25
TROTSKY, LA OPOSICIÓN DE IZQUIERDA Y EL ASCENSO DEL STALINISMO: TEORÍA Y PRÁCTICA JOHN ERIC MAROT Introducción Este ensayo se propone reevaluar el carácter político y el significado histórico de la Oposición de Izquierda mediante un balance detallado de Trotsky, 1923-1927: Luchando contra el ascenso de la burocracia stalinista y Trotsky, 1927-1940: Mientras más oscura la noche, más brillante la estrella, de Tony Cliff, que son, respectivamente, el volumen tercero y cuarto de su biografía de Trotsky. En las páginas que siguen, sostengo que Trotsky y la Oposición de Izquierda no se opusieron a las políticas stalinistas de industrialización y de colectivización forzadas. Peor aún, no apoyaron la resistencia obrera y campesina a estas políticas. De hecho, el programa político y la visión de mundo de la Oposición de Izquierda contribuyeron objetivamente a la formación y consolidación “por arriba” de una nueva sociedad de clases durante el periodo crítico de 1927-33. El rechazo sería la reacción visceral de muchos marxistas, y quizá de todos los trotskistas, hacia cualquiera suficientemente atrevido o imprudente que declarara incorrecto el balance tradicional sobre el rol histórico de la Oposición de Izquierda. Sin embargo, no ha sido otro que Cliff, en su amplio e inquisitivo estudio sobre la vida y política de Trotsky, quien reconoció este hecho cardinal: la abrumadora mayoría de la dirigentes de la Oposición de Izquierda creía que “las políticas de colectivización e industrialización acelerada de Stalin eran políticas socialistas, que no había alternativa realista a ellas”. [1] Pero si esto hubiera sido así, y fue así ¿cómo este inquietante hecho puede reconciliarse con la idea de que, en aquel momento crítico, Trotsky y la Oposición de Izquierda estaban “luchando contra el ascenso de la burocracia soviética” y sus políticas? Cliff pensaba que podía salvar esta contradicción argumentando que Trotsky mantuvo la lucha, mientras que la Oposición de Izquierda “capituló” a Stalin. Es más, Trotsky habría comenzado a luchar contra el stalinismo antes del ascenso de la Oposición de Izquierda y continuaría haciéndolo luego de su caída. No se puede negar que la visión de mundo de Trotsky el trotskismo- abarcó una serie de políticas y perspectivas mucho más amplias que aquellas de la Oposición de Izquierda. Trotsky sostuvo muchas ideas antes, durante y después del periodo de 1927-1933 que no estaban directamente relacionadas al problema de cómo desarrollar las fuerzas productivas y qué tipo de relaciones debía establecer el Estado Obrero con el campesinado de modo de asegurar la construcción del socialismo en la Rusia de la Nueva Política Económica de Lenin. Todos saben que Trotsky desarrolló su teoría de la revolución permanente mucho antes de la Revolución de Octubre, que atacó la política ultra-izquierdista del Comintern en Alemania durante el ascenso del nazismo, un periodo grosso modo- contemporáneo a la existencia de la Oposición de Izquierda. Todos saben que Trotsky desarrolló una crítica a la estrategia frentepopulista en Francia y España luego que la Oposición de Izquierda se arrimara a Stalin y que, hacia el final de su vida, continuó su lucha contra Stalin fundando la Cuarta Internacional en 1938. Todo esto es muy cierto. Pero el esfuerzo de Cliff en distinguir la orientación estratégica de Trotsky de aquella de la Oposición de Izquierda en el periodo mencionado y respecto al problema del desarrollo económico tiene poca

Marot - Trotsky, La Oposición de Izquierda y el ascenso del stalinismo

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Marot - Trotsky, La Oposición de Izquierda y el ascenso del stalinismo

Citation preview

Page 1: Marot - Trotsky, La Oposición de Izquierda y el ascenso del stalinismo

TROTSKY, LA OPOSICIÓN DE IZQUIERDA Y EL ASCENSO DEL

STALINISMO: TEORÍA Y PRÁCTICA

JOHN ERIC MAROT

Introducción

Este ensayo se propone reevaluar el carácter político y el significado histórico de la

Oposición de Izquierda mediante un balance detallado de Trotsky, 1923-1927: Luchando

contra el ascenso de la burocracia stalinista y Trotsky, 1927-1940: Mientras más oscura la

noche, más brillante la estrella, de Tony Cliff, que son, respectivamente, el volumen

tercero y cuarto de su biografía de Trotsky. En las páginas que siguen, sostengo que

Trotsky y la Oposición de Izquierda no se opusieron a las políticas stalinistas de

industrialización y de colectivización forzadas. Peor aún, no apoyaron la resistencia obrera

y campesina a estas políticas. De hecho, el programa político y la visión de mundo de la

Oposición de Izquierda contribuyeron objetivamente a la formación y consolidación “por

arriba” de una nueva sociedad de clases durante el periodo crítico de 1927-33.

El rechazo sería la reacción visceral de muchos marxistas, y quizá de todos los trotskistas,

hacia cualquiera suficientemente atrevido o imprudente que declarara incorrecto el balance

tradicional sobre el rol histórico de la Oposición de Izquierda. Sin embargo, no ha sido otro

que Cliff, en su amplio e inquisitivo estudio sobre la vida y política de Trotsky, quien

reconoció este hecho cardinal: la abrumadora mayoría de la dirigentes de la Oposición de

Izquierda creía que “las políticas de colectivización e industrialización acelerada de Stalin

eran políticas socialistas, que no había alternativa realista a ellas”. [1] Pero si esto hubiera

sido así, y fue así ¿cómo este inquietante hecho puede reconciliarse con la idea de que, en

aquel momento crítico, Trotsky y la Oposición de Izquierda estaban “luchando contra el

ascenso de la burocracia soviética” y sus políticas? Cliff pensaba que podía salvar esta

contradicción argumentando que Trotsky mantuvo la lucha, mientras que la Oposición de

Izquierda “capituló” a Stalin. Es más, Trotsky habría comenzado a luchar contra el

stalinismo antes del ascenso de la Oposición de Izquierda y continuaría haciéndolo luego de

su caída.

No se puede negar que la visión de mundo de Trotsky –el trotskismo- abarcó una serie de

políticas y perspectivas mucho más amplias que aquellas de la Oposición de Izquierda.

Trotsky sostuvo muchas ideas antes, durante y después del periodo de 1927-1933 que no

estaban directamente relacionadas al problema de cómo desarrollar las fuerzas productivas

y qué tipo de relaciones debía establecer el Estado Obrero con el campesinado de modo de

asegurar la construcción del socialismo en la Rusia de la Nueva Política Económica de

Lenin. Todos saben que Trotsky desarrolló su teoría de la revolución permanente mucho

antes de la Revolución de Octubre, que atacó la política ultra-izquierdista del Comintern en

Alemania durante el ascenso del nazismo, un periodo –grosso modo- contemporáneo a la

existencia de la Oposición de Izquierda. Todos saben que Trotsky desarrolló una crítica a la

estrategia frentepopulista en Francia y España luego que la Oposición de Izquierda se

arrimara a Stalin y que, hacia el final de su vida, continuó su lucha contra Stalin fundando

la Cuarta Internacional en 1938. Todo esto es muy cierto. Pero el esfuerzo de Cliff en

distinguir la orientación estratégica de Trotsky de aquella de la Oposición de Izquierda en

el periodo mencionado y respecto al problema del desarrollo económico tiene poca

Page 2: Marot - Trotsky, La Oposición de Izquierda y el ascenso del stalinismo

fundamentación en los hechos. Trotsky fue quien formuló de modo más claro la perspectiva

política general de la Oposición de Izquierda en la Unión Soviética en relación a las

políticas de Stalin, y sus dirigentes reconocían a Trotsky como primus inter pares.

Pese a lo anti-democrático y coercitivo del modo y los medios que adoptó el giro de Stalin,

la Oposición de Izquierda en general le dio la bienvenida a la dirección anti-kulak, anti

capitalista, de sus políticas. Sin embargo, lo que le brinda cierta verosimilitud a la idea de

que Trotsky y la Oposición de Izquierda fueron por caminos separados es el hecho de que

la Oposición de Izquierda se dividió en torno a cuál era la mejor manera de llevar a que

Stalin completara su giro a la “izquierda” en contra de Bukarin y la Oposición de Derecha –

en otras palabras, en torno un problema táctico. Pero lo cierto es que no se dividió respecto

a la naturaleza del giro: si acaso efectivamente era hacia la “izquierda” o si tenía algo en

común con una política socialista –un problema estratégico.

De haberse suscitado un debate estratégico en las filas de la Oposición de Izquierda, se

hubiera establecido la base para un desacuerdo de principios entre bandos opuestos respecto

a la relación entre medios y fines, entre democracia obrera y socialismo: ¿podía el camino

hacia el socialismo adoptar medios anti-democráticos, por arriba, incluso al comienzo del

camino? De haber tenido lugar este debate en la Oposición de Izquierda, creo que Cliff se

hubiese opuesto a Trotsky y a la Oposición de Izquierda. Pero, seguramente, Cliff jamás lo

hubiera entendido así ¿por qué?

Como dedicado militante socialista y marxista revolucionario, Cliff nunca separó

políticamente el lazo entre socialismo y democracia obrera. Pero también sostuvo que

Trotsky tampoco lo hizo. El “eje central de la vida y la lucha [de Trotsky] hasta las últimas

consecuencias era que el socialismo sólo podía ser alcanzado por los trabajadores, no para

ellos”. Pace Cliff, esto es incorrecto. En el periodo en cuestión, Trotsky y la Oposición de

Izquierda no hicieron de éste el eje central de su política ni la base de sus perspectivas

generales. De hecho, al contrario de lo que plantea Cliff, antes de que los stalinistas –y no

digamos el stalinismo- hicieran su aparición, Trotsky había creído, ya por 1921, que el

camino al socialismo se recorrería sustituyendo la auto-organización democrática de la

clase trabajadora por la dictadura política del Partido Comunista.

Ciertamente, Trotsky abandonó, sin fanfarria, su sustitucionismo en La Revolución

Traicionada, publicada en 1937. Ahí, finalmente, declaró –aunque aun con cierta timidez-

la necesidad imperiosa de una democracia soviética multi-partidista como el único medio

para realizar la transición al socialismo. Sin embargo, Cliff subestimó gravemente cuán

desastrosa había sido en el intertanto la política sustitucionista de Trotsky. Mientras

Trotsky se opuso en teoría a la burocratización del partido y del Estado, será la tarea de

este ensayo demostrar lo que Cliff calló por razones hagiográficas: cómo la política

sustitucionista de Trotsky contribuyó, en la práctica, a la burocratización en general y a la

victoria del stalinismo en particular. El objetivo de este ensayo, entonces, está en destacar

los colosales costos políticos que tuvo el fracaso de Trotsky para hacer de la democracia

obrera, en todo momento, una parte integral de su concepción sobre la transición al

socialismo, costo que Cliff no sopesó como tal.

