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Biblioteca LO QUE DEBO SABER Dirigida por Fernando de Trazegnies Grand 1 · FRANKLIN PEASE G Y LOS INCAS Una Introduccion TERCERA EDlCION Biblioteca Lo que de o saber Vol. I PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATOLICA DEL PERU FONDO EDITORIAL 994

Los Incas

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Biblioteca LO QUE DEBO SABER

Dirigida por Fernando de Trazegnies Grand!1

·f

FRANKLIN PEASE G.Y.

LOS INCASUna Introduccion

TERCERA EDlCION

Biblioteca

"Lo que debo saber"Vol. I

PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATOLICA DEL PERU

FONDO EDITORIAL 1994

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CAPITULO VI

LA RELIGION INCAICA

145

CAPITULO VIIARTE Y CULTURA

161

CAPITULO VIII

LOS INCAS DESPUES DE LA

INVASION ESPmOLA

173

BIBLIOGRAFIA BASICA

185

LISTA DE CRONICAS

191

INTRODUCCION,

<;;,elebres en la historia de las civilizaciones, los Andes

albergaron nwnerosas sociedades desde la prehistoria hasta

los iniC\os del siglo XVI, cuando la llegada de los espafioles

en los momentos de la gran expansion geognlfica europea

de esos iiempos puso fin al Tawantinsuyu, Hamado desde

entonces el imperio de los Incas. Estos formaron, asi, partede la experiencia historica de la humanidad y, desde los his-

toriadores de Indias del siglo XVI, fueron incorporados a lahistoriografia.

Habitaron el espacio andino. A 10 largo de la region,

entre Colombia y Chile, la cordillera alcanza cumbres de8,000 metros; las mayores alturas se encuentra.n en las re-

giones mas occidentales de los Andes, entre la Republica

Argentina y Chile, pcro en aquellas zonas donde las divenms

cordilleras se alejan una de otra, crecen los paramos en elNorte y la puna en el Sur, como mesetas elevadas que con-figuran un paisaje especifico de desiertos de altura. Al Oes-

te de los Andes hay selvas tropicales en Colombia, el Ecua-

dor y el Norte del Peru, y luego, hacia el Sur, se extiende

desde la costa pemana hasta el Chile central, un variable

desierto costero cortado por valles transversales, muchos deellos secos parte del afio. Hacia el Este de los Andes se ha-

lla el extenso territorio bafiado por el rfo Amazonas y sus

afluentes. En esle libra, dedicado a los Incas del Cuzco y su

liempo, la presentacion del medio ambiente andino no es

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mera cuesti6n de formula, puesto que la presencia de los

Andes dio paullls espceifieas a la dislribuci6n demogrJfica

en la region, y origino t.'lmbien modos de adapmcion espcei

fica de la gente a una naturaleza sui generis en la cual -y

can la eual - vivieron millones de personas buscando ser

virse de ella, viviendo en ella y de ella. Cuando los espanoles invadieron los Andes en el siglo XVI hallaron que la re

gion era, a 13 vez, grandiosa y terrible, y fue genenlndose

can el tiempo un estereotipo que la identificaba como inhos

pim. Cierrnmente, los cronisms del siglo XVI dejaron testi

monio de la feracidad de los valles interandinos, y tambien

hablaron de la bondad de sus temples, pero hicieron nOlar al

mismo tiempo las dificiles condiciones creadas par las gmn

des altums.

En la d6cada de 1930, el geografo aleman Carl Troll

habia llamado insistentemcnte la alencion sabre la rclaci6n

que hallaba entre la puna y la alta cultura andina, rcsallaban

alii los cultivos y el pastoreo de altura. Ya los cronisk1s del

siglo XVI (pedro de Cieza de Leon por ejemplo), habian

desmcado el hecho de que los caminos incaicos (los cami

nos andinos en general) iban generalmente por las parIes

alias mientras que, par el contrario, los espanoles preferian

las rums mas bajas que cruzaban los valles. Esm natural pre

ferencia de los europeas era consecuencia de sus dificultades de adaptacion a las alturas, y .ayudo a generar la imagen

de que los Andes emn una tierra inhOspita y dificil. Siguien

do las huellas de Troll, espceialistas actuales desmcaron

tanto la adaptacion de la poblaci6n andina a las zonas altas

(Carlos Monge la estudio en el Peru), como lambicn el pro

vceho que obtuvieron de las mismas; asi, John V. Murra

pudo dcsarrollar una propuesta que destaco la utilizacion si

multanea de un maximo de pisos 0 niveles ceologicos par

las sociedadesandinas.

13

Yaen el siglo XVI, el mencionado Cieza de LeOn lla

maba la atencion acerca de las clasificaciones geogclficas

que introducian 0 aprendian los europeos de entonces en los

Andes; el ejemplo que emple6 era yunga, termino que los

europeas popularizaron mayormente como referente a la

costa, a la cuaillamaron asimismo "los llanos". Cieza comprobO que el termino era valido pam toda zona calida y

humeda, hallarase en la costa, las serranias 0 la selva ama

zonica; tratabase, asi, de un ambito eeologicamente defmido

y no de un espacio geogrMico.\,

10 largo del tiempo los Incas adquirieron una imagen

histo*a, iniciada por los cronistas que convirtieron en his

toria Iqs relatos que -<:on serias dificulmdes de comunica

cion- obtuvieron; generalmente se trataba de mitos y ritua

les, a traves de loscuales la poblaci6n andioa se explicaba a

si misma. Utilizaron, a la vez, los cronistas, la propia tradi

cion europea, hist6rica 0 mitologica, trasladandola al Nuevo

Continente, y a los Andes por cierta. De tal manera, los

hombres americanos, y los andinos, fueron transformados en

descendientes de Nne, la geograIl3 americana se nutrio de la

rceardada de los chisicos mediterraneos y de los viajeros

medievales a otros mundos. Ineluso los dioses locales fue

ron identificados con )as categorfas bfblicas, fueran de la re

ligion hebrea 0 de las gentiles.

La historiogmfia modema no exeluyo criterios tan arbi

trarios como aquellos. En el siglo XIX, los ioiciadores de la

arqueologia podfan aceptar que los Incas, como los Mayas y

los Aztceas, habrfan formado parte de una anligua "raza

desapareeida" (Ephraim George Squier, par ejemplo), y en

el siglo XX, un autor como Louis Baudin alcanzo fama y

populariz6 una imagen "socialism" de los incas. Muchas

veees, como en el siglo XVI, la historiografia sobre las so-

.1

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cicdades americanas busco explicarJas con las categorias

propias de la historiografia europea. Asi como Europahabia

logrado una economia-mundo, estableoia una historia-mun

do, generalizando la explieacion historica a todas las socicdades.

Este libro qui ere ser una inlroduccion a los Incas, orde-nando la informacion existente. Por su naloraIeza se han

omitido las notas, sefiaIandose al final una bibliografia de

textos cIasicos de los siglos XVI YXVII, asi como una lis-ta basica de autores modemos.

CAPITULO I

LOS ANDES, SU mSTORIA Y LOS INCAS

l¥f hislaria incaica

',Sobre la historia del imperio de los incas se han presen

tad6.muchas propuestas desde que, en el siglo XVI, los cro

nistas espanoles indagaron acerca de los gobemantes que Pi

zarro y su hueste encontraron en los Andes. IniciaImente,los cronistas cIasicos alribuyeron a los incas todo el tiempo

anterior a la invasion espanola, responsabilizandolos de una

parte de la conslrUccion de la organizacion social que hallaron, y afirmando incluso que antes de los incas solo habian

existido "behelrias" 0 grupos humanos poco organizados.

Desde su perspeotiva del siglo XVI europeo, los cronistasdiscutieron a la vez la probable duracion del imperio cuz

quefto, considerandola a traves de una continuidad hislorica

de larga doracion, como en el caso de los eomentarios rea-

les de los incas del Inca Garcilaso de la Vega (1609), 0 de

una n\pida y violenta expansion de los incas en los Andes,

como sugiriera por ejemplo Pedro Sarmiento de Gamboa en

su Segunda parte de la Historia General llamada Indica·

(1572).

Esta discusion sobre la antigliedad del TawantinsuY\l

estaba vinculada a la justificacion que los propios espailoles

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requerian disponer acerca de su propia conquista, 1a cual

a1canzaba niveles de justicia si los gobernantes del area andi

na habian sido usurpadores 0 "ilegftimos" detentadores delpoder. Por ello, en la discusi6n sobre el origen de los incas y

la extension de sus conquistas se hallaba en las cronicas his-

panicas del siglo XVI la presentacion de un largo reinadodonde los gobernantes habian "heredado" el poder de padresa hijps bajo pautas europeas, y civilizado a los hombresandinos, todo 10 cual "Iegitimaba" su poder politico. En con-

traposici6n, y segun Olfas jUopuestas (Sarmiento de Gam

boa), los incas eran ilegitimos usurpadores y violentos dominadores que habian subyugado alos "senores naturales" dela

tierra. En este contexto es dificil averiguar la verdad deaquella historia, y es preciso indicar algunos elementos que

permitan entender 10 que los cronistas recogieron oralrnente

de los pobladores andinos de sus tiempos.

Los cronistas recogieron tradiciones orales de diversetipo, mitos y escenificaciones rituales mayormente, las cualesno estaban ordenadas 0 jJrocesadas bajo las categorias hist6-

rieas de la Europa del siglo XVI. Para obtener las informa-ciones que precisaban sobre la legitimidad del gobierno delos incas, los cronistas indagaron por los reyes antiguos y por

sus hechos 0 conquistas. Trasladaron para ello a la America

andina no solo las nociones de "1egitimidad" y "herencia"existentes en Europa, sino que identificaron allnka con un

rey europeo. Inlfodujeron en los Andes la noci6n europea de"monarquia", que suponia un gobernante, 10 que es discutido

hoy dia cuando se aprecia que la organizacion politica andina fue mayormente dualista.

Los cronistas interrogaron por una historia y recibi,eron

mitos y tradiciones orales: los primeros hablaban del origen

del mundo y, en casos mas elaborados, de diversas edades 0

17

estadios que el mundo habia atravesado. Aparecian en ellos

los dioses que habian participado en el ordenamiento delmundo, y tambi"n los heroes fundadores que habian Ilevado

adelante las disposiciones sagradas. En un universo mitico

se presentaba una imagen del pasado que no era hist6rica, y

no correspondfa, en consecuencia, a las categorias tempora-les, espaciales y personales que la hiSlOria consagra; los cro

nistas ordenaron -reordenaron- esta informacion en forma

cronol6gica, matizada por la presencia de los "reyes", es de

cir, los incas que habian gobernado el Tawantinsuyu, consideraddlasi desde el punto de vista hist6rico y europeo de los

cronistas.

,"De esta manera se construy6 una hiSlOria ineaiea que

tuvo vigencia hasta 01 presente siglo, cuando los estudios

arqueol6gicos iniciados en los Andes en el XIX y desarrollados en el XX, y el reciente desarrollo de la antropologiaandina, hicieron ver las afirmaciones de los cronistas desde

nuevos puntos de vista. Hace anos se habia lIamado la atencion sobre la calidad antropol6gica de las cr6nicas, que a lavez escribian sobre los Andes desde los punlOs de vista de la

historia renacentista; al mismo tiempo se hacia cada vez mas

difkil considerar las afirmaciones hist6ricas de sus aulOres

como provenicntes de la informacion and ina. Hoy la visi6n

histOrica de los cronistas puede ser mas facilmente discuti-ble, aunque durante mucho tiempo todavia seguiran rigiendo, muchos de sus esquemas, a falta de otros. Por ejcmplo, se-

guin! siendo un importante punto de referencia la cronologiapropuesta par dichos autares para los ultimos incas, aun a

sabiendas de que los mismos incas, presentados como go

bernantes monarquicos, formaban parte de una estructura

dual del poder, hoy en plena investigaci6n.

Pero los cronistas proporcionaron una invalorable docu-

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mentaci6n sobre la vida de la gente andina, que rebasa a

~ e c e s In pura hisu:ria del Tawanlinsuyu, y clIo se aprecia

Justamente sus mformaciones de canicter etnognifico, a

veces enuncladas al margen -- a traves- de la historia de

los i ~ c a s que buscaron e ~ c r i b i r para sus lectores europeos.

Gracias a un enorme conJunlo de informacion proporciona

da por la documentaci6n oficial y privada de los propiosespanoles desde el siglo XVI, y en concordancia con la que

aportaron en decadas recientes la arqueologia y la antropolo

gia en los Andes, es posible complementar y reordenar la

informaci6n de las propias cronicas acerca de los Incas.

La informacion sobre los incas que puede hallarse en

las cronicas y otros documentos coloniales no es uniforme.

Desde los contactos iniciales, hubo de pasar algun tiempo

para que los espanoles adquiriemn a 10 menos los instrumen

tos lingilisticos imprescindibles para recoger y procesar lainformacion que la gente andina podia proporcionarles; a la

vez, paso igualmente tiempo antes de que la gente andina

en posesi6n de instrumentos reciprocamente adquiridos

consccuencia de la invasi6n espanola, escribiera en quechua

o en espanol una version si no equivalente, sf en condiciones

de ser procesada por I ~ t o r e s europeos. A ello se debe que

los proplOs cromstas hlspanos - los cronistas de Ia conquis

t a - proporcionaran poca informacion sobre Ia historia de

losi n c ~ s ,

aunque en muchos casos dejaran datos etnognificos de mdudable valor, a la ve , que iniciaran la elaboracion

de estereotipos, hist6ricos y culturales por ejemplo, que handurado centurias. .

No pudo evitarse en el siglo XVI que las cronicas in

. corporaran como historias divcrsos ciclos miticos; tampoco

pudieron eludie los cronistas andinos, ya en proceso de aeul

turacion, la inevitable construccion de una historia, si bien

i9

en los ultimos puede ser mas evidente el traslado de eatego

rias hist6ricas europeas, y mas visible la permanencia de

aquellos criterios' que presidian la transmisi6n oral de la

informaci6n, tradieional esta en los Andes. Por OIrO lado,

avanzado el proeeso de eolonizaci6n espanola los cronistas

adquirieron nueva y mas completa informacion. Una vezpasados los anos iuiciales, en que las cr6nicas se dedicaron

fundamentalmente a la relacion de ios hechos de ios espa

noles - I a gesta de ia conquista- se interesaron mas por el

Tawantinsuyu de los Incas y se busco organizar una infor

maciOjl mas sistematica sobre ei pasado andino. Esta ten

dencia' ,crecio especificamente en los tiempos del vierey

Franeiscp de Toledo (1569-81), en los cuales se busco con

cretamente recoger informaciones "oficiales", producidas

tanto por los descendientes de los incas en el Cuzco, como

por medio de encuestas entre la poblaci6n. Pero todo eUo novari6 la situacion de los cronistas como recolectores de tra

diciones orales, y las cronicas continuaron siendo receptoras

de conjuntos de mitos y escenificaciones rituales, transfor

madas en historias. A su vez, los cronistas fueron emplean

do los escritos de sus predecesores, utilizando t6picos esta

blecidos desde los primeros que escribieron sobre los An

des, asurniendo estereotipos y manteniendo prejuicios de sus

tiempos. Los especialistas han hecho viSible que los cronis

tas se copiaron constantemente entre sf yredactaron infor

maciones similares, rapidamente estandarizadas en las ver

siones orales que corrian en sus tiempos. Reprocesar dicha

informacion es una de las tareas fundarnentales de la histo

ria andina contemporanea.

Los cronistas fueron conscientes de transcribie mitos

- los Ilarnaron "fabulas" 0 "Ieyendas"- cuando se trataba

de los relatos alusivos al origen del mundo 0 incluso de los

inicios del dominio de ios incas en el area andina. Ello DCU-

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rrio, quizas, porque no podian garantizar a sus propios ojos,

ni a los de sus lectores, la verosimilitud de las infonnacio

nes que les eran transmitidas; sin embargo, dudaron menos

en transfonnar en historias, cronologicamente ordenadas,

aqueUos relatos que aparecian vinculados a las biografias

personales de los incas. Hoy puede verse, en las mismas

cr6nieas, el rezago indudable de la tradicion oral, cuando se

revisa can nuevas ojos sus descripciones de los hechos de

los incas. Alli puede apreciarse, por ejemplo, la fonna como

un eonjunto mitico que hablaba de una guerra que habria

ocurrido entre los incas del Cuzeo y los Chaneas -habitan

tes de la zona del rio Pampas, al norte del Cuzen- fue

transfonnado en una historia que relataba la gesta del vence

dar y que los cronistas vincularon a los inicios de la expan

si6n del Cuzco en los Andes. El cicio de la guerra Chanca,

asimilado ya a los tiempos del Inka Pachacuti, se relacion6tambien en las cr6nieas can una serie de modificaciones en

la organizacion del Cuzco, genericamente vinculadas a la or

ganizacion del estado. A la vez; como las versiones que re

cibian los cronistas eran mas cereanas a los tiempos de los

espanoles .y podian ser completadas a reorganizadas can

otras infonnaciones, fue mas facil de alli en adelante a los

propios cronistas ofrecer un mejor cuadro de la historia de

los sucesores de Pachacuti, hasta llegar a la guerra entre

Huascar y Atahualpa, coincidente can los momentos en que

los espanoles Uegaban a los Andes.

Las versiones que los cronistas recibieron de sus infor

mantes andinos inclnfan asimismo representaciones escenifi

cables, a los relatos corresporidientes a las mismas. Los

propios cronistas dieron testimonio de su existencia, atribu

yendolas a la fonnaci6n de una historia oficia!, aunque tam

bien las identificaron can un teatro andino.Hay algunos

datos adicionales que permiten aproximarse mejor a estas

21

escenifieaciones y su sentido, pucs muchas de elias conti

nuaron realizandose dur'dnte la colonia espanola y ocurren

aun en eI presente, alteradas sin duda por el tiempo y por las

modificacioncs culturales introducidas y vividas en los

Andes desde el siglo XVI. Un buen ejemplo del funciona

mien to colonial de esas escenificaciones se halia en las

paginas de la Historia de la Villa Imperial de PO/OSl, escri

we n el siglo XVIII por Bartolome Arzans de Orsua y Vela,

quien recopilo infonnaciones escritas par anteriores habik1n-

tes espanoles de la misma eiudad desde el siglo XVI. Rela

to Arzan\la s fiestas que se celebraron can motivo del fin de

una de guerras civiles entre espanoles del siglo XVI, en

las cuales ~ c i p o . tanto la poblac!on hispanica como la an-

dina de la ~ p 1 3 cmdad de Potost:

"Pasados los 15 dias en que los moradores dePotosi solamente se dedi caron a la asistencia

de los divinos oficios acompanando al Santisi

rna Sacramento que al dcscubicrlo se dec lara

ba por su patron, a la Santisima Virgen y al

ap6stol Santiago, trataron de continuar las fies-

tas can demostraciones de regocijos varios. Y

poniendolo en efecto les dieron principia can

ocho comedias: las cuatro primeras representa

ron can general aplauso los nobles indios. Fue

la una el origen de los monarcas ingas del

Peru, en que muy al vivo se represento el

modo y manera can que los senores y sabios

del Cuzeo introdujeron al felicisimo Mancco

Ccapac I a la regia silla, como fue recibido por

inga (que es 10 mismo que grande y poderoso

monarca), las 10 provincias que can las armas

sujet6 a su dominio y la gran fiesta que hizo al

sol en agradecimicnlo de sus victorias. La se-

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gunda fue los triunfos de Huayna Ccapac 11'

inga del Peru, los cuales consiguio de las tres

naeiones: changas, chunchus montafieses y del

senor de los collas, a quien una piedra despedi-

da del brazo poderoso de este monarca por la

violencia de una honda, metida por las sienes Ie

quito la corona, el reino y la vida: bata1la quese dio de poder a poder en los campos de Ha-

tuncolla, estando el inga Huayna Ccapac enei-

rna de unas andas de oro fino desde las cualeshizo cl tiro. Fue la tercera, las tragedias de Cusi

Huascar, 12' inga del Peru: representose en ella

las fiestas de su coronaeion, la gran cadena de

oro que en su tiempo se acabO de labrar y de

quien tomo este monarca el nombre, porque

Cusi Huascar es 10 mismo en castellano quesaga del contento; el levantamiento de Ata-

huallpa hermano suyo aunque bastardo; la me-

morable batalla que estos dos hermanos se die-

ron en Quipaypan, en la cual y de ambas partes

murieron 150,000 hombres; prision e indignostratamientos que al infeliz Cusi Huascar Ie hi .

eieron; tiranias que el usurpador hizo en el

Cuzco quitando la vida a 43 hermanos que aliitenia, y muerte lastimosa que hizo dar a Cusi

Huascar en su prision. La cuarta, fue la ruinadel imperio inga: represent6se en ella la entrada

de los espanoles al Peru; prisi6n injusta que hi-

cieron de Atahuallpa, 13' inga de esta monar-quia; los presagios y admirables senales que en

el cielo y aire se vieron antes que Ie quitasen la

vida; tiranias y lastima que ejeeUiaron los espa-noles en los indios; la maquina de oro y plata

que ofreeio porque no Ie quitasen la vida, y

23

muerte que Ie dieron en Cajamarca. Fueron

estas comedias (a quienes el capillin Pedro

Mendez y Bartolome de Duenas les dan titulo

de solo representaeiones) muy espeeiales y fa-

mosas, no solo por 10 costoso de sus tramoyas,

propiedad de sus trajes y novedad de historias,

sino tambien por la eleganeia del verso mixtodel idioma castellano con el indiano".

, Anade la descripeion que en otro momento de las fies-

tas a p a r ~ c f a n uprocesionesu andinas. d?ode se m ? s t r a b ~gente derfliversas partes, productos agncolas yammales,

despues de ellos nuevamente todos los i n ~ a s sentadosandas y COlt sus tradicionales vestidos y atrlbutos; en Ia IIs-

ta de los liltiinos " ..quien mas se senalaba [ ..] era el sober-

bioAtahuallpa (que hasta en estos tiempos [siglo XVIII] estenido en mucho de los indios como 10 dcmuestran cuando

ven sus retratos) ..".

La version que ofreee Arzans de OrsUa y Vela tiene

direetas reminiscencias de los Comentarios reales de los In-

cas del Inca Garcilaso de Ia Vega; se ha insertado aqui com-

pleta por su interes, pues preeisa, en concordancia con loscronistas clasicos, que la poblacion andina estaba acostum-

brada a transmitir informacion sobre el pasado medIante

representaciones de esta naturaleza. Las cronicas clasicasmencionaron que las mismas ceremonias se rea1izaban en las

fiestas solemnes del Tawantinsuyu, e incluso que cuando un

nuevo Inka accedia aI poder se Ie representaba la "version

oficial" de los heehos de su predeeesor.

Cabe anadir que son muchos los testimonios de este

tipo de representaciones rea1izadas por Ia pOblacion andina a10 largo de la colonia y aun en el nresente. Los autores de

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anales coloniales y de las relaciones de fiestas nos hacen

conoeer que escenificaciones similares solian hacerse euan

do un nuevo rey ascendia al trono espanol, por ejemplo, y

en otras especiales solemnidades_ Tambien se ha dejado

constancia de que durante los siglos XVII y XVIII algunas

de estas representaciones fueron escasamente anteriores aalgunas sublevaciones andinas, y por ello las autoridades

coloniales locales recomendaron su supresi6n. Finalmente,

se ha hallado textos coloniales que reproducen tales repre

sentaciones (son en realidad los "libretos" hispanicos), tal es

el famoso caso de la Tragedia del fin de Alahuallpa, cuyo

texto quechuacolonial ha sido rcscatado en su totalidad.

Una cuesti6n distinta e interesante es el testimonio que

ofrece Arzans del prestigio que tenia la Figura de Atahualpa

en el siglo XVIII, la cual se deliene a destacar entre las"procesiones" de Potosi. Ello podria relacionarse Con la an

terior afirmaci6n de que la acusaci6n de "bastardia" que

sobre 61 hicieron recaer los cronistas espanoles, y que Ar

zans recalcara, carecia de significaci6n para la poblaci6nandina.

De este modo, se suma a la informaci6n mitiea, proba

blemente reprocesada tarnbien en las mencionadas represen

taciones, una versi6n que parece ejemplificar el pasado

-presenmndolo como ejemplar y paradigmatieO- y que

complementa ciertamente a las cr6nicas c1asicas. Es muy

probable que mucha de la informaci6n hist6rica que presen

tan las cr6nieas responda a los relatos correspondientes a

estas escenificaciones, como parecia ocurrir con los referen

tes a las conquistas incaicas. Tomando como ejemplo a es

tos ultimos, puede apreciarse que los incas inician sus con

quistas por el Norte, saliendo siempre del Cuzco y regresan

do a el, continmlndolas despues en el sentido de las agujas

25

del reloj. Aun considerando que hay variantes e? los textos

de las distintas cr6nicas, esa informaci6n permlte exphcar

una rcpresentaci6n ritual de las mismas eonquistas. Parece,

ademas, que estas conquistas, asi presentadas dentro de un

contexlo ritual, formaran una espiral que se ampJia, denera que al salir cada uno de los incas a iniciar proPIaS

conquistas, se presenta como si volviera a conqUlstas pue

blos y territorios que sus predecesores habfan c?nqUlstado.

Cada lnkapodfa resumir de esta manera la hlstona de la for

maci6n del,.Tawanlinsuyu.

Dc e s t a ~ . a f i r m a c i o n e s de las cr6nicas y haeiendo abs

tr"acci6n de 10$ problemas de una discutible cronologfa, no

siemprc precisable por medio de tecnicas arqueol6glcas .en

vista del corto tiempo que dur6 el Tawantinsuyu, puede In -tentarse hoy una nueva imagen de la historia incaica, enten

diendo como provisoria la cronologia y sucesi6n los pro

pios incas, ya que la unica informaci6n de se dispone es

la discutible sucesi6n de sus guerras y conqUlstas. Es n a t ~ -ral, de otro lado, que los cronistas organizaran la cron?logJa

de la historia de los incas sobre la base de las blOgraflas de

los mismos, puesto que era 10 comun en la historiografia eu

ropea del siglo XVI. Puede ru1adirse, en camblO, que una

historia de los incas escrita hoy dia esm en condiCIOnes decompulsar muchas informaci6n distinta a la de .Ias c:6nicas,

existente en la numerosa documentacl6n admmlstrallva pro

ducida durante los tiempos coloniales y que no adolece del

caracler Cuzco-centrista de las cronicas c1asicas. Estas, par

tiendo nuevamente de la experiencia europea de sus autores,

supusieron que la informaci6n cuzquefia era mas correcta,

en tanto cortesana y. de hecho, se model6 desde el Cuzco Ia

historia del area andina.

La informacion colonial a que me refiero esm constitui-

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da por documentos administrativos, visitas y relaciones,

encuestas sobre la poblacion y los territorios que ocupaba,

interrogatorios sobre 10 que producian y la forma como

lograban organizar su economia, censos e incluso documen.

tos judiciales y notariales de la colonia; en todos los docu.

mentos indicados se halla una informacion acerca de loshabilantes del area andina, precis:indose muchas veces su

relacion con los incas del Cuzco en forma lal que no siem.

pre corresponde a la version de las cronicas clasicas. Com.

pulsando este tipo de informaciones en un conjunto mas

amplio que el de las cronicas es posible dar una version de

la historia cultural, economica, social y religiosa del Tawan.

tinsuyu, ademas de una aproximacion a su organizacion

politica. Debe rcpetirse, en ultimo termino, que no es posi .

ble aislar la historia incaica de una historia andina de mas

larga duracion puesto que, como ya se dijo, los incas cons.

tituyeron el punto final de una larga trayectoria de miles de

anos interrumpida por la invasion espanola del area andina

en el primer cuarto del siglo XVI, historia que continuo

despues de este acontecimiento en la vida de la poblacion

que sobrevivio al colapso de la invasion y resistio la coloni.

zacion en un largo proceso de aculturacion continuado has.ta nuestros dias.

Los antecesores de los incas en los Andes

Antes que los incas hubo una larga y compleja sucesion

de organizaciones andinas que, a traves de un amplio tiem.

po, hoy verificable en unos 10,000 anos, dieron fonna a una

sociedad org:inicamente estructurada, Con visibles desarro.

lIos en terminos economicos, con una nutrida red vial y con

una complejidad de relaciones sociales que despcrto facil.

mente la admiracion de los europeos que lIegaron a los

27

Andes en el siglo XVI. Sin embargo, en un primer momen·

to fue dificil para los espaftoles distinguir entre los incas y

sus antecesores; no solamente 10 fue por el hecho ya men·

cionado anteriormentede que la duracion y caIidad del

dominio de los incas eran relacionados por los autores del

siglo XVI con una justificacion de Ia conquista espanola,sino porque los cronistas no eslaban en condiCiones de ~ e c o ·ger todas las versiones existentes en los Andes, en las diver·

sas pOblaciones que alii vivian, y asi proporcionaron mayor·

mente la version cuzquena, aun cuando muchos de elIos

r e c o g i e t ~ n tambi6n sus datos fuera del Cuzco, los organiza·

ron denJ!\l del margen de la "historia oficial" p r o p u ~ s t adesde los ~ i m e r o s autores de cronicas, repetida y amphada

sucesi vamellte despues.

Cuando desde la segunda mitad del siglo pasado los

viajeros y eruditos ineursionaron en la arqueologfa e i n i e i ~ .ron estudios mas sistematicos sobre las antigUedades andl.

nas se inicio una etapa donde la arqueologia abrio los hori·z o n ~ e s de la vida anterior a los incas. Ya en el siglo XX, los

esfuerzos de los arque6logos se vieron coronados por multi·

pIes conclusiones que no solo explicaron la b ~ e v e d a d del

dominio de los incas cuzquenos, sino que permllieron dlstm·

guir los distintos momentos de una larga trayectoria andina,

cuyas mas antiguas evidencias hablan de cazadores yr e ~ o .

lectores que vivieron en los Andes hace unos ~ O , O O ? anos

(Lauricocha, Moche), y se habla incluso de vanos miles de

afios anteriares.

Los arque6logos denominaron al tiempo de los i n , : ~ s"horizonte tardio" u IIhorizonte inca", conservando tambICll

la denominacion cIasica de imperio incaico 0 Tawantinsuyu.

EI termino "horizonte" senalaba asi un perfodo en que las

diversas poblaciones andinas habfan estado relacionadas por

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un poder central 0 por medio de patroncs culturales recono-cidamente extensos en la regi6n.

Pucde hoy apreciarse que al momento en que surgieronlos incas, en el siglo XV de nuestra era, habia en los Andes

un coujunto (todavia dificilmente precisable tanto en su

niimero como en su aleance territorial) de grupos etnicos condisfmil grado de organizaci6n politica, entre los cuales sobre-

salia cl Chimor en la costa norte del Peru actual. Alii se

habia desarrollado una agricultura con riego que movia abun-

dante agua y alimentaba una poblaci6n nutrida, se habiaconstruido nucleos urbanos hoy celebres, como Chan CMn,

que a1canz6 amplia extension y albcrg6 una poblaci6n esti

mada entre 20,000 y 30,000 habitantes. La abundante infor-maci6n arqueol6gica sobre esta zona ha permitido numerosas

aproximacioncs al rute y la simbologia, a partir de elias se hasupuesto un gobiemo tcocratico centralizado y una organiza-cion politica que colisiono con la de los incas en expansion a

traves de !argas guerms que los cronistas clasicos relataronsobre la base de una informacion prcdominantemente cuz-queiia.

En la sierm nortena y central del Peru habia numerosos!,'fupos ctnicos que no alcan7.aron los mismos niveles dedesarrollo del Chimor y que no fueron tampoco muy celebra-

dos en lascronicas, las que se ocuparon mas de la formacomo los incas los habian conquisk1do. Una excepcion visi-

ble se refiere 11 los Huancas del valle del Mantaro y a los

Chaneas de Huancavclica y Ayacucho, que sf fueron docu-

mentados en mayor medida que otros' grupos; los 61timos

fucron. abundantemente mencionados por un celebre conflic-. to que sostuvieron con los incas en los comienzos de la

expansion de eslos, en el tiempo atribuido al gobiemo del

Inka Pachacuti. Los primeros, junto con otros grupos del area

29

nortena de los Andes; fueron enumerados con cierto detallea 10 largo de los relatos de las conquistas incaicas y, ademas,

aparecieron ampliamente documentados por los espanoles

del tiempo de laconquista. Otra cosa ocurri6 en las cronicascon la region de Quito, idcntiflcada por algunos cronistas

como un "reino" que foera tardfamente conquistado por los

incas, y que a1canz6 categoria propia cuando en los momen-tos finales del Tawantinsuyu hubo una guerra entre dos aspi-

rantes aI poder: Huascar y Atahualpa, identificado el prime-

ro con el Cuzco y el segundo con Quito.

pJ. otro lado, la informacion. de las cronicas destacaba

en la c o ~ atros sefiorjQs 0 "reinos", llamados asi scgun la

terminoll,gia mas en boga en la Iiteratura europca de la

cpoca, que habian sido incorpomdos aI Tawantinsuyu duran-

te su expansion, el caso de Chincha,en la costa central delPeru actual, es quizas cl mas notable, y su impork1ncia ha

sido mcncionada, tanto en relacion con su elevada pobla-cion, como porque el curaca de Chincha se hallaba en Caja-

,marca acompaiiando a Atahualpa en los momentos en queestc fuera apresado por la hueste de Francisco Pi7,llrro. Hacia

el sur andino, alrcdedor dellago Titicaca, habfa otros grupos

aymara-hablantes, entre los cuales desmcaban los Lupaqa.

Hatuncolla y Pacaxe, ampliamente documenk1dos en las

cronicas y en los papeles coloniales, y tambien otros grupos

importantes que se hallaban extendidos por el amplio twito-

rio de Charcas, hacia eI Sureste por el altiplano boliviano, cI

Norte de Chile y el Norte argentino.

Todo este conjunto, que abarca cicrtamente muchos

grupos mas, detallados hoy por la arqueologia y la docu-

mentaci6n colonial, constituye aquella insklOcia que Jos

arqueologos lIamaron "pcriodo intermcdio tardio" 0 "esk1dos

regionales", ambito que incluye tambien a los incas iniciales

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en eI Cuzco y que transcurre cronol6gicamente entre los

aiios 1,100 Y 1,400 d.C. La infonnacion etnografica quecomplementa la documentaci6n colonial indicada ha permi

tido asimismo nuevas aproximaciones a las caracteristicas de

la vida en esos tiempos preincaicos.

Previamente a todo 10 anterior hubo una epoca de inte

rrelaci6n andina -<lntre los aiios 800 Y1,100 d.C.- ocupada por Tiawanaku y por Wari; el centro del primero se ha

Uaba en la region sureste dellago Titicaca y el del segundoen la sierra de Ayacucho. Ambos centros fueron identifica

dos con dos grandes conglomerados urbanos de esos nombres. Tiawanaku se conocio desde los primeros momentos

de la invasion espaiiola y figura repetidamente en las cronicas como una ciudad aruinada y misteriosa; con el desarro

llo de la arqueologia se descubri6 que su antigUedad era

mayor que la de los incas y alguna vez se penso que habiasido un imperio previo a estos, aunque se Ie atribuy6 anti

gUedades desmesuradas, cuya decadencia habia motivadouna migracion andina hacia el None, de la cual habria surgi

do el Cuzco incaico. Pero los estudios mas recientes de losarqueologos precisaron que Tiawanaku no se habia extendido por la sierra y costa del Peru actual, sino a 10 mas hasta

el Sur del Cuzco y que, en cambio, el desarrollo coherenteque se apreciaba en esta enorme region hacia el Norte del

Cuzco podia ser identificado con Wari. A este periodo se

atribuyo una unificaci6n politica, con caracteristicas especificas expansivas 0 militaristas, identificada primero con un

"imperio Tiawanaku" y posterionnente compartida entre elste

yel "imperio Wari". Tambien se Ie llama "horizonte medio"

dentro de la linea te6rica que explicaba el desarrollo de losAndes por medio de sucesivos horizontes intercalados con

periodos intennedios.

31

Uno de los puntos mas interesantes de este perfodo estaen la organizacion urbana y en la posibilidad de que muchos

de los caminos conocidos como incaicos pudieran penenecera estos tiempos. Como ejemplo de 10 primero puede mostrarse las primeras epocas de la ciudad de Chan Chan, apar

te del clasico centro urbano de Wari en Ayacucho, aunque la

primera alcanzo su maxima expresi6n en un ~ r i ~ o posterior. Si bien no puede probarse el caracter mlbtansta de suexpansi6n, sf es visible que se logr6 en este tiempo una gran

uniformidad de criterios en distintos lugares de los Andes,los cuales abarcan desde los patrones de construcci6n hasta,

~ s i b l e m e n t e , la uniformizacion de las modalidades de usodg.los recursos economicos y de la energia humana. Todo

e l l ~ h a favorecido la hipotesis de una organizacion politica

cenirelista y expansiva en este periodo.

Anteriormente a Wari-Tiawanaku hubo otro periodoque transcurrio entre los siglos I y VIII d.C., al cual se haUamado "periodo intermedio temprano" 0 de "culturas regio

nales", para diferenciarlo de los horizontes unificadores deltipo anterior. Aqui desarrollaron muchas culturas, destacando Moche (Mochica) en la costa Norte del Peru actual, Cajamarca y Recuay en la sierra narteria, Lima en la costa cen

tral, Ayacucho y Huarpa en la sierra centro, y Nasca en lacosta Sur. En la sierra surena destacaron algonas etapas pre

vias y locales de Tiawanaku. Los grupos y las organizacio

nes de esta epoca son denominados generalmente de acuerdo con los nombres geogrMicos coloniales 0 actuales, care

ciendose de todo tipo de informacion oral 0 etnografica actual (a excepci6n de algunos testimonios lingiiisticos parcia

les), e inc1uso de infonnaciones de la epoca de los cromstas.Para este periodo de la vida andina la arqueologia ha hecho

tambien apones fundamentales, pareciendo sin e m b ~ g odificil obtener coherencias comparables a las del penodo 10-

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. tcrmedio tardio, puesto que no se cuenta con similarcs faci-

lidades de informacion etnogriifica 0 documental.

