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ENCUENTROS MÍSTICOS EN LA CIUDAD DE MÉXICO Andrea Ancira, Montserrat Caballero, Tanya Meléndez

Moda y Política: Encuentros Místicos en la Ciudad de México

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catálogo de la exposición de la beca Border-Adidas 2014-2015

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  • EncuEntros msticos En la ciudad dE mxico

    Andrea Ancira, Montserrat Caballero, Tanya Melndez

  • 2RealizadoRas

    Montserrat Caballero: Direccin creativa y de produccin.Andrea Ancira Garca: Curadura e investigacin.Tanya Melndez: Curadura e investigacin.

    BeCa adidas-BoRdeR

    Willy KautzEugenio Echeverra ManauEsteban KingMnica AmievaSebastin Romo

    ColaBoRadoRes

    Alina Pukhovskaya: Produccin de prototipos, produccin de estampado.

    Ana Maritza Rojas Ronces: Asistente de montaje.Andrea Pacheco Navarrete: Asistente de produccin de

    bordados, asistente de produccin de estampados.Aura Zaraid Gonzlez G.: Desarrollo de bordados.Catalina Snchez de la pea: Dibujante.Daniela Aurelia Barajas: Asistente de produccin de prototipos,

    asistente de produccin de bordados.Daniela Main: Administracin financiera, asistente

    de administracin de talento.Diana Karen Ros Beltrn: Asistente de produccin

    de bordados, dibujante.Dolores Gmez: Muestrista, supervisin de confeccin

    de prototipos.Donna Ivonne Huerta Daz: Asistente de produccin

    de prototipos, asistente de patronaje, colorista para produccin de textiles, asistente de sesin fotogrfica,

    asistente de montaje, asistente de produccin de habilitaciones.

    Edith Hernndez Salazar: Asistente de produccin de bordados.Eduardo Leikman: Legal.Elizabeth Noely Martnez Garca: Manager de textiles de

    tejido de punto, asistente de produccin de estampados, supervisin de bordados.

    Ivn Farid Nares Feria: Sastre en el rea de produccin de prototipos.

    Italia Delgado: Asistente de investigacin (Encuesta).Jessica Rachele Aldrete Crcamo: Asistente de produccin

    de prototipos, asistente de produccin de bordados.Katia Ramrez Echevarra: Asistente de produccin de

    estampados.Karen Lpez Moreno: Asistente de investigacin (Encuesta).Kenia Ventura: Asistente de investigacin (Encuesta).Larisa Estefana Tinajero Mora: Asistente de investigacin,

    asistente de produccin de bordados, asistente de montaje, asistente de sesin fotogrfica.

    Mara Reyes Sariana: Produccin de montaje.Mara Fernanda Lpez Carreto: Dibujante.Maximiliano Granillo Camacho: Asistente de diseo de textiles,

    asistente de diseo y produccin de bordados, asistente de produccin de sesin fotogrfica, asistente de montaje.

    Melisa Daz Parra: Asistente desarrollo habilitaciones, asistente de montaje.

    Mitu Calzado: Zapatos de la sesin fotogrfica.Nicols Franky: Asistente de diseo habilitaciones.Paola Ramrez Gonzlez: Asistente de investigacin (Encuesta).Pedro Ivn Gonzlez Yescas: Patronaje en el rea de produccin

    de prototipos.Rodrigo Pineda: Asistente de sesin fotogrfica.Simon Franois: Diseo editorial.Sofa Gmez Lara: Asistente de produccin de bordados,

    asistente de produccin de prototipos.

    EQuiPo dE trabajo

  • 3Moda y Poltica: Encuentros msticos en la Ciudad de Mxico es un proyecto artstico que utiliza el lenguaje de la moda para hablar sobre la historia del Centro Histrico de la Ciudad de Mxico. Tomando como hilo conductor el desarrollo de la industria del vestido y de la moda en el Distrito Federal, el equipo de trabajo constituido por Montserrat Caballero, Andrea Ancira y Tanya Melndez, desarroll una serie de anlisis e interpretaciones alrededor de eventos histricos y polticos que han marcado el acontecer del Centro, desde la cada de Mxico-Tenochtitln has-ta nuestros das. La materializacin de este proyecto se vale de las herramientas prcticas y discursivas del sistema de la moda para crear un espacio artstico y comercial cargado de ndices histricos, polticos y sociales. En este pabelln, el espectador ingresa al imaginario de una tienda de ropa que, a travs de mltiples guios histricos, le habla de su pasado, pero tam-bin de su presente. Los principales elementos que constituyen este dispositivo museogrfico y en los que se encuentran estas seales histricas son: una coleccin de prendas ready-to-wear; dos instalaciones de maniques que hacen alusin a los flujos comerciales y a los ciclos de creacin y destruccin que asedian a esta zona comercial; los resultados de un estudio de opinin pblica sobre la moda en Mxico; y esta publicacin en la que se analiza el fenmeno de la moda como huella del pasado y como una va para reinventar el presente.

