il UHI, № OMAIRO

ARTE COMPLETO D E L C O N S T R U C T O R D E Ó R G A N O S

Ó SEA

GUÍA M A N U A L DEL ] '•'

O R G A N E R O . Comprende desde los principios elementales del oficio, hasta llegar

gradualmente á poder construir magníficos órganos para grandes templos.

Obra escrita y publicada, con la aprobación y bajo la protección del Emmo. y Eoccmo. Sr. Cardenal García Cuesta,

Arzobispo de Santiago

D. MARIANO TAFALL Y MIGUEL. MAESTRO ORGANERO Y PROFESOR DE MÚSICA QUE FUÉ DE LA S . I . M.

CATEDRAL DE BURGOS, Y EN LA ACTUALIDAD LO ES EN LA DE SANTIAGO DE GALICIA.

TOMO SEGUNDO.

SANTIAGO: ESTABLECIMIENTO TIP. DE LA GACETILLA.

Plazuela de Altamira núm. 2,

4.873.

ARTE COMPLETO D E L C O N S T R U C T O R D E Ó R G A N O S ,

O SEA,

GUIA MANUAL DEL ORGANERO,

LIBRO SÉPTIMO. Trata de las cacerías tapadas que se hacen de metal, do laa

proporcione* y­ arreglo de sus bocas, y modo de recortar los caños y afinftrlop.

CAPITULO I . EJE LAS CAÑERÍAS TAPADAS DE METAL.

<&>•

Q/|juwvte №0.

Las. cañerías tapadas ocupan un rango muy"'"prin­

cipal en todos los órganos, por la excelencia de sua ponidos, su gravedad y dulzura, y también por la gran comodidad que ofrecen de que un caño casi doblemente reducido, d© las dimensiones de uno abierto, baja al mismo tono que éste, economizando material y loca­

lidad, que en muchos casos ambas cosas son necesa­

rias; sin embargo, n.e por esto solo se las tiene en.

tanta estima, sino porque de esta clase de cañerías se forman órdenes ó registros de sonido muy diverso de los de flautado y nasardo, y do un timbre tan precioso y agradable que por si solo se recomienda al buen gusto de los oyentes.

Forma de la cañería tapada.

La forma de la cañería tapada es como la de flau­tados y nasardos; se compone de las mismas piezas y forma el sonido en su boca por los mismos princi­pios que aquellas. '• Respecto á sus dimensiones, en cuanto al ancho viene á ser igual á las de flautado, pero el largo es mucho mas reducido, . porque si un caño abierto (por ejemplo, el Do octava alta del trece) para bajar á su tono, necesita tener el cuerpo del cañq 1140 milis, un caño tapado baja á la misma gravedad con 560 milis, próximamente, que viene & ser cerca de la mitad de la longitud del primero.

Proporc iones de las bocas de esta cañería.

Respecto á las proporciones de las bocas, se ha ex­perimentado que debe dárseles menos largo que á las de las cañerías abiertas, y hacerlas de la proporciou de los nasardos, esto es; de nueve partes que tenga

- 7 -ol caño de ancho, darle dos á la boca: para el alto de estas 110 puede establecerse la medida por regla gene­ral, porque á las cañerías graves les conviene una di­mensión, á las del centro otra, y á las agudas otra; por lo que estas medidas las daremos en otro apunte, por el interés que ofrecen, y porque son de gran consecuen­cia para la bondad de las cañerías y propiedad de su sonido,

Extensión de la cañería tapada.

Esta cañería tapada forma otra gran familia dife­rente de la abierta porque dá una grande escala casi tan extensa como la de los flautados,, baja perfectamen­te á la gravedad del 53 con la mitad del largo de los caños abiertos, y sube al cañit.o mas menudo quo se pueda hacer, que es un Do de 12 milis, de largo y S á 7 de diám, sino que siempre suena una 8 / mas baja que otro caño d,e igual dimensión abierto.

E l sonido de la cañería tapada no es tan valiente co-. mo el de la abierta, pero para los bajos es de un efecto magnifico,; su timbre imita al de las cuerdas de un violón ó contrabajo, y así los franceses le dan el nombre de bordón de 8, de 16 ó de 32 pies, se­gún la entonación en quo suene; en España se le lia-.

Q 4 t , ,

Sonido d e es ta cañería.

- 8 -ma tapado violón de 13, de 26, etc. y siendo órdenes pequeños de la mano derecha, se le suele dar el nom­bre de tapadillo.

<5ficio de la cañería tapada.

E l objeto principal de esta cañería en los órganog es reforzar los órdenes de fondo que están en conso-: nancia perfecta, puesto que se pone casi siempre al unísonus del flautado de 26, al unísonus del de 13,, al de la octava, y alguna vez en el de quincena :

Q/fy,. 44)6.

E n la mano derecha se sueje poner en la entonación del 26, también en la del 13, y en otros, varios órdenes de adorno. E n algunos grandes órganos se suele hallar en ambas manos en la gravedad del flautado de 52, perq esto es muy raro. Estas cañerías tapadas son de tan buen efecto, que combinando cualquiera de ellas con pl flautado abierto de §uyentonación, le dá una fuer­za y valentía extraordinaria.

Cañería tapada que sus t i tuye á la abierta.

E n órganos muy regulares se halla el violón de 26 solo, sin' flautado de 26 abierto, y llena bien la gr;:-

- 9 -Vedad de este. En órganos de menos consideración se suele^poner la primera octava baja del flautado principal de trece de violón tapado de 1$, y suena muy bien, supliendo la faltq. de dicho flautado en aquella octa­va, y finalmente en órganos pec^ueñitos portátiles se suele poner, como hajo único y principal, un tapadi­llo en octava alta del trece por no caber otro orden mayqr, y llena bien su cometido.

Pífano tapadojen octava,

Cambien se pone e | tapadillo en octava alta del flauta-, do de trece, en la mano 4erecl}u, pon el nombre de pifar no en octava; es, de un efecto muy hermoso, y se com­bina muy bien con algunos registros de timbre de-: Jipado. Véase su descripción y pircunstancias eu lo$ apuntes 457 tom, 1,°, y 530 del presente.

Cañerías tapadas que s e han de, hacer d e m e t a l g de madera,.

La cañería tapada se hace de metal, como, las de^ flautado, y también de madera, que suele ser lo ma». pomun. Cuando las cañerías son mas portas de 5$ centíms. esto es, desde el Do primero de la octava del trece, se suelen hacer de metal y desde esa m t -dida hacia abajo se hacen de madera por economía^

- 1 0 -y porque también en los sonidos graves son de me­jor efecto; por ejemplo, el violón de 52 siempre que se ponga en un órgano, se hará de madera para amr bas manos, esto es, para toda la extensión del t e ­clado; el violón de 26, también debe hacerss todo de madera; el violón de 13 será, de madera, al menos los primeros 25 caños de la mano izquierda, y aun­que también lo pudieran ser los de la mano derecha, estos se suelen hacer de metal, porque siendo cañer rías pequeñas están mas sujetas á los movimientos que les imprímenlas variaciones, atmosféricas.

E l viqlonoito ó tapadillo de 6 H que suena octava alta del flautado, de trece, que en la mano derecha es eí pífano que dejamos mencionado en el ap . 468, se puede hacer todo de madera, aunque lo ordinario es hacjrlq de metal. Hay que teaer también presente, al escojer la materia de que se quiera construir, que el sonido que producen la madera y el meta} tienen al­galia diferencia y puede preferirse la una mataría á la otra, según el objeto á que se destine la cañería y el efecto que se quiera obtener.

Construcción de l o s caños tapados de metal.

Para construir las cañerías tapadas de metal, se propele del mismo modo que para las abiertas, cuyo

- 1 1 -mótodo queda descrito en los apuntes 263 y siguien­tes, puesto que solo se diferencian en las proporcio­nes de ancho y largo, las cuales damos en sus esca­las ó diapasones propios de diferentes dimensiones, señalados con los números 7, 8, 9, y 10, aps. 700, 702, 704 y 706 mas para su conclusión esto es, hacev-las formar bien el sonido, afiliarlas y taparlas, deben tenerse presentes algunas circunstancias, esenciales que iremos apuntando á continuación.

Orejas laterales que s e ponen á l o s caños tapados.

A todas las pañerías tapadas de metal y aun á al-. guuas de las abiertas se les ponen en los costados de cada caño unas orejitas, que consisten en unos trocitos dechapa, que se les sueldr.nen dichos costados, cerquita de la boca, como se indica en la Fig". 112; es­tas orejitas son de mucha utilidad porque en las cañe­rías abiertas facilitan la emisión del sonido y en las tapadas, además de esta circunstancia, sirven para hacer bajar el tono á los caños.

« 1 2 -

Construcción de las orejitas laterales .

F ig . 112, Para hacer las orejitas, se toman unas tiras de chapa del mismo metal que sea el caño, y se labran de un grueso apro­ximado al de aquel; se pintan pon la preparación de la sol­dadura, y estando seca la pin­tura, se cortan los pedacitos del grandor que se crean nece­sarios, teniendo preseute que las proporciones que deben tener, son poco mas ó menos, de alto, un doble de la boca; y de ancho, un poco menos que el alto; mas como estas medi­das no son esencialmente ne­cesarias, por eso se cortan á ojo, y si alguna orejita es un po­quito ma£ grande de lo regular-, se recorta antes ó aunque sea después, de soldarla al caño. A todas ellas se les rasca con una navaja ó lima áspera el canto que ha de soldarse al caño, haciéndole una especie de cha-flan para que agarre la solda­dura.

- 1 3 -

Soldar las orejitás á l o s caños .

Antes de soldar las orejitas en su sitio se limpian bien á los caños con lija de trapo 6 papel los labios de las bocas, lo cual no puede hacerse, al menos Con como­didad, después de puestas las orejitas; y enseguida sé procede á soldarlas por el método ordinario con u a soldador delgado; dejándolas bien seguras y la sol­dadura de buena vista. Después se recortan, matán­doles las esquinas vivas, como se vé en A. A. Figí 112, dejándolas bien arregladas é iguales.

Efec tos cíe l a s orejitas en l o s caños tapados.

Como dejamos dicho en el apunte 472, las ore­j i tas son de grande efecto en las cañerías tapa­das, y también en las abiertas de dimensión es­trecha. A veces un caño, que no forma bien su soni­do, con solo ponerle las orejitas lo dá perfectamen­t e limpio y claro; además que para la afinación de los tapados son indispensables, porque un caño ta­pado no puede subir de tono sino recortándole, 6 s i es muy poco lo que ha de subir, se consigne engran­deciéndole un poquito la boca: el primer medio es m u y costoso, pero único y preciso; el segundo no debe ha­cerse uso de él sino en casos especiales, por lo mis­mo se ha dicho arriba que los caños tapados debea

- 1 4 -afinarse un poco mas altos que el flautado normal del. órgano de pruebas, porque, con el auxilio de las orojitas, bajan bastante con solo doblarlas un po­quito, como queriendo tapar la boca del caño, y al contrario suben abriéndolas, despejando la abertura de la boca, mas no debe confiarse demasiado para la afinación en el efecto de las orejitas, porque, si lian de quedar demasiado cerradas, tampoco es convenien­te al buen sonido de los caños, y si muy abiertas, seria lo mismo el que no las tuvieran.

CAPITULO I I .

AFINACIÓN DE LOS CAÑOS TAPADOS, T ARREGLO DE SUS BOCAS.

Tapas prov i s iona les para recortar l o s caños .

Teniendo ya montado y puestas las orejitas á un orden ó registro de caños,que hayan de taparse, se pro­cede al arreglo de sus bocas, abriéndolas y propor­cionándolas como corresponde; se acoplan los aguje­ros de las puntas de los pies por los cuales reciben el viento, haciendo las pruebas en el órgano consul­tor, y de ningún modo en la boca. Teniendo los ca­ños el sonido fuerte, claro, sin que se retarde ni se re-

- 1 5 -

JBf

Teniendo ¡bien recortados los caños del signo iDo de todas las octavas, y afinados de manera que estén un poquito mas altos que los del flautado del cónsul-

raonte, se recortarán todos los que pertenecen al Do natural, afinándolos con el Do del órga­no de pruebas, los cuales se tapan provisionalmente con los tapones que deben tenerse apro-posito para este objeto.

Estos no son mas que unas ruedecitas de madera de varias dimensiones, propias para tapar cumplidamente los caños, las cuales se forran por uno de sus planos con tres ó cuatro pieles de baldés para que ha­gan mullido, y con el auxilio de una pesita de plomo, ta­pen perfectamente el caño, co­mo se indica en la F ig . 113. . A, es la ruedecita de made­ra que tapa el caño B. C, es la pesita de plomo que se le pone encima para que ajuste bien, porque de lo" contrario no so­naría el caño.

- 1 6 -t o r , están bien, y se dejan á un lado para recortar y afinar del mismo modo los de Do sostenido, luego los de Re, y así sucesivamente.hasta tenerlos todos bieu arreglados y "afinados un poco mas altos que el flautado normal, como queda advertidoi

Circunstancias que deben atenderse al reeortar los' caños de metal .

Conviene tener presente en el recorte de todas las cañerías y con especialidad en la tapada de que esta­mos hablando* que cuando se arreglan los caños pa­ra hacerlos sonar y armarlos* se manosean mucho, el metal toma el calor natural del contacto y sube de tono, tanto cuanto sea el grado del calor que se le comunique. Con este motivo puede suceder que un caño que se tiene recortado y afinado un poquito mas alto que el órgano consultor, al cabo de un rato que se ha dejado de las manos y se queda frió, se halla ialgo mas bajo que el tono normal; esta circunstancia que en este primer corte ó afinación importa poco en órdenes ó registros abiertos* en las cañerías tapadas no debe pasar desapercibida, porque si se le solda­ba la tapa, en la inteligencia de que estaba bien, se hallaría después el caño bajo de tono, y habría que destaparlo, recortarle y afinarle de nuevo para vol­ver á soldar la tapa, con pérdida de tiempo, trabajo y material.

Por lo mismo, es necesario asegurarse mucho de la afinación de estas cañerías, probandolas algunas ve-

- 1 7 -ces y procurando no manosearlas mucho, ni menos hacerlas sonar en la boca, porque el aliento del hom­bro es cálido y húmedo, y de consiguiente perju­dicial.

Teniendo bien asegurada la afinación de un tapa­dillo del modo que queda dicho, se redondean bien los cabos de los caños con moldes apropósito; se figuran las tapas, poniendo un caño derecho so­bre un trozo de chapa, proporcionada al grueso de la de aquel; se señala con un punzón su cir­cunferencia; se recorta por el mismo trazo y se le marca el número del caño en el plano que ha de ir al interior. Estando todas las tapas recortadas, se les dá la preparación de pintura al rededor de su circunferencia, así como también alrededor del cabo del caño; todo lo cual so rasca al ordinario para soldar dichas tapas por el mismo método que las de­más soldaduras, como se dice cu el apunte 313 y siguientes.

Teniendo los caños ya tapados, debe cuidarse mu­cho que no reciban golpes, porque no se pueden desa­bollar sin quitarles las tapas, y cuesta mucho traba­jo, por eso es recomendable el tapar las cañerías de esta especie con tapas movibles, cuya descripción ha­remos en el capítulo siguiente porque, además de po-

Tapas de lo s caños de metal.

- 1 8 -dcrlas afinar mas fácilmente, ofrecen también la ven­taja de poderlas desabollar, si por descuido ú otro cualquier motivo llevan algún golpe.

Algunos defectos de los caños tapados.

Algunos caños de tapadillo no forman la voz con claridad por recibir mas viento del necesario, y ha­cen una especie de chillido, que afea su sonido; es­te defecto se remedia cerrando un poco la punta del pié, ó abriendo algo mas la boca recortándole su la­bio superior^ ó haciéndole unos cortecitos trasversa­les á la tapa interior en el mismo sitio donde forma la lámina del viento. También se puede hundir es­ta tapita un -poquito liácia el interior del pié, aávir-tiendo que, si el caño está aun por tapar, es difícil que suene bien, porque no tiene las proporciones ni demás condiciones que requiere la cañería abierta, pero esto no importa nada, porque poniéndole la ta­pa do madera con la pesita de plomo encima, como queda apuntado, forma su sonido perfectamente, á no ser que tenga algún agujerito ó falta en la soldadu­ra que si no se remedia no es posible hacer sonar el caño cual coruesponde.

Estos y otras varias advertencias, que no es faeil precisar, conocerá el que practique estos trabajos, y

- 1 9 -en el curso de ellos aprenderá á vencer las dificul­tades que se le presenten, porque á veces mas en­seña una hora de práctica que algunas páginas de esplicaciones.

CAPÍTULO II I .

DE LOS CAÑOS TAPADOS k CALOTA Ó TAPA MOVIBLE.

Hay otro método de tapar los caños de metal, lla­mado á ealota; este consiste en una tapa movible co­mo la de un canutero; cuyo método es muy bueno, porque puede alargarse el caño por medio de la ta­pa, y se afina sin necesidad de tocar la boca del ca­ño ni doblar sus orejitas.

Método de hacer las calotas y s u s medidas.

Para hacer estas tapas ó calotas, se toma una t ir i ­ta de chapa delgada y estrecha, que sirve solo pa­ra tomar la medida de la circunferencia de los caños; se ajusta bien al rededor del mayor, se desdobla y

- 2 0 -marca con ella sobre la chapa el largo de la tapa; de ancho se le dará á cada una lo que marque su diámetro respectivo; se recorta, se aplana y arregla bien al grueso necesario; se modela y coloca en el caño, cuya operación se repite en todos los demás del orden.

Con estas mismas piezas ya modeladas se marean las tapas redondas, se recortan y se prepara todo pa­ra soldarlas al ordinario, procurando que queden bien ajustadas al cuerpo del caño, porque si son estrechas,, no pueden entrar en ellas los caños, y si son anchas, entran flojos, no quedan bien tapados y no pueden sonaiv aunque en este último caso puede remediarse el defecto poniéndoles una tirita de papel enrollada en el cuerpo de aquel, de manera que doble un poco hacia el interior del caño, y con este papel se ajusta la tapa de modo que entro con una presión regular, para poderla fijar en el punto que convenga á la afinación del caño que sea-.

Este método de tapar los caños de metal, además de la ventaja que ofrece de afinarlos fácilmente, co­mo hemos observado, tiene la de poderlos desabollar y quitarles cualquier golpecito que reciban, no tener que andar doblando las orejitas para abrirlas ó cerrar­las, ni menos engrandecer las bocas de los caños aca­so mas de lo regular.

Utilidad de las calotas.

- 2 1 -

o4|v.

Apesar de lo que se dice en. el apuute 469. de que solo se hacen de metal los tapadillos, cortos, ó sean desde el Do que mide 560 milis, próximamente y es el primero de la 8.™, hay casos; que es necesario rebasar, esta medida y hacerlos mayo-, res por cualquier-motivo, que es escusado¿ahora precisar; pe-, ro aun así, los caños mayores tapados de metal que se hallan, en algunos ; órganos, son de la gravedad del flautado de trece, cuyo primer caño viene á te­ner de largo su cuerpo sonoro 107,0 milis, próximamente.

Fig. 114

A.

Medicas de l o s caños tapados á calota.

Los caños tapados á calota ó tapa movible se cor-, tan medio tono mas altos que el que deban tener, por­que dicha tapa les hace bajar el medio tono que les falta, y quedar* en su punto natural .

Véase en la F ig . 114, un caño diseñado, con su ta­pa ó calota, [puesta en A.,

CAPITULO IV.

CAÑERÍA SEMirAPADA Á CANUTILLO Ó CHIMENEA.

QÍ|t ,

A la familia ó especie de cañería tapada pertenece otra, que ni bien está tapada ni bien abierta, á la cual se le dá el nombre de tapadillo á canutillo ó chimenea; esta solo se suele poner en la mano derecha, como re­gistro de adorno,"al unísonus del flautado de trece ú octava alta del mismo. También se prefiere á cual­quier otro, como primera fila fundamental de la cor­neta, que es de muy buen efecto. Ul canutillo, que motiva el nombre de esta cañería, se suelda al centro de la tapa que cierra el caño por arriba, por cuyo ca­nutillo ó chimenea sale parte del sonido que forma aquel.

Dimens iones de l o s canutillos ó chimeneas .

Los canutillos, se hacen mas ó menos anchos y lar­gos, según el gusto del artífice; cuanto mas anchos son, han de tener, mas largo, y su sonido se parece mas al de la cañería abierta; Cuanto mas estrechos sean, deben hacerse mas cortos, y entonces imita mas su sonido í\ la cañería tapada.

- 2 3 -

Para fijar el ancho y largo de los canutillos ó chU m a p a s hay diversidad de pareceres entre los cons­tructores, pero nosotros seguiremos las reglas que la experiencia nos ha demostrado como buenas, y son, dar á la chimenea do ancho la cuarta parte del que tenga el caño respectivo, y de largo también la cuar­ta parte del largo á<¿\ mismo.

Tapar l o s caños de canutillo á calota.

Hemps dicho que los canutillos se sueldan á las tu­yas de los caños por la parte que ha de ir á su inte­rior, esto se hace metiendo un moldecito de made­ra en ellos, para que no los cierro alguna gota de soldadura; teniendo puestos los canutillos á las tapas, se sueldan estas á los caños, tapándolos, por su cabo superior como los de tapadillo, ó si ss quiere, tamr bien pueden taparse á calote ó tapa movible, soldan­do dichos canutillos en las tapas de estas, cuyo mé­todo es preferible al primero por la gran ventaja que ofrece de poder ajustar la afinación con mucha facilidad.

Dimens iones de io s caños á canutil lo.

Sin embargo de que damos en el diapasón num. 11 ap .708 el que conviene á esta clase de cañerías, pueden también cortarse en cualquier otro diapasón ancho ó estrecho de las cañerías tapadas, pero en es­te caso ha de hacerse de modo que los caños tengan mas de largo un tono entero del en que deban sonar, de modo que uu Do, por ejemplo, ha de tener el largo de un Si bemol, y un Re, el largo de un Do, y así sucesivamente, porque después el agujerito de la chimenea es el que hace subir el tono del caño, así es que uu caño cualquiera, que se le tape el aguje-rito del canutillo, baja un tono entero; por eso el canu­tillo sirve para hacerlos subir y bajar bastante el to­no á poco que este se abra ó se cierre; pero no debe abusarse de esta circunstancia, porque si se cortan mucho las chimeneas ó se cierran demasiado, se per­judica el buen timbre de esta cañería.

Excelencia de la cañería tapada á canutillo._

Esta clase de cañería también lleva orejitas, como la tapada, las cuales i i . luyen muchj en la fjrmacion del

- 2 5 -

sonido y cu su afinación; véase en l a f ig . 115 un caño á canu­tillo ó chimenea figurada en A, y sus orejitas en B. Esta cañería sujlou ponorla los extranjeros en toda la estension del tecla­do en la entonación djl flauta­do de troce ó en !a de la octa­va, pero está bien esperimeu-tado que en la mano izquier­da, para acompañamientos, es de poco efecto, y por lo mismo en los órganos españoles no figura mas que entre los ór­denes escogidos para hacerlos oír solos ó combinados en los cantos de la mano derecha.

Cuando el tapado á canutillo se pone en la mano derecha al unísonas del flautado de trece, se le dá el nombre de violón; puede tocarse solo ó combinado, con otros, por ejemplo, con la quincena y decinovena es de un bellísimo efecto, mas como, esto, pertenece al gusto del organista, cada uno, le usará y combinará según le parezca mejor; el timbre de esta cañería está reputa­do generalmente por uno de los mas suaves y hermo­sos del órgano.

LIBRO OCTAVO-Contiene la explicación de las flautas traveseras, flauta dulce, e n

punta, octaviante, de doble boca, semitapada. pífano 6 flautín, flaviol y algunas cañerías extrangeras.

CAPITULO I .

#B LAS FLAUTAS LLAMADAS TRAVESERAS, CITO OBJETO ES LA IMITACIÓN DE LA VERDADERA FLAUTA.

Las cañerías conocidas con el nombre de flautas traveseras han llamado siempre la atención de los consr truetores: muchos de estos, hombres de reconocida ha-t bilidad y amantes del estudio, han procurado inves­tigar los secretos del arte para poder dar á estas ca­ñerías el verdadero carácter de sonido que tiene el de una flauta, tocada á la boca por un hábil profesor; el ob­jeto es grande, y sino imposible, &\ menos lo crpemos muy difícil de poderlo conseguir; muchas flautas se hallan en buenas órganos, hechas por reputados arr tístas, que han conseguido una imitación muy regur lar, pero el hacerla perfecta nos parece casi inoprac.T tieable.

- 2 7 -

Sonidos que producá la verdadera flauta.

La verdadera flauta travesara, que queremos imi­tar cu el órgano, comunmente empieza su escala en el Re natural, que se escribe debajo del pentagrama en la llave de sol en segunda llura y sube su progre­sión cromática ordinariamente dos octavas y una quin­ta ó sea hasta el La natural, y obligándola con algu­na violencia llega á subir hasta el Re, que completa las tres octavas; los sonidosde su primera octava baja son los que dá el instrumento naturalmente, y como el anphode su cóncavo es bastante reducido, el sonido es de muy poco cuerpo; el de la segunda octava, que es desde el segundo Re hasta el tercero, ya se forma obligan­do un poco el instrumento, haciéndole octavear por la fuerza del viento, y de consiguiente el sonido es

• muy diferente, pues se percibe, mas agudo, mas fuer­te y hasta mas claro; desde el Re tercero hasta el La ya se forman los sonidos con posturas compuestas fue­ra del orden ascendente de los agujeros, violentando aun mas el viento para, poderlos obtener, y si quere­mos pasar, arriba de esto La y llegar, al último Re, se necesita aun mayor presión y una embocadura bastan­te firme para que, en vez de un sonido regular, no salga un silbido desentonado, ó cuando menos de un timbre chillón y desagradable.

Q.tc|i,. 491.

De todo esto se infiere que la flauta travesera que se quiere imitar, tiene diferentes clases de sonido, muy

- 2 8 -díflciles de formar y seguir en todas sus fases; no por eso deja de hallarse en muchos órganos el orden do flauta travesera con un sonido bastante parecido al do la flauta natural , pero, en nuestro concepto, no es. mas que- un remedo muy regular, y de buen efecto, que no es poco conseguir.

Muchas personas pretenden que el órgano ha do hacer una imitación, perfecta de todos, los instrumen­tos; esto lo hallamos tan difícil, como el querer imi­tar con el instrumental los magníficos y variados so­nidos que produce el órgano: cada instrumento en particular tiene sus sonidos propios y característicos,, y aunque algunos- profesoras, eminentes, á fuerza de estudio lleguen á imitar con su instrumento algunos puntos parecidos al sonido de otro, diferente, bien se deja comprender, que por eso jamás se llega á con­fundir la guitarra con la flauta, ni esta con el vio-lin etc.

Construcción d e la flauta travesera ordinaria.

L a cañería de la flauta travesera suele hacerse casi; siempre de madera; puede escojerse para su construc­ción el buen nogal ó castaño, y aun se encuentra en algunos órganos de pino ordinario bastante resinoso, pero no aconsejaremos se emplee en ella esta madera por. lo propausa que es á apolillarsc. Se hacen flautas de.

- 2 9 — varias form s que lian inventado los constructores pa­ra hallar la verdadera imitación; la mas sencilla es la formación del caño por los mismos principios que los de flautado de metal, pero, en vez de ser cilindrico, se hace el caño de forma cuadrada ó cuadrilonga, como so apuntará cuando se trate de la construcción de los caños de madera. La boca del caño se hace al ordinario, con una tapita interior que se pono cer­ca del un cabo del caño, la cual forma parte de la boca, cuyo labio superior se hace en la tapa alta del mismo, haciéndole un chaflán que viene adelgazando d iclia tapa hasta dejarla en un corte bastante delga­do, bien recto y cortado con finura, para que las fi­bras de la madera no formen rebaba: este corte ha de quedar separado de la tapita interior la medida que so marque para el alto de la boca, según la pro­porción que deba tener.

El labio inferior lo forma otra tapita que se pone, vota atravesada sobre el caño, cubriéndole la parte hueca que deja la tapita interior, á la cual no debe tocar, sino dejar un pequeñito espacio, como el grue­so de un pergamino, por el que sale el viento en forma de lámina que vá á herir el corte del labio superior, en el cual se divide y forma el sonido del mismo modo que en los caños de flautado, hechos de metal.

.Q/fy. §00.

Pies de l o s caños de la flauta ordinaria.

Con las tapitas interior y exterior y las tres que constituyen el caño, se forma una especie de cajoncito

- 3 0 -«emicuadrado, al cual se le dá el nombre de pié del caño; la parte que le queda abierta, que es el cabo inferior, se tapa con una tablíta que se fija, encolán­dola y clavándola según su magnitud. A esta tapi-ta se le hace un agujero proporcionado con una broca de berbiquí, en el que se fija un pitón taladrado de madera, por el cual recibe el viento que hace sonar el caño.

GÍrjb. §04.

Flautas d e d o s ó tres caños por punto .

Por los principios que dejamos indicados se for­man los caños de madera mas sencillos para muchos órdenes ó registros, y para el que venimos descri­biendo de la flauta travesera es de buen efecto ó imi­tación. Esta flauta se pone por lo regular en la ma­no derecha solamente, empezando en el Do sostenido, tecla núm. 26, y según la extensión del teclado, vie­ne á tener la misma ó poco meios que la flauta na­tural , á la cual debe imitar.

En algunos órganos se halla este orden puesto de un solo caño por punto, y está bien; mas, si el tem­plo es grande, suele ponerse á dos caños por punto, (por supuesto, siempre al unísonus del flautado de 13, que es su verdadera tessitura,) también se suele poner á tres caños, por punto, dos abiertos y uno tapado al unísonus de los abiertos, que no hace mas que darle un poquito mas de cuerpo.

- 3 1 -

Flautas de otra construcción.

Algunas flautas se hallan construidas con la embo­cadura á la inversa, esto es; el chaflán del labio supe­rior por dentro del caño, y el viento le viene al nivel exterior de la misma boca por medio de una tapita. re­bajada interiormente, que lo toma y conduce desde el pié del caño, cuya_estructura la daremos mas adelante.

Otras flautas se hallan de forma cónica, esto es; que la mitad del caño (la de la parte inferior ó de la em­bocadura) es cuadrada, y la otra mitad es de forma cónica; también tienen el sonido bastante graeioso.

Flautas de forma cónica.

Flautas de boca redonda.

También hay flautas de boca redonda, que efecti­vamente en vez de tener la boca cuadrilonga, como los

- 3 2 -demás caños, se les hace un agujero redondo, al cual se les conduce el viento con una tapita, como la de los que tienen el chaflán interior y quedan arriba apuntados; creen algunos, que construyen las flau­tas de este modo, que imitan mejor el verdadero sonido de la flauta, porque se forma en estos caños el sonido por el mismo método ó parecido al modo con que lo forman los labios del hombre; pero como la madera no tiene la flexibilidad de aquellos, ni cons­t i tuyen ellos solos el buen timbre de la flauta, cree­rnos que no se consigue de esta manera el fin deseado.

Por último, son muchos los medios y métodos em­pleados para conseguir la imitación de la flauta, y si bien, á nuestro juicio, no hay ninguno perfecto, al menos se aproximan algo al parecido, y cada uno de por si tienen un timbre tan hermoso, que á ninguno nos atreveríamos á dar la preferencia, y si por nues­tro gusto fuera, eu todos los órganos pondríamos un orden o registro de cada clase de flautas que hay in­ventadas, para gozar el placer de oir ya las unas ó ya las otras alternativamente.

Flauta octaviante.

La flauta octaviante, que hemos mencionado en el apunte 45-5, cuando se hace de madera es de un so­nido muy agradable, también se suele poner en la ma­no derecha y aun en la izquierda, pero no como imi-

- 3 3 -tncion de la flauta travesara, sino como una flauta de un timbre particular y recomendable. Mas adelante en el apunte 522, damos el m-jtodo de construirla, y se hace mención de sus particularidades y dimensiones.

CAPÍTULO II .

CONSTRUCCIÓN DE LA FLAUTA TRAVESERA ORDINARIA T DE LA FLAUTA DULCE.

Q/fy. o506.

La flauta travesera, de construcción común ú ordi­naria, so forma como las demás cañerías abiertas de madera, tomando sus dimensiones en su Diapasón pro­pio núm. 12 ap. 710, desdo el caño mayor, que cor­responde á la tecla núm. 26 ó ¡sea Do sostenido del cen­tro del teclado, se hacen de forma cuadrilonga; y des­de el Re, tecla n ú m . 39 hasta la conclusión de la es­cala, se hacen cuadrados completamente, cuya forma (si se quiere) puede darse á toda la estension, pues no hay inconveniente alguno.

Q4|K mi.

La flauta travesera puede ser sencilla, de un caño por punto, de dos ó de tres; todos afinados al uníso-nus del flautado de trece pero si os de tres filas, la primera y segunda serán abiertas y la tercera tapada.

- 3 4 -Si se la quiere hacer balancear, como la flauta del apunte 514 so afinarán dos órdenes de caños perfecta­mente iguales, y uno (sea el tapado ó uno do los abier­tos) un poquito mas alto etc.

Q/fy. 650¿.

Flauta dulce , para la.mano derecha.

Este orden se hace siempre de buena madera de las clases que dejamos dicho en el ap. 499; se pone á uno ó dos caños por punto en la mano derecha al unísonus del flautado de trece; los caños se hacen por el dia­pasón de la flauta ordinaria núm.- 12, apunte 710, dándoles la forma cuadrada, como los que quedau descritos en los apuntes anteriores, escepto el pié y boca del caño, que se disponen del modo siguiente.

Gi¡v. §09.

Corte del labio superior de la boca.

A la tapa superior, que es la que lleva la boca del caño se lo hace el chaflán por la cara interior, cuyo corte debe quedar bien delgado y fino, de manera que al exterior se presenta la tapa perfectamente lisa v sin el chaflán, á la inversa de las otras cañerías.

Q/fyv. §40.

B o c a s y pies de [esta cañería.

El pi ó se forma de modo que la tapita interior esté

- 3 5 -colocada próximamente á tanta distancia do la parte inferior de la boca, como tenga de largo la misma; y la otra tapa, que cierra el cabo inferior del caño, se pono de modo que quede algún hueco que permita el paso del viento; mas para que se proceda en esto con medida fija, se tomará el largo de la boca que es la cuarta parte del cóncavo del caño, y se le dará dos veces dicho largo, que se contará desde el corte del chañan ó labio superior hasta el cabo del caño, inclu­sa la úl t ima tapa que lleva el pitón.

Fig . 116. F ig . 117.

. Véase en las figuras núm. 116 y 117, demostrada la forma de estos caños, de frente y de costado, asi como también pueden verse las figuras 126, 127, 128

- 3 6 -y 129 que demuestran la flautado boca redonda, q f« v iene á ser igual á la que nos ocupa.

A, es la boca del caño, en la que respecto á su al­tura, se guardarán las mismas proporciones que en las cañerías abiertas ordinarias; B. os la tapita inte­rior; C, es la tapa del cabo inferior del caño, que. lleva el pitón D.

Tapa inferior y pitón de una pieza.

Si en virtud de ser los caños pequeños se quiere formar el interior del pió y el pitón, macizos de una sola pieza, se procederá, haciendo un agujero en el ma­cizo, que se profundizará hasta hallar el que tiene el pitón, por el cual recibe el viento que comunica a l a tapa exterior, la cual lo dirige en forma do lámina á la boca del caño donde proejuce el sonido, como se indica en la figura 117 que representa el caño part i ­do, visto por el costado.

Toda la parto que hay desde el cabo inferior del pié al canto del labio inferior dé la boca, ó sea desde C, á E , se cubre con una tablilla del ancho del caño y del mismo grueso de su tapa superior, á la cual-se 1c abro un agujero, que deje salir el viento del inte­rior del macizo, como se marca en F . figura 117.

- 3 7 -

O(o¡v. §48:

Tapa que forma la lámina de viento.

Esta txpita se encola en su sitio y se deja bien igual y plana con la tapa superior del caño, y sobre esta se pone otra doble tapa que es la que for­ma la abertura por donde sale el viento en forma de lámina, la cual será igual en grueso ancho y largo á la que cubre el pie, mas en su plano interior se le ha­rá un rebajito de todo el ancho de la boca, que se profundizará algo menos de la mitad de su grueso escepto de la parte que forma el canto de la lámina de-viento, que-solo se rebajará como un milímetro, poco mas ó menos, cuya medida disminuirá muy po­co en los canitos pequeños.

Este rebajito debe quedar muy bienhecho, e s toes , con igualdad y finura, por lo que es muy-convenien-to el hacerlo con una lima fina. Las sobretapas de esta iiauta, que se compone de caños medianos y pe­queños, pueden ponerse de modo que la veta de la madera vaya á lo largo del caño, cerno la de las ta­blillas que lo forman; pero si se hacen cañerías ma­yores de esta construcción para la mano izquierda, deben llevar las sobretapas con la veta a t ravesada, formando cruz con el largo del cañe, para que no pue­dan abarquillarse, como sucedería regularmente po­niéndoselas como á los cañes pequeños. La fíg 118, demuestra dicha sobre tapa, vista por la parta in­terior.

- 3 8 -

Proporción de las bocas .

. Aunque se dice arriba que la proporción do las bocas es la misma que en las cañerías ordinarias, que es la cuarta parte de su largo, siempre es con­veniente el abrirlas un poquito bajas, especialmente en las cañerías agudas, porque á poquito mas de lo re­gular que. las tengan abiertas, dificultan mucho la formación del sonido, como sucede ordinariamen­te en toda clase de cañerías.

Cuando esta flauta se pone á dos caños por punto, lo regular que se acostumbra es. atinar bien iguales ambos caños, para que cada dos parezcan uno solo; pero se tiene esperimentado que es de muy buen efec­to el igualar exactamente la una illa de caños con el flautado principal, y la otra subirla un poquito mas, en cuanto se conozca algún balancoamiento ú ondulación perceptible, que la haga imitar el tem­blor, que hoy está tan en uso, y del cual ya se llega á abusar.

Esta especie de flauta es la .misma que la llamada de boca redonda,, mencionada en el apunte 504, pues-t o que solo se diferencian eu el agujero de la boca, que en aquella es redondo y en esta cuadrilongo, co­

mo en las demás cañerías; la construcción y sonido son enteramente iguales, por lo mismo, para com­prender bien su estructura, pueden examinarse las

- 3 9 — figuras de ambas flautas señaladas cou los números 116, 117, y 118 y las 126 al 129.

También suelen hacerse en punta, estrechando los costados del caño desde la mitad de su largo, y de­jándolos en el cabo superior de la mitad do su ancho, véase el modo de construirla en el apunte siguiente.

FLAUTA EN PUNTA, HECHA DE MADERA PARA LA MANO DERECHA.

Aunque la flauta en punta puede construirse de metal, como se dice en el tomo 1." apunte 446, lo mas común y regular es hacerla como las otras flautas, de bueua madera, puesto que así se halla en muchos ór­ganos; tiene un sonido muy hermoso, y aunque puede ponerse á dos caños por punto, como lu flauta dulce descrita en los apuntes anteriores, ño suele ponerse mas que de una fila de caños, para poderla oir sola sin otro sonido que altere su buen timbre, puesto que si se pone á dos caños por punto, por mas que sean completamente iguales y estén bien aunados, siempre varía el sonido, aunque no sea mas que por el aumen­to de fuerza; cuando se quiere apreciar el timbre de un órdeti ó registro, es necesario hacerle oir puramen­te solo, sin mezcla alguna de otra clase de sonido.

CAPITULO H I .

fig. 119. fig. 120 .

ok\v. 6VÍ7.

Forma de es ta tañería .

Esta flauta se hace por el diapasón de la travesera núm. 12 apunte 710; se da á los caños la forma cuadrada, y desde la mitad

A. de su largo se estrechan de ambos lados (ó si se quiere de uno solo) las ta­blillas que forman los costados de los caños, r e ­duciéndolas de su cabo superior á la mitad de su ancho respectivo, con lo cual resulta que la mitad del caño es cuadrada, y la otra mitad es punteaguda; véase un caño de costado en la % . 119.

- 4 1 -

La misma cañería de diferente forma.

A la simple vista de la figura anterior se compren­derá que las tablillas superior ó inferior tienen que dividirse en dos partes cada una por el ángulo que forman las de los costados en el punto A, que os don­de empiezan á estrechar, á no ser que se quieran es­trechar los costados de un lado solo, que entonces so­lo se tendría que partir la una tapa, tomando el ca­ño la forma que indica la fig. 120 que en nada varia el sonido, y evita algún trabajo.

En el centro del caño, donde se juntan las piezas de las tapas tronchadas, además de avenirlas y enco­larlas perfectamente, debe cubrirse la jun ta con una tirita de piel delgada ó cuando menos de tela bien en­colada, para reforzar aquella parte, y que no pueda escapar por la junta nada de viento, porque de lo con­trario no sonaría el caño,

Para que esta flauta tenga el timbre propio, que tan­to la distingue por su hermosura, hay que disponer el pió de los caños do modo que la tapi ta interior, "que

Q % §49.

Pies de es ta cañería.

­ 4 2 ­

forma la lámina del viento, sea tan alta como los cos­

tados del caño; y que la tapita exterior, que cubre la caja del pié, deje ver descubierta la tapa interiorado uno á tres milímetros según sea el caño mayor ó menor.

Proporción de l a s bocas en esta flauta.

Las bocas también guardan diferente proporción res¡№cto á su alto que las de los demás caños o r d i ­

narios, puesto que han de tener, desde el canto de la tapa exterior del pió hasta el corte del labio superior de la boca, casi tanto de alto como de ancho, y aun se construyen algunas cañerías de esta clase,, en las que se ven las bocas mas altas qua anchas, de un mo­

do exagerado.

Flauta octaviante d e madera,

La flauta octaviants de que hemos hablado en el ap, 455 y 595 es propia do la mano derecha; se pone al uuísonus del flautado de trece, pero sus caños son un doble mas largos que IJS de aquel; se hace de metal ó de madera, tomando las dimensiones de su prapio diapasón núm. Gap. 698. Haciéndola de madera, (qua es lo mas propio,) los diez y siete primeros caños, dcsr de la tecla Do sostenido 26 hasta el F a 42, serán cua­

drilongos, y los demás hasta la conclusión del teclas do cuadrados. Las bocas de esta cañería han de ser bastante bajitas, para que octaveen con facilidad,

—43— pero no tanto que, a lemas de sonar octava alta del sonido propio que debían dar por la longitud de sus caños, se requinten, esto es; que además de la-octava suban una quiuta mas de lo regular.

oíojt, m.

Pié» y bocas da esta cañería.

El pié y embocadura de estos caños so hace como d de la flauta ordinaria, y estando las bocas regularmen­te bajas y bien condicionadas, forma el caño bien el sonido y necesita poco viento. Para arreglar las bo­cas como corresponde, se pondrán las tapitas interio­res, un • poquito gruesas y cerquita del labio superior, y si por esto queda la boca demasiado baja, so le quita á la tapa un poquito de madera con un for­món bien afilado y una lima fina.

Agujer i tos para hacer octavear esta cañería.

Para que los caños suenen precisamente una octava alta del sonido natural , que por su doble longitud de­bían producir, además de los medios indicados se les hacen dos agujeritos pequeños, uno en cada tapa su­perior ó inferior, un poquito mas abajo de la mitad del cuerpo del caño, contándose su largo desde la ta-pita interior, que forma la lámina del viento, hasta el cabo superior del caño que oa el verdadero cuer­po sonoro.

- 4 4 -Los agujeritos deben hacerse con taladro, y par-a

que queden bien limpios de rebabas se foguearán con alambritos proporcionados, que se enrrojecen calen­tándolos en la fragua. Estos agujeritos han de guar­dar proporción con la maguitud del caño, esto es, aproximada; porque como son tan pequeñitos, quo el caño mayor apenas los tiene de dos milímetros de diámetro, los caños últimos serán selo de un milí­metro y los de los caños intermedios se hacen, dis­minuyéndolos según el buen tino del constructor.

La misma flauta octaviante, que dejamos descrita, es susceptible de hacer oir é la vez su sonido natu­ral y ol de su octava alta, como se dijo en el apun­te 458, á cuyo fin, cu vez de hacerle los dos agu­jeritos mencionados en el apunte anterior, se le hace uno solo á cada caño, con lo que se consigue que emita su sonido del modo particular que hemos in­dicado, y por el cual se le d á c l nombre de ¡lauta misteriosa, su forma, diapasón y construcción es igual á la flauta octaviante que dejamos apuntada, por lo que solo advertiremos que hecha esta cañería de ma­dera es mas propia quo cuando se hace de metal, especialmente si ha do pertenecer á la sección ó familia de las flautas.

Flauta misteriosa.

- 4 5 -

CAPITÜLO IV.

DE I.AS FLAUTAS T)E DOBLE BCCA, FLAUTA SEMITAPADA,

VÍ FANO Ó FLAUTÍN, T EL QUIíNTATÓN.

La flauta cíe doble boca ó de dos bocas se hace siempre de madera; pertenece á las cañerías tapadas; tiene "un sonido particular muy agradable, que ni bien os de las cañerías tapadas ni de las abiertas, aDtes bien parece que participa de ambos sonidos á la vez, y produce un timbre, ni tan oscuro como el de ¡as primeras ni tan claro como el de las segundas, pero muy hermoso que puede competir con los mas apreciados del órgano.

o f y . mi. Dimens iones de la flauta de doble boca.

Este orden puede hacerse para toda la estension del teclado, sonando al unísonus del trece; sus proporcio­nes son las del tapadillo regular del Diapasón nüm. 8, apunte 702, pero al largo se le ha de dar á cada

- 4 6 -caño un aumento de punto y medio mas que á los ta­pados ordinarios; por ejemplo, al Do natural se le da­rá el largo del La, al Do sostenido el largo del La sos­tenido, al Re el del Si y así sucesivamente, porque está esperimcutado que á cualquier caño que se le ha­ga otra boca además de la que tiene, sube un tono ó algo mas su sonido. Los pies y las bocas de es-to.3 caños son iguales á los de las cañerías ordina­rias y nada tienen de particular, sin embargo, se in­dican en l a f ig . 121.

F i g . 121.

Flauta Bífara.

E l nombro do flauta bífara se lo dan los franceses á la cañería abierta de doble boca, la suelen poner

- 4 7 á todo ol teclado en la entonación del trece, ó en la del seis y m e l i o , que es su. octava alta. Siendo una cañería' de poca estimación, creemos inútil el ocupar- , nos de ella. Véase sin embargo la pequeña descrip­ción, que hacen de ella los franceses en el ap. 548.

Flauta semitapada á canutillo ó chimenea.

Así como se construyen cañerías de metal á canu­tillo ó chimenea, cuya'descripción hemos hecho en el ap inte 488, también se hace una flauta de madera pa­ra la mano derecha, que bien pudiera ponerse en toda la ostensión del teclado al unísonus del trece. Esta se construye por el diapasón núm. 11 apunte 708, y se le pone un tapón, cuyo mango se agujerea en to­do su largo, atravesando también aquel, y dándole á los agujeros las proporciones regulares para que sir­van de chimeneas, las cuales tendrán las mismas d i ­mensiones que las que hemos dado para las de los ea-ños de metal, en el apunte 490;. esta flauta también es de muy buen timbre; véase l a forma del tapón y chimenea en la fig. 122 .

F ig . 122 .

(Af* §10.

Pífano ó flautín.

Para imitar el pífano ó flautín de las músicas mili­tares, puede ponerse en la mano derecha de las cañe­rías de flauta octaviante en quincena, ó de tapadillo en octava, que de ambos modos sa consigue una buena imitación; véanse ambos en los apuntes 457 y 468, sin embargo de que se le suele dar ¡i ambos el nombre de pifano ó flautín; su timbre los diferencia mucho y ca­da uno de por si es digno de figurar en las mejores obras. Sus diapasones respectivos, se hallan en los apuntes 698 núm. 6 el de la quincena octaviante; y en el apunte 702, núm. 8 y el 704 núm, 9, el de ta­padillo.

Flaviol ó Flagiolet .

E l flaviol 6 flagiolet' es un orden de poca ostensión^ que pertenece á las cañerías de boca; se imita perfec­tamente al verdadero instrumento que le dá el nom­bre, porque se hace- de la misma madera y forma que este. A. causa de tener sus caños largos poco sonido, se hace solo para la mano derecha, sonando octava alta del flautado de trece, se construye de boj bien curado; la forma t s la de un flagiolet ordinario que

- 4 9 -

indicamos en la fig. 123 con solo ¡a diferencia de que la em­bocadura se haga de forma ci­lindrica, para meterla en el agu­jero de la tapa ó tabloncillo en que deba colocarse; el único mérito que tiene es la imitación del instrumento, cuyo nombre lleva; generalmente los cons­tructores le tienen en poca esti­ma; las proporciones de su lar­go y ancho las damos cu el dia­pasón'núm. 13 ap. 712.

Cuiutatón.

E l quintatón es un orden ta­pado, de m u y poco uso en los órganos ordinarios españoles, porque apenas se ha tenido no­ticia de él, y aun creemos que se ha de generalizar poco entre nosotros, porque es una ca­ñería de mero lujo que, si bien tiene un timbre particular, es sumamente delicada, y que so­lo puede percibirse tocándolo completamente solo; ademases

— 50— tan difícil hacerla formar bien el sonido como su conser­vación, porque en cuanto le cae un poquito de polvo en la boca, enmudece con suma facilidad. Véase, sin embargó, la forma y descripción que de este orden ha­cen log extrangeros, en el apunte 541.

CAPITULO V.

DE ALGUNAS CAÑERÍAS EXTRANGBRAS DE NOMBRES INUSITADOS

EN ESPAÑA.

Antes de pasar á dar el método de construir las ca­ñerías de madera, hemos creído conveniente ocupar­nos de algunos órdenes que en el extrangero se usan bastante, cuyos nombres son poco conocidos en Es ­paña, aunque tienen relación y analogía con las ca­ñerías que aqni se construyen do muy ant iguo.

Los órdencs'de que nos vamos á ocupar están muy en uso en Alemania, Italia, Francia ó Inglaterra . En­tre nosotros son poco conocidos por sus nombres, aun­que figuran en algunos buenos órganos; especialmente en los que se han destruido de los extinguidos con­ventos so hallaban cañerías de rara construcción, muy dignas de estudiarse, que podian competir con las me­jores extrangeras, y aunque designadas con diferentes

- 5 1 -nombrcs, son del mismo efecto quo aquellas. Apun­taremos aquí la descripción que de algunas hace un autor' francés en su obra, que trata de la construcción de órganos, para que los que no tengan conocimiento de ellas, puedan apreciar en su justo valor unos ór­denes, que por su nombre significan mucho, y que en realidad nada tienen de nuevo ni maravilloso; he aquí fielmente traducida la espiieacion de su nomenclatu­ra, dimensiones y clase de sonido.

Noticia de algunas cañerías extrangeras , traducida del francés.

Dice el autor extrangero; « Los principales registros, que se hacen de dimensión estrecha, son: la Viola de Gamba ó Gamba, el Violonchelo, el Salícional, la F u ­gara, la Flauta suiza, la Voz celeste, la Harmónica, y el Quintatón.

Viola de gamba.

Viola de gamba es un orden que ordinariamente se hace del largo del flautado de trece ó sea ocho pies, y también de la octava ó sea cuatro pies; es de for­ma cilindrica, y se hace de estaño; sus proporciones y medidas se darán en su diapasón propio. Está ca­ñería forma su sonido lentamente y con dificultad,

- 5 2 - -por lo que algunas veces se le ponen orejas laterales y t r a s ­versales; véase representada en la fig. 124 .

Proporc ión ¡de las''bocas y sonido de la Gamba.

Los alemanes caracterizan el sonido que debo dar la gamba por la palabra Slreicheiulen, que significa el frote del arco so­bre una cuerda de contrabajo; de todos los órdenes de dimen­sión estrecha es el que debe tener el sonido mas mordente, ó parecido al de los instrumen­tos de arco, y así se le dá la mayor cantidad de viento po­sible, y por consiguiente debe tener la boca su alto en pro­porción de %, esto es, una ter­cera parte de su largo: se en­cuentra esta cañería de forma cónica, pero es rara vez.

ok.v. §s7.

Violonchelo .

El violonchelo ó violón bajo es el mismo orden que la viola de gamba, pero está destinado á los pe­dales; se construye ordinariamente de pino, aunque no tiene tanto mordente como cuando está hecho de estaño; también se suele encontrar un poco mas an­cho en la parte alta de los caños y con orejas latera­les, para facilitar la formación del sonido. E n algu­nos órganos el que tiene el largo del ocho pies se lla­ma violonchelo, para distinguirlo del" dieziseis pies; también se encuentra con el nombro de viola de gam­ba baja, que so confunde con el violón, mas estos dos órdenes diñeren en que el violón tiene el diapasón mas ancho que la viola de gamba baja, y hace sonar la octava antes del tono fundamental, en tauto que en el otro orden se oye desde luego el sonido funda­mental y enseguida la octava.

0k{v. o53¿.

Salicional.

E l Salicional, Salcional ó Salicet, derivado de la pa­labra latina Salix, (sauce) de donde se ha sacado Sa~ ticis Fístula, rlauta de sauce, con la cual (dicen) t ie-

5 4 -jie alguna analogía, es un registro de los mas agrada­bles del órgano, debe tener un sonido de gamba dul­ce y calmoso, este orden se hace en octava del ocho y dicziseis pies ó sea del trece y veintiséis; cuan­do se pone en los pedales se hace siempre de 26, y se le dá el nombre de salicional bajo.

Forma y proporc iones del salicional.

Algunos constructores lo hacen de dimensión muy estrecha y le dan forma cilindrica, otros al contrar rio le hacen de dimensión mas ancha que la gamba y lo tienen como intermediario, entre este orden y el principal estrecho; mas es mejor darle el grosor de la gamba en la parte de la boca, y la mitad de esr te diámetro á su parte superior,

E n efecto, si se considera que- los caños q u e ' t ie­nen la forma cónica ó de una pirámide, tienen el so­nido mas dulce que los registros abiertos del mismo diapasón y que ellos tienen un sonido medio entre los abiertos y tapados, se verá que la gamba, el sa­licional y el quintatón, que ssan de un mismo dia­pasón, forman una familia, como el principal estre­cho, el gemskom, ó pomo de chamois, y el stillgedact forman otra, como también el principal ancho;, la flauta on punta y el bordón.

- 5 5 -Cuando el salicional es construido por un hábi l ar­

tista, es un orden que tiene un timbre indefinible.

Ovuintatón.

El quintatón ó quintadéne es un orden tapado, del mismo diapasón de la gamba, pero la mitad mas eor-to; tiene orejas laterales y trasversales, como la fi­gura 124 de la gamba; se encuentra de 26, de 13, en octava y en quincena; en los pedales se suele poner de 26, al cual llaman los Alemanes quintatón bajo ó gran quintatón y quintatón subbajo; este or­den debe tener bastante mordente y hacer -sentir la quinta de su tono, así como algunos tapados, por re­cibir demasiado viento, hacen sonar la quinta antes de su tono fundamental, este hace sonar su quinta y su docena de uua manera continua.

Forma del p i é y embocadura del quintatón.

Este orden hecho de madera hace muy bien, pero es según se La dá la hechura ó forma de la boca; la

- 5 6 -fig. 125 hace ver como se debe disponer el labio in­ferior para dirigir bien el viento.

Fag. 125. C.

A, es el macizo del pió, cortado en chaflán en C, en todo su ancho; y el labio B, que su ángulo 'superior es á esquina viva, llega á la mitad de la altura del chaflán, sobre el cuaL se adelanta un poquito, diri­giéndose hacia el interior del caño.

Fugara.

La fugara tiene la voz clara y mordente, pero mas dulce que la gamba; generalmente es de la gravedad del trece, y pocas veces de la octava; se construye de madera ó de estaño, y se hace en forma prismática ó cilindrica.

o4 - 5 7 —

Flauta Suiza.

La flauta suiza, que tiene una T O Z fina y mordcnte, que so parece a la del chuhimeau ó al oboe, se hace de estaño; ordinariamente se le dá el largo del trece ó de la octava, sin embargo también se encuentra del de la quincena y de la veintidosena.

La armónica es de un diapasón aun mas estrecho que la flauta suiza; es el registro mas dulce del ór­gano, por lo que'se emplea ce el teclado de los ecos; se encuentra de madera de roble y de ¿rabie en la catedral de Lund en Suecia, y también hay otra de madera, de la gravedad del trece, en el órgano de San Pedro en Petersburgo.

La voz celeste consiste en uno ó dos órdenes de ca­ños de dimensión estrecha, de una armonía dulce y suave, articulando con facilidad por la poca canti­dad de viento que se le dá, muy parecido al de la flau­ta suiza y al Salicional; se los afina de modo que pro­duzcan una ligera ondulación ó balauceamiento, c o -

Flauta armónica.

Voz ce l e s t e .

- 8 8 -mo el del registro llamado unda maris, (onda ú ola del mar); cuaudo no tiens ma.3 que un orden ó fi­la de caños, se afina de modo que esté un poco mas alto que el flautado de trece, para que produzca eso balanceamiento con los registros que se convino.

Q4JK §47.

Flauta de doble boca .

La flauta doble (doppel flot) es u n r ó r d e n ó registro tapado que se hace de madera, cuyos caños tienen dos bocas y labios opuestos; el sonido es mas claro que el tapado ordinario, y es muy agradable;- se halla en la entonación del trece y de la octava; véase su for­ma en la figura n ú m . 121.

okv. §U.

Flauta biffara

La biffara difiere de la precedente en que es abier­ta; se la dá el diapasón del flautado de trece; se hace de esta misma gravedad ó de la octava; á la una de las bocas se le dá un poquito mas de al tura para que produzca el balance parecido -al de unda maris.

- 5 9 -

Flauta armònica octaviante.

La flauta armónica es el orden que imita mejor la flauta travesera; se hace de metal, se le hace octa­vear en los altos, y para facilitar la división de la columna de viento, se abre en cada lado de los ca ­llos un pequeño agujcrito de un milímetro de diá­metro; como se le destiua solamente á recitar, se le hace empezar en la segunda octava, y suena al uuí-sonus del trece.

OÍ)!// %§0,

La flauta octaviante es absolutamente lo mismo que la flauta armònica, solamente que se pone al uní-sonus de la oGtava.

Flauta de boca redonda.

Este orden se hace de madera; los caños son de for­ma prismática y de diapason estrecho; la. mejor pro­porción es darle un largo igual á dieziseis veces el costado del cuadro para un caño que sonará en La, a l tono de orquesta; mas en lugar de darle la forma de uu cuadro, se le dará la de un rectángulo ó poco

- 6 0 -mas, en la proporción do cinco á siete, y se le hace la embocadura en el costado estrecho; para un cañe que sueno Do sostenido, la sección s.-rá iuteriormont) de 18 milis. (9 lins. francesas) sobre 13,5.I»is figuras 1 2 6 127, 128 y 129 darán una idea de estos caños.

fig. 126. fig. 127. fig. 128 .

E l objeto de esta embocadura es imitar la quo'forman los labios del hombreen la embocadura de la flauta.

E l agujero redondo de ' la embocadura debo estar abierto y avellanado interiormente con mucha lim­pieza, con cuyo motivo puede ponerse esta parte de madera dura, y lo demás de pino; este registro es fácil el hacerle octavear, dándole mas cautidad de viento. »

- 6 1 —

Hasta aquí es traducción de la Evcyclopcdie Roret, cuyo autor describe otros muchos órdenes de caños, de los que no nos ocuparemos, porque nada ofrecen de particular.