Mas antiguo que el periodo intermedio temprano se

mcnciona el rthorizonte temprano", "horizonte Chavin" 0

"[ormativo", aunque el ultimo tcnnino es alga mas amplio

cronol6gicamente, pues abarcaria -grosso modo- los1,500 anos previos a nuestra era, mientras que Chavin en

concreto tendria una duraci6n menor. Chavfn dio nombrc a

este perfodo de la vida andina. Ubicado en cl Callejon de

Huaylas, centro su ambito nuclear en el conjunto ceremo-

nial que lleva su nombrc, cuyo estudio constituyo un hito en

la historia de la arqueologfa peruana. Se conoci6 poco has-

ta este siglo, a pesar de que en las cronicas chisicas habfa

referencias acerca de su ubicacion y en el siglo XIX habfa

sido visitado en varias oportunidades y descritos algunos de

sus principales monumentos y esculturas en piedm. Se pen-so en algun momento que Chavfn habfa sido una prim era

forma de organizacion estatal e incluso se Ie atribuy6 carac-

teristicas expansivas. Mas corrccta parcce ser lapropuesta

que 10 considera el mas cOI\ocido ejemplo de un nivel de

desarrollo de la cultura andina en el cual se habia generali-

zado la agricultura. Muy poco se sabe, sin embargo, de su

organizacion social, salvo por deducciones comparativas y

genericas.

Entre el tiempo de Chavfn (los 1,500 anos a.c.) y los

lO,OOO ailos que ofrecen las evidencias arqueologicas de la

vida en los Andes, espacio temporal que la investigacion

contemporiinea tiende a hacer mas ampiio, se desarrollo una

larga historia del hombre andino, desde sus inicios, cuando

provenientc del Norte llego a la region de los Andcs Centra-

les, hasta la aparicion de las a1tas culturas en esta region. Su

descripcion va mas alla de los a1cances de este libro.

33

Es, pues, larga la vida del hombre en los Andes, y debe

entenderse que los Incas no constituyeron una ruptura en su

historia, sino mas bien que estos fueron posibles gracias a

una amplia experiencia anterior. Poco es, probablemente, 10

que aportaron de original los Incas en los Andes, aunque

ello no disminuye en ningun casa su importancia en la his-

toria; es la unica organizacion andina sabre la cual se dispo-

ne de amplios testimonios historicos acerca de la formacomo estaba establecida y de las pautas que la regian, de la

cual se conoce mas sobre como estaba organizada su ccono-

mia, sabre la que se sabe cada vez mas gracias a la concu-

rrencia de multiples disciplinas. Hoy puede verse en los

i n ~ a s un momento de una larga continuidad andina, aprecia-

ble,en una mayor duracion que los precedi6 y sobrevivi6 a

la iItvasion espanola del siglo XVI. Cierto es tambien que

los irtcas llevaron a niveles quizas insospcchados antes de

ellos a muchas de las formas de organizaci6n andinas, apro-

vcchando de esta manera su experiencia historica; ella se

aprecia mejor en las formas de organizaci6n masiva y exten-

siva de la produccion, que suponia llevar a extremos la rcci-

procidad y la redistribuci6n como caracterfsticas Msicas de

la cconomia y las relaciones sociales andinas. Todo ello no

pudo hacerse sin conflictos, pero requirio de ciertos consen-

sos basicos, alcanzables a partir de una comun experiencia

tradicionalmente aceptada por la poblacion andina. La orga-

nizacion incaica ha dado molivo a la formulacion de diver-

sas idealizaciones retrospecti vas, como aquellas que vieronen el Tawantinsuyu un excelente ejemplo de comunismo

primitivo 0 de un imperio socialista del pasado; tambien ha

sido caracterizado como una organizacion esclavista y tota-

litaria. Todo esto reneja, quizas mas de 10 conveniente, la

necesidad academica de probar determinados supuestos

te6ricos, tan europeocentricos como los que presidieron la

escritura de las cronicas en el siglo XVI.

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CAPITULO II

EL ORIGEN DE LOS INCAS

~ o b r e el origen de ineas existen numerosas versio

nes, desde los mitos recogidos por los cronistas del siglo

XVI h,jsla las modernas explicaciones e hip6tesis propuestas

por los especialistas, si bien en los tlltimos ailos ha dejado de

tenerse en consideraci6n como temll priJ)cipai de investiga

ci6n, cuando el asunto mismo de los origenes dej6 de ser

motivo de apasionamiento especializado, como habia ocurri

do especialmente en el siglo pasado e inicios del prosente.

Los mitos cuzquefios yIa arqueologia c o n t e m p o n i n e . ~coinciden en sefialar el ambito del Cuzco como aquel en que

se origin6 el Tawanlinsuyu (Tawantinsuyu ,; las cuatro par

tes del mundo = todo el mundo), llamado imperio de los

incas por los cronistas del siglo XVI. En elCuzco hay evi

dencia de una larga ocupaci6n humana, y 1000 aDOS antes deCristo ya exist ia la agricultura. Sobre el desarrollo del Cuzco

previo al siglo XV es poco 10 que se conoce en forma cierta,

".ill margen de la identificaci6n de la cenimica y de las formas

arquitect6nieas del lugar, que son anteriores a las clasicas

formas incaicas. Sabese, sin embargo, que existieron alIi

antes del surgimiento del Tawanlinsuyu diversos grupos

etnicos, algunos de los cuales han sido mejor identificados

que otros, entre ellos destacan los Ayarmaca, mejor estudia-

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dos que los otros grupos indicados en las cr6nicas, como son

los Alcavizas, Sahuasiray, etc. Poco se sabe de elIas, aunque

aparecen can frecuencia en las cr6nicas y otros textos colo

niales, asi como sus nombres se indican entre los de aque

lIas pueblos cuzquefios que utilizaban adoratorios veeinos al

Cuzco a ineluso ubicados dentro de Ia actual ciudad. Las

versiones milieas los meneionan, diferenciandolos de los

incas, a los que se considera como un grupo independiente.

Persiste todavia un confuso panorama al respecto, puesto

que el termino Inca suele emplearse tanto para designar

personalmente a los gobemantes, como tambien a los miem

bros de sus respectivos grupos de parentesco -llamados

generalmente panaqa-. Normalmente se distinguia a las

I d "I "anacas de as grupos e parentesco norma es ,

denominados ayllu. En el Cuzco habia tambien diversos

aylIus, asimismo vinculados a los incas.

Cuando los cronistas interrogaban acerca de los orige

nes de los incas recibieron informaci6n de acuerdo a las

categorias andinas: primeramcnte oyeran relatos sabre el

origen del mundo, y despues acerca del origen de los incas,

que era su punta de especial interes, dado que de Ia particu

lar situacion de Ia "dinastia" incaica dependian cuesliones

importantes, como Ia Iegilimidad de Ia conquista espafiola.

Naturalmente, los cranistas tomaron estas infonnaciones

como fabulas, sin embargo, este es el orden tematico en elcual aparecen los temas de los origenes: prbneramcnte el del

mundo (el ordenamiento del mundo), y Iuego el "origen" de

los incas, par 10 menos asi es cn aquellos cronistas que es

cribieron mas detalladamente sabre el tema. Ciertamente que

el asunto fue tratado par aqucllos que 10 hicieron antes de

1550, aunque sus obras fueron publicadas can posterioridad;

pera los primeros que aparcoen haber cserito can algun fun

damento sabre Ia tradici6n oral del Cuzco fueron Pedro de

37

Cieza de Le6n (quien escribi6 hacia 1550), y Juan de Betan

zos (quien finaliz6 su obra en 1551). Se prefiere !ratar aqui

el texto de Betanzos porque no solamente tuvo una Iarga

resldencIa en el Cuzco y cas6 can mujer de Ia elite cuzque

fia, sino que aprendi6 el runasimi de manera suficiente como

para actuar como interprete oficiai.

Solo ahara se canace el texto integra de Ia Suma y

narracion de los incas de Juan de Betanzos, es visible que

las primeras paginas de su obra resumen a reproducen un~ o de ordenaci6n del mundo y del origen de los hombres;

poStenormente habI6 sabre el origen de los incas. Sabre este

asuiIfo se trata en los capitulos tercero y cuarto de su obra.\

Resumiendo el texto de Betanzos, y despues de haber

sefialado el cronista que Wiraqocha habia "ordenado" elmundo (Wiraqocha puedeser entendido como un modelo de

divinidad, can manifestaciones diversas que pueden corres

ponder a cada parte del mundo andino, como Iuego se vera),

y dlspuesto que los hombres salieran de abajo de Ia tierra,

brotaran de una cueva en Pacaritampu cuatro parejas: Ayar

Cache-Mama Guaco, Ayar Oche[Uchul-Cura, Ayar Auca

Ragua OclIa, y Ayar Manco-Mama OclIo. Cada uno de elIas

llevaba unas "alabardas" de oro (Tupa Yauri), vestian ropa

fma bordada en ora (cumbi), y llevaban al cuello unas bal

sas, tambicn de cumbi, can unas hondas de nervios (de ca

n;'elidos). Las mujeres usaban asimismo adornos de oro, por

eJempio los alfileres a prendedores (tupu). Dc Pacaritampu,

que e1 cromsta traduce como "casa de producimiento", fue-

ron a un cerro nombrado Guanacaure y sus faldas fueron

empleadas para sembrios de papas. Desde Ia cumbre del

Guanacaure, Ayar Cache tiro unas piedras can su honda,

quebrando cuatro cerros y hacienda cuatro quebradas en

elIas. Ante esta demostraci6n de fuerza sus compafieros

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decidieron librarse de el, y regresaron a Pacaritampu so

pretexto de recoger algunos objetos de oro que alii habian

quedado en la cueva de donde salieron originariarnente. Una

vez alii, ingreso Ayar Cache a la cueva, cubriendo los res-

tantes la entrada de ella can una gran losa, quedando asf

encerrado Ayar Cache; este trato infructuosarnente de salir.

Luego de ella, volvieron los demas a Guanacaure, donde

estuvieron un ana, pasado el cual se mudaron a otra quebra-

da Hamada Matagua, mas cercana al Cuzco. Desde allf des-

cendieron al valle del Cuzco, donde vivia Alcaviza can un

grupo de treinta indios. Dejaron en Guanacaure a Ayar Oche

"convertido en fdolo", pues vola hasta el cicio para hablar

con el sol "su padre" (tanto la version de Betanzos como las

de otros cronistas consideran a los Ayar como "hermanos").

Ayar Oche tmjo el encargo del sol de cambiar el nombre de

Ayar Mango en Mango Capac. Finalmente .,ste Ultimo, jun-to can su ultimo "hermano" -Ayar Auca- y las cuatro

mujeres, llcgaron al Cuzco, donde se establecieron despu"s

de ncgociar can Aicaviza, quien acepto su caracter de "hijos

del sol". Antes de llegar al Cuzco, los Ayar, ahom scis,

habfan pasado par un pequeno pueblo donde se sembraba

coca y ajl. Una vez establecidos en el Cuzco, Manco Capac

y sus hermanos hicieron una casa en ellugar donde despues

se levantarfa el Coricancha a "casa del sol". Luego de ella,

sembraron maiz.

La version de los Ayar es relatada tambien par otros

cronistas y hay algunas pequenas variantes en sus relatos; se

ocupan de ella, par ejemplo, Pedro de Cieza de Leon (quien

finalizo la segunda parte de su Cr6nica del Peru, aproxima-

darnente a la par que Bctanzos) y cl Inca Garcilaso de la

Vega. La version de los Ayar se presenta, tato en Betanzos

como en Cieza de LeOn, como la mas antigua a quizas la

"mas genuina" expresi6n de 10 que los habitantes del Cuzco

39

relataron acerca de sus origenes mas remotos. Cada pareja

podrfa ser asimilada a una de las cuatro partes en las que

eSlaba dividido el Cuzco y tambicn el mundo; cada una de

cstas habfa sido senalada en un mito anteriormente relatado

por los cronistas indicados , que habla de la creaci6n del

mundo par W raqocha. Es cierto que el tcrmino "creacion"puede inducir aquf a error: no se refiere a la creacion judeo-

cristiana, que considera que la divinidad creo al mundo de

la nada, sino mas bien se trata de una "ordenacion del

mundo" que se encontraba en caotica situacion. EI relata del

milO vlpcula a los "fundadores" del Cuzco can los metales

s a g r a d d ~ \ , como c1 oro, tarnbic'n los asocia con detcrminados

cultivos: fapas, coca, ajr, finalmcnte maiz; se indica asimis-

mo que Ayar Manco recibi6 su nuevo nombre (M:mgo

Capac) par disposicion de la divinidad solar, aunque esta

solo se hizo presente hacia el final del relmo mismo. Tam-bien de la parte final del mito podria deducirse que fueron

dos de los hermanos varones los que llegaron al Cuzco, y

que elias podrfa estar relacionado con las dos mitades en

que aparace dividido el propio Cuzco (Hanan y Urin).

Recientes estudios han intenlado preciS:lf las estructuras

internas de este mito de los "hermanos" Ayar, ejemplificado

aqui en la version de Juan de Betanzos, si bien es repetido

can v:lfiantes par otros cronistas. Debe recordarse que la

versi6n de Betanzos goza del prestigio de ser de las masantiguas, de un lado, asi como tambien, de otro, las particu-

lares condiciones de bilingilismo de que gozo su autor.

La primera parte del mito senala un itincrario hacia el

Cuzco, y solo despues de sembrar papas y de la "elimina-

cion" de Ayar Cache, eneerrado en la cueva originaria

(devuelto, entonces, al subsuelo matriz) es que se produce la

vinculacion con nel sol Sa padre" en el cerro Guanacaure,

cuando Ayar Oche se convirt ioen piedra despu"s de haber

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"ido al cielo" y regresado del mismo convertido en un

mensajero solar que invistio a Ayar Mango, notificandole su

cambio de nombre. Solo despues de establecidos en el Cuz-

co, los Ayar sobrevivientes sembraron malz, con semillas

que habfan traido de la cueva de Pacaritampu. Puede apre-

ciarse aquf un orden (luna jerarqufa?) de productos: papas,coca, aji, maiz, 10 cual puede informar tambicn sobre los

recursos bisicos del area, que tienen importancia en cuanto

senalan una visible complementaridad agricola, dado quc

cada uno de el10s se obtiene en zonas ecologicas distintas.

Debe anadirse que en otras versiones, por ejemplo la de

Cieza de Leon, se indica variantes no solo en los "aconteci-

mientos" que el mito relata, sino en el orden y nombre de

los personajes del mismo. Por ejemplo, en Cieza es el pro-

pio Ayar Cachi, encerrado en la cueva, quien sc aparece alos restantes "hermanos" Ayar como un enviado solar en las

cumbres del cerro Guanacaure. Sin embargo, las variantes

de redaccion no autorizan a considerar una version distinta

de la de Betanzos, dcbiendo ser unica la fucnte de ambos

cronistas.

Otro tipo de mito de origen de los incas es aquel que

transmitio el Inca Garcilaso de la Vega, cuyos Comentarios

reales de los incas fueron publicados tardfamente en 1609.

En realidad, Garcilaso inc1uyo Ires versiones en su obra; una

de el1as coincide en terminos generales con la de Betanzos

y, aparcntementc, Garcilaso solo empleo versiones cuzque-

nas. Una segunda vcrsion menciona un diluvio y, desechan-

do la proJijidad del relato por considerarlo fabulesco, el

cronista cuzqueno indica solamente que " .. cesadas las

aguas se aparecio un hombre en Tiahuanacu, que esui al

mediodfa del Cuzco, que fue tan podcroso que rcpartio el

mundo en cuatro partes y los dio a cuatro hombres que l1a-

41

mo reyes: el primero se l1amo Manco Capac, el segundo

Col1a, el tercero Tocay y el cuarto Pinahua ..". A cada uno de

estos correspondio una de las cuatro partes del Cuzco y del

mundo. Anade que de Tiawanaku, Manco Capac fue al

Cuzco y dio inicio al Tawantinsuyu. Interesa anotar queGarcilaso adjudico la primera version aqui anotada (la de los

Ayar) a los habitantes de las partes Norte y Este del Cuzco, y

la ultima a los del Sur y Oeste de la misma ciudad: como se

vera, los dos primeros corresponderian a los sectores hanan y

los d, ultimos a los urin del propio Cuzco.,

En,lcambio, el mismo Garcilaso de la Vega privilegio en

su cronic,a un relato distinto, que ha sido muy difundido tanto

por la forma como ..parece en esta cronica celebre, como

lambicn debido a que la obra de su autor tuvo una notoriadifusion en varios idiomas desde su aparicion inicial.

Segun el relato del Inca Garcilaso, el dios sol hizo salir

del lago Titicaca una pareja de hermanos y esposos: Manco

Capac y Mama Oc110. La pareja habfa recibido el encargo

divino de dirigirse hacia el norte l1evando una vara de oro,

que periodicamente debian tratar de hundir en el suelo: cuan-

do esta vara se hundiesc seria senal de que la divinidad habia

escogido el lugar donde dcbia establecerse la pareja. E110ocurrio en el Cuzco y aIli se instalaron Manco Capac y

Mama Ocl1o; inforrnaron entonces a los hombres de su ori-

gen solar y les enscnaron a sembrar el maiz y a tejer, entre

Olras actividades civilizadoras. En la version de Garcilaso de

la Vega figura Guanacaure, ya conocido por el lector del

relato antcrior de los Ayar, como el lugar donde se hundiola

barra de oro. Se hallan en esta version elementos que apare-

cen en la anterior, como el indicado, pues Guanacaure es en

ambos mitos el lugar donde se produce la "revelacion solar".

Es posiblc que esta ultima version de Garcilaso haya sido

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elaborada para dar mayor consistencia al origen de los incas,

estableciendose en ella sacralidad de la pareja originaria,

climimlndose las otras; bien pudiera ser una elaboracion

tardia, como bien indica el propio Garcilaso, prcparada por

la misma elite cuzquena.

En todas las versiones anotadas se aprccia que Manco

Capac 0 Ayar Manco aparece vinculada al cultivo del maiz;

conviene destacar que la region del Cuzco produce maiz de

alta calidad, cuya condicion se rcconoee en distantes lugarcs

de los Andes, aun en nuestros dias; buena parte de este maiz

se producia ene! valle del Urubamba, dondc e x i ~ t e n nume

rosas terrazas de cultivo (comunmente denominadas ande-

nes), incluyendo algunos circulares que podrian haber servi

do como laboratorio para la experimentacion del cultivo del

maiz, puesto que se indica que pueden hallarse reproducidas, en dichos andenes circulares, diversas condiciones cli

milieas (basicamente calor) correspondientes a distintas

zonas y altitudes de dicho valle. Manco Capac aparcce en la

generalidad de las cronicas como un arquetipo que diseila

(modcla) las biograffas de sus sucesares hasta la aparicion

de Pachacuti, el novcno Inka en la mayorfa de las versiones,

quien "rcmodela cl mundon, convirtiendose en un nuevo

arquctipo para los incas finales. Pachacuti es presentado

tambien par las cronicas como "hijo de Manco Capac", 10

que 10 hace "igual a el"; por ello los incas posteriores a

Pachacuti se rcferiran a este de la misma manera que los

anteriores se referfan a Manco Capac.

La organizaci6n inicial del Cuzco y la formaci6n delTawantinsuyu

La version general de las cronicas del siglo XVI y del

43

XVII supone una primera "dinastfa" de "reyesl! incas, 1a

llaman de Urin Cuzco; a partir de Inca Roea habrfase produ

cido un cambio que llevo a la formacion de una nueva di

nastia denominada Hanan Cuzco (vease el cuadro I). La

primera ha sido identificada con el "Cuzco bajo" y la segun

da con el "Cuzco alto", las dos mitades que dieron su nombre a las mencionadas dinastias. Las cronicas informan que

cada Inka daba origen, al subir al poder, a una panaqa, 0

grupo de parentesco constituido par sus descendientes y

familiares. La version de dos dinastfas succsivas ha sido

discuti\la por divcrsos especialistas, proponiendose distintas

f o r m a s " ~ e organizacion, partiendose en unos easos de una

s i t u a c i 6 n ~ q u c los -estudios sobre los curacas 0 senores etni-d

· \cos an lIlQS ha hecho evidente: todos los curacazgos tuvie-

ron una organizaci6n dual de la autoridad que, a consecuen

cia de la invasion espanola se transformo en dos lineas paralelas de descendencia al obligarse a los curacas a demostrar

que eran hijos "Iegitimos" de Sus predecesores en el cargo,

tanto para las parcialidades hanan como para las urin.

La genealogia de los incas que transmitieron los cronis

tas dividida en dinastfas se encuentra en el cuadro I. Se ha

propuesto ordenarlos en formas distintas: a) teniendo en

cansideracion el cambia que las mismas cronicas relatan

haber ocurridoen

los tiempos atribufdos allnka Pachacuti,quien apareee claramente como el iniciador de un nuevo

momento en la genealogia de los incas cuzquenos, dando

inicio a la gran expansion territorial del Tawantinsuyu, y es

representado como un nucvo arquetipo que disefiaria el

papel de los incas posteriores a el, de igual forma a como

Manco Capac hizo con los anteriorcs a Pachacuti. b) En

forma de dinastfas paralelas, aprovechando la informacion

que aparece en algunos casos en las cronicas mismas, y

tambien utilizando las nociones correspondientes al dualis-

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mo en la autoridad incaica, apreciables en los curacas audi-

nos. De acuerdo a la informacion de algunos cronistas, el

jesuita Jose de Acosta por ejemplo, se ha postulado una

diarqu(a en lugar de una monarqu(a; esta formulaci6n se

representa en el cuadro II. Aunque esta ultima propuestaafecta mas a la orgauizacion del poder del Cuzeo incaico, no

afectatia las imagenes clasicamente conocidas que ubican el

tiempo atribuido allnka Pachacuti como aquel en quese in-

icio la gran expansion del Tawautinsuyu. Esta ultima pro-

puesta se encuentra actualmente en discusion, ya que su

formulaci6n no incluye todavia un reprocesamiento de las

versiones de las cr6nicas, aunque si se sustenta en la nega-

ci6n de una historia incaica tal como fue narrada por aque-lias. Sin duda alguna, este sera durante mucho tiempo un

interesante y debatido asunto;

Muy poco es 10 que se sabe de la orgauizaci6n inicial

del Cuzco incaico, al margen de las historias que relatan los

cronistas; es visible que el relato de las cronicas esta alta-

mente influenciado por las caracteristicas y categorias que

presidfan la elaboraci6n de la historia en la Europa del sigloXVI, asi como tambien es comprensible que los cronistas

utilizarau modelos de la literatura hist6rica de sus tiempos 0

comunes en sus dias, de esta manera los Comentarios a las

guerras de las Galias 0 a la Guerra Civil de Julio Cesar, los

relatos de Tueidides, etc., sirvieron de modelo literario amuchas cr6nicas, y tambien ocurri6 10 propio con las histo-

rias y anales medievales y renacentistas, utilizados arnplia-

mente como modelos. No pudieron escapar los cronistas a la

tentacion de trasladar la experiencia europea a las nuevas

tierras que empezabau a descubrir; por ello aparecen en las

cronicas como hechos ciertos muchos tOpicos miticos euro-

peos 0 antiguos meditemineos.

45

De igual forma proyectaron los autores del siglo XVI

los monstruos mitol6gicos que poblabau los limites del

mundo en los textos elisicos y medievales, a la America

que deseubrian, y senalaron en esta los lugares que la mito-

logia elasica y la europea medieval consideraban. El parai-

so biblico fue ubicado asi en America; tambi6n los reinos

miticos de las amazonas (del nombre de cuya reina-Cali

f ia- procede el nombre de la actual California, y de cuyo

generico nombre se denomin6 al grdIl rio de la America del

Sur). Asimismo ocurrir6 con los buscados reinos del oro y

las I(ropias minas del rey Salom6n; discutieron los cronistaseuropeos si el Peru era el Ophir biblico, y muchos autores

se pmocuparon por averiguar si los habitantes de America

eran d ~ s c e n d i e n t e s de antiguos migrantes mediterraneos.

No se tiene motivos concretos para precisar que el

Cuzco inmediato a la formaci6n y expansion del Tawantin-suyu fuera mllY difcrcnte a 0 que eran los grupos ctnicos de

Ia primera mitad del siglo XV en los Andes del Sur del

Peru. Debio funcionar alli un sistema de complementaridad

ecologica que permitiera el accoso a lJlultiples rccursosagropccuarios (una explicacion mas detenida de oste sistema

se hallara en el capitulo siguiente). La presencia de cuatro

. recursos en los mitos de origen cuzquenos asi 10 explica,puesto que la papa, la coea, el aji y el mafz alii menciona-

dos tienen diferente origen ecol6gico: los valles vecinos alCuzco eran ricos en maiz y papas, estas ultimas podiau

obtenerse en distintas varicdades en las cercanas zonas altas;

la coca se produeia en las tierras bajas, valle abajo del rio

Urubamba, y el aji en zonas tambien cercanas. En buena

cuenta, esta confluencia de recursos, afiadida una moderadacantidad de ganado andino (llamas y alpacas), pudo susten-

tar la economia del Cuzco inicial.

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Si seguimos el relato de las cr6nicas, debe resaltarse un

momento que es previti a la gran expansion del Cuzco: la

guerra contra los Chancas. Estos habitaban la region ubica

da al norte del Cuzco, mas alia del rio Apurimac, entre los

actuales departarnentos de Ayacucho y Huancavelica. Como

se vio en el capitulo 1, los Chancas pertenecen al numero de

"estados regionales" ubicados entre los tiempos del prcdomi

nio de Wari y los eorrespondientes al Tawantinsuyu. Laseronicas mencionan a los Chancas como aguerridos guerre

ros, pero slempre en relacion con el Tawantinsuyu de los

incas, puesto que las tradieiones orales que los cronistas

recogieron procedian generalmente del Cuzco y su entomo;

por eso se conoce a los Chancas casi llnicamentc a traves de

su relacion con el Cuzeo y de sus controversias con los in

cas. Igual cosa ocurre con los demas grupos etnicos andinos.

Hay dos versiones que relatan los contactos y conflictos

entre los incas y los Chancas. La primera, senala que en lostiempos del Inka Wiraqocha (aunque autores como el Inca

Garcilaso de la Vega los precisan como ocurridos en los

aDos de su prcdecesor Yabuar Huaca), los Chancas, coman

dados par Asto Huaraca y Tomay Huaraca, invadieron el

Cuzco. Ellnka Wirakocha abandonola ciudad, refugiando

se en e1 valle vecino de Yucay junto con su hijo y hcredero,

- Inca Urcon. Las cronicas relatan la violencia de la invasion

chanca y destacan que vencieron a los ej6rcitos incaicos.

Abandonada la ciudad del Cuzco por el Inka Wiraqocha, fueocupada por los Chancas victoriosos, que la saquearon y

destruyeron. Pero Wiraqocha habia tenido otro hijo, llamado

Inca Yupanqui, que estaba "desterrado" del Cuzco. Este

tuvo una visi6n en la cual se Ie aparecio el Sol y Ie ordeno

que se constituyera en el Cuzco y expulsara a los Chancas.

Asi 10 hizo Yupanqui, y en el Cuzco las piedras se volvie

ron soldados para enfrentarse a los enemigos de los incas,

venciendolos. Despues de derrotarlos, Yupanqui se dirigi6 en

busca de su padre -Wiraqocha-quien rechaz6 el triunfo

por no haber sido logrado por Urcon. Este ultimo se enfren

to a Yupanqui y fue derrotado en medio de un conjunto de

acontecimientos deseritos en las cr6nicas como producto de

inuigas palaciegas. Reconocido como I nka, y contando final

mente con el apoyo de su famoso padre, Yupanqui cambio

su nombre por el de Pachacuti (termino que ha sido gem\ricamente traducido como"el que renueva el mundo"), y se

dedica a reconstruir el Cuzco y reformular su organizacion.

Una segunda y singular version la proporciona Pedro

Gutieftpz .de Santa Clara, cronista muy conocido por sus

escritos,sobre las guerras ocurridas en e l Pern entre los espa

noles d¢;pues de la invasion del siglo XVI. Sus celebres

Quinquenarios 0 Historia de las Guerras Civiles del Perufueron escritos hacia finales del siglo XVI 0 inicios del

XVII. La version de este autor parte de un supueslO generalmente diferente al de los demas cronistas sobre la historia del

Cuzco. Los incas se originaron en ellago Titicaca, pero no

se instalaron en el Colco sino en HalUn Colla, al Noroeste

della go. Relata dicho autor ]a vida de los primeros ineas de

la !ista tradicionalmente conocida, quienes habrfan iniciado

sus conquistas desde Hatun Colla. Durante el gobiemo de

. Wiraqocha, "se alzaron contra "I (ellnka) dos hermanos "lla

mados Guaman Guaraza y Aucos Guaraza, y viniendo contra

el desde la provincia de Andaguaylas, de donde eran senorestomaron tierras del Inka". Aqui surge lambi"n Pachacuti, el

menor de los hijos del Inka Wiraqocha, quien vencio a los

Chancas.

Despues de ello, Pachacuti salio de HalUn Colla a con

quistar hacia el Norte, enfrentlindose con el curaca del Cuz

co, a quien seguia mucha gente. Pachacuti vencio, pero que-

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do malherido y moria; mantenida en secreto su muerte, se

dijo que el Sol se 10 habla llevado. En el texto del cronista,

Pachacuti muere en Vrcos y no llega a ocupar el Cuzco. Sin

embargo, afirma Gutierrez de Santa Clara, hasta ese mo-

mento "no se llamaban los senores del Cuzco, ni de los

demas pueblos destas provincias, sino curacas, que quieredecir solamente seilor", pero como el sucesor de Pachaculi

-Tupa Inca Yupanqui- llego a entrar finalmente en el

Cuzco, dispuso que los que habian llegado con el se llama-

sen incas.

Hay una visible diferencia entre estas dos versiones. En

la primera, elInka sale del Cuzco a combatir a los Chancas,

en la segunda, el I nka vence a los Chancas y derrota des-

pues al curaca del Cuzco, ocupando en eonsecuencia la ciu-

dad. Ambas versiones coinciden en sefialar que los Incasprocedian de llago Titicaca, puesto que la primera se origina

en las versiones, antes vistas, de los mitos de origen cuzque-

nos, y la segunda 10 confirma implicitamente. Ambas ver-

siones difieren explicitamente en 10 que a la fundacion u

ocupacion del Cuzco se refiere.

No hay duda que la primera version procede directa-

mente de la tradicion oral cuzqueiia, recogida alii por los

cronistas; la segunda, en cambio, puede f.cilmente identifi-carse con una version de "fuera del Cuzco". A ello podria

atribuirse la visible discrepancia, aunque debe destacarse

que las cronieas escritas por hombres andinos -como Feli-

pe Guaman Poma de Ayala 0 Juan de Santa Crnz Pachacu-

Ii Yarnqui Salcamaygua- no discuten la antigua identifica-

cion de los incas con el Cuzco, de acuerdo con la linea

general de las eronicas. Sin embargo, debe afiadirse un pro-

blema capital; existen graves y fundadas dudas acerca de si

Pedro Gutierrez de Santa Clara se hallo realmente en el

49

Peru, estando bien documentada su presencia en Mexico, de

donde era oriundo. Puede discutirse la procedencia de su in-

formacion pernana, aunque es evidente que la gente de

Mexico y del Peru estaba en constante comunicacion en

aquella cpoca, y muchos de los que salieron del Peru en los

tiempos de las guerras civiles de los conquistadores - temadel que so ocupa en detalle Gutierrez de Santa Clara- pasa-

ron por Mexico antes de ir a Espana. No hay, pues, ninguna

seguridad sobre la procedencia de la informacion de este

croqista y, aunque es sabido que los autores de la epoca se

copiliban unos a otros, nada autoriza a pensar que el resu-

men de la historia de los incas que ofrece Gutierrez de San-

ta Clara sea una version correcta (ni, menos, mas correcta

que otras).

La unico que puede afirmarse acerca de la version de

Gutierrez de Santa Clara es que recientes estudios permiten

aseverar que su relato de la historia de los Incas es una Mbil

modificacion del texto de otro cronista: Diego Fernandez,

llamado el Palentino, quien publico una cronica en 1571.

Ello aleja las posibilidades de que Gutierrez de Santa Clara

pudiera proporcionar una version alternativa de la historia

incaica.

Las conquistas incaicas

Las cronicas atribuyen a los sucesivos Incas las con-

quistas del amplio territorio que constituyo el Tawanlinsuyu.

Como se indico anteriormente, las conquistas de los prime-

ros incas pueden restringirse al area vecina al Cuzeo; la gran

expansion se inicio en los momentos atribuidos a Pachacuti,

cien aDos antes de la invasion espafiola, en los tiempos pos-

teriores a la invasion de los Chancas y la victoria de los

cuzquefios sobre aquellos.

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La primera zona de expansion parece haber sido la re-gion del lago Titicaca. Los cronistas relatan como el I nkaPaehaeuti (algunos autores dinin que fue Wiraqocha) se ali6con los Lupaqa -uno de los mas importantes grupos etni-

cos del area- para podcr veneer al poderoso "reino"de Ha-

tuncolla. Los textos de los eronistas del siglo XVI, repetidosabundantemente en otros textos espanoles del tiempo de la

colonia, destacaron Ia importancia de esta conquista, que

coloc6 a los grupos de la regi6n del Iago Titicaca bajo lasupremacfa incaica. Luego, los ejercitos incaicos se dirigie-

ron hacia el norte, conquistando, segun las cronicas, hasta lasierra central, en el actual departamento de Junin. Las<:roni-

cas relatan asimismo que durante un ciecto tiempo, los es-fuerzos conjuntos de Pachaeuti y de Tupa Inca Yupanqui, su

sucesor, permitieron la expansion de los dominios del Ta-

wantinsuyu por Ia costa y sierra hacia el Norte, hasta llegar

a la region de Quito; con posterioridad, Tupa Inca Yupanquialcanzo a conquistas por el Sur hasta el Tucuman y el centrode Chile. Igualmente,las cronicas atribuyen a Huayna capaclas conquistas finales en la zona andina (una vision gnlficade estas conquistas, de acuerdo a 10 relatado en las cronicas,puede verse en el mapa 1).

Pero no"toda Ia informacion es uniforme en las cr6ni-cas, especialmente si se Ie compulsa con las descripcionesmas localizadas proporcionadas por importantes conjuntos

doeumentales, como las Relariones geograficas de Indias,las visitas y otras relaciones que se refieren a grupos etuicosen particular. Podemos obtener, entonces, versiones diferen-

ces, no tanto en 10 que a la tendencia 0 linea general de lasexpediciones se refiere, sino relativas a la progresiva ocupa-

cion del territorio. Sobre este asunto hay dos tipos de proble-

mas: unos se refieren a Ia nocion de territorialidad y, en con-seeuencia, estan relacionados con la ocupacion del espacio;

\,1\

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otros, tienen que ver con 1a secuencia de las conquistas

apreciable en los propios relatos de las cronicas.

EI primer problema esm analizado par la investigaci6n

de los ultimos afios, y se ha logrado algunos aportes que

permiten entender mejor la noci6n del espacio. Desde luego,

hubo en los Andes una visi6n simoolica del espacio Oa coal

sera tratada en el capitulo correspondiente a la cosmovisi6n

andina), pero desde los tiempos en que escribian los cronis

tas prcdomino una imagen espacial que hablaba de un terri

torio polfticamente organizado en "provincias" que corres-

pOll!lfan a los <liferentes grupos etnicos mencionados en las

crortleas y, de heeho, estas consideraban las zonas de expan- 

si6n 4e los incas de acuerdo a las provincias que los mis

mos ihan conquistando. De esta manera, la linea general de

las cr6nicas deja la impresi6n de que dichas provincias eran

anteriores a la formacion del Tawantinsuyu y que correspondian a cada uno de los grupos etnicos, igualmente pree

xistentes como organizaciones politicas. Ello no pareee

cierto en todos los casas y, en ultimo extrema, podria co

rresponder a una divisi6n realizada durante el Tawantinsuyu.

En los estudios de los ultimos afios se ha propuesto

variantes a esta noci6n de territorialidad, especialmente en

las investigaciones de John V. Murra sobre grupos etnicos

de la regi6n del lago Titicaca y de la zona central del Peruactual (Hminuco). De ellas se desprende que los hombres

andinos utilizaban el territorio no como unidades continuas,

sino como un conjunto de ambitos ecologicamente diferen

tes, en los cuales era posible la obtenci6n de diversos reeur

sos. La poblaci6n de un solo grupo etnico podia entonces

eSlar distribrtida en un espacio muy amplio, compartido can

otros grupos etnicos. Ella ocurre, par ejemplo, en la regi6n

del lago Thicaca; es el caso de los Lupaqa.

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Estos habitaban una region nuclear al Suroeste dellago,

pero controlaban espacios ubicados a mueha distancia del

nueleo mismo, en algunos de los cuales residfa permanente

mente parte de la poblacion (en realidad pequeilos conjuntos

de pobladores, como mitmaqkuna), pero viajaban a ellos en

fonna peri6dica grupos mas numcrosos dedicados a la siem

bra y cosecha (como mittam), en momentos determinados

del 000. Se configuraba de esta manera un territorio discon

tinuo, donde los Lupaqa controlaban zonas ecologicarnente

difercnciadas y distantes a 15-20 dias de camino a pie; los

extremos de ese ambito aparentcmente desmesurado se hit-

llahan en la costa del oceano Pacifico y en las zonas bajas

siluadas al Este del altiplano Peru-boliviano. Las zonas in

termedias no estaban ocupadas por los Lupaqa y las areas

"perifericas" enunciadas podian ser ocupadas simuItanea

mente por otros grupos etnicos; eran, pues, multietnicas.Otros grupos de la misma region dellago y los altiplani

cos en general- empleaban sistemas similares para el con

trol de multiples ecologias y ellogro de una complementari

dad que asegurara la provision de diferentcs recursos.

Esta forma de empleo del territorio no era privativa de

los pobladores vecinos allago Titicaca, sino que la encon

tramos en otras zonas, par ejemplo Huanuco, donde los

Chupayehu disponian asimismo de ambitos situados a varia

ble distancia, si bien esta era mucho menor que la existenteen el ambito lacustre. AI parecer, era generalizado en los

Andes el control de recursos en distintas y no vecinas regio

nes, ecologicamente diferenciadas, y esta nocion colisiona

necesariamente con la imagen de "provincias" 0 territorios

continuos y aislados, en los cuales cada grupo etnico ejercia

un control indiscutido.

