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NOTICIAS | OBRAS | PERSONAJES | CULTOS | COMIDAS TÍPICAS
AUTENTICIDAD Y CALIDAD COLOR Y ALEGRÍAd
LOS GAUCHOSPUBLICACIÓN OFICIAL DE LA CONFEDERACIÓN GAUCHA ARGENTINA - Año 8 - N° 13 - 2018
FEDERACIONES
PRESIDENTEDr. Adolfo Caballero (San Juan)
VICEPRESIDENTEDr. Federico López Alzogaray (Santiago del Estero)
VICEPRESIDENTE SEGUNDORoberto Avoledo (Santa Fe)
SECRETARIO GENERALDaniel Rojas (San Juan)
TESOREROOscar Rubio (San Juan)
PRO-TESORERONéstor Fabián Robles (San Juan)
SECRETARÍA DE CULTURAProf. Hebe Almeida de Gargiulo y Antonio BeorchiaNigris (San Juan), Lidia Pardo y Alba Farías(Tucumán); y Silvia Beatríz Yapum (Jujuy).
SECRETARÍA DE COORDINACIÓN Y HOSPITALIDADDr. Raul Toledo (Catamarca)
COMISIÓN DE ESTATUTOS Y REGLAMENTOSAlberto N. Clavería (Tucumán)Alberto Domínguez Cruz (Mendoza)
SECRETARÍA DE ORGANIZACIÓNDario Portal (Jujuy)
REVISORES DE CUENTAAldo Boggiatto (Tucumán)Francisco Armando Díaz (Mendoza)
JUNTA EJECUTIVAFurque Mauricio (San Juan), Jorge Marambio (SanJuan), Alejandro Salvatierra (San Juan), Prof. CarlosEchenique (San Juan), Enrique Fernandez (San Juan),Ing. Eduardo Rodari (San Juan), Carlos Arnaez (San Juan).
COORDINADORES REGIONALESRegión Noreste:Yayo Pérez Torres (Salta)Region Cuyo:Francisco Armando Díaz (Mendoza)Región Pampeana: Roberto Avoledo (Santa Fe)Región Patagónica: Miguel Uribe (Chubut)Región Chaqueña: Rubén Benito (Chaco)Región del Litoral:Gabriel Tarnowski (Misiones)
SUBSECRETARÍA DE PRENSA Y DIFUSIÓNMariano Wullich (Bs. As.)Rubén Balmaceda (San Juan), Hugo Madrid Palacios (Tucumán)
COMISIÓN DE USANZAS GAUCHASPablo Murias
COMISIÓN DE ARTESANÍAS CAMPERAS Fernando Brandan (Santiago del Estero)
COMISIÓN DE DESTREZAS CRIOLLAS Pablo Daniel Paladea
DIRECTOR GENERAL Daniel Rojas
COORDINADOR GENERALAntonio Beorchia Nigris
PTE. FED. SAN JUANRuben Balmaceda
PTE. FED. MENDOZAJosé Reginato
PTE. FED. LA RIOJARolando José Gómez
PTE. FED. CATAMARCADr. Raul Toledo
PTE. FED. JUJUYDario Portal
PTE. FED. FORMOSAOscar Esquivel
PTE. FED. CHACORubén A. Benito
PTE. FED. TUCUMÁNAlberto N. Clavería
PTE. FED. SANTIAGO DEL ESTERODr. Federico López Alzogaray
PTE. FED. SANTA FERoberto Avoledo
PTE. FED. MISIONESGabriel José Tarnowski
PTE. FED. CORRIENTESTriunvirato Normalizador
PTE. FED. ENTRE RÍOSJuan Carlos Balbi
PTE. FED. CÓRDOBAHugo R. Pesci
PTE. FED. SAN LUISCarlos Herman Fernández
PTE. FED. GAUCHA PORTEÑAJosé Sicardi
PTE. FED. NEUQUÉNCristian Villegas
PTE. FED. RÍO NEGROJulio Koprio
PTE. FED. CHUBUTJuan Paños López
PTE. FED. SANTA CRUZDr. Eduardo Ribaya
PTE. FED. SALTAYayo Pérez Torres
PTE. FED. TIERRA DEL FUEGOJulio Rocha
PTE. ASOCIACION GAUCHA JUJEÑAGabriel Zamorano
PTE. FED. CENTROSTRADICINALISTAS PCIA.BUENOS AIRESAlberto Souto
www.confederaciongaucha.com.ar
NOTICIAS | OBRAS | PERSONAJES | CULTOS | COMIDAS TÍPICAS
AUTENTICIDAD Y CALIDAD COLOR Y ALEGRÍAd
LOS GAUCHOSPUBLICACIÓN OFICIAL DE LA CONFEDERACIÓN GAUCHA ARGENTINA - Año 8 - N° 13 - 2018
DIRECTORA EDITORIAL
REALIZACIÓN
Lic. Silvina Naufal Obed
Tel.: (0351) 156765859
Comunicación Institucional & Imagen Corporativa
DISEÑO GRÁFICO Y ESTILO
Lic. Marcela Storniolo
LOS GAUCHOS
EL ÚLTIMO GAUCHO HUARPE 4 ESIONES DE TENDONES YL
4
LIGAMENTOS 8 ARTIN FIERRO MEDITADO M
4
(Octava Parte) 0 UMOR H
5
Humor Al negro Juan lo internaron con una tos bárbara. La enfermera comentaba con otro paciente de la sala:
> En el cuartel:> - "Agarre el clarín y salga."
Llega el negro a la fábrica a buscar
trabajo, el gerente ledice:
- "Lo que pasa es que 1 5
Durante un congreso, en una mesa de
café, un médico cuenta:
- "Pertenecí a Médicos
sin Froonteras y
contraje
CGA se está adaptando a los tiempos en que se vive. Vamos a presentar, nuestra revista on line, para que de esta manera podamos estar en contacto más directo con nuestros lectores de todo el mundo.
Antonio Beorchia Nigris, nos brinda un resumen producto de sus últimas investigacio-
nes sobre la tradición.
Nos hará conocer la obra maravillosa de un pintor no conocido por la generalidad. Sus
cuadros sobre criollismo son sorprendentes. Parecen fotografías! No recuerdo haber visto
antes semejante verismo.
Conocerán a los campeones de cueca, y de cómo son los distintos tipos de la misma.
Todos conocemos los billetes de Cincuenta pesos que aparecieron hace como tres
años.
Nuestro amigo y paisano Mariano Wullich, critica y con autoridad, la foto del jinete que
apareció con el nuevo billete y da su fundada opinión criticando el mal gusto que tuviera el
autor del proyecto. Nos cita porque nosotros, sin conocer su opinión, también descalificamos
el mal gusto que nos causó la imagen de un jinete actual que se pretendía representar al
gaucho Riveros. Nuestra opinión era el reflejo de lo que la paisanada opinó cuando conoció la
imagen.
Todos amamos los caballos, pero poco sabemos de cómo se debe manejar una crianza
del nombre amigo del hombre.
Investigando en la historia Antonio (Toni) Beorchia Nigris, nos resume los consejos-
0rdenes que impartió Juan Manuel de Rosas en su obra "Instrucciones a los mayordomos de
estancias".-
Aprenderán de cómo se debe hacer una buena tropilla de buenos pingos. Debería ser
de lectura obligatoria para todos los que aman al noble bruto. Es imperdible.
Conocerán la historia del famoso Fatiga Reynoso, quien ingreso al conjunto Los
Manceros Santia-gueños en 1966. Murió a los 80 años el 7de agosto de este año.
Vaya nuestro reconocimiento a este verdadero maestro del folclore.
El padre José Ceschi nos hace conocer una síntesis muy bien elaborada del concepto
de tradición, resumiendo con ojo de entendido las mejores opiniones sobre la misma.
Conoceremos los llanos de San Guillermo gracias al relato patético que nos hace Toni
Beorchia Nigris. Es como estar presente en el sitio, conviviendo con el pastorero Virgilio
Paredes. El relato es una fotografía del bello lugar. Los que conocemos, nos impresiona la
precisión de la descripción del autor.
