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Místicos franciscanos españoles (t. 2) [B.A.C.]

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Místicos franciscanos españoles (t. 2) [B.A.C.]. Introducciones de Fr. Juan Bautista Gomis O.F.M.

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  • , 'JAN 12 193SMISTICOS

    Franciscanos Espaoles

    TOMO II

    FRAY BERNARDINO Dt .AREDOSubida del monte Sin

    FRAY ANTONIO DE GUEVARAOratorio de religiosos y ejercicio de virtuosos

    FRAY MIGUEL DE MEDINA

    Infancia espiritual

    BEATO NICOLAS FACTOR

    Las tres vas

    EDICION PREPARADA POR LOS REDACTORESDE VERDAD Y VIDA

    INTRODUCCIONES DEL PADRE

    FRAY JUAN BAUTISTA GOMIS, O. F. M.

    BIBLIOTECA DE AUTORES CRISTIANOSMADRID, MCMXLVni

  • NIHn, OBSTAT:Dr. Manuel Fernndez Lerena,

    Censor.

    IMPRIMI POTESTFr. Patricio Botija, O. F

    Mm. prov.

    IMPRIMATUR

    :

    tf Casimiro,

    Obispo aux. y Vic. gen.

    Madrid, 20 d'e diciembre de 1948

    ORATICAS NEBRijA, s. A.Iblza. 11.Telf. 251101.Madrid

  • NDICE GENERAL

    INTRODUCCIN GENERAL

    Pginas

    MSTICA ESPAOLA.Triloga icieolgica de la mstica espa-ola.^Nomenclatura mstica.^La ciencia mstica, cien-cia trascendente.Iniciacin doctrinal de Fray Bernar-dino de Laredo y de Fray Antonio de Guevara 3-

    FRAY BERNARDINO DE LAREDO

    Introduccin 15

    SUBIDA DEL MONTE SIN

    PARTE PRIMERA

    Notable 28Reglas del libro I 29Reglas del libro II 29Reglas del libro III 30Presupuesto I 32Presupuesto II 34Presupuesto III 36Prlogo responsorio.A la obediencia por la cual el libro

    se comenz e intitulacin al pie d'e la cruz de Cristo. 38Captulo i.Cun culpable y perdidoso es el hombre ne-

    gligente en procurar conocer su muy pobre estioi aciny la dignidad de su nima 40

    Captulo ii.Que la vida de Cristo es cruz de Cl-isto 42Captulo iii.Qu cosa sea negamos y cmo se iha de in-

    quirir y conocer la humildad" 44Captulo iv.Que la humildad hace hbil a quien la tiene

    para se llegar a Dios 47Captulo v.Ntanse diecisiete puntos necesarios a la guar-

    da y recatamiento del nuevo contemplativo - 49

  • VI NDICE GENERAL

    Pginas

    Captuu) vr.Qu intento ha de llevar el nima a la

    oracin 51Captulo vilPor una distinta comparacin, da a cono-

    cer nuestra estima natural 52Captulo ..vm.Que para entrar en el amor es propia puer-

    ta la cruz y para tomar la cruz es propia fuerza elamor 53

    Captulo rx.Qu ha el nima de hacer para estai* siem-

    pre, por particular noticia, en la presencia de Dios 56Captulo x.Que es cosa muy fcilmente posible andar

    fuera de todia criatura el nima que va por quietuda Dios 57

    Captulo xi.De las reglas del primero da de la semanaprimera para conocerse el hombre considerando quines, de su primer fundamento 60

    Captulo xii.^Cmo en el da segundo de la semana pri-mera se ha de conocer el hombre considerandVD de quiny cmo recibi el ser de aqueste su cuerpo 61

    Captulo xin.Qu tal inquisicin se ha de hacer de la

    vida pasada para el propio conocimiento el mircolesde la primera semana 66

    Captulo xiv.Que el jueves de la semana primera repre-senta la miseria de este destierro 68

    Captulo xv.Que el viernes de la semana primera re-pa-esenta la muerte de estos cuerpos, y el fin d'e lossensuales deleites, y la terrible miseria de las nimassin Dios 71

    Captulo xvi.Que en este primero viernes, correspondien-do al captulo pasado, entiende en la subtileza de nues-trq dejar de ser 75

    Captulo xvii.^Cmo el sbado de la primera semanahemos de conoscer las costumbres que tenemos 82

    Captulo xviii.Que el domingo de la semana pa-imeratoca algunas autoridades de la sagrada Escritura 86

    Captulo xix..Que el lunes de la semana segunda mues-tra cinco condiciones en la guarda de la lengua 89

    Captulo xx.Que el martes segundo trata de la caridady amor que Dios vivo cra en el nima y pasa en elprjimo 91

    Captulo xxi.Que muestra el mircoles segundeo que laoracin debe ser con reposo frecuentada 97

    Captulo xxir.Que el jueves de la semana segunda nota

    el recogimiento interior y exterior en la oracin 101Captulo xxiir.

    Que el viernes de la segunda semana

    muestra que se deben preferir y anteponer la obedien-cia y caridad a la oracin J03

    Captulo xxrv.Que el segundo sbado muestra aprender

    paciencia y a reconocer la pronta aniquilacin 106Captulo xxv.Que el domingo de la segunda semana

    muestra a entender cmo el amor lanza al temor 109Captulo xxvr.Muesbi-a cmo la justicia da cada cosa

    a cuya es

  • NDICE GENERAL VII

    Pginns

    Captulo xxvii.Que aplicando al nima la declaracinde algunas autoridades tx)ma gran satisfacin 113

    Captulo xxviii.Tocando la creacin d^e Adn y el pe-cado original, muestra la fealdad del nima en el pe-cado mortal J15

    Captulo xxrx.Muestra lo que a Dios debemos y su lar-gueza y 'bondad 1|20

    Captulo xxx.Nos da a entender lo poquito que podemosde nuestras d'eudas pagar 124

    Captulo xxxi.Muestra el parescer convenible en las pac-tes de corporal aspereza cuanto al comer, y beber, yvelar

    ; y en lo dems 127Captulo xxxii.^Cmo habernos de entender andando en

    comunidad la autoridad evanglica que dice : Tenedaviso que vuestras obras buenas no las hagis delantede los hombres por ser vistos de ellos 133

    Captulo xxxni.^Contina la materia de la abstinenciaen comunidad 137

    Captulo xxxiv.Cmo debemos habernos con el vino ydel grande acatamiento y profunda reverencia que sedebe a las vigilias 141

    Captulo xxxv.Declarando la autoridad que Abrahntuvo Q'os hijos, dice la causa por qu a 'veces la loablepenitencia es de algunos murmurada y cmo en lostrances tales se ha el abstinente de haber 143

    Captulo xxxvi.Declara la causa por qu los que msaprovechan, menos curan de s mismos cuando en laoracin se ceban 144

    Comienza la segunda parte, que trata de los muy altosmisterios de la humanidad de cristo, en el nombre de

    JESS

    Proemio de la parte ii 148Captulo i.Pone el modo de contemplar el altsimo mis-

    terio de la sacra encamacin por va de fundamentosde fe. Y contiene once captulos : los cinco son propiosdel altsimo misterio; los cuatro son apropiados al al-tsimo misterio; el penltimo d'a manera para ir elnima a Dios; el ltimo corresponde a este penltimo ... 150

    Captulo ii.^Muestra que alguna vez en esta materia en-tiende por pilago la divinidad, as como se ha sentidoen el capitulo pasado; y que en este captulo se entiendapor ro la humanidad asumpta, y por fuente, la seren-sima Madre siempre virgen. Y que no hay otro caminoque la humanidad Qie Cristo para la divinidad 154

    Captulo m.-nG^ue mostrand'o la eficacia de las palabrasde la Virgen y la perfecta y momentnea obra de lasacra encamacin, dice que as como penmanesce Diosen toda la humanidad asumpta y en cada pai-tecica de

  • VIH NDICE GENERAL

    la carne de Cristo, as en la hostia consagrada y en cadacual de sus partes

    ; y qu cosa es conmixtin 156Captulo rv.^Que declara aquella palabra laltsima: Qui

    conceptus est de Spiritu Siancto, con otros puntos muydignos de admiracin 159

    Captulo v.Muestra que alguna vez por fuente entien-de la divinidad de Cristo, y por ro, su humanidad;y que esta fuente y ro se pudo y supo encerrar y cajberen otra fuente virgnea 163

    Captulo vi.Muestra a entender aquel altsimo verso quedice : As como el nima racional y la carne es un hom-bre, as Dios y hombre es un Cristo Jess 165

    Captulo vii.Que declara subtil y graciosamente qu eslo que quiere decir este trmino: substancia simpli-cisima 167

    Captulo viii.Declara este tnnrno esencia, y da a en-tender cmo est Dios en todas las cosas y cmo le he-mos de considerar en ellas 169

    Captulo ix.^Declara que slo Dios^ sin toda naturaleza,cri el nima racional a imagen y semejanza suya ... 172

    Captulo x.^Con un ejemplo inteligible muestra la ordenque el nima cuidadosa ha de llevar yendo a Dios ... 177

    Captulo xi.^Por conformidad del captulo pasado, mues-tra las condiciones que el nima contemplativa ha detener por compiaracin de aquella fuerte mujer querelata la Escritura 180

    Captulo xu.Que muestra, por va de sermn predicableen la calenda, muchos puntos meditables

    ;porque, cua-

    drndose el nima en alguno que a su gusto sea to-mable, se pueda quietar en l en esta festividad. Y de-bajo de este captulo 12 se pone tamibin el altsimo mis-terio de la sacratsima natividad 183

    Captulo xiii.Da aviso del modo que ha de tener elnima en la meditacin de la pasin para prestamenteaprovechar 199

    Captulo xiv.Del aviso y diferencia que se ha de teneren la meditacin de nuestra miseria y de la. humanidadde Cristo; y de la quietud intelectual 202

    Captulo xv.^De tres inteligibles ejemplos para conocerla diferencia de los actos del entendimiento y voluntaden la meditacin 203

    Captulo xvi.De cinco grados de la escala de la con-templacin, en quien se conoce el medio que el nimaha de buscar para ir a la perficin 205

    Captulo xvii.De la oracin, agona y sudor del Corderode Dios, Cristo; y declara la razn por la cual el evan-gelista no dice absolutamente sangj-e, sino casi gotasde sangre 206

    Captulo xviii.Del discuosso ante los cuatro jueces, dondecon brevedad es puesta el nima compasiva en la en-trada del ;amor; y procede interrogando 209

  • NDICE GENERAL IX

    Pginas

    Captulo xix.Que en la columna, todo el cuerpo fu he-cho una llaga y le vi la Vn-gen Madre con lastimadasentraas ; y procede en manera de pregunta 2JO

    Captulo xx.De cmo le volvieron su vestidura llevn-dole a cincificar y le crucificaron; donde se notan al-gunos puntos dignos de gran compasin 213

    Captulo xxi.^Del enclavar de los pies, donde se tocarnpasos que pasen el corazn 215

    Captulo xxii.^De la soga de la garganta y del levantarla cruz de tieiTa; donde se notan muy lastimadas pi-e-guntas que enternecen las entraas 217

    Captulo xxiii.^De cmo encomend la Madre al disc-pulo; y repite dulcemente la evanglica palabra quedice : Mira a tu hijo, mujera 220

    Captulo xxiv.Cmo rog por los que le cmcificaban ysalv al ladrn ; y repite la oracin que este santoladrn hizo 222

    Captulo xxv.Cmo se querella al Padre y d^e la sed, conentraables interrogantes 224

    Captulo xxvi.Cmo expira y encomienda el espritu

    ;

    con la interpretacin de vina lastimada autoridad dela sagrada Escritura 225

    Captulo xxvii.Muestra que la cmz es el cajmpo donde seperdi Jos en busca de sus henmanos ; dond'e se tocansuaves requiebros del nima aficionada 226

    Captulo xxviii.Meditacin de los agudos dolores de laVirgen en la cruz y lanza ; donde se muestran las en-traas de la Vil-gen ser ci'ucificadas con el cuerpo denuestro Cristo Jess 228

    Captulo xxrx.^Contina la meditacin de los agudos do-lores de la Virgen, con viva recordacin del nimaenamorada 230

