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Materiales de lectura sencillos para adultos: preparación y empleo

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Guías prácticas

para la educación extraescolar - 3

En esta colección

1. Películas fijas: utilización, evaluación y producción. 2. Las cartillas de alfabetización : preparación, evaluación y empleo, por Karel Neijs. 3. Materiales de lectura sencillos para adultos: preparación y empleo.

Materiales de lectura sencillos para adultos

preparación y empleo

Unesco

Publicado en 1963'por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura Place de Fontenoy, Paris 7e

Impreso por Imprenta Winterthur, Winterthur (Suiza)

© U n e s c o 1963 E D . 63/ XIII. 3/S

Prefacio

Este tercer título de la colección, al igual que los volúmenes precedentes, pretende constituir una aportación de utilidad práctica inmediata para los maestros y administradores de los programas de educación para adultos. Fruto de la colaboración de diversos autores, fue concebido en su plan inicial por la Secretaría de la Unesco, de acuerdo con el Sr. Charles Richards, OBE, director del East African Literature Bureau. El Sr. Mushtag Ahmed, de la India, preparó un primer proyecto, que fue revisado a la luz de los comen­tarios y añadidos del Sr. Seth Spaulding, de la Oficina de Educación, Washing­ton, y del Sr. Charles Richards. El proyecto revisado sirvió como documento de trabajo para los participantes y el personal del seminario de la Unesco sobre producción de textos para personas que acaban de aprender a leer, celebrado en Kenia y Uganda, del 16 de julio al 3 de agosto de 1962. El Sr. Seth Spaulding dirigió dicho seminario, y los Sres. Charles Richards y Mushtag Ahmed asistieron en calidad de consultores. Durante el seminario, el pro­yecto revisado fue objeto de estudio y discusión. La versión definitiva que presentaron se basa en dicho proyecto, asi como en la experiencia y los comentarios recogidos en el seminario. La Srta. Yudelowitz, miembro del East African Literature Bureau, colaboró en la preparación de las ilustraciones del presente manual.

No se pretende que este manual contenga todo aquéllo que debe saberse acerca de la redacción y edición de materiales para personas que acaban de aprender a leer. Se lo presenta como una gula de los métodos de redacción y de los procedimientos de edición ensayados en diversos países y que han mostrado su eficacia. Las personas que utilicen la guía tendrán presente que lo que en ella se recomienda deberá adaptarse a las circunstancias y necesi­dades de carácter local.

Quienes deseen obtener mayor información podrán encontrarla en las obras indicadas en la bibliografía. Llamamos su atención, asimismo, sobre las precedentes publicaciones de la Unesco relativas a esta materia, especial­mente: Materiales de lectura para personas que acaban de aprender a leer (Monografías sobre educación fundamental — XII); "Oficinas de publi­caciones y centros de producción" (Revista Analítica de Educación, vol. VI, n.° 2, febrero de 1954); La Enseñanza de la lectura y de la escritura por el finado William S. Gray (Monografías sobre educación fundamen-

tal— X); y Las cartillas de alfabetización: preparación, evaluación y empleo, por Karel Neijs (Guías prácticas para la educación extraescolar — 2).

El capitulo consagrado a la "prueba" de los manuscritos requiere una explicación. Este concepto se aplica a los ensayos que realiza el personal encargado de la preparación de este tipo de literatura sobre la reacción que el mismo provoca en los lectores, y que permite valorar su eficacia, tanto desde el punto de vista de su presentación como de su contenido, para una clase especial de lectores. El concepto de prueba o test se utiliza, por lo tanto, en el sentido de un ensayo para un fin limitado y concreto, y no en el más amplio y profundo de las técnicas utilizadas por la psicología.

La Unesco quiere dejar constancia de su gratitud a todos aquéllos que han colaborado en este manual y muy particularmente aISr. Charles Richards que preparó la versión definitiva.

índice

1. Los lectores y los textos que necesitan 9 2. Materiales legibles y capacidad de lectura 23 3. La selección de temas 26 4. El escritor y sus colaboradores 31 5. Preparación de un texto 34 6. Redacción: vocabulario y estilo 40 7. Problemas relacionados con los idiomas y la traducción . 49 8. Las ilustraciones 52 9. Ensayo de los textos e ilustraciones 61

10. Del original al producto acabado 69 11. La edición c o m o cometido de una oficina de publicaciones . 79

Apéndice. Encuesta sobre avicultura: guía para entrevistas . 92

Bibliografía 96

1 Los lectores y los textos que necesitan

Los lectores

El presente manual está destinado a servir de guía de trabajo o manual práctico a quienes escriben, ilustran o editan textos de lectura para las personas que acaban de aprender a leer.

En varias partes del m u n d o , muchísimos jóvenes abandonan la escuela primaria al cabo de pocos años de estudio y vuelven a integrarse en grandes comunidades analfabetas. Si no tienen algo que leer, casi todos ellos olvidarán lo que han aprendido.

En donde se organizan campañas de alfabetización para adultos y jóvenes que nunca habían asistido a la escuela, los que terminan las clases, tal vez poseedores de un certificado de estudios, en general sólo son capaces de leer un texto muy sencillo y no se encuentran en condi­ciones de poder leer con facilidad, por placer y provecho.

A estas dos grandes categorías de "lectores principiantes" —es decir, los que han recibido una enseñanza primaria rudimentaria y los que han asistido a clases para adultos— deben añadirse las personas empren­dedoras que han aprendido a leer por sí mismas o con la ayuda de amigos.

Hasta la expresión "lectores principiantes" resulta confusa porque se trata muchas veces de personas que han aprendido a leer hace algún tiempo pero que, por falta de práctica, nunca pasaron de una limitada aptitud, o suelen haberla perdido en gran parte.

Entre estos lectores figuran hombres y mujeres, niños y niñas, que viven en comunidades y ambientes distintos, tanto rurales c o m o urbanos, y se ganan la vida de diversa manera. Por esto, su experiencia de la vida, sus intereses y necesidades son diferentes.

Algunos tienen grandes deseos de leer y compran y absorben todo lo que pueden encontrar. Otros muestran poco interés y sólo se deciden a leer cuando el texto disponible es realmente atractivo o guarda alguna relación directa con su vida.

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Los lectores y los textos que necesitan

Material de lectura necesario

Sin embargo, hay algo que tienen en c o m ú n todos aquéllos que están aprendiendo, o han aprendido hace poco, a leer o escribir, y es la nece­sidad cada vez mayor de tener material de lectura interesante, apropiado y a m e n o . La Conferencia de Estados Africanos sobre el Desarrollo de la Educación en África, que se reunió en Addis Abeba en mayo de 1961, llegó a sostener que "no conviene iniciar campañas de alfabetización de adultos antes de que se pueda producir de m o d o regular una cantidad suficiente de textos atractivos e interesantes, destinados a los que han aprendido a leery alcanzado diferentes niveles de instrucción"1. A u n q u e no pueda realizarse este ideal, las campañas de alfabetización no deben iniciarse sin que se haya previsto lo necesario, o c o m o parte del plan de campaña, con respecto a personal y fondos para lograr que se produzca material de lectura destinado a los que han aprendido a leer reciente­mente, que será ensayado previamente con grupos experimentales antes de ser revisado e impreso en gran cantidad.

El presente manual se refiere al material de lectura y no al material para enseñar a leer. N o se puede hacer una distinción tajante entre estas dos categorías, porque el material de lectura tiene que cumplir una fun­ción complementaria: mejorar la capacidad del lector principiante y comunicar conocimientos teóricos y prácticos. Pero tal vez sea mejor que nos limitemos a los textos de lectura destinados a ser utilizados fuera de las clases escolares y de los cursos de alfabetización.

El manual se refiere al propio tiempo al material de lectura para per­sonas que tienen una limitada aptitud para leer, y no a la literatura de carácter general, asequible al público lector, aunque tampoco en este caso pueda establecerse una distinción clara. Está destinado a estable­cer un vínculo entre los libros elementales de enseñanza primaria y los libros, periódicos y otras publicaciones m á s avanzadas que se leen nor­malmente por el placer o el provecho que proporcionan2.

Material de lectura y medios auxiliares audiovisuales

Por material de lectura se entiende todo aquel material que se sirve de la palabra escrita c o m o medio primario de comunicación de ideas. El presente manual no se ocupa de los medios auxiliares audiovisuales que utilizan principalmente ilustraciones, fotografías o la palabra hablada. T a m p o c o en este caso pueden fijarse con precisión los límites.

En primer lugar, las historietas ¡lustradas o los libros de imágenes, por ejemplo, confían ampliamente en las ilustraciones para transmitir su mensaje; cuando llevan un texto escrito quetiene cierta hilación, pueden ser considerados c o m o material de lectura.

En segundo lugar, hay a m e n u d o una relación útil entre el material de lectura y los medios audiovisuales, especialmente cuando se usan a la

1. Unesco Conference of African States on the Development of Education in Africa, Addis Abeba, 15 a 25 de mayo de 1961. Final Report, Paris, 1961, capitulo Vil, párrafo 23.

2. Barker, R. F. ¿e livre dans le monde. Unesco, París, 1957, 115 págs. (Zambien publicado en Inglés.)

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Los lectores y los textos que necesitan

vez diversos medios para tratar una idea o un tema, cuando se presenta una película, o se acompaña, con algún material escrito, o cuando un grupo de oyentes de radio recibe un texto escrito complementario.

En resumen, el presente manual trata del material de lectura que guarda relación con los medios audiovisuales, pero no de la preparación de guiones para películas, programas de radio, carteles, etc., en sí mismos .

Textos necesarios

Libros y folletos: libros de ocho o m á s páginas; opúsculos y folletos que tratan de un tema breve; libros de imágenes e historietas ilustradas. Periódicos, revistas y diarios murales. D e estos últimos no se ocupa detalladamente este manual, pero gran parte de lo que en él se dice acerca de las condiciones de lectura y presentación puede aplicarse igualmente a este material.

Fines del material de lectura

Los textos de lectura destinados a lectores principiantes pueden tener una diversidad de fines; las circunstancias de carácter local determina­rán la proporción y el orden en que deben abordarse. Esos fines pueden incluir: Mejora progresiva de la aptitud para leer (velocidad y comprensión). Entretenimiento Suministro de informaciones y conocimientos útiles. Enseñanza de aptitudes y técnicas. Introducción de nuevas ideas y formación de opiniones. Formación, modificación o alteración de las actitudes (por ejemplo el

pensamiento científico, comprensión internacional, tolerancia reli­giosa).

Desarrollo del juicio y de las facultades de discernimiento y crítica. Cabe distinguir dos objetivos: el primero consiste en publicar lo que

la gente desea leer, el segundo en publicar lo que uno cree que la gente debe leer. Si se da excesiva importancia al primero, se podría llegar a producir textos de deficiente calidad y contenido; si al segundo, textos instructivos pesados, que no estimularán la afición a leer. U n programa de publicaciones preparado con imaginación y relacionado con los in­tereses, aptitudes y necesidades de los lectores combinará los dos ob­jetivos. Es importante recordar que el material de lectura puede propor­cionar la información necesaria y ser, al m i s m o tiempo, agradable y de s u m o interés.

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Los lectores y los textos que necesitan

Centro Regional de Educación Fundamental para América Latina. Mi amigo Fortino. Michoacán, México, 1953, 35 p.

Puede verse aquí un ejemplo de los resultados que pueden lograrse con un método de hacer ilustraciones interesantes a bajo costo. El método conocido

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Los lectores y los textos que necesitan

El ejido

Las haciendas fueron repartidas.

Los peones recibieron parcelas.

Sentirse dueños de la tierra que trabajan, les daba una alegría que no habían conocido.

Se sentían con más confianza en sí mismos.

Eran hombres libres, dueños de un pedazo del suelo de México.

con el nombre de Oberwager consiste en un clisé de cera en el que se graba la imagen que se quiere reproducir. Partiendo de ese clisé se hace un clisé de cola fundida que, una vez enfriado y solidificado, se convierte en un clisé de imprenta del que se sacan copias.

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Los lectores y los textos que necesitan

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Ehue, anyengek! Memuomua me nye.

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Aboagye, P. A . K . Sele Bie Kyekye £ Relé Ahaa, Accra, Oficina de Lenguas de Ghana, 1961, 41 p.

En este folleto de producción local aparecen entretenidas ilustraciones, que se distinguen por la sencillez de su trazo y su interés. Se hace hincapié en la lectura por puro placer.

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Los lectores y los textos que necesitan

y

A SEQUEL TO'PETER ANP SEIVA

Aretoa, Wiriamo. Peíe/- returns to Seiva, North Sydney, Oficina de la Comisión de Literatura del Pacífico Meridional, 1961, 76 p.

Tal c o m o lo deja entrever la cubierta, este libro se aparta de los temas c o m ú n ­mente elegidos para los que acaban de aprender a leer. Idilios y aventuras son los principales elementos de esta novelita moderna, cuya acción se sitúa en el Pacífico Sur.

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Los lectores y los textos que necesitan

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Unesco/Proyecto de educación fundamental del gobierno de Ceilán, King Dutugemenu, Ceilán, Imprenta del Gobierno, 1953, 47 p.

Uso de material indígena que se distingue por caracteres grandes y claros, buena presentación tipográfica e impresión, y simplificación de los detalles ilustra­tivos.

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Los lectores y los textos que necesitan

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Sharma, Lakashumi Narain. The United Nations, Nueva Delhi, R . T . P., 1957, 20 p. Librito editado en hindi para los que acaban de aprender a leer, en el que se describe, en un lenguaje muy fácil, la evolución de las Naciones Unidas y las ideas que la inspiran.

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Los lectores y los textos que necesitan

GTCUNJT KTA MÜGWANIA— ÜRTA KARANJA ERUTIRE KÜÜRAGA NGI

Karanja níaathomire ¡buku rîake.

Níaathomire ühoro w a küüraga ng¡.

Ibuku ríandíkítwo üü;

" W a h o t a küüraga ng¡ na n d a w a .

H a k a n d a w a rüthingo-iní rúa n y ü m b a .

N d a w a nííküüraga ng¡ rûthingo-inï rúa n y ü m b a . "

M ü t u m i a w a Karanja nake akiuga,

"TürT na n d a w a .

Twagürire n d a w a rîrïa twarî na ühere.

Tükühaka n d a w a rüthingo-iní rüa n y ü m b a .

N Ï tüküüraga ngi rüthingo-iní rüa n y ü m b a . "

Karanja Mündü Müügi (El sabio m a g o Karanja). Forma parte de una colección de higiene y agricultura en kikuyo, kamba y lue, con ilustraciones de William Ogutu. Editado por la Oficina de Literatura del África Oriental de Nairobi (Kenia).

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Los lectores y los textos que necesitan

xxxv -ARROW-September I96I

Price 20 cents

PUBLISHED NINE TIMES A YEAR FOR THE GOVERNMENTS OF KENYA. TANGANYIKA. U G A N D A A N D ZANZIBAIl

Mrs. Flora Avuaguto at work on a head which she has made of clay You can read all about her on page 7

(Photo: Kenya Information

IN THIS ISSUE:

The Three Presents W h y D o W e G r o w Old? Timber _„ . _ . . First Course at College of

Social Studies N e w s Shorts

A Head Maker ..... Shell Money ... . . It's a Fact That . . . The Engine Driver's Problem . Y o u Want to K n o w W o r d List

Arrow. Revista publicada nueve veces al año para Kenia, Tanganyika, Uganda y Zanzíbar. Esta revista fue iniciada por la Oficina de Publicaciones del África Oriental y se distribuye en las escuelas, pero la leen tanto los adultos c o m o los niños. Actual­mente se ha hecho cargo de la revista un editor comercial: D . A . Hawkins Ltd. de Nairobi.

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Los lectores y los textos que necesitan

Les principaux régimes alimentaires. Folleto editado por el Servicio de Centros Sociales Educativos de la Educación Nacional en Argelia. Forma parte de una serie sobre higiene, economía d o m é s ­tica y otros temas útiles, que se distingue por los caracteres grandes y claros, buena presentación tipográfica e impresión, y por sus entretenidas ilustraciones.

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Los lectores y los textos que necesitan

LA DIARRHEE

Avoir la diarrhée, c'est avoir des selles liquides et nombreuses.

C'est une maladie grave.

Elle est très dangereuse en été, surtout chez les jeunes enfants.

Il faut la soigner tout de suite.

En attendant le médecin, commencer le régime suivant :

- arrêter de boire du lait pendant tout le temps de la diarrhée.

- rester à la diète, mais boire de l'eau bouillie, de l'eau d'Evian, de l'eau de riz, de l'eau de carottes, de la verveine.

Quand la diarrhée s'arrête :

- pour bébé : redonner du lait, mais remplacer une ou deux tétées par un ou deux biberons d'eau de riz ou d'eau de carottes.

- pour les g r a n d e s p e r s o n n e s : recommencer à manger quelques pâtes, du riz, des purées, des laitages.

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Los lectores y los textos que necesitan

LEVEL " A " PILOT ISSUE

Bfew© 1F®IF ¥ ® M M A Y 24, 1961

Pioneers of the Sky

Do you know who these two men are? They are pioneers. They are pioneers in the sky above us.

THE M A N ON THE RIGHT

The man on the right became famous 34 years ago. He was the first man to fly across the Atlantic Ocean alone. He made the trip in 1927. He flew in a small airplane called "The Spirit of St. Louis." His trip lasted 30 hours. His name is Charles A . Lindbergh.

THE M A N O N THE LEFT

The man on the left became famous last month. He is the world's first "space m a n . " H e was shot into space on

(please turn the page)

News for you. Publicación semanal para adultos que asisten a los primeros cursos de inglés, editada por Robert S . Laubach, Syracusa, Nueva York, Estados Unidos de América.

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2 Materiales legibles y capacidad de lectura

Materiales legibles

¡Los materiales de lectura deben ser legibles! La cosa parece obvia, pero, por desgracia, en muchos países los materiales destinados a las personas que acaban de aprender a leer resultan con demasiada fre­cuencia inservibles debido a su pesadez y falta de atractivo.

¿Qué quiere decir "legible"? En términos sencillos, un material de lectura es legible si pueden leerlo y comprenderlo los lectores a quienes va destinado, es decir, si les transmite su mensaje. Esta condición se cumple cuando la dificultad del material no excede de la capacidad del lector. En otras palabras, existen dos factores variables: la dificultad del material y la medida en que sabe leer el lector.

"Dificultad" del material

Existen varios factores que hacen que un texto sea fácil o difícil de leer: a) la sencillez o la complejidad del tema; de las ideas y del vocabulario y del estilo empleados para expresarlas; b) la medida en que el lector conozca el tema y el vocabulario empleado.

Existe también el factor de la presentación, es decir, la forma en que se imprime e ilustra el libro. Pero éste es un tema que habrá de tratarse m á s adelante en el manual.

N o es preciso añadir aquí nada m á s en relación con el vocabulario y el estilo, cuestiones de las que se habla con m á s detalle en el capítulo 6. Pero con respecto a los otros factores, al escribir materiales para per­sonas que acaban de aprender a leer deberá ante todo conocerse per­fectamente el tema sobre el que se va a escribir y decidir después el grado de sencillez o de complejidad con que habrá de tratarse y, en par­ticular, qué clase de información es adecuada o necesitan conocer sus lectores. Si el autor ha dominado así su tema y sabe ponerse en c o m u ­nicación con su público, se dará cuenta de que existe una g a m a sor­prendentemente amplia de conocimientos que pueden exponerse en un lenguaje claro y sencillo.

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Materiales legibles y capacidad de lectura

Capacidad de lectura

La capacidad de lectura es un factor variable. En realidad, va desde el cero (analfabetismo total) hasta un nivel máximo difícil de valorar (por ejemplo, la capacidad para leer libros especializados escritos en lenguaje filosófico o científico difícil). Pero lo que nos interesa no es ninguno de estos dos extremos, sino la limitada capacidad de lectura de las personas que acaban de aprender a leer.

Apreciación del grado de capacidad de lectura

A menos que se conozca ya la capacidad de lectura en una zona deter­minada (por ejemplo, a base de las pruebas ordinarias utilizadas en las escuelas primarias y la expedición de certificados de alfabetización para adultos), puede resultar útil realizar una prueba sencilla con un grupo escogido de personas que acaban de aprender a leer. Basta para ello un pasaje típico escrito con un vocabulario y en un estilo sencillo e impreso en una sola hoja en los tipos normales para los materiales de lectura corrientes. A la vuelta figuran una serie de preguntas que permitirán apreciar el grado de comprensión del lector respecto a lo que acaba de leer. Las preguntas deben redactarse y combinarse de tal m o d o que el lector sólo pueda contestarlas si ha comprendido el texto, y no recu­rriendo a sus conocimientos generales o a su capacidad de adivinación. Suelen hacerse también algunas preguntas que den indicaciones sobre la biografía y conocimientos del lector.

Los maestros o el personal de desarrollo de la comunidad pueden someter a esta prueba a un grupo de unas cien personas. Para ello se les debe explicar de antemano el sistema, que consiste esencialmente en lo siguiente: Pedir a los examinandos que lean en voz alta el texto (apuntar el tiempo

que tardan e indicarlo después a la vuelta de la hoja). Hacer luego que lo lean en silencio. Cuando el examinando ha devuelto la hoja, hacerle las preguntas pre­

vistas y apuntar sus respuestas. Hacerle entonces las preguntas sobre su biografía y conocimientos y

apuntar las respuestas en los lugares correspondientes. Los resultados de la prueba pueden analizarse igual que en cualquier examen escolar ordinario, comunicándose después dichos resultados a los autores y redactores del servicio de publicaciones. También les será útil a éstos asistir a algunos exámenes de ese tipo, para apreciar perso­nalmente la capacidad de sus futuros lectores.

