Toda transformación tiene un origen o un hecho que marco un cambio determinado en cada individuo, en mi caso, mis andanzas políticas, comienza el 17 de diciembre de 1996, cuando un comando del Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA) asalta la residencia del embajador de Japón en Perú y toma a más de 500 rehenes. Aunque era un niño de tan solo 11 años, había algo hipnótico en los uniformes emerretistas, en sus siglas, en sus pañuelos o en su historia que captaba poderosamente mi atención. Hoy esa simpatía con los rebeldes es nula, producto de una serie de hechos que despojaron a los emerretistas de esa aura iluminada con la cual la izquierda tiende a cubrir sus muertos. A 13 años del asalto por parte de las fuerzas elites del ejercito peruano y de la muerte de los 14 facciosos, dejo a un lado mis simpatías iniciales, la hemeroteca sobre el hecho, que guardo celosamente y una vieja bandera hecha por mí con algunos harapos viejos de mi madre, llena de polvo como la carpeta con los artículos, para desmentir y desenmascarar los mitos que esconde la tan cacareada toma de rehenes. En lo personal, no indagare sobre el carácter genocida de Fujimori, ni un recuento sobre los hechos que son verdades públicas y notorias, por el contrario, me adentrare en los anales del Comando Edgar Sánchez y en sus personajes. Los muchachos del Edgar Sánchez El grupo de rebeldes que tomo la embajada estaba constituido por 14 guerrilleros, de los cuales 12 eran hombres y 2 eran mujeres, de esos 14, solamente 3 sobrepasaban los 30 años. Estos eran Néstor Cerpa (a) “Evaristo”, Rolando Rojas (a) “El Árabe” y Eduardo Cruz Sánchez (a) “Tito”; ellos constituían la cadena de mando. El resto del comando eran jóvenes que no pasaban de los 20 años de edad, extraídos de la selva, bien armados y con una anemia espiritual, los chavales serian conocidos en esta obra como :"David", "Melissa", "Lucas", "La Gringa", "Cheveto", "Huáscar", "Aderlin","Merlín", “Jaguar”, “Raúl” y el “Palestino”. Cada uno era una historia, un pequeño cosmo y todos unidos por la fatalidad. Néstor Cerpa Cartolini, era un viejo sindicalista cercano ha eso que uno llama la “izquierda institucional”, miembro de la altas cúpulas emerretistas, se daría ha conocer ante la opinión publica cuando lidero una sangrienta huelga en la empresa CROMOTEX, en el cual morirían 6 huelguistas y 1 policía, entre los trabajadores muertos se encontraba Hemigidio Huerta, amigo de Cerpa, su muerte seria el detonante para que este pasara ha la clandestinidad. Unido sentimentalmente con Nancy Gilvonio (presa e el penal de Yanamayo) y padre de dos hijos que viven con su madre, Felicita Cartolini en Francia. Entre las características del líder del comando era su poca instrucción política y su terquedad, que no es sinónimo de “irreductible” que es lo que nos ha querido vender la izquierda simpatizante del emerretismo todos estos años. Esa celebre terquedad, seria su condena. Muchos lo recuerdan como un pequeño Patton, obligando a sus “soldados” a tararear largos himnos, mientras él les chequeaba el armamento. Rolando Rojas, al igual que Cerpa es de los primeros militantes del MRTA, estudio dos años de sociología en la Universidad de San Martín de Porras, al final de la década de los 80´as se escapo junto a Polay Campos y otros altos dirigentes emerretistas del Penal de Castro Castro1. Es recordado como un experto operador de armas y explosivos, así como por su ingenuidad. Un día Rolly-como le decían- entro corriendo a un cuarto donde habían varios rehenes con una sonrisa que no le cabía en el pañuelo, con tono jocoso exclamó “Fujimori, jamás nos atacara, porque tenemos secuestrado a su hermano y si atacan lo matamos, luego el no podrá verle la cara a su madre, ya que 1 Se escribe de esa manera, no es una repetición de palabras.

