Mella, Ricardo - Divagaciones sobre la Enseñanza

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  • 5/28/2018 Mella, Ricardo - Divagaciones sobre la Enseanza

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    Ricardo Mella

    Divagaciones sobre laenseanza

    ndice

    El problema de la enseanza

    (Primera parte)

    Por oposicin a la enseanza religiosa, a la que cada vez mustranse msrefractarias gentes de muy diversas ideas polticas y sociales, sepreconizan y actan las enseanzas laica, neutral y racionalista.

    Al principio, el laicismo satisfaca suficientemente las aspiracionespopulares. Pero cuando se fue comprendiendo que en las escuelas laicasno se aca ms que poner el civismo en lugar de la religin, el !stado en

    vez de "ios, surgi la idea de una enseanza a#ena a las doctrinas asreligiosas como polticas. !ntonces se proclam por unos la escuelaneutral, por otros la racionalista.

    $as o%#eciones a estos nuevos mtodos no faltan, y a no tardar arntam%in crisis las denominaciones correspondientes.

    Porque, en rigor, mientras no se disciernan perfectamente enseanza yeducacin, cualquier mtodo ser defectuoso. &i redu#ramos la cuestina la enseanza, propiamente dica, no apra pro%lma. $o ay porque loque se quiere en todo caso es educar, inculcar en los nios un modoespecial de conducirse, de ser y de pensar. ' contra esta tendencia, todaimposicin, se levantarn siempre cuantos pongan por encima decualquier finalidad la independencia intelectual y corporal de la #uventud.

    $a cuestin no consiste, pues, en que la escuela se llame laica, neutral oracionalista, etc. !sto sera un simple #uego de pala%ras trasladado denuestras preocupaciones polticas a nuestras opiniones pedaggicas.

    !l racionalismo variar y vara al presente segn las ideas de los que lopropagan o practican. !l neutralismo por otra parte, aun en el sentido

    relativo que de%e drsele, queda a merced de permanecer li%re y porencima de sus propias ideas y sentimientos. (ientras enseanza y

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    educacin vayan confundidas, la tendencia, ya que no el propsito, sermodelar la #uventud conforme a fines particulares y determinados.

    Pero en el fondo la cuestin es ms sencilla si se atiende al propsito realms que a las formas e)ternas. Alienta en cuantos se pronuncian contra

    la enseanza religiosa, el deseo de emancipar a la infancia y a la #uventudde toda imposicin y todo dogma. *ienen luego los pre#uicios polticos ysociales a confundir y mezclar con la funcin instructiva, la misineducativa. (as todo el mundo conocer llanamente que tan slo dondeno se aga o pretenda acer poltica, sociologa o moral y filosofatendenciosa, se dar verdadera instruccin, cualquiera sea el nom%re enque se ampare.

    ' precisamente porque cada mtodo se proclama capacitado no slo paraensear, sino tam%in para educar segn principios preesta%lecidos ytremola en consecuencia una %andera doctrinaria, es necesario que

    agamos ver claramente que si nos limitramos a instruir a la #uventud enlas verdades adquiridas, acindoselas asequi%les por la e)periencia ypor el entendimiento, el pro%lema quedara de plano resuelto.

    Por %uenos que nos reconozcamos, por muco que estimemos nuestrapropia %ondad y nuestra propia #usticia, no tenemos ni peor ni me#ordereco que los de la acera de enfrente para acer los #venes a nuestraimagen y seme#anza. &i no ay el dereco de sugerir, de imponer a losnios un dogma religioso cualquiera, tampoco lo ay para aleccionarlosen una opinin poltica, en un ideal social, econmico y filosfico.

    Por otra parte, es evidente que para ensear primeras letras, geometra,gramtica, matemticas, etc., tanto en su aspecto til como en elpuramente artstico y cientfico, ninguna falta ace ampararse endoctrinas laicistas o racionalistas que suponen determinadas tendencias,y por serlo, son contrarias a la funcin instructiva en s misma. !ntrminos claros y precisos+ la escuela no de%e, no puede ser nirepu%licana, ni masnica, ni socialista, ni anarquista, del mismo modoque no puede ni de%e ser religiosa.

