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Manual Completo Del Encuadernador

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Manual para iniciarse en el oficio de Encuadernador, con mucha información que permitirá aprender fácilmente a hacer un libro o restaurarlo.

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  • NO SE PRESTA

    MANUAL COMPLETO ENCUADERNADOR

  • MANUAL COMPLETO DEL

    TERICO Y PRCTICO.

    D E S C R I P C I N DE L A S M A Q U I N A S Y P R O C E D I M I E N T O S M O D E R N O S Y A N T I G U O S .

    C O N T I E N E :

    El modo de Alzar, Satinar, Glasear, Plegar, Coser, Cortar, Encuadernar de varias maneras , Jaspear y dorar

    los cortes y las pieles , preparacin de los colores y c idos . Dorar y hacer re l ieves con planchas

    en los lomos y cubiertas, etc .

    A U M E N T A D O

    " " C O N EL A R T E D E L R A Y A D O R D E P A P E L P A R A L I B R O S D E C O M E R C I O

    >:>. -

    ...'*''

  • ES PROPIEDAD DE M. SAUR.

    Imp. de J, Jeps, pasaje Fortuny (untiguu Universidad].

  • PRLOGO.

    A los jvenes que emprenden el laborioso Arte del Encuadernador, es quienes dedicamos el presente Manual, para que con su estudio y apli-cacin puedan llegar al logro de sus deseos.

    En el Arte del Encuadernador hay ciertas ope-raciones, que pesar del buen deseo de los maes-tros, no tienen explicacin, ni en teora, ni en prctica; entonces. el buen gusto del discpulo debe suplir la falta de explicaciones del maestro.

    El Arte del Encuadernador ha sido desde la anti-gedad uno de los que ms han figurado al frente del progreso de las reformas y de los inventos, para dar mayor realce las encuademaciones de todas clases.

    Desde mediados del presente siglo, en que las artes y ciencias han dado un paso agigantado h-

    1

  • eia el desarrollo de un caudal de nuevos descubri-mientos, el expresado arte ha sufrido en Espaa, una verdadera revolucin, dando nuevo brillo sus productos, que nada tienen que envidiar los del extranjero.

    A medida que la maquinaria inventa nuevos mo-tores para simplificar las operaciones de la indus-tria, y que los ramos auxiliares de la encuadema-cin los emplean para el adelanto de sus artefac-tos, el Arte del Encuadernador sigue progresando rpidamente, dando mayor brillo y consistencia los trabajos.

    Tenemos la satistaccion de poder asegurar que hoy dia en Madrid y Barcelona se ejecutan encua-demaciones con el mayor lujo y solidez, tal como se fabrican en Londres y Pars; habiendo merecido los mayores elogios de personas competentes, va-rias de las obras salidas de nuestros talleres, que han sido celebradas en la Corte y en los dems centros donde se han puesto de manifiesto.

    Nos abstenemos de citar los nombres de nuestros mejores artistas encuadernadores contemporneos, fin de evitar que un olvido involuntario se pu-diese interpretar por un acto de parcialidad.

  • MANUAL COMPLETO DEL

    SECCIN P R I M E R A .

    Del Alzador acoplador (1).

    Cuando todos los pliegos de u n a obra estn impresos y se-cos, el impresor hace de cada uno de ellos u n paquete mayor m e n o r , segn la t i rada haya sido ms menos considerable, y ent rega todos aquellos paquetes al alzador. E s t e rec ibe, pues, tantos paquetes cuantos pliegos hay en cada l i b r o .

    S i n embargo-como no todos los i m p r e s o r e s hacen secar los pliegos en sus tal leres, y que la mayor parte los m a n d a n m o -

    (1) Nota del Editor. Algunos se desdearn tal vez de poner atencin en las Secciones que tratan del alzador y del plegador, y estn muy equivocados: de los encargados de alzar y registrar las obras depende muy amenudo y casi siempre el que estn completas 6 faltas: y d vergenza actualmente en que todo el mundo se cree ser librero, ver el modo descuidado en que se tiene la parte de alzador y registrador de las obras .

  • 4 -

    () En el vocabulario que hay al fin, se hallarn lo^ trminos tcni-cos de este Manual.

    jados al a lzador, es importante decir algo sobre el modo de se-car estos pl iegos, pues que esta operacin e n t r a en sus a t r i b u -ciones. E l secar los pliegos en la i m p r e n t a a b r e v i a r a el trabajo del alzador si lo ejecutase u n operario intel igente y bien ejer-citado en esta operacin; pero casi siempre esta operacin se confia hombres sin n i n g n conocimiento, que cambian los pl iegos, entregndolos sin orden a l g u n o , de suerte que el t r a -bajo del alzador ms bien se aumenta que d i s m i n u y e . l i aqu como lo hace el alzador de conocimientos:

    A n t e s de tender los pliegos impresos sobre la c u e r d a , se de-ben a r r e g l a r sobre u n a mesa siguiendo el correspondiente orden numeracin de las s i g n a t u r a s . P r i m e r a m e n t e se coloca el pliego tendido sobre la m e s a , de modo que la s ignatura t o -que la mesa sobre la i z q u i e r d a del o p e r a r i o , y se colocan del mismo modo los pliegos que l levan la s i g n a t u r a igual , poniendo unos sobre otros. Entonces el operario toma u n cierto n m e r o de pl iegos, el que v a r a desde seis v e i n t e , s e g n la tempe-r a t u r a del colgador, la cor r iente de aire ms menos rpida que re ine en l ; y par t icu larmente s e g n el ms menos t iempo que el papel est i m p r e s o .

    E l operario t i r a estos pliegos hacia l y pone encima hacia el medio del pliego el colgador ( 1 ) ; dobla lo excedente por e n -cima y los pone sobre la c u e r d a . Se ve por esta p r i m e r a dispo-sicin que la s ignatura queda por afuera, pudiendo encontrarse con facilidad y leer la si se necesita. Se debe tener cuidado cuando se ponen estos pliegos sobre la c u e r d a , de hacerles cabalgar uno sobre o t r o , de modo que cuando se p o n g a n otros cabalguen sobre los p r i m e r o s lo menos de una pulgada, y lo m i s m o los terceros sobre los segundos, lo que facilita su r e l e v o .

    Cuando se ha llegado la l t ima porcin del montn del

  • pliego de que se ocupa, antes de colocarla sobre la c u e r d a , se cubre con una maculatura que indica el fin de cada pliego y anuncia el principio de o t r o . D e l mismo modo se dist inguen las diferentes clases d i papel, como el fino, vitela, etc. , con m a c u -laturas de color de otra clase.

    A l tender estos pliegos, se debe tener cuidado de e x t e n d e r -los bien y part icularmente de no mezclar los y vo lver los todos en la misma di reccin.

    L o s impresores que no hacen secar los pliegos en sus o b r a -dores, los mandan una vez impresos al acoplador, que los d i s -pone en el colgador, del modo que liemos mani festado.

    Cuando estn secos, el o p e r a r i o , con el colgador, hace r e s -balar varias de las mencionadas porciones de pliegos unos s o -b r e otros para f o r m a r u n manojo que quita y abate con cuidado sobre la mesa fin de igualar los b i e n . Hace montones separa-dos de todos los pliegos de cada s i g n a t u r a de la m i s m a o b r a , y del mismo tomo cuando consta de diferentes.

    E l alzador tiene una tabla mesa l a r g a , sobre la que puede colocar lo menos quince, s ignaturas. Si el l ibro tiene menos de quince pliegos, hace la alzada de u n a v e z , esto es en u n a sola operacin; si tiene ms de quince, f o r m a su l ibro en dos tres alzadas de diez quince pliegos cada u n a , teniendo c u i -dado de dividir los en postetas casi iguales.

    Supongamos que el l ibro se componga de treinta pl iegos: co-loca sobre la mesa los diez p r i m e r o s paquetes, s e g n el o r d e n de la signatura, yendo de derecha i z q u i e r d a . A ms ha de cuidar de colocar la s ignatura su i z q u i e r d a .

    Entonces se coloca delante del p r i m e r paquete; apoya u n a mano sobre el centro de los pliegos y con el pulgar de la o t r a que estar u n poco mojado levanta el ngulo del p r i m e r pliego del lado de la s i g n a t u r a , y pasa aquel pliego al segundo paque-te: levanta del mismo modo el p r i m e r pliego de este paquete, y lo pasa al t e r c e r o , del que toma tambin un pl iego, y contina as hasta haber l legado al l t i m o ; entonces levanta aquellos

  • 6 diez pliegos y los sacude en el borde de la mesa, m o v i n d o l o s entre las manos, en todas direcciones, fin de que queden iguales, y los coloca en u n montn aparte, con u n a desviacin en cada alza.

    E m p i e z a de nuevo la misma operacin basta haber empleado los pliegos de sus diez montones. T i e n e cuidado de colocar los cuadernos los unos sobre los otros, formando u n solo montn de toda esta p r i m e r a operacin. P e r o debe hacer dos o b s e r v a -ciones importantes en esta operacin: 1. de no tomar m s de u n pliego la vez de sobre cada m o n t n , porque de lo c o n -t r a r i o el l ibro tendr a varios pliegos de cada s i g n a t u r a , lo que echara p e r d e r otros tantos l ibros, y ocasionaria prdidas al l i b r e r o .

    2. Guando est al f in de la alzada, y le falta u n pl iego, debe inmediatamente pararse y pasar al r e g i s t r o de todas las partes acopladas, fin de asegurarse si por e r r o r habra t o -mado la vez var ios pliegos de la m i s m a s i g n a t u r a ; al encon-t rar los los quita de aquella parte y los pone su puesto en las que faltan. Despus de esta comprobacin, completa tantos ejemplares cuantos pliegos hubiese hallado de ms.

    Cuando no se puede continuar la alzada, por faltar u n a ms s ignaturas, se a r r e g l a n los sobrantes por o r d e n , unos sobre ot ros, y se hace u n paquete separado. Esto es lo que se l lama faltas.

    Concluida la alzada, se pasa al registro; esto es, se t o m a n las postetas alzadas y se v a n m i r a n d o las s ignaturas por si hay algunos pliegos dobles bien por si falta a l g u n o , fin de que queden las obras completas; pues sucede veces que con las f a l -tas de la alzada y los sobrantes del regist ro , se completan ot ras.

    U n a vez hecha la operacin de las alzadas, cuando constan de dos mas postetas, se toma u n a de cada clase y se f o r m a u n a sola, en la que conste el completo del tomo. Si el tomo tiene muchos pliegos, se f o r m a n postetas de veinte pliegos cada u n a , y se r e n e n hasta que queda completado el tomo.

  • A l g u n o s operarios alzan por manos hasta concluir todo lo que t ienen sobre la mesa. P e r o esta operacin, que en el acto es ms sencil la, cuando se necesitan sacar algunos ejemplares es ms costosa, porque se t ienen que contar los pliegos de cada, s i g n a t u r a .

    Se llama alzar la francesa el p r i m e r mtodo de operar que hemos descrito; es el ms seguro y mejor .

    Despus de haber doblado todas'las partes, se colocan unas sobre otras de diez en diez, las amontonan en la p r e n s a , y d n -doles u n a fuerte p r e s i n , disminuye el v o l u m e n considerable-mente y queda mejor la i m p r e s i n .

    A l g u n o s alzadores cuando amontonan, colocan veinte partes y aun ms en la misma di reccin: en esto hacen mal porque no es nada ventajoso; los montones no se a r r e g l a n b i e n , y cuando colocan por tamaos, si por e r r o r falta u n a de las p a r -tes bien por haber alzado dos pliegos la v e z , s iempre ser ms fcil el comprobar diez ejemplares que veinte.

    Cuando u n a obra est toda r e u n i d a , ya sea de seis, diez ve in -te tomos, es preciso j u n t a r l a un tiempo r e u n i r a por obras.

