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NÚMERO 2 C C r r i i s s t t i i a a n n a a O O d d i i s s e e a a CONTENIDO D D i i o o s s v v s s . . e e l l T T s s u u n n a a m m i i Vea la página 4 Explorando la Vida y la Fe Algo en lo que vale la pena pensar La verdadera adoración Página 3 Tsunami Dios vs. el Tsunami Página 4 A salvo en las manos de Dios Página 6 Reporte del Tsunami Página 7 Teología ¿Para qué sirve? Página 8 Lecciones de Marcos Una lección acerca de las semillas Página 12 Comentario de un libro Espiritualidad desarreglada Página 13 Estudio Bíblico La sabiduría de la debilidad Página 14 No temas Página 18 Entrevista Odisea Robert F. Capon, autor de Génesis: la película Página 16

Odisea - comuniondegracia.org Cristiana 02.pdf · Por su trabajo para eliminar la segregación y la discriminación, King recibió el premio Nobel de la Paz en 1964. King tenía sólo

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Odisea Cristiana www.wcg.org/espanol 1

NÚMERO 2

CC rr ii ss tt ii aa nn aa

OOddiisseeaa

CC OO NN TT EE NN II DD OO

DDiiooss vvss.. eell TTssuunnaammii VVeeaa llaa ppáággiinnaa 44

Explorando la Vida y la Fe

Algo en lo que vale la pena pensar

La verdadera adoración Página 3

Tsunami Dios vs. el Tsunami

Página 4 A salvo en las manos de Dios Página 6 Reporte del Tsunami

Página 7

Teología ¿Para qué sirve?

Página 8 Lecciones de Marcos

Una lección acerca de las semillas

Página 12 Comentario de un libro

Espiritualidad desarreglada Página 13

Estudio Bíblico

La sabiduría de la debilidad Página 14

No temas Página 18

Entrevista Odisea Robert F. Capon, autor deGénesis: la película

Página 16

2 Odisea Cristiana www.wcg.org/espanol

NÚMERO 2 Odisea Cristiana es publicada por la Iglesia de Dios Mundial, 300 W Green St, Pasadena, California, 91123, USA. Copyright © 2005 Iglesia de Dios Mundial. Todos los derechos reservados. Odisea Cristiana está disponible en internet en www.wcg.org/espanol

EDITORES EJECUTIVOS Mike Feazell Michael Morrison EDITOR: Thomas C. Hanson EDITORES MAYORES: Paul Kroll, Randal Dick, Terry Akers DIRECTOR DE ARTE: Ronald Grove CONSEJERO DOCTRINAL: John E. McKena EDICIÓN CASTELLANA: EDITOR: David E. Ágreda TRADUCTOR: Benjamín Escalante COLABORADORES: José Luis Casado, Jaime Salek

Publicado por

La Iglesia de Dios Mundial

PRESIDENTE Joseph Tkach

RELACIONES ECLESIÁSTICAS Ronald kelly

SUPERINTENDENTE DE MISIONES Randal Dick

DIRECTOR REGIONAL AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE Charles Fleming

SUPERINTENDENTE DISTRITO HISPANO USA: Lorenzo Arroyo Salvo indicación contraria, los textos bíblicos se citan de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional. © 1999 por la Sociedad Bíblica Internacional. Odisea Cristiana acepta con agradecimiento sus contribuciones para ayudar con los costos de publicación.

Argentina: Casilla 2996, Correo Central, 1000 Buenos Aires. Tel. (011) 4295-1698 Colombia: Apartado aéreo 11430, Santafé de Bogotá, DC. Tel. 249 4209 y 314 2825 Costa Rica: Apartado 7700, 1000 San José. Chile: Casilla 11, Correo 21, Santiago. Ecuador: Apartado aéreo 11430, Santafé de Bogotá, DC. Colombia. El Salvador: Res. Los Girasoles, Senda 3 Ote, Block F#23, Santa Tecla. Tel. 224 2062 España: Apartado 1230, 28080 Madrid. Estados Unidos: 4035 Mt. Day Ct. Antioch, CA 94531-8279. Tel. (925) 777-1296 Guatemala: Apartado postal 2489, Guatemala. Honduras: Apartado 20831, Comayagüela. México: Apartado Postal 5-595, 06502 México D.F. Panamá: Apartado 6-6004, El Dorado Perú: Apartado Postal 01-640, Lima 100. Puerto Rico: P.O. Box 36-6063, San Juan, PR 00936-6063. Uruguay: Casilla 10976, Sucursal Pluna, 11100 Montevideo. Venezuela: Apartado 3365, Caracas 1010-A.

La vida y los tiempos de Martin Luther King Jr.

1929-1968

Los norteamericanos celebran su nacimiento como fiesta nacional cada enero, recordando la lucha para destruir el racismo en Estados Unidos. King era un elocuente pastor bautista quien abogó y participó en medios no violentos para lograr los derechos civiles para los negros e igualdad para todos.

King recibió una licenciatura en divinidad del Seminario Teológico Crozier en 1951 y obtuvo el título de doctor en filosofía de la Universi-dad de Boston en 1955. Era descendiente de una larga lista de minis-tros bautistas. Su padre era pastor de la iglesia Bautista Ebenezer en Atlanta, USA y en 1960, King se trasladó a esa ciudad para pastorear la congregación de su padre. King fue nombrado como el primer presiden-te de la Conferencia de Liderazgo Cristiano del Sur en 1957.

En 1963, fue encarcelado en Birmingham, Alabama, USA, después de una protesta no violenta que llevó a una confrontación con el comi-sionado para la seguridad pública “Bull” Connor y las autoridades muni-cipales. Mientras estaba en la cárcel, King fue criticado por un grupo de clérigos blancos quienes lo acusaban de incitar la violencia y mostraron su preocupación acerca de su estrategia de derechos civiles. Allí fue cuando escribió su “Carta desde la cárcel Birmingham”.

King terminó su carta con estas palabras: “Espero que esta carta los encuentre fuertes en la fe. También espero que las circunstancias pron-to harán posible que pueda reunirme con ustedes, no cómo un integra-cionista o un líder de los derechos civiles sino como un compañero clé-rigo y hermano cristiano. Esperemos todos que las nubes oscuras del prejuicio racial pasen pronto y la niebla profunda de la incomprensión sea levantada de nuestras temerosas comunidades, y en un futuro no muy lejano las radiantes estrellas del amor y la hermandad resplande-cerán sobre nuestra gran nación con toda su centellante belleza”.

Luego en Agosto de 1963 vino la marcha más grande y esperanza-dora de los derechos civiles en las gradas del Lincoln Memorial en Washington, D. C. USA. Allí pronunció su discurso “Yo tengo un sueño”.

Por su trabajo para eliminar la segregación y la discriminación, King recibió el premio Nobel de la Paz en 1964. King tenía sólo 35 años de edad cuando aceptó el premio en diciembre de ese año a nombre de todos los que participaron en el movimiento de los derechos civiles, convirtiéndolo en la persona más joven en recibir ese galardón en la historia.

Pero las semillas del odio y la amargura humanas cortaron la vida de King menos de cuatro años después. El 4 de abril de 1968, mientras estaba parado en el balcón del motel Lorraine en Memphis, Tennessee, USA, recibió un disparo mortal por James Earl Ray. King tenía sólo 39 años de edad. Aunque nunca se enorgulleció de su posición y practicó que la no violencia debe permanecer en el movimiento de los derechos civiles, murió una muerte de mártir por la bala de un asesino.

H i s t o r i a d e l a I g l e s i a

Odisea Cristiana www.wcg.org/espanol 3

LLaa vveerrddaaddeerraa aaddoorraacciióónn

por Joseph Tkach

os judíos y los samari-tanos simplemente no se llevan bien. El pro-

blema se remonta a cinco siglos atrás más o menos, a los días del líder judío Zorobabel. Algunos samaritanos ofrecieron ayudar a los judíos a reconstruir el templo, y Zorobabel los rechazó. Los samaritanos se quejaron ante el Rey de Persia y el trabajo se de-tuvo. (Esdras 4).

Después, cuando los judíos es-taban reconstruyendo los muros de Jerusalén, el gobernador de Sama-ria amenazó con tomar acciones militares contra los judíos. Los sa-maritanos eventualmente constru-yeron su propio templo en el monte Gerizim y en el año 128 A.C., los judíos lo destruyeron. Aunque am-bas religiones están basadas en las leyes de Moisés, eran amargos enemigos.

Jesús entra en Samaria

Pero Jesús no le dio importancia a los pleitos del pasado. Aunque la mayoría de judíos evitaban pasar por Samaria, Jesús caminó direc-tamente para allí, tomando a sus discípulos con él. Como estaba cansado, se sentó cerca de un pozo cercano a la ciudad de Sicar, y en-vió a sus discípulos al pueblo a comprar algunos comestibles (Juan 4:38). Mientras tanto llegó una mu-jer samaritana y Jesús habló con ella. Ella se sorprendió de que él le hablara a una samaritana; y sus discípulos se sorprendieron de que le hablara a una mujer. (versículos 9, 27).

Jesús nos mostró una manera sencilla de tratar con la gente que tiene diferentes creencias religio-sas, gentes que son de diferentes grupos étnicos, gente que tradicio-nalmente han sido enemigos: sólo hay que tratarlos como seres humanos normales. No los ignore, no los evite, no los insulte. Pero Jesús iba a decir algo mucho más

profundo que eso.

Comenzó de la manera más sencilla posible. Le pidió a la mujer que le diera de beber. Él tenía sed, pero no tenía con qué sacar agua del pozo, pero

ella sí. Él tenía una necesidad, ella tenía los medios para satisfacer esa necesidad, así que pidió la ayuda de ella. Ella se sorprendió de que un judío pudiera beber de un reci-piente samaritano, la mayoría de los judíos consideraban ritualmente impuro tal recipiente. Y entonces Jesús dijo: Yo tengo algo mucho mejor que el agua, si lo quieres. Yo estoy dispuesto a pedirte agua para beber, ¿estás tú dispuesta a pedir-me algo que es mucho mejor? (ver-sículos 7-10).

Jesús estaba usando un juego de palabras, la frase “agua que da vida” usualmente significaba agua en movimiento, que fluye. La mujer sabía que la única agua en Sicar estaba en el pozo, y no había cerca ningún agua que fluyera. Así que le preguntó a Jesús de qué estaba hablando. Él le respondió que esta-ba hablando de algo que lleva a la vida eterna. (Versículos 11-14). Es-taba hablando de temas religiosos, pero ¿estaría dispuesta la mujer a escuchar la verdad espiritual dicha por un enemigo religioso? ¿Bebería ella de aguas judías?

La mujer pidió el agua que da vida y Jesús la invitó a traer a su esposo. Él ya sabía que ella no te-nía esposo, pero se lo pidió de to-dos modos, posiblemente para mostrarle que tenía autoridad espiri-tual. Él era la vasija de la cual ella recibiría el agua que da vida. La mujer captó el mensaje: “Señor, me doy cuenta de que tú eres profeta” (versículo 19). Si Jesús sabía los hechos de su inusual estado mari-tal, entonces probablemente sabía verdades espirituales también.

La verdadera adoración

Después de darse cuenta de que Jesús era profeta, la mujer mencio-

nó la antigua controversia entre los samaritanos y los judíos acerca del correcto lugar de adoración. Noso-tros adoramos aquí, pero ustedes los judíos dicen que se debe adorar en Jerusalén (versículo 20). Jesús respondió: Vendrá el día cuando eso no será importante. No importa si se ve hacia el monte Gerizim o hacia Jerusalén o hacia cualquier otro lugar. Ya llegó la hora de ado-rar a Dios en espíritu y verdad. (Versículos 21-24).

