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otros territorios 3 (2012)

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suplemento de información y análisis derechos, culturas, memorias

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EDITORIAL

RespetoCOLECTIVO EDITORIALOTROS [email protected]

¡Qué falta de respeto! ¿Cuántas veces hemos escuchado esta frase? Suelen pronunciarla gene-ralmente adultos, y generalmente tiene que ver con alguien que es joven. ¡Qué falta de respeto, preguntar ésto o lo otro! ¡Qué atrevimiento, cues-tionar a tal o a cual! Qué presuntuoso, se podría añadir, pretender los mismos derechos que un adulto: votar, por ejemplo; opinar sobre lo que se le enseñará, sobre el estado de las escuelas; recla-mar participación en la vida pública.

Lo nuevo, ya se sabe, suele generar temor. Y así parece que se los percibe a los jóvenes, como personas a quienes temer. Los chicos y chicas son objeto de las miradas adultas y sobre ellos y ellas se descargan nuestros temores y frustraciones, se les da mucho, se les da poco, se espera mucho de ellos y de ellas, se habla de ellos, se habla de ellas, se sabe lo que es bueno para ellos y ellas. Pero ra-ramente se les concede la palabra. ¿Quién falta el respeto?

¿No somos todos seres humanos, merecedores de respeto por el solo hecho de serlo, sin importar la edad? “No valen más los adultos que los niños, ni los jóvenes que los viejos. Por suerte, la física moderna nos de-muestra que el tiempo es relativo y que usted podría envejecer más rápido que su abuelo o llegar a ser más joven que su nieto”, enseña José Ignacio López Vigil.

En nuestro país y en el mundo, los y las jóvenes han demostra-do esta afirmación. Los estudiantes de México en la década del 60 dieron una lección de dignidad. Más aquí, en septiembre se cumplieron 36 años de la Noche de los Lápices, el martirio de es-tudiantes, adolescentes aún, que tuvieron la valentía de atreverse a pedir un boleto diferenciado. La historia, argentina y del mundo, registra la heroicidad, el compromiso humanitario, de jóvenes en

Octubre 2012Producción: Colectivo Editorial OtrosTerritoriosColaboradores: Elena Corvalán, Andrea Fernández, Marita Couto, Eloy López, Alcira Figueroa, Laura Urbano, Germán Banek, Norberto Barbieri, Fernando Teruel, Ana Inés Soruco, Melanie Fernández, Lautaro Alincastro, Pedro Marcelo Ibarra, Sofía Müller, Liliana Elizondo, M. Beatriz Boni-llo, Rodrigo Montani, M. Eugenia Suárez, Raúl CruzIlustraciones: Andrea Fernández, Oscar Velez, Daniel Leber, Lautaro Alincastro (revisturra.blogspot.com.ar), Pablo Zarra, Agustín Goytía.Traba-jos realizados en taller de dibujo en el Hogar de Tránsito de Salta y en el taller de pintura del Centro de Atención a Jóvenes en Conflicto con la Ley Penal Nº1 a cargo de la Prof. Lila Ursino. Fotos: Gentileza Daniela Seggiario (pag, 28/29)Arte de tapa: Lautaro AlincastroComercialización: Norberto Barbieri (0387) 154 130 084/ [email protected]

todas las geografías y tiempos. Y, sin embargo, una franja impor-tante de adultos asume que no tienen nada para decir ni prácti-camente nada valioso qué aportar. De ésto habla este número del Otros Territorios.

De ésto y de más, de otras cosas que pasan en Salta: de hombres que se atreven a romper el ceñido corsé de la sobrevalorada disci-plina policial, policías que saben decir no y que saben ser personas antes que miembros de una fuerza de las llamadas “de seguridad”. Y, otra vez, hablamos de los desmontes que siguen; de las dificulta-des para terminar la investigación de los crímenes de lesa humani-dad. Y hay también belleza, gracias al arte.

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MEMORIA/crímenes de lesa humanidad

Oscar te manda saludos Elena Corvalán [email protected]

rizaron y buscaron, que se asustaron y buscaron, que buscaron siempre, en-vejecieron años en días. Así lo recuer-da Carlos, el hermano de dieciocho, que apenas puede con su tristeza, con esa impotencia de no poder despedir al hermano que está en algún sitio pero en ninguna parte donde llorarlo. “Por-que yo creo –dice- que si alguien pier-de un ser querido por lo menos tiene el privilegio de llevarle flores”.

Hoy, treinta y seis años después, el padre y la madre de Carlos y Oscar es-tán muertos.

Pero mientras vivieron, de alguna manera, Oscar vivió en ellos. En sus últimos años la madre le hizo trampas a la razón para reencontrarse con su hijo perdido. Cada vez que Carlos iba a verla, preguntaba por Oscar, el Oscar vital y libre que ella guardaba en sus retinas.

Primero Carlos trató de rescatarla del error. Pero luego comprendió: “Yo mismo terminé diciéndole ‘Oscar te manda saludos’”.

Dictadura. Ciudad de Salta, Tres Ce-rritos. Una madrugada de agosto de 1976, una familia es sobresaltada en su descanso por hombres vestidos de negro, armados, que sacarán del sue-ño a Oscar Bianchini para llevárselo al sinlugar de los desaparecidos.

Oscar tenía veinticuatro años, una joven compañera y un hijo de meses. Tenía un hermano de dieciocho, tenía sus lecturas, sus reservas y su simpatía por Montoneros. Tenía un padre y una madre que lo amaban tanto, tanto, que no pudieron soportar su ausencia.

Esos padres, que primero se horro-

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NOTAS DESDE EL ESTADIO MARTEARENA

La juventud como problema

Una idea cultural sobre los jóvenes los ve como desprovistos de voluntad propia y fácilmente manipulables. Esa idea convive con otra: los jóvenes son problemáticos.

PEDRO MARCELO IBARRA

El calor se siente en el estadio en esta tarde de septiembre. Más de diez mil per-sonas se aprestan a ver un partido de fút-bol entre los equipos más populares de la provincia. Soy un hincha más, desprovisto de cualquier acade-micismo. Todo está por suceder. El par-tido no comienza, cerca de 12 jóvenes trepados al parape-lotas no bajan pese a la insistencia de la voz del estadio, juga-dores y espectadores. El partido finalmente no se juega y una de-sazón recorre el esta-dio: ¡no vinimos para esto! Durante ese día y los subsiguientes se decía que los chi-cos en cuestión, la mayoría de entre 12 y 19 años según lo que pude advertir, habían sido enviados allí por los jefes de la barra brava envueltos en una disputa po-lítica y económica por entradas de favor. Me interesa destacar de este evento ciertas imágenes culturales en torno a la juventud en conexión con algunas de las limitaciones estructurales impuestas por las generacio-

nes adultas en un momento donde se dis-cute sobre la participación electoral de la franja de edades de entre 16 y 18 años.

El protagonismo alcanzado por los chicos esa tarde fue rápidamente matizado por el rumor del estadio que luego se reproduciría en los medios ya en tono de denuncia: esos

jóvenes fueron enviados allí para hacer lío. No quiero discutir si esto fue verdad ni so-bre los motivos que tenían esos chicos para treparse, quisiera en cambio detenerme en ese rumor pues allí subyace una idea cul-tural sobre los jóvenes que los asocia como

un grupo desprovisto de voluntad propia y fácilmente manipulable. Esa idea convive con otra: los jóvenes son problemáticos, hacen lío, no escuchan a los otros, viven en su mundo. A su vez, estas representaciones se complementan con otra; los jóvenes no saben lo que quieren. Hablo de estas imá-

genes como ideas culturales pues se trata de modos de asignación de sentido, es decir definiciones sobre lo que es ser jo-ven, lo que hacen y dejan de hacer. Estas formas arbi-trarias responden a las relaciones -bastante desigua-les por cierto- en-tre las diferen-tes generaciones matizadas por las desigualdades sociales, de géne-ro y étnicas entre otras. Las ideas culturales domi-nantes de nuestro

tiempo se asientan sobre formas de per-cibir al mundo transmitidas e impuestas por los grupos dominantes, por lo general compuestos por las generaciones adultas. Los jóvenes -en tanto grupo subalterno y al igual de lo que sucede con los niños e indí-

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genas- son depositarios de sentido: se dice sobre ellos, se opina sobre ellos, se decide sobre ellos y raramente se los invita a decir, opinar y decidir. Así, podríamos reconside-rar que la falta de voluntad de la juventud no se trataría de su supuesta “imposibili-dad propia” o “natural” sino de una especie de expropiación ejercida por las genera-ciones adultas sobre cuestiones que hacen a su vida. Las ideas culturales dominantes son impuestas mediante el ejercicio de una violencia simbólica que acalla las construc-ciones de sentidos alternativos. Cuando se escucha “los jóvenes hacen lo que quieren” subyace esa tensión consistente en que los jóvenes habitualmente construyen senti-dos o significados que son de difícil acceso al resto de las generaciones. Sin embargo, “joven” es una palabra que designa diferen-tes experiencias, situaciones y condiciones que resulta a veces imposible reducir a una simple singularidad. En nuestra provincia, por ejemplo, el destino social de muchos jóvenes está marcado por la necesidad de trabajar mucho antes que sus pares y ac-ceden a un mundo laboral varias de las ve-ces regido por la arbitrariedad y el abuso. Otros jóvenes no acceden a información sobre su salud reproductiva y se exponen a situaciones de riesgo o decisiones que modifican su vida de una vez para siempre.

Chicos salteños nacidos en ámbitos rurales se ven muchas veces imposibilitados de proseguir sus estudios ante la ausencia del ciclo secundario en su lugar. Otros jóvenes son el recurso deseado de una creciente economía oculta asociada al narcotráfico, el crimen organizado y la trata de perso-nas. Estas diferentes situaciones afectan a diferentes grupos de jóvenes y en cada una de ellas hay decisiones e importantes omi-siones que por lo general han sido tomadas por las generaciones adultas.

Los jóvenes construyen sentidos alter-nativos que a veces desafían a los valores dominantes y otras veces directamente se dirigen a construir otros mundos y univer-sos de significados. Algunos jóvenes han elaborado una política del lugar donde a partir del barrio, la cuadra, la esquina o el equipo de fútbol, la música, las redes de amigos, articulan un discurso y una expe-riencia sobre sí mismos que no requiere ni busca delegación o representación. Se trata de una política de la presencia que algunas veces ha sido colonizada y apropiada por la industria de consumos culturales.

No obstante, lo que puede observarse en la provincia es una realidad preocupante pues hay indicios de un creciente aisla-miento entre las generaciones. Los adultos imponen sus definiciones y sus sentidos

sobre los jóvenes, pero al mismo tiempo no comprenden del todo qué les sucede, qué les pasa y por qué actúan como actúan. Los jóvenes, si es posible emplear esa palabra para realidades tan dispares, amplifican esta imposibilidad al elaborar discursos y sentidos que son de difícil acceso para cualquier grupo externo. Todo esto sucede mientras las construcciones de identidades colectivas de lo salteño -veamos la imagen del turismo por ejemplo- se asientan sobre evocaciones de un pasado y de una imagen que como una postal detenida no parece habilitar la construcciones de un futuro colectivo e incluyente a tan rica diversidad que tiene la provincia. Estas situaciones ge-neran violencia de todo tipo. Deberíamos repensar cuáles son las condiciones socia-les que han posibilitado en nuestra provin-cia tantas desgracias humanas durante los últimos tiempos y que han encontrado en los jóvenes sus protagonistas, perpetrado-res o víctimas. En tal caso, se requiere re-visar las relaciones entre las generaciones, las decisiones y omisiones que los afectan y se han gestado desde distintos lugares que por lo general son ocupados por los pode-rosos y las generaciones adultas.

Vuelvo sobre mi memoria de esa calu-rosa tarde de agosto y trato, sin éxito, de entender que quisieron decir esos chicos.

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LA MIRADA DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN SOBRE LOS JÓVENES

Los otrosLos medios masivos difunden visiones estereotipadas de los jóvenes: los exitosos, solo por la vía del consumo; los frívolos interesados en nada, y los peligrosos, que

llenan páginas de las secciones policiales.

SOFIA MÜLLER

Los medios miran y le hablan al mun-do desde los ojos de un modelo de sujeto: el de un hombre, adulto, autosuficiente y heterosexual, que vive en grandes centros urbanos. Cada vez que los medios hablan, delimitan un nosotros que responde a su modelo y condenan a los que quedan afue-ra a un lugar de otredad.

“Otros” son los niños y niñas, los adultos mayores, las mujeres, las personas trans, los homosexuales, los migrantes, los jó-venes y muchos posibles otros. Cada uno de ellos es observado y señalado desde un estereotipo; la noticia o lo noticiable giran muchas veces alrededor del cumplimiento o no de este prejuicio. El discurso de los medios etiqueta a los otros y sólo concibe e interpreta sus acciones en función de lo que espera de ellos. Los otros no tienen voz, sino que son hablados desde la mirada del modelo hegemónico.