    Se empieza por colocar sobre la mesa el tomo p r i m e r o , s iempre de derecha i z q u i e r d a , y se ponen los dems en s e -guida unos de otros, s iempre hacia la derecha, y por o r d e n . Se alza u n tomo de cada m o n t n y se v a n colocando por obras ponindolas en sentido i n v e r s o , para poderlas dist inguir la p r i m e r a v i s l a .

    Cuando las obras estn enteramente acopladas y se han e n -tregado los encuadernadores la r s t i c a , e n c u a d e r n a d o -res en pasta, las que se necesiten perentor iamente, cuantas quedan en el almacn se ponen en paquetes por montones, en la p r o p o r c i n de seis resmas de papel cuadrado. Se c u b r e n con papel de estraza, se las pone u n rtulo y se atan f u e r t e -mente. L a s obras se conservan mejor en paquetes que dejn-dolas p o r montones en los almacenes, donde c o r r e n r iesgo de deter iorarse por mi l accidentes, y de mancharse con el p o l -

  • - 8 v o , etc. L o mejor es ponerlas en prensa y f o r m a r balas como se hace con el papel blanco.

    El alzador debe p r o c u r a r : 1. que no se hayan int roducido faltas al r e u n i r los pliegos en la i m p r e n t a despus de haberlos secado; para esto debe observar con cuidado la s i g n a t u r a para asegurase que los pliegos se s i g u e n con o r d e n . 2. Si al lado de la s ignatura no hay reclamo p a r a indicar la o b r a , debe dar una ojeada sobre el ttulo corr iente fin de a s e g u r a r s e que el pliego que tiene la correspondiente s i g n a t u r a , corresponde a aquella o b r a . 3. Si es una obra en varios tomos, se ve sobre la i zquierda de la lnea de pi y al lado de la s i g n a t u r a , que cita colocada la derecha sobre esta l nea, una cifra u n r e -clamo que indique el tomo; por consiguiente el alzador debe tener s iempre la vista sobre el r e c l a m o : si encuentra o t r a c i -f r a , debe aquel pliego ponerse aparte.

    L a s lminas se j u n t a n del mismo modo que las hojas del texto, pero no se acoplan por cuadernos; se ponen todas unas sobre otras, s iguiendo el orden de la paginacin, y separando tomo por tomo con u n a t i ra de papel que se. pone al t ravs s o -b r e cada uno de ellos.

    De lo que se acaba de manifestar, resulta que las funciones del alzador son m u y importantes y que casi s iempre depende de l el buen mal a r r e g l o de los pliegos de u n l i b r o , y que muchos e r r o r e s , que hacen menudo defectuosa una o b r a , se le pueden imputar . E s , pues, indispensable escoger u n o p e r a -r io intel igente y celoso de su o b r a .

    SECCIN II.

    Del Sa t inar y Glacear.

    Nadie hay que no observe que cuando los pliegos de u n a obra salen de la p r e n s a del i m p r e s o r , los caracteres han f o r -mado por cada let ra u n pequeo hundimiento en el papel, lo

  • 9 que ocasiona un rel ieve sobre la otra cara. Batiendo el encua-d e r n a d o r los pliegos cuadernos sobre la p i e d r a , con el mazo, como lo explicaremos en el . I I I , Seccin V , aplasta aquellas eminencias, pero los l ibros que se encuadernan la rstica que no s u f r e n esta operacin, no t ienen esta ventaja y no presentan la misma belleza.

    L o s l ibros que han de quedar encuadernados la r s t i c a , se baten m u y poco, fin de que presenten m a y o r v o l u m e n , y se a h o r r a tiempo y t rabajo. P a r a alcanzar este doble objeto, se imagin el satinar, cargo que se confia un operario quien se da el nombre de satinador.

    Esta operacin es m u y sencilla: basta colocar cada pliego de papel b i e n extendido entre dos hojas de carton delgado, fino igual , sujetando el papel la accin de una fuerte p r e n s a , dejndolo as durante u n cierto espacio de t iempo, que no debe bajar de doce horas. Vase esta operacin en globo: e n -tremos en algunos detalles.

    . E l satinar una obra, s iempre se hace cuando el papel i m -preso sale de las prensas y est del todo seco; veces es p r e -ciso satinar u n r e m i e n d o , luego que se acaba de i m p r i m i r ; cuando se saca de entre cartones, se f rotan stos con un pao seco para quitar la parte de tinta de i m p r e n t a que pueda h a -ber quedado en ellos, fin de que no manchen otros i m p r e -sos. E n el dia se satina cada pliego luego que se acaba de i m p r i m i r la l i rada, sea de los ejemplares que f u e r e .

    E l satinador recibe, pues, las obras despus que han sido acopladas y secas, coloca sobre la mesa y su i zquierda los cuadernos que deben formar el l i b r o ; abre el p r i m e r cuaderno por enmedio, coloca sobre su derecha u n montn de cartones bien secos, toma uno que se pone en f r e n t e , en seguida coge con la mano izquierda u n pliego i m p r e s o , lo extiende bien sobre el carton y pone e n c i m a o t r o ; sobre ste coloca otro pliego de papel, que lo extiende como el p r i m e r o , y lo cubre con otro c a r t o n . Contina as hasta que ha formado u n montn

  • 10 bastante considerable, pero no demasiado pesado para poder lo l levar sobre el tablero de la prensa sin desarreglar cosa a l g u -n a : encima de este m o n t n , coloca unos tras otros tantos cuantos la p r e n s a puede contener. E l todo lo cubre de var ias planchas tablas bien u n i d a s , y aprieta fuertemente la prensa.

    L o s buenos satinadores emplean la prensa hidrul ica, que ejerce, comparat ivamente las dems, u n a presin mucho ms f u e r t e .

    Despus de haberlos sacado de la p r e n s a , se l levan los m o n -tones la mesa sobre la que los han f o r m a d o ; los pliegos se colocan uno tras o t r o , la derecha, y los cartones la i z -quierda. D e este modo, los pliegos se quedan en el puesto de antes, y la alzada no se d e s a r r e g l a .

    E l satinador ejercita su arte no tan slo sobre los pliegos de papel i m p r e s o , sino tambin sobre los grabados en dulce, los litografiados en el papel para dibujo, el blanco, el de co-lor , etc. E s en estas distintas operaciones que el satinar exige var ias y diversas consideraciones.

    i. L o s grabados en dulce no e x i g e n ms precauciones que el i m p r e s o ; las operaciones son las mismas, se satina en seco.

    2. L a s lminas litografiadas se satinan de u n modo dife-r e n t e ; el rastr i l lo que frota sobre la plancha para i m p r i m i r la l i tograf a, tiende estirar el papel por todo donde f r o t a , y por consiguiente el centro queda abollado cuando las orillas estn pegadas, lo que produce u n a vista desagradable. E n t o n c e s el satinador moja las m r g e n e s con u n a esponja empapada en agua l impia; se est i ran las oril las y coloca las lminas que han sufrido esta operacin entre los cartones, como lo hace con los pliegos impresos en seco; al salir se encuentra la lmina e x -tendida con igualdad.

    3. L o s pliegos de papel para dibujo estn por lo r e g u l a r doblados p o r en medio; se t rata de hacer desaparecer aquel

  • 11 pliegue y de est i rar bien el pl iego: para c o n s e g u i r l o , se moja enteramente colocndole como el l i tografiado, entre dos c a r t o -nes gruesos lisos, pero sin b r u i r para que absorban con p r o n -titud el a g u a . Se apr ie lan con f u e r z a , y cuando los pliegos estn secos, se colocan entre dos cartones finos, y se les da u n a fuerte p r e s i n ; lo mismo sucede con los l i tografiados. E s t a operacin no se hace en el dia, porque las mquinas de v a p o r fabrican el papel de todos tamaos; as es que no estn d o -blados del medio como supone el prrafo anter ior .

    Descritas todas las operaciones del satinador, ahora nos falta hablar de su tal ler .

    E n medio de u n a espaciosa cuadra sala se pone u n a g r a n mesa; su largo y ancho proporcionado al puesto en que est colocada; lo largo de la pared h a b r tres cuatro fuertes prensas de torni l lo como las del fabricante de papel, y lo menos u n a h idrul ica. S o b r e la g r a n mesa se pondrn dos grandes cuadros de doce quince pies de l a r g o , sobre cerca t re inta pulgadas de ancho. Se separa uno de otro por listones de diez y ocho pulgadas de largo bien unidos colocados los cuatro ngulos de cada cuadro, lo que f o r m a u n a especie de jaula suspendida al techo. Estos cuadros t ienen lo largo una infinidad de agujeros u n a pulgada de distancia uno de o t r o ; se pasan fuertes bramantes en ellos del modo siguiente: se i n -troduce el bramante en el de abajo, de dentro f u e r a , donde se le hace un fuerte nudo para que no se escape; se pasa luego al super ior que tiene enfrente de afuera a d e n t r o , y de este agujero al del lado de adentro afuera, se int roduce luego al segundo infer ior de fuera adentro, enseguida al tercero de dentro a f u e r a , y as consecutivamente siguiendo todos los agujeros. P o r este medio todo el cuadro est l leno de b r a -mantes vert icales, distancia de una pulgada uno de o t r o ; se tienden perfectamente, haciendo lo mismo con el cuadro que est al f rente la distancia de u n pi, diez y ocho pulgadas. D e este modo se formar un tendedero para hacer secar los

  • 12 cartones, colocndolos entre dos bramantes; este tendedero estar bastante elevado p a r a que no se pueda tocar con la cabeza, y que no incomode durante el trabajo.

    E l satinador debe estar provisto de u n n m e r o considerable de cartones: varios mil lares de cada u n a de las dos especies de que hemos hablado, le son indispensables. E s t a operacin, que parece sumamente sencil la, requiere grandes conocimien-tos de las diferentes calidades del papel ; cada una de estas calidades exige precauciones que es imposible describir las, y sobre las que no se pueden dar reglas generales. U n poco de prctica f o r m a maestros en este a r t e .

    Cuando la impresin es reciente, bien que la t inta, de mala calidad, no ha logrado secarse c o n v e n i e n t e m e n t e , los cartones acaban por ensuciarse, en cuyo caso, si no se tiene cuidado, ensucian las hojas que luego se satinan. P a r a p r e v e -n i r esto, es preciso que los cartones sean limpiados con f r e -cuencia, y se obtienen m u y buenos resultados frotndolos f u e r -temente con unos tarugos hechos de papel sin cola, hasta que hayan desaparecido todas las manchas.

    A fuerza de serv i r los cartones se humedecen u n tanto, de modo que han de secarse, sin lo cual no p o d r a n usarse. A l efecto se colocan de canto en u n a especie de cuadros s e p a r a -dos por t r ingulos de m a d e r a s implemente por b r a m a n t e s .

    2. Glacear el papel .

    Hace mucho tiempo que los fabricantes de papel ya expeu -den el papel glaceado c i l indrado, como se acostumbra l l a -m a r l o , porque en el acto de la i m p r e s i n salen la let ra y los grabados ms limpios y c laros, tanto para la lectura como p a r a la v ista.

    P a r a c i l indrar glacear el papel, se hace de dos modos d i -ferentes, segn el gusto del fabricante. E l p r i m e r o consiste en colocar los pliegos de papel entre g r a n d e s cartones l u s t r o -

  • 1.3 sos, corno para el sat inar, y someterlos la fuerte presin de u n a prensa hidrul ica, por algunas horas, y queda el papel fino y lust roso.

    E l segundo mtodo consiste en colocar los pliegos de papel u n poco hmedos entre planchas de zinc, y cuando hay un paquete de veinte y cinco pliegos, se pasan por el c i l indro, se quitan aquellos que l ian quedado glaceados, y se colocan otros hasta su conclusion.

