Click here to load reader
Upload
miguel-huezo-mixco
View
3.428
Download
2
Embed Size (px)
DESCRIPTION
MIGRACIONES E IDENTIDADES. La diversidad cultural como proyecto de reconciliación e inserción política.MIGUEL HUEZO MIXCO El conflicto armado y las migraciones internacionales constituyen los dos fenómenos más importantes para la cultura salvadoreña desde el último cuarto del siglo XX hasta nuestros días. La migración ha sido una parte constitutiva de la experiencia social y cultural salvadoreña. Investigaciones consistentes dan cuenta sobre las migraciones desde México que ocurrieron mucho ant
Citation preview
MIGRACIONES E IDENTIDADES. La diversidad cultural como proyecto de reconciliación e inserción política. MIGUEL HUEZO MIXCO
El conflicto armado y las migraciones internacionales constituyen los dos fenómenos
más importantes para la cultura salvadoreña desde el último cuarto del siglo XX hasta
nuestros días. La migración ha sido una parte constitutiva de la experiencia social y
cultural salvadoreña. Investigaciones consistentes dan cuenta sobre las migraciones
desde México que ocurrieron mucho antes de la conquista y colonización europea1.
Otras corrientes migratorias lencas provenientes del sur se asentaron en el extremo
oriental de nuestro actual territorio.
Durante el periodo colonial, llegó una importante cantidad de esclavos africanos que
dejaron huella, no siempre visible, en la cultura salvadoreña. Más tarde, a lo largo del
periodo republicano, fueron frecuentes los movimientos migratorios internos por causa
de los cambios en la tenencia de la tierra, los cultivos estacionales, la construcción de
obras de infraestructura, o por la represión política y la guerra. En muchos sentidos, la
historia de estas migraciones estuvo marcada por el racismo y la exclusión social2.
La memoria de muchas familias salvadoreñas de todas las condiciones sociales incluye
los relatos de sus parientes (europeos, árabes o chinos) llegando al país3, o saliendo
hacia nuevos destinos en Centroamérica, Panamá, México, Estados Unidos, Europa y
Oceanía.
La influencia de las migraciones en la sociedad y la cultura ha sido constante en la vida
del país, pero a partir de mediados de los años 70 del siglo pasado cobraron un
extraordinario protagonismo en la economía, la política y la cultura. Muy pronto,
1 Fowler, W. (1989). 2 Barón Castro, R. (2002); Escalante Arce, Pedro (1994). 3 Escalante Arce, Op. Cit.
1
adquirieron su propia dinámica e identidad. La sociedad salvadoreña puede considerarse
hoy una sociedad transnacional.4
Este fenómeno ha venido a volver más aguda la percepción, muy generalizada, de que
“lo salvadoreño” se ha vuelto difuso y que nuestro sentido de pertenencia a un territorio,
a una forma de identidad, a un conjunto de valores y a una misma lengua se ha venido
debilitando. Es frecuente escuchar que en la sociedad salvadoreña existe un pobre
sentimiento de pertenencia a una Patria, y que tenemos enormes dificultades para
reconocernos como comunidad nacional5. Algunos estudiosos aseguran, inclusive, que
el país tiene una “identidad endeble”6. Entre las razones que se atribuyen a esta
conducta ha comenzado a sumarse una que atribuye responsabilidad del poco apego al
país a “la globalización” y a la influencia de “los hermanos lejanos”7.
Estas percepciones tienen como marco un clima de polarización y violencia de larga
data, donde se han desarrollado vigorosos patrones culturales de reproducción de
violencia, física y simbólica, que en la vida cotidiana se expresa en la intolerancia, la
descalificación de los adversarios y el etiquetamiento social8.
Impactos culturales de las migraciones internacionales en El Salvador
Después del fin de la guerra interna, cuando se comenzó a construir la democracia, la
“patria” se percató con sorpresa que millones de sus hijos e hijas se habían convertido
en parte esencial para la vida de sus familias y del país a pesar de encontrarse a miles de
kilómetros de distancia. De hecho, este flujo, de acuerdo con las estadísticas oficiales,
ya había comenzado a mostrar niveles extraordinarios a mediados de los años 70.
Las remesas familiares desde el extranjero, principalmente de Estados Unidos, han
modificado las expectativas y la calidad de vida de millones de familias. Se suele saber
4 Zilberg, E. (1997) y Gammage, S. (2004). 5 Véase, por ejemplo, el Editorial de La Prensa Gráfica, del 5 de septiembre de 2005. 6 López Beltrán, G. (1998). 7 UNIMER-PNUD (2005) 8 Alvarenga (1996) sostiene que en El Salvador existe una “cultura de la violencia”.