    Captulo xxx.^Meditacin si la lanza fu el cuchillo dedolor que i)rofetiz Simen a la beatsima Virgen 231

    Captulo xxxi.^Que representando la dignidad inefablede la cruz, da la manera que debemos tener en ado-rar y reverenciar la cruz 233

    Captulo xxxii.Recita cierta respuesta de una personade las ms espirituales que se conocen ahora en latierra sobre ciertos puntos que otra religiosa persona lepregunt por carta 235

    Captulo xxxiii.Muestra qu manera se ha de tener enmeditar el espacio de los tres das que el nima glorio-ssima de Cristo estuvo en el limbo y el cuerpo en elsepulcro, para siempre estar con Dios dende qu3 Cristoexpir hasta su resurreccin 237

    Captulo xxxiv.Meditacin compasiva entre la admira-ble Virgen y el limbo 238

    Captulo xxxv.Meditacin del gozo de la triunfante re-sun-eccin, con muchas hermosas figuras de la Escri-tura sagrada. Va el nima por materias regocijadastocando la gloria de los bienaventurados, la final resu-

  • X NDICE GENERAL

    Pginas

    rreccin, la fbrica del paraso y los tesoros de Dios.Y corren estas materias hasta el captulo 52 243

    Captulo xxxvi.Que muestra la habilidad y preminenciade la vista intelectual y declara cmo ha el nima de'Ver con antojos; y sigue el intento antes notado 249

    Captulo xxxvii.Donde se comienza a declarar una au-toridad de la sagrada Escritura 251

    Captulo xxxviii.^Declarando graciosamente otras dosautoridades de la Escritura sagi-ada, contina lo de-clarado 253

    Captulo xxxix..Declara qu cosa es centro sin circunfe-rencia y qu es circunferencia sin centro, siguiendo elpropsito notado y autoridad de San Pablo. Y va ejem-plificando as 255

    Captulo xl.Que declara muy consolablemente la pala-bra primera del Pater noster y otra del Salmista, ycora'espK)nde a lo notado que ha dicho que el divinocentro es a toda parte igual 258

    Captulo xli.^Que la esperanza de los justos en la tierraes con aflicin, y la de los ciudadanos es con gloria ... 260

    Captulo xlh.Que el nima bienaventurada, volviendo atomar su cuerpo, perfi clonar su gloria accidental ... 262

    Captulo xliii.Antepone en notable diferencia tres te-soros : uno de riquezas temporales, otro espiritual, devirtudes ; otro infinito, que es Dios y los bienes de sugloria; y Dios es principio y fin, sin tener fin ni prin-cipio 266

    Captulo xliv.Que muestra que la noticia que de Diospor las criaturas podiemos alcanzaa- es muy poquita; ydepende del captulo pasado 267

    Captulo xlv.-Muestra cmo, por comparacin de las cria-turas, es alumbrada el nima a conocimiento de lascosas espirituales e incorpreas; y procede del captulopasado 268

    Captulo xlvi.^Que pone la fbrica de la ciudad d'e Diospor tales comparaciones, que alzan el entendimiento yalegran el corazn 270

    Captulo xlvu.^Muestra el exceso de la gloria de la Vir-gen nuestra Seora sobre la gloria de todos los bien-aventurados, dems de lo que est dicho en el capitulopasado 274

    Captulo xlviii.Prosigue declarando la gloria esencial yaccidental de los santos 275

    Captulo xlix.^De la estancia de la gloria, declarada porel cirio pascual con nueve mil candelas ; correspon-diendo a la fbrica de la ciudad celestial del cap-tulo 46 280

    Captulo l.Que muestra el nmero de los bienaventuradosser inumerable por la promesa hecha a Abraham, ysin cuento el de los ngeles; y trata de su creacin,muy perfecta, sin nmero y momentnea, y de su con-firmacin, y la ruina de los malos 282

  • NDICE GENERAL XI

    Pginas

    Captulo li.Muestra cmo los santos sern entre los n-geles en sus coros colocados y qu es menester hacerpara pasar de ac all 286

    Captulo lii.Que muestra la desventura y el remedio delos que estn en pecado mortal y la conversin de losinfieles, prosiguiendo la indeficiencia de los tesoros deDios 288

    Captulo lu.Que distingue entre la caridad y amorque hemos de tener con nuestro Dios, y con nosotrosmismos, y con nuestros prjimos, sobre las autorida-des de San Pablo

    ,

    291

    ^ Parte tercera

    Proemio.Comienza la parte tercera, la cual llama elnima a se enceiTar dentro en s a la contemplacinquieta 297

    Captulo i.De la substancia y autoridad de aqueste ter-cero libro 299

    Captulo ii.Que la contemplacin pura es ms alta per-flcin y por qu se llama oracin mental y qu signi-fica Sin 301

    Captulo iii. De los crecimientos espirituales hasta edadde perficin 306

    Captulo iv.Procediendo las edades del espritu, dice enqu consiste orar en espritu y ser el nima criada asemejanza de Dios 311

    Captulo v.De la alta dignidad de la contemplacin quees pura,, simple y quietsima 316

    Captulo vi.De los diferentes crecimientos de contem-placin perfecta 317

    Captulo vii.^Cmo se busca la perficin con menospre-cio de consolaciones falsas y encerramiento del nima. 320

    Captulo viii.^Cun grandes bienes estn en el sosiegodel nima con silencio d^e potencias 322

    Captulo ix.Que la quietud' frecuentada muestra levan-tar 1 nima con las alas del amor 324

    Captulo x.De cun bienaventuradamente prevalece elamor en contemplacin perfecta 326

    Captulo xi.^Que no es contemplacin pura sin salir delas criaturas y de toda corpulencia 329

    Captulo xii.^De dos ojos del nima y en qu difiere suvista y qu cosa es afectiva 330

    Capitulo xiii.^De la manera que la alta contemplacinse ha de tener con los misterios de Oristo y con nuestragran Seora 333

    Captulo xiv.Cun inestimable es la sabid'ura del esp-ritu y vivo deseo de Dios 335

    Captulo xv.Muestra la facilidad de las nimas cebadasen se levantar a Dios y la dignidad d'e mstica teologa. 337

    Captulo xvi.Que el ms frecuentado amor purifica msel nima y la trae a perficin 339

  • XII NDICE GENERAL

    Pginas

    Captulo xvii.Que la nima que tiene ms esperanza yms persevera amando, alcanza ms favorable amor. 341

    Captulo xviii.Que el crescimiento de la intelectualcomprehensin se figura en la claridad del alba 344

    Captulo xrx.Que el sueo de las potencias del nima

    hace despierto el espritu al vuelo de vivo amor 346Captulo xx.Cmo han de cobrar las potencias cuando

    falta la quietud y en qu conocer cun vivo estoy enel amor 349

    Captulo xxi.Cunta confoi-midad tiene la contemplacinperfecta con la voluntad de Dios en cualquier adversi-dad y cun diversas maneras de merescer permite Diosa sus sie:-vos 35S

    Captulo xxii.Del modo que se ha de haber en recogerlas potencias y alzar el nima a Dios 357

    Captulo xxiii.De la amorosa diferencia entre conoscea"a Dios por sus criaturas o a ellas poseerlas en l 360

    Captulo xxiv. Cun grandes dones de Dios recibe lavera contemplacin y que se le han de atibuii- 362

    Captulo xxv.Cunto difiere la contemplacin comn dela que es pura y perfecta 364

    Captulo xxvi.De cuatro diferencias de amor, y de susignificado, y de su transformacin 368

    Captulo xxvii.Qu cosa es no pensar nada en contem-placin perfecta y d^e la autoridad y utilidad de msticateologa 371

    Captulo xxviii.Cundo convienen al contemplativo quie-to las oraciones vocales y obras del entendimiento 375

    Captulo xxrx.Cuanto es ms pronta y pura la quietacontemplacin, tanto es con ms transcendencia 380

    Captulo xxx.Que nuestra industria incita nuestra afec-tiva, y cmo cresce el amor con el ms conocimiento... 384

    Captulo xxxi.La contemplacin perfecta trae consigola piedad y la caridad y amor 388

    Captulo xxxii.Del amor que nos muestra Dios en elsacramento altsimo, y los ms contemplativos le fre-cuentan mucho ms 392

    Captulo xxxiii.Que se ha de probar cada uno en amory en humildad y en la memoria de Cristo para llegarsea la sacra comunin 396

    Captulo xxxrv.De una autoridad de la Escritura sagra-da que fu figura de nuestra preparacin 397

    Captulo xxxv.De los bienes inefables que en el sacra-mento altsimo tenemos en nuestro Dios y de la graciadel nima que le recibe fielmente 400

    Captulo xxxvi.Con la vista de la fe ve el nima en lahostia viva a mi Dios, y sola su gracia es pronta prepa-racin 402

    Captulo xxxvii.Que la frecuencia agraciada es grandepreparacin y qu cosa es la devocin gustable que lasnimas reciben 403

  • NDICE GENERAL Xlll

    Pginas

    Captulo xxxvin.De la amorosa diferencia de los quecomulgan real y verdaderamente o solamente en ma-nera espiritual 407

    Captulo xxxix.Pone una oracin preparativa a la sacracomunin, harto ms copiosa en sentencia que en pa-labras . 408

    Captulo xl.De la declaracin d'e los versos de amor quefueron puestos en el capitulo 21 de aquesta terceraparte en la primera impresin, porque esta declaracinme ha sido muy demandada en el nombre de Jess... 409'

    Captulo xli.'Muestra cmo viene el nima a entrarsedentro de s y a subir sobre s misma, y al fin toca enlos arrobamientos 431

    Captulo xlii.^Muestra a conocer con muy recta distin-cin la diferencia entre espritu de verdad, y su con-trario

    ; y declara a la evanglica palabra : A fructi-ibus eorum cognoscetis eos 440

    FRAY ANTONIO DE GUEVARAIntroduccin 445

    ORATORIO DE RELIGIOSOS Y EJERCICIO DE VIRTUOSOS

    Prlogo 449Captulo i.De cun giran merced hace el Seor al que

    saca de los bullicios del mundo y le trae a la Religinpara servirse de l en el monesterio 457

    Captulo ii.De cmo los varones perfectos es de creerque son de Dios escogidos y que cerca d^el Seor esmuy gran pecado no le agradescer el haberle hecho re-ligioso 463

    Captulo iii.De cmo el siervo del Seor entonces vapor el camino que debe, cuando no hace lo que quiere,y de cmo en tal caso el errar es el verdadero acertar. . . 469

    Captulo iv.De los grandes engaos que hay en el mundoy de lo que la Escritura divina y humana siente de superdicin y dao; y ntese bien este captulo 475

    Captulo v.^De muchas maneras de yugos que se ponenen la Escritura sacra y que slo el yugo de Cristo es elms ligero y menos penoso y ms meritorio 482

    Captulo vi.^De cmo deben ser muy examinados los quedel mundo vienen a tomar el hbito en los moneste-rios y de cmo los apartamientos que hizo No en suarca fueron figuras de las Religiones en la Iglesia ... 489

    Captulo vn.^De las condiciones que han de tener los queen la Religin a otros han de doctrinar 496

    Captulo vni.^De cun gran nimo han menester los quequieren al Seor servir. Y prubase muy toien esto conuna figura del Levtico 504

  • XIV NDICE GENERAL

    Pginas

    Captulo rx.De cmo el siervo del Seor d'ebe negar supropia voluntad, y paa-a esto probar se prosigue la fi-gura an-iiba tocada 510

    Captulo x.De cmo loa varones ms peiectos son ams cosas de virtuosos obligados. Prubase esto configuras y autoridades 516

    Captulo xi.A do se comienza a tratar de la virtud de laabstinencia, y, para mostrar su grandeza, se traen gran-des figuras e la Sagrada Escritura 520

    Captulo xii.^De cmo el siervo del Seor tiene msobligacin de ser muy bueno que no todos los munda-nos que quedan all en el mundo 528

    Captulo xiu.^De cuatro muy notables figuras de la Es-critura sacra con las cuales se prueba el peligro de lainobediencia y el provecho de la obediencia 534

