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Dos visiones del mundo alternas están en competencia para conducir el Mormonismo de hoy: el enfoque exitoso, racional y secular de la visión mecanicista, frente a la visión fundamentalista, reaccionario, teocéntrica. Sin embargo, prefiero la visión homocéntrica que era bastante buena para José Smith. Mundos en Colisión Por Karl C. Sandberg MUCHOS EN LA COMUNIDAD MORMONA sienten algo de agitación, y muchos que experimentaron el mormonismo durante las décadas de 1940 y 50 sienten que el suelo cambia. Pero son incapaces de decir cuáles son los cambios, qué forma están tomando, o hasta dónde llegarán. Los cambios pueden ser superficiales o pueden ser estructurales; incluso pueden moverse hacia una redefinición de lo que es ser mormón. El cambio es dolor, así que dejemos la década de 1990 y deslicémonos en la última fila de una conferencia especial realizada en Farmington, Utah, en 1877. El Hermano Brigham apremia a los Santos para que no caigan en la trampa de ir a las colinas a buscar minerales. Deben permanecer en casa, atender sus campos y rebaños, edificar el reino, y no perder su fe por correr tras las riquezas. Encuentren una mina de oro si pueden, dice, “¿saben cómo encontrar esa mina? KARL C. SANDBERG era Profesor Emérito DeWitt Wallace de francés y humanidades en el Macalester College, St. Paul, Minnesota. Hasta su muerte el año pasado, era participante frecuente en los foros de Sunstone. Las primeras versiones de este artículo se presentaron en el Simposio de 1991 No, no saben. Estos tesoros que hay en la tierra son vigilados cuidadosamente… pueden ser movidos de un lugar a otro de acuerdo con la buena voluntad de Aquel que los hizo. Él tiene sus mensajeros a su servicio, y es igual de fácil para un ángel mover los minerales de cualquier parte de una de estas montañas a otra, como lo es para ti y para mí a caminar arriba y abajo de esta sala.” Como evidencia, cita la experiencia de Orrin Porter Rockwell, quien había encontrado una veta de oro en Cottonwood Canyon y luego regresó para buscarla y no pudo encontrarla. Y Rockwell es alguien que debería saber cómo funcionan estas cosas, porque en alguna ocasión anduvo con un grupo de buscadores de tesoros en el área de Palmyra, que en efecto encontraron un cofre enterrado, pero no pudieron obtenerlo a pesar de sus esfuerzos, el cofre se deslizaba de nuevo al banco de tierra, haciendo un ruido retumbante cuando se iba. 1 En este punto, si somos del tipo que se inclina sobre el banco y le susurro a un vecino que esta no es la manera que la geología se enseña en la década de 1990, veremos que cambios inmensos ya han tenido *’worldvision’ se traducirá como ‘visión del mundo’ y como ‘cosmovisión’ de modo indistinto. N. del T. 1 Journal of Discourses, 19:3&37

Mundos en Colisión

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Page 1: Mundos en Colisión

Dos visiones del mundo alternas están en competencia para conducir el

Mormonismo de hoy: el enfoque exitoso, racional y secular de la visión

mecanicista, frente a la visión fundamentalista, reaccionario,

teocéntrica. Sin embargo, prefiero la visión homocéntrica que era

bastante buena para José Smith.

Mundos en Colisión

Por Karl C. Sandberg

MUCHOS EN LA COMUNIDAD MORMONA

sienten algo de agitación, y muchos que

experimentaron el mormonismo durante las décadas de

1940 y 50 sienten que el suelo cambia. Pero son

incapaces de decir cuáles son los cambios, qué forma

están tomando, o hasta dónde llegarán. Los cambios

pueden ser superficiales o pueden ser estructurales;

incluso pueden moverse hacia una redefinición de lo

que es ser mormón.

El cambio es dolor, así que dejemos la década de

1990 y deslicémonos en la última fila de una

conferencia especial realizada en Farmington, Utah, en

1877.

El Hermano Brigham apremia a los Santos para

que no caigan en la trampa de ir a las colinas a buscar

minerales. Deben permanecer en casa, atender sus

campos y rebaños, edificar el reino, y no perder su fe

por correr tras las riquezas. Encuentren una mina de

oro si pueden, dice, “¿saben cómo encontrar esa mina?

KARL C. SANDBERG era Profesor Emérito

DeWitt Wallace de francés y humanidades en el

Macalester College, St. Paul, Minnesota. Hasta su

muerte el año pasado, era participante frecuente en

los foros de Sunstone. Las primeras versiones de este

artículo se presentaron en el Simposio de 1991

No, no saben. Estos tesoros que hay en la tierra son

vigilados cuidadosamente… pueden ser movidos de un

lugar a otro de acuerdo con la buena voluntad de

Aquel que los hizo. Él tiene sus mensajeros a su

servicio, y es igual de fácil para un ángel mover los

minerales de cualquier parte de una de estas montañas

a otra, como lo es para ti y para mí a caminar arriba y

abajo de esta sala.” Como evidencia, cita la

experiencia de Orrin Porter Rockwell, quien había

encontrado una veta de oro en Cottonwood Canyon y

luego regresó para buscarla y no pudo encontrarla. Y

Rockwell es alguien que debería saber cómo funcionan

estas cosas, porque en alguna ocasión anduvo con un

grupo de buscadores de tesoros en el área de Palmyra,

que en efecto encontraron un cofre enterrado, pero no

pudieron obtenerlo –a pesar de sus esfuerzos, el cofre

se deslizaba de nuevo al banco de tierra, haciendo un

ruido retumbante cuando se iba.1

En este punto, si somos del tipo que se inclina

sobre el banco y le susurro a un vecino que esta no es

la manera que la geología se enseña en la década de

1990, veremos que cambios inmensos ya han tenido

*’worldvision’ se traducirá como ‘visión del mundo’ y como ‘cosmovisión’

de modo indistinto. N. del T. 1 Journal of Discourses, 19:3&37

Page 2: Mundos en Colisión

lugar en el mundo mormón, y si estamos preocupados

por mantener un cuerpo de creencias de la fe

mormona, sin desviación, o una pureza de doctrina,

por así decirlo, hemos llegado demasiado tarde a la

feria.

D. Michael Quinn había mantenido esta

disonancia cuando escribió Early Mormonism and the

Magic World View,2 porque describe a José Smith, su

familia, y a eminentes fundadores del mormonismo,

incluso Oliver Cowdery, Brigham Young, Wilford,

Woodruff, Heber C. Kimball, y Orson Pratt, como

personas que participaron durante toda su vida en

varias prácticas mágicas, como búsqueda de tesoros y

el uso de varas adivinadoras, piedras videntes,

amuletos, astrología, pergaminos mágicos, talismanes,

y objetos sanadores. Estos líderes de la generación

fundadora del mormonismo tenían así una visión del

mundo* que permitía la posibilidad de la magia, lo

cual es embarazoso y escandaloso para muchos

mormones contemporáneos, porque la visión de las

generaciones subsecuentes cambió a otra cosa.3 El

libro de Quinn causó conmoción y fue enérgicamente

comentado en la prensa mormona.4 Pero cuando la

conmoción amainó y se presentaron otros temas, las

implicaciones del libro quedaron pendientes.

Ahora, son precisamente estas implicaciones las

que son interesantes. Quinn prudentemente limitó su

estudio a una descripción de las prácticas y actitudes

en el mormonismo temprano, sin relacionarlas a las

corrientes mayores en la cultura occidental y sin seguir

la pista de su posterior desarrollo. Pero si la

cosmovisión mágica se disipó gradualmente y murió,

como dice Quinn que ocurrió, ¿a qué clase de

cosmovisión cambió y cómo se relaciona con las

grandes corrientes de occidente? ¿Sigue cambiando la

2 D. Michael Quinn, Early Mormonism and the Magic World View

(Salt Lake City: Signature Books, 1987; second ed., rev., 1998). Los siguientes números de página se refieren a la primera edición. 3 Quinn, 192-224.

4 Los comentaristas en general concedían que Quinn había

documentado la existencia de una cosmovisión mágica en el medio de José Smith y que por lo tanto podría haber sido posible que José y otros a participaran en prácticas mágicas, pero se esforzaron para evitar aceptar que José, el hombre desacreditara a José el icono. José, mientras se movía y vivía en el siglo XIX, no se podía permitir diferir de la forma en que es visto a través los ojos del siglo XX. Vea Stephen D. Ricks and Daniel C. Peterson, "The Mormon as Magus," SUNSTONE, Jan. 1988, 38-39; Stephen Robinson's review in Studies, 27:4 (fall 1987). 88-95; Alan Taylor, "Mormon Magic," Dialogue, 21:2 (summer 1988), 157-159; William A. Wilson, BYU Studies (fall 1987), 96-104.

cosmovisión del mormonismo? Si es así, ¿de qué

manera y cuánto? ¿El mormonismo ahora, una vez

más, se refunde en un nuevo molde? Y, por cierto,

¿qué debemos entender por "visión del mundo"?

