MInisterio Episcopal Redentor Episcopal Redentor.… · En la cena, asegura el Cardenal Martini, conviven los signos contradictorios del bien, de la confianza, de la intimidad, de

RASGOS DE UNA ESPIRITUALIDAD PARA UN MINISTERIO EPISCOPAL REDENTOR,

ANTE LA SITUACIÓN ACTUAL DE MÉXICOEn la Perspectiva del

Proyecto Global de Pastoral 2031+2033

Mons. Jaime Calderón CalderónObispo de Tapachula


Entrar en la dinámica espiritual que impulsa nuestro quehacer pastoral pero que hunde sus raíces en la comprensión del ministerio episcopal a la luz de la renovación y actualización en la comprensión del tema de la Redención.

A. Agradecimiento


Objetivo general de la Asamblea Centésima séptimaProgramar la difusión del PGP en su interacción con los

Planes Diocesanos y provinciales de Pastoral, a través del conocimiento de las orientaciones generales para la

implementación, atendiendo las emergencias pastorales de la Iglesia en México a saber: la atención a jóvenes,

migrantes, sacerdotes y la protección a menores.

Objetivo específico (primera unidad)Discernir la situación actual del país

y de la Iglesia para poder dar respuesta según las orientaciones del PGP 2031-2033.

B. Objetivos


Sin ella, estaremos casien la misma condicióne incapacidad para respondera la altura y exigencia delos tiempos que vivimos;

...sin ella, estaremos en lamisma actitud quenos llevará, a lo sumo,a repetir las mismasrespuestas, con losmismos esquemasmentales y espiritualescon los que siemprenos hemos movido.

C. Necesidad de una renovación


La visita del Papa nos animó a tomar “con coraje profético y un serio y cualificado proyecto pastoral…” nuestra tarea de pastores, y para todo los que formamos la Iglesia un llamado urgente a una reconversión en clave sinodal, precisando que la sinodalidad es el camino que la Iglesia está llamada a seguir hoy.

D. Punto de partida


Estamos convencidos que lo importante es no caminar solos, contar siempre con los hermanos en un sabio y realista discernimiento pastoralen clave de misión de frente a la autorreferencialidad como expresión de la enfermedad típica de una Iglesia encerrada y avejentada...

D. Punto de partida


... como “una especie de narcisismo

que nos conduce a la mundanidad espiritual” a un “clericalismo de

mercado” y que impide

“la dulce y confortadora

alegría de evangelizar”.

D. Punto de partida


El PGP es un documento de nosotros y, en primer lugar, para nosotros, por lo que se hace imprescindible volver también la mirada sobre

nuestra realidad personal y episcopal-eclesial; no podemos ver esta realidad sin implicarnos porque

en ella también está descrita y reflejada nuestra propia vida;

además, no podemos perder de vista el horizonte al cuál aspiramos ser…

una iglesia pueblo.

D. Punto de partida


E. Situación actual de la Iglesia descrita en el PGP... nos reconocemos portadores, al interior de una gran realidad nacional, de diversidades culturales regionales y locales que hacen de la sociedad

y de la Iglesia una realidad multiforme y pluricultural (cfr. 64).

nos ubicamos en todo un camino espiritual ante toda una presencia generosa y comprometida de las diversas órdenes y congregaciones religiosas, hombres y mujeres, que llenas de celo apostólico proclamaron

con valentía y creatividad la Buena Nueva (cfr. 67)

el lenguaje utilizado en el encuentro del Tepeyac, como vehículo de inculturación del Evangelio, constituyó un itinerario espiritual, al conjugar palabras y gestos, acción y contemplación, imágenes y símbolos (cfr. 65).


E. Situación actual de la Iglesia descrita en el PGP

Así mismo también hemos reconocido la presencia de tantos Padres-Obispos que, llenos de la gracia de Dios, con su palabra, trabajo

y testimonio, han edificado a lo largo de estos siglos la Iglesia de Cristo en nuestro país… (cfr. 68).

parecemos más jueces, dueños o líderes de una estructura humana, que agentes dóciles al Proyecto del Reino de Dios (69), que no hemos

respondido con generosidad al valor esencial de la comunión,especialmente en la colegialidad entre nosotros como Obispos,

encerrándonos en nuestras jurisdicciones territoriales y olvidándonos de construir la fraternidad y la solidaridad episcopal... (cfr. 69).


