12
Los «trabajos» de la madre de Lázaro (1554) Enrique Rodríguez Cepeda Cuando cuenta Lázaro su vida «y cuyo hijo fue» el protagonista de la famosa obrilla, de no más años que ocho, habla de la muerte de su padre y, añade, que «mi viuda madre, como sin marido y sin abrigo se viese, determinó arrimarse a los buenos», definiéndose el mismo como «huérfano». Pues, Antona Pérez tiene que cambiar de vida cuando queda viuda y tiene que plantearse el sacar adelante a su hijo Lázaro, ahora huérfano. El cambio del pueblo a la ciudad es necesario, y dramático para los dos, pero también es la solución más verosímil para el difícil futuro de ambos. En la ciudad ella empieza una nueva vida, «alquiló una casilla y metióse a guisar de comer a ciertos estudiantes y lavaba ropa». La madre de Lázaro, así, demuestra independencia y decisiones dignas de alabar; tiene proyectos, quiere luchar y es trabajadora. Pero nada nos cuenta Lázaro de mejorar o esperar una vida sentimental más completa dentro del mundo de cristianos viejos o de sirvientes de aldea conocidos. Para Antona, como viuda de ladrón y madre de huérfano, no es fácil ver la oportunidad de ver su vida nivelada; lo mejor es marginarse y sobrevi- vir, como desplazada, la ocasión, todavía mujer joven, que le ofrece un personaje de otra sangre y raza; por esto la promiscuidad y la «conversación (con) el Zaide». En esta época, la vida de las viudas y de los huérfanos, aparte de ser numerosos y de necesaria atención, no tenía -como ha acontecido siempre- ni buen fin ni fácil arreglo. La pobre de Antona, por causa de relacionarse con el Zaide y tener otro hijo con él (otro ladrón a quien «azotaron y pringaron»), provoca al muchacho: «a mi madre pusieron pena por justicia (...), y cumplió la sentencia». Como la madre de Lázaro tenía más luces que las que ofrece la prostitución y el picoteo, «por evitar peligro y quitarse de malas lenguas, se fue a servir (...) (al) mesón de La Solana». Por lo tanto, Antona no es la típica «moza de mesón» que no sabe evitar peligros y que se enzarza en el callejeo y las esquinas; no es la víctima de sus desgracias; está dispuesta a luchar y a moverse; por esto intenta alejarse de los tópicos sociales, de la embestida del posible rigor moral y del orden establecido por la costumbre. Su actitud más parece de protesta por la promesa oficial de que disfrutan viudas y huérfanos. El gobierno y Antona se lavan las manos con las leyes de turno y como hay que salir adelante en la vida, el mocito tiene que buscar un trabajo y su madre tiene que ayudarle a encontrarlo. Así entrega su hijo a un ciego «para adestralle (...), y que le rogaba me tratase bien y mirase por mi, pues era huérfano». En La Solana Lázaro ha pasado cuatro años, creciendo y AISO. Actas V (1999). Enrique RODRÍGUEZ CEPEDA. Los trabajos de la madre de Lázaro (1

Los trabajos de la madre de Lázaro (1554) - cvc. · PDF file1120 Enrique Rodríguez Cepeda observando la vida de su modelo materno; como dice Francisco Rico1, «doce cumplidos al

  • Upload
    vankhue

  • View
    217

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: Los trabajos de la madre de Lázaro (1554) - cvc. · PDF file1120 Enrique Rodríguez Cepeda observando la vida de su modelo materno; como dice Francisco Rico1, «doce cumplidos al

Los «trabajos» de la madre de Lázaro (1554)

Enrique Rodríguez Cepeda

Cuando cuenta Lázaro su vida «y cuyo hijo fue» el protagonista de la famosa obrilla,de no más años que ocho, habla de la muerte de su padre y, añade, que «mi viuda madre,como sin marido y sin abrigo se viese, determinó arrimarse a los buenos», definiéndoseel mismo como «huérfano».

Pues, Antona Pérez tiene que cambiar de vida cuando queda viuda y tiene queplantearse el sacar adelante a su hijo Lázaro, ahora huérfano. El cambio del pueblo ala ciudad es necesario, y dramático para los dos, pero también es la solución másverosímil para el difícil futuro de ambos. En la ciudad ella empieza una nueva vida,«alquiló una casilla y metióse a guisar de comer a ciertos estudiantes y lavaba ropa».La madre de Lázaro, así, demuestra independencia y decisiones dignas de alabar; tieneproyectos, quiere luchar y es trabajadora. Pero nada nos cuenta Lázaro de mejorar oesperar una vida sentimental más completa dentro del mundo de cristianos viejos o desirvientes de aldea conocidos. Para Antona, como viuda de ladrón y madre de huérfano,no es fácil ver la oportunidad de ver su vida nivelada; lo mejor es marginarse y sobrevi-vir, como desplazada, la ocasión, todavía mujer joven, que le ofrece un personaje deotra sangre y raza; por esto la promiscuidad y la «conversación (con) el Zaide».

