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Miércoles – 7 semana TO – 2017 Cátedra de san Pedro 1 Pedro 5,1-4 / Salmo 22 / Mateo 16, 13-19 Oración inicial Dios todopoderoso y eterno: concede a tu pueblo que la meditación asidua de tu doctrina le enseñe a cumplir de palabra y de obra, lo que a ti te complace. Por nuestro Señor. Amén. † Lectura del santo Evangelio según san Mateo (16,13-19) Confesión de Pedro (Mc 8,27-30; Lc 9,18-21; cfr. Jn 6,67-71) 13 Cuando llegó Jesús a la región de Cesarea de Felipe, preguntó a los discípulos: “¿Quién dice la gente que es el Hijo del Hombre?” 14 Ellos contestaron: “Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, que es Elías; otros, Jeremías o algún otro profeta”. 15 Él les dijo: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy?” 16 Simón Pedro respondió: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”. 17 Jesús le dijo: “¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre del cielo! 18 Pues yo te digo que tú eres Pedro y sobre esta piedra construiré mi Iglesia, y el imperio de la muerte no la vencerá. 19 A ti te daré las llaves del reino de los cielos: lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo; lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo”. CLAVES para la LECTURA - El pasaje de la confesión de Pedro en Cesarea nos sitúa en un momento clave de la vida de Jesús. Parece que en su ministerio tuvo unos comienzos brillantes y que fueron muchos los que le siguieron. Pero después de ese triunfo inicial tuvo que afrontar el rechazo de los jefes, la incomprensión del pueblo y el fracaso aparente de su misión. Es entonces cuando se dirige a los discípulos. La doble pregunta que les hace (“¿Quién dice la gente que es este Hombre?... Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?”) no es un juego literario, sino una cuestión vital. Necesita saber qué es lo que piensa la gente y qué es lo que piensan ellos; qué es lo que piensan los de fuera y los de dentro, para ver si su práctica trae el Reino y responde a lo que Dios quiere. Duda si el camino seguido hasta ahora es el acertado. - El relato, tal como lo leemos en este evangelio, se debe en gran parte a la pluma de Mateo que ha remodelado y ampliado el texto de Marcos, añadiendo la afirmación de que Jesús es el “Hijo de Dios” y el encargo confiado a Pedro (Mc 8,27-30). Con estos retoques, el evangelista hace que la atención de los lectores se centre no tanto en Jesús (como ocurre en Marcos), cuanto en la Iglesia, el nuevo Israel que Jesús convoca en torno a Pedro, como resultado del rechazo de su pueblo y de la acogida de los discípulos (Mt 13,53-16,20). A esta confesión de Pedro Jesús responde con una palabra de felicitación y un encargo muy especial de cara a la Iglesia (vv.17-19). Jesús declara dichoso a Pedro, no por sus méritos sino porque el Padre le ha revelado el misterio de reconocerle como Mesías e Hijo de Dios; y le confía la misión de ser la roca sobre la que asentará su Iglesia reunida en torno a los discípulos. CLAVES para la VIDA - El camino de “aprendizaje” para Pedro ha terminado, si bien tendrá que ir madurando profundamente, como podemos comprobar en otros pasajes evangélicos. La fe en Jesús significa mucho más que una “confesión teórica” sobre el Mesianismo. El camino será algo mucho más vital y experiencial, donde, incluso Pedro, sentirá su propio fracaso, llegando a claudicar y negarle, y es que la “imagen” que Pedro tenía del Mesías no coincidía con lo que Jesús les presenta. - “¿Quién decís que soy yo?” sigue siendo una pregunta que interpela a los creyentes que se acercan al Evangelio. Y es que también hoy, a pesar del tiempo transcurrido y de la historia vivida, podemos hacernos “mi” imagen de Jesús, muy condicionado por tantas cosas: intereses, preocupaciones, condiciones de nuestra psicología personal, o el medio social al que pertenecemos. Una imagen empobrecida, parcial o falsa de Jesús nos conducirá a una vivencia empobrecida, unilateral, parcial o falsa de la fe y de la vida. De hecho, éste es uno de los datos más constatados hoy en día: no hay una experiencia viva de lo que es ENCONTRARSE con Él personalmente. Entonces todo se convierte en una “religión” impuesta y obligada. ORACIÓN para ESTE DÍA “Jesús, que yo sea un miembro activo y comprometido de la comunidad de tus discípulos, de la Iglesia”.

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Miércoles – 7 semana TO – 2017 Cátedra de san Pedro

1 Pedro 5,1-4 / Salmo 22 / Mateo 16, 13-19 Oración inicial Dios todopoderoso y eterno: concede a tu pueblo que la meditación asidua de tu doctrina le enseñe a cumplir de palabra y de obra, lo que a ti te complace. Por nuestro Señor. Amén.