Respecto á las dimensiones que dá este autor pa­ra las cañerías apuntadas, son; para la viola de¡ g a m . ba, las que damos aproximadamente en el apunte 714 núm. 14, de cuyo diapasón también se saca el quintatón la fugara y la flauta suiza. La armónica aun se hace algo mas estrecha que la gamba; por lo que se le dará á su primer Do de 13 el ancho del Mi, y en esa proporción so irán cortando los demás caños» esto es respecto al ancho, que al largo no se les de­be cjuitar nada. La voz celeste ge tomará del dia­pasón núm. 5, apunte 696. La flauta do doble boca puede sacarse de cualquiera de los diapasones de nues­tras cañerías tapadas, señalados con los números 7, 8, 9 y 10, según se quiera de mas ancha ó estrecha dimensión. La flauta armónica y octaviante pueden hacerse por el diapasón núm. 6, apunte 698, y final­mente la flauta de boca redonda puede formarse por el diapasón de nuestra flauta travesera, núm. 12, apun­te 710.

- 6 2 -

Tabla de los órdenes de cañerías que se han descrito en los capítidos anteriores, que pertenecen lodos á la ¿ran familia llamada cañerías de boca, los cuales pueden concurrir á la formación del órgano; unos co­mo base fundamental del instrumento, y de consi­guiente indispensables, y otros como registros de ador­no que son de lujo y de puro gusto.

Ordenes simples.

C. 2 Do Flautado de 52 palmos; es el mayor y !• mas grave.

C. 0. Do Flautado de 26 palmos, octava alta del 52. C. 1. Do Flautado de 13 raímos; es el principal,

octava alta del 26. C. 2. Do Octava de 6opal inos , octava alta del 13. C. 3. Do Quincena do 3% palmos, octava alta

del 6%. C. 4 . Do Veintidosena, octava alta de la quincena. C. 5. Do Veintinovena, octava alta de la 22 a . C. 6. Do Treintaiseisena, octava alta de la 2 9 /

Ordenes de composición.

•H 1. Sol Quinta alta del flautado de 13. 1. Mi Decena, Decima alta del flautado de 13.

X 2. Sol Docena, octava alta de la quinta. T 2 . Mi Decisctona, octava alta d é l a Decana. X 3 . Sol Decinovcna, octava alta de la docena. J< 4. Sol Veintiseisena, octava alta de la dezinovena.

5 . Sol Treintaitresena, octava alta de la 2 6 /

- 6 3 -

Ordenes Compues tos .

Compuestas de dos ó tres caños por punto. Lleno, do tres, cuatro ó mas caños por punto. Zimbalas, do dos, tres ó cuatro caños por punto. Sobre zimbalas, de dos ó tres caños por punto. Nasardos, de tres caños por punto. Ciaron, de dos ó tres caños por punto. Corneta, de tres, cuatro, ciuco ó mas caños por punto.

Cañerías tapadas, l lamadas v i o l o n e s .

Tapado violón ó gran contrabajo, de la gravedad del 52 abierto.

Tapado violón contrabajo, de la gravedad del 26 abierto.

Tapado violón bajo, de la gravedad del 13 abierto. Tapadillo de la octava del Í3 , que en la mano derecha

toma el nombre de pífano, ú octavilla tapada. Violón de chimenea ó canutillo.

Cañería de forma cónica.

Flauta cónica. Flautín ó pífano de forma cónica.

Cañerías de estrecha dimensión.

Flauta ¡Alemana ó voz celeste. Flauta octaviante y pífano octaviante. Flauta Misteriosa. Flagiolet.

Flautas t raveseras .

Las hay de diferentes construcciones. Flauta rúst ica. Flauta aguda.

- 6 4 -

Cañerías de nombres e x t r a n j e r o s .

Viola de Gamba. Violonchelo ó violón bajo. Salicioual. Quinta ton. Fugara. Flauta suiza. Armónica. Voz celeste. Flauta doble. Biffara. • ' F lau ta octaviante. F lauta de boca redonda.

E n la precedente tabla se hallan cuarenta y ocho ó cincuenta órdenes de cañerías de boca; todas diferen­tes, aunque algunas se parecen mucho á las que he­mos descrito en los capítulos anteriores especialmen­te las últimas llamadas cañerías extrangeras, las po­nemos con los nombres que les dan en Francia or­dinariamente, y también damos la descripción que de ellas hace la Enciclopedia Roret, para que se conozcan sus propiedades y se haga de ellas el uso que se tenga por conveniente, á cuyo fin hemos pues­to en el apunte 552 las dimensiones que las convie­nen refiriéndonos á nuestros diapasones que damos mas adelante en el libro undécimo.

LIBRO NOVENO. Trata de las cañerías de madera, abiertas y tapadas, de forma

cuadrada, cuadrilonga y cilindrica, que imita las de metal., con todo lo concerniente á las maderas do que se hacen los caños y modo de construirlos.

DE LAS CAÑERÍAS QUE DEBEN HACERSE DE MADERA I MODO DE

CONSTRUIRLAS.

Las cañerías de madera son tan necesarias y de tanto uso en los órganos, como las de metal: de ma­dera se hacen cañerías de todas clases y dimensiones, pero para lo que son sumamente precisas y casi im­prescindibles es para los grandes órdenes graves de 52 y 26, que por su magnitud rara vez se hallan he­chos de metal, especialmente en sus primeras octavas bajas. También son sumamente necesarias para for­mar cierta clase de órdenes, cuyo timbre exige el sonido propio de esta materia, la cual nunca puede

CAPÍTULO I.

- G ( 5 -alcanzar la claridad del sonido del metal; mas sin embargo, la naturaleza dá á los caños de madera un timbre propio muy distinto al de aquellas, que las hace muy estimables y en muchos casos formar com­petencia.

Las cañerías que se suelen hacer do madera, son las mayores de los pedales, sean abiertas ó tapadas, y también las de los flautados de 52 y 20, los Violones tapados de la misma entonación y de la del 13. Cuan­do son cañerías, que no han de aparecer en las facha­das, suelen ser do madera en toda la extensión, aun­que no es preciso ni lo regular. También [se hacen de madera todos los órdenes que deben imitar la flauta" travesera.

Q'íojb. §16.

Maderas propias para hacer e s tas cañerías.

La madera que se emplea ordinariamente para ha­cer los caños grandes do ios órganos, es el pino de buena calidad, siendo preferible al español el de Ho­landa por las dimensiones de los tablones y porque no le ataca tan pronto la polilla; el castaño también es muy buena madera por su fortaleza y duraciou, pero la mejor, en todos conceptos, os el nogal rojo, por su fortaleza, la finura de sus fibras, ser menos poroso y de mejores cualidades sonoras que el pino y el castaño; de todas estas clases de madera, como tam­bién de roble manso y de cedro, se hallan muy bue­nas cañerías, especialmente en los órdenes pequeños do la mano derecha.

—62—

o4jv. .§§1. Formar lo s caños de madera.

Para construir un orden de caños ó registro de madera, escojida que se tenga ésta, (que deberá ser de buena calidad y sobre todo muy curada) se tendrá presente el diapasón 6 escala que contenga las di­mensiones de largo, ancho y grueso de las maderas para el orden que se quiera construir, cuyas me­didas son iguales á las que se dan para los caños de metal, puesto que el ser la forma del caño cilindri­ca, cuadrada ó cuadrilonga, para esto es indiferente.

Arreg lo de las tablas para formar lo s caños .

Para cada caño se arreglarán cuatro tablas, tres de ellas del largo que marque el diapasón con un poco mas, para poder recortar el caño después de hecho, este poco mas que se dé al largo en los caños menudos puede ser uno ó dos centímetrps, mas en ca­ños magnos, como son los graves del 52 y 26, deben ser lo menos de treinta a cuarenta centímetros, ape-sar que en las escalas ó diapasones ya se ha tenido esto en cuenta y todos los caños tienen algo de más del largo que necesitan: estas tres tablas son para formar el fondo y costados del caño, la cuarta quo es la de encima, quo forma el frente y lleva el labio

- 6 8 — superior de la boca, debe ser en lo posible de mejor ma­dera que en las otras, y se dejará mas corta quti aquellas tanto como tenga de ancho el hueco inte­rior del caño ó lo que marque por medida tija el diapason que dá las dimensiones.

Grueso de las tablas para lo s caños de madera.

El grueso de las tablas será para la primera oc­tava del flautado de 52, de 28 á 22 milis; para la primera del 26, que es la segunda del 52, de 22 á, 14 milis; para la primera octava del do 13, que es la tercera del primero, tendrán de 14 á 8 milis; y la primera octava del 6% 6 sea octava del trece, tendrán de grueso de 8 á 6\1

3' milis, y después vá disminuyendo el grueso de las maderas hasta los ca

. ños mas prqueñitos, que solo tienen de dos á tres milis, cuyos gruesos se marcan justos para cada uno en los respectivos diapasones.

Forma cuadrada ó cuadrilonga de l o s caños .

Respec to á la forma cuadrada mas ó menos perfec­t a que debe darse á los caños, diremos que algunos artii. 'crs los construyen perfectamente cuadrados de sus centro ángulos, otros prefieren la forma cuadri­

longa, dando á los caños mas anchura en las tapas de-

- 0 9 -lo¡* cuitados qua en las de encima y debajo; ambas formas son buenas, y para ciertos casos cada una de por sí es preferible á la otra, por ejemplo; para las cañerías abiertas os mejor quo sean perfectamente cuadradas, por la proporción del largo de las bocas que es la cuarta parte del ancho <! I caño, la cual no debe reducirse, para que salga por ella el vianto en bastante cantidad y pueda fácilmente poner en mo­vimiento la gran columna de aire, que contieno el cuerpo del caño en las primeras octavas del 52 y 26; además que desde el Do 61 de la grande escala, que es el primero de la 22," ya son impracticables de forma cuadrilonga, por la desproporción que toman las bocas; y siendo de cuadro perfecto, pueden cons­truirse cañitos pequeños hasta llegar al Do 85, pe­ro mas poqueñitos que este ya no se pueden hacer por ser sumamente menudos.

Q4JV. §61 Caños de madera de forma cuadrilonga.

Para las cañerías tapadas, llamadas Violones, es preferible la forma cuadrilonga á la cuadrada, por­que so aproxima mas la medida de la boca al largo que debe tener, que es, de nueve partes en que so divide el ancho del caño, darle dos al largo do la boca; y como de esta especie do cañería solo se ha­cen órdenes tapados, pocas veces acontece el tener c^ue llegar á los cañitos mas pequeños para comple­tar un orden ó registro, porque cuando se hace un tapadillo en octava para la mano derecha, quo es el mas pequeño de esta especie, casi siempre se hace de metal.

OfotV. §62.

También suelen acomodarse mejor los caños cua­drilongos, porque tienen menos ancho que los cua­drados, y si van colocados en una fila, esta resul­ta mas reducida, y ocupan menos local; si bien res­pecto al grueso ocupan mas, porque lo que se les qui­ta al ancho, se les aumenta al fondo. Por lo mismo, aparte de lo que pueda influir en el sonido del caño su forma cuadrada ó cuadrilonga, queda á la discre­ción del constructor el escojer la que mejor pueda con­venir á sus miras y plan de la obra; nosotros creemos que debemos seguir lo apuntado, que es hacer las cañerías abiertas á cuadro perfecto, y las tapadas cua­drilongas, exceptuando aquellas que precisamente han de ser de la una ó la otra forma.

Medidas de las tablas para que sa lgan l o s c a ñ o s cuadrados.

Para que salgan los caños perfectamente cuadra­dos de sus cuatro ángulos, es necesario cortar las dos tablas de los costados, justas á la medida que marque el diapasón, de la cuarta parte del ancho to­tal del caño, que se quiera hacer; por ejemplo, si el caño tiene de ancho cuarenta centímetros, le tocan á cada costado diez, y este es el ancho que deberán tener las tablas, susodichas; mas la superior é info-

—71-rior, que son las que se cncolau y clavan sobre las dé los costados, han de tenor de ancho, además d é l a cuarta parte del caño que son diez centímetros, el prueso de ambas tablas referidas, que vendrán á ser 24-, ó 26 milis, porque cada una tendrá de grueso de doce á trece mili?, cuya operación debe hacerse en todos los caños desde el mayor hasta el mas pc-queñito, teniendo en cuenta la proporción do los gruesos de las tablas, tablillas ó listones de quo se compongan, según su magnitud. Véase marcado en la % . 1 3 0 .

% . 130 .

Tab la super ior .

Tabla inferior.

Demostración de la forma cuadrada.

Lo mismo que se ha hecho con un caño de cuaren­ta centímetros, se practica con cualquier otro, sea do la medida quo quiera; porque se divide con un com­pás el ancho del caño en cuatro partes, so le dá una de ellas á cada costado, y otra á las cubiertas supe-

- 7 2 -rior é inferior, con mas á estas últimas el grueso do las de ambos costados, sea el que fuere; de este mo­do precisamente salen los canos bien cuadrados, como io maui'iesta la figura 130.

Regla para^hacsr los caños cuadrilongos.

Para hacer los caños de forma cuadrilonga, se pro­cede del modo siguiente; supongamos que se quiere armar un caño, que, como el que queda descrito, ten­ga también cuarenta centímetros de ancho; le tocan á cada tabla diez; y siendo el grueso de las que han de formas- este caño el de trace milis, se añadirá á cada una de aquellas dicho grueso, y con solo este aumento dado al ancho de las cuatro tablas, que las hace de 113 milis, se puede armar el caño, q u e q u e -dará de forma cuadrilonga con muy 'buenas propor­ciones. Véasela división hecha en cuatro partes igua­les en la fig. 131 y el aumento que se le debe dar á cada una, indicado en B.

fig 131. B.

i 2 T r

Con solo añadir á cada una de las ¡"cuatro partes del ancho del caño el grueso de la madera, está bien

- 7 3 -calculado que sale justa la medida del cóncavo inte­rior1 del caño, resultando que lo que se le quita de ancho, metiendo, las tablas do los costados en el an­cho de las cubiertas ó sean tapas superior é inferior, so le aumenta en la profundidad. Véasela fig. 132 que manifiesta el cabo de un caño, heeho por esto método.

fig. 132 .

Ta-bla superior.

Tabla inferior.

fig. 133 . A. B. • i~f

04|v. 567. Demostrac ión de la forma~cuadrilonga.

La línea A, fig. 133 es la cuarta parte del ancho interior del caño; el grueso de la tabla que se le añade, es lo que se señala en B: tómese con un com­pás el total de ambas cosas y compárese con el an­cho de las cuatro tablas, y se hallará igual; tómese, también el largo justo do la cuarta parte del con-

- 7 4 -cavo, y se hallará que lo que tiene de menos en el ancho lo tiene de mas en el alto, como lo maní icsta la línea do puntos marcada en C, íig. 132, de lo cual re­sulta, que así como para hacer los caños cuadrados se añade solamente á las tapas superior é inferior el grue­so de las dos do los costados, para hacerlos cuadri­longos, es necesario añadir á todas cuatro el grueso solo que le corresponda á cada una, cuyo procedi­miento es igual en todos los caños, desde el mayor de 52 palmos hasta el mas pequeñito que se quiera construir, puesto que las proporciones de cada uno salen de las medidas que se dan en el diapasón ó cs-i cala del orden que sea,

CAPITULO I I .

PROPORCIONES PARA LOS PIES DE LOS CAÑOS DE MADERA.

Además del aumento que se dice on el apunte 558. que debe darse al largo de cada caño para poderlo recor­tar y ponerlo á tono después de hecho, hay que contar con otra medida, que también aumenta su longitud, y es lo que ha de ocupar el pió del caño; porque ge­neralmente el largo que se dá en los diapasones, es justo (poco mas ó menos) el que debe tener el cuer­po sonoro del caño, y por lo mismo se dice que de-

- 7 5 -bo dársele un poco mas para recortarle y otro poco para armarle el pié y embocadura, por la cual forma su sonido. El poco mas que se le dá para re­cortar, es arbitrario y se deja á la prudencia del ar­tífice, que debe cuidar de no malgastar material y trabajo.

Q/Gjv.

Medidas para l o s pr?s de l o s caños de madera.

Lo que se puede alargar á la medida de los ca­ños de madera para la formación del pié, puede to­marse proporcionalmente en cada caño de por sí; por ejemplo, á los doce primeros caños del" flautado de 52 palmos, sean de contras ó de teclado, abiertos ó t a ­pados, de forma cuadrada ó cuadrilonga, se les au­mentará para la formación del pió la mitad del an­cho de su tapa superior, cuya medida se contará desde el mismo corte del labio superior, que forma la boca del caño, hasta la conclusión del pié, inclusa la úl t ima tapa, como se marca en la fig. 134.

fig. 134. t - ' v A < ^ _ > s. fig. 135 .

- 7 6 -

Qfav. 570.

A los doce primeros caños del 26, que son la se­gunda octava del 52, se les aumentará las dos terce­ras partes del ancho do la tapa, escepto el grueso de la misma ó la del costado, que es igual. Véase la fig. 135 .

GÍ|v. #74".

A los veinticuatro caños primeros del 13, que cons­t i tuyen dos octavas, se les aumentará las dos tercer ras partes del ancho total d é l a tapa, y desde el pri­mer Do de la quincena hasta el caño mns pequeño se la aumentará todo el ancho de la tapa superior, con lo cual quedan los pies bien proporcionados y de buen ver. Véanse las figuras 136 y 1 3 7 .

fig. 136, fig. 137.

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- 7 7 - *

Q/(r|v. 579. -

Medidas condicionales d e l o s p i e s que dejamos apuntados.

A pesar de las medidas, que se han dado para la buena proporción do los piós en los caños de made­ra, hay ocasiones en que conviene el hacerlos mas largos, y también reducirlos es trem adamen te, lo cual nada importa; porque en el primer caso, solo se pier­de material, y en el segundo, se aprovecha local, y no hay inconveniente en reducir mucho el pié, siempre que le quede suficiente hueco para que pase el vien- ' to necesario á la formación del sonido.

Q4¡V. §7s. Precaver la cara interior de las tablas, que han

de formar l o s caños .

Por buena y escogida que sea la madera que se emplee en la construcion de los caños, siempre se ne­cesita un cuidado especial para precaver cualquier rajita, que á veces suele ser imperceptible, algún agujerito ó veta que sea muy porosa, y esto se haee tomando las faltas por la cara de las tablas, que ha de ir al interior del caño; al efecto, se encolan algu­nas tiritas de papel de marquilla ó tela, y algunas veces piel delgada, según la falta que se quiera ta­par . También es muy bueno (silos caños son de Pi-

- 7 8 -no) el darles dos manos de almazarrón y tiza, mez­clados con cola, cuya disolución debe hacerse bien, para que la superficie de la madera no quede áspera; se dá bien caliente con una brocha proporcionada, cuidando de dejar sin pintar la parte en que se ha de dar la cola, para formar después el caño; de esto modo se fortifica mucho la madera, se le tapan los poros, y forma mejor el sonido, esto es en las cañe­rías grandes.

Encolar y clavar l o s caños de madera.

Teniendo bien arregladas las tablas en largo, an­cho y grueso, se procede á encolar y clavar las dos do los costados sobre la del fondo, procurando que am­bas queden bien juntas y á escuadra; teniéndolas en esta disposición so les echa un poco de cola á to­do lo largo de los dos ángulos interiores, la cual se estiondo bien con una brocha proporcionada, para que quede bien repartida y fortifique dichos ángu­los. Si se vé que en todo el largo do aquella espe­cie de canal, que se tiene ya formada con las tres tablas, hay en alguna de ellas algún agujerito ó ra­ja , se procurará taparlo bien con alguna tirita de pergamino, piel delgada, tela de hilo ó algodón bien encolado; apesar que esta operación de tapar ó precaver rajas y agujeritos, ya hemos dicho que es mejor tenerla hecha, antes de empezar á formar el caño.

- 7 9 -

Chaflán ó corte del labio superior del caño y s u s medidas.

Ahora solo falta el fijar la tapa superior, la cual deberá tener hecho el chaflán ó corte que forma el labio alto da la boca del caño; este chañan se prac­tica en el cabo de la tabla que tenga mejor madera, el cual se corta finamente á escuadra; se marca á cada lado de la tabla el grueso de las que forman los costados, y desde el un grueso al otro se reba­j a la madera, adelgazando el cabo de la tabla hasta dejarla casi en corte mas ó menos delgado, según la magnitud del caño, pues que en los caños mayo­res do 52 puede tener de grueso dicho corte cerca de tres milis, y para los caños pequeños, menos de uno.

E l chaflán que forma dicho corte, solo tendrá de alto ó prolongación las dos terceras partes del largo de la boca del caño, ó sea del ancho interior que hay del uno al otro costado; de manera que cada ca­ño de por sí dá la medida que corresponde á su chaflán.

ofy. 576.

E n c o l a r lo s ángulos interiores de l o s caños de madera.

Concluido que se tenga ya el chaflán en la tapa superior se encola y clava ésta en el caño, procu­rando dejar en el cabo, que se ha de formar el pié, el largo necesario para este objeto, cuyas medidas

- 8 0 -se dan en el apunte 569 y siguientes-, al tiempo de clavar la tapa se procurará que quede bien avenida á los costados, el todo del caño bien formado, y sus ángulos bien á escuadra.

Enseguida se le echa un poco de cola en uno de los ángulos interiores, que forma la tapa que se aca­bó de poner, y se la hace correr por todo él hasta que gotee por abajo; -lo mismo se hace en el otro ángu­lo, y para q u j la cela no se fijo, 'sin acabar de an­dar todo el largo del cano, se enciende un puñadito de virutas claras, se pone el caño derecho de punta en la llama, la cual entra en el cóncavo, y al mo­mento subo hasta el otro cabo, calienta el interior del caño y mantiene liquida la cola, que con este auxilio sigue corriendo del uno al otro cabo, for­mando en los. ángulos una especie de soldadura que los fortifica mucho.

Es necesario que la fogatita de virutas no sea muy grande, porque si se quema la cola, pierde sus bue­nas cualidades y no llena el objeto á que se la des­t ina. Teniendo el caño soldado de esto modo, se de­ja enfriar y secar para arrancarle las zapatas y pun­tas con que se clavó, (si es pequeño) taparle con es­taquillas los agujeritos d é l a s puntas y repasarle ex-teriormente por mayor.

ofyr.- §77. Armar l o s caños de madera sin amachiembrar

las tablas.

Algunos artífices arman los caños amachiembrando las tablas de los costados en la .del fondo y después

- S i ­en la de la cubierta, cuyo método pretenden ser mas seguro y que queda la obra mas fuerte; nosotros lo entendemos do otro modo, y solo vemos en él un procedimiento pesado, de mas coste y menos útil cpie el de juntar bien encolar y clavar las tablas á tope liso sin machiembra; pues, además de lo CJUO la ex­periencia demuestra en caños muy antiguos quo es­tán perfectamente conforme nosotros decimos, hay la ventaja do no gastarse tanto material, tiempo y trabajo, porque se arman mas fácilmente.

Empalmar las tablas cortas para h a c e r l o s caños

Para armar los caños mayores del flautado de 52 y aun los del 26 no suelen hallarse tablas quo den el largo suficiente, en cuyo caso hay que añadirlas á lo largo, juntándolas á tope á medias maderas d amachiembradas, que para este objeto es el mejor método y mas seguro, siendo así, de camino que se vá armando el caño encolándole y clavándole sus ángulos, so van añadiendo las piezas que necesiten las tablas para completar su largo, las cuales se tendrán de antemano bien avenidas y arregladas, y encolan -

dolas en su sitio queden bien firmes y la junta 6 unión de la pieza se fortalezca con la tabla enteriza á que se añade y une.

E n s a n c h a r l a s tablas á la junta.

Las juntas que se hagan en las tablas de los ca-

grandes .

- 8 2 -Eos graneles, sea para añadirlas al largo ó al. ancho, deben hacerse amachiembradas, y además deben pre­caverse, cubriéndolas por la parto que vaya al inte­rior del caño con una tirita estrecha ele lienzo ó piel, que se pegará perfectamente con cola, do manera que cubra bien todo el largo de la jun ta , y cuando esta sea en el cabo de una tabla para alargarla, se pued 0

poner dicha tira después de clavar las dos piezas á las de los costados cpne forman ángulo, con las que se unen para aquel objeto: por la parte exterior tam­bién deben cubrirse estas juntas , pero esto puede ha­cerse después de repasado el caño en cualquier tiem­po, porejue no hay ningún inconveniente.

Los caños que no tengan un metro ele largo, es escusado el clavarlos mas ejuc unas puntitas propor­cionadas en sus cabos, las cuales, para poderlos ar­mar, deben ir encabezadas con unos pedacitos de sue­la que vulgarmente llamamos zapatas; estas facilitan la extracción de las puntas cuando esté seca la en­coladura, en cuyos agujerítos se meten después unas estaquillas delgadas bien encoladas, que fortifican bastante las juntas de los ángulos.

Los clavos ó puntas que no so arranquen y queden fijos en los caños, deben hundirse en la madera con un botador de acero á golpe de martillo, para que no impidan el poder repasar y alisar aquellos con la garlopa.

Encolar l o s caños m e n o r e s .

- 8 3 -Los caratos mas pequeños do madera uo se suelen

clavar sino en casos especiales, en los que debe ha­cerse con puntitas de latón muy delgadas; mas lo ordinario es el encolarlos metiendo un moldecito de madera ajustado á la medida de su cóncavo, se rea­tan con hilo bramante, se extrae el molde antes que se fije la cola, y quedan bien.

Teniendo ya los caños armados y repasados por mayor, se procede á formarles lo que ordinariamen­te llamamos pies, que es en cada uno la parte que tiene la boca, la lámina de viento que hace sonar el caño, y el hueco ó secretito donde se contiene én cierto modo el viento que entra por el pitón que lleva el mismo pié en su últ ima tapa. Para formar el pié en el caño, se tomará con un compás la me­dida que le corresponda según su magni tud, enyas dimensiones quedan sentadas en los apuntes 569 y-siguientes; sea esta medida la mitad, las dos terce­ras partes ó el total de su ancho, se marcará la que le convenga desde el cabo de la tabla superior, que es la corta, hasta la conclusión del caño ó cabo que

CAPÍTULO II I .

PIES DE LOS CANOS DE MADERA,

- 8 4 -forman las otras tres tablas, las cuales se recortarán é igualarán, poniendo el todo bien á escuadra por los cuatro costados; enseguida se liará el cbaílau al labio superior do la boca, (si nó se hizo ñutes de ar­mar el caño) como queda explicado en el apunte, 575. Véase en la fig. 138 el pié do un caño rio la pri­mera octava del flautado de 52, en el cual se han observado las proporciones dadas en los apuntes an­teriores.

fig. 138 .

Corte del chaflán en l o s caños de madera.

E l chaflán de la boca ó sea labio superior se ha -

- 8 5 - -rá de modo que venga á concluir en corto á la linca D, fig. 138 que es el cabo de la tabla de encima que se dejó ya mas corta dosde el principio; este chañan, como queda dicho, solo so prolongará las dos torce­ras partes del ancho de la boca á cada caño respec­tivo; el grueso del corte debe graduarlo la pruden­cia del artista, porque para los caños mayores del 5.2, se dá próximamente el de tros milis, y para los cañítos pequeños, menos de un mili, y por lo tanto los caños intermedios, de estas medidas extremas que­dan, incluidos en los gruesos que puedan darse entre trys milis, y menos do uno.

Tapas interiores que forman la boca de l o s caños .

La tapa interior A, que forma la lámina de viento que sale del pié del caño, se colocará do modo que esté separada del corte del labio superior, un poqui­to mas de la quinta parte del largo de la boca, co­mo so indica en la figura 138, esto es, si el caño ha de ser abierto; y si es de los tapados, un poquito mas de la cuarta parte de su misma boca. Estas tapas interiores también han de tener el grueso proporcio­nado á su magnitud, y por lo mismo á las do los ca­ños mayores del flautado, de 52 palmos se les darán 35 milis, de grueso, y este irá disminuyendo pro-porcionalmente hasta el caño mas pequeño, que solo ?e le dará á su tapita interior unos tres milímetros.

— 8 6 -

Colocación de las tapas inter iores .

La rnadera^de que se hagau las tapas debe ser de buena calidad y muy seca, para evitar en lo posible los movimientos, y se pondrá de modo que la veta vaya al través del caño ó sea á lo largo de la boca. Desde el caño mayor hasta el Do 37 de la grande escala, que es el primero de la octava, se les pondrán las tapas de modo que vayan metidas en dos mor­tajas, practicadas una en cada costado del caño, co­mo se indica e n E . E , fig. 133: allí se encolan y cla­van con zapatas, que después se arrancan y se reem­plazan con unas clavijitas bien encoladas que aca­ban de asegurar dichas tapas, especialmente las de los caños medianos y pequeños, ó sea desde el Do primero de la octava, que ya no van metidas en las mortajas de los costados por creerlo innecesario, y solo se ponen bien ajustadas, encoladas y clayijadas como las de los caños mayores.

Medidas de la lámina del v i en to .

Estas tapas interiores son las que forman parte de la abertura por donde sale el viento del pió del ca-

- 8 7 -ño en forma de lámina; y para que así suceda, es necesario rebajarlas de la altura que tienen los cos­tados del caño; á los mayores caños se les rebaja co­mo dos milímetros, lo cual se hará con mucha igual­dad en todo su largo, ó sea del uno al otro costado de la boca; esta medida vá disminuyendo hasta el Do 49 de la grande escala ó sea el primero de la quiucena, que ya no se lo rebaja nada á dicha tapa interior, y queda nivelada con los costados del caño, porque toda la abertura que ha de formar la lámina de viento debe practicarse en la tapa exterior que cubre el secretito ó hueco del pié. Gomo esta aber­tura tiene que ser proporcionada á la magnitud de los caños, se dá, como medida aproximada, la de dos milis, para los caños mayores, y vá disminuyendo insensiblemente hasta los caños mas pequeños, que viene á ser de medio milímetro, poco mas ó menos.

Chaflán de las tapas inter iores .

Para que el viento pueda salir libremeute en la for­ma indicada ó al menos evitar que alguna brocita quede interpuesta en aquel punto, (que es muy in­conveniente) se hace á la tapa interior un chaflán que la rebaja un poco, el cual puede tsner de ancho las dos terceras partes del grueso de la tapa ó un poco mas, porque el objeto es separarla de la tapa ex te ­rior, escepto. la porción de parte plana que debe te­ner para fijar la abertura por donde sale el viento

- 8 8 -cn la forma que so ha dicho. Véase marcado en C, fig. 139 .

üg. 139.

OÍ¡v. §&1,

Tapa del cabo inferior del caño.

Además de la tapa interior, cpae queda descrita, se coloca otra de igual grueso en el mismo cabo del caño, en la que se pone ordinariamente el pitón por donde le entra el viento; esta tapa debe quedar bien fuerte y unida al caño, porque soporta todo su peso y para que no deje escapar nada de viento por sus juntas . A los caños mayores ds las primeras octavas del 52, 26, y 13, ó sean las tres primeras, octavas de la grande escala se les ponon estas tapas á rebajo de medias maderas, como se marca en F , F , figuras 138. y 139, mas á los caños medianos desdo el primero de

- 8 9 -la octava ó sea del 6% ya se ponen sin rebajo en el interior del caño, bien ajustados, encolados y clavi-jados, cuyo método se sigue Insta el Do primero de la 22;* que se señala en la escala general con el núm. 61 desde cuyo punto ya se clasifican los ca­ños de pequeños, y como tales no se les pone diclia tapa, sino que se forma de un trozo do madera que llene completamente el cuadro del caño, con el que se hace la tapa y pitón, ambas cosas de una misma pieza,

Divis ión interior en l o s p i e s de l o s caños magnos .

Algunos constructores suelen achicar el hueco del pió en los caño3 magnos con una tabla que fijan des­de la una tapa á la otra, dividiendo por medio su cavidad, como se indica B, de la fig, 139; este pro­cedimiento lo creemos innecesario, porque es lo mis^ mo que dicho hueco sea \in poco mas grande ó mas pequeño, á no ser que se quiera hacer así, para re^ forzar mas y mas aquella par te ,

P i e s de l o s cañitos p e q u e ñ o s .

También se halla practicado (especialmente en las cañerías pequeñas extranjeras) el hacer todo el pió del caño de un trozo macizo, inclusa la tapa interior y el pitón, á cuyo conjunto llaman bloc; esto proee-

- 9 0 -fig. 14^ . dimiento r no deja de tener sus

dificultades á causa de los mo­vimientos de las maderas y de que en su construcción se gas­ta aun mas material y tiem­po que cuando se hacen de pie­zas, como queda apuntado. Únicamente es cómodo y ne­cesario el hacer de una sola pieza la tapa del cabo y el pU, ton á los caños pequeños, des­de el'Do 61 ó sea 1.° de la 22." hasta el último de la grande *scala, como queda dicho ar­riba.

ok\v. §90.

Demostración.

La fig. 140 representa la mayor parte de un caño aser­rado por el medio en su lon­gi tud, para que se vea la dis­posición interior del pié con las tapas, la tabla que divide su cavidad y el pitón por don­de recibe el viento. A, es la tapa que forma la lámina del viento en B, con su chaflán ha­cia el interior del pió; C, es la tapa del cabo del caño, puesta á rebajo do medias maderas

- 9 1 -marcado en C, G; D, es el pitón por donde entra el Tiento en el caño que vá espigado y fijo con cola en la tapa C; E, es la tabla que divide el hueco in­terior del caño; y los puntos que se marcan en las tapas A, C y E , indican las clavijitas de madera que so les meten encoladas en los agujeritos que hacen las zapatas cuando se arman los oaños.

Antes de cubrir el hueco del pié con la tapa F , de­ben forrarse las juntas interiores que hacen dichas tapas, con unas tiritas estrochas de piel delgada, bien encoladas para que no se distraiga ningún viento mas que el que deba salir por la lámina 4 formar el sonido.

CAPITULO IV. -

PITONES PARA LOS CAÑOS DE MADERA.

Los pitones de los piós para los caños de madera deben hacerse también de madera de muy buena ca­lidad, sana y fuerte, proporcionados á la magnitud del caño en que deban ponerse, porque generalmen­te suelen sostener todo su peso. La madera buena

- 9 2 -para los mayores es el castaño y roble manso, y pa­ra los pequeños el nogal, quo también es muy bue­no para los pitones grandes, pero es mas costoso que el castaño y roble. La forma mas ordinaria de los pitonas es la ochavada piramidal, como sa marca en la fig. 141, aunque también algunas veces con­viene hacerlos completamente cilindricos,

fig. 141,

B .

Q/tojí/. 5§3.

Medidas de lo s p i tones para las cañerías de madera,

E l espigo, marcado en A, fig, 141 que indica un pitón propio para los caños magnos, de la primera octava del 52, debe hacerse cuadrado, y desde el pri­mer Do del 26, hasta el caño mas pequeño que lo lleve postizo, será redondo. Respecto al largo de los. pitones es vario, porque hay que fijarlo según lo pi-

- 9 3 -da el local que deban ocupar las cañerías. Como el objeto del pitón solo es recibir el viento en el agu­jero de la tapa del registro ó del tablón en que vaya colocado el caño aunque fuera aquel bastanta corto, serviría bien para el objeto indicado.

Para poder hacer los pitones de una medida có­moda, que huya los extremos, se puede dar el largo de 15 centím, á los pitones de la primera octava de los caños de 52, en cuya i medida se incluye el espigo.

A la primera octava del 26 se le pondrán los pi­tones de 12 centím, y desde el primer Do del 13 pueden ir disminuyendo las medidas, á gusto del constructor, hasta las cañerías mas pequeñas, que los suelen tener de 50 milis, y aun mas cortos. Res­pecto al grueso de cada uno ha de arreglarse, aten­diendo lo primero al agujero que ha de hacérsele pa­ra recibir el viento, y al peso del caño á que se destina, para que lo sostenga con toda seguridad.

Q Í [ i , . §95.

Colocar lo s pi tones fuera de su sit io ordinario.

Volviendo al largo de los pitones, decimos que hay casos, en que por razón de localidad y otros motivos, es necesario poner los pitones mas ó menos largos quo las medidas apuntadas; y también los hay, en que

— 9 4 -las cañerías grandes tienen que llevar el pitón muy eorto, y las pequeñas bastante largo; así como tam­bién, en vez de ponérselo en su sitio regular, que es el centro de la tapa del cabo del caño, lo tienen que tener fuera del punto céntrico de esta tapa, ó en la que cubre el hueco del pió, ó en uno do los costa­dos; en cualquiera de estas partes puede ponerse el pitón, siempre que haya circunstancias que asi lo exijan; por lo demás el orden regular es colocarle donde queda dicho y marcado en las figuras anteriores.

ok^. §96.

Taladrar l o s p i tones de l o s caños .

Los pitones de los pies de los caños deben ta la­drarse antes de ochavarlos, á saber; teniendo la made­ra cortada y labrada á cara y escuadra, se prende uno de los trozos en la preusa del banco, y con una broca proporcionada de las llamadas de gubia, pues­ta en el berbiquí, se le hace el agujero, procurando que vaya bien recto y céntrico por todo el largo del pitón, á cuyo fin también puede taladrarse la mitad de su largo por un cabo, y la otra mitad por el otro.

Dimens iones de l o s agujeros de l o s p i tones .

Los agujeros de los pitones deben ser un poquito mas anchos del cabo que lleva la espiga, que del

- 9 5 -opucsto que ha de quedar en punta; este último ten­drá sus proporciones propias en cada cañería, para que esta reciba el viento bastante ajustado á lo que ha de gastar, tenga el sonido propio que debe t e ­ner y no seajviolento por el mucho viento que re­ciba, ó muy débil por tener poco, lo cual es de mucha importancia en toda clase de canos, y por lo mismo se ha puesto en el diarason núm. 1, apunte 688, la columna núm. 8 que contiene los diámetros de los agujeros para las puntas de los pies en toda la grande escala de la familia de los flautados, que puede servir, para toda esta clase de cañerías.

Foguear l o s p i t o n e s de madera .

Los agujeros de los pitones han do quedar bien limpios de las fibras de la madera, á cuyo fin hay que alisarlos con escofinas ó limatones redondos; y si el pitón es pequeñito, puedo foguearse interiormen­te con un alambre candente, pero que no sea muy violento su fuego, porque se rajaría con facilidad.

ofy. §99.

P u n t a s de l o s p i tones .

L a pun ta que emboca en el agujero del secreto ó" tablón, debe ajustarse bien a l a forma avellanada de dicho agujero; lo cual se hace fácilmente aguzando

la punta del pitón en la forma que marca la figura

141 en B, valiéndose al efe cío de un formón y una lima áspera, teniendo cuidado de no dejar muy del-gadita la madera en la misma punta, para que resis­ta el peso y algún golpecito que suelen llevar cuan­do los cañes son grandes y se manejan con alguna dificultad.

CÁ\v. 600.

P i t o n e s ci l indricos de madera.

Cuando los caños son pequeños y do consiguiente muy ligeritos, suelen ponerse sobre las tapas ó ta­bloncillos sin armaduras que los contengan, ya por­que 'es tén muy juntos unos con otros, ó porque ten­gan algún apoyo en cualquier listón, barra ú otro objeto; en este caso, los agujeros de la tapa 6 tablon­cillo no deben ser avellanados, sino redondos, tan an­chos de su orificio como del fondo, y de doce á vein­te milis, de profundidad, para que entre en ellos el pitón del caño que deberá ser cilindrico, á lo menos desdóla mitad de su largo, quedando sugeto y ajus­tado en el agujero como un cirio en un candelero. Véanse las f iguras 142 y 143 .

fig. 142 . fig. 143 .

- 9 7 -

M. 6(M.

Colocar los p i tones en l o s caños de madera.

Para colocar los pitones en los caños se les hace á estos un agujero de la forma que reclame la del es­pigo (cuadrado ó redondo) en el centro de la tapa que cierra el cabo del caño, ó en el punto que sea mas conveniente; en el cual se introduce bien ajustado y encolado: si está algo flojo, se le enrolla un poquito de lino, que con la cola agarra perfectamente, ó se ajusta con una chapita delgada de madera. Si el agu­jero del pitón es un poquito grande y recibe el ca­ño mucho viento, se le pone un trocito de madera, atravesado y encolado, para achicarle; y si es peque­ño, se le engrandece fácilmente con una gubia y un limatón.

Finalmente tanto en este como en otros casos, la ex­periencia, hija del trabajo, facilita los conocimientos necesarios para conocer las dificultades que puedan ocurrir, y vencerlas, pues aunque algunos autores han medido la cant idad do viento (según su presión) que cada caño puede gastar en un segundo, sin que pon­gamos en duda la exactitud de sus cálculos, cree­mos que son mas propios para probar la sutileza de un buen matemático, que para facilitar operaciones prácticas en las cañerías y fuelles de los órganos.

- 9 8 -

CAPÍTULO V.

BE LA TAPA SUPERIOR QUE FORMA LA LÁMINA DEL VIENTO, T

IIACE SONAR EL CAÑO.

GÍji, "60S.

Véase cu la figura 140 la tapa superior F , que forma el labio inferior de la boca del caño, y con la tapa inte­rior A, la lámina del viento que sale por 13, ambas tapas deben ser de buena madera y ponerlas con la veta atra­vesada al largo del caño ó sea en la misma dirección del largo de la boca, y para evitar el que la superior haga mucho movimiento, puede hacerse un poquito mas gruesa que las tablas que forman el caño, y se le ha­ce un chaflán de un poco mas de la mitad de su grueso, como se marca en dicha figura, escepto en los casos que haya de llevar una tablita en el labio in­ferior, de lo cual nos ocuparemos en su lugar.

Lámina de l v i en to en l o s caños de madera.

Dejamos dicho que la tapa exterior del pié debe formar, en unión de la interior del caño, la lámina

- 9 9 -del viento, y para que esta tenga la suficiente aber­tura, y que pueda salir por ella libremente la can­tidad de viento necesaria á la formación del sonido, se le hace á dicha tapa exterior un pequeño' rebajito de todo el largo de la boca ó sea del hueco que la forma, que es del un costado al otro del caño, cuyo rebajito ha de hacerse con mucha igualdad y lim­pieza; y como esto no deja de ofrecer sus dificulta­des en la práctica, porque tiene que hacerse con l i ­mas, elguuos constructores lo disponen de otra ma­nera mas sencilla, y así aprovechan la rectitud que dá á la madera la marcha de la garlopa, cuando se labra una tabla ó listón de cierta longitud.

Modo de formar la lámina del v iento.

El modo de formar la lámina del viento consiste en poner unas alcitas á los costados del caño, de mas ó me­nos grueso, según sea su magnitud y la cantidad de viento que necesite gastar; por lo mismo, á los caños grandes se les ponen las alzas de chapa delgadita de madera, á los medianos, de una viruta gruesa ó de una tirita de piel del grueso que se conceptúe ne­cesario, .y á los pequeños, de pergamino, lienzo, y algunas veces hasta de papel, unas y otras bien enco­ladas á los costados con lo que se consigue graduar la abertura de la lámina del viento sin hacer nin­gún rebajo á la tapa ni destruir la rectitud y l im­pieza de su superficie, tan necesaria para la buena for­mación del sonido.

- 1 0 0 -

Fijar las tapas super iores á lo s p ie s de lo s

caños .

Las tapas superiores se fijan en los caños, después do estar seguro el constructor de que forman bien el sonido. Es muy conveniente el dejar pasar algún trompo después de construido el caño, autos de lijar­le dicha tapa, para que las maderas hagan el movi­miento que quieran, y después repasar bien y afinar el corte del challan del labio superior, la rectitud de la tapa interior y la abertura de la lámina del vien­to; teniundolo todo bien arreglado', y hecha la prueba en el órgano consultor, se procede á fijar dichas tapas.

Las tapas de los caños mayores se suelen poner con tornillos ó puntas encabezadas, de un grandor pro^

porcionado, sin encolarlas á los costados; las de los caños medianos se encolan y clavan con unas pun­tas de latón, que sean muy poco mas largas que el grueso de la tapa que tienen que atravesar; y los caños pequeños se encolan y reatan con un hilo bra­m a n t e , mientras se dá lugar á que se fije y seque la cola.

- 1 0 1 -

o4¡v. 6oá. Concluir los costados de las bocas á lo s caños

Teniendo el caño en este estado, solo falta para su conclusión el ponerle unos trocitos de madera en la parte que queda descubierta la boca de sus cos­tados, esto es, la distancia que hay desde la tapa su­perior al cabo de la que forma con el chaflán el la­bio de arriba; para esto no hay mas que avenir á ca­da lado un trocito de madera del mismo grueso y alto de las tablas que forman el caño, so encolan con cuidado de que la cola no obstruya los costados de la lámina del viento, y estando seca, se arregla y alisa bien, y queda el caño concluido,

BE U S TAPAS CORREDERAS, Y OTROS MEDIOS QUE SE PRACTICAN

PARA AFINAR LOS CAÑOS ABIERTOS DE MADERA.

Para afinar los caños grandes de madera, el mejor

de madera.

CAPITULO VI .

- 1 0 2 -modo es el irlos recortando poco á poco hasta que queden perfectamente en el tono que deben estar; mas como la madera es variable, y el oido del hombre no es infalible para ajustados cual corresponde, por si acaso quedan un poquito altos ó por si se bajan des­pués de afinados, se han buscado los medios de po­der subir y bajar el tono de los caños de un modo fácil y pronto, sin necesidad de sacarlos de su sitio. E l método de las tapas correderas es de costosa eje­cución, pero es muy út i l y eficaz; este consiste en hacer en la tapa de dejante ó en la de atrás del ca­ño una ventana ó tronera que lo haga subir ó bajar el tono, según se abra ó cierre dicha tronera, por me­dio de la tapa corredera que se puede colocar mas al­t a ó mas baja, según lo pida la necesidad de la afi­nación.

Q/Gji/. .640.

Modos de armar las tapas correderas.

La tronera que se hace en el caño para su afi­nación se abre en la tapa anterior ó posterior de es­te, de casi todo el ancho de su hueco interior ó a l ­go menos, y de largo so procurará que sea todo lo necesario, para que, cuando esté toda abierta, esté el tono del caño un poquito mas alto de lo que debe quedar: á las orillas de la tapa so fijan unos listones con un rebajo que forma la canal por donde resbala la tapa corredera; esta tapa se hace de un trozo de tabla, tablilla ó listón, del mismo grueso ó poco me­nos que las, del caño; se le hace un rebajo, á cada

— 103— lado que entra á machiembra en las canales de los listones con una presión regular, para que pueda cor­rer fácilmente y sin embargo, pueda quedar fija en el punto conveniente á la afinación del caño, que es el único objeto que tiene-

\v. da.

Si no se quieren rebajar los costados de la tapa, se pueden labrar estos un poco en curva ó chañan, para que sea un poquito mas gruesa del centro, y de los costados venga adelgazando, de modo que entre en las canales de los listones que llevan el rebajo; véanr se las figuras 144 y 145, que representan parte de un caño, visto de frente, y otro visto por su cabo superior con sus ventanas, tapas y correderas.

fig. 144 .

- 1 0 4 -A, figura 144, es la ventana abierta en el caño;

B, es la tapa corredora; C, C, son los listones que tienen un rebajo interior que forma la caual, euco-lados y clavados en los puntitos que se indican. E n la fig. 145 se ve el cóncavo del caño en D; E es la tapa corredera, vista de canto.

Tapas correderas para l o s caños pequeños .

Á los caños pequeños de la mano derecha se les puede armar la misma corredera mas sencillamente, sin ponerle los listones, haciendo un rebajo á todo el curso de la tapa corredera, á medias madejas, en la misma tapa del caño; y las ranuritas se practican en el grueso de dicho rebajo, en el cual funciona dicha tapa como se marca en l a 3 figs. 146 y 147.

fig. 146 .

Á la simple vista de estas figuras se comprenderá que para subir ó bajar el tono á los caños no hay

- 1 0 5 -mas que hacer subir ó bajar las tapitas por las cor­rederas de los costados, dándoles unos golpecitos con un martillo, y fijarlas cu el punto qua marque la afinación del caño respectivo.

Q/fyu 641.

Otro método de afinar l o s caños de madera.

Si se quiere evitar el trabajo de hacer las correde­ras á los caños grandes de madera, pueden afinarse también con un procedimiento bastante mas sencillo, que es; después de tener .e l caño recortado de modo que esté un poquito (muy poco) mas alto de lo re­gular , se le pone en el interior del cóncavo, en el cabo superior, un trozo de tablilla, como queriendo disminuir el cuadro- de dicho cóncavo, y efectiva­mente se disminuye; cuya tablilla se pone un poqui­to en cuña, para que en ningún tiempo pueda caer­se del punto en que se coloca y de la manera que se fije, pues cuanto mas disminuya el cuadro del cóncavo, mas baja el tono del caño, y cuanto menos lo tape, naturalmente subirá mas.

OÁ\v. M.

Modo de afinar l o s caños pequeños de madera.

Á los caños de la mano derecha puede muy bien ponérseles, como á los de la izquierda, un trocito de madera, para hacerlos bajar de tono; pero aun es

— 1 0 6 — mejor, después- de tañerlos recortados un poquito a l ­tos, hacerles una ranurita del grueso de un serrucho fino en el cabo áe\ listón que forma la tapa trasera del caño ó en la del costado; y en ella se introduce un trocito de chapa de la misma que se hacen los caños de metal, cuyo trocito de chapa, fijo en dicha ranura, se dobla mas ó menos, inclinándole á que­rer tapar el cóncavo del caño, con lo que se le ba­ja el tono hasta dejarle bien afinado etc. Véase en la fig. 148, marcado el cabo de un caño con el trocito de chapa inclinada y metida en la ranura, hecha con el serrucho en la tapa trasera,

fig. 1 4 8 ,

— 107—

CAPÍTULO VII .

DE LOS CAÑOS TAPADOS DE MADERA, LLAMADOS VIOLONES.

Aunque se dice en el apunte 561 que las cañe­rías tapadas deben hacerse siempre de forma cua­drilonga, no debe entenderse esto tan en absoluto, que so crea que un caño que no tenga esta hechura no pueda formar el souido como corresponde. E l prin­cipal motivo de preferir para la cañería de madera, que ha de taparse, la forma cuadrilonga á la de cuadro perfecto, es porque aquella se adapta mejor á la proporción que deben tener las bocas de los ca­ños que la cuadrada, por lo que deben hacerse cua­drilongos todos los caños de la grande escala hasta el Do núm. 61 ó sea primero de la 22.° que, como queda dicho en el apunte 560, no debe hacerse de esta forma por la desproporción é irregularidad de las bocas.

Sea cualquiera la forma que se quiera dar á las cañerías tapadas de madera, el modo de construir­las es completamente igual al de las cañerías ahier-

—108 — tas , de las cuales uos hemos ocupado en 1 os prime­ros capítulos del presente libro. Respecto á sus medi­das y proporciones de ancho, largo y forma de las bocas, véanse los diapasones ó escalas números 7, 8, 9 y 10, apuntes 700, 702, 704 y 706 que contie­nen las dimensiones de varios tapados anchos media­nos y estrechos, propios cada uno para diferentes ob­jetos que se especifican cu las mismas, siendo de notar que los tapados de ancha dimensión siempre son preferibles á los estrechos, porque su sonido tiene mas cuerpo, y lo forman los canos mas fácil­mente.

g4¡L.. 6<í7.

Interior de las cañerías tapadas.

Al formar esta especie de cañería tapada, es uece-. sario labrar cuidadosamente las tablas por la cara que ha de ir al interior, para que el cóncavo quede muy igual, y pueda funcionar bien el tapón, que se les pone en el cabo superior.

Efec tos del tapón e n las cañerías de madera ,

E l tapón, del cual toma el nombre esta cañería, es el que, entrando ó saliendo en el caño, acorta ó alarga su cavidad interior, y le hace subir ó bajar el t»no, siguiendo en esto la ley natural de los ca-

— 1 0 9 — Tíos abiertos y de casi todos los cuerpos sonaros, que cuanto mas largos son, suenan mas bajos, y cuan­to mas se van acortando, mas van subiendo su tono.

g C | K 649.

Largo de las bocas en io s caños tapados de madera,

Las proporciones de las bocas en las cañerías ta­padas do metal son respecto al largo, dos partes de nueve en cjue se divida el ancho del cuerpo del ca­ño; y en los de madera necesariamente han de tener todo el largo que tenga la separación de las tablas de los costados del caño,- que en los cuadrados es la proporción de ocho partes dos, ó sea la cuarta parte del ancho total; y en los cuadrilongos es pró­ximamente la de nueve partes dos, como la de los caños de metal que es la mejor, cuya proporción sa­le naturalmente así, porque el caño tiene algo mas profundidad que anchura.

ofy,. 620.

Alto de las bocas en las cañerías tapadas.

Á la altura de las bocas, ó sea la separación que hay desde la salida de la lámina del viento en el la­bio inferior hasta el canto ó corte del labio supe­rior, no puede darse por regla general, una misma

— 1 1 0 -proporcion para toda la grande escala, porque se t ie­ne bien experimentado que los caños mayores y mas graves del tapado deben tener las bocas no muy altas, dándoles la proporción de cuatro partes de largo una de alto, ó á lo mas, de tres partes y media, una. Esta regla puede seguirse basta el Do primero de la octava ó sea de la gravedad del 6>¿, desde cuyo punto pueden ser las bocas mas altas, dándoles la proporción de tres partes de largo una de alto y á veces aun algo mas; pero en llegando al extremo agudo ó sea al Do primero de la 22", ya tiene que ir disminuyendo el alto de las becas, sien­do en los cañitos mas pequeños menos de la cuarta parte de su ancho, porque de lo contrario no forman bien el sonido, y si lo forman no es de segura afi­nación.

CAPITULO VIII .

TAPONES DE LOS CAÑOS DE MADERA.

Los tapones para los caños de madera se harán de trozos de tablón, tabla, tablilla etc, según la mag-

- 1 1 1 -ni tud del caño en que tengan que servir. La made­ra deberá ser de buena calidad y muy seca, para evitar el que hinche ni merme en los tiempos húme­dos y secos, ó al menos que su movimiento no sea muy sensible. Su construcción consiste en formar un trozo de madera cuadrado do la misma forma del cón­cavo del caño, en el cual debe entrar con facilidad y aun algo flojo, porque la guarnición de piel que se le pone después, lo acaba de ajustar en su sitio, que ha de llenar perfectamente, lo cual debe hacer­se con una presión tan regular, que no violente e l ' caño y lo raje, como acontece casi siempre cuando se meten los tapones muy apretados.

o/fy,. 622.

Medidas de l o s tapones y s u s mangos .

E l grueso de los tapones será respectivo a la mag­nitud de los caños, así como también el largo de los mangos que han de servir para sacarlos de su si-tío en casos necesarios. Para la primera octava del tapado de 52 se harán los tapones de 50 milis, de grueso próximamente, con un mango proporcionado que salga 150 milis, del agujero en que vá espiga­do y encolado. Para la primera octava del violón do 26 se les dará 40 milis, de grueso, con un mango de 120 milis. E n la primera octava del 13 tendrán 25 milis, coS un mango de 90 milis, y en la primera octava del 6% se les darán 15 milis, de grueso, con

— 112— el mango de 50 milis. Desde el Do en 22,* que ta ­pado suena en 15," ya se hacen los tapones y man­gos de una sola pieza, cortándolos de un barrotito que dé el suficiente grueso para llenar cual correspon­de el hueco de los caños que se han de tapar.

Aunque se da como regla una medida igual para los doce caños de cada octava, entiéndase que las me­didas apuntadas pueden servir para los dos ó tres pri­meros caños de cada una, y que los demás pueden ir disminuyendo sus dimensiones hasta aproximarse á las de la octava siguiente, puesto que, aunque tengan los tapones un poquito de mas ó de menos, nada importa; lo esencial es que ajusten y tapen perfecta­mente bien.

Mangos de los tapones.

Los mangos deben colocarse en el ceutro del ta­pón, metidos á espigo redondo do casi todo su grue­so, que atravesará, el del tapón respectivo para que que­den bien fuertes; y aun á los mayores convendría que por la parte inteijor se les clavase una punta, que atravesara lo mas que se pudiera el grueso cUel mango, para que en ningún tiempo so soltase del tapón, lo cual, cuando sucede, es bastante comprometido, por-

-na­que uo puede extraerse éste de dentro del caño sin

hacerle pedazos. Véanse en las figuras 149, 150 , 151.

fig. 149 .

Demostración.

A, A, son dos tapones, hechos de tablón ó tabla; B B, es el mango de cada uno, que entra á espiga redonda, atravesando todo el tapón A, en el cual se encola y fija fuertemente: este tiene una mor­taja en C, que sirve para prenderle con una cuer­da ó un gancho de hierro, y poder tirar de él cuan­do está muy apretado dentro-del caño: el mismo ob­jeto tiene la escopleadura que atraviesa el mango en E . La fig. 151 es un tapón, hecho todo do una pie­za á lo largo do la veta do la madera, mieutras que los otros la tienen atravesada, formando cruz con la del mango.

QÍtyv. 6^6.

Escopleaduras hechas en lo s m a n g o s de l o s tapones .

Las mortajas y escoplcaduras marcadas en los mangos pocas veces suelen practicarse, porque es­tando el tapón bien construido y con una presión regular, para subirlos, bajarlos ó extraerlos no es ne­cesario hacer mucha fuerza; por lo que, como queda dicho, es preciso para hacerlos, escoger siempre ma­dera de buena calidad y sobre todo muy seca. Tam­bién es muy úti l el hacer á los cuatro costados del tapón un pequeño charlan que apenas se perciba, en la arista que vá en el interior, y aun mejor po­ner dichos costados un poquito h falsa escuadra, para que entre el tapón algo en cuña, pero de modo que no pueda violentar las encoladuras ó juntas de las tablas que forman el caño.

Tapones de canutillo.

También se hacen tapones que no pueden llevar el mango con escoplcadura como los indicados en las figuras anteriores, á causa de tenerlos que tala­drar en toda su longitud para que sirvan de chime­nea ó canutillo á una flauta de madera semitapada, cuya descripción hemos hecho en el apunte 529.

1 1 5 -Véase la forma de estos tapones en la fig. 122 en la que se nota el agujero que lo taladra por su centro, en cuyos anchos y largos se han' de obser­var las proporciones dadas para los canutillos de me­tal, que describimos en el apunte 490.

Forrado de lo s tapones para lo s caños de madera.

Los tapones deben forrarse de buena piel baldes» gruesa y flexible, para que tapen bien el cóncavo del caño y no escape por aquel punto la mas mí­nima parte de 'viento, que es circunstancia precisa á su buen sonido. Para forrarlos con propiedad y que la piel no haga arrugas, se cortan tiras de baldés, un poco mas anchas que el grueso del ta­pón en que se hayan de pegar, se chiflan del un costado y de los cabos, se cubre el tapón todo al rededor con la tira de piel, puesta su cara velluda hacia fuera, y la parte del ancho que sobra de la t ira (que será la chiflada) so dobla sobre el plano bajo del tapón, encolándola en aquella parte; los pliegues que hace en los cuatro ángulos, se recor­tan, y las puntas se encolan una sobre otra, do modo que quede todo bien hecho. Si se quiere forrar el fondo del tapón para asegurar la doblez de la piel y tapar los poros de la madera descubier­ta, puede hacerse con tela ó papel, aunque no es absolutamente necesario.

— 1 1 6 —

Señalar la pos ic ión de l o s tapones .

Estando scea la encoladura del forrado, se intro­duce el te pon en el caño, procurando señalarle en el mango su número correspondiente, que se mar­cará en la parte que cuadre al frente, que es el de la tapa que lleva la boca, para que, siempre que se saque y meta el tapón, se ponga de la misma manera que se tenía arreglado y colocado al principio.

Ajustar l o s tapones en s u s i t io .

Si el tapón está algo apretado, se le puede q u i ­tar un poquito de madera de la parte que le sobre, y si está flojo, se le mete una tirita de piel ó de papel doblado entre el tapón y el forro de baldés, para que ajuste perfectamente bien; mas esta opera­ción no debe hacerse hasta que se tenga la obra con­cluida y se vayan á colocar los caños en su sitio, para dar tiempo á las maderas de los caños y tapo­nes á que hagan los movimientos que quieran, pues­to que está bien osperimentado que por muy seca que esté la madera, siempre varía alguna cosa.

