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ESTUDIOS
Oumrán y la Biblia. Veinte años de investigaciones(*>
l. LOS DESCUBRIMIENTOS
Tocaba a su fin el cálido mayo palestino. Un joven pastor de la tribu taamira, llamado Mohamed al Dib, buscaba una cabra que había escapado de su rebaño. Estaba en las soledades rocosas de la ribera occidental del mar Muerto. Fatigado de la persecución infructuosa se puso a descansar entre las peñas. Vio en los salientes azulados de primer plano un agujero oscuro fuera del alcance de su mano. Por distraerse tiró un guijarro, para probar su puntería en aquel blanco. Quedó asustado al oir un ruido como de tejas que se rompían. Repitió la acción con parecido resultado. Se asomó con precaución y esfuerzo, y cuándo sus ojos se acostumbraron a la penumbra, distinguió dos ringleras de jarras altas, cinco de un lado y tres de otro, algunas rotas. Eran cilíndricas, alguna con opérculo. Huyó espantado y contó el caso a un amigo suyo, Ahmed Mohamed. Al día siguiente fueron a buscar el tesoro. Hallaron, decepcionados, que una de las jarras contenía unos rollos, envueltos en tela pegajosa y protectora. Las otras estaban vacías. Era el año 1947 (1).
Abrieron uno de los rollos, que resultó ser el del profeta Isaías en hebreo, y alcanzaba de extremo a extremo la tienda beduina. Los llevaron a un anticuario de Belén. Éste presentó los pergaminos a los monjes del monasterio de San Marcos. Bajo ese nombre fueron primero conocidos los manuscritos del mar Muerto. Desde este instante se suceden los acontecimientos con una lentitud enervante. Sin embargo, estos sucesos fueron el comienzo de uno de los descubrimientos más sensacionales en la historia del mundo bíblico: el
(*) Conferencia leída el día 15 de octubre de 1969, en el salón de actos de Fundación Balmesiana, como inauguración del curso de actividades académicas 1969-1970. 'Se completó la exposición del tema con la proyección de transparencias en color, originales del disertante.
(1) W. H. BROWNLEE, «Muhammed ed-Deeb's Own Story of His Scroll Discovery», Journal of Near Eastern Studies 16 (1957) 236-239.
ESPIRITU 19 (1970) 8-36
[9] QUMRÁN Y LA BIBLIA 9
hallazgo de los manuscritos de Qumrán, del desierto de Judá o del mar Muerto.
Hoy se levanta en Jerusalén un palacio que tiene a la vez la esbeltez y forma de una tienda, la austeridad en piedra de una cueva y la finalidad de un templo-museo, dedicado exclusivamente a exhibir sólo parte de estos manuscritos. Son los que Israel ha podido reunir de la dispersión actual entre las naciones. Museos y universidades se disputan muestras y ejemplares, como en las rocas lunares. Las sorpresas no han terminado. La guerra de los seis días, en Palestina, permitía todavía el año 1967 la recuperación de otro manuscrito excepcional de manos de anticuários: es el que se ha denominado «del Templo», sin duda por su contenido.
Desde el primer momento de los hallazgos, el simple rumor del hecho y el examen subsiguiente de los ejemplares encontrados desencadenó un interés relevante entre los círculos especializados del mundo entero, sobre todo en los sectores dedicados al mundo bíblico, semítico u orientalístico. Las primeras sorpresas se concretaron pronto en planes de exploración. Con lentitud que podía parecer excesiva, pero con un rigor lógico imperturbado y una constancia increbantable, se fueron explorando los parajes que habían sido teatro del hallazgo, y, en años subsiguientes, se fue extendiendo el círculo exploratorio cada vez más en progresión radial y circular desde el centro mismo de la gran sorpresa.
Cerca había unas ruinas y una fuente, separadas entre sí. Los árabes palestinos llaman a la fuente Ain Fesja. Es un manantial que brota abundante dentro de un depósito o piscina poco profundo. Su forma es circular y ancha. El manantial mezcla en seguida sus aguas, convertidas en corriente abundante, con las saturadas de sales del mar Muerto, muy cercano. Es uno de los mejores recuerdos que conservo de aquellos lugares tórridos y solitarios. Los manuscritos de Ain Fesja fue el nombre con que algunos científicos designaron los hallazgos en los primerísimos tiempos. Pronto prevaleció otro nombre, que, sin embargo, a pesar de su vigencia ha quedado desbordado: los manuscritos de Qumrán.
Llamaban los árabes Qumrán (Qumran) a unas ruinas, medio ocultas sobre un montículo, que se creían ser de un fortín militar abandonado, sobre el mar, siempre quieto y triste, a oriente, bajo las impresionantes quebradas a occidente, y junto al corte de vértigo de Wadi Qumrán, al sur. Era un sitio ideal de defensa y seguridad.
Porque el paisaje es único allí e inesperado. Las ruinas de Qumrán están relativamente cercanas a Jerusalén y más aún de Jericó. Desde esta ciudad bíblica se parte, bordeando siempre el gran lago salado, por unas carreteras casi invisibles en el tiempo del descubrimiento, en realidad caminos olvidados que discurrían por la llanura de la costa occidental del mar Muerto. Se va siempre por un amplio lecho seco, entre las aguas quietas y ardientes, terraplenes rocosos, torrenteras solitarias y resecas, por quebradas agudas que asoman, como
10 SEBASTIÁN BARTRINA, S. l. [10]
una terraza de silencio, desde las cegantes soledades del desierto de Judá. Las mismas ruinas de Qumrán están, pues, sobre un cabezo llano con bajadas cortadas y peligrosas que no son más que antiguos cauces resecos que descienden hacia el mar. El color amarillo del suelo y los pedruscos contrasta con los tonos azul ceniza de las quebradas y el espejo inmóvil y verdoso del mar. En la otra ribera lejana, por donde sale el sol, se expande, como telón colosal de fondo, monorrítmico y monocromo, en paralelo listado con el cielo, la altiplanicie de Moab.
Se fue explorando sistemáticamente la región, sin dejar cueva, ni grieta, ni reducto, y pronto aquellas sequedades resultaron fértiles de una vida impensada. Se han distinguido en tal labor, desde los primeros momentos, los Padres Dominicos. Con la Escuela de San Esteban de Jerusalén por centro, Rolando de Vaux llevó a cabo una inteligente e infatigable actividad excavadora. Siguieron equipos de centros europeos, como los altamente eficaces de Bélgica. Y poco a poco ya no fueron sólo las sorpresas que depararon las vecindades del Hirbet Qumrán, sino las de Wadi Murabaºat, las de Hirbet Mird, las de Wadi Deliyah y, mucho más alejadas aún, las de la impresionante fortaleza herodiana de Masada.
Al llegar al momento del balance, el solo recuento de las materias primas es sobrecogedor. Centenares, miles de escritos, antiquísimos, en distintas lenguas, algunas hasta ahora desconocidas. No debe pensarse que se trate de libros enteros o como los nuestros. La forma y disposición de hojas cuadradas, sujetas por el lomo, como en nuestros tiempos, no se conocía prácticamente entonces. Más que libros con hojas eran volúmenes, rollos o tiras muy largas, escritas por columnas, como nuestras páginas, que se corrían, desarrollando y arrollando sucesivamente y en sentido opuesto a medida que se leía, al modo de nuestras cintas magnetofónicas. No se vaya tampoco a pensar que las obras han llegado todas completas e intactas hasta nosotros. Por desgracia, salvo excepciones valiosísimas, han quedado de ellas tan solo fragmentos dispersos, que a veces continen una o pocas letras. Las inclemencias de los siglos, con alteraciones políticas, saqueos clandestinos y desvalorización de la cultura, la acción de roedores, los agentes químicos, climatológicos o el fuego fueron mermando poco a poco estos tesoros. En ese conjunto recuperado, informe y multiforme, miles y miles de fragmentos, de mayor o menor fortuna, están esperando el ingenio de los especialistas que los identifique, aclare o resuelva, como si se tratara de un colosal rompecabezas o de un voluminoso tomo de palabras cruzadas.