    H a y prensas de ci l indros de var ios sistemas que facilitan con la m a y o r brevedad esta operacin sin cansancio ni fal iga por parte de los t rabajadores.

    Con el giaceado ci l indrado del papel en blanco se a h o r r a el trabajo de satinar el papel i m p r e s o , por el poco re l ieve que hace la i m p r e s i n ; no obstante se le puede batir u n poco, para dar al v o l u m e n ms compactibi l idad, lo que da m a y o r duracin al l ibro y la i m p r e s i n sale ms h e r m o s a .

    SECCIN III .

    Del P legar y de la Plegadora. (1)

    E l trabajo de la plegadora no es menos importante que el del alzador. E n efecto, si la trabajadora no pone la m a y o r atencin en su o b r a , resultan las transposiciones que se ob-servan menudo en los l ibros, part icularmente en los no e n - -

    (\) La cosedora encuadernadora la rstica est por lo regular encargada de doblar los pliegos. Este trabajo se hace con ms regu-laridad y prontitud por las plegadoras, que no se ocupan de otra cosa. 'Est probado que en las ar tes mecnicas, el dividir el trabajo es abreviarlo: multiplicar las operaciones, es simplificarlo; destinar una persona exclusivamente cada una de ellas, es obtener la vez celeridad y economa.

    Por es ta razn aqu t ra tamos estas dos operaciones por separado: lo mismo haremos con o t ra s .

  • 14 -cuadernados., y que detienen al lector, lo que ofrece u n g r a n d e i n c o n v e n i e n t e .

    A medida que la plegadora trabaja, debe examin a r con el m a y o r cuidado que salga la s ignatura al f rente de cada p l i e g o , p a r a no tener que p e r d e r el tiempo en desdoblarlo otra v e z . P a r a esto, al doblar cada pliego^ debe: 1. leer con atencin la s i g n a t u r a , para asegurarse que los pliegos continan en el o r d e n n u m r i c o en el alfabtico. 2. Si es una obra que no tenga sino u n tomo, debe echar u n a ojeada sobre el ttulo c o r r i e n t e , para ver si los pliegos pertenecen la misma o b r a . 3 . " Si es u n a obra que tenga varios v o l m e n e s , debe e x a m i -n a r el reclamo que est la i zquierda de la s i g n a t u r a , sobre la l nea de pi, y que indica el t o m o , fin de asegurarse que todos los pliegos p e r t e n e c e n al v o l u m e n de que se ocupa. N o repet i remos ms estas observaciones, que son tan comunes todas las o b r a s .

    Cada tamao presenta sobre el mismo pl iego, u n cierto n -m e r o de pginas que le son relat ivas, pero que estn coloca-das de modo que cuando el pliego est bien doblado, las p -ginas se s iguen en el o r d e n n u m r i c o . E x i g e cada tamao u n modo part icular de doblar los pl iegos; vamos ahora e n t r a r en todos los detalles necesarios, para describir aquellas o p e -raciones, empezando por el en-flio y bajando sucesivamente todos los tamaos ms usados.

    De el en-flio. Este tamao se i m p r i m e de dos modos, en u n solo pliego en dos, como el Diccionario de la lengua cas-tellana. L o s peridicos son los nicos que se i m p r i m e n en u n solo pl iego; las otras obras se i m p r i m e n en dos; es as que e s -tos dos pliegos se colocan uno dentro del o t r o , y f o r m a n u n pequeo cuaderno de ocho pginas, lo que se l lama encajar. E l p r i m e r pliego l leva por s ignatura A 1; sobre el r e c t o , y las cifras de la paginacin 1 , 2 , 7 y 8. E l segundo pliego se mete dentro del p r i m e r o , l levando por s ignatura A 2 , 1*, 1... y por cifras de sus pginas 3, 4, 5, 6.

  • 15

    fl) Siendo esta operacin igual para todos los tamaos, no vo lve -remos a repetir la . Supondremos que se ha entendido bien.

    L a plegadora abre el cuaderno que coloca delante de ella, de suerte que las letras v e n g a n al revs, y la s ignatura al lado de la mesa la derecha y por a r r i b a ; con su plegadera e x t i e n -de bien el pl iego, y tomndolo con la mano i z q u i e r d a , por el ngulo que est su d e r e c h a , dobla el pl iego sobre las puntu-ras, teniendo cuidado de colocar las dos cifras de la p a g i n a -cin la u n a sobre la o t r a , y pasando rpidamente la plegadera sobre el pliegue p r i m i t i v o , determina el pliegue que debe c o n -servar aquel pl iego, y lo coloca su lado. E n seguida toma el segundo pl iego, y lo dobla con el mismo cuidado, y lo coloca dentro del p r i m e r o , observando que las signaturas estn s i e m -p r e las unas sobre las otras. E s t a operacin se llama encajar. Generalmente esta operacin se ejecuta cuando est todo el tomo plegado.

    De este modo, la plegadora f o r m a sus pequeos cuadernos de dos pliegos, que coloca uno sobre otro delante de ella, y fuera del cuaderno en que t rabaja, teniendo cuidado de v o l v e r al revs el pequeo cuaderno, de suerte que la p r i m e r a p g i -na toque la mesa.

    Cuando se dobla u n en folio impreso en u n solo pl iego, tal como u n peridico, se sigue la misma m a r c h a , sin ms d i -ferencia que no se separa n i n g n pl iego, porque son todos iguales.

    De el en 4. L a plegadora despus de haber abierto d e -lante de s el paquete que ha recibido del alzador, de suerte que los agujeros de las punturas se e n c u e n t r e n en u n a d i r e c -cin perpendicular al borde de la mesa que tiene delante, pasa por encima dos tres golpes de plegadera para bien extender los pliegos (1) .

    L a operacin que acabamos de describir es no slo n e c e s a -r ia p a r a bien extender los pl iegos, sino indispensable para h a -

  • 16 cerlos resbalar u n o sobre o t r o , fin de que la operarla pueda tomarlos de uno uno con ms facil idad, lo que se ejecuta apoyando l igeramente la plegadera sobre la superficie del m o n t n ; entonces se separa el p r i m e r p l iego, y se incl ina u n poco sobre la derecha

    l i aqu el modo como se hace: toma la plegadera por el centro con la mano d e r e c h a , con la i zquierda coge el pliego por el ngulo s u p e r i o r y lo conduce hacia el in fer ior que se e n c u e n t r a la derecha j u n t o ella, y hace concordar las dos cifras s u p e r i o r e s de las dos pginas. E n t o n c e s , apoyando el ndice sobre el lomo de la p legadera, se sirve de ella p r i m e r o para extender el p l i e g o , y al mismo tiempo f o r m a su pl iegue, subiendo diagonalmente de abajo a r r i b a : cuando ha llegado all, hace dar media vuelta a la p legadera, lo que hace cambiar la direccin de la diagonal de a r r i b a abajo, y concluye de m a r c a r el pl iegue en este sentido. Si bajase la plegadera en la misma direccin que tenia al pr incipio, l iar a pl iegues r o m p e r a el papel cambiara el doble que deba tener , lo que ocasionaria u n a g r a n d e i m p e r f e c c i n . O b r a n d o como acaba-mos de i n d i c a r , evita todos estos inconvenientes.

    L a plegadora v u e l v e el cuaderno de suerte que la s ignatura est su i zquierda en la p a r l e s u p e r i o r , la cara contra la mesa, de manera que vea delante de ella las cifras de la p a g i -nacin 2, 3 , 7, . P r i m e r a m e n t e dobla el pliego como en los de en folio, s e g n la lnea de las p u n t u r a s , teniendo cuidado de colocar la p r i m e r a l e t r a de la l t i m a linea de la pgina 7, si estas dos lineas son enteras.

    Se debe observar que pueden p r e s e n t a r s e diferentes casos: 1." que la l t i ma linea de la pgina G sea un principio de aparte; entonces como la p r i m e r a palabra est ms a d e n t r o , si se fijase sobre esta p r i m e r a let ra doblaria mal y la pgina i r ia al t ravs. 2. E s t a pgina 6 puede concluir u n captulo, y e n -tonces habr a un blanco que no podr ia d i r i g i r l a . 3. Que la l nea final de la pgina 7 no est l lena, que presente u n

  • claro por haberse concluido el captulo antes de l legar al pi de la pgina. E n todos estos casos, no pudiendo la operar a r e c u r r i r las cifras, porque estn escondidas, se guia por las lneas super iores, con tal que no estn demasiado a r r i m a -das la cabeza, bien por la just i f icacin, finalmente por la v ista, la que le indica si la pgina est no recta. L a p r c t i -ca di r ige mejor que las reglas que se podr an sentar . No v o l -veremos repet i r esta observacin, que se r e n u e v a en todas las operaciones del p legar .

    Despus de haber fijado el p r i m e r doble s e g n la l nea de las punturas y sin descomponer el pl iego, lo dobla otra v e z , haciendo caer la cifra 4 sobre la cifra 5 y la coloca delante de ella, del mismo modo que lo hemos explicado para los de en folio, esto es, el n m e r o 1 sobre la mesa. De este modo v formando .tantos cuadernos como pliegos t iene; pero no se encaja n i n g u n o .

    L o s peridicos en 4. se i m p r i m e n por medios pliegos; entonces se dobla como lo hemos indicado para los de en folio. A l g u n a s veces se i m p r i m e n en 4 ." m a y o r ; en este caso se dobla di ferentemente. E l p r i m e r pliego se hace sobre lo l a r -go del papel e n t r e las puntas de las pginas, en u n a lnea perpendicular la de las p u n t u r a s , y el segundo en la de las mismas.

    De el en 8." L a operar ia dispone su pliego de suerte que la s ignatura se encuentre su i zquierda hacia abajo, con el derecho sobre la mesa. Entonces tiene delante de ella en u n a lnea hor izontal en la direccin n a t u r a l , las pginas 2 , 15, 14-, 3 y encima la vuelta y en el mismo o r d e n , esto es, leyendo de izquierda derecha las pginas 7, 10 , 1.1,6. J o b l a s i -guiendo la lnea de las p u n t u r a s , haciendo caer el 3 sobre el 2 y el 6 sobre el 7. Entonces tiene en la direccin n a t u r a l , los n m e r o s 4 y 13 y la vuelta el 5 y 12; sin d e s a r r e g l a r el pliego aplana con la mano i zquierda su parte super ior sobre la infer ior , haciendo que caiga el n m e r o 5 sobre el 4; por este

    2

  • 18 medio el 12 queda sobre el 1 3 ; la operaria se sirve para esta operacin de la plegadera, p a r a no hacer pliegues falsos, d i -r ig indola donde se debe hacer. A s i se practica en todas las operaciones. Doblando el pl iego de esta s u e r t e , la operar ia ve delante las pginas 8 y 9 ; entonces loma el papel con la mano izquierda en la pgina 9 ; la coloca sobre la 8 y forma el t e r c e r pl iegue sujetndolo con la p legadera.

    A l g u n a s veces el octavo se i m p r i m e por medios pliegos; e n -tonces se hace de cada pliego dos cuadernos, cortando cada uno de ellos en la l inea de las p u n t u r a s , lo que hace dos m e -dios pliegos, que se doblan por separado, como hemos indica-do por el en cuarto. T a m b i n se i m p r i m e de esta suerte el octavo m a y o r ; entonces el p r i m e r pliego se hace por su centro en la lnea de las p u n t u r a s ; el segundo en la misma direccin por entre el principio de las pginas; y el t e r c e r o , sobre lo largo del papel. i

    De el en 12. l lasta aqu la operar ia no ha debido c o r l a r n i n g u n a t i ra de papel para plegar la; pero para este tamao y siguientes, esta medida es casi indispensable.

