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La composición del consumo de los obreros industriales de Buenos Aires, 1930-1980 Author(s): Adriana Marshall Source: Desarrollo Económico, Vol. 21, No. 83 (Oct. - Dec., 1981), pp. 351-374 Published by: Instituto de Desarrollo Económico y Social Stable URL: http://www.jstor.org/stable/3466353 Accessed: 15/06/2010 03:36 Your use of the JSTOR archive indicates your acceptance of JSTOR's Terms and Conditions of Use, available at http://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsp. JSTOR's Terms and Conditions of Use provides, in part, that unless you have obtained prior permission, you may not download an entire issue of a journal or multiple copies of articles, and you may use content in the JSTOR archive only for your personal, non-commercial use. Please contact the publisher regarding any further use of this work. Publisher contact information may be obtained at http://www.jstor.org/action/showPublisher?publisherCode=ides. Each copy of any part of a JSTOR transmission must contain the same copyright notice that appears on the screen or printed page of such transmission. JSTOR is a not-for-profit service that helps scholars, researchers, and students discover, use, and build upon a wide range of content in a trusted digital archive. We use information technology and tools to increase productivity and facilitate new forms of scholarship. For more information about JSTOR, please contact [email protected]. Instituto de Desarrollo Económico y Social is collaborating with JSTOR to digitize, preserve and extend access to Desarrollo Económico. http://www.jstor.org

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La composición del consumo de los obreros industriales de Buenos Aires, 1930-1980Author(s): Adriana MarshallSource: Desarrollo Económico, Vol. 21, No. 83 (Oct. - Dec., 1981), pp. 351-374Published by: Instituto de Desarrollo Económico y SocialStable URL: http://www.jstor.org/stable/3466353Accessed: 15/06/2010 03:36

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Desarrollo Economico, v. 21, N? 83 (octubre-diciembre 1981)

LA COMPOSICION DEL CONSUMO DE LOS OBREROS INDUSTRIALES DE BUENOS AIRES, 1930-1980*

ADRIANA MARSHALL**

Introduccion

Este trabajo se refiere a resultados de un estudio sobre la evoluci6n en el largo plazo de la composicion de la "canasta" de consumo, en ter- minos de bienes y servicios adquiridos, de los obreros1 de la industria en Buenos Aires, deteniendose con mayor atencion en el periodo 1960- 1970. Se trata de un trabajo exploratorio y en gran medida descriptivo, justificado aun en sus aspectos "autoclarificadores" por la notable ausen- cia en el pais de estudios sobre este tema.

Tres interrogantes principales subyacen a esta discusion. Primero, cual es la relacion entre las tendencias en los salarios de los obreros indus- triales y las que caracterizan a la composicion del consumo de bienes y servicios adquiridos por parte del trabajador y los miembros de su familia, es decir, como ha ido evolucionando la vinculacion entre salario individual y necesidades familiares y como fue variando la participacion del salario en el mantenimiento de un nivel de vida dado2. Segundo, como ha ido ampliandose y diversificandose el consumo obrero frente al de otros

* Este trabajo es parte integrante de una investigaci6n mas amplia sobre los cam- bios en el nivel de vida de los obreros industriales en Buenos Aires y sus determinantes, que cont6 con apoyo financiero de CLACSO, Programa de Becas de Investigaci6n, Cono Sur, en 1980, para el desarrollo de una de sus etapas. La recolecci6n de datos se realiz6 con la colaboracion de la licenciada Cristina Dirie, a quien agradezco la dedi- cacion y responsabilidad con que llev6 a cabo esta tarea. El presente articulo se escri- bi6 en el Center for Latin American and Caribbean Studies de la New York University.

** Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales. 1 Se trata de la "canasta" de consumo de la unidad familiar de tamanio "tipico" o "repre-

sentativo" de los obreros industriales. En Marshall (1981) se discute acerca de c6mo establecerlo. En este trabajo se la considera tal como viene "dada" por las fuentes de informacion utilizadas, cuyos datos no parecen alejarse de la realidad, segun lo corroboran las frecuencias (conocidas) de los distintos tamanios familiares en la poblacion estudiada (ver, por ejemplo, Direccion de Esta- distica Social, 1946, p. 23, e INDEC, s.f.a).

2 Estos temas se examinan desde un punto de vista teorico en Marshall (1980). El "nivel de vida" en un sentido restringido se define por la "canasta" de bienes y servicios que consume un sector social. Una fraccion de aquella, variable en el tiempo, esta constituida por componentes adquiridos. Esta fraccion es el objeto de estudio en el presente caso.

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ADRIANA MARSHALL

grupos sociales y frente al consumo "social medio" (en el presente caso, de la poblacion de Buenos Aires); en que medida los obreros fueron acce- diendo al consumo de los "nuevos" bienes y servicios que la economia fue generando a lo largo de sus fases de industrializacion. Tercero, cuales son las causas responsables de los cambios principales en la composicion del gasto de los trabajadores industriales y cual la incidencia relativa de factores estrictamente economicos y de factores politicos, basicamente a traves de sus efectos sobre la estructura de precios de los elementos com- ponentes de la "canasta". Estas notas ofrecen algunos aportes parciales para responder estas preguntas.

Las fuentes de informacion utilizadas permiten una aproximacion bastante grosera al tema: sin embargo, constituyen lo unico con que se cuenta para un estudio de esta naturaleza3. Estas fuentes han sido poco exploradas hasta el momento, por lo que merecen un breve comentario que precede a las tres secciones de este trabajo: la primera dedicada a la tendencia historica (1930-1980) en la participacion del gasto en bienes "basicos" n el gasto total de los asalariados industriales de Buenos Aires, y a las oscilaciones mas importantes entre los subperiodos comprendidos y sus determinantes, la segunda al destino del "excedente disponible" para consumos "menos basicos" en diferentes etapas del desarrollo argen- tino; y la uiltima, a la discusion acerca de la relacion entre consumo de los obreros y consumo de la poblacion del area.

Ademis de las series pertinentes (precios, salarios, produccion, productividad, etcetera), las principales fuentes examinadas son las encuestas de presupuestos familia- res de asalariados (EPFA) realizadas en Buenos Aires desde las primeras d6cadas de este siglo, y las dos encuestas sobre ingresos y presupuestos familiares de toda la poblacion (EPF) efectuadas durante los aiios sesenta4. En ambos casos, si la incomparabilidad de la informaci6n publicada hubiera sido un objetivo perseguido adrede, no se lo habria logrado mas perfectamente: la comparabilidad entre cualquier par de encuestas esta obstaculizada por una o mas diferencias en el disefio o en la composici6n de las muestras.

Si bien las repercusiones de las diferencias entre las fuentes sobre las compara- ciones se iran mencionando donde corresponda a lo largo del analisis, cabe adelantar aqui que las diferencias mas importantes se refieren, en el caso de las EPFA, al tamafio de la familia obrera seleccionada como tipica o representativa y a la cobertura geogra- fica y social de la encuesta, asi como a supuestos de la metodologia empleada y tipo

3 Las fuentes de informacion (encuestas de presupuestos familiares) en algunos casos permi- tirian por cierto aproximaciones mucho mas refinadas si se lograse acceder (lo cual parece imposi- ble) a los datos originales para realizar las tabulaciones adecuadas. En otras palabras, se han inclui- do en los cuestionarios de varias encuestas preguntas de extrema utilidad para los temas aqui tra- tados e incluso para algunos que no pueden discutirse sino tangencialmente por ausencia de infor- maci6n (por ejemplo, la contribucion al presupuesto por parte de distintos miembros de la unidad familiar, bajo diferentes formas de participacion laboral). En este trabajo, conviene recalcar, nos referimos siempre, salvo indicacion expresa de lo contrario, a la informacion publicada y sus limi- taciones.

4 Mayor detalle sobre fuentes en Marshall (1981) e INDEC (s.f.a), asi como en las referen- cias bibliograficas a este trabajo.

