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7/21/2019 Martinez Aguirre Carlos - La Extraña Odisea http://slidepdf.com/reader/full/martinez-aguirre-carlos-la-extrana-odisea 1/101  

Martinez Aguirre Carlos - La Extraña Odisea

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Martinez Aguirre Carlos - La Extraña Odisea

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  • La extraa Odisea. Confesiones de un fillogo clsico es un libro sorprendente,

    divertido, gil y maravillosamente escrito. Bajo la apariencia del relatoautobiogrfico de un alumno primero y profesor de lenguas Clsicas despus, Laextraa odisea es una extraordinaria hoja de ruta para cualquiera que pretendaemprender con xito el aprendizaje del latn y el griego.

    El libro podra muy bien haberse titulado Cmo aprender latn y griego y nomorir en el intento, pues a travs de sus propias vivencias y con gran sentido delhumor, el autor da un repaso a las dificultades y sinsabores con que se enfrentanlos estudiantes de latn y griego en su aprendizaje. Pocos sern los fillogos clsicosveteranos o ms jvenes que no se sientan identificados con muchas de lassituaciones a las que se refiere el autor, y pocos lectores no se sentirn contagiadosde su pasin, su amor y su entusiasmo por la Filologa Clsica.

    Una obra imprescindible para comprender de la forma ms amena posible,los diferentes enfoques didcticos de la enseanza del latn y el griego a lo largo dela historia (la va de los humanistas, gramtica y traduccin, mtodo natural,Reading, Orberg, enfoque comunicativo) y conocer todo un mundo deposibilidades vivas y muy vigentes (el griego moderno como va para aprender elantiguo, los Circuli Latini, la Academia Vivarium Novum, los cmics en latn)que el autor nos ofrece a travs de este extrao peregrinaje que son sus recuerdos yexperiencias como fillogo clsico.

    Una lectura apasionante para cualquier persona interesada en el mundo dela cultura con maysculas e imprescindible para todo estudiante o profesor deFilologa Clsica.

  • Carlos Martnez Aguirre

    La extraa odisea

    Confesiones de un fillogo clsico

  • Ttulo original: La extraa odisea

    Carlos Martnez Aguirre, 2013

  • Nota del Editor Digital

    Este libro fue autoeditado por el autor. Si te ha gustado puedes colaborarcomprando la edicin fsica (10) o electrnica (3) en www.extraaodisea.es

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    De igual modo para la preservacin de la verdad es preciso apartar incluso lo que nos es msnuestro.

    Pues siendo ambas cosas queridas es un deber sagrado elegir la verdad.

    Aristteles

  • A mis maestros del Colegio Siglo XXIde quienes aprend que la educacin

    es la lucha por una sociedad ms justa.

    A M ngeles y Jess

    y a todos los profesores de Secundaria

    que continan transmitiendo su pasin y amor

    por el griego y el latn contra viento y marea.

    Al maestro Hans H. rberg

    por su maravillosa labor,

    su generosidad y su humildad.

    A mi mujer, Amala,

    por regalarme cada da un trocito de cielo

    y un trocito de Grecia.

    A mis padres

    por ensearme a estar del lado

    del pueblo y de la libertad.

  • Advertencia preliminar

    Es posible que mucho de lo que se cuenta en este libro resulte sorprendentey difcil de creer a aquellos lectores que no hayan cursado estudios de FilologaClsica.

    Fuera del mbito de nuestras disciplinas, lo normal es pensar que cualquierprofesor de latn o griego dominar las lenguas de su especialidad ms o menoscon la misma soltura que se espera en un profesor de alemn, ingls o chino. Esdecir: alguien ajeno al mundo de la Filologa Clsica suele dar por supuesto que unbuen profesor de Clsicas de instituto (y mucho ms de la Universidad!) sercapaz de hablar latn y griego antiguo con cierta fluidez, escribir en esas mismaslenguas con correccin y, por supuesto, de leer cmodamente cualquier obra en sulengua original. Esto, sin embargo, est muy lejos de ser habitual.

    Hace ya algunos aos publiqu un pequeo artculo en el que expona misimpresiones respecto a lo que yo consideraba decepcionantes resultados de miexperiencia como estudiante de latn y griego en el Bachillerato y la Universidad,sobre todo en comparacin con mi xitos en el aprendizaje de otros idiomas a losque, sin embargo, haba dedicado mucho menos tiempo y esfuerzo.

    Desde entonces han sido muchos los profesores de latn y griego que se hanpuesto en contacto conmigo para expresarme su total acuerdo con lo contado enese artculo y felicitarme por el valor demostrado al exponer una verdad tangeneralizada como poco admitida: que los licenciados de Clsicas, despus decinco aos de esforzados estudios, no slo solemos ser incapaces de expresarnoscon una mnima correccin en latn y griego (y, en general, ni siquiera de escribirun par de lneas sin el temor a cometer quin sabe qu horribles atentados contralas leyes de la gramtica) sino, lo que es peor, de leer con comodidad los librosescritos en estas lenguas sin necesidad de echar mano continuamente de undiccionario o de ediciones bilinges.

    Algunos justifican este hecho aduciendo que el fin de la Filologa Clsica noes hablar ni escribir en latn y griego, sino la traduccin rigurosa de los textosantiguos, algo que no se puede tomar a la ligera, sino que debe ser realizado con

  • sumo cuidado, ponderacin y esfuerzo. Ante tal objecin yo respondo que si unprofesor de ruso se confesase incapaz de improvisar in situ la traduccin de unapgina de Dostoyevski, simplemente nadie le tomara en serio. Y no veo la raznpor la que el ruso deba resultar ms fcil de aprender a un espaol que el griegoclsico ni, muchsimo menos, que el latn.

    Muchos han sido los profesores de Clsicas con los que he tenido la ocasinde discutir sobre esta cuestin en los ltimos aos. La mayora de ellos, ante mipregunta sobre si podran expresarse con correccin en latn o griego antiguo o siseran capaces de improvisar una traduccin de un texto clsico que no hubieranpreparado previamente, han tenido que reconocer simple y llanamente que no.Cierto es que en, algunas ocasiones, s he encontrado a clasicistas capaces de taleshazaas; la mayora de ellos haban aprendido con mtodos naturales (es decir,ms o menos como se aprenden las lenguas modernas.) En algn caso rarsimo hellegado a conocer, para mi sorpresa, a profesores con una competencia lectora enlatn y griego ms que satisfactoria que me han asegurado haber alcanzadoexclusivamente mediante el estudio de la gramtica y la prctica de la traduccin.Este hecho, sin embargo, no me ha llevado en ningn momento a poner en dudami negativo juicio respecto a los resultados de tal metodologa, pero me ha servidode prueba palpable de cmo la perseverancia y el genio de determinadosindividuos son capaces de alcanzar el xito, incluso en las circunstancias msadversas imaginables.

  • El Colegio Siglo XXI

    Antes de entrar en el asunto principal de este libro me gustara hacer unabreve mencin de cmo era la educacin que yo recib en la Enseanza Primaria,entonces conocida como Enseanza General Bsica o EGB y que duraba ocho aos,desde los seis a los trece.

    Tuve la inmensa fortuna de pasar aquellos primeros y tiernos aos en uncolegio muy especial: El Siglo XXI, en el madrileo barrio de Moratalaz. Es uncolegio creado en los ltimos aos de la dictadura por un grupo de padres ymaestros progresistas que pretendan poner en prctica planteamientospedaggicos alternativos, herederos de la educacin libertaria, las escuelascooperativas italianas y los mtodos de Freinet.

    Para que se entiendan las enormes diferencias que existan entre la forma deensear del Siglo XXI y la enseanza normal de aquellos tiempos, comenzardiciendo que durante los cinco primeros cursos de EGB no recuerdo haber hechoningn examen ni haber recibido ninguna calificacin. Tampoco tenamos libros detexto ni nos mandaban deberes para casa. Todo el trabajo de aquella primera etapame pareca un juego: hacamos dibujos, nos contaban cuentos, escribamoshistorias, dibujbamos tebeos, aprendamos canciones, cocinbamos, bamos deacampada o a una granja-escuela (la Limpia, que fue pionera en Espaa), hacamosteatro y pasacalles por el barrio (recuerdo dos muecos gigantes: la rana y eldragn que haban hecho los propios alumnos y eran uno de los smbolos delcolegio.) A veces, por las tardes, las clases las daban los padres de los alumnos, queorganizaban talleres de lo ms diversos: desde cocina hasta cine, jardinera omacram. Las relaciones entre los nios y con los maestros eran cariossimas.Cuando surgan conflictos o algn chico se portaba mal, el problema se resolvamediante la asamblea de alumnos. No recuerdo que ninguno de nuestros maestrosutilizara mtodos represivos ni violencia psicolgica (ni mucho menos fsica!)contra ninguno de nosotros.

    En los cursos de 6, 7 y 8 empez a haber notas, algunos deberes y,tmidamente, los primeros exmenes. Supongo que nuestros excelentes maestros (yyo tuve la suerte de tener como tutor de aquella segunda etapa a Jorge Gutirrez, a

  • quien queramos con locura) se vean obligados a ir introduciendo aquello ms quepor conviccin, por prepararnos a lo que nos esperaba cuando salisemos de aquelparaso y nos tuvisemos que enfrentar al verdadero sistema educativo de laEspaa de la transicin. A pesar de todo, las notas no dependan en ningn caso delos exmenes, sino de los distintos trabajos de investigacin y creacin (siempreelaborados en equipos) que los profesores nos iban planteando sobre los temas msvariados: desde los dioses del antiguo Egipto (recuerdo que hicimos unos preciososmurales en forma de recortables de tamao natural y que a m me toc hacer aldios Thot) hasta tareas de tipo tecnolgico, como fue construir un levantador depesos a base de poleas o una catapulta como las de las pelculas medievales.

    Realmente en el Siglo XXI los alumnos no nos dbamos cuenta de la suerteque tenamos de educarnos en un sitio as ni mucho menos del enorme esfuerzo ydedicacin que haba detrs de aquello por parte de nuestras maestras y maestros.Cuando pienso en el cario que sentamos por ellos (y que seguro deban notar), ylo habitual de las visitas llenas de agradecimiento que muchos antiguos alumnoshemos hecho a lo largo de nuestras vidas a nuestros antiguos profes, s que tantossacrificios han sido recompensados con creces. Como profesor siempre he tratadode seguir los pasos de aquellos maestros tan locos que me hicieron feliz, y siemprehe envidiado a quienes tuvieron y tienen la ocasin de ejercer la docencia en unlugar tan maravilloso.

  • El Bachillerato experimental

    Estudi el Bachillerato entre los aos 1988 y 1992. Me matricul en la seccinexperimental del Instituto San Isidro de Madrid. El Bachillerato experimental erauna especie de laboratorio en el que el gobierno socialista de entonces estabaprobando lo que iba a ser la futura LOGSE. No s si los maestros del Siglo XXI quenos aconsejaron matricularnos en aquella modalidad realmente tenan confianzaen ella y en los resultados de la futura reforma o simplemente buscabanamortiguar el inevitable golpe que nos llevbamos todos los alumnos del Siglo alpasar de una educacin no represiva basada en la curiosidad y la creatividad a otraautoritaria, individualista y memorstica en el peor sentido de la palabra.

