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Publicacions Universitat de Valencia is collaborating with JSTOR to digitize, preserve and extend access to Pasajes. http://www.jstor.org Publicacions Universitat de Valencia Novela negra y revolución en Cuba: «Primero muerto...», una novela bifronte: de revolucionaria a neo-policial Author(s): Rosa Sarabia Source: Pasajes, No. 35 (Primavara 2011), pp. 104-112 Published by: Publicacions Universitat de Valencia Stable URL: http://www.jstor.org/stable/41446209 Accessed: 14-06-2015 01:26 UTC Your use of the JSTOR archive indicates your acceptance of the Terms & Conditions of Use, available at http://www.jstor.org/page/ info/about/policies/terms.jsp JSTOR is a not-for-profit service that helps scholars, researchers, and students discover, use, and build upon a wide range of content in a trusted digital archive. We use information technology and tools to increase productivity and facilitate new forms of scholarship. For more information about JSTOR, please contact [email protected]. This content downloaded from 200.52.254.249 on Sun, 14 Jun 2015 01:26:17 UTC All use subject to JSTOR Terms and Conditions

Novela Negra y Revolución en Cuba

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Novela Negra y Revolución en Cuba

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    Novela negra y revolucin en Cuba: Primero muerto..., una novela bifronte: de revolucionaria aneo-policial Author(s): Rosa Sarabia Source: Pasajes, No. 35 (Primavara 2011), pp. 104-112Published by: Publicacions Universitat de ValenciaStable URL: http://www.jstor.org/stable/41446209Accessed: 14-06-2015 01:26 UTC

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  • TEMAS IO5

    Novela negra y revolucin en Cuba Primero muerto..., una novela bifronte: de revolucionaria a neo-policial

    Rosa Sarabia es profesora de Literatura Latinoamericana en la

    Universidad de Toronto. Es autora de Poetas de la palabra

    hablada. Un estudio de la poesa hispanoamericana

    contempornea (1997) y La potica visual de Vicente

    Huidobro (2007), as como de un gran nmero de artculos y

    colaboraciones. En mayo de 2009 imparti un curso en la Ctedra de Pensamiento Contemporneo de la Fundacin Caada Blanch, en colaboracin con la Universitt

    de Valencia, en el que present una primera versin del trabajo

    que publicamos ahora.

    I Tony Santa Cruz, joven rubio, apuesto y atltico, vive al margen de la revolucin, sin una educacin terminada y con varias estancias en la crcel en su haber. Su sueo mayor es irse a vivir a los Estados Unidos. Vive de un puesto de basurero por 92 pesos al mes

    y de la pesca ilegal. En uno de sus viajes submarinos encuentra 82 monedas de oro del

    siglo XVI. Este inslito hallazgo tiene lugar justo antes de conocer a Margaret Gaylord, escritora y periodista britnica asentada en Miami, con la que tiene una relacin amorosa

    y quien promete sacarlo de Cuba. A espaldas de Tony, Margaret y Andrs de Jess Cala-

    horra, un fracasado cubano numismtico y mal comunista, negocian el modo de com-

    prarle las monedas por un monto menor para vendrselas a la firma Cohen & Cohen de Nueva York, por las que termina obteniendo dcuplo valor en el mercado internacional. Primero muerto que trajinao, es el refrn que Tony Santa Cruz convierte en el lema de su vida. Su carcter intempestivo y vengativo lo lleva a cometer una serie de crmenes

    por los que la justicia revolucionaria lo condena a muerte el 3 de noviembre de 1980. Pero

    pocos aos ms tarde, sus creadores literarios, Daniel Chavarria y Justo E. Vasco,1 lo resu-

    citan, rebobinan la trama hacindola ms violenta, compacta e intensa y le dan una segunda posibilidad al aplicarle una justicia potica menos edificante pero ms humana.

    Primero muerto... obtuvo en 1983 el premio de novela del Concurso Aniversario del Triunfo de la Revolucin organizado por el Ministerio del Interior (minint) y fue publi- cada en 1986 por la editorial Letras Cubanas. Esta primera edicin que sigui de manera

    explcita las bases del certamen en cuanto a un enfoque didctico y al tratamiento lauda- torio de las fuerzas que en Cuba luchan contra el delito, tuvo una segunda edicin en

    1994, llevada a cabo por las editoriales uruguayas Graffiti y Cal y Canto, dentro de la serie El cuarto sello. El cambio de una a otra edicin no solo fue de orden tico, como lo mar- can los propios autores, sino de gnero. Sin duda, es hecho inusual que una misma novela se bifurque y ofrezca dos finales, dos resoluciones que en este caso especfico estn esen- cialmente ligadas a circunstancias histricas que le toc vivir a Cuba a partir de la des-

    integracin de la Unin Sovitica, cuyo puntapi inicial en 1989 le fue dado por la cada del muro de Berln. Cosa sabida, el resultado de la fractura del bloque socialista produjo en la isla el llamado periodo especial en tiempo de paz que dur prcticamente ms de una dcada. En el lapso que media entre las dos ediciones de Primero muerto..., se pro- duce una serie de eventos que impactan en la literatura y culturas cubanas no solo en su mera condicin material -Han transcurrido casi diez aos, varias novelas, y una cri- sis de papel que parece se prolongar en Cuba (Nota de los autores 8)-2 sino tam-

