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LOS LIBROS ITALIANOS ENLA NUEVA ESPAÑA DEL SIGLO XVII Por Alfredo de Micheli La presencia en la Nueva España de libros de autores italianos, o impresos en Italia, resalta en las listas presentadas por libreros y particulares al Tribunal de la Inquisición. Como se sabe, éste se instaló en México a fines de 1571 bajo la autoridad de don Pedro Moya de Contreras. Las listas más antiguas proporcionan informaciones vagas, a veces solamente el título de las obras; otras dan también el nombre del autor y, en ciertos casos, señalan el idioma del texto. En general, falta en ellas la indicación de la oficina tipográfica, del sitio y de la fecha de la edición. Tales datos aparecen, aunque con muchos errores y deformaciones de nombres propios y de títulos, en los inven- tarios realizados en la segunda mitad del siglo XVII. En la memoria de los libros de Juan de Luyando, vecino de la villa de Guazacual- co -16 de julio de 1585-, no figura ninguna publicación italiana. Sin embargo, los registros del Archivo General de Indias de Sevilla concernientes a la ida de naos para la Nueva España en el afio 1600, dan cuenta de algunos ejemplares de la Tebaida de Stacio, del lAberinto de Amor (fl Cor- haecio) y del Filocolo (o Filocopo) de Bocaccio, todos en toscano. El inventario de los libros provenientes de Acatlán (Pue- bla) 1 -efectuando el 2 de junio de 1604 por orden del obispo don Diego Romano- comprende 462 obras, de las cuales 55 eran de autores latinos o italianos. De las prime- ras, parece oportuno recordar las comedias de Terencio, la Guerra de Catilina de Salus- tia, los Comentarios de Cayo Julio César, las Oraciones, las Epistolas y los tratados De inventione, De officiis, Tusculanae Dis- putaciones de Cicerón, la Eneidil de Virgi- lio, Tristia, Epistulae ex Ponto y Metamor- phoseis de Ovidio. Se mencionan igualmen- te las Décadils de Tito Livio, en la traduc- ción española de Pedro López de Ayala @urgos, 1505), los Factorum ac dictorum memorabilium, libri IX de Valerio Máximo, la Farsalia de Lucano, traducida al castella- no por Martín Lasso de Oropeza en 1544, la Institutio oratoria de Quintiliano, las sátiras de Juvenal y las de Persio, las Noc- tes Aticae de Aulo Celia, las Meditaciones y el De Civitate Dei de San Agustín. Entre los italianos, se citan autores medievales y renacentistas. Así, figuran los Diálogos de San Gregorio Magno, las Meditaciones de SalÍ Anselmo, los escritos de Pedro lom- bardo (Magister Sententiarum), varios ejem- pIares de la Summa theologica y de otras obras menores de Santo Tomás de Aquino. Están también la Summa theologica y el Repertorium Litterale de San Antonino de Florencia y los ensayos del cardenal Tomás de Vio Cayetano, gran comentarista del aquinatense. A su vez, las obras de autores profanos comprenden el Laberinto de Amor de Boccaccio, De Remediis Utriusque Fortunae de Petrarca (edición de Vallado- lid, 1510) Y Elegantiarum latinae linguae, libri VI de Lorenzo Valla. Otros textos señalados son las Epistolas de Angelo Poli· ziano, las del cardenal Jacobo Sadoleto, el Orlando furioso de Ludovico Ariosto y el célebre diccionario latino de Ambrosio Ca- lepino. Aparece, en fin, el tratado Los secretos de Alessio el piamontés, en una traducción española anónima (Barcelona, 1563). La memoria, que Joan de Gatarza pre- sentó a los oficiales de la Inquisición el 2 de abril de 1614 en la ciudad de San Miguel de Guatemala, hace alusión a obras editadas en Italia. Son las siguientes: 1) Los Diálogos de la Verdildera Honra Militar, por Jerónimo de Jiménez de Urrea, impresos en Venecia el año 1566 y dedicados al duque de Alcalá, virrey de Nápoles. 2) Las Res- puestas Caballeras, en toscano, por Jeróni- mo Muzio Giustinopolitano, impresas en Venecia (1566). 3) Un tratado de ingenie- ría militar, en toscano, por Jerónimo Cata· neo (Venecia, 1567). 4) La Arquitectura (I quattro libri dell'architettura) de Andrés Palladio, en toscano, publicada en Venecia por Domingo de Franciscis (1570). En la memoria, presentada por el cura Fernando Rodríguez de Figueroa el 9 de abril de 1614 también en San Miguel de Guatemala, se cita el volumen: Physicae Aristoteles Commentaria por Domingo de Soto, en la edición de Francisco Sileti (Venecia,. 1582). Entre los libros, que declaró Alfonso de Herrera en Veracruz el 5 de septiembre de 1619, se encontraban: las obras de Virgilio, en romance, las Geórgicas del mismo, De vita Caesarum de Svetonio Tranquilo, la primera y la segunda parte de la Naturalis Historia de Plinio el viejo, los Diálogos de Luciano, el Asno de Oro de Apuleyo, la Consolación de la Filosofia de Severiano Boecio, una historia del reino de Nápoles y la Guerra de Flandes (Della guerra di Fian- dra) por el cardenal Guido Bentivoglio. Cierto Simón Garda Becerril, vecino de la ciudad de México, sometió al Tribunal de la Inquisición, en 1620, el inventario de su pequeña biblioteca personal. La lista comprende más obras profanas que religio- sas. De particular interés resulta el número de libros italianos, varios en el idioma original. EstO' atestigua las estrechas relacio- nes culturales y políticas, que hubo entre los peninsulares españoles y los italianos desde el siglo XV y aun desde antes. La importancia de las obras de origen italiano, pertenecientes a Garda Becerril, estriba en la fidelidad con que reflejan los gustos y las modas de la Madre Patria en este remoto centro cultural del Nuevo Mundo. Dicho inventario contiene las obras de Virgilio y las epístolas de Cicerón, en romance, tra- ducciones españolas de la Jerusalén liberta- dil de Torcuato Tasso, por Juan Sedeño (Madrid, tipografía de Pedro Madrigal, 1587), de Orlando furioso de Ariosto, por Jerónimo de Urrea (Amberes, 1549), y de la Arcadia de Sannazzaro, por Diego López de Ayala, Diego de Salazar y Blasco de Garay (Toledo, 1547). Menciona igualmen- te el Vocabulario de las lenguas toscana y castellana de Cristóbal de las Casas (Sevilla, 1570) y algunas obras en su idioma origi· nal. Figuran por lo tanto el Laberinto de Amor (n Corbaccio) y Las damas ilustres (De claris mulieribus), trabajos del segundo período de la producción literaria de Boc- caccio. Están presentes asimismo la Arcadia, novela pastoril de Jacobo Sannazzaro (1504), la Cortesana, comedia de Pedro Aretino (1526), la Fedra de Francisco Bo- zza Candiota (1578) y el opúsculo Instru- mentos de martirio por el sacerdote orato- riano Antonio Gallonio (Roma, 1591). Por otra parte, se encuentran libros impresos en Italia entre los 49 volúmenes, que trajo del reino del Perú el español Pablo Valenciano Mendiolaza para el licenciado Manuel Co- rrea, el 13 de marzo de 1621. Se trata de Los trabajos de Jesús, por Fr. Tomás de Jesús (Roma, 1610), y la Plática espiritual de una religiosa, traducida" por Pedro Caldeo rón de Carranza (Roma, 1592). En el inventario del librero Simón de Toro, presentado el 24 de enero de 1635, se anotan las obras de autores clásicos CQmo Cicerón, Camelia Tácito, Plutarco, y de cristianos como San Jerónimo; San Am· brosio, San Agustín y San Gregario Magno. Además, se hallan los escritos teológicos de Sl!-nto Tomás de Aquino, el catecismo de San Pío V, los tratados jurídicos de Bártulo 39