    Lo cierto es que a m en el Bachillerato experimental no me fue del todo mal,y posiblemente mi hermana Marina, que sufri horrores para terminar el BUP y elCOU en el mismo instituto, pero en la seccin normal, lo hubiese pasado conmuchas menos angustias de haber escogido, cuatro aos antes, la mismamodalidad. sa era una de las crticas ms recurrentes que se haca al sistemaeducativo del Siglo XXI: que los alumnos no se saban adaptar a los institutosnormales. La verdad es que en aquellos aos el fracaso escolar en el Bachillerato erageneralizado, y no slo entre los alumnos provenientes del Siglo XXI: la mitad delos alumnos abandonaban el instituto en los primeros cursos.

    Sea como fuere, a m la experiencia en el Siglo XXI me result muy positivatambin desde el punto de vista acadmico. Notaba que sacaba gran ventaja atodos mis compaeros procedentes de colegios normales en competencias en losque, sin ser yo ninguna fiera, ellos estaban totalmente in albis, por la sencilla raznde que no las haban ejercitado nunca. stos eran aspectos tales como el hacerresmenes, realizar trabajos personales que no fueran una mera copia de lasenciclopedias escolares (el corta y pega de la poca), trabajar en equipo (lo cual paramis compaeros de instituto significaba simplemente dividirse el trabajo, sin ningntipo de colaboracin o puesta en comn) y, en general, todo aquello que tena quever con la creatividad o la expresin de opiniones crticas.

    S es cierto que en cuestiones de memorizacin yo llevaba una ciertadesventaja, pues en el Siglo XXI lo nico que nos haban hecho aprender de

  • memoria eran canciones (especialmente de los grupos de moda en los 70 y 80) conhorripilante adaptacin a flauta dulce incluida. Pero, afortunadamente para m, losprofesores de la seccin Experimental solan contarse entre los pocos interesadosen los movimientos de renovacin pedaggica y rara vez centraban su pedagogaen ese tipo de enseanza intil hasta el sadismo que consiste en obligar a loschavales a aprender ingentes cantidades de informacin, datos y fechas que ni lesinteresan ni comprenden y que, tras vomitar el da del examen (o copiar de chuletalos ms avispados), olvidan con gran alivio de su prematuramente maltratadosistema nervioso.

    Por desgracia, muchos aos despus, siendo yo mismo profesor en varios deesos institutos normales de Enseanza Secundaria, he visto como la mayora de miscompaeros de Historia, Filosofa o Literatura, incluso aquellos que se consideran as mismos ms progresistas, siguen aplicando esta absurda y reaccionariapedagoga. Eso s, despus vienen las chanzas y burlas por los disparates escritospor unos alumnos incapaces de entender nada de lo que les han enseado a basede hacerles engullir informacin como a ocas. E insisto: esto lo hacen tambin losprofes supuestamente ms progres: si Giner de los Ros levantara la cabeza!

  • Mi primer contacto con el mundo Clsico

    En aquel Bachillerato experimental que, como digo, era una especie delaboratorio de la LOGSE, creo que en el curso segundo (el equivalente al actual 4de ESO) tenamos una asignatura llamada CULTURA CLSICA.

    Los profesores de aquella asignatura eran dos: uno encargado de la parteromana y otra de la griega. Del profesor de la parte romana poco recuerdo y creoque no aprend casi nada con l, entre otras cosas por el folln que montbamos ensus clases. Lo ms interesante que me viene a la memoria es una ancdota algochusca que, como se ver, no tiene nada que ver con los objetivos de divulgacin deeste libro pero, como tiene su gracia, aqu viene: el tal profesor, del que no recuerdoni el nombre, creo que era un interino y deba de llevar muy poco tiempo en ladocencia pues se le vea muy joven, casi lampio. Ya fuese por su inexperiencia, yapor un humor excesivamente sanguneo, lo cierto es que el hombre se mostrabamuy nervioso a cada momento (yerro funesto cuando se tiene que ejercer laautoridad sobre un grupo de adolescentes en plena revolucin hormonal), y entrelos gestos que denotaban su excitacin estaba la mana de coger un trocito de tiza yagitarla en su puo como si se tratase de los dados en un cubilete. Pues bien, no sa cul de mis compaeros se le ocurri que aquello era un tic que le haba quedadode tanto machacrsela, y la comparacin tuvo tanto xito que al hombre le cay elmote de El Pajosqui, y as nos pasamos el resto del cuatrimestre partindonos derisa cada vez que el infeliz empezaba con sus explicaciones acompaadas delmeneo de tiza, sin que probablemente l llegara nunca a entender la razn por laque provocaba tal hilaridad entre aquella jaura de pequeos salvajes. Esto es lonico que recuerdo de los cuatro meses de cultura romana impartidos por elPajosqui.

    Totalmente distinta fue la parte dedicada al mundo griego, impartida por Mngeles Martn Snchez, una de las mujeres por las que ms admiracin he sentidoen mi vida, y no slo por su labor docente sino por ser una de esas personas queparecen haber sido sacadas del molde del imperativo categrico kantiano. Es lanica profesora del San Isidro (y tambin de la Universidad) con la que mantengohasta hoy amistad y en todo este tiempo mi respeto y cario por ella no han hechoms que aumentar. Adems, le debo a ella, ms que a nadie, haber descubierto mi

  • vocacin filolgica.

    Pero volviendo a aquel primer contacto mo con la lengua y la cultura griega,recuerdo que desde el primer momento todos nos sentimos impresionados poraquella maestra que, con su carcter decidido pero a la vez afable, sin necesidad dedar una voz, se hizo a las mil maravillas con nuestra revoltosa clase poniendo fin alcachondeo con el que habamos atormentado durante la primera mitad del curso alpobre Pajosqui.

    De aquel cuatrimestre de cultura griega recuerdo las proyecciones dediapositivas con cuadros mitolgicos de todas las pocas que nos encandilaban(aos despus, como profesor, he podido comprobar cmo los mitos griegosamansan incluso a los alumnos ms feroces, an no entiendo muy bien por qu), elaprendizaje del alfabeto, que a m me pareci tan divertido como si nos estuviesenenseando a escribir con tinta simptica y, sobre todo, lo que para m fue unverdadero descubrimiento: el asunto de las etimologas, y en esto era yo rara avis,pues la mayor parte de mis compaeros preferan, con mucho, la parte mitolgicade la asignatura.

    Lo cierto es que esa alquimia de las palabras que es la etimologa me parecialgo grandioso, hasta el punto de que no s si ese mismo ao, o al siguiente, meped para reyes un enorme diccionario etimolgico de palabras espaolas de origengriego para continuar incluso fuera del aula el inacabable juego de maravillas queM ngeles nos haba descubierto en su asignatura. Todava conservo aquel primerdiccionario de helenismos del Profesor Crisstomo Eseverri Hualde y lo guardocon el mismo cario con que otros conservan su primer y ms querido juguete.

  • Mi experiencia como alumno de Latn en el Bachillerato

    En el tercer curso del Bachillerato experimental debamos elegir entre variasmodalidades. En el San Isidro se ofertaban dos: filolgico y de cienciasexperimentales. Haba bastantes ms que no recuerdo pero, en cualquier caso, creoque en mi instituto slo se ofertaban estas dos, as que mi eleccin estaba clara,dada mi absoluta ineptitud para las matemticas, que me perseguan como furiasdesde 7 de EGB.

    Comenc el Bachillerato filolgico atrado ms que nada por la Historia y lasCiencias Sociales, pero tambin con ganas de continuar aprendiendo etimologascon aquella profesora de griego tan maravillosa que habamos tenido el cursoanterior y que yo saba, por mi hermana, que era la nica que se encargaba de laasignatura en el turno de maana (en el turno de tarde haba otra, Rosa, famosapor dirigir un grupo de teatro griego que era uno de los orgullos del instituto.)

    El profesor de Latn, sin embargo, era nuevo (Pajosqu desapareci aquelao y nunca lo volvimos a ver.) Su nombre: Jess Garca Garca y haba sido yaprofesor de mi hermana en el Bachillerato normal, as que tena algunas referenciasde l: joven, simptico y estaba como un tren (sta era una apreciacincompletamente subjetiva de mi hermana Marina y sobre la que yo no poda opinar)y aunque a veces se cabreaba y pegaba unas broncas que temblaba el misterio, alfinal era un buenazo y aprobaba a todo quisqui (ste era el dato que ms meinteresaba, porque el latn tena fama de hueso.)

    Aos despus supe que Jess muri siendo todava muy joven en undesdichado accidente de automvil. Mantuve amistad con l durante todos misestudios universitarios, y creo que la ltima vez que le vi fue al volver de miestancia en Grecia, donde pas dos aos despus de acabar la Universidad. Enaquella poca todava no haba descubierto el mtodo rberg, as que creo quenunca llegu a plantearle mis inquietudes y dudas pedaggicas. Cmo me hubiesegustado hacerlo!

    Lo cierto es que Jess result ser tal y como mi hermana lo haba descrito: unto genial, carismtico, que se meta a los chavales en el bolsillo pero con el que, la

  • verdad, no aprend demasiado latn. Y que conste que no le hecho la culpa a Jessen absoluto: era un profesor excelente, enamorado de su profesin y que nosprepar muy bien para la Selectividad (y eso que yo no era precisamente unalumno brillante ni aplicado, sino ms bien vaguete), pero a lo que me refiero es aque, en realidad, en aquellos tiempos y con la metodologa que se aplicaba en laenseanza del latn, lo normal es que ni siquiera los alumnos ms trabajadores einteligentes, aprendiesen latn. Aprendamos otras cosas: declinaciones,conjugaciones, sintaxis, morfologa pero nada de lo que cualquiera entiende poraprender realmente una lengua.

    Pero todo esto necesita una explicacin ms detallada, para lo cualpermtame el amable lector hacer un inciso en estos recuerdos y dedicar losprximos captulos a un anlisis algo ms pormenorizado de aquel mtodo deenseanza que aplicaba mi primer y querido maestro de la lengua del Lacio y queera el que empleaban y venan empleando desde haca ms de un siglo la mayorade los docentes latinos en Espaa y el mundo, salvo algunas honrosas excepcionesde las que hablaremos en su momento.

  • La gimnasia del espritu

    En los primeros das el profesor nos explicaba las normas fonticas con lasque debamos pronunciar correctamente. stas eran las de la llamadapronunciacin restituta, es decir, las heredadas de la escuela filolgica alemana queen su da vinieron a poner orden a las mltiples pronunciaciones nacionaleseuropeas. Nada se nos dijo de la existencia de la pronunciacin ecclesiastica otradicional, dando por supuesto que era algo superado y cuyo conocimiento carecede sentido, con lo que se despreciaba de un plumazo la bella sonoridad de toda lamsica medieval y renacentista latina, por lo que, si algn alumno con dotesmusicales llegaba a entrar en un coro, difcilmente podra entender por qu losdiptongos ae y oe, por ejemplo, deban ser pronunciados e, entre otras cosas.