    Captulo xiv.De cmo el siervo del Seor tod'as las cosasha de i)osponer por obedecer; lo cual se prueba con ex-celentes figuras de la Escxitura 539

    Captulo xv.A do se comienza de hablar de la dignidadde la pea-lacia y cun apartado ha de estar d'e lascosas del mundo el que quiere ser perlado. Tcase aqula perlada de San Pedro y del rey Sal 544

    Captulo xvi.^Que el oficio del perlado es muy penosoy muy peligroso y de cmo con muy recatadas palabrashizo Dios perlados a Moiss en la Sinagoga y a SanPedro en la Iglesia 560

    Captulo xvii.Del peligro que tienen los que procuranperlacas y de cmo tambin pecan los que no quierenaceptarlas teniendo habilidad para ellas. Prubase todoesto con notables figuras 555

    Captulo xviii.De cunta obligacin tiene el perlado demirar lo que se hace en su monesterio y de corregircon caridad los defectos de sus sbditos 560

    Captulo xdc.A do se comienza a hablar de los grandesmales que hace la lengua, lo cual se prueba con gran-des ejemplos de la Escritura sacra 566

    Captulo xx.^Cmo son muy peores las lenguas malasque hay en el mundo que no la plaga de ranas queenvi Dios a Egipto y de lo que los autores dijeronen este caso 571

    Captulo xxi.De cmo es muy gran peligro tratar conlos hombres parleros y maliciosos y que es cosa muysegura no entender con ellos 575

    Captulo xxii.^De muchas maneras que llama Dios a sussiervos y en qu se conoscern los buenos y los otros. 580

    Captulo xxiii.De dos profesiones que hace el monje, esa saber, una como cristiano y otra como religioso; yque el que ha de hacer profesin ha de tener edad yhabilidad 586

    Captulo xxiv.Do se comienza a hablar de las grandesexcelencias de la abstinencia y expnense muchas au-toridades d!e la Escritura 594

  • NDICE GENERAL XV

    Pginas

    Captulo xxv.Que, entre todas las tentaciones, es muypeligrosa la de la gula y qu es lo que siente San Je-rnimo de ella 598

    Captulo xxvi.Que poco aprovecha que ayune el est-mago si no se abstiene del pecado y qu es lo que SanAmbrosio siente en esto 602

    Captulo xxvii.^De una carta que escribi San Basilio aJuliano Apstata en favor de la abstinencia 605

    Captulo xxviii.Que el siervo del Seor debe huii' de losconvites mundanos y que en los ms convites d'el mun-do se hall siempre el demonio 608

    Captulo xxrx.De la honestidad y crianza que ha detener el religioso cuando comiere fuera del monesterio. 613

    Captulo xxx.Que el siervo del Seor debe siempre ira comer al refectorio y huir del hospicio 616

    Captulo xxxi.Que el religioso no debe ser en su comery vestir extremado, sino seguir la vida comn delconvento 624

    Captulo xxxii.Que el siea-vo del Seor de tal manerase haya con su cuerpo, que se castigue ; mas no quese mate 628

    Captulo xxxiii.De cmo el siervo del Seor se ha dehaber despus que est en la mesa para que all con-sei-ve la abstinencia y no pierda la crianza 632

    Captulo xxxiv.A do se comienza a tratar d'el oficio di-vino y que el loar al Seor es oficio de ngeles del cielo. 637

    Captulo xxxv.De cun bienaventurados son los religio-sos en no estar ocupados sino en los divinos oficios ... 644

    Captulo xxxv (bis).De cmo los siervos del Seor sehan de aparejar para el oficio divino y de la maneraque se han de haber en el orai- 649

    Captulo xxxvi.De la antigedad y excelencia de la ora-cin y que muy poco aprovecha el mucho orar sin elbien obrar 655

    Captulo xxxvrr.De cmo nos manda Cristo orar y delconsejo que el Apstol nos da acerca de la oracin,y para esto se exponen dos muy altas autoridades ... 660

    Captulo xxxviii.Que el siervo del Seor no puede servirtuoso ni devoto si primero no deja de ser malo. Escapitulo muy notable 664

    Captulo xxxix.De cuatro diferencias d'e oraciones quepone el Apstol, y expnese la autoridad del Aps-tol y allganse otras notables figuras 670

    Captulo xl.De muy notables dichos que muchos santosdijeron, y de muy altos gustos que en la oracin al-canzaron 673

    Captulo xli.^De la gran excelencia de la obediencia yde cmo por autoridades y figuras se prueba ser ella lavirtud ms antigua 677

    Captulo xlii.Del gran ejemplo que nos di Cristo enobedescer y que en la virtud de la obediencia ningunole igual en esta vida 682

  • XVI NDICE GENERAL

    Pgina

    Captulo xliii.^De las condiciones que ha de tener elbuen obediente, en especial que ha de obedescer de(buena voluntad, para en prueba de lo cual se exponendos figuras 685

    Captulo xliv.^Que el siervo del Seor no ha de ponerexcusa en todo lo que le mandare la obediencia,; locual se prueba con muchas autoridades de la Esoritura. 690

    Captulo xlv.^De cmo la obediencia ha de tener lascondiciones de la oveja y de muchos ejemplos de losPadres antiguos 695

    Captulo xlvi.Que las cosas temporales las ha de tenerel siervo del Seor en poco, porque son muy peligro-sas y poco provechosas 700

    Captulo xlvii.Que conforme a la doctrina del Apstol,no slo es peligro las cosas mundanas procurarlas, masaun nos es prohibido el desearlas 706

    Captulo xlviii.De cmo es cosa en el religioso escanda-losa tener en su poder alguna cosa de su perlado es-condida 712

    Captulo xldc.Del trabajo que pasan los siervos del Se-or en ser castos y cmo son en este vicio muy tenta-dos. Es capitulo muy notable 718

    Captulo l.En el cual prosigue el autor la materia, yaconseja que todos huyan las ocasiones de la lascivia. 723

    Captulo li.Que el siei"vo del Seor no debe andarsemudando de un monesterio a otro ni salir muchas ve-ces para ir al mundo; y este captulo debe mucho no-tar el hombre religioso 728

    Captulo lii.^De en cuan gran estima es tenido 1 hombreverdadero y de cun gran mal es ser tenido por menti-roso. Y tcanse aqu muy buenas figuras 735

    Captulo liii.^Que las enfermedades que el Seor da asus siervos, ms es por les dar a merescer que no porles castigaa- 742

    Captulo liv,Que los perlados deben tener muy gi-ancuidado de los monjes enfermos, en especial de losque en la Religin son viejos, flacos y tollidos 748

    Captulo lv.De cun necesario nos es la perseveranciay que ninguna virtud vale cosa sin ello ... 753

    FRAY MIGUEL DE MEDINAIntroduccin 763Infancia espiritual 767

    BEATO NICOLAS FACTORintroduccin' 831Las tres vas 833

  • II

    INTRODUCCION GENERAL

  • MISTICA ESPAOLA

    ' RILOGA IDEOLGICA DE LA MSTICA ESPAOLA.NOMENCLA-TURA MSTICA.

    La CIENCIA MSTICA, CIENCIA TRASCENDENTE.

    Iniciacin doctrinal de Fr. Bernardino de Laredo y deFr. Antonio de Guevara

    La ciencia mstica espaola, brote genuino y autnticodel alma nacional, pora con brevedad encerrarse dentrode tres crculos ideolgicos, trazados por las siguientes pa-labras : conversin del alma a s misma, conversin delalma a Dios y conversin del alma a las criaturas. La in-troversin hcela psicolgicamente : anlisis del espritu, desu contenido, de sus potencias, de sus anhelos y actividades, sin olvidarse jams de que el alma anima y vive enun cuerpo humano instrumento suyo necesario. Represen-tan esta nota con relieve singular San Ignacio de Loyola(Ejercicios espirituales), Fr. Juan de los Angeles (Conquis-ta) y el P. La Fuente (Las tres vidas), obras que son pie-dras miliarias y definitivas sobre punto de tanto relieve enla ciencia mstica. El saber y la experiencia juegan aqu unpapel no secundario.

    El ascenso a Dios, elevndose el alma a s sobre s, h-cese cristolgicamente, por entender que Cristo, en ordena lo eterno, sobrenatural y mstico, es el camino, la verdady* la vida \ el origen, la subida y la cumbre de la espiri-tualidad. Pueden sealarse, como sustentculos de esta c-pula urea, San Juan de la Cruz, Santa Teresa y el P. Osu-na, con sus obras respectivas. No hay en ellas ontologapropiamente dicha, sino cristologa ; la ciencia no est enel lugar primero, sino la sapiencia. Llama de amor viva.Las moradas. Tercer abecedario. Quien no haya gustadoestos tres panales de dulzura, estas tres obras magistrales,ignora qu sea la ciencia mstica espaola y la cualidad es-pecfica de su sabor.

    1 loan. 14, 6.

  • 4 INTRODUCCIN GENERAL

    La extraversin o comunicacin con las creaturas hcelacaritativamente por relacin amistosa y dulce. Ve a Diosen todas, no pantesticamente, sino integralmente. En unasdescubre su huella divina ; en otras, su imagen sacra, y entodas, lo que el Padre puso del Hijo en ellas para que fue-sen buenas, gratas a sus ojos y deleitosas a su corazn pa-ternal. De aqu el desbordamiento del genio, del podero,del saber y del amor hispnicos en orden a la santificacindel mundo, a su regeneracin, a su reversin a Dios ; deaqu su caracterstica misionera y su misin extranacional,connaturalizada con su espritu. Espaa quiere decir ex-pansin del reino de Dios, que para Espaa es el reino deCristo, la idea catlica. Expresin vigorosa e inconfundiblede tamao proceder y sentir la tenemos en el infatigableSan Francisco Javier, cuyo corazn pareca ser ms grandeque todo el mundo ; en el Beato Raimundo Lulio, cuyasactividades rayan en lo increble, y en San Francisco So-lano, apstol dulcsimo y alegre del mundo nuevo.

    Pero estas tres notas de la ciencia mstica espaola, estaconversin triple del alma a s, sobre s y extra s misma,constituyen un acorde perfecto, es decir, armnicamentetrabado, de manera que forman e integran un solo ser, unsistema del pensar y del obrar teolgico y mstico. En elacorde percbense resonancias y ecos sonoros de la vozsabia de Fr. Luis de Len. Las tres notas tienen una vibra-cin comn que las enlaza, vigoriza, engrandece y haceinseparables : aludimos a la filosofa de amor, nota tpicadel alma nacional y presupuesto necesario de toda cienciamstica slida y capacitada para resistir cualquier golpeextrao por duro y repetido que sea. Sneca, el gentil dealma cristiana, y la cadena de atletas del espritu desdeOsio y San Isidoro hasta el Beato Antonio Mara Claret yBalmes, pasando por San Pedro de Alcntara y San Vi-cente Ferrer, integran una falange invencible de vitalidadinmortal. El clarn de falange tan gloriosa es el venerableP. Granada, y su impulsor el Maestro Avila, forjador desantos y alma que se desviva por la perfeccin y salvacinde sus hermanos.

    Con razn se ha escrito: La vida mstica es el picede los hombres enrgicos, de las razas potentes y madu-ras, de las almas reales, que tienen algo del guila y dellen Es el caso de cuantos espaoles lo son de puracepa : son msticos en germen o msticos de hecho, consello inconfundible. A los hombres flacos y a los pueblosnios les basta y les sobra con el mundo visible, que, enapariencia tan grande y espacioso, tan bello y delitable, se

    2 Ricardo Len, La cumbre mstica, p. 4 (Madrid 1945).

  • MSTICA ESPAOLA 5

    les ofrece ^. Ni Espaa como nacin o sociedad civil or-ganizada ni los espaoles en su calidad de hijos de Espaaha sido jams pueblo nio ; ni sus hombres, hombres fla-cos, sino ambiciosos de lo eterno, trascendiendo lo tempo-ral. Espaa es una cordillera de cumbres msticas, inacce-sibles quizs para otros pueblos.