¿Cambió Jesús de tema? Quizás no, el evangelio de Juan nos da algunas pistas sobre lo que él dijo: “Las palabras que les he hablado son espíritu y son vida”. (Juan 6:63). “Yo soy el camino, la verdad y la vida” (Juan 14:6). La verdadera adoración significa escuchar las palabras de Jesús y llegar a Dios por medio de él. La adoración no depende del lugar o del día o del grupo étnico, depende de nuestra actitud hacia Dios mostra-da en nuestra actitud hacia su Hijo Jesucristo. La verdadera adoración va de la mano con el agua que da vida.

Jesús estaba revelando una pro-funda verdad espiritual a esta extran-jera, una verdad tan profunda como la que había discutido con uno de los líderes religiosos de Israel (Juan 3). Pero la mujer no estaba muy segura de qué hacer con esa verdad, y ella dijo: Cuando el Mesías venga, él nos dirá la verdad (versículo 25).

Jesús respondió: Yo soy ese, ––probablemente esta fue la asevera-ción más directa de que él es el Me-sías ––, y sí, lo que te estoy diciendo es la verdad. La mujer dejó su cánta-ro de agua y regresó al pueblo a con-tarles a todos acerca de Jesús, y los convenció de que lo confirmaran por ellos mismos, y muchos de ellos cre-yeron. Ellos creyeron no sólo por el testimonio de la mujer, sino porque escucharon a Jesús mismo (versícu-los 39-41).

Continúa en la página 11

L

AA llggoo eenn ll oo qquuee vvaa llee ll aa ppeennaa ppeennssaarr

4 Odisea Cristiana www.wcg.org/espanol

Dios vs. el

Por Mike Feazell

i Dios ama a las personas, ¿Por qué las destruye? El de-vastador tsunami del 26 de di-

ciembre del 2004, ha sacudido la fe de personas religiosas por todo el mundo. ¿Qué clase de Dios mataría 200,000 personas de un solo golpe?

"Dios no lo hizo; Él sólo lo permi-tió," dicen algunos. Quizás ellos pien-sen que esa es una buena defensa. Yo no, y dudo que usted también. Permitir algo que usted podía evitar, no es mucho mejor que hacerlo usted mismo.

Cuando algo malo pasa, queremos que alguien tenga la culpa. Cuando la cosa mala es un desastre natural, no hay nadie más a quien culpar sino a Dios. Terremotos, huracanes, torna-dos, maremotos, caídas de rayos. Las compañías de seguros los llaman

"obras de Dios". Nadie tiene la cul-pa—nadie, es decir, excepto Dios.

El reciente tsunami es sólo un ejemplo en una larga línea histórica de desastres naturales que entume-cen la mente. Mirando al pasado, más de 3.5 millones murieron en las inun-daciones y la hambruna de Corea del Norte en 1995-98. Más de 900,000 murieron en la hambruna de Etiopía en 1984. Murieron 242,000 en el te-rremoto de Tangshan, China, en 1976. La hambruna de Etiopía en 1974 reclamó 200,000.

La inundación marina de Bangla-desh en 1970 se llevó de 200,000 a 500,000. La hambruna de China en 1960 se llevó 20 millones. Un millón murió por la epidemia gripal en 1957, y hasta 100 millones murieron por la epidemia gripal en 1918. Los terremo-tos de Nansan, China, en 1927 y de Gansu, China, en 1933 mataron 200,000 cada uno. Hasta un millón

murió en Huayan Kou, Chi-na, en la inundación de Yangtse Kiang en 1887. La epidemia de viruela de Fran-cia en 1870-71 mató 500,000. Un millón murió por la hambruna de Irlanda en 1845. El terremoto de Irán en 1780 mató 200,000. Diez millones murieron por la hambruna de Bengal, India, en 1769. El terremoto de Shensi, China, en 1556 re-clamó 800,000. Y la peste negra de Europa y Asia en 1346-52 se llevó 25 millones de vidas.

La gente pregunta, ¿por qué un Dios amoroso permi-te que suceda tan grande mutilación criminal?

Tengo otra pregunta. ¿Por qué Dios permite que alguien muera?

Recientemente asistí al funeral de una mujer que era celebrada por sus muchos y personales ministerios de amor. Murió de cáncer y su sufrimiento fue totalmente

horrible. El mes pasado un adoles-cente murió en un incendio por un choque automovilístico en un resba-loso camino invernal. Había salido de vacaciones de un colegio cristiano, y estoy seguro que su sufrimiento y el dolor de sus padres, parientes y ami-gos fue igual de real que el sufrimien-to y dolor de cualquier persona que murió en el tsunami.

¿Por qué Dios permitió que la Ma-dre Teresa muriera? "Estaba muy anciana," podría decir alguien. "Es la forma natural de las cosas. Enveje-cemos y morimos".

Sí, es la forma natural de las co-sas. Los cuerpos se desgastan. Las arterias se obstruyen, y si se obstru-yen lo suficiente, se corta el fluido sanguíneo y causa embolias o ata-ques al corazón. Algunas veces las células se confunden y se alocan, convirtiéndose en células cancerosas que desbaratan los tejidos y órganos a su alrededor. Con el tiempo, los huesos pierden su densidad y una caída accidental puede quebrar una cadera. Las articulaciones pierden su elasticidad. Los ojos pierden su niti-dez.

El suelo también se erosiona y la corteza terrestre cambia. El agua se evapora. La lluvia cae. Los ríos cre-cen. El viento sopla. Incluso la gente saludable y la gente joven pueden ser golpeadas por rocas que caen ó des-perdicios que vuelan. La gente queda atrapada en rápidas inundaciones, aludes de lodo y túneles colapsados en las minas. Las personas se caen de los techos, de las ventanas y de los andamios. Algunas veces les su-cede cuando están haciendo trabajo humanitario, tratando de ayudar o salvar a alguien más. Y Dios, mucho más a menudo que nunca, está a un lado mirando que ocurra sin levantar un dedo para detener aquello.

Cuando alguien que amamos en-vejece y muere por "causas natura-les" lo aceptamos como la forma en que Dios ha diseñado la creación—hay un tiempo para nacer y un tiempo para morir.

Pero cuando alguien que amamos

S

Doctores y empleados médicos ayudan a los heridos y tratan de detener el esparcimiento de las enfermedades en el centro de ayuda médi-ca en Banda Aceh, Indonesia. [Todas las fotos por Tony Christian Tunya, cortesía de Compa-sión Internacional]

Odisea Cristiana www.wcg.org/espanol 5

muere antes de envejecer, pregunta-mos, "¿por qué Dios permitiría que esto sucediera?"

No es una creación autómata

Sin duda, Dios pudo haber hecho el universo de tal manera que nunca pasara nada malo. Pero no lo hizo. Él creó un mundo que es libre para ser él mismo—y para expresar su identi-dad en formas continuamente frescas y creativas. Por alguna razón, Él piensa que eso es bueno.

Quizás es así porque se necesita un mundo tal, un mundo salvaje y libre, para ser el lugar productor de cosas que Dios valora en los seres humanos—cosas como ánimo, devo-ción, lealtad, auto-sacrificio, bondad, generosidad, esperanza, confianza. Según la apreciación de cualquier persona, éstas son sólo algunas de las más nobles características de la humanidad. ¿Existirían esta caracte-rísticas en un mundo sin riesgo, peli-gro, calamidad—y muerte?

¿Y dónde estaría el amor? El amor no es sólo un asunto de llevarse bien. El amor se hace real en el crisol del sufrimiento, del auto-sacrificio, de la lealtad y de la devoción contra las adversidades.

"Oh, de veras," podría decir al-guien. "Si Dios piensa que eso es tan grandioso, ¿por qué no baja Él aquí y pasa por lo que nosotros pasamos en Su así llamada buena creación?" Bueno, eso es exactamente lo que los cristianos creen que Él hizo. Y así como la muerte le ocurre a cada uno de nosotros, Él murió. Pero los cris-

tianos creen que Su muerte cambió a la muerte misma. Él hizo de la muerte una senda hacia la resurrección, a una nueva vida, a una nueva creación en la cual "no hay más muerte, ni llanto, ni lamento ni dolor".

Y tanto así como odiamos admitirlo y hablar de ello y criti-car a quienes lo hacen, todos mori-mos. Todos mori-mos de algo. Ya sea que muramos por "causas naturales" o por "desastres natu-

rales" al final esto hace poca diferen-cia. De cualquier forma, morimos, y nada lo detendrá, sin importar cuán bondadosos o cuán mal intenciona-dos seamos o cuán inteligentes, cui-dadosos o sabios seamos. Pero las buenas nuevas son, que sin importar cómo o cuándo muramos, Jesús re-sucita a los muertos.

Dios podía detener todo movimien-to natural de la tierra, aire y agua. Él podía detener a los seres humanos de cometer errores, de tomar decisio-nes tontas, de ser egoístas, tercos o rudos. Dios podía haber hecho una creación "autómata". Pero no lo hizo. Dios creó un mundo en el cual pudie-ra existir algo mucho más valioso que una larga vida física. Él hizo un mun-do en el cual pudiera existir y crecer el amor. En amor, los seres humanos se unen y responden al sufrimiento y la calamidad. En amor, los seres humanos se perdonan unos a otros, se ayudan unos a otros, se animan unos a otros y se solidarizan unos con otros.

Dios sufre con nosotros

Dios no es un extraño al sufrimien-to humano. Los cristianos creemos que Dios se hizo hombre, sufrió como hombre y murió como hombre, y que desde ese tiempo, la humanidad misma ha sido tomada para el propio ser de Dios. En Jesucristo, Dios en la carne, la causa de la humanidad se ha convertido en la causa de Dios. Cuando sufrimos, Dios sufre con no-sotros. Dios amó tanto al mundo, re-gistró Juan el escritor del Evangelio,

que dio a su Hijo para que todo aquel que cree en Él, tenga nueva vida. Dios envió a su Hijo para salvar al mundo, añadió él, no para condenarlo (vea Juan 3:16, 17).

La muerte es parte de la vida, y toda persona que vive también mori-rá. Incluso usted y yo. Pero la muerte no es el final de la historia de nues-tras vidas. Dios no hizo a los seres humanos meramente para ésta vida de sufrimiento y dolor—Él nos hizo para Su nueva creación de realiza-ción y gozo.

Las vidas ahora acortadas, ahora privadas, ahora suprimidas, ahora defraudadas, encontrarán su realiza-ción en la vida de la nueva creación. Esa es la esperanza cristiana, y los cristianos sostenemos esa esperanza en fe—fe en que Dios, quien libre-mente tomó nuestra causa humana como Suya, incluso hasta el punto de morir como un criminal, como uno de nosotros, es fiel a Su palabra.

En esa esperanza y en ese amor, extendemos compasión y ayuda a los demás. Al hacerlo, experimentamos las más profundas riquezas de la ver-dadera vida, riquezas que son invisi-bles pero más reales que la protec-ción y la seguridad físicas. El amor verdaderamente "hace que el mundo gire."

Boletines con mensajes fueron creados para ayudar a los sobrevivientes a encontrar a sus familiares y a otras personas separadas por el tsunami.

Un niño en un campo de refugiados ayuda a distribuir botellas con agua en Banda Aceh, Indonesia.

6 Odisea Cristiana www.wcg.org/espanol

A Salvo en las Manos de Dios

Por James Henderson

ónde estaba Dios cuando el tsunami llegó el 26 de diciem-

bre del 2004? ¿Es Dios alguien inútil en una crisis? ¿Cuál es el desti-no de los que fallecieron? Cuando enfrentamos tales preguntas, es útil recordar los principios básicos de nuestra fe cristiana.