... nuestro Pueblo reclama un mayoracompañamiento espiritual y unespecial coraje profético frente a lascircunstancias actuales, basado en eltestimonio humilde, la vida sencilla y lacercanía habitual. ; y que noshabremos de comportar siempre connuestros sacerdotes más comopadres y hermanos que los quieren,escuchan, acogen, corrigen,confortan, piden su colaboración yhacen todo lo posible por subienestar humano, espiritual,ministerial y económico (cfr. 71).



... queremos hacer un camino sinodal, mirando lejos, ocupándonos denuestros desafíos actuales, pidiendo para nosotros al Señor una verdaderaconversión personal y pastoral, inspirados en Jesucristo nuestro Redentory en Santa María de Guadalupe, invitando a los agentes de pastoral y atodo el Pueblo de Dios a recorrer juntos este camino de conversión,para que iluminados por la gracia divina fortalezcamos la presencia delReino en la transformación de una realidad escrita realidad (cfr. 86).



Se trata de confirmar, renovar y revitalizar la novedad del Evangelio arraigada en nuestra historia, desde un encuentro personal y comunitario con Jesucristo, que suscite discípulos y misioneros”.



F. Propuesta: Una espiritualidad que parte de laconvicción de la necesidad de volver la mirada alSeñor (Juan: 13, 1-15 y 19, 31-37)

No podemos cansarnos de repetir

que Él es nuestra verdad y la verdad que tenemos para

comunicar al México de hoy. ¡Hay que volver a Jesús!”

(cfr. 111).


Nosotros afirmamos que la conversión pastoral(cfr. DA 365) en nuestra Iglesia, que debe fundamentarse en una sólida espiritualidad cristológica, eclesial y guadalupana, pasa primero por los Obispos y después por el presbiterio.

F. Propuesta: Una espiritualidad que parte de laconvicción de la necesidad de volver la mirada alSeñor (Juan: 13, 1-15 y 19, 31-37)


1. Mirarán al que traspasaron (Jn 19,37)

Así como titulamos la primeraparte de nuestro proyectomiramos la realidad como puebloredimido por Jesucristo y amadopor Santa María de Guadalupequeremos expresar que sólo lopodremos hacer si nuestramirada está fija en Aquel quenos evoca todo el amor y lamirada primera de Quien nopodemos apartar la nuestra.

Contemplarlo, equivale a contemplar la pasión de Jesús, haciendo alusión a la Pascua (13,1), en la que se evidencia que Jesús actúa con plena conciencia; es la hora de pasar de este mundo al Padre y en esta acción, profundamente

intencionada y consciente, lo hace en la certeza del cumplimiento de su voluntad:

“habiendo amado a los suyos”.


Es el momento de la conclusión de una experiencia humana que ha sido una experiencia de amor porque el haber amado

a los suyos es el núcleo de la vida de Jesús.


nosotros somos ese amor hasta el fin de Jesús; Él nos sigue sosteniendo en su amor;

nos sostiene amándonos.


También en nosotros se manifestará nuestra hora, el pasar de este mundo al Padre, y

podemos querer amar hasta el fin, de manera que podemos hacer toda acción cotidiana con la

conciencia grande de nuestra misión.


En la cena, asegura el Cardenal Martini, conviven los signos contradictorios del bien, de la confianza, de la intimidad, de la amistad en los 11 apóstoles, y

del mal, en la enemistad del diablo y de Judas:


El lavatorio de los pies viene a trastornar los comportamientos habituales, las relaciones normales entre el Maestro

y los discípulos, entre amo y siervo. Y en el ámbito de la fe de la Iglesia es un gesto desconcertante porque nos muestra

una profunda verdad que determinará una nueva relación Dios-hombre, Dios que sirve al hombre


Es decir, nos introduce Jesús con este gesto sencillo, hecho con plena conciencia, en el misterio

del Dios que se manifiesta sirviéndonos.