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CONSUMO DE LOS OBREROS INDUSTRIALES DE BUENOS AIRES

de gastos incluidos. La variacion en el tamano familiar promedib, que en 1943 pasa de ser un matrimonio con tres hijos en edad escolar a uno con dos hijos en similares condiciones, no necesariamente es perjudicial para el analisis puesto que refleja un cambio real que debe ser tornado en cuenta. Es recien a partir de 1970 que se inclu- yen en la seleccion final varios tamaiios familiares y se conoce su distribucion en la muestra (datos en INDEC, s.f.a.). En cambio, la variabilidad en la cobertura geogri- fica y social de la encuesta constituye un verdadero obstaculo para las comparaciones. En algunas encuestas se examinan los presupuestos de obreros de todas las categorias de calificaci6n; en otras, solo los correspondientes a los obreros no calificados; en 1970, por su parte, se incluyo tambien a los empleados no manuales de la industria y el comercio (un 30 por ciento de la muestra), lo que implica una distorsi6n mas acentuada. La mayoria de las encuestas se llevo a cabo en la Capital Federal (inclu- yendose en 1943 tambien a los "suburbios mas inmediatos", Direcci6n de Estadistica Social, 1946), pero en 1970 se efectuo en Capital y Gran Buenos Aires en su totali- dad, presentandose los resultados en forma agregada para el conjunto de ambas areas. Tambien en 1970 se incluyen, a diferencia de las anteriores encuestas, los hogares con mas de un ingreso. Son estos algunos ejemplos de factores que distorsionan las compa- raciones.

Con respecto a las dos EPF, la diferencia mas importante es en su cobertura geografica: mientras en 1963 los resultados se refieren agregadamente a diversas areas urbanas del pais (con la adecuada representacion de Buenos Aires), en 1969/70 describen la situaci6n del Gran Buenos Aires (incluida la Capital) exclusivamente.

Pese a estas limitaciones es posible realizar un analisis historico, mediante la in- troduccion de algunos supuestos y teniendo en cuenta las sub o sobreestimaciones probablemente inducidas por las diferencias entre encuestas y muestras. Esto es lo que se intenta en el presente trabajo.

La tendencia historica

Entre los componentes habituales de la "canasta" de consumo (ali- mentacion, indumentaria, alojamiento, iluminacion y combustible, menaje y gastos generales, que incluyen gastos en educacion, diversi6n, transporte, cuidado de la salud, etcetera) hay tres que pueden considerarse como mas "basicos": alimentacion, vivienda y combustible. Obviamente, la defini- cion misma de "basico" es arbitraria, desde el momento que los propios "basicos", determinados socialmente, pueden estar compuestos, en reali- dad, por elementos necesarios y "lujos", ademas de que, desde una pers- pectiva mas amplia, vestirse o cuidar de la salud son igualmente "necesa- rios". Se definen como "basicos" o "estrategicos" a los bienes o servicios para los cuales la elasticidad del ingreso es, en principio, menor a la uni- dad5 (ver Williamson, 1977). Se adopta este criterio dado que no es factible establecer otro corte, no arbitrario, mas aceptable. La idea de se- parar el gasto en sus componentes mas y menos basicos es la de encontrar alguna medida que, aunque aproximada, sea (util para evaluar como ha

5 "En principio", porque hay evidencias de contracciones en el ingreso de los obreros que, en realidad, se tradujeron en una reduccion relativa en el consumo de alimentos para mantener un nivel ya alcanzado de consumo de bienes "no basicos" (caso de San Pablo, Brasil, en Singer, 1977).

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ADRIANA MARSHALL

CUADRO 1

Participacion del gasto en bienes y servicios "basicos" en relacion al gasto total mensual de los obreros asalariados

de Buenos Aires, 1933-1970

(En porcentajes)

1933 (a) 1935 (b) 1943 (c) (1957) (d) 1960 (e) 1970 (f)

Alimentacion 57,5 56,9 46,7 (50,9) 59,2 46,3 Alquiler 25,0 18,7 18,2 ( 2,6) 3,0 3,4 (g) Subtotal 82,5 75,6 64,9 (53,5) 62,2 49,7 (g) Combustible y

electricidad 4,0 (h) 4,1 3,7 (4,4)(h) 3,9 4,1 Total "basicos" 86,5 (i) 79,7 68,6 (57,9) 66,1 53,8 (g)

(a) Obrero industrial de "bajos ingresos" con tres hijos menores de 14 aiios, Capital (en- cuesta basada en solo un mes de observacion).

(b) Obrero industrial con tres hijos menores de 14 aios, Capital (encuesta basada en un ano completo de observacion).

(c) Obrero no calificado (peon) solamente, con dos hijos menores de 10 afnos, en Capital y algunos suburbios "inmediatos".

(d) "Construida" exclusivamente sobre la base de la evolucion 1943-1957 de los precios de los componentes del presupuesto segun "canasta" de 1943.

(e) Obrero industrial de todas las categorias, con dos hijos de 6 a 14 anios, Capital Federal.

(f) Obreros y empleados de la industria y el comercio; hogares de 2 a 7 miembros, en Capi- tal y partidos del Gran Buenos Aires.

(g) Solo alquiler. En esta encuesta el rubro "gastos para la vivienda" equivale al 7,2 % del gasto, incluyendo ademas del alquiler, materiales para la vivienda. No se ha imputado gasto rela- tivo al uso de vivienda propia (ver INDEC, s.f.a, pag. 9). Consecuentemente con esta estimacion el subtotal deviene 53,6 % y el total 57,6 %.

(h) El dato corresponde al rubro "menaje" que incluye, entre otros gastos, el destinado a combustible y electricidad, siendo por consiguiente una sobreestimacion.

(i) Existen datos disimiles sobre los resultados de esta encuesta. Un presupuesto "ajustado" (Direccion de Estadistica Social, 1946) indica un total de 79,8 % destinado a "basicos". En OIT

(1945-46) se encuentra otra estimaci6n diferente. Fuentes: Departamento Nacional del Trabajo (1937); Direccion de Estadistica Social

(1945 y 1946); Direcci6n Nacional de Estadistica y Censos (1957); DNEC (1968); INDEC (s.f.a).

ido evolucionando en el largo periodo la composici6n del consumo de un sector social, en la ausencia de medidas comparativas que permitan su confrontacion con la evolucion del consumo social medio (lo cual sucede en el presente caso, como se discute mas abajo). Esta medida indicara c6mo fue variando en el tiempo la magnitud del "excedente" disponible, que queda liberado para el consumo de bienes menos "estrategicos" o no basicos.

Considerando la historia de la participaci6n del gasto en los bienes y servicios basicos, asi definidos, en el gasto total de los obreros de Buenos Aires, es observable una tendencia global decreciente, desde 1933 hasta 1970 (primer ano para el que existe una encuesta relativamente masiva, y Oltimo aho para el que se realiz6 una encuesta de esta indole, respectiva- mente).

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CONSUMO DE LOS OBREROS INDUSTRIALES DE BUENOS AIRES

Sin embargo, si existieran datos para un periodo intermedio entre 1943 y 1960 se podria comprobar que dicha tendencia no fue regular sino que tuvo una inflexion en 1960, para retomar su ritmo decreciente hacia 1970. Puede apreciarse esta oscilacion a traves de un presupuesto "construido" para la decada del 50 exclusivamente sobre la base de la evoluci6n de los precios relativos a partir de 1943 (cuadro 1).

Se imponen aquf varias observaciones, inter alia debido a que las fluctuaciones de acuerdo con periodos mas cortos (equivalentes a por lo menos los diez anios que, como minimo, transcurrieron entre cada uno de los relevamientos) son bastante marcadas y algunas de ellas no pueden ser explicadas satisfactoriamente.

Seguin surge del cuadro 1, un primer descenso en la participaci6n del consumo basico se produce entre 1933 y 1943, es decir, antes del ya conocido efecto del control de alquileres cuya incidencia sobre la reasigna- ci6n del presupuesto, junto a la de otros factores, es visible posiblemente hacia fines de los afnos 40, cuando un verdadero "salto" descendente, el segundo descenso, habria tenido lugar; el tercer momento descendente ocurre entre 1960 y 1970. Estos cambios expresan tanto hechos reales como la influencia del disefio y cobertura de las encuestas.

Periodo 1933-19436

Ambos, "alimentacion" y "alquileres", son responsables del descenso ocurrido hacia 1943 en la proporcion del presupuesto asignada al consu- mo basico. El decrecimiento en el gasto relativo en alimentos parece superior al que podria esperarse en funci6n del leve aumento en el salario real, ocurrido por lo demas en el propio afo 1943 (1929 = 100; 1926 = 96, 1935 = 101, 1943 = 107, Direccion de Estadistica Social, 1946), que fue algo mayor para los obreros no calificados, a quienes pre- cisamente se refiere el presupuesto de 1943, que para el promedio de los obreros industriales de Buenos' Aires (Direccion de Estadistica Social, 1946); parece superior a lo esperable si se considera ademas que el incre- mento salarial tuvo lugar juntamente con una evolucion de los precios de los alimentos que no fue particularmente favorable (cuadro 2). Otras fuentes (Departamento Nacional del Trabajo, 1940 y 1941) muestran una informacion mas coherente con la evolucion del presupuesto obrero, sin embargo: los precios de los alimentos hasta por lo menos 1940 habrian crecido mucho mas lentamente que, por ejemplo, los de la indumentaria. Cabe agregar que el consumo fisico de alimentos por persona no dismi-

6 Es preferible el presupuesto de 1935 al de 1933 (cuadro 1), puesto que aquel se basa en un ano completo de observaci6n. De aqui en adelante, el "gasto basico" se refiere generalmente solo a "alimentacion" y "alquileres", puesto que "combustibles y electricidad" insumen una proporcion mucho menos determinante del presupuesto familiar, proporcion que, por otra parte, se ha mantenido relativamente estable en el largo periodo, sujeta a regulacion estatal.