Page 3: Marot - Trotsky, La Oposición de Izquierda y el ascenso del stalinismo

Muchos marxistas han escrito extensamente sobre Trotsky. Pero este trabajo se enfoca en

Cliff, porque sólo Cliff emprendió una crítica sostenida, aunque lamentablemente

incompleta, de la política sustitucionista de Trotsky, una crítica que requiere ser refinada,

corregida y completada. Ninguna crítica de este carácter está presente, por ejemplo, en

Isaac Deutscher, Ernest Mandel, Pierre Broue o Max Shachtman. [6]

La obra de Broue es una hagiografía: su vieux maitre nunca estuvo fundamentalmente

equivocado sobre nada importante. Broue defiende a Trotsky contra toda crítica. Lo mismo

puede decirse de Mandel, quien limita sus dudas y reservas respecto a la política de Trotsky

a problemas que considera de segundo orden. En cuanto a Shachtman, una vez señaló que

el hecho de que Trotsky no defendiera una política multi-partidista dificultó su lucha contra

el stalinismo, pero nunca profundizó esta idea. El sustitucionismo de Trotsky nunca fue un

objeto independiente de análisis para Shachtman en relación con un estudio minucioso

sobre el periodo que lleva, e incluye, al giro a la “izquierda” de Stalin. Finalmente, la crítica

abstracta, historiosófica, de Deutscher a la vida y pensamiento de Trotsky de poco sirve

como base para una discusión políticamente concreta sobre los errores de Trotsky en el

periodo formativo del stalinismo a fines de los 20 y comienzos de los 30. Por supuesto,

académicos burgueses han escrito mucho sobre Trotsky. En otro contexto y para otros

propósitos sus contribuciones no debiesen ignorarse. Pero puesto que el proyecto socialista

es algo así como una utopía para este campo, no se puede esperar una discusión seria sobre

los medios para realizarlo y, de hecho, ninguna se plantea. No hay ninguna crítica existente

a ser corregida, refinada o completada. Concluidos estos preliminares, pasemos ahora a

Cliff.

La intepretación sociológica de Trotsky sobre las alas de izquierda, centro y derecha

en el Partido

En Trotsky, 1923-1927: Luchando contra el ascenso de la burocracia stalinista, Cliff se

enfoca casi exclusivamente en los esfuerzos de Trotsky por poner freno a la burocratización

del partido gobernante y del Estado soviético. Este periodo se abre con la alianza de

importantes dirigentes del partido, Kamenev, Zinoviev y Stalin, contra Trotsky. Luego de

la rápida derrota de Trotsky, la troika anti-Trotsky eventualmente se deshizo y tuvo lugar

un realineamiento de fuerzas. A comienzos de 1925, Zinoviev y Kamenev se opusieron a

Stalin, así como al nuevo aliado de Stalin, Bukharin. Pero, dentro de un año, a comienzos

de 1926, Stalin demolió la Oposición Zinovievista. Finalmente, en la primavera de 1926,

Trotsky, habiéndose mantenido al margen por casi dieciocho meses, se unió a los dirigentes

de la Oposición Zinovievista –ya organizativamente destruida- para formar la Oposición

Unificada contra el ascenso de la dictadura de Stalin. Stalin, imperturbable, derrotó a la

Oposición Unificada a fines de 1927, destruyendo en el proceso los últimos vestigios de

democracia intra-partidaria.

Mientras tanto, en el extranjero, el movimiento obrero internacional sufría derrota tras

derrota: la Revolución Alemana de 1923, la Huelga General Británica de 1927 y la

Revolución China de 1925-7.

Page 4: Marot - Trotsky, La Oposición de Izquierda y el ascenso del stalinismo

Entender cómo Trotsky llevó adelante su lucha contra esta evolución en las altas esferas

del Partido Comunista implica necesariamente un balance del análisis de Trotsky sobre el

ascenso de la burocracia que intentaba combatir y sobre la estrategia política que Trotsky

planteó, sobre la base de su análisis, para alcanzar su objetivo político. El argumento

fundamental de Cliff es que Trotsky no reconoció a tiempo que el Partido Comunista Ruso

y la Tercera Internacional estaban “muertos para los propósitos de la Revolución”. En su

prefacio, Cliff presenta la posición general de Trotsky y ofrece su apreciación crítica.

Trotsky llegó a creer, desde mediados de la decada de 1920 en adelante, que las divisiones

fraccionales en el partido gobernante expresaban y estaban correlacionadas con intereses de

las clases fuera de éste. De acuerdo a Trotsky, la clase obrera favorecía la democracia y el

socialismo y tenían un interés objetivo en preservar la base material de la democracia

socialista: la propiedad estatal de los medios de producción. Los intereses de los

trabajadores por lo tanto eran “objetivamente” promovidos por la fracción del Partido

Comunista que buscaba desarrollar la industria y colectivizar la agricultura, siendo ésta

designada por Trotsky como el ala “izquierda”. Trotsky se situaba a sí mismo en sus filas.

El ala “derecha”, de acuerdo al vocabulario político de Trotsky, se refería a la fracción que

buscaba organizar una economía competitiva, por individuos privados. Presionados por los

incipientes intereses capitalistas de millones de pequeños propietarios campesinos en Rusia,

así como por los intereses capitalistas ya desarrollados en el extranjero, esta ala, dirigida

por Bukharin, favorecía la restauración capitalista, pese a que su dirigente jurara lo

contrario. Bukharin y la Derecha buscaban desarrollar una economía socialista

desarrollando íntegramente los mecanismos de mercado de la Nueva Política Económica

(NEP). Esto significaba alentar a los campesinos más privilegiados, los kulaks, a que se

“hicieran ricos” a expensas de los vecinos más pobres y privilegiar que los proto-

capitalistas en las ciudades, los nepmen, acumularan capital. Para asegurar que estos

procesos de mercado se desarrollaran en una dirección ostensiblemente pro-socialista,

Bukharin insistía en que el Partido Comunista mantuviese el monopolio de la política –un

monopolio también defendido por Trotsky y Stalin.

El “centro” stalinista oscilaba entre estas dos fracciones en pugna, vacilando ya hacia la

derecha, bajo la presión de las clases no-proletarias y el ala derecha del Partido Comunista,

ya hacia la izquierda, bajo la presión de la clase trabajadora y el ala izquierda del Partido

Comunista, pero era incapaz de adoptar una posición propia sobre los problemas

domésticos o internacionales.

De acuerdo a Cliff, el enfoque general de Trotsky estaba concebido desastrosamente. Esto

se hizo evidente a partir de 1929 cuando el “centrista” Stalin, al contrario de las

expectativas de Trotsky, adoptó las políticas supuestamente de izquierda, desarrollando la

industria estatal y colectivizando la agricultura campesina. En el proceso de ejecución de

este proyecto de clase de la burocracia, Stalin secundó su aniquilación de la “izquierda”

Trotskysta-Zinovievista con la destrucción de la “derecha” pro-capitalita Bukharinista-

Tomskysta a finales de la primavera de 1929, consolidando así de modo permanente el

poder de su propia fracción de “Centro”. Mientras tanto, en los problemas internacionales,

la consolidación de la burocracia como clase dominante también llevó a Stalin a una

política exterior nacionalista bajo el pretexto de construir el “socialismo en un solo país”.

Al mismo tiempo, Stalin implacablemente extirpó todo vestigio de democracia obrera.

Pero, incluso en 1933, cuando Trotsky finalmente sacó la nueva conclusión política de que

Page 5: Marot - Trotsky, La Oposición de Izquierda y el ascenso del stalinismo

la burocracia stalinista no era “centrista” y no podía ser atraída hacia la izquierda, sino que

sólo derrocada mediante la auto-actividad revolucionaria de la clase trabajadora, Trotsky

aun así no modificó su análisis sociológico del Estado soviético. No dejó de considerarlo

como un “Estado obrero” que preservaba, bajo medios estrictamente burocráticos, la

propiedad socializada de los medios de producción y, por tanto, la base del socialismo.

Trotsky, escribe Cliff, “fue incapaz de comprender el carácter de la burocracia como clase

dominante empeñada en defender sus propios intereses independientes, en oposición frontal

tanto a la clase trabajadora como el campesinado”. [9] La burocracia tenía sus propios

objetivos específicos, reflejando su posición social distintiva: no era ni centrista ni

vacilante. Pero durante este periodo Trotsky siguió argumentando a favor del uni-

partidismo estatal y aceptó la prohibición de las fracciones en el Partido porque estaba

convencido de que el Partido Comunista Ruso aun era el custodio político auténtico de los

intereses históricos de la clase trabajadora. Esta actitud desorientó estratégicamente a los

seguidores de Trotsky, porque “levantó barreras imposibles para cualquier política

coherente de oposición: forzó a que Trotsky se replegara una y otra vez, siempre que la

dirección [partidaria] decidía prohibir sus actividades”. [10]

El colaboracionismo de Trotsky

Cliff da cuenta del “colaboracionismo” estratégicamente desorientador de Trotsky en

relación a la naciente burocracia, comenzando el verano de 1923 cuando trabajadores

industriales de las ciudades de Leningrado y Moscú protestaron masivamente contra el

atraso en el pago de los salarios, el desempleo, la jornada laboral y la falta de democracia

de base. Los dirigentes del partido ordenaron el arresto de los cabecillas y denunciaron a

los trabajadores de egoístas.

Trotsky respondió al descontento de los trabajadores escribiendo una carta privada a los

otros miembros del Politburo, excluyendo a las bases del partido, protestando contra la

“inusitada” burocratización del aparato partidario y la falta de democracia para los

miembros del partido. Pero, en lo fundamental, Trotsky no estaba de acuerdo con

garantizarles a los trabajadores no-partidarios completa libertad de expresión. Él planteó

estas ideas en El Nuevo Curso, el “epítome” del “trotskismo” de acuerdo a Cliff.

El Nuevo Curso, publicado en enero de 1924, ofrecía una minuciosa crítica sociológica de

la burocracia soviética. Refiriéndose al malestar industrial reciente, Trotsky advirtió que el

descontento había asumido “una forma extremadamente mórbida” mediante la aparición de

“grupos ilegales” al interior del Partido, “dirigidos por elementos innegablemente hostiles

al comunismo” tales como el Grupo Obrero. Suprimir la disidencia política solo mediante

métodos represivos era a la larga ineficaz porque estas medidas no podían llegar a la raíz de

la agitación obrera, causas que estaban en la “heterogeneidad de la sociedad, la diferencia

entre los intereses cotidianos y los fundamentales de los distintos grupos de la población”

así como en “la falta de cultura en las amplias masas”. [12]

De acuerdo a la interpretación de Cliff, El Nuevo Curso también revelaba el defecto

fundamental del método político de Trotsky, su talón de Aquiles. Al promocionarse

Trotsky y sus compañeros “como los mejores defensores de la unidad partidaria y los

Page 6: Marot - Trotsky, La Oposición de Izquierda y el ascenso del stalinismo

opositores más resueltos de fracciones inta-partidarias”, Trotsky suministró a sus oponentes

el mejor argumento a favor de la auto-disolución de…¡La oposición trotskista! Ante todo,

Trotsky se mantendría atrapado en la siguiente “contradicción”: “por un lado el partido

estaba siendo estangulado por la burocracia”, escribe Cliff, “pero, por otro, Trotsky no

estaba dispuesto a convocar a las fuerzas sociales por fuera del partido para combatirla”.

