37
CLASICOS ALFÂGUARA (@) DIRECTOR: CLAUDIO GUILLEN T"'ï f,, rr Ëi Íl rri- I \*1- ",t q -o ffi-tffiw&"ro"4,ffi\5''' ruffiffiÏqmffi$ WKruWffi L.4 S PE RF] GTÌINACTO I "*] ES Adontle se escrilren urue lrus y extruftasj cosits (rLre viu v ovó crr ltls ltcintts tle Clrinu, 'l'tiríerri.i, Sürrtau, qu.e vul5arlrrcute se llarrrtr Sitrnr, Lìalernliiart, I'egir, 1\ltrtaban y otr'o!ì rnuchos de irtluellas lrar-tes Ur-ierrtales, de tlue en estãs ttuestra$ cic Üccitlcntc hay-nluy poca o nirrguna rroticia. Segrin la traducción dcl l-,icenciado ll'r'ántrisco l{elrera Nlaldonado, carrórrigo de lrr Santa tgiesin lteal tle Allri:rs, pulrlicricta en 1ô20, revisatlrr y cornplctarda lror José AgustÍn '\luÌricu. @@ trntnodtrcciórl tz rlotas cl J osé Agustím rVlateieu :' ) q{) 'Jï r$ 7", '", \ i Ii- '-..J { {,*-" r-{-r E,DICIONE,S ALFACTJARA S@)A

Mendes Pinto

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Viajes

Citation preview

Page 1: Mendes Pinto

CLASICOSALFÂGUARA(@)DIRECTOR: CLAUDIO GUILLEN

T"'ï

f,, rr

ËiÍl

rri-I\*1-

",t

q-o

ffi-tffiw&"ro"4,ffi\5'''

ruffiffiÏqmffi$WKruWffiL.4 S PE RF] GTÌINACTO I

"*] ES

Adontle se escrilren urue lrus y extruftasj cosits(rLre viu v ovó crr ltls ltcintts tle Clrinu,'l'tiríerri.i, Sürrtau, qu.e vul5arlrrcute se llarrrtrSitrnr, Lìalernliiart, I'egir, 1\ltrtaban y otr'o!ìrnuchos de irtluellas lrar-tes Ur-ierrtales,de tlue en estãs ttuestra$ cic Üccitlcntchay-nluy poca o nirrguna rroticia.

Segrin la traducción dcl l-,icenciadoll'r'ántrisco l{elrera Nlaldonado,carrórrigo de lrr Santa tgiesin lteal tle Allri:rs,pulrlicricta en 1ô20, revisatlrr y cornplctardalror José AgustÍn '\luÌricu.

@@

trntnodtrcciórl tz rlotascl

J osé Agustím rVlateieu

:')

q{)

'Jïr$

7",

'", \i Ii-

'-..J

{ {,*-"

r-{-rE,DICIONE,S

ALFACTJARAS@)A

Page 2: Mendes Pinto

I

).,)(-'-,".6t'.$

)

-{..

Iliq:

Ëfr[â,-ftrdËËâgsfp'.?r.- TITULO ORIGINAL:PI'ITEGÌÌÌN AÇAM DE FERN,A M MENDE.' PINTO EM QUE DA CONTADE MUYTAS E MUYTO ESTRÁNHAS COUSAS QUE VIO €, OUVIONO RETNO DA CHINA, NO DÁ TARTARIA, NO DE JORN,ÁU, QUEVULGARMENTE SE CHAÌvÍA SIAO, NO DE CAI-AMINHÁN, NO DEPEGïJ, NO DE MARTAVAO, E EM OUTROS MUYTOS REINHOS &SI'NHORIOS D/S PÁRTEJ ORIEN?'áIJ, DE QUE NEJTáS NOSJÁSDO OCCIDENTE HA MUYTO POUCA O NENHUA NOTICIA.

DE LA ADAPTACION:

IOSE AGUSI'IN MAHIEU

DE ESTA EDICION:

E,DICIONE,SALFÂGTJARAs(@)APRINCIPE DE VERGARA. BI

MADRID-6TELEFONO 261 97 OO

r 982

I. S. B. N.:8.1-204-0004- |

DEPOSITO LEGAL: M. 35.168-1982

Page 3: Mendes Pinto

@@@@@"o@-@@

CAPITIJLO I

Lo que pasé en mis rnoceclades efl. este Reino clePortugal hasta que rne ernbarqué para la India.

Cuando pongo delante de mis ojos algunas veces los gran-des infortunios y continuos ttabajos que por mí pasaron, naciclos

conmigo en rni ptimeta eclad y continuados en mí como ella,por el mejot y más florido tiempo de mi vida, hallo razón pataformar mil quejas de mi fortuna, que parece que tomó por pat-ticular asunto y principal emptesa, desde mi nacimiento, el per-seguirme y maltratarme como si eso la hubiera cle hacer farnosay aumentar sus renombres y poderes. Porque no contenta de pe-

nârme en mi patria, desde el principio de mi nacimiento, en mi-serias y pobreza, acompaãándome esta desventtua en mi moce-dacl, no sin algunos sobresaltos a que ponía mi vida cada horaa peligros conocidos, también me quiso llevar a las partes rerno-tas cle la India, donde en vez de dar remedio a mis calamidadescrecieton con la edad mis trabajot y se aumentâron mis peligtos.Aunque vienclo que de tantos y tales fue l)ios servido de librarmey traerme a seguro puerto) hallo que tengo lnenos taz6n de que-jatme de los males pasados y mayor ocasión de dar mil gracias a

su Majestad bendita por los bienes presentes, que tengo yo pol'muy gtande la conservación que'ha hecho de mi vida, pat'a cluepudiese dejar a mis hijos, por principal herencia, estos mal llarna-dos cliscursos ( que para ellos solos escribo ) , para que cle acp-rí

tomen motivo para cumplir sus obligaciones, sin desanimarse conlos trabajos de la vida, pues les enseõaron bastantetnente las mu-chas mías [que ninguna desventura es grande, por más que loparezca, que no la venza la naturaleza humana, ayudada de losfavores divinos y auxilios poderosos clel Altísimo; y con estacerteza me ayuden a dat gracias a este Seíot Omnipotente ySanto pc,r las infinitas misericordias de que usó conmigo a pesarde mis pecados infinitos, por cuya causa (confieso) que nacielonlos males que por mí pasaton, como también de su bondad sa-

gracla las fuerzas y ánimo p^ta poder escapar de tantos infottu-nios y peligros] I como pasé en el discurso de veinte y un afrosque duraron estas mis peregtinaciones lastimosas, en las que fuitrece veces cautivo y diez y siete venclido en las partes de lafndia, Etiopía, AraL:ía Feliz, China, Tartaria, Macasar, Samatta 2

y otras muchas provincias de aquel Orierrtal Atchipiélago y con-

Page 4: Mendes Pinto

4 FERNÃO MENDES PINTO

fines cle Asia, a quien los escritores chinos, siameses, guineos y

lequios llarnan ( y con razón) Pestaffa del mundo en sus antiguasGeografías y escritulas, como tfe;túé adelante, si bien difusa-mente, con la mayor breveclad y ceÍtez^ glre me sea posible'

Y ahora, tomando mi nacitniento como principio de mipefegrinâción, digo: que fue en la villa de Ìúonternayor el viejo,en este Reino de Portugal, adonde después que en la estrechezy miseria de la casa de mi padre llegué a la edacl de diez o doce

aÍios, un tío mío, deseoso de buscarme mejor fortuna de entrelos halagos tiernos de mi tnadre, me llevó a la ci.udad de Lisboaa servir a una sefiora de generación ilustre y de pafientes nobles,pareciéndole al mío que por el valor dellos y la nobleza é.elJ.a,

podían nacer mis acrecentamientos. Esto fue el afio de mil y qui-nientos y veinte y uno, en el cual viernes tlece de Diciernbre mu-tió el serenísimo Rey Don Manuel3. [Y al cuarto día de su fa-

llecimiento hizo la ciudad de Lisboa el sentimiento y llanto acos-

tumbraclo en lâ muelte de sus Ieyes, Costumbre y cefemonia en

estos Reinos antiquísimâ, y que se llatna quebrar los escudos.

Y entonces se hizo desta manerz' Salieron de las casas del Ayun-tamiento los regiclores de aquel afro, con vafas negrâs y grancles

lutos, y llevaban delante de sí aI Aff.&ez de la Ciudad a caballo,y a Ia brida, con pâramentos de raso negro. Llevaba una banderanegra, tan derri.bada sobre el hombro que los extremos batríanla tierra; en medio de los Regidores y el Alférez iban ttes jueces,

dos del crimen y uno de 1o civil, cada uno un escudo negropuesto sobre La calseza. Aguardábales en la puefta grande âcom-

pafiamiento de todos los Estados, I así fueron hasta las puertasde la Catedral, y alLí un juez del crimen dejó caet el escudo entierra, que se hizo pedazos con el golpe; y un escribano delAyuntamiento que iba a caballo detrás de íorlos leyó en alta vozunas palabras, que llevaba escritas por orden del Consejo ( digoyo que sería el aviso de la ffruerte dei Rey) porque se le siguiógfandes llantos. Desde allí pasaron a la Rua Nova (calle princi-pal de los mercaderes ) y en un estrado negro que est,aba en ellaquebró el segrlndo jvez del crimen el escudo qrre llevaba, vol-viendo a leer el Escribano y a llorar la muchedumbre, que pâ-

saron desde alJí aI rocío (plaza principal) y allí el iuez de 1o

civil quebró su escudo con las mismas ceremonias y lágrimas,

que acabadas y pof diÍerente camino, volvieron a la lglesia,adonde se hizo un famoso Oficio por el difunto. Fïe dicho esta

antiguedad potque se tenga noticia del modo de quebrar los

escudos, y por ser la última de que me âcuerdo.]La intención de mi tío en estâ primera salida de mi vida

tuvo diferente suceso del que pÍometía su imaginación a mi co-

modiclad, pues después de haber servido a esta seõota aíto ymedio, me fue forzoso áejatIa, por un caso tan attoz y lepentino

LAS PEREGRINÁCIONES 5

que me redujo a ïar extremo de riesgo para mi vicla, que pârapoder salvarme me necesitó salir huyendo, en la misma Ëoru^qrr"nació esta desgt,acia, con tanta prisa y con tanto nriecl. q,r" úr,cada paso que daba para ausentarme me parecía que hatlaba cliezpara detenerme. Esta turbación me puso junto al rnuelle clepiedra, adonde hallé una carabela de Alfama que llevalsa caÍ>a-llos y ropa de un hidalgo pata setubal, croncre io, uq...llos días* R.y Don João el rercero 4, que tanra glorü huyà, renía sucorre por huir de Ia peste, enferÀeclad que i'festaba mucho losIugares del Reino. F'letenre en la curub.ü, que partió al punto,por cLÌanto cuanclo yo llegué estaba del todo apercibicla, y alprimero dia del viaje, que nos anranecio cercâ de cezimbra,"nosacometió un corsario francés que aferrándose corr nosotros, metioen la carabera quince o veinte hombres, que sin contradición al-gllna, poÍ ir nosotros desapercibidos, se apoderaron cle nuestronavío y Ie echaron a fondo, habiendo pasaclo prímer-o aL suyo loque en el nr-restro hallaron, que sería valor de seis rnil cruzados,y a diez y siete que al airse a piq'e escapamos con vicla, nosmetieron en srÌ barco atados de pies y ,rro.or, con intención (a1o clue decían) de llevarnos a 'o.rã"r aLataches, paÍa <Ioncle ibana vencler armas a los moros) cle las cuales llevabai cargaclo aquelnavio.

En él anduvimos quince días, bien serviclos cle azotes, re-galo que cada hora nos hacían aquellos bárbaros, cuya fortunacluiso que al último dellos, con los últirnos arreboles a. tu rarde,divisaran una vela; y siguiéndola aquella noche por el paraje',que como oficiales prácticos conocieron cÌLre llevába, u1

^..,ur1to

áía le dieron caza, y con ttes rociadas cle aíti\Iería le embistieronanimadamente. Resistióse un poco, pero al fin le rinclieron, conmuerte de seis pol'trÌgueses y de diez o doce esclavos. Era estebarco rrrÌa muy hermosa nao cle un mel.cacler de villa clel conclellamado silvestre Godinho, que él y otros rnercaderes cle Lisboara traían de santo Tomé, fletada de mucho s anl.cares y especieríaque los pobres robados, con tlistes lamentaciones, ap,rcciàban enclrarenta mil cr'zados. Los corsarios, víénclose sefroì-es cle ;rresatan rica, mudado el propósito primero c{e Laracrre, se hicieion ara vela la vuelta de Francia, llwando cautivos a los nuestros, losque les pareció ser necesalios pata la equipación de los navíos.A los demás, 'na 'oche nos echaron ." iu praya de Melides,desnudos y descalzos, y bastantemente llagaclãs

'cle los mt.lros

azotes en aquellos clías recebidos; que al orro día llegarnos lasti_mados y pobres a Santiago de cacem, adoncle f'ero' renrecliaclasnuestrâs miserias, l7agas y desnudez de los naturales, y princrpal-rnente por una sefiora dofia Beatriz que allí esraba, hija Jel concle{: YtJl""ova y mujer de Alonso pérez pantoja, corne'cracror yÂlcalde mayor de aquella villa, aclonde d.rp.,ér'que convalecie-

Page 5: Mendes Pinto

FERNÃO MENDES PIN'I'O

ron los enfermos y se curaron los convarescientes y llagados, cadauno se partió adonde le pareció poder hall,ar reparo a su desnu-dez y amparo de su misei.ia.

_ Yo, pob,ï de .mí, seguí el camino de Setubald, acompa-fiado de otros seis o. siete desamparados no menos que yo estaba.Tuve suerte de servir en casa de^Francisco de Faría,caballero clela del Maestre de sarrtiago, el cual en satisfacción de cuatro aõosque le serví, me acomodó con el mismo Maestre, cuyo paje fui

aõ.o y medio- Los gajes y sararios que entonces dabá" àqí.u",Prí'cipes eran tan limitaclos y cortos, qlre no bastaban a susten-târme, necesidad gue me forzó a dejat Ài dueno, y con su favor,procurar pasar a la India, qre por ser este mi prí.cipal i'tento,mi remedio más Íorzoso y mi irá, .or.ocicla alha ju, ïo p..r. por:obra, Íiado en la buena á md" suerte que guiase mis cosas entan remotas partes y naciones.

CAPïTULO II

Cómo deste reino nrye pdrtí para Iaque tuuo la arrnada en que fui.

India y del suceso

' Partí pues del Reino de Portu gal para la India, a oncedías del mes de m^ïzo de mil y quinientos y treinta y siete, fle-taclo en una nao que con otfas cuatro hacían armada, si bien sinCapitán General que las gobernase; cada barco llevaba el suyoparticular, como es costumbre, desta manera repartidos: en lanao reina, principal de todas, iba por capitán don Pedro de Syl-va, clue de alcufia 7 y generación se llamaba el Gallo y era hiiodcl Conde Almirante don Vasco da Gama E. Y en esta nao, a lavuelta desta navegación, trujo los huesos de su padre, que enaquellas partes tiempo antes había muerto, y a quien el Rey donJoáo, que a la sazón se hallaba en Lisboa, mandó recibir con lamayor grandeza y pompa funeral y obsequias que hasta hoy seha visto con cuerpo que no fuese de la Casa Real de Portugal.

Iba por capitán de la nao San lìoque don Fernando deLima, hijo de Diego López de Lima, Alcalde mayor de Guima-rães ( que luego, el aão siguiente cle mil y cluinientos y ueinta yocho murió valerosamente defendiendo a Ormuz e corno capitánde aqtrella fverza); de la nao Santa Bárbara era capitán Jorge deLima, prirno de aquel don Fernando, que iba proveído por Ca-pitán de Ctraúl. En la nao Flor del Mar iba Lopo Vaz Yogado,capitán ordinario de viaje. En la nao Galega (que fue en la clrese perdió después Pero López de Sousa), un Martim de Freitas,natur'al de la isla de Madeira, a quien aquel a6o mataron enDamaõ l0 con otros treinta y cinco hombres que llevaba consigo.

Naveganclo pues estas naos por su ordinaria dertota, quisonuestro Seõor que llegasen sin peligro a Mozambique, adondetenTa su invernada entonces la nao San Miguel, de que eta Ca-pitán y sefror un atmador que se llamaba Duarte Tristaõ, la cualpartiendo después para Portugal, muy rica y poderosa, jamâsse supo nuevâ della, que se debió perder sin duda con algúntemporal recio, como tan ordinario sucede err esta carrera de laIndia. Ya que estas cinco nâos estaban aprestadas en Mozambi-que para hacerse a la vela, Vicente Pegado, Capitán de aquellaÍofialeza, tequirió a los capitanes de la Armada, con una provi-sión del Gobernador Nuno da Cunha, en que mandaba que toclaslas naos que aquel afio llegaseÍì a aquel puerto, dejando sus de-

Page 6: Mendes Pinto

40 FERNÃO MENDES PINTO

Al fin los dos Reyes efetuaron amistades con treguâs peÍ-pettras, con condición que el Achem diese luego aI Bata citlcobares de oto, que hacen cle nues[ra moneda doscientos mil d.tr.-

caclos, parâ pagat' los soklaclos extlallgeros que en esta ocasiónle habían servido, y que el Bata câsâse a su hijo lÌtayoL con lahettnana clel Achem, acluella sobre quíen tuvieron la diferencia'Capitulaclo el contl'âto, el ÌJata se volvió a su casâ, doncle con-

fiado en 1o propllesto, al punto deshizo su ejército.I)utó la ç'av entre estos dos Reyes solo dos meses y lrre-

clio, en el cual tiempo vinieron al Achem trescientos Turcos, queesperaba hacía clías, del estrecho de la ciudad c1e Meca y por losçtr2les hal.,ía manclado en cllatro naos de pimienta. 'Irujeron estossolclados nruchas escopelas, â-rmas y rnuniciones, y algunas pie-zas de artillería cle blonce e hierro. Soberbio el Achem con estegran socorl'o y no olvidaclo cle Ia pasad,a injuria, intentó cle nuevola desttuyción del Bata, y apercibienclo su gente echando prirne-lo fama que iba a apacigwar un Capítán que en la ciudacl dePacen se levantara contra su peÌ:sona), ciio de impt'oviso soblelas ciuclades de Iacur y Lingar.r, lugares clel Rey Bata qtìe cles-

cuyclados y desapercebiclos en confianza d,e las paces juladas, confactli,Jad los rindieton y saquearon, con trruerte de tres hijos clelR.y y cle seiscientos orobalones, que son la más hidalga y noblegeÍÌte cle todo el Reino.

T'an en exttemo sintió e1 Bata la traic'tón de su enemigo,muer'te cle sus hijos y pérdida de las ciudades, que hizo solenejuramento sobre \a cal:,eza cle su Dios Quyayhocotnbinor (Idoloprincipal cJe su gentilicia secta y Dios de las justicias), de noComel'fruta, ni sal ni otra cosa de sabor irasta VeÍìgâI la muertecle sus hijos y satisfacetse cle todo 1o perdido o tnorit en tarljusta dernancla. Para cuya cletermiuación juntó ahora un ejércítode cluiuce rnil hornbfes entfe natural.es y forasteros, ayuclaclo de

algunos Príncipes sus confederados y amigOs. Pata 1o cual envia-ba a suplicar pot el favor Cristiano con la embaiada qlre tengorefericla, pÍocufanclo ganar la amistad cle Pedro cle Faría, c1-re laâceptó de buena gana, por estaf muy al cabo de crránto servicioera para el Iìey de Portugal, la confecleración con éste, y cuantopor âquel medio grangeaba así las aduanas Reales como su per-sona y los demás Portugueses, que L^r 'aqLrellas pattes del Surtenían sus contratos y hacierrdas

(.APITULO XIIIT

Qgé rnás pasó en este caso hasta qu'e Peclro cJe Fnría

rne enuió aI Rry Bata, y de Io que ui en esta iornada'

MticlralrotrralrizoelCal>ttánFaríaalEmbajaclorclelBara, co1Ììo merecía persona cle su calidad y partes: detúvole àiez y

siete días en Malaca col1 el mayor regal0 qrÌe se puc10 y pasados

éstos, dáuclo1e pata su Rey una cartz' nruy cumplida y corlesanâ'

le clespidió bier, ã.rpu.fruao. Porque demás de capitular- con, él

lu, puà., y darle las Luniciones dã guet'a que pedía' le dio cien

alcancías de pólvora, muchas rocas y borttbas cle fuego' muchas

ur-u, y otral ,lefensa, militares, con que él quedó tarì contento

qtre el día que ,.-p"rriO de la f.ortalezà, pasanclo pot la lonja cle

la Iglesia u.or'.fun'Jo de todo lo noble de Malaca, llorauclo de

ftu."., se paró ironrero cle las plreftas del Templo y alzando las

i-,'urro, ul .i.lo como si hablara con Dios, clijo públicamente estas

razolìes: Prometo en el nombre cle mi R.y a tí, sefrot todo

poderoso, qr-le con descanso grancle y alegtía etetna vives asen*

taclo en el tesoro de tus riquezas, que sorì los espíritus clivinos

Íormaclos de tu voluntacl, que si te place darnos vitolia contfa

este tirano Achern hacienclo qlÌe llos festituya nuestfas ciudades

Iacut y Lingau qr-Ìe tomó como pérficlo y mal hombre' vuelvo a

decir- que piiomeio ,l- conocefte para si.mpÍe con rnucha lealtacl

y ugr^ã..iÀiento en la ley portuguesa qì-le es tu santa verclad, eu'q.r"" .or.riste el bien de ios nacidos y cle nllevo te edificaremos

en n,Llestra tiefra casas limpias, suaves y odotíferas donde cotl

las manos levantadas toclos los vivot te adore. como síetnpte se

hizo en 1a tierta del gran Portugal' Y así te prometo y juro con

tocla la fírmeza de bleno y leal que mi Rey n'nca tendrá oloIìey que este gran Portugués,que ahora es .seãor

cle Malaca'

Acabaclã esta erclamación clevola se despiclió de todos cott

alegre rostfo y acompaõado hasta el mar se embarcó en Ia lan-

,;'íu que había 1aíáo, llevando consigo por mando del Capitá'

diez o doce balones (ernbarcaciones pequef,as) qtre hasta la isla

de upe, distante de atlí media legua, le fr-reron acompa6ando'

Ailí ú salió a recebir el Bandara de Malaca, que es justicia ma-

yof entfe los Moros, donde por mandado de Pedro de Faría le

.rp.rulra con Llfr gran banquete a su 'usanza, festejaclo con tnu-

chìs salvas cle chirimías y otfos insrtlmentos, durando siempre

lo que duró la comicla dulcísimas voces de mírsicos Porttlgueses

Page 7: Mendes Pinto

[-fi

42 FERNÃO MENDES P]NTO

clue aI son dc harpas, clulzaínas y viguelas cle arco, cantaban contan e.xtraíia suavidacl y rneloclía que al Errrbajaclor le hicieronlìretet el cJeclo en la troca, acción c1r-re eÌìtre ellos es scõal clenrucha aclnriraciórÌ y esJ.)anto.

r-Iaría vei're días clue partió estc E,rnbajacl.r- cle Malaca,cuârlclo se cleternrinír Peclt'o cle Fatía, aconscjarlo por olg,_,r_rosMor:os pr.ácticos cn la tierra, <le la brrena salija,1.r".,r aclucÌ.lacle los Batas tenclrían las rnercaclelías cle Ja Incliâ, y lo nn,choclue se intcresaríâ, trayen<Jo empleo de las c{e allí, palâ estâsI)âJrl.es, cle aflnar LIIìa ernba::cación cle las qlÌc o.yrelÌas gen teÍlllanratr gÌrrupangos, qrre son clel rarnaíio cle rrna 1-,ec1-rciia cáln[re-Ja. Pat:a el prirner:o viage quiso avcnturar solos ciiez,- rnil clrrcacloscle emlrlco, con los cua]es envió a LÌn Moro natur.al cle Malacapâra que los beneficiase y a ní nre signiÍicó el gusto clue le clar:íade it en esrâ navegación, para gue en nor'lric cle E*bajaclorsuyo visil.ase al I{ey cle los l]atas y que si yo gusrase, nre pochíair con é1 a ÁcherÌr, para doncie cn aquel tiernpo se a1-,erlceÌ;ía.Pol'q.re aclerrrás cle p'cletnre sel- a rní dà prov..lio sernefante jor-na<1a, Ie tt:aería basr,alrte relacíón cle Io que vics. y ,,i" poárí^írrÍormar, si era en aqucllas parr-es, de la tan nolrlit.acla jsla cleloJo, porque quer:ía esclibil aJ. Iìey cle Portugal lo que desto scsupri.ese.