Los medios transparentan y consolidan los prejuicios con los que el mundo adulto mira a los jóvenes. Florecia Saintout, deca-na de la Facultad de Periodismo y Comu-nicación Social de la Universidad Nacional de La Plata y autora del libro Jóvenes. El futuro llegó hace rato, distingue tres mo-dos que utilizan los medios para referirse a los jóvenes según el contexto comunica-tivo. En primer lugar, como “jóvenes del éxito”, limitada a la idea del joven consumidor en las publicidades o programas de entretenimiento. Luego, como “jó-venes desintere-sados“: se trata de la representación de los jóvenes frí-

volos, destinados a la “pavada” y ridiculi-zados constantemente. Esta idea, estuvo muy presente en el tratamiento del deba-te por el proyecto de ley del voto a los 16 años. Por último, los “jóvenes peligrosos“, generalmente protagonistas de las seccio-nes policiales, a los que se señala y caracte-riza con determinadas formas de vestirse, con la música que escuchan y con el lugar donde viven. En este estereotipo, los me-

El discurso de los medios

etiqueta a los otros y sólo

concibe e interpreta sus

acciones en función de lo que

espera de ellos. Los otros no tienen voz, sino que

son hablados desde la mira-da del modelo hegemónico. AN

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dios suelen detenerse más agresivamente y condenan a estos jóvenes a la contante persecución social.

Constantemente se busca y se deman-da que los jóvenes respondan a lo que los adultos esperan de ellos, en función de una escala de códigos y valores que pertenecen a otra generación. Pero los jóvenes viven su juventud en este tiempo, lo que supone una distancia respecto al mundo adulto difícil de salvar.

Allí surge una situación conflictiva que genera, por parte de los adultos, una cons-tante desvalorización de todo lo que pro-venga del mundo de la juventud: nada de lo que les pase, sientan o piensen es dema-siado trascendente para el mundo adulto, salvo que ponga en juego su seguridad. Es ahí donde se piensa a la juventud como una amenaza y se proponen estrategias de con-trol.

Tal vez sea tiempo de que el discurso de los medios se construya desde un “noso-tros” inclusivo donde se comprenda y res-pete la diversidad, pero al mismo tiempo se generen vías de comunicación para que todos los “otros” tengan su propia voz. Sólo así podremos ver a los jóvenes como suje-tos de derecho, que puedan ser protegidos por estar en desarrollo y crecimiento sin que esto signifique considerarlos seres pa-sivos.

Y aún más: aceptar que pueden generar cambios y proponer rumbos, que pueden escuchar y ser escuchados. Porque, en defi-nitiva, lo que a los jóvenes les pasa nos pasa a todos como sociedad.

RAÚL CRUZ*

Parece más viejo, más austero, callado, esquivo a las miradas ajenas…

Parece encontrarse imaginariamente en un viejo café con su profesora. Reco-noce con facilidad su talento y lo disfruta con torpeza.

Parece traer en silencio restos de ener-gía que lidian con su falta de amor.

Parece aplacarse en el rincón sobre un viejo catre de hierro podrido cubierto por sus míseras hilachas que en su pal-par es un cómodo sofá.

-¡Qué plácido! Parece encontrarse en un campo de amapolas en movimiento por la brisa invernal que entra por los ventiletes de su habitación que no son más que agujeros causados por el dete-rioro y el paso del tiempo.

Empero recobra la realidad: llora, se lamenta, grita…

Invoca su oración de fuego, de perdón por los crímenes cometidos…

Tantas piedras para levantar que lo decaen, lo marginan y otra vez desespera nuevamente.

Aspirar un paco o simple-mente sentir los efectos alu-cinógenos con lo que sea… ¡Qué desazón! Él sólo busca complacer sus perturbadas neuronas.

Ya sin nada de nada se deja vencer por un inmenso sueño que tal vez en su in-consciente busca cambiar.

Tan grande es, que lo en-ferma, le pide… ¡qué ansias!

La abstinencia lo deses-pera, lo despoja hasta de pequeños momentos agra-dables.

Ahora tiene el gran valor

El valor de la vida de mirarse al espejo y preguntarse ¿Dón-de quedó el valor de vivir? ¡Sí! El valor de la vida, apenas un destello, refleja y describe ese duro rostro.

Cuánto tiempo para darse cuenta, cuánto tiempo para encontrar el verda-dero camino y retornar a casa.

Valió la pena caer al abismo y tener el privilegio, el coraje de sobreponerse y contrarrestar el tiempo perdido.

Fuerzas que nacen del encuentro con-sigo mismo, del encuentro con su capa-cidad aunque no del todo briosa. Al fin puede enternecerse y sonríe recordando gratos momentos.

Se abren puertas para librarse de ros-tros cansados, de noches tan largas, de sonrisas escuálidas; quedan atrás, cada vez más lejos de sus talones, tanto que hasta se borran los rastros de sus pasos marcados en el lodo…

Avanzan y se alejan de la tormenta para quedar libres de preocupación, cul-pa y temor.

*Estudiante de Ciencias de la Comunicación

en Unidad Penal 1. Villa Las Rosas.

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SISTEMA PENAL ARGENTINO: CUESTION DE DERECHOS O CUESTION DE CASTIGOS

Penal contra los pibes Cada año en Salta cerca de dos mil chicos y chicas atraviesan períodos de privación

de la libertad.

FERNANDO TERUEL*[email protected]

Pido prestada la voz a los aproximada-

mente dos mil chicos y chicas menores de

edad que anualmente atraviesan la priva-

ción de libertad en nuestra provincia y, con

ella, algunas palabras para pensar sobre

el tema y digo: dentro de los dilemas, las

contradicciones y las paradojas del sistema

penal argentino, ser joven parece ser una

categoría bastante imprecisa y ambigua,

donde las responsabilidades de sus actos

y los procesos y garantías judiciales que le

caben por ellos no van de la mano, o diga-

mos mejor, a veces van a contramano.

Más aun si se es pibe pobre y de barrio

marginal, estos serán los chivos expiatorios

de una extraña lucha contra la inseguridad,

donde se verán atravesando procesos de

exclusión y estigmatización tan violentos

como injustos. Artículo aparte merece el

análisis sobre una “criminología mediáti-

ca” que infunde y justifica peligrosamente

una legitimación de prácticas discrimina-

torias hacia la juventud, imaginada colec-

tivamente como peligrosa, inútil e impro-

ductiva.

Pero hasta aquí nada nuevo, lo nuevo es

lo que aún está en proceso de construcción:

se trata de la transformación del sistema

penal juvenil que se actualice coherente-

mente en el paradigma de la protección

integral de los derechos de las niñas, niños

y adolescentes . Transformación donde los

organismos ejecutores del sistema penal

sean garantes y promotores de inclusión

social y no verdugos del castigo, donde los

procesos socioeducativos sean entendidos

como medidas integrales e interdisciplina-

rias y no como beneficios en el encierro, donde la inversión del estado apueste a generar nuevas oportunidades de futuro para estos jóvenes, etc.

Y en el medio de todo este desafío de cambio que asumimos desde la Dirección General de Justicia Penal Juvenil, aparecen otra vez esos jóvenes que el sistema punitivo, selectivamen-te, sigue depositando tras las rejas cual objetos descartables. Y es enton-ces necesario interpelar nuevamente nuestras prácticas institucionales y sociales para no natu-ralizar viejos prejuicios que, lejos de ayu-dar, reproducen un sistema represivo so-

bre estos jóvenes. Y es entonces también

necesario creer en los chicos y sus poten-

cialidades más que en sus carencias y di-

ficultades, pues todos son víctimas y victi-

marios, todos bajo nuestra responsabilidad

social como adultos. Nada en ellos nos es

ajeno más nada en nosotros puede evitar-

nos el deber y la obligación de construir

ciudadanía en y con ellos.

Ya sin margen en el papel, quisiera ter-

minar respondiendo como César Gonzá-

lez (quien es el poeta Camilo Blajaquis, ex

“pibe chorro”) a la pregunta que una joven

alojada en el Centro de Atención a Jóvenes

nº 1 le hiciera en el marco de un taller de radio:

-¿Qué necesitamos los pibes para poder estar bien con la sociedad?

–Primero que la sociedad esté bien con los pibes y no los pibes con la sociedad. La sociedad tiene que brindar las herramien-tas de trabajo, cultura, educación y depor-tes para todos. Una vez que se cubra todo eso, ahí vamos a poder juzgar realmente a los pibes.

* Coordinador del Programa Socioeducativo de la Dirección General de Justicia Penal Juve-nil.

1 Concepto empleado por el Dr. Raúl Zaffaroni con gran sentido técnico, baste leer un capitulo así titulado en su libro “La Cuestión Criminal” para ilustrarse sobre los alcances de la temática.

2 Ley nacional N° 26.061

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EL ACTIVISMO JUVENIL FLORECE EN BARRIOS, EN PLAZAS Y EN REDES SOCIALES

Un acto de militancia Nunca ser joven ha sido fácil, solo en el siglo XX el recorrido histórico nos muestra

millones de vidas truncadas en la Primera Guerra Mundial, en la Segunda, en Vietnam, en los años 60 y 70 a manos de las dictaduras de todo nuestro continente.

MELANIE FERNÁ[email protected]

El terrorismo de Estado en nuestro país se ensañó con una generación de hombres y mujeres muy jóvenes, mili-tantes, comprometidos Mención aparte merecen aquellos de la Reforma Univer-sitaria (Córdoba, Argentina, 1918), los del Mayo Francés (mayo de 1968), las resistencias para la descolonización en África y tantos otros.

Los jóvenes esperan un cambio de todo, afirman “estamos en una sociedad polarizada que es necesario cambiar” y agregan “cada uno debe intentar el cam-bio desde su rol, desde su lugar, desde su trabajo, desde su lugar de estudio”.(*)

Palabras de estudiantes que confor-

man este universo de población salteño cuyo promedio de edad es de veintiséis años. Salta es territorio de jóvenes. Se-gún la Dirección de Estadísticas de la provincia son casi 140 mil las personas de entre 15 y 19 años en este 2012.

Un solo número, muchas juventudes. No existe una sola forma de vivirla ni de conceptualizarla. Aun tratándose de la misma dimensión (el trabajo o el estudio o la falta de ambos, por ejemplo) hay rea-lidades diferentes marcadas por la clase social, el lugar de origen, la pertenencia étnica.

Y, sin embargo muchos, de distintas maneras, militan. Después de un largo impasse de descreimiento de todo lo que oliera a política, producto del neolibera-

lismo de los 90, los jóvenes y las jóvenes volvieron a compro-meterse.

Es indudable que la muerte de Néstor Kirchner fue un dis-parador, una bisa-gra importante que se re-apropió de ese término “militancia”. No es fácil encontrar-la asociada de otro modo que no se refie-ra a la juventud kir-chnerista: artículos periodísticos, blogs, páginas en facebook remiten casi exclu-sivamente a ellos y ellas. Sin embargo, el arco de juventudes

políticas abarca a todos los partidos que reconocen a sus integrantes, en general, entre los 14 y los 30 años. También estos partidos tie-nen su correlato en agrupaciones estudiantiles de larga trayectoria históri-ca en Salta, como la Franja Morada, has-ta algunas muy recientes que han conse-guido instalarse, como JP Descamisados, la UJS, el Partido Socialista, Adobe, ADN Rebelde y la nueva FUSa.

Nuestra juventud utiliza las herra-mientas de su tiempo: fundamental-mente las nuevas tecnologías, hecho que la distingue de la de épocas anteriores. Cada agrupación juvenil tiene su página en facebook. Pero no por ello abandonan la tarea de convencer de sus ideales tra-bajando en plazas estratégicas de la ciu-dad, en barrios, centros de estudiantes, universidades.

Florecen, estallan, se apasionan. Esa es su tarea; la juventud de cada tiempo debe poder vivir su tiempo, su contex-to histórico. Sufrir los desengaños que le toque, construir con la esperanza que otorga la utopía de cada época y crecer con compromiso. Dejemos que lo hagan en paz, es su derecho.

* En “Representaciones de educación y po-

breza en estudiantes universitarios de la UNSa”.

Licenciada Adriana Zaffaroni y equipo de inves-

tigación Proyecto CIUNSa. Nº 1287 2003-2007.

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LA DOBLE MORAL DE LA SOCIEDAD ADULTA, ESTA VEZ EN UNA ESCUELA

La pedagogía de la contradicción

Un proyecto incentiva a los chicos y chicas a visibilizar las cosas que les pasan. Un grupo propone pintar un mural con imágenes de santos populares. El director lo censura.