    Pero entendmonos bien y no haya confusin verbal,y menos ideolgica. Es un escritor seglar quien adza suvoz clamando : Nunca se abus como ahora de las pala-

    t bras mstico y apstol, y precisamente quienes ms las pro-digan son aquellos que renegaron de la fe.Notable abe-rracin de nuestro siglo, enfermo y desventurado, hijo dela negacin y de la crtica, pero cada vez ms ansioso deafirmar y creer : luego de negar a Dios, se dice mstico;luego de negar el alma, se declara psiclogo *.A fin, pues, de que el lector sepa a qu atenerse cuan-

    do resuene en sus odos la palabra mstica y no le d unsignificado que no tiene en la mstica cristiana ni sea confacilidad inducido a error, entresacamos del P. Franciscode Osuna las expresiones equivalentes en teologa msticaempleadas por nuestros escritores. Cada una de ellas tienesu matiz propio, y todas conjuntamente, con otras que seomiten, nos descubren secretos insondables de los arcanosmsticos: Dcese sabidura [sabrosa ciencia] ; arte de amor,profundidad, escondimiento de Dios en lo secreto del co-razn del hombre ; abstinencia de todo amor humano y detodo pensamiento que pueda embriagar el corazn ; uninentre Dios y el alma, hacindose el alma una cosa conDios por un trocamiento de voluntades ; allegamiento aDios, para que lo toque con sus manos, hacindole bene-ficios ; encendimiento, con que las teas de nuestros co-razones se encienden en el amor del Seor ; recibimiento,con que nos adelantamos y abrimos todo el corazn y lodesembarazamos para dar a Dios ; consentimiento, porquese vence toda contradiccin y rebelda que en s se sien-te contra Dios; redao y grosura, porque da fuerza y me-jora a todos mucho ; atraimiento, porque vaca el cora-zn de las criaturas, atrae a Dios, que llena, por lo quetambin se denomina henchimiento del corazn y pechos;prohijamiento, en el que se comienzan a gozar los bienesdel Padre celeste ; advenimiento del Seor al nima, as-censin espiritual con Cristo y cautividad, con la que su-jetamos a Cristo nuestro entendimiento ; aalteza que le-vante el nima y abrimiento del corazn devoto al deCristo ; ce/o tercero, donde son arrebatados los contem-

    3 Ibid.4 Ibid. pp. 23-24.

  • 6 INTRODUCCIN GENERAL

    plativos)) ; recogimiento, ulo primero porque se recoge loshombres que lo usan, hacindolos de un corazn y amor ;lo segundo, aporque recoge el mismo hombre a s mismo,hacindole uno, ntegro y dueo de s. Este nombre reco-gimiento incluye y abraza en s todos los nombres que pri-mero puse. ((Para qu dir ms? Es aqueste ejercicio unrefugio do nos debemos retraer viendo las tempestades cer-canas ; es una continua resistencia contra los prncipes deJas tinieblas, que secretamente nos combaten ; es restitu-cin que hacemos a Dios, dndole todo lo que en nosotros

    .

    se halla suyo sin reservar cosa. Es una resurreccin a vidaespiritual, donde es dada al justo potestad en el cielo desu nima, y en la tierra, de su cuerpo ; es una reverenciaque contino tenemos a Dios estando con temor delante del ; es un rosal de virtudes y es el reino de Dios, que porconquista hemos de ganar o por maa, pues que den-tro lo tenemos ; y sacerdocio real, con que, siendo denosotros seores, nos ofrezcamos a Dios ; es un silencioque en el cielo de nuestra nima se hace, aunque brevey no tan durable como el justo desea ; es un servicio queslo a Dios hacemos, adorando su sola majestad ; es sillaque le tenemos aparejada para que se detenga en nuestracasa interior ; es tienda de campo para andar por el de-sierto ; es torre jortsima de nuestro amparo, dende do he-mos de atalayar las cosas celestiales, y vaso de oro paraguardar el man en el arca de nuestro pecho ; es valledonde abunda el trigo que tiene grosura y redao, y esvictoria que vence el mundo menor, sujetndolo entera-mente a Dios ; es via que hemos de guardar con vigilan-cia y sombra del que deseamos, do gustamos de su fruto ;es uncin enseadora del Espritu Santo y huerto por to-das partes cerrado, del que damos la llave a solo Dios, queentre cuando quisiere. Para qu dir ms? Pienso que hedicho algo y conozco de verdad que ha sido cuasi nada,segn el merecimiento del santo ejercicio de que habla-mos ; el cual es de tanto precio, que apenas han podidolos nombres ya dichos declarar su excelencia ; que es tan-ta y tan necesaria a los mortales, que aunque del todo nose pueda decir, en ninguna manera se deba callar ; porquelos que la hallaron no sean argidos y reprehendidos demaldad ; onde, aunque la excelencia suya, por ser tanta,en alguna manera les ponga silencio, la necesidad, por sermucha, los obliga

    La conclusin que Ricardo Len saca de sus lecturasy meditaciones sobre los escritores msticos de nuestraedad de oro es la siguiente : ((La mstica, en su sentido

    5 Tercer abecedario, tr. 6, 1, 2 y 4.

  • MSTICA ESPAOLA 7

    propio, es ciencia, pero de ngeles, no ejercicio intelec-tual, ni abstraccin filosfica, ni instrumento alguno deprofano saber, que pueda reducirse a leyes, mtodos y fr-mulas, sino un don particular y amorossimo de Dios, unsobrehumano entender, un conocimiento experimental deciertas almas por vas y modos diferentes de la razn y dela fe *. Esto es hablar con claridad y no mixtificadamen-te ; cada palabra es un rayo de luz.

    Pero tenemos un magisterio superior, que los espaolesaceptamos, o debemos aceptar, siquiera en principio. Adi-vina el lector que aludo al Doctor Mstico por antonoma-sia, a San Juan de la Cruz, quien nos lo dice con sus ver-sos, que no pudieron brotar de Pndaro ni de Virgilio, por-que no vibraba en sus pechos la lira del Espritu Santo,obrador de la vida sobrenatural y comunicador de los ca-rismas msticos. El alma mstica confiesa de s (en nuestrocaso, el propio San Juan de la Cruz):

    Entrme donde no supe,y quedme no sabiendo,toda ciencia trascendiendo.

    Se queda ((balbuciendo ; despus, con ((un no enten-der entendiendo ; luego, ((queda siempre no sabiendo ;crece ms y ms su ciencia, pero de modo ((que no llegasu saber a no entender entendiendo ; ay es de tan altaexcelenciaaqueste sumo saber,^que no hay facultad niciencia

    que le puede emprender ;

    ... y si lo queris oir,consiste esta suma cienciaen un subido sentirde la divinal esencia;

    ' es obra de su clemenciahacer quedar no entendiendo,toda ciencia trascendiendo

    De aqu que esta ciencia mstica, por su origen, divino ;por ser obra divina, obrada con el consentimiento y acep-tacin del alma ; por su objeto, que supera todo sentidonatural ; por su finalidad, que es unir el alma con Dios sinmedio de creatura, por tratarse de comunicaciones que sloconoce quien las recibe, excede toda ciencia humana, aun-que ni la niega ni la contradice, antes, por el contrario,armoniza con ella y puede ser vislumbrada y confirmadapor ella, como la razn vislumbra y confirma la fe sobre-

    La cumbre mstica, p. 20 (Madrid 1945".7 San Juan de la Cruz, Obras, t. III, Poesas. V: Cavias he-

    chas sobre un xtasis de ulta contemplacin, pp. 167-68 (Toledo 1914).

  • 8 INTRODUCCIN GENERAL

    natural. Hay concordia necesaria entre la ciencia y la fe,como que proceden de una misma raz y manan de unafuente misma ; y hay consonancia perfecta entre las cien-cias humanas, cualesquiera que sean ellas, y la cienciamstica, cumbre altsima, pice y conjuncin de toda cien-cia, de todo saber y de toda iluminacin. E.S lo que, anuestro juicio, ense San Juan de la Cruz con palabrashenchidas de sentido, de fuerza y de arcanos:

    Este saber no sabiendoes de tan alto poder,que los sabios, arguyendo,jams le pueden vencer;que no llega su sabera no entender entendiendo,toda ciencia trascendiendo ^.

    Todos los escritos del Doctor Mstico son una profunday brillante exposicin de la ciencia mstica trascendente,exenta de todo error y poetizada con poesa ms anglicaque humana.

    Confirmacin de cuanto venimos diciendo sobre la cien-cia mstica espaola y sobre San Juan de la Cruz en par-ticular son los dos msticos franciscanos Fr. Bernardinode Laredo y Fr. Antonio de Guevara, con sus obras res-pectivas Subida del monte Sin y Oratorio de religiosos yejercicio de virtuosos. Su valor es doctrinalmente desigual,y desigual tambin su estilo y arte de escribir. Entrambos,cada uno en su esfera respectiva, ejercieron influjo nota-ble en la espiritualidad espaola del siglo XVI, y especial-mente en la sin par Santa Teresa de Jess. Laredo essencillo y penetrante, como quien habla ms por expe-riencia que por ciencia ; Guevara escribe con artificio na-tural, que tiene su gracia, porque brota de una menteclara, de un corazn experimentado y de una preocupa-cin noble por el bien ajeno y por la salvacin de lasalmas. Tanto el uno como el otro dejaron los palaciospor los claustros y el brillo del mundo por la humildadfranciscana.

    Autoridad competente ha dicho sobre Guevara, enjui-cindole : ((El estilo de Guevara no representa un abusode los artificios retricos, como muchos dicen. Es ejemplode moderacin, comparado con el uso de los sinnimos,con Pero Meja ; no va en las similicadencias ms all quelos cortesanos retratados por don Luis Miln. Es el hablacorriente de un orador de entonces, mezcla de sencillez ycomplicacin, que marca en el desarrollo de la prosa lite-

    8 Ibid. p. 168.

  • MSTICA ESPAOLA 9

    raria un decidido paso hacia la simplicidad ; es como elbrillante traje de la corte imperial, mezcla de ceida so-briedad y desbordado ornato, que prepara la austera in-dumentaria de la corte filipina Y aade : ((Guevara es-cribe como entonces se conversaba ; nada ms lejos desu estilo que la poda, lima, brevedad y clculo, que traenconsigo la diferencia esencial entre el lenguaje escrito yel hablado En sus libros profanos, su arte es novels-tico. No desprecia la historia. Lo que hace es aprovechar-se de ella, tomndola como element^p esttico y moral,manejndola novelsticamente, como un moderno literato.

    Las obras que se reproducen en este volumen son ge-nuinamente espaolas. La primera. Subida del monte Sin,es un tesoro del saber mstico, lastimosamente olvidado ydignsimo de memoria perpetua ; la segunda, Oratorio dereligiosos y ejercicio de virtuosos, es un tesoro del saberasctico, crisol donde tantas y tantas almas se purificarony dispusieron para las ascensiones msticas. Forman, pues,ellas solas un sistema espiritual completo, henchido deciencia y de experiencia y expuesto a la espaola.

    Recordemos algunos rasgos que orientan su espirituali-dad. Guevara escribi:

  • 10 INTRODUCCIN GENERAL

    estas palabras anhelantes: a i Quin me quitase de m,oh Dios, y me diese a ti! Y el predominio cristol-gico advirtese en el apotegma: uSi Cristo est en la me-moria, siempre se gana victoria

    Guevara, como hombre de mundo y de sociedad, queconoca muy bien los daos del odio y los bienes de laamistad, escribe : Uno de las grandes felicidades destavida es tener amigos con quien nos recrear y carescer deenemigos de que nos guardar ^\ con lo que nos descu-bre su espritu social, comunicativo y amable, animosopara denunciar el mal, para que se suprima, y dispuestosiempre al perdn y a la indulgencia, como se compruebaleyendo sus Cartas.

    Uno y otro, Laredo y Guevara, tienen por nota comndoctrinal el amor natural sobrenaturalizado ; para Laredo,el gusto mstico es gusto de amor que, adems, puede gus-tarse en todo, porque en todo est Dios, y en todo, portanto, se le puede gustar. El alma mstica en todo saboreaa Dios y le ve y le contempla. Este vivir le resulta con-natural con el auxilio de la gracia divina. Por esto, dijo:El gusto del vero amor, ^en todo toma sabor

    Sigese de aqu que, en siendo que sea verdadero, na-turalmente recto y sobrenaturalmente actuado, tiene la vir-tud de ir aniquilando todo lo malo y creando y acrecen-tando todo lo bueno: El amor, si bien se trata, todoslos males remata los anula, dejando al alma en pleni-tud de perficin. Cuando se escala esta divina cumbre,el fuego [de amor] es perpetuo en el altar del alma.

