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ORTOGRAFÍA Y DRAE. ALGUNOS HITOS EN LA FIJACIÓN LÉXICA Y ORTOGRÁFICA DE LAS PALABRAS SANTIAGO ALCOBA Universidad Autónoma de Barcelona RESUMEN Este trabajo es un examen del proceso de fijación ortográfica de las palabras en los DRAE. Explora el recorrido que va desde la consideración de ch y ll como variantes respectivas de c y l en Autoridades (1726-1739), justificadas con encabe- zamiento por su función distinta y genuina ya en DRAE (1803 4 ), hasta que, en DRAE (2001 22 ), ch y ll se definen como “letras del alfabeto español”, pero orde- nadas lexicográficamente según el “orden latino internacional”. En medio veremos consolidarse ñ, hoy enseña ortográfica de la lengua, sancio- nada en DRAE (1803 4 ), que completa la labor de fijación ortográfica, hasta DRAE (1817 5 ), que aplica la sustitución definitiva de x por g/j para transcribir el sonido “velar fricativo sordo”, y sistematiza algunas decisiones de la Ortografía (1815 8 ). Aún se destacan las decisiones de DRAE (1837 8 ), donde se insiste en mante- ner las distinciones j/g, x/s y x/cs, rechazando con energía la sustitución de x por s y de x por cs. En DRAE (1869 11 ) se da por definitivo el sistema ortográfico y en DRAE (1884 12 ) se seleccionan determinadas variantes léxicas u ortográficas: b/v, j/g, s/x, s/z, y/ll, bs/s, h/Ø, de manera que podemos concluir que las formas léxi- cas quedan estables hasta hoy, sin alteraciones sustanciales en los dicionarios académicos: se ha cerrado la definitiva fijación léxica y ortográfica de las pala- bras. Hasta DRAE (2001 22 ), donde se procede a la nueva ordenación, según el “orden latino universal”, de ch y ll, aunque manteniendo su carácter de “letras distintas del alfabeto español”. PALABRAS CLAVE: Ortografía, Diccionario, Fijación ortográfica, Léxico, Letra, Alfabeto, Pronunciación, Etimología. ABSTRACT This paper examines the process of the ortographical fixing of words in the DRAE. It examines the path that starts with the consideration of ch and ll as respective variations of c and l in Autoridades (1726-1739), justified by heading due to its own and different function already in DRAE (1803 4 ), until in DRAE (2001 22 ), where ch and ll are defined as letters of the Spanish alphabet”, but are lexicographically placed according to the “international latin order”. Español Actual, 88/2007. 01 Pres_Alcoba.qxd:01 Bajo Perez.qxd 4/12/08 17:01 Página 11

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ORTOGRAFÍA Y DRAE. ALGUNOS HITOS EN LA FIJACIÓNLÉXICA Y ORTOGRÁFICA DE LAS PALABRAS

SANTIAGO ALCOBAUniversidad Autónoma de Barcelona

RESUMEN

Este trabajo es un examen del proceso de fijación ortográfica de las palabrasen los DRAE. Explora el recorrido que va desde la consideración de ch y ll comovariantes respectivas de c y l en Autoridades (1726-1739), justificadas con encabe-zamiento por su función distinta y genuina ya en DRAE (18034), hasta que, enDRAE (200122), ch y ll se definen como “letras del alfabeto español”, pero orde-nadas lexicográficamente según el “orden latino internacional”.

En medio veremos consolidarse ñ, hoy enseña ortográfica de la lengua, sancio-nada en DRAE (18034), que completa la labor de fijación ortográfica, hasta DRAE(18175), que aplica la sustitución definitiva de x por g/j para transcribir el sonido“velar fricativo sordo”, y sistematiza algunas decisiones de la Ortografía (18158).

Aún se destacan las decisiones de DRAE (18378), donde se insiste en mante-ner las distinciones j/g, x/s y x/cs, rechazando con energía la sustitución de x pors y de x por cs. En DRAE (186911) se da por definitivo el sistema ortográfico y enDRAE (188412) se seleccionan determinadas variantes léxicas u ortográficas: b/v,j/g, s/x, s/z, y/ll, bs/s, h/Ø, de manera que podemos concluir que las formas léxi-cas quedan estables hasta hoy, sin alteraciones sustanciales en los dicionariosacadémicos: se ha cerrado la definitiva fijación léxica y ortográfica de las pala-bras. Hasta DRAE (200122), donde se procede a la nueva ordenación, según el“orden latino universal”, de ch y ll, aunque manteniendo su carácter de “letrasdistintas del alfabeto español”.

PALABRAS CLAVE: Ortografía, Diccionario, Fijación ortográfica, Léxico, Letra,Alfabeto, Pronunciación, Etimología.

ABSTRACT

This paper examines the process of the ortographical fixing of words in theDRAE. It examines the path that starts with the consideration of ch and ll as respective variations of c and l in Autoridades (1726-1739), justified by headingdue to its own and different function already in DRAE (18034), until in DRAE(200122), where ch and ll are defined as “letters of the Spanish alphabet”, but arelexicographically placed according to the “international latin order”.

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In between we shall see the consolidation of ñ (today the ortographical insig-nia of the language), fixed in DRAE (18034), which completes the work of orto-graphical steadiness, until DRAE (18175), which applies the definitive substitu-tion of x by g/j to transcribe the sound “velar fricative voiceless” and systematizessome decisions of the Ortografía (18158).

Also highlighted are the decisions of DRAE (18378), which insists in mantei-ning the differences j/g, x/s y x/cs, strongly rejecting the substitution of x by s andthat of x by cs. In DRAE (186911) the ortographical system is considered as defi-nitive and in DRAE (188412) some given lexical or ortographical variations (b/v,j/g, s/x, s/z, y/ll, bs/s, h/Ø) are selected; therefore, we may conclude that the lexi-cal forms remain steady until today, without substantial changes in the academicdictionaries: the definitive lexical and ortographical fixation of words has beencompleted. Until DRAE (200122), where the new order is used, according to the“international latin order”, of ch and ll, altough keeping their character of “different letters of the Spanish alphabet”.

KEY-WORDS: Ortography, Dictionary, Ortographical steadiness of words,Lexicon, Vocabulary, Letter, Alphabet, Pronunciation, Etymology.

Dada la configuración y la disposición de los textos del diccionario,es una obviedad recordar la dependencia del diccionario respecto dela ortografía. Como es un texto constituido por agregación de partes,a modo de un mosaico, si no se dispone previamente de una ortogra-fía, de un “libro de estilo”, se corren grandes peligros de incoherenciaexpresiva. Y dadas las funciones y uso del diccionario, es evidente supapel trascendental en la fijación ortográfica de las palabras de la len-gua y, por tanto, la dependencia de la ortografía respecto del diccio-nario1, y recíprocamente

Es difícil decidir el procedimiento de observación de las manifesta-ciones de esta mutua dependencia: no es fácil elegir el enfoque y laperpectiva para mejor poner de manifiesto los sucesivos momentos ydecisiones del diccionario, que han determinado algunas condicionesortográficas de la lengua y, recíprocamente, las sucesivas alteracionesen el mapa o disposición del diccionario como consecuencia de dife-rentes decisiones de la Ortografía respecto al alfabeto de la lengua y lagrafía sistemática de sus palabras.

1. INTRODUCCIÓN

Con motivo de un par de trabajos, sobre neología y la sanción lexi-cográfica del neologismo, sobre la autorización del neologismo y la

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1 Algunas labores fundamentales de la investigación necesaria para la realización de estetrabajo han sido financiadas con una ayuda de la DGICYT para el proyecto de investigaciónde referencia: HUM2004-01252/FILO.

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evaluación del uso en compilaciones de textos y corpora (Alcoba,2006b y 2006c), tuve ocasión de hacer una compilación, con el NuevoTesoro Lexicográfico de la Lengua Española (en adelante NTLLE) de losprólogos de los DRAE, desde Autoridades (1723) a DRAE (2001) paraidentificar los criterios sucesivos de incorporación de neologismos endoscientos setenta y ocho años y veintidós ediciones de los diccionariosacadémicos.

En esos prólogos se podía rastrear la historia de los criterios, argu-mentos e intervenciones de los lexicógrafos académicos en la sanción,fijación y generalización de las reformas ortográficas promovidas previa-mente en las ortografías, desde el “Discurso proemial de la Or -thographia”, de 1723, y la primera Ortografía de 1741. Así surgió el interéspor el asunto de este artículo: la función sancionadora y de generaliza-ción de la ortografía y sus sucesivas reformas por parte de los DRAE2.

En concreto voy a hacer un breve y rápido repaso histórico de lasdecisiones, adoptadas por los diccionarios en sucesivos momentos yediciones más relevantes sobre el alfabeto y la ortografía de las pala-bras, tal como se declara en la literalidad de sus prólogos, en las adver-tencias y preámbulos introductorios al cuerpo de cada edición3.

Voy a poner de manifiesto cómo en cuarenta años y cinco edicionesdel Diccionario, de DRAE (18034) a DRAE (18439), se fija el sistemaortográfico de las palabras españolas en los diccionarios académicos4.Para ello voy a dar la palabra a las fuentes, a los prólogos de los diccio-narios cardinales. Algunas citas pueden parecer largas, pero consideroque hoy, con la existencia de una herramienta de consulta como elNuevo Tesoro Lexicográfico de la Lengua Española (NTLLE), sería inexcu-sable no facilitar la literalidad de las fuentes, evidentemente muchomás concluyentes que la mejor paráfrasis, y más en un trabajo comoeste, que trata de desvelar el proceso lexicográfico de ocaso y adveni-

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2 En esos prólogos también se encuentran los argumentos de los lexicógrafos a favor y encontra de las sucesivas reformas ortográficas aplicadas en la edición correspondiente. Frutode estas observaciones son mis trabajos: Alcoba (2006c) y Alcoba (2007b), sobre los argu-mentos y el debate sobre la reforma ortográfica del español.

3 Todas las referencias a los diccionarios académicos, que identificaré como DRAE (ya setitulen “de la lengua castellana” o bien “de la lengua española”) y la fecha de edición, indi-cando en superíndice la edición de que se trate en cada caso, las hago por el Nuevo TesoroLexicográfico de la Lengua Española, que citaré por su sigla NTLLE, accesible en <http://bus-con.rae.es/ntlle/SrvltGUILoginNtlle> a donde remito al lector interesado en más precisio-nes. Así, disculpo la reiterada referencia a las distintas ediciones de los diccionarios acadé-micos, cuyos prólogos se han manejado para este trabajo: desde Autoridades (1726-1739) aDRAE (200122), y sólo citaré NTLLE, compilación de todos los diccionarios académicos, en lalista de referencias bibliográficas.

4 Si en Alcoba (2006a), (2006b) y en (2007a) estudiaba los procesos de sustitución eimplantación de elementos neológicos en la lengua, aquí estudio la selección y asentamien-to de variantes léxicas y ortográficas tal como se manifiesta en las publicaciones de los DRAE.

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miento o cristalización de algunas letras de nuestro alfabeto, de algu-nas variantes léxicas, por exclusión de otras variantes y por fijaciónortográfica de las palabras en los diccionarios académicos desde su pri-mera publicación hasta que se puede considerar cerrado y concluidoel proceso.

Desde una buena ordenación de las fuentes, la argumentación se vaa fundar en la disposición de las palabras convenientemente datadascuando convenga y aducidas con largueza. Se podría decir que este es unartículo hecho a dos voces: la voz de las fuentes lexicográficas, quehablan por sus prólogos y advertencias, debidamente diferenciadas en eltexto y en las notas, y mi voz, en una labor de ordenación, disposición, ypuesta de relieve de los jalones más relevantes de los diccionarios acadé-micos, en ese proceso de “fijación ortográfica de las palabras”, hasta elmomento en que el Diccionario, probablemente DRAE (188412), se haconvertido en la sanción ortográfica de referencia definitiva.

Veamos primero en el Discurso proemial de la Orthographía deAutoridades (1726-1739) algunos principios y condiciones generales y ladefinición de algunas letras. Es la fuente ineludible de partida paraseñalar, por un lado, cómo se plasman esos conceptos en el primerDiccionario; y, por otro lado, para poder apreciar las vicisitudes delnacimiento y ocaso lexicográfico de algunas letras en particular.

Luego veremos, entre otras, las intervenciones en la ortografía detres ediciones capitales: la de DRAE (18034), que, a grandes rasgos esta-biliza el sistema; la de DRAE (18226), que elimina un sinnúmero dedobletes por alteraciones ortográficas de pronunciación “rústica, pro-vincial y de mal gusto”; y la de DRAE (18378), que, al tiempo que fija eluso de la letra X con contundencia, pretende simplificar la oposiciónJ/G con un efecto no buscado que requiere la precisión y la insistenciafirme en la distinción ortográfica en DRAE (18439) de ambas letrascuando son homófonas5.

En su sitio, por motivos obvios, antes de DRAE (18034), voy a recor-dar algunas ideas de Ortografía (17755), que tengo a mano, y que debie-ron tener presente en DRAE (18034). También recordaré algunas reglasde Ortografía (18269) que reitera ideas, ya superadas en DRAE (18175),sobre el uso de X “velar fricativa sorda” en final de palabra y de Y endiptongos decrecientes.

Del ámbito de observaciones de este trabajo, por motivos diferen-tes, se excluyen dos aspectos que conviene precisar desde un principio.No me voy a referir para nada al acento o sistema de acentuación orto-

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5 Las menciones de las letras en el texto del artículo, en general, las haré con su formade mayúsculas. En los textos de las citas se hará respetando el formato de la fuente: mayús-cula, minúscula, cursiva, redonda, etc., según se encuentre.