Por haber situado esta “contradicción” en la primera línea de su estudio, la biografía de

Trotsky a mano de Cliff es muy superior a las ofrecidas por Deutscher, Broué, Mandel y

Shachtman, para quienes esta contradicción no amerita ninguna consideración especial. Sin

embargo, desde mi punto de vista, Cliff no llevó hasta el final este análisis, puesto que las

implicaciones del análisis sociológico de Trotsky para la política fraccional eran mucho

más políticamente problemáticas de lo que Cliff estaba dispuesto a asumir.

La incapacidad de Trotsky de ver la burocracia como una fuerza social con intereses

propios le impidió ver que el Partido mismo, especialmente su fracción stalinista cada vez

más dominante, se estaba convirtiendo y se había convertido - ya a mediados de la decádas

de 1920- en el representante de la burocracia. Pero Trotsky no vió la innegable hostilidad

de los trabajadores hacia una burocracia dominante como la manifestación de un

enfrentamiento objetivo de intereses de clase, enfrentamiento que revolucionarios

políticamente experimentados podían fomentar para favorecer los intereses de la clase

trabajadora. Al contrario, la consideró un signo de la inmadurez política y la falta de cultura

de los trabajadores, debilidad que elementos contrarrevolucionarios –mencheviques,

socialistas revolucionarios, etc.- estaban dispuestos a explotar para sus fines fraccionales,

anti-obreros. En definitiva, Trotsky contrapuso los intereses históricos generales de la clase

trabajadora, encarnados en el partido-Estado, a la clase trabajadora de hecho existente, con

sus intereses vitales, cotidianos y materiales. En la concepción de Trotsky sobre la relación

entre este partido y el Estado, por un lado, y la clase trabajadora, por otro, estaba la raíz de

la fatal política sustitucionista impulsada por el sustituto ideal de la clase trabajadora real –

el Partido Comunista de la Unión Soviética.

La burocracia stalinista se presentó sin ambigüedades como ese sustituto, preparada para

destruir a todos los falsos candidatos: “Los cuadros sólo pueden ser removidos por una

guerra civil”, amenazó Stalin perentoriamente en 1927. Pero puesto que Trotsky no

comprendía que la burocracia era una fuerza social actuando en defensa de sus propios

intereses de clase, fue incapaz de entender la política de este sustitucionismo. Mientras

mantuvo su sustitucionismo, la relación de Trotsky con la burocracia stalinista significó a

final de cuentas negociar los términos de su rendición política. El “colaboracionismo” de

Trotsky sistemáticamente se inclinó a favor del partido-Estado porque para él este último,

de algún modo, era representante de la clase trabajadora, pese a sus políticas objetivamente

anti-obreras.

La oposición política de Trotsky hacia la actividad fraccional del Grupo Obrero de 1923

expresaba externamente esta insistencia internalizada ideológicamente, firmemente

sostenida, en un gobierno uni-partidista, unitario. El Grupo Obrero se formó en la

primavera de 1923. Buscó alianzas con elementos de oposiciones anteriores. Denunciando

la NEP como la Nueva Explotación del Proletariado por gerentes de fábrica y directores de

industria designados burocráticamente, el Grupo Obrero intentó reclutar trabajadores al

interior y fuera del partido. Pretendía darle definición y dirección política a la oleada

Page 7: Marot - Trotsky, La Oposición de Izquierda y el ascenso del stalinismo

masiva de huelgas que sacudió la industria en agosto y septiembre de 1923. Incluso buscó

apoyo internacional, entre elementos del ala izquierda del Partido Comunista Alemán

dirigidos por A. Maslow, y entre los comunistas holandeses de Gorter. [15]

Trotsky se opuso al Grupo Obrero. “No condenó su persecución” señala Cliff. “No protestó

ante al arresto de sus adherentes. No apoyó su llamado a los obreros a que lucharan”.

Trotsky incluso se negó a solidarizar públicamente con más de doscientos miembros del

partido que se habían atrevido a participar activamente en las huelgas obreras y que habían

sido posteriormente expulsados del Partido. La práctica es más elocuente que las palabras y

la práctica pública lo es más todavía. En ese entonces, Trotsky no parecía ser a los ojos de

los trabajadores el impresionante luchador contra la represión burocrática que hoy Cliff

quiere hacer creer a los militantes socialistas que “objetivamente” siempre fue, pese a la

equivocación de Trotsky,

Aunque no hizo nada por darle una orientación política a la disidencia de base fuera del

Partido Comunista, Trotsky siempre estuvo preparado para responder favorablemente a las

invitaciones de cooperación política hechas por uno u otro elemento de la dirección

partidaria. En 1926 Trotsky justificó su alianza con Zinoviev y Kamenev –la Oposición

Unificada- sobre la base del giro reciente de ambos contra Stalin y porque su defensa de la

propiedad estatal de los medios de producción y política pro-industrialista era, en palabras

de Trotsky, una “expresión burocráticamente distorsionada de la ansiedad política sentida

por la mayoría de las secciones avanzadas del proletariado”. [17]

Cliff parece asumir al pie de la letra el análisis que hizo Trotsky sobre Kamenev y Zinoviev

como dirigentes de una “nueva izquierda” pro-obrera, industrializante. Así y todo, Cliff

ofrece amplia evidencia empírica que socava el análisis de clase que hace Trotsky. La

“ansiedad” de Kamenev y Zinoviev se desarrolló solo en 1926, en respuesta a que el año

anterior Stalin destruyera los feudos burocráticos de ambos en Leningrado y Moscú, y –en

términos generales- a la implacable monopolización del poder en el partido-Estado por el

Secretario General. Antes de eso, Trotsky había observado pasivamente como Stalin

destruía firmemente a la Oposición Zinovievista porque entonces pensaba que el conflicto

no era más que “una riña intra-burocrática” y que Zinoviev lideraba una “camarilla sin

principios”. [19] Cliff cita al historiador T.E. Nisonger para argumentar el carácter sin

principios, no-clasista, de esta oposición. Nisonger establece paralelos entre los stalinistas y

zinovievistas. Ambos buscaban dar la impresión de que eran apoyados por las bases

comunistas, ambos se empeñaron en remover editores periodísticos hostiles, ambos

adujeron que sus oponentes estaban violando la unidad partidaria, ambos usaron para su

propia ventaja la designación y despido de funcionarios del Partido. [20]

Victor Serge, siempre observador, apuntó: “Zinoviev, cuya demagogia era bastante sincera,

creía cada palabra que decía respecto al cálido apoyo de las masas obreras de Leningrado

hacia su propia camarilla”. [21] Sólo después de que Stalin derrotó a Zinieviev y Kamenev

a comienzos de 1926 –siendo expulsado Zinoviev de la presidencia de la organización

partidaria en Leningrad y Kamenev de la presidencia del soviet de Moscú- es que el duo

derrotado comenzó a buscar una alianza con Trotsky. Mientras Kamenev y Zinoviev

enviaban mensajeros de la paz para su auto-preservación política, Trotsky dejó atrás las

disputas y asumió una caracterización más prometedera de quienes antes fueran sus

Page 8: Marot - Trotsky, La Oposición de Izquierda y el ascenso del stalinismo

adversarios. Ya no los rechazó como intrigadores sin principios, sino que Trotsky llegó a

describirlos derechamente como defensores de los trabajadores y de la construcción

socialista. Fue solo cosa de tiempo para que las negociaciones tras bambalinas culminaran y

Trotsky, Kamenev y Zinoviev sellaran formalmente una alianza contra Stalin y Bukharin en

abril de 1926. El origen de la Oposición Unificada se presentó a los iniciados –miembros

del partido- nada más que como un juego de parte de todos, incluyendo a Trotsky –pese a

que Trotsky se esforzara por cubrir su acercamiento a sus ex-oponentes con el prestigio de

altos principios políticos. En lo que respecta a las masas no partidarias, fueron excluidas,

como siempre.

Para preservar la unidad con Ziniviev y Kamenev, Trotsky hizo todo lo que pudo –dice

Cliff- para conciliar con ellos en cuanto a los problemas internacionales. Trotsky declaró

que la teoría de la revolución permanente era irrelevante en relación a lo que estaba en

juego y dejó de presionar por una política de frente único en el extranjero. Éstas pasaron a

ser elementos de negociación a ser transados cuando fuese conveniente. Trotsky no llamó a

romper con el Comité Anglo-Ruso ni a la salida del Partido Comunista Chino del

Kuomintang. Como resultado, el potencial de los comunistas británicos para alcanzar

infuencia en la clase trabajadora se vio reducido, mientras que en China llevó derechamente

a la destrucción de la Revolución. Ambas derrotas contribuyeron fuertemente al aislamiento

de la Revolución Rusa, cuya salvación última precisamente estaba en el plano

internacional, como Cliff reconoce correctamente. Pero Trotsky, al aceptar políticas que él

sabía que contribuirían a la derrota del movimiento obrero internacional, contribuyó a

socavar su propia lucha contra la reacción stalinista en el plano doméstico. [22]

En sus dieciocho meses de existencia, la Oposición Unificada hizo un solo esfuerzo –sólo

uno-, más o menos organizado para aparecer públicamente ante las masas no-partidarias.

Sus dirigentes escogieron el Desfile en la Plaza Roja celebrando el décimo aniversario de la

Revolución de Octubre, el 7 de noviembre de 1927, para presentarse públicamente. Victor

Serge describió conmovedoramente esta desgarradora escena. A medida que se acercaban a

la plataforma en la Plaza Roja, donde estaban Trotsky y Zinoviev,

…Los manifestantes hicieron un gesto silencioso, merodeando en el lugar, y miles de

manos se extendieron, agitando sus pañuelos o gorras. Fue una aclamación sorda, fútil,

pero aun así sobrecogedora…Las masas están con nosotros se decían a sí mismos esa

noche Trotsky y Zinoviev. ¿Pero qué posibilidades había en unas masas que estaban tan

resignadas como para contener de este modo sus emociones? De hecho, cada uno de los

presentes en la muchedumbre sabía que el más ligero gesto ponía en peligro su vida y la de

su familia. [23]

Cliff da muestra de insuficiente agudeza psico-política al presentar esta situación sólo para

“demostrar la pasividad de las masas obreras, su falta de voluntad para luchar por la

Oposición”. [24] No. Los dirigentes habían hecho muy poco para preparar las mentes de las

masas apartidistas y llevar a cabo una demostración pública a favor de la Oposición de

Izquierda, para las cuales la situación fue sorpresiva.

Unas semanas después del incidente en la Plaza Roja, la GPU arrestó a Trotsky por

“actividad contrarrevolucionaria” y lo deportó a la lejana Alma-Ata, cercana de la frontera

Page 9: Marot - Trotsky, La Oposición de Izquierda y el ascenso del stalinismo

china. El cuarto volumen de la biografía política de Cliff, Trotsky, 1927-1940: Mientras

más oscura la noche, más brillante la estrella, relata la colectivización stalinista de la

agricultura y la industralización forzada entre 1929 y 1933. Cliff examina cómo fue que

Trotsky, estando exiliado, respondió a estos eventos que marcaron una época, y luego da

cuenta de la respuesta de los compañeros de Trotsky en la URSS. Cliff concluye con un

extenso análisis de la victoria final del “centrista” de Stalin sobre y contra las alas de

“izquierda” y “derecha”, trotskista y bukharinista respectivamente, del Partido Comunista

de la Unión Soviética.

