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TEMA Trastornos de Conducta en la población infanto-juvenil DELIMITACION DEL TEMA El comportamiento humano está determinado por la influencia del medio: primero del hogar, luego del entorno, por lo que es necesario analizar cómo influye la ausencia temporal del padre en la conducta de los jovenes, conformando un tipo especial de familia monoparental en los hogares. En los últimos años se ha observado que el incremento de los problemas conductuales que está asociado con el tipo de ambiente familiar en el que se desarrollan; para identificar de qué manera influye el ambiente familiar en la aparición de dichos problemas, se realizó un estudio no experimental dando a conocer varios casos siendo así este trastorno algo común en la actual sociedad. La perspectiva es desarrollar estrategias que ayuden a mejorar la conducta infantil y juvenil, para que el tratamiento sea efectivo, se debe iniciar en forma temprana. Para eso se necesita conocer los fundamentos teóricos sobre las conductas juveniles, ambiente familiar, en el entorno social en el que se desarrollan y de esta forma recurir a la ayuda de la mejor manera. PROBLEMA Son tan habituales las conductas agresivas, de oposición, desobedientes o desafiantes se encuentran a menudo en la población infanto-juvenil como parte de un desarrollo evolutivo "normal". Establecer los límites en donde se debe acudir al profesional de la salud es difícil de concretar. Las pistas nos las tiene que dar la frecuencia, magnitud y perseverancia en el

MONOGRAFIA TRASTORNOS

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Monografía de Psicología

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TEMA

Trastornos de Conducta en la población infanto-juvenil

DELIMITACION DEL TEMA

El comportamiento humano está determinado por la influencia del medio: primero del hogar, luego del entorno, por lo que es necesario analizar cómo influye la ausencia temporal del padre en la conducta de los jovenes, conformando un tipo especial de familia monoparental en los hogares. En los últimos años se ha observado que el incremento de los problemas conductuales que está asociado con el tipo de ambiente familiar en el que se desarrollan; para identificar de qué manera influye el ambiente familiar en la aparición de dichos problemas, se realizó un estudio no experimental dando a conocer varios casos siendo así este trastorno algo común en la actual sociedad. La perspectiva es desarrollar estrategias que ayuden a mejorar la conducta infantil y juvenil, para que el tratamiento sea efectivo, se debe iniciar en forma temprana. Para eso se necesita conocer los fundamentos teóricos sobre las conductas juveniles, ambiente familiar, en el entorno social en el que se desarrollan y de esta forma recurir a la ayuda de la mejor manera.

PROBLEMA

Son tan habituales las conductas agresivas, de oposición, desobedientes o desafiantes se encuentran a menudo en la población infanto-juvenil como parte de un desarrollo evolutivo "normal". Establecer los límites en donde se debe acudir al profesional de la salud es difícil de concretar. Las pistas nos las tiene que dar la frecuencia, magnitud y perseverancia en el tiempo de la conducta en cuestión en función de la edad. Para que el tratamiento sea efectivo, se debe iniciar en forma temprana. Igualmente es necesario que la familia del niño esté comprometida. Los padres pueden aprender técnicas para ayudar a manejar la conducta problemática de su hijo. Muchas escuelas de "modificación del comportamiento", "programas educativos y terapéuticos de salidas al campo" y "campamentos de entrenamiento de reclutas" se ofrecen a los padres como solución para este trastorno de conducta. No existen investigaciones que apoyen estos programas. Los estudios sugieren que es más efectivo el tratamiento en el hogar junto con sus familias; los pacientes que reciben un diagnóstico y tratamiento de manera temprana por lo general superan los problemas de comportamiento con el tiempo, mientras que los pacientes que presentan síntomas graves o frecuentes y que no son capaces de completar el tratamiento tienden a tener el pronóstico menos alentador por lo tanto la depresión y el trastorno bipolar se pueden desarrollar en los años de la adolescencia y a comienzos de la adultez. El suicidio y la violencia hacia los demás también son posibles complicaciones de este trastorno.

ANTECEDENTES

La importancia materna en la crianza es innegable. Sin embargo, poco se dice del padre y no se tiene en cuenta que su labor en el crecimiento del niño también es fundamental, a tal punto de que su ausencia, aunque sea temporal, como en el caso de estudio puede desencadenar problemas en su desarrollo y conducta.

La figura paterna es preponderante. El papá da un código que sirve de brújula y se encarga de regular la parte moral, establecer límites y normas y fijar patrones de conducta social.

El padre también juega un papel significativo en la parte emocional. “Los hombres modernos participan mucho más en la crianza de los hijos y ahora también cambian pañales, lavan ropa, dan de comer, etc. Antes, solo eran considerados como la parte racional y los encargados de soportar económicamente el hogar”, afirma Christian Muñoz Farías, médico psiquiatra infantil. Los niños y niñas que cuentan con un papá activamente involucrado en su crianza suelen desenvolverse mejor en la vida que aquellos que no tuvieron una figura paterna durante su desarrollo infantil. Los niños y niñas que crecen sin una figura paterna, generalmente evidencian trastornos en la adolescencia porque no encuentran una identidad. “Los jóvenes sufren de inseguridad, soledad y depresión, que pueden plasmarse en el fracaso escolar, consumo de drogas y vagancia. En definitiva, no tienen la capacidad para controlar sus impulsos y no pueden autorregularse”, opina el psiquiatra infantil.

Sin embargo, no es una regla que los niños y niñas sin padre van a generar problemas emocionales. Tienen mayores riesgos, pero no es determinante. La forma de tratar a esos papás ausentes temporalmente es involucrarlos en la figura paterna y confrontarlos con su función, mostrándoles las responsabilidades y compromisos. De esta forma, los padres entienden que juegan un papel muy importante porque se constituyen en modelo de identificación para sus hijos. De igual manera con la ausencia materna aunque no es muy trascendente para el niño.

FACTIBILIDAD

La elaboración de esta monografía nos mostrará varias pautas para la comprensión de este amplio tema, y de la misma manera podremos apreciar algunas estrategias las cuáles podemos aplicar para mejorar la conducta.

Con la ayuda de fuentes de libros e internet que indaga sobre el tema a tratar, será posible descifrar la problemática de los trastornos de conducta, que son evidentes en el ámbito familiar, social así como académico; en consecuencia padres de familia como así también autoridades de la institución en la cual curso mis estudios puedan utilizar este material para su beneficio.

Con el propósito de alcanzar los conocimientos obtenidos por la investigación y adecuarlos de modo que sean concisos, fáciles de interpretar y aplicar.

JUSTIFICACION

En los últimos años se ha observado que el incremento de los problemas conductuales está asociado con el tipo de ambiente familiar en el que se desarrollan; para identificar de qué manera influye el ambiente familiar en la aparición de dichos problemas, se realizó un estudio no experimental, transaccional y correlacional aplicándoles la “Escala de Ambiente Familiar del Adolescente” y el “Youth Self Report”, para conocer la percepción del paciente sobre los diferentes tipos de relaciones que se establecen en su familia, además de la percepción de su propio comportamiento.