Por tanto, el lavatorio de los pies significa que el servir es acción divina


El gesto humilde nos introduce en el misterio de la pasión, de la cruz,

de toda la vida de Jesús, que es el misterio del hombre y

de la Iglesia…es el misterio de la proximidad y del servicio entendido

sólo desde el amor divino.


En el Evangelio de San Juan, Pedro expresa un temor, una débil convicción de que ya es

realmente amado sin mérito alguno, ni mucho menos hasta dar la vida.

Pero pensemos que esta misma historia de Pedro se repite en cada uno de nosotros.


El texto, pues, del evangelista Juan (13, 12-15)continúa y nos presenta la instrucción que Jesúshace seguir al gesto del lavatorio de los pies con laque funda la mentalidad de su Iglesia, quizápodríamos atrevernos a decir… la espiritualidad de laIglesia: “Deben lavarse los pies unos a otros”.

Esto nos exige tener un acercamiento que según elCardenal Martini se podría pensar en los siguientestérminos:


• en primer lugar en el servicio corporal hecho con amor(referidas explícitamente a la carne viva de Jesús):hambrientos, sedientos, migrantes, desnudos, enfermosy presos (cfr. Mt 25, 35-36); son los servicios a lasnecesidades físicas;

• en segundo lugar, en el servicio con una actitud interiorde quien se siente dedicado al servicio de los demás…siendo el más grande, el que gobierna… como el quesirve (22, 26.27), más aún, hay que tomar la iniciativapara primerear (Lc 10, 25-37);

• en tercer lugar, el servicio del perdón fraterno otorgadosin reservas (Mt 5,23-24; 18,21-22);

• en cuarto lugar, el servicio de la corrección fraterna (Mt18,15);

• en quinto lugar, es el servicio del amor mutuo, el don dela vida (Jn 13,34; 15,12-13).


Pero, ¿cómo la Iglesia va expresando ese caminar de la clarificación de su

conciencia? Porque la conciencia debe radicarse (volver la mirada a la raíz).

Por tanto, dirigir la mirada al Señor (Jn 19, 31-37) significa que todo está bajo el

signo definitivo de la Pascua


De la contemplación que tiene como centroal Crucificado, siempre en el Evangelio desan Juan, nace una Iglesia que no seavergüenza, sino que se gloría de Él, que no sequeja, no se amarga ni mucho menos sevictimiza porque le faltan muchas cosas oadvierte sus propias debilidades y miserias;una Iglesia que se examina constantemente ala luz del Crucificado y, finalmente, una Iglesiaque predica al Crucificado (cfr. 1 Cor 2, 2-3).


2. La redención: visión tradicional y visiónactualizada

La segunda parte de nuestro Proyecto Global de Pastoral la titulamos como interpretamos y juzgamos desde el acontecimiento de la Redención de Nuestro Señor Jesucristo y desde el Acontecimiento Guadalupano.

Nuestra medida ha sido, es y será Jesucristo Redentor, el Evangelio del Padre, nuestro Señor y Salvador (cfr. Jn 17,8) (88).

E hicimos nuestras las palabrasde San Juan Pablo II queafirmaba con determinación enla Redemptor Hominis que larespuesta fundamental yesencial… la única dirección delentendimiento, de la voluntad ydel corazón es para nosotros esta:Jesucristo, Redentor del hombre;Cristo, Redentor del mundo. A Élnosotros queremos mirar, porquesólo en Él, Hijo de Dios, haysalvación, renovando laafirmación de Pedro “Señor ¿aquién iríamos? Tú tienes palabrasde vida eterna (RH 7) (cfr. 91). Mons. Jaime Calderón Calderón

Obispo de Tapachula

Sólo desde esta certeza de fe, surgirán nuestras actitudes, nuestra palabra, nuestras acciones, nuestro testimonio renovados (93).



2.1 En el PGP hemos profundizado con clara conciencia que, en la predicación tradicional,

Según esta comprensión, el modelo pastoral y la espiritualidad cristiana que de allí se derivaba, ponían el énfasis de la predicación en el pecado y la imposibilidad humana de participar de la salvación.

