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7/26/2019 Murillo, Juan David (2011). Creando Una Biblioteca Durante La Regeneracin La Iniciativa Del Instituto Literario de
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Creating a library during the
Regeneration: the iniciative of the
Instituto Literario de Cali, 1892
ABSTRACT
This article analyzes the reception of the Instituto
Literarios iniciative to create a public library in
Cali during the Regeneration. To do so, it exam-
ines brief public statements as well as various
book donations, which are useful to understand
the cultural climate of the period and the dynam-
ics of urban literary consumption. It also explores
how women and other social groups responded to
the initiative. The article concludes by looking at
the role of the interational book market in promo-
ting certain tendencies, titles, and authors.
KEYWORDS
Library, books, cultural society, literary consuption,
Cali, Regeneration.
Creando una biblioteca durante la
Regeneracin: la iniciativa del Instituto
Literario de Cali en 1892
RESUMEN
Este artculo analiza la recepcin dada a la iniciativa
del Instituto Literario de conformar una biblioteca
pblica en Cali durante la Regeneracin. Para ello se
revisan breves comunicaciones pblicas, as como
algunas donaciones bibliogrficas que resultan
muy tiles para entender el clima cultural en este
perodo, y examinar las dinmicas del consumo
literario urbano. La actividad del pblico femenino y
de otros grupos sociales respecto a la iniciativa ser
igualmente estudiada. Finalmente, se concluye con
una mirada al papel desempeado por el mercado
internacional del libro y el impulso de ste a deter-
minadas tendencias, ttulos y autores.
PALABRASCLAVE
Biblioteca, libros, sociedades, consumo literario,
Cali, Regeneracin.
ARTCULORECIBIDO: 29
DESEPTIEMBREDE2010;
APROBADO: 1 DEMARZODE
2011; MODIFICADO: 14 DE
MARZODE2011.
Becario de la Fundacin Carolina del Mster Historia del mundo hispnico: Las independenciasen el mundo iberoamericano en la Universitat Jaume I (Castell de la Plana, Espaa). Historia-dor de la Universidad del Valle (Cali, Colombia) y miembro del grupo de investigacin Nacin-Cultura-Memoriade la misma universidad en las lneas de Historia del Libro y de la Cultura (Cate-gora D en Colciencias). Participacin en eventos: Regeneracin e Hispanoamericanismo enla consolidacin del mercado literario en Cali, en Memorias XVCongreso Colombiano de Historia.Bogot, Asociacin Colombiana de Historiadores, 2010 (Memorias en CD); Celebraciones yLibros. El centenario de la Independencia en las ediciones conmemorativas de Bogot y Cali,1910, en Encuentro de Jvenes Investigadores Investigando-Ando. Bogot, Fundacin Erigaie, [email protected]
JuanDavidMurillo
Sandoval
ESPACIOESTUDIANTIL
HISTORIACRITICANO. 45, BOGOT, SEPTIEMBRE-DICIEMBRE2011, 244 PP. ISSN 0121-1617 PP184-205
Creando una biblioteca durante la Regeneracin: la iniciativa del Instituto Literario de Cali en 1892
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Creando una biblioteca durantela Regeneracin: la iniciativadel Instituto Literario de Calien 1892
INTRODUCCIN
Una vez alcanzada una amplia pluralidad y libertad de accin durante
el radicalismo liberal de la segunda mitad del siglo XIX, las formas de aso-ciacin se vieron seriamente limitadas en su naturaleza una vez iniciado
el rgimen de la Regeneracin. Particularmente entre 1884 y 1898 y
muy especialmente a partir de 1886 con la promulgacin de la nueva carta
constitucional la conformacin de asociaciones o de clubes privados o
pblicos empez a ser vigilada y reglamentada1. Al igual que el ejercicio
periodstico, toda aquella manifestacin que fuera concebida como ajena
a la moral, al orden legal o la tranquilidad pblica sera objeto de sancin
o prohibicin. Esta aguda intervencin en los espacios pblicos por parte
del Estado limit en buena medida las prcticas asociativas polticas, per-mitiendo no obstante el lucimiento de otras alternativas de socializacin
que, amparadas en una razn de ser apolticas, pudieron plantearse y con-
solidar diversas iniciativas2.
El Instituto Literario de Cali sera una de estas asociaciones. Creado
en 1888 por jvenes egresados y estudiantes del Colegio de Santa Librada,
fue una de las pocas formas de asociacin surgidas en la ciudad durante
el perodo de la Regeneracin, caracterizado ms por la extensin de las
sociabilidades catlicas o caritativas3 y la constitucin de compaas y
sociedades de naturaleza comercial, polticamente neutrales o favorablesa los intereses gubernativos. El principal objetivo del Instituto Literario
fue el estudio de Literatura4, aspecto que de facto no rivaliz con el ideal
intelectual regenerador, donde los campos literario y lolgico seran
siempre consagrados, ms cuando privilegiaran ciertas tendencias5. De
Este artculo ampla los resulta-dos de investigacin realizadacomo monografa de gradorealizada para obtener el ttulode Historiador, titulada: PrensaLiteraria, Libros y Libreras, laoferta literaria y el papel intelec-tual en el primer centenario de laIndependencia. Cali 1905-1915(Universidad del Valle, 2009). Nocont con nanciacin para su
elaboracin.1. Vanse por ejemplo los artcu-
los 44 al 47 de la ConstitucinPoltica de 1886. Constitucin dela Repblicade Colombia (Bogot:Imprenta de Echavarra Herma-nos, 1886), 11-12.
2. Resulta apropiado remitir aqual ya clsico trabajo de Franois-Xavier Guerra y Annick Lemp-rire, Los espacios pblicos en Ibero-amrica. Ambigedades y problemas.Siglos XVIII-XIX(Ciudad de Mxico:
Centro Francs de estudios Mexi-canos y Centroamericanos/Fondode Cultura Econmica, 1998).
3. De manera especial, Sociedades comola de San Vicente de Paul o las Aso-ciaciones del Sagrado Corazn ten-dran un notable impulso durante elrgimen conservador. Oscar BlancoMeja, Fe y Nacin. La Regeneracin
y el proyecto de una nacin catlica1885-1920 (Tesis de Maestra enHistoria, Universidad Industrial deSantander, 2009), 221-341.
4. Nuestro Propsito, El Instituto,Santiago de Cali, 10 de marzo,1892, 1.
5. Malcolm Deas, Miguel AntonioCaro y amigos: Gramtica y poderen Colombia, en Del poder y la
gramtica y otros ensayos sobrehistoria, poltica y literaturas colom-bianas, ed. Malcolm Deas (Bogot:Taurus, 2006), 27-52.
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esta manera, y de acuerdo a sus objetivos, el Instituto Literario se propuso conformar la pri-
mera biblioteca pblica de la ciudad, propsito que no crey realizable sin el acompaamiento
de la sociedad letrada calea. La buena acogida dada a la iniciativa permiti que la donacin de
libros y dinero por parte de particulares se convirtiera en la mejor manera de alcanzar el logropropuesto por esta asociacin.
La dismil sociedad calea se vio entonces articulada en un proyecto de alcance urbano,
slo posibilitado por la conversin de un inters particular, liderado por una sociedad litera-
ria, en un inters de carcter pblico. Lo anterior posibilit que los elementos culturales de la
Regeneracin hicieran presencia en la apuesta por crear la primera biblioteca pblica de Cali6.
La defensa de la religin y la promocin de la lengua espaola ocuparon una instancia impor-
tante en las opiniones y envos de libros destinados al Instituto. No obstante, otros elementos
incidiran en la consumacin del proyecto, desde las polticas comerciales de los ms importan-
tes libreros franceses, de un modo indirecto, hasta el particular accionar benefactor del pblicofemenino local, ya entendido como parte importante de la comunidad lectora.
El principal objetivo de este artculo consiste por tanto en analizar aquellas circunstancias
que mediaron en la conformacin de la primera biblioteca pblica de Cali, teniendo como eje
principal las acciones del Instituto Literario, asociacin que supo articularse a los intereses
de la lite intelectual en el poder, siempre preocupada por controlar la propagacin de ideas
y la difusin de libros y lecturas en los centros urbanos. Para ello, nos detendremos en primer
lugar y de manera breve en los gustos y lineamientos literarios anes al proyecto regenerador.