El propósito de esta investigación consiste en la realización de un diagnóstico sustentado en la observación e información del hogar y de los establecimientos que permitan establecer los problemas de conducta de mayor incidencia que se producen; estos resultados permitieron proponer estrategias de intervención que ayuden a mejorar la conducta, ya que se busca optimizar la relación de los infantes y jóvenes con sus padres y con el entorno mediato e inmediato.

Metodológicamente, este estudio corresponde a un tipo de investigación de carácter descriptivo, que por su diseño es un trabajo de campo y permitió analizar críticamente los fundamentos teóricos sobre las conductas; identificar los problemas de conducta que presentan los infantes y jóvenes que no viven temporalmente con sus padres.

ASPECTOS LEGALES

El Art. 200.-

Monografía de grado, del reglamento a la LOEI, prescribe que la monografía de grado es un trabajo académico escrito que resulta de una acción investigativa realizada por los estudiantes del tercer año de bachillerato en Ciencias; en ella se desarrollara la argumentación sobre una determinada temática. Debe tener un lenguaje preciso y claro, estar redactada correctamente y cumplir con las normas de probidad académica determinadas en el presente reglamento

(pág. 51).

Por otra parte, lo que se ha observado en el ámbito de las ciencias es que el conocimiento de un mismo tema, aunque son de diferente enfoque, según las ciencias, se encuentra en forma dispersa, además son tratados por diferentes autores, lo que demanda por tanto un estudio que unifique en un solo documento, esto es una monografía, toda esta información dispersa producida en el campo de las ciencias, para que facilite el estudio sistemático y la investigación científica a las nuevas generaciones.

OBJETIVOS

OBJETIVO GENERAL

Desarrollar estrategias que ayuden a mejorar la conducta infantil y juvenil, para que el tratamiento sea efectivo, se debe iniciar en forma temprana. Igualmente es necesario que la familia de la persona esté comprometida. Los padres pueden aprender técnicas para ayudar a manejar la conducta problemática de su hijo.

OBJETIVOS ESPECIFICOS

Conocer los fundamentos teóricos sobre las conductas infantiles. El diagnóstico y tratamiento de manera temprana por lo general superan los problemas de comportamiento con el tiempo. Determinar cómo influye la ausencia maternal y/o paternal por el cual el paciente es más propenso de sufrir trastornos de conducta Que el niño y/o joven mejore su salud mental y aprenda a vivir con ello, para que tenga una vida plena. Identificar: falta de adaptación, agresividad, rabietas, timidez, entre otras; de esta forma se pueda establecer un diagnóstico certero y por consiguiente un adecuado tratamiento. Proponer herramientas que ayuden a solucionar y manejar adecuadamente el problema.

El tratamiento con medicamentos o la psicoterapia se pueden utilizar para la depresión y el trastorno de déficit de atención.

MARCO TEÓRICO

CAPÍTULO I -LOS PROBLEMAS DE CONDUCTA-

1.1. La conducta

1.1.1. Modificación de conducta

1.1.2. Enfoque histórico

1.2. Cómo observar el comportamiento

1.3. Tipos de aprendizaje

1.4. Trastornos afectivos del comportamiento

1.4.1. Agresividad

1.4.2. Rabietas

1.4.3 Falta de adaptación

CAPÍTULO II - FACTORES QUE INFLUYEN EN LA APARICIÓN

DE PROBLEMAS DE CONDUCTA-

2.1. El proceso de socialización

2.1.1. La familia como componente del entorno social

2.1.2. origen de las familias monoparentales

2.2. Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad

2.3. Trastorno de ansiedad por separación

CAPITULO III - AMBIENTE FAMILIAR Y SU INFLUENCIA

EN LOS PROBLEMAS DE CONDUCTA-

3.1. relaciones familiares

3.1.1. relación conyugal o matrimonial

3.1.2. relación padre-hijos

3.1.2.1. relación madre-hijo

3.1.2.2. relación padre-hijo

3.1.3. relación entre hermanos

3.2. comunicación en la familia

3.3. influencia del ambiente familiar en la aparición de problemas de conducta

CAPÍTULO IV -DISEÑO DE ESTRATEGIAS QUE AYUDEN A MEJORAR LA CONDUCTA INFANTIL-

1. Introducción

2. Objetivos de la propuesta

3. Justificación

4. desarrollo de estrategias de intervención

4.1. rabietas

4.2. agresividad

4.3. falta de adaptación

5. técnicas para reducir o eliminar conductas

6. técnicas operantes para el desarrollo de conductas

7. conclusiones y recomendaciones

7.1. conclusiones

7.2. recomendaciones

8. bibliografía consultada

9. Anexos

CAPÍTULO I

-LOS PROBLEMAS DE CONDUCTA-

1.1. LA CONDUCTA

La Real Academia de la Lengua define a la conducta como “la acción o forma particular del comportamiento humano que consiste en las reacciones y actitudes que se producen frente a un estímulo o situación determinada”; según la Psicología, el estudio de las manifestaciones externas de la conducta ha dado lugar a una corriente psicológica conductista con la teoría de los reflejos condicionados de Pavlov y una útil aplicación en el campo de la pedagogía. Desde un punto de vista totalizador se define la conducta como una estructura, como un sistema dialéctico y significativo, en permanente interacción; intentando resolver desde esta perspectiva la antinomia mente – cuerpo, individuo – sociedad, organismo – medio (Lagache). La conducta del ser humano es definida desde su niñez, ya que es tomada de todo el medio que lo rodea. Esta conducta no está regida por la inflexibilidad de la genética y puede verse modificada por otras variables (ambientes) no deseables en el resultado. Lo dicho puede complicarse por déficit o alteraciones asociadas al individuo, por ejemplo, un ambiente privativo en casa, inexistencia de relaciones positivas con los compañeros, pequeños problemas debidos a características de la personalidad, timidez, vergüenza, inseguridad, etc. Es decir, la conducta puede verse afectada, alterada, modificada, transformada por gran cantidad de variables, unas más fáciles de abordar, trabajar, controlar que otras. Es la capacidad de involucrarse con el entorno y hacer parte de este una simbiosis que les permita a ambos disponer del otro. Ya no se toma como una capacidad, sino una necesidad de involucrarse al entorno, para aprovechar al máximo las necesidades del aprendizaje de cada individuo que lo llevará a adquirir un aprendizaje significativo. Llamamos conducta a todo lo que hace un ser humano, sea adulto o niño, una acción, un movimiento del cuerpo, la forma de reaccionar en una situación determinada. Siempre estamos haciendo algo y los demás también a nuestro alrededor, uno y otro desarrollan conductas.