En ciertas regiones puede encargarse de estos exámenes o pruebas el personal de la campaña de alfabetización, que pondrá después los resul­tados a disposición de las editoriales o servicios de publicaciones.

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Materiales legibles y capacidad de lectura

Evaluación del grado en que son legibles los materiales de lectura

D e todos m o d o s , se recomienda a quienes publican materiales de lec­tura para personas que acaban de aprender a leer, que adopten el sen­cillo sistema descrito en el capítulo 9 de este manual con el fin de cer­ciorarse de que los textos resultan inteligibles para sus futuros lectores antes de aceptarlos para su publicación.

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La selección de temas 3

Por quién y cómo se seleccionan

En todo organismo dedicado a producir materiales de lectura deberá haber una persona o comité encargado de pronunciarse sobre los mate­riales que hayan de publicarse. Las decisiones podrán ser de dos clases: a) las relativas a la producción de materiales considerados c o m o nece­sarios; b) las concernientes a los materiales presentados para su publi­cación eventual, se trate de textos originales en forma provisional o definitiva o de proyectos de textos oficiales (de los ministerios o depar­tamentos) que deban ponerse en conocimiento del público en forma escrita.

Estudio de los intereses de los lectores

En una sociedad donde haya muchas personas instruidas los editores conocen por experiencia los gustos de los lectores en lo que se refiere a los temas y a los autores preferidos, y seleccionan entre los originales que se les remiten los que, a su juicio, gustarán m á s a los lectores. Sus decisiones dependen también de las cifras de venta y se toman teniendo en cuenta qué clase de libros se han vendido mejor hasta la fecha. Los editores tienen también presente la evolución de los acontecimientos, esforzándose en determinar cuáles han de suscitar m á s probablemente el interés de los lectores. Al propio tiempo registran las tendencias a base de las cuales se puede predecir el carácter de la demanda ulterior. En cambio, cuando se trata de producir libros para personas que acaban de aprender a leer la situación es a menudo m u y diferente. Al principio los editores (oficiales o privados) conocen mal las preferencias de los lectores y no saben qué autores podrán escribir de m o d o que los temas resulten comprensibles. Cuestiones ambas que exigen técnicas espe­ciales.

El estudio de las preferencias de los lectores plantea varios problemas. En primer lugar, un tema puede interesar a un amplio sector o solamente a una minoría de lectores (por ejemplo a los apicultores, los mecánicos,

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La selección de temas

etcétera). Porsupuesto no existe ningún procedimiento totalmente seguro para saber, antes de disponer del original de un libro, si el tema será de interés para los lectores. Basta muchas veces con leer los libros sobre el mismo tema para ver que uno es claro y el otro obscuro, que uno resulta fascinante y el otro aburrido, uno útil y el otro sin valor práctico, uno veraz y el otro lleno de inexactitudes. Un tema normalmente aburrido podrá resultar interesante tratado por un autor de talento y viceversa. También pueden existir "verdaderas preferencias", en potencia, que no son "preferencias sentidas", y que, por lo tanto, no serán indicadas por los futuros lectores. Cuando la producción de materiales de lectura va ligada a la labor de desarrollo de la comunidad, el programa de produc­ción puede tener, entre otros, el objetivo de suscitar el interés de los lectores por ¡deas o técnicas nuevas que nunca les había interesado y, en definitiva, de fomentar nuevas preferencias.

Se ha intentado estudiar las preferencias de los lectores aplicando técnicas sencillas de sondeo de la opinión, y principalmente pregun­tando a un grupo de lectores posibles qué temas de lectura les interesan m á s . Donde existen bibliotecas, puede pedirse a los bibliotecarios, dán­doles incluso indicaciones al efecto, que estudien las preferencias de los lectores y las comuniquen a los editores.

En un estudio realizado en Costa Rica y México, en 1953, por la Prensa de Educación Fundamental en América Latina se enumeran las siguien­tes preferencias de los nuevos lectores: Costa Rica: 1. Historia (relatos); 2. Higiene; 3. La casa; 4. Los cultivos;

5. Leyendas. México: 1. Historia (relatos); 2. Higiene; 3. La casa; 4. Leyendas; 5. Los

cultivos. En un estudio realizado en la India, las preferencias de los nuevos lec­tores de diecinueve a treinta años de edad, de sexo masculino, en las zonas rurales, se distribuyen por el siguiente orden: 1. Agricultura; 2. Religión; 3. Reforma agraria; 4. Cría de animales domésticos; 5. Sani­dad e higiene.

D e un estudio realizado en Ghana (Trans-Volta) y Togo, se desprende que las lecturas preferidas del promedio de los adultos de veinte a treinta años de edad son las siguientes: 1. Materiales de lectura realistas sobre acontecimientos históricos o actuales; 2. Relatos sobre temas tradicio­nales; 3. Relatos bíblicos.

Las estadísticas de venta compiladas en la Oficina de Publicaciones de África Oriental, de Nairobi (Kenia) indican que el lector adulto se interesa sobre todo por temas de higiene y, especialmente, de higiene infantil. Interesan también m u c h o la organización y funciones de los servicios oficiales. Los temas de Imaginación van al final de la lista, aun­que los opúsculos de precio módico se venden m u c h o (por su baratura exclusivamente).

Sin embargo, y por las razones indicadas en el párrafo anterior, no puede afirmarse que el estudio de las preferencias de los lectores, reali­zado por medio de cuestionarios o entrevistas, dé una orientación m u y clara. Cuando se han hecho estudios básicos sobre el conjunto de la comunidad, sus resultados podrán constituir una buena fuente de infor­mación sobre las preferencias locales y los organismos productores de

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La selección de temas

materiales de lectura deben procurar consultar los correspondientes informes.

Por lo general, habrá que basar la selección de temas en el ejercicio intuitivo de personas que trabajan con los recién alfabetizados en la ejecución de programas de desarrollo de la comunidad y de educación de adultos. Esas personas serán también probablemente en la mayoría de los casos quienes escriban los textos, hasta que empiecen a surgir autores locales. Su juicio generalmente basado en la experiencia per­sonal, y la experiencia que irá adquiriendo el organismo editorial, serán los elementos determinantes de la selección.

Temas "tradicionales" y temas "nuevos"

Puede decirse que los materiales de lectura tienen tres finalidades prin­cipales: distraer, informar y persuadir. Desde otro punto de vista, sin embargo, cabe distinguir dos finalidades m á s : enterar a los lectores de las riquezas de su tradición y de su cultura; ayudar a los lectores a adap­tarse a un m u n d o que se está transformando, a acoger favorablemente los cambios y a facilitar los m á s convenientes.

Por lo tanto, caben los temas "tradicionales", de literatura clásica e histórica, el folklore, las biografías, los relatos religiosos y épicos, lo mismo que los temas "nuevos", de divulgación científica, conocimientos prácticos e informaciones relacionados con el desarrollo de la c o m u ­nidad. En realidad, no hay ni debe haber incompatibilidad entre a m b o s grupos de temas y una buena orientación editorial fomentará un desarrollo equilibrado, tanto individual c o m o social mostrando c ó m o el patrimonio heredado del pasado puede cimentar la sociedad y la cultura del futuro.

La regla de la brevedad

Por interesante que sea el tema nunca debe presentarse con excesiva extensión a los nuevos lectores. D e los estudios realizados en América Latina se desprende que la cantidad de datos que recuerda un adulto después de leer un libro sencillo, ilustrado, es inversamente proporcional al número total de informaciones presentadas. Cuando m á s se empeña en decir el autor, menos recuerda el lector.

Esto hay que tenerlo m u y en cuenta al seleccionar y planear los temas; es decir que, por ejemplo, la edición de varios opúsculos sobre una m a ­teria tan amplia c o m o la nutrición o la higiene permitirá obtener mejores resultados que la edición de una sola obra voluminosa, aunque sin olvidar que a veces conviene editar un volumen de conjunto y varios folle­tos separados.

Relatos

Los relatos siempre gustan, ya se trate en ellos de adultos, de niños o de animales. Esas personas, niños o animales pueden pasar por aven-

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La selección de temas

turas que parecen reales al lector y que pueden enseñarle algo. Todo lo que le sucede o pueda sucederle al lector puede ocurrir también a los personajes del relato. Todo lo que el lector debería hacer puede saberlo por dichos personajes y si el relato está bien escrito el lector podrá que­dar convencido.

Si el relato es bueno, la obra suscitará gran interés aun cuando su contenido no sea aplicable a todos los lecores (así, por ejemplo, aunque los lectores poco familiarizados con la agricultura no saquen provecho de lo que aprendan sobre agricultura por los personajes de un relato rural no por ello dejarán de disfrutar leyendo el libro si la narración es buena).

El relato puede ser de aventuras o psicológico, tener un matiz filosó­fico, o basarse en problemas sociales o ser de carácter histórico. Si la narración es buena, el libro merece ser editado aunque no contenga informaciones concretas, pues basta el hecho de que ofrezca una distrac­ción sana a su lector. Sin embargo, muchas veces cabe la posibilidad de introducir en el relato nociones de higiene, de agricultura o de instruc­ción cívica, y de tratar de otros aspectos del desarrollo de la comunidad.

Por supuesto, ello no significa que los relatos constituyan el único material adecuado para los nuevos lectores. Los relatos tienen sus ven­tajas, pero cuando un adulto se interesa por un tema determinado no dejará de apreciar, en general, su exposición directa.

Manuales autodidácticos

Todo lo relacionado con las necesidades y preferencias inmediatas de las personas que acaban de aprender a leer tendrá probablemente gran aceptación. A ese respecto, los folletos y manuales autodidácticos pue­den tener un éxito inmediato, especialmente cuando se relacionan con un programa eficaz de desarrollo de la comunidad.

Periódicos y revistas

Los principios generales expuestos son también aplicables a los periódi­cos y revistas, aunque en este caso se tiene la ventaja de poder presentar en una misma publicación varios temas distintos y atender así a prefe­rencias diversas. Sin embargo, la selección de noticias y artículos debe hacerse cuidadosamente en función de las necesidades y preferencias de los lectores.

Aunque en este caso no sea preciso ajustarse, c o m o en el caso de los libros, a un plan de producción estricto, el espacio disponible debería aprovecharse equilibradamente para la publicación de diferentes clases de noticias y artículos. Así, por ejemplo, aunque siempre deba reservarse espacio para hacer frente a las necesidades del m o m e n t o , se ha de pla­near también la publicación deforma que cada número contenga partes dedicadas a temas c o m o noticias de la localidad, noticias nacionales o extranjeras importantes, opiniones o cartas de los lectores, deportes, artículos sobre agricultura, sanidad o asuntos de la comunidad, así c o m o secciones dedicadas a la mujer y a los niños en edad escolar.

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La selección de temas

N o hay comunidad cuyos habitantes no se interesen por lo que pasa a su alrededor, lo que ha ocurrido en su aldea o distrito y lo que se está planeando para el futuro. También interesan siempre las noticias de tipo personal: nacimientos, fallecimientos, matrimonios, viajes o llegadas de personalidades m á s o m e n o s conocidas, etc. También resultan siempre interesantes las noticias relativas a las cosechas y a las industrias locales y, particularmente, todo lo que concierne a los precios o puede contribuir a aumentar el rendimiento del trabajo; lo m i s m o puede decirse de las indicaciones relativas a la salud, la nutrición, el régimen alimenticio y la higiene.

La importancia del periódico en la alfabetización estriba en que con él se fomenta el hábito de la lectura, porque aparece regularmente y trata de acontecimientos actuales y de Interés c o m ú n . Al propio tiempo, si se selecciona cuidadosamente su contenido, puede instruir, educar y con­tribuir al desarrollo de la comunidad.

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4 El escritor y sus colaboradores

¿ Quién es el escritor ?

El escritor es el hombre clave en la producción de material de lectura, es decir, el autor en el pleno sentido de la palabra. Puede ser: Un escritor o redactor professional empleado por una casa editorial,

una oficina de publicaciones o un periódico. Un escritor independiente que escribe por placer o para obtener un pro­

vecho pecuniario. Un funcionario de información empleado en un centro oficial. Un educador que desea utilizar la palabra impresa para ampliar el radio

de su enseñanza. Un especialista o científico que desea (o a quien se invita a) transmitir

sus conocimientos especializados.

Problemas particulares del escritor de textos para los que acaban de aprender a leer

En una sociedad m u y culta el escritor y sus lectores suelen proceder de grupos sociales m á s o menos análogos. El escritor puede ser, por ejem­plo, hombre de ciencia; y aunque tal vez sus lectores no posean una educación científica m u y adelantada, en general aquél sabrá reconocer intuitivamente lo que les interesa y lo que saben. No siempre ocurre así con el autor que escribe para personas que acaban de aprender a leer. Si nació en una comunidad semialfabetizada, es probable que su edu­cación le haya hecho perder contacto con la realidad de aquélla y haya cavado un "foso cultural" entre él y sus lectores. Con su mayor cono­cimiento y su dominio m á s completo del idioma, puede tener dificultad en expresarse de m o d o que le comprendan las personas con limitada capacidad de lectura. Peor aún, es probable que el autor, quizás incons­cientemente, los desprecie por su "ignorancia", olvidando que analfabe­tismo e ignorancia no son la misma cosa, que el campesino o el obrero recién alfabetizado —o, para el caso, analfabeto— suele tener m á s cono­cimientos útiles, mayor experiencia práctica y un juicio m á s equilibrado

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El escritor y sus colaboradores

en la esfera de su vida cotidiana que el hombre de formación universi­taria.

Por consiguiente, el escritor que escribe para recién alfabetizados debe ser capaz de expresarse clara y sencillamente, sin mostrarse condes­cendiente, ni "hablar con altivez" a sus lectores. Esto es en parte cues­tión de actitud y de carácter —es decir, de humanidad, humildad, sen­sibilidad y simpatía— y, en parte, de técnica y experiencia.

En el Asia Meridional y Sudoriental se ha comprobado que "la nece­sidad de mejorar la calidad del material corriente se debe a ciertas particularidades de la zona donde la transmisión oral de las m á s altas formas de expresión literaria es general y se halla profundamente arrai­gada. A m e n o s que esta forma tradicional se sustituya con materiales de buena calidad, existe el grave peligro de que, la alfabetización por trágica ironía, provoque un descenso efectivo del nivel cultural"1.

¿ Pueden los recién alfabetizados escribir textos de lectura ?

Las personas que han aprendido a leer y escribir en las clases para adultos demuestran a veces ser capaces de escribir relatos interesantes y entretenidos sobre su propia vida y experiencia. Naturalmente, los manuscritos originales suelen estar llenos de errores gramaticales y de estilo, que tal vez hagan necesaria una revisión a fondo, pero tienen el mérito de estar m u y próximos a los intereses de los lectores y su publicación puede dar origen a una escuela cada vez m á s numerosa de escritores locales.

¿ Pueden escribir los grandes escritores para los recién alfabetizados ?

Los grandes escritores pueden y deben escribir para lectores de capa­cidad limitada si se deciden a estudiar los problemas fundamentales de la cuestión, a reunirse con sus lectores y pasar con ellos algún tiempo. Es interesante comprobar que algunos de los m á s grandes compositores han escrito música especial para principiantes. Los grandes escritores pueden hacer otro tanto si se les pide que lo hagan c o m o servicio a la sociedad; su obra inspirará y guiará a otros escritores m á s jóvenes, o m e n o s eminentes, y despertará en los nuevos lectores el deseo de leer buena literatura.

El especialista como escritor

Para escribir sobre temas "nuevos", es importante ponerse en relación con el mejor especialista o la autoridad m á s calificada en la materia, a fin de que la información que a través de los textos se transmita a los recién alfabetizados resulte seria y esté al día. Por desgracia, los espe­cialistas en materias técnicas no suelen ser capaces de expresarse en

1. R. E. Barker, op. cit.

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El escritor y sus colaboradores

lenguaje sencillo. Una serie de tests de lectura demostraría con toda seguridad que la mayor parte de los libros técnicos para lectores princi­piantes sobre agricultura, higiene, nutrición y otras muchas cuestiones de importancia en todo el m u n d o , no pueden ser leídos, y m e n o s aún comprendidos, por personas de educación limitada.

D o s soluciones son posibles: o bien hay que enseñar al especialista la técnica de escribir para recién alfabetizados bajo la dirección de un escritor o redactor con m u c h a experiencia; o bien un escritor experi­mentado pedirá al especialista la información necesaria y escribirá el texto bajo su dirección técnica. Esta es la solución m á s corriente.

Trabajo en grupo para la producción de textos

En esta relación entre el escritor o redactor y el especialista vemos el esbozo de un trabajo en grupo para la producción de textos. Si éstos van a ser ilustrados, habrá que recurrir a un artista, o tal vez a un fotó­grafo, o a a m b o s a la vez. Después, el revisor —caso de que el escritor no tenga experiencia en la tarea— y el director artístico deben intervenir antes de que el manuscrito y las ilustraciones vayan a la imprenta. Gene ­ralmente, estas personas trabajan en una sucesión de actividades m á s o menos relacionadas entre ellas. Sin embargo, cuando una casa edi­torial utiliza a un grupo de redactores, escritores y artistas, la producción de cualquier texto puede proyectarse c o m o una actividad de grupo.

En el capítulo próximo veremos en qué forma un escritor o grupo de producción puede trabajar en un tema determinado.

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Preparación de un texto 5

Algunos requisitos especiales de los textos para recién alfabetizados

U n libro que trate de interesar e informar a lectores con experiencia de adultos, pero de educación limitada, sobre una cuestión práctica c o m o la agricultura o la higiene, debe: Estar escrito en un estilo y con un vocabulario que ellos puedan c o m ­

prender, es decir, no exceder de los límites de su capacidad de lectura. Ser técnica y científicamente exacto y escrupuloso. Basarse en los conocimientos y la experiencia de los lectores, partiendo

de lo que conocen para pasar a lo que ignoran. Acomodarse a la situación de los lectores; por ejemplo, no pedirles que

hagan algo que les es imposible hacer por falta de dinero, de instru­mentos o de la capacidad necesaria. (En general, es mejor iniciar el estudio del tema aconsejando a los lectores que hagan lo que otros c o m o ellos ya han hecho m á s o m e n o s bien, que exponer sencilla­mente lo que un especialista o un centro oficial considera que deben hacer.)

Requisitos básicos exigidos

El primero de estos requisitos puede exigir un estudio de la capacidad de lectura y de las peculiaridades de habla y dialecto de los futuros lectores. Para lo segundo se necesita el asesoramiento del mejor espe­cialista disponible, con experiencia local en determinados casos. Para el tercer requisito es necesario que el escritor averigüe lo que ya saben, piensan creen y hacen los futuros lectores en relación con el problema o materia que se va a examinar. El cuarto puede exigir que el escritor no comience a escribir hasta estar seguro de que las ideas o prácticas que desea proponer a sus lectores se han ensayado en una demostración o proyecto experimental de carácter local, proyecto que podría visitar y tal vez utilizar c o m o introducción a su trabajo; así se establece la rela­ción entre el arte de escribir y la "investigación práctica" o las actividades sobre el terreno, es decir, entre la palabra escrita y la realidad que describe.

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Preparación de un texto

Quizás esto sea pedir demasiado, pero el olvido de estos principios puede dar —y en efecto ha dado— por resultado la producción de textos ilegibles y, por tanto, inútiles.

Utilizamos la expresión "estudio del tema" para referirnos a los siste­m a s sencillos, pero imprescindibles, que permiten obtener los datos básicos.

Etapas del estudio del tema

El estudio del tema puede dividirse en varias etapas. N o todas ellas serán siempre necesarias, y el orden y los sistemas utilizados habrán de variar según el tipo de texto que se produzca, el personal que en él trabaja, la materia y los lectores a que se destine.

S u p o n g a m o s que se ha encargado a un escritor, o a un grupo, un libro sobre avicultura industrial; ¿ c ó m o debe realizarse el estudio de la m a ­teria?

Fase 1. Primera conferencia con el especialista

Cuando el especialista sea el propio escritor, esta etapa será innecesa­ria. S u p o n g a m o s , en cambio, que un escritor profesional trabaja con un especialista en avicultura. El escritor debe entrevistarse con el especia­lista y obtener de él todos los datos que necesita para conocer bien el tema. Cuando el ilustrador (artista gráfico o fotógrafo) esté disponible, debe también tomar parte en esta primera conferencia con el especia­lista. Puede pedirse al redactor gerente o al director de la oficina de publicaciones que presida la reunión, que estará así formada por dos, tres, cuatro o m á s personas.

Fase 2. Estudio de la documentación

Se pedirá al especialista que presente toda la documentación disponible sobre la materia que sea útil, así c o m o informes y planes. También puede pedírsele que presente por escrito un bosquejo de lo que cree que debe decirse en el libro. El escritor debe estudiar cuidadosamente toda esta documentación.