La constatación más sensacional se verificó cuando pudo precisarse que la mayoría de los escritos que se descubrían tras los fragmentos eran la auténtica Biblia, el Antiguo Testamento escrito en hebreo y en griego, al lado de un fondo de obras piadosas y de contenido religioso. El tipo y aire más general de las letras, que eran angulosas y cuadradas, se alejaba bastante de los trazados hasta en-
[11] QUMRÁN Y LA BIBLIA 11
tonces conocidos mucho más recientes. El genial arqueólogo, W. F. Albright, desde el mismo comienzo de los hallazgos dató los escritos a base de la paleografía. Según él debían asignarse a la época que se extendía en torno al tiempo de Cristo (2). Otros numerosos datos posteriores confirmaron la exactitud de estos puntos de vista. Pero ya en seguida, en los escritos interpretativos de los descubrimientos de Qumrán, que aparecían sin interrupción, fueron perfilándose actitudes que revelaron unas marcadas tendencias. La duda prudente, al principio, que exigía más pruebas; el excepticismo, morboso en algunos, si bien en casos excepcionales; y, lo que es peor, los prejuicios condicionantes, que invalidaban, al menos en parte, ilegalmente el campo y los resultados científicos, incluso en buenos trabajos filológicos, como en las opiniones muy personales sobre Qumrán y los orígenes del cristianismo o sobre el mesianismo evangélico y qumránico en los estudios de Del Medico (3 ), Allegro (4 ) y Dupont-Sommer (5 ),
y hasta oposiciones más marcadas, como las de Zeitlin que defendió constante y denodadamente que los documentos de Qumrán eran una falsificación cristiana de la época medieval (º).
Ha llegado el momento oportuno para el recuento sereno de los resultados. Veinte años de estudios con abundantísimos datos de todos los órdenes capacitan para un juicio objetivo y garantizan la aceptación de unos resultados adquiridos, si bien los estudios sobre los manuscritos del mar Muerto se hallen casi en sus comienzos.
2. TESTIMONIO DE LOS ESCRITORES ANTIGUOS
Apenas hechos públicos los manuscritos y estudiado su contenido, se revolvieron sin tardanza las obras de los antiguos escritores, que se suponían coetáneos, por ver si mencionaban algo que orientara hacia el sentido de esas misteriosas bibliotecas y sus orígenes.
Se vio que Plinio, el Viejo (23-79 después de C.), ese gran escritor pagano que nos legó una verdadera enciclopedia del saber de su tiem-
(2) W. F. ALBRIGHT, «On the Date of the Scrolls from 0Ain Fesha and the Nash Papyru•.:;», Bulletin of the American Schools of Oriental Research 115 (1949) 10-19.
(3) Sobre H. del Medico, cf. J. SCHREIDEN, Les énigmes des manuscrits de la mer Morte (Wetteren 1961), especialmente 34-48. 56-57. 296-297.
(4) J. M. ALLEGRO, The Dead SeJa Scrolls and the Origins of Christianity, Pinguin Books (1956); P. W. SKEHAN, «Capriccio All~gro or How Not to Learn in Ten Years», Christian Century 83 (1966) 1211-1213.
(5) G. LAMBERT, G. VERMES, «Les manuscrits du désert de Juda, les de M. Dupont-Sommer», Nouvelle Revue Théologique 73 (1951) 385-398.
(6) M. BuRROWS, «Concerning the Dead Sea Scrolls. A Reply to Professor Zeitlin», The Jewish Quarterly 42 (1951) 105-132; P. W. SKEHAN, «Professor Zeitlin and the Dead Sea Scrolls», The Catholic Biblical Quarterly 20 (1958) 228-229; P. BoccAcc10, «II cristianesimo e la comunita de Qumran», La Civilta Cattolica 109 (4/1958) 608-622.
12 SEBASTIÁN BARTRINA, S. I. [12]
po, tiene una referencia explícita. Según él, al oeste dei mar Muerto se ha establecido una secta, llamada de los esenios, que vive algo alejada de aquel mar para evitar sus perniciosos efectos y en la soledad de las palmeras. Todos son varones. No tienen familia ni dinero. Su número es cerrado, pero se mantiene constante a través de los siglos porque muchos, cansados del mundo, se recogen en aquel modo de vida. Tan prolífico es el arrepentimiento (7).
Sinesio dice de su biografiado Dión Crisóstomo (s. I p. C.) que «en algún sitio elogia a los esenios, que forman una ciudad entera y próspera, situada cerca del mar Muerto, en el centro de Palestina, no lejos de Sodoma» ( 8
).
El historiador judío, Flavio Josefa (37/38 - 102/103 p. C.), habla de tres sectas: fariseos, saduceos y esenios, y los distingue en función del modo como ven el querer divino y la libertad humana. Los esenios son ascetas, con reputación de la mayor santidad, judíos de nacimiento; esperan tiempos escatológicos, creen en la inmortalidad del alma y en los castigos y premios eternos; veneran el Templo de Jerusalén, pero no acuden a él y hacen sus ritos purificadores aparte. Son hombres excelentísimos, dedicados a la agricultura. Tienen sus bienes en común, es decir los frutos de los bienes de cada uno revierten por igual al bien de la comunidad, según ley estatutaria. Son más de cuatro mil. No se casan, aunque aprecian el matrimonio, ni tienen esclavos. Se sirven unos a otros. Eligen sus administradores y sacerdotes para la elaboración del pan y de otros alimentos. Visten siempre de blanco. Instruyen a niños ':/ jóvenes en las buenas costumbres como si fueran sus propios hijos. Tienen el don de la hospitalidad con los suyos; cuando uno llega le tratan como a conocido, aunque no le hayan visto nunca. Su piedad es extraordinaria, siguen un orden doméstico y guardan el silencio. Estudian con entusiasmo los escritos antiguos, especialmente los que conciernen a sus almas y a sus cuerpos, y aprenden las virtudes medicinales de raíces y piedras. Pasan por un noviciado de virtud y trabajo que dura un año, y luego por otros dos más de prueba, antes de ser admitidos en el seno de la comunidad. Tienen leyes penales. Admiten la profecía, por la lectura de sus libros, y están muy versados en los Profetas (9).
El judío Filón (30 a. C. - 50 p. C.) coincide substancialmente con tales datos. Los esenios son judíos, unos cuatro mil, su nombre se relaciona con «santidad» y son los adoradores más notables de Dios, no mediante sacrificios de animales, sino por su resolución de mantener sus pensamientos en armonía con lo sagrado. No construyen
(7) PLINIO, EL VIEJO, Historia Natural 5, 17, 73. (8) DIÓN 5. (9) FLAVIO JOSEFO, Antigüedades Judaicas 13, 5, 9; 18, 1, 5; Las guerras
de los judíos 2, 8, 2-13; cf. 2, 20, 4 donde habla tal vez de un esenio que fue general contra los romanos, si bien la identidad de nombres geográficos no es convincente.
[13] QUMRÁN Y LA BIBLIA 13
armas ni fomentan proyectos bélicos. De las ciencias estudian las que afectan a la existencia de Dios y al origen del universo, y entregan intensamente sus pensamientos a la ética; siguen leyes ancestrales, que el hombre no pudo formar sin inspiración divina, y dedican el séptimo dfa a su instrucción religiosa. Uno entre ellos lee los libros, y otro experto da explicaciones, pues la mayoría de las cuestiones son tratadas alegóricamente. Rige su vida un · triple patrón: amor de Dios, amor a la virtud y amor al hombre. Llevan una espléndida vida común. Ningún gobernante en el país, por malvado que haya sido, pudo acusar nunca a los esenios (1°).
El historiador eclesiástico Eusebio (265-339/340 p. C.), en su obra Praeparatio evangelica (11 ), nos dejó un extracto de Filón (1 2
), donde trata de los esenios. Habitan, por grupos de muchos miembros, en Judea. Forman su sociedad hombres maduros y estables. Son infatigables trabajadores agrícolas, cuidan toda clase de animales y algunos de ellos las colmenas. Y se detiene ampliamente en narrar su vida comunitaria.