    Las exploraciones que nutrieron la investigacin de este proyecto, se realizaron desde distintas perspectivas tericas, filosficas y artsticas que hacen visibles las mltiples venas interpretativas del proyecto. Si bien nuestros espacios de enunciacin son dis-tintos, nuestras ideas coexisten y se conectan en la totalidad de la investigacin. Como una serpiente entrelazada por los tex-tos, las imgenes de esta publicacin registran las prendas de la instalacin as como algunos de los objetos que se utilizaron en el montaje. Sin ms explicaciones, dejamos este proyecto en manos del lector. La resonancia de este trabajo gravitar en la habilidad que cada humano posee para comprender y crear signos y sistemas de signos.

    Montserrat Caballero, Andrea Ancira, Tanya MelndezMuseo Universitario del Chopo Mxico D.F., 2015

    introduccinToda imagen del pasado es una imagen que amenaza con desaparecer irremediablemente en un presente que no se reconozca en ella. W. Benjamin, Tesis sobre la Historia y otros fragmentos

  • 4Moda, una MisteRio

    Ms de la ModeRnidad?

    El ms ardiente inters de la moda reside para el filsofo en sus extraordinarias anticipaciones. () Cada temporada trae en sus ms novedosas creaciones ciertas seales secretas de las cosas venideras. Quien supiese leerlas no slo conocera por anticipado las nuevas corrientes arts-ticas, sino los nuevos cdigos legales, las nuevas guerras y revoluciones. Aqu radi-ca sin duda el mayor atractivo de la moda, pero tambin la dificultad para sacarle partido. Walter Benjamin, Los Pasajes de Pars

    Qu es la moda? Cules son sus condiciones de posibilidad? Se podra pensar la moda ms all de la industria de la moda? Qu nos puede decir la moda sobre nosotros mismos, sobre la cultura contempornea, sobre los cuerpos, los afectos y la his-toria? Estos son algunos de los cuestionamientos que me con-dujeron a pensar la relacin entre Moda y Modernidad. Si bien nuestra relacin con el vestido data de muchos aos, la moder-nidad resulta ser un momento crucial para pensar la moda ya que precisamente en este periodo nuestra relacin con el vestido se modifica profundamente a raz de la transformacin de las

    condiciones de produccin ocasionadas a partir de la Revolucin Industrial. Si bien hay evidentes diferencias y matices en trmi-nos de escalas de produccin y elaboracin de significados entre la moda de la temprana sociedad moderna y la de la sociedad actual, es innegable que muchas caractersticas de la industria contempornea de la moda no son ms que reverberaciones de momentos previos de la modernidad (Evans 2007).

    A finales del siglo XVIII pero sobre todo en los inicios del siglo XIX, el vestido comenz a adquirir y desempear funciones so-ciales y estticas ligadas a los ritmos y a las necesidades de pro-duccin y consumo del capitalismo sobre todo en las ciudades modernas, constituyendo a la moda como una imagen ms del espectculo efmero del capitalismo (Lipovetsky 1990). A partir de este momento, el vestido y los mecanismos centrales de su industria como la figura de la modelo, la pasarela, el maniqu, y los ciclos de produccin divididos en cuatro temporadas, se conectaron directa y armnicamente con la industrializacin, el desarrollo de la produccin masiva de objetos y los imperativos sociales y culturales del sistema capitalista emergente del mo-mento (Evans, Enchanted Spectale 2001, 272). Al desnaturalizar y situar la moda en sus condiciones sociohistricas, sta se nos muestra como un sntoma epocal, es decir, como la forma moderna en la que nos relacionamos con el vestido. Ya desde principios del siglo XX, Walter Benjamin daba cuenta de este vn-culo (moda-modernidad) al describir la manera en la que toda la energa onrica e imaginativa de la sociedad moderna comenz a refugiarse con redoblado mpetu en el impenetrable y silencioso reino nebuloso de la moda (Benjamin 2005, 93). Y es que la nie-bla de este reino que indudablemente apunta el carcter fan-tasmagrico de la cultura moderna parecera que es lo nico que logra llenar el abismo que producen los poderes metafsicos de la mercanca. Una vez considerada de este modo, se vuelve plausible pensar a la moda y la relacin casi esquizofrnica que

    la moda como Parodia dEl Pasado por Andrea AnciraLa transgresin que realiza la parodia es una transgresin autorizada: autorizada por la norma misma que intenta subvertir. () la parodia inscribe en su propio discurso las convenciones de las que se burla Linda Hutcheon, Theory of Parody

  • 5mantiene con lo nuevo y la tradicin, como un espacio ms en donde se despliega la dualidad constitutiva de la modernidad ca-pitalista: la relacin contradictoria entre la esperanza y la apuesta por la libertad y la vida que encarna el valor de uso y, por otro lado, la mortificacin y la produccin de fantasmas relaciones de produccin/consumo cosificadas, alienadas o fetichizadas que encarna el valor en su dinmica abstracta de acumulacin de capital (Echeverra 1984). Si bien ya es comnmente aceptado que la moda efectiviza prctica e ideolgicamente la fetichiza-cin de la mercanca, comprender su lenguaje y sus mecanismos solamente como un sntoma de la fetichizacin de la mercanca, esquivara el complejo modo en el que pauta la vida social con-tempornea, descartando, por ejemplo, tanto la idea de que sta puede ser un ndice o una seal como apuntaba Benjamin en el epgrafe de este apartado del texto, o un espacio performativo1 en el que las personas modelan y construyen permanentemente la representacin de su identidad.

