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MéxicoenNueva York

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Vidas transnacionalesde los migrantes mexicanos

entre Puebla y Nueva York

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MéxicoenNueva York

Vidas transnacionalesde los migrantes mexicanos

entre Puebla y Nueva York

Robert Courtney Smith

Traducción deLuis Rodolfo Morán Quiroz

CONOCERIW<ADEc .REN ....J'OVO A LAIN~IOACIÓNACAO~MICA

_~Ii UniversidadAutónomade Zacatecas

MÉXICO • 2006

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Esta investigación. arbitrada por pares académicos.

se privilegia con el aval de la institución coeditora.

La H. CMIARA DE DIPUTADOS, LlX LEGISLATURA,participa en la coedición de esta obra al incorporarlaa su serie CONOCER PARA DECIDIR

Coeditores de la presente ediciónH. CÁMARA DE DIPUTADOS, LlX LEGISLATURAUNIVERSIDAD AuTÓNOMA DE ZACATECASMIGUEL ÁNGEL PORRÚA, librero-editor

Primera edición. marzo del año 2006

© 2006UNIVERSIDAD AuTÓNOMA DE ZACATECAS

© 2006

Por características tipográficas y de diseño editorialMIGUEL ÁNGEL PORRÚA. librero-editor

Derechos reservados conforme a la leyISBN 970-701-707-4

Imagen de la portada basada en un montaje fotográfico

de Willie López. artista gráfico ticuanense habitante

de Brooklyn. N.Y.

Queda prohibida la reproducción parcial o total. directa o indirecta del con­tenido de la presente obra. sin contar previamente con la autoriulción porescrito de los editores. en términos de la Ley Federal del Derecho de Autor Y. enSU caso. de los tratados internacionales aplicables.

IMPRESO EN MÉXICO PRlNTED IN MEXlCO

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Amargura 4, San Ángel, Álvaro Obregón, 01000 México. D.F.

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A~radecimientos

MUCHAS PERSONAS e instituciones han contribuido durante el largo viaje que to­mó escribir este libro durante 17 años. El apoyo más importante fue el recibi­do durante dos años gracias a los fondos aportados por la Fundación Spenceren la National Academy of Education; el programa de migración internacionaldel Social Science Research Council, con financiamiento de la Fundación An­drew W Mellon y la Oficina de investigación de Historia Oral de la Universi­dad de Columbia, con fondos de la Fundación Rockefeller. Una generosa becade apoyo complementario del programa de sociología de la National ScienceFoundation (grant núm. sEs-9731280) financió los viajes necesarios, la descargaen los cursos y la asistencia para la investigación; gracias a los doctores WilliamBainbridge, Patricia White y Joane Nagel. El Social Science Research Council,a través de su programa de clases urbanas oprimidas y la National ScienceFoundation, a través de sus fondos para impulsar las tesis doctorales, apoyaronla tesis doctoral con la que comenzó esta investigación. Una beca inicial de2,500 dólares y un 40 por ciento de descarga sabática, los proporcionó el Bar­nard College.

También mis deudas intelectuales son numerosas. Saskia Sassen, AlejandroPortes, Marcelo y Carola Suárez-Orozco han escrito un sinnúmero de cartas a mifavor y me abrieron formas de abordar sus trabajos de modos que los lectores ve­rán reflejados en este libro. Chuck Tilly, Sudhir Venkatesh, Beth Bernstein, Nico­le Marwell y Nick de Genova leyeron grandes porciones del manuscrito y apor­taron valiosas reflexiones. Herb Gans y Kathy Neckerman ofrecieron observacio­nes que me ayudaron a asegurar fondos para terminar el libro. Manuel García yGriego, Meg Crahan, John Mollenkopf, Phil Kasinitz y Roger Waldinger ofrecie­ron excelentes consejos, de los cuales casi ninguno, por cierto,. he seguido. Miaño en residencia en el Proyecto de Historia Oral de la Fundación Rockefeller enColumbia está reflejada en las entrevistas, la reflexión y la escritura; gracias aMary Marshall Clark y a Ron Grele y sus compañeros. Agradezco también a Way­ne Cornelius, Roger Rouse, David Kyle, Ari Zollberg, Josh deWind, CarlosGonzález Gutiértrez, Luin Goldring, Sergio Zendejas, Gail Mummert, Mercedes

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RODfRT COI.JIUNEY SMl-rH

González de la Rocha, Juan Flores, Rodolfo de la Garza, "Padre" Federico Besse­rer y familia, Gaspar Rivera Salgado, Juan Manuel Sandoval, Michael Kearney; aLarry Donnelly, James Soles, James McGee y especialmente a Mark Miller y alHonors Program de la Universidad de Delaware; en Columbia, a Douglas Chal­mers, Ira Katznelson, Mark Kesselman y Peter Bearman; en Barnard, a KellyMoore, Lynn Chancer, Flora Davidson y Robert Remez. Finalmente, agradezco amis estudiantes que contribuyeron con la investigación, Sandra Lara (ahora doc­tora Sandraluz Lara-Cinisomo) y Sara Guerrero-Rippberger, Agustín Vecino,Griselda Pérez, Carolina Pérez, Lisa Petersan, Katie Graves-Abe y Erika Flores.Su trabajo en el proyecto de la escuela y trabajo de segunda generación contri­buyó de manera significativa a este libro. En los pasajes he tomado textos de losreportes ellos escribieron para ese proyecto, o citas de las entrevistas conducidaspor ellos, con o sin mí, hago explícita su contribución.

Mis deudas más grandes las contraje con los ticuanenses, nacidos en Méxicoo Estados Unidos, sin cuya confianza este libro no existiría. Si bien la necesidad demantener en secreto sus nombres me impide mencionarlos, les agradezco su pa­ciencia al explicar cosas a un gringo preguntón. Espero que la historia que escriboaquí acerca de Ticuani refleje su experiencia. De igual forma mi agradecimientopara Salvador Beltrán del Río, Gerry Domínguez, Jaime Lucero, Joel MagallánReyes, Ángela Cabrero y otros más. Además mi reconocimiento a don Pedro Lara,recolector de hongos en Moroleón, Guanajuato, por abrirme su mundo hace tan­tos años cuando era estudiante universitario. Como un pequeño gesto de gratitud,la mitad de mis regalías derivadas de este libro serán donadas para proyectos enbeneficio de la comunidad mexicana en Nueva York o la mixteca.

Finalmente, debo agradecer a mi familia por su constante apoyo a lo largode los años, mientras trabajaba y trabajaba en el libro: a mis padres, Walter Smithy señora, mi hermana Vicky Fahri y su familia y mi hermano David Smith; agra­dezco los ejemplos espirituales, humanos y académicos de mi tía, sor AnneCourtney y la fallecida sor Mary Eugene Gotimer, al igual que a mi abuela, yadesaparecida, Mary Messenger -"Mom Mom"- cuya fortaleza nos ha ayudadoa todos.

Este libro es para mi esposa Maura y nuestros dos hijos, Owen y Liam. En estepunto, las palabras simplemente no alcanzan. El amor de Maura ha orientado mivida por dos décadas. Owen y Richard han enriquecido nuestras vidas de mane­ras que antes ni siquiera podría haber imaginado. Contemplo admirado cómoLiam, a sus cuatro años de edad, canta para ingresar a su niñez, entre tanto Owencorre con rapidez a ella desde sus siete años. Mientras que escribir un libro es di­vertido, nada se compara con los corretedas abrazos de 40 libras de Liam y losde 55 libras de Owen, que me derriban al final y al principio de cada día, ade­más de la encantada sonrisa de Maura y la mía, lanzada a todos nosotros juntos.

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AGRADECIMIENTOS

También quisiera agradecer cordialmente a todos aquellos que contribuye­ron a que este libro apareciera en español, algo que estaba ansioso que sucedie­ra para que de ese modo una mayor cantidad de estudiosos y migrantes mexi­canos, además de sus hijos, puedan leer el libro. Quiero agradecer en particulara Raúl Delgado Wise, de la Universidad Autónoma de Zacatecas, por recomen­dar que se publicara en español; a mi paciente y tenaz editor en Miguel ÁngelPorma, Armando López Carrillo; y a Luis Rodolfo Morán Quiroz, cuya percep­tiva traducción de la versión en inglés capta hábilmente el "sentimiento" delli­bro según lo concebí.

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Introducción

Tres viñetas

Llega un momento en que no puedo creer que esté aquí (en l/mam).Siento como que "probablemente aquí sea un sueño". A veces volteo y estoy como

"oh, ústoy aquí?" ya que tengo sueños de que estoy allá y despierto ...pero estoy como "oh, realmente estoy aquí". Y me divierto.

Yen las noches no puedo esperar a que sean las ocho e ir alcentro y ver todas las luces de las casas.

LINDA, estudiante de High School nacida enBrooklyn, que regresa cada año a Ticuani para

la fiesta, en una declaración del año 2000.

LA INCREDULIDAD de Linda de estar realmente en Ticuani no es sólo la respues­ta de una adolescente entusiasta a su lugar favorito de vacaciones. También esun testimonio de que Ticuani ocupa un lugar central en su mundo social. Mien­tras dice que no puede visitar a sus primos en Manhattan porque eso está lejísi­mos (mad far) de su departamento en Brooklyn y sus padres no la dejarían ir, lepermiten viajar sin ellos más de 2,000 millas con su hermano y su primo cadaaño para estar varias semanas en Ticuani durante las vacaciones de invierno yverano. Cuando está en Ticuani, Linda puede quedarse fuera de casa toda la no­che bailando, bebiendo cerveza (moderadamente) y caminar libremente por losalrededores a cualquier hora de la noche, en contraste con su condición de "niñaencerrada" en Nueva York, que debe regresar directo a casa desde la escuela yesperar a sus padres. Además, en Ticuani participa en una carrera de antorchas enhonor del padre Jesús y en otros rituales religiosos que simultáneamente le danlibertad respecto a sus padres y una conexión más estrecha con ellos, a travésde la práctica, tradiciones que ellos también han vivido. Esos patrones de conductatransnacionalizan los rituales de la adolescencia entre ella y sus amigos de la se­gunda generación, dando a Ticuani un lugar exagerado en sus mundos socialescomo escenario de la puesta en práctica de rituales. Se dan tantos aconteci­mientos en la vida social durante sus visitas relativamente cortas a Ticuani queexperimentan un sentido de "tiempo social acelerado" mientras están ahí.

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10 ROBERT COURTNEY SMITH

Tomás Maestro se levantó a las cinco de la mañana del 26 de enero de 2001Y rápidamente se dirigió al zócalo o centro del pueblo de Ticuani, quejándosemientras apretaba su hinchada pierna que le había impedido salir de casa la no­che anterior para asistir al gran baile. Normalmente habría estado tomando ybailando la noche anterior en un baile por el que había estado esperando todoel año. Había traído a su esposa y sus cuatro hijos a Ticuani desde Nueva Yorkpara que gozaran con él de esos rituales. Toña, ahora que el baile llegaba a su finse dirigía al zócalo para vigilar a su hijo. Fue bueno que lo hiciera. Llegó pocodespués de que Toña le gritara "ipendeja!" a Magda, su hermana menor, cuan­do se negó a salir de un carro en el que estaban varios jóvenes que no le agra­daban, entre ellos algunos pandilleros de Nueva York. Un pandillero pensó queel insulto estaba dirigido a él y salió del carro para enfrentar a Toña. Algunosparientes más viejos los separaron, y le advirtieron a Toña lo peligrosos que po­drían ser los pandilleros. El hijo de Tomás lo escuchó por el momento, pero aldía siguiente, de nuevo a las cinco de la mañana, Tomás se levantó cuando suhijo exigía furioso a su novia Julia que se fuera a casa a pesar de su deseo dequedarse y comer tacos con sus amigos.

El conflicto que interrumpió el sueño de Tomás en Ticuani muestra cómoemerge la vida transnacional y el papel que juega el género en ese proceso. To­más, Toña, Julia y Magda intentan negociar sus significados de género en Nue­va York y Ticuani. Las negociaciones entre hombres y mujeres, por las que ellasson bastante autónomas en Nueva York, pueden ser cuestionadas por los hom­bres en México cuando reclaman una autoridad masculina más amplia, en oca­siones con el apoyo de los ticuanenses de la localidad. Las instancias de afirmaciónde la autoridad masculina, como cuando Toña "defiende" a Magda o a Julia,también son afirmaciones de honor masculino -o de "valor"- porque se enfren­ta a los pandilleros que tanto miedo inspiran a otros en Nueva York y Ticuani.

"Llegaron los tubos del agua", nos anuncia entusiasmado don Emiliano amí y al comité de agua potable de Ticuani. Los meses de trabajo al fin dan fru­tos para el pueblo que yo llamo Ticuani, un pequeño municipio de menos de2,500 personas en el sur de Puebla, en la región mixteca de México. Los miem­bros del comité me explican otra vez cómo los antiguos tubos de una pulgadano pueden soportar la presión necesaria para bombear el agua a las porcioneslejanas del creciente municipio, y la forma en que el comité y el gobierno mu­nicipal trabajan juntos para instalar tubería de tres pulgadas que resolverá elproblema. Los miembros del comité van a inspeccionar la nueva tubería que,me dicen, es de plástico y no se oxidará como la anterior. "Podremos tomar unaducha a cualquier hora del día o de la noche", dice un miembro del comité, "ytambién plantar árboles en nuestro jardín y regarlos sin problema. Eso haráque la vida sea mejor en Ticuani".

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INTRODUCCiÓN 11

Esta escena ordinaria de la vida cívica no se sitúa en Ticuani, sino en unacalle de Brooklyn, cuando nos despedimos de los miembros del cOf!lité quese dirigen al aeropuerto John F. Kennedy en Queens en 1993. Viajan a la Ciu­dad de México y después lo harán por tierra durante cinco horas para llegara Ticuani y consultar con las autoridades y los contratistas acerca del trabajoque están haciendo, para regresar el lunes a Nueva York y estar en su traba­jo. Además, el comité, como "Comité de solidaridad de los ticuanenses enNueva York", durante más de tres décadas ha financiado parcial o totalmen­te buena parte de los proyectos de importancia en la obra pública de Ticua­ni, a través de los donativos que solicitan de los ticuaneneses en Nueva York.Para este proyecto, el mayor en la historia de Ticuani, el comité recolectó másde 100,000 de los 150,000 que cuesta el proyecto, mejorando las contribucio­nes de los gobiernos federal, estatal y local en conjunto, para costear este serviciopúblico básico. A la luz de estos hechos, el viaje constituyó un acto esencialpara formar una comunidad política transnacional. El comité también se haconvertido en actor clave de la política de Ticuani y contribuido a establecerun conjunto de reglas y prácticas para tomar parte en la vida pública trans­nacional. En la política electoral, la recolección de fondos en Nueva York porotros ticuanenses ha subido en importancia para la política del voto en Ticua­ni. El que una colecta en los sótanos de Brooklyn tenga tal relevancia para lavida pública de un pueblo a unas 2 500 millas de distancia es un signo decuánto se ha transnacionalizado la vida entre algunos lugares de Estados Uni­dos y México.

Este libro trata acerca de cómo en la actualidad las vidas de muchos in­migrantes y sus hijos se han vivido "transnacionalmente". En cada una de es­tas tres viñetas, las vidas de los actores transcurren en prácticas que se sus­citan tanto en Estados Unidos como en México, que se entienden con el usode mapas morales y sociales que engloban tanto a Ticuani como a NuevaYork.' Términos como "globalización", y en menor medida "transnacionali­zación", se han convertido en usuales para describir de que manera lo "lo­cal se convierte en global", 2 de que forma personas distantes se vinculan através de los mercados de la economía, la información, la diseminación cul-

1Lamont, (2000), ofrece un análisis diferente pero fascinante de los mapas morales.'Según mis informantes, utilizo el término "local" para referirme sobre todo a adultos o jóvenes ti­

cuanenses que provienen de Ticuani, y viven en Ticuani, en relación con los miembros del comité o losjóvenes que regresan hacia Nueva York, y cuya "localidad" está en entredicho. Los jóvenes y los adultosticuanenses en Nueva York son vistos como recién llegados, donde los conflictos con los "locales" más an­tiguos tienen una mayor probabilidad de ser percibidos en términos de raza y etnicidad, aun cuando elconflicto sea respecto al lugar. De ahí que no utilice el término de "local" para referirme a los muchos ti­pos de locales en Nueva York - puertorriqueños, mexicanos nacidos en Estados Unidos, negros y blan­cos, en barrios específicos. Véase Jess y Massey (1995) para una lectura de cómo el poder determina ladefinición de "local".

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tural y la homogenización. Pero, ¿qué significan precisamente estos procesosen las vidas cotidianas de las personas? ¿Por qué un número creciente de mi­grantes está interesado en mantener y cultivar relaciones con sus pueblos ypaíses de origen?3 De mayor importancia todavía, ¿por qué tantos de sus hi­jos participan también en estas prácticas y de que modo afecta su experien­cia de asimilación en Estados Unidos? Mi libro se enfoca en aportar algunasrespuestas interesantes a estas preguntas, a partir de un extenso estudio decaso de los migrantes y sus hijos, que provienen de Ticuani, Puebla, Méxicoy que se dirigen a Nueva York.

Aquí se analiza el surgimiento de la vida transnacional para los migran­tes ticuanenses y sus hijos nacidos en Nueva York y México. Parte del atracti­vo del libro se encuentra, sin duda, en lo novedoso de la migración de mexi­canos a Nueva York, cuyo enorme crecimiento en los últimos 15 años reflejauna tendencia más amplia de la migración dirigida a la costa este de EstadosUnidos. mientras que la mayor parte todavía lo hace rumbo al suroeste. Du­rante los años noventa surgieron nuevos destinos, lo que trajo como resulta­do, por ejemplo, que a Nueva York llegaran más de 500,000 personas de ori­gen mexicano; tema al que regresaré en el siguiente capítulo. En el análisisrastreo el surgimiento y la evolución de la vida transnacional a lo largo de 15años de etnografía, concentrándome en la formación de una comunidad po­lítica por la primera generación de hombres migrantes; en cómo el géneroestructura la experiencia transnacional y en la asimilación y participación dela segunda generación en dicha experiencia, la cual surge de estos intentosque hacen los migran tes ticuanenses y sus hijos por llevar vidas dotadas desentido, ganarse el respeto y el reconocimiento dentro del contexto de losprocesos más amplios de la migración desde México, por un lado, y la asimi­lación en Estados Unidos, por el otro. La migración en sí misma ha cambia­do debido a la integración entre México y Estados Unidos, y a otras formasde la globalización que promueven, limitan o de algún modo afectan a la vi­da transnacional. De manera similar, las presiones para el establecimiento yla asimilación en Nueva York impulsan a los ticuanenses y sus hijos a tomarparte en la acción transnacional, pero también limitan su capacidad de par­ticipar en ella. De ahí que, enfocarse tanto en la migración como en la asimi­lación ayude a explicar por qué y cómo los migrantes ticuanenses y sus hijossiguen ligados a Ticuani, aunque de diferentes maneras. Este nexo y la vidatransnacional a la que sirve de sustento, se ven afectados de manera críticapor procesos secundarios en los que se insertan las existencias de los migran-

¡Véase Smith, 2003a, 2003b, 1998a,b; 1993, 2001a,b; Go1dring, 2001b; Guarnizo, 1998a; Portes,1999b.

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INTRODUCCiÓN 13

tes y sus hijos, como la trayectoria de vida, la adolescencia y la racialización.Finalmente, los cambios en las tecnologías de comunicación y transporte -in­cluido el concepto posmoderno de "compresión del tiempo y el espacio"-4 laintegración a gran escala y la intervención de los gobiernos, facilitan la crea­ción de estructuras transnacionales en el ámbito local, las cuales se experi­mentan de diversas maneras respecto a la forma en que se veía la migraciónde largas distancias y las diásporas del pasado.5

Mi estrategia analítica es dialéctica y enfatiza la manera en que las fuerzaslocales y las de mayor magnitud, las organizaciones y los actores se influyen en­tre sí a lo largo del tiempo, en un proceso histórico generativo por el cual lasestructuras se generan continuamente, influyen en los actores y a su vez se venmodificadas en el proceso. Explico la forma en que los migrantes y sus hijos enNueva York y Puebla se ven afectados por los procesos globales y nacionales opor los eventos políticos o económicos, además, el modo en que negocian es­tas nuevas situaciones y con ello contribuyen a institucionalizar la vida transna­cional. Los contornos de la vida transnacional en el ámbito local surgen por víade la repetición de ciertas prácticas políticas, de género y culturales, que gra­dualmente se tornan en normativas y estructurales -"hechos sociales", externosy coercitivos para los individuos, en palabras del sociólogo Emile Durkheim­pero que también siguen evolucionando debido a las acciones de los migrantesy sus hijos, aunados a fuerzas externas.6 Mi propósito se dirige más a decir en

4 Harvey (1989) afirma que la nueva tecnología y las nuevas formas de organizar la vida econó­mica "comprimen" el tiempo y el espacio de modo que las distancias ya no tienen el mismo significa­do, tornando nuestras vidas en más "globales". Las transacciones económicas que antes tomaban se­manas ahora se hacen en segundos. Sassen (1998) Pessar y Mahler (2003) Massey (2004) y Massey yJess (1995) discuten cómo el experimentar la compresión del tiempo y el espacio no es simplementeuna cuestión de que la tecnología lo permita. sino que también se trata de un grupo que tiene el po­der para lograr el acceso a tales mecanismos de compresión. Los ticuanenses constituyen un grupo re­lativamente desprovisto de poder en el sentido de cómo afectan al capitalismo global. Pero debido asu situación en Estados Unidos y en las regiones de origen donde estas tecnologías coexisten ahoracon formas de organización económica y política más antiguas, se tornan bastante poderosos en supropia comunidad.

'Respecto a diásporas anteriores, véase Cohen, 1995, Gabbaccia, 2000, Glick-Schiller, 1999, Foner,1997, 1999 YSmith, 2000, 2003b.

6Esta mutua constitución de estructura y agencia implica una evolución organizada de manera flexi­ble, en la que contextos particulares presentan oportunidades que aceleran los cambios en la estructura.Esta aproximación dialéctica se ajusta mejor a los cambios en el tiempo que una enfocada en la estruc­tura misma. El trabajo de Ewa Moraska (200 1, 1989) sobre la estructuración en la teoría de la migraciónme ha sido especialmente útil. Al abordar la estructuración también continúo la tradición del trabajode Sahlins (1981) sobre las estructuras históricas generativas, el de Braudel (1981) sobre las estructu­ras históricas de varios niveles, el de Durkheim (1897) sobre los hechos sociales; el trabajo de Giddens(1976, 1984) sobre la estructuración, y el de Emirbayer y Goodwin (1994), Emirbayer y Mische (1998),Swidler (1986), Tilly (1997), Venkatesh (2000) y de Sewell (1992) y Doreen Massey (1995). Aprovechoaquí el trabajo de Moraska (2001).

El análisis en este libro puede leerse como interaccionista simbólico al ser consistente con lo queBlumer designa como "las tres premisas de la interacción simbólica: que conocemos las cosas por sussignificados, que los significados se crean a través de la interacción social y que los significados cam-

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que forma las cosas llegaron a ser lo que son en la actualidad que a predecir elfuturo, aun cuando también reflexiono acerca de la dirección que pienso toma­rá la vida transnacional. 7

Reconstruir la evolución de la vida transnacional me hace reconstruir mipropio involucramiento sostenido con los ticuanenses y sus hijos. La primeravez que hice investigación en Ticuani y un pueblo vecino, al que llamo El Ga­nado, fue durante el verano de 1988 y después continué con viajes de entre cin­co y seis semanas cada uno durante los veranos e inviernos de 1991 a 1993,mientras seguía con la etnografía en Nueva York. Trabajé especialmente conlos hombres ticuanenses del comité de 1990 a 1994, pero también con las mu­jeres de la segunda generación. De 1994 a 1997 permanecí en contacto con losticuanenses y luego comencé un segundo proyecto de importancia sobre los des­tinos escolares y laborales de sus hijos en Estados Unidos. Un segundo perio­do de trabajo de campo intensivo, de 1997 a 2002, me dio la oportunidad devolver a visitar Ticuani y a los ticuanenses en Nueva York, de utilizar en formamás seria el género y la generación como lentes analíticos clave, para centrar­me explícitamente en la experiencia de la segunda generación y de las muje­res. Al abordar de nuevo los temas transnacionales profundicé en mis viejasamistades. Y después de trabajar solo durante 10 años, el financiamiento exter­no me permitió contratar a varios excelentes investigadores, cuya influenciatambién se hace sentir en este libro.8

Al entrar otra vez en Ticuani para un segundo periodo de investigación de1997 a 2002, ha hecho que este sea un libro mejor. Cuando asistí a la fiesta del

bian a través de la interacción" (Fine. 199'1:64). Analizo de que manera la pertenencia, la masculini­dad o mexicanidad se negocian colectivamente y evolucionan con el tiempo, aunque veo que el signi­ficado hace que los procesos se vean igualmente afectados por el contexto externo (véase Weigert,1991; Fine, 1993:70). En mi análisis de las promesas me baso en el argumento de Denzin (1985) enel sentido de que las emociones se viven a través de los cuerpos físicos, y en el trabajo de Flaherty(1999) sobre la experiencia del tiempo en mi análisis del "tiempo social acelerado" en Ticuani. El con­cepto de manejo del estigma de Goffman (1963) y el de trabajo de la emoción de Hochschild (1983)se utilizan para analizar la cambiante presentación y experiencia del ser en los cholos y los habituales.

7 La diferencia cntre "hacer inteligibles los hechos" y la predicción corresponde, según las referen­cias habituales, a las diferencias existentes entre la tradición "aristotélica" o finalista de la ciencia para laprimera perspectiva y la tradición causal mecanicista o "galileana" para la segunda. Véase Ragin (2002);Von Wright (1971); Ylas notas de los talleres de la reunión de la National Science Foundation sobre las"bases científicas de la investigación cualitativa", 11-12 de julio de 2003.

'El financiamiento proveniente de la National Science Foundation, la Fundación Spencer, el SocialScience Research Council y la Oral History Research Office en Columbia, para el proyecto de la segundageneración, me permitió alejarme de mis deberes como docente durante dos años y contratar ayudantesde investigación. Me refiero a ellos por su nombre en el texto o las citas cuando estuvieron presentes enalguna entrevista y hago referencia a los materiales que tomo de sus notas o sus trabajos escritos relacio­nados con el proyecto. Deseo agradecer especialmente a Sara Guerrero Rippberger y Sandra Lara, ade­más de Agustín Vecino, Griscelda Pérez, Carolina Pérez y Lisa Peterson. Su trabajo etnográfico fue muyvalioso por varias razones, incluido el hecho de que me dio espacio para hacer etnografía junto a elloscon informantes adolescentes.

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INTRODUCCiÓN 15

santo patrono en 1999, tras no haberlo hecho desde 1993, me sorprendió nosólo cuán cálidamente me recibieron, sino también la profundidad con que meconmoví. En tanto había continuado con una participación activa en la vida deTicuani en Brooklyn, el regresar e ingresar de nuevo a su mundo transnacionalme hizo profundamente feliz. También hizo posibles nuevas reflexiones. Nosólo tuve mayor oportunidad de pensar acerca de las cosas, sino que pude vercómo se habían suscitado y comentarlo con mis amigos ticuanenses. Esta pers­pectiva longitudinal me ayudó a ver, por ejemplo, de que manera las trayecto­rias de vida afectan la participación en la vida transnacional: noté cómo, a fi­nales de los años noventa, algunos hermanos más jóvenes que no gustaban deregresar a Ticuani siete u 11 años atrás, preadolescentes, ahora ya adolescen­tes se involucraban en sus ritos, y de qué forma los adolescentes de entonces,convertidos ahora en jóvenes adultos comenzaban a participar en menor me­dida. Yo mismo estaba transitando por mi propio viaje en la trayectoria de lavida, de ser un estudiante de posgrado a profesor; del noviazgo al matrimoniocon mi esposa Maura, y el nacimiento de nuestros dos hijos, Liam y Owen. An­te los ojos de los ticuanenses, conocer a mi esposa y a mis hijos me hizo másreal, nos dio más cosas en común, permitiéndonos ver y ser vistos con una mi­rada diferente. Finalmente, mi nuevo ingreso en la vida de Ticuani hizo que in­cluso mis amigos ticuanenses me preguntaran cuándo estaría listo el libro, loque me generó más ganas (deseo) de terminarlo.9

la vida transnaclonal en loscontextos académico e histórico

La investigación acerca de la vida transnacional se ha convertido, de los prime­ros trabajos que la veían como algo completamente novedoso y recién descu­bierto, a obras que detallan y comparan sus contornos históricos, contemporáneosy teóricos. Los trabajos recientes seleccionan muestras aleatorias de poblacio­nes de migrantes para medir la frecuencia de las prácticas transnacionales enellas. la La perspectiva transnacional surgió como respuesta a la insatisfacciónrespecto a las teorías dominantes que enfatizaban la asimilación de los inmi­grantes y que no ayudaban a explicar los crecientes vínculos entre los migran­tes y sus países de origen. La imagen de una "ruptura completa" con el país deorigen, que se encarna en el título del libro de Oscar Handlin de 1951, The

"Aunque este libro estaba terminado mucho antes de que Burawoy (2003) publicara su artículo res­pecto a las visitas posteriores a los lugares de investigación de campo, mis visitas continuas fueron a la vezrealistas -pude observar cómo el objeto de conocimiento había cambiado- y constructivistas -mi conoci­miento del objeto, mi teorización acerca de éste, han cambiado.

'" Portes el al., 2002

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Uprootedll (los desarraigados), también sirvió de guía para la mayor parte de lainvestigación sobre la inmigración a partir de los años veinte hasta los ochen­ta, pero no nos ayuda a comprender las tres viñetas presentadas antes, ni lagran cantidad de casos que se estudian en la actualidad.

En su versión más común, derivada del trabajo de Nina Glick Schiller ysus colegas, la teoría transnacional tiene varios elementos.1 2 Pone en duda lainevitabilidad de cortar los lazos con el país de origen, cosa que se suponíaera parte de un movimiento inexorable de ser "inmigrante", a convertirse en"étnico" y luego en "nativo" en dos o tres generaciones. En cambio, afirma en pri­mer lugar que los migrantes y sus hijos pueden permanecer vinculados consus países de origen durante largos periodos, en parte para resistir la desi­gualdad racial y de otros tipos en Estados Unidos. En segundo lugar, que elcapitalismo ha creado un conjunto de mercados y procesos globales que cau­san la migración y superan al estado-nación, con lo que se ha creado un tipode sociedad civil global que amenaza el monopolio del Estado sobre la polí­tica. Esto abre posibilidades para que se de la acción subversiva con ayuda denuevas tecnologías como el internet. Finalmente, algunos argumentos o dejanimplícito que la transnacionalización genera una especie de "tercera vía" o loque el historiador David Gutiérrez llamó un "tercer espacio" para los inmi­grantes, que les permite de algún modo escapar a la aprehensión del estadonacional y de las sociedades anfitrionas y de origen. 13 En tanto que hasta ciertogrado todas estas posiciones son verdaderas, también lo es que no conside­ran en medida suficiente los factores que limitan o extienden la longevidadde la vida transnacional, o no logran iluminar de manera adecuada algunas delas dimensiones que explicamos aquí, como el papel de la adolescencia y latrayectoria de vida para crear y moldear la vida transnacional. Algunas ve­ces también yerran al caer en lo que la antropóloga Sherry Ortner describecomo una "negación etnográfica", 14 para investigar por ejemplo, los conflic­tos y los significados locales, ya que la investigación se enmarca sobre todoen términos de la resistencia a la dominación por medio de procesos comola globalización.

11 De igual manera, el libro de Thomas y Znaniecki, The Polish Peasant in America and Poland subrayaesta ruptura de las estructuras sociales familiares y comunales a causa de la migración. Empero, ellos dis­cuten el concepto de Polonia y los vínculos entre Polonia y los polacos en el extranjero. Agradezco a Da­vid Fitzgerald por hacerme notar este punto.

12Véase especialmente Basch, Glick-Schiller y Blanc Szanton, 1994; Glick-Schiller, Basch y Blanc­Szanton, 1992; también y Glick-Schiller Fouron, 2003. En este último afirman que incluso aquéllos quenunca dejan sus hogares en Estados Unidos o en Haití también son transmigrantes porque se imaginana sí mismos como tales, aun cuando dos o tres generaciones los separan de la migración inicial.

L'Véase por ejemplo Kearney, 1991; Glick-Schiller, 1992; Rodríguez, 1991; en especial David Gutiérrez,1994, para el concepto de "tercer espacio" en un "México más amplio".

I"Véase Ortner, 1995; Mitchell, 1997.

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INTRODUCCiÓN 17

En este libro, analizo la "vida transnacional" o "transnacionalización" conénfasis en la experiencia y los procesos vividos y evito explícitamente el"transnacionalismo" y los "transmigrantes", que son más comunes. Tambiéndistingo entre los procesos transnacionales, que implican a poblaciones migrantesy estados nación específicos, y los procesos globales, que implican cambios económicos,institucionales, culturales y de otros tipos que reconfiguran el poder en una escalamundial. 15 Como lo utilizan los sociólogos Alejandro Portes y Luis Guarnizo ysus colegas, e igual hago aquí, el término de la vida transnacional incluyeaquellas prácticas y relaciones que vinculan a los migrantes y sus hijos con elpaís de origen, donde tales prácticas tienen una importancia significativa y sedan con regularidad. 16 Sin embargo, para mí la vida transnacional también es­tá encarnada en las identidades y estructuras sociales que ayudan a formar elmundo de vida de los inmigrantes y sus hijos que se construye en las relacio­nes entre personas, instituciones y lugares. La vida transnacional, por lo ge­neral, implica viajar entre el lugar de origen y el destino en la sociedad recep­tora, pero también puede incluir estancias en el lugar de origen en una estre­cha relación con los que viajan. Finalmente, entiendo la "vida transnacional"no como una membresía que incluye todo, sino como una de varias de las quelos migrantes pueden echar mano y poner en práctica. El involucramiento enla vida transnacional, casi siempre es más fuerte que en las formas puramen­te asociativas de la vida social, como los partidos políticos, pero menos queaquella visualizada en la noción primordial de "comunidad natural"17 que pro­ponen desde la primera mitad del siglo xx el sociólogo alemán FerdinandTonnies, o el antropólogo estadounidense Robert Redfield. Al argumentarcon base en ello, no planeo "defenderme con mi espada teórica" de una pers­pectiva transnacional. Señalo maneras en que se forma la vida transnacional,aparentemente se fortalece e institucionaliza; también aquéllas en las que pa­rece estar limitada, y reflexiono sobre los factores que afectan su durabilidady la manera en que la experimenta la gente.

La mayor parte de los transnacionalistas evitan el concepto de "asimila­ción", al que conciben en su forma de mediados del siglo xx, planteando laconformidad a un conjunto imaginado de normas de los blancos anglosajo­nes y protestantes. Aun cuando hemos de criticar este duro proyecto de ame-

l'Esta diferenciación es de acuerdo con mis propósitos y no refleja la muy variada utilización del tér­mino "globalización" Distingo los dos términos para hacer más preciso mi análisis. pero también utilizotrabajos en el ámbito local cuyos autores etiquetarían como "globalización".

10 Portes el al., 1999.17 Sobre el concepto "transnacional" véase Guarnizo, 1998; Portes el al., 1999; Glick-Schiller, 1999;

Levitt, 2001; Goldring, 1997; Smith, 2000, 2003a. 2003b. Suttles (1968) afirma que la investigación dePark y Burgess (1925) sobre la "comunidad natural" no ha sido entendida cabalmente por parte de otrosque hacen de ella una noción demasiado literal y geográfica de la comunidad.

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ricanización -por ejemplo, por su legitimación de las diferencias raciales, enlas divergencias de oportunidades en la vida, como resultado de rasgos in­herentes a los grupos- todavía enfrentamos preguntas fundamentales res­pecto a cómo los inmigrantes se convierten en parte de la sociedad estadou­nidense más amplia y de que manera afecta la vida transnacional. Muchosacadémicos prefieren el término de "incorporación" para describir este pro­ceso, porque carece de los acentos de americanización de la asimilación.Aunque yo también lo utilizo, uso con mayor frecuencia asimilación, porquedescribe de manera más adecuada lo que perciben los inmigrantes como unproceso de coerción que, mezclado con otros, contribuye a menudo paraque haya resultados negativos hacia los inmigrantes y sus hijos. No defiendoesta dimensión coercitiva de la experiencia inmigrante, pero creo que nopodemos tener una perspectiva adecuada de la realidad actual sin recono­cerla, en especial para los grupos en los niveles más bajos de la educación yel ingreso.

Algunos académicos ven la asimilación a manera de una fuerza que superala vida transnacional, a medida que las generaciones de la segunda en ade­lante, se tornan primordialmente en angloparlantes monolingües. 18 No obs­tante, no es ése el caso para todos, e incluso si lo fuera, nuevas oleadas de in­migrantes extienden la relación transnacional. Afirmo que el nexo entre laasimilación y la vida transnacional es complejo, cambia a lo largo de la tra­yectoria de vida, por generación y clase. En efecto, argumento que las presioneshacia la asimilación se refractan a través de los procesos transnacionales; asícomo la asimilación puede ser "segmentada", 19 también la vida transnacionalpuede extender tales tendencias. De ahí que en Nueva York los miembros delas pandillas que se encuentran en senderos de asimilación negativos y los es­tudiantes en senderos positivos, vivan estos rasgos cuando regresan a Ticuani.Al hacerlo, transnacionalizan tanto las pandillas como la cultura de la movi­lidad educativa, lo que luego afecta la asimilación y la incorporación cuandovuelven a Nueva York. Además, la asimilación y la transnacionalización noson procesos inconmensurables -ser "más" transnacional no significa ser"menos" asimilado. En efecto, aquellos que son líderes en Estados Unidos yparticipan ahí en la acción colectiva, tienden a hacerlo de manera más inten-

"Ruben Rumbaut, 1998.'"Me refiero al concepto de asimilación segmentada según la plantean Alejandro Portes, Min Zhou,

Ruben Rumbaut y sus colegas. Plantean tres rutas hacia la asimilación, cada una de las cuales da un sig­nificado distinto a la raza y a la etnicidad: pérdida de la etnicidad y asimilación ascendente hacia la cla­se media blanca; movilidad descendente hacia la "clase inferior" (underc!ass) negra o la "clase inferior detodos colores" (rainbow underc!ass); y movilidad ascendente a través de la retención de la etnicidad comoun recurso para crear capital humano. La asimilación está así segmentada en rutas ascendentes y descen­dentes. Utilizo, a la vez que critico esta teoría en capítulos posteriores. Véase Portes y Zhou, 1993; Portesy Rumbaut, 1998; y Zhou, 1999.

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INTRODUCCiÓN 19

sa en la vida transnacional. 20 También hay cierta evidencia que sugiere que his­tóricamente ha sido así, como se observa en los movimientos de temperanciasueca o de reforma de las franquicias que se vieron impulsados por los mismossimpatizantes en ambos países21 a finales del siglo xix y principios del siglo xx.Por tanto, pienso que el mayor peligro para la asimilación positiva no es latransnacionalización, sino las presiones hacia la asimilación negativa en Esta­dos Unidos. La vida transnacional tiene un papel potencialmente muy positi­vo que desempeñar para hacer más fácil la asimilación con una movilidad as­cendente en Estados Unidos, como discutimos más adelante.

La transnacionalización afecta la vida de diferentes maneras en México yen Nueva York. La vida en los pueblos de origen como Ticuani en México setransforma y orienta hacia el norte, mientras que en Nueva York se ve domina­da por las luchas cotidianas para sobrevivir. No obstante, para más del 40 porciento de los ticuanenses y sus h~jos, que se ven involucrados de manera signi­ficativa en la vida transnacional, cambia la manera en que entienden su propiamexicanidad y su relación con diversas presiones hacia la asimilación económi­ca, racial y étnica en Nueva York. Que la acción transnacional no implique di­rectamente a todos los migrantes, no significa que su influencia se extienda me­nos en la vida de los ticuanenses en Ticuani o en Nueva York. En efecto, unageneración atrás, el sociólogo urbano Gerald Suttles mostró que, como sucedecon los sindicatos o los partidos políticos, las acciones de los líderes y unoscuantos seguidores activos tienen efectos desproporcionados en la vida colecti­va y en los menos activos de una comunidad. 22

La vida transnacional y los efectos recíprocos en la asimilación y la mi­gración no son nuevos, pero requieren un nuevo lente teórico para verloscomo tales. De hecho, los ensayos sobre el tema de "recuperación histórica"documentan ahora patrones de acción transnacional en la historia de la in­migración que previamente no se habían visto como tales. 23 A finales del si­glo XIX y principios del xx, los inmigrantes participaban en muchas de lasprácticas transnacionales descritas en este libro, incluso tomar parte en lapolítica en el ámbito local y en los movimientos religiosos de las comunida­des de origen y destino. Los países de origen de los migrantes también

"'El estudio de muestras aleatorias de Portes y sus colegas (2002), en el que se encontró que los em­presarios transnacionales en Estados Unidos ganan más dinem, tienen negocios más grandes y más educa­ción que sus contrapartes cuyos negocios se conducían estrictamente en Estados Unidos. Levitt (200Ia,b),Graham (2001), Rivera (200 1) tuvieron hallazgos similares.

"Véase la descripción de Ostergren del movimiento de la temperancia sueca y del movimiento paraextender la franquicia del voto, cuya difusión detecta en parte los esfuerzos del editor reformista IsidorKjellberg, quien previamente había pasado un tiempo en el medio oeste americano. Véase Ostergren,1988, en especial las páginas 302-303 y la nota 18 de la página 362.

"Véase Suttles, 1968 y 1972."Véase Nancy Foner, 2001, 1999, 1997; Glick-Schiller, 1999 y Smith, 2000 y 2003.

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adoptaron las mismas medidas en el pasado que en la actualidad, entre ellastratar de cultivar una relación más estrecha con su diáspora, o impulsar me­tas nacionalistas desde el extranjero. No obstante, la vida transnacional ac­tual es diferente de lo que fue en el pasado. En parte, estas diferencias sonel resultado de la simultaneidad que se hace posible gracias a las tecnolo­gías de comunicación y transporte, que permite a los migrantes participarde manera activa en ambos países. Un régimen distinto de asimilación enEstados Unidos también estimula la identificación y los vínculos étnicos conel país de origen, en vez de enfatizar la americanización. Además, los mi­grantes actuales tienen mayor probabilidad de llegar con una identidad na­cional ya formada que los vincula con su país de origen, mientras que esteno era siempre el caso para los migrantes hace 100 años, cuando se veían así mismos sobre todo como miembros de su pueblo local. El actual sistemainternacional ejerce presiones contradictorias sobre la migración. Intervie­ne en la mayor parte de la migración potencial en el mundo a través de lospasaportes y otras medidas de Estado, lo que el analista político Ari Zolbergdenomina "control remoto",24 cosa que no existía durante la mayor parte dela última oleada migratoria. Pero también promueve la globalización econó­mica y cultural que favorece la migración. Una cantidad superior a los 200millones de personas son ahora migrantes, la cifra más alta en la historia dela humanidad.

Las condiciones más amplias que sirven de sustento a la vida transnacio­nal persistirán en el futuro cercano;25 pero sobre este tema hablo después. Laglobalización que tan hábilmente analiza la teórica urbana Saskia Sassen yuna continuada presión en el mercado de mano de obra y en la migración enMéxico, serán un campo fértil para ello. Uno de cada tres mexicanos realiza­rá un viaje a Estados Unidos durante su vida, y la mitad tiene un pariente quelo ha hecho. 26 También se ha dado un cambio mayor en la migración de Méxi­co hacia un más rápido establecimiento a largo plazo en Estados Unidos, de­bido a los cambios en las leyes de migración, en otros renglones, y a una in­tegración más profunda con ese país.27 En México, los niños nacidos en EstadosUnidos, hijos de migrantes mexicanos, constituyen el grupo más numerosode nacidos en el extranjero, fuera de la ciudad de México, y más de 20 millo­nes de personas de origen mexicano viven en Estados Unidos, mientras quela población es ahora de más de 100 millones. Sin una ruptura considerable

"Zolberg, 1999."Este párrafo se deriva de Massey y Durand y sus colegas, 1998, 1997, 2002 YSassen, 1998, 1988.

La cita sobre la población en México nacida en el extranjero es de Escobar Latapí, 1998."Massey y Espinosa, 1997.2

7Véase por ejemplo, Douglas Massey el al., 2002.

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INTRODUCCiÓN 21

de estas condiciones -como la Depresión y la Segunda Guerra Mundial, quese combinaron con el restriccionismo para terminar con la última oleada demigración- la vida transnacional habrá de continuar creciendo vigorosamen­te en el futuro.

Tres lugares clave para analizar cómo

funciona la vida transnacional

En este libro analizo la vida transnacional en el ámbito local en tres lugares cla­ve: en la política de la primera generación, en las relaciones de género entre laprimera y la segunda generaciones y en las experiencias de asimilación de losestudiantes y los miembros de las pandillas en la segunda generación. Analizarestos temas en ese orden reconstruye el proceso de migración y el de asimila­ción, a lo largo de varios pasos que van desde las causas de la migración, pa­sando por el efecto del vínculo continuado con Ticuani, hasta las razones parala asimilación, tanto positiva como negativa, y los vínculos entre estos tipos deasimilación en Nueva York, así como el regreso a Ticuani en la segunda gene­ración. Al enfocarme en un periodo extenso tanto en la comunidad de origenen Sicuani, como en la de destino en Nueva York, logro documentar de quemanera la política, las relaciones de género y la asimilación de la segunda ge­neración se practican y evolucionan dentro del contexto de la vida transnacio­nal. En contraste con muchos otros,28 no nada más celebro los aspectos positivosde la migración y la transnacionalización -como el de catalizar democrática­mente la política- sino que también muestro sus lados más oscuros, entre losque se encuentran las dolorosas separaciones familiares por periodos exten­sos, y la formación de pandillas transnacionales, relacionándolos con la asi­milación. Ticuani proporciona a la teoría transnacionallo que el fallecido so­ciólogo Robert Merton llamó un "lugar estratégico de investigación" en don­de el objeto de estudio se presenta con una claridad inusual que permite unexamen detallado. 29

Un hilo conductor que atraviesa estas tres historias es la lucha por respetoy reconocimiento en circunstancias difíciles, lo que la geógrafa británica Do­reen Massey llamaría un "sentido dellugar".3o Los líderes del comité quierenque se reconozca su sacrificio, las chicas y los chicos de la segunda generación quesu mexicanidad y su feminidad o masculinidad sean reconocidas, y los pandi­lleros que regresan quieren respeto de los demás. Además, sus intentos porcrear un lugar para sí mismos están orientados simultáneamente a espacios

2H Levitt, 2001 es una excepción notable."Véase Menan, 1968, p. 16, según se cita en Portes, 2001, p. 184.30Doreen Massey, 1995 y Massey y Jess, 1995, utilizan esta frase.

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geográficos particulares, como el zócalo o las escuelas en Nueva York; a unamultitud de ubicaciones sociales formadas en relación con las imágenes, las je­rarquías de género, étnicas y raciales tanto en México como en Estados Unidos;a relaciones sociales entre los ticuanenses; y hacia espacios "emergentes" -comolas fiestas mexicanas con DJ 's en los clubes de Nueva York- por los cuales lamasculinidad, la mexicanidad y ese espacio social se constituyen en conjunto.El espacio es un lugar geográfico y una "libertad existencial" de sentir que sees de ese lugar en medio de la diferencia. Este análisis resuena con lo que aca­démicos de los estudios latinoamericanos, como William Flores, Rena Benmayory Renato Rosaldo, llaman "ciudadanía cultural latina", el derecho a sentirse encasa y reclamar un espacio o unos derechos a pesar de su diferencia étnica o ra­cial respecto a otros en la comunidad.31 En tanto que esta noción de ciudada­nía cultural teoriza un derecho latino a pertenecer y exigir dentro de la socie­dad blanca dominante, mi análisis de los reclamos de derechos y pertenenciaexistencial por los ticuanenses en Nueva York se da con mayor frecuencia den­tro de otros tipos de relaciones de poder desiguales. Los migrantes y sus hijosal retornar negocian con la élite del poder local en Ticuani, los hijos de los in­migrantes ticuanenses en Nueva York negocian con los jóvenes puertorrique­ños y blancos, así como también los migrantes adolescentes negocian con los niñosnacidos en Estados Unidos de padres ticuanenses, al igual que con otros gru­pos. En el libro vuelvo con regularidad a los significados y la función del espa­cio geográfico, social y constituido.

En este libro se examina primero la formación de una comunidad políticatransnacional, con la que denoto los patrones y prácticas formal e informal­mente institucionalizados de la vida pública de Ticuani en Puebla y NuevaYork. El municipio está más involucrado en la vida pública transnacional por­que no puede recolectar el dinero que necesita para realizar obras públicas sinlos "impuestos" colectados por los ticuanenses en Nueva York. De igual mane­ra, los gobiernos de México y de varios de los estados mexicanos, Puebla inclui­do, han creado programas para fortalecer los vínculos con los mexicanos en elextranjero, con objeto de llevar a cabo obras públicas, mantener el flujo de re­mesas y controlar la participación política transnacional de los mexicanos enEstados Unidos, en especial su influencia en la política electoral mexicana. Elpresidente Vicente Fox ha reconocido la influencia de los migrantes para ayu­darlo a ganar las elecciones de 2000 y estos se han convertido en parte integralde la "comunidad política imaginada" de México durante su presidencia. 32 Es­ta imagen del Estado como un actor involucrado activamente en crear y man-

31 Véase Flores y Ben Mayor, 1997. La cita es de Gottdiener, 1985, p. 23.'1' Véase Anderson, 1991. Sobre Fox y la comunidad imaginada de México, véase Smith, 2003.

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tener la vida transnacional no coincide con aquella que presentan académicoscomo Arjun Appadurai, quien lo ve "en sus últimos momentos",33 trascendidopor los migrantes y en proceso de tornarse obsoleto. Pero el Estado sí importaen al menos dos maneras. Primero, la territorialidad de éste y su monopoliodel uso legítimo de la violencia en ese territorio permiten al Estado mexicano,por ejemplo, utilizar la violencia para acabar con el disenso. Pero los migran­tes pueden irse de México para protestar desde la seguridad de Estados Uni­dos.34 En segundo lugar, en especial desde el ámbito municipal, el Estado esclave para crear un sentido de comunidad y pertenencia, para crear un senti­do de abarcamiento social y para vincular esto con ciertos lugares y prácticas,tanto entre las primeras como entre las segundas generaciones.35 Ser un "ticua­nense" no constituye una identidad cosmopolita, carente de territorio, comopudo haber sido la identidad de los informantes de Appadurai, sino que el ser­Io comienza como lo contrario -una identidad local, con raíces profundas, tra­dicional y que se vive en dos países a la vez- y evoluciona a través de prácticase interacciones entre los que están en Nueva York y en Ticuani hacia algo trans­nacional, pero todavía local. En un contexto en el que los migrantes y sus hijosnacidos en Estados Unidos pueden regresar con regularidad a Ticuani, sus tra­diciones y su capacidad de dar autenticidad lo hacen importante para muchosjóvenes de la segunda generación, para quienes la mexicanidad en Nueva Yorktiene connotaciones negativas que implican que se les convierta en víctimas yque tengan dificultades en la escuela. De esta forma, la asimilación y la trans­nacionalización se han ligado de manera muy íntima.

Todo esto no quiere decir que dentro de la "comunidad" reinen la armo­nía, igualdad y fraternidad, o que todas las formas de vida transnacional esténbajo estos rubros. La vida pública de Ticuani está plagada de conflictos políti­cos, de facciones y de clase. Pero al negociar simultáneamente estos conflictosen Nueva York y Puebla, los ticuanenses crean y reproducen una comunidad

'" Appadurai, 1996. Aunque no estoy de acuerdo con la posición de Appadurai sobre el Estado,pienso que sus análisis han abierto de manera sorprendente el pensamiento académico acerca de lasformas que adoptan las realidades y procesos transnacionales, y que a veces no son apreciadas por suscríticos, lo que incluye sus reflexiones acerca de cómo e! espacio transnacional es imaginado y experi­mentado por los migrantes.

34 El libro de Hirschman de 1970, Exit, Voice and Loyalty, se centra en cómo los migrantes ejercen lasalida (se van), la voz (protesta con la amenaza de irse) o la lealtad (oposición leal). Mi argumento aquíes que los migrantes han sido capaces de "salir" físicamente y por ello gozan de una mayor capacidadpara dar voz a sus preoeupaciones desde Estados Unidos, sea como disidentes, una oposición leal, o comoparte de una asociación con la estructura de poder.

"Mi argumento de que e! Estado juega un pape! clave para generar una vida transnacional, auneuando también sea trascendido por ella, encuentra apoyo en la afirmación de Sassen (1998) de quemientras la globalización económica trasciende al Estado, debe legislarse, administrarse y dotarse de sus­tancia (instantiate) por él en las 6:iudades globales. Por tanto no es obsoleto, sino que es necesario para quela globalización se lleve a cabo.

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política transnacional, un "nosotros" ticuanense que se entiende en el zócalo deTIcuani y en los campos de beisbol y de futbol de Brooklyn. Incluso si los políticosde los gobiernos federal, estatal y municipal, u otros actores, utilizan la retóri­ca de la "comunidad" para avanzar en sus propios intereses, muchos ticuanensescreen que existe una comunidad de Ticuani transnacionalmente constituida, yactúan de acuerdo con esta creencia, generando y sosteniendo así metas, creen­cias y prácticas comunitarias en la vida cotidiana de la gente tanto en Pueblacomo en Nueva York. Además, el Estado mexicano y otros grupos tratan a losticuanenses en Nueva York y Ticuani como miembros de la misma comunidad,reforzando así su sentido de comunidad a través de las "relaciones exteriores"con ellos.36 Finalmente, una identidad ticuanense puede coexistir con otras comola méxico-americana, hispana o neoyorquina, y no siempre estará en ascenso,pero de todos modos afecta la propia vida. Con el tiempo, centrarse en el ni­vel de la comunidad ayuda a aclarar la lógica de desarrollo de las relaciones en­tre los actores, lo que me permite discernir qué factores afectan el sentido y lasprácticas transnacionales de la comunidad. Este enfoque relacional no se dis­tingue si se considera al individuo la unidad clave de los estudios transnacio­nales, como han hecho otroS. 37 Esta orientación relacional y a largo plazo mepermitió a la vez observar de qué manera la vida transnacional depende de losactores en ambos países, y registrar los efectos de los cambios dentro y fuera deTicuani. Por ejemplo, con el tiempo se ha convertido en una práctica habitualque los presidentes municipales de Ticuani visiten Nueva York en busca de apo­yo para proyectos en su municipio, mientras que el comité pone condiciones alas autoridades municipales para aportar los fondos que han dado los ticuanen­ses que viven en Nueva York. No obstante, también el comité debe jugar segúnlas reglas establecidas por los líderes locales, como la de vivir cuando menos unaño en Ticuani antes de lanzarse a la campaña para ser presidente municipal.Tales prácticas transnacionales adquieren una normalidad -para los ticuanen­ses y los investigadores que las estudian- que se torna notable cuando se ve al­terada por transformaciones fuera de Ticuani o Nueva York. De ahí que cuandoel entonces partido político dominante, Partido Revolucionario Institucional

"liLa observación de Gerald Suttles (1968) de que el sentimiento de comunidad se forma cuandootros grupos lo tratan a través de sus "relaciones exteriores" -se derivó de la observación de las interac­ciones de grupos locales en el barrio de Addams en Chicago. Es irónico que la actual aplicación de esteproceso local de sentimiento de comunidad de hecho no implica un gobierno "extranjero" ya que esto seda en Estados Unidos, El uso original de la palabra por Suttles era metafórico,

"Véase el volumen compilado por Portes y sus colegas, 1999, en especial la introducción. DouglasMassey y sus colaboradores (1987, 2002) también tienen una inclinación epistemológica tendiente tomaral individuo como unidad de análisis, como resultado de su énfasis en los datos individuales derivados de suetnoencuesta. La comunidad como tal figura en sus análisis como un factor que afecta al proceso de mi­gración y su desarrollo, según se mide por los datos en el nivel individual. El enfoque no está en la inte­racción entre los miembros de diversas partes de una comunidad o grupo.

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INTRODUCCiÓN 25

(PRI), cambiara las reglas para escoger a los candidatos que participarían en laelección formal, ocasionara una escisión en el PRI de sicuani, y entre los ticua­nenses en Nueva York, lo que al final de cuentas propició que se acabara conel monopolio del comité en la representación de los que viven en Nueva Yorky a la derrota del candidato propuesto por el cacique político de Ticuani a tra­vés del apoyo financiero y moral de un grupo político emergente en NuevaYork. El que los cambios políticos en el partido dominante de México modifi­caran la política de Ticuani y de Brooklyn de manera tan severa constituye untestimonio del grado al cual la comunidad política del pueblo es ahora trans­nacional.

En segundo lugar, este libro analiza de qué manera la transnacionalizacióny la asimilación se ven afectadas por el género y la trayectoria de vida.38 La vi­sión prevaleciente del género en los estudios de migración enfatiza la "crisis dela masculinidad"39 y la "feminidad liberadora", bajo las cuales, por ejemplo, loshombres de la primera generación, que habitualmente se supone son indocu­mentados, se perciben como deseosos de volver a casa o se imaginan regresan­do, mientras que las mujeres quieren establecerse o se imaginan haciéndolo,porque los hombres pierden estatus y poder en Estados Unidos, mientras quelas mujeres los ganan. En tanto que esto es cierto para muchos, ¿qué sucede cuan­do estas condiciones no se dan? Analizo la forma en que los hombres ticuanensesde la primera generación ejercen un poder real en Nueva York como líderes co­munitarios y desde ahí como líderes ticuanenses ausentes, y de que modo susesposas gozan de un estatus superior que se deriva en parte de que sus esposostengan poder, además de las oportunidades de servicio y de muestra de estatusque les permiten sus propias actividades transnacionales. De ahí que aunquemuchos hombres pierden poder y estatus con la migración, mientras sus muje­res los ganan, muchos hombres y mujeres ticuanenses crean situaciones institu­cionales y sociales que dan a los hombres un poder real, no sólo en su formasimbólica, lo que, según argumenta brillantemente la socióloga Pierrett Hon­dagneu-Sotelo, compensa un poder disminuido.40 La trayectoria de vida tam­bién afecta la experiencia transnacional de maneras definidas por el género.Mientras que muchos hombres retirados se involucran más en la política desdeNueva York, muchas mujeres retiradas regresan a México con sus nietos de la

"La mayor parte del trabajo sobre la vida transnacional se ha enfocado a la esfera pública y la po­lítica y enfatiza el análisis de las actividades de los hombres, mientras que la mayor parte dedicada al gé­nero en la migración se ha enfocado sobre todo en las mujeres, como si nada más ellas tuvieran género(Goldring, 2001; y Levitt, 2001a, b son importantes excepciones). Este libro se centra más en los hombresque en las mujeres, tratándolos como dotados de género e incluye un enfoque en las amistades entre va­rones y las relaciones románticas entre hombres y mujeres.

,"Agradezco a la socióloga Greta Gilbertson por sugerirme esta frase.4('Véase Hondagneu-Sotelo, 1994; Hagan, 1994, y en especial Pessar y Mahler, 2003, y Doreen Mas­

sey. 1993.

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tercera generación durante las vacaciones, mientras que los hijos, adultos dela segunda generación, permanecen en Estados Unidos trabajando. En la se­gunda generación, los usos que los hombres y las mujeres hacen de la vidatransnacional varían según sus experiencias divergentes de asimilación, adoles­cencia y escuela en Nueva York. Algunos hombres de la segunda generación in­tentan recuperar los privilegios masculinos perdidos que se imaginan que suspadres deben haber tenido en México, y de muchas maneras se les permite lle­var esa vida privilegiada en Ticuani, mientras que su amigas, de la segunda ge­neración, intentan recuperar parte de sus tradiciones perdidas, a la vez que seoponen a las presiones para que renuncien a su autonomía.41 Al vincular de ma­nera sistemática los cambios de cómo se da la participación en la vida transna­cional con el género, la trayectoria de vida y la asimilación, analizo en que for­ma la propia vida transnacional surge y se estructura.

Es instructivo el caso de Toña, mencionado antes de manera puntual. Toñaintenta renegociar los "arreglos de género" que tiene con sus hermanas y ami­gas en Ticuani. Cuando es rechazado su intento por afirmar la autoridad mas­culina sobre sus hermanas, con furia ratifica su autoridad sobre la amiga, quienaccede a su voluntad porque el padre de Toña está ahí. Mientras que su amigay sus hermanas viajan normalmente de manera muy independiente en sus vi­das cotidianas en Nueva York, Toüo siente que en México -especialmente enTicuani, donde tiene la sensación de que todo mundo está observando- no sólotiene el derecho, sino la responsabilidad de vigilar a las mujeres de su vida; sialgo les pasara, sería su culpa. Estar en México le permite hacer presión parallevar a cabo algunos cambios en estos arreglos, lo que no hace en Nueva York.Por otro lado, Toña mostraba a todos que no permite que le falten al respeto,ya sean su novia o sus hermanas -ni siquiera los miembros de las pandillas, queinspiran miedo en los demás. Su familia y su novia reportan que en Ticuani sepelea más con otros hombres e intenta controlar más el comportamiento de lasmujeres que en Nueva York. Estas renegociaciones de los arreglos de género ensu familia y con su novia son parte, para ellos, de la vida transnacional. El he­cho de que hubiese pandilleros de Nueva York en Ticuani que provocan el queél entrara en conflicto, se deriva del surgimiento de las pandillas mexicanas enNueva York a mediados de la década de los noventa, cuando una acelerada mi­gración de mexicanos dio lugar a muchas respuestas airadas de parte, en espe­cial, de algunos jóvenes puertorriqueños y negros. La migración posterior enel sentido inverso de los miembros de las pandillas, en las ocasiones que tienenproblemas legales o con otras bandas en Nueva York, ha contribuido a "expor-

"La tesis de sociología de Sara Guerrero-Rippberger. 1999 en Barnard Collage. ofrece un análisismuy razonado de estos procesos y su trabajo en este proyecto ayudó en el desarrollo de nuestras ideas.

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INTRODUCCiÓN 27

tar" algunos de los problemas de la asimilación desde Nueva York hacia Méxi­co y en el proceso ha transnacionalizado la cultura, la violencia y el espacio pú­blico de la juventud.

Finalmente, analizo cómo la segunda generación participa en la vida trans­nacional. Mientras que utilizo en la mayor parte de los casos el término "segun­da generación", el mundo social de la vida transnacional en el que viven los jó­venes ticuanenses tiene otros tres grupos: la generación" 1.5" (uno punto cincopositivo), compuesta de jóvenes nacidos en México pero criados desde la edadde diez años en Estados Unidos; la generación "-1.5" (uno punto cinco nega­tivo) de niños nacidos en Estados Unidos pero criados durante varios años enMéxico, para luego regresar a Estados Unidos; y un gran flujo de primera ge­neración de jóvenes que llegaron a Nueva York como "migrantes adolescen­tes" a lo largo de los años noventa como parte de la reunificación familiar queacompañó a la IRCA (Immigration Reform and Control Act) de 1986. Por logeneral incluyo a los primeros tres grupos dentro de la categoría de "segun­da generación" y conservo a los "migrantes adolescentes" como grupo sepa­rado, para reflejar su experiencia substancialmente diferente en cuanto a mi­gración y asimilación. Hago un corte en la edad de 1O años porque ésta esprevia al inicio de la pubertad y significa que los estudiantes no entrarán to­davía a la escuela media o superior (middle o high schools) con lo que evitan va­rios de los retos sociales y de desarrollo que la adolescencia impone a los mi­grantes adolescentes.

Para muchos ticuanenses de segunda generación, la adolescencia misma sepractica de manera transnacional, aun cuando está cargada de las presiones dela migración y la asimilación. Utilizan los rituales de la comunidad como ritosde adolescencia por medio de los cuales renegocian su lugar en Nueva York.Ser "transnacional" ayuda a muchos miembros de la segunda generación a di­ferenciarse como "de origen étnico mexicano" en vez de "minorías raciales"respecto a los negros y los puertorriqueños con los que sienten que se les com­para con frecuencia. En oposición al peligro que ven como inherente a losrituales adolescentes en Nueva York, Ticuani ofrece a la segunda generación unlugar seguro para los rituales como el baile y permite a los padres cuidarlos demanera más laxa, al ofrecerles más libertad y un vínculo mayor con ellos, tru­co difícil durante la adolescencia.42 Los miembros de la segunda generaciónque han regresado después de éxitos económicos o educativos llegan a Ticua­ni como la parte más alta de su jerarquía social, en contraste con el lugar quecon frecuencia es disminuido en Nueva York. Aunque, a diferencia de sus

42 Reconozco el trabajo y la generosidad intelectual de Marcelo y Carola Suárez Orozco, 1995, 1999,200 1, 2002 Yde Ricardo Ainslie (2002).

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28 RDBERT CDURTNEY SMITH

padres, no siempre son recibidos como amados hijos ausentes. A veces se les vecomo presumidos, forasteros y arrogantes que exhiben su riqueza material y susestilos de Nueva York y carecen de los auténticos valores, costumbres y lengua­je mexicanos.

La trayectoria de vida afecta también a la experiencia transnacional de lasegunda generación. Así como la participación de ésta en la costumbre trans­nacional se tiñe de un significado e intensidad emergentes durante los últimosaños de vida de la segunda década y los primeros de la tercera, los trabajos per­manentes, los niños y otras obligaciones de la edad adulta inicial pasados los20 y los 30 años dejan poco tiempo para Ticuani, pero también traen consigootros rituales que se practican ahí: el bautizo de los hijos, la construcción de lacasa o recibirla como herencia, el regreso durante las vacaciones familiares. De­bido a mi larga relación con Ticuani he podido documentar tanto el alejamien­to de los adolescentes de la participación intensiva en la vida transnacional amedida que maduran, como el incremento en la participación de los hermanosmás jóvenes, antes menos interesados, cuando atraviesan la adolescencia, asícomo los cambios que se suscitan una vez que los padres se retiran. Finalmen­te, el doble proceso de la migración y la asimilación ha desequilibrado el san­tuario de seguridad del que gozaba la segunda generación de jóvenes en Ticua­ni. La reunificación familiar bajo la amnistía de 1986 causó un incremento enla emigración de los jóvenes entre la adolescencia y preadolescencia, que en lascircunstancias previas se habrían quedado en México hasta cerca de los 20 añosde edad. Su difícil incorporación y otros factores fueron la causa de un gran in­cremento de las pandillas mexicanas en Nueva York durante los años noventa,y la exportación desde ahí a Ticuani de los problemas sociales asociados conello, como las drogas y la violencia. Por ejemplo, cuando algunos migrantesmenores de edad se encontraron con problemas legales, o las bandas en Nue­va York huyeron a Ticuani, y se dedicaron a una vida de pandilleros, práctica­mente sin que la población de los otros jóvenes y varones adultos (bastantediezmada por la emigración) pudiera hacer algo en su contra. Este análisis etno­gráfico de la transnacionalización de la adolescencia y luego de las pandillas,ilustra el proceso repetitivo por el que surge la vida transnacional, lo que confrecuencia incluye una puesta en duda del significado y la posesión dellugar.43

Aquí se analiza también un caso de vida transnacional en el ámbito local a lolargo de un extenso periodo de tiempo. Al utilizar un caso no puedo "genera­lizar" mis hallazgos, como podría si utilizara una muestra aleatoria de todos losposibles casos. Hago uso de las continuidades y anomalías en el caso de Ticua-

"Mi insistencia en este libro sobre la forma en que se desarrollan y refutan los diferentes significa­dos del lugar tiene ecos importantes en el trabajo de Massey y]ess. 1995.

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ni para tener un conocimiento más profundo, a la vez, de lo que sucede con losticuanenses y de los procesos más amplios -nacionales o globales, de género,raza o adolescencia- que dan forma a la vida transnacional. Durante el largointervalo en el que he estado en contacto con mis informantes, con el conoci­miento de los contextos en los que se sitúan sus vidas y con la teoría, he desarro­llado lo que el sociólogo Michael Burawoy denomina un "análisis extenso decaso",44 un tema al que vuelvo en la conclusión. También me baso en las inves­tigaciones hechas por otros al ampliar las implicaciones de lo que he aprendi­do en Ticuani.

Ticuani ofrece uno de los casos más sólidos en cuanto a la documentaciónde la vida transnacional en el nivel local realizados hasta el momento. Comoexpongo más adelante, calculo que más del 40 por ciento de los ticuanenses re­gresan a Ticuani y que más de la mitad se involucra de algún modo en la vidatransnacional. Pero Ticuani no es único. Otros casos en Oaxaca y Zacatecas, oalgún otro lugar de América Latina45 muestran un alto grado de vida transna­cional, que es muy probable que persista. Ticuani es una de las comunidadesmigrantes más antiguas en la región mixteca, que parece, como buena parte dePuebla, seguir los pasos de Ticuani hacia el norte. La migración ha vaciadoprácticamente porciones de la mixteca, que ha perdido más de 100,000 perso­nas debido a la migración suscitada entre los años 1985 y 2000, lo que ha teni­do como consecuencia que las pérdidas demográficas vayan del 5 por cientohasta más del 60 por ciento en algunos municipios durante los últimos 20 años;ello a pesar de que las tasas de nacimiento son de 3 por ciento o más. Sin lamigración tales tasas implicarían un aumento significativo de la población. Un70 por ciento de estos migrantes se dirige a Nueva York, y la región mixtecaconstituye aproximadamente dos terceras partes de los mexicanos que vivenahí.46 Estos fenómenos demográficos han sido la base de buena parte de la vidatransnacional, lo que ha afectado significativamente la política local. Los 35municipios de la región mixteca tienen asociaciones de oriundos similares a lasestudiadas en este libro y el actual gobernador de Puebla ha abierto una ofici­na en Nueva York para mantener vínculos con los poblanos. Además, los fun­cionarios de gobierno me dicen que los resultados de las votaciones se vieránalterados de manera profunda por los migrantes en un tercio de los municipiosmixtecos en 1998, y que para el 2002 los migrantes habían afectado la políticaelectoral en más de 50 de los 217 municipios de los que consta el estado. El go-

"Véase Burawoy, 1991 y 1998.4'Véanse los trabajos de Gaspar Rivera, Luin Goldring, Luis Guarnizo, David Kyle, Alejandro Por­

tes, Nina Glick-Schiller, Pamela Graham.'6Estos cálculos provienen del trabajo del sociólogo mexicano Sergio Cortés, 2002 y Robert Court­

ney Smith el al., 1994,2003.

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30 ROBERT COURTNEY 5MITH

bernador formó una unidad especial de la policía judicial durante la década delos noventa para manejar los asuntos de seguridad pública, en particular laspandillas, de manera especial durante los periodos en los que había muchosmigrantes de regreso, como pasa durante las fiestas de los santos patronos enlos pueblos de la mixteca.

Plan del libro

Cada capítulo del libro presenta un análisis en el que se expone el argumentocentral acerca de cómo la vida transnacional surge en el nivel local a partir dela búsqueda de significado que realizan los migrantes en el contexto de la mi­gración y la asimilación Y El capítulo 1 da el tono para el resto del libro, al des­cribir en que forma Ticuani se ha transformado por la migración y cómo losmexicanos, incluidos los ticuanenses, se ajustan a las jerarquías económicas, ét­nicas y raciales de Nueva York. Los otros ocho capítulos funcionan en pares.Los capítulos 2 y 3 narran de qué manera la cooperación y la negociación delconflicto en Nueva York y Ticuani han institucionalizado una comunidad polí­tica transnacional, y cómo los cambios en la política nacional de México hanafectado a la política local ticuanense en México y Nueva York. Los capítulos 4y 5 muestran respectivamente de que modo el género afecta algunos aspectosdel establecimiento, el retorno y la vida transnacional entre hombres y mujeresen la primera y segunda generaciones. Los capítulos 6 y 7 se centran en la tra­yectoria de vida y la vida transnacional. El 6 analiza la transnacionalización dela adolescencia para la segunda generación, los ticuanenses nacidos en EstadosUnidos y muestra cómo su participación en los rituales de Ticuani los distin­gue a la vez ante los ojos de las minorías nacidas en Estados Unidos y los vincu­la con sus padres y su cultura mexicana de maneras positivas. El capítulo 7esboza cómo los cambios en la trayectoria de vida dan cuenta de los intentosfallidos de una cohorte previa de ticuanenses de segunda generación para ins­titucionalizar la vida transnacional, y también de la vigorosa forma en que laactual cohorte se ha apropiado de la identidad y rituales ticuanenses. Los capí­tulos 8 y 9 analizan las causas estructurales del surgimiento y la transnacionali­zación de las pandillas mexicanas en Nueva York y las zonas rurales de Puebladurante la década de los noventa y de que manera esto ha cambiado la expe­riencia de Ticuani, tanto para los miembros de las pandillas como para la ado-

" A pesar de su título, este libro no intenta analizar toda la comunidad mexicana en Nueva York.Trabajos fascinantes sobre la manera en que los mexicanos como grupo negocian la vida pública y reli­giosa mexicana y sobre el estatus a los indocumentados puede verse en Gálvez (2004) y Rivera Sánchez(2003) sobre la Asociación Tepeyac. Véase también Smith 2001a, 2001b y 2002. El libro compilado porCortina y Gendreau, 2003, se basa sobre todo en datos del censo.

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lescencia transnacionalizada de los "normales" que retornan. Finalmente, laconclusión sintetiza el argumento del libro, considera las condiciones queafectarán la durabilidad y el alcance de la vida transnacional y hace recomen­daciones de políticas. Esta demostración de los efectos de la vida transnacio­nal en Estados Unidos y México habría de empezar a resonar con la frustra­da, pero en última instancia útil, defensa de Roger Waldinger en 1997 paraque los "transnacionalistas" demuestren de qué forma la transnacionalizaciónha afectado algunas realidades sociales que van más allá de la identidad. Es­pero que este libro ayude a consolidar la vida transnacional como una realidadsocial en las mentes de los escépticos y a legitimar la perspectiva transnacio­nal a modo de una lente útil para estudiar los procesos asociados de la migra­ción y la asimilación.

Todos los nombres de las personas y lugares en este libro son seudónimos,a excepción de las figuras públicas, como el gobernador de Puebla. Los seudó­nimos utilizados son identificadores únicos. "Tomás Maestro" y "Linda", quie­nes aparecen en los párrafos iniciales de este capítulo, son los mismos que apa­recen a lo largo del libro, siguiendo así a la misma persona a través de diferen­tes esferas de la vida transnacional de Ticuani. En otros pasajes en los que lasfiguras públicas, como los miembros de un equipo de trabajo de algún políticolo han solicitado, no he puesto sus nombres. He adoptado la actitud de promo­ver declaraciones francas y salvaguardar la confidencialidad de la información,pero debo hacer constar que la mayor parte de los ticuanenses y sus hijos mepidieron que utilizara sus verdaderos nombres en el libro, al declarar estar "or­gullosos de lo que estaban haciendo" y querer que su historia fuera narrada. Mipolítica con las citas y el lenguaje ha sido traducir las citas del español al inglés,pero dejar mezclados los dos idiomas cuando quien hablaba lo hacía de ese mo­do. Cuando la persona habla predominantemente en inglés, pero alterna conel uso del español en la misma oración o párrafo, la parte que ésta dice en es­pañol está escrita en cursivas. Esta mezcla de idiomas, en especial en la segun­da generación, refleja su compromiso con dos culturas. Algunas veces un idio­ma expresa una idea mejor que el otro, o de una manera más relevante paraquien habla para sus amigos. Sentí que era importante mostrar este sentido defacilidad de expresión en ambos idiomas en mis citas.

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Capítulo 1

Los inmi~ra.ntes nlexicanos en Nueva Yorky Puebla: los dobles contextos de la vida

transnaciona.1

UNA FRÍA mañana de enero, más de 200 jóvenes, vestidos con sudaderas blancasestampadas con el santo patrono de Ticuani, el Padre Jesús, corrieron sobre elpuente de Manhattan hacia la catedral de San Bernardo sobre la calle 14, traslos escoltas de la policía de Nueva York. Esta carrera en 1997, desde el corazónde Brooklyn al centro de Manhattan fue la primera representación en NuevaYork de una carrera-peregrinación, o Antorcha, para los jóvenes de Ticuani,quienes en México corren relevos que se extienden durante 36 horas entre elsantuario de la Virgen de Guadalupe en la ciudad de México y Ticuani. Los ti­cuanenses más viejos hablaban con orgullo acerca de la devoción que los jóve­nes muestran hacia el "padrecito" y las costumbres de su pueblo; recordabansus propias Antorchas en México. Corrí con estos jóvenes peregrinos tanto enmi calidad de etnógrafo como en la de miembro fundador del Mexican Athletic

Club ofNew York; mi trabajo era asegurarme de que los rezagados no se perdie­ran. A medida que corríamos describían lo difíciles que eran sus vidas, lo duro queera correr, pero también hablaban de la importancia de la devoción al PadreJesús para los ticuanenses. Durante el evento y después de éste, Leobardo, elorganizador de la Antorcha, repitió varias veces cómo el capitán de la policíaque supervisó la carrera lo había felicitado por lo bien organizada que estuvo,lo comprometidos que están los jóvenes con las costumbres mexicanas, lo queera bueno: "no quiero quitarles mérito a los otros grupos, pero el capitán medijo que no había visto a otros grupos en Nueva York que tuvieran tal devocióny cultura", dijo. Otros expresaron que los negros y puertorriqueños carecían deesa cultura. Además, los adultos afirmaban que la juventud de Ticuani estabaprotegida por el mismo Padre Jesús, por su devoción hacia él, aun cuando estánen Nueva York. En la Antorcha de 2004 en Nueva York, los organizadores en­fatizaron al inicio de la carrera que lo que querían demostrar antes que nadaera nuestra educación -ser criados adecuadamente- de modo que quienes ob­servaran supieran de qué estaban hechos los mexicanos en Nueva York. A me­dida que corríamos por los diversos barrios de Brooklyn, aumentaban las porras

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-"¡Que viva el Padrecito!", "iQue vivan los mexicanos!" y por primera vez, enlo que puedo recordar, "iQue vivan los latinos!" Así que incluso mientras estosjóvenes nacidos en Estados Unidos participaban en el ritual tradicional de laAntorcha de Ticuani, transplantado a un nuevo ambiente, también corrían ybuscaban colocarse en el interior de un espacio en Nueva York en el que exis­ten jerarquías raciales, económicas y educacionales.

Esta historia ilustra de qué manera la participación en las jerarquías deNueva York genera un contexto para la vida transnacional. Significa, en pri­mera instancia, un ímpetu para que los inmigrantes y sus hijos quieran par­ticipar en la vida transnacional, lo que les permite preservar los significadospositivos de ser mexicanos, o bien redefinir de manera positiva, o cuandomenos escapar brevemente de los significados negativos asociados con sermexicanos en Nueva York. No obstante, la vida transnacional también sirvecomo un medio en el cual se ponen en juego las trayectorias positivas y ne­gativas de la asimilación. Los mexicanos que experimentan una movilidaddescendente y son víctimas de la racialización en Nueva York llevan consigoesta experiencia cuando regresan a México; así que también los miembros delos grupos étnicos con una movilidad social ascendente transportan esta pers­pectiva a Ticuani. Este capítulo establece las bases para el resto del libro, alexaminar los procesos de migración y asimilación que fundamentan la vidatransnacional de Ticuani. Argumenta que la vida transnacional surge de es­tos dos procesos, así que para empezar ofrezco una perspectiva detallada decómo han funcionado ambos en el caso de Ticuani; los vinculo con cambiosmás amplios en la migración México-Estados Unidos, las jerarquías económi­cas, étnicas y raciales en Nueva York y las transformaciones debidas a la migra­ción en Ticuani y la región de la mixteca.

Una breve historia de la mi~ración y elestablecimiento de los mexicanos en Nueva York48

Durante los años noventa, se creó una serie de sobrenombres para describir ellugar de los mexicanos que circulan entre Nueva York y México: "Puebla York",''Ticuani City", "Newyorktitlán" o "Manhatitlán". Cada uno de estos nombresyuxtapone los dos lugares en los que los mexicanos realizan sus vidas. Un ticua­nense, de hecho, hizo y vendió camisetas con la silueta nocturna de los rasca­cielos de Nueva York sobre el nombre "Ticuani City" impreso en gruesas letras.Estos sobrenombres sugieren tanto la llegada de mexicanos como parte visible

"Esta sección se basa en una historia breve anterior que aparece en Smith. 1996 y 2001a. y en unamás extensa en Smith. 1995.

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I.OS INMIGRANTES MEXICANOS EN NlJEVA YORK y l'UEBlA, 35

del panorama étnico de Nueva York y sus continuados y estrechos vínculos conel país de origen.

Para el año 2000, la población de origen mexicano en la ciudad de NuevaYork, que incluye tanto a los inmigrantes como a los mexicoamericanos nacidosen Estados Unidos, iba de los 275,000 a los 300,000, y cerca de la mitad estaba en­tre las edades de 12 y 24 años, incremento notable en comparación con los 40,000mexicanos de 1980 y los 100,000 de 1990.49 Además, "pequeños Méxicos" se hangenerado en diversos barrios de Nueva York: Jackson Heights en Queens, ElBarrio o Spanish Harlem, en Manhattan, Sunset Park y Williamsburg en Brooklynyen el Bronx del sur e incluso en Staten Island. Los incrementos en las cifras demexicanos se muestran también en los reportes del Consejo de Educación de laciudad de Nueva York, en los cuales la cifra de nuevos estudiantes mexicanos in­migrantes brincó de 996 en 1990 a 5,850 en 1993, aumentó de 996 en 1990 a5,850 en 1993. Bajó a 5,149 en 1996, antes de lograr un cierto equilibrio en3,489 en 1999 y 4,285 en 2000. Los mexicanos tienen también una importantepresencia en los pueblos del valle del Hudson, como Newburgh, y en ciudades deNueva Jersey como Paterson en el norte y Bridgeton en el sur. En el año 2000, enel estado de Nueva York había 420,000 mexicanos y quizá unos 750,000 en los es­tados de Nueva York, Nueva Jersey y Connecticut en su conjunto. Además, se hancreado nuevas poblaciones de origen mexicano en toda la costa este desde Geor­gia y las Carolinas hasta Pennsylvania y Providence. Los expertos en demografiacalculan que los mexicanos pronto serán la minoría más cuantiosa en la costaeste,50 en algunos de estos lugares ya lo son.

El crecimiento de la población mexicana en Nueva York es el más rápido,en comparación con otros grupos étnicos de importancia en la ciudad5 ! -a ma­nera de muestra puede señalarse el incremento de 232 por ciento en los naci­mientos entre 1988 y 1996, según reporta el Departamento de Salud de la ciudadde Nueva York- y es probable que haya un crecimiento mayor. Cuando menospara los siguientes 20 años México tendrá ingresos en su mercado de trabajoque con mucho excederán su capacidad de generar empleos. Además, la mi­gración probablemente se incrementará desde lugares de origen sin tradiciónmigratoria, con lo que se iniciarán nuevas cadenas de migración. También hayuna tendencia creciente a que los migrantes, incluidos los que se trasladan por

4"Los cálculos de las edades de la población provienen de Valdés de Montaño y Smith, 1994, y deSmith 1995. La cíti-a de 100,000 es mi deducción a partir del cálculo de subregistro del censo y del New York

City Planning Depmtrnent a principios de los años noventa. Cálculos posteriores se basan en la encuesta depoblación actual (Cunent PopulatlOn Suruey) de los años 1998 y 1999. El timcionario de la oticina del censo.Jorge del Pinto, predice que los mexicanos se convertirán en la minoría de mayor magnitud en la costa este(Alonso-Zaldívar, 1999). Agradezco a John Mollenkopfy Joseph Salvo por sus datos y exp",rta asesoría.

',0 Alonso-Zaldívar, 1999.',] Rivera-Bátiz, 2003.

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36 ROBERT COURTNEY SMrni

primera vez, permanezcan por periodos más largos y se establezcan en EstadosUnidos. 52 Al combinar estas tendencias con los 100 millones de personas enMéxico en el año 2000 (en comparación con, por ejemplo, los ocho millonesde República Dominicana) sugiere que habrá una inmigración mucho mayor.Los mexicanos también serán un porcentaje mucho mayor de la población la­tinoamericana de Nueva York, a medida que sigue descendiendo la poblaciónde puertorriqueños (a ser unos 750,000 en 2000) y el crecimiento más lento delos dominicanos (unos 650,000 en 2000).

Podemos clasificar en cuatro etapas la migración de México hacia NuevaYork, y en cada una de ellas se dan diferentes procesos de expulsión y atracciónde migran tes. Las primeras dos etapas incluyen, sobre todo, la migración de laregión de la mixteca, una zona cultural y ecológica que incluye partes de Pue­bla, Oaxaca y Guerrero. El mapa l muestra dónde se localiza la mixteca en la

MAPA 1

LOCALIZACIÓN DE LA MIXTECA, AL SUR DE MÉXICO

(Con base Cederstrom 1993: 146)

OCÉANOPACÍFICO

ESTADOS UNIDOS

GOLFO DEMÉXICO

e"~ Durand, el al 1999b; Cornelius, 1994b.

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LOS INMIGRANJES MEXICANOS EN NUEVA YORK Y PUEBlA 37

República Mexicana. Por encuestas realizadas en 1992 y en 2001-2002 se sabeque de la mixteca provenían dos tercios de los mexicanos con destino en Nue­va York, y apenas por debajo de la mitad era de Puebla.53 La primera etapa dela migración qu~ va de mediados de los años cuarenta a mediados de los sesen­ta, involucraba pequeñas cantidades de individuos, de unas cuantas familias ypocas localidades del sur de Puebla que tenían parientes en Nueva York. Efec­tivamente, podemos f~ar la fecha de inicio de la migración el 6 de julio de1943, cuando el finado don Pedro, su primo y hermano (todos de Ticuani) cru­zaron la frontera entre México y Estados Unidos. Según me dijo, recordaba esedía porque fue "dos días después de su día de la Independencia". Habían vivi­do en la ciudad de México y habían intentado sobornar a algunos para conse­guir un contrato de trabajo en Estados Unidos, cuando les presentaron a unneoyorquino de apellido Montesinos que se encontraba de vacaciones en la ciu­dad de México. Los llevó a Nueva York, los puso en un hotel y les ayudó a con­seguir trabajos, los que, decía don Pedro, eran fáciles de obtener "debido a laguerra". En una segunda etapa, de mediados de los años sesenta hasta media­dos de los ochenta, se mantuvo esta dinámica de una estrecha red, pero con in­cremento en el número de personas que llegaban a Nueva York, lo que inclu­yó la primera cantidad apreciable de mujeres. El atractivo de Estados Unidosconsistía en sueldos mucho más altos que en Puebla, acceso a comodidades mo­dernas que la mayoría ni siquiera imaginaba, en especial si se toma en cuentaque la electricidad llegó a Ticuani a mediados de los años sesenta.54 Huir de laviolencia política también fue motivo para muchos migrantes "pioneros" dePuebla, entre ellos don Pedro, quien se fuera a la ciudad de México para esca­par del terruño antes de encontrarse con Montesinos.

La tercera etapa de la migración consistió en la explosión de finales delos ochenta y mediados de los noventa, que se desencadenó por varios facto­res. Primero, para fines de los ochenta, la "década perdida" de México pare­cía que seguramente seguiría hasta los noventa, Puebla se encontraba entrelos estados más afectados y experimentó una contracción neta de su econo­mía en 1981-1985.55 La mixteca era una de las peores regiones de Puebla yde México. 56 El descreimiento de los migrantes en el futuro económico deMéxico se combinó con la identificación, por los patrones, de los mexicanoscomo una fuente abundante y empeñosa de mano de obra, lo que aumentósu demanda. Los empleados mexicanos inmigrantes se vincularon con redesde patrones inmigrantes no mexicanos, y con las necesidades de los patrones

-"Valdés de Montaño y Smith, 1994; Smith, 1995; MeNees, Smith, Siulc, Flores, 2003."Pare, 1975, 1972.", Cornelius, 1989.'"Presidencia de la República, 1982.

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estadounidenses para convertirse en la fuente preferida de mano de obra du­rante este periodoY La población mexicana de Nueva York había alcanzadouna masa crítica a fines de los años ochenta, con lo que se redujeron los cos­tos sociales y económicos de la migración. 58 Se podría afirmar que un ele­mento aún más importante fue la cláusula de "amnistía" de la Ley de Refor­ma y Control de la Inmigración (IRCA, por sus siglas en inglés: ImmigrationReform and Control Act), que permitía que ciertos inmigrantes solicitaranprimero la residencia temporal y luego permanente. Muchos se sorprendieroncuando los mexicanos alcanzaron la segunda cifra en importancia en cuantoa solicitudes en Nueva York, con unas 9,000 por debajo de las cerca de 12,000presentadas por los dominicanos. 59 El programa de amnistía modificó pro­fundamente las relaciones de los mexicanos con sus terruños. Después deaños, los migrantes súbitamente pudieron regresar a casa a voluntad y reuni­ficar a sus familias en Estados Unidos. El sociólogo mexicano Sergio Cortésha documentado en qué forma decenas de miles de esposas y niños salieronde la mixteca y se trasladaron a Nueva York durante este periodo.50

La últi'ma fase de la migración, que inició a finales de los noventa, im­plicó cambios en el proceso más amplio de la migración hacia Estados Uni­dos. Primero, para finales de esa década, muchos pueblos de la región mix­teca eran ya comunidades migrantes maduras de donde la gente que queríasalir ya lo había hecho, y los que quedaban tal vez no lo harían pronto encantidades notables. t;] Por el lado estadounidense, la cantidad de mexicanosestablecidos, tanto legales como indocumentados, que planean quedarsepermanentemente en Nueva York, se ha incrementado. De ahí que el proce­so interno de la migración de la mixteca haya alcanzado una especie de es­tabilidad consolidada en la que cada vez menos migrantes dejarán la mixteca.En segundo lugar, el proceso de migrar a Estados Unidos se ha transformadoen un establecimiento permanente más pronto debido a cambios de mayoramplitud en la economía política de la migración analizada por el sociólogoDouglas Massey y el antropólogo mexicano Jorge Durand.62 El sociólogo dela Universidad de Puebla, Leigh Binford documenta una "migración acele­rada",63 en la que el tiempo de la primera migración a la migración de todoel pueblo se reduce de dos o más décadas a menos de una, en especial enáreas urbanas de Puebla en donde se presentaba una historia escasa previa

"Smith, 1993, 1995; Kim, 1999.,," Massey y Espinosa. 1997.'" Kraly y Miyares, 20CH.Ü"Cortés, 2002, 2003.('( Véase Massey el al 1994; Durand el al, 1996; Massey y Espinosa, 1997.(" DOllglas Massey, Jorge Durand y No1an Malone. 2002.<l'Véailse Binford, 1998, 2004, Cornelills, 1994b.

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de migración. Rastrea esta repentina explosión hasta el colapso de las indus­trias locales como la construcción a principios de la crisis del peso en Méxi­co en 1994-1995, vinculada a veces con lo que en otro lugar he denomina­do la migración "encadenada al origen" (backdraft migration), en la que losmigrantes rurales hacia las ciudades mexicanas acaban por salir rumbo a Es­tados Unidos, a través de los contactos en sus pueblos, o en los de sus pa­dres en el contexto rural, los que ahora envían gente a México. De ahí quelos migrantes que cruzan ilegalmente tienen una menor probabilidad departicipar en la migración circular, por la que la familia se queda en Méxi­co y el migrante retorna, lo que representa en parte una respuesta irónicapero predecible de una vigilancia más estrecha de la frontera entre Méxicoy Estados Unidos, en parte debido a la lógica de la reunificación familiarque se fortaleció con el programa de amnistía. Estos cambios también incre­mentan la migración de adolescentes no acompañados, los "adolescentesmigrantes" de los que se habla más adelante. En tercer lugar, la costa este seha convertido en un lugar importante de inmigración de mexicanos. Ade­más, nuevas áreas de salida, como los estados de Tlaxcala, Tabasco, Morelosy la ciudad de México y su conurbación en el estado de México, ciudad Net­zahualcóyotl (o "Neza", como le llaman los migrantes) en los años noventase añadieron a la lista existente. Cerca del 11 por ciento de los inmigrantesde la ciudad de Nueva York proviene de la ciudad de México y sus 20 millo­nes de habitantes son una promesa de que llegarán más. 54 Los migrantes deNeza dicen ahora que viven en "Neza York".53

los bifurcados futuros mexicanos y el

estatus "intermedio" en las jerarquías raciales,

económicas y educativas de Nueva York

La vida transnacional de Ticuani refracta los bifurcados destinos de los mexi­canos en Nueva York y su constante participación en las jerarquías raciales, eco­nómicas y educativas, con frecuencia a través de analogía del inmigrante. Lasraíces intelectuales de ésta pueden encontrarse en la observación de los añostreinta de W.E.B. DuBois de que los blancos pobres en el sur obtenían un "suel­do público, psicológico" por ser blancos, lo que les permitía sentirse superioresa los negros a pesar de vivir en condiciones materiales igualmente miserables.El historiador David Roediger y otros utilizan la observación de DuBois para

l>'Valdés de Montaiio y Smith, 1994.,,', Esta observación proviene del trabajo de campo realizado por Agustín Vecino, estudiante avan­

zado del Columbia College, en 1999, corno parte de mi proyecto de investigación sobre la segundageneración.

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analizar de qué manera "los irlandeses se convirtieron en blancos". Cuando losinmigrantes irlandeses empezaron a llegar a Estados Unidos en la década de1830, tenían mucho en común con los negros. Ambos grupos realizaban e! tra­bajo sucio en Estados Unidos, habían sido convertidos en víctimas de un racismosistemático y era frecuente que vivieran unos junto a los otros en las partes máspobres de! pueblo. Roediger muestra la forma en que los irlandeses comenzarona separarse de los negros, a la vez que tomaban parte en la movilización raciali­zada contra ellos, encabezaban la iglesia católica y e! partido demócrata. Apren­dieron que para ser miembros plenos de la sociedad estadounidense no bastabacon no ser negro, sino que con frecuencia había que ser "antinegro".66 En la ac­tualidad esta dinámica de incorporación sigue vigente en la "analogía del inmi­grante", que plantea la pregunta: "¿por qué los descendientes de los esclavos ne­gros en Estados Unidos se encuentran en peores condiciones, en promedio, quelos descendientes de los inmigrantes blancos, si ambos se enfrentaron con la dis­criminación en Estados Unidos?" La formulación de la pregunta equipara in­correctamente las experiencias históricas de los negros y los inmigrantes, para lle­gar a la respuesta simplona de que los negros no han progresado debido a supropia falta de entusiasmo y sus limitaciones morales, mientras que los inmigran­tes han prosperado por su trabajo duro, aunado a sus virtudes étnicas y morales.Mis abuelos sufrieron cuando llegaron, dice e! refrán, pero prosperamos. ¿Por quélos negros y sus descendientes no pueden hacer lo mismo?

El refrán anterior adopta esta forma para los descendientes de inmigran­tes blancos de épocas pasadas, pero se repite para los inmigrantes recientesaunque no sean blancos, como la segunda generación de caribeños estudiadospor la socióloga Mary WatersY Los mexicanos en Nueva York son uno más delos nuevos grupos inmigrantes que deben negociar sus carreras en el sistemade jerarquías sociales y raciales de Nueva York y Estados Unidos, pero merecenuna atención especial por varias razones. Primero, constituyen una poblacióncreciente en la costa este. Segundo, los mexicanos no encajan de manera "na­tural" en los resquicios de las jerarquías sociales y raciales de la costa este. Esdecir, la mayor parte de nuestras concepciones acerca de la raza se fundamentanen el "pecado original" de la esclavitud en América, según el cual la negritudseñala históricamente a un grupo como inadecuado, mientras que la blancuraes señal de que ese grupo es adecuado para la membresía plena en la sociedad.Pero esta clasificación se complica en la ciudad de Nueva York -y cada vez másen otros lugares- por las escurridizas realidades de la raza y la clase. Los ne-

""Véase Smith, 20lJ! y 2005. Véase especialmente Roediger. 1991; también Ignatiev, 1995,]acob­son, 1996.

,;7Véase Mary C. Waters, 1999.

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lOS INMIGRANTlCS MEXICANOS EN NUlV/\ YORK y PUEBLA 41

gros en Nueva York comparten la posición más estigmatizada en el fondo de lajerarquía con un grupo latinoamericano, los puertorriqueños; de igual formahay mayores grados de etnicidad blanca y racialización, debido, en parte, a lapresencia de inmigrantes blancos como los griegos, rusos e italianos. Un buennúmero de puertorriqueños conserva fenotipos que muchos estadounidensesconsiderarían "negros", por lo que experimentan niveles congruentes de segre­gación y discriminación raciales; pero también hablan español y son latinos. Fi­nalmente, está surgiendo una clase media visible entre negros, puertorriqueñosy otros latinos, sobre todo entre los inmigrantes latinoamericanos con nivelesde educación más altos y mayores ingresos, o aquellos como los colombianosque también tienden a tener piel más clara. De ahí que muchos padres mexi­canos y sus hijos nacidos en Nueva York, se plantean si sus futuros serán másparecidos a la dura vida que asocian con la mayoría de los puertorriqueños ynegros o a las de los inmigrantes étnicamente blancos con movilidad ascenden­te, o bien a las de inmigrantes latinos más prósperos. Los mexicanos en NuevaYork, ¿se convertirán en una minoría marginada, racializada, o en un grupo ét­nico con movilidad ascendente e incorporado?

Tal preocupación y esperanza acerca del futuro de sus hijos refleja dos delos destinos que se describen en la teoría de la asimilación segmentada, segúnla desarrollaron los sociólogos Alejandro Portes, Rubén Rumbaut, Min Zhou ysus colegas. 58 La asimilación segmentada plantea tres caminos que puede to­mar la segunda generación, cada uno de los cuales implica un destino diferen­te para su etnicidad. Pueden asimilarse a la clase media blanca y renunciar a suetnicidad, tomando el camino de la movilidad ascendente que planteara la teo­ría clásica de la asimilación lineal. También pueden asimilarse en una culturade oposición en la ciudad central, que constituye lo que el sociólogo americanoHerbert Gaus describió como "second generation declive" y lo que el antropó­logo británico Paul Willis denominó "resistencia condenada" ya que los jóvenesdesertan de la escuela y del mercado de trabajo por percibirlos como opresivos.Su resistencia marca su destino y crea una "clase inferior en arco iris" (rainbowunderclass) compuesta por la juventud opositora de muchas razas. Finalmente,los inmigrantes de la segunda generación y sus comunidades más amplias puedenutilizar su etnicidad para evitar la discriminación y precisarse como diversos de suscontrapartes en la corriente blanca dominante y aquéllos menos exitosos en lasciudades centrales.

Esta teoría, que utilizo en este libro, describe de manera notable los temoresy las percepciones de los padres de la primera generación y la realidad de mu­chos mexicanos de la segunda generación en Nueva York. Pero también deja fue-

""Véanse Portes y Rumbaut, 2001; Portes y Zhou, 1993; y Zhou, 1999.

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ra importantes posibilidades; por ejemplo, una cultura de la movilidad de las mi­norías, planteada por la socióloga Kathryn Neckerman y sus colegas,6\l según lacual las minorías desarrollan formas de comportamiento que evitan la confron­tación para negociar el racismo a la vez que siguen su camino en la movilidad as­cendente. En su primera encarnación, la teoría de la asimilación segmentadatampoco logró atender de manera suficiente el terna del género. Pero pienso queal tomar en cuenta las culturas de la movilidad de las minorías y por separar ade­cuadamente los procesos de racialización y de género en la explicación, esta teo­ría puede ayudarnos a entender una buena porción de la experiencia inmigran­te contemporánea y de la segunda generación.

Los futuros de los mexicanos en dicha ciudad se bifurcan. Por un lado, la po­blación de origen mexicano mostró señales alarmantes de dificultad social en1990 en comparación con el censo de 1980. Por ~jemplo, los mexicanos en Nue­va York pasaron de tener uno de los niveles más altos en el ingreso per cápitaentre los latinoamericanos en dicha ciudad en 1980, casi equivalente al de loscubanos, a uno de los más bajos en la década de 1990; los ingresos se incremen­taron escasamente en 2000. La caída es particularmente pronunciada paraaquellos con educación media, de 17,495 dólares en 1980 a 13,537 dólares en1990, una caída neta en dólares nominales del 22.6 por ciento, lo que constitu­ye más del 50 por ciento de decremento en el ingreso per cápita para este gm­pO.70 El ingreso per cápita de los trabajadores mexicanos en el año 2000 se in­crementó nominalmente de 15,631 dólares para los hombres (y 11,731 dólarespara las mujeres), pero no mostró un incremento real en su poder adquisitivorespecto a sus ingresos de 1990. Efectivamente, ¡esta cifra todavía los situabaunos 2,000 dólares por debajo de sus ganancias nominales de 20 años antes!No es de sorprender que un análisis por cohorte71 muestre que un 81 por cien­to de los hombres y un 70 por ciento de las ml~eres mexicoamericanas no tu­vieron movilidad ascendente en sus carreras durante los años ochenta. Unaseñal más de dificultad social es que en 1990 y de nuevo en 2000 los mexica­nos del censo tuvieron de nueva cuenta la tasa más alta de entre quienes teníande 16 a 19 afias de edad, que no estaban en la educación media (high school) yno se habían graduado (47 por ciento), en contraposición con los siguientes

O!'Véase Neckennan, Lee y Cartel'. 1999."'El único grupo latinoamericano que también tuvo una caída nominal fúe el de los colombianos,

cuyos ingresos per cápita descendieron :IA por ciento; los de los dominicanos se incrementaron en 11.7por ciento. los de los puertorriqueños lambién aumentaron en 6.4 por ciento, mientras que los de losecuatorianos crecieron en 14.5 por ciento.

¡¡ El análisis de cohorte considera a la misma categoría de la población en dos diferentes conjunlosde datos censales, en esta instancia, los de 1980 y 1990, lo que permite desagregar entre las poblacionesmexicana y mexicoamericana. sujetas al riesgo de que una movilidad o morbilidad excesivas afecten lapremisa de que se obtienen datos de la misma población. Pero estoy de acuerdo con Myers ( 1997, 1999)cuando afirma que es preferible este análisis a los métodos estáticos habituales.

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grupos en la lista, los dominicanos y puertorriqueños, con el 22 por ciento cadauno en 1990.72 Quizá aún más inquietante es que en el año 2000 las tasas de ma­trícula para los niños y niñas mexicanos descendieron de 95 y 96 por ciento res­pectivamente en el grupo de edad de lOa 14 años a 25 por ciento y 31 por cien­to entre los del grupo de 18 a 19 años. 73 Esto confirma mis hallazgos etnográficosen el sentido de que hay una merma en las escuelas hacia el final del segundo año.

Sin embargo, no se trata sólo de un relato de decadencia,. En buena parte,estas propensiones inquietantes son muestra de los altos niveles de inmigraciónde mexicanos, en especial de adolescentes, durante las décadas de los ochentay los noventa. La llegada de jóvenes inmigrantes mexicanos con bajos nivelesde escolaridad oculta el progreso que ha realizado una minoría significativa demexicanos y mexicoamericanos, en especial las mujeres mexicoamericanas, enNueva York. Entre 1980 y 1990 el análisis por cohorte muestra que los nivelesde escolaridad de los mexicoamericanos mejoraban de manera estable, aunqueno dramática, y más en el caso de las mujeres, que el 19 por ciento de los hom­bres y 31 por ciento de las mujeres mostraban movilidad ascendente en térmi­nos de prestigio ocupacional, paga y condiciones asociadas. Una importantesenda de la movilidad en los años noventa, en especial para las ml~eres, ha sidopor medio de nichos secretariales de capacitación semiprofesional y en las ven­tas al menudeo. Efectivamente, un 34 por ciento de las mujeres con ascendenciamexicana (contra el 155 de los hombres) trabajaba en puestos técnicos y de apo­yo administrativo, como secretarias legales o médicas. Esta "economía de cuellorosa"74 requiere que se complete la educación media y se inicie un programa acorto plazo de entrenamiento técnico o un grado de asociado. Nuestros infor­mantes y sus padres inmigrantes ven estos empleos como un verdadero progre­so -trabajos "limpios", "en una ofIcina", con seguro médico y prima vacacio­nal. Las mujeres de la segunda generación también tenían casi el doble deprobabilidades que los hombres de insertarse en el sector profesional y técni­co de la economía -17 por ciento frente al 9 por ciento en los censos de 1990y 2000.

La contingencia en los futuros de los mexicanos está ligada con la maneraen que ingresan al mercado laboral de Nueva York. Para decirlo en pocas pa­labras, una tendencia importante de la investigación sobre los inmigrantes enNueva York y los mercados de trabajo, indica que mientras un grupo étnico seencuentre más en un "nicho" -concentrado en industrias y empleos específi­cos- mejores serán los posibles futuros de colectivos del grupo, porque ello da

"Agradezco a .loe Salvo y a Peter Lobo. del Departamento de Planeacíón de la ciudad de NuevaYork por compartirme estos datos.

T\ Datos de Rivera-Bátiz, 2003."Myers y Cranford. 1997; Myers, 1998; Moss y Tilly, 1995.

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a los miembros un acceso a recursos como oportunidades de empleo y entrena­miento. Un nicho creciente hace posible que el grupo se desarrolle hacia arri­ba. Incluso un nicho que se reduce permite que al menos una parte del grupoutilice los lazos étnicos para ascender o mantener su posición, en especial siotro grupo étnico está abandonando el nicho.75 Los mexicanos en Nueva York-como los de California- se situaban entre aquellos que menos se podían en­contrar en nichos de entre todos los inmigrantes en 1990,76 Y la mayor parte delos nichos en Nueva York contenía dentro de sí sólo cerca del 2 por cientode la población de trabajadores mexicanos. Esta dispersión en las industrias ylos empleos tiene consecuencias negativas en el largo plazo para el avance y eldesarrollo colectivo del grupo en lo que se refiere al capital humano y social.Los padres inmigrantes de los mexicoamericanos tienen pocos recursos paraayudar a sus hijos a ascender dentro de sus propias industrias y es frecuente quesean incapaces o no deseen que ellos obtengan empleos en sus mismas compa­ñías. De hecho, muchos mexicanos de la segunda generación a los que entre­vistamos, acabaron por tener su primera experiencia laboral en la misma in­dustria que sus padres, pero rara vez en la misma empresa que ellos. Cuandolos padres pueden ayudar a sus hijos a obtener empleos se trata de los trabajosen el nivel más bajo de ingreso en el sector que ocupan los inmigrantes indo­cumentados.

No obstante, los mexicanos se encontraban más concentrados en nichos enlos años noventa que en los años ochenta, y algunas concentraciones parecenhaber aumentado durante los años noventa. En 1990, el censo mostraba que10 por ciento de los hombres mexicanos trabajaban en restaurantes,77 pero esteporcentaje ciertamente ha aumentado -como puede verse por una rápida mi­rada en la cocina de casi cualquier restaurante en Nueva York, sea chino, italia­no, hindú o no étnico. Los ticuanenses han estado bien concentrados en el ni­cho de la industria de los restaurantes por largo tiempo -un 25 por ciento en1993- lo que ha ayudado a muchos para que se establezcan en la clase mediade Nueva York, por lo que sus hijos se gradúan de la educación media y obtie­nen entrenamiento vocacional, o bien grados de asociados o licenciados. Mu~chos ticuanenses trabajan en clubes privados u hoteles situados en el centro deManhattan, donde se sirven alimentos, y han progresado por medio del "mer­cado interno de trabajo" del club, con lo que se les ha reconocido antigüedady han logrado excelentes salarios con sus correspondientes prestaciones colate­rales. Un nicho mayor para los ticuanenses ha sido el trabajo en restaurantes

"Véase especialmente Waldinger. 1996; también Portes y Bach. 1985; Portes y Zhou, 1993; Nee el

al., 1994.76Waldinger y Bozorghehr. 1996."Esta cifra proviene de Rivera-Bátiz, 2003. p. 42.

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LOS INMIGRANTES MEXICANOS EN NUEVA YORK Y PlJEBLA 45

griegos y de otros grupos étnicos. En estos casos, los ticuanenses y otros inmi­grantes mexicanos han sido capaces de trasladarse de los puestos de garroterosa cocineros o meseros, con pagos que se incrementan según el ascenso en elpuesto, por medio de lo que llamo "coetnicidad ficticia" -una identificación co­mún entre patrones y empleados como compañeros inmigrantes (y a veces tam­bién como cristianos), lo que los hace diferentes de los nativos, aquellos naci­dos en Estados Unidos. La demanda de mano de obra mexicana en vez de lagriega (o coreana o de otro grupo) se deriva de las altas tasas de autoempleode los griegos (o coreanos) en Nueva York y de la falta de mano de obra bara­ta de parte de los inmigrantes griegos. Éstos quieren ser propietarios de restau­rantes, pero no trabajar para otros. Durante los años noventa, las redes de pa­trones griegos inmigrantes se relacionaron con el conocimiento por parte delos mexicanos de que éstos los emplearían y con las redes de los propios mexi­canos, para colocar empleados en casi todos los restaurantes griegos. Mi inves­tigación muestra que los restaurantes griegos han ofrecido a los inmigrantesmexicanos otro "mercado interno de trabajo" bastante aceptable -la posibili­dad de llegar con pocas habilidades y capacitación y promoción en el empleo,en muchos casos incluso gozar del "efecto de enclave" por el que se gana dine­ro por encima de lo que sugiere el nivel educativo de la persona. 78 Esos datosno se muestran entre los del ingreso per cápita del censo, porque los segmen­tos de movilidad ascendente de los mexicanos se pierden entre los producidospor la llegada de los nuevos trabajadores a los que se les paga de manera tanmiserable.

Ello implica que algunos grupos de mexicanos estarán en mejores posibi­lidades de avanzar que otros, según sea el nicho económico en que se inserten,lo que afectará las oportunidades vitales de la segunda generación. Puede no­tarse un fuerte contraste entre los inmigrantes que ingresan en la industria delrestaurante en comparación con la industria del vestido. Mis informantes nosólo me dijeron que se gana menos dinero en las fábricas de ropa, sino que elmercado laboral interno también es más escaso y ofrece pocas oportunidadesde ascenso. Además, la industria del vestido tiende a encogerse y en ella, otroSgrupos étnicos inmigrantes están a la cabeza respecto a los mexicanos en la fi­la para convertirse en los nuevos propietarios. El sociólogo Roger Waldingermostró que los grupos de inmigrantes como los coreanos eran capaces de pro­gresar en una industria del vestido en proceso de contracción por el éxodo ma­sivo de los propietarios judíos e italianos en los años setenta y ochenta. 79

Pero los mexicanos se enfrentan ahora a una industria del vestido en la que tra-

"Yéase Waldinger, 1996; Portes y Rumbaut, 2001.79Yéase Waldinger, 1996.

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bajan para patrones que no pertenecen al mismo grupo étnico, lo que hace másfácil que los exploten y donde es probable que haya una escasa salida étnica quepudiera generar un espacio para que ellos abran sus propios negocios. De ahíque los subgrupos de mexicanos cuyas redes los dirigen sobre todo a la indus­tria del vestido, se enfrenten a un futuro más duro que quienes trabajan en res­taurantes. Sospecho que la mayor concentración de hombres en los restaurantesy de mujeres en las fábricas de ropa explica en parte la disparidad de ingresosque se reportan en el censo del año 2000 (15,631, frente a 11,731 dólares anua­les). En síntesis, los futuros económicos de los mexicanos parece que se volve­rán más luminosos para algunos y más precarios para muchos, mientras queaún está por verse cómo serán los de varios más.

Esta evaluación sumaria de los prospectos económicos de México contrastacon lo que predice buena parte de la literatura académica sobre la migración.Muchos académicos abordan la vida económica de los inmigrantes a partir delmodelo de un mercado laboral primario en el que los trabajadores obtienenbuenos salarios, beneficios y seguridad en el empleo, por lo general en compa­flÍas importantes, mientras que otros trabajadores, en especial los inmigrantes,las mujeres y las minorías, son canalizados al mercado laboral secundario, consus malos salarios, inseguridad y sin prestaciones. No obstante, este modelo dedos partes se parece más al mercado laboral de los años sesenta y setenta queal actual. El punto es que aunque la mayor parte de los inmigrantes trabaja enel mercado laboral secundario. una minoría significativa y sus hijos se han mo­vilizado de manera ascendente tras haber iniciado en posiciones de superex­plotación. Existen mercados intermedios, como la economía de los servicios("cuello rosa") que ofrecen verdaderas oportunidades para algunos hijos de in­migrantes. Esto no equivale a negar que la mayor parte de los hijos de inmi­grantes mexicanos se enfrentará a futuros magros; pero sugiere que hay rutasalternativas para la movilidad ascendente que vale la pena explorar.

Los futuros educativos de los mexicanos y los mexicoamericanos lucen lu­minosos para algunos y magros para muchos. La llegada de migran tes más jó­venes ha hecho que sea más frecuente la deserción escolar, en parte porque seha incrementado dramáticamente el tamaño de la población susceptible de deser­tar, a medida que una cifra creciente de migran tes preadolescentes y adoles­centes ha llegado a Nueva York e ingresado a las escuelas de ahí. Antes de ladécada de los noventa la gente joven, por lo general, permanecía en Méxicohasta que cumplían los 18 o 20 años de edad y luego iban a Nueva York a tra­b~jar, no a estudiar. En el viejo escenario, la mayoría ingresaba en mercados la­borales de escasos salarios mientras eran adultos jóvenes y no se inmiscuían enlas tribulaciones de los adolescentes como las pandillas. En el nuevo, ingresana las escuelas, a los sonidos (fiestas de baile) y a otros ámbitos juveniles como

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adolescentes y pasan por una socialización secundaria que puede afectar sus fu­turos de manera negativa. Además, la llegada dramática de mexicanos a las es­cuelas de la ciudad de Nueva York llevó a los ataques por otros grupOS.80 Hayuna tendencia especial de los varones migrantes adolescentes a reportar que seunen a las pandillas o negocian una asociación más laxa que se conoce como"andar" con las pandillas, en busca de su propia protección. 81 Las tasas de deser­ción, en ascenso para los mexicanos y los mexicoamericanos que se juntan conellos, son atribuibles al menos en parte a esta dinámica.

La presencia de un porcent~e creciente de migrantes urbanos, en especialprovenientes de la ciudad de México, podría exacerbar estos problemas. Aun­que tienden a obtener más años de escolaridad (con ocho o nueve en vez de loscinco o seis de los migrantes rurales) y estar más acostumbrados a un ambienteurbano, también parece más probable que lleguen a Nueva York sin sus padres,a través de comunidades menos estrechamente organizadas, con menores recur­sos y supervisión de los adultos. Además, algunos migrantes adolescentes tienenexperiencias previas en México con las pandillas y las drogas, quizá incluso im­portan a su pandilla con ellos. El incremento en la actividad de las pandillas entrelos jóvenes mexicanos también hace surgir la posibilidad de que la percepciónpública de los mexicanos en Nueva York como trabajadores diligentes y estu­diantes concienzudos pudiera cambial~ lo que les cerraría oportunidades.

Estos futuros que se bifurcan igualmente se refractan en la analogía del in­migrante. Las ambiguas posiciones de los mexicanos en las jerarquías raciales yétnicas del Nueva York actual implican que es posible analizar el proceso de ra­cialización en el momento en que sucede, cuando los resultados están todavíapor verse y establecer de qué forma este proceso se encuentra ligado a la vidatransnacional. Estos procesos pueden observarse en espacios sociales urbanos,entre ellos escuelas, parques y barrios, que los mexicanos ocupan junto a otrosgrupos étnicos. Muchos de ellos son espacios "emergentes" constituidos de ma­nera efímera en un lugar, como sucede cuando grupos de mexicanos ocupan demanera informal un parque durante el domingo para su liga de basquetbol, orentan un club para un baile.8~ La ocupación hace que sea "mexicano" o "ticua~

nense" por ese momento, con lo que actualizan lo que académicos que estudiana los latinoamericanos en Estados Unidos ("latinos"), como William Flores, RenaBenmayor y Renato Rosaldo, podrían llamar "ciudadanía cultural mexicana (oticuanense)". Algunas veces esto genera un antagonismo étnico por parte de

'''Véase B1alock. 1958."Véase TWaters, 1999 acerca de las raíces estructurales de las pandillas de los grupos inmigrantes."Sobre la producción o constitución del espacio, véame Lefebvre, 1991; Massey, 1995; Massey y

Jess. 1995; Pessar. Mahler, 2003; Urry, John. 1985. Social Relations and Spatial Structures. Nueva York:St Martin's Press.

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otros grupos, lo que resalta la posición de los mexicanos frente a las jerarquíasraciales, pero es más frecuente que se dé una acomodación étnica o coexisten­cia. Pero incluso en este caso, los mexicanos atribuyen a veces significados cul­turales particulares a sus reuniones. Lo cual es de interés teórico, pues cuandose considera a la luz de la teoría de la ciudadanía cultural, hace que se den talesafirmaciones de pertenencia con respecto a la sociedad blanca dominante; eneste caso, por lo general se hace frente a los blancos u otros latinos. Generan unsignificado racializado incluso en ausencia de una confrontación racial o étnica.También ayudan a facilitar un contexto para la vida transnacional, porque estosmismos eventos se utilizan para reforzar el vínculo con Ticuani y el Padre Jesús.

Los espacios étnicos y sociales de los mexicanos se vieron reforzados por sudispersión en la ciudad de Nueva York, la que era sorprendentemente alta hastamediados de los años noventa, cuando surgieron algunos de los barrios mexica­nos. De ahí que antes de mediados de los noventa, la mayor parte de los mexi­canos en Nueva York experimentara el ser mexicano como formar parte de unaminoría, entre otras minorías. Además, los barrios "mexicanos" surgidos du­rante los años noventa no son tan plenamente "mexicanos" en su población comolo son el este de Los Ángeles o el distrito de Pilsen en Chicago. Los mexicanosen los barrios mexicanos de Nueva York no constituyen, por lo general, la ma­yoría de la población, aunque pueden ser la minoría más considerable y teneruna fuerte presencia pública. La gran diversidad de la ciudad de Nueva Yorkimplica que la mayor parte de los grupos de inmigrantes o de otro tipo, inclui­dos los puertorriqueños, no sean una mayoría de la población, ni siquiera en"sus propios" barrios o en las áreas en las que los inmigrantes son mayoría. Asípues, aunque muchos chinos, dominicanos, puertorriqueños y personas origi­narias de las Indias Occidentales tienen la experiencia de ser una mayoría ensus barrios, la mayor parte de los demás grupos -ecuatorianos, paquistaníes,hindúes o coreanos- se ven a sí mismos como extranjeros y minoritarios den­tro de las minorías. Incluso en grupos que son mayorías en "sus" barrios, grancantidad de sus miembros, quizá la mayor parte, de hecho no vive en barriosen donde constituya una mayoría.

Estos puntos se ilustran mejor en los mapas 2 y 3. El mapa 2a muestra lacifra de puertorriqueños por área censal para el año 2000. en contraste con elmapa 2b, que muestra el cambio, entre 1990-2000, en números de mexicanospor área censal. Como puede verse, muchas de las áreas censales y barrios queexperimentaron los mayores flujos de llegada de mexicanos durante la décadade los noventa tenían cifras mucho más altas de puertorriqueños. El mapa 3muestra el cambio porcentual en la población mexicana por área censal entre1990-2000. El mapa muestra unas 20 áreas censales a lo largo de la ciudad quetenían más de un 20 por ciento de mexicanos y una cifra mucho mayor con por-

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centajes menores. Si nos concentramos en Sunset Park, un importante asenta­miento emergente que podría llamarse un "pequeño México" en Brooklyn (situa­do justo al sureste de las dos grandes áreas de blancos, un cementerio y un par­quet, en la parte baja izquierda del mapa 3), el censo nos informa que dentro delprincipal código postal del barrio (ll ,232), los mexicanos constituían tan sólo el13 por ciento de la población total y el 20 por ciento de la población de origenlatinoamericano, mientras que lus puertorriqueños conformaban el 22 por cien­to de la población total y el 38 por ciento de la población latinoamericana. Estepatrón de asentamiento cun frecuencia ha ubicado a los mexicanos en los barriosen que hay altas cifras de puertorriqueños. Es común que experimenten el sen­tirse recién llegados en un barrio que se concibe como puertorriqueño.

MAPA 2A

CANTIDAD DE PUERTORRIQUEÑOS QUE VIVE EN CADA ÁREACENSAL, 2000.

Puertorriquef¡os

O Oa50O 50 a 200_ 200 a 1,000_ 1,000 a 4,439

Agradezco aJohn Mollenkopr del Urban ReseaILh Center en la CUNY por la producción de origina­les de estos mapas y por compartirlos generosamente.

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50 ROBan COUKTNEY SMI'lli

]'vf,\PA 2n

CAMBIO EN LA CIFRA DE MEXICANOS EN CADA ÁREA CENSAL, 1990-2000

Mexicanos

o -138aOO Oa20

20;¡ 100_ 100 a 1,436

Agradezco aJohn Molienkopf del Urban Res<:arch Cemer en la CUNY por la producción de origina­les de estos mapas por compartirlos generosameme.

Dado este alto grado de traslape en las áreas de asentamiento, por lo ge­nerallos mexicanos hacen grandes esfuerzos para que el futuro de sus h~jos seamuy distinto de la tensión social que perciben en el entorno de la comunidadpuertorriqueña. En este contexto, la analogía del inmigrante no constituye unalente teórica, sino una explicación adecuada de la suerte de los puertorrique­ños en Nueva York y una afirmación para los inmigrantes mexicanos en el lu­gar de que ellos y sus hüos no acabarán como creen que lo han hecho los puer­torriqueños, que se han asimilado demasiado, que se han americanizado en ex­ceso y han perdido su cultura y se han vuelto dependientes de la beneficenciapública y del crimen.

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MAPA 3

PORCEf\:TAJE DE LA POBLACIÓN DE ORIGEN MEXICANO, SECll\ÁREA CENSAL EN LA CIUDAD DE Nl.:F.VA YORK, EN 1990 Y 2000

Porcentaje de mexicano) 1990_ 20.01 a 100_ 10.01 a20

c:::J :;.0) " 10CJ Oa5

Porcentaje de mexicallos

Agradezco a John Logan de la Brown Cniversity por la producción de originales de estos mapas ypor compartirlos generosamente.