    Otra excelencia del amor laredano es su libertad demovimiento, de modo que nada le limita ni detiene: Elamor va donde quiere, ^sin que nadie se lo vede "\ Esnotable asimismo el aserto de Laredo cuando ensea queel amor lleva a Cristo: Quien a Cristo ha de hallar, conamor le ha de buscar Tener amor y buscar a Cristocon amor es encontrarle y, encontrado, poseerle. Adems,el amor, guindolo Dios, o mejor. Dios mismo, nos meteo mete el cJma mstica en el amor sempiterno

    Otro tanto podemos afirmar de Guevara, para quiennuestro tesoro es el corazn, y en el corazn, el amor, con-cluyendo que el bien vivir no es otra cosa sino un bien

    1^ Ibid. parte 3, 40.16 Ibid.

    Menosprecio de corte, XV.18 Subida del Triante Sin, parte 3., 40.13 Ibid.2 0 Ibid. 1.21 Ibid.22 Ibid.23 Ibid.

  • MSTICA ESPAOLA 11

    amar. La mejor pieza del cuerpo.es el corazn, dijo, y lamejor alhaja del corazn es el amor ; y si ste no se acier-ta a estar bien empleado, tngase su dueo por el hombrems desdichado del mundo ; de manera que no sabe bienvivir el que no sabe bien amar Estimula a proseguir laprctica de la virtud, augurando un premio placentero

    :

    Los exercicios virtuosos, aunque a los principios cansan,andando el tiempo, deleitan Advirtiendo: Es imposi-ble que tenga la vida quieta el que tenga la concienciacargada))

    Finalmente, del antiquietismo espaol, genuinamentemilitante, Laredo nos dej el adagio formulado por l:Quin pudiese caminarsin pararse a resollar! Es-paa, en su mpetu autntico, quiere caminar siempre enbusca de su afn, de su Dios, sin pararse siquiera a reso-llar, pues no se lo impide su espritu, hecho una llama deamor viva. Esta cualidad tiene sus desventajas humanas,pero tiene, en compensacin, sus ventajas divinas, triun-fadoras a la postre. Espaa sabe esperar, porque sabe queDios ensalza a los humildes

    La Infancia espiritual, de Fr. Miguel de Medina, elHrcules de la Teologa, constituye una revelacin.Opsculo henchido de saber y de ciencia, tiene una soli-dez doctrinal verdaderamente frrea, noble y bien razona-da. La infancia espiritual, en el sentido evanglico, alcan-za en l una insospechada grandeza. La Declaracin del((Pater noster)) es profunda y alta. Su autor, el P. Fr. Juande Pineda, archimillonario del idioma, demustranosaqu sus riquezas lingsticas, las dotes extraordinarias desu magisterio, su ingenio fecundo y su sabidura mstica.Son dos joyas pequeas de la espiritualidad espaola, devalor no pequeo.

    Aprovechamos esta oportunidad para advertir que, cuan-do sealamos caractersticas de la escuela mstica espao-la, no queremos decir que sean notas exclusivas, ni pue-den serlo, pues todas las escuelas tienen de todo y tienenun fondo comn bblico, interpretado de acuerdo con laidiosincrasia nacional y con el temperamento o genio delescritor espiritual o mstico. Se trata, pues, de caractersti-cas eminentes, de preeminencias ideolgicas, de orienta-ciones o modalidades especiales, que pueden hallarse yse hallan total o parcialmente en toda espiritualidad cris-

    -* Fr. Antonio de Guevara, Epstolas familiares. Letra para unaseora y sobrina del autor. 2, 17.

    25 Menosprecio de corte. 4.26 ibid.2'' Subida del monte Sin, parte 3.*, 40.28 Le. 1, 5: Ps. 82, 10.

  • 12 INTRODUCCIN GENERAL

    tiana en su madurez. Tngase en cuenta para evitar con-fusiones y dar a cada nacin y a cada escuela lo que lepertenece, no con exclusividad, sino eminentemente, cuan-do esa eminencia se posea. As, la Infancia espiritual esmuy evanglica ; sobre ella escribi Fr. Miguel de Medina,telogo de Trento ; pero slo ha conseguido desenvolvi-miento sistemtico y categora universal en nuestros daspor virtud y gracia de Santa Teresita del Nio Jess, muyfrancesa. Ya San Francisco de Ass haba seguido la vade la simplicidad evanglica, segn leemos en el oficio delSanto, inserto en el breviario franciscano.

    Hecha esta observacin, aseguramos al lector que go-zar espiritual y estticamente y sacar frutos granados ysabrosos paseando su mente y corazn por el jardn ame-no y luminoso integrado por la Subida del monte Sin ypor el Oratorio de religiosos y ejercicio de virtuosos. H-llanse intensamente perfumados por las esencias de la fi-losofa de amor.

    Fr. Juan Bautista Gomis, O. F. M.

    Madi-i", San Francisco el Grande, da 19 de octubre, festividadde San Pedro de Alcntara, 1948.

    Se declara aquel dicho de Cristo: Si tic os volvierdes en ni-os, no entraris en el reino de los cielos, en l Tratado de la cris-tiana y verdadera humildad (Toledo 1570).

  • FRAY BERNARDINO DE LAREDO

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  • INTRODUCCION

    FRAY BERNARDINO DE LAREDO(1482-1540)

    Con fray Bernardino de Laredo, nos colocamos ante uncaso excepcional de un mstico espaol y franciscano aquien no se le ha dado, ni mucho menos, la importanciay categora que tiene. Han pasado siglos, y su obra per-manece sellada, en espera de que una mano valerosa ysabia rompa el sello y aparezcan los tesoros de ciencia yde experiencia msticas en ella contenidos y encerradoscomo en arca de oro. Su admirable Subida del monteSin es fuente caudalosa suficiente y sobrante para regary aun inundar muchos prados y muchas vegas espirituales.Esperamos que le llegue la hora, como le ha llegado aSan Juan de la Cruz y a fray Juan de los Angeles, cum-bres altsimas del magisterio espiritual hispnico.

    Nacido en Sevilla (1482), ciudad opulenta en todo g-nero de gracias, en Sevilla falleci, en el convento de SanFrancisco del Monte, a cuatro leguas de la urbe, separa-do, lejos del mundanal ruido, ao 1540, coincidiendo conel ao en que muri el P. Osuna y el filsofo Juan LuisVives.

    De familia ilustre, pas su juventud florida al serviciodel conde de Gelves, D. Jorge Alberto de Portugal, encalidad de paje o doncel.

    Halagado por el siglo, con un porvenir sonriente, sen-ta un malestar inexplicable y unas ansias de perfeccinmorzil incontenibles. Desech, pues, la vanidad de vani-dades y busc refugio y guarida entre los muros, la luz yel gozo espiritual de los claustros franciscanos. Resolvisea ejecutar y ejecut esta noble y generosa resolucincuando contaba veintiocho primaveras, a plena concienciade lo que haca y con nimo de subir, costando lo que

  • 16 INTRODUCCIN

    costEise y salvando cuanto hubiere que salvar, todos losmontes que a la cima de la perfeccin conducen.

    Virtud y ciencia eran sus dos lemas, los que siemprellevaba ante sus ojos mentales como dos luceros de res-plandores inextinguibles. Uno y otro alcanzaron plena ve-rificacin en l ; fu santo y sabio. El Martyrologium fran-ciscanum, oficial en la Orden, dice que en Espaa, elsiervo de Dios Bernardino de Laredo, hermano lego yconfesor, insigne por su humildad, abstinencia, caridad,paciencia y oracin, brill con milagros sorprendentes ypor su podero singular contra los demonios Doctor enMedicina, fu mdico del rey D. Juan 111 de Portugal

    iDe re mdica nos dej dos tratados : Metaphora me-dicinae, impresa en Sevilla en 1 522 y reimpresa en 1 536,y Modus jaciendi cum ordine medicandi, que vi teimbinla luz en Sevilla, 1534 y 1542, y en Alcal en 1627. Comofrutos de su saber y de su experiencia, fueron muy tilesen su tiempo, y son hoy da importantes para la historiade la Medicina en aquellos tiempos. Tngase en cuentaque, ingresado en la Orden Franciscana, y habiendo re-husado subir al grado de sacerdote, qued en estado dehermano lego, en calidad de enfermero de toda la Pro-vincia franciscana de los Angeles, en la que, por estomismo, ejerci la Medicina con gran celo, competencia ycaridad suma, como testimonian los contemporneos.

    Pero la obra que inmortaliza su nombre, y que ser la

    1 Da 16 de abril, p. 143 (Roma 1938).^Lpida sepulcral de Fr. Bernai-dino de Laredo en OantUlana

    (Sevilla), convento de la Provincia franciscana de los Angeles, hoyen ruinas. Son azulejos sevillanos del siglo xvni. Mide 83 x 55 cen-tmetros en total, y dice .as

    :

    AQU YACEN LOS HUESOS I DEL V. P. BERNARDINO DE I ALAREDO, VARN INSIG I NE EN LETRAS, VIRTUDES, I MI-LAGROS Y DEVOCIN I A MARA SANTISIMA LA I PORTERA,TRASLADA I DOS CON ESTA PRODIGIOSA YMAGEN DELCON I VENTO DE N. P. S. FRANCISCO DE EL MONTE, I AESTE DE CANTILLANA. AO DE 1771.La Virgen Portera, segnafinnan las personas que habitan en lo que fu convento, hllaseen la iglesia parroquial.Debemos estas noticias al P. Serafn deAusejo, O. M. Cap., y aprovechamos esta oportunidad para agra-decrselas.

    2 Foronda (P. Bernardino), O. F. M., Fray Bernardino de La-redo, en AIA, 33, p. 213, a. 1930. Trabajo digno de mencin espe-cial y el primero acometido en serio para damos a conocer la per-sona y escritos de varn tan excelente y que tanto merece ser es-tudiado. Tambin le ha estudiado el P. Joaqun Sanchs Alvento-SA, en La Escuela mstica alemana y sus relaciones con nuestrosmsticos del siglo de oro, XV, 4, pp. 194-97 (Madrid 1946). Cf. FrayJAN DE San Antonio, Bibliotheca Franciscana. Al corregir estasnotas, llganos la noticia de que el P. Fidel de Ros, O. M. Cap., hapublicado im estudio extenso que lleva por titulo : Un inspirateurde Sainte Thrse. Le Frre Bernardin de Laredo, p. 368 (Pars 1948).Gustosos remitimos al lector a esta obra.

  • INTRODUCCIN 17

    sorpresa de los sabios en la ciencia mstica el da quecaten y saboreen sus pginas, es la Subida del monteSin, toda ella luz, gracia y dulzura. Y digo, el da quesea descubierta porque todava es fray Bernardino undesconocido como mstico y como literato, siendo, en louno como en lo otro, una eminencia pocas veces conse-guida dentro o fuera de Espaa ^.

    Alcanz cinco ediciones: Sevilla, 1535 y 1538 (starevisada por el autor y muy renovada en su tercera parte,como luego se dir); Medina, 1542; Valencia, 1590, yAlcal de Henares, 1617. Y luego? Silencio casi inex-plicable.