1.1.1 MODIFICACIÓN DE CONDUCTA

Según Beatriz Ashen, en el libro Problemas Menores de la Conducta, “El término modificación de conducta es aplicable a cualquier intento de cambio de conducta, sea cual sea su orientación teórica”. Sin embargo históricamente el término ha evolucionado hasta llegar a referirse a aquellos procedimientos terapéuticos y de adiestramiento que se basan en la teoría del aprendizaje. La modificación de conducta surge como una alternativa innovadora, válida y eficaz fundamentada en un cuerpo teórico sólido, capaz no solo de explicar los trastornos del comportamiento, sino de presentar soluciones eficaces para ellos. Tiene como objetivo promover el cambio a través de técnicas de intervención psicológica para modificar el comportamiento de las personas, de forma que desarrollen sus potencialidades y las oportunidades disponibles en su medio, optimicen su ambiente y adopten actitudes, valoraciones y conductas útiles para adaptarse a lo que no puede cambiarse. El área de la modificación de conducta es el diseño y aplicación de métodos de investigación psicológica que permitan el control de la conducta para producir el bienestar, la satisfacción y la competencia personal.

1.1.2. ENFOQUE HISTÓRICO Según Juan Antonio Cruzado y otros, es evidente que el estado actual y los problemas a los que a de hacer frente ahora la modificación de conducta solo son comprensibles analizando su origen y la evolución. La exposición de este desarrollo histórico se dividirá en cinco periodos, a saber:Antecedentes (1896-1938): Este periodo se caracteriza a nivel teórico por el desarrollo de las leyes del condicionamiento clásico por Pavlov y la formulación de la Ley del Efecto de Thorndike, lo que constituirá el marco de referencia teórico sobre el que posteriormente se desarrollará la modificación de conducta, complementada con el trabajo realizado por John Watson (1920), Mary Covert Jones (1924), quien debería ser considerada como la primera modificadora de conducta al llevar a cabo el tratamiento de una fobia y Mourer (1938) que también aplicó técnicas de modificación de conducta que siguen vigente en la actualidad.Surgimiento (1938-1958) En este periodo tiene lugar el contexto teórico, el desarrollo de las grandes teorías neoconductistas del aprendizaje. Entre sus autores más representativos están Hull, Moures y Tolman. De todos ellos sobresale el modelo de trabajo de Skinner, que aunque pretendidamente ateórico supone el desarrollo de las leyes específicas del comportamiento, sobre las cuales asentar las directrices de la intervención. Según José M. Quintana8 (1988), Skinner, máximo exponente contemporáneo del conductismo americano, nos ha legado una utopía pedagógica –que incluso se ha llevado a la práctica- la cual, queriendo exponer la pedagogía derivada de su sistema psicológico, tiene sin embargo bastante parecido con los proyectos de la pedagogía socialista. Uno de los tópicos de la teoría educacional de este autor es el establecer en Waden Dos un sistema de educación coercitiva, ya que, según él, “una filosofía de Laissez-faire que cree en la bondad y prudencia innata del hombre es incompatible con la realidad observada de que los hombres son buenos o malos, prudentes o imprudentes, según el ambiente en el que se han criado”. Todos vencen los obstáculos. Algunos tienen más preparación que otros, pero todos los vencen. El modo tradicional de vencer la adversidad es elegir al fuerte. Nosotros, en cambio, controlamos la adversidad para crear fortaleza (...) Tanto niños y niñas, en alguna ocasión, experimentaron el dolor de corazón y los sinsabores de la vida, porque son seres de carne y hueso.

1.2 CÓMO OBSERVAR EL COMPORTAMIENTO

La observación sistemática es una de las técnicas metodológicas más antiguas, utilizadas tanto en Psicología como en otras disciplinas científicas. Esta técnica constituye un método directo para la recogida de la información que juega un importante papel, tanto en la realización del análisis funcional previo a la intervención, como en la evaluación de la eficacia de la intervención terapéutica. Se caracteriza por centrarse en conductas externas y su objetivo es tratar de determinar y cuantificar las dimensiones de la conducta o conductas problema. La observación permite recoger información en el medio natural del sujeto con un mínimo de

interferencia y proporciona una cuantificación precisa del nivel de conducta antes y después de la intervención. Con excesiva facilidad se habla y juzga acerca de la actuación de los demás, describiendo de modo superficial y sacando a veces falsas conclusiones. Si pretendemos conocer de forma precisa la conducta de las personas, se debe observar directamente evitando describir mediante palabras ambiguas y vagas. Deben usar términos muy concretos y tener en cuenta las circunstancias en que se produce. De hecho solo se debería describir aquellas acciones que se pueden observar directa o indirectamente todos los elementos del medio ambiente que influyen sobre una conducta. Actúa, antes, durante o después de la misma. Si se quiere estudiar o comprender un determinado comportamiento, lo que realmente interesa es la relación causa-efecto, es decir el modo como las circunstancias que lo preceden actúan modificando en intensidad o frecuencia un comportamiento.− Debe quedar muy claro que no se trata de “etiquetar” a nadie, error en general muy extendido; en otras palabras, no se debe etiquetar para siempre a la persona con diagnósticos que nada tienen que ver con un rigor científico; por lo tanto el diagnóstico ha de ser flexible y una vez superado hay que admitir los resultados. − Al analizar las alteraciones, sobre todo la conducta, se recomienda hacerlo en colaboración con otros profesionales, con el fin de llegar más al fondo del problema y sin entrar en conflicto con otro, obtener la máxima información, pensando siempre en el bien del paciente.

1.3 TIPOS DE APRENDIZAJE

La introducción de dos tipos de aprendizaje, de respuesta y operante, ilustra esta diferencia con su antecesor. El aprendizaje de respuesta es el condicionamiento en el sentido clásico; el aprendizaje operante es el aprendizaje de respuestas instrumentales que surtieron efecto sobre el ambiente del individuo y que, por lo tanto, fueron aprendidas mediante el refuerzo. Según esta posición, el ser humano es una combinación de su herencia genética y de las experiencias que adquiere en la interacción con su ambiente. En este sentido el hombre es simplemente un animal que ha ido más lejos que los otros en la escala psicogenética. En resumen: es a partir de la respuesta, que se debe analizar la probabilidad de que esta respuesta ocurra nuevamente para, así controlar el comportamiento. Skinner diferencia al refuerzo en: refuerzo positivo, refuerzo negativo y punición. El refuerzo negativo y la punición son ampliamente usados en la escuela por lo que es necesario diferenciarlos. El refuerzo negativo, como el positivo, también aumenta el número de respuestas: el individuo produce un comportamiento para eliminar el estímulo negativo. Ejms. Abrimos nuestro paraguas para que nos proteja de la lluvia (estímulo negativo eliminado). Salir de una habitación cuando entra una persona que no nos gusta. La respuesta (dejar la sala) provoca la extinción del estímulo negativo (la presencia de la persona indeseable). La punición, en cambio, consiste en aplicar una estimulación

desagradable o nociva para disminuir una respuesta (castigos físicos, sarcasmos, ostracismo, etc.). Aplicados en fuertes dosis, estos tipos de refuerzo lleva a la supresión momentánea del comportamiento indeseado (del cual el refuerzo negativo o la punición se hicieron contingentes) pero no conducen a la supresión definitiva.

