Libro Completo - Quien invento la Crisis - DiFazioED01-set09

8/7/2019 Libro Completo - Quien invento la Crisis - DiFazioED01-set09

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QUIN INVENTLA CRISIS?

O el tiempo de cobrar

tu cheque de luz


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QUIN INVENTLA CRISIS?

O el tiempo de cobrartu cheque de luz

CARMELO DI FAZIO

EDITORIAL DUNKEN

Buenos Aires2009


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Hecho el depsito que prev la ley 11.723Impreso en la Argentina 2009 Carmelo Di FazioISBN 978-987-02-4161-4

Impreso por Editorial Dunken

Ayacucho 357 (C1025AAG) - Capital FederalTel/fax: 4954-7700 / 4954-7300E-mail: [email protected] web: www.dunken.com.ar

Di Fazio, CarmeloQuin invent la crisis?.... O el tiempo de cobrar tu cheque de luz

1a ed. - Buenos Aires: Dunken, 2009.120 p. 16x23 cm.

ISBN 978-987-02-4161-4

1. Ensayo Venezolano. I. TtuloCDD V864

Para contactarse con el autor:

[email protected].


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DEDICATORIA

Gracias a mi madre celestial, la Virgen Mo-rena, Mara de Guadalupe, por ser fuente de luz,fe, esperanza, gua y proteccin bendita. A ella lededico esta obra, pues se la promet hace mucho

tiempo, y por fin logr alcanzar este mgico sue-o. A ti, bendita Madre celestial, mil millones degracias por cobijarme en tu manto sagrado de luz.Te amo ms que a nada en la vida.


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NDICE

Prlogo ....................................................................................... 13

Prefacio ...................................................................................... 23

Estamos en crisis? .................................................................... 29Quin invent la crisis? ......................................................... 45

Primer culpable: El consumismo (Codicia) ........................... 52

Segundo culpable: El dinero fcil (Avaricia, quizs) ............. 58

Falsa idolatra. El poder del dinero ........................................ 65

Cuando los amigos se alejan, no temas

Cree en ti. Reinvntate ........................................................... 71

Jams temas a la creacin .......................................................... 97

Eplogo ......................................................................................113


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Pidan y se les dar; busqueny hallarn; llamen y se les abrirn

las puertas, porque el que pide,recibe, el que busca, encuentra; yse abrir la puerta al que llama.

MATEO 7,7


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PRLOGO

Sin imaginrselo Sharon Zyman, compaera de trabajo, meinvit a una sesin de Kabbalah en Mxico, el da 23 de marzo de2009, que cambiara mi filosofa de vida radicalmente. Por casua-

lidad ese da era el de la luna en Aries, es decir, el inicio del mesde Aries, que justo ese ao coincida con la antesala o preparacinde la pascua juda (por lo menos, eso le entend al rabino). Siendocatlico, acept ir (ojo, sigo siendo catlico), pues me encontrabaen un estado emocional muy precario, yermo de fe, por primeravez en mucho tiempo.

Porque desde que naci 2009 yo haba sufrido varios reveses,o ms bien, pruebas muy duras, que ameritaban un replanteamien-to personal. Para citar algunas: primero, la cada de las ventasde publicidad en Latinoamrica como consecuencia de la crisisfinanciera mundial, que asom tmidamente su faz en el ltimotrimestre de 2008, generando una posible reduccin importante en

mi bono salarial como vicepresidente de Ventas de TV en uno delos principales canales de Amrica Latina.

Adems, justo en diciembre pasado decido, junto a mi esposa,iniciar el lanzamiento al mercado de una firma de tabacos Pre-mium a travs de la Internet. Empresa sta que, aparte de consu-mirnos la mayor parte de los ahorros familiares, no haba generado


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la venta de un solo puro en meses, gracias a la fuerte recesin que

se empezaba a sentir en todo el pas. Los consumidores, repenti-

namente decidieron cambiar sus hbitos de compra, por miedo alfuturo econmico de sus bolsillos. O sea, la firma haba iniciado

sus operaciones en el peor momento.

Para colmo de males, pap, a sus setenta y siete aos, decide

entrar en una depresin profunda que lo descompens, por negarse

a comer y beber por espacio de seis das, obligando a su reclusin

en dos clnicas privadas durante veintids das. Durante esos inter-minables das, sent su muerte tan de cerca que hasta pude ver al

ngel de la muerte danzando a la cabecera de su cama. Su cuadro

clnico resultaba de la fatdica sumatoria de profundas deficiencias

circulatorias, aderezadas con una diabetes sutil del tipo B, que se

agudiz al reventarle una lcera sangrante a mitad del esfago.

An recuerdo sus vmitos de sangre maloliente salpicando misbrazos, mientras sostena su enclenque humanidad minada por un

exceso de medicamentos, que a mi juicio lo mantenan enfermo

para beneficio de mdicos y cuentas bancarias del hospital.

En tan slo tres semanas, pas de ser un viejo italiano terco,

luchador, de espritu alegre y orgullo inquebrantable, a una osa-

menta finamente recubierta por tan slo piel seca y arrugada, haba

perdido la mitad de su peso y casi la totalidad de su aliento. Su

aspecto era absolutamente cadavrico.

Esos increbles veintids das me usurparon la sonrisa, desdi-

bujaron mi esperanza, perd el norte, me desenfoqu por completo,

transformndome en un alma en pena. El Carmelo alegre, optimis-


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ta y luchador acababa de morir; de veras, no poda ni tan siquiera

articular un pensamiento coherente. Eran tantos mi dolor y mi

frustracin que llegu a desear la muerte de mi padre. No soporta-ba verlo sufrir tanto, y sobre todo tema por la salud mental de mi

madre, su fiel compaera de mil guerras. Mi depresin era total.

Y como las calamidades nunca vienen solas, las asistencias

obligadas a ambos sanatorios nos acarrearon un compromiso fi-

nanciero muy elevado ya que mi padre estaba de turista en casa,

en Miami, sin seguro mdico, lo cual en Estados Unidos redundaen arruinarse, debido a que el sistema de salud es muy costoso o,

ms bien, inhumano. Muchas de las familias que se declaran en

bancarrota en este pas responsabilizan a los despiadados costos

mdicos, pero eso es tema de otro libro. Por si faltase algn otro

ingrediente catastrfico, a mediados de enero mi padre tambin

descubre que en su natal Italia, su sobrino favorito le haba usurpa-do su herencia familiar (una casa dejada por mi abuela). Adems,

el gobierno de Berlusconi estableci nuevas ordenanzas o leyes de

pensiones en octubre de 2008, dejando a mi padre sin derecho a

recibir compensacin econmica alguna por sus aos de esfuerzos,

quedando su manutencin bajo mi tutela.

Como ven, me sobraban las razones para estar despedazado

emocionalmente. Tena la fe tan raqutica que por eso aceptaba

cualquier fuente motivacional o transformadora. Necesitaba volver

a la luz, encontrar el foco, encontrar esa verdadera capacidad de

reinvencin, caracterstica en m en pocas pasadas.


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A la sesin de Kabbalah incluso llegamos milagrosamente,porque estaba sobrevendida la noche, pero como una bendicin

divina, fuimos los dos ltimos asistentes aceptados en la intermi-nable lista de espera (estaba claro que deba asistir). En mi opinin,la charla fue particularmente corta, dur casi cuarenta minutos,muy jovial, dinmica, pero excesivamente aleccionadora, motiva-cional, por sobre todo preada de energa renovadora, energa decambio; era una gua de determinacin profunda. En esencia, fue

lo que todos buscbamos o anhelbamos recibir, pues la mayorade los asistentes se encontraban igual o peor que yo, sumergidosen una profunda y destructiva crisis personal.

Al trmino del seminario, Sharon me regal un pequeo librocon un ttulo bastante sobresaliente, muy agrio para mi gusto, delque slo atin a leer: Dios no hace milagros, escrito por el fa-

moso Yehuda Berg. El epgrafe, finamente impreso, me aturdi unpoco; de hecho, me confundi tanto que lleg a molestarme, puesesa oracin pretenda tirar al traste mi fe. Adems, las creenciaspersonales sobre el camino que todos tenemos trazado, gracias a labondadosa mano de Dios, su amor hacia nosotros reflejado a travsde sus bendiciones, milagros o, ms bien, amor incondicional.

Con cierta irona, o quizs con un toque de rabia, le di vuelta allibro tratando, disimuladamente, de alejarme del grotesco ttulo.Buscaba un clido refugio en los brazos de mi extenuada fe. Justoen el lado posterior, como todo libro exitoso, tena comentariosno slo del autor sino, adems, de otros ponentes, quienes realza-ban el nivel de la obra, catalogndola de sublime e infinitamente

motivacional. Revis con detalle cada comentario, esparcido en


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forma desordenada sobre la contratapa, tratando de entender culera la parte aleccionadora, dnde resida la motivacin o qu tena

de sublime el libro, porque ante una corroda capacidad de anli-sis, a consecuencia de mis depresiones momentneas, el ttulo mesonaba peculiarmente nefasto, capaz de aniquilar sin piedad mideseo de lectura.

De pronto, una luz violeta dirigi mi capacidad visual hacia elmargen superior izquierdo de la contraportada del ejemplar, obli-

gndome a sumergirme en un caudal de entendimiento, esperanza,fe y determinacin. Con inusitado acierto, el autor completaba, ami entender, el ttulo real de la obra. Haba encerrado, entre comi-llas, una asertividad lapidaria: Deja de esperar por el milagroy empieza t a crear los milagros. Al fin haba logrado descubrirel verdadero sentido, o la exquisitez del ttulo. Era muy cierto,

porque simplemente nosotros debamos ser el complemento deDios a la hora de superar cualquier prueba. Y nada ms valederoy contundente en pocas de crisis, donde tontamente nos dejamosllevar por la depresin, esperando alegremente que sea nicamenteDios, o nuestro gua espiritual, quien nos enve un milagro salva-dor, cuando somos realmente nosotros quienes debemos buscar el

camino de luz que conduce al xito; en esencia, debemos superarcualquier prueba, conflicto o la mal llamada crisis.