Hipólito (s. III p. C.) habla también de los esenios y nota su división en categorías. Algunos no quieren ni tocar monedas por rechazar toda imagen; otros obligan a los conversos a que reciban la circuncisión, si no los matan, y por eso reciben el nombre de zelotes o sicarios; otros se dejarían matar antes que llamar a nadie «maestro», pues reservan ese título sólo a Dios, y otros ven contaminación en lo que sea incluso tocar a un pagano o mundano (13
). Ya se ve que tal explicación mezcla elementos inconexos, como son la diferente condición de los novicios y los miembros de la comunidad o la secta de los zelotes y la de los propios esenios, entre sí bastante distintas, y, en todo caso, mucho de lo que dice Hipólito es anecdótico, o marginal, o de tiempos decadentes que deforman la figura esencial (14. ).
El año 1897 ápareció en la genizah de la sinagoga de El Cairo una obra en estado fragmentario que se llamó desde entonces, por palabras de su contenido, el Documento de Damasco. La genizah es un depósito, a modo de sacristía, en que se depositaban reverentemente los escritos que no podían destruirse debido a su carácter sagrado. Separar un escrito del culto público supone siempre una gran antigüedad en la obra que se aparta o sustituye. El Documento de
(10) FtLóN, Quod omnis probus liber 12 (§§ 75-91). (11) EUSEBIO DE CESAREA, Praeparatio evangelica 8, 11. (12) FILÓN, .4.pología en favor de los judíos 9, 14-17. (13) HIPÓLITO, Refutatio omnium haeresium o Philosophumena 9, 4,
18: MIGNE GRIEGO 16,3395. (14) M. BLACK, «The Account of th:e Essenes in Hippolytus and Jose
phus», en W. D. DAVIES, The Background of the New Testament and its Eschatology (Cambridge 1956) 172-175. También pudo tener relación con la secta de los esenios Simón e'l Mago y •su discí/pillo Dositeo: R'. MdL. WILSON, ,~Simon, Dositheus and the Dead Sea Scrolls», Zeitschrift für Religions- und Geistgeschichte 9 (1957) 21-30.
14 SEBASTIÁN BARTRINA, S. l. [14]
Damasco, llamado también Obra Sadoquita, se conocía desde entonces en dos trozos: un fragmento de ocho folios, lacunoso, y otro de un solo folio que llenaba lo que faltaba del anterior. El Documento de Damasco es como la regla de una comunidad, que se dice refugiada en Damasco, de tipo ambiguo judío-cristiano. Los expertos fechaban esta obra entre el siglo x1 después de Cristo, en su datación más reciente; pero decían que podía ser copia de anteriores, hasta del s. II antes de Cristo, en su datación más antigua. Entre los escritos hallados en Qumrán han aparecido fragmentos del Documento de Damasco. La «Regla de la Comunidad» de Qumrán y el Documento de Damasco ofrecen afinidades lingüísticas e ideológicas que prácticamente las identifican y hacen pensar si la ciudad de Damasco, en realidad capital geográfica de Siria, fue refugio momentáneo de un grupo de ascetas exiliados o se trata de un nombre simbólico para indicar el mismo Qumrán del mar Muerto (1 5
).
Por fin, documentos de escritores eclesiásticos mucho más recientes refieren que en torno al siglo x después de Cristo se hallaron en los desiertos de los alrededores de Jericó jarras y manuscritos hebreos, lo cual ilustraría y completaría los hallazgos realizados en nuestros días en la región de Qumrán y sus contornos.
3. LAS EXCAVACIONES ARQUEOLOGICAS
Porque no cabe duda alguna de que las ruinas de Qumrán fueron un monasterio judío de comienzos de nuestra era. Las campañas realizadas concienzudamente revelaron, ante la sorpresa de los interesados, un verdadero cuerpo central, arquitectónico y moral, con centros anejos más o menos lejanos y una floreciente vida eremítica, que pudo reconstruirse por los restos encontrados. Fueron ejemplares los trabajos de búsqueda, excavación e interpretación de Rolando de Vaux (16).
Al final de las diversas campañas apareció con toda claridad el trazado de un monasterio, que tenía aspecto de fortaleza, con patio o salón de entrada, la base de una gran torre, cocina, refectorio y sala capitular de unos veintidós metros de largo, cámara de las vasijas o vajilla, obrador de alfarería, lavadero de arcillas, pozos de decantación, dos hornos de cerámica, uno para piezas grandes y otro para reducidas, numerosos depósitos de agua, entre ellos una cisterna redonda y otra con escaleras, canales para la conducción de agua, baños, silos, molino para cereales, horno para cocer el pan,
(15) R. NORTH, «The Damascus of Qumran Geography», Palestine Exploration Quarterly 87 (1955) 1-14. 34-48; A. JAUBERT, «Les pays de Damas», Revue Biblique 65 (1958) 214-248.
(16) R. DE VAux, Varchéologie et les manuscrits de la mer Marte (London 1961) 107, XLII láminas.
[15] QUMRÁN Y LA BIBLIA 15
tal vez un establo y almacenes. En la parte del complejo que parece ser la más antigua se encontraron 563 monedas de plata en vasijas. Incluso se ha llegado a reconstruir un scriptorium o mesa para escribir, de forma alargada y muy capaz, recubierta de estuco, con su largo banco independiente, donde muy probablemente se copiaron los r.ollos de Qumrán, e incluso un tintero con restos de tinta reseca. Causa admiración el magnífico trazado del acueducto que pude seguir palmo a palmo desde que se pierde en su origen por las quebradas de los montes hasta que entra en el monasterio, donde va pasando en diagonal, con hábil trazo arquitectónico, a lo largo de todo el conjunto de la fortaleza, desde su remansada llegada al gran depósito hasta el final de su progresivo curso, cuando iba llenando siete grandes piscinas o cisternas, además del depósito del alfar y otras albercas, y acababa por perderse en el exterior.
Dos grandes perturbaciones sacudieron este lugar tranquilo de trabajo, estudio y ascesis: el terremoto del año 31 antes de Cristo, que dejó una falla muy marcada a lo largo del conjunto por su parte norte, especialmente en una de sus grandes cisternas, y el paso de las tropas romanas que acabaron en definitiva con el asentamiento.
4. UNA BIBLIOTECA DISPERSA, ESCONDIDA EN CUEVAS
Se explica que, en sus precipitadas huidas, los monjes pusieran a salvo su nutrida biblioteca sagrada, escondiéndola por las cuevas adyacentes al monasterio. Y tan bien la escondieron que han pasado veinte siglos antes de encontrarse de nuevo, y aun en parte. Varias cuevas han sido descubiertas. Otras quedarán quizá sepultadas u obstruidas para siempre, guardando fielmente su tesoro, sin posibilidad de detección o descubrimiento.
La paciencia de los exploradores ha encontrado once fértiles. Es impresionante la cantidad de obras o escritos diferentes que revelan, como chispas de un astro en explosión. La más importante, la cuarta, era la más cercana, pero costó descubrirla por estar en una pared natural, cortada a pico sobre el torrente, al lado mismo del monasterio, de difícil acceso.
Es necesario, para no perder el sentido de la proporción y perspectiva, dar una lista, siquiera somera, del material encontrado hasta ahora que se dividirá, por sus grupos de origen, en dos grandes clases según el contenido: libros bíblicos (I) y otros escritos (II). Se sobreentiende que son fragmentarios, mientras no se indique lo contrario.
16 SEBASTIÁN BARTRINA, S. l. (16]
5. LAS CUEVAS Y SU CONTENIDO
Cueva 1.ª de Oumrán (10)
l. Escritos bíblicos
Isaías, un manuscrito de 7,5 metros de largo por 30 centímetros de ancho; un segundo rollo de Isaías; Génesis; Éxodo; Levítico, de él fragmentos en escritura arcaica fenicia; Deuteronomio; Jueces; 1-2 Samuel; Salmos y una filacteria con pasajes bíblicos.
II. Escritos no bíblicos
Comentarios, o pesarim, a Habacuc bastante extenso, a Miqueas, Sofonías y a los Salmos.
Apócrifos. El Génesis apócrifo que es un midrás o versión fantástica del primer libro de la Biblia y tiene la excepcionál particularidad de estar escrito en arameo, o sea la lengua que hablaba Jesús del tiempo del mismo Jesús. Otros fragmentos de apócrifos.