1.4. TRASTORNOS AFECTIVOS DEL COMPORTAMIENTO Durante el crecimiento pueden aparecer algunos rasgos caracterológicos, que formando parte de un desarrollo normal, suelen ser origen de serios problemas para el propio niño y para el ambiente que le rodea. Son características frecuentes que no pueden considerarse como normales, conflictos de todos los días que no inciden en una edad peculiar y de los que todos los padres desearían verse libres. Uno de los males más difundidos entre los padres es pretender que sus hijos sean un reflejo de sí mismos, no ya de todo lo que aquellos son portadores, sino incluso en lo que no pudieron ser. Para muchos padres-educadores, no cuenta el carácter ni la personalidad de su hijo; se han formado “in mente” un hijo ideal, simpático, estudioso, activo, valiente, alegre, optimista, sin pensar que temperalmente puede ser todo lo contrario. Mediante las normas educativas pueden forjarse una personalidad, pero no cambiar un temperamento, por ello, cuando surgen conflictos emocionales propios del desarrollo, es preciso valorarlos, integrarlos en unas características temperamentales y tratar de solucionar sin alterar la personalidad del niño. Entre los principales trastornos afectivos tenemos los siguientes:

1.4.1 AGRESIVIDAD Es aquella conducta que atenta contra la integridad de personas u objetos. La agresividad contra personas puede ser física (agresión) o psicológica (verbalización, gestos, etc.). Clarizio Harvey y F Mc Coy George, en la obra Trastornos de la Conducta, sostienen que es probable que la explicación teórica más conocida de la conducta agresiva sea la hipótesis de frustración-agresión. Según esta opinión, la agresión es una respuesta muy probable ante una situación frustrante. Cuando se encuentra una conducta agresiva, se puede suponer que se originó debido a la frustración. Hay ciertas evidencias que respaldan esta suposición. En un estudio se descubrió que los niños y niñas varones agresivos tenían padres que castigaban severamente las agresiones en el hogar. Es realmente poco frecuente el niño agresivo. La agresividad en sí debe considerarse patológica. En cambio, no es raro que el niño sufra auténticos arranques de ira, justificadamente o no, ello depende de su temperamento. Desde el niño pacífico hasta el niño agresivo existe toda la escala de valores, dependiente exclusivamente del carácter. La ira puede surgir en cualquier momento en un niño especialmente predispuesto. Una situación que puede considerar injusta, la no consecución de algo apetecido, puede ser suficiente para desencadenar una agresividad. El niño por regla

general es muy justo y sabe lo que corresponde. Generalmente se distinguen tres tipos básicos de agresividad: − Agresividad directa: es la respuesta caracterizada por continuas agresiones a sus compañeros. Es una agresión física (patadas, mordiscos, pellizcos, …). − Agresividad desplazada: es la dirigida hacia los objetos que le rodean, contra las pertenencias de la persona que ha producido la conducta agresiva. − Agresividad contenida: se caracteriza por ser de tipo verbal y/o gestual. Son típicos los insultos, palabrotas, gestos inapropiados. Para llegar al diagnóstico de un niño agresivo, no solo se requiere observar violencia física, sino que la agresividad tiene múltiples manifestaciones. Observar los ambientes por donde el niño se mueve.

1.4.2 RABIETASPuede considerarse que las típicas rabietas infantiles constituyen una de las primeras manifestaciones de ira que es capaz de exteriorizar el ser humano. La rabieta, es el comportamiento característico que surge en la infancia, cada vez que se ve rebasado su “umbral” de tolerancia a las frustraciones: cuando desea hacer una cosa y el adulto se lo prohíbe o impide; cuando pide algo y se le niega; cuando llama a alguien que no acude; en estas y similares actuaciones estalla la pataleta acompañada de fuertes llantos y revolcones en el suelo.No hay que ver nunca en ello un intento por parte del niño de agredir o fastidiar a los mayores; está simplemente expresando corporalmente lo que siente. Se trata, por tanto de una reacción primaria que más adelante irá aprendiendo a encauzar de una forma más aceptada socialmente. Este tipo de conducta en el niño hace que haya problemas con toda la familia. Podríamos comparar como si lanzáramos una piedra a un estanque de agua reposada, se producen hondas concéntricas, las primeras fuertes y a medida que se alejan se agrandan, pero pierde intensidad; el temperamento de estos niños y niñas hace su primer impacto en la madre, continúa con su padre y hermanos y familia, llegando su desajuste a la escuela. Generalmente la madre es la que sufre el constante batallar con su hijo, ya que es la que pasa todo el día con él. El padre, un poco más cómodo simplemente culpa a la madre del comportamiento de su hijo, desencadenando conflictos entre progenitores, hermanos y familiares. El temperamento es el estilo del comportamiento innato de cada ser y según éste se podría tipificarle en dóciles, con ciertas características de dificultad y difíciles. Con esto no se quiere decir que si es innato se debe dejarlo así, al contrario, hay que intentar moldear y ajustar el comportamiento. Es muy común observar lo que hace el niño cuando se cae sin hacerse daño. Mira si alguien le ha visto, y si advierte que alguien le observa, rompe a llorar. En caso contrario, sigue y aquí no ha pasado nada. Los berrinches y rabietas suelen producirse por una clara intención del niño por llamar la atención. Así pues, hay que orientar el diagnóstico de la siguiente forma: − Mediante pautas de observación, un registro de rabietas. La frecuencia debe ir acompañada de la siguiente información: Cuándo se produce. Cómo se produce. Dónde se produce. − Así� � �

se podrá en la mayoría de los casos diagnosticar fácilmente el problema y programar la intervención.

1.4.3 FALTA DE ADAPTACIÓN

Se llama adaptación al proceso de un individuo, que le permite integrarse a un nuevo ambiente en forma adecuada y positiva, manteniendo su propia identidad. El ingreso al centro infantil provoca en el niño una desorganización ísica y psíquica porque le aleja de los referentes de seguridad, afecto y comodidad a los que ha estado acostumbrado. Las posibilidades de adaptación o no estará dado por la colaboración que puedan brindar los padres así como las condiciones que ofrece el centro infantil a los niños y niñas en el momento de su ingreso.