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356 ADRIANA MARSHALL

CUADRO 2

Precios relativos. Evolucion de los precios de componentes seleccionados de las "canastas" de consumo de los obreros asalariados industriales, 1933-1943

(Incremento porcentual medio anual)

Alimentos Alquileres Indumentaria

1933-43 4,9 1,1 3,6

Fuente: Sobre la base de Direccion Nacional de Estadistica y Censos (1968).

nuy6 durante el periodo estudiado (datos para preguerra y 1943, consumo de alimentos por rubro, persona y afio, OIT, 1945/46).

La anomalia sefalada cuestiona la validez de la informacion recogida por las encuestas sobre presupuestos familiares7, o bien las series de sala- rios reales y del indice del "costo de la vida" que normalmente se utili- zan para este periodo. Ni aun las composiciones diferenciales de las mues- tras de 1933 y 19438, en particular debido al creciente influjo de mi- grantes internos que va reemplazando a los inmigrantes europeos, cuyo flujo se renueva escasamente durante ese periodo, alcanzarian a explicar el fenomeno mencionado.

Por su parte, el descenso relativo en el gasto en alquileres, ocurrido entre 1933 y 1943 que, a diferencia de lo que sucede con la alimentacion, si se justifica en un lento crecimiento de su precio relativamente al de otros componentes del consumo, no se sustenta directamente en medidas estatales dirigidas a la regulaci6n del precio del alojamiento 9.

7 Es notable, por otra parte, que si se considerase un periodo mas extendido hacia atras -la composicion de las canastas de obreros de Buenos Aires antes y alrededor de 1920 (datos en Cortes Conde, 1975) e, incluso entre 1926 y 1929 (Cronica mensual, 1930)-, habria que expli- car tambien por que aument6 en 1933-35 la proporcion del gasto en alimentaci6n. Entre 1926 y 1933 los precios de los alimentos habian bajado en terminos absolutos (datos sobre siete articu- los alimenticios en Revista de la Economia Argentina, 1934) y los salarios reales industriales en Buenos Aires se incrementaron, manteniendose con altibajos en el nivel alcanzado en 1928, segu- ramente gracias a la propia contraccion en el precio de los alimentos (1929 = 100; 1918 = 42, 1925 = 89, 1933 = 96, 1935 =101, Direccion de Estadistica Social, 1946). Ninguno de los dos factores justifica el incremento en la proporcion del gasto en alimentaci6n, que podria haber sido afectado por el pasaje de pequefias muestras a un estudio en mayor escala.

8 No solo difieren las muestras en cuanto a, supuestamente, la incidencia relativa de nativos de Buenos Aires, del pais y del extranjero, sino que tambien en el tamaiio familiar "tipico" selec- cionado. El pasaje de un nicleo familiar de cinco a uno de cuatro miembros podria haber impli- cado cierta reduccion en la participacion del gasto en alimentos, siendo otros rubros del presu- puesto mas independientes del tamaiio familiar. Sin embargo, datos sobre proporcion del gasto en alimentos de acuerdo con el numero de miembros del hogar en 1970 (INDEC, s.f.b) sugieren que la incidencia de este ultimo factor sobre la participaci6n del gasto en alimentos no seria muy signi- ficativa: familias con dos hijos menores de 14 anos, 37,8 por ciento, con tres a cinco, 39,3, con seis o mis, 35,4 (p. 25).

9 Las pr6rrogas de la ley de congelacion de alquileres de 1921 parecen no haberse extendido sino hasta 1925 (Yujnovsky, 1974). La demanda de alojamientos en alquiler podria haber dismi- nuido como consecuencia de nuevas construcciones, de la emergencia de villas y el incremento en los prestamos entre 1939 y 1942 (Yujnovsky, 1974), desestimulando mayores aumentos en los

precios de los alquileres.

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CONSUMO DE LOS OBREROS INDUSTRIALES DE BUENOS AIRES

Periodo 1943-1960

Se trata de un periodo particularmente extendido que incluye los cambios mas significativos en la composicion del presupuesto de los traba- jadores, en terminos de basicos y no basicos. Su subperiodo principal lega, en realidad, hasta la segunda mitad de los anios cincuenta, caracte- rizandose por un retroceso en la participacion del gasto en bienes y ser- vicios basicos, que aun se manifiesta en 1957, pero que debe haber alcan- zado su punto mas bajo a fines de la decada del '40. Este retroceso fue producto tanto del crecimiento del salario real (cuadro A, apendice) como de un lento decrecimiento relativo de los precios de los alimentos y, fundamentalmente, de la regulacion estatal de los alquileres desde 194310, cuyo resultado fue la drastica y persistente reduccion en la inci- dencia de los gastos en alojamiento a partir de entonces. El cambio global que tuvo lugar en el subperiodo principal queda sin embargo encubierto, puesto que la distribucion del presupuesto obrero de 1960 esta afectada por la posterior inflexi6n (1956-60) en la hasta entonces tendencia decli- nante en el precio relativo de los alimentos y por un deterioro global en el salario real (cuadro A, apendice).

En 1960 no ha aumentado el gasto basico total en relaci6n a 1943 gracias a los efectos aun bien visibles del control de alquileres, que permi- tio la diversificacion del consumo que todavia se observa, aunque segura-

CUADRO 3

Precios relativos. Evolucion de los precios de componentes seleccionados del indice del costo de la vida, 1943-1960

(Incremento porcentual medio anual)

Alimentos Alquiler (a) Indumentaria Gastos generales

1943-55 18,5 3,0 21,9 21,5 1956-60 48,1 20,5 33,0 39,0 (1959-60) (77,9) (49,2) (60,5) (62,0) 1943-60 27,2 8,1 25,2 26,7

(a) Incluye electricidad. Fuente: Sobre la base de DNEC (1968).

10 A partir del decreto 1.580 (1943), que establece rebajas porcentuales a los precios de las locaciones en Capital Federal y el Gran Buenos Aires, se suceden numerosas medidas con objeti- vos similares, junto a medidas complementarias como suspensi6n de desalojos, penalizaciones a propietarios por supresi6n de servicios, creacion de la Camara de Alquileres para resolver diferen- dos sobre locaciones. En 1947 se fijan los alquileres, prorrogandose en 1948, 1949, 1951, 1952, 1953 y 1955 (despues de la caida del gobierno de Per6n); las prorrogas se decretan tambien con posterioridad: 1956, 1958 y 1959.

No consideramos aqui las medidaA estatales que favorecieron el acceso a la propiedad, fun- damentalmente en areas suburbanas, que seguramente contribuyeron a disminuir la participacion del gasto en vivienda dentro del presupuesto obrero.

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358 ADRIANA MARSHALL

mente en forma atenuada con respecto a cinco aios atras, en 1960 por comparacion a 1943. Las medidas de liberalizacion del precio del aloja- miento a partir de 195911, cuyo impacto es importante en la Capital, no implicaron un retorno, ni siquiera aproximado, a la situacion previa a 1943. En la ciudad de Buenos Aires, la situaci6n de locatarios ha sido siempre la mas tipica entre los obreros, naturalmente con excepci6n de quienes vivian en las villas de emergencia (las que tuvieron recien despues de 1960 un mas rapido desarrollo; Yujnosky, 1980). El acceso a la propie- dad es simultaneo con el movimiento de los obreros hacia la periferia (ver Torres. 1978). En este contexto es relevante senalar que en la Capital la proporcion de familias de obreros industriales, siempre en situaci6n de locatarias, que habitan en una sola pieza se mantuvo practicamente invariable entre 1936 y 1960, es decir durante un periodo de casi veinti- cinco aios. En 1929, el 93,5 por ciento de 680 familias obreras entre- vistadas vivian en una sola habitacion, con un promedio de 4,3 personas por pieza (Cronica mensual, 1930); en 1936, la encuesta realizada a obre- ros, representativos de la "gran masa de asalariados de la ciudad de Buenos Aires" (Departamento de Trabajo, 1937), revela que el 59 por ciento de las familias, con tres hijos menores de catorce afos, ocupaba una unica habitacion. Notablemente, en 1960, la proporcion de familias de obreros industriales, de todas las categorias laborales, que reside en una sola habi- tacion (ya sea en inquilinato, departamento o casa), descendio solamente al 53 por ciento, aunque se trata ahora de nucleos con dos hijos menores de catorce afos. Por otra parte, tambien es del 53 por ciento la propor- cion de familias que viven en inquilinatos (con una o dos habitaciones); (datos en DNEC, 1968). Por su parte, el proceso de suburbanizacion y acceso a la propiedad durante la decada del 50, y tambien del 60, parece no haber contribuido a mejorar las condiciones de vivienda entre los obre- ros (ver Yujnovsky, 1980).