Estas preguntas nos ayudan a ver con un contexto

más amplio y pensar en un nivel más profundo sobre

las tensiones y cambios actuales del mormonismo. Me

parece que lo que sucede hoy en la cultura mayor y

dentro del mormonismo es una colisión de

cosmovisiones [“visión del mundo” N.T.], y entre mejor

comprendamos la rivalidad entre las cosmovisiones,

más claro podremos ver el cuadro completo del

cambio del mormonismo. En la siguiente sección,

defino la cosmovisión y explico cómo funciona en

relación a la cultura y el paradigma. Después, exploro

la naturaleza de tres cosmovisiones antiguas que van

desde el mormonismo actual: la visión homocéntrica,

la visión primaria de José Smith y la Restauración; la

visión teocéntrica, el impulso detrás del

fundamentalismo religioso; y la visión mecanicista, el

cimiento de la sociedad secular de Estados Unidos.

Para comprender las implicaciones de adoptar cada

cosmovisión, proporciono ejemplos de sus

aplicaciones en la historia. La meta es tomar las

suposiciones de cada visión y las consecuencias para

que podamos tener buena coherencia de los cambios

actuales del mormonismo.

PARADIGMA, CULTURA Y COSMOVISIÓN

El mundo nunca es tan simple o armónico como

nuestras suposiciones más profundas nos

dicen que debe ser.

Podemos adquirir la noción de “cosmovisión” al

compararla con dos términos relacionados:

“paradigma” y “cultura.”

“Paradigma” fue popularizado hace unos cuarenta

años por Thomas S. Kuhn como un medio para

describir la naturaleza de las revoluciones científicas.5

Un “paradigma” es un modelo implícito establecido

por un trabajo tan eminente, como lo es Principia

Mathematica de Isaac Newton en la segunda mitad del

siglo diecisiete, que proporciona un conjunto de

supuestos para posterior investigación que determina

que clase de preguntas se harán y qué clase de

procedimientos se usarán por otros en el campo. Un

5 Thomas S. Kuhn, The Structure of Scientific Revolutions, 2nd ed.,

1970, in International Encyclopedia of United Science, vol. 11, no. 2 (Chicago: University of Chicago Press [first edition, 19621). Vea especialmente 92-135.

Page 3: Mundos en Colisión

paradigma nunca es total o definitivo, pero no obstante

dominará un campo de la exploración hasta que la

gente encuentre problemas que no pueda resolver,

momento en el que el paradigma se cambiará. Por

ejemplo, la física era guiada por el paradigma de la

obra de Newton hasta finales del siglo diecinueve.

Cuando la física encontró problemas para los que el

modelo newtoniano no era suficiente, hubo un cambio

de paradigma cuando los físicos desarrollaron nuevas

suposiciones en la forma de la mecánica cuántica que

resolvía los problemas.

“Cultura,” como es usada comúnmente en

antropología, es un término más general que el

paradigma. Incluye todas las suposiciones por las que

la gente organiza su sociedad y su trabajo; es decir, las

reglas de lo que está y no está permitido, cómo las

personas se relacionan entre sí, lo que se valora, y

quién hace qué. Estas normas culturales suelen ser

desarticuladas, invisibles, y sin examinar. Así como la

gente puede ser capaz de utilizar su propio idioma, sin

ser capaz de describir su gramática, viven y se mueven

dentro de su cultura, sin ser capaz de describirla. Dos

físicos, uno japonés y uno francés, por ejemplo,

podrían trabajar juntos y se entenderían perfectamente

dentro del paradigma científico mismo, pero tienen

muchas concepciones diferentes acerca de las normas

sociales y los imperativos de la familia dictados por la

cultura.

“Cosmovisión” está en un nivel aún más general

que lo que está contenido en paradigma y cultura.

Desarrolla un arreglo de suposiciones tácitas e

inicialmente no identificadas que absorbemos

inconscientemente durante nuestra infancia y que

forman la base de nuestra lógica privada y

comunitaria. De este modo la cosmovisión consiste del

arreglo total de nuestras expectativas de cómo se

comportará y se moverá el mundo. Desde dentro, una

cosmovisión parece perfectamente integrada,

inevitable, pero siempre cambia para contener

contradicciones, inconsistencias, o insuficiencias que

parecen obvias, incluso extrañas o bizarras desde

fuera. ¿Por qué una cultura, por ejemplo, deja

expuestos a sus muertos, como carroña, sobre una

montaña alta, otros los embalsaman, otros los creman,

y otros los sepultan en la tierra, en lotes familiares del

cementerio? Simplemente debido a las expectativas

tácitas que cada uno tiene sobre la larga marcha del

cosmos.

Para identificar estas suposiciones tácitas, tenemos

que hurgar bajo la superficie, lo cual podemos hacer

preguntando sobre cinco aspectos de las expectativas

de la gente:

1. ¿Qué se ve como la quintaesencia del

universo? ¿Qué hace que el mundo se mueva?

¿Es personal o impersonal? ¿Uno o muchos?

2. ¿Cómo se ve la humanidad en relación con el

cosmos? ¿Cuál es el lugar de la humanidad en

él; y, por ejemplo, cómo debemos pensar de la

posibilidad y la naturaleza de una vida futura?

3. ¿Cómo se conoce el mundo? ¿Sobre qué

descansa la mente?

4. ¿Cuál es el origen y fundamento de las

normas morales?

5. ¿Cómo debemos pensar del mal? ¿Qué forma

toma, y cuáles son sus orígenes y ubicación?

Tres cosmovisiones han sido prominentes en el

pensamiento Occidental desde la antigüedad: el

teocéntrico, el mecanicista, y el homocéntrico. Esta

triada no es exhaustiva, y aun más, estas tres visiones

del mundo no son fijas, estáticas, o selladas

herméticamente. Es posible encontrar individuos que

ejemplifican solo una de las visiones casi como un

esquema, pero es más común encontrar que los tres se

traslapan en individuos o en movimientos, de maneras

que proporcionan un arreglo de contradicciones

internas, que no se notan hasta que se abren camino a

la superficie bajo la presión de las circunstancias.

Estas cosmovisiones pueden visualizarse por medio de

un diagrama de Venn, como sigue:

El área sombreada representa las veces cuando las

cosmovisiones chocan, y a la luz de las nuevas

condiciones se vuelven visibles sus insuficiencias.

Debido a que las cosmovisiones generalmente son

asimiladas de manera inconsciente junto con la propia

cultura, raramente cambian dentro de una generación.

Newton publicó su Principia Mathematica en 1647,

que llegó a ser la base de una visión mecanicista y

determinista del universo dos generaciones después en

el siglo dieciocho, pero el mismo Sir Isaac estaba

fascinado con las ciencias ocultas y llevó a cabo

experimentos alquímicos en fecha tan tardía como

Page 4: Mundos en Colisión

1690. Cuando se producen los cambios, se llevan a

cabo en nuestras suposiciones más profundas, que en

consecuencia determinan qué preguntas vamos a

hacer, lo que vamos a creer que es posible o imposible,

lo que esperamos del mundo, y lo que vamos a aceptar

como prueba. Políticamente, fue un gran cambio en la

conciencia, cuando la mayoría de la población en el

siglo XVIII dejó de creer en el derecho divino de los

reyes y comenzó a creer en un contrato social (por

1760-1780), pero este cambio fue preparado por un

cambio aún más fundamental sobre los puntos de vista

acerca de Dios y de la revelación y la naturaleza y el

lugar del hombre (por 1680-1720). El derrocamiento y

el cambio de un sistema de gobierno es un mero acto

político, los cambios en la visión del mundo y las

formas concomitantes de pensamiento son las

verdaderas revoluciones.

TEOCENTRISMO

Todo en el mundo es

obra de Dios.

HISTÓRICAMENTE las visiones teocéntricas

han sido más frecuentemente encontradas entre

pueblos que reclaman la revelación directa,

notablemente el islam y ciertas corrientes del judaísmo

y cristianismo. Dentro del cristianismo, Agustín,

Calvino, Lutero, y los jansenistas del siglo diecisiete

en Francia, son ejemplos eminentes.