Somos nosotros los responsables de aceptar nuestras bendicio-nes o capacidades, recibidas de nuestro Padre Celestial, convir-tindolas en herramientas de superacin espiritual o mental, paraafrontar cualquier obstculo. Nosotros somos fuente inagotable de

recursos en la medida en que estemos dispuestos a usarlos. Porque


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la fuerza ms nefasta, quizs devastadora, de cualquier crisis emo-cional, es el efecto del olvido, de cuestionar nuestras virtudes, de

olvidarnos de todas nuestras capacidades. Por qu nos dejamosllevar por el caos mental, la negacin de opciones, el oscurantismoo falta de fe, a pesar de que, en pocas anteriores, siempre hemossalido airosos de muchas otras pruebas, incluso ms duras?

Automticamente nos olvidamos de que somos seres bendi-tos, hechos a imagen y semejanza de Dios; como tales tenemos la

virtud ms preciada del universo, pues somos capaces de crear, dereinventarnos, de moldear las situaciones a favor, pero tambin encontra. Es all cuando nuestra mente se aduea de nosotros, pu-diendo en ocasiones lanzarnos al precipicio impidiendo que existarecuperacin aparente.

Gracias al olvido dedicamos la mayor parte del tiempo, ener-

ga, pensamiento, esfuerzo, fe, esperanza a cuestionar el pasado,encerrndonos en un crculo vicioso capaz de autodestruirnos,cercenndonos el camino hacia nuestras bendiciones, dndole vidaa los demonios de la oscuridad. Perdemos las horas empeados enbuscar respuestas que sabemos que no tienen solucin, porque elpasado ya muri, slo sirve como un gran maestro, nada ms, un

verdadero profesor que nos ensea a celebrar el triunfo o a meditarsobre el fracaso, para que no ocurra nuevamente.

Si asumimos culpabilidad, o aseveramos internamente queestamos mal, entonces simplemente estaremos haciendo germinarla planta de la autodestruccin; recuerda siempre que se jamses el deseo de Nuestro Seor. No abusemos del universo: si pedi-

mos bien, recibiremos luz. Pero recuerda que la oscuridad es muy


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inquieta, rpida y persistente. No le demos cabida en nuestrospensamientos.

Gracias a la charla, conoc a personas de diferentes razas,creencias y filosofas de vida, pero muchas tenan algo en comn:haban superado crisis intensas gracias al manejo de sus energas,traducidas en la aceptacin de su fe renovadora luego de haberseaceptado como seres capaces: sa era la clave. Personas que habanrecibido un cheque de luz de bendiciones sin fecha de caducidad.

Ese cheque de luz no es ms que la prueba fehaciente de la manode Dios, quien sutilmente nos ofrece como regalo de bienvenida aeste convulso universo un sinfn de opciones, de tesoros ocultos,esperando ser descubiertos por nosotros mismos, bajo la miradaalegre de nuestro Creador.

En mi caso particular, creo que fue un aprendizaje, o ms bien,

un recordatorio sobre la bondad de Dios, sobre mi cheque de luzy de cmo l desea que seamos felices, porque definitivamenteno nos cre para que suframos, no nos cre para vivir en miseria,a menos que sea nuestro deseo. Tambin aprend que la peor delas actitudes ante cualquier crisis es que busquemos la compasiny aceptacin de los dems como justificacin a nuestros errores,

porque esto limitar el deseo de lucha, de superacin, encerrndo-nos en el armario de un conformismo que puede aniquilar nuestraautoestima.

Finalizada la reunin me dirig al hotel W, en Polanco, a medi-tar sobre todo lo aprendido en esa maravillosa noche de Kabbalah.

Curiosamente, nunca le el libro, no me hizo falta, quizs porque el

ttulo en realidad era infi

nitamente cierto, infi

nitamente sublime.


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Esa misma noche, luego de rezar, sequ mis lgrimas y empec miproceso de transformacin, de reinventar a Carmelo, de salir de la

crisis. Me puse a trabajar, me concentr en crear mis propiosmilagros. Me esforc en honrar a Dios a travs de mi reinvencin.Esa noche volv a sonrer, a darle gracias a Dios por todas susbendiciones, record que siempre haba sido capaz de crear. Decidsalir del foso. Esa increble noche empec a escribir este sencillolibro, el cual deseo les ayude a ustedes a reinventarse, a liberarse

de sus miedos, de su falsa crisis.Recordad siempre que todos, justo el da de nuestro naci-

miento, hemos recibido un cheque de luz, de bendiciones. No

perdamos tiempo, debemos cobrarlo lo antes posible. Es el deseo

de nuestro Padre Celestial.


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El Seor Yav te confortaren cada momento, en los lugaresdesrticos te saciar. l rejuve-

necer tus huesos y sers comohuerto regado, cual manantial de

agua inagotable.ISAAS 58.11


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PREFACIO

Para muchas personas, los tiempos actuales pueden arrastrarun mar de dudas, pesimismo e incapacidad. Tal vez a algunos laposibilidad de recuperacin les suena difcil, o quizs imposible. Si

en algn momento creemos que no somos capaces, aun siendo per-sonas normales, de superar cualquier obstculo, quiero compartircon ustedes una nota muy linda, que seguramente les har cambiarsu visin de cmo enfrentar la desesperanza o la duda, sembrandoel optimismo en nuestros corazones.

Curiosamente, cuando estaba por finalizar este libro, recib un

correo electrnico que slo deca, seris fuertes? (enviado porun ngel Bendito, llamado Punchinpu). Al abrirlo en mi compu-tadora de la oficina me percat que tena un video adjunto, que eraun extracto sobre la vida de Nick Vujicic, asumo que es ruso. l esun joven sin brazos ni pies, pero dicta cursos de autoayuda, msbien de esperanza o de fuerza de voluntad, dira yo.

En este video, su charla empieza jactndose de que l no tieneextremidades, pues slo tiene una pequea protuberancia carnosaen el extremo izquierdo de su torso, que l mismo ha bautizadocomo ala de pollo. Con esa seudoextremidad, l toca instrumentosmusicales tales como rgano o teclados electrnicos. Adems, haceverdaderas sinfonas con sonidos onomatopyicos para entreteneral pblico.


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Pero su maravillosa enseanza empieza cuando l simula, con

su incompleto cuerpo, el sonido de un rbol que se cae, y se acues-

ta boca abajo, s, de cara al piso. Empezando un discurso mgico,l certifica que en efecto se ha cado, del mismo modo que nos pue-

de suceder habitualmente a nosotros. Reta al incrdulo pblico, que

antes rea a carcajadas, preguntndoles si ellos creen que l pueda

levantarse, porque en teora es imposible para alguien sin manos

ni pies. Les da unos segundos de tiempo para pensar.

Un silencio sepulcral derrite la sala. Empiezan a sollozar losms dbiles, pero Nick mantiene el rostro serio y empieza su me-

morable leccin. A viva voz retumba en la sala su mensaje de fe.

Aun cuando yo tengo la cara en el suelo, cranme, intentar

levantarme. Por ms que ustedes crean que es imposible para m,

por mis carencias fsicas. Yo les juro que lo intentar, y no una o

dos veces, lo har cien veces de ser necesario. Tal vez no me puedalevantar en cien intentos. Pero tengan la certeza de que tampoco

claudicar. Seguir intentando levantarme hasta lograrlo. Eso los

har fuertes, nunca renuncien, por muy imposible que parezca. Se

los demostrar.

Finalizado el monlogo, Nick gira su cuerpo hacia su izquier-

da, logra apoyar su cabeza sobre el piso, arquea su cuello y espalda

en un ngulo de 45 grados. Da un tirn con fuerza hacia atrs, se

impulsa logrando sentarse sobre su tronco. El camargrafo hace un

paneo sobre el auditorio. Un llanto de esperanza humedece el aire,

lgrimas temblorosas suavizan las paredes del auditorio. Todos se

miran, cmplices de la duda y el cuestionamiento. Cmo pudo ha-


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cerlo sin extremidades, si l pudo hacer eso, qu no podra lograryo. El mensaje fue claro: No hay imposibles ante la determina-

cin. Jams dudes de ti, nadie puede superarte si evocas a tu Diosinterior. Jams temas o demores en cobrar tu cheque de luz, alejalos miedos, aquellos que pretenden alejarte de tus sueos, alejartede tus tesoros benditos.


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La desgracia no te alcanza-r, ni la plaga se acercar a tu

tienda: pues a los ngeles les haordenado que te escolten en todos

tus caminos.SALMO 91.10


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ESTAMOS EN CRISIS?

Desde finales de 2008, la palabra ms usada a nivel mundiales crisis. No existe reunin de amigos o grupo de trabajo dondealguien no comente qu han odo de la crisis? Creen que dure

hasta fines de 2009?.

O tal vez algo parecido a: Se comenta que pasarn ms decinco aos para que se recuperen los mercados inmobiliarios deesta cada, ste es el sector clave. Si no se reponen en los prximosaos, jams recuperaremos la senda positiva.

Otros, con mayor destreza en la materia, afirman: Yo le enun reporte de economa que los gurs del mercado piensan quedurar hasta mediados de 2010; luego vendrn muchos aos deabundancia, similares al sexenio 2001-2007. Seguramente alguiendel grupo replica y todos se suman a comentar por interminableshoras sus dismiles versiones, deseos o esperanzas de que se des-vanezca pronto. Todos en nuestros crculos de amigos tienen que

ver con ella, es el centro de atencin, o mejor dicho, la crisis yarent nuestro cerebro, instalndose cmodamente para brindarnosestrs, caos, dudas; en general, es portadora de temores innecesa-rios e, inclusive, inexistentes.

Adems, no olvidemos que las crisis siempre tienen aliadosinvencibles, como los medios de comunicacin, quienes se esfuer-


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zan en subir sus ratings pregonando noticias funestas. Incluso les

dan pinceladas de histeria, o alguna sobredosis de frustracin colec-

tiva. Mientras diseminen ms volumen de amarillismo, ms depen-dencia informativa generarn, sobre un pblico siempre cautivo.

Es tan maligno en ocasiones el uso del verbo por parte de los

medios que son incapaces de medir sus consecuencias, incluso

en la futura rentabilidad de ellos mismos. Por ejemplo, en mayo

me encontraba en San Pablo, listo para desayunar con un cliente,

lder en el sector alimentario en la regin sur del continente. Nosdisponamos a sentarnos a la mesa asignada, cuando el invitado,

iracundo, extrae un peridico de su maletn y lo lanza al centro de

la mesa, mientras despotrica contra el contenido noticioso.