    E l pliego en dozavo contiene "24- pginas 12 hojas. No es posible al i m p r i m i r l o disponer las pginas de m a n e r a que con simples pl iegues, como se hace en el octavo, se pueda plegar el pliego por e n t e r o . E s necesario cortar , pues, una t i ra que contiene ocho p g i n a s , la que se dobla a p a r t e , y f o r m a r de ella u n pequeo cuaderno, el que se l lama as, pues de lo contrar io f o r m a r a cuadernos demasiado voluminosos muy d i -fciles de encuadernar y poco slidos. L o dems del pliego se dobla como el octavo, formando u n segundo cuaderno que c o n -tiene 16 pginas, el que se llama cuaderno mayor.

    H a y dos modos de imponer el pliego en 12.: bien el c u a -derno pequeo debe encajarse en el m a y o r , debe f o r m a r uno aparte: la s ignatura indica siempre esta disposicin. Cuando el cuaderno debe encajarse dentro del o t r o , la s i g n a -f u r a que se halla al pi de la p g i n a 17 es la misma que hay

  • 19 en la p r i m e r a del cuaderno m a y o r : slo se diferencia por unos puntos una estrella, de suerte que. si la s ignatura lleva el 1, el pequeo cuaderno tiene el 1, 1*; si la s ignatura es A , el m e n o r tiene A 1, y as consecut ivamente.

    Cuando el pequeo cuaderno no debe encajarse en el m a -y o r , cada uno l leva u n a s ignatura di ferente, s iguiendo el o r -den numrico alfabtico: de este modo, cuando el cuaderno mayor del p r i m e r pliego lleva el 1 A , el pequeo tiene el 2 B. E l l ibro t iene, por consiguiente, doble n m e r o de c u a -dernos que pliegos; esto se llama poner el cuaderno por afuera.

    Despus de haber la operar ia abierto su cuaderno, de suerte que la s ignatura quede a r r i b a y de cara la mesa, y que ve al travs delante de o l a l a s pginas 2 , 7, 11, 2 3 , 18, 10, 2 2 , 19, 15, 3 , 0, 1 0 , ve al derecho las pginas 11, 14, 15, 10, separadas de las otras ocho pginas la i zquier d a por u n g r a n m a r g e n en 'medio del cual hay punturas aun mejor l -neas derechas impresas, que indican el lugar donde se debe cortar. Pliega el papel s e g n estas lneas las p u n t u r a s , quita esta parte, que dobla colocando el 11 sobre el 1 0 ; forma u n pl iegue, en seguida coloca el 13 sobre el 12, y entonces la s ignatura que se encuentra en la pgina 9 queda afuera, y su pequeo cuaderno plegado.

    E n seguida vuelve lo restante del pliego que debe f o r m a r su cuaderno pr incipal : toma con la mano izquierda su parte inter ior colocando el 3 sobre el 2 , el 6 sobre el 7, y dobla. L u e g o hace u n segundo pliegue poniendo el 20 sobre el 2 t y el 5 sobre el 4. F i n a l m e n t e , forma un tercer pliegue colocan-do el 8 sobre el 17, y su cuaderno mayor se dobla por encima de la s i g n a t u r a ; encaja dentro de ste el pequeo, quedando doblado su pl iego.

    Cuando el impreso est dispuesto de modo que el cuadernito no deba encajarse dentro del m a y o r , esto es, que el c u a d e r n i -to se coloca en seguida del m a y o r , las cifras que indican la

  • 20 paginacin no estn dispuestas en el mismo o r d e n que en el caso precedente. Se coloca el pl iego sobre la mesa del mismo modo que lo l iemos explicado, se c o r t a el cuadernito que se dobla en dos veces, p r i m e r a m e n t e por en m e d i o , y en seguida otra vez por en medio, teniendo cuidado de poner la s ignatura por afuera; se le pone aparte, y luego se pliega el cuaderno m a y o r .

    Este se dobla del mismo modo que el pliego en que se debe encajar el cuaderno pequeo. P r i m e r o se dobla el 3 sobre 2 y 6 sobre 7; segundo, 12 sobre 13 y 5 sobre 4 ; finalmente, 8 sobre 9 , y el pliego queda doblado. Se pone este cuaderno m a y o r y el pequeo encima.

    E l en 12. Se i m p r i m e algunas veces en tamao m a y o r : e n -tonces se corta el pliego lo largo del papel, y no lo ancho, como en los ejemplos precedentes; el corte est siempre i n d i -cado por lneas impresas. Se dobla lo mismo que lo hemo.s ya explicado: el cuadernito se encaja no en el m a y o r , segn lo manifiesta la s i g n a t u r a .

    De el en 16. E s t e tamao s iempre se i m p r i m e por m e -dios pl iegos, esto es, que cada pliego contiene dos ejemplares del mismo t e x t o . L a mitad del pliego s i r v e para u n e j e m p l a r , y la o t r a mitad p a r a otro de la m i s m a o b r a . Cada uno de e s -tos medios pliegos se dobla por separado como en el 8., y se f o r m a n de ellos dos montones, de suerte que cuando se ha doblado el ltimo pl iego, se tienen dos ejemplares de la m i s -ma obra.

    L o s en 8:, 16., 3 2 . , etc. , se i m p r i m e n en dos ejempla-res sobre el mismo pl iego, y se hacen dos montones distintos como acabamos de indicar en este l t i m o .

    De el en 18. E l pliego del 18." se f o r m a con tres c u a -dernos compuestos cada uno de ellos de uno de ocho pginas, y de otro pequeo de c u a t r o . Se extiende bien el p l iego, l a s i g n a t u r a hacia a r r i b a la d e r e c h a , y tambin contra la mesa, se dobla la t i ra de la mano derecha con la de en medio,

  • 21 en la direccin de la l nea perpendicular en el borde de la mesa, delante de la que se trabaja, haciendo que caigan las cifras 2 , 3 y 7 sobre las 2 3 , 22 y 18, lo que pone descu-bierto la s ignatura y el reclamo de la pgina 12; se corta esta t i ra y se pone aparte encima de la mesa, con la s i g n a t u r a sobre.

    L a parte t i ra de en medio se pl iega del mismo m o d o , p r o -curando que v e n g a n los n m e r o s 14, 15, 19 sobre los de las pginas 3 3 , 3 4 , 3 0 ; entonces se manifiesta la segunda s i g n a -tura 2 B ; esta par le se corta i g u a l m e n t e , y de esta suerte e l pliego queda dividido en tres partes iguales. L a t i r a marcada con la segunda s ignatura sobre la p r i m e r a , y la t e r c e r a e n c i m a de la segunda con la s ignatura que v e n g a sobre. L a s t res p a r -tes se toman la v e z , se dejan delante, ponindolas de a r r i b a abajo, de m a n e r a que las s ignaturas m i r e n sobre el plano de la mesa y al lado i z q u i e r d o . Se corta el cuadernito s e g n la lnea m a r c a d a , doblndolo de modo que la s ignatura quede por afuera: lo restante se dobla en dos, l levando las dos p g i -nas la derecha, sobre las dos de la i z q u i e r d a , con las cifras unas encima de otras; se hace en seguida u n segundo pl iegue con la s ignatura siempre en la parte e x t e r i o r , quedando as doblado el cuaderno m a y o r ; se mete el cuadernito dentro y se deja este cuaderno delante del o p e r a r i o , con la s ignatura vuelta la mesa.

    Del mismo modo se dobla la segunda y tercera t i r a , y el p r i m e r pliego queda doblado en tres cuadernos; lo mismo se practica para los siguientes.

    A l g u n a s veces sucede que el 18. no tiene sino dos c u a d e r -nos: entonces se opera como para en el 12.; se quita u n a parte para f o r m a r el cuaderni to, se pliega el cuaderno mayor como el pliego en 8., y se encaja el cuadernito en el d icho.

    De el en 20. Este tamao, cuyas pginas son cuasi c u a -dradas, est poco en u s o ; se i m p r i m e por medios pl iegos, como se ha explicado para el en 16. S i r v e para los alfabetos, los catecismos almanaques c o m u n e s .

  • De el en 2 4 . 0 Este tamao se i m p r i m e por medios pliegos como en el 1 6 y 20. De cada hoja se hacen dos cuadernos encajando el uno dentro del o t r o , dejndolos separados. De todos modos cada medio pliego puede considerarse como uno entero de el en 12.; se saca el cuaderno, se dobla en 12. dejando la s ignatura p o r a f u e r a ; en seguida se pliega el cua-d e r n o m a y o r como el del en 1 2 . , con la s ignatura tambin por a f u e r a . Si estas dos signaturas son iguales, se encaja el pequeo cuaderno dentro del m a y o r ; pero si se s iguen en el o r d e n n u m r i c o alfabtico, se dejan sueltos.

    De el en 32. E s t e tamao se impone y se i m p r i m e de dos modos distintos, por medios pl iegos, y entonces cada pliego sirve para dos ejemplares, formando dos cuadernos, con u n a s ignatura diferente cada uno de ellos, bien cada pl iego no s i rve sino para u n ejemplar, y cuando es as f o r m a cuatro cuadernos, que cada cual l leva u n a s ignatura part icular , s i -guiendo siempre el orden numrico alfabtico.

    E n el p r i m e r caso, esto es, cuando el pliego s i rve para dos ejemplares, se dobla segn las p u n t u r a s , y se corta en el p l i e -g u e , so deja aparte la hoja super ior para el segundo e jemplar . Se pone aparte el medio pliego al t ravs su frente con la sig-n a t u r a la derecha descubierto, sobre la mesa hacia a r r i b a , y la otra s ignatura la i z q u i e r d a , tambin hacia a r r i b a ; pero vuelta del lado de la m e s a . Se dobla de derecha i zquierda procurando que la s ignatura caiga la derecha sobre la vuelta de aquella de la i z q u i e r d a , con las cifras de la paginacin las unas sobre las otras, y se corta tambin por el p l iegue. A q u e l medio pliego se encuentra de esta suerte dividido en dos p a r -tes, cada una de ellas en 16 pginas: se dobla cada uno de estos cuartos de pliego como en octavo, y se colocan los unos sobre los otros; estos cuadernos jams se encajan unos dentro de otros. Cuando u n ejemplar est del todo plegado, se dobla el segundo del mismo m o d o .

    E n el segundo caso, cuando todo el pliego no sirve sino

  • 23 -para u n solo ejemplar, se corta en cuatro en el caso a n t e r i o r , y en seguida se pliegan los cuatro cuadernos, cada uno como los de en 8..

    De el en 36. M i r a n d o u n pliego en 36. bien extendido lo largo sobre la mesa, esto es, la lnea de las p u n t u r a s la izquierda y perpendicular al borde de la mesa que se tiene delante, la p r i m e r a s i g n a t u r a la izquierda y hacia a r r i b a , y y la t e r c e r a abajo la derecha, u n a y otra descubierto, se ve que est dividido en t res partes iguales, p r i m e r o por la lnea de las p u n t u r a s la i z q u i e r d a ; segundo por las rayas impresas que indican u n a l nea paralela la de las punturas hacia la derecha. E s t a imposicin indica que se deben f o r m a r tres partes de cada pl iego. P a r a ello se dobla p r i m e r a m e n t e , segn la lnea paralela la de las p u n t u r a s , y se-corta; en s e -guida se pl iega conforme la de las p u n t u r a s y se corta otra vez. E n t o n c e s cada parte presenta tantas hojas como el pliego entero en 12., de'las que cuatro estn separadas de las ocho restantes, por u n a r a y a impresa en medio de los m r g e n e s . Cada parte se dobla lo mismo que el pliego en 12., esto es, se corta p r i m e r a m e n t e el cuaderni to, el que se pl iega con la s ignatura por afuera y se pone aparte, despus se dobla lo restante formando el cuaderno m a y o r , con la s ignatura t a m -bin por afuera. S i las signaturas indican, como lo hemos hecho observar para el en 12., que el cuaderno m e n o r debe encajarse dentro del m a y o r , se hace a s ; de lo contrar io se coloca el pequeo sobre el g r a n d e , como se ha visto en el en 1 2 . .