Esta situacion era mas compleja aun al interior del

53

ambito nuclear de los propios grupos etnicos, como se ha

hecho evidente en el caso citado de los Lupaqa, pues cada

uno de los "pueblos" descritos en la documentaeion hispani

ca del siglo XVI controlaba espacios variados, distribuidos

en la misma zona nuelear y en los territorios que antes pare

cian pertenecer a cada uno de los siete pueblos 0 "cabeceras"

registradas en el area Lupaqa. De la misma forma: puede

apreciarse que un ay/lu a grupo de parenteseo podia estar

distribuido en varios ambitos y, espedalmente, como una

consecuencia de la invasion espailola, en diferentes reduccio-

\v.es (nombreque se dio a los pueblos organizados por los

.!spailoles para redistribuir a la poblacion andina, bajo crite

riQ,s europeos).\

De este modo, el territorio de una unidad etnica no esta

ba constituido por un espacio continuo, sino por un conjuntode espacios, ecologicamente delimitados, que podian hallar

se a variada distancia.

EI segundo problema mencionado se refiere a la crono

logia de las conquistas, la cual aparece en las cronicas como

una secuencia organica en el relato mismo; pero analizada

esta con mayor deta11e, permite apreciar a algunos de los

incas conquistando zonas anteriormente atribuidas a las con

quistas de sus antecesores. Tal cosa ocurre con uno de los

ultimos incas, Huayna Capac quien, en algunas cronicas;

figura conquistando tierras muy cercanas al Cuzco mismo.

Ocurre que las cronicas parecen transmitir el relato de un

ritual de conquista.

Revisando algunos cronistas (por ejemplo, Cieza de

Leon, Sarmiento de Gamboa 0 Cabello Balboa) es posible

apreciar que desde Pachacuti las conquistas de los incas se

manifiestan siempre en una serie de expediciones que se

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mueven en el sentido de las agujas de un reloj, considerando

que cada una de elIas sale del Cuzco y regresa a 61. Ello se

adectla mas aI relato de un ritual de conquista, que no a una

historia de las misma,. Los cronistas dcjaron noticias acerca

de que cada Inka hacia representar la version de los hechos

gloriosos de su antecesor, como parte de las ceremonias de

su ascenso al poder. De alii se genera una relacion estrecha

entre historia y representacion, explicada en muchos casos

como un teatro; se ha mencionado la vigencia colonial y

contemponinea de representaciones escenicas que transmiten

informacion sobre el pasado.

Es muy posible, entonces, que los cronistas recibieran

de los pobladores andinos los relatos corrcspondicntes a

representaciones rituales y no historias al uso occidental;

ello explica mejor por que las versiones de las cronicas

accrca de las conquistas incaicas presentan un orden establey que, como ya indiqu6, remiten al movimiento de las agu

jas de un reloj, pareciendo ampliarse con las sucesivas con

quistas y dando la impresion de un movimientoen espiral.

Esto se asemeja mas al relalo de un ritual que no al de una

serie de expediciones de sucesivos gobcrnantcs.

Aunque las cronicas prefieren destacar las conquistas

como hcchos militares, nos informan a la vcz de mccanicas

distintas y no excluyentes. Puede verse la expansion del

Tawantinsuyu como el establecimiento de una serie de rela

ciones de reciprocidad y redistribucion. Las cronicas relatan

que la marcha de los cjercitos dellnka eran aeompafiada de

un niimero considerable de cargadores que lIevaban ropa,

generalmente de lana, y otros recorsos apreciados, por ejem

plo coca, 0 mullu (Spondylus, concha marina muy apreciada

para of end as rituales). Estos bienes eran distribuidos por el

Inka como uno de los primeros actos, que incluso reempla-

55

zaba el conflicto c,on una "alianza" entre un grupo etnico

determinado Yel Tawantinsuyu de los incas. Este "regalo"

puede ser asi entendido como f o r m ~ de iniciar una

cion redistributiva, que no exclllla, por cleno, la compulsIOn,

y permite enlender la subsecuente obligacion de los grupos

etnicos, incorporados aI Tawantinsuyu, deentregar mano de

obra en forma periodica y por plazos limitados ....:.. mitta-,que permitia al Tawantinsuyu, a su vez, generar un nuevo

excedente redistribuible.

Es desde la optica de relaciones asi establecidas que

¥ debe observarse la vida del Twantinsuyu y su rapida expan

" sion en los Andes, y as! es mas visible que la organizacion

'folitica incaica empleo viejas mecanicas de redistribucion

ampliamente usadas desde mucho tiempo antes de los incas,

10 cual favorecio su veloz expansion. Muchas veces relatan

las cronicas y otros documentos los matrimonios realizadosentre el lnka y las hijas 0 hermanas de los curacas andinos,

asi como tambien los enlaces entre los ultimos y mujeres de

la familia del gobcrnante cuzquefio. Este tipo de alianzas

matrimoniales se hallaba estrcchamente vinculado con el

establecimiento de las obligaciones reciprocas y, en conse

coencia, tambien las redistributi vas. Si los regalos, anterior

mente indicados, dan fe del inicio de relaciones, los matri

monios de esta indole dejaban clararnente establccido un

conjunto de relaciones que articulaba la vida del Tawantin

suyu de los incas, estabilizando las vinculaciones del Cuzco

con los grupos etnicos. Las pautas no fueron iguales en

todas partes, y el Tawantinsuyu supo variar sus criterios para

adecuarse a las diferentes regiones y grupos etnicos; sin

embargo, primaron en todas partes las nociones redistributi

vas que incluian la entrega de mano de obra y la redistribu

cion de determinados bienes por el Cuzco.

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CAPITULom

LA ECONOMIA DE LOS INCAS

MUlfO se ha hablado de la organizacion economica del

Tawantinsuyu de los incas. Al margen dc discutir abierta-

menle la ' ~ s t i c i a 0 injusticia del dominio politico del Cuzco

sobre los Andes, ya los cronistas del siglo XVI presentaban

como nok1bles los logros obtcnidos por los incas en rerminos

economicos, los cnales ire traducfan en una justa distribucionde la riqueza, en la abundancia de su produccion agraria y

ganadera, en una considerable organizacion que hizo posible

la construccion de un cnorme sistema de almacenamiento

distribuido a 10 largo del amplio tcrritorio dominado por el

Tawantinsuyu, gracias a una gigantesca red caminera que ha

Hamado con justicia la atencionde quienes se ocuparon de

los Andes. Los cronistas destacaron ciertamente la eficacia

de esta administracion, insistiendo muchas veces en que la

misma habia desterrado la pobreza, evitado la harnbruna, y

dado a cada ser humano una correCla remuneracion por su

trabajo. Autores de los siglos XIX y XX mantuvieron estos

asertos idealistas y llegaron a considerar a los incas del Cuz-

co como uno de los mas logrados ejemplos del comunismo

primitivo 0 del socialismo, identificados ambos como idea-

les dc justicia distributiva.

En los Andes funciono una economia sin moneda y sin

 

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mercado ni comercio; uunpoco hubo un tributo, considerado

este en la forma tradicionalmente conocida. Hubo, en cam

bio, un regimen de multiples reciprocidades entre la pobla-

. cion, generJndose asi un intercambio cuya base se hallaha

mas claramente establccida en las prestaciones de energia

humana, y regianse fundamentalmente por las pautas que el

parentesco establecia. De otro lado, eI poder -tanto local

como central- recibia asimismo mano de obra que Ie per-'

mitia organizar la produccion destinada a alimentar una redistribucion de amplio alcance.

No cs posible estudiar la economfa andina al margen de

las pautas del parentesco, pues estas hacen posible la rcci

procidad. Los miembros de una familia extensa -<1yl lu

estaban relacionados par mulliples obligaciones ritualmente

establecidas. Las reciprocidadcs asi generadas abarcaban

prJcticamente todos los aspectos de la vida diaria, y ello ha

hecho comUn qge cuandO'se explicara la vidaeconomica dela poblaci6n andina. se planteara en t6rminos comunalcs,

'entendientlose la comunidad basada en la propiedad colccti

va de las bienes, b,\sicamente la tierra y los rcbanos de

camelidos. Lo que haHamos en realidad en los Andes es una

comunidad en el trabajo y no la existencia de una propiedad

Com un. Es comprensible que los cronistas del siglo XV] e

incluso los historiadores modemos pensaran en estos termi

nos, puesto que no podian desprenderse de la imagen euro

centrica de Ia propiedad que tan larga tradicion tiene en la

historia europea. Pero si se puede haccr una abstraccion de

Ia nocion de propicdad, el problema toma caracteristicas di-

ferentes; entendemos, entonces, que el uso de los biencs

esui vinculado a Ia estructura social y al parentesco, en un

primer nivel, y a la estrueturade reladon entre las unidadesetnicas en un segundo plano.

59

La informacion de cronicas permite apreciar que las

nociones de riqueza y pobreza deben ser entendidas en los

Andes en forma estructural y no individual, pues no depen

dian de las posibilidades de aeumulacian, si?o f u n d a m e ~ t a l -mente del acceso a la mano de obra produclda por un.s1ste

rna de relaciones. Pobre es waqcha en q u e c h u ~ , pero waq-

cha significa primordial mente huerfano, e ~ ~ e C l f aquel que

no tiene parientes. Los textos de Huarochlfl, r e c ~ p I i a d o s afines del siglo XV] 0 inieios del XVil P?r IlllelaUVa

clerigo Francisco de Avila, constituyen poslblemente el m.as

importante conjunto de mitos andinos, proccdentes los mls-

. mos de Ia sierra central del actual Peru. Cuando en ellos seh a b I ~ d c Huatyacuri y se quiere explicar que es pobre, .se

presen\! el hecho afirmando que era tan pobre qu<; ~ o l opodfa comer papas asadas. Es que una de las caractenstlcas

Msicas de la organizacian de Ia poblacion, en 10 que a la

econorniase renere,

esel

estrccho vinculo e x i s t e n t ~ entre

las relaciones de parentcsco, Ia rcciprocidad y la ~ I q u ~ z a .Las cranicas clasicas incidicron tambien en esta expltcacl6n;

por ejemplo, ellnca Garcilaso de la Vega transcribia en sus

Comentarios reales de los Incas unas frases de los manus

critos del jesuita mestizo BIas Valera: " .. l a m a b a s ~ rico el

que tenia hijos y familia que Ie ayudaban a U:dbaJar para

acabar mas aina el trabajo tributario que Ie cabm; y el que

no Ia tenia (la familia, los parientes), aunque fuese rico de

otras cosas, era pobre ..".

Desde los cronistas se hizo mucho hincapie en Ia ayuda

que mutuamente se prestaba la poblacion andina, y ha debi

do pasar mucho tiempo para que esta "ayuda" que mouvara

las explicacioncs ucolectivistasU de la e c o n o ~ f a a n d l ~ a ,fuera mas correctamente explicada. Hoy es mas conocldo

que la ausencia de la pobreza en los Andes p r e h ~ p a n i c o s ,tan mencionada en las cronicas espanolas, se dcbm al vIgor

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de los intercambios reefprocos, que no consistian basicamen

te en bienes, sino en el aprovechamiento de la energfa huma

n.a dd grupo de parentesco. La gente podia asf reeurrir prio

ntanamente a la energia de sus parientes para lograr el mas

c?mpleto autoabastecimiento posible. La reciprocidad se

elercia, entonces, a traves de la mutua prestacion de energia

humana para la produccion comunitaria; a esto lIamaron loseronistas ayni, considerandolo como una suerte de ayuda

mutua y no como la obligacion que era, originada en los

lazos del parentesco. Debido a que estos garantizaban la

reciprocidad, se entiende que su fortalecimiento contribuia a

la satisfaccion de las necesidades basicas y que su ausencia

determmaba la pobreza, equivaiente, a fin de cuentas, a la

orfandad y el aislamiento.

La solidaridad sustentada en el parentesco era entonces

10 que evitaba la pobreza en los Andes, y ello llevo aconocidas alabanzas de los cronistas. Explicaron estos la si

tuacion en una forma que tuvo exito: la omnipotencia del

poder estatal incaico habia sido tal, y paralela a su omnisa

piencia, que habia pennitido subsanar todos los requerimien

tos de la poblacion; una rigida disciplina laborai organizada

por la autoridad escalonada desde el propio Inka hasta los

mas humildes funcionarios de una enorme maquinaria admi

nistrativa habia hecho posible regimentar la produccion a

gran escala en los amplios dominios del Tawantinsuyu, ye ~ t a b l ~ ~ e r a la vez los mecanismos convenientes para la dis

tnbuclOn de la mlsma a la poblacion. El Tawantinsuyu de los

mcas se ofrecia asf en las cronicas como un estado totalitario

pero benefactor -fonnas como se presentan todos los totali:

tarismos en sus formulaciones utopicas-, en una idealiza

cion r e t r o s p e c t i v ~ que iluminaba toda su historia, pero que

opacaba la actlVIdad creadora de la poblacion andina, que

slglos antes que el Tawantinsuyu se formara habfa sistemati-

61

zado las pautas reefprocas y redistributivas que hicieron

posible a la larga la exitosa fonnacion del denominado im

perio de los incas.

Recientes investigaciones han hecho ver que la recipro

cidad andina tenia orfgenes remotos y diffcilmente precisa

bles. Aparece, ciertamentc, en las cronicas y en los escrilos

adminislralivos del siglo XVI que se refirieron al pasado

inmediatamente anterior a la invasion espanola; es posible

detectar su funcionamiento desde los tiempos directamente

posteriores a la misma, asi como su permanencia hasta el

presenle inevitables modificaciones. La organizacion

familiar andin,a se ha ido precisando mcjor en los ullimos

aDos y puede arreciarse la estrecha relacion que exislfa entre

la organizacion del parentesco centrada en el ayllu y el orde

namiento ritual que presidia y justificaba las mutuas presta

ciones fundamentadas en las propias relaciones de parentesco. En terminos generales puede afinnarse que las relaciones

de reciprocidad suponen, a nivel del ayllu, ciertas obligacio

nes estables y olras que se generan en forma espeeffica. Las

prim eras dcrivan directamente de las vinculaciones familia

res, mientras que las segundas parecen funcionar en ambitos

mayores, sea en las relaciones establecidas entre diversos

ayllus, sea en aquellas de mas amplio alcance, que podian

vincular a diversos grupos etnicos, conformado cada uno de

ellos por diversos ayllus. De esta manera se comprende

mejor como cl ayllu era la base sobre la que reposaba la or

ganizacion andina en sus diversos niveles.

Las mas estables rclaciones de reciprocidad dentro del

ayllu parecen haber funcionado Msicamente a partir de en

tregas de energia humana, pero tambien hay muchos testi

monios que ·mencionan entregas de bienes; sin embargo,

estas Ultimas parecen mas vinculables a fonnas conocidas de

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intercambios rituales de presentes, que pueden coincidir mas

con las t r a d i C I O ~ a 1 e s obligaciones de la hospitalidad, por

e J e m p l ~ . Es poslble que en las entregas de este utlimo tipo

predomm? los blenes "crudos", aquellos que no requerian

mversIOn e.specifica de energia humana para su elabora

CIOn; en cambIO, para las reciprocidades regidas unicamente

por las relaciones de parentesco, las evidencias etnogriificascontemporaneas permiten apreciar la entrega de presentes

pera en mucha mayor medida los intercambios reciprocos

energia humana destinada al abastecimiento comun.

Los curacas eran los senores ctnicos andinos; las c r 6 n i ~cas los lIan:aron generalmente "caciques", empleando un

tcrmm.o antIlIano transplantado primeramente a Mexico y

d ~ s p u e s a I?s Andes. Eran los encargados de administrar la

vIda colectiva, y entre sus funciones mas importantes se

contaba Ia regulaci6n de los intercambios de energia humana. Debldo a que la informaci6n de las cr6nicas del siglo

XVI estaba inevitablemente marcada por patrones senoriales

eurapeos, los curacas andinos fueron presentados como se

nores v ~ a l I o s ; pera a la vez, y como una prayecci6n del

~ o r t a l e c l m L C n t o del estado centralista en la Espana de la

epoca, los curacas figuraron en las cr6nicas del siglo XVI

como funcionarios nombrados por ellnka, de quien habrian

~ e c l b l ? O c ~ r g o y poder delegados. En cambio, las recientes

mveStIgacIOnes sobre el curaca andino refuerzan claramentesu larga preexistencia frente a los incas, y tambicn precisan

meJor la condici6n ritual de su cargo; a la vez, confmnan su

esencial situaci6n de mediador en las relaciones con los

diversos niveles del poder, y fundamentalmente en las rela

ciones internas del grupo, entre elIas b a s i c ~ i n e n t e las de

reciprocidad. Pera el curaca era tambicn el administradQr del

exce?ente P r o d ~ c i d o po r el manejo de e n e r g i a h u n 1 ~ acomun, que hacla poslble la redistribuci6n de dicho exce-

63

dente, sea para complementar las neeesidades del grnpo, sea

para organizar las convenientes reservas para las epocas de

Sequia u otras calamidades, incluyendo las guerras.

La reciprocidad puede ser concebida simetrica 0 asime

Jicamente. Se entiende facilmente la primera cuando los

miembros de un grnpo de parentesco emplean su comunenergia para los cultivos 0 la construcci6n 0 techado de las

casas; ejemplos modernos hacen ver de que manera la ulti

ma actividad congrega los parientes para la obra, los coales

pueden reclaf(\ar en su oportunidad el mismo servicio. Las

cronicas han ;ancionado como ayni toda forma de mutua

prestaci6n como la mencionadaiy, naturalmente, las colabo

raciones precisas' para las tareasllgricolas 0 el cuidado de los

rebanos; explicaron, en cambio,la minka como aquelIa acti

vidad donde las prestaciones comunes hacian posible obte-

. ner una obra de beneficia comunal, v_gr. un dep6sito, un

camino 0 un puente. Sin embargo, las variaciones nominales

'desde el siglo XVI hasta el presente dejan abiertas varias

posibilidades, sobre todo para distinguir la ultima de la mit-

ta, que era el concurso de energia por turnos, destinada

fundamentalmente a la produccion de bienes redistribuibles

entre los miembros delgrnpo. Ciertamente, habia tambien

redislribuci6n a diversos niveles del poder, que agrupaban a

mayores conjuntos de trabajadores cuanto mas alto era el

nivel, hasta Ilegar a la prapia organizaci6n del Cuzco en lostiempos de los incas. Aunque tradicionalmente se ha enten- -

dido el ayni, la minka y la mitta como forroas de organiza

ci6n laboral, deben ser comprendidas siempre dentro de los

contextos de la recipracidad y la redistribuci6n.

La reciprocidad puede ser tambien concebida como asi-

metrica, aunque esta consideracion depende mas del obser

vador de fuera, sea un espanol del XVI 0 un investigador

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actual, dado que ambos se situanfuera del universo propio

de la misma reciprocidad, donde el valor de 10 redistribuido

es distinto al que puede otorgarle el extrafio. La asimetria

esm dada por el hecho de que el bicn que se "devuelve"

- e n la reciprocidad- 0 se recibe - e n la redistribuci6n

parece no ser equivalente, sea porque consiste en un bien

inmaterial (tareas de administraci6n de los trabajos, direcci6n de las actividadcs rituales, etc.), sea porque los bienes

rcciprocados 0 redistribuidos tienen un alto valor ritual

(ropa, incluso la regalada por el Inka, mullu -conchas de

Spondylus usadas para of enda s - u otros objetos rituales).

De otro lado, los ejemplos modemos de la minka acen

luan muchas veces su condici6n asimetrica. EI problema

puede estar en que quien recibe adquiere una condici6n

preeminente (wor el mcro hecho de rccibir?). Al adminis

trar el trabajo comun, el curaca es colocado, entonces, en

una situaci6n precminente. reconociendose su condicion de

tal. Sin embargo, podria argumentarse que elloes solo una

siluaci6n simb6lica, puesto que el curaca redistribuye los

bienes y no los acumula en provecho propio. La acumula

ci6n pura y simple de bicnes no tiene sentido si no hay un

mercado.

Es cierto que eslll situaci6n de asimetria es mas visible

en la redistribuci6n que el podcr rcalizaba, aunque no debedesvincularse de las caracteristicas globales de la reciproci

dad. La redistribuci6n se entiende mejor si se observa ejem

plos de las tareas de los curacas. Los ya mencionados eum

cas Lupaqa administraban la energia humana de la pobla

ci6n mediante milia (tumos), realizadas en regiones disllln

tes. En esills se producian aquellos bienes no producidos en

las riberas del lago Titieaca, habilllmiento del grueso de la

poblaci6n del grupo clnico. Diversas mitas permitian culti-

65

var en Moquegua 0 en Larccaja (al Oeste ya l Este dellago,

respectivamente); ello suponia uria mita para sembrar, otra

para coscchar y, quizas, una tercera para lIevar los productos

a los depOsitos centralcs del grupo elnico. Aunque lamilia y

la minka fueron descritas distintivamente en las cronicas, no

siempre es claro haslll d6nde funcionaron igualmente'o nodentro de una redistribuci6n; es posible que ambas fucran

distinguidas por la finalidad inmediata: la minka a obras de

"bien publico", y la milia a la consecuci6n de bienes acumu

l a b l ~ en los depOsitos para su posterior redistribuci6n. Ello

expllcaria por que los cronisills entendieron que el ayni, la

minkd la milia eran "formas" de trabajo colectivo.\

Al crccer el Tawantinsuyo se lIevD a mayores niveles la

redistribuci6n, extendiendola por el amplio territorio en el

cual se expandi6. EI Inka eSillbleci6 para ello relaciones de

parentesco con los curacas, casandose con j6venes hijas 0

hermanas de estos, 0 casando a sus propias hermanas 0 pa

rientes con los curacas; originaba as! vinculos reciprocos.

Las cr6nicas y otros documentos coloniales nos hablan de

las "alianzas" asi generadas, entendidas ciertamente como si

fueran convenios dinasticos, aunque 10 mas visible de elias

es que permitian al Inka 'acceder a cierto tipo de mano de

obra de la cual podia disponer con mayor seguridad y por

encima de los plazos tradicionalmente fijados para la milIapero este es un tema que requiere de mayores investigacio

nes.

La existencia de la propiedad entre los incas ha sido

severamente cuestionada desde los propios tiempos en que

escribian los cronistas clasicos. Por una parte, se afirm6

simplemente la existeneia de la misma, Ill(como se conocia

en Europa, aunque se matiz6 esta afirmaci6n precisando que

la propiedad quedaba restringida al poder civil 0 religioso,

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mientras que los bienes de la gente (especialmente la tierra y

el ganado) eran comunes. Este tipo de afirmaciones, variadas

a 10 largo del tiempo en la historiografia sobre los incas,

permitio la elaboracion de propucstas colectivistas para expli-

car la economia y la organizacion incaicas. Las cronicas

hablaron asi, genericarnente, de las tierras dellnka, del sol y

de la gente, estas ultimas administradas y distribuidas comu-

nitariarnente, aunque con la participacion del poder. Si bien

hoy es factible discutir incluso esta division, clasicamente

conocida, es preciso recordar que en los momentos iniciales

de la invasion espailola tuvo una indudable justificacion en la

necesidad de los conquistadores de senalar cmiles bienes

podian ser adjudicados, sin objccion de derecho, directamen-

te a la Corona espanola, aun cuando su finalidad fuera con-

cederlas como "mercedes" a distribuirse entre los propiosconquistadores 0 a la Iglesia; para estos usos se destinaron en

los primeros tiempos hisplinicos las tierras del / nka y del sol,

entendiendose las ultimas como propiedades de una burocra-cia religiosa.

Los autores y funcionarios espanoles que vivieron en el

Peru en el siglo XVI dejaron testimonio de la inexistencia de

la propiedad entre la gente; por ejemplo, en 1566, Gregorio

Gonzalez de Cuenca elaboro unas "ordenanzas de indios"

despues de un decenio de experimentada vida como funcio-nario espailol en los Andes. En ellas escribio que los curacas

vendian como si fuesen suyas las tierras que cran comunes a

la poblacion, precisando que no eran de ellos sino de la

"comunidad". De esta manera, Cuenca senalo que los curacas

no poseian tierras por razon de su cargo, pero que adminis-

traban las tierras de la poblacionque gobernaban; esto puede

asociarsecon la facultad de los p r o p i o s c u r a c a s , ~ m e n c i o n a d aen las cronicas, de organizar las labores de la gente en las

tierras que trabajaban para su sustento. otro~ I a d o ,

las

67

mismas cronicas senalan que los incas recibian tierras de

cada uno de los geupos .omicos incorporados a su dominio;

algunos autores recogieron especifica infonnacion local,

como ocurrio con Crist6bal de Castro y Diego Ortega More-

jon en el valle de Chincha, situado en la costa central del

Peru: dijeron en su celebre Descripci6n del valle de Chinchaque se daba tierras distintas a c a d ~ In"';, sefialandoselas en

forma particular. Cada Inka reclbm asl nuevas t.erras, y el

texlo deja entrever que permanecian despues en las manos

de la IJ{Jnaqa 0 geupo de parenlesco del tal Inka. Puede

concluirne que la autoridad andina administraba determina-

das tierra\ y generalmente la scrcaba, puesto queconstrufa

andenes 0' terrazas de cultivo ycanales de riegQ para hacer

productivas las tierras eriazas. Segun los indicios, la produc-

cion de estas tierras era destinada a la redistribucion, guar-dandose, en consecuencia, en las qb/lqa 0 depositos admi-

nistrados par los diferentes niveles de autoridad, curaca 0

Inka.

Los cronistas sefialan, asimismo, que los incas dispo-

nfan de las tierras de los vallcs de la vecindad del CUlCO, las

cuales estaban asignadas al uso y mantenimiento de las pa-naqa 0 grupos de parentesco de los incas cuzqueoos, cada

uno de los cuales estaba encabezado por un Inka. Ello ocu-

rrio especificamente con el valle de Yucay, consideradotradicionalmente como el valle sageado de los incas. Para el

cultivo de eWlS tierras cercanas al Cuzco y mayoritariarnen-

te destinadas al sembrio del mafz, los incas dispusieron de

un numero importante de yanakuna, es decir, pobladores

dedicados a producir para el poder, los cuales provenfan de

lejanas tierras; documentos coloniales informan que los

pobladores de Yucay eran en buena parte originarios de la

region del Caoar, en el actual Ecuador, aunque otros docu-

mentos de la misma epoca indican que los Chupaychu, de la

68 69

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region de Hminuco en la sierra central del Peru daban "cuatrocientos indios para sembrar chiicaras en el Cuzco paraque comiese la gente y hacer su camarico", estos eran dados"a la continua", es decir, habia permanentemente en dicho

lugar el mencionado numero de pobladores. Puede afumar

se, en terminos generales, que la produccion de las "tierrasdel Inka". estaba destinada a abastecer los a1macenes de la

administracion cuzqueila, cuya finalidad era a1imentar aquiencs entregaban su energia humana aI poder, asi comomantener a la administracion y servir como reservas. Todo

10 anterior deja la impresion de que 10 importante en termi

nos andinos no era tanlo el control sobre la tierra, cuanto lacapacidad de administrar la mano de obra que la hacla pro

ductiva.

De la misma forma, las cronicas seilalan la existenciade tierras del sol, la mas importante divinidad "oficial" de

los incas. De manera similar que las tierras delInka, las delsol estaban destinadas aI aprovisionarniento de los templos y

del personal dcdicado a su cuidado, eran asimismo sefialadaspor los grupos etnicos, y el excedente de su produccion,podia ser incluido --{:omo en el caso de las tierras del

Inka- en la redistribucion.

Las medidas agrarias fueron tambien indicadas por los

cronistas: afirmaron que un lupu permitia el abastecimiento

de un adullo, y sefialaron que correspondia aI varon; lamujer recibia la mitad de un tupu aI constituirse la pareja.De Olro lado, los propios cronistas definieron allupu como

una cantidad de productos, y se.indica que su significado es

medir 0 medida. Es, a la vez, una medida de volumen, puesto que hay IUpU de chicha (la palabra en runasimi para el

licor de maiz es a,ua) y de agua; la denominacion se extiende: los hay tambien para definir una distancia entre dos

puntos. Pero los cronistas supusieron que la poblacion seautoabastecia en un solo lugar: su residencia; por ello eI

/upu es generalmente definido como una parcela. Se aprecia,en cambio, que la gente debra movilizarse a regiones a veces

lejanas, en cumplimiento de mitas diversas, organizadas porsu propio grupo etnico. Durante el Tawantinsuyu se exten

dio tanto el sistema de las mitas como la redistribuci6n.

Es posible que tambicn pueda entenderse al /upu como

la cantidad de tierra que una persona podia cultivar (1.5 lupu

seria 10 asignado a una unidad domestica); sin embargo, la

eXlensi0"1- de los tupus debia variar segun Ia natura1eza yubicaci6n' del terreno y el producto que se cultivaba, puessabemos se distinguia los lupuS ubicados en andenes yfuera de ellos, en los valles y en las zonas a1tas, asi comoaqueUos des'tinados aI cultivo del maiz, 0 al de la papa, por

ejemplo. De hecho, /upu es un termino multiple.

Las cronicas suelen afinnar tambien que habia repartos

anuales de tierras comunales, aunque ello parece no serexacto y podria Iratarse en realidad de la asignacion de la

gente para trabajar especificamente tieIT'dS de uso comun

destinadas a la redistribucion; tambicn puede explicarse es

tos repartos de mano de obra en la forma de una asignaciono reconocimiento de reciprocidadcs establecidas, pues por

medio de su seftalamiento el curaca confirmaba las obliga

ciones estatuidas dentro del grupo.

Se ha seftalado la papacancha como una mcdida agrariapropia de tierra de papas y empleada en la region del Cuzco

en el siglo XVI; precisose que tenia "20 varas de ancho po t

20 de largo y solo era eoipleada en tierras frias buenas paraeI cultivo de este tuberculo" ... Maria Rostworowski, que ha

estudiado esta y otras medidas andinas, afmna que las medi-

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das preincaicas siguieron emplcandose en muchas localida

des aun dumnte el predominio del Tawantinsuyu, pero que

tanto el lupU como Ia papacancha fueron caracteristicas de

los incas, y estos distribuyeron el primero por todos sus

dominios. Ello no debi6 significar, como se ha visto, la

uniformizacion del valor de la medida andina, como puede

apreciarse en la documentacion colonial y la experienciaetnogclfica contemponinca.

Mano de obra

Se apreeia en la eeonomia andina un patron general

basado en el uso y la administracion de la mano de obm,

pero menos entendible como un tributo al poder que como

parte de una articulacion redistributiva. EI poder en los

Alldes, cuya maxima expresion son los incas del Cuzco,utilizo la mano de obra de la poblacion para producir aque-

1I0s bienes dificiles de obtener en el ambito inmcdiato. Con

siderando que la producci6n era posiblc y suficiente gracias

al empleo de ambitos productivos muchas veees lejanos, el

poder funcionaba tambian como administrador de la energia

humana de la poblaei6n, que Ie era entrcgada a cambio de

la distribueion de los productos asi obtenidos. Un buen

ejemplo es proporeionado por los ya mencionados Lupaqa,

habitantes de las riberas del suroeste dellago Titicaca. Ali i

esm c1aramente documcntada la forma como los cumeas ad

ministraban la mano de obra de la poblaci6n bajo la forma

de milia 0 gropos de trabajo por turno dcstinados a cultivar

en los valles alejados de la costa 0 del Sureste del altiplano,

en ambos casos a distancias de hasta 15-20 dias de camino

a pie. En aquellas alejadas zonas obtenian reeursos no pro

ducidos en el altiplano, dadas las peculiares condiciones

eeologicas alii existentes, a 4,000 m. sobre el nivel del mar.

71

Ello ocuma, por ejemplo, con el maiz, cosechable en ambos

- extremos, la costa y las tierras bajas ubicadas al Este de los

Andes. EI producto era coseehado y guardado en las qollqa(depOsitos) que los propios cumcas administraban, repartien

dolo entonces a la poblacion que habia contribuido a su pro

duccion. Jgual cosa ocurria con otros recursos; en todos loscasos la poblacion entregaba millani (gente que hacia una

milia por torno) y milmaqkuna (gente que permaneeia largo

tiempo en ellugar de produccion). Tal ejemplo puede mul

tiplicarse, con variantcs, como Iuego se vera.

\'{.

Con el advenimiento del Tawantinsuyu, cste sistema

fue l I e v a d ~ a mayores nivelcs, pues los incas organizaron la

produccion 'de reeursos obteniblcs en zonas especificas, ad

judicando para elIas millani provenientes de diferentes gru

pos etnicos; un buen ejemplo 10 hallamos en un documentoescrito hacia 1556, y relativo a un Iitigio de tierras de aque

Ila epoca. AlIi se menciona como el Inka Huayna Capac, a

quien las cr6nicas ubican poco tiempo antes- ddajnVlJSion

espanola, repartio el valle de Cochabamba, dividiendolo en

suyu 0 seetores, entre numerosos gropos 6tnicos provenien

tes todos ellos del altiplano del Titicaca y de Charcas;

diferentes mit/ani asistian as! al valle en los momentos de

siembm y coseeha, quedando en eJ grupos de milmaqkuna

encargados de cuidar los sembrios. EI Inka construyo cerca

de 2,000 qol/qa 0 depositos para guardar el maiz as! produ

cido en abundancia, puesto que dicho valle es particular

mente apto para dicho cuWvo.

EI mismo asunto se puede apreeiar en una tradici6n oml

que recog! en el valle del rio Colca, en Arequipa, en Ia sie

rra Sur del Peru, donde la parte baja del valle, denominada

Cabanaconde, fue aparentemente colonizada PO f el lnka

Mayla Capac, uno de los prim eros gobernantes de la lista

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geneal6gica cuzquena conservada en las cr6nicas. Se indica

en la versi6n oral con1emporanea que cuando dicholnka lie-

go a la zona observ6la bondad de la misma para el cultivo

del maiz; hizo venir un "ejercito" del Cuzco, el cual sembr6

ex1ensas areas con dicho produclo, construyendo previamen

te canales de riega y andenes 0 terrazas de cultivo. Ellnka

dispuso que ninguna persona tocara los sembrios mientras

durase su ausencia. Sicte ailos despu6s regres6 con otro

"ejercilo" de cultivadores y cosech6 el maiz, que habia desa

rrollado en la regi6n en siete variedades de colores distinlos.

La tradici6n atribuye asi allnka el origen del maiz de Caba

naconde que hasta en los tiempos actuales rivaliza con los

mas prestigiosos del sur peruano. Puede apreciarse en este

caso, como en Cochabamba, que los "ejercilos" que ellnka

movilizaba eran, en realidad, mitlani destin ados a la produc

ci6n.

Agricultura

Larga es la historia de la agricultura en los Andes y

puede afirmarse que 1,000 ailos a.e. ya habia multiples

ejemplos de su desarrollo. Mucho tiempo antes de los incas,

los pobladores andinos habian no solo domesticado muchas

plantas, incluyendo a la papa en sus cienlos de variedades, y

el maiz, sino que probablemente ya desde los tiempos de

Tiawanaku habian organizado su cultivo en zonas ecologica

mente mas aptas, en busca de una complementaridad que

alcanzaria despues una eficiencia notable. Mantuvieron a la

vez la recolecci6n sistematica de produclos naturales y selec

cionaron sus productos agricolas, domesticandolos y aclima

tandolos a diversas condiciones. Justamente por ello lograron

ampliar notoriamente la variedad de productos que obtuvie

ron, haciendo rentables tanto las tierras semi-3ridas de la

73

costa, como los valles interandinos,las laderas de los cerros

y las zonas altas de la puna.

AI inicio de este libro se vieron las pautas generales

referentes al medio ambiente andino; interesa ahora apreciar

como obtuvieron los incas -y tambien sus antecesores- el

suficiente control sobre su producci6n, especialmente agra

ria, que permiti6 a la poblaci6n disponer de un excedente

que hiciera posible la subsistencia holgada y la constituci6n

de reservas para sobrellevar las sequias y las crisis agricolas.

Por ello interesan las formas de uso del suelo, cuyo desarro

llo f u e ~ p o r t a n t i s i m o en la organizacion de la vida andina.

Todayia son incipientes los calculos realizados acerca

de la poblacion andina previa a la invasion espanola y, en

todo caso, se refieren Jundamentalmente al tiempo de los

incas, cien anos antes de la lIegada de Francisco Pizarro y suhueste conquistadora. Pero en medio de los caIculos ya rea

lizados puede aceptarse que, cuando menos, la poblacion del

Tawantinsuyu pudo aIcanzar los 15'000,000 de habitanles.

John V. Murra ha desarrollado la hipotesis denominada

"el control vertical de un maximo de pisos ecologicos en las

sociedades andinas"; de ella se desprende que la poblacion

andina desarrollo desde mucho tiempo antes de los incas un

sistema que permitia lograr la complementaridad necesaria

para oblener recursos que s610 son alcanzables en ambitos

ecologic os determinados en los Andes, dada la peculiar

configuracion del territorio. Uno de los supuestos de las

ideas de Murra se halla en la propuesia de Carl Troll, mu

chos anos anlerior, que explicaba que en los Andes cada

200m de variadon hacia arriba de los 2,500 m. sobre el

nivel del mar, y cada grado hacia el sur del Ecuador, signi

ficaban variaciones ecologicas importantes. Murra deslaco

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74

que los grupos emicos andinos controlaron distintas ecologias dentro de una nocion de territorio que obJigaba a la

dispersion controlada de la poblaci6n. Por ello los grupos dela sierra sur debieron usar tierras tanto en los valles de la

costa, como tambien en los ubicados en las zonas mas bajas

ubicadas al Este del altiplano Peru-boliviano. Se ha mencio

nado anteriormente algunas de las comprobaciones de estahipotesis, sobre la cual no se ha agotado la discusi6n, y se

aprecia que existen variantes segun la region donde se ubican los distintos ejemplos de su funcionarniento. Asi, Murra

destaco iniciaImente cinco casos, entre los cuales los mas

importantes eran el de los Lupaqa, ya mencionado, y el de

los Chupaychu de Hulinuco, en la sierra central del Peru. En

el primero, las caracteristicas Msicas estaban dadas por las

grandes distancias que separaban el ambito nuclear - a ori-

lIas del Titicaca- de las "colonias" productoras de maiz,aji, algodon y otros productos; en este primercaso, compartido con variantes por las demas etnias aymara-hablantes delaltiplano, la distancia maxima entre el nucleo y las "colo

nias" podia ser de 15 a 20 dias a pie, distribuida en jomadasadecuadas a la diaria marcha de los carnelidos empleados

para el transporte. Aqui se lI'ata de sociedades densamentepobladas, que podian alcanzar 100,000 habitantes. En el

segundo caso -Chupaychu- las distancias eran considcmblemente menores -I a 5 dias- y las zonas "colonizadas"

se hallaban tanto en la propia regi6n andina como hacia laselva al Este de los Andes; de otro lado, la poblaci6n era

tambien menor, habllindose de grupos de 15 a 18,000 habi

tantes. Tanto el primero como el segundo caso se refieren aemias cuyo ambito nuclear se haIlaba en la zona andina alta,

y desde donde se controlaba siempre zonas de puna, hacialos4,OOO m. sobre el nivel del mar.