- 1 1 7 -

CAPlTULO IX.

BEL FORRADO BE LOS CAÑOS DE MADERA.

O/fojí,. 6SM.

Las cañerías de madera conviene forrarlas exte-riormente para tapar los poros de la madera ó cual­quiera rajita imperceptible que pueda tener, dar so­lidez á las tablillas, y contribuir a la conservación del material.

Los caños magnos de 52 y 26 palmos, sean abier­tos ó tapados, es escusado el forrarlos, por \uo el grue­so do sus tablas es muy suficiente para que los poros de la madera no puedan influir de ningún mo­do en la bondad del sonido, y además son bastan­te sólidos para asegurar su conservación sin el au­xilio del forrado; mas desde el Do n ú m . 37 de la grande escala, que es el primero de la octava abier­ta, y desde el Do primero del violón de 13 deb en forrarse, especialmente si son de pino, porque las maderas de estos caños ya son mas delgadas y es­tán, mas expuestas á cualquiera contingencia..

G € ¡ I / . ÓB.

Diferentes modos de forrar l o s c a ñ o s .

E l forrado puede ser general de todo el caño, ó parcial en parte de él; así como puede ser de pa­pel fuerte de cola ó de tola delgada de algodón, lo cual resolverá la discreción del constructor, según su gusto ó la importaücia de la obra.

Si el forrado es general de todo el caño, (que no es lo mas regular) se cubre de los cuatro costados; y si es parcial, solo se forran los dos costados, que es donde están las juntas de las tablillas; también se cubren comunmente solo dichas juntas con tiras de tela ó papel, por si tienen alguna rajita; de cual­quiera manera que sea, apuntaremos el modo de pegar la tela y el papel, para que éste quede bien adherido á la madera y no haga arrugas ni ampollas.

Modo de pegar el papel ó tela sobre la madera.

Para pegar bien los forros de papel ó tela sobre la madera, se hace en una vasija vidriada una canti­dad regular de engrudo con harina de trigo y un poquito de cola fuerte, que so echa disuclta en la vasija después de estar hervido el engrudo, el cual no ha de quedar muy espeso: se hacen tira» de pa-

—119 — peí fuerte de cola, y con una brocha proporciona­da se engruda el papel por ambas caras, de modo que no lleve mucho engrudo; se le dá también á la ma­dera, y se aplica el papel frotándolo y estcndiendo-lo bien con una muñequita de trapo hasta dejarlo perfectamente pegado, sin ninguna arruga ni am­polla, y si la hay, se pincha para que salga de ella el aire que la forma, y se adhiere bien el papel hasta hacerla desaparecer.

E l forrado de tela se hace del mismo modo, pero es necesario lavar ésta para quitarle la parte caliza ó gomosa que le dan en las fábricas: las tiras de te­la que se pegan á la madera, no es necesario en­grudarlas por ambas caras como el papel, porque, como es tejida, no forma ampollas el viento; pero sea el forrado de la clase que quiera, debe quedar bien estiradito y pegado á la madera.

Cañerías que no deben forrarse.

Las cañerías abiertas, estando bien construidas y siendo la madera de buena calidad, es escusado el forrarlas, y aun en las tapadas ganaría algo el timbre de su sonido, sino hubiera que forrarlas; por lo que ,

Forrar los caños de tela.

— 120 — si es necesario emplear este medio por los motivos arriba indicados, pueden forrarse las juntas de las tablas con tiras estrechas de papel ó tela, ó todo el costado con papel, y si la madera es muy porosa y algo sencilla puede cubrirse todo el caño, pero in­sistimos en que sería muy conveniente el que no tuviesen que llevar forro de ninguna especie.

Guarnecer el cabo de l o s caños tapados.

Es muy conveniente á las cañerías tapadas, espe­cialmente á las pequeñas, el guarnecerlas exterior-mente el cabo del caño con una tira de lienzo de u n ancho regular, bien encolada, dando vuelta al rededor de dicho caño, con el objeto de fortalecer por este medio aquella parte donde funciona el ta­pón y aunque entre éste un poquito apretado, no raje la madera, ni pueda abrir las juntas de las tablillas.

BE LOS CAÑOS MAGNOS BE MADERA, QUE SE SUELEN PONER. EN

LAS FACHADAS DE LOS ÓRGANOS.

Aunque los caños magnos de madera, tales como los de la primera octava del 52 y 26, deben colocav-

Q / k / 686.

CAPÍTULO X.

— 121 — se en el interior de los órganos, no por eso dejando-hallarse puestos en el exterior, formando parte de la decoración de las fachadas en muy buenos órganos, antiguos y modernos, llenando algunos huecos late­rales, y aun puestos en el principal de su centro. Con este motivo se ven algunos que imitan el co­lor y brillo del estaño; otros están plateados, y cu las bocas tienen pintados unos camafeos de estilo ca­prichoso; otros están dorados, y otros en fin tienen su frontis guarnecido con un macizo de madera imi­tando la forma cilindrica de los de metal, y cubier­tos de chapa delgada que les dá la apariencia de aquellos.

De todos estos modos y otros muchos se encuen­tran cañerías de madera cubriendo y adornando gran­des huecos en las fachadas de los órganos, y aunque no son tan propias como las de metal, por eso no son de mal efecto; mas esto es peculiar del buen gusto que so supone en el encargado de formar' el plano y ornamentación del instrumento, quien, sin embargo, debe ponerse do acuerdo con el construc­tor, para saber que clase y número do cañerías ha de poner al fronte del órgano, y contar al efecto con las medidas para los huecos que hayan de ocupar.

Q/í|t. 6¡BQ,

Pies cortados de los caños majaos da randera.

Los pies de estas grandes cañerías que se ponen en las fachadas, no suelen ser puntiagudos ó c Juicos

- 1 2 2 -como los de metal, sino- que acaban cortados abajo, como se indica en las í igus . 152 y 153 que repre­sentan parte de un caño visto de frente y el mismo

&g. 152 . fig. 153 .

visto de costado, en el que se manifiesta la parto que so le añade á su frente para que aparezcan de forma cilindrica como los do metal: mas si, para

— 123 — que sean mas propios del lugar á que so los desti­na, se les quieren hacer los pies largos de forma cónica, puede hacerse sin gran dificultad, como ten­dremos ocasión de verlo mas adelante.

Modo de dar forma circular al frontis da los caños de madera.

Para que el frente de los canos cuadrados de ma­dera aparezca de forma cilindrica, como decimos ar­riba, se les pone sobre su plano fronterizo un ta­blón de madera ligera (pino de Holanda manso) que dé el grueso de la parte circular que deban tener; se redondea bien con la garlopa y cepillo dentado, y teniéndolo á medio concluir dé la parte exterior, se vacía por la interior, descargándole toda la ma­dera inútil para quitarle peso, dejándole unos 12 6 14 milis, de grueso; esta especie de canal se encola y clava sobre el caño, y después de seco se conclu­ye de repasar y arreglar definitivamente la parte vi­sible, la cnal ese puede dorar, platear, pintar ó cu­brir do chapa. etc, en la parte de las bocas y su plano superior se suelen pintar mascarones ó alegorías, se­gún el gusto que predomine en el plan de la obra.

— 124—

Q/fc]i/. 6-R

Caños dé madera de forma cilindrica simulada para fachadas de órganos pequeños y grandes.

A los órganos pequeños y portátiles que se les quiera formar una fachaclita sin cargarles mucho pe­so con caños de metal, se les hacen estos de ma­dera, y para darles la forma cilindrica de aquellos, se les pone la tapa del frente un doble mas gruesa de lo necesario, y para hacer los pies, se dá al pié del caño también un doble mas largo de lo que so bricen ordinariamente; el pitón se pone de todo_ el lar­go que haya de tener el pié, que para el objeto in­dicado deberá ser do 14 á 20 centímetros de largo próximamente, de modo que después de arma­do el caño con la tapita que forma la lámina del •viento, (que también se pondrá en estos con la ve­ta á lo largo) se redondea la cara visible del cuer­po del caño, y al pió se le dá la forma cónica or­dinaria que tienen los de metal, con lo cual quedan muy bien parecidos á estos y son mucho mas lige­ros. Estas, cañerías se suelen dorar«á oro mate ó bruñido, y hacen muy buena vista.

Hemos puesto aquí el método de hacer los píos cónicos á las cañerías pequeñas de madera, porque es aplicable á los caños grandes que hemos, descri­to en los apuntes anteriores, á los cuales para dar­les esta forma se les ponen los pitones de madera fuerte, de un largo, y grueso propios para el fin in­dicado, y siguiendo los mismos procedimientos que

- 1 2 5 -en las cañerins ];equcfjas, se hacen tumbicn las grandes per­fectamente. La í ig. 154 repre­senta parte de un caño gran­de de madera, hecho por este método, con la parte visible del pió de forma cónica, como la tienen los de meta l .

Caños grandes de madera, modo de colocarlos y a s e ­

gurarlos en su pues to .

Los caños de madera de ma­yor magnitud, que como he­mos dicho suelen formar parto de la decoración en las fecha­das de muy buenos órganos, tienen que ponerse de modo que su seguridad no ofrezca ningún cuidado. Si un caño vá en la fachada de modo que esté todo á la vista, sin que ningún adorno lo contenga de su cabo superior, debe suje­tarse por detrás, a cuyo fin se pone en el punto conveniente un buen tablón, en el cual se abren unas mortajas en for­ma de escalones, según lo p i ­dan la posición y magnitud de

— 1 2 6 -los caños; á estos se les pone a la parte de atrás y á la altura regular una pieza de grueso de tabla, que se encola y clava cu la tapa trasera del caño, y en ella se practica un agujero que la atraviesa, el cual coincide con otro que so hace en el tablón á la medida conveniente, en cuyos agujeros se in­troduce una clavija de madera ó hierro, proporcio­nada en largo y grueso á la magnitud del caño que debe sostener, con lo cual quedan bien sujetos sin poderse mover de su sitio ni menos caerse hacia ade­lante. Véanse las íig'us. 255 y 156.

Demostración.

La figura 155 representa un caño de madera pues­to de pie, viéndose uno de sus costados y la tapa trasera, cu la que se indica la pieza de tabla con su agujero para la clavija, con la cual se sujeta al ta ­blón, éste se manifiesta á vista de pájaro en la fig. 156 con ocho caños colocados en su puesto, vistos también del mismo modo por su cabo superior, con sus asas y clavijas, así como también la parte circu­lar añadida á su frente para darles la forma cilin­drica de los de metal , como lo dejamos dicho en el apunte 640.

Frente de los caños.

. — 1 2 8 —

Caños medianos y pequeños de madera que van en el interior del órgano.

Cuando los caños de madera son pequeños, suelen estar sobre el secreto ó en tabloncillo, y si no se consideran bastante sujetos con solo lo que intro­duce el pitón en el agujero do la tapa ó tabloucilllo, como quoda dicho en el apunte 600, pueden ponerse también con un trocito de tablilla atrás, como los grandes que hemos descrito en el apunto 642, con la diferencia de que los caños grandes lo llevan fijo á escuadra, cruzando el ancho de la tapa trasera, y a los pequeños se les pone en declive, buscando la dirección de la barra ó listón que los sostiene á to­dos; se sujetan con uuos puntos de alambre ó clavi-j i tas de madera, c[ue puodon quedar fijas en dicha barra,- ó ser do quita y pon. Véase la í ig . 157 que manifiesta parte de una fila de caños puestos de es­ta manera.

- 1 2 9 -

En la anterior figura se ven algunos caños en­ganchados por detrás, y otros por el frente; se han diseñado de este modo para demostrar que es indife­rente el ponerlos de una ú otra manera. Cuando van colocados en dos filas, se suelen poner entre dos lis­tones asegurados por sus extremos, que sostienen los caños por alante y atrás, y de los costados se sos­tienen unos á otros, porque van junt i tos , en cuyo caso escusan de llevar esa especie de asa de tablilla con el clavito de alambre ó clavija de madera. Por último estas cosas fáciles y sencillas las arreglará el constructor del modo mas conveniente y propio á la comodidad del sitio en que deban colocarse para que estén bien dispuestas y no se estorben unas cañerías á otras, puesto quo si están muy juntas y en la parte de la boca de los caños no tienen el hueco necesario ya hemos dicho diferentes veces que se ofuscan los sonidos, y es causa de gran perturbación en la afina­ción y en el timbre que deben producir.

- 1 3 0 -

LIBRO DÉCIMO Trata de los caños ile flautado que adornan las fachadas, de laa

proporciones de sus pies y diámetros de las puntas, con loa medios propios de asegurarlos en su sitio.

D e l o s caños m a g n o s degmetal que s e ponen en la s fachadas.

Apcsar de hallarse 'decoradas las fachadas princi­pales de muchos órganos con algunos caños de ma­dera, lo mas regular y propio es que estos se colo­quen en el interior, y solo aparezcan á la vista ca­ñerías [de metal, que sin disputa son mas esbeltas y de forma mas elegante que todas las de madera que quieran im itarse á aquellas. Generalmente los caños mayores de metal que se suelen poner en las facha­das de los grandes órganos, son las primeras octavas del flautado de 26 y uno ó dos órdenes escogidos de las octavas mayores del de 13, porque las cañerías de las octavas menores de este orden ya no son pro­pias para aquel objeto, y siempre van en el interior.

CAPÍTULO I .

- 1 3 1 -

También hay muchos grandes órganos, que por economía y por razón del local, no presentan en la fachada los primeros caños del 26, porque los tienen en el interior, hechos de madera. E l primero que se vé figurar en ella, como caño mayor, suele ser el F a núm. 6, F a sostenido núm. 7 ó el Sol núm. 8, y sin embargo están muy bien; pero todas estas cosas de­penden de algunas circunstancias que, dado el plan y condiciones de la obra, solo puede dilucidar el buen gusto del artífice, unido al de las personas que la encargan. Si para los grandes caños del flautado de 26 que se hagan de metal, no se tienen planchas bas­tante grandes para poderlos diapasonar de una sola pieza, ya hemos dicho en el tomo primero apunte 233 que pueden hacerse aviniendo piezas al ancho y lar­go de una plancha, las cuales se sueldan perfectamen­te y sirven bien, aunque no tan propiamente como cuando son enterizas; respecto al modo de diapaso­nar, cortar, modelar y soldar estas cañerías, dado el método do construir el flautado de trece que s e halla en el libro quinto, apunte 321 y siguientes, creemos escusado el ocuparnos de él por ser todos I03 procedimientos iguales á los allí establecidos.

Caños pulimentados, dorados y pintados de las fachadas.

Las cañerías que han de figurar en las fachadas do los órganos, han de estar muy bien trabajadas, y

- 1 3 2 -además de las condiciones propias para que suenen bien, se han de concluir de modo que su forma sea agradable á la vista.

Algunos constructores las pulimentan, otros (y es lo mas general) las dejan muy bien raspilladas al t ra­vés de su longitud; también so encuentran algunas con toda la parte visible dorada á oro mate o bru­ñido, y otras doradas de la parta aplanada, que tie­nen encima y debajo de las bocas, y finalmente se hallan algunas que, para que conserven su brillo, les han dado una mano de barniz claro sin color ó con color, que imita al dorado, cuyos procedimientos se irán apuntando mas adelante; al presente nos ocupa­remos del largo de los pies, y modo de diapasonar los mayores de los caños do las fachadas.

Grandes p i e s de las cañerías que adornan las fachadas.

Los pies de las cañerías de metal que adornan las fachadas, generalmente se subordinan al gusto de la decoración; hay casos en. que todos los caños de un hueco tienen los pies iguales de alto, de modo que, aunque son aquellos desiguales, presentan todos los del hueco ó ventana sus bocas á una misma altura,

. formando una horizontal recta: otras veces se forman en línea ascendente ó descendente de mayor á menor, po­niendo el caño mayor del hueco con el pié mas bajo quo los demás que lo tienen mas alto ó mas bajo, y van formando una escala hacia el costado derecho ó

— 133— izquierdo; también se ponen do manera que formen simieírculo ó ángulo alto ó bajo hacia el centro de la fila que cierra el hueco, cuyas figuras dependen de la mayor ó menor altura que se dé á los piás de dichas cañerías, como se marcan en l a s f igus . 158, 1 5 9 , 1 6 0 .

fig. 1 5 8 .

fig. 159 .

f ig. 1 6 0 .

La figura 158 representa las bocas de una fila de caños formando línea recta, estando el mayor al centro y los menores á los costados; la figura 159 represeuta otra fila de caños que van subiendo desde la izquierda hasta el centro, y después bajan hacia la derecha; y la figura 160, otra fila puesta al contra­rio de la anterior.

Qiju 650.

Fortaleza de lo s pies de l o s caños grandes de fachada.

Hay que tener presente que los pies de los caños de fachada han de ser siempre de la misma clase de me­tal que los cuerpos de estos; y deben hacerse fuertes, pa­ra que resistan el mucho peso que tienen, especial­mente los caños grandes, que toda su mole carga so-

­ 1 3 4 ­

bre la punta del pié. Por esta razón algunos cons­

tructores aconsejan que se fortalezca el estaño de los pies, mezclándole alguna parte de cobre, lo cual d i ­

ficulta un poco la fundición y labra del metal, pero creemos innecesario este procedimiento, porque dejan­

do un poquito mas gruesas las chapas que se desbas­

tan para este objeto, pueden hacerse los pies suficien­

temente fuertes, para que resistan el peso de su caño respectivo sin duda alguna, como ya se tiene expe­

rimentado. Véase en el apunte 656 el grueso que ck> be darse á las chapas que han de servir para cortar los pies dé los caños magnos.

Medidas de l o s píes para l o s caños grandes de. las fachadas­

E l largq proporcionado de los pies para un flauta? do de 26 completo (esto es que se ponga su primer Do, en la fachada) es todo lo mas de 85 á 100 ccntíms, también pueden hacerse mas bajos, (de 60 centims.) pero menos que esta medida no debe dármeles; res­

pecto á la primera octava del 52 es escusadq el po­

ner ninguna medida, porque no se halla (á lo menos en España) ningún flautado de esta magnitud, he­

cho de metal, y aun de madera lo hay en órganos muy contados.

Cuando los сапоз mayores de las fachadas empiezan

— 135— desde el Sol núm. 8 dcl]¡26, que~cs lo mas común'y or­dinario, se le suelejxmer un pié de "50 á G0 coatíms, y los demás caños puedeifj'tener algo mas de esta medida; entiéndase esto p a r a l a primera'joctava sola­mente del 26, que desde la segunda hacia arriba ya entran en la medida de la primera octava del 13 que es la mas regular , de 45 á^50 centímetros.

Q/fy,. 6§S.

Reducir el alto de los~piés en lo s caños gran­d e s de fachada.

Las medidas de los pies jue dejamos apuntadas, son para el maximun que debe darse á la longitud de estos, mas como para la composición de las figuras que se quie­ran formar COD las cañerías, hay necesidad de acortar dichas medidas, ya se ha dicho que lo mas bajo que debe hacerse un pié para el Do ¡número del 26 es de 60 céntíms, y lo mas bajo que debe hacerse para un Do del 13, es do 23 contím, este es el último extre­mo para casos especiales, que por "razón del local ú otras causas no quepa de ninguna manera el caño en su sitio ni aun acodillado.

Q/Í|t.

Regularidad de l o s p ies .

Los caños que tienen el pié de un largo regular y bien proporcionado, forman su sonido mejor y con

— 136— mas facilidad que los que tienen el piá corto; y has­ta para el aspecto de las fachadas están mas airosos los que se les vé el pié en toda su longitud que los que la ornamentación les quita alguna vista; por eso es necesario que en las fachadas; que tengan las cor­nisas bastante vuelo ó anchura, se eleven las cañerías lo que se crea conveniente, con unos tabloncitos aca­nalados puestos de canto, para que desde el punto que se mire el órgano (que siempre suele ser bastante ba­jo) se pierda poca vista de la longitnd de los caños y especialmente de sus pies.

CAPITULO II .

MODO DE DIÁPASONAR LOS GRANDES PIES Í)É LAS CAÑERÍAS DE FACHADA.

Q4^. 655.

Para señalar y cortar ios pies de las grandes cañe­rías de fachada so procede del modo siguiente; se toma plancha del ancho necesario que aun esté por labrar, como sale de la fundición; se le marca una lí­nea eñ un canto; so toma un listoncito unos veinte centímetros mas largo que el pió mayor que se quie­ra hacer; se lé hace un agujerito en el cabo para me-

- 1 3 7 -ter una punta de parís, que se clava ligeramente en el tablón ó mesa que se está trabajando; esta punta sir­ve de eje al listón que se Convierte en pierna de compás, porque á la medida conveniente so le clava otra punta aguzada ó un punzón con el cual, haciendo andar dicho listón, de aquel cabo se marca bien la parte circular necesaria á la parte ancha y á la estrecha del pié: para ajústar estas á la medida regular, se ten­drá una tira de chapa delgada, en la que estarán mar­cados los anchos de los caños, y arqueándola un po­quito, sigue fácilmente la Curva trazada con el pun­zón del listoncito. E l ancho de la parte estrecha, que ha de formar la punta del pié, se tomará del Diapa­són núm. 1 apunte 688 que contiene la grande esca­la, en la cual están marcados los anchos de todas las puntas de los pies.

Gfy. 656.

Grueso de la s chapas para l o s grandes p í e s .

Teniendo así señalado un pió, se corta de la plan­cha con un serrucho fuerte, siguiendo aproximada­mente los trazos, estos deben arreglarse á lo justo de las medidas después que él úbreío desbaste y labre el pié como corresponde, dejándolo del grueso necesario pa­ra que pueda sostener el mucho pesó que sobre él ha de cargar el cuerpo del caño, siendo dicho grueso para los primeros Caños del 26 el de 2% á 3 milis, próximamente, y van disminuyendo hasta los prime­ros del 13, que será de dos milis.

OÍ\v. 657.

Puntas de l o s pies para l o s caños grandes .

Las puntas de los pies pueden hacerse corno las de los demás caños medianos y pequeños, ó sobrepues­tas; pero de cualquier modo que sean, deben ajustar bien al agujero del tablón por el cual reciben el viento. Véanse las figuS. 161 , 1 6 2 , 1 6 3 ,

fig. 161 . fig- 162. fig. 1 6 3 .

<m B.

La figura 161 representa el fragmento de un pió, que manifiesta s¿i punta acoplada al ordinario; la fig.

— 139— 162 cscl mismo pió cortado por A, al cual so le suel­da la pieza B. que es el pitón que ha do entrar en el agujero del tablón ó macizo, como se vé en la figura 163 y como hace un escaloncito todo alrededor del pié sienta muy bien en su sitio embocando dicho pitón en el agujero para recibir el viento que viene del secreto á hacer sonar el caño.

Q i ¡ f . 6§8\

Diámetros de las puntas de l o s pies.

Además de las medidas que damos en el diapasón núm. 1, de todos los agujeros para toda clase de ca­ñerías, ponemos á continuación los diámetros que convienen á los agujeros de las puntas de los pies en las dos primeras octavas de la grande escala, que son las primeras del flautado de 52 y 26. Véanse las figus. 164, 165 , 166.

- 1 4 0 -

fìg. 166 .

1. a 8. a del flautado de 13.

fig. 165 .

Í . a 8. a del flautado de 26.

fig.164.

1. a 8. a del flautado de 52 palmos.

- 1 4 1 -De manera que, según la anterior demostración,

los cuatro primeros caños del flautado de 52 que son, Do, Do sostenido, Re y Re sostenido tendrán el agu­jero de la punta del pié, después de acoplado, de 28 milis, de diámetro, incluso el metal: los cuatro segun­dos que son, Mi, Fa, Fa sostenido y Sol lo tendrán de 26 milis; los cuatro siguientes, Sol sostenido, La, La sostenido y >i lo tendrán do 24 milis; los tres pri­meros de la segunda octava que son, el Do, Do soste­nido y Re, (primeros del 26) tendrán el agujero de 22 milis, de diámetro; el Re sostenido, Mi y Fa, de 20 milis, el Fa sostenido Sol y Sol sostenido de 19 milis: el La, La sostenido y Si, de 18 milis; y últimamente el Do y Do sostenido, primeros del flautado de 13, lo tendrán de 16 milis.

OÍjv. 6659.

Puntas de lo s p i e s de l o s caños medianos y pequeños .

Desde los primeros caños del flautado de 13 en ade­lante hasta la conclusiondela grande escala graduará el grandor de los agujeros el buen tino del artífice, que es la mejor medida, porque hasta de las dimensiones apun­tadas para los caños grandes habrá casos que so tendrán que aumentar ó disminuir, según la necesidad que el mismo caño manifestará cuando se le haga sonar. Véan­se, en el libro primero apunte 155ysiguientes, las tablas que contienen los diámetros de los agujeros que deben nacerse en los secretos para toda oíase de cañerías de flautado y lengüetería, puestas sobre su viento, las cuales pueden servir do guia para poder arreglar las

— 142— puntas de los pies de los caños; sin embargo de que auu estos han de tener los agujeros mas pequeños que los que allí se marcan, puesto que aquellos son, como dejamos dicho, para abrir los de los secretos, registros y tapas.

B E LOS VOLADIZOS CIRCULARES V OJIVALES QUE SE SUELEN

PONER PARA ADORNAR LOS CAÑOS DE LAS FACHADAS.

Los voladizos de los caños de fachada se ponían antiguamente quitando toda la parte superior ó in­ferior do los labios que forman la boca del caño, mo­delando esto y el pié para avenir enseguida otra pie­za postiza en lugar d é l a natural que se habia qui­tado, pero, corno esta solo os una cosa puramente de adorno, hoy dia solo so sobrepone y suelda en el ca­ño y pié la parte que ha de volar separada del cuer­po á la altura conveniente, ahorrando mucho trabajo y siendo del mismo efecto á la vista, que es el ún i ­co objeto que tiene.

CAPÍTULO III.

- 1 4 3 -

Ofy/. 66l

Medidas d e l o s voladizos .

Las proporciones cpie se dan regularmente á estos voladizos son: dividir el largo de la boca en dos partes, y darle nueve de estas partes al alto desde el cabo inferior del voladizo al superior; dos de estas nueve partes ha de tener el voladizo de debajo la bo­ca; y las otras siete son desde esta al cabo del vola­dizo superior. Véanse las figuras siguientes des,de e l 167 al 172 .

fig. 167. Rg. 168 . í ig . 169-

De las dos partes que se le dan al voladizo infer rior, se le puede quitar un popo, que puede ser el al­to de la boca del caño; por ejemplo, en vez de medir dichas dos parces desde la parte inferior .de la boca, que es donde hace la junta del pió con e l cuerpo del caño, se pueden medir desde el canto del labio super perior, y asi queda un poco mas reducido el voladizo en cuestión.

Q4¡U 662. Voladizos de diferentes d imens iones .

Aunque en algunas cañerías se hallan los voladizos en la proporción de ocho partes de alto, está bien

— 145— esperimentado que son mas vistosos de nueve, cuya regla debe seguirse siempre, á no ser que se quiera formar con los voladizos superiores una linea recta, en cuyo caso tienen que hacerse de diferentes medi­das; y si so quiere formar línea recta con las bocas de los caños, en este caso SOQ los pies los que han do ir iguales, todos de un mismo alto, y de este modo, aunque las bocas estén todas á una misma altura, la parte alta del voladizo ó replano ya forma la línea ascendente ó descendente, con lo que varía la propor­ción de cada caño.

Caños que sue len tener voladizo.

Estos voladizos no es de rigor el ponerlos á todos los caños de fachada, puesto que solo los suelen te­ner los mayores del hueco céntrico ó el mayor de ca­da hueco de los laterales, siempre que esté coloca­do en el centro de los caños que cierran dicho hueco; los demás caños solo tienen aplanada la parte supe­rior ó inferior de la boca en forma circular y en las mismas proporciones de nueve partes, que quedan mar­cadas en las figuras anteriores.

Adornar las bocas de l o s caños m a g n o s .

También se suele adornar el caño mayor de la fa-

— 146 — chada y alguno de los céntricos en los huecos late­rales con unas molduritas del mismo metal del caño, que se le sueldan, guarneciendo los ángulos de su boca de la manera que se indica en la f ig . 173 .

% . 173 .

E n los órganos antiguos casi era de rigor el pin­tar figurones en las bocas de los caños grandes: á los medianos y pequeños de las fachadas siempre los solian dorar toda la parte aplanada superior é infe­rior de la boca, cuyo procedimiento ha caído en de­suso por creerse de mal gusto, y por seguir las ve­leidades de la moda.

- 1 4 7 -

Q/fyv. 66§.

Modelar el plano de las bocas á las cañerías interiores,

Á las cañerías que van al interior del órgano no se les marcan los planos de los labios de la boca en semicírculo con el compás, ni menos en ángulo agu­do, sino sencillamente con un trazo en cada lado de la boca, como queda dicho en el tomo primero apun­tes 338 y 339 pero cuando se aplanan y modelan di­chos labios en el yunque de madera, para configurar bien la boca, se procurará darles la misma forma r e ­donda arriba y abajo, aunque no tan perfecta, como se marca en la figura 167 y así como esta tiene de al­to nueve partes de dos que tiene el largo de su boca, á las interiores se le darán solamente cinco partes de alto, (poco mas ó monos) cuya proporción puede se­guirse también en las cañerías que se pongan en las fachaditas de órganos pequeños y portátiles.

- 1 4 8 -

CAPÍTULO I V ,

ASAS PARA LOS CAÑOS DE FLAUTADO QUE SE PONEN

DERECHOS EN LAS FACHADAS.

V. 666.

Á los caños de flautado, que van derechos ó sea en posición perpendicular en las fachadas, se les po­nen unas asas mas ó menos gruesas, según su gran­dor y la magnitud del caño en que deban servir; el objeto de estas asas es sugetar el caño en su posi­ción, y asegurarle para que no se pueda caer; mu­chos de ellos suelen quedar sugetos con los adornos de la caja que se les anteponen, mas apesar de es­to no deben escusarseles las asas, porque con ellas que­dan mas seguros y fijos en la posición que se los coloca, sin que puedan volverse á la derecha ó á la izquierda.

— 149—

Construcción de las a s a s de metal-

Para hacer las asas de los caños de fachada, se to­ma chapa de metal proporcionada al grueso, según su grandor; se toma con un compás la "medida de las que se quieran hacer, y se corta una que sirva de plantilla para cortar otras muchas con igualdad; se toma un molde do madera ó hierro del grueso de la clavija que deba llevar, y con él se van doblando y modelando, valiéndose de un alicate plano para las medianas y pequeñas, y para las grandes hace falta el tornillo de hierro y un aplanador; al cabo de la asa, que h a d o soldarse al caño, se lé abren la» dos alitas desde dos milímetros las mas pequeñas hasta diez y ocho ó veinte las grandes, para que queden bien soldadas, firmes y seguras en el caño; las j u n ­tas que hacen en los dos cantos, desde el ojo ó anillo de la asa hasta las alitas dobladas, también debe sol­darse, para que sean mas fuertes y no se abran al me­terles la clavija. Véanse diseñadas en las f iguras 174, 175 y 176 .

o/fy,. 667.

— 151 —

Demostración.

La figura 174 es una asa formada con el anillo ancho, propio para clavija gruesa de madera; la fig. 175, aunque es mayor que la aaterior, tiene el ani­llo mas pequeño para una clavija de hierro; la fig. 176 es un trozo de caño en el que se vé el asa sol-, dada en la costura trasera con su clavija metida, co­mo cuando está puesto el caño en su lugar, mas como no se figura el tabloncillo donde debe introducirse* la clavija, se vé toda ella con su punta en A.

QÍcji,. 669..

Situación de l a s a s a s y soldarlas á l o s caños .

Las asas grandes se sueldan en, la parte trasera de los caños sobre su misma costura á la al tura con­veniente, para que vengan bien á toda la fila que se coloque en, un hueco ó ventana. Para soldar las asas pequeñas fácilmente, se les pone en las alitas, que se unen al caño, unas go.titas ó puntos de soldadu­ra que facilitan la operación, y tanto estas como las medianas y grandes se procurará que queden perfec­tamente unidas y soldadas al caño para que en nin­gún tiempo puedan faltar.

— 152 —

Q/fy/. 670.

Colocar las clavijas para asegurar lo s caños .

Después de puestas las asas, se avienen y colo­can los caños en su sitio, y donde venga la auilla de aquellas, allí se abre el agujero á la tabla, pro­porcionado al grueso de la clavija, en el cual se in­troduce ésta con alguna presión para que quede bien fuerte y no se salga con facilidad; de este modo quedan los caños bien asegurados, y con la entalla circular que se hace en el tablón, ajustada al grue­so de aquellos, no pueden variar de posición de nin­guna manera.

Caños que deben l levar dobles a s a s .

Si alguna vez se hiciere un flautado de metal , abierto de 52 palmos para una fachada, (lo cual, sino imposible, seria muy raro) sus primeros veinte caños, que son hasta el Sol natural de la segunda octava, deben llevar dos asas cada uno, puestas ambas á la misma altura, pero soldadas á los lados de la costura, como se manifiesta en la fig. 177; llevando dobles asas los susodichos caños, deben ponérseles dobles también á los ocho primeros caños del 26, porque son de la misma magnitud que los últimos que las llevan del 52, y desdo ol Sol sostenido en adelante ya no se les pone mas que una asa á cada uno, pero

- 1 5 3 -

bien proporcionada y fuerte, para que los sosten j>-a con to­da seguridad.

fig. 177.

Medidas de las asa1? s e g ú n la magnitud de l o s caños .

I s

Las medidas regulares do las asas, si llevan las clavijas de madera, son para la primera octava del flautado de 52, de 55 á 60 milis, de ancho y 160 milis, de largo, que después de dobladas y modelado el ani ­llo, queda do un largo propio; las de la primera octava del 26 tendrán do 35 á 40 milis, de ancho y 140 do largo; la primera octava dol 13 las ten­drá de 26 milis, de ancho y 100 de largo; en la primera de la octava Real (que es la se­gunda del 13,) serán de 20 milis, de ancho y 80 de largo; en la 3 . a octava del 13 serán de 17 milis, de ancho y 70 de largo, y á la 4 a . y 5. a octavas (si es que han de tener asas) se les harán de 12 milis, de

g»5

— 154— ancho y 60 de largo: los gruesos, del metal han de ser proporcionados á la magnitud de los caños que hayan da so-getar. Para las cañerías de las. fachadi-tas de los órganos, portátiles bastan unas asitas de 12 milis, de ancho y 45 de largo..

Siendo las clavijas de hierro (que hoy es lo mas cóetiodo y regular) y habiendo esperimeutado que no hay necesidad de doblar los cabos de las asas para soldarlas á los caños firmemente, no es necesario el hacer estas tan largas; por lo tanto, se pondrán las seis primeras del flautado de 26 de 35 á 40 milis, de ancho- y de 140 de largo, (antes de doblarlas) y los siete caños restantes de la primera octava, de 35 milis de ancho y 120 de largo; para la primera oc­tava del 13 se le pondrán las asas de 26 milis, de ancho y de 86 de largo, y pa ra l a segunda octava, de 20 milis, de ancho y de 76 de largo.

A s a s para clavijas de hierro.

^—155—

CAPITULO V.

CLAVIJAS PARA LAS ASAS DÉ LOS CAÑOS QUE SE PONEN

DERECHOS CUBRIENDO LOS HUECOS DE LAS FACHADAS.

OÍjv. 614.

Las clavijas que se meteu en las asas de los caños que van en las fachadas, si se hacen de madera, co­mo se practicaba antiguamente, debe ser de buena calidad, sana y fuerte, siendo apropósito la de enci­na, roble y nogal rojo; se forman unos listoncitos cuadrados, que se ochavan y redondean hasta de­jarlos del grueso que deba ser la clavija; se van cor­tando del largo necesario, y se aguzan un poco del cabo que tiene que entrar en el agujero del tablón ó tabla, para que acuñen un poco y queden muy se^ guras.

- 1 5 6 -

Medidas d e la s clavijas de madera .

Las clavijas de la primera octava del flautado de 52 tendrán de grueso 20 milis, de diámetro, y de largo 130 milis; las de la 1.a' octava del 26 tendrán 16 milis, de diámetro' y 110 de largo; las de la pri-jnora octava del .13-, 13 milis, de diámetro y 80 de largo;, las de la octava real tendrán 10 milis, por 60; en la octava siguiente,, que es la tercera del 13, tendrán 8 milis, por 50;. las octavas 4." y 5." serán de 7 milis, de grueso por 35 de largo, incluyendo en estas úl t imas medidas las de los órganos portátiles.

Grueso d e l a s c lavijas d e hierro.

Siendo las clavijas de Iiierro r lo cual es convenien­te por varios conceptos, se cortarán del mismo larga qme las de madera, pero de grueso solo tendrán las 12 primeras del 5 2 T I I milis , de diámetro; las del 26 , S» milis; las del 13 , 7 milis, y las demás octavas paeden hacerse de alambre de un grueso proporciona­do, haciéndoles punta á todas ellas para que claven un poco en el tablón y queden bien firmes.

- 1 5 7 -

ofy.- 677. Colocación de las c lavi jas de hierro.

Para colocar las clavijas de hierro se procede como queda apuntado para las de madera; se presenta el caño en su posición, y donde marque el anillo de la a.sa, se barrena un agujero propio en el tablón, en el cual se mete la clavija dándole unos golpecitos de martillo; si se quieren preservar estas del óxido, se las puede dar un poco de pintura al oleo, ó barniz negro or­dinario.

Véase á continuación una tabla, que contiene las medi­das de las asas de los cafws ¡;ara clavijas de madera y de hierro, con el largo y grueso de estas en ambos casos.

— 1 5 8 -

Q.(r|,, 6?'8\

Tabla de las medidas de las asas de metal y clavijas de hierro y madera para los caños de flautado que se ponen en las fachadas de los órganos, en posición per* pendicnlar.

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1 / 8 . a del 13. 2 6 . 1 0 0 . 4 2 . 1 3 . 7 . 8 0 .

2 ." 8." de Id. 2 0 , 8 0 . 3 5 . 1 0 . 5 . 6 0 , 3 ." 8 . a de Id. 1 7 . 7 0 . 3 0 . 8 . 3 . 5 0 .

4 ." y 5 . a Id. 1 2 . 6 0 . 2 4 . 7 . 2 , 3 5 ,

órgs.portátis . 1 2 . 4 5 . 20. 6. 2. 3 5 .

NOTA. E l que no convenga el largo de las asas ya modeladas con el que tienen antes de doblarlas, consiste en que el ojo ó anilla, que forman para la clavija, las hace acortar bastante; por lo mismo, hay que darles un poquito mas de largo; que para dejar­las después á la medida definitiva, puedo hacerse fácil­mente recortándolas con la tijera.

CAPITULO VI .

TABLONES PARA SOSTENER LOS CAÑOS DERECHOS ES LOS

HUECOS DE LAS TACHADAS.

ofy,. 679-Para sostener los-caños, que-decoran las fachadas,

•en sa posición perpendicular, se pone detras de ellos •en cada yentana un tabloncillo mas 6 menos grueso y «ncho, según sean los caños que deba sostener y la forma de dichos tablones. Eu algunos huecos están los -caños formados en línea recta, en otros en semicír­culo entrante ó saliente, y aun los hay que forman un ángulo bastante agudo, cuyo estilo es de mal gusto j se halla en pocas obras; de manera que estos ta­blones han de tener siempre la misma forma jue la figura que han de hacer los caños después de coloca­dos. A este efecto hay que practicar en el canto del tablón unos medios circuios de las medidas que mar­quen los gruesos de los caños, los cuales han de in­troducirse en ellos la tercera parte de su diámetro, poto mas ó menos, y estando estos bien colocados

— 160— y avenidos, se marca el punto donde debe hacerse el agujero para la clavija que lo señala el mismo ani­llo de la asa, se introduce en él aquella, y queda e l ' c año prendido fuertemente de modo que no puede caerse ni variar de posición.

Si el medio círculo practicado en el tablón no que­da bien hecho, y el caño no ajusta perfectamente en él, se hacen unas cuñitas de madera, que se avienen é introducen entre el tablón y el caño en el punto que se crea necesario.

Colocación de l o s tablones que sos t i enen l o s caños .

Estos tablones 6 tablas se colocan en la parto in­terior de las columnas, pilastras ó marcos que formen las divisiones de los huecos de las fachadas, y á la altura conveniente se clavan unas palomillas á escua­dra, sobre las que se sienta el tablón y se asegura con tornillos ó clavos, según se crea mejor. Véanse en las figuras 178 al 183 marcados de diferentes maneras, y el número 181 puesto sobre sus palomillas ó tene­dores á escuadra, que son las que se clavan en la parte interior de la fachada.

ñg. 1 7 8 .

- 1 6 2 -

Demostración.

La figura 178 es el diseño de uñ tablón sencillo para una fila de caños de mayor á menor* de ízquier-1

da á derecha: la figura 179 es el de un tablón armada de piezas» que hace aparecer la fila de Caños en án­gulo saliente ó en semicírculo, según se quieía dis poner: ia figura Í80 es para un hueco ó ventana que se quiera poner en círculo entrante; ía figura 181 es un tablón puesto sobre las palomillas ó tenedores á escuadra, que &e ven separadamente en las figuras 183 y 184 y por último la fig¡ 182 es un medio círculq sa­liente, para algunos huecos en que se ponen los caños en forma de cubo ó torrecilla*

i

- 1 6 3 -

LIBRO UNDÉCIMO. Contiene el tono en que deben afinárselos órganos y los diapa­

sones ó escalas generales de todas las cañerías que dejamos apuntadas en los libros anteriores;

CAPÍTULO I.

DEL TONO DÉ LOS ÓRGANOS*

Antes de dar los diapasones ó escalas con las me­didas del ancho y largo de las cañerías que entran en la composición de los órganos, creemos conveniente y aun necesario deéir alguna cosa sobre el tono en que deben afinarse estbsj puesto que, si bien en este pun­to nosotros tenemos formado nuestro concepto y no abrigamos duda de ningún género, hay algunas per­sonas que iiO son de nuestro sentir, y para ver de justificar nuestro parecer en tan delicado punto, diremos los motivos que corroboran nuestra idea y que bien meditados cada vez nos han afirmado mas y ínas en nuestra opinión, por haber pesado bien eí pro y el contra de la controversia suscitada sobre ta» importante punto.

— 164—

Aunque sea oficioso el que digamos á las personas que saben música lo que significa el tono do los ins­trumentos de viento* debemos advertir á los aficiona­dos, que no se hallan en este caso, que es la mayor ó menor altura en que deben fijar los constructores los sonidos de aquellos, debiendo ser en todos perfecta­mente igual, por mas que estén hechos por diferen­tes fabricantes y en países diversos, así como son iguales los caracteres musicales, los signos alfabéti­cos y los números casi en todo el mundo conocido.

Hasta hace algunos años el órgano se afinaba un poco mas bajo que los demás [instrumentos, á cuya diferente elevación de sonidos se llama tono de capi­lla; el afinar ó igualar el órgano al tono de los de­más instrumentos, que es lo propio y natural , se (lla­ma al tono regular de orquesta, lo cual iremos explican­do en el discurso de la obra.

E l tono del órgano, llamado de capilla, y el tono regular de orquesta, saben bien todos los profesores de música que difieren entre si el uno del otro medio punto* poco mas ó menos.

Esta diferencia que, en nuestro sentir, no debe exis­tir por ningún concepto ni conveniencia razonable do ninguna especie, es una vieja preocupación que aun

- 1 6 5 -se conserva en algunas Iglesias, mas por hábito que por necesidad, y cuya desaparición es urgentísima. Algunos cantantes se oponen á esta reforma impres­cindible, alegando que, si se*sube el órgano al tono regular de la universalidad d e los instrumentos, no se podrán cantar ciertas obras, de las. que existen en las Catedrales; mas la esperiencia nos ha demostrado que no porque los órganos estén en el tono regular de orquesta, dejaran de oirse las obras clásicas de nues­tros mas reputados Maestros, siempre que s,e enco­mienden sus spartitos á cantantes idóneos, que tengan facultades físicas ó intelectuales para su 'ejecución; además que los Sres. Maestros de capilla y demás com­positores saben bien como han de disponer el desem­peño de cualquiera obra que presente alguna dificul­tad en su tessitura, y como han do escribir las nue­vas, teniendo cuenta en ambos casos de la capaci­dad, estension y fuerza de las voces que las han de desempeñar etc.

"Si el órgano hubiera continuado como nos lo des­criben nuestros antepasados, y se dieran á las cañe­rías las medidas'que aquellos daban á las suyas, (de lo cual hemos hecho mención en el tomo. 1.° libro-6." apunte 376 y siguientes) al presente no solo estaría bajo una tercera menor ó acaso mayor de lo que hoy suena, sino- que para pulsar sus teclas habría que hacerlo con el puño ó acaso con ayuda de un mazo, como dicen que sucedía en sus primitivos tiempos; pues cuando hoy lo tenemos tan mejorado en su maquinaria, y su tono tan aproximado al regu­lar de los demás instrumentos, prueba es irrecusa­ble de que, siguiendo la marcha progresiva de las artes como no podia menos do suceder, ha ido per-

­ 1 6 6 ­

feccionandose y subiendo hasta el tono en que hoy se toca.

Al presente nos parece muy propio y regular el tono natural" de orquesta siempre que no se exagere como tendremos lugar de apuntar: esta tesis que de­

fendemosi porqué á nosotros hoy nos parece bцепа у que creemos debería fijarse para siempre, indudable­

mente á nuestros mayores les parecería lo mismo y acaso inmejorable el tono que ellos allá en sus t iem­

pos establecieron; y sin embargo, no pudieron fijar­

lo ni menos impedir que la marcha irfsensible, pero in­

dispensable del tiempo, lo fuera subiendo y perfec­

cionando,

Teniendo esto en consideración ¿quién puede dudar, que no desaparecerán también al impetuoso avance de las artes nuestros muy meditados cálculos y reglas, que­ hoy nos parecen inmejorables? ¿y por mas, que nos parezca un absurdo podremos asegurar noso­

tros que con el tiempo nuestras medidas no se al te­

ren y se suba aun mas el tono de los instrumentos, 6 al contrario, que no sea muy posible que los veni­

deros retrocedan y jo establezcan mas bajo de lo que está hoy?....al discurso del hombre solo Dios le pone límites y el solo sabe á donde ha de llegar.

Nosotros creemos que está en la conciencia de to­

dos los artistas el deseo de que se ponga límite á la subida del tono, porque si siguiéramos de este mo­

do, llegarán los instrumentos á un extremo vicioso y deplorable por mas de un concepto.

Hace ya algunos años que, atendiendo á esta ne­

cesidad, una científica y respetable corporación (la Acf>dem¡a de París) procuró detener la subida del to­.

-1(57-no de los' instrumentos, estableciendo un tono tipo que sirviera de base á todos los fabricantes, Maestros y directores do orquesta, y apesar de tan acertada disposición parece que no se sigue aquel acuerdo, puesto que en muchas partes se ha mirado con in­diferencia y ni aun se conoce el referido tono tipo.

Recientemente hemos visto en «El Vínculo musi­cal,» periódico de Oórdofea varios artículos en los que bajo el epígrafe de Diapasón Universal sobre el ta­pete, se anuncia con referencia á una revista de Tu-rin titulada El Pirata jue se va á tratar en Italia es­te importante asunto el cual deseamos con ansia ver resuelto porque siendo de un modo satisfactorio, como es de esperar, las eminencias musicales de todas las naciones acaso se pongan de acuerdo y se pueda es­tablecer un tono fijo y unánime que sirva de base para la afinación de todos los instrumentos y para saber con fijeza la estension de las voces en todo el mundo conocido. Ojalá no se haga esperar mucho tan fausto acontecimiento tantos siglos deseado por los sabios del mundo filarmónico. Pero, mientras esto no suceda, nos parece justo y puesto en razón el que los órganos de las Iglesias sigan la marcha de los tiempos en todos los adelantos útiles que se inven­ten, y también en el tono de todos los demás ins­trumentos que generalmente se usan y que precisa, mente han do topar en concierto con aquellos.

—-168 —

Razones que demuestran la conveniencia de poner , l o s órganos al tono de l o s demás instrumentos-

E n la larga serie de anos que seguimos nuestra carrera artística, hemos tenido ocasión mil y mil ve­ces de observar que, al reunirse la orquesta para to­car con los órganos de las Catedrales,' tenían los pro­fesores que descoyuntar (permítasenos la frase) los instrumentos de viento para hacerlos bajar, al tono del órgano, estirando la bomba que aquellos suelen tener, y no siendo aun suficiente'este medio, estirar hasta los espigos de las diferentes piezas de que se componen, deshaciendo todo el sistema de afiliación que el fabricante, al construirlos, habia tenido un es-q;uisito cuidado de ajusfar con la mayor escrupulo­sidad. Con esto al parecer quedaban los instrumen­tos afinados con el tono bajo del órgano ó sea de capilla, cuya ilusión pasaba bien pronto, porque á la mitad de un salmo ú otra cualquiera pieza de música que se ejecutase, era tal la diferencia que se notaba én los instrumentos (de aquel modo desquiciados) con la afinación del órgano, que á cualquier oido media­namente educado se le hace insoportable y tanto es así que hemos presenciado casos en los que por tal motivo tuvo el órgano que dejar de acompañar á la orquesta. No soló se ocasionan estas dificultades por

los instrumentos de vientofsinó que hasta los mis­mos violines y demás ins te inentos de cuerda, afi­nados de este modo, no tienen en sus sonidos la bri­llantez que cuando lo están al tono regular, cuyo aserto testifican cuantos buenos instrumentistas ejer­cen el bello arte de la música. . De modo que, viendo tales inconvenientes, siem­

pre pensábamos en el porqué no se habían de poner los órganos al tono regular y general de todos los demás instrumentos, y hacer desaparecer para siem­pre esa diferencia incalificable.

En todos tiempos ha sido, es y creemos que será mi principio, inconcuso que todos los instrumentos, que hayan de sonar unidos en concierto, se afinen y acuerden entre sí antes de empozar á tocar, ¿y solo el órgano de la Iglesia ha do estar fuera de esta re­gla? ¿y, por. qué razón? Convencidos de que sin per­judicar anad ie absolutamente, antes bien de que ha­cíamos un bien al arte, después de oir el parecer de los respetabilísimos Maestros españoles D. Hilarión Eslava, de la capilla real, D. Ramón Palacio, de San­tiago, D. Francisco Reyero, de Burgos, D. José Pa­checo, de Mondoñcdo, con otros varios profesores de fama, y ver la mar.cha que siguen Francia, Alemania, Inglaterra, Italia, Bélgica etc. etc, nos decidimos á adoptar esta reforma, y á este objeto hemos dirigido todos nuestros estudios y esperimentos, y en cuantas obras hemos hecho ó renovado ha sido siempre bajo la condición precisa de ponerlas al tono regular do orquesta, lo cual nos ha valido la honra do ser mo­lestados y postergados por porsonas que, tratándolas caritativamente, eremos que obraban de este modo solo por ignorancia.

• = - 1 7 0 -

Conclusión.

Sentadas las. razones de los apuntes anteriores, decía-, ramos que por mas que seamos, acérrimos partidarios de la doctrina expuesta y que jamás aconsejaremos á nadie el que los órganos se tengan en diferente tono, que los demás instrumentos, no por eso se orea que quere-, mos imponer nuestro criterio y voluntad á los de­más, puesto que nuestro animo es solo el de con­vencer razonablemente, y si alguno quisiera construir­los órganos al tono bajo llamado de capilla, puede hacerlo con solo diapasonar las cañerías medio tone mas hajo de lo que las damos en nuestras escalas, por ejemplo-, para hacer un Do tomar las dimensio­nes del Si natural; para el Sol, las del F a sosteni-. do; para el Fa, las del Mi, y asi proceder sucesiva1-mente en todos los signos de la ;escala, de consiguien­te, aunque creemos aceptable y justo nuestro pro­ceder, queda al libre albedrío de cada cual el seguir el camino qué sea de su mayor agrado; con lo qua concluimos esta larga, pero precisa declaración.

Advertencia.

Todos los diapasones y escalas que damos en el presente libro, se miden por milímetros y van calcu-

- m -ladqs para que las cañerías de los órganos, se afinen al tono normal de orquesta, que es el que boy esta admitido para todos los instrumentos músicos de vien-tq y cuerda. Nuestro objeto al separarnos de la ru ­tina que se ha seguido en España hasta el primer ter­cio del presente siglo, que era poner los órganos cer­ca de medio punto bajo (y algunos algo mas) de la generalidad de Jos instrumentos, ha sido precisamen? te el de seguir el progreso de las artes, y haper que el órgano no se quede estacionado tanto en este punto como en lqs deniás adelantos que va esperimentando en la marcha del tiempo que, apesar de ciertas preo­cupaciones, avanza siempre con ímpetu irresistible dejando ateas, muy atrás á los que no le quieren §e-guir etq.

CAPITULO II .

DIAPASONES COMPLETOS DB LAS CAÑERÍAS DE SOCA Ó SEA DE FLAUTADO ABIERTO.

Diapasón núm. 1, contiene en milímetros las medidas necesarias de toda esta familia, que es la base esencial del órgano, de cuya escala general, que hemos dado en la figura 110, apunte 380 y siguientes del tomo 1.°, se forman los órdenes de 52, 26, 13, 6% etc. cuyas cañerías pueden hacerse de metal ó de madera.

1 Do 1500 C- o primero del flautado de 52 palmos.

375 8090 28 92 28

2 sost. 1430 357 % 7685 » 28 90 27

3 E e 1363 341 7290 ST

t f *i 2© 88 27

4 sost. 1300 325 6900

i mera oct

26 86 27

5 Mi 1238 309% 6540

i mera oct 24 85 26

6 Fa 1178 294% 6230 i »

t B

24 84 26

7 sost. 1122 280% 5920 o CO CD

24 83 25

8 Sol 1070 267% 6630 r CD

23 82 25

9 sost. 1018 254% 5352 CD 23 . 80 24

10 La 970 242% 5080

met 23 78 24

11 12

sost.

Si 926 882

231% 220%

4828 4602

22 22

76 75

24 24

C. O primero del flautado de 26 y 2.* del de 52: 13 Do 840 210 4400 268 22 74 22

14 sost. 804 201' 4205 256 22 73 22

15 Re 770 ' 192 fí 3960 248 21 72 2 2 '

16 sost. 738 1-84 x 3742 236 ,21 71 20

17 Mi 708 177 3562 224 ' 20 69 20.

18 F a 680 170' 3338 216 20 67 20

19 sost. 652 163- 3-148 208 19 65 19

20 Sol 626 156% 2970 200. 19 64 19

21 sóst. 598 . 149 % 2810 1-91 18 63 19

22 La 570 142% 2658 182 17 61 18

23 sost. S44 136 2520 174 re № 18

24 Si 518 129 X' 2390 164' 15. 59 18

C. 1 primero del flautado principa! "de 13. 25 Do 490 122 % 2260 156 14 57 17

26 sost. 466 ' 116% 2120 147 14 56 1»

27 Re 442 110 % 2010 141 13 55 16

28 sost. 419 105- 1900 134 13 53 15

29 Mi- 398 9 9 % 1800 127 12 52 15

30 P a 377 9 4 % 1700 120 12 51 14

31 sost. 356- 89 1620 •114 11 50 14

32 Sol 338 1 8 4 % 1530 1T38 11 49 13

33 sost. 320 80 1450 102 10 48 13

34 La 302 7 5 % 1370 97 ID' ¿tí 12

35 sost. 286- 7 1 % 1290 91 9 46 12 36 Si 270 6 7 % 1220 86 9 45 11

C. 2 primero do la octava real. 37 Bo 256 64 1155 82 - 8 44 11

38 sost. 244 6 1 % 1100 7 8 8 44 10

39 Ee 231 58 1040 74 8 43 10

40 sost. 220 55 980 70 8 4 3 - 9

41 Mi 210 5 2 % 930 67 7 % 42 9

42 Fa 200 50 880 64 7 % 42 8

43 sost. 192 48 830 62 7 % 41 8

44 Sol ' 182 4 5 % 785 58 7 % 41 8

45 sost. 172 43 740 55 7 40 7

46 La 164 41 700 52 7 40 7'

47 sost. 157 3 9 % 665 50 7 39 7.

48 Si 148 37 628 47 7 39 6

C 3. primero de la quincena.

49 Do 140 35 590 44 6 % 38 6

50 sost. 132 33 545 42 6H 38 5

51 Re 125 31 % 510 40 6% 37 5

52 sost. 118 29 % 482 37 6H 37 5

53 Mi 112 28 456 35 6 36 5

54 F a 106 26%. 430 34 6 36 4

55 sost. 100 25 410 32 6 36 4

56 Sol 96 24 388 30 6 36 4

57 sost. 92 23 364 29 5 % 35 4

58 La 88 22 344 28 5% 35 3

59 sost. 84 21 322 27 5 % 35 3 60 Si 81 20 X 306 26 5H' 35 3

G 4. primero d é l a veintidosena.

61 Do 78 19% 286 25 5 14 3

6 2 ' sost. 75 18 X 274 24 5 34 3

63 Re 72 18 258 2 3 5 33 3

64 sost. 69 17 / 245 22 . 5 33 3

65 Mi 66 16% 228 21 4% 33 3

66 F a 63 1 5 % 215 20 4% 32 3

67 sost. 60 15 202 4 % 32 2 %

68 Sol 58 uy* 190 » m p. o 4 % 32 2 %

69 sost. 56 14 180 <B w c* a 4 31 2 %

70 La 54 1 3 % 170

caiio

4 31 2 %

71 sost. 52 160 <<!

4 30 2 %

72 50 12% 150 ai o a 4 . 30 2 %

C 5» primero de la vaintirjovenav 73 Do 48 12 140 4 30 2 %

74 sost.. 46 1 1 % 135 P CD • o CD

3 % 29 2 %

75 Ee 44 11 126

SttI

lUo

3 % 29 2 %

76 sost. 42 10% 120 3 % 29 2 %

77 Mi 40 . 10 112

.•.met] 3 % 29, 2 %

78 F a 38 9 % 105 d. 3 % 28 2 %

79 ' i sost.

37 9J4 100 3 % ; 28. 2 %

80 Sol 36 9 96 3 28 2

81 sost. 35 8 % 91 3 27 2

82 L a 34 8'A 85 3 27 2

83 sost. 33 8% 80 3 26 2 84 Si 32 8 76 3 26 2

C 6. primero de la treintaiseisena. 85 Do 31 1% 71 • 3 25 2

86 sost. 30 7H 69 • 2)i 25 2

87 Re 29 1 66 • 2 % 24 2

88 sost. - 28 7 64 2'A 24 2

89 Mi 27 6% 61 • 2% 24 2

90 F a 26 6% 58 1 2% 24 2

91 sost. 25 6 % 55 • 2% 24 2

92 Sol 24 6 12 2 23 2

93 sost. 2 3 % 5H 49 • 2 23 2

94 La 23 5H 46 • 2 . 23 2

95 sost. 22% 5 % 44 . 2 • 23 2 96 Si 22 5% 41 . 2 23 2

C 7. primero de la cuarontaitresena. 97 Do 21 % o'Á 38 2 23 2

98 sost. 21 02 O O

35 2 23 '2

99 Re 20% B -t

32 2 23 2

100 sost, 20

•íctica 29 2 23 2

101 Mi 19% o; o Oí 26 2 23 2

-102 F a 19 p. o 9

24 2 23 2

103 sost. 18%

idera. 21 2 23 2

104 Sol 18 18 2 23 2

Fin rfe la grande escala de sonidos que produce la ¡amilia de los caños de pautado abierto.

- ^ 1 8 2 ^

Referencias al diapasón núra. 1.