Cliff también rastrea los esfuerzos de Trotsky para fundar grupos de oposición en distintos

países europeos, así como en los Estados Unidos, a partir de 1928 en adelante. Cliff sondea

las intervenciones de diversas organizaciones trotskistas en eventos cruciales de la década

de 1930, la victoria del nazismo en Alemania, la derrota del Frente Popular en Francia, la

derrota de la Revolución Española. Cliff finaliza su relato con la fundación abortada de la

Cuarta Internacional en 1938. En su conclusión, hace un balance del legado político de

Trotsky. Como ya se ha señalado, Trotsky pensaba que Stalin, “centrista”, jamás

industrializaría el país sobre la base de la propiedad estatal de los medios de producción, la

misma política que reivindicaba la oposición “de izquierda”. Pero Stalin destruyó

sistemáticamente los análisis de Trotsky al desarrollar sistemáticamente la industria estatal

y al colectivizar la agricultura campesina. Stalin hizo exactamente lo que Trotsky había

dicho que no se podía esperar de él, esa mancha vacilante y gris: destruir a los kulaks

capitalistas en el campo arrancando el excedente del agro sin compensación –la

“acumulación socialista primitiva”- e invirtiendo esos excedentes en la construcción de

gigantescas industrias en las ciudades. Éstas, a su vez, proveerían tractores y

cosechadoras, para los nuevos kolkhozy [granjas colectivas] en el campo que estaban siendo

creadas mediante la transformación de decenas de millones de pequeños terrenos

campesinos en granjas enormes de miles y miles de hectáreas. Gracias a la industrialización

y colectivización, Stalin consolidó una nueva clase dominante en una nueva sociedad

“capitalista de Estado” administrada burocráticamente, de acuerdo a Cliff. Poco importa

cómo es que Cliff caracteriza sociológicamente este nuevo modo de producción. Lo que

resulta absolutamente crucial en términos políticos es que la burocracia era una clase, una

fuerza social independiente con sus propios intereses materiales, y que extraía excedente de

los productores directos mediante la coerción estatal.

De acuerdo a Cliff, la sorprendente refutación práctica que hizo Stalin de la sociología de

Trotsky hizo pedazos a sus seguidores. Puesto que ¿sobre qué base de principios,

estratégica, de largo plazo, podía la Oposición de Izquierda emprender una oposición

revolucionaria a las políticas de Stalin? Cliff muestra cómo los seguidores de Trotsky no

podían hallar esa base, pese a buscarla por todas partes. Eventualmente, la abrumadora

mayoría se rindió, convencida de que “las políticas de colectivización e industrialización

acelerada de Stalin eran políticas socialistas, de que no había una alternativa realista a

ellas”, [25] pese al hecho de que esto significaba una explotación más intensa de los

trabajadores y el campesinado. Esta “crisis ideologica” desarmó políticamente a los

trotskistas ante Stalin.

Page 10: Marot - Trotsky, La Oposición de Izquierda y el ascenso del stalinismo

¿Capitulando o uniéndose a Stalin?

Muy pronto, miles de trotskistas “capitularon” ante Stalin ¿O acaso se unieron a él? Y es

que las “capitulaciones”, señala Cliff, no fueron el resultado de la mera persecución

policial, sino que tuvieron origen en una fuerte convicción política. De acuerdo a Cliff, no

fue tanto que Stalin destruyera desde fuera a la Oposición de Izquierda de la URSS, sino

que ésta colapsó desde dentro, bajo el peso de los planteamientos fundamentalmente

erróneos de los trotskistas sobre la naturaleza del enemigo, de hecho, sobre quién era el

enemigo. Cliff válidamente analiza las ramificaciones políticas de la crisis ideológica de la

Oposición de Izquierda en el momento previo a la victoria final del stalinismo. Soy de la

idea, sin embargo, que Cliff no examinó hasta el final el otro lado de esta crisis ideológica,

esto es, la actitud política de los trotskistas antes de la derrota final de la clase obrera y del

campesinado. Más claramente: si, de acuerdo a Cliff, la dirigencia de la Oposición de

Izquierda en la Unión Soviética básicamente se rindió ante el stalinismo sin dar una lucha

seria por el hecho de que los stalinistas estaban haciendo justamente lo que los trotskistas

pensaban que debía hacerse, entonces ¿cuál fue la actitud de estos dirigentes trotskistas

hacia aquellos obreros y campesinos que sí resistieron, sin ambigüedades, a las políticas

criminales y explotadoras de la industrialización y colectivización stalinista? ¿Podía la

dirigencia de la Oposición de Izquierda apoyar sin reservas su pelea contra Stalin y sus

políticas?

Cliff no profundiza esta línea investigativa políticamente explosiva, por lo que barre bajo la

alfombra las conclusiones políticas que se derivan de ella. Pero esta investigación debe

hacerse en aras de la verdad. Puesto que Stalin había llevado a cabo un programa de

industrialización –el punto central en la plataforma de la Oposición de Izquierda- respecto

al cual, como los hechos mostrarían, virtualmente todos los miembros subordinarían su

política, incluyendo la democracia intra-partidaria y el internacionalismo, se sigue

lógicamente de Cliff que Trotsky no tenía ninguna base firme para organizar una oposición

política a Stalin y, por lo tanto, la actividad de masas contra su régimen. Más aun, si la más

alta dirigencia trotskista no pudo definir una base programática para organizarse contra el

régimen stalinista ¿cómo podía esperarse que las bases trotskistas encontraran tales

fundamentos desde abajo, dado su compromiso con las ideas de Trotsky? Hay tres puntos

interrelacionados: primero, que la Oposición de Izquierda no podía organizar una lucha

contra la burocracia ya que no veía a la burocracia como clase dominante. No tenía un

enemigo social al cual apuntar. En segundo lugar, no podía organizar en contra del

programa de Stalin puesto que su programa consistía en industrializar. En tercer lugar, no

podía organizar en contra del monopolio del poder político retenido por el Partido

Comunista puesto que los trotskistas aun loconsideraban la vanguardia de la clase obrera.

Como detalla Cliff en el tercer volumen, Trotsky explícitamente se opuso a la formación de

fracciones al interior del Partido, así como a las elecciones libres, multi-partidistas, en el

país. Trotsky no abandonó su política “anti-fraccionalista” hasta 1933, y no se pronunció a

favor de una democracia obrera multi-partidista hasta 1937, en La Revolución Traicionada.

A la luz de lo anteriormente expuesto, la Oposición de Izquierda quedó en una posición

muy débil para organizar la resistencia obrera contra Stalin, especialmente porque cualquier

oposición obrera tenía que contar con dos elementos. Primero, tenía que afectar el proceso

de la así llamada acumulación primitiva, ya que los obreros, al luchar pos sus intereses de

Page 11: Marot - Trotsky, La Oposición de Izquierda y el ascenso del stalinismo

clase, lucharían por reducir la tasa de acumulación y, en efecto, ponían en peligro la

industrialización del país. Segundo, tenía que adoptar una forma democrática. La Oposición

de Izquierda no estaba preparada para aceptar ninguno de los dos elementos. Cuando la

política de la Oposición de Izquierda es analizada de modo más fino y riguroso,

estrictamente sobre la base de hechos incontrovertibles presentados por el mismo Cliff,

entonces uno inexorablemente llega a la siguiente conclusión: la Oposición de Izquierda no

podía y no apoyó la oposición de la clase obrera al stalinismo. Sus líderes no podían apoyar

de modo consistente a aquellos compañeros/as de base activos en las fábricas, oficinas y

barrios, que hubieran intentado dirigir a la oposición obrera (y campesina) contra la

dictadura de Stalin. Desarrollemos más este argumento.

En buena medida, Cliff examina la respuesta de Trotsky a sus seguidores ante la

colectivización y la industrialización poniéndose en los pies de Trotsky. Al igual que

Trotsky, Cliff condena fuertemente las sucesivas oleadas de “capituladores” trotskistas ante

el régimen stalinista a lo largo de un periodo de casi cinco años, comenzando por E.

Preobrazhensky y otros 400 militantes en julio de 1929, y concluyendo con la rendición de

Christian Rakovsky, el último dirigente trotskista de peso en la Unión Soviética, en marzo

de 1934. La hora de su capitulación es la medida de su “coraje moral”, de acuerdo a

Trotsky-Cliff. Mientras más temprana la rendición, menos “resueltos”; mientras más tarde,

más “intransigentes”. Trotsky, por supuesto, nunca se rindió porque “su coraje moral e

intransigencia no conocían límites”. [26] Sin embargo, la crítica moralista de Cliff es

errónea y engañosa porque guarda poca relación con las razones políticas claramente

planteadas por los seguidores de Trotsky para romper con él, tomar su propio camino y

unirse a Stalin.

Tal como señala Cliff, los oposicionistas de izquierda juraron lealtad a las políticas de

Stalin, aunque desganadamente. Esto por temor a hacer explícita la política anti-

democrática y económicamente pro-explotadora que encerraban sus convicciones, no por

falta de coraje moral, sino precisamente por el coraje de sus propias convicciones políticas.

La fecha específica de su “capitulación” marca el momento en que ciertos dirigentes

decidieron que las políticas de colectivización e industrialización stalinistas ya eran

irreversibles. En retrospectiva, podríamos decir que mientras más temprano estos dirigentes

se unieron a Stalin, más perspicacia mostraron. De hecho, ya en mayo de 1928,

Preobrazhensky previsoramente le escribió a Trotsky que Stalin y la mayoría del partido

estaban “volviendo a una política leninista y mostrando una férrea determinación por

construir el socialismo, comenzando por dar una lucha resuelta contra el ala de derecha,

bukharinista, del Partido y, con ello, a los kulaks ‘pro-capitalistas’ en el campo”. [27]

Stalin, insistía Preobrazhensky, no estaba simplemente maniobrando para obtener ventajas

políticas cortoplacistas. No. Estaba totalmente comprometido con la construcción socialista.