En esta época, la vida de las viudas y de los huérfanos, aparte de ser numerosos yde necesaria atención, no tenía -como ha acontecido siempre- ni buen fin ni fácilarreglo. La pobre de Antona, por causa de relacionarse con el Zaide y tener otro hijocon él (otro ladrón a quien «azotaron y pringaron»), provoca al muchacho: «a mi madrepusieron pena por justicia (...), y cumplió la sentencia». Como la madre de Lázaro teníamás luces que las que ofrece la prostitución y el picoteo, «por evitar peligro y quitarsede malas lenguas, se fue a servir (...) (al) mesón de La Solana». Por lo tanto, Antonano es la típica «moza de mesón» que no sabe evitar peligros y que se enzarza en elcallejeo y las esquinas; no es la víctima de sus desgracias; está dispuesta a luchar y amoverse; por esto intenta alejarse de los tópicos sociales, de la embestida del posiblerigor moral y del orden establecido por la costumbre. Su actitud más parece de protestapor la promesa oficial de que disfrutan viudas y huérfanos. El gobierno y Antona selavan las manos con las leyes de turno y como hay que salir adelante en la vida, elmocito tiene que buscar un trabajo y su madre tiene que ayudarle a encontrarlo. Asíentrega su hijo a un ciego «para adestralle (...), y que le rogaba me tratase bien y mirasepor mi, pues era huérfano». En La Solana Lázaro ha pasado cuatro años, creciendo y

AISO. Actas V (1999). Enrique RODRÍGUEZ CEPEDA. Los trabajos de la madre de Lázaro (1554)

Page 2: Los trabajos de la madre de Lázaro (1554) - cvc. · PDF file1120 Enrique Rodríguez Cepeda observando la vida de su modelo materno; como dice Francisco Rico1, «doce cumplidos al

1120 Enrique Rodríguez Cepeda

observando la vida de su modelo materno; como dice Francisco Rico1, «doce cumplidosal arrimo de Antona Pérez», para nosotros la verdadera protagonista de la niñez deLázaro, suma protectora que deja a nuestro héroe «como niño dormido» hasta que lodespierte el ciego, de manera física, quien lo admitió «no por mozo sino por hijo». Estamanera tan brusca de incorporarse Lázaro a su verdadero personaje de huérfano (sinmadre ahora) con un nuevo padre-ciego (antes había admitido, por fuerza, a su padrastromorisco el Zaide) define su profunda fisura genética, la fatal tradición de su figura,recién abandonado por su verdadera madre, ahora viuda y perseguida. No hay personajenovelesco hasta que Lázaro siente la soledad en que le ha dejado su creadora; Lázarono es nadie al apartarse de la prehistoria de su sangre. De manera especial tenía Lázaroincorporada su madre a su persona, quien había planteado el comportamiento de su yo;ya ha dicho la crítica que cuando ésta desaparece comienza el verdadero «caso» y lasaventuras del joven sirviente. Por ello, Claudio Guillen2 se da cuenta inmediatamentede que la vida que cuenta Lázaro es más importante que el personaje mismo. Sin lareferencia de su madre, sin el lazo familiar, Lázaro no puede ni sabe reaccionar comopersona completa e independiente; por esto se ha considerado «el centro de gravedadde la obra» (Rico, 22), la víctima de unas circunstancias y de un entorno vital. Cuandola madre le despide («ambos llorando»), tiene que admitir las palabras de rigor: «váletepor ti», «criado te he» y «no te veré más», todo lo tópico que se quiera pero para Lázaro,entonces perplejo, es lo más dramático que ha oído nunca. Sin otro tipo de reacciónhabla el muchacho: «así me fui para mi amo». La literatura es así, como «si fueraverdad (...)»lo narrado y acontecido. El ambiente y la situación se logran con maestría;el resto de la confesión de Lázaro, la epístola fantasma, es el enfrentamiento de unomismo contra «uno solo». Así se ha quedado Lázaro cuando su madre lo entrega, solo.

Aunque la literatura tenga sus herramientas de trabajo y se nutra de todo orden detrucos, mentiras, folclore o falsa heroicidad, los padres siempre quieren lo mejor parasus hijos; ahora, el ciego y el lector pueden pensar otra cosa. La noción de que todaslas madres son iguales es también literatura y es, además, un tópico creer que lo quequeremos todos los padres es «ver», y frecuentar diariamente la figura del hijo. En estaocasión la madre (y el hijo) saben que no se volverán a ver nunca. En literatura el textomanda3.

Véase Problemas del Lazarillo, Madrid, Cátedra, 1988, 21. Siempre citamos por la edición en Lanovela picaresca española, Barcelona, Planeta, 1967, 2 ed.,1970.La idea aparece en «La disposición temporal del Lazarillo de Tormes», Hispanic Review, XXV,1957; reproducido en El primer siglo de oro, Barcelona, Crítica, 1988.Parece ser que Lázaro ha heredado los genes, la dureza y la entereza de la madre, orgullosos ambosde que «este oficio le hubiese mamado en la leche». Por esto no creemos en los genes similares de lasdemás de madres en novelas llamadas de picaros; ni podríamos clasificar en el mismo plano lo quedijo hace años Gonzalo Sobejano: «Antona Pérez era una infeliz, la madre de Guzman (...) una mujerbandera» en «De la intención y valor del Guzmán de Alfarache», en Forma literaria y sensibilidadsocial, Madrid, Gredos, 1967, 13; las separaba algo fundamental y clave en orden a la verosimilitud:«Lázaro era fruto de legítimo matrimonio», mientras que Guzman «fue engendrado en un acto detraición»; en cincuenta años había cambiado la función social de la mujer; el dinero había creado

AISO. Actas V (1999). Enrique RODRÍGUEZ CEPEDA. Los trabajos de la madre de Lázaro (1554)

Page 3: Los trabajos de la madre de Lázaro (1554) - cvc. · PDF file1120 Enrique Rodríguez Cepeda observando la vida de su modelo materno; como dice Francisco Rico1, «doce cumplidos al

Los «trabajos» de la madre de Lázaro 1121

Como fuere, la epístola de Lázaro no se prohibió durante el gobierno del EmperadorCarlos, en el último momento de su reinado, sino durante la regencia de Juana deAustria y tuvo sus verdaderos efectos a lo largo del reinado de Felipe II y después.