    Vamos a copiar un pirrafo, en el que, humillndoseprofunda y sinceramente, como varn santo, nos conducea la fuente principal de su sabidura mstica, comunicadagratis a l por la misericordia bondadosa de Dios. Es unadeclaracin valiosa, porque resuelve de una vez la cues-tin que pudiera plantearse sobre los orgenes de su saber.Claro que no excluye de ningn modo otros orgenes, queciertamente tuvo ; pero la experiencia mstica tuvo en lun papel decisivo y preponderante. He aqu sus paJabras

    :

    Quien no conoci al autor, poderle ha considerar conalgn buen fundamento, por lo cual se ha de saber, agrande gloria de Dios, que le orden y compuso un frailelego de pequeo entendimiento, todo tosco, todo idiotay ignorante, sin fundamento de letrcis, al cual la divinaProvidencia, por su infinita bondad, lo quiso de baldecomunicar en esta Provincia de los Angeles, mostrandola infinita libertad, en la cual puede, todas las veces quel quiere, poner en vaso de despreciado valor tesoros degran largueza

    Mucho, muchsimo se preocup fray Bernardino, va-rn prudente, de que su obra fuese muy examinada dehombres doctos y de personas de gran espritu. As, co-rri sin tropiezo y sali ilesa en todas las tempestadesideolgicas y sentimentales que se levantaron en el agita-dsimo siglo XVI. Lo hace constar en la primera edicin,y en la segunda y definitiva, por razn de haber introdu-cido en la tercera parte innovaciones de tal categora quela hacen nueva, recalca este punto de vista, a fin de quesepa el lector a qu atenerse. Dice as: Habiendo sidomudado, como est dicho, casi de todo en todo aquestetercero libro, es bien que se sepa estar muy particular-

    * En la Historia de la literatura espaola, de Juan Hurtado yAngel Gonzlez Falencia (Madrid 1921), muy nutricia y muy ex-tensa, 1106 pginas de apretada lectiira, no se menciorua a frayBernardino de Laredo.

    * Subida del monte Sin, pres. 2..

  • 18 INTRODUCaN

    mente mandado examinar, y aprobado por el muy reve-rendo seor licenciado Temio, provisor, prior y canni-go de esta santa iglesia de Sevilla, y por el muy reverendoseor el licenciado Del Corro, cannigo y inquisidor eneste arzobispado y en su partido

    Confirman nuestros puntos de vista, experiencia y asegurajniento de cuanto escribe las declaraciones que copiamos, bien luminosas a nuestro propsito: uPodraaquesta parte tercera intitularse, por s, la cumbre delmonte Sin, as como la primera y la segunda, la sabida.Y es de notar que, por exceder aqueste tercero libro lasfuerzas y disposicin del autor, va tomado y copilado delos sentimientos y sentencias de los doctores contempla-tivos y vinculado a figuras de la Escritura Sagrada; peroa gran gloria de Dios y confusin de nuestra relajada con-versacin y a incitamiento de los que quisieren despertar-se a aprovechar, digo que no entiendo en estas materiasescribir slo un rengln antes que tenga sabido, por laclemencia divina, que tiene entera verdad todo cuantoaqu escribiere, y as se procede a la obra en el nombrede Jess *.

    Kn cuanto a su categora ideolgica y esttica, todavano ha sido valorada la Subida del monte Sin. Sentida-mente dice el P. Foronda que a fray Bernardino de La-redo uni aun le cupo la suerte de ser sacado del olvido '

    por la pola mgica de Menndez y Pelayo. As es

    ;

    pero si bien no le record para nada en la Historia delas ideas estticas, consta, para gloria del maestro vindi-cador de nuestros escritores, que le record en la Cienciaespaola ^, catalogndole entre los principales autores as-cticos y msticos francisceinos.

    Sainz Rodrguez enjuicia la Subida de Laredo y dice :Esta obra, como los Abecedarios de Osuna, es una delas claves indispensables para entender la mstica espa-ola. Fray Bernardino de Laredo es un alma lrica llenade entusiasmo, y la exaltacin casi pantesta (sin serlodoctrinalmente) de sus descripciones de la Naturaleza sonpginas admirables, no superadas quiz por ningn pro-sista anterior

    Lo que s hace, caiso singular, es aplicar sus conoci-mientos cientficos, como doctor en Medicina, a los he-chos o casos dificultosos que piden para su explicacin

    5 Ibd., p. 3., c. 1.6 Ibcd.^ En AIA, Fray Bernardino de Laredo, p. 217.8 Tomo m, p. 175 (Madrid 1918).9 Introduccin a la historia de la literatura mstica en Espor

    a, c. 5, p. 224 (Madrid 1927).

  • INTRODUCCIN 19

    las luces de la ciencia. As lo hace, por ejemplo, cuandotrata de la copia de sangre que Jesucristo sud en el huer-to, exhortando de paso a los predicadores y maestros deespritu a que estudien y sepan dar razn de tales fen-menos y a que los expongan a los fieles, para extirpardudas y esclarecer dificultades

    Sobre el estado de nimo que su pecho embargabacuando escriba su obra maestra, Subida del monte Stn,tenemos una declaracin preciosa y sumamente significa-tiva: la escribi con gozo infinito Nos emociona pensaren fray Bernardino inclinado sobre humilde mesa y es-cribiendo con gozo infinito pgina tras pgina, sin otra luzni gua sino la que en el corazn arda, segn a otro pro-psito dijo San Juan de la Cruz con voz de fuego.

    Los grandes escritores msticos de nuestra edad dora-da abrillantan sus escritos con todas las galas del pensary del hablar, pero no las poseen todas en igual grado,pues ninguno de ellos tiene el mismo corte, ni el mismotalle, ni ha pasado por el mismo troquel, sino que en elacorde sustancial de sus almas sobresale por su calidaduna nota ms que las otras, que distingue y califica elacorde sobre todos los restantes. Pudiramos decir queen fray Luis de Len predomina la nota del pensar ; enSan Juan de la Cruz, la nota del amar, y en fray Bernar-dino, la nota del sentir ; por algo era franciscano y m-dico. La nota, pues, que caracteriza y singulariza la Su-bida del monte Sin es el acorde riqusimo de contenidoque la obra constituye, es la hondura en el sentir, sentirque brota naturalmente de las profundidades de su esp-ritu y no de la sensibilidad corprea, por lo que ni frayBernardino fu sentimentalista ni tiene su obra nada desentimentalismo. Sinti profundamente en puro espritu, ysupo expresar docta, sabia y literariamente su nobilsimoy cristiansimo.sentir.

    Para confirmacin de lo dicho, traslademos una pgi-na de relieve literario, de valor esttico y de notoria su-perioridad ideolgica, pero en la que resuena, con sentidapenetracin y agudeza espiritual, la nota profunda delafecto compasivo que senta el apasionado amador deCristo Redentor y de Mara Corredentora, el gran contem-plador de los misterios divinos fray Bernardino de Laredo.Lee y sabrs lo que es escribir con novedad y con hon-dura de sentimiento anmico : La Virgen y Cristo tuvie-ron un corazn. Siendo tan gran verdad que las entraasmestsimas de la Madre lastimada se eran una misma cosa

    1 Cf. Subida, 1. n, c. 17.11 [Dedicatoria^ a la Reina de las Reinas.

  • 20 INTRODUCCIN

    con la carne macerada del mansuetsimo Cristo, ni pudoser ni es posible que una carne misma tan cruelmenteatormentada [en la cruz] padeciese en una parte sin laotra tener pasin desmedida en igualdad, pues no hayparte sin tormento en el todo atormentado. De maneraque si nunca se apart la carne del sacro cuerpo de Cristode las entraas de su mestsima Madre, todo en todaspadeci y todas en todo el cuerpo de Cristo, pues todouna misma carne, tal que, aunque apartada en lugar,nunca partida en distancia. Y si la lanza parti dos co-razones en no ms que un solo pecho, confieso que losparti, pero no puedo ni quiero poder sentir que pudoen nada apartarlos, sino partidos, mas no apartados. Ohsi tuviese por bien el que consinti partir el corazn desu Madre dentro en su propio costado y con su mismalanzada que se pudiese romper el corazn de su pobre-cilio esclavo con el clavo de sus pies ! Oh mi Dios, yquin tuviese espritu de vida sin que el vivir le sirviesepara ms de para sentir aqueste como sentir se deba

    !

    Meis pregunto, lastimada nima ma: si la lanza pasjuntos los dos corazones, a cul penetr primero ? c Es-taba quiz el de Cristo metido en el de su Madre, o elde la muy triste Madre muy dentro en el de su Hijo ? O silos dos corazones estaban en slo un pecho, pues queuna sola lanzada tan juntos los penetr. Mas iqu digo,oh mi lastimado amor? Un nima en ambos cuerpos, doscuerpos y unas entraas ; y si son dos las entraas y noes ms de uno el corazn, un corazn en dos pechos, yen dos pechos, un costado, un corazn y una lanza, unjuntamiento de amor indivisible en la vida, ni la muertele apart, que un solo corazn fu entre la Virgen y Cris-to y una sola voluntad, con cuya perfecta conformidaddecimos que la nima de la Virgen y la nima de Cristo,siendo dos, son sola una nima, porque lunca el Hijohizo lo que no quiso su Madre, ni aun morir, pues nuncala Madre quiso contra la voluntad de Cristo ni aun vi-vir

    Cuando por vez primera leamos la Josefina, de frayBernardino, comprendimos al punto la devocin entusias-ta de Santa Teresa al excelso patriarca. Luego, hemosvisto que a otros les sucedi otro tanto y que las influen-cias de fray Bernardino sobre Santa Teresa, en este par-ticular, estn estudiadas. No poda ser menos. La Josefinaanda impresa como apndice a la Subida del monte Sin.Por cierto que en ella vemos enseada con reflexiva rei-teracin la doctrina que todava no ha penetrado en el

    2 Subida, p. 2., c. 28.

  • INTRODUCCIN 21

    arte, y, por consiguiente, no se ha popularizado. Se tratade una reaccin vigorosa contra la idea predominante deque San Jos fuese hombre viejo, lo cual dice fray Ber-nardino que es contra toda la verdad y sin fuerza de ra-zn

    Qu gracia le hara a la gentil Santa Terasa esta

    innovacin que rejuveneca al patriarca San Jos !No menos gracia e impresin duradera le hara la en-

    seanza de que el entendimiento es subdito y compae-ro de la voluntad Tampoco echara en olvido la doc-trina sobre el don de lgrimas, con tanta generosidadconcedido por el Seor a la Doctora Mstica del Carmelo.Fray Bernardino rechaza y desacredita las superficiales,epidrmicas, las que proceden de sensiblera, es decir,las que llama mujeriles, y encomia, como es razn, lasvaroniles y cordiales nacidas o procedentes del espri-tu y no de la sensibilidad corporal.

    Pero el caso emocionante es que la Subida del monteSin sac a Santa Teresa de una perplejidad gravsima yde una tribulacin que la tena en duro aprieto y congoiadura. He aqu sus palabras : Como me dijo esto [que lepareca mal espritu en algunas cosas] , con el miedo queyo traa, fu grande mi aflicin y lgrimas ; porque ciertoyo deseaba contentar a Dios, y no me poda persuadir aque fuese demonio ; mas tema por mis grandes pecadosme cegase Dios para no lo entender. Mirando libros paraver si saba decir la oracin que tena, hall en uno quese llama Subida del monte [Sin]

    .en lo que toca a unin

    del alma con Dios, todas las seales que yo tena en aquelno pensar nada (que esto era lo que yo ms deca, queno poda pensar nada cuando tena aquella oracin) ; se-al con unas rayas las partes que eran, y dile el libro,para que l y el otro clrigo que he dicho, santo y siervode Dios, lo mirasen y me dijesen lo que haba de hacer ;y que, si les pareciese, dejara la oracin del todo, quepara qu me haba yo de meter en esos peligros ; pues,a cabo de veinte aos que casi haba que la tena, nohaba salido con ganancia, sino con engaos del demonio,que mejor era no la tener

    El captulo a que alude la Santa es sin duda el 18 dela tercera parte, titulado Qu cosa es no pensar nada encontemplacin perfecta y de la autoridad y utilidad demstica teologa. La peregrina enseanza que Santa Te-resa experimentaba, y que nadie le autorizaba, expnelafray Bernardino con las palabras siguientes : Siempre sea