    $a escuela no puede ni de%e ser ms que el gimnasio adecuado al total

    desarrollo, al completo desenvolvimiento de los individuos. o ay, pues,que dar a la #uventud ideas ecas, cualesquiera que sean, porque elloimplica castracin y atrofia de aquellas mismas facultades que sepretenden e)citar.

    -uera de toda %andera ay que instituir la enseanza, arrancando a la#uventud del poder de los doctrinarios aunque se digan revolucionarios.*erdades conquistadas, universalmente reconocidas, %astarn a formarindividuos li%res intelectualmente.

    &e nos dir que la #uventud necesita ms amplias enseanzas, que es

    preciso que conozca todo el desenvolvimiento mental e istrico, que

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    entre en posesin de sucesos e ideales sin cuyo aprendiza#e elconocimiento sera incompleto.

    &in duda ninguna. Pero estos conocimientos no corresponden ya a laescuela, y es aqu cuando la neutralidad reclama sus fueros. Poner a la

    vista de los #venes, previamerite instruidos en las verdadescompro%adas, el desenvolvimiento de todas las metafsicas, de todas lasteologas, de todos los sistemas filosficos, de todas las formas deorganizacin, presentes, pasadas y futuras, de todos los ecoscumplidos y de todas las idealidades, ser precisamente el complementoo%ligado de la escuela, el medio indispensa%le para suscitar en losentendimientos, no para imponer, una concepcin real de la vida. uecada uno, ante este inmenso arsenal de derecos e ideas se forme a smismo. !l preceptor ser fcilmente neutral, si est o%ligado a ensear,no a dogmatizar.

    !s cosa muy distinta e)plicar ideas religiosas a ensear un dogmareligioso/ e)poner ideas polticas a ensear democracia, socialismo oanarqua. !s necesario e)plicarlo todo, pero no imponer cosa alguna porcierta y #usta que se crea. &lo a este precio la independencia intelectualser efectiva.

    ' nosotros, que colocamos por encima de todo la li%ertad, toda la li%ertadde pensamiento y de accin, que proclamamos la real independencia delindividuo, no podemos preconizar, para los #venes, mtodos deimposicin, ni aun mtodos de enseanza doctrinaria. $a escuela quequeremos, sin denominacin, es aqulla en que me#or y ms se suscite enlos #venes el deseo de sa%er por s mismos, de formarse sus propiasideas. "ondequiera que esto se aga, all estaremos con nuestro modestoconcurso.

    0od lo dems, en mayor o menor grado, es repasar los caminos trillados,encarrilarse voluntariamente, cam%iar de andadores, pero no arro#arlos.

    ' lo que importa precisamente es arro#arlos de una vez.

    1Accin $i%ertara, nm. 2. 3i#n, 45 diciem%re 46478.

    9icardo (ella

    El problema de la enseanza

    (Segunda parte)

    &a%amos que no faltan li%repensadores, radicales y anarquistas queentienden la li%ertad al modo que la entienden los sectarios religiosos.

    &a%amos que los tales actan en la enseanza, como en todas lasmanifestaciones de la vida, a la manera que los inquisidores actua%an y al

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    modo que actan oy sus dignos erederos, los #esutas laicos oreligiosos. ' porque lo sa%amos, a%ordamos el pro%lema de laenseanza en nuestro artculo anterior.

    :omo no queremos ningn fanatismo, ni aun el fanatismo anarquista/

    como no transigimos con ninguna imposicin, aunque se ampare en laciencia, insistiremos en nuestros puntos de vista.

    &e lleva tan le#os el sectarismo que se presenta en forma de dilema+ oconmigo o contra m. $i%ertarios se dicen los que as a%lan. $es pertur%ala eufona de una pala%ra+ racionalismo. ' nosotros preguntamos+ ;ues el racionalismo< ;!s la filosofa de =ant, es la ciencia pura y simple, esel atesmo y es el anarquismo< >:untas y cuntas voces clamaran encontra de tales asertos?