Este patrón de establecimiento ha situado con una frecuencia superior a losmexicanos dentro de los barrios puertorriqueños, como puede verse en los ma­pas 2 y 3, que muestran la población puertorriqueña de la ciudad de NuevaYork en el año 2000 y las áreas de incremento poblacional de los mexicanos ahímismo entre 1990 y 2000 (agradezco aJohn Mollenkopf, de la City Universityof New York estos mapas). Los mapas muestran las amplias áreas de traslapeentre las concentraciones poblacionales para los dos grupos. En este contexto,la analogía del inmigrante no es una lente teórica, sino una explicación a la manopara el destino de los puertorriqueños en aquella ciudad, y un elemento de cer­tidumbre para los inmigrantes mexicanos de que ellos y sus hijos no acabaránpor volverse, como creen respecto de los puertorriqueños, muy asimilados,"americanizados" de manera exagerada, que han perdido su cultura, hecho de­pendientes tanto de la beneficencia como del crimen. Esta visión estereotípicatiene gran difusión entre los mexicanos que buscan apartar los futuros de sushUos de las tensiones sociales de la comunidad puertorriqueña que ven en suentorno. Temen que el presente puertorriqueño se convierta en el futuro mexi-

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cano. Con frecuencia escucho el enunciado clásico: "no todos los puertorrique­ños son así -tengo amigos puertorriqueños que son buenas personas- pero mu­chos de ellos son así. .. " Esta fórmula no es una simple repetición de la costum­bre estadounidense contemporánea de crear siempre una excepción individualal hacer una generalización respecto a un grupo étnico o racial. En cambio, re­fleja dos dimensiones de las relaciones entre mexicanos y puertorriqueños.Mientras que los mexicanos temen que el presente puertorriqueño pueda sersu futuro, también han tenido experiencias muy positivas con los puertorrique­ños y otros latinoamericanos en Nueva York. Es frecuente que se sientan endeuda de manera especial con los puertorriqueños que les ayudaron a su llega­da, cuando había pocos mexicanos. Muchos se casaron con puertorriqueñas ose beneficiaron de las redes familiares extensas y de las costumbres sociales delos puertorriqueños. Por ejemplo, doña Zoila describía cómo "doña Silvia cui­dó de nuestras niñas durante años; nosotros trabajábamos y ella se encargabade ellas, vivía en la parte baja de donde nosotros vivíamos".83 De ahí que la for­ma normal de ver a los puertorriqueños en la primera generación es valoran­do la ayuda y la amistad de sus amigos, pero lamentan y temen la tensiónsocial que experimentan los puertorriqueños. Al imaginar un futuro distintopara sus propios hijos, utilizan la herramienta ya disponible en Estados Uni­dos, la analogía del inmigrante, para plantear una diferencia racializada entrepuertorriqueños y mexicanos.

Observé este patrón, mezcla de compromiso regular y conflicto intermiten­te con los puertorriqueños en algunos barrios de Brooklyn por muchos ticua­nenses. En un barrio en el que surgió una concentración de mexicanos duran­te los años noventa, vivían entre gente que provenía de Bangladesh, a los quellamaban "hindúes" y otros latinoamericanos, en especial dominicanos y puer­torriqueños. Nunca observé o escuché conflictos serios con los bangladeshíes ymuy poco con los dominicanos, pero los jóvenes mexicanos hablaban ahí de losataques de que eran objeto por parte de los puertorriqueños. Otro barrio teníaitalianos, judíos hasídicos y otros latinoamericanos, incluidos puertorriqueños.De nuevo, en este caso nunca me dijeron que hubiera algún conflicto serio con.los italianos o los judíos hasídicos, pero eran varias las historias en las que ha­bía agresiones de los puertorriqueños. Un tercer barrio estaba compuesto so­bre todo por puertorriqueños, dominicanos y afroamericanos; aquí las princi­pales historias de conflicto implicaban a pandillas juveniles o crews de afroame­ricanos y puertorriqueños de proyectos habitacionales de las cercanías. Parecíaque los bangladeshíes y los judíos hasídicos vivían en una especie de universoparalelo en el mismo espacio físico que los mexicanos, pero tenían poca relación

H:\ Esta cita es de memoria.

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LOS INMIGRANTES MI:XICANOS leN NIJfVA. YORK ~. l'UIF91A 53

con ellos, mientras que se traslapaban los universos puertorriqueño y mexicano.Por ejemplo, al caminar por estos barrios con mis amigos inmigrantes mexica­nos o de la segunda generación, rara vez saludaban a sus vecinos o eran salu­dados por ellos. Incluso los propietarios de tiendas o restaurantes, de la segundageneración, no parecían conocer a sus vecinos inmediatos en la misma cuadra;el "público" al que servían estaba compuesto de mexicanos dispersos que llega­ban a realizar negocios. Respecto a conflictos reales, he de comentar que la ma­yor parte de los que tuve noticias era entre mexicanos, punto al que regreso encapítulos posteriores.

Dada la cantidad de conflictos entre puertorriqueños y mexicanos que sediscuten aquí, he de aclarar que no pienso haya algo esencial en el ser mexica­no o puertorriqueño que los vuelva más propensos al conflicto, como tampocohay una tendencia menor en ser italiano, "hindú", hasídico o blanco. Creo quela aparición repentina de una gran población de mexicanos, establecida en lasáreas puertorriqueñas de la ciudad, que asiste a las mismas escuelas, se combi­nó con una rivalidad percibida en el área laboral y un idioma común diferenteal inglés, lo que ayuda a explicar las diferentes tasas aparentes de conflicto conlos puertorriqueños. Si se repitieran varias de estas condiciones con otros gru­pos, yo esperaría tipos similares de conflictos. Efectivamente, el sociólogo Ho­ward Pinderhughes documenta cómo algunos de los adolescentes italianos conlos que habló a finales de los ochenta y principios de los noventa atacaban adre­de a los mexicanos (al igual que a los negros y los puertorriqueños), en un inten­to por mostrar su dureza a sus compañeros y asegurarse de que sus barrios se con­servaran como barrios italianos.84 Los dos barrios en los que trabajó, Gravesendy Bensonhurst, en ese momento se convertían en receptores de concentracionespequeñas pero visibles de mexicanos en las que previamente no las había. Mi en­foque en el conflicto entre puertorriqueños y mexicanos se deriva de su constan­te aparición en las historias de mis jóvenes informantes, además, porque sentí queeste problema en particular desempeñaba funciones simbólicas estratégicas en lasnarrativas mexicanas de la migración y establecimiento en Nueva York.

La relación de la segunda generación con la analogía inmigrante es más com­pleja por una diversidad de razones, incluido el hecho de que han crecido másinmersos en las jerarquías raciales en las escuelas públicas, parques y otros espa­cios sociales de Nueva York. Es más probable que tengan amigos puertorriqueñosy se identiftquen con los negros y los puertorriqueños. La mayor parte de los me­xicanos, puertorriqueños y negros asisten a escuelas compuestas sobre todo pornegros o latinoamericanos. Esta tendencia a identiftcarse con los negros y lospuertorriqueños como minorías oprimidas -que se ajusta a la categoría de los so-

<'Véase Pinderhughes, 1993.

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ciólogos Alejandro Portes y Rubén Rumbaut de una "clase inferior de arco iris"(rainbow underclass)- compite con la tendencia de adoptar también la posición dela analogía inmigrante de sus padres, en la que ser mexicano es ser mejor.

La primera y la segunda generaciones también participan en la racializa­ción y la analogía inmigrante de maneras distintas en el mercado laboral. Laexperiencia de la primera generación en el mercado de trabajo, por lo gene­ral implica ingresar en la lógica de la raeialización a través de lo que podríallamarse "solidaridad doblemente limitada" -limitada por un lado al no serblanco y por el otro al no ser negro.~5 Mientras que muchos patrones corea­nos, griegos, italianos o de origen estadounidense comparan favorablementede manera explícita o implícita a los inmigrantes mexicanos con los nacidosen Estados Unidos de origen negro o puertorriqueño, también los consideraninmigrantes al igual que ellos, o como a sus predecesores inmigrantes en el casode patrones nacidos en Estados Unidos. Esto conduce a un énfasis en las simi­litudes de los empleados inmigrantes mexicanos por parte de los patronesy las diferencias frente a las minorías nativas, además de una fuerte identificacióncon el empleado.~6 Incluso en las relaciones laborales de mayor explotación, ladisposición de los inmigrantes mexicanos para trabajar por sueldos menoresse entiende en algún nivel por ambas partes como una marca de su ética detrabajo duro, en comparación con las minorías nacidas en Estados Unidos.Aun cuando los trabajadores mexicanos decían ser explotados, también apun­taban con orgullo su deseo de trabajar duro, en contraste con los nacidos enEstados Unidos.

La experiencia de la segunda generación en el mercado de trabajo es másdiversa. Sus condiciones de incorporación conducen a la vez a una movilidadascendente significativa y a prospectos más limitados. Como se mencionó an­tes, cerca de una quinta parte de los jóvenes varones de la segunda generación,y una tercera parte de las chicas tiene movilidad ascendente en términos de suocupación y educación, mientras que la gran mayoría, en ambos géneros,muestra un escaso progreso o incluso, una pequeña cifra, se está retrasando. Es­tos números son consistentes a grandes rasgos con los resultados de los estudios'a gran escala con base en el censo de California. ~i En contextos de recepciónaltamente racializados como Nueva York, ese patrón de movilidad limitada, confrecuencia lleva a presiones para rechazar activamente las instituciones esta­dounidenses entre ellas la escuela, como parte de un "arco iris de la clase infe-

"'La "solidaridad doblemente limitada" (doubly bounded solidarity) es mi adaptación, desarrollada enun trabajo inédito de 1994, del concepto de solidaridad limitada (bounded solidnrity). Véase Portes, 1995a, b;Zhou, 1999.

";Smith, 1996a. b."Myers y Cranford, 1997.

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rior" para la mayoría, mientras que una minoría experimenta movilidad ascen­dente étnicamente segmentada.

Esta minoría creciente de la segunda generación que asciende, lo hace a tra­vés de caminos en los que su participación en la racialización está menos acentua­da que la de sus padres o en relación con los jóvenes de la segunda generación ycon un ascenso menos marcado. Por ejemplo, muchos jóvenes de la segunda ge­neración trabajan en empleos de pagas decentes mientras estudian en la univer­sidad, en puestos de tiempo parcial de trabajo y estudio, o en compañías del sec­tor privado como GAP, Borders Books, Bed Bath and Beyond, entre otras. Estosempleos les ofrecen lo que la antropóloga Victoria Malkin describe agudamen­te como el contexto "Benetton" -en el que la etnicidad es suave y de moda, y noestá racializada ni estigmatizada. Esta es una trayectoria especialmente impor­tante para la movilidad entre los varones jóvenes que pueden aprovecharla, porsu tendencia hacia la economía inmigrante (fábricas o restaurantes) o en otrossectores de la economía de los servicios con prospectos limitados. Las mujeresjóvenes quienes, ya se reportó antes, tienen más probabilidades de trabajar de­sempeñándose a niveles profesionistas que sus contrapartes masculinas, tambiénposeen mayor probabilidad de experimentar su mexicanidad como una etnici­dad que tiene un efecto positivo o neutral en su trabajo en la economía de losservicios, donde los patrones con frecuencia ven a las mujeres de las minoríascomo buenas mientras que a los hombres los ven como malos.88

No obstante, la mayor parte de los hombres y mujeres de la segunda gene­ración se quedan estancados en empleos de paga y condiciones similares a los desus padres. Algunos padres con hijos en la segunda generación a los que les vamal en la escuela, los obligan a que trabajen en fábricas de ropa junto a ellos,para disuadirlos de trabajar jóvenes y dejar el estudio. Mientras que los chicos ex­presan su disgusto por el trabajo en la fábrica, muchos siguen a sus padres en tra­bajos fabriles o similares. Algunos incluso contrastan los buenos empleos de suspadres inmigrantes con sus propias oportunidades limitadas. Un joven que de­sertó de la universidad y ahora trabaja a cambio de un sueldo magro en la coci­na de una institución de gran tamaño, hablaba con envidia del empleo de .supadre como cocinero en un restaurante elegante. Decía que su padre no podíaayudarle a obtener un empleo con él, en parte porque sólo querían contratar ainmigrantes, no a nacidos en Estados Unidos. El punto es que para el segmentode movilidad ascendente de la segunda generación su mexicanidad más proba­blemente asumiría un significado étnico en el mercado laboral, mientras queaquellos que están estancados o en descenso, arriesgan un significado racializadode la mexicanidad, cayendo así en el lado equivocado de la analogía inmigrante.

"Véase Moss y Tilly, 1996.

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56 ROBEIIT COURlNEY SMnH

La participación en la racialización puede variar a lo largo del día y en di­ferentes contextos. Considérese a un inmigrante mexicano que trabaja en unafábrica con pocas posibilidades de progreso, cuyo jefe coreano paga bajos sala­rios y les grita pero los contrata porque son mano de obra que no pertenece asu mismo grupo étnico, lo que le cuesta alrededor de un tercio menos que la ma­no de obra coreana.89 Ahora sitúese el hogar de este inmigrante mexicano en unbarrio puertorriqueño donde repentinamente la gran cantidad de mexicanos sepercibe como una competencia injusta y algunos son atacados por las pandillasjuveniles. Para un contraste máximo, considérese a un mexicano que trabaja enun restaurante griego mucho más grande, con un mercado interno de trabajoen el que puede progresar y en el que su patrón lo ve como poseedor de una"ficticia etnicidad compartida" discutida antes. Ahora póngasele en un balTio deitalianos, blancos, en el que hay pocos mexicanos, a los que se ve como compa­ñeros inmigrantes y católicos, que luchan como lo hicieron sus abuelos. Es pro­bable que al primer inmigrante se le diga "México" cuando camina por las ca­lles y se le amenace o al menos se sienta amenazado, mientras que el segundotal vez siga su rutina cotidiana y nadie lo moleste. Ser "mexicano" para el pri­mero tiene un significado completamente diferente que para el segundo.

De igual manera, los jóvenes de la segunda generación, criados o nacidos enEstados Unidos, experimentan de manera diferente su mexicanidad dependien­do del lugar en el que viven, pasan el tiempo o van a la escuela. Imagínese alhijo del primer inmigrante mencionado arriba, que vive en un barrio en granparte puertorriqueño en el que las pandillas juveniles molestan a los mexicanos,y sitúesele donde varias pandillas, en especial las mexicanas, lo desafían en la es­cuela. Imagínese al hijo del inmigrante, miembro de la segunda generación, enel barrio italiano o griego, y póngasele en una escuela en la que los mexicanosno se han convertido en blanco de los ataques y que académicamente son másfuertes. Las posibilidades de supervivencia del joven de la segunda generaciónson mayores que las del primero y, en igualdad de condiciones en el resto, el sig­nificado de la mexicanidad para ellos será muy diferente. (Por supuesto que si losmexicanos empiezan a establecerse en grandes cantidades en las áreas griegas oitalianas y se les ve como "invasores" no deseados o competidores que piden me­nores ingresos, esos escenarios positivos serán más difíciles de imaginar.)

Los mexicanos se encuentran con esta condición de ambigüedad de mane­ra diferente dentro de las instituciones estadounidenses más amplias. Por ejem­plo, la Iglesia católica en Estados Unidos se ha mostrado a la vez lenta y ansio­sa en su recepción de los mexicanos. Aunque algunos curas y administradoresprogresistas llevaron a cabo en 1997 promoción para hacer que un hermano je-

H"Smith, 1995: Kim, 1999.

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LOS INMIGRANTES MEJ(ICANOS E·N NIJI,VA 'lfOIU( 'lf PlJUUA 57

suita, Joel Magallán, fuera llevado a Nueva York para organizar la AsociaciónTepeyac -la primera organización religiosa panneoyorquina y mexicana- laIglesia católica con mayor amplitud fue menos rápida en contestar. Yo he ser­vido de vocero ante las más altas autoridades de la arquidiócesis en cuanto a laimportancia de la misión del Tepeyac en su ministerio ante los católicos mexi­canos en su carácter de mexicanos en Nueva York y siempre he sido recibido cor­dialmente. Pero en la iglesia hay una percepción, que me han descrito por iguallos sacerdotes y los laicos, de que las necesidades de los mexicanos pueden seratendidas por "el señor Rodríguez, quien habla español"; el señor Rodríguez sue­le ser un puertorriqueño que tiene años de seIVicio en la parroquia. La percep­ción que subyace a esta declaración es que la barrera del lenguaje es el único pro­blema. El hecho de que, como ciudadanos estadounidenses, los puertorriqueñostengan diferentes problemas que los mexicanos miembros de la Iglesia, que ensu mayoría carecen de documentos migratorios, no muchos lo entienden y cons­tituye un ejemplo de cómo el estatus ambiguo de los mexicanos complica su po­sición en Nueva York.

El meollo de todo esto en cuanto al análisis de la vida transnacional es quela participación en la racialización, la analogía inmigrante y la asimilación seg­mentada proporcionan una fuerza muy atractiva para participar en la vidatransnacional. Los diversos desafíos que se dan en Nueva York para preseIVaro crear un significado positivo para el ser mexicano, cuando se le pone en elcontexto de, por ejemplo, los retornos a México, adoptan todo un nuevo signi­ficado y desempeñan un papel causal en la creación de la vida transnacional.La historia se complica, sin embargo, por la manera en que los jóvenes inmi­grantes o de la segunda generación se desempeñan en Estados Unidos. Si sonde movilidad ascendente su participación en la vida transnacional y el regresoa México quizás tendrá del mismo modo un significado positivo. Si se encuen­tran en una trayectoria descendente o tienen que luchar en Nueva York, enton­ces su regreso a México y su participación en la vida transnacional tal vez po­sean significados negativos, o cuando menos mezclados, que sean una especiede transporte de regreso a México de los problemas que enfrentan en cuanto ala asimilación en Estados Unidos. De ahí que ésta, lejos de ser incompatiblecon la vida transnacional, afecte en gran medida su forma y contenido. El asun­to es presentar brevemente la comunidad mexicana en Nueva York y establecerlos contextos amplios en lo económico, demográfico y cultural dentro de loscuales surge la vida transnacional.90 El siguiente apartado presenta ese trabajoanalítico en Ticuani.

"11 La principal organización política en la que se centra este libro es el Comité, porque mi propósi·to es hacer explícita la manera en que funciona la vida transnacional. Algunas investigaciones analizanotras partes de esta política. Véase Smith, 1996a, b, 200 la y 200 l b; Gálvez, 2004; y Rivera Sánchez, 2003.

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La mixteca: transformada por la vidatransnacional y ancla de ella

ROBEIIT COUIUNEY 5MrTH

"Construimos casas en las que nadie vive", me dicen los albañiles.9l Al igual queotros muchos ticuanenses pobres, estos albañiles se esfuerzan en una de las pocasindustrias florecientes de la mixteca, construyendo casas para los migrantes enNueva York, quienes las utilizan sobre todo en las vacaciones de invierno o vera­no, una o dos semanas cada año o dos años. En efecto, la construcción de casasvacías ha sido impresionante y es necesario buscar a más de dos millas del cen­tro del pueblo para encontrar algún terreno para construir una casa. Se dice quelos precios de los terrenos en el centro de Ticuani son más altos que en la ciudadde Puebla. Y esas casas no son las construcciones viejas, de adobe, que todavíaeran comunes cuando llegué por primera vez a Ticuani a finales de los añosochenta. Muchas son grandes, construidas de ladrillo de lama, de dos pisos,grandes estancias y ventanas, una cochera y todas las instalaciones, inconcebiblespara los ticuanenses habituales. Algunas incluso tienen los techos a dos aguas delestilo "americano" en vez de las bóvedas planas típicas de la mixteca. (Cambiossimilares en la construcción de la vivienda se hicieron ver en las comunidades deorigen suecas e italianas durante la última oleada de migración).92 Estar en Ti­cuani durante la fiesta del Padre Jesús, cuando regresan los migrantes, y despuésde ella, una vez que se han ido es como estar en dos pueblos distintos: el prime­ro es uno parrandero donde los jóvenes bailan hasta muy tarde por las noches,las familias comen y ríen juntas y el dinero fluye; mientras que el segundo es unaguardería y asilo, donde los jóvenes y viejos esperan a sus parientes de NuevaYork. La región mixteca en la que se sitúa Ticuani es una de las que presentanmayor emigración de México y ha sido de las más marginadas durante décadas.

Cuando se maneja de la ciudad de Puebla a Ticuani es posible ver de quémanera la mixteca está a la vez marginada y transnacionalizada. Al descenderdesde la sierra que separa a la mixteca del resto de Puebla, se encuentran laspeores carreteras sin mantenimiento, la vegetación es más escasa, las montañasestán cubiertas de matorrales y a la vez abundan las agencias de viajes qu~

anuncian precios para los vuelos a Nueva York, hay letreros que ofrecen teléfo­nos celulares y videos en venta, además de antenas parabólicas de televisión-que los locales llaman "flores de metal"- parecen surgir de las azoteas de lascasas. Los cafés de Internet se han multiplicado desde el año 2000, vinculandoa los migrantes y a los que se quedan en casa a través del correo electrónico. Amedida que la mixteca impulsa a la gente hacia el norte, la tecnología llega paramantenerlos en contacto con los parientes que se quedan.

91 Cita de memoria.'''Véase Ostergren, 1988; Wyman, 1993.

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Estos profundos cambios demográficos, sociales y económicos causadospor la migración han transformado a iicuani y la mixteca y afectado la diná­mica transnacional emergente de la política, el género y la generación. En pri­mer lugar, la migración yuxtapone formas nuevas y viejas de organización so­cial, exacerba las desigualdades y los cambios en las relaciones de poder, de ma­nera que se generan nuevas posibilidades, incluidas las transnacionales, para laacción en la vida política y social. En segundo lugar, la naturaleza de la diná­mica transnacional ha producido cambios a medida que el propio procesotransnacional de la migración ha madurado. De ahí que estos lazos transnacio­nales sean duraderos -lo que quiere decir que persisten por periodos lo sufi­cientemente largos para producir patrones sociales que se pueden identificarcomo estables (al menos durante una década o dos). Pero no son necesariamen­te permanentes y la evidencia sugiere que algunos se atenúan. Las relacionesentre los habitantes de las comunidades de origen y sus migran tes e hijos en elextranjero, pasan por tres etapas que generan diferentes posibilidades para lasprácticas transnacionales. La etapa de "migración" describe de qué manera éstallega a involucrar a la mayor parte de la población. La etapa de "establecimien­to" describe de qué modo grandes cantidades de migrantes se establecen en elnuevo país e influyen en las derramas en ambas direcciones entre los dos luga­res, acompañadas por grandes oleadas de nuevos inmigrantes. La etapa de"consolidación" describe de qué manera las nuevas clases de relaciones entrequienes viven en Estados Unidos y en México surgen dentro de un contexto dedeclinación en la emigración e incremento en el establecimiento en EstadosUnidos. 93 Ticuani entra ahora en la etapa de consolidación. Es una comunidadmigrante madura, similar a una estrella vi~ja cuyo combustible está por agotar­se pero que continúa ardiendo durante un tiempo considerable a una menorintensidad. Ticuani todavía ofrece evidencias de gran intensidad en su activi­dad transnacional, a pesar de un descenso en la emigración, debido a los lazosforjados entre aquéllos establecidos en Nueva York y quienes siguen en Ticua­ni. Mi aproximación se basa en la obra del historiador Robert Ostergren y elsociólogo Douglas Massey y sus colegas acerca del modo en que madura el pro­ceso mismo de la migración,94 pero va más allá de ese análisis para ver cómoafecta este proceso la vida transnacional -las relaciones entre quienes están enMéxico y en Estados Unidos. Empiezo con una breve historia de la mixteca; re­paso los cambios demográficos, sociales y económicos de Ticuani con el propó­sito de transmitir un sentido palpable de las tensiones y los cambios que sub­yacen a la vida transnacional.

<¡'Véase Smith. 2000, 2001a, b, c.<¡'Ostergren, 1988, y Massey el a/., 1987, 1994,2002.

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Una breve introducción a la mixteca

ROBERT COUInNEY SMITH

Durante mi primera visita a la mixteca en 1988, observaba embelezado por laventana del autobús hacia los cactus que sobrepasaban los postes de teléfono.La mixteca es calurosa, montañosa, seca y pobre. Tienen un porcentaje muy altode población que vive por debajo o en los niveles de subsistencia y con nivelesmás bajos de educación que en el resto de Puebla. La agricultura, primera fomlade sostenimiento, es singulamlente inadecuada para el clima seco de la mixteca,lo que ha desencadenado la emigración, primero hacia Puebla, Veracruz y la ciu­dad de México y luego a Estados Unidos. Según don Andrés, un antiguo presi­dente municipal, y profesor en TIcuani: "El campo no daba para vivir más o me­nos de una manera honesta, y de ahí surge la necesidad de ... ir a Estados Uni­dos.". Las industrias autóctonas en la mixteca, como el tejido de tapetes de pal­ma, han descendido desde los años sesenta. La crianza de animales, en especialde cabras, adecuadas para el terreno, puede ser rentable, pero requiere de una ri­queza significativa para la compra del pie de cría.95 Esta marginación contribuyea la emigración y a la vez se exacerba a causa de ella.

Social y políticamente, la mixteca es sincrética y local, lo que ha afectado lamanera en que surge la vida transnacional. Con la expresión "sincrética" denotoque persisten algunas formas antiguas de organización, aun cuando otras se lesempalman, como una transparencia que se pone encima de otra en un proyectorde acetatos. De ahí que la mixteca muestre una mezcla fascinante de prácticas in­dígenas precolombinas, premexicanas y modernas, ya que primero el gobierno es­pañol y luego el mexicano han intentado "modernizar a los indios". Lo más im­portante para nuestros propósitos es la resultante coexistencia de dos formasprimarias de gobierno local: el sistema del cacique y lo que el antropólogo EricWolf llamaría el sistema campesino corporativo cerrado, conocido también comoel sistema del consejo de los ancianos. El caciquismo como forma de organización po-­lítica surgió paulatinamente en la mixteca: primero cuando los españoles la impu­sieron sobre otras más colectivas, indígenas, y luego cuando el Estado mexicano ydespués el PRI, el partido dominante en el gobierno, utilizaron a los caciques comopiezas de su maquinaria. Éstos derivan su poder de las relaciones de intermedi;­ción entre la comunidad y el mundo externo y del control del uso de la fuerza y elacceso a recursos del exterior.96 En la comunidad campesina corporativa cerrada,la autoridad y el honor se derivan de la participación en el sistema rotativo decargos religioso-políticos, como en la fiesta del santo patrono. La comunidad cam­pesina corporativa cerrada sobrevivió a través de la destrucción de las formas pre­colombinas superiores de organización política y social, que también coexistieron

',-, Kearney, 199[,2000; Mora, [982; Cederstrom. [993.''''Carrasco. [969; Paré, 1972 y [975; Bartra y Calvo, [975; Huerta Jaramillo, 1985; Joachim, [979.

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Fow¡;raHa l. Ticuani en dos épocas.Arribn: Vista de la i!>!esia en la colina. hacia 1920. Nótese la preponderancia de las casas de adobe.

FOLOgralfa de Adán Lázaro FÜflOSO.Abajo: La misma vista en el 2004. Se advienen las casas de dos y tres pisos. FoLO del autor.

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en diversos grados en México, en especial en las áreas de gran concentración in­dígena, como Puebla, Oaxaca y Chiapas. El sistema del cacique y la comunidad cor­porativa cerrada, con frecuencia se refuerzan entre sí, pero entran en conflicto enla política transnacional de TIcuani.

El localismo de la mixteca se manifiesta en rivalidades entre los pueblos veci­nos. La rivalidad entre TIcuani y El Ganado era particularmente encarnizada pordiversas razones. La sabiduría popular, una historia académica de los asenta­mientos españoles en el siglo XVI y los observadores externos, narran versionescoincidentes de esta historia. TIcuani había sido un "lugar de paso" para los indí­genas, entre ellos chinantecas, olmecas y mixtecos. Los españoles construyeron es­tratégicamente un nuevo asentamiento junto a ese lugar, en El Ganado, para su­perponer las estructuras religiosas y de gobierno españolas en las locales. La con­tinuada rivalidad entre El Ganado y TIcuani se expresa cuando los ticuanenses serefieren a los ganadenses como "inmigrantes", "de piel más blanca", "españoles"y "ricos", mientras que de ellos mismos dicen que son "más indígenas, más autén­ticos", con más "sangre pura". Los ganadenses dicen que los ticuanenses hablanespañol con una entonación indígena especial. Esas diferencias en la economía ylas costumbres del pueblo también fueron descritas en 1958 por Denise O'Brien,entonces estudiante y actualmente antropóloga de la Universidad de Temple. Ob­servó cuán pocas bicicletas hay en TIcuani. Al recordar aquellos años, Leobardome dijo que él y sus amigo solían correr tras el hombre que llevaba la primera bi­cicleta en el pueblo, de la admiración que les causaba. O'Brien observó la formaen que todo mundo en TIcuani se sostenía de la agricultura: El Ganado tenía mu­chos comerciantes. Los ganadenses eran de piel más clara y tenían nombres euro­peos como Rosa Blanca. Esas diferencias históricas iluminan las razones por lascuales la vida transnacional de TIcuani está orientada de manera más colectiva,mientras que quienes se sitúan en el centro de la vida transnacional de El Gana­do, son en su mayoría empresarios migrantes exitosos en Nueva York.

Esta rivalidad se refleja en la manera en que los ticuanenses explican el sig­nificado de la danza de los Tecuanis, que se practica en la región mixteca, auncuando existe una multitud de interpretaciones y variaciones locales. Tecuani, es­crito también como Tecuane, significa "tigre" en náhuatl, una lengua indígenaque hasta años recientes se utilizaba como uno de las principales idiomas en laregión mixteca. Según los museos de antropología del estado, el consistentetema de la danza es que lo campesinos, representados por los jóvenes danzan­tes vestidos con máscaras y sombreros tradicionales, buscan y, tras varios intentos,matan al tigre o jaguar que ha estado matando a los animales de su granja.97 EnTicuani existe otra interpretación que dice que los campesinos, según Leobar-

97 He optado por el nombre ¡¡¡Iso de Ticuani para el pueblo que estudié porque celebra la danza delos -lecuanis, pero adapté la forma de escritura para diferenciarla de su otro significado La historia de la

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do, "se burlan de los españoles ... vistiéndose con ropas viejas y roídas y conabrigos descomunales". De ahí el vestirse como elegantes hombres españoles,pero con ropas roídas, los ticuanenses se mofan de quienes tienen poder. Ade­más, el jaguar (a quien ahora se le une la loba) ya no es una amenaza para losticuanenses, sino que protege al pueblo de las amenazas externas, ya se tratede ladrones, otros animales o españoles. Esta inversión de la historia denota larivalidad entre Ticuani y El Ganado, además del uso de imágenes de personasauténticamente indígenas que se enfrentan con los inmigrantes españoles.

El sincretismo y el localismo de la región mixteca subyacen a la vida transna­cional. Ofrecen atractivas prácticas comunitarias que migran junto con sus mi­grantes. Éstas incluyen acontecimientos de carácter religioso y cultural para losmigrantes de Ticuani y sus descendientes; las prácticas especialmente importan­tes para la segunda generación son La Antorcha y la danza de los tecuanis. Inclu­yen también prácticas políticas como la recolección de fondos en Nueva Yorkpara los proyectos comunitarios de Ticuani. Al mismo tiempo, es frecuente queel poder local del cacique entre en conflicto con el poder"externo" que ejercenlos migrantes en Estados Unidos, quienes sienten que han obtenido autoridad.

El sincretismo y el localismo de la mixteca subyacen a la vida transnacional.Aportan atractivas prácticas comunitarias que migran junto con los migrantes.Además, dentro del contexto de la migración, el poder local de los caciques a me­nudo entra en conflicto con el poder "externo" (en especial el económico) de losmigrantes en Estados Unidos; quienes exigen reconocimiento del poder socialque sienten haber ganado según la lógica de la comunidad campesina corporati­va cerrada, dado su sacrificio y trabajo comunitario. El yuxtaponer estas dosformas de gobierno y honor en el contexto de la migración genera una tensión di­námica que altera las posibilidades de pensamiento y acción en la política de 0­cuani, lo que contribuye a crear una comunidad política transnacional.98

la emigración desde Ticuani y la región, su papel

en la creación de una vida transnacional duradera

La velocidad a la que Ticuani se ha transformado puede apreciarse a partir decómo su principal coyote -un contrabandista que ayuda a cruzar a los indocu­mentados por la frontera entre México y Estados Unidos a cambio de una cuo­ta- respondió a mi pregunta, a mediados de los años noventa, acerca de cómoiba el negocio, ¿estaba llevando a mucha gente? Se rió: "¿cuál gente?" Todos

danza de los Tecuanis puede verse en las instalaciones en Puebla del Instituto Nacional de Antropologíae Historia.

"'Véase Sahlins. 1981, sobre las estructuras históricas generativas.

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los habitantes de Ticuani ya se habían ido. Desarrollaba sus mercados más le­jos, en las nuevas comunidades de origen de Oaxaca y Guerrero. Mientras es­tábamos en el zócalo, después de que los migrantes de retorno para la fiesta sehabían ido nuevamente a Nueva York, su enunciado quedaba claro. Había mu­jeres y hombres viejos y niños pequeños, algunos con sus madres, pero casi noquedaban jóvenes o adultos en edad de trabajar. Los amplios cambios sociales,económicos y demográficos que ha experimentado Ticuani y el descenso en lascifras de nuevos migrantes, hacen de Ticuani una comunidad migrante madu­ra. Estos cambios generan conflictos y exacerban las desigualdades que se ex­presan transnacionalmente. Además de los efectos de la emigración a gran es­cala, la vida transnacional de Ticuani se ha visto afectada por acontecimientosespecíficos como la aprobación, en 1986, de la Ley de Reforma y Control de laInmigración (Immigration Reform and Control Act, IRCA por sus siglas en in­glés), cuya cláusula de amnistía abarató la migración de retorno haciéndolamás regular, además de facilitar la emigración de una porción considerable dela juventud de Ticuani. Hay una estabilidad relativa en los arreglos sociales ypolíticos que organizan la participación transnacional en la vida de Ticuani porparte de los migrantes en Nueva York.

La emigración desde la mixteca durante los últimos 20 años ha alcanzadoniveles comparables con los de estados clásicos de origen de flujos, como Zaca­tecas, con cambios similares en la estructura social y vida transnacional. De casi4,000 personas en 1958 y unas 4,600 en 1970, la población de Ticuani descen­dió a casi 3,800 en 1980, a 2,500 en 1990 y 1,800 o menos en el 2000.99 Ticua­ni perdió al 38 por ciento de su población durante la década de los ochenta yotro 28 por ciento de esa ya menguante se fue en la década de los noventa. DonAndrés, antiguo maestro y expresidente municipal me dijo en el 2000 que "losque vivimos aquí permanentemente somos como el 45 o el 40 por ciento, y el60 por ciento vive fuera del pueblo". Una encuesta que hice en febrero de 1992arroja una imagen similar. lOO E141 por ciento de los ticuanenses residía en Nue-

""Calculo la pérdida de población de dos modos. Primero, si en 1958 había 3,975 personas y se die­ron 218 nacimientos en 1959, entonces la población en 1970, cuando hubo 251 nacimientos, sería deaproximadamente 4,578, la que, según el lNI'.Gl (responsable del censo mexicano) descendió a 3,857 en1980 y a 2,483 en 1990. Un conteo por hogares en 2000, realizado por mis investigadores, arrojó un es­timado de unas 1800 personas. Aun cuando no sean completamente exactas, estas cifras muestran unmarcado descenso en la población. Las 1,800 personas en Ticuani en el año 2000 representan tan sólo el39 por ciento de las 4,578 que había en 1970, antes de que empezara una acelerada emigración, con unapérdida neta de población del 61 por ciento respecto a la existente en 1970. Segundo, las cifras del INEGl

muestran una pérdida poblacional neta de 1,354 entre 1980 y 1990, lo que significa 35 por ciento de lapoblación, con lo que su subestima la pérdida total porque muchos se habían ido antes de 1980. La dé­cada de los noventa fue testigo de la pérdida de unas 683 personas, o 28 por ciento de la ya bastante diez­mada población de Ticuani en 1990.

'''''El municipio constituye la unidad básica de gobierno en México, y corresponde al condado en Es­tados Unidos. Generalmente tiene una cabecera., o sede del condado, en donde se alojan el gobierno y la

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LOS INMIGRANTES MEXICANOS EN NUEVA YORK V "LJHILA 65

va York y el 48 en Ticuani. Que perdiera sólo unos 700 migrantes durante losnoventa, cuando en los ochenta se habían ido cerca de 1,300, muestra lo esca­sa que se había vuelto su población potencialmente migrante.

Los registros telefónicos de Ticuani también indican una orientación haciaNueva York. Antes de mediados de los sesenta, cuando se instaló el servicio di­recto por la dependencia nacional de teléfonos, todas las llamadas dentro y fue­ra de Ticuani tenían que ser conectadas manualmente, por un operador con untablero de conexiones, lo que implicaba esperas de horas para que aparecierauna operadora internacional en la ciudad de México. Para mí, esto representa­ba que mi esposa y yo pudiéramos hablar 20 minutos por semana después deesperar tres horas para que entrara la llamada. La única ventaja era que mien­tras esperaba podía contar cuántas llamadas entraban y a través de qué clavesde área, lo que me daba un aproximado de los destinos de los emigrantes. Du­rante un mes típico de 1992 había 10 veces más llamadas a Estados Unidos quea todos los destinos combinados en México -288 frente a 28. La ciudad deNueva York recibía unas 209 y los estados de Nueva York, Nueva Jersey y Con­necticut 245 de las 288 llamadas a Estados Unidos.

La amnistía de 1986 y la durabilidad

de la v/da transnacional

La cláusula de amnistía de la Ley de Reforma y Control de la Inmigración de1986 facilitó que se realizara la vida transnacional al hacer más barato, rápidoy sencillo, para los beneficiarios de la ley, viajar entre TIcuani y Nueva York. Hizoposible que los migrantes indocumentados legalizaran su situación si cumplíancon determinadas condiciones, lo que se dio en el caso de muchos ticuanen­ses. IOI La tabla 1 muestra el estatus legal de los migrantes en su primer viaje yluego en su viaje más reciente a Estados Unidos. Mientras que el 66 por cientoreporta que carecía de documentos en su primer viaje de regreso a México, sóloel 16.3 por ciento estaba en esa condición durante su viaje más reciente. Ade-

policía, y una o más demarcaciones agrícolas conocidas como ranchos. La encuesta mencionada recabó in­formación de 100 edificios, 79 hogares y 290 ticuanenses, y generó datos como el domicilio actual, la his­toria migratoria y laboral, la condición legal de los miembros del hogar, incluidos los que residían enNueva York. Esas 290 personas representan un 10 por ciento de la población de la cabecera, según nues­tro cálculo. Los ticuanenses locales calculaban en 1993 que unas 1,500 personas de las 2,483 del munici­pio viven en la cabecera. Si 1,500 personas equivalen al 48 por ciento en Ticuani, entonces 1,272 equiva­len al41 por ciento en Nueva York, lo que da un total de 2,772 ticuanenses de la cabecera entre NuevaYork y Ticuani. Los 290 de quienes tenemos información representan el 10.4 por ciento de 2,772. Estemétodo burdo no alcanza a ser una demografía, pero dado el alto porcentaje de la población encuesta­da, cumple con nuestros propósitos.

lO] Se accedía a la amnistía a través de la posibilidad de demostrar que se había trabajado durante90 días en la agricultura de Estados Unidos entre mayo de 1985 y mayo de 1986, o a través de haber vi-

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66 ROBERT COURTNEY SMITH

más, si se suma el 23.5 por ciento que utilizó una visa de turista en su primerviaje a Estados Unidos, cuya expiración generalmente los convertiría en indo­cumentados, entonces el 89.6 por ciento de los elementos de la muestra era in­documentado o probablemente se tornarían tales en su primer viaje. Adicional­mente, el 41.8 por ciento de los migrantes con estatus legal había legalizado susituación a través de la amnistía, mientras que otro 36.7 por ciento lo hizo porotros medios, lo cual arroja una población de migrantes de retorno compuestapor 78.5 por ciento de documentados y 18.5 por ciento de indocumentados, unagudo contraste respecto al 89.6 por ciento de los que habían salido por primeravez como indocumentados o que era muy probable que se convirtieran en tales.

TABLA 1

CONDICIÓN MIGRATORIA EN ESTADOS UNIDOS,DE LOS MIGRANTES DURANTE SUS VIAJES A TICUANI

Primer viaje--------

Número %

Viaje más reciente

Número %-------------- -

Indocumentados 76 66.1 16 16.3

Documentados 8 6.9 36 36.7

Visa de turista 27 23.5 2 2.0Ciudadanía en EU 3 2.6 3 3.1

A.mparados por la

amnistía de 1986 1 0.9 41 42.8

Total 115 100.0 98 100.0-------- -----------

Fuente: Encuesta del autor, febrero ele 1992.

El poseer los documentos legales para su estancia significaba que los mi­grantes que no habían regresado durante años o décadas podrían hacerlo sinpagar un coyote o correr los riesgos de un cruce ilegal. Los migrantes legaliza­dos podían ahora planear sus visitas para las vacaciones sin perder sus trabajosen Nueva York por no regresar a tiempo, debido a que se les capturara al rein­gresar a Estados Unidos o se quedaran más tiempo por la incertidumbre decuándo podrían volver de nuevo a Ticuani. "Tener papeles" también ha cam­biado la orientación psicológica de los migrantes y de quienes se quedan en casa.La madre de uno de los miembros del comité que no había regresado en añosme dijo con una sonrisa que ahora su hijo con los papeles en regla no tendría

vida en Estados U nielas sin interrupciones desde 1981. Los mexicanos solicitaron su ingreso con tasas másaltas que las demás nacionalidades.

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LOS INMIL,RANTES MEXICANOS EN NtJlVA '\"011.11< y i>LiEmA 67

excusa para no visitarla. Él le dijo que con estos papeles regresaría con mayorfrecuencia y que tenía sentido "invertir en una cámara de video" con la cualgrabar la fiesta y poder ver las cintas en Nueva York con sus amigos ticuanen­ses. Tales cambios se encuentran detrás de los niveles en aumento de la activi­dad transnacional que se ha visto durante los años noventa y que analizamosen capítulos posteriores.

No obstante, la amnistía ha desatado una emigración que en el largo pla­zo debilitará la vida transnacional de la localidad. El momento de mayor incre­mento en la emigración desde Ticuani se dio durante el programa de amnis­tía,102 en buena parte porque los hijos de los migrantes fueron capaces de llegara Estados Unidos después de que sus padres se legalizaron. Como resultado, lapoblación escolar en secundaria de Ticuani descendió de ser 100 por ciento es­tudiantes nacidos ahí en 1981, cuando se abrió la escuela con 139 estudiantes,a tener, en enero de 2000, 63 por ciento de ellos que provenían de fuera -6 porciento nacidos en Estados Unidos, 57 por ciento en otros pueblos- mientrasque sólo el 37 por ciento era originario de Ticuani. Los registros escolares in­dican que durante los años de mayor emigración de estudiantes, entre 1993 y1998, el 24 por ciento de los estudiantes salió a la mitad del año escolar, y losmaestros de casi todos ellos declararon que se habían ido a reunir con sus pa­dres en Nueva York. Ese verano se fueron más después de que terminara elperiodo escolar. Ochenta y cuatro de 96 estudiantes -88 por ciento- encuesta­dos en el año 2000 tenían parientes en Estados Unidos, lo que hacía más pro­bable que ellos migraran. En efecto, este incremento en la reunificación fami­liar fue de tal magnitud que el director de la secundaria y las preparatorias deTicuani me dijo que uno de sus grupos perdió a 25 de sus 60 estudiantes en elverano durante el programa de amnistía, lo que desencadenó una investigaciónpor las autoridades educativas del estado en la capital de Puebla, quienes sos­pechaban que los líderes de las escuelas se habían robado los fondos dirigidosa los estudiantes que ya no existían. Empero, la misma historia de reunificaciónfamiliar se repetía en toda la mixteca durante finales de los ochenta y hasta me­diados de los noventa.

El aumento en la migración de los jóvenes, incluida la de adolescentes ha­cia Nueva York, se percibe en el crecimiento de las cifras de jóvenes mexicanosque llegan legalmente a Nueva York en la década de los noventa, cuando se lecompara con la de los ochenta, según lo calcula Joe Salvo del Departamentode Planeación Urbana de la ciudad de Nueva York con base en datos estadísti-

''''Mi encuesta muestra una salida estable de migTantes con tTes grandes incremenros: durante 1969­1972, cuando se fue la primera "clase" de emigrantes jóvenes, en parte como respuesta a la represión po­lírica en México; después de la gran devaluación del peso en 1976; Y el mayor incremento. de maneranotable, duranre los años de la amnistía en el periodo 1986-1988.

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68 ROBERT COUR"lNEY SMrnI

cos de la Oficina de Inmigración. 103 Estas estadísticas enumeran tan sólo aaquellos mexicanos que llegan como inmigrantes legales (no como turistas)a Nueva York, y por lo tanto no reflejan con exactitud la magnitud del incre­mento en esta población, la que, según algunas mediciones, está compuesta enmás del 90 por ciento por indocumentados. Pero estas cifras son útiles porquemi trabajo etnográfico indica que muchos jóvenes que vieron que sus amigosy parientes se iban legalmente a Nueva York los siguieron con el beneficiodel estatus legal. El éxodo de cónyuges e hijos desde la Mixteca tras de la amnistíaestaba compuesto tanto por migrantes legales como por indocumentados; es­tos últimos, que constituían el mayor flujo, fueron atraídos en parte por losprimeros. De tal forma, podemos tomar los cambios en estas cifras relativamen­te pequeñas de ingresos legales como indicadores de lo que sucede en la pobla­ción más amplia. Durante los años ochenta, un promedio anual de 394 mexi­canos llegó legalmente a Nueva York (un total de 3,938) y 75 de ellos tenían 25años o menos. Durante los años noventa, un promedio de 772 anuales (un to­tal de 7,718) fueron admitidos legalmente cada año, y 387 de ellos tenía 25años o menos. De tal forma, el porcentaje de jóvenes menores de 25 años deedad del total de quienes fueron admitidos legalmente aumentó de 19 porciento en los años ochenta a 50 por ciento en los años noventa.

También la amnistía juega un papel causal role en un argumento que se de­sarrolla en el libro en el sentido de que el incremento en la inmigración de jó­venes mexicanos, en especial de los migrantes adolescentes, aumentó el senti­miento antimexicano y ayudó a la formación de pandillas de mexicanos, en es­pecial durante mediados de los noventa. Las cifras de jóvenes mexicanos demenos de 25 años de edad que llegaron a Nueva York se incrementan desde unpromedio de 183 para 1990-1991 a 567 para 1992-1994, precisamente en laépoca en que mis informantes me dijeron que los migrantes adolescentes esta­ban llegando en grandes cantidades a Nueva York, afectando las relaciones en­tre los mexicanos y sus relaciones con otros grupos étnicos. Las cifras bajan apoco menos de 400 anuales entre 1995-1999. Buena parte de esta baja puederastrearse hasta los jóvenes que fueron admitidos por medio de los programasde amnistía, cuyas cifras fueron de cero en 1990 y 1991 a un promedio de 256durante 1992-1994, y nuevamente a cero o uno durante 1995-1999. Si mis in­formantes están en lo correcto al decir que muchos jóvenes indocumentados si­guieron a sus amigos y parientes con documentos hacia el norte, estas medidasestadísticas proporcionan una indicación de este movimiento.

lI"Estos datos estadísticos fueron calculados generosamente para mí por parte de .loe Salvo y PeterLobo. Algunos de ellos aparecen en su libro del año 2000: Lobo, Arun Peter y.loseph J. Salvo. 2004, TheNell'esl New Yorkers, 2000, Nueva York, New York City Department of City Planning.

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lOS INMIGRANTES MEXICANOS EN NlJlVA YORI{ V Pl'UnA

La vida transnacional y los cambios en las

estructuras poblacionales y ocupacionales de Ticuani

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La madurez de Ticuani como comunidad migrante significa que se va una canti­dad menor de personas, pero sus estructuras de población y ocupacional sirven deapoyo a formas antiguas y nuevas de la vida transnacional. Ha transitado desde lafase de migración, pasando por la de establecimiento, a la de consolidación, la quesirve de sustento a la vida transnacional de varias formas. Primero, la divi­sión del trabajo productivo en Nueva York donde trabaja la gente, respecto altrabajo "reproductivo" en Ticuani, \04 donde nacen y se crían los bebés. donAndrés describe así esta división del trabajo: Ticuani está constituido por quie­nes "tienen menos de 15 y más de 50 años de edad". Mientras que los ticua­nenses

entre la edad de 15 a 50 años, o sea, casi la mayoría de la juventud en épo­ca productiva, o sea que están fuertes y sanos y deseosos de hacer de suvida una vida buena, se van a Estados Unidos. Los poquitos que están, te­nemos una edad entre 20 y 50 años, pues somos los que de una u otra ma­nera, tenemos una profesión, que podemos sobrevivir aquí, en nuestropueblo, ¿no?

Los niños de uno a 14 años constituyen tan sólo el 4.5 por ciento de la po­blación en Nueva York, y el 33.6 por ciento en Ticuani. En forma paralela,los viejos constituyen tan sólo el 2.7 por ciento de los ticuanenses en NuevaYork, y el 15.6 por ciento de los que están en Ticuani. Por otro lado, entre losticuanenses en Nueva York un 45 por ciento de la población total se sitúa enel grupo de edad de 25 a 40 años y el 27 por ciento en el de 41 a 60 años.Entre los que residen en Ticuani, sólo el 19.5 por ciento de la población esen el grupo de 25 a 40 y un 16.4 por ciento en el de 41 a 60 años. En Ticua­ni, el 67.7 por ciento de la población se encontraba en las categorías de "piede casa" o "estudiante o de edad preescolar", mientras que en Nueva York el21.7 por ciento de la población quedaba en estas categorías. De ahí que lavida transnacional surja en parte de la división entre el trabajo reproductivoy productivo, ya que Ticuani ofrece servicios a las mujeres, niños y abuelosque se quedan.

La migración también ha alterado la estructura de clase previa hasta hacer­la irreconocible, al introducir la vida transnacional. Mientras que todas las fa-

104La cifra de los nacimientos en Ticuani también ha descendido a tan sólo 107 en 1997, una can­tidad menor a los 131 que tuvo en 1900, los 199 nacimientos de 1919. los 157 de 1954, y los 251 de1973. Este descenso se debe tanto a una tasa descendente de los nacimientos como a una poblaciónque se reduce.

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milias en Ticuani en los años cincuenta estaban vinculadas a la agricultura, amediados de los noventa había un porcentaje casi igual de campesinos -13.4por ciento- y profesionistas -11.8 por ciento- como resultado de la emigraciónde los primeros y la fuerte demanda de los segundos, ya que las remesas sirvenpara pagar a los profesores y médicos que atienden a los jóvenes y ancianos quese quedan. Ticuani tiene incluso su propio "arquitecto transnacional" que vue­la a Nueva York y diseña las nuevas casas en las cocinas de allá y cobra más de60,000 dólares por todo el paquete. Él mismo es resultado de otro patrón in­ducido por la migración, en el cual los hermanos más jóvenes (sobre todo) sonapoyados por sus hermanos mayores migrantes en sus estudios profesionalesen México, elevando así el estatus de la familia en Ticuani.

Los profesores se han visto afectados en forma especialmente vigorosa. Laescuela ha sido por tradición una fuente estable de empleo en las áreas ruralesy los profesores han desempeñado papeles centrales en la organización de lavida socia!, cultural y política en ese medio, con frecuencia como contrapesosdel monopolio de poder político por parte de los caciques locales. lOó Pocos pro­fesores emigraron desde la mixteca antes de la "década perdida" de los ochen­ta, aunque desde entonces muchos lo han hecho, ya que el poder adquisitivo

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Fotografía 2. Vieja casa de piedra, de un piso,junto a una casa de dos pisos con palio; en1icuani, 2004,

'''', Fo"'eraker, 1993; Paré, 1975.

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rOLOgTafía 3. Nuevas construcciones habitacionales en frente de la iglesia de Ticuani, 2000.

de sus salarios se ha erosionado tanto que no podían pagar pequeños lujos co­mo la carne o un vehículo. Los profesores experimentaron esta erosión mien­tras observaban que sus antiguos estudiantes, cuya escolaridad rara vez iba másallá del sexto grado, regresaban de Estados Unidos forrados de dinero para su­pervisar la construcción de sus casas, las que equipaban con nuevos aparatos. Mu­chos siguieron a sus estudiantes en el viaje al norte, primero como "trabajadorescon un propósito" (target earners), que regresarían una vez hubieran ganado el di­nero suficiente para, por ejemplo, una casa, y después como migrantes a largoplazo. Los representantes del sindicato estatal de maestros me dijeron que estohabía originado una fuerte escasez de profesores en la mixteca, donde el 20 porciento de la región y el lOO por ciento en los pequeños ranchos habían migradoa Estados Unidos, en comparación con el 5 por ciento para todo el estado dePuebla a principios de los años noventa. Esto significaba que del 50 por cientoal 80 por ciento de las escuelas de los ranchos se había cerrado en algún momen­to durante los años ochenta y noventa. Además, surgió un mercado negro depuestos en las escuelas, ya que los maestros migrantes vendían sus empleos porun tiempo limitado en unos 700 dólares anuales a principios de los noventa. Parafinales de esa década, el estado de Puebla había dejado de renovar los "permisos

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de migrantes" para los profesores, obligando a muchos que vivían en EstadosUnidos a decidir si permanecían allá en forma definitiva o regresaban a Puebla.

Estos cambios afectaron de dos maneras la vida transnacional de Ticuani.Primero, incrementando la cantidad de maestros que ha trabajado con el comi­té en Nueva York, lo que ha servido para fraguar una sociedad natural entreestos grupos, pues ambos deben negociar con el cacique y su camarilla. Los pro­fesores hacen esto como líderes de la clase media en Ticuani, y el comité comouna estructura de poder transnacional alternativa. A manera de presagio, losmaestros que derrotaron al candidato del cacique en las elecciones municipalesde 1998 habían solicitado licencia anteriormente para ganar dinero en NuevaYork, trabajando con el comité y desarrollando relaciones estrechas con otroslíderes ticuanenses cuyo apoyo resultó crucial para su elección. Un segundoefecto fue que estos cambios llevaron a varios maestros que habían solicitado li­cencia a decidir permanecer en Nueva York. Tomás Maestro me dijo que "elsindicato (en México) me advirtió, «ya no. Regresas o te quedas allá, pero ya note daremos permisos para ausentarte»". Como su empleo en Nueva York leofrecía patrocinar su residencia en Estados Unidos, decidió quedarse. Tomás seha convertido en personaje protagónico en la vida pública de Ticuani, ha sidoel anfitrión del sacerdote y el presidente municipal cuando cada uno por suparte visitó las reuniones públicas de Ticuani en Nueva York y ha sido un orga­nizador estratégico respecto a la manera en que el comité ha de negociar conel ayuntamiento. El panorama más amplio en este caso es que la migración hainducido cambios que han empujado a los maestros hacia el norte y su presen­cia en Nueva York ha desatado mayor actividad y conflicto transnacionales, comoveremos más delante.

la migración y la transnaclonalización

de la economía de Ticuani

El que los profesores, que antes tenían una seguridad económica, empezaron amigrar en grandes cantidades es un signo de que ha surgido una "economía deremesas" en Ticuani y en la mixteca. 106 Éstas constituyen la fuente más consi­derable de ingresos en la región y son, incluso, de mayor monto que los fondosque el estado destina a esta área, según los políticos locales. En efecto, casi cadapeso que se gasta en la mixteca puede ser rastreado hasta alguien que friegatrastos en Nueva York. Los vendedores de elotes dan el cambio de grandes pa­cas de billetes compuestas de pesos multicolores y dólares verdes. Con funda­mento en los giros postales, deduzco que cada año llegaban a Ticuani de tres a

HJ6Véase Smith, 1995.

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LOS INMIGRANTES MEXICANOS IN NlJlVI\ YORK y PUE8L1\ 73

cinco millones de dólares a principios de los años noventa, en promedio másde 500 dólares por persona. Los propietarios de las casas de cambio localesconsideran que esa cifra se sitúa en más de 1,300 dólares por persona. Ese cálcu­lo parece probable si se toma en cuenta que las remesas a México alcanzaronmás de 11,000 millones de dólares en el año 2002, apenas por debajo de losingresos de divisas producto del petróleo, cantidad que generó el 10 por cientodel producto interno bruto en el país durante los años noventa. 107 En las áreas deorigen de migrantes como Ticuani, las remesas se convierten en una parte vitalde la economía. Don Andrés cree que "definitivamente no podría vivir sin el apo­yo económico. ¿Por qué? Porque las familias están a medias ... la mitad de familiaestá allá y la mitad está acá. O a veces familias enteras están allá ¿no? Y los quequedan acá son abuelitos o son niños ... dependen o sea dependemos de ellos ...de la gente en edad productiva. La que está allá trabajando ... Ticuani es un pue­blo dependiente de Estados Unidos porque su gente en edad productiva estáallá". Esta dependencia puede verse directamente en la magnitud del ingreso delhogar reportado por los ticuanenses como proveniente de las remesas. Un 32.5por ciento de todos los ticuanenses en mi muestra informaba que sus hogares enTicuani recibían el 99 por ciento o más de sus ingresos a través de las remesasdesde Estados Unidos y otro 18.7 por ciento reportaba que el 90 por ciento desu ingreso llegaba de esta forma, no que arroja un total de 51.2 por ciento de loshogares en Ticuani que reciben el 90 por ciento o más de sus ingresos por las re­mesas de Estados Unidos! La categoría más amplia de hogares, que no reporta­ban haber recibido ingreso alguno a partir de las remesas de Estados Unidos erade tan sólo el 36.1 por ciento del total y muchos elementos de este grupo vivíanen la pobreza absoluta porque nadie les mandaba dinero.

Una economía de remesas afecta la vida transnacional de diversas maneras.Primero, exacerba las desigualdades al "dolarizar" la economía local, inflando losprecios cuando las familias migrantes pagan sus bienes con dólares, acentuandolas diferencias de clase en México dependiendo de si se tiene o no a un migranteen Estados Unidos y cuánto gana y envía. lOS Esto produce a la vez una "burguesíade las remesas" que vive más cómodamente a partir del flujo de dólares, pero tam­bién una "clase baja transnacional" (underclass) que no recibe remesas. Incluye alos muy pobres que no pueden pagar el emigrar, y deben ganar en pesos, local­mente, pero comprar en una economía dolarizada y a los ancianos que no tieneningresos en absoluto. Don Cuauhtémoc, el presidente municipal ele TIcuani en1999, describía esta estructura de clase como las "dos economías"109 de Ticuani,en las que pueden vivir aquellas familias con un migrante que envía dinero, pero

""Véase Durand y Massey, 1996. Ellos calculan la cifra del 10 por ciento para el año 1992.IOH Mines, 1981; Massey el al., 1987; Castañeda, 1996.11l'Véase Castañeda, 1996.

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"los que no tienen familias (en Nueva York), no tienen nadie. Esos son los quevan más ... bajos en la economía hasta para sobrevivir, ¿sí? A ellos les cuesta mássobrevivir. .. porque allá en la región ... tú ya viste es más cara... " a causa de lamigración. Calculaba que "cerca del 20 por ciento" de los ticuanenses vive en unapobreza indigna y "no tiene a nadie" que le mande dinero, que más de la mitadde los ticuanenses tenía necesidades económicas no resueItas. La demanda de ayu­da para comida en el pueblo era tan grande que tenían que rotar entre cuál de las335 familias posibles (de un total de 600) recibiría las despensas del programapara el combate a la pobreza del gobierno municipal. Más gente en TIcuani nece­sita esta ayuda a medida que más migrantes se establecen, crían a sus familias enNueva York y cuentan con menos dinero para enviar. llo

Las "dos economías" de Ticuani contribuyen al surgimiento de la vida trans­nacional y a las tensiones dentro de ella. En primer lugar, la dependencia de lasremesas ha hecho imposible que las autoridades municipales recolecten los fon­dos necesarios para los proyectos municipales, convirtiendo en esencial la coope­ración de los migrantes. En segundo lugar, las dos economías exacerban las ten­si~nes de clase, marginando a quienes sufren atraso, lo que deriva en un terrenofértil para los pandilleros entre los jóvenes de Ticuani, como sucedió en los añosnoventa. Estas posiciones de clase previas a la migración hacen más probable quelos migrantes adolescentes pobres experimenten una asimilación negativa en Es­tados Unidos, mientras que los colegas más ricos y mejor conectados tengan unamayor probabilidad de lograr una asimilación segmentada con movilidad ascen­dente. En tercer lugar, ha generado escasez de mano de obra en el pueblo, lo queha ocasionado la llegada de inmigrantes indígenas provenientes del estado deOaxaca, quienes construyen casas para los ticuanenses de retorno que residen enNueva York. Finalmente, aquéllos con la capacidad de situarse estratégicamenteen esta economía de remesas se han beneficiado de manera exagerada. Por ejem­plo, ante la carencia de banco u otras instituciones financieras que compitan,durante fines de la década de los noventa, el cacique y sus amigos han captadocasi por completo el mercado local de dólares, cobrando cuotas que les dejan unaganancia considerable. Debido a que el cacique tiene la franquicia de la tiendaestatal de mercancías, vendió buena parte de los materiales de construcción en elpueblo durante los 25 años que duró el clímax de la construcción de casas impul­sado por los migradólares y los sueños de convertirse en propietarios de una vivien­da. Este enriquecimiento de unos cuantos a partir de los sueños de muchos nopasó desapercibido para buena parte de la población, lo que utilizaron los profe­sores de manera efectiva en la política para oponerse más tarde al monopolio delcacique en las elecciones municipales.

1l0 Massey el al., 1987 y Massey, 1999.

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Conclusión: contextualizar el análisis de lavida transnaclonal y su durabilidad

La vida transnacional está fundamentada simultáneamente en la asimilaciónde los migrantes ticuanenses y sus hijos en Nueva York yen la transformación deTicuani y la mixteca por la migración. En Nueva York, la asimilación no evitala participación en la vida transnacional. En cambio, proporciona un contextoque hace que los vínculos transnacionales tengan sentido para los inmigrantesy sus hijos. Aunque dejo para más adelante en este libro demostrar dichos víncu­los, he establecido una visión panorámica de la forma en que los ticuanenses ysus hijos han experimentado Nueva York como minorías entre las minorías, enespecial los puertorriqueños, y de qué manera esto ha motivado en parte suslazos transnacionales.

La migración ha cambiado las estructuras demográficas, poblacionales ysociales en Ticuani de manera que han contribuido a generar una vida trans­nacional duradera, que afecta la política, las experiencias de género y de se­gunda generación. Aunque Ticuani es una comunidad migrante madura en laetapa de consolidación de la migración, su vida transnacional continúa debidoa su dependencia económica respecto a quienes están en Nueva York, y a susotros vínculos continuados entre los dos lugares. Por ejemplo, la migración hatransformado profundamente la estructura de clases sociales en Ticuani, fo­mentando tanto un incremento en la migración como la participación en la po­lítica transnacional para los profesores y al surgimiento de pandillas como unimportante rasgo de la vida de Ticuani. El mantenimiento de Ticuani comouna guardería y un asilo en la primera y segunda generaciones también pro­mueve una vida transnacional duradera. En lo que sigue, analizo de qué mane­ra estos dos contextos han sido el fundamento de una transnacionalización dela política, de las negociaciones de género y de la adolescencia para los ticua­nenses y sus hijos.

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Capítulo 2

Los ausentes siempre presentes:la ima~inación y la creación de una comunidad

política transnacional en el á.n,bito local

LAS PALABRAS "los ausentes siempre presentes" evocan de bella manera dife­rentes dimensiones de la vida transnacional cuando se utilizan por diferen­tes personas. Cuando Tomás Maestro se sienta en el sótano de Casa Zavalaen Brooklyn y con esa frase, que forma parte del escudo del comité de Nue­va York, sella los recibos del dinero recolectado para el proyecto de agua, ex­presa la imaginada presencia del comité en Ticuani y la autoridad compar­tida que ejerce junto al ayuntamiento. No obstante, cuando el presidentemunicipal dice que "los ausentes siempre presentes" "suena como una ame­naza, ¿no?" ellos representan una vigilancia y una imposición externas queno son bienvenidas. En este intercambio vemos una danza de afirmación, re­conocimiento y reserva entre el comité y el ayuntamiento. El comité deseaafirmar su lugar en la vida pública de Ticuani y comparte el poder con elayuntamiento, pero las autoridades municipales siempre pueden redefinirsu relación para presentar al comité como un órgano que traspasa sus pro­pias atribuciones.

Al recuperar la historia de las obras públicas, las luchas de poder y lacooperación entre el comité y las autoridades municipales en los últimos 30años, se puede discernir la formación de una comunidad política transnacio­nal en el ámbito local. El comité no sólo se ha convertido en una institucióna través de la cual los ticuanenses que viven en Nueva York participan en lavida pública, sino también en su vocero frente a las autoridades electas enTicuani, a las que con frecuencia se percibe como personas que trabajan afavor de los intereses de las élites locales y quienes tratan a los migrantes comociudadanos de segunda clase. No obstante, a medida que ha financiado cadavez más obras públicas -entre ellas, una aportación de 100,000 de los150,000 dólares del costo del mayor proyecto del pueblo hasta el momento,el sistema de agua potable- ha exigido mayor capacidad de decisión en lapolítica de Ticuani. Estas estructuras paralelas de poder -el comité en Nue­va York y el cacique y las autoridades municipales en Ticuani- han logrado

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un acuerdo político que establece las reglas para aquellos que desde NuevaYork quieren participar en la política de Ticuani, a las que veo como la institu­cionalización transnacional de una comunidad política local. El comprender ladinámica de la membresía en Ticuani habrá de iluminar la vida política enotros municipios igualmente transnacionalizados. Además, las mismas deman­das y oposiciones en el caso de Ticuani se encuentran detrás de los debates másamplios en México respecto a si los inmigrantes en Estados Unidos han de in­cluirse, y de qué manera, en la comunidad política nacional. Para el verano de2003, los migrantes que vivían en Estados Unidos competían "en su calidad de mi­grantes" --con la intención explícita de vivir en Estados Unidos y defender a "nues­tra gente" allá- para ocupar curules en el Congreso mexicano por medio de losprincipales partidos políticos, y el tema se discute ampliamente en el caso dela política de las elecciones presidenciales. En este contexto, Ticuani parecepresagiar una interesante y creciente porción del futuro político de México y eldebatido lugar que ocupan los migrantes en él, de lo que este libro ofrece unavisión íntima.

La tarea analítica principal de este capítulo es reconstruir la forma enque se ha creado y opera la comunidad transnacional de Ticuani. El traba­jo del comité con los ticuanenses en Nueva York y sus negociaciones con elayuntamiento no sólo generan un mapa moral, sino también institucionesque encarnan esta visión. Los miembros del comité no sólo buscan el reco­nocimiento y la influencia política, sino que ahora los exigen con base en supoder económico. Centrarme específicamente en las luchas por la comuni­dad política me contrapone con algunos académicos que utilizan la perspec­tiva transnacional para percibir al Estado como marginal en la creación dela vida transnacional, y con otros, entre ellos la antropóloga Nina Glick­Schiller, que ve a la "comunidad" a manera de un concepto demasiado "li­mitado" para utilizarse, enfatizando, en cambio, que el Estado-nación estáahora "desterritorializado".lll Pero estos académicos tiran el agua con todoy el niño. Se oponen, con razón, al concepto de la "comunidad natural", se­gún el cual se piensa que formas anteriores de la comunidad eran más purasy armoniosas, que expresaban directamente cualidades que se creían dadas,intrínsecas y esenciales de un pueblo. No obstante, hay otras concepcionesde la comunidad. Parte del problema es que tales nociones "naturales",esencialistas, se invocan de manera rutinaria para justificar los reclamos ytrazar las fronteras de las comunidades morales de manera que sólo refle­jan el interés propio. Pero incluso si los ticuanenses (o cualquier otro políti-

"'Glick-Schiller y sus colegas (1992.1994) sacaron a la luz la comunidad al empezar a teorizar acer­ca de la vida transnacional y desde entonces muchos autores la han evitado. Otros utilizan a la "comuni­dad" para designar muchas clases distintas de asociación.

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LOS A.USENTES SIEMPRE PRESENTES 79

ca) utilizan estratégica o aun cínicamente a la "comunidad" para avanzar enel logro de sus intereses, cuando negocian e institucionalizan acuerdos queguíen sus acciones en los temas públicos, forman una comunidad políticafuncional que es digna del nombre. La comunidad es efectivamente un con­cepto limitado, pero precisamente este debatido trazo de límites es lo quecrea un sentido de espacio y anima a la acción. Ticuani constituye lo que enotra parte denominé una "localidad transnacional"112 en la que el sentidodel espacio se encuentra fundamentado en un espacio geográfico (de modoespecial Ticuani, en el zócalo, pero también Nueva York, por ejemplo, en elsótano de la Casa Zavala con su altar al Padre Jesús), en el espacio social ge­nerado por las relaciones entre los ticuanenses y por sus instituciones (entreellas el comité); que se experimenta en el espacio constituido de sus reunio­nes (una muestra es la celebración de la Antorcha en Nueva York). Descri­bo aquí de qué manera una multiplicidad de lógicas y mecanismos de po­der y formas de gobierno en lo local y transnacional se negocian, para cons­truir una comunidad política transnacional. Mi propósito es describir lasluchas y acuerdos que hacen de Ticuani una localidad transnacional comola que es.

Ticuani y el resto de la política migrante también puede entenderse uti­lizando el libro clásico del plitólogo Albert Hirschman, Exit, Vóice and Lo­yalty, de 1970. Aunque la mayor parte de las teorías de la inmigración o lapolítica verían a los migrantes mexicanos como personas que dejan el siste­ma político de México y que luego optan por tornarse políticamente apáti­cos en Estados Unidos o trasladarse a la política desde su condición demiembros de un grupo étnico en Estados Unidos, los ticuanenses y otros mi­grantes mexicanos no han hecho ni lo uno ni lo otro. Han salido de Méxicoy viven en Estados Unidos, pero han permanecido leales a sus localidades deorigen al contribuir con ellas, pero también ejercen el voto, por ejemplo, alexigir la democratización de México a modo de condición para continuardando su apoyo económico. En este capítulo reconstruyo la evolución de lasrelaciones entre el comité y el ayuntamiento; analizo de qué forma esta par­ticipación implica diversos usos de la salida, la voz y la lealtad. Entre otrascosas, este proceso implica la adaptación de prácticas indígenas más anti­guas a un contexto de tecnología moderna. Al reconstruir el modo en quese forma la comunidad política de Ticuani, en Nueva York y Ticuani, y mos­trar cómo la participación de los inmigrantes en la vida pública de éste sevolvió normal, detallo y amplío las teorías acerca de la vida transnacional.

""Véase Smith, 1995 y 1998.

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Una historia del comité de Nueva York y su

relación con la autoridad municipal de Tlcuani

ROBERT COUKTNEY SMrni

Este comité es el actor central en la vida pública de Ticuani en Nueva York yen buena parte comenzó de la misma forma que se conserva en la actualidad, enmedio de una larga tarde de domingo que se pasa charlando, contando chistesy bebiendo. Don Manuel, uno de los fundadores y el único presidente que hatenido el comité, recuerda que lo iniciaron

en 1968, en una casa en Brooklyn, platicando acerca de las noticias delpueblo y pensamos que teníamos suerte de estar en Nueva York y no enMéxico Decidimos hacer visitas de casa en casa durante nuestros días li-bres... para llamar la atención sobre las condiciones en el pueblo y haceralgo acerca de ello.

La lista del comité consiste en más de 200 hogares ticuanenses en Nueva York ylos pone en contacto con cuando menos un número similar que vive todavía enel municipio. La primera obra pública del comité fue adoquinar de nuevo el zó­calo del pueblo, en 1970-1971. Don Manuel describió de esta forma la estrategiadel comité: "era necesario ganar la confianza y por ello escogimos un proyectopequeño, de manera que pudiéramos probar con hechos lo que habíamos dichoque haríamos... Fuimos capaces de lograr -gracias a nuestra gente-lo que era po­sible". La narración de este proyecto, que da el crédito a la gente y no al comitéque llevó a cabo la mayor parte del trab~o, encuentra eco en el énfasis en la res­ponsabilidad comunitaria y la autoridad del sistema religioso de cargos, se expre­sa en la abnegación de los miembros del comité al explicar su trabajo. La lista deproyectos es impresionante:

1970-1971: Adoquinado del zócalo.1972: Instalación de lámparas fluorescentes en el zócalo.1977-1979: Construcción de una escuela primaria.1980-1982: Reparación y reequipamiento de la iglesia tras los daños de unterremoto.1984-1987: Construcción de una escuela secundaria.1985: Contribuciones para la perforación de un pozo comunitario.1988: Más contribuciones para la perforación y establecimiento de otro pozoprofundo de la comunidad, con drenaje.1991-1992: Se comenzó apresuradamente el proyecto del agua potable,tras discutirlo durante varios años; los primeros pagos se hicieron en1992.

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LOS AUSENTES SIEMPRE PRESENTES 81

1992: Incorporación del comité en Nueva York como organización nolucrativa.1993: Se instala el sistema de agua potable, con una contribución aproxi­mada de 100,000 dólares (del costo total de 150,000 dólares) del comité deNueva York, lo que representó casi la totalidad de la contribución de Ticua­ni al proyecto1998-2000: Arreglo de una pequeña capilla y el exterior de un templogrande; arreglo del sendero a un templo y reparación de un mural enun templo de casi 200 años de antigüedad. No hubo colaboración mu­nicipal.

A medida que creció el tamaño de los proyectos del comité también cam­bió su relación con el ayuntamiento. Según su propio recuento, se acercó porprimera vez a las autoridades municipales con deferencia, como hijos emigra­dos que buscaban sólo la oportunidad de ayudar a su pueblo. No obstante, paracuando se dio el proyecto del agua potable, a principios de la década de los no­venta, había logrado relacionarse con el ayuntamiento como un actor indepen­diente en la política de Ticuani, declarando que era éste y no las autoridadesmunicipales quien tenía acceso a los dólares en Nueva York y defendía los in­tereses de los ticuanenses ahí. En ese mismo lapso dejó de canalizar dólares direc­tamente al ayuntamiento debido a que desaparecían los fondos. En el proyecto delagua, por ejemplo, el comité de Nueva York estableció un comité correspondien­te para la operación en llcuani, encabezado por profesores para administrar eldinero y supervisar el trabajo de los contratistas empleados por el ayuntamientocon fondos recolectados en Nueva York. (Para efectos de claridad, me refiero aeste último como el "Comité del Agua Potable de llcuani"; "el comité" se refieresiempre al de Nueva York.) El resultado fue que el ayuntamiento y la mayor par­te de los ticuanenses buscan al comité para obtener financiamiento, concediéndo­le en efecto, poder de veto en los proyectos de los políticos que no apoya, comosucedió en el 2000 (lo que se discute en el siguiente capítulo).

Esta mirada orientada al norte para obtener dólares para el municipio, sederiva de la contradicción entre la emigración masiva y la mecánica de los fon­dos públicos en México, donde los proyectos públicos locales con frecuencia serealizan a partir de contribuciones tripartitas equitativas provenientes de losgobiernos federal, estatal y local, los últimos por medio de donativos recolec­tados de casa en casa. Pero, dado que más de la mitad de la población -incl,ui­dos sus miembros económicamente más productivos- está en Nueva York, ¿cómohabrían de recolectar fondos para algo los municipios como Ticuani? Además,la distribución relativa de los impuestos a los gobiernos en los ámbitos local(0.5 por ciento), estatal (1.5 por ciento) y federal (98 por ciento) y las restriccio-

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nes legales a las bases impositivas I u en los municipios en desarrollo, de dondeparten los migrantes, hacen que sus posiciones sean aún más precarias y de­pendientes de los dólares.

La orientación hacia Nueva York refleja también el mayor poder adquisiti­vo de quienes se encuentran allá y la capacidad de! comité para obtener recur­sos -léase "recaudarlos como impuestos". El ayuntamiento debe atraer y pedir­le al comité que financie sus proyectos. En una visita realizada en 1999 a Nueva\ork, e! presidente municipal de Ticuani, don Cuauhtémoc, suplicó a los ticua­nenses de allá que contribuyeran para financiar la nueva escuela media superior,cuyas clases, por falta de edificio, se impartían en las oficinas municipales. Dijo:"por falta de fondos ... se va a acabar esta escuela... si no dan lo que deberían, seacabará ... La gente va a sacar a sus hijos de la escuela. ¡Eso es antiticuanense!Pueden ayudar si hablan con su familia por teléfono -díganles: ¡no manden asus hijos a otra escue!a!" El que un presidente municipal de una pequeña po­blación en e! centro-sur de México visitara Nueva \ork para pedir fondos cone! objeto de construir una escuela y ayudar a llenarla sugiere el grado de insti­tucionalización que ha alcanzado la vida pública de Ticuani. Los miembros delcomité, que alguien describió la situación de este modo: "económicamente éstaes la presidencia. Aquí, nosotros tenemos e! poder".

Aun cuando posee tintes de verdad, este juicio empaña e! hecho de que lacreciente influencia de! comité en la vida pública de Ticuani supone la parti­cipación y el asentimiento activos de! ayuntamiento. Así como éste dependede! comité para obtener "impuestos" de quienes radican en Nueva York, tam­bién e! comité depende de su relación con e! ayuntamiento para lograr legiti­midad en la obtención de fondos. Esta dinámica es resultado de la colaboraciónentre ambos y de cambios más amplios derivados de la migración. El comitésiempre ha cumplido con los proyectos y ha estado encabezado por los mis­mos hombres durante 30 años, mientras que el liderazgo en el ayuntamientocambia cada tres, y cada administración cuando termina es acusada de malosmanejos contables. En una reunión con un alcalde ticuanense visitante, unmiembro del comité reconoció a los ticuanenses y al comité pero no al ayun­tamiento, por los proyectos terminados:

Gracias a Dios y también la gente que viven aquí en Nueva York, le tenemosconfianza con e! Comité... Las obras específicas para que los de! Comité deaquí han solicitado la ayuda de los paisanos aquí, están compmbado porquelos han realizado. La prueba, la máxima, e! agua potable es una bendición enla gran obra que hizo, por eso mismo la gente le tiene confianza al Comité.

J1I Vanderbush, 1998: 4: Cornelius. 1996: 500.

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Aunque es obvio que esta declaración busca apoyos en el trato con el presiden­te municipal, el hecho de que los ticuanenses sigan aportando dinero al comi­té sugiere que éste goza de su confianza. También ha cultivado relaciones conaliados en Ticuani, en especial los profesores locales, quienes se benefician delas nuevas escuelas y otros proyectos, con los cuales muchos miembros del co­mité tienen relaciones de compadrazgo, estlUcturas clave en la vida política delMéxico rural. 111

Del mismo modo el comité se ha convertido en la institución a través de lacual la decadente tradición de las faenas se sigue dando. Las faenas tienen raí­ces en formas político-religiosas precolombinas y requieren que el individuodone mano de obra para los proyectos comunitarios. ll5 En Ticuani, los pobresque realizaban faenas eran alimentados durante esos días mientras los ricos pa­gaban a alguien más para que trabajara en su lugar. Los migrantes ticuanensesempezaron a actuar como si fueran ricos, dando dinero al comité en vez deaportar su mano de obra como faena. Aunque su primer proyecto se realizó conmano de obra de faena, para fines de los años noventa sólo los muy pobres queno podían pagar eran obligados a hacer el trabajo real para cubrir sus faenas-algunos incluso eran encarcelados brevemente por no cumplirlas. Don Mi­guel, un miembro del comité, explicó:

Antes la gente sí iba trabajar. Una cita con el presidente municipal y la gen­te trabajaba ... Ya no es el mismo... Quiere obligar a un ciudadano, y vas abuscar, ya no quieren trabajar voluntariamente a dar su faena. ¿Por qué?Porque tengo mi hijo en Nueva y ya dio su cooperación. Ya no me puedenobligar a trabajar, tengo dinero y daba dinero. Y tiene razón, el amigo. Lostiempos han cambiado.

Las faenas son una costumbre que se debilita. Actualmente, los ticuanensescontribuyen más a regañadientes y preguntan cómo les beneficiará a ellos. Ade­más, ninguno de los más de 100 jóvenes de la segunda generación que entre­vistamos para el proyecto de la educación en la segunda generación sabía si­quiera lo que son las faenas y pocos se sentían obligados a contribuir con losproyectos de Ticuani. No obstante, el comité todavía fue capaz, durante unospocos meses de 1999-2000, de recolectar decenas de miles de dólares para unnuevo proyecto en una colecta de casa en casa. El futuro de las faenas depen­derá de las relaciones más amplias que se den entre los ticuanenses en NuevaYork y Ticuani.

IHNeiburg, 1988; Pare, 1975; flartra el al; 1975.]J:'Carrasco, 1969; véase Kearney, 1995; Rivera, 1998; Smith, 1998, 195.

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El lel;!ado de "la violencia" y la participacióndel comité de Nueva York en la vida de Ticuani

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Estas relaciones cambiantes de poder han hecho que los líderes de Ticuani des­criban al comité como algo que a veces sobrepasa los límites de estar apoyandocon su dinero para tomar una postura en la que ésta se está imponiendo en la vidapública de Ticuani por medio de sus exigencias. Esta descripción recuerda laviolenta y conflictiva historia política de la mixteca, que va desde las protestasen oposición a las condiciones injustas en las haciendas, hasta el apoyo a laIglesia contra de las reformas liberales, 116 pasando por el uso de la violencia comoherramienta política, como era la costumbre cuando empezaba a establecersela migración desde Ticuani. Ciertamente, el primer migrante de Ticuani aNueva York me dijo que: "Nos fuimos por las divisiones en la política (en Ti­cuani). Ni siquiera podía salir (de la casa). Me fui, mi madre y todos nos fuimosa vivir al D.F, para escapar de la violencia."

Según me describieron algunos funcionarios del estado de Puebla, el caci­quismo es una causa esencial de violencia. El funcionario dijo:

El PRI, el gobierno, estaba sostenido por cacicazgos locales. En las comuni­dades pqueñas esos cacicazgos se dan mucho más, se sienten más fuertes,no? Entonces ... mucha gente que huía de sus comunidades por temor a sermuerto por los caciques, o porque habían matado a alguien se venían tam­bién para acá. En la mixteca es muy común que la gente se mate entre sípor cuestiones sin importancia, ¿no?

Los caciques basan su poder en el papel de intermediarios frente al mun­do exterior a los pueblos y en los patrocinadores políticos como los empresa­rios, en especial el cemento social del compadrazgo, lo que les proporciona elcontrol sobre mecanismos que en lo visible son dispositivos democráticos degobierno, como las elecciones. 11i En el México rural, los cacicazgos se convir­tieron en los pilares del PRI y del gobierno en la Puebla del siglo xx. Incorpo­rar estas estructuras locales de poder significó que el PRI y el gobierno no ne­cesitaban desmantelarlos o evitarlos para gobernar, sino que creó un sistemapolítico que se basaba directamente en las relaciones personales, por las que loscaciques utilizaban medios ilegales, incluido el asesinato, para conservar el poder.De ahí que el estado central en México no pudiera controlar con facilidad lu­gares como la mixteca, porque el estado mismo había sido, en buena parte"capturado" por los caciques. El caciquismo resultante era "grande en número,

["'Huerta JaramilIo, 1985; Joachim, 1979; Maroni, 1993.[l7Véase Bartra, el al..1975; Neiburg, 1988; Pare, 1972, 1975.

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pero pequeño en recursos", según un diputado del congreso estatal de Puebla.Por ejemplo, hubo de formarse una unidad especial de la policía estatal paradesalojar a los perdedores en las elecciones locales, según se pude observar enEl Ganado en 1993. 11H

En Ticuani, el sistema del cacicazgo y su violencia empobrecieron alpueblo. En una nebulosa conversación después de una misa a las 5:30 de lamañana de enero de 2000, durante mi decimosegundo año de trabajo decampo, me enteré de un secreto de la historia política de Ticuani. En 1949,el presidente municipal, amigo del cacique de la región, trató de eliminar ala competencia principal en el lucrativo negocio de venta de pollos, por me­dio de una emboscada al distribuidor que los compraba en el pueblo vecinode El Ganado. Pero el plan falló y en cambio, mataron al distribuidor en Ti­cuani y, como lo describen los habitantes de la localidad, "los empresariosperdieron toda la confianza" y empezaron a hacer sus ventas desde El Gana­do. Este ataque se dio al principio del periodo que se extendió desde finesde los años cuarenta hasta fines de los años setenta, conocido como "la vio­lencia" y "la división" entre los ticuanenses. El cacique local de Ticuani, donGregario, utilizaba sistemáticamente el terror y el asesinato para conservarel poder e incluso mató a su propio sobrino don Jorge. Esta inestabilidad re­flejaba el desgaste de la familia Ávila Camacho, que había ayudado al PRI aestablecer el control de Puebla entre los años treinta y cincuenta. Sin embar­go, durante los años sesenta y setenta esta estructura fue cuestionada por lossindicatos, los movimientos estudiantiles y el presidente con tendencias deizquierda, Luis Echeverría (1970-1976), quien trató de integrar a esos gru­pos en el PRI. Aunque en otro tiempo la vigorosa maquinaria de Ávila Cama­cho de los años treinta a cincuenta habría podido resolver la rivalidad entredon Gregario y don Jorge, su desgastada autoridad llevó al florecimiento deesas disputas locales y a que se solucionaran cada vez más de manera san­grienta durante las décadas de los sesenta y setenta. Un antiguo profesor deTicuani en Nueva York que no estaba asociado con el comité, describió cómodon Gregorio tenía "un asesino pagado quien vivía en los cerros y matabapor un sueldo. La gente no quería físicamente, entrar en la Presidencia portemor que iba matar a ellos". En 1970, las tropas federales fueron enviadaspara tranquilizar al pueblo y "los asesinos estaban en las calles con pistolas ydisparaban a los soldados que estaban allá arriba en las colinas". En estaépoca, Ticuani tuvo más de dos docenas de presidentes municipales para cu­brir 10 periodos. La mayor parte de ellos huyó antes de terminar su trienio,por temor a los asesinos de don Gregario. Sin embargo, en 1977 súbitamen-

'''Véase también Silva, 1993.

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te murieron siete de los miembros de pandilla de don Gregorio en rápidasucesión -"nadie sabe quién lo hizo", dice un líder local- con lo que se tran­quilizó el pueblo, de modo que en 1978, como señala un antiguo maestro,"empezó otra vez la democracia".

Los migrantes, contando los futuros miembros del comité, sufrieron estaviolencia directa y colectivamente. Don Chucho, el actual cacique de Ticuani,perdió a su padre. Don Manuel trabajó como secretario municipal bajo las ór­denes de varios alcaldes durante los años sesenta, incluido don Jorge; se diceque se fue por miedo a la violencia porque "sabe muchos secretos". Un amigodice que él todavía "vive en aquel tiempo ... entonces él tiene desconfianza".Los migrantes también estuvieron involucrados en la restauración democráti­ca, cuando los líderes de Ticuani le pidieron a Don Zoriano, en 1978, que re­gresara de Brooklyn después de una estancia de dos décadas entre esa ciudady la capital mexicana, para convertirse en presidente. Don Zoriano siempre ha­bía participado en los proyectos, pero tras haber vivido tanto tiempo fuera noestaba muy empapado de la política de Ticuani.

La violencia constituye un telón de fondo en las relaciones del comité conel ayuntamiento y el cacique. La referencia estratégica a ésta se reitera cuandonegocian, subrayando la necesidad de evitar la violencia y alabar el trabajo rea­lizado mientras ésta no se ha dado. El que todos los implicados se las hayanarreglado para no recurrir a ella durante más de 30 años es una evidencia desu habilidad política, aunque las exigencias de los ticuanenses en Nueva Yorkhan tensado las relaciones, como veremos más adelante.

Ampliación en las demandas y cuestionamiento

de los límites en la membresía en Ticuani:

¿participación o intromisión?

Los líderes locales de Ticuani y el cacique, ven el inicio del proceso que va deapoyar a imponer en 1989, en la fallida candidatura de don Juan a la alcaldía.Al regresar después de trabajar 30 años con el comité en Nueva York, donjuantenía el apoyo de la organización campesina local, pero fue derrotado por elcacique en 1988, durante el breve periodo de selección del precandidato, des­pués de que un importante líder nacional del PRI, Cuauhtémoc Cárdenas, de­jara ese partido. Aunque fue derrotado fácilmente, la migración se convirtió enun tema de peso en la victoria de don Trinidad, quien había vivido en NuevaYork, pero había regresado a Ticuani en años anteriores, frente a don J eróni­010, un profesor que jamás había migrado. Don Trinidad argumentaba que susraíces campesinas y su experiencia migratoria lo hacían más similar a la gentedel pueblo que a don Jerónimo, un "profesionista" no migrante. El comité en-

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vió después a Trinidad un video en el que le advertía que evitara los abusos desus predecesores, como negarse a reunirse con ellos o pedir mayores sobornosde parte de las familias migrantes en comparación con las demás, o le retira­rían su apoyo.

El comité se concebía a sí mismo como responsable de "nuestra gente enNueva York" y ejercía la autoridad que se había ganado por los años de sacri­ficio bajo el sistema religioso de cargos. Los miembros estaban enojados por­que las autoridades municipales se negaban a reconocer su sacrificio inclusomientras se preparaban a entregar 5,000 dólares en diciembre de 1991 comopago por el proyecto del agua. "¡Somos ticuanenses!, inos hemos sacrificadomucho!", se quejaban. Le aplaudieron a otro que dijo: "Siempre, siempreellos quieren el dinero ... Pero cuando tú necesitas algún servicio ... ellos no tetoman en cuenta. iNuestro sacrificio deberían estar respetando!". El hecho deque el cacique y los líderes locales pudieran negarles el reconocimiento, vio­la su visión del orden normativo de Ticuani. La estructura de poder local delcacique triunfó sobre la transnacional del comité, pero· la misma puesta enduda ayudó a legitimar la participación de éste en la vida pública de Ticua­ni. En efecto, don Cuauhtémoc, un maestro que había trabil:iado con el comi­té en Nueva York y luego en los comités correspondientes en Ticuani, expre­só un vigoroso apoyo y una crítica mesurada a las crecientes exigencias delcomité para participar. "Es legítimo porque ellos habían cooperando... "Si nohubiera cooperando, no sería legítimo... Ellos tienen un derecho para parti­cipar, como ticuanenses, porque están participando como miembros de la co­munidad ... El problema es que ya no entienden cómo son los problemas delpueblo."

El apoyo de los maestros al comité refleja sus intereses, ya que al mismotiempo algunos obtienen empleo en las nuevas escuelas y, al controlar los fon­dos que envía el comité, se convierten en una alternativa política al cacique ysus amigos. La crítica de don Cuauhtémoc de que el comité ya no conoce Ti­cuani encuentra eco en otros ticuanenses en Nueva York que no están vincula­dos con el comité. Uno dijo que

quiere hacer todo como se hace allá (en Estados Unidos) ... hacer todo (enTicuani) con dinero de allá ... de modo que puedan tener más influencia.Piensan que por mandar dinero vamos a hacer las cosas como ellos quie­ren ... Pero ellos tienen que venir para ver cómo organizar al pueblo ... (y)entender los problemas de aquí.

Una vez más, su deseo de participar es legítimo, pero requieren unos cuantosmeses de "renaturalización" para conocer los problemas de Ticuani.

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Ni siquiera los críticos más severos cuestionan la legitimidad de la partici­pación del comité. Uno que conoce bien al comité y al cacique argumentabaque don Juan había "vivido durante muchos años fuera del pueblo, está viejo,y no sabe cuáles son realmente las necesidades del pueblo aquí en Ticuani".Además, el video del comité iba demasiado lejos y su retención de los fondosera irresponsable porque "el dinero se necesita ahora en Ticuani y no lo estánentregando. Quieren conservar el dinero hasta el último minuto y quieren ha­cer todo el proyecto con dinero de Estados Unidos. Incluso don Trinidad tem­pló su ira ante la "intromisión" del comité al reconocer su derecho a "ayudar"a Ticuani,119 aunque debían haber entregado más pronto el dinero recolectadoen Nueva York y sin poner condiciones.

Algunos críticos plantean el asunto de la democracia y pintan a don Ma­nuel como un cacique. Hacen notar que ha sido el único presidente, que noconsulta a los ticuanenses en Nueva York. Un presidente municipal me pregun­tó: "¿cómo seleccionan al presidente?, ¿tú lo sabes?, ¿lo eligen? Siempre es donManuel". Otro criticó la conducta del comité en la reunión del pueblo en Nue­va York, en la que no logró obtener financiamiento:

Y vi mal el Comié el día sábado, que toman acuerdo entre ellos, cuando de­ben hacerlo democráticamente ... Pero quien deben decidir es toda los queacuden a la asamblea decirles si están de acuerdo a aportar 100 dólares,200 o 1,000 dólares El Comité ... no les están dando democracia al pai-sano ... en Nueva York. El Comité decía que se van a poner de acuerdo elComité para que le digan a la sociedad, a los paisanos, cuánto van apor­tar. .. Yo a eso yo le llamo imposición.

Este asunto se planteó puntualmente por un ticuanense no afiliado al co­mité durante la reunión, respecto a cómo se decidió el proyecto propuesto:"Muchos de nosotros no estamos de acuerdo con rehacer el piso (del templo).Bueno, si vas a pedir cooperación, todos vamos a cooperar, también sería unabuena idea ir con la mayoría de los votos. Porque, ¿cómo vamos a cooperar enalgo con lo que no estamos de acuerdo?"

Al defenderse, los miembros del comité argumentan que las horas de lasreuniones son bien conocidas, que todos son bienvenidos y que convocar auna reunión de todos los ticuanenses para hacer las decisiones sería pocopráctico. Tomás Maestro defendió el liderazgo del comité diciendo que: "Nomás hay democracia directa y sobre todo, el presidente es una persona ideal y

119 La reticencia de don Tino para recibirme tal vez se debía a que me asociaba con el comité en Nue­va York. Cuando nos conocimos llegué con una carta de presentación del comité. Pero a medida que mevio participar en la vida del pueblo. pasado un tiempo. se volvió cada vez más amigable.

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responsable y honrado, capaz de dirigir el Comité. Ahora, cuando hay en evi­dencia algún concepto que no aprobamos, no lo aprobamos". Comparó toda­vía a don Manuel con el presidente Clinton y a los miembros del comité conel Congreso. "Él encabeza, pero también nosotros tenemos poder". Mis ob­servaciones de más de una década en gran parte confirman su defensa. Losmiembros del comité están de acuerdo en que don Manuel es un buen líder,que nadie quiere hacer todo ese trabajo, que conduce por consenso y permi­te se expresen los desacuerdos. No obstante, el comité es un híbrido -a lamisma vez parte cacicazgo, en parte sistema religioso de cargos, en parteuna reunión del pueblo- y por tanto no puede ser democrático para la satis­facción de todos. Además, no tiene un mecanismo para reproducirse másallá del periodo de don Manuel. Pero incluso los críticos ven su participaciónen la política de Ticuani como legítima, en parte debido a que el municipionecesita de los dólares de Nueva York, pero también porque el comité se hapresentado hábilmente como representante de los ticuanenses ahí, al mismotiempo que señala que las autoridades municipales representan a la elite deTicuani, en especial al cacique y su círculo.

la institucionalización de una comunidadde Ticuani en Nueva York

El comité dice a los ticuanenses en Nueva York y en el municipio, que de­fiende en Ticuani los intereses de "nuestra gente en Nueva York" y ha gene­rado un sentido de comunidad a través de tres mecanismos: sus prácticas decolecta y el ejercicio relacionado de la autoridad, su surgimiento como uncentro para la vida pública de Ticuani en Nueva York y definirse en contras­te con las autoridades municipales. La tecnología facilita estos esfuerzos y elvigoroso compromiso de la primera generación con la vida pública en Méxi­co, lo que contrasta con su falta de compromiso en la política estadouniden­se, a pesar de sus profundos vínculos con los mercados de trabajo, las escue­las y las iglesias estadounidenses. El sentimiento de un compromiso casi"institucionalmente completo" 120 con la política de Ticuani se ha visto estimu­lado por los esfuerzos de contacto del gobierno de México hacia los mi­grantes y por las barreras en las instituciones políticas estadounidenses. Lavida transnacional de Ticuani es, por lo tanto, bastante local, parroquiana,y no cosmopolita, una forma extraterritorial de conducir la política mexi­cana en Nueva York, que genera prácticas políticas interrelacionadas enambos espacios.

""Breton, 1964; Leviu, 2001.

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El comité ha creado un orden normativo que apoya su trabajo a lo largo de30 años de "tocar puertas, de casa en casa" en busca de "cooperaciones".121 Se­gún las reglas del comité, esta recolección se hace en grupo. Las visitas puedendurar unos cuantos minutos o unas cuantas horas. Comienzan por preguntarsobre la salud de la familia y luego explican el proyecto actual. Es frecuente quea los visitantes se les ofrezca una cerveza. Tales encuentros dan a estos hombresuna oportunidad para disfrutar de la compañía de otros hombres en la conduc­ción de la vida pública, lo que no tienen en Nueva York. Su ritmo relajado yconsiderado los hace sentir que están en Tcuani, refleja un respeto por la per­sona y señala la importancia de la plática. Durante más de 30 años estas prác­ticas han generado una amplia reserva de confianza, una expectativa social deque se donará y el conocimiento de que otros están aportando. Estas prácticascontribuyen a contrarrestar los efectos atomizadores de la dispersión de los ti­cuanenses en Nueva York. Si los ticuanenses ya no se encuentran en los cami­nos, campos o plaza de Ticuani, la mayor parte de los hogares son visitados porel comité, al que aportan dinero. Cada cerveza que se bebe, cada dólar que sedona y cada chisme que se intercambia, generan un sentido de comunidad si­túan a éste en el centro del proceso.

El comité ejerce una autoridad pública en Nueva York a favor del municipioy de sí mismo al recolectar fondos para el proyecto del agua, o al amenazar conque a algún pariente se le cortará el servicio del agua en Ticuani. Resolvió unadisputa entre dos ticuanenses en Brooklyn, al votar para que se dividiera elmercado de venta de camisetas en Ticuani durante la fiesta; ambos obedecie­ron la decisión. El comité es anfitrión en acontecimientos públicos de Ticuani,incluido un grupo de oración mensual, las visitas de los alcaldes o sacerdotesde Ticuani o las reuniones municipales urgentes. Cuando circuló el rumor de queel gobernador de Puebla ya había pagado el proyecto del agua, lo que hizoque surgiera el tema de a dónde había ido a parar el dinero de los ticuanenses,don Manuel convocó a una reunión para confirmar que se trataba de un errory pedirles a los miembros del comité que difundieran ese mensaje y acabarancon los rumores.

El uso de cintas de video se ha convertido en una práctica política usualen las reuniones públicas transnacionales, lo que posteriormente permite alcomité y a los líderes municipales mostrar a sus seguidores de qué manera de­fendieron sus intereses. Cuando el comité envió a una delegación a consultarcon el ayuntamiento acerca del progreso del proyecto del agua y a entregarel donativo más grande de su historia, de 20,000 dólares, su video-camaró-

12' A mediados de los ailos noventa, esta lista alcanzaba más de 200 hogares e incluso enumeraba aalgunos de los pocos que vivían fuera de Nueva York. He estado presente durante llamadas a ticuanen­ses que viven en Las Vegas o California. para buscar su cooperación.

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grafo oficial grabó la reunión que se prolongó por un día. En Nueva York,don Manuel y los ticuanenses vieron la cinta, que mostraba a los miembrosdel comité y los funcionarios electos de Ticuani recorriendo el proyecto enreunión con los contratistas y observando que se pusieran los tubos. Don Ma­nuel exigió enérgicamente se reconociera el sacrificio de los ticuanenses enNueva York, diciendo que al poner condiciones para entregar los fondos es­taba siendo responsable de "nuestra gente en Nueva York", y en respuesta ala acusación de Trinidad de "meter". La audiencia en Brooklyn le aplaudió adon Manuel, su campeón. A lo largo de los años, he visto a Don Manuel y a donCuauhtémoc dirigirse a los ticuanenses en Nueva York a través de videos queguían a la audiencia por los proyectos. Mirar un video ofrece a la vez una ex­periencia sensual del trabajo que la descripción oral por sí sola no puede lo­grar y, simultáneamente, ésta contribuye a generar una comunidad: todoslos que ven la cinta captan imágenes de calles abiertas o edificios destruidosque requieren ser reparados. En ese caso, la inmediatez de la experiencia quecrea la tecnología facilita la vida política transnacional, ampliando los tiposde política posible en los dos lugares. Estos ejemplos dejan claro que la tec­nología "comprime" el tiempo y el espacio para estos líderes políticos, con loque ayuda a la creación de la comunidad política de Ticuani en Nueva Yorky Ticuani.

Ser anfitrión de los presidentes municipales en Nueva York también poneal comité en el centro de la vida pública de Ticuani, en defensa de los intere­ses de los migrantes. Cuando el recién electo alcalde de Ticuani, don Cuauhté­moc, hizo un llamado a la ayuda tras un pequeño terremoto y un recorte delpresupuesto estatal en 1999, don Manuel criticó a quienes se quedaban en Ti­cuani por abandonar sus costumbres:

Nuestros antepasados nos dejaron todo lo que vemos ahí. Lo hicieron ellossin pedir a Nueva York. Y había una unificación que tenían ellos la gentedaba, lo citaban, no tenían que hacer mudo a trabajar. Entonces ahora haygente -ipero yo los he visto!-... que en vez de trabajar, la mano no quierenhacer. .. Nosotros le damos, pero entonces ¿cuál es la cooperación de lagente? .. Sacrificamos, andamos casa para casa... y la gente -¿qué? Si losalbañiles están, ni vamos en eso, no sé ...

Aquí don Manuel señala que los que están en Nueva York han cumplidocon sus obligaciones con Ticuani, más que quienes que se encuentran ahí. Alhablar frente a 50 ticuanenses políticamente activos en Nueva York, honra susacrificio y pasa la carga de tener que mostrar legitimidad al municipio. Sus co­mentarios también reflejan una falta de comprensión de cómo la misma migra-

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ción a gran escala ha contribuido a debilitar la lógica del trabajo comunitario.A medida que más ticuanenses trasladan a su familia a Nueva York, algunos noquieren donar dinero para Ticuani.

Estas prácticas políticas ticuanenses envisten ciertos espacios geográficosen Ticuani, como el zócalo, y en Nueva \ork, el sótano de la Casa Zavala, conun significado especial de afimlación de la comunidad. Aun cuando no son espa­cios religiosos, se convierten en sagrados y plenos de poder para la comunidad. 122

También generan un espacio social a través de las instituciones que encarnanlas relaciones sociales entre los ticuanenses en Nueva York y en Ticuani. Final­mente, esas prácticas crean un espacio constituido, por ejemplo, cuando el co­mité preside un torneo deportivo o una celebración religiosa en Nueva York.Aunque el espacio geográfico es sólo "mexicano" durante el tiempo que los mexi­canos lo ocupan, el que la comunidad se reúna en él durante ese tiempo tieneuna gran importancia simbólica para los ticuanenses.

Este compromiso con Ticuani convive con una apatía por la política esta­dounidense. México ha intentado cultivar relaciones con los emigrantes,mientras que Estados Unidos parece desanimar la participación política de és­tos. A inicio de los años noventa, las instituciones estadounidenses facilitaronconvertirse en ciudadanos y votar con ayuda de las maquinarias políticas; enla actualidad la naturalización es un proceso tortuosamente largo y costoso, yorganizaciones políticas enquistadas que representan a grupos más viejos im­piden la participación, incluso para quienes tienen la ciudadanía estadouni­dense. 123 Los ticuanenses tienen tasas más altas de residencia legal y de ciuda­danía que la mayor parte de los mexicanos en Nueva York, porque su llegadamás temprana los hizo elegibles para la amnistía de fines de los ochenta. Noobstante, los mexicanos que se hacen ciudadanos de Nueva York también en­frentan el "problema puertorriqueño" -que muchas instituciones ven los pro­blemas "latinos" o "hispanos" como susceptibles de ser abordados por la pre­sencia puertorriqueña, sin darse cuenta de que los inmigrantes latinos y losciudadanos estadounidenses de origen puertorriqueño enfrentan diferentesproblemas. 124 Aunque están surgiendo organizaciones mexicanas con sede enNueva York, todavía no tienen la capacidad de movilizar a grupos como el co­mité en el interior de organizaciones mexicanas de alcance en toda la ciudad.La falta absoluta de compromiso del comité con la política de Nueva York que­dó clara cuando amablemente tomaron, pero luego descartaron, folletos a fa­vor de un candidato a un cargo local en Brooklyn, diciendo: "Esto no es paranosotros. Nosotros no votamos. Nuestro lugar está en Ticuani." Su paso prin-

'" Flores, Benrnayor y Renaldo (1997), discuten la creación de tales espacios seculares-sacralizados."·'Yéase Jones-Correa, 1993.'24 Rodriguez el al.. 1993; Srnith, 2001.

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cipal hacia la incorporación en las instituciones estadounidenses fue registrar­se en el estado de Nueva York como organización sin fines de lucro, la cualconsideraban les daba derechos en Estados Unidos y una identidad institucio­nal legal, no dependiente del reconocimiento del municipio, misma que po­dría retirárseles.

Los ticuanenses tienen un contacto más sostenido y sustantivo con el esta­do mexicano, tanto a través de las interacciones consulares de rutina, como de­bido a su política de acercamiento con Estados Unidos y con los migrantes enese país. Esta política intenta generar una identidad de diáspora y cabildear en Es­tados Unidos a través de dotar de poder a los mexicanos ahí y orientarlos po­sitivamente hacia México.l~'i Por ejemplo, México organizó delegaciones depresidentes municipales para que visitaran Nueva York, y el estado de Pueblales puso una oficina ahí. Aun así, el comité y otros ticuanenses participan muypoco en las actividades del consulado. Realizaron el proyecto del agua sin laayuda especial para los migrantes de parte del gobierno federal mexicano.Otro líder de Ticuani en Nueva York me dijo que trataba de evitar las activida­des del consulado porque "no quiero que el consulado me mande".

La salida, el retorno con voz: conflicto y

membresía ne~ociadaen una comunidad transnacional

En 1993 las tensiones originadas en las crecientes exigencias de inclusión porcomité y los intentos del municipio para establecer límites, se hicieron públicasen el contexto de la inauguración de la mayor obra pública de Ticuani en todasu historia: el proyecto del agua potable. Mientras que una multitud de ticua­nenses, funcionarios estatales y periodistas permanecían sentados al sol, impre­sionados y en silencio afuera del palacio municipal, los miembros del comité ylos líderes municipales se gritaban entre sí respecto a si habrían de compararlas listas de donadores del comité y del ayuntamiento antes o después de la ce­remonia. El comité quería que se hiciera antes, para asegurarse que ningunode los que habían pagado quedara fuera ni se incluyera a quienes no hubieranpagado, mientras que don Trinidad decía que era inapropiado sacar el temacon gente de fuera como testigo de esta "división". Yo creo que el contorno yel asunto habían sido escogidos cuidadosamente por don Manuel para provo­car el conflicto público donde el comité defendería a "su gente" en Nueva Yorky exhibiría su poder económico. Durante el vuelo a México desde Nueva York eldía anterior, yo pregunté si habría tiempo suficiente para revisar las listas an­tes de la ceremonia, dado que llegaríamos una hora antes del inicio. La cortés

""Véase Smith. 2003a y b.

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respuesta de don Manuel en el sentido de que lo habría y su manejo del con­flicto me sugieren que él planteó ese asunto como un primer golpe en un lar­go esfuerzo de renegociación que duró una semana, para situar en términosmás favorables a los ticuanenses de Nueva York en la vida pública de Ticuani.Don Chucho, el cacique, sabía que la comparación de las listas no era un asun­to trivial, como había sugerido uno de los miembros del comité, y le respondióque eso era como decir que el mole era un detalle de la comida. Según el len­guaje de Hirschman, se diría que los migran tes de Ticuani habrían adquiridodemasiada voz y eran muy poco leales con su retorno después de salir.

El problema de marras consistía en saber si se forzaría a 22 ciudadanosque no pagaron, incluido don Chucho y sus amigos, a que contribuyeran conlos mismos 300 dólares de cuota que habían aportado todos los demás ticua­nenses en Nueva York y Ticuani con posibilidades de hacerlo. El problema erarealmente quién tenía derecho a obligar al pago y si el comité podía involu­crarse. Aunque todavía en 2003 no habían pagado y parece poco probable quelo hagan, las negociaciones que siguieron restablecieron los parámetros parala participación del comité e institucionalizaron aun más la participación delos ticuanenses en Nueva York en la vida pública de Ticuani. La posición delcomité se veía fortalecida por el hecho de que había recolectado la mayor par­te del costo del proyecto -sobrepasando de dos a uno los fondos combinados

Fotografía 4. Ticuanenses aguardando la ceremonia inaugural del proyecw de agua potable en 1994.Se advienen la, cinco cámara, de video usadas para reportar el evento a Jos donantes en Nueva York.

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de los gobiernos local, estatal y federal- y que su trabajo era bastante con­gruente con la nueva orientación del gobierno mexicano hacia los migran­tes.l~6 Al observar la negociación sobre el retorno y e! reingreso de! comité ala política de Ticuani nos permite reflexionar sobre la forma en que las estruc­turas de poder previamente existentes, como e! cacicazgo, se relacionan conlas nuevas estructuras transnacionales creadas a través de la migración, comoes e! caso de! comité.

La negociación pública del significado

moral y los términos políticos de la membresía

El debate entre las nuevas y las viejas estructuras de poder se desarrolló en eta­pas. don Trinidad, el presidente municipal, respondió airadamente a la exigenciade don Manue! de comparar primero las listas. Dijo que estos y otros comenta­rios demostraban que e! comité tenía "alguna información incorrecta ... y tene­mos que corregir eso". Primero, declaró que "e! proyecto" se había hecho entres fases -perforar e! pozo, instalar la bomba de agua e instalar e! sistema detubos de agua- y que e! comité sólo había aportado dinero para la última fase,mientras que las otras habían sido fmanciadas por e! estado de Puebla y e! pro­grama federal de Solidaridad, que además su gobierno las había administradobien. Asimismo, el valor de la contribución de! comité equivalía a la contribu­ción conjunta en las otras fases, incluida la mano de obra y las faenas de los ti­cuanenses en Ticuani. Don Trinidad exigía que e! comité parara de decir quehabía llevado a cabo "e! proyecto" por sí solo y reconociera las contribucionesde! gobierno mexicano y de Ticuani.

La exigencia de! comité de que se hiciera pagar a todos para que "cum­plieran su promesa con nuestra gente" en Nueva York de tal manera que quie­nes pagaron no se sintieran "como tontos". Don Manue! sabía que en NuevaYork ya circulaba el rumor de que a "cierta" gente no se le haría pagar -un ti­cuanense llegó a la reunión haciendo esta pregunta exacta- y argumentó queconservar la confianza en e! comité requería que e! servicio de agua se inte­rrumpiera a quienes no pagaran. De nuevo recitó las cifras a don Trinidad: e!comité había recolectado 100,000 dólares del total de 150,000, los gobiernosestatal y federal habían aportado cerca de 48,000, mientras que el dinero re­colectado en Ticuani alcanzaba apenas los 1,600 dólares. Ante esto, don Trini­dad gritó: "iMe hicieron e! presidente para controlar e! pueblo! ... (ustedes vana) dividir e! pueblo! !Definitivamente no vamos a interrumpir el servicio de!

""Véase especialmente el trabajo de Carlos González Gutiérrez, burócrata mexicano de alto rangoen la Secretaría de Relaciones Exteriores.

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agua porque el comité de Nueva York nos lo d~jo, lo que «dividiría al pueblo, no louniría!»" Les advirtió que actuaran de manera más responsable, con lo que in­vocó a "la violencia". Los miembros del comité veían el deseo de Trinidad decontrolar el pueblo como evidencia de que servía a los intereses del caciqueque no pagaba, a quien debía el haber sido electo. Trinidad aceptaba que seríajusto hacer pagar a todos pero cuestionaba el derecho del comité a tan siquie­ra hacer exigencias. Don Andrés, el presidente electo, acabó con el estanca­miento del conflicto al proponer una reunión más tarde durante la comida, paraesa misma semana. Después de ello los líderes de Nueva York y Ticuani salie­ron juntos al calor vespertino para inaugurar el proyecto más grande de obrapública en Ticuani.

La organización física de la ceremonia por don Trinidad encarnaba estadefinición tripartita del proyecto. Se dieron discursos en el palacio municipal,junto a la instalación de la bomba y del tanque en las afueras del pueblo y enel kiosko de la plaza. En cada una de las paradas, el presidente municipal in­sistió en el mensaje de que la "unidad del pueblo" había hecho posible esa granobra. Don Trinidad intentó un espacio geográfico particular para orquestar lasensación de que "el proyecto" reflejaba el reconocimiento de su parte de queel crédito por su realización se debía los habitantes de Ticuani. Sus discursosfueron los únicos en los que no se agradecía específicamente al comité y a lagente en Nueva York, lo que en privado me comunicó que era a propósito, alagradecerles sin mencionarlos cuando agradeció "al pueblo". Don Andrés, elpresidente electo, se curó en salud: está en deuda con el cacique por su elecciónpero sabe que necesitará al comité para realizar grandes proyectos. Agradecióexplícitamente al comité, pero en el mismo instante mencionó al gobierno delestado y a "todos los ciudadanos de nuestra población".

Mas, ni la exclusión de don Trinidad ni los intentos de don Andrés por am­pliar el patrocinio del proyecto pudieron limitar la ola de alabanzas al comité ylos ticuanenses en Nueva York, ni las afirmaciones de que éste era propietariodel proyecto. El funcionario de gobierno con el cargo más alto entre los presen­tes, que representaba tanto al Programa de Solidaridad como al sindicato demaestros en el estado, dio el crédito a las autoridades municipales y a los comi­tés con sede en Ticuani, pero fue más enérgico en su alabanza al comité. Expre­só «un profundo reconocimiento» a las autoridades municipales, pero "princi­palmente al comité de solidaridad, que trabajó tan arduamente en la Ciudad deNueva York... Esto encarna el espíritu del Programa Nacional de Solidari­dad ... " y propuso que "recibieran el Premio a la Acción Comunitaria de manosdel presidente de la república ... Carlos Salinas de Gortari". En diversos puntosde su discurso giró el rostro directamente a los migrantes que grababan el acon­tecimiento en sus cámaras de video personales y les dijo: "Vayan a Nueva York

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y lleven sus videos de este evento y muestren a la gente en Nueva York lo que seha hecho con el dinero". Al dirigirse específicamente a los ticuanenses que vi­ven en Nueva York reforzó el proyecto de agua potable, el comité y los ticua­nenses en ese destino. Su discurso y los de otros se publicaron en el principalperiódico de Puebla, mismo que enfatizó la contribución del comité, que hacíaeco de la idea de un México en la diáspora promovida por el gobierno. DonCuauhtémoc, el maestro que jugara un papel central en los cambios electora­les de 1998, analizado en el capítulo 4, agradeció a todos los participantespero hizo un reconocimiento especial al comité por sacrificar el tiempo que po­dría haberse dedicado a sus familias durante los fines de semana a cambio derecolectar el dinero "en el frío" y señaló a quienes no contribuyeron esta vez aque fueran "más concientes" en el futuro. La imaginación de la comunidad po­lítica de Ticuani desde el punto de vista del comité y sus simpatizantes encon­traba una clara resonancia en los discursos estratégicos del gobierno federal dela época.

El comité escogió a don Miguel, un miembro fundador, para que hablaraen su nombre. Dejó claro que su sacrificio era por amor a Ticuani y puso encuestión la definición del proyecto que hacían los críticos y don Trinidad. Salu­dó primero a los funcionarios reunidos "en nombre del comité de Nueva York",pidiendo disculpas por no saber sus nombres y luego delineó la contribuciónde cada uno al proyecto:

Es bien sabido por todos nosotros que esta obra se ha hecho realidad, enprimer lugar, haciendo mención por orden de aportación económica, re­pito, en primer lugar, por los chinantecos que residimos en la ciudad deNueva York. En segundo lugar, por los gobiernos federal y estatal, y entercer lugar, por contados ciudadanos que viven aquí y que disfrutan debuena posición económica. Mis felicitaciones para esos ciudadanos quela han hecho en nuestro pueblo sin salir. Sin embargo, los ticuanenesesque estamos viviendo en la ciudad de Nueva Yyork, estamos permanen­temente informando, en todos los sentidos, de lo que acontece en nues­tro pueblo ... Por tal motivo, el 15 de marzo de 1999 surgió la idea dedotar a nuestro pueblo de una nueva red de agua potable ... El vivir enNueva York no es una cosa fácil. Vivir fuera de nuestro país es un ... des-tierro voluntario, pero lo es Sin embargo, andando en estos trotes tam-bién recibimos decepciones en que nos ven a través del visor de lapuerta, y seguramente exclaman "Son los viejos del agua" y no nos abren ... .Nos decepcionamos también (por) ." críticas negativas que destruyen ...porque al final de un dia de colecta terminamos un poco impropios ypiensan que es del dinero que hemos colectado Pero disculpémoslos ...

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porque están mal informados.I~7 A esta gente no la felicito, pero sí le in-vito a que participen con nosotros e! haber realizado esta obra con coo-peración, significa hasta cierto punto un verdadero sacrificio por parte delComité. Esa labor es digna de reconocerse ... Nuestra gente les decía, h~jo,

primo, esposo, etcétera, aunque no me mandes esta mensualidad, pero datu cooperación allá para que tengamos agua.... Pero la gente que a pesarde que ya ven la obra realizada, se niegan a darnos su cooperación.

El hecho de que e! comité reafirme su posición sin una deferencia a lasautoridades municipales en la inauguración pública del sistema de agua po­table refleja cuánto más poderoso se ha vuelto. Al declarar públicamente quemerece la mayor parte de! crédito por el proyecto está afirmando una posi­ción autónoma frente al ayuntamiento. En segundo lugar, e! comité afirmaque está "permanentemente informado" acerca de Ticuani y puede por tan­to decidir de manera legítima acerca de ofrecer o negar su apoyo con base ensu detallado conocimiento. (Esta posición se contradice en parte por don Mi­gue! al admitir que no sabe los nombres de los funcionarios invitados a losque debería dar la bienvenida.) En tercer lugar, don Miguel presenta e! sacri­ficio de! comité como parte de una más amplia historia de la migración, yux­taponiéndolo con los pocos ticuanenses para quienes la migración no fue ne­cesaria, convirtiendo con ello el continuado amor y trabajo por Ticuani en unmás digno sacrificio. Vincula así las historias de los miembros de! comité comomigrantes con la mayoría de los ticuanenses, en contraste con los económica­mente privilegiados que gozaron del lujo de quedarse, muchos de los cualesno habían pagado sus 300 dólares. Ataca a los críticos de! comité y los com­para con otros ticuanenses abnegados que piden a sus parientes que mandensu cheque mensual al comité para su proyecto de! agua. Aun aquellos queacusan a los miembros de! comité de emborracharse con e! dinero se encuen­tran con que las acusaciones se les revierten; la cerveza que toman no se pagacon las cooperaciones sino que provienen de la buena voluntad de la gente.Esa hospitalidad representa un fuerte contraste con la actitud de aquellos quecierran la puerta y simulan no estar en casa. Por medio de esa retórica, e! co­mité intenta moldear el orden normativo de Ticuani para ajustarlo más estre­chamente al sistema religioso de cargos por el cual opera. Al calificar públi­camente a quienes difunden rumores sobre él como moralmente deficiente ycarente de! amor por e! pueblo, intenta reclamar para sí la autoridad paradefinir qué prácticas hacen de alguien un buen o un mal ticuanense. Losmiembros del comité ya no tienen una posición de sirvientes deferentes y hu-

'" He re<:orrido esta línea del discurso desde un momento anterior para mejorar la fluidez del texto.

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mildes, sino que en cambio representan a los ticuanenses económicamentepoderosos de Nueva York quienes, a partir de ese sacrificio, exigen un lugaren la mesa política de Ticuani. Exigen y, al menos en parte, obtienen, el re­conocimiento que desean.

La percepción de que el comité llevó a cabo "el proyecto" no se dio sólocomo efecto de la retórica, sino también de su ejercicio de autoridad en el mu­nicipio en diversas formas. La mayor parte de los ticuanenses en Nueva Yorkaportó su cuota de 300 dólares al comité y luego llamaron a sus parientes enTicuani para decirles que su agua podría estar en servicio. La municipalidadtambién utilizó al comité para pedir a los parientes en Nueva York que tranqui­lizaran a un hombre que amenazaba a sus vecinos en Ticuani. El comité paga­ba al trabajador de tiempo completo que se hacía cargo del mantenimiento dela bomba. Como resultado, los ticuanenses en Ticuani y Nueva York se acercanrutinariamente a los miembros del comité para quejarse sobre los servicios mu­nicipales. En 1999, Tomás Maestro me dijo que con frecuencia los ticuanensesque regresan de México se quejan con él de las "deficiencias en el mantenimien­to" del sistema de agua, lo que el comité reporta a las autoridades en México.Él mismo da seguimiento: "te digo lo escucho de las quejas de la gente ... cuan­do voy a México dos veces al allo". La naturaleza cotidiana de estas interaccionesy la creencia de que el comité tiene la capacidad y la responsabilidad de lograrresultados describe su posesión y su ejercicio de la autoridad municipal, en elnivel concreto que importa en las vidas de la gente. 12~

Otros ejercicios de autoridad municipal por parte del comité han sido ob­jeto de críticas. El manejo que hizo del gran baile durante la fiesta del santopatrono, en 1993, hizo brotar el resentimiento. Asistir al gran baile es signo deestatus, al mostrar que se dispone del ingreso necesario para asistir, pero la cos­tumbre era hacerlo en un lugar en el que incluso los que quedaran fuera pu­dieran "participar" al ver y escuchar la música. Ese año, el comité contrató aun organizador profesional de conciertos proveniente de Nueva York, quecolocó una cerca de metal corrugado en vez del alambrado de gallinero, con locual obstruyó la visión; estableció un sistema de distintivos y de personal de se­guridad para controlar el acceso al escenario. El resultado fue que muchos lí­deres de Ticuani, incluido el cacique, no pudieron entrar, mientras que losmiembros del comité -y yo- lo hicimos libremente. Algunos ticuanenses sintie­ron que había violado el ánimo de "la fiesta es para todos", citaron esto comoevidencia de que trataba de imponer su voluntad y a la vez estaba desligado deTicuani.

''"Véase cómo esta reflqjón se aplica al surgimiento de los estados nacionales en su desplazamien­to de las identidades locales según la desarrollan Tilly y Tilly, 1975.