Regla de la Comunidad (Congregación) o Manual de Disciplina, actualmente llamado Sérek ha-yáhad (lQS). Es un documento extenso que contiene título, una introducción, el ritual de la fiesta para la renovación de la aliánza, un tratado doctrinal sobre loo dos espíritus, normas de vida y disciplina en la comunidad, lista de penas, ampliaciones del calendario, confesión negativa y un himno de alabanza. Dos columnas sueltas, que pueden referirse al mismo documento, esbozan una constitución para la nueva comunidad. Es una mezcla de reglas y doctrina.
Rollo de la Guerm de los hijos de la luz contra los hijos de las tinieblas o Milhama ( lQM). Contiene la descripción espiritual de la suprema lucha escatológica entre los hijos de la luz, que son los miembros de la secta o comunidad, y los hijos de las tinieblas, que son sus contrarios o, ·según ellos, los desviacionistas en el camino de la verdad espirituál, con evidentes características, ideas y palabras de la época romana, como se deduce del armamento que se supone y de la táctica guerrera que se describe.
Himnos de alabanza o Hodayot, una especie de breviario para la oración de los miembros de la comunidad, a quienes orientaba en las enseñanzas de la secta ( 17
).
(17) D. BARTHÉLEMY, J. T. MILIK y otros, Qumran Cave I (Oxford 1955 y 1956) 165, XXXVII láminas.
[17] QUMRÁN Y LA BIBLIA
Cueva 2.ª de Oumrán (20)
Se hallaron en total 187 fragmentos.
I. Escritos bíblicos
17
Génesis (dos manuscritos); Éxodo (dos manuscritos y fragmentos inclasificables); Levítico, un fragmento en escritura paleohebrea; Números, fragmentos procedentes de cuatro manuscritos; Deuteronomio, fragmentos de tres manuscritos; Rut, fragmentos de dos manuscritos distintos; Jeremías, de un manuscrito; Jonás, de un manuscrito; Job, de un manuscrito; Salmos, de dos manuscritos, y fragmentos del Eclesiástico en hebreo, hecho de suma importancia si se tiene en cuenta que se poseía solo en griego.
II. Escritos no bíblicos Jubileos, que forman una clase conocida de apócrifos, fragmen
tos de dos manuscritos; trozos de apocalipsis; una obra llamada La Nueva Jerusalén, en estado fragmentario; trozos de apócrifos, y criptografías (1 8).
Cueva 3.ª de Oumrán (30)
I. Escritos bíblicos Ezequiel, fragmentos; Lamentaciones, dos fragmentos; el Sal
mo 2,6-7.
II. Escritos no bíblicos Un comentario a Isaías, en estado muy fragmentario; apócrifos,
himnos, algunos fragmentos en arameo. Los dos rollos de cobre. Es el hallazgo más sensacional en su gé
nero. Se trata de tres láminas metálicas, que formaban un único documento escrito con doce columnas de texto. Es del siglo I después de Cristo. Habla de sesenta tesoros escondidos por toda Palestina, especialmente en el área de Jerusalén, el Templo de Sión y en su valle. Sumarían en total unos seis mil talentos, la fabulosa cantidad de doscientas toneladas de oro y plata. Milik, que recompuso y estudió el escrito de este rollo de cobre, cree que se trata de datos reunidos por la imaginación popular. Baste un ejemplo: «En la cisterna que está debajo de la muralla, al lado oriental, en un lugar
(18) M. BAILLET, J. T. MILIK, R. DE VAUX, H. W. BAKER, Les 0Petites Grottes' de Qumran. Exploration de la falaise. Les grottes 2Q, 3Q, 5Q, 6Q, 7Q a JOQ. Le rvuleau de cuivre, vol. I Textes (Oxford 1962) 318; vol. II Planches (Oxford 1962) LXXI.
18 SEBASTIÁN BARTRINA, S. I. [18]
excavado en la roca: seiscientas barras de plata» (2,10-12). El que estas tablas indelebles se conservaran cuidadosamente y hubieran sido precipitadamente recogidas, cortadas y arrolladas, como en urgente fuga (tanto que fue muy difícil desarrollarlas sin destruirlas) indica que sus datos se tenían por ciertos y valiosos. En todo caso la importancia de esos rollos de cobre está, para nosotros, en su lenguaje y en los nombres geográficos que contienen.
Cueva 4." de Oumrán (40)
Ha sido hasta ahora la cueva más fructífera. Ha dado nada menos que veinte mil fragmentos distintos. Revelan la existencia de unos cuatrocientos manuscritos.
I. Escritos bíblicos
Génesis, con la presencia de seis manuscritos diferentes; Éxodo, con ocho manuscritos y en paleohebreo; Levítico, con cuatro manuscritos; Números, con dos manuscritos; Deuteronomio, con catorce manuscrito,s; Josué, con dos manuscritos; Jueces, con dos manuscritos; Rut, con dos manuscritos; Samuel, con tres manuscritos; Reyes, con un manuscrito; Paralipómenos, con un manuscrito; Esdras y Nehemías, con un manuscrito; Tobit, con tres manuscritos, dos de ellos en arameo que parece ser la lengua original con que se escribió este libro que nos quedó solo en griego; Isaías, con doce manuscritos; Jeremías, con la presencia de tres manuscritos; Lamentaciones, con un manuscrito; Ezequiel, cuyos fragmentos revelan la existencia de dos manuscritos; Daniel, de dos manuscritos (fue un libro muy leído y comentado en Qumrán por sus perspectivas y promesas escatológicas); los Doce Profetas Menores, en fragmentos que proceden de doce manuscritos distintos; Job, dos manuscritos; Salmos, de diez manuscritos; Proverbios, de un manuscrito; Eclesiastés, de dos manuscritos, uno del siglo II antes de Cristo; Cantar de los Cantares, de dos manuscritos, y muchas filacterias que eran cintas protectoras, a modo de amuletos, que contenían trozos de la Escritura.
II. Escritos no bíblicos. Es preciso dividirlos en varias categorías.
A) Cuatro comentarios a Isaías; a Oseas, con fragmentos; a los Salmos 37 y 45. Un interesantísimo florilegio de pasajes bíblicos veterotestamenterios (todavía no se había escrito el Nuevo Testamento) de pasajes mesiánicos (Éxodo, 2 Samuel, Isaías, Amós, Daniel, Salmos); testimonios mesiánicos; bendiciones patriarcales; paráfrasis a Génesis, Éxodo y Samuel; Pentateuco comentado; tres manuscritos de las genealogías de los Jueces.
[19] QUMRÁN Y LA BIBLIA 19
B) Libros apócrifos. Enoc, en diez manuscritos; Jubileos, procedente de seis manuscritos; Testamento de Leví y de Neftalí; Salmos de Josué; Oración de Nabonido; Libro de los Misterios; Palabras que Miguel ha dicho a los ángeles; un sapiencial, y otros.
C) Escritos jurídicos. Regla de la Comunidad, procedente de once manuscritos distintos; Documento de Damasco, parecido al que se encontró en la genizah de El Cairo; Liturgia de las tres lenguas de fuego; Libro de la Guerra, de tres manuscritos, y muchísimos otros escritos de carácter litúrgico.
D) Hodayot o himnos, procedentes de seis manuscritos distintos (1°).
Cueva s.• de Oumrán (50)
I. Escritos bíblicos Deuteronomio; 1 Reyes; Lamentaciones; Isaías; Amós; Salmo 119.
II. Escritos no bíblicos Descripción de la Jerusalén Nueva; Documento de Damasco, frag
mento, y otros escritos.
Cueva 6.ª de Oumrán (60)
I. Escrritos bíblicos Génesis, en paleohebreo; Levítico, en escritura paleohebrea; Deu
teronomio; Reyes; Daniel; Cantar de los Cantares, y quizá el Salmo 78.
II. Escritos no bíblicos Documento de Damasco; lista genealógica de sacerdotes; apócri.
fos; apocalípticos; fragmentos de calendario y otros muchos trozos de diversas obras. Debe señalarse la presencia de escritos en papiro.
Cueva 7.ª de Oumrán (70)
I. Escritos bíblicos
Éxodo, fragmento en griego; Carta de Jeremías.
Cueva 8.ª de Oumrán (80)
l. Escritos bíblicos
Génesis; Salterio; filacteria en estuches; un documento en miniatura o mezuzah.
