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Las “diapositivas de Roswell” muestran ¡una momia humana! muestran ¡una momia humana! ROSWELL ROSWELL P.V.P. España 5 (IVA incluido) Nº 76 /Año XXV • El caso, minuto a minuto • Los testigos, uno a uno • Las explicaciones oficiales • La tecnología inversa DOSSIER TODO SOBRE ROSWELL El caso OVNI más polémico d d INVESTIGACIÓN VISITAMOS EL VISITAMOS EL ÁREA 51 ÁREA 51

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Las “diapositivas de Roswell” muestran ¡una momia humana!muestran ¡una momia humana!

ROSWELLROSWELL

P.V.P. España 5 € (IVA incluido)Nº 76 /Año XXV

• El caso, minuto a minuto• Los testigos, uno a uno• Las explicaciones oficiales• La tecnología inversa

DOSSIERTODO SOBRE ROSWELL

El caso OVNI más polémico

ddINVESTIGACIÓN

VISITAMOS EL VISITAMOS EL ÁREA 51ÁREA 51

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L o han conseguido. Tras décadas de ocultamiento, mentiras, medias verdades y toneladas de desinfor-mación, la opinión pública mundial parece haber-se vacunado defi nitivamente contra el fenómeno

OVNI. La última prueba de esa apatía internacional se vio el pasado 5 de mayo en la Ciudad de México. Desde hacía meses Jaime Maussan –el más conocido investigador OVNI de Cen-troamérica– había estado trabajando en un gran evento públi-co para presentar al mundo dos viejas diapositivas en las que, al parecer, se veía el cadáver de un ser de otro mundo. Para ser justos, las imágenes no las encontró él; le fueron suminis-tradas por Tom Carey y Don Schmitt, dos veteranos estudio-sos del caso Roswell que creyeron ver en ellas la “prueba” que llevaban tantos años persiguiendo. ¡Aunque tampoco fueron estos quienes las encontraron! Fue un periodista deportivo ajeno al mundillo ufológico, Adam Dew, quien las puso en sus manos con la clara intención de hacer el negocio del siglo tras haber sido rescatadas entre las pertenencias de un matrimo-nio de ancianos fallecidos en Arizona. Es decir: las dichosas imágenes carecían de un testimonio sólido (y vivo) que las sustentase.Desde el principio, los expertos recelaron. Y tenían una buena –e histórica– razón para hacerlo. Veinte años atrás, la emisión de una supuesta autopsia a una criatura de aspecto vagamente humano desató una controversia similar. Aquel verano de 1995 los interesados en el caso Roswell estaban a la espera de que el Gobierno de los EE.UU. desclasifi cara sus archivos del accidente de un objeto no identifi cado en el desierto de Nuevo México en 1947. Con ese caso se había iniciado la Era Moderna del secreto ofi cial sobre los ovnis; era, por tanto, la “piedra Rosetta” que todos ansiábamos poseer para descifrar el enigma. Sin embargo, en lugar de recibir la ansiada “prueba defi nitiva ofi cial” la Fuerza Aérea nos sirvió dos informes que aseguraban que lo caído allí solo fue un globo espía y que sus “tripulantes” se reducían a unos simples muñecos de pruebas –test dummies– con-fundidos por un puñado de testigos torpes y tendenciosos. Ante aquellos dos mazazos, la ufología se aferró entonces a aquellas autopsias descontextualizadas como a un clavo ardiendo... y se quemó. Las imágenes terminaron revelán-

dose como un fraude y la credibilidad del caso Roswell –y por ende, del misterio OVNI– atravesó las horas más bajas de su historia.¿Iba a pasar lo mismo con las diapositivas presentadas en México el pasado 5 de mayo ante 7.000 personas? ¿Se iba a cometer el mismo error?En las horas previas al cierre de este número se han precipi-tado los descubrimientos. En las copias de alta resolución de esas diapositivas encontramos un cartel borroso que, al pa-recer, ni Dew ni ninguno de sus “socios” habían sido capaces de leer. Estaba en ambas fotos, muy desenfocadas, junto al cuerpo. Investigadores ajenos a ellos se fi jaron en él y decidie-ron aplicarle avanzados programas de “enfoque fotográfi co”. Enseguida hallaron un texto que aludía a lo que la imagen parecía: se trataba de una momia de un niño de 2 años. Ahora sabemos, además, que fue hallada en Colorado, en el Parque Nacional de Mesa Verde, y que probablemente se trata del ca-dáver reseco de un pequeño anasazi mostrado en las vitrinas del museo del parque. ¿Qué consecuencias tendrá para la ufología este nuevo tras-piés? Desde mi punto de vista, pocas: han sido los propios ufólogos los que, maduros tras lo sucedido en 1995, han pa-ralizado el tema. La investigación ha empezado a dar resul-tados en cuanto las imágenes se “liberaron” del abrazo de los especuladores que dieron con ellas y ha despejado el misterio. Aunque conviene subrayar que aquí, a diferencia de aquella detestable película de las autopsias, no ha habido fraude sino torpeza. Una torpeza movida por algo tan humano como el deseo de resolver el gran misterio de si hemos sido visitados por inteligencias de otros mundos.De momento, ha quedado claro que estas diapositivas no van a ayudarnos a encontrar semejante respuesta... Aunque el misterio sobre lo que sucedió en Nuevo México en 1947 siga, todavía, más que abierto. Ojalá esta nueva “ufología 2.0”, ma-dura y crítica, pueda resolverlo.

Javier SierraConsejero editorialwww.javiersierra.com

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Ufología 2.0

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Sumario

Introducción

Monográfico Nº 76

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6 El caso Roswell en imágenes. 12 Crónica del evento que iba a cambiar la Historia.

18 Las diapositivas de Roswell: verdades y mentiras.

Directora: Carmen S. Fraile ([email protected]) Consejero editorial: Javier Sierra ([email protected])Redacción y maquetación: María Lorente ([email protected])Autoedición: Marcos Jiménez

Colaboradores: David Zurdo, Moisés Garrido, Koldo Aldai, Manuel Almendro, Víctor Arenas, Nacho Ares, Jesús Ávila Granados, Robert Bauval, J. J. Benítez, David Benito, Álvaro Bermejo, Miguel Blanco, Ramiro Calle, Jesús Callejo, Manuel Carballal, Elena G. Cardona, Guillermo Cazenave, Sebastián D. F. Cescato, Francisco Contreras, Julio Corral San Román, Juan I. Cuesta, Carlos Chevallier, Ignacio Darnaude, Marcelo Eremián, José Luis Espejo, Gloria Garrido, José G. González, Lourdes Gómez Martín, Domènech González de la Rubia, Robert Goodman, Pedro Grifol, Abelardo Hernández, Isabela Herranz, Antonio Huneeus, Iker Jiménez, Mar Lana, Guillermo León, Julio Antonio López, Adolfo Luzuriaga, Claudia M. Montezuma, Juan Manzanera, Marcos Molinero, Raymond Moody, Manuel Moros Peña, Gabriel Muñiz, Daniel Muñoz, Javier Navarrete, Helena R. Olmo, Jesús Palacios, David G. Panadero, Vicente París, Alejandro Parra, Anaïs Pascual, Miguel Ángel Pertierra, Antonio Piñero, Isabel Pisano, Carmen Porter, Janire Rámila, Diego Óscar Ramos, Pepe Rodríguez, Frank G. Rubio, Antonio Salinas, Fernando Sánchez Dragó, Robert Schoch, Miguel Seguí, José Manuel Serrano Cueto, Óscar Sierra Quintero, Jordi Teixidó, Mariano F. Urresti, Francisco J. Vázquez y Pablo Villarrubia.

Departamento de publicidad: Rebeca Martín ([email protected])Tel.: 91 279 67 72. Ext.: 2101

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MÁS ALLÁ no se responsabiliza de las opiniones vertidas por sus co-laboradores en los artículos publicados. Reservados todos los dere-chos, se prohíbe la reproducción total o parcial, por ningún medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopias, grabados o cualquier sistema, de los artículos aparecidos en este número sin la autoriza-ción expresa por escrito del titular del copyright.

El caso Roswell

44 Proyectos de recuperación de objetos alienígenas. . 50 Secretos de la aviación: ¿pudo ser el ovni de Roswell una prueba militar encubierta? 56 Quién es quién en Roswell: una guía para no perderse.

26 Roswell: cronología de un Expediente X. 32 Roswell: respuestas oficiales para un enigma. 38 ¿Qué aprendieron los norteamericanos del caso Roswell?

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Después de Roswell

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Bibliografía

Opinión

Los otros Roswell

66 Ovnis estrellados en Brasil y Rusia. 74 Caso Aurora. El precedente americano de Roswell. 82 Un español en el Área 51.

90 Bienvenidos a Roswell-Land.

96 El incidente de Roswell y los libros.

98 Una confidencia militar, por Roberto Pinotti.

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E l martes 8 de julio de 1947 el periódico local Roswell Daily Record llevaba a su primera página la

noticia de que un “disco volador” había sido recuperado por ofi cia-les de la base aérea de la ciudad en el rancho Foster, propiedad de la familia McBrazel. La informa-ción –rigurosamente ofi cial– de que las Fuerzas Aéreas se habían hecho con un ovni corrió como la pólvo-ra a través de teletipos y emisoras de radio. El revuelo fue tal que esa misma mañana el responsable de la operación de recuperación, el ma-yor Jesse Marcel, fue obligado a viajar a la base aérea de Dallas Fort Worth, Texas, para dar cuenta a sus superiores de lo sucedido. Allí le obli-garon a posar con los restos de un globo sonda tipo Rawin para disipar las dudas sobre la natura-leza del objeto caído. Quien así se lo ordenó fue el general Roger Ra-mey , que no dudó en colocarse también bajo los focos, al lado del teniente coronel Thomas J. DuBo-se , y hacer así aún más fi rme su mensaje: que el mayor Marcel había confundido un sencillo glo-bo meteorológico con un platillo volante. Esas cuatro fotos obteni-

EL CASO ROSWELL EN IMÁGENES

Pocos incidentes OVNI han hecho correr tantos

ríos de tinta como el llamado “caso Roswell”. En

este reportaje grá co, Javier Sierra –autor del

estudio más completo del caso publicado en lengua

castellana– pasa revista a sus hitos más importantes.

Esta es la historia de Roswell… en imágenes.

por Javier Sierra

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das por el fotógrafo del Fort Wor-th Star Telegram son hoy todo un documento.Con aquella contundente actua-ción, la Fuerza Aérea de los Esta-dos Unidos silenció durante más de tres décadas lo sucedido en Roswell en el verano de 1947. De hecho, nadie volvió a hablar del tema hasta que un físico nuclear llamado Stanton Friedman se encontró con aquellos viejos re-cortes de prensa y decidió reabrir el caso. El mayor Marcel aún vi-vía . Recordaba bien la humilla-ción a la que fue sometido por sus mandos, pero aún mejor que fuera lo que fuese lo que él recogió en el desierto no se trataba de nada “humano”. Los materiales que re-cuperó en el llamado Rancho Fos-ter los pudo ver su hijo de siete años Jesse Jr. quien, décadas más tarde , todavía tenía frescas en su memoria las varillas y extrañas láminas que su padre le mostró la noche de la operación de rescate, cuando se detuvo de madrugada

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en su casa unos minutos y despertó a su familia para que echaran un vistazo a aquellos restos tan extraordinarios.Las “confesiones” de los Marcel –y la publicación en 1981 del libro El incidente, de Charles Berlitz y Wi-lliam Moore– me llevaron en 1991 a visitar Roswell en compañía de los investigadores Antonio Huneeus y Roberto Pinotti . En aquel enton-ces yo tenía solo 19 años pero logré dar con el ofi cial de la base aérea que emitió las notas de prensa ofi -ciales del siniestro. La primera, en la que se hablaba de un “disco vo-lante”, y la segunda, que lo desmen-tía todo. El teniente Walter Haut , ya retirado, me admitió por prime-ra vez en 44 años que fue obligado a mentir sobre la naturaleza del caso por sus superiores. A su testimonio se habían sumado en los últimos años los de numerosos testigos que afi rmaban haber visto también los cadáveres de los tripulantes del ob-jeto: criaturas humanoides de pe-queño tamaño, complexión débil, cuatro dedos tan solo y grandes ojos oscuros. Todos los relatos coin-cidían entre sí, dando una singular solidez a sus testimonios.

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Había, pues, sobradas razones para reabrir como fuere aquel asunto.En 1995, solo cuatro años después de mi propia encuesta, el congre-sista Steven Schiff encargó una auditoría contra el Gobierno so-bre este asunto a la Ofi cina Gene-ral de Contaduría. En su informe fi nal se denunciaba que alguien no identifi cado, cumpliendo órde-nes de fuente no identifi cada, ha-bía ordenado la destrucción de do-cumentación vital del caso. Poco después, la Fuerza Aérea hizo pú-blico un voluminoso informe, The Roswell Report , en el que se re-afi rmaba en la idea de que lo caí-do en Nuevo México fue un globo meteorológico… pero manipulado para un proyecto de espionaje nu-clear llamado Mogul. Finalmente, en 1997, coincidiendo con el 50 aniversario del accidente, la pro-pia Fuerza Aérea dio a imprenta un segundo –y “defi nitivo”– estu-dio que concluía que los hu-manoides vistos por los testigos en el lugar de la caída del “ovni” eran “dummies” o muñecos de pruebas de carácter militar. “Caso cerrado”, dijeron.

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En 1995, justo cuando el congresista Steven Schiff tenía contra las cuer-das al Gobierno de su país a cuenta del caso Roswell, surgió en Europa el rumor de que un productor cine-matográfi co llamado Ray Santilli se había hecho con una fi lmación militar que mostraba al menos dos autopsias a los seres recuperados en Nuevo México en 1947. Parte de aquel metraje se mostró por primera vez el 5 de mayo de 1995 en Londres y semanas más tarde en la República de San Marino. Mostraba una cria-tura de aspecto vagamente humano, con el vientre hinchado y seis dedos en manos y pies siendo aus-cultada y eviscerada por un equipo médico.

FRAUDES Y...

...¿ERRORES?

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Tuvimos que esperar a 2006 para tener del propio Santilli el recono-cimiento de que aquella fi lmación había sido un burdo fraude creado, según él, para "reconstruir" la vie-ja fi lmación militar que dijo haber comprado a un cámara que trabajó en Roswell en 1947. Algo diferente es el caso de las imá-genes que muestra esta página. Se presentaron en México el pasado 5 de mayo como si fueran fotos del extraterrestre de Roswell pero tras su divulgación una avalancha de in-formaciones procedentes de ufólo-gos de medio mundo logró desvelar el misterio de estas tomas. El cuer-po fue identifi cado como una mo-mia anasazi desenterrada en 1894 en Mesa Verde, Colorado. De hecho ese cuerpo estuvo en exposición en el museo de ese Parque Natural hasta 1990 cuando, en virtud de la Ley de Protección del Patrimonio Indigena en EE.UU., fue enterrada. Los estudiosos han llegado incluso a identifi car la silla de la "diapositi-va extraterrestre" con las del museo.Por último, usando un programa in-formático conocido como SmartDe-blur, se consiguió aclarar el cartel que aparece a los pies de la criatu-ra. "Cuerpo momifi cado de niño de dos años". Misterio resuelto.

TuTuuTuTuvimoos ss quququuq e e e e eseespepeep rararar r a a 2020060606066 p pppaarararaa aateener ded l ll prpp opopoppioioi S SSananntit llllli i elel rreceecononnono-o-o--o-ocimientoo de ququue e e aqaqaaquueu lllla aa fi filmlmlmacacacacacióióióióiónnnn n había sido unnn bubuurdrdo frauudede ccrereeadadadoooo

Las baldas,

listones y mobliario

de la "diapositiva

extraterrestre"

coinciden al 100%

con las del Museo

del Parque de Mesa

Verde, Colorado,

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Junto a estas

líneas, las

diapositivas

presentadas

en el evento

Be Witness y

reconstrucción

3D del presunto

extraterrestre.

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El pasado 5 de mayo casi 7.000 personas se dieron cita en el Auditorio Nacional de Ciudad de México para asistir a la presentación mundial de dos diapositivas que presuntamente mostraban a un ser extraterrestre recuperado en Roswell (Nuevo México, EE.UU.). Esta es la crónica de un evento que, lejos de despejar el misterio de los ovnis, lo ha incendiado aún más.por Yohanan Díaz Vargas

E l pasado 5 de mayo, el Auditorio Nacional de la Ciudad de México reunió a cerca de 7.000 perso-

nas, que se dieron cita en uno de los recinto más importantes de la cultura y el espectáculo del mundo para varias cosas: asistir a la pre-sentación de dos diapositivas de un presunto extraterrestre muerto, contemplar una holografía tridi-mensional con el cuerpo recons-truido de uno de los seres supuesta-mente encontrados entre los restos de un objeto volador no identifi ca-do siniestrado en julio de 1947 en Roswell (Nuevo México, EE.UU.) y ser testigos de las conclusiones de un grupo de científi cos (antropólo-gos, biólogos, médicos y forenses) y de los principales estudiosos de este tema en Estados Unidos. El evento fue bautizado Be Witness. Sé Testigo. El cambio de la historia, y su desarrollo es el objeto de esta crónica.

LOS PROLEGÓMENOSDesde las 18:00 horas de aquel martes comenzaron a llegar cientos

de personas de diversas partes de la República Mexicana, América Lati-na y Europa con la intensión de ver al anunciado extraterrestre. Tras el escenario, los nervios estaban a fl or de piel. Al equipo de producción y a los conferenciantes llegados de Es-tados Unidos y del Distrito Federal se les notaba la inquietud. El orga-nizador general y maestro de cere-monias, Jaime Maussan, no podía caminar bien, algo que –según me comentaron– le pasa “cuando está nervioso”. No era para menos. Iba a ser la primera vez en la historia de la ufología en que se presentaba un evento de estas características ante un imponente escenario y un gran número de personas. La prensa del país azteca e interna-cional también se dio cita allí. Los medios de comunicación más con-servadores de la República Mexica-na, así como los columnistas más importantes, dejaron de hablar por un día de la clase política para abor-dar por primera vez el tema de los extraterrestres y los ovnis. Durante el evento, se pudo seguir el revue-lo mediático a tiempo real y las re-

des sociales se llenaron de miles de mensajes que se publicaron princi-palmente en Twitter, donde “Jaime Maussan” y “Be Witness” fueron trending topic en México. Algo nun-ca visto para un evento ufológico. A las 19:33 horas una voz que retum-bó hasta el último rincón del majes-tuoso Auditorio Nacional anunció la aparición sobre el escenario del ico-no de la televisión mexicana Jaime Maussan ante un intenso aplauso de la multitud. El también conductor de Tercer Milenio –un veterano espa-cio televisivo dedicado sobre todo al misterio OVNI– afi rmó que se trataba de “una noche histórica. Tenemos la evidencia que tanto hemos esperado y con la cual queremos infl uir en la aceptación del fenómeno extraterres-tre”, mientras el respetable auditorio no dejaba de aplaudir. Maussan con-tinuó: “Para los científi cos es impo-sible que seres de otros mundos pue-dan visitar la Tierra y para aceptarlo, exigen las pruebas físicas, algo que se pueda ver y tocar. Se requiere de una nave o de un cuerpo que se pueda ana-lizar, una demanda que resulta difícil de satisfacer, especialmente porque

CRÓNICA DEL EVENTO QUE IBA A CAMBIAR

LA HISTORIABE WITNESS Y LAS DIAPOSITIVAS DE ROSWELL

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las pocas evidencias que existen se encuentran en manos de militares o go-biernos que no desean que este cono-cimiento se difunda por razones hasta hoy incomprensibles”. Los aplausos se redoblaron en el mo-mento en el que, uno a uno, los expo-sitores comenzaron a sentarse en el lugar que ocuparían durante las si-guientes cuatro horas y media. El pri-mero de los conferenciantes en tomar la palabra fue James J. Hurtak, fun-dador de la Academia para la Ciencia Futura, quien hizo una refl exión so-bre el pensamiento de la comunidad científi ca sobre los extraterrestres y los exoplanetas.

LO QUE NOS QUIEREN OCULTARMientras tanto, Paul T. Hellyer, ex ministro de Defensa de Canadá y una

de las voces de la política internacio-nal que ha invitado a los gobiernos a abrir los archivos sobre el tema OVNI, aseguró en un breve mensaje vía Sky-pe que “es momento de sacar la verdad, de tener un cambio. La gente desea es-cuchar la historia real y necesitamos sa-ber qué pasa con Rusia y Estados Uni-dos. ¿Qué nos han encubierto en estos sesenta y ocho años? ¿Hemos tenido otras visitas?”. Sus preguntas, desde luego, no parece que vayan a encon-trar respuesta en breve. Dos de los investigadores que pusieron Roswell en el “mapa ufológico” también estuvieron presentes: Tom Carey y Don Schmitt. Tienen más de dos décadas de investigación y estudio a sus espaldas y han realizado cientos de viajes a la zona del impacto y cuatro excavaciones ar-queológicas en el desierto de Roswell en

busca de evidencias. También han he-cho más de 600 entrevistas a testigos in-directos y 150 a testigos directos, de los cuales el 90 por ciento son militares que pertenecían a la base más sofi sticada de la Fuerza Aérea de Estados Unidos en la época, la única que guardaba ar-mas atómicas, y donde se encontraba el “Enola Gay”. En intervención en la Ciu-dad de México se limitaron a presentar la historia de este caso, ya conocida por todos, sin aportar ningún dato nuevo de relevancia.

LAS DIAPOSITIVASEl periodista Adan Dew, que gestionó la publicación de las dos diapositivas del ser de Roswell encontradas en el ga-raje de una casa de la ciudad de Sedona (Nuevo México) en 1998, contó cómo estas aparecieron en una caja con cerca de 400 imágenes. En ellas, aparte del su-puesto extraterrestre, estaban también retratados personajes importantes de la sociedad estadounidense como el gene-ral Dwight D. Eisenhower antes de ser presidente de los Estados Unidos; Bing Crosby, considerado uno de los actores más populares del momento, o Clark Gable, ganador de un Oscar al mejor actor principal y considerado uno de los mitos del cine clásico norteamerica-no. Gracias a esas imágenes inéditas se puede concluir que los dueños de esas dispositivas, la piloto Hilda Blair Ray y su esposo, el geólogo Bernard Ray, fueron dos personas muy bien relacio-nadas con la clase política y del espectá-culo. Incluso Dew sugirió que Hilda fue amiga personal de la esposa del general Eisenhower. Estas transparencias Kodachrome, descubiertas en 1998, habían estado guardadas durante una década hasta que en 2008 la caja que las contenía se rompió debido a la humedad. Enton-ces, de manera inesperada, se descu-brieron dos dispositivas que estaban separadas del resto y que mostraban lo que parece ser el cuerpo de una criatu-ra de características no humanas. Las imágenes fueron analizadas por exper-tos, que determinaron que habían sido tomadas entre 1947 y 1949. Al menos eso indicaban el tipo de película y el marco de las diapositivas. Dew confi rmó en Be Witness que lo pri-mero que trató de hacer fue leer el pe-queño letrero que ambas tomas mues-

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UN SER ATROPOMORFO NO COMPATIBLE CON LA VIDA HUMANA

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Conclusiones del Instituto Nacional de Ciencias Forenses:

1. Se trata de una imagen central de características antropomórficas de tipo humanoide, en un estado de conservación cadavérica artificial que corresponde a formaldehidos

y refrigeración, y que presenta características de evisceración por técnicas de necropsia.

2. La cual, por su morfología y anatomía observada y analizada, presenta una serie de anomalías que en conjunto no son

compatibles con la vida humana, ya que la adhesión individual de cada patología posible y de cada síndrome posible determinaría una disminución porcentual de la probabilidad de coexistencia de la vida de tipo humano conocida.

Un representante del Instituto

Nacional de Ciencias Forenses

entrega sus conclusiones a

Jaime Maussan (dcha.).

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A las 21:59 se daba a conocer la imagen del supuesto extraterrestre: una instantánea de baja resolución sacada de un vídeo.

tran en la parte de los pies. “Si lo pudié-semos leer se resolvería todo el misterio”, dijo. Pero no lo logró. Sí contó cómo lle-vó estas imágenes a Rod Slemmons, ex director del Museo Contemporáneo de Fotografía del Columbia Collage en Chi-cago, quien descartó que se tratara de fotos falsifi cadas. Dew dijo que después de no encontrar una interpretación al misterio, se acercó a los investigadores Tom Carey y Don Schmitt para saber su opinión... y de ahí se dieron a conocer a nivel mundial.

EL TESTIGO DIRECTOCon 20 años de edad, Eleazar Bena-vides estuvo destinado como piloto del 309 Escuadrón Aéreo de la Fuerza Aérea de Estados Unidos en Roswell, en 1947. Este testigo hasta ahora poco conocido, aseguró en un vídeo que se proyectó en Be Witness que vio a los tri-pulantes del ovni accidentado en Nuevo México y que estos seres despedían un olor poco usual que inundaba tanto el hangar como en el hospital en el que fueron depositados tras su recupera-ción. Le llamó la atención que el hangar hubiera sido cercado por militares que con grandes refl ectores vigilaron aque-llos restos. En su declaración aseguró también que lo que él vio era un ser que no se parecía a nosotros y lo describió con “cabeza grande, una cara alargada, boca pequeña y sin cabello”. Y añadió

que lo que más preocupaba en ese mo-mento a la milicia estadounidense era que “en cualquier momento se produjera un ataque de otro mundo”. Cuando le fueron mostradas las imágenes descu-biertas por Adam Dew afi rmó que aquel ser se parecía mucho en proporción y tamaño a lo que había visto.

EL PRESUNTO EXTRATERRESTRE A las 21:59 horas por fi n se daba a co-nocer de manera ofi cial la imagen del supuesto extraterrestre de Roswell que tanta polémica ha generado. Fue impre-sionante ver los miles de fl ashes que se activaron en ese instante para obtener una fotografía del presunto alienígena. En la sala del Auditorio Nacional se es-cuchó un profundo y largo “¡wow!”. Sin embargo, la imagen que allí se mostró era la que circulaba desde hacía meses en internet, una instan-tánea de baja resolución que había sido sacada de un vídeo tráiler del documental de Adan Dew. Pero lo que entonces sorprendería a los asistentes iba a ser el estudio de los especialistas mexicanos que más tarde lo explicarían todo.

EL GRAN AUSENTEEl gran ausente al evento fue Edgar Mitchell, que formó parte del proyec-to Apolo XIV y que fue el sexto hom-bre que pisó la Luna. No acudió al

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De arriba abajo, cartel del evento

Be Witness, Don Schmitt, Edgar

Mitchell (izda.) y Jaime Maussan,

también abajo.

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Los investigadores estadounidenses Tom Carey y Don Schmitt aseguraron en una entrevista a MÁS ALLÁ que diversos estudiosos de los ovnis en Estados Unidos les habían intentado convencer de que no viajaran a

la Ciudad de México, ya que su presencia en Be Witness podría representar una pérdida de credibilidad para ellos. En cuanto rechazaron esas presiones, ambos fueron duramente atacados en las

redes sociales. Al preguntarse sobre si esas presiones podrían proceder de alguna instancia del Gobierno o de la Administración del presidente Barack Obama, dijeron: “No, ellos tienen sus propios problemas”.

Auditorio Nacional porque, según explicó a través de una entrevista en vídeo realizada por Maussan en casa del astronauta, “cuando hago viajes largos me toma dos semanas o más po-der recuperarme. Me agota totalmente. Esa es la razón por la que he cancelado mis presentaciones. Los doctores me han sugerido parar. ¡Ya no más!”. En el momento en que le fueron mostradas las imágenes dijo: “Clara-mente, no es humano. Si decimos que pertenece a uno de los grupos que nos visitan llegamos a algo concluyente. Pero no sabemos de donde vinieron. Todo en él concuerda con las historias que hemos escuchado de los visitan-tes extraterrestres”.

LOS ESPECIALISTASLos científi cos fueron quienes se lleva-ron los mayores aplausos. El maestro Miguel Ángel Álvarez, director del Instituto Nacional de Ciencias Foren-ses, aseguró que la investigación de las imágenes –que había durado dos meses– se había realizado de forma gratuita para tener la libertad de “po-der opinar científi camente y sin tener ningún tipo de prejuicio”. Inmediatamente dio paso al doctor, ca-pitán de corbeta y médico forense José de Jesús Zalce Benítez, actual jefe del departamento de Medicina Legal y Fo-rense de la Armada de México, quien en una muy completa exposición men-cionó que el estudio se había realizado a partir de dos imágenes digitales: “El cuerpo a analizar está en un vitrina de

exposición. El cráneo es de un tamaño superior a los normales, tiene diferen-tes rasgos de traumatismos que con-sideramos fueron de impactos a gran velocidad como se puede notar en la barbilla, la mejilla del lado derecho y una lesión superior en el cráneo. Lle-gamos a suponer que por el impacto sufrió una decapitación. Los globos oculares se encuentran hacia fuera y no hacia adentro, como ocurriría en una momia. En el tórax vemos 6 o 7 pares de costillas de forma convexa. Este cadáver fue necrosado por tener una línea media para evitar su putre-facción. Lo que podemos considerar el brazo tiene características muy di-ferentes a los de los humanos, ya que no hay continuidad hacia la clavícu-la. No se aprecian restos esternales, ni mamas (tetillas). Proporcionalmente, en relación a la cabeza el tórax se apre-cia del mismo ancho que la cabeza y discretamente menor en tamaño con-siderando su longitud. No se aprecia la existencia del hueso del pubis, ni de los huesos iliacos, lo que determinaría una ausencia parcial, casi total, de la cadera o pelvis”. Sus conclusiones generales fueron que por las características de la pelvis y la cadera no se trataba de un primate y que por su falta de glándulas mama-rias no era tampoco un mamífero. Sin embargo, las características que pre-senta ese cuerpo –por las articulacio-nes en la muñeca, en el codo y en las rodillas– podrían llegar a ser compati-bles con las que presentan los reptiles, y logró determinar su tamaño: 1,20 m. En muchos de estos puntos coin-cidió, por cierto, el antropólogo físico canadiense Richard Doble, quien en una entrevista vía Skype aseguró que se trata de un ser que no está empa-rentado con los humanos. “No es un primate”, dijo. Por su parte, el doctor Luis Antonio de Alba, catedrático de la Universi-dad Nacional Autónoma de México, especialista en Medicina Interna y Geriatría, afi rmó que tomando como referencia la dimensión craneana de este ser, calculaba el peso de su cere-bro en aproximadamente 1,8 kg, muy superior al de un ser humano, “lo que muy probablemente nos habla de una criatura muy inteligente”, y que el acor-tamiento de los huesos era producto de que en su hábitat faltaba la gravedad.

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CAREY Y SCHMITT, EN EL PUNTO DE MIRA

Arriba, Richard Dolan.

Abajo, Tom Carey.

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El evento dejó más preguntas que respuestas y logró interesar a la comunidad OVNI implicándola en esta investigación.

EL EXTRATERRESTRE "HOLOGRÁFICO"El momento más impactante de Be Witness fue cuando apareció el ser de la diapositivas en una reconstrucción a partir de los estudios forenses. De al-gún modo lograron traer a la vida, de manera digital, a una criatura que se proyectó en holografía tridimensional y que caminó sobre el escenario ante 7.000 personas que por primera vez en la historia de este magno recinto guar-daron un profundo silencio. Fue algo impresionante y conmovedor.

EL PODER DE LOS CIUDADANOSEran ya las 23:40 horas cuando llegó hasta el pódium el escritor Richard Dolan, autor del libro After Disclosure, quien cerró el evento de Be Witness y sugirió que este podría cambiarlo todo. Dolan explicó que “no tenemos los cuer-pos reales y ese es un gran problema, tenemos solo dos imágenes de buena ca-lidad y se ve como si la hubieran tomado rápidamente. Muchas personas le dan un gran importancia a las transparen-cias porque consideran que el siguiente paso será la liberación de documentos del tema OVNI”. El especialista estadounidense remató su refl exión sobre la desclasifi cación de documentos ufológicos, las nuevas energías y los secretos gubernamenta-

les asegurando que cambiará cuando la sociedad despierte a esta realidad y contribuya a romper el secretismo. Cerca de la medianoche fue presentada por Jaime Maussan la segunda fotogra-fía del ser de Roswell, y la escena se re-pitió: cientos de fl ashes inundaron nue-vamente la sala del Auditorio Nacional, y con esto se clausuraba Be Witness.