Las reacciones de la sociedad calea ante la iniciativa del Instituto tambin sern analizadas,
estableciendo qu y cuntos libros donaban, por qu era importante hacerlo y cules eran losgneros ms remitidos, entre otros aspectos ilustrativos del consumo literario local. Por ltimo,
una mirada al primer conjunto de libros donados permite observar algunas peculiaridades del
mercado de impresos en Colombia. Autores, gneros y editoriales dan
cuenta de una difusin y promocin intensiva de literatura hispanista,
moralista y catlica, dinmica paradjicamente impulsada desde Pars,
ciudad que si bien era ajena al marco cultural regenerador, muy con-
centrado en Madrid, sera el principal foco de expansin de la cultura
espaola de la poca7.
1. LAATMSFERALITERARIADURANTELAREGENERACIN
Es necesario recordar que, a diferencia de pases como Per, Chile o
Argentina, donde se incentivaron tendencias artsticas de ndole naciona-
lista, indigenista o de vanguardia en general, que chocaron con los modelos
6. Sobre los elementos culturales dela Regeneracin, Miguel ngelUrrego, Intelectuales, Estado yNacin en Colombia, de la guerra delos mil das a 1991(Bogot: Siglo delHombre Editores, 2002), 43-56.
7. En este tpico tomar especialimportancia un corto ensayo dePura Fernndez, La editorialGarnier de Pars y la difusindel patrimonio bibliogrco encastellano en el siglo XIX, en Tes
philies tade dora: miscelnea lxicaen memoria de Conchita Serrano(Espaa: CSIC, Instituto de Filolo-ga, 1999), 603-612.
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culturales hispnicos e incluso con algunos modelos franceses o ingleses,
al promover la bsqueda de la autenticidad americana, de aquello distin-
tivo y nico de los nuevos estados, en Colombia, bajo la Regeneracin y
a contracorriente de estas tendencias, se privilegi la cultura espaolacomo un elemento primordial del ideal nacional8. La bsqueda de lo pro-
pio no se instituy as en una contraposicin general a la cultura europea
o estadounidense, muy al contrario, lopropiofue encontrado en la cultura
espaola, particularmente en aquella produccin intelectual moralista,
religiosa y artsticamente no modernizante9.
De esta manera, mientras el proyecto regenerador buscaba inspi-
racin en las producciones literarias espaolas, los movimientos de
vanguardia pretendieron rescatar lo indgena, desechar la masiva heren-
cia hispana o simplemente aprovechar los frutos del lenguaje y la culturafrancesa. Era claro para la nueva sangre de la literatura latinoamericana
que Espaa no brindaba las mejores posibilidades de evolucin. Autores
del perodo como el peruano Manuel Gonzlez Prada armaban que
no existan ejemplos literarios tiles provenientes de Espaa que con-
vinieran al Nuevo Mundo, el enfermo que deseara transfundir en sus
venas otra sangre, elegira la de un amigo fuerte y juvenil, no la de un
abuelo decrpito y extenuado10. No obstante, desde 1870, con el arribo
a Colombia del diplomtico Jos M. Gutirrez de Alba, y el posterior res-
tablecimiento de las relaciones exteriores con Espaa en 1881, el pasasistira a una rpida transfusin de esta sangre extenuada, que pas a
irrigar el campo cultural de sus principales ciudades.
Segn Frdric Martnez, luego del triunfo diplomtico logrado por
Carlos Holgun, los viajeros de ambas partes se multiplicaran. Autores
como Santiago Prez Triana y Jos M. Quijano W. entraron a compar-
tir escenario en Madrid con Juan Valera y Nez de Arce, mientras que
Miguel A. Caro inici una rica relacin epistolar con Menndez y Pelayo,
prcticas todas stas que en opinin de Gonzlez Prada equivalan a retro-
gradar11. Tengamos en cuenta que para este escritor peruano la tarea delos intelectuales en Amrica Latina deba consistir en la propagacin de la
crtica y la ilustracin, siempre en franca ofensiva contra el oscurantismoy
todo lo que le representaba: militares, clereca, etc., en una clara alusin al
pas ibrico y sus instituciones12.
8. Un ensayo interesante sobre lacercana entre la Regeneracin yel Hispanoamericanismo puedeencontrarse en Aimer GranadosGarca, Hispanismos, nacin yproyectos culturales, Colombia yMxico: 1886-1921. Un estudio dehistoria comparada, Memoria ySociedadIX: 19 (2005): 5-18.
9. Ver por ejemplo el trabajo deIvonne Pini, En busca de lo propio.Inicios de la Modernidad en el Arte deCuba, Mxico, Uruguay y Colombia,
1920-1930 (Bogot: UniversidadNacional de Colombia, 2000); y unainvestigacin de alcance continen-tal a propsito de los movimientosintelectuales de vanguardia y labsqueda de la originalidad enAmrica Latina de Jorge Schwartz,Las vanguardias latinoamericanas.Textos programticos y crticos(Ciu-dad de Mxico: Fondo de CulturaEconmica, 2002).
10. Manuel Gonzlez Prada, PginasLibres(Lima:Editorial P.T.C.M.,1946), 39. La primera edicin dePginas Librescorresponde al aode 1894 y estuvo a cargo de laimprenta de Paul Dupont.
11. Segn el mismo Martnez, hastala dcada de 1870 la presencia delreferente espaol en las mentalida-des polticas y culturales de las li-tes colombianas era casi nula; sloalgunos escritores permanecan altanto de los sucesos peninsulares yeran tambin muy pocos quienesvisitaban Madrid o que inclusivemantenan una relacin directa
con representantes espaoles.Frdric Martnez, El NacionalismoCosmopolita, la referencia europea enla construccin nacional de Colombia,1845-1900(Lima/Bogot: Banco dela Repblica, Instituto Francs deEstudios Andinos, 2007), 454-462.
12. Rafael Gutirrez Girardot, ElIntelectual y la Historia(Venezuela:Fondo Editorial La Nave, 2001), 32.
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Evidentemente, los intelectuales de la Regeneracin no compartiran ninguna opinin simi-
lar a la de Gonzlez Prada. En Colombia tanto la lengua espaola como la religin catlica se
convirtieron en elementos de unicacin nacional que deban ser impulsados y defendidos. La
nueva liacin ideolgica y cultural con Espaa permiti un nuevo auge del arte y la literaturapeninsular, que si bien se difunda con cierta regularidad en diferentes ciudades del pas, ten-
dra a partir de la consolidacin de la Regeneracin un mayor impulso. Las revistas y peridicos
nacionales, as como las asociaciones catlicas o caritativas, sirvieron como medios idneos
para dar cuenta de ella, generndose un patrn recurrente de defensa y difusin de la cultura
espaola a lo largo del pas.
Las celebraciones con motivo de los cuatrocientos aos del descubrimiento en 1892, o del
primer centenario de la Independencia en 1910, dieron cuenta de esta liacin cultural, la
exaltacin de lo hispano con la triada raza, lenguay religin, apareci como raz de la cultura
colombiana en ambas conmemoraciones13. No obstante, desde antes de la Regeneracin, socie-dades catlicas y culturales ya privilegiaban ciertos gustos literarios hispanistas, contrapuestos
a los ideales promulgados por el radicalismo de mediados de siglo XIX, que tendra en pases
como Francia y Alemania un referente de cultura moderna y secular. Miguel A. Caro, por ejem-
plo, profuso intelectual de la Regeneracin, perciba en el gnero novelesco y en las tendencias
romnticas y modernistas un conjunto de ideas y concepciones equvocas por liberales y lai-
cas y, por consiguiente, peligrosas para el mantenimiento de la paz y la concordia popular,
pues promulgaban un ideal de autonoma ajeno al estmulo religioso14.
Aspectos como la libertad de imprenta y de opinin defendidos bajo el
radicalismo tambin fueron objeto de la crtica conservadora, que temi lacirculacin de escritos revolucionarios o inmorales. La condena y censura
de ciertas obras y autores fue particularmente patente en los espacios de
socializacin catlica, donde la incidencia del Indexen los consumos lite-
rarios, tanto de la lite conservadora como de la poblacin catlica en
permanente contacto con los plpitos, sera determinante.