Esto nos hizo considerar que, en términos generales, el lenguaje con el que la Iglesia habla todavía de la Redención, muchas veces, resulta incomprensible, e inaceptable especialmente para las nuevas generaciones (vgr. a muchos de nuestros jóvenes les parece ofensiva una imagen de Dios en estos términos: el dios vigilante y juez implacable atento a los pecados humanos, el dios comerciante de salvación, el dios mágico de las respuestas inmediatas y baratas… cfr. 100).


También en el PGP nos planteamos que ante una realidad que ha cambiado nos está desafiando para una nueva comprensión, vida y ministerio episcopal sobre el misterio de la Redención. Entonces, ¿cómo hablar de Redención a nuestros contemporáneos de manera positiva y esperanzadora? Por ello, dijimos que solamente desde el Señor, volviendo la mirada a Él, podemos comprender quiénes somos y a qué estamos llamados como Iglesia Redimida.



2.2 Afirmamos con profunda visión renovada que la Redención de Jesucristo no se reduce al momento de la entrega de su vida en la muerte en la cruz.

El Acontecimiento Jesucristo es todo redentor:

Y que la Redención es un momento fundamental de un proyecto más amplio,

el proyecto de salvación de Dios:

La Redención es pues, el momento sanante, el momento liberador que nos reincorpora en el proceso de la salvación de Dios que dice plenitud, realización definitiva (107).

Por eso toda la vida de Jesús es redentora,


El mandamiento del amor,lavarnos los pies los unos alos otros, es para susdiscípulos, y con ellos todoslos que creemos en Él,signo de identidad y únicocriterio de relación fraternal(cfr. Jn 34,35). Más aún, lacredibilidad del discipuladodependerá de la fuerzatestimonial de la vivenciadel amor (122).


El Crucificado-Resucitado nos comparte su Espíritu... Pentecostés

culmina el misterio pascual de Jesús, y por eso la obra redentora de Jesús se prolonga en la acción del Espíritu en

sus discípulos, como ministros de reconciliación (cfr. 2 Co 5,11), no

simplemente como hombres y mujeres pacíficos, sino como constructores de

paz (cfr. Mt 5,9). Va transformando la mente y el corazón de los redimidos

para que tengamos los mismos sentimientos del Señor. Construye la

Iglesia, la vivifica permanentemente, la unifica en torno a su Señor, la lanza al

testimonio y la fortalece (cfr. LG 4) (128).


La Redención tiene que ver con una nueva manera de relacionarse: conuno mismo desde la confianza y la obediencia al Padre, mirando alpasado con gratitud y el futuro con esperanza; con los demás, en clavede fraternidad, entrega, compasión y solidaridad; con la creación, conrespeto y responsabilidad, conservándola y cultivándola. Así, lacomprensión actual de la Redención puede traducirse de muchasmaneras: Redención es reconciliación, liberación, salvación, paz, curación,santificación, comunión, gozo, esperanza... (130).



2.3 Nuestra eclesiología en la visión renovadadel misterio de la Redención

Esta visión renovada del misterio de la Redención nos lleva a la comprensión de que la Iglesia no vive para sí, sino para acoger y testimoniar la obra redentora de Jesucristo… Por eso hemos de descartar todo triunfalismo y arrogancia de quien cree saber todas las cosas, situándose por encima de los demás y marcando el ritmo del camino.

La salvación que Dios nos ofrece, de hecho, no se consigue sólo con las fuerzas individuales, como indica el neo-pelagianismo, sino a través

de las relaciones que surgen del Hijo de Dios encarnado y que forman la comunión de la Iglesia. Además, dado que la gracia que

Cristo nos da no es, como pretende la visión neo-gnóstica, una salvación puramente interior, sino que nos introduce en las relaciones concretas que Él mismo vivió, la Iglesia es una comunidad visible: en ella tocamos la carne de Jesús, singularmente en los hermanos más

pobres y más sufridos… (136).


