sueldo - que dais a mi Don Rol­dan. -

Parece que el sueldo, más que el honor de servir a tan gran señor, era lo que sujetaba al paladín en el servicio de la corte. Dejando aparte esta nota intere­sada y poco acorde con los ideales caballerescos, Roldán i

,Antologxa poetas ... , VIII, 4-55, n.

153se muestra en este segundo romance más compasivo y huma­nitario que en el anterior. Así, después de oír cuales eran las razones del moro para desafiarlos, no toma ven­taja de tenerlo ya derribado, sino que por el contrario le anima a que suba a su caballo de nuevo:

-iOh buen moro esforzado! - torna presto a cabal­gar,que por derribarte una vez, - por eso no te he dematar,que cuantas veces quisieres - tantas te he yo deesperar.

11. "Gayferos"*^Los romances de Gayferos, como los de Valdovinos,

forman como una novela en que cada capítulo viniera re­presentado por los diferentes romances a ellos consagra­dos. Menéndez y Pelayo ha estudiado la evolución de es­te personaje en las letras francesas y españolas. El cree que:

”... quizá en época remota fuese héroe de cantos po­pulares franco-hispanos, como se supone que lo fue el Bernardo de Ribagorza. Pero en los romances que hoy tenemos, ningún rastro queda de la verdad histó­rica más que el nombre del protagonista.36

De los ocho romances de Gayferos que Duran inclu­ye en su colección, solo nos interesa el que lleva el número IV, por ser el único en que se cita a Roldán. Es

^Durán, Op. cit., I, 248-53.^ Antología poetas ... , VII, 273-84.

154tambien mucho más largo que los demás y por su asunto y carácter, puramente juglaresco. írata, como Cervantes nos muestra en el divertido capitulo del retablo de Mae- se Pedro, de la liberación de la linda Melisendra de tie­rras de infieles; historia "sacada al pie de la letra de las crónicas francesas y de los romances españolesque andan en boca de las gentes y de los muchachos por

Y ?las plazas."^'En nuestro romance, Gayferos que está jugando a

las tablas en París, es acusado por Carlomagno de quese entretenga en juegos en lugar de ir a liberar a suesposa, cautiva del rey Almanzor en Sansueña. Gayferos,espoleado por estas palabras, va en busca de su tío donSoldán y le pide prestados sus armas y caballo. Roldánse los niega en un principio, porque como dice:

Sacramento tengo hecho - allá en San Juan de Le-tranea ninguno prestar armas, - no me las hagan cobar­

des :mi caballo está bien vezado, - no lo querría malvezare*

Gayferos le acusa de que nunca lo quiso bien, y para demostrarle lo contrario, Roldán — que sólo buscaba espolear más su deseo de partir a rescatar a su esposa— le presta las armas y el caballo y además está dispues-

37Con Quijote. II, capítulo XXVI.

155to a acompañarlo en la empresa* Gomo Gayferos rehúsa, Roldan no contento con el préstamo, le sirve de escude­ro aparejándole el caballo y ayudándole a armarse. Por último le da buenos consejos y le presta su propia y ma­ravillosa espada:

Y aunque vengan dos mil moros - nunca les volváisla haze:al caballo dadle rienda - y haga á su voluntada* que si el ve la suya - bien os sabrá ayudare, y se ve demasía - d’ella os sabrá sacare.Gayferos llega a Bansueña y después de las consa­

bidas peripecias — primero en la escena del reconocimien­to con Melisendra y después en la huida de ambos— en un momento de gran peligro, su linda mujer exclama:

Í¿Ya quisiera Dios del cielo - y Santa María suMadrefuese tal vuestro caballo - como el de Don Rol­dana !Muchas veces le oí decir - en el palacio impe­rial e,que si se"hallaba cercado - de moros en algúnlugare,al caballo aprieta la cincha - y aflojábale elpretal©,hincábale las espuelas - sin ninguna piedade:el caballo es esforzado - de otra parte va á sal­tare.

Pso es lo que hace Gayferos y, saltando la mura­lla de la ciudad, pronto se ven en campo libre. Salen los moros tras los fugitivos y éstos se ven precisados a hacerles cara:

Si bien pelea Gayferos, - el caballo mucho mase.Tanto, que hace pensar al rey Almanzor que el que

156se les opone con tanto denuedo bien puede ser ”el encan­tado - ese paladin Roldana.11 Cuando Gayferos revela su personalidad, Almanzor incomprensiblemente abandona la persecución y los moros vuelven a la ciudad. Quizá ha sospechado que las armas con las que se defiende el caba­llero cristiano están encantadas. Eso mismo piensa este cuando le dice a Melisendra:

Por mas que fueran los moros - no me podian hacermale,que estas armas y caballo - son de mi tio Don Rol­dana ;caballero que las trujere - no podia peligrare.Cuando los fugitivos llegan a París, toda la cor­

te sale a recibirlos, sin que falte don Roldán y aun "Doña Alda - la esposica de Roldare,” detalle curioso, ya que rara vez se la nombra en los romances caballeres­cos.

Aunque hemos dicho que en los ocho romances que Durfn recopila de Gayferos, este es el único en que par­ticipa Roldán, existe otro en el que hay una ligera alu­sión al paladín. Es el primero de los ocho y en el, la madre de Gayferos viéndole ya entrado en años, le desea la misma suerte que al famoso Par y le dice a su hijo:

-Dios te dé barbas en rostro, - y te haga barra-gane ;déte Dios ventura en armas, - como al paladin Rol­dana,porque vengases, mi hijo, - la muerte de vuestropadre.