No obstante, y como plantea Gilberto Loaiza, la censura no supuso la
nica alternativa de rechazo a las nuevas tendencias literarias provenien-
tes de Europa. Muy al contrario, las lites conservadoras supieron jugar
en el contexto de amplias libertades auspiciado por los gobiernos radica-les, perfeccionando sus formas de seducir y conquistar la opinin pblica,
aspecto en el que la difusin bibliogrca sera central15. En este sentido,
los aportes de Loaiza han sido muy importantes para determinar los gus-
tos bibliogrcos de la sociedad conservadora decimonnica, as como
13. Juan David Murillo Sandoval,Regeneracin e Hispanoameri-canismo, 3-5.
14. Para un acercamiento adecuado alpensamiento y obra de Miguel A.Caro, ver los trabajos de: David Jim-nez, Miguel Antonio Caro: BellasLetras y Literatura Modernay SergioEcheverri M., Libertad de Imprentasegn Miguel Antonio Caro, enMiguel Antonio Caro y la cultura de supoca, ed. Rubn Sierra Meja (Bogot:
Universidad Nacional de Colombia,2002), 237-260 y 223-236.
15. Gilberto Loaiza Cano, LaExpansin del mundo del libro,en Independencia, Independencias
y espacios culturales, dilogos dehistoria y literatura,eds. CarmenAcosta, Csar Ayala y Henry Cruz(Bogot: Universidad Nacional deColombia, 2009), 25-64.
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para identicar los contrastes entre las llamadas bibliotecas ideales liberales y catlicas, que
adems de atestiguar la lucha entre idearios polticos y culturales por afectar los imaginarios
sociales y construir determinados modelos de comunidades o ciudadanos, ilustran ejemplar-
mente los consumos literarios y los autores predilectos en uno y otro bando16
. Las libreras seconvierten de este modo en espacios de control y difusin ideolgica. Alineados a una u otra
causa, o mezclando ambas segn el inters comercial, los espacios del libro suponen un lugar
clave para entender la difusin y recepcin de ideas y tendencias durante el largo siglo XIX.
Ahora bien, consolidado el rgimen regenerador, las libreras conservadoras y susbibliotecas
catlicasampliaran su alcance e importancia en la esfera pblica. Libros de autores como Balmes,
Flammarion, Fernn Caballero, Chateaubriand, el presbtero Gaume, Santa Teresa de Jess o
el Cardenal Wiseman, entre otros exponentes de temas religiosos o morales, compondran la
biblioteca ideal de los intelectuales regeneradores, slo complementada por textos relativos a
las ciencias lolgicas, preocupacin constante de personalidades como Caro, Cuervo, Surez,Nez y Holgun, quienes tuvieron en la produccin y difusin de textos gramticos un capital
cultural sobresaliente, as como un punto ms de concordia con el ideal hispanoamericano17.
La iniciativa del Instituto Literario de Cali por conformar una biblioteca de carcter pblico
deba, pues, canalizarse en este ambiente, que adems de coartar las ya referidas libertades de aso -
ciacin, estimulaba la difusin de unos muy determinados gustos literarios. En el siguiente apartado
se analizar cmo el Instituto inici y lider la campaa en favor de la biblio-
teca, destacando las reacciones de los diferentes pblicos a este cometido.
2. LAPROPUESTADELINSTITUTOLITERARIO, ENTREADMIRACINYRESERVASComo bien sostiene Hilda Sabato, una mayor capacidad de intervencin
en la vida pblica fue uno de los rasgos caractersticos del asociacionismo
en Amrica Latina durante la segunda mitad del siglo XIX18. El caso del
Instituto Literario, si bien perifrico y de difcil seguimiento, de ningn
modo puede sustraerse, segn creemos, de esa armacin. Concentrado
en el cumplimiento de sus estatutos, esta asociacin literaria fundada en
reglas ms o menos democrticas y que apelara al recurso de la prensa
como mecanismo de actuacin en los espacios pblicos, puede conside-
rarse sin duda como una corporacin incidente en la vida pblica calea,constituyndose como un puente para la modernizacin de los espacios
urbanos y la difusin de la literatura en la ciudad19.
En su primer nmero de marzo de 1892, El Instituto, rgano de la
Biblioteca del Instituto Literario, como fue titulado su bisemanario, da cuenta
16. Gilberto Loaiza, La Expansin
del mundo, 41-64.17. Gilberto Loaiza, La Expansin
del mundo, 41-45.
18. Hilda Sabato, Prensa, asociacio-nes, esfera pblica (1850-1900),en Historia de los intelectuales en
Amrica Latina, vol I.La ciudadletrada, de la conquista al moder-nismo, ed. Jorge Myers (BuenosAires: Katz, 2008), 391-392.
19. Sobre las formas de sociabilidady su vinculacin con los camposculturales o literarios para el casofrancs, vase la obra reciente-mente traducida al castellano deMaurice Agulhon, El crculo burgus.La sociabilidad en Francia, 1810-1848(Buenos Aires: Siglo XXI, 2009). Nosobra decir que la mayor parte delos estudios sobre sociabilidadesestn conceptualmente en deudacon los diferentes aportes realiza-dos por Agulhon a la disciplina.
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de la gestin hasta el momento realizada en procura de la creacin de una biblioteca, por lo cual
publica una circular fechada en enero del mismo ao y que haba sido remitida previamente a
distintas personalidades regionales y nacionales con el n de socializar la idea de conformar un
espacio bibliogrco en la ciudad, logro que en aparente juicio de los miembros del Institutoslo podra alcanzarse con el apoyo de toda la comunidad lectora. El Institutomanifestaba,
mediante su circular nmero 115 que:
[] se propone llevar a cabo la formacin de una biblioteca compuesta de obras de
Historia, Literatura y Ciencias, la cual podra tener ms tarde el carcter de pblica.
Conociendo la Corporacin el decidido inters que anima a usted a favor del progreso
intelectual de la juventud, se permite suplicar a usted coopere para este fin con la obra u
obras que a su bien tenga, en los ramos arriba mencionados.
En atencin a la importancia que encierra esta idea, el Instituto confa en que usted no
desatender la excitacin que le hace y espera, por tanto, el honor de su respuesta []20.
La publicacin de este escrito supuso la conversin de un inters particular, ideado y gestio-
nado por una sociedad literaria, en un inters de carcter pblico, que recaa inicialmente en el
divergente y no poco conictivo conjunto letrado-masculino de la ciudad, dividido por pasiones
partidistas y salpicado por la recurrente inuencia de la Iglesia y sus representantes. Una mirada
a las respuestas dadas a la circular, aparecidas tambin en El Instituto, permite percibir las diferen-
tes perspectivas que la conformacin de una posible biblioteca tena para la
sociedad calea del perodo. Si bien todas las respuestas valoran la iniciativa
de la asociacin y encuentran en ella una necesidad urbana que debe sersuplida, los matices ideolgicos propios de cada donante se hacen eviden-
tes. Tan slo en el primer nmero, el presbtero Severo Gonzlez le solicit
al presidente del Instituto Literario que, como catlico, excluyera las obras
que fueran contrarias a la religin o a la moral21. En tono muy similar, el
escritor Belisario Palacios (1842-1915) contest:
[] ojal que el Instituto, obrando con la perseverancia de que est
dando pruebas, pueda realizar pronto la muy noble idea de fundar
una biblioteca; y ojal tambin que en los estantes de sta no se le
d cabida a ninguno de los libros que la Iglesia Catlica, depositariade la verdad, tiene prohibidos []22.
El padre Rafael Garca, luego de felicitar la labor de la directiva
del Instituto, precisa que, si bien le complace la empresa que han
20. Nuestro Propsito, El Instituto,Santiago de Cali, 10 de marzo,1892, 1.
21. Respuestas, El Instituto,Santiago de Cali, 10 de marzo,1892, 2.
22. Respuestas, El Instituto, 10 demarzo, 1892, 2. Para observaraquella literatura consideradasubversiva para la Iglesia y elEstado espaol, pueden con-sultarse los diversos ndices delibros prohibidos y mandados aexpurgar o simplemente indexexistentes desde el perodocolonial. De manera generalvase: Consejo de la SantaGeneral Inquisicin, Indice ultimode los libros prohibidos y mandadosexpurgar: para todos los reynos y
seorios del catolico rey de las Espa-as, el seor Don Carlos IV (Madrid:Imprenta de Don Antonio deSancha, 1790).
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acometido, siente que no tenga [] un lado religioso, para combatir por este medio los abu-
sos de la prensa, que con tantas obras inmorales corrompe las buenas costumbres, y relaja
la verdadera civilizacin23.