Muchos oposicionistas de izquierda rechazaron en un comienzo la orientación pro-Stalin de

Preobrazhensky. No compartían la evaluación que hacía Preobrazhensky sobre la

determinación de Stalin a mantener el curso, aunque concordaban con su balance sobre la

dirección del curso de Stalin. La mayoría creyó que Preobrazhensky estaba actuando

prematuramente. Previnieron que era muy temprano como para unirse a Stalin. Sin

embargo, a medida que se hizo más claro que la política de Stalin era una estrategia a largo

plazo, más oposicionistas de izquierda se unieron a Preobrazhensky. Preobrazhensky,

Page 12: Marot - Trotsky, La Oposición de Izquierda y el ascenso del stalinismo

sintiendo el aumento en el apoyo a sus posiciones pro-Stalin, planteó de modo más

explícito estas posiciones. El final llegó en julio de 1929 cuando él, Radek, Smilga y

cuatrocientos oposicionistas de izquierda atravesaron el Rubicon y declararon públicamente

su solidaridad con Stalin. Justificando su quiebre con Trotsky, su líder y vocero de facto,

esta gran franja de la dirección de la Oposición de Izquierda declaró, llana y directamente:

Creemos que la política de industrialización del país, trasladada a las cifras concretas del

Plan Quinquenal, es el programa de la construcción del socialismo y la consolidación de

la posición de clase del proletariado…creemos que es nuestro deber bolchevique tomar

parte activa en esta lucha por la implementación del Plan. [29]

Trotsky respondió mediante Christian Rakovsky a la aceptación de Preobrazhensky y sus

seguidores de las políticas de Stalin. Desde el exilio, Rakovsky escribió una extensa crítica

de Preobrazhensky. Examinemos atentamente, entonces, esta crítica escrita por uno de los

trotskistas más intransigentes, el último en ponerse del lado de Stalin, seis años después, en

1934, mucho después de que terminara el periodo inicial de la industrialización y la

colectivización, bajo el primer Plan Quinquenal. La declaración de Rakovsky del 22 de

agosto de 1928 se dirigó formalmente al Comité Central, esto es, a Stalin, pero en lo

sustancial a compañeros/as de la Oposición de Izquierda. Rakovsky llamó a los trotskistas

“a prestarle ayuda incondicional al partido y al Comité Central para llevar a cabo el plan de

construcción socialista, participando directamente en la construcción y ayudando al partido

a superar las dificultades que se presentan”. [29] Entre las dificultades estaba la

recalcitrante clase obrera con sus tendencias a “un comportamiento gremialista, localista e

introvertido”. [30] La falta de disciplina política era otra dificultad para Rakovsky. La

actividad faccional al interior o por fuera del Partido no podía ser tolerada, puesto que ésta

impediría el progreso ordenado y sin sobresaltos de la construcción socialista.

Rakovsky no explicitó qué tipo de actividad política podían llevar a cabo estas fracciones.

¿Pero acaso es poco razonable sugerir que al menos una o más de estas fracciones podía

haberle dado una voz política articulada, explícitamente anti-stalinista, a este

“comportamiento introvertido de la clase obrera”? Cliff pretende no notar esta implicación

detrás de la prohibición de la política fraccional. Este tipo de actividad fraccional

ciertamente era “dañina” para el partido porque, de acuerdo a Rakovsky, “dañaba su

autoridad a los ojos de los obreros y debilitaba las bases de la dictadura proletaria”

encarnada en el Partido Comunista de la Unión Soviética. [31] El planteo de Rakovsky era

lógico y previsor: la unidad del Partido Comunista debía preservarse porque sólo a través

del Partido Comunista podía mantenerse la dictadura del proletariado, y por lo tanto la

democracia era reservada para aquellos que concordaran con la línea partidaria fijada por el

Comité Central. La prohibición sobre las fracciones (no-stalinistas), implementada

rigurosamente por Stalin, obedecía al alto imperativo de la construcción socialista, insistía

Rakosky.

El único desacuerdo de Rakovsky con Preobrazhensky –estándar entre todos los

oposicionistas de izquierda que aun no se unían a los stalinistas- era respecto a si Stalin

realmente estaba empeñado en destruir los kulaks y proceder a la colectivización y

desarrollo económico. Rakovky advirtió que las políticas de Stalin aun eran inciertas,

inestables; que podían no debilitar lo suficiente el poder de los kulaks o implementar la

Page 13: Marot - Trotsky, La Oposición de Izquierda y el ascenso del stalinismo

industrialización a toda máquina. Rakovsky agregó también algunos lugares comunes

sociológicos, estrictamente pro forma, respecto a que la completa organización del

socialismo sólo podía realizarse en un futuro lejano y en una escala internacional. Pero este

abc del marxismo, aunque sociológicamente correcto, era políticamente inofensivo y no

comprometía a nadie a tomar una posición de principios contra Stalin en el aquí y ahora.

Cliff dice que la posición de Rakovsky “reveló el verdadero dilema que enfrentaba la

Oposición de Izquierda: estaba en contra de la capitulación a Stalin, pero echaba mano a

argumentos concordantes con sus políticas”. [32] Pace Cliff, no había “dilema” alguno. Los

comentarios de Rakovsky eran los mismos de Stalin, quitándole alguna reserva política de

orden secundario, diseñada para justificar una actitud expectante ante Stalin, no una de

oposición. En este caso no había oposición a Stalin, como dice Cliff una y otra vez respecto

a tal o cual documento de la Oposición. El planteo de Cliff no sólo refleja su rechazo a

enfrentar el real significado político de la plataforma política de la izquierda, sino que

también su voluntad de distorsionar su significado, de modo de preservar intacta la

memoria histórica colectiva de cierta “oposición al stalinismo” conservada por los

trotskistas hoy en todo el mundo.

La crítica de Rakovsky precisamente da cuenta de que la “oposición” que Trotsky debía

enfrentar y superar no era la de Stalin, sino la de otros miembros de la Oposición de

Izquierda. La Oposición de Izquierda en la URSS no cuestionó si acaso el camino de Stalin

era el correcto. Era el camino correcto. El problema era cuánto trecho estaba dispuesto a

recorrer Stalin en el camino de la construcción socialista. Rakovsky pensaba que si los

trotskistas abandonaban prematuramente su independencia política desde la izquierda y se

unían a Stalin, entonces perderían toda palanca política para presionar de modo

independente hacia la izquierda al vacilante Stalin - para presionar por la continuación de la

construcción socialista sin volver o mirar atrás. Esto era moneda común entre los

trotskistas. Rakovsky no pensaba distinto. De hecho, Rakovksy lamentó el fracaso de Stalin

al no reclutar a trotskistas para la Gran Causa. Rakovsky le imploró a Stalin que liberara a

todos los oposicionistas de izquierda y que hiciera volver a Trotsky del exilo, puesto que a

la Oposición de Izquierda debía permitírsele probar, en la práctica, mediante el servicio leal

al partido, su compromiso leal con la construcción de industria y el desarrollo de la

agricultura y, así, con los fundamentos de la dictadura proletaria.

Cliff es inconsistente al suponer una falta de coraje moral entre los seguidores de Trotsky

que apoyaron a Stalin, puesto que Trotsky no les había dado un fundamento político sólido

que les permitiese mantener su independencia política. Es ridículo que Cliff condene a la

Oposición de Izquierda por no mantenerse junto a Trotsky, cuando sus miembros lo único

que estaban haciendo era seguir los “imperativos” políticos de las ideas de Trotsky.

¿Cómo evaluó Trotsky la Declaración del 22 de Agosto de Rakovsky? La firmó. Cierto,

Trotsky lo hizo con “cierta inquietud”, como dice Cliff, pero Cliff no formula

completamente el significado político de esta inquietud. La inquietud de Trotsky era

estrictamente teórica, no práctica, puesto que sus reservas estaban diseñadas –sobre todo-

para ocultar cómo era que las políticas de Stalin habían puesto a los trotskistas en una

encrucijada política, a la vez que servían para salir “dignamente” del paso:

Page 14: Marot - Trotsky, La Oposición de Izquierda y el ascenso del stalinismo

La coincidencia, escribe Trotsky, de muchas de las medidas prácticas extremadamente

importantes que la dirección [stalinista] ha adoptado en su actual política, con las

consignas y formulaciones de nuestra plataforma, en modo alguno acaba con la

discrepancia en los principios teóricos desde los cuales la dirección [stalinista] y la

Oposición se basan para examinar los problemas actuales. En otros términos, la dirección

[stalinista], incluso tras haber hecho oficialmente suyas buena parte de nuestras

deducciones tácticas, aun mantiene los principios estratégicos desde los cuales emergiera

ayer la táctica centrista-derechista [bukharinista]. [33]

Sin duda era cierto, como Trotsky decía, que Stalin básicamente veía la construcción del

socialismo, o al menos de sus supuestas bases, como un problema de un solo país, mientras

que en una perspectiva internacionalista la oposición enfatizaba que el socialismo sólo

podía alcanzarse plenamente a escala internacional. Pero las discrepancias entre estos

principios teóricos decisivos fueron anuladas por la práctica en el corto y mediano plazo.

Trotsky admitía esto indirectamente. Estaba de acuerdo con que mediante la

industrialización Stalin estaba fortaleciendo el peso social de la clase obrera, alejando así el

peligro de la restauración capitalista y asegurando una base material ampliada para el

socialismo.

Muchos oposicionistas de izquierda le llamaron repetidamente la atención a Trotsky su

reconocimiento indirecto –se lo machacaron- y concluyeron que dado que en última

instancia las diferencias teóricas siempre podían limarse posteriormente, dado que ahora no

había razón práctica para alejarse de Stalin, y dado que los trotskistas no eran doctrinarios,

entonces unirse a Stalin era el único curso de acción razonable y responsable. Eran

incorregibles, argumentaban, aquellos que como Trotsky valoraban la teoría por sobre la

práctica y no se unían al Partido. La “historia” barrerá con estos doctrinarios. Como

escribiera Radek, ex-trotskista y nuevo recluta del stalinismo:

Si la historia [esto es, la industrialización y la colectivización] demuestra que algunos de

los dirigentes del Partido con quienes nos enfrentamos verbalmente ayer son mejores que

las ideas que defendieron, nadie se sentiría más satisfecho que nosotros. [34]

A fin de cuentas, escribe Cliff, la mayoría de la dirigencia trotskista halló gran satisfacción.

“Se deshacian en alabanzas sobre la colectivización e industrialización, aunque fueran muy

críticos de los métodos que Stalin empleó para llevarlas a cabo”. [35] La advertencia

respecto a los métodos dictatoriales de Stalin resulta curiosa. ¿Acaso Cliff se refiere a los

métodos democráticos como una alternativa viable? ¿A ganar el apoyo de obreros y

campesinos para desarrollar la industria y colectivizar la agricultura, tal como la Oposición

de Izquierda había pensado originariamente? De ser así, entonces Cliff sienta la base para

argumentar –aunque él mismo no lo hace- que era posible desarrollar la economía y

construir un socialismo democrático sujeto exclusivamente a los requerimientos formales

de la democracia política institucionalizada “en casa”, sin una revolución socialista

internacional. El problema con esta implicación es que los obreros y campesinos ya estaban

empleando métodos democráticos, aunque de modo informal, no-institucionalizado. Ellos

resistieron, protestaron, sabotearon, hicieron huelgas, y maldijeron a los stalinistas. Los

stalinistas los disciplinaron, encarcelaron, exiliaron y fusilaron. Si los obreros y campesinos

hubieran logrado su cometido, ellos hubieran revertido las políticas de colectivización e

Page 15: Marot - Trotsky, La Oposición de Izquierda y el ascenso del stalinismo

industrialización, porque para ellos el desarrollo económico significaba una explotación

más intensa -como muchos revolucionarios, incluyendo trotskistas, habían predicho una vez

si la construcción del socialismo en un sólo país se pretendía llevar a cabo. Pero la

Oposición de Izquierda estaba determinada a industrializar, colectivizar y seguir

construyendo el socialismo en un sólo país. Quien desea el fin debe desear los medios. Así

que fuera la democracia y el gobierno de la mayoría. Rakovsky había dicho esto de diversas

maneras, al igual que Preobrazensky y muchos otros oposicionistas de izquierda. Y Trotsky

concordó con ellos a lo largo del Plan Quinquenal pues, como planteó, los trotskistas “son

la única expresión consciente del proceso inconsciente de transformación social”

encarnado, en la práctica, en los stalinistas.