íI

15712. “Romanee de don Claros de Montalban, el cual

trata de las diferencias que hubo con el em­perador por los amores de la princesa su hija1*^

Este es el tercero y último romance de los dedica­dos al conde Claros en la Antología de poetas líricos castellanos de, Menéndez Pelayo; Duran no lo incluye en su colección.

Roldan figura en él como defensor de los amores de Claros y de una hija “natural” del emperador que había sido prometida por éste a otro caballero. En realidad, los amores del Conde y de la Infanta estaban ya tan ade­lantados cuando Garlos se opone a ellos, que la interven­ción de Roldán más tiene de prudente que de celestinesca. Como cauto y avisado, el paladín aconseja al Conde que, pues el mal ya no tiene remedio, huyan y se refugien en las tierras del futuro marido. Mientras tanto él, Rol­dán, usará sus buenos oficios con unos y otros. Por ejem­plo, cuando el desdeñado caballero al que Carlos había prometido la mano de su hija quiere salir en pos de los fugitivos, Roldán lo demora astutamente:

-Espera un poco, señor - esforzado don Beltrane, iria por mi caballo, - mis armas me iria a armar, y yo me iria con vos - para averos de ayudar.

^Menéndez y Pelayo, Antología poetas ... , VIII, 444-4-7. Para el conocimiento deTos pormenores referentes a la leyenda del conde Claros, véase Ibid.» VII,'292-98.

158Seguidamente Roldan, acompañado de Oliveros, va

a calmar al airado padre, cosa que consigue fácilmente:-De vuestro enojo nos pesa - cuanto nos puede pe­

sar ;venimos a daros consejo - si lo quisiéredes tomar: que casedes a la infanta - con don Claros de Mon­talban •-El rey, pues que mas no pudo, - fuéraselo a otor­gar.Enviaban por la infanta, - y por el conde otro que

tal:ricas bodas les hicieran - en Paris esa ciudad.De esta manera tan feliz termina, la íinica aventura

matrimonial de Roldan en nuestros textos; bien alejada por cierto, del sangriento campo de batalla en el que ;nacio para la vida literaria.

13- "Él palmeroGomo nos dice Gastón Paris, este romance cuenta

4-0una aventura desconocida en las letras francesas. En las españolas aparece como un caso aislado y con ningu­no de los romances carolingios conocidos tiene similitud alguna. Menéndez y Pelayo lo ve, en cuanto al tono, co­mo prototipo de los Gayferos, aunque todavía "mas arro- .

* 4*1gante y bravio que ellos.”

*“"Duran, Op. cit.. I, 157-58. Palmero "se llamaba al que peregrinaEa a*~Ta Tierra Santa, a diferencia del jque á Santiago 6 Compostela, al cual se le decía Romero.” ■Ibid., I, 158, n.

4 Q0P. cit., p . 4-04-..ÜlA ,Antología poetas ... . VII, 298. _____ ______

159La arrogancia la encarna el Palmero que presentán­

dose ante la corte del emperador con sus destrozados tra­jes, no quiere humillarse ni ante Reinaldo ni ante Roldan:

Porque un sobrino que tienen - en poder de morose s tae,y pudiéndolo hacer - no lo van á rescatare.

Los dos Pares no reaccionan con menos vigor y echan mano a sus respectivas espadas para castigar al in­solente. Entre los tres se interpone Carlos, que nota en el arrogante Palmero un no sé que de familiar y desea interrogarle a la larga. Las iras se desatan de nuevo cuando don Roldán, no pudiendo sufrir las palabras del peregrino de que Merida tiene trescientos castillos y es por tanto muy difícil de tomar, prorrumpe en frases des­comedidas :

-Miente, señor, el Palmero - miente, y no dice ver-dade,que en Merida no hay cien castillos, - ni noventaa mi pensare.

Cuando el Palmero ofendido da un bofetón a Roldán, Carlos manda que sea ajusticiado. Al pie de la horca, el Palmero se declara hijo único del emperador y, natu­ralmente, es perdonado. Parece que nuestro héroe tiene que encajar con resignación la bofetada del hijo como en otros romances le hemos visto encajar las del padre. No se diría sino que nuestros juglares sienten singular ¡placer en hacer abofetear al más excelso de los héroes |de la epopeya francesa.

160En ios dos romances que nos restan del grupo de

los Caballerescos, Roldán no es más que una mera sombra que no sirve sino como punto de comparación o de referen­cia. Ambos pertenecen a la leyenda de Montesinos estu-

42diada por Menendez y Pelayo.El primero de ellos, atribuido a Juan de Campos

y que don Marcelino considera bastante prosaico» tiene un largo título que nos da el resumen de su asunto:

14. "Romance: el cual cuenta el desafío que hizo Montesinos a Oliveros en las salas de París"^

Siendo Oliveros una de las partes en la contien­da, nada más natural que Roldán se halle presente, aun­que nada más sea que como una amenaza potencial para Mon­tesinos. Este, sin embargo, se promete la victoria aun­que en auxilio de Oliveros viniese "don Roldan el encan­tado." En realidad este nunca interviene y el duelo per­manece estrictamente personal entre los dos contendientes.

El segundo romance, que como el anterior no cono­ció Duran, "tiene visos de parodia, pero quizá en la in­tención del autor no lo f u e r a . S u título, aun más lar-

^ Antología poetas ... , VII, 303-13•43Ibld.. VIII, 396-98.