Como vemos, la inuencia de esta intelectualidad catlica en la aventura por formar unabiblioteca se hara sentir, especialmente a la hora de tratar de imponer ciertos criterios de
seleccin bibliogrca, ms an cuando la misma propuesta del Instituto se vio limitada a la
conformacin de un conjunto de obras de historia, literatura y ciencias, como armaba su pri-
mera circular24. Ahora bien, la exclusin del tema religioso en la propuesta del Instituto no
puede tomarse de ningn modo como una actitud ingenua por parte de esta asociacin, pues
por un lado la ausencia explcita de esta temtica no iba a evitar la recepcin de literatura
religiosa, capaz de articularse en alguno de los gneros esgrimidos; y por otro, la aparente
exclusin del gnero religioso podra alentar la participacin de personalidades usualmente
contrarias a la inuencia que la Iglesia posea en la sociedad, y que podan ver en la iniciativaun proyecto estrictamente modernizante. Rafael Ziga, por ejemplo, alegremente exaltado
por la circular, respondi:
Cuando veo que jvenes como Usdes. [sic] se interesan por el mejoramiento de las
letras, me convenzo de que las generaciones modernas van siempre adelante en
su actividad y progreso, y que ses cierto que la ciencia se eleva a la luz universal
como el genio humano hasta el cielo. Jvenes del Instituto adelante!
Que es preciso que las tinieblas sigan cayendo en el abismo de la luz
adelante! Que es necesario que las ruinas del antiguo mundo acaben
de exhalar su ltimo suspiro adelante! Que hay que borrar los dassombros de la Edad Media25.
La particular condicin literaria de la asociacin le permiti jugar con
las distintas pasiones del perodo, en lo que a sensibilidades religiosas se
trataba, logrando ocupar un lugar neutral en tan latente conicto. Ahora
bien, la exclusin del temario religioso en la creacin de la biblioteca no
debe tomarse como un irrefutable sntoma de liberalismo, ms cuando los
primeros libros que recibe la sociedad provienen de miembros de la clere-
ca local y de aguerridos polticos conservadores, como los mencionadosSevero Gonzlez y Belisario Palacios.
De hecho, lo que s parece innegable es que la ambigedad ideolgica
del Instituto Literario fue ideal para la buena recepcin del proyecto entre
personalidades de ambos partidos. Las respuestas impresas en El Instituto
23. Respuestas a la circular No.115, El Instituto, Santiago de Cali,1 de noviembre, 1892, 61.
24. Un ejemplo mucho ms fuertede control y censura alrededorde la difusin de impresos en elmismo perodo es el de agustinoEzequiel Moreno, quien arremetipblicamente contra las imprentasde Pasto que comerciaban o impri-man libros liberales. Las intoleran-tes posturas de Moreno respecto detodo aquello que pareciera liberalreejan en cierta medida el climacultural que acompa al perodo
de la Regeneracin. MalcolmDeas, San Ezequiel Moreno: ElLiberalismo es pecado El santodel V Centenario no aprendique la esencia de la poltica es laconcesin, Credencial Historia46(1993): 8-12.
25. Respuestas a la circular No.115, El Instituto, 1 de noviembre,1892, 61.
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dan cuenta de lo anterior, pues coinciden en sealar que la condicin apoltica de la asocia-
cin y de la iniciativa slo podra traducirse en un sntoma de progreso para la ciudad y la
regin. Belisario Zamorano, por ejemplo, destacado miembro del partido liberal, y quien don
al Instituto las obras completas de Molire, se reere as al propsito del grupo:En primer lugar felicito a ustedes muy sinceramente por el amable propsito de esta-
blecer y mantener una asociacin literaria en este ciudad, la cual puede ser, en lo
sucesivo, una verdadera representacin viva de los elementos sociales de Cali, sin
distincin de colores polticos [] ciertamente, la juventud cuyo corazn no est enve-
nenado, cuyas almas estn puras de innobles pasiones [] es la llamada a formar en
nuestra ciudad natal una asociacin que sea, por ser literaria, un lugar de recreo mental
y de dulce solaz social, en medio de nuestras constantes mortificaciones en la cons-
tante lucha por la vida, lucha quizs ms dura en el Cauca que en ninguna otra parte26.
Una apreciacin muy parecida fue dada por Len Solarte, empresario conservador, quien
argument que la creacin de una biblioteca en Cali es una necesidad que se palpa. Solarte,
quien entreg un tomo con los 113 nmeros del peridicoEl Mensajero, manifest:
En todo pas civilizado hay Bibliotecas, en las poblaciones notables, y entusiasma
observar y ver en ellas por centenares a los viajeros y personas amantes de las
ciencias, rebuscando y leyendo las producciones del ingenio humano para nutrir su
espritu. Dtese a Cali con una Biblioteca y se har un inmenso bien: si el Instituto
Literario lo ejecuta ser su ms grande recomendacin para merecer el encomio de
nuestros conciudadanos27.
Una conclusin evidente extrada de estas misivas publicadas en El Institutoes que la idea de
conformar una biblioteca fue entendida como una iniciativa modernizante, que poda ser til a los
intereses y necesidades de las mismas lites locales. De este modo, la cuestin partidista no entorpe-
ci, al menos en su perodo formativo, el proyecto intelectual trazado por el Instituto, lo que favoreci
el xito inicial de la propuesta, logrando una abundante recoleccin de libros en pocos meses.
Ahora bien, si fue la circular numero 115 el primer contacto entre la asociacin literaria y
el pblico letrado, las secciones de El Institutoseran las nuevas formas de estimular el apoyo de
la sociedad para la consolidacin del proyecto. Las mismas editoriales delbisemanario se encargaron de plantear la necesidad de una biblioteca para
la ciudad. En su segundo nmero, El Instituto public el texto Importancia
y Necesidad de las Bibliotecas, donde adems de acentuar el papel de
estos espacios en distintas civilizaciones y en modernas ciudades, se
26. Respuestas a la circular No.115, El Instituto, Santiago de Cali,5 de septiembre, 1892, 47-48.
27. Respuestas a la circular No.115, El Instituto, Santiago de Cali,15 de abril, 1892, 10-11.
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realizaba una fuerte crtica a la carencia de establecimientos similares en Colombia, as como
a la dicultad de los miembros del Instituto y de cualquier otro individuo de poder consul-
tar o adquirir libros buenos a bajo costo. Para los redactores del texto, Cali ya se encontraba
madura para albergar una biblioteca, contaba con una excelente posicin geogrca, con buenapoblacin y un agitado comercio28.
Estos llamados directos e indirectos a pensar la necesidad y utilidad de una biblioteca para la
ciudad se complementaron con las respuestas del pblico a la circular, respuestas que ocuparon
un espacio habitual durante el ciclo de vida de El Institutoy que dieron cuenta de la recepcin que
la iniciativa supuso y, por supuesto, de las distintas formas en que la sociedad letrada contribua
a la formacin de la biblioteca, bien a travs de suscripciones, entrega de dinero o la donacin
de libros. Ahora bien, no es extrao pensar que adems de hacer reiterativo el llamado a partici-
par en el proyecto, la exposicin pblica de las notas o cartas de respuesta al Instituto Literario
fuese una manera de rendir homenaje a quienes apoyaban, jugando conlos imaginarios de honorabilidad, distincin y patriotismo que permea-
ban a las lites letradas de la ciudad. En otras palabras, la accin de hacer
pblicas la mayor parte de las donaciones poda incentivar la participa-
cin de ms personas, al convertir la prctica en una accin lantrpica
que destacaba al donantepor encima de otros miembros de la sociedad29.
La transmisin de bienes bibliogrcos se relaciona de este modo con las
formas de mantenimiento y reconocimiento de un estatus, aspecto parti-
cularmente relevante en aquellos grupos sociales que detentan el poder30.
Lo anterior cobra mayor importancia si entendemos las prcticas del don comoparte importante del imaginario republicano decimonnico, en el que elementos
como la caridad o la benecencia eran primordiales para la construccin de lazos
de pertenencia y solidaridad, contemplndose como caractersticas del buen ciu-
dadano, e incluso de las prcticas asociativas. No obstante, de manera especial
en la segunda mitad del siglo XIX, y casi hegemnicamente en la Regeneracin,
las prcticas del don fueron detentadas por agrupaciones de raz catlica, debido
a que la limitacin de las formas de asociacin liberales dicult el progreso de
cualquier iniciativa impulsada desde este punto.