Un tercer caso propuesto por Murra se refiere a emias

75

pequenas de la costa central, que disponian de ambitos 0

"colonias" productoras en la sierra, destinados sobre todo ala consecusion de coca, aji y otros productos no accesibles

en la costa propiarnente dicha. De este tipo de grupos se hahaUado, despues, otros en la costa sur (Atico y CaraveIi, por

ejemplo), donde la poblaci6n alcanzaba a controlar zonas depuna para el pastoreo de carneIidos, y realizaba ademas lar

gos viajes hacia el Norte, a 10 largo de la costa y posible-

mente por mar, destinados a obtener mullu (Spondyius, usa

do l1lIra of end as), haIlable unicarnente en mares mas cali-dos, 'al Norte de la peninsula de Santa Elena, en el actual

Ecuacllj)r.\

Un cuarto caso considerado por Murra es el de los

"grandesreinos

costenos", asimismo densarnente poblados ydonde el riego se haIIaba altamente desarrollado (Chimor,por ejemplo). EI problema aqures que no siempre se dispo

ne de la rica documentaci6n existente para los tres primeroscasos, pero tanto la informacion arqueol6gica como la etno-16gica permiten apreciar los contactos con la sierra, aun en

nuestros dias.

Finalmente, el quinto caso ofrecido por Murra se refie-

re a grupos pequenos con nueleo en las tierras bajas situadas

al Este de los Andes (en las yungas bolivianas) y dondeaparentemente no habia "control vertical" con colonias peri

fericas, pero si otras formas de complementaridad ecologica,

de mas reducidos alcances.

La propuesta de Murra ha iniciado un arnplio debate,

abriendose la discusion sobre la variedad de las formas decontrol del suelo en general, asi como sobre la complemen

taridad de los recursos obtenibles en los Andes; ademas llamo la atencion especificarnente sobre la organizacion social i

'Ii

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que tal sistema hace necesaria, puesto que no se trata Ilnica-mente del control de ecologias distintas por un grupo etnico,

sino que abarca la organizacion del mismo para redistribuirentre Ia gente que 10 forma, afiadiendose que los trabajado-res de las colonias, especialmente los millani, conservabansus derechos reciprocos y redistributivos mientras duraba suausencia del ambito nuclear.

Este sistema de control pluriecol6gico permite el apro-vechamiento maximo de las condiciones ecologicas andinas.

AI final del punto anterior, al referirme a Ia fuerza de traba-jo, se vio como durante el Tawantinsuyu se habfa lIevado auna mayor escala y con participacion multietnica el regimen

de administracion de la mano de obra, existente desde antesde los incas. Es muy posible que este regimen de uso delsuelo, sustentado sobre grandes concentraciones estacionales

de mittani, haya funcionado en otros muchos lugares delarea andina - y no solo en los ejemplos mencionados deCochabamba y del valle del Colca-; tanto las cr6nicascomo Ia documentacion colonial han informado abundan-temente acerca de las numerosas colonias de mitmaqkuna

-pobladores transplantados como colonos permanentesque el Tawantinsuyu mantenia en funcionamiento en muy

diversas zonas andinas. Las cronicas insistieron asimismo enque dichos mitlnilqkuna tenian entre sus funciones la realiza-cion de labores agricolas, y formaron parte fundamental de

los mecanismos de poder politico y economico de los incasdel Cuzco.

Una tematica apasionante y vasta se desprende del es-tudio de la economia costefia, donde los. grandes conjuntoshumanos de la costa norte (el Chimor, por ejemplo) desarro-!laron una floreciente economfa de riego anterior al Tawan-tinsuyu y que coexistio con este; vencidos por los incas

e incOlporados al Tawantinsuyu, su organizacion parece ha-

berSe integrado a los principios generales manejados por los

incas. Sin embargo, se ha mantenido durante afios una pole-mica sobre si la costa en general, asi como la zona andinadel actual Ecuador, funcionaban dentro de un regimen deeconomfa de mercado. EI ejemplo mas saltante podria ser el

del valle de Chincha en la costa central peruana y el caso

conocido de los mindalaes ecuatorianos, catalogados comomercaderes. En el primer caso, autores del siglo XVI y do-

cumentos administrativos de Ia epoca mencionaban coloniasde "mercaderes", que se dedicaban principalmente al trlifico

del mUlfr+ (Spondylus), empleado para fines rituales. Comoeste solo obtenible en la costa al Norte de la peninsula de

Santa Elen., en el actual Ecuador (el Spondylus vive sOlo enaguas c,ilidas, Ysolo se encuentra mas al Sur cuando las

corrientes marinas - Ia del Nino, por ejempl(}- bajan ex-

traordinariamente), los hombres de Chincha debian viajarhasta dichas regiones para obtenerlo, y habrian organizado,

en consecuencia, un extenso mercado del mismo en la zona

central de la costa. Sin embargo, poblaciones ubicadas in-mediatamente al sur de Chincha, en la propia costa, envia-ban su gente hasta Santa Elena para obtener el mullu indis-

pensable para sus ofrendas; ello pone en cuesti6n la situa-

cion de Chincha como un gran mercado del mullu.

En el caso de los mindalaes, se ha afirmado, basandose

en las cr6nicas, que eran mercaderes, pero no se ha obtenidopruebas contrastables, siendo mas posible que fueran trans-portistas encargados de intercambios, los cuales no tenianque estar regidos, necesariamente, por reglas de mercado.Debe afiadirse que el mercado ha sido asumido tanto por los

espafioles del siglo XVI como por autores modemos, pero

las evidencias del XVI estin tefiidas de imagenes estereoti-padas europeas, de la misma forma como 10 esti la figura

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del Inka --entendida como la de un rey europeo- 0 la de lareligion, organizada como una iglesia central y unitaria.

Tecnologia agricola

Muchas son las formas como los hombres andinos 10-

gramn mejorar las condiciones del suelo para la agricultura;la mas conocida es la construccion de andenes 0 terrazas

agrfcolas artificiales para el sembrio de diferentes productos,aunque muchas veces se los asocia con el cultivo del maiz.

Los andenes son ciertamente conocidos desde tiempos muyanteriorcs a los incas, pero los estudios realizados indican

que durante los cien afios de la supremacia de estos hubo

una enorme inversion en la construccion de los mismos. Sinabundar en prolijas explicaeiones, baste decir que los mitos

andinos presentan como una de las especiales atribueionesdellnka haeer que las piedras se muevan solas y se ordenen

en pirqa -paredes-, es deeir, en forma de distiritas eonstrueciones que ineluyen, por cierto, a los andenes.

De otro lado, cuando poco tiempo despues de la invasion espanola se hicieron inspeceiones 0 visitas a las pobla

ciones andinas, los espafioles preguntaron sistematicamentepor aquello quese daba como "tributo" aI Inka; en algunos

lugares se obtuvo informaciones partieularmente precisas,

gracias al empleo de los quipus (khipu) 0 cuerdas de lanaanudadas de distintos eolores, donde se registraba la informacion eontable.

En Hullnueo, los curaeas Chupaychu inforrnaron a los

visitadores espanoles en 1549 -0010 16 anos despues de losacontecimientos de Cajamarea- que ponian a disposici6ndel Inka en el Cuzco y a fa continua 400 hombres y sus

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mujeres para haeer paredes. Este mlmero era importante si

seaprecia que se trata de adultos y que el grupo etnieo

Chupayehu tenia entre 15 y 18,000habitantes, 0 sea unas

3,000-3,500 unidades domesticas y, en consecuencia, easi

. una setima parte del mlmero de jefes de familia estaba adju

dieado a las entregas de energia humana especificamente

dedicadas a las construcciones durante el Tawantinsuyu. Si

esta proporci6n fuera constante en el extenso ambito del paisde los incas, la cantidad de gente destinada a las construc

dones de edificios, caminos, canales de riego, andenes y de

positos, seria realmente significativa. Todo ella expli<;a en

IfTte par que aun en la tradici6n oral actual, como en los

rllitos del siglo XVI, se indique que elinka tenia poder para

hal.er que las piedras se movieran salas y se ordenaran en1 .

paredes.

Los andenes scrvian para muchas cosas, principalmente

ppra habilitar la tierra para la sicmbra en las escarpadas

ladetas andinas; permitian a la vez aprovechar mejor el agua

,{tanto de lluvia como de regadio), haciendola circular a tra

yes de los canales que comunicaban los diversos niveles de

los andenes y evitando a la vez la erosion hidniulica del

suelo. Es muy posible que hubiera andencs destinados uni

camente a evitar la erosion, y los habia tambicn para usos

distintos, como el lavado de la sal mineral (vease foto I).

Puede afiadirse otras formas de usa del suelo. En primer

lugar, los eamellones existentes en la puna dellago Titicaca.

Se trata de monticulos artificiales de tierra, destinados a

elevar ambitos cultivables limitados par encima de la super

fide natural del terreno, y permitir entonces un mcjor drcna

je en lugares donde la tierra es poco permeable y est:i suje

fa a frecuentes inundaciones. Hacen posible aprovechar

mejor el agua, evitando su rapida circulaci6n; esto es impor-

80 81

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tante porque la conservaci6n del agua es fundamental en las

zonas altiplanicas. En ciertas partes de dicha regi6n, la ma-

yor frecuencia de los carnellones coincide con una disminu-ci6n de los andenes. Aunque los carnellones son muy anti-

guos, es visible que continuaron funcionando durante lostiempos de los incas del Cuzco.

En otros lugares de America se' ha usado sistemas simi-

lares, destinados a hacer productivas las tierras pantanosas(por ejemplo las conocidas chinampas del valle de Mexico),y sc encuentra construcciones del mismo tipo en las sabanas

tropicales inundables de Colombia, asi como en los llanosde Moxos en Bolivia; es posible, sin embargo, que la mayor

extensi6n de camellones sea la existente en las tierras veci-nas a1lago Titicaca.

En segundo lugar, debe mencionarse otro sistema deaprovechamiento y mejorarniento del suelo, que era emplea-do - y 10 es aun en nuestros dias- en las mismas tierrasa1tas vecinas al Titicaca. Es elHarnado qocha (= charco)

y consiste en hoyos c6nicos en los coales se deposita el agua

de las Huvias que, almacenada alli, penuite una suficiente .concentraci6n para hacer frente a las necesidades del sem-

brio, inclusive dentro de la misma qocha y, naturalmente,puede trasladarse el agua mediante canales, tanto de una qo-

cha a otra, como a los terrenos circundantes. La informaci6netnografica allade que las qochas contribuyen a evitar las

heladas de la puna, pues como se sabe el agua absorbe calordiumo, inadiandolo en la noche.

Se supone que son construcciones prehispanicas, muyposiblemente anteriores a los incas y, de ser asi, han sido

empleadas tambien en los tiempos de estos. No debe sor-prender la ausencia de referencias a las qocha en las croni-

cas y otros documentos del siglo XVI, por coanto se hallan

lejos de los carninos mas usados, y 10 que en elias se produ-cia no ingresaba aI mercado espailol, siendo empleado en Ia

diana subsistencia. Aunque han sido poco estudiadas ar-queol6gicarnente, algonas de elias parecen estar asociadas

con construcciones incaicas. Aun hoy se emplean, funda-mentalmente para sembrar papas de distintas variedades.

Los cronistas del siglo XVI dieron las primeras infor-

maciones conocidas por los europeos de estas tecnicas de

cultivo 0, mejor dicho, de aprovecharniento del suelo. Escierto que no conocieron todas las anteriormente menciona-

djlS• pero insistieron en que constituian ituportantes muestrasdCll desarrollo tecnol6gico agricola. Se lIarn6 entonces Ia

atemci6n tambien sobre las formas como los habitantes de lacostlt cultivaban en diferentes zonas, aI margen de los estre-

chos ambitos de los valles costeros. Se destac6 asimismo elempleo de hoyos en la tierra, y tambien se mencion6 las

excavaciones realizadas en zonas arenosas, para aprovecharel agua subterranea. Los estudios contemporaneos sobre la

agricultura de hoyas han permitido comprobar la continui-dad de su empleo, asi como la importancia que tienen en

zonas deserticas y calientes como las existentes aI sur de

Lima, en el departamento de lea.

Asimismo, recientes estudios han revalorizado las tecni-

cas de cultivo en las lomas costeras; siendo previas a los

incas, han sido empleadas de igoal forma que otras tecnicas

de aprovechamiento agricola en tiempos de aquellos. Setrata de ambitos que reciben fuerte humedad en determina-dos momentos del ailo, y puede sembrarse en ellos, aunconstruyendo canales de riego intemos. Verdaderos oasis en

el desierto, pueden incluirse sin duda entre las muchas tecni-

cas desarrolladas en los Andes para hacer productiva la tie-

rra.

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Hay una abundante bibliograffa sabre el riego en los

Andes, tanto en 10 que se refiere a aquellas sociedades que

desarrollaron grandes sistemas de regadfo en la costa norte

del PerU actual (Mache, Chimor), como en 10 que se refiere

a las canalizaciones realizadas en otras regiones costeras,

entre las que destacan los pW/uios de agua subteminea, em

pleados en Nazca. Tambicn se ha estudiado la canalizacion

en las zonas intermedias y elevadas de los Andes. Aunqueeste h e ~ h o tiene una historia muy antigua, hay mUltiples

eVIdencIaS de la intensificacion de la construccion de cana

les durante el tiempo de los incas, muchos de elIas relacio

nados Con la construcci6n masiva de andencs. Las cronicas

nos han informado de la tarea constructora de los incas en

que se refiere a canales y embalses; aunque en anos re

CIentes se ha ampliado la investigaci6n sabre el tema, que

da mucho par estudiar en el campo de la ingenierfa hidrau

lica andina. Se ha mencionado can frecuencia la relacion

entre el riego y el poder ejercido en gran eseala, como acu

rrio en los Andes en el peciodo de predominio de Wari y

,durante la vigencia del Chi mar en la costa nortena; pero in

dudablcmcnte la expansion del area bajo riego forma igual

mente parte de la poHtica cconomiea de los incas. Muchos

in;estigadores han hccho hincapie en que la tecnologfa hi

drauhca de la costa norte se desarrollo mas que la de las or

g ~ i z a c i o n e s poHlicas de la sierra, hasta que la conquista del

ChImor y de la sierra norte andina pa r los incas permiti6generalizar patrones de reg'ddfo.

. Los hombres andinos no emplearon energfa animal·

para la agrieullura, pa r ella sus herramientas eran basiea

mente manuales y pueden eonsiderarse generalizadas para la

region andina en su totalidad. No hay evidencias de que en

tiempos de los Incas se perfeccionaran las herramientas ba-

sicas; en todo caso, puede pensarse que su emplco se gene-

83

ralizo en aquellas zonas donde no habfan llegado a usarse.

Es visible la permanencia contemporiineade las herramien

tas, no recmplazadas en muchos lugares de los Andes des

pues de cuatro siglos de presencia europea; e lla indica tam

bien la utiIidad actual de la tecnologia andina, extendida a

muchas otras actividades, y no solo a la construccion de he

rramientas. La chaquitajila a arado de pie, no ha podido sersuperada en su usa en las inclinadas laderas andinas, ni

tampoco en los limitados ambitos de cultivo, especialmente

en los andenes que todavia permanecen en usa.

,

Fara eI abono de la tierra se empleaba generalmente el

estierc£1 de llama a alpaca; los rebanos de cameJidos eran

emplcados para ella en los terrenos de eultivo, mediante

compJicados pracesos de rotacion aun en estudio en nuestros

dias. En las tierras de la costa se utiJizaba tambicn el guano

de las islas del litoral, asi como el depositado pa r las aves

en la costa misma durante milenios; el mismo era recolecta

do por la poblacion para su emplco no solo en las tierras

agrfcolas de la costa, sino tambien en las zonas altas a las

cuales era transportado a lorna de llama. En la costa soHa

usarse asimismo como fertilizante las cabezas de pescado,

que eran enterradas junto con las semillas.

Ganaderfa

La ganaderfa ha tenido una enorme importarrcia en la

organizaci6n economica de la region andina y, ciertamente,

la tuvo en los tiempos de los incas. Las especies de cameli

dos son la llama (Lama glama), la alpaca (Lama pacos), la

vicuna (Lama vicugna) y el guanaeo (Lama guanicoe). En

terminos generales, los dos primeros son los de mayor tama

fio, alcanzando la llama 1m. de alto y aproximadamente 250

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lb. de peso, la alpaca es de estatura y peso menores. EI gua

naco es probablemente el mas difundido en terminos geogr:!

ficas, pues se 10 registra desde los ambitos sudecuatoriales

hasta la Tierra del Fuego.

La llama ha sido empleada fundamentahnente como

animal de carga, aunque lambien servia para oblener lana y

carne, siendo las ultimas funciones ciaramente secundarias;

de la carne de los animales viejos se hacia charki (carne

secada al sol), 10 cual permitia la conservacion de la carne

para su consumo. La carne de la alpaca era mas usada para

la alimentaci6n humana. La lana de la misma era mas em

plcada para los tejidos, y se obtenia de varios colores natura

les. La vicuna y el guanaco eran silvestres; algunas informa

ciones hablan del chaku (=caceria) de vicunas, habiendose

encontrado restos arqueol6gicos que induyen estructuras que

bien podrian haber servido para encerrar vicunas yesqu ilar

las, dado que su lana era altamente estimada, especialmentepara la ropa del Inka, como informan repetidamente las cr6-

nicas.

Los camelidos fueron inicialmente cazados; hace 8,000

anos la caceria de guanacos era parte fundamental de la

economia de. los habirantes nomadas de las tierras altas de

los Andes Centrales, especialmente en el altiplano de la zona

central del Peru (Junin, Huanuco), y en las zonas vecinas al

lago Titicaca. Al norte de los Andes, donde la altura sobre el

nivel del mar baja sensiblemente y desapareee la puna, son

escasos 0 inexistentes los camelidos, aunque hay informacio

nes que mencionan la introducci6n de ganado en la region

conquistada por los incas. Las fechas de domesticaci6n son

todavfa inciertas, pero los arque6logos afrrman que 1,000

anos a.C., ya hay evidencia de ello en la sierra de Chavin. La

domesticaci6n debi6 estar vinculada especialmente al tejido y

su difusi6n, y el pastoreo se transform6 en una actividad de

la mayor imporrancia en las tierras altas, ya que la habIta

ion natural de los cameIidos era la puna; por ello alii sec .encontraban las mayores concentracIOnes.

En los tiempos de los incas el pastoreo y la utilizacion

de los recursos pecuarios era ya indudablemente uno de los

mas importantes renglones de la economia andina. Se via

anteriormente que los incas ocuparon el altiplano del lago

Titicaca en los momentos iniciales de su expansi6n, y Iam-

bien se aprecia que esa era una de las zonas mas importantes

e""lo que se refiere a los camelidos; los grupos elnicos que

viwan alii basaban buena parte de su economia en el gana

do. Por ejemplo, es impensable que los Lupaqa, anterior

m e n ~ mencionados, pudieran transportar los productos oble

nidos 'en sus lejanas colonias ubicadas en la costa del ocea-

no Pacifico 0 en las tierras bajas del Este del altiplano Peru

boliviano, sin haber dispueslo de grandes rebanos de llamas.Por otro lado, puede observarse que las cronicas relaran que

los desplazamientos del Inka, tanto en tiempos de paz como

de guerra, iban acompanados de repartos rituales de ropa de

lana obtenida principalmente de las alpacas altiplanicas. Las

cr6nicas informan asimismo que los dep6sitos estatales in

caicos, construidos a 10 largo y ancho del Tawantinsuyu,

estaban repletos de tejidos de lana empleados por ellnka

para la redistribuci6n; 10 mismo ocurria con los depOsitos de

las unidades etnicas, administrados por los curacas. Puede

decirse, entonces, que durante el tiempo de los ineas se

expandi6 y generaliz6 la producci6n y consecuen!e usa de

tejidos de lana, e incluso podria pensarse que al ser uno de

los principales rubros de redistribucion, la ropa de lana

contribuyo eficazmen!e a financiar la expansi6n del Tawan

tinsuyu.

8 87

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Los rebanos eran administrados tanto por el Tawantin_

suyu como por las elnias; en la amplia informacion existen_

te sobre los grupos elnicos, previos y posteriores a los incas,

de la region del Titicaca, se aprecia la enorme importancia

de los camelidos en la vida diaria de la zona; pero tambien

destaca el numero de animales de que disponian tanto la

poblacion como los curacas y el I nka. Los datos sobre estos

ultimos camelidos registrados en manos de las autoridadespueden estar alterados, ya que aI ocurrir la invasion espano

la los rebanos del Inka fueron casi inmediatamente adjudica

dos a la Corona 0 repartidos entre los mismos espanoles; se

genero asi su rapido ocultamiento por la gente, ya fuera

poniendolos en ambientcs a1ejados, fuera incorporandolos a

los rebanos "comunales" 0 inclusive personales. Lo ultimo

es interesante, pues todavia en los tiempos del virrey Fran

cisco de Toledo (en 1572) habia "indios ricos" censados

como tales en la visita entonces realizada en Chucuito: su

riqueza consistia en la posesion de camelidos. A pesar de lainsistencia de las cronicas en calificar al Tawantinsuyu

como "propietario" general de los bienes, puede afirmarse

que ello no es totalmente. exacto, pues al momento de la

invasion espanola una considerable cantidad de los rebanospermanccia en las manos de la poblaci6n.

Los rebanos "del Inka" y "del Sol" pareeen haber sido

destinados prioritariamente a la redistribucion, aparte de los

fines mas especificos relativos a la confecci6n de tejidos

para el uso de la elite y del personal aplieado aI culto. La

poblacion entregaba cantidades de trabajo para el cuidado y

mantenimiento de estos rebanos, para el tejido y otras labo

res. Todo ello ingresaba en las mitas c1asieamentc eonocidas

en los Andes, y asi aparece en la doeumentaci6n; es muy

posible que de la misma manera como oeurria Con los sem-

b ' se asignara mitmaqkuna 0 incluso yana para cumplirnOS ' dd l b'-funciones mas permanentes en el cUida 0 e os re anos.

S bre el volumen de los ganados dejan testimonio loso , fi

cronistas. EI Inca Garcilaso de la Vega lI:go a a trmar que

"Decian los indios que cuando los espanoles entraron

II 11 erra ya no tenian donde apacentar sus ganados ,quea, .T b'en Pedro de Cieza de LeOn habia anotado con antenoami hb ' , deridad cosas similares, anadiendo que a gran n u m e ~ o

acos y vicunas' Cieza de LeOn preclsaba de la mlsmaguan , . dl - lesforma que otros autores, que en los l1empos e os espano

habian disminuido considerablemente. ~ n t o los rebanos~ a n d i n o s como los animales silvestres. SI bien Cleza aftrma

""'a que las guerras civiles ocurridas entre los : s ~ a n o l ~ en la

d&ada de 1540 habian sido la causa de la drastlCa dlsmmu

cion de los camelidos, debe indicarse que u ~ ~ m e n t e esa

'poca y como consecuencia de la importaclOn de ~ I m a l e s: u r o p ~ s -entre otras causas- se iniciaron epldemlasnuevas que en los siguientes decemos dlezmar13n la pobla

cion ganadera andina.

Los cronistas hablaron repetidarnente del chaku 0 chaco

andino como aquellas grandes ocasiones de caceria multitu

dinari;s, que incluian no solo la r e ~ o l e c c i ~ n de los rebanos

dispersos, sino tambicn la de los anlm,a1es s i l ~ e s t r e s ; algunos

cronistas indicaron que el chaku podia mclUif pumas, osos,

venados (taruka), etc., 10 cual refiere a una actividad g e n e r ~ -Iizada que los propios cronistas identificaron con la monter13

espanola. En el chaku participaba i n c l u ~ o el y, natural

mente, los senores emicos, pero tam bien 10 hacla la pobla

cion, que intervenia en el mismo ?ajo la forma de ~ I t a ; hay

testimonios del siglo XVI que aSI 10 senalan, ademas de las

propias cronicas, que incluyen esta actividad dentro de los

"tributos" que se entregaban al Tawantinsuyu de los mcas.

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Es visible que chaku era un rennino que designaba a diver_

sos quehaceres, pues debfa dinstinguirse entre aquellos des-

tmados a recoger rebanos domesticados, de los que penni-

tfan agrupar ani males silvestres, y no parece posible que se

Juntara en una sola actividad los rebanos de cameIidos conla caceria indiscriminada.

EI Inca Garcilaso de la Vega describi6 asf el chaku en

sus Comentarios reales de los Incas: "cierto tiempo del ano

pasada la cria, salfa el Inca a la provincia que Ie parecf;

conforme a su gusto y segun que las casas de la paz a de la

guerra daban lugar. Mandaba que saliesen veinte a treinta

mil indios, ? mas a menas, los que eran menester para el

espaclO de tierra que habfan de atajar. Los indios se dividfan

en dos partes: los uno iban hacia la mana derecha y los

otros a la izquierda, a la hila, hacienda un grdn cerco de

veinte a treinta leguas de tierras, mas a menos, segun eldlstrJtO que habfan de cercar; tomaban los rios, arroyos y

quebradas que estaban seoaladas por tenninos 0 padrones de

la tIerra que cazaban aqueI ana, y no entraban en el distrito

que estaba senalado para el ano siguiente. Iban dando voces

y ojeando coantos animales topaban por delante, y ya sabfan

donde habfan de iT a parar y juntarse las dos mangas de

gente para abrazar el cerco que Hevaban hecho y acorraIar

el ganado q ue habfan recogido; y sabfan tambicn donde ha-

bfan de iT a parar con eI ojeo, que fuese tierra Iimpia de

montes, riscos y penas, porque no estorbasen Ia caceria'

Hegados allf, apretaban la caza con tres a cuatro paredes

indios, hasta Hegar a tamar el ganado a manos.

Can la caza trafan antecogidos leones y OS08 Y muchas

zorras, gatos cervaIes, que Haman ozcollo, que los hay de

dos a Ires especies, jinetas y otras sabandijas semejantes,

que hacen dana en la caza. Todas las mataban luego, por

89

Iimpiar eI campo de aquella mala canaIla. De tigres no hace-

mos menci6n porque no los hay sino en las montanas de los

Antis (= Ia selva). EI numero de los venados, corzos y

gamos, Y del ganado mayor, que lIaman vicuna, que es

menor de cuerpo y de lana finisima, era muy grande; que

muchas veces, y segnn que las tierras eran unas de mas cazaque otras, pasaban de veinte, treinta y cuarenta mil cabezas,

cosa hermosa de ver y de mucho regooijo. Esto habfa enton-

ces; ahora, digan los presentes eI numero de las que se han

e s c a p ~ o del estrago y desperdicio de los arcabuces, pues

apenas'se hallan ya huanacos y vicunas, sino donde ellos no

han p o d l ~ o Uegar".

EI autor destaca eI chaku como actividad del poder,

traduce inevitabIemente los terminos para sus Iectores: en

los Andes no hay leones, sino pumas, no hay venados, sino

taruka, de similar especie, pero de distinci6n evidente. Deja,

de otro Iado, constancia de Ia disminuci6n de las especies a

raiz de Ia cacerfa desaforada de los tiempos hispanicos.

Metaiurgia

Vieja es Ia metalurgia andina; hacia Ia epooa de predo-

minio de Chavin (1,000 anos a.c.) ya hay muestras clarasde su alto desarrollo artfstico y tecnoI6gico. Los cronistas

del sigIo XVI divuIgaron rapidamente Ia version de que los

Incas habian desarrollado una importante orfebrecia, y mues-

tra de ella son las muchas piezas de oro y plata menciona-

das desde los prim eros momentos de Ia aparicion de los es-

panoIes en las costas de Ia region; por ejemplo, la reIacion

atribuida a Juan de Samano y Francisco de Xerez (el prime-

TO fue secretario de Carlos V, eI segundo fue efectivamente

un cronista y no el mas seguro autor de la reIacion aIudida)

se menciona una balsa hallada en las costas tumbesinas, en la EI oro era obtenido en los Andes cn lavaderos fhiviales

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cual se encontraron abundantes objetos de metales preciosos;una conocida "relaci6n francesa" de la conquista del PerU

indicaba asimismo haberse encontrado llamas de oro de

tamailo natural. Gtras versiones importantes aparecen cuandolos cronistas relataron los sucesos de Cajmnarca, posteriores

a la prisi6n del Inka Atahoalpa, y describieron las muchas

piezas de oro y plata que se Uevaron allf desde muy distantes

lugares del Tawantinsuyu para cumplir Con el "rescate" pac

tado entre elInka y Francisco Pizarro; en aquella ocasion secontabilizaron muchas piezas, no unicamente en los relatosde los cronistas, sino en los documentos notariales que lleva

ban la cuenta de los metales fundidos, sobre los cuales debiapagarse un i m p u e s t o al rey de Espaila.

Los relatos sobre las riquezas de oro y plata halladas enlos amplios territorios del dominio de los incas llenaron laspaginas de las cronicas y las descripciones que sobre el Peru

se PUblicaron entonces en Europa, dando origen a una auten

tica leyenda del oro. Mas adelante, los Propios cronistas rela-taron cosas extraordinarias, hablando por ejemplo del famo

so "jardin de oro" del Coricancha (el templo mas importantedel Cuzco, dedicado al Sol). Alli, senala el Inca Garcilaso de

la Vega en suSeomen/arios reales de los Incas, estabanrepresentadas todas las importantes plantas y animales exis-tentes en el pais de l<Ys incas. La fama del oro se expandiorapidamente entre los espailoles, no solo en America sino en

Espaila, y el siglo XVI esm signado en el PerU por las indes

mayables bUsquedas de tesoros, por unlado, mientras, por elotro, Uegaban a organizarse expediciones para buscar legen

darias ciudades del oro, que refrescaban viejas fabulacionesdel mundo europeo, y que se hallaban siempre un poco maslejos del ultimo establecimiento espanol conocido.

tambien en minas. Los primeros cronistas registraron ya la

iorma de laboreo de las minas; asi, por ejemplo, Pedro San,cho escribia hacia 1534. "Esmn las minas en la caJade un

rio a la mitad de la altura, hechas a modo de cuevas, a cuya

boca entran a escarbar la tierra y la escarvan can euemos de

derva y la sacan fuera con ciertos cueros cosidos en forma

de sacos 0 de odres de picles de oveja. EI modo con que lalavan es que sacan del mismo rio una [en blanco en el texto1de agua, y en la orilla tienen puestas ciertas losas muy IIsas,sobre las coales echan la tierra y echada sacan por una cana

leja el agua de la [en blanco] que viene a caer encima y el

agua se Heva poco a poco la tierra, y se queda el oro en las

.mismMJosas y de eSla Sllcrtc 10 rccojcn. Las mmas ~ n t r a nmucho dentro de la tierra, unas diez brazas, y otras vemte: yla mina ~ a y o r que se llama de Guarnacabo entra cuarenta

brazas. N6,tiencn luz ninguna, oi mas anchura que para . q ~ epueda entrar una persona agachada". EI cronista descnb13

unas minas en el COUilO, al sur de la actual ciudad de LaPaz, despucs conocidas bajo el nombre de Porco.

Los otros metales mas usados en los Andes ( p l a ~ 1 , cobre, eSk1no, etc.) se obtenian de minas, tanto de socavones,

como 01 dcscrito antcrionnentc, como de yacimicntos s u p c ~ -ficiales, de los que hay ejemplos en las vertientes sur-OCCl

dentalcs de los Andes. EI bronce se conoce desde anllguo,

aunque alcanz6 una gran difusi6n en los t ~ e m p o s d? los in

cas; despucs que estos conquistaron la regIOn del Chlmor, en

la costa norte del Pcru, difundieron especialmente el bronceeSk1nifero (cobre + estano), en reemplazo del bronce arsell\cal.

Los cronistas, especialmente el P. Miguel CabeUo Balboa, rccogieron inforrnaciones sobre la conquista incaica del

:1II

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Chimor, y hahIaron de un enorme botin llevado al Cuzco

por eIlnka Pachacuti, aproximadamente 70 anos antes de la

invasion espanola; una parte considerable de ese botin habia

consistido en piezas de oro y plata. Escribe Cabello Balboa

que los incas IIegaron al valle "de Chimo donde halIaron

increibIe copia de riquezas de oro y plata"; Ia conquista

habia sido llevada a cabo por Tupa Inca Yupanqui, aI que

los cronistas senalan como hijo de Pachacuti, y Cabello

Balboa anadio: "Del oro y plata que Topa Ynga trujo [de]

este viaje, mando hazer Yngayupangui [nombre que Cabello

da a Pachacuti] Ia estatua del Sol y Ia de Ticciviracocha y Ia

de Mama Ocllo Ynga ilIo, y tambien se hizo Ia cinta de oro

que estaba en Curicancha, y quedo Olra mucha acienda en

erario 0 depOsito publico con que se hizo eI Cuzco tan rico

como despues 10 halIaron nueSlros espanoIes". Debe asociar-

se con Ia conquista incaica del Chimor Ia difusion de mit-maqkuna incaicos por numerosos Iugares de los Andes, que

eran orfebres procedentes de aquella region; los mismosaparecicron registrdos como "pIateros" en Ia documentacionespanola del sigIo XVI.

Los grupos etnieos sometidos por eI Tawantinsuyu de

los ineas enlrcgaban asimismo mano de obra para eI Iaborco

de las minas, de similar forma que Ia proporcionada para

multiples actividades estataIes; asi, los Chupayehu, de Ia

region de Huanueo, afirmaron en 1549 que en tiempos de

los incas " .. de eada eien indios eehaban [a las minas de

oro] Ires indios y Ires indias y que 10 saeaban todo eI ano y

que eI oro que saeaban 10 llevaban aI Cuzeo y asimismo

dijeron que todas eualro parciaJidades daban asimismo se-

senta indios y sesenta indias para que saeasen plata todo eI

ano y 10 sacaban de los YafOs [olra region, en Huanueo] y Ia

IIevaban al Cuzeo".

Carninos del Inca en Costa (Chala)

Foto2

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LOs metales eran fundidos en guayras, que eran unaespecie de homillos de barm, cuyas paredes tenian agujeros

por donde ingresaba el aire que animaba el fuego; usabancomo combustible carbOn 0 estiercol de llama. Despues de

la invasion espaiiola las guayras continuaron empleandose,

incluso en gran escala, como ocurrio en la celebre ciudadminera de Potosi, donde los espaiioles organizaron la gran

mineria de la plata.

\,.La adininistraci6n de la producci6n

,

,.

Es fa,ma que el pais de los incas logro visibles exitos en

administrar su produccion y distribuirla a 10 largo del amplioespacio que ocup6; para esa tarea, el Tawantinsuyu dispuso

de medios notables, siendo el primero de ellos una extensared de caminos, el Qhapaq Nam (camino del sefior), genera-

lizado desde el siglo XVI con la denominacion de "caminodel Inka", aunque en realidad muchos de sus trazos proce-

dicran de la epoca Wari. Los cronistas del siglo XVI abun-daron en descripciones de los caminos, que frccuentemente

compararon con las grandes vias romanas. Por ejemplo,Pedro de Cieza de Le6n (cuya Primera parle de la Cr6nica

del Peru se publicara en Sevilla en 1553) ofrcce un intere-

sante relato que expresa su experiencia dirccta sobre loscaminos incaicos: afirrna que los curacas de la costa, pororden de los incas "hizieron vn camino tan ancho como qui-

ze pies: por vna parte y por otra del yua una pared mayor

que un estado bien fuerte. Y todo el espacio deste caminoyua limpio, y echado por debaxo de arboledas. Y destos

arboles por muchas partes cayan sobre el camino ramos de-

llos llenos de fruclaS. Y por todas las florestas andauan en

las arboledas muchos generos de paxaros, y papagayos y

otras aues" (vease fotos 2 y 3).

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Cieza se refiere especificamente aI camino de la COSk1

n o r t ~ del Peru. En la sierra ·habia un camino equivalente,longltudmal como el costero, habiendo asimismo una serie

de caminos transversales. Son varios los cronistas que des-

l1caron que el camino sermno iba preferentemente siguien-do la puna, es decir, por las zonas mas a1tas, ingresando a

los valles cuando asi convenfa. Los caminos serranos esta-

ban. construidos con piedra en lajas, y con frecuencia sehacIa escalcms para poder franquear las alturas, como OCu-

ma en el caso mencionado en el capitulo primero, cmmdo

se leyeron las paginas del p, Jose de Acosta, en las cuales

rclal1ba su experiencia en la allura. AlIi, en Pariacaca (nom-

bre de una sierra nevada, y l1mbien denominacion de una

antigna divinidad de la region) se conslruy6 una enonne es-

calera de piedra que fue transitada por el jesuita Acosta,ocumendole el transtorno que su texto regislra.

Tanto en la sierra como en la costa existian caminossecundarios, que llegaban a muchos lugares fuera del cami:no principal. Una muestra de la amplitud de esta red cami-

n ~ r a puede hallarse en el mapa, producto de las investiga-ciones recientes de John Hyslop. Los propios cronistas del

slglo XVI hicieron hincapie en que los caminos ya se en-

contraban.en mal estado pocos afios despues de producidala desapanclon del Taw3l)tinsuyu, y ello se debia sobre todo

a que una .vez t e ~ m i ? a d a hi1tdministraci6n incaica, el regi-

men colomal reclen mstalado no le.spresto la atencion acos-tum brada; esta situaci6n era naturalmente visible en la cos-ta, donde la.arena invadio nlpidamente las rutas aI desapare-

cer el empleo de la mano de obra controlada en forma cons-!ante para su mantenimiento.

A 10 largo de los eaminos se construyeron tampu (tanj-bos), conjuntos habil1cionales que los espanoles del siglo

95

XVI denominaron como posadas; es posible que los tambos

funeionaran efectivamente como alojamiento de los viajeros,pero la estructura de sus depOsitos hace pensar en varios

usos distintos. EI primero, que es mencionado frecuente-

mente por los propios cronistas, era el de servir de aloja-miento a los ejercitos del Inka, y tambien a los numerosos

cargadores y acompanantes que conformaban su cortejo ri-tual. Se indica asimismo en las cronicas que habia tambos

especificamente destinados al alojamiento del gObernante

cuzqueno, en sus viajes por el amplio territorio del Tawan-tili\Suyu. Guardabanse en los tambos todo genero de vitua-

IIots: ropa de lana y de a1god6n asi como a1imentos y armas.