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LOS LIBROSITALIANOSENLANUEVA ESPAÑADEL SIGLO XVII

Por Alfredo de Micheli

La presencia en la Nueva España de librosde autores italianos, o impresos en Italia,resalta en las listas presentadas por librerosy particulares al Tribunal de la Inquisición.Como se sabe, éste se instaló en México afines de 1571 bajo la autoridad de donPedro Moya de Contreras. Las listas másantiguas proporcionan informaciones vagas,a veces solamente el título de las obras;otras dan también el nombre del autor y,en ciertos casos, señalan el idioma del texto.En general, falta en ellas la indicación de laoficina tipográfica, del sitio y de la fechade la edición. Tales datos aparecen, aunquecon muchos errores y deformaciones denombres propios y de títulos, en los inven­tarios realizados en la segunda mitad delsiglo XVII.

En la memoria de los libros de Juan deLuyando, vecino de la villa de Guazacual­co -16 de julio de 1585-, no figuraninguna publicación italiana. Sin embargo,los registros del Archivo General de Indiasde Sevilla concernientes a la ida de naospara la Nueva España en el afio 1600, dancuenta de algunos ejemplares de la Tebaidade Stacio, del lAberinto de Amor (fl Cor­haecio) y del Filocolo (o Filocopo) deBocaccio, todos en toscano. El inventariode los libros provenientes de Acatlán (Pue­bla) 1 -efectuando el 2 de junio de 1604por orden del obispo don Diego Romano­comprende 462 obras, de las cuales 55 erande autores latinos o italianos. De las prime­ras, parece oportuno recordar las comediasde Terencio, la Guerra de Catilina de Salus­tia, los Comentarios de Cayo Julio César,las Oraciones, las Epistolas y los tratadosDe inventione, De officiis, Tusculanae Dis­putaciones de Cicerón, la Eneidil de Virgi­lio, Tristia, Epistulae ex Ponto y Metamor­phoseis de Ovidio. Se mencionan igualmen­te las Décadils de Tito Livio, en la traduc­ción española de Pedro López de Ayala@urgos, 1505), los Factorum ac dictorummemorabilium, libri IX de Valerio Máximo,la Farsalia de Lucano, traducida al castella­no por Martín Lasso de Oropeza en 1544,la Institutio oratoria de Quintiliano, lassátiras de Juvenal y las de Persio, las Noc­tes Aticae de Aulo Celia, las Meditacionesy el De Civitate Dei de San Agustín. Entrelos italianos, se citan autores medievales yrenacentistas. Así, figuran los Diálogos deSan Gregorio Magno, las Meditaciones deSalÍ Anselmo, los escritos de Pedro lom­bardo (Magister Sententiarum), varios ejem-