Al final, la credibilidad de la Redención, de los que nos decimos sus discípulos, se juega en el estilo de nuestras relaciones interpersonales, en el modo en como tratamos a los demás, en lo que el sufrimiento ajeno nos afecta y nos mueve a la justicia y a la misericordia…

Somos conscientes de que, al caminar en la historia, necesitamos dialogar con el mundo para realizar la misión de proclamar a Jesucristo Redentor. Caminar en la historia como pueblo de Dios nos exige “salir”, superar inmovilismos, buscar actitudes nuevas, actitudes abiertas y capaces de proponer el Evangelio a todos para la construcción del Reino (cfr. EG 180-181).


Ya no cabe una Iglesia autorreferencial, centrada en sí misma y preocupada sobre todo de su auto-conservación (cfr. EG 49). (140); esta salida es lo que hace que la Iglesia,

Pueblo de Dios, sea misionera. Una Iglesia en salida,

consciente de la misión que el Señor le encomendó, es una Iglesia que se construye en la

comunión y la sinodalidad (143).



2.4 Con la conciencia de ser un puebloamado por Santa María de Guadalupe

Los obispos mexicanos sabemos bien que la experiencia de fe del pueblo mexicano y la consolidación e integración de la patria son realidades difíciles de comprender si no se leen a la luz de la cercanía y de la maternidad de Santa María de Guadalupe. Por ello, los Obispos mexicanos debemos refrendar el compromiso de seguir construyendo una “casita sagrada”, elemento común de identidad de este pueblo, un signo de unidad, un espíritu de familiaridad.

En el rostro mestizo de la Virgen de Guadalupe

vemos la propuesta de un mensaje de comunión. Creemos que es posible superar las diferencias

entre las razas a través de la paz y la armonía… En una sociedad fragmentada, como la nuestra,

todos, los obispos y los agentes de pastoral estamos llamados a trabajar por la unidad. Todos

estamos invitados a superar las diferencias que nos lastiman y

entristecen (161). Mons. Jaime Calderón CalderónObispo de Tapachula


G. Rasgos de una espiritualidad episcopal

El acercamiento a esta realidad mexicana bajo la mirada del Misteriode Cristo Redentor y el Acontecimiento de Guadalupe, nos ha llevado

a descubrir un desafío fundamental como Iglesia Católica: Dios nos está llamando a generar esperanza, a fortalecer y reconstruir una vida humana más plena para todos sus hijos, especialmente los descartados por estos

nuevos fenómenos, una vida que refleje en cada persona a Cristo el hombre perfecto y se manifieste en condiciones dignas para cada uno. Una tarea que exige un profundo proceso de conversión, y nosotros,

los Obispos, somos los primeros que debemos dar ejemplo de ella (164). Y que comienza con las actitudes y criterios, y continúa con sus estructuras, a fin de que respondan a las exigencias de evangelización

de nuestro tiempo. Por ello, el Papa Francisco nos invita “a todos, a ser audaces y creativos en esta tarea de repensar los objetivos,

las estructuras, el estilo y los métodos evangelizadores de las propias comunidades”.


1. Obispos como testigos del Crucificado-Resucitado

Para poder responder a estos grandesdesafíos se requiere de pastores quesepan reflejar la ternura de Dios, conmirada limpia, de alma transparente ymirada luminosa, que tienen en su rostrolas huellas de quienes han visto al Señor(cfr. Jn 20,25), de quienes han estadocon Él... Obispos que tengan unaparticular cercanía con los pobres,sepan escucharlos y ofrecerles elconsuelo de Dios, especialmente quienha sido víctima de la violencia en estosúltimos años, que tanto dolor hanprovocado a nuestras familias (70).


Pero, ¿quién es un testigo del Resucitado? “Es quien ha seguido a Jesús desde los inicios y es constituido con los apóstoles testigo de su

resurrección. También para nosotros este es el criterio unificador: el obispo es quien sabe hacer actual todo lo que le sucedió a Jesús y,

sobre todo, sabe, junto con la Iglesia, ser testigo de su resurrección. El obispo es ante todo un ‘mártir’ del Resucitado. No un testigo aislado sino junto con la Iglesia. Su vida y su ministerio deben hacer creíble la

resurrección. Uniéndose a Cristo en la cruz de la auténtica entrega de sí, hace brotar para la propia Iglesia la vida que no muere. La valentía del morir, la generosidad del ofrecer la propia vida y de entregarse por el

rebaño están inscritos en el ‘ADN’ del episcopado. La renuncia y el sacrificio son connaturales a la misión episcopal”.