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Estructuras de poder local y transnacionalcoexistentes y límites ne~ociadosa la membresía

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El observar las negociaciones entre el comité y los presidentes de Ticuani, en­trante y saliente, durante la semana de la fiesta, me aportó una mirada directaa las estructuras de poder local y transnacional coexistentes en la política de Ti­cuani. Cada parte ofrecía una visión diferente del futuro de Ticuani y el lugarde los migrantes en él. El cacique estaba ausente, lo que tomé como un signo desu poder, porque los dos presidentes defendían sus intereses y no podía con­frontársele directamente acerca de los pagos. La retórica del comité reflejabasu poder económico y su debilidad institucional. Mientras que don Manuel po­día amenazar con dejar de cooperar con el municipio si no se obligaba a pagara quienes no lo habían hecho, tenía que recurrir a los presidentes para utilizarel poder que sólo ellos tienen: "Tú tienes la ley ... no estamos acá." Cuando donTrinidad negó que el comité tuviera siquiera el derecho a plantear esa cuestiónpolítica, éste fuó una fecha, un mes después, en la que todo mundo debería ha­ber pagado, o se retiraría su cooperación. Exigía una carta del ayuntamientoen la que se expresara su acuerdo con este punto.

Don Andrés, el presidente electo, intervino expresando su acuerdo en quetodos, incluido el cacique, tenían que pagal~ pero le pedía al comité dos sema­nas más para que "No tengamos que cortarle (el servicio de agua) ni a uno por­que vamos a convencerlos" de que paguen. Hizo un llamado a su cooperacióncomo joven alcalde de apenas más de 30 años: "Imagínate qué va pasar conmi­go si la primera cosa que hago es cortar el agua" a gente como don Chucho.Quiero trabajar con ustedes pero tienen que ser conscientes de las limitacionesque enfrentamos aquí en Ticuani". Aunque aparentemente accedía a la posicióndel comité, don Andrés sagazmente puso al comité a la defensiva al insinuarque podían haber perdido el contacto con la realidad de Ticuani por estar tan­to tiempo en Nueva York y se hacía necesario pedirles que "imaginaran" la po­sición de él. Efectivamente, más tarde me dijo don Andrés, "los paisanos alláviven en otra forma y viven en otra situación". Y don Chucho, el cacique, medijo: "es imposible ver los asuntos desde allá (Nueva York)". Aún más impor­tante, el límite de seis semanas -en vez de cuatro- significaba que la mayor par­te de los miembros del comité estarían de regreso en Nueva York, mientras elcacique utilizaría una maniobra política local para anular el acuerdo de Andrés,la cual se discute más adelante.

Un acuerdo coyuntural sobre la naturaleza y los límites de la participacióndel comité en la vida pública de Ticuani surgió a partir de ésta y otras reunio­nes, reflejando las estructuras de poder coexistentes tanto en lo local como lotransnacional. En primer lugar, se reconoció la legitimidad de la participación

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del comité en las obras públicas y en la vida política de Ticuani. Don Trinidady don Andrés se reunieron con el comité para negociar los asuntos ante los cua­les los anteriores presidentes se habían negado y permitieron al comité que ha­blara por sí mismo en la inauguración. En segundo lugar, ambas partes estuvie­ron de acuerdo en que los fondos para las familias con migrantes debía cobrarsesólo en Nueva York, simplificando con ello la contabilidad y reforzando el ejer­cicio del comité de una autoridad en el municipio. En tercer lugar, a lo largode dos años observé a los líderes del comité y de Ticuani converger en la posi­ción de que los migrantes deben vivir al menos un año en Ticuani para poderser votados como alcaldes. Este periodo de "renaturalización" resalta de quemanera se ven trasformados en Nueva York los migrantes de retorno y debenaprender de nuevo las necesidades del pueblo.

Un elemento final es el acuerdo de que todos deben pagar la cooperaciónde 300 dólares para el sistema de agua potable. Esto enfrenta a las estructuras depoder local y transnacional entre sí de manera directa. Don Andrés nunca obli­gó a que pagaran a quienes no lo habían hecho. Durante una entrevista en1999, cuando le dije al cacique y a su hermano que el comité creía que don An­drés no había cumplido su promesa, él respondió:

Él no nos preguntó. Fue un asunto de allá. Nadie puede exigir que pagastus cooperaciones- es voluntario. Andrés no podía cortar el agua... Ellospensaron que fue un asunto de Andrés, pero solamente en que él les dijoque iba intentar de convencernos a pagar. .. Ningún comité puede ordenara un presidente cuándo las cosas están bien... Si pueden hacer recomenda­ciones: Si usted ve conveniente bajo de su autoridad, le pedimos en la ma­nera más atenta lo haga para podemos seguir apoyando a usted.

Explicaron que la promesa de don Andrés había sido cumplida a través deun procedimiento local. Después de que el comité se fue, pero antes de que donAndrés tomara posesión del cargo, don Trinidad llevó a cabo una asamblea enTicuani para decidir la cuestión. Según don Chucho y su hermano "Si ... la gentenos dice pagar, vamos a pagar más que $300. Pero no vamos a pagar a mandatodesde allá. Únicamente cuatro o cinco personas venían, entonces no pagábamos."La asamblea fue convocada por la sección del pueblo de don Chucho, donde po­cos votarían en su contra, incluso si hubieran pagado. De ahí que a pesar de todoel poder económico del comité, su invocación de la justicia y el sacrificio querequeriría el sistema de cargos, a final de cuentas prevalecieran el poder localdel cacique y su control sobre los mecanismos de gobierno. Puede ser que Ti­cuani tenga un sistema político transnacionalizado pero todavía se trata en bue­na parte de política local con poder local.

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Este desenlace es irónico pero ofrece una oportunidad de reflexión. El po­der del cacique tradicionalmente es a la vez económico, por medio de su papel deintermediario hacia el mundo exterior, y social, por medio de su uso del podereconómico para desarrollar relaciones de compadrazgo. El poder económicodel comité, modelado a partir del sistema religioso de cargos, se basa en Nue­va York, muy lejos de la influencia inmediata del cacique y en la actualidad esmucho mayor que el del cacique en términos de su capacidad para recolectardinero para el beneficio público. Pero el comité no tiene la capacidad de utili­zar ese poder económico para desafiar la base social de su rival en Ticuani.Además de su amenaza de retirar su poder económico, el comité invoca tantola responsabilidad colectiva del sistema religioso de cargos como los principiosde la igualdad y la justicia democráticas al exigir que paguen las 22 personasque no lo han hecho. Pero el cacique es capaz de utilizar su incólume base so­ciallocal, apoyado en su todavía considerable poder económico privado e -iró­nicamente- el mecanismo formalmente democrático de una asamblea, para ne­gar al comité el derecho a siquiera hacer la demanda de que paguen él y susamIgos.

Conclusión

Con el perdón del finado Tip Ü'Neill, podríamos decir que toda la política deTicuani es local, aun cuando también sea transnacional. En un grado notable, du­rante más de 30 años los ticuanenses han negociado con éxito los conflictos, lí­

mites y significados implícitos en la membresía en su comunidad política local.Que incluso los críticos del comité vean su participación como normal y legítimaes una evidencia de cuán institucionalizada se ha vuelto la vida transnacional deTicuani. El localismo transnacional ticuanense se refleja también, y a la vez seve reforzado vigorosamente, en la falta de compromiso del comité con la polí­tica estadounidense y el continuado e incluso profundizado compromiso con lapolítica mexicana, poblana y de Ticuani. '29 La tecnología facilita este localismotransnacional duradero, al igual que hace el deseo del Estado mexicano de ge­nerar una relación tipo diáspora con los migrantes en Estados Unidos.

Se podría ver a la política que se analiza en este capítulo como una mani­festación o una resistencia al capitalismo global, o de "transmigrantes" quetrascienden al estado, pero al hacerlo así se perdería el complejo y fascinantejuego de la política local. El estado, bajo la forma de la autoridad municipal, es

""Mi otro trabajo analiza otras rutas de participación de los mexicanos en la política de Nueva York;véase Smith, 2ÜÜla. b.

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a la vez un objeto de la acción y un actor en esta política local transnacionali­zada. El ayuntamiento actúa, como hace el comité, en un contexto más amplio,creado también, al menos en parte, por el estado central mexicano y por el es­tado de Puebla. El ayuntamiento contribuye a generar una política transnacio­nal en Ticuani por su cooperación, durante tres décadas, con el comité, auncuando la autoridad municipal es utilizada también para servir a los interesesdel cacique y sus amigos. El concepto que propone Sherri Ortner de "una ne­gación etnográfica" sale a cuento aquí. De haber interpretado las acciones delcomité y del ayuntamiento como resistencia a la dominación del capital global,me habría perdido de las motivaciones menos nobles pero bastante humanasdel deseo de poder, de enojo o celos y, de igual importancia, del deseo de ayu­dar a la comunidad y ser reconocido por ese sacrificio, que de hecho animan ala acción. Al documentar el papel del estado en diversos ámbitos y las muy hu­manas motivaciones de los actores en la vida pública de Ticuani, refino y avan­zo en la comprensión de la realidad social transnacional.

Reconstruir la evolución de la relación del comité y el ayuntamiento per­mite dar cuenta de la vida política transnacional de Ticuani, que adapta las es­tructuras de poder transnacional y local coexistentes. Aunque el cacique y susamigos obtuvieron la victoria en el asunto de quienes no pagaron sus cuotas, elcomité fue capaz de reformular las reglas que gobiernan su participación en lavida pública de Ticuani, la cual se acepta ahora como legítima por la mayorparte de los ticuanenses, aunque todavía persisten críticas respecto a qué for­mas son admisibles. No obstante, esto muestra una gran transformación desdeque inicié mi trabajo de campo, cuando era anatema la idea de que un miem­bro del comité compitiera en las elecciones para obtener un cargo en Ticuani.El que continúe la contingencia refleja las diferentes bases de poder del comi­té, el cacique y el ayuntamiento. El cacique y los líderes locales se benefician delas relaciones locales de compadrazgo, la influencia de su riqueza y por vivir yser electos en Ticuani. El comité se beneficia por su acceso a la verdadera basede "impuestos" de los ticuanenses con capacidad de ingresos, por la confianza dela gente hacia sus miembros y la función vital que cumplen al crear una vía paraque la gente permanezca vinculada a través de sus obligaciones comunales consu terruño. Al negociar los términos en los que los ticuanenses en Nueva Yorky Ticuani participarán en el gobierno de la comunidad, estos actores institucio­nalizan la vida transnacional en el ámbito local. El siguiente capítulo trasladasu enfoque desde la evolución interna de las prácticas transnacionales de Ti­cuani hacia cómo les afecta el cambio en la política nacional mexicana.

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Capítulo 3

La derrota de don Vidorio.Transnacionalización, democratización

y cambio de ré~imen en losámbitos local, estatal y federal

"SOMOS TODOS poblanos ... ¡una familia, una comunidad unida!" decía Melquía­des Morales Flores, como candidato a gobernador de Puebla en un enorme sa­lón de reuniones de un hotel, mientras a través de la ventana parecía flanquea­do por imágenes descomunales en Times Square: una mujer de siete metros dealto con piel de leopardo, anuncios de la más reciente película de Disney y escan­dalosos anuncios de neón. Había llegado a Nueva York para reunirse ahí con loslíderes de los migrantes como parte de una campaña que en última instanciatuvo éxito, para convertirse en el gobernador priísta de Puebla en las eleccionesde 1998, y para atraer el apoyo político hacia la mixteca en respuesta a la cre­ciente competencia electoral en el estado. En Ticuani, durante la misma elección,se escucharon porras de victoria en Brooklyn en casa del hermano de donCuauhtémoc, el maestro que utilizó donativos provenientes de Nueva York paraderrotar a don Victorio, el hermano del cacique, en la primer elección que reali­zara el PRI para seleccionar candidatos a la presidencia municipal. Ambas histo­rias muestran de qué forma no sólo la migración, sino también la creciente com­petencia democrática en México han transnacionalizado la política mexicana. Elgobernador enfrentó la cada vez mayor competencia democrática en Puebla,trasladando la lucha a Nueva York. Don Cuauhtémoc peleó contra el monopoliolocal del poder en manos del cacique, haciendo uso de dinero proveniente deNueva York y con un nuevo procedimiento democrático en México. En las pági­nas que siguen, utilizo la victoria de don Cuauhtémoc sobre don Victorio en laelección de 1989 en Ticuani, para analizar de qué manera estos cambios, másamplios en los ámbitos políticos nacional y estatal en México se ven afectados einfluyen en la conducta transnacional de la política ticuanense en Nueva York yTicuani. De ese modo, desarrollo el razonamiento en el sentido de que los cam­bios en diversos ámbitos de la política (local, estatal y nacional) y en diferentesespacios (Brooklyn, ciudad de México, Ticuani, Puebla) alteran profundamen­te la vida transnacional. En este caso, las acciones del estado y el entonces parti-

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do político dominante, sirvieron de catalizadoras para la política migrante en elámbito local tanto en Brooklyn como en Ticuani, poniendo recursos más conside­rables para la lucha a favor del reconocimiento y respeto en manos de los migran­tes. Aquí utilizo también y critico el trabajo de los teóricos de la globalización.

Aperturas democráticas y política transnacional

en México, Puebla y Ticuani

Los migrantes, al igual que los ciudadanos mexicanos, se han beneficiado de latendencia de México hacia la democratización y la descentralización del poder. Elestablecimiento del Instituto Federal Electoral (IFE) en México en 1995, dio clari­dad a las elecciones de modo que la mayor parte de los mexicanos consideró jus­tas las del año 2000: el panista Vicente Fax Quesada acabó con el monopolio queel PRI había conservado por 71 años en la presidencia al ser electo con un pode­roso apoyo moral de los migrantes y el apoyo electoral en sus comunidades deorigen. Tres medidas específicas ayudaron a catalizar la política transnacionalde los migrantes mexicanos. Primero, como parte de la reforma del estado en1996, el PRI se vio obligado, por la presión de los partidos de oposición, a acep­tar un cambio en la Constitución mexicana, mismo que permitió a los migrantesmexicanos votar desde el extranjero en las elecciones presidenciales del año 2000.En segundo lugar, el Instituto Federal Electoral (IFE) publicó un reporte en 1998,diciendo que era factible poner en práctica este derecho constitucional, a pesarde las objeciones sobre todo del PRI, que logró abatir en 1999 la legislación quelo pondría en práctica. Estas dos medidas en conjunto ayudaron a los migrantesa movilizar un considerable apoyo en México y en Estados Unidos a favor de susdemandas de participación política. Ciertamente, éstas no podrían concebirsecomo las de migrantes que piden una consideración especial; se trataba de ciuda­danos mexicanos que pedían ejercer un derecho constitucional reconocido. En ter­cer lugar, el PRI cambió sus mecanismos de selección interna de candidato, comorespuesta a embarazosas salidas, incluida la de Ricardo Momeal, quien dejó el PRI

Yderrotó a su candidato en el estado de Zacatecas, hasta entonces lo más sólida­mente priísta. 13o El mayor cambio fue que en vez de escoger a los candidatos por"dedazo", éstos podrían exigir ahora que se dieran elecciones formales en su par­tido, o utilizar otras medidas para lanzarse como candidatos. 131

J:l°Yéase Smith, 2003.1:\1 Formalmente existen ahora cuatro mecanismos para seleccionar los candidatos a la presidencia

municipal: \. usos y costumbres, por el cual los comités de selección locales escogen a los presidentes, enespecial en las comunidades indígenas; 2. una "consulta de la base", una gran asamblea de todos los vo­tantes que muestran su preferencia levantando la mano; 3. un consejo político. mecanismo por el cual lagente elige un consejo que seleccionará un presidente; o 4. voto directo a través de una elección internacon voto secreto.

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Estos cambios de mayor envergadura afectaron la política en Puebla, laregión mixteca y Ticuani. El candidato Melquíades Morales Flores se enfren­tó con un contexto electoral cada vez más competitivo, al que un observadordescribió como "laboratorio político" en el que los migrantes se volvieronmás importantes. A finales de los años ochenta y durante los noventa, el PRI

había perdido algunas presidencias municipales en Puebla ante el PRD, y enespecial frente al PAN en las grandes ciudades. Además, perdió el control delvoto en 1995 cuando el Instituto Estatal Electoral (lEE) lo reemplazó el PRI

en la administración de las elecciones y envió a su personal para que super­visara las elecciones locales. La respuesta del PRI en la elección de 1998 tu­vo tres aristas: enfocar algunas áreas urbanas para su reconquista, fortalecersu apoyo político en las áreas fuertemente priístas como la mixteca y demo­cratizar sus mecanismos de selección de candidatos a través de eleccionesinternas; desde los candidatos a presidentes municipales hasta el goberna­dor. En la mixteca, la estrategia incluía hacer contacto con los migrantesque se encontraban en Nueva York. Un funcionario estatal, en medio de unalarga conversación durante una comida acompañada de tequila, me lo des­cribió de este modo:

imagínate si todos los jefes de casa (en Nueva York) quien están mandan­do dinero (a Puebla) llamaran y dijeran" "jvota por Melquiades!". Obten­dríamos votos si lográramos la buena voluntad de los de aquí. Si pudiéra­mos hacer que cada persona que envía un dólar incluyera una tarjeta quedijera "vota por Melquíades", ganaríamos fácilmente.

Estos cambios han catalizado la dinámica tirantez de la relación entre el ca­cique y sus simpatizantes, y el comité y otros migrantes en Nueva York. El caci­cazgo de don Chucho, iniciado a finales de los años setenta, y otros similares,son restos localmente poderosos de una maquinaria política más extensa de lafamilia Ávila Camacho en Puebla, que incluía al que fuera presidente de Méxi­co. En especial con la erosión de su maquinaria más amplia, los caciques localesse convirtieron en el principal mecanismo por medio del cual el PRI se vinculabacon su base, pero en buena parte tenía que dejarles márgenes de libertad paracontrolar los asuntos de la política local. J:l2 Los caciques se enfrentan siemprecon el problema de cómo acercar, negociar o luchar con los nuevos grupos quepresentan demandas. De igual modo que los avilacamachistas se enfrentaroncon grupos de estudiantes y trabajadores que surgieron de la urbanización delos años cuarenta a los sesenta a través de las políticas más liberales en la ciu-

"" Me baso en Pansters, 1990.

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dad de México, los caciques locales en la actualidad afrontan las demandas cre­cientes de migrantes con recursos, cuyo amplio proyecto se deriva de cambiossocioeconómicos de gran alcance originados en la migración, proyecto queademás se apoya en una orientación reciente del Estado mexicano hacia los mi­grantes. Proponer el derecho a exigir una elección previa ha modificado pro­fundamente la política en la mixteca, lo que ha generado campañas donde an­tes no existían, a través de la cuales fluyen los dólares y las opiniones de losmixtecos de Nueva York.

Este capítulo, como otros trabajos que he realizado, 133 maneja una críticaconstructiva de las perspectivas globalistas de la vida transnacional, algunasde las cuales no dejan espacio analítico para los procesos causales de carác­ter local. Por ejemplo, el sociólogo John Meyer y sus colegas, plantean unacultura y una sociedad mundiales como factor clave para conformar la estruc­tura y prácticas de los estados nación en el periodo de la posguerra. Analizande qué forma el compromiso cultural global con la democracia y lo que el so­ciólogo Yasemin Soysal llamaría "los derechos de la persona moderna" handado forma a la política durante este lapso.134 Tal perspectiva podría ver lasnarraciones de los ticuanenses como meramente "llenar los detalles" de laglobalización. Después de todo, el compromiso con la democracia es un ar­gumento central que presentan quienes exigen el cambio en Ticuani y Méxi­co, lo que creó las condiciones para la derrota de don Victoria en 1999. Otrosglobalistas, como la socióloga y planeadora urbana Saskia Sassen, adoptanuna posición con mayores matices al analizar de qué manera se está transfor­mando la posición que ocupa el Estado en el sistema global, y hacer énfasisen que el estado mismo es el agente que debe poner en práctica la mayor par­te de los cambios globales que genera el sistema global, en un proceso que ala vez libera al capital para buscar la ganancia más allá de las fronteras, e in­crementa, además los puntos de intervención en ese proceso. 115 De manerasimilar, afirmo que la tendencia hacia la democratización en México genera unespacio para que intervengan los migrantes mexicanos, pero enfatizo la im­portancia de los sistemas nacional y local en la comprensión de la forma enque se dan estos procesos. Para entender la vida transnacional, la amplia cau­salidad de la globalización debe ser refractada, se modifica por los cambiosen la constitución mexicana, en la política partidista de México y en la cam­biante relación con sistemas de poder más antiguos y muy localizados comoel caciquismo.

u 'Véase Smith, 2003a y 2003b, acerca de las aproximaciones global y transnacional.'" Véanse Meyer el al., 1997; YSoysal 1991.""'Véase especialmente Sassen, 1998, y 1988, 1991. 1996; 'Ibrin, 1996, capítulo 6.

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LA DERROTA DE DON VICTORIO

La política en Ticuani antes de 1999:

caciquismo, compadrazgo y dedazo

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Antes de 1999, una élite conocida por el nombre del cacique, "los chuchos",elegía a los candidatos y a los presidentes por dedazo. Cada vez que termina­ba un periodo de tres años en el gobierno municipal, los Chuchos decidíanquién sería el próximo candidato del PRI, lo que equivalía a la elección en estaregión dominada por ese partido. Según los ticuaneses entrevistados. Era deesperar que cada candidato cuando dejara su cargo fuera más rico que al en­trar, además, sus cuentas recibían escasa supervisión por el sucesor, quien con­taba con la misma cortesía. El dedazo se reforzaba a través del compadrazgo, quedon Emiliano describía así: "Chucho ponía a don fulano de tal . ..es puro apadri­nado." Otro dijo:

Desde todo los presidentes quien elegía el presidente eran ellos ... Ya cuan­do decían va a ser presidente fulano de tal, bueno ya la gente no decía nada,ya lo escogieron ... y este año cuando realmente se hace por votación, fue conlos problemas. Y anteriormente por ellos venía pasando, los dinosaurios sevenían pasando el mismo hueso ellos. Ya hasta decía, falta Primo, falta Se­gundo, porque ya ellos más elegían. Fue como esta vez que ya tenía a ele­gido, pero fue cuando se hace por votación.

Describir a los Chuchos como "dinosaurios" los sitúa entre los priístas de lí­nea dura, percibidos como dispuestos a perpetuar el fraude u otros medios deconservar el poder. Según estos observadores los Chuchos estaban enojados por­que no pudieron "dar" la presidencia a los hijos de Chucho, que estaban en "lalínea", ello sugiere el grado al cual sentían que su poder se había normalizado.Aunque él no estaba de acuerdo, don Chucho me describió el antiguo sistema deescoger candidatos en términos similares, diciendo que "no había voto ... simple­mente hablábamos con la gente para consultar a la base". Que don Chucho in­vocara una "consulta a la base" para justificar la selección anterior de los candi­datos es completamente comprensible, porque así era como el PRI arreglaba losasuntos. Efectivamente, una "consulta de la base" es uno de los cuatro métodosreconocidos en su reforma de 1998 como legítimos para la seleccionar a los can­didatos locales (los otros son una elección interna, "métodos costumbristas y tra­dicionales" y un "consejo electoral" para elegirlos). Aquí el PRI intenta negociarentre distintas realidades políticas locales, incluida la decisión por consenso enlas comunidades indígenas, el constante dedazo en los municipios en que hay po­cos cuestionamientos a su poder y el uso de elecciones internas para reforzar sulegitimidad en los municipios en que sí existe oposición. La intervención de los

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migrantes en el ámbito local, a través de las elecciones internas, no estaba entrelas formas que anticiparan los funcionarios del PRI; pero la democracia abre pro­cesos políticos, generando incertidumbre y promoviendo la innovación.

Los cuestionamientos al monopolio de los Chuchos en el poder se veíandesanimados por la memoria de más de 30 años de derramamiento de sangreen lo político, antes de que lograran el poder. Aun cuando se hacían más ricos enel cargo, que nadie resultara muerto en las represiones políticas durante el ca­cicazgo de los Chuchos, o incluso después de que su candidato fuera derrotadoen 1999, les da la posibilidad de reclamar legitimidad en la buena conducciónpolítica en el contexto de la mixteca. En segundo lugar, que no se diera unaelección interna formal hacía difícil oponerse a ellos. En algunos ranchos, loscandidatos eran seleccionados contando las manos levantadas a su favor, o porreunirse físicamente con el candidato en una asamblea pública. Dado que siem­pre ganaban, muchos concebían las elecciones como una farsa. Y vista la san­grienta historia de Ticuani, el monopolio no violento del poder por parte delos Chuchos parecía un buen negocio. Y don Chucho se crió pobre, trabajandoen la agricultura; en ese entonces la gente pensaba que él los entendía bien, ylos trataba con respeto en sus interacciones personales.

Chucho sostiene que no es un cacique y cuando le hice notar que por 10 co­mún se hace referencia a su persona como tal, respondió: "iNo sé qué quieredecir qué es caciquismo! Soy de las personas que no van en frente ... trabajoatrás que ellos ... Quiero al pueblo. Me siento como un servidor como el hom­bre más sencillo, porque sirvo a la gente más sencilla." Tomada directamente,esta respuesta parece confirmar su condición de cacique, debido a que puedeinfluir tras bambalinas en las cosas, sin visibilidad o que se le pidan cuentas. Envez de explicar por qué la gente 10 llamaría cacique, reiteraba que su hoja deservicios no debería confundirse con caciquismo: "Me invitó algunos presiden­tes a trabajar juntos... nunca intervine. Si yo trabajo y coopero, pero eso no escaciquismo ... Esas personas quien dice eso sean muy tonto, con egoísmo y ren­cor. .. Yo no soy un cacique. Yo trabajo con nobilidad, sencillez, honradez, yamor del pueblo." En efecto, cada uno de los sucesivos presidentes le ha pedi­do a Chucho que utilice su riqueza y contactos fuera de Ticuani para impulsarlos proyectos. Que todos en el pueblo lo llamen cacique, incluidos los Chuchos,sugiere que funciona como tal. Su negativa a reconocer esa posición se convier­te entonces en un ejercicio de su poder de cacique.

Las reglas para la selección de candidatos del PRI en 1998 acabaron con elmonopolio del dedazo en la política de la mixteca y abrieron una puerta más am­plia a la participación de los migrantes. En Ticuani, el resultado inmediato fueque un grupo de maestros políticamente activos propuso a uno de sus filas, donCuauhtémoc, para que compitiera con el candidato de los Chuchos, don Victo-

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rio. Movilizaron también a los ticuanenses en Nueva York, con lo que el comitése dividió entre quienes apoyaban a los Chuchos y los partidarios de los maestros.

La violación de la economía moral del caciquismo:

el periodo de Tito, 1997-1999136

Parte de las razones por las que los cambios en las reglas de selección de candida­tos tuvieron un impacto tan grande en la elección de 1999 consistió en que Tito,el presidente anterior, había violado lo que podría llamarse; economía moral delcaciquismo. La economía moral se refiere a la reciprocidad asimétrica que con fre­cuencia gobierna las relaciones entre personas con poder desigual. Estas relacio­nes son asimétricas y se les entiende como tales, pues conceden privilegios a quienes ya el más poderoso, pero estos privilegios tienen límites que no pueden exce­derse, ya que implican reciprocidad y respeto para la persona.1'\7 En Ticuani, el ca­cique y sus presidentes "prometieron" no robar demasiado del municipio y dotara los líderes que los apoyaban -de manera especial en los ranchos- con recursospúblicos para su distribución. Bajo Chucho, también prometieron que no habríaderramamiento de sangre. Los líderes leales al cacique serían también recom­pensados con un padrinazgo menor, empleo, crédito para construir sus casaso buenas tasas de intercambio en dólares por pesos en la tienda de Chucho. Au­nado a la enorme devaluación del peso en 1994-1995, que estancó la economíamexicana e hizo que fuera más difícil pagar los programas municipales, la mayorparte de la gente señala de igual forma la mala administración de Tito, su arro­gancia y falta de respeto, como la clave para la derrota de don Victoria. Se diceque simplemente robó demasiado y distribuyó muy poco. Un ticuanense decla­raba que "la gente desconfía en el grupo de los Chuchos, por Tito, porque Titose hizo de su rancho, Tito se hizo de su camioneta... Tito se la vivía en la bara­ja y apostando. ¿y qué dijeron? Es que si Victoria va a subir a ser lo mismo". DonArtemio, un antiguo miembro del gobierno municipal de Tito, quien había fun­gido como vigilante fiscal, describió cómo el problema no era que Tito hubierarobado del pueblo -todo mundo lo hacía y no era técnicamente difícil de llevara cabo- sino que lo había hecho con insolencia y arrogancia.

Si hubiera robado con lógica... aunque hubiera robado la misma cantidad.El problema que fue ostentoso, o sea su conducta la que lo perdió ... yo

1:I6He cambiado los años de los periodos para conservar la confidencialidad.'''7La idea de una "economía moral" se origina en los filósofos escoceses Adam Smith y David Hu­

lile durante el siglo XVIII; ellos esperaban que los mercados capitalistas emergentes promovieran la liber­tad individual. recompensaran la inversión prudente y castigaran la codicia, suscitando con ello la auto­regulación. Los usos contemporáneos incluyen a SCOll (1976 y 1985) YThompson (1963).

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siento que su error no fue tanto el tamaño del pecado como el tamaño delescándalo. Se compró vehículos nuevos, construyó... equipo tecnificadopara riego, casa para los peones. Entonces eso fue lo que llamó la atenciónde la gente.

Haciendo cuentas conmigo, don Artemio calculaba que el 21 por ciento delpresupuesto se lo había robado durante los primeros dos años, cerca de 85,000dólares. y decía, "jse puso peor en el tercer año después de que renuncié!" Loscríticos más agudos de Tito alegan que se robó todos los fondos de un progra­ma para combatir la pobreza con lo que se compró una granja y animales; unantiguo trabajador me mostró fotografías que tomó de los animales que decíase compraron con ese dinero. Además, Tito además era visto como grosero,irrespetuoso y aprovechado de la falta de educación de la mayor parte de losticuanenses. Su robo al pueblo no pasó por alto, según don Artemio, por su"maltrato a nuestra gente, los humillaba y les preguntaba, "¿por qué vienen averme a mi casa? Los atenderé en la presidencia", ese tipo de cosas ... Nuestrasgentes son sencillas, humildes y se aprovechó de eso.

La codicia de Tito violó otras dimensiones de la economía moral de Ticua­ni. No sólo robó demasiado, sino que desperdició el dinero al invertirlo en ne­gocios que fracasaron. Un crítico comentaba que ahora vivía de "vender leche-ila misma leche de las vacas que les robó a los campesinos!" Además, al robardemasiado, hizo imposible que los líderes locales de los ranchos cumplierancon sus promesas. El representante electo en uno de los ranchos más pobres deTicuani me dijo que de hecho le pidió a Tito "un documento negativo ... dameuna carta diciendo que no me diste dinero para que yo pueda mostrarle a migente que no estoy robando, porque saben que se supone que cada mes yo re­ciba dinero para proyectos". Además, Tito hizo un mal trabajo en los proyectosque emprendió, como un pozo demasiado superficial que "se secó", como unapromesa. Éste y otros ranchos que tuvieron que rogar para obtener sus presu­puestos votaron en contra de don Victoria en 1999.

Las nuevas ret.1las y la eleccIón de 1999

En concreto, los cambios en las reglas de selección de candidatos de 1998 sig­nificaron que los maestros podrían exigir una elección interna y que la organi­zación estatal del PRI enviaría supervisores para asegurar que fuera justa. Estaintervención "de fuera" en el monopolio del cacique hizo que el proceso y elresultado de las elecciones fueran muy distintos de las previas. Meche contras­taba la elección de 1999 con la de 1989, cuando don Lucio perdió frente a donAlberto, porque los Chuchos "compraban votos ... (y) presionaban a la gente" y

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no se usaban credenciales de elector, lo les que permitía traer a sus amigos deotros pueblo e incluso a migrantes para que votaran por ellos. En 1989 acaba­ron con un empate haciendo un recuento, en el que súbitamente se encontróun "voto perdido". Pero en 1999, la elección fue "libre, como en Estados Uni­dos". Mientras que los Chuchos habían organizado el conteo de los votos en1989, bajo el nuevo sistema el liderazgo del PRI supervisó. De ahí que al invo­car su derecho a elecciones internas, los profesores efectivamente sacaron laelección del control del cacique y la hicieron entrar en la arena más formal delas regulaciones del ámbito estatal del PRI.

La elección interna también dio a los que estaban en Nueva York una opor­tunidad de colaborar, aportando dinero. Unos 50 simpatizantes de don Cuauh­témoc en Nueva York contribuyeron con unos 1,390 dólares para la elección in­terna, lo que les permitió movilizar una caravana de "22 vehículos" de simpati­zantes para que visitara los ranchos en los que se apoyaba marcadamente a donCuauhtémoc. Esto tuvo relevancia porque en elecciones previas sólo los Chuchoshabían conseguido el dinero para tales caravanas, lo que, según me dijeron los lí­

deres en los ranchos, impresionaba a la gente de ahí. Por tanto, las donacionesde los migrantes neutralizaron la ventaja local del cacique en cuanto a recursos.Don Cuauhtémoc y don Artemio describían de qué forma podían obtener sólounos 10 dólares por salida de parte de sus simpatizantes en México, pero con eldinero de Nueva York podrían "llevar gente de que nos vieran las comunidadesque ... contábamos con gente, ¿sí? Si tú eres un ciudadano y me ves solo vas adecir no pues, no tiene quién lo apoye, mejor me voy con aquél". Don Artemioañadió: "fue un impacto psicológico". Además, el regreso de algunos de los sim­patizantes más activos de don Cuauhtémoc implicó la llegada de efectivo fresco ydio la impresión de un apoyo apabullante, ya que los Chuchos no contaban consimpatizantes de retorno. Muchos creían que don Cuauhtémoc obtendría el apo­yo financiero del comité para sus proyectos. Don Chucho, el cacique, también afir­ma, aunque de manera inexacta, según creo, que el comité envió fondos para lacampaña de don Cuauhtémoc.

Bernardo, hermano de don Cuauhtémoc, nos contó de su emoción cuando"mi hermano finalmente llamó a las nueve de la noche... iy nos dijo que había ga­nado!... Yo ayudé en eso y sí, ¡ganamos!" El conteo de los votos que exponemosen la tabla muestra el mayor apoyo en los ranchos agrícolas que habían perdidomás bajo Tito y el antiguo régimen. (Los pobladores de los cinco ranchos de Ti­cuani votan en dos casillas, enlistadas a continuación, además de la cabecera).Cuauhtémoc ganó el 79 por ciento del voto en una encuesta en los ranchos y el73 por ciento en la otra.

Perdió por tan sólo 11 votos, 2 por ciento, en la cabecera, en donde era másfuerte el apoyo a Victorio. Estos resultados representan un fuerte rechazo a don

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Tito y los Chuchos (aunque no de manera permanente, como veremos). Al finalde cuentas, Cuauhtémoc ganó 61 por ciento del voto comparado con el 39 porciento de don Victoria.

A su favor y de alta importancia dado la historia de violencia política enTicuani, los Chuchos tienen el haber reconocido pacíficamente este resultado.No hicieron uso de la fuerza para tratar de detener a Cuauhtémoc al ocupar elcargo, como había sucedido antes por un equipo perdedor en El Ganado. Peroacusaron a los simpatizantes de Cuauhtémoc de comprar votos con dólares di­ciendo: " ... el comité de Nueva York mandó quién sabe cuántos miles de dólarespara que pudieran comprar votos ... ¡300 pesos cada uno"! En segundo lugar,aseguraban que Cuauhtémoc tenía influencias en el PRI estatal y que a ellos seles había castigado por apoyar a un candidato que se oponía al ganador even­tual, Melquiades Morales Flores. Los Chuchos alegaban que el PRI estatal" ... mandaban pocos boletos donde tenía pocos votos, y muchos boletos dondetenía muchos votos (en un rancho) tenían más boletos que gente. Nos amena-zaron a mis gentes Eso fue en un nivel estatal, porque Cuauhtémoc y Artemiotrabajaban con Melquiades, y nosotros apoyábamos a José Luis Flores". Es inte­resante que todas estas acusaciones implicaran el uso inadecuado de los recursosde parte de Cuauhtémoc fuera del municipio y por tanto fuera del control del ca­cique, por lo que se le acusaba de no ser auténticamente "ticuanense". La derro­ta de don Victoria insinúa una nueva era en la política de Ticuani.

El comité de Nueva York y la elección de 1999

Las elecciones municipales de 1999 también alteraron el lugar que ocupaba el co­mité en la política transnacional de Ticuani. En primer lugar, se veía dividido en­tre quienes apoyaban a don Victoria y quienes se inclinaban por don Cuauhtémoc.Una encuesta previa a las elecciones mostraba que el comité estaba dividido con16 miembros a favor de don Victoria y 11 a favor de don Cuauhtémoc. En segun­do lugar, quienes apoyaban don Cuauhtémoc se movilizaron en Nueva York, conlo que dieron fin al monopolio del comité en las actividades de colecta de dineroentre los ticuanenses o sus representantes. El comité se negó además a colaboraren los proyectos de don Cuauhtémoc al negarle el acceso a los dólares en NuevaYork, lo que hizo imposible que promoviera grandes proyectos.

En Ticuani se suscitó un interés particular por don Emiliano, miembro fun­dador que había trabajado con el comité durante más de 30 años. Tras haber­se jubilado, residir en Ticuani durante dos años y haber organizado el banque­te, tanto los Chuchos como los maestros temían que don Emiliano ofreciera elapoyo del comité al otro candidato, o se lanzara él mismo como tal. Ambos la­dos intentaron inclinarlo hacia ellos. Su posición resultaba complicada por el

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hecho de vivir cerca de los Chuchos, pero en los dos años que llevaba en Ticua­ni los había concebido como "el monopolio de un equipo (que) no quiere tra­bajar limpiamente para el pueblo... Lo quiere para su propio beneficio". Noobstante, se negó a unirse al equipo de don Cuauhtémoc, en el que se incluíanmuchos que habían trabajado con el comité en Nueva York. Describió cómo lagente de don Cuauhtémoc le había pedido que se les uniera, pero se negó:

No acepté la posición. A los pocos días viene Victoria para invitarme... Delotro equipo. Le digo Victoria, no puedo, sinceramente, no puedo. ¿Por quéEmiliano? ... Le puse pretexto. Resulta que tuve una llamada por teléfonocon los amigos del Comité y pues nosotros vamos a ser personas neutras.Nosotros queremos trabajar para el pueblo. No queremos agarrar equi­po ... Por favor, descártame si me tienes en tu lista... Porque pues no mequiero meter en algo que veo que está empatado y no están bien las cosas ...Así fue que me deslindé de los dos ...

El comité negoció así su propia división interna acordando permanecer neu­tral en la elección y quedándose "por encima de la política" y la corrupción queasocian con la política municipal. Su neutralidad hacía que pudiera trabajar, si lodecidía, con quien ganara la elección. Negoció también un acuerdo con los simpa­tizantes de don Cuauhtémoc en Nueva York, en el sentido de que diferenciaríanclaramente sus actividades de los foros públicos del comité. Una vez establecida pú­blicamente su neutralidad, quedó en espera de los resultados de la elección. Sus ac­ciones posteriores sugieren que tenía interés propio en el resultado.

la dinámica del sistema político transnacional

de Ticuani tras las elecciones de 1999

La democratización -bajo la forma de una elección interna en el PRI en Ticuani­abrió oportunidades para que los ticuanenses en Nueva York apoyaran de maneramás efectiva a sus aliados en Ticuani en su oposición al poder de los Chuchos. Per­mitió que el poder económico de los migrantes se convirtiera con mayor facilidaden influencia política en Ticuani y les dio un mecanismo para participar en la se­lección de candidatos distintos a los apoyados por los Chuchos. No obstante, tam­bién abrió senderos a la participación de la generación más joven en la política, conlo que se dio una ruptura en la relación previa entre el comité y el municipio.

El comité se ha negado a trabajar con don Cuauhtémoc. Describe esta pos­tura como una continuación de su política iniciada periodo y medio antes,cuando criticó la forma en que don Andrés había cambiado, de no tener dine­ro "siquiera para comprar una bicicleta", a poseer un carro, una casa y otras

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cosas caras. El comité ha trabajado de manera "muy independiente" en proyec­tos específicos, como la remodelación del templo de Ticuani, pero evitaba ha­cerlo con el ayuntamiento.

Don Cuauhtémoc ve la negativa del comité a trabajar con él como un cas­tigo por haber terminado con sus arreglos con los Chuchos. ¿De qué otro mo­do, se pregunta, puede explicarse que en el pasado trabajaran con presidentesa los que no conocían, pero no con él que colaboró muy duro con ellos duran­te sus años en Nueva York (un punto que he visto incluso sus más duros críti­cos le reconocen)? Los simpatizantes de don Cuauhtémoc eran sobre todohombres en edades que fluctuaban entre los 20 y los 40 años, mientras que elcomité estaba compuesto primordialmente por hombres entre los 40 y 70. DonCuauhtémoc percibe su ira como prueba de que don Manuel era el cacique enNueva York, que correspondía con el cacique Chucho en Ticuani. Observadoresmenos críticos describen de qué manera los intereses del comité y de Chuchoestaban vinculados para perpetuar el viejo sistema, incluso cuando competíanpor las influencias dentro de éste. Las declaraciones del comité en el sentidode que estaba esperando para ver si Cuauhtémoc trabajaría de manera hones­ta se contradicen con el patrón en las tres transiciones anteriores -denunciar alantiguo presidente como corrupto, declarar duramente acerca de la transpa­rencia ante el siguiente presidente y luego trabajar con él. Pienso que el comi­té boicoteó el periodo de don Cuauhtémoc debido a sus diferencias internas deopinión y se mantuvo al margen, apostando (correctamente) a que volverían asu colaboración con los Chuchos tres años después, en 2002.

La reunión Hprivada~ de don Cuauhtémoc con el

ayuntamiento en Nueva York, octubre de lOOO

A pesar de la falta de apoyo de parte del comité, el nuevo presidente de Ticua­ni visitó Nueva York durante varios días en octubre de 2000, para reunirse conlos ticuanenses e intentar atraer fondos de manera directa. También esperababajar las expectativas de un cambio dramático entre sus simpatizantes en Nue­va York. Éstos, al regresar durante el verano le recomendaron que hiciera unviaje antes de que la gente volviera a Ticuani en enero, para:

desengañar de lo que dice de mí, que se dice de mi gobierno ... Ellos meinvitaban a que yo viniera, para dar mayor detalles. Porque hay gente,pues, de mala fe, que daba otras versiones diferentes a la realidad. (RS:¿Qué están diciendo?) Sí, un presidente que no hace nada, ...que todas suspromesas, sus compromisos, no los ha cumplido ... Y pues a mí me ha to­cado hacer obras que deberían haberse hecho en el gobierno pasado.

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Las condiciones históricas parecían contradecir la intuición de que el comi­té no trabajaría con él. Tanto la transparencia de las elecciones de 1999 comoel terremoto en Puebla durante el verano de ese mismo año debieron habermovilizado un apoyo mayor, no menor, por parte del comité.

Sin embargo, la visita de don Cuauhtémoc fue discutida como "privada",en contraposición con la anterior visita "oficial" de Tito. En efecto, el miembrodel comité que inició la sesión declaró su visita "no oficial, sino... privada... en­tre sus amigos". El término "amigos" establece un límite al enfatizar la natura­leza privada del acontecimiento, negando con ello a Cuauhtémoc la posibili­dad de declarar que había consultado con la comunidad de Ticuani en NuevaYork. Esto es irónico porque en la reunión estuvieron presentes varios de loscríticos y de los partidarios de Cuauhtémoc, unas 50 personas, más que en lamayor parte de las sesiones del comité. Además, en agudo contraste con la vi­sita "oficial" de don Tito, Cuauhtémoc llegó con una agenda clara de proyectosque planeaba realizar, con los presupuestos preparados y con videos que docu­mentaban las necesidades. En vez de hacer promesas imposibles de cumplir,entre ellas la de acabar con la migración, como había hecho Tito, Cuauhtémocpropuso planes más modestos pero factibles.

Él enfatizó que ciertos proyectos -como la reparación del palacio munici­pal después del terremoto- eran vistos como "lujos" por parte del estado dePuebla y que no tendría fondo alguno para ellos, en especial después de quesu proyecto se había recortado por el terremoto. Reparar el palacio munici­pal era uno de esos planes y causaba vergüenza en el pueblo, ya que los ticua­nenses y los agentes viajeros por igual le habían dicho que estaba "feo" y queera "una vergüenza". Mostró un video del palacio, describió cómo el costo derepararlo, impermeabilizarlo y pintarlo sería de unos 3,500, pero que sus es­fuerzos por recolectar dinero en Ticuani le habían reportado menos de 10 dó­lares. Un segundo proyecto consistía en reparar la plaza, a la que los migran­tes habían dotado de adoquines más de 30 años atrás. Concluía: "espero quelos compañeros de Neuva York reconoce que no podemos hacer nada sin di­nero suficiente".

El debate que se dio a continuación mostró las diferentes posiciones enla política transnacional de Ticuani. Los simpatizantes de los Chuchos y deCuauhtémoc no sabían de qué manera hacer presión en la capital del estadode Puebla, como había hecho Chucho. Un miembro del comité se rió de quelos 3,500 dólares constituyeran un obstáculo para Cuauhtémoc e hizo la si­guiente declaración despectiva "Suena tan bonito que sea tan poquito". Otroscriticaron al comité de don Manuel y preguntaron por qué no consultaban a lamayoría de los ticuanenses. Don Manuel y Tomás Maestro respondieron quepocas personas asistían a las reuniones abiertas y que ellos querían trabajar

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"por el bien del pueblo", pero que no ayudaban ahí porque "el gobierno hacepromesas pero no las cumple". En su presencia repitieron públicamente su ne­gativa a trabajar con el nuevo presidente.

Lo que me fascina del caso son los significados de "privado" y "público" enel contexto de la política transnacionalizada de Ticuani. ¿Cómo puede ser, mepreguntaba yo, que el presidente hiciera tan sólo una visita "privada" si va aNueva York por asuntos de Ticuani? El siguiente pasaje continúa en extensonuestra discusión acerca de cómo Tito, el presidente anterior, había sido invi­tado para una visita oficial, mientras que la visita de Cuauhtémoc era descritapor todos como "privada". Comencé por preguntarle "¿qué tendría que pasarpara que (la suya) fuera una visita oficial?"

Cuauhtémoc: Oficial-que don Manuel me hubiera invitado. Porque, él tie­ne el Comité ...RS: Pero te invitó Carlos ...Cuauhtémoc: Fue particular. .. Fue no más invitación de simpatizantes conmI persona.RS: Entonces el Comité de don Manuel-la gente lo ve, incluso usted, comoun comité público de Ticuani. Casi como un órgano del gobierno, aquí, delmunicipio; ¿no?Cuauhtémoc: Yo no lo tomo así porque pues no se ha puesto a mis órde­nes para trabajar. Aparte de eso, don Manuel tiene que consultar a losciudadanos ... de que tiene que seguir como presidente ... Porque ya pa­rece como Porfirio Díaz, vitalicio, por mucho tiempo ... Fui como presi­dente, pero fui ... para dar a conocer a todos los que asistieron ... Sí peroahora sí que me faltó el apoyo del Comité de don ManueL .. no me sien­to tranquilo ...RS: Es una cosa pues, bien clara, de que ellos son el Comité más importan­te allá ...Cuauhtémoc: Sí, sí, sí, sí.RS: Es ¿únicamente ellos que pueden dar una invitación oficial? ... Elloshablan en el nombre de la ticuanensicada allá -¿así es?Cuauhtémoc: Sí. .. Pero digo que no sé cómo fueron nombrados ellos, massin embargo sé que ellos están al frente ...RS: Como el presidente de Ticuani recientemente eleccionado, tu entendi­miento es de que para hacer una visita oficial tú tienes que esperar hastaque el Comité te invita.¿ Tú no puedes hacer tu propia visita oficial?Cuauhtémoc: No. Porque si ellos no se ponen al frente que ellos supuesta­mente controlan gente. ¿A qué vaya ir? .. iría a visitar mis hermanos, mishermanas, si a los amigos.

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Cuauhtémoc alterna entre cuestionar la legitimidad del continuado con­trol del comité del acceso a los dólares y los ámbitos públicos ticuanenses -porejemplo, al comparar a don Manuel con el dictador mexicano Porfirio Díaz(quien gobernó de 1876 a 1911)- a reconocer lo mucho que necesita la ayudadel comité. Al final el presidente electo de Ticuani reconoce al comité comola cara de facto de los ticuanenses en Nueva York, y hace de su visita, en au­sencia de su apoyo, algo que apenas es una visita a "aquellos que simpatizanconmigo como persona". Dicho estado de cosas es una muestra del grado alcual el comité realmente representa una alternativa y hasta cierto grado unacara autónoma de la autoridad municipal. Dentro de su "jurisdicción" en Nue­va York, incluso el presidente electo de Ticuani -quien según un lógico deelecciones mexicanas debería ser el representante de todos los ticuanenses­tiene que reconocer su poder. La facilidad con que se transita en el lenguajeentre lo público y lo privado da una idea de la manera en que las institucio­nes que procuran reconciliar los intereses, cada vez más diversos, de los ticua­nenses en nueva York se han visto minadas, aun cuando en otros ámbitos delestado intervienen para, de alguna manera, la institucionalización de la vidatransnacional.

El estado de Puebla y su diáspora

La historia de Ticuani de estructuras paralelas de poder entre los caciques lo­cales y las asociaciones de oriundos en Nueva York no es única. En efecto, comose hizo notar antes, los funcionarios estatales en Puebla señalan que en el año2000 los migrantes de retorno tenían 16 presidencias municipales de los 18municipios de la mixteca -el 89 por ciento. Sólo las dos ciudades más grandes,que cuentan con menos emigrados, están gobernadas por no migrantes. Cincoo seis de estas 16 han visto alterados sus resultados electorales por los fondosque han enviado los migrantes de Nueva York. En todo el estado, los migrantesparticiparon activamente en las elecciones en más de 50 de los 217 municipiospoblanos.I'l8 Esta influencia creciente de la migración en la política mixteca hagenerado a la vez preocupación e intentos estratégicos por reconocer, organi­zar y utilizar a los migrantes. El primer paso del candidato Morales Flores fuehacer campaña en Nueva York, en notable contraste con el olvido de los mi­grantes que mostró su predecesor -y luego organizó un gran "encuentro con lamilitancia" de 3,500 líderes políticos en la mixteca para reportar acerca de su

]''"Estas cifras provienen de varias conversaciones con funcionarios estatales, incluido Mario Riestra.quien fungió como asesor del Gobernador Morales Flores en los asuntos de migración y que encabezabael Conofam (Consejo Coordinador Nacional de las Oficinas de los Estados para los Migrantes en el Ex­tranjero),

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viaje a Nueva York. Trcüo consigo a líderes cívicos y empresariales desde ahí ala mixteca, alabándolos por su éxito allá pero no haber perdido "su idioma, sucultura y sus valores". Prometió desarrollar la mixteca y profundizar los lazosentre Puebla y los poblanos en Nueva York, incluida la necesidad de hacer cam­paña y darles el derecho al voto desde el extrarUero a los migrantes que se en­contraran al otro lado de la frontera. Como gobernador instituyó un programaDos por Uno, por el cual los fondos recolectados en Nueva York serían empata­dos por el doble de esa cantidad por el estado de Puebla, y creó la Casa Pue­bla, que es una organización no lucrativa en Nueva York la cual aporta progra­mas culturales y organizó un teletón en Univisión después de los ataques del11 de septiembre de 2001, para ayudar a la gente a localizar a sus seres queri­dos. Funciona también como una parte informal del aparato político del gober­nador en Nueva York, lo que le ayuda a obtener legitimidad en casa al expre­sar su preocupación por los poblanos en el extranjero. El principal benefactorde Casa Puebla, Jaime Lucero, es un exitoso empresario mexicano naturaliza­do estadounidense, a quien el presidente Fox, al asistir a la inauguración de sufábrica y el bautizo de su hijo en Puebla, alaba como líder migrante. 139

Otros dos vínculos significativos entre los poblanos en Nueva York y Pueblamerecen nuestra atención. El primero lo constituye el senador priísta GermánSierra Sánchez, quien ha trabajado en las comisiones del senado sobre migra­ción, cuya retórica enfatiza que el PRI "ha pagado" por su olvido de los migran­tes en el pasado y que ahora ejerce el liderazgo en el cultivo de las relacionescon ellos. El segundo lo constituye Mario Riestra, presidente de la Conofam,acrónimo que denota al Consejo Coordinador Nacional de Programas a NivelEstatal para los Migrantes en el Extranjero, quien ha organizado reunionesmuy exitosas en Puebla con la idea explícita de fortalecer la diáspora; Conofampresentó recientemente un documento al Congreso mexicano en el que recomien­da que 20 de los 2,000 puestos regionales en la cámara federal de diputadosdeberían asignarse a los migrantes como tales. Tendrían sus puestos en el Con­greso mexicano y estarían presentes en las sesiones, pero regresarían a sushogares y sus representados de la diáspora en Estados Unidos. Los esfuerzosde Morales Flores, Sierra Sánchez y Riestra constituyen intentos por desarro­llar lazos con migrantes poderosos en Estados Unidos y situarse públicamentecomo gente que apoya la inclusión de los migrantes en la comunidad políti­ca imaginada.

Los efectos concretos de ese apoyo simbólico todavía están por verse. Algu­nos migrantes subrayan la comparación favorable entre Morales Flores y el an­terior gobernador de Puebla, Manuel Bartlett, a quien muchos veían apático

¡:;9Véase Thompson, 200\.

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hacia los migrantes en general y hostil ante la idea de su participación en la po­lítica poblana. Evidentemente, Morales Flores merece crédito. Aunque algunoslamentan que el gobernador no haya visitado Nueva York con la frecuencia queel candidato Morales Flores dijo lo haría. Sólo lo he visto en Nueva York dos otres veces durante los primeros cinco años de su sexenio. Además, hay quienescitan una larga lista de proyectos que se han discutido con él y que no han sidoobjeto de acciones reales, entre ellos: la creación de una federación en el nivelestatal de los poblanos en Nueva York, como ya han existido desde los añosochenta y noventa para migrantes en California, oriundos de diversos estadosmexicanos; alguna discusión más concreta del derecho al voto desde el extran­jero por parte de los migrantes en las elecciones estatales de Puebla -esa ley hasido promovida recientemente en Zacatecas yen otros lugares se está discutien­do; mejores programas de intercambio para los jóvenes en la mixteca y NuevaYork, incluido el de enviar profesores a Nueva York para que trabajen con laju­ventud poblana que se encuentra ahí; programas para ayudar a que las muje­res entren en contacto con sus esposos migran tes desarraigados; e incluso uncentro para el estudio de la migración en la región mixteca.

Una de las razones por las que los políticos y los funcionarios estatales in­tentan posicionarse con tanto entusiasmo como defensores de los migrantes enMéxico, es porque ven a qué grado la migración está transformando la regiónmixteca y cómo la democratización abre espacios para que los migrantes influ­yan a través de dinero sobre las campañas; su postulación a los cargos, y porotros medios. Lo importante aquí es que las instituciones del estado o los par­tidos políticos, aun en el ámbito local, tienen un gran peso en la manera quese manifiestan las fuerzas más amplias de la transnacionalización y la globali­zación. Un funcionario que trabajaba en la Casa Puebla y la mixteca ve cierto"estancamiento" a medida que tanta gente se va, muchos no trabajan y se vuel­ven dependientes de las remesas. También ve que la mixteca atraviesa por una"transculturización o transpolarización de una cultura ni siquiera mexicana, nisiquiera americana hacia la mixteca, una cultura híbrida... un mestizaje". Per­cibe cierto peligro en que los migrantes que regresan entren con tal fuerza enla política. El problema tiene varias facetas. La primera implica un nuevo espaciopolítico que se abre para que los migrantes puedan reclamar un acceso al po­der. Mientras que la mayor parte de las elecciones se decidía previamente por"los caciques y el partido (PRI)", las nuevas reglas abren el proceso para losmigrantes, quienes, en su opinión, han sido transformados profundamentepor la migración:

la apertura del PRI a las elecciones primarias en los municios se abre un es­pacio en la política en las que el poder económico de los migrantes y ese

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liderazgo de opinión .. .les permite generar candidatos ... que no necesaria­mente conocen la vida política y social de su pueblo y las necesidades ... yque tratan de llevar el modelo americano de desarrollo a sus comunidades.

Reconoció que son legítimas las quejas de los migrantes en el sentido deque es frecuente que el dinero enviado para los proyectos acabe por ser roba­do o mal administrado. Pero culpó a la "mala televisión... los noticieros en es­pañol (que) hacen que los migrantes quieran provocar un cambio ... luchar con­tra la corrupción" como causa de la infelicidad de los migrantes con la políti­ca. Además el peligro aumenta cuando los recursos financieros provenientes deNueva York apoyan mejores campañas, lo que se traduce en más votos en Pue­bla, lo cual irrumpe en los arreglos del poder de los caciques locales. Sí, dijo,el migrante se convierte en el presidente municipal, pero entonces hay variospartidos en el pueblo, no uno, y "cinco o seis facciones políticas". Continúa:

Es un cambio de mucho riesgo porque ... el cacique pierde poder, ¿no?... (el migrante) pagas el baile ... empiezas a invitar a los amigos a la cerve­za, ¿no? ...Con el apoyo económico fuerte de tu comité de apoyo, devengaa un nuevo cacicazgo... ¡un cacique transnacional!. .. Ya platicamos anteslos cacicazgos en la mixteca se resuelvan a balazos, ¿no? Son luchas... vamos aempezar a generar nuevas luchas de poder. .. El riesgo es que la lucha sevuelva sangienta, ¿no? Y que los nuevos caciques sean peor dictadores quelos anteriores.

Varios elementos de estas citas merecen ser comentados. Primero, es evi­dente que el nuevo sistema de elecciones internas ha roto con el antiguo en elque el cacique y el PRI escogían a los candidatos por dedazo y abre un espaciopara que participen los migrantes, quienes se han transformado por estar enEstados Unidos. La elección interna es una institución que les permite conver­tir su poder económico proveniente de Estados Unidos, en poder político en lamixteca, pero esto plantea riesgos -un pueblo dividido, un presidente munici­pal del norte que realmente no conoce ya el pueblo y el potencial para rivali­dades sangrientas entre caciques transnacionales y locales. Comentó específica­mente sobre el caso de Ticuani, con el que está bastante familiarizado, diciendoque los caciques en lugares como éste "ya no tienen fuerza porque no tienen aquién dominar, ¿no? ... Ticuani es un pueblo vacío", pero con problemas po­tenciales cuando los migrantes de retorno ingresan en la política. Una últimainstitución local a través de la cual puede surgir el conflicto entre los líderes lo­cales y transnacionales es una que resulta peculiar en Puebla, la oficina del pre­sidente auxiliar. En algunos municipios del estado, la cabecera o capital del

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municipio es casi del mismo tamaño o incluso menor en población que algu­nas de las comunidades que le pertenecen. Esas comunidades escogen un presi­dente "auxiliar" en una asamblea popular, sin consideración de partidos. Laconsecuencia es que el poder económico de los migrantes para llevar a cabocampañas juega un papel aún más fuerte en ausencia de recursos partidistaspara la campaña, lo que lleva a una cantidad desproporcionada de migrantesde retorno que se convierten en presidentes auxiliares, que entran en conflictocon el partido local y a la vez tienen "poder económico pero ninguna base social"en la política local. La votación secreta en las elecciones auxiliares ha exacer­bado el efecto de los migradólares en la política; anteriormente se votaba conalzar la mano o en asamblea, lo que incrementaba la posibilidad de que el ca­cique local influyera en el resultado.

Conclusión

La derrota de don Victoria por don Cuauhtémoc y sus consecuencias políticasmuestran cómo la vida política transnacional de Ticuani se ha visto transformadapor la migración y la democratización en México. Específicamente, la puestaen práctica de elecciones internas en el PRI para la selección de sus candidatos en1998, abrió un espacio para que surgieran candidatos fuera de las prácticas deldedazo del cacique y sus amigos, y para el uso de fondos provenientes de Nue­va York que sirvieran para montar una campaña persuasiva. El que don Cuauh­témoc le ganara al hermano del cacique se debió al financiamiento casi totalpor quienes se encontraban en Nueva York. A su vez, el PRI no habría cambia­do sus reglas de selección de candidato de no haber sido por la presión de lospartidos de oposición, lo que tuvo como resultado vergonzosas deserciones yderrotas, además de la presión proveniente del derecho constitucional al voto delos migrantes, que el PRI ha bloqueado. En vez de nada más señalar la globali­zación como causa de estos cambios como harían algunos, mi análisis recons­truye la secuencia de acciones concretas en lo institucional e individual, pormedio de las cuales, la política transnacional de Ticuani se ha transformado.Como señala el análisis de Sassen, la relación entre los procesos globales, loca­les y nacionales es dinámica. No obstante, las normas de la democratizaciónque el sociólogo John Meyers y sus colegas señalan como evidencia de una so­ciedad mundial, operan en la política mexicana en conjunto y también a travésde los migrantes de retorno que han estado en Estados Unidos; pero estas fuer­zas también deben actuar a través de otras instituciones. El Estado y las institu­ciones políticas relacionadas como el partido político y el caciquismo, fueroncríticos para generar el contexto en que se transformó la política de Ticuani. El ca­ciquismo constituye una forma antigua de organización política altamente locali-

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zada contraria a las normas de la política democrática. Pero en Ticuani, el caci­que y sus aliados han sido capaces de utilizar el mecanismo democrático de laasamblea para legitimar la negativa a pagar su cuota en el proyecto de agua,negándose así a conceder autoridad alguna al comité. Hay otros ámbitos de ac­ción en que se produce este resultado, incluido el de dos décadas de cabildeo delos migrantes a favor del derecho al voto y la oposición mexicana que ha logra­do obtener un mayor poder en la década reciente, lo que ha obligado a la de­mocratización del PRI. Finalmente, en este caso también importa el lugar. Lamanera en que se desarrollaron estas contraposiciones políticas dependió engran parte del hecho de que Ticuani se encuentra en la región mixteca, concostumbres e historias políticas locales muy específicas. Esas historias tienen di­ferentes pesos en otros contextos o países. A final de cuentas, estas considera­ciones me alejan de una fuerte posición globalista y me acercan a un análisismás contingente que toma nota detallada de los procesos locales y nacionalesque dan forma a la vida política transnacional.

La victoria de don Cuauhtémoc también deja ver la dinámica del sistemapolítico transnacional de Ticuani, surgido a lo largo de 60 años de migración y30 de colaboración en el servicio público por el comité. Los cambios del PRl en1998 respecto a sus reglas de elección interna influyeron en esa respuesta tanenérgica, porque los jóvenes activistas en Nueva York y Ticuani que apoyarona don Cuauhtémoc sentían que los Chuchos y el comité habían monopolizadola política por un tiempo demasiado largo. De igual manera, los migrantes deNueva York utilizan la apertura democrática en México para lograr influenciaen la política mixteca, pero algunos temen que presente el peligro de "caciquestransnacionales" que utilicen su poder económico superior, consecuencia en símismo de décadas de migración. Ello nos regresa al tema de cómo los migran­tes que residen en Estados Unidos y sus dólares ganados allá afectarán la for­ma de gobierno y la democracia en el cinturón migratorio de México. Tambiénplantea el peligro de un resurgimiento de la violencia política en la mixteca.Así como aumentó cuando se resquebrajó la maquinaria política de Ávila Cama­cho al surgir nuevos centros de poder entre las clases urbanas trabajadoras, cla­ses medias y estudiantes, de la misma manera el surgimiento de un movimien­to bien financiado de los migrantes desde Nueva York cuestiona el monopoliolocal del cacique que ha prevalecido por los últimos 20 o 30 años. La violenciano debe ser necesariamente el resultado. Las instituciones democráticas po­drían canalizar este cuestionamiento. En efecto, aunque en 1999 los Chuchosaceptaron el resultado de la elección y luego perdieron de nuevo en la eleccióninterna del PRI ante los simpatizantes de don Cuauhtémoc en la siguiente elec­ción de 2001, emplearon una nueva estrategia. Alegando que los amigos influ­yentes de don Cuauhtémoc en la capital de Puebla evitaron que se diera una

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competencia justa, invitaron al partido de oposición, el PAN, al pueblo y ganaronotra vez la presidencia municipal como panistas en el 2004. Es irónico que en estecaso fuera el cacique quien saliera de la localidad en busca de aliados más fuer­tes y quien utilizara este poder de fuera en combinación con su poder de caciquetodavía vigente de modo que su candidato ganara la elección.

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Capítulo 4

Estrate~ias de ~énero:

establecimiento y vida transnacional

No soy la única mUJer, hay muchas ... (que) siempre salen solas.iNo tengo esposo!"

DOÑA TALÍA, al expresar su resentimientoacerca de todo el tiempo que su esposo, don Gerardo, apodado "el Gato"

pasa lejos de su familia, incluido el tiempo que pasa en el comité.

Sí. A veces me molestaba. Pero a la vez, yo decía, no puesque es bueno que mi marido se preocupe por el pueblo, ¿no?

DOÑA SELENA, al hablar con orgullo acerca de cómo ella y su familiahan ,aportado el sacrificio de la ausencia de su marido,

don Emiliano, por su trabajo a favor del comité.

ESl1\S concepciones diametralmente opuestas de la ausencia de los maridos altrab~ar con el comité o alguna otra labor pública requieren explicación. ¿Porqué doña TaHa y su familia habrían de resentir tan fuertemente la ausencia dedon Gerardo y verla como una postura egoísta de macho, mientras que doña Se­lena y su familia percibían la de don Emiliano como necesaria para su serviciopúblico, un sacrificio que para él y su familia implicaba el sentirse honrados?140Mi explicación se basa en diferencias variables en la forma en que los dos hom­bres y sus familias conciben lo que el sociólogo Arlie Hochschield llamó "ideo­logía de género" -lo que nosotros pensamos deben ser los roles de los hombresy mujeres y sus "estrategias de género" o "prácticas de género"- de qué modoactúan con fundamento en esas creencias. 141 Con el tiempo, don Emiliano adop­tó una ideología de género más igualitaria, que era consistente con las que de­sarrollaban su esposa e hijas, lo que incluía una división más equitativa del tra­b~o doméstico, la participación de sus hijas en su trab~o con el comité e inclusoviajes familiares a Ticuani. En contraste, don Gerardo conservó enérgicamenteuna ideología de género más tradicional, evitando el trab~o doméstico y tratan-

14('Véase el detallado análisis de Artico (2003) sobre al significado construido (abnegación o sacrifi·cio) de la ausencia de lo, padres en aras de los jóvenes que se quedan.

141 El intelecto y la generosidad de Hochschild (1989), Hondagneu-Sotelo (1994) Y en especial deConnell (1995), YBeth Bernstein me han sido de mucha utilidad en estos pasajes.

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do a sus hijas como una responsabilidad de su esposa, sin envolverlos en el tra­bajo público o sus regresos a Ticuani. Estas concepciones profundamente dife­rentes en lo individual y lo colectivo, acerca de la forma en que deben actuar loshombres y las mujeres han dado paso a vidas de familia muy diferentes. El con­ceder o negar honores refleja un juicio por parte de las familias en cuanto a lasnegociaciones de género adoptadas por estos hombres.

El comprender el significado de la ausencia de los hombres nos da una opor­tunidad para la reflexión sobre las consecuencias domésticas, familiares, de la vidapolítica transnacional de TIcuani. En tanto que el comité se concibe a sí mismo comopresente en la política de TIcuani, a pesar de su ausencia fisica, esta "ausencia do­méstica" se refiere a la pesada carga que implica para los miembros del comité ysus familias en Nueva York recolectar fondos para las obras públicas de TIcuani.Actividad que demanda todo el fin de semana, lo que significa que durante los me­ses o incluso años que dura un proyecto, lo miembros del comité casi nunca pasa­rán un día completo con sus familias, con las que viven en Nueva York. Sea quelas familias vean esta ausencia como algo que da frutos esencialmente positivos onegativos, afecta también el significado que le dan a la vida transnacional y la asi­milación. En las páginas que siguen comparo los casos de don Gerardo y don Emi­liano; lo cual hago también con las experiencias del retorno a Ticuani y de esta­blecimiento en Nueva York de los hombres y mujeres de la primera generación.En el siguiente capítulo discuto este tema en la segunda generación.

La migración, la asimilación y la vida transnacional ponen en cuestión las for­mas dominantes de las relaciones entre hombres y mujeres, así como las formasde pensar acerca de ser hombre o mujer. Las sociólogas Pierrette Hondagneu-So­telo y Jacqueline Hagan muestran que al migrar y trabajar en Estados Unidos, lasmujeres desafian las limitaciones patriarcales y tratan de renegociarlas, incluida ladivisión del trabajo doméstico. 142 El antropólogo Matthew Gutmann muestra queha cambiado la manera en que los varones mexicanos conciben el ser hombres amedida que mayor número de ellos cuidan a los niños y realizan otras tareas "demujeres" en México. Los varones mexicanos contemporáneos se ven a sí mismoscomo "ni macho ni mandilón" 143 y en cambio intentan alejarse de estas imágenesconflictivas entre una masculinidad exagerada y comprometida. Las antropólogasGaíl Mummert y Jennifer Hirsch describen cómo las mujeres mexicanas más jó­venes, en especial en las familias de migrantes, prefieren "matrimonio de compa­ñeros" (lo que enfatiza una relación de amistad igualitaria) en contraposición conel "matrimonio de respeto" (lo que enfatiza la diferencia a la autoridad del hom­bre) de la generación de sus madres. 144 Bajo condiciones muy diferentes a las

l42Hondagneu-Sotelo 1994; Hagan, 1994; Mummert, 1994, 1999.l"Véase el libro analítico de Gutmann. 1996.l44Véase Mummert, 1993, 1994, 1999.

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ESTRATEGIAS DE GÉNERO 129

tomadas en cuenta por estas académicas. Muestro de qué modo estos cambios en lamanera que Emiliano y don GeranIo conciben los roles de género de los hombresy la forma en que negocian los acuerdos con sus compañeras afectan el significadode la vida transnacional y la asimilación para ellos y sus familias en Nueva York.

Esposos, esposas y familias de la primera

generación en un contexto transnacional:

el significado de la ausencia

Don Emiliano y don Gerardo proporcionan lo que los científicos sociales de­nominan una "comparación apareada", 145 según la cual muchas partes de sushistorias son paralelas, pero luego divergen, lo que nos permite rastrear lascausas de esta divergencia. Ambos hombres han trabajado duro y constanteen Nueva York en la vida pública de Ticuani durante sus más de 30 años,suelen describir el ser ticuanenses como su identidad central y son bien co­nocidos por su servicio público. Ambos han trabajado ampliamente con elcomité, mientras que don Gerardo también lo ha hecho con ligas deportivasmexicanas y con otros grupos cívicos mexicanos en Nueva York. Ambos tra­bajaron en restaurantes en Nueva York, donde su trabajo a altas horas de lanoche interfería con su capacidad de pasar tiempo con sus familias, pero te­nían buenos ingresos que contribuían a conservar un estilo de vida de clasemedia. Ambos fueron tomadores durante buena parte de los 30 años de estahistoria, y sus familias identificaban como problemático este comportamien­to. Mientras que don Emiliano llegó a compartir esta visión de la bebida ydejó de tomar, don Gerardo la descalificaba y aún bebe en grandes cantida­des durante los fines de semana. De manera similar, don Emiliano dejó loque yo llamaría su "masculinidad ranchera" durante sus treinta años enNueva York, mientras que don Gerardo la enfatizó. Basado en el trabajo pio­nero del sociólogo Robert Conell, defino la masculinidad ranchera comouna configuración hegemónica de las prácticas de género que legitima la po­sición dominante del hombre y la subordinada de la mujer,146 la cual sostie­ne que los hombres ejercen la autoridad y las mujeres les obedecen y que loshombres algunas veces pueden utilizar la fuerza para que se cumpla su vo­luntad; no deben mostrar temor e incluso deben ser violentos frente a lasamenazas de otros hombres; realizan trabajos físicamente pesados; y beben

~

'''Véase Lichterman, 1996. El método proviene de Thurstone (1927). Otras lógicas comparativas in­cluyen los diseños de sistemas de los más diferentes o los más similares; la aproximación de los funda­mentos comunes; y la aproximación del conjunto disperso. Véase Ragin, 2001.

"';AI definir la masculinidad hegemónica, parafraseo de cerca el primer párrafo de Connell,(1995: 77).

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alcohol, en especial durante las fiestas religiosas, como una dimensión esencialde la amistad masculina. El espacio público y el trabajo pertenecen al hom­bre, mientras que el espacio privado y el trabajo doméstico pertenecen a lasmujeres. En esta lógica, no se suponía que las esposas y los hijas de ambasfamilias pudieran salir a eventos públicos, ni siquiera a un día de campo,mientras los hombres recolectaban el dinero para el comité, aun cuando elsalir a ciertos espacios públicos "femeninos" como la biblioteca o la tiendade abarrotes era considerado aceptable por ser algo necesario para otros tra­bajos femeninos orientados al hogar o los niños.147 Tales restricciones sonirónicas, dado que muchos hombres inmigrantes sienten que el espacio pú­blico puede amenazar su masculinidad148 a través del conflicto potencial conotros mexicanos u otros grupos étnicos o, para quienes carecen de visa, porexponerlos a las autoridades de inmigración de Estados Unidos.

Es irónico que fuera don Emiliano, el más progresista, quien regresara aMéxico. Una imagen alternativa de la masculinidad es la del hombre modernoy migrante que conserva elementos de la masculinidad ranchera pero se adap­ta pragmáticamente a su nuevo contexto, en el que la mujer también debe tra­bajar, donde el Estado interfiere con las prerrogativas del ranchero como el usode la violencia, y en el que el hombre defiende entonces tales cambios comoparte de una ideología de género modificada. Además, los hombres como donEmiliano, que vive esta masculinidad alternativa, lo hacen mientras se da unacrítica de la masculinidad ranchera más machista; los hombres como don Ge­rardo, que adoptan la imagen más machista, lo hacen a manera de defensacontinuada de ésta. En la segunda generación, que discuto más adelante, lasimágenes de la masculinidad de la clase media estadounidense, chola y raperatambién juegan papeles importantes.

Así como don Emiliano y don Gerardo renegociaron sus nociones de mas­culinidad, también doña TaHa y doña Selena lo hicieron con sus nociones de fe­minidad, con lo cual se vincularon al menos a cuatro imágenes que coexistenen un contexto migran te. La primera es la imagen hegemónica en Ticuani dela ranchera, una mujer que cede ante el marido en todas las cosas, que nuncase enoja, centra su vida en la crianza de los niños y la vida doméstica, depen­de casi por completo del apoyo económico del marido y pasa su vida en un es­pacio "femenino", lo que significa quedarse en casa, a menos que se cumplantareas domésticas como las compras y el cuidado de los niños. Una ranchera

147 La crítica que hiciera Matt Gutmann a una versión previa de este capítulo sostenía que la divisióndel espacio entre hombres y mujeres no es tan rígida en México como en buena parte de la literatura deesta área de investigación. Está en lo correcto, pero todavía creo que estas imágenes de lo que debe serel espacio y los comportamientos masculino y femenino con frecuencia influyen poderosamente en la ma­nera en que la gente actúa.

'''Véase Hondagneu-Sotelo, 1994; Hagan, 1994; y Rouse, 1995.

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nunca expresa -y por tanto, en el estilo del marianismo, se supone que no tie­ne- lo que el antropólogo Federico Besserer refiere que sus informantes llaman"sentimientos inapropiados" .t4Y Un sentimiento inapropiado crucial es cual­quier cosa que muestre falta de respeto hacia los hombres, entre ellas expresarenojo o cuestionarlos; hacerlo muestra una falta de "vergüenza", una virtudprimordialmente femenina. La segunda imagen es la de la mujer migrante deTicuani, quien en general busca adaptarse pacíficamente a la renegociaciónque hace su marido de la masculinidad ranchera, mientras ambos adoptannuevos roles. Es típico que ella trabaje fuera del hogar y encabece los esfuerzospor luchar con las instituciones estadounidenses como las escuelas, mientrasque el hombre realiza más trab~o doméstico y otras "tareas de mujeres". Entercer lugar se sitúa la "pionera", una mujer de Ticuani de mayor edad, casisiempre es considerada soltera por la muerte del cónyuge o por divorcio (o quetal vez nunca se casó) y vive de manera independiente en Nueva York, quizácriando una familia, o que quizá vive sola. Una imagen final es la mujer neo­yorquina, una versión estadounidense de la mujer que trabaja, es capaz de sos­tenerse económicamente y en realidad no necesita de un hombre, pero sí po­dría casarse con alguno que compartiera su visión igualitaria. Esta imagen esvista con menor empatía en la primera que en la segunda generación, como ve­remos más delante. Reconstruyo de qué forma don Emiliano y don Gerardo re­negociaron sus masculinidades y cómo doña Selena y doña TaHa lo hicieroncon sus feminidades. La masculinidad y la feminidad son conceptos relaciona­les que adquieren su significado sobre todo en la relación que tienen entre sí ycon otras versiones de sí mismos. Don Emiliano y doña Selena parecen habercreado un matrimonio de mayor compañerismo -enfatizan la intimidad emo­cional de la pareja y la amistad- aunque todavía conservan elementos de unmatrimonio de respeto -enfatizan la deferencia a la autoridad y la autonomíamasculinas- mientras don Gerardo quiere un matrimonio de respeto y doñaTaHa uno de compañerismo. 150

La vergüenza es un elemento central en la moralidad femenina ranchera yrequiere una mayor explicación dado que volveremos a ella repetidamente. Lacaracterística fundamental de la vergüenza, nos dice el sociólogo Jack Katz, esla "incapacidad de acción y una confesión al propio ser de incompetencia mo­ral en algún respecto" .151 Si se muestra pena (embarrasment) en vez de vergüen-

''''Véase Besserer, 2000 y 2004.¡"'Un matrimonio de respeto es congruente con una masculinidad y una feminidad rancheras al en­

fatizar el poder y el honor del hombre, la deferencia y la decencia de la mujer y su separación en amis­tades y espacio social. Un matrimonio de compañerismo enfatiza una amistad psicológicamente estrechacimentada en la intimidad sexual. En los matrimonios de respeto la sexualidad es un deber de la mujerque no se discute. Véase Hirsch 2003.

'e,' Katz, 1999: 144.

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m ROBERT COURTNEY SMITH

za (shame), el error o alguna otra falla moral es situacional y, por lo tanto, norefleja al verdadero ser. Esta interpretación nos ayuda a entender la vergüenza,palabra utilizada para describir una emoción o estado del ser que alguien po­see -"ella tiene vergüenza". Yo iría más lejos al afirmar que en la feminidadranchera, es en particular la incapacidad para responder a la ira masculina, lamirada masculina o algún otro ejercicio del poder masculino donde se encuen­tra la clave. Ser una mujer honorable en esta visión significa que una tiene ver­güenza por lo que es -mujer- en presencia de hombres. De ahí que la base on­tológica de esta feminidad ranchera la constituye el presentarse con deferenciaante los hombres, carecer de autonomía y competencia morales en relación conellos. Las rancheras siempre necesitan la aprobación de los hombres para serhonorables. La incapacidad para censurar los sentimientos como el enojo hacialos hombres, equivale a comportarse de manera vergonzosa porque se ha pues­to en cuestión la autoridad masculina al responder ante ella; cuando alguientiene la vergüenza adecuada, no sería capaz de responder. Por tal razón, la ver­güenza se ajusta perfectamente con el énfasis que se hace en el matrimonio derespeto sobre el privilegio y la autoridad masculinos.

Estas diversas nociones de la masculinidad y la feminidad ponen en dudalas imágenes dominantes de una "crisis de la masculinidad"l52 y de una "femi­nidad liberadora" en la investigación sobre la migración, según las cuales loshombres querrían regresar a México o cuando menos imaginan que lo harán(lo que la socióloga Luin Goldring describe bellamente como "memoria dentrodel género" gendered menory) porque pierden estatus y poder en Estados Uni­dos, mientras que las mujeres quieren permanecer porque los ganan y estable­cen raíces más profundas a través de su negociación de la escolarización y otrasinstituciones estadounidenses. En esta imagen, los hombres sin poder reclamanun poder simbólico más considerable sobre las mujeres para compensar la pér­dida de su masculinidad ranchera en Estados Unidos.153 Pero, ¿qué pasa si estascondiciones no se cumplen? De hecho, las mujeres ticuanenses realizan la ma­yor parte del trabajo del establecimiento, como las visitas al médico con los ni­ños, pero también los hombres hacen esto. También han creado institucionesque les dan verdadero poder y estatus entre los ticuanenses en Ticuani y enNueva York. Muchos hombres han logrado reunir una buena cantidad de dine­ro en Nueva York, han enviado a sus hijos a la universidad, incluso han com­prado casas. Por tanto, llevan una vida exitosa de clase media en Nueva York almismo tiempo que participan activamente en la vida pública de Ticuani. Susesposas también se benefician por el orgullo y el estatus que logran al estar ca-

¡"La "crisis de la masculinidad" es una expresión de Greta Gilbertson.'''Hondagneu-Sotelo, 1994; Hagan, 1994.

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sadas con un hombre cuyos sacrificios son reconocidos por la comunidad o porsus propias oportunidades de servicio y honra que les permite el trabajo de susmaridos. Además, la imagen de una crisis de la masculinidad presupone unamasculinidad ranchera que continúa siendo hegemónica, en una forma que seda por descontada. Pero, ¿qué pasa cuando esta masculinidad debe legitimarsey puede, por tanto, ser puesta en duda, en el contexto de masculinidades y fe­minidades en competencia que se derivan de los cambios en la sociedad mexi­cana, la migración y la sociedad estadounidense? Tales cambios afectan tambiénlas relaciones que hombres y mujeres tienen entre sí, con el trabajo, las institu­ciones y el poder. Al explorar las ambigüedades en esas relaciones y la evoluciónde las negociaciones y las ideologías de los padres varones y de las familias, captouna mayor porción de la dinámica y el carácter construido del género que estáen juego en la realidad de las vidas de los migrantes, sin conformarme con laimagen estática del "macho" cuya relación con la familia consiste en ganar di­nero para su manutención, pero con la libertad para jugar y beber. El géneroconstituye una estrategia a largo plazo y en evolución. En términos matemáticos,mi análisis intenta ir más allá de aclarar una relación lineal en la que unamayor cantidad de libertad al estilo estadounidense significa menos opre­sión patriarcal tradicional, para describir los cambios como un conjunto deecuaciones simultáneas: las cosas cambian en México y en Estados Unidos, yesos cambios están relacionados.

Este punto se aclara más al contrastar el esquema esbozado antes con lasimágenes que se encuentran en la base de otros análisis, incluso en trabajosmuy listos. Por ejemplo, los sociólogos Min Zhou y Carl Bankston utilizan lametáfora de "ampliar las diferencias" (straddling the gap) mientras que Alejan­dro Portes y Rubén Rumbaut utilizan la de una "carrera" y Nazli Kibria la decaminar por encima de una "cuerda floja de la familia", para describir cómolos hombres y las mujeres migrantes de la primera generación negocian lasrelaciones con sus hijos.154 Intentan equilibrar -como sobre una cuerda floja­las demandas de la cultura del país de origen, más tradicional, y las más mo­dernas de Estados Unidos. Esperan que sus hijos sean llevados en una movi­lidad ascendente por parte de la vieja cultura antes de que se vean desviadospor la cultura estadounidense. Estas metáforas describen buena parte de larealidad además de la manera en que los padres inmigrantes experimentan la asi­milación de sus h~ios y utilizo estas metáforas en las líneas siguientes. Intro­duzco, sin embargo, una mayor complejidad al enfocar también los cambiosacerca de cómo al mismo tiempo los roles de género se renegocian en Méxi­co, el modo en que las culturas mexicana y estadounidense tienen imágenes

'''Zhou y Bankston, 1998; Kibria. 1993; Portes y Rumbaut. 2001.

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diversas e internamente inconsistentes acerca de la masculinidad, la femini­dad y la vida familiar, y de qué forma estos significados tienen referentes si­multáneos en Nueva York y Ticuani. Evito en lo posible la suposición de unhogar unitario o una cultura uniforme en la sociedad de recepción. Esta apro­ximación hace posible pensar que ni las mujeres de la primera generación nilos hombres y mujeres de la segunda prefieran siempre la cultura estadouni­dense, en especial cuando se privilegia al género masculino. Por ejemplo, esfrecuente que las mujeres de la primera generación se identifiquen más conalgunos aspectos de la cultura mexicana que, según ellas, valora más a la fa­milia que la cultura estadounidense la cual facilita que trabajen fuera del ho­gar. De manera similar, muchos hombres de la segunda generación, de losque se podría esperar que rechazaran la cultura mexicana como demasiadosimilar a la de sus padres, de hecho la adoptan porque les ofrece un privile­gio de género que sienten la cultura estadounidense les niega. Además, sedan mayores diferencias entre las generaciones y entre los hombres y las mu­jeres en temas como la violencia doméstica que en otros como la educación yla movilidad ascendente.

Antes de continuar, hago tres advertencias. Primero, aunque enfatizo la na­turaleza dinámica de las identidades de género y analizo su desempeño, no llegoa la posición de Judith Butler, teorizadora (queer), en el sentido de que estasidentidades son principalmente ejecutadas y se encuentran en un flujo cons­tante e irreducible que cuestiona la clasificación y la estabilidad. Aunque su po­sición constituye un importante correctivo para la anticuada noción de roles degénero fuos, al estilo de Talcote Parsons a mediados del siglo xx, veo las iden­tidades de género como puestas en práctica en contextos estructurales e insti­tucionales particulares que la gente (en este caso los migrantes y sus hijos) ayu­da a crear, dotándolas así de una mayor estabilidad y generando un conjuntoamplio pero no infinito de posibilidades para su recombinación. Al refractarse,siguiendo una metáfora molecular, estas ideologías, prácticas e identidades degénero crearían elementos más estables, si bien con un potencial significativopara recombinarse.

En segundo lugar, las estrategias de género analizadas aquí representandos de las más interesantes, de entre las muchas que he observado en los hom­bres de la primera generación. Una tercera no se documenta aquí de maneraextensa pero merece que se le mencione: la salida de la vida pública. Uno delos antiguos funcionarios del comité, dejó el comité porque interfería demasia­do con sus obligaciones familiares. Su esposa se quejaba de lo que ella percibíacomo ausencias excesivas de la vida familiar -toda la semana en el trabajo y lue­go la mayor parte del fin de semana en el comité. Su salida era una forma deponer en práctica el género y el honor. De manera privada les comunicó a sus

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amigos del comité que lo quería dejar porque interfería con su vida familiar ysu mujer estaba enojada. Pero no quería presentarse ante el comité para decirque sus obligaciones de familia le evitaban servir más tiempo en él. Ello impli­caría que no era lo suficientemente ranchero como para poner en su lugar a lamujer y mostraría que había violado la ética comunitaria del comité al poneren primer lugar sus intereses individuales.

La manera de presentar esto en lo público y en lo privado se complica­ba por la ambigüedad asociada a los códigos de masculinidad que debíanutilizarse para interpretar su retirada. Escuché comentarios en el sentido deque su mujer lo "gobernaba", que no era lo suficientemente hombre paracontinuar sacrificándose por el pueblo, al igual que evaluaciones más empá­ticas del difícil equilibrio entre el trabajo del comité y la vida familiar, ademásdel reconocimiento de que a veces deseaba retirarse. El comité únicamenteestaba molesto en cuanto a la forma de renunciar y los miembros decían quedebía hacerlo en persona. Uno de ellos dijo: "no importa (cuáles sean sus ra­zones para renunciar). Cualquiera que sea el pretexto tiene que venir y pre­sentarse para renunciar frente a nosotros". Por tanto, el comité le negaba lasalida fácil de nada más no presentarse ya en las sesiones, pero le daba un"escape" al aceptar su renuncia sin la vergüenza pública que implicaría unalarga discusión. Cuando finalmente se presentó, dio razones vagas y revuel­tas, haciendo alusión a su familia pero también a sus obligaciones laborales,invocando con ello una demanda externa consistente con su masculinidadranchera. Sus razones se aceptaron sin cuestionamientos, se le agradeció ca­lurosamente por su servicio y se brindó por ello. Él y el comité habían nego­ciado su salida con honor masculino.

Finalmente, no es de sorprender que las imágenes de la masculinidad y lafeminidad esbozadas antes, todas asuman heterosexualidad. Se muestra pocola homosexualidad entre los ticuanenses en Ticuani o en Nueva York. Además,en todos mis años de investigación no recuerdo una sola instancia en que sehaga referencia a ticuanenses que sean lesbianas. 10s Hay dos hombres de losque se dice eran homosexuales. El primero es Bandolo, quien a menudo era lareferencia en los chistes acerca de la masculinidad entre hombres. Es típico quea alguien se le señale como "buen amigo" o "novio" de Bandolo, o que Bandololo estrañó mucho durante su estancia en Nueva York. Supe de la existencia deéste cuando me bromearon precisamente de este modo, pero aprendí a cambiarlos papeles ante cualquiera que pareciera dirigirse a bromear en este tono. Porejemplo, un ticuanense que yo no conocía me preguntó si yo conocía a Bandola

¡"'Acerca de la homosexualidad, véase Prieur, 1998, y el trabajo de Don Kulick, Roger Lancaster,Lionel Cantú, y Almaguer, 1991.

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y a partir de las respuestas de los demás supe que quería hacerme una broma.Le dije que no lo conocía, pero que no se preocupara, que no le quitaría al no­vio. Este chiste fue objeto de risa de incredulidad por parte de los que no meconocían y con hilaridad de reconocimiento por quienes ya me conocían: "ielgringo te chingó!", reían los hombres. El saber acerca de Bandola y el haber sa­bido cambiar mi papel de víctima del chiste para imponerlo en el interlocutor,me convirtió al menos situacionalmente, en un hombre ticuanense que com­parte su afirmación de una heterosexualidad ranchera. El otro caso es Yonny,quien regresó a vivir en Ticuani y atender la tienda de su familia después dedos décadas en Nueva York. A Yonny se le llamaba habitualmente "maricón"cuando estaba ausente, pero era tratado con respeto cuando estaba presente.Participaba en los asuntos comunitarios y podía contarse con él para que con­tribuyera en las donaciones para los proyectos. Su estatus como propietario dela tienda y hombre competente que cumplía con sus responsabilidades públi­cas significaba que su estatus como homosexual (una identidad que nunca es­cuché él discutiera o que se planteara en su presencia) se veía eclipsado comohombre competente, al menos en su presencia. He visto un eclipsamiento simi­lar del status homosexual en comunidades indígenas, en las que migrantes muyafeminados que trabajan duro en el servicio a la comunidad son tratados conrespeto de varones. Cuando su homosexualidad se discute en su ausencia es pa­ra decir que es un maricón (o, a veces un homosexual), pero es un buen hom­bre que ayuda en todos los proyectos. Está bien.

Un ausente nunca presente

Talía, la esposa de don Gerardo, y sus hijos resienten mucho su ausencia y suextensa participación en la obra pública de Ticuani. Fuera de su trabajo siem­pre está trabajando en el comité; en eventos cívicos o en deportes. Talía lamen­taba la ausencia de su esposo y la falta de tiempo para pasarlo con sus hijos.

Tú sabes el problemas, ves por ejemplo, orita vez si ...él se fue al futbol...no no soy la única mujer, porque mujeres como yo hay muchas, muchísi­mas, porque siempre andamos solas. ¡Yo no tengo marido! Eso que yosiempre ando sola, tú verás que en el parque ando cuando hará fiestas por­que él no le gustan las fiestas, pero sí le gusta su juego... mi marido nodice, vamos a ver el futbol, te llevo con los niños, no, él lleva sus amigos,... por eso digo, ahorita, un domingo que tú estás lIévalo aunque sea al par­que o a una biblioteca o a un museo, eso está mal... (siempre hace) cosasdel comité, o tomadera ... y hasta peliamos por esto, yo le digo, mira, túsiempre estás ocupado con el futbol. ..

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ESTRATEGIAS DE GÉNERO 137

Pero mis hijos no, nunca los lleva a ver el futbol, ves, eso es malo, ahorita,te voy a decir una cosa en este momento tenemos una semana de no hablar­nos, estamos enojados por lo mismo, porque, no sea tanto porque yo no es­taba con, pero sí está enojado porque tiene a tus amigos, ahí tiene a tus cua­tes él, porque a mis hijos ... cuándo los ha llevado a un parque o cuándo hallevado aunque sea aquí en la esquina, nunca, ni la grande, ni la chiquita,ni nadies, y yo siempre le tengo que decir ... no, pero él cree que el ¡dineroes todo! Yo trabajo como burro, hago estoy que. Le digo, no, el dinero noes todo, tú tienes que saber a tus hijos. Yo soy la que no sepo ... yo tengo queir a la escuela... a los meetings, yo tengo que llevar la niña al doctor. .. a laoculista... ¡dentista! ¿Por qué? ... le hicieron una entrevista para el periódi­co (boletín en su trabajo) y le preguntaron ¿qué hacen? Dice: "Yo, en misvacaciones y los paso con mis hijos". Le digo: eres un mentiroso.

Estas apasionadas palabras son la expresión de una persona cuya vida domés­tica está lejos de lo que ella desea para sí y sus hijos. Siente que su marido nuncaestá ahí y que "nosotros" -ella y sus hijos- "estamos enojados con él" y no se hanhablado en una semana. Ella dice que él ni siquiera sabe dónde está el consulto­rio del médico o la escuela, y que nunca le ayuda con el trabajo familiar. Lo des­cribe como a alguien con una masculinidad ranchera tradicional, en la que traba­ja "como burro" para hacer dinero, y la carga con la responsabilidad de todo lodemás. Además, don Gerardo y Talía viven la separación tradicional de espacio ytiempo social por género de manera más marcada que la mayor parte de los ca­sos que conozco. Pasa poco tiempo social con su esposa e hijos y siempre está ocu­pado por la vida pública masculina en Nueva York, en los deportes, en el trabajodel comité o tomando con sus amigos varones. Su ausencia se resiente tanto queTalía enfatiza que él jamás lleva a sus hijos "ni siquiera a la esquina". Dada la aso­ciación de "la calle" con tomar y con problemas, este comentario implica que suinterés en sus hijos es tan escaso que ¡ni siquiera ayuda a criarlos mal! Es irónicoque dada su masculinidad ranchera y sus repetidas exigencias de que lo hagan, Ta­lía y sus hijos no observan la sanción en contra de socializar públicamente sin elpadre, quien, dice su esposa, no gusta de las fiestas y nunca los acompaña en esoseventos. Los comentarios de ella indican que ha rechazado grandes porciones dela feminidad ranchera como modelo para vivir su propia vida. Es claro que estáfuriosa con su marido por rehusarse a adaptar su masculinidad a su nuevo entor­no, se lo dice abiertamente a él, a mi, un amigo de su marido y de Ticuani.

La ausencia familiar de don Gerardo implica altos costos en sus relacionesfamiliares. Los hijos están tan enojados con su padre que le piden a su madreque lo deje, y le preguntan: "¿qué tiene él de bueno?" Más adelante, en la en­trevista, Talía discutía cómo las m~jeres mexicanas soportan más que las puer-

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ROBERT COLJRTNEY SMITH

torriqueñas, quienes dejan pronto a sus hombres, y luego contrastó su posturacon la abierta defensa que hace su hija, miembro de la segunda generación, dela posibilidad de dejarlo.

Tengo una amiga puertorriqueña que ha tenido cinco maridos... Dígame,¿qué le da a su familia? Y nosotras (las mexicanas) dice mi tía, "pueden es­tar chingadas en la vida, pero ahí siguen, ¿ven?" Porque tienes que pensaren tus hijos. Otro hombre podría maltratarlos. Tienes que poner algo, has­ta cierto límite. Nadie está obligado a vivir su vida entera amarrado, peroya ve con mis compatriotas casi nunca hay un divorcio. Tienes que aguan­tarte hasta el final... Ahora la nueva generación es diferente. Porque mi hijame dice -Mami, ¿por qué mi padre es tan malo y nunca está aquí? iDéjalo!Pero eso no es tan fácil... ¿qué loco iba a querer a mis cuatro hijos?

Talía se siente a la vez limitada por un requerimiento de la feminidad ran­chera o de los migrantes de Ticuani, que dice que debe quedarse con el mari­do aun cuando no se sea feliz y además, por las limitaciones financieras. Mástarde me dice que no puede pagar la casa sin su alto ingreso, que es como tresveces mayor que el de ella. La única forma que puede imaginar para escapar-casar a otro hombre- es inconsistente con su vida y, a sus ojos, absurda -" ¿quéloco iba a querer a mis cuatro hijos?" Está "chingada" pero soportará su situa­ción por los niños. La alienación de TaHa frente a don Gerardo se extiende acoludirse con su hija para evadir la afirmación del padre de su autoridad mas­culina. Por ejemplo, cuando don Gerardo le prohibió a su hija tener un novio,TaHa le permitió verlo y luego la encubría cuando él preguntaba acerca de lasactividades de la hija. TaHa cree que los hijos prefieren al novio en vez de al pa­dre porque juega con ellos, los lleva a algunos lugares y pasa más tiempo conellos. También cree que don Gerardo le prohibió a su hija ver al novio en par­te porque está celoso de que sus hijas prefieran la compañía de este hombre envez de la suya. TaHa muestra aquí más de una imagen de feminidad. Al recha­zar las exigencias de sus esposo de que ponga en práctica la voluntad de él yno deje que su hija se vea con el novio, parece adoptar una posición de pione­ra o de mujer de Nueva York, pero al esconder sus acciones ante los ojos de sumarido y permanecer con él, le reconoce su poder económico y parece incli­narse a encarnar una mujer migrante de Ticuani.

Las expresiones públicas de furia por parte de Talía y su reto a la prohibicióndel marido en el espacio público, muestran que ha rechazado la versión ranche­ra de la vergüenza como un elemento primordial de su feminidad. En una con­cepción ranchera del mundo, es claro que ha expresado "sentimientos inadecua­dos" sin arrepentimiento. Al rechazar el rol de ranchera que la afirmación de don

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ESTRATEGIAS DE GÉNERO 139

Gerardo en su rol de ranchero intenta imponerle, ya no debe portar la capa so­cial de la vergüenza para ser honorable. Al responder con enojo ha afirmado unser femenino moralmente competente que no cede ni depende de su compañe­ro masculino. Es claro que carece de la vergüenza ranchera, pero su ser moral re­negociado no siente vergüenza en ello. Que sus parientes masculinos y en espe­ciallos femeninos apoyen sus acciones, sugiere que hay mayor flexibilidad en elcomportamiento de género que aquel que suponen las imágenes de las crisis dela masculinidad y la feminidad liberadora adoptadas por muchos académicos.

Talía prosiguió con su crítica al hacer notar que don Gerardo regresa regu­larmente a México pero no los lleva, a ella o a sus hijos, quienes, en todo caso,no quieren ir con su padre.

Él se va cada dos años... pero él no los lleva a los niños. Porque ellos noquieren ir. .. con él, no. Es que tú sabes ... quiero que conozcas porque laspersonas, la mamá de mi esposo ya está viejita y ella siempre culpa mi ma­rido porque ella dice "por qué él va y no los lleva los niños" y él dice queno los lleva porque allá hay animales y estos niños no comen pero yopienso que él no quiere mortificarse, pasar problemas con ellos y ellostambién (dicen): si va mi mami yo voy. Si no va mi mami, yo no voy. Enton­ces pues no quieren ir con él. ..

Ticuani no ha servido a esta familia, a diferencia de cómo lo ha sido con mu­chas otras, a manera de un lugar importante para los ritos de adolescencia de lasegunda generación entre ellos el de la Antorcha, los bailes o la procesión; lo quealgunas veces sirve para extender un puente entre la primera y la segunda gene­ración. Cuando se hizo esta entrevista, en 1998, el hijo mayor tenía 19 años ynunca había ido a México para esos rituales de adolescencia. Además las palabrasde Talía y su familia no dejan entrever beneficio alguno de los años de serviciopúblico de don Gerardo en Nueva York y Ticuani. Para ellos, las horas que ha pa­sado lejos de la familia han sido sólo tiempo perdido; creían que él simplemen­te no quería pasar tiempo con ellos. Por su parte, don Gerardo parece creer queal mantener bien a su familia, ha conservado su parte en la negociación familiar.

El papel de don Gerardo como proveedor es una de las dos cosas acerca delas cuales Talía tiene algo agradable que decir de su marido. Matizó su duro jui­cio y hasta parecía defenderlo, al explicar su ausencia como consecuencia de unproblema de alcohol y al reconocer que ha progresado en su trabajo y ha sidoun buen proveedor: "Él tiene 25 años en su trabajo... Él entró de busboy ... peroahora ...manda un piso, él es jefe de un piso ahí. Él tiene un buen trabajo ahí,lo que pasa es que también le va mal por la bebida ... Yo veo que es alcohólicomás que antes, creo que sí porque ya no la deja, yeso es malo".

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TaHa hizo notar también, por el lado positivo, que don Gerardo se "com­porta bien" y no la golpea, a diferencia de algunos hombres mexicanos. Aun­que se gritan entre sí cuando pelean, él no le pega, lo que es de notar vista laforma casi pura de masculinidad ranchera de este hombre, incluso en NuevaYork, donde las negociaciones de género entre hombre y mujer por lo generalse renegocian en un grado mayor. Don Gerardo se niega a renegociar sus tér­minos básicos del acuerdo de género, incluso en un contexto en el que las ideo­logías y los acuerdos del resto de la familia son dramáticamente diferentes. Ladependencia económica de TaHa en don Gerardo y su creencia expresa de quese debe estar "chingado en la vida" pero debe "aguantar un poco... hasta el fi­nal", ayuda a extender la relación pero compromete el contenido de su vida fa­miliar. El padre y el resto de la familia tienen expectativas fundamentalmentediferentes sobre su vida colectiva. Las únicas cosas positivas que su esposa pue­de decir acerca de don Gerardo son que trabaja duro, le ha ido bien, y que nole pega. En este contexto, es claro por qué el trabajo de él por la vida públicade Ticuani no es visto como un sacrificio colectivo que honra a la familia; nosienten que sea realmente parte de su familia. Dado lo anterior, la vida trans­nacional de don Gerardo se resiente pero no se respeta.

Me sorprendí de la apertura con la que Talía hablaba conmigo y Sandra Laray por los gestos entusiastas de asentimiento por parte de los niños ante las que­jas de ella acerca de don Gerardo. En el momento de la entrevista yo tenía cer­ca de una década de conocer a don Gerardo y pensaba que esos sentimientos seguardarían como secretos de familia. Pero las citas anteriores se dieron por ini­ciativa de TaHa y no en respuesta a mis preguntas. Quizá TaHa se sentía en con­fianza al hablar, pues ella también me había conocido durante años como ami­go en Ticuani, o quizá porque estaba presente otra mujer. Pero quedaba claroque no había secretos sino problemas familiares al descubierto. También lo es quela ideología y la estrategia de género de don Gerardo habían sido rechazadas porsu familia. Su masculinidad ranchera está entre las formas más puras de las quehe encontrado, su separación entre la vida doméstica y la pública es de las más ta­jantes, se aproxima más a un pasado imaginado en que los espacios público yprivado estaban plenamente segregados y ocupados, en Ticuani, respectivamen­te por los hombres y las mujeres. Es claro que su esposa e hijos quieren un arre­glo de género diferente. Talía, cuando menos, quiere que pase más tiempo conella y los hijos, tanto en México como en Estados Unidos, y que haga más traba­jo del hogar. Pero él critica estas posiciones como demasiado "americanas", de­masiado alejadas de las costumbres mexicanas, como parte de la razón por laque los jóvenes están mal en Estados Unidos. La consecuencia es un hogar in­feliz y conflictivo en el que su servicio público es visto como dedicación a activi­dades egoístas y no como un noble sacrificio a favor del pueblo.

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ESTRATEGIAS DE GÉNERO 141

Por su parte, TaHa ha pasado por un trayecto que la ha hecho transitar através de distintos terrenos de la feminidad. De manera secreta y abierta deso­bedece a su marido, lo que la saca de la categoría de ranchera, pero se quedacon él a pesar de su infelicidad, lo cual significa que no puede ser una pionerao mujer de Nueva York. Exige, sin lograrlo, que su esposo pase más tiempo consus hijas; también lleva una vida que se organiza en gran parte como lo estaríala vida de una ranchera: pasa el tiempo primordialmente con sus hijas u otrasmujeres adultas, aunque no se limita al espacio femenino, como quisiera su ma­rido. Es una mujer migrante de Ticuani en contra de sus deseos y que, bajocondiciones económicas distintas, podría convertirse en pionera.

Un ausente que cumpla sus promesas

La crudeza con que se percibe la ausencia de don Gerardo contrasta de mane­ra notable con los términos del honor y el sacrificio que utiliza la familia de donEmiliano para describir su trabajo público. Aun cuando ambos hombres semantenían alejados de sus familias a causa de sus trabajos y su labor pública,en especial durante los fines de semana, y que sus familias consideraban queambos habían tomado demasiado durante años, el sacrificio de don Emilianono sólo es reconocido por su familia, sino que los miembros sienten que tam­bién es sacrificio de ellos y por tanto también es un honor que les pertenece.Don Emiliano ha evolucionado en su masculinidad en un sentido que lo alejade la masculinidad ranchera pura y ha participado más en la crianza de sus hi­jas, además de involucrarse en el beneficio de Ticuani, lo que ha tenido comoresultado que se le perciba de manera muy positiva gracias a su labor pública.Aun cuando su esposa doña Selena y sus hijos lamentaban sus frecuentes au­sencias, acabaron por verlas como sacrificios por el pueblo, lo que engrandecíala dedicación de él y su familia, al igual que su estatus en la comunidad. Ade­más, su renegociación de la masculinidad implicaba una renegociación de losarreglos de género de la pareja y por tanto también de la feminidad de doñaSelena. La mayor flexibilidad de don Emiliano también contribuyó a que ellofuera más fácil. El resultado final fue una masculinidad migrante que conser­vaba los elementos de la ranchera, pero que se adaptaba al contexto de Esta­dos Unidos, que don Emiliano no percibía comprometedora de su proyectomás amplio de masculinidad. Esta concepción le hizo más fácil ceder ante lasexigencias de sus hijas y esposa e incluso adoptar algunas de estas demandas.

Tuve la posibilidad de preguntar acerca del sacrificio que implicaba el te­ner un esposo o padre que trabajara tanto para el pueblo durante una entre­vista con don Emiliano, doña Selena y su hija Mía. La dinámica de la conver­sación fue bastante interesante.

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Robert Smith: Quería preguntarles ... de cómo manejaban eso. Porque donEmiliano se fue mucho tocando puertas, ¿no? ... ¿Cómo fue para ustedcuando don Emiliano se fue (afuera, colectando) tantos años? ... Doña Se­lena: Sí, a veces me molestaba. Pero a la vez, yo decía no pues, qué buenoque mi esposo se preocupa por el pueblo, ¿no? Con todos los señores, quese ponen de acuerdo y se preocupan por el pueblo. Porque el pueblo tenía,tiene la necesidad de varias cosas, ¿no Robert? Entonces yo dije no pues,ojalá, y sí la gente los apoye aquí en el país ya que toda la gente pues tie­ne la oportunidad de obtener un sueldo semanalmente. Yo creo que no seva a resisitir la gente para donar su cooperación, ¿no? Y realizar tales obras.Algunas veces como digo cuando sí me molestaba, ¿no? Porque le digo -iayDios mío! Esto ya lo cogieron de costumbre. Y no sé si la gente te lo agre­dezca o no ...Don Emiliano: Puedo pensar, Robert, que no nada más en mi matrimonio,o mi campanera ¿no? Todas las compañeras, o todas las esposas de miscompañeros, era la misma... Las fines de semana que ran los más dedica­dos andábamos nosotros, y pues no podíamos a veces brindarle a la espo­sa un rato, vamos a tomarnos un café ...

Doña Selena aporta una explicación para la ausencia de don Emiliano y supropio sacrificio: "Sí, yo a veces me molestaba. Pero a la vez, yo decía, no pues,qué bueno que mi esposo se preocupa por el pueblo, ¿no? con todos los seño­res que se ponen de acuerdo y preocupan por el pueblo ... le digo ¡Ay DiosMío! ... ¿y no sé si la gente te lo agradezca o no? Que esta explicación nuncasurgiera en el caso de las ausencias de don Gerardo, aun cuando ciertamentepudo serlo, resalta la magnitud de las diferencias en los arreglos de género en­tre las dos familias. Las mismas prácticas de don Emiliano y de don Gerardoasumen significados muy diferentes. El de las ausencias de los hombres varíatambién en su concepción de la carga extraordinaria que esto impone a las mu­jeres. En tanto que don Gerardo ve el trabajo adicional de su esposa, debido asus ausencias mientras se dedica al trabajo público en Ticuani, como una par­te de sus deberes de esposa y mujer, haciendo que la ira de doña Talía no sejustifique. Don Emiliano reconoce explícitamente el sacrificio de su esposa y sufamilia y la carga adicional que genera su ausencia.

La ausencia de don Emiliano no sólo significaba que su familia lo echarade menos, sino que les impedía asistir a acontecimientos sociales sin él. En con­traste con el desafío de doña Talía a la exigencia de don Gerardo de que ella ysus hijos permanecieran fuera de los espacios públicos sin él, doña Selena y sushijas no iban a fiestas o días de campo en Prospect Park sin su esposo, en espe­cial en los acontecimientos de carácter mexicano, aunque podían realizar acti-

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vidades relacionadas con el hogar, como ir de compras o a la biblioteca. Mien­tras que el uso del espacio público en México nunca ha estado tan dotado dedelimitaciones de género como los migrantes lo recuerdan -las mujeres y losniños ocupan las calles en algunos momentos (por ejemplo, en los horarios dela escuela) en Ticuani, pero no en otros-, doña Selena tomó en serio esta pro­hibición y con base en ella gobernaba la conducta de su familia, como describeella misma en las citas que siguen, provenientes de una entrevista que realicéen 2000 con Sandra Lara, investigadora del proyecto. Al obedecer esa prohibi­ción, doña Selena ponía en práctica una versión rigurosa de la mujer migran­te de Ticuani que puede trabajar para ganar el dinero necesario para vivir enNueva York pero que está de acuerdo con el valor de conservar algunos ele­mentos de los roles y espacios masculino y femenino de la cultura ranchera,acordes con los que existen en Ticuani según el recuerdo o la imaginación. Do­ña Selena muestra una deferencia adecuada (según la visión ranchera) ante sumarido. Aunque admite que su ausencia le molestaba, hace que este significa­do se subordine al que honra a su marido y por extensión al sacrificio propio yde su familia a favor del pueblo. Es una ranchera honorable al afirmar que sucompetencia moral como mujer se sostiene en su relación con el marido. A pe­sar de los deseos de las hijas de ir al parque sin el padre, esta mujer inmigran­te ponía en práctica su versión de la feminidad al igual que de la masculinidadde su marido.

Doña Selena: Así fue ... Por ejemplo, si mi esposo no está, yo no salía. Yoestaba muy acostumbrada que si él va conmigo, yo voy.Sandra Lara: entonces los fines de semana cuando él estaba ahí, ¿ustedesse quedaban en la casa?Don Emiliano: Sí.Doña Selena: En la casa con mis hijas.SL: ¿y qué les decía usted a sus hijas?Doña Selena: Pues, no vamos a salir, ahora nos vamos a quedar. Si no, mishijas me decían no pues tenemos tarea, pues vámonos a la librería, y ahínos pasábamos, nos íbamos a comer afuera, ahí cerquita, y ya, pero a otrolugar que nos fuéramos, no.RS: ¿y ellas no quejaron?Doña Selena: No, no, no protestaban mis hijas.RS: ¿De veras?Mía: Nosotros sí no enojábamos también, que no nos llevaban al parque.Nosotros nuestra única diversión los sábados y domingos era ProspectPark, jugar volleyball con todos los amigos ...RS: (a Mía): Y ustedes no se fueron porque su mamá...

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Mía: No, nosotros no salíamos de la casa, vamos a decir, yo creo que hastaque Maryann cumplió veinti, veintidós años....Doña Selena: Nunca, nunca anduvieron ellas por su lado, la mera verdad ...RS: Entonces fue un sacrificio de la familia entera. ¿y ustedes no entendie­ron que fue por el mejorar al pueblo o no más enojaron porque no podíansalir?Mía: Al principio, yo la mera verdad, o sea al principio: ¿que por qué tan­ta colecta? ¿Por qué tanta colecta? Y creo que al fin me vine a dar cuentacuando... como dijo mi papá, cuando vimos el agua, tú sabes, con la red.Porque antes veníamos, ¿o no? La primera vez que vine fue bien traumáti­co, fue una experiencia traumática para mí, porque ya me había acostum­brado a bañarme a cualquier hora, y vine a acá, ok, mijita tienes que bañara estas horas ... y cuando vine ya después era así mucha agua, entonces medi cuenta del esfuerzo que hacía mi papá, don Manuel, todo el Comité ...

Vale la pena hacer notar que estas jóvenes mujeres estaban entre los 15 ylos veintitantos años de edad durante el periodo en cuestión, edad en que lamayor parte de los padres estadounidenses dejan que sus hijos viajen solos eincluso vivan lejos de ellos, en la universidad. La postura de don Emiliano re­fleja el mismo tipo de masculinidad ranchera acerca de la adolescencia y la li­bertad que la de don Gerardo; ambos también les prohibían a sus hijas salir conmuchachos antes de cumplir los 20 años. Pero, de nuevo, las respuestas de susfamilias eran diferentes. Doña TaHa se aliaba con su hija para neutralizar la au­toridad de don Gerardo y para salirse de los límites que él intentaba imponer­le debido a que ella y la familia lo veían como alguien que había perdido estederecho a causa de sus ausencias y su postura machista. En contraste, doña Se­lena compartía la visión de don Emiliano y hacía cumplir estos límites porque élcompartía las responsabilidades de criar una familia y por tanto tenía derechoa imponer su autoridad. Sus hijas internalizaron esta postura conservadora ybromeaban orgullosas porque les decían "anticuadas".

En una entrevista sin sus padres un año después, dos de las hijas de donEmiliano dieron una visión menos tolerante de las ausencias de su padre, perotodavía basaban su concepción de ellas en el sacrificio y el servicio:

Nos enojábamos muchísimo... Pero creo que es por eso que es un hombretan respetado. Era un sacrificio por el pueblo, pero entonces no lo entendía­mos así... decíamos: ¿por qué lo haces? Nunca vamos a volver. ¡Ni siquie­ra tienes casa! No hay agua... Pero cuando regresamos miré cambios. Esta­ban construyendo una escuela --eso explica por qué mi padre se la pasabafuera todo el fin de semana. Me sentía orgullosa.

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Esta cita muestra que el enojo y la incomprensión cedieron su lugar a unaconciencia de un significado más amplio para el sacrificio del padre. Cuandovieron la nueva escuela en construcción o que el agua salía de las tuberías nue­vas, entendieron que por medio de este trabajo su padre se había convertidoen alguien en la comunidad de Ticuani. Su orgullo por la posición de su padrerefleja la estrecha relación con él y redime el sacrifico que les impuso por estarsiempre ocupado con el trabajo del comité.

Otra razón por la que llegó a honrarse a don Emiliano por su servicio,mientras que a don Gerardo se le resentía a causa de su ausencia, fue que donEmiliano describe que en su ideología de género se dio "una evolución", co­menzando por su dificultad para usar un delantal mientras trabajaba en un res­taurante de Nueva York:

A mí no me interesó que yo me dijeron aquí en mi pueblo no ... Ramón estáguisando huevos en Nueva York está haciendo un trabajo de mujer. Paranosotros los pueblerinos el trabajar en una cocina es como que si le bajana uno los pantalones, ¿sí? Porque le soy sincero, mire, yo la primer vez queme puse el delantal cuando recibí, cuando me dieron el primer trabajo, yosentía bien mal... porque yo trabajaba aquí como hombre ... agarrando layunta, trabajos materiales, yo no tenía visión de nada. Y cuando fui, de aquíme fui allá que me puse, me dieron el uniforme blanco y, no me podía po­ner el delantal. Y le soy sincero, yo me sentía chiviado, dije chingado dón­de vine a dar. .. No me podía poner un delantal la primera vez. Y sí sentíaque parecía se me caían los pantalones. Y después cambió la idea y evolu­cionó ... yo dije, no aquí voy a hacer dólares, aquí voy a hacer dinero. Nome interesa que me esté quemando las manos guisando, haciendo sopas,aquí viene mi cheque ... mandilugo, ¿pero sabe cuándo reaccioné? A la se­mana cuando ya me pagaron. Ahí tue donde mi mente cambió, dije, nobendito sea Dios, ya tengo setenta dólares la primer semana que cobré.A trabajar de la cocina, de ahí fue mi rotación de la vida. Porque me dabavergüenza que supiera la gente de mi pueblo que yo estaba lavando platoso lavando vasos, o trapeando el piso o barriendo. O sea, quiero decir el ma­chismo o la ignorancia que todavía se aplica aquí en los pueblos, en la pro­vicncia. Sí. Después evolucioné mi mentalidad, dije no, me gusta y voy aaprender a ser un buen cocinero y si no lo soy un buen cocinero, por lo me­nos la mitad de un medio. ¿Sí?

Don Emiliano utilizó su deseo y su capacidad de ganar dinero para provechode su familia -también virtudes en la masculinidad ranchera- como contrapesosal hecho de cruzar la línea que divide el trabajo de hombres y de mujeres. Ganar

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dinero en cantidades imposibles para un campesino en Puebla, le permitió defen­der su identidad de género tanto frente "al machismo y la ignorancia" de "los pue­blerinos" para los que lavar platos era un trabajo de mujeres, como frente a su pro­pia vergüenza de hacerlo. Don Emiliano trabajaba de manera activa también enla crianza de sus hijas, en contraste con don Gerardo. Don Emiliano y su esposadescribían cómo él se hacía cargo de las niñas cuando eran bebés y al crecer lasllevaba a la escuela. Algunas veces también llevó consigo a su hija mayor en la re­colección para el comité.

Esta visión más equitativa en la división del trabajo implicaba resistenciapor parte de sus familias en Ticuani. La primera vez que regresaron con sus doshijas nacidas en Estados Unidos, el padre de don Emiliano se opuso enérgica­mente a que su h~jo participara en su cuidado cotidiano.

Don Emiliano: cuando vine acá, mi papá totalmete no le gustó....Bañabaa mis niñas en una tina, las bañaba, le cambiaba, mi esposa haciendo lasgorditas para comer. Y mi papá un día -No- se quedó viendo así, mirando-No, dice, h~jo. Le digo -No, papá, son mis hijas y es mi sangre. Pero yo yahabía tomado la reacción de los primeros. A que eso no debe ser así. ..Doña Selena: Yo haciendo el desayuno, la comida pues, no tenía por qué ira tocar a la niña, sí porque voy a cambiar un pañal. .. Yo le digo bueno puesayúdame, atiende a la niña y yo hago el desayuno, ¿no? .. Así era, no lle­vábamos o sea que bien con mi esposo ... el único pues que mis suegrosveían eso raro, no les gustaba. Se sentían con el hijo, no ...

La oposición de don Emiliano a su padre al decirle que él tenía que ha­cer y haría el trabajo "de mujeres" muestra su "evolución" hacia una mascu­linidad diferente de la de su padre quien, al estar borracho, todavía golpea­ba a su hijo casado. El padre también acusaba al hijo de ser "gobernado" porsu mujer, con lo que insinuaba que había dejado su verdadera masculinidadal ir a Nueva York. La respuesta de don EmiJiano a su padre no consistía úni­camente en hacer referencia a los dólares que ganaba -utilizando una virtudmasculina para compensar la pérdida de otra, como hizo al usar un delan­tal- sino que se basaba en que valoraba una relación con sus h~jas, que noquería que se interrumpiera por los requerimientos de una masculinidad de­masiado machista. De nuevo, don Emiliano rechaza la masculinidad ranche­ra hegemónica a favor de una más ecléctica, inspirado en una nueva mascu­linidad emergente dentro de la comunidad mexicana de Nueva York. La vidaen ahí requería que don EmiJiano aprendiera a cocinar y cuidar de sus hijasmientras su esposa trabajaba, cambios que él asociaba con su más ampliaevolución por causa de la migración -su "rotación en la vida"- y su relación

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con un nuevo tipo de trabajo en la economía de servicio en Nueva York, envez de con la producción agrícola en Puebla.

Sinceramente yo di el cambio total, sí. Yo le d~je a mi esposa aquí mi papáes una cosa y yo soy otra. Tú y yo somos un material y mi papá es otra. Suscostumbres de mi papá que la siga y nosotros vamos a seguir como la va­mos viendo. Por eso fuimos a estar, a ver. Yo siempre estoy con esa clave ...de vivir una ciudad supermundista hay que aprender algo a la vida, sí. Yode qué me sirve ... que yo fue, si fuese a estar diez o quince años allá, y quevengo igual a mi pueblo. Yo, mejor no vengo.

El lenguaje de don Emiliano señala cómo él y doña Selena decidían las co­sas juntos, tanto antes como después de la migración, con lo que sugiere que élejercía una masculinidad ranchera menos rígida -la que le habría dado el po­der de decidir- aun antes de la migración. Cuando eran novios):'(' decidieronjuntos irse a Nueva York, pero retrasar el matrimonio hasta que pudieran re­gresar a Ticuani. Visto en retrospectiva, don Emiliano incluso considera que loscambios son una meta de la migración. Lo que dice don Emiliano no es un la­mento por la pérdida de privilegios de género, como predice la mayor parte dela teoría, sino que en cambio indican que valora lo que ha logrado al estar enNueva York y practicar con ello una masculinidad distinta. En vez de ser pue­blerinos, él y doña Selena piensan ahora como ciudadanos de una "ciudad su­permundista". La evolución de don Emiliano se ve aun más clara cuando secontrasta la relación fundamentalmente feliz que tiene con su esposa y su fami­lia con el discurso de doña C(alía, el cual sugiere que don Gerardo no es vistocomo parte de la familia, de la misma manera que ella y sus h~jos lo son. Sequ~ia de que "él nunca va a conocer a mis hijos" (cursivas de autor), mientras quedon Emiliano y doña Selena utilizan un lenguaje de equipo para describir sumatrimonio y la crianza de sus hijos. También la noción de feminidad de doñaSelena es importante en esta ecuación. Pedirle que él cambie los pañales mien­tras ella cocina, como si se tratara de una cosa natural que un padre haga porsus hijas, representaba una afrenta para la posición de género de una mujerranchera, quien lo más probable es que le pediría a otra mlijer que cambiara elpañal pero no a su marido. Este lenguaje de equipo refleja un arreglo de géne­ro renegociado por ambas partes. Por ello, se entiende que don Gerardo tratarade imponer un matrimonio de respeto en su familia, mientras que doña Talíaexigía sin éxito un matrimonio de compañerismo; don Emiliano y doña Selena

''''Ser lIovios se traduce literalmente en inglés ser "amigos" (boyfrienrl-{;irlfripnd) pero implica un COIJl­

promiso más serio el cual significa gue implica que eveutualmente se casarán.

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renegociaron un tipo de matrimonio de compañerismo que conservara ele­mentos de la masculinidad ranchera que resultaban consistentes con un matri­monio de respeto.

