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“No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

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“No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que se puede contar, cuenta”.

Albert Einstein

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Índice

Resumen ............................................................................................ 1

Abstract ............................................................................................. 3

Acrónimos ........................................................................................... 5

Prefacio ............................................................................................. 6

Agradecimientos ................................................................................... 9

Capítulo 1. Introducción ........................................................................ 10

1.1 Planteamiento del problema. Preguntas de investigación y objetivos .......... 10

1.2 Marco conceptual y metodológico. Justificación del estudio de caso ........... 16

1.2.1 Marco conceptual ................................................................... 16

1.2.2 Marco metodológico ................................................................ 20

1.2.3 Justificación del estudio de caso ................................................. 22

1.3 Estructura del trabajo ................................................................... 23

Capítulo 2. Repensando los conceptos de Agua Virtual y Huella Hídrica. Una

propuesta desde el doble binomio producción-consumo & agua-energía .............. 24

2.1 Introducción ............................................................................... 24

2.2 Estado de la cuestión .................................................................... 26

2.2.1 Concepto de Agua Virtual (AV), Huella Hídrica (HH) y conceptos asociados

................................................................................................ 26

2.2.2 Metodología de estimación del AV y de la HH .................................. 29

2.3 Una diferencia evidente e ignorada ................................................... 35

2.3.1 Bases conceptuales de la propuesta ............................................. 38

2.3.2 Propuesta Conceptual y Metodológica ........................................... 40

a. Implicaciones sobre el comercio ..................................................... 44

2.4 Conclusiones y Reflexiones Finales .................................................... 45

Page 4: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

Capítulo 3. Del metabolismo social al metabolismo hídrico .............................. 48

3.1 Introducción ............................................................................... 48

3.2 Del metabolismo biológico al metabolismo social. Un debate y una confusión 50

3.2.1 El metabolismo industrial.......................................................... 52

3.2.2 El metabolismo socioeconómico .................................................. 58

3.2.3 El metabolismo rural ............................................................... 61

3.3 El estudio de los flujos hídricos del proceso económico ........................... 65

3.3.1 El papel del agua desde la óptica del metabolismo puramente contable . 66

3.3.2 El papel de los flujos de agua en el sistema económico. El agua virtual (AV)

y la huella hídrica (HH) ................................................................... 69

3.4 El metabolismo hídrico. Cuantificación y contextualización ...................... 74

3.5 Conclusiones y reflexiones finales ..................................................... 78

Capítulo 4. El metabolismo hídrico de la mina de cobre Las Cruces. Una

aproximación metodológica. ................................................................. 80

4.1 Introducción ............................................................................... 80

4.2 Marco conceptual. El metabolismo hídrico como marco de análisis ............. 83

4.3 El metabolismo hídrico de la mina de cobre Las Cruces ........................... 88

4.3.1 El proyecto minero y la gestión de agua ........................................ 88

4.3.2 El contexto ........................................................................... 94

4.4 El estudio de los flujos hídricos en la explotación. Balance hídrico de la Planta

hidrometalúrgica ............................................................................. 112

4.4 Análisis del metabolismo hídrico de Cobre Las Cruces ............................ 116

4.5 Conclusiones ............................................................................. 122

Capítulo 5. Conclusiones y reflexiones finales ............................................. 124

5.1 Conclusiones ............................................................................. 124

5.1.1 Resumen comentado de las conclusiones de los capítulos .................. 124

Page 5: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

5.1.2 Conclusiones generales ........................................................... 126

5.2 Conclusions ............................................................................... 132

5.2.1 Commented summary of the conclusions of the different chapters ....... 132

5.2.2 General conclusions ............................................................... 134

5.3 Futuras líneas de investigación ................................................... 139

5.4 Reflexiones personales ................................................................. 140

Bibliografía ...................................................................................... 142

Índice de figuras

Figura I. Relación entre agua virtual importada (Vi), agua virtual exportada (Ve), uso

doméstico de agua (WU) y la huella hídrica (WF) de un país………………………………………33

Figura II. Agua Virtual y Huella Hídrica. Desarrollo Conceptual y Metodológico ...... 36

Figura III. AV y HH en el proceso global de producción & consumo ..................... 43

Figura IV. El árbol del metabolismo .......................................................... 53 

Figura V. La contabilidad de flujos de materiales de una economía .................... 56 

Figura VI. Los procesos metabólicos y la “caja negra” .................................... 64 

Figura VII. Flujos que tienen interés para la contabilidad de flujos de materiales ... 67 

Figura VIII. El MH entendido como marco de análisis ...................................... 75 

Figura IX. El metabolismo hídrico del proceso de producción-consumo ................ 86 

Figura X. Metabolismo hídrico de una industria minera ................................... 88 

Figura XI. Localización de la explotación minera “Las Cruces” .......................... 89 

Figura XII. Esquema del Sistema Drenaje Reinyección del complejo minero

Las Cruces ........................................................................................ 93 

Figura XIII. Evolución del precio del cobre 2005-2011 ..................................... 98 

Page 6: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

Figura XIV. Cronograma de acontecimientos destacados en el contexto del proyecto

minero Las Cruces. ........................................................................ 110-111 

Figura XV. Balance hídrico en la Planta hidrometalúrgica de Cobre las Cruces

(m3/hora/año) .................................................................................. 116 

Figura XVI. El metabolismo hídrico de la mina de cobre Las Cruces ................... 118 

Índice de tablas

Tabla 1. Análisis de los flujos hídrico de la economía. Principales estudios de los

flujos virtuales por escala geográfica………………………………………………………………………….69

Tabla 2. Entradas de agua en el proceso hidrometalúrgico………………………………………110

Tabla 3. Salidas de agua en el proceso hidrometalúrgico…………………………………………111

Page 7: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

1

Resumen

Desde el paradigma de la Economía Ecológica se viene proponiendo la necesidad de

utilizar indicadores biofísicos para estudiar los procesos económicos. Esta tesis versa

sobre la necesidad de reflexionar conceptualmente sobre cómo incorporar los flujos

hídricos en el estudio de los procesos económicos para, a partir de esta reflexión,

estudiar las implicaciones de la aplicación del concepto de metabolismo hídrico

propuesto en un estudio de caso.

Para ello nos centramos, en primer lugar, en el estudio de los flujos de agua del

sistema económico mediante los indicadores de agua virtual (AV) y huella hídrica

(HH), y en segundo lugar, desde el análisis del metabolismo socioeconómico, en el

papel del agua desde la óptica del metabolismo, para dar paso a nuestra propuesta

de metabolismo hídrico. En tercer lugar, el estudio de caso trata de aplicar la

propuesta presentada mediante el estudio contextualizado de los flujos hídricos de la

actividad minera de Cobre las Cruces.

El agua virtual y la huella hídrica son dos indicadores que se definieron el primero

como un indicador desde la perspectiva de la producción y el segundo desde la

perspectiva del consumo. Esta diferencia entre ambos es de interés ya que permite

identificar los sujetos responsables del consumo de agua, productores o

consumidores, poniendo de manifiesto un potencial importante a la hora de definir

políticas de gestión de agua. Así, en el segundo capítulo de este trabajo partimos de

la hipótesis de que existe una clara diferencia entre ambos conceptos y que dicha

diferencia, aunque manifiesta en sus respectivas conceptualizaciones, no se plasma

en las estimaciones y aplicaciones realizadas, llegando a utilizarse ambos conceptos

como sinónimos, perdiéndose con ello el enorme potencial que la diferencia entre

ambos conceptos permite.

En el tercer capítulo de la tesis presentamos el resultado del análisis del debate en

torno al concepto de metabolismo y una primera aproximación al concepto de

metabolismo hídrico (MH) del sistema económico en base y como analogía al

metabolismo social. Nuestra propuesta consiste en plantear el metabolismo hídrico

como un marco de análisis, que engloba la imprescindible contextualización de las

estimaciones hídricas en el estudio de los procesos económicos.

Page 8: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

2

Como estudio de caso para la aplicación de nuestra propuesta de MH hemos elegido

la actividad minera de Cobre las Cruces. El proyecto minero Cobre las Cruces

(Sevilla, España), supone la explotación de cobre a cielo abierto en activo de mayor

envergadura en Europa. Este yacimiento es especial por su localización, bajo un

acuífero, lo que hace que sea extremadamente sensible a la gestión de agua. En esta

investigación realizamos el estudio del metabolismo hídrico de la actividad minera

Las Cruces que conlleva un análisis de los flujos de agua de la actividad en su

contexto territorial, ambiental, social, institucional y tecnológico.

La tesis concluye que el MH nos muestra la importancia y la necesidad de la

contextualización de los flujos de agua. Somos conscientes de las limitaciones de la

propuesta realizada debido, en parte, a las posibles dificultades derivadas de la baja

calidad de datos necesarios para el estudio de los flujos hídricos de los procesos

económicos desde esta perspectiva. Sin embargo, entendemos que no por ello hay

que dejar de avanzar en el desarrollo de la investigación con estos análisis que

aunque más complejos, son también más reales, incorporando la contextualización

en el estudio de los flujos hídricos de las actividades económicas.

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3

Abstract

In the field of Ecological Economy has been lately highlighted the need of using

physical indicators to analyse economic processes. This thesis first examines

conceptual and theoretical issues relating to how study water flows in the economic

processes and then moves on to empirically explore implications of employing water

metabolism (WM) for analysing economic processes by means of one case study. The

thesis first reflects on two useful indicators in achieving this objective, virtual water

(VW) and water footprint (WF). Secondly, we present our approach to water

metabolism of economic processes after the study of the concept of social

metabolism and the water flows from the metabolic perspective. Thirdly, the case

study employs WM to analyse water flows contextualised of the Cobre Las Cruces

mining project.

Virtual water and water footprint are two indicators, the first one from the

perspective of production, the second one from that of consumption. This difference

between them is interesting inasmuch as it allows to identify the subjects who are

responsible for water consumption, whether producers or consumers, and proves

both indicators’ potential when designing water management policies. In the second

chapter of the thesis, we consider a hypothesis according to which there is a clear

difference between the two concepts –virtual water and water footprint– and this

difference, although evident in their respective conceptualizations, is not reflected

in their estimations and applications. This is true to the point that the two concepts

are often used as synonyms, thus wasting the enormous potential associated to their

difference.

In the third chapter of the thesis we present the debate around the concept of

metabolism and an initial approach to water metabolism (WM) of the economic

system as an analogy to the societal metabolism. Our proposal is present water

metabolism as an analytical framework, including the contextualization of water

estimations.

To explore implications of employing WM for analysing economics process, the case

study is Cobre las Cruces mine. Cobre Las Cruces mining project (Seville, Spain) is the

largest operating open-pit copper exploitation in Europe. The deposit of this mine is

Page 10: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

4

rather special due to its being located below an aquifer, which makes it extremely

sensitive to water management. In this research, we undertake the study of the

water metabolism of the mining activity at Cobre Las Cruces mine, which entails the

analysis of the water flows involved in the activity within its territorial,

environmental, social, institutional and technological context.

The thesis concludes that WM shows the need and importance of contextualising the

water flows. However, we are conscious of the limitations of our proposition, partly

due to the possible difficulties derived from the current low quality of the data

necessary to study water flows of the economic process from this perspective. In our

opinion, we understand that this is not an obstacle in our progress towards the

development of conceptual and methodological knowledge to consider, more

complex, but indeed more real analysis that incorporates the contextualisation of the

water flows involved in the economics activities.

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5

Acrónimos

AV: Agua virtual

CHG: Confederación Hidrográfica del Guadalquivir

CLC: Cobre las Cruces

DMI*: Entradas materiales directas

EDAR: Estación depuradora de aguas residuales

HH: Huella hídrica

IFF**: Instituto de Ecología Social

IGME: Instituto Geológico y Minero de España

IMPS*: Entradas de material por unidad de servicio

LCA*: Análisis de ciclo de vida

MFA*: Contabilidad de flujos de materiales

MH: Metabolismo hídrico

MUSIASM*: Análisis multiescala del metabolismo social

NIES*: Instituto Nacional de Estudios Ambientales de Japón

OI: Osmosis Inversa

PIOT*: Tablas Input-Output físicas

SDR: Sistema drenaje reinyección

SFA*: Análisis de flujos de materiales

TDO*: Output interior total

TMR*: Requerimientos totales de materiales

WI*: Instituto Wuppertal

WRI*: Instituto de los Recursos Mundiales

*Las siglas se corresponden con su original en inglés, ya que la mayor parte de

bibliografía sobre el metabolismo social se encuentra en este idioma.

**Las siglas se corresponden con su original en alemán.

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6

Prefacio

Esta Tesis Doctoral se presenta para optar al título de Doctora con mención europea,

en el Departamento de Economía, Métodos Cuantitativos e Historia Económica de la

Universidad Pablo de Olavide de Sevilla; Programa de Doctorado en Ciencias

Ambientales, opción Economía Ecológica y Gestión Medioambiental.

Es el resultado de varios años de trabajo, y sin menoscabo de que se pueda acudir a

mi CV para profundizar en mi trayectoria académica, me gustaría dar algunas

pinceladas sobre la misma. El último año de mis estudios en la Licenciatura en

Ciencias Ambientales en la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla pude desplazarme

a la Facultad de Ciencias de la Universidad Autónoma de Barcelona para terminar la

carrera gracias al Sistema de Intercambio entre Centros Universitarios Españoles

(SICUE). Para la realización de mi proyecto fin de carrera tuve el honor de trabajar

bajo la dirección del Profesor Doctor Joan Martínez Alier en el análisis del caso de

minería a cielo abierto en Tambogrande, Perú. Esta investigación, que supuso dos

meses de trabajo de campo en Perú, la realicé conjuntamente con un grupo de

trabajo de excelente calidad profesional y humana y me permitió conocer a fondo los

conflictos asociados a la gestión del agua en esta actividad.

Este trabajo despertó en mí el interés por la investigación académica en el campo de

las ciencias ambientales. Tras la finalización de la licenciatura comencé los estudios

de Doctorado en Ciencias Ambientales, opción Economía Ecológica, de la Universidad

Autónoma de Barcelona, que me permitieron realizar la Tesina de Doctorado, sobre

la gestión de agua en la mina de cobre Las Cruces, bajo la supervisión del Profesor

Doctor Giuseppe Munda y la Profesora Doctora Esther Velázquez. Para desarrollar

esta investigación, efectué un análisis institucional e histórico mediante una

investigación sociológica con dos meses de trabajo de campo en la que realicé

análisis de datos secundarios, entrevistas exploratorias y observación directa.

Tras la obtención del Diploma de Estudios Avanzados en Fundamentos de Análisis

Económico en el 2008 por la Universidad Autónoma de Barcelona, me trasladé a

Sevilla para continuar mis estudios de Doctorado a la vez que asumía la secretaría de

la entonces Red de Economía Ecológica Española, hoy Asociación de Economía

Ecológica en España.

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7

Durante estos años he trabajado en diversos proyectos de investigación entre los que

es destacable el Proyecto Europeo- “Co-operative Research on Environmental

Problems in Europe –CREPE-1“, liderado por el Profesor Doctor Les Levidow, bajo la

dirección de la Profesora Doctora Esther Velázquez, para desarrollar el work package

“Water scarcity and its virtual export from Spain to the UK”. Este proyecto me

permitió comenzar el estudio sobre los indicadores de agua virtual y huella hídrica,

que es el punto de partida de la tesis aquí presentada.

El estudio de la gestión de agua, mediante los indicadores de agua virtual y huella

hídrica y el marco de análisis del metabolismo hídrico, es el núcleo de mi

investigación como doctoranda. Esta tesis la he realizado bajo la dirección de los

Profesores Doctores Esther Velázquez y Federico Aguilera.

Esta Tesis Doctoral se compone de tres artículos, que se corresponden con los

capítulos segundo, tercero y cuarto de la misma. El primero de ellos está publicado

en Water Resources Management2; el segundo está publicado, como primer paso,

como documento de trabajo de la Asociación de Economía Ecológica en España3, y en

proceso para su envío a una publicación internacional; y el tercero ha sido enviado

para su publicación en Ecological Economics4.

Estos trabajos han sido difundidos en los siguientes congresos nacionales e

internacionales: V, VI y VII Congreso de Gestión y Planificación de Agua (Faro,

Portugal, 2006, Vitoria 2008, Talavera de la Reina 2010) respectivamente; VIII

Congreso de la Sociedad Europea de Economía Ecológica (Ljubljana, Eslovenia, 2009);

XI Conferencia de la Sociedad Internacional de Economía Ecológica (Oldenburg,

Alemania, 2010); XII Jornadas de Economía Crítica (Zaragoza, 2010); I Congreso de la

Asociación de Economía Ecológica en España (Barcelona, 2011). Además, he

1 Proyecto Europeo- “Co-operative Research on Environmental Problems in Europe –CREPE-“. Commision of the European Communities. SP4-Capacities. Collaborative Project. Seventh Framework Programme. Duración: 2008-2010. 2 Velázquez, E., Madrid, C., Beltrán, M. J. (2010). “Rethinking the concepts of virtual water and water footprint in relation to the production-consumption binomial and the water-energy nexus”. Water Resources Management, 25 (2): 743-761. Factor de Impacto (2,201), en diciembre 2011. 3 Beltrán, M. J., Velázquez, E. (2011). Del metabolismo social al metabolismo hídrico. Documento de trabajo_01-2011 de la Asociación de Economía Ecológica en España. 4 Factor de Impacto (2,274), en diciembre 2011.

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8

publicado documentos de forma conjunta resultado del proyecto CREPE5, y un

artículo en la revista Ecología Política6.

Como complemento a mi formación académica, he realizado una estancia de

investigación de cinco meses en el London Water Research Group del King's College

London, bajo la supervisión del Profesor Doctor Tony Allan y he realizado varios

cursos sobre gestión de agua, entre los que cabe destacar el Advanced Short Course

on Methods and Tools for Scenario Building in Water Management, del proyecto

SCENES7 y el Advanced Course Economics for Water Ecosystem Services Management

del proyecto SCARCE-CONSOLIDER8.

Ha sido de especial interés para mi investigación el poder participar en las reuniones

del equipo del proyecto de I+D+I: “Transformaciones agrarias y cambios en el

paisaje, 1752-2008. Una contribución al estudio de la transición socioecológica en

Andalucía”, liderado por el Profesor Doctor Manuel González de Molina.

Para finalizar, desde 2010 tengo el placer y el honor de trabajar como profesora a

tiempo parcial en la Universidad Pablo de Olavide impartiendo docencia en la

Licenciatura de Ciencias Ambientales, llevando un grupo de la asignatura de

Economía del agua, y dirigiendo proyectos fin de carrera en la misma licenciatura.

5 Se pueden consultar en la web del proyecto: crepeweb.net. 6 Subías, T., Beltrán, M. J., Mérida, J., Moreno, M., Salas, I., Sánchez, A., Soler, M. y Parera, M. (2005). “El oro mata. El éxito de Tambogrande”. Ecología Política, 30: 95-116. 7 Proyecto Europeo-“Water Scenarios for Europe and for neighbouring states”- VI Programa Marco de la Unión europea Prioridad &.3 Desarrollo Sostenible, Cambio Global y Ecosistemas. Proyecto Integrado. Duración: 2006 – 2010. 8 Proyecto- “Evaluación y predicción de los efectos del cambio global en la cantidad y la calidad del agua en los ríos ibéricos”. Ministerio de Ciencia e Innovación. Consolider-Ingenio 2010 CSD2009-00065.

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9

Agradecimientos

Esta tesis es el fruto del trabajo académico de varios años. Pero no sólo es eso.

Durante estos años he tenido que hacer un trabajo personal para lidiar con la

incertidumbre y mantener la voluntad, la paciencia, y la calma.

Tengo mucho que agradecer ya que este trabajo no hubiera sido posible sin toda la

gente que me acompaña en esta vida.

A mis padres, por transmitirme sus valores, su apoyo incondicional, y su ternura. A mi

hermana Marian por estar siempre a mi lado, aunque veamos las cosas de formas

diferentes, aferrarnos siempre al cariño que nos une.

A mis directores de tesis, a Esther, mi amiga y mi mentora, por ser un regalo en esta

vida. A Federico por su confianza y su cariño.

A Pablo por acompañarme hasta casi el final, por su paciencia, su comprensión y su

amor.

A Laura, Julia, Tona, Judith, Mar, Tere, Annaïs, Alba, Itziar, Carla, Sara, Geral, Pep,

Vicenç, Xavi, Churri, por enseñarme a no competir, sino a potenciar las cosas buenas

de cada una. Por aparecer en mi vida y acompañarme en descubrir una Barcelona

diferente. Por enseñarme a vivir en el presente.

A toda la familia de Can Masdeu. A Eva y a Jony por su cariño y sus enseñanzas.

A Nacho por recordarme que esta era una carrera de fondo y por su disposición para

hacer la portada de este trabajo y el árbol del metabolismo. A Nicolás por ser mi

amigo para toda la vida.

A mis compañeros de la universidad, Alfredo, Miguel, Rafa, Jas, Antonio, Elena,

Sherman, por hacer del espacio de trabajo un lugar de apoyo, de cariño y de alegría.

A todas las personas que la vida me ha ido poniendo en el camino y que me han

acompañado en los últimos tiempos.

A Manolo González de Molina por su generosidad al dejarme participar en las

reuniones del equipo del proyecto de metabolismo.

A Isidoro Albarreal y Antonio Ramos, por su tiempo y por su empeño en no cesar de

cuidar algo que es de todos, el agua.

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10

Capítulo 1. Introducción

En este capítulo se presenta, en primer lugar, una introducción al trabajo que

plantea los problemas que hemos detectado y que nos han llevado a abordar esta

investigación junto con los objetivos y las preguntas de investigación que han guiado

el trabajo, justificando las aportaciones que en la tesis realizamos para avanzar en la

resolución de las cuestiones objeto de estudio. En segundo lugar, el estudio de los

flujos físicos del sistema económico y la gestión del agua desde el paradigma de la

economía ecológica son el marco teórico que ha sustentado el análisis. El marco

metodológico ha consistido en la revisión bibliográfica de los trabajos de AV y HH y

de los trabajos de metabolismo social, que han servido para plantear dos propuestas

metodológicas para la estimación de los indicadores de AV y HH y para el estudio del

metabolismo hídrico. La última parte de esta introducción corresponde a la

justificación del estudio de caso elegido, la mina de cobre Las Cruces, en el que

hemos tratado de aplicar una de las metodologías propuestas. Para finalizar, se

presenta la estructura del trabajo.

Esta tesis, como se ha comentado en el prefacio, esta compuesta por tres artículos,

en los que están reflejados el marco conceptual y metodológico expuesto

brevemente en este capítulo introductorio. Sin embargo, aún a riesgo de resultar

repetitivos, hemos querido estructurar la tesis de esta forma para clarificar y

facilitar al lector su contenido.

1.1 Planteamiento del problema. Preguntas de investigación y

objetivos

Esta tesis versa sobre la necesidad de reflexionar sobre cómo incorporar los flujos

hídricos en el estudio de los procesos económicos. De esta forma, los problemas que

detectamos desde el comienzo de la investigación han servido de “motor” para

plantear preguntas que consideramos relevantes y objetivos encaminados a tratar de

responder a esas preguntas, esperando con ello haber realizado un pequeño avance

en el conocimiento, como corresponde a una tesis doctoral.

El profesor Allan (2003), estudiando la gestión de los recursos hídricos en Israel, llegó

a la conclusión de que gracias a la importación de agua en forma de agua virtual (AV)

Page 17: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

11

una región con déficit hídrico, podía resolver sus problemas de escasez importando

productos para los que había hecho falta gran cantidad de agua, incrementando la

disponibilidad de este recurso en una cuantía igual a la cantidad de agua que tendría

que haberse utilizado en producir los bienes que importaba. Así, este concepto se

planteó como un indicador físico en términos de agua de la producción de un bien o

un servicio.

Sin embargo, esta importación de AV, siendo económicamente invisible y

políticamente silenciosa, estaba retardando la aplicación de políticas encaminadas a

la mejora de la gestión de agua en ese país. En otras palabras, lo que el profesor

Allan afirmaba era que gracias a la riqueza monetaria de un país estudiado, éste

podía permitirse acceder a una gran variedad de productos que localmente no

hubiera podido producir y que este acceso al agua en forma de AV, lejos de ser

valorado y hacer que se valoraran los escasos recursos hídricos del país, creaba una

situación de “ficticia abundancia” que retardaba medidas encaminadas a la

disminución del consumo de agua.

El AV es, desde su definición por el profesor Allan en 1993, un término teórico que

este autor utilizó para estudiar problemas de gestión de agua inicialmente en Oriente

Medio. Fueron Hoekstra y Hung (2002) los que, once años después de la definición del

AV, desarrollaron una metodología específica para cuantificar el concepto y lo

popularizaron, además de definir el concepto de huella hídrica (HH) como “el

volumen de agua necesaria para producir los bienes y servicios consumidos por los

habitantes de ese país…indicador del uso de agua en relación al consumo de la

población” (Chapagain y Hoekstra 2004, 11).

Desde ese primer trabajo de aproximación metodológica se ha avanzado en el

desarrollo de la metodología de la estimación del AV y la HH mediante una gran

cantidad de trabajos académicos que han trascendido al ámbito de la Administración

Pública, siendo utilizados estos indicadores en la planificación hídrica de España, así

como grandes corporaciones están requiriendo estudios de la HH de sus productos.

No obstante, remitiéndonos a la definición de AV y HH, el AV fue definido como un

indicador de agua desde la perspectiva de la producción y la HH, desde la

perspectiva del consumo. Esa diferencia, en la gran proliferación de trabajos

Page 18: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

12

académicos, o debido precisamente a ello, no aparece reflejada, siendo estos dos

términos utilizados como sinónimos en la mayor parte de las aplicaciones (Velázquez

et al. 2011). Esto supone, que en la mayoría de trabajos no se hace distinción entre

el requerimiento de agua para la producción y para el consumo de un producto.

En este sentido, las primeras preguntas de investigación que guiaron el segundo

capítulo de esta tesis fueron: ¿Por qué se ha producido esta confusión entre la HH y

el AV?, ¿qué implicaciones puede tener esta confusión?

Como hemos citado, estos conceptos se proponen como instrumentos de ayuda para

la toma de decisiones relativas a la gestión de agua, siendo numerosos los congresos

nacionales e internacionales que se organizan para avanzar en la investigación en

este campo. La Conferencia Internacional de Huella Hídrica celebrada en Madrid en

junio de 20099 convocó a numerosos expertos en la materia, así como a

representantes de administraciones y grandes corporaciones. En esta conferencia nos

llamó la atención la discrepancia entre los datos ofrecidos por un representante de

una conocida marca de bebida gaseosa de una multinacional y los presentados por

una organización no gubernamental. La justificación de dicha discrepancia era que la

empresa incluía únicamente la cantidad de agua necesaria para producir el producto

mientras que las estimaciones de la organización eran mucho más altas porque

habían incluido en la estimación de la HH no sólo el agua que había sido necesaria

para la producción de la bebida en sí, sino también para la comercialización y el

consumo del producto en cuestión. Esto es, unos hablaban, en nuestra opinión, de AV

y otros de HH.

La justificación del representante de la compañía de no incluir esos consumos de

agua era que ellos no eran responsables del gasto de agua de esa comercialización

del producto, ya que ellos no eran responsables de la demanda de los consumidores.

Esta interesante discusión nos hizo cuestionarnos la necesidad de definir

responsabilidades sobre el consumo de agua en la cadena de producción-consumo;

¿Por qué la HH podía ser utilizada desde esas dos perspectivas? ¿Iba encaminada la

HH a ser una metáfora que “muera de éxito”, en el sentido de que conceptualmente

van cargada de un significado que no se corresponde con las aplicaciones realizadas?

9 Instituto para la Sostenibilidad de los Recursos http://www.isrcer.org/. Fecha de consulta 12-12-2010.

Page 19: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

13

Partiendo de esta reflexión, el primer objetivo de nuestro trabajo, al que tratamos

de dar respuesta en el segundo capítulo, ha sido poner de manifiesto esta evidente

pero ignorada diferencia entre AV y HH mediante una profunda y pausada revisión

bibliográfica sobre las definiciones y aportaciones conceptuales, las metodologías

desarrolladas y las aplicaciones realizadas; y como segundo objetivo hemos realizado

una propuesta conceptual y metodológica que permite poner de relieve las

diferencias comentadas y que sirve para diferenciar a los agentes responsables del

consumo de agua (productores o consumidores), incidiendo en la relación entre el

consumo de agua en las zonas productoras de bienes (y sus implicaciones) y las zonas

consumidoras de dichos productos (habitualmente alejadas de los centros de

producción y ajena a los impactos producidos).

Aunque en esta tesis no hemos avanzado en la aplicación de la propuesta

metodológica que se plantea en el segundo capítulo, la revisión conceptual y

metodológica sobre los principales trabajos sobre AV y HH realizados hasta la fecha

nos ha llevado a la conclusión de que la mayor parte de las aplicaciones de la

metodología que desarrollaron Hoekstra y Hung (2002) se habían realizado, por un

lado, desde una óptica puramente contable de flujos hídricos del comercio de los

países y productos; y por otro, desde una contabilización del AV, denominándola (y

con ello popularizando) la HH, fomentando así la confusión comentada de ambos

conceptos.

El avance que supone la contabilización de flujos físicos (e hídricos) en los análisis

económicos es de enorme importancia, pero ante la reflexión que sobre los

indicadores de AV y HH habíamos realizado nos preguntamos: ¿Es suficiente

únicamente con cuantificar los flujos físicos para analizar los procesos económicos?

Un análisis más pausado nos hizo plantearnos una serie de preguntas que nos

parecieron importantes: ¿Es relevante la relación entre el lugar de producción y el

lugar de consumo de un producto desde el punto de vista del consumo de agua? ¿De

dónde proviene el agua para fabricarlo? ¿Qué impactos tiene el consumo de agua, en

una determinada zona, en el lugar de producción, posiblemente en una zona

diferente? ¿Cuáles son las instituciones, entendidas como “reglas de juego”, que

permiten ese consumo de agua?, entre otras.

Page 20: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

14

Estas cuestiones implicaban que para poder resolver esa polémica, de la misma

forma que el estrecho prisma de la contabilidad de flujos monetarios ignora las

relaciones entre el sistema económico y los demás sistemas, en este caso, mirando

sólo por el prisma de la contabilidad de flujos físicos (aunque es un gran avance para

la comprensión de la compleja realidad) tampoco se estaban teniendo en cuenta

estas interrelaciones sistémicas. Por ello creemos necesario poner de manifiesto que

en el estudio de los flujos físicos (e hídricos) que forman parte del sistema

económico se debe tener en cuenta las relaciones que existen entre los sistemas

ambiental, geográfico, institucional, tecnológico y social. Expresado en otras

palabras, entendemos fundamental contextualizar los flujos físicos (e hídricos).

Esta necesidad de contextualizar nos llevó a plantear, como marco de análisis, el

metabolismo hídrico de los procesos de producción-consumo que engloba la

imprescindible contextualización de las estimaciones hídricas, como a continuación

explicaremos. Ello lo hicimos partiendo, como no podía ser de otra forma, del

metabolismo social definido por Fischer-Kowaslki (1997).

De forma similar a lo que ha ocurrido con los indicadores de HH y AV, la gran

proliferación de trabajos abordando el estudio del metabolismo10 desde diversas

perspectivas ha sido notable y ello ha dado lugar, en nuestra opinión, a una confusión

entre lo que es y no es metabolismo.

De esta forma, nuestra primera pregunta de investigación en el tercer capítulo es:

¿Qué es metabolismo? Esta pregunta, en principio baladí, para nosotros es

fundamental para poder decidir con qué concepto de metabolismo íbamos a trabajar.

Para ello nos dispusimos a analizar, ordenar y estructurar las diferentes visiones del

concepto de metabolismo, siendo este el primer objetivo del tercer capítulo.

No obstante, en este trabajo de sistematización observamos que no existe un

consenso sobre con qué profundidad deben ser tratadas las cuantificaciones de flujos

físicos, y en este sentido nuestra segunda pregunta de investigación en el tercer

capítulo es ¿puede o debe ser incluida la contextualización de los flujos físicos (o en

nuestro caso, hídricos) en el estudio del metabolismo?

10 En este trabajo nos referimos al concepto de metabolismo aplicado a las ciencias sociales.

Page 21: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

15

El concepto de metabolismo social planteado por González de Molina y Toledo (2011)

propone ampliar el estudio del metabolismo analizando los procesos metabólicos no

sólo desde el punto de vista meramente físico (tangible) sino también analizando las

dimensiones intangibles que actúan de forma conjunta y dinámica a estos procesos;

lo que ellos denominan como flujos de información, subyacentes a los flujos físicos.

La incorporación de estos flujos de información responde a la necesidad que nosotros

planteamos de contextualizar los flujos físicos (hídricos).

Una vez determinado el concepto de metabolismo que vamos a utilizar nos

preguntamos: ¿Cómo se han analizado los flujos hídricos del proceso económico

desde el punto de vista metabólico? La respuesta era similar a como se habían

desarrollado los estudio de AV y HH; desde una óptica generalmente contable. A

partir de la identificación de esta situación, como principal objetivo del tercer

capítulo planteamos nuestra propuesta conceptual de metabolismo hídrico, que

engloba la contabilización de los flujos hídricos de una economía desde una

perspectiva sistémica incluyendo la contextualización de los mismos.

El cuarto capítulo se plantea con la idea de dar respuesta a ¿cómo aplicar

metodológicamente la propuesta teórica realizada? y con ello, ¿cómo poner en

práctica el concepto de metabolismo hídrico mediante la contextualización?

Para responder a estas preguntas, elegimos como estudio de caso la mina de cobre

Las Cruces (Sevilla) ya que, como se explicará en el capítulo correspondiente, este

proceso económico es excepcional en lo que a la gestión de agua se refiere. Así, el

objetivo principal del cuarto capítulo consiste en el análisis de los flujos hídricos de

la actividad minera Las Cruces mediante la aplicación metodológica de la propuesta

teórica de metabolismo hídrico. Para ello, los objetivos específicos que nos hemos

planteado son la aproximación al estudio de los flujos físicos de entrada y salida de

agua en la actividad minera de Las Cruces y el estudio de los flujos de información

que supone la contextualización de los mismos.

Pese a las limitaciones de datos que hemos encontrado y la dificultad de abordar en

su totalidad los problemas relacionados con la gestión de agua debido a su

complejidad (Aguilera, 2006), creemos necesario avanzar en la investigación

planteando preguntas que consideramos relevantes pues “la necesidad de

Page 22: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

16

información no es sinónimo de quedarse de brazos cruzados sin hacer nada hasta que

se completen todas las investigaciones necesarias. Se dispone de suficiente

información para justificar decisiones ambientales en casos específicos” (Kapp11,

1950, 81).

1.2 Marco conceptual y metodológico. Justificación del estudio

de caso

1.2.1 Marco conceptual

Comenzamos el marco teórico de nuestro trabajo, en primer lugar, definiendo la

noción de agua y de consumo de agua que vamos a utilizar en esta investigación. En

segundo lugar, nos hemos apoyado en los teóricos que argumentan la necesidad de

analizar la realidad física de los procesos económicos. En este sentido, hemos

trabajado en dos líneas de investigación que convergen en la propuesta teórica de

metabolismo hídrico de nuestro tercer capítulo: (1) el estudio de los flujos de agua

del sistema económico mediante los indicadores físicos de consumo de agua que son

el agua virtual y la huella hídrica, (2) el estudio de los flujos hídricos del proceso

económico desde el punto de vista metabólico.

Para facilitar la comprensión de los problemas relacionados con la gestión del agua

en toda actividad económica, entendemos el agua como un recurso que desempeña

múltiples y variadas funciones de tipo económico, social y ambiental, y no sólo como

un factor de producción, lo que en palabras de Aguilera (1991a), se define como

activo ecosocial. Desde esta perspectiva, es preciso tener en cuenta que cuando el

agua se usa como factor de producción, se afecta a sus parámetros en calidad y

cantidad. Estas alteraciones de sus parámetros pueden conducir al deterioro de una o

varias funciones que el agua podría desempeñar, haciendo más restrictivas sus

posibilidades de uso. Aguilera (2007) define esta situación como de competencia

entre funciones del agua y, según este autor, muestra claramente la

interdependencia entre las mismas, poniendo en evidencia que el ser humano no se

apropia de recursos, sino de ecosistemas. En este sentido, “estudiar la gestión del

11 Kapp, W. (1950). The social cost of private enterprise. Edición en castellano editada por Aguilera, F. (2006). Los costes sociales de la empresa privada. Ed. Los libros de la Catarata.

Page 23: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

17

agua implica estudiar la gestión del territorio y los usos que son compatibles con el

mantenimiento de las funciones ambientales” (Aguilera, 2007, 4).