No podía faltar una referencia a nuestro Martin Fierro que nos refresca la vida del
gaucho relatada en su lenguaje, para que todos lo entiendan (los gauchos).
Profesora Hebe Almeida de Gargiullo.
Nuestra Secretaria de Cultura, primera mujer que conformo la Junta Ejecutiva de la
CGA que designamos cuando asumí su presidencia el 19 de septiembre de 1999.
Supo sembrar de tradiciones todo el camino que recorrió en su vida.
Fue una de las plumas más brillantes que ilumino nuestro conocimiento, siendo
reconocida por toda la paisanada.
Nuestros hermanos uruguayos y brasileños se sorprendían cuando la leían, y no se
cansaron de admirarla. Solo la conocieron en fotos y por la web, pero rogaban verla alguna
vez. Su charla eran clases de cultura gaucha dicha en forma sencilla demostrando un profun-
do conocimiento del tema.
Nuestro Presidente fundador era un profundo admirador de sus conocimientos,
escucharlos discurrir era una delicia.
Recuerdo unas charlas que dimos en Jesús María ante un público que cuando termino
se puso de pie para aplaudirla!.
Nos dejó para siempre el 25 de mayo de 2017
Vivirá para siempre entre nosotros.
LOS GAUCHOS
TRADICIÓN E
IDENTIDAD
¡Buen día! Ches-
terton solía repetir que “la
tradición no consiste en que
los vivos estén muertos,
sino en que los muertos
estén vivos”.
Ello habla de un
elemento esencial de la
tradición: su vida, su vigen-
cia más allá del devenir de
los tiempos. “Tradición es la
cont inu idad de ideas ,
instituciones y costumbres
en la vida de un pueblo,
cuya alma se puede decir
que construye”. Lo expresa
Blas Barisini en su nota
Valores de la Tradición; y
agrega: “Es sabido que la
nación es una comunidad
de familias que aceptan y
reconocen un común terri-
torio geográfico, un pasado
tradicional y un destino
histórico en concordancia
con ese pasado.
En el proceso forma-
tivo de la Nación y en el cur-
so de su desarrollo integral
interviene como factor
Padre José Ceschi
LOS GAUCHOS
decisivo la tradición con sus valores
trascendentes.
Hay una correspondencia muy
estrecha entre la tradición de una nación y
su desarrollo. Silamente los pueblos que
se asientan en la tradición y toman de los
valores por ella incorporados pueden
desarrollar su personalidad histórica y
forjar el instrumento original de una
cultura.
La tradición no es una rutina
consecuente de la inercia; muy por el
contrario, constituye algo fecundo, vital,
germinador. Cuando la tradición es
auténtica no sufre el mal del estanca-
miento. Es una herencia que se recibe y se
transmite enriquecida a las generaciones
siguientes.
Cada pueblo tiene la memoria de
sus tradiciones como cada hombre, la
memoria de sus experiencias vitales.
Cuanto más típica o rotunda es una
tradición, más vigorosa es la conciencia
del grupo social al que pertenece. De allí
la importancia de educar en los valores
trascendentes de la tradición nacional”.
Tengámoslo en cuenta en el Día de la
Tradición. ¡Hasta pronto!
Fuente:CRISTO HOY nº 1171 - 2 a 8 de no-
viembre 2016
LOS GAUCHOS
Saul HuenchulSangre mapuche, pero es la cultura gaucha
LOS GAUCHOS
Biografía de
LOS GAUCHOS
Murió Fatiga Reynoso, de Los Manseros Santiagueños
Tocaba el bombo en la tradicional banda y
tenía 80 años. Había sufrido una
descompensación tras un recital en Villa
del Totoral
11
Buenos Aires.- Guillermo “Fatiga”
Reynoso, mítico integrante de Los
Manseros Santiagueños, murió a los 80
años. El artista formaba parte de la banda
desde 1966, año en el que ingresó al
conjunto en reemplazo de Carlos
Carabajal. Los Manseros fueron fundados
por Leocadio del Carmen Torres y Onofre
Paz en 1959.
A principios de este mes, Fatiga
fue internado en el Sanatorio Allende de la
ciudad de Córdoba, tras sufrir una des-
compensación luego de un show en Villa
del Totoral. Esa presentación del 6 de
agosto por el aniversario de dicha ciudad,
fue la última vez que Fatiga pisó un
escenario.
Fatiga murió alrededor de las 7 de
este lunes, en el Sanatorio Güemes de
Buenos Aires. Desde su descompensación
a principios de agosto, su salud comenzó
a decaer.
Basta con haber visto en vivo
alguna vez a Los Manseros San-
tiagueños, leyenda viva del folclore
argentino, para darse cuenta del amor
incondicional que el público tenía por el
bombisto del grupo. El cuarteto vocal se
asomaba al escenario y la gente coreaba
'Fatiga, Fatiga, Fatiga', deseando que sea
eterno, que siempre se pueda disfrutar de
su bombo, de su voz, de su carisma y
humildad desde el escenario.
Fuente: Día a Día
EL Martin Fierro comentado
52 - Cantando estaba una vez en una gran diversión; y aprovechó la
ocasión como quiso el Juez de paz...
Se presentó, y ahí no mas hizo una arriada en montón.
Tratar a los hombres como ovejas en
majada es ventaja que los poderosos
han creído siempre que les pertenece
como por derecho; acechar el momento
en que los hombres, entregados a sanos
goces de la vida, menos se lo esperan,
es habilidad de la que los fuertes
siempre se han jactado.
Pero tratar a lo hombres – y más todavía
a los ignorantes y sencillos – como si
fueran animales de arreo, puede ser una
perversa habilidad, pero de ningún
modo un derecho. Martín Fierro así lo
siente. Por entre sus palabras se cuela
un hondo sentimiento de amargura y de
dolor que en vano trata de ocultar a
fuerza de humor y de paciencia.
Un trago de ginebra o de vino y un
puñado de oyentes, son suficientes para
que a Martín Fierro se le desate la
lengua y le broten del alma cantos como
del manantial brotan las aguas surgen-
tes.
¿Cómo manan las aguas de la vertiente?
– Surgen naturalmente y sin artificios,
espontáneamente, puras como Dios las
hizo, sin mezcla alguna de conservado-
res, generosas para toda boca sedienta
que las necesite y constantes de no
acabar nunca. Calladitas como un
murmullo de palomas, y escondidas en
algún huequito, no por coquetas sino
por pudorosas...
Como agua de la vertiente. ¡Quién nos
diera que así fuera el hablar de todos los
hombres, natural y espontáneo, sin
vuelteos ni dobleces, puro, cristalino,
transparente, sin colorantes ni mejora-
dores; abierto y sin mezquindades; sin
calendarios ni agendas ni horas para
quien en cualquier momento necesite
una palabra buena y amistosa; sin ruidos
ni alharacas y sin comedimientos
indiscretos o importunos... Muchas cosas
cambiarían en el mundo para bien si el
hablar de los hombres se pareciera
menos al chorro de los picos y de las
mangueras y mas a la generosa manse-
dumbre de las vertientes y los manantia-
les.
Aguas de vertiente ... nunca se sabe de
dónde vienen, nunca se sabe en qué
rincón hundido en el corazón de la tierra
tienen su fuente ese color tan limpio,
ese sabor tan puro y esa abundancia
que jamás se agota. Así también es la
palabra de los grandes hombres: brota
de un misterio interior que solamente
las grandes almas llevan adentro.
51 - Mi gala en las pulperías era, cuando había mas gente, ponerme medio
caliente, pues, cuando puntiao me encuentro, me salen coplas de adentro
como agua de la virtiente.
Fierro no había tenido escuela ni vestía
con lujo, pero a su corazón de hombre
entero le duele como cuchillada el
manoseo infame de la prepotencia.
Desde luego siempre hay una
justificación para las injusticias: los
intereses superiores de la nación, de la
clase o de 'la causa'. Grandes palabras
que no sirven más que para disfrazar
mezquinas ambiciones. Todos lo saben,
y aun el hombre mas sencillo no lo
ignora. Se lo podrá engañar con
baratijas por un tiempo, pero no tardará
en abrir los ojos y descubrir la verdad.