Este documento, la cláusula 28 del Testamento de Carlos V, que comentó FernándezÁlvarez4, indica la dramática e insistente preocupación de viudas y huérfanos en laépoca de la escritura de la epístola lazarilla:

Testamento de Carlos V

Y señalamente le encomienda la protección y amparo de las viudas,huérfanos, pobres y miserables personas, para que no permita quesean vexados o presos, ni en manera alguna maltratados de laspersonas ricas y poderosas, a lo cual los reyes tienen gran obliga-ción.

Testamento de Felipe II

Y que de todo corazón ame la justicia y haya en su proteción yamparo las viudas, huérfanos, pobres y miserables personas, parano permitir que sean vexados ni oppressos, ni en manera algunamaltratados de las personas ricas y poderosas, lo cual es propiooficio de reyes.

El anónimo autor conocía estos pareceres oficiales y los menciona y representa enla novela de manera intencionada y como fondo de su sociología. Por esto nada tieneque ver este Lázaro que «paga por sus padres» de 1550 con los «hijos secretos» singeneología, que zahiere, bautiza y apadrina el padre de Guzmán en el capítulo II de laprimera parte de su historia, a finales del siglo XVI. Lázaro no puede jugar, comoGuzmán, a que tiene dos padres y «es medio de cada uno». Lázaro sabe muy bien dequién es hijo; su problema está en la separación de sus genes, en la entrega que hacende él a un ciego; no es el hijo que pinta Alemán como «bastardo justiciero»5. Sin sureferencia directa, sin su madre ni su padre, es un huérfano que no pertenece a sí mismo;pertenece a los amos que lo van a utilizar como cosa, no como persona; por esto dirádel ciego que «ansí (...) éste me dio la vida (...), y adiestró en la carrera del vivir».

Esta es la nueva disposición ética a la que se tiene que adaptar Lázaro para sobre-vivir, actitud que le «despertó de la simpleza en que, como niño, dormido estaba». Yase ha dicho por la crítica que el ciego le hace «ver» a Lázaro el personaje que va arepresentar en esta vida -novela-, visión que para el muchacho es la inversión al

otras posibilidades.4 Testamentos de la casa de Austria (testamentos de Carlos V y Felipe II), Madrid, Editora Nacional,

1982, 5 vols (pág. XV del primero).5 Veáse Michel de Cavillac, Picaras y mercaderes en el «Guzmán de Alfarache», Granada, 1994, 11.

AISO. Actas V (1999). Enrique RODRÍGUEZ CEPEDA. Los trabajos de la madre de Lázaro (1554)

Page 4: Los trabajos de la madre de Lázaro (1554) - cvc. · PDF file1120 Enrique Rodríguez Cepeda observando la vida de su modelo materno; como dice Francisco Rico1, «doce cumplidos al

1122 Enrique Rodríguez Cepeda

«sueño» en que ha vivido y en donde su madre lo mantuvo envuelto. La agresividadnovelesca del contraste abarca las dos concepciones del mundo: la de su madre que loabandona y la del ciego que lo adopta. Así la existencia del huérfano nunca queda vacíani al descubierto, apoyándose siempre en el pasado, en el mundo folclórico y en latentesvestigios del último medievo; conjunto de causas y efectos que han desaparecido enla rebelde inmersión capitalista de Guzmán de Alfarache6.

Lázaro, pues, va a vivir como literatura lo que acontece en torno a él, y va a contaren su epístola «las cosas tan señaladas» que lo han formado. Cuando don AméricoCastro caracterizaba las posibilidades del género en el Lazarillo7, aislaba el «yo» deLázaro y lo anulaba, asegurando que «no existe en la expresión de lo que acontezca ala persona, sino de cómo ésta se encuentra existiendo en lo que acontece» (parecer quefue muy bien recordado, luego, por Claudio Guillen).

Esto destruye la falacia de la idea anticrítica del narrador y de la ingenuidad del«yo» que pretende contar lo que es escritura. Las vivencias que sugiere el orden socialson puro aparato folclórico. El poder del texto viene de la forma de la escritura, no delos detalles del entorno, aunque el padre de Lázaro aparezca con todo el aparejo críticode cómo se desploma y cómo va a morir al servicio de nada «en la de los Gelves»; lomismo decimos de la viuda madre, de la que sabemos vida y hechos hasta que decideentregar su hijo al ciego no por librarse de él y seguir su propia historia (que en verdadno tiene) sino por dejar pasar la vida de su hijo a un primer plano y realizarse laverdadera escritura de novela; lo demás había sido adorno y sociología, ambos necesa-rios para el verdadero efecto y verosimilitud literaria del huérfano, un marginado dedoce años en busca de identidad. Por esto se puede decir que casi de la nada surge laforma y manera existencial de Lázaro, un personaje incapaz de obrar fuera de loliterario y de la función artística, en donde unos recuerdos, una confesión y un mediomilagro son, nada más, el marco de un esqueleto de vértebras complicadas por laescritura. Por esto el personaje de Lázaro es solamente un producto cultural con unareferencia histórica conflictiva y con una referencia a la realidad social llena de pistasde «despiste». Podríamos decir que toda la ilusión de Lázaro es participar de la litera-tura, de la imprenta del momento y de sus lectores, de ahí la necesidad de llamar laatención significativamente con «novedades» y cosas no conocidas que se van a contar.

Creemos también que, para la prohibición de lo que cuenta Lázaro, se tuvieron encuenta todos esos comportamientos marginales de los padres del dolido huérfano: poruna parte el comportamiento sexual de Antona Pérez, algo censurable para los que

Aquí acomoda el comentario de M. Cavillac (libro citado, 90) sobre «las raíces mendicantes deLázaro», que provienen «de la literatura del Remedio de pobres tal como lo había reelaborado, entre1579 y 1587 (el reformador catalán) Miguel Giginta».De la edad conflictiva, Taurus, Madrid, 1963, 223. Para los elementos folclóricos de la famosaepístola véase F. Lázaro Carreter, «Construcción y sentido del Lazarillo de Tormes», en Abaco,Madrid, Castalia, 1969,46-47.