(19) J. M. ALLEGRO, A. A. ANDERSON, Qumran Cave 4, 1 (4Ql58 - 4Q186) (Oxford 1968) 111, XXXI láminas.
20 SEBASTIÁN BARTRINA, S. I.
II. Escrito no bíblico Un pasaje de tipo hímnico.
Cueva 9.ª de Oumrán (90)
Un fragmento de escrito en papiro.
Cueva 10: de Oumrán (100)
[20]
Se halló en ella un óstracon, o fragmento de tiesto o teja, con dos letras hebreas escritas.
Cueva 11: de Oumrán (110)
I. Escritos bíblicos. Levítico, un rollo; Salmos, un rollo (z.0 ).
II. Escritos no bíblicos. Targum de Job; La Nueva Jerusalén y trozos de otros rollos.
De Wadi Murabbacat
I. Escritos bíblicos. Génesis; Éxodo; Números; Isaías.
II. Escritos no bíblicos. Muchos documentos civiles, entre ellos cartas de Simón bar Kos
ba, jefe de la última revuelta contra los romanos (21 ).
6. LA HISTORIA DE QUMRAN
Como resultado de todos los estudios complejos, principalmente por los datos que han ofrecido las excavaciones puede trazarse con seguridad la sucesión de los acontecimientos históricos del monasterio de Qumrán, desde sus comienzos hasta su total desaparición. En realidad abarca pocos siglos.
Instalación primitiva. En el libro de Josué se habla de ºIr ha-Mélaj (Jos 15,62), o Ciudad de la Sal, por sacarse tal vez en ella este producto de las contiguas aguas del mar Muerto o debido a su pro-
(20) J. A. SANDERS, The Psalms Scroll of Qumran Cave II ( llQPsª), (Oxford 1965) 99, XVII láminas.
(21) P. BENOIT, J. T. MILIK, R. DE VAux, y otros, Les Grottes de Murabba'at, vol. I Texte (Oxford 1961) 304; vol. II (Oxford 1961) CVII 'láminas.
[21] QUMRÁN Y LA BIBLIA 21
ximidad al mar. Está en el desierto y pertenece a la demarcación de Judá. Algunos especialistas quieren identificarla con el actual Qumrán en su forma más primitiva.
Instalación comunitaria. Alrededor de los años 180-175 hubo la sublevación de los hasidim. El año 166, antes de Cristo, el «Maestro» organiza a los asideos, los cuales se unen a los Macabeos.
Período la
Empieza la construcción del monasterio, hacia el año 110 antes de Cristo, en tiempo de Juan Hircano (134-104) y de Judas Aristóbulo (104-103).
Período lb
El monasterio adquiere un gran desarrollo. Reina Alejandro Janeo (104-103). Un terremoto daña el edificio: es la primavera del 31 antes de Cristo. Queda abandonado.
Período 11
En tiempos de Herodes Arquelao se restaura el monasterio ( 4 a. C. - 6 p. C.). El año 67 después de Cristo, la biblioteca se esconde en cuevas. El monasterio queda destruido en junio del año 68 por la acción de Vespasiano. Su ruina precede inmediatamente a la destrucción de Jerusalén, consumada el año 70.
Período 111
Un grupo de soldados romanos ocupa las ruinas. Instala en ellas un fortín y permanece allí hasta finales del siglo I después de Cristo. Luego queda todo abandonado.
Los judíos insurrectos durante la segunda revuelta ocupan este lugar, donde se hacen fuertes (132-135 p. C.). Pero al ser vencidos, lo abandonan. Es el abandono definitivo hasta nuestros días.
7. LA IMPORTANCIA DE LOS HALLAZGOS DE QUMRAN
Si se tiene en cuenta que los documentos bíblicos más antiguos, escritos en hebreo, que se tenían antes del año 1947 eran del siglo IX
después de Jesucristo, pertenecientes al ciclo de los masoretas, del oeste y del este (Tiberíades, Babilonia y norte de Palestina), en copias fidedignas, pero vocalizadas con sistemas muy recientes -salvo pocos fragmentos consonánticos más antiguos-, se verá la revolución que han causado, en el mundo de los conocimientos bíblicos y del judaísmo, estos descubrimientos, numerosos y sensacionales,
22 SEBASTIÁN BARTRINA, S. I. [22]
del tiempo de Cristo. Se ha dado un salto de diez siglos en un instante y se han hallado lenguas, obras y explicaciones desconocidas. Es bastante frecuente encontrar en estos escritos en nombre de Yahweh, o tetragrámaton sagrado, escrito en letras fenicias arcaicas, dentro del cuerpo de una escritura hebrea de tipo más reciente. Este hecho o anomalía paleográfica hace sospechar que los escritos bíblicos de Qumrán son copias de otros escritos antiquísimos y que fueron a su vez trasladados de la escritura fenicia a la del tiempo.
8. DOCTRINAS PRINCIPALES DE LOS MONJES DE QUMRAN
Los monjes de Qumrán eran judíos, seguían la Ley de Moisés , o Torah, y tenían como base de su espiritualidad y de sus creencias los libros del Antiguo Testamento. Admitían los atributos de Dios y el libre albedrío del hombre. Su doctrina sobre los ángeles es bíblica y tradicional: hay un Príncipe de la luz y un Angel de las tinieblas. Se mencionan además los siguientes nombres concretos de ángeles: Miguel (Príncipe de la Luz), Rafael, Gabriel y también otros, Fanuel, Uriel, Saraqael. El hombre tiene deberes que cumplir e ideales que alcanzar. Las virtudes, en conjunto, son las del Antiguo Testamento. Parece que les es peculiar o característico el precepto de odiar a los malos, quizá como motivo polémico que condiciona su existencia. La escatología estaba ceñida fuertemente de colores mesiánicos terrenos y esperaban la liberación espiritual de Israel.
9. REGIMEN DE LA COMUNIDAD
El régimen o concepto de su vida religiosa se cifraba en la pobreza comunitaria, en reacción contra los males que veían en su tiempo. Había sectarios o monjes casados, pero los que vivían en Qumrán debían ser célibes. Es la nota que más maravilla a Plinio el Viejo. Dice que a pesar de su número clauso y de no casarse quedan siempre igual durante siglos. Concedían gran importancia a la pureza ritual, y estaban regulados por los principios de la obediencia. El gobierno, muy bien estructurado, se ejercía por grados y recaía en el tipo de ·sacerdote, distinto del nuestro, que implicaba una descendencia familiar con formación adecuada. El ingreso en el noviciado era rígido y complicado. Se dedicaban al trabajo agrícola y monacal, especialmente de palmerales. Y el scriptorium hallado entre las ruinas habla claro de su dedicación al estudio. Seguían un sistema judicial bien articulado, y se regulaba cuidadosamente la cuestión de las comidas, que llegaban a tener un carácter ritual comunitario.
[23] QUMRÁN Y LA BIBLIA 23
10. EL BANQUETE ESPECIAL
Se habla dos veces en los escritos de Qumrán de un banquete especial (lQS 6,2-5; lQSa 2,16-21): «Dondequiera se hallen diez del Consejo de la Comunidad, debe hallarse presente un sacerdote ... Cuando preparen la mesa para comer y el mosto para beber, que el sacerdote en primer lugar extienda la mano para bendecir las primicias del pan y del vino». A este banquete sólo se podía asistir al finalizar el segundo año de noviciado. Se prevé la presencia en él del Mesías de Israel (el jefe supremo civil o militar) y entonces «corresponderá al sacerdote bendecir la primera porción de pan y mosto, y después el Mesías de Israel extenderá su mano».
Ha aparecido una frase en sus escritos que ilumina un pasaje bíblico similar. Ante todo se ve la diferencia que hay entre estas comidas rituales, de escrupulosa pureza y purificación levíticas en las personas y los manjares, y la última Cena, la institución de la Eucaristía y la fracción del pan en la Iglesia primitiva. Aunque la fórmula exterior venga de un fondo común en el judaísmo, el contenido es muy distinto. Sin embargo, ha llamado la atención la fórmula consecratoria en los evangelios, referida al cáliz: Este es el cáliz con la sangre del Nuevo Testamento (o Alianza nueva) «que será derramada por vosotros (Le 22,20) y por muchos (Mt 26,28; Me 14,24)». Es cierto que el sacrificio de Cristo es para todos y cuanto es de su parte se aplica a todos los hombres, actuales, pasados, futuros y posibles, si existieran. ¿Por qué no se dijo, pues, para todos?: «Este es el cáliz de mi sangre, del Nuevo Testamento, que será derramada por vosotros y por todos los hombres». En Qumrán ha aparecido que la palabra muchos incluye a «todos». Se hace una contraposición, no entre «muchos» y «todos», sino entre vosotros, los «sacerdotes», que sois pocos, y todos los que no sois vosotros, aunque sean muchos, es decir todos los posibles ( 22
).