Qu locura, Carmelo! Esta nota de prensa es una verdadera

porquera, una infamia, basura informativa. Esto slo reduce la

confianza del consumidor, jodiendo as el crecimiento de los mer-cados. Qu mierda de periodista. Qu escoria de peridico. No se

da cuenta de que atenta contra el futuro del pas. Sus acusaciones

fueron seguidas por todos los presentes, era el centro de atraccin

en el restaurante. Su histrionismo no tuvo mesura a la hora de cri-

ticar fervorosamente el material impreso.

Tom el diario en mis manos, en busca de la fuente de tanta

verborragia ofensiva expresada por mi cliente. No hizo falta escu-

driar mucho: en grandes titulares, en plena primera plana, usando

una tipografa surrealista, se poda leer en grande: El banco lder

del mercado pierde un 27% de sus ganancias en el primer trimestre

2009 vs. el perodo pasado en dlares.


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Ante semejante tragedia econmica, cualquier lector quetransite por este agresivo enunciado slo puede esperar una cats-

trofe financiera. Sin embargo, aquellos valientes degustadores deinformacin, si utilizan una lupa entre las lneas del cuerpo realdel artculo, podran entender que, contrariamente a lo enunciado,el banco sgan dinero. En efecto, ese perodo significaba para lainstitucin apenas una ganancia de 2 billones de reales netos (casi1 billn de dlares americanos a precio oficial de la moneda). Ens, la noticia fue engrasada con malicia. El banco haba proyecta-do, haba estipulado un crecimiento cercano al 30%, basado en lastendencias del mercado brasileo de los ltimos 18 meses. Sin em-bargo, los eruditos en clculo del presupuesto 2009 no midieron elimpacto erosivo del factor devaluacin, lo cual merm fuertementela rentabilidad total esperada. En vez de ganar el valor mximoesperado, slo debieron conformarse con un mnimo porcentaje

de beneficios.Enjuiciando al periodista de forma inquisitoria, nos nace la

duda razonable de por qu no us su capacidad o poder de con-vocatoria ante los lectores en tono positivo, procurando alentar eloptimismo. Para ser ms justos o claros, por qu no titul que elbanco haba recibido una renta favorable durante el primer trimes-

tre de 2009 de dos billones de reales netos, aun cuando era menorde lo esperado. De esta forma, el ciudadano comn respira alivia-do, porque siente que las instituciones de la nacin se estn recu-perando lentamente, que hay futuro, a pesar de que el eje centralsea que si se comparan los dos perodos anualizados la gananciaes menor, pero reitero una vez ms, hubo ganancia, hubo renta

positiva, infinitamente menor a 2008, pero real, hay ganancia, vive


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la esperanza. O es que si la empresa no crece siempre el 50% noes rentable? Por Dios, a qu jugamos?

El detalle est en qu produce ms venta, si la zozobra o la es-peranza. He all la verdadera respuesta del poder de los medios de

comunicacin a la hora de satanizar esta seudo crisis en la mente

del ciudadano comn; por ello vivimos en un estrs total.

Encendemos el televisor y todos los noticieros empiezan ha-

blando de la crisis mundial; la prensa gana centimetraje diariamen-

te explotando el morbo de la situacin negativa, de las cadas delos indicadores de precios, que si el PIB de tal pas decrecer unporcentaje determinado, de la desaceleracin de los mercados, las

fallas del sistema financiero producto de crditos txicos (jams

imaginamos que un prstamo tuviese componentes venenosos,

radiactivos o nocivos para la salud), el mercado inmobiliario ha

colapsado, y un sinfn de trminos que hasta hace poco nadie re-cordaba que existiesen en el diccionario.

Prcticamente el fantasma de la crisis se ha apoderado de

nuestras vidas, convive con nosotros a diario, a tal punto que nos

levantamos nerviosos, pensando en ella cada minuto del da. Porcierto extrao sortilegio algn conocido, a media maana, nos

llama para decirnos que tal persona, muy cercana a l, perdi sucasa, su empleo o sus ahorros, depositando en nuestros corazones

la semilla de la angustia, la desesperacin sin razn aparente, por-

que creemos asumir que pronto nos alcanzar.

Nos sentamos a almorzar inquietos: durante la jornada laboral,

seguramente alguien en la oficina se esmer en recordarnos bien


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temprano cmo cae la Bolsa, con extremada sapiencia nos expliccmo nos puede afectar, aun cuando ni siquiera tenemos acciones

invertidas. Nos preocupa el cambio en la conducta de los mercados,expresado en grandes titulares del peridico colocado estratgica-mente al pie de la mesa del comedor. Le damos la vuelta, pasamosla pgina, aspiramos paz. Buscamos calmarnos para poder degus-tar nuestros alimentos, cuando repentinamente la radio anuncia,en primicia nacional, la posibilidad de quiebra de alguna empresa

gigante, factible de cesantear a miles de empleados. Listo: perde-mos el apetito, se nos ata un nudo en el esfago, la comida dejade pasar. Es el momento, se est apagando la luz al final del tnel,empezamos a creer que el fin est cerca. Otro da sin almuerzo. Almenos, nos ayuda a controlar el peso.

Finalmente llega la noche. Tratamos de descansar, apenas tene-

mos fuerzas para buscar respuestas ante un monstruo desconocido(aunque lo creamos nosotros y no lo aceptemos), pero extrema-damente poderoso y posesivo de todos nuestros pensamientos: laomnipresente crisis. Evitamos encender la TV: la sobredosis denoticias nos produce efectos alucingenos. Cenamos sin muchapretensin, hay que ahorrar. Estamos listos para irnos a la cama,

a ver si logramos conciliar el sueo. Nos tendemos en la cama, lasluces dejan de brillar, nuestros pensamientos, casi de forma auto-mtica, se dedican a analizar las estadsticas del desasosiego, alclculo matemtico de la caresta: nada suma, todo resta. Por largorato nos cuestionamos hasta caer rendidos en un sueo transitorio.En apenas un par de horas, justo en la madrugada, confrontamos aMorfeo, porque l tampoco tiene respuestas, mudndonos al cuarto


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del desvelo, el sof. All abrazamos nuestra almohada en espera de

que amanezca, para empezar un nuevo da especiado de crisis,

con los ojos hinchados y la esperanza de paseo.Lamentablemente, es una realidad que la gran mayora de los

ciudadanos del mundo, unos ms y otros menos, est viviendo, o

mejor dicho, han querido vivirla y aceptarla. Pero la incgnita que

nadie se detiene a entender, o a analizar, es simple. Cul es el sig-

nificado de la crisis? Porque en realidad el 90% de los afectados

slo la quiere expresar como un factor de clculo monetario, unelemento estrictamente de dinero. Sin embargo, en mi opinin muy

personal, la crisis actual es mucho ms intensa y peligrosa que una

simple ecuacin matemtica. La mal llamada crisis mundial en

realidad se ha convertido en un dragn poderoso que ataca la psi-

que del individuo, ataca lo ms preciado y bendito del ser humano:

su capacidad de pensar, de discernir, de buscar soluciones, porqueel monstruo utiliza a su mejor guardia pretoriano: El miedo.

Hoy, el inconsciente colectivo est nadando contra corriente,

en un mar de dudas, prdida de autoestima, del deseo de lucha.

Literalmente, la crisis no es financiera, es psicolgica, sobre

todo autodestructiva, a tal nivel que existen personas quienes aun

teniendo trabajo e ingresos slidos, con capacidad de compra, seestn cuestionando por decisiones pasadas que pueden afectar su

futuro econmico, llevndolas a una crisis monetaria prolongada.

Sin darse cuenta, estn invocando el caos, estn tocando a

la puerta del pesimismo, con el consabido peligro de que todo lo

pensado se puede revertir en dolorosa realidad. La mente es tan


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poderosa que, as como podemos autoenfermarnos, somos capacesde despertar una crisis total sin razn aparente. Pareciera incluso

que algunas personas ven la crisis a su alrededor y se sientenpartcipes de ella sin estar ni remotamente cerca, pero asumenque la vivirn en carne propia (sucede con mayor frecuencia conpersonas adineradas, que sienten pnico de perderlo todo).

A mediados de enero, cenamos con varios directivos de empre-sas en Mxico para tratar de entender hacia dnde iba el mercado

de la publicidad en ese pas durante 2009. Para que tengan unaidea, Mxico representa un 25% de las ventas de publicidad en elcanal donde ocupo la vicepresidencia del rea. Uno de los presi-dentes de agencias de publicidad nos cont un chiste que resumala crisis psicolgica que estamos padeciendo hoy, de la forma msjocosa y potencialmente realista:

A principios del otoo, en una tribu de indios, el gran jefeindio, preocupado por la llegada del invierno, pidi a sus sbdi-tos que empezaran a recoger lea. Tena un mal presentimiento;entonces, fue a consultar al piache sobre los posibles rigores delinvierno que estaba por llegar.

Gran brujo, usted cree que el invierno ser ms fuerte este

ao?Me parece que s, gran jefe respondi con aplomo el brujo

mayor.

Entonces cree que debemos recoger ms lea de la normal?pregunt nuevamente el jefe de la tribu, tratando de buscar infor-macin contundente.


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S, debes recoger mucha lea repuso con voz serena el in-terpelado.

Acto seguido el gran jefe se reuni con los lderes de su tribuy orden cortar todos los rboles que pudiesen, para almacenartoda la lea posible. Transcurrieron varias semanas; la tribu seguarecogiendo troncos, sin miramientos. rbol en pie se converta enmadera para la fogata. Pero el jefe indio tena sus dudas, as quedecidi consultar al gran consejo de ancianos de la tribu, la mxi-

ma sabidura; ellos tenan el poder de la visin, de leer el futuro.Pidi ser atendido, y una vez dentro de la choza les repiti la

misma pregunta hecha al gran brujo.

Gran consejo de ancianos, creen que el invierno ser fuerte?Qu debemos hacer?

Yo creo que ser fuerte, deben recoger mucha lea respondi

el anciano lder.

De vuelta a la tribu el gran jefe orden cortar an ms lea, ytodos en la tribu almacenaron en sus chozas toda la lea que en-contraron. Casi no caba en la tribu tanta cantidad de lea.