    Tampoco se nos explic gran cosa sobre las cantidades voclicas, ni se ponademasiado inters en la correcta divisin silbica o la posicin del acento tnico.Creo que no fue hasta la Universidad cuando descubr que no se deca ro-s-e,sino r-sae, ni mucho menos cosas como que familia debe pronunciarse comotetraslaba (fa-mi-li-a), pues en latn no existe el diptongo ia. En cualquier caso todoaquello careca de importancia pues la prctica oral del latn sencillamente noexista.

    Tampoco se pretenda, por tanto, que el alumno aprendiese si la o de Roma,por ejemplo, era larga o breve, ni mucho menos que se pronunciase como tal, comosi las bocas de los espaoles hubieran quedado irreversiblemente deformadas paratales sutilezas, slo alcanzables por los nios germnicos que ya vienen con elinvento de serie. La nica utilidad del asunto de las cantidades voclicas era uninverosmil ejercicio conocido como escandir versos que consista en hacerencajar como uno buenamente pudiera una serie de versos dentro de unosesquemas que me recordaban ms al morse de las pelculas de espas que acualquier cosa que tuviera mnimamente que ver con el arte potica.

    El siguiente peldao en el aprendizaje era la morfologa. Se nos informabade que el latn tena casos, acontecimiento terrible y pecado original por el cualaquella lengua dejaba de serlo para transformarse en una suerte de problemamatemtico eterno. Se daban los valores de stos y, si el alumno tena suerte e iba

  • bien en sintaxis, ya slo le quedaba memorizar las desinencias que caracterizabanaqullos en los distintos tipos palabras y ponerse a descifrar ristras de frasesenigmticas e inconexas, como si, una vez ms, nos las hubiramos de ver con loscdigos interceptados al enemigo en plena guerra mundial.

    Y esto era todo. Con el tiempo la gramtica se iba haciendo ms complicaday los textos ms enrevesados (aunque nunca pasaban de unas pocas lneas.) A lasprimeras tablas de declinaciones (ms o menos fciles de aprender) se ibanaadiendo otras cada vez ms complejas (pronombres, los distintos tipos desustantivos y adjetivos, demostrativos, relativos, etc.) y antes de llegar a Navidadesla mayor parte de los alumnos ya habamos comprendido por qu esa asignaturatena tanta fama de hueso y nuestra nica esperanza de aprobado radicaba en lalegendaria misericordia de Jess, pues estaba claro que era imposible llegar aaprender nunca aquello que, ms que un curso de lengua, pareca de cbala. Comobien decan los defensores de aquella aberracin: el latn era la gimnasia del espritupues, sin duda, mucho msculo cerebral haba que tener para poder llegar adominar una asignatura que consista en aprender una lengua como si se tratase deun ejercicio de lgica.

    Lo cierto es que no a todos los alumnos se les daba tan mal como a m. Habaalgunos que incluso destacaban y le cogan el gusto. stos eran, generalmente, losalumnos ms dciles y aplicados en todas las asignaturas, por lo que realmentealgo de razn tenan los alemanes inventores de la Bildung cuando decidieronconvertir el estudio de las lenguas clsicas en la piedra de toque de su sistemaeducativo: para llegar a aprender latn con esta metodologa hay que tener unadisciplina y capacidad de trabajo verdaderamente prusianas y muy poco espritucrtico.

  • La Selectividad de Latn en el curso de 1992

    Como ya he dicho, pas mis dos cursos de Latn en el instituto descifrandofrases y, en total, no creo que en aquellos dos aos la cantidad de texto latino quetrabajamos en clase alcanzase las doscientas lneas. Lo mismo hubiera dado quehubiesen sido el doble o la mitad, porque con cada nueva sentencia latina lo nicoque perfeccionaba era mi tcnica de descifrado, que consista en saber identificarcada vez mejor las desinencias diversas y en establecer hiptesis cada vez menosdisparatadas de traduccin, siempre con el apoyo del diccionario, con el queconsultaba prcticamente todas y cada unas de las palabras, incluso aqullas msevidentes, siempre alerta ante la posibilidad de los falsos amigos, y que mehacan que, tal y como se nos haba advertido, en ningn momento pretendiese leerel texto de forma lineal, como haba sido escrito y pensado por sus autores y comose hace en cualquier otra lengua, sino que lo primero que debamos hacer erabuscar los verbos y, a partir de ellos, ir reconstruyendo la frase pieza a pieza,primero comprobando si stos eran intransitivos o transitivos, de ser asverificando las distintas palabras que pudieran estar en caso acusativo ycomprobando si tena sentido que tales fueran el objeto directo de los verbosposibles, y as toda una interminable lista de hiptesis que al final acababansacando a la luz un engendro, por lo general incomprensible, y que a base de darlemuchas vueltas al diccionario y a todas las posibles significados de cada palabra,acababa convirtindose en una traduccin de cuyo valor no tenamos, pordescontado, la menor seguridad.

    Como ya he advertido, yo no me contaba entre los alumnos mssobresalientes de mi clase, aunque tampoco era de los peores, as que si digo quedespus de dos aos de latn, a razn de cuatro horas por semana, lo mximo queconsegu fue llegar a traducir cuatro lneas en una hora con ayuda de undiccionario y con resultados bastante penosos, se podr objetar que la culpa no eratanto del mtodo como de mis escasas dotes intelectuales y de mi, sin duda,excesiva indolencia. Pero si reflexionamos sobre lo que se exiga en el examen deSelectividad de aquel ao (que era exactamente lo que acabo de describir) veremosque tampoco haba por parte de los legisladores esperanzas de que aprendisemosmucho ms.

  • A pesar de la opinin general sobre la cada de los niveles de exigencia en elBachillerato actual, lo cierto es que no hay mucha diferencia entre la Selectividadde entonces y la de hoy. Si no recuerdo mal consisti en traducir (con ayuda deldiccionario) dos lneas y media de Csar o cuatro o cinco versos de la Eneida.Adems haba que hacer el anlisis morfosintctico de una oracin y responder aunas preguntas de derivacin y literatura. Aparentemente un examen bastantesencillo para cualquiera que lleve dos o tres aos estudiando una lengua y, sinembargo, tanto entonces como hoy, los resultados de la mayora de los alumnoseran bastante discretos.

    Para encontrarnos un examen considerablemente ms difcil debemosremontarnos a la poca anterior a la reforma de Villar Palas, es decir, la delBachillerato con Curso Preuniversitario, donde, segn me cuentan, el examen deLatn consista en una parrafada de unos cuarenta versos de Virgilio.Indudablemente mucho ms complicado pero, en cualquier caso, tampoco creo quesea para felicitarse el que una lite de estudiantes (y hay que recordar que en losaos del Preu ste era absolutamente minoritario) tras llevar estudiando cinco aosuna lengua a razn de cinco horas semanales, necesitase dos horas y un diccionariopara hacer la traduccin pero claro, se trababa de un texto latino y, como ya sesabe, los romanos deban ser marcianos, porque no hay manera de que nadieaprenda su lengua con los mismos resultados con que se aprenden el alemn, elingls o el ruso, lenguas stas, indudablemente, mucho ms sencillas para unespaol que la lengua latina

    Por mucho que le doy vueltas, no deja de asombrarme cmo durante tantotiempo a todo el mundo le pareca todo esto normal.

  • Las clases de Griego en el Bachillerato

    Bastante ms provecho saqu de las clases de griego. En primer lugar Mngeles dedicaba mucho ms tiempo a los aspectos de cultura y civilizacin, deforma que en aquellos mis dos primeros cursos de lengua griega me pude formarun panorama bastante completo de la historia, la mitologa, las instituciones, el artey la literatura de la Grecia Antigua. En la clase de latn no recuerdo quesacrificsemos nada de tiempo a estos temas. Seguramente Jess consideraba, nosin razn, que cada minuto escamoteado a la prctica del anlisis y la traduccinsupona una amenaza a nuestras posibilidades de aprobar el Selectivo.

    Quizs me equivoque y en algn momento se nos diese alguna clase sobre lahistoria romana. Sea como fuere, si lo hizo, me debieron resultar tan aburridas quelas he borrado de mi memoria. Lo que s recuerdo es que en primero lemos unlibrito titulado As vivan los romanos, del que posteriormente hubo un examen quesuspendimos casi toda la clase, yo incluido: a pesar de haber ledo el libro meresultaba imposible memorizar la inmensa cantidad de datos que all aparecan. Enel segundo curso la parte de cultura romana consisti en que cada alumno debapreparar y realizar una exposicin sobre un gnero literario o autor a nuestraeleccin, adems de la lectura de algn clsico latino (en traduccin, obviamente.)Yo le, por consejo de mi padre y con mucho disfrute, El Asno de Oro.

    En clase de griego, sin embargo, la maestra dedicaba una parte muyimportante del tiempo a las explicaciones de cultura, siempre siguiendo el mtodode ir apoyando todo lo que contaba con ilustraciones en fotocopias o diapositivas yexplicando cada tema no una, sino muchas veces, dejando que en ltimas furamosnosotros los que comentsemos las ilustraciones, de manera que al final del cursome saba bastante bien casi todo lo que habamos ido trabajando sin necesidad dehaber estudiado nada en casa. Este estupendo mtodo pedaggico es el que yomismo siempre he aplicado en mis clases a la hora de abordar los temas decivilizacin (tambin en latn), si no con el mismo xito que mi querida maestra, scon bastante contento de mi parte, y creo que tambin de parte de mis alumnos.

    En el captulo de lengua griega M ngeles segua ms o menos el mismomtodo que Jess pero de una forma ms clara y sistemtica (o, al menos, as me lo

  • pareca a m), de tal manera que a lo largo de los dos aos me quedaron bastanteclaras cules eran las principales desinencias y caractersticas de la morfologagriega y cmo deba aplicar estos conocimientos a la hora de descifrar las frases.He de decir tambin, en honor a la verdad, que M ngeles insista mucho en elaprendizaje del vocabulario bsico. Nos proporcion una lista de unas 600 palabrasordenadas por grupos semnticos y siempre nos insista en la importancia de iraprendiendo cada da unas pocas, algo que yo, por desgracia, no hice, y creo quetampoco ninguno de mis compaeros quizs alguno de los ms empollones s,no lo s.