    &ea lo que quiera el racionalismo, es para algunos de los nuestros la

    imposicin de una doctrina a la #uventud. &u propio lengua#e lo denuncia.&e dice y se repite que la enseanza racionalista ser anarquista o noser racionalista. &e afirma enfticamente que la misin del profesorracionalista es acer seres para vivir una sociedad de dica y de li%ertad.&e identifica ciencia, racionalismo, y anarquismo, y se sale del pasoconvirtiendo la enseanza en una propaganda, en un proselitismo. &onms lgicos los que ms le#os van y sostienen que se de%e decirresueltamente enseanza anarquista y dar de lado al resto de ad#etivossonoros que acen la felicidad de los papamoscas que no llevan en elcere%ro un adarme de fsforo.

    o reparan estos li%ertarios que nadie tiene la misin de acer a losdems de este o del otro modo, sino el de%er de no estor%ar que cada unose aga a s mismo como quiera. o o%servan que una cosa es instruir enlas ciencias y otra ensear una doctrina. o se detienen a considerar quelo que para los adultos es simplemente propaganda, para los niosresulta imposicin. ' en ltimo e)tremo, que aunque el racionalismo y elanarquismo sean todo lo idnticos que se quiera, nosotros anarquistas,de%emos guardarnos %ien de gra%ar deli%eradamente en los tiernoscere%ros infantiles una creencia cualquiera, impidindoles as o tratandode impedirles futuros desarrollos.

    Para mucha gente@deca :lementina acquinet, en una conferencia dadaen Barcelona acerca de la sociologa en la escuela@ y desgraciadamentepara muchos maestros, la ciencia social est contenida por entero en susperidicos, en los problemas de emancipacin que tan vivamente agitannuestra poca.

    Tdo su saber consiste en inculcar a sus discpulos sus opinionespreferidas, a fin de que causen en sus cerebros una impresinimborrable, que se implanten en ellos y se extiendan ni ms ni menos quea semean!a de una hierba parsita. Todo lo que han podido encontrar

    meor para formar libertarios, es obrar al modo de los curas de todas lasreligiones.

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    "o se dan cuenta de que forando las inteligencias seg#n su modelopredilecto, hacen obra antilibertaria, puesto que arrebatan al ni$o desdesu ms tierna infancia la facultad de pensar seg#n su propia iniciativa.

    &e insistir, no o%stante lo dico y transcrito, en que la anarqua y el

    racionalismo son una misma cosa, y asta se dir que son la verdadindiscuti%le, la ciencia toda, la evidencia a%soluta. Puestos en el carril dela dogmtica, decretarn la infali%ilidad de sus creencias.

    (as aunque as fuera, ;qu se ara de la li%re eleccin, de laindependencia intelectual del nio< i aun la li%ertad a%soluta de%era serimpuesta, sino li%remente %uscada y aceptada, si la verdad a%soluta nofuera un a%surdo y un imposi%le en los trminos fatalmente limitados denuestro entendimiento.

    o, no tenemos el dereco de imprimir en los vrgenes cere%ros infantiles

    nuestras particulares ideas. &i ellas son verdaderas, es el nio quien de%ededucirlas de los conocimientos generales que ayamos puesto a sualcance. o opiniones, sino principios %ien pro%ados para todo el mundo.$o que propiamente se llama ciencia, de%e constituir el programa de laverdadera enseanza, llamada ayer integral, oy laica, neutra oracionalista, que el nom%re importa poco. $a sustancia de las cosas+ ea lo que interesa. ' si en esa sustancia est, como creemos, la verdadfundamental del anarquismo, anarquistas sern, cuando om%res, los#venes instruidos en las verdades cientficas/ pero lo sern por li%reeleccin, por propio convencimiento, no porque los ayamos modelado,siguiendo la rutina de todos los creyentes, segn nuestro leal sa%er yentender.