Periodo 1960-1970

El tercer descenso en la participacion del gasto en consumo basico (cuadro 1) tambien requiere algunos comentarios, que eviten conclusiones apresuradas. Esta retraccion aun se manifestaria, probablemente en forma menos marcada, si se pudiera eliminar la distorsi6n que introduce en la comparacion con 1960, en el sentido de una sobreestimaci6n del descenso, el hecho de que en la muestra de 1970 se incluyera tambien a los emplea- dos de la industria y el comercio'2. La contraccion relativa se produjo exclusivamente como resultado del gasto en alimentacion, puesto que el

gasto en alquiler aument6 aunque escasamente en relacion a 1960 debido

11 En 1959 se establecen aumentos progresivos del 5 por ciento anual para los alquileres de viviendas. Obviamente, este porcentaje es muy inferior al incremento anual de los precios en

general. 12 Naturalmente, los resultados obtenidos fueron ponderados por la presencia relativa de

ambos sectores en la muestra.

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CONSUMO DE LOS OBREROS INDUSTRIALES DE BUENOS AIRES

CUADRO 4 Precios relativos. Evolucion de los precios de componentes seleccionados

del indice del costo de la vida, 1960-1970 (Incremento porcentual medio anual)

Total Alimentos Alquiler

1960-1965 22,9 23,0 5,0 1966-1970 19,7 18,5 10,0

Fuente: Sobre la base de DNEC (1968) y OIT (1975).

a las medidas de liberalizacion posteriores a 1965 (el precio del alquiler prosiguio creciendo a un ritmo mas lento que el del conjunto de los pre- cios minoristas; cuadro 4). La reduccion relativa del gasto en alimenta- cion no se justifica en un mas lento crecimiento de su precio, cuyo ritmo no se aleja sustancialmente del correspondiente al incremento del indice global del costo de la vida.

Cabe enfatizar que el descenso en el gasto relativo en alimentos13 se produjo con respecto a un momento anterior, 1960, que como se dijo mas arriba marco un retroceso en la tendericia historica. Si se compara 1970 con la canasta "construida" para mediados de la decada del 50 en base a la evolucion de los precios relativos, se atenuia considerablemente el "salto" descendente en la participacion de los gastos basicos ocurrido, aparentemente, entre 1970 y periodos anteriores.

Otro factor de sobreestimaci6n que debe tenerse en cuenta en la comparacion es que en 1970 se consideran rubros de gastos "no corrien- tes" que posiblemente no fueron incluidos en 1960 ni en ninguna de las anteriores encuestas. Esto se examina con mayor detalle mas abajo.

Un problema adicional surge de la inclusion en 1970 de los partidos del Gran Buenos Aires, mientras que la muestra de 1960 se hizo solo en la Capital. Este hecho automaticamente acarrea posiblemente un menor gasto en vivienda, y, sobre todo, una mayor incidencia del gasto en "trans- porte", debido a la movilizacion hacia el lugar de trabajo (ver Facciolo, 1981), que implica mayores distancias para los residentes del GBA que para los de la Capital Federal. Como no es posible separar en 1970 la in- formacion para Capital del resto, una gruesa aproximaci6n a la composi- cion de los presupuestos que resultarian de muestras mas comparables es eliminar totalmente en ambos casos (1960 y 1970) el gasto en trans- porte. Las diferencias subsisten, aunque mas atenuadasl4.

13 No puede establecerse para 1970 cual fue el consumo en cantidades fisicas por persona u hogar; esta informacion si existe para 1960. Sobre la base del leve descenso en el niumero de items incluidos en el presupuesto alimenticio de 1970 con respecto al de 1960, podria pensarse que el descenso en el gasto relativo en alimentos tambien implico cierta disminucion en el consumo fisico, aunque un menor niumero de items podria coexistir con aumentos en cantidades consumi- das de algunos alimentos.

14 Por ejemplo, si se recalcula el gasto en alimentacion eliminando "transporte" del gasto total, su proporcion seria 60,7 por ciento en 1960 y 50,7 en 1970.

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ADRIANA MARSHALL

Existe otro factor, auin mas importante, que contribuye a sobreesti- mar el descenso en el gasto relativo en basicos entre 1960 y 1970. En 1970 la muestra incluye familias con mas de un ingreso, mientras que en 1960 (como en todas las anteriores encuestas; ver, por ejemplo, Direc- cion de Estadistica Social, 1946) se seleccionaron oxclusivamente las fami- lias que dependieran de un unico ingreso del jefe del hogar. En 1970, el ingreso medio del hogar obrero es considerablemente superior, alrededor de un 40 por ciento, al ingreso del jefe (50 por ciento en Capital Federal solamente; INDEC, s.f.a, p. 25), implicando naturalmente un mayor excedente disponible para consumos menos basicos. No es posible esta- blecer15 en que medida esta situacion refleja un proceso real de aumento en la participacion laboral de otros miembros de la familia obrera, lo que contribuye a mejorar su nivel de vida con respecto a 1960, o si en 1960 la situacion hubiera sido similar si no se hubiesen excluido deliberadamen- te de la muestra las familias con mas de un ingreso. La creciente partici- pacion laboral femenina, incluso de mujeres casadas, durante la decada del '60, constituiria un elemento muy indirecto de apoyo a la primera interpretacion 6.

Recapitulando, el "salto" descendente en la participacion del gasto en bienes y servicios basicos entre 1960 y 1970 debe ser calificado, sien- do seguramente mucho mas leve que lo que se desprende de una apresu- rada comparacion entre ambas "canastas". Contribuyen a sobreestimarlo

1) la inclusion en la muestra de 1970 de sectores sociales (trabajadores no manuales) con patrones de consumo distintos; 2) la consideracion en 1970 de nuevos rubros de consumo no corrientes; 3) la presencia en 1970 de los partidos del Gran Buenos Aires y su efecto sobre el gasto en transporte; 4) el hecho de que el punto de referencia (1960) haya sido, en realidad, un momento de retroceso en la tendencia hist6rica; y 5) la

incorporacion en 1970 de hogares con mas de un ingreso; este ingreso suplementario seria posiblemente uno de los principales responsables de la

posibilidad de un mayor "consumo excedente". Si esto filtimo es asi puede concluirse que se logro un mejoramiento en el nivel de vida de la familia de los trabajadores industriales en Buenos Aires en la decada del 60 (en terminos de bienes y servicios adquiridos en el mercado) a costa de una mayor participacion de sus miembros en la fuerza de trabajo, siendo

15 No se cuenta con las tabulaciones censales sobre la base de hogares, seguin ocupaci6n del

"jefe", necesarias para ello. 16 Es cierto que con anterioridad, a principios de siglo y aun en la decada del 40, la parti-

cipacion de la mujer de hogares obreros en la fuerza de trabajo, sobre todo bajo la forma de tra- bajo domiciliario, parece haber sido bastante elevada. Mas elevada aun fue la participacion laboral de los hijos menores de 14 anos. En 1929, por ejemplo, en el 51,5 por ciento de los casos estudia- dos (680 familias obreras en la Capital) trabajaba mas de un miembro del hogar, logrando de este modo cubrir el presupuesto familiar (Cr6nica Mensual, 1930). Referencias similares se encuentran en Direccion de Estadistica Social (1946) con respecto a la situacion en 1943: el presupuesto se

equilibra con los ingresos solamente si ademas del jefe trabajan otros miembros de la familia. Es

posible que mis tarde, a partir de 1944 aproximadamente, la participaci6n laboral de otros miem- bros de la familia obrera haya retrocedido gracias a los marcados incrementos en el salario real del los "jefes".