La posición básicadel trotskismo, ratificada por el mismo Trotsky, no permitía una

oposición firme, de principios, al stalinismo entre 1927 y 1933. Debemos examinar cómo

esta posición básica situó a la mayoría de la dirigencia trotskista en relación a los obreros (y

campesinos), quienes en general sí se opusieron a Stalin.

La oposición obrera y campesina al stalinismo

En las ciudades, el Plan Quinquenal de Stalin conllevó escacez alimenticia, una extensión

de la jornada laboral y la intensificación del trabajo. El estandar de vida de los obreros

decayó catastróficamente, a la mitad de acuerdo a algunas estimaciones. En el campo, el

incipiente Estado stalinista emprendió un feroz asalto al modo de vida, tanto de ricos como

pobres, tanto kulak como no-kulak. Este panorama social y económico es familiar, ha sido

suficientemente explorado. Sin embargo, el panorama político y, específicamente, cómo fue

que respondió la Oposición de Izquierda a la oposición obrera ante las políticas stalinistas

no es la respuesta que muchos analistas contemporáneos han planteado tradicionalmente,

esto es, que la dirigencia trotskista mostró una firme solidaridad y un apoyo inquebrantable

hacia la actividad anti-stalinista de obreros (y campesinos). De hecho, lo que sucedió fue lo

opuesto. Detallo esta controvertida interpretación más abajo, basándome en hechos

presentados por Cliff

Registrando el auge de la resistencia obrera a las políticas de Stalin en el periodo

conducente a la industralización y colectivización forzada, Cliff automáticamente iguala

esto a un aumento de la influencia trotskista en el mismo periodo. Sin embargo, la

correlación empírica de Cliff es analíticamente harto más compleja y contradictoria de lo

que él admite. Para aclarar esto, deben hacerse distinciones analíticas cruciales entre la

vanguardia política troskista, tomada de conjunto, en relación a la clase obrera, y la

relación interna, al interior de esta vanguardia política trotskista, entre la dirigencia

trotskista y sus militantes troskistas de base. Ahora examinemos sistemáticamente las

interrelaciones dinámicas entre la dirigencia trotskista, la base trotskista y la clase obrera.

En respuesta a las políticas de Stalin, muchos obreros, la mayoría de ellos sin partido, se

defendieron mediante huelgas, demostraciones callejeras, protestas y sabotaje. Cliff cita

diversas intancias en que la Oposición de Izquierda intervino en las luchas por mejores

salarios, mejores condiciones de trabajo, menos horas y respeto por los acuerdos

negociados colectivamente. Cliff tiene una pronunciada tendencia a simplemente asimilar

Page 16: Marot - Trotsky, La Oposición de Izquierda y el ascenso del stalinismo

la oposición obrera a las políticas trotskistas. Es justo preguntarse ¿acaso en estas

intervenciones los trotskistas actuaron como dirigentes sindicales, llamando a los obreros a

a limitarse a una lucha puramente reformista, sindicalista? ¿o actuaron como “tribunos del

pueblo” (Lenin) y llamaron a los obreros a luchar por estas reformas mediante una

actividad política revolucionaria, anti-stalinista?

De acuerdo al historiador Michael Reiman, a quien Cliff cita repetidamente, a comienzos

del primer Plan Quinquenal la actividad de oposición se multiplicó. La oposición organizó

concentraciones de obreros industriales...en una planta química de Moscú se oyeron gritos:

“¡abajo con la dictadura de Stalin! ¡Abajo con el Politburo!” [37]

¿Quién gritó estas consignas subversivas, revolucionarias? ¿Obreros apartidistas? Muy

probablemente ¿Trotskistas de base? Posiblemente. Pero lo que no era posible, como ya

hemos visto, es que la dirigencia trostkista, comenzando por Trotsky, apoyara la

destrucción del régimen stalinista, dando a esta demanda política una forma y un contenido,

ofreciendo una clara prespectiva de lucha. En Trotsky no hubo ambigüedad alguna respecto

a esto. En relación a quienes habían rechazado firmar la declaración de Rakovsky (discutida

arriba), Trotsky insistió que habian concluido de prematuramente que el Partido era

supuestamente irreformable, un “cadaver, y el camino hacia la dictadura proletaria yace

por medio de una nueva revolución. Aunque esta opinión ha sido atribuida a nosotros

decenas de veces, no tenemos nada en común con ella”. [38] Los stalinistas, por cierto,

habían atribuido muchas veces, falsamente, esta opinión a la dirigencia trotskista ¿Pero

acaso algunos de los troskistas de base pensaba que ésta era, o debía ser, la verdadera

opinión de su dirigencia? Cliff cita este párrafo de Reiman:

Ante la campaña de la dirigencia del Partido contra la Oposición de Izquierda, a quienes

[los stalinistas] acusaban de querer formar una organización paralela, algunos incluso

dijeron: “Dejen que se organice –luego veremos qué partido está realmente del lado de la

clase obrera, puesto que el partido existente esta empezando a tener una política que no es

la nuestra”. En Krasnaia Presnia [un distrito de Moscú fuertemente industrializado, con

una larga y militante historia de lucha de clases remontándose al periodo previo a la

revolución de 1905 –J.M] muchos enfatizaron que la Oposición de Izquierda estaba en lo

correcto con sus críticas. [39]

Cliff no dice nada sobre el profundo significado político en la amenaza de organizar un

partido separado. Es fácil ver por qué: quienes defendieron la organización política

independiente de la clase obrera o no fueron parte de la Oposición de Izquierda -cuya

dirigencia rechazó el llamado a formar un segundo partido- o, siendo parte de ella, no

fueron apoyados por la dirigencia.

El trabajo basado en archivos de Alexei Gusev [40] confirma totalmente la oposición

vehemente de los dirigentes trotskistas a toda lucha política de la clase obrera contra el

stalinismo que pudiera resultar en la formación de un segundo partido. Así, en septiembre

de 1928, Radek envió una circular a compañeros trotskistas quejándose de que “una parte

considerable de obreros y de la juventud en las filas trotskistas, simplemente no podían

entender por qué la dirigencia se negaba a trabajar en pos de la fundación de un nuevo

partido político que representara y defendiera los intereses de la clase obrera. De hecho,

Page 17: Marot - Trotsky, La Oposición de Izquierda y el ascenso del stalinismo

algunos de ellos estaban ahora demandando abiertamente una independencia política y

organizativa respecto al Partido Comunista y demostraban, de acuerdo a Radek, el peligro

entre las bases troskistas de una “aguda desviación izquierdista” hacia otro grupo opositor,

los decistas. [41]

Conducidos por V. Smirnov y T.Sapronov, los Centralistas Democráticos [decistas –N. del

T.] habían concluido que el Partido Comunista no era reformable, porque representaba los

intereses de una nueva clase dominante y llamaban a los obreros a asumir una acción

política independiente en su contra. [42] Estas ideas hallaron aceptación entre bastantes

troskistas de base. De hecho, un trotskista lamentaba el brote de una “epidemia decista” en

su medio. [43] La dirigencia trotskista denunció a los decistas de ultra-izquierda, sectarios y

aventureros. [44] Llamó a la Oposición de Izquierda a rechazar explícitamente las huelgas

políticas de la clase obrera contra el supuesto gobierno obrero: “El deber de la oposición es

canalizar las demandas de la clase obrera mediante la legalidad sindical y partidaria”,

imploraron Rakovsky y otros dirigentes trostkistas, llamando a “oponerse a los métodos de

lucha tales como las huelgas, que son dañinas para la industria, el Estado y para los obreros

mismos”. Gusev concluye que el “rechazo consciente [de los trotskistas] a buscar apoyo

entre el creciente movimiento obrero...debilitó la efectividad de los ‘bolcheviques-

leninistas’ y desorientó a potenciales adherentes”. [46]

A pesar de las diferencias ideológicas con los stalinistas, la dirigencia trotskista se alió con

ella en la práctica, oponiéndose conjuntamente a la formación de un partido independiente

que defendiera los intereses de la clase obrera. Este “frente popular” con el stalinismo

significó que las masas obreras no pudieran ver facilmente cómo era que la dirigencia de la

oposición trotskista se situaba políticamente junto a la clase obrera. En lo que concernía a

muchos obreros, la diferencia entre las dirigencias trotskistas y stalinistas eran

despreciablemente pequeñas.

Teniendo que escoger entre defender a los obreros y explotarlos, la Oposición de Izquierda

finalmente se unió al equipo de Stalin. “No puedo tolerar la inactividad. Quiero construir”,

se dice que sostuvo uno de ellos. “En su modo bárbaro y a veces estúpido, el Comité

Central está construyendo el futuro. Nuestras diferencias ideológicas son insignificantes

ante la construcción de nuevas industrias”. [47] Sus pensamientos daban volteretas. La

realidad del empuje industrializante vencía a la expectación frustrada de que los trotskistas

lo dirigirían: la abrumadora mayoría se unió a construir el socialismo “para el futuro”.

Cliff no registra adecuadamente la gravedad de este hecho espantoso. Nota que los obreros

y campesinos respondieron inicialmente a la crisis política y económica de fines de 1920

desarrollando su combatividad y consciencia. Esto, a su vez, había proveído una base

práctica para el crecimiento de la influencia de las ideas políticas de oposición a Stalin.

Mediante Reiman, Cliff narra este desarollo objetivo sin percatarse que esto hacía

responsables a los trotskistas de proveer una dirección al levantamiento espontáneo y a la

combatividad de la clase obrera. Pero la dirigencia trotskista no fue al encuentro ¡No podía

ayudar a las masas apartidistas a desarrollar su incipiente lucha contra las políticas

stalinistas, porque de partida apoyaba estas politicas! La Oposición de Izquierda se opuso a

la emergente orientación política anti-stalinista de los obreros de base, porque la oposición

obrera prefiguraba la formación de un segundo partido que inevitablemnte amenazaría la

Page 18: Marot - Trotsky, La Oposición de Izquierda y el ascenso del stalinismo

unidad del Partido Comunista, socavaría la construcción del socialismo y amenazaría la

dictadura proletaria.

Cliff se niega a ver la realidad a la cara: las masas no se mantuvieron al margen observando

pasívamente cómo Stalin enterraba políticamente a los troskistas. Incluso después de 1929

los obreros siguieron resistiendo. Kevin Murphy ha demostrado, de una manera inédita, y

pese a las afirmaciones de Cliff, que durante el Plan Quinquenal existió en los lugares de

trabajo una amplia resistencia obrera al stalinismo. [48] La pasividad de la clase obrera es

un mito. Los troskistas libremente sepultaron su oposición al stalinismo y se

metamofosearon en constructores “conscientes” del socialismo. ¿Por qué la clase obrera

habría de apoyar a los trotskistas en este camino? Es la oposición troskista la que fue

incapaz de defender a las masas.