Jlíen quisieta yo excusar esta ionrada, por ser pol: tiej.râllogo couocicla y entre ger.ìte muy traiclora. Y deurás rle eso, gcluépocltía eslìeÍiâr de plovccho en gr:arrgería quien no tenía sino cienclucaclos elìt,oJlces cle carrclal par'â erÌtrâr eJÌ algr-rna? No rne aíevía contradecir al Capitán cn 1o que rÌre rnandaba, que la neceskladcle agraclar enrnudecc a los nlcnesterosos, y así'rne enrbarqué encornpahía clel Moro clue Jlevaba la haciencla. Iïicínrorro, u 1o ,r-rory atl:avesó el I?iloto clescle Malaca al puer[o de Sur.otilau, clue caecn la costâ cleJ Reino <le Aarunl; nâvcgalÌros â Ia vista cle la islacle Samatrâ porr la parte dcl rnar mecliterránco hasta el r:ío c.leÌlicarniulé, gastanclo cinco días en esta clerrota. Llegalllos â LrllaIrertnosa balría cle olrce grados cle alrtua, por lrornlri. Minhato-ley, 6llrrrnte nueve legrrns clel Iteino cle Peeclir 31, clescle clonclecortando la co.st.a, qLre por aquel paraje cs de solo veirrte y tresleguas cle ancho, rros hallamos cle la otra par:te clcl n.,ar oiéarro.(larrrinalrclo poÍ él cuatro clías con vienÍ.o favot:abJe, â1lclarnos e1f(,ìuateanrgim, río pequefio de siete lttazas de fonclo, por el cuallÌâvegatÌ-ìos, siemplre con ptóspero viento seis o siete leguas a<le-latrte, eJrtre gr:ancles arboledas, fiÌatoruâ1es y rnalezas què .1. .r,.rny otla ribera cublían los canrpos y celcaban el río, acloncle virnosgl:an cânticlacl de culebras y anilnales extraÍios c1e tan acllpirablesgrandezas y figuras, que no rne espantaré si no me clieserr cr:éclito1os clue leyererr esLa Ilistotia, y aqrrellos princilralnenLe (par:aquienes confieso clue 1o escribo, con nriedo cle ser cleíclo) rlue

I.AS PEREG]ìINACIONES 43

jarnás salierou cle sus patrias ni de las falclas, colno cliceu, cle stts

rnacltes.ÍIabía, pues, en todo aclrel río, qle no parecía Írìtly gfalr-

cle, tnncha canttdad de lagartos, dijera mejor serpientes porcÌtleefan algunos cotÌÌo LÌna gtancle altnadía, cubiertos cle conchas

lror el lomo.'Ilenían las bocas cie a clos palmos, y tâl-ì ligetosefân en el naclar y atrevidos en el acotletef, qrÌe afit'llalratl los

traturales que muchas veces arretnetían a tlna eurbatcacitilt cÍe

aquéllas, crtando no llevaltan rnás clLle a tfes o cuatlo l-rornbres,y aferrando eLr ella cou la cola ia ttaslolrtaban. Y utto a uno, sinrlespedazarlos, enteros se ios tragaban y engullían.

V'inros elltre aquellos lnatorrales uI-ìa l-Ìtleva y extraõafotnra cle anitlales, a clttien los nâtulales llamau Caclrrefeytán;son clel tatnaiio cle un ganso, tienen altls colno tnurrciélagos, el

pesclrezo cle culel-rta y un^ uõa en la fterrte a lloclo cle espol<incle gallo. T'ienen una cola, ilÌuy gl:allde, jaspeada de neglo y ver-cle, de la hechura de los Jagartos ordinatios. Vuelau estos anit-ua-

les a saltos, y así cogen las monas y nricos de 1o más levantaclocle los árboles, de que cle orclinarict se sustentan. Virnos allí tam-bién rrna sr-Ìerte de culcblas, y ltatta cantidacl, qtle tenían en

las cabezas LÌrìos capillos o lìrlrcetas clel n-ristlo clleto; eran éstas

cle1 gtueso del musl<.r de utr irornbre y tan ;ronzoÍiosas en extle-1ììo, qr.re nos clecían los negros que llevábatr-ros que si su salivatocaba a cosa viva al momento se tnoría, sin qtre ningírn contfâ-veneno pudiese salvar cle este peligro.

Otlas r:ulebras vimos, rnás largas y rnás gÍtlesas clue las

clue he dicho, pero sin aquellas mLlcetas que las otras) y no lallpouzofiosas. F,stas tienen las cabezas del tatlaõo que tienen las

suy2s lot telnefas y destas nos clecían los negros cÌue, strbic'lzrs

en los árboles silvestres de ac1uellos contornos, son bastante pro-veídos; entoscanclo el extl'emo c\e la co1a, qne la tieneu a moclocle lagarto, colgaban el cuetpo abajo ell ullo cle sus rarrìos, tell-clidas por el suelo, quedanclo alriba en la ratÌìa presas fuelte-mente por el extremo, como he dicho, y que pr-Ìest.as así escc.rn-

dían las cabezas entle los renuevos cle acluellos matonales. ConatelÌto oíclo, puesla la oreja en la tietra, estaban con el silenciode la noche esperando qLte pasase algírn animal en quien I'racer

su presa, la cual hacen tan Íuer-temente en i:uey, venaclo, iabalío cualqr-rier otfo, clue cle nit-rguna mallefa se ies escâpa, polqt-Ìecorrìo están asidas al átbol valientettlente, le atraen a sí hastaque le rii-rclen y le rnatan. Virnos allí también gr'an cantic'lacl c1e

micos, Lrnos negros y otros pardos, clel tamafro de perros de ga-

naclo, lebreles o mzrstiues, de quienes los hombres cle aquellatielra tielren mayor nrieclo que de toclos estotros aninlales, por-qrre acometen con tanto atlevirniento y târÌ extraÍia pl'esteza q]jeclifícihnente se les puecle resisl.ir.

Page 8: Mendes Pinto

@oç>o@-@-@{ü-G}@@-@@} @ @@

CAPIT'IJLO XXIX

Recíbe-çe en Malaca. farnosatnente la uiotda Reina tJeAalurn; pide socorro n Pedyo de Far'ía, Capititn deaqtrclla lortdleza, y ttl fin se ua disgrlstarlarruente.

En sabiéndose en Malaca la venicla cle la Reina viuclacle Aarum, envió el Capitán a recebitla a ArLr-uo Lraría, su hijo,[,a1.rítán lnayor cle aquellos trâres, que se hizo a ]a vela ell unagalet;a, acornpaÍiado cle trecientos honrbres reparticlos cn veintevalones, cinco fustas y dos cal.ures. Tornó la Reina tiema contlucha salva, que por nrás c1e r,rna l-rora la hizo la artiliería, ymucho acompaõ,amiento qr*le en la riberzr la esperaba. Vio prilnero clue se aposentase (,tnanclólo así Pec|'o cle Faúa) Ia casacle la contratación, los nlilacenes y câsâ cle pólvora, ribera 1' 21-

lrótrcliga, la atnracla y ottas cosâs, pala que las viese estabanapelcebiclas y qr-ìe par?ì nr-Ìestro partícular inrportaba qlre eÌlay los sLlyr-rs las sulriesen [clue vale rnucho e] filostfâlr gratttlezay valor enlre enemigos].

Aposentóse aqueLla Alteza elì LÌnas ÍÌ-Ìr1y buenas czÌsÉÌs,

y a Ia gente qlre traía (que serían seiscientas personas), en elcártlrpo rle fllrer, reparticlos en cabaías, tienclas, tolclos y palre-llones, con la nayor comocliclacl clue allí ilonde lrabía tan pocaera posible. f)etúvose esta Reina en Malacâ cuati.o o ciuco me-ses, lracienclo rntrchos requerirlientos cacla día, súplicas al Ca-pitzín que la fzrvorecicse y ârnpârase para vengâr la mr-rer'te cle

slr ttrariclo y restaurat slr lìeino, aleganclo en su favor hartasfâzoners, baslantes 1-rol ciet lo a coltcedetle 1o clue peclía. .'Peroquién oye ^ los solos? 4Ni cuanclo tienen razón 1os clue solÌ po-l-.'t'es? Vienclo, pues, aclrreLla Alteza en este tiernpo [o poco c1r,re

negoc-iaba y que las espelaíìzas que le daban se habían cle qtreclara',rtt ssrlo, sin clue IìLÌesll:iìs palallras frresen nrás qÌ:ie Lln cjÍltre-tener1zr sin fr-uto ni ptovecho, se cleterrnitró a cleclar arse coÌlPeclr:o c1e lialía y saber clél la detellÌrinxción últitla cle acluellastr detnat'rtlzr. Y así, esperándole un l)orniúgo a la puerta cle lafottale'za, aI tiernpo que el [erreno estaba l]eno cle gent.e y é1

salía pata oír Misa, le clijo pasatlas elìtre é1 y ella las olcljnariascortesías:

Irlol,le seírol y esfolzaclo Capitán, sr-rplico a vuestra grarÌ-cleza clue os clctengáis uu poco a escr,rchar lo clue os c{ijele, acl-

virtierrdo para o{rnle qrle alÌnque Mora y cíega, por nris pecaclos,err el conocítniento de aqLrella saÍìta ley clre profesáis cle Clhris-

LAS I)EIìEGRTNACTONES 9l

tiano, por sef mrlgel: y que cuando l)ios qtrería furi Ììeyna y ftriestirnaãa, debéis, pues sois noble, tenel'ìe algún respeto' po-

nienclo como Chr:istiano y colno Caballero piaclosamente los oios

en mi gtan desalltparo, á,rrnpa.1.ciériclotts, seõol, cle las miserias

q.r. ^ã siguen. Pì.s el hacer-lo así es tan propi, c1e ltls cÌue

saben qué es Dios y conocen cltré es nobleza'

Acluí Pecho cle F-ar'ía se cleluvo y con el somblelo en la

mafìo la hizo LÌna ml-ly g|ancle cortesía; calÌaron ambos un lroco,

ét sin cr-ibrirse y ella ,in levarrtarse. Y pasaclos aquellos ctÌlÌr-

plin-rientos, haciánclo la Reyna ya en pie r'rna grande tevetencia'u lu 1r.,".ra cle la lglesia, eue estaba {rontero a ellos, volvió a cle-

cir a Pech-o c1e Ilaría: Jil qr.re conoce criáu grancle suele ser y

es 'azón

clue sea, el ar'or Je lor casados qLle solì bie' casados,

como dice el ,r.,ígo, ni cr-rlpara mis cleseos en proctllar la ven-

g nzà cle mi mar-Ido el Rey nri sefior, ni que olvicla.do o6liga-

.iot',., y tespetos (pues ninguno hay rlayot qtle éste), ponga los

tneclios 1,.,rit1., p-u .or.reguirla y a\c'an'zarla; ya que conttatio

a rni feìr-ierril llaclueza al vestir armtìs y teuienclo pot' segul'o,

más clue toclos .r,ârtrou poclía ec6al el ptirr-rero lance c{e besarcls,

seõor,, las malos y pedil vues[to favclr, vinc a hacetlo, cotlfiacla

cti la auristacl tari antigLra qlte con vr-testra nar:ión trrvo n'ri lìey

y yo teng o, y Ia grande obligación en clue nos está esra forlaleza

p"t t"r Ã.,.iro, IesPetos que vos mi seõot sabéis' 1-illos ''ìe

trL]-

j..,rn a e11a a s'p1ì.oros con lágrirras (attnas colì clue las m'-

i.r-, lenclinros a los nobles ;r principales), que en tton-rbre dcl

Jerenísirrro l{ey cle Portugal mi seãol (cr-ryo súbcìito y leal vasâ-

llo siernpt,. f.i. uri matiilo) tne qLlisiésecles valer en esta cuita

y sc)cotrel n-ri desampaÍo.ljsl6 os he sr-rplicaclo pOr tâIÌfos meses y a esto en tzìlÌ-

tos lìle Ïrabéis respr-rndido qLIe 1o har-éis sin falta alguna, como

fr-reron testígos lo,s Caballeros qLre os acompaõan (cttanclo 1os

liubiera rnenesteï Vuestf â paiabla) lo qlÌe Yo, seÍio1, no cleo.

Anncltre al-rora en el fin, cuanclo os piclo el curmplimieulo desta

prorri-ru, ratificrrcla lântas veces en el tesoro cie vuestra velclacl

y Í., rÌìe fesponcléis y cláis pot escusa (r-ro cligo yo qLle Par.a flo

curnplirla peì'o sí para dilatármela), que habéis escrito sobre eso

a1 ,"Ãor Virtey, cLìtrlo si yo tuviera necesiclail c1e tan gfan so-

cot:fo cÌr.Ìe vos no ptl.láis cun-r1,lirle sin espefar' el muy graucle

.1r,. ,,r. tlecís clue cle allá puecle vertirtne . Yo uo os pido las tntt-

.Lu, ut,t-r-taclas clue el Vir:rey pot sus tietras tiene fepaltidas, no

los presiclios cle vuestras foltalezas, cÌtre fuera conocicla locura;

sólo os pido cien solclaclos, clue colÌ ellos y los vasallos tníos,

que anclal lruiclos por: la tierra esperanclo a qiÍe yo vayã, lni.

atlevo, con set nltlgef (c1ue tambiérr hay valor entfe nosotlirs)ccrbrar nri estaclo y vengal'a mi Ìì.:y rnuerto, alrsçllnclonre -lJios

qlle pâra toclo esto es pc-rdetoso. ]irr cuyo nofnbte santísitno os

Page 9: Mendes Pinto

92 FERNÃO MENDES PINTO

su;rlico, y de pârte clel serenísimo Rey de Portugal (anrparo yescuclo de rni orfandad) os requielo, pucs el amparâr'me impoltatanto a su setvicio y horrra, que vos nriréis por la r.ja; y prlessin rnás avisos clel Virrey podéis tan bien rernediarrne, 1o hagáiscon diligencia, porque en ella consiste la rnitad del buen suceso:yâ que en el br,reno mío (bien saheri estos Caballeros esta ve.t*dacl), estriba el segulo desta fortaleza, porqlre no tiene ningunosi nri enernigo cuurple los intentos de que estáis ya bien aclver-tido. Y si es que detennináis clarme este socorro esperaré aquílo que manclárecles, y si no lo habéis de dar clesengaõaclme ltre-go, Irol:que taÍì grancle daíío me haréis en hacernre esperar aquítrrerrliendo tiempo sin remecliarme ni responclenne, colno ell rÌe-gârlne lo qtre con tantâ eficacia os he pediclo y vos en ley deChlistiano tenéis obligaciórÌ, como sabe aquel Dios, sefior po-tleroso del cielo y de la tietra, a quien yo torno colno juez eneste caso.

Parte de Malaca p(trd Bintaru la uiuda Reina de

Aarurn, y lo que sucedió allí cctn el Rey de Biantana.

Viendo Pedro de Faúa lo que 1e cliio públicamente esta

desconsolada Reina, trayéndole allí presente las muchas obliga-ciotres que teníatnos pafa arnpat;arla, y alcanzado del clescuiclcr

que había habido en clespac'harla en tantos días y casi avergon-zado de la Íalta que en hacetlo había tenido, la tespondió que

en ley de Christiano la aÍirmaba que ya sobre el particular teníaescrito al Virrey clos o tfes veces y que en a<1uel ptimero molì-zón del rnar esperatsa, sin falta ninguna, gente y atmada parasoccirrerla, si en Ia India no había algírn aprieto que 1o est.otbase

y que hasta saberlo cierto, que é1 pensaba Io era el venil laafmacla, le suplicaba se entretuviese en Malaca pata qlre colldarla el socorro que peclía, se entefase cle la verclacl que trataba.

Volvió a reirlicar de nuevo la Reina sobre \a cetteza oduda que podía haber, y que ella pensaba que había en venirde la Inctia aquel socofr..o, por io cual enojaclo Pedro de Taúa(pareciénclole qr-re desconfiaba de sr-l verclad no creyendo que

ú'tabía escrito al Virrey) dijo con aqlrella cólera nrás secas y nÌe-

nos aclvertidas palabras que fuera justo, que siempre los ímpe-

tus coléticos pierden pof poco advertidos. Con que a la clescon-

solada Reyna se le arfasaron ios ojos de agua, y levantando las

manos al cielo y poniendo su vista en la lglesia, que dije que

tenía enfrente, interlunrpida cada tazón co1ì mil suspiros y que-

brad,a con mil sollozos clijo aquestas lastimándose:Al fin, al fin, aquel Dios que en aquella santa casa vive

es fuente abundante de aglìas claras, vivas y lirnpias, cle cuya

boca sactosanta procede la ve.'dad y la firmeza, que los hotn-bres mortales y de tierla (regalos en más alto estado stt fortuua),sorr cüarcos y cenagales de agua turbia, adoncle contirÌuâffìefìte(ptopia enfemredad de nuestfa uaturaleza) viven, y se hallanmentífâs y engafios, faltas y desvaríos, pof 1o cual había de ser

malclito quien olvidado del cielo pone en ellos slrs espet^nzas.La experiencia desta verdad conozco ahota en. vuestfas palabrasmismas, pues ciesde que supe conocer hasta agorà que os he

conocído, no lìe visto ni he oído sino que cuanclo más 1os des-

ventlrraclos como e1 Rey mi matido y yo más hacetnos en favorde vosotros los Portugueses, tanto menos hacéis pol nosotfos.

Page 10: Mendes Pinto

I

l

l

I

l

@o -o@-@{+@@ {ü G}@@ @ @G} @-@çoç-o@r

(IAPITULO XXXXI

f)e cótno Ar.t,tcsnio de Fay'ía llegó al río cle Tinocore/1,al tJue lo.ç rutestros llarnan Varillo, y rle Ia info,rma-

cióru tVLte de aqu.el 7'eyno le rlieron s/'t.\' merc'aderes.

I)esre r-ío cle 'foobasoy se partió Antonio cle fraría un

nriélcoles por: la nra.õana, víspera cle Cor:pus C,hr:isti clel aíio c1e

rrril y c1r-rirrierìtos y cuarentzr. Ilizo su camino a lo largo cle larilrera del Reiuo c]e (ìl-rampaa , paLa no lopaf coll los vientos[isl-es, clue lo rlrás clel tiempo Cotl'ell en aql]este clima lìluy lelÌÌ-

pes[LÌosos, principaltneute en las cotrjunciones c]e las T,rttlas nue-

,rnr y Ileuers. Y clesixrés, el vielnes siguieute, 1-rabier-rclo itlo tân

{elante colno el río clue los nal.utztles rlesta tietra ltailzrn'.firla-cot erl y los nlìestr()s vzrr illa, le pat'eciólr bien, por consejo de

a1g.'nos, enl.rar clentro c1é1, para allí tomzrr info,-mación c1e algu-

tà .oru, clue deseaba sabel y païa- ver tatntriérr si hallaba a]lí

nÌrevâs clel Coja Acetn clue iba a butscar, pofLllre toclos los jun-

cos cle Siarn y .1e toda la costa cle Malayo qr-re navegaban pâr'a

la China acostr-rmbraban fiacer sus escalas en es[e río, y a veces

venclen bien sus lracienclas a tllleco de orç, calan-rlraa y t1arfi1,

rle 1o cual en toclo esle l eyrlo hay nuy glancle cauticlacl.

Y foncleauclo clentlg de 1rr. barra cle frente a ullâ 1lobla-

cióp peclr-refia clie se llarnaba T'aiquilleu, ttos zìcercalorÌ clespués

mucftos plraos de refresco a bortio, 1os cttales vielrdo que ératllos

gente 1lìleva qtie ellos allí rìÌ-111câ tenían vistos, cpeclaron tnr'ty

eslra[taclos, cliciendo ÌÌnos a otfos: grancle noveclacl debe ser ésta

con qr-re Dios ahola tros visita, y quieta é1 c1-re no sea esta nacióu

batbacla cle aquellas qtÌe poÌ sLÌ ptrovecho y interés espían la

tierra co1Ìlo nrercacleLes y clespués la asal[atr corÌlo laclrones, es-

conclámonos erÌ los mator'tales atrtes que las cÌrispas clestos tizo-

rres blanqrteacïos en el tostro con all-rura cle cenizas que lraen

encima quelnen lzrs casas etl qLte vivimos, y abrasen los campos

de nuestt:as lablanzas, coÌìlo tienen cr:stutntlle en liell'as Vecinas;

a lo cuzLl Otros tesponrlieton: no seâ así, pues por nuestr"os lre-

cac{os ya los teneiltos c1e puetlas adentro, que no entiend2ll que

nosotros recelaffrcrs clellos colrto enetnigos, porqlle trrás rle priesa

se declararátl cotr llosoll'os, mâs coll Setlblante aìegr:e y palal;t as

suâves pregr-rnlétnosles lo que quieren, porque sabicla la verclad

clellcrs esclibinros luego aI Iloyaa Pacluir en Congtau, clonc'le

zrirot'a está.

LAS I)EREGRINÂCIONES 131

Antonio cle Faría, fingiendo que no 1oì cornprenclía, aun-

qlÌe en ]a embarcación había muchos intérpretes, los recibió.on bnen agasajo y cornpráncloles 1os refr-escos que ttaían los

mancÍó pagaf coÍìÌo ellos quisieten, c1e 1o que ellos Se lnostfafollmrÌy salisfechos. Y pregul-rtánclole ellos cle dóncle efa, o qué clue-

ría, les clijo é1 que ela del Reyno cle Siam, del barlio r'le estran-

gefos .1. ;Iunu,.lzarirn y qr-le iba con-ro tnercadet a la tsla cle Le-

.1uios a hacer-le con la haciencla que llevaba, Y que no tocala allírnás que a saber cle un rleLcaclel su amigo, llamaclo Coja Acem,

clue traía la misma derrota y qtle en sabienclo si acaso había pasa-

áo a,lelante, 1o pensaba é1 hacer tambiétl, pot no peldet la tnon-

ción dei río y porque teuía pol cietto, allí no hallaría salidapala âcomodar la hacienda que llevaba. A 1o cual le respondie-Iolì qLÌe era así verclacl, potcÌLle en acluella aldea (clijo urro), no

hay más que recles y pfaos para pescal, coll que todos SLIS 1rÌo-

raclores miserableffIente nos sllstentarnos; pero si lúr l1zìvegâses

este r'ío alriba, é1 te llevará a la cir-rdad cle Pilancacem, clotlcle

el lÌey asiste cle orclinario. Y allí te asegruamos clue en menos

de cinco clías venc{as no sólo 1o qtte cabe en aquellos jttncos,

pero toclo lo clue p,uc{ieras lleval en olfos c-liez como acpléllos,aLrtrqlle fr-resen llenos cle las nayotcs riqtrezas que pudieran lle-varse. Porque allí hay mercacletes nìLry hacenclaclos y ficos, y cle

tan gfuesos tratos que en grattcles fecuas cle bueyes, elefatrtesy camellos llevan grancles riclLtezas y metcancías a tocla la tierrade los l,anós, Paffr-ras y GLteos, qÌ-le son pueblos c1e gentes muyricas y poclerosas.

Cìozanclo Antor-rio cle Fatía cle la ocasión que le claba esta

plátir:a para saber 1o que clesealra, estuvo lìlLÌy pol tnenuclo pre-gunranc,lo las particulariclacles cle la tierra, a c1Lre uno cle los niás

gfaves, afirmando los demás lo que decía, clijo cles[a n]anela:Acluesle río, seõor, en qr-re ahora te l-rallas slÌflo, se llatla Tirra'corer-Ì, perc{ido ei nomble antiguo clue teuía de iÌ-auralachinr,clue cltriere clecir fllasa grlÌesa, o mâsa [-iasta, nomble c1tle collnrnclra razón 1e fue plresto lrot su gtant\eza, segírn Io cltte escli-berr nuestlos antigr-tos: el cr-ral cleste propio fondo y cle la altttr'aqrÌe por aqrrí ves qr-Ìe tiene, llega hasta la tietra cle Moncalor-,clue clista de aquí ochenta leguas. Desde esta tiema aclelante es

rnuclio rnás playado, al.rncllre tarnbiétr irenos honclo y hace eu

algr-rnas partes unos cânÌpos bajos si bíen anegacltzos y Panfa-nosos, en los cnales se halla infiniclacl de unas aves clue cttbt'entoda aquella Lietra, potque son en canticlad notable, tau daõosasy malas que por respeto clellas se clespobló toclo el Iìeyno clc losChir-rtalerrhos, que erà a ocho días cle camino, habrá cLlarelìtay dos aãos.

>>Pasaclos aquellos czìmpos, habitación cle aqttellos páia-ros que ciigo, se enlta erì olra rnucho tnás agresle y n1oIìltlosa,

Page 11: Mendes Pinto

132 FERNÃO MENDES PINTO

llena cle grarrcles serrânías, cerïos y rnontaõas poblaclas cie rnu-r:hos aninrales. É-,leÍantes, at.,atlas, leones, jabaÍãs, bú{alos y va-câs; tanta cantidaci cle cada es;recie, qlìe son cosechas de lostrabajos cle los honrbres porqlle no pueclen liblar sus seurbraclosy labores Isustenro de sus vídas] de la infestación cle tales y ran-Lo: enenrigos. En meclio cle aque.lla tierra o de aqr,rei Reyrro,poblaclo antiguanrerrte, está un gran lago o laguna ìopiosísirnaa quien los naturales llaman Cunebetee y otros Chjamrnay, lra-clre y principio deste Íanroso río y.le oiros rres, q'-le p,-ri..lif"-t-etrtes vertientes riegan y Íertiliz,an grande canticlacl cle tielra.Este lago, segírn lo que dé1 describen, tienen de circuito sesentajaos, tneclida que hace tres leguas de las nuestras cacla una; yen su espaciosa ribcra hay rnuchas nrinas de plata, cobLe, estaúoy lrlomo, de adonde continualÌÌente se saca grancle canticlacldestos tnetales que los lnercaderes llevan " .r.r..1., a los Reynoscle_Sornao, que .s el cle Sianr, Passiloco, Savacly, l-angú, Irronr,CalarniõarÌì y otras cliversas provincias, qlre cie aquella costa declcrs a tres Ìreses de canrirro están apartaclas y <lividi<ias en cli-versos Seiior íos y Reynos de gentes, cuales pardas y cuales blan-cás y o[râs negras, cle adclncle en retotno de los rnetales qlrellevan ttaen. rnucho olo, rubíes y cliamantes.