    I . Nacido en Uruguay en 1 933, Daniel Chavarria lleg a Cuba ha- biendo secuestrado un avin en 1 969 y desde entonces vive en la isla Adems de escritor es traduc- tor y docente en lenguas clsicas. Justo Vasco (Cuba 1943- Gijn, 2006), escritor; periodista y tra- ductor cubano, fue coordinador de la Semana Negra de Gijn y en 1 994 dej Cuba por Espaa. Ambos incursionaron en la nove- la a cuatro manos con tres nove- las policiacas, Completo Camaguey ( 1 983), y Contra Candela ( 1 994) y Primero muerto ... (1986 y 1 994). Esta ltima fue traducida al francs como Boomerang por Jacques-Franois Bonaldi en 1 999 y publicada por Rivages/Noir 2. Carlos Alberto Ms Zabala indi- ca que la crisis de papel y la salida de tcnicos especializados, en otros motivos, limit la capacidad de Cu- ba en la produccin de libros. De una tirada promedio de 2.339 t- tulos entre 1 983-89 se lleg a 568 en 1993 (49). Coincide con l, Jac- queline Martinez Laguardia, quien adems destaca un mejoramiento de la situacin llegando en 2007 a publicarse 2. 1 36 ttulos ( 1 8), ma- yormente dedicados a la educa- cin escolar Adems, seala la pre- sin de editoriales forneas que exigen a nuestras escritores una pintura maniquesta de la realidad insular y un marcado nfasis en t- picos relacionados con las penu- rias por las que ha atravesado la sociedad en tiempos difciles ( 1 9) Este debate relacionado al boom turstico y a la dolarizacin de la economa cubana es analizado por Esther' Whitfield en su libro, vase capitulo I.

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    bin en el gnero que nos ocupa: Ya no enviamos novelas ...con exigencias didcticas o laudatorias... nos dimos cuenta de que no existen personajes "positivos" o "negativos" solo existen hombres inmersos en sus circunstancias, variadas y dismiles como la propia exis- tencia humana. (Nota de los autores 8) 3

    El haber salido fuera de Cuba la segunda edicin de Primero muerto... fue rasgo comn de la era post-sovitica de la literatura cubana en general. Abilio Estvez, Ena Luca Por- tela, Jorge ngel Prez, Anna Lidia Vega Serova, Arturo Arango, Pedro Juan Gutirrez, e incluso el mismo Chavarria, publicaron libros en dos ediciones, fuera y dentro de la isla. En cambio, hay otros que hasta hace muy poco solo publicaban afuera aunque resi- diendo en Cuba, como ser el caso de Leonardo Padura Fuentes y Antonio Jos Ponte. Segn Whitfield, durante el periodo especial creci la publicacin y publicidad de la ficcin cubana a punto tal que se habla de el nuevo boom cubano con la obtencin de una serie de premios principalmente organizados en Espaa (10). En este sentido, la literatura cubana se asimila al resto del continente latinoamericano, en cuanto a su dependencia de lo extranjero, de los dlares y de la industria del libro espaol. Si bien el periodo espe- cial coincide con las polticas neoliberales del resto de Latinoamrica, Cuba sigue siendo la excepcin, polticamente hablando, pero no literariamente, segn Josefina Ludmer

    (2004: 362).4 Sin embargo, y a diferencia del resto, raramente el libro cubano publicado afuera llega a la isla para consumo interno, como es el caso de la edicin uruguaya de Pri- mero muerto ...

    En cuanto al gnero que nos ocupa, a partir de la fundacin de la Semana negra en

    Gijn por el asturmexicano Paco Taibo II en 1988, el policial cubano sale de la isla y entra en amplio dilogo y debate con las corrientes neopoliciales tanto de Latinoamrica como de Espaa.5 Este intercambio coincide con una relajacin, por no llamar debilitamiento, de las polticas culturales de Cuba bajo el periodo especial y el comienzo de una ten- dencia marcada en la literatura en general y en el policial, en particular, de revisar y examinar el legado de la revolucin. Sin duda, la presencia cubana se hizo protagnica al convertirse Justo Vasco en coordinador de los encuentros de escritores en la Semana negra.