En este orden de ideas, la recepcin dada a la iniciativa del Institutosupuso una de las pocas prcticas del don lideradas por una asociacin
laica en Cali. Es igualmente resaltable que, en este caso, el donno corres-
pondiese al concepto de caridad o benecencia, usualmente vinculado a
un paternalismo frente a la poblacin pobre o mendicante31. Al contrario,
28. Importancia y necesidad de lasBibliotecas, El Instituto, Santiagode Cali, 1 de abril, 1892, 5.
29. La cuestin del prestigio socialque envolva la accin de donarobras para una biblioteca estambin observada por Miguelde Asa en su estudio sobre laconformacin de la biblioteca deBuenos Aires en 1810. Miguel deAsa, La ciencia de Mayo. La culturacientca en el Ro de la Plata,1800-1820(Buenos Aires: Fondo deCultura Econmica, 2010).
30. Beatriz Castro, Prcticas Filan-trpicas en Colombia 1870-1960(Cali: CIDSE, Universidad del Valle,2007), 32-37. Para una visin msprofunda del papel del don en elfuncionamiento de las socieda-des, de aquello que se dona yaquello que se guarda, MauriceGodelier, El Enigma del Don(Barce-lona: Paids, 1998).
31. Las prcticas caritativas enCali estuvieron centradas en lareunin de fondos para hospita-les, asilos u orfanatos, siemprelideradas por sociedades deorigen catlico como la de SanVicente de Paul. Beatriz Castro,Caridad y benecencia en Cali,1848-1898, Boletn Cultural yBibliogrcoXXVII: 22 (1990): 67-80.
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la entrega de libros y otros impresos implicaba, ms que un don que aliviara carencias sociales
en sectores humildes, una accin solidaria y cvica desde y para la propia comunidad letrada.
La admiracin y las reservas por la propuesta del Instituto Literario de Cali logran dar cuenta del
clima social que rode al proyecto. La intervencin de la clereca y la intelectualidad conservadorafue notoria. Su inters por forjar una biblioteca catlica, y la crtica hacia la aparente reduccin del
proyecto a tres reas del conocimiento son aspectos dicientes del constante temor a que aoraran
expresiones literarias contrarias a las verdadesprotegidas. El franciscano Len Sardi brinda un ejem-
plo ms de la mezcla de admiracin y reserva frente al propsito de la joven asociacin calea:
La feliz organizacin del Instituto Literario en esta ciudad, donde se palpaba la falta
de una asociacin como esta vuestra, encargada de llevar por medios cientficos, el
convencimiento a todos de que No de slo pan vive el hombre, sino de todas las
palabras que salen de la boca de Dios, merece el aplauso y el apoyo de cuantos
deseamos lo natural y sobrenatural para que el monstruo del materialismo no seanide en el corazn de los pueblos. Con esta ntima persuasin cordialmente os feli-
cito por esta vuestra gran gloria32.
El miedo a los monstruos asociados al liberalismo materialismo, romanticismo, comu-
nismo, ocultismo ocup un lugar importante en las reservas respecto a la fundacin de una
posible biblioteca. La ambicin por modernizar la ciudad, por dotarla de nuevos espacios pbli-
cos que sirvieran para el enriquecimiento intelectual de la poblacin tuvo que atravesar los
ltros impuestos por la lite dominante, que adems de ya incidir en la
promocin de una muy concreta oferta bibliogrca, persuada y advertasobre los usos y las condiciones ideales que cualquier centro de la cultura
escrita deba poseer33.
3. POLTICOS, LIBREROSYPBLICOFEMENINO
No obstante las reservas encontradas, es posible armar que la recep-
cin a la propuesta del Instituto Literario fue en general satisfactoria. El
envo de libros, revistas, peridicos y dinero no se hicieron esperar, as
como la ampliacin del nmero de suscriptores al bisemanario, que fue
otra alternativa de colaboracin34. De igual manera, y como se comental inicio, la primera circular emanada del Instituto, la nmero 115, no se
concentr nicamente en Cali. Esta misiva tambin fue dirigida a persona-
lidades de trascendencia nacional, involucrando en la causa de la biblioteca
calea a personalidades un poco ajenas al panorama social de la ciudad.
32. Respuestas a la circular No.115, El Instituto, Santiago de Cali,19 de agosto, 1892, 43.
33. La deuda terica con RogerChartier se hace palpable eneste punto y las l neas venideras.Roger Chartier, El Orden de losLibros, lectores, autores, bibliotecasen Europa entre los siglos XIVy XVIII(Barcelona: Editorial Gedisa,1994) y El Presente del Pasado,
Escritura de la Historia, Historiade lo Escrito(Ciudad de Mxico:Universidad Iberoamericana,Departamento de Historia, 2005).
34. A nales del mes de abril el Ins-tituto Literario ya haba recibidoalrededor de trescientos ejempla-res. Perspectiva Halagea, ElInstituto, Santiago de Cali, 15 demayo, 1892, 17.
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Los nombres de Modesto Garcs, Jos M. Quijano Wallis, Manuel Uribe
ngel y del mismsimo presidente Rafael Nez guraran entre los donan-
tes. Garcs, quien regresaba de un largo exilio en Venezuela envi al Instituto
una docena de obras desde Bogot. Quijano Wallis, por entonces residenteen Popayn, remiti las Notas de Viaje de Camacho Roldn. Uribe ngel des-
pach desde Medelln su trabajo Geografa General y Compendio Histrico del
Estado de Antioquia en Colombia, publicado en Pars en 1885. Por su parte, el
presidente Nez, quien para 1892 haba delegado sus funciones adminis-
trativas a Caro, hizo entrega de obras en dos oportunidades: primero desde
Panam y posteriormente desde Cartagena35. Dos de las obras enviadas
por Nez desde la ciudad amurallada an reposan en el fondo patrimo-
nial de la Biblioteca del Centenario y logran dar cuenta de los gustos del
entonces presidente. Pese a que ambos estn en lengua francesa, aspecto unpoco inesperado dada su predileccin literaria hispnica, los libros reejan
claramente el ideal moralista y religioso que permeaba el imaginario rege-
nerador. Los ttulos Varits Morales et Littraires, de Paul Albert, historiador
de la literatura, y Lornement des noces spirituelles,de Jan Van Ruysbroeck, te-
logo que posteriormente sera beaticado, evocan claramente aquel tipo de
literatura privilegiada por la intelectualidad conservadora36.
Sin embargo, Nez no se limitara al simple envo de textos, pues an
en su condicin de presidente ausente tuvo cierta inuencia en la concesin
de la franquicia postal para los libros enviados al Instituto, licencia que losasociados haban solicitado al Gobierno con el n de facilitar el envo de
donativos a escala nacional37. La concesin de la franquicia facilit el envo
de libros desde muchos centros urbanos. Lejanos unos como Medelln,
Zipaquir, Panam, Santa Rita, Tad o Bogot, o cercanos como Santander,
Buenaventura y Palmira. La contribucin de importantes libreros bogota-
nos tambin sera facilitada con esta excepcin postal. Representantes del
gremio como Lzaro M. Prez, Jorge Roa y Salvador Camacho R., dueos de
las libreras de Torres Caicedo, Roa y Colombiana respectivamente,
remitieron diferentes ttulos. Jorge Roa se comprometi incluso a enviarcien volmenes de forma gradual, incluyendo la coleccin completa de su
Biblioteca Popular, compuesta por un amplio conjunto de libros de autores
nacionales y extranjeros38. La casa de Lzaro M. Prez se comprometi por
su parte con el envo de todas las obras editadas o por editar que tuvieran en
35. Segn una misiva, Rafael Nezenvi nueve obras desde Panampor medio de su cuado E.
Romn. Respuestas a la circularNo. 115, El Instituto, Santiago deCali, 25 de febrero, 1893, 101.
36. Las referencias completas de lasdos obras entregadas por Nezson: Paul Albert, Varits Morales etLiteraires(Pars: Librairie Hachette,1879) y Jan Van Ruysbroeck,Lornement des noces spirituelles(Bru-selas: A. Lefvre Ed., 1841).
37. La intervencin de Nez en estaresolucin es mencionada porSamuel Bentez durante el dis-
curso de instalacin de la Biblio-teca en 1911. Segn Bentez, lacircular del Instituto Literario fuerecibida por el presidente Nez,quien no slo hizo al Institutouna importante remesa de libros,sino que concedi franquicia paraque cursaran libres de porte, porlos correos nacionales, los librosdestinados a la biblioteca. Dis-curso del Seor Samuel Bentez,El Correo del Valle, Santiago deCali, 12 de enero, 1911, 4918-4919. La resolucin por la cual
se concedi franquicia postal alInstituto Literario fue la nmero68 del 27 de agosto de 1892, y fuermada por el entonces Ministrode Gobierno A. B. Cuervo. Nobleejemplo, El Instituto, Santiago deCali, 15 de octubre, 1892, 49.