^ Ibid.. VII, 310.

161go que el del anterior, igualmente resume la trama:

15* "Romance de Guiomar y del Emperador Garlos: que trata de como libró al rey Jafar su padre y a sus reinos del emperador; y de cómo se torno cristiana y caso con Montesinos" ^

Si el anterior romance' sólo habla de Roldan como "el encantado*11 éste se limita a mencionar su nombre, así como el de Oliveros; cuando Guimar se dispone a vi­sitar el campo francés, para calmar los temores de su padre, le dice:

Que a nadie que fuese de grado - se le oviese dehacer mal:cuando mas do está el gran Garlos - y aquellosdoce sin par.Buena alabanza de las virtudes caballerescas de

los Pares, de; los que Roldán formaba parte.Aunque no tan demostrativos como los romances de

Roncesvalles por lo que atañe al sentimiento de hostili­dad que hacia Roldán se despliega en ellos, los Caballe­rescos nos dan una buena idea del sentimiento de indi­ferencia y desinterés con que, en el mejor de los casos, se seguían en tierras españolas las andanzas del Par francés. Para los juglares, este Roldán alejado de Ron­cesvalles, no era más que otra figura carolingia a uti­lizar en las novelerías de sus romances. Si en alguna

^ Ibid. . VIII, 403-4-09

162ocasipn se salen de esta regla, lo hacen para afilar sus dardos en contra suya y presentárnoslo como arrogante, bravucón, insolente y descomedido. Son pocas las veces que se observan en los Caballerescos rasgos positivos de Roldán y solamente en los dos primeros titulados "Rol­dan desterrado11 ostenta la categoría de protagonista.

^ Supra, pp. 127-30; 130-32

CAPITULO X

ROMANCES DE TEMA VARIO

Son un total de ocho* Con la excepción de los dos que examinaremos en primer lugar, que colocan la fi­gura de Roldan en un primer plano, los seis restantes no hacen sino aludirlo de pasada.

Lo que nosotros encontramos de fascinador en todos ellos es el hecho de que su nombre perdure con tanta fuerza en las letras españolas que muchos siglos después de olvidada la batalla de Roncesvalles se recuerde el nom­bre de su protagonista como algo tan conocido en las le­tras españolas que aparezca citado en las más variadas circunstancias y en los más dispares momentos.

Estos romances, no sólo son de tema vario sino que su tono varía también grandemente. En general pre­domina el burlesco, de matiz fuertemente satírico y aun malévolo en algunos casos. Roldán que con más o menos fortuna había hecho irrupción en los primeros romances como figura sacada de los cantares y leyendas épicas, y en consecuencia, con sus caracteres heroicos casi intac­tos, va perdiéndolos uno a uno en los llamados roman-

163

164ces caballerescos, donde lo hemos visto desarrollar una personalidad arrogante, rebelde y poco simpática que le enajena por igual la simpatía de juglares y lectores*

Pero es ahora, en estos últimos textos que vamos a examinar, donde el descrédito que se anunciaba ya en los primeros textos, llega a su cénit. En los romances del siglo diecisiete debidos a las plumas de Ouevedo y Gongora — especialmente en la de aquél— el paladín sir­ve para encarnar los más repugnantes vicios y más repul­sivas taras. Singular fin de una encarnación heroica que nunca encajó del todo con el querer y el sentir de los escritores peninsulares.

1. "Roldan y el trovador"^Durán coloca a este romance entre los pertenecien­

tes a los derivados de las Crónicas caballerescas de Ca- lomagno y de los doce Pares de Francia. Pero aparte de que se utilice en él el nombre de Roldán — uno de los doce— ninguna otra cosa tiene de caballeresco. En rea­lidad es una variante del conocido romance lírico de "El prisionero" que empieza:

Por el mes era de mayo - cuando hace la calor, cuando canta la calandria - y responde el ruiseñor ••.Lo interesante para nosotros es ver mezclado al

Duran, Qp. cit.. I, 242-43.

165paladín en una acción tan tierna y tan alejada de todo esfuerzo bélico o de toda rivalidad caballeresca. El ju­glar nos dice cómo Roldán salió a cazar "una mañanita oscura" y al refugiarse de la lluvia cerca de una torre, oye el lamento de un prisionero por la muerte de tres pajaricos que le anunciaban la alborada.

Acabado este cantar - lleno de angustia y dolores otro canta el prisionero - que hizo llorar a losbosques.El prisionero se lamenta ahora que en el mes de

mayo j... cuando los enamorados - regalan a sus amores, ... -

el es el mas pobre de todos, pues languidece en la pri-sión. En el romance tradicional del que el nuestro esuna variante, el rey oye su lamento y "mandol1 quitarla prisión." Roldán que carece del poder real no por esoreacciona de distinta manera:

Dolido Roldan de oille, - furioso las puertas rom­pede la prisión en que estaba - preso el infelizcantore,y tomándole la mano - sacádole ha de la torre, diciéndole: -Vete libre- a gozar de tus amores.

En ninguno de los romances anteriores ni en nin­guno de los que nos quedan por ver existe una acción tan caritativa, simpática y humana como la que Roldán reali-

2 Ib id. , II, 44-9-50

166za en éste. ¿Que movip al Juglar para achacarle una ¡reacción tan quijotesca ante la desgracia de un semejan­te?- Quizá fuera el influjo de aquel Roldan "enamorado” y "furioso” que bajo el nombre de Orlando llevaba un tiem­po influenciando en nuestras letras* No podemos saberlo con certeza, pero en cualquier caso el romance nos queda como testimonio de un Roldán capaz de los más nobles y desinteresados sentimientos.