El concepto de consumo de recursos hídricos que plantearon Ayres y Kneese (1974),

está relacionado con este planteamiento. Según Ayres y Kneese (1974), la ciencia

económica neoclásica, al considerar que la economía es un sistema cerrado, utiliza el

concepto de consumo final de bienes como si éstos, una vez consumidos,

desapareciesen en el vacío. El consumo final es, según estos autores, el consumo de

servicios que proporcionan esos bienes, en el sentido de que el bien que genera ese

servicio no desaparece tras su consumo, sino que “permanece su sustancia material

pudiéndose volver a utilizar o verterse de nuevo al medio ambiente (Ayres y Kneese

1974, 211). El consumo de agua, analizado desde esta perspectiva, pone de

relevancia que cualquier uso del recurso implica el consumo de los servicios que

proporciona el agua. Una vez consumido este servicio, el agua vuelve de nuevo al

medio (mediante evaporación, pérdida o excreción) o se vuelve a utilizar, pero a lo

largo de este proceso pueden verse afectadas en mayor o menor medida sus

funciones económicas, ambientales o sociales.

Analizar las interacciones entre los sistemas, imprescindible cuando se estudia el

agua, obliga a considerar los sistemas económicos como sistemas abiertos y

dinámicos y por ello Kapp (1950) y Aguilera y Alcántara (1994), entre otros, insisten

en que los indicadores monetarios son insuficientes a la hora de valorar los recursos

del medio ambiente, ya que necesitamos estudiar las interrelaciones entre lo social,

lo económico y lo biofísico o ambiental.

En este contexto, para estudiar las interdependencias biofísicas del sistema

económico, Fischer-Kowalski (1997), propuso el concepto de metabolismo social,

como analogía al metabolismo biológico, buscando la descripción y cuantificación de

los flujos de materia y energía que se intercambian entre los sistemas económico,

social, territorial, medioambiental, etc. Esta metodología abre nuevas posibilidades y

ofrece claves alternativas para entender la realidad que nos rodea. No obstante, para

que esta herramienta sea operativa se necesitan indicadores que reflejen el consumo

de materiales, de energía y de agua. Hay una amplia variedad de indicadores que nos

proporcionan información sobre los dos primeros y que han sido utilizados en los

análisis del metabolismo socioeconómico de diferentes países. Sin embargo, la

Page 24: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

18

mayoría de los estudios realizados hasta el momento no incluyen el consumo de agua

debido al carácter “desequilibrante” de este recurso12. Siendo esto cierto, no lo es

menos la necesidad de incorporar la dimensión “hídrica” de los procesos productivos

(Madrid y Velázquez 2008), más aún en regiones y países con problemas de escasez

de agua, ya sea física o social.

Como ya se ha comentado, para estudiar la incorporación de la dimensión hídrica de

los procesos económicos nos hemos centrado en primer lugar, en los indicadores de

AV y HH; y en segundo lugar, en el estudio de los flujos hídricos del proceso

económico desde el punto de vista metabólico.

El AV es, por su definición, un indicador que no sólo nos proporciona información

sobre los requerimientos de agua de la producción, sino que se puede utilizar para

analizar los flujos comerciales en términos de agua. Por otra parte, la HH es un

indicador definido desde la perspectiva del consumo por parte de una población

determinada de esos bienes y servicios.

Estos indicadores integrados en el contexto de análisis amplio que supone el doble

binomio producción-consumo & agua-energía nos muestran, por un lado, que hay una

producción (para la que hace falta utilizar agua) que es transformada y transportada

hasta que llega al consumidor por lo que los procesos de transformación,

comercialización y transporte adquieren una importancia a considerar. Asimismo, el

agua y la energía son dos recursos que, tradicionalmente, se han gestionado de forma

independiente, aunque son absolutamente indisociables, más aún si entra en juego el

transporte de bienes.

Sin embargo, los trabajos realizados sobre el la función de los flujos de agua en el

sistema económico mediante los indicadores de AV y la HH, no se proponen desde la

óptica del binomio producción-consumo (menos aún desde el doble binomio

producción-consumo & agua-energía), aunque existen autores que plantean la

utilización de estos indicadores en análisis más amplios dentro de la metodología de

Análisis de Ciclo de Vida (Ridoutt y Pfister, 2010). Desde el punto de vista

12 La cantidad de agua utilizada en cualquier proceso es muy superior a la cantidad utilizada de cualquier otro material (“el consumo de agua puede superar en 20 veces la suma total del resto de materiales excluido el oxígeno” –Carpintero 2005, 132-), distorsionando el análisis si se incluye y se analiza conjuntamente con el resto de materiales.

Page 25: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

19

metodológico, el concepto de huella hídrica, al haberse originado y desarrollado

como una herramienta puramente contable y desde una perspectiva no metabólica

en la mayor parte de trabajos realizados hasta la fecha, la lógica contable prevalece

aunque se denota una evolución en algunas aplicaciones actuales.

Desde el análisis del metabolismo socioeconómico, el estudio de los flujos hídricos

del proceso económico ha sido excluido de la mayor parte de trabajos debido al

carácter desequilibrante en términos cuantitativos del recurso, sumado a las

carencias en la información estadística que existe sobre el agua, y al hecho de que

las escalas de estudio apropiadas para los recursos hídricos y los materiales difieren

(Madrid y Velázquez, 2008). Asimismo, en los estudios que analizan los flujos de agua

que son usados y transformados por un sistema económico desde la perspectiva

metabólica, el papel del agua se aborda, en la mayor parte de trabajos, desde la

óptica del metabolismo puramente contable.

Esto puede ser debido a que, como instrumento analítico, el metabolismo está

considerado, por la mayor parte de las escuelas que han desarrollado trabajos en

este campo, como una metodología de cuantificación de flujos físicos que provee de

información importante y necesaria para el análisis de la sostenibilidad, en base a la

cual la economía ecológica, la ecología política y la economía institucional, entre

otras, interpretan, analizan y contextualizan esa información física. No obstante,

determinadas aplicaciones del metabolismo se centran en cuantificar los flujos físicos

mediante indicadores, sin hacer análisis de las implicaciones políticas de esos flujos,

lo que les lleva a conclusiones que pueden ser, en cierto modo, mal interpretadas o

utilizadas para defender ideas que poco tienen que ver con la economía ecológica.

Existen otros trabajos que, sin entrar de lleno en la contextualización política y

social de los flujos físicos, adelantan el porqué de esos flujos, haciendo análisis

históricos y políticos que inciden en la importancia de la contextualización de los

flujos físicos.

Destacamos de entre estos trabajos el de González de Molina y Toledo (2011), que

proponen un concepto de metabolismo que se centra en el estudio del proceso

metabólico, no sólo como un fenómeno meramente físico, sino considerando que

existe una parte intangible de la sociedad operando como un “armazón” para los

procesos materiales del metabolismo. De esta forma, los procesos metabólicos

Page 26: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

20

(apropiación, circulación, transformación, consumo y excreción), que denominan

“caja negra del metabolismo”, conforman la parte material (tangible) de un todo y

su contraparte o sistema social “contenedora”, está formada por las dimensiones

cognitivas, simbólicas, institucional, jurídica y tecnológica que actúan de manera

conjunta y de forma dinámica y compleja.

A partir de este concepto de metabolismo, planteamos una propuesta de marco de

análisis que englobe el análisis de los flujos hídricos del sistema económico

trascendiendo la óptica puramente contable del estudio del agua, desde una

perspectiva metabólica, e incluyendo el indicador de AV.

Así, el metabolismo hídrico (MH) propuesto por Beltrán y Velázquez (2011) se define

como un marco de análisis que cuantifica los flujos hídricos de la economía y refleja

la dimensión social, ambiental, tecnológica, geográfica e institucional que

corresponde a la parte intangible del metabolismo, inseparable de la parte tangible.

Si, como hemos expuesto anteriormente, entendemos que el metabolismo estudia las

relaciones entre el sistema social, ambiental, económico, etc., proponemos que éste

sea insertado en un contexto institucional y cultural del que es interdependiente.

Nuestro análisis del metabolismo hídrico parte entonces de las interacciones y de la

compatibilidad o no que existe entre la economía y la ecología o entre el sistema

ambiental y el sistema económico y social, y de las implicaciones, de carácter

multidimensional, que derivan de esas interacciones (Aguilera, et al. 2000).

1.2.2 Marco metodológico

La metodología que hemos utilizado en el segundo capítulo para poner de manifiesto

las diferencias entre AV y HH ha sido, en primer lugar, la revisión bibliográfica sobre

las definiciones y aportaciones conceptuales, las metodologías desarrolladas y las

aplicaciones realizadas que sobre estos conceptos se han realizado hasta la fecha. En

segundo lugar, para introducir la diferencia conceptual en las estimaciones de AV y

HH nos hemos centrado únicamente en la fase de producción-consumo, en la que el

AV del proceso de distribución sería el agua que se requiere en el transporte del

producto desde el lugar de producción hasta el lugar de consumo. Así, la HH tendría

dos componentes. El primero sería el AV de la generación del producto, compuesta

por el AV del proceso de producción y el AV del proceso de transformación. El

Page 27: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

21

segundo componente de la HH sería el AV del transporte, que estaría compuesta por

el AV del transporte desde el lugar de producción hasta el lugar de transformación, y

el AV desde el lugar de transformación hasta el lugar de consumo.

De esta manera, la HH se definiría como la suma del AV de los diferentes procesos,

incluyendo el transporte y la energía requerida, quedando así integrado el doble

binomio producción-consumo & agua-energía en el análisis de la gestión del agua

desde la perspectiva hídrica y territorial.

La metodología que hemos utilizado en el tercer capítulo ha sido en primer lugar,

una revisión bibliográfica que nos ha servido para analizar, ordenar y estructurar, los

diversos enfoques que hay del metabolismo social para incidir en las diferencias

conceptuales que se denotan de las principales aplicaciones y las críticas que se han

realizado desde los teóricos que trabajan en esta disciplina. De esta forma hemos

determinado el concepto de metabolismo que nos ha servido para plantear nuestra

propuesta conceptual de metabolismo hídrico.

En segundo lugar, nuestra propuesta teórica de metabolismo hídrico analiza el

proceso de producción-consumo que se encuentra inserto en el sistema social y

ambiental e incluye el estudio de los procesos metabólicos, extracción, circulación,

apropiación, transformación y consumo (González de Molina y Toledo, 2011). Cada

fase del proceso tiene su propio metabolismo hídrico, esto es, tiene entradas y

salidas de agua, en forma real y virtual. A su vez, una vez que el agua es extraída del

ecosistema, se producen, en las diferentes fases, salidas de agua en forma de

pérdidas, evaporación, excreción o agua virtual, en su caso.

En el cuarto capítulo, para realizar la aplicación metodológica de la propuesta

teórica de metabolismo hídrico para los procesos de producción-consumo hemos

analizado las fases de extracción y transformación de cobre de la industria minera

Las Cruces. Paralelamente hemos definido los flujos hídricos de esta actividad

económica, estudiando la extracción, transformación y excreción de agua que

conlleva. Para poner en práctica el estudio del contexto hemos estudiado los

sistemas socioeconómico, tecno-institucional y geográfico-ambiental del caso.

Finalmente, hemos analizado los flujos hídricos en función de la contextualización, lo

que nos permite explicar las fuerzas subyacentes a esos flujos hídricos.

Page 28: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

22

Por lo tanto, mediante esta metodología, no sólo llevamos a cabo una descripción del

proyecto minero desde la perspectiva de la gestión del agua sino que, al mismo

tiempo, estamos estudiando el contexto que condiciona esa gestión de agua,

analizando el porqué de esos flujos y sus impactos.

1.2.3 Justificación del estudio de caso

Desde el punto de vista físico, la minería es una actividad que involucra trasladar y

procesar cantidades masivas de roca y en el caso de la minería de cobre, más del 95%

de la roca original se convierte en residuo (Moran, 2003). A esta diferencia entre el

producto comercial obtenido y el movimiento de materiales para conseguirlo, se le

suma en el caso de sustancias como el oro y el cobre, que su obtención y beneficio

conlleva un manejo masivo de agua, energía y contaminación (Naredo, 2006).

En el caso del agua, las actividades relacionadas con la extracción y beneficio de los

metales afectan a los recursos hídricos en cantidad y en calidad. En cuestión de

cantidad para estos procesos se necesita elevados volúmenes de agua; y en cuestión

de calidad, en los procesos mineros se generan gran cantidad de aguas ácidas13, que

son altamente contaminantes (Urkidi, 2010).

El proyecto minero Cobre las Cruces (Sevilla, España), supone la explotación de cobre

a cielo abierto en activo de mayor envergadura en Europa. Este yacimiento es

especial por su localización, bajo un acuífero, lo que hace que sea extremadamente

sensible a la gestión de agua

En el estudio de la gestión del agua de la mina Las Cruces mediante el MH,

entendemos que el agua es un activo ecosocial y que el consumo final del agua en

esta industria genera agua con diferentes calidades o cantidades por lo que la

competencia entre funciones del agua puede conducir a la degradación de una o

varias de las mismas, generando con ello costes sociales (Kapp, 1950). El estudio del

13 En las explotaciones de carbón, sulfuros metálicos (el caso de la mina de cobre Las Cruces) o uranio se produce la contaminación conocida como drenaje ácido de minas, que es a nivel mundial una de las primeras causas de degradación de los recursos hídricos (Sarmiento, et al. 2007). Esta contaminación química del agua se produce por la disolución de determinados componentes de rocas que están expuestas a la meteorización por el oxígeno y el agua, produciéndose un lixiviado muy tóxico. Los vertidos de aguas ácidas degradan los ecosistemas al convertir en corrosiva el agua por el aumento de la concentración de metales, muchos de ellos, metales pesados (elementos químicos que poseen un peso atómico comprendido entre 63,55 (Cu: cobre) y 200,59 (Hg: mercurio) (Oyarzun e Higueras, 2007).

Page 29: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

23

MH de la mina Las Cruces significa, para nosotros, tener la capacidad de comprender

las interacciones entre este proceso de tipo socioeconómico –entendido como un

proceso de producción-consumo inserto en un contexto tecno-institucional concreto-

y los procesos geográficos ambientales en relación con la gestión del agua.

1.3 Estructura del trabajo

Tras esta introducción, los capítulos segundo, tercero y cuarto responden a los

objetivos de nuestro estudio y a los tres artículos comentados en el prefacio. En el

capítulo segundo “Repensando los conceptos de agua virtual y huella hídrica. Una

propuesta desde el doble binomio producción-consumo & agua-energía” se pone de

manifiesto la diferencia entre AV y HH y se plantea la propuesta que permite poner

de relieve esta diferencia. El capítulo tercero, “Del metabolismo social al

metabolismo hídrico” responde al objetivo de sistematizar la diferentes visiones del

concepto de metabolismo y, a partir de ahí, proponer la definición de MH. En el

cuarto capítulo “El metabolismo hídrico de la mina de cobre Las Cruces. Una

aproximación conceptual”, se realiza la aplicación metodológica de la propuesta de

MH. En el capítulo quinto se presentan las conclusiones de la tesis, futuras líneas de

investigación y reflexiones finales derivadas del estudio.

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24

Capítulo 2. Repensando los conceptos de Agua Virtual y

Huella Hídrica. Una propuesta desde el doble binomio

producción-consumo & agua-energía

“La conclusión es que sabemos muy poco y sin embargo es asombroso lo mucho que conocemos. Y más asombroso todavía que un conocimiento tan pequeño pueda dar tanto poder".

Bertrand Russell

2.1 Introducción

El Agua Virtual (AV) y la Huella Hídrica (HH) son dos conceptos relativamente

novedosos aunque hace ya casi quince años que se definió el primero y casi seis el

segundo. Sin embargo, a pesar de la “juventud” académica de estas ideas, se ha

desarrollado un elevado número de trabajos desde aquel primer congreso on-line de

agua virtual14 que han permitido analizar los procesos de producción y de consumo,

así como los flujos comerciales, en términos de agua. El AV se definió como un

indicador físico de la cantidad de agua necesaria para producir bienes y servicios; y

la HH como la cantidad de agua necesaria para producir bienes y servicios que serán

consumidos por un país o individuo. Así el AV se consolida como un indicador desde la

perspectiva de la producción y la HH desde la perspectiva del consumo. Esta

diferencia entre el AV y HH es de interés ya que ofrece dos indicadores definidos

desde perspectivas diferentes lo que permitiría identificar los sujetos responsables

del consumo de agua, productores o consumidores, poniendo de manifiesto un

potencial importante a la hora de definir políticas de gestión de agua.

No obstante, hemos detectado que, a pesar de la evidente diferencia entre los

conceptos estudiados y la proliferación de trabajos académicos, o precisamente

debido a ello, podría existir una confusión en torno a ambos conceptos debido a la

utilización de los mismos como sinónimos, perdiéndose así parte del potencial que

conlleva la diferenciación mencionada. Esta confusión “conceptual” sería de menor

importancia si quedara únicamente ahí, esto es, en una reflexión académica sin

14 En el 3th World Water Forum (2003) se dedicó una sesión al AV y dada la relevancia que alcanzó se decidió organizar un congreso virtual sobre agua virtual que se puede considerar la primera reunión de envergadura que reunió a más de 300 participantes. La síntesis de este congreso se puede consultar en http://www.waterfootprint.org/Reports/virtual_water_final_synthesis.pdf.

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25

ambición de ser trasladada a la toma de decisiones. Pero es tal el auge que estos

conceptos están adquiriendo que tanto administraciones públicas15 como grandes

corporaciones16 (Danone, Nike, Levis Strauss, Coca-Cola, etc.) han decidido explorar

la posibilidad de incluirlos para apoyar las diferentes alternativas en sus respectivas

toma de decisiones.

Detectada esta confusión conceptual, creemos necesario reflexionar sobre estos

conceptos, sus potencialidades y limitaciones, sus diferencias y similitudes.

Entendemos imprescindible definir con precisión cada indicador y sus respectivas

metodologías de estimación para poder aplicarlas con rigor en la toma de decisiones.

Así, el objetivo de este capítulo es doble. En primer lugar, tratamos de poner de

manifiesto la evidente pero ignorada diferencia entre AV y HH mediante una

profunda y pausada revisión bibliográfica sobre las definiciones y aportaciones

conceptuales, las metodologías desarrolladas y las aplicaciones realizadas. En

segundo lugar, realizamos una propuesta conceptual y metodológica con el objetivo

de incorporar esta diferencia entre ambos conceptos y lo hacemos ampliando el

contexto de análisis integrando el doble binomio producción-consumo & agua-

energía.

El capítulo se estructura de la siguiente manera. Tras esta breve introducción, en el

siguiente epígrafe analizamos el estado de la cuestión, detallando las definiciones de

los diferentes conceptos estudiados, las metodologías propuestas y las aplicaciones

resultantes. De esta revisión se deduce la evidente e ignorada diferencia entre AV y

HH que planteamos abiertamente en el epígrafe tercero. En el cuarto apartado

planteamos las bases conceptuales de la propuesta conceptual y metodológica que

ofrecemos en el quinto y penúltimo epígrafe, profundizando en las implicaciones que

podría tener en el comercio. Finalizamos con un apartado de conclusiones y

reflexiones.

15 El Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino del Gobierno de España ha incluido en la ORDEN ARM/2656/2008, de 10 de septiembre, por la que se aprueba la instrucción de planificación hidrológica, la obligatoriedad de incluir la HH de las cuencas hidrográficas en los Planes de Cuenca.

16 Así se puede ver en la Cumbre de Huella Hídrica celebrada en Londres en mayo de 2009, denominada Corporate water footprints, en la que intervienen grandes corporaciones (http://www.waterfootprint.org/Reports/various/CorporateWaterFootprinting-ManagingWaterResources-London-May09.pdf) o en la que se celebró en EEUU en febrero del mismo año (http://www.water-footprint-usa.com).

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26

2.2 Estado de la cuestión

En este apartado tratamos de hacer un repaso breve pero exhaustivo17 de la

literatura existente para definir con claridad cada uno de los conceptos que han ido

apareciendo así como las metodologías de estimación que se han desarrollado y las

aplicaciones que de ellas se han derivado con el objetivo de detectar las posibles

confusiones que de ellas se pudieran deducir.

2.2.1 Concepto de Agua Virtual (AV), Huella Hídrica (HH) y conceptos

asociados

El concepto de Agua Virtual fue definido por primera vez por el profesor Allan a

principios de la década de los noventa (1993, 1994) como el agua “contenida” en un

producto, entendiendo por tal, no únicamente la cantidad física contenida en el

mismo, sino la cantidad de agua que ha sido necesaria utilizar para generar dicho

producto. Así definida, el AV se configuraba como indicador físico en términos de

agua de la producción de un bien o servicio. Aunque revolucionario aparentemente,

si lo aplicamos únicamente sobre los productos agrícolas no es más que el concepto

de requerimientos hídricos de un cultivo que los agrónomos vienen utilizando desde

hace años. No obstante, la potencialidad del concepto viene de la mano de dos

factores: 1) por un lado, el AV nos proporciona información de los requerimientos de

agua, no únicamente de los productos agrícolas, sino también del resto de bienes y

servicios; esto es, el AV puede aplicarse tanto a bienes y productos agrícolas y

ganaderos (así, se puede hablar de la cantidad de agua, en unidades físicas, que hay

que utilizar para producir un kilo de trigo o un kilo de carne de ternera), de bienes

industriales (cantidad de agua necesaria para producir un coche), incluso para

estimar el agua utilizada en la prestación de un servicio (por ejemplo, en el turismo).

2) Por otro lado, el AV alcanza todo su potencial cuando se la relaciona con el

comercio, facilitando información de los flujos de AV entre países o regiones. Así, se

puede hablar del agua virtual exportada y el agua virtual importada a través del agua

“contenida” en los productos comercializados. Ya Fishelson (1989) concluía que no

resultaba muy inteligente exportar bienes para cuya producción había sido necesario

consumir grandes cantidades de agua en aquellos países con problemas de escasez

17 Aunque dada la proliferación de literatura al respecto no será completo.

Page 33: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

27

hídrica. De esta manera, el AV se va configurando como un indicador que no sólo nos

proporciona información sobre los requerimientos de agua de la producción, sino que

se podría utilizar para analizar los flujos comerciales en términos de agua.

Bajo este planteamiento, se podría entender el AV como un instrumento de la

llamada política de oferta de agua, esto es, un instrumento que nos permite

incrementar los recursos hídricos (la oferta) en un momento determinado en una

región concreta. En efecto, si importamos productos de una región con abundancia

de agua a otra con escasez, podríamos afirmar que estamos incrementando los

recursos en la región con escasez de agua; estaríamos hablando de “trasvases”

virtuales de agua que incrementan la disponibilidad del recurso18 sin necesidad de

grandes obras hidráulicas. Según Allan (2003), el agua ha estado disponible en el

mercado internacional en forma de AV pero, al mismo tiempo, el impacto del sistema

global ha sido negativo ya que dicha disponibilidad de agua en forma virtual ha

interferido en muchos casos en la mejora de la gestión del agua. Por otro lado,

también se puede entender el AV como un indicador de la “demanda19 de agua”

(Velázquez, 2008) ya que se puede utilizar para aliviar la presión ejercida sobre los

recursos hídricos en regiones con escasez (Hoekstra, 2003).

A nuestro entender, hay que reconocerle al profesor Allan la “paternidad” del

concepto de Agua Virtual, como así fue reconocido en el año 2008 al recibir el

Premio Estocolmo de agua. Por otro lado, hay que reconocerle a Hoekstra (2003) el

desarrollo de la metodología que permitió cuantificar el concepto. Así, en este

intento por cuantificar el AV, Hoekstra define un nuevo concepto, la Huella Hídrica

(HH) de un país (o individuo) como “el volumen de agua necesaria para producir los

bienes y servicios consumidos por los habitantes de ese país” y lo define como un

“indicador del uso de agua en relación al consumo de la población” (Chapagain y

Hoekstra 2004, 11). De esta forma, al concepto de AV, indicador definido desde la

18 Un país que importa productos está incrementando la disponibilidad de agua en su país en una cuantía igual a la cantidad de agua que tendría que haber utilizado en producir los bienes que importa. Como esta cantidad de agua no la utiliza en producir dichos bienes porque son importados, esa agua está disponible para otros usos.

19 Coloquialmente se habla de “demanda de agua” cuando en realidad se está hablando de consumo o de uso del recurso. Por demanda, en el más estricto sentido económico, se entiende la cantidad de un bien o servicio requerido a un precio fijado por el mercado. Desde el momento que el agua, en principio, no tiene un mercado y no tiene un precio, no podemos hablar de demanda de agua, ni de política de demanda, entendiendo, pues, más riguroso hablar de requerimientos hídricos.

Page 34: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

28

perspectiva de la producción de bienes y servicios, se le une un nuevo indicador, la

HH, definido desde la perspectiva del consumo por parte de una población

determinada de esos bienes y servicios.

Esta diferencia entre el AV y la HH es de interés ya que, además de otras

consideraciones en las que entraremos en profundidad en el apartado de la propuesta

metodológica, tenemos dos indicadores definidos desde dos perspectivas diferentes

lo que permite identificar los sujetos responsables del consumo de agua, productores

o consumidores. Así pues la evidente diferencia entre AV y HH pone de manifiesto un

potencial importante a la hora de definir políticas de gestión de agua al permitir

determinar los sujetos responsables del consumo de agua.

Asociado a estos conceptos se han definido otros para precisar diferentes tipos de

agua contenida en los bienes y servicios producidos o consumidos. Así, se aplica al AV

(y a la HH) la conceptualización del agua en función de su procedencia realizada por

Savenije (1998), agua azul y agua verde20. La primera aplicación de estos conceptos

al AV la realizaron Hoekstra y Hung (2002) y fueron seguidos por varios estudios,

entre los que destacan Chapagain et al. (2006a) y Aldaya et al. (2008). En este último

trabajo se propone un método para diferenciar el agua azul de la verde utilizando

algunas opciones que ofrece la metodología tradicional de la demanda específica de

agua aplicada a los cultivos (que a continuación describiremos). A la diferenciación

realizada sobre los colores del agua se le unió la denominada agua gris para

denominar el agua residual contaminada derivada de los procesos de producción y

consumo (Hoekstra y Chapagain, 2008). Por el momento, la mejor aproximación

disponible es la que estima el volumen de agua gris como el volumen de agua que es

necesaria para diluir el grado de contaminación del agua empleada.

Aunque en la literatura mencionada se habla de los colores del AV y de la HH, tiene

mucho más sentido hablar de los colores del AV que de los colores de la HH, pues es

en el proceso de “producción” en el que se utiliza agua de diferentes procedencias;

aunque también es cierto que esta diferencia en los colores del agua en la

producción se traslada al consumo. No obstante, es el productor, más que el

consumidor, el que tiene una mayor responsabilidad sobre el tipo de agua que utiliza

pues el consumidor no puede decidir la procedencia del agua utilizada en la

20 Se entiende por agua azul el agua de ríos y acuíferos y por agua verde el agua contenida en el suelo.

Page 35: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

29

producción de los bienes y servicios que consume. Sin embargo, como se deduce de

la literatura revisada, los colores del agua se aplican tanto al AV como a la HH.

Hay otra importante diferenciación conceptual realizada por Hoekstra (2003) entre

AV teórica y AV real. Ésta relaciona el agua con el comercio para definir el AV,

dándole un valor añadido al concepto de requerimientos hídricos. En efecto, por

agua real se entiende el agua que ha hecho falta utilizar para generar un bien (o

servicio) concreto en una zona geográfica determinada. Por el contrario, el agua

teórica es el agua que se habría utilizado en una determinada zona para producir un

bien (o servicio) si se produjera en dicha zona, en lugar de importarlo. Hay que

resaltar la importancia de ligar la gestión del agua al territorio en este sentido ya

que no es lo mismo la cantidad de agua requerida por un bien agrícola o ganadero

producido en una zona con limitaciones hídricas que en otra con abundancia del

recurso. En este sentido, se pone de manifiesto la relación existente entre AV real &

teórica y los colores del agua, explicados anteriormente. Esta diferenciación es

importante para la propuesta metodológica que realizamos más adelante.

2.2.2 Metodología de estimación del AV y de la HH

Es importante resaltar el salto temporal entre la definición del concepto de AV y la

primera aproximación metodológica realizada por Hoekstra y Hung (2002) que no se

realizará hasta once años después de definido el concepto. La metodología

desarrollada por estos autores se basa en la demanda específica de agua (SWD, en

sus siglas inglesas –specific water demand-) y se aplicó inicialmente a productos

agrícolas, tanto a nivel internacional, nacional y regional21. Según este método, la

cantidad de agua empleada en la producción de un determinado cultivo dependerá

de los parámetros climáticos, del tipo de suelo y de la especie de cultivo en cuestión.

Estos parámetros permiten estimar los requerimientos de agua de cada cultivo (CWR,

21 Los trabajos de referencia son los de Chapagain y Hoekstra, (2003a, 2004) y los de Hoekstra y Hung (2005). Además de éstos, destacan los de Kumar y Singh, 2005; Chapagain et al. 2006a; Hoekstra y Chapagain 2007a, 2008; Velázquez, 2007; Madrid and Velázquez 2008; Aldaya et al. 2008; Chapagain y Hoekstra 2008; Rodríguez et al. 2008; Liu and Savenije 2008; Novo et al. 2009; Dabrowski et al. 2009, entre otros. Dentro de este gran abanico que supone el estudio de productos agrícolas son también destacables los trabajos realizados sobre el té (Chapagain y Hoekstra 2003b) y sobre el café (Chapagain y Hoekstra 2003c); del algodón y productos derivados (Chapagain et al. 2006b), del maíz (Dabrowski et al. 2008) y del tomate (Madrid 2004; Chapagain y Orr, 2009). Por otro lado, hay que destacar los recientes trabajos que relacionan los cultivos agrícolas con la producción de biocombustibles (Gerbens-Leenes et al. 2008a; Galán y Velázquez 2010) y los que centran su objeto en el estudio de la energía procedente de la biomasa (Gerbens-Leenes et al. 2008b).

Page 36: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

30

en sus siglas inglesas –Crop Water Requirement-) –expresado en metros cúbicos por

hectáreas22. Aquí queda reflejada la importancia de realizar una gestión del agua

integrada en el territorio ya que los datos climáticos varían en función de la

localización del cultivo y del momento temporal en el que se realiza. Conociendo el

rendimiento de cada cultivo –expresado en toneladas por hectárea- se estima la

demanda específica de agua de cada cultivo (SWD) –expresada en metros cúbicos por

tonelada producida-; multiplicando la SWD por los datos de comercio –expresados en

toneladas-, obtendremos finalmente el agua virtual exportada o importada.

Esta metodología se extendió y se adaptó para estimar flujos de AV asociados al

comercio de productos ganaderos23. Así, se estima la SWD asociada que ahora es el

contenido de agua del animal al final de su vida (teniendo en cuenta el agua virtual

contenida en la comida del animal, el agua que bebe y la necesaria para su

mantenimiento) multiplicado por el número de animales comercializados y

transportados. Estas estimaciones se han ido haciendo cada vez más complejas; así

por ejemplo, en el estudio anterior para estimar el AV de la comida del animal se

tiene en cuenta, además del agua de riego necesaria para generar el alimento del

animal, el agua necesaria para procesarlo. Comienza aquí la consideración de la idea

de Análisis del Ciclo de Vida (LCA en sus siglas inglesas –Life Cicle Analysis) en las

estimaciones de agua contenida en los productos, si bien aún no se ha desarrollado

por completo. Otros autores (Chapagain y Orr 2008) creen complementariamente que

es el LCA el que puede beneficiarse de la inclusión de los flujos de Agua Virtual en el

análisis.

Además de la metodología basada en la estimación del AV a través del SWD, hay

estudios que utilizan metodologías derivadas de otros campos como la Economía o la

Geografía. Desde la Economía, son destacables los trabajos que utilizan los modelos

de equilibrio parcial para estimar los requerimientos físicos de agua, incorporando

como novedad la consideración de los nutrientes como inputs de la producción 22 Para estimar CWR se utilizaba inicialmente el programa CropWat desarrollado por la FAO (http://www.fao.org/nr/water/infores_databases_cropwat.html). Actualmente, la FAO ha desarrollado otro programa más actualizado – AQUACROP- (http://www.fao.org/nr/water/aquacrop.html). Hay autores (Madrid, 2007) que han utilizado datos de CWR estimados previamente con métodos procedentes de la Ingeniería Agrícola y otros (Madrid and Velázquez 2008) que utilizan programas desarrollados expresamente para determinadas regiones (por ejemplo, el programa de riegos desarrollado por la Junta de Andalucía. Mejora del Uso y Gestión del Agua de Riego. Aplicación Informática para la programación de Riegos. Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa. Consejería de Agricultura y Pesca, 2007).

23 Chapagain y Hoekstra 2003a, 2008; Hoekstra y Chapagain, 2008; Liu y Savenije, 2008, entre otros.

Page 37: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

31

(Galloway, 2007). También desde la Economía, destaca la estimación que realizan

diferentes autores utilizando un Modelo Input-Output físico para estimar los flujos de

exportación e importación de agua de la economía (Dietzenbacher y Velázquez 2007;

Guan y Hubacek 2007; Zaho et al. 2009; Wang et al. 2009). Las tablas IO físicas

tienen algunas limitaciones derivadas de las propias limitaciones de los modelos

Input-Ouptut pero, a pesar de ello, son un potente instrumento para la estimación de

flujos de AV sin tener que recurrir a la estimación de SWD, que en muchos casos (y

escalas) puede ser problemático, como veremos más adelante. Más limitaciones

presentan los estudios que emplean los modelos de equilibrio general para estimar

los flujos de AV pero que también han empezado a desarrollarse (Berritella et al.

2007).

Por otro lado, desde la Geografía es interesante el trabajo de Islam et al. (2007) en

el que tienen en cuenta la variable geográfica y la representan en un modelo Grid, si

bien recurren a consumos unitarios. Resaltando también la dimensión geográfica, Van

Oel et al. (2008) proponen un estudio de los impactos que los flujos de AV causan

sobre diferentes cuencas hidrográficas desarrollando un modelo GIS de aridez y flujos

de exportación de AV.

Como hemos comentado, las diferentes metodologías desarrolladas para estimar los

flujos comerciales de AV se han centrado, fundamentalmente, en el sector primario.

Sin embargo, la metodología empleada para la estimación de productos industriales

muestra un claro cambio de paradigma (Chapagain y Orr, 2008). Dada la dificultad de

estimar el requerimiento unitario a una escala global (por el volumen de información

que ello requeriría), la metodología empleada hasta el momento se basa en definir

un coeficiente relativo de consumo de agua (expresado en m3/€), multiplicado por el

precio de venta de los bienes industriales comercializados. Aunque la forma de

estimar los coeficientes puede variar, la tónica general es la misma dada la

imposibilidad de atribuir un consumo de agua específico a diferentes productos

dentro de una misma fábrica, ya que generalmente sólo se conoce el consumo de

agua total de la fábrica (Chapagain y Hoekstra, 2008).

Page 38: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

32

Además de estas metodologías (a partir de la SWD, y las extensiones desde la

Economía y la Geografía) se han desarrollado diferentes formas de aproximación24 al

concepto de AV pero sigue siendo la desarrollada por Hoekstra y Hung la más

utilizada hasta la fecha.

Por lo que respecta a la HH, Hoekstra y Chapagain (2008) diferencian dos métodos de

estimación de la HH de un país. El primero consiste en estimar el agua contenida en

los bienes que consumen los hogares y por agregación llegar a estimar la HH total del

país analizado. Esta es la metodología denominada Bottom-Up. Por otro lado

proponen la estimación de la HH mediante el análisis del comercio internacional,

multiplicando los flujos comerciales por el contenido en agua de los mismos. Esta es

la aproximación Top-Down. Esta última es la más utilizada a la hora de estimar la HH

pues la metodología Bottom-Up requiere una cantidad de datos que la hacen, al

menos hoy por hoy, difícil de llevar a la práctica, como sus propios autores

reconocen.

La relación entre AV y HH, metodológicamente hablando, la resume Van Oel et al.

(2008) en la figura I, basándose en la idea desarrollada por Chapagain y Hoekstra

(2004) sobre la diferencia entre HH interna y HH externa. La primera se define como

la cantidad de agua consumida menos la exportada de forma virtual; y la segunda

equipara a los flujos de AV importada (sustrayendo los flujos reexportados).

24 En una relación no exhaustiva ni completa, podemos citar a Zimmer y Renault 2003; Oki y Kanae 2004; De Fraiture et al. 2004; Portmann et al. 2006; Liu et al. 2007; Sirajul Islam et al. 2007. Destaca también el trabajo de Yang et al. 2003, en el que se crea un modelo para relacionar el aumento de población en los próximos 30 años con la seguridad alimentaria y los recursos hídricos disponibles, aplicado a países asiáticos y africanos. A nivel estatal, destacan Wichelns 2001; El-Fadel y Maroun 2003; Haddadin 2003; Oki et al. 2003; Yang y Zehnder 2002; Earle y Turton 2003; Schuol et al. 2008.