    $a evidencia puede acerse inmediata. ;u clase de anarquismoensearamos en las escuelas en el supuesto de que ciencia yanarquismo fueran una misma cosa< Cn profesor comunista sealara alos nios el simplsimo e idlico anarquismo de =ropotDin. Etro profesorindividualista enseara el feroz egolatrismo de los ietzsce y &tirner, oel complicado mutualismo proudoniano. Cn tercer profesor enseara elanarquismo a %ase sindicalista influido por las ideas de (alatesta u otros.;:ul es aqu la verdad, la ciencia, para que quede esta%lecido en firme

    ese desaponderado a%surdo de lo a%soluto racionalistau no ser cuando el propagandista, el escritor, yel orador lleven all dentro de su alma un poco de am%icin y un poco dedomadores de multitudes? $a mentira, grande ya, se acrece y lo allanatodo. o ay espacio li%re para la verdad pura y simple, sencilla, difana

    de la propia independencia por la conciencia y por la ciencia propias.

    $lamarnos demcratas, socialistas, anarquistas, lo que sea, y serinteriormente esclavos, es cosa corriente y moliente en que pocos ponenreparos. Para casi todo el mundo lo principal es una pala%ra vi%rante, unaidea %ien perfilada, un programa %ien ado%ado, y la mentira sigue y siguela%orando sin tregua. !l engao es comn, es asta impersonal, como sifuera de l no pudiramos coe)istir.

    9evolverse, pues, contra la gran mentira, sacudirse el enorme peso de laerencia de em%ustes que nos seducen con el seuelo de la revolucin y

    de la li%ertad, valdr tanto como autoemanciparse interiormente por elconocimiento y por la e)periencia, comenzando a marcar sin andaderas.

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    :ada uno a de acer su propia o%ra, a de acometer su propiaredencin.

    Ctopa, se gritar. Bueno/ lo que se quiera/ pero a condicin de reconocerentonces que la vida es imposi%le sin amos tangi%les o intangi%les, seres

    vivientes o entidades metafsicas/ que la e)istencia no tendra realidadfuera de la gran mentira de todos los tiempos.

    :ontra los %itos de la su%ordinacin podrn en tal caso las msardientes predicaciones. 0riunfantes, a%rn destruido las formase)ternas, no la esencia de la esclavitud. ' la istoria se repetir asta laconsumacin de los siglos.

    $a utopa no quiere ms re%aos. -rente a la servidum%re voluntaria noay otro ariete que la e)trema e)altacin de la personalidad.

    &eamos con todo y con todos respetuosos @el mutuo respeto escondicin esencial de la li%ertad@, pero seamos nosotros mismos. Antes%ien ay que ser realmente li%res que proclamrselo. &oamos ensuperarnos y an no emos sa%ido li%ertamos. !s tam%in una secuelade la gran mentira.

    1!l $i%ertario, nm. J, 3i#n, FK agosto 464F8.

    9icardo (ella

    Las viejas rutinas!s pasmoso cmo arraigan en el espritu umano los conceptos ecos,las ideas fi#as, los pre#uicios tradicionalistas. "i#rase, que despus deadquirida una nocin cualquiera, el om%re la sigue mecnicamente, lao%edece por instinto, sin intervencin alguna del raciocinio. uien nose)aminara desde un am%iente distinto del umano, no nos distinguira delperro que ladra sistemticamente al que pasa y se umilla ante el que lepega. !n la sumisin a la costum%re nada nos diferencia de los quereputamos irracionales por la sola razn de que no los entendemos.

    &i es verdad que cualquier especie animal permanece invaria%lemente lamisma a pesar de las repetidas y continuas e)periencias ereditarias, nolo es menos que al animal@om%re casi no le a servido de nada su largae)periencia istrica, ni este mismo privilegio de registrar espiritualmentesus e)periencias. !ducado en la prctica autoritaria, no acierta conningn remedio que no sea calcado en el e#ercicio de la autoridad y en lao%ediencia a la autoridad. Instruido en el tra%a#o servil, no se le ocurreningn e)pediente que le permita tra%a#ar en li%ertad para su%venir lome#or que pueda y sepa a sus necesidades. Perro fiel a su amo, acata alcura, sirve al propietario, o%edece al #efe. &i lo sustrais a este dominio, a

    %uen seguro que no sa%r qu acer de su persona. &e encontrar comodesorientado en la inmensidad de un desierto o en el enredi#o de

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    indescifra%le la%erinto. $as vie#as rutinas son el alma del om%re y, sinellas, el rey de la creacin quedara por de%a#o de la ms ruin alimaa. $aso%er%ia umana va de tum%o en tum%o en cuanto pierde los andadores.

    uestras mismas ponderadas filosofas, nuestras pomposas ciencias, no

    son sino modulaciones so%re el eterno tema de la vida rutinaria, delpensamiento encasillado, de la accin metodizada, prisionera, sometida.$a razn y sus sutilezas slo an servido para variar asta lo infinito lasformas de la su%ordinacin y de la servidum%re.