2. "Roldan"4Así como el anterior romance es fundamentalmente

lírico, en este predomina el elemento doctrinal. El nom­bre de Roldán es en el tan gratuito que podrían originar­se serias dudas sobre si del francés sobrino de Oarlomag- Ino se trataba; el que se cite igualmente a su esposa do­ña Alda, las disipa y nos da la seguridad de que no es­tamos ante una mera coincidencia de nombres.

En nota puesta al final de la composición, Durán nos dice que en él se "contienen cuerdos y razonables avisos sobre el modo que un marido debe usar con su es­posa ... ”

Podríamos maravillarnos de encontrar un nombre

3Nos recuerda la aventura de don Quijote liberan­do a los galeotes del capítulo XXII de la I parte.

^Burán, Op. cit., I, 284-85*

16 7tan poco doméstico como el del marido de doña Alda impar­tiendo consejos caseros. No vemos otra razón sino la de que el juglar que compuso el romance echó mano de un nom­bre familiar y con el suficiente prestigio en la mente del publico para que avalara con su mera presencia lo que en él se decía.

Los seis; romances que nos restan en este grupo de tema vario, solamente usan el nombre del paladín de pasada. A menudo aparece mezclado con el de otros per­sonajes históricos o literarios. Tanto el nombre de és­tos como el de Roldán sirven al romancista de punto de i toque en la comparación de una cualidad. La jocosidad o ironía de que participan casi todos ellos, hace que el poeta invierta el orden lógico en la comparación y atribuya a uno los vicios o virtudes característicos del otro.

3. "El amante apaleado"^Be carácter narrativo-burlesco, nos cuenta la his­

toria de un portugués enamorado de una mujer castellana.La mujer por interés, y en colaboración con su marido, accede a recibir al enamorado galán solamente con la in­tención de poderle robar a sus anchas. El nombre de Roldán se agrega al del enamorado poeta Hacías en la ca­

5Ibid., II, 599-601.

168racterización del infortunado amador; en ambos se recuer­dan los rasgos mas sobresalientes de sus respectivas per­sonalidades recogidos por la tradición histórica y lite­raria. Dice así el principio del romance:

Un lencero portugués - recien venido á Castilla mas valiente que Roldan - y mas galan que Hacías, en un lugar de lá"“Mancha, - que no le saldrá en suvida,se enamoró muy despacio - de una bella casadilla.

Claro es que el "mas valiente que Roldan" tiene un valor despectivo, porque si el portugués — que huye en camisa en cuanto es atacado— no deja en muy alto lugar su valentía, tampoco sale muy bien parada la del paladín con la que se le ha comparado ventajosamente ("mas va­liente que Roldan") en los versos.

4. (Romance sin título)En la colección reunida por Ángel González Falen­

cia figura un romance sin título que tiene un tono fran­camente burlesco y que comienza con los siguientes ver­sos :

-Escuchadme, Ninfas bellas, - damas de Valladolid, más escritas y leídas - que el encantado Merlín. ...El romance, narrado en primera personarnos cuen-

6 •Angel González Falencia (ed.), Romancero General: (1600, 1604, 1605) (2 vols.; Madrid: Cons. Sup. Invest. Cient., 194777 II, 336.

169ta las andanzas y aventuras de un "forastero" que anduvo

perdido un^año - desde un abril^a otro abril, emprendiendo más hazañas - que Roldan el Paladín.

El nombre de Roldan se usa en él de modo intras­cendente por un quídam cualquiera que al comparar sus triviales aventuras con las del Par, rebaja las de este al mismo nivel de intranscendencia y frivolidad. El que lo compuso no parece recordar para nada la batalla de Roncesvalles, sino la serie de aventuras caballerescas que hemos visto en los romances del capítulo anterior.Aun nos atreveríamos a asegurar que la imagen de Orlando, con sus locuras amorosas, interfiere en esta irreveren­te visión del antiguo héroe.

5* (Romance sin título de don Luis de Gongora)^Con este romance damos entrada a los tres que del

poeta cordobés se conservan con alguna referencia a Rol­dan. Sabido es que don Luis utilizo varias veces los temas y personajes del Orlando furioso de Ariosto; pero no los incluimos en este grupo por ser el personaje ita^ liano una personalidad dan distinta, del Roldan que la tradición castellana había conservado del primitivo caí­do en Roncesvalles.

Góngora dedica su composición a la ciudad de Granada:

7Ibid., I, 463-65.

170Ilustre ciudad famosa, - infiel un tiempo, y

madrede Cegríes y Gómeles - de Musas y Reduanes.El tono es serio y laudatorio; al citar el sepul­

cro de Gonzalo Fernández, sus palabras son las siguien­tes:

♦.. - las banderas y estan­dartes,los yelmos y los escudos, - tablachinas y tur­bantes,de los Genizaros fieros, - y de los bárbarosThrazes,de los segundos Reinaldos, - y de los nuevos

Roldanés; •••El nombre de los dos paladines franceses — tan

unidos en la leyenda española como lo fueron en la fran­cesa Olivier y Roland— recuerda las alabanzas que en semejantes ocasiones — enaltecer la memoria de un gran capitán— hicieron en siglos anteriores Berceo en su Vida de San Millán y Rodrigo Yáñez en el Poema de Alfon­so XI (ambos textos ya estudiados anteriormente en el capítulo VI del presente trabajo).