Don Emiliano y don Gerardo también adoptaron posturas fundamental­mente diferentes respecto al alcohol, con lo que reflejaban diferentes concep­ciones de la masculinidad. Aunque ambos eran vistos por sus familias comohombres que habían bebido demasiado por muchos años, don Emiliano final­mente dejó la bebida porque su médico lo conminó a hacerlo y porque su fami­lia se lo exigía. Además, él veía que se estaba convirtiendo en un asunto conflic­tivo entre ellos. En contraste, la familia de don Gerardo expresaba claramentey en voz alta su desaprobación, pero él despreciaba sus quejas, postura que sefacilitaba por el hecho de que la mayor parte de las ocasiones en que tomabalo hacía estando fuera de casa, con sus amigos, en acontecimientos deportivoso durante su trabajo público. Es interesante hacer notar que tomar no es unaparte que se considere indispensable de la masculinidad ranchera y de la amis­tad masculina, como sugiere lo que dicen los hombres y las mujeres de Ticuani,al igual que algunos académicos. Aunque por lo general el consumo de alcoholes visto como esencial para los rituales masculinos, en especial entre los jóvenes,existen otras posibilidades. Por ello, aun cuando la mayor parte de los miem­bros del comité tomaban socialmente después de realizada la colecta, tambiénse aceptaba que varios, entre ellos don Emiliano, no tomaran. Cuando quienofrecía la cerveza o el brandy hacía una ronda llenando los vasos, a estos hom­bres se les ofrecía refi'esco sin que se asociara con los comentarios despectivosque he presenciado en otros contextos. El mismo tipo de excepción se aplica­ba para algunos hombres en Ticuani u otros contextos en México. Es interesan­te la manera en que se negocia esta excepción. No era el caso, como sucedíacon los miembros varones de Alcohólicos Anónimos estudiados en la ciudadde México por el antropólogo Stanley Brandes, L>7 que redefinieran su hombríaa través de su negativa a tomar y a dañar sus cuerpos y relaciones a través deello. En cambio, había un silencio en el tema de la hombría y el de ingerirbebidas alcohólicas, por el cual los miembros respetados del comité teníanel derecho de no tomar y que no se les cuestionara por ello, ya que habíandemostrado su valía a través del servicio comunitario. Don Emiliano renego­ció esta dimensión de la masculinidad ranchera, mientras que don Gerardoutilizaba el contexto de instituciones creadas y orientadas hacia los varones,como las ligas deportivas y el comité para continuar su adhesión a la posi­ción ranchera hegemónica, y hacer del alcohol algo esencial de la amistadentre hombres.

'""Véase Brandes, 2002,

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Mi propia experiencia con Ticuani, el comité y la bebida, fue similar. Alprincipio, experimenté una creciente presión para tomar más, sin importarqué tanto hubiera bebido. Aun cuando no soy un completo abstemio, por lo ge­neral no bebo mucho, por lo que suelo tomar una o dos latas de cerveza duran­te una reunión en Nueva York o una fiesta en Ticuani, y luego a aceptar con un"gracias", pero realmente sin beberlas, las cervezas que me ofrecerían despuésde manera inevitable. La dinámica cambió al convertirme en un miembro ho­norario del comité y de la comunidad de Ticuani. Siempre se me ofrecía máscerveza, pero cuando decía que ya estaba bien, que no necesitaba más, se veíacomo algo aceptable y no se burlaban para que bebiera más. Mi historia con eltequila también es interesante en este contexto. Al inicio de mi trabajo de cam­po tomaba tequila a regaIi.adientes, pues sentía que era demasiado fuerte y melimitaba la capacidad de concentración. Sin embargo, a medida que pasó eltiempo logré disfrutarlo realmente e incluso lo llevaba a algunas reuniones, ce­nas u otros acontecimientos. Encontré que me sentía bien al perder el control, enel sentido de olvidar que estaba trabajando y en cambio estaba simplemente di­virtiéndome, y que ello incluso me ayudaba en mi trabajo de campo. (En muchassituaciones me relajaba durante éste, pero trataba de poner especial atención du­rante las reuniones.) La gente me veía como una persona más real y dejarmellevar por la corriente de este ritual de amistad masculina de hecho facilitó quelograra amistades. Aunque sin duda tomar tequila me hacía ajustarme mejor -o

notar menos si no lo hacía de manera adecuada- la dinámica de control acepta­ble se conservó igual. Mi experiencia fue más que una coexistencia de una narra­tiva de amistad masculina y consumo de alcohol: una narrativa dominante re­quería que estos elementos se conjuntaran, pero también había una que aceptabael consumo moderado, y una tercera de abstención; eran aceptables cuando quiense abstiene posee otras características que lo hacen honorable.

De ahí que tres factores se combinaran para hacer que a don Emiliano sele reverenciara por su sacrificio, mientras que contra don Gerardo se expresa­ba resentimiento por su egoísmo. En primer lugar y fundamentalmente, donGerardo exigía una división del trabajo estrictamente definida por el género,similar a lo que él creía había existido en Ticuani antes de su migración, lo queincluía mucho tiempo para los deportes, la bebida y la política con otros hom­bres, pero poco tiempo de esparcimiento con su esposa o familia. Y aunque donEmiliano también pasaba demasiadas horas en el trabajo de Ticuani y tomabamucho, pasaba una buena parte del tiempo haciendo el "trabajo de mujeres"de cuidar a sus hijas y llegó a ver el machismo de los pueblerinos como dema­siado limitante. En segundo lugar, como resultado de su mayor compromisocon la familia, sus hijas y esposa llegaron a identificarse con el propósito públi­co más amplio del servicio de don Emiliano en el comité y acabaron por apro-

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piarse ese rol como propio. En tercer lugar, la descendencia de don Emilianopasaba más tiempo en Ticuani y regresaba para tomar parte en los rituales delos adolescentes, lo que les permitía ver directamente los resultados del traba­jo de su padre y su propio sacrificio. Estos factores operaron sinergéticamente:al visitar Ticuani para los rituales adolescentes las hijas de don Emiliano llega­ron a amar el lugar y entender la contribución que las ausencias de su padrehabían ayudado a lograr, de una manera que los hijos de don Gerardo no po­dían. Por ello, los hijos adultos de don Emiliano ahora ven sus ausencias comouna ayuda para el pueblo, mientras que los hijos de don Gerardo simplementeaniman a su madre a dejar a su padre, porque en un sentido notable él ya seha alejado de ellos. El resultado final, en términos del tipo de honor y recono­cimiento que se les da o se les niega por sus familias, es completamente distin­to. El sacrificio de don Gerardo apenas es reconocido por su familia; su espo­sa se muestra de acuerdo con su progreso en el trab~o, pero lo ve como unapérdida en el hogar. Don Emiliano es un hombre respetado en su hogar y suhonor se refleja en que también hace un sacrificio de la familia.

Irónicamente, don Emiliano y doña Selena regresaron a México, mientrasque la familia de don Gerardo compró una casa en Nueva York. Don Emilianoregresó a México cuando cerró el restaurante donde trabajaba, sus problemasde salud empeoraron y los médicos le dijeron que encontrara un trabajo querepresentara menos tensiones. Al enfrentarse con el prospecto de menos dine­ro y la misma tensión en un nuevo trab~o en Nueva York, don Emiliano y do­ña Selena regresaron a Ticuani para abrir una tienda y vivir en una casa queconstruyeron con el dinero ganado en Nueva York. Todavía van de visita a Nue­va York y sus hijos y nietos van a Ticuani. Su regreso no constituía una búsque­da de privilegio de género perdido por don Emiliano. Doña Selena lo motivóa retirarse por su salud, pero ella también se ha beneficiado, pues ambos hanlogrado vivir en un nivel social más alto que el ocupado antes de su salida. Pa­saron de ser simples campesinos con escasa educación a empresarios que tam­bién trabajan en favor del pueblo. Doña Selena trabaja además como volunta­ria en una organización caritativa para los ticuanenses más pobres en Ticuani,mientras que don Emiliano está muy involucrado en la planeación de la fiestaanual. Al mismo tiempo tienen una casa grande junto a la plaza, y empleadosdomésticos. Su regreso ha representado un triunfo para ellos, una forma vigo­rosa de "salida social y regreso con voz".

La imagen dominante en la literatura sobre género postularía que regresa­ra el macho, como don Gerardo, mientras que el "igualitario" Emiliano se que­dara en Nueva York. Pero don Gerardo pregunta: "¿por qué querría regresar aMéxico?'" En ] 997 ganó más de 65,000 dólares, poseía una casa y tenía tiem­po de esparcimiento e ingresos suficientes que le permitían gastar en deportes,

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presenciar los partidos de futbol soccer y participar en política. Don Gerardoha organizado en Nueva York un mundo masculino privilegiado, que incluye eléxito económico y la participación política. En vez de nada más perder poder,tanto don Gerardo como don Emiliano ayudaron a crear instituciones (el comi­té, ligas deportivas, la Antorcha) que contribuyeron con el pueblo en México yles dieron poder real, no únicamente simbólico, en Ticuani y en Nueva York.Además, fueron capaces de acumular una buena cantidad de dinero, mantenera sus familias y pagar la universidad de los hüos que quisieron asistir.

En contraposición con las imágenes de una "crisis de la masculinidad" y deuna "feminidad liberadora", estos dos hombres han vivido una masculinidaden competencia y no negociada. No son trabajadores indocumentados que te­man caminar en las calles y ejerzan únicamente un poder simbólico al imponerlimitaciones patriarcales de una manera agresiva que afecte a sus esposas y fa­milias. En cambio, son residentes legales y ejercen el poder a través de las ins­tituciones que han creado, por medio de su éxito económico y laboral y sus re­laciones con Ticuani. Sin embargo, su competencia masculina se vive por unarígida adhesión a su masculinidad ranchera por don Gerardo, y a través de una"evolución" y compromiso con otros tipos de masculinidad por don Emiliano.Estas definiciones desiguales respecto a la masculinidad han llevado a distintossignificados para la ausencia y la vida transnacional de estas dos familias. Tam­bién han generado diferentes contextos para la feminidad en los casos de doñaSelena y doña 1alía. Selena puede a la vez ejercer una independencia "apropia­da" y adoptar su poder como mujer trabajadora sin contradecir los deseos desu esposo, al mismo tiempo que pone en práctica la noción de un espacio res­tringido para sus h~jas. Si se le entiende desde la noción de masculinidad he­gemónica de Connell, podemos ver que la masculinidad ranchera de don Ge­rardo en parte también está fÍJera de contexto en Estados Unidos, ya que debecompetir con otras visiones de la masculinidad menos patriarcales o que la ex­presan de manera distinta. La esposa y los hüos de don Gerardo no han adop­tado las relaciones necesarias para que una versión fuerte de la masculinidadranchera se sostenga. De ahí que don Gerardo viva su masculinidad rancherapero en gran parte lo haga solo. En contraste, don Emiliano ha adoptado unamasculinidad más ecléctica a partir de las nociones modernas aprendidas enuna "ciudad supermundialista" y realizar más "trabajo de mujeres", pero tam­bién a partir de encontrar más apoyo para algunas dimensiones de la masculi­nidad ranchera, como el requerimiento de que su esposa e hüos no salgan decasa si no es en compañía de él. Vive una masculinidad ranchera modificada yde moderno migrante y lo hace en compañía de su esposa e h~jos. Es interesanteque la familia de don Gerardo pareciera relacionarse más con la imagen que bus­ca compensar una divergencia cultural o equilibrarse en una cuerda floja, en com-

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paración con la imagen de don Emiliano en relación con su padre. Las respuestasde don Emiliano, doña Selena y sus hijos son más cercanos entre sÍ, parecen el re­sultado de acuerdos negociados ante cuestiones de cómo deberían actuar los hom­bres y las mujeres, los padres y los hijos. Si están compensando un hueco cultural,en gran parte lo hacen juntos y utilizan un conjunto de herramientas culturalescuya elección han negociado entre sÍ, al menos en parte. Es claro que la estrategiade don Gerardo se contrapone con la del resto de su familia, con lo que crea a lavez una menor intimidad familiar y una mayor diferencia cultural dentro de esafamilia. Sin embargo, no se trata estrictamente de una diferencia generacional.Doña Talía ve el mundo a través de un cristal que se parece más al de sus hijos queal de su marido. Pero como esposa de don Gerardo debe recorrer la cuerda flojaentre la imagen ranchera del género y otras imágenes alternativas.

las prácticas del establecimiento de hombres

y mujeres y la vida transnacional

La masculinidad y la feminidad rancheras también sirven de marco para la ex­periencia del establecimiento y la vida transnacional de las mujeres de la pri­mera generación, pero bajo condiciones muy diferentes en Estados Unidos. Lasmujeres ven cambios en las relaciones con sus esposos como resultado de su tra­bajo fuera del hogar; de que éstos hagan tareas "de mujeres" en la casa y en lascocinas de los restaurantes, como sucede con don Emiliano. Sienten que sushombres son menos machos que en Ticuani, pero igualmente reconocen quelas relaciones entre hombres y mujeres están cambiando también ahí.

Si fuéramos a Ticuani los hombres serían muy machistas... AqUÍ no, porquelos dos (hombre y mujer) trabajan ... Las mujeres en Ticuani son muy sumi­sas, antes ya eran, pero ahora es diferente incluso en Ticuani ... (las cosas hancambiado en Nueva York porque) los hombres trabajan en las cocinas de losrestaurantes ... es más equitativo. Antes les dolía hasta entrar en la cocina...Ahora, muchos hombres han cambiado. También llevan a sus niños con eldoctor, mi esposo trab<üa en las noches así que siempre hizo eso... los hom­bres en México no ayudan, pero aquÍ sí ...

Tales comentarios reflejan cambios en Estados Unidos y México, que re­quieren cada vez más que los hombres y las mlueres trabajen fuera del hogar, yllevan a los hombres a realizar actividades domésticas que incluyen el cuidadode los niños.

A pesar de esos cambios, los hombres y las mujeres de la primera generaciónevalúan su presente en comparación con un imaginario pasado rural poblano

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que echa raíces en una masculinidad y una feminidad rancheras. Mientras discu­tíamos los roles cambiantes de hombres y mujeres en Nueva York y Ticuani, unam~jer ilustraba las diferentes épocas al hacer referencia a un chiste de los viejostiempos entre hombres y mtÜeres. La mtüer le preguntaba al marido, al llegar acasa en la noche: "¿Me vas a pegar primero o primero cenamos?, ¿o crees que de­beríamos cenar primero y me golpeas después?" Todas las presentes se rieron delchiste y lo repetían para asegurarse de que yo lo hubiera entendido. Para noofenderlas me reí un poco. Me dijeron varias veces que ya no era así en la actua­lidad, o con ellas, pero que habían crecido con este chiste. Me sorprendió que lodisfrutaran porque acababan de hablar acerca de lo equitativas que se habían tor­nado las relaciones entre hombres y mujeres, incluso en Ticuani.

Cuando repetí el chiste a un grupo de jóvenes de la segunda generaciónque tenían más de 20 años, incluidas las h~jas de algunas de las mujeres quelo habían contado, su reacción fue de silencio, sorpresa y rechazo: ¿ése es unchiste que ellas le contaron? No tiene gracia". No podían creer que las muje­res más viejas pensaran que esto era gracioso y se rehusaban a verlo como un"chiste". Las diferentes reacciones generacionales se derivan de dos elemen­tos. Todas las mujeres de la primera generación que habían estado en la reu­nión tenían amigas o parientes que habían sido golpeadas, o ellas mismas lohabían sido. Al convertir el pasaje en un chiste y situarlo en los "vic:jos tiem­pos" hacía más fácil lidiar con él. En segundo lugar, a pesar de los cambiosen los roles y las ideologías de género, todavía sentían lazos con un sentidodel espacio más tradicional en su mundo. De ahí que obtuvieran satisfaccióntanto de su nuevo estatus y de su poder económico en Estados Unidos comoasalariadas y mujeres modernas, como de sus roles "tradicionales" de muje­res y cuidadoras, cosas que, yo añadiría, también son valoradas en la socie­dad estadounidense de maneras fuertes y contradictorias. 1oH El rechazar elhumor de este chiste sería acercarse demasiado al rechazo de sus propias his­torias y de las relaciones con hombres que habían sido violentos, pero cuyasrelaciones aún valoraban, o con hombres que habían abandonado este com­portamiento. La segunda generación no encuentra divertido el chiste tras ha­ber sido criados para ver que ese trato es inaceptable e ilegal. En efecto, al­gunos miembros de este grupo de la segunda generación habían intervenidollamando a la policía para que su padre dejara de golpear a su madre. Ellosven el mundo de manera diferente, pero deben tratar con las dimensiones desus propias historias, las que entienden como una manera de encarnar lamasculinidad y la feminidad rancheras, a la vez que reclama o adoptan algu­nos aspectos de ser "mexicanos", pero bajo sus propios términos. Sobre este

1:"Véase Hays. 1996.

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tema es evidente que hay una gran diferencia cultural entre la primera y lasegunda generación.

Labores de género en un grupo de oración en Nueva York

Esta combinación de una mayor libertad, pero al mismo tiempo de participaren la masculinidad y la feminidad rancheras, también se da en el grupo másorganizado de mujeres de Ticuani, el grupo de oración por el Padre Jesús, quecontribuye tanto al establecimiento como a la transnacionalización de maneradiferentes a las de la principal organización de hombres, el comité. La mayorparte de comunidades en Estados Unidos procedentes de comunidades que seorganizan en torno a un santo patrono, tienen algún tipo de grupo de oracióndedicado al santo. 139 El grupo de oración se reúne mensualmente en el mismosótano de Brooklyn que utiliza el comité. Sus prácticas votivas incluyen la com­pra de flores, el rezo del rosario y el ofrecimiento de oraciones especiales. Em­pezó cuando don Manuel preguntó a las mujeres si les gustaría organizar ungrupo de oración dedicado al Padre Jesús. El estatus subordinado del grupofrente al comité queda claro en la manera en que una de las miembros del gru­po me lo describió en el 2000. Cuando le pregunté el nombre del grupo no meentendió y creyó que le preguntaba por el comité, y luego dijo que su grupo notenía nombre y continuó:

Esto es no más a rezar cada fin de mes ... Las señoras, le rezamos a PadreJesús. Manuel, él lleva la lista de los paisanos que lleva las flores a Padre J e­sús ... (RS: Usted no los habla. ¿Él les habla?) Él habla que es el interesado.Ellos son de la.Junta. Es un rezo para Padre Jesús, que nos ayude que nosbendiciona aquí donde estamos. Porque ves, tan lejos que estamos de Él.Pero no nos olvidamos de Él.

Es interesante que doña Florencia primero cree que mi pregunta se refiereal comité y luego no se refiere al grupo de oración con el nombre que otros uti­lizan para éste, para finalmente decir que don Manuel es "el interesado" queconserva consigo la lista de los donadores de flores. Tales percepciones sugie­ren que el grupo de oración es subsidiario del comité, como sucede con la or­ganización de sus reuniones. Las mujeres se sientan frente a una imagen en­marcada del Padre Jesús, de 60 por 90 centímetros, rodeada de flores. La charlainformal da paso a la recitación del rosario y a dar gracias o hacer peticionesde manera directa al Padre Jesús por intercesiones especiales. Aunque siempre

¡:"'Para los otros tip'" de grupos de oración en Nueva York, véase Gálvez, 2004; Rivera Sánchez, 2003.

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oraban por e! pueblo, también solicitaban la ayuda de! "padrecito" para tratarlos problemas de sus propias familias en Nueva York, y por asuntos que decíanque no les afectaban, como el pandillerismo y por "aquellos que están enfer­mos de SIDA, que no son como uno, para que la enfermedad no siga". Aunqueprocuraba alejar a los ticuanenses de estos temas, cuando menos una de las pre­sentes tenía un pariente que había muerto de SIDA y muchos sabían de hijos deamigos, o incluso sus propios hijos, que de alguna manera estaban conectadoscon las pandillas.

Los hombres, aunque estén presentes, por lo general no oran de maneraactiva en las reuniones. Toman cerveza, platican, cuentan chistes y discuten so­bre política en la parte de atrás del salón mientras empiezan las oraciones, lue­go se quedan callados. Después de los rezos ingieren la comida que prepararonlas mujeres.

El grupo de oración apoya tanto al establecimiento como a la transnacio­nalización. Primero, incluye a la primera y segunda generaciones, en especialpara las cinco o 10 chicas nacidas en Brooklyn que dicen asistir debido a la ca­maradería, para pasar el tiempo con sus madres, o porque aman al Padre J e­sús. La devoción al Padre Jesús ha surgido como una dimensión sorprendente­mente fuerte de las vidas de los miembros de la segunda generación en NuevaYork, como se discutirá en capítulos posteriores. En segundo lugar, e! sótanodonde está el altar del Padre Jesús se ha convertido en un espacio ticuanensesemipúblico. "La gente viene y viene aquí. .. cualquiera puede usar este espa­cia ... " me dicen en el grupo, lo que incluye el ofrecimiento de rezos especialeso el de organizar sus propias reuniones de oración. En tercer lugar, aunque elgrupo de oración fue creado por iniciativa del padre Manue!, de manera queel Padre Jesús tuviera un lugar en Brooklyn, con su gente, según me dijeron,también genera un espacio para la autoridad y e! poder femeninos y les da rolespúblicos a las mujeres en una institución en Nueva York orientada hacia Ticua­ni. Las miembros de este grupo de oración por lo general sirven como mayor­domas de la fiesta del Padre Jesús en enero, ayudan a organizar las flores y lafiesta después de la misa. También es una manera para que ellas expresen deforma concreta su devoción al Padre Jesús, con lo que manifiestan su identidadcomo lnujeres ticuanenses.

La mezcla de subordinación, honra pública y autoridad femenina en lavida pública de Ticuani, local y transnacional, puede verse en el caso de doñaPaz, la esposa de don Manuel. Ella pone orden durante las reuniones delgrupo de oración, al igual que las da por concluidas, conduce los rezos y esreconocida en la comunidad como persona con autoridad. Cuando doña Pazsupo que mi equipo de investigadores y yo queríamos entrevistar a jóvenesde la segunda generación, me llevó de mesa en mesa durante la fiesta del

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Padre Jesús, preguntando a las mujeres si podríamos entrevistar a sus hijosadolescentes y rápidamente todos me pasaron su número de teléfono. Noobstante, cuando le pedí una entrevista a doi1a Paz, me respondió de la mis­ma manera que otras mujeres del grupo: si me entrevistas, eso "depende desi mi marido quiere que me entrevistes". Fue bastante clara en que su rol pú­blico estaba subordinado a su rol como esposa de su marido y no cuestiona­ba la autoridad que él ejercía respecto a los límites de la vida pública de ella.Su silenciosa perseverancia frente a los desafíos que significaban las accionesdel marido constituía la encarnación misma de la sufrida y buena mujerranchera y nunca expresaba públicamente "sentimientos inapropiados"(enojo, decepción o impaciencia). Correspondientemente, el fiel servicio dedoi1a Paz a su sacrificado marido la hace digna de honor y virtud moral en­tre los ticuanenses. Por ejemplo, ella y las esposas de los otros miembros delcomité eran alabadas con entusiasmo por sus maridos aun sin estar presen­tes, como en el discurso de don Manuel en Ticuani durante la inauguracióndel sistema de agua potable en 1993. Agradeció a todas las esposas de losmiembros del comité:

por la paciencia que nos tiene. Abandonar los hijos sábado. Domingo enlugar de salir, si es verano llevarlos a divertirse, salir con ellos, con las es­posas, ellas se sacrifican levantándose como si fuera día de trabajo más paraprepararnos algo de comer porque se sabe que cuando salimos, vamos a lasnueve de la mai1ana salimos de casa y no sabemos a la hora que vamos aregresar. Y yo creo que no es solamente mi esposa, le esposa de todos losque somos miembros del Comité, merecen ese reconcimiento.

A pesar de que ella estaba ausente de este acontecimiento y de la mayorparte de los acontecimientos de la vida pública de don Manuel, se honra a do­i1a Paz a través del reconocimiento de su esposo. Efectivamente, la voz del es­toico presidente del comité se quiebra de emoción al hablar del sacrificio deella. Esta alabanza pública refuerza también la posición de la esposa como lí­der en el grupo de oración y en la comunidad y encuentra eco en su propiaconcepción del papel de la mujer. Ella declaraba que como mujer y esposa sutrabajo es siempre, siempre, estar junto al marido, sin importar lo que pase:cocinar siempre sus alimentos, asegurarse de que traiga una camisa bien plan­chada al salir y que sepa que la mujer estará ahí esperando, cuando él vuelvaa casa. Esperar al esposo, cocinar y limpiar también es servir a Ticuani. Estossentimientos no eran simples expresiones en una entrevista: se manifestabanen la conversación cotidiana y ella conducía su vida de acuerdo con ellos. Alhacerlo, manifiesta con mayor vigor que la mayor parte de las mujeres ticua-

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nenses poseen una expresión pura de vergüenza y deferencia apropiada de lasrancheras.

Este grupo de oración genera un espacio para la autoridad y el lideraz­go de las mlueres en la vida pública de Ticuani, incluso dentro de un con­texto dominado por los hombres. Crea una institución formal dedicada a unámbito "femenino", la religión, en el que las mujeres están a cargo, situadadentro del comité y otras instituciones conducidas por los hombres, como laAntorcha. El grupo es un espacio creado por la autoridad masculina, que re­conoce la importancia del trabajo y el mundo "de las mujeres" y que en elproceso ayuda a conservar las tradiciones de Ticuani en la primera genera­ción y, en menor grado, en la segunda. Además, llevar la imagen del PadreJesús a Nueva York para que se le venere y formar un grupo de oración, ex­presa de manera concreta su permanencia en Nueva York y el consecuentedeseo de crear ahí instituciones que preserven las dimensiones especiales dela cultura de Ticuani.

Las distintas posturas de doña Paz y doña Florencia muestran feminida­des renegociadas que contrastan en la vida pública. Doña Paz es la expresiónperfecta de una paciente mujer ranchera trasplantada a Nueva York como mu­jer migrante de Ticuani. Enfatiza su deber de apoyar al marido en todas lascircunstancias, haciendo de esto una virtud del ser mujer. En contraste, doriaFlorencia se aproxima a ser la encarnación de una pionera pura. Durantedécadas ha vivido separada de su concubino y ha criado sola a sus hijos. Espropietaria de una casa en Ticuani y se comporta "como hombre" en el sen­tido de que expresa abiertamente sus opiniones, incluso entra en conflictocon los hombres y no da mucho crédito a las objeciones que ellos plantean.También bebe cerveza en público sin intentar ocultarla. Es una mujer queha llegado a una edad (cerca de 60 años), no tiene un hombre con ella que sepueda avergonzar por su conducta, y por lo tanto, puede romper con lasconvenciones sin que se le sancione de manera notable. No obstante, lo queresulta fascinante, es que en este contexto del grupo de oración adopta unaposición que es muy parecida a la de una ranchera deferente o cuando me­nos a la de una mujer migrante de Ticuani. La "parte interesada" es donManuel, y no ella y otras mujeres. Ellas simplemente rezan al Padre Jesús.El mundo del comité es público y masculino, vinculado, en las mentes po­pulares con el espacio de la política electoral y otras acciones políticas deTicuani, dominado por los hombres. Si tal es el caso, entonces tiene senti­do que ella piense en el grupo de oración como algo que tiene que ve~ máscon los hombres, aun cuando las mujeres realicen la mayor parte de la ora­ción. También está vinculado con la iglesia católica como institución de au­toridad masculina.

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Los hombres V las mujeres de la

primera í}eneración reí}resan a TicuanP'o

ROIlERT COURTNEY SMITU

Los hombres y las mujeres miembros de primera generación visitan Ticuanidurante las vacaciones y para su descanso emocional. Escapan de las presionesde la vida en Nueva York, toman un largo trago de ticuanensidad y de mexica­nidad en su fuente original. Los ticuanenses contrastan el ritmo de vida enNueva York con el de México diciendo: "Nueva York es un lugar para trabajar,pero Ticuani es un lugar para vivir." En el pequeño patio de su casa en el pue­blo, Tomás Maestro juega con su hijo de tres años y me dice que, sí, el trabajoen el comité y los temas políticos son importantes, pero lo que realmente inte­resa es el tiempo para sentarse a tomar el sol, comer buena comida y jugar consu hijo. No tengo más remedio que estar de acuerdo cuando pasamos la tardeél y yo intercambiando historias de nuestros respectivos hijos de tres años deedad y jugando pelota con el de él.

Regresar lo sitúa a uno en un denso campo de interacciones sociales entremigrantes de retorno y sus hijos nacidos en Nueva York; un campo que tienemayor intensidad debido a una propincuidad desacostumbrada, además, por­que cada día ofrece una secuela inmediata al drama social del día anterior. Losrumores que se esparcen por la comunidad de Ticuani en una semana por te­léfono o reuniones personales en Nueva York, se difunden de manera casi ins­tantánea en Ticuani ya que ahí se ven entre sí día y noche. Regresar para la fies­ta es como estar en una celebración que dura dos semanas enteras durante 24horas diarias, sin pausa, lo que genera una sensación de que se es observado yevaluado por todos los demás todo el tiempo. Esta intensidad sostenida haceque quienes retornan experimenten una sensación de lo que yo llamo "tiemposocial acelerado", por el que estancias relativamente cortas en Ticuani se sien­ten como un tiempo socialmente prolongado. Esta cualidad ayuda a explicarcómo y por qué Ticuani llega a ocupar un lugar tan importante también en elmundo social de muchos miembros de la segunda generación. 11i1

Tanto los hombres como las mujeres regresan a Ticuani a revisar sus casas,esto es parte de un ritual que perpetúa los lazos con el pueblo y la capacidadpermanente de regresar al hogar o visitarlo según se desee. Aunque la mayo­ría de los ticuanenses y sus hijos permanecen en estas casas sólo unas cuantassemanas o un par de meses cada año, en ocasiones cada dos años, estas visitasestimulan los recuerdos más íntimos de su niñez en el pueblo. Un número cre­ciente de hombres y mujeres que fueron pioneros en la migración heredan ca-

1(;O~:1 material de esta seccióll procede de las Ilota' de trabajo de campo de Sandra Lara. Sara Gllerrc­ro-Rippberger. A¡.,TtIStill Vecino, y las mías en Ticuani ell 1999.

";IVéase Flaheny, 1999.

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sas. Las mujeres migrantes que se han divorciado o han sido abandonadas con­servan sus casas y llevan ahí a sus hijos de la segunda generación o a sus nietosde la tercera. Una mujer migrante pionera me dijo que conservar la casa en Ti­cuani era muy importante porque nunca se sabe qué sucederá en Estados Uni­dos. Aunque había solicitado la ciudadanía estadounidense, tener la casa ahí lahacía sentirse segura. Si fuera necesario, regresaría a vivir ahí con los ingresosde su seguro social y una pequeña pensión.

Una cifra cada vez mayor de mujeres pioneras se queda más tiempo en Ti­cuani que sus contrapartes masculinas, durante uno o dos meses, frente a unao dos semanas de los hombres. Muchas se han retirado como trabajadoras sin­dicalizadas de la industria del vestido y reciben una pequeña pensión, ademásde los beneficios de su seguro social. Otras más trabajan cuidando a los hijos desus propios descendientes adultos y es frecuente que vivan en el mismo aparta­mento o edificio. Durante el invierno y el verano llevan a sus nietos a Ticuani,de modo que puedan disfrutar la mayor libertad y los espacios abiertos que lesofrece su casa grande, con lo que les aportan tanto un periodo con una calidadde vida diferente, así como una oportunidad de que la tercera generación co­nozca las tradiciones religiosas y cívicas de Ticuani.

Los hombres y las mujeres que visitan Ticuani tienen diversas esferas de acti­vidad cuando regresan a su pueblo.16~ Ellos organizan rituales públicos en la vidapolítica y religiosa, mientras que ellas realizan la mayor parte de los rezos y es fre­cuente que despierten a tiempo para asistir a la misa de las 5 a.m., Las mañani­tas, que se celebran cada uno de los días de la fiesta. Las mujeres cocinan y sirvenla comida, mientras que los hombres se encargan del trab~jo público de organiza­ción, sirven las cervezas y refrescos y doblan las mesas después de cada aconteci­miento. Esta división del trabajo se da de manera transgeneracional: las mujeresde la segunda generación mientras que los hombres de la misma cohorte sirvenlos refrescos y la cerveza. (Aprendí a servir cerveza y refrescos, y no hacerlo con lacomida, tras recibir miradas de extrañeza cuando ayudaba en las fiestas). Sin em­bargo, esta división espacial de los mundos público de los hombres y privado delas mujeres es bastante porosa. Aun cuando los hombres que retornan suelen be­ber más y andar "en la calle" durante las noches y las mujeres que regresan tien­den a permanecer en el espacio privado, si beben lo hacen de manera discreta,buena parte del tiempo se pasa en familia. Según mis cálculos, muchos de esoshombres pasan el 50 por ciento o más del tiempo con sus familias sin hacer"nada" o disfrutando de las tradiciones de Ticuani (peleas de gallos, rodeos, etcé­tera), aun cuando atiendan a los asuntos públicos. De manera similar, las mLUeresrealizan la mayor parte del cuidado de los niños en Ticuani, pero también los

!<;'Véase (;oldring, 2001.

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hombres hacen muchos de ello. Esta responsabilidad se diluye por la omnipresen­te familia extensa y por la mayor seguridad que sienten los padres en Ticuani encomparación con Nueva York, como discutimos más adelante.

Finalmente. pueden rel~jarse los convenios que se han establecido entre ma­ridos, esposas y familias en torno a temas como la bebida. Tomás Maestro, en pri­mera instancia se resistió para acabar aceptando el trato que su familia negociócon él. Puede beber durante los fines de semana hasta emborracharse si sus ami­gos están con él en su casa; si está fuera de ella debe ser más cuidadoso. No sepermite beber entre semana. Pero en Ticuani cada día es como un fin de sema­na, así que puede emborracharse con los amigos cada noche si lo desea. Sin em­bargo, no sale y bebe todas las noches, sino que algunas de éstas prefieren que­darse con su esposa e hijos. Este espacio permite que Tomás, su esposa y su fa­milia obtengan algo cada quien: el arreglo que se logró en Nueva York todavíaestá vigente, pero dado que se aplican las reglas de los fines de semana, Tomáspuede tomar más y actuar más "machista" sin quebrantar la negociación de gé­nero en torno a la bebida que se logró en Nueva York. A la misma vez, la familiapuede compartir un tiempo bonito en Ticuani. Este tema de la renegociación delos arreglos de género en el contexto de Ticuani se hace aún más importantecuando se observan los usos que la segunda generación hace del retorno a Ticua­ni, que presento en el siguiente capítulo.

Conclusión

Estas historias de los ticuanenses de la primera generación ofrecen variosatisbos de la negociación, de los arreglos e ideologías de género en la vidatransnacional. En primer lugar, los arreglos y las ideologías de género siem­pre se negocian en un contexto. La imagen de la crisis de masculinidad, delos hombres que pierden poder e imponen duros arreglos de género sobresus mujeres y que añoran volver a México, no pueden explicar buena partede lo que vemos aquí. En este caso, una gran cantidad de varones ticuanen­ses han tenido el suficiente éxito económico y creado instituciones vincula­das con Ticuani que se basan, más que en el retorno, en el establecimientopermanente en Nueva York y el continuado compromiso con Ticuani. En vezde un poder perdido y de escasos lazos con su lugar de origen, estos casosmuestran un poder de nueva creación y lazos sostenidos con un pueblo delque son oriundos, pero al que no tienen intención alguna de volver.

En segundo lugar, en tanto que los hombres ticuanenses pueden habersido criados dentro de una masculinidad ranchera machista, son suscepti­bles de cambio, tanto en Nueva York como en Ticuani. Así como es frecuen­te que en Estados Unidos las mujeres que trabajan renegocien sus arreglos

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ESTRATEGIAS DE GÉNERO 161

de género, así también los hombres reelaboran sus ideologías de género. Esteproceso se ve apoyado por la crianza de los hijos nacidos en Estados Unidos,en especial de las hijas, cuyas ideologías de género tienden a ser más equi­tativas que machistas. No obstante, ofrecer una dicotomía para explicar dequé manera se renegocian los arreglos de género, sería una salida fácil -Méxi­co es machista y Estados U nidos es igualitario. Aunque las relaciones de gé­nero tienden a ser más igualitarias en éste, ello no significa que no haya unatendencia similar en México. 163 También es cierto que la cultura estadouni­dense ofrece sus propios modelos de privilegio masculino y de subordina­ción femenina. Además, mientras que la migración acelera el proceso de re­negociación de los arreglos de género, hay porciones del antiguo arreglo degénero que muchos hombres y mujeres ticuanenses desean conservar. Porejemplo, muchas mujeres revelan su recién logrado poder de devengar in­gresos al trabajar en la economía pagada, pero también valoran la maternidady quedarse en casa con sus hijos, lo que lleva a una realidad más complejaque la ofrecida por las imágenes de culturas mexicana o estadounidense uni­tarias. El resultado final es que también la feminidad es renegociada paraajustarse, rechazar o vincularse de otras maneras con Nueva York y con la re­negociación que hacen los hombres de su masculinidad. Esta realidad es máscompleja que la imagen que propone culturas estadounidense o mexicanaunitarias por las que hay que optar de manera obligada.

Finalmente, los hombres sí tienden a participar más en la vida públicatransnacional en comparación con las mujeres, mientras que las éstas tiendena realizar la mayor parte del trabajo cotidiano de establecimiento en NuevaYork, en especial en torno a cosas como inscribir a los niños en la escuela, y enla vida privada transnacional, como lo es cuidar de la tercera generación. Lasactividades incrementan el poder y la autonomía de las mujeres en EstadosUnidos, 164 en tanto que estas actividades transnacionales tienden a generar ins­tituciones que reproducen o recrean desde sus fundamentos nuevos ámbitos enlos que los varones tienen poder, tanto en Ticuani como entre los ticuanensesen Nueva York. En la medida en que esto es cierto, la vida transnacional tien­de a reafirmar o reforzar el poder masculino, el privilegio y la hegemonía dela masculinidad ranchera en Estados Unidos y México, mientras que el estable­cimiento tiende a dotar de poder a las mujeres y a promover masculinidadesmás eclécticas.

16'Gutmann, 1996; Mummert, 1994, 1999; Hirsch, 2003.l6'Véase Hondagneu-Sotelo, 1993.

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Capítulo 5

"En Ticuani se vuelve loco":

la se~unda ~eneración ne~ocia

de nuevo el ~énero en Ticuani*

LAS NEGOCIACIONES de género de la primera generación deben parecer sencillasa sus hijos de la segunda generación. Mientras que ésta renegocia el género den­tro de los nuevos contextos derivados de la migración, la masculinidad rancheratodavía es dominante como ideología, incluso cuando coexisten con ella otrasprácticas de género. Pero la segunda generación negocia el género en los contex­tos de tres conjuntos de relaciones: con diversas nociones hegemónicas y no he­gemónicas de masculinidad y feminidad "mexicana" y "estadounidense", conmolestas cuestiones generacionales de autenticidad y nostalgia étnicas y dentrode una narrativa inmigrante de movilidad ascendente que se experimenta comoun "arreglo inmigrante "entre padres e hijos. De ahí que los jóvenes varonesmexicoamericanos de la segunda generación deban resolver la forma de conver­tirse en hombres mexicoamericanos, y simultáneamente tratar de satisfacer susimágenes hegemónicas del macho ranchero y hombre blanco de clase media, aligual que del inmigrante esforzado, el rapero del centro urbano y el pandillero

• Este capítulo se basa en mi propia investigación a lo largo de varios años. además de la realizadapor Sara Guerrero-Rippberger, sola, y acompañada por mí durante más de dos años, junto con el trabajorealizado por otros miembros del equipo de investigadores, en especial Griselda Pérez y Sandra Lara.Cuando se hacen comentarios acerca del trabajo de campo y no se especifican en el texto o en una nota,se trata de mis propias anotaciones en mi diario de trabajo; en caso de basarme en las anotaciones de losmiembros del equipo, lo hago explícito en una cita. Mi primer contacto con Toño fue por ser hijo de unmiembro del comité y lo entrevisté a él y a su hermana. además de a su padre y su madre en 1997, cuan­do empezaba apenas mi investigación acerca de la segunda generación. Posteriormente fue entrevistadode nuevo por Sara en la parte financiada por la National Science Foundation (NSF). Sara además llegó aconocer bien a su novia Julia y a sus hermanas; Sara y yo realizamos etnografías con ellos en Nueva Yorky Ticuani. Julia y sus hermanas también fueron entrevistadas por Sara como parte de su tesis del BarnardCollege en 1999, que lleva por título BlIt fin the Day o/ ¡;,morTOw: Negotiating Femininity in a New York MexIdentity. A lo largo de varios años de trabajo de campo observamos la evolución de su relación, en especialdurante los viajes de retorno a Ticuani realizados por l()ño en 1999-2001. y por Julia en 1999-2000. Estasección se basa en todas estas fuentes: etnografía y entrevistas de mi proyecto de la segunda generación,de la tesis de Sara y lo que yo había hecho antes y luego continué una vez iniciado el proyecto de la segun­da generación en 1998. Sara me permitió generosamente utilizar las entrevistas de su tesis y luego citar eltexto mismo de ésta. Su tesis hace un fascinante análisis de la feminidad. se basa en datos y discusiones delproyecto de la segunda generación, en sus 18 excelentes entrevistas. Su argumento es distinto del mío; porejemplo, ella está de acuerdo con Judith Butler en puntos en que yo la critico, y enmarca su estudio a par­tir de autoras como Cherrie Moraga y de conceptos como el de las fronteras (bOlderlands).

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mexicano; todo mientras también reivindican, por medio del éxito educativo ylaboral, el sacrificio de sus padres al trasladarse a Estados Unidos. De igual ma­nera, las chicas mexicoamericanas de la segunda generación deben resolver lamanera de convertirse en mujeres mexicoamericanas al mismo tiempo que par­ticipan en las imágenes de la ranchera sumisa, la migrante femenina autónomay emprendedora, y la mujer profesionista de la segunda generación en NuevaYork; además de aplicarse en la escuela, cuidar de los hombres en casa de sus pa­dres, luego casarse con un buen hombre y tener una carrera e hijos. Si esto sue­na agotador al leerlo, ¡imagínese lo que es vivirlo!

La vida transnacional ofrece la oportunidad de ver con claridad las ideolo­gías, arreglos y prácticas de género de los mexicoamericanos de la segunda ge­neración, porque constituye un espacio en el que se cuestionan y renegocian ya través del cual la segunda generación intenta autentificar o legitimar su mexi­canidad. Julia y Toño son novios que crecieron juntos en Nueva York y regre­san regularmente a Ticuani. Van a ver amigos y parientes, van a fiestas, y sevuelven a conectar con México, aunque también hacen un uso diferente del re­torno. Mientras que Toño intenta recuperar sus perdidos privilegios mexicanosde género, los que siente que su padre tenía en Ticuani, Julia intenta recuperarlas dimensiones de la cultura mexicana y "autentificarse" a la vez que retiene suautonomía. Sus respectivos intentos por realizar sus proyectos étnicos y de gé­nero a veces los ponen en conflicto tanto en Ticuani como en Nueva York, locual nos permite ver la forma en que cada uno de ellos piensa y vive el géne­ro. He conocido a Toño por más de 10 años, primero como hijo de TomásMaestro y luego como amigo, y hace seis años que conocí a Julia después deque ella y Toño empezaron a salir juntos formalmente. Mi equipo de trabajo,en especial Sara Guerrero Rippberger y yo, seguimos de cerca sus retornos aTicuani durante tres años consecutivos, pasamos tiempo con ellos, sus amigosy familias en Nueva York, además de entrevistar a cada uno varias veces. Exa­mino en qué modo sus relaciones entre sí, sus familias y con otros se ven afec­tadas por el retorno a Ticuani y se viven en Nueva York, rastreando asimismo,la forma en que se vive el género en la vida transnacional, a la vez que estruc­tura este tipo de vida.

La masculinidad ranchera todavía está vigente en la imaginación y las vi­das de los hombres jóvenes como Toño, pero no sucede eso de manera aisla­da. Coexiste y a veces compite con la masculinidad hegemónica en EstadosUnidos, la de los hombres blancos profesionistas de clase media y con otrastres nociones de la masculinidad -el inmigrante esforzado, el rapero estadou­nidense y el pandillero mexicano- cada una de las cuales puede ser dominan­te en contextos específicos. Estas masculinidades también se ven matizadaspor la etnicidad. De ahí que muchos hombres jóvenes como Toño, nacido en

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Ticuani pero criado en Nueva York desde los 10 años (lo que técnicamente loconvierte en parte de la generación y media según mi definición), sienten quese les ha hecho renunciar a los privilegios que tendrían de haber nacido opermanecido en México, donde imaginan que la masculinidad ranchera semantiene irrefutable. También se sienten atraídos a la masculinidad de la cla­se media "blanca", por la cual se logra una educación más allá de la educa­ción media y una carrera -lo que quiere decir, un "trabajo limpio" en una ofi­cina- y toman decisiones conjuntas con su esposa, sobre la premisa de laigualdad de género. Además, sus novias o esposas de la segunda generaciónexigen esa masculinidad y en buena parte rechazan la ranchera y la vida defamilia que se basa en ella.

Finalmente, en muchos contextos juveniles, la masculinidad del rapero es­tadounidense y la del pandillero mexicano se asemejan en gran parte. Ambasconstituyen lo que el sociólogo Robert Connellllamaría posturas "marginadas"hipermasculinizadas en respuesta a la exclusión por parte de la sociedad másamplia. Ambas aprecian la agresividad, el poder, el dinero y el uso potencial dela violencia para dominar tanto a hombres como a mujeres. Pero las dos defien­den también una masculinidad étnica que los hombres siente se les ataca vio­lentamente al negárseles la oportunidad de realizar el "sueño americano" y lamasculinidad clasemediera. Piensan que se les niega la oportunidad de ser al­guien y luego se les ve como unos "don-nadie". El inmigrante esforzado -la alter­nativa en Nueva York y primo cercano de la masculinidad ranchera, que legiti­ma su masculinidad a través de su gran capacidad para el trabajo y el sacrifi­cio- conserva su mexicanidad, pero es una opción menos atractiva para estosjóvenes porque no se ajusta a la narrativa de movilidad ascendente de la segun­da generación. Pero actuar de modos rancheros no se experimenta como unaforma de marginalidad en Ticuani, de la misma forma que actuar como rape­ro tampoco se experimenta como tal en Nueva York. Ser ranchero en Ticuanisitúa a Toño en el centro mismo de la masculinidad hegemónica en Ticuani, sibien no la única o indiscutida.

Las mujeres de la segunda generación se enfrentan con una complejidadparecida. Mientras que se les dice casi de manera uniforme que no sean"rancheras" -mujeres que muestran deferencia hacia sus esposos en todo yse conforman con criar niños y las tareas del hogar- todavía se espera deellas que hagan la mayor parte del trabajo doméstico, como hijas y esposasque no se expresen de maneras inadecuadas, de formas que pudieran gene­rar rencores en casa. Se espera de ellas y ellas mismas lo esperan, que al mis­mo tiempo logren una educación más allá de la prepa, tengan una carreraque les permita ser independientes respecto a sus futuros maridos (en el casode que se forme una pareja desajustada) y que exijan igualdad en sus rela-

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ciones con ellos.1fi5 La primera constituye a la mujer hegemónica ticuanensede la segunda generación y la segunda a la mujer hegemónica de NuevaYork. Estas imágenes, a veces incompatibles, pueden reconciliarse en partepor la pionera, una mujer inmigrante trabajadora que de manera autónomase mueve en un mundo de hombres, haciendo tambalear al sistema cuandoes necesario. Esta imagen no hegemónica proporciona un fuerte modelo aseguir para estas jóvenes mujeres a medida que negocian sus diversas limi­taciones de género.

La imposibilidad de reconciliar plenamente todas las dimensiones de estasdistintas imágenes de la masculinidad y la feminidad no es exclusiva de la cul­tura mexicana o de la segunda generación. En efecto, los psicólogos DanielKindlon y Michael Thompson en su libro de 1999: Raising Cain: Protecting theEmotional Lije o/ Boys, y Carol Gilligan en el suyo de 2002: The Birth o/Pleasure,escriben acerca de cómo las imágenes dominantes de la masculinidad exigenque los chicos blancos de clase media sean invulnerables y estoicos, aun duran­te las etapas más vulnerables de su desarrollo, en las que tal postura va contrala salud. 1fifi De igual manera, Mary Phipher, en su libro de 1995: Reviving Ophe­lia, escribe que la demanda de la feminidad de clase media blanca, en el senti­do de que esas niñas simultáneamente sean adultos competentes, hagan quefuncionen las relaciones y no ofendan a nadie o se quejen, acaba por ser impo­sible de lograr. 'fi7

Lo que hace que estas prácticas de género de la segunda generación seandistintas de las imaginadas en la clase media blanca es que se negocian en par­te del "arreglo migrante" con los padres;lfi8 el cual describe el cálculo del sacri­ficio por parte de los padres y su compensación y legitimación por medio delos logros de los hijos. En tanto que tal arreglo se da en la mayor parte de lasfamilias, los sacrificios de la migración que definen la vida lo convierten en unrelato urgente de valor o fracaso moral. En especial en los casos donde el éxi­to educativo o laboral de los jóvenes de la segunda generación resulta incierto,es frecuente que los padres digan -sacrificamos nuestro terruño, luchamos conel inglés y vivimos con temor a "la migra" (las autoridades migratorias) de for­ma que pudieras tener una mejor vida en Nueva York. El éxito de la segundageneración valida el sacrificio de los padres, pero el fracaso representa una car-

]65Yéanse Zhou y Bankston, 1998, y Kibria, 1993. acerca de la juventud vietnamita en Estados Unidos.lti¡;Yéase Gilligan, 2002. Robert Connell, Michael Messerschmidt, Michael Messner, Michael Kim­

mel, y Leadbeater y Way, 1996, también discuten estas exigencias incompatibles.i<;' El] lbajo de Sara Guerrero Rippberger, But for the Day ofTornoTTow... (1999: 24), plantea finamen­

te este pUo o. Su tesis me orientó hacia la obra de Phipher.]¡;'Carola y Marcelo Suárez-Orozco (1995, 1999, 2(02), YAinslie (2002) escriben de manera convin­

cente sobre estos puntos. Sara Guerrero Rippberger también lo hace sobre el arreglo inmigrante (imrni­grrmt brngain), basándose en las discusiones del proyecto de la segunda generación.

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ga de vergüenza: lo tienes todo tan fácil, dicen los padres, eres un ciudadanoestadounidense y hablas inglés y ni siquiera puedes aplicarte en la escuela y te­ner una carrera. Tanto los padres como los hijos se preguntan: ¿para qué eratodo este sacrificio si los hijos acaban por tener los mismos trabajos que los pa­dres? Los hijos entienden lo que implica el que sus padres, que superaron mu­chas adversidades, lo habrían hecho mejor que ellos y se juzgan duramente así mismos. La narrativa del inmigrante acerca de la movilidad ascendente ge­nera tres respuestas principales, que tienen un eco importante en el trabajo delantropólogo Marcelo Suárez-Orozco y la psicóloga Carola Suárez-Orozco: algu­nos se esfuerzan más, otros se retiran, algunos rechazan esta narrativa y llegana sentir que sus padres no entienden los problemas que ellos enfrentan comonativos de Estados Unidos descendientes de padres inmigrantes, cuyas expec­tativas exceden, con mucho, su capacidad de ayudar a sus hijos a cumplirlas. 169

El arreglo inmigrante para las chicas implica mucho más trabajo doméstico,cuidado de los hermanos menores y traducción para los padres en compara­ción con los muchachos, mientras que los varones pueden andar con sus ami­gos sin supervisión a una edad más temprana y se les exige que hagan menoscosas en casa. 170 Finalmente, los hombres de la segunda generación están an­siosos por reclamar sus privilegios de género en Ticuani porque sienten que suspadres de la primera generación perdieron poder y privilegios en Nueva York.Mientras que las mujeres de la segunda generación sienten que ellas y susmadres han ganado poder en Estados Unidos. Estas versiones concurrentesde la masculinidad y la feminidad se ponen en juego cuando Toña y Juliarenegocian sus ideologías prácticas y arreglos de género en su ritualizado re­greso a Ticuani.

Situar estas imágenes diversas en el contexto del arreglo de género orien­ta mi análisis de una manera un tanto diferente de lo que sucede en el caso dela investigación que parte de la diferencia cultural o la cuerda floja familiar como lasmetáforas centrales. I71 En vez del equilibrio entre las culturas antiguas y tradi­cionales, frente a las nuevas y modernas que sugieren esos análisis, la perspec­tiva adoptada aquí reconoce que las culturas de los países de origen y destinopor sí mismas están en constante evolución y son internamente inconsistentes.Además, el género enmarca de qué modo se participa en estas imágenes. Comoveremos, Toña adopta la "antigua" cultura ranchera "tradicional" en un inten­to por disfrutar de un privilegio de género que cree que ésta le ofrece y que lamasculinidad y la feminidad de clase media estadounidense le niegan. Tam­bién utiliza dimensiones de la cultura del pandillero y del rapero. Asimismo,

16"Véase Suárez-OrozCü. 2002.170Véase Abe! Valenzue!a, 1999; Smith, 2001.171 Zhou y Bankston. 1998; Kibria. 1993.

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debe equilibrar sus reclamos de ese privilegio de género con la necesidad deconservar su parte en el arreglo migrante como joven de la segunda genera­ción que debe ascender verticalmente, según veremos.

Julia y Toño: "dos clases de mexicanos"

"Toña y yo somos dos clases de mexicanos", dice Julia, al contrastar las ideasmás tradicionales y acordes con el machismo de Toña con su propia visión másequitativa de la relación. De ahí que utilicen el retorno a Ticuani de manerasdiferentes, pues Toña intenta reivindicar su perdido privilegio masculino, quesiente su padre tenía en México y, hasta cierto grado, todavía conserva en Es­tados Unidos, mientras que Julia intenta "recuperar" algunas dimensiones dela cultura mexicana pero procura hacerlo en sus propios términos. Ticuani esun terreno cargado de conflicto y significado para el logro de estos proyectos,porque cada uno de ellos supone que las normas de Ticuani se aproximarán alideal del macho ranchero discutido antes. El retorno a Ticuani permite a Toñahacer exigencias Julia y a sus hermanas en un contexto en el cual piensa queotros esperan ellas le obedezcan, al mismo tiempo que ellas sienten que debentransgredir las normas locales para ser autónomas. Estas negociaciones de gé­nero se tornan aún más polarizadas porque el retorno se ha convertido en unritual crucial en la adolecencia de la segunda generación, como dicutimos encapítulos posteriores. En este contexto, la relación de Toña y Julia ofrece unentorno estratégico para la investigación, de modo que se puede lograr lo quese llamaría "un ángulo de análisis relacional" (relationalleverage) en el género-porque la masculinidad y la feminidad se definen a partir de la relación en­tre sí (o con respecto a otras formas de sí mismos), y para examinar de cercacómo una relación que evoluciona puede generar puntos de reflexión acercadel proceso más amplio del género.

La postura machista de Toña frente a sus hermanas y a Julia no es la úni­ca disponible. De hecho, mi equipo de investigación siguió a pares de herma­no y hermana de mayor edad con dinámicas de género muy diferentes. En uncaso, Teresa, la hermana menor, quería pasar todo el tiempo en Ticuani consu novio, que vive en el pueblo y ha visto durante las vacaciones de inviernoy verano de los dos años anteriores, a pesar de que sus padres desaprueben larelación. Una noche, Teresa llegó más tarde de lo que marcaba el "toque dequeda" de sus padres. Cuando se alejaba, junto con su novio, del grupo de ami­gos en el que estaba incluido su hermano Leo, otros jóvenes en el zócalo co­menzaron a hacer comentarios. Un amigo que residía en Ticuani incitaba aLeo; "grítale por esto, si quieres", con lo que insinuaba que ella no debía an­dar tan tarde o sola con su novio, que Leo tenía el derecho y la responsabili-

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dad de confrontarla. Él se negó a criticarla, respondiendo, "ella sabe cuidar­se". La negativa de Leo a criticar a su hermana y su afirmación de la compe­tencia y autonomía de parte. de ella, se oponen a los intentos machistas deToño por controlar los movimientos de sus hermanas y de Julia, así como sucreencia de que es su derecho y responsabilidad. La masculinidad ranchera yel marco moral inherente en la invitación de sus amigos para que Leo criti­que el comportamiento de Teresa es similar al que Toño intenta poner enmarcha en sus renegociaciones del arreglo de género que tiene con Julia y sushermanas. 172

Julia y Toño se conocieron de la manera "mexicana" tradicional, cuando élasistió a una fiesta de quinceañera en Brooklyn, se comportó siguiendo el este­retipo macho al pretenderla. Se peleó en la fiesta de ella, para luego disculparsede modo enfático al día siguiente e interntar además cortejarla. Al principio,ella mostró escaso interés, pero accedió a que fueran novios. Toño rompió lue­go la relación porque ella no le parecía entusiasmada. Varios años más tarde, sela encontró en el tren subterráneo y desde entonces su interés ha sido mutuoen mayor grado. Aunque Julia comenta que "él no es mi ideal del hombre per­fecto ... Toño es lo opuesto: delgado, no tiene cejas o pelo facial y es chaparri­tO,173 han estado saliendo formal y exclusivamente. A lo largo de 2002, parecíaque se casarían, que era lo que esperaban sus familias.

Julia ve a Toño como mas tradicionalmente "mexicano" y a sí misma comomas "americanizada" -dos tipos de mexicanos- lo que se ajusta a sus historiasindividuales y familiares. Toño llegó a Estados Unidos a los 10 años de edad yno hablaba inglés, pero pronto superó su grupo de educación especial en elque se le había situado por que no había para hispanoparlantes; más tarde sele puso en bilingües para terminar en grupos de inglés exclusivamente. La di­námica de género de su familia era más tradicional, mexicana y machista quela de Julia. Sus padres, Tomás y Xóchitl Maestro, se escaparon juntos y se casa­ron todavía adolescentes, Xóchitl dejó la escuela. Tomás se graduó de profesoren México y sintió profundamente la pérdida de prestigio y poder al convertir­se en palotero en Nueva York. Me dijo: "(En México) estaba acostumbrado a

I72En retrospectiva, consideramos que sería interesante comparar, por ejemplo, los arreglos de gé­nero de Toño con su novia y hermanas, con los de otros. Mientras que se observaron otras estrategias degénero -la negativa de Leo a controlar a su hermana es un ejemplo- no se presentó un caso igualmenteilustrativo. Leo, más joven y controlado en sus movimientos y sin novia -no podía ofrecer una compara­ción apareada con Toño. Las relaciones de Toño con Julia y con su propia familia me fascinaban y bienpodían estudiarse debido a mis relaciones de largo plazo. Además, su importancia teórica sólo me quedóclara después de un tiempo y a medida que se realizaban más acciones, lo que se refleja en un proceso et­nográfico en el que "seleccionar casos" no siempre es posible, ya que uno sigue las historias a medida quese desarrollan y luego se les encuentra un sentido teórico.

InNotas de trabajo de campo de Sara Guerrero-Rippberger, 2000, en el proyecto de la segunda ge­neración.

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mandar. (En Nueva York) me sentía inferior. Y aquí ellos me mandaban a mí...me sentía mal, muy mal, totalmente inferior." Desde entonces aprendió inglés, haascendido en el empleo y se siente mejor. Tomás Maestro reivindica el privile­gio masculino tradicional "mexicano" en sus relaciones con su esposa e hijas:"en la casa, el hombre es la ley". Dice que la autoridad en el hogar se derivadel padre, a la madre, al hijo mayor: "Es una autoridad que no se debe al ma­chismo, es una autoridad idiosincrática de la cultura mexicana: en donde hayun hombre y una mujer, el hombre es la ley. Y después del hombre viene la es­posa y luego el hijo mayor". Para Tomás, al igual que para Toña, poseer esa auto­ridad masculina es parte de ser mexicano: la etnicidad, el género y el poder seentrelazan.

Es interesante hacer notar que Tomás no exige que sus hijas repitan estemodelo en sus propias relaciones con los hombres y en sus carreras fuera de casa.Declara que espera que ellas sigan el ejemplo de la relación entre él y Xóchitlcomo modelo mexicano, pero sospecha que querrán relaciones más equitativascon sus esposos yeso estará bien; tendrá sentido, dado que poseen sus propiascarreras, fueron criadas en Estados Unidos y piensan de manera distinta. 174 Se­gún las metáforas de un abismo generacionala un recorrido por la cuerda floja,se tiende a interpretar este cambio como resultado de la migración a EstadosUnidos. Pero no es sólo eso, ya que los hombres, especialmente las mujeres demás edad, también desean relaciones más equitativas para sus jóvenes hijosadultos. Las antropólogas Jennifer Hirsch y Cail Mummert ven este cambio comoparte de la modernización de las relaciones de género en México, surgida delos cambios económicos y de otra índole en la sociedad. Aunque esos cambiostambién se ven fortalecidos por el traslado "modernizador" de la migración ha­cia Nueva York, existe un conflicto más abierto entre los dos proyectos asocia­dos con esa migración. En el caso de Tomás Maestro, pienso que la movilidadascendente de las hijas como miembros de la segunda generación supera elarreglo de género de tintes machistas que les exigiría ser sumisas. De hecho,Tomás utiliza los logros de Magda, la hermana menor de Toña, para presionara éste a que se aplique más en la escuela. Además, los trabajos de Toña en launiversidad no han sido tan rentables como los de Magda o los de Julia, auncuando se graduó en 2001 con un grado en administración y computación. Peroal regañarlo por su pobre desempeño tanto en la escuela como en el trabajo, ycompararlo con el éxito de sus hermanas, Tomás intentaba aprovechar el te-

'''Según Zhou y Bankston (1997), y Kibria (1993), los padres vietnamitas se adaptan de manera si­milar a sus hijos de la segunda generación. Por ejemplo, Zhou y Bankston explican el modo en que el pa­dre percibe la movilidad educativa y laboral de sus hijas como una señal indirecta de la obediencia a suspadres. Sus madres ven esto como una forma de hacerlas más fuertes en su capacidad de lucha contra losduros límites de género con los que se enfrentan en la comunidad vietnamita.

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mor de Toño de perder su apoyo en la compartida ideología de género parahacerlo que trabaje más duro para llevar a cabo la narrativa de movilidad as­cendente de la segunda generación. Si el papel de Toña en la familia habría deser definido sobre todo por su fracaso en la escuela y en el trabajo, dado el con­texto del éxito de sus hermanas, entonces su posición privilegiada de hermanomayor con la tercera posición de autoridad tras su padre y su madre sería me­nos visible o se vería eclipsada por completo. Sin el apoyo del padre en la con­servación de esta ideología de género, Toña corre el riesgo de perderla. En estecaso, la definición de abismo generacional depende tanto del desempeño deToña como unjoven de la segunda generación en proceso de ascender, e igual­mente de la disposición de Tomás a conceder privilegios a la ideología de gé­nero por encima de la ideología de la segunda generación.

Magda entiende de manera intuitiva la precaria posición de Toña, e inten­ta ejercer presión sobre él para que trabaje más duro y se aplique en la escue­la. En 2001, Toña tuvo dificultades para encontrar trabajo, lo que en el caso deMagda nunca ha sido un problema. Ella dice,

no puedo decirle a mi hermano ... que va bien, estamos contentos conti­go ... porque siento que necesita un poco más. Yo no ... lo felicito porquesiento que necesita hacer más. Siento que estoy en competencia con mihermano, al menos desde su perspectiva. (RS: ¿También sientes estar encompetencia con él?) Sí, básicamente, pero ni siquiera intento hacerlo, ¿sa­bes? Me ofrecen trabajo casi todos los días ... ¿Tengo cara de necesitar tra­bajo? (risas).

Su posición más fuerte con respecto al arreglo inmigrante se traduce en algu­nos privilegios mayores, como el que sus padres no dejen que Toña vaya solo aTicuani, pero que a ella no se lo eviten y, en contra de los deseos paternos, a otrolugar en México.

Por su parte, Toño se une a su padre en el regaño a Magda por ser "floja",por no limpiar y de manera especial no aprender a cocinar, algo que su fami­lia le dice su esposo esperará que haga. Ella dice que su mensaje para ella es:"porque soy mujer, tengo que desempeñar ese papel". La familia discute a ve­ces y se ríe de la angustiada relación de Magda con la cocina: según ella mis­ma reporta, su madre ha intentado enseñarles a ella ya su hermana, pero lasdos han fracasado en su intento de cocinar adecuadamente. Pero ninguna delas dos ve el cocinar como una habilidad necesaria, explicando que su madrepide comida de fuera si ellas llegan tarde a casa provenientes del trabajo y notienen ganas de cocinar. Los amigos de Magda incluso le llaman "feminista"porque no sabe cocinar y se ve a sí misma "como más americanista, dado que

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las mexicanas saben cocinar, todas las mujeres saben cocinar, menos yo". Éstees un desarrollo interesante en el que Toño y su padre utilizan las dimensionesde la feminidad ranchera (que encuentran eco en la cultura estadounidensemás tradicional) que piensa el cocinar como una tarea femenina y atributo quelos hombres requieren de una compañera potencial. El tema de que Toñoaprendiera a cocinar no se planteó por nadie de quienes participaron en estadiscusión.

Xóchitl ha trabajado de manera discontinua en algunas fábricas y permane­cido en casa para cuidar de los hijos. Aunque por lo general se queda calladacuando su marido reclama autoridad, ella se expresa en otras formas y cuestio­na, dentro de ciertos límites, la ideología de género de Tomás. Estuvo presentemientras yo entrevistaba a éste y participó en algunos puntos. Mientras ella pre­paraba comida para Tomás y para mí, él se explayaba acerca de la autoridadmasculina. Pero cuando hizo la declaración ya citada "dentro de la casa el hom­bre es la ley", Xóchitl rió y se cubrió la boca con la mano, pero siguió preparan­do la comida. Aun cuando rara vez se le opone abiertamente al señalar algúnlímite a sus hijas, en secreto las anima a que se le opongan cuando no están deacuerdo. 175 De ahí que aunque Xóchitl se ajusta en general a la feminidad ran­chera en su relación con el esposo, se desvía abiertamente al reírse con franque­za de él y apoyar a sus hijas en el deseo de tener mayor autonomía. Varios me­ses después la entrevisté a ella y a sus hijas mientras Tomás y Toño no estabanen casa y le pregunté acerca de ese encuentro: ¿por qué no contradijo a Tomásfrente a mí, cuando su risa expresaba tan claramente su desacuerdo? Me dijo quecuando "le quiero decir algo, se lo digo pero, o sea, cuando él está hablando co­sas que no tiene que hablar, no se lo digo y delante de la gente porque no megusta faltarle al respeto a él ni a la gente, porque yo no me gusta... estar discu­tiendo tonterías, porque yo le digo que es una tontería lo que ...y me gusta estarpeliando... no me gusta gritar". Después también me dijo que cuando yo me fuilo confrontó por decirme eso. Este conocimiento hace que su comportamientomientras yo estaba ahí sea aún más hábil: su risa constituía un murmullo escéni­co, con el que hacía constar claramente su desaprobación de la afirmación de To­más de privilegio, pero siguió cocinando, permaneciendo en la periferia de la con­versación mientras su marido estaba al frente en la mesa. Xóchitl mostró tanto sudesacuerdo de mujer migrante moderna frente a su marido, como un sentido devergüenza ranchera apropiada al no dejar de cocinar.

Tomás participa en el encuentro con una habilidad equivalente, al ignorarsu risa, la que seguramente escuchó, sin permitir que interrumpiera. Al no co-

175Notas de trabajo de campo en el proyecto de la segunda generación de Sara Guerrero-Ripp­berger, 1999.

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mentarla, también facilitó el arreglo de género entre ellos dos. Cuando yo leplanteaba preguntas a Xóchitl para que entrara en la conversación, ella respon­día diciendo, a veces, que ella "pensaba igual que él", asintiendo con Tomás, aveces expresando su opinión. Pero no importaba qué tanto intentara yo, la con­versación realmente nunca se hizo entre los tres. La dinámica la retornaba a losdos varones, Tomás y yo, mientras yo conservaba básicamente el papel de escu­cha e interpelación.

En el hogar de Julia era muy diferente. Su madre asumió las responsabili­dades adultas después de que muriera su padre cuando ella era joven en México,y nunca adoptó un papel de esposa y madre sumisa con su esposo, de quienacabó por divorciarse. Julia describió a Sara Guerrero-Rippberger en 1999 lainfluencia de su madre:

Admiro mucho a mi madre por eso ... también es muy independiente paraser una mujer que... nació allá (en Ticuani) ... porque algunas mujeres de suedad se ven más, no sé, no tan independientes... No que dependan de unhombre, pero hacen todo lo que les diga el marido, básicamente siguen lasreglas del marido. Y madre, nunca fue así. Como que hacía su parte, suscosas, y mi padre hacía otras cosas. y, ya sabe, le dijo "no esperes llegar ala casa y que yo tenga todo listo en la mesa, porque yo también trabajo, asícomo tú". y yo veo que otras mamás mexicanas -son como, "Oh Dios mío,ya viene mi marido, tengo que tener lista la comida". Y mi madre nuncafue así. Y yo creo que por eso me dije que yo tampoco sería así. Quiero de­cir, no estoy diciendo que yo nunca vaya a servir -vaya cuidar mi casa, voya cocinar la comida, si mi marido es bueno, ya sabe, si me da un, ya sabe,buen cuidado. No veo porqué no. Pero no espero que me diga "cuando re­grese, tiene que estar listo" ... Si trabajo como él, no tiene derecho a apren­der (esperar) que lo tenga listo.

Julia ve a su madre como un modelo de mujer migrante pionera, autóno­ma, que ha ido en pos se sus sueños, sin dejar que las normas de género de sujuventud la obliguen a llevar una vida que no le gusta. Julia no rechaza la vidadoméstica -dice: "vaya cocinar la comida, si mi marido es bueno"- pero quiereuna feminidad en sus propios términos, conservando cosas que considera valio­sas, pero que un hombre no la obligue a hacerlo. Julia dice que no creció como"mexicana": hablaba los dos idiomas en casa, aunque su inglés es mucho me­jor que su español; no soporta la comida mexicana picosa; en su familia nosiempre comen juntos; y prefiere música de Estados Unidos como rock y bluesen vez de la música tradicional mexicana ranchera o las cumbias. Se avergüen­za cuando Toña alza la voz en un sonoro grito tradicional para acompañar la

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música ranchera y no le gusta que la chica siempre deba seguir al hombre cuan­do bailan cumbia -"su ritmo, sus pasos y cómo quiere él que ella gire ... Perosiempre es así: la muchacha debe seguir al hombre". Ella incluso "tuvo queaprender cómo comportarse frente a la familia de Toña", cómo ser amable ysaludar a cada uno de ellos. 176 A pesar de periodos difíciles durante su adoles­cencia, le iba bien en la escuela y después de cumplidos los 20 años su padre laveía como exitosa -trabajaba en un empleo bien pagado como secretaria médi­ca mientras asistía a la universidad. En este caso, la imagen de un "abismo" ge­neracional podría transformarse (tan sólo esta vez) en una analogía militar ofutbolística -la madre de Julia ha generado un "abismo" en la línea de génerocomo pionera y Julia la ha seguido por el espacio abierto.

En otros sentidos, Julia y Toña tenían tipos similares de adolescencia apli­cables a todos los grupos étnicos. Ambos poseían más amigos puertorriqueñosy negros en la escuela básica y secundaria, aunque sus círculos de amistad setornaron más mexicanos durante la adolescencia y su joven adultez, un proce­so que coincide con la cambiante relación con Ticuani y sus retornos allá. Los dospasaron también por un periodo que ellos denominan "loco" pasados los quin­ce años, sin desagracias considerables. Toña se había unido a una crew (pandi­lla) panétnica que incluía a puertorriqueños y negros en la escuela durante lasemana y con una pandilla formada sólo por mexicanos durante los fines de se­mana en las fiestas mexicanas. Dejó las pandillas tras de que le dispararon y deque su padre le pusiera un ultimátum para dejarla o la familia. Su padre seofreció para ayudarle a escoger y recompensarlo por su éxito escolar con unviaje a México. Mejoró en la escuela, estuvo en México por varias semanas enlas vacaciones de invierno. En Ticuani se enamoró de una muchacha, encontróun modo diferente de ser mexicano al reunirse con los jóvenes que estudiabanuna profesión. Eso cambió su vida: "empecé a aplicarme en la escuela y me dicuenta de varias cosas, ya sabe, como ir a la universidad, obtener un grado, yasabe" y comenzó a pensar que los mexicanos en Nueva York necesitaban "másprofesionistas mexicanos". También siente que se convirtió en alguien en Ti­cuani, de modo que a la gente le alegra su regreso. "Desde entonces me gustair una vez (al año) ... casi todo el mundo en el pueblo, los jóvenes, el grupo dejóvenes, me conoce ahora. Cuando voy, le dicen, «regresó»". Incluso su herma­na Magda reconoce que su hermano Toño es alguien de mayor talla en Ticua­ni que en Nueva York: "el hecho de que conozca a mucha gente allá, creo que lohace sentirse reconocido ... como, guáu, alguien que realmente sabe lo que es­toy haciendo." Así como Toña ha estado en crews mexicanas, de blancos y puer-

l7fiNotas de trabajo de campo en el proyecto de la segunda generación de Sara Guerrero-Ripp­berger, 2000.

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torriqueños, de igual forma adoptó una masculinidad ranchera y una imagenhipermasculinizada de los raperos como Puff Daddy Combs y Biggie Smalls, aquienes les dispararon y asesinaron poco antes de nuestra entrevista. Lo veíacomo ídolo, me dijo en 1997, debido a:

Las palabras que usaba en sus canciones, la manera en que solía ser, en quesolía hablar. .. él era como un muy importante -mujeriego, ya sabe. Solíatener todas las mujeres, todo el dinero- todos lo envidiaban. Yo creo quepor eso le dispararon ... Era como una Selena, era como una Selena, paranosotros, los muchachos.

Lo interesante es el grado al cual esta idolatría a dos raperos es consis­tente con algunos aspectos de la cultura ranchera mexicana machista. Ambostipos de hombres proyectan imágenes de violencia, temeridad y poder y go­zan de la compañía de muchas mujeres. Al pensarse simultáneamente comomacho mexicano, ranchero de Ticuani y rapero de apariencia violenta, haadoptado algunas de las imágenes más hipermasculinizadas en las culturasmexicana y estadounidense. Es interesante hacer notar que aunque expresóadmiración por el actor mexicoamericano, Edward James Olmos, no discutióun modelo de hombría mexicano a seguir y se identificó con Biggie Smallscomo su modelo, como una "Selena para nosotros, para los muchachos", re­firiéndose a la cantante popular mexicoamericana que murió después denuestra entrevista.

Para Julia, sus viajes a Ticuani tuvieron efectos menos inmediatos y dramá­ticos, pero de hecho la hicieron participar en un conjunto de prácticas mexica­nas, como la preparación de la comida junto a sus familiares de mayor edad yla participación en los rituales adolescentes como el gran baile, que aumentósu sentido de ser mexicana. Además, otros la trataban como mexicana. Cuan­do Julia expresó su sensación de que no era tan mexicana como otras, Meche,su amiga de Ticuani, le dijo, "¡eres más mexicana que el nopal!". Esta crecien­te participación con un mundo mexicano en Nueva York y Ticuani tambiéncoincidió con la renegociación de su lugar en su hogar en Nueva York, hacien­do que su madre reconociera y apreciara cuánto trabajo doméstico realizabaella para la familia. Los mundos sociales, tanto de Toño como de Julia, se hanvuelto cada vez más mexicanos durante su adolescencia y su cortejo. Ahora quese acercan a los 30 años de edad, se reúnen sobre todo con sus primos y otrosparientes, van a fiestas familiares, aunque Julia tiene varias amigas que no sonmexicanas. Aun cuando la vida de Toño siempre ha sido más mexicana que lade Julia, juntos se han involucrado en mayor grado dentro de las actividadesmexicanas, incluido el regreso a Ticuani.

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Prácticas dotadas de género como espacio de autenticidad:el machismo, la autonomía femenina y el trabajo en Ticuani

Toña y Julia participan en una vida transnacional que les ofrece a la vez armo­nía y conflicto en su arreglo de género. Julia intenta renovar sus conexionescon México, aunque de formas que respeten su autonomía como joven estu­diante universitaria en Nueva York, que a la vez labora en un buen empleo. Gozadel trabajo con su abuela para preparar las fiestas religiosas y asistir a Las ma­ñanitas. También permite a Toña que desequilibre entre ellos en mayor gradolas prácticas de género mientras están en Ticuani, en comparación con lo quele permite hacer mientras están en Nueva York. No obstante, se resiste a algu­nas prácticas de género, lo que en ocasiones la hace entrar en conflicto con To­ña, quien utiliza a Ticuani para vivir una cierta imagen de la masculinidad ran­chera. Aun cuando sea por breve tiempo, ahí quiere ser un tipo de hombre queno puede ser tan plenamente en Nueva York. En Ticuani, Toña adopta roles degénero más tradicionales porque le permiten ser mexicano de una manera di­ferente de lo que es en Nueva York, entre ellos tener una relación más "mexi­cana" con su novia, con mayor afinidad a la que se da entre sus padres. En 1997me dijo que de hecho es bueno que las relaciones entre hombre y mujer "sonmás equitativas de lo que solían ser... " y que incluso ".. .las chicas en Ticuani yPuebla quieren sus derechos y carreras... se van a Puebla a estudiar... " pero aho­ra los hombres no podrían controlar las relaciones como pensaban deberían.Se refirió con aprobación a la de sus padres: "él (mi padre) conserva controla­da a mi madre... me gustaría eso... con mi futura esposa". En su trato con Juliaen Ticuani, Toña parece que intenta vivir el tipo de vida de corte tradicionalque imagina su padre tuvo ahí y tiene ahora en Nueva York con su madre. EnTicuani espera y pide a Julia que haga lo que él ve como las tareas tradicionalesde la mujer mexicana y que no le pediría ni ella realizaría en Nueva York. Ju­lia y las hermanas de Toña reportan que es más machista en Ticuani que enNueva York.

Su cambio de posición ante Julia es parte del desempeño más amplio de sumasculinidad en Ticuani, el escenario más auténtico para él. Al adoptar estaimagen machista, él supone que tiene autoridad sobre su novia y sus propiashermanas al estar en público en la calle y espera que lo atiendan en privadoen su casa. Busca provocar conflictos con otros jóvenes, toma mucho y pasabastante tiempo con migrantes varones de mayor edad, incluido su padre, delque habla respetuosamente y le dice 'Jefe". Le dijo a Sara Guerrero Rippberger quepara él ser ticuanense tenía que ver con '''usar sombrero vaquero, emborrachar­se todas las noches -como un verdadero ticuanense. «¿Qué ticuanense nobebe?" dicen él y sus amigos- mientras escuchan música ranchera y gritan iaya-

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yayhhhh! en el baile". m Este cambio se hacía claro a cualquiera que pasaratiempo con Toña en Nueva York y en Ticuani. Aunque en Nueva York no es pa­sivo, en Ticuani se involucra en muchos conflictos y Julia dice que "odia la ma­nera en que actúan los muchachos cuando vienen aquí (a Ticuani) a beber... ac­túan como «machos», luego lo hacen estúpidamente y acaban por pelearse". Suhermana hizo notar esta diferencia y también que la presencia de su padre enparte contrarresta estas tendencias. "Mi padre tiene totalmente (sic) control deél cuando está cerca. Cuando no, no sé... ¿cuándo va a crecer? Aquí (en NuevaYork) es tranquilo. Como dijo mi padre, Puede tener toda la diversión de suvida en Ticuani... , Se vuelve loco ahí". Al poner en práctica su masculinidadranchera, Toña autentifica su mexicanidad, expresa su ticuanidad esencial,contribuyendo a construir así la etnicidad y el género.

El desempeño de Toña respecto a su masculinidad se lleva a cabo de ma­nera más urgente por la forma en que el arreglo del migrante se da de mane­ra diferente para él y para su hermana Magda. Durante el año 2000, Tomás yXóchitl se negaron a darle permiso a Toña para ir solo a Ticuani, cuando ésteya había alcanzado cerca de 25 años y todavía vivía, al igual que la mayor par­te de sus compañeros, en la casa de sus padres. Le dijeron que no habría segu­ridad para él en su estancia allá porque se la pasaba mucho en la calle, bebien­do y que había pandilleros, combinación que lo ponía en riesgo. Xóchitl des­cribió su plática: dijimos: "no puede ir él solo, dice que por qué lo cuidamosmucho, que no va a pasar nada". Así que Toña iba a Ticuani cuando iba todasu familia. En contraste, Magda sí viajó sola a México -aunque no a Ticuani, si­no a otro lugar en México, para asistir a la boda de una amiga- a pesar de quesu padre lo prohibiera. Le había "rogado" por un mes, pero él dijo que no podríair sola, tenía que ir con un miembro de la familia. "Dijo que no porque tenga mipropio dinero eso no significa que puedo hacer lo que yo quiera". Su hermanaañadió que "mientras viva en esta casa, tiene que obedecer sus reglas". Pero alfinal de cuentas, Magda simplemente compró los boletos utilizando el dineroproveniente de su empleo. En contraste con la manera en que Xóchitl reforzóla oposición de Tomás al viaje de Toña por sí solo a Ticuani, esta vez, ella ha­bló con Tomás en defensa de Magda tras bambalinas: "Dije que ella ya estágrande, que ella se porta bien en la casa, que tiene derecho de ir de vacacio­nes". Al final, Tomás tuvo que ceder. El viaje de Magda, sola, sería menos peli­groso para ella de lo que podría ser el de Toña para sí mismo, y el modo enque Magda había concertado de manera más adecuada el arreglo de los mi­grantes, al tener éxito en la escuela y el trabajo, funcionó a su favor.

177 Notas de trabajo de campo en el proyecto de la segunda generación de Sara Guerrero-Rippber­ger. 1999. p. 7.

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Las marcadas expresiones de masculinidad de Toña también se dan aconsecuencia del hecho, ya discutido brevemente, de que visitar Ticuani escomo ir dos semanas seguidas a una fiesta mexicana. Literalmente hay fies­tas o bailes todas las noches, pero también se da el mismo tipo de interac­ción social densa durante la fiesta que se da en las grandes "fiestas mexica­nas" de Nueva York. Esta dinámica se ve reforzada en su intensidad por elhecho de que todo mundo está ahí noche tras noche, así que las broncas y el chis­me que podrían darse a lo largo de meses en Nueva York evolucionan rápi­damente, en unos cuantos días, en este cargado contexto de "tiempo socialacelerado". De ahí que Ticuani ofrezca un escenario para representar el dra­ma de la masculinidad y para generar una obra entera, por decirlo así, res­pecto a ésta a medida que estos actos se desarrollan durante la semana de lafiesta. Esta acelerada dinámica social implica que los conflictos que podríanpermanecer latentes en Nueva York o que incluso podrían olvidarse por fal­ta de contacto entre los participantes, tienen mayor probabilidad de aumen­tar, ya que también deben negociar ante los ojos de todos los que presencianel conflicto inicial, con lo que se genera la necesidad de no perder prestigioo de buscar la venganza.

Una comparación de la manera en Que se dan

la reconstrucción y la resistencia en los

roles y las expectativas de ~énero tradicionales

en Ticuani y en Nueva York

En Nueva York, las vidas de Julia y Toña están relacionadas, pero en su mayorparte son autónomas entre sí. Viven con sus padres y no comparten una divisióncotidiana del trabajo en una casa compartida entre los dos, además de tener po­co tiempo para pasarlo juntos, porque ambos trabajan y van a la universidad."En Ticuani, el alcance del trabajo potencialmente definido por el género queimplique a Julia y a 'Iüño en conjunto se amplía de manera significativa". Ju­lia, como otras jóvenes mujeres migrantes que retornan, ayuda a sus parientes,mujeres de mayor edad, en el trabajo del hogar al atender a otros de entrequienes retornan, miembros de la segunda generación, como Toña y otros mi­grantes varones de retorno que con frecuencia comen en su casa, al prepararcomidas y una sopa especial, el guashmole, para quienes tienen los efectos de laresaca por el exceso en la ingestión de alcohol. Los campos sociales en los quese mueven Toña y Julia difieren en Ticuani y en Nueva York. Mientras están enNueva York, van a fiestas familiares o mexicanas dentro de un estilo más "mexi­cano" de cortejo, pero también pasan tiempo ellos solos en uno más "america­no"; éstos representan estilos de relación de mayor y menor compañía. En Ti-

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cuani pasan juntos un porcentaje mucho menor de su tiempo libre, sea quepermanezcan con su grupo "estadounidense" de retornados de la segunda ge­neración o con el grupo "mexicano" de la primera generación y de gente quereside en Ticuani. Esta separación en su socialización sirve a Toña de refuerzopara su ideología ranchera de género, lo que le concede mucho tiempo parapasarlo socializando y bebiendo con sus amigos varones.

La forma en que el género estructura sus vidas en Ticuani queda claraen el contraste de los días típicos de cada uno en el pueblo. Julia se levantatemprano, ayuda a su abuela o a su tía y pasa tiempo con sus amigas, su her­mana y algunas veces con Toña descansando, va de compras a Puebla o auna alberca local. Temprano por la tarde, puede pasar un rato con Toña enel zócalo y luego reunirse ahí o en alguna fiesta con sus amigas hasta la me­dianoche o la una de la mañana, para luego ir a su casa. El día de Toña em­pieza y termina más tarde. Se levanta a las doce del día o más tarde aún, vaal zócalo y eventos de la fiesta, como el rodeo, para luego pasar tiempo conJulia. Cuando se retira para ir a reunirse con sus amigos varones, levanta eldedo y le advierte a Julia que se porte bien y no se meta en problemas. 178 Toñasolía reunirse más con los jóvenes varones que vivían en Ticuani, en compa­ración con los otros varones de la generación y media o de la segunda genera­ción. Por ejemplo, estuvo fuera toda la noche al correr en la Antorcha y sereunía con hombres de mayor edad que participaron en la organización delacontecimiento. También es saludado con mayor calidez por los hombresmayores de Ticuani y bebía con algunos toda la noche, para llegar a casa porla mañana la mayor parte de las ocasiones. En uno de los casos se quedó enuna cantina local, que sólo admite hombres, hasta después del amanecer,cuando su tía lo sacó a fuerzas de la cantina y lo llevó a casa. Por lo comúnparticipaba en enfrentamientos, entre los que se incluían las peleas a golpes,lo que hacía que tanto Julia como sus hermanas y su familia vivieran con elconstante temor de que lo lastimaran o mataran.

En Nueva York, Julia y Toña llevan una vida bastante "americana". A ellano le gusta el rol tradicional que Toña intenta obligarla a desempeñar, pero norechaza por completo las negociaciones que requiere su relación con lo que ellallama "verdaderos mexicanos". Su postura es clara en respuesta a la preguntade Sara Guerrero-Rippberger: "¿cómo te caracterizaría Toña?":

Julia: Oh, siempre me dice, "oh, simplemente deberías ser (el nombrede su hermano) y él debería ser Julia" ... Dice que trato de ser como el

'''Notas de trabajo de campo en el proyecto de la segunda generación de Sara Guerrero-Ripp­berger, 1999.

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hombre. Le dije, "¿qué quieres decir, como el hombre?". Me dijo, "ibasa la escuela de karate, piensas que podrías hacer todo, tienes una acti­tud, ¡eres muy terca y eres demasiado independiente y lo odio!" Eso esexactamente lo que me dijo ... Bueno... le diré: "¿qué tal esto? Eso es exac­tamente lo que haré y si no te gusta, muy mal -eso es lo que haré. Sólote lo hago saber". Él odia eso (risas) ... No actúo de cierta forma cuandoestoy junto a él. Quiero decir, sí, tienes que actuar de cierto modo cuan­do estás con la familia, ya sabes, pero al mismo tiempo eso no quiere de­cir que vaya cambiar completamente, como, "oh, OK, haré lo que túquieras".

Julia lucha por equilibrar su deseo de ser una mujer independiente enuna relación con un hombre que quiere una mujer más tradicional que seasumisa con él y reafirme su autoridad. Ella es una mujer de Nueva York y lu­cha por adaptarse a su hombre ranchero de Ticuani. Ella resiste sus intentospor controlarla directamente, pero negocia y "actúa de cierto modo" cuan­do está con su familia. En efecto, Taño intenta utilizar este contexto familiarpara hacer que Julia se comporte de la manera en que él piensa que las mu­jeres deben hacerlo, para que ella muestre un sentido adecuado de vergüenzaranchera. Pero ella se sigue resistiendo, no sólo al responderle, sino al recha­zar abiertamente sus exigencias. Por ejemplo, cuando están con la familia deél, Toña no quiere que ella beba y sí que muestre abiertamente lo devota quele es, lo que ella percibe como su noción de una mujer mexicana más tradi­cional.

Cuando estoy con él, y él, digamos, con un montón de sus familiares, tieneque decirme, "Uh ven y camina junto a mí y dame la mano". Y yo como que,"si no quiero, no tengo que agarrarte la mano". Y él, "sí, tienes que hacer­lo, porque eres mi mujer". Y yo me siento como, ¿qué soy yo? ¿una propie­dad tuya? No si quiero agarrar tu mano, agarro tu mano ... a veces tenemosmuchos desacuerdos debido a eso ... Oh como una vez que me enojé mu­cho porque me dijo, en una fiesta de cumpleaños y... yo estaba tomando yme dijo "Oh no tomes tanto o no agarres la botella, no se ve bien en unamujer". Así que realmente me enojé y le dije "no, si quiero tomar, no tienenada de malo, vaya tomar. Y no me importa quién me vea y lo que la gen­te piense de mí". Y él dijo, "oh, ahí vas otra vez, haces las cosas como túquieres y mmmmmm... " Así que a veces nos metemos en problemas poreso. Y a veces siento que no puedo imaginarme con él en el futuro porquees tan anticuado en ciertas cosas. Y... habla de casarnos, lo que yo no ha­go. Y le dije, bueno, si quieres eso, todavía te falta mucho y si lo hacemos,

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le digo que todo va a ser mitad y mitad -es decir, las cuentas, la limpieza,cambiar paii.ales, lo que sea. Le dije, simplemente porque ... ya sabes ... tumamá era... así como ves a tu familia, pero yo nunca ... jamás seré así. Y alprincipio era difícil para él aceptarlo pero luego, finalmente dijo que esta­ba bien. Porque nada estaba cambiando en mi mente. Así que yo creo queen ese sentido él es ... como un mexicano -no sólo mexicano, sino que creoque los hombres hispanos en general. Es una cosa de machos- oh, mi mu­jer tiene que hacer esto y hacerlo por mí. .. Lo dicen muy bonito, pero yole digo, "no, ya sabes, si tienes muchas ganas, te levantas y con tus manosque tienes vas y te sirves tu propio refresco" .179

De nuevo, intenta establecer límites a lo que aceptará, y ofrece una guíaconcreta de cómo ha de cambiar la relación para que funcione para ella en ellargo plazo -mitad y mitad- muy diferente de lo que ella percibe como el com­portamiento típicamente macho del "mexicano" o del "hispano". La ideologíade género de Toii.o exige que controle estrechamente el consumo de alcohol desu mujer y él mismo consuma mucho. No obstante, aun a pesar de que ella pro­testa y dice no ver un futuro con él, tres aii.os después, en 2002, Julia parecíaaún más comprometida con el trabajo de limar las imperfecciones de la rela­ción entre ellos.

Los temas de las presiones de la familia más "mexicana" de Toii.o y sus in­tentos por controlar el comportamiento "inadecuado" de ella, surgieron confuerza en Ticuani en torno a las interacciones entre ellos, al manifestarse en elconflicto y la afirmación de privilegio de género incontestable de parte de Toii.o.Julia no sólo lavaba la ropa y hacía la comida de él, sino que también organi­zaba sus otras responsabilidades para poder hacer esto. Sara Guerrero-Ripp­berger describe así una escena:

En la maii.ana del día 25 (día de la Fiesta), (la hermana de Julia) y yo fui­mos temprano, a las 6:00 a.m. a la casa de (su tía) para ayudarle a prepa­rar la comida. Julia se reunió con nosotros más tarde porque tuvo que es­perar para hacer el desayuno de los muchachos (de Toii.o y del primo deToña). La noche anterior, Julia me dijo que Toño le había dicho "no vayasa ayudarle a tu tía antes de servirnos el desayuno". Julia estuvo de acuer­do, como si le gustara la idea... pero resultó que los muchachos no queríancomer tan temprano, así que Julia se reunió con nosotros en la casa de latía poco después de nuestra llegada. Más tarde, mientras Julia tallaba loscalcetines sucios de su hermano y de Toño, ellos despertaron y Toño le llamó

""Cita tomada ele una entrevista realizada por Sara Guerrero-Rippberger, 1999.

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a Julia, "sírvenos de comer, amorcito" (babe). "Oh", dijo ella y rápido se le­vantó para prepararles la comida. 180

Por tanto, aunque Julia lleva en Nueva York una vida que en gran parte esautónoma respecto a Toña e insiste en su visión equitativa de su relación en eselugaI~ en Ticuani es frecuente que acceda a las exigencias de un rol más tradi­cional para la mttier, del que declara no querer. En otro caso, incluso fue a lacasa de él para lavarle la ropa porque "no tiene a nadie más que lo haga porél" en Ticuani. Al realizar ese trabajo y pensarlo de esta forma, Julia se acercaa adoptar, por e! momento, una sumisión a la autoridad masculina, que Toñave como un sentido "apropiado" de vergüenza.

-roño no ve que su privilegio de género se amplíe en Ticuani y en cam­bio ve ampliarse su responsabilidad masculina. Por ejemplo, cuando dos desus amigos no llegaron a acompañarlo a él, a Julia y a Sara Guerrero-Ripp­berger desde e! aeropuerto de la ciudad de México a Puebla, sintió un pesoy una responsabilidad especial. Dijo: "no me gusta esto. Soy el único hom­bre -con tres chicas. No me gusta viajar así, con puras muchachas. Ahora yosoy responsable". Cuando Julia giró los ojos y le preguntó cuál era el pro­blema de que fueran puras muchachas, él dijo: "Oh. Sí, claro, tú vas a prote­gernos. Yo soy responsable". Toña no sólo se siente responsable sino que semuestre resentido porque las mujeres por las que se siente responsable norespeten su autoridad. Su preocupación no estaba totalmente fuera de lu­gar. Sucedió que de hecho los otros dos muchachos con los que se suponeiban a encontrarse, acababan de ser asaltados pistola en mano una mediahora antes de llegar a la ciudad de México para encontrarse con el grupo.Aun cuando su percepción de! riesgo era real, su lógica de género tiene unerror -el otro carro llevaba tres hombres y aun así los asaltaron. Puede ha­berse preocupado de que la presencia de tres hombres y una mujer tambiénrepresentara el riesgo de violación o rapto, lo que sería menos probable sitodos fueran hombres. Es claro que Toña creía que sólo él era responsablede que las "muchachas" estuvieran seguras y que cualquier cosa que les pa­sara sería vista por él y por los demás como un fracaso en su intento de pro­tegerlas.

No obstante, Julia no estaba de acuerdo con todos los intentos de Toñapor reafirmar su privilegio masculino frente a ella. Reaccionaba airadamen­te ante las peleas en las que él participaba cuando se emborrachaba. Unamañana ella fue a su casa a limpiar y él buscaba que lo comprendieran, al

¡'''Notas de trabajo de campo en el proyecto de la segunda generación de Sara Guerrero-Rippber­gel', 1999: 9.

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decir que el labio le dolía por haberse peleado la noche anterior. Lo rega­ñó por tomar y pelear y le dijo: "que si venía a divertirse, entonces que sedivirtiera y descansara, pero si venía aquí a hacer cosas estúpidas como em­borracharse, ponerse macho y comenzar peleas, entonces debería irse o«portarse machito»"IHI y no quejarse por lo de su labio. En una de las últi­mas noches en Ticuani, cuando Toña y Julia habían salido a los gallos, él sela pasó casi todo el tiempo con hombres nacidos en Ticuani, pero periódi­camente volvía a ver cómo estaba ella. Julia pasó la mayor parte del tiempocon jóvenes de retorno de la segunda generación, entre ellos su hermana ysus otros amigos, además de Sara Guerrero-Rippberger. Yo me movía entrelos distintos grupos. Mientras se realizaban las últimas peleas de gallos,Toña me dijo que había apostado en todas la peleas y que había perdidomás de 150 dólares. Mis notas del diario de campo registran el siguiente in­tercambio:

Al acabársele el dinero para apostar en los gallos, Toña volteó con Juliay le dijo, "tú me apoyas, ¿cierto?" a lo que ella respondió "¡¿qué?!" conimpaciencia. Hablaron un poco más y Julia terminó la conversación di­ciéndole en voz alta, "no me pidas dinero para los gallos. Si pierdes tudinero y no tienes más, ¡ése es tu problema!" Se alejó de ella de mal hu­mor y sin decirle nada regresó con los muchachos con los que había es­tado tomando

En ambos casos, Julia limitó el grado al cual cooperaría con los intentosde Toña por practicar una masculinidad ranchera. Se negó ajugar el papel dela mujer que apoya a su hombre sin importar las circunstancias. En primerlugar, le dice que como macho no debe quejarse de su labio, o que no debepelear o que debe regresar a Nueva York. Hábilmente limita su petición deapoyo de una novia o esposa que lo apoya incondicionalmente al invocar laimagen de un macho real, que no se quejaría de su labio. También se niegaa prestarle dinero para apostar en los gallos, invocando de nuevo de un ver­dadero macho ranchero que no pediría dinero a su mujer porque ganaría, otendría más dinero para apostar. No le interesaba ayudarle a ofrecer la ima­gen de un macho que toma y apuesta fuertemente; ella trabaja duro y gastacon prudencia. En ambos casos, reafirmó exitosamente sus propios límites alas exigencias de él.

'" Notas de trabajo de campo en el proyecto de la segunda generación de Sara Guerrero-Rippber­ger. 2000.

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Ostentaciones masculinas: controlar a las mujeres,preservar el privile~io masculino y el espacio público

La ideología de género de Toña lo llevó a confrontaciones explosivas con hom­bres y mujeres, en especial respecto a un elemento clave de la masculinidadranchera: el control y la responsabilidad por el bienestar y la reputación de lasmujeres en su vida. Estos temas evocaban poderosas emociones de celos, podery pruebas de las verdaderas mexicanidad y ticuanesidad de un hombre. Discutoaquí los conflictos con hombres en cuanto conflictos de género y capítulos másadelante los que surgen con respecto a las pandillas. El primer incidente, enenero de 2001, es notable por la manera en que la ausencia de acontecimien­tos dramáticos desembocó en una celotipia dramática. Toña pasa mucho tiempoen Ticuani hablando con chicas a las que presenta como sus "primas", hacien­do así legítimo el que pase tiempo con ellas al retirar la posibilidad de impli­caciones románticas. Julia les preguntó a sus amigas si pensaban que Toña teníauna aventura, aunque no lo confrontó públicamente cuando muchas pensa­ban que ella tenía razones para enojarse. Irónicamente, el encuentro que senarra a continuación se dio cuando Toña temía que Julia lo hubiera traicio­nado a él. Julia había ido con su hermana y unas amigas a la capital de Pue­bla para comprar unos recuerdos. Mientras estuvo fuera, el hermano de unade las jóvenes, un amigo mutuo, bromeó con Toña que Julia había ido a Pue­bla con tres muchachos a los que se supone había conocido la noche anterior,mientras Toña estaba fuera "con los muchachos". A su regreso, Toña inmedia­ta y airadamente confrontó a Julia, gritando: "¿dónde andabas? ¿con quiénestabas?, iya sé qué estabas haciendo!" La resolución fue descrita por SaraGuerrero-Rippberger:

Julia tranquilizó a Toña y lo hablaron en el otro cuarto. Me sorprendí deque el resultado final no fuera que Julia se enojara con Toña por ser tan es­túpido, sino que lo tranquilizó y luego se quedó para estar con él el restode la tarde (o cuando menos al principio, hasta que él se fue para reunirsecon los muchachos), casi para probarle que ella realmente quería estar conél. Cuando Julia y Toña salieron del cuarto después de hablar, (la herma­na de Julia) y yo le preguntamos a Julia si quería unirse con nosotros en elCentro mientras esperábamos a que Toña estuviera listo. Julia dijo "nah" yentonces Toña, sonriendo, dijo orgulloso, "Se queda aquí conmigo mien­tras me arreglo".

Es interesante que la respuesta pública de Julia no expresara enojo ante sudesconfianza, aun cuando él sabía que iba a Puebla con su hermana y con sus

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amigas. En efecto, su reacción había sido tan enérgica ante la broma de su ami­go que el amigo fue de manera clandestina a la casa de Julia para advertirle delcoraje de Toña. Al aplacar a Toña, Julia parece conformarse más con un rol tra­dicional de ranchera que apoya a su hombre en todo momento al no expresarenojo -el "sentimiento más inapropiado"- al ser acusada injustamente. El com­portamiento celosamente posesivo de Toña con una causa real se ajusta a lamasculinidad ranchera.

Otras muestras de masculinidad involucran el control del acceso de las mu­jeres al espacio público y sus relaciones con hombres "inapropiados", las quetambién implican las relaciones de Toña con esos hombres y cargan esos en­cuentros con un peso todavía más masculino. Uno de éstos se suscitó tempra­no por la mañana del 26 de enero de 2000, cuando los pachangueros salían delgran baile. Se trata de un momento cargado de tensión porque los jóvenes setrasladan de un área en la que hay mucha vigilancia de la policía y de los adul­tos fuera del baile, a un lugar más allá, hacia una zona junto al zócalo donde lasupervisión de los adultos es esporádica. Añádasele la intoxicación alcohólica yla mezcla se torna volátil. Esa maúana, Toña vio a su hermana Magda cuandose subía al coche de un pandillero y enfureció. Ella le dijo que se retirara, y mástarde me describió la escena de este modo:

Me gritó "ipendeja!. .. ¡vete a la casa!" ... Pero el cholo pensó que le gritabaa él, así que comenzaron a empujarse mutuamente... Le dije (al cholo) que"no me entendiste". Así que él se retiró (a su coche) ... Al día siguiente elmuchacho se disculpó conmigo y con mi hermano... ninguno se acordabade lo que había pasado, porque estaban borrachos.

El pleito que se avecinaba fue rápidamente interrumpido por hombres demás edad, quienes le dijeron a Toña, "No seas pendejo, esos tipos traen pisto­las... " cuando lo retiraron. Ambos estaban todavía enojados cuando los separa­ron, pero estuvieron de acuerdo en dejar que los adultos mayores los tranqui­lizaran, evitando así que la disputa se agravara.

En otro ejemplo, laño quería que sus hermanas se fueran directamente acasa después de la última noche de gallos, al amanecer, porque no pensaba quedebieran estar fuera a esas horas. Ellas se negaron repetidamente a sus deman­das hasta que finalmente elles gritó varias veces en el zócalo: "iváyanse a la casa!"a lo que su hermana menor, Marisol, respondió, "icállate, cállate, cállate!" Estolo enfureció y gritó una amenaza a su otra hermana, Magda, quien le replicópara que todos en el zócalo pudieran escucharla, "¿ah, de veras?, ¿entonces,por qué no vienes y me pegas?" él respondió de mal humor y jaloneó tosca­mente a Julia diciendo: "Julia, vámonos a la casa". Julia lo miró pero fue con

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él, mientras las hermanas se quedaron con sus amigos. Cuando llegó a la casade Julia tocó fuertemente en las ventanas de la casa de su abuela con lo quealarmó tanto a ésta que le prohibió a Julia salir de la casa nuevamente. TomásMaestro, el padre de Toña miraba todos estos acontecimientos desde cierta dis­tancia, y siguió a su h~jo y a Julia a la casa de ésta para luego seguir a su hijo,de nuevo a cierta distancia, de regreso al zócalo. 182

Al interpretar estos eventos podemos alcanzar algunas reflexiones al estilode Roshoman. Cada actor interpreta de manera diferente los eventos en dife­rentes momentos, los que eran presenciados por cuatro miembros de mi equipode investigación y a los que Sara Guerrero Rippberger y yo les dimos estrechoseguimiento. Una dinámica fascinante consistía en quien se veía a sí mismoprotegiendo a otros, y al servicio de qué ideología y proyecto de género. La exi­gencia de Toña de que Magda dejara el carro con "el Cholo" constituía su in­tento de mantenerla segura, cumpliendo así su responsabilidad masculina deranchero y protegiendo también el honor de la familia. Le dijo que ir con elpandillero no se veía bien. No obstante Magda no sentía que hubiera peligroya que conocía a estos jóvenes desde su infancia, y había estado saliendo y di­virtiéndose con ellos toda la semana por sí sola, específicamente con este joven.Magda también nos dijo a Sara y a mí por separado que se había quedado apropósito en el zócalo después que Toña tuvo esas confrontaciones, me descri­bió su posición de esta forma: "nunca me iría hasta que mi hermano su fueraa dormir. Toda la casa (familia) lo vigilaría... mi papá no fue al baile el día 25porque tenía una pierna lastimada. Lo desperté para llevarlo al zócalo". Des­cribió cómo en Nueva York su padre llama desde su trabajo para saber acercade Toña, y les pregunta a Toña y a sus hermanas cómo se está portando; Xó­chitl confirma ésta práctica. Tomás me dijo: "me levanté a las cinco de la ma­ñana para vigilar a mi hijo en Ticuani", diciendo que quería equilibrar entredejarlo que tuviera libertad y su diversión en Ticuani con desear asegurarse deque no se arriesgaría a través de conflictos. De ahí que Taño asuma las respon­sabilidades que él siente le corresponden como al hermano mayor -y que le corres­ponden según la ideología de género expresada por su padre- al intentar ha­cer que sus hermanas y su novia se fueran a casa "por su propio bien". De estemodo afirma también su poder masculino. Pero él es además el blanco de uncomplot familiar para protegerlo de los peligros de su propia masculinidadranchera. En palabras de Magda, toda su familia está "en alerta" para prote­gerlo de sí mismo. Esta protección grupal de los jóvenes machos se hizo notarentre otros a los que observamos, tanto dentro de las familias como dentro delos grupos de amistad de los jóvenes sin adultos. Es fascinante que se den di-

'''Notas de trabajo de campo en Timani, Sara Guerrero-Rippberger. G. Pérez, R. Smith, 2000.

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námicas de géneros simultáneas: mientras que Toña afirma su poder masculi­no al reclamar la autoridad para enviar a casa a sus hermanas, ellas no solo seniegan, sino que colaboran con sus padres en un ejercicio por parte de toda lafamilia para mantenerlo seguro de su propia masculinidad. De ahí que a la vezexpresen su deseo de afirmar su poder masculino y lo traten como un niño al,secretamente, "protegerlo de sí mismo". Hasta donde sé los miembros de la fa­milia no le dijeron que estaban coludidos para protegerlo de sí mismo, auncuando sus padres le habían dicho que no lo dejarían ir solo a Ticuani.

La interpretación de Julia de estos acontecimientos muestra las negociacio­nes en su arreglo de género en Ticuani. Estaba enojada con Toña por tratarlamal frente a sus amigos, incluidos los miembros de nuestro equipo de investi­gación, en especial Sara, de la que se había hecho amiga. Ella entendía que Toñale dijera que se fuera a casa "por su propio bien" porque siente que las muje­res no deberían estar fuera hasta altas horas de la noche bebiendo, aun cuan­do sea con sus amigas. Le dijo a Sara que se fue con él no porque estuviera deacuerdo, sino por el padre de lüño -ella "se sentía avergonzada de que pudie­ra pensar mal de ella si no dejaba de tomar y se iba de la fiesta cuando Toña ledijera", una vergüenza que se intensificó porque Tomás "ni siquiera la miraría"sino que sólo lo siguió todo el camino a casa desde cierta distancia. El uso quehace Toña del contexto y la hábil exageración de los riesgos percibidos para lapersona y el honor de Julia, y el silencio de Tomás se combinan para hacerla sen­tir tal vergüenza que es incapaz de responderle. Se muestra sumisa ante su afir­mación de autoridad masculina, aun cuando no quería hacerlo. Mis conversa­ciones posteriores con Tomás indican que estaba intentando no inmiscuirse perotambién de evitar que su hijo se metiera en problemas, como lo observé hacerde nuevo en 200 l. Según su percepción, vigilaba a su hijo desde distancia. To­más habría intervenido si la situación se hubiera agravado en el terreno físicocon Julia o con otros, pero él veía el asunto como uno que competía a la pare­ja. Cuando un miembro del equipo de investigación le preguntó a Julia al díasiguiente si se había sentido segura al permitir que Toña la condujera a casabajo estas circunstancias ella se rió de la pregunta.

Después de dejar a Julia en casa, Toña regresó al zócalo, pasando junto asu padre y dirigiéndole un dedo le dijo "vete a casa" rápida y directamente, casicomo un desafío. Tomás pasó por alto el gesto, pero continuó vigilando mien­tras Toña se reunía con sus amigos que comían tacos, tomaban cerveza y bro­meaban en el zócalo hasta pasado el amanecer. Es interesante que Toña trata­ra de poner en práctica un código de conducta para sus hermanas, que era másestricto y tradicional que el código aparente que su padre tenía para ellas. Des­pués de todo, la presencia de Tomás Maestro en el zócalo parecía sugerir queno veía nada malo en que sus hijas estuvieran ahí a esas horas de la madruga-

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da; pero el que no lograra limitar los intentos de su hijo por controlarlas sugie­re que tampoco estaba en completo desacuerdo con esos intentos. De ahí quelamás también parece estar en una posición ambigua en cuanto a las ideolo­gías y prácticas de género. Con su esposa practica una forma ranchera de mas­culinidad más estricta que la que practica con sus hijas, cuya relación tambiénestá negociada dentro de una narrativa de movilidad ascendente para la segun­da generación, lo que requiere de una ideología y una práctica de género másigualitarias. Con sus hijos equilibra apoyar su masculinidad ranchera compar­tida con sus reflexiones para que su hijo tome con mayor seriedad la narrativade la movilidad de la segunda generación.

La interpretación de estos acontecimientos por los amigos de Julia que re­siden en Ticuani, ofrece la oportunidad para reflexionar acerca de las ideolo­gías de género locales y la difícil situación que le generan. Meche expresó suenojo porque Toña tratara a Julia de este modo y se mostró sorprendida de queella se lo permitiera. Añadió: "i¿y ni siquiera la deja salir con sus amigos?! Ésano es manera de tratar a la novia, porque no es tu esposa". Su hermana aña­dió: "Ésta no es la manera de tratar a tu novia, porque no es tu esposa" y lue­go completó, "no deberías tratar así a tu esposa tampoco, pero es diferente".Esto implica claramente que tales restricciones por parte de un hombre seríanmás aceptables para una esposa, pero Toña traspasaba el límite al insistir en esecontrol antes del matrimonio. También esperaban que, como neoyorquina in­dependiente, educada y con un empleo de profesionista, Julia fuera capaz denegociar su relación con el novio para tener mayor libertad. No obstante, estalibertad y autonomía se contradecían con lo que ellos asumían sería el destinode Julia como esposa de Toña. De ahí que la gente espera que se convierta enla obediente esposa de Toña, pero se sentirán desilusionados si así sucede, por­que también esperan que se convierta en una mujer independiente, autónoma,de Nueva York -lo que Sara Guerrero-Rippberger acertadamente denominauna "nueva ticuanense".183 Julia está atrapada en un callejón sin salida: expre­sa sentimientos "inapropiados" en cualquiera de las opciones. Es demasiado in­dependiente para ser una ranchera, pero no lo es suficientemente para ser unamujer de Nueva York.

Estos conflictos constituían los vehículos ideales para que laño mostraradimensiones cruciales de su masculinidad ranchera. Primero, defendía el ho­nor de "sus" mujeres al intentar hacer que "fueran a casa... por su propio bien",con lo que descargaba su responsabilidad como hermano mayor. En su visión,un tono autoritario y posesivo hacia sus mlueres se justifica por su resistencia a

''''También los hombres se daban cuenta de esta dinámica. Un joven de Ticuani que abara vive enNueva York me d~o que si él tuviera una novia como Julia no pasaría tanto tiempo lejos de ella.

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la autoridad que él posee gracias a su responsabilidad para cuidar de ellas. Ensegundo lugar, no sólo afirma su autoridad sobre las mujeres, sino que lo haceal entrar en un conflicto violento, aunque interrumpido, con alguien que tienereputación de peligroso, con un pandillero. Más tarde reafirmó su masculini­dad al pelear con un pandillero que le pidió el número de teléfono a Julia. Es­tas confrontaciones muestran que Toño, aunque pequeño en estatura, tenía"valor" (heart) -el coraje para pelear con cualquiera que le faltara al respeto aél o a su novia o hermanas. Este coraje -y la ira de Julia ante su combatividad­parecía aún mayor cuando la amenaza aparentaba persistir en el momento quelos miembros de la pandilla pintaron con aerosol las letras de la pandilla en lacasa de la abuela de Julia. En tercero, peleó mientras había ingerido mucho al­cohol, "como un ticuanense de verdad", cuyo comportamiento puede alcanzarexcesos durante la fiesta, así como la "sangre" de Ticuani se calienta en la po­lítica por los hombres mayores. Para Toño, este comportamiento no sólo es de­fendible como hombre y hermano mayor, sino que es también una reafirma­ción de su autenticidad como ticuanense y como mexicano.

La ostentación de género y los otros jóvenes

Toño también ostentaba el género por medio de una serie de conflictos respec­to a quién "baja la mirada" ante quién -o, como lo enmarca el sociólogo J ackKatz, qué hombre puede hacerse respetar y generar temor y miedo en losotroS.IH4 Durante la fiesta en 2001, Toño se involucró en un conjunto más am­plio de conflictos entre su grupo de primos, los Zavala, y otro grupo, los Buen­día. Estuvo envuelto en algunos problemas físicos y también estuvo presente enun conjunto tenso de negociaciones entre los líderes del grupo durante la últi­ma noche de la tiesta. Las negociaciones fueron dentro del cobertizo en que sealberga la pelea de gallos y concluyeron en las primeras horas de la mañana.Al salir de la calle una vez que el problema había pasado, Toño me dijo que:"simplemente soy un hombre violento (thug) ... que lleva una vida violenta"(thug liJe), con sus manos extendidas al estilo rapero, con los dedos de los ex­tremos señalando hacia ángulos distintos. De inmediato pensé en su entrevistade 1997, en la que me habló de su admiración por los raperos Puf!)' Combs yBiggie Smalls. Para él, participar en estas negociaciones y confrontaciones ledaba una sensación de ser fuerte y peligroso, un hombre que había que respe­tar -alguien como un mexicano real o un rapero real, al que se le ignora a ries­go propio. Aunque existen diferencias significativas entre la masculinidad ran­chera y la masculinidad rapera -por ejemplo, esta última enfatiza mucho más

'" Katz, 1988.

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el dinero- son similares en su imaginación de tener poder sobre las mujeres,temeridad si otros hombres los desafían y potencial para la violencia si se vio­la el honor propio -si alguien "te falta al respeto".

Estos encuentros también ilustran claramente la naturaleza acelerada e in­tensificada de esas confrontaciones situadas en la vida transnacional de Ticua­ni. Casi todos los jóvenes Buendía y Zavala nacieron o fueron criados en NuevaYork y habían desarrollado reglas de participación en sus conflictos de adoles­centes basados tanto en las redes de Nueva York como en las de parentesco quesus padres migran tes habían traído con ellos. También encuentran eco en laviolencia política ranchera que vimos en capítulos anteriores de este libro. El es­tar cotidianamente en Ticuani durante dos semanas acelera el ciclo evolutivode los conflictos, ya que se modifica en tiempos muy cortos e implica a otros.Regreso a esta dinámica y a incidentes relacionados en capítulos posteriores.

Conclusión

La segunda generación renegocia sus arreglos y estrategias de género en dife­rentes contextos físicos y relacionales en Nueva York y Ticuani. Julia adopta losrituales mexicanos en sus propios términos, pero debe hacerlo dentro del con­texto de un novio que quiere ella sea más tradicionalmente "mexicana" y queutiliza a Ticuani como un lugar en el que ejerce presión para que ella lo haga.Sus apremios encuentran eco en una poderosa memoria del género en un pa­sado machista y ranchero de Ticuani que se perdió con la migración. En su ne­gociación, Toña también invoca las imágenes del rapero que no teme a nadiey conquista a todas las mujeres -un jugador (player). Ticuani es un terreno ra­rificado, una especie de espacio secular sagrado para renegociar los arreglos ylas ideologías de género. 10'> Genera un "tiempo social acelerado" al juntar enuna intensa, extensa y cerrada interacción social, a gente cuyas relaciones so­ciales por lo general se dan a través de periodos más largos en locales disper­sos. La intensidad y lo que está enjuego en esta dinámica se ven reforzadas porla urgencia de la identidad adolescente y la función de reautentificación que Ti­cuani ha asumido en las vidas de muchos jóvenes de retorno, además, el hechode que brinda la oportunidad para la propiedad social de un espacio público mexi­cano para quienes raramente poseen uno semejante en Nueva York.

Ticuani se ha convertido en espacio crucial para la práctica y el desarrollode las estrategias de género. Ofrece la oportunidad de ejercer una masculini­dad ranchera machista hipervigorosa. Los jóvenes pueden gozar de las costum-

[", Flores y Renaldo (1997) citan a Gottdiener (1985) en su discusión de una noóón diferente pero,en óerto semido, cercana, de los lugares que se tnman en sacros aun sin tener significados religiosos.

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bres tradicionales como el rodeo o los gallos con otros hombres, incluidos losparientes más viejos, con los que toman o se confrontan. Los pandilleros queretornan han aumentado tanto el peligro como el atractivo de tales confronta­ciones. Para los jóvenes como Toña, plantean un peligro para el honor de lasmujeres y ofrecen a los jóvenes la oportunidad de demostrar su propio honory valor al negarse a huir del conflicto con ellos o "bajar la mirada" ante los pan­dilleros. La realidad de género de Ticuani se aproxima más estrechamente a lasimágenes de masculinidad que algunos como laño visualizan han gozado suspadres, lo que les ofrece un descanso de la necesidad de competir con los her­manos u otros jóvenes de la segunda generación a los que les ha ido mejor enla escuela y en el empleo, comparados con ellos. El hecho irónico en este con­texto es que Toña, como graduado universitario, en lo educativo está muy porencima de sus compañeros varones. Pero en el contexto de su familia, a sus her­manas les ha ido mejor en la narrativa inmigrante de movilidad ascendente.De ahí que actúe de manera más machistamente en Ticuani que en NuevaYork, utilizando este comportamiento para probar su masculinidad y renego­ciar su arreglo de género con Julia. También invoca simultáneamente las imá­genes del macho mexicano y del rapero temerario. Al confrontar a un pandi­llero que le ha faltado al respeto al pedirle el número de teléfono de Julia, seconvierte en un primo de Emiliano Zapata, quien hizo que los poderosos res­petaran a los campesinos en la Revolución mexicana; al mismo tiempo de PuffyCombs y Biggie Smalls, quienes a nadie le temen y consiguen "todas las muje­res" y "todo el dinero".

El regreso de Julia a Ticuani está más cargado de conflicto por su estrate­gia de género de Nueva York, donde debe negociar las contradicciones en suideología de género, pero en términos de lo que otros esperan resultan irrecon­ciliables. En Ticuani, siempre hay alguien que no está contento con el compor­tamiento de género de Julia. Mientras que Toña encuentra apoyo para su ideo­logía ranchera de género, Julia confronta una serie de ideologías de génerocontradictorias en Nueva York y Ticuani. Es juzgada por Toña como demasiadoautónoma para ser una mujer mexicana, pero también por sus amigas de Ti­cuani como demasiado complaciente para ser una mujer de Nueva York. Deigual forma es difícil para ella ser más "mexicana" en el contexto de la familiade Toña: se siente presionada para convertirse en una mujer con mayor sumi­sión -léase "mexicana"- y luego en esposa de Toña, para esconder sus senti­mientos inapropiados. Su desempeño del trabajo de género al hacerse cargo deToña porque lo ama, se ve nublado por el sentimiento de sentirse presionadapor las expectativas de los otros y la influencia de él en tales expectativas. Porello se adapta a la conducción de Toúo -por ejemplo, al ir a casa cuando él loexige de forma agresiva- lo cual contradice su futuro imaginado como mujer

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independiente de Nueva York y heredera de la autonomía de su madre, tan"poco mexicana" y una mujer migrante pionera. Él quiere una mujer que loapoye, sea sumisa ante su autoridad, lo que le da poder para mandarla a casay proteger así tanto el honor de ella como su masculinidad.

Son interesantes las reacciones inconsistentes de Julia ante los intentos deToña por renegociar su arreglo de género. Ella negociaba con mayor facilidadlas exigencias de Toña cuando estaban en situaciones de diálogo en las que lafamilia de él no estaba implicada de manera estrecha. Un ejemplo lo constitu­ye su rechazo a la petición que él le hace de que le dé más dinero para apostaren las peleas de gallos. Pero también cede ante sus exigencias e incluso tolerasus temores irracionales, por ejemplo al quedarse con él mientras se arregladespués de que él la acusó de ser infiel, cuando en realidad había salido consus amigas. También se sintió claramente presionada para ceder a sus deman­das en presencia de su propia familia, en especial del padre de Toña, cuyo si­lencio interpreta como una expresión de esa misma lógica ranchera. No obs­tante, la familia de Toña no constituía un frente unido que le imponga a ellaese arreglo de género. Julia se había unido ya bastante bien con las dos herma­nas de Toña y su madre, quienes se apoyaban entre sí en sus ánimos de inde­pendencia y rechazaban la ideología de género más burda de Toña. Cuando fi­nalmente Julia y Toña rompieron, las tres mujeres en la familia sintieron quehabían perdido a una de ellas. Yo especulo que además de su sentimiento demayor presión ante la presencia del padre de Toña, Julia intentaba encontrarformas de hacer que funcionara la relación al adaptarse a él en momentos queno quería hacerlo -y que las relaciones afectuosas que tenía con la familia de élle hacían esforzarse más- pero luego acabó por resentir y reaccionar en contrade estos compromisos.

La vida transnacional está estructurada en parte por estas renegociacionesde los arreglos de género en Nueva York y Ticuani, basándose en distintos idio­mas de género mexicanos y estadounidenses. La renegociación de Julia y Toñade sus arreglos de género se hace más interesante y compleja porque ambosutilizan a Ticuani para "reautentificar" su mexicanidad pero también deben ha­cer que entren en juego nociones aprendidas en Nueva York. Además, en lasconfrontaciones de la madrugada en el zócalo, Toña pretende una masculini­dad más "machista" con sus hermanas en Ticuani, en comparación con su pa­dre, precisamente porque ése es un lugar crucial para demostrar su masculini­dad. Al ser rechazado en su intento de obtener más dinero para los gallos departe de "su" mujer y desear que ella se vaya a casa, Toña vuelve hacia sus her­manas para afirmar su autoridad masculina al decirles que se vayan a casa. Sufuria cuando ellas se rehúsan refleja el miedo de que ninguna de las personasque se supone debiera respetar su autoridad masculina, lo haga. Entonces uti-

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"EN T1CUANI SE VUELVE LOCO" 193

liza el contexto de Ticuani -la presencia de su padre, los temores de la abuelade Julia después de que él toca en la ventana- para poner en práctica su arre­glo de género sobre Julia y mandarla a casa en cumplimiento silencioso, ver­gonzoso y protestando ante una norma de género que ella resiente y rechaza.