Por este diapasón ó escala general se han de cor­tar todas las cañerías de flautado abierto de 52, de 26, de 13, octava, decena, docena, quincena, decisetena, decinoyena, veintidosena, etc. etc. que dejamos apun­tados en el libro sesto cap. II y siguientes, hasta el cañq mas menudo, que contiene el lleno de la mano derecha. Como se vé, la primera columna indica elnúmero de los caños, según su magnitud y gravedad, con el nombre del signo en que suenan. La segunda columna contiene en milímetros el ancho justo que ha de tener el cuerpo sonoro de cada caño, para cuyas medidas encomenda­mos la mayor exactitud, porque estas no deben au­mentar ni disminuir en nada absolutamente. La ter­cera demuestra la cuarta parte del ancho de los ca­ños, que sirve para cuando se quieran hacer de ma­dera, en la cual hemos puesto medios y cuartas par­tes de milímetros por no aumentar columnas de nú­meros poniendo fracciones de milímetro, que no es fácil medir y que solo sirven para, hacer mas con­fusas las tablas; por lo mismo, tanto en este como en los demás casos que ocurran eu esta obra, adver­timos que generalmente despreciamos en las medidas toda fracción de milímetro, por ser de suyo una me­dida casi indivisible; por lo tanto, cuando se hable de medio ó un cuarto de milis, puede entenderse que aque­lla medida-es un poquito escasa .ó sobrante etc. La

— 183— cuarta columna contiene el largo de los cuerpos so­noros de los caños, que se cuenta desde la tapa inte­rior que forma la lámina del viento hasta la conclu­sión del caño, sin incluir el pié, cuyos largos tienen algo de más para poderlos recortar, puesto que esta medida nunca se obtiene con exactitud hasta que se tiene el caño recortado y afinado cual corresponde, y aun en este caso podemos asegurar que por mucho cuidado que se tenga en cortar ó díapasonar dos ór­denes de flautado iguales, después de concluidos, re­cortados y aunados, siempre hay algunos milímetros de diferencia en el largo de dos caños que suenen en un mismo signo; si esta cañería se hace de made­ra, hay que añadir á las tres tablas (de los costados é inferior) sobre el largo que damos en el diapasón» el que necesita para formar el pié, como se dice des­de el apunto 569 al 571, en el cual se dan dichas medidas.

La quinta columna/contiene los diámetros de los caños de metal, los cuales empiezan en el Do núm. 13, que es el primero del flautadede 26, porque s e lo se hacen de metal empezando en ese signo, y sir­ven para hacer las ruedas de cartulina que los re­presentan y sustituyen al querer hacer la repartición ó acomodamiento de dichos caños sobre los tablones de las fachadas ó interiores de los órganos.

La sesta columna contiene el grueso que debe dar­se á las tablas y tablillas para hacer los caños de madera, con el objeto de que tengan suficiente soli­dez y no sean muy pesados.

La séptima contiene el ancho que han de tener las puntas de los pies para los caños de metal, y por úl­timo la octava contiene . los diámetros aproximados

— 1 8 4 -de los agujeros de las puntas de los pies, que tantq en los de metal como en los de madera han do tener, para que el caño reciba el viento suficiente y pueda formar su sonido como corresponde.

Aunque en la primera columna ponemos el número que corresponde á cada signo ó caño que da su so­nido, entiéndase que estos números solo indican el orden regular del gran flautado de 52, puesto que cuando se saque de la misma escala el flautado de 26 ha de empezar el número 1 de este orden en el núm. 13 de dicha columna; asi mismo el primer ca-: ño del flautado de trece empezará en el núm. 25, y asi sucesivamente en cualquier orden que sea de los que se formen en esta gran estension.

E l mismo orden que hemos guardado en este pr i­mer Diapasón, nos proponemos seguir en las medi­das que vamos á dar en los diapasones siguientes de las diferentes cañerías que por sus circunstancias par­ticulares merecen especial mención, y aunque todos deben mirarse con cuidado y estudiarse detenidamen­te, recomendamos la mayor exactitud y atención en este primero, porque es el mas principal de todos, y el que indudablemente tendrá que usar con mas fre­cuencia cualquiera que se dedique á este difícil a r te . Muchas mas clases de medidas trae consigo la cons­trucción y acomodamiento de las cañerías, pero, apar­te de algunas reglas que vamos mencionando en los apuntes respectivos, la conexión que tienen unas con otras dá luz para aprovechar ciertas medidas que vienen bien á diferentes usos, y que aunque se dan por ejemplo para una clase de cañerías, son aplicables á otras diferentes; tales son las medidas de algunos diámetros, los anchos de las puntas de los pies, el

— 1 8 5 -grandor de los agujeros de las mismas puntas, y otras mil cosas que se dau la mano unas á otras, como so tendrá acasion de observar en la práctica. Concluimos recomendando de nuevo á todos los qué hagan uso de nuestros Diapasones tengan la mayor escrupulosidad en seguir exactamente las medidas del ancho del cuer­po de cada caño, porque son medidas precisas y bien experimentadas. Las de los largos ya las hemos dado un poco crecidas, que es lo que ordinariamente se practica en la construcción para poder cortar los ca­ños al tiempo de hacer la afinación preventiva en el órgano de pruebas, y recortarlos al afinarlos definitiva­mente en el órgano á que se destinen, corno tendre­mos ocasión de ver mas adelante.

Q f y . 690.

Diapasón núm. 2 para tina cañería de flautado abierto de madera, de forma cuadrada y ancha dimensión; contiene en milímetros las medidas necesarias para una escala de dos oc­tavas de contras de los órdenes de 52, 26, 13 y 8,"

I 3 | | a g s s-S" I

05

milis. •« mi l i s . milis. mili*. milis. milis

C 5 primero del flautado de 52 palmos.

.1 Do V 1740 435 7930 30 30

2 sost. 1660 415 7530 30 29

3 Ee ' 1586 396% 7140 28 28

4 sost. 1516 .379 6755 28 28

5 Mi 1450 362% 6402 26 27

6 F a 1388 347 6100 26 27

7 S03t. 1330 332% 5795 26 27

8 Sol 1274 318 % 5505 26 26

9 sost. 1220 305 5232 25 26

10 La 1168 292 4965 25 25

11 sost. 1118 279 % 4720 24 25 12 Si 1072 268 4500 24 24

C 0. primero del flautado dé 26 y 2." del de 52. 13 Do 1030 257% 4285 23 24

14 ' sost. 990 . 247 % 4100 23 23

15 Ee 952 238 3850 22 23

16 sost. 916 229 3650 22 22

17 Mi 882 220% 3462 21 22

18 F a 848 212 3248 21 '21

19 sost. 816 204 3060 20 21

20 Sol 784 196 2832 20 20

21 sost. 752 188 2732 19 20

22 La 722 180% 2580 19 20

23 sost. 694 173 % 2454 18 19

24 Si 664 166 2328 18 18

C 1. primero del flautado principal de 13.

25 Do 636 159 2170 17 18

26 sost. 610 152% 2050 17 17

27 Re 582 145% 1950 16 17

28 sost. 556 139 1850 16 16

29 Mi 530 132% 1-748 15 16

30 F a 506 126% 1660 15 15

31 sost. 480 120 1580 14 . 15

32 - Sol 456 114 1490 14 14

33 sost. 432 108 1410 13 14

34 L 412 103 1325 13 " 13

35 sost. 394 9 8 % 1245 12 13

36 Si 378 9 4 % 1180 12 12

C 2. pi'imero do la octava real. 37 Bo 364 91 1124 11 12

38 sost, 350 8 7 % 1070 11 11

39 Re , 336 84 1018 11 11

40 sost. 322 8 0 % 950 11 11

41 Mi 308 77 892 10 10

42 F a 294 7 3 % 836 10 10

43 sost. 280 70 785. 10 10

44 Sol 268 67 740 10 10

45 sost. 254 6 3 % 700 9 9

46 L a 242 60% 665 9 9

47 sost. 230 5 7 % 628 9 9 48 Si 218 54H 590 9 9

C 3 . primero de la quincena.

49 Do 208 52 545

50 sost. 196 49 510

51 Re 186 46% 482

52 sost. 177 44 456

53 Mi 168 ' 42 430

54 F a 160 40 410

55 sost. 153 38 388

56 Sol 147 3 6 % 364

57 sost. 142 3 5 % 344

58 L a 136 34 322 59 sost. 130 3 2 % 306

60 Si 125 31 286 61 Do 120 \ 30 276

- 1 9 2 -

694.

E l anterior diapasón señalado con el núm. 2, se ha formado con el objeto do poder cortar por el las ca­ñerías necesarias para dos octavas de contras, por lo cual se han calculado las medidas para que salgan aquellas de ancha dimensión. Los caños que pertene­cen al 52 y 26 se hacen siempre de madera, y aun­que los de 13 y octava suelen ser de lo mismo, tam­bién pueden hacerse de metal, según el gusto que predomine en el plan de la obra. Apesar que mas adelante damos los diapasones de las cañerías tapadas llamadas violones, también pueden cortarse respecto al ancho, por este diapasón de las abiertas.

-1

93

-

Ancho

<le lai puntas

deií -2

los !.:é«.

|| -g

Diám

etro de los caños. 53

C

75 r.

"o Larsro del cuerpo sonoro, i

" .

II 1

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Cuarta

parto del anelio.l, ^

Anclio justo de los eaTíos.ll

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e 2. primero <li ö la ecte.\ra.

37 Во '376 m H 11(10 1?0 44

38 sert, SÖ6 89 1040 114 44

3# Ii* 338 84 % »80 108 43

40 »ort. ч

320 80 930 102 43

41 Mi 302 7 5 % 880 97 42

42 Fa 286 71 % 830 91 4 2

48 sost. 270 67% 785 86 41 »n 15.»

primer caño d« li fila mayor que entra eu la ci'mposimon de los naiarlo* de la mano ¡ Í Í J U Í I

44 Sol 253 63 742 80 4.1

43 sost. 236 59 690 75 40 46 La 225 56 653 73 40 47 sort. 214 53 % 610 68 39 48 Si ' 204 51 578 65 , 39

C 3 . primero de la quincena y de la segunda fila de los nasardos de la mano izquierda-

49 Do 195 48 X 547 62 33

50 sost. 186 46 X 520 59 38

51 Re 178 - 44 X 488 50 37

52

53

sost. Mi en 11 •

Mi

170 primero üe la

. 162

42 X tercera fila de

40 X

. 458 53

los nasardos de la izluiorda.

430 51

37

36

54 Fa • 155 33 X 406 49 36

55 aost. 148 37 382 47 36

56 Sol 143 35 X *

360 45 36

57 58 59 60

sost. La

sost. Si

136 130 126 121

34

32 X

31 X

30

337 319 300 282

43

41

40

38

35

35

35

35

С 4. ?n 21?.'

EI Do LIT; 2 0 ¿67 :s7. 34 . De eostcnido primero <'.e Infila mayor de Is cornels que f.­ieon oo*av» «il", de! t i jutoJo primipnl rte 13.

62 63 64 65 66 67 68

sost. • Ке

sost. Mi Fa sost. Sol

112 106 100 96 92 88 85

28 26 H 25 24 . 23 22 21

251 235 222 212 205 186 177

35' 31 32 30 2;> 28 27

­ 34 33 33 33 32 32 32

1 1—1

Ci i

69 Sol sostenido primero de la segunda

sost. 81 Ala dcla cometa..

. 20 quo suena docena al ia d

167 20 =1 13.

31 ­

70 L a 79 19 H 157 25 31

71 sost. 75 18 !-í 146 24 30

72 Si 72 18 138 23 30

C 5. en 29. 1

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77 Mi 58 14 tí 103 líi 29 Mi sos ton ido Ó ¡n n a t u r a l 1." do la -1.0 fila de la roripd .a IJWO Stlel ¡a cu 17. ••' ALHI do:

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De este diapasón se sacan los órdenei compuestos de uasardos y ciaron de ambas-manos ó sea para toda la progresión del teclado, las cornetas de la mano"de-recha y el orden de flauta rústica en octava para to­da la extensión, la cual también puede ponerse en la mano derecha al unisónus del flautado de trece, hecha de metal ó de madera.

Aunque dejamos sentado en el tomo primero ap. 439 que las compuestas de nasardo se hacen de tres caños por punto entrando en ellas las especies de do­cena, quincena y decisetena, cuya composición es muy suficiente para cualquier órgano de primer or­den, no por eso se entienda, que en un órgano espe­cial no podrían aumentarse en la mano izquierda las fi­las de esta composición con una octava y una deci-novena, con lo que se compondría una gran corneta que, como dejamos dicho, solo en casos especiales pue­de usarse, por eso hemos empezado este diapasón en el Do núm. 37 de la grande escala que corresponde al primero de la octava, puesto que esta clase de ca­ñería no tiene en los órganos otra aplicación que la que le hemos dado en el apunte anterior ó sea dia­pasón núm. 3 .

20

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50 sost. 133 66 Я 33 555 38

51. Re 127 ó'3% 32 520 37

52 sost. 120 60 30 400 . 37

53 Mi 115 57 Я •29 470 36

54 Fa 109 54 ч 27 445 36

55 sost. 104 52 26 415 36

50 Sol 99 49 H 24 я 395 3ß

57 sost. 94 47 2 3 % 375 35

53 La 89 44 % 22 У, 350 35

59 sost. 85 42 Уг •>л н 330 35 60 Si 82 41 20 s 310 35

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C 5. primero de la 29."

73 Do 48 24 12 145 30

74 sost. 46 23 i l a • 135 29

75 Re 44 22 n 125 29

76 sost, 42 21 10 *A 116 29

77 Mi 40 20 10 108 28

78 F a 39 19 % 9% 102 28

79 sost. 38 19 9% 96 28

80 Sol 37 18 % 9 90 27

81 sost. 36 18 9 85 27

82 La 35 17 % 8% 80 27

83 sost. 34 17 8 H 75 26

84 Si 33 16% 8 70 26

С б. primero de la 36. 1

73 De 32 16 8 66 2*

74 sost. 31 1 5 « 7 % 62 25

75 Re 30 15 7 я 58 24

76 sost. 29 14 H 7 54 24

77 Mi 28 14 7 51 24

78 Fe 27 1 3 « 6 « 48 2S

70 sost. 26 13 6 « 46 23

80 Sol 26 13 6 « 45 23

- 2 0 7 —

ofy. 69*.

Aunque decimos en el apunte anterior que la ca­ñería cónica puedo hacerse* do madera, lo mas propio es eoiistruiíla de metal, como so halla casi siempre practica .lo, pues que cuaodo se quiera hacer una flauta de esta especio, se forma regularmente como se dice e;¡ lus apuntas o!6 »1 521, cuvo diapasón e¿ compl.tam-.-nte igual al de 3¡i ár.uta travesera <•{•>: d»n»os en , I a¡ uut • 710, siftt-lcdo c o n el nú TI. 12. & les cui-k'R nos» remiti:no.i. MI úi;)- as.m qi'e h-iiios da­do pera foi '.nar esta c;.ñ.e'ia eóeiea es cíe la dimen­sión rerrolai- del ¡lautado natural ó general do la gran­de escala, puesto que apenas di i e r c de aquel en el ancho, por lo mismo, si se quiere, puedo también ronsti-uirs. ' de mas estivelia dimensión, tomándolo un punto bajo del diapasón do la gamba núm. 14, que damos en apunta 714, ó también de lamas ancha, to-íraadolo del d ; p sou uúm. 3 apunta 602, teniendo cui­dado eo ambos casos del largo de los caños, que varía alguna cosa.

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50 sost. 94 30 560 35

51 Re 90 28 530 35

52 sost i 86 27 490 35

53 Mi 82 26 475 34

54 Fa 78 25 445 34

55 sost. 75 24 418 34

50 Sol 72 23 392 33

57 sost. 69 22 368 33

58 La 67 21 348 33

59 sost. 65 20 332 32 60 Si 62 19 318 32

C 4. primero, de Iti '¿2.' 01 ' Do 59 18 2^5 32

62 sost. 56 17 275 31

63 Ite 54 17 200 31

64 EOSt. 52 16 248, 31

65 « Mi 50 16 236 30

66 Fa 48 15 222 ^ ' 30

67 sost. 46 14 ¿08 30

68 Sol • s 44 14 194 29

09 sost. 42 13 185 29

70 La 40 'A o ~ji

174 29

71 sost. 38 1(50 28 72 Si 36 o

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С 5, primero de la 29." 73 Do 34 . Í45 28

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77 Mi 30 -t G •Л 113 26

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79 sost. 28 100 25

80 Sol 27 ­ 96 24

81 sost. 26 92 24

82 La 25 88 24

83 sost. 24 84 23

84 Si 23 80 23 85 Do 22 76 23

—212-

ofy . 697.

Esta cañería, que lleva el nombre de flauta alemana, pe halla cu muy ¡.menos órganos, puesta eu la mano de­recha ni unísoims del flautado de trece, y en la mano izquierda en quincena metida en las arcas de eco. Es de un efecto muy hermoso; se le suelen poner oreji-tas laterales para que emita bien su sonido; sus pro­porciones de ancho y largo son iguales a las de la gam­ba, lo cual prueba que se practicaba en España la ca­ñería de esto género- antes de conocerse la de este nombre extranjero. INro hemos puesto el diámetro de los agujeros para las- puntas de les pies, por ser estos muy pequeñitos á causa de gastar los caños poco viento, como se dice en el ap. 452, tomo primero etc.

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50 süst. 212 53 1240 67 7 ^ 42

51 . He 202 50.x 1180 64 7 Я 41

52 sost, 192 48 1120 62 7 X 41

53 Mi 182 45 % 1080 58 ' 7 J Í 40

54 F a 172 43 1040 55 7 40

55 sost. 164 41 980 52 7 39

56 Sol 157 39 í í 920 50 . 7 39

57 sost. 148 37 8Ö0 47 7 38

58 La 140 35 830 44 6 %, 38

59 sost. 132 33 780 42 6 Уг 37

60 Si 125 31 % 740 40 6 я 37

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74 sost. 81 : 2 0 ^ : 310 26 • 4-Х 33

75 Ее 78 19. Уг . 290 25 *• 4-Х 32

76 sost. .75 18 X . 284 24 4 К 32

77 Mi .72 18 . 276 23 4 X 32

78 F a 69 П'Л . 262 22 4 X 31

79 sos.t. 66 • : 16.x .258 21 4 31

80 . Sol 63 15 •% 245 20 4 30

81 sost. 60 15 : 230 19 .4 . 30

82 La 58 .14.X • 218 18 4 29

83 sost. 56 ' 14 :208 17 4 29

84 Si . 54 13 X 200 17 3 X .28

85 Do 52 .13 : ш 16 3-H 28

— 2 1 7 —

Qltyv. 699.

En este diapasón de la flauta octaviante so han cal­culado sus dimensiones un poquito mas estrechas que las del flautado natural de la grande escala, para ha­cer en lo posible que sus caños no ocupen tanto lu­gar, á cuyo fin, cuando se hacen estos de madera, se les da la forma cuadrilonga hasta el Fá sosteni­do núm. G7, y desde el sol 68 ya se tieuen que ha­cer de forma cuadrada á causa de las proporciones de las bocas. Los agujeritos de las puntas de los pies también han de ser pequeñitos, porque, estando la ca­ñería bien hecha, octavea fácilmente sin necesidad de ciarle mucho viento.

Los largos se han puesto incluyendo el pió del ca­ño, en el entender que deben hacerse de madera, pero si se hicieran de metal, pueden tomarse los lar­gos del cuerpo sonoro de los del flautado, empezan­do el del Do 49 de la flauta octaviante en el Do núm. 27 de la grande escala, c|ue es el primero de la oc­tava real.

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375 4320 30 20

357 % 4120 29 20

341 3928 28 20

325 3740 27 £0

309 % 3560 26 19

294 )i 33S0 25 19

280 X 3152 24 19

267 « 3020 23 19

254 2SG0 22 18

242 >.j 2720 21 18

''31 V . 2580 20 18 220 « 2324 19 18

C 0. primero en la grnvedad del 26.

13 Do 840 ' 210 2160 18 IS

14 sost. 804 m 201 2060 18 17

15 Ro 770

dos p 192 X 19S4 18 17

16 sost. 738

rimer 184 X 1870 17 16

17 Mi 708

as oc 177 1780 17 16

18 F a 680 P m 170 1690 17 15

19 sost. <652 163 1596 16 15

20 Sol 626 130 x 1510 16 14

21 sost. 598 149 X 1430 16 14

22 La 570 142 X 1360 15 13

23 sost. 544 136 1290 15 13 24 Si 518 129 X 1212 15 12

C 1. primero en 25 Da 490 156

26 sost, 466 147

27 Re 442 141

28 sost. 419 134

29 Mi 398 127

30 F a 377 120

31 sost. 356 114

32 Sol 338 108

33 sost. 320 102

34 La -302 97

35 sost. 286 91 36 Si 270 86

la gravedad del 13. 122 % 1145 14 12

116 % 1073 14 11

110 H 1013 14 - 11

104 « 956 13 11

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94 % 862 13 10

•89 823 12 , 10

84 % 786 12 9

80 740 12 9

75 Yz 696 11 9

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52 sost. 132 42 33 240

53 Mi 128 40 32 226

54 Fa 124 39 31 212

55 sost. 120 38 30 200

56 Sol 116 i

37 29 187

57 sost. 112 35 28 178

58 La 108 34 27 168

59 sost. 104 33 26 156 60 Si '100 32 25 148

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85 Do 42 . 10 % SO 3

­86 sost. 40 . 10 28 3

87 Re 5'j . 9 S 25 3

88 sost. 38 . 9;4 23 3

89 Mi 37 . <*>A 21 3

90 F a 3 6 . 9 20 3

2 X

2

2

2

2

2

—227—

(Á\v. 7oi.

Referencia al diapasop núm. 7.

Las dimensiones que hemos dado en el diapasón an­terior para las cañerías tapadas llamadas violones, son para hacer los órdetfes tapados que se ponen.en I03 se­cretos que responden á los1 teclados manuales, y tam­bién páralos secretos de los pedales, porque son de an­cha dimensión y su sonido tiene mucho cuerpo: Respec­to al largo de los caños tienen algo' de mas para po­derlos colocar el tapón y hacerla entrar y salir lo necesario para lá afinación, pero este poco de mas; que so les ha dado al largo, no es lo suficiente pa­ra hacer loa pies á los caños de madera, lo cual debe tenerse presento cuando 3 c vayan á formar ca­ñerías de esta clase, así como también las medidas quo para esto objeto damos en los apuntes 568 al 571. Si se cortan por esto diapasón cañerías de me­tal, lo cual solo suele practicarse desde el Do 2 núm.' 37, pueden medirse los caños justos al largo, ó un poco escasos por lo que tienen marcado dé mas pa­ra hacer funcionar el tapón cuando se hacen de ma­dera; respecto á los anchos que damos en la segunda columna, sean los caños de madera ó de metal, siem­pre hay que darlos justos.

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C 2 primero 1 Do 137G 344

2 sost. 1312 328 »• Re 1256 314

4 sost. 1200 300

5 Mi 1140 285

6 Ta 1088 272

7 sost. 1028 257

8 Sol 976 244

y sost. 928 232

10 La 880 220

11 sost. 840 210

12 Si 800 200

violón do 52.

4320 28 20

4120 ir1

P» 27 20

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26 20

3740 j . 25 19

3560 24 19

3380 y-,

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3192 22 19

3020 3 21 18

2860 ce

20 18

2720 19 18

2580 18 18

2324 18 18

'C 0. •primero •13 :Do "760 .190

u sost. 724 181

15 R e ' 692 173

16 -sost. 660 165

17 Mi 632 158

18 T a 600 150

19 sost. 576 144

20 Sol 552 133

21 sost. 524 131

22 La 496 124

•23 sost. 468 117 24 Si 448 .112

del violón de 26. 2160 • 18 17

2060 • 17 17

1964 - • 17 18

1870 17 1 6

1780 1 6 15

1690 16 - 15

1596 16 14

1510 15 14

1430 1 5 13

1360 15 13

1290 14 12 1212 1 4 12

' C 1. •prirriero d.el violon de 13. 25 Do 424 106 1145 135 14 11

26 ' sost.. 404 101 1073 129 13 11

27 Re 384 96 1013 122 13 11

28 sost. 364 .91 956 116 13 10

29 Mi . 348 87 906 111 12 10

30 Fa 328 82 862 104 12 10

31 sost. 308 77 823 101 12 x 9

32 Sol ' . ' 296 74 786 94 . 11 9

33 sost. 280 70 740 89 11 9

34 u 264 66 696 84 11 9

35 sost. ' 252 63 652 80 10 9

36 Si 236 59 612 75 10 8

, C 2. primero del violon en oetava.

37 ©0 223 55 X •570 71

38 aoat, 211 52 K 540 67 39 Ro 200 50 516 64

40 .- sost. 190 47x 490 •:-61

41 Mi 181 45 461 •57

42 Fa 172 43 436 55

43 sost. 164 41 410 52

44 Sol 158 39 384 49

45 sost. 148 37 360 47

46 La 141 35 345 45

47 sost. 134 33 « 328 42 48 Si 127 31 308 40

C 3. primero del tapadillo e n ' 1 5 / 49 Do 121 30 288 38

50 sost. 116 29 272 37

51 - Re 111 28 261 35

52 sost. 105 26 250 33

53 Mi 100 25 235 32

54 í a . 97 24 218 31

55 sost. 95 23 s 205 30

5(5 Sol 93 23 192 29

57 sost. 91 22 180 29

58 La 89 22 171 28

59 sost. 87 21 X 163 27'

C 4. primero del tapadillo en 22." 61 Do 83 20 % 14S 26 6 4

62 sost. 81 20. 134 26 5 4'

63 Be 79 19 X 125 25 4

64 sost. 77 19 118 24' 5 4

65 Mi 75 18 % 112 24 5 3

66 F a 73 18 108 23 5 3

67 sost. 71 nx 104 22 5 3

68 Sol 69 17 .98 22 ' 5 3

69 sost. 67 16% .90 21 5 3

70 La 65 16 85 20 5 3

71 ' sost. 63 15 X 80 20 5 3

72 Si 61 15 78 19 4 3

C 5. primero del tapadillo en 29. '

-73 . 'Do 59 14 X 75 18 '4 • 3

74 sost. 56 14 72 17 4 2 X

75 Re 53 13 67 16 4 2 X

76 sost. 51 12 X 65 16 4 2 x '

77 Mi 48 12 57 15 4 2 X

78 •Fa 46 11X 50 14 4 2%

79 sost. 44 11 46 13 3 X 2 «

80 Sol 42 10 X 41 13 3-X 2 x

81 sost. 40 10 37 , 12 3 -X 2 x

82 La 38 9 X 36 12 3 X 2 X

83 84

sost. Si

37 35

9

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34 32

11 11

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2 X 2 X

С 6. primero del tapadillo eu 36," 85 Do 33 8 30 10 3 2

80 sost. 32 8 28 10 3 2

87 Ro 31 IK 25 9 3 2

88 sost, 30 TX 23 9 3 2

89 Mi 29 7" 21 8 3 2

93 Fa 28 7 20 8 3 2 SS) I

- 2 3 7 -

ofy. 7o¿B.

Este diapasón es de mediana dimensión, no es tan ancho como el anterior del núm. 7, ni tan estrecho como el núm. 9; por lo mismo no es tan á propósito como el primero para los pedales, pero para los se­cretos de los teclados manuales es muy propio, por­que tiene bastante sonido, y no ocupa tanto local como aquel, por cuya razón nosotros aconsejamos que para los pedales de los grandes órganos se haga uso de las primeras octavas del diapasón núm. 7, y para los grandes violones de los teclados se diapa-sonen por el presente; respecto á las cañerías tapa­das para la mano derecha, pueden escogerse según el objeto que tengan que llenar y el mas ó menos cuer­po de sonido que se les quiera dar.

-23

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14 sost. 660 165 2160 M M • 16 17

15 Re 632 ' 158 2060 5' n

15 17

16 sost. 600 150 1964 p

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15 16

17 Mi 572 143 1870 c

si 14 16

18 F a 548 137 1780 C u o 14 15

19 sost. 520 130 1690 13 15

20 Sol 496 124 1595 13 14

21 sost. 468 117 1510 12 14

22 La 444 111 .1430 12 13

23 24

sost. Si

420 396

105 99

1360

1290 11 11

' 13

1 2 '

C 1. * r i ¡n; ra octava del 13. 25 Ba 37G s : « 1230 118 10 12

26 sost. 344 8G 1136 110 10 11

27 Ra 323 81 1054 103 9 11

28 sost. 303 76 990 96 9 11

2=) Mi 236 71 X 928 91 8 X 10

30 Fa 270 67 X. 875 86 8 * 10

31 sost. 255 64 828 81 8 10

32 gol 240 60 782 76 8 9

33 sost. 226 56 X 740 72 7 X 9

34 La 210 52 X 695. 67 7 X 9

35 sost. 196 49 650: 62 7 9 36 Si 184 48 613 58 7 9

C 2. primera octava del d>% 37 Do 172 43 582 55 6 X 8

38 sost, 165 41 X • 548 52 6 X 8

39 Be 159 40 512 50 6 X 8

40 sost. 153 38 X 480 48. 6 X 8

41 Mi 147 37 457 47 6 7

42 Ja 143 3,6 434 45 6 7

43 sost. 139 35 412 44 6 7

44 Sol 135 33 X 390 43 6 7

45 «Oít. 131 32 X 370 41 5 X 6

46 La 127 31 X 350 40 5 X \ 6

47 sost. 123 31 333 ' 39 5 X 6 48 Si 119 30 316 38 6

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85 Do 20 7 % 33 9 3

86 sost. 29 7 30 S 3

87 Re 28 7 28 8 3

88 sost. 27 GK 27 8 3

89 Mi 26 6 ; í 26 S 3

90 Fa 25 6 25 S 3

QÍji,. 705.

Esto diapasón es el mas estrecho de los tres que hemos dado; está calculado para quo pueda servir en órganos portátiles, realejos y cejas do cilindro, porque ocupa poco sitio, pero no debo ponerse como l>:>j<> único do un órgano reguhsr, porque ú. causa de su estrechez, su sonido no tiene toda la fuerza que se requiere para llenar como debe aquel objeto. '

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ncho do los caños.

Núm

eros y nombres dal! :

los caitos. [3

C 2 . primera 37 Do 208 52 572

38 sost. 200 50 534

39 Re 192 48 498

40 sost. 182 45 Jí 464

41 Mi 172 43 438

42 Fa 164 41 418

43 sost. 157 3 9 % 396

44 Sol 148 37 380

4o sost. 140 35 358 '

46 La 132 32 337

47 sost. 125 ... 31 % 317

4 8 Si 118 29 X 298

octava del 6x 09 594 20 624 6 J Í

66 560 30 590 6 %

64 525 30 555 GX

61 492 30 522 6 a 58 4G4 30 494 e 54 440 26 405 e

52 416 25 441 6

50 395 25 415 e 47 370 • '25 395 5,S

44 350 22 372 5

42 330 22 352 5 X 39 314 22 336 5 K

C 3. primera octava de la 15" 49 Do 112 28. 285 37 300 22 322

50 : SOSt. 106 26 % 272 35 282 22 304 5 X

51 Re 100 25 260 33 266 22 288 5 X

52 sost. 96 24 240 .32 250 22 272 5 X

53 Mi 92 23 225 31 237 22 259 5 a

54 Fa 88 22 212 29 224 20 244 5

55 sost. 84 21 200 28 213 20 233 5

56 Sol 81 20 }í 188 • 27 202 20 222 5

57 sost. 78 19 % 175 26 190 20 210 5

58 La 75 18 X 165 25 180 20 200 5

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86 sost. 27 6 % 30 8 K 36 10 46 3

87 Re 26 6 K •28 8K 33 10 43 3

88 sost. 25 Q-'/í 25 8 31 10 •41 3

89 Mi 24 6 22 .8 29 10 39 3

80 Fa 24 6 21 7 28 10 38 3

GÍi i , 707.

Todas las medidas de esto diapasón están perfectamente ajustadas, particular-/

mente ios largos de los caños do metal; los largos ele los de madera tienen de más para poner ol tapón; adornas se dan.también las medidas do lo que se les añade para nacerles los pies, y el largo total de los caños, inclusa los pies y tapones etc.

Esto tnpaüilio istá bi.Hi experimentado., y sos dimensiones calculadas para que, á pesar ckl poco sitio que ha de ocupar, tengan las des primeras octavas bajas sníici-.n-to cuerpoxb vo;:, y puedan servir de bajo único n iws octavas de la mano derecha, aunque so refuerzeu estas con un orden de quincena.

Larjro de los caños con1.

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un poquito de mas.

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C 2. primera octava del 6H • 37 Do J 223 55H2 150 71 612

38 sost. 211 5 2 l i a 140 67 570

3 9 Re 200 50 132 64. 540

40 sost. 190 47U3 120 62 516

41 Mi 181 4 5 120 58 490

42 F a 172 43 114 55 461

43 sost. 164 41 108 52 436

44 Sol 156 3 9 102 50 410

45 sost. 148 37 92 47 384

46 L a 141 3 5 90 44 36©

47 sost, 134 3 3 U 2 84 42 345

48 Si 127 31 81 40 328

O 3 primera octava de la 15,'" 49 Do : 121 30 76 38 308

50 . sost. 116 29 72 37 238

51 Re 111 28 68 35 272

52 sost. 105 26 65 • 34. 261

53 Mi 100 25. 62 32 250

54 Fa 97 24 57, 30 235,

55 sost. 95 . 23 % 55 30 218

56 ' Sol 93 23 51 29 205

57 sost. 91 2 2 % 47 29 . 192

58 La 89 22 45 28 180

59 sost. . 87 2 1 % 42 28 171 60 Si 85 21 40 57. 163:

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74 sost. 56 14 17 • 75

7o Re 53 13 16 • 72

76 sost. 51 12U3 15 • 67"

77 Mi 48 s 12 15 65

78 F a 46 11H2 14 57

La afinación del tapado á canutillo ó chimenea es .mucho mas difícil que la de los tapados ordinarios, por lo mismo aconsejamos que se tapen estas cañerías á calota ó tapa movible, cuyo método damos en los apuntes 483 al 485, pues que, si bien es un poco mas trabajoso, ofrece bastantes ventajas para la afinación, porque por medio de las calotas puede hacerse subir ó bajar el tono de los caños mas de medio punto.

Sumaros

de las teclasll „g á que dehen responder. I ri.

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Grueso de las tablillas. I -a

Largo de los caños in-|

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Ancho justo de los ca-j -w

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Este diapasón solo tiene tres octavas, porque gene­ralmente en España esta cañería solo se pono en la mano derecha, en la izquierda no se acostumbra á po­ner , porque no imitando en ella a l a verdadera flau­ta, que es su principal objeto no 1 tiene razón de ser. Cuando se le aumenta un caño, y se pone á tres por punto con el objeto de reforzar su sonido, ya hemos dicho en el apunte 501 que esta última fila se hace tapada, una mitad mas corta, soñando al unísonus de las dos filas abiertas, á las cuales robustece bas­tante, y aumenta el cuerpo de su sonido.

26

2-Grueso ' cou

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por arriba, _

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bres dolos caños.

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Este flagiolet se hace un poco mas ancho ele abaj'o que de arriba, como los caños en cono, para poder dar á las bosas buena forma; el tapoucito interior, que forma la.lámina del Tiento, debe entrar en el ca­ño un poquito mas que la línea del labio inferior de la boca, y para que formo bien el sonido hay que ponerle una chapita de madera ó de metal en la dis­posición que se indica en A figura 123, la cual se inclina hacia la boca del caño, mas ó menos, según sea necesario.

267

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2 1 sost. 355 89

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23 sost. 333 83

24 Si 318 79

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4639 160 17 16

4375 153 17 15

4120 140 16 15

3909 140 16 14

3662 134 16 14

3450 128 15 13

3253 122 15 13

3067 114 15 12

2891 111 14 12

2724 106 14 11

2567 101 14 11

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26 sost. 290 72

27 Re 277 69

28 sost, 265 66

29 Mi 253 63

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31 sost. 231 58

32 Sol 220 - 55

33 sost. 210 52

34 La 201 50

35 sost. 192 48 36 Si 183 45

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2242 92 13 1ft

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2026 84 12 9

1910 82 12 8

1800 78 12 8

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1599 70 11 7

1507 67 11 7

1421 64 10 7

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37 Do 175 44 1190 56 9 6

38 sost. 167 41 1121 53 9 • 5

39 Re 160 40 1056 51 9 5

40 sost. 153 38 996 48 8 5

41 Mi 146 36 939 46 8 5

42 F a 139 34 885 44 - 8 4

43 sest. 133 33 834 42 7 X 4

44 Sol 127 • 32 786 40 7 % 4

45 sost. 121 30 741 38 1% 4

46 La 116 29 698 37 7 3

47 sost. 111 28 658 35 7 3

48 Si 106 26 620 34 7 3

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El orden de Gamba que hemos dado en esta diapasón núm. 14, es el demás estre­cha dimensión que se construye entro los de la gran familia de ios flautados; aunque contiene las medidas para hacer los caños de 52 y 26 de los pedales, creemos que en muy pocos casos señarán estas cañerías para dicho uso, ¡j causa do que lo particu­lar de su sonido solo se halla en el centro de su grande escala, y su cañería regrave ó profunda carece de la fuerza que requieren ias que se destinan alo? pf'.dal s; por esta razón no se halla este orden en algunos órganos mas que cu la entonación del flautado de trece y en la de octava.

f l a u t a d o d e d i m e a s i o a e s t r e c h a .

A pesar do que hemos dicho cu diferentes parajes que no croemos conveniente el alterar las medidas de los diapasones, que damos para la gran familia de los flautados, pueden ocurrir casos en que se quie­ra estrechar la cañería de un flautado para darlo menos sonido, colocarla en menos local, ú otros efec­tos que puedan motivar esta determinación; para es­to puede formarse un diapasón intermedio entre el del flautado natural, que damos en el apunte 688 núm. 1, y el mu j estrecho do la Gamba núai , 14, á cuyo fin pueden sacarse las medidas del diapasón núm. 1, empezando, por ejemplo, á tomar el ancho del Do primero del flautado de trece en el Re sostenido núm. 28, siguiendo los demás caños ascendiendo en r igu­rosa escala cromática hasta ol último del orden que sea, y para lo que se le quita al ancho debo aumen­tarse al largo un tono entero, cortando dicho Do por el largo del La sostenido núm. 23; do este modo se obtiene en flautado bastante mas estrecho, cayo so­nido tiene menos cuerpo y también diferencia en el timbre.

Esta licencia de alterar algún diapasón que puede muy bien tomarse un construtor de esperioncia, no debe usarla un principiante que no haya construido algunas cañerías, y estudiado detenidamente el efecto

- 2 7 8 -de sus dimensiones, porqué, si se deja llevar de la confianza, puede errar, no consiguiendo el iin que se propone, y experimentar perjuicios en pérdidas de. trabajo y material.

Referencia á lo s diapasones que dejamos; establec idos .

Recomendamos mucho á los aficionados que quie­ran diapasouar una cañería cualquiera de las que he­mos dado en este libro, tengan especial cuidado de dar justamente á los caños el ancho que se marca pa-; ra cada uno de por sí, porque tenemos bien experi­mentadas las dimensiones, y no deben.' alterarse: no es asi respecto al largo, porque todos los diapasones tienen un poco proporcional do más, que siempre se dá para poder recortar y afinar las cañerías. Respec­to á los agujeritos dé las punta? de los pies por don­de reciben el viento, damos las medidas en varios diapasones, do los que se pueden tomar para toda cla­se de cañerías, sogiin las circunstancias del sonido y magnitud de los caños, puesto que, según dijimos en el apunte 347, á veces un caño pequeño necesita e} agujero del pié un poco mas grande que otro mayor.

LIBRO DUODÉCIMO. Contiene la constru«cion do los caños de lenfrüetería y de toda» las

partes (Hie concurren á la formación de su s'jnido.

La trompetería ó sea cañería de lengua es completa­mente distinta de la- de flautado que hemos descrito e ¡ i los libros anteriores; forma una familia aparte de esta, tanto por su construcción como por la clase de sonido que produce tan diferente del de los flautados; si estos toman el nombre de la flauta por la semejanza de su t imbre con el de este instrumento, la leugüots-ría toma el de la trompeta por la misma razón del pa­recido, y aun puede decirse que en esta familia se forma el sonido de un mismo modo que en aquel ins­trumento, si bien en la verdadera trompeta se pone en movimiento el viento que contiene su tubo por la vi­bración de los labios del hombre, y en la cañería que nos ocupa, se produce el sonido por la vibración de la

CAPÍTULO I .

DE U TROMPETERÍA Ó CAÑERÍA DE LENCl'A.

- 2 8 0 -lengüeta, ocasionada por la elasticidad de ésta y el viento que la pone cu movimiento.

Esta especie de cañería ocupa hoy casi tan buen lugar en la construcción del órgano como la de los flau­tados, puos si bien estos forman la base fundamental del instrumento, y le dan aquella dulzura y gravedad tan propdas para acompañar ios cánticos religiosos, la trom­petería le dá un realce tan brillante y magnífico, que parece una música guerrera que infunde respeto, y, si ser puede, dá aun mas grandeza y majestad á los actos de nuestra Santa Madre la Iglesia católica, particular­mente-al mas sublime y sacrosanto de nuestra religión, el incruento satriñcio do la Misa.

Mucho se ha comentado el origen ó invención de las lengüetas, las varias formas y modificaciones pie han sufrido hasta el presente; mas, no siéndonos preciso para nuestro objeto su averiguación, nos proponemos describir lo mejor y mas claro que nos sea posible esta cañería, tal cual nos la han dejado nuestros mayores, con los adelantos quo so han hecho hasta el dia. He aquí como so procedo pera formar un caño do esta especie.

M o d o üe f irmar un caño d s lengüetearía.

Teniendo la chapa ya labrada del grueso proporción nado al caño que se quiera construir, se le hace un trazo recto en un cauto, ó mejor que esto, s® recorro

- 2 8 1 dicho canto 'con la garlopa dejándolo bien derecho-so tendrán marcadas las dimensiones do la parte ancha ó sea boca del caño cu una tira de chapa de latón, 6 en su defecto, del mismo metal ¿U; los caños, la cual tendrá 15 milímetros de ancho, cuyas dimensiones marcadas pueden ocupar la mita.! d-.;l ancho do la tira, y en la otra mitad so marcarán los anchi.s <lu las pun­tas do los caños; los largos rS tendrán señalados en un listón tan largo corno el caño mayor del órdon ó regis­tro que se quiera construí!', ó cuando no, basta tener una cinta métrica, con la cual pueden medirse dichos largos, tomándolos d«l diapasón escrito del órdon que se quiera cortar.

So empieza por señalar la punta ó cabo estrechó del caño en la chapa, do modo que el tracito está un poquito caido ó fuera de escuadra, como se marca en la í íg. 185 en A; en seguida sa fija el largo del caño, y en el cabo de la medida se señala la parte an­cha de su boca, también fuera de escuadra, como so vé en B; se dividen avnbos anchos á partes iguales en C y D, en cuyos centros so tira una línea recta que paso del largo del caño hasta llegar al canto do la cha­pa, como lo marca la línea entrecortada, y si la chapa no dá el largo suficiente, puede suplirlo una línea que se marque sobre la mesa ó tablero en que se esté ha­ciendo esta operación.

Trazar los cañas largos confian l istón.

Si el caño es tan largo que no pueda marcarse con

-282-P i r . 185 . \in compás, se suple este

con un listoneito delgar do, al que se lo pone una punta en un cabo, la cual se clava ligeramente al íin de la línea entrecortada en E.estc sirve para seña­lar las partes circulares de la boca y punta del ca­ño ó sea ambos cabos an­cho y estrecho, lo cual so practica con un punzón, que so apoya en el listón en el punto conveniente, y marcha describiendo di» cho trazo circular como pudiera hacerse con un compás; marcados estos dos trazos se rectifica su verdadero ancho, hacien­do sjge.ir su curva fácil­mente á la tira de 'metal , que contiene estas dimen­siones; y donde marque la medida justa del ancho respectivo cu ambos ca­fa >s, so tira una línea rec­ta de A á B, y queda se­ñalado el caño en disposi­ción de cortarle.

Si los caños son peque­ños que puedan marcarse oou un compás de unos

- 2 8 3 -40 centís. de largo, puede señalarse con él Ja parte pjroular de los cabos, escusando el listoueito que se emplea en los largos, en cuyo caso ya se comprende que debe apoyarse la una pierna del compás en el punto que se reúnen las líneas del centro y costado del caño en E, y con la punta de la otra pierna se señalan los trazos circulares de ambos cabos, ancho y estrecho.

Oiji,. 1(M.

Cortar y marcar io s caños de lengüetería .

Teniendo el caño ya señalado, se corta siguiendo los trazos, y se recorre con la garlopa el canto recto; se raspilla la cara interior y esterior, procurando dejar la chapa bien igual del grueso; se marca, con la señal del signo que deba sonar y el número de la tecla que le corresponda, con más cualquiera otra marca part i­cular, que indiqu e claramente á que registro ó teclado pertenece etc, como se vé en las ísgs. 186 y 187.

También pueden trazarse los caños marcando sola­mente la mitad do los anchos del cabo ancho y estre­cho, porque'lo principal y necesario es buscar su línea céntrica, desde cuyo punto final marcado en E . figu­ra 188 se señala la parte circular que corresponda á pada cabo. De este modo se consigue muy fácilmente diapasouar con exactitud toda clase de cañería cónica, pies de todas dimensiones y cualquiera otra pieza de esta misma forma.

Véase en la misma figura varios caños, marcados de modo que pueda aprovecharse bien la chapa sin hacer muchos retales inútiles.

F i ç . 187.

• - 2 8 5 -

Modelar, soldar y concluir el caña hacüásdolé sonar.

Teniendo el caño cortado, so le recorren los costar dos con la garlopa, asustándolo bien á las medidas de su ancho; se le limpia la cara interior con un trapo y ceniza cernida, y se voltea con moldes cónicos de ma­dera, proporcionados ala magnitud del caño que sea, como se hace con los caños de flautado; so prepara y suelda como estos, y después se vuelve á modelar, dejándole perfectamente derecho y redondo.

Se toma un cepo del número que corresponda, y la canilla que deba llevar; se coloca ésta en el cepo in­troduciéndola en el agujero, de modo que quede bien ajustada y muy recta en la dirección de dicho agur jero, en el cual se sujeta por medio do una cuña 'de madera; teniendo arregladas estas piezas, se desmon­tan, y se suelda el cepo á la punta del caño ó al canu­tillo |(todo lo cual circunstanciaremos mas adelanto); estando ya en esta disposición, se le pone la lengüeta y el muelle, acabando de ajustar perfectamente la cuña, y queda el caño corriente para hacerle sonar en el ór­gano de pruebas/Véanse las figuras 189y S90 que de­muestran un caño grande y otro pequeño, concluidos y prontos para hacerlos sonar. El caño mayor so ha dise­ñado con Reparación del cepo, que se marca en la fig-. 191 , para que se vea el canutillo que á esto se suelda, en el que entra la punta del caño para unir ambas partes y hacerlesonar. E l caño pequeño de la fig. 190 no tiene canutillo, y por lo mismo está soldado al mismo #epo.

FÍg. 188*; - 2 8 6 -

Fig . 190 .

5 V5g

Esta breve descripción de un caño de Lengüetería se lia dado en compendio para que se vean las operaciones que exijo la formación de un caño de esta clase, las piezas de que se compone y el orden con que se colocan: antes de pasar á ex­plicar la formación de un or­den completo de caños, deta­llaremos minuciosamente el modo de construir todas estas piezas, y las cualidades qué deben tener para quc^ sirvatí como corresponde;

CAPÍTULO II .

DJSURirCION DE LAS NEZAS QUE CONCURREN Á LA FORMACIÓN' DBL¡ SO.MDO EN LOS CAíiüS DE LE.NGLETERÍA.

Cepos de los canos, su construcción.

Cepos se Human ordinariamente unas piezas cilin­dricas y macizas de plomo y estaño, que tienen los caños de lengüetería, en las cuales van sujetas las canillas, lengüetas, cuñas y muelles, todas piezas esen­ciales para la formación del sonido y su afinación. Estos cepos ordinariamente so hacen fundidos de plo­mo, de forma redonda con una alita al rededor de la parte superior, que figura un botón, por lo cual al­gunos les dan el nombre de botones de los caños. Hacia el centro de su diámetro tienen dos agujeros que los atraviesan de arriba abajo, el uno, que es mayor, lleva la canilla, lengüeta y cuña, y el otro, que es pequeñito, es el que lleva metido el muelle para la afinación.

Turquesa para modelar l o s cepos .

La fundición de los cepos se hace en una turque­sa ó molde aproposito para este objeto; este molde

- 2 8 8 -consiste cñ dos trozos macizos de latón ó H i e r r o , que se juntan perfectamente el uno al otro y se engan­chan por medio de una clavija que tieuc cada uno en su parte plana interior, cuya clavija está fi­ja en cada pieza y entra cu un agujero que se hace eh la contraria, de modo que ambas hacen el oficio de machiembra, y so unen muy bien. En la línea que hace la junta do esta unión es donde se hacen dos ó mas agujeros bien torneados y cilindricos, en cuyas cavidades se echa el metal fundido; por lo que, se deja comprender que deberán tener la forma y di­mensiones propias para que salgan los cepos modela­dos cual corresponde; estas cavidades han do traspa­sar las dos piezas hasta el fondo, y en la parte in­ferior de cada una se hace un rebajo de dos milí­metros, un poquito mas ancho que el diámetro del molde, en el que se forma el botón del cepo.

fease para reunir y sujetar la turquesa.

Para reunir y sujetar estás dos piezas se hace otra c

que las sirve de base: ésta consiste en una plancha de hierro do 1 á 8 milis de grueso, de todo el largo del molde y un poco mas ancha que éste, para do­blar las dos orillas formando una especie de canal, en la cual entran ambas piezas macizas, un poquito flojas, las que ss ajustan y sujetan en ella con una* cuñita do madera. En el punto de dicha canal, que cuadre el agujero de la turquesa-, so hace un peque-

- 2 8 9 -

óvalo poco profundo para que el botón del ce­pa salga de aquella for­ma. Hacia el centro de di­cho óvalo so hacen dos agujeros, el uno, que será mayor que el otro, es pa­ra introducir el espigo de la alma de hierro que for­ma el agujero para la ca­nilla y cuña, y el menor para el alambre también de hierro que modela el agujerito para el muelle, los cuales describiremos mas adelante. Véanse las figs. 182 y 193, que re­presentan Jas dos piezas macizas por la parte de la junta interior, en las qué se ven las dos mitades de una cavidad con la se­ñal de la posición de las almas. A A, son las dos piezas de hierro ó latón, del grandor natural; B B", son las dos clavijas dé hierro que entran en los agujeros respectivos C C; J). D. son las dos medias Cavidades que, uniendo ambas piezas, forman el molde en que se echa el metal fundido para hacer el cepo; la fíg. 194 re­presenta la pieza de hier­ro, vista de plano, que en forma de canal sirve de fondo al molde, en la que se mancan el óvalo que forma el botón del

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- 2 9 0 -cepo y lóselos agujeros que ha de tener para colo­car las clavijas ó almas de hierro que hacen los agu­jeros en el cepo. La fig. 195 representa la misma pieza ó -canal, vista por su cabo con el molde colo­cado dentro de ella, y la cuñita de madera marca­da en E , que contiene unidas sus dos mitades. Es ­tas tres piezas que juntas constituyen el moldo pa-

F i g . 194 .

ra vaciar el cepo, se colocan en una cajita ajusta­da que se abre en un trozo de madera fuerte, el cual se indica en la fig. 196; ésta representa todo este

- 2 9 2 -aparato, montado con las clavijas 6 almas de hier­ro O y H, que se ven colocadas en su sitio; todo lo cual está en actitud de recibir el metal fundido y modelar un pepo de la forma que indican las figs. 197 y 198 . En la primera se vé en A el agujero gran­de para la canilla, lengüeta y cuña, y en B e} pe_-queño para el muelle, los cuales atraviesan todo el cepo de arriba abajo: y e n i a segunda el plano in­ferior del cepo con su agujero en C, cuya parte os­cura denota el sitio de la canilla, y }a clara el de la lengüeta y cuña, «on el agujerito del muelle ,en I).

Fig . 197 , B. A. F j g . 1 9 8 ,

Turquesa de d e s 6 t r e s cav idades .

En la turquesa., que dejamos descrita, solo hay cavidad para vaciar un cepo cada vez; lo regular es el hacerlas mayores., y que cada una tenga dos ó tres moldes de diferentes medidas para poder obte-

- 2 9 3 -ner ío menos dos ó tres cepos cada vez que so las eche el metal fundido, de modo que con dos turque­sas grandes se pueden modelar siete clases de cepos, desde el mayor, que sirve para los primeros caños de la bdiribarda ó sea trompeta magna de la mano iz­quierda, hasta el mas pequeño que pueda tener un órgano portátil .

Los cepos mayores de la bombarda, que en esta obra se marcan con los números 1, 2 y 3 ó sean de la prinléfa, segunda y tercera magnitud, tienen en su plano inferior una especie de escalón, cuyo objeto es el reforzar la posición de la «anilla, el cual no tie­nen las clases cuarta, quinta, s e s t ay séptima, que son bastante mas pequeños¡ por lo que es necesario que los moldes en que se vacíen estos cepos, estén dis­puestos de manera que salga dicho escalón forma­do, el cú-al se comprenderá como debe ser con solo ver las figuras 199, 200 y 201, que damos mas ade­lante j y representan los tres cepos mayores, cuyo escalón se marca en A, en los cuales se vé la par­te cóncava que apoya á la canilla,

Concluida que se tenga la turquesa de dos, tres ó ma3 Cavidades, se le ponen á la parte estorior de los costados unos espigos de hierro en punta, que se guarnecen con unos mangos de madera para mane-

Conclusion de la turquesa.

- 2 9 4 -jarla sin quemarse, y después de cerrada 6 unida co-: mo debe estar, se coloca en la cajita del macizo de madera, como se Té en la figura 196.

Teniéndola allí sujeta,, con las clavijas puestas y todo lo necesario bien arreglado, se echa en la cavi-! dad ó cavidades el metal líquido, y se van modelan­do los cepos, como diremos mas adelante: he aquí la demostración de la turquesa que representa dicha figura.

A, es la turquesa puesta en el fondo de hierro E , cuyas tres piezas están metidas en la mortaja ó caja del macizo de madera F ; C es la clavija ó alma grande de hierro; H es la alma delgada de alambre, las cuales traspasan la pieza del fondo E , y prenden algo en e l macizo F ; estas se han figurado como si el todo fuera trasparente, para que se vea bien el in-; terior del molde. También se han figurado en peque­ño los mangos J J , colocados en el punto que no deben ocupar, para que no estorben la manifestación de la cavidad del cepo, puesto que su verdadera po­sición es, uno en cada costado del molde puesto en el punto K, y no en J , J , como están marcados. Pa­ra fijar estos mangos en dichos moldes se hace en cada pieza un agujerito, en el cual entra enroscado un espigo de hierro, éste se guarnece después con un mango de madera do dimensiones regulares, para pp-: der usar el molde cómodamente.

- 2 9 3 -

ofy. 729.

Medidas de l o s c e p o s que han de fundirse.

A fin de poder abrir en los moldes ó turquesas las cavidades necesarias con las dimensiones que corres­ponden á cada clase de cepos, se dan á contiuuacion sus medidas, clasificándolos por números de mayor á menor; de consiguiente los cepos mayores que lla­maremos del núm. 1, han de tener de alto á la par­te de atrás, donde está el escalón, 35 milis, sin contar el grueso del botón, que viene á ser de tres milis, próximamente; por la parte de delante, que es la mas baja, 25 milis: grueso ó diámetro de la parte del bo­tón, 45 milis: diámetro de dicho botón, 50 milis: idem de la parte mas estrecha, que es la inferior, 4'2 milis: para los agujeros que han de llevar las canillas no se dá medida, pues se hacen un poco mas pequeños de lo necesario para poderlos arreglar al grueso de aque­llas, porque casi todas son desiguales, y lo mismo sucede en los agujeros de los muelles.

Cepos del núm. 2; son un poco mas pequeños que los del núm. 1, y de consiguiente el alto de la par ­te del escalón es de 30 milis: alto de la parte baja ó sea de alante, 20 milis: grueso del botón, 3 mi l i s , próximamente: diámetro del mismo, 42 milis: diá­metro de la parte gruesa cerca del botón, 37 mil is : idem de la parte baja, 35 mil is .

Cepos del núm. 3; alto de la parte del escalón, 25 milis: alto de la parte baja, 20 milis: grueso del bo-

- S a n ­tón, 2>í milis: diámetro del mismo, 38 milis: diá-» metro de la parte gruesa junto al botón, 32 milis: idem de la parte baja; 30 milis;

Cepos del núm. 4; los cepos de ssie número ya no tienen el escalón, y son iguales á la figura n ú m , 197: el alto de su parte cilindrica, á contar desde el botón, es de 21 milis: grueso del botón, 2 milis: diámetro del mismo, 35 milis: diámetro de la parte ancha junto al botón, 30 milis: ideni de la estrecha ó sea cabo inferior, 27 milis.

Cepos del núm. 5; alto del cilindro sin el botón; 21 milis: grueso del botón, 2 milis: diámetro del mismo; 33 milis: diámetro de la parte gruesa del ci­lindro; 27 milis: ideni d é l a parte estrecha ó infe­rior, 25 milis;

Cepos del núm. 6; alto del cilindró, 21 milis: grueso del botón, 1% milis: diámetro del mismo, Í0 milis: diámetro del grueso del cilindro, 23 milis: idem del cabo inferior; 21 .

Cepos del núm. 7; alto dei cilindró, 18 mil is : grueso del botón, 1% milis: diámetro del mismo, 25 milis: diámetro de la parte gruesa del cilindro, 21 milis: idem del cabo inferior; 19 milis:

7so .

Demostración de las s i e te d imensiones dé i o s c e p o s .

Con estas siete clases de cepos sé "proveen todas las eañeríaá de lengüeteria desde el Do primero de la bombarda ó sea trompeta magna de la mano iz-

- 2 9 7 -quicrda hasta el caBito mas pequeño de un órgano realejo ó portátil, cuya clasificación haremos al tra­tar de los cepoá <±úé corresponden á cada orden en particular. Véange en las figs. Í 0 ? ál 20E las sie­te clases de cepos diseñados con SUS propias dimen­siones, deí tamaño justo que á cada uno correspon­de; mas, si por efecto de la impresión,-han varia­do alguna cosa las medidas, pueden tomarse del apunte anterior; en el que sé dan poí milis: Con exactitud-.

Observación sobre la forma d é l o s c e p o s .

Todos los cepos son un poquito más gruesos de la parte superior, ó sea do debajo el botón, que de la inferior, lo cual se practica de este modo para que entren en los boquilleros un poquito en cuña, y cuanto mas se introduzcan ajusten mejor en su lugar.

L a parte sombreada de los bepos que se vé en las figuras 199 al 205, indica los agujeros de las canillas y muelles, debiéndose notar en los prime­ros qué son un poco mas anchos de la parte del muelle, Cuya desigualdad se procurará que la forme la clavija; por mas que después se haya de retocar y arreglarlo Como corresponde para que siente bien la cuña, entre ésta en el agujero en buenas 'condiciones, y pueda apretar y asegurar perfectamente la cani­lla y lengüeta, sin cuyo requisito nunca suele ha-

—299 — ber seguridad eu el sonido del caño ni en su afina­ción. La fig\ 2 0 6 indica un cepo visto por su pla­no inferior donde está el agujero redondo C para la canilla, engrandecido por la parte que mira al mue­lle, todo lo q ue marca el medio círculo que viene á ser casi una mitad mas del agujero, en cuyo punto entra la cuña de madera que, como queda dicho, asegura y sujeta la canilla y lengüeta. El agujera tó B, es el del muelle, que ha de estar bien derecho en todas direcciones, especialmente en la de la canilla.