La ll'formaci6n de los cronistas y de los documentos del

sigl" .XVI que desoriben la vida de los Andes asi como la

moderna arqueologia, hacen ver que los tambos no servianunicamente para aprovisionar a los viajantes, sino que tam-

bien hallabanse integrados a la red redistributiva del poderincaico. Es muy posible que cuando se menciona en las

cronicas que el Inka repartia ropa y alimentos durante susviajes, dichos repartos se hiciesen en buena parte ,con 'losbienes almacenados en los tambos diseminados a 10 largo de '

las rutas que 01 Inka transilaba. Los tambos eran servldosbajo la forma de milia 0 trabajo por tumos, la cual se em-

plcaba Iio solamente para su aprovechamiento, sino tambien

para la atcnci6n de sus usuarios potenciales, y distribuci6n

opOftuna de los bienes a1macenados en sus depositos.

Tampu· es un termino generico, dcnomimlbase tambien

asi los lugares en los cuales pernoctaban las caravanas de

llamas que transportaban recursos entre las zonas donde se

producian los mismos y los lugares donde se hallaba Ja

mayor densidad de la poblaci6n de un grupo eLnico. Por ello

los habia en las rutas que comunicaban las areas nuclearesde las etnias con las "colonias" 0 zonas ccologicas donde se

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obtenian los produclos que complementaban los recursos dela poblaci6n. En los caminos que subian 0 bajaban, los tam-

bosse hallaban dispuestos a diferentes distancias en cadacaso, de modo de adecuarse a Ia jornada diaria de camino delos camelidos. Disponian en todo caso de corrales para sualojamiento.

Los incas, como los demas hombres andinos, ConslrUye_

ron puentes de diversas formas, algunas de las cuales conti-mlan empleandose en tiempos contemponlneas. Son celebresaquellos hechos con sogas fabricadas con fibras de maguey

(0 tOlora), conslrUidos con tres sogas longitudinales, siendopara el camino la inferior y las otras dos sirviendo como

barandas; tambien se hacian con dos sogas en Ia base, unidaspor ramas dispuestas sobre elias para formar un camino.

Olros fueron descrilos del siguiente modo porPedro Pizarro,pariente del jefe de la hueste hispanica, quien escribi6 suRelacion del descubrimiento y conquisla del Peru en 1571:

"Usaban eslos yndios unas puentes hechas de unas criz-nexas anchas, hechas y texidas estas crisnexas de unas varas

a manera de miembres; hazian estas criznexas muy largas, yanchas de mas de dos palmos, y de !argor que alcan93ba deuna parte del rrio a otra y sobrauan. Tenian pues hechos unosbestiones de piedra muy gruesa de la una parte y de la otra,alravesados en ellos unas bigas muy gruesas donde atabanestas criznexas junt1indolas unas con olras, y ponian otras

mas altas a manera de pretil de una parte y de Ia otra; des-pues echauan e n ~ i m a muchas varas gruesas, de grosos deIres dedos ymenos, y estas tenian muy juntas ymuy ygualespor encima de las criznexas, puestas por donde auian de

andar. Destas altas ponian otras baras asimismo !argas, quetapaban de un lado y de 000 haziendo una manera de ampa-

ro para que no cayesen los que pasauan ni viesen el agua de

N

'It ANTISUYU

CHINCHA YSUYU COLLASUYU E

CONTISUYO

S

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auaxo. Tenianlas hechas de tal manera y tan fuertes, que

pasaban muy bien los caballos par elias y gente". EI mismo

Pedro Pizarro describio otro puentc hecho con balsas, para

CfUzar el rio Desaguadero, que sale dellago Titicaca.

Como puede observarse, los puentes requerian de re-construcciones periodicas, dado el material de que estaban

fabricados; la reconstruccion y cuidado de los puentes esta-

ban a cargo de trabajadores par turoo 0 mittani.

qepositos\

Si los t.1mbos fueron tambicn depOsitos construidos a 10

larg.o de los caminos, la politica de almacenamiento de re-

:O'·sos aleanzo notorio desarrollo en los Andes y especial-

mente durante et Tawantinsuyu de los incas. Los primeros

eronisk1s del siglo XVI llamaban ya la atencion sobre los de-

positos de alimentos, ropa y otros objetos que hallaban en

'sus primeras andanzas par las tierras andinas. Al dejar testi-

monio de su paso por Cajamarca y de las acciones de los

espafioles que culminaroncon la captura de Atahualpa, el

ultimo Jnka, Francisco de Xerez escribio en su Verdadera

relacion de la conquista del Peru y provincia del Cuzco

lIamada la Nueva Castilla (1534): "En este pueblo de Caxa-malea fueron halladas ciertas casas llenas de rapa liada en

fardos arrimados hasta los techos de las casas. Dicen que era

depositado para [albastecer el ejercito. Los cristianos toma-

ron la que quisieron, y todavia quedaran las casas tan llenas,

que parecia no haber hecho falta la que fue tomada".

Olros cranistas detallaron minueiosamente los objetos

de todo tipo que guardaban en los depositos, pera donde

mas llama la atendon es cuando se describe los destinados

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a los alimentos. Pedro de Cieza de Leon via en 1547 a los

encargados de los depositos de Jauja registrar en sus quipus

todo aquello que ingresaba 0 era extraido de ellos; esto

·ocurria en los tiempos de Pedro de la Gasca, Presidente de

la Audiencia de Lima y debelador de la rebelion de los

encomenderos encabezada por Gonzalo Pizarro. EI propioasunto fue corroborado por ellicenciado Juan Polo de Onde

gardo, uno de los mas acuciosos conocedores de los Andes

de esa misma epoea. Dichas informaciones fueron recogidas

con posterioridad; el jesuita Bernabe Cobo, quien escribio

hacia 1653, menciono que cuando las tropas de Gasca ha

bian pasado por Jauja y su valle, habian encontrado tantos

alimentos cn los dep6sitos alii existentes, que se avituallaron

durante mas de siete meses.

Anotaron los espanoles no solo la abundancia de los·

depositos, sino tambicn su estrategica distribucion; otros

cronistas, como el andino Felipe Guaman Poma de Ayala,

destacaron que cada region de los Andes disponia de gran

des conjuntos de depositos que albergaban los productos de

la region; y cuando modemamentc se ha hallado documen

tos coloniales que explicaban formas de produccion especia

Iizadas, por ejcmplo en el valle maicero de Cochabamba, se

destaca simultanearnente en ellos la construecion de miles

de qollqa 0 dep6sitos donde el mencionado producto sea1macenaba. Muchos ejemplos podrian liallarse de eslO, y

debe destaearse que los nueleos urbanos construidos por los

incasa1bcrgaban gran numero de edificaciones dcstinadas a

depositos, como se ha comprobado en Huanuco Pampa.

Generalmente los depositos estaban construfdos en

zonas mas a1tas y secas. Su edificacion, asf como el proceso

de almacenarniento, ingresaban tambien dentro del sistema

. de milia 0 trabajo par tomos, y la conduccion de los bienes

99

a los depositos mismos era parte del proceso productivo .Los dep6sitos construfdos por los grupos etnicos, donde se

a1macenaba la producci6n destinada al consumo cotidiano,

estaban a cargo de las propias autoridades etnicas, los cura

cas, pero las cronicas indican asimismo que habfa encarga

dos especializados, llamados qollqa kamayuq, que administraban los depositos construidos por el poder central, donde

se almacenaban bienes que servian para a1imentar las meca

nicas de la redistribucion cuzquena.

,Los tl!,ipus

Para administrar contablemente el Tawantinsuyu se uti

lizaron los khipu, las celebres cuerdas anudadas donde sepodia guardar informacion. Es sabido que muchas veces se

ha identificado la civilizacion con la escritura y se ha discu

tido mucho sabre su auscncia entre los incas, sin considerar

se hasta tiempos recientes que la escritura, tal como la cono

cemos, es una de las formas de reprcsentacion simb6lica

empleados por el hombre. Los pueblos andinos, seoalo una

vez John H. Rowe, tuvieron sustitutos satisfactorios de la

escrilura en los quip us, que son en realidad un complejo sis

tema de registros de informaci6n.

Los quipus fueron conocidos por los cronistas, quienes

hablaron detenidarnente de ellos, y en general por los espa

noles del siglo XVI; emplearon su informacion -aunque

sin introducirse en su compleja- o r g a n i z a c i 6 n - ~ pues en re

petidos casos hicieron que los especialistas en quipus "Ieye

ran" la informacion en ellos contenida. Asi, encontramos

descripciones de 10 que se "tributaba" al Cuzco, computos

de la poblacion clasificada por grupos de edad y actividades;

asimismo, cuando en el siglo XVI los curacas andinos pre-

100

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senlaron reclamaciones 0 solicitudes diversas alegando ha

ber hecho entregas de bienes 0 de gente a los conquistado

res, exhibieron y tradujeron sus quuipus a los escribanos

que redactaban las correspondientes informaciones en espa

fio!. Alguna vez, en los inicios de la colonia, los quipus

andinos reemplazaron a los libros de registro del tributo

espailol, cuando los mismos fueron destruidos en las COIl

tiendas entre espailoles por el dominio de los Andes.

EI quipu consta de una cuerda principal -s in nudos

de la cual se dcsprenden otras, generalmente anudadas, y de

diversos colores, formas y tamanos; puede haber cuerdas sin

nudos, as l como tambien cuerdas que no se desprenden de

la principal sino de una sccundaria. Se entiende actualmen

te que los colores y quizas la forma de trcnzado de las cuer

das indican el 0 los objetos a que se refieren, mientra, que

los nudos expresan las cantidades de los mismos, incluycn

do el numero cero. Los quipus conocidos varian scnsible

mente de tamailo, los hay muy simples, y tambicn hay

ejemplares de mas de 1,000 cuerdas. Muchos de los quipus

conservados en la actualidad proceden de excavaciones

arqueologicas, especialmente porque en dcterminado mo

mento de l a colonizacion -especialmente en los tiempos de

las campailas de extiIpacion de las "idolatrlas" andinas

los espailoles los quemaron en grandes cantidades, eonside

randolos asociados con las practieas religiosas prc-eristianasque buscaban desterrar.

En los tiempos de los incas los quipus fueron utilizados

as! para fines contables, y no como una "escritura", aunque

diversos cronistas afirmaron que en ellos se registraba,

ademas, la memoria de los hechos de los incas. Fueron

empleados con seguridad para los computos poblacionales,

para la organizacion de las mitas, 0 trabajos por tumos, en

101

los que participaban pobladores de numerosos grupos etni

cos que entregaban su energla humana al Tawantinsuyu;

tambien se usaron para registrar 10 almacenado en los dep6-

sitos, para contabilizar la produccion, etc. Visiblemente,

pudieron ser utilizados tamMn para contabilizar las cantida

des de energla humana entregadas bajo el regimen de lareciprocidad, no solo cuando se trataba de grandes conjun

tos, sino tambien en asuntos de esta naturaleza entre unidades domesticas.

muestra de la complejidad de la informacion reco

gida en los quipus puede hallarse en las informaciones trans

critas po; los espailoles para usarse como prueba en recursos

administrativos 0 judiciales; en uno de ellos, elaborado en

Jauja, se detalla, porejemplo, las cantidades de cada bien

que entregaron los curacas y pobladores de la region a los

espanolcs que, comandados por Francisco Pizarro, atravesa

ban por primera vez el valle; anadieron las cantidadcs de

gcnte que se incorporo como cargadores 0 auxiliarcs aI gru_

po espanol y, finalmente, fueron anadiendo todD 10 entrega

do voluntariamente 0 aquello que fue robado por los espa

noles a 10 largo de un numero de anos. Ciertamente, esta

contabilizacion de 10 entregado al poder estaba relacionada

con la tradicion andina de darle energla humana y determi

nados bienes, a cambio de una redistribucion, tradicionalantes de la invasion espanola e intcrrumpida despues deesta.

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Urin Cuzco

Manco Capac

Sinchi RocaLloque YupanquiMayta capac

capac Yupanqui

CUADROI

Hanan Cozeo

Inca Roca

Yaguar GuacaWiraqocha

Pachacuti

Amaru Inca YupanquiTupac Inca YupanquiGuayna CapacGuascar

Atahualpa

CUADROII

Manco Capac

Hanan Urin

Inca Roca I Sinchi RocaYaguar Guaca 2 Capac YupanquiViracocha 3 Lloque YupanquiInca YupanquiPachacuti 4 Mayta CapacTUpac Yupanqui 5 Tarco GuarnanTupac Yupanqui II 6 Hi o del anteriorGuayna Capac 7 Tambo Mayta, Don JuanGmiscar 8 Tambo Mayta, Don Juan

Fuente: Duviols. Pierre "Algunas reflexiones acercade las tesis de laestructura dual del poder incaico" (Historica. N, 2, Lima 1980).

CAPITULO IV

LA ORGANIZACION DE LA SOCIEDAD

".,

EI dualismo

Una de las caracteristicas mas saltantes de la organiza

cion social andina es el dualismo, cuyas raices se originan en

las relaciones de parentesco y se manifiesta en la divisiondualista existente en los grupos etnicos, en las zonas urbanas

como el Cuzco, y en el Tawantinsuyu de los incas en general; incluso cuando los cronistas recibieron las informaciones

que relataban las biografias de los incas, estas los c1asifica

ban de modo dual; fueron dos las "dinastfas" cuzquefias:

Hanan Cuzeo y Urin Cuzco. EI dualismo se manifestaba enla organizacion de los ayUus 0 grupos de parentesco, que

aparccen agrupados en "parciaJidades" hanan 0 urin, alaasa 0

- masaa, uma 0 ureD, allauca 0 khac, en distintos Iugares delos Andes. Dichos terminos pueden ser entcn<lidos comoalto-bajo, derecha-izquierda, masculino-femenino, dentrofuera e, incluso, cerca-Iejos y delante-detras. Cuando se tra

ID de describir al Cuzco mismo, los cronistas privilegiaron larelacion alto-bajo, identificandola con los dos ambitos en los

que se dividi6 la ciudad sagrada de los incas, teniendo en

consideracion que cada uno de <lichos ambitos 0 mitades

(Hanan Cuzco y Urin Cuzco) estaban representado por una"dinastia" de gobemantes. Las informaciones de fuera del

Cuzco privilcgian otros terminos, tales son los casos de alaa-

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1M

sa-masaa en las regiones de habla aymara, donde tambien

figura uma-urco, en reladon direeta la Ultima con la cercania

o alejamiento del agua, como acurre en la region del lago

Titicaca y sus riosveeinos; allauca-ichac (dereeha-izquierda)

es mas freeuente en las zonas ubicadas mas al Norte de losAndes.

Es dificil concretar las muchas funcioncs que la organi

zacion dual tenia en los Andes; 10 mas visible es que la mis

rna se integraba en torno a la reciprocidad. Ello explica par

que los curacas de hanan y urin eran claramente comple

mentarios en la organizacion de una mitad etnica 0 de un

;ector de la misma. Por ejcmplo, entre los Lupaqa dc Chu

cuito --en las riberas dellago Titicaca- el grupo etnico en

sf' estaba dividido en dos ambitos 0 mitadcs "de toda la provinoia de Chucuito", cada una de las cuales era administrada

por'In curaca, mutuamente correspondiente al otro; Martin

Car . y Martin Cusi ten ian una trointena de anos en 1567,

cuando se inici6 la visita que hiciera a la region Garci Diez

de San Miguel por encargo de la administraci6n virreinal.

Pcrtcnecian entonces a cada una de las "mitados" del grupo

<'lnico, y entre ambos 10· gobernaban. Los espanolcs insistie

ron mucho en el siglo XVI en la existencia de una jcrarqui

zaci6n que privilegiaba al curaca de hanan, y asi desde las

cr6nicas inieiales que se oeuparon de la poblacion andina Se

indie6 una supremaeia dentro de la relaci6n dual, posible

mente motivada porque los europeos de entonees solo po

dian eoneebir individualmente al pader, tal como ocurri6

can el l ka aunque pareee prevaleeer en las mismas er6nieas

la naci6n de urin = antes y hanan = despues, cuando de las

dinastias ineaicas se trata.

Si la presencia de las dos "parcialidades" (hanan-urin,

allauea-ichoe, etc.) es tan evidente como la de los curaeas

105

las encabezaban, y e:stos se correspondian entre sf como

las mitades mismas, meOlOS visible resulta la eonfiguraci6n

territorial de las mitades, euya delimitaei6n es arqueol6gica

"'""'" diffeil. Las eronicas indicaban, por ejemplo, la divi

sion del Cuzeo, y se eneuentra dos seetores subdivididos asu vez en otros dos; 10 mismo acurre en las evidencias ar

queol6gieas reeogidas en centros como Huanueo Pampa. Si

bien abundan las informaciones sobre la organizaci6n dual,

la p r ~ s i 6 n fisica se haee mas difieH en ambitos menores,

pues plJr ejemplo eada "cabecera"o "pueblo" de los descritos

por las \isitas administrativas hispanicas en Chucuito (el

grupa eUlico Lupaqa), estaba a su vez subdividida en nuevas

tnitades, 10 cual haee apreciar una jerarquizaei6n de las mis

mas, habiendo entonces mitades que reunidas abarean la

totalidad de un grupo etnico y subdivisiones que se apreeian

en cada una de las "parcialidades" que 10 eonfiguran.

. Finalmente, 10 unieo que queda en claro es la eomple

mentaridad de las mitades y la existencia de obligaciones

reciprocas entre las mismas. En el caso del Cuzeo, los ero

nistas fueron acordes en senalar que las dos mitades origina-

. rias se subdividian a su vez, quedando delimitados euatro

. grandes scetores que eorresponden a los nombres de Chin

ehaysuyu, Antisuyu, Collasuyu y Cuntisuyu. Los dos prime

ros formaban la mitad hanan, y los dos ultimos la mitad

urin. Dentro de la mitad hanan se reproducia la division, y

entonees Chinehaysuyu era hanan con relaci6n a Antisuyu

(que era urin en esa mitad); 10 propio oeurria en la mitad

urin, donde Collasuyu era hanan con relaci6n a Cuntisuyu.

En eonsecuencia, Antisuyu y Cuntisuyu eran a su vez los

respcetivos scetores urin de eada uno de los grandes seeto

res 0 mitades del Cuzeo.

La dualidad es, pues en los Andes un prineipio organi-

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zativo que funciona a diversos niveles, aunque no es total

mente claro todavfa el alcance maximo que podia tener.

Hanan y urin son opuestos y complementarios, es decir, ya-

nanlin, como las manos, y ello se aprecia clararnente en el

funcionamiento de las mitades de las unidades etnieas y sus

respectivas subdivisiones --<oomo se ha visto en el Cuzco-

, pero a la vez explicaron los propios cronistas que Ia noci6n

espacial de suyu era multi valente; suyu es cada una de las

cuatro partes del Cuzco y dcI mundo, pero suyu es tarnbien,

y por ejemplo, el ambito que cabfa cultivar a cada uno de

los diversos grupos etnicos, cuyos mittani trabajaban en un

valle grande como el de Cochabamba que, como anterior

mente se via, apareda distribuido en los tiempos del Inka

Huayna Capac entre diferentes grupos etnieos del altiplano

que colaboraban en una giganlesca milia organizada por elInka.

Se registra la aparici6n de las "mitades" y subdivisio

nes del mundo en los mitos que los eronistas recogieron; un

buen ejemplo es el proporcionado par Juan de Betanzos,

quicn precis6: "E como el Con Tici Viracochahobiese ya

despachado esto y ido en Ia manera la dicha, dicen que los

dos que allf se quedaron en el pueblo de Tiaguanaco, que

los envio asimismo a que llamasen y sacasen las gentes en

Ia manera que ha habeis of do res decir, 'de las cuevas, rios yfuentes 0 altas sierras'], dividiendo estos dos en esta manera:

Que envio el uno por Ia parte y provincia de Condesuyo,

que es, estando en este Tiaguanaco las espaldas do el sol

sale, a Ia mano izquierda ( .. ) y que 10 mismo envio el otro

por Ia parte y provincia de Andesuyo, que es a Ia otra man

derecha, puesto en Ia manera dicha, las espaldas hacia do el

sol sale". De esta manera, los cuatro suyu quedan clararnen- .

te identificados: el Chinchaysuyu al Oeste, Antisuyu al

Norte, CoUasuyu al Este y Cuntisuyu al Sur.

107

La jerarqufa de los suyu estaba clararnente definida,

puesto que si bien Chinchaysuyu y Collasuyu eran hanan en

su respectiva mitad, el primero pertenecfa a Ia mitad gencral

banan Cuzco, teniendo, en consecuencia) primacfa. EI orden

de los suyu debio ser, entonces: 1) Chinchausuyu, 2) Collasuyu, 3) Antisuyu y 4) Cuntisuyu. De otro Iado, el cronisla

andina Felipe Gmuuan Poma de Ayala asrgnaba cuatro

"senores" a Chinchaysuyu y Collasuyu, y solo dos a Antisu

yu y !;:untisuyu. Ello explica que Guaman Poma reconoda

la prirrl'ada de los dos scctores hanan (Chinchaysuyu y Co

llasuyu) sabre los urin (Amisuyu y Cunlisuyu); a Ia vez, el

cronista ~ o m p l e l a b a el "consejo real" confonuado por di

chos "senores" con dos incas, uno hanan Cuzco y otro urin

Cuzco. Daba asf, la imagen clara del dualismo en lodo ni

vel, hasta en el del Inka.

Como los propios cronistas indicarOD, cl Cuzco incaico

inclufa dentro de cada suyu un numero de ceques 0 Hneas

imaginarias que atravesaban las waq'a 0 l u ~ a r e s sa6ffados

que cronlstas iniciales dcnominaron adoratonos, y de cuy?

estudio se han claborado propucstas para emender la orgam

zacion social del Cuzeo. Las panaqa 0 gropos dc parentes

co de los ineas y los ayllus euzquenos aparecen jerarquiza

das y relaeionados entre sf por los matrimonios de los pro

pios ineas. Se propone que estaban jerarquizados en tres

gropos: Collana, Payan y Cayao, que senalaban distintos

grados de parenteseo; los incas fundadores de panacas co

rresponden a los grupos Collana, las panaeas mismas a los

Payan y los ayllus cuzquenos a los eeques Cayao. La pro

puesta elaborada por R. T. Zuidema asumio entonces princi

pios dualistas (division de 2 y 4) y una "tripartici6n"; se

espera aun un debate ereador en torno de la misma.

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108

Ellnka

Presentado en las cronicas como "hijo del Sol", fue in

terpretado par los espanoles como un rey a la europea, en

tonces montlrquieo, individual. Pero las propias cronicas y ladocumentacion local indican claramente una dualidad en la

autoridad. En la version de Betanzos, el propio Cuzco apare

cia fundado par Ayar Manco y Ayar Auca, y no hay razon

especifica para suponer que la organizaci6n dual del Cozco

(hanan y urin) no requiriera de dos autoridades como ocuaia

can todos los gmpos etnieos registrados en 1.1 documenta

cion. AI incorporar los espanoles la nocion de una autoridad

uniea (= rey), se privilegio visiblemente a las autoridades de

hanan, aunque en el caso del Cuzco incaico se present6 a las

parciaJidades urin y hanan como"dinastias' secuentes, estan

do los incas de hanan en el poder cuando se produjo la inva

sion espanola.

Las propias cronieas proporcionan sin embargo noticias

de una autoridad entendida como una duaJidad, tanto en eI

Cuzco incaico como en los curacazgos de las diversas regio

nes de los Andes, e incluso los relatos de las cronicas suelen

presentar dos jefes militares en muchas de las expediciones

de conquista. De Ia misma forma, los cronistas colocaron alos incas en dos dinastias secuerites y jerarquizaron a los

curacas bajo la denominaci6n de curaca principal y "segun

da persona"; este podria ser un criterio his¢nieo, como

puede verse en un autor como Pedro Pizarro, quien presen

taba a Francisco Pizarro como "capillin general" de la hues

te y a Diego de Almagro como su "segunda persona", es

decir, un lugarteniente. De otro lado, L,S croinicas recogie

ron informacion que hacia vcr un conflicto, que bien podia

ser ritual, cuando cada lnka accedia al poder, par ella, auto-

109

reS como Maria Rostworowski de Diez Canseco han pro

puesto la fOrmula de un "correinado" entre dos incas como

parte del proceso de seleccion para el acceso final al poder.

Ellnka es presentado en las cronicas como un ser sagrado, que sacralizaba todo aquello que entrba en contacto con

(\1; es un mediador entre los diferentes pianos del mundo y,

en buena cuenta, eI "sol de la tierra", de modo que su poder

sobrei/asaba el solo tlmbito del poder politico. Ello conlleva

quelifk.a sea un termino que no se reduzca a Ia significaci6n

de "rey\, sino que tenga un sentido mucho mas amplio y. \

vanado. ,

Jose Maria Arguedas anoto alguna vez que lnka era

equivalente a "modelo originante de todo ser", es decir, un

arquetipo. De otro lado, enqa, en aymara, es tambien un

principia generador y vital. Como administrador de los

mayores regimenes redistributivos, eIlnka podia ser presen

tado en la tradicion oral andina como el divulgador a dona

dar del maiz (aparte de otros productos: coca, mullu, agua,

etc.) y, en tanto organizador de arnplios sistemas de mitta,

podia asimismo presentlirsele como el que disponia que las

piedras debian ordenarse en paredes por si mismas. Yease la

siguiente version oral que recogi en Ia decada de 1970 en elvalle del rio Colca (Arequipa):

"Inkarripa carnachisca pacharnama santa tierra.

Par eso nosotros hasta la fecha creemos que

Inkarri dizque era como dios milagroso, que

cuando se necesitaba agua, Inkarri decia: 'que

haya agua en este sitio'. Y salia el agua. En ese

instante salia un ojito de agua. Queria construir

chacras, a sea andenes [y1 se construian de por

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si, las piedras de pircaban, se formaban ande

nes par si solos (pirqa = pared).

Dicen que en Callalli, par la parte alta, el

Inkarri en un tiempo bajaba par esta regi6n,

comenzando por Callalli. En Callalli los aylIlIs

estimaban bastante alInka: Callali, Sibayo .. Y

les dejaba elInka tan solamente lena y ganado,

porque como era tan alto no podia tener sem

brios: lena y pasto mayormcntc les dejaba. A

los de Sibayo les daba en elmar, a sea en las

lomas [donde] tienen sus propiedades, diga

mos. Cada aIlo hasta la fecha van a pescar y

traer ess verduras: qochayuyo [= algas] dicen.

EI Inka can los ayllus de Callalli y mayor

mente de Sibayo bajaba hasta Chivay. En Chi

vay les daba agua; despues [les] ha dejado tan

solo sarasenqa, el desecho del maiz. Par esono tiene maiz Chivay.

Llegaron a Yanque, donde los curacas eran

rebeldes, bravos, casi no querfan respetar al

Inka. Pa r eso no tienen agua [en Yanque]; sin

embargo les dej6 [/,par azar?, lse Ie cay6?] un

granito de maix, y ya produce, pues. Hay chaeras de maiz.

Dcspues baj6 hasta Cabanaconde. En Caba

naconde les deja un chodo integro. Es por eso

que en Cabanaconde hay bastante maiz".

Esta versi6n nos informa particularmente sabre las

condiciones del Inka como dador de tecnologia: el Inka

HI

ordena a las piedras que se transformen en andenes, produce

agua, da a la gente ganado y maiz; todas elIas son activida

des relacionadas directamentc can la redistribuci6n que el

Tawantinsuyu organizaba. De otro lado, elmito describe las

condiciones ecol6gicas del area: donde el Inka distribuye

ganado y pastas es en la puna de Sibayo y Callalli, en tomo

a los 4,000 m. sabre el nivel del mar, mientras que la distri

buci6n del maiz ocurre precisamente en Cabanaconde, don

de la ecologia es apropiada y donde tambien recogi Olrasv e r s i o n e ~ orales que hablan de la organizaci6n de una milia

incaica dostinada a la producci6n masiva del maiz. Cosa

importante,"que la versi6n registra: Yanque es el punta mas

alto donde s'e siembra maiz en el valle.

Baja la inevitable influencia de los criterios europeos dela epoca, los eronistas transformaron al Inka en un rey a la

europea, que aceedia al poder par media de un sistema de

hereneia basado en la primogenitura y la legitimidad origi

nada en un matrimonio mon6gamo y enlTe "hermanos".

Cada Inka aparece en lascr6nicas como jefe de una de las

panacas a pupas de parentesco de la elite cuzquena, y debe

entenderse que todas elias funcionaron simultaneamente, EI

Inka era designado mediante un complejo ritual a traves del

cual el Sol (Inti) 10 nominaba. EI eronista andino Felipe

Guaman Poma de Ayala afirm6: "para ser Rey Capac Apo

Ynga Ie ha de llamar en el templo su padre el sol y nombra

lie para que sea rrey y no miraban si es mayor a menor, sino

al quien foera elegido par el sol". Otros cronistas espalloles

incidieron tambicn en que la calidad de Inka se aleanzaba

por media de una designaci6n ritual a traves de la cual se

manifestaba la di vinidad. EI I nka era asi un dios que debia

ser llevado en andas, pues si su poder entraba en contacto

con la tierra podia produeir catastrofes, dada la fuena divi

na que de 61 emanaba. Es diffcil, al estado actual de las in-

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vestigaciones, relacionar adecuadamente esta imagen del

Inka con la informaci6n acerca de la dualidad en la autoridad andina.

EI ritual de desplazamiento dellnka puede apreciarse en

la siguiente descripcion de Francisco de Xerez, quien publico SU Verdadera relacion de la conquista del Peru ... , en

1534. Afirmo Xerez que cuando Atahualpa iba a ingresar a

la plaza de Cajamarca, donde fue apresado pa r los espano

les, iba precedido pa r "un escuadron de indios vestidos de

una Iibrea de colores a manera de escaques [es decir, can di

bujo a cuadros, como un tablero de ajedrez1; estos venian

quitando las pajas del suelo y barriendo el camino. Tras

eslos venian otras tres escuadras vestidos de otra manera,

todos cantando y bailando. Luego venia mucha gente con ar

maduras, patenas y coronas de oro y plata. Entre estos venia

Atabalipa en una litera aforrada de plumas de papagayos de

muchos colores, guarnecida con chapas de oro y plata".

Otras descripciones de Ia epoca afiadian trompeteros. De

esta forma, el desplazamienlo del Inka era c1aramente un

ritual complejo solo entendible por su cali dad sagrada.

EI Inka aparece en las cronicas como un mediador en

gran escala, interviniendo como tal en los conflictos elnicos;

de esta manera, ellnka se comporta igual que un curaca,aunque en un nivel superior. EI Inka media y negocia can

los otros dioses andinos, pues los mitos recogidos por algu

nos autores en la sierra central del Peru -especialmente por

el clerigo Francisco de Avila, conocido extirpador de "idola

trias" andinas- 10 presentan negociando can otras divinida

des, concertando a1ianzas, solicitando y otorgando su ayuda

para las conquistas. A 10 largo de sus expediciones por el

territorio andino, relatadas par las cronicas, ellnka aparece

tambien repartiendo bienes que tenian el mas alto valor y de

113

prestigio entre la poblacion, pa r ejemplo ropa de lana, marz,

coca Ymullu.

Las cronicas dejan entrever que el gobiemo del Jnka

habia proporcionado a los Andes una ,ue rte de pax incaica;

lIo es relativo. Lo que parece mas probable es una contmua~ n s i 6 n entre el eonsenso obtenido par la redistribueion y el

conflicto que ocurria euando aquella no funcionaba. Este es

un punto quvequiere de mayare, estudios.

EI Inka c ' ~ n t r a i a matrimonio con mujeres de los grupos

de parenteseo ohzquefios, y las eronicas destacan que la "es

posa principal" 6 Coya perteneceia al mismo grupo a pana

ca del gobemante; por ella era considerada su hermana.

Pero ellnka se casaba tambien con mujeres perteneclentes alos diversos grupos Mnicos incorporados al Tawantinsuyu;

esta era una manera de emparentar can el gropo y generar

en consecuencia una relacion de rcciprocidad especifica.

Sfmbolo del Tawantinsuyu para los cronistas y, cierta

mente, origen de formas de vida para la tradicion oral de la

gente and ina, que 10 considera uno de sus dioses ordenad?

rcs ellnka --{) su concepto ideal- sc tmnsformo despucs

del'siglo XVI cn un heroc mesianieo, de euya resurrecci6n

dependfa la restauracion del cosmos andino desintegrado

POf la invasion espanola.

La elite cuzquefia

Los cronistas se preoeuparon m ueho par precisar la

presencia de una nobleza incaica e, igualmente a 10 ocurri-

do con otros casos, la presentaron a la manera europea.

"Nobles" son en las cronicas los parientes del gobemante y

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los de sus predecesores, 10 cual transformaba en tales nobles

a. todos los miembros de las panacas cuzquenas, puesto que

cada lnka daba lugar a la formaci6n de una de elIas. Pero en

el :llZCO no ~ o l o habia panacas, sino tambien ayllus, 10 que

haec pres.urn.lr otra forma de jerarquizaci6n. Las panacas

eran las slgUlenles:

I) Chima panaca

2) Rama Panaca

3) Hauaynin panaca

4) Usca Mayta panaca

5) Apu Mayta panaca

6) Vicaquirao panaca

7) Auca y ii panaca

8) Suesu panaca

9) Ifiaca panaca10) Capac ayllu

11) Tumipampa

Mano Capac

Sinchi Roca

Lloque Yupanqui

Mayta Capac

Capac Yupanqui

Inca Roca

Yahuar Huaca

Viracocha

PachacUliTupa Inca Yupanqui

Huayna Capac

La propia Iista anterior, asf como las relaciones entre

panacas y la lista de Coyas 0 "mujeres principales" de los

mcas, o f r e c e ~ duda muchos problemas, puesto que es

pos.lble d I S ~ ~ t I r Sl las panacas son originalmcnte simuHlineas

o SI, como prcficren decir las cronicas, fueron aparcciendo'

como consecuencia de la ascensi6n aI poder de cada lnka.

_ Los miembros de las panacas formaban la elite cuzque

na 0 m ~ l l i e a , pero puede decirse tam bien que todo habitante

de Ia cmdad la confonnaba, pues el Cuzco era una ciudad

~ a g r a d a y olorgaba esta calidad a los que en ellaresidian;

este es punto reconocido no solo por los cronistas sino

escntores posteriores, inclusive hasta del siglo XVIII.

: > ~ s t m g U l e r o ~ los cronistas entre los miembros natos de la

elite (los panentes de los incas, pertenecientes a las panacas,

115

llamados nobles "de sangre") y los denominados "incas de

privilegio", que cran aquellos ennoblecidos por el lnka en

premio a servicios prestados. Quizas sea mejor diferenciar,

ademas, a los que pertenecian a las panacas (ayllus reales) de

aquellos que formaban parte de los ayllus cuzquenos que no

tcnian la denominaci6n 0 categoria de panaca, asi como

tambien de aqueIlos que eran incorporados a la elite en cada

gropo etnico que ingresaba bajo el dominio de los ineas;

estos conformarian la tantas veces mencionada burocracia, y

habrian t e n i d ~ a SU cargo las funciones del Tawantinsuyu en

expansion. \

"Basle recordar los nombres de algunos funcionarios que

registran mas frecuentemente las cr6nicas: Tocricuc (= go

bemador ineaico en una regi6n), Michiq (identificado par los. cronistas como teniente de gobernador), Tucuyricuc, un fun-

cionario que actuaba, al decir de los cronistas, como un in

spector -"ojos y oidos del Inka"-, mientras viajaba por las

diferentes regiones del Tawantinsuyu; no solo recogia infor

maci6n, sino que tenia autoridad para resolver problemas y

conflictos locales. Finalmente, el Quipucamnyuq, identifica

dO'como el especialista en el manejo de los quipus 0 instru

mentos contables. Naturalmente, las cr6nicas identificaron

frecuentemente a los funcionarios incaicos con sus equiva-

lentes espanoles.

Otros funcionarios 0 "especialistas" de diferente natrua

leza serian los Capaq Nan Tocricuq, encargados de la admi

nistraci6n de los caminos del Tawantinsuyu. Podr[a pens{rrse-

les como dirigentes de su construcci6n y mantenimiento. Por

cierto, no debe olvidarse en una enumeraci6n a los QollqaKamayuq, encargados de la administraci6n de los depOsitos.

Las cr6nicas mencionan otros funcionarios especificos

116117

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similares, como aquellos encargados del cuidado de los

puentes existentes a 10 largo de los caminos incaicos. Todas

estos cargos parecerfan, sin embarga, asimilables al regimen

de Ia milia. De otro Iado, existfan mensajeros 0 chasquis;

estos transmitian noticias comendo a 10 largo de los cami

nos, en jomadas calculadas y bajo un rcgimen de postas,

para 10 cual habfa lampu, quizas dislintos a aqueUos queineluian depositos e i n s k ~ l a c i o n e s para el hospedaje de viaje

ros y avituallamiento de tropas; en los aposentos para chas

quis habia d o k ~ c i o n e s en permanente alerta. Las cronicas

senalan que habfa un tipo de chasqui que llevaba pescado

fresco al gohernante cuzqueno, desde la orilla del mar; no Be

sabe si eran los mismos que llevaban noticias u ordenes. Los

chasquis mantuvicron sus funciones hasta mucho ticmpodespu6s de Ia invasion espanola.

Un tipo de funcionario muy especial era el amaula, alque las crunicas sefiaIan como maestro 0 sabia especializado

en la cnsefianza de la elite, aunque algunas infonnaciones 10

asemejan a los adh'inos 0 cienos tipos de sacerdotes. Ejer

cian sus fundones en 01 Yachaywasi, tennino frecucntcmcn

to traducido como "esc ucla" en las cr6nicas. Vinculados sin

duda con Ia ensenanza, se menciona tambien Ia exislencia de

historiadorcs oriciales que transmiti:m de manera muy posi

blemente ritual la memoria oral; las cr6nicas indican que a

la ascension de cada gobernante al poder, r e l a k ~ b a n los fastos de su antccesor.