La vida transnacional también está estructurada por la interacción entre lanarrativa de la segunda generación de la movilidad ascendente y las diversasideologías de género que entran en competencia. De ahí que Tomás maestroafirme un control más estrecho sobre su hijo en Nueva York y le dé más liber­tad "para divertirse" en México, pero con ello también quiere significar que al­gunas veces la falta de esfuerzo de éste para lograr el éxito de la segunda ge­neración pone en peligro la autoridad masculina a la que tiene derecho por suestatus como hijo mayor según dicta la masculinidad ranchera. Finalmente, lamanera en que Julia, Toña y sus padres modelan y renegocian los roles de gé­nero resuenan, a la vez que son disonantes con las imágenes de la "cuerda flo­ja familiar" o el "cierre del abismo" entre las nuevas y las viejas culturas. 186 Comoesposa de Tomás, Xóchitl vive en una familia relativamente tradicional y conti­núa mostrando deferencia ante su marido incluso en Nueva York. No trabajafuera de casa ni utiliza el poder económico para renegociar las relaciones depoder con su marido, como plantea la literatura que se genera el impulso parala renegociación. Pero tampoco está subordinada; en efecto, se ríe abiertamen­te de él, aun sin desafiarlo de manera explícita. La educación de la madre deJulia no encuentra sentido en el uso de estas imágenes, incluso cuando la ex­periencia de Julia sí lo hace. Su madre no intenta favorecer de la misma formalas costumbres tradicionales y modernas. Básicamente se ha formado sola. PeroJulia intenta adoptar aspectos de su cultura "mexicana" en Ticuani, al mismotiempo que preserva su autonomía. De igual manera, Toña no lucha en contrade las restricciones de la cultura mexicana a favor de una cultura estadouniden­se más libre. En cambio, busca utilizar las dimensiones de la cultura rancheramexicana para alterar el arreglo de género más "americanizado" que Julia haestablecido junto con él.

1'"Véanse Zhou y Bankston, 1998, y Kibria, 1993.

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Capítulo 6

"Padre JeSIJS, cuídeme":adolescencia, religión y ubicación social

en Nueva York y Ticuani

En Nueva lórk no encajas pOlque eres mexicano.A Ticuani no perteneces porque no eres lo suficientemente mexicano.

WILLlE, estudiante universitario de 22 años de enad,nacido y criado en Estados Unidos, que trabaja en la

industria de las finanzas, en Ticuani, tras de correr la Antorcha.

Un contexto complejo para la identidad

adolescente, el sentimiento de pertenencia

y las relaciones con los padres

LAS PALABRAS de Willie captan parte de la complejidad con la que se enfrentanla segunda generación y la generación y media de ticuanenses que regresan aTicuani. Aunque muchos miembros de la segunda generación sueñan con re­gresar a Ticuani, no siempre se les trata como hijos e hijas ausentes, algo quesí son sus padres. Aun cuando la mayor parte de los ticuanenses los reciben conlos brazos ahiertos, otros los ven, al menos en algunas ocasiones, como "turis­tas": presumidos, pochos que realmente no pertenecen plenamente a ninguno delos dos lugares, "neoyorquinos" o, más peyorativalnente, "neoyorguenses", untérmino que mezcla los de "ticuanenses" con "neoyorquinos" en espanglish, conlo que implícitamente se pone en duda su "ticuanesidad". Estas ambigüedadesgeneran un contexto de llamativas tensiones en las experiencias de la vidatransnacional y de Ticuani para los miembros de la segunda generación. Dadoque toda su vida se les ha dicho que son mexicanos y ticuancnses y han parti­cipado en los rituales de Ticuani con amigos de allí que han conservado desdela infancia, es comprensible que se desconcierten cuando se les trata como fo­rasteros. Aunque estas tensiones por lo general se manejan adecuadamente porlas partes involucradas, la concesión o negativa selectiva a reconocerles auten­ticidad por quienes residen en Ticuani, a menudo se enfrenta con reclamos desuperioridad y modernidad por los que retornan. Después de todo, sus padressalieron de allí porque Ticuani no podía ofrecerles medios para sostenerse y

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196 ROBERT COlJRTNEY SMITII

parece que toda la gente de Ticuani se va, o quiere ir a Nueva York, la metró­polis de mundo.

A pesar de esas tensiones, el regreso a Ticuani y la participación en sus ritua­les religiosos es un medio para salvar las divisiones de los diversos mundos socia­les de la segunda generación. El retorno transnacionaliza la adolescencia mismaal afectar las relaciones con los padres, con la identidad étnica y racial y con Dios,cuya presencia, dicen ellos, es más fácil de sentir aquí. Correr la Antorcha, porejemplo, demuestra la propia autenticidad como ticuanense y puede contribuir demanera positiva a redefinir la mexicanidad como una identidad étnica y no racial,asociada con el éxito educativo y laboral, en vez de los malos empleos, la impo­tencia social y el poder negativo de las pandillas. Esa participación también con­tribuye a generar un terreno compartido entre la segunda generación y sus padresen el contexto de vidas que están atravesadas por líneas generacionales, de naci­miento, educativas, culturales y otras más. La "experiencia encarnada"187 de estosrituales produce a la vez sentimientos físicos y emocionales que los padres y los hi­jos pueden compartir y, más tarde, recordar, y que no requieren que se hable ex­plícitamente de las cosas que los dividen. Los padres también cumplen con su pa­pel de manera más laxa porque sienten que es un lugar más seguro que NuevaYork y abre espacios tanto para la libertad de los adolescentes como para relacio­nes más fluidas entre padres e hijos; en contraste con lo que muchos adolescentesdescriben como un virtual "encierro" (lock down) para muchos en Nueva York. Fi­nalmente, estos jóvenes de retorno se sienten más cercanos a Dios en Ticuani,cosa que ellos perciben como algo que los hace más auténticamente ticuanenses.De ahí que la participación en los rituales religiosos transnacionalice la adolescen­cia, ayude a negociar la identidad étnica y racial y hace de Dios una parte más pal­pable de las vidas de la segunda generación. A partir del análisis realizado en elcapítulo 5 en cuanto a la manera en que la segunda generación renegocia el gé­nero en un contexto transnacional, el presente capítulo describe por qué y cómosu participación en los rituales religiosos transnacionaliza la adolescencia.

Tres reflexiones psicológicas y sociológicas guían mi examen de la transnacio­nalización de la adolescencia de los miembros de la segunda generación. En pri­mer lugar, sigo a la mayor parte de los psicólogos y sociólogos que plantean laadolescencia como una época que no es de Sturm und Drang (inquietud y ten­sión), de conflicto y alejamiento de los padres, sino como una época de transicio­nes con resultados inciertos. Esta perspectiva la ve como una época en que los ado­lescentes deben tomar decisiones difíciles y, al crecer, es más probable que tenganque "vivir con" estas decisiones. En esta visión, los adolescentes quieren más liber­tad, pero también que los padres y otros adultos estén "a la mano cuando se les

lH7"Embodied experience," Me baso en IíJawiter, 1999, sobre la experiencia encarnada, y en Katz 1999,

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"PADRE JESÚS, CUíDEME- 197

necesita"'88 al tomar decisiones sobre los grupos de amigos, la escuela, el trabajoo el romance. Además, señala el sociólogo Frank Furstenberg y sus colegas, no esla adolescencia por sí misma la que produce vidas de éxito o fracaso para los ado­lescentes, sino el "ajuste" entre sus necesidades y sus ambientes y que los efectosde los peores barrios se hacen mayores para aquellos jóvenes de mayor edad,lo que coincide precisamente con la edad de los jóvenes ticuanenses descritosaquí. 189 En segundo lugar, pero relacionado con lo anterior, los psicólogos hanencontrado que las prácticas de crianza de los hijos y las posteriores relacionesentre los adolescentes y sus padres se ven alteradas por los barrios en que vivenlas familias. 190 En las áreas que se perciben como peligrosas, los padres recurren aprácticas de mayor rigor, a las que siguen relaciones más conflictivas, mientrasque las áreas más seguras promueven una mejor imagen y mayor autonomía delos adolescentes, además de mejores relaciones entre éstos y sus padres. En ter­cer lugar, argumenta Ricardo Ainsle en términos psicoanalíticos, la adolescen­cia representa una segunda individuación respecto a los padres, por medio dela cual los jóvenes aprenden a ser miembros adultos de una comunidad másamplia. Esto implica poner a prueba los límites de los padres y puede ser difí­cil o peligroso bajo condiciones de migración, pobreza o alto riesgo. 191 El regre­so a Ticuani fortalece la individuación adolescente y la comprensión recíprocaentre padres y adolescentes a través de los rituales religiosos y las prácticas en­carnadas. Asimismo, permite a los padres ofrecer lo que ellos ven como un nue­vo ambiente, diferente y más adecuado para los niños, al menos durante untiempo.'92 A partir de estas reflexiones, mi análisis de la vida transnacional sesitúa en una teoría más amplia de la adolescencia.

'''Véase Comer, 1993:205.''''Este consenso emergente acerca de la adolescencia como un periodo durante el cual los jóvenes

que requieren que se les guíe en una transición difícil contradice la noción popular de que se trata de unaépoca de conflicto necesario e inherente con los padres y la autoridad, derivada del trabajo de AnnaFreud, 1965 y Stanley G. Hall (1904). El énfasis en la transición se basa en la teoría de las etapas de Erik­son (1963), el modelo de identidades de status de Marcia (1980) y el modelo de la identidad étnica entres etapas de Phinney (1993). Yo veo a la adolescencia como una transición potencialmente muy positi­va o muy peligrosa, en la que son importantes la guía de los padres o de otras figuras, además de los con­textos estructurales. El trabajo analítico inmediato no requiere que yo tenga una posición fija en cuantoa una teoría de la adolescencia per se; en cambio, la utilizo para mostrar cómo se transnacionaliza la ado­lescencia. He aprovechado los trabajos de Suárez-Orozco, 1995, 200 1; Ainsle, 2002; Furstenberg el al.,1999; Eccles el al., 1993, 1997; Furstenberg (2000), y Montemayor el 111., 1990, 2000, y 1998. Furstenberg(200 1) y Kmec y Furstenberg (2002) muestran que los efectos del barrio se hacen más importantes en laadolescencia tardía que en la temprana.

''''Me baso en Taylar el al. (2000), Furstenberg (\993) y Furstenberg el al., 1999, Dormbusch el al., 1991y Dormbusch el al., 1987, Baldwin el 111., 1990, Lamborn el al.. 1996 YLambom el al., 1991, Anderson. 1991.

'''' Comer, 1993; Montemayor, 2000; Ainslie, 2002.''', Furstenberg y sus colegas (1999) reconocen que los padres pueden controlar una parte más redu­

cida del ambiente de sus hijos durante la adolescencia, pero argumentan que también toman decisionestrascendentes acerca de las escuelas, los barrios y los programas extraescolares. Enviar a los hijos a Ticua­ni es una intervención factible, congruente con la aproximación de Furstenberg.

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Los rituales reli~iosos de ticuani en los contextos

históricos, mi~rantes y transnacionales

ROBERT COURTNEY SMITH

Los rituales religiosos en los que participa la segunda generación también sehan visto transnacionalizados y adaptan elementos del pasado indígena en Ti­cuani a su presente migrante. Una práctica crucial es la devoción al Padre Jesúsentre los ticuanenses y, en un grado sorprendente, entre sus hijos de la segun­da generación en Nueva York. Esta devoción muestra de que modo la prácticay la creencia religiosas contribuyen a crear y sostener la vida transnacional, loque nos permite saber no sólo la forma en que ésta opera, sino también porqué la gente participa en ella. La imagen física del Padre Jesús de Ticuani esuna estatua de tamaño casi natural de Jesús cargando la cruz, que llegó a Ti­cuani a mediados de la primera década del siglo XIX, cuando los peregrinosque iban de Oaxaca a la ciudad de México se detuvieron a pasar la noche y alsiguiente día ya no pudieron levantar la imagen. Los ticuanenses tomaron estocomo un signo de que el Padre Jesús había escogido Ticuani como su hogar. Ladevoción hacia el "Padrecito" es al propio Ticuani, que se actualiza en las prác­ticas públicas y privadas en Estados Unidos y México, y va desde ofrecer misashasta organizar grandes eventos en su honor, ya sea en Estados Unidos o en Méxi­co, que requiere además meses de trabajo. La práctica privada de mayor impor­tancia es el diálogo interno que realizan los jóvenes con el Padre Jesús en cir­cunstancias extremas o cotidianas. Por ejemplo, mientras manejaba haciendoentregas del negocio familiar en Nueva York, Nacho, nacido en Nueva York, medijo que tenía que ir a Ticuani este invierno porque había "prometido al PadreJesús" que le pagaría su promesa. Marisol, nacida en Nueva York y estudiante deeducación media, me dijo que rezaba con regularidad al Padre Jesús al salir de sucasa o antes de presentar un examen. Las adolescentes ticuanenses nacidas enEstados Unidos, algunas veces se dejan crecer el pelo mientras están en NuevaYork para donarlo luego para las pelucas que se le tejen a las múltiples imágenesdel Padrecito. Las chicas dicen que esto lo hacen tanto "por mi madre" como"por el Padre Jesús". El resultado es que estas imágenes religiosas mexicanas de150 años de edad están adornadas con pelo que ha crecido en Brooklyn, al quese le han hecho tratamientos de permanente e incluso de blanqueado. 193

La fiesta en Ticuani se desarrolla durante dos fines de semana y toda la sema­na intermedia, a fines de enero. La observancia es tanto religiosa como secular. Laobservancia religiosa consiste en varias misas en honor al Padre Jesús, incluida lamás importante, en la que se da la bienvenida a casa a los jóvenes que corren enLa Antorcha a mitad de la semana. También hay varias procesiones, de mayor o

'"'' El crédito por hacerme notar esto es de Sara Guerrero-Rippberger.

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"PADRE JESÚS. CUíDEME" 199

menor escala, en honor al Padre Jesús. Estas van desde las procesiones más pe­queñas en torno a una sección particular del pueblo y duran aproximadamenteuna hora y participan tan sólo los de esa parte del pueblo, hasta las más grandesque rodean a todo el pueblo y consumen cinco a seis horas y participa gente detodo el pueblo. Además, cada noche hay fiestas, algunas abiertas para todos, algu­nas privadas, y una serie de acontecimientos y diversiones de carácter público. En­tre éstos se encuentran paseos en diversiones mecánicas para los niños, hasta unade mis favoritas, la charreada (rodeo); estas dos atracciones se trasladan como uncirco viajero de pueblo a pueblo, para celebrar sus fiestas. El mayor acontecimien­to secular es el Gran Baile, de la que se dice que atrae el mayor número de espec­tadores, entre ellos a muchos de los pueblos circunvecinos. Es típico que se con­trate a una banda bien conocida en la región para que atraiga una gran multitudy la Fiesta en su conjunto se evalúa en parte por lo exitosos que hayan sido esosacontecimientos. El éxito de la Fiesta se dota de tal importancia en la conversa­ción, que parecería que la suma de esos acontecimientos se conciba como un re­flejo de la salud y como una imagen de la propia comunidad de Ticuani.

La organización de la fiesta se ha visto transformada por la migración y loscambios asociados en la trayectoria de vida de los migrantes y sus hijos. El ho­nor de ser mayordomo de la fiesta se concede cada vez con mayor frecuencia alos neoyorquinos o sus parientes en Ticuani que pueden pagar los costos en au­mento al fungir como mayordomo. Los migrantes de retorno quieren que laFiesta sea "cada vez más grande", como lo declaró un líder de Ticuani; el ma­yordomo pasa ahora un año coordinando la gran cantidad de actividades delConsejo de la fiesta, incluido el comité de la Antorcha. En 1980, la muerte del hom­bre que fuera mayordomo durante 20 años, llevó a don Chucho, el entoncespresidente, a abrir el sistema a otras personas, incluidos los emigrados a Nue­va York. Tras haber pasado una década en Nueva York, Don Chucho sabía quelos neoyorquinos podrían recabar más dinero. También esperaba satisfacer suscrecientes demandas de inclusión, que se habían desatado en parte por el trán­sito de los migrantes pioneros hacia la edad madura, lo que generaba a muchosingresos más altos, la residencia permanente en Estados Unidos, que les per­mitía viajar y el hecho de que los hijos mayores necesitaran menos tiempo, todolo cual facilitó las actividades orientadas a Ticuani.

La Antorcha, que es una carrera en la que se porta una antorcha en honordel Padre Jesús, constituye quizás el más importante ritual de reincorporación,en forma de peregrinación religiosa.1 94 Don Manuel, el presidente del comité,reporta que la primera Antorcha de Ticuani, en 1963, se dio como resultado de

"" Las peregrinaciones como la Antorcha son comunes en el centro de México. y funcionan a mane­ra de actos de devoción religiosa. reafirmación de la membresía y protestas contra la subordinación en

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200 ROBER OURTN y 5MITH

Fow¡:;rafías 5 Y6. Vislas fronTal y posterior de la imag·cn del Padre Jesús, adornada con unacabellera con "permancl1le" hecho, como promesa, por una chica neoyorquina de origen licua­nense, 2000.

ESlados Unidos. López y Cederslrom, 1991: 16; Mora, 1982; Shadow y Rodríguez, 1990; Giménez, GiI­berta, 1996.

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Fotografía 7, Después de 36 horas en la pista, los corredores de la Antorcha, ascien­den los últimos arduos tramos a la iglesia de '1lcuani, para la misa por el PadreJesús, 2000,

la competencia con El Ganado, y que los corredores soportaban el frío de la no­che en la parte posterior de un camión abierto entre un relevo y otro (los oriun­dos de El Canado, más ricos, rentaban un autobús). Comenzó con unos 20 corre­dores, luego había unos 100 a finales de los años ochenta y desde principios delos noventa la han corrido más de 200, la mitad de los cuales es migrante de laprimera o segunda generaciones. La Antorcha misma se organiza transnacional­mente. Los ticuanenses en Nueva York imprimen y venden boletos, anuncian laAntorcha y donan las camisetas de los corredores, las que son llevadas en male­tas directamente, desde una fábrica en Brooklyn propiedad de ticuanenses, porlos corredores que retornan a Ticuani. En Ticuani, Jos profesores rentan los au­tobuses, aseguran los permisos y ajustan las cuentas con los de Nueva York.

La tecnología facilita esta organización transnacional. Por ejemplo, los videosdocumentan el trabajo en cada lado. Los profesores en Ticuani graban cada unode los pasos de La Antorcha, desde que sale de Ticuani hasta la misa en la cate­dral de la Virgen en la ciudad de México, y luego el retorno triunfante a Ticuani30 horas después. Periódicamente hacen pausas en la grabación para decir a loscorredores que recuerden a los ticuanenses en Nueva York durante la peregrina­ción porque ellos se han acordado de Ticuani al hacer las camisetas, realizar unarifa y mandar dinero para la renta de los autobuses, haciendo posible el aconte­cimiento en su conjunto. Estos reconocimientos ayudan a generar buena volun-

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202 RODERT COURTNEY SMITH

tad en Nueva York y enseñan a los migrantes a ver a los recién llegados a NuevaYork como ticuanenses cuyo sacrificio merece reconocimiento. Los ticuanensesen Nueva York utilizan estas cintas para verificar que se les reconoce. Es comúnque vean el principio de un video que con frecuencia es largo, luego charlen, to­men y que se acallen a raíz de un llamado de los profesores a que se reconozcasu sacrificio. Por ejemplo, en un caso, al escuchar esto un líder del comité dijo "lologró", y los otros asintieron. Satisfechos de su membresía confirmada, continua­ron tomando y riendo, gustosos por esta simultaneidad retrasada: aunque no es­taban en Ticuani para recibir el reconocimiento, lo habían experimentado, en untiempo retardado, pero juntos como varones ticuanenses en Brooklyn, gracias auna compresión diferida del tiempo y el espacio.

Desde principios de la década de los noventa, los ticuaneneses han recrea­do cada vez más los rituales de la Fiesta del Padre Jesús, con la intención explí­cita, por parte de los ticuaneneses de mayor edad, de cultivar la identidad ti­cuanenese entre sus hijos. El origen del movimiento puede situarse a partir dela realización de un breve documental grabado en video por parte de un peque­ño grupo de profesores en Ticuani y de migrantes provenientes de Nueva York,incluido Leobardo, quien organizó la primera carrera de La Antorcha. La pelícu­la se realizó en "pueblo vi~jo"y surgió a partir de una sensación de que la gentejoven, debido a la fuerte emigración, estaba perdiendo sus lazos con el pasadode Ticuani. Estos profesores y migrantes decidieron hacer una película quemostrara el pasado indígena de Ticuani. Reunieron a un grupo de jóvenes deTicuani para que subieran, en medio del fresco rocío del atardecer, hacia lasmontañas que rodean a Ticuani para que actuaran ante la cámara de video conla puesta de sol. El propio video muestra a estos jóvenes en ropa nativa y pre­senta la voz de un narrador y entrevistas; se vendieron docenas de copias en Ti­cuani y Nueva York y éstas circularon ampliamente. La entrevista más prolon­gadas es con un anciano, don Camilo, de quien en esa época se decía que erael último que sabía cómo tocar la música para la Danza de los Tecuanes. Se la­mentaba: ¿qué pasaría una vez que él muriera? ¿Se perdería la canción, la ex­presión del pasado de Ticuani se perdería? Conmovidos por estas preguntas,estos migrantes y los profesores se organizaron para que don Camilo enseñaraa un joven en Ticuani cómo tocar la canción. Éste aprendió y, como sucede conla mayor parte de los jóvenes, más tarde emigró a Nueva York, en donde diolecciones a otros jóvenes y les enseñó la canción.

Este temor de que sus hijos perdieran sus raíces en Ticuani parte de unamotivación primordial a favor de estas recuperaciones de viejas tradiciones yde su importación a Nueva York. Un migrante que participaba en este esfuer­zo me comentó que éstos son nuestros hijos y ni siquiera saben de qué trata laDanza de los Tecuanes. Enseñarles la Danza era, pensaba él, una buena mane-

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"PADRE JESÚS, CUiDEME" 203

ra de preservar la identidad de Ticuani, en especial en su forma pura, indíge­na, hacia la cual los ticuaneneses sienten que tienen un derecho especial. Auncuando la mayor parte de los jóvenes de la segunda generación no sepa acer­ca de las historias que subyacen a la Danza (una que relata acerca de los cam­pesinos que superan a la naturaleza al matarla, la otra que implica burlarse delos españoles), cuentan con algún relato de ella y disfrutan de la Danza, e in­cluso algunos la bailan junto a sus padres. A lo largo de varios años he visto quelos mismos progenitores bailan como Tecuanes con sus hijos pequeños. LaDanza y la canción que la acompaña son cruciales porque proporcionan la mú­sica al ritmo de la cual bailan los Tecuanes mientras desfilan entusiastas por lascalles de Ticuani, o alrededor del sótano de la iglesia en Nueva York, en don­de realizan un banquete en celebración de la Fiesta.

El siguiente paso consistió en la organización de la primera Fiesta del Pa­dre Jesús, que incluyó una misa y una carrera de La Antorcha en Nueva Yorken 1997. A la misa asistieron más de 1,500 personas, con el sacerdote a la ca­beza, cuyo templo por lo general está atestado permitiendo sólo la posición depie, quien se enjugaba las lágrimas y pedía perdón por no haber abierto la sec­ción del coro. La Antorcha se corrió atravesando Brooklyn hasta Manhattan.En Ticuani, La Antorcha es especialmente importante porque constituye unaperegrinación en la que los jóvenes de un pueblo se dedican ellos mismos a susanto patrono y a Dios. De tal forma, constituía un emotivo acontecimiento paralos ticuaneneses mayores el ver a más de 200 jóvenes ticuanenses, todos resi­dentes y nacidos en Nueva York, correr con sudaderas que llevaban la imagen delPadre Jesús. La primera Antorcha se corrió atravesando Brooklyn hasta untemplo en el centro de Manhattan. En años posteriores, los ticuaneneses enNueva York pagaban el boleto de avión del sacerdote de Ticuani hasta NuevaYork para que pudiera celebrar la Fiesta ahí con ellos durante el fin de semanaprevio a aquel en que se realizaría en Ticuani.

Desde el año 2000, La Antorcha se ha corrido desde un templo diferente enel centro de Manhattan hasta un templo en el centro de Brooklyn, en donde elsacerdote ha sido un gran apoyo para la comunidad mexicana, en especial paralos ticuaneneses en su parroquia. La Antorcha continúa atrayendo a más de 200corredores, en su mayoría jóvenes, con algunos adultos más esforzados. Quizá eldesarrollo de mayor importancia fue la instalación, en enero de 2005, de una ré­plica de tamaño natural del icono del Padre Jesús en un balcón frente a ésta, larealización de un proyecto largamente acariciado de hacer que se construyera ytrajera hasta Nueva York una copia de la imagen del Chuchito, tan amado por losticuaneneses. El templo tiene estatuas de tamaño natural de otras figuras religio­sas. El hecho de que el sacerdote haya dejado un espacio permanente para el Pa­dre Jesús les da a los ticuaneneses un espacio sagrado que es además geográfico y

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204 ROBERT COURTNEV SMITH

es al menos en el ámbito de la parroquia, un reconocimiento de la creciente im­portancia de los mexicanos en la iglesia católica en Nueva York. Aun cuando toda­vía es demasiado pronto para saber qué efecto tendrá ello en la vida de los ticua­neneses en Nueva York, la respuesta en la misa y la fiesta por el Padre Jesús de2005 fue muy emotiva, con muchas lágrimas, rezos y ofrendas hechas al Padrecito(la réplica la pagaron por completo los ticuaneneses en Nueva York). Leobardo medijo que traer a Chuchito a Brooklyn era sobre todo un "logro espiritual para losticuaneneses... ". En segundo lugar, era "por nuestros hijos, para que puedan de­cir en el futuro: «mira lo que nos dejaron, lo que hicieron para nosotros» ". Final­mente, fue también pensando en los ticuaneneses indocumentados que no puedenregresar a Ticuani para ver al Padre Jesús, entre ellos una mttier de la que Leobar­do me dijo que no lo había visto en quince años. Leobardo dijo también, con sa­tisfacción, que un conocido le contó que antes no iba a la iglesia, pero que ahoralo hace "para ver al Padre Jesús". "Esos", dijo Leobardo, "son los resultados".

Si~nificados cuestionados y redefinidosde la mexicanidad en Nueva York y Ticuani

Negación de la autenticidad ticuanense y mexicana

Aun cuando lo rituales de Tícuani se practican cada vez más en Nueva York, el re­greso a Ticuani todavía constituye una parte central de la adolescencia de muchosjóvenes de la segunda generación. Estos miembros de la segunda generación queretornan a Ticuani se encuentran en una lucha en un doble frente en torno a la au­tenticidad mexicana y en torno a los términos de la asimilación estadounidense...

El retorno de la segunda generación a Tícuani es una batalla en dos frentesen torno a la autenticidad mexicana y los términos de la asimilación estadouni­dense. El regreso a Ticuani ayuda a algunos a redefinir su mexicanidad a partir desu significado negativo en Nueva York, pero también los ayuda a confrontarla enel grado que sienten que en Ticuani, para decirlo con las palabras de Willie, "noson suficientemente mexicanos". Se sienten simultáneamente incluidos y juz­gados, tienen un sentimiento de pertenencia y alienación tanto en Nueva Yorkcomo en Ticuani. Muchos ticuanenses en Ticuani creen que no aman al pue­blo como lo hacen los "verdaderos" ticuanenses, que están demasiado "america­nizados" en sus muestras de riqueza y que han afectado de manera negativa a losjóvenes de aquel lugar. Don Andrés dice que aquellos nacidos en Nueva \ork:

Ellos tienen otra cultura, ven diferente a Ticuani, no lo quieren como lo quie­ren los adultos, ¿no? Lógico es como ya nacieron allá pues sienten que sonamericanos ... Los jóvenes que son muy dados a imitar a ciertos jóvenes que

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"PADRE JESÚ • CUlDEM[" 205

Fotografía 8. jóvenes ticuanenses aguardan, en Manhattan, el inicio de la Antorcha de Nueva Yorken un helado día ele enero de 2004.

Fotografía 9. jóvenes ticuanenses mrren sobre el puente de Manhanan hacia Brooklyn en la Anlor­cha de Nueva York, por el Padre jesús, 2004.

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FotograFía lO. Joven ticuanense representando a "laloba" en la Danza de los Tecuanis, 2004.

R08ERT COURTNEY MI rH

Fotografía 11. Una de las enrrevisladas para este libro y su hjjo. en la Fiesta del Padre Jeslos. en Nue­va York, 2004.

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"PADRE J SÚS. CUIOEME" 207

Fotografía 12. Escullllra de tamaño real del Padre Jesús, costeada por ticuanenses de Nueva York,instalada en una iglesia de Brooklyn en enero de 2005. Al fondo se ve una imagen del original enTiclIani.

no conviven con ellos permanentemente ... Algunos chavos vienen con sus ca­denas de oro así gmesas, que allá no las usan, sí, y que solamente las vienena usar acá. Vuelven y les enseñan fotografías de algunos paisajes, del mar ...Entonces los chavos se van, se ilusionan y quieren ser parte de esa gente ¿no?

Don Andrés percibe vanidad en el retorno de la segunda generación al ha­cer notar, y yo creo al exagerar, el grosor de las cadenas, cuyo significado paralos que retornan él no comprende, ya que nunca ha sido un migrante. Pero cap­ta un importante sentimiento entre Jos ticuanenses adultos en el sentido de quelos migrantes de retorno han influido de manera negativa en la cultura juvenilele Ticuani. Una expresión conflictiva de bienvenida y resentimiento hacia losque retornan se da por los nativos de Ticuani en su tercera década, cuyas largasamistades con los miembros de la segunda generación que retornan se presen­tan intermitentemente con el contraste entre su aparente desahogo y la situaciónde dificultad financiera de sus propias familias. En efecto, muchos ticuanenseslocales, en especial aquellos que viven en circunstancias económicas difíciles,parecen irritarse por el hecho de que quienes vienen de Nueva York dan porsentada la posibilidad de ir y venir como les plazca, mientras que ellos siguenestancados en una situación precaria aun cuando ésta no es culpa de ellos. 19:. Se

'OC'Véase Masse)')' Jess (1995) acerca del poder para salir de un lugar.

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trata de una expresión del poder de los neoyorquinos que ellos mismos no re­conocen. Ana responde más adelante a mi pregunta: "¿Existe algún tipo de con­flicto o de malentendido entre los neoyorquinos que regresan y los jóvenes yotros ticuanenses que viven aquí todo el año?"

Mira, no es conflicto. Es que depende de qué grupo de jóvenes tú hables, por­que mira si ves un grupo dejóvenes vamos con (nombres) al contrario, te sien­tes a gusto de que estás conviviendo con ellos... Pero otro conflicto es, porejemplo, que vienen bandas de Estados Unidos que pertenecen a una banda yque hay gente aquí en Ticuani, ticuanenses que también que a lo mejor perte­necen a una banda... O otro de los conflictos es que de aquí hay gente y luegovienen jóvenes y como que ya estuvieron en Nueva York y se crean así que hayque Polo y que Nautica y como te lo presumen, y esto, y es cuando los ¡PinchesPresumidos! En lugar que vengan a convivir con su gente vienen como que atratar de pisar, y luego tú les dices, sus padres están lavando platos, están ha­ciendo y los otros ya vienen aquí a icreerse los reyes! O sea son los conflictos.

Este elocuente y doloroso pasaje reconstruye la negociación de una joven na­tiva de Ticuani sobre el reingreso de la segunda generación en Ticuani. Aunqueal principio niega que haya algún conflicto, Ana luego señala dos tipos --con lospandilleros y con la "¡pinche gente presumida!" cuyos "padres están lavando tras­tos" en Nueva York pero que piensa que son mejores que quienes se quedan enTicuani porque traen camisas Polo y Náutica. Sus estudios universitarios truncosen México contrastan con la facilidad con la que pasan la vida los miembros dela segunda generación a los que ve en Ticuani; nunca ve sus esfuerzos como es­tudiantes universitarios en Nueva York. Ana es amiga cercana de varios de los re­tornados de la segunda generación y probablemente se les unirá en Nueva Yorkcuando termine sus estudios universitarios. Esta realidad aunada al hecho de quela simplicidad y la humildad son características muy valoradas entre los ticuanen­ses, hacen que le sea más intolerable la arrogancia que ella percibe en muchos delos retornados de la segunda generación. Su percepción de esto y el sentimientoque tienen los miembros de la segunda generación de ser percibidos de manerainexacta, constituyen las dos caras de la moneda de los malentendidos culturalese ilustran cómo conviven en este contexto transnacionallos sentimientos de per­tenencia y alienación. La segunda generación lo experimenta como una autenti­cidad que se les niega en la manera en que se celebra la fiesta.

Por ejemplo, los ticuanenses en Nueva York recabaron menos dinero del queanticipaban en su rifa a beneficio de la Antorcha en 1992, lo que requirió que seconsultara a los profesores en Ticuani y se impusiera una cuota de 50,000 pesos(unos 18 dólares) en vez de la originalmente anunciada de 20,000 (unos 7 dóla-

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res). Los corredores que regresaron y habían vendido boletos de la rifa en Nue­va York, o que habían comprado algunos extra, sentían que se les hacía pagarde manera injusta una cuota más alta que la aportada por los de Ticuani. Estetema se planteó en un grupo mixto de hombres de Ticuani y Nueva York que sereunió, avanzada la noche, en el zócalo bajo una lluvia ligera, mientras tomabancerveza. Algunos de los que venían de Nueva York insinuaban que los profeso­res se habían robado los 30,000 pesos de diferencia y amenazaban con "decirlesa los chavos grandes" en Nueva York. Pero Aníbal, un estudiante universitario ti­cuanense que vive en la ciudad de Puebla y que había estado en Nueva York yhabía asistido a las reuniones del comité en torno a la organización de la Antor­cha, dijo que la cuota extraordinaria había sido aprobada en ellas. Los de NuevaYork decían que tenía sentido organizar la Antorcha en ésta porque el dinero es­taba allá, pero que los ticuanenses deberían reconocer su sacrificio. Otros dije­ron airados: ¡No deberíamos pagar en absoluto!, porque nosotros metemosnuestro dinero y nuestro esfuerzo al hacer la rifa, ¡un sacrificio mucho mayorque la escasa cuota de 50,000 pesos! iDeberíamos ir gratis!

De repente, Eduardo, quien vive permanentemente en Ticuani pero tra­bajó en Nueva York, le espetó algunas frases a Carlos. Envalentonado por lacerveza gritó: "¿y dónde vives tú? Tú vives en Nueva York, y vienes únicamen­te por la Antorcha. ¡Pero la Antorcha es de aquí! iDe aquí! ¡Está en Ticuani, noNueva York! Si queríamos, podríamos hacer nuestra Antorcha propia, con di­nero solamente de acá. No te necesitamos en Nueva York."

Dijo que Carlos podría confrontar a los profesores acerca del asunto si no con­fiaba en ellos, en vez de simplemente andarse con rumores. Aníbal rechazó la crí­tica que Eduardo hizo de Carlos diciendo "Sí tiene derecho (a decírselos) porquees un ticuanense". Aníbal repitió varias veces su frase tratando de establecer unprincipio de control y tranquilizar la discusión. También atacó a Eduardo: "Habla­mos en confianza y te portas como un niño. No te portes así y no podremos ha­blar en confianza frente a ti. Vamos a desconfiar de ti". Eduardo dejó su furiapero repitió sus declaraciones de manera más tranquila. A su vez, los neoyorqui­nos preguntaron cómo podría hacerse la Antorcha con tan sólo el dinero de Ti­cuani. Podría ser, dijeron, pero queda claro que se hace mejor con el dinero deNueva York, señalando que el marcado incremento en el número de corredores sehizo posible gracias a un mayor financiamiento y al regreso de los neoyorquinos.

Esta discusión encaja con los temas más amplios de la membresía y la au­tenticidad que se suscitan en la vida transnacional de Ticuani. Los neoyorquinosreclaman su pertenencia y su membresía al exigir que se les reconozca su sacri­ficio y afirman su poder económico al reírse de que se plantee la posibilidad derealizar la Antorcha sin su apoyo. Eduardo no les reconoce su sacrificio ni suautenticidad como ticuanenses recordándoles que su poder económico no pue-

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de comprarles un lugar en Ticuani y que si se usa imprudentemente puede po­nerlo en peligro. Al trazar esta línea también deja de lado la verdad que le en­señó la experiencia de estar seis años en Nueva York -que la Antorcha necesi­ta el apoyo proveniente de Nueva York. En este intercambio, los neoyorquinosafirman su visión de una membresía ticuanense ampliada, mientras que Eduar­do pone en duda su derecho a proponer ese modelo, independientemente dela realidad económica que ambos entienden.

Los ticuanenses también afirmaron su "soberanía social" al negarse, en añosrecientes, a invitar a chicas de Nueva York para competir en la Reina de la Misa,cuya ganadora se presenta en los actos de la fiesta y dirige un discurso especial alos corredores de la Antorcha durante la misa. Al no invitar a las muchachas na­cidas o residentes en Nueva York al concurso por esta posición simbólica en1999-2003, se desviaba de la práctica de fines de las décadas de los ochenta y no­venta, en que ganaron varias de ellas. Los que estaban en Ticuani decían que eradifícil organizar las invitaciones para las chicas de Nueva York en esos años, perotambién admiten que las chicas locales de Ticuani no querían competir contra lasde Nueva York porque percibían que los hombres locales las preferían. Un fun­cionario local que trabaja en el concurso me dijo: "ya ves, todo el trabajo y el pol­vo en Ticuani hace que las chicas locales sean menos atractivas, mientras que lasneoyorquinas saben mejor cómo vestirse, caminar y hablar". Cuando Alicia, deBrooklyn, fue seleccionada como reina en 1998, las muchachas locales de Ticua­ni se quejaron de que su belleza física y su "aspecto (look) de Nueva York" las po­nía en desventaja. Las chicas de Ticuani y sus padres desde entonces han pelea­do con éxito para excluir a las neoyorquinas de la competencia.

Escuché a otros repetir el comentario del "trabajo y el polvo", lo que refle­ja una concepción más difundida de que las muchachas de Nueva York son másbellas, glamorosas y sexualmente atractivas que las locales. En esta competen­cia, organizada originalmente por la iglesia para promover el orgullo cultural,la belleza física se ha convertido en una cualidad primordial para participar.Ciertamente, uno de los fundadores describe cómo se hacen las invitaciones: sies una muchacha de mayor edad, digamos cerca de los 30 años, "pero se vebien y no demasiado grande y quiere entrar, le quitamos unos cuantos años (alpresentarla ante la audiencia). Si la muchacha está bien formada (hace curvasen el aire con las manos) y se ve más grande de lo que es, pero tiene trece años,le añadimos años" al presentarla (los comentarios entre paréntesis son míos).La apariencia física y el porte frente a una multitud son la clave para ganar, loque los organizadores dicen que les duele "a las chicas locales (que) están aver­gonzadas" de hablar y caminar frente a otras. La vergüenza es un elementocentral de la feminidad ranchera y enfatiza la deferencia de la mujer para consu esposo y respecto a los otros hombres en su vida.

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Alicia, quien es considerada por los demás como una mujer muy bella, no re­tira la mirada ni evita el contacto visual con los hombres, como hacen la mayorparte de las chicas locales. Su belleza, "aspecto" (look) y ausencia de vergüenza lehicieron ganar la competencia, pero también le valieron criticas. Como reina, re­gresó a TIcuani para coronar a su sucesora pero se negó a bailar con hombres to­mados aunque sí se atrevía a bailar con otro durante la misma pieza -con la nota­ble vergüenza que ello produciría a una chica local. Si hubiera esperado hasta lasiguiente pieza, como una muchacha que tuviera el sentido adecuado de vergüen­za, habría estado dentro del marco de la feminidad ranchera y habría podido darel pretexto de que estaba "demasiado cansada" para bailar esa pieza y necesitabadescansar, ahorrándole así al hombre que rechaza la necesidad de enfrentar la im­plicación o la evidencia de que no quería bailar con él. También hizo mofa de es­to cuando algunos de nosotros la acompañábamos a su casa esa noche. Incluso senegó a bailar con el organizador, que estaba tomado y al que antes nos referimoscuando habló del problema de las chicas locales con "el trabajo y el polvo". Eno­jado, le gritó: "iya verás! (como reina) se supone que debes bailar con todos. ¡Contodos!" Intervine en esta situación ofreciéndole al hombre una bebida. Llegué yme paréjunto a él, diciéndole "vamos, hay más cerveza, te invito una". Estaba eno­jado, pero accedió y se alejó conmigo. Fue la única respuesta que se me ocurrió enese momento. Quería acabar con lo que yo veía como un abuso airado en contrade una adolescente, pero al intervenir directamente fui imprudente ya porque élestaba borracho ya porque podía considerarse que me salía de mi lugar. Ofrecer­le una bebida fue un acto que adoptó la forma de amistad masculina, pero quetuvo el efecto de alejarlo del intercambio con Alicia. Yo estaba parado en la mis­ma zona cuando él empezó a gritarle y esperé a que otros intervinieran primero,pero nadie lo hizo. Según recuerdo, los otros que estaban cerca eran adolescen­tes o jóvenes apenas pasados los 20 años, de Nueva York y Ticuani; los hombresde mayor edad no podían oírlo aunque estaba gritando, por el volumen tan al­to de la música. De ahí que aparentemente, si yo no intervenía de manera di­recta, Alicia hubiera tenido que lidiar sola con esto. Cuando el hombre siguiógritando intervine para ofrecerle una bebida.

Es interesante hacer notar que es precisamente la presencia de la vergüen­za, es decir, de ésta tan adecuada emoción ranchera, en las chicas locales, loque las hace menos deseables para los hombres locales en el contexto de esteconcurso, pero es la ausencia de ella la que enfurece al organizador del concur­so que quiso bailar con ella. Si el sociólogo Jack Katz está en lo correcto al de­cir que un propósito de la masculinidad callejera es generar temor y miedo enotros hombres, podemos decir que un propósito de la masculinidad rancheraes generar vergüenza y deferencia en las mujeres. La autonomía de Alicia en sutrato con esos hombres sin duda fortaleció la posición de los hombres que querían

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excluir a las muchachas de Nueva York. No obstante, a pesar de su entereza,cuando más tarde hablé con ella, me dijo que "había querido llorar" cuando élle gritó. En cierto nivel, experimentó vergüenza porque no pudo responderle;simplemente se sentó, con la sonrisa congelada, la mirada perdida en la distan­cia y esperó la siguiente pieza. Aun cuando ella fuera de Nueva York, no deja­ba de ser una adolescente y él seguía siendo un hombre grande y tomado.

El rechazo de que se les nle¡;Jue autenticidad

La segunda generación no sólo afirma que su sacrificio les da derecho a que seles vea como ticuanenses en Ticuani, sino que también, sin empacho alguno,afirman que son "auténticos mexicanos de Nueva York" -"Nueva York" modi­fica a propósito el sustantivo "mexicano". Ciertamente, argumentan que sonmás mexicanos porque han sido criados y luego escogidos para vivir como mexi­canos en Nueva York. El intercambio que sigue inicia cuando les pregunto:"¿Qué piensan ustedes de... la gente que vive en Ticuani que dice ahí vienen losturistas ticuanenses?... Jericó levanta los ojos con gesto de que eso le molestamucho". Jericó no tenía noticia previa de esto.

Jericó: Bueno... de algún modo me molesta, ¿ves? Porque ya sabes de dón­de vengo. Sé dónde están mis raíces, así que no necesito que tú me digas 196

que soy un turista, ves. Soy mexicano... OK, sí, crecí en Nueva York, nací enNueva York, pero mis antecedentes son de Ticuani... No me olvidé de lastradiciones yeso.Napoleón: .. .sólo porque nací aquí no me hace menos mexicano que tú...Deberías estar contento de que yo vaya, porque eso muestra que estoy or­gulloso... Soy mexicano... no estoy avergonzado de mi país... Me siento másmexicano que americano... aunque nací aquí -soy tan americano comocualquier americano- pero si alguien me pregunta por una bandera... pri­mero pongo la mexicana que la americana.Jericó: Ésa es también la manera en que yo crecí... crees en nuestra bande­ra, al ser de antecedentes mexicanos, comer mole, tortillas, ya sabes, ado­bo. Por supuesto, no crecí comiendo hamburguesas, pizzas y hot dogs... todose remonta (a) ... cómo te criaron tus padres.

El que Jericó no sepa que a los que retornan se les llama turistas refleja lamagnitud con que le es ajeno el mundo social de Ticuani, aun cuando a la vez

""Jericó y Napoleón no se dirigen a mí cuando dicen "tú" en este pasaje, sino a un ticuanense ima­ginario que les ha llamado "turistas".

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sean recibidos afectuosamente por los ticuanenses. Pero el enterarse de ello im­plica para él hacer contacto con sus sentimientos de alienación y resentimientopor la manera en que los ticuanenses matizan esta pertenencia. Jericó y Napo­león reaccionan afirmando su mexicanidad, vinculándola de manera desafiantey positiva con su vida en Nueva York. El ser mexicano no significa que debaspermanecer en México, sino que comas platillos mexicanos, conozcas las tradi­ciones mexicanas y estés orgulloso de ser un mexicano en Nueva York. Tal es­fuerzo les motiva a realizar un reclamo especial por su mexicanidad. Continuéy les pregunté acerca de la relación que tienen con los muchachos que residenen Ticuani que les "ven con la mirada dura... " (hard looks).

Jericó: Pienso que los ticuanenses de allá tienen esta especie de estereotipode que dicen, oh, míralo... nació allá, trae todas esas ropas bonita y todoasí... te miran feo porque están pensando... que eres tan engreído... que memolesta... Sólo porque traigo zapatos tenis de 100 dólares y una cadenade oro de 700 dólares, no me juzguen... Están pensando que tú (enespañol) que ya te crees tanto... tú eres de Nueva York, ya sabes hablar inglés y

todo eso. Pero yo no me lo creo.

RS: Así que, ¿qué crees que crean ellos de alguien que trae una cadena deoro de 700 dólares y zapatos tenis de cien dólares?Jericó: Creo que piensan que somos muy presumidos... que creemos quesomos mucho mejores que ellos... Traigo una cadena de oro de 700 dóla­res ... o sea, sí, sí, tengo una cadena de oro, me la voy a poner, pero la voya presumir y enseñar enfrente de toda la gente.RS: Así que, ¿qué significa para ti el traer tus ... zapatos y... tu cadena cuan­do vas allá?Jericó: Ah, realmente no significa nada, es simplemente lo que uso to­dos los días, así que ¿por qué me lo voy a cambiar porque estoy en Ti-cuani? Aunque soy mexicano, nací en Nueva York, así que ya sabes, fuicriado con el estilo y todo, el peinado. Pero no voy a cambiarlo sóloporque esté en Ticuani. Ya sabes, soy mexicano, actúo como mexicanotodos los días.

Contrastar las palabras de don Andrés, nativo de Ticuani, con las de J eri­có y Napoleón de la segunda generación de retorno, hace evidente la maneraen que se pone en duda la pertenencia y los reclamos de autenticidad de estosúltimos. Aunque no sabía que se le veía como "turista", comprendía que los na­tivos ven su cadena de oro como una muestra ostentosa de riqueza y una afir­mación de ser "mejor que" los ticuanenses nativos. Aunque no le mencioné aJericó el comentario que hizo don Andrés acerca de las cadenas de oro, pare-

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cía defenderse de él. Es notable la consistencia entre las creencias de los ticua­nenses nativos y las percepciones de los miembros de la segunda generacióncuando retornan, en el sentido de que se les ve como presunción arrogante.Además, mientras que los retornados de la segunda generación niegan a los ticua­nenses nativos el poder de rechazar sus reclamos de autenticidad como mexica­nos, también se rehúsan a reconocer algún significado especial a traer sus cadenasy sus zapatos caros. Jericó ve su modo de vestir como una forma tan sólo, deexpresión de su mexicanidad de Nueva York y que no necesita una explicación,con lo que insinúa que no es una manifestación de modernidad y superioridaddel tipo que a veces realiza en otros contextos. En cambio, su vestimenta --cade­na de oro, zapatos tenis y pantalones holgados-- son efectivamente mexicanos,aun cuando sean mexicanos de Nueva York. De ahí la exigencia de reconocimien­to de su versión de la autenticidad mexicana. Concluye de manera desafiante yasertiva que no cambiará en Ticuani porque "actúo como mexicano todos losdías, ves". Como veremos, esta posición refleja una cultura juvenil emergente ytransnacionalizada entre Nueva York y Ticuani.

Ticuanl y la Identidad mexicana en Nueva York:

¿un ~rupo étnico entre otras minorías raclalizadas?

La participación de la segunda generación en la vida transnacional no sólo seafirma como auténticamente ticuanense, sino que pone en duda dos posturas eimágenes sociales negativas en Nueva York. Tales prácticas niegan la imagen delos mexicanos como vulnerables, carentes de educación y documentos, diferen­ciándolos de los puertorriqueños y los negros, a quienes los mexicanos identifi­can rápidamente como la parte más baja de las jerarquías económica, racial ysocial. Muchos están de acuerdo, aunque algunos cuestionan las exigencias desuperioridad frente a estos grupos. Otros intentan utilizar estas nuevas defini­ciones de la mexicanidad para mejorar su propia vida. Esta toma de partido porla superioridad mexicana muestra de que forma la raza juega un papel impor­tante en la definición de una asimilación segmentada de movilidad ascendente;como buena parte de la vida estadounidense, incluso estos resultados positivosse ven contaminados por el pecado original del racismo en Estados Unidos.

La imagen de los mexicanos como carentes de poder y víctimas en NuevaYork, fue bastante marcada desde finales de los ochenta hasta mediados de losnoventa, cuando se convirtieron por primera vez en un grupo visible y atraje­ron la atención de los principales medios de comunicación al igual que de losmedios en español. Quizá la imagen más perdurable fue la de Don Sixto San­tiago Morales, un vendedor de flores, de origen mexicano, que murió de unparo cardiaco después de sufrir un ataque de jóvenes puertorriqueños y domi-

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nicanos que el día del padre de 1991, le robaron sus flores y su dinero, cuandoél había salido a trabajar en la madrugada. Don Sixto llegó a representar la no­bleza y la vulnerabilidad que sentían muchos mexicanos: trabajamos muy duropero hay quienes se aprovechan de nosotros y nadie nos protege. Una intensacobertura por parte de los medios de comunicación y los intentos infructuososdel consulado mexicano para movilizar la ayuda de la segunda generación paraayudar a los vendedores reforzaron la imagen de desamparo de los mexicanos.Los miembros del grupo juvenil me dijeron que no les gustaba que los vende­dores de flores fueran la única imagen que difundieran los medios sobre losmexicanos; querían imágenes de profesionistas mexicanos. Algunos jóvenes sehabían deslindado de ser mexicanos. Juana me dijo que "no quería ser mexi­cana" cuando era niña y en silencio asentía con la cabeza si alguien le pregun­taba si era puertorriqueña. Para ella, ser mexicano denotaba la vulnerabilidady el retraso que ella veía en sus padres.

Juana: Tenía una mala imagen (de los mexicanos)... Cuando era chica... undía la Inmigración agarró a mi padre... y tuvimos que salir corriendo de lacasa... y yo odiaba eso... ¿Por qué teníamos que pasar por eso? Estaba chicapero me daba cuenta de lo que pasaba. Y solía escuchar a la gente fuera dela casa, incluso lo hacen ahora... -Oh, la Inmigración viene por ti... por esoyo me ponía como que, yo no soy mexicana. Soy otra cosa. Simplementeno decía en la escuela que era mexicana. Estaba como avergonzada de de­cir que era mexicana -porque había gente muy bajita y a veces se vestíachistoso.

Aunque otros tenían historias menos dramáticas y mostraban mayor orgu­llo por ser mexicanos cuando eran niños, escuché recurrentemente un tema enlas historias de vida, el de la lucha por conservar una imagen positiva de mexi­canidad al enfrentarse con una realidad externa que les decía que como mexica­nos se carece de importancia. Por ejemplo, los estudiantes, los vendedores deflores y los amigos, coinciden en decirme que algunos extraños les gritan "¡Méxi­co!" en la calle. La difundida práctica de utilizar "México" como una forma ge­nérica de interpelación o de ataque dirigida a personas desconocidas estrechael vínculo entre la mexicanidad, la vulnerabilidad y la ausencia de poder enNueva York.

Nuestra reacción a esta vulnerabilidad es adoptar la analogía del inmigran­te que afirma que los inmigrantes son diferentes y superiores respecto a los es­tadounidenses negros. Como se discutió en el capítulo 1, esta narrativa -puedeque no seamos mucho, pero somos mejores que los negros, que eran esclavos ytodavía no están preparados para la membresía plena- ha canalizado la imagi-

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nación de su lugar de los inmigrantes en e! orden social de Estados Unidos des­de la década de 1840.'97 En Nueva York, los puertorriqueños, que con frecuen­cia son fenotípicamente similares están clasificados en las categorías más bajasy estigmatizadas junto a los negros.¡9H Sobre esta base, muchos mexicanos de laprimera y la segunda generación afirman su superioridad sobre estos otros gru­pos con los que comparten las escuelas, los barrios y los parques, reclamandoasí una identidad como buenos inmigrantes "étnicos", en contraposición conlas malas minorías "racializadas", aun cuando algunos están en desacuerdo.¡99Adoptar esta posición de superioridad ofrece a muchos una base racial parauna movilidad ascendente étnicamente segmentada. Hace lo que la sociólogaMichelle Lamont denomina e! "trabajo de frontera" por el que las categoríasrelacionales de blancos y negros adoptan un significado. En este caso, los ticua­nenses buscan trazar un mapa racializado que los diferencia de las minorías"menos deseables", así como los blancos estadounidenses entrevistados por La­mont lo trazaban frente a los negros, los franceses lo hicieron con los inmigran­tes islámicos varones. 200

La Organización de la Defensa de la Raza

(ODR) yel Grupo Juvenil de T/cuani

Esta dinámica se expresa con claridad en otras dos organizaciones bastante dis­tintas: el Grupo Juvenil de Ticuani y la Organización de la Defensa de la Raza(ODR), una de las primeras pandillas mexicanas en Nueva York. El Grupo Juvenilorganizaba torneos deportivos para recabar dinero con e! objeto de remode­lar una capilla en Ticuani, mientras que la ODR patrullaba las calles para cas­tigar a las minorías nativas o a otros a quienes atraparan perpetrando algúnacto de violencia contra los mexicanos. No obstante, ambos grupos intentabangenerar "buenas" posiciones sociales no racial izadas para los mexicanos enNueva York.

Según algunos de sus fundadores y de sus primeros miembros, la ODR sefundó en 1985 para"defender a la raza hispana" frente a los ataques de los ne­gros y puertorriqueños y, con menor frecuencia, los dominicanos. Para la ODR,

e! problema consistía en que los menores de edad puertorriqueños y negros delas pandillas atacaban con frecuencia a los mexicanos que andaban solos o en

"lO Omi y Winant, 1986, a panir de las ideas de Blauner, 1972, escriben que la analogía del inmi­grante es la "suposición, crítica en el pensamiento contemporáneo, de que no hay diferencias esencialesen el largo plazo -en relación con la sociedad más amplia- entre las minorías del tercer mundo o las ra­ciales y los grupos étnicos europeos" (pág. 10). Véase también Roediger, 1991, Feagin, 1994.

10" Massey y Dentan, 1993; Massey, 1987.'''''Véase Smith, 1995, 1996 Yotros.",uVéase Lamont, 2000.

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pequeños grupos por la calle, mientras que la policía nunca los detenía. Abra­ham, un fundador de ambos grupos, ODR y el Grupo juvenil, declaraba que la so­lución evidente era formar pandillas mexicanas. Describe porqué se formó la ODR

a partir de los "problemas en las calles":

iGente endrogada, gente boricua, negros, no le dabas un peso, te pegaban.Abusaban de ti, pasaba y te gritaban, México----L .. y solamente unidos po­díamos hacer algo. Respetamos.... Se reían de todos los paisanos que pa­saban, se burlaban ... Si un mexicano compraba un paquete de cerveza, selo querían quitar. Son todas tan abusivas porque creen que son humildes ...Encontramos que a un paisano, le estaban quitando la ropa... Inclusivo poreso concentro lo que nosotros ...

Esta narrativa de los mexicanos como presas fáciles es universal en las his­torias orales de los pandilleros y otros mexicanos de esa época. También expresala vergüenza y la ira a raíz de la humillación de que eran objeto por ser mexica­nos (un tema al que volveremos más adelante). Cuando le pregunté a Abrahamacerca qué era lo que no había dicho en su respuesta citada antes, dijo "cosasque no quiero decir" porque son demasiado ofensivas. Además, la definición dela ODR de la "raza hispana" encuentra eco en la analogía de los inmigrantes ylas jerarquías raciales de Nueva York al incluir a mexicanos, centroamericanos,sudamericanos y puertorriqueños nacidos en la isla, y que excluye a los negrosy puertorriqueños nacidos en Estados Unidos. Los intentos de la ODR por de­fender a la raza en contra de los peligrosos negros y puertorriqueños nacidosen Nueva York hacen contrastar claramente a los buenos mexicanos étnicos conlas malas minorías raciales. Cuando se le elabora plenamente, esta analogíatambién tiene textos subyacentes. En primer lugar, a los afroamericanos y lospuertorriqueños se les percibe como flojos: a pesar de ser ciudadanos estadou­nidenses y hablar inglés, todos están desempleados y viven de la beneficenciapública. En segundo lugar, tienden a los vicios, como las drogas o el crimen. Entercer lugar, son inmorales pues dejan que sus chicas se embaracen sin estar ca­sadas. Aunque tales expresiones de manera inevitable se asocian con la decla­ración de que también conocen a buenos puertorriqueños o buenos negros, estosúltimos constituirían excepciones. En contraste, los mexicanos trabajan duro yson capaces de progresar sin hablar inglés o sin tener una visa; no se drogan nicometen crímenes; además de no permitir que sus chicas salgan solas y se em­baracen, o las hacen casarse si ello sucede.

El surgimiento de las pandillas mexicanas en Nueva York ha puesto en dudael supuesto contraste entre los buenos inmigrantes y las minorías nativas. Dehecho, la ODR se desintegró después de que fueran encarcelados algunos de sus

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miembros por ataques a otras pandillas mexicanas. Era notorio que esas accio­nes sorprendían y preocupaban a los miembros del comité, como don Manuely don Emiliano, quienes exclamaban: "jMexicanos que se pelean contra otrosmexicanos! Si han de pelear deberían hacerlo contra los puertorriqueños y losnegros que los han estado atacando todos estos años". Que las pandillas mexi­canas pelearan sobre todo con otros jóvenes mexicanos no tenía sentido paralos miembros del comité que entendían lo que eran los mexicanos en NuevaYork. Pelear para defenderse es una virtud, pero pelear contra otros mexicanos sincausa aparente contradice la imagen de los buenos inmigrantes étnicos y la narra­tiva inmigrante de la movilidad ascendente, y se acercaba demasiado a la imagende las minorías raciales peligrosas.

El Grupo Juvenil de Ticuani se formó más o menos en la misma época enque se desintegraba la ODR. Contaba con 30 personas, de las cuales unas seis(20 por ciento) eran mexicoamericanos nacidos en Estados Unidos, unos 15 (50por ciento) migrantes adolescentes y unos nueve (30 por ciento) gente de la ge­neración y media, nacida en México pero criados desde antes de los 10 años deedad en Estados Unidos y habían asistido a las escuelas de ese país. El GrupoJuvenil contrastaba demasiado en el ámbito racial a los mexicanos frente a lasminorías nativas en su misión. Mientras observábamos un torneo de voleibolorganizado por el Grupo juvenil, su presidente señaló a los jugadores y espec­tadores de Ticuani y me comentó: los negros y los puertorriqueños tienen todotipo de problemas como drogas, crímenes, embarazos en la adolescencia, deso­bediencia a los padres, muchachas que andan solas en la noche... Mira ahoraese otro grupo, dijo, señalando a los ticuanenses. ¿Crees que los puertorrique­ños y los negros tienen esta clase de comunidad? No, no la tienen, me dijo, yése es el problema. Para él, el Grupo Juvenil de Ticuani y el torneo constituíanevidencias de que la cultura de los mexicanos es mejor y que gracias a ella pu­dieron resistir los vicios ante los que negros y puertorriqueños cayeron presos.Prevenir esos vicios ha constituido parte de la misión del grupo y una forma demostrar que el Padre Jesús protegía a los mexicanos incluso en la ciudad de Nue­va York. Varias veces me topé con este argumento, entre ellas durante una en­trevista en 1997, cuando le pedí a una persona que me explicara su argumentoen torno a los problemas de los negros y los puertorriqueños por el hecho deposeer una cultura diferente a la mexicana. Me dijo:

Para vivir en esta vida, Robert, uno necesita morales. Morales, cultura, ynecesita una hoya para tu gente ... sí -¿de quién vas aprender? Yo gracias aDios con mis padres me han puesto muy buenos morales ... (RS: Los negrosy los puertoriqueños que son ab<tio -¿es eso lo que le falta?) No tiene cul­tura porque no la conocen. Sus padres no le han inculcado ... Yo me acuer-

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do desde mi bisabuela y mi abuela me enseñaron con las mismas ideas.Siempre enseñaron a ser honesto, a trabajar, y vivir bien. Y yo creo que esuna mentalidad de muchos pueblos en Latino América, de muchos pue­blos, no solamente de México.

Varios elementos en esta narrativa son recurrentes y nos ayudan a vincularel ambiente de Nueva York con la participación en la vida transnacional por laprimera generación, de la generación y media y de la segunda. Pero tanto la ODR

como el Grupo Juvenil respondieron a las amenazas planteadas por NuevaYork a los mexicanos y su bienestar, y ante las percepciones negativas -que sen­tían motivadas por sus atacantes en el sentido de que los mexicanos eran vul­nerables. Pero también ven que es peligrosa la exposición física frente a los ne­gros y puertorriqueños, por lo que tratan de "curar en salud" a los mexicanoscon la celebración de la religión y la cultura mexicanas, expresando de esta for­ma una creencia en la asimilación étnicamente segmentada, con fundamentoracial. Abraham también contrasta la virtud mexicana con el vicio de las mino­rías al invocar a la raza hispana y señalar que esta mentalidad de trabajo durose daba en "mucha gente en América Latina", con lo que excluye de nuevo alos puertorriqueños y los negros. Estas posturas se repiten en muchos otros jó­venes de la segunda generación y de la generación y media con los que hablé.Juana, una mujer miembro del Grupo Juvenil, nacida en Brooklyn, me dijo enotra entrevista que estaba de acuerdo con la explicación de Abraham de porqué a los mexicanos les va mejor.

Yo creo lo mismo, y mucho. Aunque estemos aquí y se nos enseñen ciertascosas como, ya sabes, que el sexo es muy abierto... Pero en casa, todavía te­nemos esos mismos valores... Las chicas estadounidenses toman con tantanaturalidad el irse a vivir con "sus novios",20l y todavía con sus novios, nosus esposos... En una familia mexicana, te vas a vivir con tu novio se con­vierte en tu marido, porque duermes con él. Quizá tengamos muchachasque se embaracen... pero eso no se toma con tanta ligereza... Veo a las puer­torriqueñas y es simplemente como... un embarazo tras otro. Van a abortar osimplemente viven de la beneficencia... Cuando yo era más pequeña, tenía­mos carne en la mesa pero sólo una o dos veces (a la semana), pero nuncaacudimos a la beneficencia. Es un asunto de orgullo. Los puertorriqueños sehan americanizado... y nosotros (los mexicanos) todavía tenemos valoresfuertes de allá...

2UI Ella se refiere a "salir de la casa de tus padres y cambiarte a vivir en el mismo lugar que tu novio".

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Una evidencia más de que la segunda generación quiere establecer distan­cia social entre ellos y los "otros", los negros y los puertorriqueños, se da en larespuesta de Juana ante mi petición de que explique porqué piensa que adop­tó tan fuertemente las tradiciones mexicanas en su adolescencia haciéndose, se­gún ella, más "tradicional" incluso que su madre:

Tenemos que conservarnos así, ¿sabes? No tanto que cerremos nuestrasmentes a lo que hay fuera, pero lo suficiente para conservar... nuestrosvalores en perspectiva, como "no te embaraces, no te drogues" (RS: ¿yqué pasaría si ustedes no fueran tan tradicionales? ¿Cuál es el peligro?)Entonces seríamos como todos los demás... Como aquellos de los pro­gramas de televisión (talk shows) en los que tu madre duerme con el es­poso de tu hermana, nomás piensa en ello... No sé cómo creció esa genteen sus casas...

Juana amplía su análisis de las fuentes de peligro para los mexicanos ylos mexicoamericanos para incluir la cultura popular estadounidense, lo queharía a los mexicanos "simplemente como todos los demás" como en lo talkshows. Los valores mexicanos constituyen una defensa frente a esa ruptura ydeben ser conservados celosamente. Es claro que esta preocupación encuen­tra eco en el sentimiento anterior de Juana de que ser mexicano significabaser de baja estatura, vulnerable y "vestirse raro". Esos temores acerca de laposición con frecuencia subyacen a la creencia de la superioridad mexicanafrente a los negros y los puertorriqueños en una jerarquía racializada comola que existe en Nueva York.

No todos los miembros del Grupo Juvenil de Ticuani aceptaban esta racia­lización. Efectivamente, en una entrevista por separado, Nora, miembro delgrupo, nacida en Estados Unidos, critica abiertamente esta visión, pero tambiénconfirma que tal es el conocimiento recibido proveniente de sus compañeros.Responde a mi pregunta acerca de cómo el Grupo Juvenil de Ticuani diferen­ció a los mexicanos respecto a los puertorriqueños: "¿Crees que los mexicanostratan de definirse por no ser negros o no ser puertorriqueños? ¿Es eso unaparte de lo que significa ser mexicano en Nueva York?"

Nora: Creo que sí... De hecho, ellos piensan que son mejores que lospuertorriqueños y los negros porque los puertorriqueños roban... y losnegros roban... Pero ellos ... hacen lo mismo. ¿Por qué han de tener unapandilla? Se supone que son sólo negros y puertorriqueños. ¿y por quétienen que andar por ahí bebiendo "cuarentas", las botellas grandes decerveza? - ...Yo creo que quieren verse mejor. .. Quiero decir, es gente que

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trabaja duro, pero... creen que son superiores ... porque trabajan por eldinero que sea ... (mientras) los negros y los puertorriqueños ... no traba­jan por lo que sea ... (pero los mexicanos nacidos en Estados Unidos)también se aseguran de que se les pague tanto como se supone que debepagárseles.

La reflexión de Nora confirma de qué manera los mexicanos y los mexicoame­ricanos se perciben a sí mismos como mejores personas que los negros y los puer­torriqueños. Descarta la "prueba" que dan de esa superioridad -que los prime­ros grupos roban a la gente y el último trabaja duro a cambio de salarios bajospero también al obseI\lar que "en México los ves robar". Comenta que los mexi­canos nacidos en Estados Unidos sólo trabajan por "lo que se cree que debenpagarles" (es decir, un salario legal más alto) y que también tienen pandillas ybeben "cuarentas", que se supone son actividades de puertorriqueños o de ne­gros. Nora rechaza la lógica de racialización de la analogía inmigrante por mediode sus obseI\laciones de la forma en que la asimilación en Estados Unidos estátransformando a los mexicanos en Nueva York. Esta en desacuerdo y dice: "yocreo que toda la gente es igual".

La redefinición de la mexlcanidad y trayectorias

de vIda cambIantes en Ticuani

La participación en la vida transnacional puede cambiar positivamente las tra­yectorias de vida, en dos etapas. Regresar a Ticuani ayuda a redefinir la mexi­canidad, con lo que da a los miembros de la segunda generación que retornanuna comprensión más profunda de la cultura mexicana. Este alterado signifi­cado de la etnicidad ayuda a su vez, a los que retornan, en una tarea clave dela adolescencia,202 que es la selección de grupos de compañeros que alimenta­rán y no destruirán sus posibilidades futuras.

Toño, a quien llegamos a conocer muy bien en el capítulo 5, siI\le como unejemplo dramático. A pocos años de alcanzar los 20 de edad, veía a la minoríamexicana dentro de una vida que era muy similar a la de las otras minorías y,según su experiencia, llevaban buenas relaciones. De sí mismo y de sus amigosmexicanos, declara: "pensábamos que éramos parte de los negros y los puertorri­queños. Hablábamos como ellos, nos vestíamos como ellos, actuábamos comoellos ... " y añadió, "fracasábamos como ellos, pensando que «sólo los blancos»eran «inteligentes» y «progresaban»". Se metió en una banda mexicana y tam­bién en una pandilla mezcla de inmigrantes negros, puertorriqueños y mexica-

""Véase Comer, 1993.

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nos. Como ya discutimos, se salió de las pandillas por temor a que le dispara­ran, y la intervención estratégica de sus padres al mandarlo a México. Al refle­xionar acerca de cómo lo afectó el regreso a Ticuani, dijo: "Era un tipo diferen­te de conocimiento ... una gente distinta -más madura... regresé sintiéndomemás maduro". Ser mexicano significaba ahora ya tener respeto sin pelear. Ahoraevalúa su vida en la pandilla como sigue: "Sí, estaba como... en el fondo ... not~nía vida. Me consideraba un vago. Simplemente andar en las calles, sin hacernada". La identificación de Toño con los negros y los puertorriqueños y su par­ticipación en las pandillas estaban vinculadas con una visión pesimista de su viday una concepción negativa de la mexicanidad. Ir a Ticuani le ayudó a modificarsu sentido, de ser un "vago" a convertirse en un joven mexicano que estudia paraser profesionista. Tras su regreso, dejó a sus amigos de antes y, de manera cru­cial, empezó a cultivar amistades con mexicanos de mayor movilidad ascenden­te que estaban en la universidad en Nueva York. Su vida social se centra ahora ensu familia y en su novia. Se graduó de la universidad en el 2002. En su caso, elregreso a Ticuani le ayudó a cambiar su vida de manera positiva y duradera. Ésteno fue simplemente una "bala mágica" que actuara en solitario. La intervenciónde sus padres y su propio miedo -"tenía miedo a morir"- fueron elementos cru­ciales. Pero las prácticas por las que cambió las proporcionó sobre todo el reper­torio de rituales religiosos y adolescentes de Ticuani, lo cual le dio la oportuni­dad de experimentar la mexicanidad como algo vinculado al crecimiento perso­nal y profesional. También dijo que salir del mundo social de la pandilla por untiempo hizo más fácil regresar a Brooklyn y seguir fuera de ese ámbito.

La mexicanidad y la trayectoria de vida de Juana también cambiaron gra­cias a sus visitas a Ticuani y a su trabajo en el Grupo Juvenil de Ticuani. De unpunto en que negaba su mexicanidad, cuando niña, pasó a ser miembro de unabanda a principios de la adolescencia, ausentándose de la escuela en gran can­tidad de ocasiones con el objeto de estar con su novio, un pandillero cuya vio­lencia la ponía nerviosa. Su vida cambió a los quince años, "cuando vine aquí"a Ticuani y sentí que "había encontrado a mi gente". Darse cuenta de que elser mexicano no tiene que significar ser "indio chaparro y feo", sino que podíaser también obtener el "respeto" que muestra la gente de Ticuani. Dijo que el"Grupo Juvenil me quitó muchas cosas malas ... andaba en pandillas ... vine (aTicuani) por una semana... encontré gente como yo." Además, dijo, los miem­bros del Grupo Juvenil tenían empleos, estaban en la universidad y parecían te­ner un futuro con vidas positivas. En el grupo notó a un miembro específico cuyavida le había gustado. Dijo: "vi a la gente hacer cosas. Y vi que esa persona te­nía su dinero y quería eso para mí y para mis hijos, que mi vida fuera más fá­cil. Después de su primer viaje a Ticuani, Juana pasaba menos tiempo con susamigos de las pandillas y más con el Grupo, asistía regularmente a la escuela y

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se graduó. Llegó a describir a la pandilla como un montón de "pequeños ni­ños perdidos" -sobre todo los migrantes adolescentes- y prefería la compañíade "personas iguales que yo" que luchaban por su educación como sentido dela forma de vida de los mexicanos. Desde entonces, Juana se graduó de la uni­versidad y trabaja en un empleo de responsabilidad. Tanto para ella como paraToño, no era sólo el regreso a Ticuani que se encontraba en la base de esta di­ferencia, sino que además habían cruzado fronteras simbólicas y sociales,echando mano de los rituales religiosos y adolescentes que Ticuani proporcio­naba para cambiar el significado de la mexicanidad. Ambos se han unido a lasfilas de quienes pasan por un proceso de movilidad ascendente étnicamente seg­mentado, en parte a través de su participación en la vida transnacional. La trans­nacionalización de la adolescencia los ayudó en tareas críticas, como la selecciónde sus grupos de pertenencia y los trayectos de vida que éstos implican.

Vida adolescente, rituales y cuidados de lospadres en Ticuani y Nueva York

La diferencia en la manera en que los adolescentes ticuanenses experimentanTicuani y Nueva York impulsa la transnacionalización de los rituales adolescen­tes. Describen la vida en Nueva York como algo que les da la sensación de es­tar "atrapados", "en la cárcel", "en una jaula", "encerrados", a la ciudad se lecalificaba de "peligrosa" y "tensa", mientras que de Ticuani decían: "me sientomás cerca de Dios", "se está seguro", "puedes olvidarte de tus problemas" y, demanera más enfática: "Ticuani significa libertad". Estas experiencias diferentesson parcialmente funcionales: Ticuani es un lugar para las vacaciones y el ocio,Nueva York un lugar para la escuela y el trabajo. Pero las condiciones y las op­ciones también difieren marcadamente. En Nueva York, la mayor parte de losticuanenses de la segunda generación vive hacinada en pequeños apartamen­tos, tiene padres que trabajan demasiadas horas al día a cambio de un sueldomuy bajo y vivir en un barrio o asistir a una escuela en la que los mexicanos sonvistos como una novedad e incluso el hecho de ser mexicano deben explicarsecon regularidad, lo cual puede provocar violencia de otros grupos étnicos o in­cluso de otros mexicanos, en especial si se trata de hombres jóvenes. Muchasjovencitas se encuentran en "completo encierro", lo que significa que al salir dela escuela regresan directo a su casa y no salen de ella sin la supervisión de pa­rientes de más edad -lo que llaman "muchachas de la casa" o, en palabras dela psicóloga Carolina Suárez Orozco, "las encerradas". 203 La segunda genera­ción se queja de que se les encierra y se les enjaula, y no sólo metafóricamen-

"¡'Carolina Suárez-Orozco, 1999, ponencia presentada en la American Psychological Association.

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te, sino que ello refleja los peligros reales e imaginados que tanto ellos comosus padres perciben en Nueva York. No es de sorprender que la tarea de la "se­gunda individuación" de los adolescentes, su separación psicológica de los pa­dres, sea más fácil en Ticuani.

En contraste, en Ticuani la segunda generación tenía por lo general la po­sibilidad (al menos todavía a finales de los años noventa) de andar por la calle sinmiedo a ser confrontados y sentía que ese espacio era física y culturalmente su­yo. Mientras que su autenticidad como mexicanos a veces se pone en duda, notienen que explicarla ni sienten que ello los convierta en una minoría vulnera­ble entre las otras minorías, como sucede en Nueva York. En cambio, Ticuaniles da todo un conjunto de prácticas y condiciones para hacer posible una ex­periencia alternativa de la adolescencia, la etnicidad mexicana, el género, lasrelaciones con los padres y la clase. Al retomar, los miembros de la segunda ge­neración entran a Ticuani en la parte alta de la jerarquía social y utilizan susdólares para participar en los rituales y usar ropa al estilo de Estados Unidos,misma que distingue a la élite de Ticuani frente a los pobres. Viven en casas quecon frecuencia son muy grandes, bellas y espaciosas en comparación con sushacinados apartamentos en Nueva York y están rodeadas por una clara y am­plia belleza natural en vez de un panorama urbano abrumador. Finalmente,tienen un espacio público seguro en Ticuani -tanto en espacios abiertos, porejemplo el zócalo, como cerrados, por ejemplo sus casas- pero no en NuevaYork, lo que afecta profundamente el tipo de rituales adolescentes que son po­sibles. Por ejemplo, en Ticuani un adolescente de retomo de la segunda gene­ración puede pasar toda la noche en el zócalo con sus amigos, o tomar en unafiesta y bailar sin sentirse incómodojamás. En Nueva York, los mexicanos contro­lan una porción muy pequeña del espacio público y escasas instituciones, quedar­se fuera de casa toda la noche, viendo las estrellas del cielo como en Ticuani, noes algo seguro. El control del espacio geográfico en Ticuani hace posible un de­sempeño más confiado de la masculinidad y la feminidad concebidas como for­mas de autentificar la mexicanidad y la ticuanesidad en comparación con lo quees posible en Nueva York.

La transnacionalización del mundo social de lajuventud ticuanense en la ciudad de Nueva York

La confluencia de los peligros de la adolescencia en Nueva York, con la relati­va libertad de Ticuani, se extiende hasta el mundo social primario de muchosadolescentes ticuanenses, en especial para las muchachas. Los padres relajansus responsabilidades cuando sus hijos están en Ticuani y al mismo tiempo seofrece a los adolescentes un repertorio más amplio de rituales y prácticas para

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negociar su adolescencia como ticuanenses. Los padres sienten la seguridad deque pueden dar a sus hijos una mayor libertad y los dejan ir a divertirse sin es­tablecer una hora límite, acudir a los bailes e incluso salir sin sus parientes ma­yores de Ticuani, mientras que eso estaría prohibido en Nueva York, sobre todopara las chicas. Además, muchos padres envían a sus hijos adolescentes a Ti­cuani durante las vacaciones de invierno o de verano, con lo que dejan a ungrupo de adolescentes a cargo de los abuelos en Ticuani sin un control estrictoy sin un adulto de Nueva York. No es de sorprender que los adolescentes de re­torno pertenecientes a la segunda generación asocien a Ticuani con la libertad.

Linda, la quinceañera de Brooklyn cuya experiencia ensoñadora en Ticua­ni cité al principio del libro, contrasta de este modo los niveles de libertad enTicuani con los de Nueva York:

Como que aquí (en Nueva York) no puedo salir. Si salgo tiene que ser conalgún pariente o hermano. Si no, no puedo salir. Mi madre no me deja sa­lir con mis amigos... Como andar en la calle. Ira al boliche, ya sabes. (RS:No puedes ir al boliche sin tu hermano). No puedo ir, pero es necesarioque vaya mi primo... un primo... que mi madre conoce. (RS: Así que, si tu­vieras una amiga con la que quisieras salir, ¿tu madre no te dejaría salir?)Sí (RS: ¿y allá?) Allá sí puedo salir. Porque mis padres no van a México...Como este año, me mandaron con mi hermano, era como que estábamospuros adolescentes, sin padres. Sólo fue una tía. Solíamos llegar a casa comoa las 2 o 3 de la mañana... Sí, solíamos ir a los gallos.

Estas condiciones producen un mapa del mundo social para muchos de losretornados de la segunda generación en el que Ticuani ocupa una parte impor­tante. Indudablemente, muchos de quienes retornan esperan todo el año parair a Ticuani y suelen conservar estos amigos como anclajes sociales cuando me­nos a lo largo de la primera adultez, lo cual se estudia más adelante. Una ra­zón para la predominancia de Ticuani es que lo sitúa a uno dentro de una redextensa de primos que constituye una reserva aceptable de amistades desde elpunto de vista de los padres. En efecto, cada año Linda "conoce nuevos pri­mos" al descubrir que conocidos del pasado resultan ser sus primos. Un mapadel mundo social incluiría a su barrio, su apartamento y los apartamentos dealgunos de los primos en Brooklyn, además de Ticuani. Si se les dibujara enuna escala que representara su importancia social, Ticuani ocuparía un espaciomás amplio que el de la ciudad de Nueva York. La imagen sería una inversiónde la famosa portada de la revista The New Yorker de los años setenta en que semostraba un panorama desde las ventanas de las oficinas, con la Décima Ave­nida y Manhattan en primer plano, con el medio oeste sin características nota-

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bIes y Los Ángeles y puntos más allá trazados con claridad, pero muy pequeño.En el mapa de Linda, la topografía social tendría a su casa y sus primos ocu­pando una importante porción y tan sólo Ticuani ocuparía un nivel similarmientras que el resto del mundo sería plano y desdibujado. Describe este mun­do en una entrevista en la que tomó parte Griscelda Pérez:

RS: ... ¿Ves a tus amigos, a la gente con que te juntas en Ticuani, cuando es­tás aquí?Linda: No, aquí no. No nos vemos aquí... No los veo. Sólo allá ...GP: ... ¿Por qué no ves a tus amigos aquí?Linda: Porque todos viven endiabladamente lejos (madIar). Hay que viajarpor el expressway para ir a verlos, unos de ellos viven como por la calle 42y la décima avenida (en Manhattan). Así que, ya sabes, aquí no salgo, asíque no los veo. Y mi hermano los ve porque van a fiestas. Cuando mi her­mano va a las fiestas a veces ellos van. Así es la vida.RS: ... Así que si fueras a las fiestas del sonido los verías también, pero no losves porque-Linda: -Algunos viven en Manhattan, por eso.

El contraste de la descripción de Linda de cómo sus amigos y primos que vi­ven cerca de la calle 42 en Manhattan -a unos 25 minutos de distancia en elmetro desde su casa- viven "endiabladamente lejos" (mad lar) con el hecho de quenunca mencionara, en todas las horas de entrevistas y etnografía, lo lejosque está Ticuani, es revelador. En este mundo transnacionalizado, para ella TÍcua­ni está situado socialmente más cerca de Brooklyn que el centro de Manhattan.

El matiz de ªénero de las libertades y práaicas

de crianza en Nueva York y Ticuani

Que el hermano de Linda pueda salir en Nueva York pero ella no plantea lacuestión de cómo el género afecta a la adolescencia de la segunda generacióny su transnacionalización. En todos los pares hermano-hermana que entrevis­tamos y seguimos en este estudio, a los jóvenes se les daba mayor libertad auna edad más temprana en Nueva York, en comparación con las chicas, loque hace a Ticuani especialmente importante para las muchachas. La percep­ción de Linda respecto a que sus padres tenían reglas para cada género seconfirma por su padre, Bernardo, quien llegó a casa mientras Griscelda Pé­rez y yo entrevistábamos a Linda. Yo tenía ya una década de conocer a Ber­nardo de manera amistosa y se unió a la conversación. Discutimos cómo a suhijo Bennie no le gustaba la escuela, mientras que a su hija sí, además de las

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diferencias generales entre niños y niñas, incluido el tema de quién sale de lacasa y a qué edad. Tras mencionar que las mujeres son más "tranquilas" y loshombres más "corajudos con sus padres" y que ambos deben pedir permisopara salir, continuó:

Bernardo: ... en los hombres, se va a una fiesta, le piden permiso uno y va.Pero una hija no deje uno ir, sólo si van con la familia ... Hasta ahorita yanunca la deja ir a las fiestas sola. No.RS: Ella no. ¿Pero Bennie?Bernardo: Sí. Y a la edad que ella tenía él iba a las fiestas solo.RS: y no tenía miedo, no preocupaba ustedes por él como iba preocuparpara ella? ¿Es otra cosa?Bernardo: Es un poco diferente. Simplemente la preocupación uno siem­pre tiene son las peleas que se hacían en los clubes o en las calles entreellos, entre los mismos paisanos.

Cuando Griscelda Pérez preguntó acerca de este "doble parámetro" y Lindadijo que pensaba que era injusto y que no le gustaba, Bernardo enfatizó que laspandillas hacían que estas fiestas fueran peligrosas. Le pregunté acerca de la apa­rente contradicción entre el hecho de que Bernardo dijera que las pandillas ha­cían que estas fiestas fueran peligrosas y dejar que fuera Bennie pero no Linda.

RS: Déjame preguntarte -si el problema principal es las peleas de las pan­dillas, que son de los puros hombres, entonces me parece que el peligro seamás para los hombres que para las mujeres, ¿no?Bernardo: (riendo). Bueno, tengo que decir que es verdad, pues. Pero ya es.Sea que el hombre siempre se cuida por sí mismo, y la mujer también lohace, pues, ves, pero porque es el sexo débil, uno se cuida más por la mu­jer, como padre, pues.

Después de que salió el padre, Linda mencionó la parte faltan te de su ar­gumento -que ella pensaba que los padres siempre temen que las chicas se em­baracen y por tal razón no dejan que sus hijas salgan solas. Todo ese intercambioofrece cierto atisbo de cómo el género estructura la vida de Linda en NuevaYork. ~IH Bernardo aceptaba abiertamente la descripción de Griscelda Pérezacerca de que sus reglas implicaban un "doble parámetro" y al confrontárselecon un análisis alternativo -que las fiestas planteaban un mayor peligro para

,,,, Esa forma de pensar no sólo es "mexicana". Es bastante común también en los hogares de los es­tadounidenses blancos, Pero entendemos esas reglas como étnica y culturalmente distintivas -"ésa es lamanera",

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los hombres a causa de las pandillas- reconoció que tal era "la verdad". Perodefendía sus prácticas de crianza al recurrir de nuevo a la biología y en que lasmujeres fueran el "sexo débil". Linda mostraba su desacuerdo abiertamente.Estas reglas de género hacen que el retorno a Ticuani sea más importante paralas muchachas -una montaña más grande en su topografía social- lo que con­duce a los sueños de Linda acerca de Ticuani.

Napoleón y Ceydi, también hermanos, tenían similares reglas de género.Mientras que el hermano de Linda es mayor, Napoleón es cuatro años más jo­ven que Ceydi. No obstante, sus padres le permitían a él en su adolescencia queanduviera en la calle hasta las 10 de la noche, o incluso hasta la medianoche,mientras que Ceydi no podía salir de la casa a menos que la acompañara suhermano y sólo en caso de que no hubiera clases. A Ceydi se le veía tan rara­mente que los vecinos no la conocían, como se describe en la entrevista que hi­cimos Sara Guerrero-Rippberger y yo:

Napoleón: A ella la dejaban salir sólo en el verano, pero únicamente si yosalía Mi madre decía 'ey, échale un ojo' ... Crecí, como a los trece o cator-ce (y) gente nueva se cambiaba al barrio y como que "¿quién es?" ... ni si-quiera sabían que era mi hermana.Ceydi: Ni siquiera sabían que vivía en la cuadra.SGR: Guáu -¿porque estabas adentro la mayor parte del tiempo?Ceydi: Sipo Otra excusa para que yo saliera fue cuando nació mi hermanomenor. Decía. "sí, vaya sacarlo". Era la única manera de que yo pudiera sa­lir... Estaba encerrada. Estaba seriamente encerrada. Estaba seriamente en­cerrada.

Esta última frase -"estar encerrada" (lock down)- era utilizada ampliamen­te entre los miembros de la segunda generación, en especial las chicas, evocan­do conscientemente la analogía de una prisión. La posición de segunda clasede Ceydi significa que debía responder ante su hermano menor cuando estabafuera de casa. Él les había dicho a otros muchachos de la cuadra que no habla­ran con su hermana y a su hermana que se fuera a la casa si llamaba la aten­ción de los muchachos que él no aprobaba. Sus padres reforzaban la autoridadde Napoleón sobre Ceydi, tratándola como "el sexo débil" aun cuando ella eramayor que él y más exitosa en la escuela y el trabajo. En efecto, a Toña se le en­señó a vigilar a Ceydi, obedeciendo así a una versión de Brooklyn de los rolesde género de ranchero y ranchera. En este contexto, tiene sentido que Ticuanise torne en algo tan importante en las vidas de las chicas como Ceydi.

Dada la manera en que la percepción del peligro refuena prácticas más rí­gidas de vigilancia de los padres en Nueva York, el ir a Ticuani es como situar-

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se provisionalmente en un mejor barrio, lo que abre nuevas posibilidades paraque los padres relajen la presión sobre sus hijos adolescentes y para que losadolescentes, en especial las chicas, se perciban a sí mismas como competentesy autónomas; percepción muy diferente de la adolescencia en Nueva York. Esossentimientos son causa y resultado de la transnacionalización de la adolescenciay afectan de manera positiva las relaciones entre los adolescentes y los padres.Linda respondió a mi pregunta sobre: "¿cómo te sientes cuando vas" a TIcuani?,al decir: "Me gusta porque allá puedo hacer de todo. Salir y que mis padres nome digan nada. Pero, aquí salgo y «¿a dónde vas?, ¿con quién vas?, ¿a qué horaregresas?» Allá simplemente salgo con mis primos, mis amigos y no me dicennada. Vuelvo a la casa a la hora que quiero. Por eso."

Muchos otros jóvenes de la segunda generación, en especial las chicas, con­firmaban este sentimiento. En 1992, cuando Juana tenía 17 años, me dijo quesus padres la trataban más como una adulta cuando estaban en Ticuani. Sus pa­dres sentían que estaría más segura en Ticuani, aun sin su compañía a los 15años de edad, de lo que estaría en Nueva York:

Sabes, mis papás no tenían miedo de que fuera sola. Había... tanta confian­za. No tanto en mÍ... (sino que) estaban seguros de que nada me pasaría.Ves, tenían toda esa seguridad. Y aquí (en Nueva York) hasta cuando estoyen mi casa, mi madre me llama para ver si todo va bien. Y allá, todas laspuertas están abiertas, simplemente salgo... (En Nueva York) ya sabías, noestaba segura. Todavía ahora no se está seguro en el tren, a cualquier hora,incluso a la luz del día.

Juana reportó que no sólo sus padres sienten que ella está más segura enTicuani, sino que ella siente lo mismo. Describió cuán diferente se siente Ticua­ni respecto a Nueva York en su primera visita independiente: "Estaba silencio­so, calmado... si hubieras llegado a casa a las tres de la mañana, como que note arriesgabas a que algo pasara. Era como más libertad. Sin que nadie te diganada, puedes hacer lo que quieras a cualquier hora que quieras." Este senti­miento de competencia, poder y autonomía en el mundo tiene efectos positi­vos en las relaciones entre los adolescentes y sus padres y en el desarrollo ge­neral de los adolescentes, lo cual ayuda a explicar por qué el regreso a Ticuanies tan atractivo en las vidas de los miembros de la segunda generación. Dadoeste contexto, la segunda individuación, que el psicoanalista Ricardo Ainsleplantea como un esfuerzo crucial durante la adolescencia, parece posible en Ti­cuani de modos que serían imposibles en Nueva York.

Los padres y los abuelos también me dijeron que sus prácticas de crianzason más laxas en Ticuani. Doña María, una migrante pionera de Ticuani, que

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se hace cargo de su nieta de 14 años y sus hermanos menores en Nueva York yTicuani, mientras sus padres trabajan, describe así la diferencia en sus prácti­cas de control paternal en los dos lugares:

Acá, los niños gozan más, tienen más libertad, no trabajan por lo mismo deque viene a las vacaciones... Allá no más están ... encerrados con llave, yuno adentro. (RS: ¿y usted lo ve como peligroso allá?) También aquí haypeligro ... Pero es más peligroso allá. Se los llevan. Los violan, aquí tambiénhay, pero muy poco se ve eso ... Aquí anda hasta medianoche solos... Poreso se les da chanza para que salgan, pues. (RS: ¿y usted no se peocupaba?)Sí, porque como están grandes, no me gusta andar por la noche. Pero, des­pués, de no les pasa nada. Y ella sola se sabe cuidar.

El lenguaje que utiliza doña María para describir la vida de la segunda ge­neración en Nueva York resuena con el que ellos mismos utilizan -estar "encerra­dos" parece bastante cercano a estar "bien encerrados con llave", lo que, sugie­re, es la manera en que ella también se siente, ya que invariablemente está"adentro" en Nueva York. Enumera peligros serios -ser raptadas o violadas- demanera inmediata cuando surge el tema, cual si regularmente se preocuparapor esos asuntos en Nueva York. Contrastar la forma en que se trata a estas chi­cas en Nueva York y en Ticuani ofrece algunas reflexiones. Linda, Ceydi y mu­chas otras eran tratadas por sus familias como elementos del "sexo débil", in­capaces de cuidarse a sí mismas en Nueva York. No obstante, doña María diceque su nieta de 14 años "sabe cómo cuidarse" en Ticuani, y Ceydi, Juana y otrastambién reciben más este trato en Ticuani. No es que todas las reglas, que sondiferentes para cada género, se suspendan en Ticuani -lo que no pasa, comoveremos- pero las restricciones que se imponen a las mujeres son más laxas ahí,lo que desemboca en una experiencia más liberadora y un mayor sentimientode confianza en sí en el pueblo que en Nueva York. Esos sentimientos de ad­quisición de poder y libertad subyacen a los deseos de la segunda generaciónde ir a Ticuani, participar en sus rituales y fortalecer la imaginación de la ado­lescencia transnacional.

A pesar del poder que les da el retorno a Ticuani, la mayor parte de ellosve su estancia estrictamente limitada en tiempo y espacio. licuani es un lugarde vacaciones donde ven a sus amigos y vuelven a conectarse con sus raíces mexi­canas, pero sólo una minoría se queda por más de un mes en cada ocasión. Éstaincluye una cifra pequeña pero creciente de jóvenes de la segunda generaciónque han sido trasladados a Ticuani por sus padres en contra de su propia volun­tad, que se han trasladado junto con ellos o, algunos cuantos que incluso hanconvencido a sus padres para regresar. Aproximadamente un 6 por ciento de los

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estudiantes de la escuela media en TIcuani nació en Estados Unidos. Los varo­nes utilizan Ticuani para esconderse durante meses de las pandillas de NuevaYork, o regresan a conseguir trabajo para "calmarlos", lo que les da un espacioseguro para madurar. Pero los miembros del Grupo Juvenil de TIcuani que medijeron a principios de los noventa que querían regresar a Ticuani para ofrecersus servicios no lo han hecho. Y la mayor parte de quienes retornan sólo preten­den permanecer unas cuantas semanas cada vez, en especial cuando ya están enla universidad y trabajando. Linda dijo que su límite en TIcuani era de una du­ración similar a la que tenía la permanencia de los demás neoyorquinos ahí. Enrespuesta a una pregunta acerca de cuánto se queda en Ticuani:

Voy una semana o dos, y ya. No puedo estar un mes... Este año... la fiestase acabó alrededor del 3 de febrero, así que ésa fue la última fiesta y fui aella y entonces tuve que estar tres días más y me aburrí. Porque no hay na­die en el centro, todos están en casa. Y yo solía andar con mi prima, perotenía que irse pronto a casa... a las nueve, y luego solía estar en la pizzeríade mi tío ... hasta que cerraron.

Además del aburrimiento, Linda hace notar las condiciones sanitarias deTicuani, la falta de agua y los diferentes hábitos de alimentación como obstácu­los para estancias más prolongadas en Ticuani. Describió su lucha diaria con suabuelita por los enormes desayunos que ésta le preparaba. Linda contrasta el"bagel y el café" que come en Nueva York con la "carne de res con tortillas...demasiada comida" que su abuela la obliga a comer.

Promesas: prácticas incorporadas que vinculan

los puntos transnacionales y los abismos generacionales

Ticuani proporciona otro poderoso ritual que ayuda a estos jóvenes a compar­tir experiencias significativas con sus padres ya transnacionalizar su adolescen­cia. Las promesas se hacen en el sentido de realizar ciertos actos para demos­trar su devoción o gratitud al Padre Jesús o a la Virgen por su intervención enalgún asunto. Por lo general tienen que ver con actos físicos como correr unacarrera, dejarse crecer el pelo para ponerlo después en una estatua del PadreJesús, o caminar en una procesión. Debido a que estos actos son simultánea­mente físicos, sociales y espirituales, ofrecen un lugar particularmente rico parainvestigar cómo operan las emociones y se reforma el ser a través de procesossociales y corporales. En la siguiente sección se analiza en dos pasos el modoen que las promesas figuran en la vida transnacional de la segunda generación.Primero, ofrecen lo que la socióloga Maren Klawiter denomina una "experien-

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m ROBERT COURTNEY SMITH

cia encarnada" (embodied experience) o una "práctica encarnada": se siente algoen el cuerpo a la vez que en la mente y el alma cuando se les realiza, y cuandose vuelven a efectuar se reviven esos sentimientos. Mientras que la experienciaincorporada describe la relación entre el cuerpo y las propias emociones, adap­to la obra del neurólogo Oliver Sacks acerca de la propriocepción física al ám­bito social como "propriocepción social" para describir en que forma se expe­rimentan conjuntamente el propio cuerpo y las emociones en relación conotras personas y lugares específicos. Me baso aquí en las reflexiones del filóso­fo francés Maurice Merleau-Ponty en el sentido de que necesitamos ver a losotros cuando nos ven, para experimentar una mayor conciencia de nuestroscuerpos. El sociólogo Jack Katz ilustra esto al señalar que la percepción de no­sotros mismos en los espejos de feria, que distorsionan las imágenes, se hacenatractivas y profundamente graciosas cuando vemos a otros mientras nos ven anosotros que vemos nuestro distorsionado reflejo.205 Merleau-Ponty capta así ladimensión necesariamente social de nuestra experiencia corporal de las emo­ciones y de nosotros mismos.206 En los capítulos 8 y 9 regreso a estos conceptosde la emoción encarnada y la propriocepción social para explorar el modo enque los pandilleros experimentan sus seres de cholos y cómo los jóvenes de lasegunda generación que retornan experimentan a un Ticuani transformadopor la presencia de los miembros de las bandas.

En el caso de las promesas, la fuerza de la memoria emocional de las prác­ticas encarnadas encuentra un eco en una cita de Pascal: "arrodíllate, muevetus labios en un rezo y creerás".207 Llevar a cabo esas prácticas encarnadas enTicuani hace que los ticuanenses de la segunda generación se sientan más cer­canos a Dios y muestra su sorprendente grado de devoción no sólo hacia Diossino específicamente al Padre Jesús. Algunas promesas también requierenatención sostenida durante un largo periodo, o estar alejados de sus padrestemporalmente, como al hacer la Antorcha. De ahí que las promesas puedana la vez facilitar que los adolescentes se sientan competentes y autónomos yfortalecer el amor por las mismas tradiciones aprendidas por los padres. Ade­más, las promesas generan experiencias compartidas y significativas que norequieren que los padres y sus adolescentes de la segunda generación hablenacerca de su relación. Es precisamente este contexto, que se genera por la par-

2°'Véase Katz, 1999: 104. La concepción de Katz de que la experiencia de nuestros cuerpos y emo­ciones está mediada por nuestras percepciones y por el hecho de que otros nos vean y es por tanto pro­fundamente social, completó el rompecabezas teórico que había empezado a discernir para analizar losdatos de mis informantes a partir del concepto de Klawiter de emoción incorporada (embodied emotion) ydando nueva forma a lo que Sacks llama la propriocepción de la vida social. También agradezco a TaylorCarmen, experto en Merleau-Ponty, por su agilidad y generosidad intelectuales.

2!lf>Véanse también Denzin, 1985 y Fine, 1992.207 Klawiter, 1999: 122; Katz, 1999.

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ticipación en la misma actividad física, el que permite a cada una de las par­tes una experiencia profundamente auténtica que depende de la presencia fí­sica del otro. Esta dinámica se ilustra adecuadamente por los casos de Napo­león, Ceydi y Jericó. 208 Ceydi describe cómo ella y su madre han conservadosiempre cierta distancia en su relación, lo que se ha dado en parte por sus lar­gas ausencias debido al trabajo, hasta que cambió de empleo, cuando Ceyditenía ocho años.

Hace pocos días, mi mamá se sentó conmigo y... simplemente se quedó ab­sorta. Y dice, "¿sabes en qué he estado pensando últimamente? ... En quenunca estuve realmente ahí contigo cuando eras más chica... hasta como alos ocho años". Llegaba tarde a casa, como a las seis de la tarde... (Algu­nas veces) ni nos hacía caso porque tenía que cocinar... simplemente co­mía, dormía, veía un poco la TV y... nos mandaba a dormir como a lasnueve de la noche... eso era todo... No tuve una mala niñez, pero... sim­plemente tuve que crecer sola... Como que nadie estaba ahí... para ayu­darme con la tarea.

Este pasaje describe las dolorosas limitaciones de tiempo con las que se en­frentan los padres y ello me hizo encrisparme ante el prospecto de que mis pro­pios hijos pudieran sentirse así algún día. Esta situación es peor para los inmi­grantes u otros padres de bajos ingresos, quienes tienen menos control de sushoras de trabajo y deben laborar durante más tiempo por lo escaso de su paga. 209

Los comentarios de Ceydi ofrecen un telón de fondo para apreciar la experien­cia compartida que hacen posible las promesas. Tanto Jericó como Napoleónhan hecho promesas "para el Padre Jesús" y "para mi madre", lo que ha impli­cado correr la Antorcha o cargar objetos religiosos utilizados para celebrar alPadre Jesús, que van desde pesadas estatuas a cruces, pasando por tiestos deflores de 10 kilos para adornar el altar. Napoleón dice primero que él piensaque con las promesas "nuestros padres nos muestran una forma de retribuir aDios". Describe de esta manera su experiencia:

'O'Este proyecto sin'ió para desarrollar una relación a largo plazo con Ceydi. Sara Guerrero Rippber­ger hizo entrevistas personales con ella y su hermano y siguió a Ceydi en la escuela. fur separado o en con­junto, Sara y yo nos reunimos con Ceydi y sus amigos en fiestas, casa, escuela y la acompañamos a TIcuani.Hicimos el mismo trabajo con Jericó y Napoleón (a excepción de la escuela) y realizamos una entrevista porseparado con cada uno de ellos. Llegamos a conocerlos bastante bien, a ellos y sus familias, tras dos años ymedio de trabajar juntos. Durante una entrevista de cinco horas con Ceydi y Napoleón, y otra con Napo­león y Jericó, nos describieron cómo el hacer promesas ayuda a generar un espacio compartido por ellos ysus padres, algo que es difIcil lograr para los adolescentes y sus padres, en especial si son padres emigrados.Además, aunque ninguno de ellos se describió como extremadamente religioso sentían que realizar una pro­mesa en TICuani los hacía sentir la presencia de Dios con más fuerza que en Nueva York.

,o9Véase Hondagneu-Sotelo y Messner, 1996.

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Me divertí como loco al hacerlo aunque el tiesto de flores estaba muy pesadoy me estaba molestando... se sentía bien porque... la gente volteaba a verme,como si, iválgame!. .. No puedo creer que él esté cargando eso... y finalmentelo bajé... y me sentí como, sí, le retribuí algo a Dios... Creo que no se habríavisto bien si yo no la hubiera cargado... ¿qué clase de hijo soy? Así que... que­ría mostrar que... no soy sólo... uno de esos muchachos que no quieren hacernada... Mi tío (preguntó) "¿quieres que cargue eso por ti?" y yo, como que; no,está bien, puedo llevarla por mí mismo... Luego mi madre me ve... está como,"¿no necesitas ayuda?" y yo como, "No, no necesito ayuda".

Cuando Napoleón y Jericó recordaban sus promesas, su narrativa enfatiza­ba la experiencia física de cargar artículos religiosos o de correr la Antorcha.Esta referencia al físico es una parte esencial de sus promesas, como lo es el sig­nificado social de ser vistos por otros en Ticuani al hacerlo -demostrar que tipode hijo se es- al igual que una relación más estrecha con su padre y su madre,con los que no es raro que tenga conflictos en Nueva York. Además, se experi­menta a sí mismo como poderoso y competente, sabe que su madre lo ve de esemodo cuando rechaza la ayuda del tío para cargar el tiesto de flores. Todas estasexperiencias se dan como parte de una relación con Dios que es específicamen­te mexicana, con lo que se vuelve a autentificar su me~icanidad. Napoleón seesfuerza para cargar el tiesto de flores pero se revela en la percepción de su es­fuerzo físico y en la evaluación que su madre y otros hacen de su competenciamoral, incluso su victoria, al desempeñar este acto para Dios. Su descripciónsuena como si el mismo filósofo Merleau-Ponty la hubiera escrito.

El hacer una promesa permitió a Ceydi y su madre compartir tácitamentealgo importante. En un patrón que se ha observado con otros -que deja fueraa Pascal- al principio Ceydi hace una promesa como un favor a su madre, perose sorprende de cuánto obtiene de haberlo hecho. Describe la reacción de sumadre al hacer la promesa, durante la cual caminaron juntas varias horas en lamisma procesión religiosa que Napoleón y Jericó.

Ceydi: ...Como que ella estaba simplemente feliz de que yo la ayudara... or­gullosa de que siguiera la religión... (Hacer feliz a mi mamá) también medejó una satisfacción. Porque es importante para mí estar, pues, que estésbien con tus papás, portado (en español).RS: Al principio de la entrevista, cuando hablabas de cómo te sientes comosi hubieras crecido mucho tú sola -¿era ésta una manera de intentar dejaratrás esos problemas y hacer una especie de vínculo con tu madre?Ceydi: Eso es algo que hablo con Dios -porque algunas personas no se dancuenta de que nunca tuvimos una buena relación porque sus puntos de vis-

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Fotografía 13. Procesión en honor de PadreJesús, en TjclIani, en el invierno de 2000.

Fotografía 14. Jóvenes cargando la pesada imagen de Padre Jesús, en la procesión de seis llorasa través ele TiClIani, en el invierno de 2000.

ta hasta este momento a veces entran en conflicto con los míos. (La prome­sa) fue como dos fuerzas que se unían, ya sabe, ser bueno con uno ... es im­pactan te. Es algo que no se puede explicar. ..

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RS: ¿Tú Y tu madre han hablado alguna vez acerca de la promesa?Ceydi: No ... ella estaba simplemente feliz conmigo. Ella sólo, pues, son­reía.RS: ¿O sea que no decía mucho, pero tú sabías por la manera en que temiraba?Ceydi: Yo sabía, mm ajá.

La promesa no tuvo como resultado una relación completamente nueva entreCeydi y su madre. Me dijo que sólo se sentía "un poco" más cerca de su madre,pero luego describió su satisfacción al hacerla feliz, asegurarse de que estababien con sus padres y continuar con las costumbres de Ticuani. Esta vinculaciónprobablemente no habría ocurrido de no haberse dado la promesa en la queambas pudieron participar. El que Ceydi y su madre nunca hablaran despuéssobre el asunto nada más acentúa la importancia de que se haya realizado estevínculo en la promesa, en un contexto en el que ya tenían un guión prepara­do, con una tarea física qué realizar y no había que negociar verbalmente lasdificultades de su relación. Estas experiencias corporales y sociales de vincula­ción con otros son poderosas y sostenidas, como se muestra en los trabajos re­cientes sobre la emoción y la participación en los movimientos sociales. 2lO Esasrecompensas proporcionan una razón más por la cual la vida transnacional estan atractiva para tantos de la segunda generación. '

Ceydi describió también en detalle cómo hacer la promesa y estar en Ti­cuani cambia su relación con Dios. Siente que está más abierta a Él en Ticuani,que ambos pueden escucharse mutuamente mejor ahí que en Nueva York.Contestó de este modo cuando le pregunté si se sentía cerca de Dios al hacerla promesa:

Ceydi: Era... como, gúau, realmente estoy haciendo una promesa... Mesentía maravillosamente y emotiva por dentro... Es como un encuentropersonal con Dios al mismo tiempo. No cualquiera, creo, tiene la oportu­nidad de hacer una promesa como ésa...RS: ... ¿Dios te escucha mejor allá?Ceydi: Allá es más fácil... Allá todo eso de la iglesia es mucho más fuerte ...Como, con sólo verlo, al Padre Jesús ... comienzo a llorar. Es difícil para míno llorar, porque pienso ... en la gente que he perdido ... que quisiera nohaber llegado a... darles el último adiós ... Es un sentimiento de ... cosas delas que no puedo hablar con nadie más, podría hablar de eso con Dios,simplemente dejarlo salir todo.

2IUVéase Goodwin, Jasper y Polletta, 2001,

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"PADRE JESÚS. CUiDEME" 237

RS: ...Así que ... ¿no hay nada que te separe de Dios cuando estás en unapromesa en Ticuani ... yen Nueva York es como que hay algo entre tú y Dios,cosas que estorban?Ceydi: Hay cosas que estorban ... A veces pienso que estoy tan ocupada queni siquiera tengo tiempo para pensar en Dios ... Y no lo justifico. No voy ala iglesia... con tanta frecuencia como la mayor parte de la gente.

Para Ceydi, hacer la promesa le llevó a un encuentro espiritual "personal"con Dios -el primero que tuvo, me dijo- que contrastaba marcadamente con lavida de ocupaciones de Nueva York, donde dice que ni siquiera es usual que vayaal templo. En Ticuani siente que Dios realmente la escucha. De ahí que el regre­so a Ticuani profundizara su relación no sólo con su madre, sino con Dios. Lomás notable es que las promesas en Ticuani le proporcionaron los rituales paraque estas relaciones se profundizaran y que las experimentara social y corporal­mente de maneras que no es normal que se den en Nueva York. El ajetreo de lavida, la falta de rituales que posean el requerido poder emocional y espiritual,la falta de posesión de un espacio geográfico y social indiscutiblemente mexicano,funcionan todos en contra de este tipo de experiencia profunda con el propio serauténtico y mexicano. Además, la profundidad del sentimiento que reportan es­tos jóvenes en sus promesas es bastante avasalladora. El ritual de las promesasofrece a estos jóvenes que retornan, miembros de la segunda generación, pasosconcretos para hacer la transición por medio de la cual su adolescencia, incluidala relación con sus padres, se hace más fácil y se practica transnacionalmente.

Puedo aportar algunas reflexiones personales sobre la experiencia encar­nada y la propriocepción social que reflejan mi propia condición intermediacomo ticuanense ficticio y etnógrafo estadounidense. Mi experiencia cambió conel tiempo a medida que llegué a sentirme y a ser visto por muchos, como unticuanense honorario. La experiencia de mi participación en diversos ritua­les se alteró con el tiempo. La primera vez que corrí en la Antorcha, partici­pé con un interés muy vivo y todo mundo vigilaba mis reacciones a cada paso.Estaba muy consciente de que se me observaba y sentí que debía poner unacara que comunicara a la vez curiosidad y apreciación del privilegio que sig­nificaba que compartieran conmigo esos rituales. Este sentimiento de sermuy consciente de mí mismo cambió con el tiempo y en situaciones particu­lares, de maneras que con frecuencia promovían un sentido de pertenencia.Durante mi primera estancia larga en la fiesta del Padre Jesús, en 1990, unmigrante de retorno me pidió que llevara a su padre enfermo en un carro,detrás de una procesión específica en honor del padrecito. Estaba gustosopor ayudar y compensar de algún modo las muchas gentilezas que me habíandirigido, pero no tenía idea, a nivel emocional, de por qué esta procesión era

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tan importante. Aunque titubeo al escribirlo ahora, en ese entonces no sabíani siquiera la palabra correcta para llamar a la estatua del Padre Jesús y de­cía "la muñeca grande" en vez de "el icono", lo que hizo que apareciera pri­mero una sonrisa y luego una carcajada sonora de parte de mi anfitrión mi­grante. Pero cuando don Emiliano me pidió 10 años después que caminarajunto a él, cargando una gran cruz, en la misma procesión a la luz del día, sa­bía, intelectual y emocionalmente, el gran honor que se me concedía. Mi ex­periencia de pertenencia se dio en parte a este conocimiento, pero tambiéna la manera en que la gente me miraba al caminar en la procesión y cargan­do la cruz con don Emiliano. Sabía que éramos amigos y que yo pertenecíaporque él quería que estuviera ahí. Y aunque hubo rostros que reflejaban sor­presa al ver a un gringo haciendo eso, hubo muchos que sonreían silenciosa­mente o que me agitaban la mano, sabiendo exactamente porqué tenía sen­tido que yo estuviera ahí.

Otro ejemplo tiene que ver con contextos particulares: el regreso de laantorcha, de la ciudad de México a Ticuani, dura unas 36 horas y se corre enrelevos. Un corredor sale del autobús para tomar la antorcha, luego quien laentrega espera a que lo recoja el segundo autobús. La espera puede ser demás de media hora, que puede convertirse en un lapso mayor durante las ho­ras solitarias de la noche, en las cuales los perros sueltos de los pueblos porlos que pasábamos pueden ocasionalmente formar una jauría que ladra y tra­ta de morder a los peregrinos solitarios que esperan a que los recojan. Unanoche, mientras esperaba que pasaran por mí, caminaba hacia Napoleón,quien era el siguiente en la carretera, cuando escuché el ladrido de los perrosy a él que gritaba, delante mí. Corrí para alcanzarlo mientras que otros ami­gos corrían desde delante de él para encontrarlo. Juntos gritamos y les lan­zamos piedras a los perros que merodeaban, que se retiraron; también avan­zamos en nuestro camino, por temor a que se reagruparan. Esas experienciasofrecen una camaradería cruda, sazonada con adrenalina, que me convirtióen parte de este grupo de adolescentes de una manera que no habría logra­do sólo con las entrevistas. Me experimentaba a mí mismo como parte delgrupo, fui a ayudar a un amigo amenazado y Napoleón estaba agradecidopor mi apoyo. Después de ese evento, él y yo pudimos sentarnos y tener va­rias conversaciones prolongadas, sólo nosotros dos, acerca de tópicos queiban desde la escuela hasta el amor a Ticuani. Una serie de esas dramáticasexperiencias de pertenencia conjunta, en combinación con interacciones máscotidianas y entrevistas charladas dieron como resultado un contexto emocio­nal de mayor intimidad. Yo les parecía a ellos, y yo mismo me sentía, una per­sona más tridimensional que pertenecía a lajuventud de Ticuani, aunque for­malmente no era uno de ellos.

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Conclusión

Este capítulo describe la interacción entre los rituales religiosos, los proce­sos adolescentes y la cuestionada pertenencia de la segunda generación enNueva York y Ticuani. Las prácticas religiosas de Ticuani proporcionan ri­tuales adolescentes para quienes regresan, lo que les ayuda a negociar sussentimientos de pertenencia y alienación en Ticuani y su posición social comoinmigrantes étnicos y minorías raciales en la ciudad de Nueva York y su com­promiso en un proceso de asimilación segmentada. El espacio y las prácticasque ofrece Ticuani ayudan a la segunda generación a negociar tareas adoles­centes cruciales de manera más fácil que en Nueva York. Hacen factible una"segunda individuación" menos conflictiva, mayor autonomía del adolescen­te y mejores relaciones entre padres y adolescentes debido a su reubicacióntemporal en un "mejor barrio" - Ticuani- en el que se perciben más segurosque en Nueva York. Los casos de Juana y Toño demuestran también cómo elretorno y el ritual pueden ayudar a promover decisiones positivas en otraempresa adolescente fundamental, la de escoger entre grupos de amigos. Fi­nalmente, compartir "prácticas incorporadas" como las promesas, ayuda alos padres inmigrantes y sus hijos de la segunda generación a trascender lasdesavenencias de nacimiento, la educación y la cultura que los dividen, sinnecesidad de hablar directamente de estas divisiones. Al reconstruir cómo serealizan estos deberes de la adolescencia a través de los rituales de Ticuani,rehago la forma en que la adolescencia misma se transnacionaliza y se estruc­tura la vida transnacional.

Una lección final de este capítulo es que el lugar importa. Ticuani es el es­pacio de una experiencia más liberada de la adolescencia, de considerarse máscerca de Dios, de sentir el poder y el placer de la posesión cultural y física deun espacio estrechamente vinculado con las identidades más queridas. Ticuaniofrece a la segunda generación, al mismo tiempo, una forma de vida externa alos límites de Nueva York y un mundo de posibilidades a medida que se inser­tan en un mundo social donde todos se ven como mexicanos y se dedican a ce­lebrar una cosa -al Padre Jesús. Ticuani se ha convertido en un lugar sagradopara ellos. Su experiencia de la adolescencia se da en parte a través de las prác­ticas religiosas. Su relación más estrecha con Dios es un elemento esencial desu experiencia de ser ticuanense. Estas consideraciones ayudan a explicar losmotivos por los cuales el retorno a Ticuani como un lugar físico es tan atracti­vo para la segunda generación y por qué y cómo la adolescencia se ha transna­cionalizado.

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Capítulo 7

Re~resaré el próxinlo año:

la vida transnacional en el ánlbito

local a lo lar~o de la trayectoria de vida

AL VER a Alicia en Ticuani en 1999, cuando pasó su corona de reina de la misaa su sucesora, fue impactante, dado que cuando la conocí, cinco años antes, comola hermana menor de Juana, odiaba Ticuani. Decía que su español no era tanbueno, extrañaba comer en McDonald's y no se divertía en las fiestas de Ticua­ni. Nacida y criada en Brooklyn, había pasado de no gustarle siquiera visitarTicuani, a buscar y obtener el más alto honor. Igualmente Juana y su grupo deamigos jóvenes de Ticuani, regresaban con menor frecuencia y durante perio­dos más cortos, en comparación a la manera en que lo hacían a principios delos noventa: los trabajos, los hijos, los cónyuges y otras responsabilidades de losadultos jóvenes complicaban su posibilidad de ir. Finalmente, algunos migrantespioneros, en especial mujeres como doña María, regrt:saban con mayor fre­cuencia y por periodos más prolongados que a principios de los noventa, ade­más traían consigo a sus nietos de la tercera generación. Retirados, tenían la li­bertad de regresar, asumían las responsabilidades del cuidado de los hijos desus hijos. Noté estos cambios en parte por los que se daban en mi propia vida-obtener mi primer trabajo como profesor y el nacimiento de mis hijos- quehabían limitado mi capacidad para volver. Me di cuenta de que estaba obser­vando a los ticuanenses y sus hijos en el proceso de crecer o envejecer, mismopor el que yo estaba atravesando.2ll

El común denominador en cada una de estas historias es algo que los cien­tíficos sociales denominan la "trayectoria de vida". Los estudios al respecto ana­lizan el significado social del pasaje a través de etapas de vida, que incluyen elmovimiento desde el nacimiento a la infancia, adolescencia, joven adultez, edadadulta, ancianidad y muerte. Algunos se centran en la forma en que las tenden­cias históricas como la guerra o la depresión afectan toda la trayectoria de vida,mientras que otros examinan las causas y efectos sociales de transiciones espe-

m La etnografía y el análisis de la trayectoria de vida rara vez se mezclan debido a la carga combi­nada que representa la observación en primera persona y el estudio a largo plazo. He podido unir estasestrategias gracias a que he vivido en Nueva York y me he reunido con regularidad con los ticuanensesdesde que inicié mi posgrado, a principios de mi tercera década de vida.

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cíficas, como el matrimonio. 212 Este capítulo recurre a las tres historias mencio­nadas para estudiar cómo tres movimientos en la trayectoria de vida afectan lasprácticas y los significados de la vida transnacional. 213 En primer lugar utilizo aJuana y el grupo dejóvenes de Ticuani para analizar de qué modo el pasaje dela adolescencia a lajoven adultez disminuyó y cambió su participación en la vidatransnacional. En segundo lugar examino la forma en que el movimiento simul­táneo de los migrantes pioneros hacia el retiro y el de el de sus hijos rumbo ala edad adulta plena han alterado las necesidades de cuidado, para posibilitarque los nietos regresen a Ticuani con sus abuelas pioneras. En tercero, narro lahistoria de Alicia para ilustrar cómo el paso de la preadolescencia a la adoles­cencia impulsa a algunos jóvenes a participar más en Ticuani y convertirlo enun elemento clave de su identidad. Para discernir el efecto de la trayectoria devida en la vida transnacional también requiere que consideremos las condicio­nes de establecimiento en Nueva York, incluidos los ingresos limitados y las op­ciones de cuidado de los niños que muchos padres de la segunda generaciónenfrentan en Nueva York. Finalmente, reflexiono en torno a los límites y posi­bilidades de una vida transnacional duradera en el ámbito local.

El Grupo de Jóvenes de Ticuani

Si el paso de Alicia por la adolescencia convirtió a Ticuani en algo más impor­tante para ella, el pasaje hacia la edad adulta temprana para Juana, su herma­na mayor, y para otros miembros del grupo juvenil de Ticuani tuvo efectos máscomplicados. Autores como Frank Furstenberg y Jeffrey Arnett han identifica­do una nueva etapa en la trayectoria de vida: la "edad adulta temprana" (earlyadulthod) a la que por lo general se le sitúa entre las edades de 18 a 25 años yque se distingue de la adolescencia y la edad adulta plena. Es típico que losadultos tempranos hayan logrado algunas de las metas de la edad adulta, comoel haber terminado la educación formal, vivir independientes de sus progeni­tores y trabajar de tiempo completo, pero otras todavía no, como el casarse ytener sus propios hijos. Aun cuando algunos miembros del grupo juvenil deTicuani pasan más rápidamente por la edad adulta temprana que otros, su in­greso en esa etapa de la vida inicia algunos cambios en la manera en que se re­lacionan con Ticuani y con la vida transnacional. Podemos pensar en el grupojuvenil como una invención adolescente que se prolongó pero que de manera

"'Véase Erikson, 1968, 1963; Elder, 1985, 1999; Ciele y Elder, 1998.m Es escasa la literatura académica que analiza de qué forma la trayectoria de vida afecta la vida

transnacional. Utilicé el concepto por primera vez en un trabajo presentado en un congreso organizadopor Mary Waters y Peggy Levitt en Harvard, en 1998 01997. Levitt (2001a, b) utiliza el concepto en for­ma un tanto diferente a como lo hago yo.

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irrevocable se transformó en la edad adulta temprana. Este punto queda másclaro a partir de un examen de la historia del grupo juvenil.

Juana y sus amigos concebían al Grupo de Jóvenes de Ticuani como su ver­sión del comité de solidaridad de Ticuani de los hombres adultos. Durante superiodo más activo, a principios de los noventa, este grupo recolectó dineropara las obras públicas en Ticuani. También hablaban abierta y entusiastamentesobre sus sueños de volver a Ticuani para trabajar como profesionistas. Caroli­na, por ejemplo, estudiaba enfermería y soñaba con regresar para llevar a caboproyectos de salud pública en Ticuani;Juana tenía sueños igualmente orientadosal servicio público, aunque menos específicos. El grupo constituía un intento porformar una institución transnacional de la segunda generación. En última instan­cia no lograron realizar su sueño más amplio, en parte por el traslado de losmiembros del grupo de la adolescencia a la adultez joven, lo que cambió susprioridades. Pero el grupo sí apoyó la práctica en el largo plazo del regreso aTicuani y contribuyó a establecer amistades primarias en las que el regresoconstituía una amistad compartida crucial.