Page 39: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

33

Figura I. Relación entre agua virtual

importada (Vi), agua virtual exportada

(Ve), uso doméstico de agua (WU) y la

huella hídrica (WF) de un país

Fuente: Van Oel et al. 2008.

En este intuitivo esquema, Van Oel et al. (2008) representan las relaciones entre AV

y HH. De esta manera, sumando horizontalmente, la HH (WF) es la suma de de las HH

externa (WFe) e interna (WFi); el AV exportada (Ve) es la suma del AV re-exportada

(Ve,r) más el AV exportada resultado de los bienes producidos con agua nacional

(Ve,d); por último, el AV importada (Vi) y el uso doméstico de agua (WU) es lo que

ellos llaman Balance hídrico (Bv). En la suma vertical, la huella hídrica externa más el

AV re-exportada es el AV importada; la HH interna más AV exportada resultado de los

bienes producidos con agua nacional es el uso doméstico del agua y el Bv está

formado por la suma de la HH más el AV exportada.

A este interesante y clarificador esquema, en el que se ponen de manifiesto los

diferentes flujos de agua que intervienen en los procesos de producción y consumo,

cabría hacerle, no obstante, dos consideraciones. Por un lado, mientras la suma en

horizontal nos permitiría hacer la clara diferencia conceptual entre AV y HH,

poniendo de manifiesto la responsabilidad en el consumo de agua (productores y

consumidores, respectivamente), la suma propuesta en vertical, al sumar AV con HH,

estaría mezclando conceptos diferentes que si bien matemáticamente es posible

Page 40: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

34

adicionarlos, al hacerlo se pierde parte del potencial que brinda la diferenciación.

Dicho con otras palabras, mientras la suma en horizontal propuesta en el esquema es

pertinente pues incide y corrobora la diferenciación conceptual entre AV y HH, la

suma en vertical no lo es pues contribuye a la confusión de ambos conceptos y anula

el potencial de dicha diferencia.

Por otro lado, es importante darse cuenta que las exportaciones de bienes y servicios

no se entienden de la misma manera vistas desde la producción que desde el

consumo. Esto es, el agua virtual exportada es el agua que ha utilizado un país en la

“producción” de bienes y servicios que no son consumidos por sus habitantes (pues

son exportados). Por este motivo, esa cantidad de agua (AV real25 del país

exportador) se suma al AV utilizada por el país (es agua que necesita para producir

bienes que destina a la exportación) y sin embargo es una cantidad de agua que no

entraría a formar parte de la HH nacional, pues es agua que no se puede imputar al

consumo nacional. Algo similar ocurre con las importaciones de agua virtual. El AV

importada (y no reexportada) formaría parte de la HH de los habitantes del país

importador y por el contrario habría de restarse del AV de dicho país pues son

recursos que el país no ha utilizado en la producción de bienes y servicios.

Expresado con otras palabras, es importante diferenciar entre país productor (y

exportador) y país consumidor (e importador). Podría darse el caso (como veremos en

la propuesta metodológica descrita más adelante) que cuantitativamente el AV del

país productor para generar el producto “i” sea igual que la HH del país consumidor

cuando consume el producto importado “i”. Sin embargo, a la hora de aplicar

políticas de reducción del consumo de agua no es lo mismo aplicarlas sobre los

productores que sobre los consumidores.

En la figura II esquematizamos el proceso cronológico del desarrollo conceptual y

metodológico de los dos conceptos estudiados. En este esquema resaltamos cómo hay

una brecha clara entre la visión parcial desde la producción, en la que se considera

únicamente el AV, y la visión parcial desde el consumo, en la que se consideraría

únicamente la HH. La propuesta metodológica que planteamos en este trabajo trata

de ampliar y combinar estas visiones parciales para integrarlas en una visión global

“producción-consumo”, y así, al igual que la producción y el consumo son dos caras

25 Según la definición de Agua Virtual Real (como contraposición a Agua Virtual Teórica).

Page 41: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

35

de una misma moneda, y una no tiene sentido sin la otra, el AV y la HH desarrollan

todo su potencial conceptual al entenderlos como dos conceptos diferentes, dos

caras de una misma moneda, donde uno no tiene sentido sin el otro.

2.3 Una diferencia evidente e ignorada

Anteriormente hemos dejado constancia de que, tal y como fueron definidos

originariamente por Allan y Hoekstra, el AV y la HH son dos indicadores diferentes; el

primero permite identificar la cantidad de agua utilizada en el proceso de

producción de bienes y servicios y el segundo permite identificar la cantidad de agua

del proceso de consumo. También hemos apuntado el enorme potencial de esta

diferencia pues permite determinar claramente los responsables del consumo de

agua.

Pues bien, entendemos que el interesante potencial de esta diferencia conceptual

entre AV y HH, y la gran aportación realizada por Hoekstra al definir un concepto

diferente al de Allan, no se está aprovechando y ello se debe a la confusión

conceptual existente. Esta confusión, en nuestra opinión, parte de la definición de

HH ofrecida por la propia Water Footprint Network26 -WFN-. En efecto, a pesar de

que Hoekstra definió la HH tal como se ha presentado anteriormente, la WFN ofrece

un glosario de términos y en él define la HH como “un indicador del consumo directo

e indirecto de agua de un consumidor o productor”. Aquí aparece, pues, la primera

confusión introduciendo el consumo de agua realizada por el “productor” en un

indicador que había sido definido como indicador desde la perspectiva del consumo.

26 Water footprint Network http://www.waterfootprint.org. Fecha de consulta 12-02-2010.

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36

Figura II. Agua Virtual y Huella Hídrica. Desarrollo Conceptual y Metodológico27

Fuente: Elaboración propia.

Hecha esta primera definición, La WFN diferencia entre HH de un individuo, de una

nación, de un producto y de una empresa. En un primer momento cabría pensar que

un individuo es un “consumidor” y que al hablar de “producto” se están refiriendo al

productor. Pero una empresa es también productor (y consumidor); y una nación, que

no es más que el conjunto de sus habitantes, puede entenderse como productor y

consumidor al mismo tiempo. Así pues la pregunta que se plantea es obvia, ¿cuál es

entonces la diferencia entonces entre AV y HH? Y ellos mismos responden que la HH

de un producto es lo mismo que el AV. Con esta igualación entre ambos conceptos,

desaparece la potencialidad de la diferencia antes aludida y queda abonado el

terreno para la confusión.

27 Esta figura hay que leerla de la siguiente manera: hay un desarrollo cronológico conceptual y metodológico (regidos por el eje de abcisas). La diferenciación de la visión parcial de la producción, de la visión parcial del consumo y de la visión global producción-consumo afecta únicamente a la parte conceptual.

Met

odol

ogía

Con

cept

o

1993 1998 2003 2007 2008 t

Agua Virtual -AV-

SWD

Requerimientos Hídricos

Comercio

AV Azul & Verde

AV Teórica & Real

Huella Hídrica

HH Interna & Externa

HH Directa & Indirect

Modelo IO

LCA

GIS

Bottom-

Top-Down

VISIÓN DESDE LA PRODUCCIÓN VISIÓN DESDE EL CONSUMO

VISIÓN DESDE LA PRODUCCIÓN-CONSUMO

Page 43: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

37

Desde ese momento, se habla de AV y de HH como si fueran sinónimos aplicando la

misma metodología de estimación. De hecho, la WFN ofrece toda una galería de

“productos” con su correspondientes HH y podemos comprobar que, como afirman,

en el caso de un producto la HH coincide con el AV. Así por ejemplo, afirman que la

HH de una manzana es de 70 litros; estrictamente, según la definición del propio

Hoekstra, esto querría decir que ha hecho falta utilizar 70 litros de agua para

producir una manzana que es consumida por un consumidor. Y sí, en este sentido, AV

y HH coincidirían. Es decir, se han consumido 70 litros de agua para producir una

manzana. Pero con esta afirmación, se anula toda relación con el comercio pues la

cantidad de agua que supone consumir la manzana sería la misma si ésta es

consumida por un consumidor del país productor que si es consumida por un

habitante de un país diferente que ha tenido que importar el producto.

Sin embargo, en nuestra opinión, con esta interpretación (y su correspondiente

estimación) se pierde el enorme potencial que nos proporciona la diferenciación

conceptual entre ambos indicadores. En efecto, si el AV es un indicador desde la

perspectiva de la producción y la HH desde el punto de vista del consumidor,

podríamos decir que el AV es la cantidad de agua que ha hecho falta para producir la

manzana y la HH es la cantidad de agua que ha hecho falta utilizar para que un

individuo determinado consuma la manzana; esto es, la manzana hay que producirla,

pasa por un proceso de transformación28 y por un proceso de distribución y

comercialización hasta que llega al consumidor. Evidentemente, el proceso de

distribución (y su correspondiente transporte hasta el lugar de destino) no es el

mismo si el producto se consume localmente o nacionalmente que si se exporta.

Expresado con un ejemplo sencillo, el AV sería la cantidad de agua necesaria para

producir la manzana (cuando ésta está en el árbol –o en el embalaje correspondiente

antes de salir del almacén donde haya sido elaborada y preparada para el consumo-);

y la HH sería la cantidad de agua que hace falta para producir la manzana y para que

ésta llegue hasta el consumidor.

Expresado con otras palabras, la evidente aportación de Hoekstra al definir un

indicador que permite estimar el agua desde el punto de vista del consumo pierde

toda su potencialidad cuando se estima desde el punto de vista de la producción.

28 Con proceso de transformación queremos decir la transformación del producto (en caso de ser necesaria), el envasado, el etiquetado, etc., es decir, todo el proceso de la industria agroalimentaria.

Page 44: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

38

2.3.1 Bases conceptuales de la propuesta

La propuesta que realizamos en este trabajo únicamente se entendería desde tres

premisas conceptuales: 1) la necesidad de analizar la realidad física de los procesos

económicos; 2) la necesidad de dar un salto conceptual en el entendimiento del

sistema económico y su relación con la dimensión hídrica, desde la visión parcial de

la producción a la visión global de producción-consumo; y 3) la importancia de

considerar el binomio agua-energía integrado en el territorio como algo indisoluble.

Comenzando por el primero, habría que recordar que la economía convencional

considera el sistema de producción y consumo como un sistema cerrado sin relación

con el resto de sistemas que componen la compleja realidad; y este sistema cerrado

se mueve únicamente en el mundo de lo monetario, olvidando, entre otros factores,

la dimensión física de los procesos implicados. Los límites físicos al actual modelo de

desarrollo económico se vienen estudiando desde hace más de treinta años29 y han

suscitado la “necesidad de establecer circuitos de información sobre la dimensión

física y territorial de las actividades económicas ordinarias que el análisis monetario

dominante ignora (…) Sin embargo, esta necesidad de información no ha sido

satisfecha: la información monetaria sigue siendo la única que se utiliza de forma

sistemática para orientar la gestión” (Naredo, 2006, 54). Desde la Economía

Ecológica se plantea la necesidad de considerar además de la dimensión monetaria y

real de la economía, la dimensión física de los procesos económicos (Martínez Alier,

2008). Para ello se propone, entre otras, el metabolismo socioeconómico como la

metodología que nos permite analizar “el volumen de flujos (inputs) de energía y

materiales que capta una economía para su mantenimiento, y que posteriormente

acaba transformando en infraestructuras, productos y finalmente en residuos”

(Carpintero 2005, 34). Esta metodología abre nuevas posibilidades y ofrece claves

alternativas para entender la realidad que nos rodea. No obstante, para que esta

herramienta sea operativa se necesitan indicadores que reflejen el consumo de

materiales, de energía y de agua. Hay una amplia variedad de indicadores que nos

proporcionan información sobre los dos primeros y que han sido utilizados en los

análisis del metabolismo socioeconómico de diferentes países. Sin embargo, la

mayoría de los estudios realizados hasta el momento no incluyen el consumo de agua 29 El libro escrito por los hermanos Meadows (1972) se convirtió en una referencia que daba unos de los primeros avisos sobre los límites al crecimiento del modelo de desarrollo de los países occidentales.

Page 45: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

39

debido al carácter “desequilibrante” de este recurso30. Siendo esto cierto, no lo es

menos la necesidad de incorporar la dimensión “hídrica” de los procesos productivos

(Madrid y Velázquez 2008), más aún en regiones y países con problemas de escasez

de agua. En esta línea los conceptos de AV y HH pueden ser indicadores operativos

útiles que nos permitan analizar la realidad hídrica de los procesos económicos31.

Igual que asistimos a una transición de la vieja a la nueva cultura del agua, creemos

conveniente proponer una nueva transición en la manera de “visualizar” los procesos

económicos desde el punto de vista del consumo de agua. Hasta hace relativamente

poco tiempo, únicamente se hacía responsable del consumo de agua a los

“productores”, fundamentalmente agricultores32, olvidando la responsabilidad que

los consumidores tenemos también en el consumo del agua33. Así, las políticas de

agua iban dirigidas, casi en exclusividad, a incrementar los recursos de agua

destinados al sector agrícola y, en el mejor de los casos, a reducir el consumo en los

sectores “productivos” y a aumentar la “eficiencia” entendida como la producción

generada (expresada monetariamente) por metro cúbico de agua utilizado.

Sin embargo, hay que poner de relieve que los procesos económicos tienen dos

partes, la producción y el consumo (algo obvio y evidente desde la Economía pero

parece que olvidado en la gestión del agua) y hay que trascender a la visión

parcelaria en la que únicamente se considera el primero, para entender el proceso

como un binomio producción-consumo34. Esta diferencia es importante porque al

30 La cantidad de agua utilizada en cualquier proceso es muy superior a la cantidad utilizada de cualquier otro material (“el consumo de agua puede superar en 20 veces la suma total del resto de materiales excluido el oxígeno” –Carpintero 2005, 132-), distorsionando el análisis si se incluye y se analiza conjuntamente con el resto de materiales.

31 En esta línea de investigación se está trabajando en desarrollar no únicamente indicadores hídricos sino también una metodología capaz de integrar las entradas y salidas en términos de agua, denominándolo “Metabolismo Hídrico” (Madrid y Velázquez 2008). 32 Pues en muchos sitios, la agricultura es la responsable de más del 80% del consumo de agua territorial.

33 Y no sólo por el consumo urbano realizado en los hogares sino por el estilo y forma de vida que conlleva unos determinados patrones de consumo.

34 Evidentemente, y como se ha reiterado en repetidas ocasiones desde la Economía Ecológica, este sistema producción-consumo, hay que considerarlo en toda su amplitud. Esto significa, por un lado, considerar el proceso desde la “cuna hasta la tumba” (desde la extracción y apropiación de materias primas y recursos naturales hasta la generación del residuo, su posterior tratamiento y reutilización); y por otro, hay que considerarlo desde una perspectiva de sistema abierto y bajo el marco sistémico-coevolutivo (el sistema monetario de producción y consumo está relacionado coevolutivamente con el resto de sistemas que conforman la realidad –el sistema ambiental-territorial, socio-cultural, tecno-institucional-).

Page 46: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

40

entenderlo así, lo que estamos diciendo es que hay una producción (para la que hace

falta utilizar agua) que es transformada y comercializada hasta que llega al

consumidor. Es en esta nueva visión integrada del binomio producción-consumo en el

que aparecen los conceptos AV y HH y en la que los procesos de transformación,

comercialización y transporte adquieren una importancia a considerar. Como hemos

reflejado en la figura II, los dos conceptos desarrollan todo su potencial en este

contexto global de producción-consumo.

Por último, hay que reconocer que el agua y la energía son dos recursos que,

tradicionalmente, se han gestionado de forma independiente35, aunque son

absolutamente indisociables, más aún si entra en juego el transporte de bienes o

personas. Por ello, en este intento por ampliar el contexto de análisis, creemos

conveniente incorporar parte del análisis energético para estudiar el AV y la HH

integrando no sólo el binomio producción-consumo sino también el de agua-energía.

2.3.2 Propuesta Conceptual y Metodológica

Si partimos de la base de que la aportación realizada por Hoekstra, definiendo un

indicador (la HH) diferente al definido años antes por Allan (el AV), ha permitido

tener dos indicadores conceptualmente distintos, y puesta de manifiesto la clara

diferencia entre ambos, la pregunta pertinente es: ¿cómo introducir esta diferencia

conceptual en las estimaciones de AV y de HH? Siguiendo con el ejemplo de la

manzana al que acudimos anteriormente, para que la manzana pueda ser consumida

hay que “procesarla” y “distribuirla” desde el productor hasta el consumidor, es

decir, hay que considerar un proceso de transformación y preparación y un proceso

de distribución, además del proceso de producción en sí. De hecho, la WFN así lo

contempla cuando propone la metodología de cálculo para las empresas36, en la que

plantea la necesidad de considerar la cadena completa desde el agricultor hasta el

consumidor, pasando por el proceso de transformación y la comercialización. De esta

manera, en términos generales, la HH sería la suma del AV de los diferentes procesos

35 Así, independientes, están organizadas las Administraciones tanto internacionales (la Agencia Internacional de la Energía, por ejemplo), como nacionales y regionales (la Agencia Andaluza del Agua y la Agencia Andaluza de la Energía). 36 http://www.waterfootprint.org/?page=files/CorporateWaterFootprints. Fecha de consulta 12-02-2010.

Page 47: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

41

productivos más el AV del proceso de transformación más el AV del proceso de

distribución.

Sin embargo, hay algo que no está contemplado (al menos no explícitamente) en esta

metodología y que, en nuestra opinión es la clave de la diferencia entre el AV y la HH

en el paradigma conceptual propuesto: el transporte que permite que el producto

llegue desde el productor hasta el consumidor (Velázquez, 2009). Por otro lado, si

queremos considerar el proceso completo, esto es, considerando la visión

denominada desde la cuna hasta la tumba, tendremos que incluir los procesos de

extracción de materias primas y todo el proceso de generación de residuos y su

posible transformación y reutilización. Desarrollar una metodología completa según

esta idea es compleja y escapa al objetivo de este trabajo, que no es otro sino poner

de manifiesto el potencial de considerar el AV y la HH como dos indicadores

diferentes. Por ello, nos centraremos únicamente en la fase de producción-consumo,

dejando para posteriores trabajos la necesidad de ampliar la metodología bajo este

prisma.

El AV del proceso de distribución sería el agua que se requiere en el transporte del

producto desde el lugar de producción hasta el lugar de consumo. Sin embargo,

podemos pensar que ese proceso de distribución requiere poca cantidad de agua37

comparada con la cantidad requerida en el resto de procesos. Y esa idea puede ser

cierta; pero el transporte, aunque actualmente es un proceso que con el sistema de

fuel basado en el petróleo es poco intensivo en agua, podría llegar a serlo con la

sustitución del petróleo por los biocombustibles (King y Webber 2008). Ello, unido a

la apuesta decidida38 que se ha realizado en los últimos años para fomentar este

cambio, parece razonable relacionar el consumo de agua con el consumo energético

del transporte requerido en un proceso de distribución. En caso contrario, podríamos

estar planteando posibles ahorros de agua, mediante importación de productos, que

requirieran un elevado consumo energético debido a las largas distancia que suponen

determinadas relaciones comerciales.

37 Según estimaciones realizadas por King y Webber (2008), el transporte en un vehículo ligero requiere menos de 0.15 galones de agua por milla recorrida (1m3 = 264,172 gallones estadounidense).

38 Este fomento de los biocombustibles puede verse en la Directiva 2009/28/EC del Parlamento Europeo, del 23 de abril 2009, de promoción y uso de energía renovable.

Page 48: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

42

Así, a diferencia de lo realizado hasta ahora, proponemos la consideración, por una

parte del proceso de transformación39 que, en muchos casos consume más agua

incluso que la propia agricultura (Velázquez, 2006), y el proceso de transporte que

requiere el producto en origen hasta el lugar de transformación y preparación, y

posteriormente el transporte del producto hasta el lugar de consumo.

Así, la HH tendría dos componentes. El primero sería el AV de la Generación del

producto (AVG), compuesta por el AV del proceso de producción (AVp) y el AV del

proceso de transformación (AVt) según la expresión:

AVG = AVp + AVt (1)

El segundo componente de la HH sería el AV del transporte (AVT) que estaría

compuesta por el AV del transporte desde el lugar de producción hasta el lugar de

transformación (AVT(p-t)) y el AV desde el lugar de transformación hasta el lugar de

consumo (AVT(t-c)):

AVT = AVT(p-t) + AVT(t-c) (2)

Al incluir el AV del transporte, planteamos la posibilidad de hacerlo estimando el

Agua Virtual de la Energía (AVEn) que requiere dicho proceso, siendo el AVEn la

cantidad de agua que habría hecho falta para producir la energía consumida por el

transporte. De esta forma, la expresión anterior quedaría:

AVT = AVEnT(p-t) + AVEnT(t-c) (3)

Siendo, AVEnT(p-t) el AV de la energía requerida en el transporte desde el lugar de

producción hasta el lugar de transformación y AVEnT(t-c) el AV de la energía requerida

en el transporte desde el lugar de transformación hasta el lugar de consumo.

Así, la HH sería:

HH = AVG + AVT = (AVp + AVt) + (AVEnT(p-t) + AVEnT(t-c)) (4)

39 Cuando sea requerido (hay procesos productivos que no requieren transformación alguna, pensemos por ejemplo en el sector turístico).

Page 49: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

43

De esta manera, la HH se definiría como la suma del AV de los diferentes procesos,

incluyendo el transporte y la energía requerida, quedando así integrado el doble

binomio producción-consumo & agua-energía en el análisis de la gestión del agua

desde la perspectiva hídrica y territorial.

Siguiendo el esquema de la Figura II, utilizada anteriormente para proponer el

contexto global de producción-consumo, podemos representar esquemáticamente

esta idea según la figura siguiente.

Figura III. AV y HH en el proceso global de producción & consumo

Fuente: Elaboración propia.

Met

odol

ogía

Con

cept

o

VISIÓN DESDE LA PRODUCCIÓN VISIÓN DESDE EL CONSUMO

VISIÓN DESDE LA PRODUCCIÓN-CONSUMO

Agua Virtual

Agua Virtual Producción

PRODUCCIÓN TRANSFORMACIÓN CONSUMO

Agua Virtual Transformación Huella Hídrica

Individuo o País

Agua Virtual Transporte Prod-Transf

Agua Virtual Transporte

Transf-Consum

AVG = AVp + AVT

AV GENERACIÓN

AVT = AVT (p-t) + AVT (T-C)

AV TRANSPORTE

HH= AVG + AVT

HH individuo o País

Page 50: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

44

a. Implicaciones sobre el comercio

Esta propuesta tiene unas implicaciones claras sobre el comercio de bienes y

servicios40. Aceptando esta diferencia entre HH y AV, y bajo un análisis únicamente

hídrico-energético, podríamos preguntarnos en qué caso interesaría importar

productos de otros países. Es decir, podríamos preguntarnos por las condiciones

óptimas para que la importación-exportación de productos fuera sostenible (desde el

punto de vista únicamente hídrico-energético, y considerando las relaciones que se

establecen entre lugar de producción y de consumo).

Para ello, diferenciamos entre agua virtual real (AVR) y el agua virtual teórica (AVT)

definida por Hoekstra (2003). Según esta diferenciación, y sin tener en cuenta más

factores, pensemos en dos países, uno productor y exportador (A) y otro consumidor

e importador (B), y en un bien (a) que se exporta desde A hasta B. En este ejemplo,

sólo merecería la pena importar el bien (a) si el AV teórica utilizada para producir el

bien (a) por el país importador (B) (que denominaremos AVTBa) fuera mayor o igual a

la suma del AV real utilizada por el país productor (A) para generar ese mismo bien

(a) (que denominaremos (AVRAa) más el AV de la energía del transporte (AVT)

necesaria para llevar el bien (a) desde el país productor (A) hasta el país consumidor

(B):

TAaBa AVAVRAVT (5)

Como el segundo miembro de la ecuación es precisamente la HH según la hemos

definido anteriormente41, entonces sólo interesaría importar productos por el país (B)

procedentes del país (A) si el AVTBa fuera mayor o igual que la HHBa. Expresado con

otras palabras, sólo interesaría importar en el caso en que la cantidad de agua que

tendría que utilizar el país (B) en producir el bien (a), si lo produjera en lugar de

importarlo, fuera mayor (o igual) que la cantidad de agua que necesita el país

exportador (B) más la cantidad de agua requerida por el transporte. Es decir, solo se

40 Estas implicaciones están planteadas desde una importante simplificación. Por un lado, analizamos el comercio desde una visión global y en aras de una gestión global del agua; no está planteada desde una visión parcial en la que primen los intereses particulares de cada país. Por otro lado, estamos teniendo en cuenta únicamente factores hídricos y energéticos (obviando cualquier otra variable). 41 AVRAa es la cantidad de agua que realmente ha utilizado el país A en generar el bien (a). Así pues podemos considerar que AVRA es lo que en la ecuación (4) hemos denominado AVG.

Page 51: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

45

importaría el bien (a) si el AVT del país importador fuera mayor que la HH que

generaría el consumo (la importación) del bien en dicho país.

BaBa HHAVT (6)

Somos conscientes de que éste es un análisis demasiado simple pues estamos

considerando únicamente la dimensión hídrica (relacionada con la energética del

proceso de distribución) de estas relaciones comerciales. Y, evidentemente, no se

pueden proponer medidas enfocadas a la política comercial considerando únicamente

factores hídricos-energéticos. Pero también sería conveniente que la política

comercial comenzara a tener en cuenta la dimensión hídrica, en particular, y física

en general, de las relaciones comerciales.

Partiendo pues de esta forma de estimar la HH, en una situación en la que se

fomente el consumo local de determinados productos, siendo mínimo el consumo

energético del transporte, el AVT sería cercana a cero, y sería cero en el caso de

consumir el producto en el mismo lugar de producción. En este caso, y únicamente

en este caso, la HH coincidiría cuantitativamente con el AV. Por otro lado, si el

consumo no es local y se producen transacciones comerciales entre el país o región

productor y el país o región consumidor, entonces la HH será superior,

cuantitativamente, al AV.

2.4 Conclusiones y Reflexiones Finales

Fuera de toda duda la importancia de estudiar los procesos físicos de la economía y

la necesidad de incluir los flujos de agua, entendemos que los conceptos de AV y de

HH son dos indicadores que pueden mostrarnos una realidad diferente, tanto de la

producción y el consumo como de las relaciones comerciales, a la que nos

proporcionaría un análisis convencional en términos monetarios.

Estos indicadores, no obstante, no deberían quedarse en mostrarnos únicamente una

realidad “cuantitativa”, relativa a la cantidad de agua que es necesaria utilizar en

los procesos de producción y consumo, sino que debería ir más allá (porque tal como

están definidos “pueden” ir más allá, tal como hemos tratado de demostrar en este

trabajo), y mostrarnos diferencias “cualitativas” que pongan de manifiesto la

Page 52: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

46

responsabilidad última (o compartida) de los diferentes agentes en el consumo de

agua. Junto al productor que utiliza el agua en producir bienes y servicios, el

consumidor tiene también una responsabilidad en el consumo del agua que fue

utilizada en la producción. El consumidor puede contribuir a paliar los problemas

hídricos cambiando sus hábitos de consumo y siendo consciente de los problemas (en

este caso de agua) que puede causar su consumo en los lugares de producción. Y no

sólo el consumidor (junto al productor) son responsables del uso y abuso del consumo

de agua, sino que bien utilizados estos indicadores podrían convertirse en potentes

herramientas que dieran información útil para la toma de decisiones de los agentes

políticos, asumiendo éstos también su importante cuota de responsabilidad en la

gestión del agua.

La consideración y análisis de los flujos físicos es compleja y depende, la mayoría de

las ocasiones, de los datos disponibles. A esa complejidad se le une el planteamiento

necesario de estudiar los procesos en toda su dimensión incorporando los Análisis de

Ciclo de Vida por lo que esta complejidad requiere que se vaya abordando poco a

poco a medida que se vayan definiendo conceptos y desarrollando metodologías

capaces de abarcarla.

En este capítulo hemos intentado poner de manifiesto la posible confusión

conceptual que existe entre AV y HH y la riqueza de información cualitativa que se

pierde con dicha confusión. Por ello, nuestro objetivo era doble, por un lado hemos

tratado de sacar a la luz esta confusión y, por otro, hemos tratado de hacer una

aportación conceptual y metodológica capaz de integrar la diferenciación

conceptual entre los dos indicadores estudiados. Así hemos tratado de ampliar el

contexto de análisis para considerar el binomio producción-consumo, y el AV y HH

como reflejo del mismo, y la incorporación del binomio indisociable agua-energía en

procesos en los que interviene el transporte.

Somos conscientes de las limitaciones de la propuesta realizada debido, en parte, a

las posibles dificultades derivadas de la baja calidad de datos necesarios para

cuantificar y estimar la HH de esta manera a escala global; sin embargo, entendemos

que no por ello hay que dejar de avanzar en el desarrollo del conocimiento

conceptual y metodológico. En nuestra opinión, la necesidad de aclarar

conceptualmente los indicadores disponibles, fomentar la potencialidad que

Page 53: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

47

proporcionan su diferenciación y la consideración de un análisis más complejo, pero

más real, que incorpora el doble binomio producción-consumo & agua-energía,

compensa las limitaciones existentes.

Page 54: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

48

Capítulo 3. Del metabolismo social al metabolismo hídrico

“Un mínimo de conocimiento sobre lo que es el conocimiento

nos enseña que lo más importante es la contextualización”.

Edgar Morin

3.1 Introducción

La economía ecológica entiende el sistema económico como un sistema abierto y por

lo tanto en interacción continua con el sistema ambiental (Aguilera, 2010), es por

ello que necesitamos estudiar no sólo la perspectiva monetaria, sino también las

interrelaciones entre lo social, lo económico y lo biofísico o ambiental. Para estudiar

las interdependencias biofísicas del sistema económico, Fischer-Kowalski (1997),

propuso el concepto de metabolismo social, como analogía al metabolismo biológico,

buscando la descripción y cuantificación de los flujos de materia y energía que se

intercambian entre los sistemas económico, social, territorial, medioambiental, etc.

El concepto de metabolismo surge así con una visión sistémica que entiende el

sistema económico como un sistema abierto que intercambia flujos físicos con los

demás sistemas, conformándose como una metodología de la economía ecológica.

Como no podía ser de otra manera, desde que se popularizara esta analogía tan útil

para analizar las interdependencias citadas, la proliferación de trabajos abordando el

estudio del metabolismo desde diversas perspectivas ha sido notable42. Sin embargo,

esta proliferación ha dado lugar, en nuestra opinión, a una confusión entre lo que es

y no es metabolismo.

El metabolismo está considerado, por la mayor parte de las escuelas que han

desarrollado trabajos en este campo, como una herramienta de cuantificación de

flujos físicos, es decir, como una metodología cuantitativa que provee de

información importante y necesaria para el análisis de la sostenibilidad, en base a la

cual la economía ecológica, la ecología política y la economía institucional, entre

42 Una gran parte de la revisión de los estudios de flujos de materiales que se han realizado sobre el metabolismo de las economías están reflejados en Fischer-Kowaslki (1998) y Fischer-Kowaslki y Hüttler (1999), Daniels y Moore (2002) y Daniels (2002). Así como en algunos de los manuales más importantes como el de Ayres y Ayres (2002), entre otros.

Page 55: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

49

otras, interpretan, analizan y contextualizan transdisciplinariamente esa información

física.

No obstante, desde las diferentes escuelas, no hay un consenso sobre con qué

profundidad deben ser tratadas esas cuantificaciones de flujos. De manera que hay

trabajos que se centran en cuantificar los flujos físicos mediante indicadores, sin

hacer análisis de las implicaciones políticas de esos flujos, lo que les lleva a

conclusiones que pueden ser, en cierto modo, mal interpretadas o utilizadas para

defender ideas que poco tienen que ver con la economía ecológica. Existen otros

trabajos que, sin entrar de lleno en la contextualización política y social de los flujos

físicos, adelantan el por qué de esos flujos, haciendo análisis históricos y políticos

que inciden en la importancia de la contextualización de los flujos físicos para, en

aras de no caer en un reduccionismo monetario, no caer en un reduccionismo físico.

Estas aplicaciones del concepto de metabolismo suelen provenir de trabajos que se

sustentan en el marco teórico de la economía ecológica, la ecología política y la

ciencia posnormal (Funtowicz y Ravetz, 2000).

En este capítulo el objetivo principal es definir el metabolismo hídrico del sistema

económico en base, y como analogía, al metabolismo social. Sin embargo, detectado

un interesante debate entre estas diferentes visiones del concepto de metabolismo,

como objetivo intermedio, nos proponemos plantear el concepto de metabolismo

social que creemos más adecuado para abordar nuestra investigación. A partir del

análisis detallado del debate, hemos detectado que, en la búsqueda de la

cuantificación de los flujos físicos, los flujos de agua, no han sido incluidos en la

mayor parte de los estudios realizados debido, paradójicamente, a la importancia,

tanto cuantitativa como cualitativa, que tienen en el metabolismo socioeconómico.

Así, los flujos hídricos del metabolismo socioeconómico se estudian por separado

desde una perspectiva generalmente cuantitativa (Steurer, 1996), dejando fuera de

sus análisis las interdependencias que existen entre los sistemas económico, social y

ambiental.

No obstante, estas interrelaciones no pueden ser obviadas si consideramos el agua,

no como un mero factor de producción, sino como un activo ecosocial (Aguilera,

1991a). Desde esta perspectiva, el agua no debe ser entendida como un elemento

aislado, sino que se atiende a todas las funciones que realiza en el ecosistema,

Page 56: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

50

proponiéndose así una gestión del agua y el territorio. Por ende, el análisis de las

entradas y salidas de flujos hídricos de un sistema económico debe hacerse teniendo

en cuenta las implicaciones que conllevan esos flujos en el ecosistema y en el

sistema social. En otras palabras, contextualizando las entradas y salidas de agua del

metabolismo hídrico de una economía, como a continuación, pasamos a definir.

Así, proponemos el metabolismo hídrico como un marco de análisis, que

necesariamente contextualiza las estimaciones hídricas. Nuestro objetivo sigue el

concepto de metabolismo social que presentan González de Molina y Toledo (2011).

El punto de partida es evitar caer en un mero análisis reduccionista, aunque sea en

términos físicos, presentando para ello la contextualización de los datos e incluyendo

la interacción con la sociedad como parte de ello. Debido a la incertidumbre que

conlleva el estudio de los sistemas naturales, consideramos la contextualización

como el paso imprescindible para lograr un acercamiento a la realidad cuantificada

por los datos físicos.

Este trabajo consiste en plantear un primer acercamiento teórico a la noción de

metabolismo hídrico que desarrollaremos de forma metodológica en futuras

investigaciones, de tal forma que el concepto propuesto pretende cumplir una

función normativa sin que ello repercuta en la flexibilidad metodológica del mismo a

la hora de desarrollar las aplicaciones prácticas.

La estructura del capítulo es la siguiente. Después de esta breve introducción, en el

apartado segundo introducimos el debate conceptual que existe sobre el término

metabolismo socioeconómico. En el tercero, presentamos una revisión de los trabajos

de análisis de los flujos hídricos de la economía. En el cuarto apartado desarrollamos

nuestra propuesta conceptual de metabolismo hídrico. Para finalizar presentamos las

principales conclusiones y reflexiones derivadas del capítulo.

3.2 Del metabolismo biológico al metabolismo social. Un

debate y una confusión

Para abordar el estudio de la complejidad de los sistemas ecológicos y la afectación

que el ser humano tiene sobre ellos, desde diferentes disciplinas se han propuesto

analogías que puedan servir de instrumentos para transmitir las ideas (Fischer-

Page 57: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

51

Kowaslki, 1998). Así, la metáfora del metabolismo socioeconómico, en similitud con

el metabolismo biológico, expresa la idea de que la economía es como un organismo

que necesita tomar recursos del medio y excreta residuos (Martínez Alier, 2004).

Llegar a esta conceptualización implica discutir los postulados en los que se basa la

economía neoclásica de sistema cerrado, circular y mecánico y entender el sistema

económico como un sistema abierto, que interactúa con los demás sistemas,

afectándose de manera mutua en el tiempo (Fischer-Kowaslki y Haberl, 1997).

Puesto que es una noción amplia, el metabolismo socioeconómico ha sido puesto en

práctica por diversas escuelas de pensamiento y la extensa proliferación de trabajos

sobre el tema ha derivado en diferentes aplicaciones del metabolismo. El debate que

aquí presentamos sobre las diferentes visiones del metabolismo socioeconómico, se

basa, aunque no de forma excluyente, en los trabajos que contabilizan los flujos de

materiales43.