ANDREA FERNANDEZ [email protected]

Desde hace un año y cinco meses soy “la profe de artística” en un colegio se-cundario rural en Rosario de Lerma. Este colegio fue fundado en 2011 por la nece-sidad de una mayor oferta educativa en todos los rincones de la provincia dado que la educación secundaria es hoy obli-gatoria. Damos clases en el edificio de una antigua escuela primaria en la zona de fincas (que funciona a la mañana).

Hace unos meses propuse a mis com-pañeras y alumnos que pintemos un mural en una pared de la institución. Los directores (de la mañana y la tarde) accedieron al pedido sin peros y, a tra-vés de un plan de mejora institucional, pudimos comprar los materiales ne-cesarios. Este proyecto se fundamentó proponiendo que los chicos y chicas se apropiaran del espacio en el que estu-dian e hicieran visibles algunas de las cosas que les pasan, les preocupan o simplemente: desean compartir.

Los alumnos tienen entre trece y die-cisiete años, la mayoría vive en un ba-rrio humilde a un par de kilómetros de la escuela. Este proyecto seguía los pro-pósitos de los lineamientos curriculares de la materia Educación Artística, pu-blicados por el Ministerio de Educación de la provincia: “Inducir la valoración y la reflexión sobre las experiencias y re-presentaciones artísticas de los jóvenes que intervienen en el proceso de cons-trucción de su identidad” y: “establecer

la igualdad expresiva y participativa de los jóvenes, propiciando el respeto por la diversidad y el rechazo por todas las formas de discriminación en los dife-rentes lenguajes artísticos”, entre otros. Hasta aquí todo muy lindo: nos expre-samos y nos respetamos, reflexionamos y compartimos nuestras experiencias en la construcción de nuestra identidad por medio del arte. Pero no.

Durante varias clases debatimos con los alumnos sobre qué hacer en el mu-ral, dibujamos y escribimos. En grupos propusieron hablar con sus imágenes de varios temas: la contaminación, las adicciones (en especial el consumo de drogas), los suicidios, sus creencias, la

vida cotidiana, la música. Dentro de es-tos temas dos grupos propusieron pintar al Gauchito Gil y San La Muerte. Reco-nozco que puse un poco de resistencia al principio ante esta idea y les propuse que pensaran en otras imágenes, pero ellos insistieron en que esas eran las imágenes que querían pintar; entonces investigamos juntos cuál era la historia de estos santos populares, en el medio de las charlas surgió la expresión “son los únicos santos que sí nos pueden escu-char a nosotros”; me acerqué así a com-prender estas imágenes como su religio-sidad, su identidad. Decidimos incluir la imagen del Gauchito como devoto de San La Muerte (arrodillado frente a él),

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según cuenta su historia y la imagen que circula entre los celulares como una es-tampita virtual. Esta imagen sería parte de una composición mucho más amplia donde aparecerían múltiples imágenes y colores que harían visible parte del uni-verso de los estudiantes.

Apenas trazaron las primeras líneas para representar estos personajes apare-ció el espanto. El espanto de los adultos, de algunos profesores, y principalmen-te del director. “¡¿Cómo les vas a dejar pintar ésto?!”, fue una de las primeras reacciones. “¡Imagínate cuando lo vean los de la mañana! ¡Esto habla de las dro-gas!”. Algo más: otra de las imágenes que dibujaron fue la de un adolescente como marioneta, manipulado por una hoja de marihuana, propuesto por un grupo de mujeres (conscientes de hacer un lla-mado de atención). “¡Y encima hay una hoja de marihuana! ¡En la pared de la es-cuela!”, se espantaron algunos docentes. Esa tarde se tapó el dibujo con una tela para que nadie lo viera; acordamos que al día siguiente continuaríamos con las demás imágenes, ante mi pedido de que nos diesen la oportunidad de terminar el trabajo. Pero al día siguiente, en medio de una alerta meteorológica por la que se

suspendieron las clases, el director deci-dió tapar con sus propias manos el dibu-jo de los chicos: “Disculpame, pero esto no puede ser. No quiero problemas”, dijo mezclando la pintura blanca que en bre-ve borraría los dibujos; insistí en que nos dejara terminar el mural pero replicó: “Yo ya me informé, hablé al Ministerio, esto está prohibido, no se puede hacer, imágenes paganas no, aquí no, no pue-do creer que vos, como docente, hayas permitido esto”. No hubo posibilidad de diálogo. Varios de mis compañeros no volvieron a mirarme a los ojos.

Al día siguiente, en un clima de tensión pedí al director que les explicara a los alumnos el motivo de la censura: “No se hagan los vivos, ustedes saben que aquí no se puede hacer esto, no van a venir a hacer lo que ustedes quieran”, fue más o menos la explicación.

Muchos de los chicos se sintieron ofendidos, molestos, algunos se rieron, la mayoría se quedó en silencio. Al irse el director una de las chicas me dijo: “Al final, nos dicen que nos expresemos pero no les gusta lo que queremos decir, ya no queremos pintar nada”.

Posteriormente hablé con el director y algunas compañeras, coincidieron en

que hay que pintar imágenes “lindas”, “positivas”. Me sugirieron que “una pin-tura debe alegrar, motivar, permitirnos imaginar”, pidiéndome que seleccione-mos imágenes “que no sean ofensivas para la comunidad”, y que muestren “otras” cosas de los chicos.

“Nosotros no lo pintamos con esas in-tenciones que los demás se imaginan… nuestra intención fue hacer ver nuestra problemática ante la sociedad. Ahora sentimos que nos están quitando la li-bertad de expresión”, me escribieron tres alumnos al saber que publicaríamos esta nota. Otras alumnas me escribieron: “Nosotras estamos de acuerdo con cada chico que expresa sus sentimientos en la pintura, pero siempre y cuando se respe-ten los reglamentos de la institución y a las demás personas. Nosotras no quere-mos pintar el mural por miedo a que lo borren, porque no sentirán o pensarán lo mismo que nosotros”. En los textos ob-viamente se infiltran discursos ajenos; a partir de esto me pregunto cuáles en-tenderán los alumnos que son “los regla-mentos de expresión de la institución”. Porque no se trata de los santos popula-res, ni de una hoja de marihuana sacada de contexto, se trata de respetarnos en serio, de respetar a los chicos y chicas, de dejar de estigmatizarlos, de desnaturali-zar este tipo de conductas de cinismo y autoritarismo desde quienes educan.

Enseñan desde un miedo irracional quienes deben ayudar a pensar; y la re-ligión (católica, por supuesto) sigue apa-reciendo como un obstáculo que niega la reflexión y la tolerancia al que no sigue sus lineamientos que, a veces, parece que siguen siendo los únicos que realmente valen en la escuela pública.

Taparon una imagen, pero hicieron visible la educación del miedo. Quedó expuesta la contradicción: hablamos de los derechos y la libertad, pero se trabaja para formar sumisos. La realidad des-borda sus representaciones, no importa el color que hoy cubra esa imagen, allí sigue latiendo, aún más fuerte.

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DERECHOS HUMANOS HOY/ser joven en salta

La tarea de reconstruirse

El Centro Provincial Integral Sanitario es un lugar de rehabilitación para personas que padecen adicciones. Surge a partir de la necesidad de atender de forma integral esta

problemática desde el Estado.

ALCIRA FIGUEROA

El Centro Provincial Integral Sanitario

(Cepris) está conformado por un grupo

interdisciplinario de profesionales (psicó-

logos, trabajadores sociales, médicos psi-

quiatras), un grupo de operadores socio

terapéuticos y socio comunitarios y el per-

sonal administrativo. A su vez, se realizan

y ejecutan acciones y estrategias de trabajo

en conjunto con otras entidades guberna-

mentales y organizaciones de la sociedad

civil.

El objetivo principal del Centro es la re-

habilitación de personas que padecen un

problema de adicción. El trabajo se sostie-

ne en los elementos básicos del modelo de

abordaje tradicional de la llamada “comu-

nidad terapéutica” pero se van anexando

estrategias integrales que incorporan los

factores sociales que determinan actual-

mente la problemática.

En este sentido, actualmente trabajamos

incorporando dos grupos a la estructura

tradicional de abordaje. Uno de pre-in-

clusión y otro de inclusión social. La idea

central es que los pacientes puedan ser pro-

tagonistas en la reconstrucción de su con-

texto. Es decir, que si queremos recuperar

al sujeto también debemos poder trabajar

en la recuperación de aquello a lo que está

sujeto.

Con esta direccionalidad y después de

mucho trabajo hemos logrado que actual-

mente muchos de los chicos sean los ges-

tores, organizadores de proyectos comuni-

EL TRABAJO DEL CENTRO QUE ATIENDE A CHICOS Y CHICAS CON ADICCIONES

tarios en los distintos barrios de origen y pertenencia de cada uno. Se consigue así un reposicionamiento del sujeto en su en-torno que impacta también en el entrama-do comunitario, en pos de lograr procesos de desmitificación y desestigmatización.

El proyecto de inclusión social implica necesariamente y como pilar fundamental la articulación sistemática y sostenida con sujetos organizados de la sociedad civil y otras instituciones. Por ello, desde el inicio hemos articulado el trabajo con la Asocia-ción Latinoamericana para el Desarrollo Social y Artístico (MANOS). En estos mo-mentos también trabajamos con un colegio secundario, el Aráoz, de zona sur (una de las más pobladas y con mayor incidencia de las problemáticas sociales del mundo de los jóvenes).

Los resultados, hasta el momen-to, son visibles en las transformacio-nes, tanto subjetivas como del contexto, que hemos ido re-gistrando por parte de los jóvenes, los que están haciendo su tratamiento en el Centro y los que se suman al proyecto.

Estamos aún tra-bajando en un estu-dio cuantitativo pero

aproximadamente la escala sería de tres a diez altas, a partir de la puesta en marcha del abordaje social. Además podríamos medir variables que antes no era posible ni tomar en cuenta, como la participación en espacios sociales productivos he incorpora-ción al plan joven. Tenemos entre el 70 y 80 por ciento de los chicos incluidos en el sistema educativo formal y casi un 90 par-ticipando en espacios sociales productivos. La importancia de estos datos radica justa-mente en el logro de un Alta que pueda sos-tenerse en el tiempo. Talón de Aquiles del modelo tradicional en el que justamente se evalúa en términos generales y a nivel de internaciones que el problema radica en la llamada “reinserción social” del paciente.

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otros territorios / 13

JUSTICIA/administración judicial

La justicia subUn informe de la Asociación de Derechos Civiles plantea que las designaciones provisorias de

magistrados suponen un obstáculo para la independencia del Poder Judicial.

GERMAN BANEK

Un informe elaborado por la Asocia-ción de Derechos Civiles (ADC) señala que cinco de los catorce jueces del fuero Federal de Salta y Jujuy ocupan sus car-gos en carácter de subrogantes, sin que en su designación se haya seguido la me-todología establecida por la Constitución Nacional. Con el 35.71 por ciento de jue-ces subrogantes, la Justicia Federal sal-teña y jujeña tienen la mayor cantidad de designaciones provisorias, superando a la Justicia Federal de San Martín (33,33 por ciento) y a la Justicia Nacional del Trabajo (31,81 por ciento) y casi dupli-cando la media nacional, que alcanza un 18,17 por ciento (165 sobre un total de 908).

En Salta, la situación ya lleva varios años de preocupación. Ya en 2009, la Cámara Federal de Apelaciones de la provincia elevó un informe en el que ma-nifestaba la falta de magistrados, que de-bían atender una cantidad de causas en crecimiento. Sin embargo, el escenario no tuvo mejoras significativas.

Tal vez uno de los casos más emblemá-ticos sea el del Juzgado Federal N° 1, que está a cargo del juez subrogante Julio Bavio desde 2008, cuando Abel Cornejo se incorporó a la Corte de Justicia. Des-de entonces, Bavio fue uno de los impul-sores de los procesos por delitos de lesa humanidad como las causas Ragone y Palomitas. En julio del año pasado, había avanzado la designación del magistrado tucumano Edgardo López Herrera, pero las organizaciones de derechos humanos

SALTA Y JUJUY LIDERAN EL PORCENTAJE DE JUECES FEDERALES SUBROGANTES DEL PAÍS

de la provincia plan-tearon su preocupa-ción porque el juez no provenía del derecho penal, lo que hubiera ocasionado un retra-so en el trámite de los procesos abiertos.

El estudio de la ADC, elaborado por la abo-gada Celeste Leonardi y la directora del área de Justicia, Eleonora Rabinovich, señala que a nivel nacional uno de cada cuatro juzgados de primera instancia del Poder Judicial de la Nación se encuen-tra a cargo de jueces provisorios, aunque la cifra disminuye en los Tribunales Orales en lo Criminal y las Cámaras de Apelaciones. Estas cifras se modificaron esta semana con el acuerdo logrado por 21 jueces en el Senado de la Nación.

