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Manejo antibiótico de la endocarditis infecciosa Antibiotic Management of Infective Endocarditis

Manejo antibiótico de la endocarditis infecciosa

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Page 1: Manejo antibiótico de la endocarditis infecciosa

Manejo antibiótico de la

endocarditis infecciosa

Antibiotic Management of Infective

Endocarditis

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Manejo antibiótico de la endocarditis infecciosa

Antibiotic Management of Infective Endocarditis

Sara Isabel Gómez Villegas

Médica y cirujana, Universidad de Antioquia. Post-Doctoral research Fellow in

Infectious Diseases, Microbiology and Molecular Biology. University of Texas, Health

Sciences Center at Houston. Houston, Texas ([email protected]).

Gustavo Roncancio

Médico cirujano, especialista en medicina interna y enfermedades infecciosas,

Grupo de investigación en Enfermedades Cardiovasculares y Pulmonares, Clínica

Cardio VID, Medellín, Colombia ([email protected]).

¿Qué debes repasar antes de leer este capítulo?

• Fisiopatología y epidemiología de la endocarditis infecciosa.

• Manifestaciones clínicas y diagnóstico de la endocarditis infecciosa.

Centrarse en los criterios de Duke y las modificaciones sugeridas por

las sociedades científicas.

• Mecanismos de acción general de los antibióticos, especialmente los

conceptos de bactericida y bacteriostático.

• Mecanismos generales de resistencia contra bacterias Gram positivas:

Staphylococcus aureus, estafilococos coagulasa negativa (SCoN),

Enterococcus spp., Estreptococos del grupo viridans (VGS: Viridans

group Streptococci). Ver Perlas clínicas sobre “Mecanismos de

resistencia a antibióticos en Cocos Gram positivos” e “Interpretación del

antibiograma: Gram positivos”.

Los objetivos de este capítulo serán:

• Reconocer las particularidades y los conceptos generales del manejo de la

endocarditis infecciosa.

• Escoger el manejo antibiótico adecuado en pacientes con endocarditis

infecciosa por cocos Gram positivos.

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• Reconocer cuándo es necesaria la terapia antibiótica combinada.

• Elegir la duración apropiada para el manejo antibiótico de la endocarditis

infecciosa.

Palabras clave: Endocarditis, Bacterias Grampositivas, Staphylococcus aureus,

Antibacterianos, Infecciones Estreptocócicas.

Keywords: Endocarditis, Gram-Positive Bacteria, Staphylococcus aureus, Anti-

Bacterial Agents, Streptococcal Infections.

Cómo citar este artículo: Gómez SI, Roncancio G. Manejo antibiótico de la

endocarditis infecciosa. [Internet]. Medellín: Perlas Clínicas, Facultad de Medicina,

Universidad de Antioquia; 2021 [acceso día de mes de año]. Disponible en:

perlasclinicas.medicinaudea.co

1. VIÑETA CLÍNICA

Hombre de 29 años con antecedente de válvula aorta bivalva asintomática y accidente

de tránsito hace un mes, por lo cual requirió múltiples cirugías ortopédicas. El paciente

se presenta al servicio de urgencia por 5 días de fiebre, escalofríos, astenia, adinamia

y dolor lumbar. Al examen físico se encuentran petequias en conjuntivas y paladar, y

soplo diastólico aórtico II/VI. La resonancia magnética demostró múltiples colecciones

profundas (músculo iliopsoas) y paravertebrales, además de signos compatibles con

espondilodiscitis L4 y L5. 3 de 3 botellas de hemocultivos fueron positivas para

Staphylococcus aureus sensible a meticilina (MSSA). Se le realizó ecocardiografía

transesofágica que mostraba válvula aórtica bicúspide, con 2 vegetaciones de 4 x 3

mm y 6 x 7 mm sobre válvula aórtica, sin regurgitación ni estenosis.