Para sustentar el debate hemos seguido las principales líneas de trabajo que se han

desarrollado en base a este concepto, de manera que podemos representar las

diferentes visiones, aplicaciones y escuelas del metabolismo mediante un “árbol”

que nos sirva para visualizar el análisis realizado. No es nuestro objetivo ahondar en

el estudio de la historia del metabolismo, puesto que existen gran cantidad de

trabajos que abordan este tema44, sino incidir en las diferencias conceptuales que se

denotan de las principales aplicaciones y las críticas que se han realizado desde los

teóricos que trabajan en esta disciplina. Tampoco las categorías seleccionadas

(metabolismo industrial, socioeconómico y rural) son exclusivas ni excluyentes sino

son las propuestas que nos sirven para dar el hilo conductor necesario al desarrollo

teórico. El que hemos llamado “árbol del metabolismo” surge así con la intención de

visualizar el surgimiento del concepto, en forma de las “raíces” del metabolismo

(Fischer-Kowalski, 1998), así como las distintas “ramas” de estudio donde se ha

aplicado, que las hacemos simbólicamente coincidir con las ramas del “árbol”:

metabolismo de sociedades industriales45, metabolismo socioeconómico, que incluye

43 Dada la proliferación de trabajos y enfoques sobre el tema, hemos realizado una investigación exhaustiva siendo conscientes de la dificultad de abarcarla en su totalidad.

44 Véanse los trabajos de Fischer-Kowaslki (1998), Fischer-Kowaslki y Hüttler (1999), Daniels y Moore (2002), Daniels (2002), Ayres y Ayres (2002) y Carpintero (2005), entre otros. 45 La ecología industrial es, como veremos más adelante, una disciplina que nace al mismo tiempo que el metabolismo industrial y según autores como Johanson (2002), no se hace distinción entre ambas.

Page 58: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

52

cualquier tipo de sociedad46, y metabolismo rural47. Avanzando hacia arriba desde el

tronco, tras las ramas primeras en el árbol están representadas las principales

escuelas que han trabajado en la evolución del metabolismo. La división entre

diferentes escuelas no va en detrimento del importante trabajo común que los

investigadores han realizado en este campo. Siguiendo el árbol, podemos observar los

avances que consideramos destacables en las aplicaciones del concepto, y los

principales debates que sustentan los resultados del metabolismo. Por último

también hemos querido de manera simbólica representar el papel que la economía

ecológica juega en determinadas aplicaciones. De esta forma, en la parte derecha

del árbol se sitúan los autores que consideramos más cercanos al paradigma de la

economía ecológica y que consideramos han avanzado en análisis más sistémicos.

A continuación, presentamos el “árbol del metabolismo” (figura IV), y acto seguido

desarrollamos estas diferentes nociones del concepto de metabolismo.

3.2.1 El metabolismo industrial

El origen del concepto de metabolismo se puede encontrar en las teorías de autores

pertenecientes a diversas disciplinas, como la antropología ecológica y cultural, la

geografía social, así como la teoría social. Algunos de los autores representativos

están descritos en el árbol como las raíces del concepto del metabolismo, como

presenta en su trabajo Fischer-Kowalski (1998).

Basándose en las teorías formuladas por estos autores, el aparato metodológico

desarrollado para el estudio de la base material de las economías es el que sustenta

la conceptualización de que las economías industriales han desarrollado un

metabolismo que debe ser abordado más allá de la visión puramente monetaria

(Ayres y Kneese 1968, 1969). Así, en los años 60 resurgió el concepto de metabolismo

social dentro de la crítica al crecimiento económico, promovido por un nuevo

acercamiento de la organización y desarrollo de la sociedad y las fuerzas y

procedimientos físicos naturales.

46 Puede llamar la atención que el concepto de metabolismo agrario no se encuentra incluido en el “árbol”. Hemos optado por no ponerlo explícitamente porque entendemos que cada una de las “ramas” lo incluye. 47 El concepto de metabolismo rural, siguiendo a González de Molina y Toledo (2011), alude a los análisis del metabolismo local centrado en el estudio de comunidades, municipios y regiones rurales.

Page 59: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

53

Figura IV. El árbol del metabolismo

Fuente: Elaboración propia.

Page 60: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

54

Fischer-Kowaslki (1997) planteó que el concepto biológico de metabolismo

necesitaba ser expandido para abarcar los flujos de materiales y energía y las

transformaciones asociadas a ellos que ocurren como consecuencia del intercambio

de estos flujos entre el subsistema económico y el ecosistema. De esta forma, ponía

de relieve que el estudio del metabolismo socioeconómico provocaba un cambio en la

forma de entender la evolución cultural de las sociedades, ya que la idea del eterno

progreso daba paso a la visión del crecimiento de las economías industriales como la

posible causa de la devastación humana.

La investigación de Ayres y Kneese (1969) es considerado como el trabajo que ha

guiado el estudio de los flujos de materiales de las economías nacionales, pero no

llegaron a utilizar el término metabolismo hasta 1989, en que difundieron el

concepto de metabolismo industrial, definiéndolo como los flujos totales de energía

y materiales que van a alimentar el sistema industrial Ayres y Kneese (1989),

mientras que el metabolismo social se aplica también a sociedades no industriales

(Fischer-Kowaslki y Hüttler, 1999).

En ese sentido, existe un consenso sobre la importancia de estudiar el metabolismo

de las sociedades industriales, debido a que está basado en unas pautas de consumo

de recursos y energía no renovable caracterizado por el cambio tecnológico y el

aumento de la productividad de la tierra y el trabajo (Krausmann et al., 2008). Este

tipo de metabolismo, que sólo corresponde a una tercera parte de la humanidad,

está alterando los ciclos biogeoquímicos y la organización social mundial, generando

problemas de sostenibilidad ambiental y social, dado los límites biofísicos en los que

se inserta el sistema económico y la distribución desigual de los recursos (Haberl et

al., 2011). Las dos terceras partes de la humanidad, aun viviendo en sociedades más

cercanas a las agrarias tradicionales, se encuentran en transición del metabolismo

agrario al industrial bajo el dominio del régimen socioeconómico industrial (Fischer

Kowalski y Haberl, 2007).

A partir de los primeros trabajos que comenzaron a estudiar el metabolismo de las

economías industriales para desarrollar la metáfora antes expuesta, se propuso la

contabilización de flujos de energía, materiales y residuos de las sociedades

Page 61: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

55

industriales. Desde el punto de vista del balance de materiales, la cuestión era

desarrollar una herramienta para contabilizar todas las entradas de recursos al

sistema socioeconómico y el stock que señala el crecimiento material de las

economías, así como las salidas de este sistema en forma de productos y residuos de

nuevo a la biosfera. Así surgió la Contabilidad de Flujos de Materiales (MFA), que se

centraba en la cuantificación de flujos, y el Análisis de Flujos de Materiales (SFA),

que es el instrumento que aporta un enfoque cualitativo a la contabilidad de flujos

para incorporar la diferencia de impacto al medio ambiente dependiendo de los tipos

de flujos (Daniels, 2002).

El primer trabajo que estudió la base material de las economías desde una

perspectiva metabólica es el de Steurer (1992), referenciado en Carpintero (2005).

De este avance en la contabilización de materiales surgió un esfuerzo por consensuar

la metodología; así, desde el lado de las entradas48, se desarrollaron trabajos basados

en los Requerimientos Totales de Materiales (TMR), y desde el lado de las salidas,

gracias al indicador Output Interior Total (TDO)49. En este trabajo de consenso, del

cual surgieron las estadísticas a nivel europeo de flujos de materiales (Eurostat,

2001), fueron de gran ayuda las colaboraciones de los investigadores del Instituto

Wuppertalt (WI), el Instituto de Ecología Social (IFF), del Instituto Nacional de

Estudios Ambientales de Japón (NIES) y del Instituto para los Recursos Mundiales

(WRI)50. El proyecto ConAccount es a su vez un esfuerzo realizado por los principales

expertos en la materia para mejorar y estandarizar el estudio de MFA (Bringezu et

al., 1997). En general, MFA es la metodología básica de estudio de los flujos de

materiales, aunque existen otras muchas herramientas (Daniels y Moore, 2002). A su

vez, estas herramientas se pueden aplicar en conjunto, complementándose unas con

otras. En la figura V se pueden observar como MFA está formada por una serie de

indicadores que permiten analizar un sistema económico desde el lado de las

entradas y salidas de materiales.

48 Las entradas y salidas de flujos de una economía se nombran indistintamente en estos trabajos como inputs y outputs, respectivamente.

49 Los trabajos de referencia son, desde el lado del input el trabajo de Adriaanse et al. (1997), y desde el lado del output el trabajo de Matthews et al. (2000).

50 Los autores más destacados del WI son Stefan Bringezu y Friedrich Schmidt-Bleek, entre otros. Los autores más destacados del IFF son Marina Fischer-Kowalsky, Fridolin Kraussmann, Helga Weisz, Heinz Schandl, y Helmut Haberl, entre otros. El autor más destacado del NIES es Yuichi Moriguchi y respecto al WRI, cabe destacar el trabajo de Donald Rogich y René Kleijn.

Page 62: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

56

Figura V. La contabilidad de flujos de materiales de una economía

Fuente: Elaboración propia a partir de Daniels (2002).

Desde el lado de las entradas el TMR es la suma de las importaciones más los flujos

ocultos que conllevan dichas importaciones, más la extracción doméstica, incluido

los correspondientes flujos ocultos de la misma. A su vez la suma de la extracción

doméstica más las importaciones y los flujos ocultos que conllevan, nos da el

indicador de entradas materiales directas (DMI). Tras atravesar el proceso

económico, el stock se refiere al crecimiento material de esa economía, así como las

exportaciones que se realizan. El output interior más los flujos ocultos de esas

salidas de materiales es el resultado del TDO.

Cabe destacar la importante aportación del Instituto Wuppertal mediante el análisis

de los flujos ocultos en el sistema económico, creando las denominadas mochilas

ecológicas (Schmidt-Bleek, 1993) de las entradas de materiales a una economía51.

Generalmente este indicador puede calcularse mediante la aplicación de los Análisis

de Ciclo de Vida (LCA) o de las entradas de material por unidad de servicio (IMPS),

desarrollado por el WI específicamente para los estudios de MFA. Además de la

metodología de MFA, se han desarrollado las Tablas Input-Output físicas (PIOT), que

51 Las mochilas ecológicas se utilizan para designar los flujos ocultos que conllevan los materiales que entran o salen de una economía.

Page 63: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

57

se utilizan para los balances de materiales que entran a una economía nacional por

sectores, habiéndose aplicado en numerosos estudios (Daniels, 2002). Son

destacables los trabajos que inciden en el metabolismo desde la perspectiva de las

relaciones con el territorio, desarrollado principalmente por el IFF, mediante los

indicadores de Apropiación Humana de la Producción Primaria Neta y Huella

Ecológica.

Paralelamente al campo del metabolismo industrial, se ha desarrollado la disciplina

conocida como ecología industrial. Así, Frosch y Gallopolous (1989) plantearon una

analogía entre el funcionamiento de los sistemas industriales y biológicos con la idea

de que podía ser posible desarrollar métodos de producción con menores impactos

para el medio ambiente, sentando las bases de la ecología industrial.

Aunque existen autores que consideran que la ecología industrial va mas allá del

metabolismo industrial, como el trabajo de Johansson (2002), no hay una definición

consensuada de la ecología industrial, y no se hace una clara distinción entre el

metabolismo industrial y la ecología industrial (Erkman, 2002). La ecología industrial

enfoca el proceso industrial hacia la innovación tecnológica como medio para

resolver los problemas ambientales, intentando evitar los análisis parcelarios y

estrechos de la economía (Reid y Graedel, 2002). No obstante, en la aplicación

práctica de este concepto, no podemos perder de vista que la mayor parte de los

creadores de esta disciplina “tenían importantes vinculaciones con el sector

industrial de Estados Unidos” (Carpintero, 2005, 121); tal es así que el nombre de

ecología industrial fue utilizado como eslogan verde de las empresas ante la creación

de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (Erkman, 2002).

A pesar de que el origen de este campo parte del estudio de los flujos físicos de la

economía industrial bajo un enfoque sistémico, la creencia de que el progreso

tecnológico es la base para reestructurar la industria y crear una sociedad más

sostenible hace que en algunas aplicaciones prácticas se llegue a la conclusión de

que es posible desacoplar el daño ambiental y el uso de los recursos del crecimiento

económico (Carpintero, 2005). De esta forma surge el concepto de ecoeficiencia, que

se refiere al vínculo de las empresas con el desarrollo sostenible, ya que esta rama

de investigación incide en el gasto de materiales y energía en la economía y en la

idea de desvincular el crecimiento económico de su base material (Martínez Alier,

Page 64: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

58

2005). Así, los trabajos de Schmidt-Bleek (1994) y Weizsäcker et al. (1995), entre

otros, defienden lo que se conoce como Factor 1052, que afirma que es posible el

aumento de servicios y valor añadido en las economía industriales reduciendo los

requerimientos de materiales. Haberl et al. (2011) señalan que estas estrategias de

ecoeficiencia deben desarrollarse pero demuestran que son insuficientes para reducir

el consumo de materiales y energía en términos absolutos.

Las metáforas ecología industrial y ecoeficiencia se vuelven de esta forma la base

fundamental para describir la idea de que la industria debe encaminarse a cerrar sus

ciclos, tal y como lo hace el ecosistema, y su eficiencia debe ir dirigida a ese mismo

fin. Sin embargo, no debemos olvidar que la adopción de estas metáforas conlleva

arrastrar características asociadas al término original (ecología), de esta forma los

valores asociados a un término se asocian al otro. Pero estas asociaciones deben

verse con prudencia, porque los valores no tienen que ser coincidentes.

Así pues nos encontramos con términos que tienen una componente semántica

(ecología industrial, ecoeficiencia) que induce a pensar que están encaminados al

cuidado del ecosistema, pero que en la práctica están contribuyendo a lo contrario,

dependiendo de la escala en que se analice. Esto ocurre, como señala Johansson

(2002, 75), porque las metáforas científicas que se hacen muy populares suelen

acabar como “victimas de su propio éxito”, en el sentido de que conceptualmente

van cargadas de un significado que no se corresponde con las aplicaciones realizadas

del concepto.

3.2.2 El metabolismo socioeconómico

El IFF (también conocida como la escuela de Viena), han sido pioneros en la

definición y el estudio del metabolismo socioeconómico como analogía al concepto

biológico de metabolismo, que busca la descripción y cuantificación de los flujos de

materia y energía que se intercambian entre los sistemas económico, social,

territorial, medioambiental, etc. (Fischer-Kowaslki, 1997).

Dentro de esta concepción de metabolismo socioeconómico que difunde la escuela de

Viena, se distingue entre el “metabolismo básico de la sociedad” y el “metabolismo 52 Instituto Factor10: http://www.factor10-institute.org/. Fecha de consulta 12-03-2010.

Page 65: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

59

extendido de la sociedad” (Fischer-Kowaslki y Haberl, 1999, 62, 63). El primero se

refiere al estudio de sociedades que necesitan al menos la demanda de materiales

que corresponde a la suma de la demanda biológica de sus miembros. Estas

sociedades utilizaban los recursos de forma renovable y sus residuos podían ser

asimilados por el medio, pero a su vez, dichas sociedades no tenían porque ser

sostenibles en el uso de los recursos y para persistir debían, emigrar, controlar su

población, o matar a otras sociedades. El segundo tipo se centra en el estudio de

sociedades que usan los recursos más allá de sus ciclos naturales, haciéndolos no

renovables.

Así, la historia de la sociedad puede ser vista como la historia de la expansión del

metabolismo de la sociedad, más allá del metabolismo básico. Este campo de análisis

es conocido como el estudio de las transiciones metabólicas (Fischer-Kowaslki y

Haberl, 2007) y comprende el estudio del metabolismo de las sociedades que se

considera que han marcado un antes y un después en el uso de energías y materiales:

las cazadoras y recolectoras, las sociedades agrarias tradicionales, y por último, la

sociedad industrial.

El metabolismo de las sociedades agrarias tradicionales, en base al uso de materiales

y energía, estaba limitado por la cantidad de tierra disponible y la capacidad de la

sociedad para producir comida, por lo que “no desarrollaron un modo de vida que

fuera sostenible53 a largo plazo” (Fischer-Kowaslki y Haberl, 1997, 68). Gracias al

petróleo, las sociedades industriales solventaron los problemas de “sostenibilidad”

en relación al acceso a los recursos naturales que tenían las sociedades cazadoras-

recolectoras y las agrarias tradicionales. Sin embargo, su caracterización en base a la

abundancia energética y de materiales y los impactos ambientales y sociales que ello

provoca hacen que se encuentre con otros problemas de sostenibilidad aún mayores

(Krausmann et al., 2008).

Además de sustentar el estudio de las transiciones socioecológicas, las aplicaciones

del metabolismo socioeconómico han servido como base para el desarrollo de

53 Fischer-Kowaslki y Haberl (1997) llegan a la conclusión de que las sociedades agrarias tradicionales, en general, acaban con la mayor parte de los recursos naturales de los que dependen, y que gran parte de la sociedad no llegaba más que a alcanzar una vida mísera y dura. Esta afirmación es contrastada con las opiniones de autores que aseguran que la propiedad común era el medio que permitió la gestión sostenible de recursos naturales a las comunidades desde la antigüedad hasta nuestros días (Aguilera, 1991b).

Page 66: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

60

trabajos sobre la desmaterialización relativa. Este es el caso del trabajo sobre

Austria de Fischer-Kowaslki y Haberl (1997), que transmite un discurso

desmaterializador como resultado del descenso de intensidad material relativo al

producto interior bruto, dejando dudas que podrían solventarse con estimaciones

sobre flujos ocultos, incremento per cápita y estudio de la intensidad material en

términos absolutos (Carpintero, 2005). Dentro de esta vertiente se incluye también

los trabajos ya citados sobre Factor 10.

No obstante, cabe destacar los numerosos trabajos que defienden el debate de la

rematerialización vs desmaterialización, que se trata tanto en estudios ya citados de

Adriaanse et al. (1997), Matthews et al. (2000), Eurostat (2001) y Carpintero (2005),

entre otros, así como en Naredo y Valero (1999).

El comercio ecológicamente desigual entre países es un debate que se ha sustentado

gracias a la contabilidad de flujos de materiales, demostrando que los países

industrializados se han especializado en procesos de mayor valor añadido por unidad

de coste físico gracias a las reglas del juego financieras de los agentes económicos

imperantes (Naredo, 2006). Algunos trabajos destacados en este campo son los de

Muradian y Martínez Alier (2001), Giljum y Hubacek (2001), Muradian y Giljum (2007)

y Eisenmenger et al. (2007), entre otros. No obstante también podemos encontrar

trabajos que, basándose en la metodología de MFA, no apoyan la hipótesis de que

existe un comercio ecológicamente desigual entre países. Según Weisz (2007), esto

es debido a que no existen suficientes evidencias empíricas que sustentan esta

hipótesis. De hecho, esta autora argumenta que hay estudios de balances biofísicos

del comercio de países, como es el caso de Noruega que demuestran que este es un

país con una economía extractiva a pesar de ser una de las economías más ricas del

mundo desde el punto de vista monetario. Para esta autora, estos resultados derivanj

de la falta de robustez de los estudios de metabolismo social realizados ahasta la

fecha. En nuestra opinión, estos resultados, que poco o nada tienen que ver con la

economía ecológica, derivan de análisis físicos no contextualizados del comercio de

las economías. Como citábamos al principio de este trabajo, esto es debido a que

para identificar las relaciones entre naturaleza y sociedad no es suficiente con la

cuantificación de los flujos del metabolismo, sino que es necesario ampliar el

concepto, incluyendo el análisis de las implicaciones de los sistemas institucional,

ambiental, social y económico en el estudio del metabolismo (Naredo, 2006).

Page 67: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

61

Los teóricos del IFF utilizan el término “colonización” para definir la conexión que

existe entre los cambios en las estructuras medio ambientales y en las sociales,

consecuencia del metabolismo (Fischer-Kowaslki y Weisz, 1999). Este concepto hace

relación a las estrategias que utiliza la sociedad para transformar el medio natural y

poder explotarlo, ya que para poder realizar las actividades que subyacen a la

colonización deben crearse unas estructuras esenciales de organización social; y el

trabajo y la tecnología tienen gran importancia en la evolución del metabolismo de

las sociedades. Así, dependiendo de las estrategias de colonización, pueden

encontrarse diferencias sociales, culturales y económicas entre las sociedades.

Este concepto no ha sido aplicado más allá de su definición teórica, refiriéndose al

trabajo humano y a la tecnología como las fuerzas de evolución de las sociedades sin

entrar a analizar los flujos de información que coexisten con los flujos biofísicos de la

sociedad, ni a intentar enfocar los análisis metabólicos desde una perspectiva de

ecología política54.

3.2.3 El metabolismo rural

Aunque la escuela de Viena profundiza en el estudio del metabolismo de sociedades

no industriales para explicar el concepto de transiciones socioecológicas (como se

puede observar en los trabajos de Fischer-Kowalsky y Haberl (2007), Krausmann et

al. (2008) y Krausmann et al. (2009), entre otros, no es la única escuela que ha

tratado el metabolismo rural.

Giampietro (2004), hace un trabajo centrado en el metabolismo de los

agroecosistemas, en el que desarrollan un aparato conceptual que incide en la visión

de que un sistema metabólico es un sistema disipativo, autoorganizado, abierto, y no

en equilibrio termodinámico. Las implicaciones que esto conlleva en la aplicación de

la metodología Análisis Multiescala del Metabolismo Social (MSIASM) que estos

proponen en el estudio del metabolismo social en su visión más amplia, (ya que

54 El concepto de “colonización”, se considera que tiene cierta similitud con la parte intangible del metabolismo de la que hablan González de Molina y Toledo (2011), en lo que se refiere a las diferencias sociales, culturales y económicas entre las sociedades. No obstante la “colonización” alude al trabajo humano y la tecnología como fuerzas de evolución de las sociedades, y la parte inmaterial del metabolismo que los autores citados presentan como fuerzas del cambio social, como veremos más adelante, engloba muchos mas elementos de análisis.

Page 68: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

62

estudian otros tipos de metabolismo además del metabolismo rural55, en similitud

con la escuela de Viena), es que para poder analizar la evolución de un sistema

socioeconómico en interacción con el contexto ecológico debe estudiarse adoptando

varias escalas y diversas líneas de evolución (Ramos et al., 2009).

El concepto de metabolismo que plantea Giampietro (2004) se funda en la

contextualización del sistema metabólico de acuerdo a los paradigmas de la ciencia

posnormal; así, la complejidad, la irreversibilidad de los procesos y la incertidumbre

de las consecuencias que produce el ser humano en su manejo de los sistemas

naturales, hacen que sea difícil comprender un sistema metabólico usando un análisis

reduccionista. Al emprender el estudio del metabolismo socioeconómico desde esta

perspectiva múltiple de análisis, que incluye el tiempo, se denota la multiplicidad de

perspectivas legítimas que aparecen como resultado de diferentes definiciones de

valor y diferentes representaciones de la realidad que tiene la sociedad.

De esta forma, abordar el estudio del metabolismo socioeconómico asumiendo la

complejidad de los sistemas reales requiere de “un pensamiento que religue lo que

permanece disjunto y compartimentado, que respete lo diverso sin dejar de

reconocer lo uno, que intente discernir las interdependencias,… un pensamiento

multidimensional, organizador o sistémico, que conciba la relación del todo y las

partes” (Morin, 1993, 71).

Las implicaciones que ésto conlleva en la aplicación de la metodología MSIASM son

que no existe una definición válida del sistema para todos los actores y, por lo tanto,

el objetivo del método es mejorar la calidad de las representaciones o lecturas de un

sistema metabólico y de los diferentes escenarios; pero que mediante la aplicación

de este método no es posible llegar a una caracterización del sistema válida o

adecuada para todos, y que no es posible determinar su futura evolución.

El método pretende servir de soporte a la toma de decisiones, y por ello, la idea

básica es que cuando se trata de trabajar con las tendencias futuras “es mejor

plantear las posibles alternativas relevantes de un posible futuro, que no exponer

una sola perspectiva válida para el futuro que pueda resultar irrelevante”

(Giampietro, 2004, 189).

55 Véase Ramos (2005), Ramos et al. (2009) y Giampietro et al. (2009), entre otros.

Page 69: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

63

Así, aunque Giampietro et al., (2009), entiende el metabolismo como una

herramienta metodológica lo enmarcan en el aparato conceptual de las teorías de la

complejidad, yendo así más allá de la simple cuantificación de los flujos físicos a un

análisis de los mismos que subyace al contexto político en el que se enmarcan.

Siguiendo con los análisis desarrollados para el metabolismo rural, el trabajo

coordinado por Garrabou y González de Molina (2006) engloba una serie de trabajos

encaminados a avanzar en los balances energéticos en la agricultura desde el punto

de vista metabólico. El trabajo editado por Toledo y García (2008) es a su vez

destacable en el estudio del metabolismo rural, así como el trabajo de González de

Molina y Toledo (2011)56. En este trabajo, los autores, tras el análisis de los

principales trabajos de carácter empírico que bajo el concepto de metabolismo

social estiman los flujos físicos de las economía, llegan al entendimiento de que “casi

sin excepción, el concepto de metabolismo social ha quedado reducido a la

cuantificación de los flujos de materiales y energía que una determinada sociedad

intercambia con su entorno natural durante la apropiación o toma de recursos y

servicios (inputs) y durante el reciclaje de residuos y desechos (outputs). Esta

versión simplificada del metabolismo social resulta útil hasta cierto punto, pero

carece de toda perspectiva en virtud de que soslaya o ignora dos aspectos: (a) los

procesos que ocurren al interior de la sociedad y que conforman la porción interna

del fenómeno metabólico; y (b) los procesos inmateriales e intangibles que existen

en toda la sociedad y que de manera invisible pero efectiva interactúan, mediante

mecanismos de acción recíproca, con los fenómenos materiales” (González de Molina

y Toledo, 2011, 64).

Así, estos autores definen el metabolismo social como marco conceptual para el

estudio de las relaciones entre sociedad y naturaleza, que se centra en el análisis del

proceso metabólico, no sólo como un fenómeno meramente físico, sino considerando

que existe una parte intangible de la sociedad operando como un “armazón” para los

procesos materiales del metabolismo. De esta forma, los procesos metabólicos

(apropiación, circulación, transformación, consumo y excreción), que denominan

“caja negra del metabolismo”, conforman la parte material de un todo y su

contraparte o sistema social “contenedora”, está formada por las dimensiones

56 Este trabajo se citará en reiteradas ocasiones a partir de ahora puesto que es el único, hasta la fecha y en la revisión realizada, que trata de esta manera el concepto de metabolismo.

Page 70: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

64

cognitivas, simbólicas, institucional, jurídica y tecnológica que actúan de manera

conjunta y de forma dinámica y compleja.

Figura VI. Los procesos metabólicos y la “caja negra”

Fuente: Elaboración propia en base a González de Molina y Toledo (2011).

Entender el concepto de metabolismo desde esta perspectiva teórica implica que se

debe tener en cuenta a la hora de estudiarlo, además de la cuantificación de los

flujos físicos, que nos informan sobre el “qué” y el “cuánto” de esos flujos, la

dimensión inmaterial, que señala el “cómo” y el “por qué” de esos flujos físicos.

Esta caracterización de los procesos que ocurren en la sociedad (mas allá de la base

física), es la forma que proponen los autores para insertar en el propio concepto de

metabolismo social la contextualización de los flujos físicos, avanzando en la

consideración del metabolismo para entenderlo como más que una mera metodología

cuantitativa, y proponiéndolo como un marco teórico de análisis de las relaciones

entre sociedad (o economía) y naturaleza. Otros autores (Carpintero, 2005, Reid y

Graedel, 2002) consideran que aunque ese conocimiento es crucial, se atribuye al

campo de estudio de otras ciencias, ya que incluirlo en el propio análisis del

metabolismo podría afectar a la identidad de la metodología y hacer el concepto

demasiado extensivo, volviendo difusos los límites del metabolismo.

Reconocida la necesidad de desarrollar el enfoque que sólo tiene en cuenta la base

física de los procesos económicos, para así incluir la caracterización de los procesos

de organización y sociales que interactúan conjuntamente (Carpintero, 2005), se

considera relevante el debate existente que muestra que el metabolismo puede ser

entendido como una metodología o un marco de análisis amplio.

Como hemos citado anteriormente, González de Molina y Toledo (2011), comparten

Apropiación Circulación Consumo Transformación Extracción Excreción

Caja Negra

Sociedad

Medio Ambiente

Page 71: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

65

la visión socioeconómica e histórica del metabolismo social que tienen los trabajos

de Giampietro y la escuela de Viena. Plantean que la unidad básica de estudio de la

historia ambiental es el metabolismo social y para tener en cuenta esa dimensión

temporal revisan los principales momentos de la interrelación ser humano-naturaleza

en base a los procesos metabólicos, surgiendo así tres tipos de metabolismos claves

en la historia socioambiental del hombre (cazadoras y recolectoras, sociedades

agrarias tradicionales, y sociedades industriales), que coinciden con los tres tipos de

metabolismo que utilizan Fischer-Kowaslki y Haberl (2007) para estudiar las

transiciones socioecológicas.

Al estudiar los factores de esta transición de tipos de metabolismos, los autores

indican que se trata de explorar cómo los cinco procesos materiales del metabolismo

social, mediados a su vez por los factores intangibles, realizan una función conjunta

y cómo esa función se modifica a lo largo del tiempo. En su análisis de las

transiciones del metabolismo rural al metabolismo industrial (centrado en la

agricultura industrial como elemento dentro del metabolismo industrial), insisten en

que el metabolismo industrial debe ser analizado críticamente y contextualizar la

estructura de poder en el que se enmarca este sistema, para no olvidar las grandes

desigualdades y sus consecuencias, los conflictos que irremediablemente producen

los impactos ambientales y sociales que este metabolismo provoca (González de

Molina y Toledo, 2011). Así, consideran que los conflictos ambientales son producto

de la propia existencia de relaciones sociales mediadas por el poder a través de las

cuales circulan los recursos (tanto naturales, económicos como sociales).

Este concepto es el que consideramos más adecuado para nuestro objeto de estudio y

a partir de él desarrollamos nuestra propuesta conceptual de metabolismo hídrico. A

continuación revisamos los principales análisis realizados de los flujos hídricos del

proceso económico, como paso previo para la propuesta de metabolismo hídrico.

3.3 El estudio de los flujos hídricos del proceso económico

El estudio de los flujos hídricos del proceso económico, desde el punto de vista

metabólico, ha sido excluido de la mayor parte de trabajos. Sin embargo, otros

muchos los han estudiado por separado, considerándolo en ocasiones como sumideros

de residuos o desde el punto de vista de la mejora de la eficiencia en el uso de este

Page 72: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

66

recurso en los procesos productivos. No es nuestro objetivo, por tanto, recopilar la

gran proliferación de trabajos que han tratado el tema del agua, sino sólo

incidiremos en algunos estudios que consideramos destacables para el objetivo de

este trabajo.

3.3.1 El papel del agua desde la óptica del metabolismo puramente

contable

Desde la metodología de MFA, para diferenciar los flujos considerados en el

metabolismo socioeconómico, se han desarrollado indicadores que dividen los flujos

en tres niveles: residuos con altos niveles de toxicidad, combustibles fósiles y

recursos minerales, y flujos con menor impacto por tonelada utilizada (Carpintero,

2005). Este es el nivel en el que por exclusión, se encontraría el agua. En la figura VII

se observan los materiales que tienen interés para MFA. El agua se encuentra en

primer lugar en los materiales que, a mayor cantidad utilizada, menor impacto

ambiental específico conlleva. Esto es tratado así desde la metodología de MFA ya

que, en comparación con los demás materiales considerados por el sistema

económico, el agua es el principal input superando hasta 20 veces la suma del resto

de materiales (Schutz y Bringezu, 1993).

Sin embargo, esta conclusión se extrae desde una perspectiva puramente contable,

en la que el agua, medida en unidades físicas, constituye un input para el sistema

económico, independientemente del territorio donde se extraiga. Una interpretación

de este gráfico es que probablemente en lugares donde exista agua en grandes

cantidades, una vez que es utilizada por el sistema económico, efectivamente el

impacto por volumen de agua será bajo. Sin embargo, las ingentes cantidades de

agua que requiere un sistema económico en un territorio con mayor escasez (física,

social o ambas), o los problemas de contaminación que puede ocasionar su paso por

el sistema, pueden aumentar el impacto ambiental por volumen utilizado de este

elemento.

Page 73: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

67

Figura VII. Flujos que tienen interés para la contabilidad de flujos de materiales

Fuente: Adaptación propia al castellano, a partir de Steurer, 1996.

El estudio de los flujos hídricos de una economía, aunque se consideren de enorme

importancia a nivel cuantitativo y cualitativo, no ha sido incluido en muchos de los

estudios sobre metabolismo socioeconómico por el carácter desequilibrante en

términos cuantitativos del recurso57, sumado a las carencias en la información

estadística que existe sobre el agua, y al hecho de que las escalas de estudio

apropiadas para los recursos hídricos y los materiales difieren (Madrid y Velázquez,

2008). Así, analizar los flujos de agua que son usados y transformados por un sistema

económico, representa todo un reto (Rogich y Matos, 2002).

Aunque hay autores que han incluido los flujos de agua en sus análisis metabólicos58,

57 En el perfil metabólico de las sociedades industriales el agua supone el 87% del volumen de materiales que integran la economía (Schandl y Schulz, 2002).

58 Es de destacar el trabajo de Wolman (1965) sobre el metabolismo de un modelo de ciudad norteamericana. Ayres y Ayres (1998) incluyen los flujos de agua en su estudio sobre los sectores industriales, y Strassert (2002) incluye los flujos de agua en su estudio del metabolismo alemán mediante las tablas input-ouput físicas. Schutz y Bringezu (1993) estimaron el total de flujos movilizados

Page 74: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

68

no existe un consenso de cómo considerar el agua dentro del sistema económico.

Ayres (2000) y Gravgard (1998), son sólo algunos de los autores que proponen

diferentes métodos para contabilizarla.

En general, los flujos hídricos del metabolismo socioeconómico se estudian por

separado dada la consideración de que su uso, aunque indispensable para el

metabolismo, conlleva un bajo impacto al ser un recurso renovable en el ciclo

hidrológico y varía de forma importante entre regiones59.

En el estudio del agua desde el punto de vista metabólico60, podemos encontrar

trabajos que destacan la importancia del agua como sumidero de residuos como el

trabajo del metabolismo industrial en la cuenca del Rin (Stigliani y Jaffé, 1993), o el

estudio de Allen (2002), entre otros. Son numerosos también los trabajos que

estudian las relaciones de los flujos de agua de un sistema desde el punto de vista

metabólico para reducir el consumo de agua, como los trabajos de Ehrenfeld y

Chertow (2002) y Nuñez et al. (2009), entre otros.

Como aplicación de las PIOT en el estudio de los flujos de agua, el trabajo de

Hubacek y Sun (2005), destaca por ser un ejemplo de análisis contextualizado en el

territorio de los flujos hídricos en China.

Desde el instituto Wuppertal se han estudiado las entradas de agua al sistema

económico, en forma de flujos de agua oculta que son necesarios para fabricar

materiales, bajo la perspectiva del análisis de ciclo de vida (LCA). Así, en el trabajo

de Stiller (1999) se estudian los requerimientos de agua para la fabricación de

materiales nuevos y tradicionales: fibra de vidrio, P-aramidas, PVC, etc. Schmidt-

BleeK (1998), referenciado en Carpintero (2005), ha estimado las entradas totales de

agua de diferentes productos, desde metales, energéticos y químicos, hasta el agua

necesaria para fabricar una cafetera o un teléfono. La aportación del instituto

por la economía alemana de 1989-1990; y Steurer (1992), referenciado en Carpintero (2005) hizo un estudio de los flujos de la economía austriaca que en 1994 amplió incluyendo los flujos de agua (Steurer, 1994, referenciado en Carpintero, 2005).

59 Véase Statistisches Bundesamt (1998), Stahmer et al. (1997), Hüttler et al. (1996) y Adriaanse et al. (1997) (referenciados en Fischer-Kowalski y Huttler, 1999).

60 Los estudios de los flujos hídricos de la economía han sido abordado desde diferentes marcos metodológicos. Estas metodologías se encuentran reflejadas en los trabajos de Fischer-Kowaslki (1998) y Fischer-Kowaslki y Hüttler (1999), Daniels y Moore (2002) y Daniels (2002).

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69

Wuppertal en el estudio de los flujos ocultos de la economía es un paso importante

desde el enfoque de la economía ecológica ya que el agua es considerada por la

economía neoclásica como un bien libre, cuando en realidad es un bien común con

increíble valor no siempre monetario (Ayres y Kneese, 1969).