esta lo despreciara y nadie puede contra el desprecio de una madre”, vaya ingenuidad. Rojas era el lugarteniente en la operación, durante el secuestro fungió como mediador, sus secuestrados lo recuerdan como un hombre apacible y abierto al conocimiento, era el que organizaba las charlas sobre temas políticos y económicos con los rehenes durante el asedio. Eduardo Cruz Sánchez, mejor conocido por su apelativo de lucha, “Tito”, era el tercero en la línea de mando, de cabeza rapada, poco comunicativo y violento, era el encargado de la custodia de los rehenes en la planta alta de la residencia, tenia la orden precisa de ejecutar los rehenes a la hora de un eventual asalto. Su brusquedad en el dialogo lo hizo celebre entre los rehenes, un día los sorprendió al decirle: “quiero aprender japonés”. “Tito” durante el asalto se rindió, hay testimonios que afirman haberlo visto con vida, luego seria ejecutado de manera extrajudicial por los comandos. “Raúl”, era el más joven del comando, guardespalda de Cerpa, rapado, silencio y tímido, solo pudo estudiar un año de primaria antes de que los emerretistas se lo llevaran secuestrado para engrosar sus filas. Entre sus anécdotas se encuentra, que durante el secuestro, la Cruz Roja Internacional, envió un cargamento de libros a la residencia, cientos de Biblias- como cosa rara- y textos de diversa índole, pero los más celebres eran los comics de “Tin Tin”, cuentan que ha “Raúl” se le iban los ojos cuando pasaban los libritos del dibujo animado cerca de él, un día el padre Juan Julio Wicht; se lo ofreció, pero este lo rechazo tajantemente alegando: “me gustaría leerlos pero no se leer.” “David” era el nombre de guerra dado ha Alejandro Arias Contreras, joven de 16 años. Arias Contreras vivía en el recóndito caserío de Morlan, ubicado a cuatro horas en camioneta de La Merced, tras lo cual hay que caminar dos horas más por trocha. Su familia se enteró de su muerte el domingo 18 de marzo de 2001, cuatro años después, cuando un funcionario de la Cruz Roja Internacional llegó hasta ese lugar. Su madre, la señora Santosa, rompió en llanto al enterarse de la noticia. No tenían noticias de él desde 1996, cuando su hijo fue llevado por los emerretistas, desde ese momento más nunca supo nada de él. "Melissa", era el apodo de la joven de 16 años, Erma Luz Cueva, secuestrada junto a su familia cuando trabajaba con ellos arriando ganado en una chacra del caserío de Mellizos, ubicado entre Villa Rica y Puerto Bermúdez. Según el testigo, cuando Erma Luz ingresó a la residencia, en diciembre de 1996, tenía dos meses de embarazo. Lo que significa que cuando ocurrió su muerte, en abril de 1997, tenía seis meses de embarazada. Era la pareja sentimental de “Tito”.

La otra muchacha del comando es Luz Dina Villoslada Rodríguez, una joven de 17 años a quien sólo se la conocía como "La Gringa". Villoslada vivía en el caserío de Puerto Victoria, ubicado a media hora de La Merced, ha inicios de 1996 Luz fue secuestrada por el MRTA cuando se encontraba lavando su ropa en las orillas del río Perené. Según las grabaciones de audio de los agentes de la Dirección Nacional contra el Terrorismo (Dincote) que registraban diariamente a través de los micrófonos que lograron introducir en el interior de la residencia japonesa, Luz Villoslada lloraba todas las noches y le decía a Cerpa Cartolini que quería ir a ver a su madre y a sus hermanos. Un agente antiterrorista, que formó parte del equipo del Comité de Crisis que la policía constituyó para enfrentar la delicada situación, dijo que "La Gringa" le contó a un ex rehén que quería traicionar a Cerpa Cartolini y escapar junto con todos los 72 secuestrados. El rehén la animó a salir juntos, a lo que la joven le dijo nerviosa: "no puedo hacerlo. Si hiciera algo así toda mi familia sería asesinada por el MRTA". "La Gringa" era la pareja de “Lucas” un jovencito sobrio que era el ultimo en la cadena de mando dentro del comando; era originario de un caserío cercano a Yurinaki.

Un día un ex rehén se acerco a la “Gringa” la cual era celebre por su amabilidad y le pregunto de porque ella era la única de las dos mujeres que siempre hacia todas las

labores, esta sonriendo le contesto: “Esa es la diferencia cuando tu novio es un soldado raso como el mió y cuando tu novio es un cuadro del MRTA”. Vaya machismo y discriminación entre los forjadores del nuevo mundo.

El resto del comando eran chamos de 15 a 20 años, "Cheveto", "Huáscar", "Aderlin","Merlín", “Jagua” y “el Palestino” eran jóvenes arrancados de sus familias en plena adolecía, repletos de carencias, acostumbrados a la miseria, adoctrinados hasta los tuétanos y coaccionados por sus “compañeros” de armas para guardarle lealtad al MRTA. Inclusive el “Palestino” al cual todos consideraban el más violento; cuando vio llegar la comida y los ventiladores que traía la Cruz Roja, exclamo: “que bien, me gustaría quedarme a vivir aquí para siempre”… Las palabras sobran, para expresar la carencia de estos muchachos. Inclusive en la charla de economía que sostuvo el padre Juan Julio Wicht con los emerretistas, “Tito” y Rojas estuvieron de acuerdo en que el modelo de producción soviético había sido un fracaso. Pero lo más patético era el hecho que ninguno de ellos, sabían que era el ingreso per capita, ni siquiera el propio Cerpa.