2
más sobre los flujos de ese dinero que sobre las implicaciones que tienen para nuestra
forma de vivir en común.
Las remesas entrañan aspectos simbólicos y culturales. No sólo reafirman las relaciones
familiares y aseguran la expresividad afectiva, o promueven la diferenciación social en
las comunidades receptoras9, sino que también representan la posibilidad de
materializar proyectos que no son únicamente económicos. Las remesas están pensadas
e imaginadas en términos muy concretos: suele decirse que las mandan ante todo “para
los frijoles y las tortillas”, cuya significación no es directamente económica, sino
cultural10.
En muchos municipios y cantones salvadoreños la arquitectura ha comenzado a
transformarse por la remodelación y construcción de nuevas viviendas con dinero de las
remesas11. El tráfico aéreo entre El Salvador y Estados Unidos ha tenido una expansión
imposible de imaginar hace dos décadas, ya que pasó de poco más de 123 mil personas
(en 1990) a 1 millón 315 mil 828 personas (2004)12. Algo similar ha ocurrido con las
llamadas telefónicas --que en 2004 superaron los dos mil millones de minutos al año13--
. Esto permite que los parientes en el exterior se haga “presentes” en el hogar y
participen en las decisiones, festividades y duelos de sus seres queridos. Los flujos
migratorios han posibilitado, además, la formación de redes sociales en el país de
destino y en el país de origen, que actúan como vínculos extraordinarios entre unos y
otros.
No existen todavía estudios detallados sobre el impacto de las migraciones en las
comunidades indígenas, en donde debe adquirir una complejidad propia, no sólo por
estar propiciando cambios en estilos de vida, niveles y pautas de consumo, y
9 Moctezuma, M. (s.f.) 10 Morán, L. (s.f.). 11 Marín, M. (2004) 12 Véase PNUD (2005) Cap. 4: “La nueva economía creada por las migraciones”. 13 Ibid.
3
ahondando, como ocurre en muchos otros municipios del país, las diferencias sociales y
de clase, sino también por la desvinculación de su cultura ancestral. Muchos de los
jóvenes migrantes cuando retornan ya no quieren vivir como indígenas ni campesinos14.
Estos y otros aspectos indican que las migraciones están produciendo un cambio
cultural. Pero este produce efectos ambivalentemente en su país de origen. Se suele
decir que las migraciones echan a perder la “cultura salvadoreña” con valores y patrones
foráneos. En el interior del país, sin embargo, también existe un reconocimiento
explícito de que las migraciones han ayudado en muchas localidades a darle una nueva
significación a la cultura popular, culinaria y ancestral. Al tiempo que están ayudando a
paliar la situación de pobreza de millones de hogares, han provocado mayor
fragmentación de las familias. Junto a la penetración creciente en las zonas rurales de
actividades económicas no agropecuarias, las remesas han estimulado una creciente
“descampenización” de las zonas rurales15, lo que a su vez tiene un impacto en las
formas de vivir en común.
Asimismo, la convivencia en un mismo territorio y el hecho de hablar un mismo idioma
no son más condiciones para que alguien sea reconocido como parte de la “identidad”
salvadoreña, ya que ésta se re-produce en ciudades de Estados Unidos --y también de
Canadá, Australia y Suecia-- y no se expresa únicamente en idioma español. Al mismo
tiempo, los salvadoreños están presentes en la vertiginosa presencia del idioma español
en Estados Unidos. El censo estadounidense del año 2000 calcula que de los 28.1
millones de personas que hablan español en Estados Unidos, aproximadamente 1.1
millones son salvadoreñas, lo que equivaldría a un 4 por ciento del total16.
14 Comité técnico multisectorial para los pueblos indígenas de El Salvador (2003) 15 Véase PNUD (2005) Cap. 2: “Migraciones, remesas y desarrollo humano de los salvadoreños en Estados Unidos y en El Salvador”. 16 USA Census (2000).
4
Este proceso de cambio cultural que ha venido siendo empujado por las migraciones en
las últimas tres décadas, ha venido dar una contribución todavía poco estudiada a los
cambios culturales favorecidos por la posguerra, que no son considerados en este
ensayo.