6 Sirva también como disculpa de la exclusión del estudio del proceso de fijación delacento ortográfico el hecho de que en las ortografías académicas y tradicionales los capí tulos

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gráfica de las palabras españolas6. El estudio del proceso que va desdeel caos de la acentuación ortográfica en las publicaciones del siglo XVIIIhasta la extremada regularidad y simplicidad con que, mediante unaspocas reglas ortográficas, se marca el acento (por presencia o porausencia de tilde) de todas las palabras españolas merece un trabajoparticular, que queda pendiente para otra ocasión.

Tampoco voy a hacer aquí un estudio de la teoría ortográfica, ni de lasvicisitudes de la ortografía del español, ni de las controversias entre acadé -micos y publicistas al respecto: Gómez Hermosilla (1831), Noboa (1839),Salvà (1830), Bello (1835), Rodríguez y Martín (1835), etc. Desde ahoramismo, remitimos al magnífico trabajo al respecto de Esteve (1982), quepodemos considerar enciclopédico de la materia, y que nos parece esen-cial para continuar o iniciar cualquier pista sobre el tema, desde el estu-dio de un aspecto particular como quiere ser el de este trabajo.

2. LA ORTOGRAFÍA DEL DICCIONARIO DE “AUTORIDADES”

Podemos considerar el diccionario conocido como de Autoridades(1726-1739) como el primer diccionario académico, tal como se haceen el NTNLE, aunque estrictamente no es esta obra la que se conocecomo primera edición del Diccionario Usual, DRAE (17801)7. Pero elDiccionario de Autoridades no es sólo el primer diccionario académico, estambién la primera publicación de la Academia, anterior a la Ortografía(1742) y a la Gramática (1771). Estas tres obras son en conjunto las pie-zas de referencia para la fijación y normalización de la lengua, el trí-pode en el que se asienta una definición y explicación suficiente de lalengua en un momento de su historia. Pero el diccionario requiere unaortografía hasta tal punto que en esa edición de 1726, después delPrólogo, y de otros textos, Autoridades incluye un “Discurso proemial de

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dedicados al acento se incluyen en la parte dedicada a “la puntuación”, distinta de la parteque estudia el “oficio y uso de las letras”.

7 Citaré como DRAE todas las ediciones del Diccionario Usual, aunque estrictamente sólose titulan de la Lengua Española desde DRAE (192515), tal como se declara en su prólogo, queno resisto recordar aquí en su literalidad: “Como consecuencia de esta mayor atención con-sagrada a las múltiples regiones lingüísticas, aragonesa, leonesa e hispanoamericana, queintegran nuestra lengua literaria y culta, el nuevo Diccionario adopta el nombre de ‘lenguaespañola’ en vez del de ‘castellana’ que antes estampó en sus portadas. La Academia, yadesde el prólogo de su primer Diccionario empleó indistintamente las dos denominacionesde lengua castellana y española, en lo cual no hacia más que atenerse al antiguo uso de nues-tros autores clásicos, que también daban ambos calificativos a la lengua literaria principal dela Península. Al preferir ahora uno de los nombres, que responde mejor a la nueva orienta-ción seguida, la Academia no desecha en modo alguno el otro, ni excluye de igual denomi-nación a ninguna de las otras lenguas que se hablan en España, las cuales son ciertamente‘españolas’, aunque no sean ‘el español’ por antonomasia”.

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la orthographia de la lengua castellana” (págs. LXI-LXXXIV), quepuede considerarse como la primera versión de la Ortografía de laLengua Castellana (1742).

En esta Orthographia se distingue entre las condiciones que se refie-ren a la frase, “a la recta y legítima puntuación con que se deben seña-lar, dividir y especificar las Cláusulas y Partes de la Oración, para quelo escrito manifieste y dé a conocer clara y distintamente lo que se pro-póne y discurre”, (pág. LXI); y la ortografía que se refiere a las pala-bras, “a la observáncia de las reglas y preceptos que se deben guardarpara escribir pura y correctamente las Voces, conformandolas, enquanto sea dable, al modo con que generalmente se pronúncian, yatendiendo al mismo tiempo a los orígenes de donde vienen, para nodesfigurarlas”8 (pág. LXI). Esta segunda ortografía es la que nos inte-resa aquí, en lo que se refiere al uso de las letras (a la fijación del léxi-co) y en lo que ese uso afecta a la disposición de los elementos del dic-cionario.

También en esta primera versión de la Orthographia ya se planteanlos dos principios de decisión y de regularización: el etimológico o delorigen de las palabras, y el fonético o de pronunciación. El primero sebasa en que “Los antiguos (y en especial Antonio de Nebrixa, a quienhan seguido los mas) arreglaron la Orthographía casi al méthodo de laLéngua Latina, dando por regla generál, que las voces derivadas de ella(que son las mas, como queda manifestado en el Discurso del orígende la Léngua Castellana) se escriban conforme a sus orígenes, y las queson próprias, como se pronúncian” (pág. LXVI). Pero “los Autóres notan solamente están entre sí discordes, sino que en sus mismas obras sehallan escritos con variedád unos mismos vocablos” (pág. LVII).

Existe una gran variedad de usos9. La solución alternativa pareceevidente: “Para vencer todas estas y otras diferéncias y encuentros deopiniones han sido algunos de dictámen, que la única y segura reglapara reducir con perfección al papél la Léngua Castellana, es escribirlo que en ella se habla, y en la realidád se pronúncia: respecto de queesto solo es lo que legitimamente la constituye, y hace diversa de lasdemás. Esta opinión (vulgarmente reputada por tan clara, que paréceno se puede dudar de su firméza) pudiera tener algun fundamento si

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8 Las citas del “Discurso proemial de la orthographia de la lengua castellana”, las hare-mos como Orthographia, y en ellas se mantienen las formas gráficas y de acento así como deformato del texto original digitalizado por el potente OCR del amigo que me lo facilitó. Lascitas de otras fuentes no mantienen la ortografía acentual.

9 En Orthographia (pág. LXVII): “Esta irregularidád y defecto es tan indecoroso y ofensi-vo de la nobleza y lustre de la Léngua, que siendo en sí purissima, elegante y clara, la haceobscúra, intrincada y dificultosa: y al passo que dá motivo para que se dude en muchas pala-bras el modo con que se deben escribir, ocasiona en los extraños el embarazo de que difi-culten o no alcancen lo que se quiere dár a entender, por hallarldas diversamente escritas”.

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concurrieran en el uso y practica de la Léngua Castellana las circuns-táncias que son necessárias para que se manifieste, que lo que se escri-be y debe escribir es conforme a lo que se pronúncia” (pág. LVII).

Pero esta que podría parecer “la única y segura regla para reducircon perfección al papél la Léngua Castellana” presenta las dificultadesque ya advirtieron con precisión los autores del diccionario deAutoridades en dos observaciones que valen hasta hoy: primero, lasvariedades de pronunciación dialectal entre castellanos, andaluces,asturianos y gallegos10. Y más en contra del principio de acordar la orto-grafía a la pronunciación, las variedades (sociales, culturales, etc.) depronunciación entre los hablantes de un mismo dialecto castellano11. Ysegundo, las variedades ortográficas tradicionales o de uso de determi-nadas pronunciaciones, según las cuales se representa una misma pro-nunciación con distintas ortografías impuestas por la tradición y eluso12.

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10 En Orthographia (pág. LXVII): “No hai uniformidád en la pronunciación, respecto dela diversidád que se experimenta en el modo de hablar y proferir muchas voces entre losnatura les de algunas Províncias, donde es común la Léngua: pues los Castellanos jamás usande la letra H, y aunque precisamente la pidan diferentes palabras, en su boca no se oye elmas leve indi cio de aspiración: lo que no sucede en Andalucía, y en casi toda laExtremadúra, donde se hábla con tan fuerte aspiración, que es dificultoso discernir si pro-núncian la H, ò la J. Nadie ignora la diversa pronunciación de los Asturiános y Gallégos, y lofa miliar que es entre los Andaluces el trueque de la S por C, de que nace el cecéo con quenaturalmente hablan: y siendo esto tan contrário a la común pronunciación, palpablemen-te se reco noce que no hai uniformidád en el uso de la Léngua”. Este mismo argumento, másexplícito, de la fragmentación de la lengua, se reitera ciento cincuenta años más tarde, enSuárez (1885), tal como se verá más adelante.

11 En Orthographia (pág. LXVIII): “Aun entre los mas preciados de verdaderos y legítimosCastellanos tampoco hai igualdád en el modo de pronunciar, porque lo que unos profierencon toda expressión, diciendo Acepto, Lección, Lectór, Doctrina, Propriedád, Satisfacción, Doctór:otros pronúncian con blandúra, y dicen Aceto, Leción, Letór, Dotrina, Propiedád, Sa tísfación,Dotór: unos especifican con toda claridád la letra X en los vocablos que la tienen por su orí-gen, y dicen Expressión, Excesso, Explicación, Exacto, Excelencia, Extravagáncia, Extrémo, y otrosen unas palabras la mudan en c, y en otras en s, diciendo Eccesso, Eccellencia, Espressión,Esplicación, Essacto, Estravagancia, Estrémo: unos expressan las consonantes duplicadas envárias voces, diciendo Accento, Accidente, Annata, Innocencia, Commoción, Commutación, y por elcontrário otros no las usan, y dicen Acento, Acidente, Anata, Inocencia, Comoción, Comutación,de suerte que es innegable la variación, y diversidád en la pronunciación”.

12 En Orthographia (pág. LXVIII): “Aun dado el caso de que todos hablen y pronunciende un mismo modo, y sin la menor diferéncia, no es dable que en muchissimas palabras sepronuncien tan distinta y separadamente las mismas letras de que se compónen, que seconozca por sola la pronunciación qua les son, y de que modo se deben escribir. Que esto seacierto lo demuestra y convence la misma experiéncia: porque hasta a hóra ninguno, por masvivo que tenga el oído, ha podido distin guir por la mera pronunciación de estas vocesCuenta, Qüestion, Cueva, Eloqüencia, Freqüencia, Pescuezo, Quanto, Qual, Cuajo, etc. quales soncon C, y quales con Q: en estas Agente, Con sejero, Aloxa, Ximiu, Xabón, Enxambre, Paja, Page,quales son con G, y quales con J, y quales con X: en estas Cidra, Cyprés, Ministerio, Mysterio,

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Estas son consideraciones generales13. Luego se despliega el cuerpode la Orthographia, para el primer diccionario académico, en perfectadisposición lógica: primero un epígrafe donde se enuncian las causasde la variedad y confusión ortográfica y los presupuestos axiomáticosdonde se funda la regularización14. Le siguen tres epígrafes sucesivosque tratan de responder a las causas de vacilación ortográfica enuncia-das en el § III mediante propuestas de uso sistemático15. Aquí voy arecordar el último presupuesto de regularización, el que se refiere alAlfabeto: “El Alphabéto Castellano se compóne de veinte y seis letras,de las quales las veinte y tres son comúnes a otras Lénguas, y las tres res-tantes son peculiares de la nuestra. De las comúnes las cinco son vocá-les, que son A, E, I, O, U, a que se añade la Y para las voces Griegas. Lasdemás son consonantes, regularmente divididas en mudas y semivocá-les, ò como otros dicen en naturales y confusas. Las mudas ò naturálesson B, C, D, G, K, P, Q, T, Z, y las semivocáles o confusas son F, H, L, M,N, R, S, X, porque están acompañadas antes y despues de vocáles en elmodo de su pronunciación. Las letras peculiares Castellanas son ç, j, ñ,assi formadas y admitidas por la especiál pronunciación que tienen ennuestra habla: de suerte, que computadas todas hacen el número quevá referido. De la manéra con que cada letra de las Latinas yCastellanas se pronúncia, y los usos que tiene y ha tenido, se trata en elprincipio de cada una segun su orden Alphabético en el cuerpo del

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Symbolo, Cithara, quales son con I Latina, y quales con Y Griega: en estas Agüero, Huevo, Huero,Degüello, Huella, Pingüe, Regüeldo, Hueco, quales son con G, y quales con H, y assi de otras letrasque se profieren con tal igualdád, que las unas no discrepan un ápice de las otras: de que seinfiere con evidéncia, que aunque haya quanta uniformidád se pueda imaginar en la pro-nunciación, de ninguna manéra puede servir de regla generál, para que por ella se forme yestablezca la Orthographía”.

13 § II. Dificultad de fijar la Orthographía, y falsedád de várias reglas generales que han pretendi-do establecer algunos Autóres.

14 § III. Causa de la variedád y confusión en la Orthographía, y algunos presupuestos en que seexplican y assientan várias reglas para mayor claridád de las generales, que se darán despues. En resu-men, son causas de la variedad y confusión de la Orthographia: 1) el uso incierto de la letrasde igual pronunciación (B y V, C y Z, etc.); 2) el uso de consonantes dobles en voces com-puestas (Accessión, Immemorial, Annotar, Assentar, Dissimular, Arregla); y 3) el uso de consonan-tes diversas que concurren en varios vocablos (Assumpto, Sanctidád, Demonstracion, Disciplina,Redempción, Extrañeza, Excusación). Y son presupuestos axiomáticos en que se asientan algu-nas reglas: 1) la lengua castellana usa los caracteres latinos; 2) se han de usar algunas letrasgriegas (Y, K, CH, PH, TH) para voces griegas; 3) las dicciones que vienen del latín hanmudado y alterado pronunciación y escritura; 4) dada la variedad de pronunciación, mejorrecurrir a los orígenes y etimología; 5) la ortografía ha de ser ajustada a los usos propios oirregulares de los Autores más clásicos y juiciosos; y 6) la lista del alfabeto castellano, que secompone de veinteséis letras: veintitrés comunes a otras lenguas y tres específicas.