_ nícese que aquellas gentes no tiene' más arlnâs pat^

clefenderse que unos palos tostaclos y aJgunos alfanges cle clospalmos cle cuchilra; y que se poclría llegar: arrá por

"q.r"l rnisrnol't', pero que la ida no sería én m"no, que en .los nieses y l,.e-clio, a calrsa cle las âguas q.'le con nrucha fr-refza se arroján cleacluellas sierras y clue por eso la mayor parte cleI aíio veníannruy Íuettes. Pero que â la venicla, por la rnisma Íazón, se vol-vía cle allá en ocho o cliez días. Otras nruclras cosas sLu]o Anto-trio cie Faúa de los aldeanos de laiquilleu; partictrlaridacles deaquellas tieÍras, grandezas merecedoras para que cualquier. Ca-pitárr esforzaclo se emplease en su conquista, que qurizá, fuerade rnás provecho y de harto menos gâsto, así ãe rÃgt. conÌocle trabajo, tiempo y cosra que cle Ia India.

,.Q)xü>G)1si}{j}-G4e,)-fu},,ri.;,lr-,i,:1{'+(":i r"+(.1}í5,,}{J}(oo (ú (*} GxuD

(]AÌ]I'IL]L.O XXX,KII

Antottio r\e I:arí(t t)(t elt buscrt rít: ltt ['slrt de Ayn(.]/12,-0/.1éntd.txse Ios sí,t.ces.os de aquell,;t fatrndtlú.

lll miércoìes sígrriellte partiÍnr-,s cle aqrrel río cle Varella,cr.lyo ÍìolrÌbre era T'inazoterÌ, y parecióle al piloto que sería âcr:r.-taclo ir por Pulo Cl-rarupeilco, que era r1lla isla despoblacla plresraa1 not'te en altrrra cle catorce graclos y un tercio, en la boca cle Iaensenacla de Cauchinchii-ra. Lleg:rdos a e.lla ar,icorairros en uníìpla1'a r.le buerr surgiclero, de adoncle clesprués cle estar tles c1íassul'tos, apercibiendo las rnnnicic,rres y artillería en eI rpod6 cop-veniente, tomamos el r-unibo cle 1a isla cle A),narl, por lrarecerlea Antonio c1e F'aría que allí estaría el Corsario en.i,yu.l-trranrlaanc{aba. Lleganclo a dar vista al À4oro de Pullr: Canrpás, qLÌe escle adoncle se clivis aba Ia pnnta de la isla, rr,rs f,re forlz,rso gastarallí lo que quedaba del clía vienclo Ia tierra, pof es1>ecular L"ior:la entrada de los ríos y puel:tos de acir_rel paraje.

cogiónos allí Ia noche y ântes de ordenâl. otra cosa, sclacc-rrcló cle parecer- de los nrás prácticos qlre se pasase zr otratrejor en:barcación, porque Ìa iorcha 66 r{ue l\ntonic-r de Tìaúalrabía saliclo <le Patanée hacía rnr:c]ra ag\ta. FÌízose esta eliligenciay coÍì glancle llegarrros a un río clue al ponelse el sol al runrbcre{el L,sre habíarnos visto. Y antes cle elltrar en éI una legr_rasrrlgirnos en ]a- rnar, polque el junco en que se había nru.lãclcrel Capitán era nìLÌy grancle y había mellester m'cho londo palano encallatse, porque los lruchos ba;'íos qlle zrqrrella tarcle ha-bíamos encL'ìnttaclo nos rraían erl glrrìrl rlârìeJ'a feceÌosos. PariraseguraÍse clesto, n-randó Ántonio de Faría a CÌrristovão Borrallroque con catorce soldados fuese en la lorcha río ar:riba par:e 1.a1r-teaï el paso) y de canriro ir-rforrnarse cle lo que {'eien

"osfuegos que enfrente de ncisotÍos río arriba se iesc.rl-,rían.Puestos, pues, Borralho y cornpaõel.os en la lorclra, par_

tierorr a toda cliligencia; habierido anclado el río rlás d. ì,nuglancle legua fueron a clar de rostlo con unâ corripailía cle 1'rásrlc cuarerrta juncos , tan grancies qr-re teníarr a d,.;s tj, a. 1.Les gaviarscada utlo. Y por recelarse qLle fÌresen cle la arrlacla clel ÌrÌor'r.la-ríu, cle qrÌe ya habíarnos teirido lruevas, Ie pareció a BorlalJrcrsurgir: cefca cle tieila uÍì poco apiartado dellos. Ìfn este tíenrpo,que sería Ia rneclia noche, cornenzó a crecer eI mar y con esolevando las arÌârras, nruy calladarnente pasri aclelante, apaltán-

Page 12: Mendes Pinto

@osoo@@@-@-@-@@@

CÂ]]I I'UT,O LI

Ifalla uiuo Antonio de Faría al corsario Flinintilau,Capitáru del junco, que pasaron con' él grancle cosds,

Alcanzacla del todo la vitoria del junco dicho, se acuclió

lo ptitnelo a la cuLa cle algunos que quedaroll segr-Ìlos por ser

negocio rle tnás impottancia; después desto, supo Antonio de

Ttaúa que LtÍÌo de los diez y seis clue se salvaron de las aguas

era el colsario lIirnjnilau, dueflo y capitán del junco; le nandótfaeL' â sl-l presencia y hacerle Cufal' c1e dos hericlas clue sacó de

la batalla. Pleguntóle por los nrozos que habían daclo las voces

al princi;rio y el etnperlado, clesesperaclatnente, responclió clue

no sabía; hiciéronsele algr.tnas âlÌÌelÌâzâs y clijo qÌre le diesen

pritrero LuÌ poco de ag1a) potque clel cansartcio le iba a tlás

andar faltanclo el aliento.T'rujéronle àg1ra y ia bebió tan aptesurada e inquieta-

fnente y tan colìlo hotnbre sin juicio, que la vertió casi toda,

Y como no satisfiz<s \a grande secl qr-re tenía piclió que le diesen

nrás, y clue si le dejaban hartar bien de ^güa

confesaría todo

cuatÌto le pteguntasen Ioh poclr-redad de nuestta natutaleza, con

c1ué fáciles torlnentos se rincle la soberbia humana!]. Antoniocle lìaría le hizo tr'âer 'àgua y algr-rna conÍitura con que bebiese,

aullqrle cle uinguna lÌtâneta cluiso probar el confi.te, si bien del

agua bebió cantidad razonable. I)ejáronle descansal ull poco y

volvióle a pregìrntar el Capír.ân por los mozos; é1 respondió que

los hallar ía en el 1raíiol de proa. Iltteron algunos a buscarlos y

halláronlos clegollaclos en 1o bajo de la escotilla: los soldados,

sobresaltados de ac1uella crueldad, ellìpezaron a voces a llamar

a Antorrio de Faría y acudienclo é1 y todos nosotfos a 1a 1:roahallamos aquelÌos cuetpos Ltt-Ìos sobre otros.

Dejóle al Capitán tan lastimaclo aquel cruel espectáculo,

clue por-rienclo los ojos en el cielo, sin poder él ni nosotlos te'

coger las Lágrirnas, dijo cou lastitnosas voces: Oh Seõot omni'

potente, Christo Jesírs, bendito seais para siempre; pues es tan

infinita vuestra misericorclia sacrosanta y t^n sin lírnite y térnrino vllesLra piedac{ infiníta que sufrís ofensa tan glave como

aquesta sin dar a esta cr-rlpa el c4stigo concligno qr'Ìe mefece.

Alaben os s.iu cesâI etef namente VLÌestfos divinos cof tesanos,

plìes tetréis tal amor a l<ts hombtes cÌLle para ag:ratdat nllestfo

ârrepentirniento hacéis, colllo clicen, del olvicladizo p^f^ t^n

I,AS PEIìEGR]ÌIACIONES 167

gfaves clelitos. Iba a prosegtiit y atajóle la pieclacl .lel caso estas

fazones; y nrandanclo que subiesen arriba acprellos mártires, no

había quien pucliese ni deter-rer Ìas lágrimas ni deiar cle hacer

lastitr-rosos extremos, miranclo a llna n'ìLÌger n-ìLÌerta y a dos ino-centes c{e seis o siete aflos, muy herrnosos y bellos, esto tlesdecat:ezad.os; y los cinco Inozos clìre nos dieton voces y fttetoucallsa cle su martirio y de nuestra vitoria, sacadas l-as ttipas cle

los curerpos y abiertas por las espalclas.Vuelto Antonio de Fatía al sorsario, le preguntó la causal

qtre le hat:ía obligado a ctuelclacl tar-r grancle y el clesvergonzac'lo

responclió desta maneta, con notable desenvoltura y pertinacia:Di muerte tan ctuel a estos desvent.ulados porqlre me fuerontraiclotes, enseõándose a gente cle qLle soy tan enemigo colrlola Iìortuguesa y polqLle llarnaban con tantas voces a sur Dios que

los valiese; quise vex si era poderoso a librarlos de mis venga-

Iivas manos. Esto es, a esos cit-tco mozos, qLle en cuânto a los

<los nmchachos con harta culpa nacieron, para incital rni rigor',en ser hijos cle Portugueses, a quien como cligo ntlnca ttlve vcl-

luntacl buena. Yo, por deciros todo 1o que cleseáis cle una vez,pues ansí grangeo el no oíros l'rablar, porque con este exl-ren'ìo

os alrorrezco; yo, plres colno digo, fui Christiano en el tiempoque clon Paulo cla Gama fue Capitán de Malaca, y deié la leyde Chlisto pot la de mi gran Mahoma, que estimo, reverencío;y tan solamente hice esta mudanza a mi parecer tan aceltacla,porque cuando era Christiauo clespreciaclo y tenidt> en poco r-lc

todos los Portugueses, los que antes, sienclo Gentil, ne lrabla-ban con el sombrero en 7a rìatìo llamánclome Qr-riay Necodá(que ya sabréis que en aqueila lengua quiere decir sefrot Capi-tán), clespués que me bauticé no se hicieron cuenta cle rlí nime estimaron en nada, perrnitiéndolo ansí Alâ, pata abrirrne losojos y hacerme Moro.

>>Así 1o hice en Bintama, hallánclose a aquel solene actoel Rey de Víantana, que desde entonces me honró mucho y metuvo por arnigo; los Manclarines Supremos me llamaban hernra-no por la prornesa y juramento que hice en el libro Santo cle

las Flores de ser mortal enemigo cle Ia nación Portuguesa ytodos aquellos que la ley de Christo profesasen. Esta jula Reli-giosa fue muy del agraclo clel R.y y el Caciclue Maulana, clánclo-me seguto que si la curnpliese grangeatía con ella sola la biena-ventlrranza de mi alma. De siete aõos a esta parte, por respon-der brevelnente a vuestras preguntas, en cumplimiento cle rnivoto he tomaclo muchos navíos y muerto muchos Pottugueses,potque es muy bárbaro el hon'rbre qlle se clescuidu y se olviclade 1o importante a Ia salvación del alrna. El primero fue el cle

Ltrys de Pavía; éste hallé y tonìé en el río cle Liampoo, y rnatéen él cliez Pottugueses, sin tluchos otros esclavos de los cuales

Page 13: Mendes Pinto

168 FERNÃO ÌvIENDES PINTO

no hâgo câso por no incluirse tal gente en rni pÍornesa. euité-les cuatrocietrtos vaÍes de pirnienta, pofque otfa cosa alguna notraía. Después acá tuve algunos buenos aciertos, .r, q.i" tornécllatro barcas, en las cuales nraté cuatrocientas personas. euisomi desventr-rra qlre percliese el premio de Ia mayor canticlaclcleste setvicio, que con nri voto y su curlplimiento al SantoA1á hacía, porqlle de toclos tan sólo los setent^ eran portugue-ses; mi voluntad reciba el cielo.

>>En ésta y en otrâs pïesâs me pârece que habré tomadocle rnil y quinientos a mil y seiscientos vares de pinrienta, sinla cantidacl que será de otrâs haciendas, ho peq:uefras ni clenrenor estirna. Daba al Rey de Paorn la mitad de las presas,concierto asentado de ambos porque en sr-r tier.ra fiÌe amparasey ffìe diese aigún seguro con que yo pudiese andarlo de Porru-gr'reses. Sefralóme estos cíen hombres que habéis nrueÍto y cles-baratado que acompaõasen mi persona, que todos como ui mís-rno Rey rne obeclecían. AI clesvelo que yo traía en cumplimientode mi pl:offresâ, ésa favoreció el cielo, que nlÌnca desanrparabr-renos cleseos rri olvicla santas intenciones. Porque habrá closafios que en el río choaboquee, en la costa de la china, fue a

clar un grande junco con mucha cantidad de Portuglleses cle qr-reera Capitán un Ruy Lobo, harto mi amigo, qlre venía a hacerallí su ernpleo por orden de Estevão da Gam a, Capitán entoncesde Malaca. Ilizo su contrato y después de haber en su favor ne-gociaclo, se hizo a la vela en aquel puerto, muy embanderado ymuy alegre, porque iba próspero y rico.

>>A los cinco días de1 viage se Ie abtió el junco cle rna-neÍâ que hacía granclernente agva. Fuele forzoso, no pudiendorenrecliatlc, volverse al puerto c1e doncle había salido; y vinien-do con vjento Íuerte, tendidas todas las veias p^ï^ ilegar depriesa a tierca porque a más andar se llenaba de agua el L-,arco,fue tan mal afortunado que en medio del golfo se fue a pique.Salvóse sólo Ruy Lobo con diez y siete Portugueses y algunosesclavos, que fluctuanclo con 1as aguas arribaron a Champana,en la isla cie Lamau, donde yo entonces estaba suÍto. Sacárnos-los de .las âgrrâs todos vivos, porque las jarcias del junco leshabían serviclo hasta allí de galera.s. Quién dice que a las vecestro hay rnás misericordia en las tablas que en los hornbres, des-engáõele el suceso clestos miserables. Confiaclo Ruy Lobo ennr'lestrâ arnistad ântigua me pidió de rodillas y llorando quequisiese recogerle en mi junco a él y a sus compafieros, yIlevarlos a Patanee, p^ta donde yo estaba de camino. Y qrlepof esta buena obra, a ley cle noble y cle Cl-rristiano me prome-tía cle darme clos mil clucados el día que allá llegásernos. Aceréel contrato más por el interés qì-re por las lágtimas, porclue sorlmonecla qlle no colre y qlle no vale; allnqlre después de tenerlos

LÂS PEREGRINÂCIONES 169

adrniticlos me avisó mi conciencia Ique no liay despertador nrásvivo en las acciones hunranas], del pecado que cotxetía en lattasgresión de mi precepto: el cual yo no hal:ía conocic,lo, cu-bierto como 1o tenía corÌ capa de piedad, de amistad y cle inte-tés, vestidos que disftazan y trt-lecan rnuchas veces a la verciad,religión y justicia.

>>Comuniclué este caso con mis Moros y toclos me acon-sejaron: clemás de los irnpulsos qr-Ìe me áaL:,a mi obligación, qureno me Íiase en amistacl de christianos si no quería percler Iavida; porque aunque entonces sujetos, 1os hallaba tarr hunrildesy tan llanos con la necesiclad que paclecían, apenas habrían sali-clo della cuando me tomarían el junco y me clarían 1a lnuerte,como en ottas muchas ocasiones habían hecho, tantas veces.Receloso yo que podría ansí suceclernre, cuanclo no frrese por sllcondición y natural, pot el pecaclo que comería en no tlatarlos[que no hay Fiscal como el delito propio], Lrna noche les di larnueÍte a todos, piadosamente por ser amigos, plÌes los ruatédormidos; de que confieso que me arrepentí haciénclolo, mas esforzoso y justo que se anteponga a las amistades caclucas de latierra 1as pretensiones eternas cle los cielos.

Todos (que pató aquí) queclamos espantados [de lo queaquel BárF-raro había dicl-ro y de ver 1os males que le había hechoconreter la enemistad qr-re nos tenía, por los cuales le parecíaque se le debía la gloria. No quiso oírle más Antonio cle Fariaporque le tenían cansado tantos delitos]; y ansí [con su confe-sión y corÌ su plimer'a clureza], l. mancló mat,aÍ a éI y a oroscuatro de los que habían quedaclo vivos [y no quisieron reclu-cirse]; cuyos cuerpos [malditos, con los de los ocho MártiresChristianosl, los echamos a Ia mar Iincompatible compaãía].

Page 14: Mendes Pinto

182 FERI\ïÃO MENDES PI

corìtradicirín algurìa tìos apoderâmos della y clesamarránclola con

IrrrrcJra 1rt'iesa r',o, alargarrìos al tnar colllo Lln rirón cle ballesta

cle la pinyr,. Los Chirrà q.l. etalr sr-ls clueõos, luego qtre siutie.

folÌ liÌ revuelta, acuclieron con grancle pliesa y vienclo la lantea

t<.rlnarla clrledatotr tan confusos y espântados que fr-re menestetr.

qtre los clivittiéselìlos llosotLos, tirándoles Colf un nredio veÏSo

de hierro qr-le tlaían y coll clue ellos se huyeron a la espesuta,

cloncle se queílaton lloranclo el sttceso de su Contfafia fortun4,bien ansí cofiro lìosotlos habíarnos lloraclo el triste lllÌestto.

,@gOWçl-o-çl-@çl@

CAPII'ULO LV

Parte Antortio cle Faría de la isla cle los Laclrones en

la lantea que tornó a los Chinos, aI puerto de Liaru'poo. Sr,tcisos deste uiage hasta eI río de Xirt.grúLt'.

Después que en aquella lanrea que tolnamos a los Chinos

nos vimos Segulos de ellos, nos Dr-rsimos a Comet con tlttchoespacio 1o que en ella les tenía un viejo ad,erezarlo, qlÌe era dos

cazos cle altoz con ánacles y tocino picado, que entonces nos

fue de mucho glÌsto por el l':uen apetito con que 1o comíatnos,

qLÌe es la hambre salsa general de los manjares. Después de ha-

Èer comido y cle haber dado gracias a Dios por la merced que

nos había hecho, buscantos la hacienda que en la lantea venía,

y hallarlos en eÌla sirgo, seda floja, IaSO) clatnasco y tïes tenores

grancles de almizcle, qr-re toclo fr-re avaliado con clìàtfo rnil cnr-

iados, sin un buen matalotaje de attoz, azttcar, pertliles cle lo-

cino y dos jaulas cle gallinas, clr-Ìe las estimábamos más que toclo

para Ia convalecencia de 1os enfermos, qr-re eran nìtrchos los que

había. Y cortanclo unos y otlos cle ac1-rellas piezas cJe seda sin

ningírn Íecato y miedo (1o clue clrestâ poco rÌo se eslima), nos

veslinlos galanamellte, como cada uno plldo y supo.

Entonces estaba con aquel viejo que hallamos aclerezando

la cornida en Ia lantea, un niõo muy blanco, herrnoso y rubio,

al cr-ral preguntó Antonio de Fatía que quién era el dueío cle

aquella emLarcación, de adoncle venía y cle qué sLlefte hat:ía

po. aIIí aportaclo. A lo cual respondió el t^p^z llorando. E,r'a

idecía) d.i clesdichado cle mi padre, que obligado de su cles-

ventula vino a dar aclonde Vosotfos le tomastes en trìenos de

trna hora 1o que éL ha6ía grangeado eu nruchos afros. Veuíamos

cle tLn lurgar que se llarla Quoaman, adonde a trr-Ìeco de plata

compró toda aquelia hacier-rda que aquí hallastes pat^ llevallzra vend.r u .tr.o, juncos de Siarl que están Contralallclo en el

puelto c1e Cumhay. Y por faltarle agua qr-riso su clesventura qÌ,Ìe

aquí viniésernos a cogerla , para, qr-Ìe Vosotros le tornásecles su

haciencla con tan poco temor de Dios y del cielo.Antonio cle Faría le hacía míl halagos, díciendo que no

llorase, porque aunqlre ha!>ía perdido a su padle é1 1e tenclría

en lugâf de hijo y como a ta| Ie tegalatía. A lo cual eI chiquillomir'ándole con harto buen douaire y sonrienclo los labios entr.e

las lágrimas, que entre mil adematles se le caían de los ojps,

con-ìo clitien enrendía el sentído de stts palabras, le responcìió

Page 15: Mendes Pinto

1.84 F-EIìNÁO MIìNDF,S PINTO

éstas con un aclemán aitoso: Basta, clue cotno me ven tan nifioy tan blanquillo me tienen por boquirrubio, y pésame que juz-gues sefror de nrí qrÌe soy tan necio colllo nruchacho, pues quie-res qrle tan Íácilmerìte nre persuada que robando a rni paclle tatrclesaltnaclalnente y tìrananÌente, nre llevas a mí parâ tenelre tr)orhijo. gY sienclo esto atrsí, cómo quieres que crea que tú rne hascle tlatar coJlro me dices? Pero si con todo qtrieres que 1o c[ea,colìro a paclle te strplico ernpreza a seflo descle luego, por elârncrf cle tu L)ìos, que me dejes echal a la. rnal clescle esta em-Lrarcación, qr-le yo asegrlro clue estas âguâs, nrás piacìosas cJue

tú, nre rruelvan a Ja ticrra c1lre tír tne cluitas, adorrcfe qr-recla rnilraclle verclaclelo, que me dio el ser y la vicla, que quiero alÌtespercler Ja ntía en slr cotnpafría en aquellos clesíertos (<lonrle lejuzgo eslat por mí lloran<1o) clue no vivir entre gente tan malay tan desconocicla conro vosotros sois.

Algunos rle Jos soJdados, que gustaban de oírle, 1e dije-ron que no nos trâtase ansí, porqlle ac1uello era mal dicho; a 1o

que é1 responclió con e1 rnisrlo clonaire que prirnero, si es polciello, ;qtrién clije qrre no 1o era? Dígolo. CQueréis que os cligapor: c1ué? Polclue lllrllca os había visto d,ar gtacias a Dios çle Iavenlufâ que tuvisteis hasta acabar cle comet la comida que hr,rr-

Lastes. Y luego, eÍl estalrclo hartos, levantando ]as manos al cieloelxpezastes a hacel: ex,:lamaciones: y mirad con qué intenciónitían ellas, pr-res aún no tenía,les los labios limpios c1e 1o quehaLríacles robaclo. Patecientloos que hacíades nrtry basrante satis-Íaci(rn cle vuesttas cr-rlpas con tlirar al cielo y mostrar los tlien-tes, que strcios deJa cotnida gue hurtaste eran mejores qlle palâagtadat: a l)ios, pLrla set testigos cle la culpa qlre colletistes'Pues sabecl que el seõol cle la ilìâno pocletosa tÌo lÌos obJigatanto a hacerle oraciones con los labios cuanto nos prohibe hrrr-tar âgenos bienes. No tne creáis que soy tan nifio, alIá' 1o veréisclespués de rnuertos ell el riguroso castigo de su divina justicia.

E,sçrantado estaba Antonio cle Faría de Ia agttd,ez,a delnião [porque ]o era mucho para t^nta (anti.cípâse en algunos a

Ja eclad la uaturaleza, seiral de gran mttáanza cuando grancles ocle no llegar a scrlo)l y llegándole jtrnto a sí le dijo si quería ser

Chrisrialro. A lo que el ciriquillo le responclió rnirándole atetì-

tâtnellte: ;r1ué es ser Christia.no? Yo no sé c1ué cosa es ésa nientiendo 1o que me clices. Aclárarrre tíi primero qué es 1o qtre

me pleguntas y entollces entenderás tú 1o que te responc{o. An-

totrio ú,e liaría, con palabrâs â su moclo, 1e dijo 1o clue erâ ser

Chrisrialro, clánc{ole irna brerre noticia de nuestta sagtada Reli-girln; a 1o que é1, ponienclo los ojuelos en el cielo y levantatrclolas lnânos dijo ansí, entte sollozos, risas y lágrimas: Bendita

sea glan Seõor trr sagtada paciencia, pues sufles en la tiet,.ta gen"

te que hable tan bieu de ti, de tu l.y y de sus misterios, y d. ,i

LAS PEREGRINACIONES18,5

ellos y cle ella LÌse tan nral y a ti te sirrra tan. poco colno estosciegos y miserables, clue piensan clue preclicar tr-rs bienes y ìrul-tar' los de los l-rourbres puede satisfacer lu soberana orlrnipoterÌ-cia. Rien ansí corno los príncipes tiranos de la tielra, q'e en Ioplitneto oclrpan sus labios y palab ras y en lo ,.g.,r.ío ìu inten-ción y sus obras.

Y no querienclo responder rnás a pregunta 'ingn'a, se

atrinconó en la lantea, acloncle con ternísimos paréntesis llor:abaamarganìente por slr paclre, sin que pucliésemos acabar con élque en tres días corniese ni callase. toh ârnor paternal, oh filialsimpatía, oh libertad preciosa, no es esta última la mayor clevuestras rnaravillas. ]

Llamóse a consejo soble h cierrota que segriiríam's:cual quería qr-re pala el norte, cual le parecía hacia el Sr-rr rnása propósito y entre talìtos pareceres últirnan-rente se asentó quese navegase la vuelta cle Lianrpoo, que era urì lruerto aclelantehacia el Norte closcíentas y sesenta leguas, por si nos pucliése-rnos rnejorar de embarcación en aclrrella costa, a carÌsa que paratan largo viage era rllÌy pecluef,a Ia lantea, en Ia cual, por serlo,navegamos recelosos cle las Lunas nLrevas cÌrÌe en ac1uella costacle la Ctrina levantaban granclísinras torrnentas, con que se peÍ-clían aírn los navíos ln.-ry grancles. Con aquella cieterminacirint'ios hicimos a la vela ya casi a puestas de SoJ, cluedancio losChincls en la playa pasmaclos cle uuestra diligencia )r llor-andosu clesverÌt(ìr-a.

comimos toda ra noche con la y:roa al nordeste y cuancloan'raneció climos vista â ulla isla peqtreõa que se decía Guintoo,adonde tomafiìos una barca a unos pescador.es) coll gr-ancle can-tidacl de pescado fresco, de que tonramos lo necesario y ochohonbtes o cloce de los que allí venían pal:a qrÌe nos ayuclasena ttipular \a lantea. porque rìuestra gente no estaba con fuerzapara hacer'lo por 1a grande flaqueza qr-re rodos teníanros cle ]ostrabajos pasacios; infonnánclonos de acluellos pescaclores cle lospuertos que había en aquella costa hasta Chincheo, acloncle pe'-sábanros que hallaríarnos alguna nâo cle MaTaca, nos clijeronque cliez y ocho leguas clelante había LÌn gran río con nn sur.gi-dero muy seguro que ellos llarnan xingarr. Allí cle or,linarioestaban muclros juncos cÌÌÌe cargaban de sal, pieclr a, azttÍre, acei-te, rnostaza y aregtía, adonde nos podía'ros renrecriar cle toclcr1o que llevábamos falta; )r qlÌe a 7a enttada estaba Llna alcleapequefia lJamada zantoy, poblada de gente pobre. Pero q.-redesde allí andadas tres leguas por e[ río hailariurrro, una ciuJaclaclonde Llabía rnucha secla, alnttzcTe, porcelana y diferentes ha-cienclas, de las cuales hal>ía sienrpre grancle contratación a nru-chas pattes.