Fase 3. Estudio sobre el terreno

Tras esta primera conferencia, el escritor y, de ser posible, el ilustrador visitarán, de preferencia acompañados por el especialista, diversas empresas y proyectos (por ejemplo, una granja avícola o una instalación avícola aldeana). Allí el escritor y el artista tomarán notas, trazarán bosquejos, tomarán fotografías y verán por sí mismos lo que se proponen describir. Así empieza a coordinarse la acción de escribir y la "investi­gación práctica", o actividades sobre el terreno, es decir, empieza el vín­culo entre la palabra escrita y la realidad. Tal vez sea realmente imposible escribir un libro auténtico hasta que los encargados del desarrollo de la comunidad y algunos futuros lectores escogidos hayan ensayado las

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Preparación de un texto

ideas que van a utilizarse en él. Es preferible aplazar la escritura del libro antes que incluir en él algo que m á s adelante resulte ser falso o pueda inducir en error.

El escritor y el artista tendrán que mantenerse al corriente de las activi­dades sobre el terreno.

Fase 4. Estudio técnico detallado

Es probable que a continuación el escritor haga un borrador del libro. Tal vez se dé cuenta entonces de que necesita conocer mejor el tema. En tal caso puede serle útil preparar una lista de preguntas técnicas que someterá al especialista en una segunda conferencia. En general, con­viene que el ilustrador tome parte en estos estudios preparatorios, con el fin de que pueda aprender m á s sobre la materia y reproducir en sus ilustraciones los elementos esenciales.

Es probable que el especialista ya se haya formado una idea de la situación local y de las opiniones y costumbres populares. Sin embargo, por m u y informado que esté, conviene que verifique la solidez de sus conocimientos con la ayuda de métodos m á s sistemáticos, c o m o los que se describen en las secciones siguientes.

Fase 5. Estudio de las opiniones y costumbres populares

En esta etapa se trata de averiguar lo que saben, hacen, piensan y sienten en relación con el tema, dentro de sus respectivas comunidades, los lectores a quienes se destina el libro. Esto tiene importancia vital para que el libro parta de la "realidad social de los lectores", es decir, para poder decirles lo que deben saber y hacer en un lenguaje inteligible, pa­ra relacionar las nuevas ideas con las que ya tienen y para examinar con benevolencia sus prejuicios y hábitos tradicionales.

Tal vez sea útil recibir la orientación de un especialista en ciencias sociales al preparar y analizar los sondeos de opinión. N o obstante, las técnicas sencillas que aquí se proponen pueden servir para ser utilizadas por un escritor, un especialista o un grupo.

Hay, en términos generales, dos métodos de sondear la opinión, que pueden utilizarse indistintamente en relación con un tema determinado. Dichos métodos son: las entrevistas individuales; la discusión orientada en grupo.

Entrevistas individuales. Este método consiste esencialmente en entrevis­tar a un grupo escogido de posibles lectores y hacerles preguntas. La entrevista puede ser m á s o m e n o s completa, pero para obtener resultados útiles generalmente basta con que seis interrogadores propongan, por ejemplo, sesenta temas (diez por interrogador) en seis comunidades o zonas diferentes. El sistema puede dividirse en las siguientes etapas: escoger la zona de estudio y las personas a las que se va a entrevistar; preparar un guión para las entrevistas; seleccionar y dar instrucciones a los interrogadores; hacer las entrevistas; analizary utilizar los resultados.

Selección de la zona de estudio y de las personas que van a ser entrevistadas. Pueden ser zonas de estudio aquellas en que se ejecutan proyectos de

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Preparación de un texto

desarrollo de la comunidad, pero conviene que hayan demostrado interés por el tema que se examina.

Por ejemplo, si se trata de un estudio avícola, debe hacerse en zonas que se dedican, o están por dedicarse, a la avicultura.

C o m o primera medida se hará una lista de las personas interesadas en la cuestión (por ejemplo, los avicultores efectivos o potenciales). Luego se escogerán, por un sistema de "muestrario estratificado", las personas que van a ser entrevistadas (por ejemplo, dividiendo la lista en hombres y mujeres, grupos de edad, ricos, acomodados y pobres, etc.), y tomando un número razonable de cada grupo para obtener un resultado hetero­géneo; o bien por "muestreo al azar", eligiéndose, por ejemplo, cada décimo nombre de la lista. Un sistema m á s sencillo, aunque desde luego menos satisfactorio, de "muestreo al azar" consiste en que el interro­gador vaya a la aldea y entreviste a las personas que encuentre, cuidando de hacerlo en horas y lugares en los que tenga bastante probabilidad de encontrarse con toda suerte de personas, para lograr que el eco sea suficientemente representativo.

Preparación del guión para las entrevistas. Se prepararán "instrucciones para el interrogador" y un "guión1 para las entrevistas". Este último se compone de una serie de preguntas que el interrogador deberá hacer. Las preguntas pueden ser de dos tipos: preguntas abiertas, cuya finali­dad es hacer hablar al entrevistado, por ejemplo: "¿Por qué no se crían m á s aves en esta aldea?". O pueden ser preguntas directas y sencillas que exijan una respuesta afirmativa o negativa o una respuesta sencilla y directa a la que se pueda clasificar sin m á s c o m o acertada o equivocada. Si los interrogadores no tienen experiencia en sondeos de opinión, será preferible utilizar preguntas que exijan una respuesta sencilla y fácil de consignar exactamente. Antes de completar el guión para las entrevistas, conviene ensayarlo a fin de comprobar si las preguntas están claramente formuladas y si abarcan realmente la totalidad del tema. Sin embargo, hay que procurar que el número de preguntas sea pequeño.

Selección de los interrogadores e instrucciones a los mismos. La selección de interrogadores para un sondeo de opinión dependerá de las circuns­tancias locales. Donde haya encargados del desarrollo de la comunidad, maestros o personal análogo, conviene recurrir a ellos: en otro caso, se recurrirá a los estudiantes del lugar. Si tampoco esto es posible, el escri­tor podrá efectuar por sí m i s m o un sondeo sencillo, visitando las c o m u ­nidades y hablando con la gente. Cuando se utilicen interrogadores, se les reunirá para darles instrucciones, enseñarles la manera de emplear el guión, hacer preguntas y consignar las respuestas. Esto puede lograrse con la ayuda de entrevistas de ensayo efectuadas por uno o dos de los interrogadores. El escritor, cuando sea posible, asistirá a las entrevistas.

Realización de las entrevistas. Las instrucciones a los interrogadores, que figuran c o m o anexo a este manual, muestran claramente la forma de aplicar el sistema.

Análisis de los resultados. Siempre que sea posible analizará los resulta­dos una persona que tenga experiencia en el campo de las ciencias so­ciales. Cuando no se la pueda conseguir, el propio escritor puede hacer

1. Véase el apéndice, página 92.

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Preparación de un texto

un resumen de las respuestas obtenidas por los interrogadores. En todo caso, la lectura completa de esas respuestas le será m u y útil.

Discusión orientada en grupo. Para el sondeo de opiniones en un debate no hay m á s que reunir a un grupo de personas (por ejemplo, un grupo característico de probables lectores del libro en preparación) con un director que organiza un debate sobre el tema. Tres o cuatro de estos debates en distintas comunidades, proporcionarán una guía útil y c o m ­pletarán los sondeos de opinión por medio de entrevistas sobre el tema elegido.

El sistema puede dividirse en cuatro etapas: escoger las personas y el lugar para el debate; escoger al director del debate y darle instrucciones; efectuar y consignar la discusión; analizar y utilizar los resultados.

Selección de las personas y el lugar. Un grupo de debate para recoger opiniones debe componerse normalmente de no menos de seis ni m á s de veinte personas. Estas deben tener un interés directo en el tema y ser probables lectores de la obra. El escritor, y de ser posible el ilustrador, deben normalmente tomar parte en la discusión c o m o observadores y oyentes.

Deben adoptarse previamente varias medidas con la cooperación de los dirigentes de la comunidad y de los miembros del grupo escogido, para fijar el lugar, la hora y la finalidad de la reunión.

El lugar m á s indicado será el salón donde los miembros de la comuni­dad suelen reunirse. D e ser posible, debe estar protegido contra ruidos e intrusiones, y no ser demasiado grande para el grupo.

Selección del director del debate e instrucciones al mismo. Coviene elegir c o m o director del debate a una persona simpática y que conozca a los miembros del grupo, su lenguaje y costumbres; por ejemplo, un maestro o encargado del desarrollo de la comunidad.

Este director debe preparar un guión del debate en consulta con el especialista y el escritor, enumerando los puntos sobre los cuales se desea obtener opiniones o información. Un ensayo práctico también puede ser útil. Al director del debate se le debe aconsejar que sólo hable lo suficiente para iniciar y orientar el debate, y que guarde silencio cuando uno de los miembros del grupo exprese su opinión, porque el objeto de la reunión es conocer las opiniones y costumbres de los participantes y no imponerles otras.

Pueden organizarse dichos debates aun después de haberse prepa­rado el primer borrador del libro y los primeros dibujos. Estos últimos podrían aprovecharse c o m o medios auxiliares visuales para orientar el debate.

Realización y consignación del debate. Cuando el grupo esté reunido y se haya creado un ambiente cordial, el director explicará la finalidad del debate. Puede decir que el Sr. X está escribiendo un libro sobre un deter­minado tema (por ejemplo, la avicultura) y que el Sr. Y está haciendo dibujos para el mismo y que a m b o s desean conocer los intereses del grupo y lo que opinan de los dibujos. En resumen, se pide al grupo que exponga su opinión y sus ideas. El director del debate debe tratar a los miembros del grupo c o m o personas con experiencia y darles la sensa­ción de que están participando en la preparación del libro. Después hará

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Preparación de un texto

una o dos preguntas, tal vez mostrando el boceto correspondiente y preguntando: "¿Ven ustedes este dibujo? ¿Hacen ustedes lo que en él se muestra? ¿Creen que es una buena idea?" Una vez iniciado el debate, el director debe dejar que siga su curso antes de hacer otra pregunta o exponer una idea.

Un relator competente debe consignar el debate lo más detalladamente posible y con las palabras efectivamente utilizadas. Puede también emplearse un magnetófono, con el micrófono colocado en el medio del grupo y conectado por un largo cable a la grabadora que, siempre que sea posible, se instalará en otra sala.

Análisis y utilización de los resultados. Si se halla presente en el debate el escritor sacará indudable provecho de las opiniones expresadas y de los modismos empleados. En cualquier caso, el redactor consignará especialmente para él los puntos principales del debate. También será útil para el escritor escuchar la grabación magnética del debate y anotar las expresiones alegres o graciosas del idioma vernáculo. La experiencia demuestra que también es posible escribir sobre un tema determinado en forma de diálogo, utilizando casi exclusivamente frases e ideas toma­das de la grabación del debate.

Conclusión

Con el estudio de un tema se trata, por una parte, de conocer las ideas del especialista y, por la otra, de averiguar los conocimientos, opiniones y hábitos de los probables lectores. Si un libro es un instrumento de comunicación entre el escritor y sus lectores, también tiene vital impor­tancia que las ideas de éstos sean conocidas por aquél. En próximos capítulos volveremos sobre este tema de la reciprocidad.

El sistema que acabamos de describir ha sido ensayado muy satis­factoriamente en varios proyectos, entre otros en los del seminario de África Oriental sobre la producción de textos para personas que acaban de aprender a leer (1962). Aunque no todas las casas editoras tienen, ocasional o regularmente, los recursos en personal y medios de trans­porte que exige el sistema descrito, su utilidad es indudable. Por ello hay que explorar todas las posibilidades de cooperación entre los centros oficiales y las casas editoras con el fin de llevar a cabo estudios de mate­rias de acuerdo con las líneas generales que aquí se proponen.

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Redacción: 6 vocabulario y estilo

El método "intuitivo" y el "sistemático"

Al escribir para lectores de una aptitud limitada, pueden utilizarse dos procedimientos: el "intuitivo" y el "sistemático". El autor que utiliza el primero se dice: "Conozco a mis lectores, sé lo que les gusta y lo que comprenden y sé c ó m o escribir para ellos, sencilla y claramente", y se pone a escribir con ese criterio.

En el extremo opuesto se halla el autor "sistemático". Este prefiere recurrir a todas las técnicas aplicables: estudiar las preferencias de sus lectores, comprobar su aptitud para leer, realizar estudios sobre deter­minados puntos, utilizando tablas de frecuencia de empleo de las pala­bras y fórmulas que permiten apreciar la medida en que un texto es legible y sometiéndolo a prueba antes de publicarlo.

Evidentemente, el procedimiento intuitivo da un estilo m u c h o m á s espontáneo y natural y si el autor tiene aptitudes y conoce prácticamente el idioma o dialecto de sus lectores, su capacidad de lectura y sus pre­ferencias, probablemente logrará redactar libros legibles, por lo m e n o s para quienes estén m á s avanzados en cuanto a la aptitud para leer. El procedimiento sistemático requiere m á s tiempo, resulta m á s caro y puede influir en el estilo, privando en parte al autor de su libertad de expresión. Sin embargo, es sumamente difícil para un autor o editor que tenga pocas ocasiones de ponerse en estrecho contacto con lectores de escasa apti­tud, saber por intuición lo que éstos son capaces de leer, de comprender y de apreciar. Por lo m e n o s para esta categoría puede resultar de utilidad la técnica sistemática, si se aplica con inteligencia y mesura.

Listas de palabras

Es razonable suponer que al futuro lector le será m u c h o m á s fácil reco-nocery comprenderlas palabras que emplea m á s a m e n u d o y que ha visto escritas. Por tanto, en igualdad de condiciones, el material escrito con las palabras que con mayor frecuencia se utilizan en un idioma será m á s fácil de leer. Debido a ello, los investigadores han hecho recuentos de la frecuencia de las palabras y han establecido tablas de la frecuencia de

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Redacción: vocabulario y estilo

su uso. V e a m o s ahora brevemente los diversos procedimientos emplea­dos para ello.

El "recuento de frecuencia del vocabulario escrito" se hace tomando materiales escritos característicos, anotando las palabras utilizadas y el número de veces que se emplea cada una de ellas.

El "recuento de vocabulario oral" se efectúa generalmente utilizando bandas magnetofónicas para transcribir conversaciones típicas, ano­tando todas las palabras empleadas y la frecuencia de utilización de cada una de ellas.

Aparte del tiempo y de los gastos que ello supone (aunque se empleen calculadoras electrónicas modernas), es m u y difícil hacer satisfactoria­mente un recuento de palabras. Por ejemplo, una misma palabra puede tener distintos significados. Para las 500 palabras m á s utilizadas en inglés, se han comprobado 14070 significados distintos, es decir, un promedio de 28 significados para cada palabra1. ¿Habrá que contar la frecuencia de la palabra o la frecuencia de sus distintos significados?

Tablas de palabras básicas

Las tablas de palabras básicas, c o m o la lista de palabras establecida para el inglés básico, no se fundan únicamente en su frecuencia de uso en el lenguaje corriente, sino que las palabras se han escogido c o m o vocabulario esencial de comunicación. Quien haya leído o escrito en "inglés básico" observará que difiere considerablemente del inglés hablado o escrito corrientemente.

Vocabulario ambiental

La teoría del "vocabulario ambiental" sostiene que puesto que en nuestra vida cotidiana utilizamos palabras que tienen relación con nues­tras actividades normales, lo mejor es efectuar un estudio sobre el a m ­biente y anotar a medida que salgan todas la palabras relacionadas con las "situaciones vitales" del lector novicio. Algunas veces se utiliza una técnica de "palabras sugeridoras" consistente en hacer una lista de palabras-clave propias de situaciones ambientales invitándose a los miembros del grupo experimental a decir todas las palabras que se les ocurran en relación con la "palabra sugeridora".

Vocabulario por temas concretos

El método que podría llamarse de "vocabulario por temas concretos" puede tener sus ventajas. El Sr. Fourré, experto de la Unesco, afirma que en el Camerún le resultó m u y útil establecer una lista del vocabulario médico mínimo gracias al cual pueden entenderse un médico y sus pa­cientes. En la descripción de las técnicas aplicables en tales casos c o m o

1. Chase, Stuart, Some things worth knowing, Harper and Brothers, Nueva York, 1958.

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Redacción: vocabulario y estilo

se dijo ya en el capítulo 5 el vocabulario que pueda obtenerse de la gra­bación de un debate sobre un tema concreto podría resultar de s u m a utilidad para un autor.

Teoría de comprobación de la comprensión

Según la teoría de "comprobación de la comprensión", las listas de pala­bras establecidas por cualquier otro método —e incluso las palabras contenidas en un diccionario ordinario— pueden ser sometidas a prueba con un grupo típico de futuros lectores, para averiguar en qué proporción conocen cada palabra. En una prueba realizada por el Dr. Seth Spaulding sobre el español, resultó que de las 3000 palabras utilizadas con mayor frecuencia por los escritores, entre un 10 y un 20% eran desonocidas para los aldeanos adultos. En África, en cambio, se comprueba a m e n u d o que un adulto que ha aprendido a leer posee un vocabulario m á s amplio que su maestro, que es sin embargo persona instruida. N o obstante, una prueba de comprensión constituye una comprobación útil para cualquier lista de palabras.

Estas técnicas de estudio del vocabulario, aunque pueden ser de gran utilidad para preparar material con destino a lectores de muy limitada aptitud1, requieren para su aplicación un personal experimentado. Por tanto, únicamente pueden ser utilizadas cuando el organismos editor pueda trabajar en relación con un instituto de investigación pedagógica (o cuando a m b o s se combinan en un centro de investigación, formación y producción) o si la entidad editora tiene un asesor en psicopedagogía, c o m o se sugiere en el capítulo 11.

Fórmulas para apreciar en qué medida es legible un texto

Otro de los "instrumentos" del autor son las fórmulas que permiten ver si un texto es legible. Por lo m e n o s seis investigadores han establecido fórmulas de esa índole para "medir" las dificultades de un texto. En su mayoría se basan en supuestos tan sencillos c o m o los siguientes: Las palabras poco familiares son generalmente m á s difíciles que las

corrientes. Las palabras largas son generalmente m á s difíciles que las cortas. Las frases largas con oraciones subordinadas son generalmente m á s

difíciles que las sencillas. Dichas fórmulas se han establecido sobre todo para el inglés y harían falta muchas investigaciones para aplicarlas a otras lenguas.

Por tanto, las listas de vocabulario y las fórmulas para apreciar la medida en que un texto es legible ayudan al escritor a limitar su vocabu­lario y a vigilar su estilo, a saber si lo que escribe será fácil de leer y de comprender. N o se pretende que estas tablas y fórmulas midan la eficacia o el interés del material de lectura. Se puede, por ejemplo, juntar palabras

1. D e su empleo para preparar cartillas de alfabetización se trata en: Karel Neijs,Las carti­llas de alfabetización: preparación, evaluación y empleo, Paris, Unesco, p. 58 y siguientes. (Guías prácticas para la educación extraescolar, 2.)

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Redacción: vocabulario y estilo

fáciles en frases sencillas y cortas y obtener c o m o resultado verdaderos disparates ¡legibles. Juzgadas según las listas de palabras y las fórmulas, las frases resultantes podrían ser clasificadas c o m o "fáciles y legibles", pero los lectores adultos se sentirían avergonzados o molestos, o ambas cosas, si se les presentara semejante material.

A u n q u e listas y fórmulas constituyen sin duda una valiosa guía y per­miten ajusfar un texto a la aptitud del lector, lo m á s seguro para saber si un texto es legible y comprensible para determinado grupo de lectores, es probarlo con ellos. En el capítulo 9 se describen técnicas sencillas c o m o las aplicadas a las "investigaciones sobre el organismo".

Algunos principios orientadores para escribir claro

H e aquí algunos principios orientadores propuestos por el Dr. Seth Spaulding1 para las personas encargadas de preparar material con des­tino a lectores de aptitud limitada: Tratar de conocer a los lectores típicos. ¿ Q u é es lo que les interesa?

¿Cuáles son sus problemas? ¿Sus creencias? ¿Su situación econó­mica? ¿Edad? ¿Sexo? ¿Nivel de instrucción? ¿Actitud respecto a los temas sobre los que se va a escribir (ignorancia, indiferencia,oposición)?

¿Cuáles son los fines de la publicación? ¿Estimular el interés sobre un tema? ¿Responder a preguntas concretas? ¿Explicar un proceso de­terminado? ¿Suscitar una acción determinada? Esbozar lo que se desee enseñar al lector o lo que se espera de él que realice.

Organizar el material en función del lector. Subrayar los aspectos del tema que se relacionen con los intereses vitales o de orden personal del lector.

Debe planearse el relato teniendo constantemente en cuenta al lector. Eliminar todo material innecesario.

U n a vez terminado el primer borrador del relato, revisado a fondo y anotar al margen el contenido de carácter técnico. Comparar estas notas marginales con el plan en el que figuraba lo que había que enseñar al lector y lo que éste debía hacer.

Elegir un título que se identifique con los temas de mayor interés. El título debe ser atractivo, claro y descriptivo.

Estilo

El estilo debe ser sencillo, claro y propio de un texto destinado a adultos. Debe utilizarse el vocabulario adecuado al nivel cultural del lector. Debe evitarse el uso excesivo de nombres propios o de palabras técnicas, que no correspondan a la formación del lector. Limítese el empleo de palabras difíciles. Introdúzcanse las palabras difíciles dentro de un contexto claro y repítase cada palabra en diversas situaciones que ten­gan siempre relación con el tema.