    De casi inexistente produccin nacional anterior a la revolucin,6 en 1971 con Enigma para un domingo de Ignacio Crdenas Acua el gnero despega con todo el apoyo oficial a tal punto que en 1972 se instituye desde la Direccin poltica del Ministerio del Inte- rior el premio Concurso Aniversario del Triunfo de la Revolucin. Por otro lado, tanto el premio como la orientacin didctica del gnero es clara respuesta al discurso del Pri- mer congreso Nacional de Educacin y Cultura (30 de abril de 1971), en que Fidel Cas- tro insisti en la prioridad educativa del libro dentro de las polticas de la revolucin al mismo tiempo que atac a los intelectuales seudoizquierdistas en el extranjero y alu- di de forma implcita al premio que Fuera de juego de Heberto Padilla ganara en 1968.7 Sin lugar a dudas, el caso Padilla desencaden lo que dio en llamarse el quinquenio gris (1971-76) aunque muchos aseguran que fue dcada y negra, con la aplicacin de los

    parmetros revolucionarios a toda expresin cultural as como a sus agentes.8 Por carc- ter transitivo, pues, el perfil netamente ejemplar y pedaggico de la ficcin policaca socia- lista proviene de esa fractura entre los intelectuales crticos y la dirigencia del partido de finales de la dcada de los 60. El propio Vasco resumi el papel del gnero policial como el de: Asumir constantemente una posicin de desenmascaramiento de toda coyuntura

    3. Las deas vertidas por los auto- res respecto a los cambios que produjeron una segunda edicin son las que aparecen prologando la edicin uruguaya bajo el ttulo Nota de los autores (7-8). 4. Y agrega Ludmer: ... las "nue- vas" politicas literarias de fusin, ambivalencia e inmanencia de los sujetos fuera de la sociedad o sin mundo, aparecen claramente en las ficciones cubanas del presen- te. Es la posicin y situacin de Cuba la que politizara los textos de otro modo, los hara leer co- mo literatura poltica en el sen- tido de los bordes, lmites o esfe- ras: como aceptacin o rechazo del orden nacional, social, y es- tatal (2004: 62). 5. Un vnculo estrecho entre la cultura cubana y Semana negra lo muestra la donacin de 1 .650 metros de libros que los partici- pantes hicieron a Cuba en 1 994. 6. Segn Amelia Simpson, desde la dcada de los aos 20 la ficcin detectivesca fue principalmente un gnero importado y de alto consumo en Cuba. Lino Novas Calvo es uno de los pocos escri- tores cubanos relacionados a es- te tipo de ficcin antes de 1 959. 7. La autocrtica pblica de Pa- dilla tuvo lugar el 27 de abril de 1 97 1 .tres das antes del discurso de Castro ante maestros y do- centes. Dirigindose a la situacin generada por el caso Padilla dentro y fuera de Cuba, Fidel Castro expres: Y desde luego, como se acord por el Congre- so, concursaos aqu para venir a hacer el papel de jueces? No! Pa- ra hacer el papel de jueces hay que ser aqu revolucionarios de verdad, intelectuales de verdad, combatientes de verdad, y para volver a recibir un premio, en concurso nacional o internacio- nal, tiene que ser revolucionario de verdad, escritor de verdad, poeta de verdad, revolucionario de verdad. Eso est claro. Y ms claro que el agua. Y las revistas y concursos, no aptos para farsan- tes^ tendrn cabida los escrito- res revolucionarios, esos que des- de Pars ellos desprecian, porque los miran como unos aprendices, como unos pobrecitos y unos in- felices que no tienen fama inter- nacional.Y esos seores buscan la fama, aunque sea la peor fama; pero siempre tratan, desde lue- go, si fuera posible, la mejor (s/n). Seala Ren Dayre Abella que en ese Congreso tambin se dictaron normas tan ridiculas co- mo de qu forma deban vestir- se los jvenes cubanos, destacan- do el uso de la guayabera como prenda de vestir de identidad nacional y la msica que deba escucharse en la radio. Se pro- hibieron de manera oficial y radi-

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  • TEMAS IO J

    social individual que permita la comisin de un delito comn o un acto contra la Segu- ridad del Estado proletario ("El reflejo de lo socialmente negativo en la literatura policial" citado por Braham, 129). Con este objetivo edificante, el gnero policial socialista recu-

    per lo que ya se haba superado por la propia evolucin del gnero fuera de Cuba, o sea, se centr en el enigma y el proceso de investigacin. As lo explica Padura Fuentes: Aque- lla tipologa, raigalmente conservadora, se avena en lo esencial, a los intereses ideolgi- cos -ms que culturales- que sustentaban a esta novelstica de reafirmacin revolucio- naria que, en todos los casos movi sus argumentos entre dos polos antagnicos ... de un lado los rganos cubanos de investigacin policial o de seguridad del Estado -la encarna- cin del sistema y, por tanto, del bien- y del otro la delincuencia contrarrevolucionaria o los agentes de la ca -la encarnacin del imperialismo y del mal (2000: 152).

    Paradjicamente, en este movimiento involutivo, la novela dura o negra, iniciada

    principalmente por Dashiell Hammett y Raymond Chandler y la que, segn Piglia, narra lo que el clsico detectivesco censura y excluye, o sea la crtica social (1992: 56), tuvo poca incidencia dentro de la prctica socialista. Por lo tanto, cuando el gnero oficial se quie- bra a comienzos de los 90 da un salto cualitativo y vertiginoso, insertndose as dentro del neopolicial latinoamericano que vena trabajando precisamente con las sucesivas cri- sis del sistema capitalista, la desconfianza en la ley y la corrupcin de sus gobiernos.9 Paco Taibo II define el neopolicial como la gran novela social del fin del milenio y cito sus pala- bras ... este formidable vehculo narrativo nos ha permitido poner en crisis las apa- riencias de las sociedades en que vivimos. Es ameno, tiene gancho y, por su intermedio entramos de lleno en la violencia interna de un Estado promotor de la ilegalidad y del cri- men (En Scantlenbory, s/n).