Page 16: Mendes Pinto

186 FERNÃO MEI{Dì]S PIN'I'O

Con aqr-Ìesta itrfolnración salirnos en clemanda cle acl.reltío, clue hallarnos al ott'o día por la tatcle. Pero temienclo algr-ura

clesventtrra cle las pasaclas, surgitnos en la nrar, selía Lllìa legua<le su boca. Aqtrella noche siguiente tolnalìlos un pr:âo cou al-

É1-llìcJS pescerclotes qlÌe en aqriella colrielrte auclaban echanclo sLIS

Izrnces, cle quien supirnos qlre por encjrna de la ciuc,lacl estabanen el nlismo río oblzr cle closcientos juucos, porque los detnáshzrbían particlo pata Aylrán, Surnbor, Lailoo y otros puertos de

Coclrenchina sa y etre allí en Ia aldea cle Xamoy poclíanìos estiusegLrl'os y cornprat los rran[eniinieutOs que lnellesler htrbiése-nros. Con esto seïíâ ya la ureclia noche), etnbocatnos pol el ríoy ftiinxrs a sulgir frorrtero c1e aclr-rella alciea, adoncle estÍìríamostnedia hora, polclrle Antouio c1e Faría âselrtó por últirno pal'ecer

ile los n'âs ptácticos, (llre JÌos acotnocláselros cle otra mejor etn-

barcación por' la vía clue pucliésemos Ien 1a uecesiclacl toclas las

cosas sorf colrìLìues], respecto cle qrie en la lantea que llevábatnosera irlposiblc hacel tau largo viage colìro clesde alIí a Liampoohabía; si bien es verclacl que no íbatnos con apercibos ni clefen-

sâs parâ. tales ellìpresâs. IPelo, 1c1ué no alTana Ia necesiclacl?

aQr-ré 1lo facilitan los deseos cle acrecellratliento y a qué uo

anitnan las espelanzas cle saliL' cle nriselias y pobr:eza?]Clon esta cletelrrrinación volvjnros a segrlir nrÌest"l-o viage

y jr.urto al lrtrerlo hzrllatnos un jttnco sttlrto, solo y peqtrefio, con

poca genl-e y ésta tocla dor:tnicla sitr que se irallase en é1. tttlnolalguno. Viendo aquesta bttetra ocasicín, Antonio cle Faría hizolue,go arliar los cablcs c]e tnaneta qrte igualatnos con él nuestralantea; y lrecho esL(), etrttó el Capithn clenLro con quitlce sol-

daclos y ociro lrlozos cle mzrr sin ser sellticlos cle los que clortníanlrasra rpre es[uvieron en la 1>laza c1e alntas, acloncle hallzuon clttr-

n'rierrclo seis o siete rnatirreLos Chirros. T,es rrrartcló atal cle pies

y tììaltos, aLnenazátrclolos cle muerte si hablaban ni una palalxasola, lrol lo cr.ral ninguno osó hab]at [barata vitoria por cierto];cortárolrse luego los cables cotì que estzrba e1 junco sutto y 1o

nìzís a priesa que se puclo nos hicirnos col-Ì éI a la vela y nos

salimos del puerto por fÌo sef sentit]os cle las otlas ernbatcacio-

lles cÌue por' allí había.Navegatpos lo que faltaba cle la lrocfie, sien-rpte con la

proa al mat, hasta ir a âlxanecef a Pulo Quiritn, una isla a nr.le-

ve legLras cle acloncle haltíatnos hecha Ia pt'esa. Y a1'rrcláuclonos

el cielo con viento apacible ql-ie llevábarnos hinchaclas toclas las

velas, cleutlo cle tres clías nos hallarnos stlftos en la isla de Lu-

xitay, adon<le nos fue forzoso cleteueruos qttince clías para que

del todo pucliesen convalecer los etrfernros: porque es 1ìllÌy sana

y liene ltnenas âguas y [ìanlenimietrtos, cle que los pescaclores

cle la tiega no! .lal',an a trrreco de atloz, la cattticlacl clue quelía-

Irì()s. Allí tnit'autc,s cle pr'<l;rósito el jttnco, que hastâ eiltotlces

LÂS PËREGRINACIONES

pot no cletenernos no lo habíamos hecho; y no hallarnos en él

àrra lracíerclo sino ^troz)

clLre en el pue'to cle Xarlcly vetlían a

verdel sus clLrenos. Nosotr-os echanos Ia r-Ìlayor parte al IÌ'ìaï'

porqlÌe fr-tese el junco nás ligero y más seguro; nludilmc.'s la

n"nâ q'e iba ".,

iu lantea y l-J.1go,.'r,,s a ticrra para elnpatrnlrll

y Zutuiur..ar.la de nllevo, porque 1a habíar'os rrìenestet parâ 1l'

â hu..r, las aguaclâs en los p'ertos cloucle fuésemos; polrclue colno

efa peqLlefr"a, cor.r. n-rás faciliclatl que el iuuco se llegaba a cttal-

qr,iei' playa, Por poca âglla qr.re tuviese'

Gastacios .n oqútlo y en la co'valecencia cle 1,s enfer-

nros 1os cluince días qtre clije, nos hicimos a Ia vela la vttelt'zr clt:l

Reino ,1. Liun-rpoo, liorq.rá t.,,íun os nuteva clLre había 'allí m''chos po,,tLrglreses q.tà t-rr.Sian veniclo de N4alaca, Zunàa, Sia^r y

Patanee, y -.1"

otr.a^s paf [es, de doncle cle orclinario venían allí a

invetnar.

187

Page 17: Mendes Pinto

198 FERNÃO MENDES P

se âventrÌraba tanto. Pat:a esta diligencia se nombló a unroso y cuerdo soldado expelinrentzrdo en semejantes sucesos, lla,lnrado Vícente MoLosa, clue vesticlo a 7a usanza de los Chinos;se lrizo a Ia vela en el prao só que habían ttaíclo los pescadoreçacompaõaclo cle clos clellos (porqrre los derrrás quedaron en rehenes) y de los rnarineros clel junco cle Quiay Panjan, pol sefl

gente rnás fiel y segllrâ. Llegó, plles, al lugal en cpe estaban,los enemigos fingienclo clue andaba pescando, colrìo otros lnulcl-ros lo ltacían y c()lf esta tÍaza vio n'ruy por menuclo los desi.nios del contrario, la gente y defensas que uaía y ]o clernás quele Íue necesario. Y dando la vuel[a al bordo, dio al Capitánlarga relación de toclo, afirmando que el enernigo estaba taneutrelenido que con poco trabajo se desbarataría.

Con esto, llanró Antonio de Fatía los rnás pláticos a con-sejo, clue se juntaroiÌ en el junco de Quiay Panjan porque así

lo cluiso el Capitán para honrar más al Chino y conÍirmarle en

la anristad que tanto estirnaba. Resolvióse en esta junta que ya

entracla bien la noche fuésemos a surgir en el rnismo río adondeel corsario estaba, para qr-Ìe al atnanecer se diese un recio San-

tiago. Luego, Antonio cle Faría dispr-rso la orclen que se habíacle tener, ansí en la entlacla del tío corno en acometer al ene-

migo; y repartió la gente desta suerte: en e1 junco de Quiaypllso tteinta PoLtugueses, los que é1. de todos nosotfos quisoescogef, pot'que en toc{o Antonio cle Faría gustalta cotlplacerle;en cada lantea prrso seis Portllgueses; en el junco de ChristovãoRolralho veinte y cotì éI se queclaron treinta y tres; y esto etr

cada barco, Íuera cle esclav(.,s y otra nìucha gente, (Jlrristianosc{e ottâs lraciones, mr-ly valientes, fieles y esforzaclos. Y con'riestas disposiciones rÌos hicirnos a Ia vela para el río de T'inlau, .r

acloucle lìegarlos con el pr:incipio de \a noche. E,sta pasanìos ,

con buetra centinela y a las ttes cle la nrafiana nos volviÍÌÌos â

lracet a la vela y Íuirnos a buscar al enernigo, que estaba de ',

nosotlos, el río aruiba, nredia legua. ,

CAPIT'UT,O LIX

Córno Antonio deCoja Acern y de lo

Faría dió la batalla al corsarioque della sucedió.

Dios nuestl'o Sefror fue serviclo de darnos el mar tanquieto y el viento tan bonancible que naveganclo nuestta atnìa-da río arriba, en menos de una hora llegamos al enenrigo sinqne ninguno de los suyos nos sintiese hasta que estuvimos cerca.

Mas como los ladrones andan siernpre acotnpalados cle rniecloy sobresaltos, que eso consigo rrae la mala vida, ansí éstos se

recelaban mucho de los naturales a quienes continlrâmente mo-lestaban con robos y mLrertes; y estaban con estos recelos lauaparcjados y con tan buena vela que en viénclonos, corr muclrapriesa tocaÍon alarma con una calnpana, a cuya seõa fue tangrande el ruido y alboroto de la gente (ansí de los que estabanembarcados como en \a tierra), que ni e1los ni nosotros nosentendíamos.

Antonio de Fatía, que vio que éramos sentidos, etnpezó

a decit a gtandes voces: A ellos, ^ ellos, Santiago, Santiago,acometámoslos en el nombre de Christo, antes que sus lotchasacudan a defenclerlos. Ea, valerosos Christianos, 'que de nuestfaparte está la justicia y la vitoría. Y responditnos toclos: San-

tiago, cierra a ellos. Y dándoles una recia c^tga nuestra arti-Iler'ía, quiso Dios que fuese tan a tiempo que cle los nrás esfor'-

zados vino la mayor pafte al suelo hechos pedazos clescle el

chapitel, plaza y filatdetes clel junco adonde para pelear se ha-

J:ían subido, que fue un buen pronóstico del buen suceso. I)es-pnés de acluella rociada, Ia arcabucería les empezó otra tanbuena que las plazas cle armas de los juncos quedarotl lirnlriasde 1os muchos que antes las ocupaban y los que queclaron vivosfue con tanto miedo que ninguna se

^tïevía a salir fuera cle

cubierta.Viendo aquesto, Antonío de Faúa hizo seÉ.a a los dos

juncos que embistiesen a los contrarios, clue se hizo con priesa,trabándose de ambas partes, después de aferraclas las cuattroembarcaciones, una cruel batalla y tafi rigurosa contienda queyo, alÌnque me hallé en ella, no me atrevo a particularizar sus

sucesos lastimosos. Porque a este tiempo aún no había clel todoamanecido y la revuelta cle unos y otros era tanta, acompafiadade cajas, campanas y pífanos; el ruido de la atill.eúa espantoso,

Page 18: Mendes Pinto

2O0 FERNÃO MENDES PINÏ'O

la arcabu cería terrible, los golpes gtândes, el alboloto vivo, Ios

genìidos tfistes, las Voces luriit11otut, qr'le juntanrente coll los

últi:nos âcentos que el eco repetía entre las aguâs, Por los va-

Iles, eu las concaitj.l^.1", cle los nlolltes y cle lo sutil y delicado

cle los vieuLos, obligaba nrás a temofes que a discursos y nrás

a Jástitnas qtÌe a nreÍnorias-FIabríase contitruaclo aqr-rel|a contiencla lrof espacio de

un cuarto de hora cuândo las lorchas y las lanteas que e1 ene-

rnigo tenía a la or:illa le acuciieron cle tierra con Inuclra gente

cle Í:eflesco, trabajando paÍ^ lJ.egat a cloncle erz la l'tatalla; y

vienclo la priesa cle las lãrchas, un Diego Meylelez, gÌan solcla-

clo, que veìría en el junco de Quiay, vio también que su condes-

table artillero rro h^cí1- efecto ninguno coll sus tiros porque el

rtriclo clcl cornbate le Lenía tan turbâclo que no aceftaba a dar

Íuego â una pieza. Colérico, el Meyrelez áto -,al condestable un

enrfeJlón tan reci. que 1e echó de la escotilla al'taio, clicie*c{o

cori grancles voces' Vi11u.to, vil, cobarde, anda. clctnde te escolì-

,lnr, -pr,", aqrrí no sabes defenderte, ql-le este tiro en tietnpo

lâtÌ nfenesteloso no está bjen en mânos talì temel'oszÌS e infatnes,

sincr e1 lzrs rnías l-ronracias y valerosas. Y con esto, apttntatlclo

la pieza. f)or sus Íniras, brúrjula y regla de escuadra, de ql-le en-

teiclía bãsranremerÌte, le dio fuego encaminánclole a la pl:inrera

lolcha, que venía por capitanâ de las cuatÏo enemigas de s()-

coÍro.Estaba esta pieza catgaáa con pelotas y l'ocas de piedra

y clescosió a la lorcha cle popa ^ F)foa, cle matleta qu(] al prrtlto

s" {,r. a pique sin que cle toda ella se salvase pefsonâ; y ,p^-sândo

^lgr1râ mulició' de roca por encima de la segunda 1or'

.1,o, qrr"-venía cletrás cle aquéll^, mató a su capitán y a seis. o

siete iolclaclos q.e estaban en la plaza de armas. De este tiro

tan Íeliz quedaron las otÍas clos lorcfuas tân temei:osas, que

querienclo i"r. ia vuelta a tierta porque no les topase_ otro tiro,

à,, .1" priesa qr,risierol 6acerlo qr-r. r" enreclaron ambas en los

gr:atiles cle las velas; que de ningr:na mâne1a pudiergn desen-

rerlarse ni clesasirs" y ã'rí u" q,.tãduron sin poder correr arás

ni catninar acielante. Vienclo esta btrena ocasíón Vicente Morosa

y Gaspar Doliveyra, capitanes cle dos lorchas nuestlas, âÍte-

L"r.i"rã1 juntamáte a eúas y viénclo]âs tan asiclas y enredadas,

las echarolr muchas alcancías <le pólvora, con que a ntás anclar

se iban abrasando. vjen<lo 1o que ctecía el jncenclio echóse a Ja

mar la ll:Ìâyor pâfte de la gente que tlaían poI escâpaf 1as vidas,

y allí ," lâ, qr,rirr.or, los nuest-u " Ianzaé.as, sin perclonar de

tântos Lll-ìo en estas tres ]orchas'Murierou más cle doscientas pelsonâs pof el bueu acierto 'i

clel tiro cle Meyr.elez. Y La ofta lorcha, que llevaba el Capitán i

muerto, tâmpoco puclo escâpar, porque Quiay Panjan fue tras i

LAS PEREGRÌNACIONES 20r

ella en sll sampán, que el'a el batel cle su jrÍnco y la alcanzóolillada con la tierta, aunque sin gente ninguna, porque toclala strya, del miedo del tiro qr-re les mató el Capitán, se Ianzarona la rnar por llo esperar segr:nclo y entïe las tocas y peõascosde la playa acabaron tniserablernente. Los enetnigos que habíanen 1os juucos queclaclo peleando, que podr'ían ser hasta cientcry cincuenta, toclos Moros, Luzoues, Borneos, con alguna n-tezclade Jaos, viendo ei desastraclo suceso de las clratro lorchas, yasin ánimo y esperallza, se comenzaron a echar al mat con granrlepriesa. Viénclolo Coja Âcenì, qlle hasta entonces fue cle ua<lieconociclo, acudió a animarlos valefosatnente, 1-rorriéndose en elrnayor peligro: [verclaclera tetórica con que más rnueve el capi-tán, qtre la Íuerza del ejemplo es invencible.]

Armaclo todo de Lrtla coraza de planchas de faso canììe-sí, franjad^ y guarnecida cle oro (que había sido cle unos Por-tuglreses ) y en altas voces, clijo a los suyos estas palabras : Lah,lrilah, hilah, hilah, I-ah Muhamed rozol halah, Oh Masoleyrlo-nes, y hotlbres justos de la santa ley de Mahotna, 4cóuro osdejáis vencer así cle una gellte flaca como son estos perros ctis-tianos, qr-Ìe no tíenen más áninro qLÌe gallínas blancas o mtÌgeresbatbuclas? A ellos, a ellos, ánimo, que cierta tenemos la vito-tia, porque es im;rosible que falte a la promesa clel Sagraclo li-bro cle las Flores, en que el Profeta Noby colma de crecidos de-leites a los clorayceles cle su santa casa de Meca; y ansí 1o haráhoy cou vosotros y conmigo, si tuviéremos esfuetzo para baõar-nos en la rnaldita sangle destos perros sin ley que tanto ofenclena la sagrac{a suya. Y pues el ptenrio es tân grancle y el t,.abajopor qlre se nos ofrece tan pequeõo, ánimo a ganatle, que seïíagt'an pecado per:der por tenìor y rniecJo 1o mucho que hallen:oscle interesar en tiernpo tan corto, etl el cual no ha cle faltarnosla ayuda de A1á Santo: prÌes ocul:alnos en su clefensa la vida ycuanclo en ella se pierda, iqué mayot gloria nos puecle clar latierra que la que a trlÌeco deste tr-rattirio nos ofrece el cielo?

Fue extraõa cosa lo que se animaron col1 estas blasfe-mias y con ver el ejernplo valetoso qlre les daba el qrre se lasclecía. Y así, aunándosç toclos, tornaron a defenclerse tan va]e-fosamenle que a trueco de matarnos se entlaban a motir pornlrestfas mismas deseanc-lo acabar anirnosarnente por palecefleseue, cuanclo no consiguiesen Ia vida y la vitoria, ganaban Iagloria con aql-lella tnuerte y quedaban eternamente santos. An-tonio de lìaría, viencio el esfuerzo de los contrarios, tarnbiénanimaba ansí a los suyos Ea, christíanos y seãores míos la oca-sión nos ofrece la vitoria [poca dififcultad se opone en rneclio,no se cliga que e1 valor Pot'tugués faltó en el pLrnto más impor-tânte, vencidos estos pocos, está venciclo todo; y no está vencidcrnada hasta que todo sea venciclo. Los fanrosos hechos cle que

Page 19: Mendes Pinto

202 FERNÃO MENDES PINTO

he siclo testigo no tierìen valor ninguno hasra que colì ellos se

acaba la guerra y por ellos se canta la vitoria. No os espantela clesespelación con que estos bárbaros nos acoffreten, porcluesr-ls cr-rlpas nrismas les valf llegando el castigr-r, que les tienelibraclo el cielo en nuestras manos ] . Y pues a ellos les han esfoFzac{o ]as Íaisas ptornesas cle su rnalclita secrâ, anírnenos a lìos-o[tos las verclacles de nlrestra ley santísínra, la justicia cou quepeleanlos la defer-rsa clel nomble cristiano y la honra de nuestLanación, que coÍÍe poÍ nuestra cuenta; y sobre toclo, Chrísto,rìì.Ìestt'o Redenror sagrado, plresto en una Cruz por toclos nos-ot-ros I acloncle está con los suyos hacienclo fáciles, llevacleros ycL-rlces los rnayores trabajos y la más rigurosa lììuerte; Sefrol de

tan grandes niisericorclias qi-re no nos ha cle clesamparar fa suya,por rnás cltre Jo fireÌezcan nLrestros grancles pecados, potque alfin sot-nos sÌìyos y peleanros por su honla y en su clefensa, 1o

qlÌe estos pertos no ltacen. Por 1o que hoy su Majestacl quiereponerlos en nuestfas lnanos patâ castigarles sus c{enrasías. Y sien-clo esto ansí, a eUos, a elJo, Santiago].

Y arrenletiendo con aclueste furor a Coja Acern, cornoquien tenía tan deseaclo el hallarle, tomanclo la espada con aln-bas trauos le clescargó tal golpe en la caLteza que cortánclole uncasco cle malla qlre ttaía dio con el corsario en el suelo, mal-hericlo y sin ningún senticlo de1 recebido golpe; y tornánclolecon otro revés les clesjarretó las piernas, de qr,re rlespués quevolvió en su primelo acuerdo no purlo levantarse. Vienclo lossoldaclos a su Capitán en tales térnrinos, sin niguno alremetie-t'orÌ a Antonio cle Faría con gralÌcles gritos y voces y le enrbís-tierou seis o siet.e veces colr tanto áninto, que sin que puclielancle tenetlos nrás de treinta Portuguese s cle que e slaba cercaclo,Ie alcanzaron coll dos tales cuchilladas que estuvo cerca cle me-c{ir el suelo, como el corsatio. Pero los nuestros 1o hicieron tanvalerosamente qÌÌe en poco tiem1.ro, ayudándolos Dios, clejaronmlrertos allí sobre Coja Acem cuarentâ y ocho, si bien antes

les ma[aron cinco Portugueses y nueve ffrozos esclavos christia-nos, valicntes y leales. Tanto fue el valor de los enemigos.

Ya en este tieurpo iban a tnás andat perdiendo eì catnpolos que cle la pârte contral:ia habían quedado retiránclose siuorden por las cubiettas, jâretas y filar'etes cle proa, con inten-ción de hacerse allí fuertes el más tiempo qlre pudiesen; pelosaliéndole al canrino veinle solclaclos cle los treintzl que estabanen el junco cle Panjan, estotbándoles cl intento, los obligarona echatse a la mar con tzÌ1ltâ priesa qlÌe rÌnos caían encima los

otros. Animábanse los cristianos apelliclanclo vitoria, y con elcleseo de alcatTzar la mucha honra qt-re por aquella metecían,acosâLon de suerte a los conirâf ios que sólo cinco de tocla aque-llzr tntrcl'rechrtnbre quedaron vivos; éstos presos y atad,c:s de pies

L.AS PEÌ1EGRINACIONES

y manos, los encelralllos en 1o bajo de la bomba ' E)atà con tor-

*"r,ro, hacerlos confesar 1o que sabían. conocida por ellos esta

determinación, con los dienres se degollaron unos a ottos, te-

nicnclc-r por mejor t-norir a sus lnanos mismas, callanclo lo que

sabían, que no vivir por las nuestlas poniéndose a peligr.o ,c19

descubrir sus secfetos lbárbara crueldacl, mejot dijera fidelidacl

digna de eterna alabanzaf. Así como los hallamos, espantados

dJ ,.. cleterminación, los rnaucló el Capitán hace' cuartos y

echar.los a la mar, en compaíía clel cuerpo cle Coja Acerìì, clì-le

corno diré a.lelante pasó pol la misma sentencia- Parat-rclc) en

esto e1 ser Capit á,r't' i C^.iqtt' mayor del Reino de Ri.ta.' cle-

'atnaclot 1, beLedor de la sangre Portuguesa, títulos que él po-

nía en sus cartas y ptovisiones y que púbticamente Íorzaba a sLls

Moros que ansí 1l ïurrroren- Y pol eso y por ser grancle obser-

vante de los ritos cle su malclita s ect^, eta de todos generalmen-

te venetado.

203

Page 20: Mendes Pinto

25)LAS PEREGRINACIONES

C,APITULO LXXII

Llega Antonio de Faríadeterrninación que allíI.sla de Caleffiplay.

al río de Patebenart, y de latomó acerca del uiage de Ia

Pattidos de la playa de Fangus, navegamos otros trece

días a 1o lar-go de la cosla y siempre a vista de tierra. Llegan-ros

a la Balía de IJuxipalem, puesta en altura cle cualentâ y llueve

graclos, Crlyo clima hallarnos aigírn tanto fr'ío, mas sin compara-

ción con los otros que habíalnos pasado. En esta Bahía había

gfatf cânficlad cle pescados y serpientes de tau gluesas fortnas

qr-te telno rnucho decir los talles de algunas, por la cluda que ha

ã. .ur-.ru, a los que no han visto destas maravillas; y nrás si dijese las increíbles que dellas colr[ó eI corsario Sírnilau a Ântonio

c1e Faría: así de 1Ã .oso, ql're en aquel patage se habían visto

cotÌlo de 1o que de noche por muchas veces se había oído, prin-

cipalmente en los pleniluios de Novienrbre y Diciembre, en oca'

sión de tenrpestades, cle tolmentas y lluvias; algr-rnas de las cua'

les cosas nos enseãó el misrno Chino, con que verificó las tnu-

chas que coltaba. IgQuié1 contraclirâ a \a vetdad de los ojos,

sin pasión o sin ignorancia?]Vimos allí un pescado de ia hechgra del que nosotfos

Ilamamos Raya: éste eta <íe más de cuatro btazas en ruecla ytenítt Ia cabeza y hocico folIlo, colno le tiene un buey. Vjmos

tarnbiér'r otfos lagartos lìruy gralldes, pintados cle velcle y negfo'

con tfes órdenes de espinas en el lorno, del gr:ueso de una saeta

y cle tres palmos cle largo cacla espilÌa) con Pr-rntas muy aguclas,

de 1as cuales tenía lfeno todo e1 Cr-lerpo âLÌllqr-le no tâlì gluesâS

ni tâ1f lalgas colrìo 1as del lomo. Estos lagartos se enclespan

coltlo el puercoespín, con que quedan muy espalltosos y feroces;

tenían el hocico muy agudo y negro, con dientes que le salían

cle la boca casi dos palmos, como los colmillos cle los jabalíes.

