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Preguntémonos de qué está elabo-rada, exactamente, la bondad, Y nosencontraremos con respuestas que ha-blan de generosidad, compasión, ciertadosis de alegía por la felicidad ajena,empatía, honestidad y desapego, tanto,como para llevar a la práctica.las accio-nes altruistas sin pensar en qué sacare-mos a cambio. Un sentimiento por elque se mueven muchas personas, anó-nimas y celebrities, como Angelina Jolie,Shakira o Elena Anaya. Lo que en unprincipio pinta de actitud éticamente in-tachable, tiene además una serie de be-neflcios físicos y psicológicos. La bon-dad es estupenda para la salud, Un es-tudio dirigido por la doctora ElizabethLightfoot, de la facultad de Trabajo So-cial de la Universidad de Minnesota,concluyó que bastaban alrededor decien horas anuales de servicio social al-truista para que una persona mayor de70 años tuviera un 28% menos. de pro-babilidades de morir que sus congéne-res más egoistas. Por supuesto, la di-námica debe ser regular y constante.Otro trabajo de la Universidad estadou-nidense de Carnegie Mellon comprobóque los mayores de 50 años que dedi-caron unas 200 horas al voluntariadotenían, a la larga, un 4Oo/o menos deprobabilidades de sufrir hipertensióncon respecto a quienes no practicabanla solidaridad. Y una investigación publi-cada en Social Science & Medicine re-veló que los enfermos de esclerosismúltiple que daban su apoyo anímico aotros afectados demostraban menor ín-dice de depresión y ansiedad. Datosque confirman lo que sentencia el cien-tífico Stefan Klein en su libro La revolu-

ción generosa (Ed. Urano): "Lo determinante para una mayor esperanza devida no es que las personas sean ayu-dadas por amigos. Lo decisivo no es loque recibimos, sino lo que damos".Ante tales evidencias, llegamos a la

conclusión de que las actitudes vitalespuramente individualistas no son tan sa-ludables como las que sítienen encuenta el benefìcio de los otros. La psi-

cóloga Sonja Lyubomirsky, profesorade la Universidad de California, autora

Losbeneficiosde IabondadQueda demostrado porlos cientÍficos: una vidaentregada al projimo esel mejor tratamiento pararecuperar la autoestimay mantener un buenestado de salud.

le¿fo Teresa Morales

De izq. a dcha.y de arribaabajo, ElenaAnaya,Angelina Joliey Shakiraatienden suscompromisosbenéficos.

del libro Los rnTos de la felicidad y delbestseller La ciencia de la felicidad (Ed,

Urano), y divulgadora internacional de larelación entre felicidad y el acto de dar,

describe para YO DONA una de lasprincipales condiciones de esta ecua-clón: "Centrar la vida en actitudes he-donistas que significan placer individualno es un comportamiento que aportenada consistente. Comer chocolatecompulsivamente o llevar una vida se-xual desenfrenada, por poner dos ejem-plos, puede hacerte feliz en ese preciso

momento, pero ese sentimiento no per-dura. Por el contrario, hacer todo aque-llo que te puede proporcionar un verda-dero significado (alimentar las amista-des, agradecer y apreciar lo que tienes,ayudar a los demás, etc.) genera un tipode felicidad sólida que se refueza conel paso del tiempo".

De muestra, la experiencia perso-nal de Sara Escudero, coordinadora devoluntariado en Cruz Roja Ávila y volun-taria de Cruz Roja España desde hace20 años, Después de haber estado un

mes en Filipinas ayudando después delTifón Haiyan, enumera las ventajas: "Yoaporto mitiempo, mi ilusión y mis ganaspor hacer este mundo mejor. A cambiorecibo sonrisas, gratitud, más ganas decontinuar y satisfacción. En la balanzarecibo más de lo que doy. Aunquesuene a topicazo"; Esta fórmula decuánto más das, más feliz eres fue tam-bién lo que llevó a los conferenciantesAzim Jam y Haley McKinnon a escribir

Más felicidadDespues de estudiar las reacciones enel organismo cuando varias personaspensaban en donar su dinero a otras

mas necesitadas, los investigadores dela Universidad de Washington

comprobaron que los pensamientosde solidaridad activaban la parte

del cerebro que produce oxitocinala hormona antiestrés que propicia

est¿dos de felicidad.

el inspirador libro H poder de dar (Edi-

ciones Luciérnaga), que difunde el men-saje de que un mundo mejor es posible

si todos arrimamos el hombro. "Sinduda alguna,, dicen los autores, "elacto de ofrecer es una necesidad hu-mana, que beneficia a las dos partes,'.