Pas un mes, y el invierno estaba muy cerca. La tribu habareunido toda la lea, entonces el jefe indio se dirigi al gran conse-jo de ancianos para volver a consultar por ltima vez sobre el esta-do del tiempo, pues la duda lo segua invadiendo. Quera respues-tas ms certeras; adems, ya no quedaba madera por recoger.

Gran consejo de ancianos, ustedes me dijeron que el inviernosera fuerte. Por qu estn tan seguros? Cul ha sido su visinsobre la tribu? Han consultado los caracoles, los dientes de bfa-


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lo? Cmo es que estn tan seguros de la crudeza de este invierno?pregunt curioso el jefe de la tribu.

Claro que debe ser fuerte el invierno, hijo mo, pues hemosvisto a todos en la tribu recogiendo lea desde hace muchsimaslunas, entonces debe ser fuerte respondieron al unsono todos lospatriarcas del consejo de ancianos.

La moraleja es simple: ante un posible rumor de situacindifcil, la sociedad se entrega desenfrenada a cubrir sus necesi-

dades bsicas; todos alrededor copiamos el modelo, empezamosa sentir los estragos de nuestros vecinos. Entonces tambin noszambullimos en el delirio colectivo, aunque tengamos los recur-sos necesarios para sobrellevar cualquier asomo de crisis. Dehecho, si damos un vistazo al mundo empresarial, prcticamenteeso aconteci entre octubre de 2008 y marzo de 2009. Todas las

corporaciones se atiborraron de ganancias suntuosas en los aosprevios, estaban preadas de liquidez, pero baj el consumo y to-das en manada, aun las que tenan rcord de ingresos, se unieronal club del pesimismo.

As se va perdiendo la confianza, apostamos al descalabro,repetimos con vehemencia vienen tiempos difciles, sembrando

bajo este esquema la zozobra colectiva, la escasez de esperanza enel futuro, en nosotros mismos. Recogemos toneladas de lea, auncuando desconocemos si el invierno ser fuerte o no, pero asumi-mos que algo anda mal o puede andar peor, ya que todos estnbuscando lea para protegerse.

Tal cual sucedi a fines de 2008, cuando leamos las noticiasy el panorama era sombro, segn los editoriales, muchos nos em-


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pezamos a aterrar, creando en nuestra mente una foto catastrfica,capaz de restarnos determinacin.

Somos tan desmemoriados en nuestra vida, que pasamos poralto los ciclos econmicos de las naciones. Casualmente, cada cier-to nmero de aos se repiten situaciones convulsas en los pases anivel financiero, dando paso a reacomodos de capitales. Empresasque cierran sus puertas momentneamente mientras son vendidas,fusionadas o absorbidas por otras ms poderosas, es la norma co-

mercial en pocas de alboroto financiero. Fijemos por un instantela mirada en el sector automotor. Fiat se fusiona con Chrysler,Porsche hace lo mismo con Volkswagen, es lo lgico, es la formade supervivencia corporativa, es la redistribucin del capital entrelos poderosos para mantener el statu quo.

Jams aprendemos la leccin, y volvemos a caer en el macabro

desasosiego de la nueva crisis. El consumismo desenfrenadoretrocede ante la alarma de la caresta, degenerando en abruptascadas, transitorias, de la rentabilidad empresarial. Esto multiplicalas noticias adversas biorrtmicamente mientras se van recuperan-do los mercados, dando poco a poco balances positivos, volviendolentamente a la normalidad las economas ms influyentes.

Histricamente, estos ciclos catastrfi

cos permiten que lasempresas tengan patentes de corso, ejecutando drsticas reduccio-nes de personal bajo el amparo de la existencia de un ente negativollamado crisis. Aunque tal vez dicha corporacin se encuentreen holgada posicin bancaria, hay que aprovechar el momento delimpiar la casa de empleos no tan justificados. En este caso, consi-deras real la crisis, o ms bien es un aprovechamiento del delirio


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masivo por parte de ciertas empresas? No les parece digno deestudio que, en pocas de fluctuaciones econmicas, surjan nuevos

lderes de inversin, nuevos herederos de los despojos sociales?Que los ricos aumenten sus arcas mientras la clase media se con-trae, viendo cmo sus sueos financieros se hacen aicos debidoa supuestas malas inversiones, antiguamente catalogadas comomuy rentables? Por ejemplo, el caso del mercado inmobiliario deEE.UU., que viva de burbujas estacionales muy comunes y hasta

soportables, excepto la de 2009, que ha sido la ms cstica en losltimos tiempos, cuya duracin era directamente proporcional altiempo de construccin de un edificio y medio, o sea, entre seis yocho aos aproximadamente.

Mirmoslo ms claramente. Un edificio de alta envergadu-ra, digamos unos cuarenta pisos, ms o menos 400 unidades de

apartamentos, en una zona de muy buen nivel de cualquier urberentable como Nueva York, Miami o Los ngeles, demora entrecuatro y cinco aos en estar listo para ser entregado. Durante eseperodo se orquesta una campaa publicitaria desmesurada, dondesiempre se abusa en realzar el nivel de rendimiento de la inversin,atrayendo as a la fogosa clase media, vida de redituar dividen-

dos rpidos. Estando en obras, la mismafi

rma inmobiliaria ofertados o tres proyectos adicionales, cada vez ms ambiciosos que elanterior, porque el lujo es necesario: a mayor precio prometemoselevar fuertemente las ganancias, cierto? Como el retorno se verpido, seguimos invirtiendo para amasar ms riqueza. De pronto,a medio terminar el segundo proyecto, zas!, explota la burbuja ytodo el mercado cae al foso. All surgen los verdaderos dueos del


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dinero, quienes esperan con sapiencia la detonacin de la burbuja,en ocasiones creada por ellos mismos, para adquirir todo por me-

nos de la mitad de su valor.Podramos suponer que la crisis fue orquestada u organi-

zada por personas inescrupulosas, con altsimo conocimiento dela volatilidad de los mercados. Muy probablemente esta tesis seacierta. No soy quin para asegurarlo, pero me suena muy lgico.Tal vez no sea ms que un simple juego de monopolio, en el que la

rebosante clase media sustentar el crecimiento econmico de lasociedad consumista, facilitndole el trabajo a las grandes corpo-raciones o, mejor dicho, a los dueos del dinero.

De ser cierto, nuestro mayor problema es la estrechez de nues-tra memoria, pues de seguro hemos vivido estos ciclos en reitera-das oportunidades y, sin embargo, nos tropezamos nuevamente

con la misma piedra, en los meses de reacomodo financiero,volviendo a entregar nuestras ganancias o ahorros.

Retomando el tema de si estamos o no en crisis, en efecto,2009 empez con el pie izquierdo, por ahora se lo recordar comoel viejo ajado y pesimista. Personalmente reconozco mi grado deculpa, al hacerme partcipe de esta locura social llamada crisis,

me siento afectado emocionalmente, aun teniendo la tranquilidadde un trabajo medianamente estable. Es insano que le dedique tantaenerga a pensar en un futuro difcil, es inhumano perder mi tiem-po en preocuparme por el futuro sin vivir mi hermoso presente,tratando de descifrar si estoy en crisis o no.

Por ello, Dios siempre est despierto para enviarme sealesde aliento, porque sabe que somos los nicos seres en el planeta


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que dedicamos la mayor parte del tiempo a preocuparnos excesi-vamente por cosas que nunca han de suceder. l siempre busca

nuestro despertar. Siempre busca que salgamos raudos a cobrarnuestro cheque de luz, de bendiciones.

Aunque confusos, sus recados van siempre directo al corazn,para recordarnos que los problemas slo existen en nuestra tozudacabeza, y que debemos abrir los ojos del alma para entender que,siempre bajo su amparo, la desgracia nunca nos ha de alcanzar.

Quisiera compartir con ustedes algo que me sacudi das pasa-dos al llegar de Mxico, luego de una extenuante semana de traba-jo. Aterric un viernes a la tarde, saturado de preocupaciones pormis finanzas. Haba dedicado todas las cinco noches de mi viaje agraficar en mi mente el futuro de mis hijos si perdiese mis ahorros.

El terror me invada. Ese mismo da, salimos a caminar con mistres hijos por el bulevar de Lincond Road (South Beach). Desdeque salimos de casa apenas pronunci palabra, apenas dediquatencin a mis pequeos ngeles, cuyo nico anhelo era compartircon su pap todos las aventuras vividas en mi ausencia.

Andrs, el mayor, quera mostrarme cmo haba evoluciona-

do su destreza en el arte de la patineta. Inconscientemente, todami energa, mi concentracin, mis pensamientos, se los dedicabaa pensar en la crisis personal que estaba viviendo, me queraflagelar, sin darme cuenta de que destrua las aspiraciones de mischiquillos. Justo cuando la derrota aspiraba a tomar control total demi alma, mis odos percibieron una dulce meloda de tambores, talvez compuesta por algn artista callejero. El sonido me sedujo r-


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pidamente, zigzague con la mirada hasta descubrir el lugar exactodonde el concertista actuaba a placer. Me acerqu lentamente, has-

ta divisarlo con propiedad. Mi sorpresa fue mayscula: mi coraznse arrug, mis ojos queran desbordar un mar. Mir al cielo y pedperdn por mi estpida avaricia al descubrir que el baterista eraun joven, tal vez de unos treinta aos, sin brazos a partir de loscodos. Tena fijados con adhesivo dos palos en sus medias manos.Su pierna derecha era metlica, desde la rodilla hacia abajo.

Con pena oculta, abrac a mi esposa y solt lgrimas comoun nio. Qu egosta, qu soberbio, yo perdiendo mi tiempo, de-dicando mi luz a cuestionarme por una crisis que an no existeni existir jams, a menos que yo lo decida. Frente a nosotros unchico rebosante de sonrisas, a pesar de no tener brazos y un piemenos, pero que se ganaba la vida con alegra, sonrea con dichamientras ejecutaba su concierto, alegrando los corazones de laspersonas. l explotaba su determinacin, l no pensaba en la cri-sis, l viva.