1. Unesco. Regional Seminar on the Production of Reading Material for N e w Literates, Ran­gún 1957. Publishing for the new reading audience. Report of the Burma Committee ... Rangún, Burma Translation Society, 1958, 183 p.

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Redacción: vocabulario y estilo

Hay que evitar la disposición de palabras en forma poco corriente. Escribir con precisión, evitando la "densidad" en la presentación de las ideas. A c o m ó d e s e el vocabulario al ambiente local, utilizando expresio­nes locales, pero sin exagerar, pues de lo contrario el lector podría creer que se pone en ridículo su manera de hablar.

Utilizar los verbos en su forma activa con preferencia a la pasiva. Los principios de carácter científico deben presentarse mediante gentes que estén haciendo algo y obtengan resultados. Hay que "personalizar".

Los proverbios son un medio popular para subrayar un punto deter­minado.

Las ideas concretas son preferibles a las abstractas. Cuando haya que introducir ideas abstractas, pónganse ejemplos concretos para relacio­nar la idea con la realidad.

Las pruebas hechas con textos preparados en el seminario de la Unesco en África Oriental indican que los lectores principiantes tropie­zan con grandes dificultades para comprender las ideas abstractas. Por ejemplo, un texto sobre los derechos humanos , aun cuando estaba es­crito en un estilo y con un vocabulario sencillos, se leía con facilidad, pero no era comprendido. Ninguno de los lectores comprendió las ideas de "derecho" y "responsabilidad". En otro texto, se daban consejos para llegar a ser comerciante, relatando la vida real de un joven matrimonio, que había alcanzado pleno éxito en una tienda de la localidad. Este texto fue leído con evidente interés y resultó perfectamente comprensible para los lectores principiantes con los que se sometió a prueba, incluso por algunos de los que no habían logrado comprender el texto m á s abstracto.

N o hay que olvidar que las facultades de abstracción y de generali­zación y la práctica de expresar los hechos en conceptos se adquieren en gran parte gracias a la educación.

Los lectores principiantes pueden tener una experiencia m á s amplia y profunda sobre la realidad de la vida que muchas personas instruidas, pero no habrán adquirido el hábito de "expresarla" en términos abstrac­tos. Así, será inútil escribir para ellos sobre la "importancia de la con­servación del suelo", pero resultará perfectamente posible hacerles c o m ­prender por escrito c ó m o deben cultivar sus campos y por qué razones deben hacerlo con arreglo a procedimientos nuevos y mejores.

Es preferible partir de un nivel de dificultad m á s bajo que el que pa­rezca adecuado a los futuros lectores y elegir las palabras utilizadas con m á s frecuencia, empleándolas en frases cortas y sencillas.

Escribir sencillamente no significa escribir en lenguaje infantil; nunca debe olvidarse que se escribe para adultos.

La información periodística

N o pretende el presente trabajo extenderse al amplio c a m p o de las téc­nicas para hacer una buena información periodística. Sin embargo hay un principio esencial que merece ser indicado. El desarrollo normal de un relato consiste en situar primero el escenario y construir luego la acción y la intriga, de m o d o que lleguen a su punto culminante al final. En una crónica informativa se hace todo lo contrario. El punto m á s desta-

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Redacción: vocabulario y estilo

cado de un acontecimiento, el hecho m á s importante se da en la primera frase. El resto de la crónica lo desarrolla y completa con los detalles.

Organización del contenido

Pueden resultar de utilidad las siguientes sugestiones: El contenido debe centrarse en la acción. Subráyense las relaciones entre los hechos. Relaciónense los puntos principales con la vida cotidiana y los intereses

del lector. Evítese el exceso de detalles. Evítense las ideas "estereotipadas" y las afirmaciones categóricas que

no tienen sentido y resultan peligrosas para el lector. C o m p r u é b e s e la corrección técnica del contenido consultando a los

técnicos (véase capítulo 5). Hay que insistir en todo lo que tenga un aspecto positivo; describir las mejoras posibles será probablemente m á s eficaz que indicar lo que es erróneo o indeseable. Cuidarse de que la ilación lógica del material resulte clara. N o hay que saltar de una idea a otra, ni amontonar o e m b r o ­llar las ideas, ni hacer distinciones demasiado sutiles, si no es necesario. Hay que fragmentar el material en partes asimilables. P u e d e resultar útil hacer un resumen en puntos apropiados del texto. En los libros de relatos alguno de los personajes puede resumir la información de una manera adecuada.

Ejemplos de estilo difícil y fácil

H e aquí dos ejemplos de una redacción sobre el m i s m o t e m a científico:

Versión difícil

Resulta imposible garantizar el crecimiento y la salud si la alimentación coti­diana no nos proporciona ciertos elementos esenciales, denominados vitaminas. Las investigaciones han demostrado que las vitaminas tienen gran importancia para muchas actividades vitales del organismo. La salud, el crecimiento, el desarrollo y el fortalecimiento del cuerpo contra las enfermedades —todo lo cual está directamente relacionado con el contenido en vitaminas de los ali­mentos consumidos— puede ser modificado por una cuidadosa selección de los alimentos. Existen varias clases de vitaminas, cada una de las cuales posee funciones y características propias. Los concentrados vitamínicos tienen un gran valor cuando la alimentación insuficiente o unilateral, impuesta por los ingresos limitados, la ignorancia, o el abandono, se ha traducido en graves insuficiencias o en agudos síntomas de enfermedades debidas a dificiencias orgánicas, tales c o m o la pelagra, el escorbuto, el beriberi y el raquitismo.

Versión fácil

Usted necesita vitaminas. Todo el m u n d o , jóvenes y viejos, las necesitan. Las vitaminas son necesarias para tener un cuerpo robusto y para mantenerse fuerte y sano. Cuando usted c o m e las verduras frescas de su huerto, obtiene

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Redacción: vocabulario y estilo

vitaminas en su forma natural. Las semillas son ricas en determinadas vita­minas. Las hortalizas las producen y contienen. La fruta madura, las verduras y los cereales nos proporcionan vitaminas, junto con otras substancias alimen­ticias. En las comidas no puede encontrarse el gusto de las vitaminas ni olerías. En su mayoría, ni siquiera pueden verse en los alimentos que c o m e m o s . Para tener todas las vitaminas que hacen falta para mantenerse en excelente salud, trate de incluir todos los días en las comidas los siete alimentos esenciales siguientes.

¿Cuáles son las características que hacen difícil o fácil cada u n o de esos textos?

1. Longitud de la frase

2. Palabras

3. Personalización

Difícil Promedio: 24 palabras. Demasiadas ideas y cláusulas modificativas en la mayoría de las frases.

Demasiadas expresio­nes difíciles y abstrac­tas.

N o contiene referencias personales o palabras dichas "por alguien". N o hay ninguna alusión directa al lector.

Fácil Promedio: 11 palabras. Una sola idea en cada frase.

Forma activa en lugar de la voz pasiva. D a la idea técnica de "vitaminas" en términos de alimentos concretos. Numerosas referencias personales, dirigidas to­das ellas al lector.

Materiales para la instrucción programada

Durante los cinco o seis años últimos, en los Estados Unidos de A m é ­rica, ha venido suscitando cada vez m á s interés la experimentación de una nueva técnica que permite al a l u m n o estudiar o aprender por sí solo: la "instrucción programada" .

El concepto de la instrucción programada se basa en investigaciones psicológicas sobre el proceso de la enseñanza, investigaciones que muestran q u e si la materia q u e se trata de enseñar se divide en frag­m e n t o s de fácil comprensión y se hacen preguntas al a lumno después de cada u n o de esos fragmentos, la enseñanza resulta m á s eficaz. C o n la pregunta q u e se hace después de cada fracción de información (frag­m e n t o o " p a s o " ) no se trata de ver si el a l u m n o sabe o no sabe, sino de ayudarle a responder de una manera activa.

Esas preguntas o secuencias de información se pueden presentar en forma de libro, con un fragmento y una pregunta en cada página. A la vuelta de la página, el estudiante encuentra la respuesta correcta a la pre­gunta, de manera que puede ver inmediatamente si ha estado acertado o no, antes de dar el paso siguiente. Esas secuencias pueden presen­tarse también mediante máquinas , fragmento por fragmento, pero nada prueba definitivamente q u e el libro sea así m e n o s eficaz que la máquina.

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Redacción: vocabulario y estilo

Hasta ahora ese procedimiento se ha empleado principalmente en las escuelas, pero puede tener interés para la educación de adultos y tal vez para la producción de material de lectura, cuando éste tenga por objeto informar o instruir a los que acaban de aprender a leer acerca de ciertos temas bien definidos.

El tablero de trabajo

Para redactar material de lectura sencillo, puede ser de utilidad un gran tablero con ganchos o listones en forma de estantes para colocar libros y cartones. El relato se escribe página por página, se dibujan las ilustra­ciones que van en cada página y luego los textos y las ilustraciones se pegan en los cartones y éstos se colocan en el tablero. El equipo de pro­ducción tiene así una visión de conjunto del relato.

Utilización de la pizarra principalmente Utilización de la pizarra combinando c o m o soporte de imágenes. la imagen y el texto.

El tablero o pizarra para narraciones ilustradas, debe construirse con el mate­rial m á s liviano posible, pero suficientemente sólido para resistir su utilización y traslado frecuente. En las pizarras para narraciones ilustradas utilizadas en el Seminario del África Oriental, se empleó un tablero de fibra prensada dura y madera con tiras de celofán gruesa.

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Redacción: vocabulario y estilo

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1 1 ¡III: e . 1. Superficie en cartón.

2. Armazón de madera. 3. Reborde de madera (1 inch = 2,54 c m ) . 4. Tira de celofán fijada detrás del reborde (3 inches = 7,62 c m ) . 5. Ampliación de la sección mostrando el reborde para las tarpetas. 6. Tira de celofán para el papel.

El tablero descriptivo consta de dos partes articuladas en el centro de forma fue puede doblarse y transportarse fácilmente. 1. Goznes que permiten doblar el tablero. 2. Cuerda o cadena, destinada a asegurar la estabilidad del tablero.

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7 Problemas relacionados con los idiomas y la traducción

En muchas partes del m u n d o la situación es muy compleja en materia de lenguas, y ello plantea problemas especiales a los interesados en la alfabetización y producción de materiales de lectura. Tal es especial­mente el caso de África. Nigeria, país donde el inglés constituye el idioma oficial, nos proporciona un ejemplo adecuado. Se señala que en Lagos, la capital federal, se dan cursos de alfabetización en yoruba, hausa e inglés. En Nigeria Oriental se dan clases en ibo y efik, ense­ñándose el inglés en una etapa posterior a la alfabetización. En Nigeria Septentrional se dan clases de alfabetización en veintitrés lenguas, y en Nigeria Occidental en diez. También se estudia el inglés, pero sólo des­pués de que los alumnos han aprendido a leer en su lengua materna.

V e a m o s c ó m o esta compleja situación afecta la producción de mate­rial de lectura para las personas que acaban de aprender a leer. En gene­ral se da por supuesto que los materiales de lectura deben prepararse en la lengua en que el lector ha aprendido a leer. Dicho esto, debe pre­verse toda una variedad de situaciones que van desde lo m á s sencillo a lo m á s complejo: Casos en que la enseñanza escolar y la alfabetización de adultos se

efectúan en la lengua materna de la población, lengua de difusión bastante amplia y que cuenta ya con una literatura.

Casos en que la enseñanza escolar y la alfabetización de adultos se efec­túan en la lengua materna, lengua de carácter local y de poca difusión, carente de una literatura.

Casos en que la enseñanza escolar y la alfabetización de adultos se efectúan en una lengua que no es la materna, pero que se utiliza amplia­mente en la región c o m o segunda lengua (por ejemplo el swahili en Tanganyika y en determinadas partes de Kenia, y el árabe en el Sudán Meridional).

Casos en que la enseñanza escolar y la alfabetización de adultos se efectúan en una lengua de gran difusión que no es la materna y que los alumnos no han hablado antes de aprender a leer (por ejemplo, el francés o el inglés en algunas partes de África). En estos lugares, además de aprender a leer, los alumnos tienen que aprender una segunda lengua.

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Problemas relacionados con los idiomas y la traducción

En ocasiones la enseñanza escolar y la alfabetización se dispensan parte en una lengua y parte en otra (casos en que la lengua local se utiliza c o m o puente para la alfabetización en una lengua de m á s amplia difusión).

Producción en lenguas locales

Allí donde sólo se aprende a leer en una lengua local que no cuenta con una literatura, la necesidad de materiales de lectura suele ser muy urgente, y mayores los problemas inherentes a la producción. Por ejem­plo, puede haber pocas personas capaces de escribircon facilidad en esa lengua; el vocabulario puede ser limitado o carecer de términos técnicos modernos; pueden existir personas que hablen y escriban esa lengua pero que no posean conocimientos técnicos sobre ciertas materias.

Los materiales deberán ser preparados primero en alguna otra lengua, y traducidos luego a la lengua local.

Hay varias soluciones posibles. Por ejemplo: Se puede pedir a escritores que posean la lengua local y otra de m á s

amplia difusión, que escriban el texto en la lengua local y que lo tra­duzcan luego a la lengua de m á s amplia difusión. Ese texto puede estudiarlo entonces un revisor de gran experiencia, que gracias a la traducción podrá hacerse una idea bastante acertada del valor del texto y ayudar al escritor a mejorarlo. Los "tests" o ensayos a que se refiere el capítulo 9 pueden dar también buenos resultados;

Los escritores bilingües pueden también traducir el material existente a cualquier otro idioma que conozcan;

Con frecuencia puede obtenerse una abundante fuente de materiales, tanto "tradicionales" c o m o "nuevos", recogiendo cuentos y sucesos narrados por personas que no saben leer, y trascribiéndolos luego en forma adecuada para su publicación. Las narraciones pueden grabarse en cinta magnetofónica, o consignarse por escrito si hay alguien que conozca la lengua local.

Traducciones técnicas

C o m o es natural, la posibilidad de producir materiales de lectura m e -diantetraducciones no se limita a las lenguas locales habladas por peque­ños grupos. Podemos distinguir: traducciones de material ya preparado para personas que acaban de aprender a leer; traducciones de textos de literatura popular a otras lenguas. En el segundo caso pueden surgir problemas relacionados con el derecho de autor.

En a m b o s supuestos, y especialmente en el segundo, lo que se nece­sita generalmente es m á s una adaptación que una traducción. Las suge­rencias hechas en el capítulo 6 con respecto a la redacción de materiales sencillos y de lectura fácil son aplicables también a las adaptaciones hechas a otras lenguas.

Cuando el traductor no tiene experiencia y el revisor responsable no conoce la lengua que aquél utiliza, se necesita por lo general comprobar

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Problemas relacionados con los idiomas y la traducción

la traducción. Para ello puede pedirse a una segunda persona que no haya visto el texto original que lo vuelva a traducir a la lengua original. La nueva traducción permitirá juzgar la calidad de la primera traducción.

Debe advertirse también que al traducir un libro, suele ser necesario cambiar las ilustraciones a fin de adaptarlas a los nuevos lectores y a su cultura.

Al traducir los grandes clásicos de la literatura, un traductor experi­mentado puede emplear un estilo que no resulte desagradable a los lec­tores de la lengua local, a la vez que conserva algo del estilo del original. Sin embargo, en la literatura destinada a los recién alfabetizados, es de la mayor importancia que el escritor pueda escribir en la lengua local, a fin de que el lector sienta que está leyendo en su propio idioma. Este es uno de los aspectos m á s difíciles en materia de literatura. A u n los espe­cialistas que cuentan con años de experiencia efectúan traducciones literales y poco fluidas, que suenan a extranjeras al lector local. Lo ideal es que el traductor se impregne del contenido del texto original, y que trate luego de reproducir en la lengua local lo que ha leído.

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Las ilustraciones 8

Su objeto

Las ilustraciones, en la cubierta y en el texto, contribuyen a hacer agra­dable el material de lectura. D e ellas puede decirse que: Estimulan el interés y la curiosidad, alientan el deseo de leer o quizá de

comprar el libro. Ayudan al lector a comprender el texto y constituyen una descripción

suplementaria cuando el texto trata de algo que el lector no ha visto o experimentado.

Dan información gráfica sobre el aspecto de las cosas. Muestran "lo que se debe hacer" o "el m o d o de hacerlo". Ayudan al lector a recordar (los estudios realizados por la prensa de

educación fundamental en América Latina muestran que los lectores recuerdan un 66% m á s de la información procedente de textos ilustra­dos que de aquélla procedente de los mismos textos sin ilustraciones).

Proporcionan un placer por sí mismas.

Familiarizan al lector en la interpretación de imágenes impresas. Contribuyen al desarrollo de la percepción y del gusto artísticos. Estimulan a la gente a aprender a expresarse, tanto mediante el dibujo

c o m o por medio de la escritura.

Posibles inconvenientes

Pero lo que atrae la atención es también capaz de distraer. Por ello se ha sugerido que las ilustraciones pueden distraer la atención del lector o romper la continuidad de su lectura. En consecuencia, la utilización y disposición de las ilustraciones deben realizarse con tanto cuidado c o m o el puesto en el propio texto.

La gente poco experimentada en materia de ilustraciones puede verse en dificultades para comprenderlas e interpretarlas. Sin embargo, ello no debe inducir a los escritores y editores a eliminar las imágenes. La incapacidad de algunas personas que acaban de aprender a leer sólo puede superarse acostumbrándolas a ver e interpretar las ilustraciones.

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Las ilustraciones

Por último, es evidente que las ilustraciones aumentan considerable­mente el costo de una edición, de m o d o que cuando un libro deba ven­derse a un precio que compense los gastos efectuados, habrá que tener en cuenta el valor de las ilustraciones al m i s m o tiempo que el del texto.

Proporción y relación de las ilustraciones con el texto

La proporción entre el material "visual" y el material escrito puede variar desde las historietas ilustradas donde la narración se hace mediante imágenes dotadas de encabezamientos o títulos, hasta el libro sin nin­guna ilustración.

La política que debe adoptarse en esta materia depende del tema, los fondos disponibles, los lectores, las facilidades en materia de artistas o fotógrafos.

Principios de orientación

El Dr. Seth Spaulding1 sugirió los siguientes principios: Las Ilustraciones deben hacer m á s concreto y comprensible el texto. Las ilustraciones deben ayudar al lector a comprender el mensaje. En caso de utilizarse el color, debe emplearse en forma realista. Las imágenes y el tipo de letra deben guardar proporción con la página. Las ilustraciones deben tener un matiz h u m a n o . Las ilustraciones se

interpretan con arreglo a la experiencia adquirida. Las buenas ilustra­ciones tienen pocos detalles. N o hay que distraer la atención con un exceso de detalles.

Subráyense claramente las cosas, sin dejar nada que pueda inducir a confusión (la gente enferma debe parecer m u y enferma; un corral de granja sucio deberá dar la impresión de que está m u y sucio, etc.).

Utilícense indicios visuales para identificar objetos y personas (el arado o la azada para identificar al campesino, etc.).

Hágase hincapié en los detalles importantes.

Encabezamientos y textos

Los encabezamientos y textos deben servir para: a) describir condiciones inanimadas (suciedad, pobreza, salud, etc.); b) poner nombres a las personas y a las cosas; c) relacionar las ilustraciones con cuanto se ha expuesto antes o se va a exponer; d) indicar lo que está haciendo, pensando o diciendo la gente en las ilustraciones; e) dar mayor intensi­dad a algunas partes de las ilustraciones; f) generalizar o ampliar el significado de las ilustraciones.

1. Unesco Regional Seminar, op.cit.

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Las ilustraciones

Cubiertas

Las cubiertas deben ser atractivas y suscitar la curiosidad o el interés. U n o o d o s colores atrevidos pueden ser útiles para atraer la atención del lector.

Ilustraciones para periódicos

En el comentario siguiente del Dr. Rupert M . East1 se subraya la impor­tancia de las ilustraciones en los periódicos.

Un periódico para personas que acaban de aprender a leer debe estar ilustrado abundantemente con buenos clisés de fotograbado a mediatinta (si mil ¡grabado). Las fotografías de personalidades célebres y de notabilidades locales son muy bien recibidas y entendidas en general. Incluso en las vistas de edificios, de ceremonias, de lugares diversos, el elemento humano es el más importante. Así, pues, resulta indispensable que la reproducción sea lo suficientemente buena para que pueda reconocerse netamente a los personajes. Para obtener este resultado se necesita que las fotografías, los clisés sacados de las mismas y la impresión sean de buena calidad. Lo más difícil de obtener es, en general, una impresión satisfactoria, ya que las Ilustraciones en grabado a media tinta o similigrabado no se reproducen bien en el papel para periódicos, a no ser que se utilice una maquinaria costosa y un personal m u y competente. Sin embargo, la experiencia demuestra que si se pone el suficiente cuidado no es imposible lograr una impresión satisfactoria.

La fotografía de frente es la imagen que mejor comprenden los que acaban de aprender a leer, c o m o ocurre también con los analfabetos y los niños. Al principio convendrá incluir un número bastante elevado de ellas en las notas informativas y en los artículos. Desde el punto de vista del redactor jefe este método es también el más sencillo: basta con tener una colección de clisés, que se utilizará con arreglo a las necesidades. Sin embargo, tan pronto c o m o sea posible deberán emplearse más ilustraciones típicas de actualidad, sin dejar de reservar el lugar más Importante a los retratos de personalidades.