Page 4: Manejo antibiótico de la endocarditis infecciosa

2. DESARROLLO

Debido a la interesante fisiopatología de la endocarditis infecciosa (EI), el manejo de

esta infección es particularmente complejo. Las vegetaciones típicas en ÉI son un

microambiente extraordinario: alta densidad bacteriana sin gran respuesta

inflamatoria (en consideración a que las válvulas cardiacas no tienen irrigación

sanguínea propia, lo cual limita la migración de las células inflamatorias). Las colonias

bacterianas se organizan en las vegetaciones para formar biopelículas (biofilms),

especialmente si se trata de prótesis o dispositivos implantables (hardware). En la

biopelícula, las bacterias se organizan de tal forma que, aunque la cepa aislada de

los cultivos sea sensible a un antibiótico en particular según el antibiograma, el efecto

bactericida de los antibióticos y curación de la infección no está garantizado, pues

algunas bacterias presentes en la vegetación son menos susceptibles a los

antibióticos (hasta 2.000 veces menos susceptibles). Esto se debe a la formación de

sistemas de adherencia (slime), a la comunicación dentro de la colonia bacteriana

(quorum sensing), y a que dichas células bacterianas se encuentran en un estado

metabólico alterado. Todo lo anterior impide la acción de los antibióticos y hace a los

microorganismos tolerantes a estos.

En consecuencia, se tiene una “tormenta perfecta”: 1) Los antibióticos no

pueden llegar fácilmente porque hay poca irrigación sanguínea; 2) Las bacterias son

menos susceptibles a los antibióticos utilizados; 3) El sistema inmune no puede

ayudarnos a controlar la infección; y 4) las colonias bacterianas pueden desprenderse

y migrar a sitios distantes (émbolos sépticos), con lo que se perpetúa la infección y

favorece la formación de abscesos. Es así como a diferencia de otras infecciones,

donde 2 semanas de antimicrobianos son suficientes (ej. neumonía, infecciones de

tejidos blandos, bacteriemias no complicadas), el manejo de la EI requiere

tratamientos prolongados de terapia antibiótica efectiva en altas dosis (Tabla 1), con

efecto bactericida y en muchos casos, ayuda quirúrgica extra (adyuvancia) para

controlar la infección (cirugía valvular, retiro de dispositivos, retiro de todos los focos

probables de infección primaria y el drenaje adecuado de abscesos y colecciones

Page 5: Manejo antibiótico de la endocarditis infecciosa

metastásicas). La EI tiene alto riesgo de falla terapéutica y recaída, incluso cuando se

cumple con todas las condiciones señaladas (>50 % en EI por S. aureus resistente a

meticilina, SAMR). Está claro que la situación se vuelve más compleja en los casos

de EI en pacientes con válvulas protésicas, donde el retiro, cambio o reparo valvular

con eliminación de las vegetaciones es necesario en la mayoría de los casos.

Otros problemas adicionales que complican el manejo de estos pacientes

incluyen: 1) Muchos de los antibióticos o de las combinaciones antibióticas utilizadas

para el manejo de esta infección pueden causar toxicidad en varios órganos y

sistemas. Tal es el caso de la vancomicina o de las combinaciones con

aminoglucósidos. Estas combinaciones están incluidas en muchas guías de práctica

clínica sin que exista un soporte fuerte de evidencia a favor de su efectividad, pero sí

una estela enorme de reportes de toxicidad coclear y renal, la cual, a su vez,

ensombrece el pronóstico de la EI; y 2) En el mismo sentido, no hay evidencia de

peso para soportar el uso de algunas combinaciones de antibióticos. Para S. aureus

y SCoN la evidencia reciente no muestra mayor impacto al mezclar vancomicina con

rifampicina, betalactámicos y los aminoglicósidos ya señalados. Para los enterococos,

la evidencia que señaló la disminución de la mortalidad al añadir gentamicina a los

betalactámicos es de los años 50 y 60, y son estudios con muestras pequeñas.

Después de 50 años de investigación, la mortalidad de EI por enterococos sigue

alrededor del 20 % y tan solo se ha podido demostrar que la adición de ceftriaxona a

la ampicilina puede ser equivalente a gentamicina + ampicilina en cuanto a

efectividad, pero con menores tasas de toxicidad renal.

En resumen, el manejo de esta infección es todo un reto, tanto desde la parte

fisiopatológica como en sus aspectos clínicos y terapéuticos. El objetivo del presente

texto es explicar de forma sencilla el manejo de esta infección, que parte de unos

principios generales aplicados en la mayoría de los casos, sin importar el patógeno

causal (Figura 1), y posteriormente revisar la evidencia que sustenta las

recomendaciones terapéuticas.

Page 6: Manejo antibiótico de la endocarditis infecciosa

Figura 1. Principios generales del manejo de la endocarditis infecciosa.

A. Endocarditis por estreptococos del grupo viridans (vgs: viridans group

streptococci; ver Figura 2).