LAS CONCLUSIONESEl evento nos dejó más preguntas que respuestas. Para muchos usuarios de las redes sociales lo expuesto no col-mó sus expectativas, querían algo más. Lo que sí quedó claro es que los ojos del mundo estuvieron por prime-ra vez clavados en un acontecimiento que tenía como tema central a ovnis y extraterrestres. Aquí la gran pregunta es: ¿habrá algún pronunciamiento de la Fuerza Aérea de Estados Unidos? ¿Se conocerán en el futuro los nom-bres de los investigadores que trataron de convencer a sus compañeros para que no vinieran a México? De lo que debemos de ser conscientes es de que habrá un antes y un después de Be Witness, ya que logró lo que nun-ca antes había sucedido. Consiguió in-teresar a la comunidad OVNI interna-cional en pleno, logrando implicarla en una investigación frontal y transparen-

te para llegar a la verdad. Desde ese 5 de mayo no ha dejado de aparecer más y más información impactante.

ÚLTIMA HORAAl cierre de esta edición especial apare-ció una nota publicada en el blog UFO Conjeture(s) donde Anthony Braga-lia, uno de los mayores defensores de la autenticidad de las diapositivas de Roswell, el domingo 10 de mayo ofre-ció disculpas públicamente por su error tras aceptar que la lectura de la nota que se ve en la parte de los pies del ser dice: “Cuerpo momifi cado de un niño de dos años”. El texto pudo al fi n leerse gracias al programa informático SmartDeBlur, con el que un grupo de investigadores escépticos asegura haber descifrado el contenido del texto. Incluso el mismo Bragalia proporcionó a esos estudiosos críticos más información y aceptó que la imagen correspondía a la momia de un niño de dos años. “Al menos por par-te de los investigadores principales, Tom Carey, Don Schmitt y yo, no sabíamos que era falsa. No obstante, es una grave equivocación, cuyas consecuencias acep-to plenamente”, aseguró en su web.¿Qué supone esta última hora para la credibilidad del fenómeno OVNI? Solo el tiempo y la investigación arro-jarán verdades y no suposiciones.

A la izquierda, Jaime Maussan

en Roswell. Arriba, la placa de la

discordia.

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L a trama arranca en el año 1998, durante la rutinaria limpieza de un inmueble para su

derribo en Sedona (estado de Ari-zona), cuando una de las mujeres encargadas de las labores de re-tirada de muebles y enseres en-contró una caja repleta de diapo-sitivas. Las llevó a su domicilio, donde permanecieron arrincona-das y olvidadas en un garaje has-ta 2008, año en el que la mujer procedió a examinarlas con dete-nimiento. En esos momentos, la caja –que había estado expuesta a la humedad– se partió revelan-do que en su parte inferior tenía un compartimento secreto donde había escondidas 2 diapositivas dentro de un sobre o una peque-ña bolsa de plástico.

Cuando observó estas imágenes, la mujer se quedó sorprendida al comprobar que retrataban a un extraño humanoide muerto. Al consultar con su hermano, am-bos llegaron a la conclusión que aquel enigmático ser podía ser un extraterrestre en dependencias militares. Tras contactar con un amigo, Adam Dew, periodista depor-tivo, decidieron dejar el asunto en sus manos para que pudiera averiguar qué contenían aque-llas intrigantes diapositivas, y descubrir si realmente se tra-taba de un alienígena. Si real-mente era así –pensaban los propietarios–, entre sus manos tendrían por fi n la tan ansiada prueba de la existencia de vida extraterrestre.

LAS DIAPOSITIVAS DE ROSWELL:

VERDADES Y MENTIRAS

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Desde nales de 2011 existían vagos rumores de que un grupo de ufólogos norteamericanos estaba gestionando

en secreto unas supuestas evidencias del caso Roswell. Al parecer, habían conseguido unas diapositivas a color que

mostraban claramente el cuerpo sin vida de uno de los extraterrestres recuperados en el desierto de Nuevo México en el lejano 1947. Sin embargo, han tenido

que pasar más de 3 años para que podamos conocer algunos de los entresijos de esta intrigante historia con un

desconcertante nal. Más Allá ofrece todos los detalles.por José Antonio Caravaca

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Y uno de sus objetivos era renta-bilizar económicamente su presunto histórico hallazgo...

CLÁUSULA DE CONFIDENCIALIDADA fi nales de 2011, tras varios inten-tos, Adam Dew pudo contactar con el ufólogo Tom Carey, que se intere-só vivamente en conocer más deta-lles de aquellas extrañas imágenes. Sin embargo, para poder visualizar las diapositivas Carey tuvo que fi r-mar una clausula de confi dencia-lidad que le obligaba a no revelar públicamente ninguna información relativa a las imágenes. Posteriormente otros investigadores que se unieron a las pesquisas tu-vieron que someterse a este estricto control de seguridad por parte del periodista deportivo, que en ningún momento quería perder el control sobre las diapositivas. Este fue el principal motivo por el que las in-vestigaciones efectuadas por Tom Carey, Don Schmitt y Anthony Bragalia permanecieron en silencio durante largo tiempo, sin apenas fi l-traciones. Otros ufólogos como David Ru-diak, Kevin Randle o Chris Ru-tkowski –que pertenecían jun-to a Schmitt, Carey y Bragalia al denominado Dream Team, grupo creado para escribir un libro so-bre Roswell antes de la aparición de las imágenes– participaron tan-gencialmente en estas pesquisas, pero sin llegar a ver las diapositi-vas. Con el paso del tiempo, y por diferentes motivos, todos abando-naron el grupo.

LOS PROPIETARIOSLas primeras gestiones demostraron que el matrimonio propietario ori-ginal de las diapositivas de Roswell, como empezaron a ser conocidas, era sumamente interesante. Anthony Bragalia comprobó que se trataba de una pareja sin hijos, formado por Bernerd Arthur Ray y Hilda Blair. Lo más llamativo, en aquellos mo-mentos iniciales de la investigación, fue comprobar que Bernerd era un prominente geólogo que había traba-jado en la industria petrolífera en la zona de Nuevo México, incluyendo el desierto de Roswell.

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Por su parte, Hilda también resul-tó ser una caja de sorpresas. La mujer era una destacada abogada y piloto de aviones que, según los ufólogos, formaba junto a su ma-rido un matrimonio muy bien si-tuado socialmente. Incluso señalan que Hilda trabajó para el Gobierno estadounidense en tareas de espio-naje/inteligencia durante o después de la II Guerra Mundial, por lo que piensan pudo tener las sufi cientes infl uencias político-militares para acceder con su marido al interior de unas instalaciones secretas, donde estaría expuesto uno de los cadáveres extraterrestres recupera-dos en Roswell.

LA INVESTIGACIÓNLas pesquisas emprendidas por el Dream Team pretendían arrojar luz sobre dos aspectos fundamentales de este misterio. Por un lado, certifi -car la antigüedad y veracidad de las diapositivas y, por otro, determinar qué era aquel humanoide retratado en las imágenes. Según se deprende de ciertas in-formaciones, las imágenes fueron estudiadas por expertos y científi -cos de Kodak, NASA, JPL y varias universidades privadas, entre otros estamentos. Uno de estos especia-listas indicó que las diapositivas Kodachrome contienen unos códi-gos internos que sirven para iden-

tifi car el año de su fabricación. Al parecer, el código que aparece en una de las diapositivas de Roswell fue utilizado solo durante tres años por la famosa empresa fotográfi ca: 1927, 1947 y 1967. Como se deter-minó que los soportes específi cos de cartón que portaban las imáge-nes solo se emplearon entre el año 1941 y 1949, y la laca protectora que se utilizó dejó de emplearse en 1960, los expertos concluyeron que probablemente las diapositivas fue-ron obtenidas entre el año 1947 y 1949. Además, según indicaban estos mismos investigadores, se habían realizado diversos análisis cien-

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En la otra página, de

arriba abajo, Adam Dew,

Don Schmitt, Bernerd

A. Ray (izquierda) y

Hilda Blair (derecha).

Junto a estas líneas, una

diapositiva fi ltrada.

En la diapositiva "filtrada" el famoso humanoide parecía estar tumbado sobre la repisa de un museo con un cartel manuscrito

alargado en sus pies.

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El investigador David Rudiak fue elegido en primera instancia por los ufólogos norteamericanos para intentar leer la nota que aparece en los pies del humanoide. Rudiak indicó que el texto contenía una fecha: 10 o 19 de agosto, 1950, y una frase: “Yo/nosotros no estoy/estamos seguro de lo que podría ser la

causa de la muerte de XXXXXX cadáver...”. Sin embargo, tras la presentación pública de las diapositivas, un grupo internacional de investigadores logró descifrar correctamente lo que hasta entonces parecía imposible. Este es el contenido la famosa nota: “CUERPO MOMIFICADO

DE UN NIÑO DE DOS AÑOS. En el momento de la sepultura del cuerpo estaba vestido con un algodón xxx-xxx la camisa. Envoltorios funerarios consistían en estas pequeñas mantas de algodón. Prestada por el SR. Xxxxxx, San Francisco, California”. El enigma estaba resuelto.

QUÉ DICE EL CARTEL DE LA DIAPOSITIVA

tífi cos (análisis de dispersión de rayos X, entre otros) que certifi ca-ban que las diapositivas fueron po-sitivadas en aquel período. Asimis-mo, existen estudios sobre el tipo de emulsión y otras características de las diapositivas de Roswell, que han sido comparadas positivamen-te con otras imágenes obtenidas en el año 1947 (uno de estos asesores ha sido Rod Slemmons, director del Museo de Fotografía Contem-poránea de Chicago entre 2002 y 2011). Tras validar su antigüedad, Adam Dew y el grupo de ufólogos con-sultaron a diferentes forenses, pa-

tólogos y genetistas para averiguar qué era aquel ser. Según parece, los facultativos, tras analizar las imá-genes, determinaron al unísono que aquel humanoide no podía ser ni un mono ni un hombre deforme, ni siquiera un piloto militar falleci-do durante un accidente aéreo. Su conclusión fue en sentido negativo: ignoraban lo que era.Aunque los ufólogos querían vin-cular las diapositivas con Roswell, realmente no tenían ningún docu-mento o evidencia que lo acredita-ra. Solo contaban con el tstimonio de un militar retirado de 91 años, Eleazar Benavides, que tras con-

templar las imágenes aseguró que el humanoide de las diapositivas era idéntico a los cuerpos extraterres-tres que el pudo ver en un hangar y en el hospital de la base de Roswell en 1947. Pero ¿qué mostraban las diapositivas?

EL PRESUNTO EXTRATERRESTRETras varios años de ligeras filtra-ciones, a finales de 2014 algunos investigadores comenzaron a sa-car a la luz mayor información sobre las diapositivas. Así se pudo conocer que las controvertidas imágenes mostraban a un huma-noide, de aspecto antropomorfo,

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de unos 90 cm de altura, con un gran cráneo y una pequeña man-díbula puntiaguda. El rostro, de apariencia relativamente humana, tenía los ojos separados y la nariz corta. Las orejas parecían norma-les. Su boca estabas abierta, pero los dientes no eran visibles. La piel era de color castaño y apa-riencia suave, pues se apreciaba tensa contra los huesos (costillas, piernas, brazos, cráneo). Otro de los detalles interesantes fue conocer que la cabeza estaba seccionada y que el humanoide presentaba una cavidad a la altura del abdomen, por lo que se especu-laba con que se le hubiera practica-do una autopsia. El resto del cuer-po, brazos y piernas, estaba dentro de la gama de las proporciones hu-manas “normales”.

LA PRESENTACIÓN PÚBLICAPor fi n llegó la hora de la presen-tación. El 4 de febrero de 2015, el célebre y controvertido periodista Jaime Maussan ofrecía en México DF una rueda de prensa interna-cional para informar a los medios de comunicación sobre la próxima presentación pública de las espe-radas diapositivas de Roswell, que sería el 5 de mayo de 2015 en el curso de un evento denominado Be Witness. Ante un nutrido grupo de perio-distas, Maussan aseguró, conven-cidísimo, que las imágenes repre-sentaban un documento histórico de valor incalculable: “México fue seleccionado para presentar las evi-dencias que demuestran que en julio de 1947 una nave con seres de otros planetas cayó en Roswell, Nuevo México. El 5 de mayo de 2015, en el Auditorio Nacional de la Ciudad de México, ante 10.000 personas, se presentarán las pruebas que han sido esperadas por casi 68 años.

Una investigación desarrollada en secreto durante los últimos 5 años ha confi rmado los hechos (...). Un evento que características únicas que marcará un antes y un después en la investigación del fenómeno ex-traterrestre”. Durante la presentación se emi-tieron varios breves audiovisuales promocionales, donde se podían ver fugazmente las famosas diapo-sitivas y parte de las investigacio-nes efectuadas sobre las mismas. De esta forma se mostraron por primera vez al público los rostros en color del matrimonio Bernerd A. Ray y Hilda Blair, así como de algunos de sus viajes por Estados Unidos, Francia y Alemania. En la sala de prensa proyectaron tam-bién imágenes de la colección pri-vada de los Ray, donde se veía al futuro presidente Eisenhower, y las celebridades de la época Clark Ga-ble y Bing Crosby durante el US Open de golf celebrado en Los Án-geles (California) en 1948. Inmediatamente, los vídeos y la presentación de Maussan genera-ron un pequeño revuelo mediáti-co dentro del ámbito del mundillo que rodea el fenómeno OVNI y los enigmas. Casi todas las webs, blogs, o pro-gramas de TV y radio especializa-dos en estas temáticas recogían la sensacional noticia. Sobre todo, los diferentes medios de comunica-ción hacían especial hincapié en la extraordinaria muestra de confi an-za mostrada por Maussan sobre la autenticidad de las dispositivas y la repercusión planetaria que causaría su exhibición pública.

LA FILTRACIÓNPero la verdadera sorpresa saltó 4 días después, cuando en un foro alemán, llamado Allmystery, un usuario denominado Narrens-

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Sobre estas líneas, de arriba abajo, Clark

Gable y Einsenhower con Bernerd A.

Ray, y Jaime Maussan durante el evento

denominado "Be Witness".

Tras analizar las imágenes, los facultativos determinaron que aquel humanoide no podía ser un mono ni un hombre deforme. Su conclusión:

ignoraban lo que era.

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¿Cómo han podido cometer semejante error los implicados en la investigación del presunto extraterrestre? Desde un principio Anthony Bragalia, Tom Carey y Don Schmitt creían estar en posesión de una prueba extraordinaria de la realidad extraterrestre. Por ello, más que dedicar esfuerzos a la investigación de la prueba en sí, han intentado por todos los medios que no existiese ninguna filtración, y que bajo ningún concepto las diapositivas llegaran a conocimiento del gran público antes de su presentación oficial.Tal ha sido la censura ejercida por los ufólogos norteamericanos que solo

han mostrado las imágenes a expertos conocidos o afines a sus ideas, sin dejar en ningún momento que nadie más pudiese examinar las diapositivas convenientemente. Por tanto, con tal de preservar la exclusiva, han efectuado una nefasta e incompetente investigación cuyo resultado final ha sonrojado a todo el mundo. Sin embargo, por el momento, queda en suspenso el interés y verdadero objetivo en toda esta trama de Adam Dew, el enlace entre el propietario actual de las diapositivas y los investigadores. Un personaje ambiguo y desconcertante.

chiffer publicó una captura de imagen del documental de Maus-san donde se observaba con cierta nitidez teniendo en cuenta como se capturó– una de las codiciadas dia-positivas de Roswell. Jaime Maus-san había tenido un descuido al mostrar, aunque fuese solo durante unos instantes, una de las diaposi-tivas ante las cámaras. Aunque no podían distinguirse to-dos los detalles con claridad, lo que se intuía resultaba decepcionante. La diapositiva “fi ltrada” mostraba que el famoso humanoide parecía estar tumbado sobre la repisa de un museo, y que en sus pies tenía un cartel alargado. El supuesto extra-terrestre era de complexión delga-da, algo deteriorado en su aspecto, y presentaba una voluminosa cabeza (aunque no demasiada despropor-cionada). En su conjunto aquella imagen (al menos a esa resolución) guardaba más semejanzas con la momia de un niño expuesta al pú-blico que con un presunto cadáver alienígena confi nado en un recinto de alta seguridad con medidas de protección biológicas visibles.

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¿FRAUDE O ERROR?

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Poco a poco, antiguos colaboradores del Dream Team fueron desmarcándose del asunto, sobre todo desde que comenzó a circular la hipótesis de que el presunto

extraterrestre era, en realidad, una momia.

Además, en la diapositiva se obser-vaba que había una mujer, con un vestido azul, posando detrás de la vitrina. Incluso aquel cuerpo tenía cierto parecido con niños enfermos de hidrocefalia. Pero ¿era esto posible? ¿Estaban equivocados los especialistas consul-tados por el Dream Team?

LA RESOLUCIÓN DEL MISTERIOEl 5 de Mayo, Jaime Maussan pre-sentó las deseadas diapositivas de Roswell en un macroevento cele-brado en Ciudad de México. Pese al revuelo montando en los últimos meses, intentando crear unas ex-pectativas que estaban a años luz de poder concretarse, la presenta-ción pública de las imágenes hun-dió defi nitivamente la credibilidad de este affaire. En estas se obser-vaba con nitidez que el presunto extraterrestre está en el interior de una vitrina “expuesto” con otros objetos, todos con sus respectivos carteles explicativos. Incluso se apreciaba algo parecido a la cabeza de un simio o mono detrás del su-puesto humanoide. Pero más des-concertante aún es que la diaposi-tiva vista a toda resolución parecía mostrar una simple momia. A los pocos días de la presentación, el autor de este reportaje, junto a un grupo internacional de investi-gadores, llegaron a desvelar el con-tenido del mensaje de la placa. En el cartel se hace referencia explí-cita a una momia de un niño de 2 años mostrada en un museo de San Francisco. Nada más salir a la luz, esta sor-prendente información dio la vuel-ta al mundo, y aunque al principio fue desprestigiada por los principa-les implicados, al fi nal tuvieron que admitir que todas sus pesquisas y afi rmaciones estaban erradas. Así, Anthony Bragalia, uno de los mayores defensores de la au-

tenticidad de las diapositivas, en un artículo titulado The “Roswell Alien Slides” and my Apology to a Dead Child of the Mesa Verde (10/05/2015) pedía perdón públi-camente por su grave error, tras comprobar que esta lectura del cartel era correcta y que este reve-la el verdadero significado de las diapositivas. Bragalia concluyó que la imagen se correspondía a la momia de un niño indio. Incluso localizó un texto que confirmaba todo el asunto: “Una espléndida momia fue recibida por el Museum Park recientemente cuando el Sr. SL Palmer Jr. de San Francisco devolvió una que su padre había sa-cado de las ruinas en 1894. La mo-mia es la de un niño de dos años y se encuentra en un excelente estado de conservación. En el momento de la sepultura del cuerpo estaba vesti-do con una camisa de algodón por encima y tres pequeñas mantas de algodón. Los fragmentos de estas siguen estando en la momia” (Mesa Verde Notes. September 1938. Vo-lume VIII, Number 1.). Bragalia, que jamás aceptó ninguna critica a su labor, termina diciendo: “Este autor defendía las diapositivas como extraterrestres, y este autor es-taba equivocado. (...) La palabra ‘engaño’ se ha utilizado para descri-bir la historia de las diapositivas de Roswell. Pero, no fue así. Al menos, por parte de los investigadores princi-pales, Tom Carey, Don Schmitt y yo, no sabíamos que eran falsas. Pero esto no importa, es un grave caso de identifi cación equivocada, cuyas con-secuencias acepto plenamente”. Tras el fraude de la autopsia de Roswell en 1995, un nuevo fi asco, 20 años después, ha vuelto a ensom-brecer la investigación ufológica, de-mostrando, una vez mas, que nada es lo que parece dentro del controverti-do mundo de los ovnis... ¿Aparecerá alguna vez la prueba defi nitiva?

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En la otra página, de arriba abajo, Bernerd

A. Ray e imagen de una momia. Sobre estas

líneas, de arriba abajo, Bing Crosby con

Bernerd Ray, momia de Niso y Kevin Randle.

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ROSWELL: CRONOLOGÍA DE UN EXPEDIENTE X

Pocos dudan que algo realmente extraño y desconcertante ocurrió en el desierto de Roswell y Lincoln (Nuevo México, EE.UU.) en el verano de 1947. Según la información

disponible, los militares de la base de Roswell se vieron implicados en la recuperación de unos extraños restos sin identi car que cayeron del cielo. A día de hoy, no existen

explicaciones convincentes sobre lo que hallaron.por José Antonio Caravaca

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D espués de casi seten-ta años de secretismo, MÁS ALLA reconstru-ye los acontecimientos

paso a paso, con base en las últimas investigaciones efectuadas sobre este importantísimo incidente. Los que siguen pudieron ser los hechos silenciados por el Gobierno estado-unidense...

El oficial Steve MacKenzie, des-tinado en el Army Air Field de Roswell, recibe la orden del ge-neral Martin Scanlon de acudir a la sala de radar de White Sands Proving Ground (Nuevo México) para controlar los movimientos de un objeto volador no identifica-do. Debía informar directamente al general de sus observaciones. Según comentó Mackenzie a los ufólogos Kevin D. Randle y Do-nald R. Schmitt (autores de UFO Crash at Roswell, 1991), la errática y desconocida aeronave aparecía periódicamente en espacio aéreo del sur de Nuevo México, entre Al-buquerque y Roswell. Mackenzie declaró que “un operador de radar destinado en la base de Roswell ha confirmado los ecos de de radar en los días anteriores, a principios de julio. Incluso un vuelo no especifi-cado, en dirección a Albuquerque, denunció la presencia de varios dis-cos volares en el cielo. Cuando se informó a los operadores de radar de la base de Kirtland (Nuevo Méxi-co), estos confirmaron que habían estado siguiendo los discos de Nue-vo México durante varios días”.

El farmacéutico Dan Wilmot, su es-posa y su hijo Paul, desde su casa en el centro de Roswell, informan a la prensa de que, sobre las 21:50 h, ob-servaron una extraña bola de fuego surcando el cielo.

Una violenta tormenta eléctrica sacude la noche de Roswell. Sobre las 23:00 h, el ranchero y capataz del rancho Foster, William MacBrazel, se sobresalta al es-cuchar un gran estruendo parecido a un “trueno metálico”.

Steve Mackenzie, desde la sala de radar de la base de Roswell, perteneciente al 509 Grupo de Bombarderos, sigue las evoluciones de un ovni en la pantalla. Al aparecer, sobre las 23:20 h, la aeronave tomó tierra en algún lugar indetermina-do del desierto. La orografía del terreno, así como la escasa cobertura del radar, imposibilitaron determinar con exacti-tud dónde había aterrizado o se había estrellado aquel misterioso objeto.

Con las primeras luces del día, Ma-cBrazel decide salir a caballo para comprobar la situación de los anima-les después de la fuerte tormenta. Le acompaña el niño D. Proctor, de 7 años, hijo de los propietarios de una granja cercana. Tras un largo recorri-do por el terreno, MacBrazel descubre una amplia zona cubierta de extraños restos metálicos de algo más de 500 m de largo por, al menos, 100 m de ancho. Sobre todo hay unas láminas muy fi nas de color parduzco, unas pe-queñas vigas parecidas a la madera de balsa, cubiertas de indescifrables ca-racteres, y unas “barras” de un mate-rial parecido al plástico. Fuera lo que fuese, aquello había caído del cielo...

Los primeros en conocer los hallazgos de MacBrazel fueron Floyd y Loretta Proctor, que pudieron examinar una pequeña pieza traída por el ranchero. En julio de 1990, Loretta Proctor fue entrevistada durante un congreso orga-nizado por la Fund for UFO Research

2 DE JULIO DE 1947. BASE DE WHITE SANDS

21:50 H. CIUDAD DE ROSWELL

23:00 H. RANCHO FOSTER

23:00 H. BASE DE ROSWELL

PRIMERAS HORAS DE LA MAÑANA DEL 5 DE JULIO DE 1947. RANCHO FOSTER

MEDIODÍA. RANCHO PROCTOR

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La errática y desconocida aeronave aparecía periódicamente en el espacio aéreo del sur de Nuevo México, entre Alburquerque y Roswell.

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en Washington: “Mac tenía ese peda-zo de material que había recogido. Que-ría mostrárnoslo y quería que fuéramos con él para ver lo que había quedado en el lugar de los restos o lo que fuera, pero no fuimos porque no había un medio de transporte, y llegar allí se hacía difícil. No consiguió que nadie lo acompañara. El fragmento que trajo tenía el aspecto de un plástico de color marrón claro... era muy liviano, como la madera de balsa. No era un pedazo grande, tal vez tenía unos 10 cm de largo, solo un poco mayor que un lápiz. Tratamos de cortarlo con un cuchi-llo y también le acercamos la llama de un fósforo, pero no se quemó. Sabíamos que no era madera. Era suave como el plásti-co y no tenía bordes agudos, como una clavija de color tostado oscuro. No tenía ninguna veta... simplemente era liso. Nunca había visto algo así”.

El arqueólogo W. Curry Holden, en compañía de algunos estudiantes,

realiza un hallazgo increíble a cierta distancia del campo de restos encon-trados por MacBrazel. A unos 55 km de Roswell, en pleno desierto, ob-servan un “avión estrellado sin alas, con el fuselaje muy grueso”, y a sus pequeños tripulantes muertos. Los militares llegan a los pocos minutos, impidiendo al profesor examinar a conciencia el artefacto siniestrado y a sus ocupantes. Aunque los pequeños restos metálicos cayeron sobre el de-sierto de Roswell, el supuesto platillo volador y sus ocupantes lo hicieron sobre el condado de Lincoln.

El empleado de la funeraria Glenn Dennis recibe varias extrañas lla-madas telefónicas desde la base de Roswell. Su interlocutor le pide in-formación sobre cómo conservar cuerpos que han estado expuestos al calor del desierto, y le solicita el envío de varios pequeños ataúdes a la base.

Glenn Dennis acude al hospital de la base para llevar a un soldado herido, y allí se percata de que hay una actividad inusual. Posteriormente, una enfermera le informa de que ese día los militares estuvieron examinando unos extraños cuerpos, pertenecientes a unos peque-ños humanoides de gran cabeza.

McBrazel carga en su furgoneta par-te del extraño material y decide acu-dir a la ciudad, con la intención de averiguar si pertenece a la base de Roswell. El ranchero había colabo-rado anteriormente con los militares en la recuperación de algunos de sus globos meteorológicos extraviados, labor por la que recibía una pequeña recompensa (de 5 a 10 dólares). Pero, en esta ocasión, aquello no se parece a nada de lo que ha visto antes.

MEDIODÍA. CONDADO DE LINCOLN (NUEVO MÉXICO)

13:30 H. FUNERARIA BALLARD. CIUDAD DE ROSWELL

19 H. BASE DE ROSWELL

PRIMERAS HORAS DE LA MAÑANA DEL 6 DE JULIO DE 1947. CIUDAD DE ROSWELL

Sobre estas líneas, lugar donde se produjo el supuesto

accidente ovni. A la izquierda, de arriba abajo, el sheriff

George Wilcox y Jesse Marcel. En la otra página, rancho

Foster y emisora de radio KGFL.

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Sobre las 23:20 h., la aeronave tomó tierra en algún lugar indeterminado del desierto. La escasa cobertura del radar imposibilitó determinar con exactitud dónde había aterrizado.

29Monográfico

George Wilcox, máxima autoridad po-licial de la zona, observa los misteriosos restos metálicos sobre la mesa de su despacho. Casualmente, el sheriff recibe la acostumbrada llamada del periodista radiofónico local, Frank Joyce, de la emisora KGFL, para conocer las nove-dades del día. Wilcox, sin ser consciente de la trascendencia del hallazgo del ran-chero, le cede el auricular a MacBrazel para que relate al periodista lo aconte-cido en la propiedad de los Foster. Mo-mentos después, el sheriff avisa a la base de Roswell. El ofi cial de inteligencia Jes-se Marcel se presenta al poco tiempo y, ante la rareza de los restos, decide avi-sar a un compañero de la base pertene-ciente a la contrainteligencia, el capitán Sheridan Cavitt, para que le ayude a indagar en el misterio.

Junto a MacBrazel, Marcel y Cavitt se desplazan hasta el rancho Foster. La no-che cae sobre Roswell. Instalados en el domicilio de la familia Hineses, los mi-litares deciden esperar al día siguiente para explorar la zona.

William McBrazel, Jesse Marcel y She-ridan Cavitt llegan al lugar de los res-tos metálicos. En una entrevista man-tenida con el ufólogo y físico nuclear Staton Friedman, en 1979, el mayor Marcel rememoraba lo que hallaron aquella mañana en el desierto: “Cuan-do llegamos al lugar del accidente, me sorprendió ver la gran superfi cie que estaba cubierta de restos. No era una cosa que hubiera dado contra el suelo o explotado en tierra. Era algo que debió de explotar en el aire, viajando quizá a una alta velocidad. No lo sabemos. Pero los fragmentos estaban desparramados en una zona de 1.200 m de largo y bas-tante ancha, de decenas de metros. Así que procedimos a recoger todos los frag-

mentos que pudimos encontrar y los cargarnos en nuestro jeep. Me resultaba bastante obvio, por mi actividad, que no se trataba de un globo meteorológi-co, ni de un avión ni un misil. Pero lo que era, no lo sabíamos. Simplemente recogimos los fragmentos. Era algo que nunca había visto antes, y yo estaba bastante familiarizado con todas las actividades aéreas. Cargamos comple-tamente el jeep, pero no me sentí satisfe-cho. Le dije a Cavitt: ‘Lleve este vehículo de vuelta a la base, que yo voy a volver allí y recoger todo lo que entre en mi auto’, cosa que hice. Pero, en total, solo recogimos una pequeña parte del mate-rial que estaba allí desparramado”.

El gerente de la emisora de radio KSWS, John McBoyle, mientras cir-cula con su automóvil a unos 65 km de Roswell, se encuentra con un extra-ño objeto que parece “una palangana aplastada”, de entre 7 y 9 m de diáme-tro, estrellado en una pequeña colina.

Antes de regresar a la base con el mate-rial, el mayor Marcel hace una parada en su casa para enseñar los extraordina-rios restos a su mujer y a su hijo. Años

MEDIA MAÑANA. DESPACHO DEL SHERIFF DE ROSWELL

ATARDECER. RANCHO FOSTER

PRIMERAS HORAS DEL 7 DE JULIO DE 1947. RANCHO FOSTER

MEDIODÍA. DESIERTO DE LINCOLN

21:00 H. APROXIMADAMENTE.CIUDAD DE ROSWELL

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El capataz del rancho Foster, William MacBrazel, descubrió una amplia zona cubierta con extraños restos metálicos.

más tarde, Jesse Marcel Jr., también militar, escribiría un libro relatando sus vivencias, The Roswell Legacy (2007), en el que hablaba de los restos metálicos: “La superfi cie de la lámina era suave. Las piezas en sí mismas no tenían ningún diseño o formas distintas; eran amorfas. Recuerdo que miré largo tiempo aquellos materiales que parecían papel de alumi-nio. En particular recuerdo que, si estas piezas se dejaban caer, fl otaban como una pluma. [...] Cuando mi padre regre-só a Roswell (desde Ohio), nos dijo a mi madre y a mí que nunca habláramos de lo que habíamos visto aquella noche”.

Walt Whitmore, propietario de la emi-sora KGFL, consiguió una declaración en exclusiva de MacBrazel, que aquella noche durmió en su casa. El encargado de realizar la entrevista fue el reporte-ro George “Jud” Roberts. Debido a que la estación de radio estaba fuera de programación, la conversación fue grabada con la intención de emitirla al día siguiente (8 de julio). El ranchero confi rmó que los militares desconocían

la procedencia de aquellos restos metá-licos y que estaban asombrados. Aclaró que no se trataba de un globo sonda. Sin embargo, por la mañana los militares se llevaron en custodia al ranchero y con-fi scaron todas las grabaciones.

En una sala de reuniones de la base, el coronel William H. Blanchard, Jes-se Marcel, Sheridan Cavitt, el coronel James I. Hopkins, el teniente coronel Ulysses S. Nero, el general Roger Ra-mey, el coronel Thomas J. DuBose y el teniente Walter Haut debaten sobre los restos hallados a unas 75 millas al noroeste de Roswell, en el condado de Lincoln. Blanchard informa al grupo de asistentes de la existencia de un se-gundo lugar de impacto, a unas 40 mi-llas al norte de la ciudad. Los presentes analizan algunas de las piezas metálicas y ninguno es capaz de identifi car aque-llos restos. Una de las preocupaciones principales que se tratan en la reunión es decidir si se debe o no hacer público el descubrimiento. El general Ramey propone un plan, asesorado por el Pen-

tágono. Se debe desviar la atención del lugar más importante mediante el re-conocimiento de la otra ubicación. Los militares sopesan que hay varios civiles implicados y que la prensa ya ha sido informada.