Algunos de los líderes religiosos del tiempo de Cristo consideraban la mayoría de las ocasiones de destruc-ción masiva humana y muerte intem-pestiva, como el juicio de Dios contra los pecadores. Cristo condenó tales explicaciones desamoradas, diciendo que aquellos que así juzgaban debían arrepentirse de sus actitudes hirien-tes. Él dijo que las víctimas de trage-dias no son peores pecadores que otros.

Aun hoy, algunos escritores y ora-dores juzgan a las víctimas en la misma forma como lo hacían aquellos líderes religiosos—pero la instrucción de Cristo permanece, de que debe-mos volvernos a Dios y dejar de juz-gar a los demás (vea Lucas 13:4).

Que la vida es injusta es parte de la condición humana. Eclesiastés 9:11-12 nos dice que "hora y ocasión" nos llega a todos, "como peces que caen en la red maligna". Dios no pla-nifica por adelantado todos los deta-lles de nuestras vidas y entonces los hace ocurrir. Hora y ocasión son parte de la misma estructura del universo, que es la for-ma en que Dios libre-mente escogió hacer las cosas.

Lo que Dios sí plani-ficó por adelantado y lo hizo ocurrir, fue enviar a Cristo para la redención del mundo (Apocalipsis 13:8b). En Cristo, hemos sido liberados del pecado, y esa liber-tad nos capacita para confiarle a Dios nues-tras vidas y las vidas de

los demás.

También nos capacita para confiar en que Dios nos de lo que necesitemos para aguantar el sufrimiento. En el amor de Cristo, tenemos una esperanza que va más allá de la muerte,

tenemos el ánimo para extender la mano y así ayudar a otros en tiempos de necesidad.

El mensaje cristiano es que a tra-vés de las heridas y el sacrificio de Cristo, Dios entiende nuestro sufri-miento y dolor. Mateo 25:35-40 nos recuerda que Jesús se identifica con las víctimas. Al ayudar a alguien en desesperante necesidad, es como si estuviéramos ayudando a Jesús mis-mo.

La Madre Teresa de Calcuta lo in-terpretó de ésta manera: "Cuando tocamos a los enfermos y a los nece-sitados, tocamos el cuerpo sufriente de Cristo" (Madre Teresa: En Mis Propias Palabras/Mother Theresa: In My Own Words. 1910-1997, página 26, compilado por Jose Luis Gonza-les-Balado, publicado en 1996 por Gramercy Books, New York).

En Cristo, nuestra respuesta a la calamidad y el mal, es una reflexión de la infinita compasión de Dios. Cuando oramos por los sobrevivien-tes, participamos en el amor y la compasión de Cristo por los que su-fren. La oración le da voz al amor. En el amor de Cristo, oramos por todos

aquellos que se duelen, cuyos hogares y soste-nimientos han sido des-truidos, cuya salud está en peligro debido a al-guna posible enferme-dad y necesitan recons-truir su quebrantada existencia.

Oramos que ellos puedan encontrar con-suelo y ánimo en Dios. Y, según podemos, con-tribuimos para ayudarlos en su desesperante ne-cesidad. Hechos 10:4 nos muestra que nues-tras oraciones y dona-ciones—dar de nuestra

sustancia a aquellos en necesidad—son un memo-rial ante Dios.

Dios nos dice que Él no se complace en la muerte física de na-die (Ezequiel 18:32). De hecho, Dios odia la muerte y la destruirá.

Así que, ¿qué le ocu-rrió a los que fallecieron en el tsunami, y a los casi 3,000 que murieron en Nueva York el 11 de septiembre?

¿O a los estimados 3.1 millones que murieron de SIDA en el 2004?

¿Qué acerca de los 937,000 Tutsi y Hutu moderados que fueron masa-crados sin misericordia durante los intentos de genocidio Ruandés en los 1990s?

¿Y qué de las 240,000 muertes reportadas en Chechenia desde 1994?

¿O de la adolescente embarazada que se desangró hasta morir en algún aborto a escondidas? ¿Están todas éstas personas perdidas para Dios? Sabemos que los cristianos que falle-cen están con el Señor, pero… ¿qué de aquellos que, hasta donde sabe-mos, nunca tuvieron la oportunidad de recibir o rechazar a Jesucristo? ¿Se han ido para siempre?

Dios se revela a Sí mismo en la Biblia como amando al mundo y en-viando a su Hijo al mundo, no para condenarlo sino para salvarlo (Juan 3:16, 17). Si Dios es algo, es compa-sión. "¡La compasión triunfa en el jui-cio!" (Santiago 2:13). La respuesta a la pregunta descansa en la compa-sión de Dios.

Continúa en la página 11

¿D Muertos o vivos, los

seres humanos

están en las manos del

Dios compasivo. La Biblia nos dice que Dios

"no quiere que nadie perezca sino que todos se

arrepientan"

En Cristo, podemos descansar en la

palabra fiel de Dios concerniente a Su

misericordia y gracia por toda Su creación, por todas

las personas, incluso por

aquellos que puedan morir sin haber conocido

a Cristo.

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Reporte del Tsunami: el punto de vista de una persona enterada

por Randal Dick

Saludos desde Singapur, donde acabo de tener una reunión con uno de los líderes principales del Cuerpo de Cristo en Indo-nesia. Temprano durante el día, más de 90,000 cristianos se reunieron en el Estadio Nacional de Jakarta, Indonesia, para orar por la interven-ción y bendición de Dios hacia la si-tiada nación de ellos. También oraron para que Dios sea glorificado en me-dio de las consecuencias desastrosas de ésta tragedia, y para que algún valor del evangelio eterno proceda de la terrible pérdida de vidas en el país de ellos.

Éste pastor indonesio ha sido lle-vado al epicentro del esfuerzo soco-rrista hacia los sobrevivientes del tsu-nami. Al día siguiente, él debió escol-tar a los oficiales de nueve grandes agencias de ayuda internacional en una inspección por aire de las áreas más fuertemente golpeadas de Aceh.

Cuando se le preguntó el grado de cooperación entre las agencias de ayuda, él dijo que ellos parecían estar hablando sobre éste punto, pero que era demasiado pronto para decirlo. Él pasó a decir que hasta el presente, el esfuerzo sal-vavidas más efectivo había sido los helicópte-ros militares de los E. U. y los marinos australianos, que habían dejado perso-nal médico y provisiones en áreas que de otra ma-nera eran inaccesibles.

Encontré irónico que un artículo del día anterior en un principal periódico asiático, citara el llamado del Secretario General de las Naciones Unidas hacia los Esta-dos Unidos, para que cesaran sus operaciones independientes y “se retiraran a un segundo plano y coope-raran como parte de un esfuerzo diri-gido por las Naciones Unidas”.

Aceh es también el epicen-tro del Islam fundamentalista en Indonesia—tanto así que ele-mentos rebeldes han estado tratando de crear un país islá-mico independiente. Las perso-nas de Aceh son algunas de las me-

nos educadas y más re-primidas en Indonesia. Se puede usted imaginar lo que se les ha dicho a ellos sobre los Estados Unidos y sobre los "infieles" cristia-nos. Entonces, en el mo-mento de un total destrozo de la vida—sin ninguna forma para continuar so-breviviendo, soldados cris-tianos americanos, austra-lianos y otros, aparecen en el cielo no buscando nada sino dando comida y medi-cina sin costo alguno a los necesitados, pidiendo nada a cambio. Él dijo que el impacto entre las personas era enor-me.

Algunas veces escuchamos más de lo negativo en la prensa acerca del ejército. Estoy agradecido que en és-ta ocasión nuestros soldados están haciendo la obra del reino. Podríamos

también orar que en una atmósfera donde abundan las oportunidades para la corrupción y la opresión, Dios proteja a los despro-tegidos—tomando Él ac-ción en contra de aquellos que busquen ganancias personales a expensas de las vidas de aquellos que están en apuros desespe-rantes.

El Occidente en gene-ral ha sido increíblemente generoso en su respuesta

al desastre causado por el tsunami. La Iglesia de Dios Mundial también ha respondido con el corazón y con sus-tancia. El pastor indonesio hizo algu-nas observaciones astutas que creo pueden ayudarnos a hacer un uso más efectivo de recursos futuros que

pudiéramos otorgar.

El pastor me dijo que las necesi-dades inmediatas de supervivencia después del tsunami estaban siendo suplidas. Él dijo que las agencias de

ayuda tienen buenos fondos y son efectivas, y que los gobiernos locales están retomando el con-trol. Puedo confirmar es-to, por artículos en el Bangkok Post y Straits Times de Singapur y otros, diciendo que el proceso de ayuda está bajo control hasta el pun-to donde los esfuerzos dirigidos por otras nacio-nes están siendo reem-plazados por los de los gobiernos respectivos. Más y más equipos ex-tranjeros de rescate e intervención ya están empacando sus cosas y yéndose a casa.

Mi amigo pastor continuó diciendo que en Aceh la recuperación inmedia-ta necesitada para sustentar la vida, debería estar completa cerca de Abril. Él también piensa que la prensa occi-dental se aburrirá, y que las crisis causadas por el tsunami pasarán a ser noticias anticuadas. Él continuó diciendo que la devastación fue tan completa que la infraestructura para sustentar la vida ha sido destruida en las áreas inmediatas.

Ningún comercio está funcionando del cual se pueda ganar dinero para reconstruir las casas o negocios. El pastor dijo que la iglesia en Indonesia se está preparando para ir más allá de salvar vidas, a reconstruir vidas. Él siente que ahora es cuando el cuerpo de Cristo necesita estar ahí para el máximo beneficio del reino. Él y otros grupos cristianos están planificando para éste servicio, están recolectando recursos y estableciendo mecanismos eficientes para su uso, para que así no sean desperdiciados.

La devastación fue tan

completa que la infraestructura

para sustentar la vida ha sido destruida en

las áreas inmediatas

La iglesia en Indonesia se

está preparando para ir más allá de salvar vidas,

a reconstruir vidas. Ahora es cuando el cuer-

po de Cristo necesita estar

ahí para el máximo benefi-

cio del reino.

8 Odisea Cristiana www.wcg.org/espanol

LLaa TTeeoollooggííaa ¿Pa r a q u é s i r v e ? Por Terry Akers y Mike Feazell

o me hables de teología, tan solo enséñame la Bi-blia” Para el cristiano pro-

medio, la teología podría parecer co-mo algo desesperanzadamente com-plicado, confuso en extremo y com-pletamente irrelevante. Cualquiera puede leer la Biblia. De modo que, ¿por qué necesitamos encumbrados teólogos con sus frases complejas y términos rimbombantes?

La fe en busca del entendimiento

La teología ha sido denominada “la fe que busca entendimiento”. En otras palabras, como cristianos cree-mos en Dios, sin embargo Dios ha hecho que anhelemos entender en quién confiamos y por qué le cree-mos. Es aquí donde entra en juego la teología. La palabra teología proviene de una combinaron de dos palabras Griegas, theos, que significa Dios, y logia, que significa estudio –estudio de Dios.

Cuando se usa apropiadamente, la teología puede servir a la iglesia para combatir herejías o falsas enseñan-zas. Esto debe ser así porque la ma-yoría de herejías provienen de inter-pretaciones incorrectas acerca de quién es Dios, interpretaciones que no encajan con la forma en que Dios se ha revelado a sí mismo en la Bi-blia. La tarea de proclamación de evangelio que hace la iglesia, desde luego, necesita apoyarse sobre el firme fundamento de la propia revela-ción de Dios acerca de él mismo.