A pesar de que los estafilococos se han convertido en varias partes del mundo

como la principal etiología de EI, en el entorno latinoamericano los estreptococos

todavía son prevalentes, al tener en cuenta que la salud periodontal todavía es

deficiente y que la valvulopatía reumática todavía es frecuente. En general, los VGS

son muy sensibles a penicilina y cuando la EI no es complicada, la tasa de éxito,

incluso con monoterapia con betalactámicos a dosis altas, por 4 semanas, es muy

alta (>95 %). La combinación con aminoglucósidos, principalmente gentamicina 3

mg/kg cada 24 horas es una buena opción para disminuir el tiempo de tratamiento

intravenoso (IV) a dos semanas (EI no complicada con mínimo riesgo de efectos

adversos: jóvenes, sin diabetes, sin enfermedad renal, sin factores de riesgo para

toxicidad auditiva), o cuando hay sensibilidad disminuida a penicilina (concentración

inhibitoria mínima > 0,125 mg/L). Es importante resaltar que a pesar de que la mayoría

Page 7: Manejo antibiótico de la endocarditis infecciosa

de la evidencia existente soporta el uso de Penicilina G para el manejo de EI por

estreptococos, y que solo existen un par de estudios que evalúan el uso de otros

β-lactámicos. Sin embargo, es razonable asumir que estos medicamentos son una

alternativa aceptable en casos de alergia a penicilina (solo 5 % de reacción cruzada

con cefalosporinas) o para facilitar tratamiento en medicina domiciliaria.

Figura 2. Abordaje de la endocarditis infecciosa por estreptococos del grupo

viridans.

B. Endocarditis por estafilococos (staphylococcus aureus y estafilococos

coagulasa negativos [SCoN]; ver Figura 3).

La EI causada por estafilococos ha venido en aumento, principalmente por el

incremento en el uso de dispositivos intracardiacos y endovasculares (catéter central,

marcapasos, prótesis valvulares, resincronizadores, etc.), el aumento de

Page 8: Manejo antibiótico de la endocarditis infecciosa

comorbilidades en los pacientes (diabetes, inmunosupresión, pacientes en cuidado

crítico) y cambios en el genotipo bacteriano (cepa USA-300). Se ha encontrado que

en estos casos hay mayor riesgo de embolismo periférico y mortalidad, la cual oscila

entre 25 y 40 % para pacientes masculinos, no adictos a drogas IV y con EI del lado

izquierdo. Este escenario se vuelve más complejo si la cepa causante es resistente a

meticilina, o aún más, si muestra sensibilidad reducida a vancomicina (infrecuente en

Latinoamérica).

Hay varios puntos bajo revisión permanente en la terapia de la EI

estafilocócica. El primero es la terapia combinada. Por un lado, existe evidencia

microbiológica que soporta la combinación entre β-lactámicos y aminoglucósidos o β-

lactámicos y vancomicina. Sin embargo, hasta la década pasada no existía evidencia

clínica que demostrara o desmintiera que dicho fenómeno se traduzca en beneficio

clínico, y las recomendaciones de terapia combinada eran extrapoladas de lo

demostrado en otros macroorganismos (enterococos, estreptococos). En 2006 se

demostró que la terapia combinada no era más efectiva que la monoterapia y que

además tenía impacto negativo significativo y persistente en la función renal de los

pacientes. Dicho estudio reportó que los pacientes que recibieron aminoglucósido por

menos de 5 días tenían mucho más riesgo de presentar disminución marcada de la

depuración de creatinina, la cual podía ser permanente. Este efecto se notó en la

combinación de aminoglucósidos con betalactámicos, pero el impacto para los

pacientes que recibían vancomicina con aminoglucósido era mucho más severo (ocho

veces más riesgo de falla renal en la combinación de vancomicina y gentamicina vs.

Vancomicina en monoterapia). De forma similar fue el caso de la adición de

rifampicina, la cual no ha demostrado ser de utilidad en pacientes con EI de válvula

nativa. En EI de válvula protésica aún está pendiente definir el verdadero impacto de

la terapia combinada con rifampicina.