2. Obispos con la supremacía de Dios, autorde la elección, en su vida.

Para garantizar tal supremacía existen dosactitudes fundamentales: el tribunal de lapropia conciencia ante Dios y la colegialidad.Ahora bien, hay tentaciones que tratan deoscurecer el primado de Dios y de Cristo,son numerosas: van desde la tibieza, quederiva en la mediocridad, a la búsqueda deuna vida tranquila, que esquiva renuncias ysacrificio; es la tentación de la prisa pastoralque conduce a la impaciencia; es latentación de la presunción de creernosinsustituibles e indispensables; la tentaciónde acomodarse en la tristeza que apagatoda expectativa y creatividad, dejando unaprofunda insatisfacción de llegar a lamañana de la Pascua.


...“espiritualidad es regreso a lo esencial, es ese bien que nadie puede quitarnos, la única cosa verdaderamente necesaria.

No nos cansemos, por lo tanto, de buscar al Señor –de dejarnos buscar por él- de cuidar en el silencio y en la

escucha orante nuestra relación con él. Mantengamos fija la mirada en él, centro del tiempo y de la historia;

hagamos lugar a su presencia en nosotros:


3. Obispos con olor de pastor

En el pensamiento del PapaFrancisco la expresión de pastorescon olor de oveja es una referenciaprofundamente arraigada en elpensamiento de él para expresar losrasgos que deben caracterizar hoydía a cada uno de los llamados alministerio ordenado y, por lo mismo,al obispo de modo particular. Por loque necesitamos acercarnos a estaexpresión con la que diremos que“olor del pastor” se refiere a losrasgos de la espiritualidad queestamos tratando de describir.

Pero, ¿qué significa ser pastor? “… ser pastor significa creer cada día en la gracia y en la fuerza que nos viene del Señor, a pesar de nuestra debilidad, y asumir hasta el final la responsabilidad de caminar delantedel rebaño, libres de pesos que dificultan la sana agilidad apostólica, y sin indecisión al guiarlo, para hacer reconocible nuestra voz para quienes han abrazado la fe como para quienes aún ‘no pertenecen a este rebaño’



4. Pastores, no príncipes

Esta imagen remite al discernimiento de un

cambio de época; más aún es una expresión que

remite a que ningún obispo ni sacerdote se deje robar la

alegría (EG 83) de ser pastor. Pastor que “habla

con todos” y no sólo con los de su élite. Pastores que

velan por su pueblo de que haya sal y luz en los

corazones:


Lo que deseo es resaltar esa peculiar hondura que tiene el velar frente a un supervisar de manera más bien general o una vigilancia más puntual. ‘Supervisar’ hace referencia

más al cuidado de la doctrina y de las costumbres; en cambio, velar se refiere más a cuidar que haya sal y luz en los corazones. ‘Vigilar’ habla del estar alerta

al peligro inminente; ‘velar’, en cambio, habla de soportar con paciencia los procesos en los que el Señor

va gestando la salvación de su pueblo.

El pueblo que experimenta que su pastor vela por él es profundamente agradecido,

lo ama y será capaz de dar la vida por él.


5. Pastores que se abajan y se incluyen enel pueblo

Este rasgo se puede expresar así: “Hacia abajo y hacia todos”. Obispos

centrados en lo esencial. De este rasgo esencial brota una doble característica: una, saber hacer actual todo cuanto le sucedió a Jesús y, otra, que no es un testigo aislado

sino junto con la Iglesia, es decir pastores de una Iglesia que es cuerpo de Cristo.

Por tanto, abajarse, incluir y centrarse son los tres movimientos espirituales en torno al Señor crucificado y resucitado los que el

santo Padre Francisco nos invita a los obispos a delinear la figura y a situarnos

como pastores del pueblo de Dios.