Esa misma mañana, desde el aeródro-mo de la base de Roswell, despegan dos aviones B-29 con los restos del acciden-te en dirección a la base de Forth Worth, en Texas, y la base Wright Field (Wright Patterson en la actualidad), en Ohio.

La base de Roswell es un hervidero. La extrañeza de los restos metálicos ha provocado un revuelo inusual. El teniente Walter Haut, relaciones pú-blicas de la base, redacta una nota de prensa que pasará a la Historia y que publican algunos medios: “La Fuerza Aérea captura un platillo volante en un rancho de la región. Los muchos rumo-

NOCHE. DOMICILIO DE WALT WHITMORE. CIUDAD DE ROSWELL

7:30 H. DEL 8 DE JULIO DE 1947. BASE DE ROSWELL

PRIMERAS HORAS DE LA MAÑANA. AERÓDROMO DE LA BASE DE ROSWELL

9:30 H. BASE DE ROSWELL

Sobre estas líneas, hangar 84 de la antigua

base de Roswell. En la otra página, globo

sonda Rawin.

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Los militares estuvieron examinando unos extraños cuerpos, pertenecientes a unos pequeños humanoides de gran cabeza.

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res acerca del disco volador se tornaron realidad ayer cuando el ofi cial de inteli-gencia del 509 Grupo de Bombarderos, del aeropuerto militar de Roswell, fue lo bastante afortunado como para obtener un disco a través de la cooperación de uno de los rancheros de la zona y la ofi ci-na del sheriff del condado de Chaves. El objeto volador aterrizó en un rancho cer-ca de Roswell, en algún momento de la semana pasada. Al no tener servicio tele-fónico, el ranchero guardó el disco hasta que pudo ponerse en contacto con la ofi -cina del sheriff, que a su vez lo notifi có al mayor Jesse A. Marcel, de la ofi cina de inteligencia del 509 Grupo de Bom-barderos. La acción se emprendió de in-mediato y se recogió el disco de la casa del ranchero. Fue examinado en el aeró-dromo de la Fuerza Aérea de Roswell y, a continuación, el mayor Marcel lo envió al Cuartel General”.

Tras la difusión del comunicado de prensa, la centralita de la emisora lo-cal de radio no para de sonar. Todo el mundo quiere más información del sensacional hallazgo. Desde cualquier rincón de Estados Unidos y diversas partes del mundo, los medios piden la redifusión del comunicado. Hasta que, de pronto, la censura cae sobre esta noticia y los periodistas loca-les son obligados a guardar silencio. Staton Friedman, en su libro Caso Roswell. Informe fi nal (1992) detalla el testimonio de Frank Joyce: “De pronto el sistema telegráfi co se detuvo y empezó a zumbar. A continuación entró una llamada telefónica; la perso-na que llamaba se identifi có como un ofi cial del Pentágono. Este hombre me dijo algunas cosas bastantes feas sobre lo que me pasaría. Realmente estuvo muy agresivo”.

Un nuevo y contradictorio comunica-do de prensa se forja en el despacho del general Ramey a las pocas horas

de la primera notifi cación. El texto se acompaña de varias fotografías de los militares posando con restos de un globo sonda, ya que, en la nueva ver-sión, los misteriosos y desconcertan-tes restos metálicos son despojados de cualquier extrañeza. Así, en esta ocasión se habla de “papel de estaño” y de “objeto de construcción débil, casi como una cometa”. En las cé-lebres imágenes aparecen el general Ramey, el coronel Thomas DuBose y el mayor Jesse Marcel.

Un segundo télex, emitido desde la base de Fort Worth, pretendía eli-minar cualquier atisbo de misterio: “El general de brigada Roger Ramey, jefe de la Octava Fuerza Aérea, asegu-ró esta noche que el supuesto disco volante encontrado al este de Nuevo México es, evidentemente, nada más que un instrumento meteorológico o de radar de alguna clase”.

La sede el FBI recibe una llamada desde el Cuartel General de la USAF que informa del famoso platillo vo-

lador: “Parece un globo meteorológi-co de gran altura con refl ectores de radar”.

William MacBrazel es conducido por varios militares a las ofi cinas del periódico Roswell Daily Record, don-de se retracta de su primera versión ofrecida a los medios, indicando ahora que lo que recuperó aquella mañana eran los restos de un simple globo meteorológico.

El Roswell Daily Record publica la nueva versión de los hechos: un glo-bo sonda es el responsable de toda la historia. Las autoridades pretenden acabar con una incómoda situación que, indudablemente, oculta un se-creto inconfesable en aquellas fe-chas. Pero, lejos de acallar los ecos de los misteriosos acontecimientos acaecidos en el desierto de Nue-vo México, lo ocurrido en aquellas jornadas sigue siendo un autenti-co expediente X.

MEDIA MAÑANA. EMISORA DE RADIO KGFL

18 H. DESPACHO DEL GENERAL RAMEY. BASE DE ROSWELL

BASE DE FORT WORTH (TEXAS)

9 DE JULIO DE 1947

18:17 H. OFICINA CENTRAL DEL FBI

TARDE/NOCHE. REDACCIÓN DEL ROSWELL DAILY RECORD. CIUDAD DE ROSWELL

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El teniente Walter Haut emitió un comunicado que aseveraba que aquellos restos eran de un "platillo volador".

ROSWELL: RESPUESTAS OFICIALES PARA UN ENIGMA

Uno de los principales motivos por los que el caso Roswell ha permanecido con su hilo de misterio hasta nuestros días, se basa probablemente en las numerosas pero, a todas luces,

insu cientes explicaciones ofrecidas por el Gobierno de Estados Unidos para aclarar los extraños acontecimientos

ocurridos en el desierto de Nuevo México en 1947. MÁS ALLÁ repasa las explicaciones o ciales que han pretendido,

sin éxito, apagar los ecos de un auténtico expediente X que se resiste a morir 68 años después.

por José Antonio Caravaca

E l 7 de julio de 1947, dos agentes de Inteligencia, el mayor Jesse A. Mar-cel y el capitán Sheri-

dan Cavitt, destinados en la base de Roswell, recogieron unos mis-teriosos restos metálicos que el ranchero William MacBrazel había descubierto en el desier-to. Cuando los altamente cualifi -cados ofi ciales del 509 Grupo de Bombarderos –con un arsenal de bombas atómicas– examinaron los restos, se mostraron sorpren-didos, ya que no fueron capaces de identifi car a qué tipo de aero-nave o artefacto pertenecían. Al

día siguiente, por motivos nunca aclarados ni resueltos satisfacto-riamente, desde la propia base el teniente Walter Haut emitió un comunicado que aseveraba que aquellos restos eran de un “plati-llo volador”.El diario Roswell Daily Record pu-blicaba en su portada: “La Fuerza Aérea captura un platillo volante en un rancho de la región. Los muchos rumores acerca del disco volador se tornaron realidad ayer cuando el ofi -cial de Inteligencia del 509 Grupo de Bombarderos, del aeropuerto militar de Roswell, fue lo bastante afortu-nado como para obtener un disco a través de la cooperación de uno de los rancheros de la zona y la ofi cina del sheriff del condado de Chaves. El

objeto volador aterrizó en un rancho cerca de Roswell, en algún momento de la semana pasada. Al no tener ser-vicio telefónico, el ranchero guardó el disco hasta que pudo ponerse en con-tacto con la ofi cina del sheriff, que a su vez lo notifi có al mayor Jesse A. Marcel, de la ofi cina de Inteligencia del 509 Grupo de Bombarderos. La acción se emprendió de inmediato y se recogió el disco de la casa del ran-chero. Fue examinado en el aeródro-mo de la Fuerza Aérea de Roswell y, a continuación, el mayor Marcel lo envió al Cuartel General”.Inmediatamente, la noticia cau-só una conmoción internacional... pero por poco tiempo, ya que el primer desmentido no tardaría en llegar.

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1ªHIPÓTESIS: UN "PLATILLO VOLADOR"

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El general Roger Ramey

(izda.) y el teniente

coronel Thomas J.

DuBose posan junto a

los restos del supuesto

globo sonda.

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...el incidente de Roswell –directa o indirectamente– ha aparecido en numerosas películas como Independence Day (abajo), Indiana Jones o el reino de la calavera de cristal, y por supuesto en la serie Expediente X?

?Sabíasque... Para añadir mayor confusión a

la supuesta recuperación del pla-tillo volador, a las pocas horas de emitir el primer comunicado, la USAF ofrecía otra versión de los hechos radicalmente opuesta a la anterior. Para los investigadores, en esos precisos momentos comen-zaba a gestarse el encubrimiento oficial sobre el caso Roswell. Los oficiales de la base de Roswell, el general Roger Ramey, el coronel Thomas DuBose y el mayor Jesse Marcel, aseguran a la prensa que los restos metálicos pertenecen a un simple globo sonda de la clase Rawin. Sin embargo, en la prime-ra nota emitida por los militares podía leerse: “El general de brigada Roger Ramey dijo hoy que un ob-jeto volador destrozado, que había sido descrito previamente como un disco volante encontrado cerca de Roswell, Nuevo México, estaba siendo trasladado vía aérea al cen-tro de investigaciones de la Fuerza

Aérea en Wright Field, Ohio”. En el posterior teletipo se restaba cual-quier importancia al hallazgo: “El general de brigada Roger Ramey, jefe de la Octava Fuerza Aérea, aseguró esta noche que el supues-to disco volante encontrado al este de Nuevo México es 'evidentemen-te, nada más que un instrumento meteorológico o de radar de alguna clase'”.En esta respuesta no quedaba acla-rado por qué los militares debían enviar los restos de un simple glo-bo sonda a la base de Wright Field para su examen...

Pese a la rotunda y desmitifica-dora versión oficial de los hechos ocurridos en Roswell, la opinión pública norteamericana se mostró bastante escéptica ante la posibili-dad de que un simple globo sonda hubiese provocado tanto revuelo y desconcierto entre militares expe-rimentados.

2ª HIPÓTESIS: UN GLOBO SONDA

3ª HIPÓTESIS: EL PROYECTO MOGUL

Globo del Proyecto

Mogul.

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A las pocas horas de emitir el primer comunicado, la USAF ofrecía otra versión de los hechos radicalmente opuesta a la anterior.

Con el paso del tiempo, las expli-caciones emitidas desde la base de Roswell fueron quedando refuta-das por la irrupción de múltiples testigos y nuevas informaciones, que parecían confirmar que, en efecto, un platillo volador se es-trelló en Nuevo México en 1947. Desde mediados de los años 80, la tesis del globo meteorológico ya solo provocaba sorna entre los in-vestigadores y descrédito para los militares. En el año 1994, coinci-diendo extrañamente en el tiempo con una petición oficial de descla-sificación de cualquier tipo de in-formación secreta relacionada con el incidente de Roswell, la USAF publicó el Informe Weaver para dar carpetazo definitivo al enigma. O eso era lo que se pretendía...

El encargado de su elaboración fue el coronel Richard L. Weaver, oficial de la AFOSI (la Oficina de Investigaciones Especiales de la Fuerza Aérea), que comenzaba su estudio afirmando que no ha-bía encontrado ninguna eviden-cia de ocultación por parte de la USAF: “Nuestros esfuerzos de investigación no han encontrado ningún documento relativo a la recuperación de cuerpos alieníge-nas o materiales extraterrestres”. Dicho dossier aseguraba que lo recuperado en Roswell fueron los restos de un globo del proyecto ultrasecreto denominado Mogul; concretamente el vuelo número 4, lanzado el 4 de julio de 1947. Los globos estaban equipados con curiosos reflectores de radar, que

se empleaban para rastrear y de-tectar las explosiones atómicas experimentales del ejército de la Unión Soviética. Dichos ingenios se probaban en Alamogordo (Nue-vo México), y su imprevista caída en el rancho Foster fue lo que pro-vocó una gran confusión entre los vecinos y algunos militares de la base de Roswell.Al tratarse de un proyecto clasi-ficado, en plena Guerra Fría, el Gobierno decidió guardar el se-creto, ya que incluso sus propias unidades desconocían la natura-leza del mismo, relacionado con el armamento atómico enemigo. Sin embargo, el Informe Weaver no consiguió explicar el enigmático comunicado emitido por los mili-tares de la base, piedra angular

En el año 1992, los ufólogos Kevin Randle y Don Schmitt consiguieron que el senador republicano por Nuevo México Steven Schiff solicitara a la Oficina General de Contaduría del Congreso (GAO) –con capacidad para acceder a cualquier documento oficial, sea cual sea su grado de clasificación– que

investigara el caso Roswell. Antes de que la GAO emitiera el resultado de sus pesquisas, la USAF se adelantó publicando el citado Informe Weaver. En julio de 1995, la GAO emitió su propio informe. En él se aseguraba que había sido imposible acceder a cualquier tipo de archivo del caso porque “alguien no identificado”,

contraviniendo la normativa vigente, había destruido toda la información administrativa de la base de Roswell.No resultaba tranquilizador conocer que toda la documentación que podría aclarar de una vez por todas los hechos en Roswell había sido destruida, contraviniendo las leyes y llevada a cabo por personas no identificadas.

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LOS ARCHIVOS DESAPARECIDOS

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del caso, en que afirmaban ha-ber recuperado un platillo volador: “Al respecto del anuncio inicial de ‘La Fuerza Aérea captura un disco volante’, la investigación ha fraca-sado en localizar ninguna eviden-cia documentada sobre el porqué se hizo esta declaración”. Weaver acusaba directamente al coronel Blanchard y al mayor Marcel de establecer una desmesurada e in-fundada relación entre los restos metálicos y los platillos volantes, de reciente irrupción en la prensa de la época.

Lejos de acallar las voces críticas, la publicación del Informe Weaver fue considerada la confirmación de que la USAF había estado en-gañando al pueblo estadounidense durante décadas. La rejuvenecida versión de los hechos, por muy avanzado para la época y ultrase-creto que fuese el globo sonda, no convenció a los investigadores. Es-tos seguían sin encontrar respues-ta a las declaraciones de múltiples testigos que afirmaban que los militares habían recuperado los cuerpos de varios pequeños seres junto a los famosos restos metá-licos. Para aclarar esta aparición de extraños humanoides en el lu-gar del accidente y en la base de

Pese al esfuerzo de la Fuerza Aérea de Estados Unidos (USAF) por dilucidar lo ocurrido en Nuevo México en el lejano verano de 1947, la aportación de tantas y tan dispares

refutaciones no ha hecho sino acrecentar el enigma sobre la extraordinaria naturaleza del objeto y, quizá, los tripulantes recuperados en el desierto de Roswell.

Arriba, desmentido del general Ramey. Abajo,

de izquierda a derecha, el coronel Blanchard y

McBrazel. En la otra página, dummies.

4ª HIPÓTESIS: MUÑECOS DE PRUEBAS

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EXPLICACIONES INSATISFACTORIAS

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El Informe Weaver no consiguió explicar el enigmático comunicado emitido por los militares de la base, en que afirmaban haber recuperado un "platillo volante".

Roswell, las autoridades se vieron obligadas a rectificar una vez más. Tres años después de ofrecer la te-sis del globo Mogul, tuvieron que “completar” los hechos con una nueva versión complementaria. El denominado The Roswell Report: Case Closed (El Informe Roswell: caso cerrado), de 1997, nacía con la pretensión de aclarar definiti-vamente el incómodo embrollo en el que se había convertido el caso para la USAF. Lo militares crearon una espectacular puesta en esce-na, esperando obtener un gran im-pacto mediático. Organizaron una rueda de prensa en el Pentágono para dar a conocer a los medios de comunicación el citado informe. El coronel John Haynes mostró orgulloso un detallado documen-to de 231 páginas, redactado por el capitán James McAndrew, en

el que se confirmaba que los res-tos metálicos pertenecían al Pro-yecto Mogul, pero añadiendo un sustancial nuevo elemento a la trama, con el que se pretendía aca-llar cualquier duda sobre lo que el Ejército recuperó en el desierto y eliminar cualquier posibilidad de que se tratase de un ingenio extra-terrestre. En dicho memorándum se recoge que, en la década de los 50, se realizaron diversas prácti-cas en el desierto de Roswell con muñecos de pruebas (los famosos dummies), para estudiar el efecto en humanos de las caídas desde cierta altura. No era descabellado, según afirmaban los expertos de la USAF, que los desprevenidos testi-gos de los alrededores los confun-dieran con “seres extraterrestres”, al ver que incluso se les traspor-taba en camillas y eran recogidos

por vehículos militares, como si realmente se hubiese producido un accidente aéreo.McAndrew concluía que las ope-raciones de rescate de tales “mu-ñecos” eran muy parecidas a las descripciones dadas por los tes-tigos del supuesto incidente. No obstante, las autoridades pasaron por alto un detalle importantísi-mo. Estos experimentos, reales y documentados, tuvieron lugar en-tre 1953 y 1959, es decir, comenza-ron 6 años después del hallazgo de MacBrazel... Aunque McAndrew estaba plenamente convencido de que la memoria de los testigos no era fiable y que, probablemente, superpusieron ambos recuerdos: la caída del globo Mogul y la recu-peración de los muñecos de prue-bas. Así nació, según su simplista teoría, el mito de Roswell.

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¿QUÉ APRENDIERON LOS NORTEAMERICANOS DEL CASO ROSWELL?

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Si un platillo volante cayó realmente en Roswell en 1947, resulta obvio que el

Gobierno de Estados Unidos tuvo que intentar arrancarle sus secretos

para así obtener una ventaja tecnológica. La ingeniería inversa consiste en partir de una tecnología funcional preexistente e “ir hacia atrás” con el objetivo de comprender su funcionamiento y poder replicarla.

¿Se hizo esto con el supuesto ovni de Roswell?por David Zurdo

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P ersonalmente debo reco-nocer que soy un tanto escéptico sobre que los estadounidenses hayan

dado un salto tecnológico gracias a un ovni. Una de dos, o han sido muy torpes en la ingeniería inversa de la nave extraterrestre o es que su tec-nología era tan avanzada que no se ha podido ni siquiera comprender. Justifi co mi opinión: un vehículo alienígena que haya llegado a la Tie-rra desde otro sistema solar, nece-

sariamente ha de pertenecer a una civilización mucho más avanzada que la nuestra; tanto, que si esa civilización quisiera invadirnos se-ríamos como neandertales lanzan-do palos y piedras contra un caza F-18... Nada que hacer, ni con toda la voluntad o el espíritu humano. Siendo esto así, no parece que la tecnología de Estados Unidos esté “a años luz” de las del resto de na-ciones. Más avanzada, de acuerdo, pero no tanto que no se pueda justi-

fi car con los enormes presupuestos de investigación y con la concentra-ción de talentos científi cos.Dicho esto, también cabe la posibili-dad de que esta tecnología se prote-ja adrede porque aún no ha llegado su momento, o que, fi nalmente, sea cierta la segunda cuestión que apun-taba al principio: que el ovni no se deje estudiar. Nuestra ciencia ante él sería, de nuevo, como los nean-dertales tratando de hacer un expe-rimento en el CERN.

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En 1949 se empezó a hablar en Hollywood de El platillo volante, una película de ciencia ficción que, supuestamente, incluía imágenes reales de un ovni estrellado en Alaska y que se estrenó al año siguiente. La Oficina de Investigaciones Especiales de la Fuerza Aérea estadounidense (AFOSI) inició una investigación que terminó con una declaración del productor del filme, Mike Conrad, en

la que reconocía la invención del rumor con fines promocionales. Sin embargo, en 1953 se celebró en Washington una reunión para estudiar cómo debía abordarse el creciente interés de la población en el fenómeno OVNI y el aumento de testimonios de avistamientos. El resultado fue una iniciativa para ridiculizar el fenómeno con la connivencia de la radio, la televisión y el cine.

Puestos a especular –pero no sin funda-mento, sino con base–, hay muchos que afi rman que, en efecto, los estadouni-denses tienen en su poder un ovni y lo han estudiado con resultados positivos, al menos parciales. Es lícito recoger sus testimonios y elaborar un informe de “posibles”, teniendo en cuenta, además, que cierta tecnología eventualmente podría requerir un estado de la técnica adecuado para ponerla en marcha.Imagine la telefonía móvil. En los años 40 del siglo XX ya existían teléfonos portátiles por radio, y la tecnología di-gital pudo haberse implementado déca-das antes de los 90, cuando comenzó a utilizarse en todo el mundo. La limita-ción aquí, más que tecnológica, era de índole económica: los avances tecno-lógicos también tienen su momento. Piense en la posibilidad de que existiera un auténtico motor de agua –algo im-posible en teoría por una cuestión quí-mica–. A priori, suena muy bien eso de poder echarle agua del grifo al glotón depósito del coche. Pero no está nada claro el benefi cio si el cambio del petró-leo al agua es radical. Si usted trabaja

en la industria del crudo, seguro que no lo ve tan bien. Y aunque no trabaje en ella, destruir una industria tan podero-sa de la noche a la mañana, borrarla de un plumazo, no sería bueno para nadie. Qué triste y contradictorio, ¿verdad? Pero nuestro mundo es así...

Entre los investigadores más osados, la supuesta tecnología alienígena de la que disfruta Estados Unidos se debe tanto al estudio de ovnis –el de Roswell en especial– como al testimonio de per-sonas abducidas por extraterrestres, que han transmitido lo que vieron en las naves de sus secuestradores. En al-gunos casos, las víctimas eran militares o científi cos, capacitados para “enten-der” una parte de la tecnología de los visitantes del espacio.Entre todos los avances de tipo ae-ronáutico –o aeroespacial, yendo un poco más lejos–, lo más importante es, sin duda, la tecnología antigravita-toria. Algunos sostienen que campos electromagnéticos de altísima intensi-dad pueden anular o limitar el efecto del campo gravitatorio. Recordemos que la gravedad solo se conoce en la

Naturaleza en su forma atractiva, a di-ferencia de la electricidad, que existe en variantes atractiva y repulsiva. Las cargas pueden atraerse o repelerse, pero las masas únicamente se atraen entre ellas, con mayor intensidad cuanto más grandes sean.De momento, los seres humanos no he-mos logrado ni anular los campos gra-vitatorios ni detectado partícula alguna que pueda ser responsable de su exis-tencia. Tampoco se sabe con certeza la “velocidad de la gravedad”, es decir, si se transmite a la velocidad de la luz, a otra velocidad o es de efecto instantá-neo. Como no somos capaces de crear masa, de momento hay teorías, pero no una comprobación experimental.Los extraterrestres, sin embargo, habrían sido capaces de anular este campo atractivo generado por la pre-sencia de masas. Esa sería una de las tecnologías “robadas” por los científi -cos terrestres. Entramos en terrenos relativistas muy avanzados, donde la gravedad y el magnetismo se interre-lacionan para hablar de campos mag-netogravitatorios. Según los teóricos de la tecnología extraterrestre, desde hace años existen aviones humanos capaces de controlar el campo de la gravedad terrestre.

AVANCES EN AERONÁUTICA

¿Y SI CONSIGUIERON ARRANCARLE ALGUNOS SECRETOS?

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¿DESINFORMACIÓN?

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Gracias al artefacto caído en Nuevo México se llegaron a "inventar" el láser, los transistores y semiconductores, la fibra óptica, los sistemas de visión

nocturna e incluso las fibras de alta resistencia, según Philip Corso.

Otras de las ventajas llegadas del espa-cio podrían ser los motores de antima-teria, al estilo de Star Trek, y los siste-mas de inteligencia artifi cial (IA). Sis-temas, estos últimos, que aún no exis-ten –salvo que sean secreto militar–, ya que cuando se habla actualmente de IA se trata de sistemas expertos, capaces de “simular” inteligencia, no realmente inteligentes.De la tecnología obtenida de los ovnis, supuestamente, se han diseñado ae-ronaves humanas “híbridas”, basadas inicialmente en tecnología avanzada terrestre, pero con mejoras extraterres-tres. Una de estas aeronaves en concreto sería, a modo de ejemplo, el Aurora, un vehículo capaz, según quienes creen en su existencia –o, más bien, en su tecnolo-

gía alienígena–, de controlar la gravedad y de llegar nada menos que a la Luna. O más allá de esto, el denominado “Dis-co de Teletransporte", supuestamente capaz de “desaparecer” y “aparecer” en distintos lugares mediante tecnología cuántica de teleportación.

El teniente coronel estadounidense, ya fallecido, Philip James Corso fue jefe de la División de Tecnología Extranje-ra del Ejército en 1961. En los 90 del pasado siglo escribió un libro (junto a William J. Birnes) que impactó a me-dio mundo: The Day After Roswell, El día después de Roswell. Según Corso, un ovni cayó efectivamente en Roswell

en 1947, fue estudiado por militares y científi cos norteamericanos –como él mismo–, y se extrajo tecnología crucial que supuso un impulso a las grandes corporaciones de Estados Unidos.En concreto, gracias al artefacto caí-do en Nuevo México se llegaron a “in-ventar” el láser –hallado en el interior de la nave en forma de una especie de puntero o bisturí–, los transistores y semiconductores, la fi bra óptica, los sistemas de visión nocturna –de unas lentes colocadas en los ojos de los alienígenas que tripulaban el ovni– e incluso las fi bras de alta resistencia como el kevlar – extraído, siempre se-gún Corso, de los trajes de los seres.El láser es uno de los descubrimientos científi cos más revolucionarios de la

PHILIP CORSO

Las declaraciones de Philip Corso en los años 90 tuvieron una repercusión inesperada. El presidente de la empresa American Computer Company (ACC), Jack A. Shulman, llegó a declarar que estudiaría la posibilidad de suspender los pagos por patentes basadas en el transistor, debido a que podía tratarse de una tecnología extraída, por ingeniería inversa, a partir de una nave alienígena.

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Philip Corso.

Primer transistor

de 1947.

PATENTES "EXTRATERRESTRES"

Stanton Friedman.

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Historia, ya que tiene aplicaciones esenciales en distanciometría, teleco-municaciones, informática, etc. Por su parte, los transistores y los semiconduc-tores son la base de la electrónica actual, ya que han miniaturizado y optimizado los equipos, reduciendo su coste y su consumo de energía y aumentando su capacidad en todos los sentidos. La fi bra óptica tiene muchas aplicaciones, pero quizá la más conocida es su capacidad de transmitir datos en grandes canti-dades y a largas distancias. Y las fi bras de alta resistencia –emparentadas con la seda de las arañas– revolucionaron los tejidos y materiales, ya que algunas, como el kevlar, son tan fuertes como el acero, pero mucho más ligeras, y se em-plean en la industria desde en la confec-ción de chalecos antibalas hasta en los coches de Fórmula 1.En contra de las afi rmaciones de Cor-so hay que decir que ninguno de estos descubrimientos surgió de la nada, sino que es posible seguir su desarro-llo desde un punto de vista científi co-histórico. Esto implica que no era ne-cesario dar un salto tecnológico para llegar a ellos, por mucho que supusie-ron un salto práctico al ser empleados o comercializados.Corso también afi rmó que la red de defensa estratégica estadounidense, co-nocida como Guerra de las Galaxias, se desarrolló para defenderse del enemigo

soviético, pero también del hipotético enemigo alienígena.

En una entrevista concedida por Cor-so a un medio estadounidense, apun-taba directamente al general Arthur G. Trudeau como uno de los princi-pales responsables del estudio del ovni de Roswell. Bajo sus órdenes, Corso y los científi cos encargados de extraer los secretos de la nave trataron de comprender la tecnología extraterres-tre. Sin embargo, se enfrentaron a un salto tan enorme que solo fueron ca-paces de algunos logros. Los sistemas de propulsión y dirección del ovni, por ejemplo, nunca llegaron a ser com-prendidos. Otra de las afi rmaciones de Corso es que Estados Unidos utilizó la tecnología extraterrestre para vencer en la Guerra Fría.Pensemos lo que pensemos de estas declaraciones, hemos de reconocer que un ofi cial del prestigio de Corso, o bien decía la verdad, o bien sufría un trastor-no severo que le hizo “imaginar cosas”. Es difícil creer que pudiera tratarse de un engaño urdido con el único fi n de conseguir publicidad y vender libros. La razón, la lógica, nos llevarían antes a la opción del trastorno mental... Pero la posibilidad de que dijera la verdad tam-bién está ahí. Y no es el único caso.

Si Corso hubiera sido una nota ais-lada y disonante en la sinfonía de Roswell, resultaría fácil cerrar los ojos a sus aseveraciones. Pero cuan-do un buen puñado de militares, científi cos o astronautas –y no única-mente norteamericanos– han revela-do cuestiones parecidas, la incógnita ya no es tan sencilla.Al margen de testimonios más o me-nos “desvariantes”, hay uno que co-rrobora lo dicho por Corso, y tampo-co viene precisamente de cualquiera. Se trata del físico nuclear Stanton T. Friedman, que a mediados de los años 90 afi rmó que, en efecto, mu-cha de la alta tecnología norteame-ricana de la segunda mitad del siglo XX provenía del ovni de Roswell. Se-gún Fiedman, el relativamente lento desarrollo de nuevas tecnologías se debe a que nuestra ciencia solo pue-de comprender algunas partes de la nave extraterrestre.Una importante objeción que se pue-de poner a estas revelaciones radica en el mantenimiento del secreto. Si en 1947 un ovni cayó en Nuevo Méxi-co –y puede que otros en distintos lugares y momentos–, ¿cómo es posi-ble que tantos años después aún no existan pruebas concluyentes, incon-

¿PUEDE SER CIERTO?

EL OVNI DE ROSWELL Y STANTON FRIEDMAN

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Sobre estas líneas, William Shockley y su equipo.

A la derecha, de arriba abajo, el general Arthur

Trudeau y Edgar Mitchell.

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¿Cómo es posible que tantos años después aún no haya pruebas concluyentes, incontrovertibles, de su existencia?

Bob Lazar (a la derecha) se hizo famoso cuando declaró en televisión que había trabajado como físico en el Sector 4 (S-4) del Área 51, con el teórico cometido de estudiar naves alienígenas. Aseguró haber trabajado en nueve ovnis diferentes, en la generación de campos antigravitatorios y en la distorsión del espacio-tiempo. Sin embargo, quedó desacreditado cuando se comprobó que sus títulos académicos eran falsos.

trovertibles, de su existencia? Para explicarlo, Friedman apela al sistema de “trabajo” del Gobierno de Estados Unidos. No se confi aron los nuevos descubrimientos a científi cos de cor-poraciones no vinculadas por contra-to al ejército o que no pertenecieran directamente a laboratorios militares. Por otro lado, la información se ser-vía fragmentada. Nadie, fuera del cír-culo más próximo al Gobierno, tenía acceso a toda la verdad.Friedman pone un ejemplo concreto. Se trata del transistor, “inventado” a fi nales de 1947 por los Laboratorios Bell, que poco antes habían creado el embrión del teléfono celular o mó-vil. Esta corporación tenía fi rmados contratos de colaboración secreta con el ejército norteamericano, en concreto para colaborar en el desa-rrollo de nuevas tecnologías con los laboratorios de Sandia, ubicados precisamente en Nuevo México. El desarrollo del transistor se debe a tres científi cos de Bell, William B. Shockley, John Bardeen y Walter H. Brattain. Para Friedman, tuvie-ron que recibir parte de la tecnología del ovni de Roswell.Es un hecho que Bardeen, Brattain y Shockley mantuvieron importantes conexiones con políticos y estuvie-ron vinculados con los servicios de inteligencia. Bardeen trabajó como asesor científi co del presidente Ei-senhower, Brattain estuvo destina-do en el servicio de investigación de armas secretas durante la II Guerra Mundial y Shockley estuvo vincula-do con la inteligencia naval.