Si pudiéramos ilustrar la complejidad de la cultura salvadoreña de nuestros días
podríamos decir que es como un cuerpo traslúcido que deja ver las múltiples y diversas
influencias y herencias que actúan en la formación cultural, y que la sociedad se
apropia, como se sugiere en el gráfico (abajo).
NÚCLEO DE LA CULTURA SALVADOREÑA
CCUULLTTUURRAA MMEEXXIICCAANNAA
CCUULLTTUURRAA EESSTTAADDOOUUNNIIDDEENNSSEE
HHEERREENNCCIIAA AAFFRRIICCAANNAA EEUURROOPPEEAA
ÁÁRRAABBEE HCCHIINNAA
IIDDIIOOMMAA EESSPPAAÑÑOOLL
CCOONNTTEEXXTTOO GGLLOOBBAALL
IIDDIIOOMMAA IINNGGLLEESS
CCOONNTTEEXXTTOO RREEGGIIOONNAALL
IINNTTEERRCCUULLTTUURRAALLIID
IMPACTO CULTURAL DE LAS
MIGRACIONES
INFLUENCIA CHICANA
HERENCIA COLONIAL
ESPAÑOLA
CULTURA INDÍGENA
DAADD
IIDDEENNTTIIDDAADDEESS RREEGGIIOONNAALLEESS,, MMIICCRROORRRREEGGIIOONNAALLEESS,, M
INFLUENCIA CULTURA SALVADOREÑA EN ESTADOS UNIDOS
MUUNNIICCIIPPAALLEESS
“SPANGLISH”
Fuente: Elaboración propia
5
Cambios culturales a partir de su relación con la sociedad estadounidense
El cambio cultural por la vía de los migrantes no es un fenómeno homogéneo. En
realidad se están produciendo múltiples dinámicas de cambio que ocurren
simultáneamente, aquí y allá, que se viven de manera distinta: a) según sus
protagonistas; b) según la ola migratoria; c) según el género; d) según la pertenencia a
una determinada ola migratoria o generación migratoria y, e) dependiendo de su
etnicidad.
Dependiendo de estos elementos, la necesidad de cohesión entre paisanos en el país
receptor puede ser mayor o menor, y esto determina también la mayor o menor
incorporación de elementos propios de sus lugares de origen en la convivencia dentro de
sus lugares de destino.
Por otra parte, la etapa del ciclo de vida en que se encuentra un migrante puede ser
decisiva para su experiencia de cambio cultural. Por ejemplo, los adultos hombres que
emigran siendo jefes de familia viven de una manera diferente que los más jóvenes el
cambio cultural. Son más proclives a transportar valores, historias y formas de “ser”, e
inclusive tiene una tendencia mayor a reunir el núcleo familiar en el país de destino y a
construir identidad relacionada directamente con su lugar de origen. A su vez, en estos
casos, también son proclives a reafirmar patrones muy tradicionales de identidad de
género.
En el caso de los migrantes más jóvenes, están más inclinados a procesos de cambio
cultural más profundo y más rápido. Adoptan con más facilidad patrones culturales
“gringos”, al tiempo que se les van desdibujando los valores de su comunidad. El caso
de las pandillas es un ejemplo extremo de la adopción de prácticas propias de la
sociedad receptora, que se ven potenciadas por las condiciones socio-culturales de su
lugar de origen.
6
Los y las migrantes no constituyen un grupo cerrado sobre sí mismo, sino que
mantienen diversas relaciones con grupos de otras culturas estadounidenses17, como
anglo-americanos, italo-americanos e irlandés-americanos, así como con otras minorías
no hispánicas (afro-americanos, asiático-americanos), y otros nuevos inmigrantes
(asiáticos y de Europa oriental y la ex URSS). Relaciones de trabajo, comerciales,
comunitarias, políticas y artísticas.
Se está produciendo una re-producción de la propia identidad, anclada a las
celebraciones patronales, las fechas cívicas, los alimentos, etc.18. Son identidades muy
híbridas, en muchos sentidos, ya que por una parte aspiran a ser “americanos”
(estadounidenes), y, por otra, su identidad salvadoreña está más ligada a su lugar de
origen (municipio o caserío) que a la identidad “nacional”.
A la vez, migrantes salvadoreños recientes y de primera generación participan en grupos
de música con mexicanos y chicanos en California, y con afro-americanos y
dominicanos en Hempstead, Nueva York. No es exagerado decir que también allí se
amasa una parte de la cultura salvadoreña de hoy.