pIares de la Summa theologica y de otrasobras menores de Santo Tomás de Aquino.Están también la Summa theologica y elRepertorium Litterale de San Antonino deFlorencia y los ensayos del cardenal Tomásde Vio Cayetano, gran comentarista delaquinatense. A su vez, las obras de autoresprofanos comprenden el Laberinto deAmor de Boccaccio, De Remediis UtriusqueFortunae de Petrarca (edición de Vallado­lid, 1510) Y Elegantiarum latinae linguae,libri VI de Lorenzo Valla. Otros textosseñalados son las Epistolas de Angelo Poli·ziano, las del cardenal Jacobo Sadoleto, elOrlando furioso de Ludovico Ariosto y elcélebre diccionario latino de Ambrosio Ca­lepino. Aparece, en fin, el tratado Lossecretos de Alessio el piamontés, en unatraducción española anónima (Barcelona,1563).

La memoria, que Joan de Gatarza pre­sentó a los oficiales de la Inquisición el 2de abril de 1614 en la ciudad de SanMiguel de Guatemala, hace alusión a obraseditadas en Italia. Son las siguientes: 1) LosDiálogos de la Verdildera Honra Militar, porJerónimo de Jiménez de Urrea, impresos enVenecia el año 1566 y dedicados al duquede Alcalá, virrey de Nápoles. 2) Las Res­puestas Caballeras, en toscano, por Jeróni­mo Muzio Giustinopolitano, impresas enVenecia (1566). 3) Un tratado de ingenie­ría militar, en toscano, por Jerónimo Cata·neo (Venecia, 1567). 4) La Arquitectura (Iquattro libri dell'architettura) de AndrésPalladio, en toscano, publicada en Veneciapor Domingo de Franciscis (1570). En lamemoria, presentada por el cura FernandoRodríguez de Figueroa el 9 de abril de1614 también en San Miguel de Guatemala,se cita el volumen: Physicae AristotelesCommentaria por Domingo de Soto, en laedición de Francisco Sileti (Venecia,. 1582).

Entre los libros, que declaró Alfonso deHerrera en Veracruz el 5 de septiembre de1619, se encontraban: las obras de Virgilio,en romance, las Geórgicas del mismo, De

vita Caesarum de Svetonio Tranquilo, laprimera y la segunda parte de la NaturalisHistoria de Plinio el viejo, los Diálogos deLuciano, el Asno de Oro de Apuleyo, laConsolación de la Filosofia de SeverianoBoecio, una historia del reino de Nápoles yla Guerra de Flandes (Della guerra di Fian­dra) por el cardenal Guido Bentivoglio.

Cierto Simón Garda Becerril, vecino dela ciudad de México, sometió al Tribunalde la Inquisición, en 1620, el inventario desu pequeña biblioteca personal. La listacomprende más obras profanas que religio­sas. De particular interés resulta el númerode libros italianos, varios en el idiomaoriginal. EstO' atestigua las estrechas relacio­nes culturales y políticas, que hubo entrelos peninsulares españoles y los italianosdesde el siglo XV y aun desde antes. Laimportancia de las obras de origen italiano,pertenecientes a Garda Becerril, estriba enla fidelidad con que reflejan los gustos y lasmodas de la Madre Patria en este remotocentro cultural del Nuevo Mundo. Dichoinventario contiene las obras de Virgilio ylas epístolas de Cicerón, en romance, tra­ducciones españolas de la Jerusalén liberta­dil de Torcuato Tasso, por Juan Sedeño(Madrid, tipografía de Pedro Madrigal,1587), de Orlando furioso de Ariosto, porJerónimo de Urrea (Amberes, 1549), y dela Arcadia de Sannazzaro, por Diego Lópezde Ayala, Diego de Salazar y Blasco deGaray (Toledo, 1547). Menciona igualmen­te el Vocabulario de las lenguas toscana ycastellana de Cristóbal de las Casas (Sevilla,1570) y algunas obras en su idioma origi·nal. Figuran por lo tanto el Laberinto deAmor (n Corbaccio) y Las damas ilustres(De claris mulieribus), trabajos del segundoperíodo de la producción literaria de Boc­caccio. Están presentes asimismo la Arcadia,novela pastoril de Jacobo Sannazzaro(1504), la Cortesana, comedia de PedroAretino (1526), la Fedra de Francisco Bo­zza Candiota (1578) y el opúsculo Instru­mentos de martirio por el sacerdote orato­riano Antonio Gallonio (Roma, 1591). Porotra parte, se encuentran libros impresos enItalia entre los 49 volúmenes, que trajo delreino del Perú el español Pablo ValencianoMendiolaza para el licenciado Manuel Co­rrea, el 13 de marzo de 1621. Se trata deLos trabajos de Jesús, por Fr. Tomás deJesús (Roma, 1610), y la Plática espiritualde una religiosa, traducida" por Pedro Caldeorón de Carranza (Roma, 1592).