    Con todo ello los resultados de aquellos mis dos primeros aos de griegofueron bastante ms positivos que los de latn: en primer lugar aprend muchosobre el mundo griego antiguo y, sin ninguna duda, M ngeles supo transmitirme(y no slo a m, sino a toda la clase: tres alumnos de los quince que ramosterminamos haciendo Filologa Clsica) su amor por la lengua y la civilizacingriega. Despus, los conocimientos que adquir sobre manejo del diccionario,anlisis morfosintctico y traduccin, me sirvieron no slo para hacer un muy buenexamen de Selectividad, sino que viv de sus rentas casi hasta el final de la carrera,pues, como explicar posteriormente, salvo los llamados exmenes sindiccionario, con lo que aprend en el Bachillerato me fue ms que suficiente paratraducir la mayora de los exmenes de griego que hice en la facultad, desde elprimer hasta el ltimo curso. Por ltimo, si bien es cierto que en lo que ms flojoqued fue en el vocabulario (aunque aprend bastante ms que en latn, donderealmente no aprend absolutamente nada de lxico), s que desarroll un bueninstinto para apreciar las relaciones semnticas entre palabras de distintas lenguas,las derivaciones etimolgicas, y descubr una buena cantidad de trminosespaoles de origen griego que creo que enriquecieron de manera considerable elcaudal lxico de mi lengua materna.

    Aquellos dos cursos de griego con M ngeles fueron unos de los mejores yms enriquecedores de toda mi vida escolar y, sin duda, los mejores de mi vidacomo alumno de lenguas clsicas. Que M ngeles consiguiera tan buenosresultados con una metodologa tan contraria a la que hoy se emplea en laenseanza de segundas lenguas es, en mi opinin, la mejor demostracin de susexcepcionales dotes como pedagoga.

  • Mi decisin de estudiar Filologa Clsica

    Pocos meses antes de concluir mis estudios de Bachillerato comenc aplantearme seriamente mi futuro universitario. Ya coment que mi inters por lasCiencias Sociales me inclinaban en los primeros aos hacia la Facultad deGeografa e Historia, aunque con no demasiada conviccin.

    Sin embargo, en la poca en que mis estudios medios se acercaban a su fin,yo ya estaba bastante decidido a matricularme en la carrera de Filologa Clsica, apesar de ser consciente de que mi nivel de latn era, siendo generosos, mediocre.Pienso que los dos factores fundamentales que obraron tal cambio fueron: por unlado, el entusiasmo por el mundo antiguo y las etimologas que haba sabidotransmitirme el buen hacer de M ngeles y, por otro, la personalidad vitalista,elegante y alegre de Jess, que en aquellos aos de bsqueda e incertidumbre queson los de la adolescencia, se me representaba como un modelo envidiable de loque algn da esperaba llegar a ser.

    Cuando coment a Jess mis intenciones me dirigi una mirada mezcla deestupor y sorpresa que todava recuerdo. Pas despus a advertirme del malmomento que viva la especialidad, de cmo el futuro no auguraba nada buenopara la misma y de sus dudas sobre la supervivencia del latn y el griego en lainminente ley de educacin (la futura LOGSE) que se nos vena encima, con lasconsecuencias nefastas que ello poda acarrear para mi posible futuro laboral. Hayque pensar en los garbanzos, Carlos. Me dijo.

    Con parecidas reflexiones acogi M ngeles mis propsitos. Creo que lasacompa tambin de alguna palabra de aliento, pero en general en lo que msinsisti fue en que se trataba de una carrera cuyas posibles salidas laborales corranserio peligro de desaparicin. A pesar de que pienso que mis dos profesores deClsicas se alegraban de mi decisin, creo que ambos se mostraban sinceramentepreocupados por las consecuencias que pudiera tener en mi futuro profesional.

    Pero cuando uno tiene diecisiete aos, cinco ms parecen una eternidad, asque a m eso de que las oposiciones llevasen aos congeladas y de que quizs metuviera que acabar dedicando a cualquier otra cosa, no me preocupaba en lo ms

  • mnimo. Con la inconsciencia propia de la edad, deso las advertencias de misprofesores y de una ta ma, catedrtica de Filosofa, que me ech una broncamonumental cuando se enter de mi decisin. Todo en vano. A m lo nico que mepreocupaba era mi bajo nivel de latn, pero pens que ya me pondra las pilas yrecuperara el terreno perdido durante la carrera.

    No s si mi temeraria decisin influy en algo pero, poco despus deanunciar yo mis intenciones, otros dos compaeros de mi clase, para mi sorpresa,anunciaron que tambin queran estudiar Filologa Clsica: Sergio Olid y Raquel deAndrs. Me figuro el asombro y la preocupacin de M ngeles y Jess, alencontrarse en un grupo de quince alumnos a tres futuros Fillogos Clsicos enaquellos momentos en que la continuidad de la especialidad penda de un hilo.Recurdese que an se estaba discutiendo la LOGSE y exista un temor justificado aque sta supusiese una merma considerable, e incluso la desaparicin de nuestrasmaterias en el Bachillerato.

    Lo cierto es que Raquel slo complet el primer ao de carrera, pues duranteel segundo conoci a un chico que tena un granja y all se nos fue, feliz con suaventura rural. Sergio termin la carrera con xito y, aunque le he perdido la pista,s que ha estado trabajando como profesor en algunos institutos de Barcelona yMadrid.

  • Los primeros aos de Universidad

    Comenc la Universidad completamente decidido a disciplinarme y tomarlos estudios en serio, cosa que, me avergenza reconocerlo, no haba hecho hastaahora.

    El primer ao lo pas con relativo xito quedndome pendiente el ingls,asignatura en la que el nivel exigido era muy superior al que se alcanzaba enBachillerato. En el resto de asignaturas fui bastante bien, especialmente en griego,donde se notaba el buen hacer de M ngeles. Recuerdo que dedicamos aquelprimer curso a la traduccin de textos de la Biblioteca de Apolodoro, y el nivel dedificultad no me pareci muy diferente al del Bachillerato. En latn, que aprob conmenos holgura, tradujimos textos de Csar y Catulo.

    Lo ms curioso es que en ninguna de aquellas dos asignaturasfundamentales de mi carrera aprend nada nuevo. Ni en ste, ni en los aossiguientes. Simplemente me dediqu a perfeccionar mi prctica en el descifrado detextos mediante el auxilio del diccionario. Es decir: a pesar de que dedicababastantes horas semanales de estudio tanto al latn como al griego (pues misesfuerzos por disciplinarme haban tenido xito y, a partir de entonces y en losrestantes aos de carrera, dedicaba a preparar las clases muchas horas semanales)no asimilaba absolutamente nada del vocabulario de los textos que traduca, eincluso mis conocimientos de gramtica (declinaciones y conjugaciones) eranbastante inestables, vindome obligado continuamente a consultar las tablas deconjugaciones y declinaciones para resolver las dudas que me asaltaban. sta era laprincipal dificultad, por otra parte, de los exmenes, en los que no se nos permitatener la gramtica a mano pero s el diccionario.

    Adems del trabajo de traduccin diaria que nos mandaban los profesores,yo me esforzaba por mejorar mi competencia por mi cuenta a base de estudiarsistemticamente los manuales que nos haban recomendado: La Nueva GramticaLatina de Lisardo Rubio y la Gramtica Griega de Berenguer Amens. En vanoestudiaba una y otra vez cada punto, resolva los ejercicios, memorizaba lastablas el fruto que obtena de todo aquello era escassimo. Por aquella pocaempec a sospechar secretamente que, o bien yo deba ser tonto de capirote, o para

  • ser un fillogo clsico de verdad, haba que pertenecer a la raza hiperbrea.

    Tampoco tuvieron demasiado xito mis empeos en el aprendizaje devocabulario. Empec a estudiar las listas de M ngeles y otras similares que mehaba conseguido para latn. A pesar de que el vocabulario latino era parecidsimoal espaol, todos mis esfuerzos eran en vano. No haba manera de que se mequedasen en la memoria unos listados de significados que no saba por dndecoger. Despus de varios intentos de hacerme fichas, listas con colores, y no scuantas cosas ms, al final llegu a la conclusin de que nunca sera capaz deretener el lxico grecolatino y desist.

    As pas los tres primeros cursos de carrera, que para m fueron cuatro, puesrepet primero, para cambiarme al plan nuevo y as quitarme el ingls y apuntarmea la subespecialidad de hebreo, lengua hacia la que mi gusto por el AntiguoTestamento me llamaba poderosamente.

    Mis notas eran cada vez mejores, llegando a estar siempre entre los primerosde la clase. Pero al acercarme al fin del tercer ao yo ya haba llegado a laconclusin de que jams llegara a aprender latn o griego de verdad, o al menos,no durante la carrera, as que lo nico que me quedaba era contentarme conmejorar mi pericia en la tcnica de descifrado con diccionario y disfrutar, en lamedida de lo posible, de las clases tericas de literatura, historia, arte y filosofaque, a estas alturas, ya haba comprendido que era lo nico verdaderamente tilque estaba sacando de la carrera.

  • Los exmenes sin diccionario

    Captulo aparte merecen los llamados exmenes sin diccionario. Ya heexplicado que todo el conocimiento filolgico que hasta aqu haba adquiridoconsista en una tcnica bastante imperfecta de descifrar textos con ayuda de undiccionario de unas lenguas de las que lo nico que conoca eran unas cuantasreglas de gramtica. Pues bien, a esta curiosa exercitatio, que a da de hoy me pareceabsolutamente intil e incluso contraproducente, pronto se vino a sumar otra (creoque a partir del tercer curso), ms ardua si cabe, aunque de resultados parecidos enlo que al verdadero aprendizaje de la lengua se refiere.

    Sucedi que un buen da el profesor de turno nos anunci que ya era hora deque empezsemos a traducir en serio a los autores clsicos; es decir, que ya era horade que empezsemos a hacer exmenes sin diccionario.

    Y all fue el llanto y el crujir de dientes Cmo bamos a traducir un texto sindiccionario? Nosotros, que por cada tres palabras que tena la frase consultbamosdiez!

    No recuerdo quin fue el que nos explic el truco con el que pasar aquelescollo ms peligroso que las mismsimas Escila y Caribdis. Quizs fue el mismoprofesor, temeroso de suspender al cien por cien de la clase, o fueron los alumnosya veteranos de los cursos superiores, o tal vez fue nuestro mero instinto desupervivencia. Lo cierto es que para salir airosos de tamaa dificultad haba unasola y nica solucin, porque lo que estaba claro es que nadie se iba a poner ahoraa alcanzar el nivel exigido de golpe, si despus de tres aos de esfuerzos no lohaba logrado.

    El truco estaba en que el examen sin diccionario se planteaba sobre unaobra o fragmento claramente limitado: un dilogo de Platn, un canto de la Eneida,un discurso de Cicern, una tragedia de Sfocles as que de lo que se trataba erade traducir primero el texto con nuestra tcnica habitual (y mejor an echandomano de una edicin bilinge o una traduccin para ir ms deprisa) y, luego,comenzar a memorizar el significado del texto a base de cotejar una y otra vez eloriginal con la traduccin hasta llegar al punto de que segn iba uno leyendo el

  • texto griego o latino, era capaz de recordar la traduccin sin problemas.