A estos lagartos d.ecía el corsario que llamaban los chjnos Pu-

chisucones.Virnos también otl'o pescado muy.lìegfo y de la fiechura

qrte en Portugal llamatnos Enxamocos ( que solr cofno las sala'

Ãurrq,r.rus <lel agLr^> aunqLÌe rnayores y más crecidos ), mas tan

clisfolrnes en la grandeza que sólo Ia cabeza tenían de rnás de

seis palmos de ancho y cuando nadando estendían las perpatanas

o alãtus, queclabau etr tecloudo rnás de una gtg.n bfaza, al pa'

recef de tó.los los que los vimos. Otros muchos y muy diversos

pescados vimos en aquell a Bairtía,:o"^l?t cuales no me dercngo

o.r-ir. al fin de lo que voy tratando. Solamente diré que en dos

noches que esluvirnos allí surtos, pasamos bien recelosos de la-

gu.ro, y'bull..rus, pescados y seryientes que de día veíarncls de

ordinario, temiendo que nos âcometiesen: pero tales eran los

,ilbor, brlamidos y ronq..,idos que en la playa había en anoc1ie-

cienclo y tales los'relinJhos de los caballos maritros, qlle podían

mury bien dar temor Y cuidado'-Salidos pues desta Bahía cle Buxipalen (a quien los

nuestros llamaron clesde entonces río de 1as sierpes ), navegamos

por la derrota q.r. sitoilau guiaba una distancia de quince le-

guas, y ftrimos a. s,-,rgir en otra Bahía mucl]o nrás hermosa y de

ïìu1,ár'fondo: ésra se"llamaba Calindan, 1a cual en 1a vuelta q'e

h^ítu a moclo de un arco tendría máts de seis leguas, a maneïa

deunaluciclap|aya.Estabacerraclaentofnodesierrasmuyle-vantaclas, poblãdas cle espesos átboles por enlre los cuales se

clescolgatrur. ,1- 1os más alio ,Je sus âsper ,.zas y pefiascos muchos

ârroyos rle agua dulce , que vení un i mor-ir en aquella grande

nt"u" acloncle tenían su extlemo cuatfo car.rdalosos fíos, clì'le pot-

i-ur'q,-,i.t ras de 1as tierras la pagaba' copiosísimo tributo' Aquí

"., ãl;" similau, que por 1a g.u., .u*tidad de inmundicias y

cuerpos muertos q;e .À 1u, crecientes cle los inviernos traían

uqo.ìto, grandes .ío,, ut"díart a cebarse aquellos m'chos pesca-

dà, qr.. habíamos visto y por eso etan tântos .en aquellas plaltas

y lro en las otrâs que hast a aqueTJ-a habíamos pasaclo, por no

tïaefles tanto mântenimiento a causa cle Lracetse de menotes

co1.rientes.PreguntóleAntoniocleFaúaquedeqrlépattebajaban

aqr-rellos ríã, y dijo qtie no lo sabía, pero qr-re si se había cle

cr-eer a lo qr]. 1o, urrtig"o' ciejaron escrito, 1os dos nacían cle

un lago muy gfan,l. q.re se llamaba Moscuml:iá y los olros clos

d- ,ú provincia cer;da de grandes se*auías que todo el afio

estaban cubiertas cle nieve y se llamaba Alimania. Y que como

por el ver-ano aquelÌas muchas nieves se derritían, pof eso ve-

nían ento..., .ú, mucho más caudalosos y crecidos que en el

invierno ni que en otro tiempo alguno del aõo; y cÌue por aquel

río, en cuya boca estábamos suftos y que se decía Pateebenam,

habíamos cle volver, en el nombre del seíor del cielo, con la

proa al Este y al Suclest e a Ia ensenada de Nanquín' qtte tlos

quedaba ya atrá's doscientas y sesenta leguas, porque toda aqr-re-

úa disturrc ta de carrino teníatnos multiplicada en mayof altula

ã. f" qr-re había adoncle quedaba la isla clue íbamos a buscar.

Y pirlió mucho a Antonio cle Faría que perdonase el mabajo de

tari largo camino, porque é1 le había llevado tan largo para que

fr,résemos más seguros y más quietos'

Page 21: Mendes Pinto

254 FERNÃO MENDES PINTO

Mal nos sulro a toclos la novedad con que sa1ía, rlespuéscle haber: canrinado rantas leguas y Antonio de ïraría no lo sintiómenos; pero disimulando le preguntó 1os días que gastat-ía hastapasat aquel río adonde nos metía. Y dijo que en qrrince le nave-garíamos; y saliclos déI, en cinco días solos, le prornetió des-embarcarnos en la Isla deseacla de Calempluy, doncle larganren-te satisÍaríamos â nuestros cleseos y daríamos poi. bien Àplea-dos los trabajos de qr-re ranro nos quejábamos. Aquí Antoniã deFatía 1e abtazó de nuevo y le hizo grancles pron

"iu, cle su amis-tad, y reconciliándole con los soldados de qr-rien venía quejoso,quedaron todos amigos y satisfechos.

certiÍicado plres Antonio de Faría de la buena nlleva quesirnilau le daba, cle que en ran pocos clías había cle lleg^t i l^tierla deseada, y del carnino que había cle llevar ltaïa ú a eJJ.a,

pafâ opollefse a cualquier inconveni.ente, mancló apriesa enca-balgar la artilJería, que l-rasta entonces ni esraba .^tgud^ ni teníaconcier'to, púsola erÌ las embarcaciones, seõa.ló Capítanes pâraJracer la guarcla y par,- telÌer la vela. Mandó up.r.ilrir u.roã, ylo más necesario para nuesrra resistencia y c1íjo al paclre DiegãLobato (que era el clérigo que iba con nosotÌos y eLa nuestroIratrón y Sotacapitán, a cluien respetábâïnos corÌìo a Sacerclote)qtre lriciese una pIâtica a la gente, para anirnarnos y esforzalnose n los peligr:os qrle nos acome[ies en, la cual el devoto sacerclotehizo cotr tanto aÍecto, t-an clnlces y arnoïosas palabrâs, con tantosy tart buenos ejernplos, clre alentanclo grurrá"-"nte los álitrros<le toclos (qrre arÌte el teÌnor de tantas noveclacles los tertía fla-cos y abatjdos) los dejó tan llerros de un nrÌevo espíriru, queno clucláraffros âcolíÌeter rnayor empresâ, si había algrura *r]o,clue la qrÌe seguíalnos, por ser no collocida ni imaginacla.

Dijimos 'na salve y Letanía a nnesma seãora, c1e rocli-llas clelante de una devota lrnagen qlle llevábarnos y prometien-clo todcrs de llevar lr'uy a la fin aquella jotnacla y ver en lo qrreparaba aquel suceso. Y rnareando las velas con mucha confiãn-zã, abocarlos el río que Sirnilau nos había sefialado, llevandosienrpre la proa derecha al rurlbo del E,ste, llamando colr mll-clras lágr:irlas y con toclo nuestro cor:azón, muchas veces, el so-corro y la ayuda de aquel Sefror qrÌe está sentado a la rlanoclerecha del Padre eterno, par'â que nos cogiese cle su maÍìo po-derosa.

@oo@-@ @@@@@-@@,@ @.@@@

CAPITULO LXXIII

De lo que sucedió a Antonio rJe Faría hasta llegar ala sierra de Gangitanu, y de la dist'orme gente conque allí habló.

Continuando nuestro camino a vela y retno y con la proaa diferentes rrrrnbos, a causa de las rrueltas qlre por muchas par-tes hacíp el río, llegamos al otro día a LÌna muy alta sierra, llenade gargantas de agua clulce, que se llamaba Rotinafau. En estasierra había muchos tigres, abadas, leones, ortz^s, cebras y otragrande diversidacl de animales que siempre salranclo y colrienrjo(gniaclos cle su Íiereza y natural irrciinación ) anclaban fiacienclocolrtinua glÌerua a los otros animales de rnás clébil naturaleza,corno soll los venados, jabalíes, micos, aclives (que éstos sollulfos animales colrlo zoffas ), gamos, rÌlonas, lobos y râposas, cì-r-yas clisençiones y revueltas estuvimos vier-rclo por Ìln r.âto. yâLìnque más gritos y voces les dábamos clesde las embarcaciones,ni huían ni se espantaban, viendo qlÌe no las oÍendíarnos y nadielas seguía.

Gastamos seis días en cloblar aquella sierra ( que ser-íade cuarenta y cinco hasta cincuenta ieguas ) y en el fin dellosentl'amos en otra no mellos agreste y levantada que se llamabaGangitanti, clesde aclonde la tierra que se aparecía era tân espesade matonales y árboles, tan monstrtlosa e intratable, qr,re paraningúrn caso valía e1 sol llara comunicarle st-rs rayos, cuanto rnáspara clejar hoilarse de pie humano. Esta tier.ra (clecía Similau),qlle efâ inhabitabJe por distancia cle noventa legrias por carecefcle sitios convenienres â la labor cle 1os campos y clisposición clelas poblaciones, pero que en 1o bajo de sus falclas habìraban

'nasclisformes gentes qr-Ìe se llarnaban Gigahuos, bárbaros l,romJ:resclue viven corno fieras y animales, sin qlÌe se sustenten cle otracosa más que de ra caza que matan por aquellas asperezâs y es-pesì,ltas, y cle algúrn arroz qr-re c1e lugares cle Ia Cl'rina le llevabanalgunos rnercaderes, dánc1oselo a trueco de pieles erÌ cabello,que â ellos les servían de moneclz- pata aquella contr-atación.

Y decía el co.sario que se sabía cierto, por Ia c'enta delos clerechos que se pagaban en las contrataciones cle pocassery I'antau, llegar el número dellas cada af,o a veinte mí1 cates(en cacla câte o fardo sesenta pieles); que si este corsario clecíaverdacl, llegaba cacla un aõo el núrnero dellas a ì-rn conto y clos-cientas mil pieles, cosa grancle, Con estas pieles forran los in-

Page 22: Mendes Pinto

272 FERNÃO MENDES PINTO

palabra que los ttataría con veneración y respeto, I gue a él leserviría en clranto le manclase, con que el ermitafio quedó algúntanto consolado. Y allnqrle por ser tzrrcle tenía prisa Antoniocle llaría para volverse a las enrbarcaciones, antes que 1o hiciesele pareció infonnarse clel ernritafio de algunas cosas importantesa Ia empresa que tenía entre manos.

Y así le preguntó c1ué gente habría en las ermitas y supoque solatnente trescientos y sesenta Talagrepos, que eran losermitaõos ( en cacla ermita el suyo ) y cualenta Manigrepos ( asíllamau a los que los servían ), que eran los que cle fuera cle lasermitas les proveían cle mantenimientos, los servían y curabancuanclo estaban enfermos. Preguntóle el Capitán si el Rey dela China venía a aquella isla algunas veces; y r'espondió eletmitaõo que nunca, porqr.re e1 IÌey cotrÌo era hijo del Sol podíaabsolver a todos y é1 no podía seL conclenado de ninguno; pre-gtrntcíle si en aquellas ermitas había algunas armas y dijo queningunas, porqrie a los qr.Ìe pretendían subir al cielo y caminarpor el camino de perfección, nrás necesaria les eta pacienciapat.a suflir: injutias que arrnas para vengarlas. Preguntóle Anto-nio de Fatía que por qué causa estaba en aquellos ataúdes tantaplata tnezclada corr los l-ruesos cle los difuntos: y clijo que erânlitnosnas que aclr-rellos mlrettos sacatran de la vicla y llevabanconsigo a la otra pata âprovechar-se deilas en sus necesidadesen el cielo de la Luna adonde vivían etelnamente. Al pregun-ratle si tenían rnugeres, él y los otros ermitaãos, respondió quelos que procuraban dat vicla al ahna les era muy colìvenienteno gustar de los deleites de la catne: porque claro estaba que

en el panal de miel se cïiaba la abela que picando atormentabay causaba clolor a los que sin aclvertencia comían aquella dulzura.

Ouas muchas cosas le preguntó Antonio cle Faría, a qlre

el viejo respondió rnuy religiosarnente [que daba lástima vién-clole tan observante de aquella maldita secta, causândo confu-sión a los que por ley clivina teníatnos obligación de serlo de

nuestrâ Religión santal. Después cle haber gastado en esto muchorato, abranzándole rnuclÌas veces y picliéndole muchos petdonesa su moclo ( que ellos llaman de Charachina ) , se despidió délel Capitán y se vino a embarcar, ya casí noche, con cletermina-ción de âcofiìeter el día siguiente las otras ermitas, adonde tenía

rìuevas cle habet muy gran canticlad de plata y muchos ídolosde oro. NIas por nlrestros pecados no merecimos ver el cumpli-miento destos deseos ni el fin esperado cle tan largo viaje, con-

tinuado pot tnás de dos meses y rrredio con tantos trabajos y

tantos peligros cle las vidas. [No tienen más ceÍteza las dispo-siciones hurnanas, ni suceden más prósperamente las irrragina-ciones de los hombres.]

CAPITULO LXXVIII

Aquella primera noche es senticlo Antortio cle Faríade los de la Isla de Calernpluy, causa para q'ue se lar-gãse della.

Cuanclo Antonio de Faría y los que le acompaõamos lle-gamos a nuestras embarcaciones, sería ya al anochecer. Apar-támonos a lemo a la otra palte de la Isla, un tiro de falconetede adonde Ia primera vez habíamos tomado tierra y allí nos

quedamos suttos hasta la media noche, con cletenninación que

cuando fuese de día tornásemos a tierra y acometiésemos aque-

llas ermitas y las capillas de los entiemos cle los Reyes, qlre es-

tarían de nosotros menos de un cuafto c1e legua, que efan aqtle-

l1as siete casas como Iglesías doradas que habíamos visto, palÍ1

en ellas catg t de su riqueza ambas las embarcaciones. Cosa que

pienso yo que fuera sin duda, si supiér'amos clisponerlo o lle-

váratnos quien nos advirtiera cle lo qr-le habíarnos de hacer.

IlPero cómo habían de acertaf tantos ciegos?] Y aún nosotl"os,

ansí sin saber cosa cielta, negociáramos prósperamente si Anto-nio de Faúa quisiese tomar el conseio que los más cr-retclos le

áaban, que era (pues hasta llegat a aquella primera ermita de

las dernás no lros habían sentido) que trujese consigo al errni-

taão de aquélla, pofque no diese aviso cle 1o que en su ermitahabíamos hecho.

Antonio cle Faría no quiso hacerlo por más que ântes

de embarcarse se 10 dijirnos, dando por razón que el ermitaÃo

estaba segufo de avisetr a nadie, pof ser tan viejo como todos

víamos y ser tan gotoso y tener las piernas tan hinchaclas y estaftoclo é1 tan impedido que no podía dar paso ni se había podiclo

mover del lugar donde le habíamos hallado. Pero al fin no fue

así como el Capitán pensaba, porque al)enas nos hullimos nos-

otros embatcado cuando el ermita6o (segírn despr-rés supirnrls)así irnpedido como estaba, se fue ã gatas y arlastrando a la er-

mita nrás vecina de la slrya, qr,re estaba de allí apartada un tilode ballesta [ (tanto prlede y a tanto anima la necesidacl y e]

miedo)], y clio cuenta al ermitafro clella de 1o que en la suya

habia pasado aquel día. Y afectuosamente le tequirió (pues él

imposibilitaclo por slr vejez no podía pasar adelante y había

hecho mucho en llegar hasta allí a avisarle cle 1o sucedido ) qtiefuese luego a la casa cle los Bonzos; lo cual el otro hizo luegoy luego fÌosotlos 1o sentinros: potque sefía la ttna de la nocl-re

Page 23: Mendes Pinto

274 FERNÃO MENDES PINTO

clrando vimos encirna cle aquellos sLrntuosos templos doraclosde 1os en[ierros de los ììeyes muchos fuegos, ulìos junto â otros,

::;ï: que hacían seÍial de rcbato y atalayaban païa pedir: so.

Y pleguntanclo a nuestlos Chinos 1o que les patecía cleaqtrella nr:vedacl, responclieron que sin {alta ninguna ér:amossentìdos: por 1o cual nos âconsejalon que era lo rnás inrportantehacerrros a 7a vela. sin detenciírn. Dirnos aviso a Antonio de Iìa-lía, que eu este l-iernpo estaba reposanclo, el cual clespertó muycle priesa y cârgânclo el cabo hizo tornar los renros. Y así, es-pantaclo cle lo qrre veía, se fue detecho a ia isla â ver si ser-rtíaen ella. algún tuiclo o gente cle armas. Llegarnos corl las embar-caciolres al muelie y allí oínros gran rr,rido de campanas, cllle entoclas las enritas taíían, y de cuanclo en cuando grandes vocesy aìboroto. Nuesu:os Chinos, viendo aqr-rello, le dijeron al Ca-pitán qrre allí no había más qr-le esperaL, ni a qué deteneLse,pol que n,-r fuese causa cle que él y todos pareciésemos allí miserabletnente. Pero Antonio de Faría, que estaba fuera de sí deltnai logro de aquel suceso, saltó en tierra con seis rocleleros,strbiendo por las gradas del muelle, no sé si íorzado de la penac1e vet' tal ocasión perdicla, o de Ia aftenta de haberla perc-liclo,o de su rÌâtlrral esfuerzo para procurar cobrarla.

Llegó a Ia baratrcla de que la isla (como dije) estabacetcada y allí con:iendo corÌÌo un inaclvertido o rÌn penado, detulâ parte â otrâ y sin sentir cosa alguna, hasta que volvió a lasembarcaciones harto corrido y afuentado. Pidió consejo a todoscle lo que sería acerrado entonces, en 1o que hubo harta diver-siclacl de parecetes, que los más se enderezaban a pel'suaclirleque nos fuésenros. No le contentaban en nada aquellos votos yviénclole tan cleterminacJo a acoffreter aquel peligro, los rnáscle los soklados le hicieron un tequerimiento en qr-le le obliga-bau a que etì toclo caso se partiese luego, pues cjue de cletenetseallí no se interesaba tnenos que la perclición de todos. E,1, te-rrriendo que se atnotinasen si les contrâdecía, responclió que se

iría de muy buetla gana, mas que pât'a satisfacción de su l-rontale convenía, antes que huyese, saber de 1o que huía. Y que pr-res

aquello eta justo, les pedía que se esperasen allí un poco, por-que quería ir a ver si podía prender alguuo que les certificasedel toclo en ac1uella sospecha. Y qlÌe por ír éI a hacer esta clili-gencia, les peilía tan solamente término de meclia hora, en lactral volverír- a enrbatcatse, pues había tiempo para todo antesque viniese cl día.

Qtrisieron clisuaclirle algunos deste esforzaclo proprósito,fepresentándole con r^zotres evidentes el peligro a qlÌe se poníã.Pero é1 cle ninguua marìera quiso oír1as: antes, tornándoles plei-to lromerr aje y haciéncloles jurar a toclos que le esperarían, se

LAS PEREGRINACIONES 275

volvíó a entrar con los rnistnos seis que 1a prirnera vez le acom-paõaton, por rnedio de aquel bosclue de los naranjos; y catni-nando trecho de cuatro titos de aÍcabtz, oyó delante cle sí tocar'una campanilla. Guiado por el n-rido qi-re hacíri llegó a cloncle

se tocaba, eue era en una ertnita mucho nrás sttt-tttlosa) rroble ytica clue Ia otta en qlle el día antes habíarnos entraclo. Entróen ella siguiéndole los seis, y halló dos irombres viejos cle edacl,

vestidos en hábito religioso con grr-lesos rosatios a los ci:ellos,seõas en qr-le tnostraban ser ermitaõos. Aconretiólos de repentey ellos quedaton tan turbados que en un glancle rato no pu-dieron hablar palal:ra.

De los soldados entraron cuatro en la ernrita y tolnaroncle encitna del altar seis candelabros de plata, clue estabau asi-

dos a éi con unas gruesas caclenas de 1o nrismo; y un ídolo cle

plata de tazonable tamafio que tenía en la calte'za una mitra cle

oro y eu las manos una rueda tarnbién de oro: insignias quedemostrab an 7a sllperstición que en é1 tevereuciaban y que nos-

otros no entendíamos. Con esto y co11 los dos etnritaf,os (quelos traían arrastrando y coll las bocas tapadas ) se volvió a leti-tar el Capitán y los seis soldados cott hatta priesa, para no ser

sentidos, a câusa que anclaba ya toda \a gente cle acprella islamuy alborotada. Llegó a las embarcaciones y recogido en ellas,con fiÌuy grande priesa mandó levar anclas y nos clejamos h ríoabajo.

Aún todavía no había vr,relto en sí del todo uno cle losetmitaõos del desmayo pasado, y ansí al gue dellos pareció clue

iba nrás acordaclo le hizo algunas preguntas Antonio cle lìaría,con gtaudes âmenazas sl ,Jecía mentir'a y no le contaba la ver-dad. Y é1, prometiendo decirla, sin mentirâ en cosa alguna, dijoque lo eta que un santo homble cle una de aquellas ettnitas,que se llarnaba Pilau Angiroo, habia llegaclo ya bien entracla lanoche a la casa del entierro de los ilustres Iìeyes de aquellatierra, y que dando muy a priesa grandes golpes a la pLÌerta,había dicho a grandes voces estas palabras: Oh, gentes tristes,empapaclas y divertidas en la botlachez y clesctiiclo del alnargosuefio de la noche y la carne; los que profesastes santa viclacou juramento solene a honra de la Diosa Amicla, premi<t ricoy galardón deseado de nuestros contintÌos trabajos y tnisetias:Oíd, oíd, oíd, a este ttiste, miserable, que nlÌnca ( oh pltrgieraa Dios) hubiela nacido. Saber que han llegado gentes extralr-getas del cabo del mundo, colr barbas largas y cuerpos de hie-rro; y han enttado en la santa casa de los veinte y siete pilaresde la cual, y de su sagrado templo, era escoba un santo hombre

-íl.ue me lo dijo. Y robando en ella el rico tesol'o de los santos,amojatou con desprecio sus huesos y reliquias por la tierra, ylos contaminaron y prof"anaron con gargaios podridos y hedion-

Page 24: Mendes Pinto

276 FERNÃO MENDES PINTO

dos; dando en desprecio suyo muchas risadas, como demoniosobstinados y contulnaces en el pecado primero. Por lo cual os

requiero y aviso que pongáis en cobro vuestras personas: .por.iii

que se clice qu,e aquellas malditas gentes tienen hecho juramen-:

to, que en amanecienclo nos han <Je fnatat a todos. Pot eso,

huid, huÌd, huid o llamad qr-rien de su futuro os socorra y deste',i

aprieto os defienda, pues a vosottos, por ser religiosos, no os i

es lícito tomar en la mâno armas que ofendan ni saqllen sangre,D

A estas voces) ptosiguió el que esto contaba, ciespertó

toá,a \a gente y acudiendo despavoridos y espântados a la puer-

ta, hallaron eri sus umbtales al que las había dado, tendido en..'

el sueio y casi del todo muerto de tristeza, miedo y cansancio.

Porque como eta tan viejo (qu. lo era mucho) habíale desani-'mado e1 peligro y el ejercicio que había hecho. Con esto, todos '

los Grepos y Manigrepos l-ricieron los fuegos que vistes; y ^gtande priesa dieton aviso a 1as ciudades de Corpilem y F'urrl- l

bana para que apell.idando y convocando toda la tierra, acudie- ,

sen con el mayor socorro que pudiese juntarse; y ansí sin duda

os afittno que vendrán a socorredos con gran priesa, porque

son tantos los religiosos que habitan en 1os contolnos deste

lugar sagtaclo, qlle por deÍender su inrnuniclad y tesoros) si pu-

clieran enviaban y vinieran escuaclras cle geïìtes por los aires,

con el mismo írnpetu que los ^zofes

hambrientos patten rom-

piendo los vientos en seguimiento de la temero s^ g tza que les

huye, libres ya de las piguelas, Tazos y capirotes. Y pliesto que

os he contado la verdad de cuanto en Ia isla p^sa, por esta

tnistna verclad os suplico y os requiero que nos dejéis a los dos

volver a nuestfas satttas rnoradas y no nos quitéis la vida ni nos

estorbéis Ia vuelta: pofque en cualquieta clestas cosas comete-

réis mayof pecado, qr"te en el primero grande que cometistes,

con serlo tanto. Y acorááros que a nosotÍos, pot la santidacl de

nuestfa inculpable vida y pof la penitencia gtande que hacemos,

coffefiìos tan pof clrenta cle Dios que casi todas 1as horas clel

áía y cle 1a noche nos está -rienclo y hablando; y haced mucho

por ar'Íepentiros de la ofensa que a su santa c^sa y a nosotfos

s.rs siervos habéis hecho. Y procurad con eso qriietal su cólera

y peclirle os guarde y os defienda. Porque si no, la tierra, el

uitè, luu ug.,"r, las gentes, los peces, los ganados, las aves, las

yerbas, las plantas y todo 1o clemás que el c{ía de hoy miráis

criado, os ha de perseguir, morder y atormentaf, tan continua

e inhunranamente que sólo aquel Seãor poderoso que vive lei-

nando en esos cielos os puede defender cle las ctiaturas: porque

todas son corÌtra tlrì pecador obstinaclo.con esto, de1 tocio certificó Antonio de Fatía 1a verdad

clel suceso, y ahsí mandó que con priesa nos fuésemos el ríoal:rajo, yenclo él hacíendo grandes extrefiìos de pena y senti-

l

217PE.REGRINÁCIONES

miento, viendo perdida pof su descuiclo e ignorancia la ocasión

de mayor riqueia qr-.e iÃuginarse pued9, si 6ubiese sabido co'-

tinuar'la b..ènu Íoit,rnu con que Ia haT>ía come'zaclo y acome-

tido. [pero en qué cosas acieita la elección pfopicia o qué dis-

curso ., u..r.udã sin admitir consejo?]