Desde el método del LCA se está avanzando en el desarrollo de la metodología de

estimación de la huella hídrica, concepto que a continuación describiremos, como

indicador de los flujos hídricos de productos (Ridoutt y Pfister, 2010), encaminándose

la investigación a la estandarización de los LCA basados en este indicador61.

Según Martínez Alier (2005) los indicadores de agua virtual (AV) y huella hídrica (HH)

analizan los flujos de agua oculta del metabolismo, en analogía con los flujos ocultos

de materiales que popularizó el Instituto Wuppertal. Sin embargo, la inmensa

mayoría de los trabajos realizados en base a los indicadores de AV y HH no se han

planteado desde una perspectiva metabólica, sino desde una óptica puramente

contable de flujos hídricos del comercio de las economías. A ello dedicaremos el

siguiente apartado.

3.3.2 El papel de los flujos de agua en el sistema económico. El agua

virtual (AV) y la huella hídrica (HH)

Como hemos comentado en el capítulo anterior, la definición más aceptada

actualmente de AV es la planteada por Allan (1993, 1994), al afirmar que la cantidad

de agua consumida en el proceso de producción de un producto es la llamada agua

virtual asociada al producto, pudiéndose por tanto considerar como un indicador de

la responsabilidad de los productores en el uso del agua. Por otro lado, Hoekstra

(2003), desarrolló la metodología que permitió cuantificar el concepto. Así, en este

intento por cuantificar el AV, Hoekstra definió un nuevo concepto, la huella hídrica

(HH) de un país o una persona, como la cantidad de agua que se necesita para

consumir determinados bienes o servicios, poniendo pues de relieve las

responsabilidades asociadas con el consumo. Esto es, el AV se puede entender como

61 Se está realizando una guía de implementación del LCA mediante la huella hídrica por el Organismo Internacional para la Estandarización (ISO en sus siglas en inglés).

Page 76: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

70

un indicador del consumo de agua desde la producción y la HH desde el consumo

(Velázquez et al. 2010).

A partir de la propuesta metodológica realizada por Hoekstra en 2003, se ha aplicado

este método y se ha avanzado en su desarrollo en numerosos análisis de estimación

de la HH y el AV. Anteriormente a esta propuesta, y con posterioridad también, se

han realizado estudios de estos indicadores dentro de metodologías derivadas de

otros campos (Velázquez et al. 2010). En Velázquez et al., (2010) se incluye una

revisión bibliográfica de las principales aplicaciones de estos indicadores. La revisión

que aquí presentamos es la continuación y actualización de este trabajo anterior que

queda, sintéticamente, reflejada en la tabla 1. El objetivo ahora es poner de

manifiesto que, en general, los primeros trabajos que se realizaron basándose en

estos indicadores se redujeron a los simples cálculos de flujos hídricos virtuales de

importaciones y exportaciones, excluyendo las interdependencias que existen entre

los sistemas económico, social y ambiental. Sin embargo, se aprecia un interesante

avance en una doble dirección. Por un lado, en el desarrollo metodológico y por otro

en la consideración de las implicaciones políticas, sociales y territoriales que tienen

los flujos de agua virtual y su consiguiente contextualización.

Principalmente los análisis de carácter empírico que utilizan el AV y la HH se han

concentrado fundamentalmente en productos agrícolas, y se han aplicado a nivel

mundial, así como a escala nacional y regional. En base a la escala espacial se

presentan, en la tabla 1, los principales trabajos que hasta la fecha han utilizado

estos indicadores62.

Los trabajos destacables en este sentido son los de Aldaya y Hoekstra (2010), que

estudiando el agua necesaria para la producción de la pasta y pizza que se consume

en Italia, hacen un claro avance en la contextualización de los flujos hídricos. El

trabajo de Chapagain y Orr (2008) analiza las implicaciones de la HH de Gran

Bretaña, al igual que Feng et al. (2011). El trabajo de Verma et al. (2009), sobre el

Programa Nacional de Unión de Ríos en la India plantea el comercio de AV como una

alternativa a los trasvases físicos de agua, reincidiendo a su vez en que dichos

trasvases físicos van en dirección contraria a los flujos invisibles de comercio de AV

62 Dada la proliferación de trabajos y enfoques sobre el tema se ha realizado una investigación exhaustiva pero siendo conscientes de la dificultad de abarcarla en su totalidad.

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71

que en la actualidad se dan. En la misma orientación se sitúan los trabajos de Ma et

al. (2006) y Zhao et al. (2009), para los trasvases en China.

A nivel regional, Dietzenbacher y Velázquez (2007), Velázquez (2007) y Madrid y

Velázquez (2008) analizan los flujos de AV en Andalucía, así como Aldaya y Llamas

(2009) analizan los flujos de AV en la cuenca del Guadiana y sobre el mismo estudio

de caso, Aldaya et al. (2010b) avanzan en las implicaciones de la incorporación del

AV y la HH en las políticas. Montesinos et al. (2011) realizan su trabajo centrándose

en la cuenca del Guadalquivir.

Por último, Naredo (2009) en su estudio del AV y la HH de la comunidad de Madrid, y

Mekkonnen y Hoekstra (2010b), en su trabajo de la HH de la exportación de flores en

el lago Naivasha en Kenia, avanzan en la realización de análisis más amplios de los

flujos de agua, considerando y estimando sus principales implicaciones en conjunto

con el ciclo hidrológico en el lugar donde se realiza el análisis.

Page 78: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

72

Tabla 1. Análisis de los flujos hídricos de la economía. Principales estudios de los flujos

virtuales por escala geográfica

Escala Autores Global

Hoekstra y Hung (2002), Chapagain y Hoekstra (2003a), Yang et al. (2003), Zimmer y Renault (2003), De Fraiture, et al. (2004), Chapagain y Hoekstra (2004), y Hoekstra y Hung (2005), Kummar y Singh (2005) Portmann et al. (2006), Chapagain et al. (2006a), Chapagain et al. (2006b), Berrittella et al. (2007), Hoekstra y Chapagain (2007a), Liu et al. (2007), y Sirajul Islam et al. (2007), Aldaya et al. (2008), Hoekstra y Chapagain (2008), Chapagain y Hoekstra (2008); Gerbens-Leenes y Hoekstra (2008) y Gerbens-Leenes et al. (2008), Hoekstra et al. (2009), Mekkonnen y Hoekstra (2010a) y Chapagain y Hoekstra (2010), Aldaya et al. (2010a)

Estatal

Wichelns (2001), Yang y Zehnder (2002), El-Fadel, y Maroun (2003), Haddadin (2003), Oki et al. (2003), Earle y Turton (2003) Yegnes-Botzer (2001), Chapagain y Hoekstra (2003b), Chapagain y Hoekstra (2003c), Ma et al. (2006), Pérez (2006), Hoekstra y Chapagain (2007b), Guan y Hubacek (2007), Van Oel et al. (2008), Schuol et al. (2008), Chapagain y Orr (2008), Liu y Savenije (2008), Galán y Velázquez (2010) Dabrowski et al. (2008), Rodríguez et al. (2008) y Novo et al. (2009), Chapagain y Orr (2009), Dabrowski, et al. (2009), Verma et al. (2009), Zhao et al. (2009), El Sadek (2010), Zhao et al. (2009), Bulsink et al. (2010), Aldaya y Hoekstra (2010), Garrido et al. (2010) y Feng et al. (2011).

Regional

Dietzenbacher y Velázquez (2007), Velázquez (2007), Schendel et al. (2007). Madrid y Velázquez (2008), Brown et al. (2009), Aldaya y Llamas (2009), Naredo (2009) y Aldaya et al. (2010b). Montesinos et al. (2011), Mekkonnen y Hoekstra (2010b).

Fuente: Elaboración propia a partir de Velázquez et al. (2010).

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73

No obstante, siendo el AV una herramienta que nos permite analizar los flujos

comerciales en términos de agua, la inmensa mayoría de los trabajos no incluyen

como complemento a las estimaciones de exportación e importación de AV balances

hídricos de las cuencas hidrológicas (por ejemplo, en el caso de la exportación, para

saber si esas cuencas son deficitarias o excedentarias). Esto es debido a que, desde

el punto de vista metodológico, el concepto de huella hídrica, al haberse originado y

desarrollado como una herramienta puramente contable y desde una perspectiva no

metabólica, no incluye en su aplicación una clara relación entre la estimación

cuantitativa del AV de un lugar y el posible impacto social y/o ambiental que

provoca. Por lo tanto, actualmente no queda claro si el resultado de elegir un

producto o un sistema de producción es mejor que otro basándose en la HH. Pues de

hecho, un producto con menor HH comparado con otro que posea una mayor HH,

puede estar provocando impactos negativos dependiendo de la fuente de agua

(Ridoutt y Pfister, 2010).

Naredo (2009), en su estudio del AV y la HH de la comunidad de Madrid, aporta un

argumento de peso ante tal cuestión, afirmando que el análisis debe abarcar el ciclo

hidrológico en su conjunto, considerando y estimando sus principales componentes.

Ésto no sólo mejora la calidad de las estimaciones del agua virtual y la huella hídrica,

sino que permite advertir las limitaciones que ofrece este tipo de análisis y

completarlas con consideraciones más amplias relacionadas con el conjunto de los

recursos hídricos en el territorio de estudio.

Por lo tanto, a partir de estas reflexiones, se detectan dos problemas relativos al

análisis de flujos de agua en el sistema económico: (1) Desde el análisis del

metabolismo socioeconómico, el papel del agua se aborda, en la mayor parte de

trabajos, desde la óptica del metabolismo puramente contable. (2) Asimismo, en los

trabajos realizados sobre el papel de los flujos de agua en el sistema económico,

mediante los indicadores de AV y la HH, se detecta el mismo problema; la lógica

contable prevalece aunque se denota una evolución en algunas aplicaciones actuales.

Estos nos lleva a plantear que existe la necesidad de un marco de estudio que

englobe el análisis de los flujos hídricos de una economía desde una perspectiva

sistémica entendiendo el metabolismo como un marco de análisis.

Page 80: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

74

3.4 El metabolismo hídrico. Cuantificación y contextualización

A partir del análisis realizado anteriormente proponemos entender y definir el

metabolismo hídrico (MH) como un marco de análisis que cuantifica los flujos hídricos

de la economía y refleja la dimensión social, ambiental, tecnológica, geográfica e

institucional que corresponde a la parte intangible del metabolismo, inseparable de

la parte tangible si consideramos el agua como activo ecosocial, tal como plantea

Aguilera (1991a).

Si, como hemos expuesto anteriormente, entendemos que el metabolismo, estudia

las relaciones entre el sistema social, ambiental, económico, etc., se debe insertar

en un contexto institucional y cultural del que es interdependiente. El recurso agua,

determinado por sus características, es un bien común que, además de constituir la

fuente de la vida, adquiere un valor cultural dependiendo del uso que las sociedades

hagan de él (Shiva, 2002). Es así un recurso en el que se ve claramente que su gestión

está ligada al territorio (Aguilera, 2006) y que para abordar los problemas de gestión

del agua, las soluciones que pueden parecer ser efectivas a una escala reducida, si se

tienen en cuenta la interrelación con los demás sistemas, ampliando de esta manera

la escala de análisis, se puede demostrar que el conocimiento requerido para abordar

la complejidad de los sistemas es mayor.

En nuestra propuesta de MH, al relacionar los flujos de agua con el contexto que les

envuelve, como afirma Naredo (2009), somos conscientes de que esta ampliación del

razonamiento se quedaría a mitad de camino si se limitara al agua; por lo tanto los

análisis del metabolismo hídrico se debe relacionar con el conjunto de los flujos y

requerimientos del metabolismo económico.

No obstante nuestro objetivo a nivel teórico en esta primera fase, es avanzar en una

propuesta que siguiendo el razonamiento anterior por el que creemos que es

necesario pasar de entender el metabolismo como una mera herramienta

metodológica a entenderlo como un marco de análisis, proponemos entender el MH

como un marco de estudio que nos permita cuantificar los flujos de agua y que sea

capaz de explicar los procesos incluidos en la “caja negra” de la que hablan González

de Molina y Toledo (2011), introduciendo los flujos de información y la necesaria

contextualización en cada uno de ellos.

Page 81: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

75

En la figura VIII podemos observar el esquema que a nivel teórico consideramos

adecuado para este acercamiento al estudio del MH del sistema económico.

Figura VIII. El MH entendido como marco de análisis

Fuente: Elaboración propia.

Antes de continuar, definimos cada uno de los términos que aparecen en la figura

VIII.

Agua Real- Es el agua que se capta directamente desde el ecosistema (y circula, en

su caso, para poder ser consumida) por cada una de las fases del proceso metabólico.

El agua real es, normalmente, agua superficial o subterránea.

Agua Virtual- Según la definición de Allan (1993) es el agua requerida para generar

un producto o servicio.

Pérdidas- Por pérdidas entendemos aquella cantidad de agua que en cada fase vuelve

al sistema y no es “apropiada”, desde el punto de vista puramente “utilitarista”,

para la generación del producto.

Excreción- Es el agua generada por cada fase una vez utilizada y devuelta al

ecosistema, normalmente, contaminada.

Apropiación Consumo Transformación

Agua Real

Circulación Extracción

Agua Real Agua Real

Agua Virtual

Pérdida Evaporación Excreción

Agua Virtual

Agua Real

Sociedad

Medio Ambiente

Page 82: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

76

Evaporación- Es la cantidad de agua que, por acción de la temperatura y de la

humedad del ambiente, vuelve al sistema sin que pueda ser “apropiada” socialmente

para la generación de productos o servicios.

Para interpretar la figura VIII, hay que hacer dos consideraciones previas: 1) el

proceso que analizamos es el metabolismo hídrico del proceso de producción-

consumo63, en el que cada fase del proceso tiene su propio metabolismo hídrico, esto

es, tiene entradas y salidas de agua, en forma real y virtual. La diferencia entre el

agua virtual y real es esencial en nuestro caso ya que nos ayuda a contextualizar esos

flujos que circulan por el sistema económico, de manera que el agua real que se

extrae del ecosistema tiene unos impactos y sufre unas pérdidas en el proceso de

circulación (que explicaremos a continuación), que merecen ser tenidas en

consideración. Esta distinción repercutiría de forma importante a la hora de realizar

las estimaciones del metabolismo de manera que metodológicamente hablando, el

agua virtual sería el agua contenida en los productos64, diferenciándonos de esta

manera de la investigación de Hoekstra y sus colaboradores65, en nuestra intención

de recalcar la importancia del contexto de esos flujos; 2) Por este motivo, como se

puede observar en el gráfico, hemos adaptado el marco de análisis del metabolismo

social definido anteriormente al caso del análisis del metabolismo hídrico, con la

diferencia de que en este caso el proceso de circulación es un proceso de mediación

entre los diferentes procesos.

El proceso producción-consumo que estamos analizando comienza en la fase de

extracción de agua del ecosistema y finaliza con el consumo de productos generados.

De esta forma, la fase de apropiación correspondería al sector económico agrícola, y

la de transformación a los sectores industrial y de servicios. La fase de consumo se

63 De esta forma, se puede analizar el proceso de producción-consumo completo o alguna de sus fases independientemente.

64 No obstante, esto dependería del estudio de caso. Desde el punto de vista metodológico, según Naredo (2009), el agua virtual de los bienes y servicios se igualaría al agua real utilizada en la producción de los mismos, puesto que el agua contenida es despreciable. En el caso de los productos agrícolas esta similitud no sería cierta por lo que según nuestro esquema el agua real (mas las pérdidas, evaporación y excreción), sería el agua necesaria para generar un producto y el agua virtual resultaría el agua contenida en los productos agrícolas.

65 En el trabajo de Hoekstra et al. (2009) se incluye una interesante discusión sobre si sería necesario redefinir la HH en función de la metodología de LCA (Ridoutt y Pfister, 2010), o como señalan Hoekstra et al. (2009), cómo el análisis de la HH desarrollado por estos autores puede contribuir al LCA. No es objeto de este trabajo incidir en esta discusión que dejamos para posteriores desarrollos metodológicos.

Page 83: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

77

refiere al consumo de productos. A su vez, cada fase, dependiendo de la escala y del

detalle de estudio, podría contener las cinco fases del proceso de metabolismo.

Entonces, el recorrido a través de la figura VIII comenzaría cuando el agua extraída

del ecosistema (agua real) circula y en esta primera circulación desde la extracción

hasta la apropiación se producen unas pérdidas (debido a las pérdidas en las

infraestructuras de distribución del agua para regadío) y una evaporación (que será

mayor cuanto mayor sea la distancia recorrida en la fase de circulación y cuanto

mayor sea la temperatura y la humedad del territorio recorrido).

En la fase de apropiación hay dos entradas de agua, ambas consideradas como agua

real. Una que llega a través de la circulación (anteriormente mencionada), sería agua

superficial y subterránea (deducidas las pérdidas y la evaporación de la circulación

anterior); y otra que sería el agua retenida en el suelo. En esta fase se producen las

cuatro salidas de agua: 1) pérdida debida a las infraestructuras del regadío; 2)

evaporación en su caso cuando la tecnología de riego es por inundación o aspersión

(considerados los factores climáticos correspondientes); 3) excreción, debido al agua

residual que vuelve al sistema, pudiendo estar o no generalmente contaminada,

dependiendo del estudio de caso, una vez utilizada para el riego; 4) agua virtual, que

sería el agua contenida en los productos generados, dependiendo de la diferenciación

citada anteriormente.

En la fase de transformación hay dos entradas de agua. Agua real, que se capta en el

ecosistema (sistemas de almacenamiento superficial o subterráneos) y se transporta

mediante las infraestructuras hidráulicas correspondientes; y otra virtual, a través de

los productos que proceden de la fase de apropiación. Las salidas de agua son las

mismas (cada una con sus propias características) que en la fase anterior.

Por último, en la fase de consumo, hay nuevamente dos entradas de agua: 1) agua

real captada del ecosistema y circula a través de las redes de distribución para

abastecimiento del consumidor; 2) agua virtual, a través de los productos consumidos

por los consumidores. Las salidas son las mismas que en las fases anteriores.

Es importante destacar que este esquema es una propuesta para el análisis del

metabolismo hídrico de un proceso producción-consumo que tendría que ser

Page 84: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

78

adaptado en cada fase, en función del objeto y objetivo de estudio en cada caso y

que consideramos un primer avance en la investigación.

Para finalizar este análisis, el esquema anterior nos serviría para conocer los flujos

de agua, cuantitativamente hablando, en el proceso metabólico de los procesos de

producción y consumo. Sin embargo, nos haría falta conocer también las fuerzas que

motivan y empujan estos cambios si queremos realmente entender por qué ocurren.

Las fuerzas del cambio en los flujos del agua se producen por la confrontación de los

recursos disponibles y de los requerimientos de los mismos. Así, antes de entrar a

analizar las fuerzas en sí, habría que conocer: 1) El balance hídrico: capacidad de

apropiación. Esto hace referencia a la cantidad y calidad del recurso, es decir, los

recursos disponibles. Igualmente hay que estudiar los factores de cambio en la

capacidad de apropiación: ¿De qué depende la capacidad de apropiación? ¿Qué reglas

del juego permiten esos cambios? ¿Hay también condicionantes naturales, como el

cambio climático, que afectan? 2) Requerimientos y consumo de agua ¿cuáles son los

consumos de agua? ¿Hay una mayor diversificación? ¿En qué consiste esa

diversificación?

Para entrar a analizar las fuerzas del cambio habría que estudiar aspectos como la

distribución social del agua: ¿Quién se la apropia? ¿Cuáles son las reglas del juego que

permiten esa distribución? ¿Cómo cambian esas reglas para que cambie la

apropiación? Las decisiones políticas nos indicaran cuestiones del tipo: ¿Cómo las

decisiones políticas condicionan y cambian la distribución del recurso? Asimismo se

deben analizar los conflictos generados por la apropiación y cuáles son los impactos

ambientales implicados en el estudio de caso. Así, estas fuerzas del cambio y estas

cuestiones nos llevan a recalcar la importancia de la contextualización.

3.5 Conclusiones y reflexiones finales

El metabolismo es, por definición, un estudio sistémico de las interdependencias

entre sociedad, economía y naturaleza, en el que la diversidad de enfoques deriva de

los diferentes marcos conceptuales desde los cuales se aplica esta herramienta. Esta

diversidad, sin embargo, conlleva en nuestra opinión, una confusión sobre lo que

debe implicar un análisis del metabolismo de una socioeconomía. De esta forma, se

genera el debate sobre la cuestión de qué es metabolismo. Ciertamente, el

Page 85: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

79

metabolismo constituye un avance en la incorporación del análisis de la dimensión

física en los procesos económicos. Sin embargo, nos preguntamos si para realizar este

análisis de la dimensión física al incorporarla en los procesos económicos, es

suficiente con la mera estimación cuantitativa en términos físicos. Por otra parte,

nos preguntamos si puede ser separada esta dimensión física de las dimensiones

“intangibles”, que citan González de Molina y Toledo (2011) en su trabajo, y si es

función del metabolismo ampliar el enfoque hacia unos análisis más amplios,

corresponde a otras disciplinas el hacerlo, o es más bien una cuestión de enfoque

transdisciplinar como nos plantea la economía ecológica.

El trabajo realizado nos permite hacernos nuevas preguntas como: ¿El no incluir

análisis más integrados de las interdependencias de los flujos físicos con las demás

dimensiones en los trabajos de metabolismo corresponde a una cuestión de escala, o

es, en ocasiones, una falta de voluntad política? Ya que estos análisis físicos pueden

ser utilizados para defender hipótesis que poco o nada tienen que ver con la

economía ecológica, esto nos lleva a su vez a preguntarnos si podría ocurrir que el

metabolismo pasara a ser una metáfora que “muera de éxito” en el sentido de que se

originó desde una perspectiva que no se corresponde con las aplicaciones realizadas.

Derivado de este debate entendemos que el metabolismo hídrico del proceso

económico es un campo de estudio actualmente en desarrollo en el que planteamos

una primera propuesta teórica que abarque la complejidad del sistema que queremos

analizar siendo conscientes de que a su vez, la Ciencia trabaja mediante la

simplificación de la realidad. En palabras de Morin (1993, 67) “el conocimiento debe,

ciertamente, utilizar la abstracción, pero intentando construirse por referencia a un

contexto y, por eso, debe movilizar lo que el conocedor sabe del mundo”. Esta

dualidad implica que, la aplicación del metabolismo hídrico deba adaptarse a cada

situación, de tal manera que los estudios de caso deben ser concretos y permitir la

flexibilidad de la herramienta contable a la vez que se considera que no es posible

contabilizarlo todo y que la contextualización de los flujos de información que

subyacen a la parte material del metabolismo es importante para no caer en un

reduccionismo físico, o en nuestro caso, hídrico.

Page 86: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

80

Capítulo 4. El metabolismo hídrico de la mina de cobre

Las Cruces. Una aproximación metodológica.

"La responsabilidad social de las empresas es aumentar sus beneficios".

Milton Friedman

4.1 Introducción

Es bien conocida la importancia del cobre, tanto por sus niveles de consumo y

producción, como por los impactos ambientales derivados de su extracción. El

consumo de cobre en el mundo ha aumentado de manera exponencial durante el

siglo XX, habiéndose consumido en este periodo “más de veintiséis veces la cantidad

de cobre que la humanidad había consumido hasta entonces y a través de toda su

historia” (Moussa 1999, 54). La industria final de cobre se divide en varios sectores:

industria eléctrica y electrónica (telecomunicaciones, generación y distribución de

energía eléctrica y dispositivos electrónicos); sector de la construcción, conformado

por sistemas de calefacción y sanitarios, alambrado eléctrico, herramientas para la

construcción, etc. Sistemas de transporte, equipos y maquinaria industrial,

incluyendo aire acondicionado, intercambiadores de calor, válvulas y accesorios

industriales, entre otros. Y para finalizar, el cobre es necesario en una gran cantidad

de productos de consumo doméstico y uso general, como, por ejemplo, monedas y

utensilios domésticos (Meller, 2000). Esta gran cantidad de usos se refleja en los

niveles de consumo en la sociedad. Como ejemplo, un ciudadano europeo consume

aproximadamente 8 kg. de cobre al año, principalmente en infraestructuras, edificios

e industria (Spatari et al., 2002).

En Europa, la mayor parte del cobre que se consume se extrae, se funde y se refina

fuera del continente (Spatari et al., 2002). No obstante, históricamente han existido

en Europa lugares de extracción de este preciado metal. Por lo que respecta a la

Page 87: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

81

producción66, España ocupa actualmente el quinto puesto en producción minera de

cobre en Europa (Instituto Geológico y Minero de España [IGME], 2009). Y bajando al

nivel regional, podemos afirmar que la producción andaluza finalizó el siglo XX con

un declive del sector minero del cobre , debido fundamentalmente al cierre de

explotaciones y a los impactos provocados por el conocido como desastre de

Aznalcóllar67; no obstante, en los comienzos del siglo XXI el sector ha experimentado

una ligera recuperación llegando a suponer el valor de la producción andaluza de

minerales metálicos (en la que se incluye la producción de cobre) el 48,6% del total

del valor de la producción española (Ministerio de Industria, Turismo y Comercio,

2011), durante el año 2009.

Uno de los principales impactos que produce la minería metálica es el uso y

contaminación de agua, ya que estos procesos necesitan elevados volúmenes de

agua, por un lado; y por otro, en cuestión de calidad, en los procesos mineros se

genera gran cantidad de aguas ácidas, que son altamente contaminantes (Urkidi,

2010).

Es por ello que los proyectos mineros deben ser sometidos a un estricto control

medioambiental que, siguiendo el principio de “quien contamina paga”, ha llevado a

la creciente utilización del análisis económico en un intento por contabilizar los

costes sociales y ambientales derivados de las actividades mineras (Moran, 2003). El

análisis económico convencional, centrado fundamentalmente en el estudio de los

valores monetarios debido a la configuración del sistema producción-consumo como

un sistema cerrado, ha de ser superado por un estudio más ambicioso pero más

cercano a la realidad. Así, siguiendo los paradigmas de la economía ecológica hemos

de considerar ese binomio producción-consumo como un sistema abierto y como tal

en constante interacción con el resto de sistemas. Por otro lado, creemos importante

recalcar la importancia de considerar, no únicamente los costes sociales de los

66 Como seguidamente explicaremos, Naredo (2003) analiza cómo la metáfora de la producción se utiliza para soslayar operaciones de mera adquisición de riquezas. Desde esta perspectiva en nuestro trabajo nos referiremos a la producción como extracción y transformación de cobre.

67 La rotura de la presa de estériles mineros que tuvo lugar en abril de 1998 en la mina de los Frailes (Aznalcollar, Sevilla) ha supuesto el accidente medioambiental más severo acontecido en España, no sólo por el vertido de 6,8 hectómetros cúbicos a un río cercano, sino por la presencia del Parque Nacional de Doñana (Reserva de la Biosfera) aguas abajo donde se produjo el accidente.

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82

procesos de producción, sino también los costes sociales tal como fueron definidos

por Kapp (1950).

Desde esta perspectiva abordamos el análisis de los flujos físicos siguiendo la

propuesta de metabolismo hídrico (MH) de Beltrán y Velázquez (2011), en el que las

autoras plantean la necesidad de analizar los flujos de agua de los procesos de

producción-consumo bajo la contextualización territorial, ambiental, social,

institucional y tecnológica.

El proyecto minero Las Cruces está situado entre los municipios sevillanos de Gerena,

Guillena y Salteras y es propiedad actualmente de la empresa minera canadiense

Inmet Mining Corporation. Este proyecto minero ha sido elegido como estudio de

caso por la particularidad que supone la gestión de agua y las implicaciones que ésta

tiene sobre el resto de sistemas. En efecto, debido a la ubicación del yacimiento,

situado bajo un acuífero, el tratamiento del agua subterránea de la mina Las Cruces

va más allá de las actuaciones habituales en relación al agua subterránea que supone

un proyecto minero. Así, mediante el conocido como Sistema Drenaje Reinyección

(SDR) el nivel piezométrico del acuífero en la zona de corta es deprimido

artificialmente por debajo de la cota más baja del banco de trabajo de la mina.

La gestión actual de los recursos hídricos del proyecto Las Cruces, definida por el

Plan Global de Gestión de Aguas aprobado en 2009 (Junta de Andalucía, 2009c),

supuso una modificación obligatoria en la gestión de aguas de la mina dado que en la

puesta en marcha del sistema como Sistema Drenaje Reinyección se detectaron

incumplimientos de la autorización otorgada por la Confederación Hidrográfica del

Guadalquivir [CHG] en 2003, que provocaron la suspensión de este sistema y las

labores de profundización de la corta. Este cambio de modelo de gestión de agua es

el punto de partida para el desarrollo de nuestra investigación. Así, la posterior

contextualización partirá siempre de la modificación comentada y del Plan Global de

Aguas.

El objetivo general de este capítulo es el análisis de los flujos hídricos de la actividad

minera Las Cruces mediante la aplicación metodológica de la propuesta teórica de

metabolismo hídrico de Beltrán y Velázquez (2011), para tratar de dar respuestas a la

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83

preguntas ¿Cuál es el papel del agua en la mina de cobre Las Cruces?, y ¿Cuáles son

los factores que condicionan ese papel?

Este capítulo se estructura de la siguiente forma: tras esta breve introducción, se

presenta el marco conceptual y metodológico, en el que desarrollamos la

importancia del metabolismo hídrico como marco de análisis. A continuación, en el

apartado tercero, se presenta el estudio del metabolismo hídrico de la mina de cobre

Las Cruces, que introducimos mediante la descripción de la gestión de agua en el

proyecto minero y continúa con la contextualización del estudio de caso, que

dividimos en los aspectos socioeconómicos, tecno-institucionales y geográfico-

ambientales. El cuarto apartado consiste en el análisis del metabolismo hídrico,

relacionando los flujos hídricos con el contexto. Para finalizar, se presentan las

conclusiones más relevantes que han surgido de este capítulo.

4.2 Marco conceptual. El metabolismo hídrico como marco de

análisis

Para estudiar la importancia del metabolismo hídrico como marco de análisis de los

flujos hídricos de las actividades mineras en primer lugar definimos las nociones de

producción de cobre que vamos a utilizar en esta investigación. En segundo lugar,

incidimos en la importancia de los indicadores físicos en el estudio de la economía

como un sistema abierto para presentar el concepto de metabolismo social que nos

sirve como base para definir y desarrollar nuestra propuesta teórica de metabolismo

hídrico. En tercer lugar, concretamos la propuesta de metabolismo hídrico para el

estudio de una industria minera que será el marco de análisis sobre el que

realizaremos la aplicación metodológica al caso de la industria minera de Cobre las

Cruces.

Naredo (2003) analiza en profundidad cómo, desde la interpretación que la economía

neoclásica hace del proceso económico como un proceso de producción de riqueza

expresado en términos monetarios, se utiliza la metáfora de la producción para

soslayar operaciones de mera adquisición de riquezas, resaltando la creación de valor

monetario y obviando el deterioro que los procesos infringen en el entorno físico y

social. Es por ello que en este capítulo de nuestra investigación, para incidir en la

importancia de las dimensiones físicas y sociales vinculadas al proceso económico,

Page 90: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

84

calificaremos la actividad que se realiza en los proyectos mineros como extracción y

transformación de cobre para denominar a lo que comúnmente se conoce como la

producción de cobre.

Por otra parte, reconocer la dimensión social y física vinculada al proceso económico

significa entender el sistema económico como un sistema abierto. De esta forma, si,

como afirma (Aguilera, 2010, 2) entre otros, “reconocemos que el sistema económico

es un sistema abierto a, y en interacción continua con, el sistema ambiental, es

decir, con los flujos biofísicos de energía y materiales”, necesitamos estudiar no sólo

la perspectiva monetaria, sino las interrelaciones entre lo social, lo económico y lo

biofísico o ambiental. Para estudiar las interdependencias biofísicas del sistema

económico, Fischer-Kowalski (1997) propuso el concepto de metabolismo social,

como analogía al metabolismo biológico, buscando la descripción y cuantificación de

los flujos de materia y energía que se intercambian entre los sistemas económico,

social, territorial, medioambiental, etc.

No obstante, entendemos que esas interrelaciones entre sistemas van más allá de lo

puramente biofísico y, en este sentido, nos gustaría destacar el trabajo de González

de Molina y Toledo (2011) de entre la extensa proliferación de trabajos sobre

metabolismo social (Fischer-Kowaslki, 1998, Fischer-Kowaslki y Hüttler, 1999, Daniels

y Moore, 2002, Daniels, 2002, Ayres y Ayres, 2002, Beltrán y Velázquez, 2011). Estos

autores, como explicamos en el capítulo anterior, proponen un concepto de

metabolismo social entendido, no sólo como un fenómeno meramente físico, sino en

el que existe una parte intangible que explica las fuerzas subyacentes a los flujos

físicos, tan importantes y tan necesarias de ser estudiadas como los propios flujos.

De esta forma, los procesos metabólicos físicos (extracción, apropiación, circulación,

transformación, consumo y excreción) conforman la parte material (tangible) de un

todo y su contraparte, o sistema social “contenedora”, está formada por las

dimensiones cognitivas, simbólicas, institucional, jurídica y tecnológica que actúan

de manera conjunta y de forma dinámica y compleja. Esta contraparte son esas

fuerzas subyacentes que explican los flujos físicos, y a la que ellos denominan “flujos

de información”.

El análisis de estos flujos de información pone de manifiesto las interdependencias

que existen entre los sistemas económico, social y ambiental. Si consideramos el

Page 91: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

85

agua, no como un mero factor de producción, sino como un activo ecosocial

(Aguilera, 1991a), no puede ser entendida como un elemento aislado, sino que se

debe atender a todas las funciones que realiza en el ecosistema, proponiéndose así

una gestión conjunta del agua y el territorio. Por ende, el análisis de las entradas y

salidas de flujos hídricos de un sistema económico debe hacerse a partir de una

completa contextualización del propio sistema y sus interrelaciones; esto es, de una

contextualización que nos permita explicar esas fuerzas subyacentes a los flujos

físicos. De ahí que el marco de análisis que proponemos sea el metabolismo social,

en el sentido de González de Molina y Toledo (2011), aplicado al agua; lo que en el

capítulo anterior hemos definido como metabolismo hídrico (Beltrán y Velázquez,

2011).

En el estudio de las actividades de producción-consumo mediante el concepto de MH

propuesto es importante destacar que todo proceso de este tipo puede conllevar

costes sociales68 (Kapp, 1950). Los costes sociales son todas aquellas consecuencias

negativas y daños al sistema social y ambiental que son el resultado de las

actividades productivas. Los costes sociales ocurren porque la racionalidad

empresarial (regulada por el marco institucional) al estar basada en la minimización

de costes y maximización de beneficios genera pérdidas del tipo daños la salud

humana, destrucción de valores de propiedad o agotamiento de recursos naturales.

Este autor nos indica que existen costes sociales cuyo origen es claro, y otros

permanecen ocultos o es difícil definir su origen, porque son el resultado de una gran

cantidad de factores. Reconocer la existencia de interdependencias físicas entre los

sistemas, conlleva entonces asumir la complejidad, pues existen interdependencias

que no se pueden identificar, por ejemplo, por el retraso temporal en la aparición de

daños ambientales o en la salud de las personas. Por ello, no es fácil abordar estos

problemas, por lo tanto es importante, “plantear preguntas relevantes aunque las

respuestas sean incompletas o imprecisas, en lugar de buscar precisión en las

respuestas a las preguntas que son irrelevantes (Aguilera, 2006, 16).

El concepto propuesto de metabolismo hídrico se define como un marco de análisis

que cuantifica los flujos hídricos de la economía y refleja la dimensión social,

68 En su trabajo “The Social Cost of Private Enterprise”, Kapp se refiere a los costes sociales de la empresa privada. Nosotros ampliamos el término a los procesos de producción y consumo porque consideramos que exceptuando actividades económicas muy concretas, todo proceso de este tipo puede conllevar costes sociales.

Page 92: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

86

ambiental, tecnológica, geográfica e institucional que corresponde a la parte

intangible del metabolismo, inseparable de la parte tangible. Como se puede

apreciar en la figura IX, cada fase del proceso tiene su propio metabolismo hídrico,

esto es, tiene entradas y salidas de agua, en forma real y virtual. A su vez, una vez

que el agua es extraída del ecosistema, se producen, en las diferentes fases, salidas

de agua en forma de pérdidas, evaporación, excreción o agua virtual, en su caso. En

la figura 9 se puede observar los flujos de agua reflejados en la propuesta teórica,

destacando las fases de extracción y transformación, pues son las que corresponden

al sector industrial, que estudiaremos en este caso.