Los dibujos lineales son m á s fáciles de reproducir, pero pueden resultar menos comprensibles para el lector inexperimentado. Por eso resultan m á s adecuados para los manuales, libros y folletos donde pueden utilizarse en forma de diagramas, cuadros e ilustraciones para adornar un texto o darle mayor claridad. En los periódicos, fuera de los mapas y planos que van con los ar­tículos de información, los dibujos lineales sirven sobre todo para las secciones con carácter de esparcimiento: rompecabezas, consejos prácticos, historietas ilustradas, etc.

La función esencial de las ilustraciones a media tinta no es la de ornamentar la página —aun cuando las fotografías bien reproducidas y una buena c o m p o ­sición de página contribuyan en mucho a dar una apariencia atractiva al diario—, ni tampoco la de dar al lector la satisfacción de contemplar nuevas imágenes o rostros ya familiares, sino la de ayudar al lector inexperimentado a hacerse una

1. Unesco, Cahiers du Centre de documentation Reports and papers on Mass Communi­cation, n.°22, Les périodiques pour nouveaux alphabètes I Periodicals for new literates, págs. 25-26.

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Las ilustraciones

¡dea m á s viva del tema tratado que si se limitara a leer un artículo impreso. Por ello, las ilustraciones deben seleccionarse principalmente con vistas a este fin y los encabezamientos y títulos se prepararán cuidadosamente y serán lo m á s explícitos que se pueda.

Indicaciones para el artista

Al ilustrar los materiales destinados a las personas que acaban de aprender a leer, el artista deberá recordar q u e los símbolos gráficos son tan poco familiares para los lectores c o m o los símbolos implícitos en las palabras.

A fin de ayudar a los nuevos lectores a interpretar los dibujos correc­tamente, éstos deben ser lo m á s claros y realistas posible. Ello no es tan sencillo c o m o parece. A fin de seleccionar los pocos rasgos con los cuales representará su tema, el artista debe tener una clara imagen del m i s m o en su mente , y conocer una serie de detalles en cuanto a la c o n s ­trucción, textura, fondos, etc.

Por ejemplo, es imposible dibujar una casa convincente, que sea reco­nocida c o m o tal por lectores de una región determinada, sin saber: c ó m o está construida (con cañas y barro, piedras o ladrillos) ; c ó m o es el tejado (de bálago, de hojalata o de tejas); la inclinación del tejado; las propor­ciones de las paredes con relación al tejado; la posición y el t a m a ñ o de las aberturas; si se utilizan motivos decorativos.

La m i s m a clase de conocimientos son necesarios con respecto a la gente, las ropas, los objetos y el paisaje.

Los artistas deberán tener presente que un cuaderno de apuntes es un auxiliar inmejorable de la memor ia , y que conviene utilizarlo lo m á s posible.

La perspectiva sólo debe aplicarse c o m o un medio para lograr una mayor impresión de realidad en los paisajes y los objetos. El conoci­miento de la anatomía de la gente, de los animales y de las plantas ayu­dará al artista a dibujar de un m o d o realista, y a mostrar los movimientos y acciones en la forma m á s clara posible.

El fondo debe examinarse también con toda atención. Si es excesivo produce confusión, pero unas cuantas líneas bien escogidas ayudan a situar al lector fuera o dentro de una casa, o en un ambiente determinado. Las figuras deben verse separadas de su fondo. Ello puede realizarse utilizando una línea blanca fina, o acentuando el dibujo del primer plano. (Véanse las dos láminas que siguen.)

Ilustraciones y dibujos para los libros

Las indicaciones prácticas que se exponen a continuación se han t o m a d o de un d o c u m e n t o del Sr. B . H . Armst rong ' .

Las ilustraciones y dibujos para libros se han convertido en una serie de procedimientos artísticos s u m a m e n t e complejos. La ilustración debe

1. Unesco, Regional Seminar on the Production of Reading Materials for New Literates, Report, Burma Translation Society, Rangún, 1958, págs. 101-106.

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Las ilustraciones

contar una historia, crear un estado de ánimo o explicar la función de un objeto. Debe además ajustarse al presupuesto y a un método deter­minado de impresión. También hay que tomar en consideración la cali­dad del papel de imprimir, el nivel de educación del supuesto lector del libro, y la forma en que dicho libro será distribuido.

La facilidad de lectura debe ser la característica esencial de todo libro, y su preparación habrá de gravitar en torno a esta sola idea.

En la medida de lo posible, el tipógrafo y el ilustrador deben concebir mentalmente el resultado final, y trabajar con el revisor y el autor a fin de coordinar sus ideas teniendo en cuenta el sistema de impresión. Su función en el planeamiento inicial de un libro es infinitamente mayor que la de un grabador o un dibujante. El autor y el revisor deben consultar al ilustrador y al tipógrafo para decidir qué es lo que debe ilustrarse, y si hay posibilidad de ilustrar un material determinado. ¿Deben ir las ilustraciones en blanco y negro, o en color? ¿Se presta el papel para los grabados a mediatinta o para los dibujos lineales?

Reproducían de ilustraciones

Las ilustraciones utilizadas en el material impreso son usualmente foto­grafías o dibujos.

Las fotografías se reproducen mediante clisés de grabado a media tinta (similigrabado), en los que los efectos de luz y sombra se obtienen mediante un punteado m e n u d o sobre la totalidad del grabado.

Los dibujos pueden reproducirse, con arreglo a la técnica utilizada, mediante grabados de talla dulce, fotograbados a media tinta, o una combinación de talla dulce y media tinta.

Las fotografías y las ilustraciones gráficas en color añaden atractivo y claridad, pero aumentan también considerablemente el costo, y si el programa de publicaciones tiene que ser m á s o m e n o s autoamortizable, la utilización de las ilustraciones a pleno color resultará en general d e m a ­siado costosa. Sin embargo, el uso de un solo color en los dibujos lineales puede justificar el gasto suplementario, siempre que se lo emplee atinadamente. Por ejemplo, las personas que acaban de aprender a leer se confundirán si ven que el ganado ha sido pintado de verde y las hier­bas tienen color azul, etc. El blanco y negro es preferible al color utilizado sin discernimiento alguno.

las ilustraciones y el método de impresión

El artista debe conocer los distintos sistemas de impresión, ya que la técnica que aplica debe adaptarse al sistema de impresión utilizado.

Los libros y las revistas se imprimen casi siempre con arreglo a uno de estos tres métodos: impresión tipográfica, litografía offset o fotograbado. Cada uno tiene sus ventajas particulares.

La impresión tipográfica es la de uso m á s corriente. Los tipos se fun­den con una aliación de plomo, antimonio y estaño derretido en un molde a temperatura elevada. Las ilustraciones se obtienen por medio de foto-

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VxrvTZ?'

a/-S/6yan.

Revista para alumnos de escuelas primarias, publicada quincenalmente por la Oficina de Publicaciones del Ministerio de Educación, de Jartum.

Akatabu k'Okuliisa Enkoko

Akatabu Kaakabiri-Okwaturra n'Okukuza Obwana * Omuhendo 3/75

Akatabu k'Okuliisa Enkoko. Kampala, Oficina de Publicaciones del áfrica Orien­tal, 1961, 26 p.

Utilización simplificada del color en un librito publicado por el Ministerio de Desarrollo Social para el Departamento de Ciencia Veterinaria y Zootecnia, de Uganda.

Las ilustraciones

grabado (fotograbado de talla dulce y a media tinta), procedimiento quí­mico que produce grabados en relieve, sobre metal, llamados clisés.

Esos elementos reunidos forman un bloque que se coloca sobre una prensa, donde reciben la tinta y, por presión, calcan el molde sobre el papel.

Las ilustraciones a media tinta sólo se reproducen bien sobre papel de buena calidad y, por lo tanto costoso.

El offset es un procedimiento de impresión plano en el que no existen ni huecos ni relieves, sino partes de una misma superficie plana tratadas anteriormente por agentes físicos y químicos de forma que las unas retienen la tinta mientras las otras la rechazan. La impresión se obtiene por calco intermediario sobre un cilindro de caucho.

El fotograbado es un procedimiento de impresión en hueco, es decir que los elementos que imprimen presentan profundidades diferentes que les permiten, cuando están llenos de tinta, calcar sobre el papel según valores de impresión proporcionales al espesor de la capa de tinta. Este procedimiento necesita un material costoso y no estimamos que sea indicado para el género de impresiones que nos Interesa.

Si se aprovechan las peculiaridades de cada método de impresión se economizará tiempo y dinero, y se obtendrán publicaciones de buena calidad. Conviene desarrollar una serie de técnicas de reproducción sencillas, y que no obstante sirvan para ilustrar una gran variedad de materias y temas. Las técnicas lineales son las m á s adecuadas para toda clase de impresiones, por lo cual conviene concentrarse sobre las muchas variaciones que permiten el uso de la pluma, la tinta y el pincel.

Se deben hacer experimentos con toda clase de materiales disponibles, pues hasta los m á s sencillos ofrecen gran número de posibilidades. Los dibujos hechos con tinta y palillos de b a m b ú , mondadientes, o plumas de ganso sobre papeles de diferentes contexturas producen efectos interesantes. Siempre surgirán nuevos problemas, que exigirán a su vez nuevas soluciones. Si se espera pasivamente que surjan los problemas, es muy probable que se vuelva a caer en los viejos métodos que no son ni prácticos ni apropiados.

Un fichero gráfico de consulta

Constituyase un fichero gráfico de consulta. Pueden incluirse en él dos clases de materiales: a) materiales tales c o m o fotografías, símbolos, etc., utilizados corrientemente para la reproducción; b) una colección c o m ­pleta de toda clase de imágenes e ilustraciones, tales c o m o las que representan gentes dedicadas a toda clase de actividades, grabados de máquinas antiguas y modernas, herramientas, ciudades, animales, etc., y ejemplos de diferentes técnicas del dibujo.

Inicíese la colección con el mayor número posible de rúbricas y pro­cúrese ampliarlas continuamente. Archívense los materiales por orden alfabético, y llévese un índice de referencias mutuas.

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Las ilustraciones

Equipo para ilustraciones

Es necesario contar con un buen equipo, pero no es imprescindible dis­poner de todo el instrumental costoso especializado que se encuentra en el mercado. Los elementos fundamentales son: un tablero de dibujo perfectamente en cuadro, una buena escuadra en " T " y cartabones, un instrumento cortante bien afilado, hojas de afeitar y un par de tijeras, pinceles de marta de tres o cuatro tamaños (un poco de agua y jabón a diario los harán durar el doble), y un estuche de instrumentos para dibujante. Los materiales utilizados m á s corrientemente son: tizas al pastel, tinta china negra, pintura al temple negra, un buen blanco opaco, lápices de cera y colores para carteles.

Dibujos lineales

Al preparar dibujos lineales para la reproducción fotográfica, conviene hacerlos de un tamaño mayor del necesario, particularmente cuando el trazado ha de ser m u y preciso (una mitad m á s para las ilustraciones, y el doble para los caracteres de imprenta). En primer término pueden trazarse algunos bosquejos sobre papel de calcar, repitiendo dos o tres veces el dibujo si es necesario antes de reproducirlo sobre un buen papel de dibujo para su versión definitiva con tinta. Para dibujos m u y sencillos puede trazarse el bosquejo directamente sobre el papel de dibujo con un lápiz de color celeste. Al hacer las placas o los clisés los trazos azules no aparecen en el grabado, por lo cual no hay necesidad de borrarlos después del trazado con tinta.

Debe tenerse la seguridad de que se utiliza una buena tinta negra, ya que los tonos grises suelen perderse en la fotografía. Cuando se emplean papeles superpuestos, el celofán rojo es excelente para trazar figuras grandes y firmes. Es necesario utilizar un papel de dibujo bien blanco y conservarlo limpio, pues de lo contrario tendrían que limpiarlo quienes intervengan en la producción después del dibujante.

Dibujo a base de fotografías

El dibujo a base de fotografías es una técnica que puede ahorrar tiempo. Hágase primero un dibujo sobre fotografía del objeto, utilizando tinta indeleble. Introdúzcase después la foto en un baño de yodo. La foto se blanqueará, sin que se borren las líneas de tinta. Lávese entonces el yodo y sumérjase el dibujo en hiposulflto sódico durante 15 minutos por lo m e n o s . Vuélvase a lavar la foto con agua para quitar el hiposulflto. Esta operación elimina muchos problemas de perspectiva. La precaución principal en la composición a base de fotografías consiste en contar con una foto adecuada.

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Las ilustraciones

Medias tintas

Las medias tintas son difíciles de conseguir, incluso si se trabaja en condiciones ideales. Las ilustraciones de contextura gruesa, con luces fuertes y diseño contrastado, son las que mejor impresión causan.

Para hacer ilustraciones a media tinta, utilícese tinta negra o acuarela de color negro de h u m o para los dibujos lavados (háganse experimentos con otros productos a fines de comparación). Utilícese un papel brillante blanco azulado o, si no se dispone de él, píntense los márgenes de la ilustración con blanco opaco.

Los colores de acuarela opacos (utilizados para letreros) ofrecen m á s posibilidades y son m á s fáciles de manejar que los colores transparentes, pero pruébense los dos para ver qué sistema es el m á s adecuado; siempre pueden obtenerse bellos efectos combinando a m b a s técnicas. Mézclense tres o cuatro matices de gris (por ejemplo, 25%, 50%, 75%), agregando blanco y negro, y guárdese una buena cantidad de cada mezcla en frascos pequeños bien cubiertos. Así se evita el tener que preparar las mezclas mientras se hacen las ilustraciones, y si m á s tarde hay necesidad de corregir el dibujo pueden igualarse los colores m á s fácil­mente.

Fotografías

Las fotografías que vayan a reproducirse deben ser todas de medios tonos y, si se desea una buena reproducción, serán objeto de cuidados especiales (no conviene reproducir una foto de una página impresa, pues al pasar de nuevo la foto por la pantalla para hacer el clisé, el efecto de "muaré" resultante destruirá la imagen). La fotografía debe ser satinada en blanco y negro, y de tamaño mayor que el que se desee imprimir (12 X 18 c m a 20 x 25 c m ) N o deben hacerse marcas en el frente o en el reverso de la foto. Toda concavidad o convexidad de la superficie reflejará la luz durante el trabajo con la cámara y afectará el negativo del cual se saca la placa.

No deben utilizarse ganchillos (clips) sobre las fotos. Limpíense las señales de los dedos con benzol (o cualquier otro producto que disuelva la grasa). Al recibirse las fotos en el departamento artístico, conviene adherirlas a un cartón grueso para evitar que se agrieten. Déjese en torno a la fotografía una pequeña franja en blanco para inscribir las instruccio­nes relativas a la cámara. En esa franja se indicarán los límites de la parte de la fotografía que deba utilizarse, límites que también pueden indicarse ligeramente con lápiz al dorso de la fotografía.

Conclusión

H e m o s formulado diversas sugerencias relativas a las ilustraciones, pero todavía quedan por contestar algunas preguntas: ¿Hasta qué punto comprenden las ilustraciones los recién alfabetizados? ¿Se alcanzan

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Las ilustraciones

los objetivos indicados al empezar el capítulo? ¿ Q u é clases de ilustra­ciones son las mejores para una situación determinada?

Las contestaciones variarán según el medio de que se trate y con arreglo al grado de facilidad para la lectura del lugar en cuestión'. El único m o d o de averiguarlo es ensayar los diferentes tipos de ilustra­ciones. En el próximo capítulo se sugieren los métodos que pueden utilizarse.

1. En las pruebas llevadas a cabo en Masindi, se comprobó que las buenas ilustraciones que representaban personas y objetos reconocibles se comprendían fácilmente, pero que las líneas demasiado anchas en los vestidos se interpretaban c o m o franjas; una ventana mal situada se interpretó c o m o un recipiente colocado sobre la cabeza de una niña.

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9 Ensayo de los textos e ilustraciones

Necesidad de los ensayos

En general, el material de lectura para las personas que acaban de apren­der a leer se produce de una manera m á s "intuitiva" que "sistemática". El escritor, escribe; el artista, dibuja; el librero, vende; y todos ellos espe­ran que el lector lea, comprenda, recuerde y disfrute del libro, y, también, que actúe de acuerdo con éste. El escribir es una actividad creadora, y debe seguir siéndolo, pero es importante que lo escrito pueda leerse fácilmente, es decir, que comunique un mensaje al lector. Para saber si es así, lo mejor es probarlo con lectores típicos. Hay métodos sencillos y prácticos que pueden utilizarse con este fin, a los que denominare­m o s "ensayos".

Incidimos también aquí en el campo de la ciencia social aplicada y si puede contarse con un especialista en ciencias sociales, con práctica en la educación de adultos, su colaboración puede resultar m u y útil. Si no es posible, la editora siempre podrá recurrir a esos métodos de tal m o d o que sean útiles para el escritor y el artista e indiquen hasta qué punto éstos han tenido una intuición exacta de la facilidad de compren­der y apreciar lo que han escrito o ilustrado.

Ensayo de un libro publicado

S u p o n g a m o s que queremos ensayar un libro terminado, editado o ilustrado, sobre avicultura lucrativa, por ejemplo, en el que se describe c ó m o un campesino llega a ser un afortunado criador de aves de corral.

En primer lugar hay que decidir: A quién va dirigido el libro (por ejemplo, a avicultores actuales o futuros

que han aprendido a leer recientemente). Q u é es lo que pretende explicarles o inducirles a hacer (por ejemplo,

los métodos avícolas modernos que pueden adoptar; la compra de reproductores de pura raza; la vacunación de aves; la construcción de gallineros limpios; la alimentación; la incubación, etc.).

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Ensayo de los textos e ilustraciones

Q u é se pretende comprobar (por ejemplo, su comprensión y retención del texto y su capacidad de comprender las ilustraciones).

Después será necesario: Buscar de 20 a 100 personas que acaban de aprender a leer y que sean

ejemplos típicos de aquellos a quienes está destinado el libro. Si no tienen un certificado de alfabetización, puede probarse su capacidad con ayuda de un texto sencillo1 para eliminar tanto a los analfabetos c o m o a los lectores adelantados.

Escoger de 2 a 10 interrogadores y darles instrucciones2. Prever que los interrogadores visiten a los lectores y les hagan leer el libro. Preparar un cuestionario sencillo, con unas 10 o 20 preguntas basadas

en el texto acerca de los fines que el libro se propone alcanzar (una o dos preguntas de carácter general c o m o : ¿Leyó usted el libro? ¿ Q u é aprendió en él? Y algunas m á s concretas, c o m o por ejemplo: ¿ Q u é ciase de gallos adquirió el protagonista del relato? ¿ C ó m o los protegió de las enfermedades? ¿ D e qué clase de enfermedades? ¿ Q u é les dio de comer?).

Preparar una lista de palabras difíciles que figuren en el texto, cuyo significado se pedirá a los lectores que expliquen.

Ensayar previamente el cuestionario con dos o tres lectores típicos. Algunos días después se pide a los interrogadores que visiten a los

lectores y se reúnan con ellos por separado para hacerles preguntas y anotar las respuestas. Otra posibilidad es que los lectores sean in­vitados a visitar un centro de comunidad adecuado y puedan ser in­terrogados allí.

Los interrogadores pueden pedir también a los lectores que lean en voz alta determinados pasajes; anotarán entonces todas las palabras que les hacen vacilar y les harán luego una o dos preguntas corrientes para comprobar si han comprendido lo que leen.

Si se trata de someter a prueba las ilustraciones, se enseñarán a los lec­tores todos o algunos de los dibujos y se les preguntará a cada uno de ellos: "¿qué ve en este dibujo?". Las contestaciones deben anotarse cuidadosamente.

Conviene evitar cuidadosamente que estos ensayos causen embarazo a los lectores, por lo que deben escogerse interrogadores amables, a quienes se dará instrucciones de mostrarse corteses y comprensivos. En todo momento se procurará dar a entender a los lectores que se recaba su colaboración para un proyecto muy útil para ellos y para los demás. El tiempo dedicado a establecer "buenas relaciones" está siempre bien empleado.

Tanto el escritor c o m o el artista deberían asistir a una de estas entre­vistas c o m o observadores silenciosos y estudiar luego las respuestas obtenidas en las demás.

En un estudio de esta índole efectuado en un país asiático para averi­guar hasta qué punto se habían comprendido unos libros que habían sido premiados c o m o buen material de lectura para los que acaban de aprender a leer, se comprobó que tales libros estaban muy por encima de la capacidad de los lectores.

1. Véase capítulo 2, pág. 23. 2. Véase capítulo 5, pág. 34.

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Ensayo de los textos e ilustraciones

En Birmania, al hacerse un ensayo con un libro sobre los ántrax, se comprobó que el 80% de los interrogados no sabían lo que significaba la palabra ántrax.

Ensayos previos

H e m o s descrito brevemente c ó m o puede ensayarse un libro ya terminado. Si el resultado, c o m o ocurre a m e n u d o , no es m u y favorable, no puede hacerse otra cosa que tratar de mejorar (por ejemplo, simplificándolos) el texto y las ilustraciones de libros posteriores. En cambio, si se hacen los ensayos antes de que se imprima el libro, el escritory el artista podrán aprovechar los resultados para revisar el texto y los dibujos. A esto se le suele llamar "ensayo previo". El procedimiento es análogo al descrito hasta ahora, salvo que se distribuye el texto mimeografiado y las ilustra­ciones —croquis de los artistas o fotografías— se enseñan por separado a los entrevistados.