Los jueces subrogantes son designados cuando se producen renuncias, jubila-ciones o remociones de jueces titulares que dejan un cargo vacante. De acuerdo con la normativa vigente, la actuación de los subrogantes se extiende hasta que se produzca una designación definitiva, según los mecanismos que impone la Constitución Nacional.

De acuerdo con el informe presentado por ADC, la metodología de nombra-

ANDREA FERNÁNDEZ

miento de los magistrados que ocupa-rán provisoriamente los cargos no tiene reglas claras y precisas, con lo que “se deja librado a las Cámaras el sistema de designación, afectando de este modo la garantía de independencia judicial”.

El documento concluye que “el elevado número de jueces provisorios y el mante-nimiento de esta situación en el tiempo han tornado en regla un sistema que de-bería responder a casos excepcionales”. Al mismo tiempo, plantea que casi el 70 por ciento de los subrogantes son hom-bres, con lo cual no se establecen crite-rios de género en las designaciones y se reproduce la asimetría del Poder Judi-cial.

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DERECHOS HUMANOS HOY/ambiente

La distancia de la muerte Los productos químicos que se usan para combatir o prevenir plagas pueden producir

daño a la salud animal y humana. Para disminuir este riesgo hay recomendaciones explícitas. Un especialista dice que en Salta no se están cumpliendo.

LAS CONDICIONES CLIMÁTICAS PARA APLICAR AGROQUÍMICOS SON IGNORADAS EN SALTA

LAURA URBANO [email protected]

Viento, temperatura y humedad. Tres factores del clima que inciden en la aplicación de los agrotóxicos y que son inexistentes en las resoluciones que es-tableció el Ministerio de Ambiente y Pro-ducción Sustentable para enmarcar la aplicación de los “fitosanitarios”, palabra que encubre la peligrosidad de estas sus-tancias. Los factores climáticos fueron apuntados por el médico Medardo Ávila Vázquez, de la Asociación de Médicos de Pueblos Fumigados, al sostener que para cumplir con Buenas Prácticas Agrícolas (BPA), se debe tener en cuenta que la temperatura debe ser de 24°C con una humedad del 60 por ciento y vientos de no más de quince kilómetros. Esa fue la objeción a la exposición que dieron en un debate funcionarios de la Subsecretaría de Asuntos Agrarios de la provincia que pusieron a las llamadas BPA como punto principal de su trabajo con los producto-res.

La época de siembra de la soja (mo-nocultivo que predomina en la provin-cia) es de septiembre a marzo. Según lo especifica el Portal de Salta, una página gubernamental, si bien en Tartagal (el ejemplo más preocupante) en primavera las temperaturas promedio son de 23° C, en verano estas llegan a ser de 38° C. En Las Lajitas (uno de los lugares del depar-tamento Anta en donde hay más ingresos de agrotóxicos), la temperatura media, según algunos datos del INTA, suele ser de 27°C, cifras que están por encima de

la media recomendada para la aplicación de estas sustancias.

“El problema es que se tira una dosis más grande y hay más deriva”, dijo Me-dardo Ávila al hablar con Otros Territo-rios sobre la aplicación y expansión de los agrotóxicos en condiciones desfavo-rables. La lógica indica, entonces, que “la contaminación es mayor que en la Pam-pa Húmeda”, en donde a pesar de haber condiciones óptimas, surgieron compli-caciones en la salud de niños. Esto ter-minó en la condena por contaminación de un piloto y un finquero que aplicaron las sustancias sin cumplir con lo requeri-

do por las normativas municipales cerca del barrio Ituzaingo Anexo, en Córdoba. En Corrientes la situación no es muy di-ferente. Allí se procesó al hijo de un pro-ductor tomatero por la mala aplicación de los agrotóxicos, teniendo como conse-cuencia la muerte de un niño de cuatro años.

En pueblos de la provincia de Chaco se logró establecer por relevamientos epi-demiológicos que “los pueblos sojeros tienen tres veces más casos de cáncer que los ganaderos”, dijo Avila Vazquez al hacer referencia al estudio de casos-controles realizados en 2011 entre el Mi-

OSC

AR V

ELEZ

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otros territorios / 15

DERECHOS HUMANOS HOY/ambiente

nisterio de Salud de la Nación y Médicos de Pueblos Fumigados. “Si bien se podría decir que (la cercanía a los agrotóxicos) no es la única causa, la aparición de casos es mayor y se podría evitar con la prohi-bición de las fumigaciones”.

Otras consecuencias señaladas son los abortos espontáneos en estas pobla-ciones. Allí la tasa llega al 20 por ciento, cuando el promedio nacional es del 3 por ciento. En las investigaciones también se pudo conocer que en Pampa del Infierno (Chaco), el 100 por ciento de las cabras evaluadas tuvo a sus chivitos muertos.

Pese a estos antecedentes, algunos co-nocidos ampliamente por los casos llega-dos a la Justicia, el Ministerio de Salud de Salta no posee investigaciones ni esta-dísticas que puedan indicar si existe o no un peligro en la salud de quienes están expuestos a los agroquímicos.

A corta distancia “Hay estudios que establecen que a mil

metros recién se empezaban a dar cuenta que no se fumigaba”, indicó el especialis-ta al responder sobre otro de los temas claves en la aplicación: las distancias.

En el caso de Salta, las resoluciones que establecen normas para la aplica-ción hablan de 300 metros de distancia para los productos tóxicos o muy tóxicos, y de 50 para los demás. Las resoluciones no cuentan con categorizaciones de los productos más tóxicos. No se determi-nan las condiciones climáticas para la aplicación y el único artículo que dispo-nía la declaración detallada de las fincas en donde se aplicaba el agrotóxico, fue anulado luego por otra resolución.

Pero la falta de correlación percibida por pobladores ya hizo que la Justicia en el caso de Antillas, en Rosario de la Fron-tera, y el Concejo Deliberante de Metán, decidieran ampliar las distancias entre 300 y 1500 metros.

GERMAN BANEK

La Cámara de Diputados de la provincia trabaja en una iniciati-va de Oscar Mario Ángel, legis-lador del bloque justicialista por el departamento General San Martín, que establece regulacio-nes para el uso de agroquímicos. Si bien el proyecto tomó esta-do parlamentario en diferentes oportunidades, fue devuelto a comisión para iniciar rondas de diálogo y consulta con otros di-putados, instituciones y organi-zaciones sociales.

El texto recopila disposiciones del Ministerio de Ambiente, a las que busca sistematizar y organi-zar. Sin embargo, no contempla algunos puntos clave señalados por las organizaciones sociales que vienen exigiendo una me-jora en los controles del uso de productos fitosanitarios y en la protección del medio ambiente y de las poblaciones que podrían ser eventuales víctimas de los daños que produciría la aplicación irresponsable de agroquímicos.

Una de las carencias más importantes de la propuesta es la falta de precisiones acerca de las limitaciones de aplicación de los agroquímicos: no se establecen distancias mínimas respecto a zonas po-bladas en laS que se prohibiría la fumiga-ción con productos tóxicos. Tampoco se tiene en cuenta la particularidad de las comunidades nómades o dispersas en grandes extensiones de territorio, que, en numerosas ocasiones, quedan ex-puestos al peligro de la aplicación irres-ponsable de agroquímicos.

En este ítem, la Subsecretaria de Agri-cultura Familiar de la Nación solicitó que se agreguen dos artículos. En ellos se

Agroquímicos en debate

prohíbe la aplicación aérea de productos fitosanitarios dentro de un radio de en-tre 500 y 1500 metros del límite de zonas urbanas, dependiendo de los niveles de toxicidad de las sustancias utilizadas. En la aplicación terrestre, se veda la utiliza-ción de agroquímicos a un radio de 500 metros de las zonas poblados, salvo en las clases toxicológicas de menor peli-grosidad.

Entre los puntos salientes del proyec-to, se destacan la creación de registros de expendedores, aplicadores y de quienes se dediquen al almacenamiento de los productos fitosanitarios. Además, para la compra de agroquímicos, se estudia la posibilidad de establecer una suerte de receta expedida por ingenieros agróno-mos habilitados.

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16 / otros territorios

DERECHOS HUMANOS HOY/ambiente

La pesadilla del desmonte EN MORILLO LAS MAQUINAS AVANZAN EN ZONAS PROTEGIDAS POR LA LEY DE BOSQUES

RODRIGO MONTANI*MARIA EUGENIA SUÁREZ**

En el departamento Ri-vadavia Banda Norte de la provincia de Salta se vive hoy una pesadilla inexplicable: el desmonte de al menos tres latifundios privados (la finca de Fernando Gustavo Cenci, la finca La Juanita y finca La Santafesina). El desmonte es una pesadilla no sólo para las comunidades wichís y para los pequeños campesinos criollos que dependen inelu-diblemente del monte, sino también para todos los ciu-dadanos de Salta, de la Ar-gentina y del mundo que son conscientes de que con cada metro de monte chaqueño que se destruye se comete un daño irreparable a la diversidad bio-lógica y sociocultural del planeta. La pesadilla es inexplicable porque las tie-rras que van siendo devastadas están en teoría protegidas por la Ley Nacio-nal de Bosques (Ley de Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental de los Bosques Nativos, número 26331 de 2007), en base a la cual se ha clasifica-do al área en cuestión en la “categoría II” (amarillo), una categoría que per-mite el uso sustentable del ambiente, pero bajo ningún concepto el desmon-te.

Aunque el desmonte es ilegal, en días

como hoy resulta, sin embargo, difícil detenerlo. En las aproximadamente mil quinientas hectáreas que forman la finca de Fernando Gustavo Cenci (número de catastro 5431), ubicadas a unos mil metros al sur del pueblo de Coronel Juan Solá (mayormente co-nocido por el nombre de su estación de trenes: Morillo), desde la primera semana de septiembre las máquinas avanzan dejando detrás la tierra arra-sada. Comenzaron con un supuesto “deslinde”: la topadora desmontó una franja de quince metros en todo el perímetro del predio y aprovechó la

ocasión para destruir impunemente el monte de veinte hectáreas colindantes que pertenecen a dos de las comuni-dades wichís de Morillo (La Cortada y Chañar II). Por entonces, los indígenas no supieron cómo reaccionar. Ahora, y desde hace una semana, una topadora, un tractor y una camioneta 4 x 4 traba-jan en la finca de Cenci en un supues-to “desbajerado”; hoy hemos podido comprobar visualmente y registrar fotográfica y fílmicamente que en rea-lidad se trata lisa y llanamente de un desmonte. Según nos confesaron los operarios de las máquinas, el objetivo

El 19 de septiembre dos investigadores que trabajan con campesinos, criollos y aboríge-nes, difundieron este escrito en el que intentan llamar la atención sobre las consecuen-

cias de la destrucción de la biodiversidad del Chaco salteño.

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otros territorios / 17

DERECHOS HUMANOS HOY/ambiente

es “limpiar” quinientas hectáreas.

La intendenta Marce-la Carabajal y su equipo de trabajo están intere-sados en detener este y los otros desmontes que avanzan simultánea-mente en el territorio del municipio, pero no siempre consiguen las herramientas legales y el apoyo policial necesa-rios. Ayer, la intenden-cia y tres particulares (entre ellos, los autores de esta nota, investiga-dores que trabajan con las comunidades wichís de la zona desde hace diez años), acompaña-dos por los presidentes de las asociaciones civi-les indígenas afectadas y por la ONG local Te-peyac, asentamos dos denuncias policiales con el fin de de-tener urgentemente las máquinas, que tiran árboles día y noche, sin descanso. Hasta el momento el juez Medina, de la ciudad de Tartagal, competente en la causa, no ha dictado ninguna medida cautelar, y por lo tanto la policía no in-terviene. Hemos realizado también la denuncia correspondiente en la Secre-taría de Ambiente y Desarrollo Susten-table de la provincia de Salta, a partir de la cual el personal del área de Fis-calización y Control nos confirmó me-diante reiteradas comunicaciones tele-fónicas que el desmonte en la finca de Cenci no cuenta con permiso, es decir, es ilegal. Mientras se espera la orden judicial y/o la venida de los inspecto-res de la Secretaría, los indígenas, los criollos, los miembros de la ONG, los funcionarios de la intendencia y los investigadores ponemos el cuerpo en la finca de Cenci para impedir que las

máquinas reanuden la destrucción del monte.