Quien sostiene una cosmovisión teocéntrica tiene

una prominente percepción acerca de la majestad,

grandiosidad y omnipotencia de Dios. El mundo

proviene de la creación divina y se mueve de acuerdo

a la voluntad de Dios, que interviene en el mundo y

dirige sus asuntos. Por lo tanto, nada sucede por

accidente, nada es al azar. Un ejemplo del islam:

Durante la reciente revolución en Irán, un profesor de

matemáticas se disponía a dar una conferencia sobre la

teoría de la probabilidad y levantó un dado para

ilustrar la probabilidad y la aleatoriedad. Un estudiante

fundamentalista islámico gritó: “¡Un artefacto

satánico!” y el profesor perdió su empleo y casi su

vida. No hay lugar para la probabilidad en un cosmos

donde Dios constantemente está consciente de todas

las cosas pasadas, presentes y futuras y a la postre es la

causa de todo lo que es.6

El mundo es conocido a través de la revelación de

la palabra de Dios, la cual es inmutable, absoluta, y

definitiva. El Corán, por ejemplo, consiste de las

6 Heinz R. Pagels, The Cosmic Code: Quantum Physics as the

Language of Nature (New York: Bantam Books, 1982), 90.

palabras que Dios habló de manera audible, en el

mejor árabe. Cuando la gente con una visión

teocéntrica teologiza, tiende a interpretar literalmente

la escritura y a tratar con absolutos. De esta manera,

proponen una teología dogmática y objetiva que arroja

la última piedra, que afirma verdades inmutables e

interpretaciones finales, y que establece credos. Las

nociones de “herejía” y “ortodoxia” requieren de

suposiciones absolutistas que puedan establecer

distinciones infalibles entre creencias correctas e

incorrectas. El teocentrismo tiende también a

establecer jerarquías, desde que el que media la

palabra de Dios está de hecho en el lugar de Dios y es

por lo tanto uno arriba. El Obispo Bossuet dijo en la

Francia del siglo diecisiete: “El hereje es uno que tiene

una opinión. Eso es lo que la palabra misma significa.

Y, ¿qué es tener una opinión? Es seguir el

pensamiento y los sentimientos propios. Pero el

católico es católico, es decir, universal, y sin tener

ningún punto de vista personal, sin duda sigue el de la

Iglesia.”7

Entiende que la revelación es la conexión a tierra

para la moralidad: ciertas acciones son correctas

porque Dios las ha mandado, y los demás están

equivocados porque él las ha prohibido.

El mundo existe para Dios, y por lo tanto las

personas no son objetivos en sí mismos, sino medios.

Depende de la voluntad de Dios, quien ya ha

decretado, o en todo caso conoce, su destino y futuro.

De este modo, la posición apropiada de la humanidad

es la obediencia, la aceptación, y la humildad. Para

Martín Lutero, la idea del Renacimiento de un estatus

casi divino de la humanidad pervirtió la verdadera

doctrina del cristianismo que podemos aparecer ante

Dios solo como mendigos de la gracia y la

misericordia divinas. De hecho, supuestamente las

últimas palabras de Lutero fueron, “Todos somos

mendigos, esta es la verdad.” Juan Calvino sostenía

una visión similar: la vida cristiana verdadera debe

estar totalmente enfocada en lo divino. “"No hay una

parte de nuestra vida", escribió, "y ninguna acción tan

pequeña que no deba ser dirigida a la gloria de Dios...

Nada peor puede pasar al ser humano que no vivir para

Dios.”8

Para ambos reformadores, el cielo estaba

igualmente centrado en Dios y consistía en la

7 Citado en Paul Hazard, La crise de la conscience europeene

(Paris: Librairie Artheme Fayard, 19611, 183. 8 Cited in Colleen McDannell and Bernhard Lang, Heaven, a

History (New Haven: Yale University Press, 1988), 147.

Page 5: Mundos en Colisión

contemplación de la esencia de Dios. Al ver a Dios,

los benditos están pasivos mientras Dios está

totalmente activo. Pero incluso en el cielo, Dios

mantiene su distancia, dice Calvino, y "nuestra gloria

no será tan perfecta como para permitir que nuestra

visión comprenda completamente al Señor... Siempre

habrá una amplia distancia entre Él y nosotros." La

teología de la Reforma sostenía que las criaturas

humanas nunca podrían invadir el cielo, acercarse a

Dios como a un amigo, o esperar diferentes grados de

intimidad.9 Decía Calvino, “Estar en el Paraíso y vivir

con Dios no es hablar uno con otro, sino solamente

gozar de Dios, sentir Su buena voluntad, y descansar

en Él.”10

Cuando se les preguntaba sobre la presencia del

mal en el mundo, los teocentristas del Renacimiento

estaban muy presionados, pero los más fuertes no

vacilaron en tomar literalmente las palabras de Isaías:

“Yo soy el Señor, y no hay otro… hago la paz y creo

la adversidad…” (Isa. 45:6-7). Para Calvino, realmente

fue Dios quien endureció el corazón de Faraón (Éxodo

7:3).

En la Biblia, no tenemos mejor ejemplo de la

visión teocéntrica que los primeros tres capítulos del

libro de Job. Job es un hombre perfecto y justo, uno

que hace todo lo que se supone que haga y nada de lo

que se supone que no haga. Reconoce al Señor en

todas las cosas –cuando prospera, su prosperidad viene

del Señor; cuando pierde sus posesiones y a sus hijos,

reconoce que es la prerrogativa del Señor llevárselos.

“Jehová dio y Jehová quitó: ¡Bendito sea el nombre de

Jehová!” (Job 1:21). Cuando falla su salud y es

mortificado con dolor constante, su esposa pregunta:

“¿Aún retienes tu integridad? Maldice a Dios, y

muérete.” Pero Job contesta, “¿Recibiremos de Dios el

bien y el mal no lo recibiremos?” (2:10). Porque es

Dios quien envía tanto el bien como el mal. Y en todo

esto, Job no pecó con sus labios (1:22); es decir, siguió

manteniendo la visión teocéntrica que sostuvo toda su

vida.

Entonces Job pasa por siete días y siete noches de

silencio, y cuando habla de nuevo, algo dentro de él ha

cambiado. La muerte es mejor que la vida: “¡Oh, que

pesasen bien mi queja y mi tormento, y que se alzasen

igualmente en la balanza!” (6:2). Sus tres amigos, que

no han pasado por los siete días y siete noches de

silencio, tratan de confortarlo repitiéndole

incesantemente los argumentos, incluso las palabras

9 McDannell and Lang, 150.

10 McDannell and Lang, 155.

que Job mismo ofreció a otras personas, pero las

palabras se han quedado sin sentido. El resto del libro

lucha con el problema del mal, y Job se convierte en la

voz de todos aquellos cuyas calamidades y

sufrimientos han llegado a ser mayores que su visión

de lo que los males son posibles. No responde nada

para invocar la presencia de Satanás como la causa del

mal, y nadie en el libro lo hace, porque Satanás, el

adversario, el que pierde tiempo en la prueba, funciona

solamente con el permiso y dentro de los límites

establecidos por el Señor, por lo tanto acaba como

responsable del sufrimiento y el mal del inocente.

De hecho, el diablo ha sido una vergüenza para los

sistemas teocéntricos cada vez que han sido empujados

a sus conclusiones lógicas, a las que el pastor holandés

reformista del siglo diecisiete, Balthazar Bekker, se

comprometió a llevar a cabo en 1692.11

Decidido a

demostrar que el poder popularmente atribuido al

diablo vino de falsas nociones paganas que había

encontrado su lugar en el cristianismo a través de

prácticas papistas corruptas, sostuvo que la obra de la

Reforma era purgarlas.12

La humanidad irredenta era

en sí misma una fuente lo suficientemente rica para

contar los males del mundo, sin violar la soberanía de

Dios y dándola al diablo.

MECANICISMO

La creencia en la ley fundamental engendra optimismo

en el progreso humano, pero

quita el “propósito” del universo.

AUNQUE el teocentrismo no ha desaparecido del

cristianismo, y más de ochocientos musulmanes lo

profesan alrededor del mundo, es la cosmovisión

mecanicista la base de la ciencia moderna y la que ha

llegado a ser dominante en Europa y los Estados

Unidos en los últimos doscientos cincuenta años.

Como el teocentrismo, las fuentes del

mecanicismo están en la antigüedad. Encontramos

versiones de él en Demócrito, un contemporáneo de

Platón (por 460-370 A. C.), en Epicuro (341-270 A.