Entonces me surge la duda: existe o no la crisis? Es real osimplemente nosotros queremos que exista en nuestros corazones?Te invito a que analices este simple detalle. Trata de vivir antesde enloquecer por un fantasma que no debe asustarnos, porque

siempre hay caminos. Recuerda que el mejor sinnimo de cri-sis es oportunidad, pero es juguetona, de vez en cuando trata deesconderse, obligndonos a pensar. Descubre el escondite de laoportunidad y le sacars el mayor provecho a cualquier situacindifcil. Dios tal vez cierre una puerta, pero abrir mil ventanas atu favor.


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Quien conoce su meta, siem-pre encuentra el camino.

LAO TSE


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QUIN INVENT LA CRISIS?

Dicen los eruditos en materia econmica que muchos son los

factores, o ms bien los responsables que propiciaron la debacle

financiera que hoy en da llamamos crisis mundial. Como prota-

gonistas, segn la teora meditica, se ubican en primer lugar los

bancos, a quienes se les acusa de otorgar prstamos hipotecarios a

personas con dudosa capacidad para asumir responsabilidades de

pagos. En su afn de generar volmenes de crditos, aumentando

de esta forma sus balances financieros, las entidades bancarias se

peleaban por salir de capitales, generando hipotecas que luego,

hbilmente, revendan a terceros, creando una centrfuga de deudashipotecarias increble. No era ms que un reciclaje pernicioso de

un dinero rehipotecable a la ensima potencia.

Todava recuerdo cuando llegu a Miami, en el verano de 2001,

y tuvimos nuestra primera cita con una broker que nos asesorara

sobre compra y venta de inmuebles. Mi esposa, Elvira, temblaba de

miedo, porque an no tenamos referencias en este pas, ms all

de nuestras cartas de trabajo. Ambos asumamos que nadie nos

dara un prstamo para comprar nuestra casa; a todas luces sonaba

ilgico aspirar a una hipoteca con tan poco tiempo de residencia

en el pas, sin crdito slido, apenas llevbamos seis meses traba-

jando. Slo bastaron quince minutos para que nuestros temores se


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pulverizaran; nos volvi una sonrisa vacilante, aunque todava algo

incrdula. Nos haban hecho un anlisis financiero, certificando

que el banco s nos otorgara el dinero para nuestro hogar, primeragran inversin a largo plazo en los Estados Unidos de Amrica.

El precio del inmueble era de 425.000 US$. Cuando salimos

de la cita abrac desesperado a mi esposa, nos besamos intensa-

mente, mientras una llovizna de lgrimas nos salpicaba los labios.

Habamos llegado a Amrica, ste era el paraso. Incluso fuimos

desagradecidos con nuestro pas de origen, al criticarlo, pues nun-ca nos haban dado tantas facilidades a la hora de comprar alguna

propiedad. Lamentablemente, el tiempo nos regalara un guantazo

muy duro, porque el sistema de vida en este pas impide la valo-

racin al ahorro, viviendo todos en un nivel muy elevado, pero

extremadamente frgil.

Obviamente, en toda crisis siempre se genera el famosoefecto domin entre varios factores interconectados. Claramente,

si los bancos crean un subuniverso de emprstitos negativos (que

luego, con el paso de los aos fueron bautizados como txicos), por

lgica el sector inmediato a sucumbir sera el inmobiliario, debido

al incremento sostenido de propietarios imposibilitados de honrar

sus compromisos financieros a corto o mediano plazo, sumadoesto al excedente de viviendas en construccin que nunca seran

adquiridas, creando de esta forma una ecuacin fantasmagrica. Es

decir, haba bancos que dieron mucho dinero lquido para comprar

algo que muy probablemente no sera pagado, aunado a la super-

produccin de viviendas que jams seran compradas.


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Aqu empieza a correr el pnico, porque el negocio de los ban-

cos siempre ha sido cobrar por el uso del dinero que prestan, pero

si el deudor es un ente sin dinero, sin retribucin, oh!, gran sorpre-sa, la institucin financiera hereda no slo la deuda insolvente, sino

adems una tonelada de ladrillos incapaz de ser comercializada

en forma acelerada, gestando as la muerte por asfixia monetaria

de muchos bancos. Por descarte, aparecen las primeras vctimas

de esta obra del absurdo: los deudores, quienes deben aprender a

vivir en persecucin, pues son privados de sus casas por falta depago, teniendo a cuestas un crdito deshidratado, que en los Esta-

dos Unidos es mortal, pues todo gira alrededor del malfico poder

de endeudamiento. Si no tienes puntos favorables que te permitan

explotar tu ego al usar tus tarjetas de crdito, literalmente eres un

ciudadano de cuarta categora; mejor, emigra. Con esto ya suman

dos supuestos responsables, o ms bien inventores de esta fatdicacrisis mundial, pero la lista contina.

Luego saltaron a la palestra grandes firmas de capitales de

Bolsa, o ttulos valores. En fin, el nombre era un artilugio crea-

tivo que sonaba convincente. Su promesa bsica era multiplicar

presurosamente el dinero de sus ahorristas, basados en planes de

inversiones de alto y mediano riesgo, o los tradicionales planes de

retiro altamente rendidores, capaces de hacerle la vida holgada

a cualquier mortal con probada capacidad de ahorro, porque las

firmas slo queran gente de muchsima solvencia. Dentro de este

grupo de entidades elite se descubrieron las estructuras piramida-

les (jams o hablar de ellas anteriormente).


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stas eran la crme de la crme, la joya de la corona; sehicieron famosas por los inusitados porcentajes de ganancia que

otorgaban a sus vctimas en sucintos perodos de tiempo. Era talel embrujo de estas maquiavlicas instituciones que en algunasfirmas, como la del antes idolatrado pero ahora execrado BernardMadoff, resultaba un honor para el inversionista el simple hecho depoder ser aceptado como cliente en la empresa, luego de un minu-cioso estudio financiero, de haber pasado todas las pruebas. Ima-

gnense semejante exaltacin, de la ms pura vanidad y cursilera.El timo estaba tan bien conceptualizado, que una cita con Madoffvala un lingote de oro. Asquerosa idolatra del dinero fcil, quecuriosamente nunca llega.

Lamentablemente mucha gente cay en la trampa de estosasaltantes de cuello blanco. Lo que todos soaron que sera un

retiro cmodo se convirti en una pesadilla sin retorno, en unacrisis psicolgica o en una depresin aniquiladora. Slo el hecho desaber que todos tus ahorros, depositados con fervorosa pacienciay consabida esperanza se han desintegrado en el limbo, es motivode locura absoluta.

Tal vez los ltimos culpables de esta crisis, hasta ahora,

podran ser todas lasfi

rmas de renombre, como las compaas deautomviles, por citar un ejemplo harto comn en nuestros das,que por mala praxis gerencial se anquilosaron, permitiendo que loselevados costos burocrticos, as como las polticas comercialeserradas les llevaran al fondo del precipicio, generando, ademsde la consabida quiebra, el despido masivo de empleados, genteque pasa a incrementar la desventurada estadstica del desempleo


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nacional, creando otro factor ms de crisis, el desasosiego co-lectivo. La mayor parte de los empleados activos de corporaciones

competitivas asumen que les tocar a ellos en la prxima lista, cualefecto domin, obligndolos a perder el sueo, la esperanza y laconcentracin productiva.

A simple vista pareciera que stos seran los principales cul-pables, al menos los detectados por ahora. Quizs maana surjanms protagonistas de todo el caos financiero, social, psicolgico,

emocional y afectivo que estamos viviendo hoy a nivel mundial.Pero, muy a ttulo personal, yo difiero de esta sentencia, un tantoinjusta o mezquina. Y mi basamento o estudio es quizs muy sim-ple, pero tal vez lo considero lapidario.

El mismo amerita un poco de anlisis autocrtico por parte dellector, sobre todo de estudio sincero, si es que deseamos mejorar

nuestro nivel de vida, partiendo de una recuperacin emocionalque nos ayude a salir del atolladero en que vivimos hoy, productode la mal llamada crisis mundial. En mi humilde opinin, elverdadero culpable de esta crisis, que a mi entender, se resumeen una prdida de luz, de todas las bendiciones recibidas eres t,s, todos y cada uno de los individuos que formbamos parte de

la antigua clase media (me incluyo), somos todos nosotros losverdaderos artfices, dueos y creadores de esta crisis moderna.Reconozco que suena complejo, puede ser que te confunda, pero enesencia, nosotros, los seres humanos, hemos decidido darle vida aeste engendro amorfo que hoy nos devora inclemente, al que hemosbautizado como crisis mundial, para tratar de justificarnos a no-sotros mismos, es decir, queremos darle responsabilidad a terceros,


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al mundo entero, evadiendo de esta forma nuestra real culpa comocreadores de oscuridad, o ms bien de crisis. Tal vez si nos ana-

lizamos uno por uno, revisamos el pasado reciente, nos daremoscuenta de que fuimos nosotros quienes germinamos la semilla delcaos, diariamente regamos esa fuente de vida que hoy se transfor-m en un frondoso rbol que slo da frutos rancios, como la duda,la frustracin, el cuestionamiento, la negacin a nuestros valores,la baja autoestima y, en casos peores, la autodestruccin.

La respuesta la tenemos en cada una de las actitudes tomadasante la vida, donde nos dejamos llevar por falsos valores que hoynos hacen recordar lo bsicos y egostas que fuimos en el pasado.La verdadera crisis naci porque la evocamos y revivieron todoslos ms oscuros sentimientos, actitudes y pecados. La crisis viveporque dejamos a un lado nuestra esencia como seres de luz, le

dimos rienda suelta a la oscuridad, abrimos las puertas de nuestrocorazn para dejar anidar a los peores demonios, como la vanidad,el ego, la avaricia, el materialismo, el facilismo.

Cercenamos el espritu de lucha por la facilidad, por la como-didad, idolatramos al dinero y nos encerramos en prisiones de oro.Hoy apenas estamos reaccionando, tratando de volver a nuestraesencia, en busca de la claridad. Espero que todos podamos en-contrarla, pero sobre todo que hayamos aprendido la leccin paracompartirla con nuestros semejantes y ayudemos a crear una so-ciedad sin caos, sin crisis mundial.

Retomando mi tesis sobre quin invent la crisis, se meocurre analizar cada uno de esos valores o actitudes humanas,influyentes en la formacin de este caos actual. Precisamente en-


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tenderemos mejor por qu somos culpables; de paso, tendremosla capacidad de alejarnos ms rpido de esta mal llamada crisis

mundial.Me gustara pensar que con cada ejemplo podramos establecer

un aprendizaje capaz de permitirnos evitar en el futuro posiblessituaciones similares. La idea es aprovecharnos de la equivocacinreciente, mejorando as nuestro nivel de vida espiritual.