El sargento de la armada Clifford Stone (en servicio de 1969 a 1990) dijo haber sido reclutado para un grupo especial dedicado a la recupe-ración de naves y seres alienígenas, en un proyecto secreto denominado Moon Dust (Polvo Lunar).Dan Sherman, de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos (1982-1994), aseguró haber participado en el

programa clasifi cado Project Preser-ve Destiny (PPD), bajo la tutela de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA), donde habría aprendido a co-municarse telepáticamente c on los extraterrestres.El sargento mayor Robert Dean tra-bajó para la inteligencia militar de 1963 a 1967. Afi rmó haber tenido ac-ceso a un estudio sobre la actividad ONVI y llegó a describir cuatro razas distintas de extraterrestres (algunas, según él, imposibles de distinguir de los seres humanos).El consejero de inteligencia de la Marina William Cooper aseguró haber tenido acceso a documentos que hablaban de reuniones, duran-te la Administración Eisenhower, entre extraterrestres y el Gobierno de Estados Unidos.Los astronautas Edgar Mitchell (integrante de la misión Apolo XIV, sexto hombre que llegó a la Luna ), Leroy Gordon Cooper (piloto en

la misión Mercury Atlas IX y jefe de la misión Géminis V), John Glenn (uno de los pioneros estadouniden-ses de la conquista espacial, que llegó a ser senador p or Ohio), o Ed-win Buzz Aldrin (segundo hombre en la Luna y compañero de Neil Armstrong en la misión A polo XI) reconocieron en distintas declara-ciones y escritos que el Gobierno de su país oculta información sobre el fenómeno OVNI.También un ex agente de la CIA, Chase Brandon, confi rmó las sos-pechas de que, en efecto, un ovni se estrelló en Nuevo México en 1947. La información clasifi cada a la que él tuvo supuestamente acceso se cus-todia en una caja fuerte de alta segu-ridad en la sede de la Agencia (Lan-gley, Virginia).¿Tantos testimonios pueden ser fal-sos, malintencionados o fruto del simple delirio? Quizá... Pero resul-ta difícil de creer.

OTROS TESTIMONIOS

EL FRAUDE LAZAR

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PROYECTOS DE RECUPERACIÓN DE OBJETOS

ALIENÍGENAS

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Existen documentos que citan proyectos dedicados durante años a la recuperación de objetos que se han estrellado.

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D esde que a fi nales de la década de los 40 del pa-sado siglo comenzara el fenómeno moderno de

los ovnis, los gobiernos –en especial el estadounidense– se han servido de este para jugar a “marcianitos” y desviar la atención de proyectos cla-sifi cados que querían mantener en el más absoluto secreto. Paralelamente a ello, se han topado con un fenó-meno del que, a día de hoy, siguen sin conocer su origen. Afi rman que no supone una amenaza y sostienen que no es de su interés continuar con ese tipo de investigaciones.El problema es que han jugado al despiste durante tanto tiempo –y, además, cometiendo graves errores–, que ahora resulta difícil creer ciertas afi rmaciones ofi ciales. ¿Realmente los países no sienten interés ni tienen la necesidad de investigar la vulneración –sin capacidad de reacción por su parte– de sus espacios aéreos? Si esto fuera así, resultaría muy preocupante, pues existe un fenómeno, sea cual sea su origen, que es capaz de saltarse las barreras y dispositivos de seguridad. ¿O es que el fenómeno que hay detrás de los ovnis está causado por los pro-pios gobiernos y por eso manifi estan su desinterés a estudiarlo? ¿O será que, efectivamente, lo han estudiado y

lo siguen estudiando en la actualidad en el más absoluto secreto?Existen documentos que citan pro-yectos dedicados a la recuperación de objetos que se han estrellado du-rante años, incluso entrando en con-tradicciones. El Gobierno norteame-ricano ha negado su existencia, has-ta que ha quedando en evidencia con el paso del tiempo. Una clara mues-tra son los conocidos como proyecto Moon Dust y operación Blue Fly.

Con carácter ofi cial, ha habido tres proyectos destinados al estudio de avistamientos OVNI por parte del Go-bierno estadounidense. El primero de ellos fue el Project Sign, que inició sus actividades en 1947 y estuvo activo durante el año 1948. Emitió su infor-me fi nal un año después, en 1949. Este venía a decir que varios de los avista-mientos de ovnis parecían represen-tar aviones de la época, pero dejaba la puerta abierta acerca del origen de otros avistamientos a los que no pu-dieron dar una explicación racional. Este proyecto fue cancelado y dio paso a otro, llamado Project Grudge, activo entre 1949 y 1951. En su informe fi nal establecía que los análisis efectuados

en torno a los avistamientos de ovnis eran el resultado de:1) Malas interpretaciones de objetos voladores convencionales.2) Histeria colectiva y reacciones nerviosas.3) Personas que tenían la intención de crear sus propios informes falsos para engañar o buscar publicidad.4) Alucinaciones de personas enfermas.Aún así, el proyecto –a pesar de que se habló de su disolución– siguió adelante y pasó a convertirse en otro de mayor calibre, que inició su andadura en 1952: el proyecto Libro Azul, activo hasta el año 1969. Sus conclusiones fi nales no diferían de las que se dieron en 1951 con su predecesor.Desde entonces, y de forma ofi cial, el Gobierno estadounidense no ha estudiado los avistamientos de ovnis porque no suponen una amenaza para la seguridad nacional y, según fuentes también ofi ciales, no se con-sidera oportuno dedicar más tiempo a ello.

Paralelamente a los proyectos citados, se han desarrollado otra serie de ope-raciones donde el fi n era la recupe-

PROYECTOS OFICIALES

RECUPERACIÓN DE OBJETOS

De acuerdo con los documentos que han ido desclasi cándose, el Gobierno de Estados Unidos no solo habría seguido estudiando los avistamientos de ovnis tras la desaparición del proyecto Libro Azul, sino

que se habría servido de uno de sus proyectos, Moon Dust –proyecto de recuperación de objetos “extranjeros”–, para seguir muy de cerca el fenómeno OVNI y las posibles naves estrelladas en nuestro planeta.

por David Benito

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El senador de Nuevo México Jeff Bingaman decidió solicitar información sobre Moon Dust a la Fuerza Aérea.

Kevin Randle, además de haber estudiado psicología y antropología, es un ex militar estadounidense que sirvió en el Ejército durante la Guerra de Vietnam y la II Guerra del Golfo (durante el primer conflicto fue piloto de helicóptero).

Estuvo en activo hasta el año 2009, hecho que no le impidió labrarse una carrera como ufólogo. Ha publicado un gran número de libros y trabajos relacionados con el fenómeno OVNI y las teorías de la conspiración, y ha investigado el

incidente de Roswell en profundidad. Uno de sus libros, Project Moon Dust, está dedicado a la investigación del citado proyecto.Asimismo, tiene un blog donde escribe asiduamente acerca de sus investigaciones: http://kevinrandle.blogspot.com

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ración de objetos estrellados de di-versa índole. Ofi cialmente, como parte de las actividades llevadas a cabo por la División de Tecnología Extranjera de Estados Unidos, desde el año 1961. En ese marco se han desarrollado tres proyectos, con la Guerra Fría como telón de fondo, cuyo fi n era obtener información de la tecnología desarro-llada por el enemigo, principalmente la extinta Unión Soviética.Uno de esos proyectos fue el llama-do Blue Fly. Estuvo operado por el Centro de Desarrollo de Misiles de las Fuerzas Aéreas, con base en Ho-lloman. Su misión era investigar los equipos soviéticos cuando estos se hallaban más o menos permanente-mente en Estados Unidos o en ma-nos aliadas. Otro de los proyectos fue Round Robin, cuya fi nalidad era recuperar y estudiar equipos soviéti-cos que estuvieran temporalmente en manos americanas, como por ejem-plo aviones rusos que aterrizasen en aeropuertos americanos o de cual-quier otro lugar del mundo. Y, por último, el proyecto Moon Dust, con la misión de recuperar y estudiar tecno-logía soviética procedente de satélites o misiles que cayeran a tierra.

Estos han sido los proyectos ofi ciales que, años atrás, estuvieron clasifi ca-dos y que con la desclasifi cación de documentos se han dado a conocer. Lo que nunca se ha dicho, y parece que hay evidencias, es la vinculación de los mismos con el intrigante fenó-meno OVNI.

En torno a Moon Dust existe una historia no ofi cial, no exenta de po-lémica, que hace años el ex militar e investigador Kevin D. Randle sacó a la luz. Para muchos no es más que la idea delirante de un escritor que lo único que quiere es vender más ejemplares de su libro. Pero otros consideran que está en lo cierto y que Moon Dust no solo se ocupó de recoger y evaluar tecnología de ori-gen soviético, sino que estuvo vincu-lado al fenómeno OVNI y al estudio de objetos caídos en nuestro planeta, cuyo origen habría que buscarlo más allá de la Tierra.La polémica en torno al proyecto co-menzó en 1989, cuando el investiga-dor Clifford E. Stone solicitó, am-

prándose en la Ley de Libre acceso a la Información (FOIA), consultar los registros en torno al citado proyecto, así como el denominado Blue Fly. La solicitud fue enviada a varias agen-cias de inteligencia y las respuestas fueron dispares, principalmente dando largas al asunto. Una de las respuestas fue que las búsquedas realizadas en relación con su solici-tud no habían dado ningún registro, es decir, que no existían documentos con el nombre en clave Moon Dust.Meses después, la Fuerza Aérea vol-vió a manifestarse, en esta ocasión aceptando la existencia de documen-tos relativos al proyecto citado, pero no podían hacerse públicos porque que se trataba de material clasifi cado. Con posterioridad, las respuestas re-cibidas de otras agencias fueron aún más desconcertantes. La Agencia de Inteligencia de la Defensa (DIA) en un primer momento manifestó que todo lo referente a Moon Dust era información clasifi cada, y que sobre Blue Fly ni siquiera existían registros. En 1991, para asombro de Stone, las Fuerzas Aéreas le enviaron una car-ta en la que se le hacía saber que no estaban en disposición de afi rmar o

EL POLÉMICO MOON DUST

RANDLE, EXPERTO EN EL PROYECTO MOON DUST

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negar la existencia de archivos relati-vos a los nombres sobre los que había solicitado información.De todo esto se saca en claro que no había una buena comunicación entre las agencias, ya que daban contesta-ciones diferentes a la misma solicitud. Por otro lado, aunque realmente estos proyectos no hubieran tenido nada que ver con ovnis, el desconcierto creado no fue más que el caldo de cultivo para las especulaciones. La polémica estaba servida y el asunto fue a mayores.Dado el revuelo existente, el senador del estado de Nuevo México Jeff Bin-gaman decidió solicitar información sobre Moon Dust a la Fuerza Aérea. La repuesta se produjo en 1992, por medio de una carta fi rmada por el teniente coronel John E. Madison, en la que aclaraba que en ningún momento había existido agencia al-guna en Fort Belvoir, Virginia, que tuviera relación con avistamientos de ovnis o que estuviera en posesión de información relativa al incidente de Roswell. También añadió que el proyecto Moon Dust y la operación Blue Fly nunca habían existido.

La repuesta dada por fuentes ofi ciales quedó refutada con documentos, ob-tenidos por Stone, en los que se hacía alusión al nombre en clave Moon Dust; y, además, estaba relacionado con una ubicación concreta: Fort Belvoir. La res-puesta no se hizo esperar. Esta vez iba fi rmada por alguien de un rango supe-

rior al de Madison, el coronel George M. Mattingley. En dicha misiva se pre-cisaba que, tras una larga revisión del caso, se veía en la necesidad de corregir las declaraciones hechas con anteriori-dad. Especifi có que en el año 1953, du-rante la Guerra de Corea, el Comando de Defensa Aérea organizó varios equi-pos encargados de explorar y recupe-rar tecnología del enemigo y aeronaves abatidas. Dicha unidad tenía su base en Fort Belvoir, pero como nunca hubo oportunidad de poner en funcionamien-to a este grupo, dicha misión acabaría siendo asignada, en 1957, al Cuartel General de la Fuerza Aérea. Además, le fueron encomendadas funciones adicio-nales para tiempos de paz. Estas funcio-nes eran, por un lado, investigar Objetos Voladores No Identifi cados de los que se tuviera información fi able; en segundo lugar, el proyecto Moon Dust, cuya mi-sión era recuperar objetos y restos de ve-hículos espaciales que hubieran sobrevi-vido a la reentrada en la atmósfera de la Tierra, y, por último, la operación Blue Fly, cuya función era recuperar equipos de origen soviético.

A la luz de la explicación de Mattingley, el investigador Kevin Randle considera dos posibilidades: o bien el militar es-taba mal informado o su única preten-sión era desinformar. Mattingley hace alusión a la suspensión de Moon Dust y Blue Fly casi simultáneamente, mien-tras que Randle considera que existen documentos desclasifi cados donde

NUEVO GIRO¿MALA INFORMACIÓN O DESINFORMACIÓN?

Abajo, Fort Belvoir

Cuartel General. A la

derecha, de arriba abajo,

Kevin Randle, Clifford

Stone, el senador de

Nuevo México Jeff

Bingaman y Robert Todd.

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En más de una ocasión, el equipo de Moon Dust sí se puso en funcionamiento, e incluso mostró interés por el fenómeno OVNI.

se demuestra que el primero no fue suspendido, sino que su nombre en cla-ve cambió. Para afi rmar esto sostiene que el fallecido investigador Robert G. Todd descubrió una carta de la Fuer-za Aérea, fechada el 1 de julio de 1987, donde el nombre en clave Moon Dust ya no existía. Según el coronel Phillip E. Thompson, subayudante del jefe de gabinete de Inteligencia, el proyec-to había recibido otro nombre en cla-ve que no podía salir a la luz porque estaba clasifi cado y, supuestamente, vinculado a la División de Tecnología Extrajera (FTD), cuya ofi cina central se encontraba en Wright Patterson.

Cabe destacar otra refl exión de Kevin Randle, que considera que algunos documentos desclasifi cados contra-dicen la información proporcionada por el coronel Mattingley al senador Bingaman. El investigador cita casos en los que los materiales recogidos nada tienen que ver con “materiales extraterrestres”, pero sí demuestran que el militar no dijo toda la verdad y que, en más de una ocasión, el equipo de Moon Dust sí se puso en funciona-miento –en contra de sus afi rmacio-nes–, e incluso que estaba interesado en el fenómeno OVNI.Una de esas evidencias que cita Randle ocurrió en marzo de 1968 en Nepal. Meses después de que cuatro objetos cayeran en la zona, la embajada ame-ricana en Katmandú envió un mensaje de carácter secreto donde alertaba del hecho al 1127º USAF Field Activities Group, en Fort Belvoir. El asunto del mensaje no era otro que: Moon Dust.Por otra parte, existe un documento que Stone entregó a Randle y que ha generado algo de controversia, puesto que hay dos versiones del mismo. Su-puestamente, se trata de un documen-to ofi cial en el que se hace referencia a un grupo de personal cualifi cado cuyos deberes y funciones en tiem-

MOON DUST SÍ ACTUÓ

Junto a estas líneas, Fort

Belvoir. Arriba, logo ofi cial

del archivo Libro Azul.

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MÁS ALLÁ ha tenido la oportunidad de entrevistar a Kevin Randle (en la foto) para conocer, de primera mano, si sigue pensando que el proyecto Moon Dust continúa activo en la actualidad, aunque bajo otra denominación. Su respuesta a esta pregunta fue: “Ténganse en cuenta que Moon Dust comenzó en 1957, probablemente como resultado del lanzamiento del primer satélite Sputnik de la Unión Soviética. He encontrado archivos en el proyecto Libro Azul, fechados en diciembre de 1957, que nos proporcionan información. Este

programa, Moon Dust, sobrevivió al cancelado proyecto Libro Azul, y hay un gran número de documentos con fechas posteriores a diciembre de 1969 que mencionan Moon Dust. Está claro que Moon Dust estuvo activo hasta 1985 y que, a partir de esa fecha, se le cambió el nombre”.También le preguntamos en qué se basa para afirmar que hoy en día sigue activo. “De acuerdo a documentos recuperados gracias a la FOIA –asevera–, el nombre Moon Dust estuvo comprometido (aunque no lo digan, el Departamento de Estado de Estados Unidos

respondió a otra solicitud de un modo inadvertido, revelando un número de documentos que menciona Moon Dust específi camente, y puesto que se trata de documentos del Departamento de Estado, no hay duda en cuanto a su autenticidad). En una carta a Robert Todd, se señala que el nombre en clave Moon Dust fue modifi cado y que el nuevo se clasifi có correctamente. En ese punto, no nos hemos tropezado con el nuevo nombre, pero por lo que yo sé, el programa no ha fi nalizado, sino que continúa activo a día de hoy”.

pos de paz son apoyar los proyectos de la Fuerza Aérea, tales como Moon Dust, Blue Fly y UFO. Asimismo, en el documento se dice que la USAF había establecido un programa para la investigación de la fi abilidad de los avistamientos de No Identifi cados. La segunda versión de este documento es exactamente igual que la primera, salvo porque tiene una nota escrita a mano que indica que se trata del bo-rrador de una propuesta.Incluso dentro de la comunidad ovni existe una gran controversia respecto a este documento. Unos defi enden que el real es el que tiene la nota manuscri-ta, y que Stone lo modifi có, aunque el investigador ha declarado que ese do-cumento le llegó de fuentes militares fi ables y sin la nota manuscrita.

Supuestamente, ni Moon Dust ni ningún otro proyecto, tras la desapa-rición del Libro Azul, tenía el más mínimo interés en los avistamientos de ovnis. Esto a nivel teórico, por-

que en la práctica hay evidencias que ponen de manifi esto todo lo contrario. Cuando Stone contestó a las explicaciones de Madison, ad-juntó dos documentos –documentos anexos 3 y 4– que hacían mención a misiones de pilotos soviéticos en los que se incluía el avistamiento de ovnis. La respuesta de Mattingley fue que, en el testimonio de los pilo-tos, la información sobre los avista-mientos era secundaria y meramen-te anecdótica con respecto al tema principal de los informes, alegando un simple interés histórico por el ex-traño fenómeno. Pero, tal y como se pregunta el propio Randle, ¿de qué interés histórico hablaba Mattingley si presuntamente no había interés por el fenómeno OVNI? En esos dos informes a los que nos referimos, el tema principal no son misiles, cazas MIG ni nada referente a la tecnolo-gía soviética, sino los avistamientos que tuvieron lugar en 1987 y 1984, respectivamente. De hecho, uno de ellos está titulado Avistamientos de tripulación soviética de fenómenos inexplicables.

De todo lo mencionado con ante-rioridad se desprende que, lejos de las manifestaciones por parte de fuentes oficiales, el interés por el fenómeno ovni existió, existe y existirá, aunque quieran hacernos creer lo contrario. Hay evidencias de que el Gobierno estadounidense sigue interesándo-se por este extraño fenómeno y, lo más importante, que dispone de un equipo muy preparado para la evaluación y recogida de objetos estrellados en nuestro planeta, in-dependientemente de cuál sea su origen. Si disponen de un equipo y conti-núan con él desde que se creó, a finales de los años 50, será que es necesario. Y si es necesario, ¿qué habrá encontrado en estos años? ¿Qué origen tienen esos hipotéti-cos objetos que nunca han trascen-dido a la opinión pública?... Solo ellos los saben.

INTERÉS EN LOS OVNIS

UN INTERÉS NO RECONOCIDO

MOON DUST, HOY

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¿PUDO SER EL OVNI DE ROSWELL

UNA PRUEBA MILITAR ENCUBIERTA?

El mundo terminaba de salir de una de las pesadillas más terribles de su historia, la II Guerra Mundial, cuando en un sencillo pueblo del estado de Nuevo México sucedía un hecho increíble que daría lugar al nacimiento de la ufología moderna.por Mario Escobar

SECRETOS DE LA AVIACIÓN:

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ING

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L a palabra ufología es el acrónimo en inglés que deriva de las siglas UFO, Unidentifi ed Flying Object

(Objeto Volante No identifi cado, OVNI en español). El término surgió justo al principio de la Guerra Fría, que enfrentaba a las dos potencias nucleares: la Unión Soviética y Esta-dos Unidos. ¿Es posible que el secreto de Roswell y el estudio de las principales apari-ciones OVNI tuvieran que ver con la lucha tecnológica entre las grandes potencias? ¿Crearon los sucesivos go-biernos norteamericanos una cortina de humo para ocultar sus descubri-mientos y fracasos armamentísticos?

Un caluroso día de junio de 1947, un capataz de rancho llamado William Brazel creyó ver algo que brillaba en el desierto, pero no le dio mayor impor-tancia y continuó su camino. Brazel no se acercó en aquel momento hasta el lugar, pero unas semanas más tarde, cuando pasaba de nuevo por aquella

zona con sus hijos y su esposa, fue a husmear un poco. Para su sorpresa, vio restos de piezas metálicas. Al pare-cer estos restos, de un artefacto vola-dor, estaban a unos 50 km al norte de Roswell, una ciudad pequeña y tran-quila con algo más de 15.000 almas.El 7 de julio, tras escuchar en la ra-dio algunos comentarios sobre ex-traterrestres y platillos voladores, el señor Brazel decidió visitar al sheriff Wilcox para comunicarle que había descubierto los restos de un ovni. Muchos consideran que Brazel no contó toda la verdad a las autoridades y que ocultó material de la supuesta nave para venderlo más tarde a colec-cionistas. La polémica sobre lo ocurri-do en Roswell comenzaba: había na-cido lo que muchos consideraron una ciencia y otros una moda pasajera.

En aquel momento, la postura de las dos potencias se estaba polarizando y comenzaban a tomar posiciones es-tratégicas en Europa. Mientras Stalin alentaba la guerra civil en Grecia, el

EL INCIDENTE

UN CONTEXTO COMPLEJO

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El libro de Charles Berlitz (arriba) y William Moore, titulado El incidente (1980), fue lo que popularizó el caso e hizo que se conociera en todo el mundo.

En el Área 51 se construía el Lockheed U-2, un avión secreto de propulsión a chorro que podía volar a gran altura y que sería utilizado para operaciones de espionaje.

presidente Truman argüía la famosa “teoría del dominó”, según la cual, si una pieza más caía en manos de la Unión Soviética, otras muchas podrían poco a poco entrar en procesos revolucionarios comunistas, destruyendo el delicado equilibrio de las dos potencias.Uno de los acontecimientos más preocupantes en aquel año 1947 fue la llamada “revuelta de los almiran-tes”. Sin duda, en aquel momento Estados Unidos estuvo relativamen-te cerca de caer en una dictadura militar. Los soviéticos, a pesar de sus investigaciones comenzadas en 1943, todavía no habían conseguido fabricar la bomba atómica. El ejército norte-americano quería hacer uso de aquella ventaja estratégica y militar, pero el po-der político era mucho más cauto. Por ello, algunos militares barajaron la posi-bilidad de hacerse con el poder median-te un golpe de estado.La Fuerza Aérea de Estados Unidos defendía la idea de que los bombar-deos estratégicos nucleares eran la única forma de frenar a la Unión So-viética, pero, frente a ella, la Armada creía que era mejor tener una potente fl ota de choque y dominar los mares. Al principio triunfaron las ideas de la Armada, que consiguió que se desa-

rrollara su proyecto de construcción de un súper portaaviones, pero al poco tiempo los servicios secretos des-cubrieron los avances soviéticos en la fabricación de la bomba atómica y eso decantó defi nitivamente al presidente hacia la postura de la Fuerza Aérea y el desarrollo de su plan nuclear.Estados Unidos había comenzado su famoso Proyecto Manhattan en 1939. Para poder llevarlo a cabo, los norteamericanos crearon varias ba-ses secretas con el fi n de desarrollar su bomba, ocultando información al Senado y al Congreso, y siendo úni-camente supervisado por el presi-dente Roosevelt. El proyecto era tan confi dencial que ni el vicepresidente Truman supo de su existencia hasta que se convirtió en presidente.Las tres bases creadas fueron Hanford Site, en las proximidades de Washing-ton, el Laboratorio de Los Álamos, en Nuevo México, y el Laboratorio Na-cional de Oak Ridge, en Tennessee. Al mismo tiempo, el Gobierno de Estado Unidos, justifi cándose en el esfuerzo bélico, controló a los medios de comu-nicación para que no indagaran en es-tas nuevas bases creadas por el ejército.La combinación de censura, documen-tos confi denciales, Guerra Fría y pro-

yectos revolucionarios generó un am-biente de conspiraciones y especulacio-nes como nunca antes había conocido la sociedad norteamericana. ¿Fue este secretismo gubernamental el causante del origen del fenómeno OVNI?

La base secreta más misteriosa de Estados Unidos forma parte de un complejo mayor, denominado Base Aérea Edwards. Al lugar se le deno-minó al principio con el nombre de Groom Lake o Homey Airport, aun-que en algunos informes de la CIA se le bautizó con el que siempre ha sido su apodo más conocido: Área 51.La base tiene una gran extensión de unos 37 km de largo por algo más de 40 km de ancho. Al principio de la II Guerra Mundial, la zona comenzó a utilizarse como aeródromo de la Fuer-za Aérea y como campo de pruebas para bombardeos, aunque adquirió su actual importancia tras establecerse en ella el proyecto para el desarrollo del avión Lockheed U-2.Este proyecto, también conocido como Dragon Lady, consistía en la construc-ción de un avión secreto de propulsión a chorro, que podía volar a altitud ultra alta y que los norteamericanos querían usar para las operaciones de espiona-je de la CIA y las Fuerzas Áreas. Estos aviones fueron empleados para obser-var a los mayores enemigos de Estados Unidos, sobre todo la Unión Soviética, China, Vietnam y Cuba.Durante años, esta base se utilizó para todo tipo de experimentos y pruebas de artefactos que a los buenos vecinos del centro y el sur de Estados Unidos les debieron parecer naves extraterres-tres o aparatos de ciencia fi cción. Sin embargo, algunos teóricos de la conspi-ración y amantes del fenómeno OVNI creyeron desde el principio que esta base era más que un centro de pruebas de alta tecnología. Más bien que el Área 51 era un lugar donde se estudiaban su-puestos vehículos extraterrestres –pro-ducto de accidentes o de enfrentamien-

ÁREA 51

EL DATO

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En 1948 se produjo otro incidente similar al de Roswell en Aztec, también en el estado de Nuevo México. Se cree que una nave no identificada estuvo sobrevolando la base de Los Álamos y que el ejército la abatió

en una zona cercana. Entre los restos del artefacto, de algo menos de 30 m de diámetro, se descubrió a 16 humanoides de aspecto infantil. Según algunas descripciones, eran de baja estatura y no pesaban más de 18

kg. Los cuerpos fueron analizados y sus restos conducidos al famoso Hangar 18 de la base Wright-Patterson, donde muchos creen que se han escondido la mayoría de las pruebas sobre casos OVNI.

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tos entre el ejército norteamericano y los alienígenas– mediante la llamada ingeniería inversa. También creían que era un lugar en el que se experimenta-ba con algunas ciencias que rozaban lo paranormal. Entre ellas, los viajes en el tiempo, la teleportación, el control del clima o los poderes extrasensoriales.¿Tiene relación la creación de esta base con los avistamientos OVNI de los años 50 y 60?

Los avistamientos de artefactos aéreos no identifi cados se incrementaron a partir de la década de los 50. El aumen-to de los vuelos comerciales y de la al-titud a la que estos podían viajar, hizo que muchos pilotos civiles observaran extraños aparatos en el cielo. Los avis-tamientos solían producirse durante las primeras horas de la tarde, cuando el potente sol del mediodía se refl ejaba, supuestamente, en las alas de los U-2 militares que volaban a más altura. En muchos de los testimonios de los pilo-tos se repetía la imagen de una nave con apariencia de fuego, y el número de casos fue tan grande que el Gobier-

no de Estados Unidos y la Fuerza Aérea abrieron una investigación, creando el denominado Libro Azul. El Libro Azul no era el primer intento de los militares para explicar el fenómeno OVNI. Ya en 1947 se creó el famoso Pro-ject Sing. Este proyecto estuvo coman-dado por el general Nathan Twining, cuyas investigaciones, después de varios años, concluyeron con que los avista-mientos de no identifi cados eran en realidad aviones. Pero el fundador del proyecto Libro Azul, el capitán Edward J. Ruppelt, pensaba todo lo contrario.Ruppelt defendía la idea de que los aparatos descubiertos por los afi cio-nados e investigadores del fenómeno OVNI eran, en muchos casos, reales, y que estos aparatos tenían origen extraterrestre. El capitán Ruppelt fue quien acuñó el término Unidentifi ed Flying Object, expresión más neutra y técnica que la de “platillo volante”, utilizada hasta entonces. Además, consiguió que la investigación OVNI recibiera más apoyo ofi cial y tuviera mayor prestigio que una década antes. Animó a los pilotos militares a denun-ciar los casos que pudieran observar en sus vuelos rutinarios, evitando que

sus compañeros les ridiculizaran o que los mandos pudieran sancionar sus “supuestas alucinaciones”.Ruppelt también creó un cuestiona-rio para los testigos, cuyos datos fue-ron analizados de manera más efi caz y sistemática, y aglutinó a un equipo de apoyo, formado por científi cos e investigadores, para informar regu-larmente a la opinión pública sobre sus avances y descubrimientos.Dentro del equipo del proyecto desta-có el científi co y astrónomo J. Allen Hynek, que se dedicó a clasifi car los diferentes avistamientos y creó la categorización conocida como close encounters (“encuentros cercanos”).¿Eran realmente las intenciones de la Fuerza Aérea aclarar el fenómeno OVNI o enterrar las especulaciones sobre los experimentos secretos del Gobierno?

Aunque nunca conoceremos las verda-deras intenciones del capitán Ruppelt, lo que sí sabemos es que, tras una corta baja médica, el ejército despachó a la mayoría de sus colaboradores hasta

EL LIBRO AZUL

UN PROBLEMA DE SEGURIDAD NACIONAL

Stalin.

Roosevelt.

Capitán

Ruppelt.

Ruinas cercanas

a Aztec, Nuevo

México.

EL OTRO ROSWELL

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...el FBI se tomó en serio el caso de Roswell? Al poco tiempo, sin embargo, determinó que los restos eran de un globo meteorológico, sin relación con el fenómeno OVNI.

H. P. Robertson recomendó el control de la opinión pública a través de programas de desprestigio del fenómeno OVNI y prohibir el reconocimiento de cualquier avistamiento.

reducir el grupo a dos únicos ayu-dantes. Todas las puertas comenzaron a cerrarse de repente. Ruppelt solici-tó que se suspendiera el proyecto y se creara una nueva unidad, supervisada por el Air Intelligence Service Squadron.Mientras el ejército parecía estar per-diendo interés por el fenómeno –o simplemente cambiaba su estrategia a la hora de ocultar sus experimentos–, un hecho alteró de repente el transcur-so de las investigaciones sobre objetos voladores. El avistamiento de varios artefactos sobrevolando la ciudad de Washington y la confesión de decenas de testigos –entre ellos el futuro sena-dor y candidato a la presidencia John McCain–, animó a la CIA a crear una sección de científi cos encargados de analizar el fenómeno.La reunión de este grupo de físicos, meteorólogos, ingenieros y astrónomos tuvo lugar el 14 de enero de 1953. El di-rector del proyecto era un físico llamado H. P. Robertson. El grupo analizó todo el material recopilado por Ruppelt y es-timó que la mayor parte era fácilmente explicable. El informe fi nal desestimaba la investigación OVNI, al considerar que serían necesarios esfuerzos y personal cualifi cado que eran más necesarios en la lucha contra las “verdaderas” amena-zas a las que se enfrentaba Estados Uni-dos en aquel momento. Robertson recomendaba también algo insólito: el control de la opinión pública a través de programas de desprestigio hacia el fenómeno, prohibiendo ade-más a la Fuerza Aérea el reconocimien-to de cualquier avistamiento de apara-tos extraterrestres.

El nuevo jefe del Libro Azul, el capitán Charles Hardin, no tenía la intención de descubrir la verdad detrás de las supuestas visitas extraterrestres o los objetos voladores no identifi cados. Su propósito era reducir al mínimo los su-puestas avistamientos y su credibilidad.

"PAREN EL FENÓMENO OVNI"

Sobre estas líneas, de arriba abajo

y de izquierda a derecha, "Proyecto

Blue Book", el general Twining, H. P.

Robertson y J. Allen Hynek.

John Edgar Hoover,

director del FBI.

¿ SABÍAS QUE...

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En los últimos años se ha popularizado la Ruta Estatal 375. Esta ruta roza el Área 51, donde se han localizado muchos supuestos avistamientos extraterrestres. La visita comienza en el pueblo fantasma

de Crystal Springs y continúa por una zona montañosa hasta la cumbre Hancock. Tras descender, los turistas bordean el campo Nellis de la Fuerza Aérea. Justo al atravesar el valle Tikaboo, se llega al famoso “buzón

negro” (ahora es blanco), y desde allí los aficionados a los ovnis suben a la cumbre del Coyote. Algunos aseguran que todas las semanas se producen dos o tres avistamientos en la zona.