El niño cuando descubre el centro infantil desconoce la mayoría de las normas que lo rigen y, aún más las normas que rigen la convivencia con sus iguales, es decir con los otros niños y niñas, sus compañeros. Este desconocimiento, en algunas ocasiones produce conductas que derivan hacia la inadaptación. Es común, que durante el proceso de adaptación se observen regresiones o retrocesos en conductas que ya estaban presentes en el niño; por ejemplo, un niño que ya controlaba esfínteres, dará muestra de no poder hacerlo. En general es importante señalar que la adaptación de cada niño es un proceso único y diferente, por ello las características individuales deberán ser tomadas en cuenta para brindarles un trato individualizado.

CAPÍTULO II - FACTORES QUE INFLUYEN EN LA APARICIÓN

DE PROBLEMAS DE CONDUCTA-

2.1. EL PROCESO DE SOCIALIZACIÓN

La formación y el desarrollo de la personalidad ocurre durante toda la vida humana, las características y regularidades que distinguen al ser humano en cada período de su vida están determinadas por las circunstancias socioculturales e históricas concretas en las que transcurre la existencia de cada persona. Desde la perspectiva histórico-cultural se destaca, el medio social como fuente del desarrollo y la interacción e interrelación social como fundamentalmente determinante del desarrollo psíquico humano (Febles y Canfux, 2003), lo que demuestra que no solo el medio social da lugar a cambios en el desarrollo; la relación única, particular e irrepetible entre de cada sujeto y su entorno, promueve y potencia el desarrollo psíquico y de la personalidad.Es por ello la importancia crucial de la educación para el crecimiento y el desarrollo humano en el estudio del desarrollo psíquico, cada período es sensible para recibir la influencia de la educación y el papel de la riqueza estimulante del entorno.El desarrollo no es algo privativo de niños y jóvenes, sino que se produce a lo largo de la vida del ser humano, desde que nace hasta la vejez. En el estudio del origen y desarrollo de la personalidad, se pueden verificar logros esenciales en cada una de las etapas, ellos tienen que ver con la influencia social, toda la historia que antecede al individuo, la cultura de la sociedad en la que vive y los grupos en los cuales se inserta o con los que de alguna manera se relaciona.El desarrollo es un proceso movido por contradicciones internas, (y en este sentido es espontáneo), las cuales se originan en el propio proceso de interacción e interrelación del niño con su medio. En el proceso de desarrollo se produce la conjugación de factores externos e internos.El desarrollo psíquico ocurre como un proceso espontáneo, continuo, de automovimiento, de saltos hacia escalones superiores, que implica el paso a nuevas formas de pensar, sentir y actuar. Es un proceso de cambio que conduce a que en cada período evolutivo nazca lo nuevo y a la vez lo viejo se reestructure sobre una nueva base. El desarrollo se produce en la relación con los otros, estos vínculos permiten explotar las capacidades y llegar a niveles de comprensión de la realidad y de sí mismos que solos es imposible de alcanzar. Estos solo son posibles, en la comunicación con los otros y en el marco del desempeño o la ejecución de determinadas actividades.Estos sistemas de actividad y de comunicación vienen a constituir las condiciones externas del desarrollo, las que unidas y en especial combinación con las propias particularidades psicológicas del individuo, describen la dinámica de cada una de las etapas del desarrollo y permiten el salto a una etapa superior. Esto es lo que se conoce como, Situación Social del Desarrollo y que se entiende como la "combinación o relación única e irrepetible entre las condiciones internas y las condiciones externas que caracterizan al sujeto en cada etapa evolutiva, lo que determina el surgimiento y el desarrollo de nuevas actividades, formas de relación, de comunicación y por tanto, el surgimiento de nuevas acciones psicológicas y nuevas formaciones" (Bozhovich, 1976, p.36).El ser humano nace y es en la interacción social que desarrolla las particularidades que lo distinguen como tal, "La naturaleza del desarrollo cambia de lo biológico a lo sociocultural...", (Vigotsky, 1998, p.28). Es así como el hombre vive relacionándose con diversos grupos que ejercen determinada influencia sobre él, esta es mediatizada por las propias características psicológicas que caracterizan a dicho individuo.El proceso de Socialización consiste en la apropiación por parte del individuo de toda la experiencia social, lo cual le proporciona la posibilidad de integrarse a la vida en sociedad.

Este proceso se da precisamente como resultado de las interacciones que se producen entre los seres humanos e influye en el desarrollo de su personalidad.El proceso de socialización transcurre a lo largo de toda la vida y se caracteriza por ser de carácter bidireccional, es decir, por un lado se encuentra toda la influencia que ejercen los grupos y por otro, la recepción activa que realiza el individuo.Esta afirmación remite al papel activo de la personalidad como principal filtro que media la relación de los sujetos con su entorno. La socialización, entonces se da mediante diferentes agentes socializadores como la familia, la escuela, el grupo informal o grupo de amigos, el centro laboral, la comunidad que son los más tradicionales.Sin embargo; el desarrollo no siempre implica estabilidad, se plantean crisis en el desarrollo, existen momentos en que el equilibrio en la constante interrelación que se establece con el entorno puede romperse, es decir, las demandas del medio no pueden ser satisfechas con las posibilidades actuales del individuo y es aquí cuando aparece la crisis.Estas, que desde el sentido común pueden entenderse como negativas, juegan un papel importante en el desarrollo de la Personalidad, permiten el surgimiento de características psicológicas superiores que hablan de una mayor madurez de la personalidad y de la entrada a una nueva etapa del desarrollo.Ninguna persona es la misma a lo largo de la vida y esas peculiaridades que se distinguen en determinados momentos, son precisamente las características de cada una de las etapas por las que atraviesa el desarrollo de la personalidad.Se analizará entonces el desarrollo de la personalidad a lo largo de los diferentes períodos evolutivos y la influencia que ejercen los agentes socializadores en este proceso para la comprensión de cada una de las etapas por las que atraviesa el individuo en su desarrollo. Se describe el papel que juegan los agentes de socialización en la Lactancia, la Edad Temprana, la Edad Preescolar, la Edad Escolar, la Adolescencia, la Juventud y la Adultez Mayor.Para describir las principales características que son propias de cada etapa del desarrollo. Se tiene en cuenta los sistemas de actividad y comunicación, lo logros alcanzados por los sujetos y la crisis que se observa en los individuos. En este análisis se hace referencia al papel que juega el otro en el proceso de socialización del sujeto en cada una de las etapas del desarrollo.