6. Pastores ungidos para ungir

Ungidos para ungir al pueblo fiel de Dios al que se le sirve: “Es necesario que la unción de lo alto fluya hasta la orla del manto. Un obispo no podría jamás renunciar al anhelo de que el óleo del Espíritu de santidad llegue hasta el último borde de la vestidura de la Iglesia"


7. Obispo con corazón misionero

“Suscitando, promoviendo y dirigiendo el obispo la obra misional en su diócesis, con la que forma una sola cosa, hace presente y como visible el espíritu y el celo misional del pueblo de Dios, de suerte que toda la

Diócesis se hace misionera”


8. Pastores con sonrisa de padre

Esa es la figura del obispo que tiene en el corazón el Santo Padre. Y es la misma para los sacerdotes, los cardenales y para

el mismo papa: pastores no sólo que no pretendan vestirse (peinadores de ovejas) con la lana de las ovejas sino que anden

‘apasionados’ por servirlas: “Cuando mi conciencia está tan aislada de la conciencia de la porción del pueblo fiel de Dios

que debo pastorear, entonces es el momento de preguntarnos por mi ‘cosa acquisita’. ¿Qué defiendo con este aislamiento? ¿Un caudillo pastoral? ¿Un rol exquisito que me lleva a ser

‘peinador de ovejas’ en vez de ser pastor? La realidad pastoral es que la gente quiere la religión le acerque a Dios, que el cura sea un pastor, y no un tirano, o un exquisito que se pierde en

las florituras de la moda?”


9. Pastor orante que ora con olor a oveja

Para el papa Francisco la oración personal y la oración litúrgica del pastor no son para perfumar su persona, sino algo que “se

derrama y alcanza las periferias”, como el óleo que desciende de la cabeza de Aarón y se derrama hasta la franja de su ornamento. Por

eso la oración será siempre llena de rostros y lo que sube “como incienso” directo al corazón del Padre es la fatiga del trabajo pastoral.

Por tanto, se trata de una oración “negocida” con Dios por su pueblo, por ello nos recordaba el Papa en su mensaje en la Catedral Metropolitana: ¡No dejen la oración¡: “La imagen de trascendencia a Dios en la oración, que propone el papa a los obispos, tiene que ver

con el modo de rezar y adorar a Dios propio del pueblo. El papa quiere obispos que recen con su pueblo, obispos cuya oración esté

perfumada con la espiritualidad y mística popular”.Cfr. FARES D., 34.


10. Pastores cercanos a sus sacerdotes

Dijimos en el PGP que uno de los desafíos más importantes de nuestro ministerio episcopal ha de

ser el acompañamiento y la formación permanente de los presbíteros.” (71).

Os quisiera obispos fáciles de encontrar no por la cantidad de medios de comunicación de los que disponéis, sino por el espacio interior que ofrecéis para acoger a las personas

y sus necesidades concretas, dándoles la totalidad y la amplitud de la enseñanza de la Iglesia, y no un catálogo

de lamentos.

Pero, ¿qué es cercanía?

La cercanía, el sentirse cercanos pastor y sacerdotes, pastores y pueblo fiel, es la señal existencial de que es el Espíritu el que conduce. Así como el olor no da lugar a engaño, también la cercanía es criterio de discernimiento”. Esto porque la cercanía va creando una cultura, una cultura de la cercanía pero que implica tiempo, paciencia, convivencia, diálogo y servicioFARES D., 47-48.



11. Pastores al servicio de la comunión

El Papa Francisco en su discurso a los nuevos obispos de las iglesias orientales, sintetizó el servicio a la comunión en tres rasgos: acoger con magnanimidad, caminar con el rebaño y permanecer con él, con espíritu de esposos fieles

Se trata de la unidad multiforme...... No es fácil alcanzarla, hay que orar incesantemente.