Page 25: Mendes Pinto

CAPITULO CVII

De algurxãs cosa.s particu.lares y notables d.e la ciudaclde Pequín.

Muchas veces he cluericlo arrepentirr'e, confieso que contemor cle no c'nrplir la p'onresa que rrice cle escribir alio máslzrt'game'.te soble otras cosas grurr,ìioros de estzr ciuclacl cle pe-clrrín, porqlre ellas son tantas y tales, qÌle parâ rlar a cacla unasu lugar clebiclo, nc-r sé por cuál enrpiece la relación de toclas.La cornparación ir'agi.aiia no tic'e voto en este câso, pol.qrÌela mistla imaginaciórri y cliscrrr.so hará no poco en tenerle aclolcletoclas las sir'i1itr-rdes y coÍ'ìpara.iones lran cle queclar cor ras,corÌro yo 1o cltrerlaré si clijere qrÌe aqÌresta ciucla<l, en gr.unrl"zoo,es unâ lìorna, una clonstantinopla, venecia, parís, Lõnclres clerngalaterra, Sevilla cle Casrilla, Lisboa cle Por.rugal ni rstra fa-mosa ci,clacl cle ìiuropa, por n-rás granc{iosa y opulen[a q.-re sea,porqrÌe con ésta ninguna lnetece nornbr-e.

r)cu,;tre si sali'ros cle Europa y quel.enÌos buscar otraig.al sìrya e'tocla la reclo.dez y árnbito àel mun,Jo, es pelìsâ-mienro iriútil: p.rclrri ni ]ll cairo en Egipto, Tauris.n É.rri^,AtnacÌzrbad e' carnbaya, Iìis'agá

"tt Nnriiirga, Gorrro ell B"r-,gu-la, Abaa en (ll'rale., '['irn1>l:rrÌÌ en calarnifrarn, Martaban y Bug.-r.,en Pegú, Guinpel y 'I-inlau en síanrrnon, ocliaa en sor:rro.r, Èur-saban en Dernaa cle la isla de Java, pangor en Lecluio, [Jzangueeen el gran ca'chirn, Lanzane en Ta'taria y Mtacoo,ss en Jupórr,alÌnqlre grancles ciudades y rnetrópolis c1e granclcs lìeyr-ros, osoafirtrrar cl,,re roc,las ellas no digo yo que corr tocla ésra sino conla 'enor pârte cle ella, ncl pueclerì corÌlpararse. porque la gran-cleza cie sLrs erlificios, sll irrfinira liqueza, ,., g,,un.l. pr.clvisíónde Jnzìrìt.ellilnientos, rnrlcheclumbre cle pueblo, no inferior nitrlellorr rrobleza, grrÌesos lratcls, arrnadas graridísinras, general co-lrrercio, collttataciórì, justicia, policía, cortesaníâ, gÃr-r.l"z a detninis[ros'l-r,r tones, Chaenes, Anchalijs, Aytanes, IrucÀarncijs, I3ra-zaÌones, cargos y oficios princilralísimos, persolÌas que gobiernanReytros y provi'cias muy grancles con gruero, gog", y crecì.losvtlarios, clue de olclinario unos y otfos residen en aclLlesta ciu-clarl farlosâ o querlalr sus tenientes cuando por casos graves sâ-len a visitar' el l{eyno, son granclczas q.r. r.o tácil,nenL se plre-rlen eso:ilrir ni encar-ecerse.

LAS PE1ìEGIIINACIONES 399

Yaya lo qr-re ptometí y dejo estos particulares parâ nrejotocasión; y siguiendo la relación de clue todo da el libro deAquresendoo, a cluien he citado muchas veces y cottcielta con1o que yo ví y Ieí rnuchas en olras histotias, Anales y Crónicascle los Reyes de la China, digo clue tiene esta ciudad de Pequín(como ya he escrito), d. campo y cilcuito treintâ legr-ras. E,stose entiende en el árnbiro cle la primera cerca, sin los edificiosy población que están desde esta a la otra, que consta de cin-cuenta leguas, cle la cÌue yo ya he diclio algo, y rxenos por ciellode 1o mucho que pudiera. Esta mutalla primera, como ya drje,Ia tolnea otra con[ramuralla clel mismo granclor, ÍìLlros fuerlesy grlresos cle halto lucida'cantería: cla enl-lada a la ciuclad portr-escientas y sesenta puer-tas y soble cacla una se lcvanta enarcos luciclos y costosos un fuerle y vistoso castillo coronadocon clos torres muy altas, renìataclas en lucido ahlenaje y pâra-petos, que se letratan y miran sr-i glancleza y btzatía en pro-funclísimas cabas, clLre sobre lecias pLlentes levzrdizas dan pascr

seguro a las entradas. Cacla puerta clestas tiene el nornbr-e cle

un ído1o cle loq [r-escienros y sesenta y tantos abogaclos que ellostienen para los clías clel aõo. Y cada uno que le toca le celcblanen aquella pLrerta y barlio con grandes fiestas: cle rnanera qì-re

de orclinario hay regocijo en una puerta y en otra.A cada una la guar-clan ocho alabarderos y urì esclibano,

que ansí mismo se seflalan por sus clías, para clue dé razón delo qtre entr*are y saliet'e. Ya desto he dicho lar:garnente; aÍirmâ-ïonnos los Chinos que destos fiìLlros adenflo había en aquestaciuclad tres mil y ochocientos casas cle sus pagodas, erì qlle

^gran canticlad cle ídolos continr-ìalnente se sacrificaban nruchasaves y anirnales libres y silvestres, porque clicen cÌue aquéllosson más agraclables a los díoses clue los dornésticos clr-re la gentecr'ía en casa. Persuaden los sacerdotes esta invención al pueblocoll tuÌzones tan vivas y eficaces qtre tienen este abuso por at-tíctrlo cle su fe y neccsar-io para salvarse; de aquestas pagoclasclue cligo son los rnás sLrllLuosos los rnonastelios elr cILÌe vivenlos Manigrepos, Conguriais y T'alegrepos, tres sLlertes rle reÌigio-sos observantísirlos cle sus embelecos y locuras, y plincipalessacerrlo[es, clotores y 1]ìaestl'os de las crÌatro sectas rle Xaca,Amicla, Gizorn )t Canom, las cuales plece(len pot antigiiecla<l a

las cleriás con clue se gobierna aquel diabólico labelinto atrtori-zaclo por el demonio con apariciones en iliversas foLmas y figu-ras, cllÌe hace de ordinario persuaclirlos y atraerlos a srÌs engaÍiosy Íalsec{acles.

Generalmente las calles clesta ciuclacl son largas, anchasy capac-es, formaclas cle clos y tres altos, de suntuosa y lLrciclacaser'ía. Son cerraclas cle una parte y otl'a con baranclas gruesascle latón e hierro colaclcl, con capaces enfladas para 1as casas y

Page 26: Mendes Pinto

400 r.]iRNÃO MENDF,S PINTO

callejas ; ten'tátat:rse unas y otl:as etÌ alcos vjstosos y fueltes, conpuertas bien obradas y curiosas, qlre â tal hora sefralacla de lanoche tienen porteros qtre las cierran con la seial que irace unacâtlrparìâ, que sobte cacla arco, en encasanlentos Íicos, está puesta

I)âra tocar Ja gueda. Cada calle cle las que tienen notnbre tienesu capitátr y cuadlilletos, qr.re repâl ten la noche en cual.tos pâfagnardarla; y cacla cliez clías tieuen obligación de acudir a darcuenta a la just-icia, en cierta dipiitación que hay para eso, deIrr clue topâron de rrc,che, clórrcle o con qué cor-rtinuaciólt y oca-

siones, parâ que los jr-reces clel gobierno ptoveall 1o qr-re acercacle 1o strcediclo convelrga.

Tarnbién tieue esta ciuclacl, colno dice aquel liblo qìletLata. de sr-rs gtat';dezas, ciento y veitrte acequias cle tres btazascle fonclo y doce de ancho, cìue âtìtigllamente los Reyes y ptre-

blos hicielon. Âtraviesan todo 1o ancho de la ciudad, con calÌti-clacl cle puentes de vistosa obta, que sobre fuertes pilales, estri-bos y botareles dan paso Segtlfo, cuando no las cierran Con Lrnas

gruesâs caclelras, clue cle uIÌaS en otrâS Se continíran amat:raclas

a Íottísimas colunas cle piedla, desde cllyos pedestales gira unarrclén cle poyos, asientos acomoclados de una parte y cle otrâ,parâ que descansen los pasageros y caminantes. Esta orcleu cle

acequias, qìle toclas están llenas cle agLtã y se contiuúan Llna

lras cle otra, hacen otla cefca no rnenos fuerte y clefendi<la que

las nrisrras mrrralJas. Las lxteutes cle aquellos acuecluctos solìextretno cle herrnosrlrâ y cle bien perficionadas, toc{as colÌ clife-rentes folmas: ellas, lcrs arcos, las enttaclas ;t las calles. Tautoque sietrdo éstas rnil y ochocientâs, no hal-trá oficial tan pt:imoen acluel al:te ni arqr-ritecto o estrlrctor talÌ fatnoso que detertni-ue cuál cle toclas tan bien acabadas es la más petfecta.

Tiene también esta ciuclad ciento y veinte plazas: capa-

ces, adoÌnaclas y vistosas, y en cada utra y cacla mes, llnâ fetiaf.ranca. I)e suer[e qlre recluciclo e] nútneto cle las ferias al cle las

1:,Iazas, sale a cuâtt'o ferias por clía elì todo el aõo (gr:an concr-lr-

so por cierto), d. las cuales alguuas díez o doce virnos en aqtre-

llos clos meses cltre estuvimos libres, adonde irabía irrnr-rnrelablegerlte de a pie y de a cabailo, qrìe en Lrnâs caias y cestotres al

tnc-rclo tle los buhoneros, úaían a vendet cr,ranto puede imagi-t'Ìafse. Había tiendas y lonjas gluesas de ricos ntelcaclefes, que

lror Jnlry buena ordeu ocupaban con sus tfatos y rnercancías

l)Lrestos seõala<los en la y>laza y calles', etz- innutnerable la can-

ticlacl cle piezas cle seclas, bt:ocados, telas, lienzos, a'lgodón, 1nâf-

tas, armiíios, alrnizcle, ágtrila, polcelana, platerías llenas de pie-

zas de oro, setvicios y vajillas de plata, perlas, oro en grano, oroen polvo, ot'o en barras, tant'as piedras preciosas, tatÌtos oloresy curiosidades, que yo y tnis compafietos 11o acalramos de a'J.

tnirar tanta gtand.ez^.I

lr

ll

i,

I

rrli

üüì

LAS PEREGRINACIONES407

betrnellórr, marfil, clavo, lluez moscada, n)aza, g.r-rgiúr., .uído',pinrienta, tamarifro, caLdamor'o, fincal, afr1l, rr-rìel,- cer.a, sáncla-los, az(tcat, consefvâs, frutas, harinas, artoz, car.nes, câzas, pes_caclos y hortalízas: porque temo que faltaran palabtas para'.l..ircle tarrto. supimos que había en aquesta cir-rclád ciento y sesentacarnicerías ordinarias; y que cada una tenía cien tajones de to-clas cuantas cârnes hay criadas: porclue no hay alguna por suciay rnala qlle seâ cJLÌe aclrÌel]os bárba.oi no..murr. T-.rrr.ràr, vacâs,catnero, cabra macho, plÌerco, caballo, búfalo, alracla, tigte,león,perfo, mulas, borricos, cebLas, antas) lontras, tejoneJ, y quenre ca'so de toda carne que l-ray cr-iacla, anirnales q.r.

".a ïoconocemos, de cada especíe tajón particular con precio cleter-minado y con obligado cierto, q.-re pesa el peso que se le picle.Y la jnsticia tiene a 1as puertas àe rãs carnicerías

^lrulanzas [bi*r,arrsí como entre rÌosotlos ), para tepesar los prirrreros y ver si

1os lleva justos )' cabales, porque ã. 'ing.rrrã manera v^ya el

qrre cofiÌpÌa engzÌõado ni la falsedacl del qr-re vende quede sincastigo.

Además cle aqlrestas carnicerías que solÌ las orcli.ariasy com.Ìnes, lfo hay calle ninguna que no tenga seis o siete par-ticulares, adonde se vencle de tocla carne, sin que faiten grun.l.nrimero de bodegones ell clue lo sirvan aderezado .,rr. rrr,-_,.lrulrer'fecciórì, âseo y Jirnpieza. Iray tarnbjén cliputadas algunas ca-sas aclonde se vende todo gé'ero de ceci'a J. urr., y ã'irnales;y esto en tanta canticlad, qrre por slr abundancia se muestfabien la grandeza con que la -ãrro poderosa del seõor cle locriado repaltió con âqLrestos ciegos bárbaros y sin fe, los bienesy feliciclades de la tierra, cuyo nombre y nriser.icorclia sean ben-clitos pata siempre, [pues g.neraln-r.nré se acuercla c{e buen.sy tnalos para slÌstentarlos y defenderlos.]

Page 27: Mendes Pinto

4(,0 F'ElìÌ\iÃO Ì\4ÌlNDES PINT'O

sus cal)allos, para hablar al lrlautzrrâilI, qlre eÍa el alcalcle cle laplimera pLÌer ta. A és re, corì algunas cerernoniers gentílicas, lepidió licencia para entraL dentlo, qlle alcanzada volvió a su lite-ra y entr-ó pol aqr,rellas puerras con e1 n-risrno aplatrso, siguién-clole nosotros 2Ì pie, por no ser penuitido a naicle el entlar allía caballo. Llegamos a unos corledores mr-ly largos que estabanllenos cle gente noble, cabaLleros y seÍiores; y volviendo el ge-neral a crejat allí su litera, nos mandó qr-re en aquel puesto Ieesperásenros, poJrque iba a saber si el Rey estaba l)ara qlre pi-r-cliésernos hablarle. Esperarnos aLlí cosa de una hora y viéndonosalgunos caballeros de los qrre aquel cotredor ocupaban) colrfoi-ros juzgalon por forasreLos, gente que ellos nunca habían vistoeLl aclueÌlas partes, nos llamaroll y nos asent;ìron corrsigo, corftnuchos crrrnplirnientos y cortesías, adonde estuvirnos oll-o poco,vienilo cantar y voltezrr a unos volatines cle quien acluellos gen-tiles hacían rrrucho caso, arrnqrÌe rnerecían nìuy poco 1o rlueellos hacían, porque eran nruy Ír:íos y clesgraciaclos.

Volvió el Mitacluer de aclentro, acompaõado c1e cuatlomancel.los pequeõos, lfilr)/ her.mosos, vestidos cle unas maLlotasde cliÍerentes prinraveras <]e secla ajironaclas de vercle y b]anco,cou riquísimas ajorcas en los pies y nranos. E,n viéndolos, tocloscLrantos estaban en la baranda se levantaron y mel.ienclo rnalroa los alfanjes clue traían cefridos, los pr-rsieron en el sr-ielo conuna nlÌeva ceÍelÌìonia cle cortesía que nos paleció rTìuy bien; yrìijelon toclos tres veces estas palabras: <<Faly lrincane nricloo pa-tinau clacorem>>, eue es lo nrismcl que clecir, cien nril afros vivael Seõor c1e nucstras cabezas. Llegaron junto a nosotros cuancloya todos nueve estábamos postrados con 1os rostros en la tier-ra;y r,rno cle los cr-Ìatro mancebos nos clijo: F{ombres clel cabo clelnrr-iuclo, alegráos, pues es llegacla la hora tan pedicla de vuestl-osclesecrs, eÍì clr-le gozatéis la libertacl que MitacJuer, Nauticor cleI-auzaure, qrre aclLrí está, os prometió en el castillo cle Nixiancoo.I-evantacl, levantacl vuestras cal',ezas clel suelo y pLÌestos los ojosy Inanos en el cielo, clad mr,rchas gracias al Sefror qrre esrnaltí,r1as estreÌlas cie la qtiieta noche cle nuestro descanso, pÌles per-rnitió por sll grancleza sola ( sin haber pma eso nlerecimientodeo, came rrlguna) q.t. hr-rbiese en este destierro quien en sllsanto nornbLe libertase vuestras personas. TlazaiLa milagrosa desu pocleroso brazo.

Nosotros respondirnos, qr-re fuese serviclo aquel Sefior po-cleroso de clarnos ran buena foltnna que el pie clel P.ey llegasea hollar nlÌestras calrezas. Y el mancebo díjo: que nos conceclieseel nrismo seõor favor cle tanta riqueza ), rnercecl tân grande.[g(Jr-rién no admira la afectación cle tal lenguaje por graciosoy enttetenido? Guarclo sus misrnos térnrinos y rrroclos.]

,@@@@

CAPITULO CXXII

l)e lo ftxás qLte uimos bnstct llegar acloncle estaba el

.Rry Tártaro, y lo q'Ite cotr' él pas;trnos'

Guiaclos clel general Mitaquer y de aqtrellos cl-latfo nÌztlf-

cebos atravesamo, .ri-,. corredor que sobre veiute y seis coluurnas

cle blonce claba enllacla a una lucícla sala de madet:a bien lalrra-

cla y c11r:iosa; en ésta esraba nucha gellle, solclados y cabalieros,

entre los cuales había algunos extranjeros: Mogotes, Per-sianos'

Ber-clios, Calarniflanes" I3Lartas cle Sornalt, }ìeino cle Siam y otros

muchos que pof SLÌs vesticlos y lengrÌas Se copocían. Descle esta

sala, a.loncle Lo fiubo cletención ni cetemtluia algr-rna, pasat]los a

otfa qlre ellc,s llaman Tigr-ripau, acloncle había otr-a car[iclaci gran'

cle ,le gente, pero toclos eitabatt arrna.los ), ett 1rie, repartidos

en cit-rco conceltaclas mangas. Ocupal)an todo el lai-go de la sala

y to({os telían en los hoÃL',r'os tttlos lttciclos terciacìos guarneci-

clos .le chapería cle oro.Aq.ii cleruvieron al Mitaq.ref Lll-ì poco, haciénclole algu-

nas pregLlntas pot cereDroDia, r,iniéndose a [eÌ]lâtâf en tornarle

juramento sobre las mazas c'le los cLtatlo InâCeIos ql-le nos acom-

iraõaban. E,1 cr-ral él hizo de roclillas, besanclo el suelo tres veces'

b.t ió de ser aqurella cliligencia para darle entrzìcla por ol-fa pller-

ta, que esta6a ironr.r,o, 1r.,rqo- luego 'os 1a abrier-ott y po' cl1a

salimos a LtIÌ grancle y vistoso tell clo, paricl cuacÌraclo ( cotl'ro

clausrro .le religiosos) que le cercabal'ì cLlltt'o hileras c1e estatuas

cle bronce" figr-rì.as de salvajes con rrì?ìziìs y coronas de 1o Inistno,

aunclrle dá.u.Jn, Lìnas y otlas. Esros íclolos o gigantes tenían de

altrrra cacla nno veinte y seis palmos y pof 19s pechos y espal-

clas seis bien cumpliclos cle anclro. Iìeísintos eratl cle '[acci<,rnes

y de cabellos, zìunque los tenían cloraclos, rizos y clesPOS colTìo

Cafres, que los lracían más espantosos y feos. Eratl toclos t;es-

cientos y sesentâ y cinco, y ltos clijer:on los Tártaros que elan

los cliosÁs ç1ue habían hecho los clías del aflo, para qì-re en todoé1 los hort lrres los venerasefì pof el beneÍício en la cleacicín de

tântos días y cle tântos flurtos como la tietra en cacla día proclrrce

para el st-lstento humano.Estos ídolos había traíclo el T'ártar'o, clanclo saqr-reó la

ciuclad cle Xipatorn, cle LÌn suntttoso telnplo que a1lí había, capi-

lla y rumba á. los Reyes cle la China, llamado Angicamoy. Y e1

intento con que los había fraíclo eta pat'à llevatlos en su tLiunfo,

Page 28: Mendes Pinto

462 FERNÃO MENDES PIN'I'O

cuando victotioso cliese la vuelta a su tierra, l)^Ía que todo eImundo supiese e1 valor de su pocler, pues a pesar del Chino lecautivaba sus clioses. lln medio deste teÍteLo estaba un peclueíiojardín cle naranjos, aclonrado cle rnuchas yerbas y Ílores rÌullcavistas en nuestra Eulopa ni conocidas de nosotlos, a qr-rien mu-chos cuadros de Lomero, murta, Losales y mosqueta 1e setvíancle rnuralla. lln el centlo deste alrÌeno parqrÌe había una riquí-siura tiencla sobre doce balaustres grr-lesos de palo de alcanfor,que ehgericlo ca<la LuÌo dellos eÍr cuatro tfozos de plata, rrrásgruesos que LltÌ ltÍazo, folrnabarr sobre el palo un luciclo cordóncle frailes que c1e 1o alto a bajo se clelata con entallazón vistosa.Err esta tienda estaba Lrn trono t:ajo, de la forma de un altar,guarneciclo de finísitros Íollajes c1e oro y cubjer:to con un riquí-sitno dosel de una tela cle matices, que entre nubes de diversoscambíantes y tornasoles, hechas tâtr al natural que fácihnenteengafrabatì, se nìostrâba un cielo azul celeste, rnarchetaclo de es=

trellas de plata, con su So1 y luna cle 1o rnísmo, t^L) rraturalesambos que parecía clue hacían su ordilarío rnovimiento por sr-ts

cír'culos y eclíptica.F,n lo alto deste tlono, en Lln lucido ataú.d de plata ni-

clacla c1e oro, estaba utìa grânde estatua de Jo tnismo, a cluieuel1os llarnaban Abicau trilancor, que es 1o misuro que el Di<ls cle

la Salrrcl cle los Reyes, que tarnbtén había tomado eI Tá.rtaro etÌel ternplo que he dicho de Angicamoy. Alrecledor clesta estatuaestaban treinta y cua[to ídol.os cle plata deJ tarnaõo de niíios decitrco a seis aííos, que plrestos de rodillas, las manos levantadas,le adolaban. A Ja eutracla cle esta tienda estaban cuatro nlozosherlnosos y ticamente vestirlos, con cuatro incensaLios, que declos en dos la locleaban pot la pârte cle aÍuela y se incensabanlos utros a los orros dicienclo todos estas palabras en voz altay entonada: <<Ffixapu alitau xucabim t^my tamy ora pani ma-

Buo>>, que quiete decir: <<Llegue a ti Sefior nuestra voz así comooloL suave, porque tu clei<lad nos oiga.>>

Gr.iarclaban aquella tien<la setenta alabalcleros, que ^Í)aÍ'tados LÌn poco de eLla, la cercaban vesticlos de catnisas verdes,

sin más arrrìas que unas celadas en las cabezas, con qtle hacíattrnajestuoso aquel espectáculo. Attavesamos este terteno y fui-mos â Luros palacios ricos y etìtfatnos en cuatro salas llenas cle

gente noble, así naturales como exttanjeros. Y pasándolas todas,siguienclo al Mitaquer y a aquellos cuâtro tnancebos, Ilegamosâ Lulâ puerta de una grancle sala, {abttcacla con la arquitectulay tr^z^ que nuestras iglesias; reparâmos en seis fiÌaceros que laguardaban, hasta que con Llna nueva cerelnonia que hicieron conel general, nos entraron adentro sjn r,lar entrada a ninguna otrapefsonâ. Iln est-a sala, que estaba adornada con nrucha ticltte'za,estaba el lÌey Tâttaro en uri rico trono de plata, cercaclo de doce

LAS PEREGRINACIONES 461

niõos que pr'lestos de roclillas por las gr:aclas del trono, teníanen las rnanos (cargadas sobre los hornbros) Llllas mazas de otcr

pequeõas, como cefros, y ellos muy biert adetezarlos. Más atr'ásun poco de la silla en clue estaba asentaclo y en que se lematabael trouo, estaba una clama muy hermosa y Lícanrente vestida, quecon un abanico abanicaba al Ì{ey c1e cuanclc} en cuarlclo.

F,sta era hermana del Mitaclr-rer qLÌe nos llevalra, grande-IÌlenle acepla al l{ey, y po1'cluien le vetrían los favores y teníatan gran tenotnbre en e1 ejétcito. Est.aba acompafiaclc el Tá,ttarode muchos príncipes y sefi.otes, nâtLÌrales y exttanjeros, etìttelos cuales estaban 1os Reyes de Pasua, Mecuy, Capirnper, ÌìajaIJenam y Anchesacotay y otlos, ql-re por torlos ser'íau catotce.Estalran riquísirnamente acletezaclos y asentaclos dos o tres pasos

apat'lzrclos clel tlono, en las ptimeras graclas. Pot una parte y potol.ra estaban treinta y dos nrujetes, muy her'mosas y bien acìor-naclas, clue al son. cle diversos instLtrmentos cantâban clulcetÌreÍì-te. .El ltey cle 'Iartaria sería cle cuarelÌtâ afros, grande cle estatttray arlnqrÌe cle pocas carnes, agractado y hernroso. La l,,arba teníacorla, con mostachos a la Turquesa, 1os ojos algírn tallto pe(lue-fios como los Chinos (que corÌo se sabe suele ser orclinaúa Íaltaen aquella nación), el aspectLr si bien amable, grâve y severo.'fenía vesticla una lrrcicla clámicle cle tela moracJa, tocla elìa reca-macla cle pleciosas perlas, en 1os píes uuas abarcas veLdes, 7a-

l-rraclas de oto cle canutillo y guarnecidas de perlas y en la cabeza

una cubierta a tnoclo de celada, r1e Íaso tnolaclo cou una licabotdacluta cle cliamantes y rubíes, borclados Lllros y otlos entleluciclos follajes de oro.