Sc pucde eoncluir que en Ia espansion del Tawantinsu

yu no puede afirrnarse que los curacas formaran parte auto

maticamcntc de la administracion incaica, aunque es eviden

te que se relacionaban con ella; de hecho, en algunas regio

nes ahamente documentadas se aprecia una visible diferen

cia entre aqueUos curacas que ingresaban a una categorfa

C'Ia! de Ia elite, vinculandose can el propio Inka, (comoespc d IT' . )los curacas de Chucuito, en Ia ribera Suroestc . e Ilicaca,

. tras que los senores etnicos veCInOS no slcmpre goza-mien . 'blban de las mismas prerrogativas. Tampoco es VISI e que

todos los euracas fueran nombrados por el Inka, al contrarlO,

eda suficiente evidencia de que las formas de acceso al~ - . dpoder etnieo no dependian del gohemante cuzq?eno, smo de

pautas establecidas y constantes, en funclOnami

Ilenkto caf' aupo etnico. A 10 mas, puede decirse que e n a con Ir

gr 'a" las decisiones etnicas que, previamente, habian lIeva-mw . fi .,

do designacion de autoridades. DlCha con IrmaclOn era

ritual,\

Habia una diferencia marcada entre los miembros de Ia

elite cuzquena pertenecientes a las panacas, lIamados :'orejo

nes" porios cronistas, pues lIevaban arejerase.omo~ I m b o l o

de su especial rango, y los miembros de las dlngcnclas loca

les' entre los ultimos hay que distinguir, ademas, aqueUos

estaban plenamente incorporados al T a w a ~ t i n s u y u y los

que no 10 estaban, posiblemente por haber sldo sometldos

Iuego de cruentas luchas 0 haberse rebclado c o ~ t r a el Inka.Finalmente, dehe deslacarse que Ia admmlstraclOn mcmca y

Ia de los curacas era convergente y funcionaba sobre

mismas principios, por ejemplo, el mancjo de las rcclprocl

dades y Ia administraeion de Ia redistribuci6n. .

Con Ia expansion del Tawantinsuyu debi6 crecer Ia in

f1uencia de las elites locales no cuzquenas y aumenlar las

formas de incorparaci6n a Ia mecanica administrativa de las

ineas. Coincide con los momentos finales de las conqUlstas

incaicas el aumento de Ia mano de obra dcdicada permanen

temente al pader central (yanacuna del Inka, por ejemplo) y

es posible que, como han sugerido a!gunos autores -por

ejemplo J.V. Murra- hacia los tiempas finales del Tawan-

118119

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tinsuyu, los yana empezaron a pesar de manera distinta aI

l ~ c r e r n e n t a r s e su mlmero y crecer, por consiglliente, la can.

Mad de energia humana de que permanentemente podia dis-

poner eI poder. Es visible taInbien que las elites locales

-cuya organlZacion es incierta, al margen de los curacaz_

gos - pudo entrar en conflicto con la elite central cuzquena

tal como apreci6 en la guerra entre Hmiscar y Atahualpa:cuyas aCClOnes se halIaban en pleno desarrolIo cuando losespanoles arribaron a los Andes.

EI euraea: senor etnieo

. Las eronicas del siglo XVI presentaron a los curacas

ba]o el nombre de "caciques", empleando una palabra anti-

lIana lIegada a los Andes a traves de Mexico, y los identifi-

e a ~ o n como "senores de vasalIos", a la manera feudal. De

alh pa;ten muehas confusiones acerca de los curacas, pues

las ~ r o n t c a s mcnClOnaron tambien que eran nombrados 0

conflfmados po r elInka del Cuzco. Informaciones de los

mlsmos cromstas y de otros documentos del siglo XVI pre-

Clsan m c ] ~ r que la generalidad de los curacas eran nom bra-

a traves de un procedimiento ritual en su propio grupo

etmco y que, euando estaban en funeiones, eran tambien

persona]es sagrados; por elIo debian ser lIevados en andas y

se relaeIOnaban con las huacas, taInbien sus movimientos sereahzaban dentro de un complejo ritual similar aI del Inka.

No parcc?, entonces, eorreeto que todos los curaeas fueran

funcIOnanos del Tawantinsuyu, y es posible que la imagen

de, una frondosa burocracia presentada en las eronicas sea

mas bIen la transposicion de una tendeneia que se estaba ge-

neralizando en el erCCleme Imperio espanol del siglo XVI.

Es claro que la autoridad del euraea se extend!a sobre

un grupo etuico, si bien las autoridades de estos eran dos,

un curaca de hanan y otro de urin, pero se dcnorninaba

tambien curacas a las autoridadcs etnieas menores, de "par-

ciaIidad" 0 "eabccera", como se llam6 en eI siglo XVI a los

pueblos importantes. Las er6nieas presenillfon una jerarquia

de autoridades administrativas organizada decimalmente:

Pisca Camayoc

Chunea Camayoe

Pisea Chunea Camayoc

\ Pachaea Camayoe

, Pisea Pachaea Camayoc

.' Guaranea Camayoe•. Pisea Guaranea Camayoc

Hunu Camayoe

5 familias

10 familias

50 [amilias

lOa familias

500 familias

1000 familias

5000 familias

10000 familias

Se ha presentado esta lista de autoridades como base

fundamental de una eslIuetura bumeratica, y algunos auto-

res dicen que a partir del jefe de 100 familias eran Uamados

curacao Sin embargo, parece mas seguro que la anterior re-

bcion rcspondiera mfts a las necesidades de un computo po-

blacional, fundamental era la milia, que a una jerarqula ad-

ministrativa. Las visitas del siglo XVI dejan vcr que las

mitades que existfan a nivel de un grupo etnieo y a nivel de

las parcialidades del mismo no eran necesariamente equiva-

lentes en niimero de pobladores. De otro lado, el terminocamayoe (KanIayuq) se reficre a cualquicr autoridad en cl

momento de ejereer una funei6n determinada.

Se menciono anteriormente que no todos los curacas

eran nombrados por medio de un ritual dentro de su propio

grupo. Hubo otro tipo de euracas que si formaba parte di-

rectamente de la estructura administrativa de los incas. Tal

es el easo de aquellos que reglan a los mitmaqkuna ineaieos

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120

o los, que tenian autoridad sabre los grupos de yana (= de-

p e n d ' ~ n t e s de la autoridad, en este easo dellnka); incluso

hay sltuaclOnes documentadas en las cuales un yana del

Inka funcIOnaba como amoridad sabre una poblacion que no

era yana, y es eVldente asimismo que las guarniciones de

frontera dlsponfan de autoridades nombradas par el gobierno central del Cuzco, De otro lado, la documentacion del si-

XVI presenta a curacas dc cada mitad de un grupoCtDl,CO como pertenecwntes al mismo grupo de edad; ella cs

poslble solo Sl los dos curacas que correspondian a cada mi-

tad 0 parcialidad eran elegidos a la vez, de modo que es

probable que a la muerte de uno de los dos curacas de un

grupo fueran reemplazados ambos, quedando el sobrevivien_

te del duo previa en una situacion especial, quizas de supre-

mo medlador a consejero dentro del grupo,

No esm total mente claro si todos los eoracas ejercian suau!ondad sabre los depOsitos organizados par la administra-

ClOn mcaICa, pero ,si es evidente que administraban aquellosotros que dependJan de las mit/as internas del grupo, Es

poslblc que en los grandes centros administrativos canstruf

por cl Tawantinsuyu para el ejercicio de la redistribucIOn, hublCra funcionarios especializados en el control de las

mlt/a que en elias se llevaban a cabo, de la misma manera

que especialistas contables (khipukamayuq) que tenian a su

cargo Ia contabilidad de aquello que ingresaba a salia de losdeposItos,

EI curaca, en suma, es mas claramente identificable canuna autoridad etnica, entre cuyas fundones se encontraba Ia

a d m i n i s t r a ~ i o n de los bienes comunales (sapsi) y el control

de 1a energla humana empleada para finalidades redistributivas, par ella organizaba, par ejemplo, las tareas necesarias

para la obtenci6n de reeursos en areas lejanas a eeologias

121

diferentes, Mediaba tambien el curaca e ~ t r ? los ~ versos

pos familiares incorporados en las mecamcas reclproeas~ , 'ddParcntemente, llevaba la cuenta de las reclproel a es,~ a , , "d ~, terviniendo para zanjar las dlferencIas ongma as en

IOOPiOS vinculos y obligacioncs de reciprocidad, La autondad~ . " r 'del curaca derivaba fundamentalmente de su funClOn Iglo:

que 10 llevaba a presidir los rituales y ceremomas, aSIsa, 1a "'d d I I

rna a servir de intennediario con s dlvml a es oca es,co , I d 'e n ~ b e z a n d o , entonces, los rituales agrarlos y as , ,cmas, que

c o n ~ i , g u r a b a n el calendario sagrado de la p o b l ~ c \ O ~ , Fmal-

m e n ~ durante el Tawantinsuyu, el curaca eJercla como

m c d i ~ , de comunicacion entre la autoridad cuzquefia y su

propio grupo; esto ultimo explica par que ell k a b ~ s c a b aemparentar can los curacas, contrayendo matnmomo can

mujeres de su familia, par ejemplo, de manera de generar

una vinculacion reciproca entre elIas.

Administraci6n incaica y local

Las cr6nicas dejaron la imprcsion de una administracion

incaica altamente centrada, que funcionaba en todo el exten-

so territorio del Tawantinsuyu, Como escribfan para lectores

principalmentc (si no unicamente) europeos, los cronistasdebieron ofrecer una imagen de America, en este caso de los

Andes, que pudiera ingresar facilmente dentro de los concep-

tos y categorias que los europeos conodan, Par ella prcsentaron no solo un gobierno momlrquico, orgamzado de acuer-

do a pautas europeas, sino que afmnaron la existencia de un

Consejo Real, que algunos cronistas dijeron que habfa estado

conformado par los jeres de cada suyu cada uno de los cua-

les era denominado Suyuyuq Apu ("senor" de un suyu), y

asimilado en las cronicas a un virrey espana!. Otros, como

Guaman Poma, indicaron la existencia de un consejo consti-

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122

tuido par dace autoridades y presidido par dos incas, uno de

Hanan Cuzco y Olro de Urin Cuzco; cualro autoridades co

rrespo?dian aI Chinchaysuyu, otras tank1S al Collasuyu, dos

alAntlsuyu, y fmalmente, dos

aICuntisuyu.

EIpropio Gua

man Poma sefialo que dicho consejo era similar en sus fun

Clones al Consejo de Castilla, es decir, que conformaba un

cuerpo de administradores y asesores de la mas alia esferadel poder incaico.

Cada suyu habrfa estado regido durante los incas por

una autondad dependlente del lnka, quien lenia mando sabre

los Hunu Camayoc, que regian los grupos de 1000 familias.

No se ha logrado, como se dijo, una explicaeion satisfactoria

de este sistema organizado sobre la division decimal de la

poblacion, y hoy se sugiere que el mismo lenia funeiones

mas c1aramente censales que administrativas.

Pero las mismas cronicas y los documentos coloniales

proporcionan informaciones de interes para apreciar como se

administraba el_Tawantinsuyu. La base de la organizaci6n

?,antenia el funcionamiento de los curacas y de los grupos

etmcos mcorporados al "imperio t;le los incas", somctidos a

una adminiSlracion que loseronistas supusieron cenlralizada

~ o n f o r m a ? a principalmente par miembros de la elite cuaque:

na. La mas vIsible es que el eje de esta adminislracion gira

ba ~ I r e d e d o r del conlrol de laenergia humana, que hacia

poslble la redistribuCionejercida par el poder; en ella inter

venian a c v t i v a m e n t ~ los curacas. De iguaJ rnanera y enn:ayor eseala que los cnracas, ellnka debia ser "generoso"y

distrlbUlf blCnes esenciales entre la poblacion; para ella

requeria de crccientes cantidades de mana de obra y los do

cumentos coloniales lempranos informan que toda la contri

bucion al flika consistia en gente para cumplir determinadastareas. Por ejemplo, en Huauuco, los cnraeas del area pro-

123

porcionaron en 1549 la siguiente informacion aeerca de 10

que el grupo etnico Chupaychu enlregaba al Inka;

"Fueles preguntado que en liempo de losyngas que indios echaban a las minas de oro

dijeron que de cada cien indios eehaban tres

indios y tres indias y que 10 saeaban todo el

afio y que el oro que sacaban 10 llevaban al

Cuzco y asimismo sesenta indios y sesenta

J indias para que sacasen plata todo el afio y 10

, . sacaban en los Yaros y la llevaban al Cuzco.

Fueles pregunk1do que servicio hacia esta

dicha provincia de los chupachos al ynga en el

Cuzco y fuera de el a la continua y dijeron se

quedaban en el Cuzco a la continua cualro

eientos indios e indias para haeer paredes y si

se moria a1guno daban oro (sic, por otro).

Mas daban cuatrocientos indios para sem

brar cMcaras en el Cuzeo para que comiese la

gente y haeer su camarico.

Mas para yanaconas de Guaynacava ciento

cincuenta indios a la continua.

Mas para la guarda del cuerpo de Tapa

Ynga Yupangue despues de muerto ciento

cincucnta indios a la continua.

Mas para la guarda de sus armas diez yana

canas.

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·124

Mas para Ia guarda de los ehaehapoyasdoseientos indios.

. Mas para guarda de Quito doscientos in-dIOs.

Mas para Ia guarda del euerpo de Guayoa-

cava despues de muerto veinte indios.

Mas para hacer plumas eiento veinte indios.

Mas para saear mieI sesenta indios.

. Mas daban para cumbieus euatrocientosmdlOs.

M,\s para hacer tintoras y coIores euarentaindios.

Mis para guardar las ovejas doseientoseuarenta indios.

Mas Ie daban para guarda de las eMearas

que l e ~ i a n en lodo esle valle euarenta indios y

el mmz de elIas I1evaban Ia mayor parte aICuzeo y 10 demas a los depositos.

Mas daban euarenta indios para sembrar ajlel eual lIevaban aI Cozeo. .

Mas daban para haeer sal unas veees sesen-

la indios y otras euarenta y cineuenta.

125

Mas daban sesenta indios para haeer Ia

coca Ia cua! coca IIcvaban aI Cuzco y a los

depositos de Guinueo y unas veces lIevaban

dosientos costales y otras cuarenta

Mas daban cuarcnta indios para que andu-viesen can Ia persona deI ynga a tomar vena-

dos.

\, Mas daban cuarenta indios para hacer sue-

,.. las y las lIevaban aI Cuzco y a los dep6sitos.

I' Mas daban cuarenta earpinteros para hacer

·pIatos y cseudillas y otras cosas para eI ynga y

10 Ilevabana! Cuzco.

Mas daban euarenta olleros para haeer ol1as

y las l1evaban a Guanuco.

Mis daban sesenta y ocho indios para guar-

da deI !ambo de Guinuco.

Mas daban ochenta indios para lIevar las

cargas de Tanbo a Bonbon y de Sutin Cancha

hasta Tambo.

Mas daban cuarenta indios para guarda de

las indias deI ynga.

Mas daban para ir con Ia persona del ynga

y para las hamacas quinientos indios e iban a

Quito 0 a otras parIes.

Mas daban quinienlos indios para sembrar

y otras cosas sin salir de sus tieeras".

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126

La Iista anterior, elaramente explicita, proporciona

intonnaciones no solamente acerca de 10 que se entrcgaba al

Inka, todo ella en energia humana, para hacer casas a tarcas

especfficas, 10 que subraya que Ia pOblacion no entrcgaba

Cosa ninguna de su personal produceion. Pero, ademas, hay

otra cueslion impork1nte: debe distinguirse entre las tareasenumeradas aquellas que eran permanenles de las que po

dian ejecUlarse en un plaza breve 0 aun ocasionalmente

eSlo es importante porque el numero de pobladores involu:

crados en esta !ista es mayor que el de "jefes de unidad

domestica" que tenia el grupo elnico de los Chupaychu en

condiciones de "tributar". Da indicios, ademas, la !ista ante

rior de que los propios curacas eran encargados de Ia admi

nistracion de Ia indicada mano de obra, salvo en aquellos

casos en que la misma era enviada al Cuzco 0 a otros luga

res. Distinguiase de esta manera Ia aclministracion, por

ejemplo, de los depositos centrales, de aquellos que esmban

ubicados en el ambito de Ia unidad etnica. Sin embargo, los

depositos del Inka no se hallaban todos cn el Cuzco, sino

que se encontraban distribuidos por diversos Iugares del arca

andina, par ejemplo en los centros administrativos como

HmlDuco Pampa, mencionado en el documcnto; en estos

centros administrativos es visible la existencia de personal

permanente dedicado a la administracion de Ia mano de obra

que en cllos Iaboraba (millani) y a Ia vigilancia del centromismo y sus depositos. Ya se ha mencionado anteriormente

que es discutible Ia existeneia de una amp!ia burocraeia,

pero es indudable que buena parte de Ia elite cuzquena

cumpIia tareas administrtivas, como aparcce en las cr6nicas.

La pobfaci6n y fa pofitica pobfacionaf

Los cruculos demograficos para el arca andina anterio-

127

la invasion espanola han sido surnamente variados.

res Imente se pensaba que el numero de habitantes delIntCla . ~ . .Tawantinsuyu habia sido baJo, pero las mas reCIentes mves-

tigaciones ca!culan aproximadamente entre 9 y 15 mIllones

de habitantes, pudiendo ser incluso algo mayor la clfra. Todo

cIDcuio es aproximado, puesto que se e a l i ~ a sobre la de

. I suomados hechos durante la coloma InIc131 y Ia dlsmmu-we . . d =

ci6n de Ia poblacion originada en Ia cnsls emogr",lca qu e

asolo los A n ~ e s a partir del siglo XVI.

Las croufas niencionan que la poblacion andina e ~ m -ba administrada por el Tawantinsuyu de modQ .ml que ~ s t eporna movilizar: pobladores para Iograr una meJor d I S U 1 b ~ -cion de Ia gente de acuerdo con los recu;sos que cada regIOn

pedia proporcionar. Concuerdan las cram cas e? que e s t o ~ pobladores transplantados desde sus lugares ?ngmanos a disun

IllS zonas eran llamados milmaqkuna; aSlmlsmo, dlstmguc?

-las propias cronicas los milmaqkuna o r i g i n ~ d o s e n la n e c e ~ l -dad de poblar una regi6n y, en consecuenC13, expiotar.meJor

recursos de aqucllos grupos poblacionales movlhzadossus, ' ' ' f '

-can finalidades estrategicas de colomzaclOn rontenza .0 a

. ocupar areas que quizas pa r haber sido inc.orporadas reCICn-

temente al Tawantinsuyu 0 por haber ocurndo en elIas s ~ b l ~ -vaciones, debian estar en mayor contacto can gente ?:as.

leal" al poder central, que bien porna servir c o ~ o un P O S ~ t i V Oelemento de control que no excluia Ia presenCIa slmultanea

de gnarniciones estrictamente militares. Es dificil.calcular eI -

- numero de milmaqkuna, el cual variaba con segurldad segun

su funcionpolitica a economica, Los milmaqkuna no fuer?n

creacion de los incas; antes que ellos los dlstmtos grupos et

nicos mantenian grupos variables de mitmaqkuna en d i ~ e r s a sareas y es posible que muchos de ellos estuvleran desunados

a m a ~ t e n e r el control sobre zonas alejadas de los centros

nucleares de cada grupo etnica, en las cuales el mismo ejer-

128

129

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cia tareas agrfcolas 0 ganaderas, pues dichas "colonias" ceo.'logicas estaban destinadas a diversit1car la produccion.

Si los milmaqkuna enviados por los grupos emicos te.

nian actividades principalmente relacionadas Con el control

ecologico, los que dependian del Tawantinsuyu tenian fun.

ciones mas amplias, algunas de las cuales han sido ya enu.

meradas. Todos eran separados de su grupo de parenteseaoriginario, pero es mas probable que los primeros mantuvie_

ran sus relaciones originarias c incIuso sus derechos a Ia re-

distribucion; en cambio los milmaqkuna dellnka parecen

haber constituido comunidades importantes de pobladorestransplantados, que aun despues de producida la invasion es

panola mantenian su identificacion como milrnas dellnka,

constituyendo grupos aparte de la poblaci6n.

Otro tipo de poblaciones transplantadas 0 extraidas delos grupos etnicos eran los yanakuna, a los cuales las croni

cas identit1caron can ligereza como esclavos. Se ha probado

la existeneia de yanas de los grupos etnicos, quienes tenian

a su cargo especft1cas tareas productivas que requerian dedicacion a tiempo eompleto. Recientemente se ha propuesto

que la raiz yana tiene mayor relacion con intordependencia

(yananlin =opuestos Ycomplementarios) que can una rela

cion de dependeneia similar a la esclavitud; dentro de esta

lfnea. yana lleva a una situaci6n en la emu se ejerce una in-

terdependencia bajo los patrones de la reciprocidad. Si ello

es correcto, las relaciones de esto tipo podrfan ser simetricas

a asimctricas, como en el caso de la reciprocidad propia.

mente dicha. Si yana dcpcnde de la reciprocidad, puede ser

considerado como parte de obligaciones temporales, mien

tras dure la obligacion recfproca 0 en el tiempo que demore

cumplirla; esto seria v{tlido para ciertas relaciones dentro de

los grupos emicos, aunque la mejor informacion habla de

akuna entregados a los curacas para el eumplimiento de~ . d d·tareas diversas, pastoreo por ejemplo. Los yana e ~ e n [en-

tes de los curacas y especialmente los que d e p e n ~ t a n de la

autoridad central del Tawantinsuyu correspondenan enton-ces a la reciprocidad asimetrica y eran, en este caso, perma

nentes.

Los yana sometidos a la autoridad cumplfan las tar:"sue esta les asignaba. Se ha senalado que durante los anos~ n a l e s del Tawantinsuyu crecio su numero, y so sabe que

parte de eilps estaba dcdicado a c ~ l t i v ~ las tierras producto-ras de marz,del valle de Yucay, area [mportante cuya pro

duccion se d ~ s t i n a b a a la alimentacion de las panaqa cuz

quenas, aunque lambicn es muy probable que c u ~ d o m c ~ ? sparte de su produccion estuviera dedicada a la red[stnbuclOn

que ellnka ejercia. A pcsar de ella los especialistas han cal-culado una baja proporcion de yana en los uempos del Ta-

wantinsuyu (1% en el caso de los Lupaqa de ChUCllltO),

aunque dichas cifras se reCieran a un grupo ctnico y no al

Tawantinsuyu propiarncnte dicho. Finalmente, los yana

parecen haber sido considerados como " e s p ~ i a l i s t a s " y, en

tanto dependian direclamente del poder, pod13n ser traslada-dos siemprc bajo control a regiones distantes; los m e n c [ ~ n a -dos yanas de Yucay, por ejemplo, provenian de la lejanazona del Canar, en el actual Ecuador.

Los yanas no eran unicamcnte quienes realizaban traba

jos como los indicados, lambicn habia y a . ~ a s que c ~ a n ~ u r a -cas y funcionarios; clIo explica la c o m p l e j [ d a ~ del termmo y

su alcance variable. De hecho, los CroOlStaS md[can que el

Inka solia repartir entre sus yanas a las aellas 0 ~ u j c r ~ s es

cogidas; se ve asi que la relacion de yana [mpedm un

alto status social y, como he dicho, podia cons[derarse yana

dellnka a todo dependiente (incluso funcionario) de la auto-

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130

ridad cuzqueDa. Ciertamente que los yana delinka podian

ser considerados incluso como privilegiados dentro del siste

ma, puesto que estaban exc1uidos de toda otra obligacion yeran mantenidos por el aparato cuzqueDo en forma directa.

Es visible que en la politica poblacional incaica intervenian otros factores y diversos elementos de control. Entre

los primeros destacan los movimientos temporales de pobla

cion destinados al cumplimiento de milia del Tawantinsuyu.

Anteriormente mencione situaciones como la derivada de la

gigantesca milia incaica organizada en Cochabamba, y en la

cual participaban pobladores de los diversos grupos del alti

plano Peru-boliviano cuya tarea estaba vinculada al sembrio

del maiz. En casos como este debian incluirse tambien mit-

maqkuna de los diversos grupos involucrados, los que per

maneefan en Cochabamba para vigilar los sembrios y con

trolar los depOsitos. Entre los elementos de control para los

movimientos de mano de obra debe considerarse a los khi-

pu, expJicados en el capitulo anterior.

Las cr6nicas del siglo XVI dan temprana noticia de las

aqUa, generalmente calificadas como "mujeres e s , : o , ~ i d , l S " '.'

del Solo del Inka. Configurada la institucion por los cronis-,

tas iniciales, se inform6 que eran entregadas a los eSllaDole:s

(posiblemente para iniciar relaciones de reciprocidad rtelriv,,_das de nuevas relaciones de parentesco, aunque los eStlano

les las recibieron como simples presentes); a la vez, las

nicas la s caracterizaron como una especie de monjas.

propias cr6nicas mencionan que las aqUa estaban de5:tinadas'

al cumplimiento de diversas funciones de culto y que

elias se escogia a las "mujeres secundarias" delinka;

mo oste podia escoger entre elias algunas para entregarlaslosmiembros de la elite, a los generales victoriosos 0

so a aquellos curacas que'deseaba privilegiar. No se

papel ritual de las aqllas, pero es claro que se trataba de .

pe:rsonas desvinculadas de su grupo de parentesco. Vease,ejemplo, la descripcion que de elias hizo el licenciado

;,"JfCernarldo de Santillan en su Relacion del origen, descen-

aene"u,polftica y gobierno de los Incas, esc.rita hacia 1563:

"(en cada grupoetnico, los incas) tomabanmuchas mujeres de las mas principales, hijas de

senores y de sus hermanos y hermanas, y otras

senalaba para el sol, las que Ie parescian, a lasI,; cuales lIamaba induguarmi (Inti warmi = mujc-',' : res del Sol); mandabales hacer casa parlicular

, ~ o n d e estaban con mucho reeogimienlo con sus

porleros; estaban alii siemprc haciendo ropa y

otros servicios para el Sol; Yotras aplicaba paralas guacas por la misma orden; y a las que apli

caba para si tambien las mandaba hacer casa, y

les daba servicio y mandaba que hiciesen ropa

para su persona y a su medida: a estas lIamaban mamaconas; nunea se permitfa casarse a

ninguna dellas; proveialas el inga de todo 10

necesario de sus tribulos; de las demos mujeres

que eran las de menor suerte; escogia las demejor pareeer y proveialas en otra casa que las

mandaba hacer; a estas lIamaban agros (sic, por

aqUas), que quiere deeir escogidas; dabanles suservicio y estaban en reeogimiento, y mandabaque hiciesen tambien ropa para su persona, y

destas daba algunas por mujeres a quien el

queria hacer merced, 10 eual siempre hacia con

quienes eran sus criados e yanaconas, aunque

tuviesen otras mujeres:'.

Santillan deja verlas caracteristicas de las acllas, aun-

132

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que llama asf solo a un nivel de las "mujeres escogidas";

precisa las diferentcs funciones que cumplfan, insistiendo no

solamente en la separacion de las mismas de sus grupos

originarios (10 cual las hada dependientes de los recursos

dellnka, similares a los empleados para la redistribucion),

sino tambicn resaltaba sus tareas textiles, las cuales no pue-

den desligarse de la redistribucion que ellnka ejerda, pueslas cronicas nos hablan de los mUltiples "regalos" de ropa

que el gobemante hada, e incluso los repartos de la misma

que realizaba durante sus conquistas y viajes por el territorio

del Tawantinsuyu. Hay diferencias entre los informantes de

los cronistas, pues aunque algunos dicen que las acllas te-

jfan, otros, como Pedro Pizarro (1571) hacen mencion de

que solo hilaban, pues el tejido mismo era tarea de varones.

La dependencia de la autoridad convertia a las acllas en algo

muy similar a los yanakuna; como decfa Santillan, las acllaspodfan ser entregadas como mujeres de los yanas dellnka.

CAPITULO V

DESCRIPCION DEL CUZCO

"Las cronicas proporcionaron desde el siglo XVI

s u c b ~ i v a s descripciones del Cuzco, sus templos y palacios,

asf como destacaron pcrmanentemente la importancia que la

ciudad tenia. Todas las descripciones de las cronicas son

importantes, aunque no siempre puedan proporcionarnos

informacion correcta acerca de la evolucion hist6rica de la

ciudad. La arqueologfa ha dado muchos pasos en este

camino, aunque debe aclararse que atribuyendose al

Tawanlinsuyu de los incas cien ailos de duracion, no es

posible siempre disponer de una cronologfa adecuada de la

construccion de la ciudad sagrada de los incas.

Dc otro lado, hay diferentes problemas en lomo aI trazo

urbano del Cuzeo, los cuales no se deben todos a situacionesderivadas de las modemas modificaciones del mismo. En

primer lugar, la ciudad incaica fue destrufda poco despues

de la invasion espanola, durante la rebelion encabezada por

Manco Inca en 1536; en aquella ocasion se incendiaron los

techos de la ciudad y no se sabe exactamente cmil fue el

alcance de los destrozos. En un segundo terrnino, desde el

momento mismo de la ocupacion espanola de la ciudad, se

procedio a repartir el terreno urbano entre los espailoles que

alIi se avecindaron; de esta forma, parte de los recintos

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134

urbanos fueron entregados a espanoles que los modificaron

para adeeuarlos a sus propias necesidades. Una tercera con

sideraci6n es que, desde los primeros tiempos de la ocupa

ci6n espanola, se generaron actividades que modificaron

drasticamente el trazo urbano de la ciudad, por ejemplo sealter6 la gran plaza central (compuesta de Aucaypata y

Cusipata, ambas separadas por el rio Huatanay), edifican

dose una manzana de casas entre los sectores de Aucaypata

y Cusipata. Finalmente, y en cuarto termino, se modific6

claramente el trazo urbano al ampliarse las ~ c a l l e s y

demolerse construcciones para adeeuar los espacios a un

nuevo uso urbano.

Un problema distinto es la ausencia de pianos de la

ciudad en el siglo XVI que hagan posible el mejorconocimiento de 10 que fue el Cuzco incaico. Diversos

autores moderuos han buscado reeonstruir el trazo original

urbano cuzqueno sobre la base de los muros incaicos

sobrevivientes, pero es evidente que la ampliaci6n de las

calles pudo originar desplazamientos de los mismos, los

cualcs fueroo reconstruidos con las mislnas t6cnicas, como

me ha comunicado personalmente el Dr. John H. Rowe. De

hecho, autores contemponineos han hecho notar que las

vistas de la ciudad, impresas en diferentes obras desde el

siglo XVI, corresponden a visiones imaginarias donde los

trazados urbanos han sido elaborados sobre la base de los

relatos de los cronistas, al menos en parte, pero otorgando a

las construcciones c1arisimas caracterfsticas de la

arquitectura europea de aquellos tiempos.

La imprecisi6n de los relatos de las cronicas permite

apreciar otros problemas. Anteriormente mencione que los

incas construyeron "otros Cuzeosr" espcdficamentc_

identificados can los centros administrativos de los incas, y

135

ubicados en distintos Iugares del area andina; los

arque6Iogos han precisado que los pianos de algunos de

ellos ----quiziis de todos- no corresponden a los del Cuzco

incaico; ello se debe a que los incas basaron Ia similitud

entre los centros administrativos y el Cuzco en la reuni6n de

ciertos elementos basicos, simb6licamente agrupados:

ushnu, aqllawasi, "palacio del Inka" ---<lirfa Valcarcel

debefl\os anadir I?s dep6sitos 0 qollqa, cuando menos. E s t o ~elemelitos conflguraban un conjunto simbolico, que

identifioaba a los incas y sus centros administrativos, los

cuales e ~ n , entonces, "iguales" al Cuzco.

Algunas de las cronicas del cicio cuzqueno, entre las

que destacan las obras de Cieza de Le6n, Betanzos,Sarmiento de Gamboa y Molina, Hamaron la atenci6n sabre

que la fundaci6n del Cuzco par el primer Inka, Manco

Capac, habfa estado asociada can la organizacion de un

sistema de dren1\ie para sanear los "pantanos" que ocupaban

el silio. Precisaron, asimismo, que Ia ciudad inicial estaba

construfda entre los rfos Tulumayo y Huatanay. Se ha dicho

can frecuencia que Ia ciudad incaica tenfa la forma de un

. puma, cuya cabeza estarfa en Ia fortaleza de Sacsaywaman,

el cuerpo entre los rfos mencionados y la cola asimismo

ubicada en ellugar Hamada Pumaq Chupan. Un grabado en

el cual se puede hallar esta figura aparece en el libro de

Ephraim George Squier, Incidents of ravel and explorations

in the land of the Incas (1877), aunque el tema ha sido

estudiado par autores posteriores (vease Rowe, Chavez

Ball6n, Gasparini-Margolies). La estructura dcfinitiva de la

ciudad es atribuida par las cronicas ados momentos del

tiempo de los incas, siendo el primero el de Pachaeuti, quien

reeonstruyo la ciudad, segun las cronicas, despues de la

guerra can los Chaneas, y se menciona, en segundo lugar,

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136

modificaciones importantes ocurridas durante el tiempo del

gobiemo de Huayna capac.

Los cronistas destacaron asimismo el sentido simbOlico

del Cuzco como centro y oeigen del mundo de los incas; laciudad misma era reverenciada y se llega a indicar que era

un sfmbolo de todo el Tawantinsuyu. Ello explica la

repeticion simbOlica de la estructura de la ciudad en los

centros administrativos incaicos. Algun cronista llega a decir

que quien venfa del Cozco debfa ser reverenciado por quien

iba a el, desde que habfa estado en contacto con la ciudad

sagrada. Aun en el siglo XVIII podia escribir Ignacio de

Castro, siguiendo las Ifneas del Inca Garcilaso de la Vega:

"Los indios asf los que la habitan, como los

que venfan a ella de fuera la tenfan [a la ciudad

del Cuzco] en tal aprecio y veneracion que aun

tocaba en culto religioso la estimacion que

hacian de ella. Sus moradores; sus

producciones, sus usos y costumbres, sus

modales se reputaban con no se que bamiz de

divino, 0 sea porque en su reducida inteligencia

[Ia de los hombres andinos] sus soberanos no

distaban de los Dioses que adoraban comodescendientes de las mismas divinidades, por 10

que vefan a la ciudad como Templo de eslos

Semi-Dioses; 0 por esa general dolencia de las

cortes y ciudades dominantes que no exaltan

sino 10 que es fruto de su recinto; mirando las

Provincias, a sus hombres y a sus obras con esa

preocupacion que causa la vecindad del

Soberano".

Uno de los que acompafio a Francisco Pizarro en su

137

viaje de Cajamarea al Cuzco fue Pedro Sancho, secretario

del propio Pizarro y autor de una Relacion de la conquisla

del Peru, desconocida en espanol hasta el siglo pasado,

aunque hubo ediciones anteriores en italiano e ingles;

Sancho hizo una primera desceipcion de la ciudad:

"La ciudad del Cuzco por ser la principal de

todas donde tenfan su residencia los senores, es

tan grande y tan hermosa que seria digna de

verse aun en Espana, y toda ella llena de

palacios de senores, porque en ella no vive

gente pobre, y cada seilor labra en ella su casa

y asimismo todos los caciques aunque estos no

habitaban en ella de continuo. La mayor parle

de estaS casas son de piedra; hay muchas casasde adobe, y estan hechas con muy buen orden,

hechas calles en forma de cruz, muy derechas,

todas empedradas y por en medio de cada una

va un cano de agua revestido de piedra. La

falta que tienen es el ser angostas, porque de un

lado del cano solo puede andar un hombre a

caballo, y otro del otro lado. Esta colocada esta

ciudad en 10 allo de un monte y muchas casas

hay en la ladera y olras abajo en el llano. Laplaza es cuadrada y en su mayor parte llana, y

empedrada de guijas; alrededor de ella hay

cuatro casas de senores que son las principales

de la ciudad, pintadas y labradas de piedra, y la

mejor de ellas es la casa de Guaynacava

cacique viejo, y la puerta es de marmol blanco

y encarnado y de otros colores, y tiene Olros

edificios de azoteas, muy dignos de verse. Hay

en la dicha ciudad otros muchos aposentos y

grandezas: pasan por ambos lados dos rios que

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nacen una legua mas arriba del Cuzco y desde

allt hasta que llegan a la ciudad y dos leguas

mas abajo, todos van enlosados para que el

agua corra limpia y clara y aunque crezca no se

des horde: tienen sus puentes por los que se

entra a la ciudad. Sobre el cerro, que de la

parte de la ciudad es redondo y muy aspero,

hay una fortaleza de tierra y de piedra muy

hermosa. Hay dentro de ella muchos aposentos

y una torre principal en medio hecha a modo

de cubo, con cuatro 0 cinco cuerpos, uno

encima de otro: los aposentos y estancias de

adentro son pequenas, y las piedras de que es!li

hecha es!lin muy bien labradas, y tan bien

ajustadas unas con otras que noparece quetengan mezcla, y las p i e d r a ~ es!lin tan lisas que

parecen tablas acepiUadas, con la trabazon en

orden, aluso de Espana, una juntura en contra

de otra. Tiene tantas estancias y torres que una

persona no Ia podrfa ver toda en un dia: y

muchos Espanoles que la han visto y han

andado en. Lombardia y en otros reinos

estranos, dicen que no han visto otro edificio

como esta fortaleza, ni castillo mas fuerte.

Podrfan estar dentro cinco mil Espanoles: no seIe puede dar bateria, ni se puede minar, porque

es!li colocada en una pena. De la parte de la

ciudad que es un cerro muy aspero no hay mas

de una cerca: de la otra parte que es menos

aspera hay tres, una mas alta que la otra, y la

ultima de mas adentro es la mas alta de ladas.

La mas linda cosa que puede haberse de

edificios de aquella tierra son estas cercas,

t

139

porque son de piedras tan grandes, que nadie

que las vea, no dira que hayan sido puestas alii

por manos de hombres humanos, que son tan

grandes como trozos de montanas y penascos,

que las hay de altura de treinta palmos, y otros

tantos de largo, y otras de veinte y veinticinco,

y otras de quince pera no hay ninguna de elias

tan pequena que la puedan lIevar tres carretas:

estas no son piedras lisas, pera harto bien

encajadas y trabadas unas con otras .."

EI lexto de Pedro Sancho es harto elocuente; no solo

indica los trazos genericos de la ciudad, sino que destaca la

fortaleza de Sacsayhuarnan, en cuya descripci6n se detiene,puntualizando algunas caracterfsticas que los cronistas

posteriores repeticin en 10 que se refiere a las piedras

labradas, su tamano y la forma de sus junturas. Las

descripciones posteriores, hasta las de nuestros dias,

testificaron la paulatina modificaci6n, no solo del trazado

urbano del Cuzco y sus edificios, sino tambien de la

fortaleza, muchas de cuyas piedras fueron empleadas para

las construcciones urbanas del Cuzco espano!.