    la Moda Ms all de

    la RepetiCin y la

    innovaCin: un ndiCe

    si la realidad es opaca, existen ciertos puntos privilegiados seales indicios que nos permiten descifrarla Carlo Ginzburg

    Qu significa comprender la moda ms all de la novedad y de la repeticin? Si bien en la terminologa especializada de la indus-tria de la moda, el vocablo moda suele ser aquello que se repite con mayor frecuencia, otro tipo de acercamientos a la moda han revelado que sta no slo refiere a aquello relativo al vestir y que, al igual que en otras manifestaciones culturales de la sociedad, su sentido, cdigos y significados se encuentran en un proceso permanente de produccin, experimentacin e interpretacin (Breward 1998, 304). Desde esta perspectiva, la moda puede

    1. Judith Butler hace una distincin entre un acto performativo y el performance. Mientras que el concepto de performance refiere al actuar en trminos de representar un papel y volver a ser uno mismo fuera de ese espacio, el concepto performatividad consiste en la consideracin de que las construcciones culturales y simblicas se encuentran en un permermanente actuar en el que la identidad siempre est en juego: no es un hecho dado, tiene que concretarse siempre nuevamente. A partir de la perfor-matividad se pueden cuestionar y deconstruir todos los discursos y cdigos culturales. (Butler:2006).

    pensarse como un campo discursivo constituido por un conjunto de prcticas y de ideas que articulan y expresan aspectos sobre nuestra identidad, la relacin con nuestro cuerpo, la memoria, el espacio, la sociedad y el mercado, entre otros. (Birlanga 2007, 518) Este conjunto de relaciones prcticas e ideolgicas con el vestido sitan a la moda como un fenmeno poltico y esttico, tanto en sus formas como en sus alcances, as como un campo frtil de debates y discusiones que se encuentran en el corazn mismo de la investigacin en torno a la cultura visual y material contemporneas.

    A partir de estas ideas, el proyecto Moda y Poltica plantea imaginar la moda como un caja de resonancia cuyas reverberacio-nes indiciarias nos permiten acceder a los valores y los cambios ms profundos de una sociedad. Un ndice o un indicio es una huella sutil que permite acceder a un orden de procesos ms complejos propios de una totalidad dada. Su fuerza consiste no en su naturaleza representativa (descriptiva, denotativa o mim-tica) de la realidad sino en su capacidad de tocar la realidad en un punto o de establecer un contacto existencial, tanto con el objeto que designa como con el sujeto que lo percibe (Bitonte 2012: 6). Estas seales secretas, como les sola llamar Benjamin, tienen la capacidad de alterar el modo en el que el pasado resue-na en el presente al reestructurar la sensibilidad y la experiencia contemporneas. Ya lo deca Walter Benjamin: quien aprenda a descifrar estos gestos de la moda, ser capaz de acceder a las nuevas corrientes artsticas, los nuevos cdigos legales, las nuevas guerras y revoluciones (Benjamin 2005, 93).

    En Fashion at the Edge, Caroline Evans (2005) describe cmo la apropiacin del pasado en la moda, a veces, opera como una especie de estrategia de des-encubrimiento de lo socialmente re-primido. Sin embargo, este tipo de des-encubrimientos no ocurren en todas las prcticas de la moda, sino slo en aquellas de corte experimental cuyo lenguaje artstico resiste, en cierta medida, al mercado y las coloca al mrgen del comercio y las marcas de produccin masiva y global (5). Quizs habra que situar el pabelln del proyecto Moda y Poltica en sintona con este tipo de ejercicios que, segn Evans, aportan un paradigma alternativo al del historiador, otra metodologa en la que la yuxtaposicin y actualizacin de momentos histricos deviene en algo nuevo y contemporneo que contina resonando en el futuro (9).

  • 6la Moda CoMo

    paRodia del pasado

    FASHION Madam Death, Madam Death!; I am Fashion, your sister. DEATH My sister? FASHION Yes. Do you not remember we are both born of Decay? DEATH As if I, who am the chief enemy of Memory, should recollect it! FASHION But I do. I know also that we both equally profit by the incessant change and destruction of things here below, although you do so in one way, and I in another.Giacomo Leopardi, Dialogue between Death and Fashion

    Este dilogo entre la Moda y la Muerte que escribi el poeta y filsofo italiano Giacomo Leopardi en el siglo XIX le sirvi a Benjamin, en Los Pasajes de Pars (1935), como punto de partida para comenzar la seccin dedicada al estudio del papel de la moda en la modernidad (91-108). En esta conversacin, la Moda le recuerda a la Muerte que, pese a que una tiene memoria y la otra carece de ella, ambas son hijas de la decadencia; pero sobre todo, que la naturaleza de ambas es renovar continuamente el mundo (91). A lo largo de este captulo, Benjamin describe cmo la Moda, cuyo espritu innovador est anclado en el pasado, pro-voca a la Muerte al parodiar incesablemente su transformacin potencialaunque nunca efectivaen cadver. En Moda y Poltica, este dilogo entre la muerte y la moda se reanuda y se extiende hasta nuestra historia, nuestras coordenadas geo-grficas y tambin, de manera inesperada, nos hace regresar a las preguntas que Benjamin y otros pensadores se han hecho en torno a la relacin entre moda, modernidad, historia, mercado y sociedad durante casi un siglo (Evans 2007; Benjamin 2005; Entwistle 2002; Lehmann 2000; Lipovetsky 1990; Wilson 1985; Baudrillard 1969).