Diez o cloce pzrsos antes clel trono, colr. muchas cortesíasy reverencizrs, besamos todos el suelo tres veces, haciendo otrasceLetnonias clÌre 1os intérpretes nos enseirar-on; en viénclonosmarrdó el Rey patz;:la rnúrsica y dijo a[ genetal estas palabras:Mitacper, ptegunl-â a esta gente del cabo del mtinclo si tieneRey, cómo se llarra sri tierra y cpré clistaucia haL-ttá, de ella a esta

c-lel Chino en que ahora estoy. Y responclió er-r nombre cle todosuno de nuestra compaõía, aclvetticlo del general: Que nuestlatielra se llamaba Portugal y que su Rey erâ nìuy grancle, pocle-

roso y rico; y que cleLla a acÌLresta ciuclacl c1e Pequín habría clis-

tancia cle casi tres aflos cle carrino, de 1o que eL Târtato hizograndes espantos y adrniaciones, colrlo quien no pensâba queel mundo fuese tan grancle. Y ansí, dándose tres veces en larodilla corÌ una varilla clue tenía en la mano y potriendo losojos en el cielo (acciones adrnitativas) como que daba graciasa Dios, clijo en voz alta que toclos le oítnos: lOh ctíador, ohctiaclor de toclas las cosas, cuál de nosotros misetables hornrigasbastará a cornprender las matavíllas de tu grandeza? Y volvien-

Page 29: Mendes Pinto

464 FERNÃO MENDES PINTO

clo a ptoseguir apresuradamente, nos llarnó con la mano, dicien-do: <<fuxiquidane, fuxiquidane>>, 1o mismo que vengan acá, ven-gan acá. Yasí nos hizo llegar a las primeras gradas del trono,aclonde estaban los catorce lìeyes, y llegados allí nos volvió apreguntar con Ia admiracíón primera: <<4Pucau? lPucau?)>, quequiere decir: gCuánto? gCuánto? Y nosomos volvimos a clecirleque casi tres afros de camino. Y é1 dijo que por qué razón noüeníamos por tierra, prles era rnejor q.-re no aventurarnos a lospeligros y desventuïas del mar.

A que le responclimos que por causa de ser mayor e1

catnino por tietr a y estar dividido en diversos Reinos y nacio-nes, qÌ-le no consentían qì-Ìe po1' sus Estaclos caminasen extfan-jeros . ëY a qué venís (dijo entonces ) tan apartados de vuestrosnaturales? tY qué es 1o que os facilita tantos trabajos como a1os que os aventurasteis en nâvegación tan Targa? Declarámoslela ocasión cle nuestra venida con las mejores palabras que supoel que las decía, procuranclo encubrir los deseos de interesesque nos sacaban de nuestras tierras, dándole a entencíer que laglor:ia de ganar provincias ajenas nos olvidaba de las propias:tnas é1, que entenclía rnuy bien clue nuestros deseos, se exten-dían a mâs que a Íana de valentías, a inteteses y acrecentâ-mientos propios, moviendo dos o tres veces la cabeza con algunasuspensión y vuelto â LÌno de los Reyes que estaba más cercaáél y se llamaba F.ajá Benarn (hombre de autorizadas canas ypeÍsona ) le dijo qr-re le parecia que venir aquellos hombres a con-quístar tietras tan apattadas de la suya daba a entencler queentre ellos había mucha codicia y poca justicia.

Y acudió luego eI viejo Rey con decir que así le parccíasin cluda, porque gente que guiaclos de su industria y ayudadoscle srr ingenio, le hallaban patz- que tantas agl-las les diesen pasoseguro, sujetánclose a tantos trabajos y miserías por adquirir losbienes que Dios no quiso darles en sus casas; o que la falta quedellos lenían eïa tan grancle que de todo punto les hacía olvidarde su clescanso y nàtLtraleza; o la vanidad y soberbia que lescausaba su grande coclicia eta tal clue por ella olvidaban a I)ios,a sus paclres y â su pattia. A esta respuesta dieron diferentesglosas los otros, con dichos agudos y picantes en rnuy poco fa-vor nuestro, de que el 'Iártaro gustaba grandemente. Pasadasaclr-rellas fisgas y galanterías, volvieron las cantotas a su músicay después de habetlas el Rey escuchado un poco, se reriró a .unr-sala que estaba dentro de aquella, acornpaõánclole solas las quetafrían y Ia qr-le le abanicaba quedándose afuera cuantos alJíestatran.

Llegóse al Mitaquer uno de aquellos niflos que con losce[ros o tarazas de oro estaban de rodillas y le dijo de parte de

465LÀS PEREGRINACIONES

su hetmana que el Rey manclal-la qr-le n-9 se fuese' qtie 1o tuvo

é1 por favor gro.d"-fár.1o. elJÌifio le clio este recaudo clelante

cle aquello, n.ytì'y""nt"1' 9"" esto se quedó allí' rnanclán-

cìor-ros a nosotror- q.í. no, volviésemos a nllesïfa tienda, cliciendo

qlreéltend.ría..'idudodeacotclarnÌ]estfopartìculataI}rijocle1 So1.

Page 30: Mendes Pinto

506 F'ERNÃO MENDES PINTO

casas' cefca de su palacio, afir'rándonos pafa que no nos fuése_rnos que aquél era. eI puesro rnás sano aã ta cï.rdud. euedarnoscle. buena glna y de bi,.na nos recibíó un mercader rnuy fico aquien mandó nos hospedase en su casa, haciénclonos notabre re-galo doce días que pasalnos en ella.

( ,,\PITIJLO CXXXIIII

I)e Ia honra y merced que hizo eI Nau'taquin cle l.a

isla cJe Tinaxumaa a un.o de los nuestros por uerle

tirar con su arcabuz) cosít nunca'uista en dqLtelLa tie-

rra del Japón, y que había trrtído de Tartaria.

ElNecocláChino,qì-Ìesefueaqrrellanocheadormitala mar con sus criados, desembat có a\ día siguiente tocla \a ha-

ciencla y 1a acomodó en unas mtÌy btlenas casas que para eso -le

dieron; verrdió cuanto era en tres c{ías, ansí por fro traef mucha

colrro porque la tierta estaba falta della, y Ia ganancia fue talqur. .,i' ilu q.,..1ó testau' ad,a la pérdicla de las velas que los

cfiinos le [abía1 tomado. Y no fue mucho, pofqlle toclo cuanto

verrclía efa pof el prirnero precio que seõalaba; y él rnisrno nos

confesó que con dàs mil y quinientos taeles c1-re había traído de

empleo Labía hecfio treinta-mil taeles. [Extremos son cle acgrel

traio, que los tíene grancles en clesgracias y en verìtllras.] Nos-

otros los tres Port.rgr.r.u, como no teníatnos qué vencl.l, _ul-clában-ros pescando , | ,utundo y vienclo edificios, qr-re los había

cle mr-rcha majestad -y

riclueza, colno sus pagoclas, en las cuales

sgs bolzos nos hacían, por forastefos, muchas fiestas: Porquegeneralmente son las g.Ãt.r cle Japón natutalnente agra(lables

ã inclinaclos a la conveisación.F,1 rnedio c1e t^nt;- ociosidacl , tenía pof entletenimieuto

uno ,Je nosotros, llarnado Diego Zeimoto, irse de ordinario al

campo a tirar con Ltn arcabuz* [qu. había traíd'o de Tar-taria],yacìLÌe eta rrrr-ry inclinaclo y attn muy diesro tirador- Acertó un día

a ir a tilal a una ìaguna adoncle se juntaban muchas aves clife-

r-enl,es) c{e cpre mató en diversos tiros veinte y seis ánacles' Los

Japoneses, qì-le pof ser la laguna cefca del lugar oían e1 ruid_o'a.

U pólvoia, Àuu q.,. ianâs habían visto, acuclieron a donde

el tilaãor estaba: aclmirados de ver con la {aciliclad y moclo con

qlle mataba los pátjaros, y con más prisa que con adrnilación,J.rrr.1... adrniladoi gran,lemellte, acr-rdieron a avisar al Nautaquin,qr-re estaba vienclo coflel Ltnos caballos que le habían ttaído cle

f*uera. Espantóse como todos de la r-rovedacl que oía y envió a

llanrar a 7,ein"oto, qì-re tod,avía andaba en la laguna. Vino a su

presericia con su atcabuz a1 hornbro y cÃrgaclos clos chinos con la

caza, y tan rodeado cle la gente que había salido a ver la nove-

dacl del tiro qr-re no podía divisarse en la muchedumbre qure 1e

cercatta. Con no menof sofpfesa qtle sus vasallos, qLredó el Nau-

taquim clesde que le vio. 'Iomó el arcabuz, mir'ábale nruchas ve-

Page 31: Mendes Pinto

508 FERNÃo MENDES prNl-o

ces y pol todas partes, aclrnir:ándose rnás después de haberlo vistomuchas veces, pareciénclole imposible que u.n poco de hierropnesto en un palo, que ni se rnovía ni tenía vida, se Ja quitasea las aves desde tanta disrancia; y que despidiese ile .sí rryos .lefuego envueltos en truenos de tanto ruic{o.

Vio la pcilvora y no le adn.rir'aba menos qLle no re c1çre-trrando la rnano ni eL vaso en que se gttat:daba, encerrâse dentrocle sí tanto íuego y que aI golpe cle una tan peqlÌefia pieclra co-brase {tterza lrara at:r:ojat tan lejos cosa t^n p"sacla- corllo elplotno; y que éste ansí arrojado, quitase el vue]ã a ras aves y lavicla. Mir:aba uno y otLo corÌ giran gusto el Nauraquirn, po,:q.,"realmente era aficionaclo a curiosidades: pelo .o*ô n.1,-,J[]n ãtutan ntreva en esa tierua, a causa de qr-re aIIí jamás se había vistootro alguno, no se acababa de detelminar en 1o posible: porqueel secreto de 1a pólvorn totalmenre le igno raba y ansí éÌ y lotsuyos juzgaron aquel rnilagro por grande encantarÌlienro y aIìues[Io Poltugués por hec]rjcero farnoso, lrues con LÌn cerratl cleojos obraba tales maravlllas. El dueiio de acluélla, vienclo la con-frrsiórr cn que los tenía y Io que aquel caballero gustaría veLla enpráctica, tíró tres tiros y nrató un milano y <los tortolillas, collc|-re de n.-revo LÌnos y otros volvieron a su espanto y aún a suimaginación, afinnanclo q.'le aquello er:a imposible obrarse rne-rÌos cllre po.r encântarriento; hacienclo toclos graciosas pondera-ciones, asornbros y cliscursos harto p^ta reír si se escrilrielanen éstos.

Pero baste pata inaginar'los que, en acabando Diego zei-moto cle hacer la experiencia, el Príncipe Nar-rtaquin le hizo ponera 1as ancâs de rrtr hennoso caballo en que él estaba (favor gran-cle err aquella tierra) y u.orr.pafrado de mrrcha genre y de crìatrolnaceros que llevaban bastones herrados e iban clando voces portoclo el Jugar por donde pasaban, Ie pasearon con harto âcolxpâ-fianriento que al ver la novedad se había juntado. y decían estepr:egón en altas voces: <<EL Nautaquin Príncipe de esta isla deTanixutraa y seíror absoluto de nuestras cabezas, mancla y qr-riereque toclos vosotros y los demás vasallos, moradores de tocla latierua de entre ambos Ínaïes, honren y l'espeten â este Chirrchi-cogirn clel cabo del nrundo, porque su Alteza clecide hoy portodos los clías cle su vida hacerle su pariente, ansí como lo sonlos Facharones qLre se asíentan cercâ de su persona, sopena queel que ansí no 1o liiciere pelclerá por el1o rà cabeza.> Y a cadapregón destos, respondía Ia muchedumbre que ansí se haríasiempre Icomo su Alteza mandaba].

Anduvo Zeimoto en este paseo y con estâ pompa la ma-yor parte clel pueblo, seguido de innunrerable plebe, hastâ ql-reen el primero patio cle los palacios del Nautaquin se âpeaÍonambos; y ailí, tomándole por la mano, le entró en su misrrra sala

LAS PERI]GRINACIONES 509

y po1- hacerle mayor honra, quiso que junto a su rnislrrâ cânrase hiciese otla en que clurmiese acluella noche, haciénclolo clescleallí adelante (y a nosotros por sr-Ì respeto) grandes favores ytnercecles. Quedó el Portugués de tantas honras mrÌy âgradecicloy r)Ma que quedase algo satisfecho cle aquel caballero, le pre-sentó el arcabuz, poÍ parecerle que ninguna otr.a cosa por ejrl.olr.-ces porìía mejor satisfacer a tan glancles honras sino la nrisrnaqlÌe se las había adqr-iiriclo. Y fue ansí, porqr:e aquel príncipe lerecibió como pieza notable, afirrnando (contentíri-o de v.ì-1. ycle tenerle por suyo ) que no le daúa por toclo el tesoro cle laChina. Mandóle clar por- é1 rnil taeles c1e plata y le rogó cFrequisiese ensefrarle a hacer la pólvora: pues sin ella, ecliaba clever qlre na tenía valor alguno aquella pieza; lo cual Zeírnotohizo cle buena ganz,.

Este fue el principio que tuvieron los arcabuces en elJapón, y éste el primero q.-le se vio en ac1'ellas parres, qr-re cles-;xrés se vinieron a auffìentar nrucho en aqtrella ciuclacl, por-c]uesu cfireõo, cllle fue grrstanclo cada c1ía más cle aquel .rrir.t.r,i-tliento, mancló hacer otros coÍììo aquél y sus crìaclos hicieron1o

'risnro, picados de ia noveclacl, de acFel apetit. qrre clecicí

en breve; cle mânera que cuando .r.rrotro, *rli*o, .í. aq,ellacíudacl, que fue después de cinco rneses y meclio, clejaríarnàs la-braclos en toda aquella tierra nrás de seiscientos arcabuces. yclesprrés, la írltirna vez q.'re fui yo aI Japón, por el aão cle n-ril ycluinientos y cincuenta y seis, clue me envió el Vitrey don Alfori-so de Noronha a lleval un presente al Rey de l3ungo, nre afir-mâron 1os japoneses que en la ciudad cle Fucheo, a.lon,le halléa aquella l\Iteza y es la rnetrópoli cle aquel gran Reino, ltabíamás c1e treinta n-riI arcabuces. Y acLnirándome yo mucho pord'clar de que en tan pocos afros l-rubiesen tanta cíe aq'ellu ,rl.r-caclet'ía, nre clijelon qlle sin chda ninguna había en toclo el Reinodel Japón nrás de trescientos r'il atcabuces; y qrle los mercacle-res natllrales habían llevaclo a vender rnás de ,rúr.t. y cinco mila los Lequios, en seis veces que había' iclo con acÌueí .ropleo.

ne maneïa que aunq.le fuesen nrucrros menos io, clelÌìeino y los de los tr'âtantes, es cierto que pof aquel prinrero qr_redio Diego Zeimoto al Nautaquin por satísfa..ile lã, ,rr.r...l.uque le había hecho, se llenó dellos tanto aquella rierra, que nohay en toda ella lugar o alclea por peq.Ìeõa q.e sea cloncle nose hallen algunos; y en ci'clades, villas o poL.,iaciones s,ntuosashay notable cantidacl: por' doncle se echa ã- ,,,". cuán belicososson los Japoneses y cuán inclinados por su natural a roclo lo quees ejercicio militar [ar'ras y g'erra], en la cual aquella'a.iói.se cleleita fentletiene, sufre y se defiende], más que cuântâs enaquellas partes remotas se conocen.

Page 32: Mendes Pinto

l

I

I

r

iiI

iil,

I

I

1

CAPITULO CLXXIX

Se prosiguen los sttcesos de Ia ciudad de,Demaa,hasla qu> nos pãrtinzos al puerto de Zunda, desde

clorude pasãmos a la Cbina, con rJesastrado uiaie.

Aquella revuelta y motín de la ciuclad de Demaa se con-

cer-tó poco a poco y todo c1uecló en p^z y quietucl, y sLrs prínci-

pales alltoles se hicieron a Ia Ínaf y se partiefon en 1a misma

àr^udu, temefosos del casfigo cle tantas clemasías cuaudo fuese

electo el nuevo Pangueyran. No bastâfon las fuerzas y la auto'

ridacl del Rey Almirant e pafa clue la flota uo pattiese , qtte al

fin lo hizo sin é1, despr-rés de haber pasado algún peligto por

rletener a 1os podetosos, que intentó en Vâilo oponérseles con

la ayurl,a de algr-rnos pocos q1-te tenía de sr-'L pâIte. [El futor po-

prilar no así fácihnente se aplaca ni compone.]Así, e1 sólo dos días se clespejó el puerto de toclas las

clos rnil velas que en é1 se hallaban, sin que queclasen más que

algunos gurLlpangos de mercaderes. La tieffa quedó asolada,

ab-rasacla y .ttt.tÀicla. Algunos pocos seõores que aún queclaban

[y .1,-re queclalon neutrales en aquella revuelta] viendo la ciu'

au.lì."t ãda, asentâfon pasarse a la de Japara, cinco leguas ade'

lante hacia la costa del inar rnediterr'álleo, pâfa con más quietud

( clue aún no se habían extinguido los tumultos plebeyos ) con'

ciirir. la elección sobre clue se habían iuntado, pata la cual se

nombraton de llt-levo electores, porque las novedades fiabían

esparciclo e1 cónclave plimero. Este nombre de Pangueylam eÍa

titrlar (co'ro ya he ài.ho ) cle los selotes de aquel estado y

suerìa 1o mismo que Empetaclor; y ansí yo trtleco a cacla paso

estos sinónomos pol ser de toc{os rnejor entendiclo'Sa1ióelectoerraquel1aCoronadentrodepocosdíasel

Pate Sidayo, Príncipe .1; Surubayaa, ânteptlesto pa'z- aqr-rella

digniclad a los ocho opositores primeros, porque así pareció bien

pulrr .l p-,rovecho .onún y general quietud c1e los estados. Muy

ã satisfacción cle todo el pueblo fue la elección de aquel Ptín-

cipe, qLre efa bien visto cle la nol:'Ieza y de la plebe. Por é1 Íue

el- Rey cle Panaruca ( así 1o ordenaron los clel Gobierno ) a 1n '

lugal llamado pisammanes, distanre de la ciudad doce leguas,

oÃnd. el Pate de orclinario vívía. De allí vino en nr-reve día e

lrizo srr entrada en 1a ciudad áe Japara acot-npaõaclo de closcien-

tos mil hombtes, embarcados en rnil y quinientos calaluzes y gu

r.Llpangos. con grancles clemostraciones c1e alegtía fue tecib,ido"'l'-"Ìf --' a

clel pueblo,'y con todas las solen'r'iclacles y ceremoníâs pârtlcll- i

lur"r' c1e aqpel acto, fue cotonacio por Emperador cle toda Jaoa, 1

695LAS PEREGRINACIONES

Bale, y Macü-rra, grande Monarcluía en muchedumbre de gente,distancia cle leguas y nútmero de tesoros.

El nuevo electo, en siénclolo, se pasó a la ciuclad cle

I)emaa, con determinación de ::eedificarla, hasta ponerla en elestatlo pr:ístino. Procedió con rígurosos castigos en Ios que puclol-iallar de los culpados, de clue sólo cinco mil, entre toda aquellanruchedurrbre qt-re clelinquieron, pudieron haberse, porque losdemás habían htiido por cliÍerentes partes. En Veinte y cuatrodías se ejecutó la pena de muerte en aquellos miserables; mu-tierrdo unos quemados en las etnbatcaciones mismas eu que loshallaron y los otros pasados por picas, acabando toclos estos

desventurados en aquellos dos génetos cle suplicios. Espanto yconfusión era ver las mueftes de aclueilos días. Nosotros losPortugueses, que rríamos la tierua lan revuel[a que en tnuchosdías no poclía esperatse quietud ní seguriclad alguna, peclimos

iicencia al itey de Zunda que era con quien habíanros iclo, para

volvernos al puerto de Banta, adoncÌe habían-ros dejado nì-lesttojunco, rlando por r-azón (y era así verdad) que la monción pal'a

la China eta llegade- y eÍr- tnenester tiempo para disponer aquelvíaje. Fácilmente nos concedió licencia acluella alteza, perclonán-donos los derechos que a la slrya debían nuestras haciendas.Y clando a cada uno de nosottos cien cruzados, en uombre de

cada uno de los qlle en su servicio habían mttetto que fuetoncuatrocientos, dio ttescientos para que se diesen a sus here*

deros.Verdaderamente era Príncípe libetal, afable y geneïoso;

nrerced fue la clLre nos hizo, qlÌe nos satisfízo a todos. [El re-

medio a la necesiclad extrerra, ar-Ìnqr-re sea pequeão, vale más

que Ia dádiva mayor sin necesidacl algr-rna.l Partimos pues y

,en el puelto cle Danta nos detuvimos doce clías, Íletando lc>

necesalio a Ia jornada. Descle allí pattimos païa la China en

compaõía de otros cuâtro navíos clue hacían la misrna derrota,llevando con nosottos a Nuno Rodríguez 138, el Portugués Gentilde quien c{ije en el capítulo ciento y seserìta y seis 13e que había-mos hallado en Passarvan. Este era en acluella ceguedad qlreprofesaba, Bratnene 140 (sacerdote) de una pagoda llamada de

Quiay Nacorel; y siéndolo llevaba el nombre cle Gr-raxitau Faca-lém, que es 1o mismo que consejo cle santo. Este, después quese vicr en la China, se embarcó para Malaca y reconciliándosede nuevo â nì-lestra b-e Católica, le dieron por penitencia quesirviese un aão en el hospital de los incutables, clue al fin de

' cunrplicl a acat:ó su vicla con muesttas de vercladero Christiano,suceso que favorece su salvación, prÌes en tantas idolatrías lesacó Dios al santo pìlerto cle su lglesia, sin clucla para darlegloria.

Page 33: Mendes Pinto

696FERNÁO MENDES PINTO

( qrr" pocas veces discurre", en tales aprietos ) que ninqrllo cie

nosotros hubo pues de procurar por-:9 vida ni se apercibi'í paru

a confrontatla, nos detuvo Lrn tiernpo del Sur' tormenta, de

vientos lân impetuosa que casi del todo estuvimos rencliclos'

con la arbolaclurâ seca, corrirnos hasta 1a isla cle Lingua, clonde

Ia tormenta ,ultà "1 ó*rt" Sucloesl,e, trocándose e1l .n vjento

tan recio y levantaclo, que cruzanclo los nlafes nos quitaba el

pÃrr".ho á" 1". velas. Iúamos temerosos c1e los balíos y bancos

que nos demoraban por proa y al fin paramos con e1 navío de

mâr en través, lt"utâ qt; después de un gran espacio -se llos

ulr.iC por sobre i^ l"iff, cle la popâ, co1l nueve palmos de agua

en la primera .,lbierta' Vientlo ya la mt-lerte t^n a 1as manos'

acrrdìmos a'l írltimo reclrrso: cortámos ambos mástiles, alifóse la

haciencla y así quecló algún tanto clesahogado el junco' A1 sorr

<lel mar nos fuimos lo que resrâba clel di^ y algtrna. pa.rte de

la nocire, h"rto çre sin "b"r cómo ni ver por dónde íbamos

(la tutbación es muy ciega, si ya no fue deterrnin"tó" 1:i1jtrsticia clivina, .^rrr^.1o cle nuesttos excesos)' varamos por eÍlclfnâ

'

de unas rocas d" i; r'estinga, acloude se d'eshizo el iunco abtién" '

a" " p "', ::' ^ jl,:" l;' lï i, ; ; i" ï;i'i^5 ; "i;j' ï L::' "f

ï;Ïïï

Llegamosptresalpì.]elrtocleClrincheo,queeraadondeentonces contrataban los Portugueses; y allí nos detuvimgs tfes

meses y tnedio, con âsaz cle riesgo y de trabajo, pol anclat âque-

lla ti"irn revuelta, los pueblos atnotinaclos y haciénclose por

toclo el país gtancles levas de gente y por la costa grancles ?'\y.1u0, .onìru lã, robos que los iorsarios Japones- hacían cada día

sirr clar clescanso ni q.ri"t,-..I p^r^ hacer empleo, porqr-re aún

los mercaderes no se ítrevían a cleiar sus casâs. Forzados destas

incotnocliclades, nos pâsalnos al pr"leÍto de Chabaquee' en cuya

barra lrallamos suttos ciento y .r";tt,. juncos, que acotnetiéndo'

nos muchos dellos, después <le clefendernos un poco nos tomâ-

ron ]os tres cle lo, .it1.o navíos cle ni,restra consefvâ, matândo

ctrattocientas personas Christianas, de los que o.chent^ y dos Íue-

ron Por:tugueses. Los otros clos navíos qlle tnilagrosamente les

escapalÌlos (eran los enemigos muchos), nos hicirnos la vuelta

clel lrìaf, no pudienclo d"s.l. entonces volver a âcefcâfnos a la

tierra, o.uru.lo, clc trnos vientos Estes qrre toclo aquel mes cllr-

sarolì aquel paraje. Y así nos fue forzoso, si bien conttâ nues-

[ro gustâ, .roi.r., a denranclat-la costa de,Jaoa 1 -^.-.-^..^lLr\/ óu\'

Ã'rfr^""ì";" ; síete clías q'e traltaiamos con el tempol^J, ,,,

prosiguie,t,io tt.t"r;; .l"ttto, tliìtto' vista a Pul1 !:ltt""rt"li: '

ãJtil-.l""orrU^ en altura cle ocho gracl-os { tt tercio, Nordes- :l

re y Sucleste, con la batra del Reino ã" C"mb"vi 9i::llll"t:: Í

Ï,"tïï'"ì ;ãil;; ro ff;;;. 1ã, chinos qr-re llevábatnos en el

;..;.; po.''^lin"'or, cotl p'evención industriosa' antes que

LAS P]1REGIÌINACIONES 691

auraneciese el primero c1ía cle aquel peligro. De 'Ios palos y ma-clera qlle se quitaba del navío y cle las tablas que ell él pu-dieron hallar, ttozos y pedazos, atánclolos unos con otros corÌlas cuerclas y sogâs de las velas, hicieron una balsa en qr-re enel tietnpo de la Ìnayor necesidad se acolnodaron cuarenta bienclescansac{atnente. [Villana pasión es la mr-rerte, poco cortesanossurs temores; 4qué de obligaciones olvida?, 4qué cle respetosrompe?, Cqué de deleites quebtanta?, squé de lespetos l'ompey qué cle razones deja? I Allí no había i-rijo clue acomodase a

padre ni padr:e que se acorclase clel hijo; cada uno procurabasu vicla sola, sin movetle lágrimas, obligatle sângre ni apiadarleIespetos.