    Trastocadas las temporalidades, la historia de Tony Santa Cruz y Margaret Gaylord de la segunda edicin de Primero muerto... comienza en los primeros aos de la dcada de los 80, fecha en que termina la primera.10 Al extender la periodicidad y entrar en los

    90, la trama se inserta en el contexto del periodo especial y esta segunda lectura no puede obviar aquellos eventos que fueron de dominio pblico e internacional: el proceso de rectificacin de 1986 con un debate sobre la cultura, la homosexualidad, entre otros asun-

    tos; el juicio y ejecucin del general Arnaldo Ochoa Snchez y otros tres militares en 1989; la inversin extranjera en el turismo con el consiguiente aumento del mercado negro y de la prostitucin; la posterior despenalizacin del dlar en 1993 que llev, entre otras

    cosas, a que los artistas pudieran negociar contratos en el exterior, y las reformas de orien- tacin mercantilista con la autorizacin al empleo por cuenta propia. El contexto, pues, se convierte en subtexto del relato pero tambin del proceso de reescritura de la novela diez aos despus.

    Sin el propsito de llevar a cabo una comparacin entre ambas ediciones, me deten- dr en tres de las frmulas del policial para analizar de qu modo Primero muerto... aban- dona un paradigma de gnero para entrar en otro: 1) la investigacin, 2) el uso de la violencia, y 3) la resolucin del crimen.

    La ausencia del equipo investigador de la Polica Nacional Revolucionaria en la

    segunda edicin es sintomtica; podra leerse como indicador de la falta de confianza y sospecha en el sistema a raz de los juicios y posteriores ejecuciones en 1989 de miem- bros del propio Ministerio de Interior. Sea que se crea en la versin oficial de la senten-

    cal toda msica que conllevase al diversionismo ideolgico, o sea el rock y otras modalidades. Se fus- tig a la homosexualidad como figura delictiva y se lleg hasta ms lejos cuando, en uno de sus ac- pites deca:"Un homosexual se- ra llevado ante las autoridades y procesado legalmente solamen- te por la pblica ostentacin de su condicin."Y as naci el "pa- rametraje" (s/n). 8. En una entrevista reciente, Pa- dura Fuentes le manifest al pe- riodista Fernando Bogado: En aquellos aos '80, cuando casi to- dos los escritores de mi genera- cin comenzamos a publicar; viv- amos todava bajo los efectos ideolgicos del decenio negro de los 70, una poca que se ca- racteriz por la ortodoxia ms f- rrea y, con ella, por la represin y hasta marginacin de muchos escritores incluidos Lezama y Vir- gilio Piera. Era una poca en la que siempre resultabas ser sos- pechoso de algo, en la que esta- bas en peligro de ser juzgado... Y castigado. La crisis de los aos '90, sin embargo, trajo un gran espa- cio de libertad, pues no slo hu- bo crisis econmica, sino trans- formaciones sociales y espirituales muy profundas y una buena par- te de ese miedo que persigui a Ivn desapareci, junto con la co- mida, el dinero, la electricidad, el papel, los mnibus, los cigarrillos... Desde esa nueva perspectiva es que comenzamos a escribir en los '90 y es desde la que todava hoy escribimos, con la posibilidad de editar nuestros libros fuera de Cu- ba, con una visin ms crtica y hasta desencantada de la realidad, incluso con ms apoyo de las ins- tituciones culturales. Por todo eso, si en los '80 casi todos escriba- mos ms o menos de los mismos temas y publicbamos en las mis- mas editoriales, hoy la literatura cubana es ms diversa, est ms descentrada geogrficamente, es infinitamente ms libre. 9. En 2008, el crtico cubano Emi- lio Comas Paret resume el esta- do de la cuestin en un artculo cuyo ttulo es ya significativo Ha muerto la literatura policiaca cu- bana? Si bien destaca la baja ca- lidad literaria de mucha ficcin po- licaca de las ltimas dcadas como motivo del ocaso del g- nero, agrega: Y por suerte co- mienza a aparecer determinada literatura policaca y de espiona- je que rompe con la vieja y mal- tratada escuela del realismo so- cialista sovitico y la apresurada y apologtica cubana, que enmarca en circunstancias ms analticas y crticas, menos elogiosas, y define personajes que son de carne y hueso, sufren, se alegran, dudan y hasta fallan en sus tareas y enco- miendas. Dentro de esta nue-

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    cia por corrupcin en el trfico de drogas y divisas como en la no oficial, segn la cual se habra sofocado a un ala del ejrcito que propona cambios a la altura de las circunstan- cias histricas, el resultado es el mismo: una profunda desilusin en el liderazgo revolu- cionario. Es entonces que la investigacin que haba sido conducida por aquellos de moral intachable y por lo tanto, objetos de exaltacin y consecuente ascenso profesional por la tarea cumplida en la edicin de 1986, es llevada a cabo por los que delinquen en la de

    1994.11 No obstante este cambio radical, la ley no desaparece. Acusado por salir ilegal- mente de la isla y por homicidio por imprudencia, Tony Santa Cruz pasa 8 aos en pri- sin, tras los cuales vuelve a matar y robar para finalmente huir de la isla. As pues, la ins- titucin carcelaria fracasa en su funcin regeneradora y educativa por segunda vez en la vida del personaje.