AISO. Actas V (1999). Enrique RODRÍGUEZ CEPEDA. Los trabajos de la madre de Lázaro (1554)

Page 5: Los trabajos de la madre de Lázaro (1554) - cvc. · PDF file1120 Enrique Rodríguez Cepeda observando la vida de su modelo materno; como dice Francisco Rico1, «doce cumplidos al

Los «trabajos» de la madre de Lázaro 1123

trabajaban con el Santo Oficio de 1556 a 15808 pero, más o menos, permitido para losque vivían en torno a La Solana; por otra parte vemos lo mismo en el pecado venial delpadre cuando roba en el molino unos puñados de harina. Como fuere, ningún comporta-miento de éstos debería haber acarreado los efectos dramáticos que ocasionaron en ellosmismos y en su hijo; por esto la escritura, lo novelesco y el tipo de justicia adminis-trada, porque se han superado los límites de la realidad y han aparecido la imitacióny la verosimilitud del arte. Parece ser, además, que el caso de «simple fornicación» deAntona, cuando se componía la epístola biográfica, no era tan grave al principio de lasegunda mitad del siglo XVI; el mismo hecho parece complicarse después de laprohibición y en 1559, al conocerse y editarse varias veces el complejo Lazarillo;agrabándose entonces los contenidos y el nuevo «índice» de prohibiciones lo va acondenar y perseguir duramente la regencia de doña Juana. Pues, en unos años habíacambiado la dirección de la lectura de un mismo texto, y solamente por cuestionesoficales ajenas a la comunicación literaria. Por tanto pudiéramos considerar que elescondido autor, en principio nada más, pudo concebir su texto no cargando las tintassobre los «trabajos» varios de la madre del protagonista (con morbo o especial folletín,etc.), sino más bien preparando la prehistoria de una aberración con la presencia activa,por otra parte fundamental, de una madre joven, «viuda (...) y sin abrigo», que tiene queobrar así y no de otra manera porque tiene un hijo, no tiene ayuda oficial y hay quesobrevivir de alguna manera (en este caso no necesariamente con deshonestidad). Eldecidirse a luchar, el no quedarse en Tejares y el multiplicar sus «trabajos» indican lavalentía genética de Lázaro y de quién es hijo. Como se dice en el Libro de Proverbios,la madre de Lázaro decide trabajar, obrar y ser útil porque tiene que representar lasnecesidades del hijo; así, con sus manos, en la ciudad empieza a salir adelante y«alquiló una casilla (...), etc.etc». Hoy diríamos, y lo tendríamos por, casi, un compor-tamiento modelo y ejemplar con todo el cambio que se pida de los tiempos. Repetimosque, en los proverbios bíblicos, los consejos del sabio Salomón iban dirigidos, enespecial, a la mujer trabajadora que sabe dar valor a lo que hace y construye con susmanos y esfuerzo; es el mejor elogio a la mujer fuerte y decidida, recuerdo de la perlaMargarita que buscan los hombres, un tópico que de alguna manera llegan a comentartratadistas como Luis Vives y Fray Luis de León. Por todo este camino, la viuda, enedad de merecer y libre de su matrimonio, se aviene con «un hombre moreno (...) enconocimiento»; de la misma manera «continuando la posada y conversación mi madrevino a darme un negrito muy bonito9». La distancia, un posible racismo y una condiciónde clases han generado unas disposiciones judiciales nuevas que han dejado a Lázaroen la calle y en el aire; con la ruptura de los descubiertos amores de la joven Antona

Para más detalles y estadísticas del Santo oficio por esos años, consúltese B. Bennassar y J. P.Dedieu, Inquisición española: poder político y control social, Barcelona, 1981, cap. 9, 286.C. Guillen se refiere a ello en el libro citado El primer siglo de oro (106-7), aunque no justifica «laconducta delictiva de la pareja», pero añade que, durante el gobierno de Carlos V, «se relajaron estasprohibiciones».

AISO. Actas V (1999). Enrique RODRÍGUEZ CEPEDA. Los trabajos de la madre de Lázaro (1554)

Page 6: Los trabajos de la madre de Lázaro (1554) - cvc. · PDF file1120 Enrique Rodríguez Cepeda observando la vida de su modelo materno; como dice Francisco Rico1, «doce cumplidos al

1124 Enrique Rodríguez Cepeda

se vuelve a desnivelar el crecimiento del personaje literario (y el mismo futuro espera-mos siguiera el mismo negrito que le habían dado como buen hermano). Lázaro contodo esto se siente cómplice y pagador de los errores de sus padres. El ciego presientela cadena fallida de padres que ha tenido el muchacho y se lucra de ello. El perspectivis-mo de las mentiras a que asiste en La Solana el joven sirviente le ponen en estado dealucinación y queda maravillado por cómo le entrega su madre y recibe el ciego; elprotocolo es maravilloso y el lenguaje digno del mejor Cervantes (con todo el inchazónque se quiera de los libros de caballerías), aunque el único afectado sea el verdaderoprotagonista del relato y llegue a quedarse perplejo con las hazañas que no conocía desu verdadero y único padre, todo un modelo de heroicidad calculada (?). Lázaro estabaperplejo.