2.1.1. LA FAMILIA COMO COMPONENTE DEL ENTORNO SOCIAL

Como factor preponderante e insustituible en la formación del niño, se constituye como componente fundamental del entorno social en la unidad social el cual refleja las relaciones mutuas de interdependencia en los ámbitos espaciales y temporales en el que los niños y niñas tienen un referente primario para el desenvolvimiento social y para el desarrollo de la personalidad, en virtud de un marco de referencia en lo valorativo y lo actitudinal13. La familia en la formación del niño influye y contribuye en el desarrollo de la afectividad y la seguridad emocional, lo cual es decidor en procesos de socialización mediante la asimilación y la interiorización una vez que esté en condiciones de ingresar a la vida escolarizada formal. Al interior de la familia, los niños y niñas tienen modelos “imagen a seguir” de sus padres, por lo que, la conducta de los niños y niñas responden en alto grado a una reacción del comportamiento de sus progenitores, podemos citar como ejemplo que la falta de atención, la

violencia o inestabilidad, tiene como causa la conducta y actitud que reflejan los padres en sus hijos. Actualmente se considera que el entorno social que representa la familia debe ser muy cuidadoso para con el cuidado, protección y seguridad de sus hijos en virtud de los cambios vertiginosos que se suceden uno tras otro, a fin de evitar que haya “una mayor cantidad de padres-problemas que de chicos-problemas”.

La familia, en especial los padres de familia como factor principal del entorno social en el cual se forma a los niños y niñas y como primer núcleo educador es responsable de comprometerse a cumplir con los siguientes parámetros formativos:

− Se fundamenta en lazos vivos de la afectividad y de la confianza, de la comprensión de la fidelidad. − Atender con armonía las energías humanas, tanto corporales como espirituales.

− Ser concientes que la educación que se da a la familia es muy significativa en la vida personal del presente y del futuro en todas las edades del ser humano, en especial de los primeros años.

− La educación recibida en familia se la complementa con la recibida en otros ambientes.

− Comprender que es una educación inicial o preparatoria para luego continuar en sistema establecidos por la sociedad.

− Creación de hábitos de estudio adecuados al interior del hogar con una planificación y distribución del tiempo para aspectos de estudio, recreación, descanso y otros para fomentar disciplina y responsabilidad en los hijos.

− Apoyar en los estudios a sus hijos en función de la edad. En relación a las tareas, ayudarles de manera dosificada, dependiendo de la edad, orientando y propiciando la colaboración activa en busca de la solución correcta.

La familia como núcleo social ha existido siempre, habiendo variado su organización y funciones de acuerdo con el contexto histórico en el que se ha desenvuelto. Esta actúa como un instrumento especializado cuya misión es brindar afecto y garantizar la estabilidad emocional de sus miembros para que puedan vivir a plenitud en el mundo moderno. Además satisface las necesidades sexuales, actúa como una unidad económica y se preocupa por los jóvenes y ancianos. Dentro de la función económica, la familia es encargada de las subsistencias de los miembros a su cargo, como organizar el cultivo y de la adquisición de la comida. Actualmente la producción de la mayoría de bienes y servicios se lleva a cabo en las fábricas afuera del ámbito familiar; está ocasionado por la pérdida de la unidad emocional dentro de la familia. A través de la familia la sociedad inicia con sus miembros en el proceso de socialización, hasta que ellos tengan visualización directa con la educación. Desde el punto de vista biológico, el núcleo familiar representa el refugio de la persona, donde encontrar sosiego y amor. El soporte para afrontar los conflictos cotidianos y el lugar donde encontrar entendimiento y comprensión. Uno de los vehículos para llegar a esta necesaria

armonía familiar, es la buena comunicación entre sus miembros. Las relaciones familiares, cuando son tan buenas como deben, no se limitan a mantener un ambiente tranquilo y libre de peleas y discusiones. Esto sería una bondad negativa que no basta cuando se trata de relaciones entre personas que deben compartir cariños e intereses. Las relaciones familiares, para ser realmente positivas tienen que basarse además de la tolerancia y cariño naturales en el respeto mutuo y a la cooperación entre todos, así como un firme sentido de familia. Respeto mutuo entre todos los miembros de la familia, por pequeños que sean. Solo si respetas a los demás podrás exigir que te respeten, lo que permite controlar sus reacciones y tiene siempre presente que la confianza entre parientes es muy hermosa, pero no excluye el respeto. Cooperación entre las personas de la familia, para que todos se sientan queridos y comprendidos y sepan ciertamente que si precisan ayuda, la encontrarán ofrecida de buen grado y en momento oportuno. Sentido de familia es el sentimiento de unión entre todos que lleva a realizar, sin vacilación, esfuerzos y sacrificios si la familia o uno de sus miembros lo necesita. Una de las formas en que se manifiesta este sentido de familia, es el procurar que todos participen de las alegrías de cada uno y no desperdiciar las ocasiones de reunirse para celebrar juntos14. La relación familiar es fruto de la constitución de la sociedad familiar, esta se cualidifica de modo determinado por la existencia de los hijos. De otra parte, dentro de esta realización familiar, las relaciones entre padres e hijos están mas cualificadas, por desavenencias generacionales, la mayor parte debido a cambios en la moda social, que los padres viven, muchas veces dogmáticamente o variaciones en las motivaciones, en las que el respeto a la libertad de los padres y a las responsabilidades en sus hijos posibilitaría un plano de comunicación, un lenguaje común, necesario para el legítimo desarrollo de los intereses y la relación familiar. Por lo tanto, las actitudes de los niños y niñas reflejan el trato que reciben en el hogar, puesto que los niños y niñas que sienten el rechazo de sus progenitores y hermanos, pueden adoptar actitudes de mártires fuera de hogar y llevar dichas actitudes a su vida adulta. Esos niños y niñas pueden volverse hacia su propio interior y hacerse introvertidos. Por el contrario, los padres cariñosos y que aceptan a sus hijos fomentan en ellos seguridad y confianza. Por otra parte, el método de crianza que utilizan los padres favorecen o desfavorecen al niño: los niños y niñas que se crían en hogares democráticos son los que realizan mejores relaciones sociales. Son muy activos y comunicativos. Los que reciben mucha tolerancia, tienden a hacerse inactivos y retraídos. Los niños y niñas sometidos a métodos de crianza autoritarios, tienden a ser calmados y a no ofrecer resistencia; en su creatividad se ven limitados por las presiones de los progenitores. En conclusión, el hogar es la sede del aprendizaje, para las habilidades sociales. Solo cuando los niños y niñas tienen relaciones sociales satisfactorias con miembros de la familia pueden gozar plenamente de las relaciones sociales. Como personas del exterior, desarrollar actitudes sanas hacia la gente, aprendiendo a funcionar con éxito en el grupo de amigos.

2.1.2. ORIGEN DE LAS FAMILIAS MONOPARENTALES

El importante aumento de las rupturas conyugales y de los nacimientos extramatrimoniales está determinando la proliferación de nuevas formas familiares que requieren una especial protección. Éste es el caso de los hogares monoparentales, cuya amplia difusión en los últimos tiempos les está prestando un singular relieve y reclamando una atención particular.