38. Esta noticia caus gran admi-racin en los asociados delInstituto, quienes a travs de subisemanario informaron sobrela enorme donacin. CienVolmenes!, El Instituto, Santiagode Cali, 1 de junio, 1892, 22. Unbreve escrito donde se destacala trayectoria de Jorge Roa y suBiblioteca Popularen Bogot puedeencontrarse en Juan GustavoCobo Borda, Historia de la Indus-tria Editorial Colombiana, enHistoria de las Empresas Editorialesde Amrica Latina siglo XX,ed. JuanGustavo Cobo Borda (Bogot:CERLALC, 2000), 161-163.
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su haber39, mientras que el establecimiento de Camacho Roldn y Tamayo envi obras de
Campoamor, Smiles, Carrasquilla y un tomo del compilado de Julio Aez, titulado Parnaso
Colombiano, editado por ellos en 1886.
La publicidad dada al proyecto por parte del Instituto gener grandes resultados. La intervencin guber-namental y el apoyo de sendas casas libreras de la poca hicieron que el proyecto tomara importancia en
una cierta escala nacional, que incluso se vio expandida cuando Francisco Gamboa, gran motivador de la
asociacin y quien desde 1885 resida en El Salvador, envi obras y prensa desde este pas centroamericano40.
Con una recepcin tan favorable en distintas esferas, los miembros del Instituto se sintieron alen-
tados a ir un poco ms lejos en sus intenciones por lograr una mayor recoleccin de libros e impresos,
por lo que iniciaron una nueva estrategia de seduccin, esta vez concentrada en el pblico femenino.
Resueltos a ganarse el apoyo de las mujeres lectoras, la asociacin public la circular nmero 163, donde
adems de solicitar el apoyo femenino para la causa de la biblioteca, se advierte que cualquier donacin
ser divulgada a travs del bisemanario, como se haca con las respuestas enviadas por los donantesmasculinos. Los aportes femeninos estaran a la par de los masculinos en cuanto a exposicin pblica se
reere. La invitacin a las damas de la ciudad supona un llamado al homenaje
y a la distincin, casi que irresistible en sociedades donde la honorabilidad y el
estatus siempre estaban dispuestos a ser demostrados.
Resulta por tanto interesante observar cmo muchas damas de la ciudad r-
maban los envos de libros con su nombre y el de sus hijas, como es el caso de las
seora Simona Trujillo, quien junto a sus hijas envi obras de Soledad Acosta,
Julio Verne, Edmundo de Amicis y Antonio de Trueba; o el de Clementina Caicedo
y sus hijas Mariana y Paulina, quienes envan el Manual de Derecho Parlamentariode Jeerson y el Derecho de Gentesde Manuel M. Madiedo41. Los anteriores casos
denotan cmo la honorabilidad que traa consigo el ejercicio de la donacin no
estuvo limitada a una nica personalidad, como era el caso de las donaciones
masculinas. Al contrario, en las donaciones realizadas por mujeres se percibe una
transmisin de esa honorabilidad al conjunto familiar, en el que inclusive ambos
gneros se articulan, como en el caso de las mujeres casadas, que rmaron sus
entregas usando tanto los apellidos propios como los de su respectivo esposo.
Ahora bien, apartndonos un poco de las cuestiones de honorabilidad y estatus
que ciertamente jugaron en las prcticas del don, resulta preciso analizar la inter-vencin de las mujeres en la iniciativa adelantada por el Instituto, centrndonos en
las caractersticas de los libros remitidos, aspectos que bien pueden dar cuenta de
la composicin de las bibliotecas femeninas a nales del siglo XIXen Cali. Un total
de sesenta y dos cartas enviadas por las damas locales se publicaron en las pginas
39. La trayectoria de Lzaro M.Prez (1824-1892) en el comerciode impresos a nivel continen-tal parece haber sido bastanteamplia. Adems de sus constantesviajes a Europa para realizarconexiones comerciales, tuvodestacado intercambio biblio-grco y epistolar con libreroscomo el chileno Roberto Miranda.Pablo Figueroa, La Librera en Chile,estudio histrico y bibliogrco delcanje de obras nacionales establecido
y propagado en Amrica y Europa porel editor y librero Roberto Miranda1884-1894(Pars: Librera de Gar-nier Hermanos, 1896).
40. Un acercamiento a la produc-cin intelectual de FranciscoGamboa puede verse en el trabajorealizado a partir de su corres-
pondencia con Runo Cuervo.Gnther Schtz, Runo Cuervo
y Francisco Gamboa, ThesaurusLIII: 2 (1998): 345-355.
41. El Instituto, Santiago de Cali, 17de junio, 1892, 25. Las entregasde libros por parte de las damaslocales fueron publicadas en estebisemanario a partir del 17 de
junio de 1892.
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deEl Institutoentre 1892 y 1893, dando cuenta de una donacin de al menos 195 obras, sin contar respuestas
que, si bien se publican, no mencionan el nmero de libros despachados. Del total de obras que pudieron
vericarse fueron cedidas al Instituto en 1892, el aporte femenino supuso el 41% de un total de 477 libros.
TABLA1: CANTIDADDETEXTOSDONADOSALINSTITUTOLITERARIO. DISCRIMINACINPORSEXO(1892)
Donantes Nmero de libros Porcentaje (%)
Masculino 282 59
Femenino 195 41
Total 477 100
Fuente: datos elaborados por el autor con base en la informacin de la Biblioteca del Centenario, Santiago de Cali-
Colombia, Fondo Patrimonial,El Instituto Literario, 1892-1893.
En cuanto a los gneros literarios, los textos religiosos son los de mayor donacin por parte
del pblico femenino, seguidos por libros de ciencias, novelas, historia y poesa. Una compa-
racin con las entregas masculinas tambin se hace pertinente en este caso, pues ilustra las
coincidencias y divergencias entre los consumos literarios de ambos sexos.
TABLA2: DONACIONESALINSTITUTOLITERARIO. COMPARATIVOPORSEXOYGNEROSLITERARIOS
Gnero literario Donantes masculinos Donantes femeninos Total
Ciencias 9 10 19
Novela/Cuentos 22 10 32
Derecho 1 1 2
Economa 1 1 2
Ensayos 1 10 11
Gramtica 17 2 19
Historia 14 9 23
Poesa 18 5 23
Religin 11 11 22
Teatro 2 2 4
Utilidad Prctica 2 2 4
Total 98 63 161
Fuente: datos elaborados por el autor con base en la informacin de la Biblioteca del Centenario, Santiago de Cali-
Colombia, Fondo Patrimonial,El Instituto Literario, 1892-1893.
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Si bien esta estadstica slo debe apreciarse como parcial debido a la dicultad de estable-
cer un recuento preciso sobre todos los libros donados y sus caractersticas literarias, logra
ser un buen indicador de la composicin de las bibliotecas particulares, as como de las prefe-
rencias y consumos bibliogrcos. As, los gneros de mayor presencia no slo evidencian losgustos masculinos o femeninos, tambin reejan el ideal de biblioteca planteado por la dismil
sociedad letrada del perodo. Las damas y caballeros de la ciudad donaban aquello que crean
poda contribuir al enriquecimiento intelectual de la sociedad, a su progreso y orecimiento. La
fuerte presencia de la novela gnero tan poco recomendado por Miguel A. Caro42 como de la
religin en las donaciones atestigua la articulacin de muchos ideales de biblioteca que, gracias
a la ambigua posicin apoltica del Instituto Literario, lograron coexistir en un mismo espacio.