    Gracias a esta tcnica que todos aplicbamos sin excepciones, los exmenessin diccionario solan tener notas extremas: dieces y nueves aquellos que se losaban y ceros y unos aquellos infelices que no se lo haban aprendido o habansufrido un bloqueo mental.

    Para evitar que nos aprendisemos el texto espaol como loritos, nuestrosastutos maestros solan escamotear alguna frase del texto del examen. Esto nosupona ninguna dificultad pues, como digo, la tcnica de estudio que todosseguamos no era memorizar la traduccin como si fusemos actores de comedia,sino mediante el apoyo del texto original. Como algo de latn y griego s quesabamos, a pesar de todo, nos resultaba muy fcil darnos cuenta de las partessuprimidas, as que nadie sola caer en la trampa. Eso s, si nos hubieran dado atraducir cualquier otro texto del mismo autor que no correspondiese al corpuspropuesto, los resultados habran sido catastrficos.

    A lo largo de la carrera me examin con este sistema de obras como Elbanquete, el Edipo Rey, el Pro Marco Marcello o algunos captulos del Ab urbe condita.Siempre saqu muy buenas notas en esos exmenes y, sin embargo, si me hubiesetenido que volver a examinar de cualquiera de ellos un ao despus, seguramentehabra sido un desastre. Y s, porque ya entonces lo comentbamos entredivertidos y preocupados, que a todos mis compaeros les suceda lo mismo.Todava hoy me pregunto si nuestros profesores no eran conscientes de todo esto.

  • Las clases de Hebreo

    Como ya cont, decid repetir el primer curso de carrera para podercambiarme al plan de estudios recin estrenado y as cursar la subespecialidad deFilologa Hebrea. Tambin influy en mi decisin el librarme del ingls y darme unpoco de margen para coger mejor nivel en latn, que aunque la tena aprobada yconvalidada, saba yo que todava me costaba ms de la cuenta.

    Mi primer profesor de hebreo fue Luis Girn, en cuyas clases aprend msque en ninguna otra de aquel curso, incluidas las de mi propia especialidad.

    Las clases de Girn no tenan nada que ver con las de latn y griego. Enaquel entonces yo no me daba cuenta del por qu, pues la deformacin mental aque me haba conducido el aprendizaje sistemtico del latn y el griego mediante elestudio de la gramtica y la traduccin de textos me hacan creer que sta era lanica forma de aprender una lengua, y no era capaz de entender que lo quehacamos en clase de hebreo era radicalmente distinto.

    Lo cierto es que aquella clase de hebreo tena un enfoque que nadasorprendera a cualquiera que empezase a estudiar alemn en el Instituto Goethe ofrancs en la Alliance Franaise: empezbamos con los saludos, aprendamos apresentarnos, a hablar de nuestra familia, de nuestras aficiones, del trabajo, losestudios de forma que bamos asimilando el vocabulario y la gramtica a travsde la conversacin y el uso del idioma.

    Si yo no hubiese estado ya totalmente deformado por la didcticagramaticalista (de ah que antes dijese que no slo se trata de un mtodo estril,sino contraproducente), seguramente habra sacado mucho ms provecho deaquellas clases pero, por desgracia, ya era demasiado tarde, de forma que, a pesarde que la orientacin de la clase era cien por cien comunicativa, lo que a m ms mepreocupaba era que mi traduccin de los dilogos del libro de hebreo fuesecorrecta y crearme unos buenos esquemas de gramtica para poder estudiarlos,con lo que echaba a perder algunas de las mejores virtudes del mtodo.

    A pesar de esto, en aquel primer curso aprend ms hebreo que todo el latn

  • y griego de los cuatro aos anteriores: posea un vocabulario de varios cientos depalabras, saba presentarme, hablar de mi familia, de mis gustos, de mis aficiones,era capaz de mantener pequeas conversaciones, y hasta lea textos sencillos de untirn y sin necesidad de usar el diccionario!

    Es curioso como en ningn momento me plante que la razn de aquel xitopudiera estar en la metodologa aunque pueda parecer increble lo justificaba conla descabellada idea de que, al ser el hebreo moderno una lengua artificial,deban haberla hecho muy fcil.

    Por desgracia en el segundo ao de hebreo el mtodo cambi totalmente ydej de ser un curso de lengua viva para transformarse en el estudio de lagramtica y los textos bblicos siguiendo la misma metodologa que en latn ygriego. A m aquello me pareci muy bien, pues es a lo que estaba acostumbrado, yen ningn momento se me ocurri pensar que el cambio podra suponer unaprdida. Pero lo cierto es que a partir de ese momento, sencillamente dej deaprender hebreo, algo que yo atribu no al cambio de metodologa, sino a que al serel hebreo bblico una lengua antigua, su aprendizaje deba de ser tan inalcanzablepara mis cortas entendederas como lo era el del latn o el griego.

    He de reconocer, no obstante, que el Departamento de hebreo pona adisposicin de los alumnos un lector venido de Israel con el que se poda seguiraprendiendo hebreo hablado. Por supuesto yo, convencido de que para aprenderuna lengua bastaba con estudiar su gramtica, no asist a aquellas clases, a pesar deque Girn muchas veces nos insisti en que la lengua hebrea era una, que unhebrasta que se preciase deba conocer tanto la forma antigua como la moderna yde que para llegar a dominarla era imprescindible conocer su uso y hablarla. Ojalle hubiera hecho caso! Y ojal hubiese odo decir alguna vez algo parecido acualquiera de mis profesores de griego!

    Aos despus he tenido ocasin de hablar sobre todo esto con otroslicenciados de Filologa Hebrea (y rabe) y todos me han confirmado que, al igualque en la Clsica, los resultados de los muchos aos de esfuerzo estudiando lagramtica y traduciendo textos en la facultad, son, en el mejor de los casos,dudosos, mientras que la mejor inversin que han hecho en su vida de hebrastases, como tantas veces nos advirti mi maestro Girn, aprender a hablar en hebreo.

  • Fin de la carrera

    Termin la carrera con muy buenas calificaciones. En los ltimos dos cursoscasi todas mis notas eran sobresalientes y matrculas de honor. Esto, por desgracia,no significaba que ya hubiese empezado a dominar de verdad las lenguas deGrecia y Roma, sino que mi capacidad para descifrar textos con ayuda deldiccionario, as como mi intuicin para adivinar los textos que iban a caer en losexmenes, haban alcanzado su nivel mximo.

    En efecto, segn pasaba el tiempo y maduraba mi capacidad intelectual,empec a comprender que los textos que los profesores ponan en los exmenes(me refiero a los exmenes con diccionario) solan coincidir con aquellos que en losmanuales de literatura sealaban como ms significativos de cada autor. As quecomenc a prepararme los exmenes, no slo traduciendo los textos que se nosmandaban en clase (estos seguro que no caan), sino estudiando tambin por micuenta unos cuantos textos ms de cada autor, seleccionados por su especialrelevancia. El resultado fue que, en ms de una ocasin, el texto propuesto para elexamen yo ya lo haba preparado antes en casa, por lo que contaba con unaconsiderable ventaja a la hora de realizar mi traduccin.

    A pesar de ello debo decir que no todas mis buenas notas se debieron a estatriquiuela, y en ms de una ocasin, realmente realic una buena versin detextos que no haba visto nunca, gracias a mi ya muy perfeccionada tcnica dedescifrado.

    Sea como fuere, matrculas y sobresalientes aparte, tras ocho aos deestudios de latn y griego (dos en el Bachillerato y seis en la facultad) yo, alumnonmero dos de mi promocin (el nmero uno era mi buen amigo Juan JosCarracedo) segua siendo incapaz, no ya de hablar en latn o griego (eso ni se mepasaba por la cabeza que fuera posible, de hecho cundo haba visto hacer algo asa alguno de mis profesores?) sino, ni tan siquiera de escribir dos lneas correctas enesas lenguas, o de traducir una pgina cualquiera sin sufrir como un condenado agaleras. Y s perfectamente (porque lo he hablado con l) que lo mismo le suceda ami amigo Juanjo. Imagnense cul deba ser la situacin de los compaeros quehaban terminado con un expediente mucho menos brillante.

  • Recuerdo que una vez, cuando ya empezaba yo a olerme el pastel (deba sera finales del tercer curso), le pregunt a una profesora de griego con la que tenamuy buena relacin: Cundo llegaremos a poder leer griego de forma fluida? Alo que ella, con la condescendencia de quien responde a un nio que, sin saberlo,ha preguntado una impertinencia, contest: Uy! A eso se llega cuando ya llevasmuchos aos dando clase En aquel momento di la respuesta por buena, aunquealgunos aos despus (cuando ya era yo mismo profesor) comprend que si uno nohaba aprendido de verdad latn y griego durante la facultad, tampoco se debaesperar que esto sucediese por el hecho de dar clase con el mismo mtodo con elque no habas llegado nunca a aprender nada, por muchos aos que a ello lededicases.

    En otra ocasin, deba de estar yo en cuarto o quinto de carrera, me encontren la Casa del Libro, en la seccin de Lingstica, a un chico algo mayor que yo yque estaba haciendo el Doctorado, o incluso andaba ya de profesor ayudante, noestoy seguro. No s cmo a m se me ocurri preguntarle si l ya era capaz de leerlibros en latn y griego, a lo que me respondi, despus de muchos circunloquios,que en latn, algo poda, pero que en griego definitivamente no, que eso eraimposible, y que l no conoca a nadie que fuese capaz de hacer algo as. Me dejalucinado.

    Lo cierto es que durante mis seis aos en la Universidad no conoc a ningnprofesor que nos hablase nunca en latn o griego en sus clases o que hiciese algodistinto a explicar temas de gramtica y comprobar la traduccin de los textos quenos haba mandado el da anterior. Ignoro si alguno de estos profesores era capazde hablar fluidamente latn o griego antiguo. De ser as, lo disimulaban muy bien.

  • Mi llegada a Grecia

    Con la licenciatura bajo el brazo, mis perspectivas laborales eran tan malascomo cuando, seis aos antes, haba empezado la carrera: las oposiciones seguancongeladas, y yo haca ya mucho tiempo que tena asumido que no exista ningunaposibilidad de encontrar trabajo como profesor de Clsicas. Mi primer impulso alacabar la carrera fue marcharme a un Kibutz, como haban hecho algunos de miscompaeros de Hebreo pero, como a mis padres la inestabilidad de aquella zonales daba miedo, consegu que, a cambio de renunciar a la aventura israel, mepagaran un viaje a Atenas y se comprometieran a ayudarme econmicamente losprimeros meses, hasta ver qu pasaba.

    No tena ni idea de lo que iba a encontrarme. No tena ni idea de nada quetuviera que ver con la Grecia actual y, por supuesto, no tena ni idea del griegomoderno (ni del antiguo, dicho sea de paso.) Lo nico que tena eran unas ganaslocas de salir del nido y extender las alas.