Un segundo punto que cambia es la emergencia de la EI por estafilococos en

pacientes usuarios de drogas IV. En estos casos la EI es del lado derecho, y tienen

mejor pronóstico con una mortalidad menor del 1 % y una tasa de éxito terapéutico

>95 %, incluso en pacientes con VIH, infecciones por Staphylococcus aureus

meticilino resistente (SAMR) o vegetaciones de gran tamaño. En el pasado, estos

pacientes eran tratados de forma similar a aquellos con EI del lado izquierdo (4

Page 9: Manejo antibiótico de la endocarditis infecciosa

semanas de antibiótico), pero en los últimos veinte años han sido publicados varios

estudios que encuentran equivalencia al tratar durante dos semanas con

medicamentos adecuados, sin mayor riesgo de falla terapéutica (excepto si se

requiere vancomicina). Incluso, en casos seleccionados, la antibioticoterapia oral

podría ser una opción.

El tercer punto para tener en cuenta es el papel adyuvante y cada vez más

preponderante de la cirugía valvular temprana, especialmente en casos de válvulas

protésicas o en casos de embolismo periférico. La evidencia señala un cambio

importante en el pronóstico de los casos de EI cuando son abordados por equipos

multidisciplinarios (equipo endocarditis [team]), que incluye infectológos, cardiólogos,

cirujanos, laboratorio clínico y servicios de apoyo diagnóstico por imágenes

(ecocardiografía, radiología, medicina nuclear).

En la actualidad, las principales controversias existentes en el manejo de la EI

por estafilococos son:

1. ¿Cuál es el tratamiento de primera línea en el manejo de EI causada por SAMR?

¿Vancomicina o Daptomicina? La mayoría de las guías de práctica clínica ubican

a cualquiera de estos medicamentos como terapia de primera línea, pero cada vez

aparecen más publicaciones que encuentran mayor eficacia y menor tasa de

eventos adversos con daptomicina, mucho más cuando los pacientes se infectan

por cepas con susceptibilidad disminuida a la vancomicina.

2. En caso de utilizar Daptomicina, ¿Cuál sería la dosis apropiada? Cuando la

daptomicina como antibiótico fue aprobada para el manejo de bacteriemia por S.

aureus, la dosis aprobada por la FDA fue de 6 mg/kg/día. Sin embargo, esta dosis

se ha asociado con mayor riesgo de falla terapéutica y mayor riesgo de resistencia,

particularmente si se trata de una infección con alto número de organismos como

es el caso de la EI. Es por esto que, en caso de EI, se deben usar dosis más altas,

en el rango de 8 – 12 mg/kg/día. En estos casos es obligatorio la revisión periódica

de la creatina quinasa (CK) y de las interacciones medicamentosas ante mayor

riesgo de rabdomiolisis.

3. ¿Cuál es el tratamiento de primera línea para el manejo de EI causada por S.

aureus meticilino sensible (SAMS)? La evidencia clínica señala que la terapéutica

definitiva debe ser con un β-lactámico. La mortalidad cuando se utiliza

Page 10: Manejo antibiótico de la endocarditis infecciosa

vancomicina en EI por SAMS puede aumentar hasta 40 %. Debe tenerse en

cuenta que cuando se emplea vancomicina como tratamiento empírico en estos

4. casos, si hay un cambio a β-lactámico en 48 a 72 horas, no impacta los

desenlaces.

5. En casos de EI por SAMS, ¿Oxacilina o cefalosporina de primera generación

(Cefazolina)? Tradicionalmente se ha utilizado oxacilina en estos casos, pero en

los últimos años varias publicaciones, incluso metaanálisis, han encontrado

beneficio al usar cefazolina, principalmente por su menor tasa de efectos adversos

y eficacia similar. Al mismo tiempo, varios reportes encuentran potencial aumento

de la mortalidad y riesgo de fracaso terapéutico al usar Cefazolina si la cepa de

SAMS tienen efecto inóculo (aumento en la concentración mínima inhibitoria [CMI]

para Cefazolina mayor o igual a 16 µg/mL, paralelo al aumento del inóculo o carga

bacteriana).

6. ¿Se debería utilizar terapia combinada (con aminoglucósidos o rifampicina) en los

casos de EI complicada por estafilococos? Añadir aminoglucósidos o rifampicina

no ha demostrado beneficio clínico a pacientes con EI estafilocócica no

complicada, por el contrario, estas combinaciones aumentan efectos adversos en

dichos casos. Esto no está totalmente claro en pacientes que han tenido falla

terapéutica previa, que no depuran la bacteriemia, en quienes no pueden ser

tratados quirúrgicamente, o en pacientes con EI de válvula protésica. En este

último punto, las guías actuales recomiendan una combinación triple

(vancomicina/oxacilina más rifampicina más aminoglucósido), pero no existe

evidencia de que dicha combinación traiga un beneficio clínico claro, pues las

recomendaciones han surgido de otras infecciones con material protésico

(prótesis ortopédicas y otras prótesis valvulares).