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Primer culpable:El consumismo (Codicia)

Seamos sinceros: cuntas veces nos dejamos cautivar por el m-gico embrujo del materialismo, en ocasiones desmedido. Cuntasveces nos hemos autojustificado a la hora de comprar algn bien,mayormente innecesario, dicindonos en voz alta: Yo me lo merez-co, este auto debe ser mo, me lo he ganado, o tal vez la trillada yvanidosa frase: La vida es hoy, vamos a disfrutarla (recuerdo quefue una idea creativa usada por alguna famosa tarjeta de crdito),incluso s de personas que le dan valor celestial a ciertos objetoso posesiones, ya sea un reloj o un coche o un traje de marca. Sindarnos cuenta caemos en la oscuridad total, dndole poder a eseproducto, o bien colocndolo incluso por encima de Dios.

S de altos ejecutivos de empresas que usaban un Rolex porqueera su reloj de xito, cual amuleto; estaba siempre con ellos en mo-mentos de grandes conquistas, tanto gerenciales como personales.Qu triste pensar que un simple adminculo aburrido, cuya nicafuncin es recordarnos que Cronos domina nuestras vidas, tengaalgn poder a la hora de cambiar situaciones a nuestro favor. Qutriste atribuirle a un simple pedazo de metal mayor valor que a

nuestra propia capacidad creadora, que a nuestra fuente de energarenovadora.

Cuando emigramos a los Estados Unidos, obviamente miesposa y yo fuimos vctimas del sndrome del consumismo mspuro, del cual no estoy del todo en contra, slo que debemos serms equilibrados y racionales a la hora de gastar el dinero. Los


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fines de semana, asistamos a una de las diversiones ms comunesde este maravilloso pas, visitar un mall, con el firme propsito de

desvivirnos adquiriendo todas las ofertas del fin de semana.Compre tres camisas y pague dos, lleve seis pares de medias

y pague tres. As sucesivamente caamos en el peligroso juego delderroche del dinero, nos bamos llenando de bienes que a la postreresultaban innecesarios, debiendo en ocasiones regalarlos, a vecesni tenamos espacio para guardarlos. Me senta feliz adquiriendo

cosas materiales, mas sin embargo la felicidad era efmera, siemprequeramos algo mejor de lo que habamos comprado. Con el pasode los aos, el resultado es pattico, un closet lleno de ropa quetal vez habremos usado dos o tres veces en nuestra vida. Sin ir tanlejos, hoy me hago esta triste pregunta: por qu tenemos veintepares de zapatos si slo tenemos dos pies, y la semana siete das?

Jams tendremos capacidad de uso, pero s de gastar a mansalva.Antes me senta increblemente feliz cuando en mis viajes de

trabajo por las capitales de Latinoamrica poda comprar un trajede marcas exclusivas por apenas 1.200 dlares, porque era 40%ms barato que en NY, o sea, me autojustificaba estpidamente,dicindome a m mismo que haba logrado ahorrar 480 dlares,

cuando en realidad estaba despilfarrando mi sudor, mi esfuerzode varios das de trabajo slo por tener un lujoso traje de marcaadicional en mi abultada e innecesaria coleccin personal. Llegua tener diecisis trajes de finas marcas, o mejor dicho, pude tirarmi sueldo de varios meses de trabajo para que ocupara un lugar sa-grado en mi closet, sin uso habitual, porque en Miami, donde estnuestra empresa, casualmente nunca usaba trajes. Irnico, no?


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Luego de ocho aos en Miami, y en pleno epicentro de la cri-sis econmica, me pregunto si alguien me comprara los trajes

por el mismo precio para poder alimentar a mis tres hijos. Porqueestoy endeudado y ahora empiezo a entender por qu me qued sincapital. Simplemente descubr cul fue mi rol, actitud o responsabi-lidad en esta crisis financiera global. Yo asumo mi participacinen ella. Vivir del crdito desenfrenado se resume en disfrutar todoslos bienes sin hacerlos nuestros, sin pagarlos, dejndolos a terceros

en momentos de incertidumbre econmica.El colmo del consumismo lo veo reflejado en una historia que

en su momento me pareci pattica. En el ao 2006, recuerdo haberestado en una cena de altos ejecutivos de la televisin de cable deLatinoamrica, y un vicepresidente de uno de los canales de TVpaga ms importantes coment, todo orgulloso, que haba usado el

equity de su casa (saldo favorable o lnea de crdito que el banco teotorga por la plusvala de la vivienda) para comprarse un PorscheCarrera Turbo, el automvil deportivo que siempre so. Cuandoescuch su proeza me entr un sentimiento de rechazo: cmo al-guien puede arriesgar su casa por un coche deportivo? No les pa-rece absurdo? No les parece que esto contribuye a la crisis, biende esta persona o bien de la sociedad?, porque cuando alguien entraen crisis, la sociedad lo resiente, pues formamos parte de un todo.

Tambin recuerdo que un vecino dedicado a real estate en2007, en pleno apogeo del mercado de bienes races, fanfarro-neando de su xito me mostr su ltima joya: un reloj de 30.000dlares, que haba comprado con el bono que recibi por venderunas propiedades en Bahamas. Para ser honestos, el reloj era be-


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llsimo, de esfera grande, con cronmetro multifuncional, justo el

modelo que a m me mataba, enchapado en oro rosado, con bisel

sellado por gruesos tornillos de estra, con protuberantes perillasgiratorias, todo un lujo. Pero, vala la pena gastar la abundancia

econmica en un producto que colgar de tu mano mientras haya

ingresos? Se justifica invertir tanto esfuerzo en un producto? Se

justifica no planificar el bienestar de tu familia y de tus hijos, que

juegan en las tardes con los mos?

El tiempo transcurri y en febrero de 2009 volv a coincidircon mi vecino; esta vez la pelcula tena otra escena muy dismil.

Debido a la crisis inmobiliaria l perdi su empleo, tena cuatro

meses sin trabajo, ahora aoraba el bono y el reloj, casualmente,

ya no colgaba de su mano derecha.

Moraleja: nosotros fuimos culpables, me incluyo, somos millo-

nes de personas en este mundo banal que disfrutamos de ingresosgigantes por un buen perodo de tiempo. Varios aos de vacas

gordas slo sirvieron para reforzar nuestro ego, para luego sentir-

nos invencibles, para despilfarrar nuestro esfuerzo, quedarnos sin

ahorros, sin futuro, pero sobre todo sin luz en nuestro corazn.

La culpa no es del fabricante del producto, ni de la publicidad, ni

del mercadeo, la culpa es slo y exclusivamente nuestra. Nos de-dicamos a atesorar bienes innecesarios. Nos dedicamos a asesinar

el futuro. Ahora entendemos por qu s somos en cierta medida

creadores de la crisis mundial?

No planificamos, no racionalizamos el uso del capital, slo

nos dejamos llevar por la mgica fuerza que produce el dinero


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en abundancia, para satisfacer durante un tiempo nuestra lujuria

materialista, posesiva de bienes en ocasiones sin sentido, sin uso.

Asumiendo que un buen porcentaje de la clase media se dej em-briagar por este pecado o demonio, ya entendemos dnde nace en

verdad el caos.

El resultado es simple: los que podan acelerar los consumos

de bienes en general, pero sobre todo los suntuosos, ahora estn

en decadencia. Por lgica, los ndices de ventas de sus productos

caen estrepitosamente, porque el consumista habitual frena radi-calmente el nivel de gasto a su mnima expresin, permitiendo

as la paranoia empresarial al ver que mes a mes sus productos se

quedan en los inventarios.

Cada vez que sucumbimos ante la hechicera del consumo sin

razn, restamos paz a nuestro sueo, a nuestro futuro y, a la larga,

la vida nos pasa factura por nuestras actitudes, por haber demoradoen cobrar nuestro cheque de bendiciones o haberlo malgastado.

Te invito a que realices un simple juego matemtico, el cual te

dejar muy sorprendido. Suma todo el dinero gastado a lo largo de

estos ltimos siete aos de bolsillos anchos en cosas insignifican-

tes. De ese monto resultante, rstale apenas el 7% que equivale al

tiempo de xtasis, de gloria en tu corazn al sentirte importante

por haber adquirido dichos bienes. El residuo, ese maravilloso

93%, colcalo en una cuenta bancaria. No tendras suficiente di-

nero para aniquilar cualquier asomo de crisis, sea cual fuere su

raz y dimensin?


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No te sientes culpable, o quizs utilizado por haber perdidola brjula al adquirir cosas poco rentables a futuro? No crees que

colocaste tu granito de arena en crear una situacin tan agobiantedel presente, que seguir viva por mucho tiempo ms? Tranquilo,todos fuimos culpables, al igual que t. Somos mayora, por eso elmundo est en crisis.

Los budistas creen que la codicia est basada en una errada

conexin material con la felicidad. Esto es causado por una pers-pectiva que exagera los aspectos de un objeto.

Extrado de Wikipedia


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Segundo culpable:El dinero fcil (Avaricia, quizs)

Quin no desea ganar dinero, quin no desea incrementar sufortuna, tener un futuro ms prspero, ms exitoso. Obviamente,se es el norte de todos cuantos trabajamos da tras da. No obs-tante, las fuerzas de la oscuridad siempre estn atentas procurandoconspirar contra nuestros sueos, buscando aduearse de nuestrofuturo, buscando nuestra luz para traer el caos, sa es su responsa-bilidad. Hbilmente envan a sus corresponsales, nos seducen contesoros insospechados, ms cerca de lo que soamos, rpidamentenos entrenan en el uso de las matemticas slo en trminos demultiplicacin de capitales, de caudales del vil metal.

Cuntos amigos no se acercaron a nosotros invitndonos a seractores principales del robo ms grande de los ltimos tiempos, elsueo inmobiliario? Muchos fuimos los incautos que anhelbamoscon desesperacin llenar nuestras alforjas con doblones de oromacizo, gracias a la compra-venta de inmuebles. S de casos defamilias que perdieron todo, apostando a esta burbuja genocida.Llegaron a invertir todos sus ahorros en varios proyectos a la vezy nunca pudieron venderlos. Los bancos hoy los estn rematando.