C.), y en Lucrecio (96-55 A. C.). fue desempolvado en

el Renacimiento y fue la base del materialismo

filosófico de los enciclopedistas franceses de siglo

11

Balthazar Bekker, De Betoeverde Werld, Amsterdam, 1692, 4

vols. La obra fue traducida al francés como Le Monde enchanté y al inglés como The World Bewitch’d. 12

Bekker, unpaginated introduction to Book I

Page 6: Mundos en Colisión

dieciocho (es decir, Diderot, D’Holbach, La Mettrie).13

La física de Newton era mecanicista y llegó a ser el

modelo para todas las ciencias nuevas (esto es,

química, biología, geología). Las doctrinas biológicas

de Darwin, las doctrinas sociales de Marx, y las

doctrinas psicológicas de Freud, todas fueron fundadas

sobre los supuestos del mecanicismo.

Cuando vemos al mundo desde una perspectiva

mecanicista, somos más conscientes del extremo

último de las obras de la ley, y el mundo mira y actúa

como una gran máquina. Su funcionamiento es para

ser captado, en la medida de lo posible, por la

experiencia, la experimentación, la descripción precisa

de los elementos, y la elaboración de las teorías que

muestran sus conexiones. El cosmos es regular y se

mueve en modelos de causa y efecto. La naturaleza es

la misma en todas partes y en todas sus partes. Si

miramos la tierra, por ejemplo, vemos que cambia por

un proceso regular y lento que es igual en todas partes.

Vemos las culturas o su historia, vemos que se mueven

en patrones de causa y efecto. Si vemos los idiomas,

vemos que también cambian al paso del tiempo de

acuerdo a patrones perceptibles.

Debido a que es inerte, la naturaleza se convierte

en un objeto que se puede describir y manipular. Por

tanto, el conocimiento es objetivo y la ciencia posible.

Cuando la gente ve así el mundo, creen, junto con

René Descartes en Discurso sobre el Método (1637),

que podemos llegar a ser los “amos y dueños de la

naturaleza.” El conocimiento es posible –la tecnología

del mundo moderno surge de una ciencia basada en el

concepto del mundo como una máquina –pero el

conocimiento último está escondido de nosotros.14

Es

verdad, las ortodoxias científicas brotan, pero nunca

son definitivas, ya que sus hallazgos y postulados

siempre están abiertos al reto sobre la base de nueva

evidencia.

El término “Dios” no necesariamente está

proscrito, pero cambia de carácter. Lo que anima la fe

del buscador científico no es el esfuerzo para hacer

contacto con una Persona interventora, divina, sino

más bien, a la manera de Heisenberg, el esfuerzo para

penetrar al “orden central,”15

o, como es descrito por

13

La Mettrie's work L'Homme machine, 1747, fue el manifiesto

del materialism. Ultimacy, en inglés, tiene como significado ‘ultimidad’ en español. Es decir el extremo último, aunque sea redundante. N. de. T. 14

Pagels, 67. 15

Wemer Heisenberg, Physics and Beyond (New York: Harper and Row, 1971), 10-11,214-215.

Heinz Pagels, leer el “código cósmico.”16

En términos

prácticos, el universo es en última instancia

impersonal, y la cuestión de los cielos es discutible,

puesto que los seres humanos no son reciclables sino

biodegradables. Bajo estas circunstancias, la profecía,

por ejemplo, no es la opinión de hechos futuros pre-

grabados previstos por y para llevarse a cabo por una

deidad interventora, sino que es la predicción del

futuro basada en nuestro conocimiento de la causa y

efecto universal: “si A, entonces B.”

Dado que no se puede cerrar la brecha entre lo que

es y lo que debería ser, una visión mecanicista del

mundo está en aprietos para establecer una base para la

moralidad. Por medio de sus métodos el mecanismo

copia (describe) la naturaleza, sin embargo nunca me

he encontrado un científico, con inclinación

mecanicista, que acepte que la moralidad debe copiar

la naturaleza, donde los débiles perecen simplemente

porque son débiles. La fuente mecanicista de la

moralidad puede estar, por ejemplo, en el hábito y la

costumbre (como en Hume), en los efectos

pragmáticos de las acciones (como en William James),

o, como postula Bronowski, en el ejercicio del “hábito

de la verdad,” que implica un código de conducta, pero

en ninguna parte la moralidad surge como un

imperativo.17

Parecería que una cosmovisión que hace al

hombre el “amo y dueño de la naturaleza” colocaría al

hombre en el centro de las cosas, pero de hecho se

produjo lo opuesto. Es verdad, la visión mecanicista ha

producido optimismo, ya que ha hecho hincapié en la

razón humana, como con la visión del siglo dieciocho

del progreso ilimitado en reserva para la raza humana.

Pero, cuando es empujado a sus conclusiones lógicas,

el mecanicismo ha producido pesimismo, pesimismo

profundo, al tratar de absorber la creencia de que el

universo es en última instancia, carente de

personalidad y sin la intencionalidad con respecto a

nosotros. El mecanismo deja a la humanidad en un

universo sin perspectiva. Al hablar de este punto de

vista, el antropólogo francés Levi-Strauss resumió su

carrera diciendo: “el mundo comenzó sin el hombre y

terminará sin él. Las instituciones, costumbres y

hábitos que he pasado mi vida haciendo inventario y

comprendiendo son una eflorescencia pasajera en una

creación en relación con los que no tienen ningún

significado, excepto quizá que permiten que la

16

Pagels, 307-313. 17

J. Bronowski, Science and Human Values (New York: Harper and Row, 1956).

Page 7: Mundos en Colisión

humanidad pueda desempeñar su función.”18

El papel

del hombre no le da una posición de privilegio o lugar

independiente en el esquema de las cosas, ni impone

sobre él el oponerse o luchar contra la desintegración

general. La humanidad más bien parece una máquina

altamente desarrollada y perfeccionada, contribuyendo

al movimiento general hacia la inercia.

Dentro de la visión mecanicista, el mal es un gran

enigma como lo es para el teocentrismo. No es contra

de la marcha de las cosas que algunas especies deben

fluir de entrada y otras fluir de salida, que los peces

grandes deban comerse a los pequeños, o que los

fuertes deban sobrevivir y los débiles perecer. Esa

destrucción debe ser intencional en un universo por

demás sin intención, o que algunas personas deban

elegir padecer las injusticias en lugar de cometerlas,

estos son ejemplos supremos de lo extraño de los seres

humanos.

El problema del mal en un universo mecanicista es

explorado por Albert Camus en su novela La peste. En

la ciudad norafricana de Orán, la peste bubónica

explota misteriosamente. No existe una vacuna y

ninguna cura conocida. La ciudad está en cuarentena:

no se puede salir, sino por la muerte. La plaga parece

afectar al azar y se lleva a sus víctimas hasta la muerte

sin tener en cuenta sus méritos o crímenes, golpeando

al niño inocente y el culpable de edad. Algunos

responden con fatalismo por medio de fiestas y

placeres, ya que dentro de un día podrían estar

muertos. Otros recurren a la oración y la religión, en el

supuesto de que la peste es un castigo enviado por

Dios para convertir a la gente de sus pecados. Otros se

vuelven contra la plaga, negándose a aceptarla,

dándose cuenta que no la entienden y no tienen ningún

poder para devolverla, no obstante luchan contra ella,

consiguiendo de esta manera una dignidad humana en

un universo de lo contrario carente de sentido. Pero el

mal, la plaga, es persistente. Se aleja y desaparece tan

misteriosamente como llegó, dejando sólo la

expectativa que algún día aparezca de nuevo.

HOMOCENTRISMO

El mundo físico es un microcosmos del mundo

espiritual.

COMO las dos cosmovisiones anteriores, el

homocentrismo apareció temprano en la antigüedad,

18

Claude Levi-Strauss, Tristes Tropiques (Paris: Plon, 1955). 478

como en el cristianismo gnóstico primitivo.19

Otros

ejemplos incluyen: la antigua Kabalá judía,20

con su

contraparte cristiana renacentista, los alquimistas de

periodo medieval: los Herméticos21

y ciertos

humanistas del Renacimiento, como Paracelso (el

fundador germánico de la medicina moderna); el

filósofo y místico sueco del siglo dieciocho, Emanuel

Swedenborg; el gran poeta alemán Goethe, y varios

románticos del siglo diecinueve, como Víctor Hugo y

Charles Baudelaire; y en el siglo veinte, la corriente

derivada del psicólogo suizo Carl Jung.