La particular igualdad en el nmero de textos religiosos, cientcos y novelas para el caso
de las contribuciones femeninas, atestigua igualmente el buen grado de educacin y cultura
alcanzado hasta el momento por la lite femenina calea, que sin salirse de su tradicionalismomostraba una seria preocupacin por el progreso de la ciudad y la expansin de los nuevos
conocimientos43. Una mirada rpida a parte de su correspondencia publicada en El Institutoda
cuenta de esta particularidad. Domitila Sinisterra, por ejemplo, felicita la labor de la asociacin
literaria y se reere a su donacin de la siguiente manera:
El noble pensamiento de ustedes es el fiel trasunto de lo levantado de sus sentimien-
tos; y aumenta el juicio que tienen formado acerca de la importancia de la mujer y de
su indispensable presencia en todas las circunstancias de la vida, en
todas las manifestaciones de la actividad humana, como que ella es
parte integrante y uno de los motores ms poderosos en las vas delprogreso []. Conocido lo expuesto y el deber que cada uno tiene de
contribuir a todo aquello que indique adelanto y beneficio comn,
cbeme el gusto de remitir a ustedes dos volmenes: Apuntaciones
crticas sobre el lenguaje bogotano por Rufino Cuervo y la Ciencia
del lenguaje por Max Mller y de manifestarles que tomo una sus-
cripcin en el simptico peridico de ustedes44.
Otra donante, Jorgina de Payn, quien remiti al Instituto las obras
Clemenciay Cuadros de Costumbresde Fernn Caballero, pseudnimo de laescritora catlica Cecilia Bhl de Faber, nos entrega otra idea del notable
lugar ocupado por la mujer en la promocin de la cultura y del progreso:
[] tengo positiva satisfaccin de aplaudir el paso que han dado
Udes. [sic] solicitando para su til y simptica empresa de fundar una
42. David Jimnez, Miguel AntonioCaro: Bellas Letras, 246-260.
43. Las diversas formas de asocia-cionismo lideradas por mujeresdurante la segunda mitad del sigloXIXtambin dieron cuenta de supreocupacin por la educacinmoral y la alfabetizacin socialante todo en sectores desfavore-cidos en un ambiente tradicio-nalmente catlico. Para el casodel antiguo Gran Cauca, AlonsoValencia Llano, Mujeres Caucanas ySociedad Republicana (Cali: Anzuelo
tico Ediciones, 2001), 178-188.Un anlisis de mayor alcancetemporal lo hace Beatriz Castro,Caridad y benecencia. El tratamientode la pobreza en Colombia, 1870-1930(Bogot: Universidad Externadode Colombia, 2007).
44. Respuestas a la circular No.163, El Instituto, Santiago de Cali,10 de febrero, 1893, 94.
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Biblioteca, la cooperacin de las seoras. La mujer es indudablemente la parte de la
humanidad ms interesada en el fomento de la cultura y civilizacin cristianas, pues
sabido es que a ellas le debe el haber salido del envilecimiento y abyeccin en que la tuvo
el paganismo y en haber venido a ocupar el digno lugar que hoy ocupa en la sociedad45
.
Dos conclusiones se pueden extraer de la participacin femenina en la iniciativa de for-
mar una biblioteca pblica en Cali. En primer lugar, los deberes moralizantes y educadores de
la mujer, altamente preconizados tanto por la dirigencia conservadora como liberal, se hacen
maniestos en sus comunicaciones, que dan cuenta de una preocupacin por el fomento de
la cultura y la formacin intelectual, y del orgullo que produce contribuir con la causa46. Por
otro lado, la movilizacin del pblico femenino a favor de la creacin de la
biblioteca puede verse como un buen indicador de su consolidacin como
comunidad lectora47, condicin que, como ha sealado Gilberto Loaiza, fuealcanzada paulatinamente durante el siglo XIX, al calor del ideal radical
secularizador y su correspondiente oposicin catlica-conservadora.
De esta manera, el llamado realizado por la novata sociedad litera-
ria calea a las damas locales no supona un grito al vaco, o una apuesta
riesgosa. Muy al contrario, la solicitud corresponda a una visin ya
normalizada de la mujer como benefactora, lectora y consumidora en
trminos comerciales de libros y lecturas48.
4. AUTORESHISPANOS, EDICIONESFRANCESASComo se ha mostrado, la empresa iniciada por el Instituto Literario
de Cali logr una notable recepcin en diferentes pblicos. Comerciantes,
empresarios, libreros, personalidades polticas y mujeres contribuyeron
con textos, dinero o suscripciones al bisemanario de la asociacin. Esto
posibilit la composicin de un importante conjunto de textos que para
1910 se constituiran en el primer fondo bibliogrco de la Biblioteca del
Centenario. Ahora bien, una nueva mirada a este primer conjunto de textos,
ahora a travs de un ltro concentrado en sus orgenes materiales, permite
entregar elementos de juicio alternativos para analizar los procesos de con-formacin de las bibliotecas particulares y pblicas en Colombia.
Aspectos como las ediciones o la proveniencia de los autores marcan
en buena medida el lugar ocupado por Colombia en el mercado interna-
cional de bienes impresos, un puesto perifrico, ms receptor que difusor,
45. Contestaciones, El Instituto,Santiago de Cali, 17 de junio,1892, 26.
46. Segn Ricardo del Molino, elpapel de la mujer en los espaciosdomsticos y en el campoeducativo, como transmisorade cultura, tiene su raz en loscdigos patriarcales romanos,que acuaron estas cualidadesa las matronas de la Antigedadromana. Ricardo del Molino,Matronas encubiertas. Perma-nencia del estereotipo femeninode la Antigedad Romana en dosmodelos polticos contempor-neos: La revolucin francesa yel fascismo italiano, en Terceras
Jornadas sobre imagen, cultura ytecnologa, coords. Mara P. Ama-dor, Jess Robledano y Mara delRosario Ruz (Madrid: EditorialArchiviana/Universidad CarlosIII, 2005), 277-290.
47. Gilberto Loaiza Cano, Sociabi-lidad y denicin de la nacinen Colombia, 1845-1886 (Tesis
Doctoral, Universidad Pars III,IHEAL, 2006), 391-397.
48. Una mirada ms profunda yespecca a los cambios socialesde la mujer y su participacin enasociaciones y crculos de bene-cencia puede verse en Frank Pro-chaska, Women and philanthropy innineteen-century England(Oxford:University Press US, 1980).
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y en buena medida dependiente de las producciones, editoriales y tendencias intelectuales pro-
cedentes de Europa. El impulso otorgado a movimientos como el hispanoamericanismo, por
ejemplo, de particular aceptacin por los intelectuales de la Regeneracin, se manifest en
la mayor promocin de los autores y las obras hispanas. La creacin desde 1887 de una red desociedades liales de la Unin Iberoamericanade Madrid en muchas ciudades colombianas da
cuenta de su inujo en la circulacin de ideas y bienes simblicos. Miembros destacados de la
intelectualidad colombiana como Lzaro M. Prez, Jos M. Samper, Jos M. Quijano W. y Rafael
Nez formaron parte de los cuadros de esta asociacin en Bogot, que tambin tuvo sedes en
Bucaramanga, Pasto, Manizales, Medelln, Ccuta, Barranquilla, Cartagena y Palmira49.
La ya mencionada participacin de Rafael Nez en la iniciativa puede tambin analizarse en
virtud de la inuencia hispanoamericana del perodo, pues para el mismo ao en que se inici la
campaa en Cali (1892) Nez fue nombrado Presidente de Honor del Congreso Literario Hispano-
Americano, que se realizara en Madrid50. La articulacin entre los proyectos hispanoamericano yregenerador fue maniesta, y es fcil creer que durante el periodo de la Regeneracin la difusin
del ideal hispanista gozara de simpatas en los diferentes centros urbanos; la multiplicacin de
centros de la Unin Iberoamericanamadrilea demuestra un poco esta intencin51.
El elemento espaol sobresale tambin a la hora de observar los autores de mayor presencia
en las donaciones hechas al Instituto, donde de manera muy ajustada, las autoras espaolas supe-
ran la presencia de las francesas. De un total de 225 obras a las que se les pudo identicar el autor,
un 31% corresponde a escritores ibricos, un 30% a franceses y un 22% a
colombianos. Ahora bien, los datos relativos a la casa editorial aportan un
indicador diferente, y es que de un total de 90 textos que lograron ser deta-llados editorialmente, el 41% corresponda a impresores parisinos, contra
un 27% proveniente de casas espaolas. En otras palabras, las donaciones
hechas al Instituto contaron con una mayor presencia de autores hispanos
en una mayor cantidad de libros franceses. Esto ltimo nos acerca a una
dinmica casi inexplorada en nuestro pas: el impacto de las casas editoriales
parisinas en la difusin de libros en castellano y su consecuente incidencia
en el mercado de bienes impresos en Colombia y el resto de Amrica Latina.