    Por grados, los sistemas filosficos, las concepciones ideales, siemprerenovadas, an parecido ascender en direccin progresiva. Pero si se nose)amina despacio, se ve pronto que todos parten de las mismas vie#asrutinas, pasan por los mismos pre#uicios y arri%an a los mismos errores+autoridad, propiedad, casta, privilegio.

    &e toma al om%re como a un animal domestica%le. :onsecuenciao%ligada+ unos domestican, otros son domesticados/ unos mandan, otroso%edecen/ aqullos poseen, stos tra%a#an. Hay go%ernantes ygo%ernados, propietarios y proletarios/ en suma+ amos y esclavos. $ae)periencia fisiolgica y la e)periencia istrica no an dado ms de s.

    >u mpro%o tra%a#o el de llevar a las inteligencias la necesidad y la#usticia de la vida li%re? Aun en los ms clarividentes, las vie#as rutinas seatropellan con inusitado estrpito para oponerse a la utopa. !n vano serque apelis al poder de la lgica, de cuyo dominio tanto se ufana elom%re/ en vano que mostris cmo por naturaleza las fuerzasuniversales llevan en s mismas la razn de sus convergencias y de susdivergencias/ en vano que acumulis ecos, relaciones, analogas parademostrar que en la ecuacin de las actividades umanas/ la legislacin yla propiedad son en cantidades e)traas. &istemtica, mecnica yo%stinadamente, las vie#as rutinas repetirn la misma cantinela.

    ' aun cuando el espritu umano se muestra propicio a la razn y se lanzaa formular trminos de progreso, de me#oramiento, de emancipacin, noes raro ver cmo de nuevo cae en los mismos pre#uicios y reproduce lasmismas rutinas. Ba#o la promesa de li%ertad, ay siempre la sugestin de

    una nueva servidum%re/ %a#o el anuncio de la igualdad, ay siempre elfermento de nuevos privilegios. $a tradicin manda. !l domstico acata.$as vie#as rutinas prevalecen.

    0antas cuantas veces el credo social se a renovado, otras tantas acado en el autoritarismo y en la desigualdad. $entamente los factoresereditarios reco%ran su influ#o y al fin se imponen.

    !l socialismo actual es un e#emplo patente de estas reviviscencias. $aevolucin regresiva iniciada el mismo da de su nacimiento, lo conducira su total negacin. :uanto ms poderoso se ace, ms autoritario se

    torna. !s un proceso de identificacin con la rutina am%iente. &e le acepta

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    tanto ms, cuanto ms se le acomoda a la tradicin autoritaria,fuertemente arraigada en las gentes de todas las calaas.

    !l perro contina ladrando al que pasa y lamiendo la mano al que pega.

    ;!volucin progresiva< &in duda. (as en el correr de los tiempos lampro%a la%or emancipadora apenas se advierte/ >tan ferrados estamos ala sinrazn de nuestra razn y al oropel de nuestra ciencia? !s dificil sernuevo con todo el %aga#e tradicional a cuestas, arriesgando ponersedelante de la corriente de los siglos, temerario lanzarse al ignoto futuro.(s fcil y ms cmodo y ms tranquilo es de#arse conducir y %ailar alson que nos tocan. 0enemos demasiado de re%ao. ' los ay que tienenmuco de danzantes. o faltan tampoco los malos cmicos ni los cnicose)plotadores de la ignorancia y de la simpleza popular.

    ;*ida li%re< ;Igualdad de condiciones< ;&olidaridad umana< >Ba?