En el inventario del librero Simón deToro, presentado el 24 de enero de 1635,se anotan las obras de autores clásicosCQmo Cicerón, Camelia Tácito, Plutarco, yde cristianos como San Jerónimo; San Am·brosio, San Agustín y San Gregario Magno.Además, se hallan los escritos teológicos deSl!-nto Tomás de Aquino, el catecismo deSan Pío V, los tratados jurídicos de Bártulo

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de Sassoferrato, las publicaciones del cano­nista siciliano Nicolás de Tudeschis (el abadpanorrnitano) y los sonetos y canciones dePetrarca, traducidos al español por EnriqueGarcés. Se alude también al diccionario deCalepino en ediciones de siete, ocho yhasta once idiomas. La memoria sometidapor el librero Juan de Rivera el 7 deseptiembre de 1655 menciona autores clási­cos como Terencio, Cicerón, Virgilio, Hora­cio, Valerio Máximo, Silio Itálico y Sveto­nio, junto con la Jerusalén libertada y unlibro italiano sin principio ni fin, deteriora­do. La lista del librero Lorenzo Dezón (Ilde septiembre de 1655) contiene las Meta­morfosis de Ovidio, las Meditaciones y lasConfesiones de San Agustín, las obras deSan Gregario Magno, las de Pedro Lombar­do, de Santo Tomás de Aquino y de SanBuenaventura. Señala aun el Catecismo Ro­mano de San Pío V, un Tratado de JacoboSannazzaro, los Commentaria de FranciscoAccolti (Aretino) sobre ambos derechos ylas publicaciones de Ludovico Romano, deJeránimo Garimberti y del cardenal SforzaPallavicino.

La lista de los mercaderes Agustín deSantiesteban Vértiz y Francisco Lupercio(I 655) abarca 343 libros. De ellos, 36fueron impresos en Italia, principalmenteen Venecia y en Roma. Entre las edicionesmás antiguas, conviene recordar el Locatusjudiciale inquisitorum de Umbertini (Roma,1570), las obras de Plutarco en dos tomosy la Summa de Armilla (Venecia, herederosde Melchor Sessa, 1572). Se citan igualmen­te el tratado Sobre los libros de Euclidespor el jesuita alemán Cristóbal Clavio (Ro­ma, 1574), la Summa sobre el Código y lasInstituciones de Justiniano por Azón deiPorci (Turín, 1578), Sobre las Decretales,por Agustín Verani (Venecia, 1580), losConsilia del jurisconsulto consentino PedroPablo Parisio (Venecia, 1593) y el vocabu­lario español-italiano de Cristóbal de lasCasas (Venecia, 1600). De las publicacionesmás tardías, deben mencionarse el Origen

de la lengua castellana... por BernardoJosé de Alderete (Roma, tipografía de Car­los Bilberto, 1606), la Restauración de Se­villa -imitación de la Jerusalén libertada­por Juan Antonio de Vera Zúñiga y Figue­roa (Milán, editorial de Enrique Estienne,1632) y la Histórica relación del reyno deChile. .. por el jesuita chileno Alfonso Or­tiz de Ovalle (Roma, casa de FranciscoCavallo, 1646).