    Es curioso que, durante todos mis aos en la Facultad de Filologa, lasescassimas veces en que o hablar del griego moderno fue para sealar que no separece al antiguo, algo que me qued perfectamente claro el da que unacompaera de clase le present a una catedrtica una camiseta que le haban tradode Atenas con el famoso epitafio de Nikos Kazantzakis y cuando le pidi ayudapara entender lo que pona, sta le espet que yo eso no lo entiendo porque esten griego moderno y no tiene nada que ver con el antiguo. Hoy me pareceincreble que alguien que realmente sepa griego antiguo, incluso sin haberestudiado nunca griego moderno, diga no entender una frase cuya similitud con elgriego clsico, por no hablar con el helenstico, es enorme.

    Pero volviendo a mi relato, tena un amigo, estudiante de FilologaHispnica, que a su vez era amigo de un profesor del Instituto Cervantes deAtenas, el cual, segn me dijo mi amigo, era un to cojonudo que seguro que meechaba una mano cuando estuviese por ah.

    Con este nico contacto me plant en Grecia a principios de julio. En la guaTrotamundos haba descubierto una pensin cuya duea era inglesa y con la que

  • pude apalabrar por telfono una habitacin a buen precio. La pensin estaba enKukaki, un barrio al pie de la Acrpolis y que, ya slo por ello, a m me encantaba.Nada ms llegar me inform de dnde poda aprender griego moderno y as mematricul en los cursos de la Hellenic American Union, que resultaron serexcelentes. En el mes de septiembre consegu trabajo en el Instituto Cervantescomo profesor interino cuyo sueldo, si bien no era el potos que cobraban los fijos,s que era ms que suficiente como para cubrir todos mis gastos y dejar dedepender de mis padres.

    Por cierto, que aquel profesor amigo de mi amigo, y que era un vascogeneroso y de una sinceridad algo brusca, al conocerme me dijo: As que hasestudiado Filologa Clsica y de griego moderno qu? ni puta idea, eh?Pues no yo respond, tmidamente. Que no te preocupes! Que ahoraes cuando vas a aprender griego de verdad! Eh? Y no lo que te han enseado en lafacultad. Que estoy harto yo de ver por aqu a profesores de griego que no tienen niidea de nada, pero ni de moderno, ni de antiguo, ni de nada. En aquel momentoaquello me dej bastante desconcertado, pues mis verdaderos y escasosconocimientos de griego clsico, a pesar de la licenciatura, lo consideraba yo unvergonzoso secreto, y ni se me ocurra que pudiera ser algo generalizado (a pesarde que saba que ninguno de mis compaeros de clase saban mucho ms que yo,salvo una excepcin a la que me referir ms tarde, pero, en cualquier caso,pensaba yo que deba ser algo de mi promocin, que debamos ser ejemplaresdegenerados de la especie, o algo as.) La cosa es que, como aquel tipo, que por lodems era muy simptico, me pareci que estaba un poco majara (me dej lasllaves de su apartamento durante todo el verano mientras l estaba de vacacionesen Espaa sin conocerme de nada), no le di demasiada importancia a sucomentario.

    Y as, con la fortuna sonrindome desde el primer instante en que pis suelogriego, dieron comienzo aquellos dos aos que pas en Atenas y que, por muchosmotivos, fueron los mejores de mi vida.

    Pero no es el objeto de este libro contar cul fue mi ventura en el pas de losdioses sino, tan slo, lo referente a mis experiencias con el aprendizaje de sulengua.

  • Las clases de griego moderno y mi trabajo como profesor de espaol

    La Hellenic American Union es un instituto de idiomas dedicadofundamentalmente a la enseanza de ingls, pero que tambin ofrece cursos degriego moderno para extranjeros. El curso de verano con el que yo comenc tenacarcter intensivo (maana y tarde) por lo que en un mes debimos avanzar desde elnivel principiante a la mitad del A2.

    Aparte de conocer las letras y no tener problemas para entender losconceptos gramaticales, de poco me sirvieron mis escasos conocimientos de griegoclsico en el aprendizaje de la lengua.

    El funcionamiento del curso era el habitual en la metodologa comunicativay que cualquier persona que haya estudiado ingls en sitios como InternationalHouse o el British Council conoce perfectamente: empezbamos aprendiendo apresentarnos, a hablar de nuestra familia, nuestra profesin, nuestros gustos, etc. y,poco a poco, a travs de situaciones comunicativas cada vez ms complejas, bamosasentando y ampliando nuestros conocimientos de gramtica y vocabulario. Si aesto se suma que en muy pocos das comenc a hacer amigos griegos con los quepasaba todo mi tiempo, a nadie le extraar que para el final del verano ya fuesecapaz de chapurrear en griego con bastante soltura.

    Durante el curso normal segu asistiendo a las clases matutinas de laHellenic American Union, y por la tarde dando clases como profesor de espaol enla seccin del Instituto Cervantes del Pireo.

    Al acabar el ao escolar creo que habamos alcanzado el nivel B2(equivalente al First Certificate,) y aunque todava me quedaba muchsimo caminopor recorrer en el aprendizaje del griego (y hoy s que aprender una lenguaextranjera es un camino que no se termina nunca), ya me desenvolva de formacompletamente autnoma y era capaz de defenderme con soltura en casi cualquiersituacin de la vida cotidiana.

    Muy interesante me result tambin mi trabajo como profesor de espaol.Cuando Csar, el entonces jefe de Estudios del Cervantes, me ofreci el trabajo,

  • confieso que a m me daba bastante miedo mi falta de experiencia y, sobre todo,por mis todava escasos conocimientos de la lengua griega, hecho por el cual mepareca muy difcil poder impartir clase a alumnos griegos. Sin embargo, alconfesar a Csar mis temores, ste me respondi: Que no sabes griego? Ni yotampoco! Pero no te habrs credo que vas a dar clase de espaol en griego! Eso nipensarlo, totalmente prohibido! Csar fue tan amable que me permiti asistir a supropio curso para principiantes como observador durante los primeros das, deforma que, lo que yo vea que haca l en su clase, despus lo repeta yo tambin enla ma.

    Pero lo que ms til me fue a la hora de preparar mis clases de espaol fuemi propia experiencia como alumno de griego moderno: en efecto, en las clases alas que yo mismo asista por la maana la nica lengua que se permita era elgriego (no poda ser de otra forma, pues los alumnos ramos cada uno de pasesdistintos y la nica lengua que todos tenamos en comn era la que estbamosaprendiendo.) De esta forma en las clases de griego, no slo aprenda la lengua,sino el procedimiento por el que sta se aprende, para as poder aplicarlo despusyo mismo como profesor. Y debo aadir que tuve unas maestras extraordinarias,pues verdaderamente en la Hellenic American Union saban muy bien cmo seensea una lengua.

  • El descubrimiento del griego

    Durante mi segundo ao en Atenas consegu una beca del Ministerio deAsuntos Exteriores, para la cual el nico requisito era acreditar conocimientosmedios de griego moderno (yo me haba sacado el ttulo en la Universidad deAtenas al terminar el curso pasado) y presentar un proyecto de estudios que, en micaso, fueron unos cursos en el Instituto de Estudios Bizantinos. Saba que estasbecas eran muy fciles de conseguir pues por aquel entonces el nmero deespaoles con conocimientos suficientes de griego era tan nfimo que, en ocasiones,incluso quedaban becas sin conceder.

    La nica desventaja es que la ayuda era incompatible con mi trabajo en elInstituto Cervantes, por lo que tuve que compensar la prdida de ingresos conalgunas clases particulares. Haca tiempo haba descubierto, por cierto, por qu mehaba sido tan fcil entrar a trabajar en el Cervantes a pesar de mi nula experiencia:las clases particulares se pagaban mucho mejor que las del instituto, y como lademanda era tanta, en cuanto los interinos se familiarizaban un poco con el pas,empezaban a coger clases particulares y dejaban plantado al Cervantes, o a lo sumose quedaban con un solo curso para tener Seguridad Social, as que en el institutotenan no pocas dificultades para cubrir todos los cursos, especialmente los delPireo. Hoy creo que con la crisis y la globalizacin (en aquellos aos todavaeramos muy pocos los espaoles en Atenas) la situacin ha cambiado totalmente yhay tortas para conseguir un trabajo de interino.

    Por aquel tiempo yo casi me haba olvidado de que en otra poca fui unfillogo clsico. Mi nueva profesin de profesor de espaol me pareca lo msmaravilloso que me poda suceder en el terreno laboral y, verdaderamente, creoque nunca he disfrutado tanto de un trabajo como durante aquellas clases dadas aun grupo de personas tan deseosas de aprender que incluso cuando yo lo hacamal me daban nimos para que no me preocupase y siguiese adelante. Muchosaos despus, siendo ya profesor de Enseanza Secundaria y enfrentndome aalumnos carentes de toda motivacin, me he lamentado de haber dejado aquelmaravilloso trabajo, y he sentido la extraeza de ver como una misma profesinpuede ser tan distinta segn las condiciones en que se ejerce.

  • Pero la concesin de la beca y mi matrcula en el Instituto de EstudiosBizantinos me llevaron a recordar mi antigua vocacin y as, despus de casi unao de desconexin absoluta del mundo Clsico, me vi un da comprando unaedicin bilinge de dos dilogos de Platn. Ms que nada tena curiosidad en ver siera capaz de leer el texto en griego moderno, cosa que, en efecto, comprob quehaca sin dificultades. Pero mi sorpresa fue mayscula al dirigir mis ojos al textoclsico y ver que lo entenda! Es decir, no lo entenda pero entenda muchsimoms de lo que haba llegado a entender nunca durante la carrera. Realmente nopoda leer de corrido el texto antiguo pero, por primera vez en mi vida, aquello mepareca un texto y no una serie de cdigos en clave que yo debiera descifrar conayuda del diccionario. Es cierto: todava no era capaz de leer a Platn directamenteen el original, pero mi nivel de comprensin del texto a simple vista habamejorado de forma espectacular y todo esto en un ao en que no haba estudiadoabsolutamente nada de griego clsico! Pero no nos haban dicho que el griegoantiguo no tena nada que ver con el moderno? Y ahora resultaba que con un soloao de estudio de griego moderno haba aprendido (y sin enterarme!) ms griegoantiguo que en los ocho aos anteriores de esforzados estudios de gramtica ytraduccin! Kyrie eleison!

  • El Instituto de Estudios Bizantinos

    Las clases del Instituto de Estudios Bizantinos tenan lugar por las tardes y aellas acudamos no ms de media docena de alumnos del ms variado plumaje.Recuerdo a una chica que era fsica y que estaba haciendo una tesis sobre losastrlogos bizantinos. Tambin haba un par de vejetes muy interesados en temasde teologa, que me da la impresin que acudan ms por echar la tarde que porotra cosa. Y tambin recuerdo a otra chica muy guapa, que creo que erahistoriadora, a la que lo que ms le interesaba eran las clases de paleografa, puesen su tesis tena que manejar manuscritos inditos que, a causa de la complejidadde los braqugrafos bizantinos, no poda entender.