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En apenas unos años, el número de avistamientos se redujo en un 20% o 25%. Para 1955, solo había un 1% de los casos de la década anterior. En las siguientes, el fenómeno OVNI comen-zó a presentarse ante los ciudadanos como las visiones de unos locos o fa-náticos, sin base científi ca alguna. En 1969 se cerró ofi cialmente el proyecto Libro Azul, por considerarse un gasto innecesario. Los archivos acumulados durante décadas fueron enviados a la base Aérea de Maxwell, Alabama, y clasifi cados como secretos.El informe fi nal del proyecto afi rmaba que el fenómeno OVNI tenía más que ver con la histeria colectiva que con he-chos reales y tangibles; que la mayoría de los fenómenos registrados eran falsos o estaban manipulados por personas con deseos de notoriedad, y que muchos de los testigos eran enfermos psicológicos. Aunque también reconocía que al me-nos un 22% de los casos no habían sido resueltos ni tenían explicación científi ca.

La postura del Gobierno de Estados Uni-dos en los últimos cincuenta años ha sido ignorar o desmentir cualquier caso que tuviera que ver con el fenómeno OVNI, pero esa actitud no impidió que se siguie-ra especulando con la posibilidad de que los avistamientos de artefactos voladores fueran algo más que alucinaciones o fal-sifi caciones. ¿Qué sucedería si alguna de las teorías sobre el accidente de un ovni en Roswell fuera cierta y el Gobierno es-tadounidense hubiera descubierto una tecnología muy avanzada?Todo hubiera quedado en un incidente más en una zona rural del sur de Estados Unidos de no ser por el interés suscitado en los investigadores Staton T. Fried-man, Karl T. Pfl ock o William Moore. Otro estudioso del fenómeno, Kevin D. Randle, hizo numerosas entrevistas y envió un equipo para que investigase el caso. Sus conclusiones fueron que un ovni se había estrellado en la zona y que, además, se habían encontrado posibles supervivientes extraterrestres.La primera teoría proponía que una nave extraterrestre estaba examinando las armas nucleares humanas en Nue-vo México, cuando un rayo la desesta-bilizó e hizo que se estrellara cerca de

Roswell. Supuestamente, parte de los extraterrestres sobrevivieron al impac-to y fueron capturados por el ejército.Un libro publicado en 1991 por Kevin Randle y Donald Schmitt, titulado UFO Crash at Roswell (Accidente de un ovni en Roswell), parecía aportar nue-vos descubrimientos. El texto defendía que el Gobierno llegó a realizar autop-sias a los extraterrestres en la base aérea de Roswell. La polémica generada obli-gó a la Fuerza Aérea a abrir una nueva investigación, a petición del Congreso de Estados Unidos. La conclusión del informe fue que los restos encontrados pertenecían a un proyecto secreto lla-mado Mogul. El proyecto consistía en globos aerostáticos para controlar las pruebas de bombas atómicas soviéti-cas. El informe añadía que los supues-tos cuerpos encontrados podían ser los maniquíes utilizados por el ejército.Estas conclusiones fueron rechazadas por los investigadores del fenómeno OVNI: no eran resultados concluyen-tes y buscaban más la desinforma-ción que la aclaración de los hechos. Lo único innegable es que algún tipo de aparato se estrelló a las afueras de Roswell en el verano de 1947.Los vaivenes ofi ciales respecto a este fenómeno nos hacen pensar que los ex-perimentos secretos relacionados con la tecnología aérea llevaron a los servicios

secretos a utilizar el fenómeno OVNI como una cortina de humo, pero al ver que en la década de los 50 el fenómeno crecía tanto, se optó por acabar con él mediante el desprestigio y la manipu-lación de la opinión pública. Es posible que, en su intento de deshacerse del fe-nómeno OVNI, lo que realmente consi-guieron fue avivarlo.Las décadas de los 60 y 70 coincidieron con un momento de descontento civil y una crítica visceral a todas las institucio-nes políticas, culturales y religiosas. El mundo ya no parecía explicable a través de las construcciones religiosas que ha-bían imperado hasta entonces; por ello, la creencia en vida procedente de otros planetas y el fenómeno OVNI fue un modo de explicar el origen del ser huma-no, la vida o el Universo para todos aque-llos que ya no confi aban en la religión.Tal vez nunca sabremos la verdad, ya que ni los gobiernos están dispuestos a aclarar totalmente sus experimentos ni los más convencidos seguidores del fenómeno OVNI cuestionan y seleccio-nar con más cautela los casos realmen-te inexplicables. El ovni de Roswell, sin duda, fue algo que se salió de lo común. Lo que desconocemos es si sus artífi ces fueron extraterrestres o los militares norteamericanos, en su afán de superar a la Unión Soviética en su loca carrera armamentista.

MENTIRAS OFICIALES Y REALIDADES EXTRAOFICIALES

LA RUTA ESTATAL 375

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QUIÉN ES QUIÉN EN ROSWELL: UNA GUÍA PARA

NO PERDERSEDesde que un objeto extraño cayó en las cercanías de Roswell en 1947, cientos de personas se vieron involucradas directa o indirectamente en el incidente. Entre ellas, encontramos vecinos de la localidad, periodistas, investigadores, políticos e incluso militares del más alto nivel. Todos ellos, sin buscarlo o de manera voluntaria, forman parte de la historia de uno de los casos más complejos de la ufología. En este reportaje mostramos, a modo de guía, quiénes son los principales protagonistas del caso Roswell.por Olga Canals y Carlos G. Tutor

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GEORGE WILCOXNació en 1894. Fue el sheriff del con-dado de Chaves que atendió a Brazel cuando llegó a Roswell para denunciar lo ocurrido. Viendo la importancia del caso, no tardó en avisar a la base de Roswell, de la Fuerza Aérea, para dar parte del hallazgo. En su foto más co-nocida, que apareció en la portada del periódico Roswell Daily Record, se le ve hablando por teléfono con una ex-presión asustada, pues cuando el caso empezó a conocerse recibió numerosas llamadas de medios de todo el país, e incluso desde Londres. Colaboró con los militares para encubrir el caso, en ocasiones recurriendo incluso a la in-timidación. La historia le afectó tanto que acabó retirándose de su cargo y

no se presentó para ser reelegido. Mu-rió a los 67 años y está enterrado en Roswell.

WILLIAM WARE MACK BRAZELNacido en 1899, en el momento del incidente Brazel tenía 48 años y era capataz del rancho de ovejas J. B. Foster. Los que lo conocían decían de él que era un vaquero como los de antaño y hombre de pocas palabras. Su mujer y sus hijos vivían en Tularosa, por lo que estaba solo en el rancho. Fue el primero en encontrar los restos e ir a Roswell en busca del sheriff. Si bien en un principio dijo que no correspondían a nada conocido, su versión cambió después de que pasara varios días “custodiado” por los militares. A partir de entonces se volvió más huraño y rehusó hablar del caso, incluso con su familia. Después dejó el rancho y abrió un negocio frigorífi co en Las Cruces. Tuvieron que pasar 31 años hasta que hablara de nuevo y se reafi rmara en que aquello “no era de esta Tierra”. Murió en 1963, a los 64 años.

A unque son muchas las personas relacionadas con esta historia, tres de ellas se vieron involu-

cradas en los hechos prácticamente

desde el primer momento. Si bien no fueron las únicas, sí que desempeña-ron un papel importante para que el caso Roswell llegase con el tiempo a ser conocido en todo el mundo.

LOS PRIMEROS IMPLICADOS

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FRANK JOYCEAunque su nombre no siempre es de los que más suenan, este locutor de 24 años de la estación de radio de Roswell, la KGFL, fue el primer periodista en hablar con Brazel cuando hizo una llamada rutinaria al sheriff Wilcox y este le pasó con él. Joyce, que además era corresponsal de la agencia de noticias United Press, mandó a la agencia un comunicado que el coronel

Blanchard había ordenado enviar a los medios locales, lo que hizo que la noticia trascendiera el ámbito de Roswell y se conociera en todo el país. Dado que por ello tuvo problemas con la Fuerza Aérea, apenas un año después se fue para no volver, y trabajó en Albuquerque en radio y televisión durante más de 40 años. Prácticamente no volvió a hablar del tema hasta que se retiró. Murió en el año 2008, a los 85 años.

JESSE ANTOINE MARCELComandante de la Fuerza Aérea que, después de participar en la II Gue-rra Mundial, fue reasignado en 1946 como ofi cial de inteligencia a la base de Roswell, al que más tarde sería el Gru-po de Bombarderos 509, de la Octava Fuerza Aérea. Él atendió la llamada del sheriff Wilcox y fue uno de los encar-gados de ir a inspeccionar los restos al rancho Foster. Marcel es uno de los que posa en las famosas fotos en las que se ven los supuestos restos del “pla-tillo”. Un año después fue trasladado al Mando Aéreo Estratégico, donde tra-bajó para el Pentágono en la Ofi cina de Energía Atómica. Durante 30 años no quiso hablar del caso, hasta que rompió su silencio en 1978. Murió en 1986, a los 79 años.

SHERIDAN CAVITTCapitán de la Fuerza Aérea que servía como oficial del Cuerpo de Contrainteligencia en la base de Roswell. Fue con Marcel a inspeccionar los restos en el rancho y, suponiendo su importancia, avisó al coronel Blanchard. Sus declaraciones

acerca de su participación en el caso siempre fueron contradictorias, creando dudas acerca de cuál fue realmente su papel. Fue un gran defensor de la teoría del globo meteorológico y apenas quiso hacer declaraciones sobre nada más. Murió en 1999.

L a implicación militar en el caso Roswell ha sido, desde el principio, una constante que ha

delatado la importancia de los acontecimientos.

Desde soldados hasta ofi ciales de alto rango, fueron muchos los que se vieron involucrados en los hechos.

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LOS MILITARES

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El coronel Blanchard ordenó redactar el comunicado en el que se decía que habían recuperado restos de un "disco volador". Tuvo una meteórica carrera militar.

WILLIAM HUGH BLANCHARDCoronel de la Fuerza Aérea y oficial al mando del Grupo de Bombarderos 509. Ordenó redactar el comunicado de prensa en el que se decía que habían recuperado restos de un “disco volador”, lo que luego fue desmentido por la propia Fuerza Aérea. Un año después fue reasignado al Mando Aéreo Estratégico de la Octava Fuerza Aérea, en Fort Worth. Su carrera militar fue ascendiendo hasta que murió de un ataque al corazón en su oficina del Pentágono en 1965, siendo general con rango de cuatro estrellas y vicejefe del Estado Mayor de la Fuerza Aérea.

THOMAS JEFFERSON DUBOSECoronel y jefe de Estado Mayor de la Octava Fuerza Aérea. Recibió órdenes de Washington, que trasladó a Ramey, para sacar de Roswell parte de los restos y silenciar a la prensa. Él es la tercera persona que aparece en las famosas fotografías mencionadas anteriormente. Se retiró años más tarde, siendo general de brigada, y concedió algunas entrevistas poco antes de morir en 1992.

WALTER HAUTTeniente primero y ofi cial de relaciones públicas en la base aérea de Roswell. Por orden de Blanchard, de quien era amigo personal, fue el encargado de redactar el comunicado de prensa y entregarlo en mano a cuatro medios locales. En 1948 dejó el ejército y pasó el resto de su vida en Roswell, donde en 1991 fue uno de los fundadores del famoso International UFO Museum. Murió en 2005 a los 83 años.

ROGER MAXWELL RAMEYGeneral de brigada y comandante general de la Octava Fuerza Aérea, a la que pertenecía el Grupo de Bombarderos 509. Se encargó de desmentir el comunicado de Blanchard, indicando que los restos pertenecían a un globo meteorológico. Ramey aparece también en las famosas fotos de los restos, que él mismo encargó hacer. Un año después del incidente, ascendió a general de división y su fructífera carrera militar terminó por problemas de salud en 1957, después de haber llegado a ser comandante del Mando Norteamericano de Defensa Aérea. Murió en 1963, el mismo año que Brazel, a los 57 años.

IRWING NEWTONSuboficial de meteorología de la base de Fort Worth, en Texas. Identificó los pedazos que le pre-sentó Ramey, que debía encon-trar algo convincente para ense-

ñar a la prensa, como restos de un globo meteorológico y un re-flector de radar. Después de esto, recibió una llamada de McMu-llen para decirle que se olvidara del tema.

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CLEMENTS MCMULLENGeneral y vicecomandante en jefe del Mando Aéreo Estratégico en la base de la Fuerza Aérea de Andrews, en Washington. Según parece, fue el encargado de llamar a DuBose para indicarle que trasladaran una muestra de los restos a Washington, como correspondencia diplomática secreta, y se diera una explicación a la prensa. Murió en 1959, cinco años después de retirarse, como general de división.

LEWIS S. BILL RICKETSargento mayor y subofi cial al cargo en la ofi cina del Cuerpo de Contrainteligencia del Ejército. Según sus declaraciones, recogidas poco antes de morir en 1993, fue el encargado de acompañar por Nuevo México, en septiembre de 1947, al experto en meteoritos doctor Lincoln La Paz, contratado por la Fuerza Aérea para determinar la velocidad y trayectoria de lo que se había estrellado. Llegó a la conclusión de que era un aparato extraterrestre y localizó otro punto donde se encontraron restos similares y arena cristalizada. También desveló que Cavitt estuvo mucho más implicado en el caso de lo que siempre quiso hacer ver.

ARTHUR E. EXONTeniente coronel del Mando de Material de la Fuerza Aérea, en la base de Wright Field (Dayton, Ohio). Aunque no tuvo acceso directo a los restos trasladados a su base, Exon había oído cosas, y muchos años después del caso se atrevió a hablar con los investigadores para contar lo que sabía, al igual que ocurrió con otros testimonios indirectos, de los que este es solo un ejemplo. Según explicó, los análisis de los restos realizados por expertos llevaron a identifi carlos como “del espacio”. Ascendió a general de brigada y murió en 2005.

RICHARD L. WEAVERCoronel de la Ofi cina de Investi-gaciones Especiales de la Fuerza Aérea que fi rmó un informe de 23 páginas, fechado en julio de 1994, donde se indicaba que la Fuerza Aérea no había localizado ningún documento que indicara la oculta-ción del caso ni la recuperación de ningún resto extraterrestre. Pocos meses después, en 1995, fi rmó otro informe de casi mil páginas, junto con James McAndrew, titulado The Roswell Report: Fact versus Fiction in the New Mexico Dessert (El informe Roswell: hechos contra fi cción en el desierto de Nuevo Méxi-co), donde se hablaba de restos de un globo perteneciente a un pro-grama secreto de espionaje.

Teniente de la Fuerza Aérea. Coescribió con Weaver el informe de casi mil páginas mencionado anteriormente. En 1995 redactó un nuevo informe: The Roswell Report: Case Closed (El informe Roswell: caso cerrado), en esta ocasión de poco más de doscientas páginas, donde daba por zanjado el asunto sobre la base de dos proyectos de la Fuerza Aérea, e intentando considerar los testimonios que hablaban de restos del espacio y seres recuperados como errores humanos de percepción. Poco después de la publicación de este informe fue ascendido.

PHILIP JAMES CORSOTeniente coronel del Ejército, en activo durante 21 años y miembro del Consejo de Seguridad Nacional del presidente Eisenhower. Es conocido por ser autor, junto con William J. Birnes, del libro The Day After Roswell (El día después de Roswell), publicado en 1997, un año antes de su muerte. En él explicaba su visión del caso y cómo los restos sirvieron para crear avances tecnológicos.

JAMES MCANDREW

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Joe Montoya quedó impactado cuando vio los restos recuperados del ovni y observó cuatro seres, uno de ellos vivo. Nunca lo reconoció en público.

L a importancia del caso Roswell hizo que saltara desde el ámbito militar a las esferas

políticas. Desde el primer momento hasta los

últimos años, estos son algunos de los políticos que han estado implicados en el famoso incidente del ovni "estrellado" en Nuevo México:

DENNIS CHÁVEZSenador por Nuevo México y presi-dente del Comité de Asignaciones del Senado. Fue “reclutado” por la Fuerza Aérea para convertirse en uno de los encargados de silenciar a los civiles de Roswell. Habló con la emisora KGFL para advertir a los responsables de que obedecieran lo que se había dicho des-de la Comisión Federal de Comunica-ciones (FCC) y no trasmitieran una en-trevista que habían grabado a Brazel.

JOSEPH LITTLE JOE MONTOYARecién elegido teniente gobernador de Nuevo México con solo 32 años, Joseph Little Joe Montoya más tarde sería congresista y senador. Según el testimonio de los hermanos Anaya, simpatizantes y amigos de Montoya, fue a ver los restos recuperados y custodiados en el hangar P-3 de la base aérea de Roswell. Una vez allí, contempló los restos de un disco y cuatro seres, uno de ellos vivo. Le impactó tanto que llamó a los Anaya para que fueran a buscarle y le sacaran de allí. Aunque les explicó lo que había visto, les dijo que si lo contaban él siempre lo negaría.

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LOS POLÍTICOS

STEVEN H. SCHIFFCongresista de Nuevo México. Hizo una petición ofi cial que desencadenó una búsqueda de documentación en estamen-tos como el Departamento de Defensa, la Fuerza Aérea o la CIA, cuyos resultados se pub-licaron en 1995 en un informe de la Government Accountabil-ity Offi ce (GAO): Results of a Search for Records Concerning the 1947 Crash Near Roswell,

New Mexico (Resultados de la búsqueda de los registros del accidente de 1947 cercano a Roswell, Nuevo México). Aunque no se aportó docu-mentación nueva de estos es-tamentos, gracias al informe se supo que los documentos provenientes de la base aérea de Roswell fueron destruidos. Schiff murió de un repentino cáncer de piel en 1998 en su casa en Albuquerque.

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ell D espués del revuelo inicial y las pertinen-

tes explicaciones oficiales, el caso Roswell pronto quedó relegado al olvido. No fue hasta la

década de 1970 cuando algunos investigadores recobraron el interés por él. Estos son algunos de ellos:

STATON TERRY FRIEDMANFísico nuclear estadounidense y ufólogo, que actualmente reside en Canadá. En la década de los 70 fue uno de los primeros investigadores civiles en interesarse por el caso. A lo largo de los años ha conseguido localizar y entrevistar a numerosos testigos. Autor de varios libros, en 1997 publicó, con el escritor especializado en temas científi cos y de aviación Don Berliner, Crash at Corona, donde exponía los resultados de sus investigaciones sobre el incidente de Roswell, llegando a la conclusión de que, en efecto, se trataba de una nave extraterrestre.

KEVIN DOUGLAS RANDLETeniente coronel retirado del ejército. Sirvió en Vietnam e Irak, aunque es más conocido por su interés por los ovnis, lo cual le llevó en los años 90 a efectuar numerosas apariciones en televisión hablando del tema. Está relacionado con Roswell por ser autor de decenas de artículos y libros sobre el caso, como UFO Crash at Roswell (Accidente de un ovni en Roswell), escrito en 1991 junto a Donald R. Schmitt, o The Roswell Encyclopedia (La enciclopedia de Roswell).

WILLIAM LEONARD MOOREEscritor e investigador OVNI que estuvo especialmente activo durante las décadas de los 70 y los 80. Al igual que Friedman, fue uno de los primeros en recuperar el interés por el caso de Roswell, y escribió una serie de artículos con sus investigaciones. Localizó y entrevistó a Joyce y fue coautor, junto con Charles Berlitz, de El incidente, el primer libro publicado sobre el caso y que sirvió para avivar el interés sobre esta historia.

DONALD R. SCHMITTConocido escritor e investigador es-pecializado en el fenómeno OVNI. Fue codirector del Centro de Estu-dios OVNI J. Allan Hynek (CUFOS) y también ha sido asesor del Inter-national UFO Museum de Roswell. Ha liderado cuatro proyectos de excavación en el lugar del incidente, uno de los cuales fue el tema central de un documental, El accidente de Roswell: sorprendentes nuevas evi-dencias. Es autor de cientos de ar-tículos sobre ovnis y varios libros, entre los que se cuentan los que ha escrito junto a Thomas J. Carey.

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LOS INVESTIGADORES

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De no haber sido por el empeño de investigadores como los de estas páginas, hoy apenas sabríamos nada del incidente de Roswell.

D espués de años de silencio, y en gran parte gracias a la labor de campo de los investigadores, muchas

personas que sabían algo del incidente de Roswell han hablado en los últimos años, aportando nuevos datos y

detalles. Sus relatos han sido piezas fundamentales para construir un rompecabezas que cada vez va tomando más forma. Estos son algunos de los testimonios más signifi cativos:

WALT E. WHITMORE Y GEORGE JUD ROBERTSPropietarios de la emisora KGFL de Roswell. Whitmore habló con Brazel por teléfono y decidió que quería hacerle una entrevista. Junto con Roberts, fue a buscarle al rancho y lo llevó a su casa, donde le entrevistó. Esta grabación estaba destinada a ser retransmitida en primicia, pero la Fuerza Aérea la confi scó. Además, Roberts recibió una llamada desde la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) advirtiéndole de que si se emitía perderían la licencia. Whitmore recibió una llamada del senador Chavez, sugiriéndole que hicieran caso a la FCC.

DEE PROCTORVecino de Brazel y uno de los testi-gos más jóvenes del incidente. En 1947 tenía 7 años y pasaba mucho tiempo con Brazel, con quien fue al lugar de los hechos. Dee llevó ade-más a la zona a niños de su edad, pero después de eso no habló más del tema y, según su madre, pare-cía atemorizado. Años más tarde sí que hablaron algunos de los otros niños, como Sydney Jack Wright, quien en 1998 admitió que había cuerpos pequeños con grandes ojos y cabezas. En 1994, Dee le confe-só a su madre que Brazel encontró “algo más”. Murió en 2006, a los 66 años.

KARL TOMLINSON PFLOCKEste ufólogo es uno de los muchos in-vestigadores escépticos que han busca-do una explicación racional al caso Ro-swell. En su libro Roswell: Inconvenient Facts and the Will to Believe (Roswell: hechos incómodos y voluntad de creer) lo relacionaba con el Proyecto Mogul y percepciones erróneas de los testigos, mezcladas con acontecimientos poste-riores, como un avión de abastecimien-to que se estrelló años después y del que se recuperaron cuerpos. Trabajó para el Departamento de Defensa y la CIA. Murió en 2006.

Veterano de la Fuerza Aérea, es uno de los investigadores más conocidos del incidente de Roswell. Formó parte del Mutual UFO Network (MUFON) y del CUFOS. En 1991 comenzó su búsqueda de testimonios y datos sobre el caso junto con Randle y Schmitt, y desde 1998 siguió la investigación activa exclusivamente con Schmitt. Juntos son autores de libros como el conocido Witness to Roswell: Unmasking the 60-Years Cover-Up (Testigo de Rosewll: desenmascarando un encubrimiento de 60 años) o The Roswell Incident: An Eyewitness Account (El incidente de Roswell: relato

de un testigo ocular). Ha publicado gran cantidad de artículos, realizado numerosas apariciones en radio y televisión y trabajado como consultor para documentales sobre Roswell.

THOMAS J. CAREY

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LOS TESTIMONIOS

Walt E. Withmore.

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JOHNNY MACBOYLE Y LYDIA SLEEPYTrabajadores de las emisoras KGFL de Roswell y KSWS de Al-buquerque, afi liada esta última a la ABC y a Mutual Networks, y con mayor cobertura que la primera. Sleppy recibió una llamada de MacBoyle para pedirle que retransmitiera una noticia sensacional. Tras solici-tar permiso al director de pro-gramación, Karl Lambertz, Sleppy comenzó a transmitir la

noticia, pero al momento llegó un teletipo del FBI ordenando que se dejara de informar. Al mismo tiempo, la KGFL recibió una llamada para que tampo-co siguiera. Después de estos hechos, MacBoyle se marchó a Idaho para trabajar como ganadero y nunca quiso hablar del tema, ni siquiera con su fa-milia, y le recomendó a Sleppy que hiciera lo mismo; aunque esta rompió el silencio 25 años después.

LORETTA Y FLOYD PROCTORPadres de Dee y vecinos más próximos de Brazel, a unos 16 km. Cuando Brazel llevó a su hijo a casa, tras enseñarle algunos restos del accidente, Loretta le animó a que fuera a denunciarlo. Cuando algunos días después Floyd se encontró con Brazel en Roswell, acompañado por los militares, vio que se comportaba de un modo extraño, como si no lo conociera. Floyd aseguró que, después estar bajo custodia militar, Brazel cambió por completo y no quiso hablar más del tema.

JAMES BOND JOHNSONFotógrafo enviado por el Fort Worth Star-Telegram para fotografi ar los supuestos restos en la base de Fort Worth. Al ver que los restos por sí so-los eran poco espectaculares, pidió a los ofi ciales que se encontraban en el despacho que posaran para mejorar las tomas. Es, por lo tanto, el fotógrafo de las famosas imágenes en las que Ra-mey, DuBose y Marcel posan con frag-mentos de un globo meteorológico.

GLENN DENNISEmpleado de la funeraria Ballard de Roswell. Según contó muchos años después, atendió una llamada de la base aérea preguntando por el tamaño de los ataúdes y cuál era el féretro hermético más pequeño. Media hora más tarde, en una nueva llamada, los militares se interesaron por el tratamiento de cuerpos quemados, y él les explicó los pasos a seguir. Una enfermera amiga suya que trabajaba en la base vio los cuerpos y se los describió a Dennis, que hizo un retrato robot de los mismos. Fue uno de los fundadores del International UFO Museum. Murió en abril de 2015.

GRADY BARNEY BARNETTIngeniero de caminos que, supuestamente, observó en las mismas fechas un aparato estrellado y varios seres en los altos de San Agustín, confi scados también por los militares. Su testimonio, que fue muy conocido, hizo suponer a investigadores como Friedman que pudo haber dos accidentes, aunque su veracidad siempre ha sido puesta en tela de juicio.

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Muchos de los testimonios de las personas implicadas se han conocido años después, en buena medida gracias a la incansable labor de algunos investigadores.

JESSIE MARCEL JR.Hijo mayor de Jesse Marcel, tenía 11 años cuando ocurrieron los hechos, por lo que vivió muy de cerca la investigación junto a su padre, quien le enseñó algunos restos. Aseguró que en estos había extraños dibujos, que reprodujo. Escribió el libro The Roswell Legacy (El legado de Roswell) para que el público conociera a su padre, y supiera que hablaba con propiedad cuando afi rmaba que los restos no eran de este planeta. Murió en 2013.

Además de todos estos protago-nistas, con mayor o menor im-portancia en el incidente, son mu-chos más los testimonios de per-sonas implicadas, que se han ido conociendo en los últimos años y aportando detalles; como los se-ñores Willmot o William Woody y su padre, que dijeron haber visto pasar un extraño objeto luminoso por el cielo; C. Bertram Schultz, un paleontólogo que iba en coche hacia Roswell cuando ocurrieron los hechos y fue detenido por una patrulla militar que tenía acor-

donada la zona; Dan Dwyer, un bombero que declaró haber visto cadáveres de dos seres y a otro vivo; Budd Eppers, Clint Sul-teimer, Truman Pierce, Glaze Sacra y Trinidad Chávez, veci-nos de otros ranchos de la zona, que recogieron piezas o pudieron ver los restos y hablaron de las presiones recibidas por parte de los militares, o L. D. Sparks y Dan Richards, vecinos que, años después, encontraron en la zona restos de una pieza muy extraña y resistente.

BILL, PAUL, WILLIAM Y BESSIE BRAZELHijos de Mack Brazel. En el momento de los hechos no vivían en el rancho, sino en Tularosa con su madre. Tal como explicó Bill años más tarde, se enteraron por una noticia en el periódico de lo que le había sucedido a su padre. Todos los hijos dijeron que él nunca quiso explicarles nada del tema, ni a ellos ni a su mujer, y siempre respondía con evasivas.

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E ra la 1:30 de la madrugada del día 20 de enero de 1996, cuando una mujer veía un programa de televisión. Es-

taba en una hacienda a 10 km de la ciu-dad de Varginha, en el estado de Minas Gerais (Brasil). Era Oralina Augusta de Freitas, de 37 años. De pronto oye el ruido del ganado vacuno que se agita en su establo. Al abrir la ventana, Ora-lina vislumbra algo insólito: un objeto del tamaño de un microbús, en forma de submarino y de color gris, que so-brevuela lentamente la hacienda.La mujer despertó a su marido, Euri-co Rodrigues de Freitas (40 años), y juntos observaron la trayectoria de aquel objeto volador. Se movió sin ha-cer ruido durante casi 40 min, a unos 5 m del suelo, y desprendía humo de color blanco. En su fuselaje se movían pedazos sueltos, como trapos al aire, y se percibía un agujero en uno de sus extremos. El objeto se desvió hacia Jardim Andere, un barrio de la cerca-na ciudad de Varginha.El primer ufólogo en recoger el testimo-nio de la pareja fue el ya desaparecido Claudeir Covo, del equipo de la revista UFO de Brasil, entrevistado en varias ocasiones por el autor de este reportaje. “En ese mismo día –nos contaba Covo–, hacia las 8 de la mañana, el empresario Carlos de Sousa iba conduciendo su ve-

hículo por la carretera Fernão Dias y ob-serva un objeto volador semejante al que habían visto Oralina y Eurico algunas horas antes. Carlos siguió el objeto por la carretera por más de 20 km, hasta que lo vio caer dentro de un bosque. El em-presario se arriesgó y bajó de su vehículo para ver si podía ayudar a los tripulantes de aquel extraño avión. Tardó casi media hora en encontrar el sitio del impacto. Se le habían adelantado un grupo de milita-res que recogían pedazos del objeto. Car-los de Souza fue invitado a retirarse del lugar y a mantener silencio ante lo que había visto”. Según Claudeir Covo, de ser cierto el testimonio del empre-sario, los militares habrían estado siguiendo el ovni toda la madrugada y, posiblemente, sus tripulantes tu-vieron tiempo de abandonar la nave antes de que impactara en medio

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OVNIS ESTRELLADOSEN BRASIL Y RUSIA

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Roswell no es el único caso de supuesto ovni accidentado en la Tierra, ni Estados Unidos el único país en recibir a los visitantes extraterrestres. Tanto Brasil como Rusia presentan algunos de los casos más enigmáticos de “UFO crashes” de todo el mundo. Entre los años 50 y 90 del pasado siglo, varios de estos incidentes movilizaron a militares y ufólogos en estos dos continentes tan distintos.por Pablo Villarrubia Mauso

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del bosque. ¿Estaba la nave averia-da por una explosión interna o por haber sido interceptada por aviones militares brasileños? Esa fue la pre-gunta que se hicieron varios ufólogos en aquel entonces.Ese mismo día, los bomberos de Var-ginha –según el equipo de investigación de la revista UFO y el abogado Ubira-jara Rodrigues– capturaron un extra-ño animal en el Jardim Andere, hacia las 10:30 de la mañana. Más tarde, a las 15:30, tres chicas observaron a una criatura acurrucada y arrimada a un muro en ese mismo barrio. Era un ser de piel marrón, con grandes ojos rojos y cabeza grande, que parecía asustado y emitía un sonido lastimero.Sobre las 20:00 horas, la policía militar habría capturado un segundo ser que fue conducido al hospital Humanitas de Varginha y, de ahí, a la Universidad de Campinas, en el estado de São Pau-lo. De acuerdo con algunos rumores –nunca confi rmados–, los dos seres, ya cadáveres, fueron transportados en estado de congelación por un avión mi-litar hacia Estados Unidos.

EL OVNI DE UBATUBAEl día 12 de septiembre de 1957, varios bañistas se divertían en una playa de la ciudad costera de Ubatuba, en el estado de São Paulo (Brasil). Su tranquilidad se vio enturbiada cuando, en el cielo, sur-gió un objeto metálico en forma de pla-tillo que se precipitaba hacia el mar. De súbito cambió el rumbo, ascendió nue-vamente y explotó envuelto en llamas. Sus fragmentos se esparcieron sobre el agua y la costa. Algunos testigos, aún atónitos, recogieron partes de los frag-mentos, de aspecto metálico pero muy livianos. Un pescador decidió enviar tres trozos –que él mismo había recogido– a un periodista entonces muy popular en todo Brasil, Ibrahim Sued, del periódi-co O Globo de Rio de Janeiro.Sued entregó las muestras al doctor Olavo Fontes, un médico que se de-dicaba a la ufología y que colaboraba con varios medios de comunicación del país, especialmente con la revista O Cruzeiro. El doctor Fontes llevó las muestras al Laboratorio de Produc-ción Mineral, un departamento del Ministerio de Agricultura de Brasil bajo la responsabilidad de Luiza Ma-ría Barbosa, donde fueron analiza-das directamente por el doctor Feigl, quien, en un primer examen, descartó que fueran restos de meteoritos.