    Ms que una exposicin sobre moda, este proyecto utiliza el len-guaje de la moda para develar algunos aspectos sobre la comple-ja relacin entre moda, arte, poltica, historia y mercado. A partir de una investigacin histrica en torno a las transformaciones que ha sufrido el comercio del vestido en el Centro de la Ciudad de Mxicoel distrito de produccin, distribucin y consumo de

    moda ms antiguo de dicha ciudad, se entretejen momentos clave de la historia poltica y econmica de este espacio comer-cial, articulando una narrativa cclica de opulencia y decadencia que, paradjicamente, se asemeja mucho a los ciclos de la moda y a la relacin entre moda y muerte que describ al inicio del texto.

    La materializacin de esta investigacin es un pabelln en el que ejercicios artsticos como The American Supermarket (1964) de la Galera Bianchini, The Store (1961) de Claes Oldenburg o la Volksboutique (1997) de Christine Hill resuenan. Este pabelln busca estructurar una experiencia directamente relacionada con el arte del aparador, la vitrina, la exhibicin y la experiencia del consumo vinculada al modo en el que las tiendas, en un ejercicio de seduccin, construyen identificaciones fantasiosas entre los objetos que exhiben y los visitantes, persuadindolos a entrar, contemplar y en el mejor de los casos comprar sus mercan-cas (Bishop 2005, 26).

    Ms que ilustrar esta situacin, el pabelln del proyecto Moda y Poltica pretende recrear la experiencia del comprador en una tienda de ropa, pero en el contexto del museo. Segn Ccil Whiting (1997), las instalaciones artsticas que combinan estos dos lenguajes de exhibicinel del museo como un espacio de contemplacin y el de la tienda como un espacio comercial, dislocan la experiencia del espectador al inducir dos miradas aparentemente contradictorias: por un lado, el modo desapegado de contemplar ligado al juicio esttico y al connoisseur de arte; y por otro, la contemplacin del comprador que se encuentra ab-sorto en la dinmica cotidiana del consumo de mercancas (34). No obstante, habra que preguntarnos en qu medida estas dos miradas son distintas o incluso si stas son distintas del todo. Despus de todo, tanto la tienda como el museo, ambos creados a finales del siglo XIX, son instituciones modernas capitalistas creadas para el placer visual y la reproduccin de la cultura de masas (Slowinska 2014, 20).

    Andy Warhol auguraba que en algn momento todas las tiendas departamentales se convertiran en museos y todos los museos en tiendas departamentales (Slowinska 2014). Este presagio se vuelve cada vez ms evidente al observar cmo el sistema del arte contemporneo incorpora elementos del lenguaje de la ar-quitectura, la moda y el diseo en las prcticas de exhibicin (Groys 2009, 1). Lo que articula la convivencia de todos estos elementos as como los modos opuestos de contemplar en el espacio de la tienda es una especie de encantamiento en el que los visitantes depositan todas aquellas ilusiones, deseos y anhe-los que generan da con da a pesar o, a propsito del estado de insatisfaccin permanente en el que viven como consumidores.

    Si la industrializacin y la reproduccin tcnica contribuyeron decisivamente al surgimiento y desarrollo de la cultura de ma-

  • 7sas; stos a su vez, hicieron de la repeticin de imgenes, es-tilos, y formas del pasado un rasgo especfico de las prcticas de representacin de nuestros tiempos (Jameson 2003). En el pabelln Moda y Poltica, la moda invoca al pasado a travs de la parodia convirtiendo la historia en una puesta en escena re-vestida del lenguaje de la moda. De acuerdo con Linda Hutcheon, la parodia es una forma de repeticin textual en dos voces que confirma el texto a la vez que lo ironiza. Su politicidad radica precisamente en la complicidad y dependencia entre la parodia y la fuente de esa parodia, ya que ms que un ataque o negacin, este dispositivo discursivo es el resultado de la apropiacin pro-blematizada y actualizada de dicha fuente (Hutcheon 1986, 195). Retomando el espritu revisionista propio de la moda, esta colec-cin remodela, transmuta y reactualiza smbolos representativos de acontecimientos del pasado planteando una exploracin de la historia que constata pero a la vez cuestiona su representacin.

    Esto es evidente en la instalacin de maniques con banderas, la cual alude a las relaciones de Mxico con otros pases y sus reminiscencias en el Centro Histrico. Si bien las banderas son un smbolo estable que refiere a la identificacin del sujeto a una comunidad territorial configurada como nacin; en el caso de esta serie, algunos elementos de las banderas, como el color y los escudos, se desplazan configurando otras banderas que resultan de yuxtaponer elementos de unas y otras aludiendo a la instrumentalizacin poltica y econmica de la identidad nacio-nal que comnmente se expresa en formas de sometimiento y exclusin como: actitudes nacionalistas, racistas, colonialistas, neocolonialistas, entre otras (Echeverra 2007).