    "esvaros de manicomio. $as vie#as rutinas/ eso es lgica, sa%idura yciencia.

    (aana como oy, y oy como ayer, quieren los im%ciles que el perroladre al que pasa y lama la mano al que le pega.

    Aunque el perro se llame om%re.

    1Accin $i%ertara, nm. 4, (adrid, FJ mayo 464J8.

    9icardo (ella

    Cmo se afirma un mtodo9icos somos en ideas, po%res en ecos. Hasta la razn llegan con%astante facilidad los teoremas de la lgica ideal/ ms el rigorismo de laprctica encuentra difcilmente ancos caminos donde espaciarse. $osque de#amos vagar la imaginacin por el edn del porvenir soado, >concunta frecuencia en la %rutal realidad damos de %ruces sin percatamosde la irreducti%le contradiccin de nuestra conducta?

    Propagadores de ideales nuevos, ponemos casi siempre manos a la o%rasin que acertemos a diferenciamos, en los detalles mil de la realidad, deaquellos otros que, fieles a la rutina, piensan y sienten y e#ecutan alunsono como modelados e inspirados por la ms ntima concordanciaentre la idea y el eco. :ristalizan stos en el pasado/ se estn formandoaqullos con los yugos del presente y las %risas del porvenir. &omos eloy que suea en el maana. >u muco que la contradiccin seaflagrante?

    (as en el imperio de la razn, la consecuencia o%liga. Hay necesidad de

    que al idealismo declamatorio, al continuo proclamar las e)celencias deun principio, al reiterado pregn de las aspiraciones nuevas, respondan

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    los ecos afirmando con su lgica cerrada aquellos o aquel mtodosegn que la vida futura a de desenvolverse a la medida de nuestrasconcepciones.

    "e todas las craciasy de todos los ismosque determinan nuestra

    mentalidad o nuestro ideal, son los ms eficaces aquellos que encuentranmantenedores decididos en el terreno de la prctica. Cna democracia quegana en #erarquas a los mismos poderes caducos/ un socialismo que enmateria de disciplina no tiene nada que envidiar al e#rcito me#ororganizado/ un anarquismo que, pasndose de listo, esta%leceoligarquas disimuladas, podrn vivir saturados de grandes, muy grandesideas, pero no acertarn #ams a afirmar su grandeza en el am%iente de lavida, no lograrn #ams traducirse en ecos, sugestionando yarrastrando tras s a la gran masa que carece de tiempo para entregarse aestudios filosficos.

    Hay un li%ro inmenso, ms elocuente que ninguno+ el li%ro de todos, de lae)periencia de todos. ue vayan unos cuantos a %uscar entre las pginasdel po%re sa%er umano la esencia misma de todas las razones+ siemprela inconta%le mucedum%re quedarse a oscuras si esas razones no selas escri%e en el li%ro universal de la realidad am%iente, de la prcticacotidiana.

    :aen, pues, las democracias porque el ideal no tiene traduccin eficaz enla e)periencia, porque la realidad no corresponde a lo soado, auncuando aqulla sea fiel trasunto de un principio filosfico %ien preciso.-racasa el socialismo cuando las gentes se percatan de que los adeptosde la %uena nueva social no son sino tristes plagiarios de las cosas deantao y de las cosas de ogao. -racasa igualmente el anarquismocuando, a poco que se urgue, se encuentra en sus mantenedores,pr)imo a la corteza li%ertaria, el material leoso y el corazn delautoritarismo.

    :onfiados todos en que el milagro de la transformacin se verifique comopor encanto, damos riendas sueltas a las pala%ras %ellas, a lasdeclaraciones tri%unicias, a las ardorosas afirmaciones de la eternaaspiracin, sin que en la realidad se produzca ni un solo conato de

    e)periencia del mtodo, de prctica del principio. ' aun para engaarnos,%uscamos fciles e)plicaciones a nuestra falta de correlacin y creemosa%erlo eco todo cuando nos lavamos de toda culpa en el ordn delmedio am%iente.