E n esta misma figura se vé de plano el escalón marcado en A en los cepos grandes de las dimensio­nes 1. a 2 . * y 3 . ¡ l E n el mismo punto que so han mar­cado los números á los cepos para indicar su clasi­ficación puede marcarse el número de la tecla á que pertenezca el caño, lo cual puede ser muy úti l para escogerlos y ponerlos cada uno en su sitio correspon­diente; por ejemplo, poner al Do el núm. 1, al Re níim. 3 , al Mi núm. 5, al F a núm. 6 etc.

Fig , 2 0 6 .

i C

Almas ó clavijas de hierro para modelar l o s agujeros de las canillas en l o s cepos .

Las almas- de hierro mencionadas eu los apuntes

- 3 0 0 -anteriores, que sé ponen en las turquesas para mo­delar los agujeros de los cepos que sirven para la canilla, lengüeta y cuña, son una especie de clavi­jas de forma irregular, como se ha indicado en lá figura Í96 én C se hace de un cilindro que á la parte de arriba tiene cómo una añadidura que lo hace mas grueso que de abajo; esta añadidura vá disminuyendo hasta cierto punto* en el que ya que­da del grueso natural , como se indica en las figS¿ 2 0 7 jr 2 0 8 . A es lá clavija cilindrica, y B es lá

F i g s . 2 0 7 . 2 0 8 .

parte añadida que, aurique se llama así, debe ser toda de una pieza. Á la parto inferior tiene un es­pigo que sirve para fijar el alma en el agujerito de la turquesa, el cual atraviesa y entra á prender en el macizo de madera.

- 8 0 1 -De pstas almas 6 clavijas se tendrán diez (5 doce

de diferentes dimensiones para poder hacer los agu-jerps de tedos los diámetros necesarios, ó cuando me­nos, aproximados á las medidas de las canillas, las cualos; á pesar de esto, no puede evitarse que, al colocarlas en los cepos, se hayan de retocar los agujeros, y avenirlas en _ellos exactamente para que queden bien ajustadas.

A l m a s de alambre para l o s muel l e s .

El alma mas delgadita, que se yé en H fig. 196, y que damos por separado en la fig. 2 0 9 , es l& que forma el agujerito pequeño para el muelle, la cual defee hacerse del mismo alambre que se hagan os muelles para que salgan los agujeritos bien ajus­

tados al grueso, y puedan aquellos enerar y salir fá­cilmente, pero de ningún modo con flojedad, porgue, pomo queda dicho, deben funcionar muy ajustados. P¡e estas almas deben tenerse tantas como clases de muelles se hagan, porque en cada clase son estos &e .diferente grueso.

F i g . 209..

CAPÍTULO I I Í .

Í)E LA i'HNBICION DE LOS CEPOS PA*A LOS C i S O S DÉ

1.ENGUETEKÍA.

Aunque h a s i d o p r á c t i c a inüy c o n s t a n t e é n la g e ­

n e r a l i d a d d e l a s m a n u f a c t u r a s e l v a c i a r l o s c e p o s d é

l e n g ü e t e r í a de p l o m o s o l o ¡ e s i n d u d a b l e la c o n v e ­

n i e n c i a d e n o h a c e r l o a s í , y y a q u e p o r r a z ó n de

e c o n o m í a n o s e h a g a n a q u e l l o s d e e s t a ñ o p u r o , al

m e n o s d e b e e c h á r s e l e s a l g u n a p a r t e d e e s t e m e t a l ,

p a r a d a r a l p l o m o m a s c o n s i s t e n c i a ; p o r l o q u e , á

C u a l q u i e r a c a n t i d a d d e p l o m o q u e s e v a y a á g a s t a r "

e n e s t e o b j e t o , - s e l e a ñ a d i r á l a m i t a d d e e s t a ñ o , ósea,' á d o s k i l o g r a m o s d e p l o m o m e z c l a r l e u n o de e s t a ñ o . '

Q/fyv. 783.

Fundir eí metal para vaciar los cápaos.

Esta ú o t r a c u a l q u i e r a c a n t i d a d q u e s e q u i e r a f u n ^

d i r , se h a r á e n u n c a z o d e h i e r r o q u e l a p u e d a c o n t e n

n e r s c u y a f o r m a h e m o s m a n i f e s t a d o e n l a figura 51 ,

t o m o p r i m e r o ; e s t a n d o e l m e t a l l í q u i d o , s e q u i t a l a

e s c o r i a p a r a v a c i a r l o e n l o s m o l d e s d e l a t u r q u e s a , lo

- 3 0 3 -cual se hace con un cacito pequeño, (véase la figura 52) que tenga en su borde un pico que sirve de ca­nal para echar el líquido en las cavidades, cuya ope­ración debe hacerse prontamente, porque si se echa el metal despacio, suelen salir los cepos mal fun­didos; también debe tenerse cuidado de no echar mu­cho metal de modo que rebose, sino que llegue j u s ­tamente á la altura que marque el molde. Estando llenas las cavidades de la turquesa, se deja incorpo­rar el metal , se quita la turquesa del macizo de ma­dera, se abre en dos mitades, y caen los cepos ya for­mados, los cuales, antes de que se enfrien mucho, ae toman con una especie de mullido de trapo ordina­rio para no quemarse, y se extrae la clavija y el alambre valiéndose de un alicate, los cuales salen fá­cilmente si el cepo está bien caliente, pero si se deja enfriar mucho, como el metal se contrae algo al per­der el calor, se aprietan las almas, y hay que darles algunos golpecitos con un macito de madera para poderlas sacar.

Todo esto se hace con bastante facilidad y pronto, de manera que un operario algo esperimentado pue­de modelar en un dia muchos cepos, y teniendo to­das las cosas bien preparadas, se adelanta mucha el trabajo.

Precauc iones para que salgan l o s c e p o s bien fundidos ó modelados .

Los cuidados necesarios para hacer bien la fundi­ción de los cepos son; el ahumar los moldes de la«

- 3 0 4 -furquesas por el interior de las cavidades con un trocito de tea de pino, que las ennegrece completa­mente, cuya operación también se hace á las almas, ó sean la clavija.y alambre, y se repite de vez en cuando siempre que se crea conveniente; con esto se asegura el que salgan los cepos bien formados y sin surcos..

Guando se .colocan las almas en los moldes, debe ponerse especial cuidado que sean proporcionadas al grandor del cepo que se vaya á modelar, y que que­den bien derechas: la de alambre que modela el agur jerito del muelle, ha de estar bien recta, en la mis­ma dirección de la gruesa de hierro, porque si queda algo torcida, sale el agujerjto en mala dirección, y ¡como no se puede componer, no puede funcionar bien el muelle sobre la lengüeta ; i y canilla.

Dimensión de l o s c e p o s s e g ú n la magnitud de l o s caños .

A todas lag cañerías de lengüetería se le ponen los cepos según la magnitud de los caños, tomáudolos de los siete números en que se han clasificado; estos se espojen y arreglan del modo siguiente: á los siete caños primeros de la trompeta magna de la Izquierda, que también se le dá el nombre de bombarda, desde

.—30»— cl Do núm. 1 hasta el Fa núm. 6 se les poiien cepos" del núm. 1, que son de los mayores. A los seis ca­ños siguientes, que son. desde el F á sostenido n ú m . 7 hasta el Si natural núm. 12; se les pondrán ce­pos del núm. 2: Los ocho caños siguientes, desde el Do núm.- 13 hasta el Sol núm. 20,- llevarán cepos del núm. 3, y los cinco últimos caños, que son des­de el Sol sostenido núm.- 21 hasta el Do 25 , los l le­varán del núm¿ 4.

É l clarín de bajos, trompeta real y demás órde­nes de la misma magnitud ó gravedad llevarán los ocho primeros cepos del núm. 3, los doce siguientes del núm. 4,- y los cinco últimos del núm. 5.

Q/fyl. 140.

Deí clarín de la mano derecha .

Los siete primeros caños, que empiezan á contarse en el Do sostenido núm. 26, llevarán cepos del núm. 5, y todos los restantes hasta el último del teclado,, del núm. 6,- cuyo orden se observará en todos los registros de la misma mano,- que suenen al unísonus del clarín. Á la trompeta magna de la mano derecha le corresponden los siete primeros Cepos del núm. 4, los doce siguientes del núm. 5, y los restantes hasta el último caño, del núm. 6. Á la voz humana, aun­que suene en la misma gravedad que la trompeta

306 -magna de la mano derocha, se le pondrán los cepos cómoda los clarines de dicha mano.

Por regla general, la numeración de los cepos cam­bia en el caño Sol sostenido de todas las octavas; por ejemplo, desde el Do primero del clarin de bajos has­ta el Sol 8 son cepos del núm. 3, desde el Sol sos­tenido 9 hasta el Sol natural 20 son del núm 4, des­de el Sol sostenido 21 hasta el Sol natural 32 son del núm. 5, y desde el Sol sostenido 33 hasta el último caño de toda la estension son los cepos del núm. G; solo se csceptuan de esta regla las dos pri­meras octavas de la bombarda que, como queda apun­tado, sa mudan los cepos en diferentes signos.

U s o de los c e p o s pequeños del núm. 7.

Los cepitos pequeños del núm. 7 solo se empleaa para cañerías 'de órganos portátiles, en las cuales se puede guardar el érden siguiente; para un bajonci-11o do la mano izquierda y un clarin en la derecha, se lo pondrán á aquel los ocho primeros cepos, des­de el Do al Sol, del núm. 6, practicándoles un re­bajo hecho á mano, igual al escalón que tienen los cepos núm. 1, 2 y 3; desde el Sol sostenido 9 hasta el Sol natural 20 se le ponen "cepos d.d número 6, pero recortados al alto mismo que tienen los del

- 3 0 7 -riúnl. 7, y' desde el Sol sostenido 21 hasta el Do 25, cepos del núm. 7.

En el clarín de la mario derecha llevarán los sie­te primeros caños cepos del número G recortados, y todos los demás hasta el úl t imo del teclado serán del núm. 7.

Excepción^

Sin embargo de la regla dada para los cepos de la cañería de un órgano portátil, también se ponen en una dulzaina de la gravedad de la trompeta real to­dos los cepos del núm. 7, con canillas mas estrechas que las ordinarias; forma muy bien, y suena con to­da la fuerza y valentía de que es susceptible dicho registro .•

CAPÍTULO IV.

JJE LOS MBELLES DE LÉNtíUETERÚ.

Así como son siete las clases de los cepos quo

— 3 0 8 -deben modelarse para servir todo género de Carlos do lengiietcria, también deben ser siete las clases de muelles que han de hacerse, para que cada cepo ten­ga el suyo proporcionado en todas sus dimensiones á la magnitud del caño en que tenga que funcio­nar. Los muelles se hacen siempre de alambre mas ó menos grueso, ordinariamente el alambre es de hierro, y aunque seria muy úti l el hacerlos de alam­bre amarillo ó do latón, (especialmente en países hú­medos) en muy pocos órganos se hallan puestos do este metal, sin duda por razón de economía, pues sabido es que el alambre de hierro se compra tres veces mas barato que el de latón; de cualquier mo­do que sea, debe escogerse alambre de diferentes grue­sos, que esté estirado con mucha igualdad y que sea de buen metal, esto es, dúctil , para que sufra sin romperse las diferentes vueltas y dobleces que ha de llevar.

Escantillón graduador del grueso délos alambres.

Para escoger los alambres de modo que cada cla­se de muelles sea siempre de un mismo grueso, con­viene tener u n escantillón de hierro templado, que tenga una entrada para cada grueso, los cuales no pudiendo darlos con precisión fijando sus diámetros

­ 3 0 9 ­

exactarnente, se marcau aproximados en la fig. 210 para las siete clases de muelles.

Fig . 210.

1 Y 2 3 Д 5 6 7

. JUUULOJ La primera muesca ó entrada es para el grueso del

alambre do los muelles del núm, 1 y 2, las demás también están marcadas una para cada clase, do manera que el alambro que entro en la primera mues­

ca ó entrada es para hacer los muelles del núm. 1 y 2, el quo entre en la marcada con el núm. 3 es para los de 3.* y asi sucesivamente hasta el mas delgadito de 7. 4 clase ó sea del núm. 7.

Es condición necesaria quo del mismo alambre que se hagan los muelles, so hagan también las almas para fundir los cepos, como queda advertido en el apunte 733.

Qtyu. 7­4*6. Construcción de l o s muel l e s de la Lengüetería.

Para construir los muelles de la lougüetería se pro­

eede del modo siguiente: se apuntan en un papel las medidas de las clases de muelles, que se quieran hacer para tenerlas presentes; se toma alambre de latón o hierro del grueso regular que marca el es­

cantillón, figura 210; se señala sobre el banco e l largo total del alambre que ha do llevar cada mue­

lle, у соц иц triángulo y u u alicate ge van seña­.

—310— lando y cortando los que se quieran de cada número j enseguida se enderezan por mayor sobre un trozo de madera Gon un macito ó martillo; si el alambre de hierro es poco dúctil, se ponen en la fragua de diez en diez pedazos para destemplarlos, enrrojecien-do del un cabo los mayores como 7 ctíms. y los menores 5 próximamente; después de quemados y frios, se les lija un poco la parte destemplada, y se les hace el primer codillo bien doblado y junto a la barilla principal, como lo marca la fig. 211.

F ig . 211,

- 3 1 1 ™ Ensoguida S 3 toma el -muelle eou la mauo iz­

quierda, y se le prende con el alicate, que so toma c'JH la derecha, sujetando el muelle do la manera que se figura en A, y se dobla el alambro hacia ar­riba procurando que la doblez se haga en el medio del largo del codillo y que no forme ángulo agudo, sino quo quede redondita, como se vé en la fig. 212; sí este recodo no so puede modelar bien con el alicate, puede el operario ayudarse de uu tornillo de hierro y un martillo etc.

Aplanar la parte de l muel le .

Luego se aplanan de la parte que ha de hacer el muelle, amartillándolo sobre el yunque de acero con un martillito pequeño, do modo quo la parto aplanada no sea mas larga que la medida que debe tener, no dejándola demasiado delgada, y quedando do la forma que manifiesta la fig. 213-

Teniéndolos todos amartillados, so doblan con pre­caución haciéndoles uu tercer codillo mas arriba de la parte que so aplanó á golpes de martillo, cuyo punto aun so halla destemplado por la acción del fuego que los enrojeció al principio, y so dejan do­blar bien, lo cual no sucede asi en la parte amar­tillada, porque, como se ha rebatido el hierro, se ha vuelto á recrudecer ó templar, de modo que no permite doblez alguna, y so rompe con facilidad.

Esta doblez debe quedar muy bien hecha, de nio-

—312— do que el primer codillo forme uua cruz perfecta con el alambre largo, véase la fig. L 214; tampoco debe es­tar completamente cerrada, sino que; „entre el mue­lle y el alambre largo, pueda caber la hoja do una navaja fina, como se manifiesta en B, figura 215.

F ig . 212 Fig . 2 1 3 . F ig . 2 1 4 .

Modelar la par te ' curva del muel le ,

®

Teniendo todos los muelles doblados, so van tomando, y sujetándolos en el tornillo de mano se Jes hace la curva do­blando la parte aplanada con una navajea y un alicate de puntas planas y delgadas, dán­doles la forma un poco ciiv cular, como lo mauifieáta la figura 215.

Luego se les lima ó iguala la parfe plana del muelle, asi Como también se arreglan los pabos. del alambre, dejándolo todo bien acabado: t enseguida se vuelven á prender con el tornillo de mano, se meto, la punta larga en un agujerito practicado en el banco ó en un trocito de madera que esté $¡jp en él, y se les hace* una mues-pa cou una lima, la cual so­lo se profundizará hasta la mi­tad del grueso del alambre, co­rno so indica en A, figura 215.

- 3 1 4 - „ dejando en el cabo de todos los muelles la parte re­donda como.de 13 milis; de largo, poco mas ó menos.

®

Conclusión de l o s mue l l e s .

Para concluir bien los muelles, se repasan qui tan-dolos con la lima todas las rebabas, se iguala la par­te, del codillo que ha de sujetar la lengüeta, se l im­pian un poco con lija de trapo ó papel, y si son de hierro, se les frota con un trocito de paño impreg­nado con sebo y un poco do aoeite; mas si so han de tener algún tiempo guardados en la caja sin ocu­parlos, se les dará con el gano, en vez de aceite común y sebo, un poquito de óleo ó sea aceite de lino, el cual se limpia después fácilmente al ponerlos en los cepos.

QÍjv. 750. Cajón para tener l o s mue l l e s guardados y .

clasificados.

Para tener guardados y clasificados los muelles do leugüetería, se hará un cajón de un metro de largo y 25 ctíms. en coadro, en el cual se forman seis nichos ó separaciones, que sirven para tener apar­tados los muelles de cada clase; por ejemplo, en uno de aquellos se ponen los del núm. 1 y 2, que son del mismo grueso, y los demás nú-ueros cada uno en su nicho, los cuales teniéndolos precavidos,

- 3 1 5 -cotno se diGC en el apunto anterior, se conservan mu­cho tiempo sin oxidarse, y cuando son necesarios, se hallan pronto clasificados por números papa poner­los en los cepos correspondientes,

Q/(d|I/. 7 5 1

Medidas jus tas para hacer las s ie te c l a s e s de muel les , descritas en l o s apuntes anteriores .

Los muelles mayores de los números 1 y 2 se ha­cen del mismo alambre y medidas, de modo que am­bas clases son completamente iguales; largo total del alambre, 25 centímetros para cada uno; largo del primer codillo, 17 milis; segundo codillo, 8 milis; muelle aplanado, 40 milis;' largo total del muelle después de concluido, 185 milis, próximamente.

Núin. 3: para esta clase de muelles ya es el alam­bre un poquito menos grueso; largo del alambre, 22 ctíins; largo del primer codillo, 15 milis; segun­do codillo, 8 milis; muelle aplanado, 35 milis; largo del mugllo concluido, 165 milis.

Núm. 4: alambre mas delgado que el del núm. 3; largo total, lí) ctíms; largo del primer codi­llo, 13 milis; idem del segundo, 7 milis; largo del muelle aplanado, 30 milis; largo después de conclui­do, 140 milis.

Núm. 5: largo del alambre, 16 ctíms; codillo primero, 11 milis; codillo segundo, 6 milis; muelle aplanado, 26 milis; largo después de concluido, 120 milis.

— 3 1 0 — J?tim. '6: largo del alambro, 145 milis; primer co­

dillo, 1Q milis; segundo, 6 milis; muelle, 21 mil is ; ' largo, general después de concluido, 105 milis.

ftúui. 7: largo del alambre, 13 ctíms; codillo primero, 9 milis; idem segundo, 5 milis; muelle, 22 niilís; largo después de concluido, 95 milis. Vean-, se las figuras 218 al 221, que demuestran un muelle visto en diferentes posiciones, para que se comprendan bien todas las vueltas y dobleces que han de tenor, 4 fin de que funcionen, cual corresponde.

Muelles mas largos que los apuntados.

Apesar de las medidas dadas para las siete clases de muelles, hay casos en que es necesario hacerlos bastante mas largos, á causa de la situación de las. cañerías, en cuyos casos puede tener un muelle (des-, pues de concluido) 30 ó 40 ctíms. de largo, sin que por eso se alteren las medidas do las dobleces y codillos, dadas para la. clase á que pertenezcan los, que se tienen que alargar.

Q/tojt, 7§S.

Advertencia sobre los muelles, o

Cuando se construyen los muelles, es necesario te-, ner mucho cuidado en hacer bien las dobleces, y que la parte aplanada, que es la que hace el muelle, esté

- 3 1 8 - -bien derecha Coii la dirección deí alambre largó que entra en el cepo dei caño,- porque de lo con­trario nunca sienta bien ni hace la presión igual sobre la lengüeta, lo cual , es muy necesario.

Si algún muelle no llega á sujetar la lengüeta,-estando ya regularmente abierto, se tuerce un po­quito su árbol hacia dentro y luego hacia fuera, con lo cual se inclina y aproxima á dicha lerg ' ie-ta, cuya forma so marca en A,- del muelle núm¡ 7, figura 221.

Arreglo de l o s agujeros de lo s mue l l e s en l o s e e p o s .

La colocación de los muelles en los Cepos se ha­ce cuando se ponen las canillas, lengüetas y cuñas; esto es, cuando se montan del todo los caños de lengüetería, y se ponen á sonar'; se tendrán muelles hechos de todos los números, que estén bien arre­glados á las medidas que marcan las anteriores ins­trucciones, y los gruesos bien diferentes. Si en al­gún cepo se halla el agujero un poco ancho, (lo cual no suele suceder siendo nuevo) debe ponérsele un mue­lle de otro número mas grueso; si el agujero es estrecho (que es lo mas regular) se engrandecerá in­troduciendo en él varias veces un alambre algo mas delgado que el muelle, el cual se lima bien de su cabo, que se pondrá muy cortado á escuadra, y con la misma arista que hace la lima so rasca el inte­rior del agujero, y se ensancha bien y pronto.

- 3 1 9 -

P r e s i o n de l o s mue l l e s de lengüetería.

Los muelles deben entrar en el cepo con una pre­sión regular, ni apretados ni muy flojos; si entran demasiado justos ó apretados, suelen con el tiempo fijarse de un modo que es muy difícil el hacerlos entrar y salir, dificultando mucho la afinación; si en­tran demasiado sueltos ó flojos, la misma vibración de la lengüeta los mueve, y se 'desafina el caño al momento.

Algunos constructores suelen torcer un poquito cí alambre ^lel muelle cuando le hallan flojo, con lo cual remedian al pronto la dificultad, pero es muy mal medio de arreglarlo, porque un muelle puesto de esta manera no hace su presión mas que én un punto dado, y eso de mal modo, por lo que los muelles deben tener el alambre perfectamente dere­cho y sin terceduras, y cuando uno es delgado, debe sustituirse con otro mas grueso que ajuste bien en el agujero.

La presión que hace el muelle sobre la lengüeta y canilla, no ha de considerarse como principal sino como secundaria, de manera que el muelle debe que­dar ajustado en el agujero del cepo, y luego, a y u ­dado con el empuje que hace sobre Ja canilla, que­da perfectamente fijo ó invariable.

Capítulo v'.­

№ LAS CASILLAS. TARA LOS CAÑOS DÉ LENGÍETERÚÍ Y MOtór

B E GOiNSTRURLAS.

(Á\v. 7§6.­

Las canillas de los canos de leiigüeíeríá se hacetí de chapa de latón, de diferentes gruesos, proporcio­

nados a las dimensiones de dichas canillas; en al­» 0

gimas cañerías también se hallan hechas de cobre y de madera, pero lo mejor es el latón. E l gruesa de­ la chapa para las mayores es de uno y medio milis, próximamente, y para las mas pequeñitas, do medio milímetro de modo que en las canillas interme­ 4

dias de entre las mayores y menores se procurará que la chapa sea de los gruesos propios para cada clases

afy. 757.

d i m e n s i o n e s de las canillase

Las medidas de ancho, largo* grueso y demás, que Son necesarias en la construcción y clasificación de las canillas para todos los órdenes ó registros de Leu­

- 3 2 1 -g ü e t e i ' í a , l a s d a m o s m a s a d e l a n t e e n el « d i a p a s ó n 6 e s c a l a g e n e r a l s e ñ a l a d a c o n e l n ú m ; 17¡ a p u n t e 921

e n e l q u e s e h a l l a n t o d a s l a s m e d i d a s y c i r c u n s ­t a n c i a s q u e s e r e q u i e r e n ; por l o q u e * a fin d e p o ­d e r c o n s t r u i r UnO, d o s ó m a s ó r d e n e s d e c a n i l l a s , e s n e c e s a r i o t e n e r p r e s e n t e d i c h a e s c a l a p a r a p o d e r d i a -p a s o n a r t o d a s l a s m e d i d a s e n c a d a u u a d e e l l a s , y

q u e ^ p u e d a u h a c e r s e Cual c o r r e s p o n d e !

Estas s e i r á n m a r c a n d o s o b r e l a . c h a p a d e l a t ó n

con u n p u n z ó n y u n a r e g ü t a * y . Se c o r t a r á n . c o n t i ­

j e r a s p r o p o r c i o n a d a s , s i g u i e n d o c u i d a d o s a m e n t e l o s

t r a z o s p a r a n o d e s p e r d i c i a r m e t a l y n o t e n e r d e s p u é s

q u e l i m a r t a n t o p a r a a j u s t a r í a s á s u s p r o p i a s me­

d i d a s .

AjuStar la s chapas á las medidas y destemplar 1

ó ablandar las g r u e s a s i

• Teniendo s u f i c i e n t e n ú m e r o d e c h a p i t a s C o r t a d a s ,

s e a p l a n a n b i e n s o b r e e l y u n q u e c o n e l m a r t i l l o , s i n

g o l p e a r l a s m u c h o , y d e s p u é s s e v a n l i m a n d o l o s c a n ­

t o s y c a b o s c o n u n a l i m a á s p e r a b i e n p l a n a h a s t a

d e j a r l o s m u y e x a c t o s á l a s m e d i d a s d e a n c h o y l a r ­

g o q u e m a r c a l a e s c a l a ó d i a p a s ó n m e n c i o n a d o , p a ­

r a q u e , d e s p u é s de m o d e l a d a s , . q u e d e n de l a s m e d i ­

d a s c o n v e n i e n t e s .

Las c h a p a s d e l a s c a n i l l a s m a y o r e s , q u e s o n b a s ­

t a n t e g r u e s a s , s u e l e n s e r d i f í c i l e s d e d o b l a r ó mo­

d e l a r á c a u s a d e l a d u r e z a d e l m e t a l , l a s c u a l e s

p u e d e n a b l a n d a r s e u n p o c o c a l e n t á n d o l a s e n l a f r a ­

g u a , c o n p r e c a u c i ó n d e q u e n o l l e g u e el l a t ó n á

- 3 2 2 -ponerse candente, porque se disolvería y se perderían las chapas.

Modelar las canillad de Lengüéter íá .

Teniéndolo todo asi dispuesto, so procede á vol­tear ó modelar las chapas dándoles las forma dí*Tina C a n a l b i e n hecha, y sobre todo que ajuste á la me­dida que le corresponda, para que después la len^ güeta sea del ancho regular* Para voltear las cani­llas, es necesario tener üiios cilindros de aGero bien redonditos, de diferentes gruesos y largos, y un tron­zo macizo de madera fuerte, cuya descripción damos en los apuntes siguientes, Con el cual, los cilindros de acero y un buen martillo sé les va dando la for­ma regular, de manera que en sus dos cabos pre­senten con igualdad la figura de un medio círculo; un poquito cerrado, para que Con lo que, se han de limar después, al hacerlas el asiento de la lengüeta perfectamente plano y nivelado de ambos costados, quede l a canal ó canilla de media caña bien hecha; véase en las figuras 2 2 2 al 227 marcadas s e i s c a ­

nillas, vistas por su cabo.

2 2 2 . F iguras

2 2 3 . 2 2 4 .

2 2 5 . 226 . 227.

- 3 2 3 - . . La línea que tienen marcada uniendo los dos cos­

tados de la media caña indica el plano de la cani­lla donde lia de colocarse lá lengüeta, y que cuan­do se limen para aplanarlas el asiento no deben rebajai'so más que como se indica con dicha línea en cada una de por sí:

Q/fy,. 76():

Macizó acanalado de madera para modelar . la sí canillas de la Lengüeíer ía .

É í macizo de madera acanalado, que sirve para modelar las canillas de los caños de longüetería, es un trozo de macera fuerte y treposa de Encina, Roble, Alcornoque* Fresno ó Nogal, de 16 á 20 cents, de a l ­to, y de 10 a 14 de grueso y ancho, al cual so le hacen en el un cabo ó en los dos, donde presenta sus fibras de punta, unas cuantas canales de varios an­chos en forma de media caña, eii las que, con ayu- s

da de unos cilindros de acero de diferentes gruesos y un martillo* se van abarquillando las chapas de la­tón, de las cuales se forman las canillas; véase la fig". 228 , que demuestra dicho macizo.

Como la madera del macizo es treposa y fuerte re­siste bastante el trabajo, pero cuando se cansa y se descomponen sus canales, se recorta el macizo y se vuelven á abrir de nuevo.

- 3 2 4 -

0

Tapitas de la s canil las .

Teniendo todas las canillas volteadas, y que sus costados estén nivelados é iguales entre sí, y sobre

ofy. 76i Cilindros de acero para modelar las canillas.

Los cilindros de modelar las canillas son unos tro­zos de baqueta do acero, ó cuando menos de hierro bien duro, de diferentes gruesos, para poder voltear con ellos y con el macizo de madera acanalado las chapas de latón de que se hacen las canillas para los caños de lengüetería: conviene tener un buen sur­tido de ellos para poder escoger los gruesos nece­sarios.

Pig. 228.

- 3 2 5 -todo muy rectos, se liman del un cabo un poquito en declive hacia atrás, pero muy poco, en cuanto 1

se conozca; se cortan trocitos de chapa del mismo grueso de las canillas, que tengan aproximadamente la misma forma del cabo de estas, para soldarlos en los cabos que se han limado un poquito fuera de es­cuadra, como decimos mas abajo.

Tenaza de hierro para soldar las canil las.

Para poder soldar cómodamente, y sin quemarse, las tapas" á los cabos de las canillas, se tendrá una te­naza de hierro, que se forma de una tira de este me­tal, que tenga 22 milis, de ancho, 4 de grueso y 58 ctíms. de largo; se dobla por la mitad, de modo que haga un poco de muelle, y venga á quedar de 28 ctíms. A la parte interior de sus dos cabos se le hace una pequeña doblez, para contener la canilla en buena posición mientras se suelda; también se le hace una anilla ó especie de abrazadera, para apre­tarla y aflojarla según convenga, como se iudica cu la figura 22!), en la que se representa con una ca­nilla en disposición de ir al fuego.

Soldar las tapitas á l o s cabos de las canillas.

Para soldar las tapitas á los cabos de las canillas se rascará el interior del cabo de la canilla con un

- 3 2 6 -ti iángulo afilado ó mejor con un limatón redondo, pa« ra que agarre bien la soldadura; se limará también la t a r i t a que corresponda á la canilla. Teniendo unw chas arregladas de esto modo, se coloca una canilla con su tapita en la tenaza de soldar, y se sujeta; se le echa en la parte interior del cabo en que se vá á soldar la tapita un poquito do resina en polvo, que se tendrá en una .cajita á mano para este objeto; se le echan también unos pedacitos de soldadura que se tendrán cortados de antemano, ó si las canillas son pequenitas, limaduras do soldadura: en esta d'ispor sicion se pone lá tenaza en la fragua sobre las as­cuas, se hace liquidar la soldadura á poco fuego, se saca, procurando hacerla recorrer los rinconcites de la canilla mientras se vá fijando, y haciendo tam­bién que el sobraute de la soldadura quede reforzan-r do la tapita, aunque no en mucha cantidad, porque habría que rebajar la soldadura con gubias pequeñi-r tas para darle la forma cóncava que debe tener el interior de la canilla, y haciéndolo con cuidado, se evita este trabajo.

Estando la soldadura regularmente ' fija, se mete en una cazuela de agua para que se enfrie é in­corpore bien, y se quita la canilla de la tenaza pa-, ra continuar el trabajo del mismo modo. Este niér todo es sumamente sencillo y de fácil ejecución, pe-, ro debe tenerse cuidado, de que la soldadura esté bien hecha, porque, si se sueltan las tapitas, se pierde el tiempo y se aumenta el trabajo, Véanse las figuras 229 y 230, que representan la tenaza con su ca^ nilla, puesta en actitud de ir al fuego, y una cani­lla suelta con su tapita. A, es la tenaza de hierro; 15, es la anilla que la sostiene en la posición que se

- 3 2 7

encuentra, sujetando la canilla C, colocada en disposición de entrar en la fragua; D, es la ta-pita que se vá a soldar; E , fig. 130, es la misma canilla, en la que se mar­ca el declive que debe te­ner el cabo en que se suelda la tapjta F ,

Arreglar las tapitas de las canillas.

Habiendo soldado suri-eiente número do cani ' Has para el objeto que se propone, se les recortan las esquinas, que ten­gan las tapitas, con una tijera fuerte, ó si la cha­pa es muy gruesa, se arreglan con lima, po­niéndolas bien redondi­tas , y por el interior se arreglan las que hayan quedado con la soldadu­ra muy abultada, regu­larizando su canal eon

­ 3 2 8 ­

una gubia proporcionada; concluido lo cual, se procedo á aplanarlas el asiento sobre el que ha de funcionar la lengüeta ,

Fig. 2 3 0 .

E . •

ol>|v. 766.

Aplanar l o s asientos de las canillas.

Para aplanar perfectamente el asiento de las ca­

nillas, se prenden­ estas en el tornillo de hierro con una presión que no las haga cerrar los costados, se desbastan con una lima entrefina, que sea bien pla­

na y derecha, y se tiene cuidado de poner sobre el plano una reglita de madera bien recorrida, para тег cuando está bien derecho el asiento. En este caso, se suelta la canilla del tornillo, se repasa poniéndola sobre otra lima mas fina; y apoyando en su lomo los tres dedos índice, corazón y anular, se hace correr adelanto y atrás de la lima, con cuyo frote se acaba de alisar y aplanar perfectamente.

E n esta operación se ha de obrar con mucho t i ­

nOj porque si el asiento de la canilla no está per­

fectamente plano, jamás se puede hacer sonar bieu una lengüeta: para esto se debe escoger una buena colección de limas, que sean bien planas y dere­

chas, las • cuales han de guardarse esclusivamente pa­

- 3 2 9 ra esto objeto, y no gastarlas en otra clase de trabajo.

Estando los asientos bien hechos, se liman las ca­nillas por la part e exterior con una lima fina, para que queden de buena vista y del color propio del latón.

Si en fuerza de limarse una canilla, se rebaja has­ta la mitad justa de su círculo, esto es, que quede hecha una media caña .justa, no se pierde por eso; pero si se rebaja algo mas de esta medida, ya no sirve, y es necesario desecharla.

Plantil las de hojadelata para marcar y diapasonar

la s canillas.

Para poder cortar con prontitud y justamente á las medidas que marca el diapasón de las canillas, uno, dos, tres ó mas juegos de estas, es muy út i l y casi necesario tener hecho de antemano un juego de plantillitas de hojadelata, bien arregladas já las medidas, y marcadas cada una al signo que perte­necen, con las cuales no se hace mas que poner una sobre la chapa de latón, se señala todo al rededor con una rayita hecha con un punzón bien aguzado, y en­seguida se corta por los trazos, evitándose así el t ra­bajo de ir buscando con el compás en el diapasón ó escala el ancho y largo de cada una: si se quiere tener además otro juego de plantillas mas estrechas para hacer canillas de asiento y lengüeta de diferen­te dimensión, que puede servir para ciertas cañerías

- 3 3 0 -de los órganos grandes y lengüeterías de órganos por­tátiles, pueden marcarse sus medidas en las mismas plantillas anchas que, si se quiere, pueden conte­ner dos ó tres dimensiones diferentes. Para diapasonar las doce primeras canillas de la Bombarda, ó sea trompeta magna do la mano izquierda, se tendrá una sola plantilla que dé las medidas de Ja canilla del primer D.), y en la misma se marcan las medidas de las 'otras once canillas hasta el ¡>i natural , por­que estas no se hacen tan comunmente como las otras que empiezan en el Do dé la trompeta de ba-r talla, y de consiguiente no es necesario el tener una, plantilla para cada.s igno,

QÍcji.. 76$,

Plantilla para el larga de las canillas fuera de l o s c e p o s .

Además de estas plantillas debe tenerse también una tira, de chapa gruesecita de latón, en la que estén marcados en la una cara el largo general de las canillas, y en la otra el largo de lo que deben salir fuera de los cepos después de colocadas en ellos, cuya medida á veces no se puede seguir exactamen­te á causa de que algunos caños, ó mejor dicho lengüetas, necesitan tener un poquito mas larga ó mas corta la canilla, lo cual demuestra bien la ex­periencia, pero siempre es muy conveniente tener á mano esta .plantilla ó escala para ponerlas Con se­guridad á la medida que deben tener,

Qf^v, 769-Cajón para tenor clasificadas las canillas y s u s

plantillas,

Así como hemos dicho que debe tenerse un cajón para guardar los muelles de lengüetoría y tenerlos clasifica­dos, también se tendrá otro cajón con' tapa, que en su interior se puedan hacer trece á catorce nichos para poner en cada uno las canillas separadas por signos; por ejemplo, todas las pertenecientes al sig­na Do natural, de cualquiera magnitud que sean, se p m e n juntas en el nicho que se marcará Do. E n el mismo nicho so ponen también las plantillas, y aunque están todas revueltas, se distinguen muy bien para qué caño ha de servir cada una de ellas. Las canillas del Do sostenido se ponen en otro nicho con pus plantillas, y se marcará Do sostenido. L a s del Re, en otro nicho, y así sucesivamente hasta te­nerlas todas bien separadas; de este modo cuando Se necesitan se hallan fácilmente y se pueden escoger con poco trabajo,

QÍf. 77o. Grueso de la chapa para las canillas.

Respecto al grueso de la chapa dé latón, de que se hacen las canillas, lo hemos fijado en cinco clases ó números, siendo el mas grueso el número 1, que tendrá dos milímetros escasos; el núnfero 2, un mi­límetro y cuarto; el número 3, un milímetro; el núm.

- 3 3 2 -4, un milímetro escaso, y la mas delgada que es el núm. 5, tres cuartos de milímetro.

Estas medidas las damos al poco mas ó menos, y como no pueden precisarse exactamente, es nece­sario procurarse oiuco muestrccitas de chapa de di­chos gruesos, las cuales se guardan para cuando se quiera comprar el latón poderlo escoger del grueso regular y conveniente.

En las escalas ó diapasones de las canillas se ha­llará marcado qué número de canillas pueden ha~ cerse de cada grueso ó clase de chapa.

CAPÍTULO VI.

BE U S LENGÜETAS, Y MODO DE PREPARARLAS,

Q % 7 7 1

Las lengüetas son la parte mas esencial de los caños, que por su medio forman el sonido; por esta razón á la cañería que forma esta familia tan diver­sa de la de flautado ó de boca se la designa en ge­neral y ordinariamente con el nombre de Lengüe-teria: ellas son las que forman el sonido de un mo­do tan delicado, que, no estando perfectamente t ra­bajadas en todas sus partes, no es posible que las cañerías suenen sino de muy mala manera; y es tal la eficacia de una buena lengüeta, que casi puede

- 3 3 3 -asegurarse que» aunque todas las demás piezas qus concurren á la formación de uu cano estén defec­tuosas, con una buena lengüeta puede sonar bien; y todo al contrario, por bien trabajado que está un caño de lengúoteríe,. y . cúna las m joros condiciones, corno la lengüeta no esté perfectamente bien, nunca dará un resultado satisfactorio; por lo mismo, en es­te punto de las lengüetas no debe dejarse desaper­cibida ninguna circunstancia que pueda contribuir á su mejoramiento y perfección. Los autores quo ha­blan de este difícil arte, parece que han querido exprimir todo su ingenio al ocuparse de las lengüe­tas; han precisado sus medidas de ancho y largo, y muy particularmente del grueso, con el temple que debe darse á la chapa destinada á la construcción de dichas lengüetas; también han inventado ins­trumentos para medir los gruesos que les quieren dar, fijando fracciones de milímetros en centésimas y milésimas partes, lo cual hallamos, sino imposible, al menos muy difícil de practicar tratándose de la-minitas de metal, muchas veces mas delgadas que el papel; de todo lo cual podemos inferir el cuidado y delicadeza que debe emplearse en esta especie de trabajo para poder obtener el resultado apetecido.

Modo d e e s c o g e r una lengüeta.

Vistas las dificultades que ofrece el dar medidas fijas para saber el grueso de las lengüetas, diremos las que aproximadamente puede seguir cualquier

- 3 3 4 -aficionado que quiera poner una lengüeta á un ca­ño; (sea este, por ejemplo, el -primer Do del Clariu de bajos ó trompeta Real) procurará escogerle una algo menos gruesa de medio milínietr'o, si paciendo-la ala prueba, la halla un poco fuerte, puede adel­gazarla un poquito mas, y si la halla floja ó delgada debe poner otra un poco mas grüesecita, y solamen­te estudiando los gruesos que pueden convenir á las lengüetas de tres ó cuatro caños, comprenderá mejor las medidas y fuerza que necesitan que buscando-las midiendo fracciones de milímetros cuya práctica solo puede tener aplicación para sacar cuentas con la pluma; Habiendo escogido estas primeras lengüe­tas* fácil es comprender que cuanto mas pequeños son los caños, mas delgadas han de ser las lengüe­tas* y cuanto mas grandes, mas gruesas; mas ade­lante nos detendremos para tratar este importante punto con la debida minuciosidad.

Gí|t-. 71$.

Chapa de latón para las l engüetas .

Para hacer toda clase de lengüetas se tomará en eí comercio chapa de latón pasada por cilindro, de la mejor calidad que se encuentre; la mas delgada suele venir en rollos, y la grüesecita en planchas planas; puede escogerse para las lengüetas mayores de la magna de- la mano izquierda (que vulgarmen­te llamamos bombarda) de poco mas de un milíme­tro de grueso, y de otras tres ó cuatro clases mas delgaditas para las demás cañerías menores.

- 3 3 5 -Escogicla que se tenga la chapa, bien limpia, que

ho tenga aguje-ritos, hojas (vulgo, refollos) ni otras faltas, se cortan con tijera unas tiras un poquito me­nos anchas que las lengüetas que se quieran hacer, cuyas medidas se hallarán en la escala ó diapasón de las canillas; y de largo se les dará de 30 hasta 50 céntims. Estas tiras de latón han de rebatirse ún poco sobre un yunque acerado, perfectamente puli­do, con un mnftillito pequeño de poco peso, de las mismas condiciones do aquel; á este fin se pone la tira de chapa sobre dicho yunque, y con el marti­llo se le Van dando golpes de poca fuerza, bien cer­canos unos de otros, para que todos los puntos de la tira sientan el efecto del martillo, y quede [rebatida Con suma igualdad, de modo que después de gol­peada ha de quedar bien derecha y plana, eon cier­ta fuerza que se conozca tiene elasticidad y haga muelle, á lo cual llamamos temple.

Temple dé las lengüetas .

E l temple que debe darse á las lengüetas, reba­tiéndolas á golpe de martillo, es la parte mas difícil de graduar; para que no sea mucho ni poco, algu­nos prácticos aconsejan el que se forjen bien las ti­ras de chapa por ambas caras, cuyo modo de reba­tirlas recrudece mucho el metal, le dá bastante elas­ticidad y de consiguiente mucho muelle; otros son de parecer, que las tiras que se cortan de la cha-

- 3 3 6 -pa enrollada pasada por cilindro, por solo esta cir­cunstancia está bastante rebatida y bieii templada , y no debe forjarse, porque sientan que, al pasar la hoja por la estrechez de los cilindros, se contrae bas­tante y forma muelle bien perceptible, pues aunque sea la chapa muy delgadita, cuesta bastante el de ­sarrollarla.

Sin embargo de estas opiniones, para resolver este punto es necesario mucha perspicacia, y solo la prác­tica podrá dar el conocimiento necesario al artista para poder obrar con acierto en cosa tan delicada y que, como dejamos dicho, es la mas principal de las •añerías que llevan el nombre, de lengüetería.

oKf. 7%.

Modo de rebatir e l latón para las l engüetas .

Si las lengüetas están demasiado rebatidas, el me­tal ha tomado mucha elasticidad por su recrude­cimiento, y al quererlas modelar, dándoles la curva necesaria para que vibren como deben, no solo cues­ta mucho trabajo, sino que al poco tiempo suelen to­mar ellas mismas la forma que tenian después de rebatidas ó amartilladas, y de consiguiente enmu­decen, ó cuando menos, suenan mal.

Si el metal es blando y no tiene el temple nece­sario"; le falta la elasticidad, no hace muelle, y al querer formar el sonido por la vibración, como no tiene la suficiente fuerza para resistir la del viento, éste la aplica a la canilla cerrando completamente su paso, y no puede formar sonido: por lo mismo,

- 3 3 7 -es necesario que, al rebatir las tiras de metal para las lengüetas, se baga con un tino especial; y según lo que nos ha enseñado la experiencia, creemos que las lengüetas mayores ó sean desde el Do primero de la bombarda hasta el Do núm. 25, que también com­prende toda la primera octava de la trompeta real, pueden rebatirse con el martillo por ambas caras, procurando ya en estas primeras 25 que las mayo­res reciban los golpes con un poquito mas fuerza que las menores.

Á contar desde el segundo Do de la trompeta real, que es el primero del bajoncillo, hasta dos octavas mas arriba, que es hasta el clarin de la tecla núm. 37, pueden rebatirse las lengüetas con el martillito por una sola cara, y desde este punto hasta los cla­rines mas pequeños se forjarán ó rebatirán también por una cara solamente, pero con un macito peque­ño de boj, para que sus golpes no recrudezcan el metal y tomen demasiado muelle.

Ofy. 776.

Mas sobre el temple de las Lengüetas .

Lo que arriba dejamos sentado es lo que nos parece regular y prudente, mas sin embargo, en las diferen­tes clases de chapa que se gasten para este objeto, se hallarán algunas un poco mas ó menos blandas, que necesitarán rebatirse algo mas para que tomen fuerza y muelléen cual corresponde.

E n general, cuanto mas grueso es el latón que se emplee en las lengüetas, dobe rebatirse mas; y

- 3 3 8 -euanto mas delgado, se rebatirá menos; pero siem­pre se procurará que los golpes del martillo ó ma-cito se den con mucha igualdad, y que á poder ser, se toquen unos á otros para que, la chapa tenga la misma fuerza y elasticidad en todas sus partes .

ofy. 777 .

Teniendo bien forjadas ó rebatidas suficiente nú ­mero de tiras de latón, se procede á sacarlas al grue­so, labrándolas por ambas caras hasta dejarlas per­fectamente lisas y acabadas, y sobre todo cada una do por sí de un grueso sumamente regular é igual del un cabo al otro.

Q/ícjv.. 77á .

Labrar las t iras d e metal forjadas.

Para poder labrar y adelgazar cómodamente las t i ­ras de chapa, se pondrán sobro un listón fuerte de madera ordinaria, que esté bien recto, el cual l lera en el cabo un tornillo de hierro de los que sirven pa­ra prender sobre el- banco las chapas do metal, y con él se sujeta la tirita de latón, y se trabaja con un cepillo bien preparado á poco hierro, de los que sirven para labrar la chapa de estaño, procurando llevarlo con igualdad para que en su marcha no re­bote y haga tolondrones, a cuyo fin se suelta á me­nudo la t ira, y se prende del cabo libre, y así carn-

- 3 3 9 -bia de posición, y ge labran bien ambos cabos; de est« modo se vá haciendo uso del cepillo hasta que se vea que la tifa presenta una superficie plana, segui­da y lisa, sin que se conozca en ella ningún golpe de la forjadura.

Si se nota que con el cepillo no se puede aca­bar la tira tan finamente como se desea, se pono ésta sobre-otro aparato, que consiste en un listón per­fectamente recorrido, que tiene dos anillas ó abraza­deras movibles, provistas cada una de su tornillo pa­ra apretarlas al listón, con las cuales se sujeta la t ira de chapa ya labrada por mayor con el cepillo, y con una lima entrefina nueva se liman á lo lar­go de ida y vuelta y se adelgazan m u y bien; t am­bién puede hacerse uso de una raspilla bien prepa­rada ó de una buena navaja, con las cuales puede rascarse la t i ra perfectamente á lo iargo.

Para acabarlas de alisar, puede usarse la piedra pómez, frotándola en seco á lo largo de la tira, y también es muy buena la lija de papel ó tela, he­cha con cristal molido y pasado por tamiz fino. Véanse las f igus. 231 y 2 3 2 , que representan los dos lis­tones de que se ha hecho mención en este apunte.

A- A. son los planos de ambas piezas, donde se po­ne la tirita de Latón para trabajarla. B, es el torni ­llo de hierro que atraviesa el listón con sn tuerca, que es la que aprieta y sujeta la tira, C. C: son las anillas do hierro movibles con sus tornillos á la parte inferior, que sirven para apretar las anillas, y estas á su vez sujetar la tira de latón para limar­la y concluirla de a l i sar ,

- 3 4 0 -

Q/íjv. 779-

Conclusion.

Estos son los medios propios y fáciles que se em­plean para labrar las tiras de latón, de las cuales se han de cortar las lengüetas; mas no por eso se tengan por únicos y absolutos, porque bien puede

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- 3 4 1 -un buen constructor hacer uso do otros aparatos, que den aun mejores resultados, pues, para lo delica­do que es este trabajo, ninguna precaución está de­más, porque el objeto: principal es trabajar el me­tal con suma regularidad al rebatirlo y la mas es­crupulosa igualdad al cepillarlo ó adelgazarlo, para que después las lengüetas reúnan las buenas cua­lidades que reciuieren: conseguido esto fin principal, importa poco cjue haya sido por el método de esto ó cualquier otro autor.

Conservar las t iras d e latón bien derechas .

Teniendo un buen número de tiras de latón con­cluidas, so guardan en unos cajoucitos cuadrilon­gos, en los cuales pueden tenerse clasificadas en cua­tro ó cinco números que indiquen su mas ó menos grueso, y al mismo tiempo se evita el que se do­blen ó tuerzan, porque una lengüeta que se. haya doblado y haya perdido la rectitud y elasticidad que se le dá cuando se rebate y adelgaza por primera vez, es muy costoso el ponerla bien y hacerla for­mar el sonido como corresponde, porque si la do­blez es muy marcada, ya no se vuelve á poner taa plana como estuvo al principio.,

- 3 4 2 - ^

CAPÍTULO VIL

MODELADOR DI LAS LEITOUETAS, T SUÑAS 'PARA SUJ1TAUA9 I N LOS CEPOS.

Octágono de madera para modelar las Lengüe tas .

E l octágono de madera para repasar y modelar las lengüetas se hace de boj, roble ó nogal duro; se le dan de 20 á 25 centíms. de largo; se labra perfectamente de 50 á 60 milis, en cuadro; se le ma­tan los cuatro ángulos dejándolo ochavado, ponién­dolo las ocho caras lo mas rectas y finas que se pueda. Sobre este octagonal se modelan las lengüe­tas bruñiendolas con modeladores de acero, y si son pequeñitas, con una navaja fuertecita. Pueden tener­se tres ó cuatro de diferentes clases de madera, por­que, como hay que repasar á menudo sus planos, se van rebajando bastanta, y cuando se quedan algo delgados, se dejan cuadrados para poderlos acabar do gastar. Véase su forma en la fig. 2 3 3 .

Fig . 2 3 3 .

- 3 4 2 -

Q/fojí, 7á3.

Bruñidores para modelar las Lengüetas.

Se tendrán dos bruñidores de acero cilindricos y pulimentados para modelar las lengüetas; el mayor que ha de servir para las grandes de las dos prime­ras octavas de la bombarda, será de 8 á 9 milis, de grueso, y de 20 centíms. de largo, incluso el man­go de madera que será de 10 centíms. E l otro que ha de servir para las lengüetas regulares y pequeñas tendrá cuatro ó seis milis, de grueso, y 15 centíms. de largo, incluso el mango que será de 85 milis. E l cabo libre del bruñidor se tendrá afilado en. chaflán ó corte dé formón, para poder apalancar con é l las cuñas, y sacarlas de los cepos cuando sea necesario. Estos bruñidores han de conservarse siempre muy lim­pios, y para que no se oxiden, se les dará un po­quito de aceite y sebo, los cuales deberán limpiar­se siempre que se vayan á usar. Véase su forma en la fig. 234.

Fig. 234.

- 3 4 4 -

Cuñas de madera y de metal para sujetar la s Lengüetas y canillas en l o s c e p o s de la Len-

güeter ía .

Las cuñas que sujotau las lengüetas y canillas en los copos, generalmente se hacen de madera; algu­nos autores afirman quo en muchos órganos de Ale­mania se hallan hechas de estaño, pero como la práctica general en España y otras naciones es po­nerlas de madera, siguiendo esta costumbre que nos parece buena, apuntaremos la clase y circunstancias de la que mejores resultados dá para este objeto.

En algunas cañerías se hallan las cuñas de boj, encina, roble, palo de rosa, caoba y otras maderas exóticas, pero la que reúne mejores condiciones es el buen nogal rojo ó sea d el corazón del árbol, bien seco, de veta seguida y sin nudos; do esta madera se hacen listoncitos proporcionados en ancho y lar­go al grandor de las cuñas, se labran bien planos, al menos de la cara que deba tocar á la lengüeta, y con una navajita y una lima áspera se van forman­do, se introducen en el agujero y se cortan con un serrucho de cota.

Dimens iones de las cuñas .

E l grueso y ancho de las cuñas lo marcan los

- 3 4 5 -mismos agujeros que tienen que llenar; respecto al largo, será, algo menos que el alto del cepo, en cu­ya medida se cuenta ya con un poco que tienen que quedar fuara del agujero para poderlas extraer cuan­do sea necesario; este poco será do tres á cuatro mi­lis, en los caños pequeños, do cinco á seis en los me­dianos, y hasta diez ó mas en los mayores; sin em­bargo, si asi pareciesen algo cortas, lo mas que se las puede dar de largo es el alto completo del cepo, incluso el botón.

Buena forma y condiciones de las cuñas .

Para que las cuñas hagan bien su oficio es necesa­rio que, además de la buena calidad de la madera, y que esté bien curada ó seca, tengan suficiente cuer­po sin que sean estremadamente gruesas; se tiene observado que cuando una cuña es delgada, si entra algo apretada de los costados, al poco tiempo de estar puesta suele doblarse y deja do sujetar la lengüeta en la parte exterior del cepo, viéndose la luz entre ésta y la cuña; esto ocasiona ordinaria­mente la inseguridad de la afinación del caño ó su mal sonido; por lo tanto, es necesario que- el agujero del cepo sea algo capaz y esté bien he­cho, para que la cuña pueda tener cuerpo y apre­tar por sus costados y por el lomo sin violencia. Á fin de que la euña pueda, hasta cierto punto, seguir las variaciones atmosféricas, que tanto influyen en la afinación do las lengüetas, se ha experimentado

- 3 4 6 -quc es muy conveniente el hacer en el plano, que siáuta sobre estas, una especie de canal ó media ca­na que las atraviesa <m su ancho, como se indica en las iigUB. 2 3 5 y 2 3 5 , quo representa la primera una cufia vista de plano, y la segunda de costado ó per­fil «on otra canalíta mas estrecha quo cruza la pri-n u r a , las cuales facilitan el crecimiento d e . l a ma-de,ra en tiempos húmedos, y aprietan la lengüeta siem­pre, con exactitud. Do este modo creemos asegura­do el buen éxito de las cunas de madera, mas sin embargo, en obras de consideración, en las que no se repara el coste, seria muy út i l seguir el sistema ale­mán de poner las cuñas de estaño fino, ó cuando menos, del mismo metal que se hicieran los cepos, porque estas no habian de hincharse con la humedad ni contraerse con la sequía, como sucedo á las de madera por muy buena y escogida que ésta sea.

Fig. 2 3 5 . F ig . 2 3 6 .

Conclusión.

Quedan ya descritas las diferentes piezas que coa-curren á la formación de un caño ordinario do L c n -güetir ía , con el método de construirlas, sus dimensio­nes, y cualidades que deben reunir; á continuación ss apuntará la coastruccion do un orden ó registro de eaños completo para todo el teclado do un órgano.

- 3 4 7 -

LIBRO • DECIMOTERCIO. Contiene el método de formar y montar los caños para los órde­

nes • registros generales que se forman de la familia l la­mada de lengüeteria, con su nomenclatura etc.

Asi como «n el orden de flautados ó caños de bo­ca se forma un Diapasón ó grande escala de cerca de nueve octavas de extensión, así también en el or­den de lengüetería, que es una familia separada de aquel, se forma otra grande escala, no tan exten­sa como la de los flautados, pero que tiene sin em­bargo seis octavas completas de sonidos bien aprecia-bles, empezando por el Do primero de la bombarda 6 trompeta magna de la mano izquierda, que suena en la gravedad del flautado de 26, y concluyendo en el Do mas pequeñito del clarín de la mano derecha en un órgano de cinco ©ctavas de extensión.

CAPÍTULO I.

DE LOS REGISTROS Ú ORDENES DE LENGBETBRÍA.

Asi como en la familia de los flautados se dá á las cañerías la forma cilindrica, en las de lengüeteria se prefiere la forma cónica, para que sus sonidos ten­gan mayor fuerza y brillantez.

Esta cañería de lengua se divide como la de flau­tada en dos especies principales quo son; la de an­cha dimensión, y la de dimensión estrecha, sin incluir en estas la diversidad de órdenes que de ollas se de­rivan, variando las medidas y formas de los tubos, de lo cual nos ocuparemos á su tiempo. Las cañe­ría» de ancha dimensión tienen el sonido lleno y vi­goroso, son propias para órganos que deban servir en templos espaciosos; las de dimensión estrecha tienen el sonido menos fuerte y un poquito gangoso: en los órganos españoles antiguos se hallaba generalmente la lengüeteria formada de estrecha dimensión, mas al presente, como se quiere sacar todo el partido po­sible de la brillantez y valentía de los sonidos, ha caido en desuso la cañería de dimensiones estrechas, y solo se pone en algún registro do adorno al que se quiera imprimir el susodicho carácter de voz ó va­riar el timbre y fortaleza de los clarines para hacer imitaciones de otros instrumentos, cuyo sonido es mas delicado.

- 3 4 9 -

Modo de hacer un orden ó reg is tro l lamado trompeta de batalla ó clarín general d e toda la

e s tens ion .

La trompeta de batalla (que en la mano izquier­da suele llamarse clarín de bajos, y en la derecha ela-rin) es el orden mas principal de la lengüetería, por­que es la parte mejor de la grande escala que forma esta familia; suena al uuísonus del flautado de t re ­ce, y por lo mismo en todos los órganos de alguna importancia se halla tendido en la fachada; en mu­chos está duplicado en la mano izquierda, y en la derecha triplicado, esto es, dos ó tres órdenes de la misma especie. También se pono en el interior de los órganos, y entonees toma el nombre de trom­peta real.

M o d o de construir la trompeta de batalla.

Para hacer este registro se tomarán las chapas ne­cesarias de primera y segunda clase, del largo an­cho y gruesos regulares, se tendrán marcados en un listón ó regla los largos justos de todos los caños, asi como también las medidas de las bocas anchas y las de las puntas ó cabos estrechos, que damos e a los diapasones números 15 y 16, apuntes 911 y 918

- 3 5 0 -etc. Estas mismas medidas del ancho de las bocas y puntas de todos los caños conviene mucho el tener­las marcadas en una tira de metal, sea de latón ó del mismo estaño do que se cortan los caños, cnya tira sigue con suma facilidad la parte curva de las bocas, y con alia se puede medir exactamente su ancho.

afy. 791

Se escoge la chapa mas apropósito para el caño mayor, y se recorre su canto con la garlopa ponién­dole bien derecho, como queda ya explicado en el apunte 719; ss marca el largo total del caño, se to­ma la mitad del ancho de la boca, y se señala en la parte de la chapa que sea mas gruesecita, se toma también la mitad del ancho de la punta , y se se­ñala; sobre estas dos señales se tira una línea que se marque poco, y donde vaya esta línea á reunirse con el canto de la chapa, allí se apunta un punzón que atravesará si cabo de un listoncito bastante largo pa­ra que llegue al cabo ancho de la boca del caño, en cuyo punto, haciendo el oficio de compás, se marca­rá c*n un punzón la línea circular de dicha boca, y la pequeña de la punta del pié, que también pue­de hacerse con un compás; si la chapa no dá el lar­go suficiente para que la lín»a céntrica del caño lle-gue v hasta encontrar la del canto, como queda dicho, en este caso se tendrá bien recorrido y derecho el canto contrario del gran tablero ó mesa en que se está operando, en el cual se clava ligeramente un listón que sirve de regla; á este listón se arrima ol «anto recorrid* de la ehapa, y donde marque la lí-

-851 noa su reunión á dicho listón ó regla, allí se cla­va ol pUIlZOIl y listo!!:: I.

delgado que ha de serva para marcar las circula­res de los dos cabos an­cho y estrecho; véase la fig- 2 3 7 , que representa todo lo dicho.