    Otra manera en la que esta lectura de dos voces se activa en el pabelln es a travs de la evocacin de la Coatlicue, la diosa Azteca de la vida y la muerte, de la tierra y de la fertilidad. La representacin ms conocida de esta diosa es una figura antro-pomorfa que lleva una falda de serpientes, un collar de manos y corazones, y su cabeza est hecha del encuentro de dos serpien-tes. La Coatlicue era considerada la madre de todo y de todos los dioses en el imaginario Azteca, y su representacin en piedra fue encontrada el 13 de agosto de 1790 en la Plaza Mayor del Centro de la Ciudad de Mxico. A diferencia de otros vestigios prehisp-nicos que fueron destruidos en la Colonia, ste se conserv y se traslad a la Universidad Real y Pontificia. No obstante, a partir de ese momento, despojada de todos sus poderes msticos, su funcin se limit a la de ser un objeto secular de exhibicin y contemplacin (Lujn 2011).

    En el pabelln de este proyecto, la imagen de la Coatlicue a veces juega un papel central como en el caso de los estam-pados de serpiente en varias prendas o en el del aparador con dos maniques, uno de ellos representando a la Coatlicue, con-templando el incendio del Palacio de Hierro ocurrido el 15 de

    abril de 1914; y en otras secundario como en los botones de las prendas y otros accesorios y elementos de la tienda. Esta presencia, a veces central a veces secundaria, plantea imaginar una posible conexin entre los ciclos de vida, destruccin, abun-dancia y decadencia de este espacio, con la energa mstica de esta deidad, que pareciera perdurar en el Centro de la Ciudad de Mxico desde la poca prehispnica hasta nuestros das. Si bien la figura de la Coatlicue atraviesa todo el sentido del pabelln, la imagen con la que el espectador se encuentra no es una copia de la representacin original, sino una interpretacin en la que se abstraen los detalles de su figura creando una imagen nega-tiva que conserva casi nicamente los trazos de la silueta. La presencia de la Coatlicue le hace un guio al mito, y es por eso que su representacin invertida alude a la inversin ideolgica que opera en la produccin del mito, es decir, a la abstraccin y autonomizacin de los dramas y conflictos de una sociedad de su sustrato histrico-material (Barthes 1980, 129). Adems, esta abstraccin de la representacin de la Coatlicue apunta al modo en el que su presencia asedia este espacio, reiterando el papel significativo que desempea esta figura en el imaginario colectivo.

    A partir de una lectura a contrapelo del pasado, se abre la posi-bilidad de desocultar las huellas y los traumas sociales que se esconden en lo ms profundo de las narraciones y discursos his-tricos. No es causal que para Benjamin, toda corriente de moda adquiera su impulso a partir del olvido, ya que lo olvidado es tan fuerte que normalmente slo la colectividad puede entregarse a ello (Benjamin 2005, 398). A travs del lenguaje de la moda, el proyecto Moda y Poltica actualiza de manera pardica una serie de significados que han quedado grabados en la memoria de nuestra historia; y al hacerlo, los reintegra al orden simbli-co del presente abriendo la posibilidad de des-cubrir memorias o sueos invisibles que se haban olvidado o reprimido (Foster 1996). Como toda memoria y toda reconstruccin, cada uno de los elementos que constituyen este pabelln tienen la actualidad de lo inconcluso, de aquello que todava est abierto para ser continuado, repensado o replanteado. Este ejercicio invoca al pasado pero no desde una perspectiva melanclica o nostlgica, sino desde una exigencia mesinica o de redencin del pasado sobre el presente (Echeverra 2003, 30) que nos permita ima-ginar otro tiempo y otra historia en el presente y en el futuro.

  • 8RefeRenCias

    Barthes, Roland. 1980. Mitologas. Mxico: Siglo XXI.Baudrillard, Jean. 1969. El sistema de los objetos. Mxico:

    Siglo XXI.Benjamin, Walter. 2005. Libro de los Pasajes. Madrid: Akal.Birlanga, Jos Gaspar. 2007. Moda y Modernidad. La reflexin

    filosfica sobre la moda en la cultura moderna. Religin y Cultura 53: 499-532.

    Bishop, Claire. 2005. Installation Art: A Critical History. Nueva York: Routledge.

    Breward, Christopher. 1998. Cultures, Identities, Histories: Fashioning a Cultural Approach to Dress. Fashion Theory 2, n 4: 201-314.

    Echeverra, Bolvar. 2003. La historia como desencubrimiento. Contrahistorias, no 1.

    1984. La forma natural de la reproduccin social, Cuadernos Polticos, nmero 41, julio-diciembre, Mxico: Editorial Era, 33-46.

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    Groys, Boris. 2009. Politics of Installation. e-flux journal 2: 1-8. (en lnea: www.e-flux.com/journal/politics-of-installation) Fecha de consulta: 13 de septiembre de 2014.

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    Lehmann, Ulrich. 2000. Tigersprung: Fashion in Modernity. Cambridge: MIT Press.

    Lipovetsky, Gilles. 1990. El imperio de lo efmero. Barcelona: Anagrama.

    Lujn, Leonardo Lpez. 2011. El dolo sin pies ni cabeza: la Coatlicue a fines del siglo XVIII. Estudios de cultura Nhuatl 42: 203-232.

    Whiting, Ccile. A Taste for Pop: Pop Art, Gender and Consumer Culture. Cambridge: Cambridge University Press, 1997.

    Wilson, Elizabeth. 1985. Adorned in Dreams: Fashion and Modernity. Londres: Virago.