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De arriba abajo, y de izquierda

a derecha, Eurico Freitas,

Olavo Fontes, las tres chicas

que encontraron al presunto

ser extraterrestre y tres

representaciones del suceso que

tuvo lugar en Varginha.

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"Estamos ante una aleación metálica que resumimos como resultado de una tecnología no terrestre", aseguraban en sus informes los doctores W. Walker y

Robert W. Johnson tras analizar los restos del ovni de Ubatuba.

En 1977, un grupo de geólogos de Syktyvkar (Komi, Rusia) acudió a las orillas del río Vashka a partir de la noticia de que tres campesinos del pueblo de Erton habían hallado un misterioso objeto metálico un poco más grande que una pelota de tenis. Lo misterioso es que, si caía al suelo, especialmente entre piedras, desprendía chispas. Los hombres decidieron dividirlo en tres partes y,

para ello, emplearon una sierra, que provocaba aún más chispas.El jefe de los geólogos, el profesor N. Yushkov, realizó un análisis espectral y encontró que el objeto estaba formado por una aleación de molibdeno, hierro, manganeso y magnesio, con características únicas, jamás soñadas por nuestra tecnología. El objeto volvió a cortarse en

fragmentos más pequeños para enviarlos a varios laboratorios, entre ellos de Moscú y Leningrado. Un tal V. Fomenko recibió una muestra, cuyo análisis publicó en un boletín en 1999. Así surgieron varias especulaciones por parte de los ufólogos rusos. ¿Sería aquel objeto metálico parte de una nave espacial extraterrestre? ¿Un pedazo de un meteorito?...

Los fragmentos fueron sometidos a análisis espectroscópicos y el resultado fue sorprendente: los materiales pre-sentaban magnesio en un alto grado de pureza y ausencia de otros elementos metálicos. El doctor Fontes, por pre-caución, pidió otro análisis en el que se verifi caron los mismos resultados.El médico-ufólogo envió las otras dos muestras al doctor W. Walker y al doctor Robert W. Johnson, ambos ingenieros metalúrgicos de la Univer-sidad de Arizona (EE.UU.). Ellos se encargaron de nuevos análisis con el método de activación de neutrones. El resultado de los mismos, fi rmado por ambos especialistas, decía lo si-guiente: “Estamos ante una aleación metálica que resumimos como resul-tado de una tecnología no terrestre”. Para contrastar los datos, adquirie-ron una muestra de magnesio de la más alta pureza a los laboratorios de la empresa Dow Química. Tanto la muestra de Ubatuba como la de Dow poseían mínimas impurezas, pero de manera distinta. Miembros del famo-so Informe Condon compararon los resultados de los análisis de ambas muestras, llegando a la conclusión de

que las de Ubatuba no se diferencia-ban tanto de las de Dow y que no eran de origen extraterrestre.No obstante, uno de los ex miembros del Informe Condon, el doctor David R. Saunders, escribió: “Si la muestra fuera una aleación terrestre de magne-sio, debería contener aluminio o cobre o ambos. Sin embargo, no había ningu-na traza de tales metales... Si alguien se hubiera esforzado en purifi car la mues-tra, el elemento más difícil de remover es el calcio. Pero no se encontró ningu-na traza del mismo”.

LOS "HOMBRES DE NEGRO"Desde que se supo de la existencia de los fragmentos del presunto ovni, los militares brasileños mostraron interés por el caso Ubatuba. El mayor Rober-to Caminha contactó con el doctor Olavo Fontes y le pidió una muestra del material, que fue analizado por el Instituto Militar de Tecnología. Pero los resultados nunca fueron divulga-dos. Fontes entregó otro fragmento al comandante de la Marina de Guerra J. G. Brandão, y tal como el Ejército, jamás volvió comunicar nada al médi-co-ufólogo sobre las investigaciones.

El día 27 de febrero de 1958, Fontes envió una carta a Jim y Coral Loren-zen, directores de la APRO (Aerial Phenomena Research Organization, Organización para la Investigación de Fenómenos Aéreos) de Tucson, Arizo-na. En la misiva revelaba que había re-cibido la visita de dos hombres, que le presentaron sus credenciales, del Ser-vicio Secreto de la Marina brasileña. Le advirtieron que los fragmentos del supuesto ovni de Ubatuba eran peli-grosos y que no debía guardarlos. Du-rante casi dos horas estuvieron con-versando con él y le revelaron algunos datos muy curiosos, publicados por el ufólogo estadounidense William F. Hamilton III, que fue presidente de la MUFON (Mutual UFO Network).Por ejemplo, le revelaron que muchas autoridades militares del planeta sa-bían que los platillos voladores eran reales. Que seis de estos objetos alie-nígenas se habían estrellado en la Tie-rra (hasta 1958), capturados y custo-diados por militares y científi cos bajo total secreto. Tres platillos cayeron en Estados Unidos y estaban relativa-mente bien conservados. Tenían entre 10,24 m y 33 m de diámetro, y todos

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EL OBJETO DE VASHKA

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contenían en su interior tripulantes alienígenas de pequeña estatura, entre 1 y 1,5 m de altura.Todas estas naves fueron desmonta-das cuidadosamente para su estudio. Según los dos “hombres de negro” que visitaron al doctor Fontes, los discos estaban construidos con metales muy livianos y piezas que se ensamblaban a partir de una base central. Además, encontraron en su construcción mu-chos materiales desconocidos. En cuanto a la propulsión, parecía que empleaban campos electromagnéticos muy potentes y oscilantes.Las autoridades estadounidenses ha-brían encontrado armas, posiblemente ultrasónicas, con capacidad para des-truir las moléculas que componen los materiales de aviones y de armas te-rrestres. Los dos agentes de la marina brasileña también revelaron que tales seres no tienen ninguna intención de entrar en contacto con la Humanidad, y que las autoridades mundiales que conocen el asunto buscan desinformar y denostar el fenómeno OVNI para ocultar la realidad a la mirada de la mayoría de los seres humanos.

EL OBJETO DE ORDZHONIKIDZERusia y la antigua URSS tuvieron mu-chos “UFO crashes” a lo largo de los años 80. Uno de ellos ocurrió el día 5 de mayo de 1983, cuando un ovni de forma cónica apareció en los cielos de una región al norte del Cáucaso, dentro de una zona militar. Los radares pronto captaron al objeto intruso y dispararon un misil para interceptarlo. El ovni, al-canzado y averiado, aún tuvo tiempo de posarse lentamente en las montañas que rodean Nálchik, cerca del monte Stolovaia y la ciudad de Ordzhonikidze (actualmente Vladikavkaz).Un campesino, buscador de setas, se sorprendió al ver unos “hombres raros” que salieron del objeto aún humeante. Casi al mismo tiempo, un grupo de turistas de Moscú logró ver la nave averiada. Afi rmaron que pudieron entrar a bordo, pero que no vieron a sus tripulantes. Por las dimensiones del sillón del piloto, los supuestos alienígenas debían de me-dir cerca de 4 m de altura.Un periodista ruso, Vladímir Lagovs-ky, averiguó que el objeto había sido transportado a la base secreta de Mi-tische, en las proximidades de Moscú. Su informante le reveló que la nave empleaba un motor de radiación de

En noviembre de 1963, en el sur del estado de São Paulo, una niña de 8 años, Rute Nunes de Sousa, estaba sentada a orillas del río Peropava. De pronto, oyó un ruido semejante al de un avispero sobre su cabeza. Entonces vio una especie de gran “palangana de aluminio”, muy brillante, que se precipitaba en su dirección procedente del mar. El objeto pasó rozando el techo de su casa y, enseguida, cruzó la vegetación de la orilla del río hasta

que impactó en él, dando varios saltos antes de hundirse.La policía de la villa de Iguape –la más cercana– comunicó el suceso a la Fuerza Aérea Brasileña. Esta constató que no había registro de ningún avión desaparecido sobre aquella zona. Además, tras consultas con las embajadas de la URSS y EE.UU., se verificó que ningún satélite se había desintegrado sobre el sur de Brasil en aquellas fechas.Los primeros investigadores

en personarse en el río fueron tres buceadores de la Asociación Cristiana de Mozos. Sus inmersiones –hasta una profundidad de 12 m– no revelaron nada, teniendo en cuenta que las aguas del río estaban muy turbias. Los buceadores emplearon largas varas para tantear el fondo y dieron con algo duro, de sonido metálico, bajo el lodo. Pero, al cabo de algunos días, la búsqueda se dio por terminada a falta de equipos especiales.

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EL MISTERIOSO OBJETO DEL PEROPAVA

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El ovni, alcanzado y averiado, aún tuvo tiempo de posarse lentamente en las montañas que rodean Nálchik, cerca del monte Stolovaia y la ciudad de

Ordzhonikidze.

neutrinos, es decir, de tecnología muy avanzada.Un supuesto biólogo ruso, B. Borisov, se encontraba, en el verano de 1983, junto a su esposa en los montes cerca-nos a Nálchik estudiando la fl ora local. Ellos lograron ver, a menos de 200 m de distancia, a dos humanoides de gran estatura, que empezaron a perseguirles dando grandes zancadas. El biólogo y su esposa entraron a toda prisa den-tro de su automóvil y abandonaron la montaña. Esta historia nunca llegó a ser confi rmada por los ufólogos rusos que investigaron el caso.En 1991, la piloto de pruebas del Ejér-cito del Aire ruso, ya retirada, Marina Popovich, visitó Los Angeles (EE.UU.) y entregó al ufólogo Paul Stonehill un sobre con algunas fotos de la presunta nave extraterrestre. Se trataba de un ar-tefacto de aspecto rústico, o como si es-tuviera abrasado. Debía de tener unos 8 m de altura, con forma de pirámide. Estaba apoyado sobre patas –algo pa-recido al módulo lunar de las misiones Apolo– y estaba dotado, exteriormente, de ventanillas. Para acceder a su inte-rior había una especie de escalera.El investigador Vadim Chernobrov empezó a interesarse en el caso del ovni de Ordzhonikidze, y llegó a la conclu-sión de que todo fue una farsa. La nave era una maqueta a tamaño natural que unos cineastas polacos emplearon para rodar una película. Así también lo afi r-ma Mikhail Gershtein, otro ufólogo, que asegura que nunca se derribó nin-gún ovni en Ordzhonikidze y que un tal

Victor Kostrykin se había inventado la historia, presentando las fotos del obje-to junto con Lev Tchoulkov.Quien confi rmó tal farsa fue un ex mi-litar ruso y ufólogo, Boris Chourinov, a quien el autor de este artículo tuvo la fortuna de entrevistar en persona durante un viaje a Brasilia, para asis-tir al Forum Internacional de Ufología en el año 1997. “Tchoulkov envió las fotos a Kostrykin, que se confesaba adivino o vidente. Empleaba unas va-rillas que contestaban a las preguntas que se le formulaban sobre el origen del objeto misterioso, y afi rmaba ha-ber establecido contactos extrasenso-riales con los tripulantes de la nave. Las fotos no eran falsas, pero sí la interpretación que les dieron, pues se trataba realmente de una maqueta a gran escala de una nave abandonada, posiblemente en 1977, por un equipo de rodaje polaco. Todo esto sirvió para dar publicidad a Kostrykin y conse-guir más clientes para su negocio de vidente. Además, otros ufólogos como Marina Popovich se aprovecharon de la historia para dar conferencias en Estados Unidos y otros países”, afi r-mó rotundamente Chourinov.Y precisamente era con Marina Popo-vich con quien el que suscribe estas lí-neas se había citado, en septiembre de 2012, para una entrevista en la sede de la Fundación Roerich (Moscú) que se emitiría en Cuarto Milenio. Sin embar-go, poco antes avisó por teléfono, sin aducir motivo alguno, de que no podía concedernos dicha entrevista.

EL CASO DALNEGORSKUno de los casos más sonados de “UFO crash” en la antigua URSS es el llamado “Roswell soviético”, o caso Dalnegorsk, que sucedió el 29 de enero de 1986 en torno a las 20 h. Todo comienza con la aparición de una esfera voladora de color rojo procedente del Sudeste, so-brevolando la villa minera y estrellán-dose en el monte Izvestkovaya, o colina 611. Lo curioso es que el artefacto –de unos 3 m de diámetro– volaba a ras del suelo sin emitir sonido alguno. Cuando estuvo muy cerca de la colina 611, se detuvo y saltó cuatro veces antes de que se oyera un golpe sordo.La presunta nave quedó oculta en-tre la vegetación. Los testigos vieron cómo se producía lo que interpretaron como un incendio forestal, que duró una hora, en la zona donde había des-cendido o impactado el objeto. Otros consideraron que el mismo objeto era lo que había ardido en la colina.El primer estudioso en llegar al lugar del siniestro fue el biólogo Valery Dvuzhil-ni, unos días después del incidente. Se encontró con un saliente rocoso en el lu-gar del impacto, totalmente libre de nie-ve, aunque no había ningún destrozo o resto del fuselaje del objeto en cuestión. Lo que sí halló en la zona fueron nume-rosos fragmentos de rocas de sílice con aspecto de haber sido sometidas a altas temperaturas. Otros minerales estaban manchados por partículas de un mate-rial plateado o cubiertos por bolitas de ese material, que más tarde fue identifi -cado como plomo. En un extremo de

De izquierda a derecha,

Jim y Coral Lorenzen,

directores de APRO

(Aerial Phenomena

Research Organization),

y metal de presunta

aleación extraterrestre.

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lla zona de impacto vio los restos de

un árbol carbonizado.El material, una vez examinado, re-sultó ser hierro aleado con aluminio, manganeso, níquel, cromo, tungsteno y cobalto. Curiosamente, algunas de las minúsculas esferas estaban cubier-tas por una suerte de “redecillas” for-madas por fi lamentos de 17 micróme-tros, consistentes en fi bras fi nísimas trenzadas entre sí con otros fi lamentos de oro. Los científi cos que las analiza-ron –en la Academia de Ciencias de Omsk– concluyeron que era imposible crear tales fi lamentos, por lo menos con la tecnología disponible en nues-tro planeta. Un experto, A. Kulikov, afi rmó que las “redecillas” podían ser de carbono vítreo, pero no pudo deter-minar su origen o formación.También se encontraron en el lugar de impacto pequeños fragmentos de color grisáceo, claros, que no parecían perte-necer a la geología de la colina 611. Un análisis espectroscópico reveló que eran similares a los depósitos de toba volcá-nica de Yaroslavl (a 250 km al noroeste de Moscú), como si desde allí hubieran sido transportadas unas muestras a bor-do de la nave accidentada.El doctor Dvuzhilni logró recabar más informaciones sobre el impacto del ob-jeto en la colina 611. La trayectoria que describió antes de colisionar corres-pondía con el cosmódromo chino de Xichang, donde se lanzaban cohetes del tipo Larga Marcha 2. Sin embargo, no había registro de que se hubieran lanza-do cohetes desde allí a fi nales de enero de 1986. El doctor Dvuzhilni llegó a la conclusión de que lo que había chocado contra la colina 611 era una sonda espa-cial de otro planeta, que se volatilizó casi instantáneamente.Otros investigadores fueron más escép-ticos que el biólogo, como V. Psaloms-chikov, periodista especializado en aeronáutica y accidentes aéreos. Según su criterio, el objeto era de factura so-viética, de los años 70, quizá una nave secreta en miniatura. Según Paul Sto-nehill en su libro Expediente Soviet UFO (escrito junto a Philip Mantle en 1993), un ufólogo ruso llamado Gennady Be-limov mostró a la prensa un informe secreto sobre una sonda espacial que había colisionado contra la colina 611. Pero este informe se consideró una ma-niobra de desinformación.El geólogo V. Berliozov estudió la zona del impacto, acompañado por el biólogo Dvuzhilni el 8 de febrero de

De arriba abajo, y de

izquierda a derecha,

ovni de Ordzhonikidze,

Boris Chourinov, roca

fundida de Dalnegorsk,

objeto de Ordzhonikidze

y posible lugar donde se

ocultó el ovni de Viborg.

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La colina 611 se convirtió en una zona de anomalías durante los tres años siguientes al impacto. Las personas que iban allí presentaban disfunciones

corporales como alteraciones en el ritmo cardíaco.

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1986, y concluyó que podía tratarse de un meteorito no metálico volatilizado en el aire, aunque no presentó ningu-na prueba para sostener esta hipóte-sis. Otra conjetura señalaba que tales fragmentos pudieron pertenecer al trasbordador espacial Challenger, que explotó un día antes de que el objeto misterioso hiciera su aparición.Hubo también los que especularon con que el objeto era un artefacto volador espía de la OTAN, quizá un globo ae-rostático de reconocimiento dotado de un mecanismo de autodestrucción para evitar que pudiera ser capturado en caso de accidente, tal como ocurrió.En el año 2000, el periódico Komso-molskaya Pradva comentó que los mi-litares rusos se interesaron por el inci-dente y consultaron a varios ufólogos. Entre ellos, al principal investigador del impacto, el doctor Dvuzhilni. Ese mismo año, cuatro expediciones japo-nesas visitaron la zona.

UNA MONTAÑA ANÓMALA Y OTRAS APARICIONESLa colina 611 se convirtió en una zona de anomalías durante los tres años si-guientes al impacto. Las personas que iban allí presentaban disfunciones cor-porales como alteraciones en el ritmo cardíaco, mareos, desfallecimientos y problemas de coordinación motora. También se detectaron problemas en equipos eléctricos o electrónicos, como las linternas, que se encendían súbita-mente, o las baterías de las cámaras fo-tográfi cas, que se descargaban sin uso.

Ocho días después del impacto, apare-cieron dos esferas ambarinas volando de Norte a Sur. Cuando llegaron a la roca donde sucedió el accidente, lo ro-dearon cuatro veces y se marcharon hacia el Norte. El 28 de noviembre de 1987 aparecieron sobre la colina varios ovnis. Algunos sobrevolaron Dalnegor-sk y otros iluminaron la montaña. Hubo muchos testigos, entre civiles y mili-tares, que afi rmaron que no hacían el menor ruido. Al pasar sobre las casas de la población, los vecinos percibieron in-terferencias en las señales de televisión y radio. Igualmente, hubo un corte del suministro eléctrico en toda la zona.Los trabajadores de la cantera de Bor vieron, más tarde, un cilindro gigantes-co, de quizá 200 o 300 m de largo, que iba en ruta de colisión hacia la cantera. Al fi nal, para alivio de los mineros, el ob-jeto se detuvo a unos 300 m de altura. Entonces pudieron ver que uno de sus extremos estaba encendido como metal incandescente.

EL OBJETIVO DE VIBORGEn 1987, un ex piloto militar soviético, el capitán N. V. Fedotov, fue enviado a Monchegorsk, en la península de Kola (Rusia septentrional). Allí, otros mili-tares del Ejército le comentaron que habían capturado un objeto volador no identifi cado. Por aquellas fechas, el entonces presidente de la URSS, Mijaíl Gorbachov, visitó de forma inespera-da Monchegorsk y se especuló con que el motivo principal era el extraño obje-to caído del cielo.

Según el citado Paul Stonehill, un mi-litar, cuyo nombre se mantiene en el anonimato, comentó al ufólogo Yuri Stroganov que en agosto de 1987 cua-tro militares de Leningrado fueron en-viados al norte de Carelia, donde había aparecido un objeto de origen desco-nocido. Un avión militar lo llevó has-ta Monchegorsk para ocultarlo en un viejo depósito de carburantes. Según el militar anónimo, el objeto parecía un transbordador estadounidense, de unos 14 m de largo, 4,5 m de ancho y 2,5 m de alto. Los vigilantes sentían dolores al acercarse al artefacto, de color arena, en el que no se veían ni puertas ni tren de aterrizaje sobre su superfi cie.Una comisión de investigación intentó entrar en el objeto efectuando un cor-te en su fuselaje. Tras varios intentos, al fi n lo lograron. Dentro llegaron a una cabina en la que había dos sillo-nes para personas de estatura adulta. Delante se situaba lo que parecía un panel de control con volantes. En la misma cabina hallaron algunas va-rillas brillantes de varias longitudes. Aunque los militares llevaban guantes, se quemaron las manos al tocarlas.A fi nales de septiembre de 1987, la presunta nave había desapare-cido del depósito de combustible. Se supone que se esfumó, causan-do a los equipos de radar y radio interferencias muy intensas. Para algunos ufólogos, todo fue una far-sa; para otros, el resultado de una labor de desinformación por parte de las autoridades rusas.

Marina Popovich. Paul Stonehill. Vadim Chernobrov.

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Desde la II Guerra Mundial y aun antes, en la famosa “oleada” de 1896, se venían declarando avistamientos

de extraños ingenios voladores en los cielos de muchos países alrededor de todo el mundo. Entre ellos, unos característicos objetos en forma

de puro, denominados air ships, que por entonces se vieron con mucha frecuencia sobre las ciudades y pueblos

del sudoeste de Estados Unidos.por Óscar Sierra Quintero

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CASO AURORA EL PRECEDENTE AMERICANO DE ROSWELL

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E l 4 de junio de 1947, el fenómeno OVNI se “ofi-cializó” en la prensa mundial y se estableció

en el imaginario colectivo con el nombre de “platillos volantes”. Fue tras las declaraciones del piloto y hombre de negocios nor-teamericano Kenneth Arnold, que aseguró haber visto, desde su avioneta, nueve objetos lumino-sos circulares con una ligera for-ma de bumerán sobrevolando el monte Rainer (en las Montañas Rocosas, EE.UU.) a la asombro-sa velocidad, para la época, de 2.500 km/hora.Un mes después, otro suceso re-lacionado con este inusitado fe-nómeno vendría a conmover a la opinión pública mundial y la ha-ría volver los ojos, con denodado interés, hacia estos misteriosos

ingenios que ya comenzaban a causar inquietud entre las poten-cias surgidas de la Gran Guerra. En la noche del 4 de julio de 1947, una gran explosión sacudió la re-gión donde se localizaba un ran-cho de Roswell, Nuevo México. Temiendo que se tratara de un ac-cidente aéreo, al amanecer del día siguiente el ranchero Mac Brazel salió a revisar la zona, encontrán-dose con un enorme aparato estre-llado en forma de lenteja y, cerca de él, dos seres humanoides, uno aún vivo y otro ya fallecido.Después de publicarse la asom-brosa noticia en el diario Roswell Daily Record en su edición del 9 de julio, el ejército de EE.UU. in-tervenía en el caso, lanzando un primer desmentido al afirmar que se trataba de un globo sonda. Na-cía así una de las más grandes

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leyendas ufológicas del siglo XX, que llegaría a convertirse en un referente obligado de la feno-menología OVNI. Controvertido caso que, pese a las muchas inves-tigaciones efectuadas durante casi 70 años por grupos ufológicos pri-vados e investigadores indepen-dientes, sigue estando cubierto por un manto de misterio, sobre todo a causa de la negativa oficial y su reacia actitud a aportar las pruebas “duras” del suceso.La controversia sobre qué fue lo que en realidad sucedió en Roswell, en lugar de amainar, ha ido en aumento con el paso de los años. En enero de 1994, el congre-sista republicano Steven Schiff solicitó a la Cámara que se llevara a cabo una investigación oficial para determinar si la Fuerza Aé-rea de su país había ocultado el accidente de un ovni 1947. La in-corporación de cada vez mas per-sonalidades respetables que dan fe de la autenticidad del suceso –ta-les como el ex astronauta del Apo-lo XIV Edgar Mitchell–, unida a las permanentes contradicciones

76 Monográfico

Arriba y abajo, reconstrucción del suceso

conocido como caso Aurora.

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Un extraño objeto metálico de forma alargada sobrevoló a baja altura y a una gran velocidad la población norteamericana de Aurora. El ovni impactó contra

el molino de viento de la granja del juez J. S. Proctor.

del Gobierno de EEUU, que ha cambiado de argumentos hasta en cuatro ocasiones, mantienen el caso en la palestra. Y esto es así pese a que, con posteriori-dad, han ocurrido otros diversos accidentes de ovnis alrededor del orbe, como el de Aztec, también en Nuevo México.

EL CASO AURORAA pesar de las grandes connotacio-nes que el supuesto caso ovni de Roswell ha tenido y sigue tenien-do en la ufología mundial, no fue, ni mucho menos, el primero de la Historia. Un suceso similar ya ha-bía ocurrido, supuestamente, 50 años antes en la localidad de Au-rora, también en EE.UU. Un su-ceso que, hasta tiempos recientes (exactamente a raíz de una inves-tigación llevada a cabo en el año 1973), no se comenzó a sacar a la luz ni sobre el que existía informa-ción detallada.En su edición del 19 de abril del año 1897, el diario Dallas Morning News publicaba una noticia bajo el título de That aerial ship (Esa nave

aérea), firmada por el periodista E. Haydon. En ella se informaba de que dos días antes, el 17 de abril a las 6 de la mañana, un extraño objeto metálico de forma alarga-da sobrevoló a baja altura y a una gran velocidad la población de Au-rora (condado de Wise, Texas). El objeto impactó contra el molino de viento de la granja del juez J. S. Proctor y acabó estrellándose, en medio de una gran explosión, en un pozo de agua, desintegrado en miles de fragmentos de metal fundido sobre un área de 20.000 m2, lo que causó grandes estragos en la propiedad del juez. Ante ese violento e inusitado suceso, la gen-te del pueblo corrió al lugar para prestar la ayuda que fuera necesa-ria. Al escarbar entre los restos de la misteriosa nave aérea, hallaron el cadáver desfigurado y semicar-bonizado, pero aún reconocible, del piloto, que presentaba un as-pecto humanoide, pero que, al de-cir de los testigos, “no era de este mundo”.Un telegrafista del Gobierno y as-trónomo aficionado, T. J. Weems,

llegó a afi rmar que, en su opinión, se trataba de un habitante del pla-neta Marte. Dijo esto probablemen-te infl uido por la literatura de cien-cia fi cción, muy en boga en esa épo-ca –como la novela de H. G. Wells La guerra de los mundos, que se publicó un año después–, donde se hacían constantes referencias a los hipotéticos habitantes del Planeta Rojo. Se dijo que algunos documentos hallados en el lugar del accidente estaban llenos de jeroglíficos indescifrables. Curio-samente, esto es algo muy similar a la lámina con extraños jeroglí-ficos supuestamente hallada entre los restos del ovni de Roswell en 1947.Según el informe del Dallas Mor-ning News, a mediodía del 17 de abril, el cadáver del supuesto ex-traterrestre fue sepultado en el cementerio de Aurora. Una gran parte de los trozos de metal de la nave, recogidos por los habitantes del pueblo, fueron arrojados por el mismo juez Proctor dentro del pozo de agua donde la nave había acabado estrellándose.

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Kenneth Arnold. Steven Schiff. Jim Marrs.

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El misterioso cuerpo sideral que cayó en la región de Tunguska (Siberia, Rusia) la mañana del 30 de junio de 1908, está considerado como el mayor y más desastroso que ha impactado contra la Tierra en tiempos históricos. La magnitud de la explosión que generó al caer (cerca de 2.000 veces superior a la bomba atómica de Hiroshima) y los consecuentes daños producidos en el lugar del impacto (sumados a las secuelas posteriores en la atmósfera del planeta), lo convierten en un fenómeno que, más de un siglo después, sigue sin explicación y suscitando encendidos debates entre una comunidad científica que no logra ponerse de acuerdo con respecto a su naturaleza, origen y clasificación astronómica.

Ninguna de las alrededor de 200 teorías expuestas para tratar de explicarlo logra satisfacer todas las variantes relacionadas con sus peculiares características. Teorías que van desde un trozo de cometa hasta un micro agujero negro o un fragmento de antimateria, pasando por la más audaz, expuesta por el profesor Alexander Kansantsev, que asegura que se trató de una nave espacial tripulada –de origen obviamente extraterrestre–, que al sufrir una avería buscó para estrellarse el sitio más seguro desde el punto de vista humano y de la ecología del planeta.Esta teoría es coherente con los testimonios de miles de personas, que vieron al objeto hacer varios cambios de ruta en pleno vuelo antes de

impactar en las cercanías del río Tunguska sin dejar ningún tipo de cráter (lo que demuestra que explotó en el aire). Es evidente que ningún meteorito o cometa atravesando la atmósfera podría cambiar de ruta para “escoger” el sitio donde causar el menor daño posible a la biósfera del planeta. Eso solo está al alcance de un objeto dotado de propulsión y dirigido de forma inteligente.El argumento anterior, unido al hecho de que se produjeron nubes luminiscentes en el norte de Europa en los días siguientes a la explosión (como consecuencia de algún tipo de radiación), apoya la teoría del profesor Kansantsev frente a las demás. Si está en lo cierto, el bólido de Tunguska resultaría ser el mayor ufo crash registrado en la historia de la ufología.

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l EMPIEZA LA LEYENDAAños después, en 1945, el señor Brawley Oates fue a vivir con su familia al lugar del accidente. Al ver el pozo lleno de escombros y trozos de metal, mandó limpiarlo con el fin de que quedara utiliza-ble. Después de 12 años de beber el agua de ese pozo, el señor Oates desarrolló una grave artritis reu-matoide que le llegó a producir se-veras inflamaciones en las manos, y que él atribuyó a la radiactividad que desprendían los fragmentos del extraño metal de la nave acci-dentada. Ante esa sospecha, Oa-tes decidió sellar el pozo con una gruesa losa de cemento de 2,5 m de lado. No sirvió de mucho, ya que tiempo después moría vícti-ma de su enfermedad, pero el ha-ber sellado el pozo de esta forma habría de dificultar a los futuros investigadores encontrar pruebas científicas concretas del incidente de Aurora.

LOS UFÓLOGOS ENTRAN EN ACCIÓNLa investigación científica en fir-me del ovni de Aurora comenzó a partir del año 1973, cuando un grupo de miembros de la MUFON (Mutual UFO Network, Red Mu-tua de Ovnis), los periodistas Jim Marrs y Duilio Pallottelli y los investigadores Hayden Hewes y Bill Case, se lanzaron a la tarea no solo de recoger las declaraciones de los testigos oculares del suceso aún vivos, sino de hacerse con las pruebas científicas que corrobo-raran fehacientemente la realidad del suceso.Al dirigirse al pozo donde, según los testimonios y la noticia del Da-llas Morning News, reposaban gran parte de los restos del misterio-so air ship, se encontraron con el enorme bloque de cemento, muy difícil de remover, colocado por Brawley Oates. Por ello, cambia-ron de idea y optaron por rastrear la zona con un detector de metales. Después de peinar los alrededores hallaron objetos de metal bastan-te cotidianos, tales como tornillos, clavos, restos de azadones, etc. Pero, entre todos esos objetos, un

EL INCIDENTE DE TUNGUSKA: ¿UN MEGA UFO CRASH?

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Según el informe del periódico Dallas Morning News, a mediodía del 17 de abril, el cadáver del supuesto extraterrestre fue sepultado en el

cementerio del pueblo de Aurora.

extraño fragmento metálico llamó su atención. Con el fin de anali-zarlo, lo enviaron a un laboratorio aeroespacial donde se examinaban las piezas de aviones y naves es-paciales, que accedió a la petición siempre que su nombre se mantu-viera en el anonimato. El análisis demostró que la pieza llevaba mu-cho tiempo enterrada en el lugar y estaba compuesta por un 95% de aluminio puro y un 5% de hierro, una aleación bastante extraña. Los análisis fueron ratificados después en los laboratorios Anastas Tech-nical de Houston, Texas, donde se llegó a la misma conclusión y se determinó que un material de esa naturaleza no podía haberse fabri-cado en aquella época, ni mucho menos hubiera estado en la gran-ja donde se estrelló el misterioso objeto volador, dado que, por su naturaleza, solo podría haberse fabricado en un laboratorio avan-zado y por medio de técnicas muy refinadas.Algunos análisis posteriores de-mostraron que el raro metal se había fundido en el aire y enfria-

do en la tierra, algo que coincidía con el testimonio de los testigos que vieron al objeto explotar en miles de pedazos. Luego, y para comprobar si se trataba de partes de la nave estrellada en Aurora, el ufólogo Bill Case entregó los frag-mentos de metal al doctor Tom J. Gray, catedrático emérito de la Universidad Estatal de Kansas. Una vez finalizado un nuevo aná-lisis por su parte, y tras verificar la presencia de hierro, comprobó sus propiedades magnéticas. Co-locó los pedazos en presencia de un material imantado y se perca-tó de que no interactuaban con este. Asombrado, el doctor Gray pidió ayuda a un experto en me-talurgia para que le diera una se-gunda opinión sobre el extraño metal. El metalúrgico determinó que el magnetismo de las aleacio-nes de hierro dependía de la for-ma en que se hubieran enfriado. Este informe terminó por restarle importancia al análisis inicial de las piezas, pese a las especiales e inusitadas características que pre-sentaban.