15 Estos tres epígrafes se refieren respectivamente a los siguientes asuntos: § IV. De lasletras unísonas, ò que se equivocan en la pronunciación. § V. Del uso de la duplicación de las letras y§ VI. De la concurréncia de diversas consonantes.

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Diccionario, donde lo pueden vér los curiosos. De las Griegas no sehace particular expressión, por no ser comúnes a la Léngua” (Discursoproemial, págs. LXX-LXXI).

Evidentemente, en un trabajo sobre ortografía y diccionario, pare-ce lo más oportuno usar el alfabeto como hilo conductor, y eso es loque vamos a hacer a continuación, fijarnos en las vicisitudes de algunoselementos de este alfabeto de Autoridades (1726-1739), y de sucesivasediciones del diccionario académico, donde se ponen de manifiestodecisiones que afectan a la fijación y ocaso de algunas letras y formasléxicas en particular.

En términos generales, antes de ver qué ocurre con determinadasletras de este primer alfabeto de referencia, podemos recordar algunasobservaciones del prólogo de los diccionarios de Autoridades. Sobre sufunción de fijación de la ortografía de las palabras: “Es mui grande eldescuido, o ignorancia que se padece en la Orthographía, aunque enninguna Lengua habrá mas tratados de esta essencial parte de explicarpor escrito el Idioma, porque passan de treinta Autores los que hanescrito sobre la Orthographía Castellana. La Academia no se ha intro-ducido a impugnar, ni calificar a ninguno, y para su proprio uso haestablecido, y fijado su Orthographía, porque su intención no es ense-ñar, sino proceder por sí, constante en el modo de escribir, siguiendopara este fin las reglas que le han parecido más proporcionadas de losmismos Autores que han escrito de este assunto”16.

Esta intención fijadora se manifiesta en las entradas: “Las voces prin-cipales, que siguen el orden alphabético, están escritas en todas susletras, según el tratado de Orthographía; pero se debe advertir, que enla explicación de las voces, y en los textos de los Autores citados seencontrará alguna variedad, ocasionada assi por la incuria de losImpressores, como porque en algunas voces es mui dudosa la letra conque se deben escribir, hallándose en ellas B, o V, cuya determinaciónes de bastante estudio: y hasta que estas voces lleguen a ser principalesno se pueden fijar: por cuya razón podrá suceder que se hallen conalguna variedad en lo escrito”17. Y en la segunda edición de Autoridades(17702) se insiste en la norma académica como solución de vacilacio-nes: “Las autoridades de voces antiquadas se ponen con la misma orto-grafía que tienen en las obras e impresiones de que se tomaron: y cuan-do hay tal variedad que no puede resolverse por el uso antiguo, seponen conforme a la Ortografía de la Academia. Pero las autoridadesde voces del uso corriente se escriben siempre con arreglo a esta, por-que la variedad que en ellas se halla suele depender de los impresores

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16 En § 6 del “Prólogo” de Autoridades (1726-1739). Recuérdese que en estas citas no semantiene sistemáticamente la ortografía acentual del original.

17 En § 23 del “Prólogo” de Autoridades (1726-1739).

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o de un uso arbitrario, y no de algun particular sistema de los auto-res”18.

En esta misma edición se confirma el orden alfabético estricto conque pasan a lematizarse hasta los participios: “En la colocación de lasvoces se sigue rigurosamente el orden alfabético, observando en cuan-to a su ortografía las últimas reglas que la Academia ha establecido enel tratado que ha impreso: Y así se ponen los participios activos y pasi-vos en el preciso lugar que les corresponde, y no a continuación de susverbos como se hizo antes”. Asistimos así, en Autoridades (17702), alnacimiento de los participios como plabras diferenciadas, como lemas(de participio, de adjetivo o de nombre). Desde esta segunda ediciónde Autoridades, los participios ya no son lexicográficamente sólo formasflexivas del paradigma representado por el infinitivo. Son consideradoscomo palabras de diferentes categorías, verbal, adjetiva o nominal.

3. ALFABETO DE PARTIDA DE LOS DICCIONARIOS ACADÉMICOS

Antes de pasar a ver el tratamiento de algunas letras en particularpor parte de la primera edición de Autoridades, voy a recordar en latabla (1) el alfabeto de partida.

(1) Alfabeto castellano de Autoridades (17261 y 17702)

Alfabeto Castellano Letras

Vocales A, E, I, O, U; YComún a otras lenguas Cons. “mudas o naturales” B, C, D, G, K, P, Q, T, Z

Cons. “semivoc. o confusas” F, H, L, M, N, R, S, XParticular de la Lengua Castellana Ç, J, Ñ

De este conjunto nos vamos a fijar en algunos elementos en parti-cular porque en ellos veremos cómo se manifiestan los sucesivos y másimportantes cambios que se han de señalar en una consideración delas etapas o hitos de fijación ortográfica de las palabras, de determina-das formas léxicas, por parte de los DRAE, y, en definitiva, en el naci-miento y ocaso lexicográfico de algunas letras. En concreto, voy a reco-ger aquí la consideración en Autoridades de las letras peculiarescastellanas (Ç, J, Ñ), de dos letras (K y X) singulares por distintos moti-vos, y el caso de los dígrafos (Ph, Th, Ch y Ll). En estos elementos semanifiesta en particular la evolución de las consideraciones de la orto-grafía por parte de los DRAE.

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18 En “Prólogo” de Autoridades (17702).

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Entre las letras consideradas “peculiares castellanas”, la Ç tiene unhumilde catafalco en Autoridades (s.v. C) que la considera “superflua”,“defectuosa” e “inútil”, frente a la Z (homófona) del alfabeto comúncon otras lenguas19. Si el humilde monumento funerario de la Ç nomerece letra capitular y se encierra en el artículo correspondiente allema de la C, la nota “necrológica” de esta defunción está en el § 31 delDiscurso proemial de la Orthographía, donde se concluye que puede sersuplida por Z, una letra del alfabeto común, y en los usos que se le asig-nan sólo se puede emplear en las palabras genuinamente castellanaspara distinguirlas de los “vocablos Griegos y Arábigos”20.

A diferencia de la anterior, la J, también particular castellana enalgunos usos, merece letra capitular y artículo específico: “Décima letra

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19 En Autoridades (1726-1739), s.v. C: “Si a la c se le añade una virgurilla por abaxo en estaforma ç, se constituye nueva letra propria y peculiar de la lengua, llamada comúnmente cedi-lla, y de algunos c caudata, la qual entre los Castellanos se pronuncia generalmente delmismo modo que la z, y sin la menor distinción. Esta sólo puede tener uso antes de las voca-les a, o, u, diciendo ça, ço, çu, a fin de que se distinga de la propria y natual pronunciaciónde la c, porque siguiéndose las otras vocales e: i, es superflua, respecto de que en este caso,ni se muda, ni altera la pronunciación. Por este motivo, y ser letra defectuosa, que no sepuede usar en todas ocasiones, la ç se ha reputado por inútil en el uso de nuestra lengua”.

20 En Orthographia § 31 se lee lo siguiente: “Igual, y aun mayor diversidád se ha conside-rado entre la ç, y la Z, sobre cuyo uso ha havido, y hai notable variedád y dispúta: porqueunos son de dictámen de que la ç, como letra própria y especiál de la Léngua Castellana,debe ser en todo preferida, y por el contrário otros la pretenden excluir, por ser letra defec-tuosa, y ocasionada a ridículas y raras equivocaciones, por no ser letra enteramente forma-da, y finalmente no incluida en el número de las de la Cartilla o Alphabéto común, como loestá la z. En lo antiguo se usó mucho de la ç, porque la z se reputaba por letra extraña y pró-pria de los vocablos Griegos y Arábigos; pero estando yá tan introducida y tan familiar en laLéngua, tanto que promiscuamente los mas sin hacer distinción usan yá de la una, yá de laotra: de necessidád se debe atender a su conservación, tanto mas siendo precisa para lasexpressiones de muchas palabras Castellanas, que sin ella no se pueden formar ni especifi-car. En fuerza de esto, y de que algunos han considerado no ser en la substáncia dos letrasdiversas, sino una diferentemente figurada: cuya opinión se califica y comprueba con el usopromiscuo de entrambas, aunque se puede dár facilissimo medio para conservar a cada unade por sí, y señalarles sus usos separados (qual es usar de la ç en medio de las palabras todaslas veces que precede consonante, como en Bonança, Esperança, Fuerça, Ensalçar, Dulçura,Confiança, y de la z siempre que precede vocal, y en el princípio de las dicciones, como Razón,Pureza, Riqueza, Gozo, Zelo, Zapato, Zumba, Zorra, y del qual se puede usar con seguridád) noobstante el medio mas conveniente y oportúno es retener la z, y no usar de la ç: lo uno, por-que la z es letra generál para princípio, medio, y fin de qualesquiera vocablos, lo que no com-pete ni es capáz de adaptarse a la ç, respecto de que muchas veces en el medio no se puedeusar de ella, y en el fin nunca, porque nadie ha escrito Mayoraçgo, Hallaçgo, Almirantaçgo,Mereçca, Padeçca, Paç, Veç, Desliç, Veloç, Luç, &c. y lo otro, porque haviéndose inventado la çunicamente para suplir al defecto de la combinación del Ce, Ci en las tres vocáles a, o, u, afin de pronunciar ça, ço, çu en lugar del Ca, Co, Cu: lográndose esto mismo, y con la mismaigualdád y blandúra el dia de óy con la z, realmente se puede reputar por supérflua la ç, tantomas no sirviendo para las voces Griegas y Arábigas, por deberse escribir con z, como en Zelo,Zodiaco, Zizaña, &c.”

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de nuestro Alphabeto: que aunque algunos la confunden con la Y,debe distinguirse, porque la J sirve siempre de consonante y su pro-nunciación es gutural, como la propria y natural de la X: por cuyo moti-vo irán puestas en esta letra solamente las voces que no tienen x por suorigen, conforme a lo dispuesto en el tratado de Orthographia”21.

La Ñ tampoco merece letra capitular en Autoridades, que la defineen el artículo de N: “Con una tilde o circunflexo encima, equivale a lasdos n n Latinas, que en lo antiguo se pronunciaban como tales: y el usolas suavizó con una pronunciación particular de la que llamamos ñ,que tambien se usa en otras voces que no tienen las dos”22. Pero lexi-cográficamente tiene condición de letra distinta cuando en Autoridades(1726-1739) se ordenan los lemas de ñagaza, ñaque, etc., después denyimpha, nyimphea, y nyimpho, por un lado; y aña y añada, después deanzolero y anzuelo23.

De las letras que hemos distinguido como de uso singular, la K seconsidera en el volumen correspondiente de Autoridades (1726-1739)como totalmente prescindible24. Se mantiene en las sucesivas edicionesdel DRAE (de 18034 a 18378) con la precisión de que “sólo se usa enalgunas voces tomadas de otros idiomas”. Desde DRAE (188412) estaprecisión se incrementa: “No se emplea sino en voces de evidente pro-

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21 En Orthographia de la Orthographía de Autoridades (1726-1739), § 33. “La j, y la x son igua-les en toda la combinación de las cinco vocáles, porque del mismo modo que se pronunciaJa, Je, Ji, Jo, Ju, se pronúncia tambien en muchas dicciones la x. […] Siendo, pues, la dudaprincipal entre estas dos letras: el medio para no confundirlas es atender a las raíces de laspalabras, porque si tienen x, como en Vexación, Relaxación, Execución, Exemplo, Exido, Vexiga,Perplexo, Enxundia, no hai motívo para desfigurarlas escribiendolas con i, respecto de estarcomunmente admitida la pronunciación aspirada de la x en estas y otras dicciones”.

22 En Autoridades (1734), s.v. N. Ya se alude aquí a un primer argumento “etimológico”para considerar la Ñ con entidad propia cuando aduce que así “consta en el discurso proe-mial de las etymologias, que esta puesto al principio del Tomo primero deste Diccionario,num. 53”. Donde, literalmente, dice: “la pronunciación particular de las dos nn por ñ nacede dos nn: como Annus Año, aunque también suele salir de otras letras: como de AraneaAraña, de Autunnus Otoño, de Hispannia, España, de Damnum Daño, de Vinnea Viña: y comoesta es pronunciación nacional propria, se ha acomodado, según que la Lengua se propor-cionó a ella, o según la dificultad que encontraban los Españoles en la pronunciación latina”.

23 De todos modos, la Ñ tiene esta misma consideración lexicográfica de variante de la N,aunque tenga entidad propia en la ordenación alfabética de los lemas, durante las tres pri-meras ediciones de los DRAE (17801, 17832, y 17913) hasta (18034), donde aparece la defini-ción de la Ñ, que veremos más adelante.

24 En Autoridades (1726-1739), s.v. K se lee: “Es la octava de las consonantes, y pertenecea la classe de las mudas por su pronunciación, que es como la de la C fuerte. Es tomada delLatín, y este la tomó del griego kappa. Tiene poquíssimo uso en nuestra Lengua, y solo enaquellas voces que se toman de otro idioma, y absolutamente se pudiera excluir de nuestroAlphabeto, pues su pronunciación se podía suplir, ó con la C fuerte, como queda dicho, conlas vocales a, o, u, o con la C aspirada en todas: como charidad, cherubín, chimera, choro, chylo,o con la Q en las vocales e, i”.