Porque la verdad, en toda su pureza,
siempre se revela mas clara al hombre
sencillo que al hombre de letras.
No es nada fácil decir cuál de las dos
actitudes es mejor, si la de aquellos que
por desconfiados huyeron, o la de Fierro
que se queda por confiado.
En la vida no se puede andar escapando
siempre y desconfiando de todo, pero a
veces se puede hasta perder la vida por
confiar en todo y no escapar a tiempo.
Lo difícil es saber cuándo conviene
escapar y cuándo es seguro quedarse. Y
eso porque es muy difícil saber cuándo
el cordero es lobo disfrazado y cuando la
que parece paloma en realidad es un
buitre.
A veces se necesita ser un poco lobo
para saberlo, aprendiendo a fuerza de
desengaños, como Martín Fierro
aprendió que a menudo es mentira eso
53 - Juyeron los mas matreros y lograron escapar. Yo no quise disparar;
soy manso, y no había por qué.
Muy tranquilo me quedé y ansí me dejé agarrar.
de que los que gobiernan quieren el
bien del pueblo. Tales decepciones serán
las que convertirán en bandido a quien
era padre y marido empeñoso y
diligente.
Pero ahora Fierro cree y confía, y
mansamente se deja agarrar sin
resistirse. Aquí está, quizás, la ciencia
más honda de Martín Fierro y su lección
más profunda y difícil:
a la fuerza no hay que resistirla con la
fuerza ni a la violencia oponerle la
violencia. En la actitud pacífica de Fierro
habla la sabiduría milenaria de la tierra:
la fuerza puede a veces ser legítima,
pero nunca es realmente práctica,
porque aunque la fuerza pueda a veces
ganar una batalla, es el espíritu el que al
fin gana la guerra.
¡Con qué poco se divierten las gentes
sencillas! Un gringo grandote y feo, un
viejo organillo y una mona traviesa les
basta para divertirse sanamente y reír de
buena gana. Mucha gente, en cambio,
suele necesitar diversiones cada vez más
rebuscadas y costosas. Y esto les pasa
no sólo a los que pueden costeárselas
sino también a los que, sin tener dinero,
han perdido el gusto de la sencillez.
Unos y otros recorren el camino que
acaba en las comilonas de platos
exóticos o en los festines de tragos
sofisticados, en la desnaturalización del
sexo o la adicción a las drogas.
Por este camino en pendiente se va
deslizando aceleradamente el mundo.
Por eso hay que mirarlo a Martín Fierro
gozar como gozan los niños con un
viejo organillero. Tal vez el mundo
necesite volver a ser niño otra vez. Tal
54 - Allí un gringo con un órgano y una mona que bailaba
haciéndonos ráir estaba cuando le tocó el arreo. ¡Tan grande el
gringo y tan feo lo viera cómo lloraba!
vez estemos necesitando todos
olvidarnos un poco de tanta diversión
sofisticada y rara, y volver a cantar con el
viejo organito.
Hemos crecido tanto y hemos llegado a
ser tan grandes, que hemos perdido en
nuestro viaje de grandezas el sentido de
lo que valen las cosas pequeñas.
En un recodo del camino se nos cayó el
alma de niño que llevábamos dentro, y
con el niño caído perdimos lo mejor que
cada hombre llevo consigo. Y no somos
otra cosa que gigantes ciegos y
aburridos.
Volvamos a la mona que baila y al viejo
organillero, aprendamos de nuevo a
mirarlos y a oírlos y a reírnos con ellos.
Regresemos en busca del niño caído en
el camino. Tal vez no esté tan lejos...
Martín Fierro lo cuenta como cosa
natural y sin mayor importancia. Él,
como muchos de su clase, estaban ya
acostumbrados a esos usos de la
prepotencia vestida de autoridad. Pero
sin duda es cosa triste que el hombre
para salvar su libertad tenga que huir de
la convivencia.
Nacido para vivir en compañía, el
hombre no puede vivir solo. Todos
55 - Hasta un inglés sanjiador que decía en la última guerra que
él era de Inca-la-perra y que no quería servir, tuvo también que
juir a guarecerce en la Sierra.
necesitamos de todos, y nadie, ni el más
gallardo, puede bastarse a sí mismo. Por
eso la libertad es mala cuando va en
yunta con el egoísmo y el orgullo. Pero
no es menos mala la compañía cuando
se vuelve imposición y prepotencia.
Cada uno de nosotros tiene un destino
personal que vivir, un surco único que
abrir en la tierra virgen que a cada uno
le ha sido reservada, y así como nadie
tiene derecho a sacar la mano de la
mancera y a dejar el surco sin labrar, así
tampoco nadie tiene derecho a
separarnos del camino escogido. Y
menos que menos aquellos que por su
investidura deberían pensar más que
nadie en el bien de todos y menos que
ninguno en el interés de ellos mismos.
Es para eso para lo que, de una u otra
forma, tienen el poder los que mandan:
no para aprovecharlo en propio
beneficio sino para servir al bien de
todos. Por eso, aunque Martín Fierro,
por mansedumbre de carácter y
costumbre ancestral lo diga como de
paso, pocas cosas hay en verdad tan
tristes como la necesidad que a veces
tienen los hombres de huir de aquellos
mismos que por razón de sus cargos
deberían ser su apoyo, su amparo y su
guía.
Mucho ruido y pocas veces
LOS GAUCHOS
Roberto Fontanarrosa
Juan Manuel de Rosas (1793-1877) fue gaucho y estanciero antes de ser elegido presidente de
los argentinos.
De su obra Instrucciones a los Mayordomos de Estancias extraemos algunas páginas ilustrati-
vas sobre cómo se manejaban las primitivas estancias pampeanas al promediar el siglo XIX
respecto a la cría de caballos criollos.
Instrucciones a los Mayordomos de
Estancias Juan Manuel de Rosas
Padres de las manadas
Para cojudos deben quedar cada año el
dos por ciento, es decir, que si hubiera
ciento, dos; y si doscientos, cuatro, y así.
Los potrillos que queden para cojudos
deben ser también escogidos, y serán de
buenos alientos, de buena figura,
corpulentos y altos, de buenos modos, de
ojo humilde y vasos negros y bien forma-
dos; los que tienen más alientos son los
mejores. Los alientos son agujeritos que
están en las narices.
Manadas
Deben tenerse siempre contadas para
saber así si falta algún animal o no.
En las manadas de un pelo solo debe
haber dos yeguas madrinas, y mientras
estén desocupadas, no debe acollararse
sino con ellas. Los caballos de otros pelos
deben ir a la cría.
Los capataces deben procurar entrarse
por los rodeos y por entre las crías o
haciendas, para aprender a conocerlas
bien; para de ese modo poder echar de
menos las que les faltan, y poder dar razón
de todas las haciendas; muy particular-
mente para cuando llegue el caso de que
yo haga preguntas sobre este o aquel
animal o sobre todos.
Doma de potros
Ningún redomón debe enfrenarse hasta
que yo no vaya. Si es capaz de trabajar de
lazo, con riendas, puede trabajarse en él
hasta que yo vaya. Los potros, al domarse,
debe cuidarse que no los dejen porfiados
y que no los cansen al galoparlos.
Los caballos maulas que poco valgan o
por maulas, o por porfiados, o por
uñerudos, o por mancos, o por viejos,
debe ponérseles una guasca en el pescue-
zo, y conservarse así sin ensillarse hasta
que yo disponga de ellos.
Tropillas de caballos
A las manadas de caballos deben parárse-
les rodeo diariamente en los lugares que
yo he destinado, y deben estar en el rodeo
hasta el mediodía. Solo en el caso que
anden caminando, por irse por los mos-
quitos u otras causas, entonces no se les
parará rodeo, pues que habrá que ence-
rrarlos a la tarde y largarlos de mañana;
esto se entiende con todas las manadas y
con las de los puestos; con las crías debe
usarse el mismo método.