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo (16,13-19)

Confesión de Pedro (Mc 8,27-30; Lc 9,18-21; cfr. Jn 6,67-71) 13 Cuando llegó Jesús a la región de Cesarea de Felipe, preguntó a los discípulos: “¿Quién dice la gente que es el Hijo del Hombre?” 14 Ellos contestaron: “Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, que es Elías; otros, Jeremías o algún otro profeta”. 15 Él les dijo: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy?” 16 Simón Pedro respondió: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”. 17 Jesús le dijo: “¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre del cielo! 18 Pues yo te digo que tú eres Pedro y sobre esta piedra construiré mi Iglesia, y el imperio de la muerte no la vencerá. 19 A ti te daré las llaves del reino de los cielos: lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo; lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo”.

CLAVES para la LECTURA - El pasaje de la confesión de Pedro en Cesarea nos sitúa en un momento clave de la vida de Jesús. Parece que en su ministerio tuvo unos comienzos brillantes y que fueron muchos los que le siguieron. Pero después de ese triunfo inicial tuvo que afrontar el rechazo de los jefes, la incomprensión del pueblo y el fracaso aparente de su misión. Es entonces cuando se dirige a los discípulos. La doble pregunta que les hace (“¿Quién dice la gente que es este Hombre?... Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?”) no es un juego literario, sino una cuestión vital. Necesita saber qué es lo que piensa la gente y qué es lo que piensan ellos; qué es lo que piensan los de fuera y los de dentro, para ver si su práctica trae el Reino y responde a lo que Dios quiere. Duda si el camino seguido hasta ahora es el acertado. - El relato, tal como lo leemos en este evangelio, se debe en gran parte a la pluma de Mateo que ha remodelado y ampliado el texto de Marcos, añadiendo la afirmación de que Jesús es el “Hijo de Dios” y el encargo confiado a Pedro (Mc 8,27-30). Con estos retoques, el evangelista hace que la atención de los lectores se centre no tanto en Jesús (como ocurre en Marcos), cuanto en la Iglesia, el nuevo Israel que Jesús convoca en torno a Pedro, como resultado del rechazo de su pueblo y de la acogida de los discípulos (Mt 13,53-16,20). A esta confesión de Pedro Jesús responde con una palabra de felicitación y un encargo muy especial de cara a la Iglesia (vv.17-19). Jesús declara dichoso a Pedro, no por sus méritos sino porque el Padre le ha revelado el misterio de reconocerle como Mesías e Hijo de Dios; y le confía la misión de ser la roca sobre la que asentará su Iglesia reunida en torno a los discípulos.

CLAVES para la VIDA - El camino de “aprendizaje” para Pedro ha terminado, si bien tendrá que ir madurando profundamente, como podemos comprobar en otros pasajes evangélicos. La fe en Jesús significa mucho más que una “confesión teórica” sobre el Mesianismo. El camino será algo mucho más vital y experiencial, donde, incluso Pedro, sentirá su propio fracaso, llegando a claudicar y negarle, y es que la “imagen” que Pedro tenía del Mesías no coincidía con lo que Jesús les presenta. - “¿Quién decís que soy yo?” sigue siendo una pregunta que interpela a los creyentes que se acercan al Evangelio. Y es que también hoy, a pesar del tiempo transcurrido y de la historia vivida, podemos hacernos “mi” imagen de Jesús, muy condicionado por tantas cosas: intereses, preocupaciones, condiciones de nuestra psicología personal, o el medio social al que pertenecemos. Una imagen empobrecida, parcial o falsa de Jesús nos conducirá a una vivencia empobrecida, unilateral, parcial o falsa de la fe y de la vida. De hecho, éste es uno de los datos más constatados hoy en día: no hay una experiencia viva de lo que es ENCONTRARSE con Él personalmente. Entonces todo se convierte en una “religión” impuesta y obligada.

ORACIÓN para ESTE DÍA “Jesús, que yo sea un miembro activo y comprometido de la comunidad de tus discípulos, de la Iglesia”.