Pero volvamos al inicio: de veras los constructores o los ban-cos tienen alguna culpa en esta crisis inmobiliaria? Me hago lapregunta en tono irnico, porque ellos slo hicieron su trabajo,ofrecieron un sueo, prometieron un negocio altamente rentable,supermaravilloso en papel, pero nadie se atrevi a analizar conseriedad las letras pequeas, implcitas en toda adquisicin de


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viviendas. Todos permitimos que el brillo del dinero fcil nos

obstaculizara la capacidad de duda, de discernimiento, de anlisis,

porque todo lo fcil, por principio estructural o filosfico, siempredebe ser peligroso.

Por ejemplo, hagamos una radiografa rpida de mi caso perso-

nal. Yo tena una hipoteca sobre mi casa, donde vivo actualmente

con mi esposa y mis tres ngeles benditos. Esa casa fue comprada

en 2001, vivamos felices y tranquilos, pero las mieles del dinero

abundante y rpido me adormecieron la razn: Un da de abril de2004, luego del excesivo bombardeo meditico sobre el xito del

sector inmobiliario, sumado a las increbles historias de amigos

nuestros, quienes aseguraban haber cosechado miles de dlares

slo revendiendo sus propiedades, nos motiv a incursionar en el

sector, aupados por nuestro broker amigo, quien nos ilustr con

sobrada sapiencia que el modelo de vida americano era vivir delcrdito, de nunca pagar los activos (tu propia casa), espera siem-

pre que suba el valor, obtn un equity, endudate sin miramientos

y compra ms propiedades. Eso nos aconsej.

Siendo sumisos a la ctedra, una clida maana mi esposa, an

embarazada de Marco, nuestro segundo hijo, y yo nos dirigimos a

las oficinas del representante de uno de los proyectos ms emble-mticos de la zona de Brickell, The Plaza. Un edificio supermo-

derno, elegante, sobrio, sobre todo hiperrentable, segn la teora

futurista. En las oficinas del realtor haba no menos de 40 personas

entre brokers y compradores hipnotizados, pelendose por adquirir

uno de los 480 apartamentos en preventa.


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Transcurrieron escasos diez minutos y una amable vendedorase apiad de nosotros y nos condujo a una oficina suntuosamente

decorada; acto seguido procedi a mostrarnos las maquetas de lastorres, as como los acabados internos. No hizo falta mucho esfuer-zo para convencernos, sa era la propiedad que compraramos, ellasera el principio del imperio de los Di Fazio. Se los juro, fue tal elego que sent, que me dije a m mismo: aqu empieza nuestro im-perio. Hoy me arrepiento tanto de ese pensamiento. El apartamento

tena un valor de 430.000 dlares, casi el mismo de mi casa, auncuando era la mitad de la dimensin. La oferta sonaba tentadora,slo debamos desembolsar el 20%, es decir, algo ms de 80.000dlares ms los gastos legales, papeles y algunas menudenciasque llegaba a casi 100.000 (el 80% de los ahorros de mi familiapara ese momento) dlares; adems, debamos saber que la tasa

de revalorizacin en cuatro aos, cuandofi

nalizasen la obra, eradel 70% como mnimo, es decir, me ganara un 70% sin mover undedo, sera tonto si lo desperdiciaba.

Cinco aos despus, me pregunto qu pudiese haber sucedido,si en vez de comprar el apartamento, hubiera usado esos dlaresen pagar la hipoteca de mi casa. El techo real de mi familia. Hoy

tendra una casa pagada 100%, aun cuando devaluada en valormercado, era ma, no deba nada. Por ende, poda venderla a cual-quier precio y recibira dinero lquido. Sin embargo, la realidad esotra: sobre la propiedad pesa una hipoteca, una deuda gigante; sicorro con suerte y alguien se enamora de ella, aun cuando la vendaal valor real de deuda, no recibir nada, pues todo el dinero ir aparar al banco. Es decir, financi la subsistencia de una deuda por 8


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aos, sin beneficio personal. He all el detalle importante: me dejtentar por el demonio de la avaricia.

Pasemos la pgina, hagamos unos pocos clculos para descu-brir nuestro craso error.

a) No me haca falta tener otra propiedad, pero soaba con msdinero.

b) Entregu 100.000 dlares que haba ganado, ahorrado con sa-crificio durante varios aos. En cuestin de un abrir y cerrarde ojos se volvieron polvo, se esfumaron para siempre. Lavendedora nos felicit: claro, ella cobrara una buena tajada porhaberle regalado mi sudor. Pero yo me senta feliz, en teora eraacreedor de dos propiedades.

c) No contento con haber comprado un sueo improbable, meestaba comprometiendo a futuro, a hipotecarle 320.000 dlaresal banco que creyese en mi crdito macizo. Perdn, quiero serms exacto sobre mi actitud ante la crisis que vendra a poste-riori. Cual masoquista, yo, Carmelo Di Fazio, estaba exigiendoal banco que quera comprar una deuda gigante (sin hacermefalta), aparte de la que ya tena por mi casa. Quera ser un grandeudor, mi nuevo saldo negativo subira a 750.000 dlares, sa

sera mi contribucin a la destruccin del sistema financiero. Sinsaberlo, me estaba lanzando la soga al cuello.

d) Se supona que el retorno del 70% sera una vez que estuviesela propiedad concluida, es decir, luego de 4 aos. Ac el factortiempo tambin nos juega sucio, porque la ganancia no es inme-diata, depende de millones de factores sociopolticos o econmi-


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cos capaces de cambiar el curso del mundo en tan corto tiempo.Pero nada de eso nos asust, nosotros apostamos a crear nuestro

imperio, a ser ricos, a ganar ese fcil 70%, a costa de apostarnuestros ahorros, nuestro sudor, nuestro sacrificio.

e) Si por alguna casualidad (eso lo descubr cuando empez lacrisis) el edificio no vende todos sus apartamentos, el pago delmantenimiento se divide entre los propietarios existentes, esdecir, si slo la mitad del edificio se ocupa, el mantenimiento

que pago se incrementa un 100%, peor an si slo hay una ocu-pacin del 30%, ni quiero imaginar cunto debo pagar. Es ms,prefiero perderlo aunque mi crdito se ahogue para siempre.

f) Al comprar esta nueva propiedad deba apartar un dinero comopago de impuesto por el apartamento, lo cual equivale a sumarms deuda mensual a mi presupuesto de ingresos. Porque el

Estado debe subsistir gracias a un nuevo impuesto que tambinexig sin necesidad.

Gracias a este ejemplo ilustrativo, quin fue el verdaderoculpable: el mercado?, el broker?, la publicidad?, o el estpidocomprador impulsivo que aspiraba crear un imperio basado en

deudas? Quin dirigi la accin? Mi propio ego, mi codicia, miambicin desmedida, mis valores ms bajos se permitieron salir aflote, convirtindome en uno ms de los borregos cmplices de lalocura financiera.

En esos tiempos recuerdo que todo el mundo deca: El dinerono vale nada en el banco, hay que invertirlo. Dudo que en estos


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momentos el comn denominador de la ex clase media americanapiense igual. Cunto no dara yo por atesorar en mi cuenta todo

el dinero que despilfarr soando con acrecentar mi fortuna. Gra-cias a que Dios ha sido benvolo conmigo, an conservo un granempleo, con el cual puedo mantener a mi familia. De lo contrarioestara al borde de la locura, como muchos conocidos. Algunoscompraron hasta cuatro propiedades a la vez; cada una significabauna gran fiesta entre amigos para celebrar el xito, la suma de

la fortuna, cuando en realidad estaban sumando deudas o com-promisos impensables. Mi rabia se acrecienta porque, en el fondo,todos sabamos que esa burbuja explotara algn da; sin embargo,apostamos a perdedor, cremos en la oscuridad.

Cmo cambian las cosas cuando el viento sopla en contra!Entre los aos 2002 y 2007, todos los que trabajaban en el rea

de ventas inmobiliarias eran las personas ms envidiadas, porquedevengaban unas comisiones increbles, gracias a incautos comoyo; adems, todo lo que ponan en venta se cerraba en cuestin dehoras.

Recuerdo haber visitado algunas oficinas pidiendo detallesde costos, calidad de construccin o informacin genrica de la

propiedad. Los vendedores prcticamente tenan el tiempo medi-do, ellos saban quin era ms tonto o cul persona no sera fcilde convencer. En una ocasin, a principios de 2005, pas con miesposa por una urbanizacin de casas muy lindas en el condado deDavie. Entramos en la urbanizacin, que ofreca casas con terre-nos de hasta medio acre; la vendedora nos mir con cara de pocos

amigos, enfocndose inmediatamente en el precio de la propiedad,


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que empezaba en el milln de dlares, en casas an en maquetasque iniciaran su construccin prximamente.

Nos hizo sentir mal, como excluyndonos de su presupuesto;quizs por las ropas que tenamos o simplemente porque era laforma de vender en poca de abundancia. Ella asuma que ven-dera todo muy rpido, sin perder tiempo con nosotros. En enerode 2008, me toc pasar por casualidad por la misma zona y visitla urbanizacin, ya casi finalizada. Mi sorpresa fue mayscula

cuando entr a la oficina comercial: me encontr con la misma re-presentante de ventas, quien amablemente se me acerc buscandoconversacin. Esta vez el precio no era un tema vital de dilogo,porque haba muchas ofertas (apenas haban cerrado el 25% de losacuerdos por las propiedades), incluso me enfatiz en tres ocasio-nes que el precio era muy negociable. Era la poca de las vacas

flacas. El mercado asomaba una contraccin severa. Para ese en-tonces los agentes de real estate se convirtieron en seres sumisos,lacayos rogando por una compra.


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Falsa idolatra.El poder del dinero

Sobre el tema de las instituciones de Bolsa o firmas bancariasque ofrecen altos dividendos, tambin pesa una carga de culpa-bilidad, segn la sociedad americana. Se les acusa de delinquirusando los fondos de los ahorristas; en pocas palabras, estafaron laconfianza monetaria de sus clientes. Los casos ms grotescos fue-ron los de banqueros como Madoff, Stanford, Lehman Brothers ymuchos otros. Los miles de fieles ahorristas ahora piden la cabezade cada directivo, cuando en mi opinin la nica culpabilidad esten quienes confiaron ciegamente en subir sus ingresos a travs de

figuras econmicas poco crebles.