En este volumen, así como en el anterior, Cliff contrapone falazmente las políticas de la

oposición trotskista a la correlación “objetiva” entre las fuerzas de clases que favorecían la

victoria de Stalin, en lugar de ver que las políticas trotskistas, fluyendo de su propio

análisis, contribuyeron a la formación de esa correlación objetiva, al triunfo de Stalin. Los

trotskistas no pueden reivindicar crédito alguno por organizar la resistencia obrera contra el

stalinismo. Esta inquietante conclusión no está en conformidad con la defensa reverencial

de la oposición trostkista levantada por Cliff y la mayoría de los trotskistas, pero sí lo está

con los hechos. Para los propósitos del argumento que he desarrollado acá, puede decirse

que la Oposición de Izquierda en la Unión Soviética no brindó un apoyo político

consistente a la clase obrera (y al campesinado) en su resistencia al stalinismo. La

dirigencia le ofreció a Stalin a la mayoría de sus militantes de base en una bandeja de plata.

La Oposición Trotskista en el extranjero, 1928-33

La discusión que plantea Cliff sobre la Oposición de Izquierda internacional entre 1928 y

1933 es demasiado débil, pues nunca clara sobre qué bases nacionales las fracciones

trotskistas al interior de los Partidos Comunistas propusieron organizarse ¿Podía esperarse

de los troskistas alemanes que se pronunciaran exclusivamente sobre problemas de su país,

sin relación significativa con problemas rusos? ¿O todo estaba inextricablemente enlazado?

Permítanme citar una instancia ejemplar.

El Partido Comunista Alemán era el partido más poderoso tras el alza revolucionaria post-

Primera Guerra Mundial. Corrientes de oposición se habían desarrollado en su interior

respecto a la dirección de su dirigencia política, particularmente tras el fracaso del intento

(putschista) de Octubre de 1923 de hacer la revolución. Las fracciones alemanas se

alinearon a una u otra del fracción del Partido Comunista Ruso, aunque Cliff no da cuenta

de la naturaleza política de las actitudes fraccionales en relación a problemas de la política

alemana del momento. De todas maneras, en 1928, la dirigencia del PC alemán expulsó a

Heinrich Brandler, dirigente de los simpatizantes del ruso Bukharin (sea lo que significara

esto en el contexto aleman). Brandler y sus seguidores luego montaron una Oposición del

Partido Comunista (KPO) con una base de 6.000 militantes.

Cliff anota que había un “abismo político entre el KPO bukharinista [sic] y los troskistas.

En cuanto a problemas internacionales, Brandler estaba lejos de Trotsky y más cercano

Page 19: Marot - Trotsky, La Oposición de Izquierda y el ascenso del stalinismo

Stalin. Pero en problemas alemanes, Brandler atacó el curso suicida, ultra-izquierdista, que

finamente contribuiría a pavimentar el camino al triunfo del nazismo” ¿Acaso no había una

base para la actividad conjunta entre troskistas y brandleristas respecto a este problema

crítico de la política alemana? Aparentemente no. De acuerdo a Cliff, Trotsky atacó a

Brander por ponerse del lado de Stalin en los conflictos internos rusos. Nuevamente, ¿acaso

esto debía entorpecer el acercamiento a los brandeleristas sobre otros problemas, sobre

problemas alemanes? Aparentemente sí. De acuerdo a Cliff, Trotsky criticó la exoneración

que hizo Brandler del régimen stalinista. [50] ¿Tenía razón Trotsky al darle más

importancia a las posiciones evidentemente incorrectas de Brandler en problemas

internacionales que al llamado correcto de su organización a un frente único entre el KPD y

el SPD contra los nazis? “Por supuesto”, responde Cliff, el abismo estaba ahí, y no podía

salvarse. Sin duda el abismo estaba ahí ¿pero quién lo puso? ¿quién se negó a cruzarlo?

Junto al KPO estaba el Leninbund y el Sozialistische Arbeiterpartei (SAP). Este último

también reivindicaba posiciones similares a las de los trotskistas y del KPO: un frente único

del KPD y el SPD contra la amenaza de Hitler. La similitud de puntos de vista podría haber

hecho dificultosa la incorporación de obreros a las filas de los trotskistas alemanes,

especalmente cuando el KPO, de 6.000 miembros, era diez veces más grande que los

trotskistas, mientras que el SAP lo era aun más, con al menos 35.000 miembros. Pero lo

que Cliff debía dar cuenta era qué repelía a los trotskistas de estas organizaciones políticas.

Debemos concluir que el acuerdo sobre el problema político fundamental que enfrentaba el

movimiento obrero alemán –de establecer un frente único contra la amenaza nazi- no fue

suficiente para empujar a los trotskistas a cooperar productivamente con el KPO, el

Leninbund o el SAP. Era otro el problema ¿la política sectaria de los propios trotskistas?

¿la maldita cuestión rusa?

Los intentos de Trotsky para usar su organización en Alemania como palanca para mover al

KPD en la dirección correcta probó ser políticamente un fracaso, así como sus intentos de

influir del mismo modo sobre los otros partidos comunistas. Luego de la victoria epocal de

Hitler en 1933, Trotsky finalmente concluyó que sólo una “revolución política” que

derrocara el regimen stalinista podía poner a la clase obrera en rumbo al socialismo en la

Unión Soviética y –al organizar nuevos partidos bolcheviques que compitieran con los

partidos comunistas por fuera de la Unión Soviética- poner a la clase obrera en vía a la

revolución socialista en estos otros países. Con eso en mente fue que Trotsky,

imperturbable e infatigablemente, forjó y fundó la IV Internacional en 1938, prediciendo

que, dentro de diez años, hacia 1948, se convertiría en la “fuerza revolucionaria decisiva

del planeta”. [51] ¿Qué refutó el pronóstico de Trotsky?

El cálculo erróneo de Trotsky

De acuerdo a Cliff, las predicciones de Trotsky sobre el triunfo fueron negados por la

estabilidad, totalmente imprevista por él, del régimen stalinista. Los partidos comunistas se

fortalecieron durante la guerra, “apoyándose en la gloria reflejada de la poderosa Unión

Soviética y aun reclamando el título de la Revolución de Octubre”. Pero Stalin actuó como

un “sepulturero de la revolución durante la Segunda Guerra Mundial y los años que

siguieron”. [52] A pedido del dictador ruso, los partidos comunistas desviaron el

levantamiento revolucionario de masas luego de la Segunda Guerra Mundial, especialmente

Page 20: Marot - Trotsky, La Oposición de Izquierda y el ascenso del stalinismo

en Francia e Italia, hacia canales reformistas, postponiendo a la revolución socialista por

toda una época que aun no concluye. Cliff contrasta de modo absoluto la incapacidad de

Trotsky para intervenir en el desastroso curso de eventos que llevaron a la Segunda Guerra

Mundial, con sus brillantes analisis que preveían este mismo curso: mientras más oscura la

noche, más brillante la estrella.

Indudablemente, Trotsky tenía una comprensión magistral de las fuerzas sociales y políticas

que devastaban el mundo capitalista de la década de 1930.Destacan sus escritos sobre el

ascenso del nazismo en Alemania y cómo combatirlo, así como sus agudas críticas a la

estrategia frentepopulista en Francia y España. Sin reservas, hoy estos escritos pueden ser

recomendados para la educación política de socialistas, pues en ellos Trotsky aplicó

impecablemente el alfa y omega de una política marxista revolucionaria: la emancipación

histórico-mundial de la clase obrera sólo puede llevarse a cabo mediante la auto-actividad

revolucionaria de la clase obrera internacional. Para evidenciar esto a todos los militantes,

Trotsky escribió su magistral Historia de la Revolución Rusa, dando cuenta de la ejemplar

experiencia de la Revolución Rusa, así como de la política de lucha de clases del

bolchevismo que hizo del 25 de octubre de 1917 una fecha fundamental del siglo veinte.

La paradoja suprema que Cliff es incapaz de notar es que Trotsky eligió no aplicar una

política bolchevique con antelación contra el stalinismo, porque Trotsky fue incapaz de ver

con antelación que el Partido Comunista de Rusia había pasado a representar una clase

completamente hostil a la clase obrera y al proyecto socialista-democrático. En lugar de

impulsar la lucha de clases contra el stalinismo, Trotsky promovió, exitosamente, y por

demasiado tiempo, la reconciliación de clases. Reivindicó una política reformista, “social-

demócrata”, no una política revolucionaria, bolchevique. Trotsky ganó poco y perdió

mucho al apelar a este Partido Comunista, cuyos militantes de base, completamente serviles

y arribistas, habían absorbido el ethos de su dirigencia stalinista. Trotsky cometió un error

político de primera magnitud al someterse junto con sus seguidores a los prejuicios

stalinistas de estas bases. Cuando Trotsky, al fin, cambió de idea en 1933 y llamó a una

revolución política contra el stalinismo, ya era muy tarde: el stalinismo se había

consolidado plenamente, tanto en casa como en el extranjero.

Como enfatiza Cliff, la apreciación incorrecta de Trotsky sobre las perpectivas políticas

histórico-mundiales para el periodo post-1938 reflejaba su cálculo epocal erróneo sobre la

permanencia internacional del regimen stalinista. Pero Cliff no subraya lo suficiente que el

destino internacional de las tendencias trotskistas entre 1933 y 1938, esto es, en el periodo

inmediatamente anterior a la formación de la IV Internacional, estuvo en buena parte

predeterminado por la situación rusa. Más claramente, Trotsky cosechó los amargos frutos

de la derrota en Europa y Estados Unidos en 1930, porque él mismo había plantado las

semillas para la derrota de la clase obrera en Rusia en 1920. Debido a su análisis

completamente equivocado sobre la burocracia stalinista, Trotsky terminó entregando casi

gratuitamente a Stalin el capital político acumulado de la Revolución Rusa, quien luego lo

usó para cosechar internacionalmente recompensas políticas fabulosas al construir el

“socialismo” en un sólo país sobre las ruinas de revoluciones socialistas derrotadas en el

extranjero. Trotsky pagó esta derrota con su vida. Así también lo hicieron millones de

personas.

Page 21: Marot - Trotsky, La Oposición de Izquierda y el ascenso del stalinismo

Conclusión: la defectuosa metedología histórica de Cliff

Así, tras la destrucción de la Oposición de Izquierda en la URSS y su muerte fetal en el

extranjero, hay un fracaso espectacular de los analisis políticos por parte de Trotsky.

Trotsky se preciaría a sí mismo y a la Oposición de Izquierda por pronosticar con precisión

su propia derrota. Pero esta alabanza no tiene cabida, pues confunde la dirigencia política

con una profecía auto-cumplida. Sobre todo, porque niega deshonestamente su

responsabilidad política en el ascenso del stalinismo, no reconociendo del todo su propio

fracaso para evitar este desenlace sombrío. El impacto politico acumulativo del descalabro

de Trotsky fue desastroso y Cliff lo reconoce:

Los zigzags en la lucha contra Stalin no podían sino debilitar a quienes apoyaban a

Trotsky. Los cuadros no pueden mantenerse si se abstienen de acción...opositores de base

no pueden sobrevivir políticamente sin una lucha que dar aquí y ahora.[53]

Pero Cliff debilita considerablemente su “tesis” contra la estrategia general y la dirección

política de Trotsky porque, insistimos, tiende a contraponer su fracaso político con la

correlación “objetiva” de las clases sociales, la cual favorecía el ascenso de la burocracia en

Rusia –en lugar de ver las políticas erradas de Trotsky, derivadas de su análisis incorrecto,

como un factor en la formación de tal correlación objetiva. En otras palabras, Cliff acepta la

auto-evaluación política del Trotsky sobre sí mismo, como si fuera esencialmente válida, y

repite las mismas razones que aducía Trotsky para la victoria de Stalin:

La degeneración burocrática de la Revolución Rusa y el ascenso de Stalin estaban

enraizados en el atraso económico y social de Rusia, así como en su aislamiento. La

guerra civil trajo consigo la desintegración del proletariado ruso como clase. Su

reagrupamiento fue posteriormente debilitado por la derrota del proletariado

internacional. [54].