    13 Ibd., c. 12 : Sigese el misterio de la humanidad santsima.14 itd., c. 15.15 Ibd., c. 12.16 Vida, c. 13, 5.

  • 22 INTRODUCCIN

    el principio de vuestra contemplacin levantar de todocuanto no es Dios el talante de vuestra nima, en maneraque algn pensamiento no tenga cabida en vos, cuantoquiera que sea bueno. Quiere decir que vuestra contem-placin, si ha de ser quieta y perfecta, no ha de saberocuparse en ms que en slo el amor, el cual, si es amorquieto en contemplacin perfecta, no ha de saber pensarnada durante aquella quietud, porque el amor de mi Dios,en el cual est el nima ocupada, no es cogitable ni in-teligible que lo pueda comprehender nuestro entendimien-to, sino deseable y amable, en nada tiene lugar en el en-tendimiento aprehensin, sino sola la afectiva, los deseos yvoluntad. As que, si la perfeccin de todo contemplativoconsiste en el amor de nuestro Cristo Jess, en el cual lospensamientos impiden, necesario es que sintamos que en-tendi lo que deca el que dijo que es mejor en quietacontemplacin no pensar nada

    c Lev San Juan de la Cruz a fray Bernardino de La-redo ? No s si consta el hecho histricamente, pero sepuede presumir con slido fundamento, Dues no sera msleda la Doctora que el Doctor del Carmelo. Creemosnosotros ver patentes huellas del paso de San Juan de laCruz por las pginas de fray Bernardino. Las vemos cuan-do ste trata ((de la quietud intelectual En la lecturade otros pasajes, se le recuerda involuntariamente. Vea-mos? un par de ellos: ((Ni se contradice la obscura caligenv el ver con claridad, porque no es menos cierto el negarlo que no puede que el confesar la ignorancia que conoceque en s tiene, y el no ver a lo obscuro y el saber queest su vista estorbada de su accin, de su poder y de sucomprehender todo lo que vee. si tiene ojos, a la cla-ra Y en otro lugar: ((Volved el entendimiento a notarqu cosa es centro, y cebad la voluntad. El centro ennuestro hombre es el ms oculto secreto y el ms abs-condido encerramiento de las entraas del nima racional,V ste est tan manifiesto, tan claro y tan descubierto ala divina noticia, al conocimiento eterno y sabidura di-vina, etc. Tengo yo a San Juan de la Cruz por unode los hombres ms geniales que ha engendrado la ge-nial Espaa y por uno de los ms geniales que en su lneahan visto la luz del sol : pero mucho bebi en las fuentesincontaminadas de sus predecesores en la ciencia mstica,y una de ellas fu la Subida del monte Sin. devotov humilde lego franciscano Bernardino de Laredo.

    Subida del monte Sin, p. 3., c. 17.1" Ibid., p. 2.^, c. 14.19 IbG'., p. 2.". c. 38.20 Ibd., cap. 39.

  • INTRODUCCIN 23

    Influy asimismo, cosa muy natural, en el dulcsimofray Juan de los Angeles, como saben cuantos hayan ledoa este literato sin par. Lo ha evidenciado el P. JoaqunSanchs Alventosa en su estudio La Escuela mstica ale-mana y sus relaciones con nuestros msticos del siglo deoro Ete influjo es glorioso para entrambos: para frayBernardino, porque se infiltr en el espritu refinado deun tan preclaro varn ; para el P. Angeles, porque supoabrir su pecho a tan noble y sobrenatural influencia.

    En los Dilogos de la conquista, dilogo 4.", 3, leemos:((Discpulo.Qu cosa es entendimiento cuadrado?Maestro.Adnde has ledo este trmino cuadrado?Discpulo.En un libro muy antiguo de un religioso

    de nuestra Orden; y haca tanto caso de esta manera deentendimiento, que casi pona en ello el todo de la con-templacin.

    Maestro.Tiene mucha razn. Entendimiento cua-drado es el que no se estrecha a mirar y contemplar aDios por una verdad sola, sino que extiende su accin atodas partes, porque Dios es inmenso, incomprehensible,infinito y eterno, y en todas partes est todo y en ningunaestrecho y con lmite.

    Que corresponde a lo que el venerable fray Bernardi-no de Lredo haba escrito

    :

    Donde cuadra el pensaaniento,tiene el amor ms asiento.

    Y aquello otro : (iTodo edificio que asienta en cuadra-do tiene firmeza, porque igualmente est en todas partes,y es ms durable por el indiferente y igual asiento quetiene. Y aade: ((Cuando nuestro pensamiento cuadraen la meditacin de las cosas perdurables, en tal formaque no halla ms a la una parte que a la otra, hay grandeaprovechamiento. ((Y cuando nuestro entendimiento dis-curre a partes diversas y por diversa ocasin, aunque porun mismo fin, no est quieto ni cuadrado ni se llega a per-icion .

    El mismo fray Juan de los Angeles, en el dilogo 8., 7,de su Conquista, le recuerda y comenta cariosamente.Escribi

    :

    Maestro.El autor del libro que se intitula Subida delmonte Sin, que fu religioso de nuestra Orden y de laProvincia de los Angeles, sola decir muchas veces estasentencia, y la dej escrita:

    21 XV, 4, pp. 194-97 (Madrid 1946).23 Subida, p. 3. c. 40.

  • 24 INTRODUCCIN

    Quin me diese navegary, engolfado, no remar!

    Discpulo.Parece peticin fuera de propsito, porqueel hombre engolfado, a remo y vela procura salir del gol-fo por no perderse.

    Maestro.No habla tan superficialmente como suenansus palabras. Golfo llama a este sueo dulce y pausa quehace el alma en Dios, adonde los remos del entendimientoy razn antes daan que aprovechan ; porque luego queellos comienzan a remar, se acaba aquel gusto sabrossimoy de gran deleite que siente el alma engolfada en Dios,

    sentencia rimada, escrita, dice

    :

    i Quin supiese navegary, engolfado, no remar! 23

    No es pequea gloria, sino grandsima, el haber influidofray Bernardino de Laredo con su obra magistral. Subidadel monte Sin, en las tres cspides d la ciencia msticaespaola, en tres de los corazones ms nobles y espiritua-les que han palpitado sobre la tierra : en Santa Teresa, enSan Juan de la Cruz y en fray Juan de los Angeles, varntan anglico como su nombre.

    Concluyamos diciendo que fray Bernardino de Laredoes el Hipcrates de la espiritualidad cristiana por sus afo-rismos. Por algo fu mdico. En om apartado del captu-lo 40, tercera parte, leemos: Sguense aqu, por confor-midad de estos amorosos versos, estos entraables aforis-mos, que yo saqu para m en el nombre de Jess. En-traables aforismos, cnones perpetuos de la espiritualidadcristiana

    23 IbLd.2* El P. Crisgono de Jess Sacramentado, en su Compendio de

    asctica y mstica, p. 4.^, III, p. 316 (Avila 1933), escribi : No vale[como el Tercer Abecedario, de Osuna], la Subida del monte Sin,de Bernardino de Laredo (t 1545) [lase 1540]. Lego como era suautor, este libro no poda tener ni el mtodo ni la solidez de laobras de Osuna. No es tampoco mistico en todas sus partes, aunquetiene pginas interesantsimas. Interesantsimas lo son todas lasdel libro, como partes o fragmentos de un libro maravilloso aupublicado en 1535 y perfeccionado definitiva y magistralmenteen 1538, es clave necesaria para abrir y penetrar la mstica espa-ola. En cuanto a que no es mstico en todas sus partes, qu li-bro hay que lo sea? Lo son Las Moradas, dte Santa Teresa, o elTercer Abecedario, de Osuna? Juicios tan inexactos como el delP. Crisgono, d-igidos al magisterio espiritual y a la formacininstructiva de la juventud, son perjudiciales. Adems, se desvalo-riza as la ciencia mstica espaola, nuestra obra ms genial.

  • SUBIDA DEL MONTE(1538)

    SION

    PARTE I

    Al ilustrsimo prncipe de ia Iglesia el reverendsimoSr. D. Alonso Manrique, cardenal ttulo DudecimApostolorum, ARZOBISPO DE SEVILLA, INQUISIDOR GENERALen los reinos de espaa, consiliario rectsimo delConsejo Imperial, etc.

    De vuestros Frailes Menores,el ms indigno y menor.

    La certidumbre de lo pasado (ilustrsimo seor) quita laduda en lo por venir. De aqu es que, teniendo yo memo-ria de la voluntad y gracia con que vuestra reverendsimaseora acept por servicio la intitulacin de un libro queotra vez le intitul, el cual, porque fuese estimado nocomo de tal autor, lo ofrec a esa persona ilustrsima, esmeahora argumento cierto para me osar atrever a presentarde rodillas este libro nuevamente, con pndola de obe-diencia por amor de Dios escrito. Y porque de vuestrareverendsima seora no quiero requerir ms que favorde lo que contiene el libro, le pido le reciba y favorezca.Y la intitulacin sepa que va dirigida al pie de la cruz

    de Cristo por haceros ms servicio, pues la divina bondadhace a vuestra seora defendedor de la cruz. Y porqueen suma de cuenta de lo que ofrezco, doy noticia quetodo lo que este libro contiene corresponde a la autori-dad evanglica que dice : Quien me quisiere seguir, nie-

    .

    gue su sensualidad y traiga su cruz consigo, y vngase enpos de m \ Y como la autoridad tiene tres partes, con-tiene el libro otras tres : en la primera busca el propio

    1 Matth. 16, 14; Luc. 9, 23.

  • 26 FRAY BERNARDINO DE LAREDO

    conocimiento de este hombre : la segunda incita al se-guimiento de las pisadas de Cristo y a las reglas de lacruz ; y la parte tercera llama la nima a quietud de puracontemplacin, para la cual la cri Dios.Y porque de tres singulares telogos ha sido muy des-

    pacio examinado, de cuyas letras y vida vuestra reveren-dsima seora s que tiene satisfaccin, quise mostrarsus dichos y firmas por que d a esos papeles ms cr-dito. Y porque con estas tres firmas se acompaan otrasdos de los reverendos inquisidor y provisor de vuestraseora y otras dos de nuestro reverendsimo Padre, elGeneral frater Nicolaus Herbonius, y del muy reverendoPadre el ministro provincial de aquesta nuestra Provinciade los Angeles, de quien vuestra seora es propio padrey patrn, pido que aquestos papeles, con este favor y fir-mas, sean recebidos y aceptados. Y la divina clemenciaselle esa nima y entraas con todos los siete dones delEspritu Santo : con los cuales reciba tal claridad, que,como propio Pastor, cuyas son propiamente las ovejas,procure pasto para ellas. Y pues la bondad divina da enesa nima para esto abundancia de deseos, haga que seandeseos vivos, pues que cuando no lo son sern deseos con-fusivos.Y vea vuestra seora que se escribe en el Gnesis,

    captulo 37 hasta el captulo 46, que el gran patriarcaJacob no se satisfizo aunque tena su ganado puesto enpoder de sus hijos ; mas en nombre suyo propio envi asu hijo Jos, y con muy gran costa suya, a ver qu talesestaban. Y si las ovejas y los pastores con ellas no sehubieran trasmontado en Dothain, no se perdiera Josbuscndolos en Sichem, ni lo topara el varn yendo per-dido en el campo. Y si Jos no perseverara por la obe-diencia en buscarlos, nunca l fuera tratado con tantacrueldad de los que busc. Y si de las persecuciones,afliciones y congojas de Jos no fuera Dios muy servido,no le hubiera redundado o sucedido la felicidad sobreel seoro de Egipto.Y si la bienandanza de los que rigen muy bien no pa-

    sase en bien del pueblo de Dios, nunca se hubieran sal-vado tantas vidas que de hambre perecieran y tuvieronel remedio en la industria de Jos ; v si de este bien co-mn no fuese muy servido el verdadero Israel, no hu-biera visceralmente gozado la decrpita vejez del granpatriarca Jacob con la vista de Jos.Y porque aquesta figura se pueda ntimamente sentir

    muy dentro de las entraas, podrse ver en el libro II,captulos 26 y 27, casi por todo. Mas lo que quiero deaqu dar a sentir es que los pastores propios velen sus

  • SUBIDA DEL MONTE SlN.P. I. 27

    propias personas sobre sus propieis ovejas, tomen de ellasla lana para poderlas pastar, pues que los que no sontales buscan pasto a sus ovejas por poderlas trasquilar.Y aunque es as que vuestra seora tiene puestos suspastores, de quien se puede confiar, bien es que enve aJos, que es su propio corazn y su nima y su presen-cia, y que vea cmo les va ; y que os perdis de vuestraconsolacin, y seis perdido de amor hasta que, topn-doos Cristo buscando vuestras ovejas y perseverando en-tre ellas, repase con vuestro ejemplo a los otros sus pas-tores, los obispos y arzobispos, los pastos donde su cle-mencia quiere que se impinguen, o se engruesen, o seenseben sus ovejeis.