    Se ve que el pliego 36. no es otra cosa que el dozavo r e -petido tres veces en el mismo pl iego; se divide en t res partes, que son consideradas cada u n a de ellas como u n pliego en dozavo, las que se doblan de la misma m a n e r a . Si se observa con atencin en el 16., se v e r que del modo como se corta el pliego en partes, se reduce cada una de ellas u n n m e r o de hojas pginas igual al que presenta el pliego en octavo,

  • el cual se dobla como este l t i m o , y del que se hacen tantos cuadernos como da el cociente de la division del n m e r o 32 por 8, si se cuenta por hojas; si se cuenta por pginas, del n m e r o 64 por 16, y este cociente en ambos casos, es s i e m -p r e 4. L o mismo sucede por el en 3 6 . ; cada pliego de este tamao tiene 72 pginas, dividido este n m e r o por 2 4 , que es el de pginas de el en d o z a v o . T e n d r i s por cociente 3 . S o n , pues, tres parles las que debis hacer de cada p l i e g o , y como el divisor ha sido 2 4 , n m e r o de pginas del en d o z a -v o , debis cortar el cuaderno pequeo y doblarlo como el en dozavo.

    E s t a r e g l a es g e n e r a l , y podramos dispensarnos de hablar de algunos tamaos poco usados, pero para que este Manual sea ms completo, daremos dos ejemplos que p o n d r n al o p e -r a r i o en estado de resolver fcilmente todas las dificultades que puedan presentrsele.

    T o d o s los tamaos que exceden al en 36.", t ienen u n m a y o r n m e r o de pginas; pero ste s iempre es divisible por 16 por 2 4 , y el cociente da s iempre el n m e r o de cuadernos, y por consiguiente el de las partes que deben formarse en cada medio pl iego, porque estos tamaos se i m p r i m e n siempre en medios pliegos, ya sea que cada medio pliego cor responda u n ejemplar part icular, bien sea que ambos medios pliegos pertenezcan al mismo.

    De el en 64. Se ve que 64 hojas no dan sino 128 p g i -nas, divisibles exactamente por 16, lo que me da 8 por c o -ciente. E m p i e z o por div idi r el pliego en dos, segn la lnea de las p u n t u r a s , en seguida cada medio pliego en c u a t r o , s i g u i e n -do las lneas impresas, paralelas y perpendiculares la de las p u n t u r a s , y he sacado cuatro pliegos por cada medio m a y o r , lo que hace 8 por pliego entero. Doblo cada pliego pequeo como en el octavo, la s ignatura por encima; y tengo ocho cuadernos iguales por cada pl iego, cada uno de ellos con s ignatura d is-tinta.

  • De el en 72. L o mismo sucede con este tamao: 72 hojas dan 144 pginas, exactamente divisibles por 2 4 , n m e r o de pginas de el en d o z a v o , lo que me da 6 por cociente. Div ido cada medio pliego en tres partes s e g n las lneas que indican las rayas de i m p r e s i n , en seguida separo el cuaderni to, d e -signado sobre cada una con otras rayas tambin impresas; doblo ambos cuadernos pequeo y g r a n d e , como se ha i n d i c a -do en el en dozavo, y encajo el pequeo d e n t r o del mayor l o pongo sobre, s e g n indican las s ignaturas.

    Creemos haber entrado en bastantes detalles para que el o p e r a r i o , el aficionado, no se vean nunca embarazados.

    Con la maquinar ia del dia, se i m p r i m e n los tamaos en grandes pliegos, que se c o r l a n s e g n ya lo indican las s i g n a -t u r a s .

    SECCIN IV.

    Del Encuadernador la rstica. A u n q u e no sea absolutamente indispensable que u n l ibro se

    ponga la rst ica antes de encuadernar lo en pasta, pudiendo el operario r e d u c i r el l ibro en pliegos al salir de las manos del alzador, sin embargo como las ms de las veces sucede que l o s l ibreros v e n d e n sus obras la rst ica, y que no es sino en casos poco frecuentes que las hacen encuadernar para satisfa-cer al comprador que las pide con este r e q u i s i t o , vamos h a -blar del arte de la encuademacin la r s t i c a .

    E n c u a d e r n a r n n l ibro la r s t i c a , es r e u n i r todos sus pl ie-gos, coserlos j u n t o s , siguiendo u n cierto o r d e n , fin de que la lectura siga sin i n t e r r u p c i n n i claros. Cuando todos los p l ie-gos estn cosidos, se cubre el l ibro con u n pl iego de papel de color una cubierta i m p r e s a . E s t a operacin es m u y sencilla en el dia; no e x i g e , como en otro t iempo, un i n s t r u m e n t o p a r -t icular, que era el lelar del encuadernador (cosedor . )

    Antes de e n c u a d e r n a r u n l ibro la rst ica, los pliegos han

  • - 26

    (1) Para evitar repeticiones intiles suponemos que el lector co-noce el valor de las palabras tcnicas; de lo contrario podr recurrir al Vocabulario que v al fin de este libro.

    sido alzados y doblados, conforme lo hemos indicado en las secciones precedentes.

    Guando se quiere poner u n l ibro la rst ica, se r e g i s t r a si los pliegos estn colocados unos sobre otros, s e g n la serie de las signaturas y de los redamos; y si todos los pliegos c o r r e s -ponden al mismo t o m o , la m i s m a o b r a , como lo hemos i n -dicado para el alzador y la plegadora. Esto se comprueba con facilidad porque la s i g n a t u r a debe estar al pi de la p r i m e r a pgina de cada cuaderno; si sobre uno varios no se e n c o n -t rase, se deberan v o l v e r doblar de n u e v o , y se colocaran del modo correspondiente si es que no lo estuviesen. E s t e r e -gist ro se hace con pront i tud y facilidad: se toman con la mano derecha los pliegos que deben componer el l i b r o , por el ngulo super ior del lado opuesto al lomo, se levantan lo necesario p a r a poder leer la s ignatura empezando por el p r i m e r c u a d e r -n o , se sueltan sucesivamente los cuadernos uno tras o t r o , e n -tonces se leen las signaturas en el orden n a t u r a l alfabtico ar i tmt ico, 1, 2 , 3, 4, 5, 6, etc. hasta el l t imo. E s t a opera-cin se l lama Registrar pasar.

    A n t e s de coser el l i b r o , se toma u n montn de dos, tres cuatro v o l m e n e s , se ponen en la p r e n s a entre dos tablas, haciendo de modo que el lomo presente su cara, y se le dan dos golpes de s i e r r a una distancia r e g u l a r segn los t a m a o s , p a r a que al acto de coserlos, sea con mas p r o n t i t u d i g u a l d a d .

    Despus se separan los volmenes y se les pone las g u a r d a s .

    Entonces el operar io pone este montn sobre la mesa en que trabaja y lo coloca su i z q u i e r d a , con el p r i m e r cuaderno encima. T o m a con la mano izquierda este p r i m e r cuaderno, lo cubre con la guarda ( 1 ) , y lo pone sobre la mesa, de modo que

  • la g u a r d a toque ella y que la p r i m e r a pgina est sobre. E s t a disposicin es necesaria, fin.de que pueda c o r r e r la g u a r d a al mismo tiempo que el cuaderno. L a g u a r d a es indispensable p a r a hacer que el pliego de papel que debe s e r v i r de cubierta, est pegado al l i b r o , para darle m a y o r solidez. Entonces se cose con el lt imo cuaderno otra g u a r d a , como lo indicaremos ms abajo, y por las mismas razones.

    Para hacer la costura, se s i rve el operario de u n a l a r g a aguja r e g u l a r , en la que ensarta u n a l a r g a h e b r a de h i lo ; traspasa el pliego del exter ior al in ter ior sobre u n tercio de lo largo del l i b r o ; tira el hilo hacindolo salir por encima cosa de dos pulgadas, entonces hace u n segundo punto de dentro afuera, segn su tamao, y saca el hilo por a fuera, sin desar-r e g l a r el cabo que pasa. E n seguida pone el segundo cuaderno sobre el p r i m e r o , volvindole de a r r i b a abajo como el p r e -cedente, y p r o c u r a n d o que los dos cuadernos estn bien i g u a -les por la parte super ior ; entonces mete su aguja de afuera adentro, en este segundo cuaderno en frente del agujero i n -fer ior del p r i m e r o y pasa por otro agujero de dentro fuera en frente del p r i m e r o , extiende el h i l o , y lo anuda con solidez, con el e x t r e m o que ha dejado al principio pasar por afuera. H aqu dos cuadernos bien liados uno con o t r o .

    Se pone el tercer cuaderno sobre el s e g u n d o , del mismo modo que lo hemos indicado para los p r i m e r o s , igualndolos por la cabeza; pasa la aguja entre los dos pliegos cosidos por el centro hacindola salir por la punta hacia afuera y se f o r m a la cadenilla (l lamada v u l g a r m e n t e en cataln Irencafila) cuya operacin se hace con todos los pliegos que se cosen, para que quede todo el v o l u m e n bien u n i d o . A l g u n o s , y en part icular los e x t r a n j e r o s , no hacen esta operacin para abreviarse t iempo, pero resulta que siendo u n v o l u m e n u n poco g r u e s o se r o m p e la cubierta y los pliegos de la o b r a , porque no t ienen ms consistencia que la sola cubierta. D e este modo se ech p e r -der un Misal procedente de P a r i s , que estaba cosido sin c a -

  • 28 deneta, y otras var ias obras que h a n llegado nuestro poder sin este requis i to; el operar io hace sus dos puntos como por el p r i m e r o y enfrente de los agujeros abiertos en los otros dos, fin de que la costura sea bien perpendicular sobre la me sa ; sucesivamente v cosiendo hasta l legar al lt imo c u a d e r n o , con el que coser u n a g u a r d a como h a hecho con el p r i m e r pl iego, y al lado donde concluya ata el hilo por medio de u n n u d o , fin de que todos los pliegos queden sujetos.

    l t i m a m e n t e , para abreviar esta operacin, se dan dos t res cortes de s i e r r a en el lomo de los l ibros y se hace c o n m a y o r p r o n t i t u d esta operacin.

    Concluida que s e a , se bate u n poco el lomo del l ibro para aplastar el v o l u m e n del hilo con que se halla cosido, hacindose de modo que quede igual al tamao del l i b r o ; hecha esta ope-racin, con el pincel se da e n g r u d o en el l o m o , luego se pasa sobre la cubierta y se toma el l ibro con la mano izquierda y se coloca sobre la cubier ta, dejando u n ancho correspondiente al l o m o ; despus se coge la otra parte de la cubierta y se c u b r e el l ibro apretando u n poco sobre el lomo y haciendo resbalar la cubierta hacia la parte de fuera para que quede el l ibro bien cubierto y c o m p a c t o , y se pone sobre u n a tabla s e g n los t a -maos haciendo montones de ocho diez tomos, dejndolos as hasta quedar secos.

    E s t a presin es suficiente p a r a impedir que las cubiertas to-m e n a l g u n vicio durante la desecacin; se pone u n poso sobre el montn fin de que los l ibros queden como se desea.

    Cuando el- l ibro est seco, el operar io corta con unas g r a n -des tijeras de largas hojas, las ori l las de los pliegos inter iores para dar ms g r a c i a su obra y despus pega el rtulo sobre el lomo (si las cubiertas no estn i m p r e s a s ) , con lo que queda terminada la encuademacin la r s t i c a .