  • 9En la moda como en la poltica las ideas vencedoras son aque-llas cuyo tiempo ha llegado (Monsivis 2005, 20). La moda, parte integral de la cultura contempornea, existe en un lugar y tiempo determinado. De acuerdo con el curador y acadmico Christopher Breward (2004), la moda es una prctica evocativa que es la base de nuestro entendimiento del tiempo y el espacio de forma tan vvida como el ambiente edificado o las infraestruc-turas sociales, econmicas y culturales a travs de las cuales sus formas y cambiantes significados se manifiestan. [] Es en este sentido que su contenido es tan subjetivo como cualquier even-to del que hacemos memoria, y tan frgil como el estado de cualquier prenda abandonada. Esto resulta particularmente relevante para el proyecto Moda y Poltica que refiere a la memoria histrica de tragedias, cambio e innovacin en el contexto del Centro Histrico de la Ciudad de Mxico.

    El pabelln Moda y Poltica parte de la observacin de la moda como un fenmeno cultural, una industria, una mitologa social y una forma de expresin individual. Asimismo, el rea geogrfica estudiada es el distrito de moda de la ciudad. Es-tamos hablando del Centro Histrico del Distrito Federal que es el lugar donde se concentra el talento, manufactura, insumos, pro-duccin, distribucin y consumo de moda (Gilbert 2006). Adems, parte del pabelln es una coleccin de moda Ready-to-wear, es decir, ropa de alta calidad en trminos de tela, corte y acabados. Aunque no es ropa a la medida, muchas colecciones de RTW son exclusivas, muchas veces con ediciones limitadas [] manufac-turadas en tallas estandarizadas (Dillon 2012, 12). Para la produ-ccin del pabelln, se utilizaron estrategias propias de la industria de la moda: se cre un mood-board para el trabajo colaborativo, la gama cromtica se bas en reportes de las tendencias de color para primavera-verano 2015; de la misma forma, se involucr a un amplio equipo de ms de 25 voluntarios especializados en moda, incluyendo a bordadores, impresores y patronistas, entre otros.

    El tema del pabelln se inserta en una tradicin en la moda: encontrar fuentes de inspiracin en la historia. Por dcadas, los diseadores han creado colecciones acerca de eventos de su presente y pasado (Evans 2003). Un ejemplo es la coleccin Highland Rape, Otoo Invierno 1995-6, del britnico Alexander McQueen. Usando prendas rasgadas y modelos con moretones, el diseador haca referencia a la masacre perpetrada durante la rebelin Jacobina en Escocia durante el siglo XVIII. McQueen describira esta coleccin como una protesta contra los dise-adores ingleses [] por medio de ropas escocesas especta-

    culares. La familia de mi padre es originaria de la Isla de Kye y yo he estudiado la historia de las rebeliones escocesas[] la gente pens que esta coleccin era acer-ca de mujeres que haban sido vio-ladas, cuando Highland Rape era acerca de la violacin de Escocia a manos de Inglaterra (Bolton 2011, 22). Esta coleccin fue muy contro-versial y aunque ayud a afianzar la carrera del diseador a nivel global, nunca lleg a venderse en las tiendas (Blanks 2014).

    Otro ejemplo es la coleccin After Worlds del diseador chipriota Hussein Chalayan. En otoo-invierno 2000-1, Chalayan se enfoc en la experiencia de ser desplazado de guerra. Las prendas de esta coleccin se transformaban en el mobiliario de la sala de un emigrado. Provengo de un lugar del mundo que es turbulento. La coleccin era acerca de dejar tu casa y ocultar tus posesio-nes. [Para m] Kosovo fue un recordatorio de lo que sucedi en Chipre [en 1974] (Hussein Chalayan citado en Evans 2003, 288). En estas colecciones, el pasado permea el presente. Para Caro-line Evans, la moda, an cuando es un paradigma ostensible de la novedad e innovacin, est, de facto, restringida por las condiciones histricas de su produccin. (22) Asimismo, Evans propone una lectura posmoderna de la moda en la que la historia pierde su cronologa dada la superposicin de eventos histricos y temas (25).

    moda,tragEdia Y comErcio por Tanya Melendez

    Parte de la fascinacin que ejerce la moda se debe

    al dinamismo que inyecta al pasado al crear puentes con el presente.

    En la moda se construyen imaginarios que refieren a eventos previos: a veces histricos, a veces

    biogrficos, a veces referentes a la historia de la moda misma.

  • 10

    Parte de la fascinacin que ejerce la moda se debe al dinamismo que inyecta al pasado al crear puentes con el presente. En la moda se construyen imaginarios que refieren a eventos previos: a veces histricos, a veces biogrficos, a veces referentes a la historia de la moda misma. Estas referencias utilizan el lenguaje del presente; un lenguaje que se manifiesta a travs de prendas y adornos, mientras comunica la versin personal del diseador acerca de una referencia dada. Estas referencias histricas y personales, las dos formas de memoria en la moda, son tanto sociales como individuales. En el objeto de moda vemos mate-rializarse la aprehensin de sucesos y tendencias de carcter colectivo as como la interpretacin subjetiva de stos. El proyecto Moda y Poltica se inserta en estos historicismos de la moda. Los eventos descritos a continuacin son los que sirvieron de inspiracin al pabelln. En ellos se aprecia la conver-gencia de la moda, el comercio y la tragedia. Se hilvanan hechos histricos ampliamente documentados en los que la moda es el hilo conductor.