6. (Romance sin título de don Luis de Gongora)®En este romance burlesco, Gongora se limita a usar j

el nombre de Roldán como prototipo de la cualidad más jajena a su condición de guerrero; en la ruptura de la

8Durán, Op. cit., II, 520-21.

171relación lógica basa el poeta lo cómico de la compara­ción:

En aquel siglo dorado, - cuando floreció Amadis, y el mes de mayo vivia - pared en medio de abril; en unas vistas secretas - detras de un zaquizamí de la sabidora Urganda - tuvo un hijo Gandalín, mas valiente que Macías, - mas derretido que elCid,mas sabidor que Roldan, - mas membrudo que Merlín*

Vemos que no es sólo el nombre del caballero fran­cés el que le sirve al poeta para hacer mofa del “hijo de Gandalín,11 sino que también usa los de Macías, el Cid y Merlín, en franca discrepancia con los rasgos mas so- jbresalientes con los que comunmente se les asocia*

7. tfBelerma,r (de Don Luis de Gongora)?En nota al pie de este romance, dice Duran:

El maligno y mordaz poeta forma en este romance un cuadro da malas costumbres, que trata de castigar irónicamente, desenmascarando la hipocresía* Sobra­damente punzante, acaso traspasa los límites de la decencia, por alusiones harto claras y equívocos fáciles de descifrar.

El mejor comentario que por nuestra parte pudié­ramos hacer de él es copiar sus versos iniciales y las palabras que? se ponen en boca de doña Alda, la amiga que viene a visitar a la viuda'que da el título a la compo­sición:

Diez años vivió Belerma - con el corazón difunto que le dejó en testamento - aquel francés boqui-rubio•

9Ibid., I, 283-84.

172Diez años vivió con él, - aunque a mí me ha dicho

algunoque viviera mas contenta - con trescientos mil dejuro.A verla vino^Doña Alda, - viuda del conde Rodulfo, conde que Tul en Normandia - lo que a Jesucristoplugo.

-Seis años, si bien me acuerdo, - el dia de SantoNuflo,que perdí aquel malogrado - que hoy entre los vi­

vos busco.Siento su fin; pero mas, - que muriese sin ver

fruto,sin ver flujo de mi vientre, - porque siempre tu­ve pujo.

Aunque el nombre del paladín esta enmascarado co­mo el del “conde Rodulfo,” el hecho de que su viuda sea doña Alda y que en el romance figure Belerma, la viuda del “francés boquirubio** (es decir el Durandarte que la leyenda española había creado personificando la espada de Roldan), no de¿ja lugar a dudas sobre a quién se esté refiriendo. Que Góngora trataba de censurar las desen­vueltas costumbres de, muchas viudas, salta a la vista, pero que tomara como ejemplo de las mismas a doña Alda, tan tierna y respetuosamente tratada en una de las mas hermosas muestras de nuestro romancero, nos da una bue­na idea del grado de deteriorización a que había llegado por aquellas fechas el tema rolandiano.

1738. "Marica en el hospital" (de Don Francisco de

Quevedo)^^Quevedo lleva la sátira más lejos todavía y utili­

za a los héroes de las leyendas francesas como encarna­ción de distintos síntomas del mal venéreo que aqueja a "Marica," una prostituta recluida en el hospital de Antón Martín de Madrid, donde por entonces los hermanos de San Juan de Dios atendían a ese tipo de enfermos.

Sabido es el nombre de mal francés que la más te­rrible de las enfermedades venéreas recibía en la época. jEllo da ocasión al autor para que en frases de doble sen­tido aluda a Montesinos, los doce Pares, Roldán, Galalpn, "monsiures" y gabachos en una zarabanda de equívocos y agudezas con las que va describiendo las terribles con­secuencias que tan azarosa vida ocasionaba a sus seguido­res :

'Tomando estaba sudores - Marica en el hospital;que el tomar era costumbre, - y el remedio es elsudar•Sus desventuras confiesa, - y los hermanos le dan,a culpa de Escarramanes, - penitencias de ay, ay,, ay.Lo español de la muchacha - produce en francés elmal,cata á Francia, Montesinos, - si te pretendes pe­lar.

Por todas sus coyunturas - anda encantado Roldan;los doce pares y nones - no la dejan reposar. .••

10Ibid.. II, 581.

174La burla del héroe de Roncesvalles e incluso del

Roldan de los romances caballerescos, no puede llegar mas lejos* Quevedo se regodea en la descripción de los más repugnantes síntomas del mal francés y el “encanta­miento de Roldan” no sirve por esta vez sino para conver­tir la “grana” en “granos" y ”en flor de lis el rosal.”

CAPITULO XI

APENDICE A LOS ROMANCES

Este apéndice, que en realidad son dos, abarca: (1) los romances basados en el Oríardo (enamorado o £ u -

rioso), (2) los romances vulgares.Sabido es que la transformación sufrida por Ro-

land en tierras de Italia, fue tan radical que rara vez se alude en ellas al tema rolandiano por excelencia — el de Roncesvalles. Pulci, Boiardo y Ariosto, los tres principales autores de aquella nación que lo utilizan, ven en la figura del Par un elemento ideal para componer sus poemas irónicos y amorosos. Lo que m|ts les intere­sa del paladín son sus mocedades; todo lo que pudo haber^- le ocurrido antes de que su nombre destacara con luz des­lumbrante entre los demas caldos de Roncesvalles. Por el contrario, la tradición española pudo fantasear con su figura legendaria y apearlo del puesto supremo en que lo jhabía situado el més perfecto de los cantos épicos medie­vales, La Chanson de Roland, pero nunca llegó al punto de forjar un héroe totalmente distinto del que había re­cibido del país vecino.