También se puede hacer el ensayo previo con las galeradas del libro, pero esto, naturalmente, creará dificultades cuando los ensayos indi­quen la necesidad de grandes modificaciones.

Un ensayo rápido

Cuando se dispone de poco tiempo o resulta difícil distribuir el texto mimeografiado, un recurso práctico para tener alguna ¡dea de si un libro es de lectura fácil, consiste en seleccionar tres o cuatro pasajes clave y preparar luego una serie de preguntas (unas diez, por ejemplo) que se refieran a ellos. A cada lector que participe en el ensayo se le interroga individualmente, se le da una idea del relato o del libro, en su conjunto, se le pide que lea en voz alta los pasajes elegidos y que vuelva a leerlos en voz baja, y luego que conteste a las preguntas. La lectura en voz alta puede dar una idea de la facilidad con que puede leerse el libro y las respuestas a las preguntas indicarán en qué medida se le c o m ­prende.

Ensayo-debate

Otro método consiste en distribuir el texto mimeografiado o las galeradas para ser leído por varios grupos de lectores novicios y luego se hacen preguntas y se inicia un debate. Esta es una manera m e n o s sistemática, m e n o s segura de obtener reacciones detalladas; pero puede ser útil para dar al escritor una ¡dea general, no sólo del grado de comprensión de su público, sino de su interés por el relato o el tema. Las técnicas empleadas y los resultados obtenidos son análogos a los descritos en el capítulo 5 sobre el estudio de cuestiones concretas por un grupo.

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Ensayo de los textos e ilustraciones

Ensayo previo de las ilustraciones

Para el ensayo previo de las ilustraciones pueden utilizarse distintos métodos. En el centro de formación de la Unesco de Mysore (India) se mostró individualmente a probables lectores una serie de doce dibujos hechos con un solo trazo y se preguntó a cada uno de ellos qué veían en los distintos dibujos.

Los resultados de esta sencilla prueba revelaron que casi un 10% de los dibujos no fueron comprendidos o lo fueron mal y se pidió al artista que los modificara o volviese a dibujarlos. Luego fueron ensayados con otro grupo, hasta lograr que fuesen plenamente comprendidos.

También se recurrió al método de contar una historieta utilizando las leyendas de los dibujos. Cuando el lector la hubo aprendido se le presen­taron los doce dibujos, tomados al azar, y se le pidió que eligiera el dibujo correspondiente a cada frase del relato.

Se incluyen en el presente manual algunos de los dibujos que fueron ensayados en el Seminario de Africa Oriental y algunos resultados de las encuestas realizadas sobre el terreno.

Por último, puede ser útil comparar la comprensión de los lectores y sus preferencias respecto de los distintos ti pos de ilustraciones, haciendo ensayos, por ejemplo, con una serie de fotografías y una de dibujos sobre un m i s m o tema.

Desde luego, conviene que el artista o el fotógrafo asistan a uno o dos ensayos, porque tendrán así una idea de la aptitud de sus futuros lecto­res para "descifrar" las ilustraciones. A d e m á s , se sentirán menos molestos si los resultados de los ensayos son negativos.

Quede bien entendido que los métodos sencillos que aquí se describen no deben ser considerados c o m o proyectos de investigación, de los cuales puedan extraerse conclusiones generales. Una investigación de esa índole requiere conocimientos técnicos especializados de ciencias sociales. Sólo son procedimientos útiles que sirven c o m o complemento al criterio intuitivo de los escritores y artistas, y demuestran rápida y fácilmente si los textos e ilustraciones podrán ser comprendidos por los lectores. La experiencia ha demostrado que con ellos pueden ahorrarse muchos esfuerzos inútiles; de este m o d o se evitará que se publiquen libros que no van a ser leídos o que, de leerse, no comunicarán al lector el mensaje que pretenden transmitir.

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Ensayo de los textos e ilustraciones

Los interrogados reconocieron que este dibujo representaba un esterior, pero comentaron que el anciano era "mezquino" y creyeron que todos los niños eran varones. (Todas las niñas se adornan con collares de cuentas —nos dijeron.)

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Ensayo de los textos e ilustraciones

En este dibujo reconocieron fácilmente a la familia en el hogar, pero dijeron que la chica llevaba un debe (lata de conserva) sobre la cabeza . . .

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Ensayo de los textos e ilustraciones

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Aquí fueron reconocidas las reses, salvo la que baja la cabeza en el grupo del fondo. Dijeron que el hombre parecía estar triste. A u n q u e parezca sorpren­dente, el fondo confuso no molestó para nada a los interrogados.

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Ensayo de los textos e ilustraciones

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La puerta abierta de este dibujo fue tomada por una c a m a y las colinas que aparecen en último término, por cuerdas de tender ropa.

El puente que aparece en esta ilustración fue tomado por una casa en construcción.

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10 Del original al producto acabado1

Si se observan las reglas pertinentes, preparar bien un original no exige mayor tiempo o esfuerzo que prepararlo mal. En cambio, el ahorro de tiempo y dinero para el editor y para los impresores es considerable. Al autor y al redactor corresponde velar por una preparación adecuada del original.

Para conseguirlo pueden ser de utilidad las observaciones y reglas siguientes.

El original. Su forma

Los originales deben estar escritos a máquina, a doble espacio y por una sola cara. Debe utilizarse papel blanco fuerte de buena calidad; las hojas deben ser de tamaño uniforme, preferentemente de 21 x 28 centí­metros, dejando un ancho margen por los cuatro lados para las correc­ciones e indicaciones editoriales.

Las correcciones y adiciones al original hechas por el autor deben escribirse entre líneas o en hojas adjuntas y con tinta. Nunca deben es­cribirse al margen de las páginas.

Cada página del original debe tener el m i s m o número de líneas. La lon­gitud de las líneas mecanografiadas debe ser uniforme en todo el original, procurando que los márgenes terminales sean lo m á s iguales posibles.

Todas las páginas deben ir numeradas en la parte superior. Si hubiera que corregir extensamente una página, es preferible copiarla

de nuevo a máquina. Todas las notas o correcciones indicadas en el original que no hayan

de componerse tipográficamente deben señalarse con un círculo en rojo. Cada original debe llevar una página con el título y por lo m e n o s un

índice aproximativo del contenido. En la primera debe figurar el título completo del original y el nombre y dirección del autor.

1. Este capítulo se basa en parte en un trabajo titulado Preparing the manuscript (preparación de un original), escrito por Peter H . N e u m a n n para el Seminario regional de la Unesco sobre la producción de textos para personas que acaban de aprender a leer, Burma Translation Society, Rangún, 1958.

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Del original al producto acabado

Siempre que sea posible, deben presentarse con el original las dedi­catorias, testimonios de agradecimiento, prefacios, introducciones, apéndices, bibliografías, etc.

Debe procurarse que las hojas del original no se arruguen remitién­dolas en un sobre fuerte o en una caja.

Indicación de partes en el original

Debe dividirse el texto en partes o secciones claramente definidas y con indicaciones cuidadosas. C o n el original debe entregarse un índice de materias detallado (no destinado a la impresión).

Cuadros e ilustraciones del texto

El original debe ir acompañado de una lista completa de ilustraciones. Deben numerarse consecutivamente (y por separado) los cuadros y las ilustraciones de todo el libro.

Los pies y explicaciones de las ilustraciones se consideran c o m o títulos. Pueden no ser frases completas y no exigir puntos finales.

Citas y autorizaciones

Las citas breves, de sólo unas cuantas palabras o una frase, se incluyen en el texto. Si son m á s largas, lo normal es mecanografiarlas a menor espacio y dejando un blanco por encima y por debajo de ellas. Los pasajes que se tomen de otro autor, inclusive los cuadros e ilustraciones, exigen la autorización escrita del titular de los derechos de autor, generalmente el editor.

Páginas de respeto

En las páginas de respeto al principio del libro se incluyen, en el orden señalado, algunos o todos los elementos siguientes: falso título o porta­dilla; frontispicio; título; pie de imprenta, propiedad literaria y fecha de publicación; dedicatoria; testimonios de agradecimiento; índice de m a ­terias; índice de ilustraciones; índice de abreviaturas; prefacio; intro­ducción; fe de erratas.

En las páginas de respeto al final del libro se incluyen, por el orden señalado, algunos o todos los elementos siguientes: apéndices; obser­vaciones del autor; léxico; bibliografía; índice general.

N o siempre es necesario que se incluyan todos estos elementos en los materiales destinados a personas que acaban de aprender a leer.

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Del original al producto acabado

Preparación del original para el impresor

Preparación del original

Esta preparación no supone imponer una política editorial, criticar la manera de escribir del autor u opinar sobre la calidad literaria de su estilo. N o significa rehacer las frases, tachar párrafos enteros o intro­ducir cambios radicales basándose en opiniones propias del preparador que se aparten a las del autor. En cambio, es perfectamente lícito que el redactor encargado del original ponga entre interrogaciones todas aque­llas partes del texto que considere gramaticalmente erróneas o que no logre comprender.

La preparación del original comprende: Corregir las faltas de ortografía. Corregir los errores de espaciado. Comprobar el orden de las palabras. Comprobar la concordancia entre un sujeto singular o plural y un verbo

en singular o plural. Comprobar si los nombres propios se escriben de manera uniforme en

todo el texto. Poner los nombres o los términos ingleses o de otra lengua extranjera

entre paréntesis detrás del equivalente o transcripción en lengua nacional.

Comprobar las variaciones ortográficas de los nombres de lugar. Velar por la uniformidad en la utilización de las abreviaturas. Comprobar que se utilizan con cierta uniformidad cifras escritas con

números o letras. He aquí unas cuantas indicaciones: a) con excep­ción de las obras puramente estadísticas, las cifras al comienzo de una frase deben escribirse con letras; b) lo m i s m o debe hacerse con los diecinueve primeros números; c) igualmente se escriben en letras los números redondos en miles, millones y miles de millones.

Uniformar las palabras con variantes ortográficas cuando éstas se

empleen en el original. Comprobar la correspondencia entre las llamadas del texto y las notas

al pie a que se refieren. Comprobar el orden numérico correcto de las cifras. Comprobar el orden alfabético correcto de las letras. Cerciorarse de que no van entre comillas las citas que deben sangrarse

o ir en letra pequeña. Comprobar que los títulos y subtítulos no llevan puntos finales. Comprobar el orden consecutivo de los grabados o ilustraciones y cer­

ciorarse de que los pies no están equivocados. En relación con esto último, revisar cuidadosamente la correlación entre

el pie y la ilustración. Dar al impresor indicaciones tipográficas con arreglo a la presentación

señalada por el artista. Existen naturalmente muchísimos otros factores que deben tenerse en cuenta en la preparación del original para el impresor. Las tres reglas fundamentales a que ha de atenerse el preparador pueden tal vez resu­mirse c o m o sigue: uniformidad, sucesión lógica y claridad.

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Del original al producto acabado

C o m o los impresores no suelen emplear preparadores, generalmente tendrán que ser el escritor y el revisor quienes se encarguen de preparar el original antes de enviárselo al impresor.

Consecución de un estilo uniforme

La fase siguiente de la preparación consiste en dar un estilo uniforme a todo el texto. Este es un punto en cuya importancia nunca se insistirá demasiado.

Muchos editores han adoptado un estilo de la casa o bien aplican un manual, por ejemplo, A manual of style, editado por la University of Chicago Press y muy utilizado en los Estados Unidos.

El preparador no debe confiarse a su memoria para uniformar el estilo. Tras decidir lo que debe ir abreviado o no, subrayado, compuesto en negrilla, etc., debe escribir una lista de los términos y problemas con que probablemente habrá de encontrarse a lo largo del texto y estudiarlos hasta saberlos de memoria.

Composición y tipografía

La presentación de un libro, o de un folleto, revista o periódico influye considerablemente en que sea m á s o menos legible. Las ventajas de un texto cuidadosamente preparado pueden desaparecer si la presentación no es acertada y el producto acabado resulta difícil de leer. Por ello, en las publicaciones para personas que acaban de aprender a leer debe prestarse especial atención a la presentación del texto y de las ilustra­ciones y a la selección de los tipos de imprenta.

Si se trata de un libro, no es de esperar que el autor posea un cono­cimiento detallado de la tipografía, por lo que generalmente confía en el asesoramiento técnico del editor o del tipógrafo, que además pueden proporcionarle la colaboración de un artista gráfico. En cambio, el direc­tor de una revista o periódico necesita conocimientos técnicos pues tiene que decidir los titulares, los cuerpos de letra y la composición tipo­gráfica de cada página y preparar el texto para que llene exactamente el espacio disponible. Muchos directores de periódicos y revistas prefieren textos que dejen un margen de elasticidad.

Diseño, tamaño y estilo

El diseño general de un libro exige una concepción y un planeamiento tan cuidadosos c o m o las ilustraciones, y debe preceder esta fase de la producción.

Debe decidirse en primer lugar el tamaño de la página, el método de impresión y de encuademación, las páginas en que se va a utilizar el color, etc., todo ello consultando con el impresor. C o m o el papel de imprenta se fabrica en tamaños fijos y c o m o las máquinas de imprimir sólo pueden operar con determinados tamaños, hay que adaptar el tamaño de la página y otros detalles al equipo y al material disponibles

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Del original al producto acabado

con el fin de evitar una pérdida innecesaria de papel y conseguir una producción económica.

Generalmente la forma de un libro se establece mediante la prepara­ción de una maqueta. La maqueta consiste en cierto número de páginas en blanco del tamaño elegido, en las cuales el artista gráfico señala la parte ocupada por la composición tipográfica, los titulares, el sitio reser­vado a las ilustraciones, etc. Estas cuantas páginas determinan la forma para todo el libro, que debe adaptarse al modelo en toda su extensión.

Sólo cuando se haya llegado a este punto deben dibujarse las ilustra­ciones y comenzarse la composición tipográfica. Al artista se le deben dar las instrucciones necesarias en cuanto a las dimensiones y al estilo de las ilustraciones requeridas. El impresor indicará en el original el cuerpo y el tipo de letra y la justificación de la columna o línea, a efectos del cajista o del linotipista.

Selección del tipo de letra

El tipo es la forma de la letra. Existen muchas variedades de tipos con sus nombres técnicos correspondientes. Hay tipos m u c h o m á s fáciles de leer que otros; naturalmente, esos son los que hay que utilizar en la pro­ducción de materiales para lectores principiantes. Generalmente, en las imprentas existe un catálogo ¡lustrado de los diversos tipos y cuerpos disponibles.

En la selección del tipo, lo principal es la sencillez. Por ejemplo, el e m ­pleo de sólo dos o tres ti pos en toda una revista o periódico resulta m u c h o m á s eficaz para la lectura que la utilización de m u c h o s tipos diferentes.

Los tipos latinos se dividen en cuatro grandes grupos: a) elzeviriano, con sus formas redonda y cursiva; b) romano, moderno, en redonda y cursiva; c) diversos tipos modernos, en redonda y cursiva que no llevan ciertos rasgos en la base o en la parte superior de muchas letras; d) itá­lico o cursivo, que se parece a la escritura manuscrita, y otros tipos orna­mentales.

D e estos cuatro tipos,el elzeveriano no debe utilizarse nunca páralos recién alfabetizados. Resulta m u y difícil de leer y se usa principalmente en los documentos eclesiásticos, actas de matrimonio, certificados, etc.

El itálico debe utilizarse m u y moderadamente, quizás en uno o dos titulares de revista que se repiten en cada número para que los lectores principiantes se acostumbren a verlos.

Los m á s fáciles de leer son los tipos romano y modernos. Dentro de cada uno de ellos existen cientos de variedades.

Al tipo romano se le considera generalmente c o m o el de m á s fácil lectura para el texto principal de cualquier publicación. Los especialistas en cuestiones tipográficas afirman que los rasgos que estos tipos llevan en la base o en la parte superior de muchas letras ayudan efectivamente a la vista a recorrer la línea durante la lectura. Los tipos sin esos rasgos (los del tercer grupo) pueden usarse para los titulares y para partes de composición limitadas dentro del libro o revista, tales c o m o los pies o leyendas de las ilustraciones, etc. Pero hay que evitar el llenar con ellos la página entera.

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Del original al producto acabado

El itálico o cursivo es un tipo oblicuo que debe emplearse m á s bien con parsimonia. Resulta excelente para destacar una palabra o una frase, pero los pasajes largos en cursiva son difíciles de leer. A veces se utiliza para la introducción de un libro.

Mayúsculas

Se afirma a menudo, aunque equivocadamente, que las mayúsculas son m á s fáciles de leer que las minúsculas. (En tipografía a las mayúsculas se les da el nombre de "caja alta" y a las minúsculas el de "caja baja".)

En los títulos y subtítulos es mejor utilizar mayúsculas sólo para la inicial de las primeras palabras y para la inicial de los nombres, en lugar de poner todp en mayúsculas. La caja baja es m u c h o m á s fácil de leer, especialmente para los que acaban de aprender a leer.

Justificación de linea

En la composición de página, la anchura de la columna es un factor de gran importancia. Por ejemplo, el error m á s corriente, en las revistas, consiste en imprimir a una sola columna correspondiente a la anchura de la página. La dimensión es demasiado grande para que el ojo la recorra fácilmente y además, cuando se llega al final de la línea, resulta difícil encontrar la línea siguiente. Una línea larga compuesta en tipo pequeño es la composición tipográfica m á s difícil de leer. Una columna estrecha apenas presenta inconvenientes, aunque tal cosa podría ocurrir si el cuerpo de letra fuera grande.

Tamaño o cuerpo de letra

El tamaño o cuerpo de letra se mide por "puntos". Cada punto equivale poco m á s o menos a un cuarto de milímetro. Los cuerpos de letra varían generalmente entre 6 y 72 puntos. (A veces se utilizan cuerpos mayores con fines especiales).

La composición tipográfica de los libros para personas que acaban de aprender a leer suele hacerse en cuerpos no menores de 14 puntos. Muchos periódicos utilizan para el texto principal un cuerpo de 7 a 8 pun­tos. Este cuerpo es demasiado pequeño para un periódico o revista desti­nado a lectores principiantes que no se contentan con echar simplemente una ojeada a los títulos. Se recomienda, c o m o mínimo, un cuerpo de 10 puntos. El que se utiliza corrientemente es de 12, cuerpo que ocupa m á s espacio pero que es m u c h o m á s fácil de leer.

Composición o maqueta de la página

En la maqueta de una página hay que tomar en cuenta cuatro elementos: a) el original o texto; b) los títulos y subtítulos; c) las ilustraciones;

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Del original al producto acabado

d) el espacio en blanco, al que no hay que considerar simplemente c o m o una parte que se deja sin texto, sino c o m o uno de los factores positivos que hay que utilizar para conseguir una presentación atractiva.

Al hacer la composición de una página hay que tratar de obtener dos cosas: armonía y variedad.

La armonía se consigue mediante la distribución conveniente de las zonas de composición y de los blancos en la página. La impresión de negrura la producen los caracteres gruesos o grandes en los títulos y las ilustraciones oscuras o de tamaño excesivo.

En un periódico o revista no hay que buscar la armonía mediante una página perfectamente simétrica. Pero si, por ejemplo, se coloca un título y una introducción a 2 ó 3 columnas en la parte superior izquierda de la página, hay que comprensarlo con una ilustración o un título a doble columna colocado en la parte inferior derecha.

La variedad se consigue mediante una mezcla de: títulos a una, dos o m á s columnas; cuerpos y tipos de letra diferentes en los títulos; títulos en mayúsculas o en caja baja a dos o tres espacios; subtítulos al co­mienzo o a lo largo de un texto; composición de las introducciones en cuerpos diferentes al del texto principal y quizás a m á s de una columna; ilustraciones; recuadros de separación; blancos. El espacio en blanco es algo así c o m o el faro o proyector con el que se ilumina la página. Debe concentrarse el espacio en blanco en torno a los títulos y a las ilustra­ciones y después de un punto y aparte en el texto. Una distribución igual de blancos y negros por toda la página no producirá m á s que un efecto gris y opaco. Los blancos deben utilizarse sobre todo para destacar los títulos.

Estos son los principios básicos de la composición de página. La cues­tión exige un detenido estudio por parte de los directores o editores de revistas y periódicos1. Naturalmente, en un libro existen m e n o s posibili­dades de variación.

Preparación de una maqueta

La mecánica de la composición de página exige que se indiquen en una hoja en blanco la situación de los diversos elementos, artículos e ilus­traciones, de m o d o que se adapten a la página y produzcan un efecto agradable. Naturalmente es necesario contar las palabras de cada artí­culo para calcular el espacio que va a ocupar y tener así una idea del número de páginas necesarias y del precio.

Para adquirir experiencia en la composición tipográfica de una página y para que pueda apreciarse el efecto, se propone el siguiente sistema.

En una hoja de papel del tamaño del periódico, revista o libro, trazar cuidadosamente las columnas en que la composición aparecerá y des­pués sombrearlas con líneas diagonales para que adquieran una apa­riencia lo suficientemente "gris". (En efecto, al contemplar la disposi­ción tipográfica de una página, el texto compuesto produce una impre-

1. Hay un capítulo excelente sobre la composición de los periódicos en The active newsroom, manual de técnicas de edición periodística publicado por el International Press Institute, de Zurich.