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cedencia extranjera, y durante no pocos años ha estado en desuso”,que no creo que se deba entender en sentido estricto, sino en lo quese refiere a nuevas incorporaciones en el Diccionario.

Consideramos también singular a la X por su polifonía25. Pero tam-bién por las vacilaciones ortográficas de uso, que requiere de unoscuantos párrafos en Orthographía para fijar su uso cuando aparece enconcurrencia con otras consonantes: primero, X ante C o Q26. Luego Xante grupo consonántico27. Recordamos la literalidad de las propuestasen las notas anteriores porque se han de tener en cuenta para enten-der, más adelante, las admoniciones de DRAE (18378) ante los usos vaci-lantes, de ortografía fonética, de X en posición intervocálica.

Lo que ahora se conoce como dígrafos Ph, Th, Ch, y Ll, algunos delos cuales han tenido consideración lexicográfica propia en los DRAE,

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25 En Autoridades, s.v. X, se dice: “Es semivocal, y tomada de los Latinos, entre los qualestenía el valor de dos consonantes: y unas veces la fuerza de c, y s, y otras de g, y s. EnCastellano conservamos el sonido de la c, y s: como en Examen, Exótico; pero el de la g, y s leconvertimos en otro mucho más fuerte, y gutural, tanto que no la distinguimos de la j, o gfuerte, como en Xamugas, y Exército”. Esta misma definición se mantiene en las sucesivas edi-ciones de 17801, de 17832, de 17913 y de 18034.

26 En Orthographía, § 54, se lee: “La última dificultad es tocante a la X, que concurre condiversas consonantes, y con variedád en muchos vocablos. El modo priméro es de x, y c entredos vocáles, como Excelso, Excelente, Excidío, Excomunión, Excusar. En estas y sus semejantes nose debe hacer variación escribiéndolas con s en lugar de la x, o con c, como hacen algunos,diciendo Escomunión, Escusar, Eccelso, Eccelente, porque claramente se vá contra sus orígenes,y contra el modo común con que se pronúncian: y aunque es cierto que el verbo Excusar, ysus derivados Excusa, Excusable, Excusación, Excusado, se hallen muchas veces, ò las mas escri-tos con s, diciendo Escusar, Escusa, &c. no siendo generál el estílo, y conforme el uso en con-trário, paréce justo no desfigurados, y retener la x”. Y en § 57: “En lo que mira al quintomodo de la X, y de la Q, que se hallan en los vocablos Exquisito, Coxquear, tambien se debeestar à sus raíces, y no escribirlas con s, como se hallan en algunas obras, porque es su pro-nunciación con la x: lo que no se debe hacer con las palabras Cosquillas, y Cosquilloso, aun-que en los libros antíguos se hallen escritos con x, respecto de no pronunciarse con la fuer-za que pide esta letra, y estar el uso en contrário”.

27 En Orthographía, § 55, se puede leer: “El segundo modo es de XCL, y de XCR, como enestas palabras Exclamar, Excluir, Excremento, En estas no hai que hacer novedád, porque seráraro el que las altére, y vaya contra el estílo y méthodo generalmente admitido: en medio deque no ha faltado quien mude la x en s en el verbo Excluir, y sus derivados, porque en su pro-nunciación no se pone tanta fuerza en la expressión de la x”. Y en §56: “Lo mismo se debeobservar en el tercero, y quarto modo en que se halla la x junta con la p sola, con pl, ó pr,como en Experiencia, Exposición, Expediente, Explanar, Explicación, Explorar, Expressión, Exprimír:porque fuera novedád reparable desfigurar estas voces contra su pronunciación, por masque algunos procúren usar de blandúra en el modo de hablar”. Y en § 58: “El sexto y septi-mo modo es de XT, y de XTR, como en Extender, Extenso, Exterioridád, Extinguir, Extirpar,Extrañar, Extraño, Extraher, Extrajudicial, Extrémo, Extrangéro, Extraordinário, Extrinseco. En el usode estas voces hai grande variedád, y aun contradicción, porque se hallan freqüentementeescritas las de un mismo orígen unas veces con s, y otras con x, como Estender, y Extenso,Estrangéro, y Extraño, Estremado, y Extrémo: y assi para quitar toda diversidád y confusión sedeben guardar sus raíces, y escribir uniformemente todos estos vocablos con x, por no havervioléncia en su pronunciación”.

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son en Autoridades meras variantes de la respectiva letra inicial. Así, Phse entiende como una P que “Junta o aspirada con la H tiene la fuerzay pronunciación de la F, y se usa en las voces que trahen su origen delGriego: como Phantasma, Phenómeno, Philosophía”. Su uso se justifica porel segundo presupuesto de la Orthographía enunciado en el § 22: “Sedebe suponer y sentar, que igualmente se han conservado para laexpressión y notoriedád de las voces Griegas admitidas en nuestraLengua algunas letras suyas, quales son la Y, K, Ch, Ph, Th, y esto noporque se necessite de ellas para su pronunciación, sino para que sedistingan y conozcan, a imitación de lo que acostumbraron los Latinos,de quienes las hemos tomado, y de lo que hacen otras Naciónes quetambien las mantienen, aunque para pronunciarlas no las necessitan”.

En parecidos términos podemos referirnos al dígrafo Th, conside-rado variante de T28. Ambos, Ph y Th, duran poco: no tienen justifica-ción fonética, de pronunciación, y el fundamento etimológico se basaen el escasísimo rendimiento de los grequismos en la lengua científica,técnica, académica, de poca trascendencia en la lengua general.

Un caso distinto es el de Ch29. El fundamento etimológico de la lla-mada “C aspirada”, frente a la K, se basa en su función de distinguir lasvoces de origen griego: charidad, cherubín, chimera, choro, chylo, de lasvoces castellanas, que usarían “C fuerte” ante a, o, u; o bien Q, ante e, i.La Ch se justifica como representante de la pronunciación “africada”,genuina y distinta, “al modo que los italianos pronuncian la C” lo quesalva al dígrafo Ch, pues sus usos de fundamento etimologista para laescritura de los grequismos, desaparecerán de los DRAE con los de Phy Th30. A diferencia de lo que ocurre con la Ñ, la Ch sigue la ordenación

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28 “[La T] escríbese aspirada en algunas voces, que vienen del idioma Griego: comoThesoro, Throno (aunque sin mudar su pronunciación) por no desfigurarlas de su origen”.Esta “T aspirada”, o Th, desaparece en DRAE (1780).

29 En Autoridades (1726-1939), s.v. C, “Quando la c precede a la h en cualquiera de lasvocales de este modo cha, che, chi, cho, chu, tiene particular pronunciación en nuestro idio-ma: la cual se forma echando con violéncia el aliento, y haciendo fuerza con la punta de laléngua en los dientes de abaxo, al modo que los Italianos pronuncian la c, cuando se siguenla e o la i: esto se entiende y observa en todas las voces castellanas, que no trahen origen dela Léngua Griega: como chapa, chico, choza, chuzo, porque si el origen es Griego como en cha-ridad, Christiano, Monarcha, chímica, &c. se pronuncian como K”.

30 A continuación, apunto la fecha del primer registro en un DRAE separado por el sím-bolo <, al que sigue el último registro si lo hay, de tal manera que cuando no se especificafecha a la derecha del citado símbolo se ha de entender que el lema de que se trate seencuentra hasta 1992, última fuente del NTLLE. En efecto, por ejemplo en Autoridades (1726-1739) sólo se encuentran charidad (1729), cherubín (1729 < 1791; 1780, v. querubín), chimera(1729-1791, “riña”, “ficción”), choro (1729), chylo (1729, “sustancia blanca del alimento en elestómago”), phantasma (1737), phenómeno (1737), philosophía (1737), orthographía (1737), thá-lamo (1739), theatro (1739), theología (1739), theoría (1739), thesis (1739), thema (1739), theso-ro (1739). Y a partir de DRAE (17801), sólo tenemos caridad (1729, v. charidad; 1780 < ), que-

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alfabética internacional colocando los lemas de chabacanería a chyloentre cevil y cia, etc.31

Por último, el dígrafo de la Ll también se considera en Autoridades(1726-1739) como una variante de la L en cuyo artículo se incluye ladefinición: “[La L] Junta con otra l tiene especial pronunciación ennuestra lengua, enteramente semejante a la Gl de los Italianos o a la Lhde los Portugueses: y esto se usa en principio de dicción o en medio deella entre dos vocales: como Llano, Llúvia, Calle, Malla”. La propuestadel dígrafo se justifica, como vemos, en su representación de “unaespecial pronunciación de nuestra lengua” y en el paralelismo fonéti-co y gráfico de los dígrafos del italiano y portugués. De todos modos,no ocurre como en el caso de la Ñ, porque la LL sigue la ordenaciónalfabética internacional colocando los lemas de llaga, llagar, a lluvia,lluvioso entre liza, lizos, y antes del loa, loable, etc.32

4. LA 5ª EDICIÓN DE LA ORTOGRAFÍA, DE 1775

Aunque, estrictamente, no es el objeto de este estudio, dedicado alconcepto y usos ortográficos de los DRAE, igual que para el primer dic-cionario académico, de Autoridades, se han repasado las principalespropuestas ortográficas de su “Libro de estilo”, su Orthographía, antesde ver lo que ocurre con el uso de las letras en algunas ediciones car-dinales de los DRAE, voy a recordar brevemente los principios acadé-micos publicados en 1775 sobre la ortografía33. Esta edición de la orto-grafía académica estaba presente para la primera edición del DRAE(17801) y, prácticamente, es una versión que, con poquísimas variacio-nes, podemos considerar casi como definitiva.

En esta Ortografía (17755) se confirma la presencia de Ch, Ll y Ñ enel “abecedario” de nuestra lengua34. La Ch aun se considera una varian-

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rubín (1780 < ), quimera (1803 “pendencia, riña” < ), coro (1729, v. choro; 1780 < ), quilo (1780< ), fantasma (1780 < ), fenómeno (1780 < ), filosofía (1780 < ), ortografía (1780 < ), tálamo (1780< ), teatro (1780 < ), teología (1780 < ), teoría (1780 < ), tesis (1780 < ), tema (ya se incluye en 1739y se remite al cultismo thema), tesoro (ya se incluye en 1739 y se remite al cultismo thesoro).

31 Como en DRAE (200122).32 Como en DRAE (200122).33 Real Academia Española (1775): Ortografía de la lengua castellana, que citaré Ortografía

(17755).34 §2 (cap. II) de Ortografía (17755): “La lengua castellana, que según la común y más fun-

dada opinión es hija de la latina, tomó de ella la mayor parte de las letras de nuesto abece-dario. En la primera impresión de este tratado se dexaron de añadir la ch, la ll y la ñ que sonletras propias nuestras; pero en la segunda impresión, como en la tercera, en la cuarta y lapresente, reflexionado este punto, ha parecido que sin estas letras está defectuoso el abece-dario: porque ninguna de las otras representa en lo escrito el sonido que atribuimos a cada

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te de la C 35. La Ll, que era una variante de L en Autoridades, se consi-dera una genuina letra distinta “doble en la figura y sencilla en elvalor”36. Y, en fin, se reitera lo dicho en Autoridades sobre la Ñ sin másprecisiones37. “Se da por definitiva la desaparición de Ç, cuyo uso noestá justificado, que ya ha sido excluida de las publicaciones académi-cas, y que ya no aparece ni en lo escrito ni en lo impreso38. También des-aparece el uso de Ch y Ph en cultismos y tecnicismos de origen griego,

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una de estas y distinguen las voces chasco, llanto, año, especialmente quando la diversidad delas letras no consiste tanto en la figura, como en la diferencia de su pronunciación. No esesta novedad, porque Nebrixa en su Ortografía castellana incluyó estas tres letras en el alfa-beto; y el que está puesto en la cartilla común por donde se enseña a los niños, compre-hende la ll y la ñ, aunque omite la ch, habiendo igual fundamento y razón para incluirla”.

35 En § 17 (cap. III) de Ortografía (17755): “La C seguida de la H es en castellano una letradoble en la figura y sencilla en el valor, con que explicamos aquel sonido que se percibe enlas voces chapin, cherrido [“lo mismo que chirrido”, 17801], chico, choza, chuzo, semejante al quetiene en la lengua italiana la C antes de e o de i; sin que otra aguna letra simple o compues-ta tenga en nuestro idioma esta particular pronunciación”.

36 En § 40 (cap. III) de Ortografía (17755): “Esta letra es doble en la figura, porque se com-pone de dos ll juntas y sencilla en su valor, porque es expresiva de aquel sonido que expli-can las voces llave, lleno, mellizo, lloro, lluvia: el qual distinguen los franceses con dos ll prece-didas de la i que llaman L mojada, los italianos con el gli en las voces de sonido que ellosllaman eschiacciato, y los portugueses con la lh”. Y en § 41 (cap. III) de Ortografía (17755): “Poreso en castellano nunca se debe escribir dos ll, aunque las tenga en su origen la voz, sino enel caso preciso de notar este particular y único sonido que se les ha atribuido: y así aunqueel nombre latino Bulla tenga en aquel idioma dos ll; en el nuestro no se debe poner mas queuna que es la que se pronuncia: pues escribiéndole con dos varía la pronunciación y el sig-nificado, porque entonces significa ruido.”