Reciben el nombre de familias monoparentales aquéllas formadas por un progenitor solo (padre o madre solos) con hijos menores a cargo. La presencia de un considerable número de familias monoparentales no constituye un fenómeno enteramente nuevo. La elevada mortalidad registrada en las sociedades preindustriales hacía que pudiéramos encontrar en ellas una cierta proporción de hogares encabezados por hombres o mujeres viudos. Lo que resulta una novedad, en el contexto actual, es que, en primer lugar, hoy estas familias están formadas mayoritariamente por mujeres separadas, divorciadas o solteras con hijos bajo su responsabilidad; que, en segundo lugar, estas formas familiares se consideran en principio como unidades domésticas viables y dignas de protección; y que, en tercer lugar, en algunos países muchas de ellas requieren efectivamente esta protección, ya que con el debilitamiento de las redes comunitarias y de parentesco y con el deterioro del mercado de trabajo a menudo son víctimas de situaciones de pobreza y necesidad social.

La monoparentalidad representa, en cierto modo, la culminación de un largo proceso de eclipsamiento de la figura del padre en la constelación familiar. Constituye un síntoma de debilitamiento del dominio del patriarcado y pone en entredicho la legitimidad exclusiva de la familia nuclear. Los movimientos feministas intuyeron certeramente desde el principio esta condición, por lo que intentaron dignificar la situación de las madres solteras y divorciadas confiriéndoles un lugar visible en el espacio social. Frente a la familia tradicional biparental se quería afirmar la legitimidad de otros tipos de familia con igual derecho a existir y a recibir ayudas de la colectividad. Pero las cosas no han resultado ser tan sencillas. Frente a las viudas, que consiguieron un nicho en el diseño temprano de los sistemas de seguridad social europeos, el encaje de las madres solteras y divorciadas en los programas de bienestar está encontrando bastantes dificultades. La razón no es otra que la filosofía que impregna buena parte de los sistemas de protección social se basa todavía en la lógica del «varón sustentador». A pesar de que estamos avanzando hacia una sociedad cada vez más individualista en la que asistimos a un ocaso de la figura del padre, no obstante, el crecimiento del número de madres solas cuyos hijos no se hallan a cargo de un varón sustentador plantea interrogantes incómodos. Si la familia monoparental crea una situación embarazosa probablemente es porque sirve de revelador o de catalizador de nuevas manifestaciones en las sociedades contemporáneas sobre cuyo diagnóstico y/o pronóstico no existe acuerdo. El origen de los problemas que suscita la familia monoparental reside menos en su estructura como tal que en el hecho de que dicha estructura todavía se halla mal adaptada a la sociedad en la que ha surgido. A dos investigadores franceses se les ocurrió la idea de estudiar cuál ha sido el tratamiento histórico de las situaciones familiares en que faltaba la figura del padre. La pregunta específica que lanzaron es la siguiente:

«¿Quién debe alimentar al niño cuyo padre está ausente?». A su juicio, desde un punto de vista transcultural e histórico, la gama de soluciones a las cuales se puede recurrir en situaciones de ausencia de padre o ausencia del padre resulta bastante limitada: − Tratar de evitar estas situaciones a base de impedir la concepción, el nacimiento o la supervivencia de los niños y niñas, ya sea a través del control de las relaciones de sus progenitores potenciales o por medio de la tolerancia o el estímulo de sus prácticas contraceptivas, abortivas o infanticidas. − Aplicar de forma restrictiva, o «intensiva», la norma de la concesión de la responsabilidad del mantenimiento del niño al marido de la madre, ya sea dispensando al varón que no se ha casado con la madre de alimentar el niño que ha engendrado o ya sea incluso prohibiéndole que lo haga. − Aplicar esta norma de forma «ampliada» o «extensiva», tratando de «normalizar» la situación de los hijos concebidos fuera del matrimonio mediante la búsqueda de sus presuntos progenitores, ya sea para obligarlos a casarse con la madre, ya sea para que asuman en su totalidad o en parte la obligación de alimentarlos que normalmente pesaría sobre el marido de ésta. − Tolerar u organizar la transferencia, total o parcial, de la carga del mantenimiento de estos niños y niñas: al interior de la familia, imputándolo a la madre, al mismo niño cuando crezca, al padrastro u a otros miembros de la parentela; entre familias, imputándolo a padres de acogida u adoptivos; hacia individuos a los cuales se les encomienda esta carga por sus cualidades, ya sea en razón de sus funciones o de sus poderes; o bien hacia ciertas colectividades (de carácter territorial, religioso, caritativo, socioprofesional, …) En la actualidad, nos hallamos en una encrucijada, porque si bien el tratamiento de la monoparentalidad resulta en algunos aspectos insatisfactorio, tampoco acertamos a encontrar nuevas soluciones que estén a la altura de los retos actuales. Valgan algunos interrogantes que indican hasta qué punto nos hallamos ante un tema espinoso y complicado.

En el marco de la política familiar, ¿hay que tratar a las familias monoparentales como a las otras familias o bien hay que habilitar unos programas para atender sus singulares características? ¿Debe considerarse la monoparentalidad como una situación provisional que hay que salvar cuanto antes mejor (por tanto, las ayudas deben ser limitadas en el tiempo) o bien hay que establecer prestaciones indefinidas? ¿Hay que incentivar la incorporación al mercado de trabajo de las mujeres con hijos a cargo o no? ¿Hay que establecer algún tipo de ayudas públicas para paliar su situación de precariedad o bien hay que extremar la vigilancia para que los progenitores no custodios eludan pagar su pensión de alimentos? ¿Qué debe hacerse ante la situación de las chicas adolescentes que se quedan embarazadas? ¿Se debe ayudar a las familias monoparentales porque tienen un solo sustentador y por tanto manifiestan determinadas carencias o sencillamente porque son pobres? Dicho de otra forma, ¿los programas de apoyo a las familias monoparentales deben operar con criterios de política social (equidad vertical) o de política familiar (equidad horizontal)? Ayudar sin más a las familias monoparentales porque son pobres sin indagar cómo han llegado a esta situación y cómo podrían salir de ella, puede hacer dependientes a las mujeres que mayoritariamente las encabezan y atraparlas en un círculo vicioso de la pobreza. Sin embargo, cabe constatar la

dificultad de proponer un tratamiento unitario del fenómeno dada la diversidad de orígenes de lo que llamamos familias monoparentales, lo cual les puede conferir un sello estructural bastante distinto. En efecto, el estudio del fenómeno de la monoparentalidad en varios países ha revelado que esta categoría social constituye un cajón de sastre que aloja situaciones muy diferentes. No es lo mismo una familia monoparental encabezada por una viuda, cuyo marido ha fallecido tras haber cotizado, lo cual le da derecho a una pensión de la seguridad social, que una mujer separada o divorciada con hijos a cargo, los cuales deberían recibir una pensión de alimentos de su padre, pero tal vez no la reciben. Pero, ¿quién asume la responsabilidad en el caso de una madre soltera con un hijo de padre desconocido o insolvente? ¿Es posible que en una sociedad igualitaria como la occidental de hoy algunos hijos sigan pagando los pecados de sus padres como sucedía antaño? Por pura cuestión de equidad, ¿no sería más deseable una equiparación más grande de las situaciones en las que falta el padre, independientemente de las razones por las que se halla ausente, que en la actualidad son tratadas de forma muy diversa en diferentes sectores de la protección social? Vivimos en una época paradójica.