Sólo una espiritualidad eucarística llama a participación y colegialidad, para un discernimiento pastoral que se alimenta en el diálogo, en la búsqueda y en la fatiga del pensar juntos


12. Pastores que caminan y conducen a unaIglesia en salida

Para el papa Francisco encaminar es el arte principal de la conducción espiritual, propia del obispo. Pastores que caminan con su pueblo quiere decir pastores que cuiden de él asidua y cotidianamente y no como un permanente escapando; que caminen paciente y humildemente:

Muchas veces es más bien detener el paso, dejar de lado laansiedad para mirar a los ojos y escuchar, o renunciar a lasurgencias para acompañar al que se quedó al costado delcamino. A veces es como el padre del hijo pródigo, que sequeda con las puertas abiertas para que, cuando regrese,pueda entrar sin dificultad” (EG 46).


Junto al caminar van la esperanza, la consolación y los nuevoshorizontes de cara a todo estancamiento en un presente funcionalista,de un pasado nostálgico y de un futuro disperso. El Papa Franciscocamina, va siempre para adelante y quiere pastores que caminen, quecaminen delante, en medio, atrás, pero caminando siempre y con todos.

Muchas veces es más bien detener el paso, dejar de lado la ansiedadpara mirar a los ojos y escuchar, o renunciar a las urgencias paraacompañar al que se quedó al costado del camino. A veces es como elpadre del hijo pródigo, que se queda con las puertas abiertas paraque, cuando regrese, pueda entrar sin dificultad” (EG 46).


13. Pastores formando en esperanza yconstructores de paz

El verdadero camino en esperanza y construcción de la paz, según el papa Francisco, supone tres renuncias, que son tres concretizaciones de la vida diaria: la renuncia a la falsa seguridad (de “poseerse” en el conocimiento y de “poseer” a Dios, negando el dinamismo de buscarlo y abrirse a su palabra); la renuncia a la falsa perfección: ser perfectos es caminar en la presencia del Señor y no poseer una perfección; y la renuncia a la falsa certeza, de las ideologías dogmáticas o políticas


El caminar iguala. Todavía como cardenal, el Papa Francisco en el Sínodo sobre la Iglesia en América, en 1997, decía: “La actitud en que desemboca este milenio es, en gran

parte, el desencanto […] Para vencerlo debemos colocarnos ante las cosas últimas y preguntarnos por nuestra

esperanza. Frente a cualquier falta de esperanza el Señor se conmueve, se abaja, y se hace cercano […] Debemos

descubrir su modo de acercarse para evangelizar. La categoría clave es la de ‘projimidad’ Encuentro, conversión,

comunión y solidaridad son categorías que expresan la ‘projimidad’ […], que abre el camino a la esperanza”


14. Pastores cercanos a todos. No a laspastorales lejanas

“que haya pastorales planteadas con tal dosis de distancia que son incapaces de lograr el encuentro:

encuentro con Jesucristo, encuentro con los hermanos. Este tipo de pastorales a lo más pueden

prometer un dinamismo de proselitismo, pero nunca llegan a lograr ni inserción eclesial ni

pertenencia eclesial. Es que la cercanía es otra cosa: ‘La cercanía crea comunión y pertenencia, da lugar al encuentro. La cercanía toma forma de diálogo

y crea una cultura del encuentro”.


15. Pastores “kerigmáticos”.

“Hombres que hacen accesible ese ‘para vosotros’ del que habla San Pablo. Hombres custodios de la

doctrina no para medir cuán distante vive el mundo de la verdad que la misma contiene, sino para fascinar el mundo, para cautivarlo con la belleza del amor, para seducirlos con el ofrecimiento de la libertad que da el

evangelio. La iglesia no necesita apologetas de sus propias causas, ni cruzados de sus propias batallas,

sino sembradores humildes y confiados de la verdad”


16. Pastores alegres

Se pregunta el Papa, ¿cuál es la alegría de un obispo? La que los hijos le pueden dar a un padre y los obispos a un

Papa. La respuesta paulina (Filipenses) es la de “tener un mismo sentir con la misma caridad, manteniéndose

unánimes y concorde. Y no obréis por rivalidad ni por ostentación”

RASGOS DE UNA ESPIRITUALIDAD PARA UN MINISTERIO EPISCOPAL REDENTOR,

ANTE LA SITUACIÓN ACTUAL DE MÉXICOEn la Perspectiva del

Proyecto Global de Pastoral 2031+2033


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