El inventario de los libros de la viudade Bernardo Calderón (1126 volúmenes)en dieciséis de septiembre de 1655, da elnombre de los autores y sólo a veces, eltítulo de las obras. En dicho inventario, semencionan: escritos de Catón en 29 librosel De bello gallico de Julio César, lashistorias de Salustib Crispo, los poemas deCayo Valerio Catulo, los versos de Horacio,las Orationes, las Epistulae y el De officiisde Cicerón y el De gestis Alexandri deDiodoro Sículo. Además, las Epístolas y lasHeroídas de Ovidio, la Eneida de Virgilio,'los Ab urbe condita libri de Tito Livio, laFarsalia de Lucano, la Historia natural dePlinio el viejo, las Vidas de los doce Césaresde Svetonio, las sátiras de Persio y las deJuvenal, los epigramas de Marcial y lasSilvae de Papinio Stacio. Asimismo apare­cen obras de autores medievales como lasHomilías de San Gregorio Magno, la Expli­cación del Credo, la Cadena Aurea y unosOpúsculos de Santo Tomás de Aquino y lasContiones (Sermones) del fraile agustino Egi­dio Colonna. Figuran el vocabulario caste­llano-italiano de Cristóbal de las Casas, losSermones (Prediche) de Fr. Bartolomé Lan­tana en dos tomos, en italiano, y el Con­suelo de los afligidos (Conforto degli afflit­ti) del jesuita español GáspaI de Loarte. Seencuentran, al mismo tiempo, los OpusculaMedica de Jerónimo Cardano, los ensayosIn Hippocratem y Secretos de Gabriel Fal­loppio, las Consultationes Medicinae de Ju­lio César Claudini, Medicinae Scripta deJuan Marinnelli y los De anatomicis admi­nistrationibus libri XV de Galeno, adapta­dos por Juan Andemaco. Se hallan lasLucubrationes ad linguam latinam de Lo-

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renzo Valle, los Historiarum Indicarum libriXVI del jesuita italiano Juan Pedro Maffei(Florencia, tipografía de Felipe Giunta,1588), la Vita Sanctae Theresiae por elpapa Paulo V, las Epistulae Familiares y elVirgilio de Pablo Manuzio, los Carminaco"ecta de Juan Pontana, el De PartuVirginis de Jacabo Sannazzaro.y la Summadel dominico Tomás de Vio Cayetano. Seseñalan los tres libros del Orlando enamora­do de Mateo María Baiardo, Rimas y pro­sas de monseñor Juan della Casa, la Gue"ade Flandes del cardenal Bentivoglio, la His­toria de China (Commentari della Cina) deljesuita Mateo Ricci y las Oraciones deltambién jesuita Julio Negrone. Se hace refe­rencia, en fin, a las traducciones españolasde la Jerusalén libertada por Juan Sedeño(Madrid, tipografía de Pedro Madrigal,1587) y por Antonio Sarmiento de Mendo­za (Madrid, casa de Diego Díaz, 1649), asícomo a la de Orlando furioso por Jerónimode Urrea y la del Pastor fido -tragicomediapastoril de Juan Bautista Guarini- efectua­da por Cristóbal Suárez de Figueroa (Nápo­les, 1602).

De los 720 libros indicados en la listadel librero y editor Hipólito de Rivera delseis de octubre de 1655,95 se imprimieronen lengua italiana o en Italia, sobre todo enVenecia (60) y en Roma (11). Los textosredactados en italiano eran los siguientes: elSoldado cristiano del jesuita Antonio Posse­vino (Roma, 1569), el vocabulario italiano(1583), la Historia de un Santo Mártir(1585), el Cerco de París del canónigotucumano Bernardo de la Vega (Lyon,1593) y los Sermones del franciscano Pa·nigarola (Venecia, 1599). Se encontrabanademás obras de jurisconsultos célebres, co­mo las Decretales (Venecia, 1550) y laSumma super rubricis Decretalium (Venecia1570) de Godofredo de Trani, algunos traba·jos de Pedro Baldo degli Ubaldi (Turín,1576), el De jure et re navali de JulioFerretti (Venecia, 1579) y las Recopilatio­nes de Juan de Matienzo (Mantua, 1597).

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· 1 obras de GalenoCompletan la lIsta, as(V . 1586) Y el tratado De ente et

enecJa, • . o (Vene­essentia de Santo Tomas de Aqumcia, 1606), en el que se asienta claramentela diferencia real entre el Ser y el ente...con buena paz de Heidegger.

Es de gran interés resumir el catál?go dela biblioteca particular de Melchor Perez deSoto, nacido en Cholula el año 1606, quefue Maestro Mayor de la catedral metropo­litana (1653-1655). El inventario de los1502 volúmenes fue establecido en 1655por los oficiales de la Inquisición? Estabiblioteca es una asombrosa miscelánea reu­nida por un hombre con poca instrucciónformal y de recursos modestos. Por es~, suexistencia testimonia tanto la extensa CIrCU­lación de impresos en el México virreinal,como el alto nivel cultural alcanzado enesta plaza avanzada de la civilización occi­dental durante el siglo XVII. La primacíade los autores italianos e italianizantes, yaconstatada en la biblioteca dI:; García Bece­rril, se confIrma claramente aquí por lapresencia de Dante, Petrarca, Sannazzaro,Ariosto, Castiglione, Guicciardini, Tasso yGUarini, en el campo literario puro. Se notanobras de ambiente pastoril, como la Arca­dia de Sannazzaro (1504), en italiano y encastellano, y el Pastor fido de Guarini(1590). El gran éxito de tal género literarioinfluyó en muchas creaciones artísticas enlengua española, por ejemplo, en La Galateade Cervantes (1584) y en El siglo de oro enlos bosques de Enfilis de Bernardo deBalbuena (1607). Están, además, las fábulasde Esopo (en latín, flamenco y español), laIliada, la Eneida (en latín y en castellano),la Divina Comedia. el Orlando Furioso y laJerusalén libertada. Aparecen autores italia­nos también en el dominio de las discipli­nas técnicas. Pero tanto esta biblioteca co­mo la de García Becerril carecían de ejem­plares del Quijote. los que comenzaron allegar a México a fines de 1605 (262volúmenes) y allí circularon ampliamente.3