    En tan amena compaa me encontraba yo como pez en el agua puesadems, tanto los alumnos como los profesores me recibieron con el inmensocario con que siempre me han tratado los griegos, que es el mismo con el queagasajan a cualquiera a quien, como a m me suceda, se le note su amor a ese paspor los cuatro costados.

    De todos los profesores que, sin excepcin, me encantaron, mi favorito era elseor Mosjons, experto en una diversidad de temas maravillosa y cuya oratoriaexquisita, aunque en muchas ocasiones resultaba demasiado difcil para mi nivelde griego, me fascinaba.

    Fue al seor Mosjons al primero a quien yo o en mi vida leer textos engriego antiguo con esa naturalidad absoluta que slo puede tener quien losentiende a primera vista y sin ninguna dificultad, y tambin fue el primero a quienescuch citar de memoria continuamente frases y frases y ms frases en griegoclsico, pasando de una poca a otra de su lengua sin el menor esfuerzo ni alarde.Qu diferencia entre estas clases y aquellas sesiones de gramtica y traduccin quehaba recibido en la Universidad! Por qu no haba odo nunca a mis profesores degriego en Espaa dar clases as, leyendo y comentando los textos con esanaturalidad, citando de memoria parrafadas de Aristteles, Ana Comnena o losEvangelios?

    Pero lo que ms me asombraba (y avergonzaba) era ver cmo mis

  • compaeros, los otros alumnos, tambin lean y entendan los textos clsicos sinnecesidad de haberlos preparado previamente. Desde luego no con la mismafacilidad que los profesores: en ocasiones preguntaban alguna palabra o punto queno entendan del texto, pero se notaba que, en lneas generales, entendan aprimera vista textos que a m me parecan muy complicados (y eso que habamejorado mucho respecto a lo que saba al acabar la carrera), y ni siquiera eranalumnos de Clsicas! Pero si haba una chica que vena de ciencias puras! Por nohablar de los textos de poca helenstica o evanglicos, que todos lean sin ningunadificultad si hasta yo mismo los entenda!

    Entonces descubr que las diferencias entre el griego de los Evangelios y elactual no son mucho mayores que las que puede haber entre, por ejemplo, elespaol y el italiano; de forma que cualquier griego de hoy, incluso sin haberestudiado nunca griego clsico, puede comprender cabalmente y sin demasiadosesfuerzos el griego de los Evangelios. Y sta era la lengua que no tena nada quever con el griego moderno?

    Afortunadamente cuando me tocaba a m leer (de mala manera por serincapaz de entender a primera vista como hacan ellos, los textos en griegoantiguo), mis compaeros y profesores se mostraban comprensivos y benevolentes,como si supieran de sobra que eso era lo normal entre los estudiantes extranjeros,incluso entre fillogos clsicos. Por el contrario, y creo yo que para darme nimos,todos se deshacan en elogios respecto a mi dominio del griego moderno que, laverdad, tampoco era para tanto.

    Despus de todo aquello comprend algo que antes he mencionado tan slode pasada: deca, cuando hablaba de mis peregrinas ideas sobre por qu losalumnos de mi promocin habamos aprendido tan poco latn y griego, que en elcaso del griego haba una excepcin. A una de mis compaeras de facultad, denombre Patricia Velasco (y de la que anduve yo medio enamoriscado, por cierto,como prueban algunos sentidos sonetos que le dediqu) le dio por aprender griegomoderno durante la carrera, e incluso fue a pasar un verano en Atenas.

    Pues bien, con el tiempo Patricia empez a destacar sobremanera en clase degriego. Como a pesar de sus desdenes ramos muy amigos, muchas veceshacamos juntos los deberes y a m me asombraba la cantidad de vocabulario queconoca y la soltura con que se enfrentaba a los textos, aventurando con frecuenciala traduccin de los mismos sin echar mano ni una sola vez del diccionario. A maquello me pareca asombroso y no poda explicarme de dnde le haba venido

  • aquel genio para el griego que nos dejaba al resto de la clase a la altura del betn.Ni por un momento se me ocurri relacionarlo con sus progresos con el griegomoderno.

  • Un verano en la Magdalena

    He olvidado contar que entre mis dos cursos en Grecia (el que pas comoprofesor del Instituto Cervantes y el de Becario en el Instituto de EstudiosBizantinos), hubo una estancia en Santander, con una ayuda que ofreca elCervantes a sus profesores asociados para realizar un curso de verano dedicado ala Didctica del Espaol como Lengua Extranjera en el conocido Palacio de laMagdalena.

    Gracias a ese viaje me libr del terrible sismo que vivi Atenas aquel veranoy que, seguramente, me hubiera provocado no poco terror postraumtico, como lesucedi a ms de un amigo mo: algunos de los cuales incluso pasaron una buenatemporada durmiendo en el patio o en una casa de campo, por miedo a lasrplicas. En mi viejo apartamento de la calle Erecteo el terremoto abri una raja enla pared, como poco inquietante. Pero por lo que se ve, al no haber estado yo en elmomento en que el suelo de Atenas se levant como si por debajo pasase una ola, am los relatos de mis acongojados amigos me hacan muchsima gracia, as quesegu durmiendo a pierna suelta sin darle ninguna importancia a la grieta quecruzaba de arriba abajo el saln.

    Pero, volviendo al tema que nos ocupa, en aquel curso de Santander aprendmuchas cosas que tuvieron una enorme influencia en mis ideas respecto alaprendizaje de idiomas.

    Fue, sobre todo, en una conferencia en la que la ponente hizo un repasohistrico de las diversas metodologas aplicadas a la enseanza de segundaslenguas. En ella describi con bastante precisin todo el sistema con el que durantemis aos de Bachillerato y Universidad se me haba enseado latn y griego,llamndolo mtodo de gramtica y traduccin, y ponindolo como ejemplo de cmono se debe ensear una lengua. De los apuntes que tom en aquel curso pudehacerme una primera idea de las diferentes metodologas con las que se enseabanlenguas extranjeras y as llegu a comprender por primera vez cmo la FilologaClsica se haba quedado totalmente al margen de todos los avances que endidctica de segundas lenguas se haban producido en el ltimo siglo, al menos enlo que a los docentes que yo haba conocido se refiere.

  • Tambin fue entonces cuando, por primera vez, me plante la posibilidad dequ habra sucedido si a nosotros, en vez de ensearnos latn y griego como lohaban hecho, nos lo hubieran enseado con el mtodo comunicativo, tal y como yohaba aprendido griego moderno o como yo mismo enseaba espaol a misalumnos helenos.

    Por primera vez en mi vida empec a comprender que si yo no habaadquirido una competencia mnimamente aceptable en estos idiomas a pesar detodos mis esfuerzos, no se deba a una incapacidad innata o a que el latn y elgriego clsico fueran lenguas dificilsimas slo aptas para mentes superiores como ladel Profesor Rodrguez Adrados, sino a que el mtodo con el que se nos habanenseado era dificilsimo. Y que si, en vez de haber pasado ocho aos de mi vidadando vueltas a aquel juego de espas que era la gramtica y traduccin, misprofesores se hubiesen dedicado a hablarme en griego y latn sencillo desde elprimer da y a hacerme hablar en esas mismas lenguas como yo haca con misalumnos en clase de espaol, probablemente a estas alturas no slo sera capaz deexpresarme sin ninguna dificultad ni titubeo en las lenguas de los antiguos griegosy romanos, sino que podra leer con comodidad todo tipo de obras, con lasdificultades normales de cualquier persona que lee literatura en una lengua que noes la materna, desde luego, pero sin tener que enfrentarme a los clsicos no como alo que son (un texto vivo que nos habla desde el pasado), sino como a uncrucigrama.

  • De vuelta a Espaa

    Pasaron mis dos aos triunfales en Grecia y, no s muy bien por qu, me vide vuelta en la patria, convencido de que me esperaba un brillante futuro comoprofesor de espaol como lengua extranjera.

    Por desgracia pronto descubr que las oportunidades de ganarmedignamente la vida con este trabajo en Espaa eran remotsimas: estuve un aotrabajando a cuenta de algunas academias que me pagaban una miseria por clasesque ellos ofrecan a precio de oro y, finalmente, llegu a la conclusin de que tenams posibilidades de acertar seis nmeros en la primitiva que de encontrar unbuen empleo de profesor de espaol para extranjeros en Madrid.

    As las cosas, me vea otra vez haciendo las maletas y, mientras andabatanteando las posibilidades de Francia (que no parecan muchas, debido al grannmero de espaoles all asentados) y de Lbano (con bastantes ms opciones,aunque saba que a mis padres no les iba a hacer demasiada gracia), mi padre meconvenci de que, entre tanto, empezara a preparar oposiciones para profesor deLengua y Literatura espaolas.

    A m la plaza de profe de lengua no me atraa en lo ms mnimo, pues tenavarios amigos en la profesin y a todos les escuchaba relatos pavorosos sobre lasituacin del sistema educativo: la indisciplina en las aulas, la falta de motivacin einters del alumnado, etc.

    Como a mi seor padre, Antonio Martnez Menchn, que es uno de losnarradores ms importantes de la generacin del 50 y algo de literatura espaolasabe, le haca mucha ilusin ir preparndome los temas, y yo siempre he sido unbuen hijo y un buen aficionado a la lectura de nuestros clsicos, me pareci bien laidea.

    No es que tuviera demasiadas esperanzas en aprobar aquellas oposicionespero, al menos, vea bien lo de completar de esta manera mi formacin y mislecturas de literatura espaola, as que dej de trabajar, abandon el pisocompartido donde haba estado viviendo desde mi regreso de Grecia y, de vuelta al

  • nido, me dediqu a estudiar los primorosos temas que iba haciendo mi progenitory a leer poesa y novela espaola de todas las pocas.

    Y en esto andaba cuando, en una visita que hice a un sindicato parainformarme de los llamados temas legales de la oposicin, no s cmo, empec ahablar con uno de los sindicalistas y en la conversacin sali que yo, en realidad,haba hecho Clsicas, a lo cual l me pregunt que cmo no me presentaba a lasoposiciones de griego, que en Castilla la Mancha haban salido ese ao unascuantas plazas y que seguro que la ratio era mucho mejor que en Lengua yLiteratura.

    Y as volvi a pasar por mi cabeza aquel sueo que haca mucho tiempohaba descartado completamente: ser profesor de Clsicas en Secundaria. Laperspectiva me pareca mucho ms atractiva que la de profesor de Lengua yLiteratura. Primero porque se trataba de mi especialidad, y de ensear segundaslenguas, algo con lo que ya estaba familiarizado y por lo que senta mucha msvocacin que por la enseanza de la gramtica y la literatura espaola. Y, segundo,porque yo saba que la mayor parte de los problemas de la Secundaria seconcentraban en la ESO, mientras que en el Bachillerato el alumnado, al ser msselecto, era mucho menos conflictivo, por lo que pensaba que mi calidad de vidacomo docente sera mucho mejor ejerciendo como profesor de Clsicas que deLengua y Literatura.