La protección del bosque nativo sal-teño es fundamental al menos por dos razones. En primer lugar, porque el monte nativo del área constituye uno de los últimos reductos nacionales y continentales de un ecosistema valio-sísimo per se, por la altísima biodiver-sidad que alberga (la cual no está aún lo suficientemente documentada cien-tíficamente) y por su potencialidad en cuanto a desarrollo sostenible. En el contexto de un país y un planeta que atraviesa una agudísima crisis ambien-tal, el resguardo del hábitat del Chaco Seco salteño no sólo debe preocupar a los habitantes del área, sino también a todos los argentinos y a la humanidad. En segundo lugar, el monte chaqueño posee un valor económico, social y reli-gioso sumamente significativo para los habitantes de la zona: para los cam-

pesinos y vecinos de los pueblos criollos, pero fundamentalmente para las comunidades wichís que habitan el territo-rio desde hace miles de años. Tanto material como simbólicamente, la vida de los indígenas depende del monte: él les provee frutos, ani-males de caza, pasturas para sus pequeños hatos de cabras, leña, made-ras y fibras textiles para sus artesanías, remedios naturales, entre muchí-simos otros recursos. Asimismo, cada planta, cada animal y cada lugar del monte forma parte del universo de signi-ficados donde la vida wichí cobra sentido. Es pasmoso que en un esce-nario regional y nacional

donde se proclama como fin deseado el desarrollo sostenible y se reivindica constantemente, al menos de palabra, los derechos de los pueblos indígenas, se pueda destruir con tanta soltura el monte y el mundo social complejísimo que los wichís han sabido desarrollar en simbiosis con su entorno natural. El fin del monte es en parte el fin de los wichís, y es un nuevo hito en una historia provincial y nacional signada por la destrucción irresponsable de los recursos naturales, la pauperización de los campesinos, la reducción de la diversidad lingüística y cultural en el área, y el menosprecio y la opresión de los pueblos indígenas.

*Antropólogo, Universidad Nacional de Ro-

sario

**Etnobióloga, CONICET – Universidad de

Buenos Aires

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18 / otros territorios

RELATOS Y REFLEXIONES DE AUTORIDADES INDIGENAS SOBRE EL SISTEMA SANITARIO Y LA ATENCION

Cómo intercambiar conocimientos para mejorar la atención de salud. Los saberes tradicionales, que siguen curando. Las ignorancias de la academia, que también enferman.

Y la contaminación y condiciones de habitabilidad.

DERECHOS HUMANOS HOY/pueblos originarios

Curar respetando culturas

COLECTIVO EDITORIAL OTROS TERRITORIOS

Segunda entrega de relatos y reflexio-nes sobre salud de caciques y presidentes de comunidades de Pueblos Originarios de Salta reunidos en mayo pasado en Orán, en las II Jornadas de Salud Inter-cultural del Noroeste Argentino, organi-zadas por la Facultad de Ciencias de la Salud y la Sede Regional Orán de la Uni-versidad Nacional de Salta, el Programa de Relaciones Interculturales del Minis-terio de Salud Pública de Salta, y el Plan Nacer y el Proyecto FESP (Funciones Esenciales de Salud Pública) del Minis-terio de Salud de la Nación.

Las expresiones de las autoridades de pueblos originarios han sido recopiladas por la nutricionista Ana Inés Soruco y las reproducimos aquí por considerar que contienen un saber que merece ser teni-do en cuenta.

HUAYRA*

En Jujuy también nos hemos reunido para decir que los profe-sionales no conocen nuestra cultu-ra. Esa queja se presentó al Minis-terio.

Estuvimos haciendo preguntas a todas las personas de la comu-nidad, casa por casa. ¿Qué nos de-cían?: “No voy al hospital porque me tratan mal”.

Seguimos con problemas de mala atención. Que nos hacen es-perar. Que no nos atienden. No nos quieren recibir. En eso hay que trabajar. Enseñar a todo el equipo de salud sobre nuestra cultura. No sólo al agente sanitario.

Se requiere capacitación intercultural a todos los miembros del equipo de salud. Esta capacitación la tienen que solicitar los caciques.

Nosotros les tenemos que enseñar. ¿Cómo nos van a entender si no nos conocen?

*Representante de Organización Territorial Kolla de Chaupi Rode, Jujuy. Curador

Conocerse para entender

Yo sé curar con yuyos JUANITA SEGUNDO*

Los médicos, agentes sanitarios, curanderos, siempre digo, tienen que ser para todos.

Sea médico o curandero, yo los tengo por igual. A todos trato bien.Yo sé curar con yuyos. El marido de una señora estaba por morir. Tres, cuatro

días con fiebre, fiebre. Le salvé. “Andá sacate yuyo -le dije. Poné todo, [en] cuerpo y cabeza”. Amaneció bien. La hija de otra hermana se quebró y no había vendas en hospital. También curé con hojas. Bien quedó.

Cuando estuve enferma, un médico me dijo: “Dieta”. Que coma sólo zapallo. Agua. Sin sal. Nosotros comemos mazamorra, todo comida de maíz. Y casi me muero de hambre. Si es así, dieta, ahora no tengo nada para comer. Y le digo: “Mirá, doctor, cuando voy a la casa, voy a comer mazamorra. Porque cuando los chicos se enferman, siempre eso les doy, y así se curan.”

*Cacica de la Comunidad Ava Guaraní de Barrio Estación. Tabacal, Orán.

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DERECHOS HUMANOS HOY/pueblos originarios

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FERN

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“Hay discriminación”ISIDRO CAVERO*

Nosotros trabajamos como promotores de salud en el hospital de Aguaray. Y para venir no nos daban permiso. Porque no les conviene que nos comuniquemos.

A mí me pasó que uno de mis hijos nació en mi casa. También curé pacientes con medicina tradicional. Otro paciente estaba aikadito, internado. No comía. Le hice dar un baño con medica-mento nuestro y ahora se está recuperando.

Cuando trabajo, el agente sanitario se sorprende cómo llego a la gente. Yo les hablo. Cuando los cito para ver el peso de los niños, a la tarde, todos vienen.

En Aguaray, en el hospital, hay discriminación. Somos pocos agentes sanitarios de nosotros. Con Elina conseguimos seis pues-tos para hermanos originarios en salud, cuatro en Aguaray, uno en Pocitos. Hace cuatro meses que estamos y no podemos cobrar.”

*Representante de la Comunidad Chané de Tuyunti. Promotor de Salud

en el Hospital Aguaray.

Complementar medicinas ULISES YAÑEZ*

Nuestro problema es la discriminación y la mala atención. En las comunidades no hay puesto sanitario y medicamentos sufi-cientes. Los agentes sanitarios no los podemos elegir nosotros, sino que son elegidos por los políticos. Nosotros queremos elegir nuestros agentes sanitarios.

Queremos complementar la medicina tradicional y la medicina oficial, dando acceso a nuestros jóvenes a estudiar medicina en la Universidad.”

*Representante de la Comunidad Las Pailas. Cachi.

Una salita y un médico ADRIANA RETOMOZA*

En nuestra comunidad queremos una salita de primeros auxi-lios. Ya hicimos varios petitorios pero nos dicen que no, porque estamos cerca de la ruta. Para sacar turnos en el hospital, voy con los DNI de mis hermanos y no me dan para todos. A veces voy con cinco documentos. Siempre me dan para dos solamente. Me dicen que tienen que venir a sacar turno personalmente, pero son ancianos o mamás con muchos hijos. No pueden esperar toda la noche. Yo les hago el favor.

Por eso queremos un médico para la comunidad. Queremos que no se atienda por turnos, sino por orden de llegada.

*Representante de la Comunidad Ava Guaraní de Aguaray. Agente Sa-

nitaria

Naturaleza que cura JULIAN SEGUNDO*

Antes curábamos con naturaleza. No había ampollas.Lapacho, algarrobo, algarrobillo, cáscara de tusca. Con tártago,

paico nos curábamos. Barba de chivato. Nosotros queremos hacer proyectos. No hacemos porque no sabemos leer, escribir. Pero yo sé todo de hierba medicinal.”

*Representante de la Comunidad Ava Guaraní. Barrio Estación. Taba-

cal, Orán.

No contaminen EDUARDO CARRIZO*

Tenemos problemas con el agua potable. El gobierno se ha olvi-dado de nosotros. Cloaca, red eléctrica, no hay. Eso el Ministerio de Salud debiera decirle al Ministerio de Desarrollo.

Los terratenientes están contaminando todo. El agua, los frutos. Que se llegue al gobierno para solucionar este problema.

Nuestros chicos se merecen vivienda, agua potable. Ahí empieza la cosa. Tener todos los beneficios, pero acorde a cómo vivimos y pensamos.

Que los agentes sanitarios sean de nuestras comunidades.Que haya becas de la Universidad para nuestros hermanos.

*Representante de la Organización de Pueblos de la Nación Diaguita.

Comunidad Calchaquí.

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DERECHOS HUMANOS HOY/pueblos originarios

EL CASO DE LA COMUNIDAD LA AGUADA, DISCUSIÓN SOBRE LA MULTICULTURALIDAD

Dioses y derechos «En América todo lo que no es europeo

es bárbaro: no hay más división queésta: 1º, el indígena, es decir, el salvaje; 2º,

el europeo, es decir, nosotros los que hemosnacido en América y hablamos español, los

que creemos en Jesucristo y no en Pillán(dios de los indígenas). (...) Nosotros, europeos

de raza y de civilización, somos losdueños de América».

Juan Bautista Alberdi (Bases y puntos

de partida para la organización política

de la República Argentina).

MELANIE FERNÁNDEZ

El 14 de agosto de 2012 los integrantes

de la Comunidad Originaria Diaguita Cal-

chaquí La Aguada, de la localidad de Cachi

dirigieron una nota al director de Personas

Jurídicas de Salta, Eduardo Raúl Sángari,

reiterando la solicitud de reconocimiento

de la identidad cultural y su inscripción

como persona jurídica.

Cuestionaban la decisión de Sángari de

negar la personería por “incumplimiento”

de los requisitos de lengua originaria y la

falta de detalle de “los rituales, costumbres

rogativas y actividades religiosas”.

Sángari había respondido con una carta

de lectores publicada por el diario El Tri-

buno. El último párrafo dice: “Se entiende

como comunidad indígena al conjunto de

familias que se reconocen como tales en el

marco del absoluto respeto a la autodefini-

ción, observándose en el caso que nos ocu-

pa un proceso de debate interno y análisis,

conducente a la construcción de un con-

senso hacia la inscripción de la personería

jurídica. Ello demuestra a todas luces el in-

cumplimiento de dicho requisito por parte

de los integrantes de la Comunidad objeto

de análisis”.

Un tema complejo como este no puede

discutirse en un artículo periodístico. Cae-

ríamos en la soberbia de creernos dueños

de la verdad. Pero sí podemos aproximar-

nos a puntos de vista poco difundidos.

Por ejemplo, el libro de Juan Manuel

Salgado* Convenio 169 de la OIT sobre

Pueblos Indígenas comentado y anotado,

en el prólogo del juez de la Corte Suprema

Eugenio Raúl Zaffaroni leemos: “En 1816

nos declaramos independientes, pero ese

acto no será perfecto hasta que no se re-

conozca que el orden precedente se asentó

sobre una violencia que privó masivamente

de derechos a toda la población originaria

y este reconocimiento se traduzca en pasos

concretos destinados a reparar los efectos

lesivos que aún perduran.”

Es notable como hace notar el pueblo

diaguita calchaquí de La Aguada que ca-

rece de lengua original porque el mandato

de la educación oficial fue el de imponer el

castellano como idioma nacional. Mal pue-

de exigírsele dicho requisito a quienes han

sufrido la violencia (física y simbólica) de la

colonia y luego del nuevo Estado-Nación.

Sobre este punto también esclarece

Salgado: “Como ‘el poder de definir’ es al

mismo tiempo ‘poder de excluir’ y suele

encontrarse en manos de los funcionarios

de estado, renuentes a reconocer áreas au-

tónomas, en los foros internacionales los

representantes de los pueblos indígenas

siempre se mostraron contrarios a que

se los ‘definiera’ legalmente. Su principal

cuidado no sólo consistió en evitar que

mediante una metodología legal se ‘natura-

licen’ los resultados de una política de colo-

nización y destrucción cultural, del ámbito

indígena a aquéllos que padecieron esta

política (y perdieron involuntariamente

algunos rasgos culturales distintivos) sino

además contar con las herramientas legales

que faciliten un proceso de reversión de la

pérdida de identidad.”

El Convenio 169 se refiere al “recono-

cimiento cultural e institucional” y es in-

teresante analizar que “reconocimiento”

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otros territorios / 21

DERECHOS HUMANOS HOY/pueblos originarios

significa que se debe aceptar la identidad autopercibida y la voluntad de recuperar las prácticas ancestrales olvidadas u ocul-tadas a fuerza de imposiciones.

La prórroga hasta el 23 de noviembre de 2013 de la Ley 26.160 de Emergencia de Tierras de las Comunidades Originarias impide el desalojo de las comunidades e intenta frenar las ocupaciones. Sin embar-go, esto no se ha cumplido en las tierras en disputa de los Valles Calchaquíes don-de la justicia provincial ha desconocido la preexistencia del pueblo diaguita calchaquí en reiteradas oportunidades.