En fin, que el muchacho, lejos del orden literario que lo marca y define, no eligiónada de lo que le ha sido ofrecido; mejor se hubiera quedado con su madre sin ser partedel desfile de conjunto de amos y de héroes que le han rodeado su camino vital. Peroél tiene que hacerle frente al hecho de ser literatura nada más y cumplir con el oficiopara el cual ha sido creado. Para justificar esta existencia, en la epístola literaria queescribe, la aparición literaria que escribe, la aparición del ciego supone, al fin, empezarla purga que le ha tocado tragar y el término de la fórmula mental que le ha trazado lasociedad. En el Lazarillo la participación del ciego rompe la relación sociedad yliteratura, y se crea un nuevo frente folclórico con una nueva idea de la narrativa y delcuento (del recuerdo); y es que ha terminado el drama familiar del muchacho, ahoraverdaderamente sin referencia directa. Por esto no cuentan sus morales ni su deformevisión del mundo; Lázaro no pertenece a él mismo y se encuentra inmerso en un dobleproceso de crecimiento (educación) y regresión (corrupción)10. No olvidemos que casitodas las traducciones de los dos «lazarillos» primitivos (el anónimo y el de Luna)estaban dedicadas a la juventud, sobre todo hasta bien entrado el siglo XIX, comovemos todavía en al edición de Paris (1833): «A la Librairie D'éducation, par G.-F. DeGrandmaison-Y-Bruno, abogado».

Pues, deja Antona, sin otro aviso ni referencia de futuro, el papel de madre de suhijo mayor; esta límite situación es parte del fondo literario11 del desgraciado Lázaro;así queda «obligado a abandonar el hogar familiar» desprovisto de todo recuerdo y de

10 Podemos pensar en la forzada y poco funcional sociedad que pinta detrás de la picaresca J.A.Maravall en La literatura picaresca desde la historia social, Taurus, Madrid, 1986.

11 El posible «artificio» que pudo introducir la escritura anónima de la vida del Lazarillo llamaba laatención en este punto y despedida; notamos al respecto el tema de la verosimilitud y distancia querecuerda, unos años después, el preceptista Sánchez de Lima (Arte poética en romance castellano,1580; ed. de R. Balbín Lucas, Madrid, 1944), quien, como viejo dictado platónico, comenta losefectos del arte cuando suplen «la falta de naturaleza»; este tema de que la escritura puede sustituir ycompletar lo que la humanidad puede tener de modelo o imitación, para Lima tiene que iracompañado de «artificio», sustantivo que en la época llenó de sospecha a la literatura de ficción ehizo que pastores y sirvientes fueran recriminados por Vives y condenados por Malón de Chaide(sobre Malón hay un libro nuevo e importante de Jorge Aladro, Universidad de Navarra, 1998).

AISO. Actas V (1999). Enrique RODRÍGUEZ CEPEDA. Los trabajos de la madre de Lázaro (1554)

Page 7: Los trabajos de la madre de Lázaro (1554) - cvc. · PDF file1120 Enrique Rodríguez Cepeda observando la vida de su modelo materno; como dice Francisco Rico1, «doce cumplidos al

Los «trabajos» de la madre de Lázaro 1125

cualquier lazo sentimental12. Por otra parte, el personaje de la madre de Lázaro tuvoque llamar la atención de tanta lectora femenina como había en la época y que veníaformando parte de la tradición y del fondo común del comportamiento de la mujercristiana. Por esto el variado y complicado origen y transmisión de caracteres en loslibros picaros.

Lázaro es, así, un típico producto de probeta literaria; lectores y narradores loapartan, durante siglos, de ser un documento radical que conjugue espejo y razón vitalde persona concreta; y clave de tanto recurso creativo y universal tampoco se puedereducir a la muletilla del folclore o a la manoseada ideología narrativa del «yo» delpicaro. Lo más llamativo de la presentación de Lázaro, de su presencia superliteraria,del procedimiento oculto de su significativa lectura, es lo que hace, por detrás, suhistoria, el «mucho dejé de escribir, que te escribo»; el cosquilleo de su confiictivamoral, y su comportamiento evocado con parte de ese «artificio» que decía Lima, loque no se ve y se presiente como creativo, el distanciamento del conflictivo entornoque lo enmarca y define, algo que no pueden aportar aisladamente la sociología o latradición.

Lázaro no se busca a sí mismo, ni él intenta definirse; lo hace el «artificio», quejustifica sus actos pero que, al mismo tiempo, lo descalifica y le hace impersonal, pelotade todos; por esto depende hasta del lector que lo observa y cree controlarlo. Pero,aunque parezcan sociología, también los padres de Lázaro son personajes literarios; unempleado de molino (sea para Propp todo lo repetido y tradicional que se quiera)13, quepretende, de la forma más común (?), dadas sus características sociales, mejorar un pocosu vida, comer mej or y ayudar a los suyos; por esto no es justo -fuera del orden literario-morir como héroe según cuenta la «lista» de su esposa viuda. En literatura todo es unartificio de morales veniales y de juegos de espejos y sensaciones. Si Antona Péreznunca faltó a su esposo y lo respetó hasta el último momento que pudo, es porque seguíamanteniendo el orden literario de las cosas y la astucia de la historia contada. Los queplantean otro sabor moral en Antona y la echan, sin más, a la calle, no aciertan en eljuicio de la «infeliz». No hace falta distorsionar más la ascendencia de Lázaro y, menos,su dirección textual. El que el joven héroe nazca de mujer cristiana vieja y sea partede los posibles «hombres buenos de Castilla», no debe dejar al descubierto su personay sí haber sido parte oficial de las viudas y huérfanos que se repartían esos 10.000ducados que anualmente ofrecía la corona de los Austrias. No entendemos cómo varioscríticos solamente ven en Antona el público sambenito del tema de la «denigración de

12 En los detalles de este punto no podemos compartir la posición de Víctor García de la Concha, Nuevalectura del «Lazarillo», Madrid, 1981, 94.

13 Ver lo dicho en la nota 7 a propósito de Lázaro Carreter, quien estudió y enumeró los elementosfolclóricos del librito (luego comentado y ajustado por C. Guillen en Los silencios de Lázaro -Elprimer siglo de oro, Barcelona, 1987, 85).