    Si los mviles son para Tony la huida de Cuba y para Margaret la desordenada avaricia, el hallazgo de las monedas de oro los unir tanto en la tarea pesquisidora res-

    pecto al valor y venta de las mismas como en la elaboracin del delito y persecucin en las que ambos alternan el papel de vctima y victimario del otro. Mediando entre ambos se encuentra Andrs de Jess Calahorra, quien acude a la Biblioteca Central en busca de un texto corto del ao 1660 escrito por un memorialista mexicano sobre el origen de las monedas, constatando as la veracidad del catlogo sobre numismtica espaola. Tanto en el proceso de peritaje como en la ejecucin de la violencia la escritura se hace instru- mental y domina la segunda edicin de la novela. Un despliegue heterogneo de textos como notas a la revista Bohemia, cartas, memorias postumas, y una crnica colonial con- trastan con el uso del skaz o la estilizacin de las diversas formas del registro oral y del argot que a su vez alterna con el dilogo escondido en la formacin ideolgica del uni- verso novelstico (Bajtin, 262). 12 Uno de los atractivos que ejerce el personaje masculino es precisamente su habla coloquial en la que expresa la violencia, la marginalidad, el cinismo, la venganza y el amor propio al sentirse estafado o engaado. Alejo Carpentier en su apologa del gnero resalta el componente creador del criminal, quien hbil y des- moralizado o cruel, es capaz de situar a la sociedad organizada ante una situacin anormal ... un hecho originado por su sola voluntad. Es un acto de afirmacin.13 Incluso, agrega Carpentier, el bandido tiene una superioridad filosfica sobre el detective ya que ste solo tiene que explicar e investigar -si acierta- el problema inventado por el crimi- nal (186-87). Sin embargo, a medida que avanza el relato es Margaret la verdadera crimi- nal artista y artista criminal. En clave alegrica, el capitalismo imperialista en la novela tiene cara de mujer. En su afn pecuniario, Margaret echa a andar los engranajes de la maquinaria en la que opera la ley de la oferta y la demanda dentro de una economa socia- lista de control estatal (principios de los aos 80 en la segunda versin). Sexo, dinero y violencia son los ingredientes de los borradores de una memoria ntima o novela pos- tuma que ella escribe, en la que sus asesinatos adquieren la esttica de las bellas artes, a la De Quincey. Autoconsciente del juego metafictivo anota entre parntesis: Ojo: Hay que abundar en detalles y dar al relato la tensin que exige un thriller (1994: 133). Mar-

    garet tiene en su haber una mala novela, Alas de cera , varios guiones de cine y teatro y una biografa novelada sobre Hemingway. En una acumulacin de ideologemas misgi- nos, Margaret reencarna el mito de Pigmalion en su versin femenina al moldear a Tony Santa Cruz segn las expectativas de clase a la que ella responde. Por su apetito sexual es

    va tendencia, rescata cuatro nom- bres: Chavarra, Padura Fuentes, Lorenzo Lunar Cardedo y Leo- nelo Abello Mesa. A esta lista ha- bra que agregar a AmirValle. 1 0. Chavarra repite este meca- nismo con All ellos, novela por la que el propio autor dice haber estado a punto de dejar la isla al no haber sido ganadora del pre- mio otorgado por el MININT En cambio, fue ganadora del lauro Dashiell Hammett (Gijn, 1 992) a la mejor novela policaca en len- gua espaola del ao 1 99 1 . Ree- ditada en 2008, Chavarria decla- ra haber alterado un poco el final. En esta edicin los personajes que desaparecan de la escena a finales de la dcada del 70 con cincuenta aos llegan hasta nues- tros das con ochenta. Ver entre- vista radial, Daniel Chavarra: el cubismo literario. Por su lado, Padura Fuentes testi- monia la censura a la que muchas de las novelas policiales eran so- metidas durante el decenio ne- gro y pone por ejemplo a All ellos: ...presentada al concurso del MININT del ao 79. Conside- rada "problemtica" por la visin heroica del personaje negativo, slo se public en Cuba ms de diez aos despus de escrita . . . Sin embargo, All ellos ha sido la novela de este autor con ms for- tuna fuera del pas... (2000: 1 55). 1 1 . Cabe mencionar que hacia fi- nes del siglo XX existe una ten- dencia en reemplazar la presen- cia del detective por la del criminal. Glen Close habla de un ascendiente del criminal en el gnero que supondra un regre- so a la figura popular del bandi- do de la narrativa previa a Edgar Alian Poe.Tanto Jos Pablo Fein- mann como Piglia coinciden en destacar esta tendencia en la evo- lucin del policial argentino en el que el detective se ve desplaza- do y transformado (en Close 153). Aunque Close no la men- cione, Nove/a negra con argentinos ( 1 990) de Luisa Valenzuela es un buen ejemplo de este cambio donde el criminal es el investiga- dor de su propio crimen. 1 2. La edicin uruguaya lleva un apndice lexical de cubanismos que ms all de haber sido es- trategia de mucha novela indige- nista y criollista en su afn didc- tico, revela las polticas editoriales y de consumo a las que se vio sometido el libro cubano a par- tir del periodo especial. 1 3. Carpentier sigue la lnea in- augurada porThomas De Quin- cey (On Murder Considered as one of the Fine Arts, 1 827) en cuanto al asesino como artista. Por otro lado, Carpentier analo- ga al detective con el crtico de arte y al delincuente con el ar-