    Nada ms volver a casa, y con la cabeza en plena ebullicin, llam a miantigua maestra y consejera de temas relacionados con las Clsicas: M ngelesMartn Snchez.

  • Cambio de oposiciones

    Tras explicarle a M ngeles la situacin sta me contest con rotundidad:no lo dudes, Carlos, presntate a las oposiciones de griego. M ngeles meexplic que el nivel de los opositores era muy bajo, sobre todo por la enormedificultad que les supona enfrentarse a la traduccin de un texto sin diccionarioque no haban preparado antes, por lo que no tena ninguna duda de que yo, con elnivel que haba alcanzado en Grecia, iba a destacar. Me aconsej tambin cmopreparar los temas y los ejercicios de traduccin, y me prometi enviarme algunosmateriales para ello.

    Yo tambin me vea mucho mejor preparado para afrontar unas oposicionesde Griego que de Lengua y Literatura. Los nicos problemas eran el tiempo(quedaban menos de tres meses para los exmenes) y la desilusin que se llevarami padre.

    Ante mi sorpresa ste se mostr muy comprensivo con mi decisin y nopuso ninguna objecin a mi repentino cambio de oposiciones. Pienso que en estofue fundamental el juicio de M ngeles, por la que mi padre siente la mismaadmiracin que todos los que hemos conocido a tan extraordinaria mujer.

    Por cierto, que el enorme trabajo de elaboracin de temas llevado a cabo pormi progenitor en los meses pasados no fue del todo baldo. Aquel temario lo habapreparado mi padre a partir del que mi to, Jess Felipe Martnez Snchez,catedrtico de instituto de Lengua y Literatura espaola, haba confeccionado parasus propias oposiciones haca ya muchos aos. Pues bien, esos mismos temassirvieron para que, algunos aos despus, mi prima Laura, hija de mi otro to,Andrs Sorel, se preparara con ellos sus oposiciones a Lengua y Literatura, en lasque obtuvo plaza a la primera.

    Pero, historias familiares aparte, lo cierto es que yo tena mucho trabajo porhacer y slo tres meses por delante. Una amiga espaola algo ms joven que yo conla que haba compartido piso en Grecia, Mnica Durn, tambin era fillogaclsica. Le cont lo de las oposiciones y la convenc para que nos presentsemosjuntos, as que nos fuimos con quien entonces era su marido, mi entraable amigo

  • islands Jon Sigurdur Eyolfson, a una casa que tenan en el Pirineo cataln parapoder prepararnos el examen con calma.

    Los temas de lengua y cultura los elaboramos sin problemas con ayuda delos apuntes de la carrera y de alguna bibliografa que nos habamos trado connosotros. Aqu debo reconocer que todo lo que aprend en la Universidad delingstica, literatura, historia, arte y filosofa griega me result de gran utilidad,pues elaborar y aprender aquellos temas con los que estaba bien familiarizado meresult mucho ms sencillo de lo que estaba siendo preparar las oposiciones deHispnicas.

    Con esto quiero sealar, y espero que el lector as lo haya entendido, que enningn momento he pretendido hasta ahora afirmar que en la carrera de FilologaClsica no se aprenda nada. Ni mucho menos. En Filologa Clsica se aprendelingstica, literatura, historia, filosofa pero no se aprenden latn y griego comolenguas. Y esto significa que mientras que cualquier estudiante de alemn, ruso ojapons, tras cuatro o cinco cursos de Escuela Oficial de Idiomas es capaz de leercon relativa comodidad cualquier obra literaria escrita en la lengua objeto de suestudio, los licenciados de Clsicas, habindole dedicado un tiempo y esfuerzomucho mayores, no. Al menos sa es la frustrante experiencia que yo viv, y la quemuchos otros profesores y compaeros me han confesado haber sufrido ellosmismos. Y ste no es un problema de los ltimos aos, sino que viene de antiguo yafecta a todos los niveles de la especialidad. Aunque de todo esto ya hablar conms detalle en los ltimos captulos.

  • Reading Greek

    Como ya coment hace unos captulos, a estas alturas yo era consciente deque mi competencia en griego clsico era muy superior a la que tena al terminar lacarrera y sospechaba que, por lo mismo, deba de serlo a la de la mayora de loslicenciados en Clsicas que no hubiesen aprendido griego moderno. Pero tambinsaba que eso no significaba que supiese griego antiguo de verdad, en absoluto.

    Digamos que mi relacin con el griego antiguo era similar a la de un espaolque, sin haber estudiado nunca francs, pretende enterarse de las noticias a travsde Le Monde. Dada la similitud entre las dos lenguas, entender bastantes cosas, eincluso puede que en algunos artculos cuyo tema le sea familiar capte la ideageneral con bastante acierto, pero eso no significa que pueda leer el francs o haceruna buena traduccin de ninguno de sus textos.

    Mnica se encontraba en una situacin mejor que la ma pues, al igual quePatricia, ella haba aprendido muy bien griego moderno durante la carrera, por loque, en los aos de facultad, su relacin con el griego antiguo fue muchsimo msprovechosa que la del resto de alumnos de Clsicas: desde los primeros cursosestaba acostumbrada a leer los textos antiguos con naturalidad, no como enigmas,con la tranquilidad de quien posee la enorme base lxica comn del griegomoderno y el clsico.

    Entre los libros que haba trado conmigo haba uno titulado Reading Greekque era lo ms parecido a un mtodo innovador que haba conocido durante misaos de carrera. En realidad se trataba de lo que en la clasificacin de mtodosdidcticos se conoce como Mtodo de inmersin repetitiva. Este tipo de metodologa,que estuvo muy de moda en los aos 60 y cuyo ejemplo ms conocido es la famosaserie Assimil, consiste en presentar una serie de textos, al principio muy sencillos ypaulatinamente ms complejos, que el alumno debe leer en voz alta (o escuchar deldisco), para despus comprobar el significado del texto con una traduccin, yrepetir unas cuantas veces ms hasta estar seguro de entender el textoperfectamente segn se va leyendo o escuchando el original.

    A travs de la repeticin cotidiana de textos cada vez ms complejos, el

  • alumno va asimilando el sonido, el vocabulario y las expresiones de la lengua,hasta llegar un momento en que se empieza a pedir que sea el propio alumno elque haga el ejercicio de ir traduciendo pequeas frases (las cuales ya ha escuchadocientos de veces) de forma inversa, es decir: de su propia lengua a la lengua queest aprendiendo.

    El mtodo de inmersin repetitiva no es un mal mtodo. Desde luego es muchoms eficaz que el de gramtica y traduccin. Entre sus virtudes est el ofrecer unaprendizaje muy relajado (como deca la vieja serie Assimil: sans peine) y que seadapta perfectamente al autodidacta. No es, sin embargo, una opcin muy popularpara la enseanza en el aula, pues resulta extraordinariamente montona, ademsde que comienza a dar resultados activos mucho ms tarde que el mtodocomunicativo.

    ste era, sin embargo, el nico mtodo no gramatical que yo haba conocidopara la enseanza del griego antiguo y el latn (s, tambin haba un Reading Latin)durante la carrera.

    El Reading Greek, sin embargo, se aparta en algunos puntos muy importantesde la ortodoxia metodolgica que s cumple, por ejemplo, la serie Assimil. Enprimer lugar no ofrece la traduccin de los textos griegos, sino un glosario con elque el alumno debe descifrar lo que all pone. Ejercicio absolutamente intil yestril, como comprender quien haya entendido bien el mecanismo de estametodologa, pero que, con toda certeza, los helenistas que pretendieron adaptarlaal aprendizaje del griego clsico se vieron obligados a imponer por la fuerza de la(mala) costumbre.

    sta es, seguramente, la causa por la que, cuando aquel libro lleg a mismanos durante mis aos universitarios, me pareci igual de difcil y poco eficazque la Gramtica y los ejercicios de Berenguer Amens. Tambin a causa de esto,cuando algunos profesores intentaban aplicar ese manual en el aula, ni ellos ni losestudiantes notaban demasiada mejora en los resultados. Es ms: incluso resultabacontraproducente, pues los alumnos se acostumbraban a descifrar textos en generalms sencillos que los verdaderos clsicos, de forma que, al llegar a stos, estabanpeor entrenados que aquellos que desde el principio se haban enfrentado a textosoriginales.

    Mi situacin, sin embargo, era ahora totalmente distinta, pues gracias a miconocimiento del griego moderno el texto de Reading Greek no me resultaba en

  • absoluto difcil. Comenc a leer el primer tomo y en menos de una tarde casi lohaba terminado. Tan slo tena que consultar e ir subrayando algunas pocaspalabras para m desconocidas en cada pgina. El resto, simplemente, las reconocagracias al griego moderno. De esta forma poda concentrarme en asimilar loselementos gramaticales, que se introducan de manera sabiamente graduada. Pocoa poco comenc a recordar y a comprender, esta vez de una forma mucho msclara, todo lo que haba estudiado en la facultad.

    El segundo volumen era bastante ms complejo, e inclua textos ya muypoco adaptados, de Demstenes, Platn y La Odisea. Los textos homricos meresultaron los ms difciles a causa de la diferencia del lxico potico de la picacon el griego actual, pero los de prosa, una vez asimilado el vocabulario del primertomo, fui capaz de entenderlos casi a la primera. Tras varias lecturas de todo elmtodo en voz alta, constat, no sin cierto asombro, que no slo comprenda todosin dificultad, sino que haba asimilado sin ningn esfuerzo muchsimovocabulario del griego antiguo, algo que, como ya he contado, me resultabaimposible durante la carrera.

    Una vez estuve seguro de haber aprendido todo lo que poda del mtodoReading Greek me dediqu, tal y como me haba recomendado M ngeles, a leertodo lo que pude de Lisias, cuya oratoria no me present demasiados problemas yde cuyos discursos prepar un libro completo en edicin de Oxford. Ni en sueoshubiera pensado durante la carrera que algn da sera capaz de algo as.

    Me present a las oposiciones y obtuve plaza en primera convocatoria, apesar de no llevar ningn punto de experiencia docente, ni de ninguna otra cosa,pues ni las clases en el Cervantes, ni los cursos del Instituto de Estudios Bizantinos,ni el ttulo de griego de la Universidad de Atenas contaban en el baremo demritos.

    Donde ms ventaja obtuve fue en los ejercicios de traduccin, especialmenteen la traduccin sin diccionario, en la que las notas de la mayor parte de loscandidatos, tal y como me haba anunciado M ngeles, fueron desastrosas.

    Mi amiga Mnica obtuvo la calificacin ms alta en la parte de traduccinsin diccionario y, en general, en todo el primer ejercicio. Pero en la encerrona sepuso nerviosa y se qued en blanco, por lo que ech a perder el examen. Dos aosms tarde volvi a presentarse, esta vez por Castilla y Len y aprob con plaza.

  • La caverna de la Filologa Clsica

    Heme aqu ya, profesor Contra todo pronstico vi cumplida mi primitivailusin de estudiante de Bachillerato: iba a ser profesor de lat