11. EL MAESTRO DE JUSTICIA
Algunas veces se encuentra en los manuscritos de Qumrán, de modo especial en el Péser de Habacuc, o Comentario al profeta Habacuc, la frase «Maestro le Justicia», «Doctor que enseña lo que es recto», o la manera de proceder justa. Quizá mejor Maestro autorizado, que enseña con autoridad legítima.
Del conjunto de datos se deduce que fue un personaje cercano al escritor. No fundó propiamente la comunidad de Qumrán; la organizó, dándole una gran vitalidad interior y exterior. Les dio prin-
(22) H. HUPPENBAUER, «Rbym, rwb, rb in der Sektenregel (lQS)», Theologische Zeitschrift, Basel 13 (1957) 136-137.
24 SEBASTIÁN BARTRINA, S. I. [24]
c1p1os de hermenéutica bíblica peculiar, leyes disciplinarias y estructuración en campamentos ( de tipo espiritual), al estilo de los del desierto durante el Éxodo. Le tenían por profeta, como uno de los que iba suscitando Dios en la historia de Israel, le atribuían conocimiento del futuro, sobre lo que realizaría el Señor dentro de poco, «en la generación última», preparando su propia venida. La secta qumranita se creía la comunidad de Dios, el «resto» de Israel, el «pueblo nuevo» anunciado por los profetas.
El Maestro de Justicia tuvo grandes enemigos, especialmente uno, llamado el Sacerdote impío (lQpHab 9,9-12; 11,4-8). Le persiguió con tal furor y rabia que quiso suprimirlo de la morada de su destierro. Pero Dios hizo caer terribles castigos sobre el Sacerdote impío, entregándole a sus enemigos, porque había obrado inicuamente contra sus elegidos, es decir los miembros de la secta de Qumrán.
No se sabe cómo murió el Maestro de Justicia, parece que de muerte natural ( «después del día de la reunión con sus padres» CD 20,1). Esta expresión la emplea ordinariamente la Biblia para indicar la muerte natural de los reyes.
Jamás se arroga a sí mismo el título de profeta, siguiendo en esto un estilo contrario a las declaraciones de los profetas del Antiguo Testamento que se veían obligados a demostrar la legitimidad de su misión. Tampoco se presenta como Mesías, ni es reconocido como tal. Nunca se creyó que fuera un ser divino. Por el contrario, él insiste en considerarse polvo y ceniza, y en no tener poder por sí mismo, y en llamarse pecador.
Algunos escritores han querido identificar a este personaje con Cristo (23 ). Tendríamos a Cristo antes de nuestro Cristo de los evan. gelios. Cuanto más se han estudiado las razones aducidas a favor de esta peregrina idea, se han ido admitiendo menos, hasta rechazarse en absoluto tal teoría. Con los datos precedentes, sacados de los mismos escritos de Qumrán, se ven las diferencias esenciales, en solo el perfil de la personalidad, prescindiendo de otros testimonios divergentes entre ambos de carácter histórico. Quisiera solamente fi jarme en uno: la comunidad de Qumrán desaparecerá vacía de fruto social y en un límite de tiempo en que pudo conocer al Mesías y no lo conoció; la Iglesia vivirá, acomodando su vitalidad a todos los tiempos.
¿ Quién sería, pues, el Sacerdote impío que se opuso al Maestro de Justicia? Los escritos dan los datos característicos: reconstruyó Jerusalén y murió en el tormento, tras sufrir prisión. Estos datos sólo convienen a Jonatán, sucesor de Judas Macabeo, su hermano, y quinto de los hijos de Matatías (160-d62 a. C.). Mientras sus hermanos, Judas y Simón, fueron admirados por el pueblo, Jonatán siguió caminos · diferentes. Judas Macabeo muestra su fe y espíritu
(23) A. DUPONT-SOMMER, «Le Maitre de Justice fut-il mis a mort?», Vetus Testamentum 1 (1951) 200-215.
[25] QUMRÁN Y LA BIBLIA 25
de oración antes de los combates, se desvela por el Templo y la observancia de la Ley. Simón gobernó, puesto el pensamiento en el bien de la nación, y gastó su fortuna personal por el bienestar de todos. Jonatán, en cambio, es conocido por sus ansias de riquezas, que cogía de las familias que hacía ejecutar, jugó políticamente entre Demetrio I · Soter y Alejandro Balas, y queriendo una parte del imperio seleucida, «abandonó a Dios y a su tradición y preceptos». El silencio de la Bibliá, en su biografía, es elocuente, cuando alaba cuidadosamente a sus hermanos. Los hasidim o asideos, frustrados en sus esperanzas, huyeron definitivamente y se enraizaron en Qumrán.
12. LOS DOS MESIAS
La idea mesiánica estuvo flotando en el ambiente de Qumrán y animando su espíritu, segregacionista y ascético. Pero hay que precisar con acribía qué mesianismo esperaban. Más aún, entre los documentos encontrados, que evidentemente no son todos los que tuvieron a mano o meditaron los que formaban la secta o comunidad espiritual del desierto, pueden señalarse una evolución gradual y distintas capas de pensámiento en la idea de su mesianismo.
Se hallaron en la cueva cuarta unas hojas, llamadas testimonia, que son florilegio de textos bíblicos antiguos en que se han reunido pasajes mesiánicos: «Suscitaré un profeta en medio de vosotros» (Dt 18,18 ss; 5,28-29); la estrella de Jacob, en el oráculo de Balaam (Nm 24,15-17); la bendición de Jacob a Leví (Dt 33,8-11), con trozos de un apócrifo llamado Himnos de J osué.
Pues bien, en el Sérek ha-yáhad, o Regla de la Comunidad, se dice que la comunidad deberá ·observar las leyes establecidas «hasta la venida del Profeta y de los Mesías, de Aarón y de Israel» (lQS 9,11). Se habla, pues, de tres personas distintas, si bien es verdad que en un fragmento más antiguo falta esta referencia a los dos Mesías. En otra parte se dice que presidirán el banquete escatológico el Sacerdote, por antonomasia, y el Mesías de Israel (1Q28a 2,19; 14,20). Una de las bendiciones va dirigida al Príncipe de toda la Congregación. Podría verse en esta frase, según Ezequiel, un título mesiánico (Ez 34,24; 37,25). Se le presenta como ádministrador de justicia entre el pueblo, caudillo de campañas victoriosas y el que establece la dominación de Israel sobre todas las naciones. En otra parte se lee en singular: «el Mesías de Aárón e Israel» (CD 14,19), lo mismo que en otro fragmento de la cueva cuarta ( 4QDb). Pero en otro pasaje se alude a dos personajes distintos: «Intérprete de la Ley» y «Príncipe de toda la Congregación». En otro sitio se dan varias prescripciones que deberán guardarse «hasta la venida del Maestro de Justicia (Yóred ha-Sedeq), al final de los tiempos» (CD 6,10 ss). En realidad la fórmula no es la misma que la utilizada para designar al Máestro de Justicia (Móreh ha-Sedeq), propulsor de la
26 SEBASTIÁN BARTRINA, S. I. [26]
comunidad, y sería infundado admitir la esperanza de una resurrección futura del primer Maestro perseguido.