Pero, como reconoce Cliff, el mismo curso de acción erróneo de Trotsky seguramente

tendió a disminuir la consciencia política de los obreros y los confundió respecto a los

peligros que les deperaban. Pero este reconocimiento pierde fuerza, si no se debilita

totalmente, por la simultánea creencia de Cliff en que la derrota de la oposición trotskista

estaba inscrita en las condiciones objetivas y no en su política. De ser así, entonces la

política de Trotsky, junto con el análisis que la justificaba, era completamente irrelevante

para el resultado.

De acuerdo a la explicación de Cliff, el verdadero dilema de Trotsky era “el problema de

cómo mantener juntos a los cuadros sin involucarlos en una lucha que excediera los límites

partidarios, lo que significaría apelar a los obreros en masa”. [55] Sin importar cuánto se le

planteará teóricamente a Trotsky este dilema, en la práctica lo resolvió de un modo bastante

claro. Hasta 1933, Trotsky eligió dar su espalda a las luchas obreras y, en lugar de ello,

apeló a la burocracia. Al hacerlo, Trotsky llevó a la práctica su juicio. Pero Cliff quiere ir

más allá: a las ya mencionadas condiciones objetivas, al balance de las fuerzas de clases,

que, de acuerdo a Cliff, determinaron el juicio de Trotsky. Aquí, Cliff cae en un

reduccionismo determinista que excusa a Trotsky de sus errores y, finalmente, lo exonera

Page 22: Marot - Trotsky, La Oposición de Izquierda y el ascenso del stalinismo

politicamente. Puesto que si ninguna otra línea de acción era posible, entonces el ascenso

del stalinsismo estaba predestinado. Pero esto contradice la otra visión de Cliff de que no

era inevitable,de que la política de Trotsky sí importó.

Si Trotsky hubiera reconocido que la burocracia era una fuerza social independiente que

había, ya a mediados de los veintes, básicamente asegurado el control del Partido-Estado,

seguramente hubiera visto que era estéril intentar que este Partido-Estado adoptara una

política revolucionaria a nivel local e internacional, y que no había otra opción que apelar a

otra fuerza social, la clase obrera, para luchar contra ella. Si Trotsky hubiera entendido que

tras la política de la burocracia yacía la defensa de los intereses burocráticos, él hubiera

dirigido una lucha de fracciones dispuesta, si era necesario, para romper y formar un nuevo

partido que defendiera los intereses de la clase obrera.

Cliff sabe perfectamente esto. Pero Cliff, una y otra vez, invoca las “condiciones objetivas”

para respaldar el juicio político erróneo de Trotsky y las políticas equivocadas que adoptó

sobre esa base. Sobre todo, el bajo “nivel de conciencia de la clase obrera”, escribe Cliff a

la defensiva, “limitó fuertemnete la capacidad [deTrotsky] para resistir a la reacción

stalinista.” [56]

Es bueno aclarar inmediatamente que Trotsky se burlaba de quienes argumentaban que la

madurez política de los obreros dictaba el tipo de dirigentes que tenían. En un concexto

empíricamente diferente, pero analíticamente idéntico, Trotsky atacó a quienes ignoraban el

problema de la dirección política:

Una “política equivocada de las masas” se explica por la “inmadurez de las masas” ¿Pero

qué es la inmadurez de las masas? Obviamente su predisposición a políticas equivocadas.

En qué consistía esta política o quiénes eran sus promotores: las masas o sus líderes – esto

es silenciado por nuestro autor. Mediante esta tautología descarga la responsabildad sobre

las masas...la línea de avance de los obreros siempre formó cierto ángulo respecto a la línea

de los dirigentes. Y en los momentos más críticos este ángulo llegó a ser de 180 grados.

[57]

Desafortunadamente, Trotsky no parece haber aplicado esta linea de razonamiento a su

propia dirigencia política de cara a la burocracia stalinista en ascenso. Cliff también tiende

a mirar para otro lado: “eran las condiciones objetivas las que determinaron cuán exitosa la

oposición podía ser”. [58] Creyendo erróneamente que el colaboracionismo de Trotsky era

meramente táctico, meramente reflejo del supuesto bajo nivel de actividad de la clase

obrera, Cliff no aprecia totalmente cómo era, de hecho, la expresión de una estrategia de

acción política que correspondía a la incomprensión de Trotsky sobre la naturaleza de la

burocracia, y no a un imaginario y uniforme bajo nivel de madurez de las “masas”.

De nuevo, si Trotsky hubiera reconocido suficientemente temprano, hacia 1923 o 1924 ,

que los intereses materiales de la burocracia estaban en oposición con los de los

productores, fueran campesinos u obreros, entonces hubiera predicho la reaccionaria

política local e internacional del periodo, y luchado contra ella apoyando, y desarrollando

globalmente, la politica de lucha de clases implícita en las luchas contra el emergente

Estado burocrático, luchas dirigidas por elementos revolucionarios que permanecieron en la

Page 23: Marot - Trotsky, La Oposición de Izquierda y el ascenso del stalinismo

clase obrera rusa y el PC. Es más, gracias a su estatura internacional, Trotsky hubiera

estado situado estratégicamente para complementar y coordinar las luchas de los obreros en

Occidente y Oriente con las de Rusia y así reforzar mutuamente las tres ¿Podría esta

estrategia, basada en los intereses internacionales de la clase obrera, haber revertido el

curso de los acontecimientos en Rusia y el mundo? Sin duda las condiciones objetivas eran

desfavorables. Pero sin importar cuán desfavorables hubieran sido no había alternativa sino

que apelar a los intereses de clase de los obreros. Oponerse a tal estrategia era incorecto,

puesto que todo otro curso de acción estaba condenado al fracaso.

Desafortunadamente, por mucho tiempo, Trotsky creyó que al sostener un espejo frente a la

bucrocracia ésta retrocedería horrorizada ante su propia imagen, reformando su política y

cambiando de curso hacia el internacionalismo, la revolución y democracia. Trotsky intentó

convencer a los dirigentes del PC ruso y de la Internacional Comuista de que eran vehículos

de la revolución, no obstáculos contra-revolucionarios. Escribió disertaciones sociológicas

e investigaciones historiográficas para enseñarle “lecciones” a Stalin, Zinoviev y Bukharin.

Pero todo este socialismo de pizarrón no significaba nada para quienes su posición social e

intereses materiales los cegaba respecto a las profundas lecciones que Trotsky buscó

enseñar.

Al dilapidar así el capital político acumulado por la Revolución Rusa, Trotsky redujo su

oposición a un sociologismo políticamente estéril. Al argumentarle a los verdaderos

enemigos de la clase obrera, Trotsky alejaba a sus verdaderos amigos entre los obreros.

Resultaría academicista debatir cuánto fue que Trotsky preparó su derrota final. El punto es

que la preparó.

==============

Notas

1] Cliff 1993, p. 102.

2] Cliff 1989, p. 17.

3] Deutscher 1954, 1959, 1963.

4] Mandel 1995.

5] Broue 1988.

6] Shachtman 1962.

7] Shachtman 1962, p. 187.

8] Cliff 1991, p. 16.

9] Cliff 1991, p. 17.

10] Ibid.

11] Cliff 1991, p. 33.

12] Cliff 1991, p. 35.

13] Cliff 1991, p. 38.

14] Cliff 1989, p. 15.

15] Cliff 1991, pp. 25-6.

16] Cliff 1991, p. 26.

17] Cliff 1991, p. 141.

Page 24: Marot - Trotsky, La Oposición de Izquierda y el ascenso del stalinismo

18] Ibid.

19] Cliff 1991, p. 140.

20] Cliff 1991, p. 139.

21] Cliff 1991, p. 136.

22] Cliff 1991.

23] Cliff 1991, p. 259-60.

24] Cliff 1991, pp. 261-2.

25] Cliff 1993, p. 102.

26] Cliff 1993, p. 101.

27] Cliff 1993, p.77.

28] Cliff 1993, p. 89.

29] Cliff 1993, p. 93.

30] Cliff 1993, p. 92.

31] Cliff 1993, p. 93.

32] Cliff 1993, p. 91.

33] Cliff 1993, pp. 94-5.

34] Cliff 1993, p. 82

35] Cliff 1993, p. 53.

36] Cliff 1993, p. 79.

38] Cliff 1993, p. 94 (énfasis añadido).

39] Cliff 1993, p. 70.

40] Ver Gusev 1996, pp. 85-103.

41] Gusev 1996, p. 97.

42] Gusev 1996, p. 98.

43] Gusev 1996, p. 99.

44] Gusev 1996, pp.98-9.

45] Gusev 1996, p.95.

46] Ibid.

47] Cliff 1993, p. 98.

48] Murphy 2005.

49] Cliff 1993, p. 140.

50] Cliff 1993, p. 141.

51] Cliff 1993, p. 293.

52] Cliff 1993, p. 298.

53] Cliff 1991, p. 19.

54] Cliff 1991, p.12.

55] Cliff 1991, p. 19.

56] Cliff 1993, p. 13. Énfasis añadido.

57] Cliff et al. n.d., p. 69.

58] Cliff 1991, p. 277.

================================

Referencias

Broue, Pierre 1988, Trotsky, Paris: Fayard.

Page 25: Marot - Trotsky, La Oposición de Izquierda y el ascenso del stalinismo

Cliff, Tony, et al., n.d., 'The Class, The Party, and the Leadership', en Party and Class,

London: Bookmarks.

Cliff, Tony 1989, Trotsky: Towards October, 1879-1917, London: Bookmarks.

Cliff, Tony 1991, Trotsky: Fighting the Rising Stalinist Bureaucracy, 1923-1927, London:

Bookmarks.

Cliff, Tony 1993, Trotsky: The Darker the Night the Brighter the Star, 1927-1940, London:

Bookmarks.

Deutscher, Isaac 1954, The Prophet Armed: Trotsky 1879-1921, Oxford: Oxford University

Press.

Deutscher, Isaac 1959, The Prophet Unarmed: Trotsky, 1921-1929, Oxford: Oxford

University Press.

Deutscher, Isaac 1963, The Prophet Outcast: Trotsky 1929-1940, Oxford: Oxford

University Press.

Gusev, Alexei V. 1996, 'Levokommunisticheskaiia opposzits3 oppozitsia v SSSR v kontse

20-kh godov', Otechestvenaia Istoriia, January-February: 85-103.

Mandel, Ernest 1995, Trotsky as Alternative, London: Verso.

Murphy, Kevin 2005, Revolution arid Counterrevolution: Class Struggle in a Moscow

Metal Factory, Oxford: Berghahn Books.

Shachtman, Max 1961, The Bureaucratic Revolution, New York: The Donald Press.

Fuente; Historical Materialism, vol. 14.3, London, 2006.