Figura IX. El metabolismo hídrico del proceso de producción-consumo

Fuente: Beltrán y Velázquez, 2011.

El proceso de producción minera que analizamos mediante el concepto de MH se

encuentra inserto en un sistema socioeconómico69, ambiental y tecno-institucional

determinado e incluye el estudio de cada uno de los procesos metabólicos definidos

por González de Molina y Toledo (2011) -extracción, apropiación, circulación,

transformación, consumo y excreción-.

En este sentido, y siguiendo el trabajo anteriormente realizado (Beltrán y Velázquez,

2011), que corresponde al segundo capítulo de resultados de esta tesis, analizamos

las diferentes fases metabólicas del proceso de producción del cobre, no las fases

69 Incluye el sistema cultural.

Page 93: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

87

metabólicas del agua, aunque el proceso de producción conlleva parejo un proceso

metabólico del agua. De esta manera, en la figura X representamos el MH de un

proceso de producción minero en el que se analizan los flujos hídricos

contextualizados por los sistemas mencionados, ya que la comprensión del mismo

requiere “un pensamiento multidimensional, organizador o sistémico, que conciba la

relación del todo y las partes” (Morin, 1993, 71).

Como se observa en el la figura X en la fase de extracción del agua, pareja a la

extracción del cobre, el agua extraída del ecosistema (agua real) circula y en esta

circulación, desde la extracción hasta la transformación del mineral, pueden

producirse unas pérdidas (debido a las pérdidas en las infraestructuras de

distribución del agua) y una evaporación (que será mayor cuanto mayor sea la

distancia recorrida en la fase de circulación y cuanto mayor sea la temperatura y la

humedad del territorio recorrido). En el proceso de transformación del cobre hay dos

entradas de agua: agua real70, que se capta en el ecosistema (sistemas de

almacenamiento superficial o subterráneos) y agua contenida71, a través de los

productos que proceden de la fase de extracción o de otros procesos de

transformación. En esta fase se producen cuatro salidas de agua: 1) pérdida debida al

proceso de transformación; 2) evaporación; 3) excreción de agua residual que vuelve

al sistema, previo tratamiento de depuración; 4) agua virtual, que sería el agua real

utilizada en la producción minera, puesto que en estos procesos el agua contenida es

despreciable.

70 Como hemos comentado anteriormente, el agua real es el agua que se capta directamente desde el ecosistema (y circula, en su caso, para poder ser consumida) por cada una de las fases del proceso metabólico, y es, normalmente, agua superficial o subterránea. 71 El agua virtual (AV), como hemos comentado anteriormente, según la definición de Allan (1993), es el agua requerida para generar un producto o servicio. Así, el agua total necesaria para generar un producto o servicio (AV) es la suma del agua real más el agua contenida en los productos utilizados en la producción. Esto es, el agua virtual es la suma del agua real más el agua contenida en el bien o servicio. En el caso que el agua contenida sea despreciable (como ocurre en la mayoría de los productos mineros –Naredo, 2009-), podemos afirmar que el agua virtual es igual al agua real.

Page 94: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

88

Figura X. Metabolismo hídrico de una industria minera

Fuente: Elaboración propia.

4.3 El metabolismo hídrico de la mina de cobre Las Cruces

4.3.1 El proyecto minero y la gestión de agua

El proyecto minero Cobre las Cruces (CLC), pertenece a la empresa Cobre las Cruces

S.A., filial de la empresa canadiense Inmet Mining Corporation y supone, por las

dimensiones que alcanzará la corta (1.600x1000 y 245 metros de profundidad), la

explotación de cobre a cielo abierto en activo de mayor envergadura en Europa. La

zona del proyecto, como se aprecia en la figura XI, se sitúa al sur de España, en la

Comunidad Autónoma Andaluza, concretamente en el cuadrante noroccidental de la

provincia de Sevilla, ocupando 950 hectáreas en los términos municipales de de

Gerena, Guillena y Salteras, a 15 kilómetros de la capital sevillana.

Page 95: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

89

Figura XI. Localización de la explotación minera Las Cruces

Fuente: Junta de Andalucía. Agencia Andaluza del Agua, 2009a.

El clima de la zona corresponde al clima mediterráneo semiárido, que se caracteriza

por presentar una temperatura media elevada (18ºC) y veranos secos y muy cálidos.

Concretamente en la zona en cuestión, la temperatura media en verano supera los

26ºC, llegando hasta los 41ºC en Julio y Agosto. En invierno, la media ronda los 7ºC y

puede descender hasta los - 5ºC. Las precipitaciones fluctúan entre 500 y 700 mm,

siendo habituales los periodos de sequía (FRASA y aia cosult72, 2006).

72 FRASA es la consultora que la empresa minera contrató, en el año 2000, para realizar el Estudio de Impacto Ambiental. En el año 2006, la empresa volvió a contratar a FRASA, conjuntamente con la

Page 96: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

90

El área del proyecto se sitúa entre las unidades geoestructurales de la depresión del

Guadalquivir y el extremo más oriental de la Faja Pirítica Ibérica. Esta zona se

considera una de las provincias metalogenéticas más importantes del mundo (Borja,

et al. 2001). Ocupa una franja de 250 km. desde el suroeste de la provincia de Sevilla

hasta la costa atlántica portuguesa y se caracteriza por la existencia de numerosos

yacimientos ligados al volcanismo del Carbonífero inferior, que han dado como

resultado yacimientos de sulfuros polimetálicos y pirita como el de Rio Tinto (Huelva)

o el de Los Frailes (Aznalcóllar, Sevilla).

El yacimiento Las Cruces se encuentra a una profundidad de 150 metros, encajado en

rocas volcano sedimentarias bajo 20 metros de areniscas y conglomerados del

acuífero Niebla–Posadas, concretamente bajo las subunidades hidrogeológicas de

Gerena-Cantillana y Niebla-Gerena (FRASA, 2000). Las reservas minerales

mayoritarias consisten en una mineralización primaria formada por sulfuros primarios

polimetálicos y emplazada parcialmente sobre éstos, la mineralización secundaria de

cobre (zona de enriquecimiento en sulfuros masivos de cobre: calcosina, covelina,

entre otros). Estas reservas de cobre constituyen el fundamento del proyecto minero.

Además sobre las reservas cupríferas, se sitúa una zona de gossan aurífero que

contiene oro y plata.

Las reservas minerales extraíbles se estiman en 16 millones de toneladas con una ley

de 6,2% en cobre; esto quiere decir que cada tonelada de mineral removido contiene

una media de 62 kg de cobre. Esta característica hace que el yacimiento se considere

muy rentable desde el punto de vista monetario, ya que un yacimiento de cobre se

considera económicamente viable (considerando favorables todos los factores

relacionados con la explotación del mineral73) con una ley de 0,5% en cobre, y muy

rentable, a partir de una ley de 2,5%. Se estima que el proyecto tendrá una duración

de quince años (Cobre las Cruces, 2011).

La actividad extractiva del proyecto minero comprende la extracción del mineral del

yacimiento en mina a cielo abierto (corta minera), seguida de la extracción del metal

consultora aia consult, para realizar un informe sobre el estado ambiental de la zona previa a la implantación del proyecto. 73 La rentabilidad de una explotación minera depende del valor de la mineralización, que a su vez depende de los valores de producción. Para calcular los valores de producción se estiman parámetros técnicos, ambientales y económicos a nivel futuro tales como reservas, ley media, vida útil, producción anual, precio y costes de las operaciones, entre otros (Estévez, 2004).

Page 97: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

91

(cobre) del mineral en la planta hidrometalúrgica (en adelante, la Planta). A esta

operación la denominaremos transformación, ya que en la Planta los materiales

extraídos se someten a enriquecimiento por lixiviación y extracción con disolventes,

para poder extraer el cobre metálico en un proceso de electrodeposición, en el que

se obtiene cobre metal de alta pureza en forma de láminas de cobre (también

llamados cátodos de cobre) (FRASA y aia consult, 2006). Tanto de la corta minera

como de la Planta surgen rocas estériles que contienen minerales que deben ser

tratados debido a su elevado riesgo de contaminación. El tratamiento de estos

estériles se realiza mediante deposición en seco, que aísla los materiales no inertes

con capas de revestimiento para asegurar el sellado. Este método se considera

ventajoso frente al depósito tradicional en balsa de lodos al minimizar el riesgo de

contaminación por vertido de aguas ácidas.

El agua es un elemento indispensable para el tratamiento hidrometalúrgico y debe

ser gestionada en todo el proceso minero. Así, el proyecto comprende acciones con

respecto a las aguas subterráneas y superficiales. Las necesidades de agua de la

actividad minera provienen del elevado volumen necesario para la actividad

productiva en Planta, y en menor medida, para la eliminación de polvo en el área del

proyecto. Las fuentes de agua disponibles para el suministro a la Planta autorizadas

por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir74 corresponden a

296,8m3/hora/año de agua residual urbana depurada que la Estación Depuradora de

Aguas Residuales (EDAR) de San Jerónimo (situada al norte de Sevilla) vierte al río

Guadalquivir (suponiendo este volumen un 10% del caudal de agua depurada que la

EDAR vierte al río). Junto con un volumen de 18,3m3/hora/año de aguas remanentes

de la explotación minera (aguas de contacto75 del fondo de la corta). Para captar las

aguas superficiales provenientes de la EDAR de San Jerónimo, se han construido unas

conducciones de abastecimiento y evacuación de agua al proyecto que son tuberías

enterradas de 18 kilómetros de longitud y 500 milímetros de diámetro y de 12

kilómetros de longitud y 315 milímetros de diámetro respectivamente (FRASA, 2000).

La conducción de abastecimiento capta el volumen autorizado del caudal de agua

depurada que la EDAR vierte al río Guadalquivir y lo traslada hasta la balsa de

74 Ministerio de Medio Ambiente. Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (2004). Concesión de Aguas Públicas TC 17/2017 de 17 de junio de 2004.

75 Se denominan “de contacto”, porque al haber estado en contacto con la masa mineral, presentan elevadas concentraciones de metales pesados (Junta de Andalucía, Consejería de Medio Ambiente, Agencia Andaluza del Agua, 2009a).

Page 98: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

92

almacenamiento de aguas de proceso (balsa PSP) para su utilización, cuando se

requiera, en la Planta. La conducción de vertido traslada el agua que sale de la

Planta destinada a vertido, una vez tratada en la planta de tratamiento de

neutralización, hasta el río Guadalquivir a la altura del municipio sevillano de La

Algaba76. Es de destacar, que como condicionantes a la autorización del uso de

18,3m3/hora/año de aguas remanentes del acuífero Niebla-Posadas se obligó a la

empresa a compensar dicha detracción mediante la clausura de dos pozos dentro del

perímetro de la explotación minera y la compra de derechos de explotación de un

pozo más, propiedad de un particular (Ministerio de Medio Ambiente. Confederación

Hidrográfica del Guadalquivir, 2004).

La principal actuación en relación a la gestión de agua subterránea es la puesta en

marcha del sistema drenaje-reinyección. Esto implica una dificultad añadida al

proceso, que se deriva de la localización del yacimiento. La corta minera se

desarrolla por debajo del nivel del acuífero Niebla-Posadas, por lo que el nivel

piezométrico del acuífero en la zona de corta es deprimido artificialmente por

debajo de la cota más baja del banco de trabajo de la mina. Esto se consigue

mediante un sistema de drenaje-reinyección que consiste en una serie de sondeos de

drenaje (o extracción) que deprimen el nivel piezométrico del acuífero conectados a

sondeos de inyección que retornan el agua al acuífero: el anillo de sondeos de

drenaje periféricos en torno a la corta minera junto con los sondeos de drenaje

situados dentro de la corta que recogen las aguas están conectados por una red

radial de tuberías a un anillo de sondeos de reinyección situado fuera del área del

proyecto minero, que retornan el agua al acuífero para mantener la cantidad y la

calidad de este.

Como se observa en la figura XII, este sistema consiste en que, al deprimir el nivel

piezométrico del acuífero a la altura de la corta, se crea un cono de deyección, y al

reinyectar agua en el acuífero en zonas alejadas de la corta se crean conos de

inyección. Así, se crea una barrera hidráulica que consigue que el agua del acuífero

no entre en contacto con los minerales de la corta. Al ser un modelo, es preciso

verificar los rendimientos de entrada en los sondeos de inyección para que esta

76 En el apartado dedicado al estudio de los flujos hídricos de la explotación detallamos las estimaciones de los volúmenes aquí indicados.

Page 99: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

93

barrera no se rompa y el sistema falle; por eso, para la implantación de este modelo

en la realidad es preciso un control permanente del sistema.

En la figura XII se expone un esquema del funcionamiento del sistema drenaje

reinyección en la corta minera, en el que se puede observar cómo el nivel

piezométrico se deprime en los sondeos de extracción y como se eleva en los sondeos

de reinyección. El acuífero está compuesto por areniscas del mioceno de base y el

yacimiento se encuentra en las rocas paleozoicas, aproximadamente, bajo el relleno

de margas.

Figura XII. Esquema del Sistema Drenaje Reinyección del complejo minero Las Cruces

Fuente: FRASA, 2000.

La complejidad que entraña la puesta en marcha del sistema drenaje reinyección del

proyecto minero Las Cruces hacen que el acuífero Niebla-Posadas, en la zona del

proyecto, se caracterice como potencialmente problemático por su vulnerabilidad a

la contaminación del agua del acuífero y la sobreexplotación localizada del mismo

(IGME y Diputación de Sevilla, 2003).

Page 100: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

94

4.3.2 El contexto

Como adelantábamos en la introducción, en la actualidad, debido a la aprobación del

Plan Global de Gestión de Aguas, la gestión de aguas en la explotación minera ha

cambiado respecto al modelo de gestión inicial aprobado en la Autorización

Ambiental Integrada que obtuvo el proyecto (Junta de Andalucía, 2005).

Para valorar esta serie de acontecimientos clave que han influido en la gestión de

aguas en la actividad minera nos hacemos varias preguntas: ¿Cuál es la empresa

minera?, ¿Es rentable la explotación en términos monetarios? ¿Y en términos

socioambientales? ¿Cuál es el marco institucional en el que se ha desarrollado el

citado cambio de gestión de aguas?, ¿Cómo afecta este cambio al sistema geográfico-

ambiental? Estas preguntas las vamos a tratar de responder desarrollando el contexto

socioeconómico de la actividad minera Las Cruces que, a su vez está inserto en un

contexto tecno-institucional concreto y en un contexto geográfico ambiental, en el

que nos centramos en la gestión del agua. Así, el análisis del contexto global se

corresponde con el estudio de los tres sistemas y sus interacciones. En primer lugar,

para abordar el estudio del sistema socioeconómico, analizamos la historia de la

empresa minera, aportamos estimaciones de las ganancias monetarias de la empresa,

las subvenciones recibidas, y el empleo generado. En segundo lugar, mediante el

análisis de las instituciones y la normativa relevantes para el proceso que ha

condicionado el cambio de gestión de aguas, nos acercamos al sistema tecno-

institucional, en lo que se refiere al proceso legal sobre el acuífero Niebla Posadas.

Para finalizar, mediante el estudio del sistema geográfico-ambiental caracterizamos

el estado de los recursos hídricos superficiales y subterráneos de la región relevantes

para nuestro caso. En este sentido, la mina de Las Cruces está localizada en una zona

que se caracteriza por un clima seco y por sufrir periódicos episodios de sequía, y

para intentar aproximarnos a conocer el impacto total que recae sobre estos

ecosistemas, deben ser consideradas las interrelaciones entre los diferentes usos que

se hacen del agua.

Este apartado lo hemos dividido en el estudio de los tres sistemas, pero somos

conscientes de que existen aspectos que pueden formar parte de más de una de estas

categorías, por lo que lo consideramos una propuesta que nos sirve para dar el hilo

conductor necesario al desarrollo del capítulo.

Page 101: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

95

4.3.2.1 Contexto socioeconómico

Es destacable, en los grandes proyectos mineros, que inicialmente sea una empresa

de limitado capital la que desarrolle el proyecto y a posteriori sea vendida a otra con

mayor capacidad económica para llevarlo a cabo (Moran, 2003). Las Cruces no ha sido

una excepción a este caso. El proyecto Las Cruces se inicia a finales del año 1992,

cuando la Junta de Andalucía otorga varios permisos de investigación a la empresa

Romin S.A., perteneciente al grupo Rio Tinto Zinc (Australia y Reino Unido). A partir

de ese momento, comienzan los trabajos de exploración minera que conducen, en

mayo de 1994, al descubrimiento del yacimiento cuprífero. En 1999 Riomin S.A.

vende el 100% del proyecto a MK Gold Company (Estados Unidos) (actualmente MK

Resources Company), empresa filial de la estadounidense Leucadia National

Corporation, y ese año esta empresa crea Cobre Las Cruces S.A. A principios de 2001

comienza la tramitación de los múltiples permisos administrativos77. Para conseguir

el permiso de Concesión de Explotación Minera, debido a que en 1998 la rotura de la

presa de estériles mineros que tuvo lugar en la mina de los Frailes (Aznalcollar,

Sevilla) supuso el accidente medioambiental más severo acontecido en España, la

administración andaluza exigió, como condiciones previas para empezar la fase de

construcción, el depósito de garantías en forma de avales económicos iniciales de 20

millones de euros y el establecimiento de una póliza de seguro de responsabilidad

civil por valor de 30 millones de euros (Cobre las Cruces, 2011). Si bien es cierto que

esta cantidad es elevada, hay que resaltar que a su vez la empresa minera ha

recibido subvenciones por parte del Estado78 y la Junta de Andalucía79 por valor de

más de 47 millones de euros.

En agosto de 2005, Inmet Mining Corporation, compra el 70% de las acciones de

Cobre las Cruces a MK Resources Company (Cobre las Cruces, 2011). El 30% restante

continuó en posesión de Leucadia National Corporation hasta el 28 de noviembre de

2010, fecha en la cual, la compañía Inmet Mining Corporation, adquiere el 30% que 77 Entre los permisos conseguidos cabe destacar la resolución favorable de la Declaración de Impacto Ambiental en mayo de 2002, el otorgamiento de la Concesión de Explotación Minera en agosto de 2003, la Concesión de Aguas en junio de 2004, y el otorgamiento de la Autorización Ambiental Integrada, en marzo de 2005.

78 Ministerio de Economía. Dirección General de Desarrollo Industrial e Incentivos Regionales (2003). Expediente SE/1073/P08 de 6 de marzo de 2003. Esta subvención corresponde a 36.942.760 euros.

79 Junta de Andalucía. Consejería de Empleo y Desarrollo Tecnológico (2004). Expediente SE/002/2AE de 3 de febrero de 2004. Esta subvención corresponde a 10.555.074 euros.

Page 102: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

96

mantenía Leucadia National Corporation. Con esta acción, Inmet Mining se convirtió

en propietaria de la totalidad de Cobre Las Cruces (Inmet Mining Corporation,

2011a). Es de destacar que estos procesos de compra venta de acciones entre las

empresas mineras (que suponen cambio en la titularidad del proyecto) y de creación

de filiales están amparadas por las normas institucionales que las permiten,

dificultando la transparencia de estos megaproyectos y dando cobertura legal a

operaciones que pueden definirse como de especulación financiera, pues la actual

propietaria del proyecto asume unos compromisos ambientales y sociales que no

acordó con la administración (Beltrán, 2008).

Inmet Mining actúa como empresa matriz del proyecto Las Cruces y ha asumido todos

los compromisos ambientales, económicos y sociales que conforman dicho proyecto.

Extrae y transforma minerales metálicos como cobre, zinc y oro a nivel mundial. Sus

acciones cotizan en la Bolsa de Toronto, donde se encuentra la sede social de la

empresa. Es importante destacar, para dar algunas claves sobre esta empresa, que

además del proyecto Las Cruces, Inmet Mining posee posee tres operaciones mineras

en activo: Çayeli (Turquía), Pyhäsalmi (Finlandia) y Troilus (Canadá); y tiene una

participación del 18% en una cuarta, Ok Tedi (Papua Nueva Guinea). La mina de Ok

Tedi en Papua Nueva Guinea ha sido objeto de duras críticas por parte de

organizaciones ecologistas y por la población afectada por los vertidos contaminantes

que se producen desde el inicio del proyecto. La mina de Ok Tedi vierte, desde el

comienzo de su producción en 1984, 80.000 toneladas diarias de residuos

contaminados desde el centro minero directamente a los ríos Fly y OK Tedi. OK Tedi

Mines Limited es la empresa titular de este proyecto y tiene tres accionistas

principales: Broken Hill Propriertary Company Limited Copper (Australia y Reino

Unido), que posee el 52% de las acciones y es la empresa gestora del proyecto

minero, el gobierno de Papua Nueva Guinea con un 30% de las acciones e Inmet

Mining Corporation, con un 18% de las acciones (World Rainforest Program, 2004). En

1989 debido a los daños ambientales ocasionados, las comunidades locales de la zona

plantearon un litigio contra la empresa que ganaron cuando los tribunales obligaron a

pagar 500 millones de dólares americanos de 1999 como indemnización a la empresa

minera. No obstante, la empresa OK Tedi Mines Limited anunció en 1999 que los

impactos medioambientales de la mina OK Tedi sobre el entorno sería mucho más

grandes y dañinos de lo predicho y anunciaron que ninguna de las soluciones que

habían estudiado resolvería adecuadamente los problemas de la región. El caso está

Page 103: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

97

aún por resolver puesto que Broken Hill Proprietary Company ha contratado un

comité legal que le asesore para determinar si la empresa ya ha cumplido sus

obligaciones legales ante las comunidades locales. La postura de Inmet Mining ante

estos acontecimientos ha sido de total apoyo a la gestión de Broken Hill Proprietary

Company, lo cual le convierte en responsable de un desastre medioambiental severo.

Todos los proyectos mineros conllevan una evaluación monetaria de la rentabilidad

en la explotación del yacimiento. A su vez, una explotación minera requiere para su

inicio un desembolso inicial que ronda los cientos de millones de dólares (Estévez,

2004). La inversión total estimada del complejo minero Cobre Las Cruces se

distribuye en tres grandes partidas (Cobre las Cruces, 2011). La inversión realizada

en la fase preliminar fue de 70 millones de euros, principalmente en investigaciones

y estudios (si bien por aquel entonces, Cobre las Cruces S.A. no era propiedad de

Inmet Mining). La inversión durante la fase de construcción se estima por un

valor de 504 millones de euros, estando la inversión total de los quince años que dure

la operación, estimada en 250 millones de euros. La inversión de clausura se

realizará a lo largo de dos años, finalizada la fase de producción, y se estima que

Cobre las Cruces invertirá de forma adicional unos 40 millones de euros. A este

monto de inversiones se le añade los costes de inversión y operación que contempla

el Plan Global de Gestión de Aguas que al ser un cambio no planificado desde el

inicio en el proyecto suponen 17 millones de euros más (Cobre las Cruces, 2008).

La Planta de Cobre las Cruces está diseñada para transformar 72.000 toneladas de

cátodos de cobre al año, sin embargo, los problemas surgidos a raíz del fallo del

sistema drenaje reinyección han tenido como consecuencia que sólo se

transformaran, en el año 2009, 5.600 toneladas de cátodos de cobre, aunque se

espera que en el año 2011 se alcance la cifra de 43.500 toneladas (Inmet Mining,

2011b). Para cumplir los objetivos de extracción y beneficio de la empresa para

2011, se estima que el coste directo por tonelada de cátodo es de 3.382 dólares

canadienses (2.402 euros de 2011). Comparando esta cifra con los precios del cobre

cotizados desde 2005 (ver figura XIII), se observa que los periodos más bajos de

cotización fluctuaron entre 3000-4000 dólares estadounidenses por tonelada (2.194-

2.926) euros de 2011). Esto garantiza la competitividad a nivel monetario que tiene

el proyecto Las Cruces. En 2010, los precios del cobre superaron los 7.000 dólares

estadounidenses por tonelada (5.121 euros de 2011). Según Inmet Mining (2011b), si

Page 104: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

98

se cumplen los objetivos de transformación de cátodos de cobre en 2011, se

producirán unas ventas netas por valor de 409 millones de dólares canadienses de

2011, que, restados los costes de operación (226 millones de dólares canadienses de

2011) resultan unas ganancias monetarias de operación de 183 millones de dólares

canadienses de 2011 (134 millones de euros de 2011). En la figura 13, que muestra la

evolución del precio del cobre desde 2005 a 2011, se observa que desde 2005 la

evolución en el precio del cobre ha sido positiva, exceptuando la caída de los precios

entre 2008 y 2009, con una tasa media de crecimiento en el periodo mostrado del

200%. El precio del cobre depende, entre otros factores, del funcionamiento de los

mercados financieros de futuro y de los inventarios en la bolsas de metales, que, a su

vez, se afectan por el volumen de adquisición económica industrial de los grandes

países, como Estados Unidos y China (si estos países moderan su adquisición

económica industrial, disminuyen las importaciones, se percibe un aumento en los

inventarios de las bolsas de metales y como consecuencia desciende la cotización

del metal, lo que supone una disminución de los precios) (Cochilco, 2006).

Figura XIII. Evolución del precio del cobre 2005-2011

Fuente: London Metal Exchange (2011).

Page 105: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

99

La demanda de cobre se prevé que se mantenga en alza durante los próximos años,

ya que pese a que el consumo de cobre ha aumentado el 100% en los últimos veinte

años, se estima que en los próximos diez se consumirá tanto cobre como en toda la

historia de la humanidad (Barciela, 2011).

El empleo generado por la empresa minera se estima en 250 trabajadores directos y

250 trabajadores indirectos, con un empleo inducido de 1500 trabajadores (CLC,

2011). Una de las principales condiciones que se le impuso a la empresa para poder

obtener subvenciones públicas era la de generar 169 puestos de trabajo directos

(Ministerio de Economía, 2003 y Junta de Andalucía, 2004) y, según los datos

anteriores, podríamos decir que se ha cumplido con creces. Pero es de destacar que

si comparamos el sueldo que corresponde a cada trabajador con el monto de las

subvenciones recibidas, se llega a la conclusión de que prácticamente el

mantenimiento de los puestos de trabajo directos de Cobre Las Cruces corre a cargo

de subvenciones, según los cálculos realizados por Ecologistas en Acción (2008). Este

hecho pone de manifiesto que la dependencia laboral de la empresa a dichas

subvenciones podría no hacerla tan rentable, laboralmente hablando.

Tras estudiar los aspectos más destacados del contexto socioeconómico relativo a

Cobre las Cruces, podríamos concluir que, si tenemos en cuenta los costes

monetarizados, las subvenciones recibidas y los elevados precios del cobre, aunque la

ubicación del yacimiento hace más compleja la explotación, la inversión en el

proyecto es rentable. No obstante, nos cuestionamos cómo afectaría a la rentabilidad

monetaria de la explotación que se incluyeran los costes sociales asociados a la

actividad extractiva. Somos conscientes de que algunos costes sociales son

difícilmente monetarizables, algunos son resultado de gran cantidad de factores y

otros son difíciles de estimar por falta de datos. Pero no por ello podemos dejar de

hacernos preguntas que creemos relevantes, como por ejemplo: ¿Qué porcentaje de

sueldo de los trabajadores directos de Cobre las Cruces se costea con las

subvenciones? ¿Qué porcentaje de beneficio monetario del proyecto se reinvierte en

la zona? ¿Cuánto paga la mina por utilizar el volumen de agua depurada que tiene

concesionada del río Guadalquivir? ¿Cuánto le cuesta al contribuyente depurar esa

agua? ¿Cuál es el coste social de contaminación hasta ahora sufrido en el acuífero?

¿Qué costes generará la afectación a la dinámica del acuífero que conllevan las

modificaciones en el sistema drenaje-reinyección? En este sentido, no es objeto de

Page 106: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

100

este trabajo cuantificar los posibles costes sociales del proyecto, sino poner de

manifiesto que la pretendida rentabilidad monetaria tal vez lo sea sólo si excluimos

tales costes sociales.

A continuación exponemos el contexto tecnológico e institucional que ha

condicionado el cambio de gestión de aguas en el proyecto derivado del fallo en el

sistema drenaje reinyección.

4.3.2.2 Contexto tecno-institucional

En este apartado tratamos de argumentar cómo el marco institucional aplicado ha

condicionado la gestión de agua de la mina Las Cruces, al haber permitido que se

aprobara un plan privado (el Plan Global de Gestión de Aguas) que no cumple con la

normativa vigente.

Como ya se ha comentado anteriormente, la gestión actual en el proyecto minero

está basada en el Plan Global de Gestión de Aguas (Junta de Andalucía, Consejería de

Medio Ambiente. Agencia Andaluza del Agua, 2009b). A modo de introducción, en el

año 2003, un año después de la resolución favorable de la Declaración de Impacto

Ambiental del proyecto minero por parte de la Consejería de Medio Ambiente de la

Junta de Andalucía, la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir otorgó a Cobre

las Cruces la autorización80 para el sistema drenaje reinyección en la que se

determinaba como condición, la no afección a la calidad de las aguas del acuífero y

la no detracción de agua del mismo (Ministerio de Medio Ambiente. Confederación

Hidrográfica del Guadalquivir, 2003). No obstante, en mayo del 2008, la

Confederación Hidrográfica del Guadalquivir decretó la suspensión del sistema

drenaje reinyección del proyecto minero de Las Cruces, por graves y reiterados

incumplimientos de las condiciones impuestas en la autorización del sistema drenaje

reinyección de 2003, ya que durante la puesta en marcha del sistema se comprobó la

detracción de aguas de contacto no compatibles con los términos de lo autorizado

(Ministerio de Medio Ambiente. Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, 2008).

Igualmente en mayo de 2008, la Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa de la

Junta de Andalucía decretó la paralización de las labores de profundización en corta 80 Ministerio de Medio Ambiente. Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (2003). Autorización de las obras para la ejecución de instalaciones y actividades de operación de drenaje-inyección, en los términos municipales de Gerena, Guillena y Salteras (Sevilla) de 30 de octubre de 2003.

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101

y afloramiento del mineral (Junta de Andalucía. Consejería de Innovación, Ciencia y

Empresa, 2008). En septiembre de 2008 la empresa presentó a la Confederación

Hidrográfica del Guadalquivir el Plan Global de Gestión de Aguas para levantar las

suspensión impuesta al sistema drenaje reinyección81 (Cobre las Cruces, 2008). Este

Plan fue completado en enero de 2009 por el Plan de Gestión de Aguas de Contacto y

Plantas de Ósmosis para aportar garantías adicionales al Plan Global de Gestión de

Aguas. Este se presentó a la Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa que en abril

de 2009, procedió a decretar el reinicio de la actividad en el fondo de la corta.

Finalmente, en julio de 2009, la Agencia Andaluza del Agua aprobó las

modificaciones del sistema drenaje reinyección, que supuso el levantamiento a la

suspensión impuesta al mismo, así como la aprobación del Plan Global de Gestión de

Aguas.

Los incumplimientos que se detectaron derivaban, entre otros aspectos, de que el

modelo hidrogeológico y de gestión implementado por Cobre las Cruces contenía

importantes modificaciones con respecto al que sirvió de base para la autorización y

la empresa comenzó su actividad sin informar de la modificación citada. En relación

a la cantidad de agua, el modelo autorizado en 2003 se basaba en la necesidad de

reintegrar lo extraído al acuífero, (conforme al artículo 62 del Plan Hidrológico del

Guadalquivir, que propone la aplicación del artículo 171 del Real Decreto del Plan

Hidrológico de declaración de acuífero sobreexplotado o en riesgo de estarlo a la

Unidad Hidrogeológica Niebla-Posadas, subunidades Niebla-Gerena y Gerena-

Cantillana). Es por ello que según las Normas de Explotación, vigentes hasta la fecha,

la calificación de estas subunidades sólo permite captaciones sustitutivas de las ya

existentes. Sin embargo, se confirmó la detracción no autorizada de 75.000 m3 de

agua del acuífero Niebla-Posadas, y la práctica de 20 sondeos no autorizados.

Respecto a la calidad, se detectó el vertido de arsénico y otras sustancias

contaminantes a este cauce hídrico (Ministerio de Medio Ambiente. Confederación

Hidrográfica del Guadalquivir, 2008).

81 Por ello, la aprobación del sistema drenaje reinyección supone la aprobación del Plan Global de Gestión de Aguas.

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102

El Plan Global de Gestión de Aguas supone una modificación de los volúmenes de

agua estipulados en la concesión de 200482 ya que el modelo hidrogeológico

propuesto contempla el uso de 157,83m3/hora/año de aguas remanentes de la

explotación minera, que supone un 876% más de lo estipulado en la concesión

autorizada. Este agua, calificada también como “agua de mina” (IGME, 2010), según

el Plan, se incorpora como agua de proceso para el tratamiento hidrometalúrgico,

previo tratamiento de osmosis inversa, minimizando así el uso del agua proveniente

de la EDAR de San Jerónimo. Esto supone una reducción del volumen que podría

extraer la tubería de abastecimiento del río Guadalquivir, en detrimento del

aumento de volumen de agua de mina. Otra modificación destacable que propone

este Plan consiste en que para garantizar la calidad de las aguas del acuífero, se

tratan las aguas del sistema drenaje reinyección que entren en contacto con el

mineral mediante osmosis inversa. Esto significa que 54 m3/hora/año de las aguas del

acuífero detraídas83 del acuífero no se reinyectan, constituyendo un rechazo que se

trata mediante un gestor de residuos.

En este sentido, en la cláusula cuarta de la autorización otorgada al Plan Global se

propone iniciar el procedimiento de modificación de la concesión de 2004. Dicha

modificación es, en teoría, imprescindible para poder alterar los volúmenes de uso

de agua en la explotación, (concretamente, para ampliar la utilización de aguas

remanentes de la mina o aguas de mina, y para detraer la cantidad de agua

propuesta mediante el sistema drenaje reinyección). No obstante, el Plan Global ha

sido puesto en marcha y, a la fecha de finalización de redacción de este trabajo, la

citada concesión no ha sido modificada.

Llegados a este punto, nos preguntamos: ¿Cómo ha sido puesto en marcha un Plan de

gestión de aguas que permite la modificación de los volúmenes usados de recursos

hídricos sin la previa autorización que supone la concesión de aguas, y que a su vez

afecta a un acuífero en el que las Normas de Explotación no permiten detracciones

netas de agua? En primer lugar, en lo que respecta a la afectación del acuífero, la

autorización otorgada al Plan Global de Gestión de Agua expone que el volumen de

agua considerada como agua de mina no procede del acuífero Niebla Posadas, ya que

82 Recordemos que la concesión estipula el uso de 296,8m3/hora/año de agua residual urbana depurada que la Estación Depuradora de Aguas Residuales de San Jerónimo vierte al río Guadalquivir, junto con un volumen de 18,3m3/hora/año de aguas remanentes de la explotación minera. 83 En el Plan Global de Gestión de Aguas no se expone las tasas totales de extracción y reinyección de aguas subterráneas.

Page 109: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

103

según el estudio hidrogeológico realizado sobre el acuífero, el agua que constituye el

mismo se encuentra en las areniscas del Mioceno de Base (ver figura 12). El agua de

mina proviene del Paleozoico, que es el material donde se encuentra el yacimiento.

Esto supone que este agua surge de forma natural a medida que se profundice la

corta (Cobre las Cruces, 2008).

En segundo lugar, la autorización al Plan Global contempla (en su condición

específica número diez) que para compensar el caudal detraído del acuífero la

empresa estaba obligada a comprar concesiones privadas de agua que debían suplir

el volumen que se extrae del acuífero. No obstante, aunque esta condición obligó a

la empresa a presentar dichas compra de concesiones en el plazo de un mes desde

que se aprobó el Plan, esta no fue una condición previa para la aprobación del mismo

(Junta de Andalucía, Consejería de Medio Ambiente. Agencia Andaluza del Agua,

2009b).

En tercer lugar, como hemos citado, se encuentra en proceso de modificación la

concesión de aguas otorgada a la minera en 2004. Este trámite, que comenzó en

2009, se está realizando de forma paralela al trámite de declaración de

sobreexplotación del acuífero que comenzó en diciembre de 200884. Para la

culminación de este trámite, conforme al artículo 35 del Plan Hidrológico del

Guadalquivir, se concede un plazo de dos años a contar desde esa declaración para

que se apruebe un plan de ordenación para la recuperación del acuífero (Ministerio

de Obras Públicas, Transportes y Medio Ambiente. Confederación Hidrográfica del

Guadalquivir, 1995). Esto significa que hasta que no exista resolución del

procedimiento administrativo de declaración de sobreexplotación, el organismo de

cuenca no podría establecer las limitaciones de extracción que fueran necesarias

como medidas preventivas. Por lo que nos encontramos en la paradójica situación de

que la modificación de la concesión depende de que no se declare antes el acuífero

como efectivamente sobreexplotado, ya que esto supondría el establecimiento de

unas medidas que podrían impedir que se extrajera más agua del acuífero.