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  • TEMAS

    tambin una mantis religiosa (lujuria antropfaga con labios y dientes, 1994: 62 deseo carnvoro como el de algunas araas asesinas, 1994 89). En este sentido, se podra leer Primero muerto... como un film noir} en el que aparecen personajes amorales, alie- nados, de mentes criminales, y en el que el hombre es juguete de las manipulaciones y calculaciones de una femme fatale, una mujer araa que usa la sexualidad para atraerlo a su derrumbe, al ltimo ocaso.4 Tony Santa Cruz, avezado pescador termina mordiendo la carnada que Margaret le prepara. Pero el cubano (o lo cubano, si seguimos la lectura

    alegrica) sobrevive al embate del capitalismo feroz. A la inadaptacin social de Tony se le suma la discapacidad fsica cuando a partir de los tiros que Margaret le descarga en la huida hacia Miami (en la que la madre de Tony muere asesinada) se queda mudo. En esta minusvala se da una doble inscripcin corporal y moral. Al desaparecer su voz

    y con ella sus cubanismos, la violencia se bestializa (echaba un poco de espuma por la boca, 1994: 195) y su vida pasa a ser contada por otros cubanos exiliados. El odio y ese deseo irrefrenable de venganza acumulados a lo largo de 1 1 aos, son los mviles de su ida definitiva a los Estados Unidos, reemplazando as el mvil inicial depositado en la

    bsqueda de bienestar y mejora econmica que Cuba no le provea (...el odio nutricio

    que sustentara sus desesperanzas y ganas de morir durante los aos en la crcel; el odio tcnico y minucioso que lo acompaara da a da en los preparativos de venganza; el odio

    balsmico, con que se apaciguaba en La Habana, recorriendo la soledad inocente de sus calles nocturnas. Pero en Los Angeles, ciudad violenta donde nadie puede remozar sus odios, ni caminarlos de noche a solas, Tony se haba hecho amigo del whisky, 1994: 175). Los Angeles, ciudad de Philip Marlowe, es donde lleva a cabo el cumplimiento de su plan con la consabida investigacin previa. La escena en la que Tony da muerte a Margaret y a su amante, un veterano de Vietnam, es un perfecto retrato del crimen urbano del gnero negro, donde la corrupcin de una cultura cuyo tejido social pareciera disolverse, socava e impide la promesa de esperanza, prosperidad y seguridad de persecucin. El cambio de

    espacio -Los Angeles por La Habana- impone una intensificacin de la violencia y el relato hacia el final de la tercera y ltima parte se sustenta en el suspenso que van mar- cando los minutos de una maana en que se har presente el sadismo, el suplicio y la ago- na. Este cambio de espacio se ve acompaado por un salto temporal; el recrudecimiento de la accin junto a la desmoralizacin del personaje masculino se da a comienzos de los

    90, contemporneo al periodo especial. La violencia y la escritura estn ntimamente ligadas al dinero. Parafraseando a Piglia,

    podramos decir que Primero muerto... de 1994 responde a la serie negra al exponer una realidad materialista, en la que el crimen y el delito estn sostenidos por el dinero -ase-

    sinato, estafa, robo, extorsin- en una cadena que es siempre econmica. El dinero

    que legisla la moral y sostiene la ley es la nica "razn" de estos relatos donde todo se

    paga (Piglia, 2001: 61-62). El tema de la novela es la compleja red especulativa que genera el oro, respaldo de divisas y dios pagano del capitalismo. Es una alucinacin colectiva por la cual en diferentes periodos histricos se mata y muere por l. En suma, se trata de la

    peligrosa potencialidad del dinero que genera dinero, como los perales peras, parafrase- ando el simil tautolgico que usara Marx. Las monedas que encuentra Tony por azar llevan inscritas el fraude, hecho que paradjicamente les da mayor valor en el mercado internacional numismtico del siglo xx. La insercin de la crnica colonial dentro del

    tista por lo que stos inventan y aquellos explican ( 1 87). Piglia for- mul una correspondencia se- mejante.Tambin entendi la cr- tica como una variante del gnero policial, en la que el gran crtico es un aventurero que se mueve entre los textos buscan- do un secreto que a veces no existe (200 1 1 5). 1 4. En esta lectura alegrica, al ser de origen ingls Margaret re- presenta la construccin gen- rica de la mujer fatal que nace en la Inglaterra victoriana junto a la New Woman. La circulacin de esta figura paradigmtica es contempornea a la expansin imperial de Inglaterra, la crimi- nologa, la prensa y la medicina. Ver los estudios de Rebecca Stott y Erika Bornay.