Destacan ciertos asertos de Sancho: precisa que las

calles eran "en forma de cruz", cosa que se veia importante

en las construcciones espafiolas de la epoca. EI Cuzco no

tiene, sin embargo, forma de "dameron, cuadrada, annque

sus calles tiendan a ser rectas en determinados sectores.

Naturalmente, el cronista critica la anchura de las calles,

destinadas a peatones, mientras el espanollas concebia para

andar a caballo; por ello no Ie parece suficiente que las

calles dejen pasar un solo caballo a cada lado del

alcantarillado. Importa la descripcion de la plaza, rodeada de"palacios" construidos por los incas. Estos eran e1 Quishuar

140 141 I -

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Cancha, seoalado frecuentemente como templo dedicado al

"hacedor" (Wiraqocha 0 Pachayachachi), el Cuyusmanco,

donde se encuentra l a actual catedral del Cuzco e iglesia del

Triunfo, lugar este donde se guarecieron los espailoles

durante el cereo de la ciudad en la rebelion de Manco Inca

(1536), finalmente Cassana, mencionado frccuentemente

como palacio de Pachacuti. Los propios cronistas seoalaron

que no toda el area atribufda al Cuzco incaico estabaconstrufda, pero es visible en la anterior descripcion de

Pedro Sancho que pane de la ciudad tenfa edificaciones

petreas y parte, de adobe. EI mismo cronista indico que en

el Cuzco no vivfa "gente pobre", con 10 que querfa decir que

toda la poblacion de la ciudad pertenecfa a la elite.

Otra caracteristica particular tenfa la plaza central de la

ciudad. Cuenta ellicenciado Juan Polo de Ondegardo, uno

de los mas acuciosos investigadores de10

andino en el sigloXVI, que a la plaza del CuzCQ "Ie sacaron la tierra propia y

se lIebo a otras partes por cosa de gran estima, e la

yncheron de arena de la costa de la mar eomo hasta dos

palmos y medio, en algunas partes mas; sembraron por toda

ella muchos vasos de oro e plata, ovehjuelas 0 hombrC\'illos

pequeilos de 10 mismo, 10 cual se a sacado mucha cantidad,

que todos 10 hemos bisto; desta arena estaua toda la plaza

quando yo fui a governar aquella i u d a d , e si fue verdad que

aquella arena se trajo de ellos afirman e tienen puestos en

sus registros, pareceme que sem ansi que toda la tierra juntatuba n e s ~ e s i d a d de enlcnder en ello, por que la p l a ~ a cs

grande y no tiene mimero las eargas que en ella entraron .. "

Polo de Ondegardo afirmaba que se habfa requerido,

entonces, una enorme fuerza de trabajo para lIenar la plaza

del Cuzco con arena; a la vez, cuando informa Polo que la

tierra de la plaza del Cuzco habia sido lIevada a las ciudades

fundadas por los incas, debe entenderse que ello funcionaba

particularmente en los centros adrninistrativos creados por la

actividad del poder incaico en diferentes lugares de los

Andes. Esto ocurrfa porque la tierra del Cuzco era sagrada,

y all levar tierra de la propia ciudad, se estaba determinando

la creaci6n de un espacio sagrado que gozaba de las mismas

caracterfsticas de la ciudad del Cuzco, por ello, los centros

administrativos asi fundados son lIamados "otros Cuzcos"en las mismas cr6nicas, y se indica que formaba pane de

esa condicion la presencia de cienos edificios construidos a

la ~ e r a del Cuzco (Aqllawasi, "palacio del Inka", ushnu 0

templl> solar, etc.).

Asfmismo, el Cuzco fue descrito por los cronistas como

centro simbOlico del pafs de los incas, tambien como el

lugar donde se originaban los cuatro caminos principales

que se dirigian a cada uno de los cuatro suyu que enconjunto formaban "las cuatro panes del mundo". Con

frecuencia se ha identificado los suyu, dcsde los cronistas,

con los caminos que hacia ellos se dirigfan, considerando a

cstos como un eje en torno al cual se desarrollarfa el suyu;

esa imagen de los cronistas se referfa a la imponancia que

adquirian los caminos en la organizacion del Tawantinsuyu

de los incas.

Con relacion a la organizacion urbana del Cuzco se ha

conocido desde hace mucho tiempo una lista de adoratorios,waq'a 0 ceques del Cuzco, que fuera atribuida inicialmente

al licenciado Polo de Ondegardo y que fue confeccionada

con fuentes diversas po r el P. Bernabe Cobo SJ. en el siglo

XVII; este la incluyo en su Historia del Nuevo Mundo,

finalizada hacia 1653. EI texto describe pormeno-

rizadamente muchos lugares sagrados del Cuzco, unidos,

muy posiblemente en forma simbOlica, po r Hneas

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142

imaginarias 0 caminos rituales denominados Ceques. Indica

el texto que del templo del Coricancha "salian como de

centro ciertas lineas que los indios llaman ceques; y

hacianse quatro partes conforme a los quatro caminos

Reales que salian del Cuzco: y en cada uno de aquellos

ceques estauan por su orden las Guacas y adoratorios que

auia en el Cuzco y su comarca, como estaciones de lugares

pios, cuya veneracion era general a todos. Y cada ceque

estaba a cargo de las parcialidades, y familias de la dicha

ciudad del Cuzco ..". De este modo, Chinchaysuyu tenia 9

ceques con 85 guacas, Antisuyu contaba con 9 ceques y 78

guacas, Collasuyu disponia de 9 ceques y 85 guacas y,

finalmente, Cuntisuyu incluia 14 ceques con 80 guacas. No

hay todavia una explicacion satisfactoria de estaincoherencia numerica, si se supone que los cuatro suyu

eran simetricos; tampoco hay correlacion con la asimetrfa

que precisan algunos cronistas ---<omo Guaman Poma- al

indicar que los dos suyu hanan disponian del doble de

autoridades que los urin. AI margen de ello, habia cuatro

guacas que pertenecian a diversos ceques.

El sistema de ceques ha sido empleado para explicar la

imagen dualista de la organizaci6n del Cuzco, entendiendo

los correspondientes a Chinchaysuyu y Antisuyu comoordenados en el sentido de las agujas de un reioj, mientras

que su coniraparte, Collasuyu y Cuntisuyu se ordenarfan en

fonna ouesta; esto se basa en que los suyu se I1dividirfan ll en

sectores Collana, Payan y Cayao, un regimen de

clasificaci6n temaria conocido en los Andes y destacado por

R.T. Zuidema al estudiar los ceques del Cuzco. Puede

ofrecerse otras versiones, por ejemplo, se indica que la

version invertida (Cayao-Payan-Collana) solo apareceria en

la parte que corresponde a Antisuyu de la lista de guacas

reproducida por el P. Cobo (vease, por ejemplo, la opinion

143

de J.H. Rowe, en un reciente estudio). El sector urin

(Collasuyu + Cuntisuyu) tendria mas ceques y guacas que el

hanan (Chinchaysuyu +Antisuyu). Es evidente que Collana,

Payan Y Cayao designan una Ifnea de mayor a· menor

importancia 0 prestigio, y debe entenderse por ello que su

uso en el parentesco es particularmente importante; sin

embargo, la referencia a cada uno de los grupos de

parentesco debe ser relativo segun de dondc parte la

informa<;,i6n 0 donde se encuentra ego. Los ceques

anteriorm'hite mencionados son atribuidos "parcialidades",

algunos de ellos son identificdos con "ayllus reales" 0

panaqa, peto dificilmente puede convertirse un criterio de

organizaciori social 0 de parentesco en uno de distribuci6n

de la poblacion, pucs no podda trasladarsc la distribuci6n

te6riea de las panacas, de acuerdo a los ceques, al planourbano del Cuzco .

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CAPITULO VI

LA RELIGION INCAICA

\,.

POC6S temas son mas controvertidos que este, pues es

uno de aqqellos t6picos donde los cronistas tropezaban con

mayores ihconvenientcs para proporcionar una evidencia

relativamente imparcial. Se ha destacado con razon que los

cronistas del siglo XVlinauguraron la etnologia americana

en aquellos tiempos, pero si podian buscar ser objetivosfrente a determinados aspectos de la cultura material, no era

tan mcil 10 mismo en torno a temas religiosos, puesto que

aqui se tropezaba con problemas derivados de una ortodoxia

oficial de la cual dependia no solo una concepcion de la

vida y la historia, sino tambien, y fundamentalmente, la no-

cion de verdad suprema centrada en la divinidad. Por ello,

las religiones americanas en general y las andinas en parti-

cular fueron consideradas "idolatrias", manifestaciones de-

moniacas que habia que desterrar mediante la evangeliza-

cion.

Cosmovisi6n andina

De los relatos de los mitos andinos incorporados a las

cronicas es posible obtener una imagen de la cosmovision

incaica. Tanto el espacio como el tiempo eran sagrados y

146

tenian indudablemente una explicacion mitica y una repre

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senlacion ritual. Las cronicas son pr6digas en reproducir

mitos en los cuales se presenla una concepcion del espacio

basicamente d u a l i s k ~ , es decir, dividido en hanan y urin (0

allauca e ichoc, alaasa y massaa, etc.); ello no debe asom

brar, puesto que los mitos oITecen la informacion correspon- .

dicnte a la concepcion del mundo y las categorias que 10

presiden. EI dualismo es una de ellas, por 10 cual el espacio

era concebido como una suma de los ambitos disenados enla ordenacion del mundo que hiciera Wiraqocha en Tiawa

naku (vid. supra). Diego Gonz:Uez Holguin, autor de uno de

los primcros diccionarios bilingiies (espanol-quechua,edila

do en 1608) precisaba que Tawantinsuyu queria decir "Todo

el Peru, 0 los cuatro partes del que son Ante suyu, Collasu-

. yu, Conti suyu, Chinchay suyu". "Todo el Peru" quiere decir

aqui "todo el mundo", puesto que para la genla andina "el

mundon era "todo eI mundon = su mundo, en una vision

etnOCenlrica. EI termino "Peru" en el texto de Gonzalez Hol

guien es un neologismo incorporado a ralz de la invasionespanola, puesto que no era empleado en los Andes antes deella.

Si el espacio horizonlal eslaba dividido en dos partes, .

cada una de eilas subdividida en otras dos, el mundo apare

cia compuesto por tres pianos: Hanan pacha (= el mundo de

arriba), Kay pacha (= el mundo de aqui) y, Ucu pacha 0

Urin pacha (= el mundo de abajo). EI rermino pacha que se

menciona para los pianos del mundo puede significar a la

vcz "ticmpo" y uespacio"; la ultima Docion en terminos- demundo, tierra y lugar. Sin embargo, cabe la posibilidad de

que se trate de un traslado de la imagen temaria europea y

cristiana. Posiblemente los mundos eran dos (Hanan Pacha y

Urin[Ucu] Pachal. El Kay Pacha podria ser un lugar de

union 0 encuentro (= Tin/my). Pachamama es clararnente re-

RaqchiFoto4

147

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cOlnoc:ida como la divinidad de la tierra (madre tierra), pro

ductora de alimentos e identificada tanto en las cronieas

en la actualidad como una nina pequena; a mediados

del siglo XVII el jesuita Bernabe Cobo, por ejemplo, men

ciono que se ofrendaba a la Pachamama ropa de nina. Pa-

cham£lm£l vive bajo la tierra y en el interior de las monl1fias,

es entonces una divinidad ctonica. Los lugares de donde

procede la gente (los grupos de parentesco), ubicados siem

pre en el subsuelo, eran llamados paqarina .

. Frente a Pachamama, en una concepcion dualista, debe

h a b ~ una divinidad 0 una categorfa divina equivalente ubi-

cablelen el mundo de arriba; la uniea divinidad equivalente

en el tfunjunto de dioses andinos conoeidos pareee ser Wira-

qocha, que en las cronieas que reeogieron su informacion en

el area sur del Peru, entre el Cuzco y el lago Titicaca, es

presentado como la divinidad mas importante. Wiraqocba

corresponde a un tipo de divinidad claramente celeste y con

caracterfsticas solares. En los mitos cuzquenos, luego de

haber realizado una primera ordenacion del mundo, man

dando al cielo al sol y a la luna (creando entonces la luz),

Wiraqocha procedi6 a dividir el mundo en cuatro partes:

Chincbaysuyu (al Oeste), Collasuyu (al Este); Antisuyu (al

Norte) y Cuntisuyu (al Sur); postcriormentc orden6 salir a

los hombres de las cuevas, de las fuentes, de los precipicios

(es decir, del subsuelo) en las regiones del Chincbaysuyu y

Collasuyu, mientras sus "ayudantes" hacian 10 propio en An-

tisuyu y Cuntisuyu. Aqui hay dos euestiones importantcs: a)

la interaceion entre Wiraqocba y Pachamama, que resuelve

en buena cuenta la dualidad cielo-tierra: Kay pacha (el

mundo de aqui) es 1a resultante de esa vinculaci6n; b) en

segundo lugar, Wiraqoeha sigue el camino del sol, perdien

dose en el oceano. Wiraqocba parece haber quedado des

pues "en el cielotl (0, como dice algun cronista, "en los coo-

148

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fines mundo", y su importancia cultual es presentada en .

las cromcas como menor que la de Inti (el Sol), divinidad

que es , en c a ~ b i o , destacada por los mismos aUlOres como

oflcml de los I ~ c a s . A u n ~ u e 10 mas probable es que Wiraqo_ .

cha sea una deldad antenor a los incas, con el advenimiento

de eslOs ullimos, Inti alcanzo prceminencia. Debe indicarse,

Sm embargo, que el sol aparece tambien como pareja de Pachamama en otros milOs conocidos.

No puede decirse, de Olm parte, que por mas extendido

que est" el rermino Pachamama en los Andes sea la unica

denominacion de esta divinidad telurica, que vive en el

subsuelo y 10 representa. Pachamama es un tipo de divini

dad que, en tanto categoria, existe en IOda el area pudiendo

tener nombres diversos. De la misma forma, dioses similares

a. Wlraqocha existen en OITas partes de los Andes y su acti

vldad relaclOna la tierra con el cielo. Es posible que muchos

de estos dioses (Con 0 Cuniraya, Pachacama, Tunapa, etc.)

sean en realidad denominaciones locales de una nocion de

divinidad similar a Wiraqocha. Algunas versiones recogidas

en <:1 actual departamento de Lima, en la costa central del

Peru, presentan una dualidad similar a la de Wiraqocha

Pachamama; el cpnocido mito de Wa-Kon, por ejemplo,

habla de Pachacamac como esposo de la tierra, ambos en

gendraron una pareja de gemelos: Pachacrunac murio ahoga

d? en el mar, y la tierra (Pachamama) quedo viuda con sus

hIJOS.Otrd dualidad similar ala mencionada (cielo-tierra) se

a p r ~ c l a en uno de los mas importantes conjuntos de mitos~ d m o s no cuzquefios, los de Huarochiri, zona que en el

slglo XVI denominaba una amplia extension de la sierra

central del Peru actual: la dualidad divina lIamabase alii

Cuniraya-Urpayhuachac; el primero fue lIamado CunirayaViracocha.

149

La dualidad cielo-tierra (subsuelo) lIeva a la bUsqueda

elementos de comunicacion entre ambos pIanos del

mundo. Puede mencionarse entre los mas conocidos al rayo

(lIIapa) y al arco iris, frecuentemente relacionado con la

serpiente (Amaru). Asimismo, ellnka era un punto de co

municacion entre los pIanos del mundo, p"es era hijo delSol (de Wiraqocha en algunos texlOs) y sali6 de dentro de la

tierra; si bien el termino Inka (0 Enqa, en aymara). parece

ser anterior e inicialmente independiente del Tawantmsuyu,

d u r a n t ~ . este alcanzo una indudable presencia especial al

II3I1sfoi'marse en simbolo del orden del mundo y nombre del

gobemailte que 10 mantenfa. Originalmente, Inka parece res

ponder ~ ' p r i n c i p i o generador", igual que Ctimac.

La imagen andina del tiempo es cfclica y los cronistas

presentaron sucesivas edades del mundo .Guaman ~ o m a ,por ejemplo, hablaba de cuatro edades antenores a los mcas:

Uari Uiracocha runa, Uari runa, Purun runa y Auca pacha

runa, en el transcurrir de las cuales los hombres habrian pa

sado del tiempo de la poblacion originaria de los Andes al

perfeccionamienlO de la agricullura, al crecimiento de la

poblacion y la aparicion de las guerras. Se ha sefialado que

la cuarta edad aparece como una especial coyuntura donde

los sefiorios etnicos alcanzaron su perfeccion. EI tiempo de

los incas sucedia a esas cuatro edades (Inca pacha runa),

ellos se impusieron a los hombres andinos e inauguraron la"idolatria". Los hombres de las primeras edades son presen

tados por Guaman Poma como: a) descendientes de N06 y,

b) en consecuencia, poseedores de una "verdadera nocion de

Dios" (del Dios biblico). Paralelamente, Guaman Poma

habla de cinco edades judeo-cristianas, paralelas a las cualtO

edades de antes de los incas y a la de eslOs; la ultima edad

cristiana, la de CrislO, es simuItanea a la de los incas y tam

bien podrfa ser considerada "fuera del tiempo". En realidad,

150

151

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Guaman Poma (quien termin6 de eseribir su Nueva cr6nica

y buen gobierno haeia 1615) esm claramente inOuido por la

evangeIizaci6n y, en consecuencia, necesita incorporar su '

vision andina del tiempo dentro de la imagen lineal de la

historia; ello expliea que las edades andinas sean incluidas

en su obra dentro de una noeion mas amplia que podria leer

se de la manera siguiente:

Edades andinas Edades europeas 0 crislianas

1 Uari Uiracocha runa (III) Adan y Eva (I)

2 Vari runa (IV) II Noe (II)

3 Purun runa (V) III Abraham

4 Auca runa (VI) IV David

5 Inca runa (VII) V Jesueristo

6 "Espana en Indias" (VIII) (comun)

A continuaeion de las edades supuestamente paralelas,

Guaman Parna considera una 61}, edad camtin a Espana y a

los Andes: "Espana en Indias"; pero debe tenerse en cuenta

que la primera edad andina (Vari Uiracocha runa) esm

eompuesta por los dcseendientes de Noc venidos a America.

AsC, tendremos entonees una numeracion distinta y atm

secucncia, que en la lista anterior esta colocada entre paren-

tesis. De acuerdo a ella, la primera edud andina scria en

realidad Ia tcrcera de una conccpci6n lineal integradora, y'

"Espana en Indias" la octava. En su propia obra, Guaman

Poma llcga a considerarse a sf mismo como "precursor!! de

la nueva venida de Cristo, la eual constituiria en su esquema

una nueva edad del mundo, la novena en la lista, entonees.

No puede dejarse esto al margen, porque en las Iistas de

incas euzquefios el noveno lugar eorresponde a Paehaeuti,

tradicionalmente conocido en las cr6nicas como "el que

tnmsforrna el mundo", 10 eual no deja de tener un tono espe'

cial aplieado a Cristo. Guaman Poma busea entonees una

'mbiosis entre la idea del tiempo andino y la europea, reSl '1" d p o rsolviendola sin perder de VIsta as noclones meorpora as

la evangelizaci6n.

En los milOs recogidos por Francisco de Avila en Hua

r6Chiri (a inicios del s. XVII) se presentan euatro edades de

dioses:

"En tiempos muy antiguos existi6 un huaea lIa

mado Yananamea Tutaiiamea. Despues de es

lOs huaeas, hubo otro huaea de nombrc Hualla-

110 Carhuineho. Este huaea vencio. Cuando ya

tuvo poder, ordeno al hombre que solo tuviera

dos hijos. A uno de ellos 10 devoraba, al otro,

al quepor amor escogieran sus padres, 10 deja

ba que viviera. Y desde entonees, euando mo

ria la genie, revivian a los cinco dbs, y del

mismo modo, las sementeras maduraban a los

cinco dias de haber sido sembradas. Y estos

pueblos, los pueblos de toda esta region, tcnlan

muehos yuneas. Por eso aumentaron tanto y,

como se multipliearon de ese modo, vivieron

miserablemente, hasta en los precipieios y en

las pequeilas explanadasde los precipieios hi

cieron ehaeras, esearbando y rompiendo el

suclo. Ahora mismo aun se ven, en todas par

tes, las ticrras que sembraron, ya pequefias, ya

grandcs. Y en ese ticmpo las aves eran. muy

hermosas, el huritu y el eaqui, todo amarIllo, 0

eada eual rojo, todos ellos.

Tiempo despues, aparecio otra huaea que

llevaba el nombre de Pariaeaea. Entonecs, el, a

152

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los hombres de lodas partes los arrojo. De esos

hechos posleriores y del mismo Pariacaca

vamos a hablar ahora. En aquel tiempo cxistio

un huaca Hamado Cuniraya, existio enlonces.

Pero no sabemos bien si Cuniraya fue anles 0

despues de Pariacaca, 0 si ese Cuniraya existioaI mismo liempo 0 junlo con V racocha, el

creador del hombre; porque la gente para ado

rar decia asi: "Cuniraya Viracocha, hucedor del

hombre, hacedor del mundo, lu tienes cuanlo es

posible lener, luyas, son las chacras, luyo es el

hombre, y ~ : ' . Y cuando debia cmpezar a1gun

trabaJo dlflcll, a el adoraban, arrojando hojas de

c ~ a . al suelo: 'haz que rccuerde eSlo, que 10

adlVlne Cuniraya Viracocha', diciendo, y sin

que pudieran ver a Viracocha, los muy antiguosIe hablaban y adoraban. Y mucho mas los

maestros lejedores que tenian una labor tan

diffcil, adoraban y c1amaban .....

. . En los primeros casos es visible cl conflicto entre una

dlVlOIdad y otra ("este huaca vencio"); a 10 largo de lodos

los textos de Huarochirf se aprecian diferenles luchas de

dlOses, pesar de que la version duda sobre si coexistieron

o no 0 SI la secuencia "histOrica" es tal. Lo que ocurre en los

A n d e ~ , como en otras parIes donde el mundo no es consec u e n c l ~ de una "revelacion histOrica" de Dios (como es en

las rehglOnes h i s t o r ~ c a . s : judaismo, cristianismo, islam), es

s e c ~ e n c l a clChca no significa la eliminacion de las

dlVlOIdades vencidas" en las luchas de dioses que senalan

el paso de ,una edad a siguiente, las cuales permanecen

annque vane su mfluencIa 0 su situaci6n "jenirquica" en el

c o n t e x t ~ de 10 sagrado. Cabe anotar que el texto final del

relato cltado, que se refiere a "los maestros lejedores", se

153

relaciona directamente con versiones modemas que conside

ran al universo como un tejido realizado por la divinidad, en

este caso Wiraqocha.

Los mitos de creacion (= ordenaci6n) del mundo y losmilos del origen de los incas permiten una aproximacion a

la cosmovisi6n. Las divinidades celestes fecundan la tierra y

luego "van al cicio" 0 a "los confines del mundo", 0 quedan

conv"jiidos cn cerros (la cumbre de la "montana sagrada" ha

sido scnalada como "el cielo mas cercano"). Las propias

montafi'ls (el interior de elias) y el subsuelo cn general son

considetadas en los Andes como el "Iugar de produccion"

de hombres y de animales, tanto en la antigua mitologia

como en las tradiciones orales contemporancas, puesto que

la tierra (Pachamama) es siempre femenina, y el cielo(Wiraqocha, Inti) siempre masculino. Se admite lu presencia

de principios generadores (Camac, Pachayachachi, incluso

Inka) y hay mitos que senalan que los "hermanos" de Wira

qocha eran hijos de Camac. Sin duda, queda macho por

discutir todav!a, porquc la mayor parte de la informacion de

las cronicas chisicas eslli basada en el cicio mitico cuzqueilo.

Calendario

Las cronicas y la investigaci6n etnografica contemporanca han proporcionado muchas informaciones sobre cl ca

lendario andino, habiendo muchas y diversas propuestas

acadcmicas sobre el mismo y su organizacion, considcrando

diversas variaciones nominales correspondientes a distintas

regiones de los Andes. En terminos generales, se trata de un

calendario jalonado por solemnes festividades identificadas

con los meses del ano y tambicn estrechamente relaeionadas

con la a[,'ficultura. Naturalmente, las fiestas mas importantes

estaban relacionadas con los solsticios: Inti raymi (junio-

154155

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solsticio de i?vierno) y Capac raymi (diciembre-solsticio de

verano). El lfilCIO del calendario fue ubicado en distintt d' as

momen as par Iversos cronistas, pero 10 mas segura es que

empezaba en el mes de diciembre, correspondiente al solsti

CIQ de v e r ~ n o . El c ~ ? n i s t a Juan de Betanzos, quien vivi6 y

obtuvo sum f ~ r m a C I ? n

en el Cuzco, afirm6 que Inca YupanqUI. <;achacul1) hab13 dado las disposiciones para la organizaClOn del calendario:

"Y tras ? ~ t o se ponia, cuando se ponia el sol, en

Clel10 SltlO, en el cual estuvo segura en pie en

una parte donde vcr bien se pudiese, y ansi

como conoclese desde aquel silio do eJ sc para

ba, el curso par do el sol iba cuando se ponia,

en aquel derecho, en 10 mas alto de los cerros,

hlzo hacer cuatro piramides a marmoles de

canteria, los dos [de] en media menores que los

otros dos de los ladas, y de dos estados de altar

cada uno, cuadrados, e apartados uno de otro

una b r a z ~ , salvo que los dos pequenos de en

medlO hlzo mas juntos, que del uno al otro

habra media braza. Y cuando el sol salia, estan"

do puesto do Inca Yupanqui se para para mirar

y tantear esc derccho, sale y se va par el dere

cho y media destos dos pilares; y cuando so

pone, 10 mismo, por la parte do se pone; por

donde la gente comun tenia entendimiento del

tiempo quc era, ansi de sembrar, como de co

ger; porque los rclojes eran cuatro do el sol

salia, y otros cuatro do se ponia, do se diferen

ciaban los transcursos y movimientos que aSl el

. sol hace en·el ana. Ere6se el InCa Yupanqui en

el tamar del mes para que vinieran a una y a

nuestra cuenta los meses del ana que ansi sena-

16, porque tomo de diciembre, habiendo de ta

mar de cnero ..."

De esta forma, Betanzos ,hizo notar que: a) el ana em

pezaba en diciembre, aunque discrepaba porque no era aeor

de can el calendario occidental y b) se precisaba, en conse

cuencia, de acuerdo a los solsticios y equinocios. Las si

guientes listas de meses son las proporcionadas por Guaman

Poma (ca, 1615) y modernarnente por Valcarcel:

GUAMANPOMA VALCARCEL

\,.

I Capac raymi (enero) 1 Capac raimi (diciembre),2 P a u c ~ uaray (febrero) 2 Uchuy Pocoy (enero)

\ 3 Jatun Pacoy (febrero-3 Pacha:pucuy (marzo)maduraci6n de frutos)

4 Inca raymi quilla (abril) 4 Paucar huaray (marzo)

5 Aymoray quilla (mayo- 5 Ayrihuay (abril)cosccha)

6 Cuzqui quilla Gunia-Inti 6 Aymuray (mayo-cose-

raymi) cha)

7 Chacra conacuy Gulio- 7 Inti raimi Gunia-fiesta

reparto de tierras) solar)

8 Chacra yapui quilla 8 Auta situha Gulio-puri-

(agosto-siembra) ficacion)

9 Colla raymi (setiembre- 9 Capac situha(agosto-

fiesta lunar) gran purificacion)

10 Uma raymi quilla (ac- 10 Uma raymi (setiembre-tubre-propiciacion pa- fiesta del agua)

ra las lIuvias)

11 Aymoray quilla (no- I I Coya raimi (octubre-

viembre-muertos) fiesta de la coya)

12 Capac Inti caymi (di- 12 Aya Marca (noviembre-

ciembre-gran fiesta muertos)

del sol)

156 157

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Las diferencias son visibles, aunque hay cierta correspondencia, salvo la del inicio del ano; posiblemente algunas

de las variantes se originen en que Guaman Poma emplea

informacion prioritariamente proveniente de la sierra centralandina, al norte del Cuzco.

Las hUilcas y 10 sagrado

Waq'a es un termino que los cronistas y los evangeliza

dores usaron tanto para designar a los dioses 'no principales'

(aunque a l ~ ~ n o s 10 extendieron a todas las divinidades),como tamblen para nominar los adoratorios 0 lugares de

cui to. Es muy posible que waq'a designara en terminos ge

m\ncos a todo 10 que era sagrado. Durante la evangelizaci6n

y las sucesivas campafias de extirpacion de las "idolatrias",los espafioles destruyeron todos aquellos objetos 0 figuras

que eran waq'a que cayeron en sus manos, pero no Iodos losedificios que 10 eran pudieron ser arrasados, entonces colo

caron cruces sobre elIos, propiciando un sincretismo. Es un

hr,cho que waq'a es un termino muy amplio, que no solo

abarcaba adoratorios u objetos de culto, sino tambien personas y cargos especificos: los curacas y el Inka eran waq'a'y,

en tanto tales, no solo podian comunicarse con el universede 10 sagrado, sino que eran sagrados de por si; por ello

eran reverenciados y mochados (un saludo ritual que consistia en un gesto bucal, como un beso, y en la of enda de

pestafias y cejas, asi fuera gestual), y habia tambien ritualesde iniciacion para cada cargo, incluyendo cierto a los

sacerdotes, muchas veces confundidos con los propios cura

cas. Formaban parte indudable del personal de culto losadivinos, interpretes de las decisiones divinas, quienes parti

cipaban en distintos rituales no solamente vinculados con la

correcta ubicacion de las fiestas u ocasiones mejores para la

siembra, cosecha, esquila y reproducci6n del ganado, sinotambien en los rituales vinculados con las lIuvias, el riego,la Jimpieza de los canales y otros acontecimientos I'ropicia-bles, asi como en los rituaies de iniciacion de los curacas, de

los miembros de la elite y del propio Inka.

EI culto solar incaico

Los c r o n i , ~ t a s estuvieron de acuerdo en sefialar al Sol

(Inti, Punchao., como la divinidad mas importante y "of

cial" incaica; le'rsignaron, entonces, una situaci6n jerarqui-ca y exc1uyentel de modo que algunos cronistas sugirieronhaber existido una suerte de "evangelizaci6n" solar, mediante la cua! el culto oficial incaico fue expandido e impuesto

sobre todas las poblaciones andinas. Lo ultimo puede entenderse mejor como una proyecci6n del cristianismo de loscronistas, pues el culto solar cuzquefio no era unico ni ex

cluyente. Los evangelizadores del siglo XVI concentraronsus esfuerzos de extirpaci6n de las "idolatrias" en la erradi-cacion del culto solar incaico y en la destrucci6n de lasmanifestaciones cultura!es populares. A ello se debe que no

tomaran en consideraci6n otros niveles religiosos, que ingre

saron mas rapidamente en niveles de aculturaci6n. Todaviaesui por escribirse una historia de la evangeJizacion que

considere el amplio margen del sincretismo andino, aunquehay muchos estudios valiosos sobre el tema.

En hIs propias cr6nicas del cicio cuzquefio puede haber

confusion acerca de si los incas originarios eran hijos del

Solo de Wiraqocha; sin embargo, la mayoria plantea 10

primero. Como con la organizaci6n del Tawantinsuyu el

culto solar alcanz6 preeminencia y se transform6 en cultoolicia! a! decir de los cronistas, el problema queda aparente-

158

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mente resuelto. En oportunidad anterior he propuesto que el

Sol (Inti, Punchao), siendo una divinidad antigua en los

Andes (Willka podria ser uno de sus nombres amiguos), re-emplazo (desplazo) a Wiraqocha en el cicio mitieo que rela-

ta la guerra de los cuzquefios con los Chancas y el inicio dela gran expansion del Tawantinsuyu.

Pero a la vez debe destacarse que el culto solar cuzque-fio no es el nnieo, y que tanto la documentacion hispanicacomo la etnologia contemporanea han precisado la existen-

cia de ?tros cultos solares en los Andes, durante y despuesde los mcas. Aunque las cronieas afirmaron que los incas

habian impuesto su dios principal por toda la region andina,sus propias evidencias indican que el culto solar incaico fue

elitista, y en buena parte restringido a la clase dirigentecuzquefia. Los incas construyeron templos solares especifi,

camente en los centros administrativos que organizaron endistintos lugares de sus amplios dominios; se ha sefialado

que cada uno de ellos contenia un "palacio del Inka", un

templo solar y un aqUawasi (casa de aqUas) incaieos, debe

afiadirse que incluia tambien un complejo de depOsitos paraalmacenar los bienes dedicados a la redistribucion, asi como

las habitaciones y talleres para los mittani que en ellos laOO-

raban y de los coales ameriormente se hablo. Por ello un

cronista como Guaman Poma puede identificar como "otrosCuzcos" a los cenlros adminislrativos. Hablando de las "or-

denauzas" que atribuye a Tupa Inca Yupanqui, GuarnanPoma escribio que una de ellas indicaba: "Ytem mandamos

que ayga olro cuzco en quito y Olro en tumi (Tumi Pampa)y Olro en gminuco (Guanuco Pampa) y Olro en hatuncolla y

Olro en los charcas y la cavesa que fuese el cuzco ..". Olros

d ~ t o s proporcionados por diferentes cronistas permiten apre-Clar que durante las campafias de conqnista, por ejemplo,

conslruyose una "replica" del Cuzco (que encaja, entonces,

159

en los "otms Cuzcos" que menciona Guaman Poma) en

. Huarco, cerca a Cafiete, en la costa centml del Peru; olros

lugares, como Vilcas Guaman 0 Cajamarca, eran cenlros ad-minislrativos del mismo tipo. En cada uno de los menciona-

dos centros habfa entonces templos solares cuzquefios, servi-

dos por sacerdotes vinculados a la elite cuzquefia.

El templo solar mas importante se hallaba en el Cuzco

y es denominado Coricancha en la generalidad de las croni-

cas; hal! abundantes trozos en dichas obras que 10 describen

e inclusb algun cmnista presento una version de 10 que seria

su "altar ",ayor". No hay evidencia en cronicas de que in-gresaran Coricanchapersonajes distintos a los de la elite

cuzquefia, e incluso se menciona que en determinadas partesdel templo maximo solo podia n t r a r el Inka. Pem habia

otros templos que generalmente se, vinculan al culto solar,son los ushnu, piramides colocadas en explanadas y en losque se realizaban determinados rituales, aparentemente sola-

res, y el principal de ellos se encontraba en Aucaypak1, unade las partes de la gran plaza central de la ciudad del Cuzco

(Ia olra parte era Hamada Cusipata). Las crunicas mencionanceremonias masivas en la plaza grande del Cuzco, y se pre-cisa queconcurrlan a ella los curaeas, aun los de las regia-

nes mas lejanas, participando entonces los mismos en deter-minadas fiestas solares; puede considerarse que la participa-

cion de la poblacion en el culto solar incaico estaria limita-da a determinadas ceremonias en los ushnu, pem no hay-

evideneia de que hubicra algun tipo de participacion directa,ni se encuentra una proliferacion de templos solares que

hiciera pensar en una presencia generalizada'de la poblacionen los cultos ineaieos.

EI sacerdote del culto oficial, cualquiera que fuera su

rango, estaba asimismo vineulado a la dirigencia del Cuzeo;

160

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:a a x i m ~ autoridad era Ilamada Wi/laq Umu (las cronieas

o denomman dlversas maneras, por ejemplo Vilahoma),

r-rsonaJe cuya lmportancia y prestigio pudo ser apreciado

rrectamente por los primeros espanoles, puesto que 10 vie

ron actuar en los momentos posteriores a la invasion, espe

cmlmente durante la primera rebelion andina contra los

e s p a n o ~ e s , que estuvo dirigida por miembros de la elite

cuzquena y fue acaudillada por Manco Inca hiJ'o de GuaCap 1 5 3 6 " ,yna

ac, en. .' ASlmlsmo, las cr6nicas presentan una seriede d e n o m m a ~ l O n e s sacerdotales, las cuales varian natural

mente de region a region; recientes investigaciones han re

saltado nuevamente el papel sacerdotal de los curaeas andi

nos:! ello.se aprecm notoriamente en los procesos de extir

paclon de ldolatrias posteriores a la invasion espanola.

CAPITULO VII

ARTE Y CULTURA

;'1 hablar del arte incaico, la mayona de los autores

suele 'hacer un contraste entre eJ arte previa al Tawantinsu

yu y el.lciue sc difundi6 durante el predominio de los incas;

dicho contraste se basa espccialmcnte en la riqueza y multi

plicidad de las expresiones artisticas previas a los incas y en

la disminuci6n de la creati vidad que parece hallarse durante

el predominio del Cuzco. Es cierto que esta afirmaci6n se

sustenta preferentcmcnte en la ceramica, que algunas socie

dades preexistentes a los incas llevaron a niveles extraordi

narios, sin embargo, puede decirse que, en tcrminos genera

les, la cultom incaica aJcanz6 niveles insospechables en

cuanto ala difusi6n de sus criterios, y que ello tuvo que ver

sin duda alguna con la forma como los incas hicieron suyos

determinados criterios andinos, llevandolos a no extremo de

generalizaci6n. No es otra cosa la masificaci6n de los crite

rios ccramicos 0 Ia uniformizaci6n de los textiles, y ella

respondi6 evidentcmente al hecho de que eJ Tawntinsuyu

organiz6 un regimen que hizo posible la existenc;a de un

"circuito estatal" a supra-etnico de circulaci6n de bienes:

aquel fue el de la redistribucion que ellnka ejercia.