El Grupo de Jóvenes se convirtió en parte de la historia de transición de susmiembros, y realizó dos tipos de trabajo de asimilación a medida que transitabande la adolescencia a la adultez joven. Primero hizo un "trabajo de racialización" alayudarles a diferenciarse de los negros y los puertorriqueños. Paralelamente reali­zó "trabajo generacional" al mostrar a sus padres que ellos conservarían el "arre­glo inmigrante" por el que el sacrificio de los padres que dejan su hogar se com­pensa por el éxito de sus hijos en Estados Unidos. (Tanto la racionalización comoel arreglo inmigrante se han discutido en capítulos previos pero aquí se utilizanpara ayudar a explicar cómo la trayectoria de vida afecta la vida transnacional). En­tre los miembros del grupo de jóvenes este arreglo significaba tener movilidadascendente en el trabajo y la escuela, conservar vínculos con Tícuani y con las cos­tumbres de los padres, y demostrar que no eran como otros mexicanos que esco­gían "el mal camino". También participaban en la racialización cuando intentabanayudar a otros jóvenes mexicanos a través de la creación, en sus torneos de volei­bol y otros deportes o en sus fiestas, espacios mexicanos para aprender costumbresmexicanas y concebirlos en comparación con lo que ven como el espacio y las cos­tumbres inseguras de los puertorriqueños y los negros. Los miembros del Grupode Jóvenes mostraban a sus padres y al pueblo su devoción al Padre Jesús ya Ti­cuani al recolectar casi 20,000 dólares entre 1991 y 1993 para arreglar una capilladedicada al Padre Jesús y para el jardín de niños de Tícuani. Abraham me descri­bió el propósito del grupo en una entrevista realizada en Nueva York, en 1997:

Más que nada, el grupo fue para tratar de aportar para el pueblo. Desdede contribuir con tantito, para la gente grande se dieron cuenta que los jó-

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venes estamos con los ojos abiertos. Y que queríamos hacer algo para nues­tro pueblo. Que teníamos ganas. Porque somos ciudadanos ticuanenses, noimporta si hayan nacido acá (Nueva York).

Además de demostrar su devoción por Ticuani, los miembros del grupojuvenil iban más lejos que la mayor parte de sus compañeros, pues todos elloscontinuaban con su educación -muchos obtuvieron grados de asociados,otros de licenciatura y uno de maestría- o lograban éxito en su trabajo, y al­gunos abrieron sus propias empresas. Tal éxito se volvió aún más importan­te a finales de los años noventa, cuando el destino de un número creciente demexicanos parecía más sombrío que nunca antes. Juana y Eliana explicaronsu justificación para el grupo en términos congruentes con los acuerdos delos inmigrantes y el distanciamiento de sus contrapartes menos exitosas:

Juana: ...eresjoven, puedes hacerla; deberías aprovecharte de ello... sus pa­dres trabajaron tan duro, ¿por qué habrías de irte por el mal camino? ..muchos... de nuestra generación, en vez de seguir... su educación -se casan,tienen hijos y dejan de ir a la escuela. Es el mismo círculo una y otra vez, ynunca saldremos de ello. Probablemente no hemos llegado a donde desea­ríamos estar, pero hemos ido mucho más lejos... y pienso que deberíamosde estar orgullosas... todas tenemos trabajos deceotes, todas trabajamos-cómodamente... no en fábricas como nuestros padres... podemos viajar...eso es lo que ellos querían... para lo que ellos trabajaron tan duro, así queno haremos lo mismo... a mí me fue bien.

Más tarde en esa misma entrevista les pregunté a Juana y Eliana qué erapara ellas el acuerdo de los inmigrantes, cuál su concepción de "arreglo" consus padres. Juana contestó acerca de sus padres: "Supongo que nunca hanpedido nada de parte nuestra... Sino sólo ir a la escuela, ya vez, yeso fuetodo... como mi madre solía decirme «termina la escuela, logra algo que,cualquier cosa que te pase, te haga capaz de cuidar de ti misma, de obtenerun empleo. Luego, después de eso, podrías casarte... »." Eliana lo describióde manera más simple: "tener una educación para nosotros. Ser capaz de so­brevivir... ", estas son descripciones adecuadas de cómo el grupo cumplía condiversas dimensiones del acuerdo de los inmigrantes para sus miembros. Lesayudaba a que cada uno lograra sus metas educativas y generaba un contex­to donde podían hablar explícitamente acerca de la movilidad ascendente yvincularla con el sacrificio de los padres. Demostraban que habían tomadopor el buen camino y redimían el sacrificio de sus padres a través de traba­jos y estilos de vida más cómodos, que era lo que sus padres habían querido

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para ellos. 214 Además también mostraban que no habían perdido su ticuane­sidad esencial porque también trabajaban y se sacrificaban por el pueblo ymostraban su devoción por el Padre Jesús, a quien daban el crédito por eléxito del grupo. Juana también se lamentaba de que no todos habían "obte­nido grados de maestría" pero declaraba que aún así habían llegado más le­jos que la mayor parte de sus compañeros. Estas actividades también eranprueba de que no se habían equivocado al racializarse como los puertorri­queños y los negros, preservando así la inversión de sus familias en la analo­gía inmigrante.

Conflicto generacional, inercia en la trayectoria

de vida y la disolución del Grupo Juvenil

de Ticuani: la visión desde el 2002

En la década transcurrida desde el origen del Grupo Juvenil, no se ha conver­tido en la institución transnacional duradera que algunos esperaban sería.Aunque sus miembros no dirían que realmente está muerto, no han organiza­do un solo acontecimiento en años y están demasiado ocupados para revivirlo.Los miembros del Grupo Juvenil y sus contemporáneos regresan con menosfrecuencia a Ticuani en la actualidad y realizan un viaje después de varios añosen vez de hacerlo una o más veces por año, como h<!cían antes. No obstanteque el grupo no ha persistido en su forma original, ello no significa que susmiembros no participen en la vida transnacional. Lo hacen y el grupo desem­peña un papel en ello. Además, la cohorte o clase de adolescentes que vienendetrás de ellos también han comenzado a ingresar en una adolescencia trans­nacionalizada y por las mismas razones.

¿Por qué y cómo el Grupo Juvenil de Ticuani perdió su energía y no logróinstitucionalizarse de la misma manera en que lo hizo el comité de Nueva York?Una razón que señalan sus miembros fue la relación con el comité que deseabaque el grupo funcionara como auxiliar de éste, bajo su autoridad. Por ejemplo,el grupo protestó cuando el comité le pidió que hicieran un censo de todos losticuanenses, algo que sus miembros sentían que "ino tenía ninguna utilidad!"Pensaban que los miembros del comité no entendían las limitaciones de tiem­po que enfrentaban como jóvenes que "tenían sus propios negocios, que esta­ban en la universidad o tenían una profesión" y que la gente los trataría malcuando fueran a sus casas en busca de información, según Abraham. Otro te­mor, que se manifestaba especialmente entre los miembros adolescentes de la

"'Esta movilidad ascendente también implicó acusaciones de elitismo. Un crítico llamó al gmpo un"montón de pinches presumidos"; otros me hacen notar en mis entrevistas que ellos no son parte de ese con­junto.

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generación y media, o "uno y medios" (1.5eros) -nacidos en Estados Unidospero que habían crecido en parte en Ticuani- era que trabajar con el comité losinvolucraría en lo que ellos veían como la política corrupta, no democrática yviolenta de Ticuani. Si sus futuros lucían luminosos en Estados Unidos, ¿por quéentrar en eso? Al hablar antes de la elección de 1998 (que rompió el estrechovínculo entre el ayuntamiento y el comité), un miembro del grupo describió có­mo pensaba que el comité y las autoridades municipales estaban "trabajandojuntos" y qué problemas generaba para el grupo el que cooperaran con ellos:

Ellos son que hacen las cooperaciones aquí, y manden el dinero allá ... Loque hacen solamente ellos saben ... Ellos nunca los platicaron nada de queellos decían, y inclusiva... el mismo pueblo de Ticuani... Allí no hay votacióncuando se va hacer un presidente ... Allí lo pone otro presidente y decidencinco o seis que deciden quién va ser el presidente ... Somos definitivamen­te parte ... neutrales... con nadie.

Según estos jóvenes, la corrupción en la política de Ticuani constituye unimpedimento absoluto para que participen más profundamente en la vida pú­blica formal y contradice su compromiso con la democracia. Distinguían entresu falta de ganas de trabajar con el comité y con el ayuntamiento y su entusias­mo por trabajar a favor del pueblo, pero sólo de maner,a "muy independiente".

Los miembros del grupo también percibían al comité como "muy machis­ta". Sentían que ni siquiera los escuchaban porque el grupo estaba compuestosobre todo por mujeres y hombres jóvenes. Contrastaban la estructura progre­sista de su grupo --elegían dos presidentes, un hombre y una mujer- con la for­ma machista de organizar el comité -únicamente varones, con el mismo presi­dente durante toda su historia. También veían la salida de María Lanita -la úni­ca mujer que había ocupado un puesto de responsabilidad en el comité, comotesorera- a modo de una expulsión machista de una mujer que había intenta­do ser independiente, aun cuando ella misma se niega a calificar este aconte­cimiento de esa manera. En una entrevista durante el 2001 describían sus rela­ciones con el comité:

Son hombres más viejos y piensan diferente... Don Manuel no pensaba quefuéramos capaces. (El comité) estaba compuesto principalmente por hom­bres y nosotros (el grupo) la mayoría éramos mujeres... Siempre se oponíana nuestras ideas. A María Lanita la sacaron porque era mujer. Ellos son muypoco liberales (en español). ¡don Manuel ni siquiera dejaba que Eliana (lapresidenta del Grupo) terminara sus oraciones! ¡Sí, él terminaba las frasesde ella!. .. Los respetábamos demasiado. Pero mi padre me habría golpeado

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por faltarle el respeto a un hombre más grande. El comité es muy machis­ta... Teníamos un hombre y una mujer como presidentes...Todos teníamosuna actitud decidida... Pero no nos dejamos dominar por los hombres.

Según lo que dicen, la estructura igualitaria del grupo y la juventud e in­dependencia de sus miembros entraban en conflicto con el estilo macho del co­mité que, sentían, no los respetaba, en especial a las mujeres. Según ellos, ¡donManuel no dejaba siquiera que la presidenta del grupo terminara sus propiasoraciones!

El grupo también fue víctima de la trayectoria de vida a medida que susmiembros pasaban de la adolescencia a la adultez joven y se veían agobiados porsus responsabilidades de adultos. El Grupo Juvenil se formó cuando sus miem­bros estaban en la universidad o acababan de graduarse y fluctuaban entre me­nos de 20 años y mediados de la tercera década de edad. Desde entonces, la ma­yor parte se ha casado y tenido hijos, u obtenido empleos de más responsabili­dad con horarios menos flexibles y compromisos temporales más grandes. Estoha hecho que cambien el centro de sus vidas de Ticuani a la crianza de los hijosyel trabajo en Nueva York. Además, algunos miembros del grupo se casaron congente que no procede de Ticuani, lo que los ha sacado de hecho de las activida­des de Ticuani. En el 2001 describían así la disolución del grupo:

Al principio teníamos reuniones cada sábado o domingo y hacíamos losplanes para el verano. Luego el grupo empezó a desintegrarse. Dos perso­nas se casaron con gente de fuera de Ticuani... Era más difícil reunirse quecuando todos estábamos solteros. Poco a poco menos gente llegaba a lasreuniones... Todos decíamos que aunque nos casáramos y tuviéramos hijosno dejaríamos de ir... Pero la gente empezó a dejar el grupo. Ana se casócon alguien de otro pueblo y como la gente se va con el grupo del marido,se separaron del Grupo...

Estos problemas reflejan los conflictos entre lo que es necesario para man­tener la vida transnacional de los adolescentes y lo que se da como consecuenciadel establecimiento y la asimilación de los jóvenes adultos, ya sean inmigranteso de la segunda generación. Las mismas aspiraciones, la falta de tiempo y lasambiciones de autonomía de la segunda generación, que les permiten conser­var los arreglos alcanzados con sus padres como inmigrantes, entran en con­flicto con los requisitos de ingreso en la política de Ticuani y para sostener sunivel previo de actividad transnacional. El comité de Nueva York no se hatransnacionalizado y reproducido más allá de las generaciones, tampoco ha aatraído una cifra considerable de miembros de las segunda generación ni ha

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diseñado formas de trabajar con ellos. Y la orientación de los miembros delgrupo hacia Nueva York hace que Ticuani sea menos central en la imaginaciónde sus futuros y la mayor parte de ellos lo ve sobre todo como un lugar para lasvacaciones y la renovación étnica.

Los cambiantes arreglos de género de la segunda generación también limi­tan el grado al cual el comité puede servir de modelo para el grupo, tanto ensus vidas transnacionales como en Nueva York. Aunque la mayor parte de lasesposas de la primera generación de los miembros del comité trabajaba, tam­bién se hacían responsables casi por completo de los deberes domésticos, conlo que los hombres quedaban libres para efectuar su servicio público. Pero lamayor parte de las mujeres de la segunda generación han renegociado esta di­visión del trabajo y muchos hombres de la segunda generación también quie­ren que haya cambios, de tal manera que ni mujeres ni hombres están dispues­tos a sacrificar tanto tiempo como sus padres por Ticuani. En particular las mu­jeres no sienten que también ellas seán un apoyo al quedarse en casa y esperar.Tampoco los atractivos del honor entre los ticuanenses son suficientes para lle­varlos a un sacrificio de tiempo tan amplio entre la segunda generación comolo fue para la primera debido a que el mismo Ticuani ocupa mucho menostiempo en la imaginación de su futuro. De ahí que la asimilación y la transna­cionalización puedan operar de maneras complementarias --como se muestraen el mayor interés y capacidad de los miembros de la segunda generación, conmovilidad ascendente, para participar en la vida transnacional- aunque tam­bién en propósitos combinados --como sucede en esas mismas vidas de movili­dad ascendente que les permite menos tiempo o menor inclinación para la vidatransnacional una vez que pasan a la adultez temprana.

Efectos duraderos del Grupo Juvenil

de Ticuani Vde los retornos de otros

miembros de la se¡Junda ¡Jeneración

El que la adultez temprana ocupe buena parte del tiempo que antes se dedica­ba al grupo juvenil no evita que sus antiguos miembros participen de otros mo­dos en la vida transnacional. Muchos miembros de la segunda generación quese encuentran en plena adultez temprana --casados, con hijos y trabajos- regresana Ticuani para estar más cerca de Dios, ver a sus parientes y durante ocasionesespeciales como el bautizo de sus hijos. La devoción al Padre Jesús, que surgepara muchos en la adolescencia, continúa en la joven adultez. Eliana pasó un em­barazo muy difícil y prometió al Padre Jesús que bautizaría a su hijo si nacía sano.Describe su experiencia:

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Me infectaba del tracto urinario y se me inflamaba el riñón ... Durante elembarazo tomaba antibióticos y le prometí al Padre Jesús que si todo salíabien bautizaría otra vez a Xavier (en Ticuani) ... También cuando regresa­mos sentimos estar mucho más cerca de Dios ... Lo primero que hacemos alllegar es agradecer a Dios por venir. Es simplemente que -ir a la iglesia enNueva York es muy diferente... Estaba preocupada de que Xavier fuera aestar discapacitado, porque ése era uno de los riesgos (de los medicamen­tos). El doctor... incluso sugirió... un aborto... Yo estaba como, voy a tenerel bebé y simplemente voy a rezarle al padrecito y espero que todo salgabien. Y fue cuando prometí que llevaría a Xavier (a Ticuani).

Cuando se vio bendecida con un hijo sano, toda la familia y muchos ami­gos regresaron desde Brooklyn para asistir al bautismo y la fiesta de Xavier enTicuani. Aun cuando el bautismo no era un acontecimiento que se repitiera, comoel retorno de Eliana en la adolescencia. .. ayudó a consolidar los lazos suyos, desu hijo y de sus familiares con Ticuani, como vemos más adelante.

Muchas de las amistades forjadas en el Grupo Juvenil han seguido comoalgo central en las vidas de esos amigos durante la década siguiente. En parteesto se debe a la intensidad del tipo de experiencias compartidas en Ticuani yen parte porque las compartieron como adolescentes, cuando esas amistades,que fortalecieron la identidad, se hacen especialmente poderosas. Juana des­cribe su experiencia: "De ahí salí con amistades realmente buenas. Todavía sonmis mejores amigos. La mamá de Carolina decía que yo era su mugre... la veo(a Carolina) casi todos los días ... " Describió la amistad por medio de las activi­dades compartidas, lo que sugiere una familia extensa muy unida: "Quiero de­cir, los vemos, como cuando estamos listos para salir, los vemos, o cuando, comodije, cuando ellos cocinan (una comida para todos) en su casa, los vemos, ocuando hay un cumpleaños, todos nos reunimos. Todavía pasamos juntos la na­vidad. Sí, en navidad nos juntamos todos y para cosas asÍ." Decir que Juana erala mugre de Carolina era una forma cariñosa de burlarse acerca del grado decercanía de la amistad. El surgimiento de grupos de amistad primarios y dura­deros, como los reportados aquí, se han detectado, con dinámicas similares, enestudios de los efectos de los campos y programas religiosos judíos y protestan­tes en la importancia sostenida de la religión y la etnicidad y anecdóticamenteacerca de los efectos de la experiencia de los campos de verano judíos en lasmontañas Catskills,215 como se discute más delante.

Ticuani además ofrece a los jóvenes adultos la misma oportunidad de quevean a los amigos que casi no ven en Nueva York debido a que sus vidas están

"'Véase Friedman y Davis, 1998; Richman, 1998; Stamm, 2001.

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tan llenas de ocupaciones. Pueden regresar cada año y saben que se encontra­rán con sus amigos e incluso podrán tener alguna pequeña reunión. Juana, queahora tiene 26 años y un trabajo de tiempo completo, vive con su novio y enuna entrevista durante el 2001 en el pueblo describía su intenso deseo de re­gresar a Ticuani después de una ausencia de tres años: "Regresar... significamucho... Por tres años vi que mi gente regresaba y yo me quedaba (en NuevaYork) y eso se sentía horrible. Pero ahora estoy fascinada. La noche que vinepara acá no quise parar en Puebla o en la ciudad de México... Me vine directodel aeropuerto." Como hemos visto, Juana no tenía estos intensos vínculos emo­cionales con Ticuani y sus amigos mexicanos cuando era niña, sino que los for­mó gracias a su participación en los rituales adolescentes yen el Grupo Juvenilde Ticuani. Su apasionada declaración aporta un testimonio de la continuadaimportancia que tiene el pueblo para ella. Los jóvenes adultos que regresan tam­bién desempeñan papeles importantes en los rituales adolescentes de los pa­rientes más jóvenes que retornan a Ticuani. Carolina ayuda a las niñas localesque desean participar en el concurso de belleza de Ticuani al enseñarles a cami­nar en forma adecuada, maquillarse y hablar en público, con la seguridad queles ofrece como mujer neoyoltluina de mayor edad. Los solteros, hombres y mu­jeres, también regresan a Ticuani para conocer algunos posibles prospectos ma­trimoniales. La mayor parte de quienes regresan se sienten muy satisfechos departicipar en los rituales religiosos, cívicos y en las ceremonias del Padrecito.

El retiro de la primera ~eneración y

la transnacionalización de la crianzade los hijos: ¿las raíces de la vidatransnacional de la tercera ~eneración?

De la misma manera en que el tránsito de la adolescencia a la adultez tempra­na afectó la relación que Juana y sus amigos del Grupo Juvenil tenían con Ti­cuani, el retiro de doña María, migrante pionera, y sus amigos, afectó su rela­ción con Ticuani, como haya sido el caso con el traslado de sus propios hijoshacia las obligaciones de sus empleos y de la edad adulta plena. Estos cambiosestimulan de dos maneras el regreso a Ticuani y las experiencias transnaciona­les en una edad más temprana para los nietos de la tercera generación. La pri­mer forma es que las mujeres pioneras retiradas se convierten en las principa­les encargadas del cuidado de los niños nacidos en Estados Unidos de padresde la segunda generación, es decir, nietos por parte de sus hijos nacidos enNueva York, a quienes llevan de regreso a Ticuani por largos periodos. La se­gunda es que las migrantes pioneras se retiran a vivir a Ticuani y los hijos de­jan con ellas a los nietos por un tiempo. Los vínculos entre estas tres genera-

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ciones se dan tanto en las condiciones concretas de la vida en Nueva York comoen los lazos cambiantes con Ticuani y México, los que en parte están deter­minados por el paso de los migrantes las diferentes etapas de la trayectoriade vida.

Durante la década de los noventa, muchas mujeres migrantes pioneras seretiraron con pequeñas pensiones que recibían gracias al sindicato de trabaja­doras del vestido o a los esfuerzos de algún otro sindicato, a los cuales perte­necieron y como ciudadanas naturalizadas cuando empezaron a recibir ingre­sos gracias al seguro social o algún otro seguro suplementario. Como doñaMaría, doña Florencia está retirada y cuida por tiempo completo a sus nietos,mientras que sus hijos adultos persiguen el sueño americano a través largashoras de trabajo y, en algunos casos, también estudian por las noches. Es fre­cuente que los hijos adultos, de la segunda generación, asuman el pago de undepartamento barato que los padres empezaron a pagar años antes, o que am­bas generaciones hagan la compra en conjunto. El que los padres se encar­guen de los hijos, que pertenecen a la tercera generación (o a la segunda ge­neración y media) permite que la familia ahorre en gastos por cuidado de losniños, al mismo tiempo que se aprovecha el cuidado diurno de los niños porparte de la familia, a la que prefieren por encima del de las guarderías. Sien­ten que sus hijos están más seguros y son mejor cuidados por sus propios pa­dres que por "extraños". 216 También libera a las abuelas migrantes pioneras dela necesidad de gastar sus limitados ingresos en la renta y la comida, dejándo­les dinero para utilizar en sus viajes a Ticuani, que podrán ser más que enotras circunstancias.

Este arreglo sirve de apoyo a las relaciones cambiantes con Ticuani para laspioneras y sus nietos de la tercera generación, que también se ven afectadas porlos cambios en sus trayectorias de vida. Muchas de estas pioneras retiradas pa­san uno o dos meses, y a veces más, en Ticuani, en especial en invierno, cuan­do, de estar en Nueva York, estarían encerradas en casa ellas y los nietos. Ade­más, muchas han heredado recientemente en Ticuani las casas de sus padresfallecidos o de otros parientes y por tanto deben regresar para asegurar el man­tenimiento de la casa, cosa que ven como vital para su seguridad futura. DoñaFlorencia heredó una casa que dice conserva para ella y sus nietos. En la actua­lidad alguien que vive en una casa contigua cuida de las cosas y prende las lu­ces por ella. En una entrevista realizada en Nueva York, describió cómo es queregresa para pagar los impuestos, las cuentas del agua y otros servicios. Res­pondió a mi pregunta respecto a las razones para regresar a pesar de ya no te-

,tr, Las encuestas y las ciencias sociales muestran que en Estados Unidos tal es el caso, más para loslatinos que para los negros y más para los negros que para los blancos.

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ner parientes ahí. "Aquí de repente verdad con el tiempo que me haga daño, en­tre más el asma, y me voy a mi casa. Y allá no pago renta ni nada... No, poquemás es para mí, sino que van todos mis hijos. Van a descansar. .. en agosto, enero,pues tienen donde ir allá, su casa."

Doña Florencia percibe el hecho de ser dueña de una casa -su "propia pro­piedad"- como algo que le da seguridad emocional y un vínculo permanentecon Ticuani para ella y sus hijos. Le ofrece un buen lugar de vacaciones y tam­bién, como comentó más tarde, un refugio frente al ambiente incierto de Esta­dos Unidos. Esta conversación, que tuvo lugar en 1997, el año siguiente a queel Congreso estadounidense restringió en gran parte el acceso de los inmigrantesa una variedad de servicios y beneficios, incluidos la seguridad social, el segu­ro por desempleo y el i!1greso de seguridad complementario. Como resultado,doña Florencia me dijo que obtendría su ciudadanía estadounidense, porque"no voy a dejar que me quiten el seguro social".217 También veía tener una casaen Ticuani como una red de seguridad: si no pudiera sobrevivir en Nueva York,dijo que se regresaría Ticuani. Además goza de un mejor estatus al vivir en supropia casa, sin tener que pagar renta como en Nueva York. Es frecuente quelas familias económicamente exitosas en Nueva York construyan grandes casasen Ticuani, de modo que los abuelos que regresan y los nietos a su cargo no sólovivan en un ambiente más amplio y menos tenso, sino en casas que otros admi­ran y envidian, las que se ven como prueba de su trabajo duro y sus virtudes enNueva York.

Doña María vive en Nueva York con su hija y su yerno, quienes le han con­fiado el cuidado de sus cinco hijos, que van de los cinco a los catorce años deedad (en 2001). Relata cómo las exigencias de su trabajo la convierten en laprincipal cuidadora entre semana. Ambos padres se van muy temprano por la ma­ñana y regresan a casa después de la cena. Detalla de esta manera los horariosde ellos y el suyo propio: "Él se va las cinco ... La mamá se ... va a las siete y me­dia. Y ya, tienen todo el día, en los días, están conmigo los niños. Yo los cui­do ... se la arrancan y sustenan y ellos no quieren parar. Pero yo voy sin parar,y ya, se van a la escuela... a las tres la chiquita termina, los grandes llegan, lasdos muchachas, y los dos niños. Y ya están conmigo toda la tarde. Llegan le doyalgo de comer, si hay".

Continuó diciendo todo el tiempo que ha llevado a los niños a Ticuani yqué efecto ha tenido eso. Es particularmente interesante que ella llevara aMéxico a la niña más chica cuando tenía dos meses de edad y que la de cator­ce años quiera hacer su fiesta de quinceañera en Ticuani y casarse con un ti­cuanense.

217 Esta cita la hago de memoria y puede no ser exacta.

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(la niña de cinco años) tenía dos meses la primera vez le traigo, era chiqui­ta, me traigo la botella, la medicina en el cargador y el carrito. Y siempretiene sus vacaciones conmigo, porque la mamá caye cincuenta o setenta(horas) semanales. (RS: ¿Cómo usted está enseñando las costumbres de acápara que los niños entender lo que es Ticuani?) Ah, sí, les enseño, les ex­plico todas las costumbres, y de la comida también, la comen. Yo les ense­ño mi misma de la pastilla, y cómo usa el chile, pero poquito. No muyricosoto, pero se comen sus tacos. Como ahora, las almorzamos. Y (losgrandes) se fueron a la carrera (de Antorcha) ... ellos por eso, ¿no?, tam­bién vienen. Porque les gustan. Por eso ellos vienen porque les gusta el pue­blo, pues. La fiesta, las costumbres. Y (la de catorce años) dice "Ay, con unTicuanense me quiero casar." Y le va a celebrar sus quince años acá.

Doña María va a Ticuani en invierno por un mes o dos y durante el vera­no por dos meses. Como la principal encargada del cuidado de los niños, per­cibe que la vida es más fácil y mejor para ellos en Ticuani. Contrasta cómo vi­ven los niños en Nueva York -encerrados en las casas, "los pobres"- mientrasen Ticuani pueden andar libremente. La diferencia en la calidad de vida de losniños puede hacerse notar al contrastar la manera en que viven. En NuevaYork, la familia habita en un pequeño departamento, en un edificio alto sobrela misma calle en la que se encuentra la escuela elemental a la que asisten losniños. Los cuatro cuartos del departamento no son suficientes para las ochopersonas, pero siempre están llenos de los deliciosos aromas de lo que cocinadoña María, y el ruido de los niños mientras juegan, o del volumen demasia­do alto de la televisión. En México, vive en dos casas -su propia casa, hereda­da de sus padres, y la nueva casa construida luego por su hija y su yerno. Sucasa es ahora una construcción regular de un piso, de ladrillos, con cuatrocuartos trazados en forma de "e. Dos lados de esta "L' colindan con un jardínmuy grande de unos 10 por 25 metros, en el que hay algunos pocos pollos, cer­dos y otros animales, donde los niños pueden correr, escarbar, jugar libremen­te, meramente divertirse o tomar una siesta en la gran hamaca que cuelga bajoel gran árbol en mitad del jardín. Fuera de la casa tienen un sendero para ca­minar, por el que no pasan carros, que empieza en el zócalo y desemboca enla iglesia. La nueva casa, que está a unos cuantos metros de la de ella, comu­nicada por el mismo jardín, refleja el estilo de moda entre los migrantes de re­torno. Tiene dos pisos, con un techo de dos aguas (no es plano como el restode las casas de ladrillo anteriores) y ventanas de vidrios oscuros en la parte su­perior, para evitar la entrada del calor. (Estos nuevos estilos de construcciónpueden ser un reflejo de los cambios en las preferencias debido a la migración;los casos de los italianos y los suecos durante la última gran migración mostra-

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ban grandes cambios en los materiales y formas de construcción, usados comoresultado de las preferencias de los migran tes de retorno).218 Los niños dispo­nen de tres o cuatro recámaras para compartir en vez de una sola además dela sala, como en Nueva York; hay una cocina grande con aparatos modernos,una sala para los adultos y grandes puertas corredizas de vidrio que dan haciael jardín. Planean instalar aire acondicionado. Al comparar la mayor libertady seguridad de que disfrutan en Tíeuani, la posibilidad de jugar al aire libre todoel tiempo, incluso durante el invierno y la disponibilidad superior de espacioy mejor calidad de la casa en Ticuani, que contrastan con las vidas "enjaula­das" de los niños en Nueva York, queda claro el atractivo más grande que ejer­ce el pueblo.

Doña María también describe de qué modo los niños también aprendenacerca de las prácticas religiosas y las costumbres de Ticuani, como la devociónal Padre Jesús y la Antorcha. Que el nieto más grande de doña María corrieraen la Antorcha y una nieta dijera que quiere tener su fiesta de quinceañera enTicuani y casarse con un ticuanense, denota un vínculo mucho más fuerte queuno puramente casual, sin importar con quién acabe por casarse. La Antorcharequiere que se realice un viaje que mantiene a los hijos al menos una nochefuera de casa y hace participar en conjunto a los jóvenes en una intensa expe­riencia que se reconoce y promueve por los padres, que de igual forma enmar­ca y certifica su sentido de pertenencia como ticuanenses devotos del Padreci­too Además, pude observar a los nietos de doña María mientras participaban enuna diversidad de procesiones religiosas y en las misas, al igual que en activi­dades seculares como presenciar los bailes y el rodeo en el pueblo o las otrasdiversiones (como los juegos de video, los juegos y los futbolitos) que llegan alpueblo durante la fiesta. En mis conversaciones con ellos parecían bastante fa­miliarizados y participaban con entusiasmo en todas estas actividades.

El arreglo de llevar a los nietos de la tercera generación a Ticuani durantelargos periodos es más común con los niños de preescolar, pero también se daperiódicamente con niños más grandes de la tercera generación. Néstor, el nie­to mayor, estudiante del último grado de la escuela preparatoria en NuevaYork, llevó a su novia de visita a Ticuani durante dos meses y medio, mientrascursaba el último año. Es interesante que no se les tratara como a un par de jó­venes de viaje, sino como a una joven pareja. La madre de la novia autorizó elviaje y doña María hablaba de Néstor y Marlena, quien era puertorriqueña, comosi estuvieran casados y ella fuera parte de la familia. Los dos elementos de lapareja, que ya llevaban tres años juntos, participaron en conjunto en muchosde los rituales de Tieuani y se le recibió con calidez.

"'Véase Ostergren, 1988; Wyrnan, 1993.

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Llevar a los hijos a Ticuani por periodos largos es algo que se da como re­sultado directo de las exigencias convergentes en las trayectorias de vida de lospioneros de la primera generación y de los hijos de la segunda generación. Es­tos últimos requieren tiempo para el trabajo y el estudio, por lo tanto, necesi­tan ayuda para cuidar a sus hijos si han de dedicar largas jornadas a su empleocomo éste lo demanda. Los primeros disponen de tiempo para viajar y liber­tad para vivir en un lugar que les ofrece tanto a ellos como a sus nietos mayorlibertad y seguridad de las que tienen en Nueva York.

Xavier, el hijo de cinco años de Eliana y Lázaro, ambos miembros del Gru­po Juvenil, y nieto de los pioneros don Emiliano y doña Selena, ofrece una se­gunda forma en que se combinan las trayectorias de vida de la primera y la segun­da generaciones para inculcar la vida transnacional en la tercera. Tras del duroembarazo de Eliana, Xavier tuvo algunos problemas de salud cuando era bebé.Incluso cuando éstos se resolvieron, se le seguía viendo como"demasiado flaco"y se le envió a vivir con sus abuelos por varios meses, para que "engordara" conuna dieta mexicana. Creían que comer más carne lo fortalecería. Desde enton­ces ha visitado Ticuani cuando menos una vez al año y a veces va con una tíapero sin sus padres. Doña Selena y don Emiliano son tan sólo dos miembros deuna población pequeña pero creciente de hombres y mujeres pioneros que re­gresan, se sostienen de la seguridad social o de sus pensiones y obtienen com­plementos en sus ingresos por los pequeños negocios que han abierto en Ti­cuani. Otros pasan parte del año en Ticuani, disfrutando del invierno menoscrudo y huyendo del calor de verano al regresar a Nueva York. Como en el casode Xavier, los padres de la segunda generación mandan a sus hijos a visitar asus abuelos o vivir por un tiempo con ellos para conseguir algún propósito-mejorar su salud, que les enseñen cultura mexicana y ticuanense, cumplir unapromesa al Padre Jesús o permitir al padre terminar su educación formal enNueva York. Esto es más común para quienes han vivido largo tiempo en Ti­cuani durante su juventud.219

El caso de Xavier lo explican su madre y Juana en la cita que sigue. Es in­teresante cómo, en esta descripción, Ticuani se ha convertido en una parte re­gular y normal de la experiencia vivida por Xavier.

Eliana: ... Le dije, "Xavier, vamos a México para el 25 de enero' y comien­za a brincar, 'Oh Mamá, quiero ir a la procesión -quiero bailar como los te­cuanes..." Sigue nuestra cultura -es otra, una nueva generación. Esperoque venga cuando sea mayor... Ésa es mi esperanza, pero... vaya dejar queXavier viva su vida... Por supuesto, siempre lo conduciré a lo correcto...

2¡"Honclagneu-Sotelo y Ávila, 1997.

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RS: ... ¿Cuál quiere usted que sea su vida dentro de veinte años, en relacióncon este lugar?Eliana: Quiero que vaya a la escuela, tenga un buen grado, una buena carre­ra ... Para Ticuani -que conserve nuestras tradiciones, que haga algo por supueblo- no su pueblo, sino el pueblo de su familia ... Está creciendo con laidea ele que elesde que nació ha venido a Ticuani, en especial para la Fies­ta del Padre Jesús ... Le encanta, lo vive. ¿Sabe cuántas veces ha visto su bau­tizo? Dice "guau, Mami, eso fue en Ticuani, con el Padre Jesús" y, ya ve, estámuy contento con eso. Sí, lo recuerda.RS: ¿y con qué frecuencia ve la película?Eliana: Cada fin de semana; dos veces ... Le encanta, simplemente le encan­ta ... Una cosa que debe hacer cuando cumpla 25 años, es que debe venirconmigo a la procesión y caminar hasta la iglesia ... Sabe que es una de lascosas principales para las que vino aquí.

Que Xavier camine en la procesión extiende la promesa hecha por su madreal Padre Jesús durante su difícil embarazo. La procesión implica caminar en la no­che unas seis horas atravesando y rodeando el pueblo, mientras mucha gente car­ga pesadas veladoras, cruces u otros objetos devocionales. Los hombres compitenpor obtener su turno para cargar la pesada imagen del Padre Jesús sobre su tro-

Fotografía 15. Lujosa casa de dos pisos en Ticuani. en 2004. Nótense las imágenes deJ esús y Maríaen las ventanas del segundo piso.

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no, en una cúpula de cristal. He caminado dos veces en la procesión junto a Xa­vier, su madre y su familia, en efecto se le ve entusiasmado y fiel al Padre Jesús.(Una parte de la procesión lo cargué en la espalda, no porque se quejara, sino por­que yo echaba de menos a mis propios hijos). También en Nueva York habla acer­ca del Padre Jesús. Para él, pasar tiempo en Ticuani es tan natural como lo es quecualquier niño visite a sus abuelos y otros parientes. Aunque no es posible prede­cir el futuro con certeza, parece bastante probable que para Xavier y otros comoél Ticuani sea siempre un segundo hogar. Aun si dejara de ir, ya lo ha influidofuertemente en la manera que se percibe a sí mismo y lo que significa para él sermexicano en Ticuani y en Nueva York. Si en realidad vuelve regularmente con suspadres cuando tenga más edad posibilitará que la vida transnacional continúe a lacuarta generación para una minoría de los hijos de los migrantes ticuanenses.

Victoria, la hermana de Eliana, ha aplicado otra estrategia transnacional decrianza de los niños, muy similar a la que sus padres utilizaron con ella y sushermanas. Ha dejado a sus dos hijos más chicos con sus padres en Ticuanimientras termina su maestría en Nueva York. Como estaban las cosas, no alcan­zaba a ganar dinero suficiente para pagar el cuidado de los niños durante eldía y su matrícula escolar, lo que la dejaba con la dolorosa decisión entre ter­minar su posgrado mientras dejaba a los hijos en México o renunciar a la maes­tría y conservar a sus hijos consigo. Sentía mucha presión de su familia paraque terminara su maestría, ya que ésta sería un símbolo del éxito de todos ellos.En efecto, don Emiliano expresó su desilusión por el hecho de que hubiera te­nido hijos antes de graduarse e incluso comentó en cierto momento que sentíaque su hija los había traicionado y hecho sentir unos tontos al actuar así. Lospadres le ofrecieron cuidar de sus hijos y su inversión en una carrera exitosa,en combinación con su propio deseo de terminar el posgrado y por su propioagotamiento al intentarlo; la convencieron de que dejara a sus hijos en Ticua­ni hasta que terminara. Ella agradecía a sus padres por su apoyo. Aquí nos to­pamos con las presiones para que Victoria cumpla con el acuerdo de los inmi­grantes, combinándolas con la libertad y las exigencias que representan respec­tivamente el retiro, la adultez temprana y el apoyo familiar para crear un contex­to que amplía la vida transnacional hacia la tercera generación.

Convertirse en adolescente,en reina y en más mexicano

La historia de Alicia nos proporciona un ejemplo final de la forma en que evo­luciona la vida transnacional junto con los cambios en la trayectoria de vida. Essorprendente que el pasaje de Alicia por la adolescencia se diera en Ticuani(como hicimos notar antes), dado lo mucho que le disgustaba el lugar antes de

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ser adolescente. Pero un cuerpo extenso de investigación, que incluye desde elrealizado por el psicólogo Erik Erikson en los años cincuenta y sesenta hastael más actual de Marcelo y Carola Suárez Orozco, muestra que durante la ado­lescencia se hace más fuerte la necesidad de una identidad étnica segura, quea la vez dé una posición social con respecto a los demás. 220 Ticuani se ha con­vertido en un lugar central para los rituales adolescentes que confirman la au­téntica identidad mexicana, en especial cuando los preadolescentes pasan a laadolescencia y entienden cada vez mejor los desafíos con los que se enfrentanen Nueva York en términos étnicos. Los rituales adolescentes en Ticuani die­ron a Alicia un medio para cambiar de lo que ella describía como una "mucha­cha encerrada" en Nueva York a ser la reina de la misa en Ticuani -alguien co­nocido por los ticuanenses en Nueva York y en Ticuani, que puede salir con susamigos y no sufrir las restricciones en la libertad que suelen imponerse a lospreadolescentes. El caso de Alicia contribuye a analizar los procesos entrelaza­dos de convertirse en adolescente y al mismo tiempo en más ticuanense y másmexicano. En 1999, tras entregar la corona a su sucesora en Ticuani, la entre­visté en su casa de Brooklyn. En respuesta a mi pregunta de por qué antes nole gustaba México, dijo que era una "muchacha encerrada" antes de convertir­se en reina. Sólo podía salir con su hermana mayor, quien no la quería llevarporque sentía que era demasiado joven para ir a las fiestas. Tener la edad sufi­ciente para convertirse en reina significaba que podría asistir a las funcionesadolescentes clave, como las fiestas y los bailes, que en Ticuani se dan en abun­dancia. En la cita siguiente responde a la pregunta sobre su aversión anterior aTicuani, a la que me refiero al principio del párrafo. Mi pregunta era, ¿así quecuando tenías 13 años -según la entrevista a tu hermana- no te gustaba México?

Alicia: Supongo que porque era más chica estaba más tiempo con mis pa­pás. Mi hermana no quería que saliera (con ella) porque era más grande yyo realmente me quedaba atrapada con mis papás. Y yo creo que cuandoya crecí, como que ya me empezó a sacar y yo comencé a salir a las fiestasmexicanas y era divertida... (Y) no me gustaba la comida, las comidas pi­cantes. Mi madre por lo general no cocina comida mexicana porque mihermana y yo casi no la comíamos. Pero ahora, supongo que aprendimosmás. Somos más grandes...RS: Antes de ser la Reina, ¿cómo te sentías cuando ibas a las fiestas mexicanas?Alicia: Me aburría... Y luego mi hermana me estaba enseñando a bailarcumbia, así que también eso cambió.

"OVéase también el capítulo 6 y los trabajos de Erikson, Suárez Orozco, Ainsle, Montemayor y Phin­ney, como se refiere aquí.

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Ser invitada y contender, para luego ser electa reina, fue "una gran cosa"para Alicia. Había visto competir a su prima y "le encantó la idea" de ser reinaporque todos los ticuanenses en Ticuani y en Nueva York saben quién es la rei­na. También empezó a socializar con las chicas de Ticuani y a participar másen los acontecimientos de allá. Cuando recordó que era el "décimo aniversario(del concurso) y querían que compitieran las muchachas de Nueva York. Perohabía un problema... que de Nueva York sólo estábamos mi prima y yo" y ha­bía 10 muchachas de Ticuani. Sus recuerdos muestran de qué forma su partici­pación la hizo sentir más ticuanense y que tenía un lugar ahí, pero tambiénhizo surgir el tema de qué tan "neoyorkina" se sentía en ese lugar. A la vez quese creía honrada de competir para reina de alguna manera también le gustabaser una forastera.

Recuerdo que una vez mi prima... compitió ahí. Yo siempre quise hacerlo(también)... Así que cuando me dijeron (que yo estaba invitada) le dije"yeah" ... Fue realmente divertido porque somos de aquí y pudimos sociali­zar con más chicas de allá. Así que pudimos conocerlas... queríamos saberlo que se sentía estar en un pequeño concurso y simplemente divertirnos.No iba realmente a ganar, porque, ya ve, las chicas de allá tienen más de­recho a ganar que nosotras. Porque nacimos aquí... Ellas participan más enTicuani que nosotras. Vivimos aquí (así que) cualquier actividad a la que(nos) invitaran, es difícil para nosotras ir porque yo tenía que ir a la escue­la. Y ellas nacieron allá.

Aunque dice que las chicas locales tenían "más derecho" a convertirse en lareina por ser de Ticuani, más adelante señala que es "tan" ticuanense como ellas,pero "también de Nueva York". Enfatiza lo divertido de su experiencia de cono­cer a otras chicas y volverse una persona más social en el contexto que le propor­cionó Ticuani. Siguió describiendo lo que significaba ser reina, relacionando estesignificado con haber crecido y su transición adolescente como señorita. Ensegui­da responde a mi pregunta: "¿qué significó para ti ser reina?"

Alicia: Significó mucho. Nací aquí y luego tengo la oportunidad de ser rei­na -es grandioso... Conocí más gente ... Creo que eso cambió mi manera deser. Antes era tímida... (ser reina) me hizo tener más contacto con las chi­cas y...es algo que quería hacer cuando era más chica. Todos saben quiénes la reina. Cada año regresan.RS: ¿Pensabas en lo que sería que todos pensaran "Alicia es la reina"?Alicia: Sí. Fue divertido. Me encantó la idea...RS: ¿y te sientes que esto era parte de crecer o algo así?

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Alicia: Sí. Creo que lo fue ... Cambió... lo que yo era... Solía odiar ser tími­da... (al ser reina) me di cuenta de dónde venía, que amaba ser mexicana.Que estaba orgullosa (Antes) realmente no me había metido en eso, comoahora. Era más chica En ese entonces no me gustaba ir a fiestas mexica-nas y allá se siente la música, ¿ve? .. Con sólo llegar allá ya se está feliz deestar allá y simplemente un buen sentimiento para sentir. Quiero decir, alláes donde nacieron mis padres, es lo que soy.RS: ¿Sientes que no hay otro lugar en el que te sientas más como tú mismaque allá?Alicia: No... porque cuando estoy allá, no es como estar aquí. Aquí tengoque apurarme, tener mi rutina...Allá estoy de vacaciones. Allá es de dondesoy... Allá, a quien sea, probablemente ni sepa quién es, puedo decirle bue­nos días, buenas noches, buenas tardes... y aquí, hablar a un extraño es comoque le vaya hacer algo. Aquí no tengo tiempo de ir a la iglesia. Allá... alllegar allá se siente todo. Se siente cercanía con Dios. Me siento más mexi­cana... (Mis padres) estaban orgullosos de saber que nací aquí y que real­mente no me gustaba México y luego que dijera que quería ser la reina yluego, ya ve (ser escogida) -recuerdo a mi mamá, que al día siguiente qui­so ir a decirle a mi abuelo. Y él estaba orgulloso.

Esta larga cita reconstruye de qué manera la experiencia de Alicia comoreina le ayudó en su pasaje hacia la adolescencia y la edad adulta. Al partici­par en el concurso y ser elegida reina, Alicia se volvió menos tímida, más so­ciable y más mexicana. Su mayor seguridad en el sentimiento de ser mexica­na le ayudó a superar su timidez y su temor al rechazo, lo que le permitióser más sociable tanto en Ticuani como Nueva York. Después de ser reina, em­pezó a disfrutar al ir a las fiestas mexicanas en Nueva York, las que antes la"aburrían". Convertirse en reina, aprender a bailar y asistir a las fiestas mexi­canas constituyeron para ella los pasos para volverse y ser una adolescente. Sunarrativa sobre la transición a una etapa de mayor madurez en Ticuani, se re­fuerza por la respuesta positiva que obtuvo de su familia. Saber que su madre,e incluso su abuelo, estaban orgullosos de ella, la hizo sentirse más auténtica­mente mexicana. Este orgullo y reconocimiento le llegaron al mismo tiempoque los cambios en las reglas de comportamiento en la relación con sus pa­dres. Después de ser reina, sus padres retiraron el "toque de queda" en Ti­cuani y le permitieron salir en Nueva York sin estar acompañada por su her­mana. De ahí que los rituales adolescentes de Ticuani, en especial el concur­so para ser reina, se convirtieran en partes importantes de la experiencia y lanarrativa de Alicia respecto a su adolescencia. Ticuani la atrajo hacia sus ritua­les adolescentes, promoviendo un vínculo más íntimo con México y le permi-

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tió el paso de una existencia preadolescente de timidez hacia una existenciaadolescente más sociable.

Discusión y conclusión

Las historias de Alicia, Juana y del Grupo Juvenil de Ticuani, además de las his­torias de migrantes pioneras como la de doña María, documentan la forma enque tres transiciones en la trayectoria de vida -de la infancia a la adolescencia,de la adolescencia a la adultez temprana y de la edad madura al retiro- afec­tan la vida transnacional. Los migrantes y sus hijos utilizan el retorno a Ticua­ni y la participación en sus rituales de maneras distintas en diferentes etapas desus vidas. Muchos jóvenes pasan de la preadolescencia a la adolescencia graciasal apoyo que les brinda utilizar a Ticuani con su espacio seguro y sus ritualespara forjarse una identidad mexicana positiva. De ahí que su paso a la madu­rez temprana se dé en y por medio de Ticuani. Cuando los adolescentes pasanhacia la adultez participan de manera menos activa en la vida transnacional, tan­to porque ya han resuelto muchas de las cuestiones de la identidad adolescenteque subyacían a su participación anterior, como por las exigencias del trabajoy de sus propios hijos. No obstante, la mayor parte todavía regresa a Ticuani yconserva en un lugar primordial a las amistades forjadas ahí. Cuando los mi­grantes pioneros, en especial las mujeres, se retiran, gozan de la libertad sufi­ciente para estar más tiempo en Ticuani y es frecuente que lleven consigo a losmiembros de la tercera generación, para quienes son los principales responsa­bles de su atención. Estos niños de la tercera generación gozan de un espaciomás abierto y estilos de paternidad más laxos en Ticuani, aprenden las costum­bres religiosas y cívicas de Ticuani, incluida la devoción al Padrecito, que pue­de persistir en etapas posteriores de sus vidas. Ticuani no es simplemente unahistoria familiar que se transmite de una generación a la siguiente, como suce­de en el caso de muchos de los vínculos de los estadounidenses con sus tierrasancestrales, sino que constituye una experiencia vivida.

Deseo plantear dos cuestiones para brindar un contexto comparativo alque regresaré en la conclusión de este libro. La primera tiene que ver con losefectos duraderos de la participación en la vida transnacional. He documenta­do algunos efectos en el mediano plazo a lo largo de 15 años; sin embargo, esprobable que haya efectos a un plazo más largo. Una fuente de comparación laconstituyen los campamentos judíos de verano, que cada año sacaban del áreade Nueva York a cerca de un millón de judíos rumbo a las montañas Catskills,desde el fin de la Segunda Guerra Mundial hasta principios de los años seten­ta, según documenta el sociólogo Phil Brown (www.brown.edu/Research/Cats­kills_Institute/). La otra cuestión es la que constituye la Conferencia Nacional

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de la Juventud de las Sinagogas (National Conference of Sinagogue Youth-NCSY), creada por la Unión de Congregaciones Judías Ortodoxas en EstadosUnidos (Union of Orthodox J ewish Congregations in America) en 1959, comouna forma de reducir la salida de jóvenes judíos de las filas de la ortodoxia, laforma más estricta de judaísmo en Estados Unidos. Según mi colega de Barnard,la finada Nathalie Friedman, sus técnicas más efectivas incluían los campamentosjuveniles en Israel, la observación de Sabbath durante fines de semana comple­tos -denominados shabbaton- y reuniones organizadas para la oración. Los es­fuerzos especiales también se centraban en los años de la educación media y uni­versitarios, a los que se veía como de "compromiso o ruptura", para fortalecer odebilitar la identidad y la práctica judía. Los resultados de los esfuerzos de laNCSY fueron impresionantes, incluyeron el avivamiento de la observancia religio­sa en la edad adulta y fortalecieron el "funcionamiento latente" de facilitar elmatrimonio entre judíos observantes. 221 El efecto a largo plazo del shabbaton sefortaleció, en especial para quienes asistían a las escuelas públicas, por el alto ni­vel de actividad,222 la asistencia de los amigos y la oportunidad de asumir una po­sición de liderazgo a partir del trabajo con adolescentes más jóvenes.

De igual manera, al reflexionar sobre sus experiencias en las Catskills, losparticipantes reportan que su experiencia en el campamento anual había sidoparte de su paso colectivo hacia la adultez temprana. En su relato en la páginaelectrónica del Instituto Catskill, Alan Stamm, veterano del campamento, haceuna narración conmovedora de cómo su estancia en las Catskilss lo afectó a ély a su generación:

Sin hacerlo explícito, dimos pasos significativos... hacia el descubrimiento delo que disfrutábamos, lo que hacíamos bien, quiénes éramos, lo que nos gus­taría ser cuando creciéramos. Tuvimos la oportunidad de ponernos a prue­ba en la seguridad y la relativa seguridad de un mundo alternativo sin tareasen el hogar, lecciones de música, lecturas obligadas... y otras limitaciones...Pero llevábamos los valores -honestidad, respeto, trabajo en equipo, amor ala familia- que se nos reforzaban cuando preparábamos presentaciones mu­sicales, competíamos en guerras de colores, escuchábamos los cuentos de

221 Por ejemplo, sólo el 38 por ciento de quienes estuvieron en el estUdio de la población nacionaljudía de 1990 declaró que asistía a la sinagoga, mientras que el 92 por ciento de los miembros de la NCSV

lo hacía. Friedman reporta que "el 33 por ciento de los antiguos miembros de NCSY casados lo hicieroncon otros miembros de NCSY y el 17 por ciento de hecho se conoció entre sí por medio de NCSY". Mien­tras que el 52 por ciento de los matrimonios judíos en Estados Unidos tiene parejas no judías, el 98 porciento de los miembros de la NCSY está casado con otros judíos. Friedman señala que conocer a su futurocónyuge es una función latente de NCSY.

'" El shabbaton constituye un intenso conjunto de prácticas religiosas, comidas en común y estudiode la Torah, en torno a lo cual se reúnen jóvenes judíos de lugares distantes. Los jóvenes se encuentranfuera de sus ambientes normales y se centran en los rituales religiosos realizarlos en conjunto.

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moral de Sholem Alecheim y aprendíamos lecciones para toda la vida. Valo­ramos nuestros meses en el campamento como un claro tiempo dramático detransición de la adolescencia a la joven adultez y hacia lo que nos hemos conver­tido ahora. Más que la escuela, el esfuerzo concentrado e intenso de esas ocho se­manas fue el primer lugar en el que nos esforzamos, exploramos y experi­mentamos e incluso nos rebelamos un poco fuera del nido. Esto fue lo queobtuvieron nuestros padres a cambio de lo que pagaron (cursivas del autor).

Esta cita evoca bellamente la continuada importancia emocional de sus ex­periencias en las Catskills incluso en la edad madura o más allá y capta algu­nas de las nociones del sentido de pertenencia y de la transición adolescente si­milares a las de la segunda generación de ticuanenses. Algunos elementos delos campamentos de verano y la experiencia de la NCSY encuentran un eco enaquellos hijos de migrantes ticuanenses que retornan. Que los campamentos demigrantes duraran ocho semanas al año tiene un paralelo, en términos gene­rales, en las estancias anuales de los jóvenes ticuanenses de retorno, aunquemuchos regresan por periodos menos o más largos o con mayor frecuencia. Lajuventud ticuanense participa, también, durante varios años, en un intensoconjunto de rituales, tanto religiosos como comunitarios, con sus amigos queregresan. Si los datos de la NCSY son los correctos, esto debería hacer más dura­dero el efecto de Ticuani sobre su identidad. La metáfora de un "intenso esfuer­zo de ocho semanas" que ayudaría a dar forma a la transición de la adolescenciaa la adultez es muy acertada y resulta bastante adecuada para mi discusión. Elgrado al que gozan de la Antorcha quienes retornan, así como de los aconteci­mientos relacionados, es evidencia de que sucede algo importante y, segúnellos mismos declaran, implica el paso a una etapa posterior de la vida comomexicanos en Nueva York, pero también de maneras críticas, en Ticuani.

Resulta instructivo comparar (si bien no equiparar) estas experiencias delos campamentos judíos con Ticuani. Aunque dudo que el área de Nueva Yorkenvíe alguna vez un millón de mexicanos de regreso a México cada verano, dadoque hay más de 20 millones de mexicanos y mexicoamericanos en Estados Uni­dos, parece bastante probable que al menos un millón mexicanos regresen a suscomunidades de origen o a las de sus padres cada uno o dos años. Aun supo­niendo que Ticuani constituye un caso transnacional más fuerte que la mayo­ría, tal retorno afecta la identidad y promueve la práctica transnacional. Uncuerpo creciente de literatura documenta prácticas transnacionales similaresde algunos migrantes provenientes de la mayor parte de los municipios mi­grantes en México. Las más de 600 asociaciones de oriundos registradas por elgobierno mexicano a finales del siglo xx -evidencia de primera mano de quese está dando una cierta actividad transnacional- de un total de cerca de 2,200

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municipios en todo México (muchos de los cuales tienen más de una asociaciónde oriundos); la vida transnacional no puede ser tan poco frecuente como di­cen los escépticos. Creo que ello no incluye a todos los migrantes, pero el he­cho de que sí corresponda a muchos de la segunda generación parece difícil decuestionar. Además, dado que quienes son transnacionalmente activos tiendena ser al mismo tiempo bastante activos en la vida pública -en la política, en losnegocios (como documenta Luis Guarnizo y Alejandro Portes)223 e incluso en laspandillas, como veremos más adelante- en Estados Unidos, no es necesaria unaparticipación universal para que se den efectos significativos. En el caso de laciudad de Nueva York en 2000, por ejemplo, hay más de 300,000 mexicanos ymás de la mitad de ellos tienen menos de 25 años. Si consideramos un escena­rio pesimista, aun cuando sólo el 5 por ciento esté activo transnacionalmente,significa que 7,500 jóvenes en la ciudad están participando. Y la probabilidades que más del 20 por ciento, e incluso una cifra mayor de los ticuanenses de lasegunda generación participe en la vida transnacional.

Un segundo tema es el de si la vida transnacional persiste o no con el tiempoy las generaciones. Como se ha discutido, el que no se haya institucionalizado elGrupo Juvenil de TIcuani refleja muchas tendencias, entre ellas la imaginación delo que será el fúturo por parte de la segunda generación, sobre todo en NuevaYork y ya no en Ticuani, y las grandes exigencias de sus vidas en buena parteasimiladas en Nueva York. De ahí que sea frecuente que el establecimiento y latransnacionalización operen de maneras contradictorias para los adultos jóvenes,aunque se refuercen entre sí en el caso de los jóvenes que entran en la adolescen­cia. No obstante, el tema es más complejo de lo que hemos mencionado, lasformas y funciones de la vida transnacional variarán según los contextos de recep­ción, así como la calidad y frecuencia de la vida transnacional, a más de de la épo­ca histórica. En otro lugar comparé la vida transnacional sueca en el ámbito localen las décadas entre 1850 y 1930 con la de Ticuani en la actualidad.224 Entre mishallazgos se encuentra el que los suecos de la segunda generación llevaban vidasmás "suecas" -hablar sueco en las escuelas y en público, casarse dentro de un gru­po de suecos, vivir en una población principalmente sueca y con origen en elmismo pueblo en Suecia- en comparación con las vidas "mexicanas" de los ticua­nenses en Nueva York. Pero los suecos de la segunda generación casi no llevan acabo acción transnacional alguna, aun cuando lo hicieran sus padres, mientras quelos ticuanenses de la segunda generación llevan una vida transnacional que suscontrapartes suecas no pudieron imaginar, pero viven de manera dispersa, hablanespañol e inglés y no controlan el espacio mexicano o las instituciones "mexica-

"'Portes el al., 2003; Guarnizo el al., 2003."., Smith, 2000.

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nas" de gobierno en Nueva York. De manera similar, el caso italiano muestra unagran inmersión de la segunda generación en enclaves italianos dentro de EstadosUnidos, pues buena parte de la segunda generación regresa a Italia, aunque no sedan muchos retornos de los miembros de la segunda generación ni tampoco es­tán activos en la vida transnacional. 225 Aunque parece probable que se haya dado,se necesita realizar un mayor trabajo histórico para saber qué tanta.

No obstante, otros casos menos conocidos muestran una importante vidatransnacional en la segunda generación y posteriores. El tema polaco ofrece ~jem­

plos de acción transnacional por la segunda generación, aunque bajo circuns­tancias muy diferentes. Antes de la Primera Guerra Mundial, los polacos en elextranjero promovían la política desde el exilio y había organizaciones nacionalis­tas, comunistas y civiles, incluso religiosas, que luchaban porque la comunidad in­ternacional restaurara el territorio y la soberanía polacos. Durante la PrimeraGuerra Mundial, las organizaciones nacionalistas polacas intensificaron sus cam­pañas de reconocimiento. Los polacos en Estados Unidos incluso organizaron el"ejército Koscuiszko" en tierra estadounidense (pero bajo los auspicios franceses),para el cual se presentaron como voluntarios unos 38,000 polaco-estadounidensesnacidos en Estados Unidos y cerca de 22,000 de ellos prestaron su servicio, de en­tre una fuerza total de 90,000. Estos polaco-americanos representaron cerca de lamitad de las bajas polacas en la guerra, y muchos de los restantes pelearon mástarde en la guerra polaco-soviética de 1920.226 Además, los polacos de EstadosUnidos ayudaron a recolectar más de 10 millones de dólares para la ayuda a Po­lonia entre 1914 y 1922 y fueron muy alabados por los nacionalistas polacos en elPrimer Congreso de la Emigración en Detroi t en 1918, por un líder del nuevo Es­tado libre de Polonia.227 Aunque no es comparable en sentido estricto con el casode Ticuani, el que los polaco-estadounidenses se presentaran como voluntarios entales cantidades para pelear y morir por la causa polaca -estos últimos, aunque nolo primeros, para el analista político Benedict Anderson constituían una pruebade la existencia de una comunidad imaginada de nación-228 constituye un lazo dela diáspora de gran importancia en la segunda generación y posteriores con esepaís. Polonia, como se les llama a los polacos en el extranjero, ha realizado impor­tantes esfuerzos a favor de Polonia por más de 100 años, en los que se incluye laSegunda Guerra Mundial, la Guerra Fría, el movimiento de Solidaridad y todavíadespués. Cabe mencionar que la vida transnacional polaca no ha tenido una in­tensidad uniforme, y la importancia que Estados Unidos y la comunidad interna­cionalle han concedido ha sido variable en distintas épocas. Por ejemplo, después

""Véase Child, 1943.'''Hapak, 1981; Pienkos, 1991. Véase también Smith, 2üü3b.m Zake, 1981; Pienkos, 1991.'"Anderson, 1991.

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de la Primera Guerra Mundial, el Estado polaco recién restaurado se hizo car­go de muchas de las funciones que las organizaciones de expatriados y de la diás­pora habían cumplido antes y muchos polacos y sus descendientes en EstadosUnidos pensaban que ésta era la mejor política. Durante la Guerra Fría, el depen­diente Estado polaco tuvo su propia versión de un programa para los polacos enel extranjero, mientras la población polaca anticomunista en Estados Unidos te­nía el suyo y entre ellos no había coordinación de esfuerzos. En cambio, la diáspo­ra polaca acabó por ofrecer un apoyo significativo al movimiento de Solidaridad.Aunque por supuesto éste no es un caso comparable de manera estricta con el deTicuani o el mexicano más amplio -la soberanía de México no ha sido puesta enduda durante el periodo que consideramos, y tampoco estuvo involucrado de lamisma manera en el cálculo estratégico de la Guerra Fría- es útil hacer notarla continuación de la participación en la vida transnacional de los polacos de laprimera generación y posteriores.229 Igualmente, durante la década de los noven­ta, los hijos de la segunda generación o posteriores de inmigrantes también hanregresado desde Estados Unidos a los Balcanes para pelear en las guerras, o a es­tados que previamente fueron satélites de la Unión Soviética, como Estonia, paraparticipar en su política.230

Las formas de la transnacionalidad cambian con la trayectoria de vida, tan­to en dirección del debilitamiento como del fortalecimiento. El debilitamiento seda cuando los adolescentes y los adultos a principios de la tercera década de lavida se ven agobiados por las responsabilidades de la adultez y decae la intensi­dad de los inquietantes cuestionamientos de la identidad adolescente. Pero mu­chos de estos jóvenes adultos llevan consigo a sus hijos y establecen sus gruposprimarios de amistad a partir de sus experiencias en Ticuani o las vinculadas conél. y las abuelas pioneras de la primera generación que cuidan de sus nietos dela tercera generación, llevan a éstos a Ticuani durante periodos largos, aun cuan­do después todos regresen a Nueva York. Sin embargo, aún no queda claro cuá­les serán los prospectos para la vida transnacional de la tercera generación. Loque sí está claro es que habrá algo de vida transnacional en Ticuani y lugares si­milares y que continuará siendo importante. El grado al cual es probable quesiga siendo importante dependerá de muchos factores, incluida la posibilidad deque continúen los altos grados de emigración desde lugares como Ticuani, los ni­veles relativos de desarrollo en cada país, el grado al cual el gobierno mexicanoy las organizaciones mexicoamericanas generen lazos de la diáspora con la po­blación mexicoamericana, además de las reacciones del gobierno estadouniden­se y de otros actores ante esos lazos. En la conclusión vuelvo a estos temas.

"'Sólo en caso de citar otra fuente. el material de este párrafo se basa en Pienkos. 1991.""Véase Taagepera, 1993, 2003.

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Capítulo 8

Defender el nombre en Nueva Yorky Ticuani: ra.íces y transnacionalización

de las pandillas mexicanas

AL REGRESAR a Ticuani en agosto de 1998, tras no haber estado ahí desde febre­ro de 1993, lo primero que noté fueron los graffiti de las padillas. El placer decaminar en el calor seco del mediodía en Ticuani y de que me saludaran losamigos fue interrumpido por los graffiti, la ropa y cortes de pelo de cholo queportaban muchos de los jóvenes de ahí, cosas que eran completamente nove­dosas en mi experiencia de Ticuani. Los habitantes me contaron cómo las pan­dillas habían cambiado el pueblo, en especial cuando los migrantes regresabana la fiesta de enero. Todavía más grave, dijeron, la violencia se había incremen­tado; los miembros de las pandillas habían matado a un taxista local y algunosestaban en la cárcel por eso. Aun cuando las pandillas habían logrado teneruna influencia muy extendida entre los jóvenes mexicanos en Nueva York a me­diados de la década de los noventa, yo había llegado a creer, como la mayorparte de los ticuanenses, a percibir Ticuani como un refugio las presiones de lavida en Nueva York. Ahora esas presiones se han estado exportando a Ticuani.

Yo no observo el surgimiento del pandillerismo en la vida transnacional comouna aberración, sino como resultado lógico de los procesos de migración y asi­milación en los que están inmersos estos jóvenes y sus padres. En este capítulonarro cómo y por qué se formaron pandillas mexicanas en Nueva York y cuálha sido su efecto en Ticuani; mientras en en siguiente capítulo abordo cómoafecta esto el regreso a Ticuani. A partir de las observaciones e historias de losmiembros de las pandillas y otros jóvenes, muestro de qué manera las pandi­llas han sido secuela de cambios mayores en el desarrollo propio de migración,incluida la de los varones adolescentes, y de su asimilación e incorporación enNueva York. Esto último incluye los procesos sociales discutidos en capítulosanteriores -las negociaciones del inmigrante, las de género, la masculinidad yla adolescencia- pero se concentra en cómo se vinculan en las vidas que acabanpor ser radicalmente diferentes de las de quienes no son miembros de las pan­dillas, discutidas hasta aquí. Muestra, por ejemplo, de que manera la adoles­cencia de quienes migran antes de llegar a los 20 años de edad se ha transfor­mado por el hecho de haber migrado a una edad más temprana, debido a la

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reunificación familiar y el éxodo de adolescentes desde la mixteca durante ladécada de los noventa. Demuestra de que modo la creación y el uso del espa­cio público mexicano en Nueva York estuvieron aparejados con la formación depandillas y la validación de una mexicanidad y masculinidad cholas. Finalmen­te, observa la manera en que las películas estadounidenses acerca de las pandillasmexicanas han servido de modelo para el modo de ser mexicano en NuevaYork, una presión hacia la asimilación cultural que proviene de los medios. Porello examino los lados más oscuros de la vida transnacional, y las oscuras for­mas de narración que los miembros de las pandillas y otros utilizan para enten­derlos. Doy seguimiento a estos temas desde una perspectiva transnacional,mostrando la forma en que las profundas transformaciones que se dan comoresultado de la migración crean un campo fértil para el reclutamiento demiembros de las bandas en Ticuani y en México, lo que parece probable queaumente.

Una nota acerca de los términos. Utilizo los términos "cholo" y "pandille­ro" de manera intercambiable, y equivalen a los términos en inglés gang mem­ber, gangster o homeboy. Una "pandilla" o "banda" es gang en inglés. El fenóme­no más amplio del pandillerismo implica tanto a las "pandillas reales" como alas crews231 (no hay una traducción al español de "crew"; y se utiliza crew). Lascrews son grupos de jóvenes adolescentes locales que se la pasan en su esquina,dándose una nombre para "ser alguien", pero no acostumbran participar enviolencia o crímenes serios; por lo general salen de esta crew cuando terminasu adolescencia y empieza la edad adulta. Es frecuente que el nombre de unacrew no sea del conocimiento de las "verdaderas" pandillas, incluso aquellas dela cercanía, debido a que no son lo suficientemente importantes para pelear.Las "pandillas" participan en violencia y crímenes serios, muchos de cuyosmiembros permanecen en la banda a pesar de convertirse en adultos y son co­nocidos por las otras bandas, con las que tienen alianzas y disputas. Los miem­bros de las pandillas también se unen para ser alguien, pero su membresía re­quiere que hagan uso de la violencia para defender a sus hermanos contra losataques o falta de respeto de los demás, los sujeta a la disciplina y el mandatodel líder. Las crews con frecuencia se afilian a una pandilla y algunos de susmiembros se convierten en elementos de las pandillas y no se retiran al conver­tirse en adultos. 232 La mayor parte de los migrantes adolescentes de Ticuani, dela generación 1.5 o de la segunda generación que son parte del pandillerismo

"1 Agustín Vecino fue quien por primera vez hizo esta distinción en nuestras discusiones etnográfi­cas colectivas.

m Las creUls que yo conozco no están organizadas actualmente por un conjunto de pasos semiinsti­tucionalizados que apunten a la membresía plena en la pandilla, como documentan Hagadorn, 1988; Vi­gil, 1988; Moore el al., 1978. Se parecen más a grupos de amistad de adolescentes con algún comporta­miento "desviante", que a las pandillas.

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están en crews y no participan en actividades criminales serias. No obstante, lapráctica de la violencia y la amenaza periódica de ejercerla se han convertidoen una realidad social en Ticuani y Nueva York, lo que ha tenido un efecto des­propocionado en la vida pública de Ticuani, en especial entre los jóvenes.

las pandillas transnaclonales en unaperspediva histórica, teórica y comparativa

El regreso de las pandillas a México desde Estados Unidos no es novedad. Elantropólogo mexicano Gustavo López Castro encontró que los cholos que ha­bían migrado a Estados Unidos y se habían incorporado a las pandillas allá, re­gresaban a Gómez Farías, Michoacán, a fines de los setenta y principios de losochenta -importando las pandillas de Estados Unidos- mientras que los ado­lescentes que se habían unido a las pandillas en la ciudad norteña de Monterreymigraban a Estados Unidos en busca de la aventura durante los años noventa--exportándolas desde México. 233 En Ticuani, a finales de los ochenta y princi­pios de los noventa, los miembros de las pandillas que regresaban visitaban asus familias o "se escapaban" (chilout) para evitar los problemas de Nueva York,dando fin en buena parte a la actividad en la pandilla. Ticuani parecía tranqui­lizarlos más de lo que ellos lograban inquietarlo. Pero para finales de los no­venta, la cultura juvenil de Ticuani había experimentado profundas influenciasdebido a los pandilleros que regresaban, que iban más allá de los graffiti yamencionados. Abría una división cultural en la juventud local, entre quienes seveían como cholos y los "regulares", que es el modo en que se llaman ocasio­nalmente los jóvenes que no son miembros de las pandillas; lo cual se discuti­rá en el siguiente capítulo. La juventud no migrante de las familias o los ran­chos más pobres de Ticuani se inclinaban de manera especial a adoptar los mo­dales de los cholos: ponerse ropa holgada, pantalones de mezclilla que usanmuy por debajo de la cintura, cortes de pelo "desvanecidos" (que se ven comoun medio corte de casquete, con pelo corto arriba y razurado abajo), incluso al­gunos de ellos tenían las letras de la pandilla moldeadas en el corte de pelo,además de "pasear" (cruise) por el centro del pueblo con sus carros. Esos cam­bios relativamente inofensivos también fueron notados por López Castro, perolas consecuencias más serias en Puebla incluyen el uso de drogas, un incremen­to en la violencia que se deriva de las tensiones entre las pandillas y con los "re­guiares", locales o de la segunda generación que regresan. En los bailes u otrosgrandes eventos sociales, los problemas son frecuentes ahora y van desde las"discusiones hasta las peleas que acaban con navajas e incluso pistolas", dice

""Véanse López Castro, 1985 y Hernández León. 1999.

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don Pepe, presidente del municipio vecino El Baile, que también tiene pandillas.Además, los tres asesinatos en Ticuani que la gente del pueblo atribuye a los pan­dilleros se dieron utilizando las mismas armas y métodos, mientras la víctima seencontraba ebria y sola muy tarde por la noche. Algunos pandilleros están en lacárcel por estos crímenes, pero otros involucrados huyeron a Estados Unidos. Talviolencia criminal aleatoria es relativamente rara en la mixteca. Es interesantehacer notar que la violencia de los cholos era discutida abierta y apasionadamen­te por los ticuanenses, mientras que la que no se derivaba de las pandillas, in­cluidos los asesinatos que se suscitaron ese mismo año, no se discutían en abso­luto, lo cual sugiere que se les daban diferentes connotaciones morales.

La evidencia disponible insinúa que la transnacionalización de las pandi­llas está muy difundida y hay grandes probabilidades que se desarrolle en Méxi­co y otras partes del hemisferio occidental. En Puebla, el problema se volvió tanserio que el periódico regional, La Jornada de Oriente, envió a un reportero aNueva York para cubrir el tema en 1999. Asimismo, el estado comenzó porasignar una fuerza especial de la Policía Judicial del Estado, que investiga crí­menes graves como asesinato, atiende los temas de seguridad pública y se en­foca de forma especial en las pandillas durante las fiestas municipales de laMixteca. Como observo más adelante, la propia migración crea las condicionespara el crecimiento de las bandas. Muchos migrantes adolescentes y jóvenesnacidos en Estados Unidos regresan por sí solos a México, viven en buena partesin vigilancia, pero con dólares en la mano y con un mayor estatus social. Ade­más como se señaló en el capítulo 1, un número creciente de jóvenes nacidosen Estados Unidos regresa a vivir por un plazo largo o de manera permanen­te, constituye un 6 por ciento de los individuos en edad escolar en la secundariade Ticuani y el mayor grupo de extranjeros en México fuera de la ciudad deMéxico.234 Además, una cifra creciente de migrantes proviene de áreas urbanasy tiene experiencias previas con las pandillas, con lo que las exportan a Esta­dos Unidos, donde experimentan hostilidad de las pandillas de otros gruposétnicos o de otros mexicanos en Estados Unidos. Finalmente, la política esta­dounidense de deportar a todos los extranjeros acusados de crímenes, iniciadaen 1996 y acentuada a partir del 11 de septiembre del 2001, irónicamente hacatalizado la transnacionalización de la actividad delictiva, incluida la de laspandillas en El Salvador, Belice, Jamaica, República Dominicana, y otros paí­ses,m debido a que estos estados carecen de los medios para lidiar con ellas.Los pandilleros deportados continúan con sus actividades en los países de ori­gen y sus vínculos con sus contrapartes en Estados Unidos, muchos de ellos re-

'"Escobar Latapí. 1999.'''Sobre los indios occidentales. véanse Smith y Manei, 1998; Manei, 1999. Véase el trabajo que ac­

tualmente realizan Nina Siulc y Dave Brotherton.

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gresan después al país del norte como inmigrantes indocumentados. Los investi­gadores salvadoreños subrayan el papel que han jugado las deportaciones en latransformación de las prácticas de las pandillas y su expansión en El Salvador.236

Especificar el modo en que las pandillas transnacionales surgen lógicamen­te de la migración y la asimilación resalta cómo las teorías relacionados ayudana desarrollar el argumento principal de este libro. Por ejemplo, mientras quela segunda generación, nacida en Estados Unidos, incorpora las prácticas co­munitarias de Ticuani como rituales de la pubertad, los migrantes adolescenteshan experimentado lo que equivale a una abrupta e histórica modernizaciónde su adolescencia, lo cual se debe a cambios mayores en la migración misma.La reunificación familiar y la migración ligada con ella, además de los contro­les más estrictos en las fronteras, provocaron un incremento en la migración deadolescentes y una tendencia hacia el establecimiento a largo plazo. Tales cam­bios sacaron a estos jóvenes de la breve adolescencia que el sociólogo Glen El­der Jr. señala como típica de las sociedades menos industrializadas y de la his­toria estadounidense de épocas pasadas,237 llevándolos bruscamente, durantesus primeros años de pubertad, a una adolescencia más extensa, urbana y asi­milatoria en Nueva York. Mientras que algunos en sus primeros años de puber­tad habían migrado antes de que esto sucediera, el gran incremento en su ci­fra a mediados de los noventa implicó que su adolescencia como grupo ya no fuerauna rápida transición, en buena parte originada por la migración misma. Deahí que, en vez de migrar "para trabajar" como había hecho la mayor parte de losmigrantes anteriores --convirtiéndose en hombres en el proceso- el sociólogomexicano Rubén Hernández León y el reportero Sam Quiñones informan quelos miembros adolescentes de las pandillas en los noventa empezaban a afirmarque iban por "la aventura".238 Estos nuevos pasos no les eran claros, debían dar­se en inglés y con muy poca guía efectiva de los adultos. Este difícil contexto derecepción ha llevado a muchos migrantes adolescentes, aunque no a la mayo­ría, a una subcultura de oposición, como podría predecirse por la teoría de laasimilación segmentada. Pero no entran en la subcultura racializada y nativa de losjóvenes negros y puertorriqueños. Se trata, en cambio, de una subcultura deadolescentes migrantes donde el orgullo étnico coexiste con una sospecha opo­sitora hacia las instituciones estadounidenses y una percepción de ser mejoresque las minorías nativas. No estoy seguro si esto en última instancia llevaría auna "clase baja plural" (rainbow underclass) como sugieren Portes y sus colegas.Existe, además, una fuerte asimilación segmentada y algunas subculturas den­tro de la cultura de movilidad de las minorías, que se dan entre la segunda ge-

'''Véanse Cruz y Portillo Peña. 1998 y Santacruz Giralt, 2001."'Véase Elder Jr, 1980 y la revisión en Fustenberg el al., cap. 1, 1999."'Hernández León, 1999; Quiñones, 2002.

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neración y los migrantes adolescentes de origen mexicano, que podrían evitareste duro destino.

También me baso y a la vez critico tres perspectivas sobre las pandillas. Pri­mero, una larga línea de investigación que empieza con el libro clásico de Frede­rick Thrasher de 1927, The Gang: A Study o[ 1313 gangs in Chicago, que enfatizacómo las pandillas de inmigrantes surgen por la desorganización de las comuni­dades de inmigrantes.23Y James Diego Vigil retoma y extiende esta visión almostrar de que modo una marginación prolongada evita que las generacionesposteriores escapen de las pandillas, que llenan vacíos sociales generados porla desorganización de la comunidad. Una segunda línea de investigación secentra en las relaciones entre las pandillas y la comunidad, aparte de que de­talla la forma en que las bandas son partes orgánicas de las comunidades, unaseñal de organización y no de entropía social. Finalmente, una tercera perspec­tiva ve a las pandillas callejeras de estilo estadounidense que se difunden porEuropa y llegan hasta Nueva Zelanda debido a la globalización de la economíay los medios de comunicación que exportan una imagen "macdonalizada" dela vida en las pandillas. Mi investigación evidencia que la desorganización so­cial crea una necesidad de nuevas instituciones de pertenencia y establecimien­to, a la que responden las pandillas, como señalan Vigil y otros. Pero las que yoobservo no existen tan lejos del resto de la comunidad como sugiere la imagende un vacío; al igual que el trabajo de los sociólogos Sudhir Venkatesh y MartínSánchez Jankowski, el mío expone que la mayoría de los miembros de las pan­dillas y ciertamente muchos de las crews, también tienen otros roles sociales den­tro de sus comunidades.240 Para finalizar, en vez de sólo evocar la noción abstrac­ta de globalización para explicar la difusión de las pandillas en México, rastreosu formación en Nueva York y su exportación hacia la región mixteca, con lo quecrean un mundo de las pandillas que es local pero a la vez transnacional.

las pandillas mexicanas en Nueva York

El pandillerismo en Nueva York se suscita en parte a partir de los cambios enla migración y la asimilación. Los cambios en la ley de inmigración en Estados

"9Thrasher veía a las pandillas como resultado de la desorganización social que se suscitaba por lamigración, por los espacios sociales y físicos "intersticiales" en que se criaba la segunda generación. A me­dida que las familias inmigrantes salían de "gangland" (tierra de pandillas) hacia barrios más cuidados,cesaba la formación de pandillas, alrededor de la tercera generación. De ahí que el 70 por ciento que es­tudió Thrasher estuviera compuesta por inmigrantes más recientes como los italianos, los polacos y losirlandeses, mientras que sólo el 4 por ciento ó 2 por ciento era alemán o sueco. Un total de 87 por cien­to de las pandillas estaba compuesto por "población extranjera" -es decir inmigrantes o sus hijos de pri­mera generación. Vigil y Joan Moore amplían el argumento de Thrasher al mostrar la forma en que las"marginalidades múltiples" evitan que las generaciones posteriores salgan de "gangland".

"'°Véanse Venkatesh. 200 1; Jankowski, 1991.

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Unidos, entre ellos la ley de amnistía migratoria de 1986 y los cambios subse­cuentes han hecho que el regreso sea más difícil, han contribuido a que se tri­plique la población de origen mexicano en la ciudad hasta alcanzar 300,000 en1990-2000. La legalización de los padres indocumentados a finales de losochenta inició una explosión en la reunificación familiar a mediados de la dé­cada de los noventa. Efectivamente, como se discutió en el capítulo 2, la cifrade jóvenes mexicanos de menos de 25 años de edad admitidos legalmente aNueva York durante esos años se incrementó casi tres veces desde 183 en 1990­1991 a 567 en 1992-1994, y 360 en 1995-1999. Creo que estas cifras de los in­migrantes legales reflejan a grandes rasgos la llegada mucho mayor de indocu­mentados. Este flujo de ingreso hizo que aumentara el número de mexicanosen los parques de Nueva York, lo cual significó que llegaran más adolescentesmexicanos a las escuelas, parques y barrios de Nueva York, transformando suexperiencia de la adolescencia. Los puerorriqueños y los negros en los mis­mos barrios y las mismas escuelas que estos migrantes adolescentes con fre­cuencia sentían que su espacio había sido "invadido" y los molestaban. Losjóvenes mexicanos me dijeron que se aprovechaban de su baja estatura, deque con frecuencia carecían de documentos migratorios, su llegada recientey su falta de resistencia organizada. Quienes migraban legalmente como par­te de la reunificación familiar llegaron a una edad más temprana, alrededorde los doce años de edad, en vez de dieciocho; les siguieron sus amigos indo­cumentados, lo que contribuyó en los años noventa a un éxodo de adolescen­tes provenientes de la mixteca. Al incluirlos en esta adolescencia urbana másextensa, las pandillas se convirtieron en instituciones aún más importantes derecepción, protección y ajuste en este contexto de migración acelerada y de­sorganización social, en una ciudad de Nueva York que los miembros de laspandillas veían como peligrosa y discriminante. 241

La negociación de los inmigrantes es más dura para los migrantes adolescen­tes que van a vivir con sus familias que para sus contrapartes de la segunda gene­ración que crecen en Nueva York. Debido a que los migrantes adolescentes van avivir con sus padres, a veces por primera vez, tienen muy altas expectativas de có­mo será la vida en Nueva York. Conocen a sus padres migrantes como lo que lasocióloga Peggy Levitt llama "padrinos cuentos de hadas" (jairy god parents)242 queles dan regalos y dinero cuando van a vistarlos. Con ellos la vida es literalmenteuna fiesta porque sólo están ahí durante las vacaciones. No obstante, en NuevaYork encuentran una cruel repetición de su experiencia en México: debido a quesus padres trabajan tantas horas casi no los ven. Además, los padres, que tienen

24 I Véanse Vigil, 2002; 1998; Maore, 1978 y Maore el al., 1991.24'Véase Levitt, 2001.

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pocos años de escuela, están mal preparados para ofrecerles ayuda concreta (porejemplo, las redes que los padres profesionales podrían ofrecer) para que sus hi­jos cumplan con las expectativas paternas de éxito académico y laboral en NuevaYork. Asimismo, es frecuente que padres e hijos carezcan de experiencia previa enel trabajo de convivencia en familia, y todos acaban frustrados por el esfuerzo queello requiere. Esperaban que la reunificación resolviera y no que creara problemas.El éxodo desde la mixteca a mediados de los años noventa se ligó, desafortunada­mente, con una difícil dinámica emocional. Como documenta la psicóloga CeresArtico, los adolescentes que se quedan cuando se van los padres, llegan a enten­der la ausencia de éstos a manera de abandono o bien de sacrificio heróico, se­gún lo constantes que sean los padres en su envío de apoyo y la forma en la cualquienes los cuidan en el país de origen discutan su ausencia. Puesto que muchosadolescentes de Ticuani se fueron a edades más tempranas para reunirse con suspadres durante los años noventa, los que se quedaron tenían más razones parasentirse abandonados, aun cuando sus padres no podían llevarlos legalmente; esteresentimiento lo cargaron con ellos a Estados Unidos. Los miembros de las pan­dillas con frecuencia narran acerca de relaciones difíciles con los padres, lo queestimula su sentimiento de abandono, aun cuando reconocen con agradecimien­to el sacrificio de éstos.

La creación de un espacio "mexicano" seguro para estos migrantes adolescen­tes se vuelve un tema dificil, en especial para los varones, a muchos de los cualesse les permite andar libres hasta muy avanzada la noche, mientras que hasta cier­to grado a las mujeres las "encierran". A lo largo de los años noventa los mexica­nos, no por mayor parte, poseían físicamente los barrios, así que crearon un es­pacio mexicano hipermasculinizado al "enfrentarse" con otros mexicanos en lossalones de baile, los parques, los barrios y las escuelas. Finalmente, dos pelícu­las estadounidenses acerca de las pandillas mexicanas, American Me y Blood In,Blood Out, presentadas en 1992, han servido de muestra respecto a la forma deser mexicano en Nueva York. American Me, por ejemplo, resuena intensamente enla juventud masculina (dentro y fuera de las pandillas), ya que los personajes me­xicanos van de carecer de poder a tenerlo ante los ojos de las pandillas blancas ynegras. Esta discusión se engarza con la teoría de la ciudadanía cultural, la que pre­supone que los latinos reclaman un espacio en relación con la sociedad blanca do­minante. En estos casos, lo hacen respecto a los blancos, pero también en relacióncon los negros y otros mexicanos y latinos, con los que de hecho tienen más pro­babilidades de compartir las escuelas y las áreas públicas.243

""Véanse Flores y Rosaldo. 1997; F.lores y Ben Mayor, 1997. La presión para la asimilación que yoidentifico bajo la forma de las películas de Hollywood que plantean a las pandillas como la manera "real"de ser mexicanos, podría verse a manera de una presión que opera en contra de que los latinos reclamenuna pertenencia existencial.

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En suma, las pandillas aportan una estructura social de pertenencia que losjóvenes quieren y necesitan, pero cuyos padres no pueden proporcionarles di­rectamente.244 Estos jóvenes necesitan ayuda en la escuela, para adaptarse a sunuevo mundo y convertirse en hombres mexicanos, en un contexto en el que lahombría parece estar siempre en cuestión o comprometida. Las pandillas ofre­cen una manera de rechazar, al mismo tiempo que cumplir las expectativas delos padres y de la sociedad, a la vez que las suyas propias. Son hombres, susci­tan respeto y temor, en forma simultánea, es frecuente rechacen otros mediosde lograr la hombría que les parecen imposibles: la escuela, un buen trabajo,una carrera. Los pandilleros son innovadores en el sentido de la tipología de larelación medios-fines del difunto Robert Merton: 245 carecen de los medios con­vencionales para lograr el éxito, innovan y buscan vías alternativas para alcan­zarlo, con una minoría que hace uso de la violencia y del crimen.

Tienes que unirte para defenderte

Durante una larga y calurosa tarde del 2001, tres pandilleros de los "Mixtecoslocos" me narraron en un restaurante de Ticuani la misma historia fundacionalen términos iguales, que había escuchado desde finales de los años ochenta. Lahistoria es recurrente entre las pandillas cuyos integrantes son en su mayoríamiembros de la segunda generación, nacidos en Estados Unidos; por la com­binación de migrantes adolescentes y jóvenes de la segunda generación y laspandillas recién formadas por migrantes adolescentes. Griselda Pérez y yo ha­bíamos conocido a estos tres cabecillas de los "Mixtecos locos", una de las doso tres pandillas mexicanas de mayor tamaño de la ciudad, tras más de cuatroaños de regresar a Ticuani, para eventos como la Antorcha, vagar en el zócaloo jugar billar. Sabían que hacíamos entrevistas y nos ofrecieron contar su histo­ria. Las pandillas mexicanas de Nueva York se formaron, dicen, porque los mexi­canos tenían que defenderse de la violencia de los jóvenes puertorriqueños ynegros de Nueva York, en las escuelas públicas, parques y estaciones del trans­porte subterráneo. En tanto que el conflicto étnico no es nuevo en las ciudadesestadounidenses, sí contribuyó a generar gran número de pandillas mexicanasen un lapso de tiempo relativamente corto de cinco o seis años en la década delos noventa. La cita que sigue se da en un contexto donde ellos decían que enrealidad no es posible protegerse si se está solo y les pedí que me dijeran másacerca de por qué sienten que "tienes que unirte con otros para defenderte".Los temas de la masculinidad puesta en duda, comprometida o demostrada,

244Véanse Vigil, 1988 y Moore el al., 1978 sobre las pandillas como instituciones de recepción."'Véase Merton. 1938; 1968.

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atraviesan el relato de la historia fundacional, entendida esencialmente comouna historia de antagonismo étnico con los puertorriqueños.

Horacio: Cuando yo llegué allá los puertorriqueños me asaltaban a cada ratoy asaltaban a los amigos... Ya no venían los mexicanos y no más le van arobar, iya no!. .. Ya todo eso ha cambiado....es una de las razones que la gen­te, las mexicanas se empezaron a unirse para protegerse de los morenos, losboricuas, son pero como tedigo, no todos, pero a mí me lo han hecho ... nosquitaban lo que traíamos, las joyas, las cadenas, todo eso ... Pues ellos usanesas palabras: iDame los chavos, México! iDame los chavos! (dinero) ...Homero: en vez (ahora), estamos en el bloque y ellos pasan, ya no es comoantes que te insultaban ¡eh! ... Ahora ya no caminanos con la cabeza agacha­da porque ya tenemos un poco de reputación, ¿tú sabes? .. Respeto... Antes,es no mirar a ellos, ¿verdad? Como ahora están haciendo ellos, ¿verdad? An­tes, decían, México, iregrésate a tu país! (RS: ¿y ustedes, qué decían? .. )Solamente caminaba uno.

Los líderes de los "Mixtecos locos" subrayan que ahora tienen una reputa­ción y que los puertorriqueños que antes los atacaban con impunidad ahora losrespetan. Describen su vergüenza al tener que seguir caminando mientras los in­sultaban, con la "cabeza agachada", y sin "verlos a los ojos". Estas humillacio­nes los hacían sentir como putos que no podían obtener respeto por el códigoal que habían llegado a vivir. Algunos psicólogos, entre ellos James Gilligan ysociólogos como Elijah Anderson, Ruth Horowitz y J ack Katz han documenta­do en qué forma esos profundos sentimientos de vergüenza intensificaban laviolencia entre los jóvenes, que los llevaban a estar conscientes en exceso decualquier falta de respeto advertidas, a generar temor y miedo en respuesta aesos deslices percibidos, para demostrar quién es el verdadero hombre. 246 Alcomparar la vergüenza en las voces de Horacio, Dionisio y Homero cuandocontaban cómo seguían caminando con las cabezas agachadas, con la satisfac­ción que les escuchaba al hablar sobre el respeto que logran ahora, deja claropor qué la resistencia a los puertorriqueños se ha convertido en un elementocentral de la narrativa de la formación de las pandillas mexicanas en NuevaYork. La posibilidad de caminar sencillamente sin tener que enfrentar esa ver­güenza se expresa en la apreciación de Dionisio en cuanto al cambio en el modoque los puertorriqueños los tratan en las calles. "En vez de asaltarnos como an­tes, ahora nos saludan... " como si se tratara de una interacción cotidiana normal.

""Véanse Katz, 1988; Anderson, 1999, 1990, 1978; Jankowski, 1988; Horowitz, 1983; GiIIigan,1991; Connell, 1995.

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La descripción de sus sentimientos tiene que ver con los argumentos teóri­cos que relaciona este libro acerca de la emoción encarnada, la propiocepciónsocial y la vergüenza como un afecto clave en la experiencia de género. Cami­nar con la "cabeza agachada" es una expresión física de vergüenza y manifies­ta con toda claridad la incapacidad de responder. La incompetencia moralaquí, para tomar prestada de nuevo la expresión de Katz, es la incapacidad pararesponder con la "valentía" (heart) que requiere la masculinidad chola. Esta in­capacidad para responder coloca a los cholos mexicanos en una relación onto­lógicamente femenina respecto a los puertorriqueños más poderosos, antequienes deben ceder, así como una mujer ranchera típica tendría que hacerloante su marido. Pero, nos cuentan Dionisia y sus amigos, las cosas son diferen­tes ahora. Actualmente, los puertorriqueños nos mueven la cabeza, dándonospoder masculino, o nos respetan y simplemente dicen hola. No es accidentalque Homero enfatice que ya no caminan con la cabeza agachada y que ya no tie­nen miedo de ver a la gente a los ojos. En la experiencia de andar juntos se perci­ben a sí mismos como poderosos, tanto en sus relaciones entre sí como con otrosgrupos. Al ser vistos por sí mismos y por los demás como poderosos, se sientenhombres físicamente fuertes cuyo honor masculino se encarna en su reputaciónde peligrosos. La cual les da poder para expiar su vergüenza culpable, y cami­nar como hombres, en un grupo de otros hombres, en un mundo de hombres.

No era pura imaginación de los mexicanos que fueran blanco de la violen­cia de los puertorriqueños y otros. Ciertamente, César, un traficante puertorri­queño de crack, al que Philippe Bourgois sigue en su libro de 1995, In Searchof Respect, describía a los mexicanos como "presa fácil" para él y sus amigosporque carecían de documentos y se emborrachaban, lo que les impedía de­fenderse: "esos mexicanos se emborrachan como verdaderos locos, hombre.Todos los desplumaban; eran presa fácil porque eran ilegales, casi todos... nadietoma a los mexicanos en serio. Es una pequeña ola criminal. Que los mexica­nos se jodan con el crimen en Nueva York. Es lo que está de moda hacer".247De hecho, pasé una noche hablando con César y Burgois, junto con su otro in­formante clave, Primo, mientras ambos describían en detalle cómo atacaban alos mexicanos. Ellos, junto con otros, me dijeron que los jóvenes también es­peraban afuera de los bares donde tomaban los mexicanos maltratándoloscuando salían, en especial los viernes -día de paga. El que algunos, entre ellosCésar, entendieran la opresión que ejercían contra los mexicanos como resul­tado de su condición de indocumentados y su mexicanidad, hace inteligible yrazonable que los migrantes mexicanos adolescentes desearan organizar pan­dillas mexicanas para defenderse. Las percepciones de los mexicanos de que

"'Bourgois, 1995: 79.

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estaban siendo atacados eran correctas. Irónicamente, la mayor parte de la vio­lencia de las pandillas de mexicanos es contra otros mexicanos, según se des­cribe más adelante.

Cuando hacía trabajo voluntario con los vendedores de flores, a fines de losaños ochenta y principios de los noventa, también escuché muchos reportes demexicanos que eran objeto de ataques. Los vendedores protestaban en contrade lo paradójico que resultaba que la policía, según su opinión, hiciera valer in­justamente las leyes contra la venta sin licencia e incluso los llevara a prisión,mientras que los dejaba desprotegidos de los crímenes violentos entre ellos robo,asalto y, en algunos casos, además homicidio, al vender flores. En efecto, supede hombres y mujeres que salían de su hogar en la mañana, se les arrestaba porvender flores y carecer de documentos de identidad, pero no podían llamar asu familia porque ésta no tenía teléfono. Me dijeron que muchas veces los puer­torriqueños, y en ocasiones los jóvenes negros y dominicanos atacaban a losvendedores de flores mexicanos porque traían dinero en efectivo y estaban so­los. Ya se mencionó antes el caso de don Sixto Santiago Morales. Un vendedorcon el que pasé mucho tiempo, fue atacado varias veces por los jóvenes puer­torriqueños -"jmás una vez por el mismo grupo!", dijo- y acabó hospitalizado.Losjóvenes le gritaban "jvete México!" mientras lo golpeaban. En otro caso, yoviajaba en un vagón del tren con un grupo de vendedores de flores que lleva­ban sus carritos de flores hacia el depósito después de un día de trabajo. Un jo­ven negro se acercó a una de las vendedoras y le exigió, en inglés, que le dieraflores. Como solían hacer, todos voltearon a verme para que les tradujera, eigualmente hizo el joven. Traduje la exigencia de él y la negativa de ella. Él seenojó y comezó a insistir, levantando la voz. Mi afirmación de que los vendedo­res ganaban poco dinero y que lo necesitaban para alimentar a sus niños lo hi­zo enojar todavía más. Tratando de evitar que aumentara la tensión, le dije aljoven que estos vendedores "no valían la molestia que se tomaba" -eran másbajos que él, él era más fuerte y más alto, ellos le tendrían miedo iy ni siquie­ra hablaban inglés! Con esto, movió la cabeza, sonrió y me dio un cordial apre­tón de manos. Mi lectura de su respuesta -que es sólo eso, pues no intenté dar­le seguimiento- era que había visto a los mexicanos como presas fáciles, perosu interacción conmigo le había dado el reconocimiento de superioridad yhombría que estaba buscando, por lo tanto ya no hizo mayores esfuerzos porquitarles las flores. Al señalar la vulnerabilidad de los vendedores y el poder deljoven logré disolver el conflicto latente.

El tema de la victimización inspirada en motivos étnicos aporta una justifi­cación para la violencia en las historias que cuentan los pandilleros mexicanos-los mexicanos pelean para exigir respeto de quienes los oprimen. Las dos his­torias que siguen, narradas por pandilleros de escuela media, tienen los mis-

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mas elementos morales enmarcados en términos étnicos, con un logro por tra­tarse de una masculinidad específicamente mexicana: ataques previos de otrosgrupos étnicos, vengados y transformados porque los mexicanos se han orga­nizado y demostrado su valentía. En ambas historias, los mexicanos ya no aga­chan las cabezas, sino que responden a la agresión de quienes les faltan al res­peto o los atacan. En el primer caso, un joven mexicano, Francisco, describe surespuesta al ver a su primo golpeado por una pandilla compuesta principal­mente de afroamericanos, a la que llamo "Los caballeros". El primo no habla­ba mucho inglés y acababa de llegar a Nueva York. Francisco habla con su ami­go Enrique y con Agustín Vecino, un estudiante de Columbia que ayudaba enla investigación de este proyecto.

Francisco: Le quitaron el dinero... (hace gestos como si hablara con quieneslo perpetraron). Y entonces, cuando ustedes le quitaron el dinero a mi pri­mo -voy para allá. Tengo mis bates. Estaba buscándolos. Sabía quiéneseran... lo molestaban. También es por eso que me suspendieron en la escue­la. Porque ellos lo golpearon. En mi escuela... me dijeron mis amigos: gol­pearon a tu primo en la escuela. Corrí para allá y lo vi todo golpeado. Conun ojo morado. Estaba azul. ¡Estaba fregado! Lo mandaron al hospital... Sí,como si lo hubieran golpeado por todos lados... Yo estaba furioso ... eso fuelo que decía el reporte de la policía -por todas partes... así que nomás via los muchachos y (gestos como agitando un bate) -¡esto es por él!

Un ajuste de cuentas tan directo e inmediato difiere drásticamente de losdías en que "uno simplemente seguía caminando" que describían los "Mixtecoslocos". Agarrar un bate y golpear a alguien que había golpeado a tu primo no­vato -a pesar del hecho de que la víctima perteneciera a una banda más gran­de- muestra "valor" y proyecta una imagen de temeridad y violencia que con­juga con un pandillero duro cuya virilidad está fuera de duda. Aquí también ve­mos la expresión física de una retribución que se experimenta como justa, quese revive en la entrevista cuando agita el bate imaginario con gran fuerza y sa­tisfacción para castigar a quien se atrevió a transgredir las normas en contra desu pariente mexicano. Francisco fue entonces suspendido en la escuela y se lepuso en donde estaban "Los caballeros". El primer día decidió "estoy arries­gando la vida" y se negó a regresar a esa escuela. Finalmente fue a una en laque había pocos Caballeros, y formó ahí su propia pandilla mexicana, "paraprotección", dijo.

El segundo caso tiene elementos similares y también se narró heroicamen­te. De nuevo, los mexicanos ayudan a un amigo en contra de la agresión de losCaballeros afroamericanos. Lorenzo describe la acción:

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Estábamos en un pleito contra los Caballeros, todos los mexicanos. Francis­co fue derecho a un blanco y le dijo: "isi vas a golpearme, hazlo ahora!" y él(el Caballero) no hizo nada. En toda la escuela, hay como unos 700 Caba­lleros -¿son muchos? ... estaban enfrente de la oficina del decano y no pasónada. Luego, en el comedor, los Caballeros golpearon a David... pero noso­tros entonces... golpeamos luego al guardia de seguridad que sostuvo a Da­vid mientras el otro tipo lo golpeaba... con bandanas en nuestras caras.

Esta narración también es rica en masculinidad pandilleril, que surge en elcontexto del conflicto económico. Es recurrente la imagen de David y Goliat­-seis o siete mexicanos pelean contra una pandilla que llega a 700 en la escue­la. Además, al preguntarme si "000 son muchos?", Lorenzo quiere decir quees tan temerario que ninguna cantidad lo asustaría. Sin embargo, los mexica­nos se enfrentaron a "Los caballeros" frente a la oficina del decano, donde podiahaber surgido una pelea y cuando buscaron cobrarse por el ataque a David, noatacaron a uno solo de los "cientos" de Caballeros a la mano, sino al guardia deseguridad que ellos sentían había intervenido injustamente en la pelea. Me sor­prendió que atacaran a un empleado de la escuela, aunque sospecho que an­ticipaban consecuencias menos severas por ello. El mensaje que subyace a lanarración de estas dos historias es el mismo: si te metes con un mexicano, aho­ra tendrás que pagarlo. Según lo expresó César, se acabó la época en la que seabusaba de los "ilegales" en una "minioleada de crimen".

La migración de adolescentes y el crecimiento de las pandillas

Si el antagonismo étnico sirvió de catalizador del surgimiento de pandillas mexi­canas en Nueva York durante los años noventa, también fue así con el creci­miento de la migración de adolescentes. El número ascendente de migrantesadolescentes incrementó el tamaño de las bandas y su propensión a la violen­cia. Que se tratara de migrantes adolescentes tiene importancia teórica porquemuestra que la formación de pandillas se da técnicamente a partir de migran­tes de primera generación y no de la segunda generación de nacidos en Esta­dos Unidos, como suponen muchas teorías. No es sólo el crecimiento en el nú­mero de adolescentes, sino la vulnerabilidad por la edad en la que se trasladandentro de un periodo de acelerada migración, por lo que la formación de pan­dillas se disparó tan rápido en Nueva York durante los noventa. Más adelante,Nacho, un hombre nacido en Brooklyn, que tiene poco más de veinte años,quien había estado en la pandilla de los "Rancheros de Brooklyn", una bandade gran tamaño e influencia desde los años ochenta, se extiende en sus decla­raciones anteriores en el sentido de que las pandillas mexicanas se transforma-

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ron a mediados de los noventa cuando se les unieron tantos jóvenes inmigran­tes mexicanos. Había ido a la escuela o crecido con la mayor parte de los miem­bros que habían estado mucho tiempo en la pandilla.

Nacho: Los "Rancheros de Brooklyn" empezaron con muchos que habíannacido aquí. .. Luego... los "Rancheros de Brooklyn" se hicieron grandes.Mucha gente de México comenzó a llegar y tenían tanto miedo de no ajus­tarse que simplemente ingresaban a través de alguna otra pandilla más chi­ca... y entonces comenzaban a decir mentalmente: "podría estar en estepaís y que todos me temieran" ...RS: Así inició con muchos de los tipos na­cidos en Estados Unidos y ¿¡uego de repente se hizo más grande cuandotuvieron esta gran corriente de llegada de nuevos inmigrantes mexicanosjóvenes? Nacho: los jóvenes inmigrantes mexicanos, sÍ... podían llegar enprimer año (de escuela secundaria), el rango de edad en esa época es deunos 14 a 16 o 17... muchos de ellos iban a la escuela, pero la mayoría em­pezaba a trabajar.

La narración de Nacho se ajusta perfectamente con la época en que se diola reunificación familiar basada en la "amnistía" de 1986 de la Ley de Reformay Control de la Inmigración (IRCA). Tras obtener la residencia temporal en 1987o 1988, un inmigrante que cubriera los requisitos podría acceder a la residen­cia permanente o incluso a la ciudadanía para mediados de los noventa, lo cualle permitía solicitar que su esposa e hijos ingresaran a Estados Unidos. El granflujo de entrada de los hijos de inmigrantes de la región de la mixteca, paramediados de los noventa contribuyó a aumentar la actividad de las pandillas,en parte porque la migración que produjo estaba menos organizada de lo quehabía estado la anterior, por la manera en que se ligaba con las negociacionesde los inmigrantes y con una adolescencia cambiante.

Lo extraordinario fue que más miembros de las pandillas eran migrantesadolescentes y éstas empezaron a funcionar como una institución de recepcióny reclutamiento de migrantes. Los miembros de las pandillas nacidos en Esta­dos Unidos reclutaban a sus propios parientes en México para que se unierana la pandilla y ofrecían a los migrantes recientes, quienes solían sentirse abru­mados, una estructura social de pertenencia. En una entrevista aparte, Pedro,un antiguo cabecilla de los "Rancheros de Brooklyn" cuando Nacho era miembrode la pandilla, me describió de qué modo funcionaba esto y calculó el porcen­taje de la pandilla nacido en México o en Estados Unidos.

Mitad y mitad... No tenían familia cuando llegaron aquí desde México, asíque no tenían otra opción (más que) juntarse con estos tipos. Es como una

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segunda familia para ellos. Cuando tomaban en las casas de los otros, seemborrachaban, al día siguiente despiertan y hacen lo mismo... los dos ti­pos que comenzaron los "Rancheros de Brooklyn"... nacieron aquí, pero...comenzaron por reclutar a miembros que llegaban de México de la mismafamilia ... Sí, venían de México, esparcían el rumor de que eran una de laspandillas más poderosas. Y a los tipos les gustaba la idea, querían ser par­te de ella.

En este caso, la pandilla funciona como una institución de recepción parala juventud migrante recién llegada, quienes probablemente en una época an­terior de migración hacia Nueva York se habrían integrado en las redes de tra­bajadores jóvenes que ahorraban dinero y se regresaban, participando en la mi­gración circular, o en las redes de las familias establecidas. Mientras que laspandillas han cubierto antes estas funciones, por ejemplo en California, es no­table la rapidez y la escala en que llegaron a conseguirlo, en Nueva York du­rante los años noventa. Nacho, nacido en Estados Unidos, reitera el análisis dePedro al describir cómo él y los migrantes adolescentes recién llegados busca­ban un espacio en el cual sentirse a sus anchas y de nuevo compara el papel dela pandilla con el de la familia.

Quizá en donde tú vivías había un par de tipos que pertenecían a las pan­dillas ... y si querías refrescarte debías hacerlo con ellos... y comienzas a to­mar y ves que estos tipos no son tan malos. Y a la siguiente semana quie­res volver a ir y lo siguiente de lo que te enteras... después de tu trabajo co­mienzas a ir directo para allá, encuentras a todos tus amigos y empiezas atomar. Y luego es como, hey, vamos a una fiesta ... y todo lo demás simple­mente va tomando forma, luego bam, estás en una pandilla. Tienes pleitoscon ellos, has hecho todo yeso es -los consideras... como a tus primeros,no sé, como a tus padres.

Mientras Nacho hablaba de la función familiar de las pandillas, Lazario, enuna entrevista de grupo con Nacho y otros, relacionaba el crecimiento de laspandillas con el aumento en la cifra de adolescentes que migraban sin sus pa­dres. "La mayoría... (son) adolescentes... lo suficientemente grandes para sos­tenerse a sí mismos", que viven con "mi hermano... mi hermana o tía, lo quesea. Tienen un lugar para llegar aquí". Se hacen amigos porque los invitan afiestas a tomar, una parte fundamental de convertirse en miembro de la pandi­lla, como había observado el proceso entre sus amigos. Él no iba a esas fiestaspara evitar que se "le enfrentaran" o que lo reclutaran. Es de notar que aunqueestos jóvenes tienen "un lugar para llegar", dependen en la mayor parte del

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apoyo social de otros adolescentes, con frecuencia de nuevos conocidos, con losque salen a tomar. Tales rutinas sugieren que estos nuevos inmigrantes estánsolos casi todo el tiempo, lo que hace que el sentido de pertenencia de las pan­dillas sea todavía más atractivo. Es ahí donde sentían que tenían su lugar.

Esos adolescentes independientes también han formado sus propias pandi­llas. Donal, un joven nacido en Estados Unidos pero criado en Puebla, en 1998inició "Los abandonados", pandilla compuesta casi en su totalidad por migrantesadolescentes. Intencionalmente incrementó el tamaño de su pandilla al reclutar aestos migrantes, de modo que tendría más "soldados" y sería más fuerte. Al com­parar la pandilla con la familia, le dijo a Sara Guerrero Rippberger que mandabapor más soldados porque "es como con los niños, como que hay una cabeza prin­cipal, y -lo que yo ordeno, ellos hacen. Así que ellos mismos se llaman soldados,porque es como, um, cómo te diré ... si se presenta algún problema, bien, ves, ellosse meten por mí, ¿ves?" Donal describió también cómo les decía a sus soldadosmexicanos inmigrantes que debían estar orgullosos de ser mexicanos porque veíaque muchos mexicanos nacidos en Estados Unidos hacían que los recién llegadosse avergonzaran o se sintieran menos por ser inmigrantes.

La rapidez, la facilidad aparente y la supuesta falta de conciencia con la queestos adolescentes describen cómo se convirtieron en miembros de las pandillasdejan entrever que su necesidad adolescente de estructuras sociales de pertenen­cia está siendo cubierta por las pandillas y no por otras instituciones. Las condi­ciones en que se incorporan en Nueva York llevan a una falta de "proyecto impul­sor", algo mayor en la vida que ellos mismos y a lo que puedan dedicarse.248 Encambio, al reunirse con alguien y convertirse en compañeros de bebida, estable­cen un sentido de pertenencia y poco después "siguen junto a ellos" en las peleasy "bam, estás en una pandilla". Las metáforas de la familia son recurrentes enestas narraciones, porque expresan el sentido que los jóvenes quieren pero apa­rentemente no tienen y porque los grupos de compañeros se convierten en refe­rentes muy importantes durante la adolescencia. Mientras que la experiencia denecesidad de pertenencia es especialmente intensa entre los migrantes adolescen­tes, también está presente en la segunda generación, de nacidos en Estados Uni­dos, quienes han sabido de la historia de los adolescentes migrantes por estar enlas bandas con ellos. Las citas anteriores reflejan una necesidad de "ajustarse" locual lleva a que se fOIjen amistades rápidamente en ámbitos donde no hay super­visión de adultos, y el alcohol no sólo está presente, sino que su consumo es unpropósito fundamental. Esas condiciones aumentan el peligro de violencia y a lavez permiten la expresión de una imagen de cholo hipermasculina, que se con­vierte en el modelo más atractivo de masculinidad en su adolescencia trasplanta-

"'Véase Mutter, 1999.

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da en su carácter de migrantes. No les parece digno gastar su tiempo en el mo­delo del inmigrante trabajador, pero de la segunda generación, capaz de unamovilidad ascendente, les parece imposible. Mientras tanto, son "seducidos"249por el poder que el ser miembro de una pandilla les da sobre los otros.

La miílración de adolescentes V el crecimiento de la violencia

Este incremento en la migración de adolescentes sirvió como catalizador de dosejes de tensión entre las bandas de mexicanos y dentro de ellas. En primer lu­gar, algunas pandillas establecidas e influyentes como los "Rancheros deBrooklyn" se transformaron, de estar compuestas sobre todo por jóvenes naci­dos en Estados Unidos, a estar constituidas en su mayoría por migrantes ado­lescentes. Y también han surgido grandes cantidades de crews y pandillas com­puestas casi totalmente por migrantes adolescentes y es frecuente que intentenprobar su temple al confrontar a las más antiguas pandillas establecidas de mexi­coamericanos. Este eje de conflicto basado en el lugar de nacimiento coincideademás con uno generacional o de edad. Es frecuente que estos nuevos mi­grantes adolescentes no respeten la autoridad de los miembros más viejos delas pandillas de nacidos en, lo que lleva a rivalidades y tensiones dentro de lamisma pandilla o entre pandillas de migran tes adolescentes frente a las mexi­coamericanas. Los jóvenes pandilleros migrantes me han dicho que resientena los mexicoamericanos nacidos en Estados Unidos, de quienes piensan se sien­ten superiores a los recién llegados. Un ejemplo trágico es cómo las tensionesentre una pandilla más vieja, constituida con miembros nacidos en EstadosUnidos principalmente, y una formada por migrantes adolescentes le costó lavida a un joven, al ser apuñalado afuera de una escuela secundaria de la ciu­dad de Nueva York, caso que seguimos de cerca en el año 2000. Pedro, a par­tir de su propia experiencia como cabecilla de la pandilla de los "Rancheros deBrooklyn", describe el problema generacional:

Antes .. había jóvenes, pero respetaban a los cabecillas más viejos... Si trata­ban de provocar una pelea, tenían que ir primero con los cabecillas... Ahoraya no hablan con los líderes.o.simplemente van, agarran la pistola y hacenlo que tiene que hacer. (RS: ...¿quiénes están más dispuestos a disparar?)... losinmigrantes (están) más dispuestos... conocen el sistema... que si eres unjo­ven y le disparas a alguien, no vas a tener una condena larga... tratan dedemostrar que también son chingones... que eres el hombre... luego se espar­ce el rumor a las otras bandas, yo el mero, ese cabrón que está ahí es uno

"" Katz, 1988.

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de los meros chingones... cuidado con él. Luego tratan de conservar unperfil alto... y andan como, ahora ya tengo respeto... soy uno de los merosmeros... están orgullosos de eso.

Los migrantes adolescentes quieren mostrar que son meros meros, que yano tienen que ceder ante los cabecillas de la pandilla para empezar a "tran­quearse" a alguien: que pueden llegar directamente a la violencia. También ex­plotan su juventud al confrontarse con otros miembros más viejos de la pandi­lla. Un buen número de pandilleros mayores se acerca a los treinta años, y seresiste a recurrir a la violencia porque legalmente es adulto, además ya tieneexpediente criminal, lo que incrementa el riesgo de una condena larga en pri­sión por los delitos posteriores. En contraste, los migrantes adolescentes sabenque serán juzgados como menores si se les aprehende, o creen que simplemen­te podrán huir a México si se ven en la necesidad. Afirman una masculinidadmás chingona de pandillero y están "orgullosos de ella". Irónicamente, suju­ventud les permite afirmar una versión más dura de su masculinidad comopandilleros que la que muestran sus contrapartes más viejas y con más expe­riencia, de los pandilleros nacidos en Estados Unidos.

Un grupo de amigos mexicanos y nacidos en Estados Unidos, entre ellos Na­cho, discutieron esto con Sara Guerrero Rippberger y conmigo en una entrevis­ta grupal de todo un día en 1999. Algunos habían sido miembros de las pandi­llas y otros nunca habían estado en una pero sabían de ellas por sus experienciasen la escuela, en los sonidos y en el barrio. Describían que la edad de los pandi­lleros era menor -trece o catorce años en la actualidad- en comparación con lade antes, que era de diecisiete o más, dijeron que los pandilleros de antes ya eran"maduros". Debido a que "ya eran grandes", al enfrentarse con un posible con­flicto lo evaluaban más seriamente: "y luego decían como que, ¿sabes qué? Eso novale la pena... o lo que fuera. Como que lo pensaban más". Veían a estos jóvenesen cierta forma más peligrosamente violentos: "es como que te encuentran en lacalle, solo y vienen cuatro con los que no te llevas bien y ya estuvo, ya estásmuerto, ahí mismo... te matan". Napoleón resumió: "no estamos en los ochentaso algo así. Las pandillas son diferentes -jóvenes de 16 años matan a otros niños­saben cómo usar una pistola. Tienes a muchachitos matando gente". En una en­trevista posterior, Nacho se extendió y expresó su creencia de que los migrantesadolescentes son más violentos porque quieren probar que son más duros queotros miembros de la pandilla. Contesta mi pregunta de por qué los migrantesadolescentes están "tan empeñados en intentar probar lo malos que son":

No tengo idea. Antes era como que para que todos te respetaran, nomáspara presumir... tengo tantos huevos como tú... empecé a andar con los Ran-

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cheros de Brooklyn porque quería probarles a todos que era tan fuerte comoellos. Ahora es completamente diferente. Ahora son muchachitos, ya estánen las pandillas -todavía ni sabes cómo limpiarte el pinche culo y ya quieresestar en una pandilla. Es tan estúpido. (Antes) era como a los 17 o los 20 o22 (años de edad). Ya era gente más vieja... que pensaba... Antes no habíatanta violencia... eran puros pleitos de golpes. Ya sabes: puedo fregarte si tupuedes fregarme. Y ahora es más de apuñalar, hay más pistolas que antes...Y ahora, estos muchachos tienen cuchillos, creen que son tan malos... y yaves, los más viejos realmente peleaban con los puños y con la mente. Si pen­saban que había una mala situación frente a ellos entonces no peleaban.

Nacho expresa una percepción general de que se alejan de un periodo ante­rior en el que se daban pleitos a puñetazos donde las puñaladas eran raras, ha­cia una violencia más rápida y mortal. Mientras que mis notas de investigaciónde campo, mis recuerdos y mis entrevistas con los miembros de las pandillas aprincipios de los años noventa muestran que había apuñalados, baleados y muer­tos hace diez años, era algo que ocurría muy rara vez, la mayoría de los pleitosse daba entre crews no entre pandillas formadas mucho tiempo atraso Es intere­sante que Nacho parezca perplejo por el nivel y la intensidad de la violencia, loque sospecho es un reflejo tanto de un cambio en la realidad hacia una mayorviolencia, como en su postura y la distancia que toma frente a ella. Ahora que noestá involucrado en las pandillas, Nacho reconoce y teme a la nueva violencia. Es­to pasó también con los "Hallway Hangars", (literalmente, los "Quien andanpor el corridor") una crew de americanos blancos analizada por el urbanistaJayMacLeod; las cosas se volvieron más violentas, pero también eran más viejosy temían más sus efectos.25ü De ahí que, mientras la imagen de las pandillas quepelean sólo con los puños y por el honor parece ajustarse a lo que quieren pro­yectar, ello se aproxima a la vida de las pandillas de finales de los ochenta demanera más fiel que en la actualidad. Además, ese periodo anterior tenía mu­cho menos pandillas, un nivel menor de organización y de alianzas entre ellas.Los efectos en Ticuani también son distintos, como veremos más adelante.

La creación de un espacio mexicano masculino

y un espacio de las pandillas en las escuelas,

los sonidos y otros espacios públicos

La creación de un espacio público más mexicano por los jóvenes fue otro ele­mento clave que contribuyó a la formación de pandillas mexicanas. Como ya se

25°Véase MacLeod, 1991.

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discutió en el capítulo dos, la mayor parte de los mexicanos no vive en barrios"mexicanos" y sienten que viven en barrios puertorriqueños o negros. En espe­cial durante los años ochenta y principios de los noventa, se enfrentaron con elproblema real de no tener un espacio geográfico que estuviera poblado mayor­mente por mexicanos. Éste fue creado de diversas manera. Primero, como sehizo notar, durante los años noventa surgieron varios "pequeños Méxicos", enlos cuales se dio una notable aglutinación de habitantes, aun cuando no llega­ron a ser mayorías. Como documenta el sociólogo urbano Gerald Suttles a prin­cipios de los años sesenta, no es necesario que un barrio o áreas de éste sean to­talmente de carácter "mexicano", "italiano" o "griego" para que se les concibacomo pertenecientes a ese grupo; el control del espacio público y las nocionesadolescentes del territorio étnico tienen un mayor peso. De acuerdo con esto, ycada vez en la década de los noventa, los pandilleros me decían que sus bandascontrolaban un territorio que alcanzaba mayores áreas geográficas, aunque sucontrol se entendía sobre todo en términos de su posesión frente a otras pandi­llas de mexicanos. Grupos diferentes, como los italianos, también podían decirque ese espacio era suyo, sin ser cuestionados por los mexicanos. De ahí quedurante los años noventa, la posesión de un 'Jardín" geográfico constituyera unaforma cada vez más importante para que se formara un espacio público mexica­no por los miembros de las pandillas. Este mecanismo de posesión de un territo­rio geográfico se asume por parte de la mayor parte de la investigación sobre laspandillas como un elemento operativo en la formación de las bandas.

No obstante, en esa década se crearon muchos otros tipos de espacios mexi­canos, lo que permitió a las crews y pandillas mexicanas encontrarse, socializar,desafiarse entre sí y a los mexicanos que no eran miembros de pandillas, lo quefacilitó la "socialización en la calle".251 Diferencio de nuevo entre el espaciogeográfico (territorio físico), espacio social generado por las relaciones entre lagente, lugares e instituciones y el espacio emergente que existe en un determi­nado espacio geográfico que durante cierto tiempo hospeda y en efecto cons­tituye una comunidad dispersa. Tal constitución implica el contacto cercano agente que normalmente no tendría interacciones sostenidas cara a cara. Lasfiestas son un ejemplo de esos espacios emergentes, como son los congresos deprofesionales. Dichos espacios promueven también un sentido de tiempo socialacelerado al que se hizo referencia en el capítulo 6, porque a través de ello sehace posible la repetición de las interacciones sociales en un nivel que normal­mente no es factible. En el caso de los mexicanos (dentro y fuera de las pandi­llas) en Nueva York, un club de baile o un parque se convertiría en "mexicano"porque los mexicanos lo utilizan, aunque más tarde se vayan.

25' Véanse Vigil, 1988; 2002; Anderson, 1999; Katz, 1988; Horowitz, 1983.

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Una segunda forma de espacio emergente puede describirse como un tipode universo social mexicano paralelo que existe en la misma localización físicaque las actividades. De ahí que, en una ocasión en que caminaba en los alrede­dores de una escuela secundaria con un joven que consideraba la posibilidadde unirse a una pandilla, aprendí qué parte de la escuela y a cuáles estudiantes de­bía él evitar, cómo viajaba a casa por determinadas rutas y no por otras, y quéescuelas secundarias debía evitar debido a las pandillas rivales. Ningún ele­mento de esta topografía era visible a sus maestros o la mayoría de los otros es­tudiantes; no portaba ningún color de la pandilla y no les contaba a otros estu­diantes no mexicanos en la escuela acerca de su relación con la pandilla. Elmundo de las pandillas mexicanas en las que habitaba, que le presentaba peli­gros especiales, existía dentro y fuera de la escuela, podía hacerse un mapa deél, pero en gran parte era invisible para los demás. Algunos autores hablanacerca de la manera en que pueden existir múltiples mundos sociales, con fre­cuencia desconocidos entre sí y dicen que estos espacios están "amontonados"(stacked) en el espacio geográfico.252 No me gusta la metáfora del amontona­miento, que implica que estos mundos están unos encima de otros y no ocupanel mismo espacio físico. La metáfora de un universo social paralelo en el mis­mo espacio geográfico expresa más adecuadamente el sentido de que el mun­do de estos jóvenes mexicanos existe de manera paralela a los otros mundos enese lugar.