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  • no

    relato produce un efecto especular y metafictivo. Fadrique Montero, acuador de mone- das en la ceca del virreinato de la Nueva Espaa hacia 1598 se sinti estafado tanto por su maestre como por el padre de Felicia, el amor correspondido aunque imposible de

    Fadrique. A ste por ser pobre se le veda todo ascenso social y en consecuencia, la mano de la hija del rico mercader toledano. La venganza del joven mexicano fue inscribir una F (fusin de nombres de los amantes, Felicia y Fadrique, pero tambin de fraude) junto a la P de Philippus III de Espaa en unas 2.000 monedas. El rey, enterado del engao, manda confiscarlas y da orden de ajusticiar a quien las poseyera.

    Fadrique Montero y Tony Santa Cruz comparten oficios subalternos, se enfrentan a la autoridad vigente por lo que son penalizados, son pobres, se autoexilian (Fadrique a Cuba y Tony a los eeuu), infelices a causa de una mujer albergan odio y venganza den- tro de s, si bien son artfices de fraude tambin son vctimas del engao de los otros, y sus vidas terminan con la decadencia moral y fsica. En la compleja cadena de la circu- lacin de la mercanca, Fadrique es parte del engranaje de la produccin sin el goce del usufructo, mientras que Tony adquiere el mismo bien cuya lgica ha sido trastocada

    por el transcurso del tiempo y la evolucin del sistema econmico y social; su valor de cambio deviene en el de uso. En ese sentido, las monedas, como cualquier otra mercan- ca (commodity), tienen una historia de vida que afecta la vida de quienes transan con ellas. No obstante, no se trata de cualquier mercanca, sino bienes de lujo o de coleccin

    cuyo uso principal es retrico y social, son signos encarnados que requieren un conoci- miento especializado.15

    Si segn Derrida el dinero falso es un signo sin valor y acaso sin significacin, aun- que su sentido est ligado precisamente al valor subversivo y a su estatus indescifrable (85), las monedas de oro de Tony Santa Cruz, en cambio, llevan consigo un valor mate- rial superior y no nominal como los dlares por los cuales se las intercambian. El valor subversivo al que alude Derrida estara marcado en las monedas a travs de una violencia escrituraria que recin cuatro siglos despus adquieren valor de mercanca y estatus legal. El capitalismo tardo legitimiza as el fraude generado en los albores del propio sistema.

    Intimamente ligado al dinero est la figura del judo, quien a igual que la femme fatale responde a un estereotipo perpetuado en la cultura y literatura occidentales.16 En Pri- mero muerto... Maurice Cohen, contrabandista, coleccionista de arte, agente de negocios turbios en Nueva York, con sucursales en Londres y Amsterdam y agentes en todo el mundo, constituye sin duda, un ideologema poco feliz que persiste aunque suavizado en la edicin de 1994. Apunta Ludmer que los judos son siempre los representantes del dinero -apa- rato de representacin- y que el relato que los incluye es un relato econmico: banco, bolsa, y oro (1990: 434). 17 Si convenimos que los judos ocupan un lugar de margen, de exclusin, de radical alteridad, segn arguye Jean-Franois Lyotard (Ludmer, 1990: 439) aun cuando ostenten privilegios sociales por su condicin de soporte financiero del aparato poltico o asuntos de estado, tendramos entonces que Primero muerto... es una novela sobre el flujo del dinero en que seres marginales negocian a su vez cuestiones de gnero, religin y con- dicin social en espacios delictivos y fuera de la ley.

    La justicia revolucionaria y equilibradora del orden que triunfa en Primero muerto... de 1986 desaparece y es reemplazada por la justicia individual, acaso potica, que los cri- minales llevan a cabo por sus propias manos. Quedan as truncados la solucin como ele-

    1 5. Para un anlisis antropolgico sobre la circulacin de mercanca en la vida social, ver el interesan- te trabajo de Arjun Appadurai, Introduction: commodities and the politics of value.

    1 6. Respecto al policial cubano socialista, Braham seala que el gnero requiere que el delincuen- te sea deformado, tanto moral como fsicamente. Su identidad es el resultado de la patologiza- cin de tipos indeseables: pros- titutas, negros, cubanos de ascen- dencia china o juda, y sobre todo, homosexuales (45-46). La crtica agrega que el antisemitis- mo es un subtexto desafortuna- do en muchas novelas cubanas del gnero en cuestin, y men- ciona si muero maana de Luis Rogelio Nogueras, Propieta- rio del alba de Pablo Bergues, y Un caso difcil de Arnaldo Co- rrea (131), como ejemplos. 17. Aunque el corpus con el que trabaja Ludmer es argenti- no, su estudio sobre la repre- sentacin de los judos es am- plio y aplicable a otras ficciones. Las notas al final del captulo Cuentos de verdad y cuentos de judos son indispensables, vase pgs. 439-456.