No me dirn a m que un banco o institucin financiera te ofre-ce duplicar tus dividendos en tiempo escueto a cambio de nada,simplemente porque somos agradables, o le caemos bien al fun-cionario. Amigos, jams podemos confiar en ningn negocio quesuene tan perfecto. Madoff fue un lord a la hora de convencer a susincautas ovejas, que hoy se retuercen de rabia por haber perdidotodo lo alcanzado en los viejos tiempos.

Poder entrevistarse con l era un privilegio. Madoff, en efecto,es un alma oscura, estoy de acuerdo: l tram la usura, el pillaje,minti, us su capacidad de convencimiento igual a como lo haracualquier ngel cado, con el propsito de enriquecerse a costa desus vctimas, sedientas de riqueza facilista, pero l no puso unapistola en la cabeza de nadie, l no oblig a que los inversionistascreyeran, l slo us sus dotes de convencimiento, slo prometi


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un futuro perfecto, hizo promesas doradas basadas en presentacio-

nes de listados financieros. l, al igual que cualquier pastor, arre

a sus ciervos llevndolos al desfiladero.No podemos culparlo de nada: fuimos nosotros los que tuvi-

mos fe en la oscuridad, nosotros quisimos estar en las sombras,

en busca slo del xito fugaz. Madoff slo prometi y nosotros

cremos sin ver, cremos en el ngel equivocado. Nuestra fe perdi

la brjula. Fuimos nosotros los que negamos la humildad de Dios,

preferimos vivir en busca de un solo norte: el dinero.Le dimos don de mando, lo coronamos, lo glorificamos, olvi-

dndonos de nuestra esencia. Hoy buscamos culpables, acusamos

sin razn, tan slo fuimos vctimas de nuestra idolatra a la oscu-

ridad. Cada quien fue vctima de su ego, de su avaricia, cuando

otorgaron su dinero a cambio de oro. De algo estamos seguros:

cada uno de los inversores fue vctima de sus propias actitudes.Buscar dinero fcil en corto tiempo.

Personalmente nunca cre en carteras de inversin, por dos ra-

zones bsicas. La primera es que me reconozco como ligeramente

ignorante en el tema; entonces, prefer el anonimato. La segunda

fue mi experiencia en el pasado ya que en la dcada de los 90,

en Latinoamrica, muchos bancos entraron en problemas de li-

quidez. Entonces se les ocurri ofertar intereses superaltos para

captar cartera de ahorristas, dndoles ganancias de hasta 60%.

Claro est que con esta promesa tan deliciosa, todos los ahorristas

empezaron a migrar sus cuentas hacia estos bancos filibusteros.

El tiempo pas, y a los ocho meses, todos los bancos que copiaron


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este modelo se fueron a la quiebra, decomisando los ahorros desus contribuyentes.

Gracias a Dios, en ese momento un ngel bendito me hizodudar, salvando mi esfuerzo. La leccin debi ser aprendida enesta crisis. Creo que estas instituciones, llmense piramidales ode fondos de inversin no volvern a aparecer, al menos hasta laprxima generacin.

Debemos ser ms humildes a la hora de buscar resultados,

la avaricia puede dejarnos en la ruina. La responsabilidad esnuestra.


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Cuento al Seor entre losque me ayudan, y ver a mis ene-migos a mis pies. Ms vale refu-

giarse en el Seor que confiar enlos poderosos.

SALMO 118-7


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CUANDO LOS AMIGOS SE ALEJAN, NO TEMASCREE EN TI. REINVNTATE

Personalmente me considero una persona muy afortunada,pues a lo largo de mi vida siento que he sembrado en tierra frtilel valor de la amistad. Hoy en da tengo el corazn alegre gracias

a un nmero interesante de amigos, personas sin ningn tipo deinters, ms all de brindar un corazn abierto, siempre dispuestoa apoyar en momentos difciles.

Soy ferviente creyente del valor de un buen amigo. S que ennuestro deambular diario encontramos personas que se integran deforma especial a nuestra existencia, y en momentos peculiares pue-

den darnos su hombro como apoyo. Sin embargo, un verdaderoamigo es muy difcil de encontrar y debemos ser extremadamentecuidadosos a la hora de etiquetarlos, porque lamentablemente, elabsurdo dinamismo de los tiempos modernos, o ms bien el mundolaboral actual, han trado ingredientes rancios, muy individualistaso mezquinos, como la ambicin sin sustento profesional, el ego,

la avaricia, el poder, la traicin y, sobre todo, la vanidad. Estosaditivos han permitido que la amistad en ocasiones se trastoque,convirtindola en competencia, o tal vez en enemistad, aniquilan-do as uno de los grandes tesoros del ser humano bondadoso: laamistad verdadera.

Pues en nuestro trabajo diario, actualmente llamado mundocorporativo gracias a la globalizacin, siento que con excesiva


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ligereza manejamos o hacemos uso del calificativo amigo. Sinlugar a dudas es el ms protagnico, a la hora de referirnos a las

personas con quienes compartimos la mayor parte de nuestro tiem-po. Fcilmente tildamos a los individuos que se cruzan por nuestroespacio laboral o, a veces hasta personal, como seres capaces decompartir momentos de gozo, sufrimiento o suceso a nuestro lado.Con sobrada esperanza asumimos que lo harn de forma incon-dicional, tendindonos la mano o apoyndonos en los momentos

ms duros.Es fluidamente comn afirmar que en nuestros sitios de tra-

bajo tenemos muchos amigos; esto nos llena de alborozo, nossentimos protegidos, porque en el fondo tenemos con quin contar.Sentimos proteccin porque un ejrcito de personas est cercade nosotros para ayudarnos, al punto de considerarlos ngeles

salvadores. No recuerdo en qu texto le esa comparacin, dondedeca que quien encuentra un amigo encuentra un serafn. Hoytengo mis ambiguas interpretaciones o, ms bien, dudas razonablesal respecto.

Sobre todo, reforzamos la esperanza cual roble cuando omosfrases trilladas o cursis como stas: llmame para lo que necesi-tes, cuenta conmigo, mi casa es tu casa, si necesitas dinerocuenta con l, no te preocupes, yo te ayudo a conseguir trabajocuando quieras, etc., etc.

Pero mi madre pensaba diferente, siempre me deca lo con-trario: Carmelo, no seas ingenuo, no confes en la gente, la gentese aprovecha de ti porque eres muy noble. Nadie es amigo sin uninters, sin un propsito o beneficio. Como nunca aprendemos a


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aceptar la verdad, hasta que nos saluda de frente, ahora, aunquealgo tarde, aplaudo las sabias palabras de mi madre.

No se han dado cuenta de que cuando hay abundancia, siempretenemos al lado a muchos amigos, muchos ngeles de cuerpoy alma, dispuestos a caminar siempre con nosotros, a celebrarlos triunfos, alabando nuestras acciones, solidificando con ellonuestro ego, siempre prestos a acompaarnos a reuniones, cenas ocualquier evento; por muy inoportuno que parezca, ellos siempre

quieren estar a tu lado.Pero cuando mengua el xito, o la fortuna se vuelve juguetona

y nos esquiva slo por momentos, el aire se empieza a enrarecer,los corazones de nuestros amigos comienzan a temblar, medi-tando con recelo las promesas hechas en tiempos de opulencia.Empezamos a ver la verdadera faz de cada alma, de cada amigo.

Es cuando decidimos buscar la ayuda prometida, y puede sucederque la respuesta no concuerde con la oferta inicial. Tal vez pedimoscobijo en lo que ofrecieron sera nuestra casa, pero curiosamenteno hay lugar porque el espacio, dicen, est ocupado por un fa-miliar, que justo aterriz un da antes de nuestra solicitud. Otraposibilidad muy comn es recibir un rechazo al momento de cobrar

nuestro apoyo ofrecido en metlico, si supuestamente nos hacafalta. Tal vez la excusa ms piadosa sea parecida a sta: Perdona,pero los gastos de los nios nos dejaron sin dinero, dame un mesy lo hablamos. Qu tal cuando de veras requerimos una ayudapara ubicarnos en un nuevo empleo y se nos ocurre llamar al granempresario amigo, presidente de alguna corporacin exitossima,quien reiteradamente, en el pasado, nos prometi colocarnos. No


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les resultan familiares las siguientes dos respuestas muy recurren-tes? Primero: puede que nunca devuelva ni las llamadas ni los

emails, porque ya sabe que estamos en desgracia y l no sabe cmoayudarnos. En segunda instancia, quizs nos atienda con voz seca,limitando su mensaje a un simple: La situacin est difcil, dametu currculo y te llamo cuando sepa algo. No hay tiempo para ms,no podemos esperanzarnos.

De esta manera, poco a poco empezamos a reducir la inter-

minable lista de nuestros supuestos amigos o querubines; contristeza nos damos cuenta de que slo quedan los padres (en oca-siones), la familia (en ocasiones) o tristemente, estamos solos enun desierto de desesperanza. Es tiempo de darnos cuenta de queslo contamos con un verdadero amigo incondicional, a pesar denuestra intermitente indiferencia: nuestro Padre celestial, Quien

habita en nosotros.El dinamismo del mundo global nos muestra con rudeza esta

triste realidad; sobre todo, se aprecia con mayor crudeza en nuestrombito profesional. El espacio corporativo se nutre de personajesextremadamente hbiles para mostrar su lado ms hermoso haciaafuera, pero en sus corazones cohabita un Can sigiloso, mimti-

co, lleno de demonios, como la envidia, el inters, la mentira, eloportunismo, etc. Sobre todo en las altas esferas del poder empre-sarial. No descarto que s existan personas capaces de sentir mayorafinidad por cierto lder dentro del grupo, dndoles apoyo limitadoen funcin de sus posiciones jerrquicas, pero dudo que puedaninmolarse (ser amigos incondicionales) por l, ya que cada unodebe proteger sus intereses laborales y personales, obviamente.


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En fin, el sentido estricto de la amistad en el mundo laboralpresente, de dar la vida por el otro, creo que slo ocurre en las pel-

culas de Hollywood. Tal vez tengamos buenos compaeros, alg

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Libro Completo - Quien invento la Crisis - DiFazioED01-set09