Los cronistas de los siglos XVI Y XVII dieron testimo

nio asombrado de la arquitcctura andina. Podrian citarse

162

163

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aqui paginas emeras de sus comentarios; al igual que en

otros terrenos no pUdieron sin embargo distinguir entre

aqueUo que habia sido conslruido por los incas y 10 que

hicieron sus predccesores en los Andes. Destacaron can

lrccuencia las cronicas Ia grandiosidad de las edifieaciones,

el abrumador lrabajo de la piedm y Ia casi increible armadu

ra y trabaz6n de los panos de las paredes. Hablaron tambicnde las grandes ciudades y pinimides de adobe, aunque gene

ralmenle prefirieron las conslrucciones de piedra. Asimismo

destacaron las ciudades, fortalezas, palacios y lemplos, terra

zas agricolas (andenes) y canalcs de riego, y pusieron cnfa

sis en los caminos, comparandolos perrnanentemenle con las

grandes vias romanas. Hicieron hincapie en Ia ausencia del

hierro en las herramienlas, pcro a Ia vez Uamaron Ia aten

cion sobre los ingenios que hicieron posibles las grandes

edificaciones que describian; asi, por ejemplo, el P. Bernabe

Cabo detallaba la manera de movilizar las piedras, muchasde elias de grandes dimensiones:

"Traianlas [a las piedras] hasta donde mencster

era, arrastrando; y como carccfan de ruedas eingenios para subidas, hacian un terraplcn es

carpado arrimado a Ia obra, y par 61 rodando

las subian; y cuanlo iba creciendo el edificio,

tamo iban levantando el terraplcn; la cual traza

vi usar cn la caledral dcI Cuzco que se va edifi

cando".

Ya cs conocido suficienlemente que los incas reprodu

jeron y rcaClualizaron en sus tiempos muehos crilerios urba

nfstieos previos; en las construcciones' -tanto de "ciudadcstl

o ccnlros administrativos, como de edificaciones concrc-

tas- los incas relomaron elementos que habian desarroUado

antes que elias en los Andes, especialmeme en el HOrizonle

Media; 10 que earacterizaria aqui tambi"n a los incas es

. dudable capacidad de generalizar diehos elementos, maSI-

fin andolos al ampliar su empleo en diversos Iugares de losE I .

Andes. Muchos de los nucleos urbanos de os mcas estan

Onstrufdos sabre asentamientos previos, como Ocurre enc , I

Cajamarca, e incorporando elementos~ ~ e v o s

en nuc eosIstenles como sucede en la extensa emdad ceremomal. , '.e Pachacamac, ubicada al sur de LIma. Exlendleron sus

rutas y sus construcciones hasta ambitos muy Iejanos del

area fcntral de sus dominios como el noroeste argentmo y

las tiErrras del actual Ecuador. lndudablemente, buena parle

de sus leslablecimientos, espccialmente en las zonas margl-

nales a \\os Andes Centrales, tuvieron finalidades de coloni

zacion y'defensa, pem en la construccion constante hasta los

ultimos dias del Tawanlinsuyu se aprecia tambicn que la

invasion espanola del siglo XVI ocupo un espacio politicoen crccimiento.

Autores modernos (Garparini-Margolies, por ejemplo)

distinguen Ia arquilectura del poder, 10 que califica m e j ~ rbuena parle de la arquitectura incaica que los autores

anliguos deseribian en lorno a 13 monumenk1hdad. La a r q u ~ -teclura del poder se refiere a aquellas construccIOnes destI

nadas 3 fines 0 usos colcctivos y "masivos", donde se dlfe

reneia 0 separa aquellas otras que tenian utilizacion limilada,

como oeurria con cierlos templos, basicamente destinados ala eliIe, como el Coricancha, aunque tambicn se menciona

entre los edificios restringidos los inkawasi 0 "palacios del

. Inka" y aql/awasi. Es verdad que puede discutirse mucho

sobre el uso que se daba a determinadas construccIOnes 0

conjuntos, llamados desde las cronicas "fortalezas" 0 huacas.

Un tipo de construccion, constantemente repetido en el

ambito del Tawantinsuyu, es 10 que los espanoles llamaron

164

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"galp6n" (un americanismo que hizo fortuna), grandes cons

trucciones con techo ados aguas, destacados por los cronis- .

tas en distintos lugares desde sus primeros dfas en los An

des; algunos de eUos aparecen en la propia plaza central del

Cuzco, en la cual, como relata el Inca GarcHaso de la Vega,

las "casas retues" que se hallaban a!rededor de la plaza erangalpones 0 los inclufan; el texto del Inca permite la duda. EI

mayor de ellos era clllamado Cassana, "que era capaz de

tres mil personas" y se indicaba haber sido construido por

Pachacuti; Garcilaso anade: "cosa increfble que hubiese

madera que akanzase a cubrir tan grandes piezas". Estos

galpones que los cronistas describieron muchas veces, eran

lIamados kallanka, y el Vocabulario de Diego Gonzalez

Holgufn detalla: "Callanca-rumi. Piedras grandes labradas,

de silleria para cimientos y umbrales. Callanca huaci. Casa

fundada sobre elias"; el termino senala, entonces, un tipo deconstrucciones con cimientos 0 "base" de picdras talladas y

labradas. La referencia a la base es precisa, la parte superior

de las paredes podia ser facilmcntc de adobes.

Dichos edificios tuvieron difcrentes funciones, y los

arque610gos senalan su presencia pnicticamente en todo

centro 0 nucleo urbano incaico; a1gunas veces son idcntifi

cables con edificios que tradicionalmentc fueron Ilamados

templos, tal ocurre con el clasico edificio de Cacha 0 Raq

chi, (vease foto 4), que la tradicion recogida par los cronisl1S atribuyo al dios Wiraqocha, cuyo templo era. Las croni

cas indicaron que despu6s de la derrota de los Chancas, Pa

chacuti (0 Wiraqocha, en a1gun texto), el vencedor de la

contienda, 10 mando construir. Garcilaso de la Vega 10 des

cribio, tambien Cicza de Leon. Tratase de una gran cons

truccion de mas de 90 m. de largo y 25 m. de ancho, con

soJidos cimientos de piedra y m uros de adobe, con dos hile

ras de columnas redondas y una especie de mura cortado,

165

central y longitudinal aI edificio. GarcHaso afirmo que el

Inka ordeno que "la hechura del templo imitase, todo 10

que fuera posible, al lugar donde se Ie aparecio [Ia divini

dad]; que fuese [como el campo] descubierto, sin techo;

que Ie hieiesen una capilla pequena, cubierta de piedra; que

semejase al concavo de la pena donde estuvo recostado;

que tuviese un soberado [sic, por sobrado], alto del sue-

10 ..". Sobrado es una especie de desvan 0 a1tillo; el mismo

Garcilaso anadio que no era costum bre hacer este tipo de

c o n ~ t r u c e i o n , y continuo: "La puerta que miraba al oriente

servia de entrada y salida del templo; estaba en medio del

hastial [= fachada bajo el angulo farmado por las vertientes

del tejado], y parque no supieron aquellos indios hacer h6-

veda para hacer soberado encima de ella, hicieron paredes

de la misma canteria, que sirviesen de vigas, porque dura

sen mas que si fueran de madera. Pusieronlas a trechos,

dejando siete pies de hueco entre pared y pared, y las pare

des tenfan tres pies de maeizo; eran doce los callejones que

estas paredes hadan. Cerraronlos por 10 alto, en lugar de

tablas, con losas de a diez pies en largo y media vara de

alto .. ". Las iiltimas frases destacadas pueden dejar la im

presion de un sobrado que fuera en realidad un segundo

piso; sin embargo, los estudios contemporaneos han des

cartado esta suposicion y, como piensan Gasparini y Mar

golies, es probable que la descripci6n de Garcilaso no fue

se a vista de ojos, sino par relato de terceros (Ia foto N' 4

muestra los restos actuales y la reconstruccion ideal que

los autores meneionados realizaron, la cual parece mas cer

cana a la realidad). Siempre se dijo que los incas no habfan

construfdo con columnas redondas, este edificio es una ex

cepeion reconocida.

EI Coricancha es el templo mas afamado en las cr6ni

cas. Dedicado al culto del sol (Inti), ha sido descrito con

166 167

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paredes recubierlaS can laminas de oro y otros adomos

suntuosos. Es fama, ademas, que tenia un jardin de oro

donde se hallaban represenladas todas las plan las imporlan

tes del area andina, empezando por el maiz, planla solar por

excclencia. Mito y leycnda adoman el Coricancha, construi

do segun los cronislas por el propio Manco Capac, el primer

I nka de la !radicion oral andina, y modificado posteriormen

te por dos incas que tienen especial significacion en las cro

nicas: Pachacuti y Huayna Capac. Construido frente a la

plaza de Intiparnpa, era sin duda alguna el centro religioso

mas imporlante del Cuzco incaieo, y de el salian los ceques

que vinculaban los muchos adoratorios que en el Cuzeo

habia: Las descripciones de los cronistas deslacan la particu

lar evidencia de sus mums de piedra hermosamente labra

dos, parte de los cuales se conserva en la actualidad, hasla el

punta que alguno de los mas eonocidos aUlores del siglo

XVI, Pedro de Cieza de LeOn, 10 alabo diciendo que no

habfa conocido cosa semejantc, salvo la "torre que vie en

Toledo cuando fui a presenlar la Primera parte de mi croni-

ea al principe don Felipe, ques el hospilal que mando haeer

el arzobispo de Toledo Tavera".

Cieza de LeOn destaca ellabrado de las piedras, valio

sas tanto en su propia naturaleza como en eltrabajo realiza

do eon ellas; llama la atencion sabre la existencia de "una

cinla de oro de dos palmos de ancho y cuatro dedor de al

tar" a milad de la pared del Coricancha, y precisa que las

porladas y puerlas eSlaban "chapadas" de este metal. Descri

be asimismo los interiores del templo y scnala particular

mente que en una de las eSlancias a habilaciones "eslaba la

figura dcl sol, muy grande, hecha de oro, obrada muy pri

mamente, engastonada eon muchas piedras ricas; eSlaban en

aquella [eslancia] algunos de los bultos [momias] de los

Incas pasados que habian reinado en el Cuzco, con gran

multitud de tesoros".

En terminos generales, los autores que estudiaron la

arquitectura de los incas destacaron la monumentalidad de

sus construcciones, aunque algunos llegaron a mencionar

una Hera megalftican

previa a los incas, caracterizada poraquellas enormes construcciones que --{ :omo Tiawanacu y

Sacsaywaman- apoyaron las teorfas sobre civilizaciones

desaparecidas, incluso pobladas pa r gigantes, un tema co

mun a 10* autores de los siglos XVI Y XVII, que duro hasta

los i n i c i o ~ , de la antropologfa modema.

\"En 10 q,:,e se refiere a la ceramica, se ha deslacado sufi-

cientemente un contraste estetico entre aquella producida

par las sociedades andmas previas a los Incas y la de estos

ultimos, cuya calidad artistica es considerada clararnentecomo inferior. Los tipos mas clasicarnente identifieados

como ejemplos de ceramiea incaica son los llarnados anba

los, nombrados de esta manera reeordando las anforas grie

gas asi dcnominadas. Alcanzan hasta 1.50 m. de alto y tie

nen diversas decoraciones simb6licas, muchas de elias geo

metricas; disponen de asas laterales y de una protuberancia

que gencralmente es una cabeza de animal. Tanto las asas

como la cabeza de animal permitian transporlarlos sobre las

espaldas, anudando en elias una cinla de tela a una soga, ya

que eran utilizados para lIevar chicha 0 agua (vease lamina5). Cierlamente, las formas empleadas en la cerintica incai

ca no se reducfan al arfhalo, pues hay otras muchas formas,

destacando lambien los kero, en forma de vaso, aunque

generalmente se menciona aquellos fabricados de madera y

decorados pictoricarnente.

Lo que mas interesa de la produccion ceramica incaica

168

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es su notoria masificacion, tanto en la uniformidad que

canzaban sus motivos y estilos dccomtivos, como tan,bien

en la organizaci6n de su produccion en gran escala. En el -

texto reproducido (Cap. V), y en el cual se menciona la

energia humana que el grupo etnico de los Chupaychu en

tregaba al Tawanlinsuyu, figuran "cuarenta olleros para

hacer alias y las llevaban a Guanuco"; pero el Tawantinsuyuorganizaba tambien formas de trabajo ceramico en una ma-

yor escala, como se aprccia entre los Lupaqa de la zona del

lago Titicaca: alli los incas establecieron un pueblo can

aparente predominancia de olleras, en Cupi, en la actual

zona de Huancane, donde se concentraba gentc de los pro

pios Lupaqa y de otros grupos emicos vccinos en un total de

unas mil familias (unidades domesticas), si bien no todos es

taban dedicados a la producci6n de ceramica y posiblcmcn

te, en menor escala, cra un centro productivo similar al mas

grande y complejo de Huanuco Pampa.

Sabre el tejido en los Andes se ha escrito mucha, relie

yanda siempre su importancia no solo econ6mica sino ritual.

Vale la penarepetir aqui que en los desplazamientos dellnka

por los Andes, este iba repartiendo ropa bajo la forma de

resistribucion. Tam bien en los relatos milieos de Huarochi'

ri, en la zona de la sierra central del Peru, se menciona que

los maestros !ejedores adoraban preferentemente a Wiraqo

cha, ya que puede plantearse- la imagen de esta divinidad

como !ejedom y la del universo como un tejido. Sabre eltejido en los tiempos de los incas puede decirse, ademas, 10

mismo que sabre la ceramica, en terminos de la masificaci6n

de la produccion, y contrasllindolo can la extraQrdinaria

calidad artistica de los tejidos producidos par los pueblos

anteriores a elias; debe destacarse, al igual que en el caso de

la ceramica, que la masificacion no significo una baja den

los esllindares tecnologicos. Pe ro ciertamente al margen de

ArrbaZo

FotoS

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169

los grandes volumenes de textiles fabricados bajo el regimen

de la milia y conservados en los depOsitos que la adminis-

traci6n cuzquefia sembr6 p6r multiples lugares de los An-

des, se mantuvo la calidad y el valor simb6lico de los teji-

dos, especialmente cuando se trataba de dlidivas del propio

Inka; los tejidos tuvieron asimismo una intensa valuaci6n

ritual, pues formaban parte de las of end as hechas a las

divjnidades y tambien de los ajuares funerarios.

L o ~ i n c a s emplearon los textiles para la redistribuci6n,

especialn1fnte los de lima, aunque tambi.on se usaron de

a1god6n para la misma. Hay testimonios especificos, como

la mencionada lista de '10 que daban aI ynga", que se inclu-

y6 en el capitulo V de este libro, donde se ejemplifica la

asignaci6n de gente para tejer. Los textiles andinos eran, enel siglo XVI, basicamente de dos tipos, aunque antes hubo

mas variadas formas; ellos eran el de abasca y el cumbi. EI

segundo era mas apreciado y de mayor uso ritual, bordado

de alta ealidad y fabricado en telares especiales; los cronis-

tas relievaron la suavidad del cumbi e incluso 10 com para-

ban con los mas finos tejidos de la Enropa de sus tiempos,

tomando partido a veces por la superioridad del producto

andino. Es muy posible que el cumbi fuera una artesania ro-

deada, incluso en su producci6n, de contexto ritual

especifico.Abasca

era un producto hogarefio, menos espe-cializado y, ciertamente, de mucha mayor difusi6n. EI P.

Bernabe Cobo, quien termin6 de eseribir su Historia del

Nuevo Mundo hacia 1653, precis6 la' existencia de hasta

cinco diferencias de textiles durante la .opoea de los ineas.

"Cinco diferencias hacian antiguamente de ropa

y tejidos de lana: una basta y grosera, que

llaman abasca; 01Ta muy fina y preciosa, llama-

da cumbi; Ia tercera era de plumas de colores

170

entretejidas y asentadas sobre cumbi; la

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como tela de plata y era bordada de clulquira;y la quinta una tela muy basta y gruesa

servia de a1fombra y frezada. La ropa de abas.ca tejian de lana mas basta de las llamas 0 car.

neros de la tierra [10 que indica, por contraste,

que el cumbi era de lana de alpaca 0 incluso de

vicuna], y della se vestian la gente plebeya.Labranla casi toda de color de Ia misma lana, si

bien tenian a1god6n; la de cumbi, de la

mas flna y escogida, y los mas delicados y

preciosos cumbis, de lana de corderos, que es

sutilisima. Labran algunos tan delgados y Ius.

trosos como gorboran, y dabanles los mismos

colores que aI a1god6n. Destas ropas se vestian

los reyes, grandes senores y toda la nobleza del

reino, y no la podia usar el comun del pueblo.

Tenia el Inca en muchas partes oflciales muyprimos, lIamados cumbicamnyos, que no enten.

dian en otra cosa que en tejer y labrar cumbis.

Estos eran de ordinario varones, aunque tam.

bien las mamaconas solian tejerlos y eran los

mas finos y delicados que salfan de sus rna.nos".

En 10 que a la metalurgia se refiere, el logro mas im.

portante de los incas fue la difusion que a1canzara la produc.

cion del bronce, que las cr6nicas ya mencionan y los ar.que6logos de hoy demuestran, lIamando la atencion el he.

cho que durante el Tawantinsuyu, el bronce llego a ser obje-

to desechable, dada la cantidad de la produccion. Los incas

no superaron el preciosismo de los habitantes del Chimor

(costa norte) en la orfebreria, y es fama el adelanto de estos

en el trabajo de los metaleS preciosos; sin embargo, debe te.

171

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nerse en cuenta que el saqueo del Cuzco fue sostcnido y

avida la bUsqueda de tesoros escondidos. AI mismo tiempo,

debe considerarse que, producida la conquista del Chimor

por los incas, muchos especialistas de la regi6n fueron lTas-

ladados a OITOS lugares como milmaqkuna dellnka.

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CAPITULO vm

LOS INCAS DESPUES DE LA INVASION

ESPANOLA

f En Cajamarca se produjo la caplura dellnka Atahualpa

,por Francisco Pizarro. EI 15 de noviembre de 1532 los espa-

fioles ingresaron a Cajamarca. Venian de un largo camino

iniciado en Panarmi afios antes, y habian trajinado las aguas

del Pacifico en repelidos viajes. Habian estado en las tierrasselvaticas al oeste de los Andes ecuatoriales y sobrellevaron

aIli con penurias los estragos del clima y la hostilidad de las

enfermedades tropicales, se habian encontrado con los sub-

ditos del/nka inicialmente al haIlar una balsa frente a costas

peruanas, y despues habian establecido contaclos mas daros

cuando ocuparon la isla de la Puna y desembarcaron en

Tumbes. Despues, fundaron San Miguel de Piura; de alIi

fueron Cajamarca.

Las cronicas describen con abundancia de detaIles losprimeros momenlos de la ocupacion de los Andes, detaIlan

los hechos de Cajarnarca, donde ellnka ingreso en un largo

desme ceremonial truncado por la interrupcion del domini-

co fray Vicente Valverde, de quien se afirma que inicio una

conversacion con el/nka y Ie intimo con el "requerimiento",

puesto que habia una disposicion real que dicho texlo se

leyera, dado que en 61 se sugeria la surnision a la corona

174

espafiola y al Cristianismo. Atahualpa 10 escucho, casi segu

ramente en una traduccion pesima, y parece haberse intriga

175

sando que los espafioles fueron permanentemente hostiliza

dos por tropas incaicas leales a Atahualpa y presentaron a

los propios espanoles como favorables a la faccion de Huas

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do con el breviario que el fraile tenia y este se 10 dio; al no

poder comprender su uso, el Inka 10 arrojo al suelo. Ello

parece haber desatado la agresion espafiola, fruto de la cual

fueron muchos muertos y la captura del propio Inka. Preso

Atahualpa, se pacto un rescate, y llegaron a Cajamarca in

gentes cantidades de oro y plata provenientes de todas partes

del Tawantinsuyu. Pese a ello, y pretextando una sublevacion del Inka, los espanoles 10 ejecutaron el 26 de julio de

1533. Apoyo la justificacion de la ejecucion la noticia de

que, estando preso, Atahualpa habia mandado matar a Huas

car, su contendor en la guerra ocurrida a la muerte del

anterior Inka Huayna Capac. Huascar se hallaba prisionero

de las tropas de Atahualpa, y los espanoles entendieron que

era el "heredero legitimo", mientras que Atahualpa fue pre

senlado por los cronislas como "usurpador y bastardo", en

consecuencia la muerte del primero aligeraba el derecho al

trona incaico del segundo.

Muerto el Inka, Pizarro avanzo hacia el sur, en busca

del Cuzco, famoso ya desde los primeros momentos de la,

invasion, hasla eI punto que algunos de los primeros cronis

laS no titubearon en llamar "Cuzco" allnka. En el camino

prodamo sucesor de Atahualpa a Tupa Huallpa, al que los

cronistas llamaron frecuentemente Toparpa, a aun Atahual

pa; este era hijo de Huayna Capac y fallecio en el viaje al

Cuzco, presumiblemente envenenado. Despues de muchos

avatares, Francisco Pizarro y su hueste ingresaron en elCuzco el14 de noviembre de 1533. Poco antes se menciona

en las cronicas una entrevisla de Pizarro can Manco Inca

asimismo hijo de Huayna Capac, quien fue reconocido po;

los espanoles como "heredero del trono". Los cronistas

hacen minuciosos relatos de este viaje de conquisla, preci-

car y su "partido", ya que, como se indico, 10 consideraban

legitimo heredero de Huayna Capac. Indican asimismo las

cronioas que el Cuzco habra sido saqueado par las tropas de

Atahualpa, y explican par ella la inicial concordia entre los

cuzquefios y los invasores. Sin embargo, esta concordia no

parece total.

En todo casb, poco fue el tiempo que duro la paz.

Manco Inca y los cuzquefios fueron testigos de una desafo

rada bUsqueda de riquezas que sefialo los primeros tiempos

"de los espanoles en los Andes; las cronicas cuentan asom

'brosas historias de tesoras buscados con ahinco, y se genero

fapidamente la leyenda de que muchas riquezas habian sido

eriterradas por los incas; eslas versiones pasaron incluso a la

mitologia andina recogida en nuestros dias.

Inicialmente Manco Inca colaboro can los espanoles en

su lucha con las tropas leales a Atahualpa, comandadas par

Quisquis, el cual fue derrotado pera no apresado. Pero las

exacdones de los espanoles parecen haber sobrepasado tada

posible concordia, y Manco Inca intent6 irse del Cuzco en

1535, cuando Francisco Pizarro se hallaba en Lima; file

hallado y obligado a regresar a la ciudad. AI intentarlo nue

vamente fue apresado. Mientras esto ocurria, el socia de

Pizarro, Diego de Almagro, habia ida a la conquista de

Chile, can C\ fue el Huillac Umo, sumo sacerdote de los

inc as; en media de la marcha fue maltratado y regreso al

Cuzco. Can ocasion de su retorno se tramo la sublevacion.

Cuentan los cronistas que Manco Inca halago la codicia de

Hernando Pizarro, a quien ofrecio tcsoros, y este 10 dejo

176

libre; asf pudo salir Manco Inca de la ciudad e inici6 su

rebeli6n contra los espanoles en mayo de 1536.

177

logr6 rescatar a su hijo Titu Cusi Yupanqui que se hallaba

en el Cuzco. Poco despues lIegaron a Vileabamba algunos

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EI cerco del Cuzco por Manco Inca dio origen a una

epopeya relatada por los cronistas, donde abundaron los

prodigios de valor y las apariciones milagrosas de la Virgen

Maria y del ap6stol Santiago batallando sobre las nubes en

su caballo blanco y apoyando a los cristianos contra los

infieles, termino comun en las cr6nicas de entonces al ha-blar de los hombres andinos. EI Cuzco fue incendiado, sal-

vandose parcialmente del fuego, espeeialmente las edifica-

ciones veeinas a la plaza de Aucaypata; allf se refugiaron los

espanoles, atribuycndo su salvacion a la ayuda de la Virgen

Maria, quien protegi6 su refugio de las llamas. Despues se

construy6 en ese lugar la iglesia del Triunfo, allado de la

catedral. Las tropas de Manco Inca lIegaron a apoderarse de

Sacsaywaman, pero fueron desalojadas despues. Entre mayo

y julio la ciudad estuvo en grave situacion; finalmente el

cerco fue levantado, aparentemente por falta de alimentossuficientes para los sitiadores. Casi al mismo tiempo que el

Cuzco era sitiado, la reeien fundada ciudad de Lima sufrfa

similar asedio, y los espanoles atravesaron dfas diffciles; so-

brepasados estos, Francisco Pizarro organizo una expedici6n

para ayudar a los espanoles del Cuzco, la cual hizo en su

viaje una campana de represion por la sierra central delPeru.

Manco Inca huy6 con parte de sus tropas, refugiandose

en una region montanosa identificada bajo el nom])re gene-rico de Vileabamba. Desde alIi libr6 una larga guerra con

los espanoles, continuada por sus sucesores con diversas

variables, que solo concluyo en 1571 cuando las tropas del

virrey Francisco de Toledo ingresaron a la zona y elimina-

ron este foco de resistencia incaica. Hacia 1541, Manco Inca

espanoles partidarios de Diego de Almagro, derrotado en su

guerra con los Pizarro, hicieronse amigos de Manco Inca y

vivieron alii bajo su proteeci6n. Hacia inicios de 1545, a

conseeuencia de una discusi6n surgida de un juego, mataron

a Manco Inca, siendo posteriormente ejeeutados por los

partidarios de este. A la muerte de Manco Inca tomo su

lugar Sayri Tupa, uno de sus hijos, quien doce anos mastarde firmana una capitulaci6n con el virrey Marques de

Canete, instalandose posteriormente en el Cuzco. Mientras,

Titu Cusi Yupanqui, su hermano, continu6 la resistencia en

Vileabamba; sucedido por Tupa Amaro, este fue finalmente

apresado por las tropas del virrey Francisco de Toledo y

ejecutado en el Cuzco en 1572.

Los incas de Vileabamba son una de las dos formas

iniciales de la resistencia andina; la otra es la lucha que lIe·

varon a cabo los generales de Atahualpa, espeeialmenteQuisquis y Ruminahui, tambicn Calcuchima, aunque el ulti·

mo fue apresado y lucgo ejecutado por los espanoles. Lm

incas de Vileabamba ejercieron una constante presion sobn

la naciente colonizaci6n espanola, delimitando una fronten

de guerra entre el Cuzco y Lima, constantemente asediad:l

por sus tropas hasta 1571. Pero tambien los incas de Vilca·

bamba administraron otro tipo de presi6n que ocasionc

problemas a la administracion espanola en los Andes, dade

que su propia supervivencia debfa motivar, espeeialmente er

los primeros tiempos,' una cohesion de la poblacion. Sirembargo, el asunto no es tan simple, pues no todos 1m

miembros de la elite cuzquena pudieron hallarse allado dr

Manco Inca, y una parte de ellos qued6 en el Cuzco; est!

grupo se vio fortaleeido. al incrementarse sus miembrm

cuando Sayri Tupa llego a un acuerdo con la corona er

178

1588. Los sobrevivientes de la "lite cuzquena en el siglo

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XVI tuvieron, sin embargo, una existenciaazarosa, matiza

da por los conflictos inleroos del grupo dirigente derrotado

en la invasion espanola.

Es indiscutible que Manco Inca ejcrcio un liderazgo

efectivo en los tiempos de su sublevaci6n e incluso despues

de ella, pero no esm claramente establecido emil fue el papelreal que cumplieron los incas de Vileabamba en los prime

ros cuarenta anos de la vida colonial, especfficamente des

pues del asesinato de Manco Inca, dado que ese Ie rcconoce

presencia como grupo de poder (aunque en realidad este

hecho estd mucho menos doeumentado que otros aspectos

hispanicos de la historia de esos anos) y, de otro lado, se

afirma que apoyaron u organizaron la rcsisteneia andina

frente a la colonizaci6n espanola a 10 largo del periodo

transcurrido entre 1535-36 y 1572, ano este en que fue eje

cutado en el Cuzco Tupa Amaru, el ultimo dirigente de

Vileabamba.

Lo ultimo se refiere especfficamente a la acci6n subver

siva de movimientos andinos que han sido calificados como

nativistas 0 mesiinicos, que irrumpen en las regiones rurales

alrededor de 1565 y que fueron reprimidos por el virreinato

espanoI. El mas conocido de estos movimientos es el Taqui

OllqOY, aunque tambien hay referencias a otros de la misma

epoca y simllares caracteristicas (Moro Oneoy, Yanahuara).

Como es natural, easi la uniea referencia que se tiene de

estas actividades de resistencia proviene de los informes

espanoles de la epoca, los cuales tendian inevitablemente a

responsabilizar a los ineas de Vileabamba de toda la activi

dad subversiva de aquella epoea. Es mas probable, en cam

bio, que los movimientos aludidos del siglo XVI eorrespon

dan en mayor medida a las actividades resistentes de los

Machu Picchu

FolO 7

179

curacas -jefes etnicos-, cuyo peso especIfico habia recu-

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perado notoriamente independencia a raiz del colapso del

Tawantinsuyu y de las poblaciones mas vinculadas al Cuzco

incaico. La version espanola sobre Manco Inca esm igual-

mente marcada por los acontecimientos de la politica hispa-

nica y las luchas existentes entre los espanoles de ese tiem-

po en los Andes. Un buen ejemplo es el hecho que Manco

Inca rccibiera en Vileabamba a partidarios de Diego de AJ-

magro, los cuales terminarfan asesimlndolo. Tiempo des-

pues, cuando el enviado de la corona Cristobal Vaca de

,Castro derroto a Diego de Almagro "el mozo" -hijo del

locio de Francisco Pizarro- en la batalla de Chupas, se vio

que el caudillo vencido quiso refugiarse en Vileabamba.

Rh, pues, indicios de ciertas vinculaciones entre los alma-

gristas y la resistencia incaica.

Si las actividades de resistencia del siglo XVI andino

no son directa y unicamente alribuibles a los incas de Vilea-

bamba, si 10 son a los gropos etnieos y a sus curaeas. Los

curacas andinos inieiaron en el siglo XVI una variada gama

de actividades que iban desde la subversion hasta la adccua-

cion al sistema espanol, la ultima no excluye a la primera

pues puede verse a los mismos curacas presentando recursos

a la corona para convalidar su status poiftico, y organizando

al mismo tiempo sublevaciones y partieipando activamente

en elias.

Parte de la elite cuzquena quedo en la ciudad espanola

y no se fue a Vileabamba con Manco Inca; sin embargo se

ha pcnsado que tuvo vinculaciones con el gropo resistente

de Vileabamba. EI personaje mas destacado de la elite incai-

ca del siglo XVI cuzqueno es Paullu:quien es frecuente-

mente mencionado como aliado de los espanoles, con los

cuales colaboro estrechamente. No esm claro si Paullu Inca

180

busco apoyarse en los espanoles a fin de obtener un COITes-

181

cuencia del colapso del Tawantinsuyu, los grupos etnicos

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pondiente respaldo que Ie permitiera asumir un liderazgo

efectivo de la elite cuzquefia. Debe tenerse en consideracion

los t i t u l o ~ de Manco Inca provenian de los espanoles,

qUlenes supusleron que el simple hecho de ser hijo "Iegfti

mo" de Huayna capac Ie daba derecho automaticamente a

la condicion de Inka. Los cronistas distinguieron diversos

momentos en la actitud de Paullu, relacionandolos sin duda

,su gradual .acercamiento al cristianismo y la final acep

taclOn del baul1smo; por ello mismo los espanoles recono

dan en el al dirigente mas visible del grupo inca cuzqueno.

Otra era .la actitud de la gente andina, pUeS si bien no hay

testlmoDiO de ·que Manco Inca hubiera sido iniciado como

Inka, es visible que aglutinola resistencia'de parte importan

te de la elite de los incas. No hizo 10 misDio con la pobla

Cion en general, y su figuracion en los movimientos ante

riormente aludidos es marginal, cuando existe. Ellnka no

aparece como personaje central en el Taqui Onqoy u otras

actividades de resistencia andina en el siglo XVI, en cambio

llguran masivamente las huacas andinas y los dirigentes de

los movimientos mas estudiados actoan en su nombre, y noen el del I nka.

La perdida del prestigio andino de los incas de Vilca

bamba no estaria tampoco relacionado con un esquema

polftico abstracto, sino espedf icamente vinculado a la quie

bra de la redistribucion que el Inka ejerda. En capftulos

anteriores, especiahnente en el dedicado a la economia se

ha indicado que el poder polftico del I nka se e s t r u c t u r ~ b asobre la base de la redistribuci6n que este organizaba; no era

entonces un ente polftico abstracto 10 que fundarnentaba su

prestigio y que hacfa viable su poder, tampoco una domina

cion pura y simple, sino el complejo sistema de relaciones

generado a traves y en torno a la redistribuci6n. A conse-

vieron rota la cadena de la redistribuci<)n y, aunque intenta- .

ron establecerla con los espanoles, no tuvieron exito en su

empeno, por ello es que pude considerarse que las relacio

nes entre los incas de Vilcabamba y los grukpos etnicos

andinos debieron hacerse mas d6biles conforme se alejaban

las posibilidades de restructurar la relaciones de redistribu

ci6n. Aunque se ha mencionado las relaciones de lo s incas

de Vilcabamba con algunos grupos etnicos, no se conoce el

proceso de la crisis de la redistribucion. De otro lado, era

. natural que los espanoles del siglo XVI atribuyeran a laIi: dirigencia de Vileabamba la direcci6n de todas las activida

, des subversivas, ya que consideraban la estructura polftica

,f incaica similar a la existente en los reinos europeos.

En el siglo XVI los sobrevivientes de la elite cuzquena

parecen haber establecido con la corona espanola una rela

ci6n similar a la que tuvieron los curacas de diversas zonasandinas; de un lado buscaron hacer reconocer sus privilegios

como "nobles" (entendido este tCrmino a la europea), sin

que ello obviara la participacion en multiples sublevaciones,

y especfficamente en la resistenchi'encabezada por Manco

Inca. De igual forma, los coracas andinos hicieron muchas

probanzas de leales servicios a la corona y al mismo tiempo

participaban en multiples rebeliones a 10 largo de todo el

proceso colonial. Es muy probable que la capacidad de lide

razgo de la elite cuzquena fuera afectada por su drastica

disminuci6n, iniciada quizas antes de la invasi6n, pues lascronicas mencionaron que una de las consecuehcias del

triunfo de Atahualpa sobre Huascar fue la destrucci6n de un

sector considerable de la dirigencia cuzquefia. Debi6, ade

mas, ver disminufdos sus efectivos a raiz de los aconteci

mientos de la invasion espanola y como consecuencia de la

propia resistencia, aniidase las guerras entre espanoles, quie-

182

nes utilizaron a los dirigentes cuzqueiios para administrar e1

183

Andes; en todos ellos la presencia de un 1nka r e s u r r e c ~ o es

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apoyo de diversos sectores de la poblacion. Todo ello redu

jo sin duda la capacidad de movirniento politico de la elite,

progresivamente desconectada de la poblacion andina, tanto

por el control espaiiol, como por su reduccion y la incapaci

dad de restablecer la redistribucion que habia sustentado su

antiguo poder.

Poco se sabe en realidad sobre la actividad de la elite

cuzqueiia en el siglo XVII, y suele aceptarse la disminucion

de su infiuencia, dado el deterioro que alcanzaron en el siglo

anterior los descendientes de las panacas cuzqueiias. Hay

evidencias de que continuaron las gestiones destinadas a la

consolidacion de privilegios bajo el nuevo regimen, pero no

las hay acerca de si intervinieron en sublevaciones posterio

res a las de Manco Inca. Solo en el XVII se aprecia, fuera

del Cuzco y en pocos casos docurnentados su presencia en

sublevaciones andinas, justamente cuando la figura delInkareaparece con tonalidades mesianicas. Pero en el siglo

XVIII, al mismo tiempo que los dirigentes de las antiguas

panacas cuzqueiias reaparecen rodeados de un aura de rena

cimiento apreciable en los conocidos retratos que se manda

ron pintar en aquel tiempo, y en los cuales aparecian vesti

dos con sus tradicionales ropajes, e llnka es claramente un

heroe mesianico que alimenta los movimientos anti-espaiio

les de la "poca, y el prestigio del Cuzco se presenta indubi

table; al mismo tiempo aumentan los procedimientos admi

nistrativos en los cuales los descendientes de los incas buscaron el reconocimiento legal (hispanico) de su condicion de

tales; el mas famoso de estos procesos fue el que llevo ade

lante Jose Gabriel Tupa Amaro, el dirigente de la mayor y

mas conocida rebelion andina de fines del siglo XVIII. En

esa mismacenturia hubo otros muchos movimientos 0 su

blevaciones contra la corona espaiiola y su dominio en los

elemento de la mayor importancia. Los espaiioles dejaron

abundantes testimonios de ello, y el tema ha recibido mayor

atencion en los ultimos aiios.

Es visible que si hubo un cambio en la actitud de la

dirigencia cuzqueiia del siglo XVIII, estuvo relacionado cO.n

dos importantes situaciones, ya mencionadas: a) el cr.ecl-

miento de la imagen de un Inka presentado como un heroe

mesianico entre la JlOblacion andina en general, hecho que

es visible ya desde la centuria anterior, y b) el hecho de que

I,l!:elite retomara una conciencia dirigente, alimentada por

VaTI?S vias, por ejemplo por la difusion de algunas obras que

exaftaron el pasado glorioso de los incas; tal es el caso de

los Gomentarios reales de los Incas del Inca Garcilaso de la

Vega, reimpresos en Espaiia en 1723-24, y que circularon

entre los descendientes de la antigua nobleza cuzqueiia.

Justamcnte Jose Gabriel Tupa Amaro adquirio ejemplares

de esta ob:a y, despues de su rebelion, la Corona prohibio

significativamente la circulacion dellibro y ordenola reqm

sa de sus ejemplares.

Durante laeolonia se genero as! una imagen del "pasa

do glorioso" ejemplificado en los Incas del Cuzco; la pobla

cion andina administro dicha imagen a su manera, no nece

sariamente con las categorias historicas que los espaiioles sf

emplearon para explicarla. En aiios recientes, cuando se ha

intensificado la bUsqueda de una vision de la historia peruana que incluya y considere la version andina de la m i ~ a , se

ha comprendido mejor los alcances de las representaclOnes

andinas deJpasado, asf como su expresion mitica y ritual.

Queda mucho por descubrir de la historia de los i n ~ a s .No puede discutirse, sin embargo, su papel en la fonnaclon

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de 10 que hoy es el Peru; aquel no se refiere solamente a Ia

configuracion de un pasado de esplendor, sino especialmen-

te aI reconocimiento de la capacidad del hombre de losAndes para organizar una forma de vida eficaz. La investi-

gacion mas reciente busca aproximarse a la actividad delhombre andino durante la colonia y la republica, asi como

tarnbien a Ia forma como representaron su propia experien-en. tiempos nuevos y diferentes. Alii se podn\ entender

mejor la actividad creadora de la poblacion. Su comprensi6n

es importante para la historia del Peru de entonces y de

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