37 En § 45 (cap. III) de Ortografía (17755): “La N, con una tilde encima en esta forma Ñ,ñ, es una letra o carácter a que se ha atribuido en castellano el particular sonido que se per-cibe en las voces maña, niñez, pañito, mañoso. Los italianos y franceses tienen esta pronuncia-ción y la explican con la gn y nosotros en algunas voces convertimos la gn del origen en ñ: yasí de ignorare latino se dixo en lo antiguo iñorar, iñorante: y hoy decimos tamaño, que vienede tam magnus y leño de lignum”. Y en § 46 (cap. III) de Ortografía (17755): “En los tiemposmás antiguos de nuestra lengua se explicó con dos nn juntas esta pronunciación: y algunosse han persuadido a que la tilde sobre la N como hoy se usa, se introduxo para notar la otran que se omitía, al modo que la tilde puesta sobre las vocales se usó frecuentemente en lugarde n”.

38 En § 4 (cap. II) de Ortografía (17755): “Este carácter ç, llamado vulgarmente cedilla,tenía en castellano el propio oficio que la Z y por ella se substituía, siendo ambas signos deun mismo sonido; aunque algunos autores fueron de opinión que era más blando y suave elde la Cedilla. El uso de ella estaba expuesto a equivocaciones y algunas de ellas ridículas; y notenía esta letra a su favor, como otras, el poderoso apoyo del origen, porque era propia denuestra lengua: y siendo al presente su pronunciación la misma que la de la Z, aunque en loantiguo tuviese alguna diferencia, no había razón para que se conservase, haciendo mas gra-vosa la escritura con el uso de un carácter superfluo e inútil. Estas son la principales razonespor que la Academia ha excluido de nuestro abecedario la ç y omitido el uso de ella en todassus obras: y habiendo logrado la aprobación pública, pues ni en lo escrito ni en lo impresose usa ya de esta letra, se añade hoy esta mayor razón para su exclusión”.

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con la excepción de algunos nombres propios39. Así queda definido unalfabeto de 28 letras, contando la K, que va a perdurar hasta hoy día:“el abecedario castellano completo consta de veinte y ocho letras y sonpor este orden. a. b. c. ch. d. e. f. g. h. i. j. k. l. ll. m. n. ñ. o. p. q. r. s. t.u. v. x. y. z.”40. En este alfabeto, por último, se ha de destacar que la Xaun representa dos pronunciaciones diferentes: la conocida como lati-na, de [ks], y la pronunciación “velar fricativa sorda” de los arabismos(axuar, almoxarife), de algunas palabras latinas (exemplo, exercicio) y deesta pronunciación en final de palabra (carcax, relex, dix, relox, almora-dux)41.

5. LA 4ª EDICIÓN DEL DRAE, DE 1803

La edición de DRAE (18034) es el primer hito de los diccionariosacadémicos respecto a la ortografía de nuestra lengua. Podemos decirque es la sanción lexicográfica de los principios y usos enunciados enOrtografía (17755), que acabamos de destacar en el epígrafe anterior. Seconfirma la Ñ, nacida lexicográficamente en Autoridades. Así, s.v. N sereitera lo dicho en 1726, y, s.v. Ñ, se lee: “Decimoséptima letra de nues-tro alfabeto, la qual es un carácter á que se ha atribuido en castellano

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39 En § 18 (cap. III) de Ortografía (17755): “La C antes de la H tiene también un sonidoequivalente al de la K con todas las vocales en las voces tomadas de las lenguas extrangeras,lo que repugna a la pronunciación que tiene en castellano la Ch, da motivo a equivocacio-nes y hace difícil su escritura: y así se debe excusar en quanto fuere posible, inclinando eluso a nuestros propios caractéres que son la c con la a, o, u y la q con las sílabas ue y ui, escri-biendo así mecánica, coro, cubo, querubin, quimera, a excepción de algunos nombres hebreos ogriegos, en que fuera muy notable la novedad de escribirlos sin h, como Christo, Melchîsedech”.Y en § 48-II (cap. III): “La Ph, que tienen algunas voces tomadas del hebreo o del griego, sedebe omitir en castellano, sustituyendo en su lugar la F que tiene la misma pronunciación yes una de las letras propias de nuestra lengua; a excepción de algunos nombres propios ofacultativos, en que hay uso común y constante de escribirlos con la Ph de su origen, comoPharaón, Joseph, Pharmacopea”.

40 En § 5 (cap. II) de Ortografía (17755).41 En § 57 (cap. III): “La X tiene dos diferentes pronunciaciones. La primera, que hemos

tomado de la lengua latina, es la que tiene esta letra cuando equivale a CS, como en êxequias,extensión: lo que sucede no solo en las voces derivadas de aquella lengua, sino también en lasgriegas, como éxtasis, sintaxîs. La segunda, que nos vino del árabe, es cuando la X tiene soni-do gutural fuerte semejante al de la J con todas las vocales y al de la G con la e y con la i,como en axuar, almoxarife y otras voces de aquel idioma, en las quales usamos frecûente-mente de la X. Así tambien pronunciamos y escribimos muchas palabras que trahen su orí-gen del latín, como exemplo, exercicio; aunque en estas damos con impropiedad a la X una pro-nunciación gutural que no admite aquella lengua. El mismo sonido, si bien algo menosperceptible, tienen siempre esta letra en fin de dicción, como en carcax, relex, dix, relox, almo-radux; y aunque pudiera suplir por ella la G o la J, estas voces y todas las semejantes se escri-ben con X porque es propio del castellano no acabar en G ni J voz alguna”.

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el particular sonido que se percibe en las voces maña, niñez, pañito,mañoso. Los italianos y franceses tienen esta pronunciación y la expli-can con la gn, y nosotros en algunas voces convertimos la gn del origenen ñ; y así de ignorare latino se dixo en lo antiguo iñorar, iñorante, y hoydecimos tamaño, que viene de tam magnus, y leño de lignum. En los tiem-pos mas antiguos de nuestra lengua se explicó con dos nn juntas estapronunciación y algunos se han persuadido á que la tilde sobre la n,como hoy se usa se introduxo para denotar la otra n que se omite, almodo que la tilde puesta sobre las vocales se usó freqüentemente enlugar de n”.

Merece la pena recordar estas definiciones lexicográficas que con-firman en su literalidad las propuestas de la Ortografía (17755), de unostreinta años antes, que hemos recogido en una nota del epígrafe ante-rior. El retraso del diccionario se entiende fácilmente en la ardua laborde edición de un diccionario general de la lengua de cuyas dificultadesse queja la propia institución a modo de disculpa por los posibles des-cuidos y “pistas perdidas”42.

Se asientan en el diccionario los dígrafos Ch y Ll como letras distin-tas del alfabeto castellano y con todos los efectos y consecuencias lexi-cográficas en cuanto a la ordenación de lemas43. El diccionario sancio-na así, en esta edición, la Ch o el carácter de la Ch para representar lapronunciación “africada” del español, pero, al mismo tiempo extiendeel acta de defunción de Ch para la pronunciación “oclusiva velar” [k],de las palabras de origen griego44. Y con el mismo fundamento, ya argu-

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42 En “Prólogo” a DRAE (18034): “Deseando la Academia dar a esta edición la correccióny perfección que permiten las circunstancias, después de impreso todo el Diccionario, le havuelto a reconocer y leer enteramente con el objeto de comprobar las remisiones, y de obser-var si estaban en su debido lugar algunas de las voces usadas en las definiciones de diferen-tes artículos”.

43 En “Prólogo” a DRAE (18034): “Como la ch che; y la ll elle son letras distintas de las demásde nuestro alfabeto, aunque dobles en su composición y figura, ha creído la Academia massencillo y oportuno darles el lugar y orden que les corresponde con separación. Por estacausa todas las palabras que empiezan con las combinaciones cha, che, chi, cho, chu, se hanentresacado de enmedio de la letra c, donde se colocaron en las ediciones anteriores, y sehan puesto ahora después de concluida esta; y lo mismo se ha executado respectivamentecon las voces pertenecientes a iguales combinaciones de la ll elle.

El mismo orden se ha observado en las combinaciones de las demas letras en que entranlas referidas ch che y ll elle; de suerte que la primera se halla siempre a continuación de la com-binación cu, y la segunda de la combinación lu. Así, encha se deberá buscar después de encu-rrir, y enllenar despues de enlutar”.

44 En “Prólogo” a DRAE (18034): “Siguiendo la Academia estos principios para simplificarmas y mas la escritura, ha suprimido el signo llamado capucha en las palabras en que la chno tenía el mismo valor y sonido que en chapí y otras semejantes, y ha trasladado aquellas alas letras equivalentes, con las cuales deben escribirse en lo sucesivo. Así las voces chîmera ,chîmérico, chîmerizar, chîmia, chîmica, que por medio del signo expuesto se pronunciaban conun sonido diferente del de la ch, se han colocado en las combinaciones de la q, al modo que

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mentado en Ortografía (17755), se sustituye sistemáticamente Ph por F45.

Por último, se excluye K definitivamente del uso de las palabras his-pánicas y sólo se conserva para los nombres extranjeros46. De ella sedice, s.v. K, que “solo se usa en algunas voces tomadas de otros idiomas,y aun en estas se puede suplir con la C antes de las vocales A, O, U y conla Q, U antes de las E, I”, lo cual se repite hasta DRAE (197019), dondese reitera que “no se emplea sino en voces de procedencia griega oextranjera, y durante muchos años ha estado en desuso”.

6. LAS EDICIONES DEL DRAE, DE 18175 Y 18226

En DRAE (18175) se declara seguir las reglas que tiene prescritas ensu tratado de la Ortografía académica47. Es evidente la sanción lexico-gráfica de esta edición respecto a las decisiones adoptadas en Ortografía(18158). En efecto, en DRAE (18175) se sanciona el cambio ortográficoQUa/o > CUa/o. Literalmente, s.v. Q, se dice: “En castellano a imitacióndel latín nunca se usa de la q sin poner después de ella la u, la cual seelide y suprime en la pronunciación; y por esta causa se remitirán a lac todas las voces en que suene o se pronuncie esta vocal”48. También en

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se ha hecho ya con las palabras que podían reducirse y se han reducido en efecto a la com-binación ca.

Por igual razón de conservar a la ch solamente el sonido de cha, se ha suprimido la h entodas las voces en que no tiene este mismo valor, como en Cristo y sus derivados; pues no haydiferencia alguna entre ellas y las demás que según los principios establecidos, se han tras-ladado a otros caracteres equivalentes, para excusar equivocaciones y hacer mas fácil ycorriente la escritura”.

45 En “Prólogo” a DRAE (18034): “A esta clase pertenece también la ph, cuyo sonido seexpresa igualmente con la f, por cuyo motivo se han colocado en esta última letra las pala-bras phalange, phalangio, pharmacéutico, pharmacia, phármaco, pharmacopea, pharnacopola, phar-macopólico, phase y philaucia”, palabras que sólo aparecen en las ediciones de [1737 < 1791].

46 En “Prólogo” a DRAE (18034): “Últimamente se ha excluido la k de todas nuestras voces,poniendo las que antes se escribían con ella en las combinaciones ca, cu y que, qui, que sonde una pronunciación equivalente. Pero se ha conservado su figura y noticia en elDiccionario, para saber su valor en los nombres extrangeros, en que se usa de ella, los qua-les si no, podrían desconocerse fácilmente”.

47 En “Prólogo” a DRAE (18175): “Hubiera sido inconsecuencia inexcusable el que laAcademia no siguiese con puntualidad en su diccionario las reglas que tiene prescritas en sutratado de Ortografía. Algunas de ellas se han simplificado y perfeccionado en la última edi-ción hecha en el año 1815 y esto ha obligado en el Diccionario a variaciones que siempreson de mucha consideración en obras donde esto influye y de tanta importancia es el ordenalfabético”.

48 Así, tenemos quanto, qual, quatro, quociente, quota, quotidiano en las ediciones (17391 <18075), mientras que a partir de la edición de (18134) tenemos cuanto, cual, cuatro, cuociente,cuota, cuotidiano.

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esta edición del Diccionario se reducen los usos vocálicos de Y a la posi-ción final de palabra (buey, rey): se sustituyen sistemáticamente las for-mas ymagen, ayrazo, ayre, ayrearse, ayrecillo, ayroso, que aparecieron hasta(18034), por las respectivas con I latina: imagen, airazo, aire, airearse, aire-cillo, airoso, que aparecieron, algunas, en (17261), y luego a partir de(18175).

Por último, se zanjan en DRAE (18175) las vacilaciones de los auto-res entre X, G y J, estudiadas en Cotarelo (1909), que concluye desta-cando cómo “Santa Teresa, al igual que Tirso, apenas usó la x comoconsonante simple”49. En efecto, la sustitución de X > J/G propuesta enOrtografía (18158) se sanciona en DRAE (18175), donde s.v. X, se puedeleer lo siguiente: “El sonido gutural que la x ha tenido hasta ahora enalgunas voces, y nos vino del árabe, debe remitirse en adelante a la j ya la g en sus casos respectivos”. Así se establece la sanción lexicográficadefinitiva de la sustitución ortográfica. Hoy, con el NTLLE es fácil fijarla historia lexicográfica de la ortografía de X frente a J para la pro-nunciación “velar fricativa sorda” en los diccionarios50.

Ante las vacilaciones ortográficas (J/G) y (C/Z) debidas a la contra-posición e imprecisión de los tres principios rectores de referenciapara la fijación ortográfica: etimología, pronunciación y uso, esta edi-ción deja la sanción definitiva para la resolución de las dudas al “usode las personas instruidas y de los buenos impresores”51.

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49 Cfr.: Cotarelo (1909: 106-152) y el Apéndice II de “Pruebas relativas a la g, j y x”, págs.215-222, con datos desde 996 al 1596.