Como se señaló arriba, estamos frente a una dinámica de construcción de identidades
que desplaza a la “nación” como punto de referencia, y que se construye más
directamente relacionada con sus localidades de origen y sus ciudades de recepción19.
Se trata de personas que experimentan la vivencia de una o varias identidades, y que,
eventualmente podrían poner en valor a identidades reprimidas, como la indígena20.
Por otra parte, mencionemos a las “maras”, los pandilleros salvadoreños, un fenómeno
de gran complejidad social y cultural que tiene parte de su origen en los salvadoreños
que crecieron entre las pandillas de chicanos de Los Ángeles, y luego formaron las
17 Santillán D.(2005) 18 Marroquín A. (2004). 19 Rodríguez, A (2006) 20 Yúdice, G. (2006)
7
propias. La “Mara Salvatruha” se ha extendido por toda Centroamérica y está presente
en diversos tramos de la ruta del migrante hacia el Norte.
La diversidad cultural como un proyecto de reconciliación e inserción política
El estrechamiento de los vínculos culturales entre todas las porciones de la
salvadoreñidad, dentro y fuera del país, es un asunto esencial para el futuro de El
Salvador. No debiera ocurrir con los migrantes que una serie de generalizaciones
culturales fortalezcan los prejuicios y la discriminación, como ha sido en el caso de los
indígenas y los campesinos, para citar dos ejemplos.
Es un hecho que el país está inmerso en el proceso de globalización que nos empuja a
redefinir aspectos básicos de la nación, y que hace emerger otros actores en la
configuración de la sociedad y el país. En el caso de los migrantes, que traspasan las
fronteras nacionales, sus identidades ya no se establecen de antemano solamente por los
valores que tradicionalmente han caracterizado a la salvadoreñidad. La identidad y
sentido de pertenencia de los migrantes, aunque en gran medida se construyen (aunque
no exclusivamente) respecto del Estado-nación, también se expresan en el contexto de
la vida familiar y de sus lugares de origen. Este sentido de identidad es el que los lleva a
formar “comunidades filiales”, que luego se transforman en redes y organizaciones
sociales que pueden llegar a trascender el referente nacional hacia compromisos más
abarcadores como la identidad “latina” o “hispana”21.
El país tiene ahora frente a sí mismo muchos rasgos y actitudes nuevas, expresándose en
una diversidad difícil de hacer desembocar en un denominador común. En una sociedad
polarizada y excluyente, como la salvadoreña, esto puede alimentar una mayor
fragmentación social.
El principal desafío para el desarrollo humano de El Salvador consiste en promover un
cambio cultural en dirección a: 1) promover la reconciliación nacional retomando y 21 Santillán, Op. Cit.
8
reformulando los contenidos del proyecto de “cultura de paz” propuesto después de la
firma de los Acuerdos de Chapultepec22; 2) asumir plenamente la diversidad cultural del
nuevo país; y, 3) ayudar a identificar los fines de la sociedad salvadoreña.
Su mayor desafío es construir un nuevo Nosotros: un proyecto incluyente, que no será
completo sin la incorporación de los migrantes. Este nuevo Nosotros requiere del diseño
y ejecución de una Política Cultural que involucre la salvadoreñidad, dentro y fuera del
territorio23. La construcción de ese nuevo Nosotros debe estar conjugado con acciones
educativas formales e informales en las que participen la sociedad, las instituciones, las
empresas, los medios de comunicación y aquellos sectores altamente sensitivos como
los artistas e intelectuales.
No hay mejor cemento que la cultura para establecer sólidos lazos de identidad entre los
salvadoreños y salvadoreñas donde quiera que se encuentren. La necesidad de mantener
fuertes y, hasta donde sea posible, irrompibles esos lazos de identidad no es sólo por la
importancia económica que tienen para las familias, o a un sentimiento “romántico” de
hermandad. Los migrantes son una parte sustancial de la riqueza de El Salvador.
Asimismo, el fortalecimiento de los sentimientos de apego al país por parte de los
migrantes, también responde a la necesidad que estos tienen de hacer valer su diferencia
cultural como parte de una estrategia de inserción en la sociedad de Estados Unidos.
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
Alvarenga, P. (1996). Cultura y ética de la violencia. San José: EDUCA.
Andrade- Eekhoff, K. y Silva Ávalos, C. (2004). La globalización de la periferia: flujos transnacionales migratorios y el tejido socioproductivo local en América Central. Revista Centroamericana de Ciencias Sociales, vol. 1, n.º 1.