El doctor Gray declaró: “Aunque lleguemos a determinar que esos fragmentos son de un metal desco-nocido, no habremos probado nada. Nunca podremos establecer si proce-den o no de otro planeta. Aun así, proseguiré mis investigaciones por-que algunos fragmentos son verda-deramente curiosos”.

LOS UFÓLOGOS NO SE RINDENEn la búsqueda de más pruebas, los investigadores de la MUFON lograron hallar, después de muchos esfuerzos, la tumba donde estaba supuestamente enterrado el tripu-lante de la nave, señalada por una roca que tenía grabada la imagen del objeto. Al pasar sobre ese lugar con un detector de metales, se pro-dujeron los mismos niveles anóma-los que en el lugar del accidente, lo cual indicaba que junto al cuerpo debían de haberse enterrado tam-bién algunos fragmentos del me-tal esparcido por la explosión. Los investigadores enviaron una carta certifi cada a los responsables del cementerio de Aurora pidiéndoles permiso para exhumar el cuerpo,

Tom J. Gray. Charlie Stevens.

Falsa lápida actual en el cementerio de Aurora con la imagen de la nave extraterrestre.

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Si hay en el planeta un lugar donde un objeto de gran tamaño haya podido conservarse en buenas condiciones, protegido de la acción del tiempo y los elementos, ese sitio no sería otro que el fondo del mar Báltico, dado que los bajos niveles de salinidad de sus aguas contribuyen a preservar los objetos hundidos. De ahí que este mar esté considerado como un “laboratorio de naufragios”, tanto para equipos de rescate como para los científicos e investigadores.El 19 de junio de 2011, la empresa de buceo sueca Ocean X Team, dedicada a la caza de tesoros y reliquias submarinas, detectó imprevistamente un objeto discoidal de 60 m de diámetro a 87 m de profundidad. El lugar del hallazgo se ubica en el fondo del Báltico, en la frontera marítima entre Suecia y Finlandia. Después de una detallada inspección, se comprobó que también existía una estela de zanjas de 400 m de longitud,

como si el objeto se hubiera deslizado por el fondo marino antes de detenerse en el lugar donde fue localizado. En un principio se pensó que la inmensa mole podía haber sido arrastrada por las corrientes del Báltico, pero luego se descartó esa posibilidad en vista de que el caudal de dichas corrientes no es capaz de desplazar objetos de tales dimensiones. Además, un segundo objeto fue localizado a 182 m del primero. Sus descubridores han sugerido que los dos podrían formar parte de una sola estructura, ya que parecen haber seguido una misma dirección sobre el lecho marino.El descubrimiento causó un gran revuelo en todo el mundo, dada la asombrosa forma artificial del objeto, al que se llamó desde un comienzo “el ovni del Báltico” por su gran semejanza con el Halcón Milenario, la nave de Han Solo en La guerra de las galaxias.Uno de sus descubridores, el investigador Peter Lindberg, llegó a declarar sobre este

extraño cuerpo que “no es un objeto hecho por el hombre en los tiempos modernos. Si ha sido construido de la forma que fuese, tiene que haber sido una construcción previa a la Edad del Hielo. No puedo decir que sea un ovni, pero este objeto me ha sorprendido mucho”.Como en el caso Roswell o el de Aurora, la investigación a fondo del objeto ha quedado frustrada, esta vez por la acción de los navíos de guerra de Rusia y de Estados Unidos, países muy interesados en hacerse con el misterioso y descomunal objeto sumergido, según denunció Dennis Asberg, socio de Lindberg. El interés por parte de las potencias en no permitir la investigación científica de este cuerpo de evidente factura artificial (en cuyas cercanías resultan interferidos los instrumentos electrónicos), nos deja con la duda sobre si es realmente el ufo crash más antiguo del que se tiene noticia.

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pero estos se negaron de plano a conceder dicho permiso, e incluso solicitaron una orden judicial para impedirlo. Poco después, pidieron al sheriff del condado que coloca-ra patrullas en el cementerio para vigilar la tumba, las cuales se man-tuvieron en el lugar durante dos se-manas. Cuando los investigadores de la MUFON pudieron al fi n re-gresar, verifi caron que, por medio de un tubo, alguien había extraído los trozos de metal detectados en la tumba, lo que impidió el eventual acceso a las pruebas científi cas ne-cesarias para demostrar la veraci-dad del ovni estrellado allí a fi nales del siglo XIX.A los escollos y entorpecimientos ofi -ciales y burocráticos (y de otra índo-le), con los que los investigadores se habían ido enfrentando en su empe-ño por recabar pruebas del suceso, se sumó luego, para hacer aún más difícil el camino, la inevitable cam-paña descalifi cadora promovida por los escépticos, que salieron al paso argumentando que el caso de Auro-ra se había debido al accidente de un globo. En honor a la verdad, las decla-raciones de los testigos lograron des-mentir esta teoría. Un globo de aire caliente (que era el tipo usual en esa época) no puede moverse a una velo-cidad que, según los mismos testigos, era de entre 350 y 500 km/hora, y mu-cho menos realizar los bruscos giros en ángulo recto que vieron describir a la nave justo antes de estrellarse con-tra el molino de viento y el pozo. Ade-más, los testimonios coincidían en la forma del objeto, muy parecida a la de un cigarro puro. Los únicos obje-tos voladores hechos por el hombre con esa forma son los dirigibles, pero el primero que voló en Estados Uni-dos fue el California Arrow, de Tho-mas Baldwin, y no lo hizo hasta el año 1904 (el primer vuelo de una má-quina más pesada que el aire fue lle-vado a cabo por los hermanos Wright el 17 de diciembre de 1903).Otros escépticos adujeron que el artí-culo publicado en el Dallas Morning News había sido una broma de su autor, S. E. Haydon, argumentando que el periodista era un reconocido bromista y embaucador. Esta ver-

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EL OVNI MILENARIO DEL BÁLTICO

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En la búsqueda de más pruebas, los investigadores de la MUFON lograron hallar, después de muchos esfuerzos, la tumba donde estaba supuestamente enterrado el

tripulante de la nave extraterrestre.

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sión fue avalada por el doctor Alfred Kraus, director del Kilgore Research Institute y asesor del polémico In-forme Condon, pero nunca se pudo demostrar que fuera cierta, ya que ningún otro artículo de Haydon, so-metido a análisis, resultó ser falso.Por otra parte, el testimonio de tes-tigos oculares que afi rmaron la ve-racidad del incidente echó por tierra las hipótesis esgrimidas por los es-cépticos y por los informes ofi ciales. Entre estos testigos podemos citar a Charlie Stevens, que contó al perio-dista de investigación Jim Marrs que, cuando tenía 10 años, vio pasar por el cielo al extraño objeto volador, que

echaba humo y parecía tener proble-mas. Su padre no le dejó ir a ver qué había ocurrido con el inusitado apa-rato, pero al día siguiente fue al lugar del suceso y vio con sus propios ojos la gran destrucción que había causa-do en la fi nca del juez Proctor.Además de a Charlie Stevens, el pe-riodista Jim Marrs entrevistó en el año 1973 a otros dos testigos, que sobrepasaban los 80 años y cuyos testimonios eran coherentes con el de Stevens.

ALGO EN COMÚN CON ROSWELLEl caso Aurora tiene con el incidente de Roswell un importante elemento

en común: muestra el encubrimien-to y el entorpecimiento de las au-toridades, lo que hace sumamente difícil, por no decir imposible, una investigación a fondo. De llegar a confi rmarse, estos extraordinarios sucesos podrían cambiar la histo-ria de la humanidad al demostrar, de una vez y para siempre, la reali-dad de las visitas a nuestro planeta de civilizaciones extraterrestres –o quizá interdimensionales–, proba-blemente desde la noche de los tiem-pos, con todo lo que ello implicaría respecto a nuestros orígenes y nues-tro destino fi nal como especie inte-ligente en el Universo.

Sobre estas líneas, el cementerio

de Aurora. A la derecha, arriba,

el California Arrow; abajo, placa

situada en la entrada del cementerio

que hace referencia al incidente.

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UN ESPAÑOL EN EL ÁREA 51

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Ubicada en medio del desierto de Nevada (EEUU), el Área 51 es uno de los lugares secretos más “famosos” del mundo. Se ha visto envuelta en un sinfín de historias relacionadas con tecnología extraterrestre, proyectos clasi cados, actividades ilegales, avistamiento de ovnis, intentos de asesinato... El autor de este artículo ha estado allí en dos ocasiones y ha entrevistado a las personas que más información tienen sobre esta misteriosa base, además de haber vivido una extraña experiencia en una presunta instalación cogobernada por extraterrestres y humanos.texto y fotos: David Benito

M e dispongo a escribir estas líneas años des-pués de haber visitado el Área 51, lo que me

permite recapacitar sobre mis viven-cias y las de otras muchas personas en uno de los lugares más misteriosos del mundo: “La tierra de los suelos”. Ahora me encuentro en disposición de hacerlo sin el ineludible “calentón” que cualquiera experimenta al visitar la zona y empaparse del ambiente ufológico que supone conocer ese lu-gar, marcado a fuego por el oscuran-tismo, que algunos señalan como la meca del fenómeno OVNI.

BREVE HISTORIA DE LAS INSTALACIONESSon muchas las historias –unas más creíbles que otras– que han surgido

en torno al Área 51 desde su naci-miento. Este se produjo en la Guerra Fría, por la necesidad del Gobierno norteamericano de conocer has-ta qué punto se había armando su principal enemigo. Tras el fi n de la II Guerra Mundial, los dos principales aliados –la extinta Unión Soviética y Estados Unidos– se convirtieron au-tomáticamente en claros enemigos. A pesar de haber combatido juntos contra la Alemania de Hitler, capi-talismo y comunismo no estaban lla-mados a entenderse.Durante los años de la Guerra Fría, que duró hasta la caída del Muro de la Vergüenza en 1989, ambos con-trincantes se amenazaban con su ar-mamento nuclear, que podría haber puesto en peligro la vida en nuestro

planeta con solo apretar unos sim-ples botones. Estados Unidos tenía la imperiosa necesidad de conocer la tecnología de que disponía el ene-migo comunista, y a tal fi n, el de desarrollar tecnología espía como el avión U-2, nacieron estas miste-riosas instalaciones. Ubicadas en mitad del desierto del estado de Ne-vada, los mapas no las registraban, o mejor dicho, no especifi caban lo que eran, porque sí incluían el lugar donde se ubicaba el Área 51 –junto al lago Groom–, dentro de un com-plejo militar llamado Nellis Air Force Bombing.Los aviones de reconocimiento, en-tre otras cosas, fueron realizando sus pruebas y comenzaron a surgir los primeros rumores; leves en

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Ubicada en medio del desierto de Nevada (EEUU), el Área 51 es uno de los lugares secretos más “famosos” del mundo. Se ha visto envuelta en un sinfín de historias relacionadas con tecnología extraterrestre, proyectos clasi cados, actividades ilegales, avistamiento de ovnis, intentos de asesinato... El autor de este artículo ha estado allí en dos ocasiones y ha entrevistado a las personas que más información tienen sobre esta misteriosa base, además de haber vivido una extraña experiencia en una presunta instalación cogobernada por extraterrestres y humanos.texto y fotos: David Benito

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sus inicios, pero al fi n y al cabo rumores. Algunos viajeros que cir-culaban por la inhóspita carretera 375 –ofi cialmente bautizada como Extraterrestrial Highway– veían ex-trañas luces realizando movimien-tos nada habituales en aviones con-vencionales. Por otro lado, algunos pilotos –no olvidemos que se trata-ba de pruebas de vuelo– se vieron obligados a eyectarse para salvar su vida, llegando a estrellarse algunas de esas aeronaves secretas.Cuando algún ciudadano de a pie presenciaba algo como eso, con total rapidez la CIA se encargaba de que varios agentes le ofrecieran un male-tín, con cantidades nada desprecia-bles de dólares, para que guardase silencio. Esto no levantó demasiado revuelo, solo más rumores. Lo que sí marcó un punto de infl exión fue la aparición en público de una persona llamada John Lear, que comenzó a dar conferencias en las que hablaba de implantes extraterrestres en hu-manos, abducciones alienígenas y anunciaba la existencia del Área 51, a la que califi caba de base secreta ro-deada de misterios.Sin embargo, el gran revuelo no lle-garía hasta la aparición de Bob La-zar, presunto científi co al que entre-vistó en 1989 el periodista George

Knapp. Lazar afi rmaba que había trabajado para el Gobierno en el Área 51, concretamente en un lugar ubicado a pocos kilómetros de las co-nocidas instalaciones, junto al lago Popoose, denominado S-4 (Sector 4). En dicho lugar, Lazar afi rmaba ha-ber estudiado el funcionamiento de “platillos voladores”, e incluso haber visto a un extraterrestre entre otras sorprendentes cosas.

COMIENZA LA CONSPIRACIÓNA raíz de estas declaraciones, el Go-bierno norteamericano se dedicó –según el propio Lazar– a borrar su pasado con el fi n de que no pudiera demostrar que, en efecto, había traba-jado en el Área 51. Desde 1989 hasta nuestros días, aún persisten dudas so-bre la veracidad de la historia de Bob Lazar. Hoy inaccesible, hace pocos años seguía afi rmando que colabora-ba con el Gobierno en proyectos cla-sifi cados, a través de su empresa Uni-ted Nuclear. En su web vende objetos curiosos y souvenirs relacionados con su historia y el Área 51.Bob Lazar fue el primer testigo. Después vinieron muchos más. To-dos ofrecían nuevos datos, pero la base de la historia seguía siendo la misma, la “revelada” por el pre-sunto científi co. Historias como la

de Marion Leo Williams, Derek Hennessy, Bill Uhouse, Dan Bu-risch –sin duda, la más rocambo-lesca–, David Adair y otras tantas narraban lo mismo que Lazar en 1989, pero aportando algún que otro dato nuevo. En 2011 salió a la luz una historia que reveló la perio-dista Annie Jacobsen en su libro Área 51, en el que vinculaba las mis-teriosas instalaciones con Roswell, Stalin, Mengele, humanos genéti-camente modifi cados y un intento de aterrorizar al pueblo estadouni-dense por parte de los soviéticos...Solo a una de ellas le doy total cre-dibilidad y creo que aporta algo destacable. Se trata de la de Jerry Freeman, que, sin sentir interés alguno por el fenómeno OVNI, se internó por otros motivos en suelo restringido y vio varias luces extra-ñas en el citado S-4, donde supuesta-mente no hay absolutamente nada.

MIS VISITASCon toda esta amalgama de datos –la mayor parte de ellos inconexos en-tre sí y con constantes contradiccio-nes–, me lancé a tratar de averiguar qué había de cierto en este asunto. Echando la vista atrás, y después de ver cómo ha evolucionado el Área 51 y todo lo que la rodea, creo que co-

Abajo, orígenes del avión espía

U-2. A la derecha, de arriba

abajo, Bob Lazar y el autor (a

la izquierda) con dos miembros

de la familia Gómez. En la otra

página, el autor bajo el cartel

"Extraterrestrial Highway".

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La aparición en escena del conferenciante John Lear marcó un punto de inflexión. Lear hablaba de implantes extraterrestres en humanos y abducciones alienígenas, y anunciaba la

existencia del Área 51, a la que calificaba de base secreta rodeada de misterios.

nocí el inicio de su época decadente. Mi primer viaje fue en 2005, y ya en ese momento pude comprobar que Rachel –el pueblo más cercano a los accesos de entrada al Área 51– y sus alrededores no eran más que su sombra, si los comparamos con los momentos de efervescencia que se vi-vieron en la década de los 90. Carte-les, edifi cios, incluso caravanas, todo ello en estado de abandono, eran la prueba de que aquello iba perdiendo fuerza. Mi segundo viaje fue en 2009, y Rachel mostraba un aspecto aún más desolador. Poco a poco, todos los negocios en torno a la legendaria base han ido desapareciendo, y ya tan solo queda el mítico restauran-te/motel/museo/tienda de souvenirs Little A’Le’Inn.

SENSACIONESCuando uno emprende el camino hacia el Área 51, tiene la sensación de que se dirige a un lugar ubica-do “más allá” del fi n del mundo... Durante el trayecto, se compren-

de por qué decidieron construir allí las instalaciones. Una vez en Rachel, son dos los caminos que conducen hasta los míticos y tan fotografi ados accesos. Uno de ellos es la North Gate. Se trata de una carretera de tierra que conduce a un acceso protegido por una doble barrera. Los camo dudes –personal de seguridad de una empresa con-tratada por el Gobierno– levantan la barrera exterior cuando se acer-ca un coche ofi cial. Una vez el ve-hículo está entre las dos barreras, salen y piden la documentación pertinente. Tras las comprobacio-nes, se abre la segunda barrera, y vehículo y personal de seguridad desparecen, dejando aquello como si allí no hubiera nadie.Alrededor de la valla metálica que impide internarse en la zona, hay carteles que advierten de que está prohibido hacer fotos y traspasar los límites. Años atrás, los carteles eran amenazantes, llegando a decir que si alguien traspasaba los límites esta-

ban autorizados a utilizar contra él armas letales. En la actualidad, sim-plemente se prohíbe el paso.En mi primera visita, acompañado de un lugareño que me iba dando indicaciones, estaba haciendo fotos en el acceso citado y, de pronto, co-menzó a acercarse hacia nosotros un vehículo desde el interior. Una vez pasados los controles de seguridad, salió y se detuvo frente a mí. Yo, aten-diendo las órdenes del lugareño, dejé de hacer fotos y guardé la cámara en el coche. Aquello fue escatológico. Aquel vehículo tenía los cristales tin-tados y yo me veía refl ejado en ellos. Los segundos se me hicieron horas. Mi corazón latía a gran velocidad y sentí como si el tiempo se hubiera parado. Helado e inmóvil, sin saber qué hacer, ahí seguía. ¿Debía mirar-les o no? ¿Debía quedarme quieto o desaparecer lo antes posible? Al fi n, aceleraron y se marcharon, levantan-do una gran polvareda... y dejándo-nos a nosotros con el corazón a de-masiadas revoluciones.

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En 2009 tuve la oportunidad de vi-sitar el otro acceso, la Main Gate. Sin duda se trata de un lugar peligroso porque, a diferencia del anterior, no hay barreras que impidan traspasar los límites. Tan solo unas balizas que, si uno no conoce bien el terreno, co-rre el peligro de traspasar sin darse cuenta y, por consiguiente, saltarse las normas y ser arrestado de inme-diato. Una vez allí, te encuentras los mismos carteles que en la otra en-trada. La diferencia es que los camo dudes están en una elevación del te-rreno, dentro de su pick-up. Cuando llegas, te encienden las luces como diciéndote sin palabras “cuidado con lo que haces, te estamos vigilando”. Aquí tuve la oportunidad de mirar con mis prismáticos hacia ellos y vi que me miraban a mí... Me ganaron la batalla. Además, con tan solo po-ner en marcha su vehículo y dirigirse hacia ti, pocos aguantan allí parados observando sus movimientos como si no pasara nada.Independientemente de lo que haya o hagan allí dentro, en los accesos se respira un ambiente opresivo, la sensación de que, aun sin hacer nada prohibido, en cualquier mo-

mento te pueden arrestar. Sin duda, un lugar único en el mundo.

DULCEOtro de los puntos señalados con una X en el mapa conspiranoico es un pueblo, perdido en el norte de Nuevo México, llamado Dulce. Podríamos decir que se trata de una instalación “prima hermana” del Área 51 en muchos aspectos. Contamos con di-versas historias, la mayoría de ellas sin pruebas defi nitivas que aclaren el misterio sobre si allí existe o no una base subterránea. Supuestamen-te, en Dulce hay unos laboratorios donde conviven humanos y extrate-rrestres, en los que ambos realizan distintos tipos de pruebas y experi-mentos. Paralelamente, el pueblo de Dulce ha sido uno de los que ha ex-perimentado mayor número de mu-tilaciones de ganado. En concreto las reses de Edmund Gómez, que llegó a declarar pérdidas de hasta 100.000 dólares –único hecho constatable de todos los sucesos de Dulce, sobre el que además hay bastante material gráfi co que posee el propio Gómez–. Al examinar sus cabezas de ganado bajo luz ultravioleta, estaban marca-

das con señales en diferentes partes del cuerpo, y se encontraron diversos dispositivos y mascarillas en algunos lugares de su fi nca. Estos hechos po-drían estar relacionados con los cita-dos laboratorios, donde se estarían llevando a cabo experimentos genéti-cos, hibridando humanos y animales, así como humanos y extraterrestres.

TESTIMONIOSSobre Dulce contamos con el testi-monio de Paul Bennewitz, especia-lista en electrónica. Trabajó para el Gobierno y terminó investigando a fondo el fenómeno OVNI y la relación existente con Dulce, donde obtuvo in-formación por medio de una supuesta abducida con la que experimentaron en los laboratorios. Paul terminó sus días con trastornos mentales y, según algunos investigadores, el Gobierno intentó que cayera en el descrédito.Por otro lado, tenemos el testimo-nio de un supuesto encargado de la seguridad de la base, llamado Tho-mas Castello. Este habría desvela-do en 1979 información sobre el in-terior de las instalaciones, fotogra-fías y vídeos incluidos, en los que se daban a conocer actividades como

Abajo, Little'A'Le Inn. A la

derecha, de arriba abajo, North

Gate y cartel de prohibición del

Área 51.

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Desde hace unos cuantos años se ha dicho de todo sobre los reptilianos, humanoides reptiles. Incluso algunos investigadores con ideas delirantes han afirmado que el presidente Obama o la Familia Real británica, entre otros muchos, son reptilianos. Pero ¿de dónde parte esta idea de un reptil con forma humanoide?En 2011 se desclasificaron imágenes de algunos proyectos llevados a

cabo en el Área 51. En una de las fotografías se muestra a un piloto de pruebas con un traje especial de vuelo. Si uno se fija con atención en las manos, las costuras laterales, el color del traje y el casco... ¿no parece un reptil con forma humana? Algunos pilotos se vieron obligados a eyectarse y tuvieron que atravesar el desierto andando, hasta que fueron recogidos por coches oficiales que los llevaron de regreso a las

instalaciones. Durante todos esos años de pruebas de aeronaves, hubo testigos que presenciaron, de manera fortuita, algunos de los accidentes. En otras ocasiones pudieron ver a esos pilotos andando desde lejos y, hay que reconocerlo, cualquiera sin formación en la materia pensaría que eran lagartos con forma humanoide. ¿Pudo comenzar así esta historia?

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En el año 2011 salió a la luz una historia, que reveló la periodista Annie Jacobsen en su libro Área 51, en la que se vinculaba las misteriosas

instalaciones con Roswell.

las denunciadas por Bennewitz. Tras desvelar los documentos, Cas-tello desapareció de la faz de la tie-rra sin que se sepa si se ha tratado de una desaparición voluntaria, un rapto o un asesinato. Todo en torno a Castello es un auténtico misterio. Desafortunadamente, ni siquiera se ha podido confi rmar su existencia, y su identidad vive más en el terre-no de lo mítico que de lo real.Otras historias relacionadas con Dul-ce son los relatos de Phil Schneider –no se sabe si murió asesinado o se suicidó– y de Michael Wolf, también en la línea de los testimonios anterio-res. Pero ninguno de ellos cuenta con pruebas concluyentes.

VISITA A DULCEIndependientemente de si se trataba de realidad o fantasía, hasta allí nos dirigimos sin esperanza de obtener nada en claro, pero con una gran cu-riosidad ante tantas advertencias de distintas personas, en especial del

investigador John Rhodes. Este nos dijo que el lugar era muy peligroso y nos pidió que tuviéramos cuidado, porque existía el riesgo de que nos raptaran, como supuestamente ha-bía sucedido ya con un gran núme-ro de personas. Aparte de eso, días antes de visitar Dulce, el investiga-dor americano Norio Hayakawa nos contó que varios testigos habían manifestado que, al llegar al punto justo desde donde pueden verse Ar-chuleta Mesa y sus antenas –en cuyo interior está supuestamente ubicada la base–, antes de cruzar el río, en el lugar donde los visitantes suelen aparcar sus coches, a menudo apa-recen vehículos con los cristales tintados y rodean a los curiosos. Algunas personas han llegado a re-latar que recibieron la visita de una especie de “esferas voladoras” que, según sus testimonios, examinan minuciosamente a los presentes.La historia no podía sonar más deli-rante... Pero, al fi nal, pese a todo el

escepticismo con el que acudimos, también vivimos un episodio algo desconcertante; no tan futurista como nos habían indicado, pero sí nada usual.Una vez en Dulce, y tras haber ha-blado con varios vecinos que nos confi rmaron que era habitual ver extrañas luces y helicópteros to-talmente negros sin ningún tipo de distintivo, nos dispusimos a visitar el lugar en cuestión. Allí estábamos, a punto de pasar sobre el puente que cruza el río. Nos paramos a hacer unas fotos y grabar en vídeo. Todo transcurrió con absoluta nor-malidad hasta ese momento.Entonces, de pronto apareció una pick-up blanca con varios trabaja-dores de la construcción en su in-terior. Nada extraño, si pensamos que estaban haciendo obras en al-gunos puntos de las carreteras de Dulce. Lo llamativo fue que nos ro-dearon antes de parar el vehículo, tras lo cual el conductor bajó y

Área 51 Pressure Suit.

REPTILIANOS: ¿POSIBLE ORIGEN DE LA LEYENDA?

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se dirigió hacia nosotros. Uno de sus compañeros, aparentemente de procedencia latina, nos miraba de-safi ante desde la cabina. El conduc-tor, ya a nuestro lado, comenzó un desconcertante interrogatorio: “¿De dónde sois? ¿Os gusta lo que veis? ¿Qué hacéis aquí?”.Nosotros no sabíamos qué decir... Des-pués de las advertencias que habíamos recibido, era todo muy extraño.El trabajador repitió con bastante insistencia que debíamos cruzar el río y seguir por un camino que nos llevaría a un sitio que nos gustaría mucho. Le dimos las gracias, sin hacerle caso, y él siguió insistiendo en que debíamos cruzar la montaña por aquel camino. No sé si con ra-zón o sin ella, cada segundo que pa-saba estábamos más y más descon-certados. Tras la charla y su repeti-tiva sugerencia, nos despedimos, le dimos las gracias, volvió al vehículo y desapareció con sus compañeros.

SEGUNDO INTENTOTranscurridos un par de minutos, el vehículo regresó. En esta ocasión, el

conductor vino hacia nosotros con algo en la mano. “Meteos por ese camino, que os gustará” –nos dijo nuevamente mientras nos daba dos gorras–. Sin entender nada, le pre-gunté por su presente y me respon-dió que eran para nosotros. Repitió una vez más que nos internáramos por la montaña y volvió al vehículo. Desde el interior, su compañero, al igual que unos minutos antes, nos miraba de forma desafi ante.Debo reconocer que en ese momento no reaccioné y me quedé atónito, con las gorras en la mano. ¿Qué posibi-lidades hay de que vayas a un lugar como turista y unos trabajadores se acerquen a ti, te pregunten qué te ha llevado hasta allí y te regalen unas gorras? ¿Eran aquellos hombres miembros de la seguridad, sobre la que nos había hablado Norio?Intrigados por todo lo ocurrido, de-cidimos, muy inconscientemente, internarnos por el camino en el que tanto insistió aquel hombre –que conduce a la supuesta base donde habrían tenido lugar los misterio-sos raptos–. Tras recorrer alrededor

de 600 m, nos topamos con anima-les muertos, sus carcasas. Atando cabos e hilando muy fi no con las advertencias de unos y de otros, la mutilación del ganado y la reciente experiencia de los misteriosos tra-bajadores... decidimos no seguir in-ternándonos por el famoso camino y dimos media vuelta. Tal vez si hu-biéramos seguido podríamos haber llegado a los laboratorios secretos, ¿quién sabe?Tras consultar después con varios expertos en la materia, ninguno dudó de que los que se acercaron a nosotros eran miembros de la segu-ridad de la base, y que su obsequio podía ser algo más que unas sim-ples gorras. ¿El qué?: no lo sé. Lo que sí puedo afi rmar es que vivimos una experiencia muy extraña y des-concertante en muchos sentidos.

EN CONCLUSIÓNSobre Dulce se han contado histo-rias fascinantes, pero existen muy pocas pruebas. El equipo del pro-grama televisivo UFO Hunters rea-lizó una investigación, llegando a

Sobre estas

líneas, camino

hacia la supuesta

base secreta. A la

izquierda, Dulce.

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Muchos son los que afirman haber trabajado en el Área 51 y pocos los que aportan información con la que demostrar que, en efecto, lo han hecho. Uno de esos pocos es T. D. Barnes (en la imagen), que también es una de las personas que más información, fotografías y documentos han dado a conocer sobre las misteriosas instalaciones. A finales de los 60, Barnes fue contratado por la CIA a través de contratistas gubernamentales para participar en un gran

número de proyectos. Si comparamos su testimonio con el de Bob Lazar y otros supuestos trabajadores, hay algo que los diferencia claramente. Antes de empezar a trabajar en el Área 51, Barnes tuvo que pasar un gran número de exámenes –incluso su mujer–, cosa que Lazar y compañía no han mencionado nunca. Por otro lado, Barnes afirma que la información a la que cada trabajador tiene acceso –ya sea menor o mayor el rango, eso da igual–

es muy reducida. Nadie conoce todo sobre todos los proyectos, sino solo la parte necesaria para desempeñar sus tareas. Lazar, como los otros supuestos trabajadores, decía haber visto información alusiva a la historia de los extraterrestres en la Tierra, y a los mismos extraterrestres “en persona”, cuando según él se le había contratado para analizar un “platillo volador”. Información irrelevante para desempeñar su trabajo.

89Monográfico

Algunas personas han llegado a relatar que recibieron la visita de una especie de "esferas voladoras" que, según sus testimonios, examinaban

minuciosamente a los presentes.

sobrevolar la citada Archuleta Mesa con cámaras térmicas para inten-tar determinar si había zonas que mostrasen cambios de temperatura y confi rmasen que había actividad en el interior de la montaña. Las pruebas fueron negativas y no se pudo averiguar nada nuevo. Pero si unimos los testimonios de extraños avistamientos en la zona, la muti-lación del ganado –constatada con documentos gráfi cos–, el frecuen-te vuelo de helicópteros comple-tamente negros, los vehículos que vigilan el lugar... y la extraña expe-riencia que vivimos, no me extraña-ría que algo hubiera. No sé de qué tipo. Humanos, experimentos mili-tares, extraterrestres... En realidad, da lo mismo, pero todo indica que algo inusual sucede en la zona.Y sobre Dreamland –uno de los nom-bres con que se conoce al Área 51–, mis visitas a los aledaños, mis entre-

vistas con unos y otros y, sobre todo, el paso de los años que me ha permi-tido refl exionar, me llevan a modifi -car mi percepción sobre todo lo que ocurre en ese lugar. En torno al Área 51, a pesar de que tiempo atrás dije que siempre seguirían apareciendo nuevas historias y darían aún más fuerza a su leyenda, ahora creo que es un lugar venido a menos. Rachel es un claro ejemplo de la pérdida de interés. Las historias siguen apare-ciendo, pero cada vez tienen menos repercusión. Si a esto le sumamos que se han desclasifi cado numero-sos documentos, que han aparecido ex trabajadores que han explicado los trabajos allí realizados, que cada vez nos va llegando más informa-ción sobre las actividades de Groom Lake a lo largo de tantas décadas... Todo esto hace que el misterio sobre las instalaciones vaya reduciéndose.Por otro lado, el nivel de amenaza

ha descendido. Prueba de ello son los carteles que hay actualmente en los accesos: ya no dicen que pueden usar contra uno armas letales; han rebajado el nivel de intimidación. Y, fi nalmente, el Gobierno norteameri-cano al fi n reconoció públicamente la existencia de las instalaciones se-cretas junto al lago Groom...Al no haber ya tanto secretismo, el asunto pierde fuerza. ¿O no será que quieren poner en práctica eso de que, si quieres esconder algo, muéstralo y pasará desaper-cibido? ¡Todo puede ser!

– Área 51. David Benito. La Esfera de los Libros.