    H e m o s dicho que el operario pone al principio en su aguja u n a l a r g a h e b r a de h i l o ; esto e x i g e u n a expl icacin: su l a r g o es de cerca tres pies; estorbara si fuese ms l a r g a , y no ser ia

  • 29 -suficiente ni tan siquiera para u n l ibro mediano. Guando su h e b r a est punto de concluirse se toma ot ra, la que se a n u -da en la e x t r e m i d a d de la p r i m e r a , poniendo cuidado que el nudo quede en el in ter ior del l i b r o . E l nudo que se emplea es el llamado nudo de tejedor.

    E n c u a d e m a c i n la rs t ica con mquina .

    A p r i m e r a vista dirase que la e n c u a d e m a c i n la rst ica es una industr ia que forzosamente debe hacerse m a n o , y sin embargo no es as; hay mquinas que pl iegan y cosen u n tiempo, mientras que otras slo practican u n a de estas o p e r a -ciones. De consiguiente, hay mquinas para plegar, mquinas para coser, y mquinas para plegar y coser. Estas ltimas son verdaderas encuadernadoras la rstica mecnicas, ya que practican todo el trabajo del o b r e r o .

    Mquinas para plegar.Estas mquinas s i r v e n en g e n e r a l para plegar tamaos determinados; pero modificndolas c o n -venientemente pueden s e r v i r tambin p a r a el plegado de otros tamaos. E n este caso se encuentra la plegadora de B l a c k , de E d i m b u r g o .

    O t r a mquina inglesa, construida por B i r c h a l l , la cual f igur en la exposicin de L o n d r e s de 1 8 5 1 , sirv i durante mucho tiempo p a r a plegar el peridico Illustrated London Netos. E n esta mquina cada pliego est formado de u n a lmina p l e g a -dora con movimiento alternativo que empieza plegar el papel , y de u n par de rodil los que completan el plegado. L a hoja que ha de plegarse se coloca sobre la plegadora al ternat iva, la cual al bajar la hace ceder por el c e n t r o , a p r o x i m a las dos m i -tades y hace p e n e t r a r el pl iego entre u n par de rodil los h o r i -zontales y que dan vuel tas.

    Estos rodil los colocan la h o j a entre dos series de cintas sin fin y en posicin conveniente p a r a ser tomada por otra p l e g a -

  • - 30 dora que da otra vuelta al plegado ngulo recto con el p r i -m e r o ; y el tercer plegado se f o r m a del mismo modo.

    O t r a s mquinas anlogas han f igurado en varias exposicio-nes universales, mas no sabemos que hayan tenido u n resul ta-do prctico d u r a d e r o , pues las ms perfectas entre ellas slo han podido ut i l izarse para los peridicos.

    Mquinas para coser.Estas mquinas son bastante n u m e -rosas. T r a t a r e m o s de ellas al hablar de la encuademacin m e -cnica.

    Encuadernadoras en rstica mecnicas.Hemos dicho ms a r r i b a que estas mquinas pliegan y cosen la vez . L a ms ingeniosa de todas es probablemente la inventada por los se-ores S u l z b e r g y G r a f , de F r a u e n f e l d , S u i z a , expuesta en L o n d r e s en 1862.

    P o r los medios comunes de plegado y de e n c u a d e m a c i n la rst ica, u n o b r e r o hbil slo puede plegar 5,000 pliegos, trabajando diez horas al dia, necesitando igual tiempo p a r a la encuad emaci n del mismo n m e r o de pl iegos, de modo que cada dia puede plegar y encuadernar 2 , 5 0 0 pliegos.

    Con la mquina de que se trata, manejada por dos m u c h a -chos, uno de los cuales la hace m o v e r y el otro suminist ra el papel, se consigue plegar y encuadernar diar iamente y con g r a n exact i tud, unos 10,000 pliegos.

    L o s seores K o c h y C . m ; de L e i p z i g , han inventado otra mquina para p l e g a r , agujerear y poner en prensa los folletos y los l ibros poco voluminosos, bastante parecida la de los seores S u l z b e r g y G r a f .

    SECCIN V.

    Del Encuadernador.

    H e m o s dicho al pr incipio de la Seccin I I I , que el l i b r e r o da algunas veces, aunque m u y pocas, las obras al encuadernador

  • 31 -tales cuales salen de las manos del alzador, y s in haber sido plegadas ni menos puestas la rst ica. E n este caso el e n -cuadernador hace plegar el l ibro con cuidado, y lo encuaderna sin necesidad de ponerlo la rst ica. Por esta misma r a z n , no necesita deshacerlo. S i n embargo como por lo r e g u l a r se le dan los l ibros en rst ica para e n c u a d e r n a r l o s , vamos s e -g u i r todas las operaciones sucesivas de la e n c u a d e m a c i n , suponiendo cpie el l ibro est ya la r s t i c a .

    PRIMERO.

    Despus de haber quitado las cubiertas, y de haberlas s a -cado de sobre el lomo, se toma el l ibro por los cortes,*el lomo hacia a r r i b a , el que se p r o c u r a poner r e d o n d o , y con u n c u -chillo bien afilado se corta la cadenilla de la costura si la h a y ; entonces es fcil sacar el hilo, y el l ibro queda descosido. E l operario pone el l ibro sobre la mesa, con el ttulo hacia abajo.

    I I . REGISTRAR P A S A R .

    Sin soltar el l ibro de la mano i z q u i e r d a , se levanta sta hacia el ngulo s u p e r i o r , y con la derecha se a b r e n los cua-dernos por el lomo, separndolos bastante, p a r a poder leer la s ignatura del p r i m e r cuaderno uno sobre o t r o , observando si las signaturas se s i g u e n en u n o r d e n alfabtico n u m r i c o , ya que se ha empezado por la p r i m e r a . Se examina igualmente si todos los pliegos corresponden al mismo l i b r o : en el caso contrario se suspende la e n c u a d e m a c i n hasta tanto que se haya procurado el pliego que falta, y se pone aparte el e q u i -vocado para devolver lo su dueo, fin de que pueda c o m -pletar el ejemplar que estuviese falto.

    Se v u e l v e n doblar los pliegos que no estuviesen bien pie-

  • gados, asegurndose de si se deben o no poner cartones hojas.

    Se l laman cartones las hojas que el autor ha tenido i n t e n -cin de sustituir otras que quiere s u p r i m i r , ya sea par c o r r e g i r algunas faltas tipogrficas demasiado importantes considerables para continuarlas en la fe de e r r a t a s , que se co-loca r e g u l a r m e n t e al fin del l i b r o , ya sea p a r a hacer a lguna v a r i a c i n notable. L o s impresores designan estos cartones con u n a m a r c a de convencin, que los encuadernadores conocen b i e n . E s t a m a r c a es u n asterisco estrel la colocada al lado de la s i g n a t u r a , cuando en la pgina hay s i g n a t u r a , y no habin-dola se coloca por medio de las pginas y en caso de faltarle esta seqal se acude al contenido de la lectura para su coloca-cin. Con la m i r a de evitar todo e r r o r en esta operacin, se emplea uno de los dos medios siguientes: 1. E n el almacn del l i b r e r o donde se alza toda la o b r a , se r o m p e por lo largo la hoja que debe s u p r i m i r s e , lo que advierte el e n c u a d e r n a -d o r , que busca entonces el carton. algunas veces t ienen cuidado de i m p r i m i r al final del l ibro u n especie de Guin para aviso al encuadernador que le indica los parajes donde se d e -ben intercalar los cartones, estampas, lminas, etc.

    Despus que el encuadernador ha preparado sus cartones para poner los en su l u g a r , corta por el m a r g e n de la parte del lomo la hoja que quiere s u p r i m i r , dejando en aquella parte u n a pequea t i ra que se l lama escartivana ( v u l g a r m e n t e cals i -v a i n a ) , sobre la que pega el carton, de suerte que las cifras de la paginacin de ste caigan exactamente sobre las de la hoja que antecede, como igualmente sobre las d l a que sigue. E s t a operacin se hace con ms propiedad como se acaba de indicar , que si se hubiese cortado la hoja en el pl iegue del lomo sin dejar escart ivana; porque entonces se debera pegar la hoja sobre los dos lados del lomo, lo que seria m u y d e s -agradable la v ista.

  • 33

    HI. COLOCACIN DE LAS LMINAS.

    L a colocacin de las lminas en las obras i lustradas y de ciencias que se p u b l i c a n , es una de aquellas operaciones que e x i g e el m a y o r cuidado por parte del que se hal la encargado de su ejecucin.

    Debe tenerse sumo cuidado en colocarlas dando f rente la pgina que se hace r e f e r e n c i a , y las que f o r m a n portada, de-lante de las portadas impresas, y no enfrente como algunos lo ejecutan.

    Hay lminas y veces estados impresos, que son m u c h o mayores que la i m p r e s i n ; entonces es necesario doblarlos en varios pl iegues hor izontales y laterales, hasta dejarlos en el mismo tamao de la plana i m p r e s a , fin de evitar que en el acto del recorte en la p r e n s a , no cortase la lmina por uno de sus dobleces, lo que la i n u t i l i z a r a .

    Hay dos modos de pegarlas en el l ibro para coserlas, con e n g r u d o con escart ivana; del p r i m e r modo, despus de c o r -tada y a r r e g l a d a la medida necesaria de la plana i m p r e s a , se le da un poco de e n g r u d o por la parte de detrs, la parte del lomo, y se pega la pgina del f rente que indica la c o l o -cacin. Lo mismo se ejecuta con las que v a n con escart ivana, pero sta se hace pasar por el lomo de las hojas del cua-d e r n o , que hace referencia la colocacin, . fin de que quede resida en el acto de coser el cuaderno.

    P a r a las lminas que deben f o r m a r A l b u m , como son M a -pas y Planos, se doblan por el medio y se les coloca u n a t i ra de papel de unos dos dedos en la parte que debe f o r m a r l o m o , se le dobla la escart ivana que es por donde se cose, y de este modo se evita que se estropee la lmina en el acto de a s e r r a r y_que el hilo del cosido p r i v e de v e r las partes sealadas en los

    C u a i w k el l ibro contiene un n m e r o considerable de lmi-3

  • nas estampas, que el autor ha tenido la intencin de r e u n i r al fin de la o b r a , el encuadernador f o r m a de ellas cuadernos de cuatro cinco lminas cada u n o , ms menos segn el n m e r o que t iene, cose estos cuadernos repulgo \claupassats), cuyos puntos son distantes uno de otro de cerca media pulgada. Son los hilos de estos que s e r v i r n p a r a acoplarlos entre s y el texto de la o b r a , cuando se t r a t a r de coserlos, como lo i n -dicaremos ms adelante, al hablar de la costura. E l modo de plegar las lminas para colocarlas al final del l i b r o , exige c i e n o s cuidados part iculares. Se debe hacer salir por entero fuera de! v o l u m e n , fin de que el lector pueda consultarlas sin di f icultad, al leer sus descripciones: con este objeto se pega cada una u n pedazo de papel blanco de un g r a n d o r suficiente, si las lminas no t ienen bastante, y es sobre este papel blanco que se cosen como hemos dicho. A l p legar las se debe tener cuidado de no hacer sino el m e n o r n m e r o posible de pl iegues.

    Cuando se quiere hacer u n atlas part icular de todas las l-minas, que debe f o r m a r u n v o l u m e n aparte, e x i g e v a r i a s ope-raciones di ferentes, las que v a m o s manifestar.

    1." S i las lminas son de u n tamao en fleo, se pueden r e d u c i r u n tomo en c u a r t o , doblndolas exactamente por e n -m e d i o , pegndolas sobre u n a escart ivana doble, fin de c o n -s e r v a r s iempre el m i s m o espesor en el lomo y en los cortes, pero se debe tener cuidado de hacer esta escartivana bastante ancha, fin de que al a b r i r la lmina presente sta una super-ficie bien h o r i z o n t a l , y no tenga n i n g n pl iegue en el dorso que pueda incomodar y a sea para la lectura ya para el clculo si se necesita.