Barón Castro, R. (2002). La población de El Salvador. San Salvador: Dirección de Publicaciones e Impresos.
22 Ministerio de Educación (1993). 23 Benítez (2005).
9
Benítez, J. (2005) Communication and collectitive identities in the transnational social space: a media ethnography of the salvadoran immigrant community in the Washington D.C. Metropolitan Area. Dissertation for Doctor of Philosophy. Ohio: Ohio University.
Comité técnico multisectorial para los pueblos indígenas de El Salvador (2003). Perfil de los pueblos indígenas de El Salvador. San Salvador. Ministerio de Educación-CONCULTURA.
El “Mes Cívico” no se siente. (2005, 5 de septiembre). La Prensa Gráfica.
Escalante Arce, Pedro (1994). Apuntes sobre mestizaje y transculturización en las provincias hispano-salvadoreñas. En Steffan Roggenbuck (1994) (Ed.). Cultura y desarrollo en El Salvador. San Salvador: Fundación Konrad Adenauer.
Fowler, W. (1989). The cultural evolution of naciente nahua civilizations. The pipil-nicarao of Central America. Norman y London: University of Oklahoma Press.
Gammage, S. (2004). Viajeros y viajeras en El Salvador: enlazando mundos, estrechando vínculos. En FLACSO, La transnacionalización de la sociedad centroamericana: visiones a partir de la migración: San Salvador: FLACSO.
López Beltrán, G. (1998). El proyecto liberal de nación en El Salvador 1876-1932. Tesis de maestría. San José: Universidad de Costa Rica.
Lungo, M. (1997) Migración internacional y desarrollo. Una cambiante relación multidimensional. En Mario Lungo (Ed.). (1997). Migración internacional y desarrollo. (Tomo I). El Salvador: FUNDE.
Marín, M. (2004). La inversión en remodelación y construcción de nuevas viviendas. En Vega, L. y otros. Migraciones internacionales y transformaciones económicas, políticas y culturales en El Salvador. (Informe) San Salvador: UCA/SKM.
Marroquín A. (2004). Exploración de patrones culturales y formas de comunicación surgidas por las migraciones. En Vega, L. y otros. Migraciones internacionales y transformaciones económicas, políticas y culturales en El Salvador. (Informe). San Salvador: UCA/SKM.
Ministerio de Educación (1993). Foro nacional de reflexión sobre educación y cultura de paz. Documento final. San Salvador: Ministerio de Educación/CONCULTURA.
Moctezuma, M. (s.f.). La cultura y el simbolismo de la migración y las remesas. Reflexiones a partir de la experiencia de Zacatecas. Red Internacional de Migración y Desarrollo. Recuperado el 21 de diciembre de 2004, en http://www.migracionydesarrollo.org.
Morán, L. (s.f.). El impacto material y cultural de los envíos de los migrantes: la jerarquía en las contribuciones al cambio y mantenimiento del imaginario local. Red Internacional de Migración y Desarrollo. Recuperado el 4 de abril de 2005, en www.migracionydesarrollo.org.
PNUD (2005). Informe sobre Desarrollo Humano El Salvador “Una mirada al nuevo Nosotros. El impacto de las migraciones”: PNUD-CDNS.
Rodríguez A. (2006). ¿Dónde estás vos/z?: Performing Salvadoreñidades in Translocal Sites, Conference at Performance Art Immigration Festival, 17 abril 2006, Cal State University, Northridge, Los Ángeles, CA. Inédito.
Santillán, D. (2005). Renegociar las identidades nacionales: los vínculos transnacionales, los discursos de las diásporas y las comunidades pan étnicas. En FLACSO (Comp.) (2005). La transnacionalización de la sociedad centroamericana: visiones a partir de la migración. San Salvador.
UNIMER-PNUD (2005). “Estudio cualitativo sobre cambios culturales y percepciones políticas de las migraciones en El Salvador”. San Salvador.
US Census (2003). Language use and English-Speaking Ability: 2000. US Department of Commerce.
10
Yúdice, G. (2006) “¿Una o varias identidades? Cultura, globalización y migraciones.” Nueva Sociedad 201 (enero/febrero 2006).
Zilberg, E. (1997). La reubicación de la cultura en la migración internacional salvadoreña. En Lungo, M. (ed.). (1997). Migración internacional y desarrollo. (Tomo II). El Salvador: FUNDE.
11