Para finalizar, durante el desarrollo de este procedimiento administrativo que ha

supuesto la paralización y puesta en marcha del nuevo sistema de gestión de aguas

84 Esto es así porque las Normas de Explotación mencionadas se basan en la propuesta de declaración de sobreexplotación del acuífero. Pero dicho trámite no comenzó hasta finales de 2008.

Page 110: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

104

en la mina Las Cruces, se ha producido un cambio en las instituciones competentes

en la materia que es digno de mención. Con motivo de la aprobación del Estatuto de

Autonomía de la Comunidad Autónoma Andaluza en 2007, en enero de 2009, se hizo

efectivo el traspaso de funciones y servicios de la Administración del Estado a la

Comunidad Autónoma de Andalucía, correspondiente a la cuenca del Guadalquivir (en

virtud del artículo 51 del citado Estatuto)85. Esto supuso el traspaso de competencias

de gestión de la cuenca de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir a la

Agencia Andaluza del Agua86. No obstante, con motivo de la Sentencia 30/2011 de 16

de marzo de 2011 del Tribunal Constitucional de España, se anuló el artículo 51 del

Estatuto de Autonomía de la Comunidad Autónoma de Andalucía que otorgaba a la

Comunidad las competencias exclusivas sobre las aguas de la cuenca del

Guadalquivir. Esto ha supuesto la desaparición de la Agencia Andaluza del Agua y la

encomienda por seis meses de la gestión de las competencias que tenía la misma a la

Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, produciéndose una situación

de “peligroso vacío para la gestión del Guadalquivir” (Planelles, 2011, 1) y, por

extensión, para la gestión del acuífero Niebla Posadas.

Este cambio producido en las instituciones ha supuesto, para el caso de la mina de

Las Cruces que el organismo competente para autorizar la concesión de aguas que

actualmente posee la minera (2004), para autorizar el sistema drenaje reinyección

que fue suspendido (2003), y para paralizar el mismo en 2008, fuera la Confederación

Hidrográfica del Guadalquivir. Sin embargo, fue la Agencia Andaluza del Agua, en

2009, el organismo encargado de retirar la suspensión que pendía sobre el sistema

drenaje reinyección y aprobar así el Plan Global de Gestión de Aguas. A fecha de

redacción de este artículo (septiembre de 2011), la institución competente de

modificación de la concesión de aguas de 2004, así como de resolver el

procedimiento de declaración de las subunidades Gerena-Cantillana y Niebla-Gerena

como sobreexplotadas (y de imponer las limitaciones pertinentes) es la Consejería de

Medio Ambiente de la Junta de Andalucía.

85 Real Decreto 1671/2008, de 17 de octubre, de traspaso de funciones y servicios de la Administración del Estado a la Comunidad Autónoma de Andalucía, en materia de recursos y aprovechamientos hidráulicos correspondientes a las cuencas andaluzas vertientes al litoral atlántico (Confederaciones Hidrográficas del Guadalquivir y del Guadiana).

86 Organismo dependiente de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía creado para asumir las competencias en materia de agua de la Comunidad andaluza.

Page 111: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

105

Paralelo al procedimiento administrativo que finalizó con la aprobación del Plan

Global y la implantación de un nuevo modelo de gestión de aguas en la mina, sigue

abierto un procedimiento judicial que inició la Fiscalía de Medio Ambiente,

Urbanismo y Patrimonio Histórico, en septiembre de 2008, mediante una querella por

supuestos delitos medioambientales contra Cobre las Cruces (Ministerio de Justicia,

2008). Este proceso partía de los expedientes sancionadores incoados por la

Confederación Hidrográfica del Guadalquivir contra Cobre las Cruces que motivaron

la suspensión de la autorización del sistema drenaje reinyección en 2008

(recordemos, detracción no autorizada de 75 millones de litros de agua del acuífero

Niebla-Posadas, la práctica de veinte sondeos no autorizados y el vertido de arsénico

y otras sustancias contaminantes al acuífero). En el proceso judicial, que se

encuentra en fase de calificación, están imputados el ex director general de la

compañía, el director de Minas, el director de Gestión de Aguas de la empresa, y la

directora del área de Medio Ambiente (Ministerio de Justicia, 2008). Es de destacar

que en febrero de 2011 se han incorporado tres nuevos expedientes sancionadores al

caso motivados por la detracción de aproximadamente 800.000 m3 de agua del

acuífero Niebla-Posadas al margen de los términos del ya aprobado Plan Global de

Gestión de Aguas, por la detección de un vertido a un arroyo cercano como

consecuencia de la rotura de una tubería del complejo, y por superación de los

niveles de concentración de arsénico en el agua que el complejo inyecta al acuífero

en el sector cinco del sistema de drenaje reinyección (Barroso, 2011). A fecha de

redacción de este artículo, este procedimiento judicial sigue abierto.

Tras exponer los acontecimientos más destacados que conforman el marco

institucional y tecnológico relacionado con el caso, pasamos a exponer el estado y los

usos de los recursos hídricos subterráneos y superficiales de la región relevantes para

nuestro caso, el acuífero Niebla Posadas y el río Guadalquivir.

4.3.2.3 Contexto geográfico-ambiental

Como se expuso anteriormente, el clima seco y los periódicos episodios de sequía que

sufre la región en la que se localiza la mina de Las Cruces condicionan severamente

los usos del agua. El acuífero Niebla Posadas es considerado una de las reservas

hídricas más importantes de la región, aunque debido principalmente, a la

contaminación por nitratos, forma parte del 68,33% de las aguas subterráneas de la

Demarcación del Guadalquivir que corre el riesgo de incumplir los objetivos

Page 112: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

106

medioambientales a los que obliga la Directiva Marco del Agua para el año 2015

(Ministerio de Medio Ambiente. Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, 2005).

Los principales usos de las aguas del acuífero Niebla Posadas en el área cercana al

proyecto son: el abastecimiento suplementario de la localidad de Guillena (Sevilla),

riegos agrícolas en verano, abastecimiento para la industria y, por último, la

compañía de aguas de la mancomunidad de los municipios del Aljarafe (Aljarafesa, a

la que pertenecen los municipios sevillanos de Gerena, Guillena y Salteras) posee una

estación de bombeo consistente en cinco sondeos que se utiliza para el

abastecimiento de Sevilla como suministro de emergencia (FRASA y aia cosult, 2006).

La calidad del acuífero difiere según las fuentes consultadas: según el Atlas

hidrogeológico de Andalucía (IGME y Junta de Andalucía, 1998) la calidad es buena y

con límites que la hacen apta para consumo urbano y agrícola. Según el estudio de

FRASA y aia consult (2006) (recordemos que son las consultoras que la empresa

minera contrató para la realización de un informe sobre el estado ambiental de la

zona), la calidad del acuífero en la zona del proyecto es muy variable, definiéndose

en general como de calidad mediocre, relacionándose con la calidad de las aguas

superficiales de los arroyos Molinos y Garnacha (dos arroyos próximos al entorno

donde se sitúa la mina).

En relación a las aguas superficiales, es de destacar que la oposición de la sociedad

civil87 más acentuada ante el proyecto minero Las Cruces procedió del municipio que

se encuentra a la altura del río Guadalquivir donde se produce el vertido, La Algaba

(Sevilla). Tal y como se ha citado antes, para poder llevar a cabo la explotación

minera, se han construido unas tuberías de abastecimiento y vertido que dirigirán las

aguas residuales depuradas procedentes de la depuradora de San Jerónimo, que se

encuentra en el río Guadalquivir a la altura del municipio de La Algaba, hasta la

Planta de la mina, y conducirán el vertido depurado hasta el mismo río. Esta

actuación sobre las aguas superficiales ha ocasionado un conflicto entre la empresa

minera y el municipio de La Algaba, que tuvo como consecuencia la denegación del

permiso de obra por parte del Ayuntamiento del pueblo durante un año,

aproximadamente. El conflicto comenzó cuando en el año 2005 el Ayuntamiento se

87 Aunque debemos incidir en que como representantes de la sociedad civil, la organización no gubernamental Ecologistas en Acción ha estado desde los comienzos de proyecto alertando sobre el impacto que esta mina podría provocar en los ecosistemas hídricos (Ecologistas en Acción, 2008).

Page 113: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

107

opuso al trazado de las tuberías por el pueblo porque esta obra no estaba dentro del

plan urbanístico del municipio. Como respuesta, la empresa presentó un trazado

alternativo y mejores contraprestaciones monetarias, llegando a un acuerdo que

firmó el alcalde sin la ratificación del pleno del Ayuntamiento. Este hecho provocó la

movilización del movimiento vecinal de la Algaba que incluía en su reivindicación la

intención de denegar el permiso que la empresa poseía para realizar el vertido en el

Guadalquivir a la altura del pueblo, aludiendo para ello las posibles consecuencias

del vertido. La presión provocada consiguió que el Ayuntamiento no le concediera el

permiso de obra, que la minera consiguió por vía judicial en 2007 (FRASA y aia

consult, 2006).

En relación al vertido a las aguas superficiales, Cobre las Cruces cuenta con la

autorización de verter (mediante la Autorización Ambiental Integrada de 2005) 103

m3/hora/año de aguas residuales tratadas procedentes del proceso productivo en la

Planta al dominio público marítimo terrestre. No obstante, los valores límites de

emisión recogidos en la Autorización Ambiental Integrada están condicionados al

cumplimiento de los objetivos de calidad de las aguas del río Guadalquivir (Junta de

Andalucía, Consejería de Medio Ambiente. Agencia Andaluza del Agua, 2009a). Los

objetivos de cumplimiento de calidad dependen de varios factores, entre ellos del

caudal de agua que tenga el río, necesario para diluir los contaminantes que se

vierten al mismo. Por ello es importante destacar que “la regulación del caudal de

los ríos está íntimamente relacionada con la cantidad y efectos de los residuos, por

lo que debe planearse a la luz de éstos” (Ayres y Kneese, 1974, 219). Por

consiguiente, el vertido en épocas de lluvias no afectará de la misma forma al medio

hídrico que en épocas de sequía. En este sentido, el río Guadalquivir, a la altura

donde se realiza el vertido, se encuentra en una región climática en la que existen

altas temperaturas medias y bajo nivel de precipitaciones, por lo que son habituales

los periodos de sequía (FRASA y aia consult, 2006).

El Guadalquivir, que nace en La Sierra de Cazorla (Jaén) y desemboca en el Océano

Atlántico por Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), posee un valor histórico y económico

debido a la prosperidad que han obtenido de su uso las civilizaciones que han

poblado Andalucía. La cuenca del Guadalquivir tiene una extensión de 83.065 Km2,

con una capacidad de embalse de 6.921 Km2, dispone de 64 pantanos y presas de

derivación y un número indeterminado de pozos que riegan 134.500 hectáreas, que

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108

supone el 78% del regadío andaluz (Domínguez, 2007). Poco antes de su paso por

Sevilla, desde la presa de Alcalá del Río, el Guadalquivir se considera con influencia

mareal (se denominan aguas transicionales), por lo que se encuadra dentro del

dominio público marítimo terrestre. Esta consideración, sin embargo, no implica un

alto grado de salinidad en sus aguas, ya que aguas abajo del Guadalquivir, se nutren

30.000 hectáreas de arrozal que soportan el elevado grado de salinidad. Siguiendo el

curso del río, el Guadalquivir adquiere un valor ecológico significativo debido a que

parte de las marismas del Parque Nacional de Doñana88, una de las más importantes

reservas naturales de Europa, se nutren del río Guadalquivir, conservando una

importante avifauna. Después de las marismas, en la desembocadura del

Guadalquivir y el Golfo de Cádiz existe una actividad pesquera muy importante que

está íntimamente relacionada con los aportes sedimentarios y condiciones de

salinidad que permiten la subsistencia de las especies de peces presentes en el

estuario y de los crustáceos de la zona litoral (Ecologistas en Acción, 2008).

En relación a la calidad del agua, en numerosos informes (Rosemberger, et.al., 2003,

Martínez y Brufao, 2006, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 2011), se

especifica la delicada situación del río Guadalquivir debido a los problemas de

contaminación provocados por las empresas aceituneras, los vertidos residuales y la

contaminación provocada por los agroquímicos usados en la agricultura. Los efectos

más acusados de los principales usos del agua en el estuario vienen determinados, en

primer lugar, por el alto nivel de procesos erosivos en el cauce, provocados por las

cortas realizadas para mejorar la navegabilidad del mismo, efecto que se ve

asimismo aumentado por el dragado periódico necesario para mantener la capacidad

suficiente para el tráfico fluvial. En segundo lugar, el cultivo del arroz provoca la

alteración de la dinámica hídrica del estuario en los meses de campaña de riego y

provoca contaminación por nitratos. Por último, las actividades portuarias y la propia

navegación provocan problemas de contaminación de las aguas por vertidos de

hidrocarburos. En este sentido, las masas de agua que forman las aguas transicionales

de la Demarcación, según el Esquema de Temas Importantes de la Demarcación del

Guadalquivir (Ministerio de Medio Ambiente. Confederación Hidrográfica del

Guadalquivir, 2005), posee tal nivel de alteración que ha implicado su tipificación

88 El Parque Nacional de Doñana cuenta a su vez con las figuras de protección de Reserva de la Biosfera, Lugares de Interés Comunitario (LIC Doñana, LIC Doñana Norte y Oeste), Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA Doñana), Zona de Especial Protección de Importancia para el Mediterráneo (ZEPIM) y RAMSAR.

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109

como masas muy modificadas y según este informe, no es viable modificar esta

situación, dado el uso portuario de esta agua. Esto supone que las aguas del estuario

no cumplirán los objetivos medioambientales a los que obliga la Directiva Marco del

Agua para el año 2015.

En base a esta situación, el vertido de agua tratada del proyecto minero se considera

un uso más y, como tal, provocará una afección más cuyo nivel de incertidumbre y

riesgo en caso de no cumplirse los límites de vertido podría suponer una afección

irreversible para todas las actividades situadas río abajo del vertido.

Paradójicamente, la empresa minera encargó a la gestoría medioambiental Green

Planet Research en 2007 la realización de un estudio sobre las posibles afecciones

que el vertido supondrá para las aguas del Guadalquivir, que asegura que el vertido

no tendrá consecuencias para el río, y que dichos riesgos están asociados a

situaciones de déficit hídrico en la cuenca (Green Planet Research e Instituto

Nacional de Tecnología Agraria y Alimentaria, 2007).

La contextualización geográfica y ambiental nos ha puesto de manifiesto cómo los

posibles daños que puedan ser ocasionados por la actividad minera, vienen a sumarse

a la delicada situación de las masas de aguas de la zona y podrían ser potenciados

por un clima ya de por sí árido y seco.

A modo de resumen, la figura XIV muestra la secuencia de acontecimientos que han

sido desarrollados en el apartado de contextualización. Se divide en dos fases que se

exponen en la figura. La fase inicial comienza con las investigaciones mineras que

supusieron el inicio del proyecto hasta la etapa que discurre entre los años 2001 a

2005 en el que se consiguieron los permisos necesarios para la puesta en marcha de

la actividad. La segunda fase muestra los acontecimientos relacionados con el

proceso administrativo y judicial iniciado como consecuencia del fallo en el sistema

drenaje reinyección. Así, observando la evolución temporal del proyecto, destacamos

cómo los cambios en la calidad y cantidad del acuífero pusieron en marcha el

procedimiento institucional. En este sentido, nos preguntamos en qué grado el

procedimiento administrativo y judicial regulado por el marco institucional ha

afectado a la calidad del acuífero, aspecto que hubiera sido interesante mostrarlo en

el gráfico pero, ante la insuficiencia de datos, nos limitamos a exponer el horizonte

temporal.

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4.4 El estudio de los flujos hídricos en la explotación. Balance

hídrico de la Planta hidrometalúrgica

En la actualidad, como se ha citado anteriormente, la gestión de aguas en la mina se

basa en las directrices del Plan Global de Gestión de Aguas junto con las mejoras que

supuso el Plan Global de Aguas de Contacto y Plantas de Osmosis. Estos planes se

basan en estimaciones que provienen de un modelo hidrogeológico que establece

predicciones de los volúmenes de entrada y salida a la Planta y, una vez puesta en

marcha la actividad, el modelo se actualiza en función de los parámetros

considerados en el mismo (Cobre las Cruces, 2008).

Recordemos que la actividad extractiva del proyecto Las Cruces conlleva la

extracción del mineral del yacimiento mediante corta minera a cielo abierto y la

extracción del metal cobre del mineral mediante el proceso de transformación

metalúrgica denominado proceso hidrometalúrgico, y cada una de estas fases

conlleva una serie de infraestructuras y actuaciones (Beltrán, 2008). En nuestra

investigación, para estudiar los flujos hídricos en la explotación nos basamos en los

datos proporcionados por la Agencia Andaluza del Agua (2009a) sobre el balance

hídrico en la Planta hidrometalúrgica a partir del tercer año de funcionamiento de la

misma desde la aprobación de los planes citados. Este se realiza considerando las

entradas de agua para el proceso hidrometalúrgico y las salidas de agua una vez que

es utilizada en la Planta. A su vez, en este balance están implicadas las principales

infraestructuras de la explotación minera relacionadas con la gestión de agua, por lo

que el balance hídrico propuesto se considera el más adecuado para obtener una

visión global de la gestión de agua en el proyecto minero.

A continuación, se presentan las principales fuentes y salidas de agua, sus

características cualitativas y las cantidades estimadas que se extraen y excretan de

nuevo al ecosistema.

Las necesidades de agua en la Planta pueden variar, dependiendo del estado de

desarrollo del proyecto y de la cantidad de mineral a procesar (Junta de Andalucía.

Consejería de Medio Ambiente, Agencia Andaluza del Agua, 2009a). No obstante, el

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113

Plan Global de Aguas de Contacto y Plantas de Osmosis recoge que a partir del tercer

año de operación desde la aprobación del mismo, la necesidad estimada de agua de

la Planta es de 209,49 m3/h 89. Este agua proviene de tres fuentes, que

denominaremos F1, F2 y F3:

(F1) Es la balsa de aguas de proceso (PSP), donde se acumulan aguas superficiales, en

su mayor parte provenientes de la reutilización de aguas tras el proceso de

neutralización y, según las necesidades, de la EDAR de San Jerónimo.

(F2) Se refiere a las aguas del fondo de la corta minera. Provienen de la acumulación

de aguas pluviales o de escorrentía superficial que no son interceptadas por los

sistemas de captación y desagüe y de las aguas procedentes del yacimiento mineral,

que se denominan aguas de mina (IGME, 2010).

(F3) Es la humedad proveniente del mineral, que se refiere a la humedad que de

forma natural contiene el suelo del que forman parte los minerales a extraer.

Tanto las aguas que provienen del tratamiento de neutralización como las que se

traen de la EDAR de San Jerónimo, para poder utilizarse en el proceso

hidrometalúrgico, necesitan de un previo tratamiento de osmosis inversa (OI) ya que

no cumplen con los parámetros necesarios de calidad de agua para este proceso. De

forma similar, el agua de contacto del fondo de la corta debe ser tratada mediante

OI para poder utilizarla en la Planta (Junta de Andalucía. Consejería de Medio

Ambiente, Agencia Andaluza del Agua, 2009a). Durante este proceso se eliminan de

forma forzada 3,2 m3/hora/año que por su alta concentración de residuos, pasan a

ser tratados por un gestor de residuos. La humedad contenida en el mineral aporta

un volumen de 7,8 m3/hora/año.

A continuación, se especifican los volúmenes de agua correspondientes a cada

fuente.

89 Teniendo en cuenta que la capacidad de una piscina olímpica (50x25 metros) es de 2.500m3, aproximadamente con 209,49 m3/h se llenarían dos piscinas olímpicas al día. Asimismo, con esa cantidad de agua, cada tres días se excedería el volumen necesario para el cultivo de una cosecha de arroz por hectárea, que es el cultivo que demanda más agua en la cuenca del río Guadalquivir (Ministerio de Obras Públicas, Transportes y Medio Ambiente. Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, 1995).

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114

Tabla 2. Entradas de agua en el proceso hidrometalúrgico

Fuente Volumen (m3/hora/año)

Balsa PSP 46,66

Aguas de contacto del fondo de la corta 157,83 (- 3,2)

Humedad del mineral 7,8

Total entradas a la Planta 209, 09

Fuente: Junta de Andalucía, Consejería de Medio Ambiente. Agencia Andaluza del Agua,

2009a.

Tras su utilización en el proceso hidrometalúrgico, en el que el agua es el elemento

esencial para la producción de cátodos de cobre, se producen unas salidas que

denominaremos S1, S2 y S3, que son iguales a la suma de las entradas de agua, si

atendemos al primer principio de la termodinámica, pero diferentes en calidad, por

la operación del segundo principio.

(S1) Se refiere a la evaporación de agua producida durante el proceso

hidrometalúrgico.

(S2) Son las pérdidas de agua contenida en los estériles resultantes del proceso de

producción de cobre.

(S3) Es el agua que tras su utilización en la Planta se excreta de nuevo al medio,

acumulándose, previo tratamiento de neutralización, en una balsa de regulación.

Este tratamiento se realiza asimismo al rechazo que proviene de la depuración,

mediante OI, de las aguas del acuífero que durante su paso por el sistema drenaje

reinyección se contaminan por entrar en contacto con el mineral, antes de volver a

reinyectarlas en el mismo90. El rechazo proveniente del sistema drenaje reinyección

se acumula también en la balsa de regulación. Desde esta balsa se destina agua al

riego de pistas, se reutiliza una cantidad variable que vuelve a almacenarse en la

balsa PSP y se produce el vertido al medio ambiente.

90 El Plan Global de Gestión de Aguas presenta como condición que todas las aguas que sean reinyectadas al acuífero Niebla Posadas cumplirán con los criterios de composición físico química de las aguas similar a las características de base del sector del acuífero en el que se reinyectan y que en ningún caso la concentración en arsénico del agua reinyectada será superior a 10µg/l. Para garantizar estos criterios de calidad, se estima que tras el proceso de ósmosis se generará una cantidad de agua que no podrá ser reinyectada en el acuífero y que se denomina rechazo del sistema drenaje reinyección (Cobre las Cruces, 2008).

Page 121: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

115

Como ya se ha citado anteriormente, los estériles que proceden del proceso de

producción de cobre son tratados mediante el sistema de deposición en seco. Esto

significa que los estériles en primer lugar se filtran para reducir el grado de humedad

y acto seguido se encapsulan mediante geomembranas, margas impermeables y

existencia de drenes que aseguran el sellado de los materiales. El flujo de agua

resultante se trata como agua de contacto, aunque este agua no aparece reflejado

en nuestro esquema porque no está recogido en los datos consultados. Del volumen

de agua que se somete al proceso de neutralización (186,99 m3/h estimados), entre

el 25 y el 35% se reutilizan para volver a formar parte del agua que entra en la

Planta, acumulándose en la balsa PSP. El vertido que se produce al río Guadalquivir

supone por lo tanto un porcentaje del 55% del agua que se acumula en la balsa de

regulación. Recordemos que este vertido cuenta con una autorización, sin embargo,

los valores límite de emisión de vertido están condicionados al cumplimiento de los

objetivos de calidad de las aguas del Guadalquivir (Junta de Andalucía. Consejería de

Medio Ambiente, Agencia Andaluza de Agua, 2009a).

A continuación, se especifican los volúmenes de agua correspondientes a los flujos de

salida.

Tabla 3. Salidas de agua en el proceso hidrometalúrgico

Salidas Volumen (m3/hora/año)

Evaporación 56

Pérdidas en estériles 20

Tratamiento de neutralización 132,99

Total salidas de la Planta 208,99

Rechazo de OI del SDR 54

Reutilización en Planta 46,19-66,9

Riego de pistas 20-40

Vertido 103

Fuente: Junta de Andalucía, Consejería de Medio Ambiente. Agencia Andaluza del Agua,

2009a.

En la figura XV se puede observar el balance hídrico de la Planta, que refleja las

entradas de agua para el proceso hidrometalúrgico (F1, F2 y F3), y las salidas de agua

una vez que es utilizada en el mismo (S1, S2 y S3). Respecto al balance total de

Page 122: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

116

entradas y salidas, se puede apreciar que estos flujos no son del mismo volumen.

Esta diferencia se atribuye al rango de variabilidad de determinados flujos (riego de

pistas y reutilización) y al hecho de que los modelos hidrogeológicos son

herramientas de aproximación al sistema natural (Cobre las Cruces, 2008). Es por ello

que se utiliza el término estimaciones de flujos y no cálculos exactos.

Figura XV. Balance hídrico en la Planta hidrometalúrgica de Cobre las Cruces (m3/hora/año)

Fuente: Elaboración propia en base a Junta de Andalucía, Consejería de Medio Ambiente.

Agencia Andaluza del Agua, 2009a.

4.4 Análisis del metabolismo hídrico de Cobre Las Cruces

En los apartados anteriores hemos expuesto el contexto del proyecto minero Las

Cruces, explicando los aspectos más destacados de los tres sistemas que nos ayudan a

comprender el porqué de la gestión de agua en la actividad minera. Posteriormente,

Page 123: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

117

hemos descrito los flujos de agua del balance hídrico que consideramos más

representativos para comprender la gestión de aguas desde el punto de vista

“tangible” del metabolismo hídrico.

Para representar gráficamente el análisis que culmina nuestro estudio del

metabolismo hídrico de la mina de cobre Las Cruces, a continuación presentamos el

resultado de integrar el balance hídrico expuesto, en el esquema de metabolismo

hídrico de una industria minera. Seguidamente trataremos de comprender cómo el

uso del agua en este proceso socioeconómico que supone la actividad minera de Las

Cruces está condicionado por la configuración del marco institucional que regula la

aplicación de la tecnología y cómo esto influye y se ve influido por el contexto

geográfico-ambiental.

En la figura XVI se puede observar el balance hídrico de la Planta de Cobre las Cruces

(figura XV) inserto en el esquema de metabolismo hídrico de una industria minera

expuesto en el apartado sobre marco conceptual (figura X).

Para comenzar, las fuentes de agua superficial y subterránea a la Planta se extraen

del ecosistema, y entran a la misma previo tratamiento de osmosis inversa (OI). La

humedad del mineral, si consideramos el agua virtual como agua contenida,

conformaría una parte del volumen del agua virtual que entra al proceso, no

obstante, dado que nos centramos únicamente en la fase de extracción y

transformación de cobre, solamente consideraremos como flujo de entrada la

humedad del mineral. La Planta en el esquema corresponde a la fase de

transformación. Durante la fase de circulación, a diferencia con los flujos que

aparecen en la figura X, no se consideran (por falta de estimaciones), las pérdidas

por las infraestructuras de conducción (tuberías de abastecimiento de agua al

proyecto), ni la evaporación de agua que se produzca en los sistemas de

almacenamiento de las fuentes de agua, la balsa PSP, y la corta minera. Las salidas

de la Planta se corresponden con los flujos expuestos en la figura X. La salida de agua

en forma de agua virtual según Naredo (2009) es despreciable (si consideramos en

este caso el agua virtual como agua utilizada menos el agua contenida). Las

siguientes salidas corresponden a las pérdidas en estériles, evaporación durante el

proceso hidrometalúrgico, y excreción, previo tratamiento de neutralización, del

Page 124: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

118

vertido al río Guadalquivir, que junto con el agua utilizada para el riego de pistas, se

considera que vuelve de nuevo al medio ambiente.

Asimismo, la figura XVI refleja el agua reutilizada y la entrada de agua que conforma

el rechazo del proceso de osmosis inversa aplicado a las aguas del acuífero captadas

por el sistema drenaje reinyección.

Figura XVI. El metabolismo hídrico de la mina de cobre Las Cruces

Fuente: Elaboración propia.

Para finalizar este análisis, el esquema anterior nos serviría para conocer los flujos

de agua, cuantitativamente hablando, en el proceso metabólico de la actividad

minera Las Cruces. Sin embargo, nos haría falta conocer también las fuerzas que

motivan y empujan estos flujos si queremos realmente entender por qué ocurren.

Evidentemente, es una difícil tarea abarcar el análisis de todas las interacciones y

coevolución (Norgaard, 1984) que existen entre los sistemas en nuestro estudio de

caso. En palabras de Morin (1993, 67) “es verdad que no es posible conocerlo todo

Page 125: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

119

del mundo, ni captar sus múltiples transformaciones. Pero por aleatorio o difícil que

sea el conocimiento de los problemas clave del mundo, el conocimiento de las

informaciones clave que conciernen a este mundo, debe intentarse”. A continuación,

destacamos algunas de estas informaciones que consideramos clave para entender el

metabolismo hídrico de Las Cruces.

En primer lugar, hemos comprobado cómo la cuestión de la rentabilidad ambiental y

social de la explotación plantea numerosos interrogantes, pero centrándonos en las

condiciones monetarias en lo que se refiere a los elevados precios del cobre,

observamos que posibilitaron que la inversión monetaria en el proyecto fuera

rentable, facilitando la puesta en marcha de la actividad. No obstante, se ha de

recalcar que los factores estudiados del sistema socioeconómico de la actividad

minera Las Cruces están sujetos al marco institucional que regula la actividad. Para

el caso que nos ocupa, hemos reflejado como las instituciones competentes

concedieron los permisos, las subvenciones y exigieron la creación de puestos de

trabajo a la empresa promotora del proyecto, aunque posibilitando los cambios en la

titularidad del proyecto y la creación de empresas filiales. Recordemos que la

empresa que recibió el visto bueno por parte de la administración andaluza para el

sistema drenaje reinyección en 2003 (junto con la mayor parte de los permisos

necesarios) fue MK Resources Company (filial de Leucadia National Corporation),

pero la empresa responsable en el momento de la puesta en marcha del sistema (que

fue implantado en base a otras condiciones distintas para las que fue autorizado) fue

Inmet Mining Corporation. En este sentido, nos preguntamos si las operaciones de

cambios de titularidad de la empresa no han influido en los acontecimientos que

originaron el fallo en el sistema drenaje reinyección al asumir Inmet Mining unos

compromisos sociales y ambientales con la compra del proyecto que no había

acordado con la administración.

En segundo lugar, observamos cómo, a las interacciones entre los factores

socioeconómicos e institucionales, se unen factores históricos y culturales propios de

la población y de la ubicación geográfica del yacimiento, que posibilitaron la

aceptación del proyecto por parte de la sociedad civil. A pesar de sus conflictos con

la administración y la justicia andaluza, la empresa minera, exceptuando el conflicto

originado en el municipio de La Algaba (Sevilla), no ha encontrado oposición al

proyecto por parte de la población de los municipios afectados por el proyecto ni

Page 126: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

120

cercanos al mismo. Esto puede ser debido a varios factores, entre los que destacamos

que los habitantes de los municipios situados en la Faja Pirítica Ibérica constituyen

en gran porcentaje, comunidades mineras que han vivido de esta actividad durante

muchos años. Es de reseñar que el desastre de Aznalcóllar (pocos años antes de que

diera comienzo la actividad de Cobre las Cruces), además del impacto

medioambiental que supuso, creó también impacto social debido al desempleo al

cesar la actividad. Por lo tanto, el empleo que genera CLC (que como hemos visto

está subvencionado en cierta medida), es un incentivo muy importante para la

aceptación de este tipo de proyectos; más en una región con una tasa del 25% de

paro (INE, 2009). No obstante, en relación al empleo generado por consumo de agua

utilizado en la actividad, nos preguntamos si este gran volumen de agua podría ser

utilizado por actividades económicas de carácter más estructural (no olvidemos que

la explotación minera tiene una vida de quince años). La comparación de la

eficiencia del agua en diferentes sectores productivos, así como la definición del

propio concepto de eficiencia, nos parece un tema interesante en el que poder seguir

profundizando en futuras investigaciones.

En tercer lugar, estudiando la configuración del marco institucional comprobamos

que fueron las interacciones entre factores institucionales, tecnológicos y

ambientales las que provocaron el cambio de modelo de gestión de aguas. En este

sentido, nos cuestionamos si el impacto sobre las aguas subterráneas y superficiales

derivado de la actividad minera puede tener consecuencias sobre el ecosistema

hídrico, afectando a las demás funciones del agua. En el caso de las aguas

subterráneas, el sistema drenaje reinyección, al someter a parte de las aguas que

entran en el mismo al proceso de osmosis inversa genera una detracción neta de

aguas de un acuífero que está en proceso de declararse sobreexplotado. En este

sentido, es de destacar que el aumento cuantitativo del volumen de uso de aguas del

fondo de la corta minera del modelo actual de gestión de aguas, se fundamenta en

que este agua no es del acuífero, sino que es agua de mina, que pertenece al

material donde se encuentra el yacimiento. Ante este gran aumento del volumen de

agua de mina nos preguntamos si la utilización de este concepto científico (sujeto a

la incertidumbre en el conocimiento de la dinámica del acuífero), forma parte, como

plantea Aguilera et. al (2000), de un proceso de negociación social que define el uso

de aguas del acuífero, en el que influyen datos que intentan ser objetivos (descenso

Page 127: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

121

del nivel freático, recarga natural estimada, etc.) como subjetivos (valores e

intereses en juego).

En lo que se refiere a las aguas superficiales, hemos de recordar que el cambio de

modelo de gestión de aguas no ha influido sobre el volumen de vertido y la

posibilidad de detraer menos agua del río, supone que este tendrá más volumen para

diluir el vertido. Este factor es importante dadas las condiciones climáticas de la

zona y las múltiples y variadas funciones que cumplen las aguas del río Guadalquivir

que podrían verse afectadas en caso de contaminación. Estas funciones, tales como

la función ecológica del río manteniendo las marismas de Parque Nacional de Doñana

y las especies vegetales y animales, la función productiva de la actividad piscícola en

la desembocadura, la función productiva agrícola del cultivo del arroz, la función de

sumidero de residuos de vertidos urbanos y la función productiva de la navegación,

están interrelacionada unas con otras y demuestran que al apropiarse del agua, el ser

humano se apropia del ecosistema. Por ello, el uso del agua en la actividad minera

debe necesariamente ser enmarcado en su contexto ambiental, mediante el estudio

de los otros usos y de la situación de los recursos hídricos de la zona, pues un cambio

en estos afecta a los recursos que la mina utiliza y viceversa.

En cuarto lugar hemos comprobado cómo los factores que definen a los sistemas

socioeconómico, tecno-institucional y geográfico-ambiental coevolucionan en el

tiempo. En este sentido, nos preguntamos si los cambios ocurridos en las

administraciones durante el desarrollo del procedimiento de tramitación de permisos

consecuencia de la paralización del proyecto no han afectado a las condiciones de

autorización del Plan Global de Gestión de Aguas, anteponiendo los intereses

corporativos a la situación de vulnerabilidad del acuífero. Hemos de recordar que

fueron aprobados tanto el Plan global de Gestión de Aguas como el Plan Global de

Gestión de Aguas de Contacto y Plantas de Osmosis antes de la modificación de la

concesión de agua necesaria para implantarlos y la compra de derechos de agua para

compensar la detracción de agua del acuífero. La cuestión que destacamos respecto

al futuro del proyecto en relación a los permisos es si a la empresa Cobre las Cruces

le será otorgada la modificación de la concesión antes de que el acuífero se declare

efectivamente sobreexplotado, aspecto que necesariamente dejamos para futuras

investigaciones.

Page 128: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

122

4.5 Conclusiones

Nuestro interés por la gestión del agua, no como factor productivo, sino como activo

ecosocial no lleva a seguir profundizando en la definición y aplicación del MH como

marco de análisis. En este capítulo partimos de la idea propuesta por González de

Molina y Toledo (2011) de considerar el metabolismo como algo más que la

contabilización de los flujos físicos. Así, para poder entender por qué los flujos

hídricos (en este caso de una actividad minera) son los que son, y no otros, es

necesario profundizar en la contextualización del estudio de caso, que hemos

realizado analizando los sistemas socioeconómico, tecno-institucional y geográfico

ambiental y las interacciones entre ellos.

Las líneas que abre esta perspectiva de análisis son múltiples ya que la

contextualización podemos hacerla tan extensa como necesitemos para responder a

las preguntas formuladas. En este sentido, el estudio del metabolismo hídrico nos da

respuesta a algunas de las preguntas realizadas durante la investigación pero, a su

vez, nos plantea nuevos interrogantes y nuevos retos, como la necesidad de

incorporar los costes sociales en el estudio, en lugar de obviar los posibles daños

ambientales y sociales que generalmente se ignoran desde el análisis económico

convencional.

En este trabajo, destacamos la importancia del metabolismo hídrico como marco de

análisis ya que las condiciones socioeconómicas, tecno-institucionales y geográfico-

ambientales son inseparables de la actividad económica (Morin, 1993). Los flujos de

agua son indicadores de la cantidad y calidad de los recursos hídricos utilizados pero,

descontextualizados, no muestran la complejidad que entraña un proyecto de esta

envergadura.