    L o mismo debe hacerse si se q u i e r e n r e d u c i r las lminas en 4 . u n atlas en 8. E n todos estos casos se p r o c u r a r no hacer ms pliegues que los absolutamente indispensables, y que estn dispuestos de suerte que al recor te no se cojan los p l i e -gues que se hubiesen h e c h o , p o r q u e se cortar an las l -minas.

  • lis fcil conocer que cuando las lminas estn reunidas en un atlas, no hay necesidad de engrandecer las pegando en ellas un panel blanco, pues que no deben sal i r del l i b r o , como las que estn colocadas al final del texto del m i s m o .

    L a s lminas estampas no deben colocarse, mientras sea dable, sino despus que el l ibro ha sido batido. Esto no tiene relacin sino con las lminas que acompaan al texto.

    Cuando se lia*reconocido que todo est en r e g l a , si el l ibro ha sido la r s t i c a , y por consiguiente que los pliegos hayan sido cortados, se examinan stos uno por u n o ; se enderezan las puntas de las hojas que hubiesen estado dobladas, y se examinan si el m a r g e n super ior es poco ms menos igual en todas partes. L a diferencia de m a r g e n seria una seal que los pliegos fueron mal doblados; entonces se deben c o m n a r a r , fin de no exponerse quitar demasiado m a r g e n todo el l ibro al r e c o r t e , lo que es muy desagradable.

    Para evitar este inconveniente, diremos ms, este defecto, se examina sobre u n a hoja bien plegada, cul es el m a r g e n que presenta, y se abre el comps aquella distancia, se pliega bien exactamente cada hoja, haciendo caer las cifras de la p a -ginacin una sobre o t r a , y se intercala en su lugar poniendo un poco de e n g r u d o cola la or i l la del pl iego c o r t o . Este medio es suficiente p a r a pegar este pliego corto sobre el que sigue, fin que no resbale en las operaciones subsiguientes, durante las que se sacude el l ibro menudo para gualar los pliegos.

    Jams se encuentra en u n cuaderno un pliego cor lo sin que al mismo tiempo no se encuentre uno ms largo de todo lo que aquel le fal la. A q u es dnde se necesita el comps, p o r -que si se dejaba aquel excedente, aquel pliego e n t r a r i a ms que los otros con el sacudimiento, y la obra presentar ia u n a i r r e g u l a r i d a d notor ia. Entonces se sealan con e l - c o m p s dos puntos, uno al principio de la lnea y otro al fin, y se c o r -ta este exceso con las ti jeras, y mejor con una regla de h i e r r o

  • 3> y u n cuchil lo, dir igiendo la r e g l a sobre los dos p u n i o s . Se cortan la vez las dos hojas, una encima de o t r a , despus de haberlas plegado con e s m e r o , como lo hemos explicado ms a r r i b a .

    De esta suerte , todas las hojas p r e s e n t a r n al cuchillo de r e c o r t a r u n a igual distancia, y los pliegos ofrecern todos u n mismo m a r g e n . L a s hojas cortas que habr se encontrarn intercaladas m a y o r m e n o r distancia; no s o l v e r n cuando el l ibro est concluido, y slo se e n c o n t r a r n en la lectura. Lejos de poder d isminui r la reputacin del encuadernador, como un ser culpa s u y a , s e r v i r n de prueba incontestable de su talento y del t rabajo que se ha tomado para c o r r e g i r la falta que co-meti el plegador antes que l se le entregase el l ibro, falta que le es imposible r e p a r a r de o l r o m o d o , siempre que el r e -corte no les hubiese cogido.

    I V . BATIR EL LIBIO.

    A n t e s de disponerse batir el l i b r o , el encuadernador debe ex ami nar si puede batirse sin r iesgo de hacer maculaturas ( re-p i n t a r ) , lo que sucede s iempre que hace poco que el l ibro est i m p r e s o , porque la t inta, que es u n compuesto de aceite, g o r d i a y h u m o de i m p r e n t a , no ha tenido tiempo de secarse perfectamente. L o s indicios que pueden dar conocer si el l ibro puede batirse no sin inconveniente, son los s iguientes: 1. la fecha de la i m p r e s i n , que siempre se encuentra en la portada del l i b r o . S i la i m p r e s i n tiene ms de u n ao, no hay que temer; 2. por el cuidado mayor m e n o r que se ha puesto en la i m p r e s i n : esto es, si los caracteres no h a n sido d e m a -siado cargados de t inta; 3. oliendo el l ibro en distintos p a r a -j e s , se distingue perfectamente por el olor, si el aceite de la t inta est no enteramente seco. F i n a l m e n t e , si el l ibro ha

    sido satinado, lo que se conoce m u y b i e n , se puede batir con

  • 37

    (1) Piedra caliza blanca que se halla en las canteras de Tarragona y Tortosa, siendo es tas ltimas aun mejores que las de la p r imera .

    menos t e m o r . Ms adelante hablaremos de las precauciones que deben t o m a r s e .

    L o s encuadernadores t ienen en su obrador, un pedazo de piedra de m r m o l de cerca 30 pulgadas de alto sobre de 15 20 en c u a d r o , la que l laman piedra debatir. L a p i e d r a franca 11 es prefer ible al m r m o l , porque repinta menos y tiene el g r a n o ms fino. Es sumamente interesante que la s u -perficie sobre la que se bate el l ibro sea bien lisa y p e r f e c t a -mente h o r i z o n t a l . P a r a dar mayor solidez la p iedra de bat i r , se mete en el suelo de 10 18 pulgadas, de suerte que ella debe tener de 4 5 48 pulgadas de a l tura, para poder c o n s e r -var 30 sobre el suelo, como hemos dicho.

    E l m i r t i l l o del encuadernador, es una maza de h i e r r o A ( L m . 1, ig. t i , cuya parte B es ancha y cuadrada de c e r c a 4 pulgadas de lado. Esta parte se llama cuadro; es con la que se baten g e n e r a l m e n t e los l ibros. L a s esquinas vivas de este c u a -dro son redondas para que los batidores no estn expuestos cortar los pl iegos, en el caso que la maza vacilase en sus m a -nos. L a superficie de la cabeza es u n poco c o n v e x a , fin de que los operarios puedan trabajar con menos e m b a r a z o ; no es sino en los casos que se baten libros cuyo tamao es m u y p e -q u e o , como en los en 32 y 0 4 , que se puede v o l v e r la m a z a y serv i rse de ella por la parte A , para bat i r los; pero p a r a esto se requiere que la superficie de esta parte sea igual la otra llamada cuadro. M e j o r ser el tener pequeos mazos dispuestos para este objeto, p o r q u e la r e g l a g e n e r a l en el Arte de Encua-dernar, consiste en no serv i rse jams de la maza puesta as, porque m a r c a demasiado el l i b r o , y no se puede u n i r con f a -ci l idad la posteta.

    E n g e n e r a l , los l ibros no se baten sino despus de estar doblados, y cuando la impresin est enteramente seca, fin

  • 38

    il) Hoy dia casi no se baten los libros, sino los de rezo, como los misales, breviarios, diurnos, etc. . por ser de papel terso; pues que las ediciones que se h^cen ahora, como estn t i radas en papel conti-nuo, no necesitan el batir; slo s e s ta r en prensa a lgunas horas-De modo que las reglas que se dan, slo sirven para las ediciones ant iguas .

    de evitar las maculaturas; con todo, se ofrecen casos en que hay precision de encuadernar u n l ibro enseguida de su i m p r e -sin; entonces en vez de batirse se pone la prensa antes de coserlo, y de este modo se evita la maculatura. Se debe t a m -bin observar de colocar s iempre u n pliego de papel de seda delante de cada lmina, porque la tinta de los i m p r e s o r e s en dulce, tarda ms d e s e c a r que la de los impresores t ipogrl icos. Haciendo satinar las lminas, se evita esta operacin, porque se quita u n poco la t inta.

    Cuando el operario quiere batir 1) u n l i b r o , cuyos pliegos estn doblados, empieza por sacudir el l ibro sobre la p iedra p o r el lomo y parte s u p e r i o r , fin de igualar b i e n los cuader-nos, en seguida lo divide en tantas porciones cuantas j u z g a necesarias, las que l lama postetas, y las que cont ienen tanto m e n o r n m e r o de cuadernos, cuanto la o b r a deba estar h e -cha con ms perfeccin. Se coloca delante de la p iedra, te-niendo cuidado en u n i r las p iernas, fin de no c o n t r a e r h e r -nias, lo que estn expuestos con f r e c u e n c i a los operar ios, que con la intencin de estar ms cmodos, se acostumbran estar con las p i e r n a s abiertas.

    Se necesita tanta industr ia como f u e r z a para batir . E l o p e -r a r i o debe slo tener la f u e r z a necesaria para levantar cons-tantemente el mazo y dejarlo caer casi por su propio peso p a -ralelo la superficie de la piedra. C o n la mano derecha se toma el mazo y con la i zquierda la posteta; el p r i m e r golpe se-da en medio de los pliegos, y se sigue batiendo las partes e x -t r e m a s , p a r a cuyo efecto la mano izquierda hace dar vueltas en sentido de rotacin para que la posteta el l ibro quede ba-

  • 3!) Lido por igual eu todas sus partes. E n g e n e r a l , los l ibros que deben encuadernarse en pasta, se baten ms que los de r s t i -ca; y cuando los pliegos de las postetas se s e p a r a n , se para el batir, para reunh'los, lin de quedar el todo en igual v o l u -m e n y evitar las proeminencias, que p r o d u c e n surcos en los libros mal batidos, y causan muy mal efecto en la e n c u a d e r -nacion.

    P a r a los l ibros en que la encuademacin debe ser l ina, se coloca c a l a lado de la posteta una g u a r d a , se bate, se pasa en seguida el p r i m e r cuaderno bajo de la posteta y se pospone, despus se hace lo mismo con el s e g u n d o , y as consecutiva-mente hasta l legar al l t i m o , batiendo cada v e z .

    E l operario debe tener m u c h a atencin que el mazo caiga bien plomo sobre la postela, de lo contrar io se e x p o n d r a pell izcarla y c o r t a r l a .

    Despus de esta operacin, se c o m p r u e b a n de n u e v o , para asegurarse de que los cuadernos no se han d e s a r r e g l a d o .

    Cuando las postetas estn concluidas, el operar io las coloca entre dos tablas del tamao del v o l u m e n y las pone la p r e n -sa, una encima de otra. Las aprieta f u e r t e m e n t e , y las deja de este modo el mayor tiempo que puede, uo'bajando de tres cuatro h o r a s . A liu de prensar las todo lo posible, ms de la b a r r a para apretar la p r e n s a , se emplea u n molinete que a u -menta considerablemente su f u e r z a .

    E n el dia son m u y pocos los l ibros que se baten la p i e d r a ; en g e n e r a l , se pasan por el ci l indro y quedan con m a y o r p e r -feccin y consistencia. P a r a efectuar esta operacin hay var ias mquinas de diferentes sistemas, pero las mejores son del sistema i n g l s , por su sencillez y p r o n t i t u d de sus m o v i m i e n t o s , lo que abrevia en poco tiempo el trabajo que antes se n e c e s i -taba semanas enteras para ejecutarlo. No ser ia e x t r a o que se adoptase una mquina sobre el modelo de las m a z a s - p i l o -nes de las h e r r e r a s , semejantes las que usan los b a t i d o -res de oro en P a r s , las que podan aplicarse para batir los

  • 40 l ibros con g r a n a h o r r o de t iempo, dejndolos con la m a y o r per feccin.

    V . ASERRAR.