Más aún, en el desfile de máscaras organizado por los plateros capitalinos el 24 deenero de 1621, participaron muchos caba-

lleros andantes "yendo el último, comomás moderno, don Quijote de la Mancha".4Sorprende asimismo la completa ausenciadel drama español, que durante el sigloXVII y después constituyó el espectáculopopular del mundo hispánico. Tales omisio­nes en las bibliotecas personales de doslectores de la época, no pueden explicarsefácilmente.

La lista de los 519 libros comprados porel Tribunal de la Inquisición, el 2 de di­ciembre de 1659, señala algunos textosredactados en italiano. Son los siguientes:Historia del Setentrión, Defensa de las lá­grimas de los justos, Varones ilustres, Des­precio de la vanidad del mundo, Un poetaitaliano y La gue"a de los Judíos porJosefo Flavio. En el inventario que presen­tó al Santo Oficio el hermano FranciscoBello, procurador de la provincia jesuita deFilipinas (20 de noviembre de 1660), sehace referencia a las editoriales de las obrascitadas. Consta de 103 libros, de los cuales20 fueron impresos en Italia, sobre todo enRoma (13 volúmenes editados en las ofici­nas tipográficas de Emianno Schevi, JuanPedro Collini, Mascardi, Corbelletti, Manci­ni, etc.) y en Génova (3 volúmenes, publi­cados en la casa tipográfica de Benito Guas­chi). Por lo menos tres de tales obrasestaban en italiano. Entre 415 libros que lellegaron de España a Juan de Oviedo yCórdova, el 23 de noviembre de 1660, 27se publicaron en Italia. Algunos tenían tex­to italiano, como un Libro de cuentos(Venecia, 1553), la Aritmética y Geometríade Juan Francisco Peberona (León, 1559),las Meditaciones devotas del dominico Fr.García Guerra (Roma, 1583) y las Medita­ciones devotísimas del amor de Dios de Fr.Diego de Estella (Venecia, 1584). Figuranigualmente un tratado acerca de las fortifi­caciones militares, por el capitán JácomeCastrioto (Venecia, 1604), los Secretos deIsabel Cortés (Venecia, 1619), el Vocabula­rio italiano de Franciosini (Roma, 1620), laIntroducción a la vida devota de San Fran­cisco de Sales, traducida por Quevedo(1634), las Efemérides del matemático An­drés Argoli (Pádua, 1648) y la Historia delas Plantas de Nueva España, por el médicoFrancisco Hernández (Roma, 1652). Se en­cuentran también libros médicos, como elTesoro de la vida humana por LeonardoFioravanti (Venecia, 1570), los Secretos(Turín, 1592), la Cirugía (Venecia, 1595) yel Espejo de Ciencia Universal del mismoautor (Venecia, 1603). Se citan en fin, laAritmética de Pedro Borghi (Venecia,1520), el tratado de agricultura de CarlosEstienne (L 'agriculture et maison rustique),Turín 1609, y el Libro del juego de lasdamas por Juan García de Canalejas (Vene­cia, 1650).

De los 706 libros que componen la listapresentada por Juan Rivera el 11 de no­viembre de 1660, 76 salieron de editorialesitalianas, particularmente en Venecia (33),en Roma (16) y en Nápoles (12). Diezpublicaciones estaban en italiano, entreellas: La guerra de los Judíos de JosefoFlavio, I fiori delle prime... (Venecia,1558), los Hieroglíficos de Juan BautistaNicol ucci, llamado el Pigna (Venecia,1561), las Omilías (Omelie volgari) de Lu-

dovico Bigi Pictorio (Venecia, 1570), laHistoria de un Sacerdote Mártir (1585) ylos Sermones del padre Francisco Panigaro­la (Venecia, 1599). Además, la Arcadia deJacobo Sannazzaro (1592), las Rimas deTorcuato Tasso (Venecia, 1608) y las com­posiciones burlescas de Julio César Imbria­no (Nápoles, 1626). Se incluían los trata­dos: De Metallis de Andrés Cisalpino (Ro­ma, 1596) y De la arquitectura de AndrésPalladio (1625).