Poderosas editoriales francesas como Garnier, Ollendor, Hachette o
Bouret determinaron en buena medida qu autores y ttulos deban serofertados en los mercados americanos. La casa Garnier Hermanos, por
ejemplo, reclut intelectuales espaoles como Elas Zerolo y Miguel de
Toro y Gmez para traducir obras del francs y para coordinar iniciati-
vas editoriales52. La capacidad de produccin de textos en castellano le
49. La Unin Ibero-americana en Mxico:12 de octubre de 1887(Mxico:Tipografa de la Revista Latino-americana, 1887), 248-252.
50. Esta noticia fue publicada amodo de epstola rmada porGaspar Nez de Arce, Hon-rosa Distincin, El Ferrocarril,Santiago de Cali, 17 de febrero,1893, 2039.
51. Juan David Murillo Sandoval,Regeneracin e Hispanoameri-canismo, 2-5.
52. Una de estas iniciativas, el Diccio-nario Enciclopdico de la Lengua Cas-tellana, publicado en 1895, conta-ra incluso con la participacin delgramtico colombiano EmilianoIsaza. Javier Medina Lpez, ElasZerolo (1848-1900) y la labor de laReal Academia Espaola, Revistade Filologa Espaola (RFE)LXXXVII: 2(2007): 351-355.
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permiti a esta editorial construir una amplia biblioteca de textos literarios espaoles y ame-
ricanos, que para 1917 contaba ya con ms de mil volmenes53. Su papel en los proyectos de
alfabetizacin iniciados en las repblicas americanas tambin fue notable, pues su produccin
de manuales, diccionarios y literatura pedaggica le permiti irrumpir en diversos mercadosque, como en el caso colombiano, an contaban con una incipiente industria editorial. Garnier
se destacara de igual manera por su produccin de misales, devocionarios y catecismos cat-
licos, conjuntos literarios de grata aceptacin en los sectores conservadores del continente.
La amplia incidencia de Garnier en el comercio de impresos castellanos y en la misma expansin
literaria y cultural espaola ha sido estudiada por Jean-Franois Botrel y Pura Fernndez, quienes
han coincidido en subrayar que pese a la notable y variada produccin de ttulos castellanos pro-
puesta por esta editorial, las letras contemporneas no gozaran de mucha proyeccin54. Segn
Fernndez, en cuanto a gustos literarios, los Garnier fueron ms moderados
que vanguardistas, apostando siempre por autores y ttulos populares, defcil recepcin. Autores como de Kock, du Terrail y Balzac seran usuales
entre los traducidos al castellano, mientras que entre los autores espaoles
destacaran Quevedo, Zorrilla, Campoamor y Prez Escrich55. Una revisin
a las ediciones Garnier entregadas al Instituto Literario en 1892 sustenta
un poco esta armacin, pues son obras del cardenal Wiseman, Estbanez,
Jovellanos, Quevedo, de Espronceda y Fernndez de Moratn las que sobre-
salen, al igual que traducciones de Grandville, Manzoni y Vignola, todos
autores clsicos o populares. Por Colombia hace presencia una edicin
Garnier de la obra Manuelade Eugenio Daz.Claramente, el ideal de conformar una biblioteca pblica en Cali no
estuvo por fuera de las dinmicas del mercado internacional de bienes
impresos56. El proyecto hispanoamericano contara en un primer tr-
mino con los servicios de los impresores franceses, que en aras de ampliar
sus dividendos y fortalecer sus lazos comerciales con Amrica Latina,
abonaran el terreno para que ya entrado el siglo XX, nuevos propsi-
tos editoriales, esta vez madrileos y catalanes, iniciaran un proceso de
expansin por todo el continente57.
CONCLUSIONES
Si bien la idea promovida por el Instituto Literario de Cali tendra eco
y aceptacin en distintos escenarios de la esfera pblica local y nacio-
nal, el proyecto no se consolidara sino hasta 1910, al calor de los eventos
53. Pura Fernndez, La editorialGarnier, 608.
54. Jean-Franois Botrel, Libros,prensa y lectura en la Espaa del s.XIX(Madrid: Fundacin GermnSnchez Ruiprez, 1933); yPura Fernndez, El monopoliodel mercado internacional deimpresos en castellano en el sigloXIX: Francia, Espaa y la ruta deHispanoamrica, Bulletin Hispani-
queC: 1 (1998): 165-190.55. Pura Fernndez, La editorial
Garnier, 605-612.
56. A las casas Garnier Hermanos yViuda de Ch. Bouret tambin sesolicitaron libros en 1910, segnel documento de fundacin de labiblioteca. Biblioteca del Cente-nario. Escritura de Fundacin,Bibliotecas y libros. rgano de laBiblioteca del Centenario, Santiagode Cali, 1 de abril, 1937, 15.
57. Sobre los viajes de los hermanosSalvat al continente americanovase: Phillip Castellano, Ladistribucin de libros en Latino-amrica en vsperas de la PrimeraGuerra Mundial, en Prensa, impre-
sos, lectura en el mundo hispnicocontemporneo, ed. Jean-MichelDesvois (Bourdeux: Pilar/ PressesUniversit Michel de Montague deBordeaux, 2005), 97-108.
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conmemorativos del primer centenario de la Independencia. La inestabilidad poltica del pas y
las dicultades propias de la asociacin le impidieron continuar fortaleciendo la iniciativa y, por
consiguiente, seguir dando cuenta de su desarrollo58. No obstante, y en correspondencia con lo
aqu planteado, podemos plantear algunas conclusiones acerca de la intencin del Instituto portransformar la vida cultural de Cali a nales del siglo XIX, durante el perodo de la Regeneracin.
En primer lugar, es posible armar que el Instituto pudo intervenir de manera exitosa en los
espacios pblicos, debido a que su propuesta conduca a suplir una necesidad cultural y urbana,
de gran prioridad para una ciudad que aspiraba a modernizarse. La creacin de una biblioteca
pblica se entendi como un propsito civilizador, y aspectos como la honorabilidad o el esta-
tus social y urbano podan desempear un papel. Es claro igualmente que la iniciativa por crear
una biblioteca deba ser pblica, no slo para poder contar con los aportes de la dismil sociedad
letrada, sino tambin para evitar ser tachada como un emprendimiento secreto que diera pie a
la censura estatal o eclesistica. Lo pblico de la iniciativa dio paso a una participacin abiertay clara, permitindole a la lite en el poder incidir en el proyecto. De esta manera, los gustos
culturales de las autoridades pblicas (polticos, escritores, clereca) determinaron en buena
medida aquellos gneros, ttulos y autores que deban ser colocados para ser consultados en la
proyectada biblioteca59.
Por otro lado, aspectos ligados al mercado internacional de bienes impresos tambin incidieron
en la formacin del que sera el primer fondo de la Biblioteca del Centenario. Este elemento no debe
mermar su importancia debido a que las naturalizadas leyes de oferta y demanda sin duda media-
ron en la difusin de textos, primero a travs de libreras y luego a travs de lugares ms pblicos
como las bibliotecas. En nuestra opinin, el estudio de la conformacin delibreras y bibliotecas no debe separarse del comercio internacional de impre-
sos, ms cuando los ejes de ste reposan en otros pases o continentes cuyos
campos cultural y literario son bien distintos.
Finalmente, si bien el alcance del logro trazado por el Instituto
Literario de Cali no logr consolidarse con la rapidez que la asociacin
dese, su consumacin en 1910 marcara un punto muy importante en
la historia cultural de Cali durante el siglo XX, pues en el contexto de la
conmemoracin centenaria, de otras importantes inauguraciones para-
lelas y de las consecuentes perspectivas positivistas en torno al futuro, laprimera biblioteca pblica de Cali logr convertirse en un espacio urbano,
pblico y colectivo, reejo de las intenciones civilizadoras de una socie-
dad afanosa por sentirse moderna.
58. Algunos de los problemas perci-bidos en la asociacin fueron larenuncia de miembros y la apa-rente falta de nuevos asociadosque se interesaran por los estu-dios literarios o la promocin dela cultura. La Nueva Redaccin,El Instituto, Santiago de Cali, 25 defebrero, 1892, 97.
59. Para un anlisis delpoder consti-tuidoy su importancia en el con-trol de la grafoesfera, por tomarel sugerente concepto de RgisDebray, vase: Armando Petrucci,
Alfabetismo, escritura y sociedad(Barcelona:Gedisa Editorial,1999), 57-69. Sobre el concepto de
grafoesfera, su origen y dominios,Rgis Debray, Introduccin a lamediologa(Barcelona: Paids,2001), 65-76.
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