Parece, pues, tratarse de tres personajes distintos. El Profeta parece referirse a Elías redivivo, en el espíritu e interpretación del texto de Malaquías (Mal 3,23 [4,5]). El Mestas de Aarón es el Sumo Sacerdote. La función eminentemente sacerdotal era, en aquel entonces y en aquellas circunstancias, interpretar el sentido de la Escritura (código profético y legal) y promulgar la nueva ley. Tiene también funciones cultuales. Los esenios creían que este Mesías sacerdote saldría de entre sus filas. ¿En la cuarentena que precedió a su ministerio público, no se asimiló Jesús a los anacoretas del desierto de Judá, aunque estuvo lejos propiamente de sus enseñanzas, como estuvo lejos de las enseñanzas del Templo, de entre los doctores de la Ley, para que se viera que «su doctrina no era suya, o recibida de su tiempo, sino de aquel que le enviaba» (Jn 7,16)? Lo cierto es que los esenios de Qumrán esperaron a «un Intérprete de la Ley que ha de venir de la tierra (simbólica) de Damasco» (CD 7,18 ss). El segundo Mesías, el Mesías de Israel, era un jefe político, de estirpe real, de la Casa de David. Se le llama Brote de David ( 4Q ).
En el fondo en esta manera de pensar y de expresarse, se halla la concepción tradicional en la constitución del régimen del pueblo: sacerdocio y realeza. Ambos elementos no existían entonces: el sacerdocio, para los esenios, está viciado en el Templo de Jerusalén; el rey había propiamente desaparecido, cuando fueron al destierro babilónico. Vendrá, y esperan una restauración total, por ambas líneas.
Han notado los comentaristas que hay indicios en los evangelios de la infancia de una doble línea mesiánica en Jesús: es el Hijo de David, por José (Le 1,32; 3,23.31), pero también Hijo de A.arón o Mesías Sacerdote, ya que María, su madre, estaba emparentada con Isabel, de las hijas o descendientes de Aarón (Le 1,5.35). Pablo se esforzará por inculcar que Jesús es sacerdote según el orden de Melquisedec, el cual es eminentemente superior al sacerdocio de Aarón o levítico, porque Leví es descendiente directo de Abraham, por facob, pues era jefe y padre sin tierra de los levitas un patriarca de las doce tribus; en cambio Abraham ofreció primicias o tributo religioso a Melquisedec, y solo el inferior (Abraham} puede dar diezmo al superior (Melquisedec) y no al contrario; cuando el Salmo, pues, dice que el Mesías será sacerdote según el orden de Melquisedec, dice que el Mesías (Jesús) tendrá un sacerdocio eminentemente superior e incluyendo al de Aarón. En el pensamiento de Pablo, Cristo es el promulgador de la Ley Nueva, con independencia total del rabinismo (Gn 14,18; Sal 109,8; Hebr 7,1-17).
El Mesías del cristianismo adquiere y alcanza una elevación y relieve que los ascetas esenios de Qumrán, enraizados sólo en el Antiguo Testamento y por lo mismo quedándose a media revelación, no pudieron ni soñar. Su mesianismo desembocará inevitablemente
[27] QUMRÁN Y LA BIBLIA 27
en una creencia de conquista por parte del pueblo judío, como único y total mesías, en el mundo del. futuro entre las naciones y contra ellas ( 24 ).
13. EL CALENDARIO
Uno de los más sorprendentes descubrimientos a que dieron lugar los escritos de Qumrán fue constatar la existencia de un calendario peculiar de fiestas litúrgicas, que se regía por otras bases que las del orden festivo seguido por el judaísmo en tiempo de Jesús.
Ya por el Documento de Damasco, hallado en El Cairo, se conocía la existencia del Libro de los Jubileos o Las divisiones de los tiempos ( de los años y sus ciclos) en sus jubileos y semanas. En la cueva cuarta se hallaron fragmentos por lo menos de seis copias. Antes se conocía sólo la versión etíope y partes en otras lenguas.
En Jerusalén y su Templo estaba entonces en vigor el calendario lunar; Qumrán seguía el antiquísimo solar (el nuestro), más genuino en el mismo pueblo hebreo. Se hallaron incluso, entre los fragmentos, unas tablas matemáticas que armonizan ambos calendarios.
Según el calendario arcaico solar de Qumrán, el año tiene 364 días, distribuidos en 12 meses, en grupos de tres (cuatro grupos o estaciones, de tres meses cada una). Los dos primeros meses de cada estación tienen 30 días, el tercero 31. Es el día llamado intercalar. En este sistema que comprende semanas completas, cada año los mismos días del mes caen o coinciden en los mismos días de la semana. El primer día del año es el miércoles, porque según el Génesis (Gn 1,14-19) fue creado en este día el sol y así pudo comenzar el año solar. Sin embargo, la realidad astronómica es algo distinta. El año real solar es un día y un cuarto más largo. Este desfase debía corregirse oportunamente con la intercalación de una semana ente. ra, para no romper el ritmo semanal.
Mientras el calendario lunar, más reciente, introducido probablemente por Antíoco Epifanes, se desplaza poderosamente hasta tener que intercalarse un mes entero de 28-29 días, a su debido tiempo para corregir los desplazamientos, el solar, en cambio, es prácticamente inmutable.
Pero, por esa discrepancia, los monjes de Qumrán, siguiendo una más antigua y veneranda tradición, celebraban los ayunos y festividades en días distintos a los del calendario del Templo de Jerusalén.
(24) J. S. CROATTO, «De messianismo Qumranico», Verbum Domini 35 (1957) 2·79-286. 244-260: P. PRIGENT, «Quelques testimonia messianiques. Leur histoire littéraire, de Qumran aux Peres de l'Église», Theologische Zeitschrift, Basel 15 (1960) 419-430; J. STARCKY, «Les quatre étapes du messianisme a QuJJ].ran», Revue Biblique 70 (1963) 481-505; R. E. BROWN, «J. Starcky's Theory of Qumran Messianic Development», The Catholic Biblical Quarterly 28 (1966) 51-57; J. A. FITZMYER, «Futher Light on Melchiscclek from Qumran Cave II», Journal of Biblical Literature 86 (1967) 25-41.
CALENDARIO SOLAR JUDIO
Domingo Lunes Martes Miércoles Jueves Viernes Sábado
1 .2 3 4 5 6
1 1 2 3 4
5 6 7 8 9 10 11 I 12 13 14 15 16 17 18
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El calendario solar judío •es más antiguo que el ,lunar. El año tiene 364 días, exactamente 53 semanas que se dividen en cuatro estaciones de 13 semanas cada una. Los meses tienen 30 días, pero debe añadirse un día más al final de cada trimestre [31, día intercalar]. Así se obtienen los 91 días de las 13 semanas trimestrales.
En este callendario, el año siempre empieza en miércoles y las fiestas anuales coinciden siempre en el mismo día de la semana.
[29) QUMRÁN Y LA BIBLIA 29
14. EL DIA DE LA ULTIMA CENA
Ante todo, debe advertirse que las conmemoraciones litúrgicas actuales siguen una diferenciación temporal relativa entre sí, pero no completa ni absoluta. El 25 de diciembre es la Nátividad del Señor porque el 25 de marzo es la Encarnación, o viceversa. El 28 de diciembre se celebra la fiesta de la matanza de los Inocentes, y el día 6 de enero (nueve días después) la Epifanía que es anterior, ya que por la huida de los Magos fueron muertos los inocentes. El 2 de febrero se conmemora la Presentación de Jesús en el Templo y la Purificación, pero estos hechos son anteriores a la Epifanía: ¿cómo hubieran podido presentarse en el Templo, José y María, a los cuarenta días de nacido Jesús, estando ya en Egipto? De modo parecido, en Semana Santa, entre el prendimiento del Señor en el Huerto de Getsemaní, el Jueves Santo por la noche, muy avanzada la noche, y la crucifixión, propiamente a las nueve de la mañana del viernes, tuvieron que pasar tantas y tantas cosas narradas en los evangelios que se hace difícil conciliar todos los datos. Baste recordar las dos sentencias del sanedrín: una que da pena de muerte y otra que la ratifica, entre las cuales debían pasar veinticuatro horas, y luego la entrega de Jesús al brazo secular, con su complicado y largo proceso y subsiguiente condena.
San Juan muestra con diáfana claridad que la última Cena del Señor con sus discípulos se celebró antes que la cena pascual según el calendario del Templo: cuando crucificaron a Jesús, los judíos comían la cena religiosa, el viernes, víspera del gran Sábado.