50 Así, tenemos: axuar (1726 < 1803 ), ajuar (1726 < 1791 v. axuar; 1817 <); almoxarife(1726 < 1803), almojarife (1817 < ); almoradux (1726 < 1989; en 1992 almoraduj o almoradux ),almoraduj (1832 < [regresión en 1914 v. almoradux < 1992]); carcax (1729 < 1884; en 1899 v.carcaj. hasta 1992), carcaj (1832 < 1864; en 1884 v. carcax; de 1899 < ); dix (1732 < 1803; en1925 v dije hasta 1992), dij (dij o dije, de 1832 < 1852; de 1936 < 1992 dij v. dije.); exemplo (1732< 1803), ejemplo (1817 < 1992); exercicio (1732 < 1803), ejercicio (1817 < 1992); relex (1737 <1822), relej (relej o releje de 1832 < ); relox (1737 < 1822), reloj (1832 < ). No se especifica la edi-ción en superíndice, por claridad. Si se requiere, véase cuadro (2), más adelante.

51 En “Prólogo” a DRAE (18175): “Posible es que los inteligentes noten aun alguna varie-dad ó falta da constancia en la escritura de ciertas voces de sonido y pronunciación semejan-te. Aunque la Academia ha manifestado en su Ortografía el deseo que tiene de qua el sonidoáspero y gutural se circunscriba exclusivameute a la j, todavía lo conserva la g en algunas com-binaciones. Otro tanto viene a suceder con las letras c y z. La Academia preferiría que se escri-biesen con esta última las dicciones que la tienen en su raíz, como pazes ,felizes ; pero .en estey otros casos hay diversidad entre los doctos, el uso fluctúa, y la Academia que puede dirigir-lo, no tiene derecho por sí sola para fijarlo. Es de desear que la práctica común y general seña-le y establezca reglas sencillas, uniformes e inalterables en esta materia; y la Academia que haexperimentado ya la docilidad con que la nación ha contribuido a realizar las mejoras orto-gráficas de la lengua castellana, siguiendo y adoptando sus consejos e insinuaciones, así comoaprovecha esta ocasión de manifestar su gratitud por tan honrosa deferencia, así tambiénespera que el uso de las personas instruidas y de los buenos impresores continúe auxiliandosus deseos de dar la última mano á la perfección de este ramo de nuestra cultura”.

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La edición de DRAE (18226) podemos decir que es la de la elimina-ción y corrección de muchos lemas identificados como de pronuncia-ción “provincial, rústica, de mal gusto” por lo que se considera “altera-ción de las letras de un mismo órgano” [de una misma articulación](e/i, o/u, b/p, t/d, y así) o por “decadencia de las letras” (quequier,qui)52. Se lleva a cabo la fijación léxica de muchas palabras por exclu-sión del Diccionario de variantes de uso restringido, que dejan de con-siderarse como parte del léxico general de la lengua, precisamente porsus restricciones de uso. Esta poda se aplica también a los dobletes neo-latinos frente a las formas patrimoniales, porque se considera que nomerecen artículos separados, o lemas, las palabras neolatinas puestasen circulación, “por afectación”, según la Academia, frente a las pala-bras patrimoniales ya existentes53.

La acumulación de dobletes de variación dialectal (geográfica osocial) es tanta (debido a las críticas y al prurito del número de pala-

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52 En “Prólogo” a DRAE (18226): “En esta última clase deben colocarse las voces Probe porPobre, Probedad por Pobreza, Pusición por Posición, Quequier por Cualquiera, Qui por Quien,Quiotro por Aquel Otro, etc.: las que por viciosa pronunciación en algunas provincias no mere-cen adoptarse, como Puya por Pulla, Plumaye por Plumage: las acabadas en l o en z que antestuvieron e en su final, como docile, facile; imbecile, eficace; las que terminan en t; que despuésse ha convertido en d; como amistat; caridat; heredat; salut; las que concluían en d a quienesel uso a quitado después la e final, como honestade, amistade, meatade, virtude; las que princi-pian en f por depravado uso, como faca por haca, fígado por hígado, fuerta por huerta; y las quepor traer en su origen latino la f se usaron alguna vez, especialmente por los poetas, y hanquedado anticuadas, como figueral, fongo, formiga, forno. Otras voces se han suprimido por-que el uso antiguo las hacía más ásperas y desabridas, ya interponiendo la s en los verbos,como apresciar, acaescer, carescer, reconoscer, rescibir, ya duplicando la n en las voces que pro-nunciamos con ñ, que es el signo que se estableció para denotar la duplicación de aquellaletra y equivale a la gn de los franceses e italianos, como en anno, estranno; y muchas corrom-pidas por los resabios de la primera educación, como las que por r tienen n en los com-puestos de la preposición in, por ejemplo inremediable, inresistible, inreparable, o que inter-ponen la r como en impropriar, labrio, oprobrio, o en ella convierten por mala pronunciaciónla l, como en Facistor, Fretar, Frete, o al contrario; la e por i, en encorporar, enducir, enfeccionar,engenioso, homecida, impremir, freso; la i por e, en inviar, inorme, intendimiento, lóbrigo, lición.También se han omitido los adverbios en mient, en ment, en mientre, mentre, miente, como libe-rament, librementre, honestamientre, plenamientre, que tuvieren un uso vario y vacilante hasta quese ha fiado su terminación en mente. Aun en estas reformas se ha procurado suprimir soloaquellas voces cuyo significado se comprende con facilidad y cuya composición y carácter seha conservado en las que se les han sustituido. Sin embargo son tantas que se omite al expre-sarlas por evitar prolijidad y fastidio, resultando de todo una economía que hace alDiccionario más breve y de un uso más fácil y expedito”.

53 En “Prólogo” a DRAE (18226): “Con la decadencia del buen gusto en las letras y las artesse introdujo posteriormente el prurito de afectar latinidad escribiendo asumpto, presumpcióny escripto, dificultando la pronunciación y complicando la ortografía y la escritura, al mismotiempo que se abandonaban otros vocablos más significativos y elegantes que los que susti-tuyeron: de modo que unos y otros contribuían a multiplicar los que eran de un mismo ori-gen y significado, como coluna y columna, afeto y afecto, repunar y repugnar, ecelente y excelente yotros de esta clase que por lo mismo no merecen artículos separados en el Diccionario”.

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bras del diccionario) y tanta la poda de esta edición que la Academiaaduce un argumento de autoridad: “Estas alteraciones viciosas, quetanto han perjudicado a la pureza y fijación del idioma castellano, vie-nen desde muy antiguo; pues ya en los primeros años del reinado deCarlos V se quejaba el autor del Diálogo de las lenguas de que se dijesearbor por arbol, resolgar por resollar, rancor, rabaño por rencor y rebaño, levarpor llevar, espera por esfera y así otros vocablos; atribuyendo la variación,supresión o trasmutación de sus letras más a la inadvertencia, que a ladeliberación o estudio de los que entonces los hablaban o escribían”54.De todos modos, la presión de las críticas por el número de entradasno debía amainar porque la réplica mantiene el tono alto: “Prescindela Academia de los reparos que se han opuesto al suyo por no hallarseen él algunos artículos de voces extrangeras como mutualmente; o devoces estropeadas y desfiguradas como Barberescos; o escritas con malaortografía como uraño; o pronunciadas a la manera del ínfimo vulgocomo hespital. Adoptar artículos de esta especie sería no enriquecersino manchar el Diccionario, y profanar el carácter del noble y mages-tuoso idioma de Castilla”55.

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54 En “Prólogo” a DRAE (18226). Para poder hacerse una idea exacta de esta labor depoda y expurgo de dobletes por variación sociolingüística o cultista, facilito a continuaciónlas fechas de la primera y última aparición en los diccionarios académicos, de los afijos y delas palabras citadas en las dos notas anteriores, pero en orden alfabético para una mejor loca-lización: -ment [1770 < 1817]; -mente [1726 < 2001 ]; -mentre [1726 < 1817]; -mient [1729 <1803]; -miente [1803 < 1817: acordadamiente, afechamiente, amigablemiente, asesigadamiente, blan-damiente, cumplidamiente, livianamiente, mayormiente, pleneramiente, señaladamiente]; acaescer[1726 < 1817]; afecto [1726 < 1992]; afeto [ant. 1933]; amistade [Ø]; amistat [1780 < 1817 y1933]; anno [1726 < 1817]; apresciar [1770 < 1817]; asumpto [ant. 1933]; carescer [1780 <1817]; caridat [1780 < 1817]; columna [1780 < ]; coluna [1729 < 1783; remisión de 1791 a 1992]; docile [Ø]; facile [ant. 1791 < 1817]; ecelente [Ø]; eficace [ant. 1791 < 1817]; encorporar [ant.1791 < 1817]; enducir [ant. 1791 < 1817]; enfeccionar [Ø]; engenioso [ant. 1791 < 1817]; escrip-to [ant. 1791 < ]; estranno [ant. Remite a estraño, de 1803 < 1817]; excelente [1732 < ]; faca[ant. 1732 < 1899; 1914 < ]; haca [1732 < 1899]; facistor [ant. 1791 < 1817]; fígado [ant. 1803< 1817]; figueral [1732 < 1803; ant. 1817 < ]; fongo [ant. 1791 < 1817]; formiga [ant. 1791 <1817 ]; forno [ant. 1791 < ]; freso [ant. 1791 < ]; fretar [ant. 1791 < 1817]; frete [ant. 1791 <1817]; fuerta [ant. 1791 < 1817]; heredat [ant. 1803 < 1817]; homecida [ant. 1803 < 1817]; hones-tade [ant. 1803 < 1817]; honestamientre [ant. 1803 < 1817]; imbecile [ant. 1803 < 1817]; impre-mir [ant. 1803 < 1992]; impropriar [ant. 1803 < 1817]; inorme [ant. 1734 < 1992]; inremediable[ant. 1803 < 1817]; inreparable [ant. 1803 < 1817]; inresistible [ant. 1803 < 1817]; intendimien-to [ant. 1803 < 1817]; inviar [desus. 1734 < 1992]; labrio [desus. 1803 < ]; liberament [ant. 1803< 1817]; librementre [ant. 1803 < 1817]; lición [v. lección 1734 < 1791; ant. 1817 < ]; lóbrigo [ant.1803 < ]; meatade [ant. 1803 < 1817]; oprobrio [1737 < 1791; ant. 1803 < ]; blandamiente [1780< 1803]; plumaye [ant. 1737 < 1817], ; plumage [1737 < 1822]; presumpción [Ø]; presumptuosi-dad [1803. v. presunción]; probe [ant. 1737 < 1817]; probedat [ant. 1803 < 1817], ; pusición [ant.1803 < 1817], ; quequier [v. qualquiera. ant. 1803; v. cualquiera de 1817 < ]; qui [ant. 1803 < 1992], por Quien ; quiotro [Ø], ; reconoscer [ant. 1803 < 1817]; repugnar [1737 < ]; repunar [Ø]; res-cibir [ant. 1803]; salut [ant. 1803 < 1817]; virtude [Ø]. Las referencias marcadas Ø no se inclu-yeron en ningún DRAE. Los usos anticuados se marcan ant.

55 En “Prólogo” a DRAE (18327).

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7. LAS ÚLTIMAS SANCIONES ORTOGRÁFICAS: DE DRAE (18378) A DRAE200122)

A mediados del siglo XIX, cuando la lexicografía académica estácerrando el sistema ortográfico, se publican los principales argumentosa favor y en contra de las reformas56. Un gran reformista, Noboa (1839),se declara a favor del criterio nebrisense estricto de la pronunciacióncomo único principio determinante de la ortografía57. Su argumentofacilitador y antietimológico recuerda la propuesta de Gabriel GarcíaMárquez, motivo de algunas controversias de no más nivel que el perio-dístico58. Suárez (1885) resume el principal argumento de los fonetistasbasado en la sencillez59. Pero el mismo Suárez (1885) recuerda el prin-cipal argumento antifonetista del peligro de fragmentación del idiomapor la variación dialectal de la ortografía60. A este argumento se le aña-día reiteradamente el problema de la lectura de las bibliotecas61.

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56 Para un examen exhaustivo del asunto, cfr. Esteve (1982).57 En Noboa (1839: 311): “Como la actual ortografía no es conforme á la pronunciacion,

hai que ir á buscar fuera de ella las reglas de escribir, por cuya razon establecen nuestros gra-máticos que, cuando no sirva de regla la pronunciacion, se atienda al oríjen de las palabras;i cuando no sea esto suficiente, se siga el uso constante de los doctos. Esta triple regla, pro-nunciacion, oríjen i uso constante, es el fundamento de la actual ortografía castellana, i la causade las estrañas anomalías e inconvenientes que vamos á ver”.

58 En Noboa (1839: 312): “No queremos ser molestos enumerando otros muchos incon-venientes que resultan de no seguir por única regla la pronunciacion, pues son demasiadoconocidos; solo diremos que, siendo tan difícil, como lo es, el escribir esactamente segun latriple regla de pronunciacion, oríjen i uso constante, serán pocos, solo los sabios i literatos,los que puedan escribir con correccion la lengua castellana (no se tenga esto por exajera-cion, porque el que no haya estudiado á lo menos la lengua latina, ¿cómo podrá saber el orí-jen de las palabras?)”. Estas ideas, en efecto, resuenan en las palabras de García Márquez, enla controvertida broma de Zacatecas: Jubilemos la ortografía: enterremos las haches rupestres, fir-memos un tratado de límites entre la ge y la jota y pongamos más uso de razón en los acentos escritos.

59 En Suárez (1885: 68): “El principal argumento, a primera vista incontestable, de losreformistas, puede formularse así en sustancia: la escritura es signo de la palabra hablada; elsigno es tanto más perfecto, cuanto es más sencillo, fiel y exacto; luego la ortografía adqui-rirá el sumo posible de perfección cuando se reduzca a ser signo del sonido, sin atender auso ni a origen”.