    1521. la Cada

    de tenoChtitln

    La cada de Tenochtitln transform la indumentaria local. Los conquistadores trajeron consigo no slo una nueva forma de confeccionar prendas, sino a la moda misma, un fenmeno occi-dental producto del espritu moderno. Esta disciplina es una ne-

    gacin de la tradicin, que celebra al presente social, la novedad y la expresin individual (Lipovetsky 1990).

    En ese perodo hubo un cambio radical en la indumentaria ind-gena, [a los hombres] se les hizo vestir con calzn de manta y a las mujeres se les ense cmo hacer la falda de grandes ho-lanes en la orilla (Lavn y Balassa Vol. II 2001, 104). De Espaa llegaron sastres quienes ensearon a los pobladores locales a crear prendas de caractersticas europeas (116). La construccin de prendas indgenas, basada en las figuras geomtricas como el cuadrado, rombo y rectngulo (Fernndez 2013) fue reemplazada por la construccin europea, que se basa en curvas. Como expli-ca la experta en textiles tradicionales mexicanos, Chlo Sayer (1985), cuando las comunidades indgenas entran en un estado de asimilacin a la cultura nacional, la indumentaria es uno de los primeros aspectos de la cultura indgena en desaparecer.

    1692-1843. el paRin

    El mercado del Parin, localizado en el suroeste de lo que hoy es el Zcalo del Distrito Federal, era un centro de comercio de artculos de moda adems de muchos otros productos. Bautizado en honor a un mercado homnimo en Manila, tuvo una clara vocacin de venta de productos internacionales (Lavn y Balassa, Vol. III, 2001). Formalmente establecido como un edificio inde-pendiente en 1692 (Coleccin de documentos 1843), la cons-truccin del Parin fue consecuencia de una revuelta en 1692 en la que los negocios ubicados en ese terreno fueron quemados en

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    protesta por la escasez de maz (Cope 1994). La tensin entre las distintas castas y los espaoles fue un factor importante en este disturbio y fueron las mismas tensiones raciales las que jugaran un papel central en otro ataque al Parin el 4 de diciembre de 1828, pues adems de su rol como centro de comercio, el Parin era un smbolo de los siglos de explotacin espaola y su conti-nua presencia an despus de la independencia adems, los bienes importados representaban una indeseable competencia europea para los artesanos mexicanos (Arrom 1988, 260). El incendio y saqueo de 1828 tuvieron extensas consecuencias para el comercio en la zona: algunos mercaderes perdieron todo su capital, otros abandonaron Mxico, particularmente despus del decreto de 1829 que expulsaba a los espaoles del pas, mientras que varios negocios se reubicaron en otras calles. Tom cinco meses reconstruir el Parin, que permaneci medio vaco, [siendo] una monstruosidad y un constante recordatorio de ese da oscuro hasta su demolicin en 1843 (Arrom 1988, 256).

    1847-1888. desaRRollo

    de las tiendas

    depaRtaMentales

    De acuerdo con Giles Lipovetsky (1990), la moda, adems de ser dominada por el culto a la novedad, emula lo extranjero. Durante el siglo XIX, Pars fue considerada la capital de la moda (Rocamo-

    ra 2006) y los comerciantes franceses en Mxico se beneficiaron de esta percepcin para posicionarse en el comercio de ropa (Martnez 2005). Migrantes franceses del poblado Barcelonnette establecieron exitosos cajones de ropa (Ortz 2006), adems de que, de acuerdo con la Marquesa Frances Caldern de la Barca (1843), haba un gran nmero de comerciantes, sastres, sombre-reros, zapateros, modistas y peluqueros franceses cuyos precios eran exorbitantes.

    Eventualmente, estos mercaderes introducirn a Mxico el mode-lo parisino de las tiendas departamentales. Dichos establecimien-tos revolucionaron el consumo de moda en la segunda mitad del siglo XIX. Por un lado, ofrecan una amplia variedad de productos a un bajo costo. Por otro, estas tiendas admitan a todas las cla-ses sociales y contaban con precios fijos, eliminando la incomodi-dad del regateo (Steele 1998). En Mxico, el barceloneta Joseph Tron fundara el Palacio de Hierro con un grupo de inversionistas en 1888 (Martnez 2005). Mientras que el cajn de ropa El Puerto de Liverpool fundado por Jean Baptiste Ebrard culminara con el establecimiento del almacn con el mismo nombre (Mallet 2007).

    1924-1940. la MigRaCin

    juda a MxiCo

    Como explica el estudioso de la moda, David Gilbert (2006) , la inmigracin es un pilar en el desarrollo de los mayores centros de moda, incluidos Londres y Nueva York. La moda se fortalece por

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    los flujos de personas (como mano de obra barata capacitada, diseadores, empresarios y consumidores), materiales, capital e ideas(9). Las dos grandes migraciones judas a Mxico en el siglo XX, una entre 1924 y 1928 (CONAPRED 2009) y otra a finales de la dcada de 1930 y principios de los 40 (Rein, 2014), tuvieron un rol central en la moda mexicana. An cuando fueron sujeto de un racismo latente (Medina 2000), los migrantes judos sobresalieron por su espritu empresarial, abriendo comercios, estableciendo pequeas y medianas industrias e involucrndose en el mundo de la moda (CONAPRED 2009). Desde principios del siglo XX en el Centro de la Ciudad de Mxico hubo un pequeo distrito de manufactura de ropa (Stavans 2011). La comunidad ju-da inyect vitalidad al comercio de prendas, haciendo asequible a la moda por medio de pagos en abonos (Meyer y Salazar 2003).