AISO. Actas V (1999). Enrique RODRÍGUEZ CEPEDA. Los trabajos de la madre de Lázaro (1554)

Page 8: Los trabajos de la madre de Lázaro (1554) - cvc. · PDF file1120 Enrique Rodríguez Cepeda observando la vida de su modelo materno; como dice Francisco Rico1, «doce cumplidos al

1126 Enrique Rodríguez Cepeda

la madre»14, sin darse cuenta que los tratados clásicos sobre la mujer no apuntaban aeste único camino; así, desde San Agustín y el internacional Vives hasta Santa Teresay Luis de León. No entiendo cómo la madre de Lázaro soporta muchas más observacio-nes y miradas sobre su comportamiento moral que el mundo trabucado de la madre deGuzmán, a quien se ha permitido, en sociología y en literatura, todo tipo de componenday tragadera, aparte de su conflicto racial. Esta buena señora, «de bandera» para muchos,superdotada y envuelta en el mundo moderno y del triunfo, es capaz de concebir un hijo,también «bandera», en «un acto de traición adultera» (según ha notado claramente G.Sobejano), adulterio que, en este caso, ya no es parte del lenguaje moral notado. ¿Quieredecir esto que la víctima Antona de 1550 estaría absuelta en 1599? Aunque habíancambiado los pareceres, no parece ser así por la prohibición continua del libro anónimo.

Se ha dicho bien y comentado mejor (C. Guillen a propósito de M. Bataillon)15 que«el gran maestro» de Lázaro es el ciego por la variedad de trucos y formas de vida quepresenta; pero no es de menor valía ni cuantía el trabajo de doce cariñosos (?) años quela madre ha dedicado a su hijo en enseñanzas, enfrentamientos a la justicia, bondadosasmentiras y lenguaje heroico; algo que Lázaro agradece y por lo que ha quedado fascina-do; del ciego no le queda ni fascinación ni mitología, sólo golpes y dureza en el camino.La ingenuidad que demuestra Lázaro con el ciego es porque confía en la magia de sumadre, en la ruptura y en el dicho de que está listo para vivir y obrar. Por esto creemosque Lázaro es producto final de dos procesos diversos y opuestos de educación; el dela sangre heredada y el de la sangre «producida» o generada por el descubrimiento yenfrentamiento al mundo ajeno a los padres. Para Lázaro la palabra huérfano no seolvida nunca y la asimila completamente; lo demás de «sufrir persecución por justicia»u otras malaventuranzas no le afectan mentalmente en absoluto; el ser, sentirse y viviren la constante «horfandad» forma el eje de toda la «epístola hablada» que descubreel protagonista a sus amos; aquí radica la protesta callada de su conflictiva y complicadaeducación social que la crítica ha notado de deforme y esperpéntica. Si, como se afirmaen el Guzmán de 1599, «la sangre se hereda» y los hijos «purgan las culpas de lospadres», Lázaro, a quien todo afecta, no se nota culpable, a primera vista, de nada. Sinembargo, a Alfarache sí le pesa, y le incomodó de siempre, ese pasado tan «levantisco»que ya le atribuyen de sus progenitores; como fuere, parece adaptado a ello y no le

Más que enfrentarse a las leyes, los protagonistas familiares en torno a Lázaro comentan lasdiferencias sociales que, alrededor de 1550, podían significar un enfrentamiento a la propaganda falsadel gobierno en torno a viudas y huérfanos; véase el comentario de F. Lázaro Carreter en Losorígenes del héroe, en Lazarillo de Tormes en la picaresca, Barcelona, Ariel, 1978, 103 y sgts.También A. A. Parker comentó {Los picaros en la literatura, Madrid, 1971, 161-64) cómo habíancambiado las cosas y las razones sobre la mujer en 1722, cuando se publica Molí Flanders, quien parasobrevivir «honestamente» tiene que echar mano de todo tipo de «razones naturales» que le permitanvivir y salir adelante; por esta medida se ha podido mantener que «la crítica que se hace de Molídesde el punto de vista psicológico y moral más afecta a la época de Defoe que al propio arte de éste»(163).Ver el comentario en «La disposición temporal del Lazarillo» (libro citado en la nota 13, 50).

AISO. Actas V (1999). Enrique RODRÍGUEZ CEPEDA. Los trabajos de la madre de Lázaro (1554)

Page 9: Los trabajos de la madre de Lázaro (1554) - cvc. · PDF file1120 Enrique Rodríguez Cepeda observando la vida de su modelo materno; como dice Francisco Rico1, «doce cumplidos al

Los «trabajos» de la madre de Lázaro 1127

molesta lo «arribista» y «logrero» de su compartamiento; le venía de madre su falsaidentidad, la práctica de ella y su preparado orientalismo. Para Lázaro las normassociales y morales se acaban de inventar; para Guzmán son viejísimas y están manipula-das por todos; es el nuevo orden del sistema español, ahora poderosísimo y con dinerospara el soborno; la sociedad que rodeaba a Lázaro obligaba a soluciones desesperadas;la de Guzmán a la corrupción. Américo Castro fija la vulnerabilidad social de losprimeros austrias así: «Lázaro se encuentra existiendo en lo que acontece», en la«inseguridad ontológica» que habita el personaje16. Aunque lo parezca, Guzmán no esvíctima de nada ni nadie, ni sus padres fueron víctimas. Alfarache parece un muchachode regalada infancia preparado naturalmente para sobrevivir, sea hijo de quien fuereo pretenda un imposible; se han borrado en él las marcas de la sangre y del comporta-miento; buscando arraigo, no necesita cantar ni su casta ni su clase, ni repara en lasventajas del campesino o del cristiano viejo; parece como si al final del remado deFelipe II, el oportunismo social se había hecho carne.17