El inventario (16 de noviembre de 1660)de Paula Benavides, viuda del impresor ylibrero Bernardo Calderón, abarca 1239 vo­lúmenes, de los cuales 77 se imprimieronen Italia sobre todo en Venecia (40) y enRoma (19). Algunas obras estaban redacta­das en italiano, como los Sermones (Predi­che) de Fr. Bartolomé Lantana (Venecia,editorial Guerra, 1592), Rimas y prosas(Rime e prose) de monseñor Juan dellaCasa (Vénecia, tipografía de Pío BaptistaBonfadino, 1592), Consuelo de los afligidos(Conforto degli afflitti) de Gáspar de Loarte(Venecia, mismo editor, 1593,) los Secretos(Segreti) de Dalfamopia (Venecia, tipografíade Vicente Valgrisi, 1570) y las Sentencias yavisos (Massime) de San Felipe Neri (Roma,imprenta de Bernardino Jano, 1642). Figu­raban las Opera omnia de Jacobo Sannazza­ro (Venecia, tipografía de Francisco deFranciscis, 1593) y el diccionario latino deAmbrosio Calepino, editado en Venecia porJuan Grifi (1594). Se mencionaban igual­mente varios tratados científicos y técnicosde autores italianos, publicados en Italia oen otra parte. Así, el tratado Medice porJuan Marinelli (Venecia, tipografía de Fran-

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cisco de Franciscis, 1563), el De vulneribuspor Gabriel Fallopio (Venecia, casa de Lu­cas Bertelli, 1566 pp. ), un Opusculum Scho­lae Salernitanae (Venecia, editorial de LucioSpineda, 1607), los Opuscula Medica deJerónimo CardanQ, publicados en Lyon porLorenzo Durant (1638) Y el opúsculo Medi­cus de Julio César Claudini (Venecia, tipo­grafía Bertani, 1646). Estaban, además, eltratado del astrolabio (Trattato sull.'uso e lafabbrica dell 'astrolabio) por el dominicoEgnacio Danti -Florencia, tipografía Giun­ta, 1578- y el de arquitectura (Regola dellicinque ordini d'architettura) por JacoboBarozzi de Vignola en la traducción españo­la de Patricio Loxensi -Madrid, oficinatipográfica de Vicente Carducci, 1593. Lostextos clásicos eran representados por lasFilipicas de Cicerón, publicadas en Floren­cia por Felipe Giunta (1515), el De officiisdel mismo autor, editado en Venecia, lospoemas de Cayo Valerio Catulo (Roma,oficina tipográfica de Jacobo Tornerio,1587) y las Opera omnia de Magno Aure­lio Cassiodoro (Génova, casa de Felipe Ga­moneto, 1650).

La memoria presentada por los librerosAgustín de Santiesteban y Francisco Luper­cio el 16 de noviembre de 1660 comprende587 libros, de los cuales 52 fueron impre­sos en Italia, esencialmente en Venecia (33)y en Roma (10). Tres publicaciones teníantexto italiano: el Rosario de Nuestra Seño­ra por Fr. Luis de Granada (Roma, casatipográfica de Joseph Angelo, 1576), laGeografía de Tolomeo actualizada y edita­da por Juan Antonio Magini (Venecia, casade Bautista Giorgio, 1598) y el Viaje deJerusalén (Venecia, ediciones de Daniel Za­netti, 1598). Por otra parte, resaltan lostítulos siguientes: De coloribus en la tra­ducción latina del médico Simón Porta(Florencia, tipografía del flamenco LorenzoTorrentino, 1548), De architectura por Ber­nardo Gamuzi (Venecia, oficina tipográficade Juan Varesio, 1565), Additiones de Bár­tulo (Venecia, herederos de Melchor Sessa,1599) y el Epítome de los anales eclesiás­ticos de César Baronio por Gabriel Viciola(Venecia, casa tipográfica de Antonio Fran­cino, 1612).

La lista presentada por Fr. Martín delCastillo, de la Orden Seráfica (6 de marzode 1661), comprende 177 volúmenes. Deéstos, 14 vieron la luz en Italia, principal­mente en Roma y en Venecia. La ediciónmás antigua es la del opúsculo De losSantos Franciscanos, escrito por el padreFrancisco de Mayronis y publicado en Ve­necia por Pelegrino de Pasquali en 1493. Secita el Speculum morale, del franciscanoJuan Vitali, impreso en Venecia (tipografíade la Pequeña Compañía, 1594), el Origende la lengua castellana de Bernardo deAlderete en la edición romana de 1606 ylas obras de Virgilio (Génova, tipografía deJacobo Chavet, 1636). La declaración delcapitán Joseph Agustín de Estrada vecinode Santiago de Guatemala, presentada en vein­tiséis de marzo de 1661 (154 libros), refie­re un solo autor italiano. Se trata delcanonista siciliano Antonino Diana, del queestán las obras completas en once tomos.Pero la lista comprende un buen número delibros de comedias y loas de diferentes

autores, todos impresos en Madrid. Citatambién al Don Quijote y a las Novelas deCervantes, en las ediciones madrileñas deMelchor Sánchez y de Gregorio Rodríguez,respectivamente (1655).