Caballos del patrón
Debe entenderse que el que los cuide dé
LOS GAUCHOS
cuenta por la mañana y a la noche de estar
todos o no. Debe decir: “están todos los
caballos: veinticinco en la tropilla; dos
yeguas, veintisiete; dos atados a soga,
veinte y nueve; y dos yegüitas de cría,
treinta y uno.
El método es pararles rodeo por la maña-
na, y sacar con el freno un caballo. Al
entrar atontarlo, no irá, como ánima,
despacito, sino de golpe y ligero, y al
tomarlo, lo agarrará por donde lo encuen-
tre primero, ya sea de la cola, ya del lado
de montar, ya de una mano, o ya de una
pata. Para que paren, no les gritará; solo
se les hará “llí… llí… llito”.
Lo sacará afuera del rodeo, enfrenado y le
dirá: “¡la mano!”; si a las tres veces de
decirle, no la entrega, le jugará en ella con
el cuchillo. Entregada la mano, le recorta-
rá el vaso, si es que tiene algo que recor-
tar; esto mismo se hará con las patas de
atrás. En seguida verá si tiene el vaso
malo, y si lo tiene, lo compondrá. Los
hormigueros no los agujereará con
cuchillo, sino con la punta de un asador.
Modo de trajinarlos
En teniendo cuidado diariamente de
cortar los vasos con el cuchillo, no hay
necesidad de desvasador. Hecho esto,
ensilla con el peso que iguale al mío, y le
dará riendas; después de darle dos o tres
sentadas, lo maneará y correrá maneado,
pero procurará en esta operación no se
canse ni se fatigue el caballo. En seguida,
lo hará saltar la zanja, y después lo hará
dar vueltas al deredor del palo. Hecho
esto, lo desensillará, le sacará el cordel y lo
largará.
Tomará otro enseguida, y hará lo mismo; y
así ir tomando hasta que sea mediodía, en
cuya hora les sacará los cordeles a todos y
los largará. De esta operación resultará
que hasta el mediodía, habrá galopado y
compuesto la mitad, dejando para el otro
día la otra mitad; que es decir, que cada
día compondrá y galopará una mitad.
Como deben cuidarse
A la tarde los echará al rodeo una hora
antes de ponerse el sol, y se ocupará de
agarrarlos de la cola y hacerlos parar de
ella, rascarlos con el cuchillo, y luego
ponerles los cordeles. Los lunes les
ensebará bien los nudos de las manos y
patas con sebo derretido, y a los caballos
que tengan las colas comidas, se les
engrasará con grasa en rama, de vaca, o
de potro de la que hubiese.
Las sogas y los bozales debe tenerlos
siempre suaves y blandos para que no
maltraten. Debe tener siempre dos
caballos atados a soga, a los que dará
agua diariamente y galopará y recorrerá
como a los demás.
Maneas y espuelas
Debe tener doce maneas blandas, buenas
y fuertes, para lo que se ocurra en el trajín
diario. El que los cuida jamás los trajinará
sin espuelas y el que anda sin espuelas
dándoles rienda, o trajinándolos, o
enseñándoles al rodeo, cometerá un
delito. En esto debe haber gran cuidado.
LOS GAUCHOS
Caballos
Debe haber el más delicado y puntual
esmero en que el que trabaje en un
caballo no lo remate, y que lo mude antes
que se ponga pesado. No hay cosa más
mala que rematar o cansar un caballo. De
ello resultan las muertes y el consiguiente
menoscabo. El caballo cansado si no
muere queda lisiado, y a poco trabajo que
haga, se enferma y se cansa.
Para evitar todo esto y aún las más maltra-
taduras, es lo mejor mudar frecuente-
mente. Esto mismo debe tenerse presente
cuando se mande algún chasque, para
hacerle mil encargues con el fin de que
camine de modo que no canse el caballo,
al trote y galope, más trote que galope.
Caballos delgados
Es muy necesario tener caballos delgados
para andar, es decir, que ni para recoger ni
para nada debe ensillarse un caballo
potente y gordo, porque el trabajar en un
caballo gordo no es más que para mañe-
rearlo y acobardarlo.
Cuando la caballada está muy gorda, se
acorrala a fin de que se adelgace, y
cuando uno quiere tener algunos caballos
delgados se tienen a soga.
LOS GAUCHOS
17 – La pesca milagrosa
Una mañana en la costa del
lago Genezaré, hablando
Jesús de pie, le mostraban
tanta estima que se le
echaban encima
aquellos hombres de fe.
Pero en eso vio el Señor dos
nav íos amar rados ; los
p e s c a d o r e s c a n s a d o s
habían bajado adrede, pa
escucharlo en un costado
mientras lavaban las redes.
Subió Jesús en la nave
propiedá de don Simón y le
rogó a su patrón dentrara
más el navío, de ande habló
con el gentío del Reino de
Salvación.
En cuanto dejó de hablar
dijo a Simón pescador:
“Navegue pa el interior y
echen las redes al lago”. Pero
naides h izo amago de
hacerle caso al Señor.
“¡Maistro –le dijo Simón-
lidiamos la noche entera y ni
un bagre tan s iqu ie ra
conseguimos que se enrie-
de; pero en su nombre, las
redes las arrojaré ande
quiera”.
Confiados en su palabra
echaron redes al mar; y casi
sin esperar, tantos pescados
EL EVANGELIO CRIOLLO
CONTINUACIÓN
tenían, que las redes se
r o m p í a n a l q u e r e r l a s
levantar.
Pasaron después las señas a
los demás aparceros, y en
cuanto aquellos vinieron
cargaron tanto ese día, que
por poco no se hundían los
dos navíos pesqueros.
Al ver esto Simón Pedro
cayó hincado con temblor
delante de aquel Señor y le
dijo emocionado:“¡Apártese
de mi lado,
porque soy un pecador!”.
Y no era solo Don Pedro el
que pasaba ese trago; el
mesmo Juan y Santiago
t e m b l a b a n d e f o r m a
estraña, al ver la pesca
tamaña que habían echo en
el lago.
“¡No tema, amigo! –le dijo
a Simón Pedro el Señor-; yo
lo elijo con amor pa ser
pescador de hombres, en
un mar de más renombre
y en otro barco mayor”.
Iban rumiando esos hom-
bres la promesa misteriosa,
y al fondear tierra playosa
con el barco pescador,
dejando todas sus cosas, lo
siguieron al Señor.
…………………………….
LOS GAUCHOS
El mar viene a ser la vida, el
barco la Santa Iglesia; y
aunque muchos la despre-
cian, sigue pescando en sus
redes todos los hombres
que puede entre las olas
que arrecian.
Unos cuantos pescadores
dejaron todas sus cosas,
esas manos generosas se
abrieron pa darlo todo, y
empezaron codo a codo
una pesca más gloriosa.
Eran pescadores de hom-
bres, según Jesús les decía;
pero nunca olvid rían que
toda pesca sucede, siempre
que al echar las redes en el
Señor se confía.
18 – Otras curaciones
En cuanto bajó de un monte
se apersonó un achacoso.
“¡Señor ¡ -dijo entre sollo-
zos- limpiemé del mal que
l levo”; y Jesús tocó al
leproso, dejándolo como
nuevo.
Jué a casa de unos amigos
en cuanto ató la barcaza; las
sillas eran escasas pa las
visitas que habían, que ni
paradas cabían en el patio
de las casas.
Mientras hablaba a la gente,
en catre jué conducida una
LOS GAUCHOS
EL EVANGELIO CRIOLLO
CONTINUACIÓN
Pa curar esta dolama vino a
la tierra el Señor; vino a
peliar con rigor al pecado y,
sin embargo, su corazón se
hace ca rgde l cont r i to
pecador.
Pa recobrar la salú nos dejó
la confesión, que es el
regazo y rincón pa llorar
nuestra vergüenza y ande el
Señor nos dispensa su
palabra de perdón.
Porque la Gracia de Dios es
un rayo de su amor, que
dentra en el pecador como
el sol en un jagüel, y cuanto
más dentra en él más se
alumbra su interior.