Efectivamente, en su último trabajo decampo junto con otros autores, la doc-tora Lyubomirslq analizó la interrelaciónen el ámbito laboral entre personas quemostraban amabilidad, las que recibíanese trato favorable de las otras y quie-nes simplemente observaban. Una delas conclusiones más relevantes fue que

la bondad es un comportamiento innatoy contagioso, porque tanto los recepto-res de las buenas acciones como losmeramente observadores comenzaronde forma espontánea a llevar a la prác-

tica acciones más generosas con los

demás. La sentencia fue clara para la

experta: los actos de generosidad sonuna gran influencia y resultan tremenda-mente inspiradores,Lyubomirsky y otros colegas tambiénestudiaron la generosidad en el com-portamiento de los adolescentes, y lle-

garon a la conclusión de que una acti-tud amable beneficiaba a quien la hacía,

dándole más bienestar emocional consu entomo, y más popularidad.Ahora bien, hay que saber que existenciertos límites porque para que el al-truismo funcione debe acompañarse decierto grado de libertad. Cuanta más,

mejor. "Nuestro equipo de investigación

ha comprobado que es importante que

las acciones generosas se realicen deforma voluntaria. De hecho, algunaspersonas que podríamos llamar cuida-doras, que por obligación tienen que

atender a otras, son más propensas ala depresión", afirma Lyubomirsky.

Pelo entonces, en semejante situa-ción o cuando se está agotado psicoló-gicamente, ¿cómo creer que una ac-ción solidaria puede traer beneficios?

"Dos buenas henamientas para conse-guirlo son la gratitud y la apreciación delas cosas", explica la psicóloga. .Si es-tás cuidando a un enfermo al que quie-

res, puedes centrade en tu agradeci-miento por todos esos momentos mag-nÍficos que habéis pasado juntos; agra-decer que tú estás sano y puedes hacermiles de cosas. Otro recurso es seguirdisfrutando emociones y experienciaspersonales positivas, al margen de esaobligación", aconseja la experta. Y esque, como la propia Sonja Lyubomirst<y

confiesa, tampoco hay que conveftir lavida en un continuo ritual de devociónpara ser feliz. Todo en su justa medida.

"Los actos de bondad no tienen porqué ser e)dremos. Basta con estar algomás pendiente de los demas y prestar

ayuda. Eso hace que nos sintamos feli-ces y encontremos un mayor signifi-cado en nuestra vida". Algo que StefanKlein también conobora en su librocuando sentencia que nel temor a serexplotado desaparece con el tiempo, ycon el ánimo para dar crece un senti-miento de libertad. Pues el altruismonos hace felices y cambia el mundo".Además, reduce la tensión sanguínea,evita el estrés y proporciona dosis in-tensas de bienestar.,. Si la bondad nos

beneficia tanto, ¿por qué no practicarla

desde ya? Como asegura el Dalai

Lama, "u¡ buen corazón es la raíz y lafuente de un progreso verdadero",I

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Pasado mal para hacer el bienEste parece ser el proceso que viven algnrnas personas hasta gue una causa solidaria se

convierte en eI sentido de sw días. La modelo Petra Nemcova salió gravemente herida del

tsunami gue asoìó el sudeste asiático en 2004 y en el que su pareja perdió la vida. Un año

después regrresó a la zona y el impacto visual de los niños abandonados le dejó tanta huellaque fundó Happy Hearts Fund (www.happyheartsfirnd.org), una organización gue trabaja

en países afectados por desasües naturales. Lo que empezó en Tailandia tiene ya variosproyectos humanitarios gue han beneficiado a más de 46.000 niños en todo el mundo. Otague sabe muy bien que para dar a veces hay.que sufrir es Ia modelo Christy Tirrlington,guien estuvo a punto de morir por una hemorragia postparto. Dos años más tarde viajó a

Ei Salvado¡ con una ONG y comprobó que si aguello Ìe hubiera pasado en un país no

desarrollado probablemente habría muerto. Aquel hecho la llevó a fundar la organización

Every Mother Counts (www.evenimothercounts.org), cuya misión es mejorar la salud de las

mujeres en diferentes partes del planeta, especialmente de las embarazadas.

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