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Inspirado en el capitulo 1.7 del libro Retórica de la pintura. Carrere, Alberto / Saborit , José Editorial Cátedra : Madrid 2000
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Algunos dicen que el arte ha muerto víctima de la Historia, engullido por la linealidad
clasificatoria de la Historia, petrificado en las relaciones casuales del “Gran Relato”, cuanto pudiera
fluir vivo, indefinido e inapresable en él (en su compleja relación con los espectadores) muere a manos
de ésta.
MUERTE DEL ARTE
Otros, los que hablan del arte en su acepción más antigua —texvn—( técne, técnica ), entienden que el
arte ha muerto, porque ha muerto — o ha pasado a un modesto plano secundario— la destreza, la
habilidad, la técnica, el oficio. Y la han matado quienes, aliados a los valores de la creatividad,
instauraron una noción de arte que situaba el concepto o la idea — la disquisición filosófica si se
quiere — por encima del objeto o sus técnicas de elaboración.
Otros por fin creen que el arte ha muerto como experiencia (estética) diferenciada en los sujetos, a
manos de las actuales condiciones de vida propias de los entornos “ híper-tecnificados”, Sociedad del
Espectáculo. Este tercer punto de vista, referido a las capacidades de los sujetos, es decir, a sus
incapacidades para la experiencia artística, enfatiza el poder de un contexto de inusitada densidad
visual, caldo de cultivo de lo que se ha dado en llamar homo videns, o lo que es lo mismo, un hombre
cegado para la lectura, para el pensamiento detenido, para la contemplación pausada, la suspensión
estética o los significados perdurables. Para ellos, el Arte- secularmente condicionado por fuerzas
sociales -queda ahora en manos de los media, como agentes de homogeneización social. Y así, si
anteponemos a la grave pregunta “¿ qué es arte? “ otra —“¿quién dice lo que es arte?” —
obtendremos respuestas reveladoras, que conducen a los media y al poder económico, ”¿quién dice lo
que es arte?”.
Si puede decirlo cada cual, entonces no es más (ni menos) que una experiencia subjetiva e
intransferible, que dura mientras acontece en cada cual, y corre el peligro de esfumarse cuando se
intenta formular en voz alta o ceñir el corsé de las palabras. En ese sentido, la creación y la experiencia
artística rebasan continuamente al arte, que puede ser en la práctica cualquier cosa, excepto su
definición, y mucho menos su definición institucional. Entonces nos encontramos que han llegado a
provocar una gran confusión general entre las gentes, debilitando la noción de valor artístico
(destreza, creatividad…), hasta producir una especie de vaciado de lo que es el valor artístico,
rápidamente ocupado por otros agentes, que podrían llamarse “plataformas de legitimación” (critica,
museos, mercados…) o directamente por su nombre : poder económico y su brazo armado, los media.
Inspirado en el capitulo 1.7 del libro Retórica de la pintura.
Carrere, Alberto / Saborit , José
Editorial Cátedra : Madrid 2000
MAS DATOS SOBRE EL AUTOR EN LA PAG WEB :www.kova-novoa.com