Versos de Amado Anzi S.J.
Dibujos de Eleodoro Marenco
persona tullida pa que Jesús
la sanase, y era al ñudo darle
pase con t an ta gen te
riunida.
Se subieron sobre el rancho
y sacando algunas lajas,
entre las cañas y pajas lo
apiaron pa e l inter ior ,
poniendoló con ventaja
justo al frente del Señor.
Viendo la fe de esos hom-
bres que se habían comedi-
do, en cuanto se acabó el
ruido y en un tono reposado:
“¡Hijo! –le afirmó al tullido-le
perdono sus pecados”.
Algunos léidos dotoresque
lo escuchaban sentados, se
dijeron almirados:
“este hereje se equivoca,
porque solo a Dios le toca el
perdonar los pecados”.
Entonces Jesús les dijo:
“¿Qué piensan en su inte-
rior? ¿Qué les parece mejor:
perdonarle sus pecados, o
decir: ¡ya está curado!,
vayasé nomás, señor?”
“Pa que comprueben que
puedo perdonar cuaquier
pecado -dijo hablando al
d e s d i c h a d o - A m i g o ,
levantesé”; y el hombre
medio finado alzó su catre y
se jué.
Salió a la vista de todos, de
modo que cada cua l ,
viendo tan rara señal, le
daba gracias a Dios y
gritaba a toda voz: “¡Jamás
se vió cosa igual!”.
…………………………………......
El hombre que está en
pecado viene a ser como el
tullido; toda su juerza se ha
ido en el fatal desenlace,
como si el mal le dejase el
corazón entumido.
LOS GAUCHOS
EL EVANGELIO CRIOLLO
CONTINUACIÓN
Los campeones de la cueca
En una final reñida, salieron las 4 parejas más importantes del país, pero el trofeo
mayor quedó en San Juan.
Después de dos extensas jornadas
de competencia, alrededor de 90 bailari-
nes demostraron todo su talento en el
escenario Carlos Pechuán y sólo cuatro
parejas resultaron las mejores en sus
respectivas categorías. El Campeonato
Argentino de Cueca, en su primera
edición, tuvo como ganadores a artistas
de Río Negro, La Rioja, Salta, Mendoza y
San Juan, en cueca mayor, infantil, juvenil,
como así también en el certamen zonal
por las modalidades de cueca cuyana,
cueca norteña, cueca cordillerana y cueca
coya.
Las figuras que se lucieron fueron
Norma Bustos y Segundo Cisterna, Cecilia
Calvet y Héctor Gomina, Popy Villafañe y
Juan L. Miguel, Agustina Sosa y Alexis
Fernández, Agustina González y Emir
Mortales. Con todo ello, el premio mayor,
la copa Mary Bazán y Ramón Flores,
quedó en la provincia, ya que este título
fue obtenido por la performance brinda-
da del Ballet Van-guardia. El certamen
tuvo lugar en el SUM del Colegio Superior
Nº1 de Rawson. Carlos Márquez, quien
estuvo al frente de la organización de este
encuentro folklórico dio cuenta de lo
Por: Raúl Caliva
realizado: "Fue uno de los festivales más
emocionantes que viví en mis 30 años con
la danza, la respuesta de los concurrentes
fue la siguiente: 'es un festival que vino
para quedarse'. Hubo un nivel artístico
elevado. Y la final fue soñada".
Respecto al desempeño de los
bailarines locales opinó: "Los chicos
estuvieron muy bien, obtuvimos dos
segundos puestos y el ballet se quedó con
la copa. En lo artístico fue un éxito, pienso
que este festival será importante en el
país, crecerá y se pondrá a la par del
campeonato La Marinera de Perú y de la
Cueca de Chile. Hay colegas que ya
quieren hacer sedes en sus zonas así que
esto no tiene techo", estimó el bailarín.
LOS GAUCHOS
Diamantes en bruto. Agustina González
y Emir Mortales fue la pareja ganadora de
los infantiles. La experiencia cuenta.
Norma Bustos y Segundo Cisterna fueron
los máximos ganadores y se llevaron a Río
Negro el título.
Jóvenes promesas. Los mendocinos
Agustina Sosa y Alexis Fernández San
Martín quedaron primeros en la categoría
intermedia.
Cada uno con su estilo. Los ganadores
del circuito zonal representan a diferentes
provincias del país.
Homenaje. Un merecido reconocimiento
al fallecido Carlos Pechuán, cuyo nombre
bautizó el escenario del certamen. Su
familia estuvo presente en la ceremonia.
Fue un momento muy emotivo.
Quedó en casa. La copa Mary Bazán y
Ramón Flores fue adquirida por el Ballet
Vanguardia San Juan.
Los que evaluaron. La mesa del jurado
estuvo conformado por Daniel Romero
(Córdoba), Sergio Pérez (La Pampa),
Viviana Gazzo (Mendoza), Liliana Randisi
(Bs. As.), Luis Tolaba (Salta), Gustavo D'elía
(Tucumán), Ismael Martínez (La Rioja).
Con criterio, calificaron vestuario,
performance, técnica y otros recursos
escénicos.
Destacados
LOS GAUCHOS
Ganadores por rubros
Campeones Argentinos de Cueca Categoría Mayor
Norma Bustos - Segundo Cisterna (Río
Negro)
* Sub Campeones Argentinos
Popy Villafañe - Juan Luis Miguel (La
Rioja)
* 3º Puesto Compartido
Daniela Echenique - Andrés Romanos
(Salta)
Cecilia Calvet - Héctor Gomina San
Martín (Mendoza)
Campeones Zonales
Cecilia Calvet - Héctor * Zona Cuyo:
Gomina (Mendoza)
Norma Bustos - * Zona Cordillera:
Segundo Cisterna (Río Negro)
Popy Villafañe - Juan * Zona Norteña:
Luis Miguel (La Rioja)
Daniela Echenique - * Zona Coya:
Andrés Romos (Salta)
Campeones Argentinos de Cueca Categoría Juvenil
Agustina Sosa - Alexis Fernández San
Martín (Mendoza)
* Sub Campeones
Candela Cáceres - Gabriel Bavie (San
Juan)
Campeones Argentinos de Cueca Categoría Infantil
Agustina González - Emir Mortales
(Mendoza)
* Sub Campeones
Milagros Bavie - Mingorance Jonathan
(San Juan)
Copa Mayor "Mary Bazán - Ramón Flores"
Vanguardia Ballet Provincia (San Jua
LOS GAUCHOS
Por: Mariano Wullich periodista de LA NACION, Secretario de Prensa y Difusión para Buenos Aires de la Confederación Gaucha Argentina.
Comenzó a circular el 2 de abril de
hace dos años un billete de 50 pesos. La
serie lleva el nombre de “Islas Malinas. Un
amor soberano”. El entonces presidente
del Banco Central, Alejandro Vanoli,
señaló que “el objetivo de este billete es
incorporar en un elemento de uso diario y
soberano por naturaleza como es la
moneda, el reclamo inclaudicable del
pueblo argentino sobre las islas”.
Presenta en su anverso como imagen
central, el mapa del archi-piélago. Posee
imágenes de albatros y en su reverso la
imagen del gaucho Antonio Rivero, quien
en 1833 habría encabezado parte de la
resistencia a la usurpación británica.
Nunca hubo una imagen menos
representativa de nuestros gauchos: con
un caballo de jineteadas bella-queando y
enriendado al revés. El montador
tratándolo de dominar con la derecha y en
su izquierda la bandera argentina en
plena abalanzada, en un campo de doma.
¡Los gauchos y los jinetes esperan olvidar
este billete!
DUDOSO HOMENAJE A LA
TRADICIÓN EN UN BILLETE
DE 50 PESOS
Nuestro colaborador Emiliano Tagle
agrega que “toda iniciativa que procure
reivindicar nuestras islas Malvinas es
bienvenida; pero hechos como los
publicados por LA NACIÓN el 27 de
diciembre de 2015, donde el fotógrafo
Marcelo Royo Celano manifiesta que
usaron sin permiso una imagen tomada
por él en una jineteada de la Agrupación
El Lazo, en San Isidro, para incorporarla
como imagen alusiva al gaucho Rivero en
el billete de 50 pesos, es algo que empaña
la propuesta”.