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CONSUMO DE LOS OBREROS INDUSTRIALES DE BUENOS AIRES

el escaso aumento en los salarios, y aun ingresos totales individuales, reales (cuadro A, apendice), un factor mucho menos determinante. En este sentido, lo sucedido en esta decada se diferenciaria notablemente de lo que ocurrio en la del 40, cuando el nivel de vida de los trabajadores en Buenos Aires mejoro gracias a que se conjugaron favorablemente los aumentos en los salarios reales globales y una evolucion en la estructura de precios relativos que estimulo un consumo "excedente" siendo la causa mas importante de dicha evolucion el comportamiento del Estado a traves de sus medidas de repercusion directa sobre los alquileres y los alimentos.

Apoya esta hipotesis el hecho de que, segfun la evolucion global del indice del costo de la vida (1960 = 100) la misma "canasta" de 1960 equivaldria en 1970 al ingreso medio del jefe del hogar obrero en la Capi- tal Federal en 1970, siendo muy superior a este el gasto medio real por hogar que indica la encuesta de 197017.

Estas observaciones remiten al tema de la relacion entre salario indi- vidual y presupuesto familiar para un nivel de consumo dado. En 1970, en Buenos Aires, el ingreso del jefe del hogar (obreros, segun INDEC, s.f.a) cubre el 66 por ciento del presupuesto familiar; en ese mismo afio el salario basico del obrero industrial de Buenos Aires equivale al 45 por ciento del gasto familiar. Sorprende bastante que en 1960, afo de dete- rioro en el salario real, la relacion ingreso del jefe - presupuesto familiar, e incluso salario basico - presupuesto familiar, sea mas favorable (DNEC, 1968, indica un deficit de solo 4,2 por ciento entre el ingreso del jefe y el gasto total). Estas diferencias apuntarian a apoyar la interpretacion esbozada mas arriba: el incremento y diversificacion del consumo ocurrido entre 1960 y 1970 obedeceria principalmente a los ingresos adicionales obtenidos por otros miembros de la familia; no obstante, las diferencias podrian ser meramente un producto de la composicion diferencial de las muestras seleccionadas en cada caso. Cabe mencionar que si en vez de la "nueva" canasta de 1970, se considerase un gasto total en 1970 "cons- truido" a partir de la evolucion del indice del costo de la vida entre 1960 y 1970, la situacion se invertiria, cubriendo el salario basico un 55 por ciento del presupuesto en 1960, y un 64 por ciento en 1970, siendo mas coherente esta evolucion con la de los salarios reales.

Tambien en decadas anteriores el presupuesto se equilibraba con los ingresos adicionales de otros miembros de la familia, pero el salario cu- bria una proporcion mayor del gasto que desde 1960: 77,5 por ciento en 1935 (Departamento Nacional del Trabajo, 1937) y 84,4 en 1943 (Di- reccion de Estadistica Social, 1946).

17 En 1970, el costo "construido" de la canasta de 1960 seria $ 501,5. El ingreso promedio del jefe del hogar obrero en 1970 es: en Capital y Gran Buenos Aires, $ 471,68; $ 503,53 en Ca- pital, y $ 464,55 en partidos conurbanos. El ingreso medio por hogar obrero es $ 666,2 en Capital mas partidos (INDEC, s.f.a, p. 35). En noviembre de 1970, el gasto promedio por hogar (obreros mas empleados, Capital mas partido) correspondiente al tramo de ingreso familiar $ 601-700 es $ 712,3 (con una propensi6n media al gasto igual a 1,07. INPE, 1974).

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ADRIANA MARSHALL

Periodo 1970-1980

Es este un periodo que encierra dos etapas contrastantes. Su ana- lisis solo puede realizarse a traves de informacion sobre evoluci6n de sala- rios reales y precios relativos, no habiendose efectuado ninguna encuesta acerca de los presupuestos familiares.

CUADRO 5 Precios relativos 1970-1980, componentes seleccionados

del indice del costo de la vida

(Incremento porcentual medio anual)

General Alimentos Alojamiento Indumentaria

1971-1975 (a) 71,5 69,3 90,5 (b) 68,4 1976-1980 (d) 208,4 217,6 208,9 (c) 163,4

(a) Sobre la base de 1960 = 100, hasta 1973; el incremento correspondiente a 1974 respecto de 1973 fue estimado sobre la base de los incrementos mensuales durante el ano 1974 (en INDEC, s.f.a), tratandose por lo tanto de una ligera subestimaci6n (por no incluir el incremento diciembre 1973-enero 1974) que afectarla a todos los componentes por igual.

(b) Este elevado aumento fue provocado por el incremento de 1973 relativo a 1972; con- tiene alquiler y electricidad, excepto para 1971, que incluye solo alquiler.

(c) Alquiler, combustible y electricidad.

(d) Sobre la base del indice del costo de la vida 1974 = 100, segun la nueva canasta de 1970. Fuente: INDEC (s.f.a); FIDE (1981); OIT (1975).

Es muy probable que la tendencia esbozada hacia 1970 se haya mantenido o acentuado hasta alrededor de 1974/75, en funci6n del movi- miento de los salarios reales (cuadro A, apendice) que, sin embargo, no alcanzan niveles altos, asi como de una evolucion "neutral" de los precios relativos (algo favorable de acuerdo con los precios de los alimentos, pero adversa seggn la evoluci6n de los alquileres, cuyo raipido incremento se atenua hacia 1973-74)18.

Desde entonces no es descabellado suponer que la tendencia se re- vierte, fundamentalmente debido al enorme deterioro en el poder adqui- sitivo global de los salarios (cuadro A, apendice), puesto que los precios continufan moviendose en forma bastante neutral, teniendo los de los ali- mentos por cierto una incidencia desfavorable 9. En otras palabras, debido a la contraccion salarial, en la "canasta" de 1980 a diferencia de la de

18 Exclusivamente sobre la base de la evoluci6n de los precios relativos puede estimarse que en 1975 los alimentos habrian insumido un 45 por ciento del gasto, y el alojamiento, 7,5.

19 Segun una estimacion similar a la efectuada para 1975, en 1980 la participacion de los alimentos en el gasto familiar habria sido del 47 por ciento y la del alojamiento, 7,5. Recuerdese que esta estimacion basada en la evoluci6n de los precios no tiene en cuenta el efecto de la contrac- cion global del salario real. La liberalizacion desde 1976 en adelante del precio de los alquileres habria tenido una incidencia menor, frente a la evolucion de los precios de algunos de los demas componentes de la canasta familiar.

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CONSUMO DE LOS OBREROS INDUSTRIALES DE BUENOS AIRES

1975, posiblemente la proporcion del gasto destinado a bienes y servicios basicos se haya incrementado notablemente, incluso pese a que la deman- da interna de varios bienes basicos de "consumo popular" (predominante- mente alimentos y bebidas) experimento sino un retroceso por lo menos un estancamiento entre 1976 y 1980. Dada la magnitud, inedita hasta entonces, del deterioro del salario real, este se tradujo en un retroceso en todos los gastos, incluso los basicos, tambien en una reduccion en la demanda de alimentos, por lo menos en sus componentes "mas superfluos" 20.

Puede concluirse que desde 1933 hasta alrededor de 1975, la tenden- cia en el largo plazo se caracterizo por una decreciente participacion de los gastos en bienes y servicios mas basicos en el presupuesto familiar de los obreros industriales, a pesar de la inflexi6n producida hacia 1960. En la segunda mitad de la decada del 70 esta tendencia se revierte; esta reversi6n es atribuible principalmente a la caida brusca y persistente en los salarios reales.

El mayor responsable de la tendencia historica es, ademas del propio movimiento favorable de los salarios reales en algunos periodos acotados, el control estatal del precio del alojamiento cuya incidencia favorable se manifiesta incluso en momentos de "inflexion" como fue 1960. Se suma a ellos la creciente suburbanizacion en la localizacion de los obreros indus- triales de Buenos Aires (Torres, 1978; Facciolo, 1981) que se asientan en zonas cada vez mas alejadas, lo que contribuye a abaratar el costo de la vivienda gracias al acceso a la propiedad o la mera ocupacion precaria de tierras21. El efecto de este proceso de suburbanizacion sobre la composi- cion de los presupuestos familiares dificilmente pueda ser detectado22.