A. A. es el gran table_ ro sobre el que se está tra­bajando; B. B. es la cha­pa, en la cual se vá á se­ñalar el caño; C es la l í ­nea que marca el centro de dicho caño, la cual s i ­gue mas allá de la chapa >

y se reúne á la línea de su «anto ó del listón del ta­blero en D, en cuyo pun­to está clavado el punzón que sirve de eje al listou-cito E, con el que se mar­can los trazos circulares aneho y estrecho F . F , valiéndose al efecto de una punta que marcha apoyada en el listón, pues­ta á "la distancia conve­niente del punto de eje. Después se toma la tira de metal que tiene mar­eados los ancho» de las

- 3 5 2 -bocas y puntas de todo el orden, se señala con ella el ancho justo de la boca y de la punta marcán­dolas con un punto, y enseguida con un reglón fuerte y el punzón grueso do acero se tira una línea bien profunda que toque en ambos puntos G. G-, cuya línea se repite varias veces hasta que se hiere de tal modo el metal, que á poco que se doble y desdoble por el mismo trazo se parto con la ma­yor facilidad.

De este modo se van diapasonando y cortando to­dos los caños hasta el tercer Do que completa la segunda octava, desde cuyo punto deben hacerse ya todos los clarines restantes de metal fino de prime­ra clase; á no ser que se prefiera el que todo el or­den sea de primera ó de segunda, sobre cuyo punto ya hemos dicho nuestro parecer en el Tomo prime­ro, . libro tercero, apunte 214, en el que se trata de la clasificación del metal, propio para las cañerías de los órganos.

Q4|u 792.

Aprovechamiento d é l o s recor tes y v irutas d e l metal .

Para recoger el retal y las virutas que se hacen al cortar los caños y adelgazar l a s chapas, deben te­nerse unos cajones marcados, en los cuales se guar­dan los recortes y demás, sin que se mezclen los de primera clase con los de segunda, para aprovechar-Jos debidamente cuando se vuelvan á fundir planchas.

- 3 5 3 -

Q<fy,. 798.

e Rebatir el metal para hacer l o s caños .

Á pesar de lo quo se dijo en el Tomo primero, apun? te 255, que es escusado el rebatir ó forjar las cha-r pas de metal para hacer buenas cañerías, creemos siq embargo, que puedo convenir el hacer esta operar Cion, sino á todos los caños, al menos á los inedia^ nos y pequeños, por ejemplo, empezando en el ser gundo Do de la trompeta de batalla hasta la con­clusión de su caño mas pequeño, en cuyas medidas quedan incluidos el bajoncillo, la trompeta magna de la mano derecha, todos los clarines de la misma mano y demás órdenes de la indicada magnitud.

La operación de forjar la chapa para los caños puede hacerse después de tenerlos cortados de la planr cha grande, desvastada ya por mayor, porque de este modo el pedazo es mas pequeño, mas manejable y no se forja ó golpea mas que el puramente necesario para el caño que se quiera, y aunque crezca un po^ co á lo largo y á lo ancho, por efecto del rebatido, fá­cilmente se repasa volviéndolo á poner á las medi­das justas que marca el diapasón,

Qfy. 7 9 4

Modo de rebatir las chapas de los caños .

Para el efecto de forjar los caños debe tenerse un yunque bien acerado, cuya parte plana superior sea.

- 3 5 4 -uii poquito convexa, y tenga de ancho unos 100 milis, y de largo 140; el martillo de rebatir debe ser de boca redonda y también convexa, para que cuaiv-do se dan los golpes (que no deben ser m u y fuertes) no se marquen en la chapa los ángulos ó esquinas Vivas de dicho martillo y yunque; los golpes dlll martillo deben darse de modo que se toquen unos á otros, para que el metal quede forjado con igual­dad; el yunque puede fijarse en un fuerte macizo de madera, que siente bien en el suelo, y para con­servarlo en buen estado, se procurará el no hacerle servir mas que para forjar los caños, porque si se trabaja sobre él algún objeto de hierro ó metal mas fuerte que el estaño, se inutilizará para su princi­pal objeto.

Rebatir la chapa de l o s caños de boca.

Del' mismo modo que se forjen los caños medianos y pequeños de lengüeteria, pueden forjarse también los pequeños de flautado ó sean de boca, aunque no lo creemos indispensables porque, como queda dicho, se hallan muy buenas cañerías construidas por há­biles artistas, cuya ehapa no se ha rebatido.

Téngase presente que los caños que se quieran forjar, es necesario que se corten de chapa un po­quito mas gruesa; porque al rebatirla, adelgaza bas­tante, y además que después de esta operación es ne­cesario volverla á cepillar ó al menos raspillarla, pa-

- 3 5 5 -ra que presente sus caras lisas sin que se conozca en ellas ningún golpe del martillo.

GÍji, 796.

Repasar el g r u e s o y ancho de lo s caños .

Teniendo todos los caños del orden cortados, se aplanan bien uno>á uno, y se recorre con la garlopa, el canto dividido; se vuelven a repasar de su grueso, por si tienen alguna desigualdad, procurando dejara los un poquito mas gruesos que los de flautado, por­que en la lengüetería se forma el sonido con mas violencia que en aquellos, y á no ser fácil el dar las medidas de los gruesos convenientes á cada caño, el buen criterio y experiencia del artista lo darán el t i­no necesario para obrar con acierto en t an delicado punto.

Al hacer este último repaso del grosor de los ca­ños, se escogerá también la cara que ha de ir al exterior, la cual no debe tener ninguna falta, pre­sentando una superficie perfectamente lisa y bien aca­bada; así como la cara interior se raspilla á lo lar­go del caño, la exterior se ha de raspillar al través, para que, después de modelado el caño, figuro que está torneado.

Q/ty. 797. Marcar l o s caños y señalar lo s órdenes .

E n seguida se marcarán los caños poniéndoles en la punta derecha de la cara exterior el signo á

3 5 6 -que pertenecen, y debajo de éste el número de la tecla que les corresponde, con mas, hacia el centro de la boca y en la cara interior, una señal particu­lar, para que, si hay otro orden de la misma forma y magnitud, no se puedan confundir. También (si se quiere) pueden marcarse las iniciales del fabrican­te, que se tendrán abiertas en acero, y pueden po­nerse cerca do la punta del caño ó arriba en el cen­tro dé la campana; todas Lis señales indicadas se ha­rán con punzón marcándolas bien perceptibles, para que, en las operaciones que aun han do sufrir los caños, no desaparezcan y puedan reconocerse pronta­mente; además también se pone á cada orden de caños una papeleta, en la quo se escribe el nombre del registro y demás circunstancias que se quieran recordar etc.

Voltear y modelar l o s caños de Lengüeteria.

Teniendo los caños de todo el orden cortados, y bien repasadas las medidas de largo, ancho y grueso, se voltean con los moldes propios, doblándolos con las manos y dándoles unos golpes con el aplanador has­ta ponerlos en la forma que deben tener, perfecta­mente modelados, y que los cantos estén bien rectos sin tocarse, pues que deben quedar tres, cuatro d mas milis, separados.

Antes do voltear un caño cualquiera, debe limpiar­l e la cara que ha de ir al interior con un trapo y ceniza, y aun, si es necesario, so le pasa la raspilla

- 3 5 7 -cn algún punto que sa crea oportuno, porque, des­pués do modelado, ya no se puede hacer nada de es­to. Ensegu ida se preparan para la soldadura, t intán­dolos como queda dicho en el Tomo primero, apun­tes 271 y 310. Estando seca la preparación, so ras­can los cantos que deben unirse, y se sueldan como los caños de flautado. Teniéndolos todos bien solda­dos, se vuelven á repasar con los moldes y el aphv nador, dejándolos perfectamente redondos.

Q/fy,. 799-

Canuti l los para l o s caños grandes y medianos 9 de l engüeter ía , y s u s medidas.

Los canutillos de los caños de lengüetcría son los que van soldados en los botones do los cepos de los caños mayores y medianos, llevándolos tanybicn al­gunas veces los caños pequeños; el objeto de estos canutillos es exclusivaments el do poder quitar el cepo del caño, sin necesidad de mover éste do su sitio, lo cual en muchos casos suele ser embarazoso.

Los caños en los cuales no puede prescindirse do ponerles canutillo son; los de las dos y media octa­vas primeras de la grande escala, que comprenden los 32 caños mayores do la bombarda ó sea trom­peta magna de la mano izquierda, los 20 primeros de la trompeta real o de batalla, y los ocho prime­ros del bajoncillo. La .medida del largo do estos canutillos es para los ocho caños primeros, quo son desde el Do primero al Sol núm. 8, de 70 milis;

3 5 8 -desrle el Sol sostenido núm. 9 al Sol natural núm. 20 se harán de 60 milis; y desde el Sol sostenido 21 al Sol natural 32 serán de 50 milis: si por cau­sas especiales se quieren poner á canutillo las cañe­rías menores, se les dará el largo de 40 milis; estas medidas son para las cañerías que van derechas en el interior del órgano, que en las horizontales del ex­terior conviene que tenga diez milis, mas de largo cada medida respectiva de las apuntadas. E n cuan­to al grueso de la chapa de que se hagan los ca­nutillos, debe ser respectivo al caño que correspon­da, para que pueda sostenerle bien sin torcerse.

Para hacer los canutillos, se toma la medida del ancho y estrecho de la punta del caño con una t i ­r i ta delgada de chapa; con ella se marca sobre la que se vá á cortar el canutillo, y se corta unos 15, ó 20 milis, mas largo de lo necesario, para en caso de que salga un poquito ancho ó estrecho, pue­da arreglarse recortándolo un peco del uno ú otro cabo.

Para soldar los canutillos, se preparan al ordina­rio como las cañerías, y se mete en ellos un mol-decito de madera, para evitar que la soldadura for­me alguna verruga interior, que impediria el que ajustase dentro del canutillo la punta del caño.

Construir l o s canutil los.

- 3 5 9 -

Prensita pequeña de madera para arreglar l o s c e p o s y canillas d e la Iengüetería-

Antes de pasar á decir el modo de montar un orden de caños de Iengüetería, describiremos la cons­trucción de una prensita que es muy ú t i l para d i ­ferentes usos: ésta se hace formando de madera fuer­te dos. teleras de 45 centíms. de largo cada una, 10 de ancho y 6 do grueso; se les ponen dos hus i ­llos aterrajados con sus tuercas al ordinario; en la una cara se le hacen unas cajas redondas de la for­ma de los cepos de Iengüetería para sujetar estos cuando se les vayan á arreglar los agujeros, y po­nerles las canillas, y en la otra cara se le hace una •ó dos entallas» en las que se puedan prender las canillas grandes para limarlas y regularizar bien su plano» cuya operación es delicada y exige mucho c u i ­dado.

­ 8 6 0 ­

C Á P Í Í Ü L O Ií.

MONTAR LOS CAÑOS DE LENGUETEItÍA СОЯ TOBAS LAS ÍIÉZAS

NECESARIAS PARA LA FORMACIÓN DEL SONIDO.

Para montar I03 caños de iengüetería ó sea poner­­

les los cepos, canillas, lengüetas, cuñas y muelles* se tendrán todas estas piezas preparadas, y se toma­

rán los cepos necesarios, que, siendo para la trom­

peta de batalla ó clarín general de todo, el teclado, se pondrán los ocho primeros, que son desde el D Q al Sol inclusive, del núm. 3: la otra octava hasta el Sol 20 los llevará del núm. 4: la siguiente has^­

ta el Sol 32 se le pondrán del núm. 5, y todos los demás clarines hasta la conclusión del teclado, del núnn 6> cuyo orden se ha de observar en toda clase de registros* porque siendo el caño igual de largó ó aproximado á los que quedan descritos, y montando las canillas de las mismas dimensiones, se les deben poner los Cepos iguales á los que hemos apuntado para la trompeta de batalla. Véase la cla­

sificación de los Cepos para toda clase de cañerías en los apuntas 738, y siguientes.

—361 —

Ofy. ¿OS.

E s c o g e r las canillas para un orden de Lengüe» tería.

También se escogerán las canillas do las medidas q_ue marca su diapasón, las cuales se señalarán es­cribiendo el número de la tecla que les corresponde en la tapita que cierra su cabo* procurando siempre, si no están perfectamente exactas á las medidas da­das, al menos que se aproximen lo mas que se pue­da, guardando siempre el orden de mayor á menor, como lo guardan las cañerías.

Las canillas deben entrar en sus cepos respecti­vos perfectamente ajustadas; el cabo de la tapita que­da en el exterior; la parte abierta ó sea canal, mi ­rando al centro del agujero del muelle perfectamen­te recta con el largo del cepoi Los agujeros de los cepos salen de la fundición un poco pequeños, ó cuan­do menos no tan justos, que no se hayan de arre* glar; lo cual se hace prendiéndolos en la prensita de madera* que dejamos descrita en el apunte 801* con unas gubias proporcionadas y unos limatones redon-dos; y para que el agujero teuga la misma forma de la canilla, se presenta el cabo de ésta en el ori­ficio de , aquel, se le dan unos golpecitos con un trocito de madera para que so marque su medio cír­culo, ó cuando nó, se marca todo al rededor de la canilla con un punzón bien aguzado, y de este modo puede ajustarse exactamente. Por la parte de arriba también debe arreglarse el agujero, engrandeciéndole

- 3 ( 3 2 -

Fig-21%

de modo que haga una cavidad de bueua forma para la cuña que ha de sujetar la lengüeta y ca­nilla de un modo ajustado y preciso en todas sus partes, como se indica en la fig 2 3 8 , que represen­ta un cepo moutado con todas las piezas necesa­rias para ponerle á sonar.

A, es un cepo montado con su canilla, lengüeta,, cuña, muelle y su canu­tillo, todo colocado como debe estar; el cepo se gura trasparente para que se vean las piezas que pe­netran en su interior, de este modo se percibe lo. que debe introducirse la canilla B, la parte de la cuña C, la cual tieu'e una muescjuecita en D para, cuando haya de sacarse, apalancaría con un formón ó una navaja; también se vé la posición de la len­güeta y el muelle que la oprime; la canilla puede entrar aun algo mas en el cepo- hasta el mismo.

3 5 3 -boton, pero no es necesario puesto que, en quedan­do bien asegurada y recta en la dirección del cepo, es como debe estar, sin que la presión del muelle la haga torcer hacia atrás.

Union del canutillo ó punta del caño can el c epo .

Obsérvese que la salida del agujero de la canilla por la parte superior ó sea del botón que se indica en E , figura 238, se engrandece un poco con la pun­ta de una navaja, como si se quisiera avellanar pa­ra soldar en aquel punto con firmeza el canutillo F , ó la punta del caño que le corresponda; este mis­mo agujero también se arregla por donde debe en­trar la canilla y cuña, como se ha indicado en los apuntes 731 y 732. E n la fig. 198 hemos representado el cepo que nos ocupa, visto de plano por su parte inferior, en el que se marca el agujero de la canilla en C, cuya mitad oscura es el sitio de la canilla, y la otra mitad menos sombreada es el de la cuña; sobre este mismo se vé también el agujerito del mue­lle en D.

Cuñas de madera para sujetar la lengüetas y canillas.

La cuña de madera que sujeta la lengüeta y ca ­nilla, queda ya dicho on el apunte 783 que debe

áer de buen nogal rojo, bien seco y de veta segui­da; ha de entrar en su sitio llenando bien la ca­vidad que le corresponde, y tocando toda su parte plana en la lengüeta, esto es, en el interior y á la salida del cepo, porque, cuando las cuñas solo aprie­tan la lengüeta y canilla de la punta ó cabo in­terior, con el tiempo van aíiojaudo, y suelen quedar la lengüeta y canilla sostenidas por la presión del muelle, lo cual es muy malo, porque no guardan la afinación y suelen enmudecer, esto mismo aconte­ce cuando la cuña es un poquita ancha, que aprie­ta de los costados, y queda floja del plano de la lengüeta.

Respecto á lo largo de las cuñas (contando con lo que deben quedar fuera del cepo para poderlas quitar del sitio) ya hornos dicho en el apunte 784 que sea próximamente el alto del cepo sin incluir el boten, que teniendo esta medida os lo muy bas­tante para el objeto quo tienen que llenar, pues la mas que suelen dejarse fuera del cepo, es, en los ca­ños mayores, de ocho á diez milis, y en los mas pequeñitos, de ciuco á tres; esta medida no es esen­cialmente precisa , porque el verdadero objeto es quo el cabo grueso de la cuña asome lo suficiente para poderla apalancar cuando se quiera desmontar la leu» güeta y canilla.

Colocación de l o s muel les en l o s c e p o s .

E l muelle debo ponerse del número que le cor­responda al cepo, poro, si lo que no es probable, en-

- 3 6 5 -trase muy flojo, so pondrá otro mas grucseeito, y si entra muy apretado véase en los apuntes 754 y 823 como se puede engrandecer el agujerito, para que aquel entro y salga eou una presión regular.

Preparar l o s canutil los y caños para so ldarlos á i o s c e p o s .

Teniendo todos los cepos montados con sus cana­llas, euñas y muelles, se arreglan los canutillos y caños para soldarlos á los cepos, dándoles la prepa-* ración de soldar, pintando las puntas, como unos quinee milis, de largo, las cuales, estando secas, se rascarán como unos seis ú ocho milis, al rededor, pa­ra que agarro la soldadura; se desmontan las cuñas , canillas y muelles de los cepos, y so dejan sobre una mesa bien ordenados por números para que no se cambien, y se procede á soldarlos del modo s i ­guiente.

Soldar lo s c e p o s á l o s caños y canuti l los.

Para soldar los cepos á los eaños y canutillos se toma un molde de madera que entre en el canu^ tillo ó caño, y salga de él la punta que debe intro­ducirse en el cepo; antes de unir estas dos piezas con el molde, se guarnece la punta del caño ó canuti­llo con unas gotitas de soldadura que se fijan a l

rededor, como se mar-] can en la fíg. 2 3 9 ; se

procura calentar con el soldador el plano del botón al rededor del agujero, que es donde ha de soldarse el cabo estrecho del canu­tillo ó la punta del ca­ño; se mete el molde mencionado en el ca­nutillo y cepo, de ma­nera que ambas piezas

queden unidas, la cos­tura del canutillo ha­cia arriba y el aguje-rito del muelle á la derecha, como se vé en la ftg. 2 4 0 .

A A, es el molde de madera que atraviesa el canutillo B, y el cepo C; la punta de este molde se intro­duce en un agujero que

Fig. 2 3 9 .

- 3 6 7 -tiene -el listón D, cuyo listón estnrá fijo en la fra­gua ó en otro punto conveniente cerca del fogón y ú buena luz; las get i tas de soldadura, fijadas con el soldador en la punta del cañe, se marean en E , cu-

, ya punta está rascada y limpia de la preparación ó pintura que se vé cu F ; el punto G. figura el agu-jerito del muelle, y la costura del caño ó canutillo se situará en H.

Q/íjt/. ¿09.

Estando todo dispuesto de la manera descrita, se tendrá con la mauo izquierda el eabo del molde k. ó el caño, y con la derecha se toma el soldador que será delgado y redondo de boca, como se vé en ks figs. 87 y 89, tomo primero pág. 342; se empieza á sol­dar en el punto l í , y se irá volteando poco á poco el molde y piezas para que se vaya liquidaudo la sol­dadura toda al rededor, procurando que • toque la boca del soldador mas bien al botón del cepo que á la punta del caño, porqué aquel resiste mas el calor, y además como es de metal mas ordinario tarda mas en liquidarse.

Estando ambas piezas bien unidas, se guarnece la junta reforzándolas con unas gotitas de soldadura, se le dá un poquito de sebo, y se procura que que­de bien liso y de buena vista sin que haya que re­tocarlo con limatones; sin embargo, si hay necesi­dad de guarnecer todo el botón de a lgún ' eepo, no importa, que lo esencial es que quede perfectamente unido y fuerte, y mas vale tenerlo que limar para

- 3 6 8 -alisar cualquiera desigualdad, que no que quede con poca firmeza; si se tapa el agujerito del muelle, se descubre fácilmente con un punzón delgado.

0 4 | v . ¿40.

Del modo que dejamos indicado se Tan soldando todos los canutillos y eaños del orden hasta el mas pequeño; luogo se repasan algunas pequeñas desi­gualdades que no haya alisado el soldador, cuya operación so hape con un limatón, una navajita y un poco de lija de cristal, q U e lo acaba de alisar, y quedan muy bien.

afy. ¿44.

Limpiar la preparación de las soldaduras.

Teniendo todo el orden con los cepos puestos, se limpia la preparación de la soldadura humedecién-. dola con agua clara, procurando no mojar el inte­rior de los caños ni de los cepos; estando aquella un poquito blanda, se quita fácilmente con un estropa^ jito de esparto ó una brocha de lo mismo; en seguid da se sacan y se frotan al través de su largo con li-j a de trapo, y quedan muy limpios y de buena vista,

— 3 6 9 -

Marcar l o s caños con el número de las t e c l a s .

Además de las marcas que se han hecho á los ca­ños en la parte exterior é interior de las bocas, con­t iene señalar también el número de la tecla á q u e pertenecen en el replano del cepo donde se coloca la Canilla* ó en el centro del canutillo los cepos que lo tengan.

CAPÍTULO l i l i

MODO Sí ESCOMÍ LAS LENGÜETAS* COLOCARLAS T HACERLAS SONAR COMO CORRESPONDE.

Teniendo ya limpio' y arreglado un orden de Ca­ños, como dejamos explicado, se toma el Do prime­ro, que es el caño mayor, <5 sea su cepo y canutillo, se escoge una tira de chapa de latón de las que se tienen preparadas, como se ha dicho en los apuntes 771 y siguientes, que tenga el grueso de medio mi­límetro próximamente, y contando con que estén y?.,

- 3 7 0 -bien arregladas la canilla, cuña, muelle y agujeros del cepo, se marcará á la parte de atrás ó sea es­quena de la canilla una señal poco perceptible, he­cha con un triángulo que indique el largo que ha de quedar aquella fuera del cepo, para que siempre que so desarme se vuelva á colocar como corresponde.

Hecho esto, se pone dicha canilla sentada de pla­no sobre la tira de metal, y so señala al rededor con un punzón el largo y ancho que debe tener la lengüeta, que ha de ser justo el de la canilla, por cuyos trazos se corta con una buena tijera, de mo­do que no la doble nada ni la imprima ninguna se­ñal, particularmente en el cabo do la lengüeta que ha de quedar libre para la vibración, por lo que debe recortarse á pequeñas porciones, que de lo con­trario la acción de la tijera siempre dobla un po­quito la chapita cortada. Debiendo quedar las len­güetas justas, como queda dicho, al ancho y largo de la canilla, se arreglan sus costados con una lima fi­na, y para limarlas cómodamente sin peligro de tor­cerlas, las que sean mas largas de 60 milis, se su­jetan en una pequeña prensita de madera, que se in­dica del grandor natural on la fig. 241; y las pe­queñas, (por ejemplo) desde-el primer Do del bajon-cillo, es mejor y mas ospedíto cogerlas con un troci-to do becerrillo doblado, en el que se liman bien y pronto.-Al ancho• deben quedar bien justas con la canilla, escepto la parte que entra en el cepo que puede estrechar ua poquito, y de largo, aunque sea un poco mas corta quo la canilla, no importa. Cuan­do estén ajustadas al ancho y largo, se les quitan las rebabas que hizo la lima, poniéndolas sobre un modelador estrecho y limándolas los cautos con sua-

—371 — vidad. Véanse en las figs. 2 4 2 y 2 4 3 representadas una canilla y una lengüeta sueltas, y mas adelante en la fig. 244 la posición que deben tener cuando están colocadas en el cepo, y sujetas con la cuña.

Fig . 2 4 2 .

F i g . 2 4 3 .

A es una canilla vista de frente por el interior de la canal; B, es la lengüeta para la canilla A: nóte­se que la ¡jarte inferior de la lengüeta es un po­quito mas estrecha que la superior, para que entre fácilmente en el agujero del cepo. Las esquinitas vi­vas del cabo libre de la lengüeta no deben cortarse, porque siempre la tijera las suele doblar un poqui­to; cuando mas, solo se mata la punta aguda del ángulo con una lima fina, pero cosa tan poca, que apenas so perciba.

Teniendo la lengüeta bien ajustada al ancho y del largo regular, se frota por ambas caras con lija de cristal, hecha en tela ó papel; se observará que cara de la lengüeta manilcsta curva natural, y se seña­la con una cruz, hecha con el canto de la lima en el cabo que entra en el cepo; so pone sobre el mo­delador de madera descrito en el apunte 781, y se le pasa por encima con algún esfuerzo y mucha igual­dad el bruñidor de acero, como queriéndola alisar, cuyas pasadas se le darán desde el punto que se la tiene sujeta e«n el pulgar de la mano izquierda has-

Modelar la s Lengüetas .

- 3 7 3 -ta repasar el otro cabo libre de la lengüeta, de cu­yas pasadas resulta que ésta toma cierto temple que la encorva hacia arriba; este temple y curvatura'son los dos puntos diíiciles de arreglar, pues que de ellos depende principalmente el buen sonido del caño.

Si la curva de la lengüeta es algo estremada, aun­que ésta sea buena, no suena el caño, porque el vien­to se introduce en él por la canilla, y no tiene su­ficiente fuerza para ponerla en movimiento, ó cuan­do menos, tarda en vibrar y formar el sonido: si al contrario, está muy cerrada ó la curva es poca, sus vibraciones son muy rápidas ó irregulares, y el so­nido que produce, es sordo ó de mal género, suele cerrar del todo el paso al viento y cesa de sonar, de manera que tanto en este punto como en todas las cosas delicadas, solo los continuos experimentos dan al artista los conocimientos necesarios para obrar con acierto.

Si la lengüeta ha tomado mucha curva, se le qu i ­ta pasándole el bruñidor por la cara contraria, y te­niéndola arreglada de "la manera que parezca conve­niente, se toma el caño, se coloca la canilla deján­dola fuera del cepo el largo que marque la escala de la salida de las canillas, se pone sobre ella la len­güeta, se acaba de arreglar bien la cuña limándola del punto que se crea necesario, y se mete en su si­tio, quedando fuera del cepo un excedente propor-

Curvatura de las l engüetas .

­ 8 7 4 ­

cionado al caño que sea, para poderla quitar guan­

do sea necesario, cuya medida varía de doce á tres milis, según la magnitud de la canilla, como queda ya dicho en diferentes parajes. Véase representada una canilla, lengüeta y cuña en la fig. 2 4 4 ; la línea C señala la salida del cepo de las tres piezas que se fijan en él. . '

Fig. 244.

C.

QÑ^v. № .

Teniendo la canilla y lengüeta colocadas y bien sujetas con la cuña, se toma el muelle del número que corresponda, y se coloca con especial cuidado de no torcer nada la lengüeta, introduciéndole en el cepo hasta que la parte del muelle que forma cruz y oprime la lengüeta llegue á tocar la cuña de ma­

dera; teniéndolo en esta disposición, so toma un bo­

quillero de la medida del cepo, y se hace la prue­

ba de la lengüeta en el órgano consultor, que debe tenerse en los talleres para estas y otras muchas pruebas que han de hacerse en toda elase de cañe­

rías: se hace sonar dicho caño, (cjue, si están bien todas sus piezas,ha de formar sonido precisamente) se vá introduciendo el muelle poco á poco para que vaya subiendo el sonido, y se observa si éste es de buena calidad; se sigue dando golpecitos al muelle hasta

- 3 7 5 -que suba el sonido al tono ó altura necesaria para igualar al caño de flautado que suene con el de len­gua.

Si el caño es un poco largo de mas, conforme vá aproximándose al tono que debe tener ó á la altura del sonido que le corresponde, se vá oscureciendo su voz, y cuanto mas se hace subir, mas so empeora su sonido hasta que de repente suele remontarse una tercera, una quinta ó algo mas, en cuyo caso debe recortarse el caño de la parte ancha ó boca superior dos, tres ó cuatro* milis, según sea su magnitud, y se vá probando, cada vez que se recorta un poquito, si dá ya el tono que se desea, porque cuanto me­nos se recorte un caño, mejor sonido tiene, por lo mismo no debo abusarse del uso de la tijera.

Prueba del buen sonido de las lengüetas .

Estando el caño en su tono natural debe formar el sonido fuerte, redondo, agradable, y además del suyo ha de hacer oir al mismo tiempo otro sonido un po­quito misterioso como de un caño tapado que suena octava baja del mismo que se está probando, el cual lo dan m u y perceptible todos los caños de lengüe-tería mayores de 50 centímetros.

Observac iones y circunstancias del buen sonido.

Cuando el caño está mas bajo del too o en que

- 3 7 6 -debe sonar, tiene el sonido abierto, áspero, desagra­dable; á medida que se le vá haciendo subir introdu­ciendo el muelle, vá cerrando y redondeando su voz, y en el punto que debe quedar, está el bueno ó mal sonido; do manera que si el caño es corto, ten-dr'á el sonido abierto, desagradable, y si lo es en demasía, no guardará bien su, a'.inacion, esto es, no se sostiene e» el tono que se le pone: si es largo, su sonido es oscuro y se remonta con mucha facilidad á cualquier movimiento que tengau los fuelles, por el cual se violente un poquito la presión del viento; de manera que la mejor regla que dá la experien­cia es; teniendo seguridad de que la lengüeta está como debe, hacer subir el caño á su tono con el so­nido claro, fuerte, y de buena calidad, y además, en la primera octava baja de la trompeta de batalla ó real, que es lo mismo, se harán rebasar los caños do su tono un poco menos de medio punto; por ejemplo, al Do. se le hará subir con buen sonido ca , si al Do sostenido; á la segunda octava se le harán rebasar de su tono natural algo mas de medio pun­to, como haciendo sonar con buena voz al caño Do, algo mas alto que el Do sostenido, y á los demás ca­ños de las demás octavas altas se les hará subir mas que su tono natural cerca de un punto entero, pudiendo llegar, por ejemplo, el caño del Do al Re natural , y de este modo quedan muy bien.

Largo de l o s caños de lengüetería .

E n los diapasones ó escalas de la lengüetería, que

— 3 7 7 — señalamos con los números 15 y 16, están los largos que deben tener todos los caños; mas sin embargo, siempre es necesario el recortarlos un poquito, por­que, al construirlos, se les dá algo mas de su me­dida, y aunque se sacaran justos al largo, h a j varias causas desconocidas (al menos para nosotros) que á veces permiten que el caño sea un poquito mas largo de lo marcado, y otras tiene que ser mas corto necesariamente, á lo cual contribuyen en gran parte la lengüeta y las demás piezas accesorias que concurren á la formación del sonido; por lo mismo, confesamos ingenuamente que algunas veces se esca­pan á nuestra comprensión y quedan misteriosamente ocultas las causas que en esta clase de cañerías pro­ducen ciertos fenómenos, cuyos efectos esperimcnta-rán los que se dediquen á tan diiicil arte.

Mas observac iones sobre el largo de los caños ,

E s cierto que un caño que esté bieu montado, que su lengüeta sea do un grueso perfectamente igual en todas sus partes, y tenga su muelle ó curva bien dispuesta, admite un poquito mas longitud que otros que no reúnan estas circunstancias; pero, por mas vueltas que se le dé á un caño que realmente sea algo largo, si no se le corta á su medida, (que de­be hallarse por las reglas que quedan apuntadas) á cualquier movimiento del viento se remonta su so­nido irremisiblemente.

Puede probarse también si el caño está en gu ver­

is

- 3 7 8 -dadera medida poniéndole instantáneamente la mano cerca de la boca, como queriéndole tapar; si es lar­go, al momento se remonta, y aunque se quite la mano sigue sonando mal, hasta que se le hace bajar por medio del muelle; pero si está ajustado á su medida, en cuanto se le quita el obstáculo ó sea la mano que se le puso delante de la boca, vuelve á sonar en su tono natural: si el caño es corto, su­be á su tono con mas facilidad, pero su sonido no es tan bueno como cuando está en su medida re ­gular; si la falta del largo es algo estremada, queda ya dicho que no es constante en su tono, que se suba cou suma facilidad.

Observac iones sobre el largo de las canil las.

En la escala dé l a s canillas, señalada con el núm. 17, apunte 921, se dá el largo que deben salir és­tas fuera del cepo, mas cerno puede ocurrir el te­ner que montar un orden de caños, en el que las canillas salgan un poco mas de lo que se estipula en dicha escala, se tendrá por regla general que, es­tando bien dispuesta la lengüeta, debe quedar el ca­ño en su tono estando el muelle cerca de la cuña, de modo que si se quiere bajar el tono al caño, no lo pueda hacor mas que un medio punto ó á lo mas un punto entero, en cuyo caso ya debe tocar el muelle á la cuña. En algunos caños so hallan las canillas tan largas fuera del cepo, que, puesto el caño á tono, dista el muelle de la cuña de diez á

- 3 7 9 -quinee milis. La causa de esta irregularidad puede ser el haberse aflojado la cuña por estar mal arre­glada, y haberse ido saliendo del cepo la canilla, en cuyo caso estará insegura, no formará bien el soni­do ó estará muy expuesta á enmudecer. Si el estar el muelle tan adelantado no es efecto de las causas indicadas, será que la lengüeta es demasiado delga­da, en cuyo caso se le puede poner otra mas valien­te, esto es, un poquito mas gruesecita, con lo que mejorará bastante la Galidad ó timbre del sonido.

CAPÍTULO IV.

DE LAS CAUSAS QUE PUEDEN PERTURBAR EL ARREGLO DE LAS

LENGÜETAS.

Q / k . te.

Cuando se está arreglando definitivamente un or­den de caños ya colocado en el órgano, suele acon­tecer que alguno de ellos no se le puede hacer en­trar en tono por mas diligencias que se hagan para conseguirlo; las causas que suelen ocasionar seme­jante trastorno, pueden ser; el ser algo delgado el metal del caño, estar mal soldado de la costura que lo une ó de la garganta quo forma en la unión del cepo, tener algún agujerito, ser largo ó corto, estar la canilla torcida ó floja, estar la lengüeta desigual-

- 3 8 0 -mente abi erta," ser gruesa ó delgada, estar muy cer­rada ó abierta, ser el muelle muy fuerte ó flojo, ha­cer la presión desigual ó torcida, estar la cuña flo­j a ó apretada de los costados, estar la lengüeta oxi­dada, tener alguna brocita ó pelo interpuesto entre ésta y la canilla, tocar ésta ó el muelle en el con­ducto boquillero en que están metidos, tener poco ó mucho viento, tener éste poca 6. mucha fuerza ó in­seguridad, perder parte de aquel por el boquillero al rededor del cepo ó por cualquier otro punto, entrar el viento al rededor de la canilla por no estar bien ajustada al agujero del cepo, sin otras varias cosas que pueden impedir la formación del sonido, ó cuan­do no, su seguridad en la a.inacion, que dan mal rato al artífice, y á veces le desesperan haciéndole perder la paciencia. Sobre todas estas causas enume­radas puede considerarse como la mayor y mas prin­cipal el estar mal arreglada la lengüeta en su grue­so, elasticidad y abertura, porque se hal au con fre­cuencia en algunos órganos caños que tienen la ma­yor parte de los defectos indicados, y teniendo bien condicionada la lengüeta, forman muy bien el sonido, al paso que otros caños perfectamente construi­dos, con una mala lengüeta no se los puede ha­cer entrar en tono: por estas razones se considera la lengüeta como la parte mas principal del caño, y por lo mismo exige el mas esquisito cuidado en todas las operaciones que son necesarias para ponerlas eu estado do buen servicio»

- 3 8 1 —

C o m o han de funcionar l o s mue l l e s en l o s agujer i tos de l o s cepos .

E l muelle debe entrar en el cepo con una presión regular, que no esté apretado ai flojo, y sí de modo que entre y salga con facilidad, por.jue, para la afi­nación del caño, son ambos extremos perjudiciales.

Si algún cepo tiene el agujerito del muelle algo pequeño, se le puede engrandecer con un alambre un poco mas delgado que el muelle, que se le lima su cabo á escuadra, y con la rebaba que forma la ac­ción de la lima ó cuando menos la esquina viva del cabo limado, se introduce en el agujerito varias ve­ces, rascando su interior, y asi se ensancha fácil­mente y pronto, entrando el muelle ajustado como se]¡desea.

Pres ión del muel le sobre la lengüeta .

E l primer codillo ó doblez que forma cruz en el muelle, y es el que oprime la lengüeta juntándola á la canilla, tiene que estar al través de ésta muy á escuadra, oprimiendo la lengüeta con mucha igual­dad en cualquier punto que haya de colocarse, pe­ro con una fuerza proporcionada al grueso de aque­lla, porque si está demasiado fuerte, al avanzar ó re-

- 3 8 8 -troceder el muelle para hacer la afinación, puede llegar á modelar la lengüeta en algún punto varian­do su curva, y hacerla perder la bondad de su so­nido, pero también, si está flojo ó no oprime la len­güeta con igualdad, no la deja vibrar, y en este caso no puede producir sonido de buenas condiciones.

Observac iones sobre el g r u e s o de las l engüetas .

Si estando el caño ya recortado á la medida re ­gular , la canilla tiene el largo suficiente, y es preci­so adelantar mucho el muelle para que el caño su­ba á su tono, es prueba cjue la lengüeta es delga­da, y si el muelle toca á la cuña sin que el caño baje á su verdadero tono, es prueba que la lengüe­ta es gruesa.

Siendo la lengüeta gruesa, puede no responder ó no bajar al tono, y en este caso no hay inconve­niente en adelgazarla, limándola sobre un modelador de madera con una lima fina y lija de cristal, con mucha igualdad por ambas caras j cabos, y aun rascarla con una hoja fina de acero hasta dejarla del grueso conveniente. Si la lengüeta es delgada, suena prontamente, pero de mala manera, con un sonido desagradable, y para que suba al tono hay que ade­lantar mucho el muelle, acortando la longitud de aquella, en cuyo caso es necesario poner otra lengüe­ta mas gruesecita, como queda advertido, y guardar la delgada para otro caño mas pequeño.

- 3 8 3 -

Q / t y b . ¿26.

Irregularidad de las lengüetas y canillas.

Cuando la lengüeta tiene mucha curva, esto es, que está muy abierta de la punta, tarda en sonar, ó no vibra de ningún modo, entonces hay que mo­delarla de nuevo para regularizarla; si está muy cerrada, suena mal ó deja da sonar, porque la fuer­za del viento la aplica á la canilla. Si tiene algu­na doblez imperceptible, suena bien mientras ésta no toca á la canilla, pero adelantando el muelle, llega á aquel punto, y entonces ó sube de mas ó deja de sonar.

También suelo suceder que cuando se vá introdu­ciendo el muelle para hacer subir el caño á su to­no, al llegar á cierto punto, do repente baja de to­no, cambia su sonido ó deja de vibrar completa­mente, cuyo accidente lo puede motivar el estar mal dispuesto el plano de la canilla, que puede tener un poco do hoyo ó lomo hacia su centro, lo cual debe remediarse desmontándola y repasándola sobre la lima plana con gran cuidado de quitarla el de­fecto, consultando amenudo una reglita bien dere­cha, sobre la cual se pondrá la canilla para ver si queda 6U plano perfectamente recto.

- 3 8 4 ^

Dificultades que ocasionan á l a s l engüetas la v io lencia del v iento .

Si el defecto es ocasionado por la mucha cant idad y violencia del viento, es necesario hacer un aguje-rito en el boquillero ó conducto, para que distrayen-dose la parte sobrante de aquel, pueda sonar el ca­ño con la cantidad que propiamente necesite. E n al­gunos casos puede remediarse este inconveniente cer­rando un poco mas el agujerito de la punta del pié ó sea boquillero, para que el caño no reciba tanto viento, pero es mas eficaz el espediente de aguje­rearlo para que marche libremente el que pueda te­ner de sobra.

De todos modos, viendo que lo mas importante pa­ra todos estos arreglos es la buena calidad de las Lengüetas, conviene fijarse y detenerse mucho en to­das las operaciones que se practican para hacerlas, siendo muy importante el ver de cortar las tiras dd chapa de todos los anchos necesarios para que, des­pués de labradas, no haya que recortarlas al ar­reglarlas al ancho de la canilla y puedan ajustarse fácilmente con una lima fina: lo mismo se advierte respecto del grueso, porque la forma natural que adquieren cuando se rebaten y labran en la tira en­tera, es mucho mejor y mas propia que la que se les dá después, si hay que andarlas estrechando y adel­gazando, y esto con especialidad en las lengüetas pequeñas.

- 3 8 5 -

o 4 j v . áss\

Resumen del arreglo de las lengüetas .

De todo lo que queda apuntado respecto de laa lengüetas se deduce lo difícil que es el poner bien como, corresponde un orden de lengüetcría, las mu­chas circunstancias atendibles que tiene, y que solo con una práctica constante puede el artista familia­rizarse con esta especie de trabajo, y adquirir el ti­no necesario para arreglar bien esta clase de cañe­ría, que forma parte de los sonidos mas vigorosos y brillantes del órgano; por lo cual, la persona que so dedique á la construcción'de este tan grande como complicado instrumento, no debe omitir medio al­guno para que todas las piezas que constituyen los caños de lengüetería, estén perfectamente trabajadas y concluidas en todos sus menores detalles, y si ser puede, todo el cuidado que se requiere en cada una de por sí, reasumirlo en el que reclama principal­mente la lengüeta y también el asiento de la canilla, por ser las piezas que esencialmente forman el so­nido, y por lo tanto dignas de toda la atención do un artista aplicado y observador.

Queda esplicado como se construyen los caños de

• - 3 8 6 -lengüetería "en general, de cuya especie se sacan va­rios órdenes ó registros, dándoles á unos diferente forma en su estructura y construcción, y á otros va^ riándoles solamente su entonación, esto es, ponién­dolos una octava ó una quincena mas altos que la trompeta de batalla, ó una octava mas bajos que es­ta, misma, en cuyo caso, .aunque pertenecen á una misma familia y salen de la grande escala de esta especie, se le dan diferentes nombres, porque sus so­nidos ofrecen variedad, y en la composición del ór­gano cada cual llena su cometido con distinción muy marcada.

Para poder hacer una descripción de todos los re­gistros que se forman de dicha grande escala ó sea de la familia de lengüetería, daremos á continuación noticia detallada de cada uno en particular, con el uso que de ellos puede hacerse en las diferentes cons­trucciones que puedan ocurrir.

CAPÍTULO V.

DE LA TROMPETA MAGNA T BOMBARDA, QUE SE FORMAN EN LA

'PARTE GRAVE DE LA GRANDE ESCALA QUE PRODUCEN LAS

LENGÜETAS BATIENTES •

ofy/. aso.

El orden ó registro llamado trompeta magna y bombarda es el mayor de - lengüetería que se conoce

- 3 8 7 -en los órganos, pues que su gravedad es igual á la del flautado}de veintiséis.

E n España hay pocos órganos que lo tengan en el teclado, y algunos lo tienen solamente en los peda-les; es un orden de grande fuerza, y estando bien construido, dá un vigor extraordinario á los demás órdenes con que se combina; así es que, aunque muy pocos órganos lo tienen en la mano izquierda á cau^ sa de su magnitud, casi en todos los de alguna con­sideración se le encuentra reforzando á los clarines de la mano derecha, puesto en la fachada ó en el in­terior; cuando se pone en el teclado, se le dá co­munmente el nombre de trompeta magna, y puesto en los pedales lleva el de bombarda, pero en este ca-> so suele hacerse de mayor dimensión (respecto al an­cho) que cuando ha de sonar en el teclado. El largo de su caño mayor, que es el Do primero, es de 420 centímetros próximamente, como se marca en la gran­de escala ó diapasón de los caños de iengüeteria. Co­mo la primera octava de este orden tiene los caños tan largos y pesados, para poderlos manejar con al­guna comodidad, se hacen los doce primeros de dos piezas, dispuestos de modo que el medio caño supe­rior entre ' en la boca del inferior, cuyas medidas generales y particulares se hallan bien circunstan­ciadas en sus diapasones núm. 15, ap. 911 si ha de ser de ancha dimensión; y en el núm. 16, ap. 918 si dé dimensión mediana.

- 3 8 8 -

Grueso de la s chapas para l o s caños de l á Bombarda.

Para construir la primera octava de la trompeta magna ó bombarda, es necesario tener mucho cui­dado en labrar las chapas (que pueden ser de segun­da clase) muy bien proporcionadas al grueso regu­lar, para que el caño no sea débil, y al mismo tiem­po no so deje tan reforzado cpue después tenga un peso disforme; y no siendo fácil el poder fijar el grue­so que en buenas condiciones pudiera tener cada ca­ño do por sí, diremos que los medios caños supe­riores, que son los mas anchos y de consiguiente llevan mas material, pueden labrarse de modo que la chapa quede un poquito mas gruesa de lo que se de­jaría para el" primer Do de ¡a trompeta de batalla, que es el segundo del mismo orden; y los medios caños inferiores se labrarán dejando la chapa un po-quito mas gruesa y consistente que la de los supe­riores, para que pueda sostener el mucho peso que estos les cargan, y no sé doblen por abajó, como suele acontecer cuando dichas cañerías no están tra­bajadas, colocadas y sujetas como corresponde.

Oijv. asi.

Para diapasonar y cortar los medios caños, se pro­cedo de l mismo modo que se hace con la trompeta de

- 3 8 9 -batalla, como queda esplicado eu los apuntes 790 y siguientes; mas para facilitar la entretenida opera­ción de buscar ias medidas do ancho y largo en tan­tos caños que lleva un orden ó registro completo, aconsejamos á los que so dediquen á este oficio, for­men unos patrones de cartulina delgada, que eada uno tenga las medidas exactas y forma de cada caño, con los cuales se señalan sobre las chapas las dimensiones principales, y se corta un orden con facilidad y pron­t i tud, economizando mucho tiempo y trabajo. Véase en el capítulo siguiente como se disponen dichos patrones.

CAPÍTULO VI.

PATRONES DE CARTULINA SENCILLA PARA DIAPASONAR ALGUNOS

ÓRDENES DE CAÑOS DE LENGUETERÍA.

Q4|v. ¿83,

Los patrones de cartulina que han de servir para diapasonar los caños de Iengüeteria, so hacen pe­gando con engrudo de harina, y agua cola varios plie­gos de buen papel de estraza ó blanco; cuando con la reunión de los pliegos, se tenga una pieza capaz para cortar un caño grande, se refuerza pegándole otro doble del mismo papel, y estando seco este, se

- 3 9 0 - , vuelve á cubrir por una sola cara con papel blanco ó de color, todo bien pegado y estirado para que no haga , arrugas ni ampollas; con estos tres gruesos de papel tiene suficiente cuerpo la cartulina y sirve bien para el indicado objeto de hacer patrones.

Patrones para la bombarda.

Para los doce canos primeros de la trompeta mag^ na ó bombarda, se hace un solo patrón de todo el largo y andio del Do primero ó sea caño mayor , el cual se recorta bien á las medidas que marca el diapasón, tanto de la parte ancha que forma la bo-: ca del caño» como de la estrecha que es la punta; se le tira una línea bien señalada con lápiz ó tinta que marque el centro del caño en todo su largo, y en el punto que lo pida la medida del largo del me­dio caño superior, se tira, uua líuea trasyesal, y se escribe en ella micho Üéí medio Caño alto, asi mismo donde lo pida el largo del medio cavño inferior, se ha-Ce otra trasversal, y 'se escribe ancho del medio caña feíy'o, V el ancho de la punta se señala con la marca del signo que le corresponda: este ancho sirve para los tres primeros caños Do, Do sostenido y Re, porque Mcilcti la punta igual; dando á, la parte ancha del medio caño inferior y á la estrecha del superior las medidas del ancho que marca el diapasón, y quedan perfectamente bien para que éste entre lo suficiente «o. aquel, quedo bien ajustado y firme.

- 3 9 1 -

ofyu ¿i§.

El mismo patrón para lo s caños de la primera octava.

Á sesenta milis, de la punta ó [cabo estrecho" del patrón se marca el ancho de la que han de tener los cinco caños siguientes, que son Re sostenido, Mi, Fa , Fa sostenido y Sol. Á partir de este punto ha­cia la parte ancha so marcan los largos, medios y totales de estos caños, donde corresponda, escribien­do en cada marca el objeto que señala. Ochenta y cinco milis, mas arriba de la punta se señala el an­cho de la de los cuatro caños restantes, que son Sol sostenido, La, La sostenido y Si, que también la tie­nen igual, y á la medida regular se marcan los an­chos y largos de los medios caños y largo total que han de tener después de armados; de este modo con un solo patrón de cartulina sencilla, que bien en­rollado ocupa poco sitio, se tienen los doce patrones de los caños mayores y mas difíciles de diapasouar, á causa de su magnitud y de la diferencia que tie­nen las medidas de los anchos en el centro de los caños, para que la pieza superior entre bien ajus­tada en la boca de la 'inferior.

Q f y . ¿86. Patrones para el clarín de bajos ó trompeta

real.

Los trece caños siguientes hasta la conclusión del

- 3 9 2 -órden en la mano izquierda, pueden diapasonarse por los patrones de la trompeta do batalla, que los ten­drá también hechos de la misma cartulina con la diferencia que, cómo ya no son tan grandes, no se marcan en uu solo, patrón tudos los caños do la oc­tava, sino que para cada tres caños so hace un pa­trón; por ejemplo, para el Do primero, Do sostenido y Re, uno; para el Re sostenido, Mi y Fa , otro; F a sostcujdo, Sol y Sol sostenido, otro; La, La sostenido y Si, otro; de modo que con cuatro patrones se tie­nen marcados perfectamente los doce primeros ca­ños de la trompeta de batalla ó sea clarín de bajos.

Patrones para el bajoncillo y clarines de la mano derecha.

Desde el primer Do del bajoncillo hasta el último, caño del clarín de la mano derecha debe hacerse un patrón para cada caño, ya porque son bastante regu­lares y pequeños, ya porque son órdenes que se cons­truyen mas. comunmente y so asan do continuo. Con un mismo juego de patrones se pueden tener dos ó tres dimensiones de clarines, mas anchos y mas estrechos, puesto que esto no consiste mas que en señalar en cada uno, con una línea de lápiz ó tinta, el ancho de la dimensión que se desee. El uso de los patrones es muy recomendable por el mucho tiempo que se eco­nomiza; también se aprovecha mejor la chapa de me­ta l , porque en un trozo irregular que resulte de ha­ber cortado un caño, en seguida se vé para que pue-

- 3 9 3 -de aprovecharse, poniéndole encima un patrón mas ó menos grandecito etc.

Para conservar estos patrones en buen estado y que no se extravien, se les hace un agujerito por el cual se ensartan todos con un cordel, y atado éste, se cuelgan en un punto conveniente, que cuidán­dolos son susceptibles de durar en buen estado mu­chos años; y aunque se tiene observado que los ca­lores fuertes del verano los contraen algo, y decre­cen un poco las medidas, no es una cosa tan notable que no se remedie fácilmente al tiempo de señalar con ellos los caños, ni que por eso rebajen en nada las ventajas que reporta su uso, el cual es de tanta utilidad, que debe hacerse estensivo á otros varios objetos, y muy especialmente para señalar y diapa-sonar los pies de diferentes medidas en las cañerías de flautado.

Por esta razón en los talleres que se quiere econo­mizar el tiempo y tener las cañerías siempre diapa-sonadas con igualdad, se hacen patrones de hojade-lata para marcar con ellos los caños pequeños de flau­tado y nasardo, empezando desde el Do primero de la quincena ó sea el C. 3, que so señala en la grande escala con el núm. 49, de cuyos patrones y su uso nos ocuparemos mas adelante. .

­ 3 9 4 ­

CAPÍTÜLO VII.

t№ OTROS ÓRDENES Q0E SE FORMAN EN LA ESCALA GENERAL

DE LA LEN(*ISETERÍA.

Trompeta de batalla ó clarín general de todo e l tec lado.

La trompeta de batalla ó clarín general se halla descrito en el capítulo primero del presente libro apun­

te 789 y siguientes, por lo que no haremos aquí men­

ción de ól mas que por guardar el orden que le cor­

responde, pues es el que después de la trompeta mag­

na ó bombarda le sigue en magnitud y gravedad, y como está sacado de la parte mejor de la grande es­

cala que dá la lengüetería (pues que huye los extre­> mos regrave y agudísimo) es mas generalmente admi­

tido en la mayor parte de las obras, en las que siem­

pre hace un principal papel como clarín general ten­

dido en las fachadas, y como trompeta real puesto en el interior del órgano.

El bajoncillo es un orden de la misma especie que

Bajonci l lo .

- 3 9 5 -la trompeta de batalla, pero con la diferencia que sue­na una octava alta de este, por lo que su caño mayor es el tercer Do de la grande escala, y como natural­mente no es posible hacerle llegar á toda la osten­sión del teclado, por ser los caños agudos demasiado pequeños, nunca se ha puesto en los órganos españo­les mas que en la mano izquierda, esto es, en las dos primeras octavas del teclado. También se solia ha­cer antiguamente bastante estrecho de dimensión, para que tuviese el sonido algo diferente ó cuando menos mas flojo que el de la trompeta, mas al pre­sente la práctica general es ponerlo con el objeto de reforzar y dar mas variedad á la lengüetería de la ma­no izquierda, y aunque conserva el nombre de bajon-cillo, se le dan las mismas dimensiones que marca la grande escala para los demás órdenes en toda su estension.

En algunos órganos extranjeros se halla con el nom­bre de trompeta de cuatro pies, por ser próximamen­te esta la medida de su primer caño, y lo hacen su­bir á toda la estension del teclado, mas para poder hacerse la ilusión de que efectivamente es así, (lo cual es, sino imposible, sumamente difícil) tienen que pa­sar por la humillación de simular toda la últ ima oc­tava Gon caños de flautado, porque de lengua no es posible hacerlos, cuyo proceder es altamente impro­pio y reprobable.

Bajoncil lo para órganos pequeños .

En órganos pequeños de poca importancia y en

— 3 9 G -algunos portátiles suele -ponerse el b.ajoncillo como, bajos principal y único "de la poca lengüctéría que t ie­nen, en cuyo caso conviene el que sea do ancha di­mensión, para que su sonido llene algo mas de lo que lo haría siendos de dimensión estrecha; y aunque en el centro del teclado, al concluir el bajoncillo para, empezar el clarín de la mano derecha,, retrocede una octava baja, por ese no es do mal efecto, y asi se practica desde tiempos muy remotos, tanto por la necesidad, cuanto por la comodidad de poner lengüc-teria eu órganos de poca magnitud, que no pueden llevar una trompeta de batalla.

Clar ín e n qu incena .

E l clarín en quincena e s Tin orden ¡que., rcomo el bajoncillo, solo puede ponerse en la mano izquierda; se forma también de la grande escala, y empieza su caño mayor en el cuarto Do de la misma; suena una octava alta del bajoncillo. y una quincena del cla­rín de bajos ó trompeta de batalla, por lo que se lo dá el hombre de clarín en* quincena. También se suele hallar, con el nombre de chirimía ó violeta, e s ­pecialmente cuando so construye de dimensión estre­cha ó dé l a misma forma del oboe.

Este orden, aun mas que el bajoncillo, está im­posibilitado de ponerse en toda ?a ostensión del te­clado, por ser un doble mas. pequeño que aquel, de consiguiente solo, se pone cu la inanor izquierda ó sea en las dos primeras octavas, y sin embargo de ser

- 3 9 7 -su timbre muy alto, compararlo con las trompetas magna y de batalla, en ciertos casos hace un bellí­simo efecto, contrastando su sonido tan agudo con lá gravedad de aquellos: en el lleno general de la len-güeteria es de un efecto brillante-.

Trompeta real.

La trompeta real se forma como los órdenes ante­riores de la grande escala, es del mismo largo y gra­vedad que la trompeta de batalla;' algunos artífices la suelen hacer un poco mas estrecha de dimensión que esta, según la mayor ó menor fuerza de voz que la quieren dar: mas no habiendo inconveniente por la localidad, debe hacerse d é l a misma dimensión ó aun un poquito mas ancha que la trompeta de batalla, por­que como vá siempre puesta en el interior del órga­no, pierde su sonido mucha fuerza por efecto de su ^colocación.

Trompeta real de madera.

Algunas trompetas reales se hallan construidas de madera, de la misma forma redonda y cónica que las de metal, y también de forma cuadrada piramidal, cuyas construcíones (especialmente la redonda) son di­fíciles y costosas; alguna diferencia tiene el sonido

- 3 9 8 -de estas cañerías de madera de las de metal, pero es tan poco lo que se distinguen, particularmente en las cañerías de la mano derecha, que no merece la pena de construirlas á tanta costa para obtener un resultado de tan poco efecto, por lo que, no siendo por causas especiales, deben hacerse siempre estas ca­ñerías de metal.

Cañerías hechas de cartón.

En algunos órganos antiguos se han hallado trom­petas de cartón reforzado con tiras de lienzo encoladas, mas no eran de un efecto qu,e mereciese la pena de estudiarse y perfeccionar este método, que no ofrece utilidad en sonido ni en duración.

El orden de trompeta real se pone en toda la es-tension del teclado, y e s de un grande ^efecto para la música de acompañamiento, que requiera sonidos r i ­gorosos, aunque no de tanta fuerza y claridad como los de las cañerías de la misma especie que están tendidas en las fachadas.

- 3 9 9 -

CAPÍTULO VIH.

SE LOS CLARINES DE LA MANO DERECHA Ó SEA DE LA PARTE

AtiUDA DEL TECLADO.

Los clarines de la mano derecha ó sean de las octavas altas del teclado no son mas que la con­tinuación cromática en la escala ascendente de la trom­peta de batalla que se pone en la mano izquierda; mas como esta, á causa de su magnitud, sueua mas que aquel, para poderla igualar en fuerza y valen­t ía de sonados, de modo que no confunda las vocea de los clarines de la mano derecha, se ha procura­do siempre el hacer estos un poco mas anchos de di­mensión, y aun ponerles las canillas también un po­quito mas anehas, para que las lengüetas sean algo mas valientes y suenen mas: de ahí nació el dar á los clarines los nombres distintivos de claro y par­do, y aun hoy se hallan en algunos órganos regis­tros designados con estos epítetos, en nuestro con­cepto inconvenientes, por la razón de que unelar in , por solo este nombre, ya índica lo bastante que su sonido es claro, y un elarin pardo parece que el sus­tant ivo y el adjetivo no espresan una idea razonable sino contraria la una á la otra.

- 4 0 0 -

Clarines qué s e ponen en la mano derecha y su denominación.

És cierto que también se han construido clarines pardos, un poquito mas estrechos de dimensión y d» metal muy basto, esto es, muy cargado de plomo con el fin de hacer variar el timbre de sus sonidos, pe­ro semejante procedimiento no hace oscurecer el so­nido de modo que se le pueda calificar de pardo, si­no que resulta de mas rnaia calidad, mas ásperoi sin duda por estas razones lo que hoy se practica es hacer los clarines de la mano derecha de metal fino de primera, y de ancha dimensión, con las canillas un poco mas anchitas, y para un clarin de bajos que haya en la mano izquierda, se ponen dos en la mano derecha, y si hay en la izquierda dos clarines ó trompetas de batalla, se ponen cuatro ó cuando menos tres en la mano derecha, con el fin indicado, de contrarestar la valentía de aquellos y que no ofusque ó confunda el acompañamiento de los bajos al cauto de los t iples.