El 10 de junio de 1829 se creó el
cargo de comandante político y militar en
las islas Malvinas y las Adyacentes al Cabo
de Hornos; fue designado en este puesto
Luis Vernet, quien tomó posesión del
cargo el 30 de agosto de ese año.
Vernet llevó a las islas Malvinas
algunos peones para trabajar en su
establecimiento. Mateo Brisbane era
mayordomo; Juan Simón fue capataz y el
irlandés William Dickson era el encargado
de la despensa. Vernet pagaba a sus
LOS GAUCHOS
empleados con vales; al marcharse éste,
los vales dejaron de ser aceptados, lo que
generó algunos roces.
En agosto de 1833, los gauchos,
alzados por cobrar salarios en plata y
descontentos con situaciones laborales,
asesinaron a Simón, a Brisbane y otros
más. Acto seguido cayó Dickson y los
sublevados izaron la bandera nacional.
Es posible que a los gauchos la
situación los haya desbordado, razón por
la cual no debería tomarse partido por
tenerlos ni como bandoleros ni como
próceres. La Academia Nacional de la
Historia en 1960 manifestaba que los
antecedentes documentales no son
favorables para otorgar a Rivero títulos
que justifiquen un homenaje.
Con respecto al caballo de la
imagen del bil lete, claramente se
diferencia de un caballo natural de las
islas o patagónico, así como resalta la
vestimenta del jinete, tan poco adaptada
a la época y sobre todo al clima imperante
en las islas.
Para el presidente de la Confederación
Gaucha Argentina, doctor Adolfo
Caballero, fue una sorpresa ver al “gaucho
Rivero en un billete, que nos mostró en
exclusiva un cajero del Banco San Juan. El
bancario advertía que no era un gaucho
de antes, que más bien parecía la
publicidad de una jineteada cualquiera de
esas que hay todos los fines de semana en
los pueblos.
“Hace dos años en la cabalgata a la
Difunta Correa que hacemos con la
Federación Gaucha Sanjuanina desde
hace 27 años, le dedicamos al Gaucho
Rivero un homenaje. Para mí ese gaucho
fue sometido junto con un puñado de
valientes –peonada que trabajaba en las
islas- y encarcelado en Montevideo”.
“Cuando nuestros paisanos
tomaron conocimiento del original
billete, rechazaron unánimemente la
imagen de lo que pretendía ser un
homenaje a Rivero, o a nuestras islas”
“Veríamos con agrado que el singular
billete sea sacado de circulación para
evitar la vergüenza que sufrimos cuando
con razón, los más sinceros, con
espontaneidad inocente nos critican”,
concluyó.
LOS GAUCHOS
ENTREVISTA A
ALDO CHIAPPE
Por: Elio Daniel Rodriguezperiodista, naturalista, ilustrador y pintor de la vida silvestre.
Señor Aldo Chiappe, últimamente
se ha volcado usted más a la representa-
ción de lo gauchesco, con sus caballos,
personas y paisajes: ¿Qué lo ha llevado a
poner en práctica este camino? ¿Sigue
ilustrando a la naturaleza?
Los motivos son varios, algunos un
poco complejos. Por un lado la necesidad
interna de explorar esos temas, que
siempre me apasionan desde niño. Toda la
vida me interesó el tema de nuestras
tradiciones camperas, especialmente lo
relacionado al caballo, pero por diversas
razones no había podido dedicarles un
espacio en mi pintura.
En un determinado momento de
mi vida sentí que era la ocasión para
desarrollar esa inquietud. Para-lelamente
experimenté una crisis con respecto a la
pintura de la vida silvestre, que me llevó a
alejarme un tiempo de esa temática.
Tiene que ver con muchas cosas,
en parte con cierta falta de interés en el
público, como también una necesidad
interna de explorar otros temas posterga-
dos, de dedicarle más tiempo a mis
necesidades expresivas. Honestamente
los factores económicos influyeron e
influyen.
En un momento sufrí la falta de
respuesta del público con respecto a la
pintura de naturaleza. En nuestro país hay
muy poco público interesado en el arte de
la vida silvestre.
Existen muy pocos coleccionistas
interesados en esta pintura, algo paradóji-
co si se piensa en el auge de las actividades
relacionadas con el disfrute de la vida
silvestre.
Hay muchísimas personas in-
teresadas en la experiencia con la vida
silvestre, cada vez más, (y eso es buenísimo
desde luego), pero a diferencia de lo que
sucede en los países anglosajones y
europeos, muy pocas, poquísimas, se
interesan por el arte plástico.
Sin embargo sigo interesado en
esta temática y en este momento intento
lograr un equilibrio entre mis diversos
amores en la pintura.
En cuanto a la ilustración específi-
ca, últimamente me dedico poco a ella.
Solo algunos proyectos que me atraigan
de manera especial. Me encuentro en el
camino de dedicar mi tiempo fundamen-
talmente a la plástica.
Aldo Chiappe es un sobresaliente pintor de la fauna argentina. Últimamente sin
embargo se sintió atraído por los temas gauchescos, cuyas magníficas láminas
documentan la vida del gaucho en todas sus facetas. En la presente nota
reproducimos parte de una entrevista que el periodista Elio Daniel Rodriguez
efectuó a Aldo Chiappe.
LOS GAUCHOS
UN DIA CON EL OVEJEROVIRGILIO PAREDESPor Antonio Beorchia Nigris
Los Caserones de San Guillermo
El 5 de Enero de 1971 alcanzamos el
alojo de Los Caserones, ubicado sobre la
margen oriental del cerro Imán. Era un
espléndido día de sol. Yo con anterioridad
no había nunca admirado un lugar más
acogedor ni un paisaje más hermoso:
extensas vegas se extendían en ese sitio de
los llanos de San Guillermo a lo largo de
varios kilómetros entre roquedales
graníticos, pastizales amarillos y preciosas
lagunitas camufladas bajo verdísimas
plantas de humedal.
Las conformaciones rocosas semejan-
tes a solitarios torreones, sobresalían
algunas decenas de metros sobre el nivel
de la vega, punteados en su base por el
robusto monte de los acerillos. El pasto,
donde alcanzaba la humedad, crecía
tupido, hasta rozar los estribos. Entre los
peñascos trepaban ese día con agilidad
asombrosa algunos chinchillones, cuyo
suavísimo pelo color gris-pizarra utilizaron
los Incas en la confección de tejidos finos.
Ahí, al pie de una loma rocosa descu-
brimos un amplio alero cerrado parcial-
mente por una pirca y en sus inmediacio-
nes, un amplio corral para el ganado
menor. Algunas ollas panzonas renegridas
por el hollín, un jergón dispuesto sobre el
suelo a manera de cama, leña de acerillo
amontonada contra un palenque y restos
de un fogón reciente, indicaban que
alguien vivía allí. Descargamos pues,
desensillamos nuestras mulas y las
soltamos hacia la vega, para que pudie-
ran comer a sus anchas después de casi
un mes de travesía. ¡Pobres animales,
daban pena! Algunos se veían escuálidos
de tan flacos; otros mostraban mataduras
en la cruz; dos o tres no tenían ya casi
fuerzas para comer… De hecho murieron
en esa expedición dos mulares; otros tres
los abandonamos en el camino, en mal
estado, para recuperarlos recién más
adelante.
Por lo expuesto el futuro no era muy
halagador, pero tampoco había remedio
posible. Muy luego entramos bajo el
alero y, ubicados algunos pellones de
oveja sobre sendas piedras a manera de
blandura, calentamos agua y nos senta-
mos junto al fuego para saborear unos
mates que en aquellas soledades siempre
saben a gloria.
Pronto el cielo se cubrió de nubes
leves como gasas, confiriendo al entorno,
en la tarde andina, un extraño color gris-
dorado; no soplaba una brisa y todo
alrededor era silencio.