175

176Ahora bien, cuando los escritores españoles empie­

zan a recibir la influencia italiana, sienten el encanto novelesco que a los diferentes Orlandos habían sabido insuflar sus creadores y se dejan arrastrar por la nueva moda. En consecuencia, son muchos los romances que con temas exclusivamente orlandianos se componen. La mayo­ría son anónimos, pero hay algunos de Lucas Rodríguez y uno de Gongora.

No vamos a analizarlos porque en ellos no es la huella de Roldan la que podemos hallar. Orlando es un nuevo personaje relacionado con Roldan nada más que por el nombre y sus circunstancias, carácter y destino ape­nas guardan relación con el muerto en Roncesvalles.

Creemos conveniente, sin embargo, enunmerar tales romances italianizantes, indicando en cada caso la colec­ción en que pueden ser encontrados.

1. "Locura de Roldan" - I (Durán, Romancero Gene­ral, I, 271-72).

2. "Locura de Roldan", - II (Ibid., I, 272).3. "Locura de Roldan" - III (de Lucas Rodríguez)

(Ibid., I, 272).4. "De cómo Roldán se tornó loco por amores de

Angélica la bella" (Ibid., II, 666-69).5. "Flor de Lis llora la muerte de Brandimarte"

(de Lucas Rodríguez) (Ibid., I, 282-83).

6. "Angélica, y Medoro" - I (Ibid., I, 269).7. "Angélica y Medoro" - III (Ibid., I, 270).8. "Angélica y Medoro" - IV (de Don Luis de Góngo-

ra) (Ibid., I, 270-71).9. "Angélica y Medoro" - V (Ibid., I, 271).

10. "Angélica y Medoro" - VI (Ibid., I, 271).11. "Discordia del campo de Agramante" (de Lucas

Rodríguez) (Ibid., I, 274— 75).12. "Doralice llora la muerte de Mandricardo" (de

Lucas Rodríguez) (Ibid.» I, 275).13. "Muerte de Agrican" (Ibid.« I, 275-76).14-. "Conversión de Ruguero" (Ibid., I, 277).15- "Rugero y Rodamonte" - II (Ibid., I, 282).16. (Romance burlesco sin título) (González Falen­

cia, Romancero General. II, 815).En cuanto a los llamados romances vulgares, su

valor literario es tan escaso que no merecen que se les preste atención alguna. Solamente la consideración de que pobres y todo como son desde el punto de vista esté­tico han sabido mantener la permanencia del tema rolan- diano hasta tiempos relativamente modernos, nos incli­nan a enumerar sus títulos como hemos hecho con los an­teriores.

A cualquiera sorprendería que un tema extranjero que se inauguró en nuestros textos bajo las duras cen­

178suras del monje de Silos, había de mantenerse por tan largo tiempo. Sea cual fuera la distinta suerte de Sol­dán en los medios cultos (recordemos las repugnantes com­paraciones en que lo usa Quevedo), es indudable que en los siglos diecisiete y dieciocho el pueblo iletrado e ingenuo seguía interesado en las andanzas del paladín, como nos lo demuestran estos verdaderos cantares de cie­go que se repetían de feria en feria y de plaza en plaza*

Recogidos por Duran en su colección, nosotros nos limitaremos, como en los referentes a los de Orlan­do, a dar una enumeración de sus títulos, tan largos, que son en sí mismos un resumen del asunto tratado*El autor de todos ellos es Juan José DÓpez por lo que no creemos necesario incluir su nombre tras cada título; así mismo consideramos innecesario reseñar la colección de donde los hemos tomado, siendo en todos ellos el Ro­mancero General de Duran; únicamente anotaremos el to­mo de dicha obra y las páginas.

1. "Conquistada Roma y apoderado de las reliquias santas, el almirante Balan invade la Francia, y cómo su hijo el gigante Fierabrás desafió a los doce Fares y se batió en duelo singular con el famoso Oliveros" (II, 229-231).

2. "Prosigue la batalla entre Oliveros y Fiera­brás, vencido este y mal herido, es traslado al campo

179de Carlo-Magno, dónde pide y obtiene el bautismo. Aun­que vencidos los turcos por los cristianos en el encuen­tro, cautivan q Oliveros y á otros cuatro de los doce Pares” (II, 231-33).

3. ”De cómo Plorípez, bija de Balan, socorrió y armó á los caballeros cautivos declarándose enamorada de Gui de Borgoña, y asimismo de cómo el almirante envió embajadores á Carlo-Magno sobre el rescate de Pierabras, los cuales se encontraron con los que Carlo-Magno envia­ba al pagano para exigirle se convirtiese y devolviese las reliquias. Batalla entre los enviados de una y otra parte: los siete cristianos vencen á los catorce turcos, y prosiguen su camino al real contrario” (II, 233-35).