    !n realidad de verdad, no se afirma as el porvenir. Buenas son lasrazones que sensi%ilizan el entendimiento/ me#ores los ecos que en lse gravan para no %orrarse #ams. o es suficiente para afirmar laaspiracin anarquista aducir razones so%re razones y amontonar lasprue%as dialcticas. !n este terreno permanecera muco tiempo comodiletantismo de un puado de innovadores. !s necesario, adems, que

    los adeptos de aquel ideal lleven a la vida ordinaria, so%re todo a la vidasocietaria, las prcticas, todas las prcticas posi%les del mtodo

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    preconizado. !s necesario que vean las gentes y cien grupos, unaasociacin grande o cica y una o ms federaciones de grupos, decolectividades, cualquiera que sea su naturaleza y cualesquiera que seansus fines. !s necesario que vean las gentes cmo sin previosreglamentos y sin imposiciones del nmero los om%res pueden

    coordinar sus fuerzas y realizar una la%or comn. !s necesario que veanlas gentes cmo la solidaridad puede ser un eco, con las limitacionesnaturales del !stado social presente, sin esas monstruosas ordenanzasque van sealando paso a paso y minuto a minuto el modo y la forma deque el individuo traduzca aquello mismo que lleva en su constitucin y ensu sangre y, por aadidura, en su entendimiento. !l anarquismo, comocualquiera otra doctrina, a de llegar a la universalidad de las gentes porla mediacin de la e)periencia. !s indispensa%le que se le lea en estegran li%ro, ya que, por otra parte, no todos pueden ir a %uscado en lostratados de filosofa o de ciencia.

    $arga, muy larga, ser quiz esta o%ra. 0an larga como se quiera,demanda toda nuestra paciencia, y toda nuestra perseverancia. !s ascomo se afirma un mtodo y es as como quisiramos ver a cadamomento traducido el ideal.

    Ba#o ningn prete)to es disculpa%le que llevemos en los la%ios la pala%ralibertadsin que los ecos respondan de que son sinceras. o aymotivo de tctica, ni e)cusa de gastada a%ilidad que impida a unanarquista, cuando realiza una o%ra de asociacin, de propaganda o de loque fuere, realizarla conforme al mtodo que ensalza y encomia.

    &omos ricos en pala%ras y en ideas. &eamos ricos en ecos, que es ascomo me#or se afirma el ideal.

    1Accin $i%ertaria, nm. F7, (adrid, J octu%re 464J8.

    9icardo (ella

    La bancarrota de las creencias

    $a fe tuvo su tiempo/ tuvo tam%in su quie%ra ruidosa. o quedan en piea estas oras sino solitarias ruinas de sus altares.

    &i preguntis lo mismo a las gentes cultas que a las que llevan todavataparra%o intelectual, y quieren contestaros en conciencia, os dirn quea muerto para siempre la fe/ la fe poltica, la fe religiosa, asta la fecientfica, que a defraudado tantas esperanzas.

    (uerto todo el pasado, las miradas giraron anelantes acia el solnaciente. $as ciencias tuvieron sus imnos triunfales. ' sucedi que lamultitud diose nuevos dolos y aora mismo andan los conspicuos de las

    creencias nuevas predicando a diestro y siniestro las e)celsas virtudesde la dogmtica cientfica. $a peligrosa logorrea de encomisticos

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    ad#etivos, la carla sempiterna de los sa%ios de guardarropa, nos poneen trance de que con razn se proclame la %ancarrota de la ciencia.

    !n realidad, de verdad, no es la ciencia la que quie%ra en nuestros das.o ay una ciencia/ ay ciencias. o ay cosas aca%adas/ ay cosas en

    perpetua formacin. ' lo que no e)iste no puede que%rar. &i sepretendiera todava que aquello que est en constante ela%oracin,aquello que constituye o va constituyendo el caudal de losconocimientos, ace %ancarrota en nuestra poca, demostraranosnicamente quien tal di#ere que %usca%a en las ciencias lo que ellas nopueden darnos. o quie%ra la la%or umana de investigar y conocer/ loque quie%ra, como antes que%r la fe, son las creencias.