La base de la visión homocéntrica es la suposición

que el hombre es un microcosmos. Lo visible es la

imagen de lo invisible, la materia en la imagen de lo

espiritual. Para ilustrar, podemos preguntar, con

relación a la historia de Navidad, ¿qué hacía sabios a

los Sabios? Debe haber habido otras diez mil personas

en el Cercano Oriente que se percataron de una estrella

brillante en el cielo nocturno. ¿Por qué sólo tres se

muestran en Jerusalén, y no diez mil? Bien, los Sabios

fueron sabios porque podían leer las estrellas –la tierra

es pues un microcosmos del cielo –y todos los eventos

de la tierra son discernibles en las configuraciones de

las estrellas. No solamente la tierra, sino que todo

individuo es un microcosmos. Cualquiera que pueda

leer lo suficientemente profundo en las estrellas puede

leer los secretos escondidos de los cielos y la tierra y

los individuos que viven.

También importante para visión homocéntrica es

el sentido que el universo es numinoso, esto es, vivo.

Hay algo afuera que se menea. El universo está lleno

de energías vitales, seres que no se ven, o fuerzas

vivientes tanto buenas como malas, con las que las

personas pueden conectarse. Ya sea que el universo

sea uno o muchos, es personal, y actúa con propósito e

intencionalidad hacia nosotros.

Los seres humanos son, de hecho, el centro de las

intenciones del universo. Cuando Lutero vio a los

humanos desde una visión teocéntrica, vio mendigos.

Cuando el antropólogo del siglo veinte, Lévi-Strauss

les miró desde una perspectiva mecanicista, vio una

especie transitoria y accidental. Cuando las personas

19

Vea por ejemplo, Hans Jonas, The Gnostic Religion, (Boston:

Beason Press, 1958) and Giovanni Filoramo, A History of Gnosticism, trans. Anthon Alcock (Cambridge, Mass.: Blackwell, 1990 20

Vea Gershom Scholem, Origins of the Kaballah, trans. Allan

Arkush (Princeton: Princeton University Press, 1987). 21

Frances A. Yates, Giordano Bruno and the Hermetic Tradition (Chicago: University of Chicago Press, 1964).

Page 8: Mundos en Colisión

con visión homocéntrica miran a los humanos, ven

dioses en embrión, como expresó el filósofo francés

Henri Bergson: "La humanidad gime bajo el peso del

‘progreso’ que ha hecho.... Nos corresponde a nosotros

ver si nos limitamos a vivir o hacemos el esfuerzo

necesario para que en nuestro planeta refractario se

cumpla el propósito del universo, que es una máquina

para la fabricación de Dioses."22

Uno contemplando las posibilidades homocéntricas de los seres humanos ve el mundo

como un lugar de concurso y elección y es consciente

de los poderes humanos innatos y la libertad. En

contraste, los extremos, tanto del teocentrismo como

del mecanicismo, de negar la libertad humana. Un

teocentrismo riguroso ve a los humanos como

predestinados, defectuosos, e incapaces de escoger su

futuro.23

“La humanidad es un burro,” dijo Lutero, “y

ya sea Dios o el Diablo está en la montura.” Un

mecanismo exhaustivo también ve a las personas como

predeterminadas, pero por la carga pesada de la

herencia y el medio ambiente, e igualmente incapaces

de dar forma a su futuro. Si tienen alguna libertad, es

de la autonomía que ganan a través de la razón.

Aquellos en medio de la posición homocéntrica ven la

libertad máxima; ven a todas las personas como

moralmente capaces de todas las cosas y partícipes

potenciales de la vida divina. Además, puesto que es la

persona que está en contacto directo y vivencial con

las fuerzas invisibles del cosmos, el homocentrismo no

se presta a las formas de autoridad y jerarquía.

Y ¿dónde encajan el mal y el diablo en la visión

homocéntrica? En la gran libertad de la visión

homocéntrica, el mal es el material con el que se

produce el crecimiento humano. Al final del Paraíso

Perdido de Milton (1667), Adán ve que de lo malo,

Dios ha creado un bien mayor (libro 12, 470-478). En

Fausto de Goethe (publicado en 1832), en un

momento determinado, Fausto le pregunta a

Mefistófeles: “En todo caso, ¿quién eres?”

Mefistófeles contesta: “Soy ese espíritu nunca

comprendido / Que siempre quiere el mal y siempre

obra el bien” (Fausto, parte 1, 1335-36). Por otra

parte, es solamente bajo una visión homocéntrica

donde encontramos la brujería y la magia.

22

Henri Bergson, Les Deux Sources de la morale et de la religion,

ed. 217 (Paris: Presses Universitaires de France, 1982), 338. First published 1932. 23

G. Delassault, La Pensee janstniste en dehors de Pascal (Paris: Editions Buchet-Chastel, 1963).

Magia y religión sugieren diferentes enfoques de los

poderes del mundo invisible

MAGIA, que en la versión popular es el juego de

manos, el engaño, o la superstición –es decir, una

atribución errónea de la causa, depende para su

significado de los supuestos tácitos de la propia visión

del mundo. En una forma, la "alta magia" está marcada

por un intento de ver en las obras de la naturaleza con

el fin de conocer el futuro. Es este aspecto, que se

asemeja íntimamente con la ciencia. Pero en la

definición usada por Michael Quinn y los diccionarios

modernos, la magia también implica la intención de

controlar la naturaleza por medio de la ayuda de seres

invisibles y sobrenaturales: hay poderes para el bien

con los que las personas pueden aliarse y por lo tanto

elevarse, y hay fuerzas del mal con la que pueden

aliarse y hundirse, de acuerdo a su elección.

Por lo tanto la magia encaja sólo bajo una visión

homocéntrica que ve el mundo, un ejemplo es el

navajo en lucha con el mal –mal genuino que tiene

existencia real en seres invisibles que hacen valer el

poder sobre el mundo natural. En palabras de Jeffrey

Burton Russel: “La esencia de la visión del mundo

mágico es la creencia en un universo homocéntrico. El

hombre es literalmente el microcosmos que refleja el

macrocosmos, así que el macrocosmos es a su vez una

proyección del hombre. Por lo tanto todas las cosas –

las estrellas, las hierbas, las piedras, los metales, los

planetas, los elementos y los elementales –engranan

con el hombre, sus anhelos, su lujuria, sus deseos, sus

temores, e incluso su apariencia física y la salud.”

Cada objeto natural tiene una influencia sobre algún

aspecto del cuerpo y de la psique del hombre, y la

acción del hombre puede a su vez afectar a los

elementos. Todas las cosas se hacen para y sobre el

modelo del hombre. Por lo tanto, la magia como

doctrina exalta más al hombre que la ciencia o la

religión. Para el hombre, los cometas aparecen

(Shakespeare) y los espíritus que le sirven (el Faustus

de Marlow). "No hay nada tan profundo o tan lejos o

tan grande," escribe Russel, "que el mago no pueda

alcanzarlo, y ninguna fuerza que no puede esperar para

obligar.”24

Por otra parte, la brujería, por definición,

implica la realización de un pacto personal con el

24

Jeffrey Burton Russel, Witchcraft in the Middle Ages (Ithaca: Comell University Press, 1972), 5,6.

Page 9: Mundos en Colisión

diablo, por el cual a los individuos sobre la tierra se les

delega el poder para hacer el mal.25

Estos componentes de la cosmovisión

homocéntrica hacen que sea posible distinguir entre

una visión mágica y una religiosa. Los titulares de

cualquier punto de vista creen que los símbolos se

cargan con poder y que de hecho son conductos de

poder. Una persona que sostiene la cosmovisión

mágica, sin embargo, ve a los símbolos (ya sean

palabras, ceremonias o acciones) trabajar directamente

sobre el objeto en una relación de causa y efecto, y el

agente se convierte así en el amo del objeto. El hombre

que orina en una zanja mientras canta un hechizo, se

cree que causa la lluvia. O el agente puede ser

sobrenatural: la bruja, que operan a través del poder

diabólico delegado, hace caer el granizo sobre el

campo de trigo del vecino, o hace que los animales de

los vecinos aborten sus crías. En cualquier caso, el

cambio es en el mundo físico, dejando sin cambio al

agente.

La raíz etimológica de "religión" es "lo que une".

Podemos llamar "religioso," entonces, los cambios que

los símbolos obran dentro de los agentes para traerlos

a una relación de cooperación con Dios. Para un

junguiano, un ejemplo es la pintura navajo de arena.