Revelación

El conocimiento acerca de Dios no es algo a lo que nosotros, los seres humanos, podemos llegar por nuestra cuenta. La única forma en que pode-mos conocer verdaderamente acerca de Dios es escuchando lo que Él nos dice de sí mismo. El medio principal que Dios ha escogido para revelarse

a nosotros es a través de la Biblia, un conjunto de escritos inspirados y re-copilados durante muchos, muchos siglos bajo la supervisión del Espíritu Santo. Ni siquiera el estudio diligente de la Biblia nos puede conducir a un correcto entendimiento de quién es Dios –necesitamos más que solo es-tudio- necesitamos del Espíritu Santo para que nuestras mentes entiendan lo que Dios revela en la Biblia acerca de él. El meollo del asunto es que el verdadero conocimiento de Dios vie-ne solo de él, no a través de estudios o razonamientos humanos.

La iglesia tiene la continua res-ponsabilidad de examinar de forma crítica sus creencias y prácticas a la luz de la revelación divina. La teología es la búsqueda continua que hace la comunidad cristiana de fe acerca de la verdad, en tanto que, humildemen-te, procura la sabiduría divina y sigue la guía del Espíritu Santo hacia toda la verdad. Hasta que Cristo no re-grese en gloria, la iglesia no puede asumir que ya ha logrado su objetivo.

Por esta razón es que la teología nunca debe llegar a ser una simple redeclaración de las creencias y doctrinas de la iglesia, sino por el con-trario debe ser un proce-so interminable de auto examen crítico. Es únicamente mien-tras permanecemos en la luz divina del misterio de Dios que tenemos ver-dadero conocimiento acerca de él.

Pablo denominó ese misterio divi-no como “Cristo en ustedes, la espe-ranza de gloria”. (Colosenses 1.27), el misterio de que a través de Cristo, Dios se complace en “reconciliar con-sigo todas las cosas, así las que es-tán en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre que derramó en la cruz” (versículo 20)

La proclamación y la práctica de la iglesia cristiana necesitan siempre estar examinándose y ajustándose, con reformas grandes algunas veces, en tanto que continúa creciendo en la gracia y el conocimiento del Señor Jesucristo.

Teología dinámica

La palabra dinámica es un buen término para describir este esfuerzo constante de la iglesia cristiana para verse a sí misma y al mundo a la luz de la auto revelación de Dios, y así permitir al Espíritu Santo conformarla de tal manera que sea un pueblo que refleja y proclama a Dios tal como realmente es.

Observamos esta cualidad de la dinámica en la teología a través de la historia de la iglesia. Los apóstoles reinterpretaron las escrituras al pro-

clamar que Jesús era el Mesías.

El nuevo evento de la auto revelación de Dios en Jesucristo trajo nueva luz a la Biblia, con la cual el Espíritu Santo abrió los ojos de los apóstoles.

En el siglo IV, Atana-sio, obispo de Alejandría, utilizó en los credos pa-labras descriptivas que no estaban en la Biblia con el fin de lograr que

los gentiles entendieran el significado de la revelación bíblica acerca de Dios. En el siglo XVI, Juan Calvino y Martín Lutero lucharon por la renova-ción de la iglesia a la luz de la de-manda de la verdad bíblica de que la salvación viene solo por gracia a tra-vés de la fe en Jesucristo.

En los años de 1800, John McLeod Campbell intentó ampliar la limitada visión que de la expiación de Cristo por la humanidad tenía la igle-sia de Escocia, y por ese hecho fue excomulgado. En épocas recientes nadie ha sido más efectivo en llevar a

“N

Para el cristiano promedio, la

teología podría parecer como

algo complicado, confuso en extremo y

completamente irrelevante.

Odisea Cristiana www.wcg.org/espanol 9

la iglesia a una teología dinámica fundamentada en la fe que Karl Barth, quien “llevó la Biblia de vuelta a Eu-ropa” después de que la teología libe-ral protestante se había casi “tragado” la iglesia debido a la iluminación del humanismo y la teología nativa de la iglesia alemana.

Escuchando a Dios

Siempre que la iglesia deja de es-cuchar la voz de Dios y en cambio cede ante sus propias presunciones y supuestos, se vuelve débil e ineficaz. Pierde propósito ante aquellos a quienes quiere llegar con el mensaje del evangelio.

Lo mismo aplica para cualquier parte del cuerpo de Cristo cuando se encierra en sus tradiciones e ideas preconcebidas, se empantana, se detiene, se estanca, lo contrario de la dinámica, y pierde su eficacia en la predicación del evangelio.

Cuando eso sucede, la iglesia em-pieza a fragmentarse, a resquebrajar-se, los cristianos empiezan a alejarse unos de otros y de esta manera el mandato de Jesús de amarse unos a otros comienza a desvane-cerse en la lejanía.

Así, pues, la proclama-ción del evangelio se vuelve solo un conjunto de pala-bras, frases con las que la gente está de acuerdo, pero nada más. El poder implíci-to en ese evangelio, de sa-nar las mentes pecamino-sas, pierde su fuerza. Las relaciones se vuelven solo externas, estrictamente su-perficiales, carentes de la profunda unión y comunión con Jesús y de unos con otros, donde la sanidad ge-nuina, la paz y el gozo se convierten en realidad.

La religión estancada es una barrera capaz de impedir a los creyentes que sean las personas que Dios quiere que sean en Jesucristo.

La doble predestinación

La doctrina de la elección o doble predestinación ha sido, por mucho tiempo, característica o distintivo en la tradición de la teología de la reforma (tradición que permanece en la som-bra de Juan Calvino) Esta doctrina ha sido con frecuencia malinterpretada,

distorsionada, y causa de intermina-ble controversia y angustia.

El propio Calvino luchó con este asunto, y su enseñanza sobre el mismo ha sido interpretada por mu-chos como cuando, por ejemplo, se dice: “desde la eternidad Dios ha de-cretado que algunos serán salvos y otros condenados”

La interpretación de esta doctrina es descrita a menudo como hipercal-vinismo, la que alimenta la idea fata-lista de un Dios arbitrario y tirano, enemigo de la libertad del ser huma-no.

Tal acercamiento a la doctrina no es más que buenas noticias, como lo proclamó la auto revelación de Dios en Cristo Jesús. El testimonio bíblico describe la gracia electiva de Dios como asombrosa, no como espanto-sa. Dios, quien es amplio en amar, ofrece su gracia libremente a todo el que la reciba.

Karl Barth

En la corrección que hace el pre-eminente teólogo reformista de la

iglesia moderna, Karl Barth acerca del hipercal-vinismo, la redefine al cen-trar el rechazo y la elec-ción en Jesucristo.

Él, cuidadosamente, describe por completo la doctrina de la elección en el Vol. II de su libro Dog-mas de la Iglesia de una manera que es consisten-te con la revelación com-pleta de Dios.

Barth demostró enérgi-camente que dentro de un contexto Trinitario, la doc-trina de la elección tiene un propósito central: el de declarar que el trabajo de Dios en la creación, re-conciliación y redención

se concreta completamente en la gra-cia de Dios dada a conocer a través de Jesucristo.

Esto confirma que el Trino Dios, quien vive eternamente en comunión amorosa incluirá a otros, por gracia, en esa comunión. El creador y reden-tor anhela profundamente una rela-ción con su creación. Y las relaciones por naturaleza son dinámicas, no es-táticas. Las relaciones sobrepasan el

abismo de nuestra existencia y la transforman en vida verdadera.

En los Dogmas, donde Barth rede-fine la doctrina de la elección en un contexto de creador y redentor trinita-rio, la denomina “la esencia del evan-gelio”. En Cristo, Dios eligió a toda la humanidad en un pacto para compar-tir su vida en comunión a través de la concesión gratuita de auto constituir-se Dios para la humanidad.

Jesucristo es ambos, el elegido y el rechazado por nuestra causa, y la elección individual y el rechazo pue-den entenderse como legítima solo a través de él.

En otras palabras, el Hijo de Dios es el Elegido en nuestra representa-ción. Como el hombre universal ele-gido, su vicario, su substituto, la elec-ción es al mismo tiempo la condena-ción de la muerte (la cruz) en nuestro lugar y, la vida eterna (la resurrec-ción) también en nuestro lugar. Esta labor de expiación y reconciliación de Jesucristo en la encarnación fue completa en cuanto a la redención de la humanidad caída.

Debemos por tanto responder po-sitivamente al “sí” de Dios por noso-tros en Cristo Jesús y abrazar y em-pezar a vivir en el gozo y la luz de lo que él ya ha asegurado para nosotros –unión, comunión, y participación con él en una nueva creación.

La nueva creación

En su importante contribución a la doctrina de la elección, Barth escribe: “Porque en la unión de Dios con este único hombre, Jesucristo, ha mostra-do su amor y solidaridad para con todos. En este “único” él ha tomado sobre sí el pecado y la culpa de to-dos, y en consecuencia ha rescatado

Karl Barth

Cuando cualquier parte del cuerpo de

Cristo se encierra en sus tradiciones e

ideas preconcebidas, se empantana,

se detiene, se estanca, y pierde su

eficacia en la predicación del

evangelio.

10 Odisea Cristiana www.wcg.org/espanol

a todos por un derecho superior al juicio en el que habían incurrido, de modo que él es en realidad la verda-dera consolación para todos”

Todo cambió en la cruz. La crea-ción entera, lo sepa o no, ha sido, esta siendo, y será redimida, trans-formada y hecha nueva en Jesucristo. Estamos convirtiéndonos en una nue-va creación en él.

Thomas F. Torrance, el principal estudioso e intérprete de Karl Barth, sirvió como editor cuando los Dogmas de la Iglesia de Barth fueron traducidos al inglés. Torrance creía que el Volumen II fue una de las más refinadas obras teológicas jamás escritas. Él está de acuerdo con Barth en que toda la humanidad ha sido redimida y elegida en Cristo.

El profesor Torrance en su libro La mediación de Cristo expone la revelación bíblica de que Jesús es no solo nuestro reconciliador expiatorio por su vida vicaria, muerte y resu-rrección, sino que además es nuestra respuesta perfecta a la gracia de Dios.

Jesús tomó nuestra caída y juicio sobre sí mismo, asumiendo el pecado y la maldad para redimir la creación a todo nivel y transformar todo lo que nos era contrario, en una nueva crea-ción. Hemos sido liberados de nues-tra naturaleza depravada y rebelde gracias a una relación interna con el único que nos justifica y santifica.

Torrance continúa explicando que “el no asumido es el no salvado” Lo que Cristo no ha cargado sobre sí no ha sido salvado. Jesús tomó sobre sí nuestra rebeldía, haciéndose como uno de nosotros para reconciliarnos con Dios. Así que él limpió, salvó, y santificó a la humanidad pecadora hasta lo más profundo en su amoroso acto vicario de encarnación por noso-tros.

En vez de pecar como todos los demás humanos, él condenó al peca-do en la carne viviendo una vida de perfecta santidad en la carne, y por su obediencia como hijo convirtió nuestra hostil y desobediente huma-

nidad en una relación verdadera y amorosa con el Padre.

Al hacerse uno de nosotros en Je-sucristo, el trino Dios se convirtió en lo que somos para redimirnos y re-conciliarnos con su amor. Al tomar nuestra naturaleza pecadora y sanar-la, Jesucristo se convirtió en el Me-diador entre Dios y la humanidad caí-da.

Nuestra elección en el “único” Je-sucristo, completa el propósito de Dios para la creación y define a Dios como el Dios que ama incondicional-

mente. Torrance explica que “toda la gracia” no quiere decir “nada

de humanidad”, sino que toda la

gracia significa la totalidad de la

humanidad. Es decir, por nosotros mismos

no podemos ser o mantenernos siquiera

en un 1%.

Por gracia a través de la fe, somos partícipes del

amor de Dios por su crea-ción de una manera más

íntima que no era posible en el pasado. Esto significa que

amamos a otros tanto como Dios nos ama porque por la gracia Jesucristo está en nosotros y nosotros en él.