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Del original al producto acabado

sión predominantemente "gris".) Luego, recortar un número determi­nado de hojas de papel de color algo m á s oscuro, quizá negro, que repre­sentarán las ilustraciones. Algunos de esos recortes deben tener la anchura de una columna, otros la de dos o incluso tres. Unos serán cua­drados y otros rectangulares. Recortar también tiras de papel con la anchura de una, dos, tres o m á s columnas para representar los títulos. En ellas se deben trazar líneas horizontales de trazo m u y grueso para indicar las letras del título.

Una vez hecho esto, pueden manejarse los diversos elementos, cam­biándolos de posición hasta dar con una combinación agradable del texto compuesto, los títulos y las ilustraciones.

Corrección de pruebas

La corrección de pruebas es un arte que hay que aprender. Se han escrito muchos libros sobre la materia pero quizá el m á s completo de todos es: Proofreading and copy-preparation*.

Los editores se ahorrarán muchas molestias si preparan y distribuyen "guías" para uso de sus autores, los cuales deben conocer la técnica y los signos de la corrección. La responsabilidad última de la corrección de las pruebas corresponde al autor y a veces al director o redactor, pero no al impresor.

Signos de corrección y forma de utilizarlos

Los signos de corrección deben estudiarse cuidadosamente, aprenderse de memoria y utilizarse convenientemente. En la indicación de los signos el requisito fundamental es que sean legibles. Todas las correcciones deben indicarse al margen de la prueba. Pueden hacerse con tinta o con un lápiz afilado, según la calidad del papel.

Pruebas de galerada

Después que se ha compuesto el texto, la composición se distribuye en columnas o bloques metálicos llamados galeradas, sacándose entonces las primeras pruebas. Estas pruebas de galerada suelen hacerse en largas hojas de papel y a una sola columna. Un punto importante es que cada galerada debe llevar en la parte superior de la columna para su identificación las siguientes indicaciones: número de galerada, número de trabajo, nombre del linotipista que compuso el texto, fecha e incluso tipo y cuerpo de letra.

Las pruebas de galerada las lee primeramente el impresor, compro­bándolas con el original para corregir los errores del linotipista. El correc­tor de imprenta señalará con una interrogación todo aquello que no c o m ­prenda o que le parezca gramaticalmente erróneo o de dudosa ortografía. El autor debe contestar a todas las interrogaciones de este tipo que apa­rezcan en las pruebas revisadas que reciba.

1. Joseph Lasky, Proofreading and copy-preparation: a textbook for the Graphic Arts Industry. N e w York, Mentor Press, 1954, 656 p.

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Del original al producto acabado

Al autor se le entregarán dos series de galeradas junto con el original. Una de esas series la devuelve, quedándose con la otra para archivarla. Todas las correcciones que el autor haga en la primera serie deben tras­ladarse también a la segunda, c o m o referencia para el futuro. Estas reglas se aplican a todas las pruebas, incluidas las pruebas de página. Las galeradas deben compararse cuidadosamente con el original y las co­rrecciones señalarse claramente al margen y en el texto utilizando los signos a que antes nos referimos.

Las galeradas dejan un amplio margen de libertad para la corrección, pero debe tenerse en cuenta que la longitud de las líneas constituye un factor importante y que cada palabra añadida o tachada en una línea exige componer de nuevo varias líneas, a menudo un párrafo entero. Por ello, siempre que sea posible, el autor debe contar las letras de las pala­bras añadidas o tachadas, tratando de añadir o de tachar c o m o compen­sación otras palabras de longitud semejante. Las galeradas corregidas deben devolverse junto con el original.

Composición de las páginas

Las galeradas pueden pasar por varias revisiones. Sólo cuando la última serie de galeradas aparece limpia (es decir, sin correcciones o sólo con pocas correcciones), se pasa a las páginas. Con este fin se cortan las galeradas y se montan en páginas. Esto permite al director o redactor comprobar si la composición se adapta exactamente a la disposición tipográfica de la página, efectuando, si hay lugar a ello, las correcciones precisas. En esa etapa se pegan a las páginas las pruebas de clisés. Las páginas pasan entonces al personal técnico que prepara el texto c o m ­puesto para la impresión, de conformidad con la maqueta de página. Para las litografías, el artista gráfico hace un bosquejo indicando la posición de las ilustraciones para que el personal técnico pueda manejar los ori­ginales o bien puede montar las páginas para el fotógrafo y el impresor.

Pruebas de páginas

Las pruebas de páginas deben leerse con el m i s m o cuidado que las gale­radas, prestando especial atención a lo siguiente: Comprobar todas las correcciones que se hayan hecho en las últimas

galeradas. Leer por lo menos una línea m á s por encima y por debajo de cada correc­

ción. Comprobar la paginación y las cabeceras o títulos, las llamadas y las

notas al pie. Comprobar los finales de página leyendo cuidadosamente la primera y

la última línea de cada página para cerciorarse de que no se ha olvi­dado ninguna línea.

Releer completamente todo texto que aparezca compuesto de nuevo a una justificación de línea diferente, por ejemplo, cuando ha habido que insertar ilustraciones.

Comprobar todos los pies de ilustraciones y todas las numeraciones. Al corregir las pruebas de página, el autor debe tener en cuenta que el

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Del original al producto acabado

número de líneas en una página no puede aumentarse sin rehacer las páginas siguientes, lo que exige grandes gastos adicionales.

Conclusión

A c a b a m o s de indicar unas cuantas reglas que, si se observan, darán c o m o resultado un mejoramiento de los originales y de los libros y un gran ahorro de tiempo y dinero. Pero no se ha agotado el tema, y deben alentarse los estudios y debates en torno a la materia. Si con lo aquí indicado hemos podido demostrar que la preparación del original y la corrección de pruebas exigen conocimientos especializados que deben poseer todos los autores y redactores, habremos conseguido nuestro propósito.

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11 La edición como cometido de una oficina

de publicaciones

En los primeros capítulos de este manual se han expuesto las múltiples etapas de la preparación de un manuscrito, desde la selección del tema hasta que el original está listo para la imprenta.Todo este trabajo debe orientarse hacia un editor. La tarea de éste consiste en "publicar —esto es, difundir entre el público— las palabras e imágenes que la inteligencia creadora ha producido, que los preparadores de la edición han revisado y que los impresores han reproducido"1.

Clases de editoras

Las empresas editoriales son de diversa índole: 1. En una sociedad culturalmente desarrollada, la mayor parte de la de­

manda de material de lectura puede ser atendida por empresas edi­toriales comerciales. Una editora comercial utiliza el dinero que per­tenece a un grupo de personas —grande o pequeño— par editar libros con un margen de ganacia suficiente que permita distribuir anualmente utilidades a los miembros de ese grupo. Las editoriales siguen diver­sos criterios: algunas están dispuestas a publicar todo lo que creen que puede venderse con provecho; otras se atienen a cierta normas, tanto de contenido, c o m o de estilo y formato.

2. Existen además editoras no comerciales, c o m o las imprentas univer­sitarias o del Estado. Se trata de entidades u organizaciones que, independientemente de que vendan sus libros con o sin ganancia, no tienen que pagar utilidades a un grupo de accionistas. Los beneficios que obtienen vuelven a invertirse para poner en venta mayor número de obras o para reducir el precio de los libros.

3. En muchos países un departamento oficial publica informes especiales y libros con datos relativos a las necesidades de los ciudadanos. En algunos países africanos se encarga de esta función la imprenta ofi­cial, que también publica las actas de las sesiones del Parlamento o asamblea legislativa, sea cual fuere su nombre.

1. Chandler B. Grannis, What happens in book publishing, N e w York: Columbia University Press, 1957.

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La edición c o m o cometido de una oficina de publicaciones

4. En años recientes se han establecido en algunos países otras clases de editoriales especialmente en aquéllos con un alto índice de analfa­betismo; algunas veces, estas entidades se llaman oficina de publi­caciones ("literature bureaux").

El problema de la edición de textos para personas que acaban de aprender a leer

En el programa de producción de libros para personas que acaban de aprender a leer, que constituye el tema del presente manual, es obvio que al principio, por lo m e n o s , no se puede esperar que las empresas comerciales proporcionen la cantidad y calidad de material de lectura que se necesita a precios de venta económicos. Por tanto, es preciso asignar fondos para costear las publicaciones y, en algunos casos, dar un subsidio a la producción para que los libros puedan venderse a precio de costo, o incluso a un precio inferior en caso necesario. N o se puede iniciar satisfactoriamente un programa hasta que no se haya fijado una orientación, ya que los escritores, los ilustradores, los impresores y el propio editor deben saber qué clase de libro se trata de producir. Al planear una campaña de alfabetización, por consiguiente, los fondos para la producción de libros forman parte indispensable de los planes. Para que se puedan apreciar claramente los problemas que se presentan al preparar esos planes, se ofrece a continuación un esquema de la función del editor, al que sigue una descripción del cometido que in­c u m b e a una oficina de publicaciones.

El negocio editorial

Administración y dirección

El gerente o director es el cerebro organizador de la empresa. Le corres­ponde establecer las normas y ponerlas en práctica, preparar nuevos planes y proyectos, vigilar el trabajo del personal (escritores, artistas, preparadores de copias, etc.), buscar autores y artistas ajenos a la enti­dad y estimarlos lo m á s posible, y cuidar de que siempre se disponga de material suficiente.

Redacción de originales

Una editorial suele depender sobre todo de autores ajenos a la entidad, pero también puede tener su propio personal para la preparación de originales, que se encarga de todo o casi todo el trabajo creador. El primer sistema ofrece la ventaja de la variedad y de una gran selección; el segundo permite un mayor control de lo que se escribe. El segundo sistema también hace posible el trabajo en grupo de escritores, espe­cialistas en determinadas materias, ilustradores, preparadores de edición e impresores.

En el caso de los periódicos, su personal escribe gran parte del conte-

80

La edición como cometido de una oficina de publicaciones

nido, pero es conveniente que otra parte proceda de fuentes exteriores, c o m o agencias noticiosas, escritores de artículos especiales, correspon­sales y hasta los propios lectores.

Traducción

La traducción puede tener gran importancia, especialmente cuando se produce el material de lectura en un idioma que no posea una rica litera­tura, o cuando sea m u y limitado el número de escritores que lo utilizan. En este caso la editorial suele contratar traductores con carácter perma­nente o temporal (véase el capítulo 7).

Corrección y preparación de pruebas

El preparador de pruebas se encarga, una vez que el original tiene casi su forma definitiva, de retocar el estilo y de vigilar el léxico y la exactitud de lo que se escribe. También corregirá las pruebas de imprenta para estar seguro de que no aparezcan erratas en el libro.

Ilustración y composición

También para esta labor se puede tener un personal permanente de artistas y fotógrafos. Es indispensable, por lo m e n o s , que haya alguien que sepa diseñar un libro y trabajar con artistas e impresores, para poder convertir el manuscrito en libro y prepararlo adecuadamente antes de enviarlo a la imprenta (véase el capítulo 10). Esta persona, llámese direc­tor de producción o director artístico, contrata artistas en caso nece­sario, fija las reglas tipográficas y de presentación, y muchas veces se ocupa también de comprar el papel y otro material que se utilizará en la impresión y la encuademación del libro. Junto con el manuscrito, el impresor recibe instrucciones detalladas sobre el aspecto exterior que ha de tener el libro y, a veces, también el material (papel, etc.) que debe utilizar.

Impresión

Algunas editoriales tienen su propia imprenta y sus propios tipógrafos. En otro caso, deben tener al m e n o s alguien que entienda de formatos y tipografía. C o m o ya se ha dicho, esta persona puede ser el director de producción o director artístico.

Organización del mercado y distribución

El fin último de una editorial es poner los libros, revistas o diarios en m a n o s de los lectores. En el capítulo 12 se describe la organización, la distribución y el mercado, así c o m o los problemas relacionados con la venta.

A estos siete requisitos de la edición podemos añadir otros dos que pueden ser necesarios en la producción de material de lectura para lec­tores principiantes.

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La edición c o m o cometido de una oficina de publicaciones

Autores especializados

Los textos de lectura se escriben por lo general para comunicar datos y conocimientos, y también para enseñar un arte u oficio. El tema suele tomarse (véase el capítulo 3) de cualquier aspecto de la vida o la ciencia, c o m o la sanidad, la agricultura, la astronomía o la religión; pero siempre que se trate de conocimientos especiales hay que recurrir a un especia­lista en el tema. Algunas veces, c o m o veremos, el especialista escribirá él m i s m o el material (libro o artículo) y otras veces actuará c o m o asesor de un escritor profesional.

N o se quiere dar a entender, desde luego, que una editorial deba emplear de m o d o permanente a tales especialistas. Generalmente se les encuentra en los servicios técnicos oficiales, universidades y otras insti­tuciones, y por lo c o m ú n están dispuestos a trabajar gratuitamente algu­nas horas por día, cuando el material de lectura presente utilidad para sus propios servicios, o mediante el pago de honorarios adecuados.

Asesor en psicología pedagógica

Dada la importancia de varias técnicas de estudio adaptadas de las ciencias sociales —por ejemplo, estudio temático (capítulo 5), prueba de la capacidad de lectura (capítulo 2) y ensayo de textos e ilustraciones (capítulo 9)—toda editorial importante que publique material para per­sonas que acaban de aprender a leer debería contar, en lo posible, con los servicios de un asesor en ciencias sociales, de preferencia un psi­cólogo-pedagogo. N o se pretende que las casas editoriales emprendan investigaciones científicas sobre los problemas de la vida de relación, aunque deben tener conocimiento de ellos y de sus aspectos prácticos. Para lograr los resultados previstos pueden establecerse relaciones de trabajo con institutos de investigación pedagógica, departamentos de ciencias sociales de las universidades o servicios de investigación de un departamento de desarrollo de la comunidad.

Función de una oficina de publicaciones

Supuestos básicos

Para esta sección se parte de dos supuestos básicos: primero, una ofi­cina de publicaciones debe considerarse c o m o una organización tempo­ral, destinada a satisfacer las necesidades de material de lectura de una parte importante de la población, necesidades que por el momento no pueden ser satisfechas por una editorial comercial (por consiguiente, la oficina de publicaciones no se propondrá crear una organización edi­torial c o m o fin en sí misma, sino preparar el camino para que con el tiempo puedan atenderse las necesidades del público sin subvenciones directas ni indirectas). Segundo, ya hay imprentas a las que se puede recurrir para imprimir los libros, aunque la Oficina tal vez necesite un pequeño taller para producir rápida y económicamente material experi­mental.

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La edición c o m o cometido de una oficina de publicaciones

Algunas oficinas desarrollan también otras actividades relacionadas con el suministro de libros, c o m o la organización de servicios bibliote­carios; pero en este capítulo nos referimos únicamente al aspecto edi­torial del trabajo.

Personal e instalaciones

(En estas notas se aplican los principios generales antes enunciados al trabajo especial de una oficina de publicaciones.) No es posible estable­cer un plan detallado válido en todos los casos para una oficina de publi­caciones; pero siempre serán necesarios los elementos siguientes:

Director. Las oficinas de publicaciones constituyen un tipo relativamente nuevo de empresa editorial dentro de los servicios oficiales del Estado, por lo cual no hay un núcleo de funcionarios entre los que se pueda escoger. Un gobierno que establezca una oficina de publicaciones pro­bablemente tendrá que designar a una persona cuyas condiciones se aproximen a las requeridas. Son las siguientes: dotes de administrador; experiencia en el ramo editorial; conocimiento de los métodos comer­ciales; buenas condiciones físicas para viajar con frecuencia cuando la zona correspondiente a la oficina sea m u y extensa; conocimiento de las técnicas de producción de libros; conocimiento de uno o m á s idiomas vernáculos (este conocimiento debe adquirirse, cuando se designe a una persona por reunir otras condiciones, porque el conocimiento de un idioma local, por lo menos , es esencial).

Secretaria. D e preferencia con alguna experiencia en la producción de libros, pero lo principal es que sea buena taquígrafa y conozca los tra­bajos de oficina.

Encargado de producción. Se ocupa en los manuscritos desde el m o m e n t o en que no pasan de ser una idea hasta que llegan a ser un libro impreso, de m o d o que el director, una vez que haya aprobado el proyecto, no nece­site preocuparse de la rutina de la producción, salvo para concretar algu­nos detalles que requieran una decisión suya.

Estos funcionarios constituyen el núcleo esencial de una oficina de publicaciones. El número de personal adicional que se necesite depen­derá del volumen y de la intensidad del trabajo, de los fondos disponibles, de la existencia de personas calificadas para prestar servicios o una ayuda cualquiera.

En una gran empresa con diversas secciones: libros, periódicos, ser­vicio consultivo editorial para los autores, importante sección de tra­ducción, trabajo de distribución, etc., el director puede necesitar un adjunto para que se encargue de una parte del trabajo diario de adminis­tración. El encargado de producción, cuyas funciones pueden incluir al principio la revisión de manuscritos junto con los detalles de produc­ción, tendrá que contar con la ayuda de otros revisores, que trabajen con él o bajo su dirección, cuando aumenten las actividades de la empresa.

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La edición c o m o cometido de una oficina de publicaciones

Es m u y probable que se necesite un artista o director artístico que se encargue de las ilustraciones, de orientar a otros ilustradores, de proyec­tar el aspecto exterior de los volúmenes.

Para un programa destinado a producir material de lectura para los que acaban de aprender a leer debe haber un escritor que visite todas las zonas de actividad y trabaje con el personal local en proyectos concretos ; es preciso asimismo organizar cursos para la formación de escritores de esta índole.

Es casi seguro que se ofrecerán a la oficina infinidad de manuscritos inservibles, esto suele representar una adición engorrosa al trabajo de la oficina; pero puede también, cuando haya entre el personal un asesor, constituir un punto de contacto a través del cual, mediante una corres­pondencia paciente y cuidadosa, se informe a los autores de la clase de material que se necesita.

Para una oficina de publicaciones será m u y útil disponer de personal y medios de transporte para la distribución circulante de libros. Este ser­vicio se encargará no sólo de vender libros, sino de estudiar las reac­ciones frente a los títulos que se ofrecen, organizar exposiciones de libros y establecer puntos de venta.

A u n q u e no forme parte del personal permanente, sería útil designar a un especialista en ciencias sociales para que introduzca en el programa técnicas de valor reconocido, c o m o la de selección y ensayo de los temas.

A todos estos funcionarios hay que añadir el personal auxiliar de secre­taría; los dos puestos esenciales son el de encargado del registro y de contable.

Viajes

El trabajo de una oficina de publicaciones tiene que basarse en el cono­cimiento de un país y de sus necesidades, por lo que el director y otros funcionarios deberán disponer de vehículos y de créditos para viajes.

Fondo para la edición

Es conveniente reservar una s u m a de dinero para constituir un "fondo permanente de edición" que será administrado por el director. Con cargo a este fondo se harán todos los pagos por los gastos que ocasione la producción de un libro; al fondo se abonarán todos los ingresos proce­dentes de las ventas. La manera de utilizar el fondo dependerá de las normas que se fijen: ya sea para gastos preliminares que se recuperarán de un editor, ya sea para edición por la propia oficina, ya sea también, para garantizar la impresión por una empresa comercial. En caso de que se utilice el fondo para la edición por la propia oficina, hay que decidir si el fondo será autoamortizable o si sólo se renovará de vez en cuando, cuando se haya agotado c o m o consecuencia de la venta de libros a un costo inferior al de producción.

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La edición c o m o cometido de una oficina de publicaciones

Libros para lectores principiantes

C o m o ya se ha indicado supra', este tipo de publicación no suele ser rentable, por lo menos en las primeras etapas. Si la alfabetización uni­versal es una finalidad nacional, el buen éxito de la empresa no puede hacerse depender de que las personas recién alfabetizadas quieran o puedan pagar un precio rentable por el material de lectura; pero cuando los programas de alfabetización adquieren grandes proporciones, el fondo de la oficina se agotará rápidamente. Es necesario, por consi­guiente, que en los planes de alfabetización se prevea una consignación especial de créditos que serán utilizados por el director con la coopera­ción de un comité de la campaña de alfabetización. Debe hacerse un-cálculo aproximado del número de títulos que probablemente se necesita­rán en un plazo determinado, y también de su costo probable. Entonces se pondrá a disposición del director y del comité de alfabetización la suma necesaria para costear esos gastos, con arreglo a lo indicado infra2. En general, se reconoce que no es aconsejable la distribución completamente gratuita del material, pero deben estudiarse cuidadosa­mente los precios teniendo en cuenta el ingreso medio de la población. A medida que vaya elevándose el nivel de alfabetización y difundiéndose la instrucción, las subvenciones irán reduciéndose hasta que ya no sean necesarias.

La Oficina de Publicaciones deÁfrica Oriental ha administrado durante catorce años un fondo de operaciones con un capital de 25000 libras, de las cuales 6000 se destinaban a subvenciones. Gastó unas 200000 libras en ediciones y en 1962 el fondo seguía teniendo un capital aproximado de 25000 libras en caja y 30000 libras en especie. Ha empleado casi todas las 6000 libras destinadas a subvenciones, pero puede reponer el fondo de subvenciones en caso necesario mediante una anotación contable.

Registro y contabilidad

Debe organizarse un sistema para seguir en todo momento el estado de los manuscritos y las existencias de libros impresos, del que deberá encargarse un contador metódico. Ya se vendan los libros o se regalen, ya se obtengan utilidades o no se obtengan, es necesario conocer el costo de la operación y para ello habrá que establecer un sistema de contabilidad.