Hacia fmes del siglo XVII, el movimien­to de impresos parece disminuir quizá acausa de las dificultades de importación porlas guerras frecuentes. Sin embargo, en lamemoria de la viuda de Francisco Rodrí­guez Lupercio, del 11 de enero de 1685(61 volúmenes), llaman la atención dosobras editadas en Italia. Son: Los Señoresde Vizcaya por Antonio de Navarra (Turín,imprenta de Ravin, 1620) y Cantroversia­rum Iuris por Fabio Capicia Galeota (Vene­cia, casa de Bertani, 1664). Entre los 70libros, que entraron en la tienda de doñaMaría de Benavides el año 1689, se encon­traba la obra Veritas pro modestia delfranciscano español Juan Richelrne, publica­da en Nápoles por Carlos Persile en 1685.Durante el año 1694 llegaron a dicha tien­da sólo 18 publicaciones, de las cuales 4fueron editadas en Italia. Son: el tratado deagricultura de Carlos Estienne (Turín, ofici­na tipográfica de Juan Domingo Tarino,1609), las Decisiones de Andrés Martini(Roma, imprenta de Andrés Fei, 1635), laVida admirable y muerte del hermano Pe­dro de San Joseph Betancourt por Antoniode Montalvo (Roma, tipografía de NicolásArgel, 1683) y la Veritas pro modestia yamencionada. La magnífica publicación deTomás Porcacchi: Le isole piú famose delmondo (Las islas más famosas del mundo)en la edición de 1686 -la primera salió enVenecia en 1572-, se recuerda entre loslibros de procedencia mexicana de la JohnCarter Brown Library.s Dicha obra incluyela descripción, acompañada de mapas, de la"cittá e isole del Temistitán" (laguna deMéxico).

En el inventario de la Real y PontificiaUniversidad de México, que se elaboró el 4de octubre de 1758 por mandato del Rec­tor don Antonio -de Chávez,6 aparecenigualmente autores italianos. El documentoes anterior a la fundación de la bibliotecauniversitaria, por iniciativa del rector donManuel Ignacio Beye de Cisneros y Quijano(1760). Al lado de autores clásicos y me-

dievales, se mencionan varios jurisconsultosdel Renacimiento y de la Contrarreforma.Entre ellos figuran el abad panormitano,Jacobo Menochio de Pavía (1532-1607),Próspero Farinacci romano (1544-1618), eljesuita Lucas Pinelli (1542-1607), los reli­giosos dominicos Juan Bautista Franchis(1594-1660) y Pedro María Passerino (muer­to en 1677) así como Próspero Fagnani(1598-1687), autor del Jus canonicum...

De este modo se demuestra cómo ellibro italiano, sea de autor italo, sea impre­so en la península ausonia, estuvo presenteen la Nueva España por los menos desdelos albores del siglo XVII y fue siempreapreciado y querido por su mensaje húma­no y su presentación impecable.

BIBLIOGRAFIA

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3) Rodríguez Marían, F. Estudios cervantinos.Ed. Atlas, Madrid, 1947, p. 104.

4) Rodríguez Abul, J. Verdadera relación de unamáscara que los art(fices del gremio de laplateda de México y devotos del glorioso SanIsidro el Labrador de Madrid, hicieron enhonra de su gloriosa beatificación. México,oficina tipográfica de Pedro Gutiérrez en lacalle de Tamba, 1621.

5) Biblioteca americana. Catalogue of the JohnCarter Library in Brown University:1675-1700. Brown University Press, Providen­ce, 1973.

6) Inventario de todo lo que tiene esta Real yPontificia Universidad de México, hecho demandato del Sr. Rector Doctor don Antoniode Chávez en cuatro de octubre de mil sete­cientos y cincuenta y ocho. Bol. Arch. Gen.Nac., XXlI: 515-539, 1951.

SEISPOETAS DELENGUAINGLESAPor Guillermo Sheridan

Una antología, si atendemos a la raíz de lapalabra, tiene algo de ritual, de secretoordenamiento, de íntima celebración. Alapuntar que su antología (Seis poetas delengua inglesa, traducción y presentación deIsabel Fraire, SepSetentas, núm. 244, Méxi­co, 1976) "se rige por un solo criterio: elde un gusto" ecléctico y personal, Fraireacepta que el antólogo habla de sí mismono sólo por la traducción, en este caso,sino hasta por la disposición de los poetasy los poemas. Antología que se sabe afecti­va, la de Fraire se ofrece, como la obra decierto personaje de Bustos Domecq, en laintención de que lo que traduce "la expresecon plenitud". Realizada dentro de un es­pacio de opciones críticamente delimitadoque no puede ser arbitrario en cuanto que,como objeto, es el producto de principiosselectivos y restrictivos ("lo más notable deuna selección son sus omisiones", etc.) asu­midos con la responsabilidad de un actocreativo, la antología es, por otra parte, un