En el Guzmán la sangre no se hereda como comportamiento y moral, sino comopura tradición; el rosario mágico de «quince dieces», que regala la madre del protago-nista a su esposo, es un objeto tradicional que indica, nada más, el rezo en público; noes un objeto espiritual. Obra, pues, como un viejo amuleto que representa el juegotradicional de la familia, la idea de «no arraigo», recuerdo del símbolo y de la reliquiaque la abuela ya había regalado a su madre cuando niña. El pluralismo y las habilidadesde los padres de Alfarache, quienes se conocieron en un «bautismmo pascual» (conoci-da parte del rito judaico), llegan hasta hacerse padrinos de hijos tenidos por ilegítimos(los llamados «hijos secretos»)18. La desenvuelta madre de Guzmán, tan «(...) graciosa,hermosa, discreta (...), y de mucha compostura», era «la prenda de aquel caballero»,la «dama» que «con gran recato tenía consigo» su padre. Bonita caracterización queLázaro Carreter sabe observar como «la verificación sarcástica de una herencia dehábitos»19, herencia y realidad que habían nacido en otro frente al margen de la litera-tura. El mismo crítico notaba, en 196820, que «los precedentes» de este tipo de literatura

16 En La realidad histórica de España, México, edición de 1954, en las páginas 430, 533, 571 y 611;véase también el comentario de C. Guillen, libro citado en la nota 13, 62.

17 M. Cavillac (libro citado en la nota 5, 155) comenta «como una alegoría de la liberación del héroecon respecto a la alienación materna», el regreso simbólico de Guzmán «al volver el actante a Sevilla,por la expresión: «Recogíme con mi madre»; este fantasmático plano de la «galera del re-nacimmiento» no lo ve así B. Brancaforte en la nueva ed. del Guzmán (Madrid, Akal, 1996).

18 Siempre cito por la ed. de B. Brancaforte citada en nota 17, 85-6.19 Estudio citado en la nota 7 y reeditado en el libro de la nota 14.20 F. Lázaro Carreter en Para una revisión del concepto novela picaresca (libro citado en nota 14, 208-

9). E. Moreno Báez (1948), M. Herrero García (RFE, 1937) y A. A. Parker han definido los finesreligiosos de parte de la semántica picaresca. Parker, en el libro citado sobre Los picaros en laliteratura (72-4), da más detalles; para el tema autobiográfico consúltese lo dicho por F. LázaroCarreter (en frente de Parker) y el artículo de R. Jauss de 1957 («Ursprung und Bedeutung der Ich-Form im Lazarillo-») comentado por Lázaro Carreter en 1968 (pero publicado en México, 1970, yreeditado en Barcelona, Ariel, 1978, 208).

AISO. Actas V (1999). Enrique RODRÍGUEZ CEPEDA. Los trabajos de la madre de Lázaro (1554)

Page 10: Los trabajos de la madre de Lázaro (1554) - cvc. · PDF file1120 Enrique Rodríguez Cepeda observando la vida de su modelo materno; como dice Francisco Rico1, «doce cumplidos al

1128 Enrique Rodríguez Cepeda

poco tenían que ver con las «vidas de santos y soldados» que algunos críticos compara-ban, aunque el famoso Mateo Alemán hubiera escrito La Vida de San Antonio de Padua(1605).

En la vida de Lázaro no se trata, pues, de imitar literariamente la genética de santoso soldados, sino, más bien, tener en cuenta la verosimilitud social y espiritual de lamadre de un muchacho que vive en una tradición cristiana en conflicto con un tipo deeducación y «oficios» (trabajos) disponibles. Desde San Agustín ya tenemos comenta-rios sobre el papel de la madre cristiana; si extendemos este pequeño texto haciaAntona, que «es madre del cuerpo y del espíritu» de Lázaro (y de los doce primerosaños de la vida de éste), no decíamos nada nuevo. Vuelve el padre de la Iglesia a fijarotro texto universal: «Dios escucha las lágrimas de una madre» (cito siempre por laedición de la BAC, tomo I; antes CV, 9, 16; ahora CIII, 11, 20), que nos recuerda ladespedida de los dos (madre - hijo) «llorando» en el mesón de La Solana. Todo lotópico que se quiera, repito, pero de alguna manera es parte del fondo espiritual delcristianismo. Veamos estos otros dos párrafos: «las madres desean tener junto a sí sushijos» (CV, 8, 65) o «el deseo de una madre (...) (es) ver a su hijo fiel»; los dos textosse funden en la despedida de Antona: «Hijo, ya se que no te veré más».

De esta manera, el anónimo autor de la epístola de Lázaro está invirtiendo losvalores del entorno y está haciendo y convertiendo la tradición universal en algo nuevo,con un contraste literario más agresivo y rabioso del punto de vista social y moralvivido en torno a 155021.

Rota la referencia de los padres de Lázaro como matrimonio, éste admite el ilegíti-mo destino que le ha ofrecido la sociedad; para San Agustín «el matrimonio es un bien»,por esto quiere y necesita dar «noticia entera de su persona» y plantear que este huérfa-no desafortunado es hijo legítimo de «Tomé González y Antona Pérez», y que lofolclórico que define su persona (su «sociedad natural») es puro relleno y parte de losrepertorios al uso, de Correas, etc.22.

Cuando la madre y el hijo abandonan la aldea y se van a Salamanca es porquequieren, los dos, formar «un caso» algo nuevo para su vida (en donde entra un nuevosentido de la supervivencia, del dinero, de la moral, etc.) que luego tendrán que contarcomo literatura y como extraordinario. Por 1540 Luis Vives ya avisa de los malessociales que afectan a los tiempos, de los peligros del dinero (ahora «tan copioso yfácil»), de conocer mejor «los deberes de los maridos» y de atender la fundamentaleducación de la mujer cristiana; justamente en la responsabilidad de la mujer, Vivesnota que ésta es un ser con más capacidad de cambio, transformación y adaptación que

21 El derivado paródico a estas alusiones lo comentó A. Gómez-Moriana en «La subversión del discursoritual», Imprevue, 1980, 2, 45.