La influencia de la intervencion del Estado sobre la composicion del consumo de los obreros industriales se manifiesta tambien a traves del comportamiento de los precios de los alimentos y los servicios publi- cos (con respecto al transporte, ver Torres, 1978) y, en general, los asi llamados articulos de "primera necesidad". Las medidas de regulaci6n

20 Este panorama se desprende de la informacion sobre el volumen decreciente o estancado de la producci6n y/o ventas de algunos bienes de consumo popular, para el total del pais (en Consejo Tecnico de Inversiones, Anuarios..., y Principales indicadores... ): azucar, leche, derivados lacteos, galletitas, vinos, gaseosas, cerveza, cigarrillos; otros bienes muestran, en cambio, algun aumento en su producci6n. Cabe agregar que, invariablemente, entre 1976 y 1980 los bienes dura- bles (heladeras, lavarropas, cocinas, calefones, televisores, radios) acusan una producci6n decli- nante (CTI, Anuario, Principales Indicadores), atribuible a la "apertura" economica, es decir, a la afluencia de equivalentes importados al mercado argentino, tanto o mas que a la propia retrac- ci6n en el mercado interno, el que, por otra parte, estaria formado fundamentalmente por sectores "medios".

21 No se considera aqui la influencia, escasa en algunos periodos, pero mas notable en otros, de la accion estatal directa e indirecta sobre la vivienda a traves de su politica de prestamos y/o construcciones directas.

22 Como en todas las encuestas anteriores, en 1960 solo se incluye al alquiler como gasto de alojamiento. En 1970, al considerase tambien al GBA, se describen en el presupuesto otros gastos para la vivienda (cuadro 1, nota g), pero se desconoce cual seria el presupuesto separado para quienes poseen vivienda propia y para quienes alquilan, y la frecuencia de cada situacion. Por otra parte, no se atribuye al uso de la vivienda propia gasto alguno.

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de precios han incluido la fijaci6n de precios maximos, congelacion de precios, restricciones al traslado de incrementos en los costos a los precios, estipulacion de margenes de utilidades para comerciantes, etcetera23. Por otra parte, la incidencia del Estado sobre los precios de algunos ali- mentos fue componente y resultante de su politica economica mas gene- ral: la posicion adoptada frente a la insercion en el mercado internacional y sus consecuencias con respecto a la traslacion de ingresos a favor o en detrimento del sector agropecuario a traves de la alteracion de la tasa de cambio (tema bien conocido, que no se trata en este trabajo)24.

La distribucion del gasto de los obreros industriales se ha visto, en el largo periodo, mucho mas afectada por la intervencion del Estado, en forma directa actuando sobre los precios y sobre los salarios nominales (Marshall, 1978 y 1980) o como producto de su politica economica general, que por factores mas estrictamente economicos, como lo es la evolucion favorable de los costos (y, consiguientemente, de los precios) que resulta del crecimiento de la productividad agricola o industrial. El abaratamiento relativo de bienes manufacturados "nuevos" que ocurrio como consecuencia de cierta traslacion de la disminucion de costos en beneficio de los consumidores (ver, por ejemplo, Guerberoff, 1977, con respecto a algunos bienes industriales) puede haber tenido un rol en facilitar la incorporacion de algunos de ellos al consumo de los obre- ros, pero posiblemente no habrian tenido efecto algunos de ellos si no fuera por el incremento en el "excedente disponible" para el consumo de bienes no basicos que el Estado hizo posible en distintos momentos. Su intervencion en este sentido fue mas definitoria que la de los propios cambios en el poder adquisitivo global de los salarios. La escasa influencia del proceso de abaratamiento relativo, producto de una disminucion de los costos unitarios, marca una importante diferencia entre el caso de la Argentina y los casos de los paises centrales, asi como de algunos paises perifericos industrializados.

El destino del "excedente"

La asignacion del "excedente" que resta despues de cubrir los gastos basicos, en diferentes momentos, es un reflejo de las etapas por las que atraviesa la industrializacion del pais, pero tambien puede ser considerada como un criterio basado empiricamente sobre la prioridad relativa de los diversos consumos que se asumieron en este trabajo como "menos" basicos.

23 Medidas de regulaci6n de precios tuvieron lugar en 1939, abundantemente entre 1945 y 1949, en 1956, 1958, 1964-1965 y entre 1970 y 1975.

24 Cabe sefialar en este contexto que un mayor conocimiento de los cambios en la composi- cion del consumo obrero debido a alteraciones en el salario real global y en los precios de los bienes que son tambien exportables, permitiria poner a prueba la hipotesis de la existencia de un trade-off entre incrementos salariales a los trabajadores y un mayor equilibrio en la balanza de pagos, tesis bastante difundida en el pais.

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CONSUMO DE LOS OBREROS INDUSTRIALES DE BUENOS AIRES

CUADRO 6 Distribucion del gasto; componentes "no basicos" del presupuesto

de los obreros asalariados de Buenos Aires, 1935-1970 (a) (En por cientos)

1935 1943 1960 (b) 1970(b)

Menaje (excl. combustibles) 1,6 1,6 2,8 5,2 Indumentaria 10,3 19,8 18,7 10,9 Gastos generales 8,3 9,8 12,2 26,3

- transporte 3,6 2,4 2,5 8,7 - salud 2,0 1,1 1,5 4,5 - educacion y esparcimiento 0,6 3,2 3,5 6,4 - otros 2,1 3,1 4,7 6,7

(a) Ver notas del cuadro 1 acerca de las poblaciones encuestadas en cada anio.

(b) En base a un analisis desagregado de los componentes de cada rubro se lograron catego- rias comparables (1960 y 1970), difiriendo los resultados de la comparacion presentada en INDEC (s.f.a, pag. 76), que no tuvo en cuenta los cambios en la composici6n de cada rubro.

Fuente: Ibid., cuadro 1.

Entre 1933 y 1943 la mayor parte del aumento en el excedente dis- ponible se tradujo, aparentemente, en un aumento del gasto en indumen- taria, coherentemente con una fase de industrializacion sustitutiva de bie- nes tradicionales; la produccion de confecciones se incrementa mas rapi- damente entre 1937/39 y 1946/49 que en cualquier otro periodo (datos en Diaz Alejandro, 1970).

La disminuci6n en los gastos basicos a partir de 1943 resulto en una ampliacion y diversificacion de la mayoria de los consumos, incluidos los propios alimentos, segun puede inferirse de la descripcion en cuanto a numero de bienes y servicios adquiridos en 1943 y en 1960 (DNEC, 1968). El gasto en indumentaria permanecio invariable entre 1943 y 1960, acrecentandose en 1960 la incidencia de "gastos generales", aunque no en sus rubros principales (cuadro 6), y seguramente de los bienes durables (lo cual no puede detectarse, como se ve mas abajo). Entre 1960 y 1970, en cambio, aument6 algo el consumo de algunos bienes durables25, pero sobre todo los "gastos generales", aunque no todos en la misma propor- cion; transporte y cuidado de la salud son los principales destinatarios del gasto excedente, mientras que educacion y esparcimiento poco participan en el uso de este.

Si bien el aumento del gasto en transporte esta ligado, como se dijo, a la inclusion de los partidos del Gran Buenos Aires, tambien indica la prioridad atribuible al desplazamiento hacia el lugar de trabajo en el pre-

25 Aunque esto pudo haber sido el resultado bien de no haberse incluido gastos de equi- pamiento del hogar en 1960, bien de una real ausencia de un proceso de renovacion del equipa- miento en ese afio de deterioro salarial. Se discute este tema mas abajo.

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CUADRO 7 Gastos generales, 1960 y 1970

(En por cientos)

Gastos generales = 100 Gastos generales excl. trans- porte = 100

1960 1970 1960 1970

Salud 12,3 17,3 15,5 25,6 Educaci6n y esparcimiento 28,6 24,3 36,1 36,3 Tabaco, higiene, etc. 38,3 25,5 48,3 38,1 Transporte 20,7 33,1 - -

Fuente: DNEC (1968) e INDEC (s.f.a).

supuesto obrero. El escaso gasto en educacion no es independiente, por una parte, de la provision gratuita de educacion primaria y, por la otra, de cierta constancia en el tiempo en el numero de gastos derivados; im- plica tambien que los trabajadores no accedieron sino minimamente a niveles educativos mas elevados. Se destaca la poca importancia del gasto en "diversiones", que diferencia claramente a este sector social de otros, como se ve mas abajo.

Consumo obrero y consumo promedio

La forma mas sugerente de evaluar los cambios en la distribucion del gasto de los trabajadores industriales es, en realidad, comparar su evo- lucion con la de la composicion del presupuesto promedio de la sociedad considerada, o de otros sectores sociales. Las variaciones en la "distancia" entre ambas revelan en que medida los trabajadores van o no accediendo a los bienes y servicios que la economia va produciendo. Este an6lisis es imposible en el caso que nos interesa, debido a que informacion compa- rativa de esta naturaleza existe solamente para un momento en el tiempo: la decada del '60 (1963 y 1969/70). La situacion en dicha decada merece una breve discusi6n, aunque cabe notar que incluso para este periodo la informacion publicada no permite un estudio en profundidad. Para 1969/70 se conoce la distribucion del gasto de acuerdo con grandes cate- gorias, pero no la representacion en el consumo de cada sector de los di- versos bienes y servicios concretos incluidos en ellas; una relativa similitud en el patron de asignacion del gasto de distintos sectores sociales puede estar encubriendo una composici6n real del consumo muy diferente, aun mas si se tiene en cuenta la calidad de los bienes y servicios adquiridos por cada sector. Un ejemplo elocuente es el de la vivienda: proporciones bastante similares del gasto en vivienda en el presupuesto implican situa- ciones habitacionales extremadamente desiguales (segun datos en Yujnovsky, 1980). Con estas y otras limitaciones que se detallan en lo que sigue, pueden realizarse de todos modos algunas inferencias.