Las escuelas públicas fueron un lugar importante para la formación y cre­cimiento de las pandillas. Cándido describe de qué modo los antagonismosétnicos impulsaron a los mexicanos a formar pandillas y la forma en que laviolencia aumentó cuando se dieron cambios a partir de la transición de losconflictos interétnicos de baja intensidad dentro de la escuela, hacia la violen­cia entre mexicanos fuera de ella. Cándido responde a la pregunta de SandraLara, "¿cómo te involucraste con estas pandillas?"

Esto se desprende de mi patriotismo... (Antes) de estar en México no mejuntaba con muchos mexicanos, sólo mis primos y mi familia pero no conotros mexicanos. Me juntaba con ... puertorriqueños, afroamericanos, en la(secundaria) Graves. Había muchos mexicanos, pero no hablaba con elloshasta que comencé ajuntarme con uno o dos y luego se formó una pequeñacadena y empecé a conocer a otros... Luego me di cuenta de que muchosde ellos eran molestados por otros grupos étnicos yeso me hacía enojar, nosólo a mí, sino que claro que también a ellos... éramos jóvenes, quizá unos 15o 16 años y decíamos... no vamos a aceptar esto. Si nos unimos no nos harán

'" La introducción de Pries, 2001, ofrece una visión general de esta literatura.

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nada y se formó un grupo, pero en la secundaria no se le llama grupo, sólole llamamos una pandilla y se convirtió en eso. Teníamos confrontaciones,algunos se fueron, otros se quedaron, a algunos los suspendieron, otrosquedaron lastimados... Después de un tiempo teníamos una reputación yluego otras pandillas empiezan a verte. Te llevas bien con algunos pero nocon otros. Hay muchas pandillas de mexicanos por ahí. Cuando creces tevas a un círculo más grande, no sólo te quedas en una pequeña pandilla dela escuela secundaria. Te vas a una pandilla callejera más grande...

Cándido sintetiza una historia que he escuchado muchas veces. La justifi­cación de la pandilla va de la defensa étnica dentro de la escuela a los conflic­tos intra-étnicos más intensos dentro y fuera de la escuela. Este proceso se vefacilitado por la confluencia de la llegada de los migran tes adolescentes, los pe­ligros de la violencia adolescente y por el "encauzamiento" que se da en las es­cuelas de la ciudad de Nueva York desde la básica hasta las secundarias. Esteencauzamiento se concentraba en una población de mexicanos que en otrosrenglones se encuentra bastante dispersa, en especial en aquellos que han per­manecido en su escuela de zona durante su carrera escolar entera. De ahí quepara muchos puertorriqueños la secundaria fuera la primera vez que estabandentro de una escuela con un gran número de mexicanos, de quienes pensaban"invadían" sus barrios, provocando la agresión. De igual manera, muchos mexi­canos me dijeron que en la escuela secundaria fue la primera vez que asistíana una en la que había gran número de mexicanos aparte de ellos, con lo queveían la posibilidad de defenderse, colectivamente, como mexicanos, de losataques. Además, los estudiantes mexicanos más pobres y que cumplían menoscon la escuela tenían más probabilidades de ser encauzados hacia una escuelasecundaria dentro de su zona, con lo que se concentraba a los mexicanos conmayores probabilidades de unirse a una pandilla. Los mejores estudiantes sevan fuera de su zona, hacia escuelas secundarias con menos mexicanos. 253 Laspandillas de mexicanos también se formaban en escuelas con menos mexicanoscuando estudiantes como Francisco se aliaban con pandillas mexicanas de ma­yor tamaño fuera de la escuela con el objeto de "tener un respaldo". Para el cre­ciente número de migrantes adolescentes que entraron a la secundaria durantelos años noventa, esta concentración significó que una dimensión primordial delas presiones hacia su resocialización y asimilación era el conflicto inter e intraét­nico y encontraban a camaradas migrantes adolescentes listos para defenderseentre sí. En este contexto, es fácil imaginar cómo los migrantes adolescentesconcebían sus vidas a través de una narración que representaba a la migración

""Véase Smith, 2002.

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como un proceso peligroso y humillante y que requería de la defensa colectivade sí mismos.

Dentro de este mundo mexicano paralelo en el interior de la escuela, las pan­dillas operan de maneras particulares. Si ninguna pandilla es "dueña" de la escue­la, se da una competencia por controlarla y obtener nuevos miembros. La "due­ña" de una escuela debe vigilar constantemente sus dominios y reclutar a nuevosmiembros. Lo cual se da a través de la amistad o la "coerción contextua!". Los nue­vos grupos de amistad de los mexicanos se forman en la escuela a partir de unamayor población de mexicanos y algunos que no son miembros de las pandillas seles unen en algunas actividades como faltar a clases; en general "andan" con ellos.Esos amigos pueden "andar con" una banda y estar en su órbita social, pero noestar "bajo" ellos, lo que significa que no son miembros iniciados. La coerción con­textual se da cuando los miembros de una pandilla mexicana que van a una escue­la se "plantan" ante cualquier otro mexicano y le preguntan "¿con quién andas?"para determinar si tienen alguna filiación en las pandillas. Puede que acepten ladeclaración de algún estudiante cuando dice que con ninguna; si no la aceptan,una advertencia, una mirada de sospecha, o una persecusión y golpiza pueden su­cederse. Debido a que muchos estudiantes están constantemente plantándosefrente a otros y a que cada vez existe el peligro de que se de un conflicto, los varo­nes mexicanos, en especial en esas escuelas, sienten que tienen que ser capaces deevitar esas situaciones o afiliarse o unirse a una pandilla de modo "que alguien losrespalde". Federico me dijo que quería unirse a los "Vaqueros feos", porque sus ri­vales ya se le habían plantado enfrente suponiendo que era un miembro debido asu amistad con algunos, así que se uniría para estar seguro y "ser algo". En los tresaños que lo traté, Federico cambió de ser un alumno en clases especiales para ellosque tienen buenas calificaciones (1101101"5 student) a convertirse en un desertor de laescuela secundaria, que de hecho se unió y luego dejó la pandilla. Una de lasrazones por las que dejó la escuela fue que sus amigos, la mayor parte de los cua­les estaban o andaban con las pandillas, le habían dicho que "la universidad noes para los mexicanos" y que cualquiera que le dijera lo contrario lo estaba humi­llando. A pesar de la existencia de otro grupo de amigos, sobre todo mujeres, queiban a la universidad, y la mía (un profesor blanco casado menor de los cuarentaaños) que le decían que podría ir, creo que acabó por salirse de la escuela porquesentía que podría defender mejor su masculinidad y a sí mismo con la pandillaque con sus amigos que se encarrilaban a la universidad.

El reclutamiento en las pandillas y la confrontación entre ellas ocurren fue­ra de la escuela o en el camino desde o hacia ella. Las pandillas más jóvenesque intentan establecerse con frecuencia escogen como blanco a escuelas espe­cíficas frente a las que se pasean para luego plantarse como provocación antecualquiera que parezca "mexicano". El curioso resultado es que algunos jóve-

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nes mexicanos que no parecen mexicanos" logran el "pase" y nadie se lesplanta enfrente mientras que otros, que "realmentre parecen mexicanos" reci­ben constantemente ese tratamiento. Noé, un antiguo miembro de una crew,quen tiene parientes activos en las pandillas, describe ante quién y por qué seplantan los pandilleros. Los mexicanos son el blanco principal, identificadospor sus acentos, ropas holgadas y cortes de pelo desvanecido. Además, tambiénexiste lo que yo llamo una "ciencia racial de la calle" que utilizan los miembrosde las pandillas para intentar identificar a otros mexicanos que pueden estaren las pandillas. Noé la describe en un correo electrónico:

Los principales blancos para "plantárseles" (stepping uP) son los mexicanos.No se persigue a ningún otro grupo a menos que haya alguna especie dehistoria con otros grupos o que compitan por el territorio del barrio... Y noes difícil distinguir a los mexicanos respecto a otros grupos, a excepción delos guatemaltecos o ecuatorianos. Sin embargo, hay diferencias notablesque evitan que los mexicanos se equivoquen. Por ejemplo, los ecuatorianosy los guatemaltecos son de compexión más delgada, tienen una aparienciamás indígena, con los huesos de las mejillas más arriba y caras más largas,mientras que mexicanos tienen cabezas más redondas, una complexiónmás oscura y tienden a ser más bajos.

Algunosjóvenes mexicanos me han dicho que no se les plantan "porque pa­rezco dominicano" o "porque parezco ecuatoriano". Es frecuente entonces queel plantarse enfrente de otros incluya a muchos mexicanos que no están en laspandillas pero que simplemente se vistan de manera holgada, para seguir lamoda dominante entre los muchachos. Algunos jóvenes a los que entrevisté medijeron que mis pantalones Gap de corte "easy fit" estaban "demasiado apreta­dos" o que "apretaban como locos" y se reían de mí; vestirse como yo simple­mente estaba demasiado fuera de moda para cualquier joven que se respetaraen este grupo demográfico. ¡Yo estaba peor que los migrantes recién llegados!Quienes se plantan frente a otros también dejan pasar a una cantidad significati­va de mexicanos cuyas caras no "lucen" mexicanas -se ven demasidao indígenas,o muy claros, o tienen "caras más largas", en palabras de Noé. Esta descripciónsugiere que las fronteras entre el mundo del cholo y el regular son porosas y nosiempre pueden verse fácilmente. Uno puede vestirse de la manera incorrectao ser visto de forma errónea y de repente se encuentra trasladado de una situa­ción normal y pacífica a una confrontación potencial con las pandillas.

Las "fiestas mexicanas" en Nueva York también dan a las pandillas la opor­tunidad de confrontarse y reafirmarse entre sí. Las fiestas incluyen el sonido ofiesta mexicana con oJ, por lo general se dan en clubes rentados y otras fiestas

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semipúblicas como bautizos, quince años u otros grandes acontecimientos que seagrupan bajo el término de "fiestas mexicanas". En los sonidos, los 0.1 viajan porlas cinco demarcaciones de la ciudad de Nueva York y el norte de Nueva York,además, es frecuente que pandillas concretas viajen con ellos. Algunos sonidostambién son transnacionales, viajan de México a Nueva York ida y vuelta, tocan­do para sus amigos y parientes, incluidos los miembros de las pandillas, a am­bos lados de la frontera. Los sonidos representan una oportunidad para afirmarla identidad y desafiar a otras pandillas, mandando por ejemplo "gritos", queson saludos o mensajes que el D.1 declara ante la multitud. La gama que puedenrecorrer va desde las porras hasta la provocación directa a otras pandillas, pre­sentes o no. Los sonidos son especialmente importantes para los migrantes ado­lescentes y por tanto para las pandillas de adolescentes, debido a que muchos so­nideros (0.1) enfocan su música hacia los vínculos con México. También se envíangritos que no están relacionados con las pandillas, por parte de gente en Méxicoa la de Nueva York, y a México desde Nueva York. 254 De esta forma, el sonidoconstituye una atmósfera cargada: los migrantes adolescentes sienten gran nos­talgia por México, además, que deben estar vigilantes de las agresiones de otraspandillas de mexicanos, muchos de ellos consumen alcohol e incluso drogas. Elconflicto entre pandillas puede, entonces, diapararse cuando alguien "te mirafeo", "te falta al respeto" o "te empuja" (bump) en el área de baile, o bien habla contu novia o tu hermana. Estas formas concretas de enfrentamiento se dan tambiénen las escuelas y las fiestas que ya mencionamos. Los bautismos mexicanos que serealizan en Nueva York con frecuencia continúan una tradición mexicana en for­ma modificada de invitar a todo el pueblo a la fiesta. En pueblos como Ticuani,los padres de un bebé recién bautizado o una pareja de recién casados preparauna fiesta de un día entero, en la que ofrecerán comida y bebida para todos. EnNueva York rentan salones y difunden la información acerca de la fiesta entre losdel pueblo. Pero pandillas, que suelen tener conflictos con miembros de otras queestán en la familia de los que celebran, van a estas fiestas y pueden darse conflic­tos que con frecuencia tienen resultados desastrozos, como la muerte de MelennyMeléndez, niña de nueve años, en el2üü2, cuando caminaba a su casa después unbautizo en una iglesia del Bronx.255 Esto ha llevado a nuevas prácticas, como po­ner guardias en las puertas y revisar que quienes vayan a la fiesta no lleven armas.Estas pequeñas confrontaciones -empujones, miradas duras, plantarse frente alos otros- traen consigo un potencial de consecuencias futuras, lo que hace quela vida cotidiana y ciertamente cada confrontación, estén cargadas de ansiedad,excitación y verdadero peligro.

254Ragin, 2004.""Véase reportaje en Hoy..

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Los sonidos en particular hacen que entren en contacto gran cantidad dejóvenes mexicanos cuya dispersión normalmente disminuye las posibilidadesde conflictos. Esta concentración facilita la interacción social intensa y un sen­tido de tiempo social acelerado, con el elemento concomitante de un espacioque se constituye es mexicano, similar al que se da en Ticuani durante la fiesta,como se discute en el capítulo siete. La posibilidad de que se repitan los empu­jones, las burlas y las respuestas crece de manera exponencial en los sonidos osituaciones similares, lo que crea un potencial para que se involucre un buennúmero de personas, en especial los miembros de las pandillas. Hay tres con­diciones que hacen de los "sonidos" una especie de campo de pruebas para lamasculinidad de los jóvenes mexicanos: que se ven rarificados por la nostalgia ét­nica, que los pequeños conflictos tienen el potencial de alcanzar repentinamen­te proporciones que a los involucrados les parecen épicas y que, finalmente, queese conflicto será visto por tus amigos y enemigos. Esta última condición hacemuy atractiva la experiencia de pelear.

La tecnología también facilita la creación de ese espacio. Un día de vera­no pasé por la casa de Federico cuando veía el video de una fiesta mexicanareciente. Mientras observaba, gritaba historias rimadas proclamando las mu­chas maneras en que su pandilla era mejor que la pandilla rival. Incluso detu­vo varias veces la cinta y se acercaba a la pantalla para ver más claramente losrasgos de quienes creía eran miembros de las pandillas. En un momento dadocreyó identificar a alguien que conocía y me preguntó si yo lo conocía tambiénya qué pandilla pertenecía. Le dije que a pesar de su insistencia la cinta esta­ba demasiado borrosa para que yo pudiera distinguir la cara. Me explicó quelos miembros de las pandillas se enviaban cintas de las fiestas mexicanas yde los sonidos en Nueva York y México con la intención de identificar amiembros de otras pandillas. De ese modo, conocerían a los pandilleros porsu cara aun sin haberlos visto en persona, incluso sin haber visitado jamás Es­tados Unidos. Me parece que se da una lógica similar en una noticia duranteel año 2001 , en la que se reportaba que unos pandilleros habían disparado aunos jóvenes que aparentemente no eran miembros de una pandilla, y que setomaban videos mientras regresaban a casa en el tren urbano desde una fies­ta familiar. Sospecho que los pandilleros percibieron esa acción como espio­naje en video.

Las películas estadounidenses y las pandillas mexicanas: la vida imita al arte

Las películas American Me (1992 Universal Studios) y Blood In, Blood Out (1992,Hollywood Pictures) alimentaron el incremento de pandillas al proporcionar loque el antropólogo Clifford Geertz llamaría un "modelo de" y un "modelo para"

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la realidad.256 Estas películas ofrecen una narrativa alternativa a los jóvenesmexicanos para comprender su propia experiencia y les dan un marco moralpara la evaluación y la acción. Al final de cuentas vi esas películas porque con­tinuamente salían en la conversación e incluso me las presentaban como res­puestas a mis preguntas acerca de por qué las pandillas en Nueva York estabancreciendo tanto. Un antiguo pandillero de los Rancheros de Brooklyn dijo quecuando salieron estas películas "se enloquecía la gente". Los miembros de laspandillas y otros jóvenes mexicanos compraban los videos y los miraban repe­tidamente. En American Me, Santana, un joven pandillero de California esaprehendido y puesto en una correccional por crímenes menores, luego mataa un joven de mayor edad por haberlo violado~ "Gana respeto" pero tambiénlo ponen en una prisión para adultos. En prisión forma una pandilla mexicana,"la M" o "mafia mexicana" que exige respeto de las pandillas negras y blancasdentro de la prisión que han atacado a los mexicanos, e incluso se introduceviolentamente en el comercio de drogas que controlan esos grupos. Fuera de laprisión, el hermano de la compañera de Santana muere por una sobredosis(overdose) y ve a las pandillas ya las drogas como destructivas. "Pierde el valor"(heart), pierde su fe en la pandilla y rompe así con su código de nunca mostrar­se débil. Su amigo de la infancia y fundador de la banda con él hace que lue­go lo maten en prisión.

El tema que resuena de manera más vigorosa en Nueva York entre los pan­dilleros y quienes no son miembros de las pandillas es que Santana y otros pandi­lleros mexicanos exigen y obtienen respeto de parte de blancos y negros máspoderosos. Esto hace muy atractivo a Santana, porque se identifican con su vidadura y su sentimiento de ser menospreciado, además de carecer de poder porser mexicano. La cita de Pedro que aparece a continuación da cuenta de cómoSantana cambia durante la película. Le pido que me cuente la historia de Ame­

rican Me. Comienza por decirme que "American Me es... acerca de ser miembrode una pandilla":

Como empieza American Me es realmente como pasa. Los jóvenes adoles­centes quieren representar al barrio, pero van más allá porque los encierran...Para mí, ellos tenían que probarse a sí mismos que los mexicanos tambiéntenían poder, no sólo los gringos y los morenos... Me gustó la manera en quese apoyaron entre sí y comenzaron a formar su propia pandilla ahí adentro.Que controlaban.. .la mitad de la cárcel... Era raro que pudieras escuchar acer­ca de mexicanos aquí en Nueva York que hicieran cosas así. En Los Ángeles,es... una historia distinta... A Santana realmente lo admiro... porque creció

"GGeertz, 1974.

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sin el amor de su padre... Sólo tenía a sus amigos de la infancia, y crecieronhasta ser alguien y pasó sólo la mayor parte de sus años de adolescencia en­cerrado. Cuando salió... comenzó a ver la vida, cómo le iba y a reflexionar­... trataba de transformar su vida... (RS: ¿era Santana un modelo para... loque los mexicanos podrían ser?, ¿viste tu futuro?) Pienso que sí. Me com­paraba con esa persona y decía, ya sabes, bamm, algunas veces llegó elpunto en el que yo quisiera ser como él, ser como esa pandilla -todos po­derosos, nunca nunca descendían los putos... realmente nos inspiró y está­bamos como que, Simón... 257 todos empezaron a hablar de la película, di­ciendo: sí, eso es lo que deberíamos representar.

Pedro relata con elocuencia la historia típica de American Me. Santana ins­pira porque obligó a los negros y a los blancos a respetar a los mexicanos, dan­do poder a éstos para que tomaran el control de la prisión y luego del tráficode drogas. Pero Pedro también se relaciona con Santana de maneras sorpren­dentes, como la ausencia de su padre y la dependencia de sus amigos para quelo apoyen. Tal es también el caso para muchos migrantes adolescentes y suscontrapartes nacidas en Estados Unidos, cuyas familias son incapaces, por múl­tiples razones, de darles el tipo de apoyo que necesitan. Sienten que, a pesarde que sus padres han luchado duro, han sido abandonados por la mayor par­te de la gente y de las instituciones en sus vidas.

Posteriormente en la entrevista con Pedro y sus amigos hablamos más acer­ca de por qué veían tantas veces la película y hablaban tanto de ella. Sus res­puestas a esta pregunta y otras más siempre volvían al poder -Santana los ins­piraba porque se hizo del poder en un lugar donde él y su gente habían care­cido de él. La explicación de Pedro no sólo vincula el crecimiento de las pan­dillas mexicanas con la débil posición de los mexicanos en Nueva York, sinoque explica también porqué los mexicanos pelean principalmente con otrosmexicanos. Le pregunté a Pedro si él y los "Rancheros de Brooklyn" sentían que"como mexicanos en Nueva York, no había manera de ser poderosos. ¿Es poreso que... la película fue tan importante para ustedes?" Me contestó:

Pedro: en Nueva York los mexicanos no somos poderosos, está bien... tratá­bamos de ser poderosos antes, pero... no peleando con la gente blanca y lagente negra, o con los puertorriqueños, peléabamos entre nosotros... no de­fendíamos a nuestra raza, sólo nos peleamos con ellos, teníamos que defen­der nuestro barrio. Honestamente, algunas veces sentía que éramos lo sufi-

:!57 Simón es una expresión idioInática para mostrar acuerdo, algunas veces se expresa como ¡SimónBolívar'. una referencia al libertador de las Américas.

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cientemente poderosos para enfrentarnos a los puertorriqueños, los blancoso los negros... (pero en una pelea) nadie se les hubiera enfrentado. Habríanhuido... a menos que tuvieran una pistola Es algo diferente que en LA. EnLA... los mexicanos no dan dos chingados van y pelean... (RS: así que... atodos les gustó la película porque estos mexicanos nunca se echaban paraatrás... ¿y al ser mexicano en Nueva York sientes que habrías tenido queecharte para atrás?) Exacto... te sientes estúpido, no sientes que te respetenporque si estás corriendo de los puertorriqueños, o los negros, o los blan­cos, o quien sea... te consideras un puto, y... luego se difunde: los Ranche­ros de Brooklyn, nah, se asustaron ... oí que los golpearon los morenos, losboricuas y no se enfrentan a los niggas. Nomás pelean entre la raza. Son pu­tos... eso... estaba destmyendo la imagen de los Rancheros de Brooklyn.

Siguió hablando de cómo los miembros de los "Rancheros de Brooklyn" sehabían echado para atrás en varias confrontaciones con una banda puertorri­queña, a la que llamo los "Jíbaros nobles" y que él describía como "ni siquieraes una pandilla, es una nación... tenían como 10,000 miembros... ". Este senti­miento de tener que retirarse -y la vergüenza de sentirse como un "puto"- con­trasta notablemente con el poder y el orgullo que se siente cuando se exige res­peto al utilizar o amenazar con hacer uso de la violencia y responder a las afren­tas. También añadió que el problema era que los mexicanos se reunían como gm­po con el propósito de andar como pandilla, pero no siempre tenían fuerza enla mayor parte de los barrios de la misma manera que los puertorriqueños. De­bido a su mayor número, los "Jíbaros nobles" podían llamar a gran cantidad demiembros en casi cualquier barrio. Según Pedro, si tenías "pleito" (beej) en tubarrio, "tus muchachos van a correr... pero tú sigues en el barrio... los puerto­rriqueños te reconocen, te van a hacer mierda o te van a matar". La conse­cuencia es que las pandillas mexicanas pelean principalmente con otras pan­dillas mexicanas, "para tener el respeto frente a otras pandillas". No puedenpelear contra Goliat, así que pelean duro con otros Davides. En cualquiera deestos escenarios el precio es bastante alto. Pagas con una golpiza de los puer­torriqueños, de otras pandillas mexicanas o la pérdida del respeto a tí mismopor haber corrido. Es una vida dura.

Es interesante que cuando Pedro critica a los "Rancheros de Brooklyn" porpelear con otros mexicanos para poner a pmeba su poder, no dice que los mexi­canos deberían hacerse poderosos a través del trabajo, la educación, la políticao los negocios. Sus comentarios resuenan con los de otros a quienes entrevisté:mientras todos sabían que la educación ayuda a salir adelante y querían que susprimos más jóvenes siguieran en ella en vez de estar en las pandillas, todavíasentían que ellos mismos no podían lograr mucho poder a través de ella. Espe-

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raban que sus parientes más jóvenes llegaran a la universidad, pero buscabanel poder exigiendo respeto de parte de todos, incluso de los puertorriqueños ode las pandillas negras. La narración de Pedro difiere de la de otros miembros delas pandillas sólo en su introspección respecto a Santana, quien tuvo que crecersin el amor de su padre, él solo. Pero la visión del mundo como algo hostil y querequiere de que alguien "te apoye" todavía sigue ahí.

La frase de Pedro, "No defenderíamos a nuestra propia raza, sólo peleamoscon ellos, tenemos que defender nuestro barrio", expresa uno de los impulsosclave de la violencia. En esta frase, Pedro se degrada al no defender a los mexi­canos frente a un enemigo más fuerte, en vez de pelear con su propia raza. Peroluego hace notar, para afirmar que él y sus compañeros de pandilla tienen que"defender su barrio" contra la amenaza real de otros mexicanos. La cita ante­rior trae implícito tanto el orgullo que experimenta al defender su barrio deforma violenta, con lo que defiende su masculinidad, como la vergüenza de sermiembro de un grupo étnico que debe pelear consigo mismo en vez de hacer­lo contra otros más fuertes para poner a prueba eso. En términos psicológicos,estas emociones contradictorias crearían un potencial constante para la violenciaentre los cholos: uno siente vergüenza por ser mexicano, lo que en esta imagendel mundo de los cholos significa ser más débil que los puertorriqueños y enconsecuencia uno pelea contra un enemigo con el que es posible pelear paraexpiar esa vergüenza, generar temor, respeto y alcanzar la gloria por derrotara otros guerreros de la calle. Este impulso se fortalece porque la vergüenza es,en la visión del ranchero, una emoción femenina y que por lo tanto es castran­te. Para Pedro, la experiencia de tener que retirarse equivale a que es realmente"un puto".

Nótese que no estoy diciendo que los mexicanos tengan un constante poten­cial para la violencia. Lo que sí estoy diciendo en cambio, es que los pandillerosque conozco ven al mundo como algo que de manera constante y simultánea esamenazante para su versión chola de la mexicanidad y la masculinidad.

Un mexicano que se había afiliado a una pandilla compuesta sobre todo depuertorriqueños nos dijo que se había unido a ella porque los mexicanos siem­pre estaban 'Jugando", peleando entre sí, con muchos chiquillos, jóvenes inmi­grantes, que estaban demasiado locos. Abajo Froilán relata la forma en que lospuertorriqueños habían obligado a un miembro de la formidable pandilla delos "Mixtecos locos" (cuyos cabecillas nos dijeron que ahora los respetan lospuertorriqueños) a aceptar su humillación.

Froilán: así que mi primo me estaba empujando, ¿ves? .. empujándome como(demuestra con un empujón suave). Nomás jugando... hasta que los 'Jíba­ros nobles" ... corrieron para acá... ¿cuál es el problema aquí? Mi primo esta-

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ba como "¿por qué fregados se meten en esto?" ... Así que los "Jíbaros nobles"se enojaron. "Mixteco Loco, molesta a alguien que puedas molestar. ¿Sabesde qué hablo? O pateamos el culo en este momento" ... Yo estaba como"nah, es mi primo. Déjenlo". Le dijo a mi primo, "tienes suerte de que seatu primo" ... Así que yo estaba como -ieso está jodido porque acabaron conun, "Mixteco loco", de ese modo!

Froilán se unió a los "Jíbaros nobles" porque sentía que eran poderosos yno peleaban contra los puertorriqueños sino contra los negros, de quienes di­jo no le gustaban porque lo habían brincado cuando era más joven.

Contrastaba el poder de las pandillas puertorriqueñas con la debilidad de laspandillas mexicanas en Nueva York y sacaba una lección: hasta los miembros deuna de las pandillas mexicanas más grandes y más malas se echaron para atrásante los miembros de la puertorriqueña más poderosa. Cuando dice "¡eso está jo­dido porque acabaron con un "Mixteco loco" de ese modo!" significa que Froilánespera más de una pandilla mexicana grande. Mientras que la evaluación deFroilán de que el retroceso de los mexicanos refleja parte de la realidad actual,creo que este conflicto interétnico conlleva un gran peligro potencial para el fu­turo. A medida que crece la población mexicana, y si continúa la violencia étnicaen su contra por parte de los puertorriqueños, se fortalece la narrativa del "Mix­teco loco" de la manera en que se formaron las pandillas mexicanas, con lo quela ciudad de Nueva York podría llegar a tener mucha más violencia étnica. Estano es una consecuencia necesaria y podrían tomarse medidas para evitarla.

Las raíces mexicanas y las

manifestaciones de pandillerismo

En México, el surgimiento explosivo del pandillerismo y sus efectos en la vidatransnacional empieza con el éxodo de los jóvenes desde Ticuani a principio ymediados de los años noventa y con su incorporación a las difíciles condicionesen Nueva York. Tres dimensiones del problema resultan cruciales: el regreso aTicuani, voluntario o en busca de refugio, de los miembros de las bandas conproblemas en Nueva York; la práctica de enviar de regreso a casa a los jóvenes,en especial los varones, cuando tienen dificultades en Nueva York; y la estruc­tura social cambiante en la que estos adolescentes se reintegran, lo que incluyeque los medios de control social se debilitan y el atractivo que los jóvenes queregresan de Nueva York tienen para los de TIcuani. Los cambios que se dan comoresultado de la migración operan en combinación con las presiones hacia la asi­milación para que se transnacionalicen las pandillas que se formaron original­mente en Nueva York.

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En Ticuani, el proceso comienza típicamente con el retorno de un joven enproblemas, nacido en Ticuani o en Nueva York, por lo general en su adolescen­cia o en sus años veinte. Al revisar 16 entrevistas a profundidad con pandille­ros o miembros de las crews, actuales o del pasado, nos encontramos con quetodos habían regresado alguna vez al pueblo de sus padres y que más de la mi­tad lo había utilizado como un espacio importante para la actividad de las pan­dillas o crews. Estas actividades incluían esconderse de los resultados de la activi­dad pandilleril en Nueva York, el reclutamiento de nuevos miembros en Ticuaniy llevarlos de regreso a Nueva York. Algunas veces, la actividad transnacional delas pandillas se da en forma casual como simple efecto de estar en Ticuani -losmiembros de distintas crews se reúnen en Ticuani y luego establecen una amis­tad en Nueva York. La muestra que realizamos indica que todos los varonesticuanenses en pandillas también están involucradas con la vida transnacional.Esto mismo refleja la creciente importancia del pueblo como un sitio para la ac­tividad de las pandillas en Nueva York.258

Estos viajes de regreso han sido voluntarios para los jóvenes cuando van enbusca de un refugio temporal, e involuntarios cuando sus padres los mandande regreso. Pedro, nacido en Brooklyn, describió cómo había iniciado un capí­tulo de los "Rancheros de Brooklyn" en el pueblo al lado de Ticuani, El Gana­do, a mediados de los años noventa, tras regresar para escapar de los problemasen Nueva York, al reclutar ajóvenes locales de los dos pueblos. Las pandillas seextendieron a El Ganado y Ticuani más o menos en las mismas épocas, alimen­tadas por la rivalidad de las pandillas en Nueva York. Cada una ejerce controlahora en territorios de Brooklyn y Queens también en la Mixteca.

Pedro: No había pandillas en El Ganado hasta 1994, cuando... yo regresécon mi primo... tuve que irme de aquí (Nueva York) porque tenía uno o dosproblemas con la policía...Yo y él nos fuimos a México, pero antes de irnosde Nueva York ya estábamos realmente muy metidos en la pandilla... Él sellevó algunas pulseras que solíamos usar, con los colores de México, y co­menzamos a lucirlas allá. Igual que como ellos nos reclutaron aquí, noso­tros empezamos a reclutar a otros allá... Comenzamos a decirles a los mu­chachos: ...únete a los "Rancheros de Brooklyn" ... en Nueva York somospoderosos, mucha gente nos respeta ... Podríamos tratar de formar nuestropropio grupo aquí, nuestra propia extensión. Y a los muchachos de allá lesgustó la idea... iniciamos por hacerles las pulseras y empezaron a usarlas ...Ese año teníamos unos veinte miembros con nosotros ... íbamos a los bailes

'"Hemos hecho más entrevistas para el proyecto de la movilidad laboral y escolar de la segunda ge­neración, pero para este capítulo he utilizado las primeras 16 en las que aparecía alguna participación enpandillas o C1~lJ!S.

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en multitud y luego nos parábamos y mandábamos gritos para los "Ran­cheros de Brooklyn" y todo iba muy bien... Cuando mi primo regresó... medice, ey, los muchachos, dicen que están orgullosos porque creamos nues­tra propia extensión y todavía defendemos nuestro nombre. Bueno, eso estáchido, yeah.

La primera transnacionalización de la actividad de las pandillas en Ticua­ni y El Ganado no se dio por los migrantes adolescentes que regresaban, sinopor los pandilleros nacidos en Estados Unidos que utilizaban México para es­conderse. Estos Rancheros de Brooklyn encontraron un terreno fértil para elreclutamiento de nuevos miembros. Pedro enfatiza de qué modo controlaban el es­pacio de los jóvenes en El Ganado. Podían ir a todos los bailes como una"granmultitud" que se identificaba por sus pulseras y enviar "gritos" sin ser desafia­dos. Pedro utilizaba la poderosa reputaóón de los Rancheros de Brooklyn enNueva York para señalar que los jóvenes que migraran desde Ticuani tambiénpodían hacerse poderosos si se unían. Esto atrajo sobre todo a los jóvenes máspobres de Ticuani y a los que se habían quedado, de padres migrantes. Los víncu­los con este poder en Nueva York se manifiestan en el orgullo de Pedro por laexpresión de orgullo de los cabecillas en Nueva York por la extensión en Ticua­ni. Aquí, los Rancheros de Brooklyn tenían el espacio geográfico por su con­trol regular del zócalo y otras áreas públicas en El Ganado, además de los es­paóos emergentes, por el dominio que lograban en las fiestas, en donde podíandeclarar ser los propietarios a través de los "gritos". Este poder de los ranche­ros permaneció sin ser cuestionado hasta que los "Mixtecos locos" llegaron aTicuani.

Un segundo escenario para el retorno tiene que ver especialmente con losmigrantes adolescentes, aunque también con algunos hijos de inmigrantes, na­cidos ya en Estados Unidos, a quienes envían a Ticuani por los conflictos mari­tales o al divoróo de los padres en Nueva York, o bien porque muestran señalesde estar en dificultades, de modo que aprendan a "portarse bien". A veces, ta­les medidas evitan que se involucren más con las pandillas en Nueva York o in­cluso revierten la tendencia y causan un cambio significativo en su vida, como enel caso de Toilo. Pero otros de hecho profundizan su participaóón en las pan­dillas. Victorino, un joven de 15 ailos, se juntaba con una creUJ y empezaba a de­jar de ir a la escuela y tomar en Brooklyn cuando su padre terminó su casa enTicuani y mandó a la familia de regreso para vivir allá. "Mi papá me regresóporque piensa que estoy en una pandilla. Estaba sólo en una creUJ ... " me dijo Vic­torino. Su regreso a Ticuani ha tenido resultados contradictorios: le va mejoren la escuela pero se ha vuelto más activo en una extensión de una pandilla enTicuani, y parece que regresará a Nueva York más involucrado en la vida de las

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DE DI'R L NOMBRE N N VA YORK V TICUA I 301

Fotografía 16 GrafTiu de banda>. Lo; nombre> de una, bandas son tachados y sustituIdos por otrosTicuani, 2004

fotografía 17 Nombres de bandas pintados con spray en un muro de Ticuam, 2000.

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pandillas que antes de salir de ahí. Un pandillero actual, que migró a EstadosUnidos con sus padres cuando era niño, fue enviado por ellos de regreso a Ti­cuani cuando se convirtió en adolescente. Me dijo: "me estaba portando mal ymis padres me mandaron de regreso a Ticuani". Pero declara que, en unos me­ses, cuando cumpla 18 años, regresará a Nueva York él solo, lo que será fácilporque tiene la residencia legal.

Donal, el joven nacido en Nueva York que fue enviado de regreso a Pueblacuando se separaron sus padres, fundó después una pandilla en Nueva York yutilizaba sus contactos en México para reforzar la naciente estructura transna­cional de la pandilla. Su experiencia de sentirse fuera de lugar y no estar consus padres -que se quedaron en Nueva York- y andar con los miembros de lapandilla y sus amigos en Ticuani y otro pueblo de la región mixteca (en amboslugares vivía con familiares) lo incorporó más firmemente en la vida de la pan­dilla. Entrevistado cuando apenas había pasado los 20 años, describe que fueenviado a vivir al pueblo entre los 13 y los 16 años de edad. Le dice a Sara Guerre­ro Rippberger que terminó la secundaria en Puebla y fundó "Los abandona­dos". Ella le pregunta "¿qué hacías todos los días? O sea, ¿cómo era tu vidaallá?" Él responde:

Donal: era, nada más estuve yo jugando, na'más puro -echando desmadre.SGR: ¿Cómo te sentías...de regresar? Ya habías estado antes, a los treceaños, ¿correcto?Donal: Sí... para mí era como, era como otro mundo pues... Era umm, comoaquí en la ciudá, right, no me adapté, pues. No es lo mismo, como cuando, este te-me, te criaron ¿ves? Sí, pero no me sentía como que estuviera en casa.SGR: ¿No te sentías así?Donal: Nah.SGR: Okey. ¿y qué significó para ti regresar, que... ver dónde crecieron tuspadres?Donal: Nada.SGR: ¿Nada? ¿Cómo está eso?Donal: Porque, porque yo no estaba -porque yo ni siquiera quería ir.(Las cursivas significa que habló en español).

Para Donal, ser enviado de regreso a Ticuani tuvo varios efectos negativos.Lo enviaron solo, se sentía fuera de lugar, "en otro mundo" y abandonado porsus padres. Su última línea, cuando tartamudea que "yo ni siquiera quería ir",suena muy parecida al niño asustado que debió ser al ir de regreso a vivir enun lugar nuevo. El pleito era tan feroz entre sus padres que no vio a su madrepor seis años, hasta que regresó a Nueva York como adulto, para vivir con ella

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y ahora tiene una relación esporádica con su padre. Al desviarse del patrón nor­mal, reporta que no se había involucrado con las pandillas antes de regresar aMéxico, donde, desde la escuela, empezó a involucrarse con una pandilla localen la región de la Mixteca. También su regreso a Nueva York fue obligado. Loenviaron porque la familia de su tía le tenía miedo, a él y su influencia sobre susdos hermanos más chicos, quienes también vivían con ella pero no participabanen las pandillas. Según cuenta Donal, "nadie me podía controlar allá".

Otra vez en Nueva York, hay que decir que "Los abandonados" constituyenuna nueva pandilla de inmigrantes que crece rápidamente, cuyos miembros jóve­nes a menudo pelean contra pandillas más establecidas en las que hay muchosmiembros nacidos en Estados Unidos. TIene extensiones en Queens, NuevaJer­sey y varios pueblos en la Mixteca, donde recluta activamente. La pandilla trans­nacional de Donal surge en forma directa de sus experiencias personales, y deotros, en cuanto a la migración y la asimilación en Nueva York y TIcuani. Sus "sol­dados" son tan pobres que varios duermen en el piso de la sala de su madre.

Memoria y malentendidos

de los padres y disminución de

los medios de control social en Ticuani

Los padres migrantes que envían a sus hijos de la segunda generación de re­greso a Ticuani, o a los migrantes adolescentes, con frecuencia no comprendende qué manera afectará el retorno a sus hijos. Es común que los padres man­den a los hijos adolescentes a Ticuani después de que estos ya tuvieron proble­mas en la escuela o con las pandillas en Nueva York, piensan que aprenderána respetar y a hacerse más mexicanos, lo que les ayudará a tener éxito. Pero estopuede ser desastroso. Es frecuente que el adolescente no conozca Ticuani o queno hable bien el español. No teme y respeta a sus abuelos como sus padres es­peran que lo haga, además, los primeros no tienen la fuerza y comprensión ne­cesarias para criar a estos jóvenes. Ciertamente, los padres mandan a sus hijosal Ticuani que ellos recuerdan, que ya no existe: un pueblo en el que los hom­bres tienen la autoridad, una estructura social cerrada controla la conducta ytodos son pobres y trabajan en la agricultura. El pueblo es ahora una sombrade lo que fue, con una población compuesta por viejos y niños, más mujeresque hombres, que depende de las remesas, a más de una pequeña población,aunque influyente, de jóvenes desarraigados que retornan con un ingreso quepueden despilfarrar, pero con muy poca supervisión efectiva. Los padres man­dan a sus adolescentes con problemas a un lugar donde hay mecanismos másdébiles de control social de los que tenían en Nueva York, en el que los adoles­centes en problemas son vistos por los adolescentes locales como algo intere-

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sante porque son neoyorkinos. Los adultos del pueblo los ven cual una mues­tra de la influencia corruptora de la cultura estadounidense. El resultado finales según de los ticuanenses, un desmadre combustible y transnacional.

Don Andrés describe el problema con una elocuencia particular que nos re­cuerda lo narrado antes por Pedro, quien puede ser uno de los jóvenes a los quese refiere Don Andrés. Empieza por plantear la pregunta de "¿cómo las pandi­llas influyen en las cosas de aquí?" y luego contesta que muchos de los jóvenesen el pueblo viven con sus abuelos, otros parientes o "incluso viven solos".

Sus abuelitos ... no tiene energía suficiente ni tiene ... fuerza suficiente paraeducar a un nieto ... El niño cae en manos de estos chavos ... ellos dicen, sa­bes qué, mira júntate con nosotros. Nosotros somos la ley al cien por cien­to, con nosotros va a ser diferente ... y por decirlo así. .. se mete de llenocon ellos ... Eentonces es fácil reclutar aquí a esos adolescentes, ¿no? por­que andan solos y ...porque se va con la ilusión de ser también grandes comoellos, ¿no? O portar armas y bailar bien, tener muchas chavas ... los padressolamente dedican a mandarles dinero, que no les haga falta nada... eso esmalo ... si de más para que tengan ellos dinero y puedan salirse a pasear alos bailes, a tomar cerveza, a comprar, a fumar. .. No hay quien los guíe ...Ahora, los chavos que vienen de allá ... los que quedan acá, ellos que mandande allá para acá son casos perdidos allá. Son jóvenes que tienen antece­dentes penales allá en Estados Unidos, que lastimaron a alguien, que tiene unmal récord, y que lo van a apresar, que lo andan persiguiendo la justicia, seviene se refugia en Ticuani .... Los dos chavos, hace seis años tuvimos, esta si­tuación que dos jóvenes armaron una pandilla de más de veinte jóvenes... y

asesinaron el taxista. Esto fue algo real. .. Los que organizaron la pandilla erandos que vinieron de allá para acá...

Don Andrés subraya el estatus social que tienen los adolescentes nacidos enEstados Unidos yen Ticuani cuando regresan de Nueva York. Éste se hace evi­dente porque otros jóvenes de Ticuani imitan sus estilos de corte de pelo y ro­pas holgadas (baggy) , porque quieren ser sus amigos. Además, sus ingresos porel dinero que les envían les permiten invitar cervezas o tacos, con lo que impre­sionan a los jóvenes locales, en especial a los de las familias pobres, lo que daa los pandilleros que regresan un estatus especial que va más allá de lo que pue­den lograr los jóvenes del pueblo. Los familiares con los que se quedan los jó­venes no pueden controlarlos. Una madre de Ticuani dice que ellos viven "se­miindependientes" -con lo que señala que se cuidan a sí mismos en una edadmás temprana, con menor obligación de responder ante los adultos- o de ma­nera completamente independiente -sin tener que responder ante nadie. Se

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DEFENDER EL NOMBRE EN NUEVA YORK Y T1CUANI 305

han suscitado serias consecuencias, incluidas al menos tres muertes en Ticuani,lo que representa el lado obscuro de la vida transnacional.

Ticuani no es capaz de enfrentar estos problemas sociales de la manera quesus emigrantes se imaginan, ya que las causas se encuentran más allá de susfronteras, y dentro de ellas, pero fuera de su alcance. La migración ha despo­jado a Ticuani de las estructuras sociales que en el pasado evitaban que se ge­neraran las pandillas juveniles, al mismo tiempo que también ha otorgado a éstasmayor prestigio y honor porque son de Nueva York. Estos problemas resultanpeores durante la fiesta anual, cuando muchos migrantes vuelven para partici­par en los rituales comunitarios del pueblo, cuando el alcohol circula en gran­des cantidades y la vida es diferente. El ensayo clásico del mexicano OctavioPaz acerca del papel de las fiestas en la vida nacional mexicana describe de quémanera, durante la fiesta, se relajan las normas sociales, creando con ello posi­bilidades para el amor, la muerte o la redención en un mismo instante.~s!JEn laMixteca actual, cuando las autoridades locales intentan utilizar los mecanismosnormales de control social, como hablar con los padres o los parientes del jo­ven, con frecuencia son rechazados. Don Pepe, de la localidad de El Baile, don­de hay más pandilleros que en Ticuani, reporta que los habitantes quieren quecontrole a la juventud, los padres quejan que los dejen en paz para divertirse ylos jóvenes libertad. Los jóvenes migrantes que regresan le dicen: "en EstadosUnidos tenemos libertad, la policía nos respeta -¿por qué en nuestro propiopaís tenemos que controlarnos? .. ¡Venimos aquí a divertirnos!" Cuando se di­rige a los padres ellos están de acuerdo en que su hijo es ahora más difícil decontrolar, pero también piden que sea más laxo: "desde que se fue para NuevaYork no quiere obedecernos... pero no va a meterlo a la cárcel, porque él ya seva pronto... ¿por qué escogió a mi hijo?" Mientras tanto, los habitantes de la lo­calidad lo culpan por permitir ese desorden. El problema de don Pepe es quela mayoría de los cholos y sus amigos del pueblo sólo están interesados en te­ner un buen rato de diversión, aunque brusca. Los padres ven a sus propios hi­jos dentro de los límites normales de la euforia -después de tantos meses detrabajar tan duro en Nueva York merecen una oportunidad de liberarse en supropio pueblo.

Las pandillas también prosperan porque la infraestructura municipal se veespecialmente presionada durante la fiesta. Es típico que la policía local estécompuesta por campesinos con muy pocos años de escuela o entrenamientopolicial, casi como los hombres a los que se les "encargaba" la función en el vie­jo oeste estadounidense. No entienden a los pandilleros. Sus credenciales másimportantes consisten en traer consigo pistolas y carabinas; su principal activi-

"gOctavio Paz, 1961.

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dad es vigilar a los borrachos y otras personas que alteran el orden, además,confiscar armas. Algunas veces llevan a alguien a la cárcel para que se le pasela borrachera. Sus orígenes humíldes pueden hacerles difícil lograr que secumpla la ley cuando se topan con alguien de mayor estatus. Y sólo trabajanparte del tiempo, por lo general algunos días, por lo tanto, es frecuente que de­jen al pueblo sin protección policial. Un presidente de Ticuani comentaba:"tengo policía sólo unas cinco o seis horas diarias, no pueden cubrir todo elpueblo. Cuando algo pasa por allá, nadie cubre por acá". La incapacidad de Ti­cuani para manejar los crímenes serios se expresa en la respuesta que da donAndrés al preguntarle qué pensaba de la difundida creencia de que los pandi­lleros habían matado a alguien en el año 2000:

Es posible ... (pero) no hay ningún dato que compruebe ese asesinato pero...bueno encontraron la herida adelante y atrás, y en la cara, sin el reloj, sinla chamarra, todo indica que fue golpeado, ¿no? No fue accidente que sehaya caído tomado, ¿no? Se descarta esa posibilidad pero no hay ningúntestigo, vamos formal que pueda acusarlos. De hecho, se está haciendo lasinvestigaciones ... (RS: Están haciendo el análisis forénsico?) No ... de ma­nera más superficial -pues se persigue por oficio, la judicial está intervi­niendo. Está viendo quiénes estuvieron antes con éL ..

También le pregunté al presidente acerca de la investigación: ¿Se habíaentrevistado a la gente?, ¿habían entrevistado a la gente de la que sospecha­ban había cometido el crimen, o se había buscado en sus casas y en su ropa ose les habían confiscado? No. Nada se hizo porque no había testigos. Tendríanque esperar a que se presentaran los testigos antes de hacer algo. Eventual­mente, en cada uno de los tres asesinatos, la gente involucrada había presumi­do mientras estaba borracha y fueron encarcelados en México o huyeron a Es­tados Unidos.

La situación que se dio después del asesinato del 2000 la sintetiza Napo­león, un joven de la segunda generación que había retornado y que tuvo pro­blemas con los pandilleros durante la fiesta: "la gente aquí está «asustada comoloca». Están «petrificados como locos» por los pandilleros... Es más fácil matara alguien aquí que en Nueva York, porque la policía no está tan bien entrena­da y porque en la noche no hay nadie que pueda ver algo", dijo.

No obstante, como veremos, Ticuani sí ejerció un mayor control social des­pués del asesinato de enero del 2000 y no se repitieron esos casos en las fiestasdel 2001 o 2002. El estado de Puebla formó una unidad de 25 miembros de laPolicía Judicial estatal que se dedica a los temas de la seguridad pública, inclui­das las pandillas en la Mixteca. Esta unidad tiene su base a UIlOS 40 minutos de

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DEFENDER EL NOMBRE EN NUEVA YORK V TICUANI 307

Ticuani y se presentó en Ticuani para investigar el asesinato del 2000 cuandonosotros estábamos ahí. Pero el territorio que debe cubrir es muy grande y llegópor lo menos 10 días después del asesinato. No sé cuál sea el impacto generalde la unidad en la región. Además, como se discute en la conclusión, fortalecerla capacidad de la policía para aprehender a los criminales no debería ser laúnica respuesta al fenómeno y no puede tener éxito por sí sola.

Durante el año 2000, los habitantes de Ticuani tuvieron otras dos reaccio­nes. Algunos de los hombres más viejos del pueblo, incluidos migrantes que re­gresaban a él, me dijeron que no vacilarían en disparar a los pandilleros si seles enfrentaran. Uno de ellos describió enfurecido cómo algunos parientes másjóvenes habían sido molestados por los pandilleros y luego dijo: "soy capaz dedefenderme solo", mientras tocaba la pistola que llevaba ceñida en el cinturón.Un amigo mutuo me dijo que varios campesinos jóvenes que estaban disgusta­dos con los efectos de los pandilleros en el pueblo habían decidido que si elproblema continuaba, "tendrían que matar a unos cuatro de ellos para tranqui­lizar al pueblo". Aunque no intenté verificar esta narración, la historia del pue­blo, en la que se habían dado hechos políticos sangrientos hace probable quese hayan expresado así. Sin embargo, para mediados del 2004, este plan no sehabía concretado y probablemente se haya abandonado.

Conclusión

El pandillerismo transnacional en Ticuani se desprende de un proceso más am­plio de migración y asimilación, como sucede con otras dimensiones de la vidatransnacional que se examinan en este libro. Así como las condiciones de incor­poración en Nueva York han hecho surgir las pandillas, también los cambios enla estructura social que se dan como resultado de la migración han vuelto a Ti­cuani un campo fértil para el reclutamiento por los pandilleros que regresan. Dela misma manera que el exceso de horas de trabajo de los padres en Nueva Yorky la búsqueda de los adolescentes de un significado positivo para sus definicio­nes de etnicidad y género como mexicanos han llevado a algunos a convertirseen pandilleros, la población desequilibrada hacia los extremos de los grupos deedad, la falta de control social, el alto estatus de los neoyorquinos y el glamourde la violencia de las pandillas, han dado a los pandilleros una influencia que vamás allá de su tamaño. Aun cuando la capacidad de control social en Ticuani seha visto disminuida, el pueblo ha respondido para terminar con algunos de losmás serios efectos de los cholos que regresan, si bien no ha podido hacerlo res­pecto a los cambios más amplios en la cultura juvenil que ellos traen consigo.

La generación y defensa de un espacio mexicano masculino dentro de uncontexto en el que los jóvenes mexicanos se sienten especialmente amenazados

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también ha ampliado la influencia de los pandilleros en Nueva York. En parti­cular los migrantes adolescentes tienen mayor probabilidad de obtener solazen los tipos de espacios mexicanos emergentes que utilizan las pandillas parafacilitar la vida en ella, como los "sonidos", y otras fiestas mexicanas. Estos jó­venes son parte de una comunidad mexicana más amplia pero están en peligrode convertirse en una subcultura de oposición más duradera, como sucede enLos Ángeles, algo cercano, pero muy diferente al "arcoiris de la clase baja"(rainbow underclass) que predice la teoría de la asimilación segmentada. Este ca­pítulo contribuye a la comprensión de la vida transnacional y de las pandillasal dar un papel mayor a los cambios en los patrones más amplios de la migra­ción para explicar el crecimiento explosivo de las pandillas en Nueva York du­rante la década de los noventa. Los migrantes adolescentes experimentan unaadolescencia negativa como parte de una migración acelerada y una dura asi­milación que les lleva a querer "defender nuestro nombre" en Nueva York y Ti­cuani. Las presiones hacia la asimilación, entre ellas ser víctimas de ataques delos puertorriqueños entre otros, por su condición étnica, se combinan por des­gracia con una emergente narrativa chola que se expresa en películas comoAmerican Me.

En vez de explicar estos procesos por medio de la invocación a la "manoinvisible" de la globalización, investigo de qué forma se combinan las presionesde la asimilación y la migración en Nueva York y en Mixteca, para transnacio­nalizar la vida de las pandillas. El siguiente capítulo continúa con estos temasy se centra en el modo que la presencia de los pandilleros afecta la experienciadel retorno a Ticuani.

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Capítulo 9

"¿Por qué habría que echar a perder

un buen lu~ar?": el re~reso

a un Ticuani transformado

¿Por qué habría que echar a perder un buen lugar?MAGDA, enojada por la manera en que según ella

los pandilleros han cambiado a Ticuani.

Aquí (en Ticuani) nos sentimos igual que cuandollegamos allá. La gente no nos quiere.

DIoNIsIa, un mixteco loco, al describir cómo se sienteexcluido tanto en Ticuani como en Nueva York.

ESTAS CITAS de Magda y Dionisia expresan dos caras de cómo la experiencia del re­torno a TIcuani ha cambiado debido a la presencia de pandilleros. Dionisia expre­sa el modo en que los pandilleros sienten que no se ajustan en ninguno de los doslugares, mientras que Magda cree que los pandilleros han "echado a perder" Ticua­ni, un "buen lugar" donde se podía escapar de las presiones de Nueva York. Estasevaluaciones reflejan también a dos de los tres grupos sociales existentes entre lajuventud de TIcuani. La visión de Magda es compartida ampliamente entre sus ami­gos, un grupo mixto de jóvenes de la segunda generación nacidos en Estados Uni­dos y de "regulares" de la generación y media que no pertenecían a las pandillas,que regresaban de manera regular a TIcuani con sus familias, lo cual loshace sentir que ahí están en casa. Describen lo que significa ser mexicano cuandodicen "somos normales" o "nosotros somos los regulares". Los preppies constituyenun grupo al que nadie admite pertenecer pero hacia el que todos expresan una fir­me aversión. Los preppies piensan que son mejores que otros y por lo general se lesve como más "americanos" y menos "mexicanos". Mientras que algunosjóvenes ad­mitían vestirse preppy, nadie se denominaba a sí mismo de ese modo. Cholos opandilleros son los únicos nombres con los que tanto el grupo como los demás losidentifican, lo cual está vinculado con un estilo de vida, forma de vestir y comporta­miento idiosincráticos. Los términos regular, cholo y preppy son lo que el sociólogoElijah Anderson llamaría categorías folk, que la gente estudiada utiliza y entiende. ~fi(l

26" Anderson, 1998. "Preppy" y "cholo" son términos que utilizan tanto los ticuanenses como los cho­los. "Regular" no es estrictamente una categoría folk porque los regulares no utilizan el término en el ha­bla cotidiana. Pero muchos hacen uso de él al describirme su identidad, sea con respecto a los cholos ocon a los grupos étnicos en Nueva York, y de inmediato entendieron mi utilización.

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310 ROBERT COURTNEY SMITH

En la parte que sigue, analizo de qué manera la experiencia del retorno aTicuani -una dimensión clave de la vida transnacional- se ha transformado porla existencia de pandilleros. Repaso de nuevo los conceptos de experiencia in­corporada y de la propiocepción social discutida en capítulos anteriores, ade­más, añado dos nuevas herramientas a mi discusión. El concepto del sociólogoArlie Hochschild de "trabajo emocional"26! describe la forma en que la gentese siente alienada de sí misma por la necesidad de presentar un ser emocionalque no es auténtico. En tanto que Hochschild examina cómo las sobrecargos delas aerolíneas deben subordinar sus propios sentimientos para presentar laimagen de alguien que está deseosa de complacer a los pasajeros, yo analizo dequé modo la presencia de pandilleros en Ticuani significa que los regulares queregresan deben esconder su verdadero ser de Nueva York en Ticuani. Repor­tan que el sentimiento de estar sin tensiones ha sido alterado por los cholos, yen consecuencia deben sentirse y conducirse físicamente de manera distinta enTicuani. Desde esta dimensión psicosociológica de la alterada experiencia delretorno, paso a documentar la dinámica de la distancia social y el respeto en­tre los cholos, los regulares y los habitantes de Ticuani, evocando el trabajo delsociólogo Erving Goffman sobre el manejo del estigma. Esta sección se centrasobre todo en la interacción social entre grupos. Finalmente, enfoco los senti­mientos de pertenencia y alienación que experimentan los cholos en Ticuani.Los mismos mecanismos sociales de distanciamiento que sienten los regularescomo autoprotección, los cholos los perciben como exclusión y discriminaciónracial. No es de sorprender que los cholos enmarquen su experiencia en unanarrativa más oscura que los regulares, haciendo parecer la migración desdeMéxico, la incorporación y asimilación en Estados Unidos como algo peligro­so y que necesita una vigorosa respuesta para asegurar la propia dignidad. Alexplicar estos temas, pongo especial atención en la forma que se negocian laadolescencia y la masculinidad en el espacio público mexicano y en el uso es­tratégico de la racionalización.

Para reiterar y aclarar: según se utilizan en este libro, los términos "cholo"y "pandillero" son intercambiables para referirse a los miembros de las pandi­llas que se identifican a sí mismos y son identificados por los demás comomiembros de pandillas de ticuanenses en Nueva York o Ticuani. Los cholostambién pueden ser gente que regresa, a quienes me refiero normalmente como"cholos de regreso". El término wanabe's (una contracción de "want to be" =que quieren ser) normalmente se refiere a los miembros actuales o que aspirana serlo de la extensión de una pandilla de Nueva York en Ticuani o a migran­tes adolescentes en Nueva York que "quieren ser" verdaderos miembros de la

261 Hochschild. 1983.

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"iPOR QUÉ HABRiA QUE ECHAR A PERDER UN BUEN LUGARf" 311

pandilla. Los "regulares" y quienes regresan, que no son cholos, por lo general sonjóvenes de la segunda generación, cuyas familias vuelven con frecuencia y, por lotanto, tienen un sentimiento de ser propiedad de Ticuani. Algunos "regulares"también pertenecen a creW5 en Nueva York y otros formaron parte de las pandillascuando eran más jóvenes, pero ya no son miembros activos. Incluso los pocos re­gulares que conocí que estaban en pandillas en Nueva York, no eran identificadospúblicamente ni se identificaban a sí mismos como tales en Nueva York o Ticua­ni. De ahí que ser cholos, sea una identidad pública y original entre los ticuanen­ses; andar con una crew o incluso una pandilla en Nueva York no necesariamentelos etiqueta como cholos si tienen otras identidades más importantes.

La experiencia del re~reso

a un Ticuani transformado

Entender la experiencia cambiante del retorno para los regulares requiereprestar atención precisa a la manera en que los cholos han alterado el funcio­namiento de la adolescencia transnacionalizada que estudiamos antes. Ticuanirepresenta un lugar seguro para que los jóvenes regresen a llevar a cabo sus ri­tuales de adolescencia y para un sentido de pertenencia étnica, en contrastecon los temores propios y de los padres en Nueva York, que les evitan alcanzartanto esta libertad como la pertenencia. El surgimiento de los cholos como unrasgo permanente de la vida de Ticuani, en especial durante la fiesta, ha cam­biado eso. La alteración se ha magnificado porque estos grupos reflejan las di­visiones del poder en Ticuani. Como grupo, los regulares tienden a ser jóvenesque pertenecen a la segunda generación o a la generación y media, con mayoréxito educativo o económico, cuyos amigos más cercanos en Ticuani son jóve­nes con mejores estatus e ingresos. Los cholos que regresan tienden a situarseentre los adolescentes migrantes de menor éxito educativo o económico (tambiénalgunos jóvenes de la segunda generación o de la 1.5) cuyos principales amigosprovienen de familias más pobres del pueblo o un rancho de los alrededores. Engeneral, los cholos tienen un estatus social menos convencional en Ticuani quelos regulares y tienden a ser culpados de las cosas que suceden ahU62

Mis investigadores y yo observamos cambios en la dinámica social entre losjóvenes que regresaban durante cuatro años consecutivos para la fiesta entre1999 y 2002. Nos reuníamos sobre todo con los regulares que conocíamos des-

262 Por ejemplo, los pandilleros del mismo rancho marginado, mencionados en el capítulo 4 en rela­ción con la elección de 1999, estuvieron involucrados en el asesinato del taxista en 1996. Pero estas ge­neralizaciones no pueden ser universalmente válidas. No todos los miembros del grupo regular a los queseguimos de cerca eran exitosos y cuando menos uno de los cholos sí lo era. Empero, aun cuando estasimágenes de los cholos que los presentan con menor éxito que a los regulares no captan la realidad com­pleta, sí organizan la vida social porque la gente responde ante ellas corno si fueran toda la verdad.

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312 ROBERT COURTNEY SMITH

de Nueva York, incluidos los grupos de amigos formados por los jóvenes quevuelven con regularidad a Ticuani, cuyas voces hemos dejado escuchar hasta elmomento: Magda, Toño, Julia, Napoleón, Jericó, Juana, Linda y otros. Perotambién establecimos relaciones con cholos en estos cuatro años, los entrevista­mos y observamos la dinámica de relación entre cholos y regulares en diversassituaciones durante varios años de la fiesta en Nueva York y Ticuani. Surgieronpatrones contradictorios de participación de los cholos en Ticuani. Primero, re­gresaban para participar en los mismos acontecimientos que los regulares -bailes,fiestas, acontecimientos religiosos e incluso promesas. Sin embargo, su asistenciay conducta en estos acontecimientos cambió la sensación que tenían los regu­lares y demostró el deseo de los cholos de dominar. En segundo lugar, mien­tras que los cholos se hicieron más visibles y "buscaban pleito" de manera másagresiva en Ticuani en 1999 y 2000, para 2001 Y2002 las relaciones se habíantornado más normales, aun cuando todavía tensas. Para ilustrar esto, en el2000 los cholos amenazaron con violencia al hijo del presidente municipal sino les compraba tacos y con matar al taquero si no les servía primero. Pero enel 2002 este mismo presidente ofició en la boda civil de un cabecilla cholo conuna chica local. Esta evolución suavizó pero no hizo desaparecer la diferenciasocial entre los regulares y los cholos.

La fricción entre los regulares y los cholos no se extiende a los niños queno han entrado a la adolescencia, quienes no expresan preocupación algunapor los cholos. Mientras que algunos de estos niños han sido enfrentados porlos cholos en Nueva York, en Ticuani no suelen estar fuera lo suficientementetarde en el zócalo o en los acontecimientos en los que comenzaron la mayorparte de los problemas. Los niños antes de la adolescencia no han alcanzadouna edad suficiente para participar de manera independiente en los ritualesadolescentes y por tanto se encuentran fuera del "radar social" de los cholos.No estaban completamente encerrados en sus casas en Ticuani, como sucedeen Nueva York, pero aun así tienen restricciones.

Libertad comprometida

Para entender adecuadamente cómo han afectado los pandilleros la experien­cia del retorno para los regulares de la segunda generación es necesario com­prender lo que Ticuani significa para ellos. La presencia física de los cholos enTicuani altera la experiencia que los regulares tienen de sí mismos en Ticuani(en relación con un lugar) y de la presencia de otros regulares (su propiocep­ción social). Más adelante describo cómo Ticuani libera a Ceydi y a Napoleónde la necesidad de hacer el trabajo emocional que deben realizar todos los díasen Nueva York, lo que los lleva a una experiencia física y emocional distinta de

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"¡POR QUÉ HARRIA QUE ECHAR A PERDER UN BUEN lUGARl" 313

sí mismos. La cita muestra su explicación respecto a de qué manera Ticuaniequivale a libertad, tema frecuente en sus conversaciones. Es una pertenenciaque ellos sienten refleja sus ser más auténtico.

Ceydi: Podías quedarte fuera tan tarde como quisieras. No tenías que que­darte encerrada en casa... (y) tienes a dónde ir (al zócalo) ... (En Nueva York)¿a dónde voy a ir? ..Napoleón: Simplemente amo Ticuani... Piensa en los recuerdos de allá ycasi te pones a llorar... Oh, si pudiera regresar... enero de este año fue elmejor para mÍ. .. Allá (en Ticuani) no tienes que preocuparte por... si vas aeste barrio nadie te va a decir algo... allá... conoces a la gente... ya sabes...conocen a tu familia y te sientes tan desahogado... cuando llegamos aquÍ. ..te sientes tan deprimido ... te sientes como encerrado... (RS: ...es como unalibertad completa para ser... ¿qué?) Para ser lo que quieres ser, ser la personaque realmente eres, no tratando de ser alguien que no... Acá, caminas con alguieny de inmediato -oh va a haber problemas...Ceydi: Es como una imagen que debes tener aquí (Nueva York)... Puedodejar salir toda mi tensión allá. Hay más naturaleza. Y me gusta aprenderde mi cultura. Es excitante aprender más allá de lo que se espera de ti. Miraza (los mexicanos) simplemente se conforma con las mismas cosas. Notratan de hacer más. Ir a Ticuani me da el valor para continuar educándo­me... No conformarme... En Ticuani puedes dejar salir tus penas -tristeza,felicidad- Nomás ves al padre Jesús y es difícil no llorar... (RS: en NuevaYork, ¿hay cosas que se interponen?) Yeah. Estás tan ocupado que ni siquie­ra tienes tiempo de pensar en Dios. No voy a la iglesia (en Nueva York)(cursivas del autor).

Napoleón y Ceydi describen varios tipos de trabajo emocional de los quese liberan en Ticuani pero a los que están sujetos en Nueva York. La libertadde este trabajo emocional les ofrece una experiencia más auténtica de sí mis­mos en Ticuani. Al poseer un espacio seguro en el zócalo (al que se refirió an­tes Ceydi) no sólo los padres pueden hacer más laxas sus restricciones, sinoque los jóvenes se sienten propietarios de Ticuani y de los rituales de adoles­cencia. Esos sentimientos de seguridad contrastan de manera notable con laansiedad que les provoca Nueva York, tanto a los padres como a los jóvenes.En Ticuani, no es necesario preocuparse porque uno entre en un barrio equi­vocado, o porque se generen problemas con los compañeros por haber cami­nado con la persona incorrecta. También sienten que son alguien en el mapasocial de Ticuani -la gente los conoce y conoce a su familia. Ceydi dice queaprender acerca de su cultura en Ticuani le ayuda a luchar por sobrepasar las

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expectativas que se tienen de ella como mexicana. También logra conectarsede nuevo con las personas que había perdido, en especial su abuelo, con quiense sentía muy cercana y murió en Ticuani mientras ella estaba en Nueva York.Ceydi incluso se siente más cerca de Dios y tiene tiempo para pensar acercade Él y para ir a la iglesia.

Más importante, quizá, es que Ceydi y Napoleón sienten que no les es ne­cesario el trabajo emocional de disociarse de sus propios sentimientos en Ti­cuani como deben hacerlo en Nueva York. Nótese el estrecho vínculo entre loque dice Napoleón cuando declara que en Ticuani eres libre para ser "quienrealmente eres" y lo que señala en el sentido de que la gente comentará o teconfrontará acerca de con quién caminas en Nueva York. Ceydi también diceque en Nueva York "hay una imagen que debes conservar". De nuevo tomamosaquí el argumento del filósofo francés Merleau-Ponty de que realizamos a nues­tro verdadero ser en la relación con los demás. Para Ceydi y Napoleón, estotambién significa experimentarlo en las relaciones con las imágenes positivasde mexicanidad en Ticuani, en vez de con las de Nueva York que con frecuen­cia son negativas. En Nueva York uno debe hacer el trabajo emocional de pro­yectar una imagen que evite que los otros te confronten; esto se convierte enparte de la experiencia física y emocional del propio ser, por ejemplo, al cami­nar con alguien más. En Ticuani no necesitas hacer esto; puedes bajar la guar­dia, dejar que descanse tu "proyector de imagen emocional". Esta posesión deun espacio cultural y físico donde se es libre de esos desafíos permite a estos jó­venes ser "quien quieres ser" por un momento. No necesitar de ese trabajoemocional abre posibilidades para lo que llamo "experiencias encarnadas depertenencia" en Ticuani de maneras que no son posibles en Nueva York.

Trabajo emocional y propiocepción social:

la experiencia de los regulares acerca

del regreso de los pandilleros

El surgimiento de los pandilleros ha cambiado la experiencia encarnada del re­greso para los regulares de la segunda generación, lo cual ha requerido que enTicuani lleven a cabo trabajo emocional al estilo del que suelen hacer en NuevaYork. Así como los rituales religiosos generaron un contexto para sentirse liga­dos a los padres a través de la experiencia encarnada, el cambio en el contex­to de Ticuani altera el que tienen de sí mismos los regulares que retornan. Ade­más, estos cambios afectan todo el proceso que se da simultáneamente en laadolescencia transnacional, incluidos los factores de la masculinidad y la femi­nidad. En la cita que sigue, Napoleón y Ceydi discuten cómo los cholos han al­terado para ellos el retorno a Ticuani.

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"iPOR QUÉ HABRíA QUE ECHAR A PERDER UN BUEN LUGARl" 315

Napoleón: Allá está comenzando a ponerse como aquí... Mejor debes estarlisto porque alguien puede decirte algo... igual que sucede aquí... 263

Ceydi: ...ya no puedes caminar con tanta confianza - "de que nadie se mevaya a plantar enfrente" (Stop uP).Napoleón: Como siempre esperar lo inesperado... Siempre pensar -comosiempre hago cada vez que salgo o algo así (en Nueva York)- si vienen con­migo ya sé qué hacer -simplemente no decir nada y seguir caminando...Ahora allá tienes que caminar con la misma imagen con la que caminasacá... Ahora de repente la gente te mira como si fueras un extraño, ¿ves?...te miran realmente muy mal... quieren comenzar contigo. Quieren teneruna pelea...RS: ¿Qué hay de diferencia con los tipos de las pandillas allá, que no pasa­ra antes de que ellos fueran?Napoleón: Ahora se me plantan enfrente. Igual que como piensas aquí,cuando vas a una fiesta (o) vas a otro barrio, tienes que pensar lo mismoallá...Ceydi: Tienes que usar la misma mentalidad con la que caminas aquí... peroallá ... Debo cuidarme. Protegerte, asegurarte de que estás segura. Asegu­rarte de que nadie... te falte al respeto, también...RS: Antes... ¿nadie trataba de faltarte al respeto?Napoleón: Antes ni siquiera tenías que pensar en eso.

Este largo intercambio muestra cómo la propiocepción social y la experien­cia encarnada de los regulares que retornan se ven afectadas por los cholos y eltrabájo emocional que ello los obliga a realizar. Napoleón habla acerca del mo­do en que para ellos Ticuani se ha transformado, de ser un lugar "calmado" auno "loco", donde se debe estar en guardia, ser cuidadoso con las amenazas depeligro físico o de "falta de respeto". De ahí que actualmente en Ticuani él yCeydi deban "esperar lo inesperado" y andar con el mismo bajo nivel crónicode alerta que adoptan en Nueva York, siempre con un plan para responder encaso de que se les confronte. Ahora deben hacer el trabajo emocional de pro­yectar la misma "imagen" y la "misma mentalidad" en Ticuani que en NuevaYork. Antes, no tener que hacer tanto trabajo emocional era algo que aprecia-

26' En este párrafo cambié tres palabras del inglés para dejar más claro para los lectores lo que diceNapoleón. Él dice "you better make sure that somebody's gonna say something...", lo que he cambiadoaquí por "you better be ready... ", lo que expresa su significado de una manera más fácil de entender paralos lectores. Más tarde dice "The pueblo doesn'l have to go through... " lo que he cambiado por "should­n't have to ... " por la misma razón. Confío en que estos cambios sean correctos porque le pregunté si esoes lo que él denotaba y me dijo que sí, además, porque he visto que construcciones similares se utilizanen otros contextos para transmitir significados que sólo tiene sentido cuando se "traducen" para los lec­tores de este modo. También.he hecho sustituciones similares en la siguiente cita larga de Napoleón, cam­biando por "be ready" "make sure".

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ban de Ticuani, algo que sientes se perdió por la presencia de los cholos Por lotanto, ellos concluyen que "allá se está haciendo como aquí", lo que les quitaun refugio a la necesidad de presentarse tan fuertes como deben hacerlo enNueva York. Si bien antes les fue necesario hacer algún tipo de trabajo emocio­nal al presentarse -esa negociación de su mexicanidad frente a algunos nativosde Ticuani que los llaman "turistas"- éste no era tan duro ni se sentían tan ame­nazados, tanto emocional como físicamente. Napoleón dice que ahora "tienesque pensar lo mismo en Ticuani que en Nueva YorK". A donde quiera que va­yas -"a una fiesta" o "fuera, para ir a otro barrio"- debes vigilar la posibilidadde peligro y de falta de respeto. Estos sentimientos tan poderosos afectan laadolescencia transnacionalizada que ha surgido entre los ticuanenses de la se­gunda generación y les altera la experiencia de su propiocepción social.

Esto es particularmente marcado para los varones jóvenes de la segundageneración como Napoleón, quienes se convierten en blanco de los jóvenes ti­cuanenses nativos que desean afirmar su masculinidad al plantarse enfrente delos neoyorquinos que retornan. Estos son encuentros muy cargados emotiva­mente. Es frecuente que los adolescentes locales nativos de Ticuani sean muypobres, que muchos se hayan quedado en ausencia de sus padres, además deque su ropa permite identificarlos fácilmente en cuanto a su carácter de localesy a su pobreza. Se burló de estos jóvenes en una conversación posterior dicien­do que ellos utilizaban "air chanclas" o "air huaraches". En vez de los caros za­patos tenis Nike air que usan los de Nueva York, estos locales utilizan huara­ches -sandalias de campesino con piel de cabra- o chanclas-sandalias baratasde plástico a las que con frecuencia se les llamaflip flops en Estados Unidos. Elchiste de Napoleón yuxtapone de manera a la vez cruel y hábil un símbolo desu poder y modernidad como neoyorquino, con su envidia y falta de poder eco­nómico como joven de Ticuani pobre y en el atraso. Estos jóvenes nativos ex­perimentan además su masculinidad como cuestionada porque se les etiquetacomo wanabe's por los miembros de la segunda generación que regresan y almismo tiempo, por los cabecillas de las pandillas en Nueva York con los que hancomprometido su lealtad en Ticuani. Efectivamente, Horacio los describió deeste modo: "esos tipos son wanabes ... si los llevaran a Nueva York, llorarían... "En este contexto, los jóvenes de la segunda generación que visitan Ticuani consus tenis, su ropa y sus cadenas de marca, presentan una imagen de moderni­dad y poder que se convierte en un blanco perfecto para ser atacados por losjóvenes locales que con ello pueden probar su hombría. Napoleón experimen­taba esto como un proceso en dos etapas, por el que los pandilleros primero in­fluían en los jóvenes locales, quienes luego cuestionaban a los jóvenes varonesde la segunda generación a su regreso a Ticuani, como era su caso. Los localesven "como superiores" (look up to) a los pandilleros de Nueva York y piensan

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"tengo que mostrarle que puedo hacer lo mismo que él". Esto ha "empeoradolas cosas" para Napoleón y otros jóvenes de la segunda generación que regre­san, porque "los jóvenes tienen más palabras allá, llegan a faltarnos más al res­peto... eso no me gusta... se ponen muy listos contigo... son encabronadamentelistos". El análisis de Napoleón respecto a los efectos de los cholos en la cultu­ra juvenil ticuanense, encuentra un eco en los realizados por don Andrés, expresidente de Ticuani, y Pedro, el primer miembro de una banda que regresóa Ticuani.

A Napoleón se le plantaron enfrente con mayor frecuencia que a otros jó­venes de la segunda generación que regresaban debido a que es físicamente pe­queño y no se retira, y porque su novia, Marqueza, estaba con él en Ticuani.Confrontar a Napoleón era una manera perfecta para que los wanabes localesse probaran a sí mismos: podían contar con que mordería el anzuelo de su de­safío, tenía una novia que era deseada por otros jóvenes y no era físicamenteimponente. No obstante, era de Nueva York y por tanto encarnaba un poderque les estaba vedado a muchos de ellos -poder de irse de Ticuani con rumboal norte cuando quisiera.264 Napoleón relata un ejemplo específico en el que loswanabes locales ligados con los "Mixtecos locos" le chiflaron a su novia cuandocaminaban los dos juntos en Ticuani. En este caso, los miembros de los "Mix­tecos locos" que visitaban Ticuani no estaban ahí, pero sí estaban varios de losmiembros de la extensión local.

Napoleón: Estaba una vez en la (parada del) camión (en Ticuani) ... Co­menzaron a chiflarle a mi novia... y yo me pongo, ¿a quién le chiflan? Mepongo ¿a quién le están chiflando? Y sólo me veían: pues a tu vieja. Y enton-ces me enojé Tenían como 16 o 17, más o menos de esa edad. Eran tiposde la banda amigos de Horacio, pero los muchachitos...RS: ¿Eran tipos wanabes?Napoleón: ...Es la palabra perfecta para lo que son... Eran muchachos delos pueblitos, tratando de ser como los de Nueva York. .. Tratando de vestir­se como ellos... Hacen como: este muchacho es de Nueva York, déjame po­nerme listo con él. Mostrarle lo bueno que soy... ¡Oh! me le planté enfren­te a un muchacho de Nueva York. Me vi como, muy grandote.Ceydi: Y luego dicen: "No, el güey ni hizo nada".

La historia de Napoleón muestra varias dimensiones de la cultura juveniltransnacional. Evidencia claramente cómo las pandillas de Nueva York se hanestablecido en una posición social privilegiada en Ticuani, donde varios jóve-

""Véase Massey y Jess, 1995, acerca del poder de irse.

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nes locales quieren convertirse en "verdaderos" miembros de las pandillas. A lavez, los "muchachos de Nueva York" que regresan, a la manera Napoleón, sonutilizados como una medida frente a la que estos wanabes se ponen a prueba.Además, estas tensiones resuenan con las diferencias sociales entre los jóveneslocales de mayor estatus relacionados con los neoyorquinos de movilidad as­cendente y los de menor estatus, los "muchachos de los pueblitos" que a me­nudo se relacionan con los pandilleros que regresan o los migrantes menos exi­tosos. Estas tensiones se dan por el gran valor que los adolescentes ponen enla hombría, la clase y la mexicanidad auténtica de los jóvenes miembros de laspandillas, los regulares y los jóvenes locales. El comentario de Ceydi, por ejem­plo, respecto a que los jóvenes pandilleros locales dirían "el güey ni hizo nada"hace uso del lenguaje que utilizarían los varones mexicanos en la Mixteca paraestablecer relaciones de confianza o dominación. En este contexto, güey deni­graría a su objeto al dejar implícito que Napoleón era incapaz de defendersepor ser literalmente tonto como un buey, o porque temía la confrontación físi­ca. Un verdadero ranchero mexicano se defendería verbalmente y al mismotiempo no temería la amenaza que pudiera provocar la agresión física. De ahíque Napoleón sintiera que no tenía más opción que responderles para prote­ger su masculinidad, en especial frente a su novia en Ticuani, un lugar en elque los acontecimientos tienen un significado exagerado.

De manera sorprendente, puedo vincularme en forma directa con las histo­rias de Napoleón y ofrecer un ejemplo. Durante el 2002 regresé a Ticuani para laboda de Homero y caminé junto a él mientras desfilaba con sus amigos y pa­rientes, según marca la costumbre, hasta la casa de la novia la noche anterior ala ceremonia religiosa, cuando se hace la breve ceremonia civil. En la fiesta, mepuse a servir las cervezas y las bebidas no alcohólicas con los otros hombres,asegurándonos de que todos los huéspedes tuvieran suficiente de tomar (noparticipé en servir los platos de comida porque esa es una tarea de las mujeres).Conocí a varios de los miembros de la pandilla local, jóvenes en sus primerosaños de adolescencia, ante quienes me presentaron como amigo de Homero.Más tarde esa misma noche, uno de esos jóvenes se sentó y, un poco tomado, co­menzó a platicarme, primero muy amigable y luego tornándose más agresivo. Mepreguntaba repetidamente "¿me entiendes?", una pregunta que con frecuenciase convierte en una provocación que sugiere que quien la plantea te hará en­tender si no estás de acuerdo. Parecía buscar en mis comentarios alguna formaen que yo le faltara el respeto a él, a Ticuani o a México. Por ejemplo, me pre­guntó si me gustaba Ticuani aunque yo fuera de Nueva York -pero lo hacía deuna manera en que insinuaba su sospecha de que realmente no me gustaba. Lecontesté que realmente me gustaba Ticuani y que había regresado durante añosy mencioné a algunos amigos adultos de ahí, incluido Homero, diciéndole que

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me trataban como si fuera otro hermano o hijo de ticuanenses. Aunque pudehacer que la situación se tranquilizara, me di cuenta de que habría sido muy di­fícil para alguien como Napoleón explicar quién era sin que se le humillara. Elque este joven en apariencia buscara una discusión que le diera un pretextoperfecto para sentirse insultado y luego atacar, verbalmente o de otra forma,dados el contexto y la persona de que se trataba, es de hacerse notar. Estába­mos en mitad de la boda de un cabecilla de su pandilla y él estaba intentandoprovocar a alguien que, según todos los indicios, era un adulto pleno y física­mente mucho más corpulento que él. Me había visto hablar y reír con Homeroy con otros adultos, incluido el presidente municipal, quien realizó la ceremo­nia. Aunque por lo regular la gente se dirigía a mí con el término "joven" (for­ma de dirigirse a un hombre desconocido de poca edad) y acababa de entraren los 30, lo que ya no es el caso. En el momento de este incidente tenía 38años, algunas canas en las sienes, medía un metro ochenta y pesaba unos 90 ki­los, era unos 20 años mayor que mi interlocutor quien, me dijeron después,tendría unos 15 o 16 años de edad. El encuentro en algunos momentos se tor­nó tenso y sentía que me enojaba con ese joven y estaba a punto de perder lapaciencia con él, aunque a la vez me ponía nervioso en cuanto a lo que él pu­diera hacer. El encuentro fue instructivo en cuanto a la forma en que funcionanlas dinámicas de confrontación y cuánto trabajo emocional requieren. 265

Este encuentro me dio también la posibilidad de reflexionar acerca de cómoel sentido emocional y físico de sí mismo, y la propiocepción social puede alte­rarse por esos desafíos. Mi ira ante los intentos de este joven por distorsionaralgo que yo dijera para convertirlo en una ofensa, se convirtió en una interrup­ción en el flujo de sentimientos de esos días. 266 Estaba contento de haber regre­sado para estar presente en la boda de Homero y haber desfilado con él cuandollevó la cabra a casa de su novia. Pasó mucho tiempo conmigo durante esta ca­minata y aun más tarde, a pesar de que le di varias oportunidades para que seretirara. Estaba feliz de verme y quería decirme cómo le había ido en la vida des­de la vez anterior en que hablamos, con muchos cambios políticos, incluidos sucompromiso y matrimonio. También estaba contento de regresar a Ticuani ysentirme como la persona pública, "el gringo", que tiene amistad con muchosticuanenses, desde el presidente municipal hasta el pandillero que regresa. Losdesafíos de este joven amenazaban con cambiar mi categoría para hacerme un"forastero" irrespetuoso. Claro que todavía era un forastero, aun cuando sintie-

'65Por supuesto que el trabajo emocional que necesita realizar Napoleón, unjoven de la segunda ge­neración que regresa a Ticuani, no es exactamente el mismo que necesito realizar yo, primero como unjoven estudiante de doctorado y luego como profesor estadounidense, adulto y blanco, En publicacionesposteriores reflexionaré sobre esto,

'""Me baso de manera laxa en Csikszentmihalyi, 1990, 2000.

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ra esta corriente de alegría y que este joven me lo recordara era lo que molestabatanto. De ahí que mi sensación de ser alguien que tiene un lugar real en Ticuanifuera interrumpida por este joven, tuve que dejar de divertirme y ponerme a tra­bajar en resolver esta situación potencialmente seria. Al hacerlo, debí hacer eltrabajo emocional de negar, en el exterior, que estaba enojado, poniendo en cam­bio la cara del entusiasta investigador. Su postura acababa, en el contexto inme­diato de nuestra interacción, con cualquier reconocimiento de mi historia en Ti­cuani y mi "derecho" a estar ahí. Me empecé a enojar que él no supiera, o no leimportara, que yo era alguien ahí. ¿No me había visto caminar y reír con Ho­mero?, han el presidente municipal?, ¿con muchos otros?, ¿no sabía que habíaestado viajando a Ticuani probablemente desde antes de que él naciera? Meobligué a no mostrarme alarmado, sentarme relajado en la silla y resolver la si­tuación. Pero también pensé en lo difícil que sería para Napoleón negar su eno­jo, y por tanto sentir que arriesgarse a traicionar su masculinidad, a la vez quepensaba en la forma que su experiencia de su ser físico y emocional sería diferen­te en un Ticuani plagado de tales desafíos, un lugar en el que antes no existían.

Mi vivencia también da pie a la reflexión sobre la propiocepción social y lasalteraciones en las relaciones sociales. Supe que la situación se empezaba a po­ner seria cuando las demás personas en la mesa, todos miembros de la segun­da generación de ticuanenses que regresaban al pueblo, giraban el cuerpo parano darnos la cara, o vernos sólo en un ángulo oblicuo, de modo que no nos dabanla espalda pero sí marcaban con su gesto el estar fuera de la situación. Tambiéndejaron de hacer contacto visual conmigo. Me di cuenta de que había quedadoatrapado en el espacio social de evitación y distanciamiento social que antes ha­bía visto se creaba en torno a los cholos. Pero también sabía que estaban escu­chando y que me ayudarían si las cosas realmente se salían de control. Cuandoal fin se fue el joven, la gente de la mesa se volvió otra vez hacia mí y me pre­guntó, "¿qué pasó con él?" Esta pregunta marcó el regreso a la interacción so­cial anterior e igualmente mi retorno al espacio social "regular". Al experimentarsus reacciones a la situación reforzó mi experiencia del riesgo de la situación yel distanciamiento y el aislamiento social de los cholos.

Respuestas al pandillerismo en Ticuanlpor parte de la segunda generacióny de sus amigos de Ticuani

Los regulares de la segunda generación y sus amigos locales de Ticuani por logeneral evitaban las confrontaciones con los cholos de tres maneras. Se asocia­ban con hombres más grandes, en especial miembros "retirados" de las pandi­llas que podían suscitar el respeto de los cholos sin pelear. También ejercían las

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prácticas de la deferencia o la distancia social en los espacios en que la proxi­midad de los cholos no se podía evadir, o evitaban por completo a los cholos alsoslayar espacios donde pudiera haber contacto con ellos, o bien, se iban cuan­do éstos llegaban. Sin embargo, algunos regulares y sus amigos que regresabana Ticuani se negaban a ceder ante ellos y "sostenían la mirada" ante las "miradasduras" de los cholos e incluso peleaban. Estas prácticas ayudaban a generar lasensación del ya mencionado tiempo social acelerado y constituían los vehícu­los ideales para demostrar diversas formas de masculinidad y pertenencia.

Evitar el confliao por los medios necesarios

Los métodos de los regulares para negociar en sus relaciones con los cholos re­cuerdan el análisis clásico del sociólogo Erving Goffman acerca del estigma,con una curiosa inversión del poder. Para Goffman, la gente estigmatizadaaprende a manejar su estigma, por ejemplo al "pasar" como miembros del grupono estigmatizado, o intentando manejar el flujo de información que los desa­credite. Carecen del poder para oponerse a lo que otros consideran la legitimidadde su estigma y por ello deben conformarse con manejar una dura realidad. Loscholos que regresan pueden ser estigmatizados por las sociedades más ampliasde Ticuani y Estados Unidos, pero también tienen poder y cierto atractivo so­cial, en especial entre los jóvenes ticuanenses más pobres que viven ahí todo elaño. Como ya estuvieron en Nueva York, son modernos; al ser parte de unapandilla encarnan una peligrosa masculinidad. De manera similar, aun cuandola mayor parte de los regulares teme a los cholos, eso no significa que carezcande poder. Pueden, y lo hacen, negarles reconocimiento o aceptación, una ne­gativa que los cholos resienten profundamente. Mientras que los regulares in­tentan establecer una distancia física, moral y social entre ellos y los cholos, porsu parte los cholos proyectan una imagen de dureza y una narrativa alternati­va de la migración y el retorno. También logran cierta legitimidad debido a quesu narrativa más cruda de lo que significa la migración encuentra eco en las du­ras experiencias de vida de muchos jóvenes en Ticuani, de una manera que noestá presente en la narrativa positiva típica de la migración. En tanto que losjóvenes de Ticuani, en especial aquellos cuyas familias se fueron antes o quie­nes regresaron contra su voluntad, desean migrar. también reconocen que elloles representa problemas frente a los cuales los cholos les prometen protección,y un sufrimiento que se valida y se expresa en la narrativa de los cholos. Portanto, el proyecto alternativo de los cholos no sólo rechaza el riesgo de ser juz­gados como un fracaso para aquellos que no logran un éxito convencional enla narrativa de los inmigrantes, y en cambio les ofrece una retórica alternativade confirmación propia. Los cholos tienen la amenaza de la fuerza y del honor

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del macho, pero carecen del poder para ganar la posición social que a la vez de­sean y rechazan. Los cholos, al mismo tiempo que se oponen al estigma, lo ma­nejan. Por su parte, tienen la tarea de hacer el trab~o emocional de desear laaceptación social a la vez que parecen evitar y desafiar a quienes den la aparien­cia de negárselas.

La primera estrategia de los regulares era asociarse con hombres mayoresque pudieran suscitar el respeto de los cholos sin pelear. Vi cómo operaba esadinámica con Pepe, quien tenía unos 30 años y había sido uno de los "pandi­lleros originales" de los "Rancheros de Brooklyn" durante los años ochenta ynoventa. Dejó la pandilla, se enlistó en el ejército, se casó y tuvo hijos. En elaño 2000 regresó a Ticuani para sus vacaciones. Aunque él y otros me dijeronque ya no estaba activo en la pandilla, veía a los cholos en las ligas deportivasen las que todavía jugaba. Pepe me dijo que como antiguo oficial, los cholos"me respetan". Además conservaba una bien ganada reputación de ser duro eimpredecible cuando sentía que se le faltaba al respeto. En Ticuani, los regula­res más jóvenes lo utilizaban como una base de seguridad y lo buscaban des­pués de que aparecían los cholos, pero antes de que empezaran los problemas.Pepe me dijo que sabía que los cholos no lo molestarían a él, su familia o susamigos si estaba o se le había visto con ellos.

Una segunda estrategia de los regulares era evitar el contacto social con loscholos aun cuando la cercanía era inevitable en situaciones como los bailes. Eneste caso, la distancia social se manifIesta en el modo que los regulares y los lo­cales se relacionarían con los cholos. De ahí que la mayor parte de las mucha­chas que regresaban de Nueva York no bailaran con los cholos, muchos cholosno bailaban en absoluto y meramente se quedaban en una orilla, tomando ymirando. Es de señalar que, cuando los miembros de mi equipo de investiga­ción hablaban con los cholos, nuestros amigos del grupo de regulares no hacíancontacto visual con nosotros, ni nos hablaban o se acercaban. Nos advirtieronque no creyéramos nada de lo que dijeran los cholos -"son mentirosos"- y quelos evitáramos, a ellos y al peligro que representan. Aunque con frecuencia lohicimos así, de todos modos nos las arreglamos para desarrollar relaciones conalgunos de ellos. Las notas de Griscelda Pérez y su trabajo escrit0267 para esteproyecto lo describen:

En Ticuani, cuando llegaban los pandilleros, algunos de nuestros infor­mantes nos advertían que debíamos irnos pronto de la fiesta o el lugar enel que estábamos. Sin t"mhargo, esto se daba sólo en los casos en que seacercaba el final de la noche y no había mucha gente en los alrededores.

"i7 Griscelda Pérez. notas de campo en el proyecto de la segunda generación, 1999, p. 5.

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Sus actitudes eran simplemente que nos fuéramos y no preguntáramos.Cuando Joy vio que se aproximaban a mí, no podía creer que yo les habla­ra. Me pidió que no la presentara porque no le gustaban los "Mixtecos lo­cos" y tampoco quería conocerlos. En otra ocasión, Lazario interrumpió deinmediato su conversación cuando vio que uno de los pandilleros se meacercaba.

Después supimos que Joy había sido perseguida por los "Mixtecos locos"en Brooklyn. Otros hombres y mujeres adultos de más edad advertían a sus hi­jos adolescentes que no interactuaran con los pandilleros y no los confrontaranporque sería peligroso.

Tuve experiencias similares al hablar con los cholos. En un caso, estaba sen­tado en el zócalo hablando con Dionisio, quien había vivido varios meses en Ti­cuani. Mientras hablábamos, más de 15 jóvenes locales o de los que regresabande Nueva York, pasaron junto a nosotros, pero sólo dos saludaron abiertamen­te, mientras que sólo uno, que además conocía a Dionisio, se detuvo a platicar.No obstante, en los días siguientes, varios de los mismos jóvenes hicieron co­mentarios sobre mi conversación con Dionisio. Él me platicaba acerca de unamigo de su pandilla que le había disparado pero no lo había denunciado antela policía porque estaba borracho y se iba a casar la siguiente semana. Los jó­venes que pasaron sin saludar habían estado escuchando -no podían creer queDionisio hablara acerca de eso tan abiertamente en el zócalo ni que hubieradejado pasar todo el asunto. Ellos decían: "dejar que tu amigo te dispare es de­masiado; está loco". Otros que no habían hablado al pasar, posteriormente meadvirtieron que tuviera cuidado. Aun cuando mantenían su distancia social, es­cuchaban.

Estas interacciones hacen necesarias dos formas de trabajo emocional delos regulares, que se dan como resultado de tipos particulares de propiocepciónsocial. Los regulares deben primero disimular su miedo a los cholos, lo que ha­cen con tácticas de evitación al estilo de Nueva York, al desviar la mirada y con­servar el cuerpo en una tensión casual, una naturalidad forzada. Pero tambiénrealizan el trabajo emocional de manifestar su ira y su poder social de manera"oculta", al tratar a los cholos como socialmente invisibles, evitándolos o igno­rándolos. Por ello, los amigos que pasaron junto a mí en el zócalo mientras ha­blaba con Dionisio tenían la experiencia encarnada de una escucha atenta quese conjugaba con una profunda desconexión social en un lugar donde solíanunir estas cosas. Estaban acostumbrados a tener todos los sentidos alertas y es­tar enganchados por completo socialmente. Para los miembros de la segundageneración que regresaban, el zócalo es un lugar de pertenencia que se ha en­rarecido y caminar en torno a él es quizá la expresión física y emocional más

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importante de pertenencia -recuérdese la sorpresa de Linda cuando decía queno estaba soñando cuando realmente se encontraba en el zócalo de Ticuani; elque está organizado para facilitar la interacción social. Tiene un sendero exte­rior rectangular de grandes proporciones, rodeado de bancas; en el interior seencuentra un quiosco (donde se venden botanas), conectado con el rectánguloexterior por varios senderos pequeños. El efecto es el de un rectángulo que ro­dea un círculo, conectado por una estrella de senderos. Cuando la gente cami­na por el rectángulo exterior o los senderos que llevan al quiosco, se detieneny hablan con los que están sentados en las bancas o en las jardineras de los sen­deros. Además, el rectángulo bordea por un lado con la carretera local, y porlos otros con el mercado, el palacio municipal y un área abierta que durante lafiesta alberga puestos y juegos de video. En consecuencia, al caminar en derre­dor del zócalo, se recorren los diversos mundos sociales de Ticuani: primerouno se encuentra con un grupo de adultos que han regresado de Estados Uni­dos que habla con sus contrapartes locales, luego a uno de niños locales enedad escolar, después a un grupo de regulares de la segunda generación quehabla con sus amigos de Ticuani y posteriormente a los cholos, todos en un es­pacio reducido. Esta descripción da a las palabras de Ceydi y Napoleón, en elsentido de que caminar y actuar de la misma manera que como lo hacen enNueva York, un significado más intenso e incluso palpable. Al tener que pro­yectar su rostro de Nueva York y caminar con su forma de hacerlo en NuevaYork, experimentan una pérdida de su anterior fluidez en la experiencia físicay emocional, que les era tan preciada en ese espacio.

En tercer lugar, los regulares se iban a otro lugar cuando los pandilleros seacercaban o hacían notar su presencia. Tal estrategia de evasión se convertía enuna especie de minuet cuando la fiesta estaba por terminar, en el lapso en quelas miradas duras se repetían o se intercambiaban golpes con algunos regula­res en tiempo socialmente acelerado. La boda de una mujer ticuanense nacidaen Nueva York, con un hombre de la ciudad de México, se convirtió en ocasiónpara un tenso encuentro entre los regulares y los cholos. 268 Las bodas por lo ge­neral son acontecimientos públicos en los pueblos pequeños de México, yquien quiera puede asistir y comer. Esta recepción se dio en la cancha de bas­quetboljunto a la carretera principal y después de la cena los invitados empe­zaron a bailar. Llegaron los cholos y comenzaron a lanzar miradas agresivas aNapoleón y las mujeres de nuestro grupo les pedían que bailaran con ellos. Lamayoría se negó a hacerlo y una de ellas les dijo que eran demasiado groserospara bailar con ellos. Al ver que la tensión crecía, Jericó, el primo de mayor

'6HPOCO tiempo después me describieron la situación Jericó y Napoleón, y luego otra vez, un día mástarde en una entrevista con los dos, igualmente hicieron otros miembros del equipo de investigación quese encontraban en la boda (notas de Sara Guerrero-Rippberger, 2000; notas de Griscelda Pérez, 2000.

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Foto¡.¡rafía IR. El z6calo de Ticuani en 2004. El diseño cid zócalo, con SIIS sencleros, permitió la in­teracóóll social de la ¡.¡ente, transitando alrededor)' a travó de él.

edad del grupo, dUo a los otros que iba a los gallos y todos debían ir con él, locual hicieron. Supe de este encuentro cuando el grupo llegó a los gallos, don­de yo estaba. Napoleón empezó a decirme que quería regresar las miradasagresivas a los cholos, pero que fue entonces cuando Jericó le dijo que se fue­ra. Al escucharnos hablar, Jericó se metió y le dUo a Napoleón: "Ya te dUe, <<00

seas estúpido, porque si hay problemas no vaya estar yo ahí»". En una entre­vista conjunta de regreso en Nueva York les pedí a Napoleón y aJericó que mecuentan cómo habían entendido esos eventos.

Jericó: Me estaba preocupando que... fueran a comenzar con mi primo Na­poleón ... me estaba diciendo que aquellos tipos lo seguían mirando, así quele dUe, escuchen, vámonos... Pero... porque pusieron una canción, todos que­rían regresar a la fiesta. Pero yo decidí que no, ya me dUiste que esos tipos teestán mirando duro... así que nos vamos... Napoleón quería regresarse y yo es­taba como, escucha, si quieres regresarte, regrésate, pero yo no vaya estar ahípor si pasa algo malo ... (RS: Sí, dime cómo decidiste eso... ) Pensaba que sialgo les pasaba a mis primos entonces la culpa era mía. Mis tías y tíos me echa­rían la culpa de todo, sabiendo que soy el primo mayol~ que debía ser más res­ponsable y cuidarlos... asegurarme de que llegaran a casa... bien y seguros. Así

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que se me ocurrió todo eso y, francamente, no soy una persona a la que le gus­te buscar problemas, así que cuando veo problemas trato de evitarlos. Por esoestaba tratando de hacer que Napoleón... también evitara los problemas.

Esta historia ilustra claramente la estrategia de evasión y poner distanciasocial y física de por medio entre los cholos y ellos. Jericó también ejerció unaautoridad masculina y familiar específica y responsabilidad en una situaciónque el grupo veía como peligrosa. Ejerció su autoridad y cumplió con su obli­gación como el primo mayor para resguardar a sus primos. Que todos lo siguie­ran indica su percepción común del peligro y el reconocimiento a su autoridad.Para los cholos, esto confirmaría lo poderosos que eran y lo presumidos queson otros -se fueron porque nos tuvieron miedo y nosotros ni siquiera los ame­nazamos. Estas son dos caras del minuet descrito.

La decisión de Jericó encarna una "masculinidad a largo plazo" con respec­to a los cholos, a través de la cual se evitan los problemas, incluso si los demásperciben que estás perdiendo tu imagen. Pones tu visión en metas de mayor al­cance que superan el contexto inmediato de estos desafíos rituales de la mas­culinidad. La decisión de Jericó impuso una estrategia al grupo, la que limitóla capacidad de Napoleón para seguir con una versión más machista de la mas­culinidad ranchera o una masculinidad chola, para la que estos desafíos son deimportancia y deben ser respondidos de inmediato o arriesgarse a ser un "puto".Si Napoleón hubiera pensado que "lo apoyaba" y hubiera entrado a la peleapara defenderlo, el encuentro se habría dado de manera muy diferente, comosucedió en otros con características similares en los que estuvo involucrado Na­poleón. Ahí donde Jericó ve un problema a evitar, Napoleón ve un reto a res­ponder. En nuestras conversaciones de seguimiento, les pregunté a ambos quédebía hacer un hombre en esa situación. Sus respuestas muestran sus diferentesvisiones de la masculinidad, pero es curioso que cada uno de ellos esté de acuer­do con parte de la otra visión. Le dije a Jericó:

RS: le pregunté a Napoleón lo que significaba ser hombre... en esa situa­ción. Me repitió la misma cosa: "si me vas a mirar agresivamente, bien pue­des plantarte enfrente (Step uP) de mí, porque sin importar que yo sea cha­parro no voy a dejar que me pierdas el respeto mirándome duro". ¿Cuál estu concepción de lo que ser hombre significaba en esa situación?"

Él contestó:

Jericó: Ser hombre es simplemente tratar de evitarlo... Podrían golpearte du­ro... , pero puedes evitarlo y estar vivo al día siguiente. Porque nunca sabes.

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"iPOR QUE HABRIA QUE ECHAR A PERDER UN BUEN LUGARl" 327

Si mi primo Napoleón o alguien se enfrentaba con esos tipos y luego elloshacen algo malo... como golpearte o dispararte, se acabó. ¿Vas a ser atacadosólo porque me miraste duro? Nah, prefiero evitarlo y luego vivir para ver elnuevo, el siguiente día. Por eso le dije a mi primo, "oye, vámonos..."RS: ... ¿No eres menos hombre porque dijiste vámonos de aquí?Jericó: No... porque no necesito probarme, plantarme enfrente de ti y de­cir, "¿por qué me miras duro?" Verme duro, "¿por qué no haces algo?" Nosiento que sea adecuado.

La visión "a la larga" de Jericó interpreta que su masculinidad se sostiene ensu ejercicio, tanto de la autoridad, como de la discreción, conserva una negocia­ción implícita con sus parientes adultos y su propio futuro. Ejerce su liderazgo alalejar a todos del peligro, además, cumple con su responsabilidad ante sus pa­rientes más viejos y más jóvenes al ejercer un mecanismo de control social. Sos­tiene su masculinidad por medio de una postura menos conflictiva que muchosverían como ser "puto" -en efecto, otros de su grupo lo criticaron después antemí diciendo que él debía haber apoyado a Napoleón-, pero a la que ve en térmi­nos de mantener seguros a todos en el largo plazo y hacerlos capaces de buscarel éxito, la hombría u otros bienes, en otra parte -en la escuela, en el cumplimien­to de las expectativas de los padres y en evitar un conflicto innecesario. Inclusohabla de esas confrontaciones como "inadecuadas", con lo que muestra su senti­do de que los hombres maduros ni miran agresivamente ni responden a esas mi­radas, en especial cuando son tantos los riesgos. Aun así, incluso dentro de estanarrativa de la masculinidad, Jericó a veces está de acuerdo con una línea demayor machismo. Al final de la cita, desafía a los cholos ausentes -"¿por qué nohaces algo?"- en vez de simplemente "verme duro". He escuchado aJericó deciresas cosas en otros contextos al comentar acerca de la agresión de los cholos, aun­que sus acciones siempre han ido en la línea de la masculinidad a largo plazo.Pienso que la narrativa más machista es tan dominante entre los hombres ado­lescentes que Jericó debe señalar a su audiencia y quizá a sí mismo, que la visiónque expresa de la masculinidad tiene sus límites y podría permitirle responderde una manera machista, al menos en teoría, si se le presiona demasiado.

Las reacciones más vigorosas de Napoleón estuvieron moderadas por lapresencia de Jericó y sus primas, a quienes sentía que pudo hacer peligrar encaso de haber peleado. Su primera reacción fue también mirar agresivamentea los cholos y defender así su masculinidad. Durante mi entrevista posteriorcon ambos le pedí a Napoleón que me diera su versión de esos eventos.

Napoleón: Cuando bailaba, me miraban, .así que le dije a Jericó ey, si-guen mirándome... como si quisieran hacer algo... Estaba enojado No me

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miren si van a hacer algo... En ese momento estaba como "vámonos" por­que mi primo estaba con nosotros, dos de mis primas y otra muchacha, ha­bía más mujeres que hombres. Estábamos como que debíamos irnos paraevitarlo. No quiero que mi primo se meta en esto, así que lo escuchamos aél Qericó) y nos fuimos. Yo quería regresar porque iban a pensar que esta­ba asustado... pero, ¿saben qué? .. Así es como me fui yo también (igual queJericó)... No tengo nada que probar, Qericó) tiene razón, así que vámonos.Así que nos fuimos, y no lo pensé dos veces hasta que llegamos a los gallos,cuando le dije "Ey, esos tipos (niggas) me estaban viendo duro... no fue só­lo ese día que me miraron duro. Fue toda la semana... Si estaba con mi exnovia), le decían algo. Si andaba solo, me decían algo a mí."

El primer instinto de Napoleón es devolver las miradas agresivas de loscholos, considera plantárseles enfrente y preguntarles si había algún problema.Que no lo haya hecho así lo muestra manejando la situación de una forma queevita aumente la violencia pero refuerza el sistema de significado más amplio.Al mirar recíprocamente con dureza a los cholos y luego decir a sus amigos quedeberían hacer algo en vez de sólo mirarlo, Napoleón muestra que entiende loque el sociólogo Elijah Anderson llama el "código de la calle" y el sociólogoJack Katz denomina la "generación del temor".269 Al responder a las miradasagresivas aumenta el nivel de la confrontación, pero no lo hace a tal grado quelos cholos tuvieran que responder. Al contar la historia a sus amigos los ha de­valuado al describirlos como putos que miran agresivamente pero que no pa­san a las acciones para respaldar los gestos. Al no bajar los ojos se niega a ce­der ante su intento de generar temor en él, defendiendo su honor. Física yemocionalmente Napoleón se siente un hombre fuerte y honorable frente a susamigos. Esta dinámica, sin embargo, siempre trae consigo el riesgo de que al­guien calcule o perciba incorrectamente y se dé el ataque. La dinámica del ho­nor masculino de los cholos y los jóvenes como Napoleón generan un contex­to en el que la confrontación y el riesgo de violencia constituyen una amenazaconstante.

Como sucedió aquí, es frecuente que esta dinámica pierda fuerza debido ala intervención de hombres más viejos o mujeres más jóvenes, o porque los jó­venes protagonistas masculinos piensen en su propia seguridad. Napoleón seretira porque debe proteger a sus primas y a Jericó, a quien ve como un hom­bre más viejo pero menos duro y con menos conocimiento de los conflictos calle­jeros que él. No quiere pelear si hay más "muchachas que hombres" o sólo conJericó, quien no sabría qué hacer. Sin el apoyo de Jericó para desencadenar la es-

'6YKatz, 1988; Anderson, 1999.

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calada de violencia, Napoleón también se permite, dada la proximidad de laamenaza en la boda, adoptar la definición de masculinidad de Jericó cuandodice que no tiene "que probarse". He visto una dinámica similar en otros lugares.Pienso que estos jóvenes algunas veces buscan conflictos en los lugares dondesaben que sus novias u otros parientes, hombres o mujeres, intervendrán paradetenerlos. Si intervienen las mujeres, entonces la disminución de la violencia delos hombres es una forma de ser responsable por sus mujeres. Si intervienenotros hombres, entonces lo perciben como haber escuchado el consejo mascu­lino o haber mostrado la fuerza suficiente para intimidar al contrincante. Noobstante, es de hacer notar que, dados los tipos correctos de contactos socialesy de influencia, la versión de masculinidad de Jericó puede triunfar sobre laotra más machista, incluso en el caso de Napoleón, quien está comprometidomás con la segunda versión. Pero el hecho de que Napoleón tenga dificultadespara mantener esta perspectiva cuando regresa a los gallos -que tema lo veancomo un "puto", e intente atraer a Pepe, el antiguo miembro de una pandi­lla, como apoyo para regresar y confrontar a los cholos- muestra lo seductoraque es para él esta narrativa de la masculinidad.

Esta indecisión de Napoleón entre la visión de la masculinidad más ma­chista y la que considera el largo plazo, muestra también el trabajo emocionalque ha de realizar para intentar aclarar lo que "realmente" siente y cómo estolo conduce a una percepción física y emocional de sí mismo en medio de unconflicto. Se siente enojado porque los cholos lo están mirando, pero debe ne­gar ese coraje y justificar su salida, lo que lo pone en riesgo de verse él mismocomo "puto", una forma de defensa de las mujeres y su primo menos combati­vo. Pero también entiende el punto de vista de Jericó y quiere adoptar esa po­sición. Su percepción física y emocional de sí mismo manifiesta ese conflicto.Recuerdo que en los gallos, cuando Napoleón contaba su encuentro recientecon los cholos en la boda, pasó de desechar la afrenta (en especial cuando ha­blaba con Jericó) y tratarla como algo que no valía la pena, a agitarse y enojar­se al discutir cómo había sentido que le faltaban al respeto con sus acciones yexpresar su deseo de regresar y exigir que lo respetaran. Los músculos del cue­llo se le tensaban al hablar y su cara se enrojecía. La expresión física de Napo­león de esta dinámica emocional también difiere en presencia o ausencia de loscholos. Al estar en presencia de ellos, Napoleón, en efecto, vuelve a las mira­das agresivas, pero no por demasiado tiempo, y luego busca la confirmación yel apoyo de sus amigos. Expresa su ira más físicamente cuando habla con susamigos que cuando regresa las miradas a los cholos. Cuando no está ante loscholos y narra su experiencia, su ira se manifiesta abiertamente de manera fí­sica. Gesticula iracundo y frenéticamente y luego se vuelve frente a un choloimaginario y le grita ey, ¡¿por qué me ves si no vas a decir nada?! Encuentra d,.i-

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fkil contenerse y ciertamente parece disfrutar la sensación física de esta expre­sión kinética de su ira y su masculinidad.270 Con base en esto, dos cosas pare­cen claras. Primero, que no podía conseIVarse de manera estable en una de es­tas posiciones; se inclinaba hacia las masculinidades ranchera y chola, pero nopodía comprometerse en ellas en el contexto del liderazgo de Jericó en la mas­culinidad de largo plazo. En segundo lugar, era claro que la experiencia de símismo era p~ofundamente diferente cuando trataba de "probarse" estas dosversiones diferentes de masculinidad. Su propiocepción social era inestable yalternaba entre las experiencias que le proporcionaban las masculinidades másmachistas y la visión a más largo plazo.

Plantarse frente a otros o retirarse

Otros regulares, al toparse con los cholos, tenían encuentros violentos o muycerca de convertirse en tales cuando respondían a las provocaciones al aumen­tar la intensidad y lo que se ponía en juego. En la mayor parte de los casos sesuscitaban insultos, reales o percibidos, a los que se respondía en especie, aun­que en dos de ellos los cholos les habían pedido sus números de teléfono o quebailaran con ellos a las novias de los regulares. En todos los casos en los que huboviolencia estaba involucrado el alcohol; en los más serios, las familias de los jó­venes que no participaban en las pandillas, inteIVinieron para terminar con laescalada de violencia. Cuando Napoleón confrontó a un joven más grande queél, nacido en El Ganado, por faltarle al respeto y pedirle el número de teléfonoa su novia, se evitó la violencia por la presencia de dos amigos: Lazaría, quienhabló a favor de calmarse, y un primo más grande y de mayor dureza con repu­tación de "apoyarlo" (had his back) de manera definitiva. El rival de Napoleónera un wanabe que andaba con una extensión local de los "Mixtecos locos". La­zario vio las acciones de Napoleón como apresuradas y peligrosas; los primos deJericó buscaron a Napoleón para que no "le fueran a brincar encima". Más tar­de, regresó a ver a su novia Marqueza y otras amigas, quienes tiraron todo el al­cohol que les quedaba para que no se emborrachara más y no se pusiera másagresivo. Marqueza le gritó: "puedo dejarte tomar pero no dejarte enloquecer".Él también le gritó pero más tarde dijo que "lo acepté porque supe que estabaen lo correcto". La confrontación de Napoleón ponía a prueba la autenticidadde su masculinidad ranchera. Ponía a prueba su temeridad frente a su novia ysus primos y amigos, quienes luego lo apoyaron y protegieron. Mostró que el al­cohol había sido en parte la causa de su agresión, que un verdadero ticuanensese torna peligroso si toma y que por ello aceptó que su novia lo tirara.

"0 Este párrafo y algunos similares se basan en mis reflexiones sobre el material de Katz. 1999.

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Toña también tuvo varias confrontaciones con los cholos por su novia. A éllo lastimaron en algunos de estos pleitos, mismos en los que intervinieron susfamiliares y amigos para que terminaran. Pero las tensiones continuaron du­rante la semana y el alcohol siempre estaba presente. No queda claro si la gen­te se emborrachaba y peleaba cuando se desinhibía o si tomaba para disminuirsus inhibiciones y estar listo para pelear. Estaba claro que las mujeres y otrosparientes supervisaban lo que estos jóvenes tomaban para evitar que las con­frontaciones se volvieran demasiado violentas, mientras que los hombres inten­taban probar que eran más machos que los otros frente a las mujeres y otroshombres. Esos pleitos por lo común ocurrían en fiestas, de modo que la emer­gente comunidad mexicana pudiera ser testigo de ello y reconocer que el hombrehabía defendido su hombría, pero también intervenían antes de que las cosasse agravaran demasiado. Los parientes de estos regulares belicosos pensabanque las respuestas agresivas a los cholos eran "tontas" y que llevaban consigo elriesgo de agravarse. Por ejemplo, en 1999, aunque la pelea de Toña fue interrum­pida, los "Mixtecos locos" pintaron sus graffitis afuera de la casa de la abuelade su novia, con lo que le hicieron saber que lo estaban vigilando y que sabíandónde vivía su gente.

Bajar la mirada

Los conflictos de Toña con los "Mixtecos locos" se agravaron en el 2001, comoparte de las tensiones entre los grupos más grandes. En el capítulo 5 expusebrevemente el conflicto entre los Buendía y los Zavala y los "Mixtecos locos",respecto a quién "baja los ojos" ante quién. Pero los Buendía y los Zavala ha­bían visitado Ticuani desde su infancia y sentían que era suyo, sin embargo, suforma de compartir el espacio se había tensado de varias maneras para el 2001.Meter a los cholos como grupo en la ecuación había aumentado las tensiones. Enun caso, a dos de los Zavala algunos "Mixtecos locos" se les plantaron enfrentedurante una fiesta y les dijeron "ustedes no son punks. No le bajan la mirada anadie. Ey, esta es nuestra área. Este es nuestro pueblo. No queremos proble­mas" y les mostraron las pistolas. "Todos estaban armados", dijo Erving Zava­la, quien dijo que él y su primo no se impresionaron, pero no querían pelear:"también traíamos pistolas. Pero odiamos la violencia". Dijo que los "Mixtecoslocos" pensaban que Ticuani era su pueblo y que la fiesta local era como unafiesta mexicana con una semana de duración en la que cada quien se plantabaenfrente de los demás. Al plantarse ante tantos, los "Mixtecos locos" se involu­craban en el uso ranchero de la violencia para defender el honor. Otro de losZavala también me dijo que no le impresionaban las pistolas de los cholos y quesu padre le había enseñado cómo utilizar una pistola: "también tenemos pisto-

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las. Mi padre le dijo, <<la pistola está en la casa. No tengas miedo de usarla si lanecesitas»". El conflicto potencial tenía que ver con la cuestión de a quién per­tenecía Ticuani en realidad y qué tan lejos iría cada lado para probarlo. Es in­teresante que los "Mixtecos locos" frecuentemente llamaran a sus antagonistas"puertorriqueños" aun cuando todos habían nacido en Ticuani o eran hijos deticuanenses. Cada lado se presentaba a sí mismo como participante involunta­rio en el conflicto potencial-simplemente habían venido a divertirse y "esos ti­pos" se estaban metiendo con ellos. En última instancia este sentimiento se im­puso y evitó un conflicto serio.

En el baile de 2001, un "Mixteco loco" se enfrentó a un Zavala, con lo que sesuscitó un pleito entre más de una docena de personas. Al día siguiente, estuveen el calor seco del zócalo de Ticuani durante varias horas con seis Zavala y conuna sensación de despedirnos. En cierto momento unos 20 jóvenes locales de los"Mixtecos locos" pasaron y lanzaron miradas agresivas a los Zavala. Más tarde,llegó un Zavala y le preguntó a uno de sus primos que había estado sentado enel zócalo durante horas: "¿Así que esta mierda ya está aplastada (squashed) o qué?""Aplastar" un conflicto significa llegar a un acuerdo de que no es necesario pe­lear para arreglar el asunto, que ambas partes han hecho las paces o que hanacordado no seguir con las diferencias. Su primo le contestó: "no sé, yo creo queveremos en la noche". Quienes tenían amistades en la otra parte buscaban con­textos en los que pudieran hablar cara a cara, estableciendo el campo para queel conflicto quedara "aplastado". Las tensiones aumentaron todavía más esa no­che en los gallos, pero se diluyeron. Mis notas de campo lo describen:

La bronca continuó pero no llegó a expresarse en el nivel de violencia quepodría haber alcanzado. Por unas dos horas vi mientras los Zavalas y los"Mixtecos locos" hablaban entre sí en la carpa que cubre al palenque de ga­llos. Era una metáfora perfecta. Toño estaba muy involucrado, o intentabaestarlo, y hubo momentos en que las cosas se pusieron muy tensas. De hecho,era un poco atemorizante: en medio de la multitud, al ver la pelea de gallos ycon la música a veces estruendosa, veía también cómo otros miraban -TomásMaestro (el padre de Toño) miraba nerviosamente. Al final, los muchachoslo resolvieron, lo aplastaron.

Ciertamente, la situación era tensa. Los cabecillas de los dos lados estabanfrente a frente, a veces se recargaban en los hombros del contrincante y se seña­laban mutuamente, con los dedos muy cerca de la cara del otro, para enfatizaralgunos puntos. Aunque no gritaban, hablaban animadamente y todos bebían ytemían que aumentara la violencia. Que no se diera la violencia se debió a variosfactores. Primero, ninguna de las dos partes quería en realidad que hubiera vio-

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lencia esa noche. Parecía que perseguían calcular sus fuerzas y cada lado estababien representado. En segundo lugar, por las apuestas, el dinero y la bebida enlas peleas de gallos había muchos policías armados en la cercanía. En tercero, loshombres adultos prometieron intelVenir si las cosas se ponían mal, pero tambiénlos estimularon a arreglar las cosas. Un joven político se negó a la solicitud deayuda de Toña en la negociación o la pelea y bromeó: "le entro cuando comien­cen los trancazos y las puñaladas", pero le dijo que no fuera estúpido, que loarreglaran sin pelear. Al decir esto, confirmó su apoyo a Toña si era necesario ytambién le dio "permiso" para negociar y no pelear sin que con ello perdiera re­putación o masculinidad. Finalmente, estos jóvenes cabecillas enfatizaron su ne­cesidad común de respeto mutuo y acordaron no dar importancia a las ofensasdel pasado en el contexto actual, lo que la socióloga Ruth Horowitz afirma quees un determinante crucial de la violencia o la paz en la resolución de conflic­tos. 271 Este acuerdo se expresó en las posturas físicas y emocionales equitativas delas partes en negociación -como, por ejemplo, se inclinaban sobre el otro al ne­gociar- y con ello denotaban que nadie había de sentirse avergonzado de que seconcluyera la interacción, cuya ausencia hizo más viable la paz.

Estos encuentros ilustran claramente cómo la transnacionalización ha ace­lerado e intensificado esos conflictos masculinos que se sitúan simultáneamen­te en Ticuani y en la vida transnacional a la que silVen de punto de anclaje. Casitodos los jóvenes Buendía y Zavala nacieron o fueron criados en Nueva York yhabían aprendido las reglas de participación en los conflictos entre adolescen­tes. No obstante, estos conflictos y las reglas que los rigen también se basan enlas redes de parentesco de sus padres migrantes y encuentran un eco en las re­glas de la masculinidad ranchera que se encarna en la historia de violencia po­lítica de Ticuani. El conflicto entre los jóvenes Buendía y Zavala es una versiónmenos intensa de las sangrientas rivalidades que durante mucho tiempo hanafectado la vida pública de Ticuani. Es fácil imaginar que estos jóvenes sientenque la sangre "caliente" de Ticuani corre por sus venas, acelerada por el alco­hol. La dimensión transnacional es lo novedoso. La experiencia del tiempo so­cial acelerado y el significado social intensificado que acompañan al retornoaceleran el ciclo de la evolución de esos conflictos sociales. Cada día, cada hora,puede surgir una nueva versión del conflicto, que se transforma para incluir aotros más de maneras novedosas.