Una persona se enferma de bronquitis y va a consultar

al curandero, quien comienza a hacer una pintura de

arena. Un inadvertido positivista viendo las

actuaciones desde una visión mecanicista supondría

que el curandero se propone trabajar directamente

sobre los síntomas por medio de la pintura de arena y,

por tanto, llamar a la pintura un ejemplo de magia y

superstición. Visto desde adentro de la cultura, sin

embargo, el propósito de la pintura de arena es traer al

individuo a la armonía con la naturaleza de modo que

las fuerzas naturales puedan efectuar la sanación.26

Una inyección de penicilina, que aliviaría los síntomas

pero dejaría al individuo sin cambio en su vida

interior, no es religiosa. La pintura de arena, por otra

parte, si cambia y restaura al individuo a la armonía

con el orden mayor, es religiosa.

25

Russel, 18-19. Vea también los otros 4 libros de Russel: The

Devil (Ithaca: Cornell University Press, 1977); Lucifer, the Devil in the Middle Ages (Cornell University Press, 1984); Mephistopheles, the Devil in the Modern World (Cornell University Press, 1986); y Satan, the Early Christian Tradition (Cornell University Press, 1981). Vea también Brian FI Levack, The Witch-hunt in Early Modern Europe, (London and New York: Longman, 1987), 25-34. 26

M. L. von Franz, "The Process of Individuation,” en Man and His

Symbols, ed. Carl Jung, (New York: Dell Publishing Co., 1964), 157-322, especialmente 23.

En los diarios de William Clayton, cuando

registraba las actitudes acerca de la recientemente

establecida ceremonia de investidura en Nauvoo,

podemos ver ejemplos del mormonismo temprano

inclinándose tanto a lo “religioso” como a lo

“mágico.” Para algunos, las señas y signos eran vistos

como un principio unificador, dar a conocer la forma

correcta de acercarse a Dios en oración. Decía el

Apóstol George A. Smith en una reunión del templo el

21 de diciembre de 1845, "Cuando oramos al Señor,

debemos unirnos vestido con ropa adecuada, y cuando

lo hacemos, y unimos nuestros corazones y nuestras

manos, y actuamos como una sola mente, y el Señor

nos oirá y contestará nuestras oraciones.” El valor de

los garments estaba en su preparación para las

oraciones, porque “si tenemos nuestros garments sobre

nosotros todo el tiempo, en cualquier momento

podemos ofrecer las señas.”27

Dijo que cuando él y

Wilford Woodruff estaban en la misión en Michigan,

ellos en cada oportunidad se retiraban al desierto o en

una habitación superior para ofrecer las señales, y sus

oraciones fueron contestadas siempre.28

En estos

ejemplos, el enfoque parece estar en el cambio que

estos símbolos provocaban en los individuos, y por

tanto su efecto puede ser descrito como “religioso” y

no “mágico.”

En contraste, es evidente que desde el principio

muchos Santos adoptaron la noción de que el garment

de la ceremonia tenía en sí mismo la virtud de ser una

protección física. En la reunión mencionada, George

Miller contó cómo le dispararon pero se escapó porque

estaba vestido con su garment, mientras que el

centinela junto a él fue asesinado. El Apóstol Heber C.

Kimball habló entonces de cómo Willard Richards

había sido protegido durante el asalto de la turba sobre

la Cárcel de Carthage porque tenía puesta su “ropa,”

pero José, Hyrum, y John Taylor no usaban las suyas

fueron “acribillados.”29

John Taylor confirmó que los

tres no usaban sus ropas en la cárcel, pero no fue por

miedo. De acuerdo a un comentario de W. W. Phelps,

José había dejado sus ropas “debido al clima

caluroso.”30

Evidentemente otros veían mayor eficacia

en el garment que José, y las creencias y prácticas con

respecto a ello lo que parece haber sido moldeadas

27

William Clayton, "An Intimate Chronicle: The Journals of

William Clayton," ed. George D. Smith (Salt Lake City: Signature Books, 1991), 221. 28

Clayton, 221 29

Clayton, 223 30

Clayton, 224

Page 10: Mundos en Colisión

tanto por los seguidores y discípulos como por el

iniciador. En la medida en que el garment en sí, con

sus marcas especiales, parecía obligar a las fuerzas de

la naturaleza, la visión puede ser descrita como

mágica.

La visión homocéntrica puede ser ilustrada por

varios conceptos de la figura del Renacimiento,

Paracelso (1493-1541). Para Paracelso los humanos no

pueden hablar de Dios de manera definitiva, ya que

Dios es infinito y por lo tanto más profundo que

nuestra capacidad de comprensión. Lo que podemos

decir es que Dios nunca descansa. “Todas las cosas en

absoluto están inquietas… Dios nos creó como somos

y por ello se privó de reposo.”31

Buscamos a Dios a

través de la “Naturaleza,” que es más que las

manifestaciones físicas que usualmente llamamos

naturaleza, e incluso más que sus formas subyacentes.

La naturaleza es, sobre todo, una fuerza viva que es

para siempre variante y diversa, produciendo nuevos

seres y cambiando los antiguos, según el tiempo o el

lugar.32

Estando viva, la naturaleza se manifiesta así a

través de la creación continua de la sorpresa y lo

inesperado y desbordamientos de los surcos de la

predicción racional. El centro de toda la actividad

creativa de la naturaleza es el hombre, que es el

recipiente a través del cual algo más grande que el

hombre se hace sentir y conocer y se incrementa.33

El

mundo en el que vivimos está lleno de defectos y

deficiencias: “La naturaleza no nos da nada en un

estado terminado,” declara Paracelso, “y el hombre

nace para transformar el mundo y traerlo a un estado

más perfecto.”34

El mundo es, pues, un lugar de

contienda y lucha35

en donde siempre algo nuevo se

está creando.36

Para Paracelso, el mundo es doble. Está el mundo

visible lleno de señales que apuntan hacia el mundo

invisible, un mundo espiritual. Perseguimos el

conocimiento de los dos, de acuerdo a métodos

adecuados para cada uno.37

Porque hay dos clases de

luz en el hombre: primero, la luz espiritual, el Espíritu

Santo; y la segunda, la luz natural; y estas dos están

31

Lucien Braun, Paracelse (Lucerne: Editions Rene Coeckelberghs,

1988), 112-113 32

Braun, 41-42 33

Braun, 112, 113 34

Braun, 83 35

Braun, 100 36

Braun, 41 37

Braun, 66-67

unidas dentro de él, como esposo y esposa.38

Porque el

hombre es un ciudadano de los tres reinos. Alcanza y

conoce su dignidad primero a través de la luz natural

que hay en él, el conocimiento que la naturaleza toma

de sí misma a través de él. Logra su segunda dignidad

al participar en la realidad divina a través de su cuerpo

espiritual, que no muere, sino sigue siendo recipiente

de la recompensa o el castigo. Pero la suprema

dignidad y gratificación es el conocimiento de Dios a

los que somos guiados por el espíritu de Dios que está

en nosotros.39

Porque Dios habló a través de las

escrituras, pero ninguna la revelación está jamás

completa, y Dios sigue hablando a través de los

procesos de la naturaleza.40

LA COSMOVISIÓN DEL

MORMONISMO INICIAL

Todas y ninguna de las anteriores.

¿EN CUÁL de estas tres categorías de

cosmovisiones cabe limpiamente en mormonismo

temprano? No encaja limpiamente en ninguna. El

mormonismo no es, y nunca lo ha sido, un monolito.

Desde sus primeros tiempos, ha sido una religión

homocéntrica, sujeta repetidamente a las tensiones,

jaloneos, y tentaciones del teocentrismo y el

mecanicismo.

En sus primeras etapas (1830-33), reflejaba

algunos aspectos de la cultura calvinista teocéntrica,

que fue su semillero. En el Libro de Mormón, por

ejemplo, el primer documento del mormonismo, las

profecías están hechas de eventos detallados unos

seiscientos años antes del hecho, incluso el nombre de

las personas, lo cual presupone que Dios está en

control total, sin dejar nada humano al azar, a la

iniciativa, o la desgracia. (1Ne. 12-14). ¿Qué es la

historia sino la profecía a la inversa? El futuro está tan

determinado y pre-grabado que Dios puede mostrar

una parte de una secuencia de eventos a un individuo y

reservar otra parte de la misma secuencia para ser

mostrada a otra persona unos seiscientos años más

tarde. Además, la humanidad es un desorden –el

“hombre natural es enemigo de Dios” y continuará así

a menos que permita que Dios le tome de la mano y le

dé una naturaleza nueva (Mosíah 3:19). Los Discursos

sobre la Fe, que eran la parte doctrinal de Doctrina y

Convenios de 1835, hablaban de Dios como un ser

38

Braun, 63 39

Braun, 112 40

Braun, 86.

Page 11: Mundos en Colisión

omnipotente, omnisciente, y eternamente inmutable

(discurso 4, especialmente), todo lo cual parece

ladearse hacia la doctrina del teocentrismo.