La Comunidad La Aguada solicita tam-bién precisiones sobre lo que se les pide mantener en vigencia diferenciando “ritua-les” y “rogativas” de actividades religiosas.

Casi toda la bibliografía sobre este tema refiere a los rituales de los diaguita-calcha-quíes en pasado, dando por supuestamente extinguida su lengua y su religión.

Resulta muy interesante lo que destaca la Comunidad en cuanto al doble rasero uti-lizado para las prácticas rituales. Se niega su existencia en la actualidad pero se pro-

mueven desde el Estado actividades como la celebración del 1º de agosto en distintos puntos de la provincia. Acuden allí turistas nacionales y extranjeros que “descubren” estas cosmovisiones diferentes convivien-do, por ejemplo, con peregrinaciones a la Virgen del Cerro o con la asistencia a actos de fe multitudinarios como las del Señor y la Virgen del Milagro.

Difícilmente haya otra provincia argen-tina donde la religión católica apostólica romana tenga el peso en la educación y en la vida cotidiana de sus habitantes (origi-narios o no) que conserva en Salta.

Los pueblos originarios deben bucear

LA INEJECUCIÓN DE LA LEY

Resulta interesante conocer la “Advertencia sobre la inejecución de las leyes nacionales 26.160 y 26.554 de Mayo de 2011” elaborado por ENDEPA (Equipo de Pastoral Aborigen)En su página 15 se encuentra el apartado correspondiente a Salta: “Desde los inicios de ejecución del Programa se presentaron una serie de irregularidades y reclamos por parte de comunidades y organizaciones de los distintos pueblos indígenas, los cuales no fueron atendidos por las autoridades. Se produjeron además distintos intentos de desalojo pese a la vigencia de la ley.”Leyendo el acápite de Salta y otras regiones del país se comprende mejor por qué la Comunidad de La Aguada insiste con su pedido de reconocimiento.

profundo en su pasado para discernir entre lo propio y lo impuesto. Es un desafío para ellos pero también para nosotros y noso-tras, quienes no pertenecemos a pueblos originarios pero nos sentimos en el deber de apoyar la restitución de sus territorios y culturas.

Sería ingenuo no querer mirar que detrás de la inacción respecto al reconocimiento de las comunidades se ocultan muchas ve-ces intereses económicos que corren con-trarreloj para arrogarse derechos sobre los territorios de aquellas. Para ellos la pró-rroga de la vigencia de la ley 26160 es un impedimento cierto y apelan a estrategias

legitimadas por los organis-mos del Estado-Nación que aun no puede desprenderse de la impronta de algunos de sus padres fundadores: sería bueno recordar que muchas veces tras la dicotomía Jesu-cristo o Pillán se encuentra un dios aun más poderoso: el Dios Mercado.

*Salgado, Juan Manuel. Con-

venio 169 de la OIT sobre Pue-

blos Indígenas (comentado y

anotado). 1º edición. Neuquén:

EDUCO. Universidad Nacional

del Comahue.

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22 / otros territorios

DERECHOS HUMANOS HOY/trabajo/el tabacal

LAS RELACIONES ENTRE TABACAL AGROINDUSTRIA Y LOS HABITANTES DE YRIGOYEN

El pim-pim de la resistencia El ingenio azucarero enfrentó otra vez un conflicto laboral. Organizaciones de derechos humanos y artistas sostienen que el pueblo de Yrigoyen logró defenderse apoyando a los

obreros.

FAMILIARES DE DETENIDOS DESAPARECIDOS DE ORANARTISTAS AUTOCONVOCADOS

Los hechos acontecidos el sábado 25 de agosto en la ruta nacional 50 en El Tabacal nos deben preocupar en muchos sentidos.

Por un lado la empresa norteameri-cana Seabord Corporation quiso, sin lograrlo, demostrar una vez más que es ama y señora de estos lugares. No so-lamente se hizo dueña con prebendas, subsidios, exenciones y desalojos de las tierras y las aguas, sino también de la fuerza de trabajo, de la vida y la muerte del departamento Orán.

La Seabord quiso dejar en claro que puede incumplir las leyes laborales, un convenio colectivo de trabajo, una con-ciliación obligatoria, el estatuto del peón, y desconocer el derecho de huelga de sus trabajadores, cerrar las puertas de la fá-brica, despedir a trabajadores unilate-ralmente, enfrentar a los trabajadores, manejar a su voluntad a los gobernantes, ministros, intendentes, jueces, medios de comunicación masivos nacionales, provinciales y locales.

Llegó al colmo de contar, para defen-der sus intereses, con más de 300 efec-tivos policiales hasta obtener la orden de represión. Hizo castigar a los policías que se negaron a reprimir a su pueblo, sin importarle que entre las más de tres mil personas ejerciendo un legítimo de-recho de reclamo por los 57 trabajadores despedidos injustamente, había niños,

mujeres, jubilados, adolescentes y perso-

nas con capacidades diferentes.

La corporación demostró que sus inte-

reses de mayor ganancia están por enci-

ma de la vida del ser humano; solo valen

sus dólares y la acumulación indiscrima-

da como lo hacen en otros países pobres.

Debemos tener en cuenta que las em-

presas norteamericanas dejan hambre,

miseria, muerte y desolación por donde

van. No olvidemos, también, quiénes son

la cara visible de esta empresa: el aboga-

do Alberto Raymundo Sosa, que es men-

cionado en el informe de la CONADEP

(Comisión Nacional de Desaparición de

Personas) por delitos de lesa humanidad

en la última dictadura militar; Juan Car-

los Amura, gerente de relaciones institu-

cionales y de recursos humanos, y Hugo

Rossi que viene de Kraft (ex Terrabusi)

, especializados en despidos, opresión

y maltrato.

Fue muy lamentable, al inicio del corte

de la ruta nacional 50, ver como los in-

tendentes de Orán, Marcelo Lara Gross,

y de Pichanal, Julio Jalit; los ministros y

gobernantes salieron a repudiar el corte

y los reclamos y, por último, a negar la

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DERECHOS HUMANOS HOY/trabajo/el tabacal

represión en una clara adhesión a los in-tereses de la empresa.

Lo prefirieron antes que oír al pueblo, cuando ellos están donde están por los votos y no por la empresa y a sabiendas de que un pueblo corta la ruta no por gusto sino como una necesidad extrema de ser escuchado, exponiendo su propio cuerpo como último recurso, ya que es lo único que tiene para perder. A nadie le gusta estar a la intemperie, con hambre, con sed, con frío, abandonar su casa, su familia para estar en la ruta.

Los políticos cambiaron el discurso ha-ciendo creer que los trabajadores son ri-cos porque ganan más que en otros inge-nios y que la empresa estaba perdiendo al igual que el departamento y la región, confundiendo riquezas personales de ex-tranjeros con el bienestar de una región y de sus trabajadores, ¡cómo no se acerca-ron a mirar los rostros sufridos de la gen-te, sus ropas, sus ojos llenos de angustia!

Un obrero despedido significa una fa-milia que pasará a engrosar la larga lis-ta de hambrientos y desnutridos… ¡qué ciegos y sordos se volvieron para con su pueblo! Y la empresa ni siquiera les debe agradecer tal traición.

Pero el pueblo, una vez más demostró su valía. Al son del ancestral pim-pim, con la fuerza de la tierra sin males, la his-toria recobrada de sus luchas milenarias,

un pueblo corta la ruta no por gusto sino como una necesidad extrema de ser escuchado,

exponiendo su propio cuerpo como último recurso, ya que es lo único que tiene para perder

QUIÉN ES

El CEO de Tabacal Agroindustria (Hugo Rossi) es ingeniero industrial egresado de la Universidad de Buenos Aires, según informa en su blog, en el que se con-signa que antes de llegar a la empresa radicada en Salta ocupó “importantes cargos en empresas de la industria alimenticia y automotriz”. Entre 1990 y 1995 ocupó cargos de director y gerente de distintas áreas de la empresa Suchard Argentina, perteneciente a la multinacional Kraft General Foods, que comenzó a instalarse en el país precisamente en 1990 y compró luego Terrabusi. Kraft Foods es la empresa alimenticia más importante de los Estados Unidos y la segunda más grande del mundo, después de Nestlé. En Argentina, la filial viene protagonizando sucesivos conflictos con sus trabajadores.

de sus desaparecidos y como un jaguar malherido defendió a su prole. Se puso al frente reclamando por sus despedidos, se defendió y resistió como pudo tamaña represión; ni los perdigones de goma o de plomo, ni los gases lacrimógenos son más fuertes cuando un pueblo se organi-

za y se pone de acuerdo para derribar al supuesto gigante.

Porque los poderosos tienen en sí mismos la pequeñez de la ambición de acumulación, del individualismo, de la violencia y es por eso que el pueblo siem-pre va a triunfar, porque el pueblo se ali-menta de lo colectivo, cada herida reci-bida refuerza la dignidad, la indignación contra las injusticias.

Estas luchas y victorias nos deben ayu-dar a avanzar en una mayor libertad, en ir rompiendo paso a paso el yugo opresor; cada lucha debe ser un aprendizaje, debe ayudarnos a crecer y a educar a nuestros hijos; ellos nos deben conocer luchando, defendiendo nuestros derechos. Esa es la mejor herencia que les podemos dejar.

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MEMORIA/lesa humanidad y justicia

CRONICA DEL ESFUERZO PARA PROFUNDIZAR LA INVESTIGACION DE LOS CRÍMENES DE LA DICTADURA

Caballo de TroyaCómo avanzar a pesar de las estrategias de impunidad, de la resistencia de un sistema judicial que tiene coincidencias ideológicas, sociales y de clase con los represores. ¿Es posible sancionar a jueces y fiscales que demoran las causas?

ELENA [email protected]

¿“No hay más tiempo para seguir per-diendo porque el tiempo aquí se paga con vidas. Hay imputados muertos, víc-timas muertas y familiares de víctimas que se van muriendo, como pasó (con) la Noche del Apagón; y las cosas tienen nombre y apellido”. Esta frase, del fiscal federal Jorge Auat, resume el asunto de esta crónica: cómo agilizar los procesos judiciales por crímenes de lesa humani-dad, cómo romper las estrategias de im-punidad, mover el andamiaje del sistema judicial y aplicar algún tipo de sanción a los que demoran estos procesos adrede.

Es el meollo que viene movilizando a la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados de la Nación, la Unidad Fiscal de Coordinación y Se-guimiento de Causas por Crímenes de Lesa Humanidad y a organizaciones de derechos humanos, que desde junio pa-sado vienen reuniéndose para analizar la marcha de los procesos judiciales por te-rrorismo de Estado que se llevan a cabo en todo el país. La idea, explicó el pre-sidente de la Comisión, Remo Carlotto, es “continuar visibilizando el estado de situación de las causas” con el objetivo “de carácter político” de “trabajar y co-laborar en la celeridad de los juicios”.

En ese marco, en la última reunión, el 14 de agosto en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el fiscal Auat, puso de relieve la complejidad del entramado

judicial que en muchos casos viene ra-lentizando estos procesos. “(Los pro-blemas) eran mucho más complejos y graves, pues la impunidad se refugiaba en las propias estructuras que debían ser las que pusieran fin a esa impuni-dad. En efecto, terminaron siendo una especie de reacción a favor de la pro-pia impunidad. Es decir que teníamos un caballo de Troya adentro”, explicó.

De acuerdo con el registro taquigráfico de esa reunión, Auat y el fiscal Pablo Pa-renti fueron críticos del proceso de los juicios por delitos de lesa humanidad que se están realizando en todo el país. Para ellos, aún falta mucho por hacer

para vencer las trabas que pone el propio sistema judicial (en el que incluyen a jue-ces y fiscales) y realizar todos los juicios aún pendientes y los que van abriéndose a medida que se profundiza la investiga-ción. “Muchas veces se confunde a la so-ciedad a partir de sofismas contables. Con esto quiero decir que en ocasiones hay números que reflejan un estado de situa-ción que aparentemente es auspicioso, pero en verdad no se conocen todas las dificultades que hay detrás”, señaló Auat.

Actualmente hay novecientos procesa-dos por crímenes de lesa humanidad, una cifra que deja en claro el cuello de botella que se le presenta al sistema judicial de

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MEMORIA/lesa humanidad y justicia

cara a los juicios que se vienen. Auat y Pa-renti propusieron pensar en “cómo darle sustentabilidad a una política de Estado”.

“Tenemos que mirar lo que falta, que es mucho”, propuso Auat, para quien “es fundamental tener una contabili-dad real y no sofisticada, ya que lo único que indica es que hemos tenido juicios, por ejemplo, en Santiago del Estero. Lo que no se dice es cuánto de impunidad se esconde todavía y cuánto de estra-tegia de impunidad todavía encuentra alojamiento en las propias estructuras”.