De pronto un murmullo como de
tumultuosas y lejanas aguas fue subiendo
de tono, hasta transformarse en una
extraña bulla, mezcla de balidos, gritos de
hombre y ladrar de perros. Ante tal
novedad salimos todos al exterior con el
fin de descubrir el motivo de semejante
barahúnda: allá no muy lejos un extenso
rebaño de ovejas negras, blancas y pacas,
LOS GAUCHOS
LOS GAUCHOS
mezcladas a un número indefinido de
cabras, hormigueaba sobre los llanos,
azuzadas por un pastor con sus perros. El
inmenso rebaño avanzaba a buen paso en
dirección al alojo que alcanzó en breves
minutos, para subir en larga procesión
hasta un corral natural ubicado exacta-
mente sobre nuestro alero. Ese coro de
balidos y ese mar de vellones en continuo
movimiento, nos causaban la impresión
de hallarnos en una feria dominguera.
Entonces nos metimos entre las ovejas,
que nos abrían paso como las aguas se
parten delante de la quilla de un bote,
para cerrarse inmediatamente detrás. Por
último estuvimos junto al pastor. La jauría
de perros nos rodeó ladrando amistosa-
mente, mientras algunos corderos y
chivitos guachos se nos metían entre las
piernas para mordisquear el ruedo de los
pantalones o chuparnos algún dedo de la
mano en la vana esperanza de obtener
leche.
Virgilio Paredes, el último ovejero de San Guillermo
Virgilio Paredes era entonces un
hombre de unos 45 años de edad, de tez
oscura a causa de la agresiva insolación
de los llanos, con ralos pelos adornándole
el mentón. Su mirar era apagado y sus
facultades mentales lentas, como ador-
mecidas por la falta de uso. A la sazón
vestía pantalones desgastados, camisa de
trabajo color arena que nunca había
conocido el jabón, campera de cuero al
tono y, por tocado, una gorra con visera,
también de cuero. Calzaba dos pares de
zapatos superpuestos que “juntando
miserias” alcanzaban apenas a cubrirle los
pies callosos. Cuando hablaba, desde la
comisura de los labios le descendían
sendos hilos de saliva de los que él no se
percataba; sus palabras pronunciadas
siempre a los gritos, eran un continuo
repetir los mismos conceptos. Sin embar-
go no parecía tonto: en los tres días que
Jorge Garcés y yo convivimos con él, nos
hizo muchas confidencias, bastante bien
hilvanadas. Tal vez, por haber vivido toda
su vida sólo, entre rebaños, se le había
como adormecido la costumbre de
razonar. Por supuesto no sabía leer y todo
su saber giraba alrededor de las ovejas,
sus necesidades básicas y sus costumbres.
Cuando lo conocimos, hacía más de
un año que no bajaba a Angualasto,
recibiendo cada dos meses la proveeduría
por medio de un peón del encargado de
esas t ierras , que pasaba por Los
Caserones y desde allí continuaba a Las
Carachas y Valle del Cura, dejando a cada
ovejero sus raciones de comida.
El rebaño de nuestro interés
contaba entonces con 700/800 ovejas en
su mayoría de la raza caracul, con anchas
colas y negros vellones, junto a unas
pocas cabras utilizadas para amamantar
los corderitos guachos, es decir abando-
nados por las respectivas madres.
En efecto, ni bien nacían, los corderos
caracul se sacrificaban para comercializar
su hermoso cuerito negro; de allí que las
ovejas se acostumbraban a no amaman-
tarlos y los abandonaban con facilidad.
Sin embargo desde hacía mucho ese
rebaño solo se aprovechaba por la lana, y
también esta tarea en forma parcial,
debido a la mediocre calidad del produc-
to y a su difícil ubicación en el mercado.
Pero como los pastores cobraban en reses
y no veían un cobre ni por casualidad, se
explica la desidia de esos ovejeros.
Rebaños o piños había que vagaban
meses, perdiéndose a veces en esas
inmensidades o cazados por los pumas o
abandonados a su destino por falta de
pastores. El gran rebaño de Los Caserones
vagó seis meses antes de la llegada de
LOS GAUCHOS
Paredes; él mismo nos dijo que todavía no
había conseguido juntarlo todo, ya que
varios piños deambulaban libres sobre los
faldeos del cerro Imán.
Volviendo a nuestro tema, recuer-
do que Paredes se mostró muy contento
con nuestra visita y ni bien hubo conclui-
do sus tareas habituales, carneó para
nosotros un capón de año, que asado
lentamente sobre la parrilla, resultó todo
un manjar.
Esa noche la velada fue larga y el mate
no paró de dar vueltas por horas alrede-
dor del fogón, mientras nosotros charlá-
bamos animadamente rodeados de
perros y de corderos; estos últimos nos
subían sobre las rodillas, nos chupaban el
lóbulo de las orejas o se entretenían
masticándonos las puntas del cuello de la
camisa. Finalmente nos acostamos,
debiendo compartir la “cama” con un
intrincado número de animales los cuales,
por más que los pateáramos, ganaron al
fin por cansancio y se acomodaron a la
cabecera, a los pies o a los costados de
todos nosotros.
Puesto que desde el río del Macho
Muerto habíamos emprendido el regreso
a marchas forzadas, ahora faltaban dos
días antes de la llegada del camión al real
de Ocúcaros, dos días que pensé aprove-
charlos conviviendo –juntamente con el
joven Jorge Garcés- con Virgilio Paredes
para observar una de sus jornadas de
trabajo. Los demás prefirieron continuar
hacia Ocúcaros, que recién alcanzaron
dos días después.
Así nos quedamos solos, Garcés, el
ovejero y yo.
Un día en la vida de Virgilio Paredes
Recurriré a un viejo relato de mi
autoría publicado en el año 1971, (en la
Revista nº 6 del glorioso Club Andino
Mercedario), para describir una jornada
típica de Virgilio Paredes, ovejero enton-
ces en los Caserones de los llanos de San
Guillermo.
Se levantó éste al rayar el alba, juntó
varios palitos y los encendió soplando
sobre las brasas aún encendidas bajo las
cenizas. En un tarro de hojalata con manija
de alambre, calentó agua sacada del
arroyo cercano; luego sorbió unos
amargos en silencio, rodeado por una
decena de perros que lo miraban
meneando desganadamente la cola. A
continuación, siempre seguido por los
perros y con la ayuda de éstos, desplazó el
rebaño -con fuertes silbidos- desde la
majada hasta un corral encerrado entre
grandes roquedales, cuyo frente estaba
defendido por una empalizada de palos a
pique entrecruzados con espinosas ramas
de acerillo. Desde un corralito secundario
sacó uno a uno los corderitos guachos
que no durmieron con nosotros y, aga-
rrando una cabra de una pata trasera, se
puso en cuclillas apretando la pata entre
la pantorrilla y el muslo, para imposibilitar
cualquier movimiento del animal.
De inmediato los corderos se colgaron
de la ubre, estorbándose y encimándose
los unos a los otros. Agarrados los más de
una pierna, Virgilio los fue apartando con
ambas manos libres y solo dejó dos para
que mamaran. Este trabajo lo entretuvo
unas tres horas, hasta que todos los
corderos estuvieron sacios, con la barriga
bien redonda.
Para atrapar las cabras lecheras las
perseguía haciendo gambetas entre las
ovejas, mientras repetía su nombre como
un estribillo. Así a ésta la llamaba Nevada,
aquella Tomate, otra Gringa, la de más allá
Chilenita, o Tordilla, Melliza, Paca,
Manchada, Mocha, Guachita, etc.
A cada una la conocía por su nombre y
atributos y con dar una sola mirada al
rebaño sabía cuales faltaban. Por costum-
bre les hablaba como si fuesen personas,
LOS GAUCHOS
como si de veras lo entendieran; hasta
sospecho que él mismo creía no solo que
comprendían sus reproches o sus cumpli-
dos, sino que eran plenamente conscien-
tes cuando realizaban alguna picardía
como la de no regresar por la tarde al
corral.