4. '”De cómo el almirante prendió á los embajado­res, y Blorípez astutamente los libró de una muerte inme­diata; y de cómo los armó y reunió con los otros cauti­vos, entregándoles una torre para que a sí mismos y a ella defendiesen; donde se desposó con Gui de Borgoña”

5* ”fíalan sitia la torre, y derrotado en una sa­lida que hicieron los caballeros, se retira llevando cau- ¡

i

tivo á Gui de Borgoña, £ quien manda ahorcar delante de los sitiados; pero estos le libertan. Ricarte sale de la torre y avisa á Carlo-Magno el riesgo de los sitiados. Acude este á su socorro y se apodera del peligroso puen-

(II, 235-37) *

180te de Mantible, matando al gigante que lo defendia11 (II» 237-39)*

6# “Batalla entre las tropas de Balan y las de Carlo-Magno: aquel es vencido» preso y en fin entregado a la muerte por su propio hijo Fierabrás» porque se negó |l recibir el bautismo" (II, 239-4-1).

7* "Conquistado el reino de Balan, vuelve Carlo- Magno a Francia, donde estando tranquilo ve en el cielo un camino de estrellas que atravesaba desde Italia a Galicia* Por revelación de Santiago parte a conquistar este pais y halla y honra el cuerpo del Apóstol: bata­lla en que Ferragus es vencido y muerto por Roldan" (II, 241-43).

8. "Batalla de Roncesvalles; muerte de Roldan; Carlo-Magno acude a los suyos y los rehace, venciendo á los moros; castigo del traidor Gal alón" (II, 243-4-5)*

Estos son todos los romances vulgares en que de una manera más o menos destacada interviene Roldan. So­lo queremos añadir para terminar este apéndice que si nos fijamos en los titules, solamente los dos últimos guardan conexión con el hecho de Roncesvalles. Y el último de todos encierra en su breve título (breve, si lo comparamos con los anteriores) un resumen sucinto de la Chanson original.

PARTE III

EPILOGO

Hemos llegado al límite que nos habíamos impues­to de antemano de seguir la huella de Roldan solamente en los textos históricos ,y literarios de la Edad Media y en los Romances. Ello no quiere decir que la figura del Par francés se esfume por completo de nuestras le­tras.

Lo mismo que vimos ocurría en los Romances, en donde Roldan aparece hasta bien entrado el periodo Barro­co, podíamos seguir encontrándolo en otras muestras li­terarias que nos llevarían hasta el Romanticismo.

Pero el Roldan que aparece a partir del Siglo de Oro, resulta un personaje tan alejado del primigenio que las mas de las veces sólo por el nombre lo reconocemos; y en muchos casos hasta el nombre ha perdido.

Ello nació de la admiración de los escritores es­pañoles por los italianos a partir del siglo quince.Por lo que a nuestro tema se refiere, el modelo preferi­do para narrar las aventuras del paladín a partir de esa fecha se basará en el Orlando furioso de Ariosto o en cualquiera de los otros Oríandos que lo precedieron.

182

183Desde ese momento es prácticamente imposible encontrar obra alguna sobre Roldán, en que éste no haya cambiado su personalidad o su nombre por el de Orlando y en la mayoría de los casos, ambos•

Tal ocurre en el mejor de los poemas épicos del Siglo de Oro: £1 Bernardo o victoria de Roncesvalles de Bernardo de Balbuena. A pesar de la promesa que encie­rra el subtítulo, la obra a lo largo de sus larguísimos cuarenta mil versos, no hace más que narrarnos las aven­turas del joven Bernardo en un mundo de encantamientos, fábulas, episodios laberínticos, visiones, sueños, intri­gas y viajes fantásticos. Porque como el autor explica en el prólogo de su obra,

... la poesía ha de ser imitación de la verdad, pe­ro no la misma verdad, escribiendo las cosas, no co­mo sucedieron, ... sino como pudieron suceder, ... y así, para mi obra no hace al caso que las tradicio­nes que en ella sigo sean ciertas ó fabulosas; que cuando menos tuvieren de historia y mas de invención verisímil, tanto mas se habrá llegado á la perfección que le deseo.

Muchísimo hay de invención en las cinco mil oc-ptavas reales de ,fsu disforme composición,” pero poco

o casi nada de verosímil. iLa obra consta de veinticuatro cantos y solamen­

te el ultimo de ellos está consagrado al tema de Ronces-

1(En Poemas épicos. B.A.E., vol. XVII, pp. -14-0-399; i Madrid: M. Rivadeneyra7~l831), p. 141. ,|___ ^Según opinión de Manuel José Quintana. ”Sobre la i

184valles, a pesar de que el autor asegura en el prólogo de la misma que había elegido la muy célebre victoria, como sujeto ideal para alcanzar la fama a la que como poeta épico aspiraba. Incluso en el canto en que se remata la acción y el libro, porque ninguna otra hazaña de Bernar­do podría superar a la de haber dado muerte a Boldan, Mel hombre mas famoso que por aquellos siglos había,Balbue- na designa casi siempre al francés con el italiano nom­bre de Orlando. Y, lo que es más, las circunstancias de la batalla en la que vencen los españoles, para nada re­cuerdan las circunstancias que la tradición poética ha­bía aceptado desde la Chanson de Turoldo.

También el teatro clásico español se sintió atraí­do por el héroe carolingio, y Cervantes, Lope y Calderón, entre otros, usaron sus plumas en cantar diversos episo­dios de la vida del Par. Como en el caso del poema de Balbuena, muchas de estas comedias se relacionan más con el Orlando de origen italiano que con el Roldán de la tradición franco-española.

La comedia de Cervantes La Casa de los Celos y selvas de Ardenia. nada tiene que ver con el tema rolan-

poesía épica castellana. n Obras completas (B.A.E#, vol. XIX, pp. 158-73; Madrid: M. Bivadeneyra, 1852), p. 1?2.