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  • TEMAS 111

    mento de cierre del gnero detectivesco tanto clsico como socialista, y el imperativo de una victoria final aun a expensas de la muerte del hroe.18 Sin embargo, en la segunda versin no solo queda suspendida la utopa socialista respecto a la creacin del nuevo hombre que el Che proyectaba para el siglo xxi, sino tambin el sueo americano como alternativa posible.19 Tony Santa Cruz, mudo, drogadicto y borracho de odio y alcohol, sobrevive sus das y sus noches en los mrgenes de Miami, la pequea Habana.

    Primero muerto... de 1986 confirma la necesidad de las fuerzas policiales dada la pre- Valencia del crimen y de elementos contrarrevolucionarios vistos como herencia del viejo sistema burgus que al aliarse al imperialismo amenazan a la revolucin. La sensacin de reaseguro del lector no solo viene por la eliminacin del mal, que posibilita la restau- racin del bienestar comn, sino tambin del reconocimiento de las cualidades superio- res de un estereotipo cultural -el hroe revolucionario- que lleva adelante la accin. En este sentido, la novela responde a un gnero conformista20. En cambio, Primero muerto... de 1994, por su escepticismo y cinismo, por el uso de violencia extrema y arbitraria, y por centrarse en la marginalidad con la total ausencia de personajes modlicos, como lo es el

    detective revolucionario, no calma las ansiedades del lector, quien queda al final expuesto a una serie de crmenes sin castigo.

    Primero muerto... es una novela camalenica que se infringe a s misma en la matriz

    del gnero al que se suscribi en un primer momento. En esa transgresin, la novela se

    libera y deja ingresar en ella la complejidad de una sociedad que al resistir los embates

    del capitalismo desenmascara de modo implcito no ya el delito contra el Estado proleta- rio del que hablaba Vasco, sino el del propio Estado. La versin de 1994 realza lo ms

    negro del gnero; supera a su anterior al deconstruir la retrica del realismo socialista y al desmitificar el idealismo en l inscripto, convirtindose en sntoma de un estado de

    transicin que comenz con el fin de la guerra fra. Es tambin, como dice su contratapa una descarnada reflexin sobre las diferentes formas de marginalidad que la revolucin

    no logr transformar.

    1 8. Pienso en el sacrificio final del personaje RicardoVilla Solana en si muero maana (1978) de Nogueras bajo el lema mejor muerto que vencido. 1 9.Visin parecida es la que pro- pone Outcast ( 1 999, 200 1 ) de Jo- s Latour, en la que tambin se expone la duplicidad del sistema econmico y la marginalidad del protagonista tanto en Cuba co- mo en Miami. El personaje de Elliot Steil, maestro de ingls frus- trado y apoltico, abandona la is- la para encontrar corrupcin, consumo e inmoralidad en la so- ciedad americana.

    20. Dennis Porter define el gne- ro detectivesco como literatura de reaseguro y conformismo (220).Vase tambin ideas afines en el trabajo de Stephen Knight para quien la funcin ideolgica de la ficcin policial resuelve los conflictos segn la ideologa del grupo cultural dominante en la sociedad.

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  • 112

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    Article Contentsp. [104]p. 105p. 106p. 107p. 108p. 109p. 110p. 111p. 112

    Issue Table of ContentsPasajes, No. 35 (Primavara 2011) pp. 1-141Front MatterEditorial [pp. 2-5]TIENE FUTURO EL MODELO SOCIAL EUROPEO?La nueva perspectiva de la Europa social [pp. 6-12]Quiere Europa ocuparse del futuro de su modelo socioeconmico? Puede hacerlo? Europa o los Estados? [pp. 13-27]Lecciones aprendidas y cuestiones abiertas: El Estado del bienestar en los pases post-comunistas miembros de la UE [pp. 28-39]Podemos mantener el modelo social europeo en el cambio de poca? [pp. 40-51]El modelo social europeo: la frgil produccin poltica de un proyecto social comunitario [pp. 52-66]El modelo social europeo y las transformaciones derivadas de la presencia estable de inmigrantes [pp. 67-77]

    TEMASEl orden del tiempo histrico: la Longue Dure y la microhistoria [pp. 78-93]Un intrprete del Brasil: Gilberto Freyre [pp. 94-103]Novela negra y revolucin en Cuba: Primero muerto..., una novela bifronte: de revolucionaria a neo-policial [pp. 104-112]El increble caso de las fosas de Valencia [pp. 113-121]

    LIBROSUn retrato penetrante [pp. 122-126]El original siempre ser superior [pp. 126-133]La idea de la historia residual [pp. 134-137]De pertinente lectura, de conveniente crtica [pp. 138-141]

    Back Matter