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CONSUMO DE LOS OBREROS INDUSTRIALES DE BUENOS AIRES 367

Las tabulaciones publicadas de la EPF de 1969/70 no permiten con- siderar la distribuci6n del gasto de los obreros industriales como sector separado. Dos formas, ambas groseras, permiten una aproximacion a ella: a traves de la composicion del gasto del "estrato de ingresos" en que la misma encuesta u otras fuentes de informacion situian a los obreros in- dustriales asalariados o a traves de la distribucion correspondiente al estra- to ocupacional "obreros, operarios y artesanos". Ambas introducen una importante distorsion, la primera porque los patrones de consumo de sec-

CUADRO 8 Distribucion del gasto (componentes seleccionados) en el Gran Buenos Aires,

segun la Encuesta de Presupuestos Familiares de 1969/70, para la poblacion total y estratos de ingreso y ocupacionales seleccionados

Ingresos trimestrales en $ Ocupacion

Total (a) 0-1.400 (b) 1.401- Total (a) Obreros y 2.200 (b) artesanos

Alimentacion y beb. 36,0 45,6 41,7 35,7 38,4 Vivienda de residen. habit. (c) 21,0 19,0 19,4 19,8 18,6

Equipo y operacion corriente del hogar 5,9 5,2 5,6 6,3 6,3 - bienes durables 2,7 2,4 2,6 3,0 3,5 - bienes no durables 1,8 2,1 1,9 1,8 2,0

Vestido y calzado 7,4 6,1 7,0 7,9 7,9 Asistencia mdica 4,5 5,2 4,6 4,1 3,8 Ensefanza 0,9 0,5 0,9 1,1 1,0 Diversiones y lectura 3,4 2,2 2,8 3,6 2,9

- recreacion 2,4 1,1 1,6 2,5 1,9

Transporte y comunic. 5,7 3,9 4,4 6,0 6,3 - transp. publico 2,5 3,0 2,9 2,6 2,8

Seguros 1,6 0,7 1,8 1,8 2,0

(Compra vehiculo) (c) (15,0) (0,3) (9,3) (16,6) (17,6)

(a) En INDEC (s.f.b) las tabulaciones incluyen columnas sobre "total" calculadas diferente- mente segun cual fuere la clasificacion del cuadro. Sin embargo, el primer total del presente cuadro es igual tambien al total general para la poblaci6n estudiada.

(b) En el tramo de ingresos 0-1.400 quedan ubicados los obreros industriales segun salario basico de convenio (promedio 1969/70): $ 1.065,15, por trimestre, y segun ingreso total medio de obreros industriales (promedio 1969/70): $ 1.192,42 (datos ineditos del BCRA). Tambien que- dan ubicados en dicho estrato segun salarios industriales basicos en Capital Federal (INDEC, Boleti'n Estadistico Trimestral) tanto los peones como los oficiales. Quedan sin embargo ubicados en el tramo superior, 1.401-2.200, segun los datos de la propia EPF (INDEC, s.f.b, p. 52), pero en este caso la informacion se refiere al conjunto de ingresos asalariados, promedio por hora que registra algun ingreso asalariado (ver INDEC s.f.b, p. 43). La distribucion correspondiente al estrato inferior reflejaria mejor la asignaci6n del gasto de hogares obreros que cuentan solamente con el ingreso del jefe (obrero industrial).

(c) Gasto por compra de automotores como proporcion del gasto total, definido este exclu- yendo gasto en automotores y vivienda. El gasto en vivienda corresponde al importe del alquiler imputado aunque se trate de vivienda bajo condicion de propiedad (mas detalles en INDEC, s.f.b, p. 19).

Fuente: INDEC (s.f.b).

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tores no obreros pero con ingresos dentro de los limites del mismo estrato son seguramente bastante distintos, la segunda porque una misma cate- goria engloba dos situaciones de empleo diversas, asalariados y no asala- riados; estos ultimos, por ejemplo los artesanos, podrian incluir grupos con ingresos superiores y pautas de consumo propias.

Naturalmente, la diferencia fundamental entre el consumo obrero y del promedio o el de otros sectores sociales es el monto total del presu- puesto y el monto total de cada rubro de gastos. En cuanto a patrones de asignacion del gasto, se observa que en general las diferencias son poco significativas, siendo la mas visible la que se encuentra entre el "estrato de ingresos" inferior y el promedio (cuadro 8), estrato donde quedarian ubi- cados los obreros asalariados industriales si solo cuentan con un ingreso (notas b, cuadro 8). Evidentemente, las diferencias en patrones de consu- mo son mas notables si la comparacion de la asignacion del gasto de los sectores de ingresos mas bajos se efectua no con la distribucion "prome- dio" sino con la correspondiente a estratos de ingresos superiores o cate- gorias ocupacionales altas (ver cuadros 3 y 10, en INDEC, s.f.b, pp. 23 y 30). En todos los casos se destaca entre los estratos de bajos ingresos y los obreros el esperable mayor gasto relativo en alimentacion y una menor incidencia del gasto en "diversiones". El gasto en bienes durables (que, como se menciono, podria componerse de bienes distintos en cada caso) es similar al promedio en un caso, algo mayor en el otro. La proporci6n del gasto destinado a la compra de vehiculo muestra un comportamiento distinto segun las diferentes clasificaciones, siendo visiblemente inferior al promedio en el estrato inferior de ingresos.

,Cuando se produjo la incorporacion de los obreros asalariados de Buenos Aires al consumo de un gran numero de "nuevos" bienes durables, i.e. producto de la segunda fase en el proceso de sustitucion de importa- ciones argentino? ,Durante la decada del 60, o inmediatamente antes, en la segunda mitad de los 50?26 Como ya se senalo, la EPFA de 1960 no considera, aparentemente, el gasto en bienes no corrientes, aunque bien

podria haber sucedido que por tratarse de un ano de deterioro marcado en el poder adquisitivo del salario, esta ausencia indicara precisamente un fenomeno real de "no renovacion de stocks". La EPFA de 1970, en cam- bio, muestra que los asalariados (que incluyen tambien trabajadores no

manuales) adquieren bienes durables diversos; el gasto en ellos no es tan

significativo, sin embargo (vease cuadro 9). Un factor favorable a la difusion de bienes durables no tradicionales

fue el abaratamiento relativo y continuado de algunos de ellos (sobre todo, aparatos electricos), ya desde por lo menos 1956 (de acuerdo con las series de precios mayoristas, INDEC, 1973). La EPF de 1963, que se

26 No existen en la Argentina datos de origen censal, que serian muy relevantes para el pre- sente analisis, sobre "patrones de propiedad" de bienes durables, como los utilizados por Wells (1977) para evaluar la difusi6n del consumo de bienes durables en el Brasil.

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CONSUMO DE LOS OBREROS INDUSTRIALES DE BUENOS AIRES

CUADRO 9

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Participacion del gasto en bienes durables "nuevos" en relacion al gasto total, y al gasto total "no basico" excluido indumentaria,

de los asalariados de Buenos Aires, 1970 (En por cientos)

Proporcion del Proporci6n del gasto no bisico gasto total total excl. indumentaria (b)

"Artefactos" (a) 0,89 2,8 Radios 0,03 0,1 Televisores 0,15 0,5 Tocadiscos 0,29 0,9 Total 1,36 4,3

(a) Aspiradoras, licuadoras, cocinas, heladeras, lavarropas, planchas, etcetera.

(b) Equivale al 31,5 por ciento del gasto total. Fuente: INDEC (s.f.a).

