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MÚSICA DE CAMARA de 1 3 Cámara: se denominaba así, antiguamente, una de las habitaciones de los palacios reales, reservada al uso particular del soberano, y por extensión, también a los servidores del rey cuyas funciones se realizaban en la cámara. Bajo el reinado de Francisco I, habiendo aumentado mucho el número de los músicos ordinarios del rey, fueron divididos sus servicios en dos grupos, uno de los cuales recibió el título de “Chantres de la Chambre”, lo que les diferenciaba de los llamados “Chantres de la Capilla”. Desde mediados del siglo XVII estos grupos fueron tres y se dedicaban a distintos servicios: cámara, capilla y caballeriza. Los músicos de cámara, cantores e instrumentistas, ejecutaban el repertorio profano en los conciertos íntimos celebrados en los departamentos privados, y participaban en las ceremonias ostentosas, en las fiestas y en la capilla. Este fue el motivo de que en todos los países se adquiriese la costumbre de dominar “música de cámara” a las composiciones destinadas a un pequeño número de ejecutantes y especialmente a aquellas en las cuales no se repite cada una de las partes vocales o instrumentales. Las combinaciones más frecuentes son: - Trío (violín, viola y violoncelo) - Trío de piano (piano , violín y violoncelo) - Cuarteto de cuerda (2 violines, viola y violoncelo) - Quinteto con piano (piano y cuarteto de cuerda) - Sonatas para violín y piano o violoncelo y piano - Quinteto para clarinete y cuarteto de cuerda - Tríos, cuartetos, quintetos, sextetos, septiminos y octetos en diferentes combinaciones de cuerda, viento y piano. Y por último, definición que encontramos en el “Diccionario Harvard de Música”: Música de Cámara: tal y como se utiliza el término actualmente, música escrita para e interpretada por un grupo reducido, generalmente instrumental, con un instrumentista por parte. El término se ha definido o delimitado de modo diverso en varias épocas, como reflejo de las cambiantes condiciones sociales y musicales. En el s. XIX y una buena parte del XX significaba música instrumental para grupos pequeños en la tradición procedente de los maestros clásicos vieneses, Haydn, Mozart y Beethoven. Una gran parte de esta música está escrita en formato de sonata en cuatro movimientos y lleva títulos abstractos que indican el número de instrumentos empleados (trío, cuarteto, quinteto, sexteto, septeto, octeto, noneto). La música de cámara se ha escrito casi siempre para cuerda, pero también se han utilizado con frecuencia piano y cuerda, un conjunto mixto de viento y cuerda, viento solo y otras combinaciones. La música para un solo intérprete, con o sin acompañamiento, suele quedar excluida de esta definición, porque la interacción entre las voces se considera un elemento esencial de la misma. En conclusión:

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Breve historia de la Música de Cámara

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Cámara: se denominaba así, antiguamente, una de las habitaciones de los palacios reales, reservada al uso particular del soberano, y por extensión, también a los servidores del rey cuyas funciones se realizaban en la cámara. Bajo el reinado de Francisco I, habiendo aumentado mucho el número de los músicos ordinarios del rey, fueron divididos sus servicios en dos grupos, uno de los cuales recibió el título de “Chantres de la Chambre”, lo que les diferenciaba de los llamados “Chantres de la Capilla”. Desde mediados del siglo XVII estos grupos fueron tres y se dedicaban a distintos servicios: cámara, capilla y caballeriza. Los músicos de cámara, cantores e instrumentistas, ejecutaban el repertorio profano en los conciertos íntimos celebrados en los departamentos privados, y participaban en las ceremonias ostentosas, en las fiestas y en la capilla. Este fue el motivo de que en todos los países se adquiriese la costumbre de dominar “música de cámara” a las composiciones destinadas a un pequeño número de ejecutantes y especialmente a aquellas en las cuales no se repite cada una de las partes vocales o instrumentales.

Las combinaciones más frecuentes son:

- Trío (violín, viola y violoncelo)

- Trío de piano (piano , violín y violoncelo)

- Cuarteto de cuerda (2 violines, viola y violoncelo)

- Quinteto con piano (piano y cuarteto de cuerda)

- Sonatas para violín y piano o violoncelo y piano

- Quinteto para clarinete y cuarteto de cuerda

- Tríos, cuartetos, quintetos, sextetos, septiminos y octetos en diferentes combinaciones de cuerda, viento y piano.

Y por último, definición que encontramos en el “Diccionario Harvard de Música”:

Música de Cámara: tal y como se utiliza el término actualmente, música escrita para e interpretada por un grupo reducido, generalmente instrumental, con un instrumentista por parte. El término se ha definido o delimitado de modo diverso en varias épocas, como reflejo de las cambiantes condiciones sociales y musicales. En el s. XIX y una buena parte del XX significaba música instrumental para grupos pequeños en la tradición procedente de los maestros clásicos vieneses, Haydn, Mozart y Beethoven. Una gran parte de esta música está escrita en formato de sonata en cuatro movimientos y lleva títulos abstractos que indican el número de instrumentos empleados (trío, cuarteto, quinteto, sexteto, septeto, octeto, noneto). La música de cámara se ha escrito casi siempre para cuerda, pero también se han utilizado con frecuencia piano y cuerda, un conjunto mixto de viento y cuerda, viento solo y otras combinaciones. La música para un solo intérprete, con o sin acompañamiento, suele quedar excluida de esta definición, porque la interacción entre las voces se considera un elemento esencial de la misma.