^Balbuena, Op. cit., p. 140.

185diano de Roncesvalles* En ella, nos topamos con un per­sonaje que, bajo el nombre español de Roldán, no es más que el Orlando enamorado de Angélica y el rival de Reinal­do por los amores de la bella coqueta#

En las tres comedias de Lope de Vega en las que Roldán es uno de los personajes principales, solamente la titulada Bernardo del Carpió, conserva un eco del Roldán de Roncesvalles, aunque la acción se limite a un duelo de tiepo caballeresco entre los dos rivales, que preludia la batalla futura# En las dos restantes, La mo­cedad de Roldán y El Marqués de Mantua, Roldán está tan alejado del tema rolandiano por excelencia como sus res­pectivos títulos indican. La segunda de ellas, sigue pa­so a paso la desgraciada historia de Valdovinos, cantada por los romances juglarescos de tema francés y aludida por nosotros en el capítulo IX.

lambién Calderón tiene una comedia consagrada a un tema carolingio entremezclado con leyendas italianas:La puente de Mantible, en la que de nuevo el asunto se refiere a los años de la vida de Roldán anteriores a su participación en Roncesvalles.

Otros trabajos — y los hay muchos— que utilizan la figura de Roldán o alguno de los temas orlandianos, no escasean en la producción del Siglo de Oro español.

186Véase la referencia que hace a varios de ellos Menendez

¿Ly Pelayo*Los novelistas no podían faltar al coro de auto­

res que se sintieron atraídos por Carlomagno, el paladín y sus compañeros los Pares y desde la titulada Libro del noble y esforzado y invencible cauallero de Renaldos de montaluan y de las grandes proezas y estrados hechos en armas quel y Roldan y todos los doce paladines hizieron, publicada en Salamanca en 1526, no faltaron otras de la misma ínfima calidad literaria (verdaderos libros de cor-

!

del a decir de Menendez y Pelayo) que conservan su re­cuerdo "en la memoria del pueblo, ... y entretienen los

5 *ocios de nuestros campesinos,tr reimprimiéndose y ven­diéndose en plazas y ferias “por un librero del siglo XVIII, Manuel José Martín."6

Vamos a cerrar este epílogo refiriéndonos a la ¡más excelsa novela española de todos los tiempos. Tam­bién en £1 ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha figura Roldan, aunque no sea sino como una alucinación más de las muchas que pobablaban el calenturiento cere­bro del hidalgo manchego. Sin hacer estadísticas, afir­maríamos que el nombre de Roldán es el que más se repite

, ____________

^Antología poetas ... , VI, 187-189, nn.5Ibid., VI, 188-89. 6rbid.. VI, 189.

187en la novela después del de Amadís. Tanto es así, que cuando Avellaneda escribe la segunda parte apócrifa de las aventuras del ingenioso hidalgo, titula el capítulo V de su obra de la siguiente manera: "De la no menos ex­traña que peligrosa aventura que nuestro caballero tuvo con un guarda de un melonar, que el pensaba ser Roldan el Furioso." El imitador sintió la necesidad de incluir en su obra un personaje que con tanta frecuencia surgía en las páginas del libro que estaba plagiando.

Vemos también por el título del capítulo, la ex­traña mezcla que Avellaneda hace usando el nombre espa­ñol Roldán con el adjetivo "furioso" de fuerte sabor ita­liano en lo que anuestro héroe se refiere. Da misma mezcla la encontramos en el episodio que se describe.El autor se refiere al Par unas veces como Orlando, se­ñor de Anglante, y otras simplemente como Roldán.

El mismo fenómeno se repite una y mil veces en la novela de Cervantes. Del glorioso caído en Roncesva­lles aquel fatídico día 15 de agosto del 778, no queda siglos después más que un caballero andante, encantado y furioso con el nombre de Roldán (que Cervantes usa con preferencia al de Orlando) y con el que cualquier broma está permitida. Por no citar más que una, recordaremos las palabras de don Quijote a la duquesa cuando ésta ¡le pregunta sobre las cualidades que adornaban a los ca-

188

balleros de otras épocas:... y como es cosa ya averiguada que todos o los mas caballeros andantes y famosos , uno tenga gracia de no poder ser encantado, otro de ser de tan impenetra­bles carnes^que no pueda s:er herido, como lo fue el famoso Koldán, uno de los doce Pares de Francia, de quien se cuenta que no podía ser ferido sino por la planta del pie izquierdo, y que esto había de ser con la punta de un alfiler gordo, y no con otra suerte de arma alguna.7

La sátira que sobre el encantamiento de la invul- nerabilidad del Par* hace Cervantes resulta regocijante con el añadido de la punta de un alfiler gordo. Con ella se entierran todas la fábulas que durante siglos se habían elaborado alrededor de la muerte de tan “impe­netrable" paladín, "... que no podia ser herido - ni su sangre derramado," a decir de uno de nuestros romances.® Triste final para un héroe que si recibido con hostili­dad por los ambientes cultos de la Península Ibérica en los albores del siglo doce capitaneados por el monje de Silos, supo sin embargo despertar desde el once — como lo atestigua la Nota Emilianense— el Ínteres de los poe­tas y perdurar en los textos literarios españoles siglos después de que hubiera desaparecido en los de su patria de origen.

^Capítulo XXXII de la segunda parteQSupra, p. 112.

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190

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