Por ejemplo, persiguiendo una cabra
decía: “Gringa… Gringa… Gringa…” y una
vez atrapada continuaba: “a ver vos como
tenés la ubre… ¿se puede saber qué
hiciste con la leche?... ¡porquería!, quéda-
te quieta si no querés un palo… soltá esa
leche… ¡mirála como se hace la arisca!...
Salí vos guacho que ya mamaste… a ver
esa pancita, ¡qué estás lleno ñooo!”.
Luego, levantando un corderito en brazos
seguía: “un besito, así, despacito… eso es,
la oreja, pero no muerdas, una tanteadita
nomás…”.
A los corderos les hablaba con la
misma ternura de un padre y éstos lo
seguían por todas partes, brincando
sobre las rocas con graciosa agilidad, o
balando lastimeramente cuando lo
perdían de vista.
Satisfecho el guachaje, ordeñó
algunas cabras para los perros y para sí;
por último soltó el rebaño, que al pasito y
levantando un coro de balidos, se dirigió
hacia cualquier dirección, para efectuar
un amplio rodeo y recién volver a la
nochecita. Con él quedaron los guachos y
alguna oveja recién parida.
Con estas tareas se hicieron las doce,
es decir el tiempo para preparar el
almuerzo, compuesto de leche hervida y
carne de cordero asada, o carne de
guanaco. Ese día compartimos su misma
comida sentados sobre sendas piedras
bajo el alero. Más tarde le tocó el turno al
mate y a la charla.
Durante la siesta salimos a campear
guanacos seguidos por todos los perros,
pero si bien cortamos algunos rastros
frescos, no pudimos dar con ellos.
Volviendo al real seguimos las huellas del
rebaño, muy fáciles de ver hasta para un
neófito; Virgilio para saber si los animales
habían pasado recientemente, apretaba
entre el pulgar y el índice una bolita de
guano desmenuzándola: si se transfor-
maba en polvo era vieja; si conservaba el
corazón húmedo era señal del reciente
paso de las ovejas. Antes de llegar al alojo
juntamos una buena cantidad de leña
seca de acerillo con solo removerla de una
patada y así poder arrancarla sin esfuerzo
con las manos. Algunos troncos secos de
acerillo tenían el respetable diámetro de
unos 30 centímetros, cuando en otros
lugares de la provincia no pasa esa planta
el grosor del brazo de un hombre. En
llegando a la vega, enormes tábanos de
ojos verdes nos atacaron en formaciones
compactas, obligándonos a replegarnos
más que ligeros bajo el alero donde, por
alguna razón desconocida, no entraban.
Luego tomamos mate al amor del fuego,
mientras Virgilio distribuía gruesas tiras
de carne de guanaco entre sus perros,
cuyo asombroso apetito no conocía
límites.
El rebaño regresó a la oración,
para ubicarse como de costumbre sobre
el alero; nosotros subimos allá con Virgilio
abriéndonos paso entre las ovejas,
mientras él las repasaba con ojo sabedor
en busca de novedades. Una cabra y dos
LOS GAUCHOS
ovejas que traían sus recién nacidos
durante el día o el día anterior, balaban
lastimeramente ni bien éstos se perdían
de vista entre el montón de vellones en
movimiento, mientras algunas se echa-
ban sobre el guano para rumiar tranqui-
las, sin inmutarse por nuestra presencia.
Había también una vicuña criada desde
pequeña con el rebaño, pero ésta se
mantuvo apartada, mostrando disgusto
por nuestra presencia, con las orejas
amujadas en señal de enojo, mientras
elaboraba un bolo verdoso de saliva y
pasto con el fin de escupirlo si nos
arrimábamos demasiado.
Más tarde nos retiramos al abrigo del
alero, donde me ofrecí para desempeñar-
me como cocinero. Eso para dar tiempo a
Virgilio de cocinar un pan ázimo al rescol-
do.
Es este un rito trascendente, que
nuestros baqueanos realizan sin omitir
detalle, en la creencia que cada uno de sus
gestos posee un valor casi mágico,
indispensable para una buena cocción.
Veamos cómo se desempeñó Virgilio:
nuestro anfitrión fue hasta la vega
cercana, desde donde regresó con un
recipiente lleno de grava limpia que
desparramó en el interior de un hoyo
excavado donde acostumbraba encender
el fuego. Sobre la grava encendió una
robusta fogata que dejó arder mientras
realizaba las tareas previas al amasado; se
sacó la campera de cuero y arremangán-
dose la camisa, lavó las manos y los brazos
tres veces en agua tibia, renovándola cada
vez.
Los perros y los corderos guachos
fueron sacados del alojo a varillazos y una
porción del suelo limpiada prolijamente
de toda basura. En ese mismo lugar ubicó
un fuentón de aluminio en cuyo interior
vertió dos medidas de harina de trigo;
sobre ésta agregó agua tibia con sal
gruesa; a continuación amasó todo
durante 15 minutos.
Concluida la primera parte del trabajo,
agregó a la masa grasa de vaca derretida,
dejándola descansar algunos minutos.
Por último, ubicado a un costado el
fuentón, extendió sobre el suelo la carona
de su montura, sobre la cual estiró la masa
hasta obtener una torta espesa unos 5
centímetros por 40 de diámetro, dándole
forma en los bordes con pequeños
golpecitos de la mano. Apartó más tarde
el fuego y, cavando con una varilla,
acondicionó un hoyo suficiente para
contener la torta, que tomó con ambas
manos y depositó en el lugar ya prepara-
do. Sacó a continuación del cinto su
cuchillo gaucho de ancha hoja con el cual
grabó sobre la masa una incisión en forma
de cruz; luego con la vara desplazó la
arena caliente sobre la torta hasta taparla
por completo, ubicándole encima las
brasas y la leña encendida. Por último
marcó en el aire una cruz con la mano
derecha y se sentó. Durante todas estas
tareas casi no habló.
“¿Por qué hizo la señal de la cruz sobre
la torta?”, pregunté.
“Pá que se cocine parejo y no se
queme”, contestó.
Al otro día nos despedimos de
Virgilio y, descendiendo 800 metros de
desnivel desde los l lanos de San
Guillermo hasta el río de La Palca, subimos
a continuación por el áspero repecho del
Pingo, hasta alcanzar la mina del Fierro,
desde donde continuamos nuestra
marcha hasta dar con el arroyo de los
Ocúcaros donde nos esperaban los
restantes miembros de la expedición.
En total, desde los Caserones fue
una jornada de nueve horas sobre difícil
terreno de montaña. Sin embargo para
nuestros amigos las jornadas fueron dos,
a causa de la debilidad de las mulas,
algunas de las cuales tuvieron que ser
cuarteadas en el difícil repecho del Pingo.
LOS GAUCHOS
LOS GAUCHOS
HumorHumor Al negro Juan lo internaron con una tos bárbara. La enfermera comentaba con otro paciente de la sala:- "Este tipo nos va a volver locos. No sabemos qué darle para que no tosa más.” - "Y ... dele una purga, señorita." - "Pero... una purga no lo va a curar..."- "No. Pero se va a cuidar mucho de toser."
> En el cuartel:> - "Agarre el clarín y salga."> - "¿Toco diana, mi sargento?"> - "No, si vai a leer el horóscopo.">
Llega el negro a la fábrica a buscar trabajo, el gerente le
dice: - "Lo que pasa es que acá hay poco
trabajo..."- "¡Justo es eso lo que ando buscando!"
Un negrazón le pregunta a otro: - "¿Hasta que grado hai lleegao vó?" - "¿Ió? Hasta sétimo. Qué te peensá..." - "¿Y te acoordá de la tabla del tré?" - "Sí, pero no de memoria..."
1
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3
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Durante un congreso, en una mesa de café, un
médico cuenta:
- "Pertenecí a Médicos sin
Froonteras y contraje paluudismo en Indoonesia, fiebre amaarilla en China y
cólera en la India." - "¡Pero qué
barbaridad! ¿Dónde lo pasó peor?"
- "¡Een Córdoba! Allí coontraje
matriimonio..."
LOS GAUCHOS
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