Estos clarines de la mano derecha, como se hacen todos por un diapasón igual con el objeto de que tengan un sonido fuerte y brillante hoy se denomi­nan clarin primero, claiiu segundo, tercero y cuar­to: respecto á su construcción, queda ya dicho en el apunte 789 y siguientes que tratan de la trompe­ta de batalla, como se hacen y que es muy con ve-'

iiiente el tener patrones de cartulina para diapasón narlos fácilmente y sacarlos siempre iguales. Sus di­mensiones' de ancho; largo', canillas, íépos y demás1

se hallarán en las escalas ó diapasones generales nú­meros 15 y 16; que damos mas adelante en los apun­tes 911 y 918.

Qw¡i/. é ¿ 4

Clarines de nombres inconvenientes ó impropios .

Algunos otros órdenes ó registros suelen hallarse del mismo género que los descritos en los apuntes anteriores; qué váriándoleS algo su dimensión; suelen darles nombres1 de instrurrientos que ri@ imitan, por lo que escusaremos el hablar de ellos, y Soló si nos ocuparemos en el siguiente libro de los que por' me­dio de sus formas particulares y diferentes dimensio­nes' obtienen unos sonidos de timbres muy aprecia-bles por su buen efecto, y aunque tampoco imitan las votíes y sonidos que se les atribuyen, los denomi­naremos como' géneralrhente lo hace la mayoría de los Constructores para podernos entender mas fácilmen­te en una nomenclatura que cada cual ha empleado según su gusto particular ó el aprecio que ha hecho1

de Ids sonidos que ha podido dar á sus cañerías. 1

- . 4 0 2 -

LIBRO DECIMOTERCIO. D» las cañerías de lengüetería que por medio desusvar iaa for­

mas se obtienen timbres particulares.

DE IOS ÓRDENES Ó REGISTROS* LLAMADOS ORLO, CRORLO I

DULZAINA.

E l Orlo es un orden de lengüetería de los mas an-tiguos que se conocen- es de un sonido particular, que se diferencia de todos los demás de su género por el timbre que tiene tan caracterizado, y si el aprecio de los registros, se hiciera, no por el gusto, sino por la diferencia bien marcada do los sonidos que producen unos respecto de otros, seria éste á no du­dar el que merecería el primer lugar, porque su t im­bre no se parece á los ordinarios de lengüetería ni me­nos á los de flautado, y así es que con cualquier otro orden que se le combine, siempre se percibe este muy claramente.

CAPÍTULO I.

Órlo.

- 4 9 3 -

Descr ipc ión del Orló .

Ordinariamente el Orlo se suele poner en la fachas da del órgano á la testera del secreto, y aunque sus baños son muy cortos; tienen las canillas } r lengüetas del mismo largó que la trompeta de batalla* y for­ma su tono en la misma escala y gravedad qué aque­lla, por lo que se pone en toda ia estension del te ­clado. Respecto á su forma se halla de muy diferentes maneras construido; pero la que mas buen resultado ó mejor clase de sonido dá es la de un tubo igual j esto es, tan ancho del un cabo como del otro; el cua l se suelda al cepo, y al cabo que queda libre se le tapa la boca con una cubierta del mismo metal que sea el caño, en la que se abren tres agujeros redon­dos proporcionados desde ocho milis, de diámetro á cuatro para que pueda sonar, y además uno pequc-ñito que dá paso al muelle de afinar la leflgüeta. Su diapasón se halla en la escala general do este or­den apunte 933, señalado con el núm. 22. Véanse en las figus. 2 4 5 y 2 4 9 dos caños de este orden, une grande y otro pequeños

- 4 0 5 -En la figura 245 A, repre­

senta el cuerpo del caño; B, es el cepo con su canilla cuña y demás, que se figuran corta­dos para que quepan en la pá­gina. La figura 246 represen­ta la tapa de dicho caño, don­de se vén practicados tres agu­jeros grandes para que aquel pueda sonar, y uno pequeñito por el cual asoma el muelle. La figura 2-47 representa el botón ó replauo del cepo que ge une al caño, y tiene en C, una alita que se le añade y suelda con el objeto de que un gancho de hierro ó latón la prenda sujetando el cañg, y lo tenga en buena posición Cuando esté colocado en su lu­gar, La figura 243 representa la tapi'ta del cano figura 249, que es del mismo orden, mas como el cuerpo D, es mas es­trecho que el diámetro de su Cepo, Ueva el muelle por la par­te exterior como se vé en E ,

—406-*

Construcción de l o s Orlos .

Los Orlos se hacen de metal fino de primera ó del mediado de segunda, seguu el gusto y circunstancia* de la ohnl; teniendo cjiapasonados los caños y bien ajustadas sus dimensiones, ge modelan, se prepara», y sueldan como todos los que hemos descrito. Para poner, las alitas á los cepos, se cortan trocitos da chapa ordinaria del grueso que tengan los botone» de aquellos, se les dá á un costado la forma circu­lar del botón al cual hayan de soldarse, cuya ope­ración se hace fácilmente con una navajita, y se suel­dan sin, prepararlas al canto del botón, puestas, so­bre los dos agujeros del cepo, estando el de la ca­pilla á la izquierda, y el del muelle á Ja derecha, co­mo se indica en la figura 246., Para soldar los, caños á los, cepos, después de tener soldadas las. alitas, se rasca la prepar-aciou limpiando el canto del cabo que se vá á unir al cepo. Como tres ó cuatr-o milis, da dicho cabo, se le ponen, unas gotitas de soldadura al rededor,, y se procede cu todo como se dice en el apun-; te 807 y siguientes, en que se dá el méto.do de soldar, los cepos á los caños ó canutillos.

Teniendo, ya rascados los botones de los cepos, se calienta con el soldador el cepo que se -vá á fijar, y . se le presenta su caño con la costura al centro da la alita; en esba disposición se vá soldando con un soldador delgado de dos chaflanes, dejando la sóida-:. d_ura bi«n lisa, y caso de que no quede perfeetai»e%i

- 4 0 7 -te bien, se repasan luego con un litrhton ó lima de media caña. Desde el caño La núm. 47 hasta el úl­timo mas pequeño del orden ó registro, ya van los muelles por fuera del tubo, como queda arriba dicho.

Tapas de l o s Orlos .

Las tapitas de los Orlos se haeen marcándolas so­bre la chapa con los mismos caños, se numeran por la parte interior, y se les hace el agujerito del mue­lle; estando éste ya colocado se sueldan á sus caños respectivos, después se rascan, se limpian y se les ha­cen los tres agujeros que no deben ser muy grandes; estos se practican con un punzón de cuatro ángu­los afilados, y se acaban de limpiar con un limatón 6 un cortaplumas, procurando que en el interior do la tapita no queden rebabas en los agujeros: la si­tuación de estos es, abrir uno enfrente del muelle, y los otros dos separados de aquel formando triángulo, como se marca en la figura 246..

Mue l l e s de l o s Orlos ,

Los muelles, dé los Orlos han de ser-algo mas lar­gos que los caños, para que se- puedan introducir có­modamente por el agujerito de la tapa sin estropear la lengüeta, y colocados ea el punto que deben es-

- 4 0 8 — tar, sobresalgan del caño de treinta á cincuenta milis. si se quiere que los, Orlos suenen mucho, se les abreq los agujerttos de la tapa algo mas dé lo regular, pe­ro no debe abusarse de este medio, porque cuanto mas se abren aquellos, el sonido se hace- mas bronco y pierde el carácter que debe tener, por cuya razón appnsejamqs que al regularizar dichos agujeros se ha­ga poco á poco, con cuidado de no agrandarlos de­masiado.

Crorlo ó Dulzaina.

Este orden ó registro tiene la voz muy parecida § la del Orlo, especialmente en sus dos primeras qctar vas, pero el sonido es mas fuerte y áspero; su ento­nación ó escala es igual á la del Orlo, y por lo mis-r mo lleva las canillas y lengüetas de las mismas di­mensiones que aquel. Véase su diapasón en el apun­te 935, señalado con el uúm. 23 .

Su forma es la de un tubo mas estrecho del cabq que se suelda al botón del cepo, que del otro cabq libre; véase la fig. 2 5 0 -

F i g .

Algunas veces también se le ensancha la bqca dán­dole] forma de camnana, y se tapa con una cubierta ovalada, en cuyo centro se practica un agujero redon-

^ - 4 0 9 -do bastante capaz para que pueda sonar el caño, Vea? ge indicada dicha forma en la fig, 2 5 1 .

Teniendo la boca acampanada y cubierta con la ta? pa ovalada, tiene el sonido mas redondo y pierde mu-pha parte de su aspereza, por lo que casi siempre se le dá esta forma, al menos á la primera octava ba? ja, que es, la que mas lo necesita.

Este orden se halla puesto en la fachada dp aL gunos órganos, y también suele hallarse en el inte­rior con el nombre de Dulzaina, á cuyo iustrnmenT to no deja de asemejarse particularmente desde la se­gunda octava de la mano izquierda, y cuando está pojocado un poco lejos del teclado en el interior ó en la fachada trasera, es de un efecto muy agradable. De los dos nombres que se le dan al principio de es^ ta descripción, conviene el de Orarlo á la mano iz­quierda ó sea medio teclado bajo, y el de Dulzaina al medio teclado de la mano derecha.

Construcción del Crorlo y Dulzaina.

Respecto á la construcción del Crorlo y Dulzaina, puede hacerse de metal fino de primera, ó de según-, (la mediado; en algún órgano antiguo so halla hecho $e latón fundido, pero no es de ningún efecto que me-

Fig . 2 $ 1 .

—410— rezea la aioncion; pueden tenerse sus caños marca-des en una plantilla de madera, que puede contener todos los de la mano izquierda, y otra los de la de­recha; si los caños han de tener la forma acampana­da de la figura 251, han de dejarse un poco grurseci-tos de la parte de la boca, para que, al darles la for­ma con el moldo ó acoplador, quede aquella parte bas­tante fuerte; por lo demás se labran, modelan, pre­paran y sueldan al ordinario como todas las demás cañerías.

v.

A r r e g l o d e l o s caños del Crorlo y Dulzaina.

Los cañas del orden de Dulzaina son bastante im­pertinentes para hacerlos sonar bien y ponerlos á t o ­no, cuya dificultad nace, á no dudar, de ser tan cor­tos; así es que la medida influye mucho en su arre­glo, y á veces dos milis, de mas. ó menos que ten­gan de largo son la causa do que no so puedan ha­cer entrar en tono ó sostenerse en él, á lo cual suele ayudar también el tener mucho viento, especialmen­te cuando está este orden colocado á la testera del secreto, porque en este sitio tiene el viento mucha mas valentía que en el resto de la canal, á causa de la proximidad de la ventiíla, que le dá paso desde el arca, por cuya razón, tanto en este orden como en cualquier otra que se coloquo en dicho punto, es. preciso que los tubos que le sirven de boquillero, tengan la punta algo cónica, para poderlos estrechar ó. ensanchar, según se vea que los caños pueden ne­cesitar mas ó menos viento, que de otro modo j a ­más se sostienen du tono seguro.

CAPÍTULO I I , • » m > •

|kB 10i ÓRDENES LLAMADOS FAGOT T BAJÓN REAL,,

Qf(o\v. ¿657,

F^got.

E l orden ó registro de Fagot ó Fagote es muy pro-, pió de la mano izquierda á causa de su poca estén-, sion, porque su sonido bien apreciable por su propie-* dad, solo es de dos octavas que suenan en la misma gravedad de las dos primeras de la trompeta de ba-. talla; es de muy buen efecto y é, propósito para las ar tas de ecos; estando bien hecho, su sonido se pa­rece bastante al del verdadero Fagot, del cual toma el nombre; su diapasón, que contiene todas sus di­mensiones de largo y ancho con las de los medios co­nos que forman la especie de cabeza que tiene en la parte ancha de su boca, se halla en el apunte 939 se-* Salado con el núm. 25. Véase su forma, en la fig, 2 5 2 .

Q/fy,. asá.

Construcción del orden de F a g o t e .

Este orden se hace de metal fino do primera clase, Cambian puede hacerse de metal mediado, pero no dá¡

tan 4 bueu sonido, para dia= pasonar y cortar este ór-? den es muy conveniente, formar una plantilla de hojalata para el cuerpo del primer cafio, que es Do; en esta misma plantilla se marcan los otros 24 caños hasta el i^o 25. que es el que completa las dos oc-. ta vas; en la punta baja.de la plantilla se marcan con unos agujeritos los anchos de las puntas, que sou iguales para cada cinco, caños, y en la parte ancha, de la boca, donde lleva Jas cabezas, se marcan asi mismo con agujeritos los anchos de cada cuerpo pa-. Va la primera octava y los. de cada dos para la según-, da, porque en esta aun­que se diferencian un po­quito en el largo, el an-. cho es. igual para cada dos. caños. Véase disoñada di-, cha plantilla en la ñg. 2 5 3 , la cual está sin me­didas exactas, porque sil objeto es tan solo demos-i trar la forma que debe, tener.

- - 4 Í 3 —

fig. 2 5 3 .

Diápasonar l o s cuerpos y cabezas del Fagot .

P a r a d i á p a s o n a r y c o r t a r l a s m e d i a s C a m p a n a s q u é

f o r m a n l a s c a b e z a s d e l o s c a ñ o s , , s e h a c e o t r a p l a n ­

t i l l a d e h o j a l a t a , ó m e j o r d e l a m i s m a c h a p a d e a q u e ­

l l o s , é n l a q u é s e m a r c a n u n o s C u a r t o s d e C í r c u ­

l o , q u e dat i a l a n c h o d e l a c a m p a n a , - y á l a m e d i d a

d e l l a í g o q u e h a d e t e n e r Cada p i e z a , s e h a l l a t a m ­

b i é n e l a n c h o d e l a p a r t e e s t r e c h a , Como s e v e m a r ­

c a d o e n l a fig. 2 5 4 , e n l a Cua l p o r e v i t a r c o n f u s i ó n *

fig. 2 5 4 .

O

- 4 1 4 -solo se han señalado la parte ancha y estrecha dé los caños Do y Sol. Es cierto que para ajustar bien todas las medidas de estas dos plautillas es necesa­rio un poco de paciencia, pero teniéndolas arregla­das con exactitud, es un gran descanso, porque 33 diapasona y corta un orden de Fagote con suma fa­cilidad y prontitud i

De este modo, cuando se quiere diápasonar y cor­tar un orden de esta Cañería, se toma la plantilla dé los cuerpos y se señala con ella el del primer Do* marcándola toda entera sobre la chapa, y se recorta; para el Do sostenido se pono la plantilla y se seña­lan con un punzón los dos agujeritos que marcan su ancho y largo, después se pasa un trazo de punto á punto, y se recorta, Cuyo método se observa en todos los demás caños hasta el último mas pequeño; la pri­mera octava tiene para Cada uno sus agujeritos, pero en la segunda, cada medida sirve para dos caños¿

Q/fy,. é6o< Cortar la s campanas que forman las cabezas de l

Fagot .

ff Para cortar las campanas que forman las cabezas del Fagot, se marea sobre la chapa una escuadra, y en su esquina ó ángulo se apunta el compás fijo, que tendrá ya la medida tomada de la plantilla, se marca el cuarto de círculo grande, y luego el peque-ño¿ se corta la pieza señalada por los trazos, y la que resulta sirve de plantilla para señalar la compañera,-sa numeran ó señalan para que ao *s cambien, y tt

- 4 1 5 -continúa la operación del mismo modo hasta el fin. Después se repasan las piezas, se modelan y preparan al ordinario para soldarlas como todas las demás ca­ñerías.

Si al avenir las cabezas á los cuerpos de los caños, hay alguna diferencia en el ancho de los agujeros, pue­de eusancharse un poquito cou un acoplador la boca del cuerpo del caño ó el agujero de la cabeza para que igualen entre si y so pueda hacer la unión soldándo­los con el ángulo bajo de la boca de un soldador or­dinario sin chaflanes, lo cual se hace cómodamente y pronto.

Tapitas que s e ponen en l o s caños del Fagot .

Después de concluido el Caño y soldarle su cepo correspondiente, se le pone en la boca 6 agujero de la cabeza por donde sale el sonido una tapita delga­da del mismo metal del caño, la que se fija en él dándole un puntito ligero de soldadura á un costado, para que se pueda poner de modo que quede entreabier­ta, ó que si está muy cerrada, el mismo sonido y aire que quiere salir, la haga vibrar un poquito, lo cual hace caracterizar el sonido del Fagot. Si la ta­pita está muy abierta, el sonido del Fagot es mas fuerte, pero algo mas áspero; y sí está muy cerrada es mas suave y propio, pero si la tapita es mu y fuer­te ó algo pesada, que impida salir el sonido, queda el caño mudo, esto es, deja de sonar. Véase dicha tapita señalada en A. figura 252.

- 4 1 6 -

Bajón Real.

Así Como hay una trompeía real, cuya descripción1

ée ha dado en el apunte 843, también hay un bajori Con el mismo epíteto,- que éri casos de necesidad, eri los que no pueda colocarse aquella trompeta á causa del local ó por otros motivos, puede suplirla muy bieu, !

porque es uri orden que suena eii la misma grave­dad, y aunque no' tiene tanta fuerza de sonido, eú mucho mas fuerte que el Fagot, y de un timbre bas­tante' propio,- por lo tanto muy é¡ propósito para las1

afeas de ecos pequeñas y sfitios" reducidos;

Q jv. é6s. Ctinstruccioa iél bajón real.

Él bajori real se Hade de metal mediado de segun­da; sus dimensiones se hallan en él Diapasón propio' señalado con el número 26 apunte 941; se Corta, se prepara, ] se modela y suelda c'oYno' las demás cañerías; lleva los cepos, canillas y muelles como la trompeta de batalla: después de probado en el órgano consul­tor,- y bien recortado al largo que marca su diapasón,-se modelan y ensanchan las bocas de los caños, con rin molde ó acoplador, dándoles1 ía forma de campa­na, como se hace en la primera octava del Crorlo; se le hacen unas tapas ovaladas, las que se preparan y

sueldan á las' campanos, y después se 1.) abre á ca­da una su agujero proporcionado, el cual solo debo tenor el grandor necesario para que pueda vibrar li­bremente la loiirüeta. porque si el agujero es muy exajerado, tiene el sonido mas áspero, y sienJo mas reducido, s,i timbre es mas pastoso y parecido al ins­trumento del Cual toina el nombi'e; su forma es ía de la fig. 2 5 5 . Fig. 2 5 5 .

OÍju ¿64.

Molde para dar la forma cóncava á las t a j n s del ba­

j ó n real .

Para dar la forma cóncava á las tapas del bajón real ú otra cualquier cañería, se hace un molde, que consiste en un tro­zo de madera fuerte de 20 á 30 centíms. de largo y de ochó á diez en cuadro, en el que se abren tres ó cuatro rebajos de forma cóncava de diferentes diámetros; también se hace de un trozo de madera un émbolo que se le dá la forma ocha­vada ó redonda de 20 céuthns. de largo y de un grueso propio, al citai se le redondean ambos Caboá. Para modelar las tapi*

—418 — tas se pone una de estas sobre el cóncavo del molde, y con el émbolo se le dan golpecitos en diferentes pun­tos de su plano, y como el metal es bastante dúctil , se modelan fácilmente como se desea.

CAPÍTULO III .

DE LA TROMPA OBOE V CLARÍN SONORO.

Trompa.

La trompa es un orden, que tampoco se pone mas que en las dos primeras octavas de la mano iz­quierda; suena en la gravedad ó unísonus del bajon-cillo, esto es, octava alta de la trompeta de batalla; la escala de sus dimensiones se baila en el apunte 943, diapasón núm. 27; su forma es la de la fig. 2-56; las canillas de este orden son del mismo largo que las del bajoncillo, pero están mucho mas cerra­das que aquellas, do modo que las lengüetas son casi la mitad mas estrechas que las de aquel, así es que tiene el sonido mas delicado, y aunque no se ase­meja al del instrumento, cuyo nombre lleva, es de un timbre muy suave y gracioso; en algunos órganos se halla con el nombre de trompa sonora; también puede ponerse en la mano derecha en la entonación

- 4 1 9 - * da la trompeta magna, aunque es mas propio para la maiio izquierda.

Para cortar este orden pueden tenerse dos planti­llas como las que damos para el Oboe en los apun­tes 837 y 808, puesto que ambas cañerías son de la misma forma, y respecto á los particulares de su cons­trucción, son iguales á los de las cañerías que deja­mos descritas, por lo que escusamos mencionarlos.

okv. ¿66.

Oboe.

El Oboe es un orden de la mano derecha, cuyo caño mayor empieza en el Do sostenido del centro del teclado ó sea en la tecla num. 26: es m u y a pro­pósito para las arcas de ecos, pero también se pone en el interior del órgauo y aun en las fachadas, su sonido es muy agradable; generalmente se hace de estaño fino de primera clase, pero también puede hacerse de metal mediado de segunda: su ento­nación está en la misma tesitura de los clarines do la mano derocha, por lo que Nova las canillas igua­les á las de estos, pero aunque sean un poquito mas estrechas, no importa nada, antes bien le favorece pa­ra que tenga el sonido un poquito mas débil ó de­licado. La escala de sus dimensiones se halla en el apunte 943 diapasón íiúm. 27, con el largo y an­cho do. las campanas. Su forma es igual á la de la trompa. Véase en las figus. 2 5 S y 2 5 7 .

- 4 2 0 -2 5 6 .

ofy. ¿67.

Construcción del Oboe.

Para diapasonar y cortar el Oboe se forma una plantilla, de hoja-delata, que sea de todo el largo y ancho del ca­ño mayor ó sea del Do sostenido, tecla núm-28; en la misma planti­lla se van marcando los largos y anchos de ca­da caño, por ejemplo» del Re 27, Re sostenido 28, Mi 29, Fa 30 etc. y á bajo en la parte es­trecha ó sea de la pun­ta de los caños, se ha­cen los ocho primeros iguales, de la misma medida; los ocho se­gundos se hacen un po­quito mas estrechos, y los restantes hasta el cañito mas pequeño se cortan todos iguales,

-421 cuyas medidas sa marcan con unos agujeritos, como • se indica en A, fig. 2 5 8 . Las líneas trasversales de esta figura indican como puede marcarse en la plan­tilla el largo, de cada caño y el ancho de su boca res­pectiva.

Campanas del Oboe.

Para diapasonar y cor­tar las campanas se hace otra plantilla, en la cual se marcan los anchos, es­trechos y largos, de dichas campanas, de cuyas medi­das, resulta la forma de la fig. 2 5 9 . De esta plant i ­lla se toma con el compás la medida de la campana para el caño que se quiera, y de este modo.salen siem­pre los caños iguales, y se economiza mucho tiempo y trabajo; en. esta figura solo se han marcado los trazos de algunas campa­nas, porque no son de l

Fig. 2 5 8 .

- 4 2 2 -grandor natural , y para evitar confusión; que en las verdaderas plantillas se marcan para cada caño su trazo, que llevará escrito el signo orgánico del pun­to á que pertenece y el número de la tecla respecti­va bien señalados.

Fig . 2 5 9 .

Qfy. ¿'69.

Clarín Sonoro.

El clarín Sonoro es un orden de clarines de dimen­sión muy estrecha, que figura generalmente en la ma­no derecha al unísonus del clarín ordinario; algunas veces se pone en la mano izquierda en octava ó sea en la entonación del bajoncillo, y en quincena, que son dos octavas altas do la trompeta de batalla, en cuyo caso se le dá el nombre de chirimía ó violeta; también en la mano derecha suele hallarse susti tu­yendo al Oboe,

- 4 2 3 -Se hace de metal fino de primera ó mediado de

segunda; es de un sonido fino y de poca fuerza; pues­to en una fachada posterior ó en un punto que la bóveda favorezca su sonoridad, se consigue de él un timbre encantador. También puede hacerse de la gra­vedad de la trompeta real, y ponerlo en toda la es-tension del teclado; las canillas se le ponen del an­cho regu ' a rque dá la escali del diapasón núm. 18: ó si se quiere, de la ordinaria del núm- 17: para diapa-sonarle y cortarlo se toman las medidas en su escala propia del apunte 931 señalada con el núm. 21 , y se procede en todo lo demás como en las otras ca­ñerías. Véase su forma en la fig. 2 6 0 .

F i g . 2 6 0 .

CAPÍTULO IV.

. DEL CLARINETE Y VOZ HUMANA.

Clarinete.

oC¡v. ¿7o.

El clarinete es un orden de estrecha dimensión, muy propio para la mano derecha y para las arcas de ecos por lo poco que ocupa: se halla en muchos órga­nos, pero hecho de diferentes formas, por lo que apun-

- 4 2 4 -taremos aquí el que cu nuestro concepto merece, en­tre muchos, especial meuciou, pues aunque no tiene el sonido propio del verdadero clarinete, es de un t im­bro muy apreciable, y por lo misino digno de estu­diarse y ocupar un buen lugar en las mejores obras.

Aunque se halla regularmente en la mano derecha de algunos órganos al unísonus del clarín, puedefpq-jierse en toda la ostensión del teclado, y en la mano izquierda al unísonus de la trompeta 'de batalla ó del bajoueillo, que es octava alta, de aquella: sus ^dimen­siones se hallan en el diapasón ó escala, señalado con el núm. 28, apunte Ü45; su forma es la de la fig. 2 6 1 .

o4¡t, $74.

Construcción del Clarinete.

Esta cañería puede hacé r se l e metal de primera ó segunda clase; se cqrta por el método ordinario, es-ceptp_ los conos que se unen al euerpo^'del caño,, y á su vez se sueldan al botón del cepo, "páralos ¡cua­les se hace una plantilla de metal, en la que se marca la parte de c'rculo que les corresponde, y el .alto, que será igual para cada dos caños. Las puntas so cortarán también iguales pa;¿ cada seis ú ocho caños. Véase dicha plantilla diseñada en la fig. 2 6 2 .

Q ( c | t , ¿ 7 1

Clarinete d e otra forma eon campana añadida.

El clarinete de campana añadida ó sobre puesta es

- 4 2 5 -im' orden de las mismas circuustancias que el anterior, con la diferencia que tiene urja campana ó boca an­cha, que se sobrepone cu el tubo, al cual se ajusta con un pape} que se enrolla en dicho tubo, cou el obje­to de alargar ó acortar el caño subiendo ó bajando di­cha campaija, según lo requiera el sonido. Este orden, aunque no es tan largo como la trompeta de batalla, se afina en su misma gravedad, esto es, al unísonus

Fig. 261.

- 4 2 6 -de aquella, y para modificar el sonido de las lengüetas, se for­ran los replanos ó asientos de las canillas con piel degamuza ó buen valdés, lo cual no deja de ser muy engorroso, y amenudo motivo de perturbación en el sonido. La es­cala de sus dimensiones es igual a la del otro clarinete descrito] en los apuntes anteriores, y se halla señalada con e luúm. 28: para dia-pasonarlo y cortarlo se procede del misino modo que en las de­más cañerías que tienen conos y campanas; las¿mcdidas de estas so dan en general en el "apunte 947:¡puede .hacerse j i e jne t a l fino de primera ó mediado de segunda: su forma es la de^lai ñg. 2 6 3 .

Además de las dos formas de clarinetes que quedan apuntadas, suele hallarse en algunos órganos este orden de la forma de un clarín ordinario de estrecha di-mension,[cou las canillas de ma­dera, pero es tan poca la diferen­cia que éstas circunstancias mo­tivan en el sonido, que no mere­cen ocupar la atención.

- 4 2 7 -

Voz humana.

Este orden de caños que lleva un nombre tan re* tumbante, se halla en la mayor parte de los órga­nos de alguna consideración, y en todos ellos es con­ceptuado por el- mejor registro de los particulares, que tiene el instrumento. Efectivamente, si se con­sidera el objeto que los constructores tienen que lle­var á cabo al construir una cañería j le .es ta especie, no se dudará que cada uno haya tratado r de esprimir su ingenio, poniendo en práctica todos los medios imaginables para poder] llegarla [¡obtener un j resu l t a -do favorable, el cual es imitar con mas ó meuos pro­piedad la voz de una persona, cuyo fin creen algu­nos haber conseguido construyendo un orden de ca­ños de formas particulares, y haciéndoles las bocas por donde sale el sonido parecidas á la figura de la boca humana entreabierta, con un cóncavo semejan­te al del paladar, y aun los dos agujeros de la nariz, buscando por estos medios el fin deseado, como por otros mil tan ingeniosos como al parecer propios pa­ra conseguirlo; mas hasta el presente de las muchas que hemos oido eu órganos muy buenos, construidos con sumo esmero por hábiles artistas, ninguno llena las condiciones de una regular imitación.

Sin embargo, describiremos á continuación "las dos formas de cañería, que metidas en una arca de ecos y ayudadas por el temblor, se "parecen un poco á la voz de una persona anciana en algunos casos, y se­gún el carácter de la música que esté ejecutando el'

- 4 2 8 -profesor organista; el cuaí en nuestro concepto), des­pués de es'.ar la cañería de este orden bien construi­da y situada, consiste < 1 efecto de una mediana imi­tación. Dichoso podría llamarse el hombre que obtu­viese la ciencia de imprimir al sonido délos tubos el t imbre di la voz humana, aun cuando no . fuese es-» ta de ¡a mejor calidad.

Cirenastan cías para la buena imitación de la voz, humana.

Aunque este orden pudiera hacerse para toda la estension del órgano, solo se pono desde el Do soste­nido núm. 26 del teclado ó sea en la mano derecha; se afina octava baja del flautado de trece, al uní-sónus del veintiséis; puede tocaras sola u combinada, con el violón dft trece, con la celeste, con la octa­va tapadillo ó con ot:o cualquier registro de poco, sonido para que no oscurezca su b,uen timbre; y para los acompañamientos, de la mano izquierda también deben elegirse registros de poco cuerpo, que no la c u ­bran y la dejen percibir con claridad.

El género de música en que so caracteriza mejor la voz humana es en los caitos, sencillos populares y en los. sentimentales de tiempo pausado* en los que pueden percibirse con distinción las. modulaciones que el delicada gusto del ex-cañista sepa sacar del ins­trumento), y aunque parezca una paradoja, creemos que la buena imitación de algunos registros consiste, en gran parte, en la habilidad y buen gusto, de aquel* "tanta es así que hemos oido- muy buenos órganos,.

tocados ror medianos profesores, y sonaban bastan­te mal al paso que órganos muy limitados; y hasta bastante descompuestos', tocados por un buen orga­nista, se oían tan gusto de lo cual se deduce que mucha parte tiene en la imitación de ia voz huma­na en particular, y en la bondad del instrumento eu general, el buen tacto y conocimientos de un esper­to y entendido profesor, que ponga todo su. conato en escoger los registros que tiene el órgíinn, y adap^ tar en ellos el carácter de música que a c u d a uno puede convenir.

Perdónesenos esta digresión, que hemos lucho, por lo delicado que es el punto que en ella tratamos, del cual nos ocuparemos mas estensamente al ha­blar de la combinación de los registros,

afy. ¿76.

Forma y d imens iones de la v o z humana.

La forma de los tubos de la Voz humana es la que indica la fig. 2 6 4 , casi igual á la del clarinete des­crito en el apunte 870; sus dimensiones se hallan ea el diapasón núm. 29, apunte 948. Se hace general­mente de metal fino, aunque también se halla en muchas obras de metal mediado; respecto á su cons­trucción, después de haber hecho los conos y campa-

F i g . 2 6 4 .

- 4 3 0 -nas del clarinete y fagote, no ofrece dificultad de ninguna especie, pero siempre es "bueno tener una plantillita con las medidas de los conos que van sol­dados al botón del cepo, para cortarlos mas fácilmen­te . Nótese que en la boca del caño hay una tapita que cierra las tres cuartas partes de su diámetro: an­tes de soldar esta tapita, se recortan los caños, de­jándolos bien justos al largo que marra el diapasón, se les da la preparación de la soldadura, y tenien­do ya soldados los cepos, se les avienen las tapi-tas, que se tendrán ya pintadas, se rascan al ordi­nario los cautos de ambas piezas y se sueldan como corresponde.

Q/fy, ¿77.

B o c a s y canillas de la v o z humana.

Las bocas deben quedar bastante cerraditas, y aun­que un caño esté un poco bajo, no debe hacerse su­bir abriéndole la boca, porque pierde el sonido su verdadero timbre, que debe ser algo apagadito; y si se la hace sonar mucho, toma la voz un carácter bas­tante áspero, parecido al de los orlos.

Las dimensiones de las canillas, y su salida fuera del cepo es igual á las de la trompeta magna de la mano derecha.

Q f o . T á 7 S . • a

Voz" humana de¿ diferente forma.

La otra forma do voz" humana que hemos indica­do es bastante difereute^do la que queda descrita;

—431 — se compone de un tubo ci­lindrico que vá soldado al cepo, en la boca del cual se introduce otro tubo mas estrecho, que se ajusta por medio de un papel como los tapadillos de calota <5 tapa movible; en el cabo exte­rior de este último vá soldada una especie de ca­j a redonda, cuyo aro t ie­ne una abertura en forma de boca humana entraabier- • ta, y la tapa superior ova­lada, como se indica en la fig. 2 6 5 .

Fig\ 265.

o4|t.. ¿79-

Circunstancias y construcción de esta cañería.

Esta úl t ima forma de voz humana se puede poner en toda la esteusion del teclado, suena al unísonus de la de trompeta de batalla, y tiene las cani­llas de la misma dimensión que aquella; se hace de estaño fino ú ordinario; su diapasón y dimensiones so

­ 4 3 2 — hallan en el apunte 950, señalado con el núm. 30. Puesto este orden en la arca de eCos" y Con el efec­

to del temblor, tiene un sonido admirable. Respecto á la construcción de esta cañería solo diremos que habiendo practicado ya las descritas en los apuntes anteriores, suponemos al aficionado bien enterado ya de todos los procedimientos, por lo mismo no nos detendremos ea dar esplicacioues que creemos inú­1

tiles.

CAPÍTULO V.

CAÑOS »K LENOÜBTEiÚA П В С 0 0 3 DE CHAPA Ы LATÓN, T MODO

DÉ SOLDAllLOS.

oí)¡i.. Ш.

Aunque eri los órganos españoles es muy raro el encontrar algún orden de lengüctería hecho de latón, Creemos sin embargo que en ciertos casos la adopción de este metal para hacer aquella clase de cañerías, particularmente para los clarines de la mano derecha, habia de ser de muy buen efecto por la solidez del latón, y por sus buenas cualidades sonoras.

Es Cierto que, tanto por el mayor Coste del mate­

r ial como por su mano de obra, esta especie de Cañe­

ría saldría mucho гаай cara que la que Comunmente

- 4 3 3 usamos de estaño; mas por este motivo no creemos que nuestros mayores dejasen de poner en sus obras algunas cañerías de latón, cuando tenemos entendido que en el magnifico monasterio del Escorial nuestros reyes mandaron hacer un órgano, cuyas cañerías tan­to de flauta como de lengua eran de plata fina: hoy ya no existe ese magnifico instrumento, lo cual sen­timos doblemente no tanto por el valor intrínseco de tal alhaja, y por el gusto de poseer un órgauo de esta clase, sino por el de poder oír, estudiar y comparar los sonidos que daban las cañerías de plata con el que producen las de estaño mas ó menos fino ú ordiua-rio, pero, teniéndonos que consolar, y conformándo­nos cou el recuerdo de lo que fué, volveremos á nues­tro propósito diciendo como se procede para hacer un clarin general de chapa de latón de toda la es-tension del teclado.

Construcción de un orden de clarin de chapa de latón.

Para construir un orden de caños ó sea un clarin para toda la estension del teclado, se toma en el co­mercio chapa de latón pasada por cilindro, de un grueso proporcionado, que será de. un milímetro ó poco mas para los caños mayores, y algo mas del­gado para los menores. Se desdobla la chapa ponién­dola sobre la mesa de labrar las planchas, golpeán­dola con un buen aplauador hasta dejarla bien es­tendida; se diapasouau sobre ella los caños de mayor

-4 .34-_á (mcupr, señalándolos, con uu,puu;^,n v..haciend0- los trazos muy ajustados al, ancho; ,se,cortan .con.tijejm., procurando, lleva 1 ' el.corte perfectamente derecho pai-a que después,,se; unan bien.ambos-.cautos y ¡se i ;.pueda hacer, bien, ,1a soldadura. . ,-• . tTen.iendolos todos,-, cortados y 'bien, ajustados ,á las ine.didas que marca..el diapasón propio, .se; modelan como lps .de estaño, valiéndose de moldes.á propósito, dándolos,.golpes con un aplanador .hasta dejarlos de la forma que ; han de tener, cuidando, de que la cara mas limpia,quedo á la parte : exterior, y que la . junta que, se ha de unir y soldar,, esté perfectamente ;recta, y avenidos .ambos.lados.

Soldadura para lo s caños de latón.

Para soldar los caños y piezas de latón se prepa­ra la soldadura de diferente modo que para las cañe­rías de estaño. Se toma una onza de cobre nuevo, _y seis. adarmes.,de .zinc ó sea calamina,, sp-mezela,,en fundición, y seconoce.su bondad por el color que toma de oro amarillento bajo; estando la mezcla fría, se deshace á golpes de martillo sobre el yunque has­ta' ponerlo en pedacitos muy pequeños, como si. fue­ran polvos gruesos de limadura áspera ú ordinaria. '

Soldar l o s caños de latón.

. Para soldar los caños, do latón se ¡juntan bien á

coito -recto :'arribos cautos de lá chapa que *e quiere Unir, ' los ¿dales 'se'- han de ' rascar muy bien, de­jándolos perfectamente limpies para que esté la j un ­ta bi'eu"-unidaí so reata' iy sujeta el c a to , con alam­bra delgado 'dé hierro destemplado; sé echan, par den­tro del caño á toda la jun ta los polvos ó l imaduras de : lá soldadura, descri ta 'en el apunte anterior: eB* tos polvos han de "cubr i r se ' con borras molido» que se toma en las droguerías; por la parte exterior de la junta se' le dá también á toda ella un poco de borras,- humedeciéndolo con saliva.

Teniendo así la pieza preparada, se pone al fuego con cuidado de irla corriendo, según se vea que Sé liquida la soldadura, porque si se tu viese mucho tiem­po calentándola de un mismo sitio, seria muy fácil se liquidase también la chapa, y se perdería la pieza.

Concloilos de soldar los caños, se rasca la parte soldada, / acaban de afinarse con piedra pómez, mo­jada en agua clara, y finalmente con lija muy fina de cristal molido y tamizado.

Otro método de soldar lo s caños de latón.

...También pueden soldarse los caños de latón por otro método mas sencillo, aunque no tan propio;:es­te consiste en montar, un poquito uno, sobre otro los dos cantos queso quieran unir, ó también juntarlos bien, como se ha dicho en el apunte; anterior; tenién­dolos-bien rascados y limpios, se les dá con una bro-chita el agua preparada con espíritu de sal, que he-

- 4 3 ( 3 -mos esplieadp ,eu el tomo primero, apante 307; ,eu* seguida: se le echan á toda la jun ta limaduras de sol­dadura ordinaria de estaño y plomo, y bieu sea ca­lentándola en la fragua ó pasándola el soldador, se disuelve y hace la soldadura; ésta queda bastante fuer­te, aunque no tan bien como cuando se sueldan las piezas, según se dice en el apunte 883. Advertire­mos á los aficionados que siempre que hagan uso del áccido clorhídrico ó sea espíritu de sal, eviten el as­pirar el vapor fétido que exala éste al contacto del fuego ó del soldador, porque es bastante malo para Ja salud.

CAPÍTULO VI.

CAÑOS DE LENGV1TKHÍA DE FORMA CÓNICA, HECHOS DE MADKRA.

Las cañerías de lengüctería hechas de madera se hallan en algunos órganos puestas en clarines y t rom­petas reales iuteriores; se distinguen de las do metal con el epíteto de pardas, y efectivamente su sonido no es tan claro como lo tienen estas. Hemos ha­llado en un órgano de poca importancia una trom­peta real hecha de cartón * la cual nada de particu­lar tm ía en su sonido que merezca mencionarse.

- 4 3 7 - . . También hemos leído una nota histórica en la qué

»e refiere, qué un constructor de órganos del siglo XVII hizo en Viena un órgano con varios registros, cuyas cañerías eran de papel barnizado, ló cual na­da tiene de maravilloso, pero á pesar de esto, siendo el cartón ó papel materia tan frágil y de malas con­diciones, nadie debe pensar en malgastar el t iem­po en semejante manufactura, ni menos hacer uso de tales cañerías.

Volviendo á las cañerías de madera diremos que algunos constructores forman los caños de esta cla­se de dos trozos de madera macizos, que son como dos medios caños, los cuales vacían con gubias, ahue­cándolos hasta dejarlos como dos ©anales, formando el cóncavo necesario, según la medida ó dimensión que haya de tener cada caño, y teniéndolos todos arreglados de este modo, los unen encolando muy bien las juntas de ambas mitades, las cuales, después de secas las encoladuras y bien repasado el caño exte-riormente, precaven y refuerzan dichas juntas con una tirita estrecha de lienzo, que encolan en todo su largo, con mas alguna otra que ponen al rededor eu dos ó tres puntos, como formando unas virolas que refuerzen las encoladuras: los cepos se les po­nen al ordinario con un canutillo algo auchito para que quepa dentro de él la punta del caño.

inconvenientes de esta forma de caños .

l.as cañerías hechas de este modo tienen la forma

de las; de. metal,,pero..coiho,. estó,uj compuestas de, dos piezas huecas, en las .,.cuales,,.á, causa, de darlos, su forma propia; se cortau tantas ,y tantas . vecef3 r;las fy-bras de la madera,,: no se .sqstieneuj.muy^bien;, cu las mudanzas de .tiempo se,.suelen,_...abarquillar, y romper fácilmente, ofreciendo poca iseguyidad,, y el gusto de darles dicha ,fbrma.: no vale;,el, gran dispand.ip.de ,m,ar, dera -y,trabajo,que ;requiero, •esta-ppnstrucciou, por,lo que nosotros, las hacemos de otro modo mas espedíto, económico y seguro; este consiste ¡en; formar los ca­ños de tablillas, delgadas dándoles, la forma cuadrada desde la boca ó cabo ancho hasta la. punta, procedien­do del modo siguiente. •• , .<

; Q(r|t, ¿ 8 7 . : , ;:: v;

Caños piramidales de lengüetería , hechos de madera.

'Para hacer cañerías de madera de forma piramidal, se labran tablillas de buen nogal, castaño ó pino ho­landa, dándoles de 6 á 3 %, milis, de grueso,, según la magnitud del caño, se diapasonan por la dimen­sión qué se las quiera hacer, dando á cada tablilla (que seráu cuatro para cada caño) la cuarta parte del ancho que marque el diapasón, con mas, á las dos tablillas que van á la parte de fuera, el grueso de las que juntan su canto sobre ellas, para que el hueco interior tenga su medida regular. Las \ untas de abajo.de los caños se hacen de tres medidas qi íssóWá los trece caños primeros se les dan 18 milis, cuadrados, in­cluso las maderas; á los" doce caños siguimtes, Ifí

iiiilíB,-y ''a-todos-'los d^rafts^ue• corresponden a l a má-no.'-déreelia , , :doí I4 iá-12 <tiriíftí Besónos ds bícri' ;árré- :

gladas"-• las ' tablillas ¡»': lá's: medidás corrcspó'riíiitíhtes'," se emcó'lfiíi : l a s ' ; dos do los'coStádós'S'Obre'tina de l a s ájichás fijándolas con lirias púntaá délgádrtas- eii'ea-b&tdñ.l(ú' con ' suela, So'ldando ihterióhhenté ambas j ü n - ;

tas-''con'"col a bifen- caliente. : Estando seca esta pri­mera' encoladura, 1 se le ; aviene-á cada caño Un -tró^ cito de 'madera é'u él interior "de la punta para ma-ciz'arlaV'cuya' pieza será de anos '20 <v 30 milis, -do' largo/'.estas se ajustan"bien y •'encolan; después'' d» secas, sé 'repasan con cepillo cleñtadoV y só 'aviene lá otra tapa' encolándola y clavándola como ; ;ía ante­rior;' cuando lírs 'encoladuras estén bien secas, sé ar­rancan las puntas encabezadas, y se meten en los agujeritos di*, aquellas unas estaquillas encoladas, re­pasándolos por último exteriormente para que que­den do buena vista,«. cuyo '¡fin se matan y redon­dean un poquito los ángulos ó esquinas vivas.

a ( r ¡ K é á é .

Fortalecer las juntas de l o s cañ»s .

.gi se quieren guarnecer por fuera las juntas encp-, ladas con tiras de tela.finado algodón, puede hacer­se, . : pero, estando bien hechas y soldadas interiormen-. te . con cola, quedan suficientemente fortificadas y du­raderas, de modo que puede omitirse .este, trabajo.. Después de afinados y bien recortados los caños á su largo regular, se les pone al rededor de la boca por e l . exterior una cinta de lienzo fino, bien encolada,

- 4 4 0 -que tenga de ancho de 12 á 30 hiilís. según sea la magnitud del caño, y próximo á las puntas de abajo se les hace una muesquecita al rededor, en la cual se reata hilo bien encolado, con lo que quedan muy fuertes; dichas puntas se redondean para que entren ajustadas en los canutillos de los cepos. Si esta ca­ñería ha de ser para órganos grandes, en los que se pueda cargar el peso necesario, se lo hacen los cepos de metal de las medidas que so dan en su clasifica­ción, apunte 739 y 740, y se le ponen canutillos un poquito mas anchos que los ordinarios para que en­tren en ellos las puntas de los caños, pero si se des­tina á un órgano portátil, en el que debe evitarse la mucha carga, en este caso se le harán los cepos de madera, como se dice en el apunte siguiente.

Cepos de madera para caños de Lengüeter ía de la misma materia.

Los cepos de madera para caños de lengüeteria, de los cuales nos vamos á ocupar, raras veces se ha­llan en las cañerías de los órganos grandes, pues aun­que tengan algún orden de trompetas hecho de ma­dera, siempre se les ponen los cepos de metal; de consiguiente, solo se hacen de madera los que han de servir para órganos portátiles, en los que es cir­cunstancia indispensable que sean de poco peso, y solo por esta razón pueden admitirse, porque no son de buen servicio, á causa de imprimirse mucho en ellos la humedad y sequía de la atmósfera, lo cual

los hace variar la afinación muy á menudo. Sin em­bargo, como puede ocurrir tenerlos que emplear en alguna construcción, pondremos aquí el método de hacerlos, de modo que puedan servir todo lo bien de que es susceptible la materia de que se han hecho.

En varias cajas de música y órganos portátiles los hemos hallado de haya, tilo, y boj, siendo los me­jores á nuestro entender los últimos, pues siendo el boj de buena calidad y bien seco, es muy sóli­do y á propósito para la labor que han de llevar es­ta clase de piezas.

Q^ju ¿90.

Maderas propias para lo s cepos .

Los cepos de madera pueden hacerse torneados de la misma forma que los de metal (aunque no de los mayores), y cuadrilongos, que hacen muy buen ser­vicio; siendo redondos, se tornean de las dimensiones que se quieran, aunque nunca deben ponerse mas que para la canilla mayor de la trompeta real ó sea clarín de bajos, y aun en estos los haríamos un poco mas pequeños que los de metal, empezando los ocho primeros canos por la dimensión de los de cuarta clase, que bien pueden llevar las canillas que les cor­responden, mayormente si son de las estrechas: estos se hacen en el torno inglés ó en el de ballesta, pro­curando hacerles en la parte superior ó sea en él botón un agujero excéntrico, con el fin de encolar en él posteriormente el canutillo que ha de llevar para unir el cepo á la punta del cañe: si dicho

a§ujer»j^ cx(|é>ji|i;ico.. p^enohftSfiF/JC íácüiííion­to­.oii; «L íni^sir^i.tor^^ cevpo^­^jjel, capujtillo jtamb}e ;p. :.exQéutncft;todo de;unta ^Pí^dPÍ

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^ :C

№°'n.­P« ¡•U.aS.uPil'üpO, Y); S e g u r ó .

.oiv.yy'. :;;:d ­y.­. o; ío e­í í­1­í:..­»^»­. r/;. • i i d . ; . . j ; . v •;. 4 .

Tornearuna Dulzajn^ide madrera, unida al cepo..'

"Tániiiien liáy casos cu que se quiere hacer ;una, Dulzaina toda de madera, y siendo sus caños cortos, pueden tornearse estos y el cepo unidos de una sola pieza, pero hay queí. ^élicacüW. dificultad de tornear el cepo en un punto y el caño en otro punto, para, que salgan de modo que el muelle no toque al cuerpo ..del ¿­cafioí Cdri# ^ l ü d i c á •vóYv¿la­ fig. 238. Los agujeros para las canillas, cuñas y muidles se hacení conio'se.ídice.íen.'ilos'¡apuntes siguientes. •

.,. ÍJeposde madera de forma cuadrilonga.

•Los,, copos:(de .madera de dorma cuadrilonga se for­

man de­.buen boj sano y¡séco;.:á los; ocho primeros de la trompeta real, que son Tos­mayores que se hacen, se,­les..;da abajo, ;en su plano inferior, 2.2 milis.:de lar­

go, ¡sobre 1 1 8 de • ancho; 1 el alto del cepo será de 26 milis, con otros 20 que se le dánede más para formar e,l ­.oanutilloeuiiido al' cepo;­ haciendo un total de' 46,. milis;

A los doce copos siguientes se les dá abajo

20 milis, di; largo por 16 J

de grueso, de alto tendrán 24 milis, con 20 para el canutillo, que hacen.4$.^

Los otros doce cepos que llegan al Sol núm. .52, tendían fde" cuáxlio abajo lí) milis, por 15, y de, alto 24 con 20 de canutillo, y' finalmente' á todos los demás"'ceposhas-' ta ei último ^año se les' dan de cuadró 18 milis, por 14, v de alto como los anteriores, 24 milis: descepó) y 20,de canutillo.

Estos cepos. se liacon " á" la niano'cóii'lns herra­mientas ordinarias, dán­doles la forma rjue indi-' ca la fijj: 2$8. Los' 'ce-.' pos que corresponden a los 25 caños de la maño izquierda," llevan el pitón ó canutillo algo mas estro cho que los de la. mano derecha, á causa de que los primeros se introdu­cen en las puntas de los caños, y los segundos van por fuera, y entra en ellos la punta del Paño que sue­le unirse y fijarse enco­bando ambas piezas.

Fig. 26S .

- 4 4 4 -

Taladrar los eepos de madera.

Los agujeros para las canillas y cuñas se hacen con un taladro de ballesta, y se engrandecen dán­doles la forma propia con gubias y limatoncitos pro­porcionados; el agujero del muelle también se hace con el mismo taladro y una broquita hecha de una aguja de calcetar, cuyo agujero se engrandece con un alambre amuescado,* como se hace en los cepos do metal. Después de tener bien arreglados los ce­pos y sus muelles, si estos son de hierro, se dá un poquito de aceite al agujerito del cepo en que ha de funcionar aquel para que no se oxide; así mismo ha de darse un poquito de aceite y sebo á los mue­lles para conservarlos limpios, que de lo contrario á eierto tiempo se fijan en la madera, y no se pue­de afinar la lengüetería, por esta razón conviene po­ner á los cepos de madera los muelles de latón, que están libres de este inconveniente.

- 4 4 5 -

CAPÍTULO VII.

BE LOS HESISTKOS QUE NO CORRESPONDEN Á NINGÚN TECLADO.

En los órgauos españoles antiguos era muy coman el poner registros sueltos, que no correspondían á los teclados de las manos ni á los de los pedales, puesto que con solo tirar del registro sonaban con­tinuamente hasta que el organista los volvía á cer­rar; los habia de muchas clases y raras invenciones, que usándolos á tiempo, no dejan de causar su efecto y hacer gracia, especialmente á los niños y gentes sencillas, que se pagan mucho do todo lo que á ellos les parece maravilloso ó sobre natural; á esta clase de registros pertenecen el Ronco de la Gaita, los Pajaritos, ha Timbales, las ruedas de cascabeles y campanillas, con otros varios de figuras de movimien­to, que por parecemos ridículos no los describiremos, apuutando solamente los que creemos mas propios j aceptables que aun se usan y figuran en muy bue­nos órganos.

Ronco de la Gaita Gallega; descripción de es te instrumento.

. ; ¡ ' / '••..? /""í'.-/-'

Aunque la Gaita Gallega es un instrumento muy conocido en España y principalmente en Galicia, nos ha aparecido 'regular dar aquí una; sucinta, descrip­ción de este antiquísimo instrumento (del cual no se puede averiguar su origen) para que se sepa el efec­to del Ronco de la Gaita Gallega, y cuando se uso en los órganos, pueda hacerse con propiedad. La

.Gaita Gallega suena hinchando una especie de fue­lle' 'en forma de saco, que ordinariamente se hace de úriá1'' ,piel' de' 'carnero, • cuyo depósito de viento ...coló» c a ; ' e l ' g a i t e r o debajo de su brazo, con, ol que re­gulariza só presión." Para-, llenar-' este depósito tiene en"'un punto dado un pitón de • madera que toma aquél cómodamente en su boca, y. t a soplando pocp Yi'pÓcó'hasta- llenarlo, completamente. Este .pitón tie­ne; dispuesta' en la parte interior .del fuelle una pe­queña válvula ó ventillita que. deja entrar .el.Tiento» V cuando se .deja de soplar impide su- salida. .

/..De, otro.punto del mismo fuelle ; sale una gaita :dc madera de 25 á céntima'.1 de largo 'próximamente, la cual tiene unos agujeros que le dan uha escala

bastante limitada; de üiíii tictára'e? líik Viece'ñá arias, condá cual'-todañ'sus M'üñéíMís'í 'Alboradas''y dc--mfts:-airéis1 del país.: "Pói'' én'clrná ! : 1del"nomliró 'del ! ; gai­tero sft'le un tubo (y'eñ 'algunas dos)' bástanle'' mas lar­gos que la gaita descrita, los cuales suenan continua­mente, si es uno solo,'á la tánica del tono, y si son dos, el mas pequeño ¡1 l a quinta, á la docena ó doci-novena de aquel: á estos dos tubos llaman vulgar-afénte 4aS-3getffgs: déí> país lblftbfliS&i*^ pirécísátííente estos son los que se ponen en los órganos para imi­tar la gaita gallega; .cuyo cauto- puede hacerse con el.Qboé ó la Dulzaina de la.mano derecha, lo eual -puede -escoger-! el buen- gusto y-criterio del organista'.

V.", ,QCO|L :é97.,.

Imitación de iá Gaita (sallega.

Para este registro ; de la Gaita Gallega se-hacen dos caños de metal mediado o sea de segunda clase-el mayor, que ha de sonar al uuísouus del primer Sol dé la trompeta.de ;-batidla,''se cortará, de la forma del Fagote, véase en los apuntes 857 y siguientes, dándole al cuerpo del caño 65 centíms. de largo, 14 de anclíó•'CnííIa*''j/aiíte'ahcíi1i,''y' 38 milísVeii Ta estre­cha; la cabeza se diapasonará por los medios cír-

"Cülos de la' plantilla del Fagote , ; dándolos '"'fin poquito mas do ancho (70 milis. : á ' c a d a ' m e d í a cabeza) re-

•sultando después-de ; armado el caño un total'"'dé'."79 ; centímetros": se le'pbñé el :-copó y canilla/ iguales á los "delííDl de la .trompeta de -batalla. ' ' ' 1 " " ' ' • •'' "'-"^ -:i-;->GSi' cañito' pequeño sé hac'é: igüará l Re riatufáí'so-

- 4 4 8 -breagudo. de la Dulzaina, quo corresponde á la te­cla núm. 51; viene á tener 65 milis, de largo, y 2 i de diámetro en la boca, con su cepo y canilla corres­pondientes, y suena una veintiseisena alta del primero..

Secretito ó macizo para los dos caños de la Gaita.

Para colocar esto» dos caños, se les hace un secre­tito muy pequeño sin arca del viento, que consiste en un trozo de madera algo grueso para que pueda llevar un conducto del núm. 3, por el cual toma el viento del conducto principal del órgano ó de uu ramal que conduzca á él; sobre el trozo de madera se pone un registro pequeño con su tapa, el cual vá en­ganchado á un tirador, que sale a l a fachada, en el punto que se crea conveniente; y al tirar el orga­nista de él, abre el registro, y suenan ambos caños continuamente hasta que se vuelve á cerrar.

ofy,. ¿99-

Uso que se hace de la Gaita Gallega.

Este registro, que se le dá el nombre de Gaita gallega, es de. muy buen efecto usándole en aires propios del país que le dá el nombre; pero estos deben tocarse precisamente en tono de Sol mayor ó menor, y no en otro alguno. En los órganos que no hay este registro, se imita bastante bien valiéndose

-'-449-de dos pesas do plomo, que se ponen sobre las te» cías Sol núm. 8 y Re núm. 51, las cuales, teniendo sacado un registro parecido que suene en el interior del órgano, hacen el efecto del Ronco, y de este mo­do poniendo las pesas en otras teclas pueden variarse las tocatas á cualquier otro tono que le venga bien al organista.

Tanto en este como en otros muchos casos de bue­na imitación, consiste el buen efecto de un órgano en el perfecto conocimiento que tenga el profesor, que lo vá á tocar, do todos los registros y combinaciones que pueda hacer..sogtin las condiciones en qué ' se halle el instrumento; puesto que, dado un órgano perfectamente arreglado cu todas sus partes, no por eso son regula­res ni aceptables ciertas combinaciones ridiculas, que siempre son de mal efecto, de lo cual nos ocupare­mos debidamente cuando tratemos este particular,

Q f y . 900.

Pajaritos.

El registro do pajaritos es un orden de adorno, como el de la Gaita gallega; se. usa con poca frecuen­cia, puesto que suele tocarse solamente en las festi­vidades de Pascua de Natividad, ¡Santos Iuoceutes y Reyes; es do muy buen efecto para acompañar, aires sencillos de cantos populares, villanciccsy pastorelas etc Consiste este registro en uu aparato hecho de un conduc­to de metal, en el cual so sueldan de tres á siete caños (según se crea conveniente) puestos al revés de las de­más cañerías del órgano, pues asi como estas están con la punta del pié abajo, metidae en el agujeri-

- 4 5 0 -to d é l a tapa del registro, y la boca arriba, aquellos hau de estar á la inversa, las puntas de los pies ar­riba, soldadas al conducto indicado que los lleva el viento, y las bocas hacia abajo formando una línea recta, para que todos los cañitos toquen el nivel ó superficie del agua que se les pone en un depósito de metal ó de barro cocido y vidriado.

Caños que l l evan l o s pajaritos.

Los caños que se pongan en los pajaritos, han de ser de los mas pequeños del orden del lleno y han de sonar todos en diferente tono, por ejemplo; el cuerpo sonoro del mayorcito tendrá unos 70 milis, y sonará eu Do treintaiseiseua; el segundo en Re: tercero en Mi; cuarto en Fa; quinto en Sol; sestoen La, y séptimo en Sí. No es absolutamente necesa­rio que suenen precisamente en estos tonos; así co­rno también, siendo los pajaritos de menos número de caños, pueden ponerse en cualquiera entonación de las indicadas; lo que si es preciso, es hacerlos sonar con todo el viento posible, tanto para que tengan toda la fuerza de sonido de que es capaz esta espe­cie de caños, cuanto por facilitar la ebullición del agua, que es en lo que principalmente consiste su efecto, á cuyo fin también es muy út i l poner un pe­queño conducto de cinco milímetros de diámetro, dis­puesto de manera que tome viento cu el del apara­to que contiene los cañitos sonoros, el cual será unos tres milis, mas largo que aquellos, para que

- 4 5 1 -entre mas eu la superficie del agua del depósito, y la haga bullir mas fácilmente. Véanse eu las figUS. 2 6 7 al 2 6 9 , tres aparatos diferentes de pajaritos, uno de siete caños, con depósito de metal para el agua; otro de cinco con depósito de barro cocido vidriado, que puede ser aun mejor de porcelana ó cristal; y otro de ocho caños con depósito de lo que se crea mas conveniente.