Que alguien pague

Con citas de casos concretos, como el del ex juez Carlos Olivera Pastor en Jujuy o el del camarista salteño Renato Rabbi Baldi Cabanillas, los fiscales recordaron que denunciaron estas situaciones pero “nos encontramos con que cuesta dema-siado esfuerzo cambiar la historia”. Auat añadió que debería existir un sistema de sanciones para los jueces y fiscales que demoran adrede estas causas: “Alguien debe pagar los platos rotos”, reclamó.

“Denunciamos al juez Olivera Pastor en

Jujuy, y esa denuncia estuvo en manos de un miembro del Consejo de la Ma-gistratura durante tres o cuatro años. Entonces, si ese juez –que en realidad era un secretario a cargo de un juz-gado- se da el lujo de pararse arriba de un expediente para no tener san-ción, ese es un metamensaje gravísimo para todo el sistema judicial” advirtió.

El fiscal consideró que se debe inter-pelar al Consejo, para que se ponga al día con las denuncias contra magistra-dos que tiene paralizadas desde hace años. “Lo que viene haciendo es abso-lutamente deficitario y de algún modo termina siendo funcional a la impuni-dad de estos procesos”, aseguró. Como ejemplo, recordó que el Consejo “no hizo absolutamente ni una declaración en su contra” cuando el ex juez Otilio Romano (de Mendoza) se fugó a Chile.

En el mismo sentido reseñó el caso de Jujuy, con la causa por la Noche del Apagón. El Consejo recién apuró el trá-mite contra Olivera Pastor cuando se vio cuestionado por las movilizaciones organizadas por la dirigente social Mi-lagro Sala. Pero habían pasado cuatro

años desde el inicio del proceso: “En esos cua-tro años, la cantidad de imputados muertos, víctimas y familiares de víctimas que mu-rieron, es también una forma de impunidad”.

Interpelar al sistema

Los fiscales plantea-ron que debe haber un juicio crítico frente a estos procesos judicia-les. Están tratando, dijo Auat, de “cambiar los paradigmas del funcio-namiento del sistema. Nunca nadie interpeló

el sistema desde adentro, y esto es pro-bablemente lo que más les molesta”.

Sostuvo que los jueces que investigan estos hechos están cumpliendo “a me-dias” con su función porque lo hacen con “una mora crónica que realmente exhuma la verdadera estructura de un sistema judicial que tiene dentro de sí algo que muchas veces hemos califica-do de endogamia; hablamos también de cuestiones ideológicas. En definiti-va, hay una única forma de cambiar-les el tranco en el Poder Judicial y esa única forma es el acicate”, insistió.

Con estos argumentos reiteró que es necesaria una actitud crítica y de segui-miento, “porque el problema más grave que tenemos es que el propio sistema genera mecanismos y antídotos para protegerse”, y “sigue poniendo jueces funcionales a ese tipo de proyectos”.

Auat propuso que se mantenga el fun-cionamiento de las Comisión Interpo-deres en el seno de la Corte Suprema de Justicia de la Nación: “Creo que los jueces reaccionan mucho a partir de cómo operan las cabezas del poder en cuanto a la mirada sobre su accionar”.

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DERECHOS HUMANOS HOY/CULTURAS/encierro y creatividad

LA LECTURA Y LA ESCRITURA EN CONTEXTO DE ENCIERRO, CAMINOS PARA GENERAR PERSONAS CRÍTICAS

Una orilla, una magia… El Proyecto “Algo que leer, todo para decir” se propone transformar contextos de encierro en espacios que garanticen el derecho a la cultura y a la educación. Aquí se presentan

algunos textos surgidos de esa iniciativa.

EQUIPO DEL PROYECTO“ALGO PARA LEER, TODO PARA DECIR”

La escritura nos permite llevar nuestro pensamiento, nuestras ideas y emociones hacia otros lugares, hacia otros destinos. Per-mite contactarnos con los demás y posibilita un camino distinto para recorrer. Un camino que va más allá de la inmediatez. A través de esta cadena de vínculo que es la escritura, encontra-mos lectores en todas partes. Encontramos lectores nuestros y lectores de otras orillas. Y en cada orilla una magia se inaugura.

El Proyecto “Algo que leer, todo para decir”, junto a diferen-tes instituciones: Centro de Atención Juvenil (CAJ) Nº 1, Centro Provincial Integral Sanitario (CEPRIS), Hogar Michel Torino, Hogar Nazaret, El tránsito, nos ha permitido habilitar espacios para decir y para seguir pensando. Esta propuesta nacida desde la Unidad Técnica Provincial nos ha permitido transformar aque-llos contextos de encierro en espacios que garanticen el derecho a la cultura y a la educación. Ya que creemos que democratizar el

acceso a los bienes culturales es una “piedra fundamental” en la construcción de ciudadanos críticos, libres y participativos.

Es oportuno, entonces, presentar algunos escritos, unos con intencionalidad literaria y otros cargados de emociones, realiza-dos con fragmentos de la propia experiencia. También presen-taremos escritos para recomendar otros textos, de autores reco-nocidos y consagrados en la literatura, para que la cadena entre lectores siga un espacio que abra caminos en otros lectores. Esta es una invitación, además, para que otros puedan acercarse a muestra revista, Para vos para mí para todos, de donde se extra-jeron los textos que a continuación presentamos.

El primer escrito que presentamos fue producido en uno de los tantos talleres en donde los jóvenes juegan con las palabras y las ideas. En esta ocasión el relato nació de la propuesta de pensar en la desaparición de un color. El secreto en este caso fue no decirlo directamente sino a través de otras palabras, de otros conceptos. ¿Qué color habrá desaparecido?

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DERECHOS HUMANOS HOY/CULTURAS/encierro y creatividad

Esta mañana al despertarme me di cuenta que desapareció el televisor. Creí que me lo habían robado y salí para ir a buscar a la policía, pero no estaba mi auto. Algo estaba pasando, no solo no es-taba mi auto, sino que las rejas de la cua-dra tampoco, ni la bicicleta del vecino. Lo más extraño fue que mis zapatos estaban blancos.

Ahí me di cuenta de que todas las cosas negras, o mejor dicho el color negro había desaparecido por completo. Todo se hizo blanco. Parecía como si hubiese nevado. Los autos, las casas, los equipos de músi-ca, las ropas de algunos empresarios los abandonaron y quedaron desnudos. Las cárceles se hicieron un caos porque las rejas faltaban. Las maestras no podían trabajar porque no tenían pizarrones. Los autos no funcionaban porque no tenían ruedas. Algunos policías quedaron desnu-dos y la gran mayoría descalzos. Lo más dramático fue que los cables que trans-portaban energía por la ciudad quedaron pelados. La gente no podía dormir porque siempre era de día, ya no había más no-ches. También mucha gente desapareció y la mitad de los que quedaron se hicieron calvos y lampiños.

Por suerte, Bin Laden tenía los pelos y la barba blanca, fue el único que se salvó. Obama, en cambio, desapareció por com-pleto y Bin Laden se hizo cargo de Estados Unidos.

Luego me desperté de verdad y por ese sueño quise que en verdad desaparezca el negro porque me haría muy feliz a mí.

Autor: Lucas C. CAJ N°1

A continuación los chicos del CAJ Nº1, a través del comentario de las principales acciones que suceden a lo largo del relato, nos recomiendan dos cuentos pertene-cientes al libro Cuentos de amor, de locu-ra y de muerte de Horacio Quiroga. Que sea ésta entonces una invitación para que más lectores se sumen a la experiencia.

La gallina degollada

El cuento narra la historia de una pa-reja que quería tener un hijo como todo el mundo, pero sus hijos nacían con una enfermedad que los volvía estúpidos. Tu-vieron cuatro con la misma enfermedad. Al pasar los años nació una niña normal.

Pasaron cinco años y un día la nena, ya grande, quiso mirar por sí sola a través de una cerca donde estaban sus cuatro her-manos. Èstos la vieron como a una gallina y la arrastraron de la misma forma que la cocinera de la familia hizo con una gallina que mató al medio día. Los hermanos ma-taron a su hermana, como se mata a una gallina.

Cuando los padres se acercaron a la co-cina vieron un rio de sangre y con mucha tristeza lloraron y lloraron hasta desaho-garse.

El final del cuento nos produjo un esca-lofrío al saber que una persona es dego-llada y, peor aún, porque se trata de una niña. Esto nos lleva a pensar que no es lo mismo degollar a una gallina que a una persona… pero si lo pensamos…

Néstor Horacio F. Nahuel Ricardo P. CAJ Nº1

El almohadón de plumas

La historia trata de dos enamorados que llevaban tres meses de casados y se querían mucho.

Ese otoño, Alicia se pasaba todo el tiempo durmiendo, sin pensar en nada hasta que su marido llegaba de trabajar. Con cada noche que pasaba se desvane-cía y no se recuperaba nunca. Jordán, su esposo, la acariciaba pasando su mano so-bre su cabeza. Un día la sacó al jardín, sin darse cuenta que sería la última vez que su esposa se levantaría.

Pronto, Alicia, empezó a tener alucina-ciones y luego perdió el conocimiento por completo. Murió, por fin, después de su-frir varios días. Jordán y la mucama des-cubrieron en el almohadón de Alicia un insecto que cada noche que pasaba chu-paba la sangre de Alicia.

Este cuento me produjo tristeza porque muere un ser humano y, también, horror, por el animal que aparece.

Juan R. David Alejandro A. CAJ Nº1

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CULTURAS/cine/pueblos originarios

NOSILATIAJ. LA BELLEZA … DE PERTURBAR LOS SENDEROS DEL CINE

Estética desde otro lugar El arte de poner las cosas al revés. El Chaco salteño como escenario, inédito,

del estreno nacional de una película. Las peculiaridades de la convocatoria.

LILIANA LIZONDO*MARIA BEATRIZ BONILLA*

Cuenta Daniela Seggiaro que la anécdota en que basa su primera pelí-cula, Nosilatiaj. La belleza, es real. La escuchó de boca de su madre, antro-póloga, quien a su vez la escuchó de voces de una comunidad wichi que guardan las vivencias y no olvidan y cuentan para que nadie olvide. Es la arcilla con que amasan su historia, su memoria de los tiempos remotos y de los no tan lejanos.

Allí, en ese modo de crear y preser-var el mundo, podemos encontrar el significado simbólico del recorrido de estreno de este film que se inició en La Puntana y Santa Victoria Este, pleno Chaco Salteño y tuvo a Tartagal como puntal de su estreno nacional.

“Nunca antes visto” diría un promo-tor afecto a los lugares comunes; cum-plió su derrotero de festivales de cine nacionales e internacionales llegando al BAFICI en Buenos Aires y representando a Argentina en el Festival de Berlín en el segmento “Generation” en febrero pasa-do. Lo distintivo de la instancia de circu-lación comercial se plantea en el criterio de des-centramiento de la secuencia de salas que colocan a la película en ese circuito. La lógica del mercado estable-ce que el primer punto conviene que sea Buenos Aires pero Daniela Seggiaro y su equipo diseñaron otra hoja de ruta para Nosilatiaj.

¿Por qué comenzar en estas zonas de márgenes y periferias?

En algunas de ellas como La Punta-na, Santa María y Santa Victoria Este no

hay cines. El Cinemóvil de la Secretaría de Cultura de la provincia fue clave para desplegar una pantalla entre el cielo des-mesurado y las miradas curiosas. Así, al aire libre, se sucedieron las imágenes con paisajes conocidos y entre las voces todas, esa voz casi murmullo, profunda, lenta, de Yolanda que en idioma wichi cuenta memorando hechos claves de su infancia estableciendo un contrapunto con su presente disonante, incómodo, atravesado por la sensación de ajenidad. Mirar, mirar en silencio y con el “Fin”, sólo retirarse de la improvisada platea con, apenas, algún comentario: “Es lin-da pero también nos da tristeza… porque Yolanda somos todos”.

La presentación en Tartagal implicó un trabajo de convocatoria con algunas peculiaridades. Se trató de que no solo

motivara a quienes han construido su predilección y afecto por el cine como expresión de arte y, aún más, de compro-miso social desde el planteo discursivo que proponga o la realidad que repre-sente. Se cuidó, especialmente, que fue-ran invitados quienes siendo parte de los pueblos originarios puedan apropiarse del film en tanto representación del de-rrotero que muchos de sus componentes identitarios han tenido en la cultura oc-cidental. En este sentido no sólo se pen-só en la comunidad wichi; las otras ocho etnias que habitan la región también fue-ron incluidas en la amplia convocatoria

La gran mayoría de los medios de co-municación, especialmente las radios, mostraron su interés en todas las instan-cias del proceso creador de la película. Diversos reportajes y entrevistas a Da-

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CULTURAS/cine/pueblos originarios

niela Seggiaro como directora, a Rosmeri Segundo y Camila Romagnolo como actrices con-tribuyeron a crear expectativa e interés.