Esto solo ocurre dentro del contex-to del milagro de una nueva creación. La revelación de Dios para la huma-nidad viene del Padre a través del Hijo en el Espíritu, y la humanidad redimida res-ponde por fe en el Espíri-tu al Padre a través del Hijo.

Hemos sido llamados a santidad en Cristo. Gracias a él disfrutamos de la liberación del pe-cado, de la muerte, la perversidad, la miseria y el juicio que nos eran contrarios. Nosotros co-rrespondemos o demos-tramos amor a Dios con nuestro agradecimiento, adoración, y servicio de-ntro de la comunidad de fe. En su relación de sa-nidad y salvación con nosotros, Jesucristo está comprometido en perso-

nalizarnos y humanizarnos, o sea, convertirnos en gente escogida en él. A la vez, en todas nuestras relaciones con él, nos hace verdadera y comple-tamente humanos en nuestra res-puesta personal de fe. Esto ocurre en nosotros gracias al poder del Espíritu Santo que nos une a la humanidad perfecta del Señor Jesucristo.

Toda la gracia de hecho significa toda la humanidad. La gracia del Cris-to crucificado y resucitado por noso-tros no menosprecia la humanidad que vino a salvar. La gracia incondi-cional de Dios trae a la luz todo lo que somos y hacemos.

Aun con nuestro arrepentimiento y fe no podemos confiar en nuestra pro-pia respuesta, sino que por fe confia-mos solo en la respuesta que Cristo ha ofrecido al Padre en lugar y repre-sentación nuestros. En su humani-dad, Jesús se convirtió en nuestra respuesta vicaria a Dios en todas las cosas, incluyendo la fe, conversión, adoración, celebración de sacramen-tos y el evangelismo.

Desconocido

Desafortunadamente, Karl Barth ha sido generalmente desconocido, ignorado o malinterpretado por el evangelismo norteamericano, y a me-nudo Thomas Torrance es presenta-do como muy difícil de entender. Pero el hecho de no apreciar la naturaleza dinámica de la teología que es de-mostrada en la reelaboración que hace Barth de la doctrina de la elec-ción, es causa de que muchos cristia-

nos, sean evangélicos o reformistas, permanez-can presos en la trampa del “conductismo”, lu-chando por entender dónde pone Dios el límite entre el comportamiento humano y la salvación.

El gran principio re-formista en marcha de-bería liberarnos de las viejas ópticas, y teologí-as basadas en el com-portamiento que inhiben el crecimiento, promue-ven el estancamiento e impiden la cooperación ecuménica dentro del cuerpo de Cristo. ¿No es la iglesia a menudo, aun hoy, impedida del gozo de la gracia por encajo-

Si nuestra teología es dinámica estaremos

dispuestos a oír a la siempre presente

palabra de Dios acerca de la salvación.

Si nuestra teología es estática, nos

marchitaremos en una religión de

legalismo, juzgamiento,

y estancamiento espiritual.

Odisea Cristiana www.wcg.org/espanol 11

narse con toda forma de legalismo? Por esta razón la iglesia es no pocas veces caracterizada como un bastión de juzgamiento y exclusivismo en vez de un testimonio de la gracia.

Todos tenemos una teología –una manera de pensar acerca de Dios y entenderlo- lo sepamos o no. Y nues-tra teología afecta la manera como entendemos y lo que pensamos de la gracia y la salvación de Dios. Si nues-tra teología es dinámica e íntima esta-remos dispuestos a oír a la siempre presente palabra de Dios acerca de la salvación, la cual nos concede am-pliamente solo a través de Jesucristo. Por otro lado, si nuestra teología es estática, nos marchitaremos en una religión de legalismo, juzgamiento, y estancamiento espiritual.

Si no experimentamos a Jesús de manera activa y real que sazona to-das nuestras relaciones con miseri-cordia, paciencia, bondad, y paz, ex-perimentaremos en cambio el juicio, el exclusivismo y la condenación de aquellos que no concuerden con nuestros cuidadosamente definidos estándares de santidad.

Nueva creación en libertad

La teología marca una diferencia. La manera en que entendemos a Dios afecta la manera en que enten-demos la salvación y cómo vivimos la vida cristiana. Dios no es el prisionero de ninguna idea estática, humana-mente razonada sobre lo que tendría o debería de ser. Los humanos no estamos en condiciones de razonar quién es Dios y a qué se debe pare-cer. Dios, en cambio sí nos lo dice y él es libre de ser exactamente tal co-mo lo desee, y él se ha revelado a sí mismo en Jesucristo como el Dios que nos ama, está con nosotros y escoge hacer la causa humana – in-cluida la suya y la mía – como propia.

En Jesucristo, somos liberados de nuestra mente pecaminosa, de nues-tra jactancia y desesperanza, y por gracia renovados para experimentar la paz shalom de Dios es su amorosa comunidad de fe. En Jesús, somos libres como la nueva creación de Dios, y como tal aprendemos, en Je-sús, a amar como Dios ama: incondi-cionalmente.

La adoración hoy Viene de la página 3

A veces la gente hoy tiene muchas opiniones acerca de la adoración: la verdadera adoración tiene que ser en cierto día de la semana, con cierto tipo de música, con cierta postura u algún otro detalle. Pero yo creo que la respuesta de Jesús a la mujer samari-tana responde bien a esto: vendrá el tiempo cuando no adoraremos a Dios en esta o aquella forma, porque a Dios no hay que buscarlo en lugares terrenales, en rotaciones de la tierra, en música cultural o gestos humanos.

Dios es espíritu, y nuestra relación con él es espiritual. Nosotros vivimos en el tiempo y el espacio, y usamos el tiempo y el espacio en nuestra adora-ción, pero esos detalles no son el sig-nificado de la adoración. En cambio, nuestra adoración se centra en Jesús y en nuestra relación con él. Él es la fuente del agua que da vida y que necesitamos para tener vida eterna. Necesitamos admitir nuestra sed y pedirle a él que nos dé de beber. O para usar la metáfora del libro de Apocalipsis, necesitamos admitir que somos pobres, ciegos y desnudos y pedirle a Jesús la riqueza, la vista y la vestidura espirituales. Adoramos en espíritu y en verdad cuando lo bus-camos a él para lo que necesitamos.

En el matrimonio, personas dife-rentes expresan el amor en formas diferentes, y algunas formas de ex-presión son apropiadas en público y otras no. Esto también es cierto con la adoración. Expresamos nuestra adoración de maneras diferentes, y algunas son más apropiadas en pri-vado que en público. Ciertas activida-des, aunque para una persona sea adoración, puede parecer falta de respeto o una distracción para otra persona. Cuando adoramos juntos, no queremos que lo que hacemos desaliente a otros. Al mismo tiempo, los creyentes que son más formales deben ser tolerantes de un poco de diversidad. La verdadera adoración no es definida por asuntos externos, sino por nuestra actitud hacia Jesús. Con respecto a la adoración, siempre habrá espacio para mejorar y madu-rar, podemos continuar aprendiendo de Jesús no sólo qué es la verdadera adoración, sino también cómo interac-tuar con las personas que piensan diferente a nosotros.

En las manos de Dios Viene de la página 6

En el Salmo 88, David se pregunta si la muerte significa el abandono de Dios, y entonces en el Salmo 139 él refuta esa idea y proclama que el Es-píritu de Dios nos encuentra incluso en la tumba. Similarmente, en Ecle-siastés 3, el escritor, llamado el Pre-dicador, se pregunta qué le pasa al espíritu o alma de una persona. En-tonces, en el capítulo 12:7, él afirma que el "espíritu volverá a Dios, que es quien lo dio". Muertos o vivos, los se-res humanos están en las manos del Dios compasivo. La Biblia nos dice que Dios "no quiere que nadie perez-ca sino que todos se arrepientan" (2 Pedro 3:9). Dios es fiel a Su amor pactual. En Su fidelidad, Dios envió a su Hijo a morir por nosotros cuando todavía éramos pecadores. En Su fidelidad, Dios nos amó incluso antes que nosotros lo amáramos. En Su fidelidad, Dios reconcilia consigo mismo al mundo que Él creó (Colo-senses 1:19, 20).

Debido a la fidelidad de Dios, po-demos poner toda nuestra confianza en Él. Podemos confiar en que Él es, quien dice ser. Él es el Dios que ama al mundo, que redime al mundo, y quien en Cristo, ha compartido el su-frimiento humano. Él es el Dios que promete que más allá de la muerte, en la nueva creación que Él ha prepa-rado para nosotros, veremos a nues-tro Señor Jesucristo como Él es.

En Cristo, podemos descansar en la palabra fiel de Dios concerniente a Su misericordia y gracia por toda Su creación, por todas las personas, in-cluso por aquellos que puedan morir sin haber conocido a Cristo. El tsu-nami no fue el Día del Juicio. Sólo Dios puede decidir cómo ocurrirá el Día del Juicio, y la Biblia nos dice que Dios ha decidido que el resultado final del Día del Juicio será que "ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento ni dolor" (Apocalipsis 21:4).

El Cantar de los Cantares dice, "ni las muchas aguas pueden apagarlo (al amor), ni los ríos pueden extinguir-lo…" (8:7). Ni tampoco los tsunamis, terremotos, enfermedades, violencia o guerra. El amor de Dios es la espe-ranza de la humanidad. Y nada puede separar a nadie del amor de Dios que es en Cristo Jesús. Nada.

12 Odisea Cristiana www.wcg.org/espanol

UUnnaa lleecccciióónn aacceerrccaa ddee llaass sseemmiillllaass MMaarrccooss 44::1166--2200

Otros son como lo sembrado en terreno pedregoso: cuando oyen la palabra, en seguida la reciben con alegría, pero como no tienen raíz, duran poco tiempo. Cuando sur-gen problemas o persecución a causa de la palabra, en seguida se apartan de ella. Otros son como lo sembrado entre espinos: oyen la palabra, pero las preocupaciones de ésta vida, el engaño de las riquezas y muchos otros malos deseos entran hasta ahogar la palabra, de modo que ésta no llega a dar fruto. Pero otros son como lo sembrado en buen terreno: oyen la palabra, la aceptan y producen una cosecha que rinde el treinta, el sesenta y hasta el ciento por uno.

Por Mike Feazell

n los días de Jesús, cuando los sembra-dores sembraban sus semillas, algunas de las semillas naturalmente acababan en

lugares desfavorables para el crecimiento, mien-tras que la mayoría de las semillas acababan en buen terreno. Jesús usó el resultado de las semillas que acababan en las varias clases de terreno, para ilustrar el comportamiento de la gente hacia el evangelio. Él habla de lugares pedregosos, lugares espinosos y el buen terreno.

Es importante notar que la parábola no dice que Dios siembra personas en lugares pedregosos, sino dice que la forma en que algunas personas reciben el evangelio es como las semillas sembradas en lugares pedregosos. Es una comparación, una ilustración de cómo algunas perso-nas responden al evangelio. No es una justificación para ver a Dios haciendo imposible deliberadamente, que algu-nas personas abracen el evangelio.

Las personas que abandonan la palabra de Dios por causa de la persecución son como las semillas que crecen en lugares pedregosos y, por lo tanto, tienen pocas raíces. De una manera similar, las personas que permiten que la palabra de Dios tenga un lu-gar secundario ante las pre-ocupaciones de la vida y la búsqueda de las riquezas, son como las semillas que se ahogan entre los espinos y se marchitan.

En contraste, las personas que oyen la palabra de Dios y la aceptan y producen el fruto de ella, son como las semillas

que germinan en un buen terreno donde no hay impedi-mentos para un crecimiento saludable.

Escuchando a Jesús

Sin embargo, las personas, de hecho, no son semillas, y Dios, de hecho, no pone a las personas en situaciones que eviten que ellos acepten el evangelio. Las parábolas de Jesús no deben ser llevadas más allá del punto que Jesús quiso que ellas ilustraran.