    Aserrar u n l ibro es hacer muescas sobre su lomo, lin de colocarle el bramante que debe s e r v i r para sostener la c o s t u -r a , y que no debe aparecer sobre el lomo. P a r a este objeto, se toman dos chillas semejantes las reglas de que se s i r v e n p a r a e n l o m a r , y que son ms gruesas de u n lado que de o t r o . Despus de haber sacudido bien el l ibro por el lomo, y por la parte s u p e r i o r , fin de que los cuadernos estn p e r -fectamente iguales, se colocan e n t r e las dos chil las, dejando que el lomo sobresalga de dos tres l neas, se mete lodo en la prensa y se aprieta con suavidad; como las chillas son ms g r u e s a s de la parte del lomo que del de los cortes, apr ietan ms el lomo y lo tienen ms sujeto. E n seguida, con una s i e r r a de mano ms rnenos g r u e s a , con un s e r r u c h o , s e g n lo g o r d o del bramante que se quiere emplear, se hacen m u e s -cas de una profundidad igual al dimetro del b r a m a n t e , se dan tantos golpes de s i e r r a , igual distancia uno de o t r o , como bramantes se quieran poner. Sobre la p r i m e r a a s s e r r a d u r a y bajo de la l t i m a , se da u n l i jero golpe de s e r r u c h o p a r a c o -locar la cadenilla. E s m u y importante que el operar io dir i ja el s e r r u c h o bien paralelo la superficie del lomo; sin esta o p e -r a c i n , las muescas ser ian ms profundas de u n lado que del o t r o , y la a s e r r a d u r a estaria mal hecha y el bramante se o c u l -taria ms de u n lado que de o t r o .

    N o se debe a s e r r a r sino m u y poco, y si fuese posible, n a d a . E s casi indispensable que la a s e r r a d u r a no aparezca por d e n -t r o del l i b r o , y esto le quita su solidez. D a r e m o s u n medio p a r a s u p r i m i r la a s e r r a d u r a . L o s l ibros que deben encuader-n a r s e la r s t i c a , t a m b i n se a s i e r r a n , con el objeto de a h o r -r a r el t iempo en el acto de coser, porque hallando agujereado

  • 41 el lomo del l i b r o , se adelanta el doble en el cosido; para los l ibros del tamao de 8. mayor al 16., con dos a s e r r a d u r a s hay suficiente, pero para las de 4. hasta el folio se deben h a -cer tres a s e r r a d u r a s , fin re que el hilo no abulte demasiado el lomo y p r i v e el quedar b i e n , en el acto - de c u b r i r l o con el papel de color cubierta i m p r e s a .

    VI. DEL GOSEU.

    Cuando u n l ibro est aser rado, se p r e p a r a n los salvaguar-das. Se l laman as dos tiras de papel blanco, del largo del l i -b r o , dobladas por en medio y cosidas en el p l iegue. S i r v e n de r e s g u a r d o a l a s guardas d u r a n t e el t rabajo, y se quitan cuando el l ibro est as concluido; se colocan al principio y fin de cada v o l u m e n . A ms de estas dos salvaguardas, se ponen s iempre dos guardas de papel blanco, y menudo otras dos en papel de color jaspeado, las que se cosen al mismo tiempo que el l i b r o , pero este modo de operar no presenta l impieza, porque al a b r i r las cubiertas, se ve el hilo en el p l iegue del papel de color, lo que es m u y feo. L o mejor es coser la g u a r d a blanca, y no colocar la g u a r d a de color sino despus de la costura y antes de la e n l o m a d u r a , lo que es mucho ms l impio, p o r q u e entonces no hay costura en medio de este p l i e g o .

    Cuando al coser el l ibro se cose la salvaguarda, es p r e c i s o r o m p e r l a a r r a n c a r l a al tiempo de la e n l o m a d u r a ; entonces queda hilo en ambas partes del cajo, lo que f o r m a u n g r u e s o que se debe evi tar , y que ofrece muchas dificultades cuando se quiere c o r t a r , p o r q u e se c o r r e r iesgo de quitar parte de. s o l i -dez los p r i m e r o s cuadernos, y la existencia de este hilo perjudica la e n c u a d e m a c i n . P a r a r e m e d i a r este i n c o n v e -niente, y p r e v e n i r todas las dificultades, se cose el l ibro sin colocar salvaguarda, y al t iempo de e n l o m a r l o , despus de haber batido los bramantes, y antes de rebajar los cartones,

    se colocan las salvaguardas, las que se i n t r o d u c e n en el mismo

  • cajo, sacndolas al mismo tiempo sin la m e n o r dif icultad. E n Espaa no se acostumbra poner salvaguardas los l i b r o s ; basta con ( a g u a r d a blanca y la de color. A n t e s de hablar de la costura es importante hablar del t e l a r .

    E l telar cosedor ( L m . 1, fig. 2 ) , se compone de una t a -bla ra, que por lo r e g u l a r tiene una pulgada de g r u e s o de c e r -ca tres pies de largo sobre dos de ancho. Esta tabla est fija sobre cuatro pies, b, b, etc. cuadrados sin n i n g n adorno, s u -jetos por abajo con dos travesanos, en los que hay una b a r r a slidamente ensamblada. A cerca dos pulgadas de la e x t r e m i -dad del f rente y cinco de cada lado, se f o r m a u n a ental ladu-r a /', /', de dos pies y dos pulgadas de l a r g o , y sobre una p u l -gada de ancho, para recibir los b r a m a n t e s g, g, //, que deben f o r m a r los cordeles. E l sobre de la tabla sobresale de los pies de cerca dos pulgadas; unas dos'pulgadas de los bordes, en esta tabla, estn colocadas dos roscas de m a d e r a h, i, h, i, y puestas vert icalmente con sus filetes por a r r i b a ; estas roscas t ienen dos pies de l a r g o , en las que hay un pi y cuatro pulgadas de e n r o s c a d u r a , y las ocho restantes del e x t r e m o que toca la tabla, no la t i e n e n , estn cortadas ocho caras r e d o n d a s , y f o r m a n lo que se l lama el mango l, la e m p u a d u r a de estas roscas: el e x t r e m o remata con u n eje c i l i n d r i c o , que e n t r a e n u n a g u j e r o abierto en la tabla sin estar pegado en ella. Estos ejes e n t r a n con facil idad, y las roscas no se sujetan hasta tanto que se tienden los bramantes que f o r m a n los cordeles.

    U n travesano m, m, hace que estas roscas estn en u n a s i -tuacin ver t ical ; los dos e x t r e m o s de este travesano h a b r un agujero taladrado del mismo tamao que las roscas. Se hace subir bajar el t ravesano s e g n la di reccin en que se v u e l v e n lss dos roscas la vez , tomndolas por e l m a n g o b. Hacia el medio del t ravesano estn colocados los e x t r e m o s del bramante, o, anudados en f o r m a de ani l lo, que se l lama entre cordeles, y que estn en n m e r o correspondiente la cantidad de bramantes que se deben poner al l ibro s e g n el tamao,

  • 43 los que se marcan al lomo a s e r r a n d o , ya sea por el encua-dernador que indica la operar ia el n m e r o de cordeles que quiere cuando no se s i e r r a . Se sujeta el bramante uno de los anillos bien anudndolo cuando se mete sencillo e n v o l -vindolo cuando se pone doble. Se tiende el bramante y, con la m a n o , y se corta unas tres pulgadas debajo de la tabla del telar, On de sujetarlo all y de tenerlo por medio de clavijas. Este pequeo inst rumento que se ve en A, al lado del t e l a r , es de cobre amari l lo , largo de t r e i n t a lneas de espesor; la l i g a r a muestra su f o r m a . Se observa sobre la cabeza v, u n agujero cuadrado, y el e x t r e m o opuesto se t e r m i n a por dos ramas s, s.

    L a c o s t u r e r a coge la clavija con la mano i z q u i e r d a , de modo que tenga la cabeza r, delante; con la derecha hace e n t r a r el ext remo del bramante g, en el agujero cuadrado, lo pasa s o -bre el travesano /, de la c lavi ja, y envuelve una las dos r a -mas s, s, s e g n el ni ;yor m e n o r largo que t i e n e n , y r e s e r v a un pequeo e x t r e m o , el que pasa por debajo del bramante que se encuentra sobre el t ravesano , f in de sujetar lo all. E n -tonces vuelve la clavija en la direccin v e r t i c a l , con la cabeza hacia a r r i b a , poniendo atencin en no dejar allojar el b r a m a n -te; lo pasa en seguida la muesca /', del te lar , p r i m e r a m e n t e las ramas b r a z o s ; lo tiende hor izontalmente sobre la m e s a , con los brazos delante de el la, como se ve en la figura 2 ; el bramante debe hallarse entonces suficientemente tendido p a r a que la clavija no se d e s a r r e g l e . L a prctica indica lo bastante, cul extension debe tener el bramante que ha de r e s e r v a r para l legar hasta el e x t r e m o . Se debe tener cuidado que las clavijas sean ms largas que el ancho de la ental ladura, pues de lo contrar io no se podr an detener por debajo, y la t i r a n -tez del b r a m a n t e las h a r a pasar al t ravs.

    Guando la c o s t u r e r a ha colocado todas sus clavijas, presenta el libi'o por el lomo los bramantes; lo avanza sobre la d e r e -cha la i zquierda para hacer que v e n g a n bien con las a s e r r a -

  • d u r a s que estn eu l marcadas; en seguida acaba de t e n d e r los bramantes volviendo la rosca, procurando darles una i g u a l t i r a n t e z . Entonces c i e r r a la entalladura f, /', con una r e g i a , la cual tiene corta diferencia el misma espesor que la tabla, y que iguala al sobre. lv.tando todo dispuesto de esta s u e r t e , se empieza la costura.

    P r i m e r a m e n t e se coloca el p r i m e r cuaderno con la cabeza la derecha sobre la mesa, y por encima de la salvaguarda, p a r a dar sta, que debe coserse la p r i m e r a , la solidez nece-saria para hacer bien la c o s t u r a ; porque no debe olvidarse que la salvaguarda no es ms que una hoja, lo mismo que la g u a r d a . Despus de haberse cosido la salvaguarda, dejando atrs u n ext remo de hilo para nudar lo en seguida con el de la g u a r d a , como lo hemos explicado en la Seccin I V , cuando se habl de la encuademacin la rstica, pgina 2 5 , saca el p r i m e r c u a d e r n o , que no est cosido, lo coloca sobre la g u a r d a , y lo cose lo mismo que los dems, como vamos e x -pl icar.

    H a y dos modos de coser: 1. punto por delante y punto por atrs; 2." uno varios cuadernos.

    'l. Se debe c o m p r e n d e r bien lo que se entiende por p u n -to delante y punto atrs; p a r a esto es necesario ponerse al puesto de la c o s t u r e r a , la que teniendo en frente el telar, m i r a el l ibro por el lomo apoyado c o n t r a los b r a m a n t e s . Pasa su aguja en el agujero indicado por la cadenilla de afuera a d e n -t r o , y deja u n e x t r e m o del hi lo, como lo hemos indicado ms a r r i b a . E s t e p r i m e r punto es igual en los dos casos, pero el modo de pasar en seguida la aguja diferencia las dos clases de p u n t o . H aqu como opera p a r a el punto por delante.

    Saca la aguja de d e n t r o fuera por el lado del b r a m a n t e , hacia su derecha, dejando el bramante sobre s u i z q u i e r d a , la v u e l v e meter de afuera a d e n t r o , dejando el b r a m a n t e la d e r e c h a , de suerte que el hilo no abrace el bramante sino de la mitad de su c i r c u n f e r e n c i a , continuando s iempre as.

  • E l punto por atrs se empieza igualmente por la cadenil la, pero cuando llega al c o r d e l , abraza el b r a