Al mismo tiempo, otros conceptos señalan hacia el

universo mecanicista. En una de las primeras

revelaciones de José Smith (1832), el orden de un

universo moviéndose de acuerdo a la ley llegó a ser

prominente: “A todos los reinos se les ha dado una ley;

y… no hay espacio en el cual no haya reino… Y a

cada reino se le ha dado una ley; y para cada ley

también hay ciertos límites y condiciones. Todos los

seres que no se sujetan a esas condiciones no son

justificados” (D&C 88:36-39). Este tema se reiteró en

1843: “Hay una ley, irrevocablemente decretada en el

cielo antes de la fundación de este mundo, sobre la

cual todas las bendiciones se basan; y cuando

recibimos una bendición de Dios, es porque se

obedece aquella ley sobre la cual se basa” D&C

130:20-21).

No obstante, el abrumador movimiento del

mormonismo inicial, verdaderamente, hasta 1890, era

hacia la elaboración de un universo homocéntrico.

Incluso en el Libro de Mormón, hay pasajes notables

que señalan hacia el homocentrismo, los seres

humanos son un microcosmos, es decir, seres con un

cuerpo espiritual en la imagen del cuerpo físico (Éter

3:16). Lo terrenal es a imagen de lo espiritual. En su

primera explicación de los inicios del mundo, José

Smith daba el relato de dos creaciones: “Porque yo,

Dios el Señor, creé espiritualmente todas las cosas de

que he hablado, antes que existiesen físicamente sobre

la faz de la tierra… Todas las cosas fueron creadas;

pero fueron creadas espiritualmente” (Moisés 3:5, 7).

“Espíritu” no es lo opuesto de materia, como sostiene

el cristianismo tradicional, sino más bien una forma de

materia más sutil y refinada (D&C 131:7-8).

La visión homocéntrica fundamenta la explicación

de la doctrina mormona de la deidad, la primera etapa

de la cual puede verse en la imagen de Dios planteada

en el Libro de Moisés. Dios es el creador de mundos

sin fin, y el propósito que guía a esta creación

continua, infinita, en expansión, es el mejoramiento de

su gloria. Pero la gloria de Dios se mejora en la

medida que lo hace la humanidad. La humanidad está

en el centro de su atención: “Esta es mi obra y mi

gloria: Llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna

del hombre” (Moisés 1:39), lo cual es una explicación

natural de lo dicho en el Libro de Mormón: “Adán

cayó para que los hombres existiesen; y existen los

hombres para que tengan gozo” (2Ne. 2:25).

Para ver cuánto se separa el mormonismo inicial

de la soberanía teocéntrica de Dios, necesitamos

considerar el surgimiento de la enseñanza mormona

acerca de la naturaleza de los humanos y su lugar en el

cosmos: “También el hombre fue en el principio con

Dios. La inteligencia, o sea, la luz de la verdad, no fue

creada ni hecha, ni tampoco lo puede ser” (D&C

93:29). De hecho, hay algo en cada individuo que no

fue creado, por lo que no debe su existencia a Dios. Se

acabó la inmensa diferencia entre Dios y el hombre,

por la cual la gente no podría ser más que mendigos:

"Os llamaré mis amigos" (D&C 93:45).

¿Y cómo es visto el diablo en el cosmos mormón?

Las primeras experiencias de José parecen haber sido

marcadas por el encuentro con la realidad del diablo.

El mal, como el bien, es una fuerza viviente para

enfrentar en el mundo, como relata José en el relato de

1838 de su primera visión: "Se apoderó de mí una

fuerza que me dominó por completo.... densa

obscuridad se formó alrededor de mí, y me pareció

durante un tiempo como si estuviera condenado a la

destrucción repentina" (JS-H 2:15). Satanás hace la

guerra a los Santos (D&C 76:29) haciéndoles negar la

verdad y desafiar a Dios, pero son las personas las que

deciden dejarse vencer (D&C 76:31). Finalmente,

Satanás será atado y perderá todos sus dominios

excepto sobre los pocos que llegarán a ser hijos de

perdición (D&C 76:35). Si Satanás va a ser atado,

como indican todas las referencias al reino milenario

(por ej. D&C 84:100; 88:110; 43:31; 45:55), el orden

actual tendrá que ser transformado en algo…

inimaginable. Pero por ahora, el propósito de la

existencia mortal es poner a prueba a los humanos,

para ver “si harán todas las cosas que el Señor su Dios

les mandare” (Abr. 3:25). Por lo tanto, Satanás es el

perno central de la aventura mortal. Si no hay Satanás,

no hay prueba. Si no hay prueba, no hay crecimiento,

no hay progreso. Como una vez observó Goethe: el

mundo es “un gran órgano en el que Dios tocas

mientras el Diablo bombea los fuelles.” Más aún,

Satanás es un hermano mayor (un hermano que salió

malo, es verdad), y como el otro hermano, Jesús, es

uno de la familia. La implicación es que los seres

humanos contienen el potencial de ambos.

Y la prueba no es solamente para ver cómo

responderá la gente a sus mandatos, sino para ver lo

que harán por su cuenta en medio de la maldad y las

oportunidades del mundo, "porque he aquí, no

conviene que yo mande en todas las cosas... porque el

poder está en ellos, y en esto vienen a ser sus propios

agentes" (D&C 58:26, 28). El poder que está en ellos

Page 12: Mundos en Colisión

es que, mediante su obediencia, puedan alcanzar el

sacerdocio según el orden de Enoc, y “todo aquel que

fuese ordenado según este orden y llamamiento,

tendría poder, por medio de la fe, para derribar

montañas, para dividir los mares, para secar las aguas,

para desviarlas de su curso; para desafiar los ejércitos

de naciones, para romper toda ligadura, para estar en la

presencia de Dios” (TJS Gen. 14:30-31). El destino

final de las transformaciones por las que atraviesa la

gente es la divinidad misma: “Entonces serán dioses,

porque tendrán todo poder, y los ángeles estarán

sujetos a ellos” (D&C 132:20). Esta idea de Dios es

llevada a su máxima expresión en el discurso de King

Follett, que José predicó unas semanas antes de su

muerte: Dios una vez fue un hombre y llegó a ser Dios

por medio de una serie de transformaciones a través

del tiempo.41

Como el hombre es, Dios una vez fue.

Como Dios es, el hombre puede llegar a ser.

Satanás es también un componente necesario de la

magia como sucede en el Libro de Mormón. Aunque

Stephen Robinson, en una enérgica crítica del libro de

Quinn, sostenía que “la enorme colección de escritos e

ideas que salieron realmente de la mente y pluma de

José Smith en 1829 y después, son un terreno

absolutamente árido en lo concerniente a cualquier

conexión con la magia y lo oculto,”42

esta afirmación

resulta no ser así. El Libro de Mormón está lejos de ser

despojado de la magia, y el narrador del libro muestra

una visión del mundo que sostiene que la brujería

magia y hechicería son posibles. Lo interesante es que

cuando la magia, per se, es mencionada, es condenada

como una de las formas de iniquidad.

En el libro de Alma, por ejemplo, encontramos

una condena de aquellos que se entregaban a la

hechicería, la idolatría, el ocio, etc. (1:32). En 3Nefi,

al profetizar la gran purga de los gentiles no

arrepentidos en los últimos días, Jesús incluye entre las

prácticas que serían exterminadas las hechicerías y la

adivinación (21:16-19). Cuando Mormón describe a

los nefitas hundiéndose en la iniquidad, cita como

evidencia que “hubo sortilegios y hechicerías, y

encantamientos; y el poder del maligno se extendió

por toda la faz de la tierra” (Mormón 1:19). Los nefitas

comenzaron a arrepentirse porque “nadie podía

conservar lo que era suyo, por motivo de los ladrones,

y los bandidos y los asesinos, y las artes mágicas, y

41

Varias versions del discurso King Follett están en The Words of

Joseph Smlth, ed. Andrew E. Ehat and Lyndon W Cook (Provo, Utah: Religious Studies Center, BYU, 19801,340-362. 42

Robinson, 93.

las brujerías que había en la tierra” (Mormón 2:10).

Estos eran los tesoros que se volvían escurridizos, no

sólo en el sentido de que una maleta sin vigilancia en

la Gran Estación Central se vuelve escurridiza, sino

por el arte de la magia y la brujería que se movía sobre

ellos. En pocas palabras, el narrador en el Libro de

Mormón parece creer que la magia y la brujería son

reales, pero condena su práctica perversa.