Las semillas no piensan. No toman decisiones. No tie-nen la habilidad de pedirle ayuda a Dios.

El punto de la parábola no es decirnos que somos se-millas desventuradas, condenadas a cualquier destino que pudiera caernos debido al esparcimiento indiscriminado del sembrador. El punto de la parábola es que debemos dar los pasos para evitar que nosotros mismos actuemos co-mo semillas desvalidas.

Cuando nos encontramos a nosotros mismos permi-tiendo que los afanes de éste mundo pongan al evangelio como algo secundario en nuestras vidas, entonces Jesús quiere que lo notemos y hagamos un cambio. Él quiere que profundicemos nuestras raíces espirituales, que cor-temos los espinos espirituales en nuestras vidas. Él quiere que hagamos nuestro nido en el buen terreno de pasar el tiempo en Su palabra, de llevar a Él en oración nuestros problemas, nuestras esperanzas, nuestros temores y nuestros triunfos. Él quiere que pongamos en uso la pala-bra de Dios en lo que escojamos hacer, que permitamos al evangelio fluir de nosotros en bondad, misericordia y paz.

Es fácil usar la parábola del sembrador como una herramienta para juzgar a otros, para mirar por encima del

hombro a las personas que pensamos que son débiles en la fe y están destinadas a apar-tarse de la palabra de Dios. Es más difícil, pero mucho más útil, permitir que la parábola del sembrador nos enseñe y amo-neste a vigilar nuestros corazo-nes para asegurarnos que, la codicia, el orgullo y la ansiosa preocupación por las posesio-nes y el ego, no se acomoden en el interior de nuestras vidas. Escuchar la palabra, aceptarla y amar a los demás como Je-sús nos ama. Esa es la lección de la parábola del sembrador.

E

LLeecccc iioonneess ddee MMaa rrccooss

Odisea Cristiana www.wcg.org/espanol 13

Espiritualidad Desarreglada Michael Yaconelli

Por Terry Akers

l ministerio cristiano hacia los jóvenes sufrió una pérdida en 2003

cuando Mike Yaconelli murió en un accidente automovilísti-co a la edad de 61 años.

Él era un orador, autor y co-fundador de Especialidades Juveniles (www.especialidadesjuveniles.com), un ministerio hacia los jóvenes y obreros dedicados a los jóvenes.

Yaconelli no estaba ordenado al ministerio pero ministró por más de 40 años como pastor laico, escritor y conferencista. Su último libro, Espiri-tualidad Desarreglada—El fastidioso amor de Dios por gente imperfecta, resumió su vida y mensaje. Su pa-sión por vivir y su intransigente honestidad le dieron una amplia aceptación a través de las líneas de-nominacionales y entre jóvenes de todas las edades. Él deploraba las respuestas pre-empaquetadas. En vez de eso, se enfocaba en nuestra necesidad de Dios y la honestidad acerca de nuestro quebrantamiento.

Yaconelli trataba de hacer que la gente examinara sus creencias y su-posiciones. Pensaba que la iglesia necesitaba “franquearse a sí misma” y dejar de tomarse tan en serio a sí misma. Enseñaba que estar enamo-rados de Jesús era la clave para conquistar las frustraciones del insti-tucionalismo y la burocracia.

En Espiritualidad Desarreglada, el hábito de Yaconelli de decir la verdad respecto a la naturaleza desarreglada de nuestra relación con Dios ha mo-lestado a muchos fariseos modernos. La religión puede llegar a estar obse-sionada con su imagen y hará cual-quier cosa para protegerla, incluso, la negación. Siempre hay aquellos que no quieren que sus cuadros religio-sos sean molestados y pueden llegar a indignarse bastante cuando la fa-

chada es puesta al descubierto. Yaconelli tenía un don para cortar con las hipocresías, in-consistencias y perfeccionismo que plagan la iglesia moderna.

Como lo ilustra éste libro, Yaconelli desempeñó su minis-terio con humor y humildad. Su

estilo sincero y atractivo fue instru-mental para cambiar la cara del mi-nisterio juvenil durante las últimas tres décadas, haciendo que el amor incondicional del evangelio de Jesús, sea relevante para ésta generación. Espiritualidad Desarreglada fue escri-to para aquellos que han creído en la mentira de que la “competencia es uno de los frutos del Espíritu” y que han llegado a convencerse de que ellos “no cumplen correctamente con el cristianismo”.

Yaconelli muestra cómo el discipulado verdadero es “desarreglado, errático, desproporcionado y… gloriosamente liberador”.

Él se atreve a preguntar, “¿Qué si la fe genuina empieza con admitir que nuestra acciones nunca serán com-pletamente perfec-tas?”

Espiritualidad Desarreglada muestra cómo el incondicional y transformador amor de Dios por nosotros es la esencia de la verdadera espiritualidad. Es acerca de amar y ser amados—no se basa en las ideas creadas en las mentes humanas que sólo sirven para hacer-nos sentir que nunca logramos cum-plir con lo requerido. Realistamente, nuestra gráfica de crecimiento espiri-tual no debe ser vista como un ángu-lo perfecto de 45 grados, sino más bien como la gráfica Dow Jones. Ya-conelli dice que Jesús no sólo nos

ama sino que nosotros le gustamos a Él, con nuestros defectos y demás. Él redime nuestras inconsistencias, du-das, adicciones y fracasos con Su incesante gracia, transformándolas en una nueva creación. Dios trans-forma “nuestros desórdenes en obras maestras”. No necesitamos estar pa-ralizados por nuestro pasado; pode-mos recibir verdadera sanidad, paz y libertad en Cristo Jesús.

Con historias de la vida real tras historias de rendiciones del corazón, él describe cómo Dios usa creativa-mente nuestras más profundas debi-lidades para realizar Sus más gran-des maravillas. A lo largo del libro él pone en claro que la espiritualidad no es una fórmula, no es un examen, ni un programa. Es una relación. No es acerca de la competencia; es acerca

de la intimidad. No es acerca de ser arreglados; es acerca de la

presencia redentora de Dios en medio de nues-tras insuficiencias.

El mensaje de Espiritualidad Des-arreglada nos enseña a cómo ir más despacio y enfocarnos en las cosas que impor-tan. Y lo más importante, declara con fuerza cómo hemos sido aceptados por Dios en Jesucristo. Cuando esto se cree verdaderamente, viene a

ser la pieza de conocimiento más liberadora que jamás podamos po-seer. Demuestra efectivamente cómo nuestros desórdenes son meramente oportunidades para Dios.

Por favor tome nota: Todos los li-bros comentados en Odisea Cristiana están disponibles, usualmente con descuento, en www.amazon.com ó en su librería cristiana local.

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CC oommeennttaa rr iioo ddee uunn LL iibbrroo

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LLaa ssaabbiidduurrííaa ddee llaa ddeebbiilliiddaadd Un estudio de 1ª Corintios 1

Por Michael Morrison

a iglesia en Corinto estaba acosada por los problemas—dividida entre los ricos y los pobres, los sofisticados y los simples,

los talentosos y los promedio. Algunos miem-bros reclamaban tener un conocimiento especial que Pablo no tenía. Ellos empezaron a mirar de menos su mensaje simple, acerca de un hombre que fue muerto por los roma-nos. Ellos le escribieron a él una carta pidiéndole más in-formación sobre varios temas, y Pablo supo aun más sobre la iglesia en Corinto, procedente de personas que habían estado allí.

Saludos

La respuesta de Pablo se conoce ahora como 1 Corin-tios. Él la inicia, como se hacía normalmente con las cartas antiguas, diciendo quién era él y nombrando a las personas a las cuales les escribía: “Pablo, llamado por la voluntad de Dios a ser apóstol de Cristo Jesús, y nuestro her-mano Sóstenes, a la iglesia de Dios que está en Corin-to” (vv. 1-2a).

Él entonces les recuerda quiénes son ellos: “a los que han sido santificados en Cristo Jesús y llamados a ser su santo pueblo, junto con todos los que en todas partes invocan el nombre de nuestro Se-ñor Jesucristo, Señor de ellos y de noso-tros” (v. 2b). Ellos son llamados a ser san-tos, pero también son llamados a ser parte de un grupo más grande. Eso será impor-tante más adelante en la carta.

Las cartas griegas usualmente empiezan con chara, saludos, pero Pablo modifica esto a charis (gracia) y paz (el saludo judío típico): “Que Dios nuestro Padre y el Se-ñor Jesucristo les concedan gracia y paz” (v. 3).

Los oradores griegos con frecuencia empezaban un discurso alabando la audiencia, pero Pablo modifica esto para alabar a Dios por lo que Él está haciendo en los lecto-res: “Siempre doy gracias a Dios por ustedes, pues él, en Cristo Jesús, les ha dado su gracia. Unidos a Cristo ustedes se han llenado de toda riqueza, tanto en pala-bra como en conocimiento. Así se ha confirmado en ustedes nuestro testimonio acerca de Cristo” (vv. 4-6).

Los cristianos corintios se enorgullecían de su habla y de su conocimiento. Pablo reconoce ambas cosas como bendiciones de Dios, y como evidencia que apoya el evan-gelio de Cristo. Él se dirigirá a sus problemas más adelante

en la carta.

Puesto que Dios ha sido generoso hacia ellos, él escri-be: “De modo que no les falta ningún don espiritual mientras esperan con ansias que se manifieste nuestro Señor Jesucristo. Él los mantendrá firmes hasta el fin, para que sean irreprochables en el día de nuestro Se-ñor Jesucristo” (vv. 7-8). Pablo aquí sutilmente les re-cuerda que se aferren a su fe original, en vez de aceptar doctrinas nuevas y extrañas. ¡No se olviden que la salva-ción depende de Cristo!

Una congregación dividida

Él empieza con una súplica por la unidad: “Les suplico, hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que todos vivan en armonía y que no haya divisiones entre ustedes, sino que se mantengan unidos en un mismo pensar y en un mismo propósito” (v. 10). Sin embargo, una armonía perfecta no tiene sentido si esto significa que todos creen la misma herejía. Así que en ésta carta Pablo tratará de ponerlos en el camino correcto.

Pablo había oído que la congregación estaba dividida en grupos diferentes, algunos pretendiendo seguir a un líder, y algunos a otro (vv. 11-12). Pero Pablo ni siquiera

quería que su propio nombre fuera una excu-sa para la división: “¡Como! ¿Está dividido Cristo? ¿Acaso Pablo fue crucificado por ustedes? ¿O es que fueron bautizados en el nombre de Pablo? Gracias a Dios que no bauticé a ninguno de ustedes, excepto a Crispo y a Gayo, de modo que nadie puede decir que fue bautizado en mi nom-bre” (vv. 13-15).

Pero entonces Pablo hace una pausa para corregirse a sí mismo: “Bueno, también bauticé a la familia de Estéfanas; fuera de estos, no recuerdo haber bautizado a nin-gún otro” (v. 16).

Estos versos muestran la forma en que eran escritas las cartas: Lo que Pablo decía era escrito y enviado, incluso si él tenía que corregirse a sí mismo en el proceso. El documento original era enviado, sin editar.

“Pues Cristo no me envió a bautizar sino a predicar el evangelio, y eso sin discursos de sabiduría humana, para que la cruz de Cristo no perdiera su eficacia” (v. 17). Pablo sí bautizó a personas—y el asumió que todos sus lectores habían sido bautizados—pero el evangelio era su prioridad. El mensaje se centraba en Cristo, no en un ritual. Pablo quería persuadir a las personas con los hechos, no la oratoria florida que algunos filósofos griegos usaban para atraer seguidores.