Los dos días de función gra-tuita en el Cine Open Plaza se desarrollaron a sala llena. Muy diverso el público, compuesto no sólo por los invitados es-peciales sino por muchos que espontáneamente se sintieron identificados por la propuesta. El mayor anhelo estaba alcan-zado: la presencia de los pue-blos originarios a través de las instituciones que conforman, las ONG que los nuclean, las instituciones educativas de las que participan en los niveles secundario, terciario y univer-sitario colmó el lugar. Un ren-glón especial para alumnos/as del Profesorado en Educación Intercultural Bilingüe y para los miembros de la radio La voz indígena que participaron desde la convicción del com-promiso y objetivo de transfor-mar las condiciones de silencio y postergación de los pueblos originarios del departamen-to San Martín y Rivadavia a través de la creación efectiva de situaciones de ejercicio del derecho a la educación y el de-recho a la expresión.

El debate que siguió a la exhibición de la película tuvo sus propias luces llamativas. Los comen-tarios fueron tan diversos como el pú-blico asistente; desde las apreciaciones valiosas de la impecable fotografía y del uso sugerente de los sonidos del monte y sus singularidades y connotaciones, de las miradas admiradas por la fuerza semántica de los silencios como soporte de los vínculos afectivos hasta la obser-vación minuciosa de la conveniencia de la traducción en español de voces wichi. Abundaron las anécdotas particulares

semejantes a la historia de Yolanda, lo que explicitó la potencia de la perspec-tiva desde la cual se da cuenta de la ex-periencia narrada. De variadas maneras se fueron exponiendo coincidencias y razones que convalidaban el sentido pri-mordial del film, esto es la dimensión cotidiana del distanciamiento, el desco-nocimiento y la invisibilización de los códigos y universos de significación del otro en relación con los propios.

También es válido enunciar las inter-

venciones institucionales en el auspicio del estreno nacio-nal de Nosilatiaj en Tartagal: la Dirección de Cultura de la Municipalidad de Tartagal relacionada con la Secretaría provincial y Sede Regional Tartagal de la UNSa por me-dio de las Cátedras Taller de Radio y Movimientos Esté-ticos en los medios de la Ca-rrera de Comunicación Social y el Proyecto de Investigación CIUNSa Nº 2010/2 centrado en Pedagogías Interculturales. ¿Motivos? Los que ratificamos observando, gratificadas, el movimiento de demanda de palabras, de acercamientos, de fotos compartidas, del ir al cine los dos días de varios parro-quianos porque era necesario “verla otra vez”. Ciertamente, vivimos en una región multi-cultural y plurilingüe pero no necesariamente nos concebi-mos y actuamos como sujetos interculturales. Nos pensamos desde la cultura hegemónica, castellanizadora y homoge-neizante que a unos mueve a la segregación, al despojo ma-terial y simbólico extremos y conscientes y a otros los lleva a oponerse a esa larga historia de exterminio aunque con di-ficultades para reconocer las sutilezas de la dominación, la pervivencia de la colonización

en los gestos usuales, en las prácticas cotidianas y naturalizadas. Con extraor-dinaria economía de palabras, Nosilatiaj inscribe un aporte en la necesidad de la descolonización de los lenguajes y esto requiere no de un gesto aislado sino de proyectos estéticos, intelectuales, comu-nicativos conscientes de su dimensión política.

*Docentes de la Universidad Nacional de

Salta- Sede Regional Tartagal.

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CULTURAS/identidad

HISTORIA DEL USO DE UNA PRENDA FEMENINA

Con las polleras bien puestas

Mestizas ellas, las mujeres andinas persisten en vestir ropa mestiza, nacida de un cruce de vestimentas de las españolas y las indígenas del Altiplano. En un mundo dominado por quienes llevan los pantalones, las “mujeres de pollera”

ganan espacio y respeto.

ELENA [email protected]

Del pantalón se dice que es la prenda más política y que el uso por parte de la mujer fue un avance en su emancipación. El concepto no es aplicable a Bolivia, donde la prenda con mayor simbolismo político es la pollera y su uso es toda una declaración de principios. Aunque las destacadas por las revistas de moda y los grandes modis-tos son las polleras de fina lana de vicuña y telas importadas, las hay de toda calidad y clase, acordes con las posibilidades econó-micas de quienes las llevan.

La Paz es el centro de las más bellas y de mayor calidad pero las polleras se repiten en los otros departamentos. Con pocos cambios sustanciales, con acomodamien-tos a cada idiosincrasia, y al poder adqui-sitivo, la pollera sigue siendo un símbolo en Beni, Pando, Cochabamba, Chuquisaca, Tarija, Oruro, Potosí y hasta en la violen-ta, y pretendidamente blanca, Santa Cruz. Desde que en 1782 la dominación española prohibiera las vestimentas incaicas, la po-llera, la pollera de las cholas (no la simple falda que se usa en Salta y en el resto de Argentina) se constituyó en un símbolo de la mujer boliviana y de su resistencia, por-que ellas supieron mezclar lo español con lo propio. Burlaron de ese modo el objetivo del mandato español que pretendía hacer-las olvidar sus raíces y ratificaron la vigen-cia del matriarcado.

Estas “mujeres de pollera” eran hasta

2005 símbolo de lo despreciable e incivi-lizado de ese país. La llegada del aymara Evo Morales a la presidencia provocó un cambio y la pollera pasó al frente, resca-tado su valor simbólico. Y las cholas (las mestizas) pasaron también a ocupar cargos y puestos de importancia.

Ahora las cholas llevan sus polleras con orgullo. Y hasta algunas que otrora despre-ciaban esa prenda tienen sus polleras para lucirlas en ocasiones especiales. Las revis-tas y suplementos de moda fotografían a

artistas y modelos vestidas con la pollera y sus enaguas de suaves telas, el sombrero (bombín de fieltro en el caso de las pace-ñas), las chaquetas, las mantillas y las usu-tas o botas o zapatos de aguayo, según la zona.

Porque nos gusta Ser chola, o vestirse como chola, es aho-

ra políticamente correcto (no para Santa Cruz, claro) y, además, fashion. Pero tiene su coste, no accesible para cualquier cam-

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CULTURAS/identidad

pesina o trabajadora. En los barrios y accesos a las ciudades,

en las terminales de transporte, en las ca-lles y mercados, las cholas llevan polleras y enaguas, sombreros y trenzas, pero sus vestimentas hace rato han abandonado la calidad del ancestral tejido artesanal de fi-nísima lana de vicuña, las mantas de seda importada, los lienzos de lino o algodón con sus delicados encajes y los prendedores y joyas de exquisita orfebrería. Las cholas proletarias llevan polleras de degradadas telas producidas en serie. Y la mixtura da origen a una nueva versión: polleras de raso brillante, polleras con tules, acompa-ñadas por blusas de fibras sintéticas, san-dalias en lugar de usutas, lazos de tela arti-ficial y bijouterie de venta al paso.

Pero no todas sucumben a la expansión de la uniformadora onda free shop. Las hay muy pobres que aún así mantienen sus ata-víos de tejido artesanal.

En las calles de Bolivia es posible ver a una mendiga con su hija, también cholita, que llevan polleras, chaquetas y sombreros de lana y usutas. Sus ropas contrastan con la pollera de raso (salmón), sandalias de taco, calzas para soportar mejor la fría ma-ñana, de una adolescente que se afana con sus atados. Son imágenes que coexisten.

Llevar la pollera no ha sido fácil. Como

atestiguan los muchos relatos sobre la discriminación que debieron sufrir, y aún sufren, los bolivianos y aún más las bolivia-nas. En su propio suelo y afuera, como le pasó a Leonilda Zurita Vargas, una de las líderes de Las Bartolinas, como se conoce a las integrantes de la Federación Nacional de Mujeres Campesinas, Indígenas y Origi-narias de Bolivia “Bartolina Sisa”.

Dueños y dueñas de una cultura mile-naria que se resiste a ser fagocitada por el occidentalismo europeo, los habitantes de Bolivia siguen estando y siendo, en su pro-pio ser, a pesar de la homogeneización cul-tural predominante. En este contexto ser una mujer de pollera es un acto de resis-tencia. Y adquiere su significado completo la respuesta de una cochabambina a la rei-terada pregunta acerca de las razones para seguir usando pollera: “Porque nos gusta”.

Llevar la pollera no ha sido fácil. Como atestiguan los muchos relatos sobre la discriminación que

debieron sufrir, y aún sufren, los bolivianos y, aún más, las bolivianas.

Atados y frazadas -Arqueada por el peso, la chola llega a la terminal de Cochabamba con

el atado cruzado al hombro, a la manera de los aguayos (aunque es apenas una bolsa de plástico tipo arpillera). Arrastra otro gran atado de hierbas que ayudará a acomodar en el colectivo. La pollera de terciopelo intensamente azul, que insinúa pocas enaguas debajo, se bambolea con sus movimientos. Una vez terminado el acomodamiento del atado más grande, la chola tira del “aguayo” hasta una pared, lo apoya y se sienta en él. Ese momento de descanso le sirve para acomodarse las trenzas: desata el largo lazo que las sujeta y adorna, pasa los dedos entre el pelo, a la manera de un peine, arre-glándolo y vuelve a hacerse las trenzas, con la sabiduría del gesto repetido.

-La chola llega al trabajo con bultos e hijo a cuestas. En el bolso de plás-tico lleva la ropa de trabajo y las botas y cuántas cosas más que apenas se dejan entrever en la boca del bolso cuadrado. Se cambia prolijamente y la ropa de chola queda en el bolso, su cuerpo lleva ahora uniforme de casa-ca y pantalón verdes. Se ha transformada en empleada de limpieza y man-tenimiento de una empresa cualquiera, de cualquier lugar del mundo. Solo el hijito sigue siendo el niño de una madre chola y con ella va al trabajo.

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32 / otros territorios

CONTRATAPA/poesía

DIECISÉIS FUSILADOS. VOTAR A LOS DIECISÉIS AÑOS. DULCES DIECISÉIS (AÑOS Y MASACRADOS). LOS OJOS CELESTES Y LA GLORIA DEL DÍA (¿ARGENTINA?, ¿NOSOTROS MISMOS?) MANCHADOS POR LA SANGRE DE LOS

CAÍDOS EN TRELEW. CUANDO ESCRIBE GELMAN OTRAS PALABRAS SOBRAN…

Glorias

JUAN GELMAN

¿Era rubia la pulpera de Santa Lucía? ¿Tenía los ojos celestes?¿Y cantaba como una calandria la pulpera?¿Reflejaban los ojos la gloria del día?¿Era la gloria del día inmensa luz?

Son preguntas inútiles para este invierno no se las puede echar al fuego para que ardanno sirven para calentar en el paísno sirven para calentar al país helado de sangre.

Por una sábana de luz iría la pulpera santa voz graciosamente moviendo sus alrededores sus invitacionesy el olor de sus pechos y la penumbra de sus pechoshacían bajar el sol sobre la pampa bajaban a la noche como un telón.

¿Quién no se iba a perder en esa noche? ¿Quién no se iba a encontrar allí mismo pasandosu furia por la suavidad que la pulpera fundó?Horas se podría estar contando esta historia y otras parejamente tristessin calentar un solo gramo del país sin calentarle ningún pie

¿Acaso no está corriendo la sangre de los 16 fusilados en Trelew?Por las calles de Trelew y demás calles del país ¿No está corriendo ésta?¿Hay algún sitio del país donde esa sangre no está corriendo ahora?¿No están las sábanas pegajosas de sangre amantes?

¿Y llena de sangre la pulpera y sus ojos celestes ahogados en sangre?¿Y la calandria hundida en sangre y la gloria del díacon las alas empapadas de sangre sin poder volar?¿No hay sangre en la penumbra de tus pechos amada?

¿Y dónde no la hay esa sangre caída de los 16 fusilados en Trelew?¿Y no habría que ir a buscarla?¿Y no se la habría de oír en lo que está diciendo o cantando?¿No está esa sangre acaso diciendo o cantando?

¿Y quién la va a velar? ¿Quién hará el duelo de esa sangre?¿Quién le retira amor? ¿Quién le da olvido?¿No está ella como astro brillando amurada a la noche?¿No suelta acaso resplandores de ejército mudo bajo la noche del país?

Con sangre verdaderamente están regando el país ahoraoh amores 16 que todavía volarán aromandola justicia por fin conseguida el trabajo furioso de la felicidadoh sangre así caída condúcenos al triunfo

Como calandria de sus pechos caía y como sangre para apagar la muerte ycomo sangre para apagar la noche y como sol como día.

AGU

STÍN

GO

YTÍA