2.2. TRASTORNO POR DÉFICIT DE ATENCIÓN CON HIPERACTIVIDAD

Comienzan a una edad temprana, por lo general durante los primeros cinco años de vida. Se caracterizan por una combinación de conductas hiperactivas e impulsivas con una marcada falta de atención y de persistencia en actividades en las que es necesario el uso de las funciones cognoscitivas, con una tendencia a cambiar de una actividad a otra sin terminar ninguna,aunado a esto la realización de tareas es de forma excesivamente desorganizada, descontrolada y descuidada (CIE-10, 1992; DSM-IV-TR, 2002).

Para poder establecer un diagnóstico es necesaria la presencia de los rasgos cardinales de este trastorno que son: la dificultad para sostener la atención por un tiempo prolongado, la hiperactividad y la impulsividad, los cuales deben manifestarse en más de una vez, ser excesivos, frecuentes y duraderos, además de interferir en las actividades sociales, escolares y familiares propias de la persona (CIE -10, 1992; DSM-IV-TR, 2002).

El trastorno por déficit de atención tiene como rasgo principal que no se presta la suficiente atención o interés a detalles, instrucciones y actividades o tareas, mismas que interrumpe de forma prematura para realizar otras, por lo tanto no finaliza ninguna de forma adecuada. Esta deficiencia puede originarle problemas al individuo en los ambientes académico, social y laboral o escolar. Influencia del ambiente familiar en la aparición de problemas de conducta

Con frecuencia la persona evita, le disgusta y se rehúsa a realizar actividades que requieren un esfuerzo mental sostenido (DSM-IV-TR, 2002).

Este déficit debe ser diagnosticado si las características anteriores son excesivas para la edad y el Coeficiente Intelectual (CI) del menor (CIE-10,1992). La hiperactividad puede

manifestarse por un movimiento motor excesivo en situaciones en las que se espera que el sujeto permanezca calmado y tenga el control de su propio comportamiento; tiene dificultades para jugar o hacer actividades de ocio de manera tranquila. Para valorar si la actividad del menor es excesiva se debe tomar en cuenta el contexto donde ocurre dicha actividad y de lo que sería normal teniendo en cuenta la edad y el CI del menor (CIE-10,1992; DSM-IV-TR, 2002).

La impulsividad se caracteriza porque a menudo la persona se precipitaa dar respuesta a preguntas antes de que éstas sean completadas; tiene problemas para esperar su turno, interrumpe o se inmiscuye en las actividades de los demás (DSM-IV-TR, 2002). De acuerdo al DSM-IV-TR (2002), el trastorno por déficit de atención con hiperactividad tiene subtipos debido a que en algunos sujetos predomina más uno u otro de los patrones, tales subtipos son:

Trastorno por déficit de atención con hiperactividad, tipo combinado. Trastorno por déficit de atención con hiperactividad, tipo predominio del déficit de

atención.Influencia del ambiente familiar en la aparición de problemas de conducta Trastorno por déficit de atención con hiperactividad, tipo con predominio hiperactivo-

impulsivo. Trastorno por déficit de atención con hiperactividad no especificado.

2.3. TRASTORNO DE ANSIEDAD POR SEPARACIÓN

Es una etapa del desarrollo durante la cual el niño experimenta ansiedad cuando se separa del cuidador primario (generalmente la madre). 

Causas

A medida que los niños se desarrollan, experimentan diferentes emociones, por lo general, en un orden predecible. Antes de los ocho meses, el mundo es tan nuevo para los bebés que tienen poco conocimiento de lo que es común y de lo que puede ser peligroso, por lo que las nuevas situaciones o experiencias parecen habituales, no atemorizantes.

En el desarrollo normal durante este período inicial, el bebé se familiariza con el ambiente del hogar y se siente cómodo cuando los padres u otras personas encargadas de cuidarlo están presentes. Después de este tiempo, la falta de familiaridad a menudo  produce temor, debido a que el niño reconoce que algo poco común está sucediendo.

Desde los 8 a los 14 meses de edad, los niños a menudo experimentan miedo cuando conocen personas nuevas o visitan nuevos lugares. Ellos reconocen a sus padres como familiares y seguros. Cuando se separan de ellos, particularmente cuando están lejos del hogar, se sienten amenazados e inseguros.

La ansiedad por la separación es una etapa normal del desarrollo. Ayudaba a los ancestros a mantenerse vivos y ayuda a los niños a aprender a dominar el ambiente.

Síntomas

La ansiedad de separación se caracteriza por los siguientes síntomas:

Signos de estrés al ser separado del sujeto motivo del apego (tal como un otro

significativo, madre u hogar).

Preocupación persistente y excesiva acerca de perder al sujeto motivo del apego

Preocupación persistente y excesiva acerca de que algún evento implique la separación de

un sujeto motivo de un apego importante

Temor excesivo a estar solo sin el sujeto motivo del apego

Renuencia o rechazo a dormir sin que esté cerca un sujeto motivo del apego

Pesadilla recurrente acerca de la separación

A menudo el trastorno por ansiedad de separación es un síntoma de una condición comórbida.

Existen estudios que muestran que los niños y niñas que sufren del TAS tienen mayores

probabilidades de tener TDAH, trastorno afectivo bipolar, trastorno de pánico y otros

desórdenes luego en la vida.

Desorden de ansiedad por separación VS ansiedad por separación

También tiene desorden de ansiedad por separación no debe ser confundido con la ansiedad

por separación, la cual ocurre como "un estadio normal del desarrollo de infantes sanos y

seguros" La ansiedad de separación ocurre al comprender el infante que es una persona

separada de su cuidador. A su vez, el concepto permanencia de los objetos emerge, al

comprender que estos no dejan de existir al no ser vistos o escuchados. Al empezar a

comprender que pueden ser separados de su cuidador primario, no entienden que el cuidador

ha de regresar, ni tampoco poseen un concepto del tiempo. Esto produce una reacción

enteramente normal, cuya aparición se da alrededor de los ocho meses y aumenta hasta los

11-15 meses de edad, cuando comienza a declinar.

Clasificación nosológica internacional

DSM-IV: 309.21 Trastorno de ansiedad por separación

CIE-10: F93.0 Trastorno de ansiedad por separación