Estas negociaciones en los gallos permitieron que se suscitaran experienciasemocionales y fisicas particulares. Si no se habían seguido las tensiones entre lasdos partes y se desconocía el potencial de violencia que contenían, podría pa­recer que se trataba de un grupo grande de amigos que se divertía animada-

271 Horowitz. 1988.

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mente y su charla entusiasta era en el contexto del ritual masculino de apostaren los gallos. Los protagonistas se empujaban físicamente entre sí, señalándo­se con los dedos muy cerca de los rostros para enfatizar sus argumentos, perotambién movían las cabezas vigorosamente mostrando su acuerdo cuando ha­blaban de la necesidad de respeto por parte del otro. Sonreían, se reían y se lle­vaban nuevas bebidas entre sí, mientras que algunos entraban y salían del círcu­lo más estrecho de las negociaciones. Algunos veían a los ojos directamente a losotros y literalmente se hablaban cara a cara. Los cabecillas definitivamente dis­frutaban negociar los términos del respeto y la compostura de los compañerosque ellos consideraban interlocutores legítimos. Mis notas de campo, sin dar­me cuenta, captan este ánimo al decir que "los muchachos" aplastaron el con­flicto, como si estuviera en juego quién ganaría o perdería un partido de beis­bol. Pero incluso en los momentos más álgidos, en definitiva había un sentidode representación teatral en estas interacciones y sus expresiones corporales.Poner las manos sobre los hombros, inclinarse sobre el otro, todas estas mani­festaciones encarnaban una reconocida masculinidad en el contexto de la amistadentre varones. Su propiocepción social era de verdaderos rancheros y verdade­ros cholos que se encontraban en su territorio en un mundo donde existenotros hombres poderosos cuya negociación competente de sus intereses frentea los otros hombres poderosos los hacía sentirse poderosos y fuertes; con elloevitaban el peligroso sentimiento feminizante de vergüenza que el bajar la mi­rada les podía haber producido.

la ~ente no nos quiere

Las experiencias de los cholos que regresan a Ticuani y de los regulares, mues­tran tanto acuerdos como conflictos. Mientras que los regulares a veces sientenque no se ajustan en su medio porque no son lo suficientemente mexicanos, loscholos sienten que no son bien recibidos como cholos, a pesar de haber nacidoen México. Los dos grupos sienten que vuelven a conectarse con México peroa la vez que se cuestiona su posición en Ticuani. Mientras tanto, las historias deretorno de los cholos se vinculan con las que los regulares cuentan de ellos; porejemplo, los cholos perciben correctamente que la gente les teme y los culpa delos problemas de Ticuani y Nueva York. La experiencia de los regulares, de unalibertad y una distancia social comprometidas, es percibida por los cholos comouna afirmación de la posesión de Ticuani por la segunda generación y su ex­clusión social por parte de los miembros de esa generación como generada enque ellos se creen "mexicanos, pero mejores". Además, la narrativa de los cholosha generado el marco para que los conflictos de sus vidas se inserten en la narra­tiva inmigrante, según la cual los miembros de la primera generación y la ma-

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"IPOR QUÉ .IABRíA QUE ECUAR A PERDER UN BUEN LUGAR1" 335

yor parte de sus hijos nacidos en Estados Unidos, viven sus propios conflictos.Estas narrativas contradictorias se combinan con las acciones de los cholos, losregulares y el mundo adulto en Nueva York y Ticuani para generar entre los cho­los un agudo sentido de exclusión y de resistencia social ante ella, lo que en­marca su experiencia del retorno a Ticuani.

Una forma en la que esta exclusión se manifestaba para los cholos era a tra­vés del escrutinio policial dirigido a ellos específicamente, cosa que desde laperspectiva de los locales de Ticuani constituía un intento por reafirmar el con­trol social. Horacio, Homero y Dionisio me dijeron que la gente les temía por­que "piensan que somos criminales, ¿ves? Lo único que pasa es que la policía nosataca a nosotros". En efecto, la mayor parte de los cholos que vivían en Ticuanipor más de unas cuantas semanas, acababan en la cárcel o al menos detenidospor conducta delictiva o por emborracharse. Aunque muchos ticuanenses sonencarcelados por ebriedad y luego se les libera cuando "se les pasa", la policía ylas autoridades municipales me dijeron que su política era confrontar de mane­ra más agresiva a los cholos si parecía que pudiera darse algún problema. Estolo hacían por la seguridad pública y para obligar a los cholos a respetar su auto­ridad y masculinidad. También querían castigarlos por sus muestras ostentosasde riqueza, en especial en el caso del BMW rojo que aparece de manera notableen un incidente acontecido una de las últimas noches de la fiesta de 200 l. Cuan­do todos salían de los gallos alrededor de las 2:30 a.m., tres cholos caminabanpor la carretera principal hacia su casa. Se escucharon varios disparos y una do­cena o más de policías que estaban presentes en los gallos se metieron con difi­cultades, pistolas y carabinas, en una camioneta pick-up y se dirigieron hacia ellugar de los disparos. Unos 20 minutos después, vi a cuatro o cinco oficiales queliteralmente iban montados como comandos de asalto en el BMW rojo descapo­tado. Detrás de ellos venía la camioneta de la policía, en la que venía el cholodueño del carro, rodeado de los otros policías. "Esto no se ve bien", le dije a unamigo. Sin embargo, los policías que habían confiscado el carro regresaron pron­to y me dijeron que cuando habían ido a investigar los disparos los cholos los ha­bían mojado con cerveza. Enojados, los policías habían perseguido a los cholosy habían aprehendido y encarcelado a uno de ellos, mientras que otros dos se es­condieron en las colinas. "Tienen que respetarnos", me dijo un policía y añadióque intentó mojarlos con cerveza "fue una falta de respeto". No obstante, el cho­lo encarcelado, propietario del BMW reapareció en menos de una hora en el zó­calo y se sentó a beber con sus amigos. Me dijo que la policía lo estaba "moles­tando" y añadió sarcástico que "ésa ha sido la única vez que los policías se hansubido a un bímer en su vida". En este pasaje se complace al afirmar su moder­nidad y su mayor poder económico como migrante en comparación con la policíalocal, pero también admite que en Ticuani es vulnerable. Aunque él tiene algo

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que ellos ni siquiera pueden soñar -un bímer rojo- ellos de todos modos pue­den "molestarlo" cada vez que quieran y detenerlo para que les muestre respe­to. Durante el resto de la noche se prolongó la paz entre cholos y policías y leregresaron el carro. Los disparos aparentemente no habían sido el problema, yaque nadie salió herido; el hecho de portar una pistola es visto como una facul­tad de todos los hombres, siempre y cuando no estén tomados. Una vez que secastigó la falta de respeto ante la policía, ya no fueron necesarias otras acciones.

Un asunto que provocó la intervención de la policía fue cuando varios"Mixtecos locos", incluido el dueño del BMW, insultaron a la madre del presi­dente municipal en el 2000 durante un encuentro que me fue descrito con ex­traordinaria simetría por parte de los cholos, el Presidente y los observadoresde la segunda generación. Los cholos tomaban en un bar al aire libre e insul­taron al presidente municipal cuando pasó. Les dijo que lo respetaran comopresidente, pero cuando se fue insultaron a su madre en términos bastantefuertes -"ichinga a tu madre!". Respondió trayendo consigo a la policía, a laque ordenó ponerlos en la cárcel hasta que aprendieran a respetar. Según unparticipante de la segunda generación, el conflicto involucró no sólo a la poli­cía, sino también a hombres adultos y a jóvenes, tanto de los locales como delos que regresaban de Nueva York.

Mi tío, como presidente, sentía que debían respetarlo más. Así que dio vuel­ta en "U" y regresó a donde estaban los oficiales de la policía y le pidió alcomandante... "No, arréstame a todos los de la mesa de ahí" ... Todos nossubimos al carro y mi tío se plantó frente a uno de los tipos... en la mesa yle preguntó, "¿qué dijiste?, ¿qué dijiste?" y luego el tipo dijo, "No, yo nodije nada" ... no tienen respeto... el tipo estuvo tres días en la cárcel.

Las diversas narraciones de estos eventos que escuché de parte del presi­dente, sus parientes de la segunda generación y Horacio, el dueño del BMW,

coinciden en presentarlo como un conflicto por la falta de respeto entre hom­bres -"eso es todo, no tienen respeto". En efecto, Horacio me dijo que estabasorprendido por el presidente e impresionado por el valor que mostró al man­darlos a la cárcel. Sabía que había ido demasiado lejos al insultar a la madre delpresidente y éste había utilizado su poder para hacer valer los códigos del ho­nor masculino. El presidente entendió esto como una forma de obligarlos a res­petar Ticuani y las costumbres mexicanas -podrían decir lo que quisieran enNueva York, pero en Ticuani esas cosas te llevan a la cárcel. Finalmente los cholosaparecen aquí como aislados frente al resto de la sociedad masculina de Ticua­ni -los hombres, los jóvenes nativos y de la segunda generación y la policía, to­dos los confrontan para defender el honor de la madre del presidente. Y estos

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",POR Qut HABRíA Qur ECHAR A prRDER UN BUrN LUGAR'" m

jóvenes de la segunda generación enmarcan el enfrentamiento utilizando ellenguaje de los cholos -el presidente "se les planta enfrente" a los cholos. És­tos fueron vigilados todavía más de cerca durante 2000, cuando el equipo espe­cial de seguridad pública de la Policía Judicial estatal patmlló la fiesta de Ti­cuani, con lo que contribuyó a una celebración más pacífica.

Otra muestra de la forma en que los cholos son señalados como desviantesla constituyó la frecuencia con que sus acciones delictivas, probadas o supues­tas, se discutían abiertamente, en comparación con otras. Muchos afirmabancon certeza que habían matado al hombre que apareció muerto antes de la fies­ta de 2000, y utilizaban este secreto a voces para advertirme que me mantuvie­ra alejado de ellos. No obstante, durante el mismo año, al menos hubo otrostres asesinatos, todos perpetrados por el mismo joven miembro de una familiaasociada con el asesinato político en Ticuani. Mientras que estos últimos no sediscutían abiertamente y eran vistos como efectos desafortunados de la sangrecaliente y el alcohol, el supuesto asesinato por el cholo era visto como absolu­tamente aberrante y se le vinculaba con la influencia cormptora de su viaje aNueva York.

Los cholos experimentan su distancia social frente a los regulares que re­tornan y a los locales que disfrutan de cierta comodidad económica en Ticua­ni, como una fuente de orgullo y dolor. Estos grupos se sienten fuertementeatados a Ticuani y a la vez se sienten alienados de él, como ya se vio claramen­te al discutir su expériencia del retorno con Griscelda Pérez y conmigo. Gris­celda les preguntó "¿se sienten fuera de lugar cuando vienen aquí?"

Dionisio: Aquí nos sentimos igual que cuando llegamos allá, la gente no nosquiere. Y no nos quieren tal vez porque somos malos, nos tienen ese miedopor lo mismo de que tenemos tatuajes, nos vestimos cholos, piensan que ve­nimos a matar a alguien, a no sé cómo, pues, aquí la gente que tiene dine­ro no se viste así, no se viste cholo, se visten en una forma de vestirse con sutrajesito, like preppy. Y nosotros no ponemos nuestro traje ... aquí se vistenlos que tienen dinero, según se hacen sus peinaditos aquí medios mamones,o sea, usted sabe, ¿no? ...Aquí la gente presume lo que tiene.Horacio: Pero no estamos generalizando nada, solamente algunos ...RS: ... ¿Qué sienten al estar fuera de lugar en los dos lugares? ..Dionisia: Es que, aquí si nosotros pasamos, la gente no pasa así junto a ti.Horacio: Nada más te ven, te ven como like something raro, como si fuerasun flea or something, ¿no? Porque ellos entienden esto, es otra mentalidad,totalmente diferente. O sea que ellos no piensan, que no se viste así ya ereslo que la mayoría es. Pero la ropa no cambia a uno, es todo lo que está entu mente, that's alt.

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Dionisio: Lo que somos no viene de la ropa, viene de adentro...Homero: O tal vez de que algunas veces llegan muertos, los han matado allá,las pandillas, tú sabes, ellos piensan que somos criminales, pero no, verdad.Dionisio: ¡Somos bandas palomitas! (ríen).Homero: Ellos tienen temor de que se les vaya agredir, pero uno sabe loque hace. Uno no se va meter con un hombre que no esté.Homero: Tú sabes, somos los mejores si nadie empieza a buscar problemas,The sweetest guys. But iJyou start to look for problems, then, yeah...Dionisio: Es como yo con las mujeres, soy un amador, pero cuando me ha­cen enojar o me hacen algo, pues soy el peor hombre que hayan conocidoen su vida.

La ambigüedad de lo dicho en este pasaje refleja el lugar de los cholos enel mundo transnacional de Ticuani. Sufren como exclusión de clase la creenciade que aquellos a los que ellos llaman preppies sean mejores, al igual que la dis­tancia social de la gente que ni siquiera quiere caminar 'Junto" a ellos. No obstan­te, ligadas a sus expresiones de dolor se encuentran las expresiones de ira y alos que ven como formas legítimas de violencia retributiva: "si empieza a bus­car problemas ... " o si "me haces enojar... soy el peor hombre que hayan cono­cido en su vida". De ahí que la exclusión de los cholos en parte sea consecuenciadel miedo y aversión que generan en otros, por la forma en que exigen respe­to y hacen saber que puede desatarse la violencia. Sin embargo, su alienación nosólo se basa en el miedo que les tienen los otros. También es efecto de que susintentos por apropiarse de porciones esenciales de la narrativa del retorno delinmigrante tienen un éxito parcial, de su rechazo por otros migrantes y nativostanto en México como en Estados Unidos, y de lo que el sociólogo inglés PaulWillis llamó una "penetración parcial" de la estructura272 -su comprensión decómo la condición del inmigrante es de escasas oportunidades y gran vulne­rabilidad. De ahí que los cholos sientan que física y emocionalmente son ma­linterpretados en estos rituales de deferencia social como "monstruos" social­mente apartados del resto de la sociedad de Ticuani, aun cuando estén muypróximos a ella. Además, esta experiencia de exclusión la sienten con intensi­dad en cuanto grupo. Ciertamente, experimentan la mayor parte de sus vidascomo elementos de un grupo en el que están con otros miembros de las pan­dillas, y que raramente andan solos en Ticuani o Nueva York porque, en sumundo, caminar solo es ser vulnerable y ser nadie. Por ello, su propiocepciónemocional y física es social en un alto grado porque casi siempre se mueven comogrupo. Ello implica que su experiencia es la de forasteros que se sienten insul-

"'Véase Willis. 1977.

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tados y alienados, que ven la vida migrante como peligrosa y opuesta a ellos,mientras que a la vez se sienten hombres peligrosos y poderosos, que gozan conla deferencia generada por el temor que les tienen los demás. Por ello hablandesde su vulnerabilidad acerca de que no los "quieren" pero proyectan su pre­sencia por medio de su postura, de mantener el contacto visual durante largotiempo y por otros medios. En consecuencia, se sienten tristes cuando narranacerca de ser atacados, pero se ríen después de que Dionisia dice que son "pan­dillas pacíficas".

Sólo Hornero nació en Ticuani, pero fue criado en otro lugar de Puebla.Horacio nació y fue criado en otros estados de México, pero pasó buena partedel tiempo en Ticuani cuando era más joven y tiene muchos parientes ahí, conlos que mantiene lazos. Dionisia de hecho nació en Estados Unidos, pero fuecriado "con puros mexicanos" en Estados Unidos y se identifica fuertementecorno mexicano y no corno mexicoamericano o chicano: "Yo soy nacido allá (enEstados Unidos) pero me he creado con puros mexicanos. Yo nunca he anda­do con una bolita de americanos o una bolita de negros, no nunca. Por eso miespañol yo lo hablo bien, sino ahorita lo hablara yo todo quebrado." Estas expe­riencias son notables por dos razones. Primero, estos cabecillas de las bandasson buenos ejemplos de los migrantes adolescentes. Hornero y Horacio llega­ron a Estados Unidos corno adolescentes e ingresaron a la secundaria, dondefueron objeto de discriminación y desertaron, uniéndose a las pandillas de mexi­canos o estableciendo las suyas. Aunque nació en Estados Unidos, los principa­les amigos de Dionisio fueron siempre adolescentes mexicanos. Su experienciade la adolescencia era similar a la de él.

En segundo lugar, cada uno de estos "Mixtecos locos" declaró sentirse pro­fundamente ticuanense y regresan allá por las mismas razones que los regula­res -para las vacaciones, para huir de las presiones de la vida en Nueva York,para disfrutar la Antorcha y ver de cerca al Padre Jesús. Todos corrían con laAntorcha desde México a Ticuani y participaban en los bailes, los gallos y lostoros. Horacio me dijo:

Me da gusto, verdad, porque no nací aquí, pero me considero ticuanense ...Entonces me da gusto venir y ver, sabe, los cerros. Cuando yo era pequeñoen los cerros allá, y hablé conmigo mismo... It's been a long way, a long way,de donde estaba, y a donde estoy ahora y todo de que he logrado es, un po­cito orgulloso de ser ticuanense, and al! that 1 have accomplished.

Homero me dijo que el Padre Jesús le ayuda a conservarse seguro al hacer laAntorcha y en su vida diaria corno pandillero. Habla con el Padre Jesús, especial­mente en Ticuani: "lo primero que hago cuando llego a la iglesia es que... me

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persigno y digo, «Padre Jesús, cuídeme»". Muchos regulares simplemente rezandiferentes oraciones en diversas circunstancias, como cuando se preparan parauna prueba en la escuela. Los cholos dieron razones similares para correr la An­torcha, incluidas las promesas. En ese caso, la experiencia física y emocional quetienen los cholos de sí mismos es mucho más parecida a la de los regulares.

No obstante, las narrativas y las historias de los cholos difieren de la mayorparte de los jóvenes que regresan en dos formas notables y vinculadas con las pan­dillas de Nueva York. Primero, los cholos hacen promesas por razones simila­res a las de los "regulares" pero también como "cholos". Cuando a un cholo lepedimos que hablara de lo que significaba para él hacer la Antorcha, dijo: "Paramí es una manera de deshacerme de los pecados que traigo... Hay gente quelastima a los otros de tal manera que, bueno, tu familia puede acabar involu­crada... Es una forma de deshacerte de... los pecados que cargas... No es cosade acercarse o pagarle a Dios, sino de cargar una cruz." Alude a los pecadosque carga como resultado de su vida de cholo en Nueva York, que busca expiarpor medio de su promesa. De esta forma, su experiencia física de la fatiga alhacer la Antorcha sirva como una penitencia emocional por los pecados que diceque "carga" como una "cruz". Su experiencia encarnada es similar en el proce­so, aunque diferente en el contenido, a la de los regulares. No obstante, semueve rápidamente para normalizar su regreso al invocar causas "normales":"A veces no es así, a veces no es más que un simple agradecimiento a Dios deque uno ha tenido... un triunfo. Mucha gente va a la Antorcha por esto. A ve­ces la mamá de alguien estaba enferma, tu abuela se estaba muriendo... Es unacreencia que tenemos." El ritual religioso hace que quienes retornan se sientanintegrados en la sociedad de Ticuani, proporcionándoles un lenguaje y unapráctica de pertenencia. No importa cuáles sean los pecados que se cometan enotro lado, uno puede correr la Antorcha de 36 horas de la ciudad de México aTicuani, dedicándose al Padre Jesús y a la redención, al menos por ahora. Estacarrera de los cholos es una práctica encarnada por la que la experiencia físicaen la Antorcha les ofrece una redención emocional y espiritual que se da en uncontexto de amistad masculina con otros hombres que hacen lo mismo.

Los cholos también quedan excluidos porque su narrativa, su imagen y sus ac­ciones a menudo no coinciden con la narrativa, la imagen y las acciones de la cultu­ra dominante de la migración, incluso si éstas son finalmente sus consecuencias. Lanarrativa chola del retomo está vinculada íntimamente con la difícil experienciade la migración y la vida en Nueva York, lo que contradice la cultura migrante dela superación. En la narrativa típica de la cultura de la migración se supone que losmigrantes deben irse y regresar victoriosos, con ropa más bonita, mejores trabajos,más dinero y educación. Al regresar victoriosos los migrantes reivindican los ries­gos por los que han pasado para alcanzar sus ambiciones. Igualmente se supone

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UtPOR QUÉ HABRiA QUE ECHAR A PERDER UN BUEN LUGARf" 341

que los hijos nacidos en Estados Unidos deben volver mejor que sus padres-mejor educados, ganando más dinero, viviendo en apartamentos más bonitos,con seguros médicos, vacaciones pagadas y un trabajo de oficina "limpio". En po­cas palabras, se supone que regresen como lo que los cholos llamarían preppies.

La narrativa chola es diferente,273 e integra en ella el viaje que los migrantesadolescentes realizaron en los años noventa. Aunque aborda problemas similaresa los de la narrativa migrante, enfatiza diversos aspectos de esos problemas y pro­pone soluciones radicalmente diferentes. Primero, la narrativa chola percibe unpeligro real, incluido el de la violencia fatal, al migrar hacia Nueva York y estable­cerse ahí. En segundo lugar, responde de manera diferente, utilizando la violen­cia. En tercer lugar, la mayoría de los cholos no proviene de las filas de las cohor­tes previas de migrantes adultos, ni de la generación y media, que llegaron aEstados Unidos como niños de menos de 10 años e ingresaron en las escuelas pú­blicas en Estados Unidos. En el caso de los migrantes adultos, por lo general setrataba de hombres y mujeres de más edad que ingresaban en los mercados labo­rales -y por tanto, no ingresaron en las escuelas de Nueva York- y contaban conlo que el antropólogo Marcelo Suárez Orozco denomina un "doble marco de re­ferencia" respecto a Estados Unidos.274 Llegaron cuando eran más grandes y eva­luaban las cosas en términos de las oportunidades mucho menores que las quetenían en México y con frecuencia trabajaban para lograr sus metas allá. Res­pecto a la generación y media, como se discutió antes, su experiencia es similara la de la segunda generación, de jóvenes nacidos en Estados Unidos. Entranen las escuelas cuando todavía son muy jóvenes y experimentan una mayor re­socialización que los jóvenes mexicoamericanos. Los "migrantes adolescentes",sin embargo, llegan cuando son mayores y deben experimentar simultánea­mente la presión para ser exitosos inmigrantes de primera generación al ganardinero, y de ser hijos de inmigrantes y pertenecer a la exitosa segunda genera­ción que tiene logros en la escuela y obtener una carrera. De ahí que puede serse inscriban en la escuela pero sienten una fuerte presión para dejarla y ganardinero. Además, los migrantes adolescentes parecen tener más tendencia a ex­perimentar la discriminación y el maltrato, en especial, reportan, por los jóve­nes puertorriqueños y negros. Estas imágenes contradictorias del éxito de laprimera y la segunda generaciones contribuyen a empujar a algunos adoles­centes migrantes hacia la narrativa chola.

Esta dinámica aparece en los comentarios de Horacio que vinculan la re­cepción negativa de los cholos en Ticuani con los peligros que han enfrentadoy resuelto en Nueva York. Al hablar de por qué la gente en Ticuani teme a los

""Véase Esteva, 1999.274 Suárez-Orozco, 1989.

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cholos, Horacio lo explicó de este modo: "Ya ves, es... una forma de vida... Peroellos (en el pueblo) no entienden esto. Uno tiene que unirse para protegersede otros. Si no estás con alguien -todos te molestan. Así que cuando te unes conotros te proteges de los demás." Para estos cholos, su vida como tales surge comouna necesidad de resistir los ataques de los puertorriqueños y otros. Explicansu exclusión en Ticuani utilizando la falta de comprensión de los ticuanensesde lo que realmente es la vida en el norte. Esta respuesta marca una diferenciaentre su experiencia como migrantes adolescentes y la de la primera genera­ción de inmigrantes, quienes perciben o desean percibir sus luchas como bási­camente exitosas. En la narrativa migrante son capaces de vencer cualquierobstáculo como la falta del inglés, o la discriminación abierta. Los migrantesadolescentes como los cholos se enfrentan con lo peor de estas situaciones. Lamentalidad inmigrante de ser capaces de logros (can-do immigrant mentality) ylas expectativas que se oponen entre ganar dinero y el éxito académico vuelvenmuy difíciles las vidas de los migrantes adolescentes, en especial cuando sesienten blanco de los ataques de otros grupos por ser mexicanos. Mientras quela mayoría de los migrantes adolescentes son capaces de negociar con éxito estascondiciones, un número creciente responde por medio del pandillerismo, loque genera toda una nueva serie de problemas para ellos y sus familias. 275 Ho­racio dijo que la necesidad de protegerse se extendía ahora hacia la Mixteca ycomentó que ahora "tenemos gente allá y también aquí tenemos gente". Estatransnacionalización de las pandillas significa que el contexto de la amenaza sereproduce en la Mixteca, dando nuevos bríos a las posibilidades de representa­ción de la masculinidad chola y la experiencia emocional y física tanto de la ex­clusión como de la ira sociales a modo de afirmaciones justicieras de un lugarsocial auténtico.

El diferente autoconcepto de los cholos y su sentido de exclusión se refle­jan en el uso de diferentes nombres para describirse a sí mismos y a los naci­dos en Estados Unidos como descendientes de inmigrantes. Estas diferenciastienen un claro eco en los puntos de anclaje del mundo de las pandillas latinasen California según se les representa en las películas, en especial en Blood In,Blood Out y American Me, discutidas en el capítulo anterior. Las citas que siguense dan en el contexto de la discusión de American Me. Mientras que la primeralección para la mayor parte de los pandilleros, incluidos éstos, es que Santanaforma una pandilla para exigir respeto de las pandillas negras y blancas den­tro y fuera de la prisión, estos "Mixtecos locos" utilizan la película para señalarla diferencia entre los "chicanos" y los "mexicanos":

"'Véase Valenzuela, 1999 acerca de la tensión entre los estudiantes recién inmigrados y los mexi­coanlericanos.

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Dionisia: Pues Santana, la verdad, no representaba mucho a México, o sea,Santana... era una mentalidad chicana. La mentalidad chicana y la menta­lidad mexicana es muy diferente porque muchos chicanos hablan de que esla raza, que según que son mexicanos, pero ellos no saben lo que es la pala­bra mexicana, ni de dónde vino.RS: ¿Entonces, cómo... es diferente la mentalidad mexicana y chicana?Dionisia: ...Los chicanos en Los Ángeles ...- nosotros tenemos un apodoque nos dicen la mayoría de los gringos, la mayoría de los negros, que nosdicen "wetbacks" ... Entonces los chicanos como son nacidos en los EstadosUnidos y no tienen las creencias como los mexicanos, ellos se sienten supe­riores porque... tienen una nacionalidad americana, obtienen este, ciuda­danía, piensan que son mejores. Piensan que son mexicanos, pero son me­jores... No toman en cuenta a otro mexicano, ni le echan la mano. Ellosquieren ser poderosos y no le quieren dar chance a un mexicano... (Pero)un mexicano ve a otro mexicano y le da la mano y lo ayuda a superarse ...Homero: En Los Ángeles ... Sur 131a mayoría son chicanos, y la familia sonchicanos ... y a Sur 13, ellos llaman "escrapa".

A partir de esta concepción de la diferencia, los "Mixtecos locos" llaman"chicanos" a los mexicoamericanos nacidos en Nueva York, una etiqueta quecasi ninguno de nuestros informantes utilizaba. Sólo unos pocos estudiantesuniversitarios o egresados se llamaban a sí mismos"chicanos" o "xicanos", perola mayoría se decía primero "mexicanos" y luego "hispanos" o "latinos". Unbuen número desconocía el término "chicana" como una entidad más politiza­da de California que no describía sus vidas en Nueva York. Aquí los "Mixtecoslocos" tratan de reservar para ellos el término de "mexicanos" y disputan la au­tenticidad de la identidad mexicana de la segunda generación. Efectivamente,Dionisia incluso argumenta que "ni siquiera saben de dónde viene el idiomamexicano". Y continuaron con la aplicación de una analogía inmigrante a lascategorías de mexicanos y chicanos. Afirmaron que los puertorriqueños naci­dos en Nueva York son racistas por discriminar a los mexicanos, aunque lospuertorriqueños nacidos en la isla no lo son. Exploré más preguntándoles sihay alguna diferencia entre los dos tipos de mexicanos que discutían. Dionisiaresponde: "es igual con los mexicanos que son nacidos allá y los mexicanos queson nacidos acá ... los nacidos en Nueva York son racistas igual a los nacidos deaquí (México), que son nacidos allá también son racistas". En esta formulación,incluso los nietos, de la tercera generación de niños nacidos en Estados Uni­dos, descendientes de inmigrantes mexicanos, son racistas en contra de los in­migrantes mexicanos. Invocar la rivalidad entre los chicanos y los inmigrantesrecientes en California proporciona una enseñanza moral instantánea y un

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marco ético para el conflicto con los mexicoamericanos, nacidos en EstadosUnidos. Pone en duda la autenticidad de estos últimos como mexicanos y losenmarca en la categoría de agresores de los esforzados inmigrantes. Tambiénlos pinta como gente que piensa que son "mexicanos, pero mejores" y que serehúsan a ayudar a sus hermanos, y en cambio los descalifican llamándoles "es­erapa". Esta tensión subyace a las interacciones entre los inmigrantes recientesy los mexicanos nacidos en Estados Unidos, en las situaciones que no sería ne­cesaria su aparición. Cuando menos requiere de un trabajo emocional el reco­nocer y luego luchar contra la imagen de que uno es basura.

Los cholos trazan su mapa moral al establecer una clara distinción entreser mexicano, por lo tanto, virtuoso, y ser chicana y, en consecuencia, corrup­to por Estados Unidos, al establecerlo en formas que están vinculadas con elanálisis de la socióloga Michelle Lamont acerca del trazo de las fronteras ra­ciales entre los estadounidenses blancos y negros y entre los hombres fran­ceses blancos y musulmanes inmigrantes. 276 U na aplicación aún más directade estas fronteras morales se da en la utilización que hacen los cholos de laetiqueta de puertorriqueños para racializar a aquellos que identifican comoenemIgos.

Confrontación y racialización:

"puertorriqueños" en Ticuani

Una fascinante dimensión final del autoconcepto del cholo se apoya en la ra­cialización de los oponentes, la que se manifiesta más claramente en la "puer­torricanización" de sus enemigos durante los conflictos entre los cholos, losBuendía y los Zavala. Jóvenes ante los que se han plantado los cholos me hancontado que se dirigían a ellos como "¡puertorriqueño!" Un cholo le dijo aMagda que no le gustaba que "esos puertorriqueños" vinieran a "su" Ticuani.El conflicto que se suscitó la noche del gran baile es particularmente interesan­te para mostrar la lógica racializada de esta apelación. Durante la primera pe­lea entre los cholos y los Zavala en el baile, los Zavala me dijeron que uno deellos, Gabriel, estaba respondiendo con dureza verbal a un amigo de los cholosque le había hablado agresivamente. Se habían intercambiado miradas agresi­vas y cuando el amigo de uno de los cholos provocó a uno de los Zavala, Naza­rio atacó. La pelea pronto se agravó, pero fue interrumpida por los hombresmayores, quienes separaron a los contrincantes.

Es fascinante que los Zavala cuenten la historia como una confrontaciónentre ellos y los cholos entrometidos, y reclamen al pueblo como suyo, mien-

,,,; Lamon!. 2000.

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"¡POR QtJÉ HABRíA QUE ECHAR A PERDER UN BUEN LUGAR?" 345

tras que los cholos narran que los "puertorriqueños" intentan atacarlos. LosZavala me dicen que su primo y amigo, Gabriel, era bueno para hablar peroque no era capaz de defenderse en una pelea, y por eso Nazario saltó en su de­fensa. Después de la pelea, Nazario me dijo, en una mezcla de sorpresa, cons­ternación e indignación, que los cholos lo habían llamado "puertorriqueño".Dijeron que parecía puertorriqueño, que éstos no les gustaban y debía tenercuidado en Ticuani. "¿Puedes creerles a esos tipos?", me preguntó. "No nací aquí,nací en Brooklyn, pero mis padres son de aquí y yo siempre he venido para acá.¿Quién se creen que son?", me dijo. "Soy de aquí y estos tipos ni siquiera son deaquí, ¿y me llaman puertorriqueño?" Debe quedar claro que la gente involu­crada en esta fase inicial del conflicto no era puertorriqueña y ambos descen­dían de padres de Ticuani y El Ganado. 277 En la versión de los eventos narradapor los Zavala no se menciona una cadena de oro, algún robo u otra cosa con­creta en disputa, como sucede en la siguiente versión de los cholos.

La versión de la historia que dan los cholos comienza con un intento delos "puertorriqueños" por robarse la cadena de un amigo y rápidamente as­ciende a la amenaza de una "guerra mundial". Comienza por preguntarme siescuché algo acerca "del problema que tuvimos en el baile... Unos puertorri­queflos llegaron... (y) golpearon a un amigo (y) le quitaron su cadena... Veacuántos eran, 10 de ellos..." Continúa definiendo a la gente del otro lado comopuertorriqueflos:

Dionisia: ¿Uno de los puertorriqueflos ... ni es mexicano, verdad? Yo pien­so que estaba bebiendo, o se echó más copas y pienso que estaba en Brooklyn.y lo quiso, he wanted to rumble, se quiso sentir pues que era aquí also ...

Horacio: iLike old times!

RS: ¿y la bronca, cómo resolucionaron? ...Dionisia: .. .Yo le d~je a uno de los puertorriqueflos que yo conozco, yo le di­je, ¿sabes qué? Tranquiliza a tus amigos porque si ustedes siguen así comoestán haciendo ahorita, les digo, ustedes no están allá, le gido, están aquíen México, y aquí en México no lo vamos a dejar. Si tú no tranquilizas a tusamigos pónganse listos porque va a ver una guerra mundial. ... Después sesalieron, se fueron porque nosotros éramos como cuarenta afuera esperan­do a sea a ellos, pero ya era demasiado tarde porque se los llevaron los fa­miliares esta vez, y entonces ahora ya corrió como una gallina, se fue comouna chavalita, para Puebla. ¿Agarraste eso, Roberto? Se corrió como unaniña a Puebla, el puertorriqueño.

'" Un miembro del grupo de Zavala era mitad puertorriqueño, mitad ticuanense, pero no estaba eneste conflicto.

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RS: Bueno, para evitar todo, verdad, lo que pueda pasar. ..Homero: Sí.RS: Entonces, anoche fue la práctica de "squash" (aplastada) ... ¿Resolucio­naste la bronca?Homero: Sí, por los mientras.

Una frase clave de este pasaje es Like old times. Invoca la narrativa de la au­todefensa de los mexicanos contra la agresión de los puertorriqueños cuandoeran unos vulnerables inmigrantes recién llegados a Nueva York y la utiliza paraenmarcar la situación actual. Al invocar esta narrativa, Horacio legitima la vio­lencia que se utiliza para resolver ese conflicto y establece un antagonismo es­tructural entre ellos y los Zavala. Al definirlos como puertorriqueños se tornanatural que estén en conflicto con ellos. Además, esta manera de denominar­los también racializa, tanto a los Zavala como a los cholos y sitúa a los cholosen una posición moral superior al localizar la situación social étnica mexicanaen contraste con la localización racial puertorriqueña. También afirma que los"puertorriqueños" se roban la cadena de su amigo, una queja frecuente en lasnarrativas históricas de por qué surgieron las pandillas mexicanas en NuevaYork: los puertorriqueños se robaban las cadenas de los mexicanos y los insulta­ban. Los mexicanos, cuando andaban solos, tenían que aceptar estas humillacio­nes o pelear solos y sufrir las consecuencias. Las cadenas de oro son un elementocomún en el estilo de los mexicanos y mexicoamericanos que regresan -tanto delos cholos como de los regulares- lo que da un peso simbólico a su versión de lahistoria. Poseer una cadena de oro sugiere que el inmigrante o el hijo de los in­migrantes ha tenido el éxito suficiente para poder pagar una costosa pieza dejoyería. En el contexto de los nacidos en la ciudad de Nueva York tiene conno­taciones similares. De ahí que robarse una cadena de oro ajena es tratar de ro­barle el símbolo de su éxito, lo que legitima todo el sacrificio y el sufrimiento y,por tanto, merece una fuerte respuesta -una "guerra", si es necesario.

Dionisio refuerza la autenticidad mexicana de los cholos no sólo al raciali­zar a sus rivales como puertorriqueños, sino también cuando dice que estabantomando y deben haber pensado que estaban "en Brooklyn", lo que le permi­te decir que en México "nosotros hacemos las reglas, y ustedes los puertorri­queños ya no se saldrán con la suya al robarnos nuestras cadenas de oro". Y serpuertorriqueño equivale a no ser macho, sino en cambio "como una gallina...como una niñita", un argumento que Homero se aseguró que yo entendiera:"¿entiendes, Roberto?" Finalmente, Homero dice que el conflicto ha sido aplas­tado "por el momento", dejando abierta la posibilidad de que se reabra, paramostrar de nuevo la fuerza y la virtud mexicanas que resisten el vicio y la agre­sión de los puertorriqueños.

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"iPOR QUÉ HABRIA QUE ECHAR A PERDER UN BUEN LUGAR'" 347

Este uso de la puertorricanidad por los cholos constituye una interesan­te intersección de la propiocepción social, la racialización y la amistad mas­culina. Estos encuentros proporcionan un conflicto en el que los cholospueden vencer a un enemigo -los "puertorriqueños"- que tuvieron en Nue­va York durante un tiempo y que era más poderoso que ellos, pero lo ven­cen afirmando la propiedad de un lugar que los regulares pensaban que ya"poseían" y además en un grupo grande de otros jóvenes que se sientenigualmente alienados por los regulares que regresan. Que hubiera "40 denosotros" esperando al pequeño número de "puertorriqueños" debe haber­les dado una sensación de poder físico y emocional, pero aquí se entiende enel contexto de defenderse frente a la violencia racializada por un grupo deforasteros que está ligado necesariamente a la presencia de otros jóvenescomo ellos.

Conclusión

El surgimiento de los cholos como grupo social reconocido en Ticuani ha alte­rado profundamente la experiencia del retorno y la cultura juvenil del lugar.La segunda generación experimenta su regreso a través de cambios como losque se dan en la libertad comprometida, que requieren del trabajo emocionalde proyectar esa "misma imagen" en Ticuani que en Nueva York. En este nue­vo contexto, incluso caminan distinto, experimentan sus emociones y cuerposde manera diferente en Ticuani. La transnacionalización de la cultura juvenil yluego de las pandillas se da en tres etapas: el desarrollo de los rituales adoles­centes para los neoyorquinos en Ticuani, seguido por el surgimiento de laspandillas en Nueva York debido al doble proceso de migración y asimilación yluego la exportación de regreso a Ticuani. Ticuani dio a los regulares de la se­gunda generación que regresaban un conjunto de rituales y la propiedad de unespacio que autentificaba su mexicanidad. Los cholos ponen en duda esta pro­piedad del espacio público de Ticuani, el sentido de pertenencia y propiedadde la segunda generación.

Los cholos cuestionan la narrativa dominante de la lucha y el triunfo de losmigrantes en la que los mexicanos en Nueva York superan los obstáculos y pro­gresan. Aun cuando esta narrativa de los inmigrantes incluye una crítica de laasimilación, la exclusión y la discriminación en Nueva York, no rechaza todo elsistema porque se beneficia del éxito último de sí mismos y de sus hijos. (El co­mentarista social David Brooks explica de la misma manera a los "demócratasde Reagan": los votantes blancos de clase obrera cuyos intereses aparentemen­te estarían mejor atendidos por los demócratas votan por los republicanos, enbuena parte porque no han renunciado al sueño americano de volverse ri-

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348 ROBERT COURTNEY SMITH

COS).278La narrativa de los cholos es fundamentalmente diferente. Ve la vida enNueva York como inherentemente peligrosa y a los otros grupos étnicos -a lospuertorriqueños e incluso a los chicanos, nacidos en Estados Unidos- constan­temente listos para atacar a los mexicanos, en especial a los migrantes adoles­centes, quienes también enfrentan otras intensas presiones para asimilarse. Larespuesta "natural" es defenderse. Por ello, en especial los cholos, han adopta­do la imagen de los miembros fuertes de las pandillas en las películas comoAmerican Me y Blood In, Blood Out, en las que los mexicanos obligan a los ne­gros, blancos y chicanos a respetarlos. Estas películas se convierten en modelosde cómo ser mexicano en Nueva York y otros lugares en la costa este, porqueencuentran ecos en la experiencia de los jóvenes ahí. Tal es también el caso enlas ciudades de Nueva Jersey y en lugares remotos como Kennett Square,Pennsylvania, localidad de mi primer trabajo de campo como estudiante depregrado hace casi 20 años.

El surgimiento de los cholos como una categoría reconocida en la costa es­te, es un nuevo paso en la vida social mexicana y en la cultura juvenil de la re­gión. Aun cuando el sociólogo James Diego Vigil cita a la identidad "chola" comouna importación del estatus marginal de los indígenas antes de la migración deMéxico, en especial de la ciudad de México, hacia California, estos migrantesadolescentes, miembros de la segunda generación provenientes de la costa estehan formado su sensación de ser cholos al ver estas películas, adoptan los nom­bres de los personajes y las pandillas en ellas. De ahí que las pandillas en NuevaYork estaban divididas entre "La raza" y "La familia", como se representabanen éstas y otras películas al estar en California. Esta visión percibe a los cholosen California como el parámetro de la auténtica mexicanidad entre muchos jó­venes, incluidos los migrantes adolescentes y los jóvenes tanto de la generacióny media como la segunda generación. Por tanto, adoptar la etiqueta de choloen Nueva York invoca el mundo del cholo en California como aparece en estaspelículas. Esta narrativa chola, forma que se importa desde California y Holly­wood y cuyo contenido resuena en la experiencia de vida de estos jóvenes,plantea una alternativa notable con lo que los cholos llaman gente trabajadoraque vive de acuerdo con la narrativa inmigrante. Esta nueva narrativa surgió deuna experiencia fundamentalmente diferente de la migración. Así como la narra­tiva inmigrante surgió de condiciones previas más accesibles de incorporación yasimilación, de modo que también la narrativa chola se dio como resultado de unincremento en el número de adolescentes, en vez de los adultos jóvenes que mi­graban a Nueva York y eran atacados ahí por sus características étnicas durantelos años noventa.

'"Brooks, 2000.

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"'¡POR QlJÉ HABRíA QlJE ECHAR A PERDER lJN BlJEN LlJGAR'" 349

Estos dos últimos capítulos analizan de qué modo la transnacionalización delas pandillas y los cambios en Ticuani son consecuencias lógicas del doble proce­so de la migración y la asimilación. La investigación sobre la migración tiende acelebrar la vida transnacional como una respuesta local creativa a la globaliza­ción, la política o el racismo opresores. Aunque ello es así, la vida transnacionaltiene un ladomás oscuro que ha recibido poca atención. 279 Mientras que la mi­gración se facilita gracias a una impresionante cultura migrante de reciprocidadque ha surgido a lo largo de décadas, que de forma correcta se ha enfatizado porDouglas Massey y sus colegas, también contribuye, en combinación con una du­ra asimilación, a un notable sufrimiento humano, a la confusión y a las grandesdificultades. Las pandillas transnacionales son a la vez un síntoma y una causa deestos productos y yo predigo que también crecerán en otras regiones de migra­ción de México y América Latina que todavía no las tienen ahora.

Que las fuertes presiones a la asimilación y los efectos desorganizadores dela migración contribuyen a la formación de bandas juveniles no es una nove­dad. En efecto, es la misma historia que cuenta Frederick Thrasher acerca delas pandillas italianas, polacas, irlandesas, entre otras, que estudió en Chicagoen los años veinte y es consistente con otros trabajos clásicos sobre la inmigra­ción en esa época, en la que se dieron los desarrollos simultáneos de una granmigración y el nacimiento y crecimiento de la sociología cerno una disciplinaen Estados Unidos. 280 Esta historia reaparece en la actualidad en la investiga­ción de James Diego Vigil acerca de las pandillas mexicanas, centroamericanas,asiáticas y negras. 28

! El nuevo trabajo analítico que he hecho aquí consiste en si­tuar a las pandillas en un contexto transnacional: rastrear su surgimiento enNueva York y su exportación a México debido a los procesos más amplios de lamigración y la asimilación. No queda claro si se dio una transnacionalizaciónsimilar de las pandillas juveniles durante la última gran ola de migración en­tre 1880 y 1920. Pero sí es claro que las pandillas criminales organizadas comola mafia operaban transnacionalmente durante ese periodo. Ciertamente, Es­tados Unidos incluso envió a Italia a su agente J oe Petrosino para investigar losvínculos transnacionales entre los criminales de ambos países. 282 Pero el traba­jo histórico que yo conozco no ha documentado de forma amplia la actividadtransnacional de la segunda generación, incluso en los estudios que se enfocanen detalle sobre ésta, o la migración de retorno. 283 Debido a que la transnacio-

""Hondagneu-Sotelo, 1994, Hagan, 1994 y Levitt, 2001 constituyen excepciones.""Roben Parks, W.I. Thomas, Florian Znaniecki y otros, trabajan en el tema de la desorganización

social influenciados por la obra de Thrasher.'" Vigil, 2001."'Véase Arrigo Petacco, 1972. Agradezco a Donna Gabaccia por esta cita.'''Véase Child, 1943; acerca de la migración de retorno, véase Wyman, 1993, y Cinel, 1991.

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nalización de la segunda generación parece haber sido menos extensa en el pa­sado que en la actualidad, sospecho además que la transnacionalización de laspandillas juveniles también era menos común. El trabajo que se realiza actual­mente sobre "el rescate histórico" habrá de aclarar el tema.

Un comentario final tiene que ver con la manera en que el escribir acercade la dislocación social y las dificultades ha de retroalimentar nuestra concep­ción colectiva de la migración, que ha tendido a enfatizar los aspectos funcio­nales de la migración. Al tomar en cuenta resultados tan diferentes derivadosde la migración, hace que se vuelvan a introducir los temas de la agencia, lacontingencia y la posibilidad del cambio en la narrativa de las vidas de los mi­grantes. No enfatizo esta agencia para argumentar que los migrantes adolescen­tes estén "tomando malas decisiones", sino para subrayar que las institucioneshumanas como las pandillas o las otras descritas en este libro están formadaspor gente cuyas acciones e interpretaciones deben estudiarse para que la reali­dad pueda entenderse a plenitud. Además, si estas instituciones ayudan a cons­tituir el futuro de la gente, debería ser posible imaginar diferentes futuros ycrear instituciones que ayuden a configurarlas de maneras más positivas.

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Conclusión

EN ESTE libro he analizado la vida transnacional por medio del "recurso a lasfuentes" -estudiando intensivamente una comunidad transnacional durantedécada y media. En lenguaje más académico, he "realizado una muestra de lavariable dependiente", al centrarme en una comunidad que muestra una muyactiva vida transnacional, lo que la convierte en un lugar de investigación es­tratégico. También he intentado realizar lo que el venerable sociólogo HowardBecker dice que debería hacer la buena investigación cualitativa: seguir estre­chamente la acción durante un tiempo largo, contar historias de manera fiel yexaminar más y no menos a la cosa estudiada. 284 Los tres temas sustantivos ana­lizados aquí -la política, el género y el curso vital y la segunda generación- ras­trean el proceso de migración en la medida que conduce y luego coexiste conel establecimiento y la asimilación para la primera y segunda generaciones ycon los migrantes adolescentes. Documento la práctica transnacional de la po­lítica, las estrategias de género y la asimilación positiva y negativa en la segun­da generación, con lo que ofrezco una mirada concreta de cómo surge y setransforma la vida transnacional en el tiempo.

En un nivel humano, este libro ofrece una mirada cercana de personasque intentan, y en buena medida logran, llevar sus vidas de manera signifi­cativa y digna dentro de circunstancias difíciles. Los hombres y mujeres ti­cuanenses de la primera generaciones se muestran orgullosos, y con razón,de todo lo que han logrado en favor del pueblo. Tanto la primera como lasegunda generaciones han negociado un complejo y con frecuencia conflictivoconjunto de decisiones respecto al género, la raza y la etnicidad en EstadosUnidos y México y han sido capaces, en lo general, de llevar vidas felices yproductivas. Los migrantes adolescentes y los cholos, que han enfrentado lascircunstancias más difíciles consideradas aquí, también llevan vidas significa­tivas dentro de un nicho específico en las sociedades estadounidense y mexica­na, aunque se trata de una vida que algunas veces tiene consecuencias bas-

284 Becker, 2003.

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tante negativas -y yo diría innecesarias y modificables- para ellos y paraotros.

Esta búsqueda de reconocimiento y respeto representa un impulso para laacción que es común a las tres esferas de la vida transnacional analizadas en estelibro, aunque los mapas morales que pueden trazarse y los mundos sociales quese realizan en tales búsquedas son bastante diferentes. El comité busca recono­cimiento, sobre todo, a su sacrificio. Bajo las viejas formas del sistema religio­so de cargos, su sacrificio debería darles a la vez reconocimiento y poder. Peroincluso este sistema se veía matizado por el poder político local, muy especial­mente por el sistema de caciques. De haberse quedado en Ticuani y prestartantos servicios como lo han hecho en Nueva York, se podría estar de acuerdoen que tienen incluso menos poder y reconocimiento, porque no habrían teni­do el monopolio de la posibilidad de recolectar dólares ticuanenses en NuevaYork. Pero al realizar su exigencia de reconocimiento bajo las viejas reglas en 'Unsistema transnacionalizado ha contribuido a trazar nuevamente el sistema políti­co de Ticuani, y esta repetición en diferentes formas en cientos de municipiosa través de México, está cambiando también profundamente el sistema políti­co meXICano.

Los miembros de las pandillas buscan el reconocimiento a su sufrimiento,su poder y hombría -temas que encuentran un eco en las demandas del comi­té que sorprenderían a ambos grupos. Buscan el reconocimiento en el sentidode que no lograron lo que se les prometió cuando eran niños en México o enNueva York. La migración no constituye, para todos, un sueño de s'uperación(por el cual se superan los obstáculos a través del trabajo duro), sino el de seramenazados y humillados con hostilidad, y luego recuperar una dignidad va­ronil por medio del uso necesario de la violencia social y física. Sienten que lasreglas que deberían seguir les fueron cambiadas y que lo que están tomando lescorresponde. En ambos casos la competencia es entre grupos rivales de hom­bres que se unen para exigir un reconocimiento por su sacrificio y por no ob­tener lo que siente merecer.

Finalmente, tanto los hombres como las mujeres, cada uno en su terreno,buscan el reconocimiento y la admiración de sus compañeros de ambos sexos, enun contexto en el que las reglas para expresarlos también están cambiando. Loshombres de la primera generación enfrentan desafíos respecto a sus amenaza­dos privilegios masculinos o, alternativamente, el manejo de la preservación yextensión de sus privilegios (a través de instituciones como el comité, creado enEstados Unidos), dentro de Estados Unidos, ya que deben negociar en mane­ras novedosas y desacostumbradas con sus esposas y familias. También las mu­jeres exigen respeto, pero intentan hacerlo sin excluir lo que valoran de las an­tiguas costumbres. En la segunda generación el espacio transnacional hace que

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CONCI.USIÓN 353

ello sea más fácil en algunos sentidos para los hombres al situarlos en un con­texto en donde sus privilegios masculinos imaginados tienen mayor probabili­dad de ser apoyados. Pero esto hace que sea más difícil para las mujeres, quienesdeben enfrentar un conjunto incompatible de imágenes como mujeres comple­tamente autónomas en Nueva York, que no sienten necesitar a los hombres paraser adultas moralmente competentes, y a la vez como rancheras de Ticuani quedependen completamente de ellos. Según algunas, Alicia era deseable porqueera bella y actuaba como si fuera de Nueva York, pero era moralmente deficien­te por no bailar con hombres tomados o, cuando menos, mostrar vergüenzapor no hacerlo. De manera similar Julia intenta responder a las exigencias demuchos, incluido Toña, al reclamar algunos elementos de ser una mujer ticua­nense, pero se le critica al hacerlo por no ser lo suficientemente neoyorquina.Lograr reconocimiento para una posición en medio de éstos es difícil para lasmujeres de la segunda generación.

En términos académicos este libro profundiza y refina nuestro pensamien­to acerca de la vida transnacional. Intenta criticar y mejorar un corpus de teo­ría anterior acerca de la vida transnacional, al que también he contribuido. Ensu versión más visible, esta teoría temprana veía la vida transnacional más quenada como un producto de la globalización de la economía, la planteaba comouna "tercera manera" de ser para los inmigrantes que era esencialmente dife­rente de la seguida por los migrantes en el pasado, que la veían como una al­ternativa a la asimilación. En contraste, argumento que la vida transnacional esproducto de los procesos gemelos de migración desde el país de origen y deasimilación en Estados Unidos, que podemos entenderla mejor al examinarotros procesos que también la afectan de manera profunda. He examinado endetalle cómo el curso vital, la adolescencia, el género, el cambio político, aligual que grandes modificaciones en la migración y la asimilación afectan la vidatransnacional. De manera similar, la vida transnacional no es una alternativa ala asimilación, sino que es en cambio tanto resultado de ésta como un mediopara que la asimilación negativa y positiva se expresen -ya sea los estudiantesuniversitarios como los miembros de las pandillas que pertenecen a la segun­da generación regresan a Ticuani. Esto significa que aun cuando no todo inmi­grante lleve una vida transnacional, aquellos que lo hacen pueden ver profun­damente afectada su experiencia de asimilación; y hay razones para creer quea una cifra cada vez mayor le sucederá así. Finalmente la vida transnacional tie­ne consecuencias concretas en todos los ámbitos de vida estudiados: ha contri­buido a modificar la política electoral en la mixteca (y afirmo en otra parte, enbuena porción de México),2M5 ha facilitado una intensa renegociación de arre-

""Véase Smith, 2üü3a y b.

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glos de género y ha cambiado tanto a la cultura adolescente como a la juvenilde aquellos en Ticuani, y de los ticuanenses en Estados Unidos. Estos efectosvan más allá del enfoque en la identidad, del que en 1997 se quejaba mi ami­go, el sabio pero a veces cascarrabias, Roger Waldinger.

La investigación sobre la vida transnacional ha recorrido una trayectoria cu­riosamente ambigua en las ciencias sociales. Aunque por un lado se ha incremen­tado hasta convertirse en un punto fuerte de la investigación sobre la migraciónen varias disciplinas de las ciencias sociales, sólo hasta muy recientemente halogrado llegar a la corriente dominante de la sociología, con la publicación deun artículo de Alejandro Portes, Luis Guarnizo y sus colegas en el año 2002 enla American Sociological Review y American journal o[ Sociology con una dura críti­ca del "transnacionalismo" por Roger Waldinger y su estudiante de doctorado,David Fitzgerald, en un artículo en prensa en el American journal o[ Sociology.

Una razón para esta fría recepción fue que el uso del término se incrementómás rápidamente que la teorización sobre él, lo que condujo a lo que llamo el"problema del engrapado" -algunos simplemente "engrapan" el adjetivo"transnacional" frente a cualquier cosa que estén estudiando, asumiendo quese realiza trab~o analítico. En segundo lugar, incluso las elaboraciones reflexi­vas de la teoría transnacional algunas veces no lograban engarzar plenamentecon las teorías existentes de la migración y acuñaban nuevos términos como"transmigrante" sin demostrar diferencias claras y duraderas respecto de losmigrantes -aunque Portes y sus colegas han empezado a hacerlo. En tercer lu­gar, como se discutió brevemente en la introducción, esta investigación se en­frentaba con la "falacia del esbozo" (adumbration), según la cual una innovaciónteórica es juzgada como falsa si es nueva, y como vieja si es verdadera. Esta cu­riosa tautología niega que sea el nuevo lente teórico el que permita que se veanlos "nuevos" casos del fenómeno en la historia. Una tendencia del trabajo his­tórico de la última década ha analizado instancias históricas de vida transnacio­nal y la teoría transnacional ha logrado entrar en una variedad de temas quelos "esbozadores" de Merton no pueden explicar, aunque algunos continúanpeleando con el hombre de p~a de la versión temprana y excesivamente utili­zada de "transnacionalismo". En cuarto lugar, la teoría de la vida transnacionalenfrentaba importantes cuestiones respecto a su novedad, durabilidad y mayorsignificancia, a las que hago referencia en los siguientes apartados.

La aceptación de la investigación transnacional también se ha retrasadoporque buena parte del trabajo sobre el tema se ha desarrollado a través de es­tudios de caso, utilizando lo que el sociólogo Michael Burawoy llama "cienciareflexiva", en tanto que las teorías previas y de mayor influencia acerca de lamigración utilizan lo que él denomina "ciencia positiva". La ciencia positiva en­fatiza los datos recolectados de manera objetiva, la confiabilidad, la replicabili-

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CONCLUSiÓN 355

dad y la representatividad y concibe a la capacidad de predicción como crucialpara evaluar una teoría, mientras que la ciencia reflexiva utiliza el contacto conlos informantes como una clave de la reflexión, no puede reproducirse fácil­mente, y por lo general no puede ser representativa de una población, y tam­poco predecir, además, de que realiza su reflexión a través de la investigaciónde "anomalías" -aquello que no se ajusta exactamente a las teorías previas o in­cluso a las concepciones personales previas del objeto a estudiar.2B6 Otra mane­ra de abordar este tema es a través de la comparación con diferentes modelosdentro de la ciencia dura. 2B7 Buena parte de lo que la ciencia social dice acercade sí misma como ciencia se da dentro del marco del lenguaje de la física, con loque parece sugerirse que con sólo hacer nuestro trabajo lo suficientemente bienseremos capaces de descubrir teorías con apariencia de leyes, como las de la fí­sica, que se apliquen casi en cualquier situación social. Pero, a diferencia de lafísica, el mundo social raramente da la oportunidad de realizar experimentoscontrolados, rara vez nos brinda información completa para teorizarla y no nosofrece una materia -seres humanos y su mundo social- que se comporte de lamisma forma todo el tiempo. Como resultado, la biología evolutiva parececonstituir un modelo más adecuado para pensar acerca de la teorización en laciencia social. El punto está en no apoyar alguna forma de daIWinismo social,sino en cambio afirmar que los biólogos evolucionistas teorizan bajo limitacio­nes y en formas que los acercan más a los científicos sociales, en comparacióncon lo que hacen los físicos, a pesar de la tendencia de los científicos sociales adejarse guiar por el modelo físico de la ciencia. Por lo general las teorías de laciencia social, al igual que los datos en que se basan, están incompletas, peroesto no significa que sean incorrectas. De manera similar la investigación en laciencia social que no puede predecir las consecuencias del futuro no es una cien­cia social equivocada. Si realiza un buen trabajo para explicar cómo se llegó aun determinado estado de cosas -retrodicción, en vez de predicción-28B todavíacontribuye a nuestra comprensión del mundo.

Los ausentes siempre presentes utiliza tanto la ciencia reflexiva como la posi­tiva, pero se ajusta más al modelo de la ciencia reflexiva, mientras que el tra­bajo del sociólogo Douglas Massey y sus colegas se ajusta primordialmente almodelo de la ciencia positiva. Su teoría de la "causación acumulativa" de lamigración explica en detalle por qué sucede la migración, cómo y por quéevoluciona y de que forma la migración se convierte en una de sus propias

2H6Véanse Lichterman, 2001; Burawoy, 1998, 1991.2H1 En lo que queda de este párrafo aplico algunas reflexiones del muy interesante artículo de Lie­

berson y Lynn del año 2002 aparecido en la Annual Review 01 Sociology, incluida la crítica que hacen deRein y Winship, 1999.

""Véase Katz, 1999.

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356 ROBERT COURTNEY SMITH

causas más poderosas a través de procesos como la reunificación familiar. 289

Enfatizan adecuadamente su capacidad para demostrar empíricamente suteoría con base en datos cuantitativos. No obstante de la manera en que sehan usado, estas teorías y métodos han dejado puntos ciegos, y no han sidocapaces de analizar o incluso platear algunas preguntas acerca de la vidatransnacional.

El método principal para el desarrollo de la teoría de la causación acumu­lativa ha sido la encuesta etnográfica, una técnica para entrevistar a los migran­tes en una conversación pero que produce datos codificables para el análisis es­tadístico. (De manera generosa, Massey compartió conmigo la etnoencuesta, yutilicé una versión modificada de ella para recolectar buena parte de los datosdel capítulo 1 de este libro). Este análisis se contextualiza a través de la etno~

grafía y dentro de condiciones macro como la globalización, pero el motor con­ductor del análisis es la base de datos que se deriva de la encuesta etnográfica. Noobstante el tipo de preguntas planteadas y los datos que produce la encuestaetnográfica limita su capacidad para comprender las dimensiones de la vidatransnacional que se analizan en este libro. Documenta adecuadamente los patro­nes de migración y retorno de los migrantes y con una muestra aleatoria puedeestablecer la frecuencia de las prácticas transnacionales en una población,como han hecho Alejandro Portes, Luis Guarnizo y sus colaboradores reciente­mente. 290 Pero la encuesta etnográfica no se basa, de la misma manera en quelo ha hecho este estudio, en relaciones fuertes y cambiantes con informantesclave a lo largo del tiempo, o en la manera que se organizan los adolescentes olas' pandillas, o en cómo las interpretaciones post hoc y los rumores acerca de loseventos pueden ayudar a generar cambios en el futuro. Dicho brevemente nopuede analizar el "cemento social" que sostiene la vida transnacional. En vezde buscar teorías que describan patrones similares a leyes a partir de grandesconjuntos de datos como requeriría la ciencia positiva y en la forma que lo hacela teoría de la causación acumulativa de manera ejemplar, los estudios de casoreflexivos pueden reconstruir de qué manera las prácticas transnacionales seconvierten en estructurales en las vidas de los migrantes y sus hijos. Por elloanalizo el modo en que la adolescencia se transnacionaliza y luego estructuralas vidas de la segunda generación en Brooklyn como un hecho social coerciti­vo, durkheimiano. Por ejemplo, hice notar que las divisiones anómalas que sur­gieron en la comunidad de Ticuani en Nueva York y Puebla durante las elec­ciones de 1998 estuvieron catalizadas por cambios más amplios en la política

'"'Véase Massey e/al.. 1987, 1997, 1998.290 Portes, Haller y Guarnizo, 2003, han documentado las prácticas transnacionales de los empresa­

rios inmigrantes a través del uso de una muestra de gran tamaño, técnicas cuantitativas y una aproxima­ción desde la ciencia positiva.

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CONCLUSiÓN m

nacional mexicana, en especial los realizados en las prácticas para la seleccióndel candidato en el PRI. A partir de esto, he teorizado que el estado de origendesempeña un papel clave para generar un espacio transnacional en vez de sersuperado simplemente por las acciones transnacionales, como han propuestomuchos autores.

Es frecuente que se critique a los estudios de caso por ser poco representa­tivos y por no dar la posibilidad de generar reflexiones más amplias. Aunqueen cierto nivel esto es verdad -no hay una muestra aleatoria- en otro nivel estacrítica muestra que quienes la hacen carecen óe imaginación y conocimientorespecto a la forma en que contribuyen los casos al trabajo analítico y tambiénla preocupación de la ciencia positiva por la representatividad por encima deotras dimensiones de análisis.291 En algunas ocasiones, incluso observadoresque en otras instancias son bastantes agudos adoptan esta posición. DouglasMassey, el entonces presidente de la American Sociological Association, plan­teó este punto durante una reunión sobre transnacionalismo en 2001, al repe­tir un chiste que circula entre los antropólogos mexicanos. Según ese chiste, unantropólogo imparte una larga conferencia sobre las intimidades del puebloque ha estudiado durante muchos años. La respuesta de los antropólogos du­rante el resto de la reunión es que "en mi pueblo no es así". Ello implica queel trabajo realizado acerca de la vida transnacional no ha ido más allá de laetapa de "en mi pueblo no". Sin embargo, el que los estudios de caso, ana­lizados positiva o reflexivamente, no puedan generalizarse a toda una pobla­ción del mismo modo que con una muestra aleatoria queda fuera de discu­sión. El particularismo extremo de la postura de "en mi pueblo no" es malaciencia social. En el modelo de la ciencia reflexiva los casos adquieren im­portancia teórica a través de tres diálogos: entre los investigadores y los in­formantes; entre la dinámica local del objeto de estudio y las estructuras másamplias dentro del cual éste se sitúa; y entre el análisis del caso y la teoría. 292

En este libro refino y desarrollo aún más la teoría sobre la vida transnacio­nal al analizar otros procesos que la afectan, entre ellos la adolescencia, loscambios en el sistema político mexicano, el género y la generación. 293 Unaaproximación desde la ciencia positiva o sus métodos no entrarían al "barrioetnográfico" a plantear la clase correcta de preguntas y obtener el tipo dedatos analizados en este libro. Mi argumento no es que la ciencia reflexivasea la aproximación correcta, y la positiva la incorrecta para analizar la vidatransnacional. Ambos modelos ofrecen reflexiones potencialmente útiles yambos deberían utilizarse.

29'Véase Ragin. 2001.'"'Véase Burawoy, 1998."'Véase, por supuesw, Giddens, 1984, 1976; también Burawoy, 1998; Morawska. 2001.

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358 ROBERT COURTNEY 5MITH

Este amplio estudio de caso de la vida transnacional de los migrantes ticua­nenses y sus hijos avanza en varios tipos de trabajo analítico. Primero fortalecela teorización acerca de la vida transnacional al relacionarse con teorías cerca­nas de la migración, la política, la adolescencia y el género y la generación. Deahí que utilice teorías de la adolescencia y del curso de vida para ver las prác­ticas transnacionales de la segunda generación no como simples continuacio­nes de los vínculos de sus padres con Ticuani, sino como una parte de su ado­lescencia en Nueva York. En vez de una "adolescencia inmigrante" clásica-atrapada de manera estática entre la "americanización" y la preservación delas costumbres mexicanas- ha surgido un conjunto de prácticas adolescentestransnacionales más complejas e interesantes, tanto positivas como negativas.Las pandillas mexicanas surgieron con tal fuerza en Nueva York no sólo debi­do a las presiones "normales" hacia la asimilación, sino también a partir de lascondiciones generadas por los cambios en la ley de inmigración de Estados Uni­dos y la consecuente reunificación familiar, por la recepción hostil de los mexi­canos en Nueva York y la experiencia particularmente difícil de los "migrantesadolescentes" que impulsaron el crecimiento de la población mexicana en Nue­va York durante la década de los noventa. De manera similar, Ticuani contri­buye a que otros redefinan su mexicanidad y luchen por mejorar en su retornoa Nueva York. Este análisis integrado permite a la vez que las estructuras másamplias se manifiesten, al mismo tiempo que reconoce a los migrantes y a sushijos un papel en la creación de las prácticas y la vida transnacionales.

Para muchos la vida transnacional está alterando la asimilación, y esto re­quiere una reelaboración teórica. La fortalecida versión de la asimilación queaportan Richard Alba y Víctor Nee capta parte de la experiencia de los ticua­nenses de la segunda generación, y la noción de la asimilación segmentada se­gún la desarrollan Portes y sus colegas capta aún más de ésta al centrarse en lamanera que el significado de la etnicidad cambia con la movilidad. Pero paramuchos ticuanenses de la segunda generación, la asimilación se ve matizadapor los rituales adolescentes que se llevan a cabo en Ticuani. El significado dela mexicanidad para ellos se forja tanto en Nueva York como en México y afectasus acciones subsecuentes. Aunque muchos utilizan Ticuani para vivir versionesincluso más intensas de los senderos de asimilación ascendentes y descenden­tes posibles en Nueva York, para otros el regreso a Ticuani es transformador.Con el refuerzo o transformación en Ticuani, su experiencia de la adolescenciano puede entenderse adecuadamente sin considerar la forma en que se trans­nacionaliza y cómo ello a su vez afecta la asimilación.

Esta transnacionalización de la adolescencia de la segunda generación pa­rece ser históricamente novedosa, al menos según los hallazgos de la investiga­ción realizada acerca de la segunda generación durante la última gran oleada

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CONCLUSiÓN 359

migratoria. Al trabajar en las décadas de los veinte y treinta del siglo xx con in­migrantes italianos y sus hijos, Caroline Ware e Irvin Child no escribió nadasobre alguna tendencia marcada a que los hijos de los inmigrantes regresarana Italia. El trabajo de Child incluso resalta un conjunto de jóvenes de la segun­da generación ital?americanos que pertenecían al "grupo interno" (in-group),en contraste con aquellos que tenían una identificación en línea directa con losamericanos que, sin embargo, no mencionaban regresar a Italia. En tanto queChild realizó su investigación durante la depresión (1937-1938), cuando eramás difícil el retorno, al menos se habría podido esperar una discusión de lainterrupción en el patrón de retorno, de haber existido antes. De igual mane­ra, el análisis extremadamente concienzudo de Ostergren de la migración sue­ca no observa un patrón de retorno para la segunda generación, a pesar de sumeticulosa documentación de muchos tipos de retorno y reciprocidad en la pri­mera generación.2\J.l No obstante existen algunos ejemplos como los de las ge­neraciones segunda, tercera y posteriores de estadounidenses descendientes depolacos que se presentaron como voluntarios para pelear y morir a favor de lacausa nacionalista de Polonia durante la Primera Guerra Mundial como partedel ejército Kozcuisko diaspórico de ese país. 295 En contraste, muchos observado­res contemporáneos hacen notar que buena parte de los hijos de los inmigran­tes regresan a los países de origen de sus padres de manera regular durante laadolescencia. 2

% México en Nueva York intenta desarrollar nuevas herramientasteóricas para ayudar a comprender esta nueva dimensión de la experienciainmigrante.

Durabilidad, límites y prospectos para la vida

transnacional en los ámbitos local y extralocal

Este libro contribuye también a nuestra comprensión de la durabilidad y elcambio en la vida transnacional. He documentado una fuerte participacióntransnacional de la segunda generación y alguna en la "segunda generación ymedia" o en la tercera, a través de abuelas migran tes pioneras que se hacíancargo de sus nietos nacidos en Estados Unidos, mientras que sus hijos de la se­gunda generación trabajan o van a la universidad. Tal durabilidad intergenera­cional habla acerca del vigor de la vida transnacional, que aquí funciona comouna estrategia que facilita una asimilación con movilidad ascendente durantetres generaciones. Es sorprendente el alcance de la participación en la vidatransnacional de Ticuani. Cuando menos 100-150 jóvenes y 300-400 adultos

2\"0stergren. 1988.""Véase Smith, 2003b. que se basa en buena parte en Pienkos, 1991, YfÍJentes citadas por él."";Véanse Pones y Rumbaul, 200 1; Fitzgerald, 200 1; Smilh, 2000 y 200 l.

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retornan cada año. Estos 500 migran tes de retorno representan cuando menosel 10 por ciento de todos los ticuanenses en México y en Estados Unidos. Calcu­lo que un 40 por ciento de los ticuanenses regresa a Ticuani en un periodo detres años. Dado que muchos de los que nunca regresan participan en algunosaspectos de la vida transnacional en Nueva York, yo diría que una mayoría par­ticipa de manera regular en alguna forma de vida transnacional. El porcentajede la gente que no participa en absoluto de manera alguna en la vida transna­cional -jamás han dado dinero a algún comité, por ejemplo- es relativamentepequeño.

No obstante hay límites para la vida transnacional en el ámbito local. Ti­cuani se ha transnacionalizado durante más de 30 años y el comité de NuevaYork ha sido una institución clave. El tipo de vida asociativa que ha surgido sesitúa en algún punto entre la postulada noción de comunidad sin rupturas queplantea el concepto de "comunidad natural" en la sociología de los años vein­te o por parte del antropólogo Robert Redfield en los años cuarenta, con la quealgunas explicaciones de la vida transnacional han coqueteado, y la asociaciónde carácter más voluntario de un club político estadounidense. En otros 20años los hombres pioneros que más han participado en la política de Ticuanise habrán retirado de la política pública. Aunque el comité continuará con susmiembros más jóvenes, parece poco probable que permanezca tan poderosocomo en la actualidad. La democratización en la política mexicana habrá deprolongar la vida transnacional en el ámbito local al movilizar a los migrantesmás jóvenes de la primera generación y de la "generación y media" para queparticipen en la política de Ticuani, pero sospecho que la política transnacio­nal será menos intensa durante las siguientes dos décadas. No obstante todavíapuede argumentarse a favor en vez de en contra de la importancia de un enfoquetransnacional: Ticuani habrá mostrado más de 50 años de vida transnacional,muchos miembros de la segunda y tercera generaciones habrán experimentadola asimilación en Estados Unidos de manera diferente a lo esperado, gracias aella, y Ticuani y la mixteca se habrán transformado de manera permanente.

Así como los transnacionalistas pioneros se equivocaban al plantear una"tercera vía", así también los críticos se equivocan al proponer que la pruebade una tercera vía es la única evidencia para mostrar la importancia de un en­foque transnacional. Documentar 30 años de efectos en el ámbito local sobreimportantes procesos como la asimilación, la política, la adolescencia y el gé­nero, debería ser suficiente para merecer la atención de los académicos. Mi tra­bajo de comparación entre la migración de los mexicanos y los suecos, de lositalianos y los polacos, retoma estos temas de la durabilidad.297 El resultado

""Véase Smith, 1997. 1988a, b y e, 2000 y 2001.

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probable para la vida transnacional de Ticuani es una vida transnacional, en elámbito local, menos intensiva pero todavía duradera que, como la de los cam­pos religiosos judíos o los campamentos de verano en las montañas Catskills,tiene importantes efectos para el resto de la vida. Además se trata de un pro­ceso que se modifica. A medida que los nuevos pueblos de migrantes se trans­nacionalizan en México, experimentarán muchos de los cambios descritos aquíy transformarán las nuevas áreas mexicanas de origen y apoyarán la vida transna­cional. Este proceso está muy difundido y afecta a grandes porciones del Méxicomral, convirtiéndolas en zonas de origen de migrantes y de recepción de reme­sas. Además, la década de los noventa trajo consigo grandes cinturones de mi­gración urbana en todo México, haciendo que la mayor parte de la migraciónreciente fuera urbana o suburbana y sustituyera a la tradicionalmente rural. In­cluso en el estado de Puebla surgieron nuevas áreas de migrantes en el círculode pueblos urbanos o industriales que rodean a la ciudad capital de Puebla, des­pués de que la crisis del peso de 1994-1995 estancó severamente la economía. ~98Dada la facilidad relativa para emigrar, en especial si se tienen parientes o ami­gos de la mixteca, esta acelerada emigración de la región cobra sentido.

Factores que afectan la vida transnacional en el nivel macro

Aunque este libro enfatiza a propósito la vida transnacional en el ámbito local, lasinstituciones y fuerzas en el nivel macro ayudan a hacer de la vida transnacionaluna parte duradera y probablemente permanente de la vida mexicoamericana.Como he documentado ya en otra parte, durante la década de los noventa el es­tado mexicano desarrolló una capacidad impresionante en sus relaciones sosteni­das con los mexicanos y los mexicoamericanos en Estados Unidos, con lo que as­pira al modelo diaspórico de la relación que guardan los judíos estadounidensescon Israel. Su principal programa, el Programa para las Comunidades Mexicanasen el Exterior, se utilizó con fines políticos y de diáspora por parte del PRI y bajoel presidente Vicente Fax ha sido el espacio para la política migrante. Lo que esmarcadamente novedoso es la plenitud con la que los migrantes en Estados Uni­dos se han convertido ahora en una parte de la comunidad política imaginada delos mexicanos en México, tanto para los ciudadanos como para los políticos. Ade­más México ha cultivado relaciones con un prometedor conjunto de líderes mexi­coamericanos y de los inmigrantes mexicanos, apostando con ello a un futurocrecimiento en la política de Estados Unidos. Al hacer que esos líderes visitenMéxico y conservarlos"en el ajo" respecto a los temas mexicanos, México pone loscimientos para una diáspora mexicana pequeña pero políticamente informada.

""Véase Binford, 2004.

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La estrategia de México había encontrado un contexto político receptivoen Estados Unidos antes del 11 de septiembre del 200 l. Los mexicoamericanosconstituyen cerca de dos terceras partes de la población de latinoamericanos, yen ese contexto la administración de Bush impulsaba la legalización de muchosindocumentados mexicanos en Estados Unidos, con la visión puesta en profun­dizar la relación especial entre México y Estados Unidos. El presidente Bushesperaba atraer los votos latinos y católicos en la siguiente elección, este grupoera clave en importantes estados electorales como California, Texas, NuevaYork y Florida, con lo que se crearían las condiciones para el surgimiento de unefectivo cabildeo de la diáspora: el grupo al que se interpelaba en Estados Uni­dos tiene una posición electoral clave y el país extranjero en cuestión tiene unaimportante posición en la política exterior.29g Aunque la guerra contra el terro­rismo ha eclipsado este tema en la política, las tendencias en el largo plazo apo­yarán la vida transnacional y de la diáspora. Algunos desarrollos relacionadostienen que ver con el surgimiento de un cuadro de líderes públicos de entre losinmigrantes mexicanos en Estados Unidos que son residentes permanentes ociudadanos estadounidenses y también ocupan un cargo de elección en Méxi­co. Los casos más sonados son el de la elección del ciudadano naturalizado es­tadounidense, Andrés Bermúdez, el "Rey del Tomate", como alcalde de la granciudad de Jerez, Zacatecas, en el 2001 Y las candidaturas de varios migrantesdurante las elecciones para diputados federales en el verano de 2003 para ocu­par curules en el congreso mexicano. Aunque Bermúdez fue despojado de sucargo por las autoridades electorales mexicanas, esto se dio porque él no cum­plía con el requisito de tiempo de residencia de Zacatecas; el tema de la ciuda­danía estadounidense no fue parte de las razones, lo que dejó abierta la posi­bilidad de elección. 30o Durante el verano de 2003 varios migrantes en EstadosUnidos participaron en las elecciones de diputados federales, presentándosecomo representantes de los migrantes mexicanos en Estados Unidos. Uno de ellos, Ma­nuel de la Cruz, obtuvo suficientes votos para que su partido lo seleccionaraaunque fue superado en el cargo de diputado por el Partido de la RevoluciónDemocrática, con tendencias de izquierda. Estos candidatos migrantes en el2003 eran diferentes de Eddie Barón, un mexicano que tenía su residencia per­manente en Estados Unidos, designado por el PRI en el 2000, que luego regre­só a México para ocupar su cargo. De la Cruz, al igual que media docena demigran tes residentes en Estados Unidos que montaron campañas serias duran-

'"9Para evidencias acerca de la importancia dé esos factores para que se de un cabildeo significativodesde la diáspora, compárese la suerte de los esfuerzos, en gran parte exitosos, de la diáspora judía, y deaquellos que tuvieron tan poco éxito de la diáspora armenia en Estados Unidos. Véanse Tololyan, 1999;de la Garza, 1997, 2000; Shetfer, 1986.

:I""Véase Smith, 2003.

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CONCLUSiÓN 363

te las elecciones al congreso mexicano en julio de 2003, se había cansado de es­perar a que avanzara la estancada agenda del presidente Vicente Fox a favor delos migrantes y cabildeó directamente en los partidos políticos para que se ledesignara en la elección en las curules del Congreso como candidato plurino­minal o del distrito regional. Se propusieron participar en la elección y luegogobernar como migrantes, impulsando la puesta en práctica de su derechoconstitucional al voto en la elección presidencial desde el extranjero y luego ob­tener reconocimiento político por sus contribuciones a México. Aunque ningunotuvo éxito para llegar realmente al Congreso, sus candidaturas contribuyerona promover una nueva forma de imaginar la comunidad política de México ymás de esos candidatos estarán presentes en las siguientes elecciones para elCongreso.

Puede ser útil ver esta transnacionalización de la vida política mexicana através de una lente globalista, pero no de aquella que leería esta transnaciona­lización como sencillamente una manifestación de las tendencias globales haciala democratización. Yo adaptaría en cambio el acercamiento que hace SaskiaSassen en su libro de 1998, Globalimtion and lts Discontents. Ella ve a la globaliza­ción económica como un proceso que requiere del compromiso del Estado conun futuro de ese tipo y con la legislación para ponerla en práctica; también veel contexto dentro del cual el Estado es soberano como algo que ha cambiado.De igual forma, yo veo el contexto dentro del cual el sistema político mexica­no es soberano -entendido como la manera en que la política se lleva a cabopor los actores mexicanos en México- como cambiante. Debido a la transnacÍo­nalización, el sistema político mexicano tiene ahora actores nacionales mexica­nos que actúan fuera de México, esto es, extraterritorialmente, pero todavíadentro del sistema político mexicano. Esto es diferente de la antigua noción deactores externos como los Estados Unidos que influyen en la política mexica­na. México tiene un derecho constitucional, legal, a la representación de los su­jetos políticos fuera de su territorio, en parte debido a las exigencias que estossujetos han hecho y continúan haciendo en México, y en parte gracias a sucompromiso con tornarse moderno. En esta visión las acciones del Estado mexi­cano fueron críticas para ayudar a crear y fortalecer la esfera pública transna­cional dentro de la cual se hacen estas demandas.

Los efectos de esa movilización transnacional en la participación de los in­migrantes en la política estadounidense probablemente tiendan a incrementar­se y no a disminuir, y a promover la adopción de la ciudadanía estadounidense,como ha sido el caso de los dominicanos en Nueva York cuando obtuvieron ladoble ciudadanía. 30l Todos los migrantes que participaron en la elección para

""Véanse Graham. 2001; Guarnizo. 1998.

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el congreso mexicano en el 2003, han sido muy exitosos en su trabajo en Esta­dos Unidos, o han estado profundamente comprometidos en el servicio comu­nitario, o ambos. De la Cruz, por ejemplo, mientras fue una importante fuerzaimpulsora en la federación de clubes zacatecanos durante años, trabajó ademássilenciosamente con otros líderes para organizar líderes de beisbol y de otrosdeportes para los jóvenes inmigrantes mexicanos y de la segunda generación,en parte porque los veía como un importante contrapeso a la atracción de laspandillas en Los Ángeles. Igualmente los empresarios inmigrantes que realizannegocios de manera transnacional tienen una mayor probabilidad de ser ciu­dadanos estadounidenses y tener un mayor éxito educativo y ocupacional queaquellos cuyos negocios se realizan totalmente en Estados Unidos.3

02

Las tendencias a largo plazo parecen favorecer la vida transnacional. Unacreciente integración de México y Estados Unidos habrá de fortalecer la vidatransnacional, tanto por la dislocación de las nuevas poblaciones por medio dela industrialización y quizá por la evolución del TLCAN hacia un estilo de inte­gración más comprensivo al estilo de la Unión Europea, con un movimientomás libre de las personas. Además, el continuado despoblamiento de grandesregiones del México rural en estados como Zacatecas, Jalisco, Guanajuato y Mi­choacán ha generado lo que los funcionarios mexicanos llaman entre ellos"pueblos fantasmas", donde los viejos y los niños que viven ahí requieren demuchos servicios pero pocos jóvenes, hombres o mujeres, están para realizar eltrabajo o pagar los impuestos que cumplan con esas tareas. 303 Sospecho que loslíderes mexicanos profundizarán el acento en sus llamados a los mexicanos enEstados Unidos en cuanto a cómo los vínculos con México ayudan a conservaruna auténtica mexicanidad y también enfatizarán de qué forma las mejoras lo­cales en México aumentan el placer de las vacaciones en los pueblos de origenYo también los estimularía a argumentar que ese retorno puede disminuir laspresiones hacia la asimilación que se dan en Estados Unidos.

La tasa de crecimiento de la población en México, que disminuye en los úl­timos años, podría debilitar una de las bases de la vida transnacional. Aunqueuna mayor cantidad de trabajadores ingresará en la economía mexicana delnúmero al que puede dotársele de empleo cuando menos durante los siguien­tes 20 años, después de ello México habrá de ser capaz de incrementar signifi­cativamente su inversión en capital humano y podría, en 30 años, ser en bue­na parte una economía del Primer Mundo. La migración tiende a disminuircuando hay un diferencial de aproximadamente 5 a 1 en los salarios entre lospaíses; México y Estados Unidos tienen ahora una razón de 10 a 1.304 Un ex-

'H12Véanse Portes el al.. 1999; Graham, 2001; Pessar, 1999."':1Thompson, 2001; véase Massey el al., 2002.""Véase Phil Martin y Wayne Cornelius, 1995.

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CONCLUSIÓN 365

tenso desarrollo y un más lento crecimiento poblacional disminuirían la pre­sión para que se dieran nuevos flujos migratorios que apoyaran la vida trans­nacional, aunque los amplios niveles de la vida transnacional actual podríanpersistir. El caso italiano puede resultar instructivo. La Comunidad Europea te­mía integrar a Italia a principios de la década de 1960 porque anticipaba una mi­gración italiana en masa. Pero como parte de esta integración, la Comunidad Eu­ropea (actualmente la Unión Europea, UE) invirtió fuertemente en el desarrollode Italia; que es en la actualidad un país de inmigración. Aunque Italia estaba enuna posición más cercana, en términos económicos, a Europa en los años sesen­ta, de lo que México se encuentra respecto a Estados Unidos en la actualidad,una visión similar para la integración entre México y Estados Unidos ayudaría aguiar un proceso que de cualquier modo se está dando, en buena parte sin unaguía. Sin embargo, Estados Unidos tendría que otorgar a México subsidios decerca de 25,000 millones de dólares anuales para apoyar una integración al esti­lo de la UE con Italia, una acción como esa parece muy poco probable. Indepen­dientemente de lo que pase, la emigración con origen en la mixteca y regionessimilares parece probable que continúe mientras no se agote la oferta de nuevosmigrantes, un prospecto que podría darse en unos treinta años.3

05

Una forma irónica de la vida transnacional podría darse si un número as­cendente de ciudadanos estadounidenses retirados se traslada a México. Dadoque algunas regiones en México cada vez más pueden ofrecer atención médicade primera clase, pero bajos costos en la vivienda, el servicio doméstico, cam­pos de golf y otros placeres del retiro, espero que un número creciente de esta­dounidenses retirados -anglos, méxicoamericanos y ciudadanos estadouniden­ses naturalizados que habrían migrado a Estados Unidos desde México- setrasladen allá. Los impactos políticos podrían ser fascinantes, a medida que losciudadanos estadounidenses retirados empezarán a cabildear en los congresosde Estados Unidos y México. Sería posible imaginar extensiones de la política­mente poderosa American Association of Retired Persons (Asociación Americanade Personas Jubiladas) ampliándose a México.

Implicaciones para las políticas

En estos párrafos finales planteo unas cuantas reflexiones acerca de lo que veocomo las implicaciones para las políticas del contenido de este libro, inspiradasen el relato precautorio de William J. Wilson, que lamenta el mal uso de sus pri­meras obras. Quiero primero enfatizar que las implicaciones para las políticasque se derivan de este análisis de la vida transnacional no todas son transna-

'O"Este párrafo se basa en Zolberg y Smith, 1996, y Smith, 2001.

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cionales. En cambio tienen dimensiones locales, nacionales y transnacionalesque requieren se les aborde en estos ámbitos. Más adelante discuto las implica­ciones para las políticas de los dos temas discutidos ampliamente en el libro -lavida asociativa cívica y política entre Estados Unidos y México, y las dimensio­nes transnacional y local de los temas que afectan a la juventud y a la familia.Adopto la visión de un burócrata bien intencionado que busca intervencionesfactibles. Ciertamente hay puntos estratégicos de intervención en el ámbito localque podrían dirigirse a algunos temas y que no requerirían de nuevas institu­ciones o de mucho dinero -se trata sólo de que pensemos de manera diferen­te. Otras intervenciones requerirían a la vez pensar de manera diversa además

de crear nuevas instituciones o programas, algunos de los cuales son de alcan­ce transnacional y más costoso.

La vida asociativa cívica y política entre Estados Unidos y México

Un importante desafío es canalizar las energías de la multitud de comités, fe­deraciones, clubes y otras formas de vida asociativa de los migrantes que yatrascienden a Estados Unidos y México, para convertirlas en contribucionespositivas a los sistemas políticos de Estados Unidos y México. Los partidos po­líticos y los movimientos sociales mexicanos se extienden a los dos países, y abor­dan temas que van desde los derechos indígenas, el neoliberalismo y el TLCAN,

hasta el abuso de los funcionarios de aduanas hacia los migrantes de retorno. Elprograma mexicano para las comunidades mexicanas en el extranjero tiene re­gistrados más de 600 comités de las comunidades de origen y existen cientosmás. ¿Cómo desarrollar este potencial?

Primero, habríamos de racionalizar y encauzar parte del poder económicode las remesas a México para fines positivos en ambos países. Unos 15,000 mi­llones de dólares eran enviados a México en el 2004, buena parte de ellos a tra­vés de métodos inseguros o de usura. Siguiendo al analista político Rudy de laGarza,:J06 recomiendo que los dos países establezcan instalaciones para las re­mesas que podrían enviar dinero de manera gratuita o a cambio de una cuotanominal, pero que hicieran "flotar" al dinero durante dos días. El enorme in­terés obtenido con esta flotación sería utilizado para proyectos educativos y dedesarrollo en México y las comunidades mexicoamericanas en los Estados Unidos.El beneficio consiste en remesas más baratas y seguras que serían utilizadas afavor de las comunidades afectadas en ambos países.

Segundo, la mayor institucionalización de las relaciones entre los mexicanoso mexicoamericanos en México y Estados Unidos, ayudaría a conservar los víncu-

'''''Véase De la Garza el al., 1997, 1998.

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CONCLUSiÓN 367

los de la diáspora, que podrían afectar de manera benéfica a la asimilación en Es­tados Unidos. Por ejemplo, un programa que pusiera a lajuventud mexicoameri­cana a trabajar en la educación pública, o en programas sociales de los pueblos deorigen de sus padres, o en internados con el gobierno o las empresas mexicanas,podrían tanto promover las definiciones positivas de la mexicanidad como situar­los en México y no en Estados Unidos durante los meses de verano. En vez de dis­minuir la asimilación en Estados Unidos como muchos temen que sucedería, lavida transnacional tiene el potencial de contribuir a que disminuyan las presionesa la asimilación negativa y promover una asimilación positiva para estos jóvenes.México habría de ampliar en gran medida sus intercambios educativos con losmexicoamericanos nacidos en Estados Unidos, lo que fortalecería su vínculo dias­pórico con México. Estados Unidos podría actuar aquí a través de la creación deun programa, en combinación con el gobierno mexicano, que apoyara las solici­tudes de las organizaciones cívicas mexicanas para que se les diera un estatus deorganizaciones sin fines de lucro en Estados Unidos, esto haría más fácil aportarpara los proyectos en México, comprometer a las instituciones estadounidenses ytambién encauzar energía hacia temas en sus comunidades en Estados Unidos.Bajo la nueva política de "adoptar una microrregión" los empresarios con poderfinanciero, mexicanos o mexicoamericanos en Estados Unidos, invierten en áreasreales o potenciales de emigración. Aunque limitado en su potencial de cambio agran escala, este programa puede generar diferencias positivas en áreas necesita­das de ayuda. Estados Unidos podría facilitar también tales inversiones bajo la ló­gica de que contribuya a promover el desarrollo en México.

El voto es un tema muy importante pero también escurridizo. Los migran­tes realizan sus exigencias hacia el voto en las elecciones mexicanas en los ám­bitos municipal o estatal, basados en sus continuadas contribuciones y en susfamilias en México. Los críticos oponen a esto que los migrantes ya no entien­den los problemas locales y que --como electores ausentes- no tendrían que vi­vir directamente con los efectos de su voto. Logísticamente este voto presentadesafíos pero podría llevarse a cabo por medio del establecimiento de registroselectorales locales en los consulados o quizá a través de Internet. Hasta el mo­mento el PRI ha evitado que se respete este derecho constitucional al voto en laselecciones presidenciales desde el extranjero porque teme que los migrantesvotarán en contra del PRI. Otros temas incluyen la reacción potencialmente ne­gativa en Estados Unidos al ejercicio del voto mexicano ahí -aunque técnica­mente se realizaría en suelo mexicano si ello se da en los consulados-Jo7 por ungran número de mexicanos, lo que sin duda muchos verán como una interfe­rencia en la soberanía de Estados Unidos. Una solución que se ha sugerido ha

"'''Véase Ruggie. 1993.

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sido la elección de algún tipo de sistema de colegio electoral o republicano ex­traterritorial, en el que los migrantes en Estados Unidos elegirían representan­tes para que votaran por ellos en México. Esto hace que sea menos probableque se den reacciones negativas en Estados Unidos. Sin embargo, los migran­tes no esperan a que México decida qué hacer. Como migrantes han buscado yganado curules como diputados plurinominales o regionales: sobre todo pormedio del PRD, están ingresando directamente en la política mexicana y sin dudaexigirán que se les incluya "dentro del periférico" en Washington, D.C. Por tan­to, aun cuando México no pusiere en práctica el derecho al voto desde el ex­tranjero, lo cual parece muy viable, los migrantes de retorno o los diputados delos migrantes que vivan en Estados Unidos ejercerán una creciente presión po­lítica en México que se amplificará por los migradólares y el prestigio.

Finalmente, los partidos políticos estadounidenses habrían de ser másconscientes de la historia de la migración estadounidense y empezar a cultivarsus relaciones con las organizaciones de migrantes mexicanos en Estados Uni­dos. La historia de la inmigración en Estados Unidos y la historia política tie­nen muchos capítulos en común. Durante la última gran oleada de inmigraciónen el periodo de la década de 1860 a la de 1920, era mucho más fácil que losinmigrantes pudieran votar. Estos mecanismos aunque con frecuencia utiliza­dos por las maquinarias políticas para subvertir los fines democráticos, en últimainstancia aceleraron la exitosa integración de estos nuevos grupos inmigrantes.Dada esta historia, me sorprende que una red tan inmensa de organizacionesde inmigrantes exista actualmente y tenga tan pocos vínculos con el sistema po­lítico estadounidense. Aunque tales relaciones se han empezado a desarrollaren algunos lugares, es necesario un esfuerzo más sistemático para abrir laspuertas a una asimilación positiva. Debemos recordar que la asimilación es unproceso en dos direcciones: a los recién llegados también debe ofrecérseles laoportunidad de convertirse en miembros plenos de la sociedad.

Problemas y políticas en torno a la juventud y la familia

Los adolescentes migran tes y los hijos de migran tes, miembros de la genera­ción y media, necesitan sentir que tienen un lugar en Estados Unidos y buenosprospectos ahí. Las pandillas son el problema más serio en este renglón, aun­que las intervenciones reales o potenciales que señale como practicables másadelante van más allá que simplemente las pandillas. En la mixteca, las autori­dades locales han construido cárceles más grandes y de manera selectiva hanasignado a la policía estatal para que lidie con las pandillas. Aunque esto ayu­dó a evitar la violencia en Ticuani, también dio a estos jóvenes algo visible a locual oponerse -el Estado, sus padres ausentes, la autoridad de los adultos- y

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encarcelados hacía más "chido" ser miembro de una pandilla. Las paredes de lanueva cárcel, más grande, de Ticuani, están cubiertas de graffiti de las pandi­llas.:\08 Los intentos desde México por coordinar su vigilancia de las pandillas conel Departamento de Policía de Nueva York hasta el momento han fracasado.

Un acercamiento más amplio consideraría los potenciales superiores y lasmayores dificultades que enfrentan los adolescentes migrantes, miembros de lageneración y media y de la segunda generación y su cifra creciente en calidadde residentes a corto y largo plazos o como residentes permanentes. México yEstados Unidos deberían dedicar recursos para la atención de los regulares y delos pandilleros de retorno, en especial en las vacaciones escolares. Los pueblos po­drían adaptar o desarrollar costumbres para la inclusión y reafirmación de estosjóvenes como miembros auténticos de los pueblos y no sólo a modo de "turis­tas". Además, es fácil imaginar la formación de "campamentos de verano" y"campamentos vacacionales de invierno" en regiones de salida de los migran­tes para los miembros de retorno de la segunda generación. Aunque es fre­cuente que los funcionarios mexicanos invoquen la relación entre Israel y losjudíos en Estados Unidos, es raro que se actúe en este sentido de maneras queimpliquen un verdadero impacto. Tales campamentos serían una forma concre­ta de que esos vínculos a la segunda generación y más allá y podrían realizarsede manera que facilitaran la incorporación positiva y la asimilación de la se­gunda generación, así como las siguientes en Estados Unidos. Esas medidasfortalecerían la identidad de la diáspora mexicana y apoyarían a la asimilaciónpositiva en Estados Unidos al mismo tiempo que ayudarían a los jóvenes mexi­canos de las localidades por medio de proyectos de obras públicas y campa­mentos deportivos en los que podrían trabajar los jóvenes de retorno. Méxicodebería reforzar y ampliar los intercambios estudiantiles que realizó durante ladécada de los noventa a través del Programa de Comunidades Mexicanas en elExtranjero, y Estados Unidos debería apoyar esos esfuerzos. Un programa re­lacionado sería el que los gobiernos y grupos privados de México y EstadosUnidos crearan y ampliaran las oportunidades para que jóvenes mexicoameri­canos estudiaran en México, permitiéndoles entender de manera distinta nosólo su propia mexicanidad, sino también las relaciones entre México y EstadosUnidos, al mismo tiempo que lograría una educación internacional de prime­ra clase con un precio más accesible. Imagínese, por ejemplo, ¿cómo podríaeducarse a los mexicoamericanos con una parte mínima de los excedentes delos 15,000 millones de dólares de las remesas anuales? ¿y cómo se multiplica­rían los rendimientos de las inversiones a medida que estos jóvenes regresarana Estados Unidos para trabajar en sus comunidades? (Ése es uno de los propó-

""Véase Venkatesh, 2002, sobre cómo una estancia en la cárcel aumenta el prestigio.

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sitos en los que trabaja una organización sin fines de lucro en cuya fundacióncontribuí, la Mexican Educational Foundation of New York).

Otra medida sería que las dependencias del gobierno mexicano, incluidaslas secciones locales del Sistema de Desarrollo Integral de la Familia (DIF) pro­movieran relaciones más estrechas con las autoridades y las instituciones localesen los lugares de destino de los migrantes en Estados Unidos. En muchos ca­sos sería posible identificar importantes comunidades y regiones que tuvieranesos lazos directos, en donde ya hay organizaciones o instituciones de EstadosUnidos orientadas a apoyar a mexicanos y mexicoamericanos. Una ampliacióncuidadosa del programa de "ciudades hermanas" podría ser útil.

La política explícita de Estados Unidos es facilitar la adquisición de unaciudadanía estadounidense plena y activa por parte de los inmigrantes y sus hi­jos. Las dificultades para convertirse en ciudadanos perjudican la vida social ycívica estadounidense al generar, por ejemplo, una gran población de personasindocumentadas sin derechos políticos.3

09 Según mi visión, estimular la adqui­

sición de la ciudadanía entre los inmigrantes y sus familias es congruente conuna relación continuada con el lugar de origen y tendrá muchos impactos po­sitivos en el largo plazo para Estados Unidos. Además, los problemas de asimi­lación en Estados Unidos reflejan dificultades más grandes en la manera enque hace frente a las necesidades de la juventud, en especial lo que se refiere alos jóvenes de ingresos bajos en las ciudades. En vez de simplemente una polí­tica de inmigración -que determina quién entra- Estados Unidos requiere unapolítica migratoria que ayude a los recién llegados a convertirse en ciudadanos,aprender inglés y enseñar a sus hijos a participar plenamente en las institucionesestadounidenses. Tal política ayudaría a quienes arriban a contextos de recep­ción difícil a superarlos y a ser ellos mismos quienes cambien estos contextos. Fi­nalmente, Estados Unidos deberá simplificar sus procedimientos para conver­tirse en inmigrantes legales y ciudadanos estadounidenses, a la vez que da lospasos necesarios para asegurar la seguridad nacional. Estados Unidos invertiríaen su propio futuro al facilitar que millones de mexicanos que viven actualmen­te en el país como migrantes indocumentados o residentes legales regularicensu estatus y luego se conviertan en ciudadanos estadounidenses.

Un problema final, mencionado de pasada en el libro, merece qué se le inclu­ya aquí porque ilustra de que manera las posibles intervenciones locales cambia­rían en gran medida las vidas de la gente -hombres migrantes que abandonan asus esposas e hijos en México. El abandono puede ser total, cuando el hombre seva y no manda ni hace visitas y puede formar otra familia con una mujer diferen­te en Estados Unidos- o emocional --cuando el hombre manda dinero pero ya

"""Véase Jones Correa, 1997a, b.

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no regresa. Algunas veces estos son ejercicios egoístas de! poder, pero más fre­cuentemente son consecuencia de las mismas condiciones de desesperación de!hombre. Muchos migrantes se sienten deprimidos, tienen problemas de alcoholy no ven una manera factible de reunificar a sus familias en Estados Unidos. Mu­chos se sienten fracasados. Han ido a Estados Unidos para prosperar, se sientenavergonzados y todavía siguen luchando, pero no pueden soportar e! "fracasar"ante sus familias, incluso si ello significa no verlas durante años.

Para los hombres que han abandonado a sus familias por completo,31O laprioridad es de qué forma aplicar las leyes existentes en Estados Unidos paraque las esposas accedan a la posibilidad de recibir los sueldos de los maridosen Estados Unidos. No hay obstáculo legal alguno para que ello sea posible bajola legislación estadounidense. Sin embargo, la mayor parte de las mujeres enMéxico no sabe que tiene este derecho y es incapaz de actuar de acuerdo conéste. Empero, a finales de la década de los noventa, el DIF de Tamaulipas creóun programa piloto con e! estado de Texas para aplicar las obligaciones de ma­nutención a los hijos. Para poner esto en práctica a gran escala, las institucio­nes mexicanas deben informar a las mujeres en las regiones de origen sobre susderechos y luego crear un espacio de manifestación social sobre la migraciónen e! que los hombres alejados de sus hogares serían señalados por no cumplircon sus obligaciones, a través de redes sociales o de un registro en Internet delos "padres migrantes desertores" o a través de medidas legales. Me preguntosi los arreglos a gran escala podrían negociarse como acuerdos adicionales alTLCAN, a través de la utilización de una institución binacional ya existente.

Estos son tan sólo tres problemas en los que es posible la intervención lo­cal, nacional y transnacional. Otros, incluidos los de salud pública como la tu­berculosis, el SIDA y e! abuso de drogas, también avanzarían en su solución si seadopta esta aproximación. Estoy a favor del uso creativo de medidas factiblesque utilicen las herramientas existentes para abordar los problemas, e! diseñoy la creación de nuevas instituciones que puedan lidiar de manera más com­prensiva con las dimensiones transnacionales de estos problemas. Con dema­siada frecuencia, académicos bien intencionados, seducidos por los análisistransnacionales o globales, declaran que tan sólo las soluciones transnaciona­les o globales contribuirán al abordaje de los problemas, mientras que diseña­dores de política con buenas intenciones, muy frecuentemente piensan dentrode los límites de su jurisdicción para abordar los problemas. Lo que yo propon­go es la combinación de cualquiera de todos estos métodos que permitan inter­venciones bien diseñadas en puntos estratégicos.

310Acerca de la separación entre rnigrante e hijos, véanse los trabajos de los Suárez Orozco, GailMurnrnert, Sergio Zendejas, Ceres Artico, y Marjorie Faulstich Orellana.

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Postdata, diciembre de 2005

ROBERT COURTNEY 5MITH

Los párrafos anteriores fueron escritos en 2003, mucho tiempo antes de que enMéxico finalmente se aprobara la legislación que daría el derecho al voto en laselecciones presidenciales a los mexicanos en el extranjero. Al hacer esto, tantoMéxico como el presidente Fax han cumplido una promesa de hace muchotiempo. El proceso ha sido complejo. Primero, a pesar de que en Estados Uni­dos hay más de 10 millones de mexicanos, tan sólo unos 400,000 tienen la cre­dencial requerida y que les permitiría registrar su voto. Todavía a principios dediciembre 2005, menos de 2,000 se habían registrado con el IFE (Instituto FederalElectoral) para votar en el extrar-uero. Muchos sospechan que la mayor partede las solicitudes llegará en las últimas semanas previas a la fecha límite del 15de enero de 2006. Segundo, el IFE ha organizado las elecciones de tal modo queejerce una influencia contradictoria en la política mexicana. Por un lado, lapuesta en práctica real del derecho al voto desde el extranjero representa unainstitucionalización de la imaginación de la comunidad política en la que se in­cluyen los migrantes. Es claro que la retórica de la inclusión de los migrantesha esgrimido el argumento que ha prevalecido durante los últimos 15-20 añosen el debate público. No obstante, el IFE ha limitado drásticamente el ejerciciode la política que gira en torno a las elecciones -las campañas. Con esta nuevaley, los partidos políticos tienen prohibido de manera estricta el realizar cam­pañas en Estados Unidos de manera alguna; los candidatos a la presidenciatambién tienen prohibido visitar Estados Unidos para hacer campaña. La iro­nía es que el IFE ha intercambiado un sistema en el que había campañas políti­cas sin elecciones por uno en el que hay elecciones sin campañas.

La ley, y la interpretación que hace el IFE de ella, parece expresar una po­sición de compromiso entre quienes deseaban que los inmigrantes tuvieran elderecho ciudadano formal de votar -a ser "nuevos sujetos políticos," en térmi­nos del politólogo zacatecano Miguel Moctezuma Longoria - y aquellos que te­mían que el llevar la política mexicana en tierra estadounidense podría irritara Estados Unidos y aumentar las probabilidades de que los procesos electora­les se dieran fuera del control de las autoridades mexicanas, en particular delIFE. Una consecuencia ha sido que los partidos políticos mexicanos han ido aEstados Unidos a promover el voto, como lo hizo un diputado federal en el surdel Bronx a principios de diciembre de 2005. El diputado mostró a los mexi­canos reunidos cómo hacer la solicitud por la Internet y cómo votar. Más tar­de, al hablar con él, me dijo, en respuesta a la pregunta de si su "grupo parla­mentario" pagaba su viaje y se rehusó a decir a qué grupo pertenecía. Cuandole pregunté si los migrantes que asistieron a su charla no sabrían de qué grupoera, y que luego no sentirían que su grupo estaba ayudando a los migrantes

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más que los otros que no fueron de visita, él simplemente sonrió. La otra con­secuencia irónica es que el IFE, al prohibir realizar campañas en Estados Uni­dos, en teoría amplía el área que ha de vigilar y cubrir. En el pasado, la políti­ca mexicana que se llevaba a cabo en Estados Unidos era una especie de zonalibre sin regulaciones, una especie de red política mundial como la de Internet<political world wide web). En su estado actual, el Congreso mexicano y el IFE quedirige Luis Carlos Ugalde han exigido que, a cambio de una inclusión formalen la comunidad política en forma del voto, los migrantes hayan de cercenar ocambiar profundamente los lazos con los partidos y otras instituciones políticasmexicanas. La irónica consecuencia puede ser un descenso en la influencia po­lítica de los migrantes mexicanos en Estados Unidos. En épocas pasadas, losgrandes números de migrantes mexicanos y su inmenso potencial elector, sudemostradas y continuas contribuciones a México, se combinaban con su dere­cho constitucional al voto que no se ponía en práctica -y que se negaba- les dabauna tremenda importancia simbólica. Al concederse ese derecho, los críticospueden ahora invertir posiciones y decir que la influencia de los migrantes sólodebe limitarse a los votos de los migrantes, los que probablemente no lleguena ser más de una fracción del total de la población inmigrante en Estados Uni­dos. Es posible anticipar tres posibles respuestas por parte de los migrantes ysus defensores. Primero un esfuerzo más vigoroso de organizar el voto en laselecciones futuras. Segundo, los intentos constantes por reforzar la importan­cia simbólica de los migrantes para esta elección, junto con una fuerte críticade las restricciones impuestas por el IFE Y el Congreso a la acción política fue­ra de México. Tercero, un movimiento para ampliar o ganar el derecho a vo­tar y ser votado para cargos en los ámbitos estatales y locales. Ello incluiría aun gran número de migrantes que regresarían a México para ser votados en unpuesto, una clase política repatriada. Incluiría a muchos que estarían compro­metidos con lo que el politólogo zacatecano Miguel Moctezuma Longoria, lla­ma un nuevo sujeto político que vive y contribuye de manera sustancial tantoen su sociedad de origen como en la de destino y que por tanto es merecedortanto de reconocimiento como de derechos políticos.

CODA: La Fundación Mexicana para

la Educación en Nueva York

Por insistencia de mi editora en la University of California Press, la entusiasta,reflexiva y simpática Naomi Schneider, añado un breve comentario para discu­tir la Mexican Educational Foundation ofNew York (MexEd: Fundación Mexica­na para la Educación en Nueva York) una organización sin fines de lucro, confundamento en la ley SOlc3 de Estados Unidos, en la que participé como cofun-

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dador con Sandra Lara, quien en esa época fuera estudiante de doctorado enel Teachers College at Columbia University y que ahora se ha convertido en ladoctora Lara-Cinisomo y es analista en la corporación RAND en California. Du­rante varios años hemos trabajado como un consejo junto a dos amigos com­prometidos, Jorge Suárez y Sven Kaludzinksi-Treviño, un mexicano y un mexi­coamericano, respectivamente, que trabajan en finanzas. Las metas de MexEdson promover el liderazgo y el progreso de los mexicanos y mexicoamericanosen Nueva York, a través de la promoción del logro educativo, la tutoría y las de­finiciones positivas de la mexicanidad u orgullo étnico. Una parte importantedel impulso para comenzar esta organización la constituyó mi propia frustra­ción al ver tanto potencial desperdiciado en esta comunidad por obstáculosgrandes y pequeños. Esta frustración se profundizó a medida que estudiaba eltrabajo y la educación de la segunda generación de mexicoamericanos en Nue­va York. Antes de esto había trabajado como voluntario en diversos cargos conla comunidad mexicana: como maestro de inglés, como consejero en los trámi­tes de amnistía, como testigo experto e incluso había dejado temporalmente elposgrado para trabajar como organizador comunitario. No obstante, todos es­tos esfuerzos no tuvieron un efecto acumulativo. El camino concreto para for­mar MexEd en Nueva York, de hecho comienza con la historia que narra San­dra, similar a la de Horatio Alger, de llegar a Estados Unidos como una niñapequeña que creció en circunstancias difíciles en Los Ángeles, ingresó y se es­forzó por terminar la universidad a fuerza de carácter e inteligencia, y luegoatacar la maestría en Harvard del mismo modo. Sandra regresó luego a LosÁngeles para iniciar la organización "LEGAL"; Latinos Encouraging Gradua­tion Among Latinos (Latinos que Estimulan la Graduación entre Latinos) -quetenía muchas metas similares a las de MexEd. Luego llegó a Nueva York paraasistir al Teachers College y empezó a trabajar en mi proyecto sobre el trabajoy la educación de la segunda generación. Su historia y trabajo con LEGAL, y mideseo de encontrar una forma adecuada para ayudar a la comunidad tuvieroncomo resultado a MexEd.

MexEd es una organización joven con grandes planes basados en la expe­riencia de vida y una extensa investigación. En concreto hemos comenzado porestablecer nuestro primer programa de tutoría para ayudar a los jóvenes mexi­canos y mexicoamericanos en la obtención de información acerca de la univer­sidad y para que obtengan internados en espacios profesionales, comunitarios oempresariales. La estrategia es hacer que todos los académicos lfellows, alumnosquienes reciben becas de MexEd) realicen trabajo comunitario con mexicanos omexicoamericanos en Nueva York o en México, con el objeto de incrementar elcapital social en la comunidad más amplia. Buscamos apoyar primero el progre­so rápido de unos cuantos académicos seleccionados en MexEd, mientras traba-

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jamas para promover que más mexicanos y mexicoamericanos asistan a la uni­versidad en Nueva York. También buscamos recolectar fondos para becas conel objeto de enviar a los estudiantes tanto a universidades privadas como Co­lumbia y a universidades públicas, incluido el programa honorario de la Uni­versidad de la ciudad de Nueva York. Tenemos varias metas más amplias, ade­más de algunos mecanismos específicos para lograrlas.

MexEd ha tenido el gran privilegio de trabajar este año 2005-2006 con laCity University of New York (CUNY) y con la Mexican American Students Allian­ce (MASA) y su presidente Angelo Cabrera en el programa de mentores mexica­nos, con apoyo financiero de la New York Community Trust's Fund for New Ci­tizens. MexEd tiene un programa de mentores funcionando e inicia un capítu­lo de MexEd en la escuela pública de educación media superior de la ciudadde Nueva York, en coordinación con MASA, que tiene un programa de mento­res en un templo católico en el Bronx. Juntos, coordinamos los esfuerzos de ex­tensión de CUNY dirigidos a los estudiantes mexicanos. Esto es parte de la pues­ta en práctica del Memorandum 01 Understanding Between the Mexican Consulate inNew lórk and CUNY (memorando de entendimiento entre el consulado mexicanoen Nueva York y la Universidad de Nueva York), impulsado por el vicecancillerJ ay Hershenson y el cónsul Arturo Sarukahn. Este MOU adopta varias medidas,entre ellas la de acercarse a los estudiantes mexicanos en la organizaciones mexi­canas comunitarias y en sus escuelas, y la de entrenar a líderes de la comunidadmexicana para que se conviertan en "embajadores" informales de CUNY, quequieran saber cómo ayudar a los inmigrantes y a sus hijos, tanto para ingresara CUNY (como facilitadotes informales de la admisión, no como consejeros for­males de admisión de CUNY) y también orientarlos hacia otros recursos existen­tes, según sus necesidades educativas. MexEd y MASA se muestran muy entusias­mados por el progreso logrado este año por los programas de mentores y deextensión.

Una meta importante es revertir la percepción negativa con la que nosencontramos una y otra vez en el estudio de la segunda generación: la educa­ción media es buena para aquellos que van, pero "los mexicanos no van a launiversidad". Como efecto del trabajo de MexEd queremos que los mexica­nos y mexicoamericanos en Nueva York traigan consigo a modo de una se­gunda naturaleza el que los mexicanos asistan a la universidad; queremos quesea la norma. Además de los programas de tutoría e internado, nos gustaríacomenzar un proyecto a partir del cual mandamos a algunos estudiantes aMéxico para estudiar en la universidad, participar en el servicio público, y eninternados, incluso para trabajar. Imagínese el efecto que un programa de esetipo podría tener para un joven mexicoamericano cuya principal (o inclusoparcial) experiencia de ser mexicano se da en un difícil barrio de Brooklyn.

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Podría tener el potencial de redefinir la mexicanidad de una manera muy po­sitiva, incluso para aquellos que ya tienen concepciones positivas, como he­mos documentado en este libro y para expandir el capital social -los contac­tos y la formación de redes- que poseen estos jóvenes de formas que no sonposibles en Estados Unidos. También ayudaría a que rindieran más los dóla­res de las becas, promover la comprensión entre Estados Unidos y México yfortalecer los vínculos entre México y su diáspora en Estados Unidos, si se leamplía adecuadamente, este programa podría convertirse en un instrumentopara luchar contra la asimilación negativa y promover la asimilación positiva.Las presiones hacia la asimilación negativa que ejerce Estados Unidos sobre losnuevos migrantes, y no los vínculos con México, son las que plantean el ma­yor peligro tanto para los futuros individuales de estos jóvenes como para susfuturos colectivos en la sociedad estadounidense. MexEd podría ayudar a pro­mover la formación de un cuadro de líderes mexicanos y mexicoamericanosen Nueva York, que entiendan a la vez los problemas de la comunidad y lospuntos difíciles en las relaciones entre México y Estados Unidos, además detener la capacidad de ayudar en el abordaje de estos temas. Los programascomo los que MexEd desea desarrollar podrían desarrollar una importantediferencia en las vidas de estos jóvenes también a través de ayudarlos a iden­tificar proyectos importantes y a actuar de acuerdo con ellos para poderse de­dicar más allá de la preocupación por sí mismos. *

'Quien desee contribuir a este programa puede enviarme un correo electrónico a [email protected] para obtener información. o enviarme un cheque a nombre de la Mexican Educatio­nal Foundation of New "York en: Prof. Roben Smith, SchooVPublic of Pinlle Affairs, Baruch College, 9th!loor, 135, E22nd St. NY NY 10010. La mitad de las regalías provenientes de este libro serán donadas aMexEd y otras organizaciones mexicoamericanas, especialmente en Nueva York. Gracias.

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---, 1999, "Matters of State: Theorizing Immigratíon Policy", en Josh De­Wind, Philip Kasinitz y Charles Hirschman (eds.), The Handbook o[Internatio­nal Migration: The American Experience, Nueva York, Russell Sage Publications,pp. 71-93 Y 94-120.

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ZÚÑIGA, Víctor y Rubén Hernández León (eds.), New Destinations for MexicanMigration, Nueva York, Russell Sage Foundatíon.

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índice

AGRADECIMIENTOS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5

INTRODUCCIÓN

Capítulo 1Los INMIGRANTES MEXICANOS EN NUEVA YORK y PUEBLA:

LOS DOBLES CONTEXTOS DE LA VIDA TRANSNACIONAL

9

33

Capítulo 2Los AUSENTES SIEMPRE PRESENTES; LA IMAGINACIÓN Y LA

CREACIÓN DE UNA COMUNIDAD POLÍTICA TRANSNACIONAL

EN EL ÁMBITO LOCAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 77

Capítulo 3LA DERROTA DE DON VICTORIO. TRANSNACIONALIZACIÓN,

DEMOCRATIZACIÓN y CAMBIO DE RÉGIMEN EN LOS ÁMBITOS

LOCAL, ESTATAL Y FEDERAL 105

Capítulo 4ESTRATEGIAS DE GÉNERO: ESTABLECIMIENTO Y VIDA TRANSNACIONAL 127

Capítulo 5"EN TICUANI SE VUELVE LOCO": LA SEGUNDA GENERACIÓN

NEGOCIA DE NUEVO EL GÉNERO EN TICUANI 163

Capítulo 6"PADRE JESÚS, CUÍDEME": ADOLESCENCIA,

RELIGIÓN Y UBICACIÓN SOCIAL EN NUEVA YORK y TICUANI 195

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Capítulo 7REGRESARÉ EL PRÓXIMO AÑO: LA VIDA TRANSNACIONAL EN EL ÁMBITO

LOCAL A LO LARGO DE LA TRAYECTORIA DE VIDA 241

Capítulo 8DEFENDER EL NOMBRE EN NUEVA YORK Y TICUANI:

RAÍCES Y TRANSNACIONALIZACIÓN DE LAS PANDILLAS MEXICANAS o ••••••••• 267

Capítulo 9"¿POR QUÉ HABRÍA QUE ECHAR A PERDER UN BUEN LUGAR?":

EL REGRESO A UN TICUANI TRANSFORMADO o •••••••••••••••••••••••• 309

CONCLUSiÓN 351

BIBLIOGRAFÍA o ••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• 377

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AMÉRICA LATINA y EL NUEVO ORDEN MUNDIAL

Director: Raúl Delgado Wise

Títulos publicados

¿ADIÓS AL CAMPESINADO? DEMOCRACIA y FORMACIÓN POLíTICA

DE LAS CLASES EN EL MÉxIco RURAL

Gerardo Otero

¿SUSTENTABILlDAD?

DESACUERDOS SOBRE EL DESARROLLO SUSTENTABLE

Guillermo Foladori • Naína Pierri(Coordinadores)

AMÉRICA LATINA y EL CARIBE EN EL SIGLO XXI.PERSPECTIVA y PROSPECTlVA DE LA GLOBALlZAClON

Francisco López Segrera • José Luis GrossoFrancisco José Mojica • Axel Didriksson • Manuel Ramiro Muñoz

(Coordinadores)

CLANDESTINOS. MIGRACiÓN MÉXiCO-EsTADOS UNIDOS

EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXIJorge Durand • Douglas S. Massey

CONTRIBUCIONES AL ANÁLISIS DE LA MIGRACIÓN INTERNACIONAL Y

EL DESARROLLO REGIONAL EN MÉxICO

Raúl Delgado Wise • Beatriz Knerr(Coordinadores)

CONTROVERSIAS SOBRE SUSTENTABILlDAD.

LA COEVOLUClÓN SOCIEDAD-NATURALEZA

Guillermo Foladori

COLAPSO y REFORMA. LA INTEGRACIÓN DEL SISTEMA BANCARIO

EN EL MÉxICO REVOLUCIONARIO, 1913-1932Luis Anaya Merchant

CRíTICA DE LA ECONOMíA VULGAR.

REPRODUCCIÓN DE CAPITAL Y DEPENDENCIA

J. Osario

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DEL SIGLO AMERICANO AL SIGLO DE LA GENTE.

LATINOAMÉRICA EN EL VÓRTICE DE LA HISTORIA

jesús Hernández Garibay

DESPUÉS DEL QUINTO SOL. CLASE y RAZA EN NORTEAMÉRICA

james W Russel

EL MÉxIco DE HOY. SUS GRANDES PROBLEMAS

Y QUÉ HACER FRENTE A ELLOS

Alonso Aguilar Monteverde • Fernando Carmona t

Guadalupe Barajas Zedilla • Rodolfo Barona Soriano

Agustín Gonzá/ez • jesús Hernández Garibay

Cecilia Madero Muñoz • Héctor Magaña Vargas

Ana l. Mariño • Gastón Martínez • Ana Francisca Palomera

Sofía Lorena Rodiles Hernández • Héctor Roldán Pérez

EN CONTRA DEL NEOLlBERALlSMO:

EL DESARROLLO BASADO EN LA COMUNIDAD

Henry Veltmeyer • Anthony O'Malley

ENFRENTANDO LA GLOBALlZACIÓN.

RESPUESTAS SOCIALES A LA INTEGRACIÓN ECONÓMICA DE MÉxIco

Laura Carlsen • Tim Wise • Hilda Salazar(Coordinadores)

FLEXIBLES Y DISCIPLINADOS. Los TRABAJADORES BRASILEÑOS

FRENTE A LA REESTRUCTURACiÓN PRODUCTIVA

Noe/a Invernizzi

HACIA UNA POLíTICA DE ESTADO PARA

LA EDUCACIÓN SUPERIOR EN MÉxICO

Daniel Cazés Menache • Raúl Delgado Wise(Coordinadores)

INDíGENAS MEXICANOS MIGRANTES EN LOS ESTADOS UNIDOS

jonathan Fax • Gaspar Rivera-Salgado(Coordinadores)

LA ERA DE LA MIGRACIÓN.

MOVIMIENTOS INTERNACIONALES DE POBLACIÓN EN EL MUNDO MODERNO

Stephen Castles • Mark j. Miller

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LA GLOBALlZAClÓN DESENMASCARADA:

EL IMPERIALISMO EN EL SIGLO XXIjames Petras • Henry Veltmeyer

LA TRANSFORMACIÓN DE LA UNIVERSIDAD MEXICANA.

DIEZ ESTUDIOS DE CASO EN LA TRANSICIÓN

Axel Didriksson T. • Alma Herrera M.(Coordinadores)

Los ESTADOS MEXICANOS. SUS ACTIVOS Y

SU DINAMISMO ECONÓMICO Y SOCIAL

Vidal Carza Cantú • jasé Polendo Carza • Francisca Carcía Hernández

MÉxICO EN EL PRIMER AÑO DE GOBIERNO DE VICENTE Fax

Raúl Delgado Wise • Carmen Calinda • Luis Conzález Souza

Arturo Cuillén • jasé Merced Conzález • josefina Morales

Ana Carcía-Fuentes • Isaac Palacios • juan jasé Dávalos

Fernando Paz Sánchez • Héctor Diaz Palanca

NUEVAS TENDENCIAS Y DESAFíos

DE LA MIGRACIÓN INTERNACIONAL MÉXiCO-EsTADOS UNIDOS

Raúl Delgado Wise • Margarita Favela(Coordinadores)

SANTOS, DURAZNOS Y VINO. MIGRANTES MEXICANOS y

LA TRANSFORMACIÓN DE Los HARO, ZACATECAS y NAPA, CALIFORNIA

Sandra L. Nicho/s

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MéxicoenNueva York

Vidas transnadonalesde los migrantes mexicanos

entre Puebla y Nueva York

ISBN 970-701-707-4MAP: 390245-01

se terminó de imprimiren la ciudad de Méxicodurante el mes de marzodel año 2006.La edición. en papel de75 gramos. constade 2.000 ejemplares mássobrantes para reposicióny estuvo al cuidado dela oficina litotipográficade la casa editora.

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