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Figura 3. Abordaje de la endocarditis por estafilococos (staphylococcus aureus y

estafilococos coagulasa negativos [SCoN]).

C. Endocarditis infecciosa por enterococos (ver Figura 4).

El manejo de la EI por enterococos presenta varias singularidades. Primero, a

pesar de que no es tan frecuente como la EI por estafilococos, las poblaciones

afectadas por estos microorganismos suelen ser de mayor edad y con múltiples

comorbilidades que debilitan el sistema inmune (diabetes, cáncer, inmunosupresión),

y que, adicionalmente, los hace más susceptibles a los efectos adversos de los

antibióticos. Segundo, en comparación a otras bacterias Gram positivas, para las

cuales muchos antibióticos son bactericidas (β-lactámicos, vancomicina), los

enterococos son notablemente tolerantes a la mayor parte de ellos, lo cual hace que

su manejo sea particularmente difícil, con una mortalidad cercana al 20 % (que no ha

cambiado en los últimos 40 años), y alta tasa de recaídas. Tercero, en la EI por

enterococo es donde hay mayor evidencia clínica de beneficio con el uso de

combinaciones de antibióticos (β-lactámicos más aminoglucósidos, o combinaciones

de 2 β-lactámicos). Al respecto, en los últimos años se viene prefiriendo la asociación

Page 12: Manejo antibiótico de la endocarditis infecciosa

de ceftriaxona con ampicilina, que actúa sobre distintas PBP (proteínas fijadoras de

penicilina), y que ha mostrado eficacia similar a la combinación ampicilina más

gentamicina, pero con menor potencial nefrotóxico y menores cambios o abandonos

de tratamiento. A pesar de lo anterior, la extraordinaria capacidad de algunas

especies de enterococos (E. faecium) para desarrollar resistencia a la mayor parte de

los antibióticos disponibles (β-lactámicos, altas dosis de aminoglucósidos,

vancomicina, daptomicina) es francamente preocupante (Ver Perlas clínicas:

Mecanismos de resistencia a antibióticos en cocos Gram positivos). Para resumir,

algunos principios fundamentales en el manejo de la EI por enterococo son:

1. Se prefiere la terapia combinada debido a que muy pocos antibióticos

(daptomicina y algunos glicolipopéptidos) tienen actividad bactericida, se

recomienda utilizar terapia combinada para asegurar dicha actividad y prevenir el

surgimiento de resistencia.

2. La sensibilidad a un aminoglucósido no significa sensibilidad a otros agentes de la

misma familia. Si la cepa es resistente a gentamicina se debe evaluar el patrón de

resistencia a otros aminoglucósidos (ej. estreptomicina). Adicionalmente se debe

evaluar resistencia a altas dosis de dichos antibióticos, ya que dicho patrón de

resistencia (en inglés HLAR: high level or aminoglycoside resistance) determinará

si la combinación entre un β-lactámico y estos antibióticos es de utilidad. Ver

Perlas clínicas: “Interpretación del antibiograma: Gram positivos”.

3. El tratamiento debe ser como mínimo 6 semanas.

4. No cualquier β-lactámico es efectivo. A diferencia de los estreptococos, para los

cuales el uso de ceftriaxona era una alternativa aceptable, en el caso de los

enterococos dicho antibiótico no es efectivo a menos de que sea combinado con

penicilina o ampicilina. No se puede utilizar ceftriaxona como sustituto de penicilina

o ampicilina en la combinación de un β-lactámico más gentamicina.

5. No existe terapia estándar para los enterococos resistentes a vancomicina

(principalmente E. faecium) y dicha infección debe ser manejada en conjunto con

especialistas en enfermedades infecciosas.

Page 13: Manejo antibiótico de la endocarditis infecciosa

Figura 4. Abordaje de la endocarditis infecciosa por enterococos.

Tabla 1. Dosis de antibióticos en el Manejo de endocarditis Infecciosa (EI).