Lo que nadie se atreve a contar El día del asalto a la residencia por parte de las fuerzas elites del ejercito peruano, mi papa se acerco a mi cuarto y después de tocar la puerta, se sentó al lado, mientras yo despabilado veía el acontecer de los hechos, dijo: “hijo… ¿sabes por que los mataron?, los mataron por confiados, pagaron confianza, y por eso los jodieron”. Tiempo después me daría de cuentas que el exceso de confianza no fue al factor determinante para el bochornoso deselance sino que fue la torpe terquedad de Cerpa.

Era obvio que Fujimori, el otrora campeón contra la subversión peruana, orgulloso y sanguinario como cualquier detentador del poder, no se dejaría doblegar por un grupo casi extinto. Los cálculos de Cerpa fueron siempre errados, el gobierno jamás iba ha conceder la libertad de casi 500 presos emerretistas, entre ellos sus principales dirigentes. Tampoco iba ha cambiar su sistema y molde político. Era absurdo y descabellado, pensar que cumplirían.

La operación alcanzo su objetivo primordial que era romper el silencio impuesto por el fujimorismo, dar un golpe mediático, y dejar en ridículo al régimen, lo demás eran petuches ideológicos para justificar la operación. Pero esto no le importaba a Cerpa, inclusive Néstor sabía que se preparaba un túnel debajo de la residencia, si como lo lee, en la mañana del 6 de marzo, un mes y medio antes del armagedon, Cerpa convoca al Canciller Francisco Tudela, Dante Córdoba, Jorge Valdez Carrillo y varios generales de la Policía Nacional, para que observaran una situación irregular que ocurría en planta baja, agitado y en tono bravucón les dice que se pegaran al suelo y dijeran si escuchaban algo, estos sabiendo lo que se avecinaba, contestaron una sarta de sandeces clásicas, de esas que uno dice cuando esta nervioso, Cerpa los increpo; “están cavando un túnel… están cavando un túnel para atacarnos” Estas sospechas se confirmaron unos días luego cuando en el Diario La Republica, propiedad del congresista Gustavo Mohme, sacaría en primera pagina un titular que decía “El Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) esta cavando un túnel debajo de la residencia”. Las cartas estaban echadas y Cerpa lo sabia era solo cuestión de tiempo.

Las máximas experiencias nos dice, que por lo general, las guerrillas latinas tienden a demorar la confrontación para ganar terreno, apertrecharse mejor y conocer mejor al enemigo, pero esa táctica es valida en espacios abierto y no cuando se esta atrincherado en pocos metros cúbicos y rodeado por el enemigo. En más de una oportunidad los rehenes aconsejaban a Cerpa de que aceptara el asilo en Republica dominicana o Cuba, y que desde allí continuara su estrategia de denuncias y de esta manera salvara su vida y la de sus propios compañeros, pero este siempre contestaba “no he tomado una

embajada para pedir boletos aéreos”, El comandante Evaristo, estaba condenado y él lo sabia, pero lo criminal del asuntó no es el hecho de que se quisiera quitar la vida él solo, sino que por su mezquindad condeno a toda una legión de jóvenes que se encontraban reos dentro de los rehenes, me refiero única y exclusivamente a los 11 guerrilleros que componían el destacamento.

¿Y porque me refiero a ellos, como reos entre los rehenes? Porque lo eran, de seguro ninguno de ellos hubiese querido morir y mucho menos participar en el MRTA, todos fueron raptados de sus familias, cuando apenas eran unos jóvenes y no podían desertar ya que sobre sus espaldas pesaba el fusilamiento o la ejecución de sus familiares. Inclusive durante la toma, un grupo de rehenes, todos provenientes de las alta esferas limeñas, etiquetados empresarios, hablaban sobre la patronal y otros temas de su interés, mientras los jóvenes los escuchaban, uno de los rehenes les preguntó: “¿Si no fueran guerrilleros que harían?...”, “Trabajar” contestaron estos, el empresario hábil repregunto: “les gustaría trabajar conmigo”, y ellos con la mayor franqueza posible le contestaron, el clásico “si claro…” El Comando Edgar Sánchez no era esa panacea emancipadora que me habían vendido en mi infancia.