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Una armonía perfecta no tiene sentido si esto

significa que todos creen la misma

herejía. Así que en ésta carta Pablo

tratará de ponerlos en el camino

correcto

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Poder y Sabiduría de Dios

El mensaje acerca de un Mesías crucificado podría pa-recer absurdo a algunas personas, pero Dios usa ese mensaje para traer la salvación a aquellos que creen. “Me explico: El mensaje de la cruz es una locura para los que se pierden; en cambio, para los que se salvan, es decir, para nosotros, éste mensaje es el poder de Dios” (v. 18). Pablo entonces cita Isa. 29:14: “Destruiré la sabi-duría de los sabios; frustraré la inteligencia de los inte-ligentes”.

Dios trabaja de maneras inesperadas—algunas perso-nas podrían decir que el evangelio de la gracia es un men-saje de debilidad, pero Pablo dice que es un mensaje de poder (Rom. 1:16).

“¿Dónde están los sabios?” pregunta Pablo. No están en la iglesia. “¿Dónde los maestros de la ley?” Tampoco aceptan el mensaje de la salvación. “¿Dónde los filósofos de ésta época?” No están aquí. “¿No ha convertido Dios en locura la sabi-duría de éste mundo?” (1 Cor. 1:20).

Los seres humanos valoran la educación, pero el mensaje de Dios no depende de la aprobación huma-na. Las personas no pueden cono-cer a Dios por medio de su propia inteligencia, y no pueden salvarse a sí mismas por ninguna cantidad de filosofía o estudio. En vez de eso, Dios decidió salvar a las personas que crean en el evangelio (v. 21).

“Los judíos piden señales mi-lagrosas [milagros] y los gentiles buscan sabiduría [filosofía], mien-tras que nosotros predicamos a Cristo crucificado: Éste mensaje es motivo de tropiezo para los judíos, y es locura para los genti-les, pero para los que Dios ha llamado, lo mismo judíos que gentiles, Cristo es el po-der de Dios y la sabiduría de Dios” (vv. 22-24).

El mensaje es demasiado simple para algunas perso-nas, pero Dios lo usa para salvar a Su pueblo.El Cristo cru-cificado puede parecer débil y tonto, pero éste es el poder y la sabiduría de Dios. “Pues la locura de Dios es más sabia que la sabiduría humana, y la debilidad de Dios es más fuerte que la fuerza humana” (v. 25).

Ésta es la base de la unidad en la iglesia: aceptar el evangelio del Cristo crucificado—resultará en personas salvadas por la vergonzosa muerte de Cristo.

La sabiduría de Dios

Recuerden que ustedes eran personas ordinarias cuan-do escucharon el evangelio, dice Pablo. Ustedes no eran los que movían ni sacudían a Corinto. “Pero Dios escogió lo insensato del mundo”—es decir, a ustedes—“para avergonzar a los sabios; y escogió lo débil del mundo para avergonzar a los poderosos. También escogió Dios lo más bajo y despreciado—y lo que no es nada—

para anular lo que es, a fin de que en su presencia na-die pueda jactarse” (vv. 27-29).

Si las personas pudieran salvarse a sí mismas mediante su propia inteligencia, entonces el reino de Dios estaría lleno con personas orgullosas de sus propios logros. Si las personas pudieran entrar mediante sus propias habilida-des, pensarían que fueron igual de buenas que Dios.

Así que Dios decidió llamar a los nadies de éste mundo, aquellos que estuvieron dispuestos a admitir su necesidad, aquellos que estuvieron dispuestos a aceptar el regalo de la salvación. Y éste plan eventualmente avergonzará a los sabios y humillará a los orgullosos, quienes entonces serán capaces de darse cuenta que su propia fuerza, sin importar qué tan buena era, no era lo suficientemente buena.

Debido al plan de Dios, escribe Pablo, “…ustedes es-tán unidos a Cristo Je-sús, a quien Dios ha hecho nuestra sabidu-ría—es decir, nuestra jus-tificación, santificación y redención—para que, como está escrito: «Si alguien ha de gloriarse, que se gloríe en el Se-ñor»” (vv. 30-31, cita de Jer. 9:24).

Jesús es nuestra justi-cia—es en Él, y sólo en Él, que podemos ser justos y santos. Sólo cuando esta-mos en Cristo, unidos con Él por la fe, podemos estar redimidos. No podemos jactarnos de ninguna cosa que hagamos—nuestra única jactancia está en lo que Cristo hizo por noso-tros. Él recibe el crédito y la alabanza.

El Cristo crucificado puede parecer débil pero

este es el poder y la sabiduría de Dios.

Dios trabaja de maneras inesperadas.

Algunas personas podrían decir que el evangelio de la gracia es un

mensaje de debilidad, pero

Pablo dice que es un mensaje de

poder

Preguntas para dialogar

• ¿En qué manera le ha enriquecido Dios? (v. 5).

• ¿Cómo puede estar la gente perfectamen-te unida en mente y pensamiento? (v. 10)

• ¿Es el v. 14 una equivocación inspirada?

• ¿Pueden los sabios y los ricos aceptar la inesperada sabiduría de Dios? (v. 20)

• Si Cristo es nuestra justicia, ¿necesitamos alguna justicia propia, de nosotros? (v. 30)

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Robert Farrar Capon,

autor de Génesis: la Película

En el 2004, Tim Brassell, pastor de la Iglesia Comunitaria Nueva Creación, una congregación de la Iglesia de Dios Mundial en Ports-mouth, Virginia, entrevistó al autor cristiano Robert Farrar Capon en la casa de los Capon en la Isla Shelter, Nueva York. Aquí está la segunda parte de ésta entrevista.

Segunda Parte

¡¡BBuueennaass NNoottiicciiaass!! Tim Brassell: Usted ha caracteri-

zado las parábolas de juicio dichas por Jesús, como diciéndonos: “Nadie es dejado afuera que no estuviera ya invitado”. ¿Podría elaborar sobre eso?

Robert Capon: Bueno, eso es lo que obtuve después de leer las pará-bolas de juicio. Según la forma en que Jesús las presenta, no se les negó a las personas una invitación a la fiesta; en vez de eso, fueron echa-dos fuera de una fiesta en la cual ya estaban.

Incluso en la parábola del hijo pródigo, nada estaba deteniendo al hijo mayor de unirse a la fiesta donde su hermano menor estaba siendo recibido y honrado, nada, sino su propio resentimiento. Él no fue echa-do fuera, sino que se rehusó a entrar. Pero esa parábola termina brillante-mente con algo sobresaliente.

El hermano mayor rehusó unirse a la fiesta, pero el padre no dejó que todo acabase así. Salió a buscar al hermano mayor, y Jesús termina la parábola con el padre y el hermano mayor estando afuera, en el patio—para siempre—cuando menos por 2,000 años hasta ahora. Y ahí está.

Todo está hecho en la presencia del redentor. Incluso la obstinación del hermano mayor. El padre no lo aban-dona. Él está ahí con el hermano mayor, doliéndose por él tanto como se dolió por el menor, el pródigo.

TB: ¿Se relaciona esto, diría us-ted, con Romanos donde Pablo dice que ”¿nada nos separará del amor de Dios?”

RC: Por supuesto. Es muy difícil para el género humano aceptar ese frío: “Nada nos separará del amor de Dios”. Pensamos que debe haber algún punto de ruptura donde Dios nos abandonará. Decimos: “Bueno, ¿qué si nosotros…?”

El pecado nos es un problema pa-ra Dios. Dios solucionó todos sus problemas con el pecado antes de la fundación del mundo, en el princi-pio—y ya todo está hecho. El témpa-no que está bajo la historia de la humanidad es el Hijo de Dios: la re-dención es el misterio detrás de toda la historia. El pecado es una perma-nente irrelevancia. Y Dios es el que dice, “Miren, he quitado la cuenta pendiente que estaba contra uste-des”.

Me gusta la versión de Mateo que dice “perdona nuestras deudas como nosotros perdonamos a nuestros deudores”. ¿Qué hacemos nosotros cuando no perdonamos las deudas de alguien, o literalmente, sus peca-dos? Nos quejamos por lo que nos deben y miramos hacia lo que hemos guardado. Decimos: “Esto es lo que usted me debe y no me lo ha devuel-to. Hay una cuenta pendiente que tengo contra usted, y tiene que pa garme esto…” Bueno, Dios no actúa así. Con Dios, está hecho—no hay

ninguna cuenta pendiente contra no-sotros. Está saldada. Él no tiene co-ntra nosotros ninguna cuenta pen-diente.

TB: Entonces, ¿por qué tenemos tal enamoramiento con el legalismo?

RC: Es algo que ha afligido a la iglesia desde el inicio. Los seres humanos han tenido mucha dificultad en creer que Dios no mantiene cuen-tas pendientes contra nosotros. Pero Pablo dice que la ley no puede sal-var. Él dice: “por nosotros Dios lo tra-tó (a Jesús) como pecador, para que en él recibiéramos la justicia de Dios”.

TB: ¿Ha encontrado usted alguna forma efectiva para presentarle el evangelio a un legalista?

RC: No (risas). La razón por la que digo no es porque todo lo que usted va a hacer es presentarlo y escandalizarlos. Si usted trata de hacerlo de una forma atrayente, co-

EEnntt rr eevv iiss ttaa OOddiisseeaa

Entrevista exclusiva con

Odisea Cristiana www.wcg.org/espanol 17

mo siempre lo hago, y trata de hacer-lo para mostrarles la libertad que pro-cede de él, entonces usted tiene una oportunidad. Una pequeña oportuni-dad, no una grande, pero usted tiene una oportunidad—porque, cuando sucede— la gente dice: “¡Wow!”

Recibí el cargo de profesor visi-tante de alguna u otra cosa en reli-gión en la Universidad de Tulsa para el período de otoño, hace algunos

años en los 80’s o 90’s. Tenía dos cursos. Uno era un curso de inicio de 39 semanas. Enseñé las parábolas, y tenía, diría yo, a todos en mi contra.

Todos estos jóvenes estaban en contra mía porque lo que yo estaba diciendo iba en contra de todo lo que ellos siempre habían escuchado. Proseguí, proseguí y proseguí por 39 semanas. Pasé a través de cada pa-rábola. Una joven se me acercó al

final y me dijo: “¿Sabe usted? La primera vez que yo llegué aquí no me gustó nada de lo que usted dijo, por-que contradecía todo lo que yo sabía. Pero, usted ha hecho algo. Por pri-mera vez en mi vida, veo que en rea-lidad son buenas noticias” (risas).

¡Ellos pensaban que el evangelio era malas noticias! Eso es lo que el legalismo le hace a la gente.

¿Tiene usted tiempo para un matrimonio más feliz?

Por Dexter H. Faulkner

asar el tiempo con al-guien es decir: “Te valoro y valoro estar contigo. Te

amo y te respeto”.

Una de nuestras posesiones más importantes en la sociedad de hoy a ritmo rápido es, el tiempo. Por tanto, el tiempo, puede ser uno de los regalos más preciosos que podemos darle a alguien.

De alguna manera nos hemos convencido que debemos hacer una multitud de cosas y todas ellas de prisa.

Las estadísticas indican que des-pués de una alza en la tasa de divor-cios durante los primeros cinco años de matrimonio, la siguiente alza viene cerca de los 15 a 20 años.

Los hijos han dejado el hogar; el nido está vacío. Dos personas se sientan a desayunar y se dan cuenta que no tienen nada de qué platicar.

La cantidad de tiempo dedicado al otro, por supuesto, no indica por sí mismo la calidad de la relación, pero se usa frecuentemente como una medida del amor. El tiempo juntos es un ingrediente crucial si una relación va a desarrollarse y a crecer.

El tiempo juntos no necesita ser

dedicado sólo para platicar. Puede ser dedicado sólo para estar juntos. Puedo recordar ocasiones pasadas en las va-caciones cuando disfruté estar con mi esposa, Shirley, com-partiendo las mismas expe-riencias, aunque hablábamos

poco.