Antibiótico Caso Dosis

Penicilina G

(1) EI por estreptococos no complicada y sensible a penicilina

Penicilina G 12 a 18 millones de Unidades/ día en infusión continua o distribuida en 4 a 6 dosis

Penicilina G

(2) EI por estreptococos complicada o con cierto grado de resistencia a penicilina

Penicilina G 24 millones de Unidades/ día en infusión continua o distribuida en 4 a 6 dosis

Penicilina G

EI por enterococos sensibles a Penicilina + AG

Penicilina G 18-30 millones de Unidades/ día en infusión continua o distribuida en 6 dosis iguales

Ampicilina (1) EI por estreptococos no complicada y sensible a penicilina (2) EI por estreptococos complicada o con cierto grado de resistencia a penicilina EI por enterococos

2 g IV cada 4 h

Page 14: Manejo antibiótico de la endocarditis infecciosa

Ceftriaxona (1) EI por estreptococos no complicada y sensible a penicilina (2) EI por estreptococos complicada o con cierto grado de resistencia a penicilina EI por enterococos

2 g cada 24 h IV o IM en una dosis

Gentamicina

(1) EI por estreptococos no complicada y sensible a penicilina (terapia corta) (2) EI por estreptococos complicada o con cierto grado de resistencia a penicilina

Gentamicina 3 mg/kg/día IV o IM en 1 dosis

Gentamicina

EI por S. aureus o SCoN por válvula protésica

3 mg/kg/día IV o IM dividida en 2 o 3 dosis iguales

Gentamicina

EI por enterococos 3 mg/kg/día (del peso ideal) IV dividida en 2 o 3 dosis iguales

Vancomicina

30 mg/kg/día dividido en dos dosis iguales

Oxacilina EI por SAMS 12 g/día dividido en 4 a 6 dosis iguales

Cefazolina EI por SAMS (solo en EI del lado izquierdo)

6 g/d, dividida en 3 dosis iguales

Daptomicina

EI por SAMR (también puede utilizarse en SAMS)

8-10 mg/kg/día

Rifampicina

EI por S. aureus o SCoN por válvula protésica

900 mg/día IV u oral, en 3 dosis iguales

*AG: Aminoglucósido. IV: Intravenoso. IM: Intramuscular. SCoN: Estafilococos

coagulasa negativos. SAMS: S. aureus meticilino sensible. SAMR: S. aureus

meticilino resistente.

3. MENSAJES INDISPENSABLES

● La endocarditis infecciosa es una patología compleja tanto en cuanto a su

fisiopatología como a su manejo clínico, lo cual hace necesario el uso de terapia

antibiótica efectiva, bactericida y parenteral por períodos prolongados, con el

objetivo de minimizar el riesgo de falla terapéutica o de recaídas.

● El uso de terapia combinada debe ser evaluado cuidadosamente. Se debe tener

en cuenta la evidencia microbiológica y clínica de su beneficio, además los riesgos

Page 15: Manejo antibiótico de la endocarditis infecciosa

de incluir antibióticos con potenciales efectos adversos severos o con efecto

antagónico.

● La EI por estreptococos se maneja en general con monoterapia con penicilina, a

menos de que exista algún nivel de resistencia o existan complicaciones

importantes.

● La EI por estafilococos tiene una alta tasa de recaídas y de mortalidad asociada

si ocurre en las válvulas del corazón izquierdo. Existe cambio en algunos

paradigmas, pero también múltiples controversias en cuanto al manejo antibiótico

más apropiado debido a la ausencia de evidencia clínica (más allá de la evidencia

microbiológica).

● La EI por enterococos supone un reto clínico en cuanto a la facilidad que tiene

este microorganismo para desarrollar diversos mecanismos de resistencia. Por

consiguiente, se recomienda la terapia antibiótica combinada por periodos

prolongados (6 semanas).

4. VIÑETA CLÍNICA (DESENLACE)

Se hizo diagnóstico de endocarditis infecciosa por SAMS y se inició terapia con

oxacilina IV. Sin embargo, el paciente permanecía febril y los cultivos permanecían

positivos (1 de 3 botellas) 48 horas después del inicio del antibiótico. Se realizó

drenaje de las colecciones paravertebrales y del iliopsoas con mejoría clínica

considerable. Hubo defervescencia en las siguientes 24 horas y sin recurrencia de la

bacteriemia. El paciente completó seis semanas de tratamiento antibiótico sin

recurrencia de la infección. En el seguimiento ecocardiográfico de control se

documentó regurgitación aórtica importante por lo cual se decidió llevar a reemplazo

valvular.

Page 16: Manejo antibiótico de la endocarditis infecciosa

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