En conclusión:

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Se trata de una música instrumental para conjunto. Consta en general de dos a doce músicos, uno por cada parte melódica, y todas las partes tienen la misma categoría. La música de cámara de alrededor de 1750 estaba principalmente compuesta para cuarteto de cuerdas (dos violines, una viola y un chelo), aunque también han sido populares los dúos, tríos y quintetos, éstos últimos con cuatro instrumentos de cuerda y un piano o un instrumento de viento. Esta música estaba, en principio, destinada a actuaciones privadas. Los conciertos públicos de música de cámara comenzaron a tener lugar sólo a partir del siglo XIX.

La música profana de la edad media y el renacimiento (1450-1600) estaba generalmente compuesta para pequeños conjuntos vocales e instrumentales. La mayoría de las composiciones eran piezas vocales a tres, cuatro y cinco voces. Los grupos instrumentales simplemente tocaban esta música vocal de cámara usando cualquiera de los instrumentos deseados o disponibles en esa época.

El primer gran ejemplo de lo que hoy día identificamos como música de cámara apareció en Inglaterra a finales del siglo XVI y principios del XVII. En esa época se escribió una gran cantidad de música para grupos de cuatro a siete violas, conformando lo que se llamaría viol consort o conjunto de violas. Era una música de carácter íntimo y a menudo intensamente emotiva. Una de las formas más típicas para la cual se ha escrito música de violas es In nomine, una fantasía basada en una vieja melodía de canto llano que se hizo famosa por utilizar las palabras "In nomine Domini" de una misa del compositor John Taverner de principios del siglo XVI. Christopher Tye compuso 20 arreglos de In nomine que revelaron el continuo desarrollo de un estilo instrumental característico. Para ello utilizó la totalidad de las seis cuerdas de las violas y su capacidad para interpretar grandes saltos melódicos. William Byrd escribió 7 arreglos. Esta forma continuó vigente durante el siglo XVII, cuando Henry Purcell produjo dos magistrales arreglos, a seis y siete partes, alrededor de 1680.

En la era del barroco (1600-1750), las sonatas en trío también podían tocarse, si así se deseaba, en un conjunto mayor, de seis a ocho intérpretes. Además, se componían cantatas de cámara para voz solista y continuo, así como dúos vocales con continuo, que de hecho sirvieron de modelo a la sonata en trío.

Durante el clasicismo veremos establecidos dos géneros claramente diferenciados de música instrumental: la música cámara y la música sinfónica. La primera es aquella que interpretan unos pocos instrumentos sin director. Su nombre proviene, como tantas veces, del italiano “da camera”, que hace referencia a la “cámara” o habitación de palacio en la que se interpretaba música. Es evidente que en una habitación no podían tocar un gran número de músicos, por muy grande que esta fuera.

Hoy en día llamamos música de cámara a cualquier grupo pequeño de músicos (por lo general entre 2 y 22 aproximadamente), toquen en un teatro, un gran auditorio o al aire libre, da igual. Al no contar casi nunca con un director, uno de los instrumentistas debe realizar las indicaciones necesarias para comenzar y terminar juntos y llevar el tempo o marcar alguna entrada de un instrumento.

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También existe lo que llamamos la orquesta de cámara, que sí suele llevar director, y puede estar formada sólo por instrumentos de cuerda o incluir viento e incluso percusión.

Esta música se opone, ya a partir del siglo XVIII, a la música sinfónica, escrita para una orquesta formada por un importante número de músicos (generalmente entre 40 y 60), es decir, una orquesta sinfónica. También podría ser interpretada por una orquesta filarmónica, que cuenta con casi 100 instrumentos. Sin embargo, durante el Clasicismo las orquestas solían tener tan sólo entre 30 ó 40 instrumentos.

La gran diferencia entre la música de cámara y la sinfónica reside en la cantidad de instrumentos y la textura armónica (la distribución de las melodías entre los instrumentos). En la música de cámara, cada instrumento interpreta una melodía diferente. En la música sinfónica, las melodías son interpretadas por grupos completos del mismo instrumento (violines primeros, violines segundos, violas, trompetas, trompas, etc.). Al repetir varios instrumentos iguales la misma melodía se produce un efecto especial que le da mayor densidad y potencia a la música.

En el Clasicismo, la música sinfónica se podía interpretar en el teatro o en los palacios. En ese aspecto es importantísima la influencia de Mozart en Viena, pero también de la Escuela de Mannheim, un grupo de compositores de dicha ciudad que fijaron la orquesta moderna y realizaron efectos muy interesantes con los grupos sinfónicos, especialmente el crescendo y el diminuendo.