Más datos en:

UN TRABAJADOR DEL ÁREA 51

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Ocurriera lo que ocurriese el 2 de julio de 1947 en Roswell, Nuevo México –aterrizaje alienígena, conspiración militar o serpiente veraniega–, una cosa es innegable: nuestro mundo cambió para siempre. El incidente de Roswell se ha convertido en un auténtico generador de mitos modernos, una fuente inagotable de inspiración para el cine, la televisión y la cultura pop, y, sobre todo, un fantástico parque de atracciones alienígena para el imaginario apocalíptico del nuevo milenio.por Jesús Palacios

E n realidad, el mundo prácti-camente no había oído ha-blar del caso Roswell hasta que, a fi nales de los años 70,

periodistas e investigadores ufológicos decidieron dedicarle toda su atención. Pero, a partir de ese momento, el impac-to de sus revelaciones –reales, supuestas o imaginarias– no ha dejado de infl uir mucho más allá y más lejos del campo en sí de la ufología, a través tanto del género de la ciencia fi cción como de una multitud de medios, que van desde la música rock y los videojuegos hasta las leyendas urbanas o la mitología con-temporánea, moldeando la visión que tenemos de la posible existencia de vida extraterrestre y su infl uencia sobre no-sotros y nuestro planeta.Resulta fácil olvidar lo distintos que eran los alienígenas antes del fenóme-no Roswell. Es decir, lo distintos que los imaginábamos, incluso cuando eran descritos por testigos presenciales o víctimas directas de una abducción extraterrestre. El amplio abanico iba

desde los típicos “marcianitos verdes” de antaño hasta los altos y estilizados gigantes de cabello blanco, que empeza-ron a aparecer en los años 60 y 70, y que Hollywood y la ciencia fi cción cubrían sobradamente con todo tipo de criatu-ras humanoides, tentaculares, insectiles o reptilianas –quizá las únicas que han sobrevivido a Roswell, aunque contami-nadas–. Todo ello ha sido prácticamente suplantado en su conjunto por la ima-gen icónica del “alienígena tipo”, asocia-da a la nave de Roswell y sus pilotos.Aunque, en realidad, la apariencia de “los grises”, esos seres de tamaño me-dio cuya enorme cabeza ovalada nos llega más o menos a la altura de los hombros, de cuerpo resbaladizo y co-lor gris metálico, sin órganos externos y con enormes ojos rasgados, se re-monta a las descripciones hechas por el matrimonio Hill tras su supuesta abducción, ocurrida, según su propio testimonio, en 1961. La imaginación popular asoció estas criaturas, divul-gadas por la literatura ufológica, con

el incidente de Roswell de inmediato. Algo que parecieron confi rmar, por supuesto, las imágenes de la famosa autopsia extraterrestre “encontrada” –fi lmada– por el cineasta Ray Santilli en 1994. En efecto: las entidades del espacio exterior caídas en el desierto de Nuevo México y trasladas al Área 51 en estricto secreto, junto a los restos de su nave, eran los “grises”, que llegaron no solo para quedarse con nosotros, sino para conquistar, si no el planeta, sí nuestra fantasía y el inconsciente co-lectivo de la cultura de masas.

GRISES Y HOMBRES DE NEGROPero la aportación más profunda del fenómeno Roswell al imaginario con-temporáneo no es, ni mucho menos, el aspecto concreto de los “grises”, a pesar de su infl uencia. Lo que realmente ha transformado la percepción que tene-mos hoy del fenómeno OVNI es la cons-trucción, a partir de una realidad difusa y confusa, de una auténtica mitología moderna, no únicamente en torno al

ROSWELL-LANDBIENVENIDOS A

Resulta fácil olvidar lo distintos que eran los alienígenas antes del fenómeno Roswell: criaturas humanoides, tentaculares, insectiles o reptilianas.

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Son muchos los grupos de pop y rock que se han inspirado en el incidente de Roswell para su música y canciones. Recordemos al

grupo The Pixies y su Motorway to Roswell, a la banda de heavy metal Megadeth y su Hangar 18 o al grupo Foo Fighters, tan

obsesionado por el tema que bautizó su sello discográfico como Roswell Records y ha tocado en varias ocasiones en esta localidad.

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supuesto aterrizaje en el desierto de la nave extraterrestre, sino especialmente a su ocultación, su secreta manipulación y la paradójica “abducción” de los alie-nígenas accidentados (o sus cadáveres) por parte de ciertas autoridades milita-res y políticas de Estados Unidos. Una parafernalia que, articulada a través de la fi cción literaria y cinematográfi ca, se funde y confunde con los informes rea-les, las investigaciones ofi ciales y los tes-timonios de investigadores y testigos, a menudo contradictorios.En esencia, el “mito” afi rma que, tras lo-calizar los restos de un ovni estrellado en Roswell en 1947 y a sus tripulantes sin vida, el ejército estadounidense trasladó los mismos a la base secreta conocida como Área 51, donde fueron ocultados y sometidos a toda suerte de experimentos –de los cuales, la supuesta fi lmación de la autopsia sería solo un botón de mues-tra–, a fi n de descubrir y aprovechar al máximo lo que pudiera recuperarse de su tecnología alienígena.A partir de este punto, todo, o casi todo, es posible: conspiraciones al más alto ni-vel para esconder los hechos, pactos se-cretos con criaturas extraterrestres con el fi n de organizar un gobierno secreto en la Tierra, experimentos biológicos para crear una futura raza producto del cruce entre humanos y alienígenas... Ar-gumentos dignos de la más retorcida y paranoica intriga de ciencia fi cción apa-recen y desaparecen como producto de investigaciones, testimonios y especu-laciones periodísticas o científi cas, teó-ricamente plausibles y rigurosas, mien-tras la propia ciencia fi cción se apodera de ellos para llevarlos hasta donde el hombre nunca había llegado antes. De este complejo entramado psicosocial surge la fi gura no solo de los “grises”, sino también la de los siniestros y miste-riosos “hombres de negro”, encargados de mantener el más absoluto secreto al-rededor de Roswell y el Área 51, llegan-do al asesinato si es preciso... E incluso a cosas aún peores.

HOLLYWOOD ALIENSLos men in black, es decir, los “hombres de negro”, resultan posiblemente más familiares para muchos por las simpá-ticas películas protagonizadas por Will Smith, basadas en el cómic del mismo título, que por las teorías conspirati-vas ufológicas. Pero, en realidad, son directo producto de estas. Hollywood

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Películas como Men in Black (arriba) o Indiana

Jones y el reino de la calavera de cristal

(en el centro), y series como Expediente

X (a la izquierda) han abordado directa o

indirectamente el incidente de Roswell.

CANCIONES PARA ROSWELL

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El segundo volumen de Los Invisibles, de Grant Morrison, uno de los magos de la historieta británica que cubre un amplio espectro de temas conspiratorios, esotéricos y ocultistas, hace amplia referencia al incidente de Roswell. Otros cómics roswellianos son Roswell, Little Green Man y Roswell, Texas. En el Universo D.C., el superviviente del naufragio espacial se convertirá en el primer Linterna Verde.

De un complejo entramado psicosocial conspiranoico surge la figura no solo de los "grises", sino también la de los siniestros y misteriosos "hombres de negro".

mantiene con Roswell, como con todo el fenómeno OVNI, una peculiar rela-ción mitopoyética, en la que no siempre es fácil saber dónde empiezan y dónde acaban la fi cción cinematográfi ca y la realidad, o hasta qué punto la primera no conforma la imagen que de la segun-da nos hacemos.No faltan quienes opinan que vemos a los alienígenas –y a sus objetos volado-res– como el cine y las revistas de cien-cia fi cción nos los han mostrado antes, colonizando nuestro inconsciente co-lectivo. Sea como fuere, lo cierto es que Hollywood respondió rápidamente al fenómeno Roswell (ojo, al fenómeno, no al hecho ocurrido en 1947), y el mismo año en que se publica el seminal libro de Charles Berlitz y William Moore El incidente (1980), se estrena también la producción cinematográfi ca Hangar 18, dirigida por James L. Conway. Un entretenido thriller de bajo presupuesto, que sin embargo sabe capitalizar de for-ma inteligente la fi ebre por la ufología que se vive en el momento. La historia, aunque llevada al presente, es básica-mente la del caso Roswell: cuando una nave de origen extraterrestre se estrella en el desierto del suroeste americano, el ejército traslada los restos y a sus ocupantes fallecidos a una instalación secreta en Texas, el “Hangar 18” del tí-tulo, claramente inspirada en el Área 51. Desde ese momento, los servicios secretos gubernamentales no dudarán en recurrir a la violencia y el asesinato para encubrir lo ocurrido, aunque sin conseguirlo. El guión maneja no solo el concepto del incidente de Roswell y la subsiguiente conspiración de silencio, sino también la idea de los “astronautas de la Antigüedad” y otras afi nes al uni-verso ufológico al uso. Curiosamente, la película se estrenó casi al mismo tiempo que Capricornio Uno, (Peter Hyams, 1980), otro título conspiranoide acerca de un falso aterrizaje en Marte, que dra-matizaba la teoría del alunizaje fi cticio de la NASA que todavía mantienen mu-chos hoy día.La era dorada de Roswell en la fi cción llegará a comienzos de los años 90, especialmente con el estreno de la

ROSWELL CÓMICS

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serie Expediente X (1993-2002), crea-da por Chris Carter, verdadera biblia televisiva del universo del misterio y lo paranormal. Antes, en 1989, el polémi-co escritor de fantasía, horror y ciencia fi cción Whitley Strieber había publi-cado Majestic, cuyo título hace referen-cia directa al supuesto proyecto secreto gubernamental relacionado con el in-cidente de Roswell. Como su anterior novela ufológica, Communion (1987), llevada a la pantalla en 1989, es una mezcla inextricable de reportaje y fi c-ción que parte de la propia experiencia personal del escritor como víctima de una abducción alienígena. No se había vivido un momento igual desde fi nales de los años 70 en cuanto a interés y po-pularidad de la ufología, aunque aho-ra esta adquiría un matiz mucho más siniestro. Si Encuentros en la Tercera Fase (1977) nos había presentado por vez primera en la pantalla a los “grises”, mostrándolos claramente amistosos y deseosos de comunicarse con nosotros, ahora el asunto se tornaba mucho más ambiguo, adquiriendo pronto tintes negros. Es lo que se ha dado en deno-minar, parafraseando La guerra de las galaxias (¡siempre Hollywood!), la “hi-pótesis del Lado Oscuro”. Numerosos investigadores y periodistas de lo paranormal comenzaron a trazar conexiones entre los distintos fenóme-nos asociados con el avistamiento de ovnis, las abducciones y encuentros en la Tercera Fase, las apariciones de gana-do extrañamente mutilado a todo lo lar-

go y ancho de Estados Unidos, las noti-cias sobre experimentos biológicos y de clonación celular, y el aparente escepti-cismo y secretismo, a partes desiguales, de las agencias del Gobierno estadouni-dense respecto a todo ello. Una idea que llegó a su máxima expresión con el polé-mico libro de Bill Cooper Behold a Pale Horse (1991), que sacaba a la luz con todo detalle la supuesta conspiración del comité secreto Majestic-12, creado alrededor del incidente de Roswell, y la conectaba con los Illuminati, el Grupo Bilderberg, la Masonería... Demasiado malo para el propio Cooper –que aca-bó enfrentándose a la policía en 2001 y murió en el tiroteo, según unos defi niti-vamente enloquecido, según otros vícti-ma de la conspiración–, pero demasiado bueno para Hollywood. Gran parte de la compleja subtrama que recorre la serie Expediente X, llegando fi nalmente a apo-derarse de ella casi por completo, surge de esta “hipótesis del Lado Oscuro”, que relaciona Roswell, el Área 51 y Majes-tic-12 con una perversa invasión aliení-gena, pactada con los poderes fácticos del Gobierno estadounidense a cambio de compartir la tecnología extraterres-tre, e incluso de crear una raza híbrida que controle el destino fi nal del mundo.Aunque es evidente que Chris Carter y sus guionistas no se tomaron del todo en serio, ni al pie de la letra, las teorías ufológicas y conspiranoicas que utiliza su serie, no está tan claro que muchos de los millones de espectadores que la siguieron no lo hicieran. En cualquier

caso, el éxito sin parangón de la saga, al tiempo que la publicación de nuevos libros sobre Roswell, como UFO Crash at Roswell (1991) o The Truth About the UFO Crash at Roswell (1994), entre otros, provocó una oleada de avistamientos cinematográfi cos y televisivos, más o menos de bajo presupuesto: Offi cial De-nial (Brian Trenchard-Smith, 1993), El misterio de Roswell (Jeremy Kagan, 1994), con Kyle MacLachlan y Martin Sheen, Roswell, invasión extraterrestre (Brad Turner, 1999), las series Dark Skies (1996-1997), Roswell (1999-2002) o Siete días (1998-2001), entre otras. Aun-que, sin duda, la producción más exitosa de todas –al menos durante un tiempo– fue la supuesta autopsia fi lmada del alie-nígena de Roswell, “encontrada” por Ray Santilli en 1994 y vendida a cientos de cadenas televisivas como un documento auténtico... hasta que su propietario con-fesó que se trataba de un fraude.

SUPERPRODUCCIÓN EXTRATERRESTREPero no todo han sido series de televi-sión y películas menores, diseñadas para explotar el fenómeno y dirigidas, ante todo, a un público previamente in-teresado en el tema. La mejor prueba de la profunda penetración de la mitología de Roswell en el imaginario colectivo son las referencias a la misma, puntua-les pero signifi cativas, que aparecen a menudo en algunas de las grandes su-perproducciones de Hollywood, y que, sin abordar específi camente el inciden-te, lo asumen como parte de un esce-

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...hubiera ocurrido ya antes, en el siglo XIX? La respuesta está en Roswell 1847 (Ian Paterson, 2007), curiosa película inglesa que combina con ingenio ciencia ficción y western unos años antes que la superproducción de Hollywood Cowboys & Aliens (2011); aunque, eso sí, después de la publicación del cómic original de esta.

Todo tipo de objetos de coleccionismo convierten el incidente de Roswell en un peculiar mundo a medio camino entre la realidad y la explotación comercial.

nario –real, fi cticio o quizá ninguna de ambas cosas–, que el espectador da por supuesto y comparte de inmediato.En Independence Day (1996), de Roland Emmerich, la nave de Roswell resulta ser una avanzadilla de la futura invasión bélica alienígena, y el secreto del Área 51 está tan bien guardado... ¡que ni siquie-ra el presidente de Estados Unidos está al tanto! De hecho, cree que se trata de una falacia conspiranoica sin base real alguna. El mismo año, en La Roca, de Michael Bay, el director del FBI afi r-ma sin pudor que el asunto de Roswell es uno de los secretos mejor guardados por la Agencia, junto a la verdad sobre el asesinato de Kennedy. En Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal (2008), una larga escena tiene lugar ni más ni menos que en la mítica Área 51, con varios guiños a Roswell que luego se ven confi rmados de alguna forma por el progreso de la trama del fi lme, relacio-nado a su vez con la teoría de los visitan-tes alienígenas de la Antigüedad.Curiosamente, los tres responsables de estos títulos, Roland Emmerich, Michael Bay y Steven Spielberg, son reconocidos seguidores de lo paranormal y de las teorías e hipó-tesis que contradicen o cuestionan la ciencia ofi cial, lo que han demostra-do a menudo fehacientemente en su fi lmografía, juntos y por separado.Numerosas referencias al incidente de Roswell aparecen también en muchas populares series televisivas de ciencia fi cción, como Star Trek: espacio profun-do 9 (1993-1999), Stargate (1997-2007), Abducidos (2002) y otras en las que, aunque no ocupe un lugar protagónico, resulta específi camente implícito en su universo... Y en el nuestro, claro.

ROSWELL-LANDPelículas, series de televisión, novelas..., pero también cómics, videojuegos, jugue-tes, música, muñecos, cromos y todo tipo de objetos de coleccionismo, convierten el incidente de Roswell en un peculiar mundo a medio camino entre la fantasía y la realidad, la verdad y la mentira, entre la descarada explotación comercial de la

ufología o los fenómenos paranormales y un auténtico desafío a los convencio-nalismos de nuestra supuesta realidad. Porque, al fi n y al cabo, a diferencia de Disneyland, Terra Mítica o cualquier otro parque temático que se nos ocurra visitar, lo cierto es que Roswell es una ciudad de verdad, la quinta más grande del estado. Un lugar donde la gente vive, trabaja, come, duerme y muere como en cualquier otro; con la diferencia de haber sido visitado por los extraterrestres, lite-ral o fi guradamente.¿Cuál es el resultado de todo esto para los muy humanos ciudadanos de Roswell? Naturalmente, el Internatio-nal UFO Museum, abierto en 1991 por Glenn Dannis, donde se exhiben toda suerte de objetos misterioso y especta-culares reconstrucciones de los mitos y leyendas del incidente de 1947. Sin ol-vidarnos del Roswell, New Mexico, UFO Festival, que se celebra todos los años en el mes de julio, reuniendo tanto a cre-yentes como a escépticos, y que ofrece proyecciones de películas, conciertos de música espacial, exposiciones, confe-rencias, concursos de disfraces y mas-cotas –¡Adopte un “gris” sin hogar!... y no lo abandone en medio de la autopis-ta: él nunca lo haría–, actividades para toda la familia y espectáculos de luces y fuegos artifi ciales.De los tiempos del libro pionero de Charles Berlitz y de aquella paranoia conspiratoria que costara la vida a Bill Cooper, parece quedar poco. El tono

oscuro, las pretensiones más o menos profundas de series como Expediente X, o novelas como las de Whitley Strieber, están muy lejos de los constantes guiños y chistes sobre Roswell que aparecen en series como Futurama, Padre de familia o Dr. Who. Desde la primera entrega de Men In Black (1997), cada vez el tema se ha ido decantando más y más hacia la parodia y el humor, con fi lmes como Autopsia de un alien (2006), Roswell FM (2015) o Paul (2011), donde el “gris” que da nombre a la película explica a los protagonistas cómo el Gobierno ha utilizado el cine de Hollywood para po-pularizar y banalizar su simpática ima-gen alienígena, a fi n de preparar a los humanos para que, cuando se tropiecen con los verdaderos extraterrestres, no se vuelvan histéricos con sus invasiones y conspiraciones.Pero, debajo de toda la brillante super-fi cie del show bussiness, la cultura de masas y el espectáculo consumista, se esconde otra verdad. Como concluye lúcidamente Bryan Appleyard en su libro Aliens. Why They Are Here (2005): “Roswell y el Área 51 viven en las series de televisión, los anuncios y la cultura vernácula de la juventud. Ambos propor-cionan lugares sagrados para la devoción casi religiosa hacia el folklore alienígena y son emblemas de una persuasiva convic-ción en que el Gobierno ya no esconde las cosas por nuestro bien, sino que lo hace con propósitos oscuros”. La verdad está ahí fuera.

¿Y SI EL CASO ROSWELL...

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96 Monográfico96

Resulta chocante que no exista una bibliografía razonablemente amplia sobre uno de los casos clave de la historia de la ufología. Hay libros de referencia en inglés que no han sido traducidos a nuestro idioma y, en todo caso, el volumen de libros dedicados a Roswell en español es escaso. Por suerte, hay quienes han dedicado sus esfuerzos a ahondar en este incidente y sus enigmas. Aquí están los trabajos más relevantes.por David Zurdo

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EL INCIDENTE DE ROSWELL Y LOS LIBROS

Es el primer trabajo sobre el incidente Roswell realizado antes de que alcanzara fama. Reconstruye de un modo de-tallado, basándose en las de-claraciones de testigos y en documentos, lo que pudo ha-ber sucedido en Roswell en 1947. El estudio de Berlitz y Moore recopila numerosos testimonios, entre los que se encuentran los de algunos militares de alto rango, y las entrevistas con Bill Brazel (hijo del ranchero William Brazel, que halló los restos del artefacto) y Jesse Marcel (ofi cial de inteligencia encar-gado de la recuperación de los restos).

El incidenteCharles Berlitz y William L. Moore.Plaza & Janés, 1983. 237 págs.

Javier Sierra dedicó mu-chos esfuerzos a profundizar en el incidente de Roswell. El punto de partida de esta obra se halla medio siglo más tar-de de los hechos acaecidos en 1947, cuando en todas las televisiones se emite la supuesta autopsia de los ex-traterrestres accidentados en Roswell. El libro plantea grandes preguntas: “¿Qué hubo de verdad en esas imá-genes?” y “¿quién decidió que era el momento de mostrarlas y por qué?”. Una obra im-prescindible para conocer el incidente, de la mano de uno de los autores más destaca-dos del panorama nacional.

Roswell: secreto de EstadoJavier Sierra.Planeta, 2013. 352 págs.

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Caso Roswell ET, el informe finalVV.AA.Biblioteca Conozca Más, 1995. 222 págs.Contiene la visión del as-trónomo Frank Drake y el especialista en abducciones John Mack, el relato del tes-tigo Gerald Anderson y una entrevista a Carl Sagan. Y una recopilación de los do-cumentos secretos que mues-tran cómo el presidente Ha-rry Truman ofi cializó la exis-tencia de vida extraterrestre.

El informe NorthropFrancisco J. Máñez.Editorial Tetragrama, 1997. 142 págs.Esta obra aúna la ufología con la historia de la técni-ca aeronáutica. Incluye una gran colección de imágenes de aeronaves terrestres toma-das supuestamente por extra-terrestres, así como una reco-pilación de historias sobre proyectos espaciales nazis o novedades sobre la leyenda de la “tierra hueca”. Una obra polémica y fascinante.

Área 51David Benito.La Esfera de los libros, 2011. 340 págs.Esta obra recoge las historias surgidas en torno al Área 51, las narraciones de Bob La-zar, el primero que escribió sobre estas instalaciones, y las declaraciones de supues-tos ex trabajadores de la base. El autor expone los proyectos militares desarrollados allí, además de todo lo relaciona-do con la contratista guber-namental EG&G.

MajesticWhitley Strieber.Ediciones B, 1994. 496 págs.En esta novela el autor se ajusta a lo sucedido en 1947 en Nuevo México, así como a los entramados guberna-mentales relacionados con los hechos. El granjero Bob Ungar descubre los restos de una nave estrellada. Avi-sa al sheriff, y este al ejér-cito. A lo que se enfrentan es a una bestia que puede resultar demoledora para la Humanidad.

Las máquinas del cosmosAntonio RiberaPlaneta, 1983. 360 págs.“No hay duda de que el fenó-meno OVNI exhibe inteligen-cia. Aunque yo, sencillamente, no sé de dónde proviene”, de-cía Ribera el 17 de diciem-bre de 1982 en una emisora de radio uruguaya. El autor estaba convencido de que los ovnis eran una muestra de la tecnología extraterrestre. Un trabajo acompañado de un nutrido fondo de ilustracio-nes y fotografías.

La amenaza extraterrestreSalvador Freixedo.Editorial Bitácora, 1989. 328 págs.Es una protesta contra los políticos que siempre han negado la visita de seres extra-terrestres a nuestro planeta. Freixedo nos muestra cómo los alienígenas han visitado la Tierra a lo largo de la Histo-ria, cometiendo aberraciones contra personas y animales que han sido consentidas por nuestros gobiernos a cambio de innovaciones tecnológicas.

Fuera de controlAndreas Faber-Kaiser.Planeta, 1984. 334 págs.Faber-Kaiser explica me-jor que nadie el contenido del libro: “Fuera de control presenta las evidencias de la presencia de objetos volantes cuyo origen desconocemos, pero que se identifi can con aquellos otros que en épocas pasadas fueron interpretados como signos divinos en el cielo y sus tripulantes recibi-dos como seres divinos por el hombre terrestre”.

ExtraterrestresRafael Palacios.Palmyra, 2008. 428 págs.Palacios ahonda en el se-creto mejor guardado de la Historia: la existencia de vida alienígena y su contacto con nuestro planeta. Por medio de profusa documentación, el autor explica todo lo que se ha hecho para mantener la verdad a buen recaudo, e in-tenta dar respuesta a tres pre-guntas esenciales: ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos?

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H ace casi un cuarto de siglo, una invitación a participar en el First World UFO Congress

organizado en Tucson, Arizona, por el coronel Wendelle Stevens, nos lle-vó al amigo Antonio Huneeus, a un entonces jovencísimo Javier Sierra y a mí a organizar una imprevista y rápida expedición al “cercano” esta-do de Nuevo México. Recuerdo que alquilamos un coche y turnándonos durante diez horas de conducción nos dirigimos a la ciudad de Roswell, entonces solo conocida para los ufó-logos. Nuestra idea era entrevistarnos con varios testigos del incidente (des-de Walter Haut al sargento Clifford Stone) y visitar y fotografi ar los esce-narios de un caso hoy famoso. Puedo decir que fue una experiencia de full immersion única e irrepetible que nos confi rmó a todos la realidad e impor-tancia de aquel suceso. Aunque en mi caso despertó además un recuerdo casi olvidado. Algo personal, que me sucedió veinte años antes de ese viaje.Como todo el mundo en la Italia de en-tonces, a la edad de 26 años, en 1971, me llegó el turno de incorporarme al servicio militar obligatorio. Participé en un concurso estatal y fui seleccio-nado para cumplirlo como ofi cial de complemento. Así pues, aquel año, con el grado de subteniente de artille-

ría, me convertí en comandante de la sección de balística de la III Brigada de Misiles de Portogruaro, una uni-dad de la OTAN dotada de armamento nuclear táctico (cohetes tierra-aire del tipo Honest John). Poco antes de licen-ciarme, y por culpa de mis “intereses ufológicos”, me ordenaron que pre-parara una conferencia sobre el tema para el Comando de Regimiento y más tarde para el Comando de la Brigada, dirigida a los mandos de esa unidad de la OTAN. Aquellas reuniones fueron un éxito y el texto de mi intervención fue publicado en el órgano ofi cial del Ejér-cito italiano, la Rivista Militare. Pues bien, en aquellos mismos días, en una conversación personal con dos ofi cia-les del US Army que operaban en nues-tra brigada (eran los responsables del armamento nuclear), me dijeron que

Una confidencia militar

en Estados Unidos las autoridades militares estaban en posesión de res-tos de un ovni caído a tierra e incluso de los cuerpos de sus pilotos. Sobra decir que, en esa época, nadie sabía nada de Roswell y que mi actitud ante esa revelación fue de comprensible sorpresa y escepticismo. El primer libro de Berlitz y Moore sobre el in-cidente Roswell no se publicaría en América hasta 1979, así que tardé en comprender que, en realidad, aque-llo fue una confi dencia sincera entre colegas de uniforme obligados por el secreto militar. Hoy, evidentemente, todo eso ha cambiado. Para mí aque-lla escapada a Roswell fue la confi r-mación defi nitiva de la realidad de los ovnis estrellados. Por eso hoy tengo para mí que el tiempo de conocer la verdad de lo ocurrido ha llegado ya...

Roberto Pinotti (a la derecha) es un importante sociólogo, periodista y divulgador italiano, con medio siglo de experiencia en la investigación del fenómeno OVNI. Tiene publicados 34 libros, la mayoría sobre este enigma.

por Roberto Pinotti

Monográfico98

Roberto Pinotti en su

época del servicio militar.

Opi

nión

¿QUIÉN ES?

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DOSSIER

LAS RELIQUIAS DE LA PASIÓN• El Mantel de Coria• Los Lignum Crucis • Las monedas de Judas• La mesa de la Última Cena

Los objetos “de poder”del cristianismo

ACTUALIDADSanto Grial de LeónCrónica de un increíbledescubrimiento

Santiago y san Marcos¿Quién está enterradoen sus tumbas?

Milagros eucarísticosHostias que sangran y levitan

Los vestigios biológicos de Jesús

El misterio de los cuerpos incorruptos

Monasterio de El Escorial: el gran relicario

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RELIQUIASPORTADAMONO72.indd 1PORTADAMONO72 i dd 1 29/04/14 15:3129/04/14 15 31

DOSSIERLA OFENSIVA MÁGICA• Los Ángeles de Mons• Apariciones en tierra de nadie• U-65: el submarino fantasma

Los ovnis de la Gran Guerra

TRINCHERASMisterio en las

Historia desconocida de la I Guerra Mundial

CONSPIRACIÓNLA MANO NEGRA Y EL ASESINATO DEL ARCHIDUQUE FRANCISCO

UFOLOGÍA

La extraña desaparicióndel regimientode Gallipolli

8414090203869

00073

P.V.P. España 5 € (IVA incluido)Nº 73 / Año XXV

Vírgenes “blanqueadas”

Nuestra Señora ylas catedrales góticas

NEGRASVÍRGENES

El lado oculto del “cristianismo femenino”

EL CULTO HETERODOXOLOS TEMPLARIOS YLAS VÍRGENES NEGRAS

P.V.P. España 5 € (IVA incluido)Nº 74 /Año XXV

• La Moreneta• Las madres del Camino de Santiago• La Virgen de Núria

DOSSIERVÍRGENES NEGRAS EN ESPAÑA

PORTADAMONO virgen negra 1.indd 1 21/11/14 13:13

¿Dónde está el oro de los incas?

La misteriosaCueva de los Tayos

TESOROS PERDIDOSEN BUSCA DE LOS

MARI PAU DOMÍNGUEZ:“En Odyssey se comportaron como piratas del siglo XXI”

P.V.P. España 5 € (IVA incluido)Nº 75 /Año XXV

• El enigma de Rennes-le-Château• Los cátaros y el Grial• Las minas del rey Salomón

DOSSIERTESOROS MÍSTICOS

BOTINESDE GUERRA

Del oro del Bancode España al tesoro

de los nazis

PORTADAMONO TESOROS OCULTOS.indd 1 27/01/15 13:44

Año XXV P.V.P. 4,50 € (IVA incluido)Nº 311

Edición mensual

Los maestros canteros revelan sus secretos milenarios

CONSTRUCTORESDE CATEDRALES

Cambioclimático

Dos décadas de oscuros intereses

CIENCIOLOGÍA¿Secta, religióno negocio?

POLÉMICA

Hablamos con el primer abducido de la Historia moderna

UFOLOGÍA

¿Puede la Naturalezavencer alcáncer?

Egipto yel mundo delo invisible

PORTADA ENERO.indd 1 12/12/14 10:33

TUMBASPERDIDAS

Año XXV P.V.P. 4,50 € (IVA incluido)Nº 312 Edición mensual

¿Dónde están los restos de Alejandro Magno, Gengis Kan y Jesús?

MARÍA LIVIA GALLIANOMensajerade la Virgen

¿HAY RUINASEN LA LUNA?

CONSPIRACIONES

EGIPTO

Hallan una gigantesca necrópolis

Fenómenos paranormalesen San Sebastián

MALDICIONESDE PELÍCULA

Sixto Paz¿Qué fue del “contactado que viajó a

Ganímedes”?

PORTADA FEBRERO.indd 1 16/01/15 14:03

LOS DOCTORES DEL MAL

Año XXVI P.V.P. 4,50 € (IVA incluido)Nº 313 Edición mensual

La génesis del Holocausto nazi

GÖBEKLI TEPELos templos más antiguos de la Humanidad

MILITIA TEMPLILa primera Inquisición

CONSPIRACIONES

“AVIONETA FANTASMA”Un objeto no identificado sobrevuela España

MÉDIUMS PRODIGIOSOS

AMARO PARGOLa desconocida historia delpirata místico

PORTADA MARZO 2.indd 1 11/02/15 14:34

¿EXISTIÓ JESÚS?

P.V.P. 4,50 € (IVA incluido)Año XXVINº 314

Edición mensual

FENÓMENOS PARANORMALES

EVA PERÓN SE “APARECE” EN LA BIBLIOTECA NACIONAL DE ARGENTINA

UFOLOGÍA

PRÓSPERA MUÑOZEl primer caso de abducción en España EXOBIOLOGÍA

¿Hay vida más alláde la Tierra?

ANTIGUO EGIPTO

Hallan la tumbadel “guardián del

dios Amón”ENTREVISTA

Ferran Salmurri, psicólogo:“Hay que enseñar a los niños a pensar y no a obedecer”

CIVILIZACIONESDESAPARECIDAS

Las mentirasde la Historia

PersonajesDaniel Ruzo

El último profeta

americano

Entrevista al juez Juan Ignacio Moreno-Luque Casariego

¿Fue justo el juicio de Pilato?DOSSIER

PORTADA abril jesus ok.indd 1 13/03/15 12:30

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Año XXVI P.V.P. 4,50 € (IVA incluido)Nº 315 Edición mensual

Creencias sobrenaturales que matan

DESCLASIFICACIÓN OVNI

El último“Expediente X”de Franco

ENTREVISTA

SWAMISATYANANDA,el caminodel monje

El Gobiernono aclara el misterio de

la “avioneta fantasma”

CUERPO PHCómo evitar la enfermedad

¿Dónde está la hija deMarco Antonio y Cleopatra?

ESPAÑA EXTRAÑA

Almería embrujada

315

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Intr

oduc

ción