Control del almacén

El control cuidadoso del almacén es de importancia decisiva para el editor, que debe saber lo que se va vendiendo en cada momento , para que no falten libros que el público pide; también debe saber cuáles libros se quedan en las estanterías para tomar medidas, cuando sea posible, destinadas a aumentar las ventas. Dos procedimientos sencillos se ilus-

1. Véase "El problema de la edición de textos para personas que acaban de aprender a leer", pág. 80.

2. Véase "Costo de libros para lectores principiantes", pág. 89.

85

La edición c o m o cometido de una oficina de publicaciones

tran a continuación: formulario de existencias, que va directamente del almacén al director; y una ficha registro en que se inscriben todas las salidas:

OFICINA DE PUBLICACIONES DE ÁFRICA ORIENTAL

FORMULARIO DE EXISTENCIAS

Título de la obra

Tirada de la edición

Fecha de recepción

Informe de «,... ••••••••

Número de ejemplares en

existencia Nairobi

Filial de

Tanganyika

Filial de

Uganda TOTAL

TÍTULO PRECIO DE VENTA ediciones A/1

N.° del original N.° del inventario

Fecha ¿fe. Número de ejemplares (entradas)

Número de ejemplares

(solidos) Saldo Fecha Ä A ,

Número de eiemplores (entradas)

Número de ejemplares

(salidas) Saldo

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La edición c o m o cometido de una oficina de publicaciones

Comités de publicaciones

Si presta servicios a una gran zona o si en ésta se hablan distintos idio­m a s o dialectos, la oficina establecerá comités de publicaciones en cada distrito que la ayudarán a preparar planes y proyectos para ese distrito o para el idioma que allí se hable, y a establecer un grupo de lectores para las obras proyectadas en ese idioma. Suele ser útil que el secretario del comité pase un periodo de aprendizaje en la oficina central, o que se procure, por lo menos , ponerle al corriente de las técnicas y problemas relacionados con la producción de libros. Se puede dar un impulso ini­cial a estos comités con la organización de concursos para autores locales, con premios que proporcionará, en caso necesario, la oficina de publicaciones en metálico o en libros.

Cooperación con los órganos del gobierno

Cuando sea procedente, una oficina de publicaciones puede encargarse de publicar libros por cuenta de los ministerios u otros departamentos oficiales. En los países en que no hay revisores, escritores e ilustradores profesionales, la costumbre de crear pequeños servicios de producción y publicación en varios departamentos oficiales suele ser antieconómica e ineficaz. Sin embargo, cuando una oficina de publicaciones trabaja al servicio de varios departamentos deberá tener un personal y un presu­puesto suficientes para atender sus exigencias de manera rápida y eficaz. Esto requiere un buen plan de publicaciones, y tal vez un comité interdepartamental de publicaciones, y siempre será imprescindible una estrecha cooperación entre el personal de la oficina de publica­ciones y los funcionarios y especialistas de los diversos departamentos. Uno de los problemas m á s importantes que habrá que resolver con esa cooperación, será el de la eficaz distribución del material publi­cado.

Alfabetización de adultos y trabajos ulteriores

El presente manual se refiere al material de lectura y no al material de enseñanza de las primeras letras. N o obstante, una oficina de publica­ciones puede desempeñar un papel importante en la producción de car­tillas y libros elementales de lectura para los programas de alfabetización de adultos. Estas obras raramente resultan rentables y cuando una ofi­cina de publicaciones decide editarlas es probable que deba establecerse un acuerdo con los organizadores de los programas de alfabetización para costear o subvencionar en parte la producción. Las circunstancias locales determinarán si la oficina se encargará de la preparación y pro­ducción del material, para lo que necesita expertos de alfabetización entre su personal, o si se limitará a publicar el material suministrado por los organizadores de los planes de alfabetización. C o m o las opiniones sobre los métodos de enseñanza de las primeras letras difieren m u c h o , la oficina de publicaciones tropezará ciertamente con innumerables pro­blemas si decide encargarse de la función altamente técnica de preparar y ensayar el material de enseñanza.

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La edición c o m o cometido de una oficina de publicaciones

Sea cual fuere su función en la producción de material de enseñanza, se supone que una oficina de publicaciones que actúe donde se aplican programas de alfabetización de adultos, se encargará de preparar, publi­car y, tal vez, distribuir material de lectura para personas que acaban de aprender a leer; en este caso tendrá forzosamente que cooperar con los organizadores de los programas de alfabetización de adultos. D e lo dicho en este manual resulta evidente que la producción de ese material es una empresa técnica y que la oficina de publicaciones nece­sitará personal especializado y fondos para capacitar a escritores y artis­tas, y para cooperar con personal local en el estudio y ensayo de los temas.

Obras de carácter general

SI la oficina de publicaciones se propone ir formando una literatura de carácter local, su programa ha de abarcar todo, desde los cuentos para niños hasta los estudios históricos de alto vuelo. Es probable que la oficina se vea obligada en un principio a hacer publicidad, por ejemplo, organizando concursos, pero al poco tiempo el problema consistirá m á s bien en qué hacer con la avalancha de manuscritos. La Oficina de Publi­caciones del África Oriental ha tratado de reducir la correspondencia con los autores de primeros manuscritos distribuyendo gratuitamente dos folletos multicopiados: Cómo se publica un libro, y Algunas formas de escribir. En realidad, el problema principal reside en que no se ha podido todavía encontrar la manera de convencer a un autor de que su original no merece publicarse. La Oficina de Publicaciones del África Oriental ha compartido gran parte de este trabajo con los comités de publica­ciones, haciendo así recaer sobre los habitantes locales la obligación de pronunciarse sobre la calidad de un original. Claro está que es preciso hacer algunos experimentos y el director no haría bien en imponer, con normas demasiado rígidas, su propio criterio respecto de lo que ha de entenderse por buena literatura.

Trámites editoriales

Dentro de la propia oficina es preciso fijar los trámites relativos a la recepción de originales. En la Oficina de Publicaciones del África Orien­tal los documentos se agrupan en tres secciones:

Correspondencia con los autores. Se incluye aquí una abundante corres­pondencia inicial que tal vez nunca sirva para publicar un libro.

Proyectos. Esta sección comprende la correspondencia inicial sobre proyectos posibles.

Manuscritos. Cuando resulta evidente que un proyecto va a culminar en la producción de un libro, se inicia una carpeta con secciones numeradas. Todo lo que se relaciona con ese original se guarda en la carpeta, dentro de la cual hay un gran sobre que contiene el manuscrito propiamente dicho, fotografías, dibujos, etc. Los documentos antes clasificados c o m o

88

La edición c o m o cometido de una oficina de publicaciones

correspondencia con los autores o con determinados programas irán eventualmente a la carpeta del manuscrito en caso de que se publique el libro.

Costo de libros para lectores principiantes

Al director corresponde decidir finalmente si se publicará o no se publi­cará un manuscrito, guiándose para esto por su propio juicio o por las opiniones de otros funcionarios o de asesores externos. A continuación pedirá al encargado de producción que obtenga presupuestos de pro­ducción. Cuando se reciban éstos y se elija uno, se compone una hoja de costos, en la que se incluyen los costos de imprenta, de ilustraciones, honorarios del autor y todos los demás gastos probables. Conviene añadir un tanto por ciento a los costos de imprenta para cubrir los costos internos (transporte, anuncios, etc.). El margen de utilidades se fija teniendo en cuenta el descuento correspondiente a los distribuidores, y depende de las normas que se sigan. En la Oficina de Publicaciones del África Oriental el recargo para gastos internos es del 10% del costo de impresión, y el margen de utilidades brutas es del 100%. Los descuen­tos autorizados son del 33,33%, porte pagado, para vendedores al por mayor; y del 25%, porte debido, para detallistas. Si la oficina destina parte de sus fondos a subvencionar libros que han de venderse a precio de costo, se retira para ello la cantidad necesaria del fondo de subven­ciones mediante una anotación contable y se aplica al costo del libro. En la página siguiente puede verse un ejempleo de c ó m o se calcula el precio de costo.

Fomento de las ventas

Al calcular el precio de un libro, se tienen en cuenta 100 ejemplares por encima de la cuantía de la edición, o sea que para una edición de 5000 ejemplares se calculará el precio de 5100. El costo total se atribuye úni­camente a 5000 ejemplares, y los 100 restantes quedan disponibles para ser distribuidos gratuitamente con carácter de propaganda. Estos ejem­plares se envían a revistas que publican reseñas, a instituciones, autori­dades docentes, etc. Una hoja de informaciones bibliográficas multi-copiada se distribuye a los posibles compradores, a veces directamente y, otras veces por conducto de los distribuidores.

Si la oficina de publicaciones tiene una biblioteca ambulante, ésta le será muy útil para la venta y para exposiciones de libros con fines de propaganda.

Conclusión

Las notas que preceden se refieren a las principales actividades de una oficina de publicaciones. En cada país puede haber necesidades distin­tas que requieran atención especial. La totalidad de la empresa depende

89

La edición c o m o cometido de una oficina de publicaciones

PRECIO DE COSTE DE UN LIBRO EN PRODUCCIÓN

|Folleto de la Cruz Roja

TÍTULO DEL LIBRO: THE BIRTH OF A BABY IN THE HOME Ficha N?

N? de referencia: MA/1509

Precio de venta

Condiciones -/¡\0 A/B A .

Tirada: 5 000 (+ 100 para publicidad y referencia)

Precio de coste: -/20 (subvencionado)

Papel ) )

Imprenta, encuademación, etc. )

Dibujos y clisés

Más 10$: Gastos generales Imprevistos Gastos de transporte

Derechos : Nada

Derechos de autor: Nada

Otros gastos : Nada

Total

Menos: Subvención Para un precio de) venta de ~/h0 )

= precio de coste de -/¿0 )

Varios 5 OOO) 1 000,00 (.20

PRECIO DE COSTE NETO

1 800

200

) ) 200

)

2 200

2 200

1 200

1 00c

- 20

Observaciones

Referencia 1509/17

Presupuesto de la imprenta

1509/21 factura de los clisés

I509/I2 carta de

confirmación de la

subvención

r

90

La edición c o m o cometido de una oficina de publicaciones

de la calidad y la energía del personal que, al ocuparse en los proyectos iniciados en la propia oficina, debe mantenerse al corriente de los inte­reses y preocupaciones del momento . D e esta manera, los libros que se producen dependen cada vez m á s de las relaciones creadoras estable­cidas en todo el país y así con el tiempo el propio pueblo llegará a asociar la literatura con la expresión de sus propios sentimientos y de su propia personalidad.

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Apéndice

Encuesta sobre avicultura:

guía para entrevistas

Leer atentamente los datos sobre la manera de mejorar la avicultura, para familiarizarse con el tema.

Familiarícese con el cuestionario. Conviene tener en cuenta los siguientes puntos:

1. Estamos haciendo una encuesta sobre avicultura; nuestro propó­sito es conocer las opiniones de los aldeanos y no imponerles la nuestra.

2. H e m o s incluido en la guía para las entrevistas, algunas preguntas que quisiéramos que se hicieran a los aldeanos —los "sujetos" de su entrevista.

3. La guía para entrevistas se divide en tres capítulos: Sección A. Donde figura una serie de preguntas para conocer los

métodos avícolas que se aplican actualmente en la aldea. Sección B. Q u e contiene una serie de preguntas relativas a las opi­

niones y actitudes sobre la cuestión de las personas entrevistadas. Sección C. Q u e tiene por objeto conseguir datos personales sobre

cada persona entrevistada. Antes de visitar las aldeas, ensaye la guía de entrevistas y sus propios métodos, con una o dos personas escogidas a título experimental (es decir, sujetos característicos, que no residan en la aldea donde va Vd . a llevar a cabo su encuesta), Esto es muy importante para asegurarse de que Vd . domina la técnica y las preguntas que figuran en su guía, antes des empezar la verdadera encuesta.

Al realizar estas entrevistas de prueba (y m á s tarde en las entrevistas verdaderas), tenga en cuenta los siguientes puntos: 1. Si la persona entrevistada le pide que le explique la finalidad de su

encuesta, hágalo con claridad y precisión; dígale que alguien está escribiendo un libro sobre avicultura para los habitantes de su región y necesita saber lo que la gente de la aldea piensa y hace a ese respecto.

2. Haga una serie de preguntas sencillas acerca de los métodos que actualmente se aplican en la aldea. Utilice estas preguntas para obte­ner del entrevistado un relato sencillo y directo de la manera c ó m o crían las aves en la aldea. Anótelo en un lenguaje directo.

92

Encuesta sobre avicultura: guía para entrevistas

3. Anote todo lo que le diga. Si ello parece molestar a la persona inte­rrogada, procure retener las respuestas de memoria y anotarlas in­mediatamente después de la entrevista.

4. Una vez obtenida la información sobre los métodos empleados, se pasa a la sección B, que es la m á s importante y difícil de su guía para entrevistas. Aquí debe seguirse el mismo procedimiento de anotar las respuestas; pero todas estas preguntas, así c o m o las llamadas "pre­guntas abiertas" están destinadas a hacer que la persona entrevistada empiece a hablar libremente sobre el tema. Esas preguntas deben emplearse de una manera m u y flexible. Si, por ejemplo, Vd. obtiene una respuesta a su primera pregunta y supongamos que el aldeano empieza a hablarle de enfermedades, no hay que interrumpirle para hacerle la pregunta n.° 2, sino que debe permitírsele que diga todo lo que pueda sobre enfermedades, que en realidad constituye el tema de las preguntas 10 a 13.

5. Al registrar las respuestas a esas preguntas, deberá anotar en estilo directo todo lo que se le diga en relación con el tema, e indicar al margen de su escrito el número correspondiente a la pregunta a que hace referencia la contestación. Si considera oportuno hacer una pre­gunta que no figura en la guía, puede hacerlo con toda libertad, pero deberá anotar en su escrito el texto de esa pregunta.

6. Observe que la pregunta n.°5 se refiere a si el entrevistado ha cono­cido otros métodos avícolas m á s productivos. Si no le contesta o lo hace negativamente, deberá Vd. explicarle —basándose en los datos que se le proporcionen en forma de proyecto de guión para película fija— todo lo que se refiere a la selección y cría de razas de aves m á s productivas.

7. Explique esto de una manera sencilla y no c o m o un vendedor que trata de vender sus ideas.

8. Una vez que le haya explicado todo lo que se refiere a la mejora de los métodos avícolas, puede Vd. hacerle la pregunta n.° 14 para ver si está dispuesto a tomarse la molestia suplementaria que se necesita para obtener esa mejora.

Después de haber practicado su método y ensayado sus preguntas con las personas escogidas para su experiencia, diríjase a la aldea donde deba trabajar (que ya habrá sido seleccionada para su encuesta por el personal encargado de planearla).

Lleve consigo lápices y cuadernos de notas, pero procure no mostrar­los para no intimidar a la gente.

Para elegir los temas de su entrevista, le sugerimos el procedimiento siguiente: cuando vaya a la aldea, reúnase con las autoridades y, si es necesario, estudie el censo y el catastro locales, para saber cuántas familias viven en la aldea, cuáles son sus ocupaciones y quiénes son los más pobres y los m á s ricos. A continuación, seleccione para su estudio unos cuantos casos tomados de tantos grupos según profesión e ingre­sos c o m o haya en la población. Haga una lista de las familias con las que tenga Intención de celebrar las entrevistas. Consulte a las autorida­des de la aldea antes de llevar a la práctica este plan y explíqueles las finalidades de su encuesta.

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Encuesta sobre avicultura: guía para entrevistas

C U E S T I O N A R I O

A . Métodos que aplican actualmente

Pida que le hagan una descripción de los métodos avícolas que aplican actual­mente. D ó n d e crían las aves, Alimentación, Protección, Incubación, ¿Quién se cuida de las aves? ¿Cuál es la producción de polluelos y huevos? ¿Cuál es la proporción entre las aves destinadas al c o n s u m o propio y a la venta?

B. Opiniones y actitudes

1. ¿ Q u é piensa V d . , en términos generales, de la situación de la avicultura en su aldea?

2. ¿ D e s d e cuándo se dedica V d . a la avicultura? 3. ¿Cuánto invierte en ello y qué beneficio obtiene? 4. ¿Cree V d . que pueden obtenerse mejores resultados? ¿ C ó m o ? 5. ¿ C o n o c e V d . otros tipos de aves m á s productivas o ha oido hablar de ello? 6. ¿ Q u é aves le gustaría criar? ¿Por qué? 7. ¿ H a tratado alguna vez de criar esa clase de aves, o conoce a personas que

lo hayan hecho? 8. ¿ C ó m o haría para conseguir esas aves? 9. ¿Tiene V d . idea de c ó m o tiene que criar esas aves?

10. ¿ H a n tenido sus aves alguna enfermedad? (Especifíquela.) 11. ¿ Q u é perjuicios le produjo? 12. ¿ C o n o c e algún procedimiento para proteger a las aves? 13. ¿Cree V d . que una vacuna puede protegerlas? 14. Se tomaría V d . la molestia de

a) Destinar m á s tiempo a la cría de esas aves; b) Vacunarlas anualmente (recurriendo a los servicios gratuitos del Depar­

tamento de Higiene Veterinaria); c) Alimentar regularmente a los pollos con harina de mijo, salvado de arroz,

termes, etc. 15. Después de todo, ¿cree V d . que vale la pena de iniciar la cría de aves, o de

mejorarla?

C . Datos personales

Para cada persona entrevistada: 1. Nombre. 2. Profesión. 3. Q u é clase de aves cría:

a) gallinas;

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Encuesta sobre avicultura: guia para entrevistas

b) gallos; c) pollitos y pollos de hasta 6 m e s e s .

Prepare una lista de las personas con las que piense entrevistarse y un pro­grama con el n ú m e r o de entrevistas diarias que vaya a realizar. Procure seguir puntualmente su programa.

U n a vez obtenida la aprobación de las autoridades de la aldea, visite las casas de las familias que haya seleccionado, en horas adecuadas y pregunte por el cabeza de familia u otro m i e m b r o de ella.

Registre su entrevista en la forma descrita en el párrafo 3 de la página 74. Durante la entrevista, no sermonee al entrevistado para hacerle cambiar de opinión. Por el contrario, demuestre un vivo interés por las opiniones que le exponga y por las contestaciones que le dé.

Envíe diariamente al Centro las notas sobre la encuesta que haya t o m a d o durante el día.

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Bibliografía

Alfabetización

A h m e d , Mushtaq. A survey of reading material for new literates and a study of their reading needs and interests. N e w Delhi, Research Training and Production Centre, 1958, 197 p.

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Escritura

Dale, Edgar; Reichert, Donald. Bibliography of vocabulary studies. Edición revi­sada. Columbus, Ohio, Bureau of Educational Research, Ohio State University, 1957. 174 p.

Flesch, Rudolf. How to test readability. N e w York, Harper, 1951. 56 p. Nolen, Barbara; Goetz, Delia. Writer's handbook for the development of educa­

tional materials. Washington, U . S . Office of Education, Department of Health, Education and Welfare. 1959. 183 p.

Gulas para los autores e impresores

Preparation of manuscripts and correction of proofs. Cambridge, 1951. 19 p. Burbidge, P . G . Notes and references. Cambridge, 1952. 19 p. Carey, G . C . Making an index. Cambridge, 1951. 15 p. Morrison, Stanley. First principles of typography. Cambridge, 1951. 18 p.

Producción de libros

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Hewitt, R . A . Style for print and proof-correcting. London, Blandford Press, 1957. 334 p.

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Bibliografía

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Revistas

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Unesco , Les périodiques pour nouveaux alphabètes: sept expériences. Paris, Unesco , 1957. 58 p. (Estudios y documentos sobre información, n.°24.) [Publi­cado también en inglés.]

Organizaciones productoras de literatura

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Edición de libros

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Distribución de libros

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Legislación

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Artículos que pueden consultarse'

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Roberts, Bruce. Las funciones y la organización de una oficina de publicaciones: algunas conclusiones generales basadas en observaciones hechas en Africa y en la región sur del Pacífico, Pátzcuaro, Michoacán, México, Unesco-Crefal, vol. VIM, n.°1 1956, págs. 16-23.

Shukla, P . D . Producción de textos de lectura para adultos en la India. Pátzcuaro, Michoacán, México, Unesco-Crefal, vol. VIII, n.° 1 1956, págs. 3-9.

Materiales de lectura para personas que acaban de aprender a leer, Pátzcuaro, Michoacán, México, Unesco-Crefal, vol. IX, n.° 1 1957, págs. 15-39.

Spaulding, Seth. Evaluación de la eficacia de las publicaciones, su determinación previa y su comprobación ulterior, Pátzcuaro, Michoacán, México, Unesco -Crefal, vol. X , n.°3, 1958, págs. 172-184.

Roberts, Bruce, U n centro de formación para la producción de material de lec­tura, Pátzcuaro, Michoacán, México, Unesco-Crefal, vol. XIV, n.°1, 1962, págs. 34-44.

Sulemani, I. H . Producción de materiales de lectura en el Pakistán, Pátzcuaro, Michoacán, México, Unesco-Crefal, vol. XIV, n.° 1, 1962, págs. 45-56.

1. Artículos publicados en el boletín trimestral de la Unesco: Educación fundamental y de adultos (desde 1961 : Educación de adultos y de jóvenes).

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