    1985. el teRReMoto

    En el sismo del 19 de septiembre de 1985 perecieron alrededor de mil 600 costureras, por consecuencia, sus deplorables con-diciones laborales salieron a la luz de entre los escombros. En empresas como Topeka y Probets todas las costureras de turno perecieron (Resndiz 2005) y se hizo pblico que 95% de los ta-lleres de maquila de ropa funcionaban con razones sociales fan-tasma (de la Madrid). La dimensin de la tragedia y el apoyo de la prensa (Monsivis 2005) incitan a la creacin de un sindicato de trabajadoras de la costura (de la Madrid). Sin embargo, ade-ms de la tragedia humana y el impacto en lucha por derechos laborales, el terremoto incidi en la industria del vestido. El sec-

    tor de prendas de vestir, calzado y cuero vio la prdida de 10,970 empleos, 15% del total de empleos afectados por el sismo (de la Madrid). De acuerdo con Elena Poniatowska (2008), mil 326 talleres o fbricas de la zona quedaron inactivos, 800 de ellos destruidos totalmente. El terremoto implic una doble prdida para el distrito de la moda. Por un lado, hubo una reubicacin de empresas, como fue el caso de Topeka, que inicialmente sali del mercado como consecuencia del terremoto para despus fundar una planta de produccin en Tepeji del Ro, Hidalgo que cerrara en 2007 (Rodrguez 2011). Por otro lado, el deceso de las costu-reras signific una merma en el talento nacional. Perecieron mil 600 personas con la capacidad de producir prendas de calidad industrial. Como explican las estudiosas de la moda y el diseo Paola Bertola y Chiara Colombi (2014) en un estudio acerca de el sistema de la moda italiano contemporneo, la especializacin estratgica y los talentos tcnicos y productivos son un valor de relevancia destacada que fortalecen a la moda (182).

    1982-2015. apeRtuRa

    aRanCelaRia

    El 2 de agosto de 2014, la compaa norteamericana de moda juvenil Forever 21, que cuenta con ms de 600 sucursales alre-dedor del mundo, abri sus puertas en la calle de Madero, en el Centro Histrico de la Ciudad de Mxico (Forever 21, 2015). En esa calle se encuentran tiendas mexicanas como High Life, adems de otras tiendas de marcas globales como Zara. La pre-

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    sencia de dichos almacenes es posible gracias a polticas eco-nmicas neoliberales iniciadas en la dcada de 1980 (Herrero 2010), que han desmantelado barreras que impedan la entrada al pas de productos e industrias extranjeras. Dicha disminucin de aranceles ha sido un reto para la moda mexicana. En trminos de puntos de venta, Sergio Lpez de la Cerda, presidente de la Cmara Nacional de la Industria del Vestido expres, en 2014, su preocupacin por los agresivos planes de expansin de corpora-ciones de pronto moda - que producen de forma vertiginosa ropa barata siguiendo las tendencias de moda ms recientes (Dillon 2012)- pues considera que compiten de forma desigual con las tiendas nacionales, al importar productos de bajo costo manufac-turados en Asia (Lee 2014). La pronto moda y la inmediatez de los medios electrnicos estn reconfigurando el sistema de la moda a nivel global. Este paradigma se basa en la comunicacin flexi-ble y confiable entre venta, diseo y produccin (Rantisi 2006, 122). En esta coyuntura, toman especial relevancia las conclusio-nes de un estudio del Banco Mundial, que deplora la ineficiente forma en que en Mxico el sector privado, las universidades, y las polticas interactan para producir innovacin econmica-mente significativa(Lederman 2005, 247). Esta deficiencia es el taln de Aquiles en la insercin del pas en el mercado global. Mientras el sistema de innovacin en Mxico sea deficiente, no ser posible para la industria, comercio y creadores locales res-ponder a la voracidad del sistema de la moda contemporneo.

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  • EncuEn-tros Msticos En la ciudad dE Mxico

    Dirrecin: Montserrat CaballeroFotografa: Daniel Sroor PierantozziModelo: Annie Van Rickley.Maquillaje y Peinado: Elee Pese.

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    CRditos de la puBliCaCin

    Autoras: Andrea Ancira Garca Montserrat Caballero Tanya Melndez

    Fotografas: Daniel Sroor Pierantozzi Archivo Casasola. Bomberos frente al edificio del Palacio de Hierro, despus del incendio, 1914.

    Diseo y formacin: Simon Franois (www.simonfrancois.com)

    Coordinacin editorial: Andrea Ancira Garca

    Moda y Poltica: Encuentros Msticos en la Ciudad de Mxico Mxico D.F., Primera edicin, 2015 500 ejemplares

    Queda prohibid la reproduccin parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografa y el tratamiento informtico, sin la previaautorizacin de las autoras.

    Impreso: Grafiscanner, S.A. de C.V. Bolivar 455-1, Col. Obrera, Del. Cuauhtmoc Mxico, D.F. O6800 5519-3511 5530-1631

    Hecho en Mxico.