F i g . 2 6 7 .

D

Q Í | t . 902.

Demostración.

La figura 267 representa un aparato de pajaritos.

- 4 5 2 -Tque ''contiene siete caños; el depósito del agua es de metal. El alto ó concavidad de este es de 40 milis; svrancho do 75 milis, y o l largo de 150: su aro ó canto de la boca se acampana un poco para darle buena forma; se le pone un trozo de conducto á cá­ela cabo en A A, para que entren en ellos las dos piernas del doble codillo B B, que se hace de un conducto del núm. 3, el cual lleva los cañitos, recibe el viento por el cabo C, y llega hasta el p u e n t e ! ) ; el alto de este puente ó dable codillo es de 160 milis, su largo es de 190 milis, y el largo de los cañitos fuera del conducto es de 118 milis, .T in­terior del depósito del agua debe dárselo un barniz, impermeable, ó cuando menos pintarle al óleo, para que la humedad no lo destruya tan pronto. Debajo del aparato se vé un macizo de madera que sirve de tapa al registro E, que es el que saliendo ó en­trando deja el paso ó impide la salida al viento que viene por el ' conducto F , que lo toma en el princi­pal G.

Figuras 268. 269.

O^jv. 9 0 1 .

También puede, disponerse el aparato de.los paja­ritos como las figuras 268 y 269, el cual consiste en formar una especie de T de uu conducto del núm. 4, en la cual se sueldan los cañitos, y para que el aparato se sostenga bien en su verdadera posición, se le pone á cada cabo de la T uu trozo de conducto mas estrecho que el principal, pero fuertecito, con los que se forma un tres pies, como se vé en H, entre los cuales se pone la cazuelita de barro vidriado, porcelana ó cristal, las cuales son mejores que las de metal, porque aunque se dejen sin limpiar ó vaciar el agua, no se destrozan como sucede á estas.

E l conductito que se vé en I, figura 268, es el que toma el viento del conducto del aparato, y entra un poquito mas en el agua, para que el viento que ga*.i le por su cabo la ponga en movimiento, porque muchas veces el viento de los cañitos no es suficien­te par,a causar este efecto, que es la imitación del bullicio de los pájaros.

Si el aparato ha de llevar mas de cuatro caños, y se quieren poner en dos filas, puede disponerse, como la fig. 2 7 0 , con una cajita cuadrada arriba, en la que se sueldan los cañitos del modo que se quie­ran colocar, h .

Estos han de quedar de manera que las bocas de todos estén niveladas, como queda dicho, para que toqu311 por igual en el agua, y para facilitar la ebu­llición, se les hacen unas entallitas, como se vén en

­ 4 5 4 ­

K fig. 272, . еще representa dos cañitos de los qu<? ae ponen en los pájaros,

Fig. 27L

QÍji­. 904.

Graduar el agua á los pajaritos.

Todas las yeces que haya de usarse el registro de los pajaritos, es necesario prepararlos, echándoles agua eu el depósito, y ponerlos á prueba; porque «i

- 4 3 5 -el agua es poca y no llega su superficie á tocar las bocas de los cañitos, uo haee el efecto, y si es mu­cha, que sube demasiado del iudicado puuto, tam­poco suenan bieu; de mauera que debe graduarse bien para que surtan su efecto como corresponde, tenien­do también cuidado, cuando se haya concluido el uso de los pajaritos, de tirar el agua del depósito, porque, si se deja en él hasta que ella misma se evapore, tarda mucho tiempo, y si el depósito es de metal, lo destruye pronto, por mas que se tenga barnizado á propósito.

CAPÍTULO VIII.

m; i.os TIVIBVLES v RE V O L A N D E R A S .

El orden ó registro de timbales pertenece también á los de adorno, y aunque no es de los esenciales á la formación del órgano; se ha hecho mucho uso de él en los órganos ordinarios antiguos, puesto que casi en todos se hallaba un timbal ó dos, y algu­nos no tenían mas pisas ó pedales^que los de dichos timbales. Este rigistro se compone de dos caños de flautado abierto, hechos de madera, tomados de la primera octava del flautado de trece, en el diapasón núm. [, ó si se quiere de mucha fuerza del de aucha

do puesto en la pisa, puedo tocarse- seguidamente ó á puntos sueltos, y lo creemos mas conveniente que cuando está en el tirador como registro, porque, en este caso, solo puede usarse á sonido prolonga­do, mientras se ejecuta un trozo de música que re-

Tono y afinación de lo s t imbales .

El tono y afinación de los timbales es poner el caño mas grave igual al Re natural núm. 3 del flau­tado de trece, y el caño compañero, que ha de ha­cer chocar su sonido con el principal imitando el bom­beo ó ruido de los timbales, atinarlo de modo que esté mas alto que el Re natural, pero que no llegue al Re sostenido, y así sonando ambos caños á la vez, chocan sus sonidos y producen una especie de tem­blor mas ó menos marcado, según estén mas ó me­nos aproximados los sonidos de ambos.

Si so quieren poner dos timbales, suele disponer­se el segundo de modo que esté quinta alta del pri­mero, sonando el uu caño en La natural, y el otro uu poco mas alto, sin que llegue á La sostenido. Apesar de darse los tonos' ó signos de Re y La para la afi­nación de los timbales, no es absolutamente nece­sario que se fijen en estos sonidos, puesto que pue­den hacerse en cualquier otro signo de la escala,

quiere su efecto.

- 4 5 7 -ínas agudos ¡ó mas: graves, poique se üsaii' general-mente en cualquier tono. - ¡

GÍ|v. 907.

Uso de los timbales.

La época en que los profesores organistas liaBeü lucir sus versos acompañados de timbales, es en los himnos dé la Pascua de Pentecostés ó veni­da del Espíritu Santo, figurando el rumor que, según las sagradas letras, oyeron los Apóstoles al Verificarse aquel grandioso y extraordinario suceso.

Si los timbales tienen poca fuerza de sonido, á Cau­sa de su situación ó por ser el templo grande, pue­den reforzarse mucho haciendo sonar dos contras á la vez, que disten medio .tono una de otra, por ejein* pío, Re y Re sostenido, Sol y Sol sostenido etc. las cuales aumentan considerablemente el sonido de aque­llos, y aun en los órganos, que no hay registros de timbales, se sustituyen por este medio con bastan­te propiedad.

oA>\v. 90$.

Revolanderas.

Las revelanderas son una ó dos íuedecitas ligeras

- 4 5 8 -de madera, que voltean impelidas por el viento que se les dirige, por medio de un conducto, para que puedan tomar vuelo. Se las suele adornar con cas­cabeles y alguna campanilla de poco peso, dispues­tos de manera que suenen y no estorben su marcha. Se hacen de varias formas; cuando están en el inte­rior del órgauo, se dispone una rueda de madera muy ligera de 26 á 30 centímetros de diámetro, con una cruz en el centro, en la que se fija el eje, que po­drá ser de 40 milis, de diámetro.

En toda la circunferencia de la rueda se ponen uuas veinte alitas delgadas de madera, que son las que empuja el viento que sale del conducto; eu el centro del eje grueso de madera, que sera de 2o centímetros de largo se pone el verdadero eje de alambre, perfectamente nivelado y recto, con el ob­jeto de que colocado en unos brazos de madera ó me­tal, cuando se abre el registro para que le vaya el viento, al salir éste por el cabo del conducto, em­pieza á girar con facilidad, y tome vuelo progresi­vamente. Si la rueda no está bien nivelada, ó el pe­so de los cascabeles y campanitas es mayor en unos puntos que en otros, empieza á voltear difícilmente, y aun suele pararse, por lo que es necesario que las campanillas se fijen en el eje grueso de madera, y si se observa que tiene mas peso en algún punto de­terminado, se le pone algún cascabel mas en la par­te Goutraria, hasta conseguir el nivelarla, lo cual se conoce que. está bien, cuando cesa de voltear la rueda y se queda parada en cualquier punto, sin que busque la gravedad el mayor peso, que pueda tener en alguna de sus partes.

ofy,.- 909.

Revolanderas para las fachadas.

En algunas lachadas de órganos antiguos se vén revolanderas de otra fornja; suelen tener uu eje de unos 20 milis, de diámetro con una rueda maciza de 70 milis, de diámetro y unos: 20 de grueso; en es­ta rueda se fijan unas 30 aletas delgaditas de made­ra muy ligera, y de unos 140 milis, de largo; en la ruedecita macizase ponen los cascabeles, bien dis­puestos para que voltee fácilmente; en los cabos del eje de madera se ponen dos puntos Áe alambre, los cuales se meten por unos agujeritos que tiene hechos en las manos un angelito de los que adornan la fa­chada ó que se ponga al intento, al cual se le ha­ce llegar á la boca ó á cualquier otro punto el con-

F i g . 2 7 2 .

soplar en las aletas de la rueda, cuando se pone és­ta en movimiento, parece que la estatua la hace an­dar. Véanse ambos procedimientos en las figus. 2 7 2

íiun se encuentran en algunos órganos otras inven­ciones» que no pueden llamarse registros; estas con­sisten en unas figuras puestas en la fachada del ór­gano, que, á voluntad del organista, llevan el com­pás, abren la boca sonando como un graznido de un pajarraco, (lo cual se dispone con uua canilla y lengüeta bronca) otras tocan un : tambor ó una cam­pana etc. Todas estas figuras han caido en desuso, por ser impropias á la gravedad de los templos, y porque nada tienen qué ver ó ó n l a música ni con la bondad y magnificencia de los órganos.

y 2 7 3 .

Fig . 2 7 3 .

Conclusion.

Contiene los diapasones ó medidas en milímetros para hacer . las cañerías de lengüetería de diferentes formas y dU

mensiones, las medidas de las canillas, y la clnsu de copos que corresponden á los cafios,

CAPÍTULO I.

I X A M N E S DE ANCHA Y REHILAR DIMENSROX.

Núm. 15. Diapasón general de la Lengüetería de ancha dimensión, propia para órganos t de grandes templos, el cual contiene la trompeta marpia ó bombarda de ambas manos, el clarín k de bajos y el de la mano derecha, el bajoncillo y la 'violeta ó chirimía etc. ^ os

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-Núm, Nomi). Mili». Milis. Milis. Milis. Milis. Xúm. Núm.

C 0. primero de la trompeta magna ó bombarda, que suena en la entonación ó gravedad del flautado de 26.

13 Do 678 216 3842 70 182 1 1

14 sost. 640 204 3642 70 174 1 © 2

15 Re 608 194 . 3450 70 166 1 3

16 sost. 580 185 3266 67 159 1 4

17 Mi 554 177 3096 67 152 1 5

18 F a 532 170 2944 67 145 .1 6

19 sost. 514 164 2794 64 137 2 7

20 Sol 496 158 2644 64 130 2 8

21 sost. 478 152 2500 64 122 2 9

22 La 460 147 2362 60 115 2 10

23 sost. 444 142 2230 60 109 2 11 24 • Si 422 133 2098 60 103 2 • 12

1. primevo de la trompeta de batalla ó clarín de bajos en la entonación del flautado de ; 13 .

25 Do. 402 128 1972 50 98 3 1

26 sost. 392 125 1848. 50 96 3 2

27 Re 384 122 1740 50 94 «> *J 3

28 sost. 375 120 1650 50 91 3 4

29 Mi 367 117 1552 45 90 3 5

30 Fn 358 114 1465 45 88 3 6

31 sost. 350 112 1397 45 85 Jí 3 7

32 Sol 342 109 1325 45 84 3 8

33 sost. 334 100 1258 41 82 4 9

34 La 327 104 1193 41 80 •J*

4 10

35 sost. 322 103 1130 41 78 4 11

36 Si- 315 100 1074 41 76 4 12

C 2. primero del bajoucillo en la entonación d é l a octava. 37 Do 310 '99 1020 37 75 4 13

Do sostenido, primero de la Magua de la mano derecha. 38 sost. 305 97 960 37 73 ' 4 14

39 fie 300 "•96 '910 ; 37 71 4 15

40 sost. 295 94 860 ' 37 70 4 ,16

41 Mi 289 92 810 37 ' 68 4 17

42 F a 284 90 762 37 65 X 4 18

43 sost. 278 '88 717 34 65 4 19

44 Sol 273 87 672 34 63 4 20

43 sost. '269 86 634 34 62 r> 21 46 La ' ' 265 84' 594 34 60 % 5 22 47 sost. 261 83 558 34 59 5 23

43 Si ' 257 82 520 34 - 5 8 * - ' 5_ 24

C 3 , primero de la violeta ó chirimía en la entonación de la quincena. 4 9 Do 252 80 485 34 56 5- 25

Do sostenido, primero del clarín de la mano derecha.

m sost. 247 79 462 32 54 X 5 26

51 Re 242 77 440 32 53 5 27

52 sost. 236 75 413 32 52 5 28

53 Mi 231 73 393 32 sox 5 29

354 Fa 227 72 372 32 4 9 ' 5 30

55 sost. 222 71 350 32 48 5 31

50 Sol 217 69 330 28 47 5 ¿2

57 sost. 214 68 310 28 46 6 33

58 La 211 67 290 28 45 6 34

59 sost. 205 65 272 28 43 % 6 35

(50 Si 201 64 252 28 4.2% 6 36

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C 0. primero de la trompeta magna ó bombarda, que sueua al uuisonus del flautado de 26. 13 Do 678 378 416 70 2021 3842 1

14 sost. • 640 368 400 70 1921 3642 2

15 Re 608 • 355 388 70 1820 3450 - 3

sost. 580 347 380 67 1728 3266 4

17 Mi 554 339 370 67 1638 3096 5

18 F a 532 325 360 67 1562 2944 6

19 sost. 514 320 355 64 1482 2794 7

20 Sol . 496 313 342 64 1407 • 2644 8

21 sost. • 478 '305 333 64 1330 2500 9

22 La 460 295 326 60 126;i 2362 10

23 sost. 444 289 320 60 1190 2230 11

24 Si 422 280 308 60 1124 2098 12

- • ¿ 7 Í -

Referencia al Diapasón núm. 15.

El diapasón, que acabamos de dar en el apunte 011, contiene las medidas necesarias para hacer los caños que forman la grande escala de sonidos apre-ciables que dá la leugüeteria, cuya ostensión es bas­tante mas limitada que los que producen la fami­lia de los flautados, como sé puede ver en la gran­de escala que dimos cu el tomo primero, apunte 379, figura 110, y en el presente, apunte 688, diapasón núm. 1. En dicha» escalas y diapasones puede no­tarse, comparando el de flautado con el de lengüe-tería, que el primero produce 104 sonidos aprecia-bles, al par que éste solo dá 73, faltándole á la par-

NOTA. Tanto ca ostos diapasones de la Lengueterfa como e s los de flautado, que dimos en ol libro undécimo, Hemos puesto en sus primeras columnas los niirnoros de los ca los según el 6r-d-jn de gravedad que tienen los sonidos que producen estas fami­lias, los euales quedan indicado» <«n sus grandes escala». En la última columna de este y otros diapasono» ponemos los nú­meros de las teclas ou qua deben responder los callos, cuyas n u ­meraciones se hallarán interrumpidas, porque hemos tomado . por tipo al clarín do bajos ó sea general de todo el teclado, que os el que correspondo á la gravedad del flautado principal de trece: por esta razón solo tienen la numeración del teclado seguida las cañerías que suenan en la entonación de dicho clarín: entiéndase pues que, si la bombarda (por ejemplo) empieza su caño mayor i n ­dicado en la tecla núm. 1, y en el segundo Do »e interrumpe «i orden y vuelve á empezar el núm. 1, es porquo en aquel caío em­pieza el clarín general, y este número 1 debe tomarse por el núm. 13 de la bombarda, el núm. 2 j o r e l H, ol 8 por el lo, »iguien-do de este modo Uaata el último caüo de la misma.

- 4 7 2 -te baja toda la primera octava de sonidos profun­dos, y á la alta, octava .y media de sonidos so­breagudísimos ó remotos, cuya cañería no los pue­de producir; por esta razón empieza el primer caño de este diapasón en el núm. 13, que' 'pertenece al Do primero del teclado, y suena en la entonación ó uní-sonus del flautado dé 26.

Caños de la trompeta magna ó Bombarda.

Para diapasonar la trompeta magna de ancha di­mensión, que también se la suele dar el nombre de bombarda, cuya descripción hemos dado en los apun­tes £30 y siguientes, se toman las medidas del dia­pasón núm. 15 empezando por el caño mayor, (que ha de sonar en la tecla primera) en el núm. 13 de la escala, y van siguiendo los demás en progresión cromática subiendo hasta la última tecla de la es-tension, que podrá ser el Fa 66, si el órgano es de cuatro j media octavas, ó el Do 73, si es de cinco, con lo cual se tendrá formada dicha trompeta para ambas manos ó sea toda la estension' del teclado; mas como los doce primeros caños de este orden no deben hacerse de una sola pieza, hemos adicionado al diapasón núm. 15 las medidas que damos en el apunte 912 para hacerlos de dos piezas ó mitades, por lo que, para diapasonar. estos caños, se toma­rán las medidas de esta escala adicionada siguiendo justamente las de los anchos, especialmente en lamparte céntrica do los caños, que después han de entrar unas en otras para armarlos.

- 4 7 3 -En el libro decimotercio apunte 834, se dan espli-

caciones para formar un patrón de cartulina delga­da, en el que se marcan todas las medidas de es^ tos doce caños, y sirve muy bien para cortarlos con exactitud y cómodamente.

Sacar de e s t e diapasón las demás cañerías de Lengüeteria .

Para sacar la trompeta de batalla ó clarín de bá- • jos del diapasón núm. 15, se tomarán las medidas empezando el primer Do en el núm. 25 del mismo, y se sigue la progresión cromática ascendente has­ta el Fa 78 ó el Do 85, quedando incluidos en es­ta escala los clarines de la mano derecha. Véase su descripción y modo de construirlos en los apuntes 7.89 y siguientes.

Para sacar el bajoncillo descrito en el apunte 840, cuyo orden es peculiar de la mano izquierda, se toman las medidas empezando el primer caño en el Do núm. 37, y sube su progresión hasta comple­tar las dos octavas de dicha mano, concluyendo en el Do núm. 61.

La violeta ó chirimía que, como el bajoncillo, tam­poco se pone mas que en la mano izquierda, se empieza á medir en el Do núm. 49 , concluyendo sus dos octavas de estension en el Do núm. 73. Véase el apunte 842.

La trompeta magua de la mano derecha está in­cluida en la general de todo el teclado, que hemos dado en el apunte anterior, asi como también que-

- 4 7 4 -dan incluidos los clarines de la misma mano en la trompeta de batalla, descrita al principio de este «punte.

Q/fyv. 946.

Resumen de los órdenes de trompeta ó len-güetería.

Como se vé, de la escala que producen las lengüe­tas, solo se pueden sacar dos órdenes generales ó sea de todo el teclado, que llamamos al primero trompe­ta magna ó Bombarda, la cual equivale al flautado de 26, y por lo mismo en el orden de la grande escala se señala su caño mayor con el núm. 13. Al segundo llamamos trompeta de batalla ó clarín ge­neral, éste suena «ctava alta de la Bombarda, y equi­vale al flautado de trece, conteniendo los mejores sonidos de la estension, y como ésta es bastante más limitada que la que dá la grande escala de los flau­tados, de ahi resulta que no se pueden formar mas órdenes generales de lengüetería, y solo sí, se po­nen en la mano izquierda el Bajoncillo que sueua octava alta de la trompeta de batalla, y la violeta ó chirimía, que suena una quincena alta de la mis­ma, quedando estos órdenes interrumpidos en el cen­tro del teclado por no poderlos hacer subir hasta el último, á causa de no dar mas sonidos las len­güetas. Por esta razón, en las lengüeterías de los ór­ganos pueden hallarse los cuatro órdenes de dife­rente entonación en la mano izquierda, y en la de­recha solo dos, que son la trompeta, magna y el

triplicado y aun cuadruplicado, para que forme un buen lleno, y contrareste la fortaleza y valentía de los órdenes de la mano izquierda.

U s o d e la cañería del diapasón núm. 15.

El diapasón núm. 15, que hemos dado para los caños de leugüetería, es el de mas ancha dimensión que construimos; se ha sacado estudiando las esca­las que dan las mejores cañerías de los órganos es­pañoles y algunos extrangeros; es muy propio para órganos de grandes templos, y de consiguiente solo debe emplearse en los que hayan de sonar en las espaciosas naves de las catedrales, que es donde puede hacer todo su efecto.

También es muy apropósito esta dimensión para los teclados -de pedales que hayan de llevar lengüe­tería, sin embargo de que pueden ponerse en dichos pedales con muy bueu éxito estas cañerías de las de mediana dimensión. Por lo mismo, para esto y para los órganos que hayan de servir en Iglesias parro­quiales, cuyas bóvedas sean bastante capaces, da­mos en el diapasón núm. 16 otra escala de len­güetería de una regular dimensión, que es la que mas ordinariamente, se usa, y se ha esperimentado que da muy buenos resultados.

oftd¡u. gé.

Núm. 16. Diapasón general de la Lengüetería de mediana dimensión; contiene todas las medidas necesarias para hacer la grande escala de todos ¡os sonidos que produce esta familia; es la mas propia y regular de las que se construyen, la cual por sus buenas propor­ciones se emplea casi en todas las obras: de este diapasón se sacan también, como del ante­rior núm. 15, la trompeta magna, vulgo Bombarda, de ambas manos, la trompeta de ba­talla ó sea clarín general, trompeta real, Bajoncillo, chirimía etc.

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С 0. primero de la magna 6 Bombarda. 13 Do 605 193 4ÖÖÖ 70 182

14 sost. 570 182 3786 70 174

15 Re 548 175 3588 70 166

16 sost. 520 166 3396 67 159

17 Mi 500 160 3214 67 152

18 Fa 475 152 3054 67 145

19 sost. 457 146 2896 64 137

20 Sol 440 140 2744 64 130

21 sost 420 134 2592 64 122

22 La 397 127 2450 60 115

23 sost. 374 119 2312 60 109

24 Si 365 113 2180 60 103

С 1. primero de la Real y clarín de Bajos. 25 Do 343 109 2050 50 98 3 1

26 sost. 335 107 1920 50 96" 3 2

27 Ее 328 104 1800 50 94 3 3

28 sost. 323 , 103 Ш 0 50 92 3 4

29 Mi, 317 101 1585 45 90 3 5

30 Fa 312 99 1493 45 88 3 6

t i l sost. 307 98 1417 45 86 3 7

32 Sol 302 96 1350 45 84 3 8

33 sost. 297 95 1285 41 82 4 9

34 La 294 94 1218 41 80 4 10

35 sost. 290 У2 1148 41 78 4 11 36 Si 286 91 1088 41 76 4 12

C 2. primoro del Rajoncillo.

37 Do 282 90 1045 37 75 4 13

3» sost. 276 88 990 37 73 4 14

39 Re 271 86 942 37 71 4 15

40 sost. 267 85 887 37 70 4 1«

41 Mi 263 84 830 37 68 4 17

42 F a 258 82 775 37 66 X 4 18

43 sost. 254 81 725 34 65 4 19

44 Sol 250 80 680 34 63 4 20

45 sost. 246 78 640 34 62 5 21

46 La 242 77 603 34 60 x 5 22

47 sost. 237 75 560 34 69 • 5 23

48 Si 233 74 525 34 58 5 24

C 3. primero de la chirimía ó violeta.

Do 230 73 494 34 56 5 25

Do sost. 26, del clarín primero de la mano derecha. 50 sost. 225 72 465 32 54 X 5 26

.51 Re 220 70 445 32 53 5 27

.52 sost. 216 69 418 32 52 5 28

5 3 Mi 213 68 393 32 50 x 5 29

,54 Fa 209 0 6 372 32 49 5 30

55 sost. 206 65 352 32 48 5 31

,56 Sol 202 64 336 28 47 . 5 32

57 sost. 198 63 313 28 46 6 . 33

58 La Í96 62 298 28 45 6 34

,59 sost-(D

61 283 28 . 43 x 6 35

60 Si 190 60 257 28 42 x 6 36

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C 0. primero de 1« trompeta magna ó bombarda, que suena al unísonas del flautado ele 2f¡. 13 Do 605 322 360 70 2100 4000 1

14 sost. 570 315 348 70 1993 3786 2

15 Re 548 300 331 70 1889 3588 3

16 sost. 520 290 326 67 1793 3396 4

17 Mi 500 282 315 67 1697 3214 5

18 F a 475 272 304 67 1617 3054 6

11) sost. 457 262 297 64 1533 289C 7

20 Sol 440 250 289 64 1457 2744 8

21 sost. 420 . .242 274 64 1376 2592 9

22 La 397 235 267 60 1305 2450 10

23 sost. 374 , 226 256 60 1231 2312 11 24 Si 355 217 248 60 U6S 2180 12

Del Diapasón núni. 16, que hemos dado en el ap. Q18,, y de su adición que acabamos de ver en el ap. 919, pueden sacarse con toda confianaa la» ca­ñerías de lengüetería de mediana dimensión, que son muy apropósito para toda clase de órganos. Este diapasón lo hemos empleado én la mayor parte de nuestras manufacturas, por lo que todas sus medi­das están bien estudiadas y esperimeutadas y pue­den seguirse con toda seguridad, cuyo diapasón no dudamos en recomendar á los aficionados por los bue­nos resultados que hemos obtenido de sus propor­ciones y valentía de sonidos que produce, por cuyo motivo, no siendo en casos especiales de tener que hacer una lengüetería para un templo- muy espacioso en la que pueda emplearse la del diapasón núm. 15, debe darse la preferencia á la del núm. 18 por las razones expuestas.

CAPÍTULO I I .

HEDIDAS HE U S CANILLAS PA'IA. LOS CAÑOS DE. LENÜÜKTEHÍA.

k\v. 9M.

Núm. 17. Diapasón ó escala general de las canillas para la mayor parle de Ion órdenes de lengúetería, con las cuales se sirven la Bombarda, Trompeta de batalla. Trom­peta real, Bafoncilloy Chirimía, Trompeta magna y Clarines de la mano dm cha, can un peí ________ n _ (

oíros muchos órdenes de cañerías particulares etc.

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Núm. Nomo. Milis. - Núm. Milis Milis. Milis.

C 0. en la gravedad del 26 ó sea Bombarda.

13 Do 39 1 182 17 152

14 sost. 37 ' 1 174 16 Jí 142

15 Re 36 1 160 16 134

16 sost. 35 1 159 15 H 128

17 Mi 34 1 152 Vi 124

18 F a 32 % 1 145 1-1-X 120

19 sost.' 31 1 137 14 114

20 Sol 30 1 130 13 % 108

21 sost 28 % ; 1 122 13 100

22 La 27 1 115 13 96 •

23 sost. 26 1 109 1 2 * 90 i

24 Si 25 ' 1 103 12 ' 85

С 1. primero en la gravedad del 13 ó sea trompeta de batalla. 25 Do 24 2 98 12 m

26 sost. 23 •2 96 И К 78

27 Be 2 2 * 2 94 11 H 76

28 sost. 22 % 2 92 11 74

29 Mi 22 .2 90 и 72

3« F» 21 2 ' 8 8 10 H 70

31 sost. 21 2 86 10% 68

32 Sel 2 0 « 2 84 10 67

33 sost. 20 2 82 10 65

34 Le. 20 2 80 10 63

35 30St. 19 o 78 61 36 Si 10 2 76 щ

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37 Do 18 X 2 75 9 J í

38 sost. 2 73 9 56

3» Re 18 2 71. 9 55

40 sost. 18 2 70 9 54 41 Mi 18 2 68 8X 52 42 Fa 17 2 66 X SH 50 43 sost. 17 65 8 48 44 So] 16 X 2 «3 8 47 45 sost. 16 3 «2 8 46 U La 15 X «o a ' 7X 44 47 sost. 15 3 59 7X 42 4& Si 15 :t 58 7 X 41

C 3 . en la gravedad de la quincena ó

49 Do 15 3

50 sost. 14 X 3

51 Re 14 3

52 sost. 14 3

53 Mi 14 3

54 Fa 13 H 3

55 sost. 13 X 3

56 Sol 13X 3

57 sost. 1 3 » 3

58 La 1 3 a 3

59 sost. 13 3

60 Si 13 3

chirimía y clarín de la mano derecha. 56 7 40

54 % 7 39

53 7 38

52 6 X 37

50 X 6% 35 X

49 6X 34

48 6% 33

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Referencia al diapasón anterior núm. 17.

La primera columna de este diapasón contiene el número de cada c a ñ o n según l¿i gravedad en que suenan y como se marcan en la grande escala, fig. 110 apunte 379. La segunda columna indica los nombres de los signos en que han de sonar los ca­ños.

La tercera, el ancho en milímetros de las chapi­tas de latón, de las cuales so hacen las canillas. La cuarta, el grueso de las chapitas que hemos circuns­tanciado en el ap. 770, al cual nos referimos. L a quinta, el largo de las canillas. La sesta, el ancho del asiento de las canillas después de modeladas y bien concluidas, cuyo ancho han de tener también muy ajustado las lengüetas y la séptima, la salida de las canillas fuera del cepo, que se cuenta des­de donde sale de este hasta el cabo ó punta exte­rior de dichas canillas.

De este diapasón se sacan las canillas para casi to­dos los órdenes de lengüeteria, tomando para cada caño la que le corresponda según la numeración de la escala; por ejemplo, para el primer Do de la Bom­barda se pondrá la primera canilla, que en el dia­pasón se señala con el núm. 13; para el Do sost. la núm. 14; paró el Be, la núm. 15 etc.

Para el primer Do del clarin de bajos ó trompe­ta de batalla se pondrá la canilla núm. .25; para el Do sost. la-núm. 26, y para el He, la núm. 27

- 4 9 4 -etc. para el primer Do del Bajoncillo, se pondrá la canilla núm. 37; para el Do sost. la n ú m . 33, y para el Re, la núm. 39 etc. siguiendo esta mis­ma regla en los demás órdenes d j cualquiera forma que sean, atendiendo siempre en todo caso la gra­vedad ó entonación en que deban sonar los caños, que es la que determina siempre el largo de las ca­nillas y lengüetas.

Casos en que pueden alterarse l o s anchos de las canillas.

Algunos autores han querido exprimir tanto las medidas del ancho de las canillas y lengüetas, que han fijado medidas diferentes para cada dimensión de las cañer ías , según el efeito que se han pro­puesto sacar de la mayor ó menor fuerza de soni­do, que dóu aquellas; mas, bien estudiados los re­sultados que se obtienen de tan pequeñas diferen­cias, hemos aprendido que no merecen la atención pa­ra fijar tantas y tan variadas medidas, que en úl­timo resultado, el buen criterio del artífice suple ventajosamente á todos los cálculos es ablecidos.

Teniendo esperimentado que con las medidas, que hemos dado en el diapasón núm. 17, se hacen las canillas de una proporción muy buena para el an­cho de las lengüetas y que estas producen un so­nido bastante vigoroso, solo admitimos el que única­mente para los clarines de la mano derecha, que em­piezan en la teóla Do sost. uúm. 26, y que po r ra -

- 4 9 5 -zon do contratvstar la mayor fuerza de la lengüe-tería de la mano izquierda se suelen poner de mas aucha dimensión, se ensanchen también las canillas, á fin de que las lengüetas produzcan mas sonido, para lo q u : es escusado hacer otra escala, y será suficiente en este caso el poner al caño del Do sost. núm. 26 díd teclado la «anilla del Fa núm. 18 ó la del Sol núm. 20, al Re 27, la canilla del núm. 11) ó 21; al Re sost. la del núm. 20 ó 22 etc. si­guiendo en los demás caños el -arden ascendente re­gular de la escala.

ofy, 9'H. Canillas mas es trechas para cañerías de órganos p e q u e ñ o s .

Núm. 18. Diapasón ó escala de un urden de canillas estrechas, propias paya cañerías de órganos pequeños, Realejos, cajas de cilindro ele: contiene la progresión cromática desde el I)o'primero del clarín de bajos, que se marca con el núm. 25 , hasta el Do 85, que es el mas agudo del clarín de la mano derecha.

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26 sost. 20 3 92 9 76

27 He 20 3 SO 8 » 74 %

28 ° sost. 20 3 87 8% 72

29 Mi 19 3Í 3 86 8% 70

30 Fa 19 3 84 8% 68

31 sost. 18 3 81 % 8X 66

32 Sol 18 3 80 8'A 65

33 sost. 17 % 3 78 8'A 63

34 La 17 X 3 76 8'A 61

35 sest. 17 3 74 8 59

36 Si . 16 H 3 72 8 57

37 Do C 2 primero del Bajoncillo.

16 Sí 3 71 75* 56

Do sost. 26, primera do la Magna de la derecha. 38 sost. 16 4 69 1A 54

39 Re 16 4 67 7 ^ 53

40 sost. 15 Vi 4 66 7 « 52

41 Mi 15 4 64 •7 50

42 Fa 14 X 4 62 X 7 48

43 sost. 14 % 4 61 6 « 46

44 Sol 14 X 4 59 6 M 45

4-3 sost. 14 4 58 6 x 44

46 La 14 4 56 X 6 X 42

47 sost. 13 X 4 55 6 A 40 ».

48 Si 13 4 54 X G A 39

49 Do 13 4 52 6 % 38

Do sost. 26 prynero del clarín de la mano derecha.

50 sost. 12 y¡ 4 50 A 6 37

51 Re 12 K 4 49 6 36

52 sost. 12 N ' 4 48 5 H 35

53 Mi 12 4 46 A 5 « 33 >4

5 4 Fa 11 '6 4 45 5 'A 32

55 sost. U S 4 44 5 *í 31

56 Sol 11 % 4 43 5 jí 30

57 sost. 11 4 42 29

53 La 11 4 41 5 'A 28

59 sost. 11 4 39 % 5 % 27"

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Referencia al Diapasón núm. 18.

Las canillas que se sacan del anterior diapasón, son muy propias para cañerías que no hayan de tener gran fuerza de voces, y pueden emplearse coii buen éxito en órganos portátiles y cajas de cilin­dro, en las que las cañerías han de reducirse á las dimensiones estrechas para que quepan en poco sitio.

Canillas aun mas estrechas que las del anterior Diapasón.

También se forman órdenes de canillas para cierta clase de cañerías, que si bien no son sus chapas mas estrechas, que las del diapasón regular núm. 17, al modelarlas se cierran sus costados de. modo que el plano donde ha de sentar la lengüeta queda la mitad mas estrecho que el de las canillas ordinarias de dicho diapasón. Estas canillas son para órdenes de lcngüetería cuyo sonido haya de ser delicado, de poca fuerza, tal como la Trompa sonora del ap. 865, algún' Oboe ó chirimía e tc . Para esta clase de ca­nillas no se necesita formar diapasón, puesto que pueden tomarse sus medidas en el diapasón núm. 17, y si se quieren muy estrechas cu el del núm. 18 aunque no es tan propio como el primero.

CAPÍTULO I I I .

DIAPASONES DE LA LENÜUETERÍA DE DIMENSIÓN KSTIÍE6HA.

Núm. 19. Diapasón de una Trompeta real y Bajoncillo de dimensión estrecha, cuyos caños pueden hacerse de madera, de forma piramidal, para colocarlos en un órgano por- \ tátU en toda su estension ó cuando menos en los 2 5 cañes de la mano izquierda. Las di- oj mensiones del clarín para la mano derecha están puestas después de las tres primeras oc- os facas. )

Jsúm. Nomb. Milis. Milis. Milis. Milis. Milis. Núm.

C 1. primero de la Trompeta Real. 25 Do 282 7'0ii2 20 2100 6 1

26 sost, 276 69 20 1960 6 2

27 Re 271 67 l 20 1850 5 3

28 sost. 267 66i l 2 20 1750 5li2 4

29 Mi 263 66 20 1660 5 5

30 F a 258 64li2 20 1550 5 6

31 sost. 254 63 X 20 1448 5 7

32 Sol 250 6 2 « 20 1330 5 8

33 sost. 246 61 % 20 1250 5 9

34 La 242 60 X 20 1170 4l[2 10

35 sost. 237 59 20 1100 4l t 2 11

36 Si 230 5 7 « 20 1040 4li2. 12

c 37 Do 224

38 sost. 219

39 Be 215

40 sost. 211

41 Mi - 208

42 F a 205

43 sost. 202

44 So. 199

45 sost. 196

46 La 193

47 sost. 190

48 Si* 187

!. primero del Bajoncillo.

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940 4 « 14

885 4 X 15

827 4 X 16

772 4 * 17

736 4 18

700 4 19

660 4 20

615 4 21

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531 4 23

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Para la ruano derecha retrocede al Do sost. núm. 50, porque son de mas ancha dimensión. 50 Do sost. 200 50 17 442 4 26

51 Re 195 . 48 V, 17 412 4 27

52 sost. 192 48 17 390 4 28

53 Mi ' 188 47 17 366 4 29

54 P a 185 46 17 34S 6 4 30

55 sost. 183 45 % 17 332 4 31

56 Sol 1S0 45 17 314 4 32

57 sost. 177 44 17 292 4 33

58 La 173 43 15 270 4 34

59 sost. 169 42 15 250 4 35

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— 510 —

Referencia al Diapasón anterior.

Los largos de los caños del diapasón núm. 19 es­tán tomados con el poco de canutillo de boj que tienen los cepos, por lo que- deben medirse desde encima del cepo hasta el canto de la boca del ca­ño. Respecto á la construcción de esta cañería de madera, véanse los apuntes 887 y siguientes, en los que se hallará además la forma y construcción de los cepos, que también, son de madera. Las canillas que convienen á esta cañería de dimensión estrecha, son las del diapasón núm. 18 que están muy es-perimentadas y suenan bien.

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38 sost. 218 69 987 35 69 2

39 Re 215 68 936 35 67 3

40 sost. 211 67 880 35 66 4

41 Mi 208 66 828 35 64 5

42 Fa 205 65 775 35 62 yí 6

43 sost. 202 64 727 32 61 7

44 Sol 199 63 677 32 59 8

45 sost. 196 62 635 32 58 9

46 La 193 61 600 32 56 'A 10

47 sost. 190 60 558 32 55 11

48 Si a 187 59 520 32 54 H 12

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50 sost. 200 64 467 30 50 X 26

51 Re 195 62 442 30 49 27

52 sost. 192 62 415 30 48 28

53 Mi 188 60 3S7 30 46 H 29

54 F a 185 59 365 30 45 30

55 sost. 183 58 350 30 44 31

56 Sol 180 57 332 27 43 32

57 sost. 177 56 312 27 42 33

58 La 173 55 293 27 41 34

59 sost' 169 54 274 27 39 'A 35

60 Si 166 53 256 27 38 H 36

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Referencia al diapason anterior.

El bajoncillo y clarín del diapasón núm. 20 son de estrecha dimensión; se les ponen las canillas del diapasón núm. 18, y se pueden poDer con buen éx i ­to en órganos pequeños y portátiles, que llevan po­cos registros de flautado, y tan solo lleven de leu-güetería este bajoncillo y clarin.

Núm. 21. Diapasón de un Bajoncillo y clarín de muy estrecha dimensión, que se dis-tinquen con el epíteto de sonoros, los cuales en algunos órganos figuran con el nombre de Oboe.

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Núm. Nomlj. Milis. Milis. Milis. Milis. Núm.

С 2. primero del bajoncillo. 37 Do 138 44 960 36 1

38 sost. 136 43 920 36 2

39 Re 134 42 865 36 3

40 sost. 132 42 820 36 4

41 Mi 130 42 780 36 5

42 F a 128 40 750 36 6

43 sost. 127 40 730 33 7

44 Sol 126 40 680 33 8

45 sost. 124 39 645 33 9

46 La 122 39 600 33 10

47 sost. 120 38 560 33 11 48 Si • 118 37 530 33 12

49 Do 116 C 3 .

37 500 33 13 Primero de la mano derecha.

50 sost. 114 36 486 33 14

51 Re 112 35 * 410 30 15

52 sost. 110 35 386 30 16

53 Mi 108 34 356 30 17

54 F a 107 34 342 30 18

55 sost. 105 33 318 30 19

56 Sol 103 33 300 30 20,

57 sost. 101 32 280 30 21

58 La 99 3 t 260 30 22 59 sost. 97 31 252 27 23 60 Si 96 30 240 27 24

71 Do 95 30 213 27 25

Aquí vuelve atrás al uúm. 50 que sirve para el 26 de la mauo derecha.

62 sost. 94 *0 200 27 38

63 Re 93 29 186 27 39

64 sost. 92 29 177 27 40

65 Mi 90 28 165 27 41

66 F a 88 28 153 27 42

67 sost. 86 27 142 25 43

68 Sol 84 26 133 25 44

69 sost. 82 26 127 25 45

70 La 80 25 120 25 49

71 sost. 78 24 110 25 47

72 Si 76 24 100 25 48

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Referencia al Diapason num. 2 1 .

El bajoncillo y clarín sonoro, que damos en el diapason anterior, son de muy buen sonido puestos en una -fachada posterior ó en un punto que la bóveda les favorezca son de un efecto admirable aunque pueden llevar las canillas del diapason num. 17, es bueno escojerles de entre ellas las mas es-trechitas, si es que no se prefiere ponérselas del diapason núm. 18, lo cual depende del gusto del constructor y de la mayor ó menor fuerza de soni­do que se les quiera dar. Véase la descripción de este orden en el ap. 869.

-52

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2fl sost. 103 33 115 96 •0

27 Re 102 32 113 94 3

28 sost. 101 32 112 92 •1

29 Mi 100 32 109 90 5

30 F a 98 31 108 88 6

31 sost. 97 31 ' ' 106 85 'A 7

32 Sol 96 30 104 84 8

33 sost. 95 30 103 82 9

31 La 94 30 102 80 10

35 sost. 93 29 101 78 11 30 Si 29 100 76 12

С 2. en la gravedad del bajoucillo.

37 Do 91 29 99 75 13

38 sost. 90 28 98 73 14

39 Re 89 28 97 71 15

40 sost. 88 28 96 70 16

41 Mi 87 27 95 68 17

42 Fa 86 27 94 66 % 18

43 sost. . 85 27 93 65 19

44 Sol 84 26 92 63 20

45 sost. 83 26 91 63 21

46 La 82 26 90 60 % 22

47 sost. 81 26 88 59 23

48 Si 8Э 26 86 58 a 24

C . 3 . cu la gravedad del clarín de la mano derecha.

49 Do 79 25 84 56 25

50 sost. 78 24 83 54 V 26

51 ' Re 77 24 82 53 27

52 sost. 76' 24 81 52 28

53 Mi 75 23 80 50 Y, 29

54 F a • ®74 23 79 . 49 30

55 sost. 73 23 78 48 31

56 Sol 72 23 77 47 a 32

57 sost. 71 23 76 46 33

58 La 70 22 75 45 34

.59 sost. 70 22 74 43 % 35

60 Si 69 22 73 A 2 % 36

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Referencia al diapasón de los Orlos.

El Diapasón íu'im. 22 contiene cinco octavas del orden llamado Orlo, cuya descripción hemos hecho en los apuntes 849 y siguientes. Este generalmen­te se pone en las fachadas, tomando su vieuto en las testeras d é l o s secretos; á pesar de ser sus caños tan cortos, suena al unísouus del clarín de bajos, por lo que se le ponen las canillas y cepos iguales á los de aquel orden.

-53

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en que deben sonar. *

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26 sost. 110 35

27 Re 109 34

28 sost. 109 34

29 Mi 108 34

30 Fa 108 34

31 sost. 107 34

32 Sol 106 33

33 sost. 105 33

34 Ln 104 33

35 sost 103 33

3o Si 102 32

la trompeta de batalla.

305 45 98 ' 1

295 45 96 ' 2 .

287 45 94 3

278 45 92 4

269 45 90 5

260 . 45 88 6

250 45 , 85 X 7

240 45 84 8

231 40 82 9

221 40 80 10

211 40 78 11

202 40 76 12

C 2. en la gravedad del bajoucillo.

37 Do 101 32 194 40 75 13

38 sost. 101 32 187 40 , 73 14

39 Re 100 32 180 40 71 15

40 sost. 100 32 174 40 70 16

41 Mi 99 31 167 35 68 17

42 F a 99 31 160 35 6 6 « 18

43 sost. 98 31 152 35 65 19

44 Sol 98 31 147 35 63 20

45 sost. 97 31 140 35 62 21

46 La 97 31 134 35 60 X 22

47 sost. 96 30 129 35 59 23

48 Si 96 30 124 35 58 X 24

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QÍft,. 93)6.

Referencia al Diapasón núm. 2 3 .

La Dulzaina del diapasón anterior suena en toda la estension del teclado al unísouus dé la trompeta de batalla ó real, por lo que se le ponen las cani­llas y cepos iguales á los de aquella, y se sacarán del diapasón núm. 17. Véase su descripción en los apuntes 854 y siguientes.

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35 sost. 86 27

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194 30 76 10

189 30 74 11 184 30 72 12

C 2. en la gravedad del bajoncillo. 37 Do 86 27 178 29 71 13

38 sost. 86 27 172 29 69 14

39 Re 85 27 167 29 67 15

40 sost. 85 27 161 29 66 16

41 Mi 85 27 158 29 64 17

42 F a 8 4 2S 152 29 62 J£ 18

43 sost. 84 26 147 29 61 19

44 Sol 83 26 142 29 59 20

45 sost. 83 26 138 29 58 21

46 La 83 26 133 20 56 a 22

47 sost' 83 26 129 29 55 23 48 Si 83 26 126 29 54 Yi 24

49 Do C 3. en la entonación del clarín de la mano

83 26 124 29 derecha.

52 25

Primero de la mano derecha.

50 ¡ S L S t . 90 28 120 28 so x 26

51 Re 90 28 117 28 49 27

52 sost. 90 28 114 28 48 28

53 Mi 90 28 111 ' 28 46 X 29

54 F a 90 28 0

108 28 45 30

55 sost. 89 28 106 28 44 31

56 Sol 89 28 104 28 43 32

57 sost. 88 28 101 28 42 33

58 La 88 28 98 27 41 34

59 sost. 87 28 96 27 39 X 35

30 Si 87 28 94 27 38 x 36

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Referencia al diapasón núm. 2 4 .

La Dulzaina que damos en este diapasón, es un poco mas corta y de mas estrecha dimensión que la deí diapasón núm. 23, por lo mismo se lo po­nen las canillas estrechas del diapasón núm. 18, con cepos pequeños del n ú m . 7, y algunas veces del núm. 6; ésta es muy á propósito para hacerla sonar en órganos muy pequeños, como tendremos ocasión de ver mas adelante al ocuparnos de cier­tas construcciones especiales.

CAPITULO Vi .

DEL FAGOTE 1" DEL BAJÓN REAL.

ofy. 919.

Núm. 2 5 . D iapasón ó escala que contiene las medidas necesaria* para cortar un or­den ó registro llamado Fagote, que se pone en la mano izquierda, y suena al unísonas de | la Trompeta Real. - o»

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C 1. en la gravedad de la trompeta de batalla. 25 Do 237 127 70 325 44 405 1

20 sost. 230 123 07 • 318 44 452 2

27 líe 223 113 64 312 44 440 3

2« sost. 216 115 62 308 44 432 4

20 Mi 209 111 00 303 44 423 » 5

30 Fa 204 100 59 298 40 410 6

31 sost. 199 103 58 292 40 408 7

32 Sol 194 99 '57 287 40 401 8

.33 sost. 190 90 50 282 40 394 9

34 La 180 93 55 278 40 388 10

35 sost. 182 90 54 275 37 383 11 3a Si 178 88 54 272 37 380 12

C 2. en la gravedad del bajoncillo.

37 Do 174 86 53 270 37 376 13

38 sost. 170 ' 84 53 269 37 375 14

39 Re 166 82 52 268 37 372 15

40 sost. 162 ' 80 51 267 33 369 16

41 Mi 158 78 51 266 33 368 17

42 Fa 154 76 50 264 33 364 18

43 sost. 150 74 49 262 33 300 19

44 Sol 147 . 72 48 260 33 356 20

45 sost. 144 72 47 258 30 352 21

46 La 141 70 46 256 30 348 22

47 sost. 138 70 44 254 30 342 23

48 Si 135 68 42 252 30 336 24

49 Do 132 68 40 250 30 330 25

- 5 4 8 -

Referencia al Diapason dei Fagote .

E l orden del Fagote, cuyo diapasón acabamos de dar, es muy propio para la mano izquierda de las arcas de eco; suena en la entonación de la Trom­peta Real, y lleva las canillas del mismo largo que ésta, estando bien trabajado es' de un sonido muy apreciable é imita bien al verdadero instrumento, por lo mismo recomendamos á los que quieran po­derle en obra estudien bien todas sus medidas y demás particulares que damos en los apuntes 857 y siguientes, en los cuales hemos hecho su descrip­ción para que puedan conseguir un resultado satis­factorio, y no les salga de un timbre ordinario ó poco agradable.

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9-

С 1. en la gravedad de la trompeta real. 25 Do 136 60 354 40 98 -

26 sost. 134 53 340 40 96 2

27 Ее 131 56 326 40 94 3

28 sost. 128 54 314 • 40 92 4

29 Mi 125 52 300 40 90 5

30 Fa 122 * 51 285 40 88 6

31 sost. 120 50 272 35 86 7

32 Sol 118 49 260 35 84 8

33 sost. 116 48 248 35 82 9

34 La 114 47 240 35 80 10

35 sost. 111 46 230 32 78 11

36 Si 108 45 220 32 76 12

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Referencia al diapason núm. 2 6 .

El bajou real del diapasón anterior tiene el so­nido mas fuerte . y áspero que el orden del fagote; imita algo al antiguo bajou, que aun en algunas iglesias se usa para acompañar á las voces en el cau­to llano; puesto en el interior del órgano ó en una arca de ecos se modifica bastante su aspereza, y no es de mal efecto. Véase su descripción en los apuntes 862 y siguientes.

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38 sost. 251 140 ' 184 759 • 36 »43 2

39 Be 247 132 178 722 36 900 3

40 sost. 243 125 173 689 36 862 4

41 Mi 239 118 168 647 35 815 5

42 Fa 235 112 163 607 35 770 6

43 sost. 231 106 158 562 35 720 7

44 Sol 227 100 153 522 34 675, 8

45 sost. 223 96 148 485 34 633 9

40 La 219 92 144 448 34 592 10

47 sost. 215 88 140 413 33 553 11 48 Si 212 84 136 379 33 515 12

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sir el Oboe se retrocede al 26 el 51 núm. 27 el 52 núm.

Do sost. 28 etc.

62 sost. 148 49 88 124 29 212 38

63 Re 144 47 85

82

112 29 197 39

64 sost. 140 46

85

82 100 29 182 40

65 Mi 136 44 80 86 29 166 41

66 F a 132 43 78 76 28 154 42

67 sost. 128 42 % 75 69 28 144 43

68 Sol 123 42 72 63 28 135 44 69 sost. US 41 68 59 28 127 45 70 La 115 40 64 56 28 120 46 71 sost. 112 39 <50 53 2S 113 47 72 Si 108 38 56 49 28 105 48

C 5. 73 Do 104 38 52 46 28 98 49

74 sost. 101 37 49 42 27 91 .50

75 Re 98 37 46 39 27 85 51

76 sost. 95 36 42 34 27 76 52

77 • Mi 92 36 40 29 27 69 53

78 Fa 90 35 38 25 27 63 54

79 Desde este signo ya no se hacen campanas.

79 sost. 64 » • » 57 25 57 55

80 Sol 63 )> » 53 25 53 56 81 sost. 62 i) 49 25 49 37 82 La 61 » » 45 23 45 58 83 sost. 60 40 23 40 59 84 Si 59 » 36 21 36 60 8§ Do 58 » » 32 21 32 61

Referencia al diapasón anterior.

El diapasón núm. 27 contieno todas las medidas necesarias para construir una Trompa sonora para la mano izquierda, y un O'ooó para la derecha. La trompa sonora está en la entonación ó gravedad del bajoncillo, por lo que su primer Do empieza en el núm. 37 de la grande escala, y para hacer sus vein­ticinco caños sigue su progresión ascendente hasta el Do núm. 61, en cuyo punto concluyo. Para dia-pasonar el Oboó de la mano derecha, que ha de sonar en la entonación del clarín, empieza su pri-

- mer caño que corresponde al Do sost. tecla núm. 26 en el núm. 50 do la grande escala, y sigue su progresión ascendente hasta el Fa 78 ó el Do 85, según la estension del órgano.

E l método de construir estos dos órdenes véase en los apuntes 865 y siguientes; las canillas propias para la trompa sonora SJ hallan descritas en el ap. 926, al cual nos referimos: respecto á k s canillas del Oboe algunos constructores opiuan que se le han de poner tan-anchas como las del clariu de ancha di-

i mension para hacerle sonar mucho, mas si ha de imi­tar al verdadero Oboe, que no es instrumento que produzca gran cantidad de sonido, antes bien entre

- 5 5 9 -los inteligentes se tiene por muy bueno el que tie­ne el tono delicado, atendiendo estas circunstancias, creemos que al Oboó le son muy propias las cani­llan estrechas del diapasón núm. 18; sin embargo, en esta como en otras cosas en las que impera el gusto particular del constructor éste podrá optar por el sistema que sea de su agrado, dando mas ó me­nos fuerza de sonido al orden del Oboó,

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28 sost. 128 40 980 42 90 1070 4

29 Mi 127 40 933 42 87 1020 5

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35 sost. 118 37 673 40 79 752 11

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Referencia al diapasón del clarinete.

El diapasón núm. 28 contiene las dimensiones del orden de clarinete para toda la ostensión; es de un t imbre 'par t icular muy agradable especialmente des­de el cano Do núm. 49 hasta el Do núm. 73, que son los puntos mas céntricos del orden. Véase su forma y modo de construirlo en los apuntes 870 y

El orden de clarinete del apunte anterior se puede variar alguna cosa poniéndole á cada caño una campa­na sobre puesta en cuyo caso se suelen cortar los canos algo de su largo. Estas campanas son parecidas á las del Oboe que damos en el ap. 943 con la diferencia que van soldadas á un trozo de canutillo que se so­brepone en el cabo de cada caño, con el cual se pue­den estos alargar ó acortar un poquito.

La campana del Do primero tendrá 125 milis, de alto, y 250 de ancho; las siguientes pueden dismi­nuir prudencialmente hasta el Fa núm. 78, que ten­drá 20 milis, de alto y 96 de ancho, y el Do úl­timo núm. 85, 18 milis, de alto y 90 de ancho. Véase la descripción de este orden en el ap. 872.

871.

Clarinete de diferente forma.

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39 Re 113 36 72 114 186 27

40 sost. 111 36 70 110 180 28

41 Mi 109 S6 68 107 175 29

42 Fa 107 36 66 104 170 30

43 . sost. 105 33 64 10l' 165 31

44 Sol 10:< 33 63 97 160 32

45 sost. 102 33 62 94 156 33

46 La 101 33 61 91 152 34

47 gost. 100 33 60 87 147 35

48 Si 99 33 59 84 143 36

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—571 —

Referencia al aaíerior Diapasón.

Esto orden de voz humana, cuya descripción se halla en los apuntes 874 y siguientes, es muy á pro­pósito para las arcas do eco por sur sus caños muy reducidos; se pone solamente en la mano derecha en la entonación de la trompeta magna ó sea octava baja del clarín, por lo que so le ponen las canillas del largo correspondiente, y los cepos caiuo se dice * en el apunte 740.

Núm

eros de las teclas!

á que corresponden.

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Larg-o do los cuerpos yl cajas

sin la tapa

cón­cava.

Larfro ó circunferencia de las cajitas.

Ancho ó alto de las ca­

jitas.

Larpro de

los cuerpos

de los caños.

Ancho de los

cuerpos

С 1. en la entonación de la trompeta real.

2-3 Do 55 . 210 26 264 236 -

2(5 .sost. 51 205 26 259 231 2

27 Ko 54 200 25 254 225 3

28 sost. 54 195 25 249 220 4

29 Mi 53 190 24 245 214 5

30 F a 53 186 .24 240 210 6

31 sost. 53 182 73 236 205 7

32 Sol 52 177 23 233 200 8

33 sost. 52 173 22 229 195 9

34 La 52 168 22 226 190 10

35 sost. 51 164 21 222 185 11

36 Si 51 160 21 218 181 12

С 2. co la entonación del bajoncillo.

37 Do 50 157 20 215 177 13

38 sost. 50 153 20 211 173 14

ЗУ Ее 50 148 20 208 168 15

40 sost. 49 144 19 205 % 159 16

41 Mi 49 140 19 203 163 17

42 Fa 49 136 19 200 155 18

43 sost. 48 132 18 196>j 150 19

44 Sol 48 127 18 193 145 20

45 sost. 48 124 18 180 142 21

4(5 ' La 47 120 18 187 138 22

47 sost. 47 117 17 184 134 23

48 Si 47 114 17 181 131 24

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- 5 7 8 -

R e f e r e n d a al Diapason anterior.

Eu los apuntes 878 y 879 hemos descrito la ca­ñería de este orden, que se pone en toda la osten­sión del teclado, por mas que en la primera octa­va baja y en la últ ima de. los altos no sea su so­nido tan apreciable como el de los puntos medios, las canillas son iguales á las de la trompeta de batalla del diapasón n ú n í 17 ó si se quiere también pue­den ponerse un poquito mas estrechas: á causa do las cajitas que llevan soldadas los caiio3 en su ca­bo superior, ocupa bastante mas local que la voz hu­mana del diapasón núm. 29, por eso no nos in­clinamos á preferir la una á la otra, y cada cual po­drá elegir la forma que mas le agrade ó mejor pue­da convenir á sus planes etc.

- 5 7 9 -

Conclusión.

Hemos dado treinta diapasones completos, que comprenden las medidas necesarias para construir todas las cañerías mas principales de los órganos, con mas las de formas y rara construcción, que por la bondad de sus timbres muy apreciables están admi­tidas y aprobadas por los mas reputados construc­tores europeos.

Otras varias clases de cañerías particulares se ha­llan construidas en muchos órganos, y descritas en algunos autores, pero como nada ofrecen de nuevo ni ventajoso que merezca mencionarse, no molesta­remos la atención del lector para decirle cosas de poco interés. Por esta misma razón nos abstenemos do dar los cálculos matemáticos que algunos teóricos establecen para formar los diapasones en proporcio­nes gepmétricas, que calientan' mucho la cabeza al aficionado, y puestas en práctica no dicen la verdad.

Este es el principal motivo que nos ha impulsa­do siempre en nuestros estudios prácticos á no se­pararnos un ápice de lo que enseña la esperiencia, porque, á decir verdad, el habernos querido separar de ella en alguna ocasiou para seguir los cálculos de algunos célebres matemáticos nos ha hecho per­der mucho tiempo y trabajo infructuosamente; por

- 5 8 0 -lo mismo, recomendamos nuevamente á los aficiona­dos que sigan con toda confianza las medidas de nuestros Diapasones, porque las teuemos bien expe­rimentadas, y aunque respecto al largo no pueden darse fijas por las razones que hemos apuntado diferentes veces y que ellos esperimentarán on los trabajos, las medidas de los anchos, que son las su­mamente precisas, están con toda la exactitud que requiere la delicadeza de un buen resultado.

FIN DEL TOMO SEGUNDO.

F É DE E R R A T A S

D E L S E G U N D O T O M O .

Páginas. Líneas. Dice. - Léase.

33 3 punte . apunte

58 5 convine. combine.

160 20 178 al 1 8 l 178 al 184.

304 24 siete. seis.

310 10 barilla. varilla.

434 19 ó sea calamina Zinc.

447 2 Muñeiras. Muiñeiras.

455 21 rigistro. registro.