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1. En esta festividad, y tal como están las cosas en la Iglesia, más que comentar este evangelio (ya suficientemente conocido), puede ser de interés decir algo sobre el papado y su misión en el conjunto de la comunidad eclesial. No se trata, por supuesto, de poner en cuestión que el obispo de Roma, en cuanto sucesor de Pedro, es la cabeza del Colegio Episcopal. Por otra parte es evidente que una institución religiosa de ámbito mundial, a la que pertenecen más de mil millones de fieles, necesita un gobierno trasnacional. Solo así se podrán resolver cantidad de problemas que, en el ámbito local, no tienen solución. 2. El problema está en que la Iglesia tiene que ser fiel, no sólo al papado, sino además -y antes que eso- al Evangelio de Jesús, en el que tiene su origen. ¿Cómo se debe gestionar la «Cátedra de Pedro» para cumplir debidamente esta tarea? 3. 1) Debe ser vínculo de unidad. Pero dada la multitud de culturas en el mundo, no debe confundir la unidad con la uniformidad. 2) El papa no debe ser un jefe de Estado. Su misión no es política, sino religiosa. 3) El papa no debe ser un monarca absoluto o gobernar con una potestad suprema y única. Porque eso no está dicho en ninguna parte en el Evangelio y porque eso hace imposible que la Iglesia, no solo predique, sino que sobre todo ponga en práctica los derechos humanos. 4) El papa debe go-bernar la Iglesia conjuntamente con el Colegio Episcopal, que, según el Concilio Vaticano II (LG 22) es también sujeto de suprema potestad en la Iglesia. Esto solo se podría lograr sustituyendo la Curia Vaticana por un Consejo representativo de las Conferencias Episcopales.

José María Castillo - La religión de Jesús – Comentario al Evangelio diario

-Ignorar las Escrituras es ignorar a Cristo (San Jerónimo)- Queridos amigos y amigas:

Hoy la Iglesia celebra la Cátedra de San Pedro. Suena grandilocuente pero se trata, sencillamente, de una historia maravillosa de pura misericordia.

Volvemos a tener en nuestras manos el Evangelio del jueves de la semana pasada pero esta vez narrado por Mateo. Los capítulos 8, 9 y 10 del evangelio de Marcos tratan de responder a la pregunta que Jesús hace hoy, de nuevo, a sus discípulos; una pregunta con dos niveles de implicación: ¿Quién dice la gente que es el Hijo del Hombre? Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?

Responde, tal vez, el menos indicado, el menos ilustrado… Pedro, que no era más que un rudo pescador de Galilea. “Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo”.

Seguramente el resto de los discípulos quedaron atónitos con su impulsividad. Las elecciones de Dios son sorprendentes y escapan a toda lógica humana. Tengo que confesar que siento una peculiar debilidad por Pedro. (¡Me veo tan reflejada en él!) ¿Qué vio el Señor en este pobre hombre para confiarle una misión tan ingente? Creo que amor. Mucho amor. Sólo amor aunque a veces fuera torpe y necesitado de ser purificado. Pedro amaba de corazón al Señor. Aquí estuvo su tabla de salvación en la fragilidad. A ese amor se agarró Jesús; y ese amor fue tal vez el que cautivó a Jesús para edificar su Iglesia en una piedra tan sencilla y sin pulir. Los criterios de selección de Jesús rompen los esquemas de cualquier empresa… creo que también los nuestros. Nos importan demasiado los títulos, el nombre, el prestigio, las cualidades humanas…

Hoy se nos pide orar con singular fuerza por los pastores que nos cuidan. Especialmente por el sucesor de Pedro, nuestro querido Papa Francisco. Oremos por él con las palabras del salmo 22. No puedo dejar de recordar la interpretación que San Antonio María Claret da al versículo que reza así: tu vara y tu cayado me sosiegan. La vara es el Corazón de María y el cayado es la Cruz. Así, así sí que se pueden atravesar todas las cañadas de la vida… por oscuras que sean.

Vuestra hermana en la fe, Carolina Sánchez, Hija del Inmaculado Corazón de María.

Ø ¿Cuáles son las opiniones que existen en nuestra comunidad sobre Jesús? Estas diferencias en la forma de vivir y expresar la fe ¿enriquecen la comunidad o perjudican el camino y la comunión? ¿Por qué?

Ø ¿Quién es Jesús para mí? ¿Quién soy yo para Jesús?

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“¿Quién dicen que soy yo?” (Mt 16,15)

Tú eres Jesús. En Ti, el Padre nos lo ha dicho todo, nos lo ha dado todo.

¡Hasta ahí llega la locura de amor del Padre por todos nosotros! Tú eres quien viene a decirme quién soy yo.

Tú, Jesús, te aproximas a mi camino, llamas a mi puerta,

quieres entrar en mi historia.

Oro cuando me encuentro, contigo, Jesús. Vivo, cuando bebo de tu manantial

y me alimento de tu eucaristía.

A pesar de ser una piedra del camino, Pedro ha recibido una revelación de Dios y sobre ellas (sobre la palabra revelada por Dios y confesada por Pedro) edificará Jesús su Iglesia. No la

edificará, por tanto, sobre la persona-Pedro sino sobre su confesión de fe. Esta relación entre Pedro/Piedra y la Roca de la fe (revelada precisamente a Pedro y confesada por Pedro) sobre la que Jesús edificará su iglesia constituye el centro teológico del Evangelio de Mateo, su mayor

aportación a la historia cristiana.