60 En Suárez (1885: 72): “Un sistema enteramente fonético que fuese copia fiel de la pro-nunciación, había de cambiar en cada dialecto y en cada época, multiplicando así las difi-cultades en lugar de disminuirlas, y acelerando la corriente de las mudanzas del lenguaje.Dadas las diferencias de pronunciación que existen hoy entre los idiomas cultos, cada unodebería adoptar signos especiales para esos sonidos, lo cual ocasionaría la pérdida de un alfa-beto común en detrimento de la apetecida facilidad para aprender lenguas extrañas”.

61 Según Hermosilla (1831: 232-233): “Advierto que estas mejoras, buenas en sí mismas,tienen el gravísimo inconveniente de que, una vez introducidas, es menester, o reimprimir ycopiar, respectivamente, según la nueva ortografía, todos los impresos y manuscritos queexisten (cosa, como se ve, imposible), o enseñar en las escuelas dos ortografías, la nueva y.laantigua”. Y según Salvà (1830: § 21.1): “Yo pienso que conviene caminar con alguna pausa,porque a las mismas personas ilustradas desagradan y repugnan las grandes novedades orto-

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En DRAE (18378) se hacen algunas precisiones sobre la X y sobre laJ; y la Y consolida usos modernos ya actualizados en Ortografía (18269)62.Respecto a la X, primero se rechaza tajantemente la simplificación deeste difono en S, según se está extendiendo entre los impresores, en lasílaba ex en particular63. Quizá la causa involuntaria de esta novedadque aquí se rechaza pudiera estar en el redactado de una de las reglasde uso de la X en la Ortografía (18269): “Por facil tránsito y conmutacionde la x á la s podrá esta sustituirse á la primera cuando la sigue una con-sonante, como en estrangero, estraño, estremo, ya para hacer mas dulce ysuave la pronunciacion, ya para evitar cierta afectacion con que se pro-nuncia en estos casos la x” 64. Estamos ante un choque entre etimologíay fonología. La fonología nos dice que no existe en español la sílabatrabada por dos consonantes, de manera que –VCs– (Vocal +Consonante + s: Vns, Vbs, Vks, Vls) tiende a simplificarse en –Vs– salvoen el caso –Vns– que es algo más estable, quizá por influencia y difu-sión de los constructos morfológicos cons-, ins-. Según esta condicióndel español, coincidente en esto con la mayoría de las lenguas natura-les, el grupo -/eks/- de ex-tra-ño, ex-ten-so, independientemente de suortografía sería de fonología -/es/-; pero con DRAE (18378) prevalecela etimología de extraño, experto, pretexto y contextura.

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gráficas; y si se adoptasen muchas a la vez, inutilizaríamos cuantos libros hay impresos, o suje-taríamos a todo el mundo a que aprendiese dos o tres sistemas de ortografía, y ya vemos cuándifícil es que se sepa uno medianamente bien. Por tanto, consideraré la ortografía españolacual se usa al presente en las ediciones más correctas, advirtiendo las variaciones que desde1808 se han introducido para que se sin embarazo los libros impresos antes de aquellaépoca.”

62 En efecto, mientras Ortografía (17755) decía en § 33-II: “Cuando la I que se sigue a otravocal se pronuncia con ella en un solo tiempo formando diptongo, se usa por lo común delcarácter de la Y griega, como en hay, ley, doy, estoy, convoy, muy, ayre, Alcayde, Reyna, peyne”; enOrtografía (18269) § 37 ya se señala que “aunque en castellano es una consonante, como semanifiesta cuando hiere a la vocal que se la sigue en las voces playa, leyes, hoyito, rayo, yugo, eluso ha solido darle el oficio de vocal cuando termina en ella una dicción sin acento agudo,como en Rey, ley, hay, muy, estoy”, donde vemos que ya no se citan, y se excluyen del uso de laY, los diptongos decrecientes en interior de palabra. Estos usos ya se habían modernizadodesde DRAE (18175) o antes: ayre [1770]; aire [1726, 1817 < ]; alcayde [1770, 1803]; alcaide[1726, 1817 < ]; peyne [1780 < 1803]; peine [1737, 1817 < ].

63 En “Prólogo” a DRAE (18378): “Otra novedad va introduciendo, de algunos años acá,la práctica de varios impresores, y es la de escribir con es la sílaba ex, bien se halle en princi-pio de dicción, como en extraño, experto, bien en medio de ella, como en pretexto, contextura.Sin embargo no es tal ni tan calificada la generalidad de esta alteración, que se atreva laAcademia a adoptarla, y mucho menos al considerar que por ella se confunden voces de dife-rentes significado; v.g. los verbos espiar y expiar, y que so color de suavizar la pronunciaciónde las indicadas sílabas, se desvirtúa y afemina en cierto modo la noble y varonil robustez ennuestro idioma”.

64 En Ortografía (18269), Regla III del §35 del cap. III.

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Esta edición del Diccionario es más tajante con la tendencia con-traria de ortografiar el dífono X mediante CS: “Más repugnante, si bienno tan general, parece a la Academia la manía de escribir con cs las síla-bas xa, xen, xi, como en examen, exento, eximio, poniendo en su lugar ecsa-men, ecsento, ecsimio; innovación que ninguna razón justifica, y de la cualno se sigue la más leve utilidad o ahorro. Desterrada ya la x de las vocesen que representaba el sonido de la j, su pronunciación es fija, cono-cida, uniforme, sin que en ningún caso ofrezca duda ni ambigüedad.¿Qué razón, pues, hay para echarla del alfabeto?; Aun cuando su soni-do fuese idéntico al de cs, que no lo es en rigor pues más se acerca alde gs65, ¿qué ventaja o economía trae al amanuense o al impresor elemplear dos letras en lugar de una sola? Así la Academia está muy lejosde admitir una novedad, que sobre no representar con exactitud la ver-dadera pronunciación de la x, complica la escritura en vez de simplifi-carla, y de tal modo desfigura las palabras españolas, que parecen dealguno de los idiomas septentrionales”66.

Coincide Bello (1836: 119) con esta interpretación: “Si se me per-mitiera elegir entre esas diferentes opiniones, me decidiría ciertamen-te por la de aquellos que dan a la x en todos los casos el valor de la com-binación gs, no sólo porque este sonido lleva al otro la ventaja de lasuavidad, sino porque creo que el uso está más generalmente a favorde esa práctica”. También Bello (1836) y Hermosilla (1831) considera-ban inadmisibles determinadas sustituciones de X por S 67. Cuervo

ALGUNOS HITOS EN LA FIJACIÓN LÉXICA Y ORTOGRÁFICA DE LAS PALABRAS 35

65 Una finísima observación, ya antigua, en la definición lexicográfica de x, confirmadapor la fonética y la fonología modernas que establecen la condición sonora /g/ y no sorda/k/ de este segmento en posición de cierre silábico: /egsamen/, /egsekjas/, /sintagsis/.

66 En “Prólogo” a DRAE (18378). 67 Según Hermosilla (1831: 234): “Debo advertir con esta ocasión que en el caso de que

llegue a suprimirse en nuestro alfabeto la letra doble x, como sin ninguna razón de utilidadse hace ya en varias impresiones, no siempre se ha de poner en su lugar cs. En algunas voces,como eximir, tiene esta pronunciacion fuerte; pero en otras, como examen, tiene la más suavede gs, y se debe escribir egsamen. De otro modo se hará que en lo sucesivo esta palabra y otrasmuchas se pronuncien con más aspereza y en realidad de distinto modo, que ahora las pro-nunciamos. […] Si se excluye x del alfabeto, resultará el inconveniente de que, á pocos años,nadie sabrá leer, si no estudia paleografía, las muchas voces en que hasta ahora se ha emple-ado la x, ya con el sonido fuerte de j, ya con el suave de cs ó gs. ¿Quién acertará a leer la pala-bra Quixote en las ediciones de la Academia?”. Y según Bello (1835: 119-120): “Otra cosa quetenemos que observar sobre la x, y es el abuso que modernamente se ha introducido de pro-nunciar y escribir s por x, no sólo antes de otro sonido articulado, sino antes de vocal, o cuan-do en la escritura se le sigue h, como en espedir, eshalar, eshumar, esamen, en vez de expedir, exha-lar, exhumar, examen. La sustitución de la s a la x, antes de vocal o h, es intolerable. Cuandosigue consonante, no se ofende tanto el oído; pero me parece preferible pronunciar, y porconsiguiente escribir, expectoración, expectativa, expedir, etc.; porque esta práctica tiene a sufavor el uso de las personas instruidas que no se han dejado contagiar de la manía de lasinnovaciones, y porque de ella, como ya ha notado el señor Sicilia [Mariano José Sicilia,autor de Lecciones de Ortología y de Prosodia Castellana], se seguiría que se confundiesen en la

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(1866-1872: § 836), por su parte, identifica perfectamente las vacila-ciones: “La Academia misma, que sistematizó su empleo [de la x] con-forme al origen, se vio obligada a reconocer en 1815 (8ª edición de laortografía) que ‘extraño, extranjero no podían pronunciarse sin algunaaspereza y afectación’, y en regla especial dio por lícita la sustitución dex por s antes de consonante; no obstante, volvió después sobre suspasos, con ocasión de lo cual apuntaba Salvà en el prólogo de suDiccionario (1846) que de seguro ninguno de los individuos de aquelCuerpo pronunciaba con x voces como excavar, extraño”.

El Diccionario se muestra contundente en esto y, por el contrario,ya no sigue a Ortografía (18269) en determinados usos de la X: “Seconservará la x en las pocas voces que terminan con esta letra, comorelox [1737 < 1822], box [1726 < 1822], carcax [1729 < 1822 y 1884 <1992], relex [1737 < 1822], dix [1732 < 1803], almoradux [1726 < 1822y 1884 < 1992]; pero inclinando siempre la pronunciación á la suavi-dad de la cs, por no ser propio de nuestra lengua las terminacionesfuertes de la g y de la j en fin de dicción”68. Salvà (1830) se refiere enconcreto a la X “velar fricativa” en posición final de palabra advir-tiendo de la preferencia de J en esta posición69. Y en DRAE (18327) yase registra un buen puñado de palabras donde J sustituye a X en esaposición final: es el comienzo de la sustitución (aunque hay algúndoblete)70.

La propuesta de DRAE (18438) de “sustituir la j a la g fuerte engran número de voces que hasta aquí se habían escrito con la segun-da de estas consonantes” es más trascendente. Pero, con pulso y cir-cunspección, “se ha limitado por regla general a escribir con j laspalabras en cuya etimología no se halla la g, conservando en lasdemás esta letra por respeto a su origen y a la antigua posesión quelo autoriza”71. No se debió entender muy bien esta propuesta ni una

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pronunciación y en la escritura ciertos vocablos que sólo distinguimos por una s o x, comoespectación (de spectare) y expectación (de expectare)”.

68 En Ortografía (18269), Regla IV del §35 del cap. III.69 En Salvà (1830: § 21.1.11): “Todavía conservan algunos la x al fin de las voces con el

sonido de j, v.g. box, relox; si bien parece preferible escribir boj, reloj, guardando la x finalpara las dicciones en que esta letra, o más bien nexo, tiene su sonido doble, como en fénix,flux, Pólux. A carcax lo pronuncian y escriben unos con x, y otros con j”.

70 En DRAE (18327) se encuentran las siguientes palabras acabadas en J: alioj, almiraj, almo-frej, almoraduj, balaj, boj, borraj, cambuj, carcaj, cox coj, dij, erraj, gambaj, gambuj, herraj, maniblaj,pedicoj, rebalaj, relej, reloj, troj. Las palabras acabadas en X de esta misma edición son lassiguientes: arúspex, ax, dux, ex, excrex, fénix, flux, ónix, ox, patax, pólex, sárdonix, saxafrax, setunx,trox.

71 En “Prólogo” a DRAE (18378): “En lo que se echarán de ver algunas, aunque nomuchas, innovaciones, es en la parte ortográfica, pues atendiendo al deseo y convenienciageneral de simplificar en lo posible la escritura de la lengua patria, ha creído oportuno la

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de las reglas del uso de la J en la Ortografía (18269): “Aunque las síla-bas ge, gi hayan de escribirse con g siempre que sea conforme a su ori-gen, deberá usarse sin embargo de la j, como excepción de esta regla,en los nombres Jesús, Jerusalén, Jeremías, y también en los diminutivoso derivados de los nombres que acaban en ja, jo, como de paja, paji-ta, de viejo, viejecito”72.

En efecto, en DRAE (18439) deja de haber novedades ortográficas yse considera que el sistema ortográfico ya ha cristalizado casi definiti-vamente; pero aún se hace una fuerte advertencia sobre el uso de la J:“El sistema ortográfico, seguido por la Academia en esta edición, esigual al de la precedente, sustituyendo siempre la j a la g a excepciónde aquellas voces que de notoriedad tienen en su origen esta última con-sonante, como regio, ingenio, régimen. El arrojo con que algunos escrito-res con más ligereza que discreción se empeñan en desnaturalizar laescritura de las voces castellanas ha obligado a la Academia a procederen esta parte con el mayor detenimiento y mesura”73. Esta advertenciade mesura y aviso destacado de que la sustitución no ha de darse en lasvoces que con notoriedad tienen la G en su origen parece un aviso frentea actitudes como la de Salvà (1830), que pretende “ampliar la máxima”de sustitución74.