Disfrutamos del mismo arroyo de la montaña y de la soledad sin una constante plática. Una de nuestras ocasiones favoritas es cuando cami-namos por la playa aun después de 45 años de casados.

Sólo el estar el uno junto al otro, el saber de la presencia de los dos, a menudo es tan significativo como lo es un intercambio verbal.

¿No es sorprendente que antes del matrimonio una pareja no puede encontrar las horas suficientes para compartir sus pensamientos, y des-pués, no pueden encontrar las pala-bras suficientes para completar los minutos?

¿Y duda alguien del punto hasta el cual la televisión es una barrera para el tiempo juntos y la comunica-ción? (Como el esposo que tiene el control remoto de la televisión en su mano y dice: “Querida, ¿quieres de-cirme algo antes de que empiece el partido de fútbol?”)

Esposos, ¿quieren ver si a sus

esposas les gustaría disfrutar sólo un poco más de tiempo con ustedes? ¿Por qué no la llama y hace una cita con ella y la lleva a cenar sin prisas a algún lugar donde puedan platicar sin interrupción? Entonces, note la res-puesta de ella.

P

Unas cuantas preguntas

Esposos y esposas, pregún-tense a ustedes mismos:

• ¿Ayuda o estorba a mi relación matrimonial có-mo uso mi tiempo libre?

• ¿Busco actividades o de-beres que evitan que yo esté con mi esposo(a)?

• ¿Tengo la tendencia a darle a mi esposo(a) sólo el tiempo que me sobra?

• ¿Uso la televisión, el pe-riódico, o los pasatiem-pos, como excusas para evadir que yo confronte mis sentimientos acerca de nuestra relación?

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NNoo tteemmaass

Tomás se le abrieron los ojos mientras observaba a la gente del pueblo movién-dose rápidamente. Pudo escuchar los

sonidos de la gente murmurando, otros llorando y otros riendo. Su corazón latió más fuerte al comprender la realidad de la situación que se le acercaba.

Pudo sentir la tensión en el aire cuando de pronto una voz dijo: “Tomás Hauker, en el nom-bre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, y de su Majestad la Reina, y por órdenes de su eminencia Lord Ricardo, te ordeno: ¡Arrepiénte-te ante la misericordia de la más santa iglesia, tu verdadera madre!”

Tomás fue atado a un poste pintado de ne-gro en el centro de la plaza del pueblo, al filo de un muerte segura por permanecer en su fe en Jesucristo. Un momento de silencio enmudeció a la multitud.

Luego Tomás dijo a gran voz: “¡Me arrepien-to de mis pecados y principalmente de haber confiado en la suciedad de la iglesia y no en la misericordia de mi Salvador Cristo!”

La multitud murmuró y hubo gritos de “¡Qué-menlo!”. Pero también otros gritaron “¡Diablos asesinos!”. El obispo miró fríamente al coman-dante, quien miró al soldado, quien lentamente bajó su antorcha encendida hacia los leños a los pies de Tomás.

El soldado inclinó su cabeza y las llamas prendieron la leña. Tomás levantó sus ojos hacia el cielo y gritó fuertemente: “¡Padre, he aquí tu siervo, Oh, he aquí tu siervo!” El obispo sonrió por el temor en la voz del hombre.

Luego de pronto una fuerte voz se escuchó de entre la multitud: “¡Tomás Hauker! ¡Tomás Hauker!” El hombre condenado bajó su mirada del cielo y buscó la voz en la multitud. “¡Tomás Hauker!” gritó la voz una vez más mientras To-más localizaba al que le hablaba.

El obispo identificó al hombre también y dijo a los guardias que lo capturaran. “¡Tomás Hau-ker, no temas al fuego!” dijo el hombre, ignoran-do a los soldados que se abrían paso hacia él. “¡Confía en tu Salvador! ¡No temas al fuego! ¡Cristo es Señor del fuego!”

Esta historia es de Foxe’s Book of Martyrs, W. Grinton Berry (Grand Rapids: Revell, 1998) páginas 393-394.

“¡No temas al fuego!” ¿De donde viene la fuerza para soportar tal cosa?

Todos hemos experimentado el temor. Se-guramente Josué luchó con el temor, porque Dios lo desafió a ser valiente.

Lee los siguientes versículos y reescríbelos en tus propias palabras.

Josué 1:5-7 Josué 8:1 Josué 10:8 Josué 10:25 Josué 11:6

Lee Hebreos 11:32-40.

Haz una lista de lo que esas personas soportaron ¡por ser fieles a Dios!

Josué como la mayoría de nosotros, luchó con el temor en su vida. Antes de las principa-les batallas que peleó, Dios tuvo que venir a él y decirle que no tuviera miedo. Hebreos descri-be personas que, como Tomás Hauker, sopor-taron increíbles torturas por la fuerza de su creencia en Dios. ¡Incluso dice que el mundo no era merecedor de tales personas!

La difícil verdad es que si tú vives para Cristo, también sufrirás, así lo dice 2 Timoteo 3:12.

Quisiera decirte que si haces el pacto de va-lor y prometes hablar de Jesús en tu escuela y en tu mundo, no tendrás problemas y que la gente te tratará con respeto. Pero no sería cier-to.

Así que te lo voy a decir con franqueza. Si haces el pacto de valor y permaneces en Je-sús, hablando libremente y con confianza acer-ca de él, tú sufrirás por él, física, mental, social y emocionalmente. Quizá no sufras ahora, pero vendrá, y no porque yo lo digo, sino porque Dios lo promete a todos los que viven en Jesu-cristo.

Memoriza 2 Timoteo 3:12

Subraya este versículo en tu Biblia.

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Un sueño curioso

Un trabajador cierta mañana con-tó a su esposa el siguiente sueño que él había tenido la noche anterior: “Soñé que se me acercaron cuatro ratas: la primera era muy gorda, las dos siguientes estaban muy flacas, y la cuarta estaba ciega.”

El hombre aquel estaba muy pre-ocupado porque, según le habían dicho, era un presagio malo eso de soñar algo acerca de tales animales. La mujer de este trabajador, tan su-persticiosa como su marido, tuvo miedo y no sabía cómo interpretar aquel sueño funesto. El hijo de ellos, que era muy inteligente y nada su-persticioso, sirvió de “José” a aquel moderno “Faraón”, e interpretó el sueño:

“La rata gorda”, dijo el joven, “es el tabernero de la esquina, que se come todo lo que ganas; las dos ra-tas flacas, somos mamá y yo, que no tenemos qué comer; y la ciega eres tú…” Dicho esto, se escapó rápida-mente por temor a una buena paliza que hubiera recibido como premio a su franqueza. — J. R. C.

Cuantas veces perdemos la capa-cidad de ver las cosas pequeñas que nos pueden estar atando. Otros las ven, pero nosotros a veces estamos ciegos. Muchas ataduras vienen con los vicios y los malos hábitos y se convierten en plagas dañinas para nuestro cuerpo, alma y espíritu. Dios nos hizo para ser libres. No dejes que nada ni nadie te ate, más deja que Jesús te libere cada día.

Proverbios 20:1 El vino lleva a la insolencia, y la

bebida embriagante al escándalo; ¡nadie bajo sus efectos se

comporta sabiamente!

Proverbios 23:21 Borrachos y glotones, por su

indolencia, acaban harapientos y en la pobreza.

Juan 8:36 Así que si el Hijo los libera, serán ustedes verdaderamente libres.

¿Qué harías? Estás condu-

ciendo tu carro en una noche de tor-menta terrible. Pa-sas por una parada

y ves a tres personas esperando al autobús:

1. Una anciana que parece a pun-to de morir. 2. Un viejo amigo que te salvó la vida una vez. 3. El hombre perfecto o la mujer de tus sueños.

¿A cuál llevarías en el coche, te-niendo en cuenta que sólo puedes llevar a un pasajero en tu carro? Piensa antes de seguir leyendo...

Este es un dilema ético-moral que una vez se utilizó en una entrevista de trabajo. Podrías llevar a la ancia-na, porque va a morir, y por lo tanto deberías salvarla primero; o podrías llevar al amigo, ya que él te salvó la vida una vez, y esta sería la oportu-nidad perfecta de devolverle el favor. Sin embargo, tal vez nunca vuelvas a encontrar al hombre o mujer de tus sueños...

Piensa antes de seguir leyendo...

El aspirante que fue contratado (de entre 200 aspirantes) no dudó al dar su respuesta. ¿Qué dijo? Sim-plemente contestó: "Le daría las lla-ves del carro a mi amigo, y le pediría que llevara a la anciana al hospital. Yo me quedaría y esperaría al auto-bús con la mujer de mis sueños".

Debemos superar las aparentes limitaciones que nos plantean los problemas, y aprender a pensar crea-tivamente, pensar ¿Qué Haría Je-sús?

Muchas veces creemos que los problemas no tienen solución y nos resignamos a perder y no luchar, ol-vidando aquellas palabras que dicen:

Lucas 18:27 Lo que es imposible para el ser humano, es posible para Dios.

Marcos 9:23 Para el que cree, todo es posible.

Filipenses 4:13 Todo lo puedo en Cristo

que me fortalece

Botiquín Lo que es nece-

sario tener en el Botiquín de Prime-ros Auxilios: palillo,

liga, curita, lápiz, borrador, chicle, un chocolate kiss y una bolsa de café instantáneo. ¿Para qué? veamos:

-Palillo para acordarte de "escar-bar" en los demás todas las cualida-des que tienen.

-Liga para acordarte de ser flexi-ble, ya que las cosas y las personas no siempre son de la manera como tú quieres que lo sean.

-Curita para ayudarte a curar aquellos sentimientos heridos, ya sean tuyos o de los demás.

-Lápiz para que anotes diariamen-te todas tus bendiciones.

-Borrador para acordarte que to-dos cometemos errores y se pueden corregir.

-Chicle para acordarte de "pegar-te" a todo aquello que puedes sacar adelante con tu esfuerzo.

-Un chocolate Kiss para que te acuerdes que todo mundo necesita un beso o un abrazo.

-Y finalmente la bolsa de café: ¿Para qué? - Para tomarte un tiem-po, relajarte y hacer una lista de todo lo que tienes y tus bendiciones dia-rias.

Estamos invitados a llevar con nosotros también este botiquín de primeros auxilios, para ayudar a to-dos los enfermos que encontramos en nuestro camino... No lo dejes nun-ca en tu casa. Llévalo contigo siem-pre, pues en nuestras relaciones humanas, siempre encontraremos a muchos hermanos que necesitan de nuestro auxilio, y qué mejor, que es-temos preparados.

Mateo 11,28-30 "Vengan a mí todos ustedes que

están cansados y agobiados, y yo les daré descanso. Carguen con mi yugo

y aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y en-

contrarán descanso para su alma. Porque mi yugo es suave

y mi carga es liviana".

PPaarraa rree ff ll eexx iioonnaa rr

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¿Quiere una perspectiva de la vida?

Imagine poder elevarse para ver su vida desde una perspectiva diferente. Imagine una perspectiva de la vida que le de una extraordinaria esperanza.

Bien, ya no imagine más. Jesucristo le ofrece más que sólo una perspectiva de la vida, lo que Jesucristo le ofrece es la VIDA misma. Si usted quiere conocer más sobre el evangelio de

Jesucristo, queremos ayudarle. La Iglesia de Dios Mundial ofrece servicios de adoración en cientos de congregaciones alrededor del mundo. Quizás le gustaría visitarnos en alguna ocasión para

escuchar un mensaje basado en la Biblia, alabar a Dios con cantos y conocer a otras personas que han encontrado descanso en Jesucristo. En el recuadro de abajo encontrará la dirección y

la hora de los servicios de nuestra iglesia más cercana.