¿Cómo lo sabemos? En el mormonismo, ha habido

una tensión desde el principio entre conocimiento

revelado que se transmite a través de la jerarquía y el

conocimiento que llega directamente a los individuos.

¿Cómo sabemos sobre el mundo visible? Al tomar

ventaja de todas las formas en que las personas han

conocido sobre el mundo natural, las cosas en los

cielos y en la tierra, y sobre las perplejidades de las

naciones. ¿Cuál es el carácter de la palabra de Dios?

Se deriva de una revelación para el individuo y es

autenticado no por una autoridad allá afuera, sino más

bien por el efecto aquí dentro, siguiendo la luz que hay

en cada persona en el mundo, que es el poder de Dios

y que, en un sentido, es Dios (D. y C. 88: 5-15).

CUANDO LAS COSMOVISIONES CHOCAN

Podemos entender muchos cambios en la Iglesia como

batallas entre estas tres visiones del mundo

Si el mormonismo era esencialmente

homocéntrico en su cosmovisión del siglo diecinueve,

¿Cómo está en la apertura del siglo veintiuno? La

magnitud de los cambios que ocurrieron en el

mormonismo, durante las décadas alrededor de 1900,

es asombrosa. El mormonismo perdió el reino

temporal, con su sistema económico, su sistema

judicial, su sistema político, y su sistema del

matrimonio, rediseñó sus programas y organizaciones,

puso énfasis en las conductas individuales, e hizo

reajustes teológicos mayores.43

No obstante, la

pregunta principal es, ¿cambió la manera y la base de

creer? Si es así, ¿de qué manera? Y ¿los cambios

fueron grandes o pequeños?

Creo que un choque de lo viejo y lo nuevo se

señala en los diarios de John Henry Smith, apóstol y

consejero de la Primera Presidencia desde 1880 hasta

1911. Dos anotaciones advierten los eventos

dramáticos que indican el cambio subyacente. Su

anotación del 28 de marzo de 1911 hace notar que el

43

John Henry Smith, Church State and Politics: The Diaries of John

Henry Smith, ed. Jean Bickmore White (Salt Lake City: Signature Books, 19901, 668.

Page 13: Mundos en Colisión

Apóstol John W. Taylor fue excomulgado por

“insubordinación.”43

John W. Taylor fue la

última

autoridad general que se negó a ceder o

comprometerse y abandonar el matrimonio plural. Fue

la fase final del concepto del reino de Dios en el siglo

diecinueve.

La anotación del 11 de febrero de 1911, en el

diario del Presidente Smith, se refiere a “algunas ideas

locas" acerca de la evolución orgánica y la alta crítica

bíblica que "está entrando en la Universidad Brigham

Young en Provo."44

Estas eran las ideas darwinianas

de un universo mecanicista en el que, como hemos

visto, hay perspectiva sombría para la aventura

humana. A pesar del importante trabajo histórico.45

Los eruditos mormones todavía están lejos de entender

cómo sus cambios coinciden con el Tercer Gran

Despertar en la cultura estadounidense, un momento

cuando el cristianismo protestante encontró la

modernidad en la forma del Darwinismo, esto es, un

modelo de pensamiento mecanicista. En respuesta, el

protestantismo liberal aceptó el evangelio social

homocéntrico, y el protestantismo conservador se

atrincheró en el fundamentalismo, en un mundo

teocéntrico donde Dios todavía estaba en control. Este

atrincheramiento se efectuó al rechazar la ciencia y el

rompimiento con la infalibilidad del texto bíblico y su

interpretación literal.

Cuando el mormonismo se movió hacia la

corriente principal estadounidense en el siglo veinte,

estas dos respuestas se reflejaron dentro de la

organización. Los adherentes del mormonismo

homocéntrico indefinido estaban tipificados por las

obras del Setenta B. H. Roberts, y los Apóstoles James

E. Talmage, John A. Widtsoe, y Joseph F. Merril.

Hicieron todo lo posible para acomodar toda la verdad

científica dentro del amplio seno del mormonismo. El

esfuerzo más ambicioso a lo largo de estas líneas fue

The Truth, the Way, the Life, del Élder B. H. Roberts.46

El contrapeso fue dirigido por el Apóstol Joseph

Fielding Smith. Rechazaba todo en la ciencia que no

coincidía con una interpretación literal del texto

44

John Henry Smith, 665. 45

Thomas G. Alexander, Mormonism in Transition: A History of the Latter-day Saints 1890-1930 (Urbana and Chicago: University of Illinois Press, 1986). 46

Hay dos ediciones de la obra magna de B. H Roberts: The Truth, The Way, The Life, An Elementary Treatise on Theology: The Masterwork of B. H. Roberts, ed. Stan Larson (San Francisco: Smith Research Associates, 1994); y The Truth, The Way, The Llfe: An Elementary Treatise on Theology, ed. John W Welch (Provo: BYU Studies, 1994).

bíblico, y así comenzó el atrincheramiento SUD en la

visión teocéntrica del mundo.

Pero hay más afectando al mormonismo que el

jaloneo interno de la guerra homocéntrico-teocéntrico.

A lo largo del siglo, la cosmovisión de la sociedad

estadounidense ha cambiado fundamentalmente hacia

una visión mecanicista. La física newtoniana con su

causa-y-efecto, inclinación determinista, informó y

ciñó todas las ciencias naturales y sociales en su

fundamentación y desarrollo. Sólo recientemente la

física cuántica y la psicología Junguiana comenzaron a

convertirse en fuerzas importantes en la sociedad en

general. Como resultado, la mayoría de los

estadounidenses y europeos modernos, incluyendo a

los mormones, han asimilado las premisas de Darwin

en la biología y Freud en la psicología, y se conectan a

su mundo principalmente a través de una cosmovisión

mecanicista. No es de extrañar que el José Smith

homocéntrico suene raro a los oídos modernos de los

Santos de los Últimos Días.

En relación con esto, podríamos reflexionar en qué

medida la burocratización ha hecho que la Iglesia

parezca y actúe como la gran máquina de la sociedad

secular. Al crear procedimientos administrativos, hasta

qué medida hemos adoptado la ética mecanicista del

mundo corporativo.

Sin embargo, como la cultura en general se volvió

mecanicista, durante la última mitad del siglo la

teología Mormona cambió un poco hacia la "neo-

ortodoxia", que atribuye mucho más a Dios y mucho

menos al hombre.47

Las prominentes enseñanzas de los

Apóstoles Joseph Fielding Smith y Bruce R.

McConkie enfatizaron la soberanía absoluta de Dios y

la necesidad absoluta de una caída para que hubiera

una redención. Y en una carta circulada ampliamente,

el Élder McConkie reprobó a un estimado académico

mormón por publicar las enseñanzas de Brigham

Young que Dios aún progresa en conocimiento y por

no reflejar solo los puntos de vista de los apóstoles.48

Es evidente que la tentación más constante en los

últimos tiempos ha sido la de abandonar el carácter

abierto del mormonismo y remplazarlo con una

ortodoxia. Un buen ejemplo es el etiquetado del Élder

47

Kendall 0. White Jr., Mormon Neo-Orthodoxy: A Crisis Theology

(Salt Lake Cay: Signature Books), 89-157. 48

Elder Bruce R. McConkie to Eugene England, 19 Feb. 1981. Fotocopia de la carta en mi poder.

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McConkie de "siete herejías mortales.”49

Pero en una

religión homocéntrica ideal, el canon nunca está

cerrado, y por lo tanto, ni una teología dogmática ni

una herejía es posible. A la luz del artículo de fe

décimo tercero, la expansiva admonición para creer y

esperar todas las cosas y buscar algo virtuoso, bello,

de buena reputación, o digno de alabanza, tendríamos

que entender que los credos mencionados en la

Primera Visión de José eran abominables no debido a

que fueran credos falsos, sino simplemente a que eran

credos.

Con este ensayo, espero proporcionar un marco

para el cambio crítico dentro del mormonismo.

Termino con una declaración personal: La

cosmovisión homocéntrica ha sido un escándalo tanto

para el empírico inflexible y como para el teocéntrico

dogmático. Es desordenada, llena de tentaciones, y se

encuentra a menudo con la necesidad de corrección.

Sin embargo, es la única cosmovisión que deja el

mundo abierto y lleno de posibilidades y, además, es

una fuente principal de vitalidad y de fe religiosa.

Digo, pues, que el mundo sea múltiple, y que el

escándalo prospere.

Traducción:

Max Ruiz M.

Octubre 2012

49

Elder Bruce R. McConkie", The Seven Deadly Heresies," 1980

Devotional Speeches of the Year (Provo: Brigham Young University Press, 19811, 74430.