Según apareció en los escritos de Qumrán, en el calendario antiguo, más venerado, las fiestas caían siempre el mismo día de la semana. El año siempre empezaba el miércoles, día cuarto. De consiguiente, según ese calendario, la cena pascual se debía celebrar el día 15 del primer mes, que era siempre miércoles. Como el día judío se computaba de puesta a puesta de sol, la cena pascual debía celebrarse al anochecer del martes. Las dos fiestas de la Pascua, según el antiguo y el nuevo calendario, pudieron darse en una misma semana. La señorita Jaubert probó que los datos evangélicos podían conciliarse si Jesús y sus discípulos siguieron el calendario sacerdotal o solar y la liturgia del Templo de Jerusalén el lunar (2 5
).
Los hechos se reparten así. Tarde del martes y anochecer del miércoles (para el mundo judío ya es el mismo miércoles), última Cerra y oración del huerto. En esta noche, predimiento. Llevan a
(25) A. JAUBERT, «Le calendrier des Jubilés et la Secte de Qumran: Ses origines bibliques», Vetus Testamentum 3 (1953) 250-264; ID., «La date de la derniere Cene», Revue de ZHistaire des Religions 146 (1954) 140-173; ID., «Le calendrier des Jubilés et les jours Iiturgiques de la semaine», Vetus Testamentum 7 (1957) 35-61; rn., La date de la Cene: calendrier biblique et liturgie chrétienne (Paris 1957).
30 SEBASTIÁN BARTRINA, S. I. [30]
Cristo ante Anás. Negaciones de Pedro. Jesús es llevado a Caifás, esta misma noche y queda en prisión. Miércoles por la mañana primera reunión del sanedrín ( que requiere para su funcionamiento legal una convocación completa y una reunión mayoritaria), Jesús preso de los judíos. Jueves, segunda reunión del sanedrín, ratificación de condena, conducción a Pilato, miedo de los judíos a contaminarse y no poder comer la futura Pascua. Conducción a Herodes, vuelta a Pilato, Jesús preso de los romanos. Viernes, al amanecer y durante las primeras horas de la mañana, segunda aparición ante Pilato, condena, viacrucis y crucifixión hora tertia, muy al comienzo de la mañana.
Los evangelios sinópticos prestan poca atención a la cronología. Agrupan, en su concisión, los sucesos por materias, y así a veces utilizan para fechar el calendario del Templo o el solar. Mateo habla de dos días antes de la Pascua (Mt 26,2) y Juan de seis días antes, al referirse al mismo acontecimiento de la unción de Betania (Jn 12,1), que debe entenderse de la Pascua lunar u oficial judía, si son seis días, o de la solar y qumranita en el entramado de la pasión y su narración.
Vetustos testimonios cristianos hablan de Jesús, que fue preso en Getsemaní el martes de la Semana Santa (la Didascalía, s. III, san Epifanio de Chipre, 403 p. C., y Victoriano de Petau, en Estiria, 304 p. C.). Se ha demostrado que los ayunos cristianos del miércoles y del viernes se justifican por esa explicación: porque fue prendido Jesús y porque murió en la cruz.
15. JUAN EL BAUTISTA, ¿ESTUVO EN QUMRAN?
Un atento estudio descubre que los datos que ofrecen los evangelios perfilan una personalidad de Juan el Bautista mucho más rica de lo que a primera vista pudiera parecer. Sabemos de su austeridad, su predicación, su bautismo de arrepentimiento para remisión de los pecados; pero también que conocía muy bien las Escrituras, estaba formado en una ascesis de tipo tradicional en Israel y que «el niño crecía y se robustecía en el espíritu y vivía en los desiertos hasta el día de su manifestación a Israel» (Le 1,80).
El único desierto, para el tiempo y el lugar en que actuó Juan el Bautista, fue el de Judá, donde estaba el monasterio de Qumrán. Debe distinguirse, en Qumrán, el tipo de vida comunitaria y el tipo de vida anacorética, de soledad, en más o menos relación con un centro monacal. J osefo dice de sí mismo que estuvo largo tiempo con un asceta solitario llamado Bano.
Es muy aceptable que Juan el Bautista conviviera con los monjes de Qumrán un tiempo más o menos largo de su vida, y diría que es cierto que les conoció y apreció. Pero llega un momento de diferenciación esencial. Los esenios o qumraníes con sus ideas cerradas de
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separación absoluta de los hombres, con la esperanza de una liberación escatológica o de intervención directa divina, dentro de un aprecio estricto y una valoración absorbente de la Ley, a cuya letra se apegan. Juan, en cambio, tiene un mensaje y un destino muy distintos: su bautismo no es una lustración ritual de tipo ascético personal sino algo que él confiere a los otros; acuden a él las turbas, y su acción es específicamente para las turbas; dilucida sabiamente los deberes de los que creen en su mensaje, que son todos de mejora de la vida social y no de apartamiento cerrado claustral; sobre todo es voz, es signo, es el precursor de un Mesías concreto que ya está entre la gente. Los monjes de Qumrán soñarán con un mesías futuro que equivale al triunfo, incluso terreno, del pueblo judío como tal, una vez purificado de sus desvíos, y ese sueño no se realizará, porque ellos, los escogidos, el resto de Israel, como se creían, desaparecerán para siempre con la destrucción del Jerusalén el año 67 y 70, y de modo definitivo al ser sofocada la revuelta vivaz de Bar Kokeba o Ben Kosbá, en el año 136 de nuestra era (26 ).
16. CONCLUSION
Ha pasado el tiempo. Las llamaradas sensacionalistas del comienzo se han ido extinguiendo con la misma rapidez con que se encendieron. Algunos, tendenciosos o precipitados, quisieron hallar un cristianismo antes de Cristo. Wilson decía que posiblemente los orígenes del cristianismo hubieran de rastrearse antes en el monasterio de Qumrán que en Belén y Nazaret, aunque honradamente añadía que sería una locura explicar el contenido de los evangelios con analogías y precedencias del Qumrán coetáneo (2 7
). En realidad, como veía Gaster, los conceptos fundamentales del cristianismo se hallan ausentes de Qumrán: divinidad del Mesías, su encarnación, pecado original y redención por la cruz, amor universal y auténtica escatología.
Qumrán nos ha abierto con llave de oro una época oscura de la historia judaica, pero queda petrificado en las frías raíces veterotestamentarias, incorporado en las ansias de un sector del judaísmo que debe colocarse, según fue de rápido su brillo y extinción, en la luz crepuscular de entre los dos Testamentos.
(26) J. PRYKE, «John the Baptist and the Qumran Community», Revue de Qumran 4 (1964) 483-496.
(27) E. WILSON, The Scrolls from the Dead Sea (London 1955) 133.
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BIBLIOGRAFIA
La bibliografía que sigue a continuación no es más que una amplia selección de artículos y publicaciones que tratan de Qumrán, escritos en lengua castellana. La mayoría son trabajos de investigación originales; otros -relativamente muy pocos- son traducciones de obras consagradas en el tema, escritas en lenguas extranjeras. Es prácticamente imposible reunir los que se han pubicado en cualquier lengua; tal pretensión caería además fuera del actual propósito.
Como los nuevos hallazgos se sucedían vertiginosamente y los estudios, por su misma naturaleza tenían que proceder con cauta lentitud, algunos escritos de los aquí reunidos tendrán sólo valor circunstancial. Por eso ha parecido más conveniente clasificarlos por orden cronológico, según el tiempo de su aparición, y dentro de él, por sucesión alfabética de autores. La presencia de esta lista justifica la carencia de más amplias notas o fuentes, en las anteriores páginas, que se han inspirado en l¡¡¡ experiencia directa de lugares y escritos auténticos y en buena parte del material aquí citado.
Conviene advertir que existe una revista internacional, dedicada exclusivamente a los temas de Qumrán. Es la Revue de Qumran, París, primer volumen 1958-1959. Está desarrollándose un proyecto en Israel que intenta reunir un catálogo completo de todas las publicaciones apar1.cidas sobre los manuscritos del mar Muerto y, siempre que sea posible, un ejemplar de la misma publicación. Entre nosotros, Benito Celada principalmente ha cuidado de irnos informando desde las páginas de la revista Cultura Bíblica (Madrid-Segovia) de cuanto iba sabiéndose de nuevo e importante en el complejo campo de la qumranología.
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