Los Chinos tnarineros, libres del peligto en las tablas,cutaban poco de las voces de sus fiìayores. Los esclavos, quemuchos 1o eran, no corrocían a sr-rs clueãos, tanto que estancloen el rnayor conflicto Martín Estévez, Capitán del misnro junco,pidió a Lrnos esclavos sLryos que estaban en la balsa clue quri-siesen lecogerle en ella, alegando para obligatles hartas buetrasobras, pero ellos no le quisieron hacer aquella, responclier.rdoque por ningírn caso 1-,odía ser. Oyó esta rnalclad Ruy cle Moura,uno de nuestra compaõía, y no pudiendo sufrit tanta ingratitucly desvelgüenza se levantó de un ttaspontín, acloucle e.staba tnalheticlo y a todos nos pel'suadió a qlre acolnetiésemos a los cua-renta Chinos que en e1 ingenio cle las tablas estaban seglltosâlìtes que toclos cle toclo punto uos perc{iésenros, ya qtre elloseralì tan inhumanos y clescorteses que no querían socol'rer losque pr-rcliesen sufrir ia inclustlia de su prevención y traza; y queviésernos cuan necesario eÍz' pala nuestra salvacíón trabajat portomârnos aquella balsa, y offas tnuchas palabras cleste modo, 1as

cuales nos levarìtaron los espíritus de tal manera qr-re cleternri-naclos to<los erì el mismo ptopósito, pusimos firano a las es-

padzrs veinte y ocho Poïtugueses y arremetienclo a los Chinosqtre valerosamente se defenclían, en espacio cle tres o cuatroCredos los matâmos a toclos, si bien nrutiet:on alìtes a sus ilÌa-nos cÌiez y siete de los nuestros.

gQr-rién no conoce aquí la miseria cie nuestra vida hu-rnana? gQuién no c^rga el juicio en el tefiÌor cle la ntrerrte,ajeno cle toda amistacl y corclura? Los que cloce horas ântesnos abrazábamos y t-los teníamos tanto âmor que Ltnos por otrospetdiérarnos la vida (es tal la fragilidacl de 7a nuestrâ) quesobre clratro tablas ataáas con dos cuerdas cle cáfrarno (estopuede la necesidad) nos tratâffìos corlro enemigos; y al (ììÌefue corlpafrero y amigo toclo un afio desconocemos en el apr'ietode una hora. Discr-rlpe clesta e1 ser amable la vicla y la muerretemerosa, y más cnando nos condlrcen a eIIa pecados y <lelitospropios, que erìtonces se hace nrás horrible.

Page 34: Mendes Pinto

l

i.r

l

lil ''i,

l

V iene el Xemindoo sobre eI Xemin d.e Zatant, ya

f urado Rty de P e gú, y de lo que entonces sucedió','

Vuelvo a los sLÌCesoS cle los dos preterÌsofes de la colona

de Pegú, cle los qtle ha mucho que no tfato. El Xemirn de

Zatarn, que tenía la posesión del Reino, se vino a hacer nota.

blemente abomecible a sus vasallos, tiranizanclo de todo punto'

el Reino; fr-re Ia rlisma c1-relclad. A su antojo mataba a 1os

más poclefosos y riccts, sin perdonar pof el interés de sus rique' :

zas cvalquiet calidad y estado. Notable claio hacía la abunclan' ;

cia en aqr-re11a eta: sólo el pobre vivla, que poI serlo escapaba

de las manos del tirano: que no hay desdicha que no venga a

servir de ventuta en la instabilidad humana.Todo era robos, toclo tiranías y rnuertes; y en siete meses

qlre goz,ó pacífico Ia cofona, mutieron de diversas fiìanelâs y

con diferentes malicias (fuera de los seÍiores antiguos y de

estima) más de seis mil metcaderes y tratantes: causa bastante

era éstà paÍa ser odiado y aborrecible a todos aquel Ptíncipe.

La nrayor pâfte de los qtre le seguíau se pasalon al Xemindoo,

que ya en aquel tietnpo tenía a su clevoción 1as ciudades de

Óig.',t -r, Meidoo, Dalaa y Coulam, y \a tierra confinante de

I-:irua. Destas salió a verse con Xeminr con un êjército de clos-

cientos mil hombres y unâ tropa de cinco mil elefantes. Dio

vista a Ia ciudad cle Pegír, aclonde el Xemirn se hallaba con su

Corte. Arincheóla fuertemente, dióla algunos asaltos, aunque

poco importantes, a causâ de la resistencia que le hicieron de

ã.l.trt.o. Intentó pof astllcia vencer al enemigo y oftecióle ue-

guas; asentáLonse ;ror veinte días. Solapada y engaõosamente

procedía en este contrato el Xemindoo, que como discreto bus-

.ultu modos cómo rendir al contrario más a su salvo, vienclo

qlre con los asaltos era imposible.Algunas capitulaciones hubo de ambas partes en el con-

ttrâto cle las tfeguâs: rÌÍìa fue de palte de1 Xemindoo, en que

se obligaba que si el Xernim le diese en aquellos veinte días de

la paz quinientos mi1 cluzados, le cedería e1 clerecho qr-le tenía

a la pretención cle aquel lteino. No porque é1 pensâse cumplil

esta lapitulación y asiento, ni recebir la redencíóu propuesta: i

pofqlle se guiaba só1o para vencel con câutela. Lícitos son en 1â

g.r.-u declarada los engafios. EmpeT,aïota a coflef los días del'i

asiento: cotnunicábanse los cle1 Real con los cirrclaclanos como

amigos, sin cemarle éstos las puertas ni esotros negâtles las visi-

tur."Eri aqr-rellos días cle las treg'as, a las clos de la noctre, etr

cada una se tocaban en el Real de Xemindoo muchos insttlr-mentos slÌaves a su ntodo, a cu.yo son actrdían los cercaclos a

Vef la novedacl qr.le causaba aqtrella música. Y en estanclo los

rnllr.os más oclÌp;dos cle gente ( ac*rí empieza el engaÃo y Ia

malicia ) cesatia ã1 ruiclo militar del ejército y claba principio a, un

pregón tlna voz rnuy triste y lastimosa, afecto rle un saceLdole

i.t lao en e1 Real en opinió* de santo, qlle clecía clesta rlalleÏa,pasearclo los alojarnienlos: Oh gentes, o6 gentes a q*ien dio laÀ.utrrruLra oí<Ìos para oír, oícl la voz clel santo Capitán Xemin-

doo, espejo crisLiino, por quien Dios os rnanda restituil' la pli-mera liÈeitac{ de vueslro descanso: el cual a toclos Vosott'os alÌìo-

nesta y mancla cle palte del Quiay Nibandel, clios cle las batallas

del .^rÌìpo vi[aur, qtle linguno de vosotlos levante Ia l1ìano

contra esta santa j.,Áta y ejército, cel;rclor clel pr-reblo Pegír, her'-

mano ile sangre áel r]ìás pecl-reõo y hurnilcle cle los pobres. So

pena clue el ql-,. fo.re contrâ este Real suyo

Lo.r.rá cliere fì.rcrt a consentimiento para qr-Ìe se le haga otensa

LAS PEREGRINACIONES 741

o clafio, ser-á por 1o tal maidi.to, feo y negfo como 1o son los

hijos de la nãche, clue erÌ la saliva auada de su ponzoãa dan

brarniclos labiosos y cr.,eles, tragaclos de las arclieutes encías del

clragón de la discordia, a cluien rnalclijo y analemattzó per-pe-

tuaÃente el vercladero scõot de todos los clioses; y por el con-

trario, a los bienaventuraclos clue Con obecliencia cle santa her-

rnanclacf obedecieren es[e pregón, se les otorga perpeltla paz en

esta vicla, âcompzìfr,ada de mgchos bienes y licluezas, y clue des-

pués cle slt lrruette ser-á su alma tan lirnpia y salLrdable a l)ioslomo 1o fr-reron 1as cie los santos, clle a1 descanso dc1 poderoso

seíol pasaron bailanclo en los r-ayos c1el Sol'

Aquí paraba el pregón y aquí repetían los inst.r'umel-ì[os,

con nLlevas voces y tnírsicas. El miedo que caLÌsab'a en los cer-

caclos ela de maneta, y tal la impresión clue hacía en ellos ya

el castigo y ya el premio prornetido por el plegonero, cllÌe en

siete t-rocÌres qr-le se continuó esta diligencia se Pasafon cle laciuclacl al Iìeal de Xemindoo más de sesenta nil personas, talera el créclito qr-re daban a âqlrellas locr-rras, bien ansí cotlo si

se 1as persuadietâ uÌÌ Angel. FIe aquí el íntento qr.le tuvo el

Xernindoo en asenlaf las treguas. Via claramente el Xemin que

aquelios pfegones [e destruían y ansí por- evitatlos, a los cloce

clías rompió de nuevo Ia paz y declar'ó la guetra. En su consejo

lrizo determinar 1o conveniente y pala atalar aquel daõo se

determinó que efa rlejor que estal cercados presentar batallaal Xemincloo antes que se hiciera rnás podefoso y cltte los ciu-

rlaclanos o amotinaclos o meclrosos se pasasen a su Campo. I)is-

Page 35: Mendes Pinto

748 FERNÃO MENDES PINTO

çrírsose la gente para dar la batalla; aún se hallaron en la ciudadochenta mil soldados. Con éstos el Xemim, un día antes quearnanecie.râ, presentó t:atalla al enemigo, saliendo de la ciudadpor cinco puertas. Con furia embistieron en los del Real, quecuidaclosos los esperaban: cruel batalla se trabó de ambas partes,con gran estruendo cle voces y de grita.s. En poco rnás de hora ymedia, que se encubrió 1a victoria, pâsaron los muertos de unosy otros de cuarenta mil.

Ya andaba la rnejoría destos en aqlrellos, hasta que últitnâfiìente un Portugués, llamado Gonçalo Nieto, natural de Se-

tubal, de un arcabuzazo derribó del elefante al Xemim de Zatam,nuevo Rey tirano de Pegú, con cuya muerte, que fue lastimosaentre aquella muchedutnbre, empezaron a descotnponerse clel

toclo sus escuacltas. Rindiéronse ellas y la ciudad a parrido, salvashaciendas y personas. El Xemindoo entró luego en la ciudad yen el templo principal se coronó por Rey el mismo día de la vic-torta, que fue â tres de Febrero del aÍio de mil y quinientosy cincuentâ y uno 1ó8. A Gonçalo Nieto le valió aquel tiro diezmíl cruzaclos, que 1e rnandó dar el nuevo electo por la tlrltertedel tirano su enemígo. A los ochenta Portugueses les dio cincomil, sin muchos privilegios y franquezas, y libertarles sus ha-

ciendas por tres aãos de todos derechos: no pequ efr,as ganancias

en los contratos, litrertades y mercedes, que después les gua.t-

daron enterâmente.

Prosìgue los sucesos del xemindoo: después rJe co-ronado R? de.Pegú uiene sobre el C'haurnigr;;,/sermano de leclte del Rey Braruaa, c:on un gran eiér-cito.

coronaclo el xemindoo por Rey de pegú, se hubo crife-tentemente en el Gobierno que el ur.r...rorl tirano. procuróponer en paz la República: amaba estrechamente la justicia, quení dejaba ensorbecer ros grancres ni desamparaba r; p".j;:ii:;La virtud y verdad reinaÈan con ranra quierr-rd y .orà.,rn, q,r.Ìos extranjeros y naturales se espantaban de la mudanza de lostiempos. Alguno- gozó aquer Rãirro cre aquer dichoso .ro.ìo,hasta que le turbó eI chàurnigrern, Ir.rmuio de reche a.t ìt.iBrarnaa, que rnuer[o corrìo h.Ão, dicho el Xernim, y sabienclolas_guerras y opreslones que había padecido

"11.r.1 R"ino, y qreel Xenrindoo se hallaba fãlto de 1o necesario a su .t.fensa, con_surnido y gastado de los debates pasados, y que en aquelrasparcialidades y alborotos civiles había

^"y poca fftmeza nicluración, porque aún no estaba der tocro q,ri.ru ra plebe, sibien la .mayor parte de la nobleza había acabldo, parecióre b'e-na ocasión pata llegar a sef Rey. Deterrninó entonces tentar denuevo la rnisma effipresa en que antes, por el suceso de la muef-te de su Rey, se había perdido.

Para esto juntó un ejército copioso de gente ex*anjerade diversas naciones, pagan d,o a tincal de oro por mes a cadasoldado, que de nuestra moneda son cinco cruzados. A nuevedías de Marzo d:l -"1. cle mil y qui'ientos y cincue.ta y dos rospartió de la ciudad de Tanguu, su pattia, adonde re halía reti_tado las revuelras del tiempã, lrevanìo trescientos mil hornbres,los cincuenta rnil_Brâmaas y los cremás Moénes, crrareus, cara-miãaas, sabadis, ?amerús y Avaas, naciones que rrabitan rum-bos.del Este y Nordeste, ra tie*a ade'tro de aqueilos Reinos,en distancia de más de quinientas reguas, corrro se podrá ver enlos mapas, si su graduación estuviere verdadera.

E'l xemi'doo, sabi da ra deterrninación der enemigo, pre-venía la batalla y ansí le salió al encuen*o con novecientos rnilhonrbres, si bieri todos pegírs, gente fraca y más para poco crrÌelas otras naciones d. aq,r.i Levãnte. Un nrartes cuatÍo de Abrila mediodía, tuvo aviso que er chaumigrem se aÍc:jaba en raribera de Me1eitay, -doce Ègrru, de la co"rte. se crio tanta prísaque aquel mismo día y ra noche siguiente tocla ra g."r. i.;

Page 36: Mendes Pinto

CAPITT]LO CCVI

f)ase Ia crttel batalla entre las dos armadas Christianay Achena en el río de Parlés.

Tres galeotas Tutqllesâs armaban la vanguardia de la at'

macla euet rigã, ql"re amparaban la lanchafa en que venía el Biya-

yaa soor u, copitân mâyoÌ de aquella, qr-le se in-ritulaba Rey cle-Peeclir.

Luego se seguían nueve hileras de velas cle l'emo de

a seis por ban.la, que venían a Sef cincuenta y ocho, 1as tnás

dellas lancharas y Íustas, que tiraban camellejos pof pIoâ y

algunas meclias esfelas con algunos falcones en grugia, a lnás

dJ rnucltos bersos y otrz artillería menucla de que todas venían

bien proveíclas. I-a corriente clel río venía picando la popa del

.r.-igo, que corrÌo partió de boga anancada, volaban las embat-

caciones pãr 1us aglÌas a1 son de mucftos instrumentos, gritas y

arcabucetía.Y|acía 1a tier.ra u1 coclo a la parte del sur, adonde los

nltestros estaban amparaclos, bastantemente prevenidos. Y ansí

como 1a vanguardia euemiga descubrió la punta de Ia tietra,

aclelantánclose las galeotas Turquesas y la Capitana embistie.-on

en nues[fa primer a hilera, en qr-]e estaba 7a Capitana en nredio

cle las fustas cIe Diogo Soarez y Gómes Batteto, caballero de la

casa clel Duqrre de Bragança. No hizo dafro la artilletía clel ene-

lrigo por anticiparse a clisparar {uera de tiempo. Trabóse la

batalla entre las clos vanguafdias, peleando unos y otfos col1

notable ánirno; habíanse a{erraclo las dos Capitanas en que se

peleaba bastantemente, pero dividiólas un tifo de camello que

,rino d. 1a fr-rsta de Joaõ .Llvarez de Magalhaes, efi tan buen

prrnto que echó a fondo la lanchaï^ c^pite.rÌa en que venía e1

Bayayaa, con mllelte de más de cien Moros. Acudiéronla con

prirr las tres galeotas Tr.rrquesas parâ socotlef los soldados que

Ànáulrun trabajanclo con las aguas y por favorecet a su Capitán

mayor que no se ahogase. Se embatazaron todas tres de tal rna-

rlet'â, .udu .l^o por acudit primero, que su seguncla hilera, que

^ rnás arrclar Ia ttaía Ia Íuerua cle la coffiente, sin poderse dete-

ner vino a caer sobÍe ellas y sobÍe aquella, la tefcela y írltima,

haciendo Ltnâs y otfas tan confusa mezcla y laberinto qlle ocu-

pat-rclo toda Ia anchuta del río no se puclieron rodear unas ni

oli:as.

LAS PEREGRÏNACIONES 797

Aquí empleó bien nuestra artillería tres o cuatro rocia-das sín que se perdiese liro; y ansí, antes que acertasen a des-

envolverse, se fueton nueve lancharas a pique y las qLle no, clue-

daron mr-ry desmanteladas pofqlle los más cle nuesttos tiros efanrocas cle pieclra. Con este sllceso) ordenaclo sin cluda por Ia

misericorclia cle Dios para clar ánimo a los nuesttos, le cobratontan gtande que arremetiendo a los enemigos toda Ia armaclajunta, cuatro fr-rstas nuestras embislieloÍ1. â seis suyas y echán-cloles canridad de alcancías de pólvora e incprietándolos con[i-nuamente la arcabucetía en medio, en poco rato dejafon nluer-tos rlás de dos rnil de los enemigos. La chusma, que vio sLl

peliglo, rnedrosa se echó toda aI río, aclonde peteció nriserable-mente, contLastada de la fuetza cle la cortiente. Los solclaclos

vinieron a hacer 1o rnismo clespués de haberse clefendiclo algírntierrrpo valerosamente) pofque viendo el claíio qLle les hacía

nllestfa artlL\ería y que los fLregos arrojaclizos les abrasaban a

ellos y a los barcos, quisieron ântes fiar su vicla a las aguas c1r,re

no rerìdilla a nuestra victoria: pero no la alcanzaton cle la muef-te, qlie como iban cansaclos, quemaclos y heridos, sin poclerfesistil' la fuetza de las aguas con facilidacl se ahogaron toclos.

Los nuestros, ya vicroriosos, se aporletaron de las velasqne lrabían cluedaclo cle la atmad.a enemiga, que fueton crlalentay seis, sin contar las rÌueve qr-te a\ ptincipio cle la batalla se

echaton al fondo. Tres tan solas se escaparon, en que se salvóel Biyayaa Soora (General R.y cle Peeciir ) y aú,n dicen qlrehericlo c1e un arcalsuzazo, cle cltte estlrvo a \a ml-rerte. En st-l

armada se hallaron trescientas piezas de artillería, ya lnayorpafte falconeles y berzos, y las sesenta y clos clellas con las at'-

rlas cle Portugal, qrie clebieran ellos cle haber tomaclo en otrasrefriegas. FIalláronse más de ochocietrtas espingaldas o afca'

.buces, una gran cantidad de lanzas, clardos, alfanjes, arcos

T'nrclnescos, muchas flechas, paveses , azagayas y venabÌos, rntt-cho clesto guarnecido y chapeado cle oro, de que los rìuestfosno se aprovecharon poco.

Hizo tesela de su gente el General Clrristiauo, clesprrés

cle habet dado gracias a Dios por tal victotia y hallár'orìse nìLÌef-tos veinte y seis solciaclos, de los cuales sólo cirrco ftlerorr Pot-tlrgÌreses y los clemás esclavos y marineros. Los heridos fuet'onciento y cincuenta, los sesenta Portugueses, c1e que Íriuriefontres y quedaron estropeados cinco.

La Íatna desta gloriosa víctoria corlió por aquellas co-marcâs y sabicla pot el Rey de Parlés (q.r. de temor de aquellosenenrigos estaba esconclido en aqriellas settanías y rnalezas )juntó coffìo prrclo quinientos de los slryos y acometiendo a Iatrinchea clue los Achenes le habían totnado, que era el almacénde sus presas y robos, en cuya guarda habían dejado a los en-

Page 37: Mendes Pinto

7'98 FERNÃO MENDES PINTO

ferrnos de la arrnada y rnató doscientos que halló en ella. Vol-vió a g nú el despojo que allí tenía el contrario, liber-tando rnásde dos míl vasallos suyos, 1os más dellos mujeres y niõos, gentepobre que le habían cautivaclo aquellos Bárbaros. I)espués destaarretnetida, vino el victorioso Rey de Parlés a visitar al Generaldon Francisco, dándole el palabién de Ia'victoria: y ell satis-facción del bien que con elLa había recebido se obligó con jura-mento solemne (hornenaje hecho a su modo) â ser vasallo del[ìey nuestro sefiot, con tributo perpetuo de quinientos crllzacloscada un aÃo; y esto con grandes salvas de que su mucha po-breza, qlle no era poca para Rey, no Ie clejaba alargarse en aque-llas patias colno deseaba. Y finnó este tributo y asiento devasallaje a la Corona de Porrugal e1 mismo R"y y muchos desus vasallos.

Despedido clon Ftancisco de aquella Alteza, deternrinó lavtrelta a Malac4 y viendo qr-le no tenía gente bastante pâÍa quese lrìâreasen tantâs velas, trujo consigo, ponienclo fuego a Jasoffâs, solas veinte y ci.nco, en que entraron catorce fustas y1as tres galeotas Turquesas, donde venían sesenta Turcos que.Íìulieron en la batalla. Después se tonió un batel en que veníanquince Achenes, que metidos a toÍmento confesaron que habíanmuerto en la batalla, con los que se habían ahogado, más decuatro mil hornbres, y que la mayotía eran caballeros, criadosclel Rey cle Achem, y los quinientos dellos Orobalones de ma-nilla de oro, que son gente cle rnucha cllentâ, nobilísirrros Caba-lleros. Y que habían muerto tarnbién sesenta Turcos y veínteGriegos y Genízaros) qÌ-Ìe pocos días antes habían venido endos naos de Judá aPaacem.

CAPITUT,O CCVII

I)udas que se of recen en a[aracct no sabie:ndo tlueuasdesta nuestrd arffxdda. profecía qu"e àrI ,rrreso deilahizo el Padre Maestro xauier, predicancro un Domìr-go en la Catedral de aquella ,iiaoa.

Dejo 1a afinada, que victoriosa navegar:a cle Malaca, yvoy a lo que pTÍ en aqueila ciucracl d.rpïe, que partió crenuestro prÌerto. Glorioso es el Sefror ., ,i, Sortor, ï;;;" p;.tan desusaclos medios los acrecrita ., ru ,iàr*u, para conf'sióndel mundano poco firme y estable en ras conÍianzas cre susrnisericordias. Diolìos .rnâte

rt u puru rrabel contacro ,ou-r-u I;i";;el suceso desta jornacra, ro q.rà .de[a profettz,ó en Maraca aquelvatón Apostólico Francisco *uvier, y â.rí ., úi.r, clecír lo suce-diclo en este cr

virtucl .1. uq.,.Iol?;5,1ïrï::.:' vean los quilates de santiclacl v

Es pues -ansí

quã cada semana pred icaba cros veces, losviernes e' la Misericãr dia y ros D.mirgo, ., ì" ú;ri; M"y;;.Y en toclos los sernrones, désde que ro.irr.,,niupar.tió cler p'ertofzrsta

que vicroriosa vorvió a t.mar1e, que ft á tiernpo de crosmeses, encomendaba un pater Noster y ull Av. Murí" ;;.;;;l)ios rrnestro Sefro' criese víctoria u ru árn-roda chr-isriana conrraac1uellos slls enernígos. I.os oyerltes re tezaton q,ince o veinteclías, tasa que Ia gente holgaíarra y cre y-',raza había pruesro a Iajornacla pata ida y vuerta à ,.r, colrversaciones, como bastarrlea su pareceÍ pata hallar a los enemigos y vencedos; f q"; ;;es nlrevo glosar las.acciones ajenas "1

qï. járnás s'po orcrenar lasslryas a cosa que fuese buena, ni quÀ páreciese ioabre. Al ,Jdado que a'da en rnecrio der perig-, .lirrr.tuao po. guarcrar suhorrra y defender su vida,.rrá ..rlpuir.ro a. .oÀu.ae o de teme-rario; el otr-o, que desde su ca,'ìa o clesde su br:asero Ìe parecepoca ciencia el gobernat mil ejércitos y ,r.n..r. ,rrrt .rr"*ià i--Pero pasaclos aquellos clías..re.s' ,oru Ç ttrrti.r,r, y vie'croque no había nuevas ningunas cre ra frota,.r"i".ãr. tocros que sinfalta Ía habían tomado los Achenes. Á'imó grancremenre estaimaginación y discursos er rulnor cre unâs ,,rLru, farsas quepor aquellos días senrbraron los Moros fu. -toao

uq.,"i" plã;en. que decían que unâ ranchara que habíã venicro cre sala'gorhabía sabido de -otra

que iba a Bintam q.,. ,r^.ierro día, juntoa la bata de pera, habían encontraclã ros Achenes nlÌestraarmada y desbaratándora toda habían mne'to u^ioao, los chris-tianos y llevac{o a Áchem ras fustas. Esta mentira ra apoyaban