    Y pues la divina Providencia se ha querido servir, y sesirve, que esa persona ilustrsima, despus de sus digni-dades, mediante el oficio santo de la Santa Inquisicin,tenga en la Iglesia de Dios, despus del Sumo Pontfice,la dignidad de Pastor de mayor sublimidad, y os di elbculo ms alto, y os di yesca y eslabn, vele vuestraseora y est sobre sus ovejas, y d esa persona ejem-plo a todos sus coadjutores, pues que se acaba la vida.Y s decir que estuve presente muy despacio al falle-

    cimiento del arzobispo, de buena memoria, su antecesor,y le vi asaz cercado de criados y parientes, y entendque apenas haba alguno que no fuese ms solcito sobrfesus maraveds que sobre haber expirado el que ayer cua-si adoraban

    ; y estuve a su sepultura, y vi que se con-movi cuasi toda la ciudad, y vi que antes de ocho dasya no se hablaba en l si no vena sobre habla ; y estascosas, seor mo reverendsimo, cierto no son de olvidar.

    Yo hablo como hijo atrevido con mi reverendsimo yvisceral Padre, y como siervo, confiado en el amor ami-gable de su visceral seor. Y si en algo de lo que hedicho o dir buscare vuestro temporal favor, mis pala-brcis sean confusin para m en la vida advenidera.

    Plega a la bondad divina que ponga en esas entraasilustrsimas el amor que puso las de Cristo en la cruz.

  • Antepnese en esta obra un notable y tres reglas y trespresupuestos, con los cuales pueda ser ms entendidoel intento del autor, y el tt^ilo, y la licin, y materias

    de este libro.

    NOTABLE

    Esta obra se dice SuBlDA DEL MONTE SlN porque elmonte Sin, ciudad del inmenso Rey, est al lado deaquiln. Distante est ; apartado de las partes vacilablesde esta tempestuosa vida, la cual siempre est ladeadapor la parte de aquiln, que quiere decir aire fro y de-secativo, el cual de su natural es impestuoso, muy agudoy penetrativo ; y por estas propiedades que hay en l, sepone en comparacin de las transitorias sensuales con-solaciones, las cuales, pasando presto, dejan frialdad enel nima y sequedad de conciencia.

    Y porque esto es al contrario en la contemplacin, d-cese que el monte Sin que es la contemplacin quie-ta est al lado de aquiln. Aquiln est ladeado y muycdto queda el monte, al cual nuestro ttulo se ofrece conla subida por quieta contemplacin. Y dado caso quesobre la proftica autoridad que dice : los caminos deSin lloran, ' algo est declarado, entindase que siem-pre en esta diccin Sin podemos bien entender la con-templacin quieta, o las nimas que estn puestas enatalaya sobre las altas virtudes, con las cuales van des-peando los vicios por la subida de aqueste mstico mon-te. Estis nimas son las hijas de Sin, a quien es hechoel convite que salgan a ver su Reina ^.Y dceseles aquesto festejando a nuestra muy gran Se-

    ora, porque ella fu la pura criatura que ms alta subi

    - Sam. 1, 4.^ Cant. 3. 11.

  • SUBIDA DEL MONTE SlN.P. I REGLAS 29

    en aqueste monte Sin de la contemplacin quieta, en lacual en esta vida mortal siempre estuvo muy entera, siem-pre estuvo en atalaya, siempre sobre el monte Sin.

    Salgan, pues, las nimas cuidadosas, salgan de la natu-ral tibieza, salgan de la flaca inclinacin, salgan de laspoquedades y suban al monte Sin, a la contemplacinalta, y podrn mirar su F^eina. Quiere decir que la vistaintelectual de aquestas nimas tales est puesta en el de-chado ejemplar de aquesta altsima Reina, y as podrnencumbrarse en aqueste monte Sin, porque sea grangloria a Dios. Que aquestas nimas tales son las que, es-tando en aquesta Babilonia desterradas, se asientan so-bre los ros de sus lgrimas, cuando con vivos deseosponen su aficin en Sin sobre los ros de Babilonia

    REGLAS DEL LIBRO PRIMERO

    SEMANA PRIMERA

    De la aniquilacin

    Lunes Quin soy.Martes De dnde vengo.Mircoles Por dnde vine.Jueves Dnde estoy.Viernes Adnde voy.Sbado Qu llevo.Domingo Quietud.

    REGLAS DEL LIBRO SEGUNDO

    SEMANA SEGUNDA

    De los misterios de Cristo

    Lunes De Getseman a Caifs.Martes De Caifs a la columna.Mircoles De la columna al Ecce homo.Jueves Del Ecce homo a la cada con la cruz.Viernes De la cada a la enclavacin.Sbado De la cruz al monumento.Domingo Del monumento a la resurreccin.

    * Ps. 136. 1.

  • 30 FRAY BERNARDINO DE LAREDO

    Tantas veces se multiplica esta semana segunda, odigo la segunda parte de este libro, cuantos captuloshay en l multiplicados ; de manera que cada un captulose d para cada un da, porque de todo el captulo setome un rengln, o una palabra, o ms, segn gusto dellector.

    Hase tambin de notar en este libro primero y segun-dolos cuales con los principiantes hablan ms que ellibro tercero

    que aunque sea as que el lector halle poco

    gusto de devocin, no por esto ha de cesar el procesodel pensar, aunque sea como quien contare habas, hastase ir ejercitando en la meditacin

    ; porque cuando a losprincipios hay falta de devocin y no falta el perseveraren la oracin, es muy gran sal de bien, porque mues-tra que la va purgativa comienza a preparar el nimapara la contemplacin, y esto es seal de confianza. Cercade lo cual, un fraile me deca ya despus de sus princi-pios que si no le hubiera avisado dende antes que comen-zase que haba de pasar por aquestas sequedades y quele convena sufrir y esperar perseverando, que hubieramuy muchas veces cesado de lo que comenz.

    La falta de aqueste aviso es causa a muchos de mu-cho defecto en esto, porque digo la verdad que me de-ca el mismo fraile que despus de tres meses comenza sentir (aunque muy de cuando en cuando) qu cosa esel gusto de la oracin y que por todo el trabajo de la vidano quisiera haber dejado su perseverancia. Y cmo eneste artculo me fu a m an ms que un ao, sbelonuestro Seor. Los ngeles le den gracias.

    REGLAS DEL LIBRO TERCERO

    TERCERA SEMANA

    A quien corresponde el libro tercero, con quieta contem-placin de lo puro intelectual

    Lunes Donde hay caridad y amor est Dios.Martes Engrandeced a Dios conmigo y levan-

    temos su nombre hasta l mismo.Mircoles En el principio cri Dios el cielo y la

    tierra.

    Jueves El nima que a Dios se allega es unespritu con l.

    Viernes Cristo padeci. Cmo se ha esto desentir por quietud intelectual.

  • SUBIDA DEL MONTE SIN.P. 1 REGLAS 31

    Sbado Recibimos en medio de vuestro tem-plo las misericordias vuestras, diceel nima a su Dios.

    Domingo Ninguno conoce al Padre sino el Hijo ;ni al Hijo conoce otro que su Eter-no Padre

    Hase de notar que la aniquilacin tiene lugar o tiem-po sealado, dende rezados maitines hasta prima.

    Los misterios de Cristo, dende prima a nona ; durantetodo el tiempo de la misa, donde se nos representan losmisterios de nuestra redencin.

    Lo intelectual, dende nona hasta la hora de maitines,el espacio que velamos. Notando, empero, que este avisosirve de norte por donde se rige el nima principiantepara despertarse a andar dentro en s ; mas si alguna vezo veces se hallare en los tiempos sealados ocupada enotra cosa de lo que aqu se seala, hase de quietar enella V tenerla por mejor, porque lo que se le ofrece, siem-pre le conviene ms que lo que ella buscar puede con supobre diligencia.Y porque tenga ordinario en todo tiempo y lugar, hase

    da tener aviso que, en oyendo la voz del que despiertaa maitines, represente en la memoria la trompeta: Le-vantaos, muertos, al juicio.

    Hasta que se comiencen los maitines, piense que, comoaquel cuerpo se levant ahora del sueo para emplearseen alabanzas de Dios, as aquellos mismos miembros sehan de levantar de la muerte el da del juicio para rece-bir perdurable galardn por los que all estn atentas enel oficio divino y en el bien servir a Dios. Y ntese sucontrario si faltare diligencia.

    Tenga aviso cada vez que se acostare a dormir cunpresto y cierto ser echarse en la sepultura.A la prima, al punto que despertare, halle luego en

    la memoria aquello que dice Job, conviene a saber: Bre-ve es la vida del hombre, u pasa as como la sombra, ycese como una flor, y es llena de mil miserias, y nuncapermanece en un estado

    Cada vez que se sentare a comer, ponga a su cuentael escote de la comida primera que el primer hombre,nuestro padre Adn, a nuestra costa comi.

    Cada vez que ha de beber, se acuerde que bebi Cris-to, en la cruz, vinagre y hil.

    Cada vez que oyere el reloj, represente los golpes en

    5 Matth. n. 27.6 lob 14, 1-2.

  • 32 FRAY BERNARDINO DE LAREDO

    los clavos del martillo, y as, contando las horas, cuenteel nima los golpes en el secreto interior.

    Cuando tae a las horas, recoja en el pensamiento loque aquella hora significa, conviene a saber: la prisin,en los maitines ; en la prima, el discurso entre los jueces ;a la tercia, la columna ; a la sexta, la corona ; a la nona,la cruz ; a las vsperas, el descendimiento de ella ; a lascompletas, la sepultura o monumento.

    Cada cosita que viere o cualquier cosa que sea, acur-dese que no hay ms que un Criador, y aunque sea unayerbecita, o una flor, o una hormiga, le porn luego conDios por particular noticia, como el libro le dir. Y siesto toma en costumbre con slo un ao de aviso, de talmanera crea que se lo vestir dentro en la capacidad, quejams no se le caiga y que sin mirar en ello andar siem-pre avisado, y esto es muy grande favor.

    En los viernes siempre se lea la licin que representala dignidad de la cruz, captulo 31 de aqueste libro; o loscaptulos 28 y 29 y 30 de aqueste segundo libro, que tra-tan de los agudos dolores de la Virgen con la cruz.A la triunfantsima resurreccin, con todos los domin-

    gos, se ofrece el captulo 35 hasta el captulo 50 de estesegundo libro.

    A las festividades grandes corresponden puntos gozo-sos de general resurreccin y gloria celestial. El captu-lo 42 hasta el captulo 50 del mismo libro segundo.

    Al misterio de la misa y a los que han de comulgarcorresponde la licin del sacramento santsimo, casi alfinal del tercer libro.

    devocin de las misas de la corona de Cristo, enquien se concluye el libro, corresponde a toda necesidad.

    PRESUPUESTO I

    En la va contemplativa, que quiere decir en el caminode la contemplacin, el que anduviere con perseveranciay trabajare con discrecin lo que segn sus fuerzas pu-diere, este tal no tenga duda de alcanzar de la divinaclemencia ms bienes y ms riquezas de las que sabrdesear. Hase de notar que dice con perseverancia, porquecaen en culpable negligencia aquellos a quien va muchoen entrar en la ciudad, y caminando hasta llegar cercade ella, cuando se hallan cansados, aflojan en el andar,o emperezan, y dan vuelta y pierden lo que han andado.

  • SUBIDA DEL MONTE SlN.P. I PRESUP. I 33

    Porque as como un nio se cra y crece su corpecitoperseverando en mamar, as nuestra nima, si perseveraen mamar leche a los pechos de la oracin mental, se vaen tal manera criando, que as como el nio va creciendode ao en ao, sin que se pueda sentir el modo de sucrecer, as la tal nima se engruesa y se cra y crece ens y se acrecienta en riquezas, sin saber el cmo crecehasta que se halla en tal manera aumentada, que, no co-nociendo ella del todo su crecimiento, los otros la vencrecida.

    As com