Durante el Foro Social Alternativo (FSA) celebrado en Caracas en Enero del año pasado, un asistente, un viejo anarquista, que participo junto a otros revolucionarios en los primeros días del EZLN, me comentaba que el hecho más bochornoso de esos días, era el reclutamiento de niños para la guerrilla, inclusive en una entrevista televisada, el subcomandante Marcos, afirmaba que entre sus errores se encontraba el de usar a los niños indígenas para engrosar las filas guerrilleras; Quizás esto sea el acto mas dantesco de la izquierda en armas. La libre adhesión a las filas de la insurrección es una cosa, pero el reclutamiento forzoso de jóvenes para fines políticos que ellos ni siquiera entienden es simplemente asqueroso. Los anarquistas a diferencia de la izquierda estática (marxistas, chavistas y demás malandrines prepotentes) no nos interesan los números sino las calidades, nuestro crecimiento no se mide en cifras sino en valores, es por eso que los grupos de acción que hemos tenido en nuestra historia no sobrepasan la decena, por ejemplo los denominados “anarquistas expropiadores” que pusieron en jaque el Cono Sur (Argentina, Chile y Uruguay) durante la década de los 20´es, no sobrepasaba las 100 personas.

Inclusive hoy en día un pequeño grupo local de guerrilleros pro-chavistas, que se llama Fuerza Bolivariana de Liberación (FBL) recluta impúberes de manera forzosa para darle poderío a sus columnas. Si un adolescente luchando en Bagdad por unos intereses que le son ajenos es reprochable, el uso de jóvenes campesinos del Alto Apure para labores desestabilizadoras que ni entiende, ni comprende también es reprochable. Y pretender justificar este acto, como un sacrificio “justo” para su “liberación” es una atroz falacia. . Un niño en una guerra es un acto tan criminal como el injusto reparto de las riquezas

El Camarada Evaristo superstar El meollo del fracaso de la operación era que Cerpa Cartolini, estaba viviendo su “cuarto de hora”, sus 15 minutos de fama bien ganados-no se puede negar que la operación y logística de la toma fueron impecables- Néstor siempre había estado a la sombra de los otros dirigentes del MRTA como Miguel Rincón Rincón, Víctor Polay Campos, Peter Cárdenas Shulte o Lucero Cumpa. Pero por la toma, de la noche a la mañana, se convirtió en todo un “rockstar”, con cientos de fanáticos y admiradores alrededor del mundo, entre ellos, desgraciadamente me encontraba yo. Su muerte, le daría la beatificación, el pase directo al pabellón de santos de la izquierda mundial, al lado de Bobby Sands, Andreas Baader o Buenaventura Durruti (tan solo para nombrar un santurrón anarco) Su orgullo condeno a una decena de chavales y ha una operación que pudo terminar de otra manera. No me extrañaría prender un día la TV, y ver la silueta de Cerpa con un fondo popart en alguna publicidad de MTV, como ya ha pasado con Zapata, el Che o Marcos.

Hoy Cerpa, es la figura más dibujada en el populoso barrio caraqueño del 23 de enero, en paredes y bloques su imagen con pañuelo se puede apreciar, pero lo trágico es que muy pocos lo conocen en el sector y lo que lo conocen tienen escasa información sobre él, casi siempre mezclado el mito con la realidad. Incluso un grupo de choque del sector se llama “Unidad Táctica de Combate Néstor Zerpa Catollini”2apoyan a Chávez y se han dado a conocer por su s ruedas de prensa donde hacen gala de armas y del clásico pañuelo rojo y blanco del MRTA. Incluso la banda de rock ibérico Habeas Corpus les dedico una canción.

No se si Cerpa y el MRTA sean mártires o victimas, ni siquiera me atrevería ha decir que son verdugos, para mí son ídolos rotos y seres que en la practica se asemejaron muchísimo a los que combatían. Savater decía que “no se puede odiar tanto a un enemigo sin que se le termine pareciendo”, ni lloro sus perdidas ni me vanaglorio con su muerte, quizás lo que más me duela sea la muerte de unos muchachos que se encontraban en el lugar y momento equivocado, si debiera recordar algo de ese hecho, no es a Cerpa, ni a Rojas, ni a Cruz, ni a los comandos, ni a Montesinos, ni a Fujimori sino ha los once jóvenes campesinos que en 122 días de asedio jamás comprendieron cual era su papel en esa opera prima. Simplemente fueron carne de cañón y personal de utilería en un evento. Si el capitalismo considera al ser humano como una herramienta para un fin personal, Cerpa y su combo hicieron exactamente lo mismo con los jóvenes, simplemente para mí son dos caras de la misma moneda.

Observen el video donde se puede apreciar los simpatizantes de Cerpa Cartolini en Venezuela y lo incongruente de su discurso. http://www.youtube.com/watch?v=QojTc84PYu0

2 Así como lo lee, con “Z” y doble “L”, no sabemos si el error ortográfico es por dejadez o porque quisieron hacer un juego de palabras o porque tan sencillamente estaban buscando algo de autonomía y decidieron modificar un poco el nombre, realmente no se, seria una buena pregunta para ellos.