    $a comodidad de creer sin e)amen o despus de deli%eracin madura,unida a la po%reza de la cultura general, a dado por resultado que a la feteolgica aya sucedido la fe filosfica y ms tarde la fe cientfica. As, a

    los fanticos religiosos y a los fanticos polticos siguen los creyentes enuna multitud de ismosque si a%onan la mayor riqueza de nuestrosentendimientos no acen sino confirmar las atvicas tendencias delumano espritu.

    ;Pero qu significa el clamoreo que a cada paso se levanta en el seno delos partidos, de las escuelas y de las doctrinas< ;u ese %atallar sintregua entre los catecmenos de una misma Iglesia< !s sencillamente,que las creencias quie%ran.

    !l entusiasmo del nefito, el santo y loco entusiasmo, for#a nuevasdoctrinas, y las doctrinas nuevas creencias. &e anela algo me#or, sepersigue lo ideal, se %usca no%le y elevado empleo a las actividades, yapenas eco ligero e)amen, si se da con la nota, que repercutearmnicamente en nuestro entendimiento y en nuestro corazn, se cree.$a creencia arrastrndose entonces a todo, dirige y go%ierna nuestrae)istencia entera/ a%sor%e todas nuestras facultades. o de otro modo escomo las capillas, como las iglesias, cicas o grandes, se alzanpoderosas por todas partes. $a creencia tiene sus altares, tiene su culto,tiene sus fieles, como los tuvo la fe. (as ay una ora fatal, inevita%le, deinterrogaciones temi%les. ' esta ora luminosa es aqulla en que un

    pensamiento maduro se pregunta a s mismo la razn de sus creencias yde sus amores ideolgicos.

    $a pala%ra ideal, que era algo as como la ne%ulosa de un "ios en cuyoaltar quem%amos el incienso de nuestros entusiasmos, se %am%oleaentonces. (ucas cosas se desmoronan dentro de nosotros mismos.*acilamos como edificio cuyos cimientos flaquearon. &entamonosmolestos con los compromisos de partido y de opinin, tal como sinuestras propias creencias llegaran a convertirse en ataderoinaguanta%le. :reamos en el om%re, y ya no creemos. Afirm%amos enredondo la virtud mgica de ciertas ideas, y ya no osamos afirmarla.

    3oz%amos el entusiasmo de una regeneracin positiva inmediata, y yano la gozamos. &entimos miedo de nosotros mismos. >u prodigioso

  • 5/28/2018 Mella, Ricardo - Divagaciones sobre la Enseanza

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    esfuerzo de voluntad para no caer en la ms espantosa vacuidad de ideasy de sentimientos?

    All va la multitud arrastrada por la ver%osidad de los que no llevan nadadentro y por la ceguera de los que se creen repletos de grandes e

    incontesta%les verdades. All va la multitud prestando con lainconsciencia de su accin vida aparente a un cadver cuyoenterramiento slo espera la voluntad fuerte de una inteligencia genialque arranque la venda de la nueva fe.

    Pero el om%re que piensa, el om%re que medita so%re sus opiniones yactos en la silenciosa soledad a que le lleva la insuficiencia de lascreencias, es%oza el comienzo de la gran catstrofe, presiente la%ancarrota de todo lo que mantiene a la umanidad en pie de guerra y seaperci%e a la reedificacin de su espritu.

    $as polmicas ruidosas de los partidos, las diarias %atallas depersonalismos, de enconos, de odios y de envidias, de vanidades y deam%iciones, de las pequeas y grandes miserias que cogen al cuerposocial de arri%a a%a#o, no significan otra cosa sino que las creenciasacen quie%ra por doquier.

    "entro de poco, tal vez aora mismo, si profundizramos en lasconciencias de los creyentes, de todos los creyentes, no allaramos msque dudas e interrogaciones. :onfesaran pronto sus incertidum%restodos los om%res de %ien. &lo quedaran afirmando la creencia cerradaaqullos que de afirmarlo saquen algn proveco, del mismo modo quelos sacerdotes de las religiones y los augures de la poltica continancantando las e)celencias de la fe que aun despus de muerta les da decomer.

    ;!s acaso que la umanidad va a precipitarse en el a%ismo de lanegacin final, la negacin de s misma