CUADRO 10

Gasto en bienes durables segun la encuesta de presupuestos familiares de 1963

Estrato de ingresos Promedio 70.001-100.000 (b) 100.001-150.000 (c)

Por ciento del gasto total por unidad familiar en: - bienes durables (a) 2,8 2,3 3,2 - automoviles 2,9 0,1 0,5

Por ciento de hogares del estrato en el total de hogares 8,7 21,2

Por ciento del estrato en el total de gastos de consumo 4,0 13,1

Por ciento del estrato en el total del gasto en: - heladeras y lavarropas 4,6 18,1 - televisores 2,8 14,8 - calefones y cocinas 4,1 16,2 - radios y aspiradoras 3,2 10,7 - combinados y acondic. 0,6 5,8 - automoviles 0,3 1,4

(a) Incluye los listados mas abajo en este mismo cuadro.

(b) Estrato de ingresos en que se ubica al obrero industrial segun el salario basico promedio 1962-1963, puesto que el tramo de ingreso anual de la encuesta corresponde a los meses de febrero- marzo de 1963.

(c) Estrato en que se ubica al obrero industrial segun ingreso anual medio, promedio 1962- 1963, segun datos ineditos BCRA. En realidad tanto el salario basico como el ingreso medio anual se acercan mucho al limite (superior en un caso, inferior al otro), de m$n 100.000.

Fuente: Sobre la base de CONADE (1967).

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refiere agregadamente a todas las areas urbanas del pais consideradas (CONADE, 1967), muestra la extension del consumo de articulos manu- facturados no tradicionales para los estratos de ingresos en los que se en- cuentra comprendido el ingreso promedio de los obreros industriales, con la ventaja de que el analisis puede hacerse mas refinadamente revelan- do una importante difusion del acceso a algunos bienes durables para el nivel de ingresos seleccionado superior.

La comparacion "defectuosa" entre los resultados de ambas encues- tas con respecto a la participacion del gasto en bienes durables (excluidos los automoviles, ya que este gasto fue computado diferentemente y no puede ser comparado en el presupuesto) no sugiere que se habrian produ- cido cambios importantes entre 1963 y 1969/70. Posiblemente, la incor- poracion de los obreros al mercado de algunos bienes durables difundidos ya en afnos anteriores (heladeras, televisores, etcetera) se haya acentuado en la segunda mitad de la decada del 60. La informacion sobre produccion de articulos electrodomesticos, televisores y radios (BCRA, 1975, volu- men fisico de la produccion) no indica "saltos" espectaculares en su ritmo de crecimiento, produciendose los incrementos mas significativos antes de 1960 (alrededor de 1958) o bien en la segunda mitad de los ainos se- senta. Sobre la base de consideraciones precedentes es muy factible que una mayor incorporacion al mercado de bienes no tradicionales por parte de los obreros se haya producido hacia 1974/75.

Con posterioridad es tambien muy probable que el retroceso del consumo de bienes durables "nuevos" por parte de los obreros haya sido notable, tanto mas si se lo evaluia frente a las tendencias en el consumo de los sectores sociales de ingresos superiores, que parece haberse acelerado e intensificado entre 1976 y 198027.

Observaciones finales

La tendencia historica que caracterizo la evolucion de la asignacion del gasto en el presupuesto familiar de los obreros industriales de Buenos Aires, a partir de la decada del '30 hasta aproximadamente 1975, fue la paulatina disminucion de la participacion del gasto en bienes y servicios

27 No pueden utilizarse aqui los datos sobre evolucion de la producci6n de bienes durables durante 1976-1980, por la razon mencionada en nota 20. Se dispone de un unico pero elocuente indicador empleable: ventas de automoviles de acuerdo con su tamaflo, 1976-1979; durante este

periodo crecio la venta total de automoviles en un 14 por ciento, la de autom6viles grandes, 34, la de medianos, 23, la de intermedios, 13, disminuyendo la venta de autom6viles pequenos en un 6 por ciento (sobre la base de datos en Consejo Tecnico de Inversiones, Anuario..., 1980). Esta informacion, sin indicar que los trabajadores dejaron de comprar autom6viles, puesto que posiblemente tampoco antes accedian al mercado de vehiculos nuevos y escasamente al de usados, sugiere una mayor polarizaci6n del ingreso y un crecimiento mayor del consumo suntuario por parte de los sectores de ingresos elevados que por parte de los sectores de ingresos medios. Esto ocurre, ademas, cuando como se observ6 mas arriba, simultaneamente retrocede o se estanca la demanda de bienes de consumo popular.

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"basicos": alimentacion y alojamiento. Dicha tendencia no fue regular, sin embargo, y presento ademas una inflexion alrededor de 1960. Una importante reversion de la tendencia, que recien en el futuro podra eva- luarse si se trataba de una inflexion temporaria o duradera, muy probable- mente tuvo lugar durante 1976-1980.

El principal responsable de la tendencia historica mencionada ha sido el Estado, a traves de la regulaci6n de los precios de bienes y servicios basicos, fundamentalmente del precio del alojamiento (siendo la situacion de vivienda en alquiler la mas tipica de los obreros de la Capital). Si el consumo de bienes y servicios menos basicos pudo expandirse, fue mucho mas debido al control estatal de precios de componentes del consumo basico, que provoco la "liberacion" de un excedente disponible para otros consumos, que como consecuencia del abaratamiento relativo de compo- nentes tradicionales y no tradicionales del consumo generado por aumen- tos en la productividad.

En algunos periodos la accion estatal sobre el precio de la vivienda se conjugo favorablemente con un movimiento ascendente en los ingresos reales globales de los trabajadores, al cual no fue ajena a veces la interven- cion del propio Estado sobre los salarios nominales, facilitando doble- mente la contraccion relativa del gasto en componentes basicos del con- sumo.

No obstante, en las decadas mas recientes, la ampliacion relativa del gasto menos basico no obedeceria al mejoramiento de los ingresos reales individuales ni a una aun mayor contraccion de los precios relativos de los componentes basicos, sino a la existencia de ingresos adicionales en los nucleos familiares obreros, obtenidos gracias a una creciente participa- cion de otros miembros, ademas del jefe, en la fuerza de trabajo. Los desti- natarios principales del gasto "no basico" durante la decada del 60 fueron servicios como transporte y cuidado de la salud, mucho mas que educa- cion o recreacion, y el equipamiento moderno del hogar.

Si antes de mediados de la decada del 40 la participacion laboral de otros miembros de la familia obrera ademas del jefe fue necesaria para mantener un nivel minimo de consumo, despues de 1960 se habria reque- rido esta participacion complementaria para lograr expandir los niveles globales de consumo, fundamentalmente de bienes y servicios "nuevos". En cambio, durante el lapso intermedio entre ambos periodos, la diver- sificacion del consumo se habria producido predominantemente debido a la reduccion relativa, inducida por el Estado, de los precios de componen- tes basicos del consumo, y el aumento del salario real individual del "jefe".

Favorecido por los ingresos familiares suplementarios que se suman al ingreso individual del obrero industrial, durante la decada del 60 el patron de asignacion del presupuesto que caracteriza a los obreros, con la excep- cion de las familias obreras con niveles inferiores de ingresos o con un unico ingreso, no seria tan disimil de la distribucion del presupuesto

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promedio del conjunto de la poblacion de Buenos Aires (excepto en rela- cion a algunos elementos muy particulares). Las diferencias en las distri- buciones naturalmente se acentfian si la comparaci6n se realiza entre el presupuesto obrero y el de los sectores con ingresos elevados. La relativa similitud indudablemente encubre situaciones extremadamente desiguales en cuanto a cantidad, tipo y calidad de los bienes y servicios adquiridos por los distintos sectores sociales y sus condiciones de vivienda.

Aunque la participacion de los obreros en el mercado para algunos bienes durables no tradicionales no experimento saltos espectaculares, pareceria no haber sido despreciable hasta alrededor de 1975, decreciendo probablemente en forma drastica desde 1976, en un contexto de retro- ceso de la demanda incluso de bienes de consumo popular.

La acci6n estatal a traves de los precios -cuyas causantes sociales no se discutieron en estas notas- no ha sido el unico, pero si uno de los prin- cipales determinantes de los cambios mas significativos en el standard de vida de los obreros industriales. Se suma la influencia que sobre el nivel de vida han tenido las politicas de seguridad social, educacion y vivienda. El estudio de la evolucion historica de estas politicas y de sus repercusio- nes sobre el standard de vida de los trabajadores es objeto de otro trabajo.

APENDICE

CUADRO A Salario real basico del obrero industrial no calificado (peon), 1943-1980

(1960 =100)

1943-1945 125

1946-1950 135

1951-1955 114

1956-1960 113

(1959-60) (100) 1961-1965 108

1966-1970 116 1971-1975 114 1976-1980 47

Fuentes: Para 1943-1970, Sigaut (1972); 1971-1975, CTI, Principales indicadores...; 1976-1980, CTI, Anuario... (1979, 1980, 1981).

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