22 José Luis Alonso-Hernández creemos que descentra el tratamiento de la madre cuando considera elcaso, «una vez viuda», desde un posible comportamiento animal; añade que «nos damos cuenta deque se emparenta con las características atribuidas al cerdo o la cerda» o a lo promiscuo de «ser depropiedad común», persona establera y buscadora de alimentos («Onomástica y marginalidad en lapicaresca», Imprevue, 1982,1, 212), posición que ha comentado L. Combet en un estudio de 1996.

AISO. Actas V (1999). Enrique RODRÍGUEZ CEPEDA. Los trabajos de la madre de Lázaro (1554)

Page 11: Los trabajos de la madre de Lázaro (1554) - cvc. · PDF file1120 Enrique Rodríguez Cepeda observando la vida de su modelo materno; como dice Francisco Rico1, «doce cumplidos al

Los «trabajos» de la madre de Lázaro 1129

el hombre y que admite mayor comunicación si el «agrado (es) confirmado», pareceresque sigue luego Fray Luis de León a quien se le recrimina, en 1583, porque ni supersona ni su profesión pueden «dezirles a las mujeres casadas lo que deben hacer».

De alguna manera, la escritura compuesta del Lazarillo (en donde incluimos elretrato de su madre Antona) está buscando el dictado del converso Vives, quien afirmaque no se puede dejar a la mujer en estado de ignorancia porque «los vicios femeninosde este siglo y de los anteriores resultan de la falta de cultura»; en De anima et vita(1538) añadirá que «lo primero de todo hase de conocer el artífice (los padres) para quesepamos qué obras tenemos derecho a esperar de él (del hijo)»23.

En esta nueva situación cultural, de cambio y participación de la mujer, hay másmargen para definir las morales y ésta es la cara que intenta presentar Fray Luis cuandopublica La perfecta casada; por esto el humanista salmantino quiere nombrar el gustopor «sus posesiones» que demuestra la mujer y lo que es «fructo de trabajos», o la ideade que «mi industria añadió esto a mi casa» y «de mis sudores fructificó esta hacienda»,ya que es cosa que «han hecho en nuestros tiempos algunas». El sabio Salomón conocíaque la mujer, en la historia antigua, soportaba el símbolo del trabajo y era la única quesabia hilar y velar.

El asistir «así a su oficio» de huérfano le hace, a Lázaro, ser conformista a la horade contraer matrimonio; la ley conjugal es igual para todos, pero cada uno la explicaa su manera; por esto el espejismo que la crítica ha notado en torno al conformismo deLázaro que puede estar incluido en lo que escribe Fray Luis cuando comenta «el tomarun hombre mujer», en donde se puede admitir que se tome «una moza a soldada porel tiempo que bien le estuviesse»24, aunque, si bien se mira, el matrimonio es «comocualquier otro negocio y oficio que se pretende salir bien con él».

Volviendo al compartimiento de Lázaro cuando sale con su madre de Tejares, hayque notar que el muchacho pierde el habla al enfrentarse con el urbanismo de la ciudad,en donde se nivelan, de otra manera, los estados culturales; dentro de esta patologíasocial del momento es donde comienza el verdadero «curriculum» del, en principio,analfabeto muchacho de complicada oralidad25.

El caso de Guzmán es diferente; para este personaje el vicio no surge, «se apega»,y no está dispuesto a pagar las culpas y deudas de los padres; por esto no es abandonadopor sus padres; es él quien huye de casa y lo toma como un acto de felicidad e indepen-dencia.

23 Tomo los textos del comentario de Alain Guy, Vives humanista comprometido, Barcelona, 1997.24 Cito siempre por la edición de E. Wallace, Chicago, 1903.25 El estado de mudez en que vive Lázaro hasta los 12 años y esa envoltura en que lo rodea Antona «en

sueño», parecen ser razones por las que Harry Sieber (The Picaresque, Londres, 1978, 16) obracuando dice que «del mendigo ciego aprende la cualidad mágica de las palabras», hecho que se unea la estudiada oralidad del Lazarillo (véase lo dicho por C. Guillen en el libro citado en la nota 2 y 9).

AISO. Actas V (1999). Enrique RODRÍGUEZ CEPEDA. Los trabajos de la madre de Lázaro (1554)

Page 12: Los trabajos de la madre de Lázaro (1554) - cvc. · PDF file1120 Enrique Rodríguez Cepeda observando la vida de su modelo materno; como dice Francisco Rico1, «doce cumplidos al

1130 Enrique Rodríguez Cepeda

También La Pícara Justina es un caso aparte de toda literatura, el cuento «chacarrero» que ha estudiado Antonio Rey Hazas26, parece parte de la tradición «para-escolar» y su personaje central es una figura «lunática», como su padre, que vive atadoal dictado de su madre.

Pues, la epístola de Lázaro se escribe para ser leída y creída, mientras que laspicardías de Justina han pasado a un plano austral en donde «leer no es creer». Las«simplezas» de Lázaro, cincuenta años después, Cervantes también las trata como«mentiras» sin igual, como literatura.

26 Véase «Parodia de la retórica y visión crítica del mundo en La Pícara Justina», en Edad de Oro,Madrid, 1984, y su edición de La Pícara Justina, Madrid, 1977, 2 vols.

AISO. Actas V (1999). Enrique RODRÍGUEZ CEPEDA. Los trabajos de la madre de Lázaro (1554)