Aplicando pues la idea de metabolismo hídrico a la explotación minera hemos puesto

de manifiesto cómo, bajo el estrecho prisma del estudio de los flujos monetarios,

CLC podría ser una actividad rentable, pero ampliando el enfoque a la conjunción de

aquellos con los flujos hídricos de la explotación, se ponen en evidencia problemas

relacionados con la calidad y cantidad de las aguas subterráneas. Si ampliamos aún

más el enfoque para dar cabida no sólo a los flujos físicos, sino al análisis de éstos

bajo la consideración de la contextualización y análisis de las fuerzas subyacentes,

Page 129: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

123

podemos concluir que la actividad minera está fuertemente condicionada por

factores institucionales y tecnológicos, por su realidad geográfica y ambiental y por

sus condicionantes culturales y productivos. Es en éstos donde tenemos que buscar

las respuestas a los interrogantes planteados y no tratar de desviar la atención. Por

otro lado, estos factores causales son al mismo tiempo efectos de la actividad

minera, que podrían ser positivos pero también negativos. La dimensión del MH nos

da idea de la necesidad de estudiar estas interrelaciones que, como decíamos al

inicio, van mucho más allá de las puramente monetarias y físicas.

Page 130: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

124

Capítulo 5. Conclusiones y reflexiones finales

A continuación se presentan las conclusiones de la tesis intentado responder a los

objetivos de la misma y a las preguntas de investigación que han guiado el trabajo. A

continuación, se proponen nuevas líneas de investigación que podrían desarrollarse

en base a este trabajo. Para finalizar se presentan las reflexiones finales.

5.1 Conclusiones

Para plantear las principales conclusiones derivadas de este trabajo, en primer lugar,

exponemos un resumen comentado de las conclusiones de cada uno de los capítulos.

Seguidamente, se plantean las conclusiones generales de la tesis, que

diferenciaremos entre conclusiones relativas al marco conceptual, a la metodología

utilizada, y las derivadas del estudio de caso sobre el que se ha aplicado la

metodología. Las conclusiones sobre el marco conceptual se centran en reflejar las

causas y consecuencias que la perspectiva cuantitativa del estudio de los flujos

hídricos puede tener en los análisis económicos. Las conclusiones sobre la

metodología se refieren a la adecuación y limitaciones de las propuestas

metodológicas presentadas. Del estudio de caso destacamos cómo el estudio del

marco institucional (de entre el estudio de los tres sistemas) es imprescindible para

entender los impactos que provoca la actividad minera de Cobre Las Cruces.

5.1.1 Resumen comentado de las conclusiones de los capítulos

El desarrollo de indicadores físicos de consumo de agua como son el AV y la HH

suponen un avance en la consideración de los sistemas económicos como sistemas

abiertos que intercambian flujos con los demás sistemas. No obstante, en el segundo

capítulo de esta tesis, hemos intentado demostrar la hipótesis de que es importante

incidir en la diferencia existente entre AV y HH porque sirven para determinar las

diferencias cualitativas en relación a la responsabilidad de los agentes en el consumo

de agua. Además, estos indicadores integrados en la perspectiva del doble binomio

producción-consumo & agua-energía aportan una nueva y renovada visión sobre la

Page 131: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

125

importancia de los procesos de transporte en el comercio, muchas veces soslayado

por análisis parcelados.

No obstante, somos conscientes de que existen limitaciones de datos para el estudio

de los flujos hídricos de los sistemas económicos desde esta perspectiva, pero no por

ello consideramos que no debamos avanzar en el desarrollo de la investigación con

estos análisis que aunque más complejos, son también más reales. Esto es

especialmente importante porque estos indicadores están siendo propuestos para la

toma de decisiones y creemos que la confusión existente entre AV y HH puede influir

en que sean utilizados en ocasiones, consciente o inconscientemente, para justificar

medidas contrarias a la sostenibilidad de los recursos hídricos.

Siguiendo el estudio de los flujos hídricos de los procesos económicos, las

conclusiones que, tras el estudio del concepto de metabolismo, corresponden al

tercer capítulo son el resultado de nuestro avance en responder a la cuestión: ¿Es

suficiente la estimación cuantitativa de la dimensión física de los procesos

económicos para el análisis del metabolismo y, más concretamente, en sus

aplicaciones para el estudio de los flujos hídricos?

Consideramos que esto depende del objeto y el objetivo del estudio de caso, así

como de la escala de análisis. No obstante, el estudio de la dimensión física de las

actividades económicas mediante la metodología del metabolismo es un gran avance

en el estudio de lo económico. Es por ello que creemos que el metabolismo es una

herramienta útil de cuantificación, cuyos usos irán determinados por el marco

conceptual desde el cual se aplique la herramienta. Desde el marco teórico de la

economía ecológica, el concepto de metabolismo que proponen González de Molina y

Toledo (2011) plantea incorporar a las estimaciones físicas el estudio del contexto, lo

que conlleva pasar de proponer el metabolismo como una metodología a un marco de

estudio, en el intento de incorporar en los análisis metabólicos una visión crítica

sobre los conflictos derivados de la extracción y excreción de recursos naturales que

implica el metabolismo industrial.

En este sentido, entendemos que este es el concepto más adecuado como base para

nuestra propuesta de MH. Dado que el agua es un bien común, finito, simbólico y

esencial para la supervivencia creemos que no puede ser gestionado de espaldas a su

Page 132: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

126

territorio y nuestra propuesta de contextualización es a su vez un acercamiento a la

gestión local del agua. Por ello, el estudio del contexto implica estudios de caso

concretos donde es posible abordar el estudio de los flujos de información o

dimensión intangible de la que hablan González de Molina y Toledo (2011).

De esta forma, concluimos en el cuarto capítulo, que el estudio del contexto es parte

imprescindible del análisis de los flujos hídricos de la actividad minera de Cobre las

Cruces. Para llegar a esta conclusión, nos hemos acercado al estudio del contexto

mediante el estudio de los tres sistemas (geográfico-ambiental, socioeconómico y

tecno-institucional), que interaccionan en la actividad estudiada. Así, consideramos

que el estudio de los tres sistemas puede ser tan extenso como sea necesario en

función de las preguntas planteadas, pero que demuestran, sin lugar a dudas, que

para analizar la actividad económica de Las Cruces, se debe ir más allá del estudio

de los flujos físicos, además de los monetarios, porque no puede ser separada de sus

condicionamientos sociales, ambientales, territoriales, tecnológicos e institucionales.

5.1.2 Conclusiones generales

5.1.2.1 Conclusiones sobre el marco conceptual

Del estudio del agua como activo ecosocial sabemos que este recurso no puede

entenderse como un elemento aislado, sólo como un factor productivo, o sólo un

flujo físico disgregado de su contexto ambiental, institucional, tecnológico y social.

En este sentido, al estudiar los flujos hídricos de los sistemas económicos, no debe

olvidarse que el agua es un elemento que cumple diferentes funciones que pueden

verse afectadas a su paso por los sistemas económicos. De esta forma, las funciones

del agua demuestran que es esencial que los flujos de agua se gestionen en relación

al territorio de donde provienen y a donde se devuelven. De esta afirmación se

concluye, desde nuestro punto de vista, la necesidad de contextualizar los flujos de

agua en los análisis económicos.

Desde la perspectiva metabólica, sin embargo, algunos expertos sostienen

(Carpintero, 2005) que el metabolismo puede perder su identidad si se trata de

extender el concepto incluyendo la caracterización de los procesos sociales,

Page 133: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

127

ambientales, institucionales, etc. que implican esos flujos físicos. Creemos que esta

afirmación está dirigida a destacar la tremenda complejidad y dificultad que ya de

por sí tiene la descripción y cuantificación de los flujos físicos de los procesos

económicos, ya sea por la insuficiencia de datos o por la inexistencia de los mismos,

aunque ya se ha realizado un enorme esfuerzo y existen importantes institutos de

investigación e investigadores que han avanzado en estos temas.

Por lo tanto en nuestra propuesta de integrar la contextualización al estudio de los

flujos hídricos no es nuestra intención volver difusos los límites del concepto; más

allá de estos límites, creemos que nuestra propuesta obliga para su aplicación a

centrarse en estudios de caso concretos, obliga a investigar el cómo y el porqué de

esos flujos, esto es, las causas y las implicaciones políticas, sociales, ambientales de

esos flujos, que pueden llegar a ser, creemos, tanto o más importantes en la

investigación que la cuantificación de los propios flujos.

Es por ello que, al igual que el agua no debe ser vista como únicamente un factor de

producción, proponemos que no debe ser vista únicamente desde una perspectiva

contable. Es indudable que, de los flujos que conforman el metabolismo de las

economías industriales, el agua es el flujo que, a mayor cantidad utilizada, menor

impacto conlleva (entendido en términos relativos según la figura VII). Pero, como

hemos afirmado en nuestra investigación, esta conclusión proviene de dos aserciones

previas, fruto de analizar por separado los diferentes flujos metabólicos. En primer

lugar, resulta de una comparación con los demás flujos de la economía, como por

ejemplo los pesticidas, que conllevan un mayor nivel de contaminación con un menor

nivel de flujo considerado. En segundo lugar, resulta de abstraer el recurso agua

como un flujo desligado del territorio del que se extrae.

No obstante, sin quitar importancia a este importante avance en la cuantificación,

consideramos que hay que hacer un esfuerzo, como defiende Morin (1993), por

religar lo disjunto y compartimentado, respetando la diversidad de los flujos sin

dejar de reconocer los impactos específicos de cada uno de ellos, pero siendo

conscientes de que esos flujos forman parte de la existencia de interdependencias

entre los sistemas económico, ambiental, social, institucional y tecnológico; y al

estudiarlos, no podemos analizarlos como elementos aislados.

Page 134: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

128

Desde el punto de vista del estudio de los flujos hídricos mediante los indicadores de

AV y HH, como hemos introducido en nuestro trabajo, desde la primera aproximación

metodológica por Hoekstra y Hung (2002), se ha avanzado en una doble dirección:

por un lado, en el desarrollo metodológico; y por otro, en la consideración de las

implicaciones políticas, sociales y territoriales que tienen los flujos de agua virtual y

su consiguiente contextualización.

Siendo esto un enorme avance para la consideración de los flujos hídricos en los

sistemas económicos, de forma similar a cómo se han considerado desde la

perspectiva metabólica, no podemos dejar de destacar que la mayor parte de estos

trabajos se han reducido a los cálculos de flujos hídricos virtuales de importaciones y

exportaciones, excluyendo las interdependencias que existen entre los sistemas

económico, social y ambiental.

En este sentido, nos preguntamos sobre las razones que han influido en esta visión

centrada en la cuantificación. En primer lugar, es evidente que, ante la falta de

estimaciones físicas de los flujos de los sistemas económicos se haga un esfuerzo para

crear una base de estimaciones que antes no existía. Por lo tanto creemos que es

consecuencia, como indican Ridoutt y Pfister (2010), del origen de la metodología,

que al haberse desarrollado como una herramienta puramente contable y desde una

perspectiva no metabólica, no incluye en su aplicación una clara relación entre la

estimación cuantitativa del AV de un lugar y el posible impacto social y/o ambiental

que provoca. En segundo lugar, es destacable la escala que han abarcado los trabajos

de AV y HH, ya que, como hemos mostrado en la tabla 1, los principales estudios de

los flujos virtuales por escala geográfica se han realizado a escala global o nacional

desde donde es ciertamente complicado relacionar la gran cantidad de estimaciones

de flujos hídricos de la economía con los impactos que provocan en los demás

sistemas.

5.1.2.2 Conclusiones sobre la metodología

Para abordar una investigación es siempre necesario estudiar el estado de la

cuestión, que implica una revisión bibliográfica. Sin embargo, en nuestro caso, las

revisiones bibliográficas que hemos realizado sobre los trabajos de AV y HH y sobre el

concepto de metabolismo han estado encaminadas a “repensar” los conceptos, en el

Page 135: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

129

sentido de que las hemos dirigido a realizar una reflexión sobre su utilidad para

nuestra investigación. Así, al igual que Naredo (2003) se plantea que es necesario

abandonar el aparato conceptual que da forma al sistema económico, relativizando

la noción de sistema económico desde el punto de vista de la economía neoclásica y

entreviendo la posibilidad de formular otras, así hemos querido reflexionar sobre los

conceptos que nos servían de objeto de estudio con la intención de repensar en la

utilidad de las mismas para explicar la realidad.

En nuestro estudio sobre la necesaria distinción entre el AV y la HH que ha dado

como resultado la propuesta del segundo capítulo, hemos avanzado en la

consideración del AV del transporte siendo conscientes de las limitaciones de datos

que podemos encontrar a la hora de poner en práctica nuestra propuesta. No

obstante, existen estudios sobre el consumo de agua de la energía (King y Weber,

2008, Galán y Velázquez, 2010, entre otros), que avanzan en este sentido aportando

datos que demuestran que este factor debe tenerse en cuenta. Asimismo, en el

avance metodológico que consideramos la propuesta, potenciando la diferenciación

conceptual entre AV y HH tratamos de “sacar a la luz” la relación productor-

consumidor, y con ello todas las fases de transformación comercialización y consumo,

con el transporte como telón de fondo. Esto nos obliga a considerar de manera muy

especial la relación entre agua y energía. Por ello creemos que en el comercio de

productos en un mundo globalizado debe tenerse en cuenta las ventajas del comercio

local (cuando la HH se iguala al AV) desde el punto de vista hídrico-energético.

En nuestro estudio sobre el concepto de metabolismo, el “árbol del metabolismo”

nos ha servido para poner orden y sistematizar la proliferación de trabajos que se

han desarrollado bajo el concepto de metabolismo, y para resaltar y determinar las

diferencias que implican las distintas formas de entender el metabolismo. Con ello

no queremos afirmar que no sea importante el avance común del trabajo de todas las

escuelas (llámense institutos de investigación, o grupos de trabajo) que se plasma en

el desarrollo de una contabilidad de flujos de materiales y energía (y de agua en

algunos casos). Partiendo de ese avance, nuestro objetivo ha sido entender, de entre

toda la extensa proliferación de trabajos, qué implican las diferencias en las

aplicaciones metabólicas realizadas. A partir de ahí, creemos que si es considerado

un avance en el conocimiento histórico y económico entender la historia de la

humanidad como la historia de la expansión del metabolismo de la sociedad, en estos

Page 136: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

130

análisis no se deben ignorar los problemas globales de sostenibilidad que conllevan

las sociedades industriales.

Desde este punto de vista, hemos llegado al concepto de metabolismo que más se

adecua a nuestros objetivos de investigación sobre el estudio de los flujos hídricos de

las actividades económicas. Nuestra aportación para ello ha sido incorporar el

contexto a los análisis metabólicos del agua “y tanto más por cuanto, hoy día, el

contexto de cualquier conocimiento político, económico, antropológico o ecológico

es el mundo mismo. La era planetaria necesita situarlo todo en un contexto

planetario” (Morín, 1993, 67).

5.1.2.3 Conclusiones sobre el estudio de caso

En la propuesta teórica de MH que planteamos en el tercer capítulo hemos concluido

que al ser una propuesta amplia era necesario que, al ponerse en práctica, se

ajustara a unos objetivos concretos que facilitaran el desarrollo metodológico de la

misma. Por ello hemos centrado nuestro análisis del cuarto capítulo en estudiar los

flujos hídricos y las interrelaciones entre los sistemas en la actividad económica

concreta de la mina de cobre Las Cruces y dentro de esa actividad, en la extracción y

transformación del cobre, siendo conscientes de las limitaciones del estudio en el

análisis de los procesos que intervienen.

Sin embargo, al acercarnos a estudiar de forma tan detallada la actividad de Las

Cruces hemos sido conscientes de la dificultad de acceso a los datos debido, en gran

parte, a que son datos de una empresa privada. No obstante, es destacable como el

estudio de esta actividad ha resultado ya de por sí complejo debido al estudio del

contexto, paso imprescindible para entender la realidad cuantificada por los datos

físicos, acercándonos a la comprensión de, al menos, una parte de la complejidad del

caso.

El contexto es, según la Real Academia Española, el entorno físico o de situación, ya

sea político, histórico, cultural o de cualquier otra índole, en el cual se considera un

hecho. Por lo tanto el estudio del contexto es necesariamente concreto y aplicado,

puesto que es inherente a cada caso. Siendo uno de nuestros objetivos plasmar de

forma metodológica el contexto del estudio de la mina Las Cruces, lo hemos

Page 137: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

131

realizado con el estudio de los tres sistemas y sus interrelaciones91. En el avance

realizado, tratamos de poner de relieve cómo las condiciones socioeconómicas,

tecno-institucionales y geográfico-ambientales son inseparables de la actividad

económica (Morin, 1993).

Con respecto a la actividad minera objeto de nuestro estudio creemos que el

desastre de Aznalcóllar supuso un “varapalo” para la Administración regional, pero

también nacional, que endurecieron el marco institucional mediante la imposición de

seguros y garantías para el desarrollo de la actividad de Cobre las Cruces. Por otra

parte, vemos cómo el marco legislativo sigue permitiendo a las empresas mineras,

como en nuestro caso la multinacional Inmet Mining, la creación de filiales como CLC

S.A., que en el caso de un problema grave de contaminación podría resultar en una

derivación de responsabilidades de la sede principal a la filial, esquivando de esa

forma sus compromisos con la Administración, como ocurrió en el caso de

Aznalcóllar.

Por lo tanto concluimos que, sin quitarle peso a la necesidad del estudio de los

demás sistemas, el análisis del marco institucional es esencial para entender la

actividad minera de Cobre las Cruces. Ya que una vez puesta en marcha la actividad

es el marco institucional, cumpliendo una función instrumental y no ceremonial

(Aguilera, 2006), el que condiciona que se prioricen los intereses privados al

bienestar social y ambiental de esta región minera y evitando los costes sociales y

ambientales que de esta forma pudiesen provocarse.

91 Queremos destacar que en el estudio de los tres sistemas que hemos estructurado para acercarnos a analizar el contexto de la gestión de aguas de la mina ha sido de gran ayuda el trabajo de investigación sociológica cualitativa realizado durante el trabajo de campo de la Tesis de Máster mencionado en el prefacio que precede a este trabajo.

Page 138: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

132

5.2 Conclusions

The conclusions of this doctoral thesis are presented in this chapter with the aim of

responding to the objectives and the research questions that have guided this work.

First of all, before formulating the main conclusions drawn from this work, we

present a commented summary of the conclusions of each one of its chapters. In the

second place, we present the general conclusions of the doctoral thesis, classified

into three different categories: those related to the conceptual framework of this

work, those related to the methodology implemented in it, and those derived from

the case study to which this methodology was applied. The conclusions related to the

conceptual framework focus on reflecting the causes and consequences that the

quantitative perspective of the study of water flows may have on economic analyses.

The conclusions related to methodology refer to the adequacy and limitations of the

methodological proposals presented in this work. In what concerns the case study,

we highlight how the analysis of the institutional framework (among the three

systems studied) is indispensable to understand the impact caused by the mining

activity of Cobre Las Cruces.

5.2.1 Commented summary of the conclusions of the different chapters

The development of physical indicators of water consumption, such as VW and WF,

represents an advance in the consideration of economic systems as open systems

exchanging flows with the rest of systems. Nevertheless, in the second chapter of

this thesis, we have tried to prove the hypothesis of the importance of clearly

distinguishing between VW and WF, because it helps determine qualitative

differences in relation to the agents’ responsibility in water consumption.

Furthermore, these indicators, integrated into the production-consumption and

water-energy double binomial perspective, contribute with a new and renewed vision

on the importance of transport processes in trade, often dodged in fragmented

analyses.

Despite the limitations of data for the study of water flows in economic systems from

this perspective, research needs to progress through this type of analyses, which

Page 139: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

133

even if more complex, are also more real. This is especially important because these

indicators are being proposed as tools in decision-making processes, and the present

confusion between VW and WF may influence their occasional use – whether

conscious or unconscious – to justify measures that are contrary to the sustainability

of water resources.

After analysing the concept of “metabolism”, and insisting on the study of water

flows in economic processes, the conclusions drawn from the third chapter of this

thesis are the result of the progress made in answering the following question: Is it

enough to quantitatively estimate the physical dimension of economic processes for

the analysis of metabolism and, more specifically, for its application to the study of

water flows?

The answer obtained is that it depends on the object and the objectives of the case

study, as well as on the scale of the analysis. However, the study of the physical

dimension of economic activities through the methodology based on the concept of

metabolism represents a great advance in the study of economics. This is the reason

why metabolism is a useful quantification tool, the use of which will be determined

by its conceptual framing. From the theoretical framework of Ecological Economics,

the concept of metabolism proposed by González de Molina and Toledo (2011)

includes the integration of the study of the context into physical estimations, which

means using metabolism not just as a methodology but as a study framework, in an

attempt to incorporate a critical vision of the conflicts derived from the extraction

and excretion of natural resources that are part of the industrial metabolism to the

analysis of that metabolism.

In this sense, this concept of metabolism is the most adequate to serve as a basis for

the WM proposal presented in this work. Given that water is a common, finite,

symbolic and essential good, it cannot be managed against its territory and the

proposal for contextualisation is also a way to get closer to the local management of

water. Therefore, the study of the context entails the analysis of specific cases in

which it is possible to tackle the study of the information or intangible flows

described by González de Molina and Toledo (2011).

Thus, the fourth chapter of this thesis concludes that the study of the context is an

essential part of the analysis of water flows within the mining activity of Cobre Las

Cruces. In order to reach this conclusion, the context is approached by studying

Page 140: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

134

three systems (geographical-environmental, socio-economic and techno-institutional)

that interact in the mine. The study of the three systems may be as extensive as

required, depending on the questions that are formulated, but it certainly proves

that, in order to analyse the economic activity of Cobre Las Cruces, a step needs to

be taken beyond the study of physical and monetary flows, because the activity

developed in the mine cannot be separated from its social, environmental,

territorial, technological and institutional conditioning factors.

5.2.2 General conclusions

5.2.2.1 Conclusions related to the conceptual framework

From the study of water as an eco-social asset it is known that this resource cannot

be understood as an isolated element, as a factor of production only or as a physical

flow disaggregated from its environmental, institutional, technological and social

context.

In this sense, in the study of the water flows of economic systems, it should not be

forgotten that water is an element performing different functions that may be

altered while going through the economic system. Thus, the functions of water prove

that it is essential that water flows are managed in relation to the territory where

they come from and where they are taken back to. From this point of view, this

statement leads to a conclusion on the need to contextualise water flows in

economic analyses.

However, from this perspective, some experts have affirmed (Carpintero, 2005) that

metabolism may lose its identity if the concept is expanded to include the

characterisation of social, environmental, institutional and other processes

associated to physical flows. This statement is probably meant to underline the

enormous complexity and difficulty of describing and quantifying physical flows in

economic processes, due to either the scarcity or the absolute lack of data, although

a great effort has already been made in this sense and important research institutes

and researchers are providing new information regarding these topics.

Therefore, the proposal of integrating contextualisation into the study of water flows

does not intend to blur the limits of the concept; independently from these limits,

the proposal requires, for its application, to focus on the study of specific cases and

Page 141: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

135

research on the origin and characteristics of those flows, i.e. the political, social and

environmental causes and consequences of the flows, which can be as or even more

important for the research than the quantification of the flows themselves.

This is the reason why, just as water should not be considered only as a factor of

production, it needs not be contemplated only from an accounting perspective.

Doubtlessly, among the flows that belong to the metabolism of industrial economies,

water is the one whose impact is lesser the more it is used (in relative terms, as

shown in Figure VII). But, as mentioned before in this research work, this conclusion

is drawn from two previous statements that are the outcome of analysing separately

the different metabolic flows. In the first place, it derives from comparing water

flows with the rest of economic flows - for example, pesticides -, which cause a

greater level of pollution with a lesser level of flow considered. In the second place,

it is the result from abstractly considering water as a flow disconnected from the

territory from which it is extracted.

Nevertheless, without downplaying the relevance of this progress in quantification, it

is important to insist on the need to make an effort, like the one demanded by Morin

(1993), to unite what is fragmented and disconnected, respecting the flows’ diversity

while acknowledging their individual impacts and taking into account that these

flows are related to the existing interdependencies between the economic,

environmental, social, institutional and technological systems. When studied, these

flows cannot therefore be analysed as isolated elements.

From the point of view of the study of water flows through the VW and WF

indicators, as introduced in this work, advances have been made from the first

methodological approach by Hoekstra and Hung (2002) in two directions: on the one

hand, in the development of a methodology; on the other, in the consideration of the

political, social and territorial implications of virtual water flows and their

subsequent contextualisation.

Considering, as the perspective based on metabolism does, that these advances

represent an enormous progress in the understanding of water flows in economic

systems, it is important to underline that most research works are reduced to

calculating the virtual water flows of imports and exports, excluding the existing

interdependencies between economic, social and environmental systems.

Page 142: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

136

In this sense, it is interesting to reflect upon the factors that have influenced this

vision focused on quantification. In the first place, it is evident that, given the lack

of physical estimations of the flows in economic systems, an effort was required in

order to create an estimation database that did not exist before. As pointed out by

Ridoutt and Pfister (2010), this lack was probably a consequence of the

methodology’s origin. Having been developed as a purely accounting tool and from a

non-metabolic perspective, the methodology does not include as part of its

application the definition of a clear relation between the quantitative estimation of

the VW of one place and its possible social and/or environmental impact. In the

second place, the scale of the works developed on VW and WF needs to be taken into

account, since - as shown in Table 1 - the main studies on virtual flows have been

made on a global or national scale, in which it is certainly difficult to put into

relation the great amount of estimations of the water flows in an economy and their

impacts on the rest of the systems.

5.2.2.2 Conclusions related to methodology

In order to begin a research it is always necessary to study the state of the art, which

implies a literature revision. However, in this case, the revisions made on the

publications on VW and WF and on the concept of metabolism aimed at “rethinking”

these concepts, in the sense of reflecting on the usefulness of the research. Thus,

just like Naredo (2003) considered the need to abandon the conceptual apparatus

that shapes the economic system, relativising the notion of “economic system” as

understood by Neoclassical Economics and foreseeing the possibility to formulate

other concepts, this research meant to reflect on the concepts that served as objects

of study with the intention of rethinking their usefulness in explaining reality.

Through the study of the necessary distinction between VW and WF, which resulted

in the proposal of the second chapter, this work has advanced in the consideration of

the VW of transport, however conscious of the data limitations to be faced during the

implementation of the proposal. Nevertheless, there are studies on the water

consumption of energy products (King & Weber, 2008; Galán & Velázquez, 2010,

among others) that have progressed in this sense by contributing data that prove that

this factor needs to be reckoned. In addition, the methodological advance

represented by this proposal, which underlines the conceptual differentiation of VW

Page 143: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

137

and WF, has helped “bring into the light” the producer-consumer relation and,

together with this, the stages of transformation, commercialisation and consumption

along the economic process, with transport in the background. All this leads to a

special consideration of the relation between water and energy. Therefore, in what

regards the trade of products in a globalised world, the advantages of local trade

(where WF equals VW) from a water-energy perspective must be taken into account.

In the study of the concept of metabolism, the “tree of metabolism” has proved

useful to arrange and systematise the proliferation of works on this concept and to

determine and underline the differences between the various ways of understanding

it. Saying this does not mean that the common progress in the work of all schools

(whether research institutes or work groups), manifested in the development of a

physical and energy (and water, in certain cases) flow accounting methodology, is

not important. Acknowledging this progress, the objective of the present research

work has been to understand the consequences of the different applications of the

concept of metabolism undertaken by the numerous works published on this topic. If

the fact of understanding the history of humankind as the history of the expansion of

society’s metabolism represents an advance in historical and economic knowledge,

these analyses cannot ignore the global sustainability problems caused by industrial

societies.

This point of view has shaped the concept of metabolism that better suited the

objective of this research on the study of water flows in economic activities. The

contribution of this work to it is the incorporation of the context to water

metabolism analyses, “this is true even more so given that the current context of all

political, economic, anthropological, ecological knowledge is the world itself. The

Planetary Era demands that we situate everything in the planetary context” (Morin,

1993:67).

5.2.2.3 Conclusions on the case study

The theoretical proposal of WM presented in the third chapter of this thesis, being a

broad one, requires that, when implemented, it is adjusted to specific objectives

that may facilitate its methodological development. Consequently, the analysis

undertaken in the fourth chapter is focused on studying the water flows and the

interrelation between the systems of the specific economic activity of Las Cruces

Page 144: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

138

copper mine and, within this activity, the extraction and transformation of copper,

despite the existing limitations for the analysis of the processes involved.

Obviously, when approaching this detailed study of the activity at Las Cruces, the

difficulties in having access to the data, greatly due to the fact that the data belong

to a private company, became evident. However, it is worth mentioning that the

study of this activity proved to be complex already because it included the analysis

of the context, an indispensable step in the process of understanding a reality

quantified by physical data and thus coming closer to grasping at least part of its

essence.

“Context” means, according to the Spanish Language Academy, the physical or

locational environment - whether political, historical, cultural or of any other kind -

in which a fact is considered. Therefore, the study of the context shall be specific

and applied, since it is inherent to every case. Being one of the objectives of the

present work to describe, in a methodological manner, the context of Las Cruces

mine, the study has been made by analysing three systems and their interrelations.92

The purpose was to highlight how the socio-economic, techno-institutional and

geographical-environmental conditions cannot be separated from the economic

activity (Morin, 1993).

In relation to the mining activity which is the object of the study, the Aznalcóllar

dam failure certainly represented a “blow” to the regional administration, but also

to the national one, as a result of which both administrations toughened the

institutional framework through the imposition of insurances and guarantees for the

development of the mining activity at Cobre Las Cruces. On the other hand, it is

possible to observe how the legal framework continues to allow the creation of

subsidiary firms by mining companies - in this case, the creation of CLC S.A. by the

multinational Inmet Mining –, so that, in case of a major pollution incident,

responsibilities may be derived from the parent company to the subsidiary firm,

consequently avoiding the former’s commitment with the administration, just as it

happened at the time of the Aznalcóllar dam failure.

92 It is important to underline that, in the study of the three systems defined to approach the analysis of the context of water management in the mine, the qualitative sociological research performed as part of the field work of the Master thesis mentioned in the foreword to the present doctoral thesis was especially helpful.

Page 145: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

139

Therefore, it is possible to conclude, without downplaying the need to study the

other systems, that the analysis of the institutional framework is essential to

understand the mining activity of Cobre Las Cruces. Once the activity has started,

the institutional framework, by carrying out an instrumental and non-ceremonial

function (Aguilera, 2006), is the one granting priority to private interests over the

social and environmental wellbeing of the mining region and disregarding the social

and environmental costs associated to the activity.

5.3 Futuras líneas de investigación

Para finalizar, apuntamos algunas líneas de investigación futuras que se podrían

derivar del estudio realizado.

Para comenzar, como futura línea de investigación proponemos profundizar en la

propuesta conceptual que diferencia el AV y la HH e incide en la importancia del AV

del transporte. A su vez, sería interesante aplicar de forma metodológica la

propuesta en un estudio de caso concreto para intentar demostrar la importancia de

los procesos de distribución y transporte de agua que implican actualmente las redes

de comercio global de productos. Esto es más relevante aún si tenemos en cuenta el

fomento de los biocombustibles, generados a partir de cultivos energéticos (muchos

de ellos intensivos en agua), que se está realizando desde las políticas energéticas

internacionales, nacionales y regionales.

Entendemos nuestra propuesta de metabolismo hídrico presentada en el tercer

capítulo como un proceso en realización, que en este trabajo hemos aplicado para

estudiar los flujos hídricos y las interrelaciones entre los sistemas en la actividad

económica concreta de la mina de cobre Las Cruces y dentro de esa actividad, en la

extracción y transformación del cobre. Pero consideramos que esta propuesta es un

avance inicial que tenemos que seguir desarrollando, adaptándolo y aplicándolo al

estudio de diferentes sectores. En este sentido, proponemos algunas líneas de

investigación en concreto a los que se refiere a la aplicación de la propuesta de MH.

En primer lugar, sería interesante realizar un estudio del ciclo de vida del cobre

desde su extracción hasta su excreción, estudiando a su vez los flujos hídricos

implicados.

Page 146: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

140

En segundo lugar, somos conscientes de que nuestro estudio se limita al análisis de

los flujos hídricos, y para no caer en un “reduccionismo hídrico”, Naredo (2009)

propone que la ampliación del razonamiento, encaminada a intentar abarcar la

complejidad que significa entender el sistema económico como un sistema abierto,

se quedaría a mitad de camino si se limitara al agua; es por ello que los análisis del

metabolismo hídrico se deben relacionar con el conjunto de los flujos y

requerimientos del metabolismo socioeconómico. Por lo que planteamos, como

futura línea de investigación, el análisis de todos los flujos físicos contextualizados

del proceso completo de producción-consumo de Cobre Las Cruces.

Para terminar, otra futura línea de investigación podría ser llevar a la práctica el

concepto de costes sociales en la aplicación del MH. De esta forma, sería interesante

realizar la estimación de los costes sociales de la explotación minera en cuanto a

infraestructuras, energía, afectación al medio hídrico, subvenciones recibidas, coste

de oportunidad en cuanto a otras actividades (agricultura, turismo). Todos estos

costes sociales no cuantificados se pueden considerar como el resultado de continuar

con el ritmo de consumo actual de cobre, considerando la dificultad de dicha

cuantificación debido a que los usos del cobre son diversos y están extendidos en

prácticamente todos los sistemas de maquinaria, electricidad e informática.

5.4 Reflexiones personales

Me gustaría terminar con unas reflexiones que, si bien no se derivan directamente

del trabajo realizado, sí han surgido tras un profundo proceso de estudio y reflexión,

que me parece interesante aportar para finalizar esta investigación.

En este trabajo abogamos por “complicar” el metabolismo, en un intento por indagar

en “la relación de inseparabiblidad y de inter-retro-acción entre todo su fenómeno y

su contexto, y de todo contexto con su contexto planetario” (Morín, 1993, 71). En

este intento por indagar en la complejidad, somos conscientes de que en la

aplicación de nuestra propuesta siempre encontraremos limitaciones, pero hemos

creído que es mejor sacar a la luz aspectos relevantes de una investigación que

focalizar nuestros análisis en perspectivas, a nuestro entender, irrelevantes, porque

no explican la realidad. Sin embargo, del mismo modo, coincidiendo con Naredo

(2006), opino que la investigación científica está sujeta a intereses económicos o

Page 147: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

141

políticos y a posiciones ideológicas, en definitiva, a distintas visiones del mundo, y,

en ocasiones, una metodología, unos datos, o un modelo pueden ser dirigidos para

conseguir los resultados que interesen, sea por omisión de determinados resultados,

o por focalización en otros.

En el caso de la discrepancia entre las estimaciones de HH que presentábamos en el

capítulo primero, considero una cuestión relevante preguntarnos si este afán por

cuantificar los flujos hídricos puede perder su sentido cuando se utiliza para hacer de

eslogan verde de una conocida marca de bebida gaseosa que ha demostrado realizar

prácticas abusivas sobre las comunidades que se encuentran en los lugares de

producción, y contaminadoras de los recursos hídricos locales (Shiva, 2002).

En el caso de la mina Las Cruces he tratado de evidenciar que los impactos negativos

de esta actividad están relacionados con la “racionalidad” empresarial que, basada

en la minimización de costes y maximización de beneficios, genera unos costes

sociales que a menudo tienen que ser asumidos por las comunidades locales, como

sugiere Kapp (1950) cuando analiza la actuación de las empresas privadas. Pero a

pesar de ser consciente de la posible existencia de estos costes sociales de las

actividades mineras, no con ello quiero decir que se ha de cuestionar la actividad

minera sin cuestionar el consumo de metales.

Recapitulando, como plantea Kuhn (1962), si toda actividad científica se encuadra

dentro de un paradigma, esto quiere decir que no existe la objetividad científica, ya

que toda investigación está sujeta a los valores e intereses del observador. Por ello,

creo relevante cuestionarse si es suficiente con la cuantificación de flujos físicos de

la economía, si la HH puede perder su sentido en determinadas aplicaciones o si el

metabolismo entendido como mera cuantificación podría también perder su sentido.

Al mismo tiempo que me planteo estas cuestiones, soy consciente de que no son

fáciles de resolver dada la complejidad de la realidad. Sin embargo, dos

condicionamientos han supuesto el punto de partida de esta investigación; el ánimo

de indagar en la complejidad aun sabiendo las limitaciones y la creencia de que no

se debe separar la razón de la emoción, lo que significa, en mi opinión, realizar la

investigación siendo coherente con los valores, los juicios y los sentimientos. Una

investigación que es el primer paso de un largo camino que hoy al finalizar, continúa.

Page 148: “No todo lo que cuenta se puede contar, y no todo lo que

142

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