Ya no hay más precisiones ortográficas en ediciones posteriores yel sistema se considera prácticamente definitivo con una escueta sen-tencia del DRAE (186911): “Respecto a la ortografía, ninguna nove-dad notable ofrece esta undécima edición. Sin estimar del todo per-fecta la ortografía castellana actual, y sin renunciar por completo alas reformas que andando el tiempo puedan adoptarse, ha creído,no obstante, la Academia que por ahora no conviene alterar su orto-grafía, bien consentida años hace por los doctos, y dotada ya de cier-

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Academia sustituir la j a la g fuerte en gran número de voces que hasta aquí se habían escri-to con la segunda de estas consonantes. Mas procediendo con el pulso y circunspección queacostumbra, se ha limitado por regla general a escribir con j las palabras en cuya etimologíano se halla la g, conservando en las demás esta letra por respeto a su origen y a la antiguaposesión que lo autoriza. Tal vez algunos años más serán suficientes a legitimar el uso con-trario, y entonces la Academia, como fiel observadora del rumbo seguido por los buenosescritores, hallará quizá más fundados motivos para descartar la g fuerte de todas las vocescastellanas, empleando exclusivamente esta letra en aquella sílabas en que se pronuncia consuavidad, como gracia y golilla”.

72 En Ortografía (18269), Regla II del § 17 del cap. III.73 En “Prólogo” a DRAE (18439).74 En Salvà (1830: § 21.1.13): “A estas novedades ha añadido la Academia, en las tres últi-

mas ediciones de su Diccionario [18175, 18226, 18327], la de sustituir la j a la g en muchaspalabras, con el designio de que vaya quedando reservada la primera letra para todas las síla-bas en que ocurra esta pronunciación gutural. En los preceptos que anteceden, y en el sis-tema seguido en el presente libro, he procurado ampliar algo esta máxima”.

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ta perfección relativa, que al castellano envidian otras lenguas neo-latinas”75.

En sucesivas ediciones aún habrá vacilaciones y dudas, pero elDiccionario ya se ha convertido en el referente de fijación ortográficade las palabras, como lo demuestra el trabajo de Rodríguez y Marín(1885), que hace un cotejo sistemático de los lemas de DRAE (186911)y DRAE (188412). La lista de palabras resultante de ese cotejo pruebacómo el Diccionario manifiesta la sanción de la ortografía, de la formaléxica, definitiva de las palabras. En efecto, si nos fijamos en las pala-bras recogidas en ese trabajo, es evidente la trascendencia de DRAE(188412) por la elección que en esta edición se hace de la forma léxicay ortográfica que va a prevalecer hasta hoy76.

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75 En “Prólogo” a DRAE (186911).76 A continuación selecciono de ese cotejo algunas de las palabras más significativas del

centenar y medio largo reunido en el citado trabajo. Incluyo vacilaciones ortográficas (b/v,j/g, s/x, s/z, y/ll, bs/s, y h), de acento, de variación dialectal y de pronunciación, de deriva-ción, de silabificación, de regresión (j > x o bien q > k). Excluyo variaciones de categoría,de sentido o simples erratas evidentes. Las fechas de registro (de entrada y salida) en losdiccionarios se anotan como prueba, precisamente lo más significativo, para ver la duracióny extensión de las vacilaciones así como las ediciones más activas en innovaciones y actuali-zaciones, cuya advertencia dejo, con estas dataciones, a la curiosidad del lector. Los lemasproceden respectivamente del cotejo de Rodríguez y Martín (1885) entre estas ediciones:DRAE (186911) / (188412): albalado [1869] / albanado [1726 < 1992]; alfageme [1726 < 1869]/ alfajeme [1884 < ]; alhageme [1770 < 1869] / alhajeme [1726, 1884 < ]; aljez [1817 < ] / algez[1726 < 1803, 1884, 1899]; aljezero [1817 < 1869] / algecero [1826 < 1899]; anafaya [1726 < ]/ anafalla [1783, 1884< ]; añuscar [1832 < 1869] / añusgar [1726 < 1984]; argilla [1726 < ]/ argila [1884 < ]; balija [1726 < 1869] / valija [1880 < ]; bedija [1726 < 1869] / vedija [1739< ]; bedilla [1770 < 1869] / vedilla [1884 < 1989]; beguer [1803 < 1869] / veguer [1803 < ];belorta [1817 < ] / velorta [1884 < ]; cabial [1729 < 1869] / cavial [1884 < ]; canjilón [1843 <1927] / cangilón [1739 < ]; cañiherla [1852 < ] / cañierla [1803 < 1899]; carcaj [1832 < 1869]/ carcax [1729 < 1984]; cerraurjal [1729 < 1936] / cerraurgal [1884]; chichisveo [1729 < 1869]/ chichisbeo [1884 < ]; confredía [1852 < 1869] / confradía [1729 < ]; construpador [1780 <1869] / constuprador [1884 < ]; construpar [1729 < 1869] / constuprar [1884 < ]; desbalijar[1729 < 1869] / desvalijar [1884 < ]; elisios [1832 < 1869] / elíseos [1837 < 1869]; embalijar[1732 < 1869] / envalijar [1884 < ]; embero [1726 < ] / envero [1884 < ]; engertar [1817 < 1869]/ enjertar [1884 < ]; engerto [1817 < 1869] / enjerto [1884 < ]; escandecencia [1732 < 1884] /excandecencia [1884 < ]; escandecer [1732 < 1884] / excandecer [1899 < ]; esmereon [1843 <1869] / esmerejón [1732 < ]; estivador [1803 < 1869] / estibador [1884 < ]; estivar [1732 < 1869]/ estibar [1884 < ]; eteromancia [1732 < 1869] / heteromancia [1884 < ]; expeliente [1732 <1869] / expelente [1884 < 1989]; follatería [1837 < 1869] [ < ] / follajería [1832 < ]; herrujento[1843 < 1869] / herrugento [1803 < ]; herrujiento [1843 < 1869] / herrugiento [1803 < ]; hugier[1852 < 1869] / hujier [1837 < ]; inexausto [1869] / inexhausto [1734 < ]; ingertar [1822 <1869] / injertar [1817, 1884 < ]; ingerto [1734 < 1791, 1822 < 1869] / injerto [1817, 1884 < ];jiraldete [1843 < 1869] / giraldete [1734 < 1837, 1884 < 1869]; kermes [1780 < 1791, 1869 < ]/ quermes [1817 < ]; linueso [1852 < 1869] / linuezo [1884 < ]; majarrana [1734 < 1869] /maharrana [1884 < ]; manijero [1780 < 1869, 1899 < ] / manigero [1884, 1925 < ]; marzear[1803 < 1869] / marcear [1734 < 1791, 1884 < ]; orbayar [1737 < 1869] / orvallar [1884 < ];orbayo [1737 < 1869] / orvallo [1884 < ]; oxizacre [1780 < 1869, 1899 < ] / oxisacre [1884];

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No hay más referencias ortográficas en los prólogos de ninguna delas ediciones posteriores a DRAE (196911)77. La última gran interven-ción lexicográfica en el Diccionario por motivos ortográficos es la deDRAE (200122): “Las entradas están dispuestas de acuerdo con elorden latino internacional. Por acuerdo del X Congreso de la Asociaciónde Academias de la Lengua Española (Madrid, 1994), las voces que con-tienen las combinaciones ch y ll se sitúan en sus lugares correspon-dientes dentro de c y l respectivamente, con un encabezamiento (CH,LL) que recuerda su condición convencional de letras del alfabetoespañol.” La Ch y la Ll vuelven a la ordenación alfabética deAutoridades (1926-1939), al “orden latino internacional”. Pero con ladebida precisión entre orden lexicográfico y condición ortográficade “letras distintas del alfabeto español” que se reconoce “con unencabezamiento (CH, LL) que recuerda su condición convencionalde letras del alfabeto español”.

Para concluir, podemos recordar en el cuadro adjunto de (2) losprincipales hitos del Diccionario en la fijación ortográfica de las pala-bras: los jalones más destacados y sus respectivas intervenciones en elsistema ortográfico español.

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parelia [1803 < 1869] / parhelia [1884 < ]; parilera [1817 < 1869] / parhilera [1884 < ]; ugier[1739 < 1832] / ujier [1817 < ]; vagamundo [1739 < 1869, 1899 < ] / vagabundo [1739 < ];varasceto [1739 < 1869] / varaseto [1884 < ]; varendaje [1832 < 1869] / varengaje [1884 < 1914];zénzalo [1739 < 1869] / cénzalo [1843 < ]; zinc [1817 < ] / cinc [1884 < ].

77 Respectivamente de 188412, 189913, 191414, 192515, 193616, 193916, 194717, 195618, 197019,198420, 199221.

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(2). Hitos lexicográficos en la fijación léxica y ortográfica de las palabras

Añoed Intervenciones

1726 Discurso Proemial de la Orthographía.

1726-17391, Ch y Ll variantes respectivas de C y L y en orden alfabético internacional.AUT Nacimiento lexicográfico de la Ñ.

17702, AUT

17755 Ortografía de la lengua castella

17801, 17832, 17913

18034 Nacimiento lexicográfico de Ch y Ll. Sanción de Ñ. Se excluye la K

18158 Ortografía de la lengua castella

18175 Sanción de Qua > Cua, de Y > I y de X > J/G.Advertencia de vacilaciones J/G, C/Z

18226 Eliminación de dobletes de fonología provincial, rústica, de mal gusto; o bien de versión neolatina cultista.

18269 Ortografía de la lengua castella

18327

18378 “Sustituye la J a la G fuerte en gran número de voces”. Adevertencia contra X = S y contra X = CS

18439 Advertencia e insistencia en mantener J y G

185210

186911 Cierre del “sistema ortográfico”

188412 Fijación de variantes léxicas u ortográficas: b/v, j/g, s/x, s/z, y/ll, bs/s,h/Ø, de acento, de derivación, de silabificación.

189913, 191414, 192515, 193616, 193916, 194717, 195618, 197019, 198420, 199221

200122, Ch y Ll en el orden latino universal de C y de L

En resumen, parece que hemos llegado al punto de partida, y encuarenta años y cinco ediciones del Diccionario, de (18034) a (18439),con la edición particularmente modernizadora de (188412) se alcanzala perfección en la lista alfabética y en los usos de algunos elementosmás vacilantes. En el cuadro anterior, con la lista de todos los diccio-narios académicos y sus respectivas aportaciones en el asunto que nosocupa, se citan algunas ortografías señeras al respecto, como las de(1726) y la de (18158), que establecen el marco de referencia para lasactuaciones lexicográficas. Este cuadro panorámico permite apreciarcómo el Diccionario responde al lema académico depurando con pre-cisión, mesura y fundamento argumentado las vacilaciones y dobletesdel lexicón español en unas pocas ediciones señeras: (18034), (18175),

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(18226), (18378), y (188412), hasta concluir su labor de fijación léxica yortográfica de las palabras de la lengua.

7. CONCLUSIÓN

El camino recorrido en este trabajo sobre el proceso de fijaciónortográfica de las palabras en los DRAE se podría resumir diciendo queva desde la Ch y la Ll como variantes respectivas de C y L en Autoridades(1726-1739) hasta la Ch y la Ll como “letras del alfabeto español” enDRAE (200122); pero ordenadas lexicográficamente según el “ordenlatino internacional” y justificadas con encabezamiento por su funcióndistinta y genuina desde DRAE (18034), que las alumbró.

En medio vimos la pronta desaparición de otros dígrafos cultistas,Ph y Th, y de Ç, una grafía particular del castellano.

En particular, hemos de destacar la gran labor normalizadora de laortografía en la edición del DRAE (18034): desaparecen definitivamen-te Ph, Th, Ç, K y algunos usos de Y (vocal en diptongo decreciente inte-rior de palabra). Por su parte DRAE (18175) sanciona la definitiva con-versión X > J en la escritura del sonido “velar fricativo sordo” eninterior y final de palabra. Es su acta de defunción. Por el contrario, enesta misma edición del Diccionario se alumbra definitivamente la Ñ (yadiferenciada en Autoridades), con la Ch, la Ll y la J como sustituta de laX “velar fricativa”. La labor de fijación ortográfica podemos decir quese completa en esta 4ª edición de 1803.

Después, en (18175), se sancionan algunas decisiones de Ortografía(18158): la sustitución de Qua…, Quo… por Cua…, Cuo…; la de Y vocáli-ca por I en todas las posiciones salvo en final de palabra; y la sustitucióndefinitiva de X (de pronunciación velar fricativa sorda) por J/G segúncorresponda (salvo en algún topónimo como México y Oaxaca); y resuelvealgunas vacilaciones de J/G y de C/Z. En (18378) se insiste en las alter-nancias J/G, X/S y X/CS, rechazando estas dos últimas con energía. En(18439) se reitera lo dicho en la edición anterior sobre el uso de J/G y seinsiste en que no se ha decidido la confusión y que se ha de prestar aten-ción al fundamento etimológico frente a algunos excesos simplificadores.

En DRAE (186911) se da por definitivo el sistema ortográfico. Tras lasdepuraciones de DRAE (186911), donde se seleccionan determinadasvariantes léxicas u ortográficas: b/v, j/g, s/x, s/z, y/ll, bs/s, h/Ø, de acen-to, de derivación, de silabificación, las formas léxicas quedan establescon su versión actual, sin alteraciones sustanciales en catorce edicionessucesivas de los diccionarios académicos, hasta la nueva ordenación,según el “orden latino universal”, de Ch y Ll en DRAE (200122), aunquemanteniendo su carácter de “letras distintas del alfabeto español”.

ALGUNOS HITOS EN LA FIJACIÓN LÉXICA Y ORTOGRÁFICA DE LAS PALABRAS 41

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